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ENCUENTROS EN VERINES 2009
Casona de Verines. Pendueles (Asturias)
Cuadernos del Sur
Antonio Rodríguez
Cuadernos del Sur –suplemento de arte y letras de Diario Córdobasalió a la luz el 27 de noviembre de 1986 tal y como se conoce ahora,
aunque anteriormente, y desde mayo de 1985, tuvo su antecesor en una
serie de suplementos monográficos (54 temas cordobeses), denominados
Córdoba-Cultura. El suplemento surgió en un momento en el que la
informática y los ordenadores personales se estaban fraguando en los
cerebros de Microsoft o de Apple, cuando casi todos escribíamos
aporreando la vieja máquina, a golpe de teclazos, y los blogs o las
publicaciones informáticas eran como sueños de Verne, que parecían que
jamás se harían realidad en la imaginación de los más lúcidos. Google era
una quimera para los que poco después creíamos que habíamos llegado
tarde a los ordenadores personales y pensábamos que era una tarea
imposible dominarlos en un futuro. Pues, bien, en medio de esa marea que
revolucionó a partir de mediados de los noventa el panorama de la
comunicación, nos empeñamos una década antes en la necesidad de crear
un suplemento cultural que sobrepasara esas líneas básicas de la
información, donde primaba la inmediatez de la noticia. Había que ir más allá
y profundizar en los libros a la misma altura que lo hacían las muchas
revistas de la época. El suplemento, pues, iba encaminado a desplazar a la
revista especializada, aunque no todos tuvieran la conciencia de concebirlo
de esa manera. El caso es que comenzaron –en los años 80— a editarse
suplementos en los periódicos de tirada nacional (Diario 16, El País, ABC, La
Vanguardia, a los que siguieron El Mundo, El Periódico de Cataluña, El
Heraldo de Aragón, hasta extenderse por diversos periódicos regionales y
provinciales). Recuerdo por aquella época suplementos como "Territorios"
del Correo del Pueblo Vasco, además de los que editaban El Correo
Gallego, El Faro de Vigo, El Ideal Gallego, La Voz de Galicia, La Nueva
España, La Provincias, El Norte de Castilla, Diario de Ávila, El Diario de
Mallorca, entre otros. Ahí, en esos periódicos se hacía una importante labor
cultural y crítica.
El actual suplemento Cuadernos del Sur ha sobrepasado ya los mil
números y casi los 23 años de existencia. Se ha consolidado como uno de
los suplementos culturales con más solera a nivel nacional.
Los reconocimientos no han dejado de sucederse en estos años –no
sé a ciencia cierta si por su calidad o por su perseverancia, eso lo tienen que
decir sus lectores--. El primero de ellos se produjo el día 4 de abril de 1987.
La Asociación de la Prensa de Córdoba concedió el Premio de Periodismo
Ciudad de Córdoba a Cuadernos del Sur, subrayando la aportación que se
estaba llevando a cabo en el campo de las artes y de las letras. Hacía, pues,
año y medio que habíamos echado a andar y ya se estaba notando la
impronta de estas páginas en las que participaban los más relevantes
escritores, críticos y artistas del momento (además de los colaboradores
habituales firmaban artículos Pablo García Baena, Carlos Castilla del Pino,
Antonio Gala, Antonio Colinas, Luis Mateo Díez, Jesús Aguirre, José Luis
Sanpedro, José María Merino, Antonio Pereira, Gustavo Martín Garzo, Luis
Alberto de Cuenca, Rosa Regás, José Manuel Cuenca Toribio, César
Antonio Molina, Juan José Millás, José Manuel Caballero Bonald, Vicente
Molina Foix, Andrés Amorós o Fernando Sánchez Dragó, entre muchos
otros). Poco después fue la Fundación Cultura y Progreso la que destacaba
la labor de la publicación con un reconocimiento denominado “Córdoba,
tierra nuestra”, galardón que llevaba el nombre de una gran obra
arqueológica del poeta Juan Bernier. Pasaron los años y el suplemento
estuvo en la vanguardia de las discusiones intelectuales, en la expectación
por sus críticas y en el ansiado anhelo de los creadores de que sus firmas o
los comentarios de sus obras estuvieran presentes. En 1992 se le otorgó el
reconocimiento del Gobierno andaluz, avalado por grandes profesionales de
la prensa que estuvieron en el jurado que le concedió el Premio Andalucía
de Periodismo. A éste le siguieron el Premio Atlántida, que otorga el Gremio
de Editores Catalanes, o el de la Fundación José Manuel Lara de Sevilla,
que hace pocos años concedió su premio periodístico a la “Divulgación de la
Cultura”. El último galardón lo otorgó en 2009 la Asociación Feria del Libro
de Sevilla, en reconocimiento a su “ininterrumpida publicación semanal con
más de veinte años de entrega a favor del libro y la lectura”. Aunque estos
reconocimientos son de mucho agradecer, los hay –y a miles- que han
venido de los lectores, de las universidades (se están llevando a cabo varias
tesis doctorales sobre el suplemento), de los escritores, de los artistas, de
los centros culturales del mundo que han seguido fielmente las más de
15.000 páginas editadas a lo largo de estos veintitrés años.
Hay algo importante en la dilatada trayectoria de Cuadernos del Sur,
al margen del empeño personal y profesional de su coordinador a lo largo de
estos 23 años, y es el papel de los diferentes directores que han pasado por
el periódico, siendo todos ellos conscientes del valor que siempre ha
desempañado la ciudad de Córdoba en temas culturales, y prueba de ello es
actualmente la aspiración a ser capital europea de la cultura en 2016.
Durante estos veintitrés años hemos tenido la fortuna de que todos
los directores han apoyado la iniciativa con más o menos empeño. Fue
esencial el papel de Antonio Ramos Espejo, que durante diez años llevó el
timón del periódico. Tras la marcha de Ramos Espejo y la llegada de José
Higuero, se incide durante su estancia en los suplementos monográficos de
gran envergadura, tales como los dedicados a Alberti, Lorca, Velázquez,
Hemingway, Borges, Calderón, La Celestina, Córdoba Omeya y Oscar
Wilde, entre otros, y siempre con las colaboraciones de los mayores
expertos nacionales e internacionales sobre estos temas. También hay que
destacar el apoyo de Alfonso S. Palomares. La última etapa de la
publicación se está desarrollando con Francisco Luis Córdoba Berjillos, al
que le ha tocado la época de la crisis. Desde enero del presente año se han
disminuido las páginas de 12 a 8 y se ha cambiado el día de edición de los
jueves a los sábados. Aunque, en un momento en que han desaparecido la
mayor parte de los suplementos literarios de los periódicos de provincias, es
un lujo poder mantenernos ahí con un presupuesto casi inexistente y
trabajando con un equipo de profesionales de la crítica que lo hacen –nunca
mejor dicho—por amor al arte.
Durante estos años han colaborado una serie de especialistas en
diferentes áreas, algunos de los cuales llevan veinte años, aunque han
escrito en estas páginas más de mil personas, muchos de ellos de
reconocido prestigio, e incluso algunos han iniciado aquí sus caminos de
críticos. Habitualmente escriben sobre temas determinados o ilustran Pedro
M. Domene, Angel Luis Pérez Villén, Ramón Román, José Reyes de la
Rosa, Óscar Fernández, Luis Antonio de Villena, Ramón Andrés, Concha
García, María Antonia Ortega, José Sánchez Reboredo, Alejandro López
Andrada, Juana Castro, Antonio Luis Ginés, Luis Alonso Girgado, Pedro
Rodríguez Pacheco, Carlos Clementson, Javier Tomeo, Medardo Fraile,
José Lupiáñez, Juanjo Caro, Antonio Mialdea, Paco Serrano, Julia Hidalgo,
Juanjo Caro, Pedro J. de la Peña, Luis García, Roberto Ruiz de Huidobro,
José Calvo Poyato, Manuel Jurado, Antonio Moreno Ayora, Vicente Luis
Mora, Ricardo Martínez, Antonio Garrido, Campos Reina, Juana Vázquez,
Manuel Gahete, Luis García, Manuel Ariza Canales, José Luis Marguenda,
etc. Normalmente los colaboradores suelen rotar, dándose la circunstancia
de que contamos con unos treinta fijos.
A lo largo de estos años el suplemento ha constado de 12 a 16
páginas semanales; convirtiéndose durante 22 años en un clásico de los
jueves. Periódicamente han aparecido monográficos de 48 a 80 y 100
páginas, coincidiendo con centenarios y celebraciones literarias de diversa
índole.
Los números convencionales dedican amplios espacios a las
novedades bibliográficas, crítica de libros, entrevistas con escritores,
semblanzas amplias de autores y noticias editoriales. Es decir, el 80 por
ciento de su contenido se dedica a la difusión del libro, sin olvidarnos de las
artes plásticas. Las 12 páginas del suplemento giran en torno a un eje
central (páginas centrales) en conexión con la ilustración de portada. Se
abordan ahí temas de actualidad en relación con personajes literarios y
artísticos (Semblanzas); temas polémicos (Debates); movimientos de interés
(Panorámicas) o acontecimientos culturales de especial relevancia
(Crónicas). Otra parte esencial del suplemento es la informativa, compuesta
por las páginas de comentarios de libros o novedades bibliográficas, que se
ha convertido en un espacio imprescindible consultado por universitarios,
aficionados a la lectura, profesores y profesionales de la cultura en general,
aparte de bibliotecarios y escritores. Y por otro, la página 2, en la que se dan
noticias culturales de toda índole (desde concursos hasta anuncios de actos
y conferencias), exposiciones, noticias sobre empresas editoriales y artículos
de opinión. En esta página –muy valorada- además, escriben habitualmente
tres columnistas.
La página 3 suele dedicarse a entrevistas o a arte. También a reseñas
amplias de libros; las 6 y 7 son reportajes de diversa índole, aunque la
mayoría son sobre el mundo del libro. De la 8 a la 11 se dedica a la crítica de
libros, donde se procura atender a libros de mucho interés, mezclándose los
distintos géneros literarios, aunque se le dedica una atención especial a la
novela y a la poesía, teniendo en cuenta también el pensamiento y otros
libros de interés general. La última página la componen dos artículos de
opinión esencialmente.
El suplemento está actualmente en una situación algo crítica,
afectado por la crisis de la prensa escrita, pero teniendo en cuenta que han
desaparecido docenas de suplementos (recordemos sólo en Andalucía el del
Correo, Diario Jaén, La Isla de Europa Sur, Sur de Málaga, Ideal de
Granada, etcétera) y que incluso los nacionales ya no son lo que eran, es
una suerte poder estar estos días aquí en Verines hablando de Cuadernos
del Sur y del destino de los suplementos literarios. No sé lo que podemos
hacer para mantenerlos y reforzarlos. Antes teníamos razones suficientes y
podíamos decir que un periódico que se precie no es nada sin la cultura y sin
la difusión especializada de las artes y las letras, pero ahora los editores
señalan esa nube negra llamada crisis y por momentos nos dejan sin
argumentos. Ojalá el eco de este cónclave sirva para concienciar a los que
deciden la existencia de este tipo de publicaciones difíciles, fruto del empeño
de unos pocos, y las apoyen de nuevo. Lo que es cierto es que unos lo
tenemos más difícil que otros. O a lo mejor –y espero equivocarme— es que
ya la prensa ha dejado de ser el vehículo adecuado y ahora es Internet u
otro soporte informativo el que va a canalizar este tipo de publicación. El
hecho es que desde hace diez años se ha esfumado el 90 por ciento de los
suplementos literarios y esto no debe ser bueno para los que buscan
orientación sobre los libros que van a leer, ante selvas de 80.000 o más
títulos al año.
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