Plaza de Mercado Alfonso López Baldemar Aguirre En la carrera 8ª con calle 78 está la plaza de mercado conocida como “Galería de Alfonso López”. Hace 13 años, en 1996, llegué a esta plaza a vender Borojó: hasta entonces era uno de los mercados más concurridos de la ciudad, llegaban consumidores de todos los barrios cercanos, incluso de algunos corregimientos como Candelaria y Palmira. El interior de la plaza estaba totalmente abastecido, no se veía ni uno solo de los puestos de venta vacío, por fuera, en la calle 78 nos ubicábamos los vendedores informales conocidos como ambulantes, toda la calle 78 desde la carrera 8ª hasta la carrera 7U, o sea 3 cuadras por lado y lado de la calle, estaba llena de puestos ambulantes y todos vendíamos, eran tan buenas la ventas que todos los días quería llegar alguien nuevo a buscar un espacio, cosa que era casi imposible de hallar, nos peleábamos los puestos. Vendedores de borojó, sólo habíamos tres, un joven que traía el producto de Anchicallá; don Francisco Mosquera, conocido como “Don Pacho”, que compraba el Borojó en Santa Helena; y yo, Baldemar Aguirre, que lo traía desde el río Tapaje, municipio del Charco. Más de 400 personas trabajábamos en la plaza, entre cargadores de canastas, carreteros, peladoras de pescado, transportadores, etc. La plaza movía plata para todas estas personas. Mi promedio de venta de miércoles a domingo era de $30.000. Treinta mil diarios de ese entonces y puedo asegurar que estaba entre los que menos vendía. Había dos agentes de policía y cuatro vigilantes de la seguridad de la plaza. A estos se sumaban dos vigilantes de la calle pagados por los graneros, pesqueras y demás comerciantes de la calle 78. Tres años después, en 1999, llegó un nuevo administrador, con las pretensiones de hacer la plaza mucho más rentable y poner orden donde, según él, reinaba el desorden. Obligó a algunos de los ambulantes a trabajar dentro de la galería para cobrarles la renta, utilizó hasta los espacios que eran zona verde y parqueaderos de la galería para ubicar a los ambulantes y a los que se negaron a entrar, los corrió utilizando la fuerza pública y en algunas ocasiones, el personal del control físico. Le subió los arriendos a los puestos de venta, les cortó la energía y el agua a algunos kioscos considerando que era innecesaria, los vendedores se vieron obligados a subir de precios sus productos, otros tuvieron que irse a los móviles, los consumidores se fueron a otras plazas, a Santa Helena, Cabasa, e incluso a los mercados móviles; personas que viven a una cuadra de la Plaza de López, los he visto comprando en los móviles. En menos de un año la Plaza de Mercado de Alfonso López estaba en la completa quiebra y hasta el día de hoy, viernes 13 de Marzo de 2009, la galería no llega ni a la mitad de su recuperación. La calle 78 está sola, no por que alguien corra, sino por que nadie se acerca a comprar, al interior de la galería da tristeza mirar las tumbas de los antiguos puestos de ventas, más de la tercera parte de la plaza está vacía. El nuevo administrador bajó los precios de los arrendamientos, les permitió a las vendedoras de pescado, frutas, verduras y revuelto, ubicarse afuera, sobre el andén de la galería, pero aun no ha sido posible recuperar el viejo movimiento de la plaza de mercado Alfonso López.