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CASTRUM VIRIDE Nº 43 ___________________________________________ 1
Revista Cultural de Castroverde
Abril - 2013
Nº 43
CASTRUM VIRIDE Nº 43 ___________________________________________ 2
SUMARIO
EDITORIAL
Nuestro pueblo:
-La iglesia del Convento ………… 3
-El Cristo de los Afligidos ….… 9
-El rastrillo solidario ………….… 12
Oficios tradicionales:
-El albañil ……………………….…..… 14
Curiosidades:
-Tebeos en sellos ……………….. 21
Filmografía:
-El baile. ………………………….……… 22
Parafraseando:
-Las perlas de Nicolasa …………24
Relatos:
-La carpa dorada. ………………… 25
-El invierno ………………..………… 29
Rincón de poesía:
-Sinde y Valentín ……………….… 31
Humor:
- Fulgencio …………………………… 32
Edita : A. C. Castrum Viride
Coordinación:
Sarvelio Villar Herrero
Colaboradores:
Jesús Cuesta, Manuel Morejón,
Flora Lobato, Sarvelio Villar,
Marcelo Alcalá, Manolo “Sinde”,
Valentín Cañibano.
Imprime:
JU.CA.MI.
E.mail.:
[email protected]
Por estas fechas, hace ahora cien años,
empezaron las obras del tren que durante algo más
de medio siglo, circuló por nuestras tierras.
Concretamente, la fecha del comienzo de las
mismas fue el 5 de febrero de 1913. Tras poco más
de dos años, ya estaba en funcionamiento el
ferrocarril estratégico de Medina de Rioseco a
Palanquinos, que ese era el nombre que tenía esta
nueva línea.
Pero antes de esto, cuando la línea
empezaba a ser un proyecto, las gentes de
Castroverde, a las que afectaba el paso del tren por
sus tierras, hicieron una cesión gratuita de la parte
de las mismas que iba a ocupar la línea.
Dentro de dos años se cumplen los cien años
de entrada en funcionamiento de un ferrocarril que
tenía un periodo de 99 años de cesión por parte del
Estado a la compañía privada que se encargó de
ejecutar y poner en marcha el mismo. Como esta
compañía en el año 1965 cedió sus derechos a la
empresa estatal FE.VE., y ésta a su vez, a día de
hoy ya no tiene entidad propia y está integrada en
RENFE, creemos que ha llegado el momento de
que los terrenos que ocupa la estación junto a los
edificios, que hay en su recorrido por nuestro
término, pasen a ser propiedad de nuestro
Ayuntamiento.
Es pues necesario que por parte de nuestro
Consistorio se solicite la vuelta de los terrenos que
de forma gratuita se cedieron, Y que sea nuestro
pueblo, sin ningún tipo de compensación
económica, quien pueda disponer de esa zona de la
Estación junto con las dos casillas y los edificios
que la integran para hacer en ellos alguna
intervención de mantenimiento para algún fin
cultural.
La revista CASTRUM VIRIDE no se identifica necesariamente con los contenidos de los artículos, que
son mérito y responsabilidad del autor.
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LA IGLESIA DEL CONVENTO,
¿de quién debe ser?
Ante los últimos acontecimientos, que tienen como protagonista a la iglesia de la Inmaculada
Concepción, más conocida como iglesia del Convento, no está de más que nos
preguntemos: ¿a quiénes, moralmente, debe pertenecer dicha iglesia, una vez que los
franciscanos han abandonado su labor pastoral en nuestro pueblo?
A fin de argumentar lo que algunos pensamos al respeto, no está de más que nos refiramos
a los orígenes y a la historia de esta iglesia, desde su nacimiento hasta el día de hoy.
Es sabido que en el siglo XII, durante el reinado Fernando II de León1, en Castroverde
existía una iglesia, extramuros de la villa, que hacía funciones de alberguería; su nombre era
“iglesia de San Salvador”. Fue ésta una de las primeras iglesias de la villa. Así pues vemos
que la actual iglesia del Convento, era una de las seis iglesias que llegó a haber en nuestro
pueblo.
Ubicación de la Iglesia de San Salvador (edificio nº 5)
Hasta el siglo XVIII, es decir durante seis siglos, esta iglesia estuvo bajo jurisdicción del
obispado de León. En los primeros años de ese siglo la parroquia de San Salvador
albergaba muchas imágenes, entre ellas a las de los patrones del pueblo San Fabián y San
Sebastián, y algunas más que hoy forman parte del patrimonio artístico de nuestro pueblo.
Un hecho importante en la historia de la villa fue la presencia durante veinte años del
médico Alonso Deza de Castro. Dicho doctor, falleció el 17 de diciembre de 1605. En su
testamento dejó constancia del deseo, de que se levantara un “convento de Religiosos
Franciscanos Descalzos”, para lo cual decidió dejar todo su patrimonio personal a tal fin,
nombrando como “albaceas testamentarios a D. Pedro Magdaleno Rodríguez. Clérigo
beneficiado de esta villa, y al licenciado D. Pedro Antonio Caraveo”, recayendo, además, el
Patronazgo de la Fundación en el Concejo de la villa, es decir, en el Ayuntamiento.. Y
1
- La iglesia de San Salvador fue levantada, por mandato del rey Fernando II, entre los años 1163 y 1187.
MARTINES SOPENA, Pascual. La Tierra de Campos Occidental. Pg.176 .Fue parroquia hasta los inicios del siglo
XVIII.
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dejaba constancia en dicho testamento cual deseaba que fuese el lugar de su ubicación, “
lo qual hagan en la parroquia de San Salvador, de esta villa, o en la parte y lugar que los
Prelados y Superiores lo permitieren y tuvieren por bien”2.
El motivo por el que el doctor D. Alonso, quería que hubiese un convento de esa orden en
Castroverde era porque los franciscanos, en su época de estudiante de medicina en la
ciudad de Salamanca se habían portado muy bien con él; y tras su muerte deseaba que los
frailes viniesen al pueblo para “difundir y afianzar la fe por nuestro pueblo y comarca”.
La responsabilidad de que se cumpliese el testamento de D. Alonso Deza de Castro, recayó
en el Ayuntamiento. Esta responsabilidad municipal también aparece al ser nuestro
ayuntamiento Patrono de la Fundación de la Obra Pía de “Huérfanas Pobres”, a la cual
dotó con propiedades dicho médico.
La primitiva iglesia se fue modificando a lo largo de tres siglos, hasta como la conocemos
hoy en día. Pero esas modificaciones se fueron haciendo gracias a la generosidad de
muchas personas. Recurramos a lo que nos dice al respecto Hipólito Barriguín en su libro
sobre la historia del Convento de Castroverde:
“ Urgente y grave debía ser la necesidad de actuar sobre la iglesia, porque “el día 12 de
agosto de se mismo año de 1648, se comenzaron las obras de la iglesia de San
Salvador”. De la primitiva iglesia será muy poco lo que se mantendrá en pie; únicamente el
ábside y el retablo, según nos dice el cronista conventual.
El cronista quiere que la generosidad sea históricamente reconocida y a continuación nos da
a conocer las personas que, con sus limosnas y donativos, hicieron posible la reconstrucción
de esta iglesia conventual, son las siguientes;
-El arcipreste de Nájera, Don Gonzalo Magdaleno, dio cien cucados.
-Alonso Magdaleno, cien ducados.
-El licenciado Alonso Sánchez, cura de La Sagrada, cien ducados.
-El secretario de la Villa, D. Jerónimo Lobo, cien ducados.
-Don Beltrán de Castro, regidor de Valladolid y su esposa Doña Inés de Buizas, ciento
cincuenta ducados.
En Valderas:
-Don Pedro Arias, gobernador de la villa, y su mujer, Doña Manuela de Bizama, cien
ducados.
-El rector de la iglesia de Santa María, Don Antonio Costilla, ciento cincuenta ducados.
-Don Bernardino de Prado, cien ducados.
En Barcial de la Loma:
-Mateo Porrero, cien ducados.
-Diego Alonso, cien ducados.
-El licenciado Don Fabián Quevedo y su mujer, Doña Inés de Quintanilla, dieron
cuatrocientos ducados y doce libras de vaca, cada semana, para los mozos todo el
tiempo que duró la obra, y otras
limosnas que remitió en partidas ajustando las cuentas del convento, como Síndico que es
de él.
-Don José Frías Sandoval y su mujer, Doña Francisca Magdaleno y Neira, cien ducados.
-Don Gabriel Quirón, vecino de Valladolid, doscientos ducados.
2
- BARRIGUÍN, Hipólito. El convento franciscano de Castroverde de Campos. Su historia. Zamora, 1992
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-Don Antonio Álvarez de Ledesma, vecino de Benavente, quinientos ducados”.3
La obra de la iglesia duró dos años, siendo reinaugurada el 29 de mayo de 1650.
Pasaron los años y surgieron momentos de incertidumbre en el siglo XIX. El más importante
de todos surge en 1835, cuando los Franciscanos y otras órdenes mendicantes tienen que
abandonar los conventos y monasterios como consecuencia de la Desamortización de
Mendizábal.
Los compradores del Convento se desentendieron de él y lo abandonaron a su suerte; no
así la iglesia que siguió abierta al culto y atendida por el clero secular local.
Tienen que pasar 60 años para que los franciscanos vuelvan al Convento, y todo gracias al
esfuerzo que hizo el vecindario y el Ayuntamiento de la villa. Con la presencia del Provincial,
Padre Joaquín Quintana, en la villa, en la primera quincena del mes de octubre de 1896, “el
Ayuntamiento estuvo en sesión permanente buscando soluciones y medios para
facilitar la nueva fundación o restauración del convento”. Nos sigue narrando el P.
Hipólito los buenos resultados que los desvelos y gestiones de las autoridades de la villa
tuvieron para los franciscanos. Estas autoridades … “Han logrado llegar a un acuerdo con
los actuales propietarios para que cedan los terrenos para la construcción del nuevo
convento y la preparación de una pequeña huerta; cada vecino de la villa ofrece, al
menos seis jornales; el Ayuntamiento, por su parte, se compromete a aportar la mayor
parte de los materiales necesarios para dicha construcción y su transporte de seis
leguas de distancia a la redonda, con la firme promesa de hacer todo lo que sea posible
para que la fundación se haga en el menor espacio de tiempo”.4
De lo anteriormente expuesto se desprende que el pueblo entero se volcó, una vez más,
para que el convento estuviese habitable en el menor tiempo posible. La mano de obra a la
que se comprometieron cada uno de los vecinos, al menos de seis días, podemos afirmar
que fue considerable, teniendo en cuenta la población que Castroverde tenía en esas
fechas de finales del siglo XIX. Por eso no es de extrañar que en apenas dos meses los
primeros franciscanos ya estuviesen en sus celdas.
3
4
BARRIGUÍN, H. ob. cit. pp.63-65
BARRIGUÍN, H. ob. cit. pg. 143
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La iglesia, nunca se llegó a cerrar, pero necesitaba de nuevos arreglos, y fue ampliada a
finales del siglo XIX. Nos dice al respecto el P. Barriguín: “Así, el año 1896, ya habían
abierto los dos arcos y construido la capilla paralela a la carretera. Dicha obra fue
costeada por Doña Isidora Pernía y sus testamentarios y herederos, como acto de
agradecimiento a la Purísima por un favor recibido”.5
En esta obra también hemos de considerar la ejecución de la espadaña, de factura
neomudéjar, fechada en 1903, a la que le pusieron unas campanas procedentes de
Villafrechós. Estas fueron traídas por un vecino nuestro, D. Agustín Alonso, que por esas
fechas era médico de Villafrechos, donde estaba casado en segundas nupcias.6
Hay un proyecto que fue encargado por el Ayuntamiento y que firmó el arquitecto Don
Pedro Sánchez Lago, de Valladolid, titulado “Proyecto de alineación y construcción de
un capilla en la iglesia-convento de Castroverde de Campos, que este pueblo proyecta
añadir a la iglesia del convento en testimonio de gratitud a su Patrona, la Inmaculada
Concepción, por el beneficio recibido, el año 1909”7. Parece ser que el proyecto que
pretendía ejecutar el Ayuntamiento no se llevó a efecto en los términos que el citado estudio
pretendía. Pero sí se abrió la capilla que da a la carretera, en parecidos términos a los que
figuraban en el citado proyecto.
En 1913 para que la iglesia estuviese más proporcionada se amplió con una nueva capilla,
paralela a la huerta; esta obra la llevó a cabo el maestro-albañil, Don Balbino Corral
Martínez, vecino de Castroverde, que se compromete a “tomar a su cargo la construcción
de la misma, con estricta sujeción a los expresados requisitos y condiciones expresadas en
5
BARRIGUÍN, H. ob. cit. pg. 148
D. Agustín Alonso fue padre de D. Francisco Alonso Maroto, por lo tanto abuelo de las “Boticarias” y de D. Luis
Alonso, medio hermano del anterior.
7
BARRIGUÍN, H. ob. cit. pg. 146-47
6
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los pliegos, por la cantidad de 2.725 pesetas”8. El contrato es de fecha 28 de enero de 1913.
A esto hay que añadir lo que nos dice el cronista, “fuera del presupuesto prefijado otras
obras, se hicieron varias decoraciones; entre ellas, tres escudos en la bóveda central, las
cuatro imágenes de Nuestro padre San Francisco, San Antonio de Padua, El Beato Juan
Duns Escoto y la Madre Ágreda, en las pechinas de la cúpula … Costaron total las obras
2.200 pesetas, que en obsequio a la Purísima concepción y a los religiosos de esta
Comunidad, entregó una persona devota, par que los religiosos la encomienden al Señor,
sin manifestar su nombre a los vecinos de esta villa”.9
Nos encontramos pues con una iglesia muy remozada, cuya advocación cambió en 1650 al
llegar la imagen de la Inmaculada Concepción, y tomar la iglesia ese nuevo nombre. Y el
convento también adoptó el nuevo nombre de “convento de la Concepción” .
No es desdeñar otras aportaciones de vecinos y ayuntamiento de la villa en el convento. Así
nos dice F. Pablo Fez. Alcalá10, que: “Las necesidades que en un principio tenían los frailes,
hace que el Concejo les ayude en todo lo posible, no olvidemos que el concejo como
patrono de la fundación de Alonso Deza, debía velar por el cumplimiento del testamento del
antiguo médico de la villa.
El 27 de diciembre de 1613 se manda por el regimiento: “ ... Yten acordaron se pida licencia
a nuestra señora para bender a Pedro Pérez un rencón de calle pegado a su casa y la
cantidad que se diere por él se aplique para los dichos flayres para el dicho efeto. Yten
ordenaron y mandaron que toda la más cantidad que sobrare de las penas de las dichas
tomas sacados los dichos dos mill maravedís se distribuya en aceyte y pescado para los
flayres desta villa”.
Poco después se establecen “hacenderas” en la villa para ayudar a los frailes franciscanos
en su nueva casa, así el 24 de enero de 1614 se acuerda por el Regimiento: “... que los
vecinos della acudan al monesterio ayudar allanar la huerta y para que no falte nynguno
nonbraron por quadrilleros del quarto de la Sagrada, Juan Guillén y Alonso Avejón, y del
quarto de San Nyculás a Francisco Flórez, y del de San Juan, Pedro Calbo y del de San
Salbador, a Juan Tenprano, a los quales mandaron se les notifique lo aceten pena de cárcel.
Y hagan muñir los vecinos para que mañana día de san Pablo y los demás que sean
necessarios acudan a la huerta del monesterio a la allanar, y lo cunplan con su quenta y
rrazón.
El Regimiento, aún después de la llegada de los frailes franciscanos, vela por la ejecución
del mandato hecho por el doctor Alonso Deza en sus disposiciones testamentarias, así el 28
de noviembre de 1614: “ ... dijeron questan ynformados que los admynistradores de la
hacienda del dotor Alonso de Deza difunto quieren hacer la obra de la
noria del conbento con piedra de la cantera de Carrebarcial ques muy blanda y tal que para
agua no conbiene, acordaron que se les notifique no piedren la dicha noria con la piedra de
la dicha cantera sino con piedra zerrada y tiesa con apercebimiento que se les hace si lo
hiçieren lo contrario el daño que biniere será por quenta de sus haziendas y no de la del
dicho dotor Deça, lo qual acordaron como patroneros que son de la dicha obra quel dicho
dotor Deça mandó hacer.”
8
BARRIGUÍN, H. ob.cit. pg. 149
BARRIGUÍN, H. ob. cit. pg. 150
10
CUESTA SALADO, J. FDEZ. ALCALÁ, F. P., VILLAR HERRERO, S. Castroverde de Campos, notas de su historia y
patrimonio: El convento en el siglo XVII
9
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Ahora que hemos hecho un análisis detallado de la historia de la iglesia en estos
cuatrocientos años, y hemos comprobado como todas sus mejoras y modificaciones se
han ejecutado con aportaciones de vecinos del pueblo o devotos de la virgen, no hay la
menor duda que moralmente la iglesia una vez que los frailes dejan el Convento, deberá
volver a la villa de Castroverde, como sucedió desde 1835 hasta 1896, a consecuencia de
la Desamortización de Mendizábal. En ese tiempo la iglesia siguió abierta y atendida por los
curas del pueblo y los frailes perdieron la propiedad del Convento, que fue recuperada
gracias a la compra de otros vecinos del pueblo a los propietarios del mismo, para
ofrecérselo a los franciscanos a fin de que siguieran con su labor pastoral en nuestro pueblo
y la comarca.
A día de hoy esa función evangelizadora, que justificó que D. Alonso Deza de Castro
pidiese en su testamento la construcción de un convento franciscano en Castroverde,
como origen del mismo, y que a finales del siglo XIX otros vecinos del pueblo, requiriesen
nuevamente la vuelta de los franciscanos para hacerse cargo del convento que ellos
recuperaron e hicieron todo lo posible para su reconstrucción, continuando así su fin
evangelizador y pastoral, ya no es tal.
Perdida, debido al cierre del convento, la razón de su existencia, no cabe la menor duda que
la iglesia debe ser, como lo fue desde su primer edificio del siglo XII hasta el siglo XVII, una
más de las iglesias
de la hoy única parroquia de Castroverde. Y como tal debe ser mantenida abierta al culto y
atendida oportunamente por el párroco de nuestra villa.
Sarvelio Villar Herrero
-----------Bibliografía:
-Barriguín, Hipólito, El convento franciscano de Castroverde de Campos, su historia. Zamora, 1992.
-Cuesta Salado, Jesús, Fdez. Alcalá, Félix Pablo, Villar Herrero, Sarvelio. Castroverde de Campos,
notas de su historia y patrimonio. Benavente, 2011.
-Martínez Sopena, Pascual. La Tierra de Campos Occidental. Valladolid, 1985.
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El Cristo de los Afligidos
Esta imagen se venera actualmente en la iglesia de Santa María del Río. Originalmente
se encontraba en el crucero de la derruida iglesia de Santa María la Mayor, o de la Sagrada,
dedicada a Nuestra Señora de la Asunción.
Dibujo de la desaparecida iglesia de La Sagrada
También se le conoce como Cristo de los Villagómez, pues tuvo aneja a él la Fundación
Pía de don Pedro de Villagómez (1589-1671), Obispo de la Diócesis peruana de Arequipa y
posterior Arzobispo de Lima, natural de Castroverde de Campos y sobrino bisnieto de Santo
Toribio de Mogrovejo por parte de su padre. Por parte de su madre era pariente del genio de
las letras españolas Quevedo.
Don Pedro de Villagómez presidía la Diócesis de Arequipa cuando regaló a la iglesia
de La Sagrada, su parroquia natal, un cáliz de plata, y, aunque se ha especulado, por su
extraño aspecto de aires amerindios, que este prelado pudiera haber ordenado la talla de la
imagen que nos ocupa, no puede admitirse tal teoría. Las evidencias estilísticas lo señalan
como realizado en el primer tercio del siglo XVI. La típica curvatura de las piernas, la manera
de cruzar los pies, el estrechamiento de la cintura y la profundidad en la talla de las costillas
son muestras de ello.
Las fuentes documentales son parcas en noticias pero todo hace suponer que este
Cristo ya se veneraba y presidía una capilla anterior situada en el mismo emplazamiento
antes de reconstruirse la iglesia en el siglo XVII. Es decir, que pertenecía a los antecesores
de don Pedro: una familia hidalga asentada desde años antes en la comarca. En la iglesia
se conservaba una inscripción que hacía referencia a un escudo del obispo del que
desconozco su paradero actual. Decía así: "Este escudo de armas, los que están fixos en
este arco desta Capilla Mayor de Nuestra Señora La Sagrada i bandera pendiente dél, i
túmulo i estrado que están debajo, i suelo que ocupan en la manera que están i siempre an
estado, son de tiempo inmemorial á esta parte para siempre jamás de la casa de los
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Villagómez, propio entierro y asiento suyo, renovolo en sus propios asientos, tamaño i forma
antigua su sucesor Don Diego de Villagómez, hijo del capitán D. Francisco de Villagómez
(aviendo sido renovado otras muchas veces por sus antecesores por averse envegecido con
su mucha antiguedad) año mill y seiscientos diez.
Si la capilla había sido renovada por Diego de Villagómez, hermano mayor de don
Pedro, está claro que la capilla existía ya antes. El padre de estos, don Francisco de
Villagómez, había nacido en Aguilar de Campos, aunque toda su familia: padre, abuelo y
bisabuelo eran de Castroverde, y aquí tenían su casa solariega. En nuestro pueblo vivió con
doña Inés Corral de Quevedo, su mujer. Fue capitán de Infantería en los ejércitos de Felipe
II y luchó en Lepanto y en la Guerra de Portugal. Probablemente sea esa la razón de que a
las armas de la familia "en campo de oro, una cruz floreteada de gules, cantonada de cuatro
calderas de sable", se añadiera una bordura de seis escudetes con medias lunas con las
puntas hacia abajo (alusión a Lepanto) además de otros cinco con las quinas (presentes en
el escudo de Portugal).
En la imagen del Cristo de los Afligidos se pueden apreciar Intervenciones posteriores que
han modificado su morfología hasta llegar a presentar el extraño aspecto que hoy
muestra; quizás los cambios más severos debieron llevarse a cabo alrededor de 1742, año
en el que la imagen fue instalada en un retablo barroco en el que permaneció hasta que la
iglesia se vino abajo. Por entonces debieron retocarle el rostro y le añadieron una tela
encolada que debe cubrir, en su lado izquierdo, la cicatriz aserrada del primitivo lazo del
paño de pureza.
No es posible averiguar, de momento, si la disposición de los brazos, tan cerrados en
forma de uve, o la impresionante herida del costado son originales o fueron modificados por
entonces. Resulta patente la influencia en su aspecto de otra imagen muy venerada en
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Castroverde de Campos desde mediados del siglo XIV y que hoy también se conserva en la
iglesia de Santa María: la del conocido Cristo de las Aguas. Se procesiona en Semana
Santa y su ubicación original se encontraba en la capilla que existía debajo de la torre de la
iglesia de San Nicolás.
Jesús Cuesta Salado
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El rastrillo solidario
Los días 28, 29 y 30 de diciembre pasado se organizó en nuestro pueblo, gracias a
la iniciativa de algunos vecinos, un rastillo solidario que tenía como fin recaudar
fondos para la Asociación de Ayuda al Dependiente.
El por qué de que la recaudación vaya a parar a dicha asociación no es otro que
Miguel, el hijo de Montse, pertenece a la misma. Es un niño que necesita ayuda las
24 horas del día, y con la disminución de la ayuda estatal a la Dependencia,
cualquier ayuda económica para su atención es poca.
La serie de objetos que se podían adquirir, a un precio bastante asequible para
cualquier bolsillo, fueron donados por vecinos y empresas tanto locales como de
pueblos cercanos. Como final del rastillo celebró un Bingo solidario la tarde del día
30, con la asistencia de medio centenar de personas, cuya recaudación se sumó a
las ventas de los días anteriores.
La recaudación, alcanzó los 943 €, una cifra bastante aceptable, dada la situación
económica en que todos nos movemos.
Esta iniciativa, que tiene vocación de continuidad, es digna de ser considerada como
se merece. La ayuda a las personas que tienen necesidades especiales es una clara
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muestra de caridad cristiana con los necesitados. Por eso damos la enhorabuena a
quienes la han promovido y también las gracias a todos aquellos que con la compra
de los objetos han hecho posible la recaudación conseguida.
Exposición de objetos a la venta y público asistente
El espíritu navideño estuvo más presente que nunca en esos días en nuestro pueblo.
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EL ALBAÑIL
En consideración a todos
los albañiles de Castroverde,
en activo y jubilados.
Alarife, nos dice el diccionario, es el arquitecto, el maestro de obras. En nuestro caso
sería la persona que construye edificios en el medio rural, es decir, el conocido por todos
como el albañil.
Ser albañil es un oficio tradicional que no desaparecerá nunca. Siempre será
necesario construir casas y mantenerlas, aunque los procedimientos y los materiales
cambien.
El albañil tradicional, al que nos vamos a referir, era la persona que en los pueblos se
dedicaba a la construcción de casas, pajares, paneras, cuartos de era, etc.
Vamos a ver cómo se desenvolvía en su trabajo, que materiales empleaba, cuáles
eran sus herramientas y que procedimientos tradicionales de construcción utilizaba.
LOS MATERIALES
El albañil utiliza como materiales: tierra, adobes, ladrillos, piedra sin labrar, cal,
arena, yeso y cemento. También requiere en su trabajo madera en forma de vigas.
La tierra empleada en la construcción debe ser arcillosa, pegajosa y compacta,
limpia de impurezas y con poca mezcla de arena y cascajo.
Los adobes, son una mezcla de arcilla mojada y bien batida con paja que se
introduce en unos marcos o gradillas de forma cuadrangular y que una vez adquirida esa
forma se desprende del marco y se dejan secar al sol.
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Los ladrillos, también son de tierra arcillosa pero ésta debe estar más trabajada,
bien limpia, bien amasada y bien cocida. También adquieren su forma en un marco. Han de
ser fuertes, macizos y sonoros y una vez cocidos adquirir la consistencia de la piedra.
La piedra que emplea el albañil suele tosca e irregular conforme sale de la cantera,
es la denominada mampostería. La utiliza fundamente en la cimentación.
La cal es la materia que se obtiene de un género de piedras sometidas a la acción
del fuego para que pierdan su dureza y casi la mitad de su peso y se reduzcan a un polvo
finísimo.
La arena se emplea para mezclarla con la cal o el cemento; debe ser limpia, suelta
y nada terrosa. Son de buena calidad las de mina y las de río.
El yeso es el polvo que resulta de la calcinación de una especie de piedra del
mismo nombre.
El cemento es un polvo que se obtiene por cocción a alta temperatura (1450º C) de
una mezcla, homogeneizada y dosificada, caliza y arcilla, triturando finamente con yeso la
clínica así obtenida.
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LAS HERRAMIENTAS
En primer lugar hemos de tener en cuenta que era un oficio eminentemente manual,
aunque con el paso del tiempo se fueron introduciendo pequeñas máquinas que favorecían
su labor.
El albañil tradicional siempre tiene a mano piqueta, pala y azadón, herramientas
comunes a otros oficios, pero además necesita de paleta, llana, piquetilla, cuerda, clavos,
plomada, regla, nivel y talocha.
La paleta es una chapa de hierro o acero en forma de triángulo isósceles, de cuya
base sale una varilla que forma un codillo y se introduce en un mango o asidero de madera.
La llana se compone de una chapa de hierro templado, en forma de paralelogramo,
que en una de sus planos lleva un mango de madera para su manejo.
El pico es una herramienta que por un lado hace de martillo y por el otro tiene una
punta afilada.
La piquetilla es un martillo que por un lado tiene una boca para golpear más larga
que la de los demás martillos y por el otro lado una boca cortante a modo de azuela de
carpintero.
La cuerda se utiliza para tirarla desde miras, estadas o puntos dándola la dirección
necesaria para colocar los materiales de construcción.
Los clavos, sirven para asegurar las cuerdas cuando faltan estacas.
La plomada es un instrumento compuesto de un peso en forma de cilindro, una
cuerda, y otro cuerpo de madera de forma arbitraria, pero de grueso igual al del peso,
llamado nuez o brújula.
Las reglas, pues son varias las que necesita el albañil. Son de madera, en línea
recta por sus cuatro caras o planos y sirven para reconocer que la obra que se está
haciendo va en línea recta.
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El nivel más antiguo que usaban los albañiles se reducía a dos reglas de madera,
largas como de media vara o pié, más anchas que gruesas, unidas por un extremo de
forma que hagan un ángulo recto. En el medio de ellas pasa de parte a parte, formando la
basa de un triángulo, otro trozo de regla que las sostiene y asegura, y en ella de medio a
medio se señala una línea perpendicular, que la divide en dos partes iguales, y en algunos
suelen hacer las divisiones correspondientes a los grados de un cuadrante de círculo.
En el extremo superior del triangulo se asegura una cuerda con su plomada.
La talocha, es un plano de madera no muy ancho, pero más largo con un mango en
medio. Sirve para extender fácilmente la cal y se igualan los planos.
Otras herramientas a considerar son: esparabel, fratas, cubos, cuezos, espuertas,
angarillas, carretilla.
LOS ANDAMIOS:
Para que el albañil pueda maniobrar cómodamente en alto necesita formar unos
andamios simples y ligeros, capaces de sostenerle a él, al peón y a los materiales. De
manera que cuando las paredes son bastante elevadas, debe dejar a cierta altura unos
agujeros que atraviesen la pared de parte a partea una distancia de uno de otro y de la
capacidad que permita entrar un madero grueso suficiente para sostener el peso que se
debe cargar sobre el andamio. Estos agujeros tienen el nombre de mechinales y a los palos
que en ellos se introducen el de puentes. Estos puentes se acuñan todo lo posible contra la
fábrica atándolos por el interior donde se pueda dejarlos firmes. Sobre estos palos se
colocan los tablones, que deben ser gruesos para que soporten el peso.
Después es necesario plantar unos maderos perpendiculares llamados almas
apartados de la pared como cuatro o cinco pies (unos 1´25 m.). En estas almas y en los
mechinales de la pared se aseguran los puentes. Clavándoles sobre los eguiones o
atándoles con lías.
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Para las obras cuando las paredes son bajas se recurre a las borriqueras o
caballetes. Estos se componen de un madero de resistencia horizontal que hace de
puente, y dos maderos en cada extremo de él, clavados a media madera, o encajados en
espigas, que se abren por los pies para formar estribo y no volcarse, y de cada
dos pies a los otros dos se ponen una o dos riostras en forma de aspa bien firmes. Sobre
estas borriquetas se colocan los tablones y se forma la andamiada.
LOS PROCEDIMIENTOS DE CONSTRUCCIÓN.
Los distintos tipos de obra que ejecuta el albañil se pueden reducir a tres:
-Construcción con tierra: las tapias o tapial.
-Construcción con piedra irregular y tosca: muros, paredes de mampostería. En este
tipo de construcción, cuando no se emplea barro o cal y arena como unión, se
denomina “en seco”.
-Construcción con adobes y ladrillos: muros, paredes, tabiques y bóvedas.
Una de las técnicas constructivas es el tapial. En ella se emplea, como materiales,
fundamentalmente, arcilla y arena. Si bien, se le puede añadir cal, gravilla, escombros
triturados, etc. El tapial se construye sobre un zócalo de mampostería de piedra. Encima se
colocan dos “puertas” sujetas pasando por la parte baja de los “costeros” unas “agujas” de
hierro y por la parte alta mediante los “latiguillos” A los lados van las tablas “laterales” fijadas
contra las “fronteras”.
Se vierte en el molde el barro en “tangadas” de un espesor de unos 15 cm. Y se va
apisonando por medio del “pisón”. Cuando se seca el barro se retiran las maderas y se
obtiene así un “tamal” de una longitud de unos 2 metros, una altura de 85 cm. y un espesor
de 50 ó 60 cms.
El siguiente tamal ya no necesita una de las tablas laterales. Así se sigue hasta
completar la primera “hilada”. Las hiladas sucesivas se construyen de forma que los
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tamales quedan superpuestos a “matajunta” (el superior sobre las dos mitades de los
inferiores).
Dentro de los materiales empleados por el albañil merece la pena conocer los
procedimientos de fabricación de adobes, ladrillos, baldosas o tejas. Aunque el albañil no se
dedica a su producción si que merece que los expliquemos aunque sea someramente, pues
hay personas que se dedican a ello: los adoberos y los tejeros.
La fabricación de adobes, pasa por un proceso bastante sencillo. En primer lugar
se elige la tierra, ni arenosa ni pedregosa, a continuación se cava la tierra arcillosa y si es
necesario se criba para quitar raíces, piedras o cualquier otro resto; se procura que en la
zona haya facilidad para disponer de agua; en segundo lugar la tierra cavada se mezcla con
paja trillada y agua; en tercer lugar la esa mezcla una vez bien empapada se va echando en
los moldes, conocidos como mecal o abobera, procurando comprimirla y se enrasa con un
listón de madera y por último se sacan del molde y se ponen a secar en un lugar donde no
haya cambios bruscos de temperatura ni se vean afectados por la lluvia. Al cabo de 4 ó 6
semanas pueden utilizarse.
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Los adobes se manejan como los ladrillos, utilizando como mortero una pasta de
barro. Las paredes construidas con adobe, una vez terminadas, siempre se las da una capa
de barro, también mezclado con paja; este revoque se denomina embarrado, enlodado,
enfoscado y en algunos lugares trullado.
La fabricación de tejas o ladrillos es un poco más laboriosa pues el proceso,
aunque similar al del adobe, tiene un paso más, la cocción de los productos fabricados.
Elegida la tierra apropiada para ello, greda para las tejas y arcilla ferruginosa para los
ladrillos, ésta debe ser cavada y curtida al viento y al sol, posteriormente es necesario
machacarla y cribarla para eliminar todos los restos de materia, piedra, grava, etc. que
puedan perjudicar al proceso de fabricación. La tierra se pone a remojo durante un día en
una pila, después debe ser batida manualmente o mecánicamente y de esa forma se
consigue el barro. Apilado en el obrador, de él se van cortando trozos que hay que colocar
sobre argadillas, para las tejas y marcos para los ladrillos, colocados en una mesa donde
previamente se ha extendido un poco de ceniza, para que se despegue fácilmente la arcilla;
se rasea con un listón y a continuación en el caso de las tejas se las coloca por arrastre
sobre el galápago y de ahí sobre la era donde se secarán; y para los ladrillos el marco se
lleva hasta la era y un punzón se le sopara y queda para secarse en la era o tendedero.
Una vez secados al sol se almacenan para cuando se tengan fabricados en número
suficiente ser cocidos en los hornos preparados para ello. Aquí termina el proceso de la
fabricación de las tejas y ladrillos.
BIBLIOGRAFÍA:
-ALONSO PONGA, José Luis. Arquitectura del barro.
-SANCHEZ DEL BARRIO, Antonio. Arquitectura popular. Valladolid, 1987
-VILLANUEVA, Juan de. Arte de albañilería. Madrid, 1827
-VILLAR HERRERO, Sarvelio. Oficios tradicionales. Valladolid, 1990
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El baile. De obra dramática a obra fílmica.
Esta vez vamos a llevar nuestra mirada al pasado para enfocarla en Edgar
Neville, escritor de novela, poesía y arte dramático, que llegó a convertirse en un
distinguido cineasta. De su mano nos introducimos en el comienzo de una era
fructífera dentro de la dramaturgia española. Atrás queda la comedia de Benavente,
así como la de Torrado. Se abren, por tanto, nuevas perspectivas para el teatro
español.
Los años cincuenta en nuestro país están marcados por el influjo de nuevas
corrientes, y una muestra de ello fue la pieza dramática El baile (1952), de Edgar
Neville, que compartía éxitos con dramaturgos tan reconocidos como Enrique Jardiel
Poncela, Miguel Mihura y José López Rubio, entre otros. Dicha obra se estrenó en
Bilbao, donde consiguió el aplauso del público, y desde aquí inició un recorrido por
otras ciudades de España. Posteriormente, en 1959, su autor, animado por la buena
acogida, toma la historia de dicha representación teatral como base de una película
que responde al mismo título; es decir, estamos ante una adaptación
cinematográfica.
El contexto sociopolítico de los años cincuenta en nuestro país no daba para
muchas alegrías, por lo que esta obra de El baile, en las dos modalidades citadas,
supuso un aire fresco para los españoles, deseosos de evadirse de la triste realidad.
La temática que encontramos en ella es universal, pues se trata simplemente de un
canto al amor, contado a través del más fino humor.
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La obra en cuestión narra una historia amorosa en la que caben tres
personajes: Adela, Pedro y Julián. Los dos primeros son marido y mujer, y el tercero
en discordia es el amigo íntimo del marido, que fue pretendiente de la protagonista
femenina en su juventud, aunque ésta lo rechazó. Viven los tres bajo el mismo
techo, aunque la relación entre Julián y Adela no traspasa las fronteras del amor
platónico. Adela se conforma con el coqueteo frívolo y Julián con el papel de
controlador: la regaña porque viste muy moderna y provocativa. Los tres van a asistir
a un baile de disfraces y Julián se niega en rotundo a que Adela lleve un traje de
escultura griega, porque está excesivamente atractiva. Pedro, el esposo, se ríe de
sus tonterías.
La vida transcurre feliz para los tres, en un espacio ambientado en un
confortable estilo modernista, hasta que a Adela, en su mediana edad, le descubren
una enfermedad de la que muere, quedándose Pedro y Julián sin el eje de sus
vidas. Pero, en el fragor de su desdicha, una luz aparece en el horizonte de la vida
de esta pareja: la nieta de Adela, Adelita, que vivía hasta ahora fuera de España,
debido a que su padre era un alto diplomático en una embajada española. Desde
este momento, se quedará a vivir en Madrid, en casa del abuelo, haciendo compañía
a Pedro y Julián.
Adelita es la viva imagen de la abuela, la misma belleza e igual simpatía, por
lo que se convierte en una vacuna de vitalidad e ilusión para ambos personajes
masculinos, que vuelven a su época de juventud dorada, y se ilusionan nuevamente
con la asistencia al casino donde habían ido con Adela años atrás al baile de
disfraces. La obra termina con la idea del eterno retorno, pues esta vez se disponen
a asistir al baile de disfraces, que se celebra cada año, del brazo de Adelita, vestida
con la antigua túnica griega de la abuela.
FLORA LOBATO
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LA CARPA DORADA
Corrían los años sesenta en un pueblo de la meseta castellana, donde los niños
convivíamos con la naturaleza de tal manera, que algunos nos mimetizábamos totalmente
en el entorno y a veces se nos podía confundir con el cachorro de cualquier especie.
El rio era nuestro parque infantil y el tirachinas una herramienta imprescindible.
Ese lunes teníamos cita con el medicó en Valladolid, según la abuela yo no terminaba de
medrar, su diagnostico era que las persistentes anginas que padecía no me dejaban
crecer.
A las 7 de la mañana subimos al “tren burra”, nos dejaría en Medina de Rioseco para hacer
transbordo a otro tren más moderno que nos llevaba a Valladolid, mi imaginación desde
hacía días estaba disparada, en mi mente bullía un viaje lleno de aventuras, de lugares de
ensueño de gentes extrañas y de casas, muchas casas grandes, sería mi primer viaje fuera
del horizonte de mi pueblo. En la escuela los niños nos contábamos que al otro lado del
teso de San Vicente, había un abismo que solo el cabo de la Guardia Civil había
conseguido atravesar, era de los pocos que llevaban pistola, además tenía bigote, llevar
pistola y tener bigote, siempre te da más valía, visto desde los ojos de un niño de nueve
años.
Los recuerdos del viaje son borrosos, pero vienen a mi mente con más o menos precisión.
Al parar en Medina de Rioseco, un reguero de gente iba y venía, mujeres con ropajes de
tonos oscuros, pañuelos negros en la cabeza y hombres vestidos con trajes de pana
bastante usados, remendados y con piezas añadidas de otras telas en rodillas y codos, la
mayoría llevaban boina o visera, delgados, con la piel curtida y reseca, recuerdo algunas
risas……. no sé por qué ese día se grabó en mi mente de niño, la cara de alguien que reía
a carcajadas enseñando unos escasos dientes marrones…
Llegamos a Valladolid y creo encontrarme ante algo grandioso, edificios altos de varias
plantas, eran casas superpuestas, me gustaría subir allí arriba, tiene que ser una sensación
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increíble, un espectáculo mil veces imaginado por un niño de nueve años que nunca había
salido de su pueblo, subir allí arriba tenía que ser algo maravilloso.
Miraba hacia lo alto, los grandes edificios me quedaban boquiabierto, había muchos
coches que centraban gran parte de mi atención, en mi pueblo solo había dos coches, el del
médico y otro más grande que era de un señor que tenía muchas tierras.
Las gentes de la ciudad vestían de forma distinta a los habitantes de mi pueblo, las mujeres
no llevan pañuelo en la cabeza, algunas incluso eran rubias, como mi abuela. Siempre
pensé que mi abuela era alguien excepcional, que yo supiera era la única mujer con el pelo
rubio y ojos azules que conocía, aparte de mi prima Rosana, que era un año mayor que yo.
En ese instante de ensimismamiento una colleja resuena en mi cuello. Vamos, deja de
mirar a todos los sitios y no te quedes atrás siempre estás en las nubes, me grita la abuela.
Como ya os conté, mi abuela era muy especial, siempre estaba de mal genio, la gustaba
mandar y a veces se le escapaba la mano, pero también sabía ser tierna y cariñosa, según
mi madre se comportaba así, porque había criado ocho hijos y solo con disciplina férrea
había podido controlarlos y educarlos…
Mi madre por primera vez en su vida se atreve a contrariarla y la dice, no le pegue, ¿no ve
usted que esta distraído?
La abuela reprueba a mi madre con una mirada casi asesina, ante la imperdonable falta
de respeto por parte de su hija y la contesta, pero no ves que esté atontado, no va a lo que
tiene que ir, le va a pillar un coche.
El médico estaba en un lugar que llamaban el pabellón de niños, mis recuerdos para
describir aquel lugar son muy vagos, unas naves con bancos de madera, cuando
entrábamos nos desnudaban dejando a la vista nuestra ropa interior totalmente blanca,
limpia, impoluta, calzoncillos blancos y camiseta blanca, seguramente lo más nuevo que
teníamos, porque para eso íbamos al médico.
El pudor a esa edad no había llegado, y jugabas con los niños y niñas en ropa interior,
correteando unos detrás de otros entre los bancos, mientras, nuestras madres y abuelas
charlaban sin perdernos de vista…
El diagnostico del médico no podía ser mejor, estaba sano como una pera, según sus
palabras, tenía que comer fruta, por lo demás ya crecería cuando llegara el momento ,
según él, mi delgadez era consecuencia de ser un niño demasiado inquieto, debía comer
más y correr menos.
Traducido por mi abuela, tenía el baile de San Vito.
Eran las doce de la mañana y hasta las seis de la tarde no salía el tren de vuelta a casa,
recorrimos el centro de Valladolid y ante mis ojos aparecían expuestos en los escaparates
objetos inverosímiles,
juguetes de todas las formas y maneras, recordé que esas navidades a Toño le habían
traído los Reyes algo excepcional y nunca visto, un camión de juguete, igual que el del
escaparate, se lo habían dejado en casa de sus tíos en Valladolid… Sonreí, creí haber
desvelado el lugar de dónde había salido ese regalo de Reyes.
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Al mediodía, la abuela dijo, vamos a comer al Campo Grande.
¿Al Campo Grande? Pero si campo ya vemos todos los días, contesté; yo quería ver
edificios, escaparates, coches, gente.
La abuela me mira con desdén, como diciendo, este niño es tonto de remate.
Mi madre, sonríe y me dice, vamos a ver los pavos reales y los patos, verás cómo te
gusta.
Ante mis ojos aparece una arboleda y al cruzar la calle me encuentro a la sombra de
arboles muy altos, al fondo oigo como una especie de grito que me pone en alerta y me
agarro con fuerza a mi madre.
No te asustes son los pavos reales, a ver si tenemos suerte y vemos a alguno haciendo la
rueda.
Después de caminar un rato por el interior, encontramos dos pavos reales, los colores y el
tamaño, me dejan embobado, me pregunto cómo pueden vivir arrastrando esas colas tan
grandes, uno de ellos eriza las plumas haciendo una rueda que me sorprende y me
maravilla, me gustaría tener uno de esos en el corral de casa…
Estaba atónito por la variedad de pájaros y animalillos que veía, si estuviera en mi pueblo
habría echado a correr a casa para coger el tirachinas, pero no sé por qué, estos pájaros
no me inspiraban el afán de cazarlos, más bien disfrutaba mirándolos, estaba extasiado con
las novedades de ese día, los gorriones de aquí no huían como los de mi pueblo, incluso vi
como algunos se acercaban a comer las migas de pan que les daba una señora mayor ,
sonreí al darme cuenta de lo fácil que sería cazarlos.
Solo de pensar lo que contaría a mis amigos, ya me hacia disfrutar de aquel momento.
Al llegar a la altura de unos bancos de madera que quedaban a la sombra de unos árboles
muy altos, la abuela saca de un fardel la fiambrera con filetes empanados, unos chorizos, un
pan bregado, y una botella de medio litro que en su etiqueta ponía anís del mono y estaba
llena de vino con gaseosa.
Frente a nosotros había una fuente de la que bebían jilgueros, gorriones, también se acercó
a beber un verderón, cada vez que bebía levantaba la cabeza y miraba a los lados, yo
también bebí del chorro que salía hacia arriba, nunca había visto que las fuentes manasen
hacia arriba, eso tenía que tener truco.
Ese día comí con ganas, desde las siete de la mañana que desayuné no había probado
bocado y las emociones habían sido muchas, mi abuela me dio un trago de vino, no me
gustaba el sabor y arrugué la cara al beber, pero ella decía que era bueno para la digestión.
Después de comer, mi madre y la abuela se quedaron charlando sentadas en el banco,
comencé a familiarizarme con el entorno y como si de una aventura se tratara, me alejé un
poco de su vista, detrás de una pequeña muralla de piedras descubrí un estanque, había
patos con sus patitos nadando alrededor.
Por un momento estuve observando mi descubrimiento, como si fuera yo el primero que lo
había visto, afiné la vista y creí ver peces nadando en el estanque , algunos de colores, mi
conciencia de niño criado en el pueblo, me empuja a meterme en el agua y por una zona de
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las piedras que estaba más baja, entro en el vallado de piedras que rodeaba el estanque, no
sabía si coger peces o una cría de pato, me doy cuenta que la gente se arremolina
alrededor, de pronto una mujer grita, “hay un niño en el agua, se va a ahogar” , yo sigo
impasible hasta que consigo coger entre las piedras una pequeña carpa dorada.
Con los nervios del momento no me he quitado la ropa, al salir del agua está mi madre con
la cara muy seria esperándome.
Ostras, la abuela, la que me va a caer, pienso para mí, y yo salgo con mi carpa en la mano
como si fuera un tesoro.
Tira eso, me dice la abuela, arranca de mis manos la pequeña carpa dorada y la devuelve
al agua.
¿Pero qué haces? La digo, es mía yo la he pescado.
Como premio una colleja, es la segunda del día, esta vez mi madre no me defiende.
¿Pero no te das cuenta que te puedes ahogar? O se te puede cortar la digestión que es
peor, me dice la abuela muy enfadada.
Como va a ser peor un corte de digestión que ahogarse, pienso para mí, esta mujer tiene
cosas…
Ante mi estupor, la abuela me desnuda delante de toda la gente que se arremolina a nuestro
alrededor, yo me tapo la pirula con las manos, ahora si siento vergüenza, la odiaré toda la
vida, soy el ser más ridículo de la tierra, desnudo, humillado, y lo que es peor, la abuela ha
devuelto mi carpa dorada al estanque.
Mi madre saca una muda no sé de dónde y después de secarme con una chaqueta de lana,
me viste con la ropa interior seca y la abuela pone sobre mis hombros una toquilla negra.
(Continúa)
MARCELO ALCALÁ DE CASO
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La bestia amarilla: EL INVIERNO
Una ligera capa de escarcha cubre los campos de los alrededores. El frío invernal se
ha adelantado como si quisiera con su presencia aumentar las penurias de los habitantes.
Nada que llevarse a la boca, nada con que calentarse. Hambre y frío, frío y hambre en cada
casa. Parca herencia de padres a hijos. Lenguas secas que pasean por las desnudas
paredes. Es hora de que la bestia sea arrancada de sus tierras. Comitiva funesta avanza
despacio hacia los campos, miradas cabizbajas, manos arrugadas; temblorosas azadas y
rastrillos inhiestos doblando el aire. Ojos inyectados en sangres, sabor a sangre. Dicen que
ha engordado; quienes dicen haberla visto aseguran que el volumen de su cuerpo se ha
duplicado. Pero ellos son muchos: podrán convencerla. Dolor en las entrañas, movimientos
autómatas; ellos antes no eran así, mala bestia que le ha obligado a venir hasta aquí; no se
reconocen ni a si mismos; fuerza interna que les corroe el alma, inquietud en la mirada,
zozobra y un temor infinito. El enemigo te espera, deja a un lado el miedo y mátala.
Defiende lo tuyo. La bestia convoca a todos por igual.
Se dejó sorprender en un bancal. Furor ciego, enorme bestia de cabeza amarilla abre
la boca; fauces inútiles, músculos rígidos; apenas un gruñido recién salido de la garganta.
Alaridos de victoria, la sangre aplacada con la sangre; sangre negra, corrompida y letal;
vientre hinchado a punto de reventar, todo lo anega con su negro líquido. La tierra se lava y
espera reposada, segura del final: veneno que se extiende, que todo lo cubre. Imposible ya
dar marcha atrás: el regusto amargo de la venganza no se podrá olvidar jamás una vez que
se ha probado. Rostros añosos salpicados de sus vísceras y líquidos. Rojos de excitación.
Negros de pesar. El sabor de la sangre ¡ay! buscando su sabor con las lenguas extendidas.
La muerte danzando por la plaza, exhibición pública, garantía de victoria, triste botín de
guerra, despojos en la picota, ofrendas remediadoras de fan mal, culpables tocando su lira
“ser nefando que te atreviste a llevarte a mi hijo” , “creatura inmunda que yerma para
siempre dejaste mi casa” , “mortal envenenadora del agua que mis hijas un día tendrán que
beber”.
Tú, que a la muerte siempre atraías, tú que corrompías todo lo que tocabas, aquí
yaces ahora, muerta y sucia. Nosotros te hemos matado; contigo ha muerto también el
tósigo de tus entrañas, tu fuego devorador se ha extinguido nada más prender. Ávida,
ansiosa de sangre ahí tienes la tuya enteramente derramada, libación fecunda ahora será.
¡Loca, vana ilusión! Campesinos manchados de sangre que ya no podrán limpiar. La
bestia yace muerta, sí, pero aún tiene la fuera suficiente como para arrancarte a dentelladas
tu inocencia y pudor. Tensa tu alma vigilante, corazón tal que pedernal la bestia no te
perdonará: te seguirá donde quiera que vayas y si tú la consigues engañar violará a tu
hermana pequeña y derribará a tu anciano padre. A esa bestia que no te dejará en paz
olvídala, no le prestes más tu vida; los oídos desatentos a sus palabras; no inclines la
cabeza hacia ella, tan astuta es que conseguirá ablandarte. Haced odres de vino dulce con
su piel, colares con sus dientes y abalorios de sus lacerantes ojos.
Las tinieblas caen sobre el pueblo, cristalitos de escarcha se clavan en el hirsuto pelo
de la fiera; sus ojos vidriosos el confieren aún un aire de exacerbada brutalidad. Pavor da
con mirarla. Es hora de enterrarla, que la gélida y dura tierra recoja su frío y granítico
corazón.
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El inverno pasa silencioso, lento y frío. Llega la primavera a devolver la esperanza.
Poco es lo que estas gentes piden ya: sólo paz y una buena cosecha. Los malos tiempos
hay que dejarlos atrás.
Primavera alta. El viento cimbrea los verdes trigales. Dicen que la han visto
escondida entre las cañas.
(Nota aclaratoria: Los cuatro relatos de LA BESTÍA AMARILLA, publicados en la revista, son una
alegoría a la guerra y sus consecuencias)
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TARDE DE TOROS
Tu figura se muestra cual coloso
en la suerte inicial, frente al torero.
Un vendaval ruge turbio y fiero
en la arena, cual viento poderoso.
La tarde da color al viejo “COSO”
Dos brazos armados, rasgan el cuero
El TORO es un TORO, no es UTRERO.
Negro-listón, sutil y peligroso.
MALOS TIEMPOS
Como todos conocemos
Los tiempos van muy deprisa
El viento se torna brisa
Por el CENTRO y los EXTREMOS
Hoy por hoy, lo que queremos
es matar la veleidad.
No es mentira. Es verdad
pues el camino al futuro
no se me antoja seguro
si no tenemos unidad.
De regia librea, algo nervioso,
un quiebro con muleta da salida
al torito bravo sobre el ruedo.
El maestro se juega la vida.
Su saber lidiar, no camufla el miedo.
El momento final será glorioso.
Manolo “SINDE”
COPLAS
Cuando vas a la fuente
por la mañana,
si es invierno, mocita
vente abrigada.
Si de camino encuentras
que pasa un carro,
pídele que te suba
y no pises barro.
Los inviernos son duros
aquí en Castilla,
usa buenos zapatos
y una toquilla.
Los inviernos son fríos
aquí en León,
calza niña los zuecos
y un buen mantón.
Al llegar el verano
ponte el sombrero,
porque puede quemarte
el sol del cielo.
No te tapes la cara
en la primavera,
deja que te dé el aire
si eres soltera.
La primavera llega
cantan las aves,
y se hacen arrullos
por los trigales.
La primavera es vida
todo renace,
es de toda la vida
la que más vale.
VALENTÍN CAÑIBANO
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