4 NACIONALES ABRIL 2011 > viernes 1 ¿Cómo se formó nuestro Partido? N LA ETAPA INSURRECCIONAL, tres fuerzas políticas se destacaron por su posición de principios en el enfrentamiento a la tiranía batistiana: el Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular. Estas organizaciones tenían una composición heterogénea y diferían en sus criterios sobre táctica, métodos de lucha y otros. No obstante, existía entre ellas un interés común: derrocar a la tiranía y llevar a cabo una profunda Revolución en el país, lo que les permitió mantener una estrecha colaboración de ayuda mutua durante la guerra. El Movimiento 26 de Julio tenía un programa popular avanzado que se identificaba con los anhelos de las amplias masas de la población. En él confluyeron obreros que carecían de filiación política o habían militado en algún partido político de la pequeña burguesía, campesinos, profesionales, intelectuales, estudiantes y los elementos más progresistas y revolucionarios de la pequeña burguesía y de la clase media. Fue la fuerza fundamental reconocida por todos. El Directorio Revolucionario (que después del asalto al Palacio Presidencial añadió a su nombre el de 13 de Marzo) representaba más o menos a los mismos sectores que el 26 de Julio, pero fundamentalmente al estudiantado, por haber nacido en los predios universitarios. La actividad y el carisma de su líder y presidente de la FEU, José Antonio Echeverría, así como el impacto provocado por el asalto al Palacio Presidencial, protagonizado por sus integrantes, contribuyeron a elevar el prestigio de la organización en el movimiento revolucionario del país. La apertura de su frente guerrillero en el centro de la Isla lo afianzó como la segunda fuerza insurreccional en la lucha antibatistiana. Estas organizaciones establecieron lazos casi desde el inicio de la lucha, a través de contactos de Fidel y José Antonio, quienes en 1956 firmaron la Carta de México (1), en virtud de la cual se coordinaron varias acciones durante la lucha insurreccional. En 1958, ambas organizaciones, entre otras, suscribieron el Pacto de Caracas, y ese mismo año, al establecerse el frente guerrillero del Directorio en el Escambray, sus fuerzas fueron reconocidas como partes integrantes del Ejército Rebelde e incluidas en las acciones militares que el Comandante Ernesto Che Guevara realizó en Las Villas. (2) El Partido Socialista Popular representaba los intereses de los obreros, tanto del campo como de la E ciudad, auque también contaba en sus filas con algunos pequeños campesinos. El furibundo anticomunismo de la posguerra determinó su aislamiento político, el cual se agudizó a partir del golpe de Estado, cuando tuvo que pasar a la clandestinidad. Esa situación política y su apreciación errónea acerca de la línea insurreccional del 26 de Julio, le impidieron comprender de inmediato que esta era la acertada en las condiciones de Cuba. No obstante, el PSP siempre apoyó y defendió a los asaltantes del Moncada, primero, y a los combatientes del Granma, del Ejército Rebelde y de la clandestinidad, después, lo que le permitió mantener contactos con el Movimiento 26 de Julio, a pesar de sus diferencias en cuanto a la táctica y los métodos de lucha. A fines de 1957, cuando el Movimiento 26 de Julio convocó a las organizaciones revolucionarias que tenían influencia en la clase obrera para crear un frente obrero nacional, el PSP apoyó la propuesta y con posterioridad se sumó a la lucha insurreccional. Numerosos militantes del PSP se incorporaron a los destacamentos rebeldes e incluso el Partido creó un pequeño núcleo guerrillero en el centro del país. Estas tres organizaciones fueron las únicas que, como tales, tuvieron una participación activa y directa en la lucha guerrillera y clandestina contra la tiranía. El resto de las organizaciones y partidos políticos apoyó la lucha mediante aportes económicos y acciones cívicas, aunque algunos de sus militantes de filas se incorporaron individualmente a la lucha. La unidad que se iba forjando entre el Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo, y el Partido Socialista Popular creó las condiciones para la lucha mancomunada por la realización de profundas transformaciones revolucionarias en la estructura económica y social del país. En este proceso es importante destacar el papel desempeñado por el Ejército Rebelde como elemento unificador. Aunque fue organizado por el Movimiento 26 de Julio, la política unitaria y antisectaria seguida por este propició la incorporación de todos los interesados en derrocar a la dictadura, independientemente de su filiación política. Esto contribuyó a crear un núcleo sólido de combatientes revolucionarios, cuya comunidad de intereses garantizaba la unidad monolítica forjada en la lucha. Por ello, el Informe Central al I Congreso del PCC reconoció con justeza al Ejército Rebelde como “el alma de la Revolución” (3). Este acercamiento no estuvo exento de dificultades pues tanto en el 26 de Julio como en el Directorio existía un ala derechista que rechazaba cualquier colaboración con los comunistas, creaba recelos entre las organizaciones y daba lugar a tendencias sectarias dentro de ellas. El triunfo de la Revolución y su radicalización posterior creó condiciones para incrementar el papel de las tres organizaciones de vanguardia. Paralelamente con el languidecimiento de los partidos políticos burgueses, el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo iban siendo abandonados por sus integrantes de tendencia derechista, lo que contribuyó a fortalecer ambas organizaciones y a elevar su prestigio, acercándolas más a las masas. Las relaciones entre el PSP y el 26 de Julio se consolidaron rápidamente porque en la dirección de este último predominó el ala de izquierda, que tenía una clara orientación marxista-leninista. Desde el propio año 1959 se regularizaron las reuniones entre los principales dirigentes de ambas organizaciones, a las que se incorporó el Directorio, surgiendo así una dirección de facto. Esta relación fue tan estrecha, que el Secretario General del PSP, Blas Roca, llegó a proponerle a Fidel que asumiera la dirección del Partido, el cual además, en su VIII Asamblea nacional, celebrada en agosto de 1960, reconoció como máximo líder al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, y proclamó su completa adhesión a la línea unitaria promovida por este. LOS GRAVES ERRORES DEL SECTARISMO La aguda lucha política e ideológica de los primeros años obligó a intensificar el trabajo con las masas, cuya cohesión resultaba vital para la Revolución. En consecuencia, la actividad política de las fuerzas revolucionarias se incrementó. El Movimiento 26 de Julio, por ejemplo, habilitó casas en los barrios, donde se impartían orientaciones políticas, cursos de primeros auxilios y se organizaba a la población, mientras las restantes organizaciones realizaban trabajos similares. Las distintas organizaciones juveniles y femeninas se fusionaron en 1960, al crearse la Asociación de Jóvenes Rebeldes y la Federación de Mujeres Cubanas, respectivamente, las cuales propiciaron el trabajo político con ambos sectores. También entonces se fundaron los Comités de Defensa de la Revolución, que desempeñarían un papel fundamental en la labor de esclare- cimiento, movilización y cohesión del pueblo. Ese mismo año fueron nacionalizados los consorcios yankis, las grandes empresas y la banca. Se pasaba así a la etapa socialista, en la cual la Revolución se orientaría hacia la eliminación de la propiedad privada sobre los medios de producción fundamentales. Con este paso decisivo quedó claro cuál era el camino elegido por la Revolución, que el 16 de abril de 1961 declaró definitivamente su carácter socialista sobre un mar de fusiles enarbolados por las masas dispuestas a defenderla. Este hecho inició una nueva fase en la lucha por la unidad. El Movimiento 26 de Julio, el Directorio Revolucionario 13 de Marzo y el Partido Socialista Popular, comprendieron que era necesario pasar de la coordinación a la fusión de las fuerzas, en la que desaparecieran las viejas divisiones. En junio de 1961, sus respectivas direcciones acordaron disolverse y crear las Organizaciones Revolucionarias Integradas (ORI). Durante la creación de los organismos territoriales de las ORI, a fines de 1961 y principios de 1962, se cometieron graves errores de sectarismo. Algunos cuadros procedentes del Partido Socialista Popular que ocupaban altos cargos de responsabilidad en las ORI, estimularon la tendencia a desconfiar de todo el que no proviniera del PSP, vetando incluso su acceso a cargos administrativos o en las organizaciones de masas, lo que limitaba la participación en las tareas de la Revolución, no solo de los integrantes del 26 de Julio y del Directorio, sino de todos los revolucionarios que, por alguna razón, no habían pertenecido a ninguna de estas organizaciones. La crítica oportuna de Fidel puso fin a estos errores y los mecanismos creados para superarlos introdujeron una práctica novedosa en la construcción de los partidos políticos. EL PURSC, LA GENESIS DEL NUEVO PARTIDO El nuevo Partido, denominado Partido Unido de la Revolución Socialista de Cuba (PURSC), estableció tres principios de ingreso: la voluntariedad, el criterio de las masas y la selección. No se exigía militancia anterior alguna, ni importaba la organización de procedencia; solo se excluía a quienes habían estado vinculados a la tiranía de cualquier forma o votado en las elecciones de 1958, en las que el movimiento revolucionario orientó no participar.