La alegría de compartir las buenas nuevas

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La alegría de compartir
las buenas nuevas
SERVICIOS MUNDIALES 2016
PRIMERA SEMANA
INTRODUCCIÓN AL SERMÓN Y A LA SERIE
DE SERMONES DE CUATRO SEMANAS
LECTURA BÍBLICA
Lucas 7: 1-10 (NVI)
“Ahora me puedo sustentar por mi propia cuenta, puedo enviar a mis hijos a la
escuela, tengo dignidad y respeto en la comunidad.” Estas fueron las palabras de una
mujer de Bangladesh.
¿Qué hizo eso posible? Un grupo de mujeres se reunieron e hicieron regalos
especiales artesanales con la ayuda del Ejército de Salvación. Las exitosas ventas de
sus productos fueron el resultado que transformó sus vidas.
ESCRITURAS
Lucas 7:3 (NVI)
El centurión oyó hablar de Jesús
Hay miles de historias similares sobre personas en Kenia, Pakistán, Bangladesh y
Moldavia que están conectadas con los cuerpos y el ministerio social del Ejército de Salvación y cuyos productos son hechos a mano
para vender alrededor del mundo. Este programa del Ejército de Salvación se conoce como: “Others: Trade for Hope”. ¿Quién se
imagina que una compra que uno haga aquí en los Estados Unidos puede cambiarle la vida a otra persona en otra parte del mundo?
¡Se puede!
Lo que está sucediendo en este programa del Ejército de Salvación es una bella ilustración de una lección espiritual que podemos
aprender hoy; podemos regocijarnos al compartir nuestra fe y nuestra compasión con “otros”, tanto aquí como en el exterior.
Para darle comienzo al programa de Servicios Mundiales del Ejército de Salvación este año, nos vamos a concentrar en nuestra
capacidad y disposición para bendecir a “otros”. Por las próximas cuatro semanas vamos a enfocarnos en el encuentro de Jesús
con alguien a quien se consideraba forastero. Vamos a aprender que esos “otros” —aquellos ajenos a nuestro círculo de amigos y
familiares— pueden ser extraordinariamente impactados por nuestro testimonio y nuestra fe. Después de todo, ya que el Ejército de
Salvación está sirviendo en 127 países, tenemos la manera de involucrarnos para compartir el evangelio que Jesús dijo tendría un
impacto mundial.
De hecho, debemos esperar con ansias el gran encuentro mundial del pueblo de Dios. Jesús lo describe en Mateo 8, como «el
banquete del reino de los cielos». Imagínese la alegría de participar en un ministerio que ayuda a otros a responder al evangelio de
modo que también reciban la invitación al “banquete del reino de los cielos”; “otros” siendo bendecidos por mi vida y mi testimonio.
LA ALEGRÍA QUE DA CONTARLES A OTROS SOBRE MI FE
La Biblia cuenta la historia de un centurión. Un soldado romano poderoso, un legionario con 100 hombres bajo su mando. Pero no era
judío, por lo que la gente de la comunidad lo consideraba forastero.
Este soldado tenía la responsabilidad de velar que los judíos se encargaran del mantenimiento de las sinagogas. Eso hizo que se
forjara una buena relación entre el forastero y los ciudadanos locales. El día que lo conocimos, pese a todo su poder y posición, estaba
desesperado; uno de sus siervos más valiosos estaba enfermo y casi moribundo. Estaba espantado. Y, en su momento de necesidad,
hubo quienes se preocuparon por él; lo que cambió la situación. Hay seis palabras en la historia del centurión que son clave para lo
que queremos aprender hoy y se encuentran en Lucas 7:3. Son las siguientes: “El centurión oyó hablar de Jesús”.
¡Alguien le habló acerca de Jesús!
Usted puede leer eso tan rápido que no le dé tiempo a pensarlo. Pero es relevante recordar que en nuestra rutina, en nuestro día a día,
tenemos algo significativo de qué hablar. ¿Quiénes son las personas con las que usted se encuentra en un día normal? ¿Cómo puede
hablarles acerca de Jesús? Difundir nuestra fe puede ocurrir de modo natural, incluso hasta con un “forastero”.
Recuerde al centurión. Hubo alguien que conoció que le habló de Jesús. Eso lo impresionó de tal manera que, cuando lo necesitó,
buscó a Jesús. Nuevamente, ¡alguien le habló acerca de Jesús!
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Hoy se nos permite participar en la misión de Dios. Alguien puede buscar a Jesús por la manera en que usted vive y por el modo en
que habla. Pregúntese lo siguiente: “¿Qué dicen sobre mi fe mis conversaciones e interacciones cotidianas? ¿Pueden ellos decir que
conozco a Cristo?”
El salmista escribió: “Que lo afirmen los redimidos por Dios” (Salmo 107:2, RVC). Esto es algo que deberíamos estar haciendo.
Piénselo, hay personas, “otras”, a las que les incomoda ir a la iglesia o que simplemente asumen que ser cristiano es algo irrelevante.
No les importa. Hay individuos que no son sensibles a las cosas espirituales. Y puede que usted sea parte de la vida de esas personas,
aunque sea por poco tiempo. Si acaso ven algo diferente en usted, es probable que usted sea el puente a los asuntos espirituales de
ellos.
Quizás se entere de cierta necesidad especial en la familia de alguna persona. Usted puede acompañarlos. Su disposición a pasar
tiempo con ellos o a ayudarlos puede brindarles el bienestar y la confianza que necesitan. Dios le puede usar como una bendición.
Su presencia simplemente puede ser, para aquellos que lo necesitan, una forma en que las cosas sagradas se vuelvan realidad en sus
vidas.
El coro de una canción en inglés dice:
“Serle de utilidad a Dios, cantar, hablar, orar;
Serle de utilidad a Dios para mostrarle el camino a alguien.”
Y termina con estas palabras:
“Es mi deseo serle de utilidad a Dios.”
¡Qué dicha cuando Dios nos utiliza! Por medio de nuestra historia sabemos que “el centurión oyó hablar acerca de Jesús”. Entonces, si
usted dice que “desea ser útil a Dios”, ¿A quiénes les ha hablado de Jesús?
LA DICHA QUE FLUYE CUANDO “OTROS” ALCANZAN A JESÚS
Imagínese la emoción que sintieron aquellos que le hablaron al centurión acerca de Jesús. Sabían que el soldado los había escuchado,
por lo que ahora él le estaba pidiendo ayuda a Jesús.
“Cuando Jesús regresó a Capernaúm, un oficial romano se le acercó y le rogó: ‘Señor, mi joven siervo está en cama, paralizado, y con
terribles dolores’” (Mateo 8:5-6 NTV).
¡Le pidió ayuda a Jesús! ¡El forastero le pidió ayuda a Jesús! Los que le contaron el mensaje de Jesús a ese centurión sabían que
esto estaba sucediendo gracias a lo que le dijeron. Le habían contado historias sobre cómo había sanado y ayudado Jesús a otras
personas. En lo que el soldado rogaba que ayudara a su siervo enfermo, probablemente se preguntaban: “¿y qué va a pasar ahora?”
Había entusiasmo y anhelo, imagínese como era todo. ¡Hay gozo cuando vemos que otros alcanzan a Jesús!
Traiga eso al presente. Si usted ha hablado de su fe, ¡qué bendición recibirá si resulta que alguien alcanza a Jesús por haberle
escuchado!
Seamos un poco más específicos. ¿Recuerda que dije que hay otros que se incomodan al ir a la iglesia? Aun así, queremos que sepan
sobre Jesús. Qué maravilloso sería si usted pudiera ser su contacto, el enlace que el Espíritu Santo use para ayudarles a buscar a Jesús.
Cuando alguien enfrenta dificultades en su vida, la amabilidad de un cristiano puede hacer que esa persona piense en alguna solución
espiritual. Quizás hasta le pueda pedir ayuda para alcanzar a Dios. Puede que la oración, la fe y las Escrituras sean algo nuevo para
ellos. Nos alegramos mucho cuando alguien necesitado alcanza a Cristo y nosotros podemos serle de ayuda.
Recuerde: “El centurión oyó hablar de Jesús”. La pregunta es: ¿en quién los hizo pensar el Señor hoy y cómo pueden ayudar a esa
persona a encontrar a Jesús por sí misma?
En nuestra historia, debido a que alguien le contó al centurión acerca de la cantidad de personas que fueron bendecidas, este busca a
Jesús por sí mismo y sucede algo maravilloso. En respuesta al pedido del soldado, Jesús dijo: “Iré a sanarlo” (Mateo 8:7 NTV).
Aunque la gente lo consideraba un forastero no religioso, el centurión —en realidad— estaba descubriendo la fe por su cuenta. Lo
sabemos porque se dirigió a Jesús. Qué alegría deben haber sentido aquellas personas que le hablaron de Jesús, sabiendo que
cuando el hombre se dirigió al Señor, este le respondió.
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¿Han ayudado a alguien sus palabras para que le pida ayuda a Jesús?
LA DICHA FLORECE CUANDO “OTROS” MUESTRAN GRAN FE
Usted es feliz al contarles a “otros” sobre Jesús y es bendecido cuando esas personas lo alcanzan buscándolo por sí mismos. Y
alabamos a Dios cuando pueden dar evidencia de su propia y recién descubierta fe en Cristo.
Es extraordinario lo que sucedió luego en nuestra historia. Recuerde que Jesús dijo: “Iré a sanarlo”, refiriéndose al siervo del soldado.
¿Qué le dijo el centurión a Jesús?
“Señor —dijo el oficial—, no soy digno de que entres en mi casa. Tan solo pronuncia la palabra desde donde estás y mi siervo se
sanará. Lo sé porque estoy bajo la autoridad de mis oficiales superiores y tengo autoridad sobre mis soldados. Solo tengo que decir:
‘Vayan’, y ellos van, o ‘vengan’, y ellos vienen. Y si les digo a mis esclavos: ‘Hagan esto’, lo hacen” (Mateo 8:8-9 NTV).
Debido a la procedencia de su liderazgo, el centurión pudo reconocer la fuerza, el poder y la autoridad. Lo vio en Jesús. Aceptó el
poder de Cristo. En vez de tomar el control, el centurión se puso a las órdenes de Jesús. Creyó el testimonio que escuchó sobre Jesús
y ahora podía decir: “¡Tan solo pronuncia la palabra Jesús!”
El General Orsborn escribió una oración en forma de poema sobre este asombroso tipo de fe. Dijo lo siguiente:
“Tan solo pronuncia la palabra, y tu siervo se sanará,
Me desprenderé de mis dolencias.”
Y en el verso final del poema captó lo que el soldado romano comprendió:
“Porque tuyo es el nombre al que clamo, creyendo;
Tuyo es el amor que me ve y que tiene compasión de mí;
Tuyo es el poder y mía es la fe que recibe
Que limpia y que sana, vida y libertad.”
El soldado dijo: “Tan solo pronuncia la palabra” y luego Mateo 8:10 (NVI) nos dice: “Al oír esto, Jesús se asombró.” Diversas versiones
utilizan estas palabras para describir la reacción de Jesús: se maravilló, se admiró, se impresionó. Obviamente, el centurión mostró una
fe destacada, fe en el poder de Dios que se reveló en Jesús.
La Biblia registra: “Entonces Jesús le dijo al oficial romano: ‘Vuelve a tu casa. Debido a que creíste, ha sucedido’. Y el joven siervo
quedó sano en esa misma hora” (Mateo 8:13 NTV). ¿Se imagina cómo se sentirían en ese momento aquellas personas que le hablaron
al soldado sobre Jesús?
Sentimos esa clase de alegría cuando vemos a alguien expresar su recién descubierta fe en Cristo. Nos bendicen el corazón. Han dado
un paso que les cambiará la vida. Puede que haya sucedido en un altar o en la privacidad de sus hogares. Tales conversiones siempre
han sido parte de la dicha contagiosa del Ejército de Salvación. Alentamos a los nuevos creyentes a entender que pueden tener una fe
poderosa y queremos que lo expresen.
Catherine Booth, cofundadora del Ejército de Salvación, entendió el poder de otros cuando mostraban su gran fe recién descubierta en
Cristo. Ella dijo: “...denme un hombre, mujer o niño con el Espíritu Santo, lleno de amor y con el fervor por Dios y diré que será una gran
fortaleza y alegría para ese converso darle testimonio a la iglesia. El Señor no va a evangelizar esta tierra con sermones terminados
y (tesis doctorales), sino con el simple testimonio de las personas que fueron salvas del pecado y del demonio, por Su poder y Su
gracia. Lo va a realizar como comenzó, dando testimonio.” ¡Ella sabía que la fe genuina es poderosa!
Cuando Felipe predicó en Samaria y la gente respondió al Evangelio, Hechos 8:8 (NBLH) nos dice: “Y había gran regocijo en aquella
ciudad.” ¡De qué manera debe haber bendecido esa respuesta al Evangelio (y el regocijo en toda la ciudad) al corazón del predicador!
Esa es la dicha de la que hablamos.
Los nuevos cristianos son un gran aliento para nosotros. ¿Entienden que ya no son forasteros y que ellos también pueden tener gran fe?
Son tan bienvenidos como nosotros al banquete del reino de los cielos, como resultado de la obra de Dios en sus vidas.
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La alegría de compartir las buenas nuevas
APLICACIÓN
Usted necesita actualmente hallar un modo de compartir su conocimiento sobre Jesús con “otros”. Cuándo las personas se encuentran
con usted, ¿cuál es el resultado? ¿Saben más sobre sus preferencias políticas o sobre su tipo de música preferida que de su fe? ¿Solo
habla con personas como usted o puede ver cómo quiere Dios que usted bendiga a las personas ajenas a su círculo íntimo? Al igual
que “Others: Trade for Hope” tiene su lugar en la evangelización mundial, también lo tiene usted.
Hoy hay ante ustedes oportunidades espirituales. ¿Las aprovecharán? ¿A quién le trae a la mente el Espíritu Santo que pueda necesitar
de su aliento el día de hoy? ¿Qué persona, al igual que el centurión, “escuchó de Jesús” debido a las acciones de ustedes? ¿Han
reconocido las oportunidades espirituales ante ustedes, por ejemplo, han ayudado a nuestros oficiales en el extranjero a que les
cuenten a “otros” sobre Jesús puesto que ustedes han dado monetariamente para apoyarlos?
Se siente una gran satisfacción al esperar a aquellos cristianos cuya alegría se encuentra en cómo responden “otros” al Evangelio y
que respetan el testimonio de aquellos con su recién descubierta fe. Es probable que palabras como: “maravillado”, “impresionado”,
“sorprendido”, puedan describir la manera en que Jesús reconoce la fe de esos nuevos creyentes. ¡Su fe es un gran aliento para nuestro
ministerio!
Recuerden, “el centurión oyó hablar de Jesús”. ¡Recuerden que la alegría que proviene de alcanzar a otros con las buenas nuevas del
Evangelio no tiene comparación!
CANCIONES Y COROS
HR #33 “Dime la Antigua Historia”
SASB 852/891
“I Want to Tell You What the Lord has Done”
HR 568 “Haz que tu semejanza se vea en mi” (Coro)
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Ideas para el tiempo de los niños
SERVICIOS MUNDIALES 2016
SEMANA #1
¿Conocen alguna historia de Jesús?
(Nota para el narrador: Permita que cuenten brevemente la que conozcan. Pregúnteles
¿cómo la conocieron?)
RELATE UNA HISTORIA DE LA BIBLIA
Había un hombre al que Jesús ayudó y sanó después de haber estado enfermo por
largo tiempo. Estaba feliz por poder sentirse bien otra vez. Así que fue a donde Jesús
y le preguntó si podía viajar con Él y estar con Él todo el tiempo. ¿Qué piensan que
Jesús le respondió?
Jesús dijo: ¡No! ¿Por qué creen que Jesús respondió así?
CUÉNTENLES A OTROS
ACERCA DE JESÚS
Para acompañar el sermón “La alegría
de compartir las buenas nuevas”
Estas ideas para el tiempo de los
niños corresponden a los temas
de las reuniones de santidad en
la serie de sermones “El banquete
del reino de los cielos”.
Reúna a los niños cada semana y
Jesús afirmó: “…Vete a tu casa, a los de tu familia, y diles todo lo que el Señor ha
hágalos partícipes de la conversación.
hecho por ti y cómo ha tenido compasión de ti” y la Biblia nos dice: “Así que el
hombre se fue y se puso a proclamar … lo mucho que Jesús había hecho por él. Y
toda la gente se quedó asombrada” (Marcos 5:19-20, NVI). Jesús deseaba que el
hombre fuera a contarle a la gente que conocía y a los que conocería lo que Dios había hecho por él.
¿Cómo podemos, hoy, hablarle a alguien de Jesús? ¿Podemos hablar de Él en nuestros hogares con nuestras familias? ¿Podemos
hablarles a otros de Jesús? Cristo desea que les contemos a otros acerca de Él para que también conozcan las historias acerca de Él.
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