Mujer cocinando, Pueblo de Dhinkia, Jagatsinghpur, Orissa, India. Junio de 2008. © Sanjit Das DERECHOS HUMANOS DE LAS MUJERES “Mientras se nieguen los derechos humanos a las mujeres, en cualquier parte del mundo, no puede haber justicia ni paz.” (Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz) www.actuaconamnistia.org DECLARACIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER Art. 3 Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer. 85ª sesión plenaria Asamblea General, 20 de diciembre de 1993. L a mujer tiene derecho, en condiciones de igualdad, al goce y la protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural, civil y de cualquier otra índole. Entre estos derechos figuran: • El derecho a la vida; • El derecho a la igualdad; • El derecho a la libertad y la seguridad de la persona; * • El derecho a igual protección ante la ley; • El derecho a verse libre de todas las formas de discriminación; • El derecho al mayor grado de salud física y mental que se pueda alcanzar; • El derecho a condiciones de trabajo justas y favorables; • El derecho a no ser sometida a tortura, ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Niñas en el campo de personas desplazadas de Jalala, recogen la comida del centro de distribución de alimentos. Las mujeres tienen prohibido mostrarse en público, así que la mayoría envía a sus hijas a por comida, Pakistán. Mayo de 2009. © UNHCR/H. Caux MORTALIDAD MATERNA: DATOS Y CIFRAS Demasiado jóvenes para morir. La mortalidad materna se cobra la vida de una mujer cada minuto. E n algunos países de Europa occidental, el índice de mortalidad durante el embarazo y el parto a lo largo de la vida es de una mujer por cada 25.000. Pero en el África subsahariana, el riesgo de mortalidad materna a lo largo de la vida es de una mujer por cada 26, y aumenta a una * de cada siete en los países con los servicios menos desarrollados. En el conjunto de Asia, la cifra es de una mujer por cada 120; sin embargo, según muestran las cifras manejadas por organismos de la ONU, el riesgo se duplica en el sur de Asia, la subregión más afectada por la pobreza. Mujeres y menores en Old Fadama, asentamiento precario en Accra, Ghana. Septiembre de 2009. © Amnistía Internacional DISCRIMINACIÓN EN LA EDUCACIÓN DE LAS NIÑAS ROMANÍES Macedonia. “Poco a poco, las mujeres hemos conocido nuestros derechos”. La inacción del Gobierno macedonio a la hora de defender los derechos de las mujeres y niñas romaníes. U na joven de Skopie, de 15 años de edad, que abandonó la escuela en quinto curso de educación primaria, explica: “Cuando estaba en cuarto, mi profesora, Neda, me decía: Las niñas romaníes están acostumbradas a casarse muy pronto, por eso no les interesa aprender”. * L as niñas y los niños romaníes crecen divididos desde muy pequeños. Si eres una niña, no vas a la escuela, te quedas en casa. Si eres un niño, vas a la escuela para hacerte hombre. Incluso cuando una niña va a la escuela, tiene que volver a casa a tiempo para cuidar de sus hermanos y hermanas. Una niña gitana resuelve un ejercicio de matemáticas en la pizarra en la escuela primaria para alumnos con discapacidad mental leve en Ostrava, República Checa. Febrero de 2009. © Amnistía Internacional MUJERES Y NIÑAS REFUGIADAS EN DARFUR Aisha caminaba de regreso al campamento de refugiados de Bredjing cuando fue atacada por dos hombres. Uno de ellos la amenazó y golpeó dos veces con su arma. La obligaron a tirarse al suelo. Aisha cogió una piedra y golpeó a uno de los hombres en la frente y echó a correr. El hombre la alcanzó y la golpeó con una piedra en la cabeza. Aisha comenzó a sangrar. El hombre la violó y la abandonó allí. L as mujeres y niñas refugiadas de Darfur se enfrentan a un riesgo grave de violación y otros actos de violencia, ya que regularmente dejan la seguridad relativa de los campos de personas refugiadas en el Chad oriental. La carga de asegurar que las familias tengan el sustento que necesitan para sobrevivir * recae de manera abrumadora en los hombros de la mujer. Esto incluye la recolección de leña para cocinar, encontrar la paja para alimentar a los burros y las cabras; ir a buscar agua cuando hay escasez en los campamentos; ir al mercado en los pueblos más o menos cercanos, y sembrar y atender pequeñas par- Grupo de mujeres que vuelve al campo de personas desplazadas internas de Habile, después de recoger leña, Chad. 2007. © Amnistía Internacional celas de hortalizas en zonas cercanas a fuentes de agua. A menudo todo esto requiere viajar distancias considerablemente largas. En particular, la búsqueda de leña alrededor de los campamentos de refugiados exige que las mujeres y las niñas se alejen más de 10 kilómetros fuera de los campamentos. UGANDA: “LA JUSTICIA NO ESTÁ A MI ALCANCE” “Cuando fui a la comisaría de policía, me pidieron 20.000 chelines para combustible, que yo no tenía. Mi esposo me pegó otra vez, pero dejé de ir a la comisaría porque siempre piden dinero que no tengo.” (Margaret) E stas mujeres reciben el equivalente a menos de un dólar estadounidense al día por partir piedras en un asentamiento precario de Kampala. La pobreza es uno de los mayores obstáculos con que se encuentran las mujeres * en Uganda cuando intentan que se haga justicia tras haber sido objeto de violencia basada en el género. Para conseguir que prospere una denuncia contra el abusador, tienen que pagarse un examen médico. No hay un ser- Milly Grace, de 45 años, se trasladó a Kampala desde el norte del país en 1989 a causa de la guerra entre el Gobierno y el Ejército de la Resistencia del Señor. Ahora trabaja partiendo piedras por 60 céntimos de dólar al día, Uganda. Febrero de 2008. © AP/PA Photo/Vanessa Vick vicio público de asistencia legal para las denunciantes y con frecuencia la policía pide ‘extraoficialmente’ dinero para combustible, fotocopias de formularios esenciales y otros gastos asociados con la investigación. DISCRIMINACIÓN GENERALIZADA ANTE LA LEY EN IRÁN Irán. Defensoras y defensores de los derechos de las mujeres desafían la represión. L as mujeres en Irán sufren una discriminación generalizada ante la ley. Son excluidas de áreas claves del Estado (no pueden, por ejemplo, ser jueces ni presentarse a la presidencia). No tienen los mismos derechos que los hombres en lo que respecta al matrimonio, el divorcio, la custodia de * los hijos e hijas y la herencia. Las lesiones penales sufridas por una mujer se castigan con menos severidad que cuando la víctima es un hombre. El testimonio aportado por una mujer en los tribunales vale la mitad que el de un hombre. Aunque la edad legal para el matrimonio son los 13 años, los pro- genitores pueden solicitar permiso para que sus hijas se casen a una edad más temprana, y con hombres mucho mayores que ellas. Los hombres pueden ser polígamos, las mujeres, no. La ley concede a los hombres un derecho indiscutible a divorciarse de sus esposas, mientras que a las mujeres, no. Activistas de “Campaign for Equality”, enero de 2008. Esta campaña es una iniciativa por los derechos de las mujeres en Irán que comenzó en 2006. La campaña tiene como objetivo reunir un millón de firmas de ciudadanos y ciudadanas iraníes en una petición para exigir el fin a la discriminación legal contra las mujeres en Irán. © Campaign for Equality, photo by R. Asgarizadeh ASISTENCIA SANITARIA EN ESTADOS UNIDOS Las mujeres corren en Estados Unidos mayor riesgo de muerte por complicaciones del embarazo que en otros 40 países. L inda Coale, una mujer de 35 años de edad que gozaba de buena salud, dio a luz a un niño, Benjamin, por cesárea el 27 de septiembre de 2007. Una semana después de regresar a casa, murió a causa de un coágulo sanguíneo. Le habían proporcionado información sobre cómo acostumbrar a los animales domésticos al recién nacido, pero ninguna en la que se especificaran las señales de aviso de * formación de un coágulo sanguíneo, aún cuando corría mucho riesgo debido a su edad y a la operación quirúrgica. Su hermana Lori declaró: “Sabiendo que Linda fue técnico de atención médica de emergencia, en lo más hondo de mi alma creo que si en la documentación del alta se hubiera dicho qué podía ser un signo de coágulo sanguíneo, ella habría hecho algo”. Tablón cubierto de fotos de los bebés nacidos de mujeres que recibieron atención materna en el Centro de Desarrollo Familiar, en Washington DC. Este centro de maternidad atiende a la comunidad médicamente subatendida. Marzo de 2008. © Amnistía Internacional SALUD MATERNA EN SIERRA LEONA Fuera de su alcance. El precio de la salud materna en Sierra Leona. U na mujer de Sierra Leona tiene una probabilidad entre ocho de morir por complicaciones del embarazo y el parto. E n Sierra Leona se ponen de relieve las tres demoras que conducen a que las mujeres mueran sin necesidad. La primera es la demora en buscar atención médica porque las mujeres no han sido infor- * madas sobre los síntomas de las complicaciones que pueden poner en peligro su vida. En segundo lugar, una vez tomada la decisión de buscar atención médica, a menudo se producen demoras considerables a la hora de trasladar a la mujer a una clínica o un hospital, debido a la distancia que hay que recorrer, al costo del transporte y a la inexis- Esta mujer dio a luz en el hospital de maternidad de Freetown, presentó anemia grave y necesitó urgentemente una transfusión, pero no hubo sangre disponible. Sierra Leona. Febrero de 2009. © Amnistía Internacional tencia de infraestructuras de transporte. En tercer lugar, se registran demoras en el tratamiento una vez que la mujer ha llegado a la clínica o al hospital porque el tratamiento sólo se aplicará previo pago, y por la falta de establecimientos de salud adecuados, de personal cualificado, de electricidad, agua limpia o suministros médicos. MORTALIDAD MATERNA EN BURKINA FASO “Comencé a tener mis primeros dolores. El hermano de mi marido me llevó con su moto, mi marido nos siguió en otra moto. Cuando llegamos a la orilla del río, buscamos al barquero, pero no estaba allí porque él también tiene otro trabajo. Así que di a luz sola en la orilla del río. Fue muy difícil”. (Ramatoulaye, 25 años) M ás de 2.000 mujeres mueren cada año en Burkina Faso debido a complicaciones del embarazo y el parto. La mayoría de esas muertes podrían haberse evitado. Algunas mujeres mueren porque no pueden llegar a un centro de salud con capacidad para tratarlas, o * porque llegan demasiado tarde. Muchas pierden la vida porque sus familiares no pueden pagar lo que les reclama el personal médico. Otras mueren por otros motivos como la escasez de sangre, de medicamentos, de material sanitario o de personal médico cualificado. Ramatoulaye, con su hija de 4 meses de edad, Burkina Faso. Junio de 2009. © Anna Kari SALUD MATERNA EN PERÚ José, natural de San Juan de Ccharhuacc, en Huancavelica, es el mayor de nueve hermanos. Contó a Amnistía Internacional que su madre había muerto de parto en 1999. Cuando se puso de parto, la comadrona del puesto de salud de San Juan de Ccharhuacc estaba de permiso, motivo por el cual el padre de José y otros familiares atendieron solos el parto. Tras dar a luz a una niña, la madre no expulsó la placenta y no supieron qué hacer. Dos horas después, la madre de José murió. La niña sobrevivió. C uando las mujeres mueren durante el transcurso del embarazo o el parto porque un Gobierno no aborda las causas prevenibles de muerte materna, ese Gobierno está violando su derecho a la vida. A su vez, la muerte y las enfermedades maternas prevenibles tienen su * origen en violaciones del derecho de las mujeres al disfrute del más alto nivel posible de salud, que incluye su derecho a acceder a una atención y unos servicios de salud que estén disponibles y que sean accesibles, aceptables y de buena calidad. Mujeres con sus bebés haciendo cola en un centro de salud en la zona rural de Huancavelica, Perú. Septiembre de 2008. © Amnistía Internacional TRABAJADORAS DOMÉSTICAS EN INDONESIA Indonesia. Explotación y abuso: La grave situación de las trabajadoras domésticas. E n 2001, una trabajadora doméstica de 15 años fue golpeada reiteradamente durante más de una hora por su empleadora hasta morir. La agresión se debió a que la empleada había tomado fruta sin permiso “oficial”, en palabras de la empleadora. Según los informes recibidos, Sunarsih tomó la fruta porque estaba desesperada de hambre y no tenía otra forma de obtener alimentos: no le habían pagado su sueldo y su empleadora no le permitía salir de la casa. El tribunal de distrito * de Surabaya impuso a la empleadora una pena de cuatro años de cárcel por los malos tratos infligidos a Sunarsih que le produjeron la muerte. La pena fue recurrida y reducida a dos años. En 2005, ya en libertad, la empleadora fue acusada nuevamente de malos tratos por las tres empleadas domésticas que tenía a su servicio. Las empleadas declararon a la policía que las obligaba a trabajar a diario desde las tres de la madrugada hasta la una de la madrugada del día siguiente, y que si por Un grupo de trabajadoras domésticas con las postales de la campaña lanzada por AI y Jala PRT, Indonesia. Febrero de 2007. © Jala PRT cansancio se retrasaban en su trabajo, su jefa las golpeaba con un cepillo, una escoba o una barra de hierro. Además, no recibían alimentación adecuada y algunos días sólo podían beber agua. En abril de 2005, el tribunal de distrito de Surabaya condenó a la empleadora, de 38 años de edad, a siete meses de cárcel por los tratos infligidos a las tres trabajadoras. En agosto de 2005 quedó en libertad a la espera de recibir el resultado del recurso presentado ante el Tribunal Superior. VIOLENCIA SEXUAL A MANOS DE AGENTES DEL ESTADO EN GUINEA Guinea. “Ellos me arrancaron la ropa con sus cuchillos y me dejaron completamente desnuda”. Voces de mujeres y niñas víctimas de violencia sexual. “F ui a la manifestación en el estadio de Conakri. Cuando llegó Jean Marie Doré, se arrojaron granadas de gas lacrimógeno, llegaron los “boinas rojas” (uniforme de la Guardia Presidencial), abrieron fuego contra la multitud en diferentes partes del estadio. Traté de subir a un muro, pero * un “boina roja” me vio y me golpeó con su porra mientras otro me disparaba en las piernas. Tres de ellos me llevaron hacia los baños, arrastrándome por el suelo. Uno de ellos me violó mientras que otro “boina roja” me apuntaba con su arma a la cabeza, y decía: ‘Así que no quieres a (Mous- Manifestantes y policía en el estadio de Conakri, Guinea. Septiembre de 2009. © Particular sa) Dadis, pues te vamos a matar, desgraciada’. Después de violarme, me dejaron allí. Me resultaba difícil caminar, estaba sangrando por la vagina. Me daba vergüenza haber sido violada. Estaba completamente desnuda y sólo quería encontrar a mis hijos.” (Hawa) LA POBREZA: CAUSA Y CONSECUENCIA DE LA VIOLENCIA La trampa del género. Mujeres, violencia y pobreza. L a pobreza, para las mujeres, es a la vez causa y consecuencia de la violencia. Las mujeres que sufren violencia física, sexual o psicológica pierden ingresos y ven afectada su capacidad productiva. La violencia contra las mujeres también empobrece a sus familias, comunidades y sociedades. Por otra * parte, la pobreza hace que les resulte más difícil encontrar la manera de escapar de relaciones abusivas. Aunque la independencia económica no las protege de la violencia, el acceso a recursos económicos puede aumentar su capacidad de hacer elecciones efectivas. Una mujer que es económicamente depen- Una mujer repatriada a Afganistán aprende apicultura. Habilidades como ésta la permiten conseguir una cierta autonomía, pues de otra manera no tendría manera de ganarse la vida. Afganistán. Septiembre de 2008. © UNHCR/R. Arnold diente de su pareja puede no ver una manera viable de mantenerse y mantener a sus hijos e hijas. Una niña que queda embarazada como consecuencia de una violación puede verse excluida del colegio, lo cual disminuirá sus posibilidades de encontrar empleo y asegurarse un futuro independiente. DISCRIMINACIÓN: UNO DE LOS FACTORES PRINCIPALES DE LA POBREZA La trampa del género. Mujeres, violencia y pobreza. L a discriminación es uno de los principales factores de la pobreza. En algunos países la discriminación contra las mujeres impregna la legislación, y en otros, esta discriminación persiste pese a la adopción de leyes de igualdad. Las mujeres no tienen el mismo acceso que los hombres a recursos y medios de producción como * la tierra, el crédito y la herencia. Las mujeres no reciben el mismo salario que los hombres, y la mayor parte de su trabajo no es remunerado. Las mujeres a menudo trabajan en labores informales, sin seguridad de empleo ni protección social. Al mismo tiempo, se las sigue responsabilizando del cuidado de la familia y del hogar. Marzia tiene 17 años y nació en Teherán durante el exilio de su familia de Afganistán. Creció como refugiada en Irán y pudo acceder a una educación que no hubiera estado a su alcance con el Gobierno talibán. Octubre de 2008. © UNHCR/R. Arnold C iertos grupos de mujeres están especialmente expuestas a la violencia, como las que pertenecen a minorías, las indígenas, las refugiadas, las indigentes, las recluidas en instituciones o en centros de detención, las niñas, las mujeres con discapacidad, las ancianas y las mujeres en situaciones de conflicto armado. NIÑAS TRABAJADORAS EN HAITÍ Vencer la pobreza y los abusos. Protejamos a las niñas que trabajan en el servicio doméstico en Haití. “H abía un hombre corpulento, que era hermano del primer esposo de la mujer. Dormía en una habitación construida en el patio, junto a la cocina donde dormía yo, rodeada de carbón, basura y ratas. Una noche golpeó en la puerta de la cocina y me pidió que le preparara algo para comer. Tuve que levantarme y encender el fuego. En ese momento * me dijo que si le chupaba el pene me regalaría una muñeca bonita. Me latió con fuerza el corazón, porque tenía muchos deseos de tener una muñeca que veía a menudo de camino al mercado. Lo hice, pero nunca me dio la muñeca. Quería tanto tener esa muñeca que se lo hice también a otros […] pero la muñeca nunca llegó.” (Loransya, 8 años) Una niña juega en las oficinas de una organización que provee de atención médica básica y ayuda a mujeres y niñas sin recursos, Haití. 2008. © Amnistía Internacional S e calcula que hay más de 100.000 niñas cuyas edades oscilan entre los 6 y los 17 años, trabajando en el servicio doméstico en Haití. Lejos de sus familiares y amistades, y dependientes de sus empleadores o de las familias que las acogen, estas niñas corren grave peligro de que las sometan a abusos físicos y violencia sexual. REPRESIÓN EN EL DELTA DEL NÍGER Nigeria. Represión de las protestas de las mujeres en la región productora de petróleo del delta del Níger. E l 8 de agosto de 2002, alrededor de las seis de la mañana, más de 3.000 mujeres de los grupos étnicos isekiri, ijaw y urhobo se reunieron para protestar ante las sedes de las petroleras SPDC y Chevron Nigeria en Warri, en el estado del Delta. Un grupo mixto de soldados y agentes de la policía móvil empezó a golpearlas a las seis de la tarde, sin mediar provocación, sin aviso alguno por parte de ellos y sin dar tiempo a que las mujeres, sentadas en el suelo, se dispersaran. Las fuerzas de se- * guridad emprendieron el ataque lanzando gas lacrimógeno, efectuando disparos al aire y golpeando a las mujeres. P or primera vez las mujeres de varios grupos étnicos de la región del Delta del Níger han dejado a un lado toda rivalidad étnica y se han unido para reclamar mejores condiciones de vida, indemnizaciones apropiadas para las comunidades que viven en zonas de explotación petrolera, así como medios de vida sostenibles para sus familias. Mujeres junto a un pozo de petróleo que desde 2004 derrama crudo de forma regular cerca de la comunidad de Ikot Ada Udo, en el Delta del Níger. Enero de 2008. © Kadir van Lohuizen/NOOR VIOLENCIA SEXUAL EN CAMBOYA Romper el silencio. Violencia sexual en Camboya. L os periódicos de Camboya cada vez informan de más casos de violación. Los ataques contra niñas y las violaciones por parte de grupos de hombres son habituales. La ausencia de servicios adecuados para víctimas de violación es un problema agudo, y refleja la escasa condena social respecto a la violación y otros tipos de violencia sexual. Las víctimas de violen- * cia sexual que tratan de buscar justicia se encuentran con multitud de obstáculos: por las actitudes discriminatorias que las estigmatizan, por la ineficacia de la policía y los funcionarios judiciales, por los inadecuados y –a menudo– indiferentes servicios médicos y, en última instancia, por un Gobierno que no ha reconocido la urgencia de la situación. Una niña lleva una cesta de bocadillos para vender por la noche frente al Palacio Real en Phnom Penh, Camboya. Enero de 2010. © AP/PA Photo/Heng Sinith CONVENCIÓN SOBRE LA ELIMINACIÓN DE TODAS LAS FORMAS DE DISCRIMINACIÓN CONTRA LA MUJER Artículo 3. Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, 1979. L os Estados Partes tomarán en todas las esferas, y en particular en las esferas política, social, económica y cultural, todas las medidas apropiadas, incluso de carácter legislativo, para asegurar el pleno * desarrollo y adelanto de la mujer, con el objeto de garantizarle el ejercicio y el goce de los derechos humanos y las libertades fundamentales en igualdad de condiciones con el hombre. Una mujer lava ropa sobre los escombros de su casa devastada por el tsunami en Galle, al sur de Sri Lanka. Enero de 2005. © UNHCR/N. Behring VIOLACIÓN SEXUAL Y DERECHOS HUMANOS EN LOS PAÍSES NÓRDICOS Caso cerrado. Violación sexual y derechos humanos en los países nórdicos. E l sexo sin consentimiento con una persona en estado de indefensión no está definido como violación en el Código Penal danés, sino como abuso sexual, y no es punible dentro del matrimonio. Además, no se prevén penas por obtener sexo sin consentimiento aprovechándose de la dependencia o la enfermedad * mental de la víctima si ésta y el agresor están casados. E l Código Penal danés también estipula que, si el agresor contrae o continúa el matrimonio o la relación de pareja de hecho con la víctima después de la violación, hay motivos para reducir o condonar el castigo. Tablón de anuncios de un refugio para mujeres maltratadas. Estos refugios son también lugares para el debate y la sensibilización, Dinamarca. 2006. © Linda Horowitz VIOLENCIA DOMÉSTICA EN ALBANIA Erradicar la violencia doméstica en Albania: los próximos pasos. “N o se cómo será mi futuro. Tengo 50 años y me preocupa que nadie me ayude. Estoy estudiando para chef y también estoy aprendiendo italiano. He ido a los servicios sociales para apuntarme a la bolsa de trabajo, y también he solicitado un subsidio (tengo reumatismo), pero es muy difícil que te lo den si no conoces a la gente adecua- * da. El momento más difícil es cuando abandonas el refugio, estás sola sin ayuda, sin empleo, sin vivienda, y es muy difícil hacer frente a esa situación. Muchas mujeres vuelven al final a la calle, justo donde empezaron. El Gobierno tiene que ayudar a las mujeres, quizá con algún tipo de subsidio social, o con viviendas de renta baja.” Lirie Neziri con sus cuatro hijos huyeron de su marido que la maltrataba. Pasó una semana refugiada en el hospital de Pukë durmiendo en el suelo y más tarde pasó a un centro social en Shkodër, Albania. Febrero de 2010. © Balkan Web/TVNews24 (Besa, abandonó a su marido tras 29 años de violencia) NICARAGUA: DEMASIADO JÓVENES PARA MORIR Demasiado jóvenes para morir. La mortalidad materna se cobra la vida de una mujer cada minuto. E n Nicaragua, el aborto es ilegal incluso en casos de violación, incesto o embarazo de riesgo para la mujer. Cada año, en torno a 400 mujeres sufren embarazos * ectópicos [el feto se desarrolla fuera de la matriz, en cuyo caso no puede sobrevivir] peligrosos en Nicaragua, y sus vidas se ven amenazadas a causa de esta legislación. Joven víctima de abuso sexual en el centro de mujeres, donde ha buscado refugio, Nicaragua. Octubre de 2008. © Amnistía Internacional DISCRIMINACIÓN E IMPUNIDAD EN MÉXICO Comité para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer «¡E n qué idioma tengo que decirles que me hagan caso, que están golpeando, violando a una muchacha!» Segunda llamada telefónica a emergencias de una testigo en el caso de Lilia Alejandra García Andrade. L as organizaciones de mujeres han observado repetidamente la ten- * dencia de las autoridades a identificar la violencia contra las mujeres únicamente como violencia en el ámbito familiar, haciendo caso omiso de la violencia cometida en la comunidad. Los arraigados fallos de las prácticas de la policía, la fiscalía y los tribunales que han facilitado la discriminación y la impunidad en Ciudad Juá- Pancarta gigante con las manos de las personas que participaron en un acto de AI que demandaba justicia para las cientos de mujeres asesinadas en Ciudad Juárez y Chihuahua, Morelos. Agosto de 2003. © Amnistía Internacional rez existen igualmente en algunos otros estados. A lo largo del Gobierno actual, no ha habido una reforma sustancial del sistema de justicia penal. La víctima o sus familiares, son los que deben ofrecer pruebas de un delito e identificar a los perpetradores antes de que la policía y los fiscales procedan a realizar investigaciones serias. FORMACIÓN ESCOLAR EN IRAK Atrapadas por la violencia. Las mujeres en Irak. E n Irak, la posibilidad de conseguir formación escolar, en particular más allá de la escuela primaria, y otros títulos sigue siendo menor para las niñas que para los niños y, por tanto, éstas tienen menos po- * sibilidades de desarrollar su potencial en todos los ámbitos relacionados con el empleo. Esto se debe, en parte, a la falta de protección y seguridad de mujeres y niñas en los entornos educativo y laboral. Colegio Gharnata en al-Hartha, Basora, Irak. Mayo de 2003. © Amnistía Internacional MUJERES Y DERECHOS HUMANOS L a violencia contra las mujeres y las niñas es la violación de los derechos humanos más extendida de nuestro tiempo. Las estadísticas muestran que se trata de una tragedia de dimensiones mundiales, que evidencia que en ningún rincón del planeta los * derechos humanos de las mujeres son garantizados. A mnistía Internacional quiere poner de relieve la gravedad y la dimensión universal del problema, y conseguir que los Estados asuman su responsabilidad ante estas violaciones Lanzamiento de la “Caravana de las Mujeres”, campaña de Amnistía Internacional para poner fin a la mortalidad materna en Sierra Leona. Septiembre de 2009. © Amnistía Internacional de derechos humanos que no tienen excusa. Queremos que las leyes de los Estados consideren la violencia y los abusos hacia las mujeres como delitos graves, que se acabe con la impunidad de sus autores y que se repare a las víctimas. LAS VIOLACIONES DE LOS DERECHOS DE LAS MUJERES NO PUEDEN QUEDAR IMPUNES. Amnistía Internacional hace campaña para defender los derechos humanos en todo el mundo. Tú también puedes hacerlo. Únete a nuestro movimiento internacional. El mundo necesita gente dispuesta a marcar la diferencia. Sólo hace falta tener la convicción de que los derechos humanos están por encima de todo. Y saber que la suma de miles de pequeñas acciones individuales puede mejorar la vida de las personas en riesgo. Hay muchas formas de participar, seguro que alguna te va. Aunque tengas poco tiempo. ¡ACTÚA! ¡SÚMATE! www.actuaconamnistia.org 902 119 133 • 91 310 12 77