suprema C orte: El Jurado de Enjuiciamiento de

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Miret Luis Francisco sI pedido de e¡1Juiciamiento
S.C., M.SIS, L. XLVII.
suprem a
(Recurso de Hecho)
C o r t e:
-1El Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados de la Nación
dispuso remover de su cargo de juez de la Cámara Federal de Mendoza al Dr.
Luis Francisco Miret, como fin de un proceso que se originó en la denuncia de
una serie de personas y organizaciones de derechos humanos con fundamento en
cargos vinculados con su actuación como magistrado en diversos juicios, en
especial en la causa "Fiscal clMocchi, Prudencio por averiguación de infracción
arto 189 bis y ley 20.840".
Contra esa decisión, la defensa interpuso recurso
. . extraordinario, que fue denegado y motivó la presentación de la queja en examen .
. Expuso los siguientes agravios: a) el jurado no podía evaluar la actuación del
1]lagistrado en el caso "Fiscal c/Mocchi" sin haber constatado si, al prestar el
Senado· acuerdo para la designación del juez en 1984; ho había examinado
aquélla .. Ello, porque al prestar declaración el ex senador Mathus Escorihuela, no
se lo relevó del secreto de la sesión en la que se prestó el acuerdo (previsto en
aquel afio por el Reglamento del órgano legislativo) y, en consecuencia, no se
p)ldo evaluar esa circunstancia. Ello derivó en la afectación del derecho de
defensa en juicio del recurrente; b) se rechazó en forma dogmática la excepción
de prescr:ipción; c) el órgano destituyente carecía de jurisdicción al momento de
dictar su fallo, pues el Dr. Miret había presentado su renuncia a la Sra. Presidenta
de la Nación, y después de seis meses había intimado para que se le diera
respuesta, la que no se produjo, por lo que el silencio debía interpretarse como
una aceptación tácita de aquélla.
-IlLa Corte, a partir del precedente "Nicosia" (Fallos:
316:2940), hizo extensible a las destituciones de magistrados nacionales llevadas
a cabo por el Senado de la Nación, la doctrina que el Tribunal venía sosteniendo
en materia de enjuiciamiento de jueces pertenecientes al ámbito de las provincias,
según la cual lo decidido resulta revisable en la instancia del arto 14 de la ley 48
siempre que se invoque por el interesado la violación de la garantía constitucional
de defensa en juicio consagrada por el arto 18 de la Ley Fundamental.
Tal criterio se reafirmó en el caso "Brusa" (Fallos: 326:4816)
en el cual frente a la irrecurribilidad de la decisión del Jurado de Enjuiciamiento
establecida -a raíz de la reforma instrumentada en 1994- por el arto 115 de la Ley
Fundamental, el Tribunal concluyó que dicha condición significa que la Corte
Suprema no podrá sustituir el criterio de dicho órgano en cuanto a lo sustancial
del enjuiciamiento, esto es, el juicio sobre la conducta de los jueces, pero sí será
propio de su competencia, por vía del recurso extraordinario, considerar las
eventuales violaciones -nítidas, graves y conc1uyentes- a las reglas del debido
proceso y a la garantía de la defensa enjuicio (confr. considerando 9° del voto de
los jueces Petracchi y Zaffaroni; segundo párrafo del voto del juez Belluscio;
considerandos 20 y 34 del voto del juez Maqueda y más recientemente in re: T.
839. XXXVIII. "Torres Nieto, Mirta Carmen s/su enjuiciamiento" -Recurso de
Hecho--, sentencia del 13 de marzo de 2007).
Admitido, entonces, que ciertas resoluciones del juicio político
pueden ser revisadas judicialmente, siempre que concurran las condiciones que
así lo permitan, tanto por la naturaleza y características de ,aquel proceso como
por las pautas jurisprudenciales resumidas, resta, en consecuencia, considerar si el
recurso extraordinario cuya denegación origina esta presentación directa es o no
admisible.
En efecto, es claro que, para habilitar la vía de revisión
excepcional del arto 14 de la ley 48, la apelación extraordinaria queda sujeta,
como en todos los casos, al cumplimiento de los demás requisitos que se exigen
para su admisibilidad, que, por otra parte, exigen un escrutinio muy riguroso, en
virtud de la especial prudencia que debe regir toda la actuación judicial en asuntos
relativos al juicio político, así como al limitado campo de justiciabilidad que éste
contiene.
S.C., M.518, L. XLVII.
Solamente una decisión definitiva, o una que resulte equiparable a
tal, emitida por el Senado de la Nación, constituido como tribunal de enjuiciamiento
político, puede ser objeto de revisión judicial por la vía del recurso extraordinario
(Fallos: 318:219) y, el juez Boggiano, al votar en la citada causa, aclaró, que "".
habida cuenta de que el control judicial sobre la existencia de las atribuciones del
Senado y la inviolabilidad del derecho de defensa en los juicios políticos debe
encauzarse por la vía del recurso extraordinario respecto de una decisión del
Senado -que a estos efectos es equiparable a un 'tribunal de justicia' con arreglo
a lo demostrado en el caso 'Nicosia' cit.-, es evidente que el remedio será
admisible siempre y cuando, entre otros recaudos, la resolución contra la que se
lo dirija sea definitiva, esto es: que ponga fin al pleito o impida su prosecución.
No es dudoso que cualquier menoscabo al mentado derecho que originara la
acusación formulada por la Cámara de Diputados, sería susceptible de ser
reparado' por el 'tribunal' de la causa, el Senado; o bien podría llegar a perder
toda entidad jurídica en la hipótesis de un posterior pronunciamiento absolutorio.
Las resoluciones de ese órgano del Congreso, dictadas durante la sustanciación
del
juic~o,
no habilitarían, por ende, la instancia del arto 14 de la ley 48, a
excepción de las que pudieran irrogar agravios de entidad proporcionada a las de
un 'fallo' de condena, o sea, de imposible reparación ulterior. Empero, tal
equiparaCión de los autos interlocutorios del juicio político a definitivos en los
alcances de la norma últimamente citada, exigirá, en todo trance, una apreciación
severa y' restrictiva, a fin de no contradecir los fines perseguidos por la
Constitución mediante la determinación del órgano especialmente competente en
el trámite del enjuiciamiento: el Senado" (cons. 8°, del voto cit., pp. 228/229)
(énfasis añadido).
Desde esta óptica, entonces, considero que la resolución apelada,
que puso fin al juicio público previsto en los arts. 53, 59 y 60 de la Constitución
Nacional y dispuso destituir de su cargo al magistrado sometido a proceso, reviste
el carácter de sentencia definitiva, en los términos del arto 14 de la ley 48, según
la jurisprudencia de la Corte.
Despejadas tales cuestiones, es el momento de examinar si,
por medio del recurso interpuesto, el apelante logra demostrar que durante el
desarrollo del juicio público que culminó con su destitución del cargo, se
produjeron irregularidades que vicien irreparablemente el procedimiento, es decir,
si en los términos que la doctrina del Tribunal antes aludida, aquéllas atentan de
modo sustancial contra las garantías de defensa enjuicio y el debido proceso.
-1Il-
El primer agravio se basa en que el órgano
destituyente no estaba habilitado para evaluar la conducta del Dr. Miret previa a
que el Senado le prestara acuerdo en 1984, pues ésta ya había sido examinada por
el órgano legislativo. Para fundarlo, el apelante hace especial hincapié en la
declaración testimonial del ex senador nacional por Mendoza, Dr. Alfredo
Mathus Escorihuela. Recuerdo, al respecto, que en la audiencia del 16/2/2011, en
la que se produjo aquélla (fs. 1293/1343), aunque el Presidente del jurado le dijo
al Dr. Miret que él no podía relevar al testigo del secreto de las sesiones del
Senado en la que se le había prestado el acuerdo como camarista federal de
Mendoza, el ex senador reiteradamente dijo que las actas de las sesiones estaban
en el cuerpo legislativo, por lo que, entiendo, bien podría haberse pedido su
remisión al Congreso y que éste fuera quien, en todo caso, relevara del secreto de
aquéllas, que estaba reglamentariamente impuesto en el momento de prestar el
acuerdo. Además, Mathus dijo que no recordaba que, en esa ocasión, hubiera
habido alguna referencia especial a la actuación del Dr. Miret, pues sólo se habían
evaluado los antecedentes curriculares que se acompañaban para cada candidato,
y que no existió oposición respecto de su nombramiento. Tampoco se formularon
objeciones, manifestó, de organismos de derechos humanos, a diferencia de lo
que sucedió en otros casos, y que esas objeciones, de existir, eran llevadas al
recinto. En cuanto a la causa "Fiscal c/Mocchi", expresó que la conocía por su
repercusión pública, pero que no sucedía lo mismo respecto de la actuación del
Dr. Miret en ella. Como sostiene la parte apelada en la contestación del recurso
S.C., M.S1S, L. XLVII.
extraordinario, el conocimiento público de la causa no implicaba que hubiera
habido información sobre la actuación irregular del magistrado interviniente.
Destaco también para descartar este agravio lo expuesto por
el jurado (fs. 1482/1540): "al serie requerida al Ministerio de Justicia, Seguridad
y Derechos Humanos toda la documentación obrante en esa dependencia
vinculada al tratamiento de la designación del doctor Luis Francisco Miret como
juez de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, se limitó a remitir copia
certificada de los decretos nO 779/76 y n° 3231/84 -de designación y ratificación,
respectivamente, del doctor Miret en ese cargo- (fs. 22/26 del Cuaderno de
Prueba de la Acusación). Por su parte, al Honorable Senado de la Nación se le
solicitó la totalidad de antecedentes y/o documentación valorados por la
.Comisión de Acuerdos del Senado en el año 1984 en relación a la designación del
.doctor Miret, consistentes éstos en el pedido de acuerdo requerido por el Ministro
de Educ(lción y Justicia con fecha 10 de abril de 1984, el currículum vitae del
magistrado y el dictamen de comisión en el que se proyectó la resolución que
fi~almente tomó el Senado el 19 de septiembre de 1984: 'ARTICULO 1°._ El
Senado 'presta su acuerdo al Presidente de la Nación para designar Juez de la
Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza, al señor doctor Luis Francisco
MlRET :... (fs. 31/43 del Cuaderno de Prueba de la Acusación). Finalmente el
doctor Mathus Escorihuela relató en la audiencia de debate que aunque en esa
época no,integraba la Comisión de Acuerdos, asistió regularmente a las reuniones
de dicha comisión en su calidad de senador por Mendoza para interesarse por el
trámite de designación de los jueces de su provincia. Recordó que en todos los
pliegos y pedidos de acuerdo se adjuntaba una especie de currículum, de foja de
servicio de las personas que estaban propuestas para la designación; que en el
caso del doctor Miret, no hubo objeciones ni en la Comisión ni en el plenario para
su designación ... Si bien el testigo manifestó que en su momento la causa 'Fiscal
c/Mocchi' tuvo cierta repercusión, que se enteró de lo sucedido por comentarios y
porque salió en los medios de comunicación, de ningún modo se probó que se
conociera, y menos aún que se evaluara una conducta disvaliosa del juez en
relación al trámite de la causa, o que los legisladores conocieran en concreto su
contenido ... Que, en suma, al analizar e integrar los elementos enumerados el
marco probatorio se cierra en forma homogénea y adquiere el peso suficiente para
permitir concluir lógicamente que el Honorable Senado de la Nación, al momento
de conceder el acuerdo para la designación del doctor Luis Francisco Miret como
juez de la Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza ... no conoció en plenitud
los hechos que aquí se le endilgan".
El segundo agravio finca en que, al momento de evaluarse los
hechos por el jurado, habría prescripto la posibilidad de llevar a cabo su
remoción. Cabe recordar al respecto que, como lo señala la parte recurrida, el
proceso de remoción de magistrados se desenvuelve dentro de los arts. 114 y 115
de la Constitución Nacional, la ley 24.937 y el Reglamento de Procedimiento de
ese órgano, en los que no se establece prescripción, y debido a la especial
naturaleza jurídico política de ese proceso, no parece que corresponda aplicar los
principios
del
derecho
administrativo,
pues
en aquél juegan razones
institucionales relevantes que conducen a que no se obstaculice, salvo razón legal
aplicable, el enjuiciamiento de los magistrados por hechos, actos y omisiones en
el ej ercicio de sus altas funciones.
Finalmente, el Dr. Miret sostiene que no se consideró
que el jurado actuó sin jurisdicción, pues él había presentado su renuncia ante la
Sra. Presidenta de la Nación y ella no se había pronunciado al respecto, aun frente
a su pedido de pronto despacho (ver fs. 1359). Sobre el punto entiendo que si se
considerara, como lo hace el apelante, que el Poder Ejecutivo Nacional puede
aceptar tácitamente la renuncia de un juez sometido a enjuiciamiento, se violaría
la división de poderes y se causaría un daño a la comunidad, para quien resulta
relevante que se desentrañe cuál ha sido la actuación de los magistrados que
deciden sobre sus derechos y obligaciones, además de que, como es evidente,
puede no ser la misma la situación del magistrado removido que la del renunciado
(por ejemplo en el aspecto previsional y en la eventual imposibilidad de ocupar
cargos públicos).
S.C., M.518, L. XLVII.
Las normas aplicables al respecto son claras. El art 5° del
Reglamento Procesal del jurado dice que "en caso de producirse la renuncia ".
durante la sustanciación del proceso, concluirá el procedimiento y se archivarán
las actuaciones, una vez que aquélla haya sido aceptada por el Presidente de la
República", en consonancia con lo dispuesto en el art.9 bis del Reglamento para
la Justicia Nacional, según el cual "los magistrados presentarán la renuncia a su
cargo directamente ante el Poder Ejecutivo, debiendo dar cuenta de dicha
presentación -en su caso- a la Corte Suprema, por intermedio de la Cámara
respectiva. Hasta tanto la renuncia no les sea formalmente aceptada, estarán
sujetos a las disposiciones legales y reglamentarias concernientes a la función
judicial". Respecto de la causa "Lona" (Fallos: 327:46), citada reiteradamente por
, el apelante para fundar esta queja, en ella V. E. afirmó que la renuncia es un acto
bilateral, y el ordenamiento en este caso no contempla que se considere aceptada
, tácitamel}te. Es que, aun si se entendiera aplicable el arto 10 de la ley 19.549, el
, ,,'sllenciode la Administración se interpreta como negativa, por lo que corresponde
'desestimar también este último agravio.
-IV-
De acuerdo a lo expuesto en los acápites precedentes, la
falta de. demostración en forma clara, inequívoca y concluyente de lesión a las
,
reglas estructurales del debido proceso en el trámite del juicio político, deriva en
que no haya materia federal para la intervención de la Corte por la vía que se
intenta.
Por lo ello, opino que corresponde rechazar la queja.
Buenos Aires, 22
de septiembre de 2011.
ES COPIA LAURA M. MONTI
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