LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL GOBIERNO

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LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL Y
EL GOBIERNO PANISTA EN JALISCO
Jorge Alonso, Ciesas Occidente.
E-mail [email protected]
Isabel Blanco, Universidad de Guadalajara.
E-mail [email protected]
Texto preparado para su presentación en el
XXII Congreso Internacional de
Latin American Studies Association
(LASA2000)
The Hyatt Regency Miami, Florida,
Marzo 16-18 de 2000.
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LAS ORGANIZACIONES DE LA SOCIEDAD CIVIL Y EL GOBIERNO PANISTA
EN JALISCO
Jorge Alonso, Ciesas Occidente.
Isabel Blanco, Universidad de Guadalajara
Una discusión teórica a manera de introducción.
Este escrito pretende abrir una discusión en torno a la relación que se ha ido
estableciendo entre organismos de la sociedad civil y el gobierno panista en
Jalisco. Se situará este debate en el marco de la teorización acerca de la
sociedad civil y del papel que tienen en ésta los organismos no gubernamentales,
los cuales últimamente han ido adquiriendo una gran presencia social y política.
Posteriormente se revisarán someramente los antecedentes de las relaciones de
este tipo de organizaciones y el gobierno jalisciense antes de las elecciones de
febrero de 1995. Estos comicios cambiaron el panorama político local. Se
describirán y analizarán los nexos y contradicciones que han ido emergiendo
durante la gestión del gobierno del PAN en Jalisco (i).
Conviene iniciar con precisiones en torno al concepto de sociedad civil. El
Presidente Zedillo ha manifestado gran desconfianza de lo que pueda ser la
sociedad civil. En coyunturas de conflicto con organismos civiles demandantes de
una eficiente política de paz ha intentado descalificar a organizaciones
independientes y ha pretendido hacer pasar por el visto bueno del gobierno las
voces que consideraría como realmente provenientes de la sociedad civil. En esta
dinámica, el Presidente en 1999 enfatizó ante los damnificados por las
inundaciones en el sureste que el gobierno no trataría con líderes, sino que daría
la ayuda uno a uno. Por su parte la dirección nacional panista, resaltando su
concepción de organismos intermedios entre el individuo, los partidos y el
gobierno, ha manifestado también su desconfianza de lo que en la opinión pública
mexicana se designa como sociedad civil. Ha llegado a intentar ridiculizar esa
conceptualización indicando que se trata de una señora que no se sabe dónde
vive. Exhorta a los organismos civiles a que si se quieren meter en cuestiones
políticas no suplanten a los partidos sino que adopten la militancia clara
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partidaria. Ciertamente tanto académica como políticamente el término sociedad
civil se ha utilizado de manera muy amplia. El Ejército Zapatista de Liberación
Nacional ha hecho llamados a la sociedad civil para que a través de novedosas
organizaciones, al margen del mismo gobierno, se dé respuesta a la crisis
mexicana. No pocos políticos invocan a la sociedad civil, y las organizaciones de
todo tipo también se refieren a sus potencialidades. Sin embargo, hay mucha
imprecisión entre quiénes componen dicha sociedad civil. En la mayoría de los
discursos, por lo general, se le asignan grandes capacidades de transformación y
se le visualiza de una manera bastante homogénea. A veces es posible entender
que el nuevo sujeto social, depositario de una misión histórica ineludible y que va
erradicar todos los males sociales es únicamente ese componente difuso llamado
sociedad civil.
En la sociedad civil no todos tienen los mismos intereses, ni igual poder; es más,
es la arena de lucha de clases, sectores y grupos. La sociedad civil se ha visto
como el lugar de encuentro entre lo privado y lo público, como la esfera de
relaciones sociales y sus conflictos. Así, si por un lado se enfatiza la igualdad
jurídica, por otro no puede eludirse la desigualdad social realmente existente. Es
relevante la lucha por hacer valer y extender la primera y por reducir la segunda.
Ciertamente en la sociedad civil se expresa toda una dinámica emancipatoria,
pero también en ella se da la explotación y la opresión de todo tipo. Este carácter
eminentemente contradictorio obligaría a no asignarle papeles globales
unidireccionales. El concepto de sociedad civil ha sido de los que más cambios
ha tenido en la teorización social.
Hay organizaciones que dinamizan e identidades que organizan. Aunque al
referirse a los individuos y sus derechos no hay una explicitación de oposiciones
y contradicciones, éstas existen, se expresan y repercuten en la manera como se
organizan
diferentes sectores de individuos. Así, se conforman varios
movimientos sociales. Los movimientos sociales tienen altibajos. Hay momentos
de ascenso y otros de debilitamiento. No todos los movimientos tienen la misma
direccionalidad. Los hay promotores de proyectos, y existen los que se van
desdibujando. Ante una creciente pluralidad se van instituyendo diferentes
representatividades. Habría que aclarar que un movimiento social no es
propiamente una agrupación sino una forma compleja de acción.
Entre los nuevos movimientos sociales podemos ubicar los correspondientes a las
llamadas organizaciones no gubernamentales (ONGs). Estas agrupaciones
civiles que no tienen fines de lucro sino que se encaminan a la beneficencia y
promoción social datan de tiempo atrás. No obstante, primero con la imposición
de las políticas neoliberales, y con su quiebre últimamente, han cobrado una
relevancia preponderante entre la actividad basista de amplios sectores sociales.
Las denominadas organizaciones no gubernamentales han sido parte importante
de movimientos específicos, y ellas mismas han ido construyendo un movimiento
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en sí mismo. Las incapacidades estatales para dar respuestas a demandas
postergadas y crecientes de una gran porción de la población, la gran inequidad
que se acrecienta por el disfrute exclusivo de unos cuantos de un bienestar social
del cual las mayorías son excluidos ha abierto mayores campos a las así
denominadas organizaciones no gubernamentales. Muchos militantes de
movimientos progresistas, antiguos y nuevos promotores sociales y miembros de
asociaciones asistencialistas se han encontrado en la práctica de buscar salidas
a la crisis social y han establecido puntos de contacto y alianzas. Ha habido
convergencias entre ideales libertarios, humanistas y de compromisos emanados
de creencias religiosas para coincidir en una crítica a las condiciones injustas y
para buscar alternativas viables. Si antes, prevalecía una atención a los más
desamparados, el crecimiento del margen de la miseria ha llevado a muchos
grupos ha tratar de impulsar un cambio social (ii).
Existe el peligro de que los viejos y nuevos organismos de la sociedad civil que
encaran esos problemas sólo funcionen para hacer menos estridentes las
contradicciones entre los derechos de la población y las obligaciones relegadas
del estado; pero también en su búsqueda de soluciones inmediatas se va dando
una profunda crítica al statu quo y a la misma dominación. Por un lado es cierto
que se les asigna atender como paliativo lo más cruel de la exclusión, que la
fragmentación no permite que su potencial renovador crezca. Pero las
convergencias que se han ido fraguando han hecho que ese confinamiento vaya
siendo quebrantado. Las principales características de estos organismos civiles
son, aparte de no pretender con su acción conseguir lucro o ganancia, el que no
intentan usurpar ninguna representatividad, que se han ido integrando alrededor
de proyectos específicos, que defienden su autodeterminación e independencia, y
que se han convertido en un fenómeno de dimensiones muy amplias. Sus mismas
necesidades los han ido conduciendo a tejer consistentes redes regionales,
nacionales y mundiales. Sus formas son las más variadas posibles y están
encaminadas a la amplitud de objetivos que conlleva la misma actividad humana
que implica toda la gama generacional, de género, de salud, de educación, y de
preocupación del bienestar social y de defensa de los derechos humanos. Se
entrelazan organismos de formas tradicionales con los más innovadores (iii).
Si bien la sociedad civil en cuanto tal es una abstracción que no puede sugerir
programas de actuación política o ejercer funciones cívicas básicas, los
ciudadanos de esa sociedad civil sí son capaces de tal actuación, y esto lo hace
más eficazmente a través de organizaciones. Los organismos civiles van
buscando cómo articular la representación política de acuerdo con los cambios
sociales actuales (iv). Rafael Reygadas, después de un exhaustivo estudio del
desarrollo de este tipo de organismos, ha llamado la atención acerca de que las
redes que han ido formando estos organismos son formas asociativas de
respuesta al agotamiento de la organización burocrática, centralista y de control
social, que caracteriza a la sociedad de fines de siglo. Considera que sus rasgos
principales son antitéticos a las formas de organización dominantes, pues rompen
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jerarquías, promueven relaciones horizontales, se refieren a problemas de la vida
cotidiana, y su actividad depende de la iniciativa que parte de la base (v)
Gobierno y sociedad en Jalisco. Algunos antecedentes
El gobierno en Jalisco ha pasado por varias etapas en cuanto a procurar atender
necesidades sociales de los más desposeídos. En 1911 creó una junta de
vigilancia y beneficencia pública. Doce años después promulgó la ley orgánica de
beneficencia pública. A principios de la década de los cuarenta creó un
departamento de asistencia social. Para 1944 ya había emitido la ley que
constituía un patronato de asistencia social (que incluía al Hospicio Cabañas, al
Hospital Civil, un internado y dispensarios). Dos años después puso bajo este
patronato el control y vigilancia de la beneficencia privada. A finales de 1959 creó
el Instituto Jalisciense de Asistencia Social (IJAS) al que se le encargaron los
servicios asistenciales que no fueran competencia de los servicios coordinados
de salubridad. Se le encomendó también supervisar las actividades de
instituciones que se dedicaran a la asistencia privada. La novedad de este
organismo radica en que es una entidad descentralizada, dedicada a coordinar
esfuerzos de la sociedad civil en la asistencia social. Se le concibió apoyado en
tres bases: el gobierno, la iniciativa privada, y los organismos asistenciales de la
sociedad. Esto lo ha hecho una institución única, pues se trata de un organismo
mixto con tres raíces. Por ley representa a la beneficencia pública del Estado, y
tiene el cometido de coordinar la beneficencia privada. Se ha especializado en la
atención a los más desprotegidos. Pese a su estructura, con los gobiernos priístas
funcionó de hecho como una dependencia gubernamental más. Las
organizaciones civiles asistenciales han tenido contacto con el gobierno en turno
a través de las políticas sobre beneficencia pública. La presencia de este tipo de
organizaciones es muy antigua. Pero su inserción en la vida política y social fue
más bien marginal. Por su parte el partido del estado fue organizando colectivos
laborales, campesinos y de distintos servicios bajo el esquema corporativo. A las
prácticas clientelares fue sumando también diversas organizaciones territoriales
de vecinos y de colonos. Los grupos opositores fueron intentando alternativas
organizacionales independientes tanto en el ámbito sindical como en organismos
campesinos y sobre todo de pobladores urbanos. Las principales luchas se dieron
en torno a los clásicos movimientos de masas.
Los sismos de septiembre de 1985 afectaron no sólo a la ciudad de México. La
jalisciense Ciudad Guzmán fue destruida en una cuarta parte. En esta ocasión
anteriores organizaciones civiles de desarrollo social y organizaciones eclesiales
de base se manifestaron como protagonistas relevantes en las etapas de
reconstrucción. Con esto empezaron a resaltar otros tipos independientes de
participación social: novedosos agrupamientos no gubernamentales que
organizaban pequeños núcleos de ciudadanos para responder a necesidades de
promoción social. Estos se hicieron todavía más visibles en Jalisco con la
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competencia electoral presidencial de 1988. No pocos de estos organismos
dieron apoyo ciudadano, electoral y postelectoral en defensa del voto, a la
candidatura de centro izquierda que encabezó Cuauhtémoc Cárdenas. La
importancia social y política de este tipo de organismos fue creciendo a principios
de la década de los años noventa.
En el clima opositor que se fue generando en contra del gobernador priísta Cosío
Vidaurri fueron emergiendo muchos organismos civiles que cobraron fuerza
precisamente en acciones de protesta. Ante el creciente clima de inseguridad a
principios de 1992 grupos de mujeres de la clase alta organizaron
manifestaciones que retaron al gobernador. En esa coyuntura se dieron
convergencias interclasistas. En abril de ese año varias calles de la ciudad de
Guadalajara estallaron. La opinión pública culpó al gobierno federal porque
atribuyó a PEMEX la responsabilidad del estallido, pero también reclamó al
gobierno local priísta que no hubiera actuado adecuadamente primero para
prevenir la tragedia y después para enfrentar sus efectos. Muchos grupos
sociales que habían venido manifestándose se dinamizaron y apoyaron a las
organizaciones que nacieron a raíz del desastre. Gran cantidad de organismos
civiles y ONGs se entrelazaron para diseñar soluciones. Lo primero que logró
esta confluencia de organismos ciudadanos fue presionar para que Cosío Vidaurri
pidiera licencia y dejara el gobierno. Estos organismos propiciaron la creación de
una actitud que demandaba por una parte soluciones, y por otra que la corrupción
que había dejado al descubierto el desastre no quedara impune. Un año después,
en mayo de 1993, fue asesinado en el aeropuerto de Guadalajara el Cardenal
Posadas. De nueva cuenta un cúmulo de organizaciones civiles de todo tipo y
signo ideológico conformaron una convergencia plural que durante varios meses
rechazó las versiones oficiales y estuvo exigiendo el esclarecimiento del crimen.
El ánimo de la mayoría de los organismos ciudadanos que se manifestaban
públicamente era opositor al gobierno.
En ese contexto se llegó al año electoral de 1994. Con la aparición en enero de
ese año del EZLN varios agrupamientos ciudadanos jaliscienses se sumaron a la
demanda generalizada en el país para que el gobierno federal no recurriera al
aplastamiento de la insurrección indígena sino que adoptara medidas de diálogo
para fincar una paz de nuevo tipo. La elección federal en agosto implicó
prácticamente un empate entre el partido del estado y la oposición con más
tradición y consistencia en la entidad, la panista. La elite de los empresarios se
puso abiertamente del lado del PRI.
En esas fechas un gran número de organizaciones ciudadanas independientes
que venían trabajando en diferentes campos de la promoción y la asistencia
social a mediados de 1994 decidieron integrarse en una red de apoyo mutuo para
la acción social. Así se constituyó el Foro de Organizaciones Civiles (FOCIV).
Una necesidad que los conjuntó fue la urgencia de diseñar una estrategia ante la
crisis financiera de las ONGs. A través de esa primera actividad, vieron que
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tenían más puntos en común. El FOCIV cuenta con una asamblea general como
órgano directivo y con diez coordinaciones temáticas como espacios intermedios
de elaboración de propuestas sectoriales y de proyectos afines. Tiene además de
una coordinación de enlace, una coordinación técnica. El FOCIV se ha
presentado como espacio plural de la sociedad civil, independiente de los
partidos, de la iglesia y del gobierno. Plantea que su objetivo tiene que ver con el
análisis el impulso y la gestión de alternativas de acción propia y de política social
dirigida a los problemas más graves de la población. Además de brindar asesoría
y capacitación a sus integrantes, arrancó con una campaña denominada Jalisco,
agenda social y desarrollo, por la que ha buscado difundir la problemática social y
las propuestas de las organizaciones que lo conforman.
A finales de 1994 el Foro optó por intervenir en la campaña electoral local. Se
propuso hacer una invitación a los candidatos de los tres partidos más
importantes (PRI, PAN y PRD) a la gubernatura para lograr con ellos acuerdos en
torno a la definición de mecanismos claros e institucionales de articulación entre
las ONGs y el gobierno. Demandaron que las ONGs fueran tenidas en cuenta en
la elaboración y seguimiento de las políticas sociales del gobierno y que se
hiciera un compromiso para que se impulsara una legislación favorable a los
trabajos de las ONGs. El candidato priísta a la gubernatura rechazó la invitación
del Foro. El del PRD la aceptó. Y el 13 de enero de 1995 el candidato panista,
Alberto Cárdenas, asumió como compromisos instalar e institucionalizar
mecanismos concretos para la interlocución democrática. Se logró un acuerdo
que apuntaba a una corresponsabilidad entre el gobierno del estado y las
organizaciones civiles. Otro de los compromisos asumidos por el candidato
panista versó sobre la adopción de mecanismos para que las organizaciones
civiles tuvieran una participación activa y permanente en la formulación del Plan
Estatal de Desarrollo, especialmente en lo relativo al diseño de las políticas
sociales y al seguimiento de las mismas. El tercer compromiso fue impulsar de
común acuerdo la iniciativa de ley de Fomento de organizaciones civiles. El último
compromiso se refirió a que en un plazo no mayor de cien días a partir de que el
candidato asumiera la gubernatura, en caso de que ganara, el Foro elaboraría
una propuesta para poner en práctica los compromisos y el nuevo Gobernador
atendería una reunión de trabajo para ver cómo se cumplirían.
El triunfo del PAN
El 12 de febrero de 1995 el candidato panista a Gobernador ganó con una victoria
aplastante. No pocos electores optaron por el voto útil opositor en favor del PAN.
Las elecciones constituyeron una confluencia de muchos malestares que
reificaron la causa de sus males en el gobierno y en su partido y que dejaron de
lado conflictos clasistas, que aunque latentes permanecen operantes. Se venía de
una tendencia de elecciones federales muy competidas, muy reñidas. La crisis
económica que se manifestó estridentemente en diciembre de 1994 desbalanceó,
y se amplió la ventaja opositora panista.
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Hubo y se respetó el triunfo de la oposición. El PAN ganó la gubernatura y la
mayoría del Congreso. También triunfó en los municipios metropolitanos y en los
más importantes de la entidad. Se colocó quince puntos porcentuales por encima
del PRI. Hubo cierta recomposición de las elites. Un partido diferente al partido
del estado ganó el poder local. En el proceso intervinieron como actores los
partidos; pero aunque a través de ellos se definió el proceso, no fueron el factor
clave del cambio en Jalisco. Los empresarios estuvieron presentes, pero la gran
apuesta de recursos que hicieron no ganó. La iglesia ciertamente influyó, pero su
presencia tampoco puede verse como determinante. El gobierno utilizó recursos
propios en favor de su partido, aunque no con tanta decisión como en ocasiones
anteriores. El retraimiento contó. Los medios ilegales que se utilizaron no
gravitaron en demasía.
Pesó una ciudadanía agraviada que quiso cambiar gobernantes. Se inhibió una
maquinaria no por ánimo democratizador de la cúpula gobernante nacional, sino
por temor que un conflicto postelectoral provocará un desbarajuste económico
mayor. El gobierno pensaba que si había paz política se tranquilizarían los
mercados.
En Jalisco se dio un voto de protesta, agregación de situaciones particulares
universalizada en el rechazo a la situación económica y política. Se emitió un voto
de sanción a una clase política repudiada. Los partidos organizaron la captación
de votos, pero la ciudadanía se expresó a través, pero por encima de ellos.
El triunfo de un partido opositor en Jalisco, el PAN, fue producto y dinamizó
muchas expectativas en numerosos sectores de la sociedad jalisciense en el
contexto del recrudecimiento de una crisis económica y política nacional de
enormes proporciones que ha golpeado a casi todos los niveles sociales. En las
etapas de transición las expectativas se desbordan. En el Jalisco donde ha
empezado a gobernar el PAN esto se ha confirmado. También la actividad de los
organismos no gubernamentales y la reorganización de diversos agrupamientos
sociales se ha revitalizado.
Entre la aceptación y el recelo
La sociedad civil jalisciense articulada en organismos no gubernamentales o de la
sociedad civil de inmediato se pusieron en contacto con los nuevos gobernantes
panistas y los obligaron a definirse en torno a su existencia y ámbito de actividad.
Un primer cuestionamiento fue en torno al número de organismos de esta
naturaleza que han estado operando en Jalisco en el primer año de la gestión
panista. Esto no es de extrañar pues por su misma novedad, aunque algunos de
ellos vienen de tiempo atrás, no han podido ser visualizados cabalmente. Un
primer recuento en 1995 de los así llamados organismos no gubernamentales por
parte del nuevo gobierno panista fue el siguiente (de acuerdo con los datos que
han proporcionado ya una dependencia federal, la delegación de la Secretaría de
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Desarrollo Social, ya instancias del gobierno local como el DIF Jalisco o el
Instituto Jalisciense de Asistencia Social):
Tipo de actividad
Salud
Desarrollo
comunitario
Tercera edad
Ecología
Jóvenes y niños
Mujeres
Discapacitados
Indígenas
Culturales
Derechos humanos
Totales
SEDESOL
84
163
DIF
32
23
IJAS
62
72
26
17
40
9
13
8
37
8
381
12
30
37
20
11
2
7
4
148
37
2
43
18
264
No obstante, el mismo gobierno estatal reconoció que no existía un registro
unificado que diera cuenta de la magnitud y de las labores realizadas por las
organizaciones no gubernamentales en Jalisco (vi). De acuerdo con las listas que
se tenían en 1995 se podría concluir que habría un total de 793 organismos de
base. Sin embargo, convendría aclarar que en esos registros podían estar
incluidos organismos varias veces, dependiendo de diferentes adscripciones. El
gobierno panista se propuso como una primera tarea el elaborar un padrón
confiable. La subsecretaría de gobierno y de participación social en un segundo
recuento global estimaba que en el estado de Jalisco existían 650 ONGs, de las
cuales alrededor de 490 tenían su sede en la zona metropolitana de Guadalajara.
Uno de los grandes problemas para llegar a un registro confiable tenía que ver
con la gran flexibilidad de este tipo de organismos. Algunos se fusionaban. Otros
desaparecían. Algunos entraban en receso. Mientras tanto se formaban nuevos.
El 30 de junio y el primero de julio de 1995 se llevó a cabo en la ciudad de México
el Encuentro Nacional de Organizaciones Ciudadanas (ENOC) que se autodefinió
como conjunto de organismos que actuaban desde la sociedad civil en favor de la
democratización integral, la vigencia plena de los derechos humanos, de modelos
alternativos de desarrollo económico y social y abriendo espacios para el debate.
A este encuentro acudieron varios de los grupos jaliscienses integrados al FOCIV.
Pocas semanas después diputados federales jaliscienses del PRD y organismos
civiles tuvieron una reunión con el Gobernador de Jalisco en la que presentaron
la carta de derechos ciudadanos que había sido fruto del encuentro nacional (vii).
El Gobernador declaró públicamente que asumía las propuestas de dicha carta.
En el FOCIV actuaban otros organismos que no habían querido participar en el
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ENOC y que tenían desconfianza de que se quisiera estar impulsando un nuevo
partido político. En el seno del FOCIV se volvió a plantear la necesidad de tener
la entrevista acordada con el Gobernador cuando éste era candidato. El
Gobernador no lograba entender que había una diferencia entre la reunión que
había tenido con el ENOC y la que ahora le demandaba el FOCIV. Sin embargo,
aceptó otra entrevista con el Foro el 16 de agosto de 1995. Este le entregó un
documento que era fruto del trabajo de 44 ONGs (de las cuales las de niños,
mujeres, derechos humanos y educación eran las más numerosas). Se
demandaba un diálogo entre la sociedad y el gobierno, particularmente a partir de
las organizaciones civiles. El Foro expresó que tenía la voluntad para colaborar
con el gobierno en la búsqueda de un proceso compartido de desarrollo justo en
favor de los sectores más desfavorecidos. Entre las propuestas para poner en
marcha los compromisos asumidos previamente se enlistó el conformar un grupo
de trabajo entre representantes del gobierno y de organismos civiles, impulsar
foros convocados por el gobierno y las organizaciones civiles para la elaboración
de propuestas de una política social. Se demandó que no todo terminara con la
participación en la elaboración del Plan Estatal de Desarrollo, sino que se formara
un consejo civil que cumpliera las funciones de contraloría social. Otro punto
importante se refería a que conjuntamente el gobierno y las organizaciones civiles
presentarían ante el legislativo un proyecto de ley de fomento a las
organizaciones civiles. También se le presentaron al Gobernador una serie de
propuestas temáticas correspondientes a las coordinaciones de menores,
mujeres, indígenas, tercera edad, discapacitados, derechos humanos, ecología,
salud, economía popular y desarrollo urbano y vivienda. Destacaban entre las
demandas la de incluir en el código civil del estado los derechos del niño, la
relativa a un programa estatal de la mujer, la que exigía respeto a la diferencia
que se manifestaba en los pueblos indígenas, la concerniente al reconocimiento a
sus formas tradicionales de designación de autoridades, la que señalaba que en
los derechos humanos se deberían incluir los laborales y los políticos, la que
expresaba que tenía que darse una actuación especial en contra de la
especulación de los bancos y de los agiotistas, la que versaba sobre el apoyo a
proyectos económicos cooperativos, y la que planteaba la urgencia de impedir la
especulación con la tierra y con los precios de los materiales de construcción.
A esta reunión asistieron el Gobernador y el subsecretario de participación social.
Este último quedó designado por parte del Gobernador como su representante
para las ulteriores reuniones con el Foro. Se acordó conformar un grupo de
trabajo conjunto. Se aceptó que se formara el consejo civil. Se admitió la
presentación conjunta de un proyecto de ley de fomento a las organizaciones
civiles. Se apuntó que serían convenientes jornadas de trabajo entre el Foro y las
dependencias gubernamentales que tuvieran relación con las mesas de trabajo.
El gobierno panista solicitó al Foro que formulara propuestas para el Plan Estatal
de Desarrollo. El Foro las planteó, y fueron incluidas en este documento, que por
ley el gobierno entrante tenía que presentar. El Gobernador aceptó respaldar ante
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el consejo estatal de población las propuestas de las mesas de mujeres para un
plan estatal de la mujer que se planeaba formular.
El Plan Estatal de Desarrollo, precisamente porque recogió muchas y muy
diversas visiones, incluyó elementos progresistas en las propuestas respecto a la
relación del gobierno con la sociedad civil y en particular con las organizaciones
no gubernamentales. Dicho plan que fue difundido en septiembre de 1995 llevaba
por título precisamente Compromisos entre sociedad y estado para el desarrollo
sustentable en Jalisco. Se reconocieron como graves problemas la creciente
pobreza, el aumento del desempleo y de la delincuencia, así como el
desequilibrio en la ecología. Se precisó que esto tenía que ver con políticas de
gobierno inadecuadas. Se puntualizaba que el primer propósito gubernamental
era buscar el bien común con una visión a largo plazo, definir con claridad los
problemas que debía corregir, conducir la administración de una manera eficiente
y honesta a través de una planeación democrática. El plan fue producto de una
amplia consulta en todos los municipios y con “grupos representativos” de la
sociedad. Se recalcaba que se pretendía un gobierno abierto y dialogador, que
fortaleciera la atención y participación ciudadana, que promoviera las consultas
populares. Se anunció que se reestructurarían los consejos de consulta
ciudadana. El gobierno jalisciense manifestó acuerdo en que se promovieran
nuevas formas de consulta ciudadana como el plebiscito, el referéndum y la
iniciativa popular. Se propuso también tener en cuenta las quejas y denuncias que
se captaran a través de buzones instalados en los municipios.
Para la iniciativa de ley de fomento a las organizaciones civiles, el FOCIV y el
Gobernador habían acordado conformar una comisión en la que se estudiaría la
iniciativa de ley federal para adecuarla a los marcos locales. En octubre de 1995
el Centro Mexicano de Filantropía, el grupo Convergencia, el Foro de Apoyo
Mutuo y la Fundación Miguel Alemán en la Universidad Iberoamericana
conformaron un grupo plural para elaborar una propuesta de proyecto de ley de
fomento a las actividades de bienestar y desarrollo social. El FOCIV retomó esta
propuesta para que fuera base de discusión con el gobierno de Jalisco (viii). Este
proyecto no prosperó en la ciudad de México, y en Guadalajara el plan, que
incluía apoyarse en esa propuesta, también se estancó.
Dos semanas después de la reunión con el Gobernador hubo una asamblea del
FOCIV con la asistencia de 60 personas en la que sólo se reunieron las mesas de
mujeres, niños y economía popular. Días después hubo otra asamblea también
con poca asistencia. Por parte de ambos lados hubo dificultad para traducir en
hechos las propuestas. Prosiguieron las reuniones entre el FOCIV y la
subsecretaría para negociar los criterios e instalación de los grupos de trabajo.
Hubo disposición abierta por ambas partes, pero la buena relación una vez
concluido el primer año de administración panista no había llegado a cuestiones
concretas. En una primera etapa, una vez establecidos los acuerdos generales,
fue faltando trabajo organizado en la base para que lo planteado tomara cuerpo.
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Por su parte el gobierno no ha tenido propuestas propias al respecto. Se dio un
pasmo en cuanto a lo propositivo concreto. Se sumó a esto que en el gobierno ha
existido alguna desconfianza hacia las organizaciones civiles muy activas a las
que ubican como izquierdistas. Hay miedo a todo lo organizado. Hay un discurso
aceptable, pero pasmo práctico. Hay apertura pero no se acaba de entender del
todo lo que son las organizaciones no gubernamentales. No obstante, dado que
en el gobierno los funcionarios han visto como punto importante todo lo
relacionado con participación, han llegado a tener apertura hacia la experiencia
de muchas ONGs que han demostrado eficiencia en este punto. Sin embargo, hay
una actitud diferenciante: a asesores de la iniciativa privada les pagan sus
servicios; pero quisieran que las ONGs dedicadas a ofrecer talleres y materiales
en torno a la participación popular asesoran al gobierno gratuitamente.
El 9 de octubre de 1995 sobrevino un terremoto de 7.5 grados en la escala de
Richter que afectó gravemente la costa jalisciense. Las energías de la
subsecretaria de desarrollo social se concentraron en la reconstrucción (ix). A raíz
del terremoto surgieron algunos grupos civiles, pero no tuvieron ni la vitalidad ni
la independencia que hubo con los sismos de 1985.
Organizaciones que formaron parte del FOCIV elaboraron planes de colaboración
y contacto directo con algunas dependencias del nuevo gobierno como fue el
caso del taller de Arquitectura Popular que se trató de vincular al plan estatal de
vivienda. Se han dado reuniones del gobierno con ecologistas en torno al
saneamiento del lago de Chapala. Otras organizaciones como el Instituto
Mexicano de Desarrollo Comunitario ha hecho talleres con policías judiciales en la
Procuraduría sobre derechos humanos, y con autoridades de ocho municipios
para ver cómo hacer los planes municipales. En un programa gubernamental para
la prevención del delito denominado Colectivo Jalisciense de Dignidad
Ciudadana, han participado 13 ONGs y otras organizaciones civiles.
Otra iniciativa gubernamental que ha incluido cuatro organizaciones no
gubernamentales ha sido el Consejo Consultivo de Desarrollo Municipal, en el
que se encuentran presidentes municipales, representantes de universidades, y
de colegios de profesionistas. En ese consejo las ONGs han hecho ver que no
basta buena voluntad sino que se requiere capacidad de ejecución y de
evaluación. Ahí se ha constituido un espacio para discutir los problemas
estatales. Se cambió la anterior estructura que era muy vertical y se respetó la
pluralidad de los sectores, aunque el gobierno sigue manteniendo el control de
convocatoria y decisión. Habría que anotar, sin embargo, que el gobierno ha
mostrado dificultad para recibir propuestas de la sociedad civil organizada aun en
comisiones de iniciativa gubernamental.
Las redes nacionales a nivel nacional han tenido más presencia y actuación que
las redes jaliscienses. Mucho ha influido la crisis. No pocas de las organizaciones
se han tenido que concentrar en sus propias actividades. No han podido destinar
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tiempo ni recursos a las redes que han creado. Hay más una decisión que una red
eficiente. A finales de 1995 nominalmente constituían el FOCIV 85
organizaciones, pero en realidad sólo mostraban vitalidad 35. Además, la mayoría
de las actuantes tenían una cultura de la delegación. Dejaban en un puñado de
activistas las principales tareas.
Búsquedas de financiamientos
Los organismos no gubernamentales se han debatido en una discusión no
resuelta sobre si necesitan o no un marco legal. Algunas organizaciones quisieran
más claridad en lo referente a lo fiscal. Otras buscarían apoyos económicos por
parte del gobierno. Muchas más recelan de esto porque pierden independencia.
Las agencias de financiamiento internacional han ido privilegiando otras regiones
y retirando anteriores apoyos económicos que destinaban a México. Hay muchas
organizaciones compitiendo por recursos escasos. En este contexto que
implicaba tanto la búsqueda de financiamiento como una definición clara en su
relación con el nuevo gobierno panista en Jalisco se fue preparando entre el
IJAS, el FOCIV y otras ONGs nacionales una reunión con representantes del BID.
En 1995 el IJAS, como muchos organismos altruistas, había limitado sus
servicios; se daba una fuerte crisis de asistencia social. Si bien el criterio
asistencialista se ha caracterizado por servir de paliativo sin que toque las causas
de la pobreza, este tipo de servicios no se pueden dejar de prestar. Además la
asistencia social había servido como un instrumento de control y de proselitismo
del partido del estado. Con la llegada del PAN al gobierno se ha enfatizado que
ya no se utilizará la pobreza para cosechar votos. También es cierto que a las
ONGs se les ha querido utilizar para que en los tiempos de reducción del estado
el costo de la asistencia social disminuya para el estado, aprovechando que la
mayoría de los que contribuyen en las ONGs son voluntarios con espíritu altruista.
No obstante, la nueva emergencia las ONGs les ha dado otro carácter, más
crítico, propositivo, profesional, integral que contempla procesos de
democratización y participación que son contrarios a los viejos estilos
corporativos y clientelares.
El nuevo gobierno panista intentó que el IJAS reasumiera su carácter inicial de
organismo mixto (gubernamental y privado). La nueva administración reportó que
contaba con la afiliación de 285 organismos civiles. De una dirección vertical se
ha pasado a otra, colegiada. También en su anterior administración se detectaron
grandes fugas de recursos. Esto fue corregido. Así la asistencia directa del IJAS
creció en el año de 1995 en un 308%, y no en esa proporción crecieron sus
recursos. Se redujo el aparato administrativo. En 1995 atendió a medio millón de
jaliscienses a través de 5,444 voluntarios en sus organismos afiliados. No
obstante, las herencias burocráticas no las ha podido cambiar.
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El Banco Interamericano de Desarrollo quiso hacer una reunión con ONGs en
México. Se planeó que se realizara en 1996 en Guadalajara. El IJAS fue el
anfitrión. El Secretario de finanzas del gobierno de Jalisco la auspició. Entre los
principales convocantes estuvo el FOCIV. Se invitó a dos mil instituciones
mexicanas para que enviaran sus puntos de vista. Se propuso al gobierno panista
de Jalisco el diseño de un programa piloto para dar seguimiento a las
conclusiones de la consulta, se promovió el proyecto entre representantes del
gobierno federal, estatal municipal, iniciativa privada y agencias de cooperación
internacional. Así en enero de 1996 se llevó a cabo un Foro de consulta para
analizar lo relativo al financiamiento de organismos como los ONGs. Asistieron
cuarenta organismos provenientes de todo el país. Esta consulta nacional fue
bautizada Fortalecimiento de la sociedad civil, una propuesta de las
organizaciones civiles mexicanas.
En la discusión de esta reunión se planteó que las organizaciones civiles podían
convertirse en un medio para optimizar los recursos del desarrollo social como
aportadoras de soluciones creativas de proyectos que canalizaran recursos y
propuestas. En el centro de la discusión de la reunión estuvo lo relativo al
establecimiento de condiciones en el campo financiero, en el de la capacitación
para que esos organismos se fortalecieran y pudieran incluir a capas cada vez
más amplias del sector social. Un objetivo central era fortalecer la participación de
ONGs en los diversos programas financiados por BID, impulsar nuevas formas de
coparticipación entre el banco, gobierno y las ONGs de la sociedad civil y el
sector empresarial en los programas de desarrollo social y comunitario. Se
pretendía crear instrumentos para elevar la capacidad de participación de los
organismos. Uno de los lemas era “Se achica el estado y se fortalece la sociedad
civil”.
En la reunión se enfatizó que la acción privada contrapesaba al estado y al
mercado, los cuales habían demostrado su incapacidad para lograr paz y
democracia en medio de una gran desigualdad social. Se criticó que en México el
gobierno considerara marginales a las ONGs. Estas demandaban que se les
tratara como organismos de interés público. Se intentaba ver cómo lograr una
federalización de los recursos. Se enfatizó la idea de que la construcción del
estado no era responsabilidad exclusiva del gobierno sino también de la sociedad
civil. Se recalcó que se habían dado cambios de corte estratégico en los últimos
seis años en la sociedad civil. Y estos se evidenciaban en la capacidad de las
ONGs de establecer múltiples, variadas y dinámicas redes. Se había crecido en el
contacto y también en el respeto mutuo que acrecentaba el pluralismo y la
tolerancia. Se había logrado dar un salto de posiciones sólo críticas para llegar a
etapas propositivas. Emergían nuevas formas de participación. Se visualizó cómo
en las actuales ONGs había profesionales muy bien preparados. Se levantó la
voz en contra del centralismo. Hubo una revaloración de visiones éticas. Se
profundizó en la discusión sobre la democracia. Se proclamó que era muy alta la
autopercepción de la sociedad civil. Se estaba rompiendo el autoconfinamiento
14
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anterior de los organismos de todo tipo. Las ONGs eran conscientes de sus
potencialidades y reclamaban un lugar en la construcción del estado. Las
organizaciones iban creciendo en especialización y profesionalización de sus
estructuras. Había consenso en que la nueva articulación de estos organismos no
pretendía erigirse en un sustituto de partido político. Resultaban muy cautas en
cuanto a reclamar alguna representatividad. Se ufanaban de saber combinar
muchas agendas. El encuentro propiciaba una vez más el reforzamiento de una
importante parte de la sociedad civil organizada. Se vio que uno de los graves
problemas era el federalismo limitado que prevalecía.
En las conclusiones se recomendó al gobierno federal que estableciera un
mecanismo de profundización del diálogo iniciado en esa consulta, al gobierno de
Jalisco que se propiciara una mesa de diálogo para operativizar mecanismos
financieros, a la sociedad civil que las organizaciones retomaran los documentos,
los debatieran y enriquecieran, al BID que estudiara las propuestas y que
ofreciera mayor información sobre sus financiamiento.
Un elemento a destacar fue que el gobierno de Jalisco estuvo interesado en
auspiciar esa reunión. Aceptó que de la reunión podía emerger una nueva
práctica entre el gobierno y la sociedad, que Jalisco podía ser un laboratorio de
cómo establecer esa nueva relación. El Gobernador aclaró que había una
corresponsabilidad social para asegurar la gobernabilidad. Defendió el punto de
vista de que las ONGs no debilitaban la esfera del estado, sino que articulaban lo
público y lo privado. Recordó que él había asumido la carta de los organismos
civiles (ENOC), que su gobierno había dialogado con grupos prestadores de la
asistencia social, de ecologistas, de derechos humanos, de indígenas, y que se
les habían dado apoyos. Resaltó el auge de la participación de estos organismos.
Precisó que su gobierno no estaba dispuesto, como los anteriores, a saludar con
sombrero ajeno, y que no iba a desviar recursos. Recalcó que se estaba
construyendo una nueva relación de confianza. Aludió a que se habían integrado
las ONGs a la consulta del Plan Estatal de Desarrollo, y renovaba su invitación a
que participaran en la discusión de la Reforma del Estado. Hizo un llamado a
sentar las bases para un trabajo entre sociedad y gobierno para contribuir al bien
común. Como un primer paso el gobierno panista auspició una publicación de los
resultados de dicho foro.
La polimorfa organización de la sociedad y el gobierno estatal
Las explosiones de calles en la capital del estado en 1992 fueron determinantes
en el cambio de ánimo de la ciudadanía jalisciense que repudió al partido del
estado y dio oportunidad para que un partido opositor, el PAN, asumiera la
gubernatura. Desde entonces se gestó una organización de afectados que
demandó reparación de los daños y castigo a los culpables. Muchas demandas
(sobre todo concernientes a la reconstrucción) han sido resueltas y no pocas de
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las organizaciones han desaparecido. No obstante, todavía subsisten los
organismos denominados Abril en Guadalajara, A.C., Aledaños 22 de abril, A.C., y
Patronato de construcción, A.C. El gobierno tiene una oficina especial para
atender a estos grupos. Se trata de una relación conflictiva. Hay problemas
recurrentes sobre todo en el punto de atención a lesionados. Al llegar el PAN al
gobierno declaró que se abrirían nuevas líneas de investigación en el caso del 22
de abril en el que la PGR había exculpado a quien la voz popular señalaba:
PEMEX. Pero pronto el gobierno panista tuvo que plegarse a los lineamientos de
la PGR. Le fue propuesta al Gobernador que se instituyera una comisión de la
verdad. Pero temió que esto “se politizara”, y prefirió que se atendieran las
demandas de los afectados de uno por uno. Los languidecientes agrupamientos
que quedaban de damnificados tuvieron que plegarse, ya sin fuerza, a esa
respuesta. En esto ha ido quedando una deuda social del nuevo gobierno con
varios grupos sociales que demandaron el esclarecimiento de los hechos.
Comunidades huicholas entre septiembre y octubre de 1995 por voto mayoritario
decidieron expulsar a los franciscanos aduciendo falta de respeto a su cultura.
Estos grupos contaban con la asesoría de una ONG, la Asociación Jalisciense de
Apoyo a los Grupos Indígenas (AJAGI). Se le trató de desacreditar y de inculpar
de contaminar con neozapatismo a los reclamos de pueblos indios en Jalisco.
Hubo una intermediación por parte del gobierno del estado que más bien pareció
un plegarse al punto de vista del Cardenal de Guadalajara por el que se dejó a los
franciscanos en la zona y no se resolvió sino que se postergó el problema.
Un conflicto más se dio entre el gobierno del Estado y un agrupamiento de
vecinos ecologistas que se movilizaron bajo las siglas del Partido Verde
Ecologista de México. Se oponían a que funcionara una empresa calera, Agrocal,
a la que los vecinos acusaban de contaminante. El gobierno del Estado negoció
con las partes y se quedó en que mientras no se contara con la aprobación
federal la planta no funcionaría. Los vecinos querían asegurarse y pedían que se
le pusieron sellos a la entrada. El gobierno estatal adujo que no podía hacer eso
porque no lo facultaba la ley. Los vecinos se manifestaron en el Palacio de
Gobierno. Las autoridades encargadas de atender esta clase de problemas
trataron de impedir que los manifestantes tuvieran cobijas y alimentos. Se aducía
que el Palacio de Gobierno no era hotel. Los vecinos eran conscientes de ello. No
pedían albergue, sino que levantaban una protesta. Finalmente, después de una
tensión entre los vecinos, los militantes del partido verde, y los representantes del
gobierno, se llegó a un acuerdo.
La actitud de los gobernantes panistas respecto de grupos organizados se puede
ejemplificar con la manifestación que hicieron frente al palacio los comerciantes
de puestos colocados en la Calle 60 de Guadalajara, que después de fricciones
con el gobierno municipal tapatío, protestaron porque sus puestos habían sido
destruidos por órdenes del Presidente Municipal. Los policías encargados del
palacio corrieron a cerrar las puertas a los comerciantes que querían ver al
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Gobernador. Días después no pudo eludirlos, pues se encontraba oyendo la
glosa de su primer informe en el palacio legislativo. El gobierno del estado aceptó
mediar entre los llamados tianguistas y el ayuntamiento de Guadalajara.
Uno de los agrupamientos que más movilizaciones ha realizado en el centro de la
capital ha sido el Barzón. Esta agrupación nació en el sur de Jalisco en el primer
semestre de 1993. Productores agrícolas, agobiados por las deudas, decidieron
asumir como denominación de su organización en contra de los bancos el título
de aquel corrido que reproducía la situación de peones acasillados y campesinos
que sembraban al amparo de las haciendas que por las deudas con los
hacendados quedaban comprometidos de por vida a entregar trabajo y frutos del
mismo. Para el segundo semestre de 1993 ya decía contar con 10,000 afiliados.
Pronto se hizo un movimiento nacional. Y también pronto hubo varios Barzones,
dependiendo de sus líderazgos. En Jalisco este movimiento ha mostrado mucha
actividad. Ha ido aglutinando no sólo a deudores de todo tipo, sino también a
agaveros que han enfrentado a industriales del tequila porque les dificultan recibir
su producto, y ganaderos de la costa. Sus manifestaciones han sido largas y
ocurrentes en tácticas (sitiar con tractores el palacio de gobierno, o meter en él un
toro). Pese a las tensiones con el gobierno ha logrado negociar con él, y éste se
ha tenido que mostrar atento a sus demandas, muchas de las cuales exceden el
ámbito de la entidad federativa. No obstante, desde 1996 el Gobernador lo ha
acusado de ser brazo del PRI, porque su principal dirigente fue candidato a
diputado por ese partido, y que muchas de sus acciones no han intentado
resolver necesidades de agremiados sino servir como presión en contra del
gobierno panista. Posteriormente su dirigente se pasó al PRD y de ahí brincó de
nuevo a apoyar al candidato priista a la Presidencia. En 1999 en una
manifestación del Barzón el dirigente y varios barzonistas fueron agredidos por la
policía en una de sus múltiples manifestaciones. Esta represión fue repudiada
regional y nacionalmente y enturbió la imagen del gobierno panista.
Con la llegada de los panistas, el corporativismo del PRI que controlaba muchos
sectores de base (tianguistas, taxistas, camioneros, etc.) recibió un duro golpe.
No pocos de los antiguos afiliados se vieron liberados de anteriores yugos e
intentaron organizarse por su cuenta. Los primeros han pretendido manifestarse
para no perder sus fueros, los segundos para completar su liberación. Si el PRI
ha logrado mantener, debido a los apoyos federales, organizaciones corporativas,
ha ido perdiendo en cuanto al control territorial de organizaciones de vecinos y de
pobladores, porque al haberse acabado la liga directa que tenían con los
gobiernos municipales se han ido debilitando y apareciendo opciones orgánicas
nuevas.
Las autoridades panistas se han preciado de contar con una instancia que
atiende indiscriminadamente a todas las manifestaciones. Lo que pretende es
encauzar las demandas a las oficinas correspondientes. Ha habido apertura; pero
también gran desconfianza de lo organizado (viejo y nuevo). Temen que no haya
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verdaderas demandas, sino que se escondan banderas de otro tipo. Los panistas
han propiciado la democratización de las agrupaciones vecinales. Pero en esto
también proceden con esa ambivalencia. Quieren que la gente se organice
democráticamente, pero temen a los grupos organizados. Los vecinos han
visualizado que si llegan cada uno por su cuenta se les trata bien; pero que
cuando lo hacen organizadamente hay resistencias por parte de las nuevas
autoridades. Sin embargo, pese a fricciones, no ha habido represión (a excepción
del repudiado caso del Barzón), y hay distensión y libertad de manifestación. Otra
queja que hay en las bases respecto a no pocos funcionarios panistas de
instancias medias, es que procediendo de medios empresariales los ven no como
ciudadanos sino como si fueran sus obreros. Los vecinos defienden su
ciudadanía y no aceptan tratos discriminatorios.
Parecería que las nuevas autoridades, por su tradición panista estarían
dispuestas a tratar no tanto con organizaciones de base sino sobre todo con
organismos intermedios (universidades, colegios profesionales, etc.); pero como
muchos de los segundos han sido coto de viejos militantes priístas, también hay
ciertos problemas para entablar un diálogo abierto. Hay una especie de síndrome
que algunos colaboradores del nuevo gobierno han denominado de San Miguel.
Como algunos de los nuevos funcionarios se consideran poseedores de la moral
y la verdad y ven en todo lo que se mueve fuera de su control fuerzas malignas,
tienden a sacar la espada de fuego para instaurar el orden divino. Esto no se da
en instancias de la economía del nuevo gabinete; pero sí en la que se encarga de
la política, la cual ha recibido muchas críticas tanto de opositores como de gente
cercana al gobierno panista. Habría que aclarar también que las mejores
relaciones entre dependencias gubernamentales y organizaciones no
gubernamentales se dan con aquellos funcionarios que sin ser panistas fueron
incorporados al nuevo gobierno. Esto debido a las relaciones que tenían
anteriormente estos funcionarios con esta clase de organizaciones.
El gobierno panista ha enfrentado a muchas y diversas manifestaciones. Esto es
explicable porque había muchos sectores excluidos que al no temer ser
reprimidos se han atrevido a salir a la luz pública. Otras ciertamente han intentado
defender antiguas posiciones que ven atentadas con las nuevas relaciones, que
tienen que ver con todo el inicial desmantelamiento de núcleos corporativos.
Algunos han querido ver hasta dónde pueden llegar. Otros han presentado
antiguas y postergadas demandas. Las hay nuevas como son todas las que se
refieren a la oposición a los incrementos de servicios públicos y que exigían
tarifas diferenciadas. El PRD evaluó las manifestaciones de los primeros cien días
del nuevo gobierno panista de la siguiente forma: Se incrementó la movilización
social en pos de demandas largamente insatisfechas. En varios casos de trató de
reivindicaciones legítimas. En otros casos fueron acciones orquestadas por
sectores del oficialismo priísta que pretendía obstaculizar la nueva gestión y
buscar su descrédito. La dirección del PRD sentenció: el corporativismo de
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algunos grupos rendirá los últimos servicios al caduco régimen del partido de
estado.
En la atención a los damnificados del sismo del 9 de octubre de 1995, las
autoridades gubernamentales mostearon eficacia en el manejo de recursos. Pese
a las contradicciones que surgieron de parte de las presidencias municipales de
la costa, todas ellas en manos de priístas, hubo eficiencia y organización
democrática. La evaluación de estudiosos de desastres destacó la labor del
nuevo equipo panista. Con su lema, más pueblo y menos gobierno, propiciaron
una articulación de base. La desconfianza entre las instancias organizadoras y
con algunos organizados no dejó de darse. Pero finalmente imperó la razón de
atender eficientemente a los damnificados sin quedar sujetos a los grupos de
poder locales.
Como varios de quienes estaban en ONGs pasaron a formar parte o a estar cerca
de los gobernantes panistas, éstos, aunque no han comprendido del todo a estos
nuevos organismos, se encuentran mejor dispuestos hacia ellos. Respecto a los
grupos corporativos del priísmo se muestran más desconfiados. Algunos
diputados panistas novatos esperaron que por ejemplo que en la Secretaría de
Educación se hiciera una limpia de mandos medios con la acusación de ser
priístas. El primer Secretario de Educación del estado, el Lic. Efraín González
Morfín, quien fuera candidato panista a la Presidencia de la República en 1970,
les aclaró que un cambio de gobierno no implicaba cambio de funcionarios por
militancias partidistas, sino que lo que contaba era el cumplimiento con su trabajo.
Las autoridades panistas encargadas de atender los problemas políticos, pese a
su reticencia han aceptado dialogar con los grupos corporativos del viejo régimen.
La actitud que muestran hacia vecinales de capas medias que no reconocen
como procedentes de las filas panistas también las tienden a confundir con
elementos priístas, aunque no tengan alguna militancia partidaria. Hay grupos de
izquierda que habían venido actuando desde antes, y ante el gobierno panista
prosiguen con su acción como ha sido el Frente Revolucionario de Acción
Patriótica (FRAP) que ha encabezado muchas manifestaciones en contra del alza
de precios de servicios públicos, y en demanda de empleos. Durante 1995 el
gobierno panista mantuvo unas 50 reuniones con este tipo de organismos
sociales y políticos. En el primer informe, el Gobernador reportó que su gobierno
había recibido 2,838 documentos de la ciudadanía, de los cuales estaban
resueltos 1,002 y el resto estaba todavía en trámite. Además, había recibido 4,750
cartas, de las cuales la mayoría solicitaba empleo, o planteaba asuntos jurídicos,
pedía apoyos económicos, se demandaban servicios municipales, se solicitaba su
intervención para que los hijos de los que las escribían pudieran tener acceso a
escuelas, y no pocas consistían en denuncias contra jueces y magistrados. En su
quinto informe el gobierno panista de Jalisco reportó que recibió 2,196 solicitudes
(946 más que en 1998). Un 26.8% de éstas se referían a problemas con el agua y
un 22% urgían la agilización de diversos trámites. En febrero del año 2000 el
gobierno panista hizo un balance de las manifestaciones que se realizaron frente
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al palacio de gobierno durante los cinco años de su gestión. El total de
manifestaciones fue de 495, de las cuales el 43.2% se produjeron en 1995. De
1996 a 1999 la tendencia fue a la baja (en 1996 se realizaron 90; en 1997, 93; en
1998, 67; en 1999 31). De todas estas manifestaciones un 53% tenían una
demanda que correspondía a las autoridades estatales; un 22% tenía que ver con
cuestiones municipales. Un 4% tuvo un carácter mixto. Y un 21% correspondían a
cuestiones federales. El gobierno informó haber resulto en un 98% los casos que
le correspondían estrictamente.
La Subsecretaría de Participación Social integró finalmente un padrón de los
organismos de base. Prefirió denominarlos organismos de la sociedad civil que
tenían como objetivo el bienestar y desarrollo social por motivaciones solidarias y
filantrópicas. Sin embargo, incluyó en ese padrón a los organismos empresariales
cuyo cometido es la ganancia. El gobernador se refirió a este tipo de grupos como
aquellos que no debilitan la acción del Estado, sino que la fortalecen al no
presuponer la confrontación entre gobernantes y gobernados. La Subsecretaría
se resistió a denominar a estos grupos Organizaciones No Gubernamentales
porque no aceptaba la connotación negativa de “ese no”. Se quejó que había
grupos que aprovechaban dicho “no” para convertirlo en “anti”, cuando debería
haber colaboración y armonía. El gobierno en sus documentos ha reconocido la
enorme diversidad de los organismos que llama de la sociedad civil. Rechaza
todo intento de organizar a esas organizaciones en una sola unidad, porque se
estaría creando una instancia de coordinación vacía y burocratizada, incapaz de
atender “intereses tan amplios que van desde la lucha por la democracia y
defensa de los derechos humanos hasta la promoción artística y cultural” (x). El
gobierno panista se opone a que se intente politizar a estos organismos. En
cuanto a la representatividad de los mismos acota que nadie debe pretender
detentar por iniciativa propia o de otros la representación de esa inmensa gama
de organizaciones dado que cada una tiene su propia representación y actividad
específica. Considera que es factible su convergencia en coyunturas de
emergencia. No obstante las organizaciones empresariales siempre hablan en
nombre de toda la sociedad civil. La Subsecretaría se dio a la tares de poner al
día un padrón de organismos de la sociedad civil con la finalidad de tener
información precisa de cuántos eran, dónde estaban, cuáles eran sus metas y con
qué contaban para realizarlas. Insistía en que debían pasar de una fase de crítica
a una de propuestas para solucionar problemas comunitarios. Demandaba que
cada organismo tuviera una definición exacta de la materia de su trabajo, y que se
buscara la intercomunicación. Recalcó que el gobierno quería tener una mejor
coordinación y facilitar el trabajo interno de las mismas. Para esto hizo una
clasificación de siete rubros (organizaciones asistenciales; de ciencia e
investigación; de cultura, educación y deportes; de derechos humanos y
perspectiva de género; de desarrollo; ecológicos; y finalmente un cajón para los
que no cupieran en las anteriores divisiones). La Subsecretaria aceptó que
muchos organismos dijeran: “tenemos muchos años de funcionar muy bien sin
ustedes, y podemos seguirlo haciendo por muchos años más”. Pero llamó a
20
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establecer contacto para que se conocieran mejor y pudieran tener puntos de
contacto.
El padrón que realizó la Subsecretaría en febrero del año 2000 llegaba a incluir
1732 organismos de la siguiente manera:
Asistenciales
De desarrollo
De cultura, educación y deportes
De jaliscienses en el extranjero
Diversas
De ecología
De derechos humanos y género
De ciencia e investigación
907
371
182
115
103
29
24
1
Los datos de los organismos asistenciales por regiones son los siguientes:
Regiones
Norte
Altos norte
Altos sur
Ciénega
Sureste
Sur
Sierra de Amula
Costa sur
Costa norte
Sierra Madre Occidental
Valles
Centro
Zona Metropolitana
Número de organismos
13
48
42
59
4
35
8
17
15
5
37
52
572
Porcentaje
1.4
5.2
4.6
6.5
0.4
3.8
0.8
1.8
1.6
0.5
4.0
5.7
63.0
Sólo el 36% de este tipo de organismos se encuentra fuera de la zona
metropolitana.
En los organismos de desarrollo el gobierno panista incluyó a Cámaras de
Comercio, asociaciones de ganaderos, barras de abogados, asociaciones de
hoteleros, cooperativas de costureras, uniones de pescadores, etc. De los
primeros, el gobierno panista tiene la idea de que son muy participativos y de que
se conectan a la sociedad civil organizada. En el rubro de educación, cultura y
deporte no se incluyen los clubes deportivos que representan una cantidad muy
alta. Sólo en Tepatitlán existen 600 de estos clubes. Los organismos ecologistas
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registrados son escasos. En el rubro de diversos el padrón estatal incluyó a
iglesias y clubes de servicios (como los Rotarios).
El gobierno dice que hay grupos serios y otros “no tan serios”. Muestra cierta
apertura, pues acepta registrar a grupos lésbicos que realizan labores sociales;
pero no al organismo del orgullo homosexual al cual ven como un peligro social
por su proselitismo.
A los organismos verdaderamente independientes muchos presidentes
municipales les temen porque los califican de “ollas naturales de grillos”.
El 3 de julio de 1998 entró en vigor el nuevo Código de Asistencia Social que
establece las bases de un sistema estatal de asistencia social. Entre sus objetivos
principales se encuentra el coordinar y promover las acciones de los organismos
que en Jalisco prestan servicios asistenciales. Norma la colaboración de los tres
niveles de gobierno y la participación del sector privado en la prestación de esos
servicios. Involucra a la Secretaría de Salud, al Sistema estatal para el Desarrollo
Integral de la Familia (DIF), al Instituto Jalisciense de Asistencia Social (IJAS) y al
Instituto Cabañas. Por este nuevo código se establece que el IJAS sea un
organismo descentralizado para coordinar y supervisar los servicios asistenciales
que realicen las personas e instituciones dedicadas a la asistencia social privada.
El IJAS representa a la beneficencia pública del estado. El IJAS tiene una junta de
gobierno integrada por un presidente (designado por el Gobernador), un
secretario, un director, un representante del organismo estatal, un representante
del Colegio de Notarios y un representante de cada una de las áreas
asistenciales conformadas por el directorio de organismos afiliados, los cuales
son propuestos por el presidente de la junta de gobierno. Hasta antes de la ley se
hablaba de un área correspondiente a desarrollo comunitario. A partir de la nueva
ley, dicha área desapreció, y quedó bienestar social. El Ijas tiene que registrar y
analizar a las instituciones de asistencia social privada que quieran integrarse al
Sistema de Asistencia Social. Al entrar en vigor este código quedó abrogada la
ley de beneficencia privada del 9 de agosto de 1923 y la ley orgánica del IJAS de
1988.
Las organizaciones registradas ante el IJAS en enero del año 2000 llegaban a
395, divididas de la siguiente forma:
Asistencia infantil
Bienestar social
Educativa
Gerontológica
Rehabilitación y educación especial
Servicios médicos
Ambiental
57
118
27
47
75
64
7
22
23
En 1999 el IJAS atendió a 227,552 personas. Un 85.65 de las personas
atendidas corresponden a la zona centro del estado, le sigue la zona de la
ciénaga con 6.9%. El 7.5% restante se distribuye entre las otras diez regiones del
estado.
Las organizaciones incorporadas al IJAS funcionan con 14,000 voluntarios, a los
que si se les pagara un salario mínimo representaría un monto mensual de 20
millones.
Esto da cuenta de la potencialidad de la sociedad. No obstante, se ha
reflexionado en torno a los promotores de asistencia social. Se les ha tipificado en
tres rubros: un voluntariado de buena intención, calificado como damas de la
caridad; promotores por compromiso social que buscan cambios, y por lo tanto
abiertos a la politización; y finalmente los profesionales, que tienen que vivir de
ese trabajo. Los profesionales deben tener un saber y una capacitación que haga
eficaz su desempeño.
Pertenecer al IJAS implica la posibilidad de contar con el permiso para solicitar
donativos en la calle y también de emitir recibos deducibles de impuestos. Pero el
IJAS funge como interventor. Fiscaliza todos los donativos y el funcionamiento de
las organizaciones. El IJAS se concibe como gestor de recursos y como
solucionador de conflictos internos en los organismos.
El 20 de enero del 2000 en Casa Jalisco se realizó un encuentro de las
organizaciones de la sociedad civil con el gobernador. El director del IJAS eligió
discrecionalmente a siete representantes de cada área. Una presidente de un
centro de reintegración en un municipio serrano en su discurso levanto su voz “
ante las actitudes y circunstancias que humillan o degradan la dignidad humana”
y llamó a que los organismos se ocuparan en la transformación de las estructuras
económicas, políticas y sociales que impedían la justicia social. Este tipo de
lenguaje fue calificado por representantes gubernamentales como “duro”. Pero
esto se mitigó cuando señaló que el gobierno era el aliado en la tarea de los
organismos. Entre los desafíos se señaló que si bien existían estímulos
gubernamentales, éstos dependían de los tiempos políticos y de trámites
complejos y lentos. Criticó la nueva normatividad como confusa. Señaló que los
organismos de asistencia social y de bienestar se encontraban excluidos de las
grandes decisiones de política social. Cuando se les concedía la participación
esto se hacía a través de decisiones discrecionales de funcionarios como una
concesión. Recordó que cuantas veces se había convocado a dichas
organizaciones, éstas habían participado con planteamientos precisos en torno a
las cosas por hacer. En este discurso se propuso una política fiscal promotora de
las actividades altruistas, y el reconocimiento del interés público de los
organismos; solicitaron energía en el combate a los organismos fantasmas.
Demandaron sistemas integrales de información para sistematizar el trabajo de
las organizaciones. Propusieron el fomento a la investigación de los temas que
les atañían. Habría que resaltar que el gobernador respondió que los funcionarios
23
24
aludidos debían responder de inmediato a dichas demandas y ofreció recursos.
Sin embargo, grupos independientes presentes que querían presentar sus puntos
de vista en cuanto a la legislación más adecuada para su funcionamiento no
pudieron hacerlo.
Una perspectiva a los cinco años del gobierno panista
Los panistas se toparon con una administración en la cual tuvieron que operar
con las bases burocráticas del anterior gobierno. Al principio insistieron en la
honradez, que no era poco, pero sin lograr instaurar nuevas formas. Dado que el
PAN se encontró que para gobernar tenía que utilizar un aparato en su mayoría
constituido por importantes eslabones del corporativismo del partido del estado,
se propuso desestructurarlo. Pero los amarres de las redes de dicho
corporativismo, cuya fortaleza depende de la estructura del partido de estado
todavía vigente a nivel nacional, se han mostrado más fuertes que las intenciones
panistas de debilitarlos. El cambio esperado por la sociedad se aplazó. El
corporativismo del PRI apostó a aprovechar los errores del panismo y cobrarse
venganza política en siguientes elecciones para reestructurar lo perdido. No
pocos votaron por el PAN en 1995 esperando un real cambio de su situación de
vida tan deteriorada. Fuentes de trabajo y servicios fueron importantes demandas;
en la primera se lograron avances significativos mayores que en la segunda. La
política neoliberal ofrece un amplio terreno para que el nuevo movimiento de las
ONGs llene espacios que el estado no quiere ya ocupar. Sin embargo, el nuevo
movimiento de las ONGs (xi) no las confina a lo puramente asistencial y las ha
estado obligando a jugar un papel importante en la organización del descontento
social. Opera en su contra la crisis de sus financiamientos. En todo caso han
descubierto que uno de los recursos sociales más importantes y que las ha
dinamizado más es la capacidad de articular redes. Estas podrán fortalecer
demandas sociales postergadas y urgentes y dada su tendencia a la
independencia podrán constituirse en un interlocutor muy activo de cara a
cualquier tipo de gobierno.
Anteriormente una gran parte de las ONGs de desarrollo (no así las asistenciales)
preferían relacionarse con el gobierno federal a través de los escasos programas
ofrecidos por la SEDESOL. Con la llegada de los panistas han ido ensayando las
vías locales, tanto por el cambio de gobernantes como por la dinámica de
descentralización en marcha. La desconfianza panista respecto de las
organizaciones de base que no son claramente de corte blanquiazul ha incidido
en que en lo relativo a organizaciones territoriales vecinales los nuevos
gobernantes en la zona metropolitana cuestionen y marginen tanto a antiguas
organizaciones priístas como independientes.
Pese a las declaraciones del gobierno panista de abrir la participación a las
ONGs dentro del Plan Estatal de Desarrollo, no llegaron a establecerse
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mecanismos concretos para posibilitar que esas buenas intenciones llegaran a
madurar. Como se ha indicado, fue error de ambas partes. Los contactos primeros
agotaron muchas de las fuerzas de estos esperanzados organismos. El gobierno
declaró una tímida apertura, pero no quiso hacer más. Los organismos intentaron
infructuosamente incidir en prácticas cotidianas del ejercicio público, pero no
acertaron a hacerse respetar. Con el nuevo gobierno no se consiguió la ley de
fomento a organizaciones de la sociedad civil. Lo que sí se estructuró fue el
Código de asistencia social. Los organismos hicieron críticas y propuestas que no
fueron atendidas. También presentaron un proyecto de la constitución de un
instituto de la mujer, el cual representaba una alternativa progresista a las
necesidades de las mujeres; pero el gobierno la relegó. Los panistas prefirieron
impulsar una Secretaría de la Familia para acuerpar todo lo relativo a las
funciones asistenciales de salud, educación, DIF e IJAS. Prevaleció el punto de
vista más burocrático y conservador.
Hay funcionarios panistas cercanos a grupos empresariales que han desatado un
combate contra los organismos de derechos humanos y que se han mostrado
favorables a la denominada tolerancia cero y a la mano dura, y que estuvieron
presentes en una reunión convocada por empresarios ultraderechistas que
llamaron a personajes del franquismo, del pinochetismo y de los golpistas
argentinos. Las contradicciones en el equipo panista han llegado a ser
estridentes. Evidentemente una fuente de conflicto que se ha abierto es el campo
de la defensa de los derechos humanos. En este punto, mientras el gobernador
se mostró abierto en un principio influido por el primer Procurador defensor de los
derechos humanos, los funcionarios responsables de la procuración de justicia y
de seguridad de los últimos años se han opuesto tanto a la independencia de la
comisión estatal como al funcionamiento de grupos ciudadanos que se han dado
a esta tarea en los municipios. Al rendir su informe la Presidenta de la Comisión
Estatal de Derechos Humanos de Jalisco en febrero de 2000, los señalamientos
de la comisión a cuerpos de seguridad por el hecho de hostigar a familias pobres
no le gustó al Gobernador. Aunque en su respuesta fue moderado, en las
posteriores declaraciones criticó duramente a la Comisión. Uno de sus méritos
había sido el que hubiera propuesto a una persona valiente, profesional e
independiente al frente de dicha Comisión. Pero, en lugar de apreciar como un
logro el contar con una comisión crítica y autónoma, el gobernante resintió su
independencia y se inclinó a las posiciones intransigentes de los sectores duros
de su gobierno.
Una gran cantidad de organismos civiles propició a principios de 1999 la
realización de la consulta zapatista. Hubo en Jalisco 400 reuniones de los
zapatistas en los municipios. En dicha consulta hubo 117,000 votos jaliscienses a
favor de los derechos indígenas. En contraste con otros estados gobernados por
el PRI en donde los zapatistas fueron hostigados, en Jalisco el gobierno panista
no sólo dejó actuar, sino que hubo diputados y regidores del PAN que acudieron a
sesiones con zapatistas.
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Hubo otro acontecimiento en donde se mostró una buena relación del gobierno
panista con organismos ciudadanos. Se formó un grupo interdisciplinar e
interinstitucional de académicos que hicieron un diagnóstico y una propuesta de
combate a la pobreza en Jalisco. Dicho grupo recibió el apoyo de dos secretarios,
el de fianzas y el de educación. El gobernador al recibir los resultados de dicho
estudio comprometió públicamente a su gabinete a que en el año que le restaba
se diera a la tarea de empezar a poner en práctica los criterios de política social
(diferenciados de los asistenciales) presentados. Habría que subrayar que una de
las orientaciones importantes tenía que ver con la necesidad de que los
funcionarios fueran a las comunidades a escuchar de la gente sus propias
propuestas para remediar la pobreza. Para que esto funcionara se debería romper
el cerco legal de los COPLADEMUN en donde la consulta es con “las fuerzas
vivas” de la comunidad: los ganaderos, los comerciantes, etc., que excluyen las
voces populares.
Se ha dado una tensión en la relación existente entre el gobierno local y
organismos ciudadanos de base debida precisamente a la concepción de la
democracia. Mientras el gobierno local privilegia el aspecto de la
representatividad, y no pocas veces se encuentra inclinado a apreciar que una
vez que la ciudadanía a través del voto le ha encomendado el gobierno de la
sociedad, ésta ya no tiene mayor injerencia, los organismos de base, privilegiando
la llamada democracia directa, reclaman que el gobierno no sólo rinda cuentas de
su gestión, sino que continuamente incorpore a la ciudadanía en la gestión para
que el gobierno siga llamándose democrático. Organismos de base han
cuestionado al gobierno panista, pues pese a sus miércoles ciudadanos, no ha
ofrecido canales efectivos de participación. Además, la exigencia de que los
gobernantes den cuentas no las han visto cumplidas.
En cuanto a los organismos independientes, durante este período el FOCIV se
fue desgastando al no tener capacidad de seguimiento en la propuesta sobre el
tema de la ley de Fomento a la promoción de los organismos de desarrollo. La
interlocución con el gobierno se fragmentó y se diversificó. El FOCIV posibilitó la
creación de redes entre organismos de base de la sociedad. Esta estructura,
como apunta Melucci, es esa base subterránea que posibilita el que en
coyunturas determinadas las redes puedan volver a operar con vitalidad. Muchos
organismos independientes calificaron al nuevo código de asistencia social como
“ley de pobres”, pues para poder solicitar recursos tenían que registrarse, y dicho
registro los introducía en una mecánica de fiscalización interna que les hacía
perder autonomía. Quienes no tuvieran el registro se exponían a ser perseguidos
por pedir dinero en las calles y hasta encarcelados. Si esa ley hubiera existido por
ejemplo ante el desastre del 22 de abril, muchos organismos sociales que se
volcaron a la atención de los damnificados no hubieran podido solicitar las ayudas
que ofrecía la sociedad.
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En un esfuerzo llamado poder ciudadano participaron el Instituto Mexicano de
Desarrollo Comunitario, ACCEDDE, Asamblea de deudores de la Banca,
Asamblea Jalisciense por la Paz, los grupos acuerpados en la convergencia
llamada Intercolonias, la Federación de Cooperativas de Occidente y Cajas
Populares, Colectivo Ecologista de Jalisco, Alianza Cívica, grupos del ITESO,
Asociaciones de derechos humanos, asociaciones de vecinos, etc. Esta
propuesta está agrupada en tres ejes: vigencia y ampliación de derechos; nueva
institucionalidad gobierno-sociedad; prioridades de política pública y presupuesto.
La propuesta jalisciense es muy amplia. En los temas de reforma del estado
incluye la demanda de un mecanismo para que los diputados informen de su
actuación y se propone la revocación de elegidos que no respondan a los
intereses ciudadanos. Se vuelve al tema del impulso a la ley de fomento a las
organizaciones civiles. Se pretenden mecanismos de contraloría social y
vigilancia ciudadana. Se exige el reconocimiento a la experiencia de las
organizaciones civiles dentro de la diversidad. Habría que recordar que, a
excepción del candidato del PRI, los demás candidatos habían firmado en 1994
los 25 compromisos para la democracia. Al principio los organismos ciudadanos
pudieron tener reuniones con el gobierno panista para examinar cómo iba su
cumplimiento. Posteriormente, fuera de dos o tres declaraciones de prensa,
dichos organismos no tuvieron la cohesión para darle seguimiento a este proceso.
Para las elecciones intermedias de 1997 organismos civiles volvieron a presentar
a diversos candidatos lo que llamaron nueve puntos para el nueve de noviembre
(fecha de dichas elecciones). Esto volvió a hacer surgir entre este tipo de
organizaciones reclamos de democratización, pero de nueva cuenta, una vez que
pasó el proceso electoral, este esfuerzo decayó.
Los organismos que habían integrado el FOCIV se dedicaron a promover otro tipo
de propuestas como fue la iniciativa popular a favor de la legislación en contra de
la violencia intrafamiliar y a crear redes ciudadanas que se han ido integrando la
denominada agenda de la sociedad civil bajo el membrete de Poder Ciudadano.
Muchos grupos convergieron en la solicitud de firmas para apoyar la iniciativa
popular en contra de la violencia intrafamiliar. Se necesitaban 18,000 firmas
amparadas por la credencial de elector; se consiguieron 42,200. Se movilizó
mucha gente, se consiguió medio millón de pesos para la campaña. Se vio la
fuerza de organismos civiles que trabajan por los derechos de la mujer que se
coordinaron con otro tipo de organizaciones sociales. En la Cámara de Diputados
hubo incumplimiento, pues de manera extemporánea sólo se legisló lo
administrativo, se hizo una reforma parcial, y no se tocaron puntos medulares
correspondientes a aspectos civiles y penales. Los diputados del PRI y diputados
varones del PAN temieron la propuesta ciudadana.
El Centro de Investigación y Formación Social y la Red Alforja en el año 2000
publicaron una evaluación de la iniciativa popular de legislación integral sobre
violencia intrafamiliar para el estado de Jalisco. Destacaron entre los promotores
de la experiencia que dieron vida al colectivo llamado Voces Unidas al Centro de
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28
Investigación y Atención a la Mujer, IMDEC, Coordinadora de ONGs de Mujeres,
Asociaciones Políticas por un Milenio Feminista, Centro del Género de la
Universidad de Guadalajara, Alianza Cívica Jalisco e ITESO. Tuvieron como
aliados a más de 150 organizaciones, centros educativos, algunos medios
masivos de comunicación, y destacados analistas políticos. Se detectaron como
enemigos a funcionarios panistas de la Secretaría General de Gobierno, los
asesores priistas del Supremo Tribunal de Justicia, y grupos conservadores
afines a ambos partidos. Se vieron como logros tanto el ejercicio de un
mecanismo de democracia directa como el haber puesto al Congreso de cara a
los ciudadanos para que evaluaran su capacidad legislativa. Se logró que ese
tema saliera del ámbito privado a la discusión pública. Consideraron que se
dieron importantes cambios en la cultura política al posicionar en la opinión
pública un tema tabú. Fue impactante la capacidad de convocatoria y confianza
conseguida que alcanzó esta iniciativa. Las fallas constatadas en esta
movilización fueron que se quedaron rebasadas las capacidades organizativas
del grupo promotor para atender las demandas de educación y de conducción del
proceso. Hubo un conflictivo descuido para mantener el apoyo inicial de la iglesia
católica. Hubo protagonismos, y faltó una traducción adecuada de las
formulaciones jurídicas a un lenguaje popular. Lo más destacable de esta
experiencia fue que se puso exitosamente a prueba la capacidad de que desde la
base se elaboren iniciativas populares que tengan que atender los legisladores.
Esta experiencia puede tener efectos de demostración.
Una demanda que tenía que ver con el gobierno anterior priísta, y que no ha sido
resuelta con el panista, la de seguridad pública, sigue siendo talón de Aquiles (xii).
Se dio un buen discurso hacia la sociedad civil por parte del gobierno panista,
pero ha faltado que las buenas intenciones se traduzcan en medidas operativas
para satisfacer las urgentes y apremiantes necesidades de muchos de los
organismos de base. Estos, a su vez, van entendiendo que por medio de
convergencias constituidas en redes lograrán una articulación que les permita
eficacia. Las redes se han ido dinamizando a través de organismos que han ido
adquiriendo prestigio por sus anteriores actividades de tipo independiente. El
aprendizaje democrático ha ido avanzando.
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29
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29
30
i
-
ii
-
iii
-
iv
-
v
-
vi
vii
-
viii
-
La información de este escrito se ha recopilado a través de dos vías: a) observación
participante en acontecimientos de protesta desde 1992 (marcha contra la inseguridad a
principios de 1992, movilizaciones civiles en torno a las explosiones de calles en Guadalajara
el 22 de abril de 1992, movimientos de reclamo de esclarecimiento del asesinato del Cardenal
desde mayo de 1993 hasta finales de ese año, proceso electoral federal de 1994 y proceso
electoral local de febrero de 1995 y de noviembre de 1997, movimientos de organismos
civiles de 1994 a 1999; b) entrevistas sobre origen y desarrollo de organizaciones de la
sociedad civil en Jalisco tanto con dirigentes de organismos civiles como con funcionarios
gubernamentales.
A estas organizaciones se les han dado varios nombres. Los que han prevalecido tienen que
ver con visualizaciones provenientes de organismos internacionales. En esta forma han ido
pasando de ser consideradas ya como organizaciones no gubernamentales, ya como
organismos de la sociedad civil. En Estados Unidos se les ha conocido como el tercer sector,
porque se les ha ubicado frente al Estado y al mercado en el afán de dar respuesta no sólo a
las insuficiencias sino a las lacras producidas tanto por el primero como por el segundo, o
como un sector situado a la vez entre lo público y lo privado.
También en este campo de las ONGs hay una gran variedad y heterogeneidad. Permanecen
las que conservan sus antiguos rasgos sólo asistenciales. Existen otras, oportunistas, que sólo
pretenden acaparar financiamientos y que han producido núcleos de gente que sólo vive y aun
se enriquece a costa de estas expresiones. Pero también existen esas nuevas modalidades de
ONGs que intentan responder a cuestiones puntuales, y a través de sus entramados logran
constituir novedosas movilizaciones sociales que critican la situación existente y prefiguran
situaciones de alternativas.
Acercamientos teóricos sobre sociedad civil y sobre organismos no gubernamentales se
pueden consultar en Keane 1988, Cohen y Arato 1992, De Oliveira y Tandon 1994, Melucci,
1999, González Casanova y Roitman, 1995, Tilly 1995, Vilas 1996.
Reygadas 1999.
En Tijuana no sólo llegaron a elaborar un registro, sino que en 1996 publicaron un directorio de
este tipo de organismos civiles.
Esta carta de derechos ciudadanos resaltaba que las organizaciones civiles en los diferentes
campos de la vida del país representaban una riqueza que se debía tener en cuenta. Había el
compromiso de defender los derechos a una sociedad justa, democrática y plural, a un modelo
de desarrollo que tuviera como centro al ser humano y respetara las diferencias étnicas,
regionales, sexuales, de género, de edad, ideológicas y políticas. Se demandaba poder
participar en elecciones con candidatos independientes, que los funcionarios responsables de
la impartición de la justicia fueran elegidos democráticamente. La carta ensillaba derechos
específicos relacionados con educación, cultura, salud, medio ambiente, hábitat, pueblos
indígenas, discapacitados, tercera edad, jóvenes, niños, gays, lesbianas y mujeres
prostituidas.
La propuesta nacional incluía una adición al articulo 25 constitucional en la cual se establecía
que el estado alentaría y promovería la solidaridad social tanto pública como privada, que
auspiciaría la democracia participativa y política en los tres órdenes del Estado (federal,
estatal y municipal). Otra adición que se proponía al artículo 27 se refería a que las
instituciones de beneficencia podrían adquirir bienes raíces indispensables para su objeto. La
exposición de motivos enfatizaba el surgimiento de una nueva fuerza social transformadora
que libraba nuevas energías sociales. Se refería al hecho de que los ciudadanos se han
venido organizando de manera autónoma y socializándose con las necesidades de otros para
superar carencias sociales. El documento apuntaba que por democracia se entendía no sólo
una estructura jurídica y un régimen político sino sobre todo un modo de vida fundado en el
constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. La participación ciudadana
era considerada como un elemento constitutivo de la realidad social y política. Se decía que
había que consolidar los derechos de los ciudadanos para la orientación de la gestión pública.
Se proponía la posibilidad de que las organizaciones fueran tenidas en cuenta para la
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operación de programas y servicios públicos, que las organizaciones civiles pudieran acceder
a recursos públicos para la realización de acciones de bienestar y desarrollo. Se aceptó que
hubiera un registro público de las organizaciones pero que tal registro se obtuviera sólo con
una simple toma de nota por parte de la autoridad administrativa. Las organizaciones civiles
se obligarían a abstenerse de cualquier tipo de propaganda política. En el proyecto de ley se
entendían por organizaciones civiles las personas morales de carácter privado constituidas
legalmente que realizaran acciones de bienestar, desarrollo social, inspiradas en los principios
y fines de la responsabilidad social, la solidaridad, la filantropía, la beneficencia y la asistencia.
Y como acciones de bienestar y desarrollo social se enlistaban las actividades orientadas a
lograr el avance general del conocimiento, la salud integral de la población, el desarrollo
comunitario, la promoción de las garantías individuales y sociales. Finalmente por desarrollo
comunitario y sustentable se entendía la preservación y mejoramiento del ambiente, la
creación de condiciones generales que favorecieran el desarrollo humano integral y en general
las acciones que promovieran el mejoramiento de vida de la población. Los organismos civiles
se proponían participar como órganos de consulta en el diseño, administración, operación y
evaluación de políticas, planes y programas públicos de bienestar y desarrollo social.
ix
- Este terremoto afectó a 62 municipios del estado de Jalisco. Pero los más dañados fueron los
costeños Cihuatlán, Cuautitlán y La Huerta. La Federación dio 20 millones de pesos para la
reconstrucción. El gobierno entregó materiales de construcción. Hasta junio de 1996 se habían
invertido 60 millones de pesos para reparar 14,347 viviendas, 249 escuelas y dos puentes.
Quedaban 182 escuelas y 54 templos por rehabilitar.
x
- Subsecretaría de Participación Social Los organismos de la sociedad civil, mecanografiado,
1999.
xi
- La articulación en redes puntuales, pero continuamente, es lo que va configurando la
constitución de ese novedoso movimiento social que busca transformar estructuras de
dominación.
xii
- El Centro de Estudios de Opinión de la Universidad de Guadalajara periódicamente ha estado
realizando encuestas en las que se indaga una calificación para la gestión del Gobernador y
en la que se pregunta cuál sería la intención del voto si en el momento de levantar la encuesta
hubiera elecciones para Gobernador. Dichas encuestas han sido difundidas en la prensa local.
Desde junio de 1995 a enero del 2000 la calificación que los encuestados han dado al
Gobernador ha sido de calificadora. Los problemas, sobre todo en cuanto a la seguridad, han
ido deteriorando la inclinación de la ciudadanía. También ha habido cierta decepción en
cuanto a que los cambios que se esperaban eran mayores y más rápidos. Un presidente del
segundo municipio en importancia en la entidad fue acusado de nepotismo y de manejos no
acordes con la reglamentación municipal. Tuvo que pedir licencia. La dirección panista local
no salió en su defensa. Lo acusaron de haber traicionado lo que los viejos panistas habían
defendido por largos años en cuanto a la transparencia en el gobierno. Las pugnas internas de
los grupos panistas también han repercutido en deterioro de la imagen de los nuevos
gobernantes. En esta forma ha habido variación en la distancia entre las dos principales
opciones. En las elecciones de 1995 el PAN logró un 52.7% mientras el PRI cayó a un 37.1%.
En enero de 1996 esa distancia se había abierto hasta 40.5 puntos porcentuales. Para agosto
de 1996 se fue cerrando hasta que el PAN sólo quedaba con un 4.4 arriba. En septiembre la
tendencia al acercamiento entre ambos partidos volvió a abrirse. Entonces el PAN se situó 9.3
puntos porcentuales por arriba del PRI. El PAN ha atribuido gran parte de ese declive último al
efecto de campañas de desprestigio que se han diseñado por el PRI desde la ciudad de
México. No obstante, también hay problemas que tienen que ver con su relación con la
ciudadanía que no sabido resolver adecuadamente. En las elecciones federales de julio de
1997 el PAN obtuvo un 43.6% y el PRI un 34.6%. La distancia entre los dos fue de 9 puntos.
En noviembre de ese año el PAN bajó a 40.2%, y el PRI mantuvo un 35.8% (la variación fue
de 4.4). Encuestas siguientes muestran las siguientes preferencias de los ciudadanos:
PAN
PRI
DIFERENCIA
Diciembre de 1998
39.9%
30.2%
9.7
Diciembre de 1999
42.8%
39.7%
3.1
Febrero de 2000
46%
35%
11
31
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