Discurso PTE Día de La Rioja 2016

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DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA COMUNIDAD AUTÓNOMA DE LA RIOJA,
JOSÉ IGNACIO CENICEROS, EN EL ACTO INSTITUCIONAL DEL DÍA DE LA
RIOJA
Monasterio de Yuso, 9 de junio de 2016
Presidenta del Parlamento de La Rioja,
Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades.
Distinguidos galardonados.
Queridas riojanas y riojanos:
Hoy, Día de La Rioja, es un día para la alegría y el reconocimiento, para la
reflexión y el compromiso. Hoy, 9 de junio, Día de nuestra Comunidad es también, y
en primer lugar, un momento oportuno para mostrar nuestra cercanía con todas las
personas que hoy no encuentran un motivo para esta celebración.
A pesar de la mejora en los datos de la economía, hay:
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19.508 riojanos y riojanas que siguen sin encontrar el trabajo que buscan y que
les permitiera desarrollar su proyecto vital, personal y familiar;
otras, que corren el riesgo de perder el empleo que tienen, como consecuencia
de los efectos que aún persisten de la crisis, de duras reestructuraciones o de
frías deslocalizaciones;
y otras, porque -como consecuencia de la prolongación de estas causas- viven al
borde o en los adentros de los complejos espacios de la exclusión social.
Representan la cara más cierta y próxima, la más humana y dramática, de
esta realidad sin tapujos de nuestra vida en común. Una dura realidad que nos
aguijonea hoy, y que todos los días tenemos muy presente.
Ante esta realidad, nuestra fuerza interior ha sacado el mejor de los
sentimientos: la solidaridad en la Comunidad. “Un sentimiento nada superficial es -en
palabras de Juan Pablo II– la determinación firme y perseverante de empeñarse por
el bien común; es decir, el bien de todos y cada uno, para que todos seamos
realmente responsables de todos”.
Precisamente en San Millán, toma protagonismo una línea del registro literario
y de compromiso social de María Lejárraga. Una emilianense que nos alentó en “el
deber de enseñar, enseñar sobre todo, una asignatura única: la solidaridad
humana”.
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Hoy miles de riojanos, voluntarios, anónimos y altruistas, garantizan el servicio
permanente y la actividad diaria de Cáritas, Cruz Roja, Cocina Económica y Banco
de Alimentos de La Rioja, entidades de enorme arraigo y prestigio social,
distinguidas con la Medalla de La Rioja en años anteriores.
Son cuatro manifestaciones que articulan eficazmente, con cercanía y
conocimiento real de los problemas, la respuesta que nace del sentimiento solidario
y del sentido de responsabilidad de los ciudadanos frente a los problemas de los
más vulnerables.
Son parte de la singular importancia que la iniciativa social también tiene en
una Comunidad viva y moderna como la nuestra.
Hoy, Día de La Rioja, afirmamos y reconocemos la solidaridad en comunidad
como un valor extraordinario y como un sentimiento de gran trascendencia en el
tiempo de autonomía que vivimos.
En la mirada del sociólogo francés Émile Durkheim, “la solidaridad en
Comunidad es el sentimiento de unidad basado en metas comunes, compartido por
muchos individuos, para lograr una misma meta o para luchar juntos por un mismo
motivo”.
Desde esta reflexión y con la mirada puesta en el futuro, quiero trasladar un
mensaje de esperanza. Que se hace entusiasmo responsable y realista. Que insiste
en la necesidad de que instituciones, fuerzas sociales y políticas permanezcamos
unidos en el objetivo de fortalecer nuestra recuperación económica y garantizar la
cohesión social y territorial.
Tenemos una misma meta que lograr y un motivo para luchar juntos, lo que
nos obliga a dar inteligentes respuestas, entregando a ese cometido todas nuestras
capacidades y esfuerzos. Y creo, sinceramente, que en La Rioja nos estamos
esforzando por asumir esa responsabilidad y por dar esa respuesta a las urgentes
necesidades.
Desde el diálogo social y civil, pero también desde el diálogo político, para
impulsar juntos importantes cuestiones de Comunidad. Asuntos que no son fáciles ni
menores, pero sí esenciales en el presente y para el futuro de La Rioja.
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Desde lógicas diferencias, estamos trabajando en alcanzar amplios
consensos:
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para favorecer un crecimiento económico estable que permita ofrecer en La Rioja
más y mejores oportunidades de empleo;
para garantizar la calidad y equidad de nuestros servicios públicos esenciales;
para atender las necesidades de los desfavorecidos y de los más dañados por la
crisis.
En definitiva, para construir entre todos la mejor Comunidad posible: más activa,
más justa y, más solidaria. Un diálogo constructivo del que empezamos a recoger
sus primeros frutos.
Sirve recordar el acuerdo -hecho Ley- de impulso y consolidación del Diálogo
Social en La Rioja, o las distintas iniciativas aprobadas por unanimidad de los grupos
políticos en el Parlamento de La Rioja.
También, sirve situar el acuerdo alcanzado con las entidades de la Red de
Protección Social para articular una Renta de Ciudadanía, su revisión e impulso
desde el Consejo Riojano del Diálogo Social. Un proyecto de Ley que, en breve, el
Gobierno de La Rioja pondrá en manos de los grupos políticos en el Parlamento de
La Rioja.
Y, también, sirve pensar en el proceso abierto para alcanzar un Pacto por la
Sanidad.
Estos y otros aspectos de la condición de La Rioja como Comunidad hoy
quedaría incompleta sin el esencial y particular grupo de ciudadanos que nacidos en
esta tierra hoy viven fuera de ella. Hijos de La Rioja que, en muchos casos y como
consecuencia de la crisis económica, se vieron obligados a buscar horizontes
nuevos para sus vidas. O descendientes de otros riojanos que, en el siglo pasado,
buscaron en otro lugar un mejor futuro y, hoy, a través de sus centros regionales,
siguen manteniendo el vínculo y el compromiso con sus raíces, y nos representan
con ilusión y toda dignidad.
Con algunos me unen lazos de familia y con todos los hijos de La Rioja en el
exterior, está mi corazón. Asumo la obligación de mi Gobierno de trabajar de manera
incansable para crear las condiciones necesarias que ilusionen su retorno. A la vez
que actualizar y fortalecer los instrumentos, incluidas las tecnologías de la
comunicación, que hagan efectivo, intenso y real el derecho a colaborar y compartir
la vida social y cultural de La Rioja que les reconoce nuestro Estatuto de Autonomía.
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Hoy, en este Monasterio –piedra fundacional de nuestra Autonomía y testigo
mudo del devenir de La Rioja– encontramos el marco oportuno para hablar de
nuestra norma básica y para dirigirme a los representantes del pueblo de La Rioja.
Mis palabras quieren agradecer su activa y respetuosa participación en el tiempo
transcurrido de esta IX Legislatura; estimular la voluntad y el trabajo de los grupos
políticos en el Parlamento de La Rioja en beneficio solo del interés general y alentar
la oportuna, necesaria y obligada reforma de nuestro Estatuto de Autonomía.
No por conocido es menos necesario recordar que, a pesar de algunas dudas
y diferencias, aquí, en este Monasterio de Yuso, hace treinta y cinco años, pusieron
firma y rúbrica 32 personas al proyecto de Estatuto de Autonomía, antes de su
remisión a las Cortes, como expresión y norma del sentir y de la voluntad del pueblo
de La Rioja de otorgarse su propio gobierno.
Culminó un proceso nacido en la sociedad misma y reforzado por los medios
de comunicación, que fue impulsado por los Ayuntamientos y que fue guiado, en su
articulación, por el buen juicio y el más amplio consenso de los legítimos y
democráticos representantes de los riojanos.
Al igual que ayer, hoy son aspectos a los que apelo en el proceso de reforma
emprendido y que, sin duda, nos deben permitir:
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situar los derechos de ciudadanía;
fortalecer las bases y valores sobre las que se viene construyendo la realidad
autonómica de La Rioja;
actualizar algunos de los contenidos que, tanto desde las instituciones como
desde las competencias, hacen realidad cotidiana nuestra Autonomía;
acordar los principios rectores de nuestras políticas y, especialmente, de las
políticas sociales;
incorporar ámbitos no presentes hace 35 años, tales como la inmigración, las
nuevas tecnologías, la participación en el Estado y la presencia en Europa.
En definitiva, vitalizar el sentido autonómico de nuestra norma básica.
Desde el compromiso con el desarrollo de nuestro autogobierno, cobra
especial sentido que reiteremos hoy el compromiso de La Rioja con la Constitución,
base imprescindible para garantizar y hacer reales los principios de igualdad de los
españoles y de solidaridad entre ellos y entre las Comunidades de España.
Se habla de evolución, de actualización y de perfeccionamiento de la
Constitución. Y su propio texto contempla los justos términos de las iniciativas que
pretenden dichos objetivos.
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Es también hoy objeto de debate público y político un plan que directamente
pretende dar por superado, sin más, el actual marco constitucional, forzando
prácticamente todos sus principios básicos. Frente a esta situación, desde La Rioja
hemos expresado nuestro firme rechazo democrático al desafío soberanista y lo
seguiremos reiterando en los lugares y momentos adecuados.
Hoy nos decimos riojanos como particular manifestación de decirnos
españoles. Una dualidad identitaria que –según todos los estudios– una inmensa
mayoría de riojanos llevamos a gala. Y es reflejo de un profundo autonomismo
desde la integración.
Los riojanos no vamos a sumarnos a un despilfarro inútil de tiempo, de
recursos y de energía. No vamos a dar la espalda al esfuerzo de generosidad y de
inteligencia con el que los españoles, con singular éxito, encaramos nuestra vida
constitucional. Y no queremos incorporar más incertidumbres a los desafíos que
tenemos como Nación.
A efectos prácticos, y pese a que no corren los mejores tiempos para el
consenso constitucional, creo firmemente -al igual que lo manifestado al referirme al
desarrollo del autogobierno de La Rioja- en la importancia que tendría recuperar,
mantener y fortalecer un amplio acuerdo entre las fuerzas políticas nacionales:
• para volver a ganar el prestigio perdido de la actividad política, erradicar las
malas prácticas y abusos cometidos;
• para dar estabilidad y fortalecer el Estado Autonómico con un modelo territorial
que sea garante de la igualdad y la solidaridad entre los distintos pueblos de
España
• y, para ello, debe resolver –de una vez por todas– el sistema de financiación
autonómica con un modelo equilibrado, a la vez que culminar la descentralización
hacia las Corporaciones Locales.
Señoras y Señores, la villa de San Millán de la Cogolla nos acoge esta
mañana. Y bien puede representar la dimensión rural de La Rioja. Una realidad
esencial de la Comunidad que siempre debemos tener presente con la dignidad y la
fuerza que merece.
En el espacio rural riojano, a través del sabio esfuerzo de sus pobladores en
los valles o en las sierras, se ha ido sedimentando a lo largo del tiempo una cultura
propia que es tanto una filosofía de vida hacia dentro, como seña de identidad hacia
fuera. Y esa cultura, esa identidad y esa vida importan mucho para el mejor futuro de
La Rioja, de todos nosotros. Concebir ese futuro sólo en clave urbana, integrado por
un reducido número de núcleos de población rodeados de vacío humano, sería tanto
como renunciar a La Rioja que conocemos y queremos.
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Debemos, desde una inteligencia colectiva y colaborativa, fortalecer nuestra
autonomía desde cada uno de los municipios y reconocer el extraordinario servicio
que prestan las Corporaciones Locales. Con todos los ayuntamientos hemos
dialogado y articulado líneas de colaboración en los ámbitos más sensibles y
demandados en el presente. Insuficientes, desde luego, si queremos dar respuestas
a uno de los más importantes problemas estratégicos de nuestra Comunidad, como
es el de la evolución de su población.
Afrontar este reto exige diagnósticos claros y manejar escenarios abiertos
para articular una política de población con altas miras y de largo plazo. Una
reflexión que en los próximos meses ocupará la tribuna en el Parlamento de La
Rioja.
Orientados y volcados hacia el futuro, nuestra obligación sigue siendo
construir La Rioja como una Comunidad moderna y esencialmente abierta. Y San
Millán de la Cogolla representa lo local sin fronteras. Sus monasterios, junto al vino
de Rioja, adquieren dimensión universal. Son reflejo de una tierra abierta y de su
vocación exterior.
Todos los datos muestran que vamos por buen camino, ampliando, en los
últimos años, la recepción de visitantes y turistas; superando, año a año, nuestras
exportaciones y mejorando nuestra balanza comercial.
En este empeño las políticas públicas deben ir de la mano de la iniciativa de
nuestras empresas y de cuantas instituciones y asociaciones participan, con su
presencia, en la construcción de la imagen de La Rioja en el exterior. Así lo
queremos reflejar, por ejemplo, con la Estrategia de Internacionalización y con la
presencia institucional en lugares y momentos estratégicos; en especial, en el ámbito
institucional europeo.
Santa Teresa escribió: “No hay cosa que más importe que la humildad”. Un
certero consejo de la patrona de los escritores españoles, que se hace oportuno
aplicar, especialmente, desde las responsabilidades públicas.
Humildad para reconocer y valorar la importancia esencial de las personas, de
cada persona, y el imprescindible protagonismo que siempre tendrá su iniciativa y,
con ella, la iniciativa de toda una sociedad activa.
No hace falta una sagaz observación para darse cuenta que el mejor de los
activos de La Rioja es su gente. Gente valiente ante las adversidades. Con
capacidad para sufrir y para crear. Que contempla el futuro como desafío y no como
incertidumbre. Y lo afronta desde el trabajo, la constancia y el esfuerzo.
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Grandes valores que, una vez más, hoy representan las distinciones que
acabamos de entregar. Unas distinciones que, al mismo tiempo, les recompensan y
les vinculan todavía más a nuestra tierra. En nombre de toda La Rioja les expreso
nuestro orgullo, felicitación y agradecimiento.
Entregar la Medalla de La Rioja a la Unidad de Acción Rural de la Guardia
Civil es sentirnos orgullosos de acoger y formar en La Rioja a jóvenes de élite,
altamente especializados que velan por la seguridad, la tranquilidad y el bienestar de
los españoles. Que luchan en defensa de la libertad y de la democracia. Y combaten
la sinrazón asesina de un terrorismo totalmente incapaz de comprender esos
valores. Ayer, las bandas terroristas ETA y GRAPO; hoy, ramas violentas y radicales
dentro del islam político.
En mi recuerdo personal y emotivo, está una de sus más brillantes
operaciones: la liberación de mi compañero, y siempre amigo José Antonio Ortega
Lara, quien permaneció secuestrado por la organización terrorista ETA durante 532
días entre 1996 y 1997.
Y en nuestra memoria están y estarán siempre todos los que dieron su propia
vida en defensa de la libertad y la democracia. Están y estarán siempre otros
ciudadanos que sufrieron la barbarie terrorista. Algunos hijos de esta tierra.
Con el asentimiento unánime de los grupos políticos a la Proposición de Ley
de medidas a favor de las víctimas del terrorismo de La Rioja, expresamos nuestro
reconocimiento a quienes son la conciencia democrática de nuestra sociedad.
Entregar la distinción de Riojano Ilustre a Fernando Reinares Nestares es
muestra de reconocimiento a su sobresaliente contribución, en sus respectivos
ámbitos profesionales, a la lucha antiterrorista y la defensa de los principios
democráticos.
Leer o releer La Rioja: identidad y diversidad de una región española, casi
treinta años después de su publicación, es conocer o recordar que en los albores de
la democracia muchos dudaban de nuestra capacidad para trabajar por un proyecto
común, a partir del marcado sentimiento original de cada uno. “A los políticos
–escribiste- les faltaba convicción y, como consecuencia, capacidad de convicción”.
Convicción que no me falta hoy, como Presidente de la Comunidad de La Rioja para
alentar y reconocer, con legítimo orgullo, todo lo que hemos avanzado y conseguido
juntos en estos años de autonomía y libertad.
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Posiblemente, en paralela trayectoria con el desarrollo profesional de
Fernando Reinares, a quien invito a actualizar su publicación desde la visión de un
riojano viajero, embajador comprometido con su tierra.
Y sin faltar a la verdad, bien pudieras escribir que somos una Comunidad
joven, dinámica y moderna, integrada y solvente. Una Comunidad que ha sabido dar
estabilidad a sus instituciones y que ha sabido estar a la altura de su tiempo y sus
oportunidades. Que ha superado muchas de las distancias que entonces nos
separaban de las medias nacionales y europeas. Y siempre se escribirá un “Gracias”
a todos los que, con su visión, su empeño y su trabajo, lo han hecho posible.
Señoras y Señores, concluyo:
Sin ocultar los problemas del presente y los retos del futuro, hoy los
resultados de este gran esfuerzo de Comunidad, de esta experiencia autonómica,
constitucional y europea, demuestran que estamos en el camino correcto.
Pero tenemos por delante mucho que hacer. La Rioja es una potencia que no
admite reposo. Y en nuestras manos está aprovechar todas sus oportunidades para
transformar el presente en un futuro mejor. Hacer la mejor Comunidad posible es
tarea de cada uno de nosotros. De cada uno de los hombres y mujeres que viven,
trabajan y sienten La Rioja.
Y si fuerte es nuestro sentimiento, les pido que gritemos con fuerza: ¡Viva La
Rioja!
** Este texto podrá ser variado u omitido total o parcialmente por el orador durante su intervención
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