EL FENOMENO DEL CAMBIO EN LAS DROGAS Doug Bandow

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EL FENOMENO DEL CAMBIO EN LAS DROGAS
Doug Bandow
Las personas que buscan diversión o simplemente huir, pueden escoger de entre toda una variedad de
diferentes sustancias. Muchos de estos productos compiten entre sí. Así, por ejemplo, el uso de la marihuana
cobró popularidad por primera vez en épocas de la prohibición del alcohol, ya que, en aquel entonces, era una
droga considerada sustituto legal. En la actualidad según se deja entrever en las encuestas realizadas, los que
fuman hierba consumen menos alcohol del que tomarían de otra manera. Si se legalizara la marihuana y otras
sustancias prohibidas, seguramente se reduciría el consumo de bebidas alcohólicas y del tabaco. Con ello se
frenaría el aumento neto del consumo de drogas y, como la marihuana se relaciona con menos muertes que el
alcohol, el número de defunciones y lesionados inmutables al uso de enervantes, posiblemente se reduciría.
En los Estados Unidos de América y en otros países, la lucha contra las drogas ha conducido a una fuerte
corrupción. Elementos de las policías y de las aduanas, empleados de la DEA, procuradores generales, jueces,
funcionarios de distrito, personal del servicio de guardacostas, celadores de prisiones y hasta elementos de las
fuerzas armadas, todos han aceptado dinero en efectivo a cambio de facilitar o encubrir actividades
relacionadas con el narcotráfico. El problema es tan grave, que hasta el servicio de aduanas ha tenido que
implantar un programa de soplones.
VICTIMAS INOCENTES DE LA GUERRA CONTRA LAS DROGAS
Deroy Murdock
Patrick Dorismond es una de las últimas víctimas inocentes de la guerra contra las drogas. El 26 de marzo, él
y su padre salían de un bar en Nueva York cuando alguien se le acercó para preguntarle dónde podía comprar
marihuana. Patrick, un guardia de seguridad de 26 años, se sintió ofendido y se ofuscó. Entonces el supuesto
comprador de marihuana gritó pidiendo ayuda y uno de sus compañeros le disparó a Patrick en el pecho.
Los supuestos compradores de marihuana resultaron ser agentes secretos de la policía de Nueva York, en una
operación antinarcóticos y es verdaderamente siniestro que alguien pueda resultar muerto por decir "no" a las
drogas.
El caso fue inmediatamente politizado cuando la primera dama y candidata al Senado por Nueva York Hillary
Clinton, el congresista de Harlem Charles Rangel y reverendo Al Sharpton formaron un escándalo acusando al
alcalde Rudy Giuliani de las muertes causadas por la policía de la ciudad. La realidad es que la policía de
Nueva York hirió fatalmente a once civiles el año pasado, la mayoría de ellos criminales, pero en el último
año del alcalde demócrata David Dinkins hubo 41 muertos en similares circunstancias, por lo que hoy estamos
ante una reducción de un 73%.
La guerra contra las drogas es responsable de la muerte de Patrick Dorismond y de Mario Paz. Con una orden
de allanamiento, un grupo SWAT de la policía entró en la casa de Mario Paz, en el pueblo de Compton,
California, en agosto del año pasado, hiriendo fatalmente a ese abuelo retirado, mientras esposaron e
interrogaron a su esposa, que se encontraba a medio vestir, envuelta en una toalla. Simililar destino corrieron
otros cuatro residentes de la casa del pacífico señor Paz. La policía no encontró drogas ni emitió acusación
alguna. El pecado de Mario Paz fue recibir, de vez en cuando, cartas de un tal Mario Beltrán Lizarraga, un ex
vecino que la policía cree que está envuelto en venta de drogas.
LA LEGALIZACION DE LAS DROGAS
Ian Vásquez
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La prohibición no sólo ha sido ineficaz. También ha creado a las empresas más prósperas del mundo.
La legalización de las drogas en Estados Unidos eliminaría a algunas de las fuerzas más desestabilizadoras de
las sociedades latinoamericanas.
El abuso de drogas ilegales es básicamente un problema de EU, no de Latinoamérica. La guerra contra las
drogas que Washington libra en el continente no ha reducido la entrada de narcóticos en EU. Lo que es peor,
el celo de la prohibición socava dos objetivos vitales para la prosperidad latinoamericana: el desarrollo de la
sociedad civil y el crecimiento de la economía de mercado.
La experiencia de varias décadas no permite negar que la batalla contra la oferta de drogas es inútil. Todos los
aspectos de esa campaña (interdicción, erradicación, sustitución de cultivos) han fracasado tristemente,
mientras la producción de coca, cocaína y heroína en la región ha crecido espectacularmente. Las evidencias
de triunfos en esta larga guerra son insignificantes y efímeras. Los problemas vinculados al narcotráfico, por
desgracia, se perpetuarán mientras las drogas sean ilegales y, por lo tanto, generen ganancias enormes.
Pero la prohibición no sólo ha sido ineficaz. Ha creado las empresas comerciales más prósperas del mundo
fuera del marco legal del mercado. En América Latina, los resultados han sido desastrosos. Los países que con
mayor denuedo han librado la guerra contra las drogas también han sufrido los mayores niveles de violencia y
destrucción.
Colombia es el ejemplo más notable. La corrupción y la intimidación han afectado a todos los elementos de la
sociedad civil: el gobierno, el parlamento, los tribunales, el sector empresarial y la prensa. En Perú y
Colombia, la cruzada antidrogas ha fortalecido a las fuerzas armadas, ha alienado a los campesinos cuyos
cultivos de drogas han sido destruídos y ha creado un matrimonio de conveniencia entre los narcotraficantes y
los grupos terroristas. La campaña antinarcóticos también ha provocado la "colombianización" de México en
momentos que trata de poner en práctica importantes reformas económicas y políticas.
Le cuesta trabajo controlar su consumo de alcohol?
¿En qué consiste la dependencia al alcohol?
¿Cómo puedo ver que estoy perdiendo el control sobre la bebida?
¿Cuánto es demasiado?
¿Cuándo debo dejar de beber?
¿Y, si fuera más grave?
Es bien conocido que la cantidad o el comportamiento relacionados con el alcohol se modifican cuando se
trabaja en el terreno. El trabajador humanitario fácilmente duplica su dosis habitual. Un estrés psíquico y
emocional acrecentado es de seguro la razón principal. Pero, a pesar de esto, se puede tener el sentimiento de
tener todo bajo control.
Sin embargo, puede ser que se tenga el vago sentimiento de que la situación no es tal como debería de ser o
podría ser. Por ejemplo, se da cuenta de que el trabajo no está tan bien hecho como antes, que los
compañeros comienzan a hacer comentarios, que estalla por cualquier razón, etc... Y "sabe" que el alcohol
tiene algo que ver.
Pero por desgracia, es un tema del que no se habla. Y el aislamiento emocional del trabajador humanitario no
facilita las cosas. ¿Con quién hablar? ¿En quién confiarse? ¿Por dónde comenzar?
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El CPH propone aquí una página de información sobre las dificultades que a menudo se clasifican bajo el
término de "dependencia" o "inclinación".
¿En qué consiste la dependencia al alcohol?
• Es un comportamiento que no se puede interrumpir sin sufrimiento.
• El cual se manifiesta por una perdida de control.
• Que puede transformarse en enfermedad.
La dependencia no es vergonzosa, ya que no es un vicio , ni falta de carácter. Pero es difícil no creerlo, ya que
los allegados muy a menudo lo insinúan.
¿Cómo puedo ver que estoy perdiendo el control de la bebida?
Desde el punto de vista psicológico:
• trato de esconder que bebo
• .me prometo dejar de beber
• .bebo alcoholes cada vez más fuertes, o bien comienzo más temprano durante el día
• .tengo largos periodos de intoxicación
• .bebo solo/a
• .tengo problemas en el trabajo, o me ausento
• .tengo largos periodos de amnesia, o de black−out
• .ya no tengo hambre
• .me estoy volviendo violento/a y puedo ponerme a dar golpes
• .mi personalidad está cambiando (celos, mentiras, sospechas...)
• .conduzco en estado de ebriedad sin hacerme preguntas
• .me preocupo menos cada vez de mi aspecto exterior
• .mi pensamiento disminuye, ya no puedo concentrarme, me siento confundido/a tengo grandes fallos
de memoria
• .ya no controlo bien mis finanzas
Existen también síntomas físicos :
• .nauseas y temblor de las manos
• .alimentación irregular
• .dolores abdominales, calambres y diarreas
• .sensaciones de hormigueo en los miembros
• .debilidad en las piernas y en las manos
• .los ojos, la cara y las palmas de las manos rojos
• .caminar inestable, caídas
• .los problemas médicos empeoran
¿Cuánto es demasiado? ¿Cuándo debo dejar de beber?
En alcohología se considera que una bebida standard es:
• una copa de vino (1dl) o
• 1 cervezas ( 5 dl) o
• 2 dedos de alcohol fuerte (2dl).
Para los hombres, el limite critico es de :
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• 3 a 4 bebidas standard tres o cuatro veces por semana.
Para las mujeres, el limite critico es de :
• 2 a 3 bebidas standard tres o cuatro veces por semana.
Y demasiado es :
• Para los hombres más de 5 bebidas standard al día.
• Para las mujeres más de tres bebidas standard al día.
Si usted bebe más, se expone al riesgo de ya no poder controlar la situación.
No olvide que su cuerpo no puede asimilar más de una bebida standard por hora y que a su cuerpo le toma
más de ocho horas digerir el alcohol.
Póngase a prueba : una vez a la semana trate de no beber alcohol durante tres días.
Alguna sugerencias para no beber demasiado :
Si le parece que está al limite, pero que más o menos controla la situación, he aquí algunas sugerencias para
no beber demasiado :
• si va a un lugar o a un evento en el que se beba, decida cuantas copas va a beber y
• umpla su decisión. Escriba el resultado en un cuaderno y evalúe sus progresos al final de la semana.
• evite las fiestas grandes y sustitúyalas por encuentros de dos o tres personas en las
• que el efecto de incitación es menor.
• .entre copa y copa, beba bebidas sin alcohol.
• .entre trago y trago, ponga la copa en la mesa.
• si tiene la impresión de que está bebiendo demasiado, levántese un momento y vaya a dar una vuelta.
• no acepte que nadie lo obligue a beber, ni siquiera en la situación de una bienvenida
• oficial o de negociaciones difíciles. Su entereza en este punto más bien aumentará elrespeto hacia su
persona.
• favorezca las bebidas que contienen poco alcohol en detrimento de bebidas fuertes.
• cuando beba coma algo. Pero no botanas saladas, las cuales provocan sed.
¿Y si su problema es más grave?
En la medida que le sea posible en el terreno, en el país en que se encuentre, hable con un doctor, si es posible
especializado.
Si no tiene a quien dirigirse, o le da vergüenza hablar sobre esto, o simplemente no sabe por donde comenzar,
déjenos un mensaje en nuestro e−mail. Nuestro equipo le ayudara a aclarar la situación.
Un equipo de investigadores estadounidenses ha descubierto una célula en el cerebro que aparentemente
estimula a las personas a consumir grandes cantidades de alcohol.
Los científicos, del centro de investigación y la clínica Gallo de San Francisco, consideran que sería posible
desarrollar medicamentos para bloquear su actividad y ayudar a los alcohólicos a dejar de beber.
Desde hace tiempo, se conoce que el alcohol y otras sustancias adictivas activan el núcleo accumbens, una
región prefrontal de la corteza del cerebro, provocando la liberación de una sustancia llamada dopamina.
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El exceso de dopamina conduce a un sistema de recompensa y gratificación, que establece la necesidad de
más alcohol y la dependencia de éste.
Los investigadores de San Francisco descubrieron que el alcohol también puede causar la liberación de otra
sustancia química, la adenosina.
Novedosa meta
Juntas, la dopamina y la adenosina envían señales al cerebro, que fomenta el impulso de consumir más
alcohol.
Uno de los investigadores, el Dr. Ivan Diamond, profesor de neurología de la Universidad de California en
San Francisco, dijo que el descubrimiento "ofrece una novedosa meta para la creación de medicamentos que
pongan fin al consumo excesivo de alcohol, o lo reduzcan".
Los experimentos hasta ahora se han realizado con ratas.
El Dr. Raynard Kington, director adjunto del Instituto Nacional para el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo
de EE.UU., indicó que la continuación de este trabajo y la realización de ensayos con seres humanos, "puede
acelerar el desarrollo de medicamentos que impidan el comportamiento de adicción al alcohol y eviten la
recaída de bebedores crónicos".
"Qué es el alcoholismo
Desde tiempos inmemoriales, cuando el hombre nómada trocó la lanza de cazador por el arado que lo
convirtió en sedentario, la raza humana descubrió que la fermentación de un buen número de los vegetales que
cosechaba producía una sustancia agradable al paladar y agradable a la mente, a la que le dio la denominación
de alcohol. Y este alcohol fue domesticado por el hombre y lo introdujo en sus casas, en sus costumbres, en
sus ritos y en sus comidas. Y he aquí que este alcohol empezó a atrapar las mentes de algunos que no de todos
que lo consumían y dio lugar a la destruccion de sus familias, de sus cosechas, de su prestigio y de sus vidas.
A partir de entonces, la humanidad se ha tornado ambivalente ante el alcohol, al que por un lado aprecia como
esa sustancia maravillosa que lo relaja, desinhibe y le permite olvidar sus penas, y por otro lo considera ese
terrible fantasma que destruye familias, provoca crímenes y mata a la gente. Pero realmente, qué es el
alcoholismo.
Empecemos por la definición y después haremos un pormenorizado análisis de esta definición para que el
lector pueda comprender integralmente el fenómeno y no le quede ninguna duda.
La definición general
El alcoholismo se considera una enfermedad porque el conjunto de fenómenos derivados de la pérdida de
control llena todos los requisitos que la medicina exige para considerar como enfermedad a determinado
conjunto de signos y síntomas: a) tiene una historia natural; b) hay un cuadro clínico perfectamente
identificado y similar para todos los individuos que lo padecen; c) hay una etiología (causas); d) una
fisiopatogenia (el desarrollo de los factores fisiológicos y patológicos subyacentes en la enfermedad); e) un
pronóstico; f) un esquema terapéutico integral y g) una serie de estrategias para su prevención.
Lo que dice la OMS
Ahora, desmenuzaremos y analizaremos exhaustivamente esta definición.
El alcoholismo es una enfermedad crónica, de desarrollo insidioso y evolución progresiva, que se caracteriza
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por la incapacidad de la persona para controlar su manera de beber, lo que da lugar a que, en la mayor parte de
las ocasiones el afectado lo haga en forma excesiva y desarrolle problemas en su salud, su familia, su trabajo y
en su relación con la sociedad en general. Esta pérdida de control es consecuencia de una dependencia
psíquica y física al alcohol que el individuo ha desarrollado por consumirlo en forma frecuente y excesiva
durante cierto tiempo y por una predisposición, genéticamente determinada, para la adicción de sustancias.
El alcoholismo, antes que nada, es una enfermedad: el comité de expertos de la Organización Mundial de la
Salud (OMS) en el año de 1953 le dio esta categoría, pues reúne los requisitos de un padecimiento humano
que puede ser identificado, diferenciado de otros, diagnosticado, pronosticado, tratado, rehabilitado y
prevenido dentro de los principios fundamentales del modelo médico.
Apellidos del alcoholismo
Ya fundamentado el por qué el alcoholismo es una enfermedad, pasaremos a abordar su carácter de crónica.
No es válido hablar, como se consigna en algunos textos, de alcoholismo agudo y alcoholismo crónico. No
existe el alcoholismo agudo y hablar de alcoholismo crónico es un pleonasmo, pues la sola mención del
término alcoholismo lleva implícito su carácter de trastorno crónico. El mal llamado alcoholismo agudo se
refiere a la intoxicación etílica aguda o borrachera y es importante no confundir estos términos.
El borracho
La borrachera es una intoxicación por consumo excesivo de alcohol. Es cuando una persona llega al estado de
ebriedad. Es un cuadro agudo, es decir, una complicación transitoria que tiene unas horas de duración,
después de las cuales la persona se restablece completamente.
El alcohólico
En cambio, el alcoholismo es una enfermedad crónica e irreversible (incurable) caracterizada por la adicción
al alcohol (dependencia psíquica y física a esa sustancia). Una persona que ha desarrollado el alcoholismo,
aunque deje de beber seguirá siendo alcohólica. Un bebedor normal o un alcohólico pueden estar borrachos en
un momento dado, pero un alcohólico, aunque no esté borracho sigue siendo un alcohólico.
El enfermo alcohólico
El término enfermedad crónica se refiere a un estado patológico que el individuo tendrá toda su vida. Este
desorden crónico podrá tener etapas de control o asintomáticas en donde no se manifiesten los síntomas de la
enfermedad, pero ésta se mantiene potencialmente dentro del paciente afectado. No hay que olvidar que un
gran porcentaje de las enfermedades que se atienden dentro de la medicina son crónicas. Ejemplos de
enfermedades crónicas son la diabetes, el reumatismo, las alergias, la insuficiencia coronaria, la epilepsia, el
colon irritable, etcétera. Una enfermedad crónica se controla, pero no se cura. Un diabético que siga la dieta
prescrita, que tome sus medicamentos hipoglucemiantes regularmente, que asista con disciplina a sus
consultas y que se someta regularmente a los exámenes de laboratorio que le solicite su médico, seguramente
estará bien controlado de su diabetes y podrá hacer una vida normal, pero no podemos decir que esté curado
puesto que, si descuida su tratamiento o come carbohidratos en exceso, su padecimiento se descontrolará y
corre el riesgo de caer en un coma diabético. Lo mismo ocurre con el alcohólico, mientras no beba su
padecimiento estará controlado, pero en cuanto vuelva a beber los síntomas de su enfermedad crónica
volverán a manifestarse, poniendo en riesgo su salud e incluso su vida.
Cómo se reconoce la enfermedad
Pasaremos ahora a analizar el término desarrollo insidioso. Se dice que la enfermedad del alcoholismo tiene
un desarrollo insidioso porque es muy difícil precisar el momento en que se declara. En esto radica una de las
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principales dificultades para el diagnóstico temprano del alcoholismo, y lo más importante: que el sujeto
afectado identifique, reconozca y acepte que se le ha declarado una enfermedad que pone en riesgo su salud y
su propia vida. La mayor parte de los enfermos alcohólicos reconocen su enfermedad o solicitan ayuda
médica cuando ya está muy avanzado el proceso o se ha presentado alguna complicación médica muy grave
que está comprometiendo su vida. Igualmente, muchos médicos o psicoterapeutas, por la misma insidia de la
enfermedad, no saben reconocerla oportunamente y, en muchos casos, sólo le dan al bebedor−problema la
categoría de enfermo cuando ha desarrollado alguna complicación médica, como puede ser la cirrosis hepática
o el delirium tremens (delirio con temblor).
Del uso al abuso
Este desarrollo insidioso radica en que el proceso morboso (enfermo) que conduce al alcoholismo en sus
etapas prepatológicas evoluciona muy lentamente (en cinco, 10 o más años) y de una forma muy sutil, de
modo que casi nadie detecta los síntomas prodrómicos de la enfermedad. Durante la etapa previa a que ésta se
declare, no existe mucha diferencia entre un bebedor social y un bebedor−problema. Es muy difícil precisar el
momento en que el bebedor se convierte en alcohólico. El bebedor va pasando por ciertas etapas antes de
llegar al alcoholismo. Al principio sólo bebe en forma ocasional, más tarde empieza a beber en forma habitual
(aquí desarrolla un hábito), luego empieza a consumir alcohol en forma excesiva y cae en lo que se llama
abuso del alcohol o bebedor excesivo. Esto ya constituye un problema sanitario aunque todavía no se
desarrolla una franca adicción al alcohol, que es justamente la última etapa del proceso que marca el cruce de
la frontera entre el bebedor y el alcohólico. La medicina se basa en dos parámetros clínicos para determinar si
un bebedor excesivo se ha convertido en alcohólico. Estos dos parámetros son: la tolerancia y el síndrome de
supresión.
La tolerancia se define como una adaptación biológica del organismo al alcohol, por la cual el bebedor
necesita mayor cantidad para obtener los mismos efectos que antes lograba con menor cantidad.
Del abuso a la adicción
Cuando aparece el fenómeno de la tolerancia en un bebedor esto suele resultar muy engañoso, pues lejos de
que le cause preocupación siente que ya ha aprendido a beber, cada día aguanta más y, a diferencia de antes,
ahora consume grandes cantidades de alcohol sin que se presenten síntomas tempranos de borrachera. En este
punto peligroso en que la gente cree que ya aprendió a beber, el bebedor se confía y cada vez consume alcohol
en mayor cantidad, con mayor velocidad, durante más tiempo y con más frecuencia. Esta adaptación biológica
consiste en una serie de cambios metabólicos de tipo adaptativo que ocurren en la intimidad del hígado y del
cerebro, dando lugar a una serie de transformaciones neuroquímicas en las vías metabólicas de degradación
del alcohol, lo que finalmente conduce al fenómeno de la compulsión. Ésta determina la incapacidad del
individuo para controlar su manera de beber, caer con más frecuencia en el exceso alcohólico y presentar
problemas de conducta que van a afectar su vida familiar, laboral y social.
Estos cambios neurobiológicos que ocurren en la intimidad del cerebro son irreversibles, es decir, si el sujeto
alcohólico deja de beber por un tiempo pero más tarde vuelve a consumir alcohol, el cerebro volverá a
reaccionar en la misma forma que la última vez que bebió y tarde o temprano vuleve a aparecer el fenómeno
de la compulsión. Esto es lo que los expertos de la OMS llaman: "Reinstalación del síndrome de dependencia
una vez que el alcohólico vuelve a beber".
De la adicción a la falta de control
Esta incapacidad de control, que es el síntoma cardinal del alcoholismo, deriva de la ya mencionada
compulsión proveniente de las transformaciones neuroquímicas que sufre el alcohólico en la intimidad de su
cerebro y también del síndrome de supresión. Por el temor de presentarlo, el alcohólico sigue bebiendo para
que no disminuyan sus niveles séricos (sanguíneos) de alcohol.
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Las consecuencias
Las consecuencias lógicas de esta incapacidad de controlar la manera de beber son la ingesta excesiva de
alcohol y los trastornos de la conducta, los cuales dan lugar a la transformación de la personalidad del
alcohólico cuando se embriaga. El individuo se torna irresponsable, necio, agresivo, repugnante y peligroso.
Desarrolla problemas de salud física y mental como consecuencia de los niveles tóxicos de alcohol que
frecuentemente presenta y de los problemas a nivel de su familia, de su trabajo o su escuela y también de tipo
legal o de desprestigio social. No es necesario que se presenten estos cuatro tipos de complicaciones para
hablar de alcoholismo. Con una sola de estas áreas afectada es más que suficiente para apoyar el diagnóstico.
Herencia y aprendizaje
El último elemento de la definición se refiere a la etiopatogenia de la enfermedad. El individuo desarrolla una
dependencia psíquica (obsesión por la bebida y necesidad de su consumo para aliviar tensiones) y física
(compulsión por la bebida e incapacidad para detenerse una vez que se ha empezado a beber), como
consecuencia de dos factores: uno de tipo heredado y otro de tipo aprendido. El factor heredado es una
predisposición genética hacia la enfermedad con la cual seguramente nació el individuo. Está ampliamente
demostrado el factor genético en la etiología del alcoholismo, ya que todos los alcohólicos tienen un familiar
en primero o segundo grado que también lo es, aunque vale la pena aclarar que esta predisposición genética
no es determinante para el desarrollo del alcoholismo sino que, necesariamente, tiene que interactuar con los
otros dos factores etiológicos de la enfermedad, que son el factor psicológico (vulnerabilidad psicológica para
el manejo de las emociones) y el factor sociocultural (estar inmerso en un medio propicio para el consumo
inmoderado de bebidas alcohólicas).
El drama innegable
Ya no es ninguna noticia nueva el hecho que, día con día, el problema del consumo de alcohol entre los
adolescentes se torna más preocupante. Los índices de consumo de alcohol per cápita en el mundo, en el rango
de edad que oscila entre los 15 y los 24 años ha aumentado; los problemas familiares (adolescentes problema),
escolares (deserción escolar, bajo rendimiento y problemas de conducta) y sociales (accidentes de tránsito,
delincuencia y homicidios) han aumentado; y finalmente, el promedio de edad en que el ser humano inicia el
consumo del alcohol ha descendido de los 15 años, hace aproximadamente cuatro lustros, a los 12 años de
edad.
Por otro lado, independientemente de las causas biológicas y psicológicas del alcoholismo, parece ser que un
factor determinante en el desarrollo de la adicción al alcohol, desde el punto de vista sociocultural, es el
desarrollo de hábitos inadecuados en el patrón de beber, que se adquieren justamente en la adolescencia.
La ambivalencia del paladar
Sin embargo, todos los elementos anteriores están enmarcados dentro de un común denominador: el alcohol se
convierte para el adolescente en un símbolo. Símbolo mágico que lo va a transformar. La magia es producto
de la fantasía, la ignorancia, los prejuicios y las consejas que se transmiten de generación en generación. Y el
alcohol, a través de la historia, ha estado envuelto en esta magia que le ha quitado toda objetividad. El alcohol
puede ser cielo o infierno, elixir maravilloso que enaltecen los poetas o veneno implacable que condenan las
religiones. Manjar exquisito que enriquece las comidas o toxina maligna que produce enfermedades. Poción
extraordinaria que estimula el espíritu y da energía al cuerpo o maldición que encadena al hombre a los
grilletes de la adicción. El alcohol está detrás de la conquista romántica o de la riña que conduce al homicidio.
El alcohol es festejo, celebración del éxito, coronación de la victoria y de los buenos acontecimientos, pero
también acompaña al hombre en la amargura, en la derrota, en la frustración y en la pérdida del ser querido. El
alcohol le da valor a un hombre para conquistar a una mujer o lo ayuda a evadirse de su amargura cuando la
ha perdido. El alcohol es nacimiento y muerte. Es depresión y euforia. Es soledad y compañía. Es virtud y
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pecado. Es ¡salud! y enfermedad. Es el símbolo que encarna la ambivalencia.
Rito de alcohol, ritual de sangre
Y justamente alrededor del doble mensaje y del símbolo mágico se realiza el rito de iniciación del alcohol en
el adolescente. Cuando niño, el futuro adolescente sólo recibe dobles mensajes en relación al alcohol: "Las
bebidas alcohólicas están prohibidas para los niños"; "Los niños no deben beber alcohol"; "El alcohol es
dañino para los niños". Pero esos niños ven a su padre bebiendo excesivamente. Escuchan a su padre y a sus
tíos y a los amigos de su padre hablando muy bien respecto de tal o cual bebida y los observan bebiendo
cerveza en grandes cantidades, lo que les produce alegría y placer. Se dan cuenta que procuran siempre tener
reservas de bebidas alcohólicas en la alacena y el refrigerador. En los días importantes como la Navidad, el
año nuevo o el cumpleaños del padre o de la madre, consumen grandes cantidades de alcohol y se
emborrachan, justificando su consumo excesivo diciendo que la ocasión lo ameritaba. El niño a quien
prohiben el alcohol pasa su infancia escuchando mensajes tales como: "Vámonos a echar unos alcoholes para
festejar ese buen negocio"; "No me ofenda, compadre, cómo que no quiere brindar conmigo"; "Te veo muy
lento, nosotros ya llevamos tres y tú apenas vas en la primera"; "Te recomiendo este licor que es muy bueno
para la digestión"; "¿Qué, no vas a beber? Se me hace que te regaña tu mujer"; "¿Cómo que coca−cola? No
sea maricón y échese un tequila".
Ante tantos dobles mensajes, el futuro adolescente llega a la conclusión de que el alcohol es algo así como el
fruto prohibido y recuerda el mensaje bíblico de lo que la serpiente le dijo a Eva: "Dios no quiere que coman
de ese fruto, porque el que lo comiere se convertirá en Dios". El adolescente llega a la conclusión de que
quien beba el fruto prohibido del alcohol se convertirá en adulto. Entonces el adolescente pierde objetividad y
el alcohol no es simplemente una sustancia que puede tener peligros potenciales sino es ese símbolo mágico
que lo convertirá en adulto.
Ante esta mentalidad adquirida por el adolescente, la circunstancia de iniciación es lo de menos: acepta rolar
la botella de Bacardí con sus amigos del vecindario para ser aceptado en la banda. La niña que le exige a su
mamá que en su fiesta de quince años haya suficientes bebidas alcohólicas para sus amigos y que no vayan a
estar presentes los adultos porque ¡qué oso! Los chavos que invitan a unas niñas a la mesa de pista de la disco
en la que les exigen que pidan botella completa y no tragos sueltos para ser aceptados. El grupo de sexto de
primaria que quiere festejar su graduación con una comida en la que llevan muchos coolers porque son la
bebida refrescante de moda. Los alumnos de secundaria que se van de pinta al Ajusco en sus automóviles y
cada uno va aprovisionado con un six−pack de Tecate. O el solitario adolescente, tímido e introvertido, que
antes de ir a esa fiesta donde va a estar esa niña se bebe dos cubas para llegar envalentonado, con esa media
estocada.
Buscando el calor en la bebida, calor que ellos no saben dar ... es lo de hoy
Es indiscutible que la droga de moda entre los adolescentes no es ni la mota, ni la coca, ni el chemo o las
pastas. La droga de moda es el alcohol cuyo consumo entre los adolescentes sigue subiendo
preocupantemente. La única solución preventiva al problema es el cambio de mentalidad de los adultos en
relación con los patrones sociales de consumo de alcohol. Y la mayor parte de los adolescentes de hoy están
adquiriendo una mentalidad muy parecida a los adultos de hoy. Por lo tanto, el trabajo preventivo a nivel de
educación debe empezar con las nuevas generaciones y a edades muy tempranas. Con cursos de
sensibilización y educación para futuros padres o padres recién iniciados. Y los programas educativos de
prevención deben iniciarse en la preprimaria y tal vez la primera lección deba ser: "La moderación es una
virtud. El exceso es un defecto".
"Las memorias alcohólicas
Me despedí de Nelson y marché en dirección al muelle. Pero John Barleycorn,1 diluido en el contenido de las
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seis jarras de cerveza que me tomé, marchaba conmigo. Mi cerebro sentía como un aguijón su presencia y me
hallaba, por eso, muy despierto. Sentía elevarse mi aprecio por la naturaleza humana. Yo, todo un tipo, todo
un pirata, me dirigía a mi propio barco después de haber alternado nada más y nada menos que con Nelson, el
más grande de todos nosotros, los piratas. Luminosa aparecía en mi mente la visión de nosotros dos bebiendo
con los codos apoyados en la barra del bar. Sentía un íntimo agradecimiento hacia él, que me invitaba a beber
simplemente porque eso le hacía sentirse feliz y porque yo había despertado su interés.
¿Qué podía hacer yo? Me veía en el trance de tomar una decisión seria. Debería decidir entre el dinero y los
hombres, entre el ahorro y la aventura. Debería darle menos valor a las economías y apreciar el valor de otras
cosas, el valor de la satisfacción que me producía el trato con aquellos hombres, cuya manera tan peculiar de
ver la vida les llevaba a gastarse el dinero que tenían bebiendo con los demás.
Y lo hice. Volví sobre mis pasos a buena marcha, y me llegué hasta La última oportunidad. Nelson estaba a
punto de irse cuando entré. "Vamos a tomar una cerveza", le dije. De nuevo estábamos en la barra del bar,
bebiendo y charlando, pero en esta ocasión sería yo quien pagara los centavos. Empecé pagando diez, ¡una
hora completa de mi trabajo en la máquina de la fábrica! Y no me costó mucho hacerlo. Empezaba a ver las
cosas de otra manera. El dinero no importaba ya. Lo que me importaba era la camaradería. "¿Tomamos otra?",
invité. Y bebimos de nuevo pagando también yo. Nelson, con la naturalidad de los bebedores, pidió al
tabernero: "Ponme un corto, Johnny". Johnny le atendió y puso en su jarra sólo un tercio de lo que en otras
rondas habíamos bebido. Así y todo el precio siguió siendo el de cinco centavos.
cerveza, pero el espíritu de la camaradería se incrementaba. ¡Ah, otra cosa! Yo
Otra de las justificaciones para los mariguanos es que esta droga no les va a.
Efectos
En el cerebro. El THC se une a las sustancias que existen entre neurona y neurona, lo cual provoca
disminución y bloqueo de los impulsos nerviosos entre las células cerebrales, que implican un decremento de
las funciones cerebrales y daños en la memoria reciente. Es frecuente que el mariguano olvide fácilmente los
hechos que le suceden. Un estudio que realizó el doctor Yasavage en simuladores de vuelo y en pilotos aéreos
demuestra alteraciones en la memoria, en la atención y en la percepción de los pilotos después de haber
utilizado un cigarrillo que contenía 19 mg de THC. Estos daños no fueron significativos a las cuatro horas, sin
embargo, 24 horas después de haber consumido la dosis anterior se reportaron alteraciones en las funciones
complejas del pilotaje, como la alineación y el aterrizaje preciso, el control lateral, el control vertical y los
cambios en la aceleración. Lo que sugiere que los efectos de la mariguana son acumulativos y esto determina
una alteración en las pruebas de desarrollo complejo. Algo que me llamó la atención fuertemente en el estudio
es que en los simuladores aéreos, uno de los pilotos 24 horas después de haber consumido la dosis de
mariguana aterrizó fuera de la pista asignada, lo que en circunstancias normales hubiese provocado un
accidente fatal.
Existen otros estudios donde se puede comprobar la alteración de las funciones más complejas del cerebro, a
través de la utilización de mariguana.
Efectos en el comportamiento. Desde 1969 se reportó un síndrome cerebral agudo que incluía desorientación,
confusión y pérdida de la memoria. Otro efecto en la conducta es la falta de motivación, del cual se habló en
el síndrome amotivacional. El adicto se rinde o pospone sus responsabilidades sociales, familiares y hasta
ocupacionales en aras de una mayor preocupación e interés por la mariguana. Existe un deseo por continuar el
uso de la sustancia aun cuando las consecuencias de fumar en la vía pública, o llegar intoxicado a la familia o
la escuela, sean peligrosas.
También hay varios tipos específicos de desempeño psicológico que son afectados por el uso de la mariguana,
10
y éstos principalmente se presentan en el cálculo de número, la substracción numérica, la comprensión de
símbolos, comprensión de la lectura, mantención [sic] de la atención sobre problemas complejos y aumento en
la percepción del tiempo. Lo que provocará al individuo problemas para desarrollar tareas complejas en su
trabajo, en la escuela, o cualquier actividad en la que requiera de atención, concentración y motivación.
Emocionalmente, el adicto también se encuentra afectado. El abandono de las ocupaciones, la pérdida del
interés en general, el descuido de los estudios y de la familia, se ve en muchos casos acompañado de un
incremento en el desarrollo de fantasías, así como de la verborrea.
Por último, algunos estudios han sugerido que el uso de mariguana está relacionado con atrofia cerebral, pero
estos resultados no pudieron ser reproducidos.
"La mariguana: una droga muy peligrosa
A pesar de que en nuestro medio, el público general e inclusive muchos profesionales médicos, aún no están
convencidos de la peligrosidad de la mariguana como droga dañina para el individuo y la salud pública, en el
mundo se sigue publicando informes acerca del resultado de investigaciones sobre esta hierba natural, que
tornan indiscutible la calificación de droga muy peligrosa.
Sintomatología de los fumadores habituales
1. Confusión mental.
2. Trastornos de la concentración y de la atención, razón por la cual presentan una marcada tendencia a los
accidentes, choques automovilísticos, etcétera.
3. Pérdida creciente de la motivación para hacer actividades de cualquier tipo.
4. Dificultades para pensar, en especial en lo que respecta a la formación de conceptos y trastornos
progresivos en la memoria reciente, hasta llegar a ser definitivos.
5. Regresiones a etapas infantiles de desarrollo psíquico.
6. Creciente actitud de susceptibilidad paranoide.
7. Tendencias hacia el suicidio y otras expresiones autodestructivas (por ejemplo: cortes en la piel, accidentes
de trabajo, choques, etcétera).
8. Alteración de la capacidad de aprendizaje en los niños, adolescentes y jóvenes adultos.
9. Se presenta un efecto teratogenético, la tendencia a los abortos espontáneos, fetos de menor peso, partos
prematuros, etcétera.
10. Disminución en la producción de espermatozoides con alteraciones en su morfología, y puede afectar los
ciclos menstruales y a la ovulación, especialmente en las mujeres jóvenes y en las adolescentes.
11. En los niños recién nacidos de madres que fumaban mariguana, se encontraron temblores y dificultades
visuales, así como también alteraciones en la capacidad de atención que denotan un retraso maduracional en la
capacidad visual: existen numerosos casos registrados con alteraciones teratológicas, etcétera.
12. Irritación dañina para las vías respiratorias superiores, bronquios y carbono, acetaldehído, nitrosamina,
fenoles, benzopireno, benzoantraceno, ácido cianhídrico, etcétera. Por lo tanto son comunes las rinitis,
11
sinusitis, laringitis, faringitis, bronquitis (especialmente de tipo obstructivo), enfisemas y otras enfermedades
precancerosas o directamente cáncer. Al respecto señalan que 90% de los cánceres de pulmón ocurren en
personas que fuman tabaco y un tercio de todos los cánceres ocurren en personas fumadoras. Tabaco y
mariguana se potencian pero la mariguana es más carcinogenética que el tabaco.
13. Los fumadores crónicos presentan reducción en los dosajes del linfocito−T y de los fagocitos
polimorfonucleares, razón por la cual se produce un déficit en la capacidad inmunológica del individuo.
14. Trastornos cardiacos: taquicardias sinusales, angina de pecho, alteraciones electrocardiográficas en la
onda P y aplanamiento o inversión de la onda T.
15. En nuestra experiencia, hemos encontrado severas alteraciones en el estado de las piezas dentarias.
Esta síntesis, aunque incompleta, puede servir para refrescar la memoria, cuando por influencia de la intensa
propaganda originada y financiada por los intereses mafiosos, se llega a dudar sobre la real peligrosidad de
esta droga. Tengamos presente que son miles las personas, en especial jóvenes, que repiten diariamente que la
mariguana "es menos tóxica que el cigarrillo", "que es una hierba natural", que no produce cáncer", etcétera.
Aquellas personas con una personalidad de características fronterizas (borderline), por otra parte tan
frecuentes en la actualidad que Wolf las definió como "la personalidad neurótica de nuestro tiempo", tienden a
descompensarse y a evolucionar hacia procesos psicóticos crónicos, cuando son abusadores, e inclusive a
veces presentan cuadros de psicosis tóxicas con dosis muy pequeñas de mariguana.
Recordemos que esta creciente tragedia (nos referimos al número de casos), no ocurría antes, ya que la
característica del fronterizo (borderline) era la estructuración de una "inestabilidad−estable"o como otros la
definían, un "desequilibrio−equilibrado".
Esto se debe a los trastornos neuroquímicos que produce la mariguana, que son muy semejantes a los que
encontramos en los procesos psicóticos, es decir que se elevan los niveles de bufotenina, una amina
N−bi−metilada, como lo demostraron R. Fernández Labriola y otros,1 mediante estudios con aminogramas2
registrados en orina.
Al respecto, J. Aizpiri Díaz, de Bilbao, España, en sus trabajos sobre "las psicosis cannábicas agudas y
crónicas", recomiendan no usar psicofármacos del tipo de los neurolépticos cuando tratamos estos cuadros, ya
que no suelen ser efectivos, pero la tendencia a usarlos surge de la similitud clínica entre los estados de
intoxicación cannabinoidea y los cuadros esquizofrénicos.3
Al respecto, Knudsen y Vilmar,4 en Dinamarca, describen la experiencia llevada a cabo con 10 jóvenes, casi
todos del sexo masculino, con diagnóstico de esquizofrenia y con un historial de numerosas internamientos y
simultáneamente usuarios de mariguana. En el periodo en que fueron internados estaban consumiendo
habitualmente esta droga. Además, y en forma fehaciente, existe la evidencia documentada de que estaban
recibiendo tratamientos basados en neurolépticos, pues eran inyectados con medicaciones cuya duración es de
tiempo prolongado (neurolépticos de depósito). Algunos lo recibían desde hacía seis meses y otros desde un
año atrás.
Basados en estos hallazgos, los autores sugieren una hipótesis importante, por corroborar: la mariguana puede
antagonizar los efectos de los neurolépticos.
Finalmente insistimos: la mariguana produce tolerancia, dependencia y síntomas por la abstinencia, que
generalmente son oscurecidos por el incremento del uso abusivo de tabaco común, con diferencias cualitativas
y cuantitativas según las características psicopatológicas de la personalidad previa del fumador y del estado
nutricional y de salud física del mismo. Que el síndrome de abstinencia aparece 20 o 30 días después de dejar
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de fumar y que está caracterizado por irritabilidad, ansiedad, hiperquinesia, alteraciones en la alimentación,
agresividad, etcétera.*
"Cocaína, la droga de los superhéroes" en Addictus, año 2, núm. 8, México, octubre−noviembre de 1995, p. 3
[originalmente apareció sin título como editorial]
En los años sesenta la mariguana, el LSD y otros psicotrópicos, acompañaron el movimiento contestatario que
surgió. Este movimiento que llegó a llamarse contracultural, cuestionaba la cultura y valores imperantes en la
época y famosas fueron sus presiones para acabar con la guerra de Vietnam. Sus lemas, Amor y paz y La
imaginación al poder, atrajeron a muchos jóvenes de todo el mundo.
La mariguana y el LSD, de la familia de los alucinógenos, eran las drogas indicadas para la época y para el
movimiento. Los usuarios querían un mundo nuevo, querían transformar su mundo o, al menos, viajar sobre
el lomo de las sustancias.
Desde entonces el mundo ha cambiado mucho, tanto en lo que respecta a su geopolítica como a sus relaciones
económicas y, por ende, en sus valores culturales. Las comunicaciones permiten la mezcla cultural a unos
niveles jamás imaginados; se diluyen las identidades nacionales para dar paso a lealtades trasnacionales
basadas en mensajes que se imponen sobre la cultura o las modas que surgen de ciertos centros de poder.
En vez de la paz se publicita la violencia; la riqueza no se distribuye, se arrebata. Para vivir en este mundo se
necesita ser fuerte además de despierto y activo ("Camarón que se duerme..."). Por eso, ya que anestesia el
malestar y da sensación de poder, la cocaína es la droga del momento. La cocaína es la droga de los que están,
o quieren estar, en la sociedad. La mariguana y la heroína siguen siendo las drogas de los que quieren
evadirse; con la coca estamos in y con las otras drogas estamos out.
Según cifras de 1993, en Estados Unidos los consumidores gastaron 49 000 millones de dólares en drogas, de
los cuales 31 000 millones correspondieron a la adquisición de cocaína. Cantidades fantásticas ambas, pero
que reflejan el éxito de la droga. Por ende, estas cifras permiten inferir el negocio que representa el producirla
y comerciarla; su precio se ve potenciado por su ilegalidad.
A los colombianos les cuesta 2 000 dólares producir un kilogramo de clorhidrato de cocaína; trasladarlo al
mercado negro de Estados Unidos unos 3 500 dólares por los gastos de corrupción, y se le vende al mayorista
en Estados Unidos en 20 000 dólares, el cual lo revende en la calle en 120 o 150 000 dólares a los
consumidores. Podemos decir que para muchos colombianos y, sobre todo, para muchos estadounidenses, el
negocio vale la pena. Pero para los otros preocupados por la salud, no es así.
Al ser una droga cara, muchas veces es bien visto su uso social y más si uno invita a los demás; eso crea
status, poder.
Como era la droga de los ricos, creó la envidia de los pobres, y el deseo de estos por ser como los primeros era
grande, por lo que se inventó el crack, sucedáneo de la cocaína, que a tres dólares el gramo se volvió accesible
para todos. La asociación cultural de las diferentes presentaciones del mismo producto la podemos ver en
varios casos: Maradona, blanco y triunfador, usa cocaína, y el alcalde negro de Washington, usa crack con
una prostituta en un hotel de la ciudad que gobierna.
En un breve viaje por los países productores, tomando a Colombia como ejemplo, podemos ver que el
impacto de la cocaína en su cultura generó la aparición del fenómeno de los sicarios. Los sicarios son los
asesinos y golpeadores a sueldo contratados por los diferentes cárteles de ese país. Preferentemente son
jóvenes en la adolescencia, tienen entre 16 y 20 años de edad y a los 20 años acostumbran a morir en la
guerra. Ellos son sacados de los cerros que rodean Medellín o de otras ciudades perdidas. A cambio, estos
muchachos viven una juventud a todo tren, cuentan con dinero en los bolsillos, causan temor y tienen fama de
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valientes. Frecuentan las discotecas y lugares más exclusivos, acompañados de bellas mujeres a las cuales no
tendrían acceso de otra forma.
Ellos saben que al morir el cártel para el que trabajan se encargará de su familia. Como en toda familia adicta
uno se sacrifica para el bienestar de ella.
Igualmente, como sucede con otras drogas, existe su equivalente legal, las anfetaminas, usadas tanto con fines
médicos como para tratamientos para adelgazar, ya que anestesia la sensación de hambre, como de consumo
ilegal, además de la elaboración de sucedáneos sintéticos de bajo costo como el crystal, surgido en Europa y
que empieza a competir en el mercado americano.
Aquellos que no pueden cambiar al sistema, se modifican para ser superhéroes efímeros, a costa de perder la
salud.
"Experimentación animal con cocaína", en Addictus, año 2, núm. 8, México, octubre−noviembre de 1995, p. 7
[originalmente apareció sin título en la sección Gotero]
La experimentación animal con cocaína ha arrojado datos sorprendentes. Se han entrenado animales (changos
y roedores, principalmente) para recibir una dosis del fármaco como resultado del despliegue de una conducta,
apretar una palanca, por ejemplo. En condiciones de libre acceso al fármaco, los animales se autoadministran
la droga compulsivamente. Presentan periodos en los que lo único que hacen es apretar para conseguir la
droga, sin atender sus necesidades más básicas como la alimentación. Después suspenden toda actividad para
dedicarse por completo a la búsqueda de la droga. Todos los animales que, en condiciones experimentales,
tienen acceso ilimitado a la cocaína, se la autoadministran hasta que mueren.
Durante la intoxicación con los estimulantes mayores del sistema nervioso central puede incrementarse la
agresividad, acompañada de una sensación de mayor fuerza muscular, de delirios paranoides y de
alucinaciones visuales y auditivas, lo que puede convertir a los intoxicados en sujetos peligrosos para sí
mismos y para los demás. La experiencia indica que el mayor riesgo asociado al consumo de estas drogas se
debe al alto precio, en todos sentidos, que los usuarios son capaces de pagar por obtenerlas.
La Asociación Médica Norteamericana y la Organización Mundial de la Salud, como muchos otros grupos
profesionales, consideran al alcoholismo como una enfermedad.
Los jueces y legisladores también lo van reconociendo como enfermedad.
Algunas autoridades continúan mirándolo solamente como expresión de problemas emocionales ocultos.
Otros lo ven como un síntoma que antecede a una enfermedad, aunque requiere tratamiento por sí mismo.
El Comité sobre Alcoholismo y Dependencia de las drogas, de la Asociación Médica Norteamericana, define
al alcoholismo como una enfermedad en la cual se presenta ansiedad por el alcohol y pérdida del control sobre
su consumo, como un tipo de dependencia que puede causar daño a la salud de la persona o interferir su
habilidad para trabajar y para avenirse con los demás.
El alcohólico bebe usualmente en grandes cantidades, y con frecuencia llega al estado de embriaguez. Sin
embargo, la cantidad y la frecuencia no son más que síntomas. Si bien es cierto que algunos alcohólicos beben
en menores proporciones que algunos bebedores sociales, este hecho no modifica su condición básica ni la
hace menos grave. El factor clave está en la pérdida del control y la ansiedad por la droga, en este caso el
alcohol. Los defectos físicos y las dificultades para ajustarse a la vida pueden contribuir al desarrollo de la
enfermedad, o ser un resultado de ella.
La bebida solitaria, o el beber temprano por la mañana pueden ser signos de alcoholismo, pero no siempre se
presentan. En forma similar, el vivir en sitios de baja condición, la irresponsabilidad y otros tipos de conducta
comúnmente asociados con el alcoholismo, ni se limitan a este desorden ni forman necesariamente parte de él.
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En realidad, la clase de alcohólicos compuesta por miembros de alto nivel profesional y económico constituye
probablemente la más numerosa, y con toda seguridad, una de las clases de alcoholismo más ignoradas en este
país
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