13. Picos de Europa (Valdeón y Sajambre)

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El valle de Sajambre es una depresión casi celular entre montañas de fuerte relieve y con salidas difíciles a la Meseta o al
sector cantábrico, lo que le otorga una unidad «insular», de la que se deriva su marcada personalidad geográfica. A caballo
entre dos ambientes climáticos y de vegetación, posee caracteres de montaña atlántica con matices meridionales.
«Aislados de la verdadera Cordillera Cantábrica aparecen, al norte, los Picos de
Europa elevando su festoneada, luminosa y gris crestería por encima de todas las
alturas restantes.
Entre los Picos y la Cantábrica propiamente dicha existe una profunda
depresión, originada por «una formidable rotura de la corteza terrestre...».
Sobre esta depresión están las cabeceras de tres ríos: el Deva, el Cares y el Sella.
Forman cuencas más o menos amplias, separadas entre sí por collados o puertos.
Los ríos atraviesan los Picos, tajándoles...
Según ya hemos dicho, para el conjunto de estas regiones de la depresión ocupa
esta comarca dos zonas totalmente distintas: la primera y más meridional, es una
amplia cuenca o anfiteatro excavada sobre la vertiente nórdica de la Cantábrica:
paisaje verde de bosque animado tupido, suelo de pardas pizarras y cuarcitas.
Las segunda zona se alza bruscamente, como un hosco paredón gris y
fantástico, al norte de la cuenca. Las duras calizas que la forman montan sobre
las pizarras y cuarcitas, elevándose en cimas que superan ampliamente a las de la
Cantábrica propiamente dicha.
Paisaje de osamenta, sin árboles ni arbustos. Es como el esqueleto descarnado
de la Tierra o como un blanco «iceberg» que flotase amenazador entre el oleaje
oscuro formado por los relieves de la Cantábrica...
Imaginemos una enorme concha cuya parte cóncava mirase al cielo; tendríamos
así un remedo de lo que es el «valle» de Valdeón.
Es ésta cuenca la zona más humanizada, pues, aunque el bosque llena las
laderas, el fondo del valle alberga, casi juntos a siete pueblos, tan próximos a los
Picos que parecen barquichuelas junto a un acantilado».
J. L. Martín Galindo:
«EL HOMBRE Y LOS PICOS DE EUROPA EN VALDEON» (1952)
202 - LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS
El espacio geográfico de Valdeón y Sajambre:
dos valles armoniosos
Sajambre y Valdeón constituyen dos células intramontañosas
caracterizadas por su cierre norteño, el gran muro de los Picos
de Europa, abierto por sendas
gargantas hacia el Cantábrico;
peñas y hoces definen por contraste su confinamiento y su entrada en la escarpada mole de los
Picos.
En cambio, hacia la Meseta,
más redondeadas cuerdas y cumbres de altitudes menos elevadas
dibujan de modo menos marcado el paisaje, aunque forman
una barrera masiva que es suficiente para encerrar ambas comarcas en un relieve abrupto y
separarlas por altos puertos de
páramos y campiñas leoneses.
Son, así, valles de la cordillera,
relativamente aislados; valles
cercados por montañas de ambiente atlántico. Entre ambos,
una divisoria transversal da lugar a un puerto superior a los
1.400 m. de altitud (Panderrueda), que los diferencia pero no
los separa.
Sajambre y Valdeón son, por
tanto, dos valles armoniosos,
donde la naturaleza se muestra
espléndida y los rasgos rurales
adquieren consonancia con ella.
Sin embargo, ello también ha
ocasionado tradicionales aislamientos que han hecho difíciles
las condiciones de existencia,
mayores en Valdeón, por su
peor y más tardía comunicación
rodada y por su bloqueo fisiográfico hacia el norte. Este hecho ha contribuido a que ambas
comarcas viertan naturalmente
hacia Asturias, Sella y Cares
abajo, mientras hacia León el
Puerto del Pontón ha sido un
cierre, sobre todo invernal, así
como el de Pandetrave, aún más
La densa niebla trepa rápidamente por las laderas y a través de collados y pasillos,
forman un manto uniforme del que sólo escapan las torres más elevadas a modo
de islas en un mar de algodón.
La masividad de las calizas de los Picos de Europa, su intensa tectonización, que
las levanta y cabalga sobre Valdeón, crean un paisaje propio, abrutpo, rocoso, y
un ambiente peculiar: húmedo, con nieblas y nieves, en el que el agua superficial
disuelve la roca y desaparece subterráneamente.
alto y abierto en fecha tardía a
la circulación por carretera. Ello
diferencia también los dos va-
Iles, pues mientras que el Sella es
un pasillo tradicional de comunicación y relativamente activo,
LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS - 203
Los glaciares han dejado su huella en Picos en la excavación de pequeñas depresiones cerradas en donde las aguas, al quedar
retenidas, se configuran en lagos, auténticos oasis en comparación a las llambrias calcáreas que los rodean. En la foto el
Llagu Bajero, vertiente meridional del Llambrión.
el Cares ha sido un desfiladero
sin paso habitual salvo para el
reciente turismo excursionista.
Así el Sella se convierte en el
eje natural de la comarca entre
León y Asturias, entre la Meseta y la Cordillera Cantábrica,
con el que puede enlazar el cuenco de Valdeón, junto a su propia entrada por Pandetrave.
Son valles a caballo entre dos
regiones, aunque el poderoso
cierre del bloque de los Picos y
sus angostos tajos marquen con
rotundidad la frontera natural
del estrecho mundo atlántico español. A esa dualidad contribuyen los hechos climáticos, el relieve montañoso, la vegetación
con caracteres más norteños, los
modos de vida que todo ello
acarrea y el singular fenómeno
de que los Picos de Europa no
sean divisoria de aguas, sino que
éstas nazcan en sus valles meri-
dionales y los atraviesen por
profundas gargantas.
Valdeón y Sajambre vierten
hacia el Norte a través de los Picos. Estas montañas quedan así
doblemente incorporadas a su
paisaje, porque los delimitan
abruptamente y porque en ellos
prosiguen los dos valles, penetrando en los macizos. Caín puede ser el ejemplo mejor de esta
continuidad. Los cordales del
Sur, desde la Sierra de Carcedo,
al oeste, al Pico Coriscao, al este, son muros que cierran las cabeceras de los ríos de ambos valles; son estas corrientes de agua
quienes dirigen y articulan el espacio; a su evolución erosiva se
debe el labrado de los cuencos
pasillos y gargantas que definen
el territorio.
En Sajambre los topónimos
evocan constantemente el dominio del río en el paisaje: «Junseya», «Sella», «O seja», «Sajam-
204 - LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS
bre», hacen referencia continua
a su significado original, salia,
«corriente de agua» (como los
cantábricos también Saja, Saliencia y quizá, el pirenaico Salencas), así como Ribota recuerda también la ribera, o los Beyos las hoces escarpadas que repiten ese nombre en la montaña
cantábrica o lo transforman (el
congosto del «Bejo» en Tudanca) o lo llevan hasta el Pirineo
(el desfiladero del «Vellos», en
Añisclo).
Pero este importante papel
geográfico se debe a una proeza
de estos ríos, difícilmente explicable: haber podido aserrar sus
hoces en la mole de los Picos de
Europa, con tajos de más de mil
metros, para traspasarlos. La
respuesta al enigma tiene que estar en las características de dichos Picos, que han permitido la
perforación natural y lineal de
su maciza arquitectura.
El relieve y paisaje de los Picos de Europa
1. LA FORMACION DE
UN RELIEVE
ESTRUCTURAL
Desde el límite marcado por la
línea Norte-Sur que va por la ladera izquierda del valle del Sella, sigue por Riaño y llega hasta Cistierna, hacia el Oeste, el espacio se dispone en bandas marcadas entre Arenas de Cabrales
y Guardo. Esas bandas, con distintos volúmenes y topografía,
responden en primer término a
distintas litologías, en segundo
lugar a diferentes relieves estructurales y, por último, a modelados particulares.
A occidente, los pliegues y
mantos de las sierras de Mampodre y de Ponga, sus sucesiones de pizarras, cuarcitas y calizas, con su larga falla Esla-Nalón, dan lugar a un conjunto
morfológico muy diferente.
Tales bandas extendidas de
Este a Oeste, son primero el
corredor septentrional de Arenas, depresión tectónica con pizarras, calizas y cuarcitas, recorrida por los tramos inferiores
de los ríos Casaño y Cares. En
segundo lugar, la moles de Picos
de Europa, impresionante masa
de calizas compactas, elevada
por encima de los 2.600 m. de altitud, tajada por hoces, que presenta un dorso tendido, aunque
de vigorosa pendiente, al Norte,
y un grandioso escarpe escalonado al Sur. En tercer lugar, las depresiones pizarrosas meridionales de los Picos (Sajambre, Valdeón y Liébana), con bandas de
calizas y cuarcitas, excavadas
erosivamente en el roquedo menos resistente. En cuarto lugar,
las cuerdas de puertos y cumbres
del Pontón-Coriscao, parcial-
El ámbito de Valdeón, circunscrito a sí mismo, vierte hacia el Norte entre los macizos occidental y central de Picos de Europa, pero la extremada angostura de la
hoz del Cares ha detenido el poblamiento en el mismo inicio de ésta, potenciando
con ello la diferenciación geográfica que la naturaleza otorga ya a ambos paisajes.
mente defendidas por calizas y
cuarcitas, pero dentro del mismo
conjunto litológico de las depresiones. Por último, el amplio
sector de sierras y valles de Riaño, hasta su confín oriental en
Peña Prieta, con roquedos similares entre los que destacan los
conglomerados y las calizas con
energía.
Más al Sur se inician ya, en un
cambio brusco, las plataformas
del páramo. Arenas de Cabrales
está a unos 200 m. de altitud;
Guardo a 1.200 m. La disimetría
es evidente. Más aún: a 28 Km.
al Norte de las cumbres de los
Picos de Europa está la orilla del
mar; a la misma distancia hacia
el Sur, la altitud es de 1.050 m.
en Riaño o de 2.450 m. en el
Espigüete.
La mole de los Picos de Europa presenta tal masividad debido no sólo a su potencia de calizas, sino al apilamiento de és-
tas en pliegues y escamas; aquéllos aumentan su espesor real
unos 1.450 m., y éstas repiten su
sucesión en paquetes cabalgantes. Estos hechos y un fuerte levantamiento tectónico del conjunto dan lugar a un macizo que
descubre en sus tajos internos
más de 2.000 metros de calizas
en la vertical, y que, de Norte a
Sur, forma una barrera de estas
rocas de 18 Km. de anchura, con
un desnivel superior a los 2.400
m. respecto al corredor septentrional y de 1.700 m. respecto a
la depresión meridional.
Este macizo es resultado, ante todo, de una sedimentación de
grandes masas de materiales calizos pertenecientes al Carbonífero que contrastan con un entorno litológicamente mucho
más variado. La tectónica hercínica tiene también respuestas diferentes: a occidente la estructura es de mantos despegados y
LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS - 205
plegados y, en Picos, de escamas
cabalgantes. La tectónica alpina
también encontrará una respuesta peculiar en este gran bloque
dando lugar a netas fracturas,
mientras que el modelado se
adaptará a su altitud, resistencia, fracturación y al comportamiento kárstico (capacidad de
disolución) de las calizas, por lo
que adquirirá rasgos propios.
Estas escamas cabalgantes de
los Picos dan lugar a una sucesión de por lo menos diez netos
cabalgamientos entre Carreña al
Norte y Posada de Valdeón al
Sur, lo que provoca el apilamiento mediante fracturas de
otros tantos paquetes rocosos.
Los cabalgamientos presentan
un frente arqueado con su convexidad hacia el Sur.
En su límite occidental estos
paquetes limitan bruscamente
con los mantos de Ponga según
una línea Norte-Sur: estas directrices guiarán los cursos de ríos
como el Dobra y el Sella, entre
otros, adaptados a las líneas de
debilidad tectónica, las únicas en
un macizo tan compacto que
permiten una canalización preferente de las aguas por erosión
diferencial.
El cabalgamiento más meridional de los Picos no es ya entre calizas, sino entre éstas y las
pizarras de Valdeón y Potes y es
el más importante de todos. Los
Picos se desplazaron en bloque
sobre su sector meridional, lo
que ocasiona en Valdeón un
contraste litológico, tectónico y,
como consecuencia, morfológico de notable envergadura. Este
comportamiento en bloque despega también el macizo del conjunto occidental de Ponga, lo
que hace del área de Sajambre y
del Sella un ámbito geológicamente muy complejo, con presencia de las diversas unidades
en contacto, fuertemente tectonizado.
Las estructuras hercínicas volvieron a reactivarse en la tectónica alpina, quebrándose el macizo según las viejas fracturas en
el levantamiento que daría lugar
a su emplazamiento y volúmenes
206 - LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS
actuales, aunque experimentando nuevas dislocaciones. En
cualquier caso, este tipo de efectos tectónicos reconfiguró y hendió el bloque calizo de modo neto y vigoroso, con consecuencias
importantes para su erosión posterior, que fue guiada por sus
principales líneas.
2. LAS ROTUNDAS
HUELLAS DEL
MODELADO DE
DISECCION FLUVIAL
Si, como consecuencia de esta
tectónica alpina, el macizo quedó, como parecen mostrar sus
altitudes actuales respecto a las
de su entorno, destacado topográficamente, tuvo necesariamente que hacer de divisoria de
aguas. Aunque el macizo propiamente dicho presente hoy un
fuerte escarpe al Sur y un dorso
más tendido al Norte, los desniveles relativos a su entorno son
superiores hacia Asturias que
hacia León, como hemos indica-
Desde la
cumbre del
Llambrión,
máxima cota de
las tierras
leonesas, se
divisan hacia el
Este algunas
cumbres míticas
de los Picos:
Peña Vieja,
Horcados
Rojos,
Tesorero,
Naranjo de
Bulnes.
do. Hacia el Sur continúan cordales aún por los 2.000 m. de altitud y ciertas cumbres elevadas,
es decir, un relieve más complejo y unos niveles de base altos.
A este contraste orográfico, mayor tras la tectónica alpina, se
sumaría el climático entre la vertiente oceánica y la continental,
lo que se traduciría en una disimetría hidrográfica muy marcada entre la vertiente Norte y la
Sur.
En esta última aún no estaría
abierta, en los momentos postalpinos, la triple depresión Sajambre-Valdeón-Liébana, sino que
los materiales pizarrosos formarían un relieve de mayor entidad
que, en contacto con las calizas
de Picos, enlazaría en pendiente
irregular hacia el Sur con las
sierras de Riaño y la cuenca sedimentaria de la Meseta.
La historia erosiva de este sector a fines del terciario no puede ser seguida con detalle por su
desmantelamiento posterior, pero debió tener cierta entidad por
los depósitos asociados a ella
que aparecen en dicha cuenca.
Quizá ciertas muescas colgadas
al Sur de los Picos indiquen antiguos niveles de disección, anteriores al excavado de la actual
depresión, hoy suspendidos e independientes de las líneas directrices del modelado, como las
hendiduras de ciertos puertos,
Panderrueda, Pandetrave, Pontón. En cualquier caso, esos niveles de disección hacia el Sur
quedarían notablemente altos
respecto a los actuales, sobre todo de los que ahora vierten hacia el Norte.
En contraste, la incisión fluvial de la vertiente septentrional
fue activa, rápida y profunda,
más aún en los Picos que en
otras partes de la Cantábrica por
sus mayores altitudes y proximidad al mar, que ocasionan no
sólo unas condiciones topográficas adecuadas para ello, sino
también climáticas de más abundantes precipitaciones. Todo
ello contribuyó a una disección
pronunciada, de efectos muy superiores a los de la vertiente meridional, a unos perfiles longitudinales que se clavan profundamente en el macizo (en cota por
debajo de los leoneses) y a una
eficaz erosión remontante que
hace retroceder activamente las
cabeceras de estos ríos.
Sin embargo, el tajo de los Picos desde el Norte está condicionado por su litología resistente y
karstificable, por lo que es conducido selectivamente según sus
planos transversales de debilidad
derivados de su fracturación.
Sus grandes fallas vendrán, así,
a dar grandes desfiladeros. Los
trazados rectilíneos de éstos, sus
grandes planos en las paredes
que los forman, sus quiebros en
bayoneta indican una adaptación rígida a la geometría de las
dislocaciones alpinas en los Picos de Europa. Estas tienen dos
directrices, la Norte-Sur, que
hiende los Picos transversalmente de modo muy marcado, y la
que sigue el dibujo arqueado de
los planos de cabalgamiento de
las viejas escamas hercínicas. Estas líneas arqueadas, fallas inversas, son, pues, producto de la
compresión experimentada por
el bloque en el hercínico y de la
implantación del macizo en el
alpino.
Las fracturas que dividen el
macizo de Picos de Europa han
ocasionado su escisión morfológica al ser aprovechadas por la
incisión fluvial. El carácter determinante de la fracturación en
la dirección y fácil clavado de las
gargantas del Sella, Cares, Duje
y Deva, es incuestionable. No
obstante, el trazado del Sella es
LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS - 207
La garganta del
Sella abre el
macizo calizo
de Picos casi en
su límite
occidental,
aprovechando
líneas de
debilidad
tectónica
transversales al
conjunto
masivo de la
montaña
Cantábrica. La
hoz descubre la
estructura
interna de los
Picos: su
apilamiento de
estratos,
cabalgantes e
inclinados hacia
el Norte.
complejo, pues combina líneas
de fractura con la posición del
contacto entre los mantos de
Ponga y el conjunto calizo de los
Picos.
El cruce de la dirección dominante de fracturación con las
que imponen los frentes de cabalgamiento, ocasiona otro juego de incisiones subordinado al
anterior. En el caso del Cares y
del Duje, de tal cruce resultan
los quiebros E-W de ambas gargantas en el interior del bloque
de los Picos.
Hoy están colgadas, sobre todo en Valdeón, las cubetas meridionales sobre los grandes tajos que hienden las calizas de Picos, lo que indica el vigor de las
incisiones en el macizo favorecida por los factores antes comen-
208 - LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS
tados: Santa Marina está aún a
1.158 metros y Caín a 500 m.; es
decir, el Cares tiene escasa pendiente en su garganta lo que es
indicativo de la profundidad de
su tajo y de su facilidad para
abrirlo, aún en plenas calizas,
según las fracturas. Finalmente
alcanza las pizarras cabalgadas
por los Picos y las taja, pero no
es en esta roca fácil donde ha
progresado más su incisión.
En el proceso que originó estas formas hay que partir de un
momento en el que la disimetría
inicial dejaba los valles meridionales que vertían entonces hacia
el Sur, altos respecto a los cauces de los del Norte y separadas
las cabeceras de ambos por una
barra y luego un tabique calizo,
también desportillado por los
procesos de montaña en el plano de fractura: un perfil, pues,
de descenso hacia el área de Riaño, suave y unas condiciones climáticas continentales, frente a
un perfil de descenso hacia el Atlántico, fuerte y unas condiciones más lluviosas.
La excavacicón de los Picos
progresa por el Norte activamente, pero no por el Sur, y se
inscribe en las fracturas señaladas, con perfiles transversales
muy angostos y longitudinales
profundamente insertos en el
macizo, con retroceso de cabeceras, ubicadas a más baja cota
que los relieves del Sur, que llegan a sobrepasar el área de calizas y a alcanzar la de pizarras;
en éstas se abren los valles con
facilidad tardíamente: progresan
aún más las cabeceras hacia el
Sur, captando aguas de este sector, cambiando su perfil transversal de angosto a amplio y
avanzando rápidamente.
Los viejos niveles meridionales quedan colgados y desconectados en puntos mientras se excava esta depresión meridional
(a partir de una cota más elevada que los cauces actuales) y se
siguen encajando en los valles a
lo largo del Pleistoceno. En este
proceso, las aguas procedentes
de la vertiente Sur de los Picos
es ya conducida hacia el Norte,
mientras que las cabeceras de los
ríos que van hacia la Meseta se
retranquean detrás de los relieves —cuerdas y cumbres— que
cierran las cuencas de recepción
de los septentrionales, quizá detenidas o retrasadas en su proceso por un cambio climático tardío y por litologías más resistentes que las pizarras.
Estos ríos meridionales prosiguen también su menor excavación y abren sus propios valles
de perfil tendido y fondos planos, mientras bajo los Picos se
ha dado la inversión del drenaje, se desmantela el antiguo modelado y se realza contrastadamente el escarpe calizo, según su
plano tectónico, por erosión diferencial. De este modo se configura el espacio de Valdeón y
Sajambre, dependiente de modo
directo de la morfotectónica de
los Picos de Europa.
3. EL INTENSO RETOQUE
GLACIAR Y KARSTICO
Al lado de la poderosa labor
de los ríos, responsable de los
principales rasgos morfológicos
de los Picos, dos procesos interrelacionados han dejado su
huella sobre las calizas de los Picos de Europa: la acción de los
hielos cuaternarios y la karstificación ligada a la disolución superficial y profunda de los materiales calcáreos. Ambos procesos han dado lugar a la apertura
de huecos y hoyos cerrados que
separados por collados, tabican
topográficamente la superficie
de los relieves culminantes.
La presencia de contrapendientes ligada a estos fenómenos
glaciares y kársticos da lugar a
focos de endorreismo en donde
las aguas de escorrentía y las resultantes de los deshielos quedan
frecuentemente estancadas en
las cubetas de sobrexcavación
glaciar (Llagu Cimero, al SE de
Collado Jermoso); otras veces el
drenaje se realiza de forma subterránea a través de los conductos kársticos, bien difusamente
La Canal de
Asotín, entre la
Torre del Friero
y Collado
Jermoso. En el
interior del
mazizo, las
únicas vías de
acceso desde los
pueblos a las
cumbres es a
través de
empinadas
canales
recorridas
periódicamente
por pastores y
rebaños
parallegar a las
majadas y
chozos.
por dolinas, jous y lapiaces, bien
concentradamente por sumideros abiertos en el extremo de un
poljé (es el caso del que se abre
en el extremo Sur de la Vega de
Liordes que alcanza una profundidad de 228 metros sobre el ni-
Torre de Piedras Lluengas en las proximidades de Caín.
vel más bajo de la vega antes de
si fonarse).
El glaciarismo desarrollado en
el Pleistoceno reciente remodela
las áreas de cumbres, al tiempo
que se forman depósitos al pie
de las peñas atacadas por procesos nivo-periglaciares y en los
fondos de los valles.
A lo largo de toda esta evolución morfológica en los Picos se
han dado fenómenos de disolución de las calizas, asociados a
los distintos tipos de roca y a sus
planos de disyunción; la forma
más notable que horada la superficie de la alta montaña son
los jous, depresiones cerradas
causadas por la disolución del
material calcáreo y la infiltración de aguas en el macizo, retocadas por la erosión glaciar
pleistocena y por el periglaciarismo actual, pero aún funcionales, y que contribuyen a la configuración laberíntica de las
áreas cimeras.
La importancia de la disolución profunda de las calizas de
Picos se pone de manifiesto en
LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS - 209
que algunas zonas exploradas
del macizo central, Hoyo Grande, Vega de Liordes, han sacado
a la luz numerosas y profundas
simas que en algún caso, «La
Horcadina» próxima al Collado
Remoña, tienen hasta 250 metros de desnivel.
Finalmente, en la actualidad,
desprendimientos, argayos, y
crecidas muestran la continuidad, atenuada, de algunos mecanismos mofogenéticos.
4. LOS PAISAJES
VEGETALES
Las condiciones climáticas de
montaña atlántica de los Picos y
su tránsito hacia los dominios
internos, continentales, de la
Cantábrica condiciona el recubrimiento vegetal de esta montaña. Pero hay tres factores que
dan también una cierta peculiaridad a este paisaje: la altitud de
cumbres, con el desarrollo de un
piso elevado y con un mayor
efecto de barrera a la influencia
oceánica, aún en espacios poco
alejados de la costa; segundo, la
existencia de pasillos transversales de escasa altitud a lo largo de
los desfiladeros, que permiten la
penetración de elementos basales y mediterráneos en su interior; tercero, una intensa influencia antrópica en el reparto
de esa cobertura vegetal y en la
fragmentación y acantonamiento de sus bosques.
En teoría corresponden a estas montañas unos pisos de vegetación potencial que comienzan en el basal, caracterizado
por encinares en el medio y bajo
Cares y en el Deva (más el robledal montano en el Sella y cabecera del Deva) y por fresnedas
a lo largo del Sella, del Cares y
parte del Deva y en el pasillo
septentrional de los Picos (Güeña). Por encima del piso basal y
del melojar meridional se dispone el montano con hayedos, orlando la montaña de anillos secantes que rodean los tres macizos por las laderas de sus gargantas; es el área de bosques. A
mayor altitud se encuentran los
pisos subalpino y alpino (muy
poco desarrollado éste salvo en
las máximas cotas), supraforestales.
El efecto meridional de abrigo se observa en la presencia no
sólo de encinares, sino de melojares montanos en las laderas de
los valles, como ocurre en el Deva; sin embargo, el encinar penetra hasta el Norte de la montaña, con magníficos ejemplos
en el bajo Cares, gracias a los
mencionados corredores, a la
baja altitud y a las condiciones
intramontañosas. Por otro lado,
el típico piso de pinar, tan característico de la montaña peninsular, desaparece por lo común en
la Cantábrica.
La fuerte topografía de estas
peñas y la remodelación del paisaje por el hombre ocasionan
cambios en este esquema. Así las
repoblaciones introducen otras
especies económicas, los terrazgos y prados se extienden por los
valles y las laderas y las paredes
calizas interrumpen el recubrimiento con cierta frecuencia,
aunque poseen arboledas en repisas y plantas en las fisuras.
210 - LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS
Los prados y matorrales supraforestales también se establecen en mosaicos con Ilambrias,
lapiaces, paredes y jous. Los encinares son así discontinuos y el
hayedo se fragmenta entre pastizales y matorrales. Los prados
pasan a recobrar un significado
geográfico mayor, junto a los
robledales de la montaña.
El bosque de Picos de Europa
es el hayedo. Entre los diversos
conjuntos nemorales de esta especie destacan los de Vegabaño
(encima de Soto de Sajambre,
quizá el modelo de hayedo de todo Picos) y Panderrueda. El primero se trata de un extenso hayedo situado entre los 1.000 y
1.600 metros de altitud, presentando un denso recubrimiento
arbóreo, sin apenas estratos intermedios, escasamente acompañado de helechos, piornos, acebos, violetas, anémonas, etc.
Arboles jóvenes indican la recuperación de este bosque, que
muestra numerosas talas tradicionales; sin embargo, el pastoreo rodea y condiciona, como en
todo el conjunto de Picos, la extensión y el carácter del bosque.
Los aprovechamientos tradicionales y la
ocupación humana: pastores y majadas
El encajamiento de la red fluvial y lo escabroso del relieve
apenas ofrecen oportunidades
para la vida agrícola; solamente
en los fondos de los valles, donde se ensancha el talweg y se localizan algunos depósitos fluviales, junto a las acumulaciones de
ladera, se desarrolla una menguada agricultura, que tradicionalmente viene alternando en los
terrenos más fértiles el cultivo de
patatas y maíz, y en los pequeños huertos próximos a las viviendas un policultivo de hortalizas, legumbres y algunos árboles frutales, también con vistas
al autoconsumo.
En algunas laderas soleadas,
pero en condiciones lógicamente
mediocres, se sembraban en el
pasado algunas tierras de pan
(trigo «tremesín», escanda, centeno) que han dejado sus huellas
en el paisaje; hoy, tras la apertura de las comunicaciones y la
mejora de las formas de abastecimiento, la siembra de cereales
carece de sentido económico,
ampliándose, en cambio, los cultivos forrajeros y pasando a engrosar el área pratense las tierras
abandonadas, en función de la
progresiva especialización ganadera. A pesar de este cambio aún
se conservan hórreos (Santa Marina) en los que el grano, ganado a la tierra con tanto esfuerzo, se defendía de la voracidad
de los roedores.
En el potencial ecológico de
estos valles predominan los prados, pastizales y las masas árboreas, que tapizan las laderas,
preferentemente en los abesedos
o umbrías, representando en torno al 80-85 0/o de la superficie
útil. Son los recursos con los que
se ha construído un paisaje y
El hay edo más ejemplar de Picos de Europa es el de V egabaño, en el pie de los
grandes escarpes meridionales de Peña Santa. Altas arboledas húmedas y sombrías, donde el haya se extiende casi en exclusiva, constituyen bosques de cierta
extensión y a una altitud elevada para lo que es común en estas montañas.
una economía ganadera perfectamente acorde con el medio natural. En efecto, la base económica de Valdeón y Sajambre
continúa siendo ganadera y pastoril, como lo fue en el pasado;
ganado vacuno y, ayer, también,
caballar; ganado ovino y caprino, constituyen la cabaña tradicional de los valles, que aprovechan de forma escalonada y
complementaria los recursos de
la montaña.
Pero la economía se apoya de
manera especial en el ganado vacuno, porque al decir del pastor
de los Picos del Cornión, «Las
vacas son la hacienda de la montaña; son las que dan leche, sueru, manteca, queso, carne y cuero». El ganado mayor, casi
siempre pardo-alpino, encuentra
sus fuentes y áreas de sustento
en las majadas de los puertos y
colladas («Pandamones»), de las
vegas («Vegabaño», conjunción
única de praderas, bosques y
aguas), de las vallinas («Vallinos», «Barcinera»), o de los replanos de las laderas («Llomba»), combinando el aprovechamiento extensivo, a diente, con
la estabulación invernal y el alimento con heno recogido en los
prados de guadaña, bien de carácter comunal o bien en los
particulares.
El aprovechamiento de los
pastos de altura era posible gracias a las muchas sendas que recorren la montaña. Las canales
de «Mueño», «Dobresengos»,
«Mesones», «Capozo», «Trea»,
«La Toya», son bien conocidas
por los cainejos; significan para
ellos lo que las grandes avenidas
para el habitante de la ciudad,
aunque su sinuoso trazado y los
enérgicos desniveles que salvan a
nosotros nos parezcan inverosímiles. Estas canales junto con
las traviesas, sedos y jitos, com-
LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS - 211
pletan una tupida red de comunicación, de a pie, por el interior
del macizo, conectando las principales majadas, fuentes y vegas,
con los asentamientos humanos.
De gran importancia son los
pastos y prados comunales o
mancomunales como la famosa
pradera de Llavaris, una superficie de «hierba a guadaña» perteneciente al ayuntamiento de
Burón, en términos del Pontón,
que se reparte entre los pueblos
de Caldevilla, Soto, Prada, Posada, Los Llanos y Cordiñanes,
cuyo aprovechamiento y disfrute gozan desde tiempo inmemorial. La pradera de Llavaris representa, segun Lueje, la gran
reserva de hierba para la invernada de los ganados de estos seis
pueblos del valle de Valdeón,
siendo días muy señalados los
que se dedican a la siega de forma colectiva.
De acuerdo a las condiciones
bioclimáticas de montaña, la ganadería aprovecha alternativamente los pastos naturales de altura y los prados y recursos del
valle, practicando un nomadismo que comienza en mayo, con
el despuntar de los verdes pastos
de las campas y puertos. Antes
de ascender a las cumbres, o viceversa, bajar al valle, los ganados aprovechan el escalón intermedio, los invernales, en primavera y otoño; en los meses estivales los ganados ascienden a la
zona de majadas, frecuentemente por encima de los 1.500 m.,
El valle de Sajambre desde el Puerto del Pontón. Desde el primer promontorio
montañoso desde la Meseta hacia el Norte se observa el Sella, profundamente encajado hacia el Cantábrico, primero en un valle intramontañoso relativamente
abierto en las pizarras y, luego, en una garganta angosta entre las calizas más occidentales de los Picos de Europa.
con una estancia que suele durar
de julio hasta San Miguel de septiembre, como indican las ordenanzas. Las tempranas nieves
otoñales obligaban a los antiguos ganados trashumantes a
desandar el camino y a los rebaños de ganado menor y a las veceras de vacas a descender al valle; se iniciaba la estabulación
del ganado de diciembre a marzo. Entonces la montaña se cubre de nieve y la soledad y el aislamiento se apodera de los valles.
Los montañeses aprovechaban este tiempo de descanso para la construcción de aperos y diversos útiles a partir de las nobles, y abundantes, maderas de
sus bosques. Con la madera se
construían yugos, arados, ruedas, forcas, rastrillos, ruecas de
212 - LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS
hilar, madreñas, cestas, entre
otros artículos. Con ellos el
montañés traficaba en Castilla y
Tierra de Campos de donde volvía con artículos que él no podía
producir, el vino, o no suficientemente, cereal, articulándose,
de esta forma, un sistema económico que, aunque enfocado a
la autosuficiencia, trazado por el
aislamiento secular, se complementaba con el de otras comarcas vecinas.
En la forma de organización
del espacio montañés es lógico
que las tradiciones comunales,
de asistencia mutua y cooperación, hayan dejado sus huellas
culturales en casi todos los aspectos de la vida de estos pueblos: en las veceras, en las romerías como la famosa a la ermita
de Corona, en las ordenanzas de
montería, como se nos revela en
la empalizada y foso del «Chorco de los lobos», costumbres que
según los mismos habitantes de
los Picos de Europa se han modificado «a medida que los pueblos .van caminando hacia el
progreso». Nuestras dudas nos
quedan respecto al progreso.
Igualmente la tradición ganadera y pastoril ha dejado su
muestra en el hábitat disperso:
cabañas, chozos, invernales, caseríos, en los que temporalmente moran los pastores y se almacena el heno. Un paisaje, una
economía y unas tradiciones que
en su trabazón física y humana
no difieren del resto de la Montaña Cantábrica. A esta herencia
secular se han sumado más recientemente los refugios de montañeros («Collado Jermoso»,
«Cabaña Verónica») y excursionistas, que buscan en estas cumbres y en estos paisajes adormecidos por las nieblas de «borrina» o las nieblas andariegas el
aprendizaje de la naturaleza y el
limpio manantial de sus anhelos,
la «fons vitae» que tantos hombres se afanan por hallar, inútilmente, en la áspera vida de las
ciudades.
Los núcleos de estos valles son
como en el resto de la montaña
oriental leonesa pequeños, pero
en absoluto uniformes; el distinto tamaño y la adaptación a emplazamientos variados configura
una trama de los lugares habitados en Valdeón y Sajambre que
es una excelente lección sobre la
ocupación humana de la montaña. Al cobijo y abrigo de las
grandes cumbres, entre elevadísimas peñas, como Caín; colgado a media ladera como Cordiñanes; siguiendo el discurrir del
río Cares como Soto de Valdeón
o a la vera del río Sella, como
Ribota; en fin, arrinconado al
pie del Friero, aunque dominando Valdeón, y con Peña Bermeja de telón de fondo, como Santa Marina.
El potencial humano de los
valles se ha visto afectado por el
común proceso migratorio de toda la montaña. En los últimos
La Vega de Liordes, al pie de La Padiorna, tiene excelentes pastos pero sólo
pueden ser aprovechados durante el verano al estar frecuentemente el resto del
año cubiertos por la nieve.
treinta años la población de los
valles se ha reducido a la mitad;
la densidad, entonces ya baja, es
ahora a todas luces insuficiente
(5,2 hab/km2 en Sajambre, y sólo 3,5 hab./Km.2 en Valdeón)
para unos recursos que, aunque
abundantes, son difíciles de
aprovechar, máxime si tenemos
en cuenta que el mayor porcentaje de población se agrupa en la
parte superior de la pirámide.
En la actualidad sólo dos núcleos rebasan el centenar de habitantes, Soto de Valdeón (117)
y Oseja de Sajambre (182), favorecido por su papel administrativo y por ser paso obligado a
través del Pontón y del Sella entre las tierras del Sur, a lo largo
del Esla, y hacia el Norte, con la
Cornisa Cantábrica, papel que
se vio reforzado cuando la carretera de los Beyos, osada e inteli-
gente obra de ingeniería, llega a
Soto en 1884. Posada de Valdeón (90 habitantes) representa
como su propio nombre indica,
la función de encrucijada, de posada y albergue para el viajero y
de centro administrativo para el
valle, uniendo los caminos que
ponen a Valdeón en contacto
con las comarcas limítrofes y el
exterior a través de Panderrueda
y Pandetrave.
Cabe señalar, por último, que
la base económica de los núcleos
que articulan la vida de los valles, ha sufrido en las últimas décadas una sensible transformación, incrementándose de manera palpable el sector servicios
que ahora ocupa casi la cuarta
parte de la población activa. El
excursionismo y el turismo han
contribuido, sin duda, a ello.
LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS - 213
Los Picos de Europa: entre la protección de los
valores naturales, la admiración excursionista o
alpinista y la promoción turística.
La creciente presión sobre los
espacios de alta calidad natural
amenaza con la destrucción de
los ecosistemas más representativos de nuestro territorio, dada
la escasa virtualidad que la declaración de «Espacios Naturales Protegidos» (Ley de 1975)
tiene como elemento de salvaguardia de nuestro patrimonio.
Los valles de Valdeón y Sajambre tienen reconocidas, en parte,
algunas de las figuras que se
contemplan para la protección
del paisaje, de la riqueza faunística y de la producción primaria
vegetal, pero la delimitación oficial del Parque Nacional o de la
Reserva Nacional de los Picos de
Europa es insuficiente y no implica la garantía de su conservación o de su aprovechamiento
integral. En los últimos años es
particularmente intensa la presión turística sobre Valdeón,
existiendo ya una degradación
preocupante en algunos puntos
del Cares (apertura de pistas,
acumulación de basuras...) y
una transformación del hábitat
poco acorde con el patrimonio
heredado.
Cuando a principios de siglo
(1.905), los pueblos del Concejo
de Valdeón y los habitantes de
Caín «cedían al Rey de España
y a sus sucesores el privilegio exclusivo de la caza mayor...» estaban mostrando su sensibilidad
ecológica y ponían bajo una autoridad superior la obligación
moral de proteger un patrimonio
natural de indiscutible valor,
amenazado entonces por la degradación de los bosques y el
furtivismo incontrolado. La
constitución del Coto Real de los
Picos de Europa fue la respuesta pionera, fechas a las que se re-
monta también la creación del
Coto Real de Gredos; más tarde, en 1931 ambos se convertían
en Cotos Nacionales, señalándose expresamente que junto al fomento de la riqueza faunística y
venatoria era necesaria la mejora del arbolado y de los pastizales, con vistas al mantenimiento
del potencial ecológico.
A partir de la Ley de 1966 y
la Ley de Caza de 1970, en las
que se configuran las Reservas
Nacionales, se delimita un área
de 7.600 Ha. a caballo entre las
comunidades autónomas de Asturias, de Cantabria y de la provincia de León como Reserva
214 - LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS
Nacional de los Picos de Europa, de las que 1.770 Has. pertenecen al Concejo de Valdeón.
Estamos ante un relieve bravío
dominado por el roquedo y por
algunos matorrales y pastizales
alpinos cubiertos una gran parte
del año de nieve, de nieblas o de
brumas, pero que en el estío son
el sustento de una ganadería (vacuno, ovino, caprino), productora de la materia prima de famosos quesos, y son el refugio
de una rica fauna, representada
en el pasado por la cabra montés y el oso y, hoy, por la bella
estampa del rebeco, señor de estos agrestes parajes, sobre los
que se alzan las enhiestas cum-
bres de Peña Santa de Castilla
(2.596 m.) y la Torre del Cerredo (2.648 m.).
Por otra parte, la filosofía
que presidió la creación del primer Parque Nacional de España, en el macizo occidental de
los Picos de Europa, el de Covadonga en 1918, en el XII Centenario de la histórica batalla, asumía la existencia de unos valores
naturales excepcionales y el
compromiso a escala nacional de
conservarlos y facilitar su conocimiento. Un Parque Nacional
constituye, pues, un área privilegiada de nuestro patrimonio
natural.
Solamente una parte de los
tres macizos que configuran los
Picos de Europa forman el Parque Nacional (16.925 Has.), y de
ellas corresponden 4.631 Has. al
valle de Valdeón, casi todas ellas
enclavadas en los Picos del Cornión, incluyéndose también el
bello núcleo de Caín. La superficie del Parque Nacional se
mantiene aún en los límites de la
primera declaración, cuando en
realidad debería abarcar el conjunto de los Picos de Europa, incorporando al menos el desfiladero de los Beyos y los macizos
central y oriental, máxime cuando existe un plan de reordenación de los usos en los Picos de
Europa, que dará grandes facilidades a la presión turística. Ello
implicaría la construcción de un
complejo hotelero y un teleférico en Valdeón, y una estación de
esquí en la Vega de Liordes, con
unas inversiones superiores a los
4.000 millones de pesetas. Esta
promoción está auspiciada por
las Cámaras de Comercio de
León, Astorga, Santander y Asturias y tiene, al parecer, las bendiciones de los respectivos gobiernos autónomos. De ser así,
el hábitat de los Picos de Europa sufriría una radical transformación y los ecosistemas entrarían en una fase imprevisible de
regresión y deterioro.
Diremos que hasta el momento la protección de los valores
En el estrecho y
hondo cañón del
Cares se encuentra
un paisaje natural
de fuerte
personalidad en sus
formas de
modelado, en sus
sedimentos
fluviales, en su
vegetación
escalonada.
Peña Santa de Castilla (2.596 m.)
naturales del parque no han estado totalmente garantizados, al
carecer del Plan Rector de Uso
y Gestión previsto en la Ley
(1975) y en el Reglamento (1977)
de Espacios Naturales Protegidos que dice textualmente: «El
Ministerio de Agricultura, a través del Instituto Nacional para
la Conservación de la Naturale-
LA PROVINCIA DE LEON Y SUS COMARCAS - 215
za (ICONA), y de acuerdo con
lo previsto en el artículo séptimo
de la Ley, fijará mediante un
Plan Director las actuaciones y
medidas necesarias para salvaguardar las características y valores que motivaron su creación,
facilitar el acceso para su uso,
disfrute, contemplación y aprovechamiento ordenado de sus
producciones e impedir los actos
que directa o indirectamente
puedan producir su destrucción,
deterioro o desfiguración». La
aplicación de este Plan exige la
delimitación de los usos del suelo en zonas de reserva para preservar lugares o elementos únicos, raros y frágiles; zonas de
uso restringido, posibilitando el
contacto hombre/naturaleza
con un mínimo de intervención;
zonas de uso moderado, con vistas al esparcimiento y actividades educativas; y zonas de uso
especial para dar cabida y acogida a los visitantes; todo ello
compatible con los usos y aprovechamientos ganaderos tradicionales en régimen extensivo,
contribuyendo al mantenimiento
de una economía y unas condiciones de vida dignas que permitan la permanencia de la población en el entorno, cumpliéndose así con lo previsto en la Ley
de Espacios Naturales Protegidos y en la Ley de Agricultura
de Montaña (1982). Este desarrollo equilibrado e integral es
el que propugnamos y deseamos
para los Picos de Europa y para
los valles de Valdeón y Sajambre.
La angostura del valle del Cares viene dada por la presencia enérgica de las calizas
en el relieve; pero sus dimensiones derivan de la colosal potencia que adquieren
desde su mismo arranque en las murallas meridionales. Sobre el comienzo de la
garganta, las torreadas cumbres de la alta montaña sobrepasan los 2.600 m.; en
primer lugar la ermita y prados de Corona.
POBLACION DE VALDEON
Y SAJAMBRE
OSEJA DE SAJAMBRE
Oseja ........................................
Pío ........................................................
Ribota ........................................................
Soto .............................................................
Vierdes ..............................................
POSADA DE VALDEON
Caín .....................................................
Caldevilla ...........................................
Cordiñanes .......................................
Llanos, Los .......................................
Posada de Valdeón .......................
Prada ...................................................
Sta. Marina de Valdeón .............
Soto de Valdeón ............................
1950
1986
1.079
403
204
133
237
102
423
182
81
45
1.231
125
155
88
120
151
170
178
244
585
80
50
52
56
99
16
90
74
66
117
BIBLIOGRAFIA
y
BERTRAND, C. Y G.: «La végétation dans les géosysthémes des montagnes cantabriques...» Re . Géo. Pyr. S.
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0.,
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RODRIGUEZ FERNANDEZ, J.: Valdeón y Sajambre. León, Fray Bernardino de Sahagún, 1972.
Fotos: E. Martínez de Pisón. José María Redondo Vega. «Paisajes españoles», Miguel Angel Torío.
Delineación: Francisco Pelayo Somoano. Eduardo Martínez de Pisón.
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