PEDAGOGÍAS DESCOLONIZADORA: EL CASO DE LAS ESCUELITAS ZAPATISTAS SANDRA DELLARA (UBA) Introducción a la escuelitas El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) irrumpe en el espacio público mexicano, tras el levantamiento armado en el estado de Chiapas, el 1° de enero de 1994, el cual se extiende solo por doce días. La gran movilización de la sociedad civil hace posible el cese del fuego, a partir de ese momento los zapatistas se apartan del camino de las armas e implementan una serie de estrategias políticas sumamente creativas y singulares para la lucha. Una de esas últimas estrategias es la invitación a las escuelitas zapatistas: es decir, las bases de apoyo zapatistas, van a dar clases de cómo ha sido su pensamiento y su acción en la libertad, sus aciertos, sus errores, sus soluciones, lo que han avanzado, lo que está atorado y lo que falta .1 En este trabajo damos cuenta de nuestra experiencia en la escuelita zapatista, la cual realizamos en la Selva Lacandona durante el mes de enero de 2014, específicamente lo que refiere a la problemática del conocimiento y las condiciones históricas y culturales que actúan como sustrato en el diseño del proyecto autónomo. Las últimas décadas del siglo XX pregonan la consolidación del sistema neoliberal, el fin de la historia y la cultura única, al mismo tiempo surgen nuevas hegemonías y nuevas potencias emergentes: Brasil, Rusia, India y China (BRIC) perfilando un nuevo poder mundial que conjuntamente con los nuevos conocimientos y el desarrollo informático producen un cambio de época (v. Argumedo, 2006). Es en este contexto que el zapatismo irrumpe en la escena pública mexicana convirtiéndose en el primer actor social que se rebela contra los intereses de la Globalización y el iniciador de una seguidilla de rebeldías y resistencias que van a luchar contra la mundialización. Sin embargo, la lucha y la resistencia de los zapatistas del EZLN no ha comenzado el 1°de enero de 1994 sino unos siglos antes. En la Primera Declaración de la Selva de Nota: Parte de esta ponencia pertenece al libro Las escuelitas zapatistas: una experiencia extraordinaria que estamos terminamos de editar.……………………………………………………………………………………………………….. 1 SCI Moisés Rector de la Escuelita Zapatista: comunicado del 17 de marzo de 2013. Lacandona los zapatistas2 dan a conocer la identidad de su lucha asumiéndose como los continuadores de la lucha social en México, por eso en el manifiesto de guerra indican que son productos de 500 años de lucha: primero contra la esclavitud, luego en la guerra de independencia; contra el expansionismo de los Estados Unidos y del imperio francés; y finalmente la dictadura porfirista. Son las luchas históricas que viene librando contar el poder en cualquiera de sus expresiones, luchas que han tenido que librar para sobrevivir y salvaguardar su cultura. Dicen los zapatistas: Mirar es una forma de preguntar, decimos nosotros, nosotras las zapatistas O de buscar…/Cuando se mira en el calendario y en la geografía, por muy lejos que estén la una y el otro, se pregunta, se interroga./Y es en el mirar donde el otro, la otra, lo otro aparece. Y es en la mirada donde eso otro existe, donde se dibuja su perfil como extraño, como ajeno, como enigma, como víctima, como juez y verdugo, como enemigo… o como compañer@./Es en la mirada donde el miedo anida, pero también donde puede nacer el respeto./Cuándo tus esperanzas?/Pero no sólo importa qué o a quién se mira. También, y sobre todo, importa desde dónde se mira./Y elegir a dónde mirar es también elegir desde dónde./¿O es lo mismo mirar desde arriba el dolor de quienes pierden a l@s que quieren y necesitan, por la muerte absurda, inexplicable, definitiva, que mirarlo desde abajo?3 Nuestra mirada es una de tantas otras que han asistido a las escuelitas, una mirada que se hace voz para comunicar su vivencia, que es diferente a las otras y al mismo tiempo es parte de la experiencia común. Cuando regresamos de los Municipios Autónomos Rebelde Zapatistas (MAREZ) y nos encontramos en el auditorio del Caracol de Roberto Barrios, todos nosotros, los estudiantes, queremos contar nuestras experiencias en la comunidad, hablar sobre la vivencia y hacerlo sin olvidar detalle alguno; sin embargo las palabras no nos alcanzan y no hay oído capaz de escucharnos a todos juntos y a la vez. Este ejemplo nos lleva a plantear una de nuestras hipótesis de trabajo: hay tantas miradas como vivencias y todas son valederas. Por tal razón, consideramos apropiado enmarcar la investigación en el método cualitativo, ya que es una de las pocas herramientas con que contamos para dar cuenta del fenómeno. El Trabajo de campo nos ha permitido recoger datos, participar activamente de la praxis zapatista y realizar entrevistas en profundidad fuera y dentro de los MAREZ, como las realizadas a los doctores: John Holloway, Fernando Matamoros, Sergio 2 CCRI-CG del EZLN: Primera Declaración de la Selva de Lacandona (31/12/1993). NOTA: En el anexo incluimos un corpus fotográfico que ilustra y visibiliza nuestra experiencia en las escuelitas, el mimo comienza en la pág. 21. 3 SCI Marcos: Ellos y nosotros. VI- las miradas, 6 de febrero de 2014. Tischler Visquera, Gilberto López y Rivas, Gustavo Esteva Figueroa y otros investigadores del CIDECI. Nuestro sujeto4 de estudio se circunscribe solo a una unidad de análisis la Ranchería de Pinoteca, la cual está situada en Caracol Roberto Barrios. Don Nicanor, miembro a las JBG, nos manifesta que usan la denominación “ranchería” porque no han alcanzado aún el rango de municipios, si bien están trabajando para conseguirlo lo hacen acorde a sus tiempos y a su praxis.5 Ellos agradecen la ayuda ofrecida por otros caracoles y/o municipios pero el camino lo hacen desde ellos. En la ranchería viven 30 familias chol que se dedican básicamente a la producción del maíz pero para asegurar la alimentación diaria las mujeres crían pollos, cerdos y vacas, algunas tienen huertas y los árboles frutales circundan a las viviendas. En el centro de la comunidad está emplazada la escuela y frente a ella la cancha de futbol, un poco más alejado está el dispensario de salud, la tienda y las viviendas de las familias que están dispersas por los alrededores. La milpa está muy lejos (unas tres horas a pie) y los hombres llegan caminando, por tal motivo algunos solo regresan los fines de semanas. El nacimiento de los Caracoles no es un proyecto nuevo del zapatismo, por el contrario, ha estado siempre presente en la praxis zapatista, sostiene el sociólogo Pablo Gonzales Casanovas (2003). Este símbolo “abre nuevas posibilidades de resistencia y de autonomía de los pueblos indígenas de México y del mundo, una resistencia que incluye a todos los sectores sociales que luchan por la democracia, la libertad y la justicia para todos”. Es en el ensayo La estela trece, que el Subcomandante Insurgente Marcos anuncia el nacimiento de los Caracoles. Fiel a su estilo recurre, una vez más, al relato mítico, a través de las historias que le ha contado el viejo Antonio. Cuenta la Historia del sostenedor del cielo, que este lleva: en el pecho colgado un caracol y con él escucha los ruidos y silencios del mundo, para ver si todo está cabal… Para no dormirse, este sostenedor del cielo va y viene fuera y dentro de su propio corazón, por los caminos que lleva en el pecho, y dicen… que este sostenedor enseñó a los hombres y mujeres la palabra y 4 Usamos el concepto de sujeto y no de objeto siguiendo los presupuestos del profesor John Holloway y que usan también los asistentes del seminario mensual en el CIDECI, los de Unitierras de Puebla y Oxaca. 5 Escribimos el término praxis en cursiva, como transcripción del griego, cuyo significado excede a la palabra acción. Praxis implica no solo acción sino también acto, ejercicio, cargo, manejo, conducta, manera de ser y también resultado. En este trabajo seguimos dicho lineamiento solo cuando nos referimos a las praxis zapatista (v. Sebastián Yarza, 1972:136). su escritura porque, dicen, mientras la palabra camine el mundo, es posible que el mal se aquiete y esté el mundo cabal (2003).6 De las palabras de Marcos sobre la organización de los Caracoles se desprende que, “estos corresponden al conocimiento de lo interior y de lo exterior, de la visión de quien no sólo se mira, sino mira a los demás; del que se anima y anima a otros, por lejos que estén y por dormidos que se hallen en sus escapes y sus sueños, a participar con acciones cada vez más eficaces para lograr los objetivos propuestos. Los Caracoles se organizan para no perderse en las partes, para ver el conjunto y para actuar en el conjunto articulado de los pueblos de su propia “tierra” y del mundo […]. Saber oír y hablar para pensar y actuar corresponde a un conjunto de acciones organizadas cuyo punto de partida aparece en la evocación de los dioses mesoamericanos que dejaron encargado a uno de sostener el cielo. Para cumplir su cometido, „el sostenedor del cielo‟ se puso „en el pecho colgado un caracol y con él escucha los ruidos y silencios del mundo para ver si todo está cabal, y con el caracol llama a los otros sostenedores para que no se duerman o para que despierten‟ A esa evocación mesoamericana se añade otra que vincula a los „enseñadores antiguos‟ de los mayas con el corazón de Pakal, y con una nueva filosofía de los „chavos‟, a la vez emotiva y tecnológica, que aparece en la llamada „Era de la Comunicación‟ y que plantea el saber como poder alternativo. 7 (ver Bartra,2I Marcos,2003, Davalos,2006). Los territorios autónomos rebeldes zapatistas ocupan casi la mitad del estado de Chiapas y están organizados en cinco Caracoles: La Realidad, Oventic, Morelia, La Garrucha y Roberto Barrios, estos mismos incluyen a los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas y Rancherías, como la que visitamos nosotros. En cuanto al proceso de formación de los MAREZ no solo implica la delimitación de un espacio geográfico sino que incluye su funcionamiento, las formas de tomar acuerdos, las sanciones, las alternativas y los proyectos por medio de los cuales construyen la autonomía (v. Libros de autonomía, 2013). 6 Subcomandante Insurgente Marcos: Chiapas: La tercera estela (3° parte) un nombre. Julio 2003. Y ver del SCI Marcos “El nuevo mundo”, Pagina 12 (13/7/2003). 7 Subcomandante Insurgente Marcos: Carta a los Caracoles… ((04/08/2003). Fany, una integrante de la Junta del Buen Gobierno del Caracol de la Realidad explica que: En el gobierno autónomo, en el trabajo de ser una realidad local, municipal y de la Junta de Buen Gobierno, se asume la responsabilidad a través de la conciencia. En el gobierno autónomo estamos funcionando a través de conciencia y sin ningún interés de ganar un sueldo, porque se necesita la participación de todas y de todos para el buen funcionamiento del gobierno autónomo. El servir al pueblo se hace con la conciencia que cada uno de nosotros tenemos, no es a través de dinero, no es con el interés de ganar un sueldo, sino que es servir a nuestro pueblo, con el apoyo o sin apoyo de por si el trabajo de la construcción de la autonomía lo estamos realizando (2013:14). Por eso, los siete principios del Buen gobierno zapatista señalan que: “1) Servir y no servirse, 2) Representar y no suplantar, 3) Construir y no destruir, 4) obedecer y no mandar, 5) Proponer y no imponer, 6) Convencer y no vencer y 7) Bajar y no subir.” El gobierno autónomo tiene diferentes aéreas de trabajo como: educación, comercio, salud, comunicación, justicia, agricultura y administración, que realizan hombres y mujeres elegidos para aprender durante un periodo determinado. Pero es en las asambleas donde llegan a los acuerdos de trabajo y entre todos. Muchas veces en la misma asamblea no se puede llegar a una decisión, entonces las propuestas se llevan a los pueblos y se los consulta para que en la próxima asamblea ya tengan una respuesta. Así definen los reglamentos o planes de trabajos que deben realizar en una zona determinada del Caracol, pero cuando hay que hacer un trabajo en un municipio la relación es con los consejos (2013:46) . Las demandas del General Zapata de ¡Tierra y Libertad! son reactualizada por los neozapatistas a fines del siglo XX, paradójicamente el país que recibe al siglo con la primera Revolución social, también lo cierra y con demandas comunes por no decir las mismas (v.Wormack.1981). Pero los ciclos de injusticia y humillación no perturban el proyecto de autonomía y libertad de los pueblos indígenas, los cuales no persiguen la segregación del estado/nación sino la administración de su justicia según su cultura y costumbres.8 Este proyecto que el poder ha desestimado, difamado y ha pretendido hasta aniquilar con políticas genocidas y etnocentristas sistemáticamente y en cada uno de los órdenes vigentes -precolombino, conquista, 8 Ver Boron Atilio: “La selva y la polis. Reflexiones en torno a la teoría política del zapatismo” y John Holloway: “El zapatismo y las Ciencias Sociales en América Latina” en Revista OSAL, Buenos Aires, junio, 2001. independencia, imperio y revolución mexicana- incluso ha contado con justificaciones epistemológicas y metodológicas, que Menéndez Pelayo no escatima en denominar “el racismo de la ciencia”. El zapatismo conoce muy bien este tipo de racismo y no somos muchos los cientistas que estamos dispuestos aprender con los zapatistas, este enunciado no es menor sino es el corolario más importante que nos trajimos de la experiencia de las escuelitas zapatistas, por eso decimos: sobre las comunidades zapatistas no sabemos nada. Entonces, cómo conocer y para qué conocer. Por un lado, es necesario que realicemos un arduo Trabajo de campo y de prolongada estadía que nos permita aprender de una forma horizontal y participativa sin mediar con teorías hegemónicas y racistas. No es casual que indiquemos los conceptos de: horizontalidad, participación y que los triangulamos con el de poder, pero el poder de los de abajo, que los zapatistas sintetizan en la máxima mandar/obedeciendo. Nuestro proyecto no responde a los cánones tradicionales de una investigación sino a otro aprendizaje y en simetría. Por el otro lado, nuestro propósito es aprender con las comunidades para comunicar a ese “Otro” desconocido como una forma más de agrietar las lógicas del poder (ver Holloway, 2011). Es en la escuelita que advertimos a este nuevo sujeto zapatista, el cual por ser colectivo no podemos comprender como un todo sino que cada una de las comunidades es un caso singular, como su proyecto autónomo. Para asistir a la escuelitas autónomas zapatistas cargamos con algunos útiles escolares: cuaderno, lápiz y cartuchera, también nos compramos la mochila y la remera con la estampa del evento. En esos actos reproducimos nuestra propia práctica escolar, específicamente la de inicio escolar, ya que nos imaginamos sentados en pupitres frente a un pizarrón y recibiendo clases de una maestra o maestro.9 Además viajamos con toda la tecnología que disponemos para documentar el acontecimiento: noteboo, tablee, máquina fotográfica, filmadora, grabador y MP3. En la voracidad de aprehender no dimensionamos que vamos a una selva ni la propuesta de escolaridad que hacen los zapatistas, a pesar que conocemos cada una de las cartas que difunde el SCI Marcos. Muy pronto la vivencia le pone freno a la imaginación y nos muestra la realidad. Por un lado, la mochila de tela que nos compramos en San Cristóbal y lucimos en Lacandona solo sirve para cargar los 9 - La experiencia de las escuelitas a través de la videoconferencia es muy distinta a la experiencia de la selva. libros pero no para protegerlos de la lluvia; por lo que Don Nicanor muy preocupado por estos los cubre con una bolsa de nailon que encuentra en el camino. Por el otro lado, antes de salir del Caracol experimentamos el mismo problema y con cada uno de los aparatos tecnológicos no podemos cargarlos Un compañero de la escuela nos tranquiliza y nos asegura que hay electricidad en las comunidades. Pero cuando llegamos a la ranchería advertimos que no hay luz, sumamente preocupados preguntamos dónde hay electricidad y nos responden a 100 km. Dispuestos a partir nuevamente se nos acerca Don Nicanor y nos dice: “Los podemos llevar, aunque sea muy de noche y llueva”. Enseguida aceptamos el desafío y ya cuando nos disponemos a salir Don Nicanor señala que la comunidad que tiene luz es del PRI y agrega: “Ustedes van a tener luz pero ¿van a tener dignidad?” De este lado del mundo un comunicador social sin su grabador puede llegar a ser una verdadera hecatombe en la selva lo resolvemos con trabajo colectivo, todos los compañeros de escuelita nos ayudan para poder documentar el evento: graban, sacan fotos, socializamos los datos e informaciones. Las escuelitas nos hermana en un proyecto común, dentro y fuera de la comunidad dando lo mejor que tenemos y aprendiendo de los Otros. El vínculo con nuestros compañeros resulta determinante para la travesía de la selva y nuestra estadía en la escuelitas, ya que sin la fuerza entusiasta y contenedora del grupo la experiencia hubiera sido extremadamente difícil, imposible nos atreveríamos a decir. Arribamos a Chiapas no en condición de alumno sino en condición de investigadores del zapatismo10, por lo que nuestras expectativas se centran en el análisis, el debate teórico o en la constatación de algunas hipótesis de trabajo no en la mismísima praxis que ofrecen las comunidades. Llegamos con las lecturas de Enrique Dussel, José Martí, Aníbal Quijano, Saúl Taborda, Paulo Freire, Hugo Zemelman, y tantos otros autores que disfrutamos último del último seminario de posgrado de la UBA o los que hemos leído años antes tales, como: Carl Marx, Rosa Luxemburgo, Michel Foucault o Antonio Gransci, solamente nos falta el “microscopio epistemológico” para comenzar el estudio. Pero, muy pronto comprendemos que la praxis de la ranchería no la podemos leer desde ninguno de estos autores o teorías y aunque podemos trabajar 10 Llegamos a Chiapas cuando creíamos saber todo sobre el zapatismo y regresamos con un caudal de dudas. con algunos conceptos claves de la pedagogía crítica este nuevo sujeto zapatista11 tienen su propio pensamiento, el cual espeja en su praxis cotidiana. En consecuencia dicha revelación nos lleva a ubicarnos en nuestro verdadero rol: el de alumno, porque como dijimos anteriormente sobre las comunidades no sabemos nada. De regreso en San Cristóbal algunos extranjeros somos invitados a una reunión con el objetivo de intercambiar nuestras experiencias, la misma está a cargo de un Centro de Lenguas Indígenas, cuya relación con las comunidades zapatistas es simplemente de simpatía. Somos más de cincuentas personas, cada uno de nosotros narramos nuestras propias vivencias y sobre el final nuestras alocuciones repetimos uno mismo enunciado: “sobre las comunidades no sabemos nada” y lo que es peor no tenemos herramientas conceptuales ni metodológicas para el abordaje del estudio, este mismo lo escuchamos en francés, portugués o ingles. Ante una escucha atónita de los organizadores que pretenden manipular nuestra experiencia y nuestro discurso. A tal punto el encuentro resulta desestructurante, que al día siguiente regresamos al CIDECI para hablar con sus docentes y organizadores planteándole nuestras dudas y sobre todo nuestra experiencia tan disonante con el planteamiento de dicho centro. Ahí, en el Unitierra de Chiapas, escuchamos por vez primera los ecos de nuestra vivencia y comenzamos a desconstruir nuestros saberes para poder comprender otros saberes, que también llevan aparejado otra forma de aprender y conocer muy diferente a las nuestras. Cada uno de los tramos de las escuelitas conlleva un objetivo específico de aprendizaje, ya que es en la praxis vivencial que comenzamos a comprender los conceptos claves del zapatismo como: resistencia, rebeldía, dignidad y mandar/obedeciendo, los cuales hemos incorporado como aprendizajes de esta pedagogía autónoma y que describimos a continuación. 11 La construcción de la autonomía de las comunidades indígenas es anterior al zapatismo y a la conformación del estado de México pero durante estos veinte años hemos estudiado a otros sujetos zapatistas: el EZLN, el CCRI-CG del EZLN, el FZLN, el SCI Marcos y para nosotros ha sido un hallazgo comprender que las comunidades son otro sujeto zapatista. Contar la extraordinaria experiencia El 30 de diciembre del 2013 partimos desde Buenos Aires rumbo a Chiapas, hacemos una espera considerable en Santiago para abordar el vuelo a México y en el aeropuerto de Benito Juárez esperamos diez horas antes de tomar el vuelo a Tuxtla Gutiérrez. Dicha espera no nos resulta desagradable, ya que nos acompaña una numerosa comitiva de estudiantes zapatistas con quienes comenzamos a tejer un destino en común. Un taxi compartido nos lleva del aeropuerto a la ciudad de San Cristóbal de las Casas, que no tiene plaza disponible para pernotar la mítica noche de fin de año, por lo que no dudamos y nos vamos al Caracol de Oventic para festejar los 20 años del levantamiento . El 1° de enero de 2014 nos inscribimos como alumnos de las escuelitas zapatistas en el Centro Indígena de Capacitación Integral - Universidad de la Tierra (CIDECI-Unitierra), el mismo está ubicado en las afueras de la ciudad en el barrio la Maravilla. El CIDECI ofrece como organizador y sede de las escuelitas para aquellos alumnos que no van a los Caracoles sobre todo adultos mayores que por su edad no pueden pasar por la travesía de la selva, igualmente reciben las visitas de las autoridades de los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas que les narran e ilustran este primer nivel de las escuelitas. Sin dudas este es un aprendizaje que apunta a otras destrezas y diferente al nuestro, que ha sido más vivencial. Aunque, tanto nuestros compañeros como los intelectuales que entrevistamos se muestran muy satisfechos y entusiastas con el aprendizaje.12 El día 2 de enero salimos rumbo al Caracol de Roberto Barrios. Muchos de los estudiantes llevan sus bolsas de dormir, lo cual nos llama la atención sobre todo después de la carta que suscriben los subcomandantes Marcos y Moisés señalando que no llevemos Sleeping. “El camión”, como los 12 El centro tiene su origen, junto con el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de la Casas, en 1989 con el apoyo, constancia y trabajo de don Samuel Ruiz. Actualmente capacita en diversos oficios y artes a los jóvenes de los MAREZ -tzotziles, tzeltales, choles, tojolabales, zoques, mames, mochós, kakchiqueles, chujes y algunos otros de los estados de Guerrero y Oaxaca- también dicta cursos de: Derecho Autónomo, Arquitectura Vernácula, Agroecología, Hidrotopografía, Administración de Iniciativas y Proyectos comunitarios/Colectivos, Electromecánica, Interculturalidad, Análisis de los Sistemas-Mundo, Estudios de Post y Descolonianlidad, Filosofías y Teologías. mexicanos lo llaman, una camioneta Ford de los años 70 que le han incluido un techo de plástico y unas maderas que nos permite viajar sentados, al menos esas primeras ocho horas. Distinto es el que abordamos al día siguiente, ya que vamos parados como lo hacen los indígenas y turnándonos para sentarnos. Ese fue nuestro primer aprendizaje: la solidaridad y por qué no la hermandad, dicho valor es la contracara de las políticas neoliberales y es uno de los más importantes que no solo aprendimos sino que ejercitamos y recibimos. Los zapatistas nos reciben con un fuerte aplauso que parece inagotable y al mismo tiempo nos sorprende tal recibimiento, ya que no esperábamos semejante homenaje. Aquí, en el Caracol, comenzamos advertir las diferencias de mundos: la cocina a leña, las letrinas y las camas -un tablón de madera que cubrimos con una bolsa negra de residuo y una manta que oficia de colchón, la cual nos presta una compañera solidaria. Al día siguiente, después del desayuno, las Autoridades Zapatistas de la JBG nos hablan sobre su praxis autónoma, sin embargo el discurso nos resulta repetitivo no terminamos de aprehenderlo ni asimilarlo suena en español pero no llegamos a internalizarlo. Lo mismo nos sucede con los cuatros libros sobre la autonomía: Gobierno Autónomo I y II, Participación de las Mujeres en el Gobierno Autónomo y Resistencia Autónoma, hasta nos cuesta leerlos porque no nos motiva su escritura. Esto no nos ocurre con los textos que escribe el SCI Marcos, los cuales no solo hemos analizado, durante veinte años, sino que hemos aprendido con su lectura. Entonces, ¿qué nos pasa con estos discursos? En las páginas anteriores señalamos que estamos frente a otro sujeto zapatista, ahora nos cabe agregar que los coordinadores e integrantes de los seminarios de los Unitierra -sede Chiapas y Oxaca- y el seminario de Subjetividad y Critica de la Universidad de Puebla plantean la necesidad de pensar y construir otras lingüísticas13. Esta iniciativa, que no deja de ser movilizante y desestructurante para cualquier investigador de las ciencias sociales y del lenguaje, nos conduce a otra forma de conocer el mundo y las cosas de los pueblos originarios. Por lo que, podríamos indicar como un supuesto que para esa praxis, que aun no 13 Después de la experiencia considero que es indispensable el estudio y desarrollo de una lingüística de los pueblos indígenas no solo para poder comprender la praxis de los Marez sino para quebrantar la hegemonía de la lengua de la conquista. Hay conceptos, tonos, experiencias que no podemos dar cuenta por esta incapacidad, uno de los ejemplos más conocidos es la máxima: “Para todos todo para nosotros nada”, que el propio SCI Marcos a su llegada no podía interpretar. podemos leer con nuestras herramientas teórico/metodológica, con el desarrollo de otra lingüística tendríamos los elementos necesarios para su comprensión. Salimos del Caracol con lluvia y en “camión” transitamos con ella. Han transcurrido tres horas y bajamos para caminar en plena selva, bajo la lluvia y con un lodo creciente. La guía y el cuidado de los zapatistas hacen posible semejante caminata, ya que la dificultad del camino hace que nos caigamos diecisiete veces en el lodo y diecisiete nos levanta Don Nicanor comienza a caminar a nuestro lado, mientras otro zapatista carga nuestro equipaje, nosotros llevamos en la mochila: los libros, los lápices, la grabadora, la cámara fotográfica y colgamos la máquina de filmar. Don Nicanor nunca desestima nuestro aprendizaje y nos manifiesta que seremos muy buenos estudiantes, en tanto no deja de repetirnos: ¡animo, tú puedes! Dicho enunciado circula, también, en las comunidades y lo usan algunos intelectuales que hemos entrevistado. Una fórmula motivadora para contrarrestar las adversidades, la cual incorporamos a nuestro aprendizaje autónomo. Por otra parte, mientras caminamos hacia lo desconocido comenzamos a conocer nuestras propias potencialidades y descubrimos que podemos, que somos fuertes y que no tememos, porque después de semejante travesía temer a qué o a quién. Después de un largo caminata, pasados por lluvia y barro, llegamos a la orilla de un río. Nos sentamos a descansar y a contemplar el bello paisaje pensando que nos quedamos en este lugar paradisiaco, sin embargo la voz de Don Nicanor nos indica lo contrario: “Vamos, hay que seguir”. ¡No! exclama el grupo fascinado con la geografía y al mismo tiempo temeroso por el espectáculo de crecida del río y una lluvia que no cesa. Finalmente y sin mucha retórica Don Nicanor nos conduce a la precaria embarcación. No hay lugar de nuestro ser que no esté atravesado por el espanto, el terror y el miedo, mientras no dejamos de rezarle e impórtale a la Lupita. En nuestra propia experiencia comenzamos a encontrar experiencias comunes con las que ha vivido el SCI Marcos, principalmente las que describe en los comunicados de los años 1994 y 1995. Por lo que, nuestra reflexión nos lleva a plantearnos: si Marcos lo pudo hacer, también nosotros podemos hacerlo. De alguna manera recreamos el camino al mito y en ese aprendizaje consolidamos la premisa: “Todos somos Marcos”, mientras experimentamos nuestra propia metamorfosis repetimos el ritual del aprendizaje del Subcomandante. Durante el transcurso de la escuelita nos enfrentaremos a otras experiencias comunes a las del Subcomandante, ejemplo: la ausencia de almohadas, el vértigo de viajar parado en una embarcación y/o las largas caminatas. Finalmente llegamos a Pinoteca, la ranchería que nos aloja durante siete días y seis noches. Con nuestra llegada a la ranchería abrimos una puerta a otra dimensión y a otra temporalidad, el único vínculo que nos queda con el exterior es nuestro portacosméticos, el cual cada vez que lo sacamos del bolso nos recuerda de dónde somos. La experiencia nos ayuda a comprender que la comunidad es fuerte en su territorio pero no fuera de este y del mismo modo pero a la inversa sucede con nosotros. El mínimo recorrido visual del lugar nos permite visibilizar la praxis antisistema de las comunidades, que ellos llaman autonomía. El tiempo en las comunidades no es el del sistema neoliberal es cíclico y en sintonía con la naturaleza, ya que se acuestan con el sol y se levantan con él. Pese a esto, nuestra llegada noctambula subvierte dicho ciclo y la abuela lava nuestros pantalones bajo la lluvia usando como tabla de lavado una piedra, su hija se encarga del abrigo de nuestras camas y de proporcionarnos un buen café caliente. La cocina no queda exenta de la praxis cíclica, porque las mujeres, desde que se levantan hasta que se acuestan, viven en torno a ella: preparan las tortillas y los alimentos para las diferentes comidas y ni bien finalizan con una comida ya están preparando para la siguiente. La cocina es vivida por las mujeres indígenas zapatistas como un ritual para la sobrevivencia y en el cual la que más trabaja es la abuela que cuenta con 86 años. El ritual de la tortilla es mañanero, ya que es el primero que elaboran las mujeres y lo hacen juntas. El proceso lleva cinco pasos: 1) Remojan los granos de maíz , 2) Pasan los granos por una máquina que pica los granos y del cual se obtiene la masa, 3) Toman una cucharada de la masa y la acomodan en un molde circular, 4) Extiende la masa y 5) Lo cocinan en el comal. Nosotros ponemos toda nuestra voluntad en aprender y las mujeres indígenas festejan nuestro aprendizaje aunque son muy exigentes con la terminación, aquí también existe la calificación de rehacer y más de una vez. Mientras para nosotros este hacer es solo el aprendizaje de la producción de un alimento, para ellas ese hacer es el inicio de su ritual de supervivencia y la recreación de una praxis ancestral. Otra técnica que no abandonan y siguen manteniendo generación, tras generación, es el telar. En estas prendas siguen tejiendo sus culturas, su pensamiento y su forma de sentir. En la casa que vivimos las mujeres confeccionan sus vestidos a manos y solo cuentan con aguja y tijeras. Podemos asegurar la buena hechura de los mismos. En ese paciente aprendizaje de coser a mano con puntadas similares a la de una máquina de coser nos están transmitiendo el aprendizaje de la constancia, que en nuestro tiempo posmoderno no tiene cabida ni sentido. El día 6 de enero es un día muy especial en la Ranchería de Pinoteca ningún niño quiere faltar a la escuela, porque por vez primera asisten a una función de títeres. Los grandes tampoco y menos después de la celebración de la asamblea que realizaron especialmente para autorizar o no nuestra iniciativa. Esta oportunidad única de observar sin participar el funcionamiento del buen gobierno local nos resulta muy valiosa, porque aprendemos en el mismo campo no lo leemos de ningún libro. Por otra parte, mientras ellos deciden si podemos dar la función de títeres, cada uno de nosotros escribe una pregunta sobre el gobierno autónomo para realizarles; después de un buen rato de deliberación sale don Nicanor y nos dice que: “no podemos responderle, mejor las preguntas la realizan en el plenario de los Caracoles”. Los niños van llegando de a poquito a la escuela y toman su asiento. El maestro oficia de traductor y los niños escuchan la obra en dos lenguas. Nosotros nos escondemos detrás de la frazada, que cubre el ventanal del aula para que los títeres de ramita y papel cobren vida. El cuento que escribimos trata de un brujito malo que asusta y maltrata a todos los pobladores de Pinoteca, quienes pedían ¡justicia!, ¡libertad! y ¡democracia!. Mientras este brujito malo ríe de sus maldades, junto con el sol nace una nueva esperanza el EZLN, que lucha y corre del lugar al brujito malo y lleva nuevamente la alegría y la paz a los pobladores. La atención, el disfrute, la alegría de esos niños es nuestra más bella experiencia en las escuelitas zapatistas. El cuento está pensado desde la identificación histórica y cuenta con elementos de su propia historia, así es que cuando aparecen las siglas del ejército zapatistas los niños no dejan de avivarlo y se reconocen en la historia. El festejo no acaba con la función sino que sigue hasta la tarde con juegos, rondas y partidos de futbol. La madrugada del último día llueve torrencialmente pero igualmente nos reunimos en la escuela para la despedida. Cada uno de los adultos con sus pasamontañas pasa frente a nosotros y nos da su mano pero una pequeña mujer nos abraza y cuando la miramos a los ojos advertimos que es la abuela con quien nunca intercambiamos una palabra, porque nuestro lenguaje viene del corazón. Llegar al caracol fue una experiencia similar a la de la ida pero ya habíamos transitado algunos pasos de la autonomía. Conclusión En este trabajo dimos cuenta de nuestra experiencia en las escuelitas zapatista específicamente lo que refiere a la problemática del conocimiento y las condiciones históricas y culturales que actúan como sustrato en el diseño del proyecto autónomo. Para lo cual partimos de una descripción cualitativa de las escuelitas como forma de acompañar a ese otro aprendizaje autónomo, que en forma y contenido es muy diferente a nuestro sistema escolar en cualquiera de sus niveles. Con la experimentación de cada una de las vivencias aprendimos e internalizamos conceptos claves del zapatismo como: qué es la resistencia, qué es la solidaridad, qué es la participación, qué es la dignidad, qué es la fortaleza, qué es la autonomía, y otros que tanto nos cuesta categorizar y comprender. Aunque nuestro aprendizaje autónomo es reforzado con las alocuciones de las Juntas del Buen Gobierno en el caracol; las lecturas de los libros que finalmente son las voces de los MAREZ narrando sus cotidianidades autonómicas; las charlas con nuestros jóvenes votanes, la comunidad y posteriormente las entrevistas que realizamos a: Gilberto López y Rivas, John Holloway, Sergio Tischler, Fernando Matamoros, Gustavo Esteva, las cuales han sido determinante para comenzar a pensar está nueva/vieja praxis de las autonomía. La pedagogía zapatista a diferencia de las restantes es una práxis no escrita que se aprende con la vivencia y se experimenta en lo individual/colectivo y al mismo tiempo. Una praxis que para desentrañarla y comprenderla exige de un estudio exhaustivo, el cual los investigadores no hemos realizado no solo por el tiempo que habría que invertir sino, porque carecemos de herramientas epistemológicas y metodológicas para su comprensión. No podemos ir al campo con nuestro bagaje intelectual tenemos que estar dispuesto a desaprender y aprender con las comunidades indígenas y en simetría. La praxis de la escuelita es colectiva, participativa y horizontal por lo que el saber es compartido y sin protagonismos. Las escuelitas zapatistas han sido pensadas, diseñadas y planificadas como una usina del conocimiento rebelde, el cual visibilizamos en cada una de las prácticas. El objetivo pedagógico es el aprendizaje de la autonomía cuya lección es mostrar “que si se puede”. A veinte años del levantamiento el proyecto autonómico sigue en pie luchando y resistiendo contra las políticas neoliberales, la cultura dominante y la clase política mexicana. La vida de las comunidades ha mejorado notablemente en todos sus aspectos: alimentación, salud, educación, derechos, aunque queda mucho por hacer en el camino hacia la autonomía de los pueblos. En la Selva de Lacandona nos preguntábamos qué hace que los niños asistan tan contentos a sus escuelas, ya que en nuestra sociedad este escenario no es frecuente muy por el contrario. Veamos, la escuela de la Ranchería de Pinoteca es el único edificio de material, tiene contrapiso, pupitres y pizarrón, cada niño tiene cuaderno y lápiz, y la tecnología más novedosa son las tizas de colores. Los niños aprenden su lengua -en este caso chol- y el español como segunda lengua, por eso el maestro es bilingüe, y los conocimientos que adquieren -matemáticas, lengua, medio ambiente, otros- son los necesarios para la destreza de su mundo. Algunos MAREZ tienen primaria y secundaria, aunque cada gobierno va construyendo su educación autonomía. Los niños asisten contentos a la escuela, porque reproducen los mismos valores de la comunidad no hay competencias ni de saberes ni de posesiones todo se comparte y todos participan. Estos niños a diferencias de los Ni Ni si tienen un proyecto de vida, tienen un sueño por el cual construyen todos los días y en comunidad su autonomía. Finalmente las escuelita zapatistas un experiencia tan extraordinaria como difícil es una praxis concreta y acabada del mandar/obedeciendo, donde manda el pueblo y el gobierno obedece. Y nosotros los estudiantes aprendemos de ellos y en algunos casos para comunicar este otro mundo, que llaman la autonomía zapatista. Bibliografía ARGUMEDO Alcira, 2006, Los silencios y las voces en América Latina. Notas sobre el pensamiento nacional y popular, Buenos Aires: Ediciones del pensamiento Nacional. 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