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Revista de libros
L'apprenti-historien et le maitre-sorcier
[El aprendiz de historiador y el maestro brujo]
Piera Aulagnier
P.U.F., París, 1984, 276 pp.
P. Aulagnier llamó a su nuevo libro
El aprendiz de historiador y el maestro-brujo. Ya conocemos su preocu-
pación constante acerca de la función
del yo, que consiste en hacer "pensabies" para el sujeto sus propias vivencias. Este es un texto que trata de
la psicosis, y lo hace desde una perspectiva teórico-clínica, incluyendo la
problemática del pensamiento.
En un original planteo, la autora
nos presentará al yo como un "aprendiz de historiador" que construye historias más o menos frágiles, y al ello
como un "maestro-brujo", que repite
una historia sin palabras que ningún
discurso podrá modificar.
En la introducción retomará algunos de sus cuestionamientos esenciales. Cada analista, afirma P. Aulagnier, suele elegir ciertos planteas en
función de su propia estructura, "de
ese punto de resistencia y fascinación que singulariza su relación con
la teoría psicoanaIítica". En ese sentido, reconoce que desde siempre privilegia en sus escritos dos temas
fundamentales:
- La función del yo (Je) como
creador de una historia Iibidinal
que le permite hallar causas que le
hagan aceptables las exigencias tan-
to del mundo externo, como de su
propio mundo psíquico.
- La relación entre esa función de
historiador propia del yo (Je) con
su necesidad de causalidad, y nuestra teoría, que privilegia la búsqueda y el descubrimiento de un
nuevo tipo de causalidad, así como
los beneficios primarios que el yo
(Je) puede esperar de ello.
A partir de allí, la autora vuelve a
preocuparse acerca de la relación entre la teoría y la clínica, y la manera
particular en que cada analista y cada paciente encaran la búsqueda de
la verdad. El análisis sería entonces
el encuentro entre un "historiador
profano" (el paciente) y un "analistahistoriador" con su propia versión
acerca de la ontogénesis del deseo.
Entre paciente y analista habría pues
un intercambio de conocimientos, de
versiones de la historia del paciente,
pero también circulación del capital
afectivo que cada uno posee para
transformar el discurso teórico en
un discurso vivo y singular.
La introducción concluye con el
análisis de dos mecanismos psíquicos
que para la autora merecen particular interés. El primero sería el mal
uso de la identificación proyectiva,
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cuya aparición haría imposible el trabajo analítico. Se trata de la indiscriminación que puede aparecer en la
llamada contratransferencia en donde habría una "perversión" del concepto de identificación del analista
con su paciente. Esta indiscriminación estaría ocultando otro mecanismo: el de la identificación proyectiva
como forma de introducirse en el
objeto para controlarlo. El segundo
mecanismo, siempre según la autora,
suele oponer una particular resistencia a las interpretaciones provocando
ese "efecto de realidad" que marca
de manera indeleble ciertos acontecimientos psíquicos. Se trataría de un
"telescopado" entre un enunciado de
valor identificante pronunciado por
una voz particularmente investida y
la vivencia emocional del sujeto en el
momento del impacto. En ese caso,
el afecto y la situación son vividos
como presentes por persistencia de
una representación no reprimible, ya
que se halla entretejida con un enunciado identificatorio.
En la primera parte del libro, la
autora analizará las historias de dos
pacientes psicóticos. Los casos de
Philippe y Odette mostrarán justa.
mente las consecuencias extremas de
ciertos encuentros entre la representación fantasmática de la realidad y
la prueba que ésta nos impone. Historias llenas de silencio como la de
Philippe, o de furor como la de Odette. El primer caso, Philippe, relata la
historia de un paciente joven que se
presenta al tratamiento en pleno delirio esquizofrénico. La terapeuta intentará hallar junto a su paciente el
sentido que aquél busca infructuosamente en su delirio. A través de entrevistas con la familia buscará conocer la historia infantil del paciente, y
así descubrirá que casi no hay recuerdos por parte de los padres, y
por lo tanto ninguna posibilidad de
ligar el sufrimiento presente de Philippe con su historia. Será entonces
mediante una particular escucha como analista y paciente podrán Ilegal'
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a una nueva versión de esa historia.
El relato nos presenta cuatro versiones de la historia de Philippe:
-
Aquélla en que Philippe es autor
y protagonista. Es una versión que
reconstruye una historia conforme
a una causalidad delirante, ligando
la totalidad de los acontecimientos
pasados, presentes y futuros a una
causa fuera del tiempo y la realidad. En este caso, como suele suceder en la esquizofrenia, la versión tendría además la función de
disculpar a ambos padres de toda
responsabilidad acerca del destino
psíquico de Philippe.
- Otra versión la ofrecen los padres en las entrevistas familiares.
En ella se presentan como testigos
objetivos de la infancia de Philippe,
negando e ignorando el rol que
ellos mismos cumplieron.
- Una nueva versión será la de la
terapeuta, elaborándose y modificándose durante la escucha, como
resultado espontáneo de esa actividad de "teorización flotante" que
es propia del pensamiento analítico.
- La cuarta versión sólo está esbozada en el momento de la publicación de este libro: es la que
terapeuta y paciente comienzan a
"escribir" juntos.
El otro caso clínico está sintetizado
en un relato más breve. Traía de una
paciente, Odette, con crisis confusionales alucinatorias acompañadas de
"ataques de furor". También aquí P.
Aulagnier nos muestra de qué manera fue llegando a la historia infantil de esta mujer y a la posibilidad
de comprender e interpretar sus alucinaciones, ligándolas a los acontecimientos históricos vividos por la
paciente.
Hacia el final de esta primera parte, la autora nos propone algunas
líneas para interpretar el delirio, señalando las difícuItades que presenta
el hacerlo sin el recurso, válido pero
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ineficaz, de remitirse a fantasías universales y teóricas. Esta forma de
interpretar no tomaría en cuenta la
singularidad del delirio y sólo sería
una teoría más para enfrentarla a la
teoría materna. La autora sostiene
que entre el discurso delirante y las
representaciones inconscientes deberán intercalarse ciertos "enunciados
históricos" que permitan recuperar
el lugar y la voz de esa infancia reducida al silencio por los padres o
por el propio sujeto. Sólo a partir de
allí será posible la interpretación.
En el paciente psicótico la función
del análisis sería la de hacer formular al sujeto las demandas que jamás
expresó y absolverlo del crimen del
cual ha sido acusado: aquello que él
afirmaba ver y sentir sólo era producto de su fantasía.
La autora nos refiere de qué manera el psicótico debió excluir en un
mismo movimiento sus representaciones fantasmáticas y el conjunto
de los pensamientos que las habían
hecho interpretables por su yo: no
sólo habría una mutilación del capital fantasmático, sino también de la
función ideica. En ese sentido, lo
más complejo, señala P. Aulagnier,
sería lograr en estos pacientes una
"fuerza de convicción" que les permitiera reconocer como verdaderas las
interpretaciones que se les hacen, ya
que no conservan recuerdos de su
historia, ni siquiera reprimidos. Así
como el neurótico halla su "prueba
de verdad" en el retorno en sí mismo
de un afecto ya experimentado, el psicótico la encuentra en el retorno a su
memoria de un "ya conocido" o "ya
pensado" que él había excluido. En
ese sentido, la autora afirma que la
neo-realidad que el delirio construye
se halla en estrecha relación con el
retorno en el espacio psíquico de ese
"ya experimentado" y que se acompaña de la misma interpretación que el
niño se dio a sí mismo en aquella
oportunidad, pero esta interpretación
está prohibida y sólo podrá ser pen-
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sada ligándola a algo de lo cual hacer
responsable al perseguidor. Se producirá así un clivage entre la representación de la experiencia y m interpretación por el yo.
Es por eso que la autora del libro
sostiene que para interpretar el delirio debemos intercalar entre la interpretación que el sujeto se da de las
experiencias que vive actualmente y
la causalidad inconsciente que podría
dar cuenta de los afectos, la interrnediación de lo que podemos conocer o
suponer de su historia infantil. Historia que intentamos construir tanto
a partir de los datos que el paciente
nos brinda, como, cuando es posible, desde el discurso parental.
La segunda parte del libro se titula
"Una historia llena de preguntas",
y aquí es el yo del analista, como
"aprendiz de historiador", el que intentará teorizar acerca de la vivencia
clínica. Es así como la autora nos
muestra la búsqueda de pruebas que
todo analista realiza sobre la historia
de su paciente, búsqueda necesaria
pero que a veces puede inducirlo
a equivocar los caminos de su comprensión. Así como el discurso parental ocupa el lugar del infans en
la historia del sujeto, también el discurso del analista podrá ocupar equivocadamente el espacio en donde ese
infans debe comenzar a hablar.
Por último, en un interesante capítulo que denomina "Cuando la ficción anticipa la teoría", P. Aulagnier
analiza con gran lucidez dos conocidas obras literarias: 1984,de Georges
Orwell, y Un mundo feliz, de Aldous
Huxley. En ellas, intentará mostrar
los efectos de cierto tipo de poder
sobre el pensamiento y el discurso.
Creo que no es necesario agregar
más para destacar el valioso aporte
teórico y clínico que la autora nos
ofrece en este texto, y muy especialmente al ocuparse con una visión
profunda a la vez que estrictamente
psicoanalítica del tratamiento de la
psicosis.
Sonia Abadi
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Revista de libros
Trastornos
psicosomáticos
en la niñez y adolescencia
Marta Békei
Nueva Visión, Buenos Aires, 1984
En la Introducción la autora remarca
su formación como pediatra y psicoanalista; a pesar de esta integración
formativa reconoce lo difícil de caracterizar la enfermedad psicosomática, como también la integración
psicosomática en un cuerpo sano.
Destaca que la "terapia familiar
sistémica" en la que participan pediatras en coterapia con psicoanalistas es la disciplina que más achicaría
la brecha de la habitual desviación
psicosomática.
Reconoce que la relación madre-hijo es el eje central del desarrollo del
niño. Conocer sus relaciones y distorsiones es indispensable para estudiar
los trastornos psicosomáticos. Las
funciones corporales quedan primariamente conectadas con las emociones del lactante y dentro de períodos
con características marcadas por el
tipo de relación objetal concomitante. Cobra aquí extremada importancia lo psicogenético. Reconoce la
autora más adelante períodos vulnerables para la aparición de la enfermedad psicosomática: el paso de la
simbiosis a la individuación, el comienzo de la latencia y la entrada a
la pubertad. Aquí se podrían marcar
enfermedades que tienen origen en
trastornos surgidos por falla maternal primaria y lo más tardíos que
se configuran dentro del conflicto
edípico.
La Dra. Békei, siguiendo a autores
como Winnicott y Balint entre otros,
remarca que el problema psicosomático se inicia tempranamente con
un trastorno en la función, dejando un punto primario de fijación, si-
guiendo hacia los períodos anal y
fálico, donde se produciría muchas
veces la lesión tisular.
En los capítulos del libro dedicados
a los trastornos patológicos específicos, recalca la necesidad de discriminar las características especiales de
cada cuadro psicosomático.
Este es un punto polémico. ¿Hay
tal especificidad? Si en los orígenes
de la enfermedad psicosomática se
encuentran estas primeras alteraciones generales en la relación simbiótica con la madre, ¿de qué depende
el tipo de sistema orgánico afectado?
¿O es que más que el cuadro psicosomático específico hay una estructura mental característica del paciente
psicosomático?
Capítulo 1: "Los orígenes médicospsicológicos y sociales de la enfermedad psicosomática". Comienza la
autora mostrándonos que en sus orígenes el ejercicio de la medicina fue
integral (Egipto, India, China) y que
más tarde se separaron la tendencia
empírica racional y la espiritual formando doctrinas separadas.
Ubica distintas épocas (rnágico-animista, empirista, cientificista, psicologista, culturalista) , en cada una de las
cuales el acento se puso en elementos parciales, lo que fue favoreciendo
la actual disociación mente-cuerpo.
Al final de este capítulo rescata
como valor estructurante del desarrollo armónico del niño el papel que
juegan la organización y el funcionamiento de la familia. Propone centrar
toda la atención en la prevención de
los trastornos psicosomáticos: para
ello postula la necesidad de cambiar
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la idea de que siempre hay que cercenar la protesta (medicina represiva) que implica la enfermedad psicosomática.
Capítulo II: "Papel de los factores
hereditarios y ambientales en el desarrollo". Un desarrollo del infante
depende de factores 1] hereditarios,
que incluyen los orgánico-estructurales y madurativos, y 2] ambientales.
Las condiciones ambientales tienen
que ser favorables en cuanto a estímulos adecuados. Debe existir un
sincronismo entre maduración y estímulos externos.
La necesidad de estímulos no se limita a la capacidad sensoriomotora
sino que se extiende al desarrollo intelectual, muy necesario, sobre todo a
partir del tercer año de vida.
El capítulo 111 habla del desarrollo
psicológico según las teorías psicoanalíticas. Aquí nuevamente valora la
autora la importancia del medio en
el desarrollo en referencia al vínculo
primario y a las estructuras intrapsíquicas que derivan de esa internalización. ¿Cuáles son las teorías que
selecciona la Dra. Békei para explicar
este desarrollo? Por momentos, estamos en una verdadera encrucijada,
dada la enorme diversidad de modelos teóricos con que se explican
diversos cuadros clínicos. A veces es
un verdadero arte salir airoso de
esa imbricación teórica, pero creemos que la Dra. Békei lo logra.
El centro de la elección teórica se
basa en la evolución de las teorías
objetalistas. Escribe la autora: "omitiremos la descripción de la teoría
libidinal freudiana por no tratarse de
una teoría objetal". Aquí nos quedan
dudas sobre esa afirmación, sobre
aquella parte de la teoría freudiana
que tiene en cuenta el destino de la
libido objetal y todas las transformaciones del narcisismo, como son las
formaciones de los ideales (Tótem y
tabú, "Introducción del Narcisismo",
"Leonardo") que impregnan tanto a
la percepción como al juicio de realidad.
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Con R. Spitz inicia la autora un
estudio comparativo de teorías que
abarcan las idea de la integración
continua y progresiva del niño con
su madre. Así describe claramente a
M. Mahler, O. Winnicott, J. Lacan en
las etapas estructurales del psiquismo con un cuadro comparativo final
muy bien descriminado.
Al final de este capítulo introduce
la teoría kleiniana del desarrollo. Reconoce que su teoría evolutiva gira
alrededor de la relación objetal, pero
al no establecer etapas fijas que se
cumplan y superen, se dificultaría
la comparación de la kleiniana con
otras teorías. Así y todo al final introduce algo de cotejo, estableciendo
que la primera transición de la posición esquizoparanoide a la depresiva incluye el comienzo de la simbolización y que esto puede equipararse
con la etapa de individuación de las
otras teorías.
Respetando y valorando los indicadores comparativos que tomó la autora, creemos que se podrían haber
tomado otros desde las estructuras
metapsicológicas de cada teoría. Quizás ello hubiese permitido contrastaciones diferentes a las que se tomaron teniendo en cuenta solamente las
etapas del desarrollo.
El capítulo IV está dedicado al
vínculo madre-hijo. La conducta de la
madre no depende únicamente del
instinto materno heredado, sino de
cómo esta relación es estimulada por
el contacto con el recién nacido
(Bowlby, 1973) en una acción recíproca y circular.
La tendencia a favorecer el contacto temprano (Leboyer, Rascovsky,
Bowlby) aumenta la comunicación
facilitando las procesos adaptativos
mutuos. Al no encontrar favorables
condiciones para ajustarse a su nuevo rol, la madre puede ir transformándose en un ser rechazador y
hostil.
Volviendo la autora a su estudio comparativo, toma nuevamente a
Winnicott, Mahler y Lacan para esta-
220
blecer categorías de formación de
patologías de acuerdo con el momento evolutivo que se altere.
Capítulo V: "Psicopatología de las
enfermedades psicosomáticas",
Creo
que es el capítulo más logrado. La
autora describe con mucha claridad
distintas interferencias que alteran
los estadios tempranos del desarrollo.
Diferencia las estructuras patológicas a partir del momento de desarrollo en que se provoca la injuria.
En el período de fusión inicial,
sitúa la actitud de la madre como
básica; si ésta es narcisista y, en vez
de observar y escuchar las señales de
su bebé para administrarle cuidados, le impone sus necesidades, va
generando distintas categorías de
trastornos psicosomáticos. Esta desadecuación materna por imposición
o privación puede generar que el
lactante "renuncie" a seguir emitiendo señales y signos de necesidades,
con lo que se bloquea la formación de ecuaciones simbólicas más
tarde necesarias para la simbolización normal.
En el período de separación-individuación pueden cambiar el cuadro
y también el carácter de las deficiencias maternas 1] apurando la separación, estimulando la independencia
con brusquedades exigentes o 2] no
permitiendo los deseos de autoafirmación del bebé, rechazándolo cuando se aleja y sólo demostrando su
afecto si le da muestras de dependencia. Aquí se establecería el conflicto en el niño; quiere independizarse pero teme perder el amor de su
madre, entra en contradición por
su amor-odio. Lo que queda suprimido es el odio; la agresión dirigida
contra el objeto querido y necesitado
se vuelve hacia él (autoagresión).
Para ampliar la explicación de la
autoagresión, la autora recurre a los
conceptos de Piera Aulagnier sobre el
pictograma. Estos registros fieles de
escenas displacenteras carecen de elaboración psíquica y, según la Dra.
Békei, son los que se reactivan en
Revista de libros
los trastornos psicosomáticos. Estas
respuestas biológicas no tienen sentido simbólico y son autoagresivos.
Los afectos es como si quedaran "enquistados" en esta situación original,
empobreciendo al yo y generándose
una particular forma de disociación
primitiva.
Estas ideas se relacionan con las
de Marty (1963), McDougall (1974) y
Liberman y colaboradores
(1981).
(Los últimos describen, además, un
cierto tipo de personalidad en estos
pacientes psicosomáticos.)
Este interesante libro sigue con
una parte especial que abarca 10 capítulos, que van desde el hospitalismo hasta medidas de prevención y
enfoque terapéutico.
Describe en el capítulo de hospitalismo un cuadro psicosomático específico producido por la separación de
niños de su madre, que mejora con
la restitución del vínculo madre-hijo.
Como enfermedad opuesta estaría
el síndrome de falta de progreso:
esta vez es la cercanía de la madre
la que enferma al hijo; lo que ella le
da él no lo necesita o está cargado de
gran hostilidad generando una privación cualitativa. La enfermedad mejora separando al hijo de la madre.
Incluye medidas profilácticas
y
terapéuticas
imprescindibles
sobre
todo en las enfermedades específicas,
como vómitos, úlcera péptíca, obesidad, anorexia, encopresís, colitis ulcerosa, asma bronquial y enuresis,
tratadas en varios capítulos.
La regla básica es que nunca la
terapia sea exclusivamente en el niño, porque la enfermedad es producto de distorsiones en la interacción
familiar. La autora apunta, dentro de
las medidas terapéuticas, que siempre halla una activa colaboración
entre el pediatra y el psicoterapeuta.
En el capítulo XVII categoriza los
rasgos típicos de la enfermedad psicosomática:
1] Una relación simbiótica alterada, que depende a su vez de la
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de libros
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patología de la madre y de las características
constitucionales
del
niño.
2] Un bloqueo manifiesto en el
campo de la agresión, que en los
intentos de ser anulados por el niño, se transforman en autoagresión
(lesión tisular).
3] Una imagen corporal distorsionada.
4] Una falla en la simbolización de
los afectos que han quedado bloqueados. Falla en las catexias libidinales (descatectización) y falta de
reacción afectiva ante los cambios.
5] Una disociación marcada mentecuerpo, alterándose la conexión entre el conocimiento mental y los
aspectos corporales.
Termina este capítulo y este libro
con una recomendación que nos recuerda un pensamiento de Freud:
"Prirnun non nocere" [proceder con
cuidado, no lesionar].
La Dra. Békei nos sugiere su forma
de trabajo: capacidad de escuchar,
contacto empático y deseo de ayudar
al otro.
Rodolfo D'Alvia
L'Interdit
et la Transgression
[Lo prohibido y la transgresión]
Roger Dorey y otros
Dunod, París, 1983
"El estado de transgresión es el que dirige el deseo,
la exigencia de un mundo más profundo, más rico y
prodigioso, en una palabra, de un mundo sagrado".
G. BatailIe, "Lascaux o el nacimiento del arte"
Este libro consta de una selección de
trabajos fruto de largas reflexiones
de un grupo de estudios en Francia
sobre el tema de la transgresión. Son
sus fuentes los textos de G. BatailIe
("El erotismo", "Lascaux o el nacimiento del arte") y el "Prefacio a la
transgresión" de M. Foucault.
En la introducción Roger Dorey
presenta este concepto y señala que
el psicoanálisis se ha preocupado
poco en investigarlo. La transgresión
es un fenómeno del orden de la experiencia. Se vive más que se comprende y su aprehensión conceptual
resulta aun casi imposible. Cita a
Bataille: "La transgresión levanta la
prohibición sin suprimirla. La rela-
ción que mantiene con lo prohibido
O con el límite, debe comprenderse
como la coexistencia irreductible de
contrarios, sin posibilidad alguna
de superación o de síntesis".
Hemos pues de ir a buscar la
experiencia de transgresión en las experiencias límite: en el arte, el erotismo, la experiencia mística, las experiencias límite de vacío o muerte
en padecimientos orgánicos graves
y en algunas conductas contrafóbicas.
R. Dorey analiza la relación entre
la transgresión y el deseo, y expresa:
"el deseo freudiano que, como sabemos, no es ni instinto ni pulsión,
es transgresivo por definición. Es
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esa corriente psíquica que va de la
insatisfacción hacia la satisfacción,
impulso del ser hacia una imagen
de ilusión, su fuente nace en la falta de objeto que es su característica esencial. Ausencia fundadora
que revela el deseo del Otro (la
madre) [... ] Límite a transgredir
en un movimiento que da nacimiento al pensamiento y al lenguaje, haciendo surgir el deseo de
saber, estrechamente ligado al deseo de la madre, a su posición en
la castración y por ende al lugar
que le asigna al hijo".
Es el tiempo del advenimiento del
sujeto.
D. Perard presenta "Reír en mayor", un trabajo donde analiza las
relaciones entre la risa y transgresión. Lo hace a través de un caso
clínico: Ginette, mujer joven, padece
de insuficiencia renal crónica, debe
dializarse para vivir, su vida está
amenazada. Ginette ríe: en el estallido de la risa se roza un límite, la
boca se abre insinuando los límites
de los labios y proponiendo otro límite, el de la muerte. Interjuego entre límites, vida y muerte. La risa de
Ginette tiene por interlocutor al vacío, es el "testigo de una respuesta
imposible". "Esta risa se plantea en
el límite extremo de lo que Bataille
denomina la experiencia interior, viaje al fondo de lo posible en el
hombre."
El concepto de lo real se articula
en este trabajo a través de la diálisis
de Ginette, que la confronta a ese
real que es "el choque, el hecho de
que las cosas no se arreglan enseguida como lo quiere la mano que se
tiende hacia los objetos externos".
Aparece la teorización con el objeto
(a), objeto de la falta, que se define en el registro de la significación
como lo que le falta al otro. "Es la
nada, lo imposible que no puede figurarse." y agrega una frase de A.
Green: "bajo lo cual se organiza el
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encuentro con la castración como impensable".
Refiriéndose a la muerte escribe:
"La transgresión muestra el goce imposible que se rencuentra con la
muerte en el campo de lo real donde
el Uno brilla."
Y. Assedo estudia la dimensión
transgresiva de una estructura contrafóbica en el alpinismo. En ese
deporte, el individuo exploraría las
posibilidades extremas de su cuerpo, rozando sus límites. Al mismo
tiempo explora los primeros límites
de la muerte, y esto no sin cierta angustia. Transgredir el límite implica
una afirmación y una prueba de la
existencia del sujeto y provoca un
refuerzo del sentimiento de identidad. Participar de un reducido y privilegiado grupo les permite a esos deportistas diferenciarse del resto de
los humanos y formar parte de un
dominio sagrado.
"Esta noción de sacralidad remite
directamente a la existencia de una
prohibición: penetrar lo sagrado
puede implicar o violación o transgresión. La violación implica una
destrucción del límite. La transgresión, en cambio, implica reconocer
el límite, y levantarlo cada vez para reinstaurarlo nuevamente."
La existencia del vacío es esencial;
sin él la montaña perdería su principal atractivo.
"El indescriptible e inefable vacío
traza, en su intangibilidad, de manera todavía más intensa, el extremo límite de la vida, y la nada
que se encuentra más allá de todo
límite, la muerte, lo irremediable."
Escribe Bataille acerca de la nada:
"No hay sentimiento que nos arroje tanto en la exhuberancia, con
más fuerza, que el de la nada. Pero
la exhuberancia no es el aniquila-
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Revista de libros
miento: es la superación de la actitud de terror, es la transgresión."
Para Bataille, la operación de la
transgresión está basada en este movimiento que tiende a ir más allá de
la angustia suscitada por la cercanía
de la nada; movimiento que consiste
en un proceso interior del sujeto fruto de una especie de trabajo psíquico.
Finalmente plantea que debido a
su valor socialmente aceptado es una
actividad que linda con la sublimación. Y entramos aquí de lleno al
tercer trabajo: "De la transgresión
hacia la sublimación", de C. Trochet.
C. Trochet reinterroga el concepto
de sublimación a la luz de la transgresión, término que, como indica, no
pertenece específicamente al vocabulario psicoanalítico. Reconoce un valor eminentemente estructurante a la
transgresión. Todo pensamiento creativo se acompañaría necesariamente
de ella. A través de un ejemplo clínico muestra cómo funciona el pensamiento en relación al deseo de saber
y de qué manera actúa el movimiento transgresivo desembocando en la
elaboración de una actividad sublimatoria.
Liza es traída a la consulta a los
cinco años de edad por problemas en
la escolaridad y trastornos en la articulación de las palabras. Tiene una
hermana mayor, Catalina, que se trata por una inadaptación escolar completa y una hermana menor, Carolina, de 18 meses, que no habla. Su
madre, Mme Renard (Bertin, de soltera) , lleva el apellido de un primer
marido de quien no tuvo hijos y cuyo
paradero desconoce en la actualidad.
No se ha divorciado y convive con
Mr. Gilet, padre de las niñas. Estas,
no habiendo sido reconocidas por el
padre, llevan el apellido Bertin. Viven
en una situación paradójica ya que
teniendo padre y madre no llevan
ninguno de los apellidos por los que
se hacen llamar sus padres. La situación se complica pues a Liza la madre le dice (esto aparece durante el
tratamiento) que su padre se llama
Mr. Renard. Y hasta ingresar a la
escuela creyó apellidarse Renard.
Las prohibiciones a las que se enfrenta Liza son:
1- prohibición de saber realmente
cuál es el nombre de su padre.
2 - prohibición de pensar.
3 - prohibición de hablar correctamente, vale decir, de articular lo
que debe permanecer separado.
C. Trochet muestra cómo Liza deberá
transgredir la prohibición materna
para "saber" acerca de su verdadera
historia. El tratamiento, al permitirle
superar la prohibición materna, la
conduce progresivamente a efectuar
un trabajo de pensamiento que le
permite levantar la represión en lo
concerniente a su padre y recuperar
sus capacidades de sublimación. Escribe la autora:
puede, a nuestro entender,
existir ninguna verdadera sublimación, descubrimiento de un nuevo
saber, reconocido y aceptado, sobre
sí o sobre el mundo, sin previa
transgresión, sin que el deseo haya
podido pasar por encima de las
prohibiciones tanto externas como
internas que jalonan el camino de
un pensamiento 'libre' hasta la barrera de lo imposible [... ] La transgresión supone entonces una cierta
capacidad de tolerar y soportar la
angustia [... I"
"No
En su trabajo "El signo ciego", J.
M. Rey analiza la vinculación del arte
con la transgresión. Nos habla de la
gruta de Lascaux que representa para
Bataille "el primer signo, el signo
ciego y sin embargo signo sensible
de nuestra presencia en el universo".
Las pinturas de Lascaux nos introducen a la problemática de la figuración:
"La figura del animal es el espacio
de una contradicción que se sus-
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Revista de libros
trae a toda representación, el lugar
donde se opera en silencio una
transgresión que pone en juego el
'nacimiento' y la 'muerte', por lo
tanto la matriz de un pensamiento
sobre lo prohibido."
En su "Prefacio a la transgresión" M.
Foucault destaca la especificidad de
la transgresión discriminándola del
concepto de subversión o escándalo,
vale decir, de aquello que se acompaña de una valencia negativa. Nada
es negativo en la transgresión. Afirma el ser limitado abriéndolo por vez
primera a la existencia. Experiencia
-como nos enseña Bataille- que tiene el poder de "cuestionar todo sin
admitir descanso alguno", apuntando
al "ser sin tregua".
Alcira Mariam Alizade
Thálassa: una teoría de la genitalidad
Sandor F erenczi
Letra Viva, Buenos Aires, 1983
Thálassa (en griego significa mar) es
un fascinante libro donde Ferenczi
presenta audaces ideas que denomina
"bioanalíticas" y se aventura por territorios inexplorados. Al desplegar
sus hipótesis nos adentra en un mundo de correlaciones y paralelismos
onto y filogenéticos que sorprende
y encanta. Como dijera S. Freud refiriéndose a esta obra: "... es la más
osada aplicación del psicoanálisis que
se haya intentado jamás".
Ferenczi parte del estudio de la
sexualidad basándose en su experiencia clínica psicoanalítica. Sus ideas
germinan mientras traduce al húngaro Tres ensayos sobre la teoría
sexual, de Freud. Acude al conocimiento de las obras de numerosos
biólogos durante su elaboración: Darwin, Lamarck, Hesse, Bolsche, entre
otros. No le resulta fácil dar a publicación este libro; la naturaleza de
las ideas que transmite, su insuficiente estudio de las ciencias naturales dan cuenta de una cierta resistencia. Freud le insiste reiteradamente
en que lo publique. Finalmente, tras
nueve años de ocultamiento, es presentado al público en 1924.
Sus primeras observaciones parten
de la impotencia masculina. Describe
elementos de analidad en la eyaculación retardada y de uretralidad en
la eyaculación precoz y concluye afirmando que para la eyaculación normal es indispensable lograr una armonía sinergética de las inervaciones
anal y uretral. Acuña un primer novedoso término: aniimixis para significar la fusión de dos o más erotismos en una unidad superior. Trabaja
con la hipótesis de erotismos desplazables y capaces de interactuar entre sí. Erotismo oral, anal, cutáneo,
visual, etc. Los perversos acumulan
erotismos, los histéricos presentan
un funcionamiento genital heterotópica, una genitalización regresiva de
autoerotismos tempranos. Otra idea
básica: el coito es un proceso de anfimixis. El centro genital es una pangénesis en sentido darwiniano, vale
decir, todas las partes del organismo
Revista de libros
están representadas en el aparato
genital el cual "como una especie de
gerente ejecutivo, dirige la operación
de descarga erótica de todo el organismo".
En el coito tiene lugar una triple
identificación de todo el organismo:
con los órganos genitales, con la pareja sexual y con la secreción genital. El propósito esencial de todo
acto sexual es el retorno al vientre
materno donde no existe la ruptura
Yo-mundo externo, tan dolorosa para
el ser humano. El acto sexual logra
esta regresión temporaria. El organismo entero logra esta regresión
por medios alucinatorios, el pene la
alcanza simbólicamente,
al identificarse con el organismo, y el semen
la alcanza realmente.
En el falo se corporiza el Yo erótico, y en este desdoblamiento del Yo
se fundamenta el amor narcisista.
Ya estamos en pleno "bioanálisís":
el acto sexual logra una satisfacción
simultánea del soma y del plasma
germinal. El deseo edípico retorna
incesante porque está sustentado en
la tendencia biológica que impulsa
a retornar al estado de reposo intrauterino.
Cuando un órgano se resiste a la
satisfacción directa de sus tendencias
eróticas segregará sustancias o cantidades de energía que se desplazarán
hasta el órgano sexual. Este intentará
nivelar por medio del acto sexual la
tensión libremente flotante del conjunto de los órganos.
El "sentido erótico de la realidad",
término ferencziano, es el paralelo
erótico de la "función de realidad".
Se adquiere al final del desarrollo genital cuando el coito permite el retorno real, aunque parcial, al seno
materno. El aparato genital sería un
órgano "útil" al servicio de la función de realidad.
Ferenczi analiza el desarrollo de la
libido a la luz de estas concepciones
apoyándose en la etología y proclamará la universalidad del instinto de
regresión materna.
225
Considera el fenómeno de autotomía (reacción que consiste en que
ciertos animales -lagartos,
lombrices- desprenden de su cuerpo aquellos órganos sometidos a una excitación demasiado intensa) y lo traspola
al acto sexual humano. Ferenczi ve
en esta reacción el precursor biológico de la represión en tanto huida
psíquica de todo aquello que es experimentado como doloroso. La descarga de semen es una actividad autotómica, y la erección probablemente
conlleve un elemento autotómico de
autocastración.
Analiza los fenómenos de la hipnosis, el fantasma del estado intrauterino, el rol de los olores en la sexualidad, el psiquismo temprano. Se
pregunta: "¿Puede forzarse la comparación entre coito y nacimiento hasta
llegar a concebir el ritmo del acoplamiento como una repetición atenuada del ritmo del trabajo del parto?"
El coito representaría entonces no
solamente el retorno fantasmático y
parcialmente real al vientre materno
sino también la angustia del nacimiento.
Una vez más nos sorprende Ferenczi cuando en la segunda parte del
libro introduce el paralelo filogenético. Ahora la relación sexual no sólo
implica la regresión ontogenética al
claustro materno sino también el recuerdo orgánico de la catástrofe geológica de desecamiento de los mares
y la lucha por la adaptación que
nuestros antepasados tuvieron que llevar a cabo para sobrevivir en un
medio telúrico y aéreo. He aquí la
"regresián thálásica", le tendencia a
retornar al océano primitivo de donde provenimos desde los albores de
la humanidad.
Una y otra vez recurre a la etología, la evolución de las especies, la
embriología, las diferencias sexuales.
El dimorfismo sexual se refuerza
en las especies terrestres luego del
cataclismo del mar. Escribe (p. 71):
"[ ... ] en los primeros intentos del
coito la ludia tenía por objetivo COI1-
226
Revista de libros
quistar la humedad en remplazo del
océano perdido, y [ ... ] en las manifestaciones sádicas del coito, el hombre, lejano descendiente de arcaicos
animales, reproduce este período bajo una forma lúdica y simbólica. Esta
época de lucha ha dado probablemente origen al carácter terrorífico
y amenazante del falo paterno."
No deja de considerar el paralelismo entre coito y sueño cuando destaca sus analogías con la recreación de
la situación intrauterina. El sueño repetiría simplemente la feliz existencia intrauterina, el coito en cambio
daría cuenta también de las luchas
y vicisitudes filogenéticas (catástrofes cósmicas, nacimiento, aprendizajes adaptativos, destete).
En la parte final discurre acerca
de la defusión instintiva y concibe al
universo entero orgánico e inorgánico
como una incesante oscilación entre
las tendencias de vida y muerte. En
la agonía se detectan elementos regresivos que acercan muerte a nacimiento. En el ser humano próximo a
morir aparecen asimismo elementos
útero-regresivos análogos a los del
coito y sueño.
No es fácil transmitir en unas líneas toda la riqueza de esta obra y
las reflexiones clínicas que suscita.
Como escribiera Freud al respecto:
"Déjase este pequeño libro con la impresión de que leerlo todo es demasiado para una sola jornada, de que
se impone releerlo al cabo de una
pausa."
Saludamos en Ferenczi, a través
de Thálassa, a un brillante investigador psicoanalítico.
Alcira Mariam Alizade
Rapprochement:
The Critical Subphase
[Reacercamiento:
la subfase
of Separatíon-Indívíduation
crítica de separación-individuación]
Ed. R. Lax, S. Bach y J. A. Burland
Nueva York, 1980, 513 pp.
Uno de los hallazgos clínicos más importantes fue el del reacercamiento
[rapprochement].
El conocimiento
del reacercamiento, sus conflictos y
cómo éstos se resuelven conmueven
el pensamiento psicoanalítico.
A este libro se lo puede mencionar
como el primer esfuerzo para brindar una clara y completa noción de
la subfase de reacercamiento que interviene en el proceso de separaciónindividuación del desarrollo infantil.
Su papel en la patología del niño y
del adulto. La gravitación en cuanto
a la técnica psicoanalítica.
Margaret Mahler describió el resultado final de los procesos normales de separación-individuación, pero también observó las desviaciones
patológicas, específicamente en la
llamada "crisis de reacercamiento".
Descubrió a través de la observación
clínica que los pacientes que no
habían resueIto la crisis del reacercamiento desarrollaban una sintomatología más grave que la neurótica. La
conducta y la sintomatología son narcisista y borderline. Más aun, esta no
resolución de la crisis del reacercamiento creaba puntos de fijación que
227
Revista de libros
determinaban conflictos intrapsíquicos que gravitaban en la resolución
del complejo de Edipo.
Este libro comienza con un trabajo
de Margaret Mahler: "La sub fase de
reacercamiento del proceso de separación-individuación". En él se encuentra su metodología, sus conceptualizaciones y el modo en que esta
autora estudia la conducta del niño.
También la importancia de esta subfase en las diferentes etapas de la
vida del adulto.
íntimamente relacionado por la crisis
del reacercamiento y es más complejo de lo que antes se había pensado.
El concepto de reconstrucción de
la etapa preedípica es original. Este
concepto está desarrollado por Harold Blum y Paulina Kernberg.
Las experiencias tempranas relacionadas con las subfases determinan el
desarrollo del aparato psíquico y su
dinámica en el transcurso de las diferentes etapas de la vida: infancia,
adolescencia y vida adulta.
Otros autores integran este libro.
Otto Kernberg se ocupa de la influencia de esta subfase en la organización de la estructura del aparato
psíquico y la relación que tiene con
la técnica psicoanalítica.
Los trabajos de Louíse Kaplan y
de Ernest Abelín son dedicados a sostener que el conflicto edípico está
Los capítulos de esta obra están
agrupados en seis partes: 1] formulación del término; 2] fase de reacercamiento y pensamiento psicoanalítico; 3] reacercamiento y desarrollo;
4] reconstrucción y reacercamiento;
5] reacercamiento, psicopatología y
creatividad; 6] reacercamiento y práctica clínica.
Héctor Fariní Duggan
Le visuel et le tactile. Essai sur la psychose et I'allergie
[Lo visual y lo táctil. Ensayo sobre la psicosis y la alergia]
Sami-Ali
Dunod,
Este libro constituye el punto de convergencia de investigaciones anteriores. El autor se replantea aquí el
tema de la psicosis, definiéndola
como "un proceso psicosomático donde se juegan simultáneamente el destino del cuerpo y el del espíritu".
Desde este punto de vista abordará
asimismo la comprensión de los pacientes alérgicos, afirmando que la
alergia es "el negativo de la psicosis".
1984, 154 pp.
En una original propuesta, Sami-Ali
articula la teorización de ambos campos clínicos alrededor del concepto
de proyección, concepto que identifica con la dimensión de lo imaginario.
De este mecanismo de proyección el
autor hace el eje principal para la
comprensión de los fenómenos de somatización. Lo táctil y lo visual constituirían las dos categorías esenciales
que indicarían respectivamente los
228
puntos más próximo y más lejano de
ese espacio en donde la proyección se
despliega. Allí se crearían un tiempo
y un espacio particulares derivados
de la experiencia corporal.
En la introducción, el autor aproo
xirna y discrimina los terrenos de la
alergia y el de la psicosis, a partir de
ciertos ejes teóricos privilegiados.
Asimismo propone una nueva lectura
de la teoría freudiana acerca de la
paranoia basada en el caso Schreber,
que replantea los temas de la proyección, el espacio y el tiempo.
A partir de allí y de la hipótesis
de que los objetos del delirio derivan
del cuerpo por proyección, Sami-Ali
sostiene que existe una misma modalidad de relación de objeto en la psicosis y en la alergia, e intenta construir una teoría psicosomática de
ambas.
El libro se divide en dos partes. En
la primera el autor se referirá a la
psicosis, particularmente la paranoia,
en relación con el estudio del caso
Schreber. La segunda parte del libro
nos habla de la alergia a través de la
presentación de dos materiales clínicos.
Por último el autor desarrolla sus
conclusiones personales respecto de
la relación entre ambos cuadros psicopatológicos.
Psicosis y alergia podrían ser pensadas como figuras simétricas a la
vez que complementarias en relación
con el objeto y las identificaciones:
"El ser en la alergia es no ser el otro,
en la paranoia es ser absolutamente
el otro", afirma.
Por otra parte, existiría una relación invertida entre la proyección y
la somatización: en ambos cuadros la
somatización aparecería al debilitarse
Revista de libros
la proyección y desaparecería al reforzarse ésta.
¿Qué entiende el autor por proyección? Lo imaginario en su oposición
a lo real, que comprende por una
parte al sueño y por otra sus equivalentes que según la prevalencia del
funcionamiento consciente o inconsciente podrán ser: la alucinación, el
delirio, la fantasía, la ilusión, el juego, el sentimiento de lo siniestro, etc.
A partir de estas hipótesis, Sami-Ali
elabora algunas reflexiones clínicas
respecto de los pacientes psicóticos
y alérgicos, afirmando que en estos
pacientes la actividad proyectiva parece quedar fuera de circuito, incapaz
desde entonces de participar en la
elaboración de una situación de crisis. Se trataría de una represión provisoria, de una puesta entre paréntesis de lo imaginario, pero no de
una carencia funcional real. Aquí la
represión de lo imaginario asumiría
el rodeo de la formación carencial
en la cual se compromete toda la
relación narcisista con una instancia
que prohíbe la subjetividad pero que
como contrapartida da al sujeto el
sentimiento de existencia, "de estar
adaptado, conforme a la norma, integrado en un universo anónimo de
reglas".
Así se accedería a una patología de
la adaptación por represión extrema
de lo imaginario. Represión particular de la que se hace cargo el superyó
corporal y que afecta conjuntamente
lo psíquico y lo somático.
Esta correlación designaría una patología somática que acompaña al
logro de la represión de lo imaginario y caracterizada por ser neutra e
inespecífica, sin contenido simbólico,
contrariamente al caso de la histeria.
Sonia Abadi
Revista de revistas
JOURNAL OF THE
PSYCHOANALYTIC
ASSOCIATION
AMERICAN
Vol. 32, N9 1, 1984
"Pathologícal
[Narcisismo
James
Los autores demostrarán, a partir de
un caso clínico ("Matt"), el uso defensivo de la patología narcisista, en
contraposición a las posturas que sostienen que la patología narcisista se
debe a la persistencia del narcisismo
infantil, o a una regresión a él.
Revisan las características estructurales y las manifestaciones patológicas del narcisismo adulto y el
narcisismo infantil normal.
Siguiendo a Kernberg, Kohut, Van
der Waaless y otros, plantean que el
narcisismo refleja un investimento
libidinal de un self integrado normal,
que como precondición integra los
impulsos libidinales y agresivos de
las representaciones del self y el objeto en un concepto cohesivo de self.
El narcisismo patológico refleja un
investimento libidinal en una estructura patológica del self.
En el narcisismo normal las representaciones del self y del objeto
están estructuralmente diferenciadas,
y es posible una integración progre-
Narcissism
in Childhood"
patológico en la infancia]
Egan y Paulina
F. Kernberg
siva del objeto ideal, self ideal y
superyó, mientras que en la patología narcisista estos precursores del
superyó no lo están.
Diferencian entre las características de la patología narcisista en los
adultos y el narcisismo infantil normal. Si en los niños las fantasías de
ser el centro del universo coadyuvan
a una formación de la estructura
psíquica, en el adulto esas mismas
fantasías sirven para mantener un
equilibrio patológico que interfiere
en los procesos de diferenciación e
integración.
Los autores transcriben varias sesiones del análisis de "Matt", un paciente con características del narcisismo patológico de los adultos:
fantasías grandiosas, demandas excesivas, gran absorción del self y
severas alteraciones en la relación
con los otros. Se plantea la importancia de la dinámica familiar en la
aparición de esta patología.
El narcisismo patológico era la defensa de "Matt" ante el narcisismo
230
Revista
normal infantil y la dependencia. Su
padre era una figura desdibujada,
que delegaba la autoridad paterna
en la madre. La madre había tomado
posesivamente al niño excluyéndole
la posibilidad de otras relaciones.
La relación de ellos se transformó
en un mutuo control. El narcisismo
de la madre jugó un papel definitorio en la patología de "Matt",
"Matt" se identifica con padres narcisistas frente a los cuales su propio
narcisismo resulta egosintónico dentro del funcionamiento familiar.
de revistas
En el desarrollo del proceso terapéutico se visualiza cómo, a través
de las interpretaciones, "Matt" va
abandonando este narcisismo defensivo necesario para mantener su baja
autoestima y para protegerse de una
angustia de castración intolerable de
la fase edípica y de los temores
de engolfamiento y aniquilamiento
del período preedípico (desde las
conceptualizaciones de M. Mahler).
Se jerarquiza por último el papel
de la contratransferencia en el tratamiento de estas patologías.
Silvina Margulis
REVISTA DE LA
ASOCIACION ESPA~OLA DE NEUROPSIQUIATRIA
Año III, N'?8, setiembre/diciembre,
1983
"La psicosis, de Freud a Lacan"
Jaime Szpilka
En un intento de abarcar la problemática de la psicosis el autor nos
acerca como en lente de aumento los
conceptos y momentos claves en la
obra de Freud y cómo su búsqueda
implicó un ahondar lo imposible en
el propósito de delimitar los mecanismos y resortes que subyacen en
la psicosis y qué la diferenciaba de la
neurosis.
Szpilka señala que existe un factor
deuda que gira en tomo a la posibilidad de establecer un abordaje teórico-clínico que a su vez articule un
tratamiento posible de la psicosis e
interpreta tal deuda como vinculada
a la relación misma entre ella y el
psicoanálisis. ¿En qué sentido? Pareciera que la problemática radica, jus-
tamente, en la cuestión del sentido
en la psicosis: "¿Existe? ¿Para quién?
¿Cómo develar un sentido no oculto
para el sujeto?"
Es importante observar que en su
recorrido sobre los conceptos nodulares en Freud (repudio, represión,
trasposición por proyección, procesos
primarios y secundarios, representación de cosa, y de palabra, etc.) el
autor enfatizará una temática que
rescata, como esencial en psicoanálisis, la relación del sujeto con el saber; es decir, el lugar de la pregunta
es fundamental: quién soy, qué soy.
y en todo ello va la posibilidad misma de establecer la transferencia:
"lugar donde se dialectiza la pregunta por el ser". Es allí y desde allí
Revista
de revistas
donde se centraliza la cuestión de la
psicosis y su imposibilidad, la transferencia, para decirnos "que en donde no deviene un otro inconsciente
de quien el sujeto se identifique en
tanto perdido" el sujeto cae inevitablemente en la psicosis y el analista
sólo puede guardar el lugar de testigo de ese significado pleno que
hace perderse al sujeto.
Por otra parte, Szpilka efectúa una
relectura de los puntos de vista freudianos en la línea de la teoría de
Lacan, que permiten recuperar ciertos conceptos considerados el saber
constituido del psicoanálisis, no obstante se caracterizan por plantearnos
dificultades.
Sabemos que Lacan retoma a Freud
en la psicosis de Schreber para analizar, fundamentalmente, la relación
con el complejo paterno y la castración. Temática que lo lleva a reformular el concepto freudiano de paranoia, es decir, el de considerarla
como una defensa frente a la pulsión
homosexual. El autor retoma eómo
Lacan, desde los tres registros (imaginario, simbólico y real) plantea a
la homosexualidad como un efecto
de una estructuración deficitaria de
la castración simbólica, entendida
ésta como aquello que impide la li-
231
gazún inmediata entre un significante y un significado.
Se sostiene, enfáticamente, como
eje central de la problemática de
todo sujeto (más bien aquello que
causa y es causa del sujeto) la experiencia edípica y con ella el atravesamiento de la castración y la
dirección del deseo. Este marco teórico le permite al autor formular una
crítica sustancial a otras posturas
que planteen el tema de la psicosis
por fuera del Edipo y el narcisismo.
Así, también, es de destacar que el
autor, al hacer referencia a la estructuración edípica, nos aclara que no
es suficiente referir al sujeto al conflicto entre amar a su madre y odiar
a su padre, como aquello que viene a
traumarIo, sino que la trama edípica
es el pretexto que alude a cómo un
sujeto deviene hombre o mujer.
Si el autor retoma a Lacan en su
mención de la relación primordial del
sujeto con el significante, esto ilustra en su desarrollo una manera
diferente de la dirección de la cura,
no sólo referido a la psicosis sino
más bien al psicoanálisis de las psiconeurosis: Es posible pensar al sujeto,
antes de la constitución del deseo
(deseo de quién), un deseo sin Edipo
y sin Narciso.
Susana Carro Mangone
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