UNIVERSIDAD NACIONAL DE ENTRE RÍOS Facultad de Trabajo

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ISSN 2250 - 4532
UNIVERSIDAD NACIONAL DE ENTRE RÍOS
Facultad de Trabajo Social
AÑO 5 | N.o 8 | JUNIO DE 2015
ISSN 2250 - 4532
Revista de la Facultad de Trabajo Social, Universidad Nacional de Entre Ríos
Año 5, número 8, junio de 2015
Nº 8 Sumario
STAFF
Propietario: Universidad Nacional de Entre Ríos,
Facultad de Trabajo Social
Directora: Elena Ana María Riegelhaupt
Comité editorial
Mg. Pablo Bentura (Uruguay)
Dra. Teresa Porzecanski (Uruguay)
Mg. María Pilar Fuentes (La Plata)
Mg. José María Alberdi (Rosario)
Mg. María Eugenia Garma (Rosario)
Mg. Inés Torcigliani (Córdoba)
Mg. Laura Imbert (Paraná)
Mg. Isela Firpo (Paraná) Dra. Miriam Mitjavila (Brasil)
Dra. Vera Ribeiro Nogueira (Brasil)
Diseño: Área de Comunicación Institucional
fts · uner
Contacto: Facultad de Trabajo Social – uner
La Rioja 6, (3100) Paraná · Entre Ríos · Argentina
Tel./Fax: (0343) 4310189
[email protected]
Domicilio legal: Eva Perón 24,
(3260) Concepción del Uruguay · Entre Ríos · Argentina
3 EDITORIAL
8 «ALZAS Y BAJAS» EN LA INTERVENCIÓN PROFESIONAL: ¿SER O POSIBILITAR SER? /
Mariana Inés Vieguer
21 HOLOGRAMA SOCIAL DE ALFREDO CARBALLEDA / Valeria Sterpone
51 DE CONEJOS, ZÁNGANOS Y TAMBIÉN CANGREJOS / María Isabel Muchut
80 LA PROBLEMÁTICA DEL CONSUMO Y SU RELACIÓN CON LOS PROCESOS
DE INTEGRACIÓN SOCIAL / Alicia Petrucci
96 CONSTRUIR UN PENSAMIENTO CRÍTICO EN LA INTERVENCIÓN PROFESIONAL:
ROMPIENDO COTIDIANAMENTE CON LOS ESTEREOTIPOS… / Fernanda Abrigo Robles
116 REFLEXIONES EN TORNO A LA CORRIENTE CRÍTICA EN TRABAJO SOCIAL / Brian Z. Cañizares
147 POSGRADOS EN TRABAJO SOCIAL RELACIONADOS INSTITUCIONALMENTE
151 MAESTRÍA EN TRABAJO SOCIAL, FACULTAD DE TRABAJO SOCIAL – UNER
ABSTRACTS DE LAS TESIS APROBADAS
172 CORREO DE LECTORES
Las notas firmadas representan la opinión
de los autores y no necesariamente la
de Nivel 4, latidos de lo social.
3
EDITORIAL
Acercamos esta nueva edición de Nivel 4: Latidos de lo social, con una nuevas conversaciones y
una nuevas apuestas.
Los primeros dos textos, al igual que en el número anterior, dialogan sin saberlo sobre la ineludible necesidad de prestar atención a la complejidad, sus distintas concepciones y múltiples
aspectos, sobre la premura por abordar sus secretos, tan precisa para atisbar lo inesperado que
es la constante del ejercicio profesional hoy día.
YEn las ediciones anteriores nos brindaban sus aportes profesionales de reconocida trayectoria o graduados de la propia Maestría en Trabajo Social de la UNER; esta vez, con atrevimiento
no exento de cierta picardía nos animamos a presentar, en principio, textos producidos por
maestrandos que recién inician sus estudios de pos grado, en su primera puesta a prueba de
capacidad y esfuerzo intelectual, maestrandos que no proceden del ámbito académico, donde
la producción teórica es más frecuente, sino cuya actividad principal es ejercicio profesional,
por lo tanto, con valores adicionales que no deben dejar de merituarse. Colegas inmersos —y
en ocasiones, por qué no también, acosados— por las demandas cotidianas de un ejercicio que
les interpela en la intervención profesional cotidiana y para el cual están munidos de una formación que arriesga contenidos de cuya validez resulta saludable dudar. Colegas que emergen
del proceloso mar del diario quehacer para internarse en un no menos proceloso territorio, bu-
ceando en el pensamiento con las claves de la epistemología, que de eso se trata el seminario
editorial
4
del cual proceden estos textos.
Por eso la pregunta por el otro no decae en ningún momento en sendos textos, es constitutiva de la reflexión que busca de manera perseverante acceder a la comprensión de subjetividades y re-subjetivaciones. Esta perseverancia sucede contra viento y marea, mal que le
pese, por mucho que provoque a los dueños de palabras con mayor peso de autoridad (he ahí
la picardía mencionada más arriba) o gracias a los cuales se asegura, poniendo en el centro del
debate, la revisión y la distinción de posicionamientos en torno a algunos conceptos centrales
del Trabajo Social: la comprensión, la complejidad, el otro, entre otros. Estos textos son productos de un escenario de formación, con extensas e intensas jornadas que incluyen exposiciones
teóricas, debates, revisión de posiciones y que culminan con los trabajos que ponen a prueba
el pensamiento.
Como probablemente sucede en la mayoría de los ámbitos académicos de pos grado, la
Maestría en Trabajo Social de la Facultad de Trabajo Social de la UNER también es una cantera de bulliciosa actividad intelectual. A diferencia de la situación del estudiante de grado, el
maestrando —o doctorando, en su caso— ha tenido ya al menos algún tránsito por el ejercicio
profesional, donde ha podido poner a prueba algo de su formación: lo aprendido, lo enseñado,
lo que no pudo ser, lo que ni siquiera imaginó. Es probable que la suma de impactos del ejercicio profesional le haya hecho volver la mirada y los pasos al lugar del que egresó, ya sea con
agradecimiento, con enojo o con actitud de búsqueda ante inéditos desafíos. Aquello «que no le
deja dormir», como decía una entrañable profesora, se irá transformando a lo largo del cursado
en un objeto de investigación para su tesis. En ese camino habrá seguramente ensayos, errores,
aciertos, hallazgos, en fin, producción intelectual de mejor o peor factura, conforme la senda
editorial
5
elegida le vaya haciendo trastabillar a veces o dar saltos en otras.
Con el tercer y cuarto texto queremos rescatar algunos jalones de ese viaje hacia la tesis.
Detenemos nuestra mirada en las reflexiones que surgen cuando los maestrandos enfrentan un
trabajo reflexivo y curioso sobre su propia intervención, sobre todo cuando la ponen en tensión
con ese mundo nuevo que se les abre a partir del acceso a textos teóricos que con escasa frecuencia llegan a las trincheras del trabajo cotidiano.
Ese maravilloso momento en que la lectura y el estudio de los textos nos permiten ver, nos
iluminan aspectos que quizás inquietaban, «no dejaban dormir», pero hasta allí, más allá de la
incomodidad que producían, parecían obvios y por ello, ocultos en las naturalizaciones cotidianas, es el combustible que alimenta estas producciones.
Se despliega en sendos textos una particular conexión entre el imaginario que despierta la
política contracíclica por excelencia, como es la Asignación Universal por Hijo y los consumos
populares que posibilita, induce o impide, con los riesgos que asumimos socialmente por estar
insertos en una sociedad de mercado que nos marea entre sus contradicciones, incertidumbres,
distorsiones y correlaciones de fuerza siempre en disputa.
En un «reincidente» e involuntario diálogo para los autores en lo que hace al ámbito de esta
revista, se presentan finalmente reflexiones teóricas que atraviesan el espacio por medio de
maestrandos de Río Gallegos y Paraná, respectivamente, dando cuenta de cómo se transita a lo
largo de la pos formación esta vuelta de la mirada de los maestrandos hacia la propia profesión.
Mirada que es infatigable en la formulación de preguntas sobre sí misma al tiempo que recorre
lugares atravesados por prácticas interdisciplinarias. Por ello, probablemente pueda ser com-
editorial
6
partida con varias profesiones de las ciencias sociales.
Cómo se construye un pensamiento crítico en la intervención del Trabajo Social… cómo se
piensa la corriente crítica en Trabajo Social. Ineludible la referencia a Castoriadis en torno a la
idea de elucidación, como «el trabajo por el cual los hombres intentan pensar lo que hacen y
saber lo que piensan». El querido Mario Heler especificaría que «la formación profesional ha interiorizado en los trabajadores sociales el hacer y pensar propio de su campo […]» y serán «[…]
1
los trabajadores sociales de carne y hueso quienes hacen y piensan su profesión».
Andar con otros implica transitar la convergencia de varios «lenguajes» en torno a objetos
más o menos comunes y es probable que esas múltiples situaciones estimulen preguntas hacia
las formas del propio ejercicio, de las formas propias de comprender los fenómenos, las situaciones, los conflictos.
Es posible aventurar que tratar de entender la forma de hacer y pensar de otra disciplina
vuelve inmediatamente necesario ponerse a pensar cómo explicar la propia.
Tal como estamos, frente a ensayos de maestrandos que están produciendo aproximaciones a la dimensión teórico-epistemológica de sus tesis, o sea, en un momento de construcción
cuando ponen en juego la máxima fecundidad intelectual de que pueden disponer, es entendible que se generen estas reflexiones tan aprovechables para discusiones que sería deseable se
den con mayor frecuencia en los ámbitos de la profesión.
1. HELER, Mario (2002). Filosofía & Trabajo Social. Buenos Aires: Editorial Biblos. p 11.
Trabajo productivo, trabajo asalariado, teleología secundaria o no, los referenciales marxia-
editorial
7
no y luckacsiano se ponen en discusión desde las tensiones centrales del Trabajo Social, como
proceso de trabajo, en un caso. Y en el otro, el pensar crítico es considerado como la capacidad
de generar un análisis que incluya e incorpore categorías construidas desde la perspectiva latinoamericana; contexto socio-histórico a pensar teniendo en cuenta el contexto real en tanto
estructura sobredeterminante de toda intervención.
Entonces he aquí donde estamos, entre la construcción de un pensamiento crítico en Trabajo
Social y los modos de pensar la corriente crítica en la disciplina, con dos visiones para conversar
desde la revista. ◊
Elena Riegelhaupt
«ALZAS Y BAJAS» EN LA INTERVENCIÓN PROFESIONAL: ¿SER O POSIBILITAR SER?
8
Mariana Inés Vieguer
El verdadero lenguaje está en el poeta…
El que contiene al ser que se alberga en él
pero no está manifiesto, revela pero oculta
el verdadero sentido del ser. El lenguaje
poético va dejando pasar, develando algo
y ocultando otro algo. La tarea hermenéutica es sacar a la luz el significado oculto,
conocernos a nosotros mismos y al mundo
a través de los textos, de cada texto.
González Saibene (2011)
De alguna manera hay que empezar
Estas palabras, escuchadas en el aula durante el Seminario de Epistemología de las Ciencias
Sociales a cargo de la profesora Alicia González Saibene a propósito de la exposición sobre la
hermenéutica de Heidegger, fueron el disparador para reflexionar en este trabajo.
Realizo aquí un ejercicio de lectura epistemológica. Parto de la idea de Comprensión de Heidegger (1.ª ed. 1927), tomo un texto-poema de Camilo Blajaquis (2011): «Alzas y bajas en la bolsa
del porro». Busco registrar los problemas que describe poéticamente. Esta mirada parte desde
dos formas diferentes e ideológicamente opuestas: el paradigma positivista y la reconceptualización del Trabajo Social y sus formas particulares de concebir el Objeto del Trabajo Social hasta
lograr una tercera posición propuesta por Alicia González Saibene (1996). Finalizo con una re-
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
9
flexión que nos permita reconstruir nuestros posicionamientos epistemológicos al momento de
desarrollar intervenciones profesionales. Volver a pensar en nuestro Trabajo Social, si permite o
posibilita manifestarse al Ser, sujeto/s con los que tenemos que trabajar cotidianamente.
Dejar manifestarse al Ser como lo que es
Heidegger establece nuevas bases filosóficas para la legitimación de la comprensión. Propone
el retorno a la ontología del Ser. Según esto: comprender es develar el Ser de las cosas y las posibilidades de existencia del existente, es identificar las posibilidades del ser-en-el-mundo, el
Dasein. Ser ahí, ser que somos nosotros mismos, ser que se pregunta por sus fundamentos.
Dejar aparecer o manifestarse al Ser como lo que es. La comprensión no crea sino que permite
la auto-aparición del Ser.
La interpretación es la búsqueda de sentido buscando ese sentido en el Ser, el lenguaje es manifestación del Ser, ese Ser que se atisba en la palabra del poeta. El lenguaje, como casa del ser, lo
devela y lo oculta. Para Heidegger, no es el lenguaje cotidiano, el del sinsentido el verdadero lenguaje. El verdadero lenguaje, para él, es el del poeta, el que contiene al ser que se alberga en él pero
no está manifiesto, revela pero oculta el verdadero sentido del ser… El intérprete, el hombre, se
reconoce como Dasein como ser-en-el-mundo1
1. González Saibene, Alicia: 2011.
Tomando esta idea Ser que se atisba en el lenguaje del poeta intento comprender las posibi-
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
10
lidades de comprensión del Trabajo Social. Extraigo el contenido de un lenguaje literario a una
realidad que forma parte de las complejas y contradictorias relaciones sociales. Evito la perspectiva determinista o reduccionista.
Rescatar a los pibes de un infierno anunciado. (Silvina Friera, 2010)
Camilo Blajaquis es el seudónimo de César González, nacido en 1989, preso desde los 16 hasta
los 20 años. A los 21 publicó La venganza del cordero atado, su primer libro de poemas y un año
más tarde Crónicas de una libertad condicional. Vive en el barrio Carlos Gardel de Morón, provincia de Buenos Aires. Coordina talleres literarios para «rescatar a los pibes de un infierno anunciado». Es el gestor de una experiencia colectiva: la revista social de cultura colectiva ¿Todo piola?
Camilo se manifiesta a través de la poesía, una forma de renacer, de ser visibilizado, de producir interrogantes. Muestra y pone en evidencia una realidad propia. Desde su experiencia
vital interpela a la sociedad de la que forma parte con un lenguaje particular y sin limitaciones.
Utiliza palabras y expresiones que dan cuenta de su contexto social cultural e ideológico. Su
poesía es la manifestación sin hipocresías de lo cotidiano: como denuncia, como palabras que
incomodan. Interpela la idea que tenemos de esos otros con quienes convivimos, con quienes
mediamos nuestras prácticas profesionales. Usa códigos lingüísticos y expresiones gestuales
que se alejan del patrón de escritura habitualmente publicado/ble. Cultura marginal, discurso
marginado, exhibe formas de vivir y de pensar y pone palabras donde el trabajo social hace
silencio.
La obra, en todo caso, produce la vida en que consiste su existencia. (Agustín Valle, 2012)
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
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En «Alzas y bajas en la bolsa del porro», se muestra el impacto de la falta de marihuana en
los pibes del barrio y el entramado económico con sus razonables y entendibles explicaciones:
Una ruptura que puede generar tensión dentro de los códigos sociales y de convivencia que
gobiernan la cotidianidad del barrio […] ¿Por qué la inflación le escaparía al mercado ilegal del narcotráfico? [...] El porro que salía 2 ahora sale 5 o 10. (2011: 133-135)
¿Cómo se llega a la comprensión del texto según plantea Heidegger? A través de la interpre2
tación. En el relato de Camilo se describe una situación cotidiana que comprende, que interpreta, que llega a la situación que formula en su título e interroga. Cada párrafo suma a la
comprensión de la idea, invita y permite al lector hacer ese recorrido desde el no saber al entendimiento. Expone en síntesis una de las tantas historias que forman parte de la vida del barrio:
Una madre de 8 hijos que no llega a los 40 años de edad que desde que empezó a vender hizo
progresar su casa, que gracias a la venta de marihuana puede alimentar de manera correcta y diariamente a sus hijos, pero que a la vez estos hijos se están criando en un panorama escalofriante y
excesivamente adverso. (2011: 136)
2. La interpretación es la búsqueda de sentido buscando ese sentido en el ser, el lenguaje es manifestación del
ser, ese Ser que se atisba en la palabra del poeta.
Encuentro aquí un punto de contacto entre el lenguaje poético de Blajaquis y el Trabajo
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
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Social.
Me fui hasta la transa, uno de los 10 o 20 / puntos fijos que hay en el barrio. (Camilo Blajaquis, 2011: 134)
Los trabajadores sociales sabemos que la venta de marihuana es una estrategia de supervivencia puesta en acto por muchas familias en los barrios, aunque de eso no se habla o se
habla desde la ignorancia. Resulta contradictoria y no confiable la opinión de los profesionales al momento de redactar un informe o de sostener una discusión dentro de un equipo interdisciplinario cuando se observan estrategias de supervivencias ajenas, propias de las familias
de una comunidad —y diferentes a las del profesional—. Los discursos disciplinarios afirman
enunciados subjetivos. Resultado negativo generado en la creencia acerca de lo bueno y lo malo
respecto de cómo resuelven los otros su vida. La intervención en este tema necesita reconocer lo
que tiene sentido para el otro (y para uno mismo).
Los comportamientos y formas de vida de una población no son neutrales ni pueden serlo.
Sostienen una forma específica de convivencia, de establecimiento de relaciones sociales, de
producción de discursos, de circulación económica, de inserción o de exclusión social.
El trabajo social se encuentra en una encrucijada cuando actúa entre lo que está normalizado y aquello que no se tiene por conveniente. En la práctica cotidiana se establecen distintos
puntos de observación, discursos ideológicos donde se verbalizan conductas esperables de las
personas o grupos: cómo las familias deben educar a los hijos, qué debieran comer, cómo tienen que convivir conyugalmente, cómo obtener dinero para vivir y sostenerse. Si tales pautas se
ajustan a normativa legal o resultan un mecanismo de actividades ilegales se vuelve subjetiva la
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
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imprescindible objetividad del investigador social. Se despliegan multiplicidad de valores, ideales que se destacan en detrimento de otros y que dan cuenta qué paradigma se utiliza al analizar conceptualmente, y al mediar una intervención con una teoría.
Lores Arnaiz entiende por paradigma:
El conjunto de concepciones amplias y generales acerca de la realidad y del hombre mismo, de
los métodos que deben emplearse para abordarla y de las maneras legítimas de plantear cuestiones, conjunto que contiene elementos de los que el científico es conciente y aspectos inconcientes
o difusos, previo siempre al desarrollo de las investigaciones efectivas y particulares que puede
llevar a cabo. (1986: 136-137)
A veces el trabajo social fracasa o no se alcanzan los objetivos previstos en una intervención. Develar los motivos de los «fracasos» implica problematizar desde qué lugar leemos la realidad, desde qué paradigma sostenemos las palabras y las prácticas cuando tenemos delante
estrategias de supervivencia diferentes, cuando quedan al descubierto otros goces, otras formas de felicidad, otros miedos, resistencias a lo establecido como parámetros normales pero
que demuestran cómo las personas avanzan y superan dificultades y obstáculos, lejos de lo que
suponíamos debía ser.
Según cómo sea definido el objeto del Trabajo Social diferente va a resultar la lectura acerca
de lo que se nos presenta como problema o situación compleja. Sigo el planteo de Alicia González
Saibene:
Al definir el objeto de una profesión se define al mismo tiempo y de un solo golpe, qué se habrá
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
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de analizar y cómo se abordará ese objeto. (1996: 114)
Si tomo en cuenta la construcción histórica del objeto del Trabajo Social, puedo caracterizar
la situación planteada en «Alzas y bajas en la bolsa del porro» de maneras diferentes.
Desde un paradigma positivista característico del Trabajo Social de principios del siglo xx , el
profesional debe adaptar, corregir, encaminar a los individuos. En este caso jóvenes ‘delincuentes’ con uno o varios problemas: consumo de sustancias ilegales y perjudiciales para la salud,
supervivencia al margen del sistema con conductas reprobadas como el robo o el homicidio.
Supongamos que ese pibe, / que se fue a delirar la plata en ropa / es morochito, /
vestimenta deportiva / y cara de secuestro (Camilo Blajaquis, 2011: 138)
Desde el paradigma positivista se conceptualiza a estos jóvenes como desadaptados, no integrados, marginales, personas con defectos a los que caritativamente hay que ayudar, un poco
perdidos, sin futuro, potencial o realmente peligrosos para la sociedad. Si bien el positivismo
en las ciencias sociales ha sido superado por otros paradigmas, permanentemente asistimos a
prácticas de trabajadores sociales fundadas en la certeza de que es posible hacer que el otro sea
de otra manera y no como es, porque el profesional sabe qué es mejor para el otro.
Si las familias ocultan o nos mienten a los trabajadores sociales acerca de las estrategias
legales e ilegales de supervivencia es justamente porque se saben condenados de antemano,
mejor nos cuentan un cuento que ellos sí saben nos gusta escuchar.
El positivismo entiende lo social como la suma de las situaciones-problemas que afectan a
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
15
los individuos. El objeto del trabajo social se orienta entonces hacia un individuo con problemas —en este caso: adolescente, pobre, adicto, delincuente, marginal, inadaptado— y el objetivo
se centra en responder a sus necesidades o a las necesidades de la comunidad —recuperarlo,
adaptarlo, curarlo, transformarlo en útil.
Si el chorro tiene 5 lucas va a ir directamente a renovar su vestuario. Es ahí donde empiezan a actuar los símbolos
de pertenencia… en la clase baja de donde proviene el chorro el símbolo son las zapatillas caras.
(Camilo Blajaquis, 2011: 136)
Otro paradigma: el del trabajo social reconceptualizado, según lo plantea González Saibene.
A mediados de 1960 en medio de una serie de transformaciones y cambios sociales, surge dentro de Trabajo Social el movimiento de reconceptualización que cuestiona las viejas prácticas
orientadas al ajuste y adaptación del individuo al medio, para
Buscar la transformación social en las luchas de liberación de los pueblos tendientes a destruir
las cadenas de explotación y dominación burguesas y construir un hombre y una sociedad nuevas
a la luz de las postulaciones materialistas históricas y dialécticas. (1996: 121)
El objeto del Trabajo Social para este movimiento son las relaciones de producción y explotación. Adaptaron las categorías epistemológicas del materialismo dialéctico, preocupados por
hacer de la disciplina un hacer científico. Uno de los objetivos de la reconceptualización consistió en producir material teórico propio. Investigación – Diagnóstico – Planificación – Ejecución –
Evaluación, el recorrido a seguir para generar teorías y direccionar las prácticas. De acuerdo
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
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a este paradigma, la situación planteada en «Alzas y bajas…» ofrece un ejemplo de cómo el
capitalismo genera desigualdades sociales, y hace difícil la supervivencia de las clases explotadas y marginadas. Empobrecidas, necesitan utilizar estrategias familiares diferentes e ilegales. Aunque no por fuera del sistema sino dentro de él, capaz de soportar, estimular y generar la
existencia de un mercado negro -prohibido, penado- armado de eslabones de diferentes tamaños, estratificados según funciones y poderes. Las clases sociales víctimas de tal estado anómico llevan una ínfima parte, la que les permite sobrevivir medianamente.
Dentro de las instituciones hay trabajadores sociales con posiciones tradicionales junto a
otros con una postura ideológica materialista dialéctica. Estos últimos buscan la transformación social, defienden los derechos de los sectores vulnerados, acompañan o adhieren a movimientos políticos, denuncian la opresión la desigualdad, se permiten una lectura más allá del
caso a caso e intentan mediar conceptualmente los abordajes convirtiéndolos en intervenciones
profesionales fundadas política e ideológicamente. Entre unos y otros una variedad de indefiniciones, profesionales a los que les cuesta precisar un posicionamiento teórico epistemológico,
cuestión que se traduce en intervenciones cotidianas.
El negrito es chorro, rescató la tarasca de un afano, pero no por eso le van a prohibir gastarla. / Lo que importa es tener,
no de dónde lo sacaste. / Por eso quizás el chorro y la transa sean un ejemplo / de economías alternativas paralelas
e ilegales / pero que conviven en armonía / y son absolutamente aceptadas / y funcionales a la economía global.
(Camilo Blajaquis, 2011: 138)
González Saibene propone otra forma de afrontar / asumir las relaciones de clase, las formas
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
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diferentes en que los hombres se vinculan, los movimientos sociales, los problemas que generan las imposiciones de poder. Para la autora
el objeto del Trabajo Social está constituido por las relaciones sociales complejas […] implica
pensar en términos de contradicción, entendida como movimiento constante, lucha, negación y
superación dentro de una totalidad compleja […] Lo social se configura como el conjunto de relaciones complejas pero articuladas entre sí que se manifiestan en cada fenómeno, constituyendo un
proceso de permanente estructuración en el que cada hecho o conjunto de hechos adquiere significación. (1996: 124-125)
Plantea que actualmente la perspectiva epistemológica es múltiple y abarcativa pues no hay
ni debe haber una adhesión a-crítica o dogmática de las grandes teorías. De allí la tarea de la
epistemología: mostrar lo complejo de los distintos enfoques para analizar las continuidades y
rupturas que permitan redefinir la profesión en su identidad. El Trabajo Social se inserta en la
dinámica superestructural con un Objeto históricamente construido y un objetivo centrado en
la constitución de sujetos autónomos.
Un lugar central ocupa el concepto de sujeto, constituido también desde un pensamiento
complejo, con múltiples componentes: una singularidad morfológica y psicológica, un desarrollo afectivo-intelectual ligado a la cultura, con posibilidades de relacionarse con otros sujetos,
con libertad de elección entre varias alternativas. Esto supone una condición interna —capacidad intelectual— y condiciones externas que posibiliten esa libertad. Las relaciones sociales,
en su complejidad, se expresan de maneras desordenadas. Colocan el abordaje en términos de
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
18
contradicción (movimiento constante / lucha / negación / superación) y de complejidad presentes en los procesos de producción (múltiples atravesamientos / entrecruzamiento de variables /
desorden / conflicto).
Desde esta perspectiva, la modificación de una situación significa una estrategia metodológica que pueda definir su accionar entre tensiones y confrontaciones. Necesita comprender la
complejidad de lo social para construir perspectivas múltiples de intervención.
La farsa de la cultura del trabajo / cae de un gomerazo en el ojo… / en realidad no importa si se rompió el lomo, /
lo que importa es que con su dinero consuma.
(Camilo Blajaquis, 2011: 137)
El texto de Blajaquis, permite observar una situación descripta como plantea Foucault:
Es imposible analizar el sujeto sin comprender el entramado de redes de poder que
sobre él se ejercen y lo atraviesan. (1996: 126)
Es necesario no cerrarnos en posturas producidas y reproducidas históricamente y atrevernos a problematizar las posiciones teóricas epistemológicas que sostenemos en nuestras intervenciones. Atrevernos a permitirles a los sujetos que se manifiesten tal cual son. Habilitar la
escucha con la apertura necesaria para que quien nos cuenta un problema vital porque cree que
algo sabemos al respecto, no tenga que mentirnos porque advierta de antemano nuestras sali-
das o respuestas. Dejar manifestarse al Ser como lo que Es, retomar la inicial idea de Heidegger.
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / M. I. Vieguer
19
Si pudiéramos dejar manifestarse al otro como es, probablemente estaríamos más cerca de
hacer algo con el otro y menos por los otros.
Blajaquis convierte un texto en un tejido de imágenes que revela una situación concreta real
marginal integrada aceptada y rechazada, actual. Cambia las balas por la poesía y genera dentro de su barrio un espacio donde los pibes y pibas escriben, se expresan, crean, encuentran la
posibilidad de recorrer otros caminos alternativos, se animan a elaborar y concretar otras estrategias de supervivencia. Trabajo social necesita acompañar, desde el arte, desde la creación y
recreación de la vida, impulsar la generación de espacios que ofrezcan posibilidades de transformación, de cambios: del enojo, desánimo y hastío al juego creación y destino, justamente en
esa línea que separa lo íntimo de lo social. ◊
Bibliografía
Blajaquis, Camilo. «Alzas y bajas en la bolsa del porro», en Crónica de una libertad condicional,
Buenos Aires: Tinta Limón ediciones, 2011, pp. 133-138.
Friera Silvina. «Es más peligroso un pibe que piensa que un pibe que roba», en diario Página/12,
18 de agosto de 2010.
González Saibene, Alicia. «Una lectura epistemológica del Trabajo Social», revista Temas y Debates
de la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales, UNR, año 1, N.º 1, julio-diciembre 1996, pp. 111- 128.
—— PowerPoint N.º 4, exposición en cátedra de «Epistemología de las Ciencias Sociales»,
«Alzas y bajas» en la intervención profesional… / Mariana Inés Vieguer
20
Maestría en Trabajo Social, UNER, Paraná, 2011.
Heidegger, Martín. El Ser y el Tiempo, (primera ed. 1927), Buenos Aires: Fondo de Cultura
Económica, 2006.
Lores Arnaiz, María del Rosario. Hacia una epistemología de las ciencias humanas. Buenos Aires,
Belgrano, 1986.
Valle, Agustín. Revista Los InRocks, Argentina, edición digital, 30 de enero de 2012.
HOLOGRAMA SOCIAL DE ALFREDO CARBALLEDA
21
Valeria Sterpone
Como todo es causado y causante, ayudado y ayudante, mediato e inmediato
y como todo se mantiene por un vínculo
natural e insensible que relaciona a los
más alejados y a los más diferentes, considero imposible conocer las partes sin
conocer el todo y conocer el todo sin conocer particularmente las partes.
Pascal
El título que escogí para el presente trabajo pretende dar cuenta del resultado de la lectura
del mundo conceptual y el marco explicativo del autor escogido.
Holograma, en tanto entendemos que el texto conlleva información compleja, entrelazada
entre sí. Podemos vislumbrar una trama plural, con múltiples ejes problemáticos, interconectados. En términos de la Teoría General de los Sistemas, podríamos apelar a la siguiente premisa:
no solamente la parte está en el todo, sino que el todo está inscripto en la parte. Unidad que
permite la expresión de las diversidades.
En el texto que hemos escogido podemos ver reflejado una minúscula parte del todo pero
que lleva la presencia del todo en esa minúscula parte.
Siendo así, entendemos que el punto que contiene la casi totalidad de la información que
representa y nos lleva y trae de regreso, es la categoría de Intervención en lo Social. En ella po-
demos ubicar la intertextualidad, definida como holograma social. El concepto Intervención en
Holograma Social de Alfredo Carballeda / V. Sterpone
22
lo Social sería el fenómeno social (total) donde coagulan todos los aspectos sociales que Carballeda analiza en su texto y que, por lo tanto, expresa esa complejidad de manera global. Puede
decirse que su potencia radica en el hecho de que ella misma —la intervención en lo social— es
la totalidad misma, siempre hablando dentro del marco que nos sugiere el autor dentro del
artículo escogido. En efecto, en dicho recorrido entendemos que el concepto de Intervención
en lo Social ha sido medio y escenario de expresión condensada de todas y de todo tipo de manifestación problemática, a través de la cual se funden distintos planos y dimensiones sociales
(políticos y económicos, culturales y subjetivos, colectivos e individuales, cotidianos y de largo
plazo) que la realidad va presentando en su devenir; es a partir de la complejidad que presenta
dicha realidad donde es necesario y posible desplegar un marco conceptual tendiente a desentrañar la estructura interna de las relaciones y procesos sociales. Con ello queremos indicar que
los postulados que refiere el autor sobre complejidad, alterarán el proceso de intervención y
viceversa. Aventuradamente, podríamos hacer una sinonimia con la noción de equifinalidad, si
1
con ella entendemos «la capacidad de llegar a un mismo estado a través de caminos distintos».
Ubicaremos, a partir de la elección del texto, que el autor nos habla desde un punto de vista
sistémico y complejo, situándolo dentro de la matriz constructivista.
Tomaremos como ejes de análisis, los siguientes postulados presentados en la unidad vi del
Programa Epistemología de las Ciencias Sociales, a saber:
1. Díaz de Kobila, Esther (2003). El sujeto y la verdad. Memorias de la razón epistémica, Rosario: Laborde, p. 31.
• La complejidad como categoría fundamental para el análisis de lo social.
Holograma Social de Alfredo Carballeda / V. Sterpone
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• La apelación a visiones teóricas múltiples de cara al quiebre de los modelos unívocos.
Esta será nuestra intención sin desconocer que, tanto el Seminario como el autor escogido,
nos colocan frente al desafío de construir una mirada en el filo entornado de una puerta que no
termina de abrirse ni cerrarse. El desafío es entonces, entrar por esa mirilla y reconstruir el texto
tejido, cuidadosamente tejido como en un telar que propició el autor, en donde trama y urdimbre (conceptos y categorías) se entrelazan desplegando un lienzo al que puede uno entrar, salir
y volver a entrar. Pero se trata de un paño de múltiples dimensiones y de variaciones dinámicas
que, como en un holograma, modifica sus trazos según el punto de vista del lector.
Edgar Morín nos recuerda que «La dificultad del pensamiento complejo es que debe afrontar
lo entramado (el juego infinito de inter-retroacciones), la solidaridad de los fenómenos entre
sí, la bruma, la incertidumbre, la contradicción. Pero nosotros podemos elaborar algunos de los
útiles conceptuales, algunos de los principios, para esa aventura, y podemos entrever el aspecto
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del nuevo paradigma de complejidad que debiera emerger».
Asimismo, no queremos dejar de mencionar que no contamos con la fecha de publicación
(exacta) del artículo escogido, sólo sabemos que es un compendio de varias investigaciones de
diferentes años; ello lo hace susceptible de que cualquier lector se encuentre en la actualidad
frente a conceptos epitafios que dicen sobre lo que ya no puede hablar, así como también a concepciones vivas que proponen tramas para que lo manifiesto siga latiendo.
2. Morín, Edgar (1997). Introducción al pensamiento complejo, Barcelona: Gedisa, p. 33.
Aunque la elección del título podría resultar y presentarse como ambiciosa, a la vez sostene-
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mos que gana en coherencia conceptual: aquella sostenida por el autor. Por ello, intentaremos
traer a escena la demarcación del camino recorrido por Alfredo Carballeda y junto a él, nuestro
señalamiento personal de un campo social complejo y abierto y que ya fuera explorado por
tantos otros.
¿Garantías entonces de optar por una mirada cercana y próxima a la escogida por el autor?
Ninguna. Sólo una apuesta (atrevida) en una jugada arriesgada.
O tal vez, sólo intente ser un punto de vista entre varias alternativas posibles.
Introducción
La inmovilidad se puso en marcha y no sé cómo pararla.
Edgar Faure
De acuerdo a los lineamientos teórico-epistemológicos brindados en el Seminario Epistemología de las Ciencias Sociales, y a la luz de la lectura realizada sobre el texto de Alfredo Carballeda: «La intervención en Lo Social, las Problemáticas Sociales Complejas y las Políticas Públicas»,
entendemos que el autor se encuentra posicionado, a raíz de la utilización de determinadas
categorías dentro, del Constructivismo, entendido éste como «Nuevo paradigma interdiscipli­
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nario, sistémico y complejo».
3. González Saibene, Alicia (2011). Seminario Epistemología de las Ciencias Sociales, Maestría en Trabajo Social, Facultad de Trabajo Social-UNER, PowerPoint n.° 5.
Sostenemos que estamos frente a un modo de pensar que no nos dice cómo es el mundo,
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sino que nos sugiere una manera de pensarlo y nos suministra un mapa de caminos viables
para la acción, el pensamiento y la reflexión.
Por lo mismo, entendemos que el autor se ha sumergido en esta publicación, en la tradición
sistémica y en el paradigma de la complejidad: aparecen junto a los aspectos constructivos y
organizativos, las nociones de cambio, incertidumbre y complejidad.
Ludwig von Bertalanffy anunció que la epistemología congruente con el pensamiento sistémico era el constructivismo.
Según Bertalanffy,
la teoría general de los sistemas se hace cargo de la introducción del sistema como nuevo paradigma científico en contraste con el paradigma analítico, mecanicista, unidireccionalmente causal
de la ciencia clásica […] La teoría general de los sistemas es una teoría formal de la totalidad y de
la complejidad de tipo holístico que tiene por objeto el estudio de las propiedades generales de
cualquier clase de sistema, establece como conceptos centrales los de sistema e isoformismo y
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manifiesta una clara vocación de interdisciplinariedad.
4. Díaz de Kobila, Esther (2003). El sujeto y la verdad II. Paradigmas epistemológicos contemporáneos, Rosario: Laborde, p. 29.
¿Por qué consideramos que el autor adopta en su texto un posicionamiento epistemológico Construc-
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tivista?
Porque podemos encontrar interrelación conceptual, inter-juego categorial, postulados dia5
lógicos y hologramáticos, pluralidad, recursividad, y una coreografía discursiva tendiente a
convocar el concepto de complejidad que propicia el pensamiento constructivista; así como
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también «el reconocimiento de los procesos emergentes, de la multiplicidad, la diversidad», la
multidimensionalidad, y la interdisciplinariedad; elementos necesarios y siempre presentes en
los procesos de producción y creación. La mirada recursiva, circular y sistémica está presente en
las reflexiones y en la argumentación explicativa del autor.
Asimismo, podemos reconocer que el autor convocará otros conceptos por fuera del paradigma de la complejidad, para dar cuenta, comprender y enfrentar la complejidad social, recuperando por ejemplo, el concepto de dispositivo de Michael Foucault, situado éste último dentro
de la matriz epistemológica pos-estructuralista.
Entendemos que el autor, al adoptar esta perspectiva de análisis, concibe que los problemas
sociales o las situaciones sociales complejas pueden ser explicadas, precisamente a partir de
la interrelación entre un gran número de variables (conceptuales). Con lo cual, volveríamos a
sumergirnos dentro de la epistemología sistémica al apelar al relativismo de las categorías, es
decir, a la relatividad de las visiones del mundo.
5. Edgar Morín llama organización recursiva a «la organización en la que los efectos y los productos son necesarios por su propia causación y su propia producción, una organización en forma de bucle». Edgar Morín, «La Noción
de Sujeto» en: Fried Schnitman, Dora (1994). Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad, Buenos Aires: Paidos, p. 70.
6. Fried Schnitman, Dora (1994). Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad, Buenos Aires: Paidos, p. 15.
Por otro lado, sostenemos que si bien nos resulta cercana, familiar y próxima reconocer la
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complejidad social (o «indisciplina de los problemas»), difícil es enfrentarla o habitarla (hospedarla, alojarla en el pensamiento) cuando queremos ubicar, recuperar o evocar conceptos para
nombrarla, desagregarla. Entonces es cuando llega el momento de desplegar operaciones de
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invención (creatividad para Edgar Morín) o «construir perspectivas múltiples de intervención»
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para Alicia Gónzalez Saibene, que nos habilite en la comprensión de la situación problemática
a abordar.
En efecto, consideramos necesario señalar que
La complejidad está donde quiera que se produzca un enmarañamiento de acciones, de interacciones, de retroacciones, y dondequiera que existan fenómenos aleatorios que no se pueden
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determinar y que, empíricamente, agregan incertidumbre al pensamiento.
Finalmente, la Dra. Alicia Gónzález Saibene nos recuerda que
la perspectiva epistemológica actual es múltiple y abarcativa […] [Ésta nos brinda] la posibilidad
de mostrar criterios, en lo complejo de los distintos enfoques, para leer la producción de rupturas
7. Morin, Edgar (1997). Introducción al pensamiento complejo, Barcelona: Gedisa, p. 80.
8. González Saibene, Alicia (1996). «Una lectura epistemológica del Trabajo Social», revista Temas y Debates,
Rosario: UNR, p. 111.
9. Díaz de Kobila, Esther (2003). El sujeto y la verdad. Memorias de la razón epistémica, Rosario: Laborde, p. 32.
y nuevas construcciones que permitan, no sólo redefinir la profesión en su identidad, sino también
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recuperar modos de interpretar los procesos sociales en los que juega su intervención.
Claro que, como nos dice Edgar Morin «con la palabra complejo no estamos dando una explicación, sino que señalamos una dificultad para explicar […] Es un pensamiento donde estará
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siempre presente la dificultad».
Quizás la epistemología nos otorgue (esa) posibilidad de ir tejiendo otras tramas. Y desde el
paradigma de la complejidad, trabajar con la incertidumbre implica «poner a prueba un pensamiento enérgico que los mire de frente […] El verdadero pensamiento es el que mira de frente,
enfrenta el desorden y la incertidumbre».
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A continuación, intentaremos «mirar de frente», el posicionamiento de Alfredo Carballeda
con respecto a la noción de complejidad; esto es: trataremos de recuperar el contexto de su
argumentación y los supuestos subyacentes en la elección de su nivel de análisis. Asimismo,
hemos acompañado el análisis de dicha categoría, con la puesta en escena del concepto e implicancia que tiene la noción de interdisciplina en relación al paradigma de la complejidad.
10. González Saibene, Alicia (1996). «Una lectura epistemológica del Trabajo Social», revista Temas y Debates,
Rosario: UNR, p. 123.
11. Morin, Edgar: «Epistemología de la Complejidad» en: Fried Schnitman, Dora (1994). Nuevos paradigmas,
cultura y subjetividad, Buenos Aires: Paidos, p. 421.
12. Ídem, p. 427.
La complejidad13
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El momento del nacimiento de la Filosofía
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no es la aparición de la pregunta del ser,
sino el surgimiento de la interrogación.
C. Castoriadis
¿Qué entiende por Complejidad Alfredo Carballeda? ¿Cómo la define?
Carballeda entiende y parte de la concepción de un «mundo sumamente complejo que demanda a la intervención social nuevas miradas y propuestas».
En principio, el autor parte de la concepción (sociológica) de que el contexto («los nuevos escenarios actuales») es complejo. Luego, adjudica esta visión a las manifestaciones de la cuestión
social: «Problemáticas Sociales Complejas que deben ser miradas transversalmente».
Carballeda recupera la noción de contexto (del latín contextus: entretejido), a través de las
siguientes expresiones: acontecimientos; escenarios; espacios; nuevas formas de expresión de
la cuestión social; escenario de incertidumbre, desigualdad y posibilidades concretas de desafiliación; mundo en el cual el mercado aparece como el gran disciplinador; contexto donde emer13. «¿Qué es la Complejidad? A primera vista la complejidad es un tejido (complexus: lo que está tejido en conjunto)
de constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados: presenta la paradoja de lo uno y lo múltiple. La complejidad es el tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares, que constituyen nuestro
mundo fenoménico. Así es que la complejidad se presenta con los rasgos inquietantes de lo enredado, de lo inextricable, del desorden, la ambigüedad, la incertidumbre… De allí la necesidad, para el conocimiento, de poner orden en
los fenómenos rechazando el desorden, de descartar lo incierto, es decir, de seleccionar los elementos de orden y de
certidumbre, de quitar ambigüedad, clarificar, distinguir, jerarquizar». Morin, Edgar (1997). Introducción al pensamiento
complejo, Barcelona: Gedisa, p. 32.
gen una serie de derechos subjetivos con grandes dificultades para alcanzarlos, en un marco de
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crisis del imperativo categórico kantiano.
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Las nuevas formas de expresión de la cuestión social (hoy) son las que, según el autor, interpelan a: las políticas públicas; las instituciones típicas de intervención social y la intervención
misma. Y «es desde el análisis y conceptualización contextual de las situaciones que se presentan como interrogantes o interpelaciones hacia la intervención».
Es interesante la posición del autor en marcar la interrelación entre lo micro y lo macro
social. Al referenciar las situaciones problemáticas complejas al contexto, habilita a entender y
asociar la relación que el autor establece entre todo fenómeno y su contexto; o, en otras palabras, las relaciones recíprocas entre el todo y las partes: cómo una modificación local repercute
sobre el todo y cómo una modificación del todo repercute sobre las partes.
14. El imperativo categórico kantiano refiere a la siguiente ley: «Yo no debo obrar nunca más que de modo que
pueda querer que mi máxima deba convertirse en ley universal». La ley moral universal kantiana nos dice que sólo
obramos moralmente bien cuando podemos querer que el principio de nuestro querer se convierta en ley válida
para todos. En otras palabras: «Norma o Ley moral incondicional, necesaria y absoluta. Fundamento racional de
toda conducta moral. Mandato que debe ser obedecido como deber moral, por sobre los impulsos individuales, a
efectos de alcanzar una sociedad humanitaria basada en la razón y creada por la voluntad. Obra como si la máxima
de tu acción pudiera ser erigida, por tu voluntad, en ley universal de la naturaleza». En: González Saibene, Alicia
(2011): «Seminario Epistemología de las Ciencias Sociales», Maestría en Trabajo Social, Facultad de Trabajo SocialUNER; PowerPoint N.° 1. Si nos detenemos brevemente en este punto, podríamos adjudicar cierto rasgo tautológico
en el imperativo categórico kantiano; a saber: la moral es la ley que me impongo a mí mismo, o que debería imponerme a mí mismo, independientemente de la mirada del otro y de cualquier sanción o recompensa esperadas. Es
decir, la moral sólo es legítima en primera persona, sólo vale para uno mismo. Si le indico al otro cómo debe obrar,
sería moralista. Por tal, ésta es la paradoja de la moral: sólo es válida en primera persona pero universalmente o
para todo ser humano. Se trata de someterse personalmente a una ley que creemos vale, o debe valer, para todos.
El principio sistémico u organizativo, precisamente, vincula partes diversas, no objetos ce-
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rrados, sino entidades inseparablemente unidas a su entorno y que sólo pueden ser conocidas
si se las inserta en su contexto.
Tener en cuenta el contexto genera un pensamiento que habilita a vincular y afrontar la falta
de certeza.
Alfredo Carballeda postula que
La complejidad de la cuestión social actual da cuenta de una serie de problemáticas y temas
que se hacen inmediatamente transversales y sobrepasan la especificidad de cada institución desde su comprensión y explicación hasta el sentido de la intervención. En otras palabras, las Problemáticas Sociales Complejas también se caracterizan por su movilidad y permanente metamorfosis.
El autor refiere que «estas cuestiones muestran la necesidad de pensar la intervención en
escenarios complejos, atravesados por múltiples lógicas y con la preeminencia de una u otra
desde planos muchas veces azarosos».
Estas configuraciones transversales a las que refiere el autor, desde la perspectiva del pensamiento complejo, nos introduce en la posibilidad de realizar una extrapolación y decir que
estamos frente a fenómenos que se caracterizan por ser cambiantes, azarosos y multidimensionales. Y es aquí donde encontramos que el autor pondrá mayor interés en el concepto de
intervención entendida como construcción. A su vez, sostenemos que Carballeda minimiza en
su definición la noción de acción, entendida como estrategia; la acción es una apuesta y es en la
noción de apuesta, que comienza a jugar la conciencia del riesgo y la incertidumbre. Como ve-
mos, el autor concede estas características al contexto social, y no tenderá a recuperar la noción
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de complejidad de la acción en su definición de intervención; sino que será concebida desde
otro lugar: la intervención como «dispositivo».
Comenzar a entender la complejidad de la realidad en sus múltiples manifestaciones, en
sus nuevas expresiones, es convocar también a los conceptos que nos permitan, en principio,
nombrarla.
Dora Fried Schnitman plantea: «Si la realidad no es natural y autoevidente, sino construida,
también puede ser deconstruida, interrogada, cuestionada»,
lo que subyace a la complejidad es la capacidad inventiva,
15
16
entonces podemos plantear que
la capacidad innovadora, creativa.
Apelamos a estrategias de intervención, no a programas. Por lo mismo, entendemos que lo que
17
debería anticiparla, es la pregunta,
18
la «inter-rogación»,
19
la interpelación,
necesarias para
15. Fried Schnitman, Dora (1994). Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad, Buenos Aires: Paidos, p. 23.
16. La invención supone producir singularidad; esto es, formas inéditas de operar con lo real que habiliten nuevos
modos de habitar una situación y, por ende, de constituirnos como sujetos.
17. «¿Qué hacer de la pregunta “qué-hacer”?» (la fusión de la palabra es nuestra), Derrida, Jaques (1997): «El tiempo
de una tesis. Deconstrucción e implicaciones conceptuales», Barcelona: Proyecto A ediciones, en Dussel, Inés y
Southwell, Myriam (2010). «¿Qué y cuánto puede una escuela?», Buenos Aires: revista El Monitor, N.º 25, 5.ª época,
noviembre de 2010. Asimismo, surge a veces la pregunta ¿Cómo hacer? Ambas son preguntas convocantes, en tanto
aluden a convocatoria y el término convocación implica ‘llamar a junta’ de formas posibles.
18. Dudar; la duda genera el ámbito de la ciencia: la duda genera pregunta. La duda es el germen de toda
actividad crítica que permite «repensar el pensamiento». El preguntar es la base del filosofar y el preguntar en
castellano se dice interrogar. Y si uno analiza la constelación que construye la palabra y la invierte… Rogar-Inter;
por lo tanto, la interrogación nada tiene de petulante y de soberbia, es un ruego y el ruego en su sentido lato
implica la conciencia de un límite, de algo que falta, de una carencia, de una necesidad de (respuesta). Ese ruego
es, precisamente, la demanda que representa el deseo. Interrogar es rogar-inter, «entre», no es tener desde si la
una visión transversal y para el juego de la asociación, propias de la interpretación y compren-
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sión para el posterior despliegue de la acción.
Es imaginar una partitura para el ruido. Eso nos sugiere la complejidad.
Se trata pues de otorgarle un lugar a los interrogantes. Interrogantes que permitan hacer
tajos a nuestras certezas, tajos que generan caos: «Así, la formulación de los interrogantes de20
viene un medio para resistir la simplificación y construir la complejidad».
Equivale a trabajar con certezas imperfectas, abiertas, sostenidas en la búsqueda y la curiosidad; o tal vez, sólo se trate de apelar a certezas a las que podríamos llamar saludablemente
indisciplinadas.
También sostenemos que la noción de complejidad está ligada a la lógica de crisis. Y crisis
es oscilar, crisis es temblar, es decir que la duda amanezca sobre la cosa cierta, segura e indu21
bitable: «Sólo en un momento de crisis puede hablarse realmente de creatividad científica»,
afirma Ilya Prigogine.
Es una palabra que nos invita a aliarnos con la audacia, a actuar de manera atrevida anteponiendo la indisciplina del pensamiento y la razón a las ataduras a las que nos condena la
cordura, nos provoca e invita a recuperar el asombro y nos ofrece cierto ánimo de aventura para
atrevernos a pensar con otros. Entendemos que esa es la invitación principal que nos ofrece la
posibilidad de ver todo claro y distinto como era el modelo cartesiano de ver las cosas con certezas y poder dictaminarlas hacia los demás.
19. La interpelación reclama e interroga, requiere al Otro en algún lugar y lo invita. Indaga sin cuestionar y
convoca desde el propio deseo a que el deseo del Otro se despliegue.
20. Fried Schnitman, Dora (1994). Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad, Buenos Aires: Paidos, p. 24.
complejidad: la interdisciplina: «el diálogo con cada espacio del saber», para Alfredo Carballeda.
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Lo interdisciplinario es el nuevo registro que viene a renovar el viejo proyecto de la unidad
de la ciencia.
Lo dialógico permite asumir racionalmente la inesperabilidad de nociones contradictorias
para concebir un mismo fenómeno complejo.
E inter-dialogar, es lo que Carballeda encuentra en la definición misma de intervención.
22
Y el énfasis se pone en lo «inter»,
en la relación de los conocimientos, en las redes de pen-
samiento, en la capacidad de reconocer que ningún área del saber, por más rica y compleja que
sea, agota toda la realidad. Es reconocer que, sin la alteridad, sin los otros, sin la perspectiva y
la dinámica de cada ámbito de pensamiento y experiencia, es imposible tener una visión más o
menos adecuada de lo que acontece.
Lo «inter» comprende el reconocimiento de que nos necesitamos intrínsecamente unos de
los otros, no solamente por precariedad; por completud, por gozo, por la necesidad de acceso a
un saber que tenga una mirada holística que abarque una totalidad no fragmentada, y que se
inspire y posibilite en la articulación de los unos y de los otros: «Si uno adopta esta manera de
pensar acerca del conocimiento, los otros se vuelven importantes. Uno necesita a los otros para
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confirmar algunas de las cosas que uno mismo construye».
21. Prigogine Ilya, «¿El fin de la ciencia?», en: Fried Schnitman, Dora (1994), Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad, Buenos Aires: Paidos, p. 57.
22. Inter es siempre ‘entre’, es vincularidad y circulación que produce «novedad». Novedad, no porque el resultado sea inimaginado, sino porque el proceso colectivo entrama de modo original, los aportes conocidos.
23. Von Glasersfeld, Ernst. «Diálogo», en: Fried Schnitman, Dora (1994), Nuevos paradigmas, cultura y subjetividad,
Buenos Aires: Paidos, p. 131.
Para Edgar Morin, la interdisciplinariedad «integra las distintas ciencias sin negar sus especi-
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ficidades, que admite que las verdades se construyan dificultosamente, se manifiesten a través
de ambigüedades y que los criterios con los cuales juzgamos las teorías son irreductibles en su
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variedad y serán siempre insuficientes».
Y porque la Epistemología también conlleva su carácter de inter-disciplina; así lo expresa
Alicia González Saibene:
La Epistemología no pretende ser un sistema a priori, dictando autoritariamente lo que debería
ser la producción de conocimiento. Su papel es el de investigar las leyes reales de producción de los
conocimientos, tanto desde el punto de vista lógico, como lingüístico, sociológico, ideológico, etc.
25
De ahí su carácter de disciplina interdisciplinaria.
En efecto, entendemos que para abordar todo aquello que se presenta con el carácter de
complejo, para afrontar la creciente complejidad de los problemas es preciso aprehender «lo
que está tejido en conjunto»; es decir, según el sentido original del término, lo complejo. De lo
contrario, seguiremos mirando una parte del todo, desde cada disciplina y, agrega y sostiene
Carballeda, desde cada institución.
24. Díaz de Kobila, Esther (2003). El sujeto y la verdad II. Paradigmas epistemológicos contemporáneos, Rosario: Laborde, p. 43.
25. González Saibene, Alicia (1993). «¿Qué es la epistemología?», Rosario: UNR, mimeo, p. 4.
Esther Díaz de Kobila sostiene que la construcción afectada por la incertidumbre, acarrea «la
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demanda de una nueva organización interdisciplinaria del saber que rompa las fronteras que
separan a las ciencias y propicie el diálogo y la cooperación entre ellas para afrontar la ardua
tarea de conocer y resolver los problemas que nos plantea un mundo complejo y prisionero de
26
la historicidad. El nuevo paradigma interdisciplinario».
Hasta aquí entendimos que todos ellos resultan ser elementos necesarios para pensar el
tejido complejo de las realidades sociales, que sostiene todo pensamiento constructivista.
Problemáticas sociales complejas
La intervención (en lo social) Parte I
En los caminos que nadie pisó, arriesga
tus pasos. En los pensamientos que
nadie pensó, arriesga tu cabeza.
Odeón
Al comienzo del presente escrito, intentamos hacer una sinonimia o juego asociativo de
palabras entre intervención en lo social y holograma social, a fin de darle centralidad, punto
26. Díaz de Kobila, Esther (2003). El sujeto y la verdad II. Paradigmas epistemológicos contemporáneos, Rosario: Laborde,
p. 26.
de entrada y de salida, principio y fin, a la esencia epistemológica planteada por el autor en el
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artículo escogido para su análisis.
Quizás sea desde este posicionamiento, donde el autor nos habilite a realizar una lectura
epistemológica y por tal, leer su visión del mundo desde el constructivismo.
Retomemos el artículo escogido.
Consideramos que el autor nos ofrece una mirada compleja, y que toma como punto de
partida la noción de Intervención en lo Social. Es a partir de ella, donde debemos enfrentar, al
menos dos aspectos:
• La complejidad de los nuevos escenarios donde la intervención se aplica.
• Los obstáculos que surgen de las diferentes crisis de los mandatos institucionales.
Frente a ello, se hace necesaria una mirada transversal de los emergentes de la cuestión
social. A dichos emergentes, el autor les llama: Problemáticas Sociales Complejas. Para el autor,
serán éstas quienes interpelarán el sentido de la intervención en lo social, las políticas públicas
y a las instituciones típicas de intervención social, al manifestarse en los últimos años nuevas
formas de expresión, en un escenario caracterizado por la incertidumbre, la desigualdad y desafiliación y, es por ello, que menciona algunas de ellas, ubicándolas en un marco de crisis del
imperativo categórico kantiano:
• dificultades de sostenimiento, enfriamiento o ausencia de los lazos sociales y las consecuencias de ese padecimiento,
• la fragmentación,
• nuevas formas de pobreza,
• pérdida de espacios de socialización, entre otras.
Carballeda propone tres vías de entrada posibles:
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• análisis y conceptualización contextual de las situaciones que se presentan como interrogantes o interpelaciones hacia la intervención.
• Un análisis institucional a partir de la noción de «pérdida de solidaridad sistémica» inter e
intrainstitucional.
• Intervención como Dispositivo: trama de relaciones que se pueden establecer entre componentes diversos. Intervención como dispositivo en tanto permite una mirada más amplia, la
posibilidad de hacer actuar formas de acción desde diferentes nociones.
Respecto a este último punto, sostenemos lo siguiente: si es en la intervención donde se
juega el instrumento de transformación, si es la intervención el dispositivo de integración y
facilitación del diálogo entre diferentes lógicas que surgen de distinta forma comprensiva explicativa, no sólo de los problemas sociales, sino de las instituciones en sí mismas y es la intervención la que contiene la capacidad para articular y generar diálogos entre diferentes instancias,
lógicas y actores institucionales, es entonces desde ella donde podemos ver la perspectiva constructivista capaz de convocar, construir y generar diálogo con los distintos campos del saber (interdisciplina, categoría que es convocada por el paradigma de la complejidad y la teoría general
de los sistemas), pero a la vez, es desde ella que sostenemos que, según la perspectiva del autor, al concebir la intervención como dispositivo, pierde fuerza estratégica (argumentativa) para
afrontar la complejidad. En otras palabras, sostenemos que la intervención entendida como
dispositivo, simplifica a la noción misma de complejidad, en clara adherencia con el posicionamiento que nos brinda Alicia González Saibene en su texto: «Sobre la intervención: análisis de
una estrategia posible», al momento de abordar la complejidad.
Por otro lado, al definir Carballeda las situaciones sociales como Problemáticas Sociales
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Complejas, las aborda como situaciones totales en el sentido de que presentan aspectos múltiples y para ser comprendidas reclaman la integración de múltiples niveles de la realidad y
de múltiples disciplinas. En efecto, sostenemos que nos invita a considerar que Mirar no es lo
mismo que tener Visión: una visión implica tener en cuenta los cambios que se producen, estar
abiertos a incorporar nuevas herramientas e incorporar la mirada del Otro. Es estar atentos a
que uno, como parte y constituyente de la relación, está también inmerso en un universo de
creciente complejidad social. De manera que, si intentamos formularnos interrogantes acerca
de cómo nos pensamos y actuamos en cada relación (encuentro), los mismos pueden devenir en
un medio para resistir la simplificación y de-construir la complejidad. Es intentar comprender
la complejidad y la turbulencia de los fenómenos así como también reconocer sus ligazones y
articulaciones.
Por lo mismo, podemos afirmar que el autor nos brinda una visión abierta y dialógica.
En cuanto a las instituciones típicas de intervención social, aquí es cuando el autor habla de
«Pérdida de Solidaridad Sistémica» entre las instituciones, concepto que toma de Lewkowicz.
El autor retoma este concepto para hacer referencia a los aspectos fundacionales de las instituciones. Es decir,
desde la construcción de las instituciones típicas de intervención, la que las sostenía era una
relación solidaria entre ellas […] Así, el sujeto que construía o producía una institución era articulado y aceptado por la otra, en la actualidad esta relación se presenta a la inversa, donde el sujeto
que proviene de una institución, posiblemente sea rechazado por otra. Es más, en una institución
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se pierde muchas veces la solidaridad sistémica dentro de ella misma.
Lo que plantea el autor es que al ser las instituciones una forma de expresión de la sociedad
y al impactar en ellas el efecto de la fragmentación social, el escenario institucional también
se retrae y fragmenta: «El carácter normativo de las lógicas de las instituciones se encuentra
en crisis dado que la superposición de problemas las hace heterogéneas y muchas veces incomprensibles». La crisis de lo normativo, a nivel institucional interpela desde su dificultad o
imposibilidad de aplicación.
Entendemos que Carballeda apela a la expresión de Lewkowicz, dado que concibe a las instituciones como «parte de una maquinaria donde articula mecánicamente con otras instituciones, coordinadas, reguladas, sistematizadas y organizadas por el Estado».
Nuevamente convocar la perspectiva sistémica desde la mirada del autor, nos invita a tener
una visión que vaya más allá de los fenómenos que se muestran aislados, favoreciendo la comprensión de la complejidad de los procesos y, por ende, modificando nuestro modo de influir en
ellos, y en tanto tal, propicia y sostiene todo pensamiento constructivista.
A su vez entendemos que la pérdida de solidaridad sistémica que retoma el autor, da cuenta,
precisamente de la complejidad al interior de los sistemas, si por ellos entendemos «un comple-
27. Carballeda consolida su concepción con la siguiente premisa: «La solidaridad puede ser transformada
en hostilidad. La fragmentación también se entromete en las relaciones interinstitucionales y en la institución
misma».
jo de elementos interactuantes».
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Entonces, ciertamente, nos encontramos con interferencias
propias de cualquier asociación de elementos diferentes en interacción, muchos de ellos, expresados bajo la forma de ausencia de articulación y desfasaje en los tiempos de cada institución.
Asimismo, reconocemos que la teoría general de los sistemas admite diversos modelos que
reflejan diferentes aspectos. Por tal, es susceptible que ocurran desencuentros (desequilibrios)
en el flujo de su existir y transcurrir, propios de la vinculación con un dinamismo social (contexto) en permanente metamorfosis.
Lo que nos muestra esta perspectiva abordada por el autor es que el orden no es simple, no
depende de la lógica que aplicamos a todas las cosas mecánicas, sino que postula una lógica de
complejidad.
Las incertidumbres dependen del entorno; esto comporta siempre eventos aleatorios, desordenados, ambiguos. En efecto, nuestras acciones siempre serán apuestas frente a los conflictos
que renacen una y otra vez entre lo empírico y lo racional.
La incertidumbre es a la vez riesgo y posibilidad para el conocimiento, pero no se convierte
en posibilidad sino cuando éste la reconoce […] Mientras que la ignorancia de la incertidumbre
conduce al error, el conocimiento de la incertidumbre no sólo conduce a la duda, sino también a la
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estrategia.
28. Von Bertalanffy, Ludwig (1969). Teoría General de Sistemas, México: Fondo de Cultura Económica, 1992.
29. Morin, Edgar (1977). El Método. El conocimiento del conocimiento, Madrid: Cátedra, 1983, p. 243.
Incertidumbre que no gana suficiente peso y protagonismo en el escrito de Carballeda y,
Holograma Social de Alfredo Carballeda / V. Sterpone
42
suponemos, que al no ser convocada como categoría elemental del concepto de complejidad, el
autor hace referencia a la intervención como dispositivo. Con lo cual, no estamos diciendo que
incorpora otra matriz de análisis (pos-estructuralista, en este caso), porque postularemos que la
noción de dispositivo es cercana a la definición de sistema (inclusive, más próxima a la de red);
lo que intentamos decir es que el autor no pone su acento en la noción, por ejemplo, de estrategia para enfrentar la complejidad, en la intervención profesional. En definitiva, sostenemos que
el autor promovió el encuentro conceptual de ambas categorías logrando su comunicación, sin
que resultara de ello una combinación de matrices epistemológicas, esto es: constructivismo y
pos-estructuralismo.
La intervención (como Dispositivo) Parte II
Para que exista lo múltiple se precisa
la oposición, la discordia, la lucha.
Heráclito de Éfeso
siglo vi a. C.
Es foucaultiana su definición de intervención.
Y lo encontramos en dos postulados a los que refiere el autor: la primera es la de concebir a
la intervención como dispositivo; la segunda es aquella que alude al componente discursivo
30
en la intervención. Y en Foucault, el término dispositivo es utilizado a veces como un concepto general y otras para hacer referencia a instituciones (cárcel, fábrica, escuela, hospital, etc.);
como disposición arquitectónica (panóptico), como discursos, procedimientos y reglamentos,
y también como formas de subjetividad (por ejemplo, el dispositivo de la sexualidad). La inter-
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vención entendida como dispositivo sería, entonces, una relación entre distintos componentes
o elementos que también incluyen los discursos que circulan dentro de dicha relación.
En efecto, Carballeda define a la intervención como Dispositivo desde la perspectiva de M.
Foucault: «sería una trama de relaciones que se pueden establecer entre componentes diversos.
De este modo, la intervención da cuenta de una importante capacidad para articular y generar
diálogos entre diferentes instancias, lógicas y actores institucionales. Dispositivo de integración
y facilitación del diálogo entre diferentes lógicas que sirven de distinta forma comprensiva, explicativa, no sólo de los problemas sociales, sino de las instituciones en sí mismas».
Sostenemos que la definición de «dispositivo» es muy cercana y se asemeja a la de sistema.
En dicha noción, encontramos la invitación a preguntarnos por las conexiones, las interacciones, la complejidad de las relaciones. A su vez, que el autor contextualiza la intervención: «La
intervención no puede desprenderse de la sociedad a la que pertenece, de allí que en la misma
se entrecrucen diferentes miradas y discursos que, en este contexto de complejidad, es conveniente analizar». Es la referencia que presenta el autor a lo largo de su exposición, de tomar en
30. Carballeda afirma que «la intervención en lo social es una acción básicamente Inter-Subjetiva y fuertemente discursiva. De allí que la palabra, la mirada y la escucha sigan siendo sus elementos más sobresalientes».
Sólo mencionaremos que para M. Foucault los discursos se hacen prácticas por la captura o el pasaje de los
individuos, a lo largo de su vida, por los dispositivos produciendo formas de subjetividad; los dispositivos constituirían a los sujetos inscribiendo en sus cuerpos un modo y una forma de ser. Pero no cualquier manera de ser.
Lo que inscriben en el cuerpo son un conjunto de praxis, saberes, instituciones, cuyo objetivo consiste en administrar, gobernar, controlar, dar un sentido que se supone útil a los comportamientos, gestos y pensamientos de
los individuos.
cuenta las dimensiones de lo micro en lo macro social y de mantener un diálogo permanente
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con los atravesamientos del contexto. También aquí vemos cómo el contexto, entendido como
el conjunto de relaciones en que operan —o se manifiestan— las problemáticas sociales complejas, es relevante en el análisis que hace el autor sobre la intervención.
A la vez que entiende también por intervención «una serie de acciones, mecanismos, procesos que construyen representaciones y construcción de ese “otro” sobre el que se interviene».
Dada la definición presentada por el autor, entendemos que la intervención es socialmente construida, está recursivamente interconectada y, por tal, podemos leerla como un sistema
abierto.
Sin embargo, nada nos dice sobre la complejidad de nuestro accionar, o de esa «serie de acciones, mecanismos, procesos» que, precisamente, llevaremos adelante a partir de una determinada decisión, elección y, siguiendo el pensamiento de Morín, de apuesta. En efecto, la pregunta
a realizar sería, ¿qué hago frente a tales atravesamientos contextuales? Probablemente, Edgar
Morín, Alicia González Saibene, entre otros, responderían que la complejidad requiere de una
estrategia, porque «la estrategia surge trabajando con y contra lo incierto, lo aleatorio, el juego
31
múltiple de las interacciones y las retracciones».
Y como sostiene González Saibene: «la reali32
dad es cambiante, lo nuevo puede surgir y, de todos modos, va a surgir».
Con esto queremos decir que, si bien el autor centra su análisis a partir de la noción de intervención en lo social y es a partir de ella que podemos mirar la totalidad del sentido conceptual
31. Morin, Edgar (1997). Introducción al pensamiento complejo, Barcelona: Gedisa, p. 32.
32. Gonzalez Saibene, Alicia (1999). «Sobre la Intervención: Análisis de una estrategia posible», Rosario: UNR,
mimeo, p. 2.
otorgado, es también desde ella, donde observamos que, paradójicamente, «reduce o simplifica»
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la complejidad al concebir la intervención como dispositivo. En otras palabras, se ha complejizado
nuestro mundo fenoménico, pero no así nuestra intervención, al obviar la categoría de estrategia.
De todos modos, nunca dudamos de que estamos sumergidos en el vértigo de la relatividad.
El «lugar» de la Intervención Social como Episteme
En tanto si se construye como conocimiento a priori o a posteriori. La intervención en lo
social básicamente se vincula con el conocimiento a posteriori, su saber proviene de la práctica
cotidiana, la intervención se funda en el hacer y es desde allí de donde debe abrevar el conocimiento y especialmente las preguntas a otros campos del saber.
El posicionamiento del autor es de carácter constructivista. Inclusive, su postulado se aproxima a los principios planteados por Humberto Maturana:
Uno de sus presupuestos básicos es que cuanto sabemos y creemos es fruto del lenguaje con
que comprendemos y transmitimos nuestras percepciones y que, sobre una misma realidad, pueden darse diferentes puntos de vista, todos ellos igualmente válidos. Al hablar, vamos creando la
realidad junto con nuestros interlocutores. Así es como, sobre la base de nuestra biografía, creamos y
modificamos nuestra identidad, que retocamos permanentemente en virtud del contexto, de las cir33
cunstancias de nuestra interacción y de las características y expectativas de nuestro interlocutor.
33. González Saibene, Alicia (2011). «Seminario Epistemología de las Ciencias Sociales», Maestría en Trabajo Social,
Facultad de Trabajo Social-UNER, PowerPoint N.° 6.
Para esta corriente de pensamiento, la realidad se construye a partir de la experiencia de la
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propia realidad. En efecto, hay tantas realidades como dominios de explicaciones que el «observador» pueda proponer.
Hay tres principios que plantea el Constructivismo Radical de Humberto Maturana que sustentan el posicionamiento de Alfredo Carballeda: el primero entiende que la experiencia es el
mecanismo del conocimiento; el segundo alude al lenguaje como proceso integral a la conformación del conocimiento y el tercero postula que la realidad está conformada por relaciones
sociales entre diversos sujetos.
De lo expuesto hasta aquí, sostenemos que Alfredo Carballeda conserva una línea de análisis congruente con la matriz constructivista, llevando a escena, en cada apartado, al contexto y
convocando a la pluralidad de enfoques que convergen en las ciencias sociales, para invocarlas
en un marco de trabajo interdisciplinario.
Con esta última apreciación, volvemos al punto inicial de nuestro escrito: nada de lo que hemos dicho hasta aquí adquiere un carácter de certeza ni de absoluto. Es sólo una mirada, dentro
de las diversas alternativas posibles. De lo que resulta una posición perspectivista –la mirada
nunca es absoluta, es mirada en perspectiva.
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REFLEXIONES FINALES
El Conocimiento es Construcción.
No existe ninguna construcción
si no hay algún tipo de reflexión.
Ernst von Glasersfeld
Hemos escogido un texto donde el autor efectuó un análisis de las actuales tendencias de la
sociedad contemporánea, enfatizando la importancia de cómo ellas repercuten en la intervención profesional y qué podemos generar a partir de ella. Generar, producir, crear, propios de la
matriz constructivista; y en tanto tal, siempre situadas en un contexto histórico-social sometida
a contingencias y bifurcaciones del devenir histórico.
En efecto, al asumirse la complejidad social, ya no es posible postular una visión determinista, mecanicista o reduccionista, propia del pensamiento positivista, en donde el mundo moderno pensó e idealizó al hombre poniendo el énfasis en una de sus capacidades como prioritaria
y en algunos casos, casi como absoluta: su capacidad raciocinante, su capacidad de argumentación lógica, su capacidad efectiva de resolver problemas, su capacidad de razón; entendiendo la
razón, dado que hay muchos modos de concebirla, sobre todo en su capacidad operativo / resolutoria, en su técnica operativa.
Hemos creído y supuesto que la Razón tenía la facultad de la verdad, el bien, la promesa del
progreso y la justicia.
Y el siglo xxi está intentando desplegar esa ruptura con el dogmatismo de la certeza. El progreso prometido ya no existe. Hoy la construcción y el acceso al conocimiento, está relacionado
con la dialógica de las múltiples variables de la realidad. Hoy requerimos de nuevos mapas y
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48
diseños para conocer y modificar la realidad.
Hoy lo nuevo brota sin cesar. La incertidumbre llega para derribar al pensamiento simplista. El conocimiento se complejiza. El conocimiento de las informaciones o elementos aislados
es insuficiente, hay que ubicar las informaciones y los elementos en su contexto: como cada
punto singular de un holograma contiene la totalidad de la información de lo que representa.
La interacción de variables es múltiple y dinámica y requieren de nuevas herramientas conceptuales. Podemos sustituir la noción de objeto por sistemas, es decir: complejos de elementos
en interacción. La entropía (medida del desorden), inestabilidad, fluctuaciones son intrínsecas
a cualquier manifestación problemática. La realidad empírica es «contingente». La realidad se
muestra polifacética. Esta realidad adquiere el rostro del caos (tropezones de contradicciones).
Nuestra meta dejó de ser analítica, esto es: ya no podemos dividir la realidad en unidades y aislarlas en líneas causales separadas, a modo de causalidad unidireccional.
Hoy estamos frente a una pluralidad epistémica que no sólo se caracteriza en la apertura (y convocatoria) a miradas diversas sino también a realidades cada vez más heterogéneas
y complejas articuladas globalmente de manera mucho más diversa. Por lo mismo, podemos
acordar que ya no es posible mirar la realidad desde un solo enfoque conceptual, al contrario,
la invitación es ir enriqueciendo y diversificando nuestros enfoques para, a partir de allí, revisar
nuestros supuestos desde los que articulamos nuestra reflexión y acción permanentemente:
«Ante el desafío de la complejidad de lo real, todo conocimiento necesita hoy reflexionarse,
34
reconocerse, situarse, problematizarse».
34. Morin, Edgar (1977), El Método. El conocimiento del conocimiento, Madrid: Cátedra, 1983, p. 34.
El recorrido hasta aquí nos puso frente a escenarios que se bifurcan constantemente, cam-
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49
bian de dirección imprevistamente y requieren nuevas apuestas, de carácter interdisciplinario,
en tanto estrategias de abordaje e intervención.
Y es precisamente la lógica de riesgo, apuesta y azar, lo que hace del juego (la intervención),
un espacio singular e intensamente emocionante. ◊
Bibliografía
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Holograma Social de Alfredo Carballeda / V. Sterpone
50
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Von Bertalanffy, Ludwing (1969). Teoría general de sistemas, México: Fondo de Cultura Económica, 1992.
DE CONEJOS, ZÁNGANOS Y CANGREJOS
51
María Isabel Muchut
Septiembre 2010
I. Conectarme con la idea de «viajar» por el objeto elegido
Creo necesario escudriñar minuciosamente el contenidopreciso
de lo que está «ensamblado» bajo el paraguas de la sociedad
Bruno Latour
Con este trabajo me propuse viajar mas libremente por el objeto que elegí para mi tesis,
sin los cronogramas previstos por la rigurosidad metodológica propuesta por el Seminario de
Tesis. Esto me permitió recorrerlo con un poco menos de miedos, de los que me surgen cuando
pongo en marcha la capacidad de abstracción.
Para correrme de esos miedos, me posicioné desde tres aportes epistemológicos propuestos
por Latour:
• Desandando la postura en la que, aún después de reiteradas desilusiones, sigo refugiándome de vez en cuando en mi intervención; la de los profesionales que «… aún esperan
alcanzar algún día la tierra prometida de una verdadera ciencia de un verdadero mundo
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
52
1
social».
• Tomando la propuesta académica solo como «una guía de viaje por un terreno que es a
la vez completamente banal… el mundo social al que estamos acostumbrados».
• Intentar que mi viaje sea «exótico», como propone el mismo autor; o por lo menos diría
yo algo entretenido, buscando en lo «banal» la sorpresa y la pregunta.
A partir del objeto de tesis «que pude conseguir»: «Asignación Universal por Hijo para la
protección social; ¿asignación de derechos? Sus significaciones sociales», en el trabajo de este
módulo me propongo indagar la construcción de discursos en torno a la Asignación Universal
por Hijo (auh), qué se esconde detrás de ellos, cómo han sido construidos históricamente.
II. «Empantanada» en el territorio
«… lo que se llama explicación social se ha vuelto una manera contraprodcente
de interrumpir el movimiento de las asociaciones en vez de retomarlo».
Bruno Latour
El territorio elegido para recorrer —en la misma línea de Latour—, son las publicaciones realizadas por página digital El 11 Digital, de la ciudad de Paraná, con respecto a los comentarios
escritos por diferentes personas, entre los meses de octubre 2009 a finales de enero 2010. La
1. Latour, Bruno. Reensamblar lo social. Una introducción ala teoría del actor-red. Ed. Manantial. Buenos Aires. Pág. 15
fecha elegida corresponde al lapso que comprende desde el anuncio de su implementación por
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
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parte del gobierno nacional hasta dos meses de su puesta en marcha, es decir, fines de octubre
2009 a fines de enero de 2010.
He tomado en ese lapso la mayor parte de las noticias publicadas por dicho canal relacionadas con la auh, las que disparan comentarios de la población local en un sitio ofrecido en la
web para ello, de los cuales no conozco el criterio de rigurosidad de este respecto al contenido
original y genuino de dichas opiniones.
Si bien mi lectura tiene un carácter cualitativo, por cierto totalmente teñido de la perspectiva desde la que me posiciono sobre este controvertido tema, paso a realizar algunas observaciones generales de carácter metodológico de modo que queden claras algunas condiciones
respecto al insumo trabajado:
• Opté por un canal local al que accede la mayor parte de la población de Paraná. Esto me
permite pensar que se trata de personas con quienes me cruzo todos los días, algunos
de los cuales tal vez conozco, que se levantan y se acuestan todos los días como yo. En
términos de aprendizaje, «lo local» en mi propio imaginario profesional, constituye una
suerte de «cable a tierra».
• En términos cuantitativos, en el lapso recién relatado, se recuperaron 92 comentarios que
surgen de 21 notas periodísticas (información oficial del poder ejecutivo nacional o de los
organismos de aplicación, así como notas periodísticas de dicho canal, fundamentalmente a partir de la «notoriedad» que adquiere en la vía pública las extendidas colas en
el Anses y en el Banco Nación).
• El número de las notas periodísticas corresponden casi a la totalidad de las publicadas
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
54
por ese sitio digital en ese período, mientras que los comentarios fueron recortados en un
40 %, aproximadamente. Dicho recorte se encuentra en anexo II.
• De la totalidad de comentarios publicados rescaté, a mi criterio, los de mayor relevancia
para el análisis, descartando los juicios de valor (¿descartando los juicios de valor?), las
palabras inapropiadas y/o vacías, así como también los relatos que dicen lo mismo.
Por último, dado que esta política surge en el marco de una gestión específica de gobierno,
he obviado también críticas que considero descalificativas realizadas hacia el gobierno actual,
dado que las mismas no aportan al motivo de mi viaje, ya que el mismo intenta trascender la coyuntura. No obstante, siendo conciente que tengo mis pies puestos sobre ella, y que los recortes
realizados están hechos con mi propia tijera también construida históricamente.
A los criterios ya planteados, se suman inicialmente los de la propia página del canal, cuyo
moderador bloquea ciertos comentarios, expresando «el comentario del lector… no será publicado ya que este no encuadra dentro de las normas acordadas de publicación pre-establecidas».
En cuanto a la visión social que aparece en cada uno de los comentarios, ya sea en referencia a
la auh específicamente o a sus titulares-«beneficiados», es interesante decir dos cosas: en primer
lugar, de la totalidad de los comentarios publicados, solamente seis expresan «estar de acuerdo»
con el sentido de la política, mientras que el resto expresa crítica de todos los estilos, colores, olores y sabores. En cuanto a estas últimas —y esto sí es un dato muy interesante vinculado directamente al objeto de este trabajo— dichas críticas están dirigidas fundamentalmente a los propios
titulares-beneficiarios, y no al gobierno actual.
III. Parálisis en la banalidad
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
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Antes de recorrer el «territorio» elegido, me había propuesto rescatar de ellos lo que estaba oculto detrás de esos relatos publicados, entendiendo que nada de lo dicho es producto de la conciencia
inmediata, sino resultante de una construcción social.
En este sentido, todo acto de nombramiento contribuye a crear a aquello que designa, por lo
cual mi interés está puesto en indagar las maneras de nombrar socialmente las intervenciones del
estado con la pobreza, en tanto representaciones acerca de la estructura social, y las implicancias
sociales y políticas.
Pero recorriendo el territorio —los comentarios publicados— una y otra vez, me vi de repente
empantanada en la sensación de que mi objeto de investigación era irrelevante. El carácter categórico y contundente de las representaciones que claramente aparecían me dejó, en un primer momento, sin puertas de acceso para mis preguntas.
Nada confuso, todo estaba dicho; mientras tanto me refugié en mi propia verdad, pero no hice
más que congelarme. Matrices de pensamiento rígidas en mi intervención fueron mi principal obstáculo epistemológico, no solamente por las dificultades que encontré para establecer un diálogo
con lo que veía, sino porque como nunca sentí que yo tenía realmente razón, pero que a su vez eso
no servía para nada.
El apoyo de algunos autores desarmaron mi parálisis, me ayudaron a romper la pared irrevocable
y contundente de los modos de nombrar lo social tal como se presenta en el material analizado,
para intentar establecer ¡¡alguna!! conexión entre esa construcción de discursos —en el plano de lo
totalmente banal— y las categorías teóricas propuestas por la cátedra.
IV. Rastrear conexiones nuevamente
56
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
… Ser social ya no es una propiedad sgura y no problemática, es un movimiento que puede
no rastrear conexiones. Y puede no rediseñar ningún ensamblado bien-formado.
Bruno Latour
Agradezco el atrevimiento intelectual de Latour, que me ayudó a romper mi congelamiento;
entre otras cosas, cuando expresa su preocupación respecto a las maneras de nombrar lo social,
«cuando… social comienza a significar un tipo de material, como si el adjetivo fuera comparable
en términos generales a otros calificativos como “de madera”, “de acero”, “biológico”… » «…el
significado de la palabra se descompone dado que ahora designa dos cosas enteramente diferentes: primero, un movimiento en un proceso de ensamblado, y segundo, un tipo específico de
2
ingrediente que supuestamente difiere de otros materiales».
Es así que rompiendo esa pared entré en estos «tipo de material» del cual habla el autor, y
busqué, entre más de un centenar que tenía, los que más me congelaban.
Me detuve en los animales nombrados —en este caso para referirse a algún aspecto de lo
social—: el conejo, el chancho, la abeja zángana, la vaca, y también el cangrejo. En realidad, referencias a las que estamos habituados cotidianamente. Nada nuevo por cierto; lo uno nuevo es
que están todos juntos, me he acercado al aspecto de ellos en los cuales los humanos depositamos «algo de lo social».
2. Latour, Bruno. Reensamblar lo social. Una introducción ala teoría del actor-red. Ed. Manantial. Buenos Aires, p. 14.
En este sentido, dispararon en mis pensamientos una suerte de organizador de tanta opi57
nión cerrada, permitiéndome salir del pantano poco a poco: en primer lugar intenté indagar la
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
razón por la que fueron utilizados para nombrar al otro concreto, buscando información desde
las ciencias naturales y la multimedia, tratando de encontrar conexiones con «lo social», con
mi propia verdad, o, al menos, con algún contenido del módulo. Esto, en la línea del autor referido… «en el sentido de… redefinir el rol de lo social regresando a su significado original y res3
tituyéndole su capacidad de rastrear conexiones nuevamente». En segundo lugar agrupé cada
uno de los comentarios publicados, buscando alguna conexión con cada uno de los animales
referidos… A continuación retomo una gran parte de esa sistematización, la que se encuentra
completa en el anexo I.
V. Algunos animales, infelices portadores de una proyección simbólica
Indagando sobre las características de cada uno de ellos, pensé que tal vez debí haberles
pedido permiso, pues no resulta un orgullo para ellos en esta costumbre banal de ser usados
para nombrar lo social, dada tanta parcialidad de mirada; tal como considera Latour, «infelices
portadores de una proyección simbólica».
• Como conejos
… pensar que si fuera pobre y tendría hijos onda conejo, ganaría más…
Mamífero roedor que puede ser doméstico o salvaje. Se reproducen de una manera extraordinariamente fácil. Son multíparas, es decir tienen muchas crías por parto. Su gestación varía
entre 29 y 31 días.
3. Latour, Bruno. Reensamblar lo social. Una introducción ala teoría del actor-red.. Ed. Manantial. Buenos Aires, p. 14.
«… es un crimen que padres irresponsable engendren hijos como fuente de ingreso»
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
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«Sigamos regalando plata a las chicas para que tengan hijos como los conejos…»
«… dar lástima por tener hijos? Lo único que saben hacer».
«… lástima que los pobres jubilados no pueden ensanchar el bolsillo con argumentos
reproductivos…»
«… lo único que hacen es que esta gente se reproduzca como conejos y pueble el país de
ladrones, asesinos y violadores…»
«… sigan teniendo hijos así cobran más».
«… algunos nos tenemos que romper el alma trabajando para comer, pagar impuestos,
vivienda,… y a los negros estos les pagan por tener hijos!!»
«Tal vez sería una solución… que las familias carenciadas no puedan tener más de dos hijos…
sino, que sea compulsivo no tener más hijos…»
«Por qué este gobierno nacional y popular no iguala al estilo chino de dos hijos por familia.. No
sea que aparezcan los derechos humanos a defender la libertad de conejera…»
«… esta gente y su conejera están perdidos, jamás trabajarán, solo reclamarán por subsidios…».
• Como zánganos
Estoy pensando seriamente en dedicarme a ser una zángana…
Es el macho de la abeja reina. Carecen de aguijón, no producen miel y, en cambio, la consumen como alimento. Por ello, una vez realizada su única misión, que es fecundar a la abeja
reina, aquellos que no lo consiguen vagarán de colmena en colmena, comportamiento que los
convierte en importantes trasmisores de enfermedades. Finalmente serán exterminados por
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
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sus propios compañeros de colmena, las obreras.
Tienen lengua muy corta, por lo cual no son capaces de alimentarse por sí mismos, son
alimentados por las obreras. Como no tienen aguijón no pueden asegurar la protección de la
colonia.
En cuanto han salido de la colmena las obreras no lo dejan entrar, porque son considerados
inútiles para alimentar. Los que se quedan en el interior son despiadadamente expulsados y
abandonados a su suerte.
«Hasta cuando vamos a tener que alimentar zánganos!!…»
«… los zánganos viven de arriba…y el gobierno los premia…»
«… Tantos sin trabajo quitando plata a los que trabajan!!...»
«Toda persona que trabaje, piense si le conviene».
«… yo quisiera saber si esa plata llega al bienestar de los chicos».
«No van a destinar esa plata en los pibes.»
«… Deberían haber iniciado el pago en febrero. Así no habría excusas para comprar libros…»
«… que devuelvan al estado algo de lo que el estado les da».
«$800 trabajando todo el día… o $900 rascándome? Suena fácil la respuesta»
«… lo pagamos con los impuestos los… que ponemos el lomo…»
«… aguante el subsidio universal y aguante la vagancia».
«… si fueran ofertas de trabajo las que hubieran hecho, me juego que me sobrarían los dedos
para contar los que se hubieran presentado».
«Por qué no cierran esa parte de la peatonal y le ponen acondicionador de aire, sillas, bebida
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
60
frescas?...»
«Que bueno que esta gente pueda comprar! Pero de trabajo ni hablar, verdad».
«Si en esa cola llega a venir un camión con picos y palas y le dicen a la gente en lugar de 180 le
damos 400 si trabajan, seguro nadie se sube al camión».
«Yo me maté comiendo arroz y caminando Córdoba para poder tener un título universitario. Trabajé años gratis en un hospital... Y estos zánganos sin mover un dedo están mejor vestidos que vos…»
«Sino, larguen todo y a hacer cola al Anses…».
«Por qué no ir pensando en una jubilación anticipada para niños?»
«Si das pescado a un hombre hambriento le nutres una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás todo la vida».
«Se levantan a las 11 cuando el sol les quema el lomo con el calor de las chapas,
«Mientras yo me deslomo laburando 12 horas…».
«Y yo que fui a la universidad para poder comer… que gil.»
«… dignidad debe ser sinónimo de trabajo!!...»
• Como chanchos
Sigan tirando margaritas a los chanchos
Mamífero paquidermo que desciende del jabalí salvaje. Son asociados a la suciedad debido
a su hábito de revolcarse en el barro, lo que en realidad es una actividad de su higiene que contribuye a eliminar parásitos y demás agentes infecciosos alojados en su piel. De hecho, el cerdo,
en realidad es uno de los animales más limpios de la granja.
«Hay que fumigar la zona del Anses».
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«… tendrán que limpiar la peatonal».
«Que asco profundo sentí al ver esta mañana semejante cantidad de “gente” haciendo la cola
para cobrar la limosna…»
«… el pueblo se va a cansar de pagar impuestos para alimentar crotos y vagos».
«... plan para seguir fomentando el choripanerío y la haraganería…»
«… dale… mandá ‘me rasco’ al 2020 y recibí los 180 mangos…»
«Era increíble ver a las mujeres obesas que casi no se podían mover chillando por sus derechos…»
«… porque no laburan y se dejan de molestar».
• Como vaca (empantanada)
… con la guita de los impuestos se hacen la olla, luego el agradecimiento
de la vaca empantanada; en cuanto pueden te vacunan, te roban, te re-matan.
Una vaca flaca como un estacón de ñandubay, quiso tomar agua en un charco y quedó empantanada. Debilitada por el hambre, viendo que no podía salir sola del paso, esperaba sin moverse la
muerte, cuando por allí pasó el caballo.
Con mugido triste y mirada lánguida lo llamó en su auxilio, y el caballo, servicial por naturaleza,
entró en el barro y empezó a ayudarla. En la loma apareció en aquel momento el zorro. Se sentó,
y de aficionado no más, contempló ese espectáculo tan raro de un servicio prestado con todo desinterés.
El caballo se tomó un trabajo bárbaro; levantó, tiró, empujó al animal embarrado. Se ensució
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
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de los pies a la cabeza; pero por fin, sacó a la vaca del pantano. Y apenas estuvo ésta en piso firme,
agachó la cabeza y lo quiso cornear. El caballo, en su noble candidez, quedó estupefacto ante tal
4
ingratitud; mientras que silencioso, con una sonrisa sardónica, se retiraba el zorro.
«… a grandulotes de 15, 16 o 17, que no saben esgrimir una pala, pero si en muchos casos una
pistola…»
«… por lo menos díganle a los hijos que no afanen a gente común que es la que se hace cargo
de los sueldos de sus mamis…»
«… cuando nos llegue la hora estos… no nos van a dejar ni el cajón».
• Como cangrejo
Así, vamos para atrás como
el cangrejo!!...
Nuestras rodillas no se pueden doblar hacia delante, pues su articulación sólo permite el
movimiento hacia atrás; igual ocurre con el codo y otras articulaciones de nuestro cuerpo, que
sólo permiten un tipo de movimiento. Algo similar les sucede a los cangrejos.
Aunque sus patas tienen muchas articulaciones, los movimientos que pueden hacer hacia
delante son muy pequeños. Por eso cuando corren o caminan lo hacen fundamentalmente hacia
4. Fábula «La vaca empantanada», en <http://www.bibliotecasvirtuales.com/biblioteca/literaturaargentina/daireaux/fabulasargentinas/lavacaempantanada.asp>.
los lados, y un poco hacia atrás. Si eso nos pasara a nosotros nos golpearíamos con frecuencia
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ya que tenemos los ojos delante de la cara. ¡Menos mal que los cangrejos tienen los suyos de tal
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
5
forma que pueden ver todo lo que hay a su alrededor!
Vamos para «atrás»
«… sugiero ir teniendo la cacerola en la mano, no seamos b…»
«Y siga la joda….»
«Siga la joda, preparemos las cacerolas…»
«… el problema surgirá cuando hay que quitárselos».
«¡¡Cómo los... a los que quieren agarrar la manija en el 2010!!»
«Siga el baile siga el baile!!»
«Ahora… Probá con estudiar, trabajar producir… a ver que ocurre!!»
Vamos para «adelante»:
«Seguro que todos saben que las asignaciones familiares de los empleados privados los paga
el estado nacional. Con el criterio de los comentarios anteriores, todos los empleados con hijos nos
están robando plata de nuestros impuestos y están matando a los jubilados…. habrá que informarse mejor, no??»
«“los pobres” tienen todo el derecho a protestar por alimentos y trabajo!! Distinto de ustedes los
5. Prensa Escuela, en <www.prensaescuela.es/web/ciencia/consultarpregunta.php?idpregunta>.
nuevos ricos a costa de utilidades que nos pertenecen a todos!!»
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«Si todos fuéramos solidarios… acaso todos aquellos que los quieren matar no sueñan con
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
tener todo lo que desean, acaso por ser pobre no tienen derecho a un gusto, acaso aquel que trabaja
no se endeuda por encima de lo que le ingresa… Sean sensatos…».
«Está bien este pago porque mucha gente que espera este beneficio, nadie les daría trabajo, y sin
no que los que están en contra que contrate alguno de ellos».
«…todos los empleados reciben las asignaciones familiares y de estas se hace cargo el Estado.
Dejen de despotricar sin razón, es la medida más justa que ha hecho este gobierno, y es menos
manejable por parte de los punteros o es ese el problema?».
«… les preocupa la asignación universal, pero no el gasoil subsidiado, la tasa del banco nación
bonificada, el dólar alto que beneficia a un sector de la sociedad. La auh la pagamos entre todos
los trabajadores, es para los hermanos que ahora van a comer, eso es solidaridad, …, por mi parte la
pongo con orgullo, esa gente queda afuera del sistema por los liberales que gobernaron hasta el 2001».
VI. Una doble moral
… toda la acción de la Sociedad se basa en la idea de que existe una estrecha relación
6
entre los estados de necesidad de los pobres y la ausencia de virtud.
Cada relato guarda una profunda sospecha —en el mejor de los casos—, o una implacable
certeza acera de la «indebida» utilización del ingreso por parte de los padres, fundamentalmente de las madres, para con las necesidades de sus hijos.
6. TENTI FANFANI, Emilio: Estado y pobreza: estrategias típicas de intervención 1 y 2, Buenos Aires, Centro Editor
de América Latina, 1989, p. 11.
José María Alberdi e Ignacio Castro Rojas, docentes de la UNR, hacen referencia a esta doble
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
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moral en el sentido que se deja bajo sospecha la utilización de los ingresos recibidos por las políticas sociales, pero no se va a cuestionar otros comportamientos sociales de los que se encuentran incluidos en el mercado de trabajo, como por ejemplo evasiones impositivas, no blanqueo
de trabajo en negro, resistencia a las retenciones de los cultivos extensivos, no declaración al
fisco de producción granaria, etc.
Tenti Fanfani recupera históricamente esta actitud moralizante en las prácticas de la sociedad argentina. La importancia de las mismas está dada en su poder como mecanismo de producción-reproducción social, y por lo tanto de estructuración de las representaciones sociales,
en el preciso momento de la conformación de nuestro Estado nacional.
Por nombrar uno de esos mecanismos podemos mencionar como el dispositivo llamado
«premios a la virtud», el que era reservado a personas pobres con una finalidad ejemplarizadora.
Permaneció largo tiempo, desde finales del siglo xix y principios del xx inclusive, época en la
que he encontrado diversos elementos de diálogo con el material de trabajo seleccionado.
Damas de clase alta unidas por tradición de apellidos ligados a gestas políticas y militares
—de las que constituyeron nuestra nacionalidad—, que compartían por cierto especiales cualidades morales, eran las que definían el merecimiento o no de la ayuda social.
Si bien se trataba de una iniciativa privada, lo que en realidad las unía eran los lazos carnales con el poder político del momento, en el marco de la incipiente e inicial conformación del
Estado argentino.
El premio a la virtud era una práctica discrecional, controlada en forma arbitraria por este
grupo de exponentes, quienes ejercían esta actividad con las mediaciones básicas de personal
especializado (médicos, maestras, administradores, etc.).
«Esta característica de discrecionalidad y autonomía de la política respecto de la pobreza
66
parece ser una característica crónica del capítulo de las políticas públicas dirigidas a intervenir
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
7
en forma directa y global sobre los sectores sociales más desfavorecidos». El mismo autor recupera el lema de la sociedad respecto a su acción educativa: «sin educar e instruir a la madre,
en vano sería exigir a los hijos las virtudes de buenos ciudadanos gobernados por instituciones
libres». Así lo expresaba Meyer Arana en 1942.
Esta práctica social, en nuestra disciplina denominada «filantropía», constituye un valor universal-racional, ya que contiene y lo trasciende al concepto cristiano de caridad, cuya estrategia
de acción social interviene en función de una idea de peligrosidad.
Pero ¿peligro para quién? Esto está claro en uno de los criterios de selección de las mujeres
pobres virtuosas: considerar «la pobreza llegada a su extremo sin agravar la sociedad», es decir
sin que se constituya en una carga para ella, es decir sin ejercer la mendicidad. He aquí la doble
moral.
Se evalúa desde valores tales como el tesón, honradez, trabajo, amor filial. Si bien, en términos de representación social, se instalan como universales, son solamente virtudes jerarquizadas
desde un contenido específico, el de la medida justa de un determinado sector social de la época.
Sin embargo, las únicas premiadas siempre eran mujeres que estaban ubicadas en las clases
medias. No podían ser de los sectores más bajos ya que estaban perdidos en el vicio, el mal, la
miseria y su acompañante, la enfermedad. Sobre estos estratos casi no es posible el aprendizaje
de la virtud.
7. Tenti Fanfani Emilio: op. cit., p. 20.
No obstante, esto no era gratuito, sino a cambio de prestigio y salvación eterna, cumplir con
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
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su obligación de dar el ejemplo o, lo que es lo mismo, encarnar en los pobres las cualidades de
los ricos. «… la lujosa sociedad que algunos osan motejar de frívola y superficial se congrega
invariablemente para ofrecer una palabra de aliento y un aplauso de triunfo a las modestas
triunfadoras de los grandes sacrificios», decía Meyer Arana de una entrega de premio.
Y más contundente todavía en términos de intencionalidad política e ideológica: «La gloria,
más que un privilegio es un derecho del espíritu superior: es el impuesto cobrado a los inferio8
res en moneda sonante bajo la forma de homenaje o de admiración». Este homenaje y admiración era precisamente el mecanismo mismo de producción reproducción de la dominación,
la doble moral.
En el 2010 se refería Rodríguez Larreta en su discurso de premios a las nuevas preocupaciones, también moralizantes, incorporadas en el nuevo escenario de una Argentina inserta en el
mundo capitalista:
… disminuir el número de desesperados, cercar el campo de la revolución y volver más injusta
todavía… la sangrienta rebelión del anarquista... la riqueza proyecta la sombra de la miseria y sin
la generosidad y el sacrifico de los predilectos de la fortuna no se llegaría a realizar en esta patria
9
la armonía de la sociedad humana.
8. Tenti Fanfani, Emilio, op. cit., p. 30.
9. Tenti Fanfani, Emilio, op. cit., p. 30.
En función del planteo del autor que orienta esta reflexión, en una primera etapa los domi-
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
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nados son objetos clasificados desde afuera, a partir de un lugar de jerarquía; no participan en
la disputa por cómo ser nombrados.
Sin embargo, con el tiempo los sectores populares van adquiriendo un propio lugar y disputando, en términos políticos, sus propias representaciones del mundo social.
La representación de la estructura social de la clase dominante entra en crisis en estas primeras décadas del siglo y pone en jaque la representación de la estructura social de las clases
dominantes. Comienza un empobrecimiento de las clases medias que vivían de su trabajo, y se
repite nuevamente el mismo esquema moralizante. El único sano es el recientemente empobrecido, ya que el pobre de siempre no aprovechó la oportunidad de tener virtudes.
Ahora se hace necesaria la estadística y los registros de pobreza, tal como lo expresa Tenti
Fanfani… «Los esquemas y clasificaciones explícitos y sistemáticos reemplazarán progresiva10
mente a los esquemas prácticos de antaño».
De esta manera, el objetivo de institucionalizar la
pobreza tenía dos vías: por un lado administrar en forma racional los recursos de la beneficencia
y, por otra parte detectar a los falsos pobres, es decir los merecedores o no de la ayuda.
De esta manera, los registros y certificados de pobreza permiten establecer distinciones concretas, en términos de intervenciones sociales ciertamente efectivas. Aparece la necesidad de
personal especializado. La asistencia social debe sumar la competencia técnica a la vocación y
al imperativo religioso desinteresado.
10. Tenti Fanfani, Emilio, op. cit., p. 42.
Así comienzan, poco a poco, los primeros espacios abiertos que irá empezando a ocupar nues-
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
69
tra disciplina, requerida para la puesta en marcha de los mecanismos de intervención social.
Si bien la historia se siguió escribiendo hasta nuestros días, y los dispositivos sociales también escribieron la suya en términos de producción reproducción social, pero me he detenido
fundamentalmente en esta etapa recorrida, porque encuentro gran parte de los espejos de «los
infelices portadores de una proyección simbólica»:
• «La beneficencia se define como un deber del que da, y no como un derecho del que
recibe».
• «La filantropía, como estrategia de acción social, interviene en función de una idea de
peligrosidad».
• La asistencia es un dispositivo creado por el estado en el intento de buscar nuevas
estrategias de producción y reproducción de la dominación».
En cuanto a los contenidos que no pueden ser profundizados, dado los límites reales propios
y académicos de este trabajo, permanecen abiertos, en términos de tarea pendiente, para la
tesis propiamente dicha. Concretamente, indagar en los mecanismos y dispositivos de intervención social utilizados históricamente tanto con anterioridad como con posterioridad a la
de la conformación del estado argentino. Hablo de los que se desplegaron durante la conquista
europea a nuestros pueblos originarios. Con posterioridad, durante el peronismo, y por último
los desplegados durante la dictadura militar, así como en la infame década de los noventa.
VII. Protecciones sociales ponen en peligro derechos civiles
70
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
La inseguridad… es en buena medida el reverso de una sociedad de seguridad.
Robert Castel
Las modalidades de intervención social analizadas, la caridad, la beneficencia, la filantropía
y la asistencia poseen un denominador común: la mayor o menor peligrosidad y amenaza de la
pobreza al poder hegemónico-dominante en cada época en pos de mantener su orden necesario
e interesado.
El zángano (o sus distintas infelices variantes)… un personaje potencialmente amenazante
por… todas sus parecidos animales abiertamente peligrosos, según los caracteriza Robert Castel… «todos ellos individuos sin amarras que representan un riesgo de agresión física y disociación social, porque existen y actúan por fuera del todo el sistema de regulaciones colectivas»,
Ahora bien… Esas regulaciones colectivas que dan viabilidad a una sociedad ¿es viabilidad de
vida para todo el conjunto de la sociedad? Dicho de otra manera… Hacer viable la vida de todos,
(sin que falte nadie), ¿hace viable los derechos civiles tal como están presentados?
El planteo del autor recientemente citado trae luz a tanta disociación repetida: «… no habría
que oponer inseguridad y protecciones como si pertenecieran a registros opuestos de la experiencia colectiva…».
La inseguridad, lejos de ser solamente un manejo de los medios de comunicación y un delirio de clase alta, «… tiene efectos sociales y políticos que, por cierto, forman parte de nuestra
11
realidad y hasta estructuran en gran medida nuestra experiencia social».
11. Robert Castel: La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del asalariado, Bs. As., Paidós, 1997. «Prólogo».
Seguridad-inseguridad de la población son las caras de una misma moneda, ambas no se en-
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
71
cuentran como dato en forma inmediata en términos de conciencia, sino que «…van de la mano
de configuraciones históricas diferentes… Ambas son relaciones que devienen de los tipos de
12
relaciones que aseguran o no una sociedad».
Y continúa preguntándose el autor
… que la demanda de seguridad se traduzca de inmediato en una demanda de autoridad que,
si queda librada a sus propios impulsos, puede amenazar la propia democracias. Se le exige que
garantice la seguridad y se lo condena reprochándole su laxismo si llega a fallar. Pero ¿acaso el
aumento de autoridad que se le exige a un estado de derecho puede ejercerse en un marco verda13
deramente democrático?
Ahora bien… Respecto a la auh, tal como aparece en los comentarios publicados por el sitio
web del canal... ¿Será una amenaza para el orden? ¿Estarán en riesgo los derechos civiles? ¿Será
una política que incrementa la inseguridad?
¿O es la posibilidad de habitar y pertenecer de una gran parte de la población que vive en
la real inseguridad (social)? ¿O es un comienzo de un Estado que comienza a hacerse cargo de
la pobreza en términos de conflicto social y, desde la sola contención del conflicto social para
obtener el orden que garantice el poder hegemónico?
12. Robert Castel, op. cit.
13. Idem.
VIII. La Propiedad Privada se esconde como fantasma
72
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
El hombre es amo de sí mismo, propietario de su propia persona y de sus acciones, y de su trabajo.
John Locke - 1690
El Estado en su conformación se constituye como supuesto garante de la vida de todos los individuos, justifica su existencia en la defensa de la propiedad, y asume la función de preservarla.
En este sentido expresa Castel «la piedra angular es que pretende asegurar a la vez la protección
civil de los individuos fundados en el estado de derecho y su protección social fundada en la
propiedad privada».
Esta función hegemónica del estado en la historia ha sido sumamente eficaz. Así advierto el
concepto de Propiedad como una suerte de fantasma escondido detrás de la banalidad recorrida. Seguramente los que escribieron los comentarios publicados no pertenezcan a la clase alta,
tal vez se acercan, tal vez sólo son simples asalariados con acceso a una computadora en sus
hogares.
Así, el mero hecho de «tener» (trabajo, vivienda, auto, ingresos, estudios, status) otorga derecho a «pertenecer dentro de la sociedad». Las huellas son tan tajantes y profundas, que un solo
sueldo mínimo me otorga derecho a cuestionar la pertenencia o no del otro en mi sociedad, no
es necesario pertenecer a la clase alta para moralizar a la pobreza y castigar por falta de virtud.
De esta manera, se puede existir por sí mismo con la sola protección de la propiedad. Ella es
la base de los recursos a partir de la cual un individuo puede valerse por si mismo y no depender
de un amo o de la caridad del prójimo.
Este es el lugar de representación desde donde miro al otro, desde la «autonomía» y la «liber73
tad» que me otorga mi condición de propietario, trabajador, etc., como si ello otorgara derecho a
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
nombrar al otro como chancho, como conejo, como cangrejo, como zángano.
En este sentido la propiedad es la institución social por excelencia, y por lo tanto irrefutable
desde el sentido común cotidiano, porque es la que garantiza la independencia de los ciudadanos. La propiedad es la condición de independencia de las personas.
Seguramente la propiedad privada garantiza salir airoso de las contingencias de la vida. Ahora... ¿Dónde queda lo social, entendido como el conjunto de dispositivos que serán puestos en
marcha para compensar el déficit de recursos necesarios para vivir una sociedad por sus propios
medios?
IX. Conejera, dignidad y posibilidad de sentir vida
En vano exigir a los hijos sin educar a la madre.
Soc. de beneficencia
El «amor filial» posiblemente sea un fuerte valor inscripto en mi subjetividad. Debe ser por
ello que intentaré dar un breve pero especial apartado a la maternidad como espacio dignificante de vida, particularmente en este caso, en los contextos de pobreza.
La maternidad en los sectores populares significa una posibilidad de vida y de pertenencia
frente a la histórica acumulación de derechos no ejercidos. Por si resulta ingenuo, o peor, romántico, me permito aclarar que solo forma parte de uno de los múltiples y complejos aspectos
que atraviesan las madres en condiciones de exclusión social.
Para las adolescentes la maternidad tiene vinculación con la construcción de identidad,
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
74
«… el hecho de ser madres contribuye a generar cierta autoestima, el pensar que son capaces
de hacer algunas cosas, entre ellas de ser madres; y así acceden a la salud y se acercan a otros
14
beneficios, a través de la maternidad».
En este sentido, continúa «la auh significa un piso de
ingresos «para que algunas… mujeres, que antes veían en la maternidad una opción de vida…
estén posicionadas en otro lugar».
En este marco, el Estado debe fortalecer desde las políticas públicas los múltiples aspectos
que constituyen la multiplicidad de pobrezas acumuladas en nuestro pueblo. Continúa el mismo artículo: «… la políticas que se llevan adelante respecto a la salud sexual y reproductiva y
despenalización del aborto (agregaría prevención de la violencia familiar) son mucho más importantes y eficaces en cuanto al objetivo de que la maternidad no sea el único valor para las
mujeres en los sectores más pobres».
15
X. LA AUH COMO OPORTUNIDAD
En el objeto elegido para mi tesis me pregunto si la auh asigna un nuevo derecho o sólo habilita un ingreso. Tal vez sea una oportunidad histórica, en términos de piso a seguir construyendo
desde lo social.
14. «Un derecho conquistado que desnuda prejuicios». Entrevista a José María Alberdi e Ignacio Castro Rojas, docentes de la UNR, Diario Página/12, domingo 15 de noviembre, 2009, Rosario.
15. ALICIA SIMEONI: «Un derecho conquistado que desnuda prejuicios». Entrevista a José María Alberdi e Ignacio
Castro Rojas, docentes de la UNR, Diario Página/12, domingo 15 de noviembre, 2009, Rosario.
La acumulación de riqueza, desde el golpe militar de 1976 en adelante, profundizada fuerte-
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
75
mente en la década de los noventa gracias a un fuerte achicamiento del estado y las protecciones sociales, ha dado lugar a multiplicidad y heterogéneas pobrezas (trabajo informal, desocupación, emergencia habitacional, desnutrición y cientos más).
En el sentido del cangrejo que siempre va para adelante —aunque vaya para atrás, ya que
sus ojos ven a todo su alrededor—, la auh instala a partir de esta coyuntura una oportunidad de
carácter histórico.
No es objeto de este trabajo analizar las fortalezas y debilidades de la auh como política pública; no obstante, para ir dando un cierre a esta reflexión, considero oportuno señalar algunos
pasos que en términos de sociedad hemos dado hacia adelante, aspectos que podrían marcar
fuertemente la asignación de nuevos derechos:
• Fija en la agenda pública un piso mínimo de condiciones de vida de la población en términos generales.
• Debido a la ausencia de intermediarios, ubica al clientelismo político siempre presente
en todos los niveles existentes del estado y la sociedad, en una práctica social y política
claramente diferenciada de la auh.
• Fija un piso a partir del cual disputar nuevas políticas que garanticen el ejercicio de los
derechos básicos en las múltiples y complejas manifestaciones en que se presenta la
pobreza: el hábitat, el trabajo, la educación, la salud, etc.
• También sería otro de ahora en más el piso mínimo a partir del cual dirimir conflictos
sociales, en pos de mejorar las condiciones de vida de los sectores más humildes, pro-
fundizando la distribución de la riqueza en la búsqueda de igualdad de oportunidades
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
76
para todos. En este sentido, hablar de lo social implicará hablar también de lo económico, de la propiedad, de la riqueza, ya que, como expresa Latour «Lo social no es un
pegamento que pueda arreglar todo, incluyendo lo que otros tipos de pegamento no
16
puedan arreglar».
• Se hace necesario también profundizar las políticas públicas que reconstruyen el tejido
social y comunitario, espacios que generan redes y vínculos entre los trabajadores del
estado y las comunidades.
XI. PROPIEDAD O PERTENENCIA
Pertenezco, por lo tanto soy.
Aleyne Watene
Conciente de que la historia se seguirá escribiendo, ojala esté en lo cierto el que dijo «… el
problema surgirá cuando haya que quitárselos».
Si así fuera, los pobres imitarían otra de las curiosas características del conejo… Esa que,
frente a un peligro que se avecina, golpea la patas contra el suelo convocando a su conejera…
En términos políticos por cierto, tener hijos como los conejos está muy lejos de la representación social de propiedad privada. Constituye un gran poder, pero sobre todo pertenencia. En ese
caso los zorros, tal vez, no sabrían de quien reírse.
16. BRUNO LATOUR: Reensamblar lo social. Una introducción ala teoría del actor-red. Ed. Manantial. Buenos Aires. Pág. 18
Sin embargo, considero que atravesamos un momento histórico en el que hay un creciente
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
77
consenso en recuperar el Estado. Pero, como no todos hablamos de lo mismo, en nuestro caso
será necesario caminar hacia uno que centre sus políticas públicas en la promoción de mecanismos de inclusión y protección social.
En cuanto a las ciencias sociales, particularmente la disciplina-interdisciplina, tenemos un
espacio central en las disputas por la argumentación de lo social, en el marco de la autonomía
relativa en que se muestra nuestra intervención.
Esto implica revisar los modos de viajar. Revisar los modos de nombrar lo social, en el sentido que este modo de nombrarlo deje de ser un aspecto más entre otros, que las características
específicas y particulares que hasta hoy poníamos bajo el dominio de LO SOCIAL, sean sólo aspectos a ser reunidos-separados, asociados-reasociados, ensamblados-reensamblados, es decir
nombrar lo social desde el movimiento mismo que lo constituye, desde lo desconcertante en
que su rostro se nos muestra.
Si esto fuera así, podremos desandar los discursos material-animal sobre lo social, resignificar su sentido. En este caso, tal vez la AUH implicará asignación de un derecho, sobre todo el
derecho a pertenecer.
Es el desafío, en términos de construcción político y social, como dice Castel, de «… combatir
los factores de disociación social que están en la raíz tanto de la inseguridad civil como de la
17
inseguridad social».
17. Robert Castel: La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del asalariado, Bs. As: Paidós, 1997 p. 15.
Política y pobreza ya no puede separarse. Tal como expresa Norbert Lechner «la definición
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
78
social de lo que es la política forma actualmente un terreno privilegiado de la lucha por el poder,
y de esta reestructuración del hacer política dependerá en buena medida lo que será la sociedad
18
futura».
«Yo no sé de dónde salió el dicho “Pienso, luego existo”, no nos gusta, comparto lo que dice
mi pueblo: Pertenezco, por lo tanto soy». Así decía Aleyne Watene, en la I Asamblea Mundial de
19
los Pueblos, en Bangladesh, diciembre 2001.
XI. BIBILIOGRAFÍA
Castel, Robert: La metamorfosis de la cuestión social. Una crónica del asalariado, Buenos Aires: Paidós, 1997.
Latour, Bruno: Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría del actor-red, Buenos Aires: Ed.
Manantial, 2008.
Lechner, Norbert: La conflictiva y nunca construcción del orden deseado, Flacso. 1984
Monsalvo, Julio: «Civilización de la pertenencia». Cartas que salen del cuerpo. Columna editorial del sitio <www.altaalegremia.com.ar>, Formosa, Argentina, 2010.
18. Lechner, Norbert: La conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado. FLACSO. 1984
19. Julio Monsalvo: Cartas que salen del cuerpo. “Civilización de la pertenencia”. Aleyne Watene pertenece
al Pueblo maorí de Aotearoa, la Tierra de la Larga Nube Blanca, el verdadero nombre de la hoy llamada Nueva
Zelanda.
Simeoni, Alicia: «Un derecho conquistado que desnuda prejuicios». Entrevista a José Maria Al-
De conejos, zánganos y cangrejos / María Isabel Muchut
79
berdi e Ignacio castro Rojas, diario Página/12, suplemento «Rosario», 15/11/09, Buenos Aires.
Svampa, Maristella: La sociedad excluyente. La argentina bajo el signo del neoliberalismo, Buenos Aires: Ed. Taurus, 2005.
Tenti fanfani, Emilio: Estado y pobreza: estrategias típicas de intervención 1 y 2, Buenos Aires:
Centro Editor de América Latina, 1989.
80
LA PROBLEMÁTICA DEL CONSUMO Y SU RELACIÓN CON LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN SOCIAL
Alicia Petrucci
Introducción
Es innegable que entre las marcas de distinción del nuevo siglo se encuentran en un lugar
prominente diversas interacciones novedosas que han impregnado la vida cotidiana de la mayoría de los habitantes urbanos. En ese sentido, los crecientes y sostenidos avances de la tecnología, la informatización, y la masividad de la comunicación, quizás sean los componentes que
más han empapado la totalidad de las dimensiones de las vinculaciones humanas, posibilitando nuevas configuraciones de lo social.
En dicho escenario comienza a dominar la producción y el consumo de bienes que se distribuyen en el mercado a través de estrategias de marketing, dando lugar a la conformación de un
nuevo actor central: el consumidor. En ese proceso el mercado de bienes materiales con función
y finalidad eminentemente simbólicas se ha convertido en la columna fundamental para la
reproducción del capital. Esto significa que el trabajo reviste ahora la forma en que individuos
o grupos generan información capaz de movilizar a otros individuos o grupos. La producción,
transformación y circulación de información son el objeto de la mayor parte de las tecnologías
importantes que se introducen en la economía y en consecuencia en la dinámica cotidiana de
todos los sectores sociales.
En definitiva planteo la necesidad de reflexionar acerca de la denominada sociedad de con-
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
81
sumo, que interpela a toda la población, sin distinción de clases sociales, desplegando intensos
mecanismos de seducción, lo que provoca que los deseos tiendan a parecerse, no así las posibilidades de satisfacción o acceso a distintos bienes y servicios. Esta tensión, a veces contradicción,
en muchas ocasiones emerge en el marco de las prácticas profesionales, interpelándolas desde
lugares sedimentados teóricamente, lo cual obstaculiza la comprensión necesaria para el desarrollo de la intervención profesional fundada desde un marco político centrado en los derechos
humanos.
Se trata de transformaciones que impactan sobremanera en la intervención profesional de
Trabajo Social que, como parte de los mecanismos de intervención social de una época dada,
busca mantener, ampliar o restablecer la integración social. Por lo que se torna necesario pensar
la problemática del consumo y sus posibles incidencias en la intervención social. Es en ese sentido que me interesa reflexionar acerca la problemática que envuelve a estos procesos conflictivos, articulando los conceptos consumo / nuevas subjetividades e intervención social.
El consumo como problemática
El consumo como problemática o la problemática del consumo ha sido pensada desde la
economía, la sociología, la antropología, la filosofía, la psicología y más recientemente desde el
marketing, desde miradas estructurales o sistémicas. Es decir, de cómo se configuran las transformaciones que la sociedad ha ido generando, sobre todo, a partir de la época que se inaugura
con la finalización de la segunda guerra mundial. Pero al decir de Adela Cortina, no se aprecia
interés en transitar reflexiones desde la ética y sus vinculaciones con las interacciones sociales,
82
sus impactos en la dinámica de la vida cotidiana, sobre todo de los sectores en situación de
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
1
pobreza.
El consumo, como parte de la vida cotidiana en nuestras sociedades modernas, representa
el eje principal alrededor del cual se vertebran las relaciones económicas, sociales, culturales,
recreativas, con el fin de satisfacer necesidades humanas materiales y simbólicas. El modo en
que dichas necesidades se satisfacen está mediado por el lugar que se ocupa en la estructura
productiva, lo que nos estaría indicando además, las condiciones que habilitan un determinado
tipo de integración social.
Existe cierto consenso en considerar el consumo en general como una práctica cultural y,
más específicamente, como el conjunto de procesos socioculturales en que se realizan la apropiación y los usos de los productos (Canclini: 1999, 34). Tan es así, que se vislumbra su centralidad en la construcción de significados y sentidos del vivir, abarcando la totalidad de las dimensiones del mundo de la vida.
2
Así, en la actualidad, según afirma Norbert Lechner, el proceso global que alcanzó el capitalismo es tal que los valores de las relaciones de mercado constituyen en gran parte las
relaciones sociales. La sociedad de mercado, que antes sólo hacía a los intercambios de objetos,
paulatinamente se ha transformado en la mediación primordial de las relaciones entre sujetos,
a la vez que los ha constituido como tipos de individuos (consumidores). Es más, siguiendo a
1. Cortina, Adela: «Consumo… luego existo», en <http://soidaridad.net/articulo 1859_enesp.htm>.
2. Lechner, Norbert: «Estado y Sociedad en una perspectiva democrática», en: AA.VV.: Estado, democracia y
ciudadanía, Buenos Aires: Editorial La Página, 1999.
Bauman (2010) en la presente sociedad de consumo, para constituirse en sujeto la persona pre-
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
83
viamente debe lograr constituirse en producto.
Al infiltrar con su dinámica a todas las relaciones humanas, el mercado ha provocado transformaciones en el hombre, en las ciudades y en su forma de relacionarse socialmente. Cambio
que estuvo íntimamente vinculado al despliegue de un proyecto global, consolidado en la historia reciente gracias a un notable consenso social construido alrededor de los valores que lo
impulsaron.
A través del modelo que promovió ese proyecto, se moldearon sujetos y se los imbuyó de
nuevos valores en el marco de los preceptos del mercado, se formó ciudadanos integrados en
tanto que consumidores, a la vez que se generó una descomunal exclusión de sus propias promesas.
Ese modelo ha contribuido a generar una profunda mutación cultural que, entre otras cosas,
ha ido pronunciando la brecha abierta entre los distintos sectores sociales. La sospecha, la brutal diferenciación, la quiebra de las solidaridades, el desmembramiento de un tejido social que
permitía la movilidad ascendente, los nuevos imaginarios culturales de época que han catapultado a la riqueza como bien indiscutible y deseado por sobre todas las cosas, unido a una naturalización que se ha ido operando respecto del imperio del mercado y de las nuevas formas de la
ciudadanía privatizada, han generado, junto con cambios extremos en la esfera de lo económico
y de los dispositivos tecnocomunicacionales, la emergencia de otros modos de producción de
lo social. En ese sentido se parte de entender a lo social como un conglomerado en que participan indisolublemente lo económico, lo político, lo cultural como escenario en que se amarra
y desenvuelve la vida individual y colectiva en todo momento y lugar. Tal como afirma Bruno
Latour, citando a Gabriel Tarde: «Se trata de mirar lo social como un fluido circundante, como un
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
84
3
principio de conexiones, si se pretende comprender la dinámica social».
Es así que a partir del consumo se construye hoy día gran parte de la racionalidad integrativa
y comunicativa de la sociedad: «… muchas de las preguntas propias de los ciudadanos se contestan más en el consumo privado que en las reglas abstractas de la democracia o de la partici4
pación política en los espacios públicos». Y lo que vincula ahora a esos consumidores no son
sus identidades locales o nacionales, sino su demanda de ciertos bienes y servicios, su afición a
determinados medios de comunicación masiva de carácter cada vez más desterritorializado. Teresa Matus completa nuestro comentario: «Con la aparición y expansión del consumo en masa,
con la publicidad, la moda, los medios de comunicación de masas y la institucionalización del
crédito que socava directamente el principio del ahorro, la moral puritana cede paso a los valores hedonistas, y el individuo se entrega al consumo, al tiempo libre y a las actividades que le
5
provocan placer”. De este modo se puede distinguir un conflicto -en extremo una aporía-, en el
6
seno mismo de la modernidad, en tanto pasaje de un “orden recibido a un orden producido», en
términos de la impronta de igualdad y justicia social que la acompaña en su espíritu y discurso,
puesto que la diferenciación social basada en la dimensión económica, al dirimir entre pobres
y ricos, no la refleja.
3. Latour, Bruno: Reensamblar lo social. Una introducción a la teoría actor-red, Manantial, Buenos Aires, 2008, p. 30.
4. García Canclini, Nestor: Consumidores y Ciudadanos, Conflictos multiculturales de la globalización, Ed. Grijalbo,
Méjico, 1995.
5. Matus Sepúlveda, Teresa: «El potencial crítico de la modernidad», en Propuestas contemporaneas en Trabajo
Social. Hacia una intervención polifónica, Espacio Editorial, Buenos Aires, 1999, p. 214.
6. Idem, p. 215.
Consumo, Integración / intervención social, y nuevas subjetividades
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
85
Es indudable que la sociedad de consumo, a la luz del neoliberalismo vigente, nos plantea
un sinnúmero de perplejidades a las ciencias sociales —en el sentido que le atribuye Latour a
lo social— y en especial a Trabajo Social. Si la entendemos como una disciplina que en el marco
de las ciencias sociales va estructurando su campo particular en relación con la intervención
7
profesional y la producción de conocimientos en diálogo con la realidad social, es precisamente
la problemática de la intervención social y su vínculo indisoluble con la integración social la que
necesita ser pensada y tensionada a la luz de las nuevas configuraciones sociales.
Aquí es necesario preguntarse ¿Qué entendemos por integración social?, ¿Cuáles son sus
vinculaciones con la intervención social, y con la nuevas subjetividades que emergen en el tránsito del cambio epocal que brevemente intentamos describir? Al respecto, Andrenacci plantea
a la integración social como un proceso de inscripción de los sujetos en la organización social a
través del cual se obtiene no sólo «un lugar» físico y simbólico, sino también el derecho a ser sostenido: a beneficiarse de los sistemas de protección que salvaguardan el acceso y permanencia
8
de los sujetos en ese «lugar». Por ello, para Andrenacci, la cuestión social se presenta como un
problema en los mecanismos de integración social que corta o bloquea los vectores principales
cuyas trayectorias garantizaban la integración social, y aclara que cada organización social y
cada etapa histórica discernible tienen sus propios vectores de integración social y su propia
7. Cazzaniga, Susana: Hilos y nudos. La formación. La investigación y lo político en el Trabajo Social, Buenos Aires,
Espacio Editorial. 2007.
8. Andrenacci, Luciano.
cuestión social. Allí donde está en juego la forma en que las sociedades intentan garantizar su
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
86
propia integración, se estructuran distintos mecanismos de intervención social. Aquí, es necesario no dejar de pensar en el tipo de integración social que se busca, porque desde este lugar
se generarán los mecanismos de intervención pertinentes. Es decir, no perder de vista que, para
la reproducción de determinado orden social, es necesaria cierta correspondencia tanto en los
parámetros de integración social como en los mecanismos de intervención para garantizarla.
Procesos que los distintos sectores sociales transitarán acompasando los cambios sistémicos
con transformaciones en las propias subjetividades y por consiguiente en la vida cotidiana.
En relación a lo anterior, se considera que «Intervención social» hace referencia, desde una
perspectiva amplia y abarcativa, al despliegue de mecanismos que se construyen en el seno
mismo de la sociedad en respuesta a la aparición de fisuras que amenazan las relaciones de
interdependencia instituidas, estructurándose a partir de lógicas y discursos diversos que se
expresan a la vez en prácticas definidas que intentan recomponer e imponer cierta coherencia9
hegemónica- sobre determinados modos de vivir en sociedad.
Cabe mencionar que «intervención» se constituye contradictoriamente, ya que su significado
etimológico «venir entre, interponerse» alude tanto a lo cooperativo, mediación, cooperación,
como también designa acciones de intromisión, injerencia, intrusión, cuya intención correctiva
puede convertirla en mecanismo regulador asociando coerción y represión en función de la reproducción un orden dado. Sánchez Vidal señala que se trata de una interferencia intencionada
9. Cazzaniga, S. y otros (2006): Ficha de cátedra n.º 2 -Historiografía de la Intervención Social. Facultad de Trabajo Social-UNER.
con un fin preciso: cambiar una situación social que, desde algún tipo de criterio (necesidad,
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
87
peligro, riesgo de conflicto o daño inminente, incompatibilidad con los valores y normas tenidos
como básicos, etcétera) se juzgue insoportable. Por ello precisa una transformación o cambio en
una dirección determinada. Agrega que se trata de una acción externa, intencional y autorizada
para cambiar el funcionamiento de un sistema social, institución, grupo humano o comunidad
10
que, perdida su capacidad de autorregularse, es incapaz de resolver sus propios problemas.
Si acordamos que desde el consumo se construye hoy día gran parte de la racionalidad integrativa y comunicativa de la sociedad, podría decirse que los dispositivos de intervención social
seguramente se encuentran configurados en función de legitimar dicha racionalidad. Pensemos en la cuestión alimentaria. En la incidencia de la intervención social –desde esta lógica
consumista- en la modificación de prácticas alimentarias auto-sustentables y apropiadas a un
sistema autorregulado culturalmente. También, vale el ejemplo respecto del cuidado de la salud
en cuanto al olvido de prácticas curativas autónomas centradas en un amplio conocimiento de
hierbas medicinales. La antropóloga chilena Noelia Carrasco Henriquez
11
ha demostrado en su
tesis doctoral cómo la intervención alimentaria hegemónica ha modificado pautas culturales,
produciendo la destrucción del sistema alimentario mapuche, con las consecuencias negativas
en su cultura y sus propias capacidades.
10. Sánchez Vidal, A.: Etica de la intervención social, Buenos Aires: Paidos, 1999.
11. Carrasco Henriquez, Noelia: «Antropología de los problemas alimentarios contemporaneos», en <www.
tesisenxarxa.net./TDX/TDX_UAB>.
Tal vez sea en los jóvenes donde el consumismo cala más hondo, motivando la producción de
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
88
estilos y de fronteras identitarias, visibles en las diversas estéticas (punk, cheto, rasta, neo-hippie,
rollinga, villero, etc.). El mercado logra a través de la producción masiva de innumerables y diversos bienes, otorgar un valor de uso, simbólico, que subordina la función a la forma, al estilo. Rosana Reguillo propone al respecto, como analizador, las zapatillas Nike, que en los barrios populares
paranaenses las denominan sugestivamente «llantas». Sostiene que se ha convertido en marca
distintiva en los jóvenes en general, pero centralmente en los sectores populares, como marca de
poder. Plantea que «El mercado se ha convertido en el nuevo espacio – discurso disciplinador de
12
los cuerpos (no sólo) juveniles, en la llamada era de la información».
Aún más, «De manera más
general, se puede decir que la forma en la cual el mercado “coloniza” lo cotidiano determina esta
13
relación con el objeto que suplanta la relación con el otro, la interacción y la sociabilidad».
Más bien, se trata de otorgar relevancia a la dimensión cultural de la configuración societal,
ya que representa el marco de toda intervención social, de toda intervención profesional. Tiene directa relación con la emergencia de subjetividades, por ende, corresponde al campo de la
constitución de los sujetos.
Si la subjetividad se inscribe en los modos históricos de producción de sujetos, podríamos
afirmar que estamos ante la emergencia de nuevas subjetividades. ¿Cuáles son sus modos de
inscripción en la sociedad actual, dominada por el consumo?
12. Reguillo Cruz,Rosana: «Cuerpos juveniles, políticas de identidad», en: www.nombrefalso.com.ar (revista
electrónica).
13. Juan, Salvador: «Las tensiones espacio-temporales de la vida cotidiana», en: Lindón, Alicia (coord.): La vida
cotidiana y su espacio-temporalidad, España: Antropos, España, 2000, p. 147.
Silvia Bleichmar sostiene que la dictadura militar en nuestro país y luego el embate neolibe-
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
89
ral, han dejado como grave consecuencia, no el surgimiento de una nueva subjetividad, sino el
carácter de desecho, de restos amorfos de la subjetividad anterior bajo nuevas formas que se caracterizan, fundamentalmente, por la reducción de la noción de semejante, por el reemplazo de
la solidaridad por la caridad, de la felicidad como proyecto de vida por el goce inmediato como
forma de supervivencia y su reflejo en grandes sectores en situación de pobreza, que aspiran y
14
emulan los estilos de vida de las clases mas acomodadas.
Cobra sentido la afirmación de Castoriadis: «lo que mantiene la cohesión de una sociedad, es
15
la cohesión de su mundo de significaciones...»,
y agregamos, que ese mundo de significacio-
nes se cargan de sentido, hoy más que nunca, desde relaciones de consumo.
Recapitulando, la sociedad de consumo ha desplegado sus infinitos tentáculos, abarcando
y adhiriéndose a todos los estamentos sociales y atravesando todas las dimensiones de la vida
cotidiana de todos los sectores sociales. El consenso global que ha logrado, arriesgo, es la clave
que atraviesa y une a la mayoría de los conflictos y problemáticas actuales. Tiene que ver con
la cuestión ambiental (contaminación de aire, mar, ríos, desertificación de grandes extensiones
terrestres, agotamiento de recursos naturales, el calentamiento global, etc), con la explotación
infantil, con el desempleo, con la extensión de la pobreza. Sumado a ello, se observa también la
creciente insatisfacción social en el marco de los objetos que se disponen y ofrecen a través de
14. Bleichmar, Silvia: «El desmantelamiento de la subjetividad. Estallido del yo», Topía Editorial, p. 15, Buenos
Aires, 2009.
15. Castoriadis, Cornelius: «La institución imaginaria de la sociedad», en: Colombo, Eduardo (comp.) El imaginario Social. Editorial Nordam. Motevideo.1998
estrategias de publicidad y marketing que explotan el lado hedonista de los sujetos, fomentan el
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
90
consumo en base a parámetros orientados más a la satisfacción de deseos que a las necesidades
básicas o verdaderas como planteara Marcuse.
16
Lo mencionado tiene directa relación con el campo de intervención de trabajo social, con
la dimensión ética y por ende necesariamente política que se pone en acto en cada proceso de
intervención profesional. Y se vincula más directamente con el horizonte emancipatorio en que
se juega toda intervención social. En cuanto nos acercamos o nos alejamos de él.
La asignación por hijo —como mecanismo de intervención social— tiene, a mi juicio, ese aire
fresco que despide todo acto de inclusión que intente potenciar capacidades y autonomías. En
tanto la intención gira en torno a otorgar un lugar de inscripción social en términos de ciudadanía, alejándose de la tradicional concepción de sujeto de asistencia y acercándose unos pasos a
ese horizonte emancipatorio.
En ese sentido, algunos recientes estudios acerca del impacto de esta política social, indican,
entre otras cuestiones, una reducción de los márgenes de desigualdad y de la indigencia, así
17
como también un aumento del consumo, sobre todo en el rubro alimentación.
Es necesario entonces, y acordando con el planteo de Adela Cortina, una ética ciudadana del
18
consumo,
que permita un consumo reflexivo. Ciudadanos, en tanto autónomos y libres. En tan-
to dueños de sí mismos. Quiere decir sin condicionantes (por ejemplo en el caso de los sectores
16. Ver Marcuse, Herbert: El hombre unidimensional, Buenos Aires: Edit. Planeta, 1993.
17. Ver «La ciencia en los medios», en <http://www.conicet.gov.ar/Noticias/portal/noticia.php>.
18. Cortina, Adela: «Consumo… luego existo», en <http://soidaridad.net/articulo 1859_enesp.htm>.
pobres) y capaces de resistir la manipulación de la publicidad y el marketing. O mejor, capaces
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
91
de preguntarse que se consume, por qué y para qué se consume.
Para acercarnos a un horizonte de emancipación que incorpore mecanismos de integración
social inclusivos, deberíamos concentrar las preocupaciones en evitar las desigualdades, en ese
sentido tal cual afirma Adela Cortina, se trata de sustituir el concepto de bienestar por el de
justicia.
¿Igualdad de consumo? La igualdad de acceso a los bienes de consumo es una tarea ética
pendiente, que no puede consistir en universalizar el modelo norteamericano (el llamado «sueño americano») porque ni las personas ni la tierra lo resistirían, lo que se trata es de universalizar los estilos de vida incluyentes, que presten a las personas una digna identidad social, esto
es lo que se quiere proponer en una ética del consumo.
Por lo tanto, y sin dejar de reconocer al Trabajo Social como una profesión inserta en la división socio-técnica del trabajo, en función de la intervención en un campo problemático determinado de esta sociedad, el escenario profesional configurado por la problemática del consumo
abre nuevas perspectivas y desafíos, en la medida en que su potencial político puede colocar en el
centro la discusión acerca de las bases del nuevo «pacto social» que incorpore la ética ciudadana
del consumo. Es decir, nuevas dinámicas políticas pueden generarse -pese a la tendencia excluyente de nuestras sociedades- si se explotan estas circunstancias contradictorias, si se fortalece
el proceso de intervención. El que posicionado desde esta lectura crítica, tiene las condiciones de
posibilidad para potenciar la organización de los consumidores y usuarios, poniendo a su servicio
los instrumentos institucionales y normativos para la construcción política de un nuevo sujeto
colectivo que pueda disputar a los sectores hegemónicos espacios de ciudadanía real; esto es
comenzar a poner en debate, haciéndola visible, la legitimidad de la lucha por la igualdad –que se en-
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
92
cuentra directamente relacionada con el consumo– por un orden social más justo. Se trata de problematizar la propia intervención profesional incorporando esta cuestión, puesto que atraviesa todas las
dimensiones de la vida cotidiana y, por lo tanto, colabora en la constitución de subjetividades acordes.
En la medida que se hace visible lo que está invisible se va constituyendo un sujeto con características de ciudadanía y en el caso que nos ocupa, y desde un anclaje que considera al consumo, según hemos visto, como un tipo de relación que viabiliza procesos de integración, es menester potenciar la organización de los consumidores para la disputa por el derecho a la igualdad en el consumo.
Sin embargo, para que pueda concretarse también deben producirse cambios en el funcionamiento del sistema en su conjunto; la desigualdad en la distribución de los bienes, que hace que
unos consuman más de lo que necesitan y otros no tengan lo necesario son elementos sustantivos
del sistema capitalista. La dimensión ética de la intervención profesional incluye la deliberación
política y, en la medida que ésta sea realmente posible, debe afectar los estilos de vida, buscando
que éstos promuevan la capacidad de las personas que, en función de sus intereses, permita la
constitución del sujeto también como productor.
En ese sentido, si acordamos que la sociedad de consumo contemporánea impulsa un tipo de
consumo que rompe y fragmenta los vínculos, socava la confianza en el semejante, agudizando los
sentimientos de miedo, incertidumbre e inseguridad, todo mecanismo de intervención social que
se implemente deberá partir de dicha constatación. Esto es, será central tener en cuenta la especificidad de los seres humanos; su humanidad contenida en relaciones sociales, de producción y
reproducción, y de este modo otorgar relevancia sustantiva a la dimensión vincular. Puesto que, tal
cual sostiene Mario Heler, citando a Spinoza,
... la unión de los cuerpos los potencia, los hace más, pueden más. Los encuentros entre los cuer-
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
93
pos —nudos de relaciones— son aquellos contactos entre quienes son compatibles, capaces de componerse entre sí y que por eso se potencian. En el encuentro producen y se reproducen. Resultan así
productores... (Heler, 2008: 34)
Entonces, para favorecer mecanismos de integración social, que conduzcan a ubicar a los sujetos en ese lugar de inscripción que toda comunidad otorga a sus integrantes en tanto portadores
del status ciudadano, considero insustituible, incorporar, visibilizar, priorizar la condición humana, aquella que hace del encuentro con el otro la diferencia entre ser meramente reproductores y
consumidores en y del mercado; o productores que mediante la cooperación vincular se constituyen en sujetos productores.
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Cazzaniga, S. y otros (2006): «Ficha de cátedra n.º 2 - Historiografía de la Intervención Social»,
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
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—— «La comunicación en la re/construcción de ciudadanías políticas y culturales», en revista
La problemática del consumo… / Alicia Petrucci
95
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Sánchez vidal, Alpidio (1999): Ética de la intervención social, Paidós. Buenos Aires.
96
CONSTRUIR UN PENSAMIENTO CRÍTICO EN LA INTERVENCIÓN PROFESIONAL:
ROMPIENDO COTIDIANAMENTE CON LOS ESTEREOTIPOS…
María Fernanda Abrigo Robles
Hay momentos en la vida en los que la
cuestión de saber si se puede pensar
distinto de cómo se piensa y percibir distinto de cómo se ve, es indispensable para
seguir contemplando o reflexionando. Michel Foucault
Introducción
La realización del presente trabajo surge como inquietud a partir de la «imposibilidad» de la
1
intervención profesional frente al «poder» repensarla, particularmente, en el campo de la Salud
Pública donde, cotidianamente, se escucha no sólo el padecimiento de los sujetos que concurren
a los centros de salud sino también los «malestares» de los integrantes de los equipos de salud
donde el Trabajo Social también está presente. Cazzaniga propone la noción de imposibilidad
«no como sinónimo de un “no se puede” intervenir, sino como principio epistémico»; invitando
al lector a animarse a «dibujar otras cartografías».
A partir de esta inquietud, resulta indispensable retomar algunas referencias sobre las diferentes matrices conceptuales que rigen los modos de intervención profesional.
1. Cazzaniga, S.(2011). «Sobre la imposibilidad de la intervención profesional: reflexiones para “poder” repensar». En: La investigación en Trabajo Social. Volumen IX. Facultad de Trabajo Social, UNER.
Cabe aclarar que la intervención profesional en Trabajo Social forma parte de la intervención
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
97
social pero no se reduce a la misma. «Trabajo Social no es la intervención social, sino que se
articula con ella como parte del dispositivo que ella despliega».
2
Pensar en intervención profesional implica, ineludiblemente, considerar sus tres dimensiones constitutivas: teórico-epistemológica, operativa-instrumental, ético-política. Estas dimensiones se diferencian sólo de manera analítica, ya que constituyen un «andamiaje» donde todos
sus aspectos están «imbricados» desde su propia «esencia». De este modo, la reflexión ética
atraviesa todo este proceso que se pone en juego en la construcción del proyecto profesional.
Realizar una aproximación a las diferentes matrices epistemológicas permite «ampliar la
mirada» para interpelarse acerca de los modos de intervención profesional y, muy especialmente, sobre los criterios que sustentan los mismos. Dicha interpelación debe poner en tensión las
contradicciones que subyacen; considerando que las mismas no son «malas en sí mismas», sino
que siempre están presentes y, ponerlas en evidencia, permite desnaturalizar modos de «pensar
y accionar» que transitan en el colectivo profesional de manera acrítica. Como refiere Bibiana
Travi, es necesario explicitar «el Trabajo Social que se “escribe”, el que se “ejerce” y el que se
3
“enseña”».
2. Cazzaniga (2009) Ficha: Intervención Social: hacia una conceptualización. Módulo: Problemáticas y perspectivas de la intervención social. Maestría en Trabajo Social, FTS, UNER.
3. Travi, B. «La dimensión técnico-instrumental en Trabajo Social. reflexiones y propuestas acerca de la entrevista, la observación, el registro y el informe social». Ed. Espacio. Bs. As. 2006.
Sobre matrices conceptuales
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
98
Así como es indispensable tener claro desde qué pilares éticos se sustenta la intervención
profesional también se necesario explicitar aspectos que contribuyen a la matriz conceptual.
Este ejercicio de análisis puede «abrir posibilidades» en los modos de intervención; en caso
contrario, el proceder acríticamente, pone en riesgo la perspectiva de un proyecto profesional
que se base en las condiciones de existencia de los sujetos y que apunte a fortalecer sus derechos. De este modo, se debilitaría lo disciplinar, perdiendo la oportunidad de una construcción
interdisciplinaria, donde la disputa de sentido no se dé sobre «el objeto» sino en una construcción integral. Esto implicaría poner en juego las especificidades de los saberes profesionales en
«clave de totalidad», es decir, que el objeto de intervención se construya «en un diálogo fecundo
4
y horizontal» (dejando de lado los dogmas de los «totalitarismos»).
Se puede entender por matriz conceptual a aquella «constelación de categorías generales y
particulares que fundamentan una disciplina y la intervención profesional. La matriz conceptual
(tema pendiente en nuestra disciplina) opera como condición de posibilidad de la construcción
5
de mediaciones conceptuales que va configurando el campo problemático de intervención».
6
Cazzaniga plantea que las diferentes perspectivas que operaron significativamente en la
construcción disciplinar pueden presentarse, en términos generales en dos grandes matrices,
4. Cazzaniga, Susana. «Hilos y nudos. La formación, la intervención y lo político en el Trabajo Social». Edit.
Espacio–UNER, Buenos Aires, 2007.
5. Cazzaniga, S. «El abordaje de la singularidad». En Desde el Fondo. Cuadernillo temático, N.º 22.
6. Cazzaniga, S. Hilos y Nudos. La formación, la intervención y lo político en el Trabajo Social. Bs.As. Espacio Editorial.
2007.
respetando sus diferentes variantes al interior de las mismas. Por un lado, el positivismo, que trazó
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
99
una fuerte impronta y que estructuró la disciplina (tal vez, a modo de «mandato») a fin de ejecutar
el control social que reproducía el orden establecido. Por otro lado, la perspectiva que deviene del
marxismo, «recuperando el análisis histórico de las transformaciones sociales y, situando los problemas sociales en este contexto», apuntando a un pensamiento crítico.
Ambas «grandes perspectivas» sobre la intervención profesional, están vinculadas a los modos
de intervención social y los climas de época en las cuales fueron surgiendo y que las fueron contextualizando. Al interior de las mismas hubo «matices, sesgos y fundamentalismos» enfatizando
conceptos vinculados al control social o a la emancipación. También, en algunos casos, pudo haberse dado un uso «apresurado» de algunas teorías generando estereotipos. Si bien sería necesario
realizar un profundo estudio a nivel epistemológico, a partir de las fuentes teóricas más clásicas (y
no sólo desde las interpretaciones y mediaciones que realizan otros autores), es posible interpelarse a partir del seguimiento de las trayectorias que dichos autores realizan y analizando desde qué
posicionamiento definen algunas categorías conceptuales. Vale aclarar que el presente trabajo es
sólo una mera aproximación, el inicio de un posible análisis para empezar a interrogarse sobre la
dimensión teórico-epistemológica.
Un enfoque crítico implicaría desnaturalizar «lo dado», comprender que las contradicciones al
interior de la intervención profesional son partes constitutivas de la misma y no «algo negativo»
que hay que «erradicar». Justamente por considerar dicha «eterna contradicción» es indispensable
tener una atenta mirada teórica y ética sobre la propia intervención. Hay aspectos de las diferentes
perspectivas que conviven en la actualidad, formando parte de dichas contradicciones, por lo cual
es importante develar tanto sus orígenes como sus modos de construcción.
7
Para el presente trabajo, se tomaron algunos conceptos de Quesada Venegas y otros que
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
100
pueden inferirse como ciertos rasgos en los diferentes modos de intervención profesional. Cabe
aclarar que se trata de una somera forma de aproximación en el reconocimiento de algunas
diferencias, ya que dicha temática ameritaría una investigación teórica profunda.
Estos autores desarrollaron un análisis de las matrices positivista, dialéctica, fenomenológica, funcionalista y su impacto en el Trabajo Social.
Con respecto a la matriz positivista, los autores desarrollan diferentes perspectivas al interior de la misma (Comte, el positivismo lógico del Círculo de Viena, el racionalismo crítico de
Popper). De este análisis, concluyen que el Trabajo Social no ha asumido claramente la evolución que la perspectiva positivista ha tendido a partir de su propia crítica interna. A modo de
ejemplo mencionan que Trabajo social no ha incorporado plenamente el uso de la estadística ni
ha desarrollado la parte matemática que involucra la matriz.
Recorriendo la trayectoria del positivismo en Trabajo Social, pudo develarse la construcción
de categorías «híbridas» que presentaban rasgos del positivismo con la fenomenología o con la
dialéctica. Por ejemplo, pudieron verse propuestas metodológicas que planteaban modos de conocer la realidad de una manera «etapista», pero desde una «acción transformadora» (concepto
emitido desde otra matriz epistemológica).
La orientación positivista pierde relevancia hacia el final de la década del sesenta en que
produce un cuestionamiento a esta concepción «aséptica-tecnocrática», emerge la concepción
7. Quesada Venegas, M. y otros. Perspectivas metodológicas en Trabajo Social. Bs. As. Editorial Espacio, 2001.
«concientizadora revolucionaria», asociada a la Teoría de la Dependencia y se asume, mayorita-
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
101
riamente, en las escuelas de la dialéctica marxista.
En los setenta, a medida que irrumpían las dictaduras, resurgía con más fuerza la orientación
positivista, con una clara preocupación por mejorar los niveles de «cientificidad» de la profesión.
En la críticas que se realizaron a la matriz positivista, se planteó la necesidad superar el
carácter instrumental que predominaba, poniendo el énfasis —más que en los medios instrumentales— en la búsqueda de explicaciones de los hechos tal como ellos se dan en la realidad y
en la elaboración de propuestas desde la perspectiva de trabajo social.
Con respecto a la matriz dialéctica, los autores hacen referencia a los debates teóricos de los
años sesenta / setenta, al interior del movimiento de Reconceptualización. Realizan una mirada
crítica de las propuestas metodológicas realizadas «en nombre de la dialéctica en América La8
tina». Oneto Piazze se referencia en Consuelo Quiroga quien analiza los discursos de los profesores de «Metodología de Servicio Social» en Brasil; donde —aunque la proposición marxista
y el positivismo se conciban como polos opuestos de una misma relación— en su trayectoria
histórica, «el marxismo fue asimilando aspectos de la óptica positivista».
En términos generales, el autor plantea que se hace una lectura de la realidad desde el marxismo superponiendo la relación lineal causa-efecto propia del positivismo a la interacción dinámica y «dialéctica» que se da entre la estructura económica y la superestructura ideológica.
9
Plantea la observación que realiza Carlos Urrutia que, debido a la separación que se realizó entre teoría y práctica, se generalizó una suerte de discurso dialéctico acompañado de una
8. Quiroga, C. «Una invasión invisible: reducciones positivistas en el marxismo y sus manifestaciones en la enseñanza de la metodología del servicio social», revista Acción Crítica, N.°27, ALAETS-CELATS, 1990.
9. Urrutia, C. «La Investigación Social», II Curso de Capacitación a Distancia. Ed. Humanitas. CELATS Lima. Perú. 1988.
práctica empirista. Agrega que existen estudios que lucen un marco teórico y una delimitación
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
102
del objeto de estudio en términos de contradicciones y unidad de contrarios, que luego resbalan
en el momento de la recolección, el procesamiento y el análisis de la información al más chato
empirismo y que regresan a la dialéctica en la interpretación de los resultados.
De todos modos, el autor identifica también en Urrutia «rasgos positivistas» en su propuesta metodológica de investigación social. También devela contradicciones en otros autores. Por
ejemplo, tanto Boris Lima como Mercedes Gagneten, que se referencian explícitamente en una
matriz dialéctica, ponen en evidencia algunos vestigios del positivismo, particularmente, en la
dimensión metodológica de sus propuestas. Boris Lima propone un modelo de intervención en
la realidad que sigue una secuencia de niveles y fases. Gagneten desarrolla «Metodología de Sistematización de la Práctica». Oneto Piazze plantea que, al nombrar la metodología de ese modo,
lo que hace es «oscurecer su intención de ser una aproximación dialéctica, dado que el concepto
es usado con connotaciones muy diversas. Decir sistematización para muchos refiere al después
de la acción, tanto como un trabajo que se desarrolla de modo permanente y paralelo a ésta».
Concluye que se tratan de propuestas metodológicas realizadas «en nombre de la dialéctica».
Es sumamente interesante poder analizar las discusiones que se daban en la década de los
sesenta acerca de lo metodológico, cuando se expusieron vehementemente posturas teóricas
«opuestas» dentro de una misma coyuntura. Una «foto» a modo de ejemplo puede ser el «diá10
logo» entre dos colegas al interior de la Revista Selecciones de Servicio Social
en 1971. Por un
lado, M. Gagneten planteando Servicio Social: ¿Problema Metodológico o Desafío Existencial?
10. Selecciones de Servicio Social, Año IV, N.º 14 y 15. Edit. Humanitas. Bs.As. 1971.
y, por otro, Sela Sierra, La Reconceptualización: ¿Un mito más? Otro sector fue, más bien, «re-
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
103
formista». Es decir, propuso un necesario «aggiornamento» a los tiempos de profundos cambios
que vivía el continente. Buscó romper con la tradición conservadora del Trabajo Social. Aquí podrían identificarse a Sela Sierra, Natalio Kisnerman, R. Hill, S. Cornely, E. Di Carlo y Aníbal Villaverde. Algunos de ellos estaban vinculados a la Revista Selecciones del Servicio Social (Editorial
Hvmanitas). Dicha revista se fue «balanceando» entre las dos primeras vertientes; fue tomando
algunas de las posturas que iban siendo abandonadas por el grupo Ecro en su propia superación
(ej: idea de TS como «agente de cambio»), aggiornándolas y proponiendo miradas heterogéneas
dentro de una misma publicación (como puede verse en las posturas de Sela Sierra y Mercedes
Gagneten).
Más allá de la heterogeneidad de tendencias presentes en el movimiento de renovación profesional, puede señalarse una característica unificadora de las diversas perspectivas, presente
tanto en los orígenes de la Reconceptualización como en su desarrollo, y que fue el cuestionamiento y la crítica al desarrollo histórico que la profesión había tenido en América Latina hasta
ese momento. Es decir, el Movimiento de Reconceptualización desde sus distintos posicionamientos, se confrontaba con el Trabajo Social Tradicional.
Marilda Iamomoto propone realizar una «aproximación virtuosa a la tradición marxista», ya
que no se puede entender a la teoría crítica «como un bloque monolítico, sino como un profundo
debate interno entre sus producciones referenciales».
11
11. Conferencia de Marilda Iamamoto en Seminario Latinoamericano de Trabajo Social. Córdoba. 2012 (archivo
de audio).
Dolly Paiva Zuaznábar y Malvina Ponce de León Nuñez analizan la matriz fenomenológica.
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
104
Esta corriente de pensamiento promovida por Husserl (1859-1938) se sitúa con características
autónomas en el interior de un replanteamiento de las concepciones filosóficas positivistas. Se
plantea como una «ciencia de las esencias y no de hechos, estas esencias se convierten en objeto de estudio, cuando desprovistos de nociones preconcebidas se es capaz de saber ver y lograr
intuir aquello universal por lo cual un hecho es de una manera y no de otra… es un volver a las
12
cosas mismas….requiere como condición fundamental la comprensión del otro…».
Las autoras mencionan que esta matriz ha sido una alternativa de acercamiento a la realidad utilizada en Trabajo Social en los últimos años; pero, por su incipiente incorporación, aparece «debilitada en el rigor de su utilización». Plantean que la misma se aplica en la búsqueda de
alternativas para dar respuesta a los problemas planteados por la matriz empírica positivista.
También se ha «tergiversado» la práctica al interior de esta matriz debido a la sobrevaloración
de «lo cualitativo», por sobre otros métodos, asumiendo nuevamente una mirada «omnicomprensiva de la realidad social». De este modo, se vuelve a caer en la trampa de la racionalidad
de los medios, propia de las posturas positivistas, enfatizando lo cualitativo como la «nueva y
mejor forma» de dar lectura y respuesta a los fenómenos que se abordan por la disciplina en la
realidad social.
Las mismas autoras también describen y analizan la matriz funcionalista en sus diferentes
momentos históricos.
12. Zuaznabar-Ponce de Leon. «Matriz Fenomenológica en otros perspectivas metodológicas», en Trabajo Social. Bs. As. Editorial Espacio, 2001, cap. v.
La teoría general de sistemas a principios de la década del 30, empieza a perfilarse como
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
105
una «alternativa unificadora de todas las ciencias» al aportar lenguaje que intenta favorecer la
mirada interdisciplinaria.
Esta matriz influyó en Trabajo Social apuntando a la comprensión de los fenómenos con énfasis en la búsqueda de relaciones de dependencias e interdependencias entre diversos factores
y en la identificación de las «funciones vitales biológicas y socio-culturales» para «comprender
la adaptación de los individuos a su entorno y consecuentemente, proyectar una acción profesional que permita el ajuste para la supervivencia y la satisfacción de las necesidades primarias
de los sujetos de atención». En la formación profesional, esta mirada puede ejemplificarse en la
enseñanza de «los métodos» y, posteriormente, en «el método» de intervención. Un ejemplo se
dio a través de la propuesta de Gisela Konopka y su «método de servicio social de grupo» que,
entre otras premisas, una de ellas el mejorar el funcionamiento social de las personas.
Las consideraciones realizadas dan cuenta del impacto del funcionalismo con énfasis en
los conceptos de estructura y función en el Trabajo Social y que, en una perspectiva sistémica,
remite a la visión todo/partes. Estas excluyen la posibilidad de comprender la naturaleza de la
conducta humana «multivariada», en la que participan elementos históricos, sociales y culturales, entre otros y con ello al sujeto ante situaciones particulares y en constante dinamismo.
Una de las perspectivas al interior del funcionalismo trabajó la cuestión del abordaje familiar
(desde la mirada sistémica). Virginia Satir una de sus referentes desarrolló una perspectiva de
abordaje desde la psicoterapia familiar. Si bien sus producciones teóricas datan de mediados de
siglo xx, pudo verse cierta repercusión en la década del ’90, como bagaje teórico para las intervenciones grupales (negociación, mediación). En definitiva se ha visto un énfasis en las orienta-
ciones sistémicas en las últimas décadas, que ha puesto de relieve la intervención con familias
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
106
y en las organizaciones, utilizando plenamente el bagaje conceptual clásico del funcionalismo;
por ello se alude a familias funcionales, la desestructuración familiar, etc.
Recorriendo someramente las diferentes matrices, se insiste en la importancia de revisar los
supuestos epistemológicos desde un punto de vista crítico, interpelando los «dogmas». Pareciera que, en algunas situaciones, el colectivo profesional ha utilizado este cuerpo teórico-social
(o parte de sus esquemas conceptuales) efectuando una «acomodación y ajuste a las nociones
valorativas que han impregnado a la profesión desde sus inicios». En este sentido, se genera un
dilema ético, que es necesario dilucidar: no condice una posición de respeto a la dignidad de los
sujetos, de justicia social, con la plena aceptación del funcionalismo como la mantención del
status quo societal. De todos modos, es necesario revisar al interior de dicha matriz las diferentes corrientes ya que, pioneras del Trabajo Social, han luchado por la dignidad de las personas
y han fundamentado sus prácticas desde esta matriz. Se retorna a la necesidad de analizar el
atravesamiento ético-político de las intervenciones en forma contextualizada.
El imperativo de interpelar prácticas y discursos: «el hablar no es inocente»
Revisar contradicciones, rupturas y continuidades de las diferentes matrices que sustentan los modos de intervención profesional ameritaría un profundo análisis epistemológico que
superaría ampliamente las posibilidades del presente trabajo. Pero, a partir de la bibliografía
consultada, es posible interrogarse sobre cómo estas perspectivas atraviesan las dimensiones
constitutivas de la intervención profesional en el accionar cotidiano. Retomando los aportes de
los diferentes autores, pareciera que las posturas fueran planteadas como «superadoras» del
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
107
positivismo pero en ese «afán superador de» caen en la trampa, nuevamente, de la racionalidad
instrumental y la búsqueda de la mirada «omnicomprensiva» (término que se repetía en la mayoría de los capítulos analizados). Se ejemplificó con diversas propuestas metodológicas, de diferentes momentos históricos, que desarrollaron con profundidad fundamentos desde matrices
epistemológicas que, al momento de describir el «diseño metodológico» o aspectos vinculados a
la dimensión operativo-instrumental entraban en contradicción retornando «inexorablemente»
a la matriz positivista.
Tal vez sea necesario detenerse sin «demonizar» al positivismo, comprender los fundamentos de dicha matriz y sus diseños metodológicos en Trabajo Social desde su contextualización
socio-histórica; dejar de rotular como estereotipo los modos de intervenir. Recuperar viejos modos de intervención en nuevas claves. A modo de ejemplo, una lectura crítica de «viejos modos
de intervenir» es el proceso de resignificación que se realiza a partir del análisis de «Caso Social
Individual» de Mary Richmond y mediante el cual se analiza comparativamente lo que impli13
ca el «Abordaje desde la Singularidad».
En dicho documento, surge la interrogación sobre lo
que se entiende por «caso» y se plantea una tergiversación —bastante «común»— sobre dicha
denominación: en muchas ocasiones el término «caso» es más identificado con los sujetos que
con las demandas que los mismos manifiestan. Sin embargo, Mary Richmond había conceptualizado al «caso en Trabajo Social» como la situación que presentan dichos sujetos, a quienes, en
calidad de «personas» los denominaba «clientes». Este hallazgo interpela fuertemente al colecti13. Cazzaniga, S. «Metodología: el abordaje desde la singularidad», 2001.
vo profesional, que —en el accionar cotidiano y naturalizado— realizan una «tergiversación me-
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
108
todológica» que Mary Richmond no habría planteado. Resulta imperativo que cada trabajador/a
social que utiliza el concepto de «caso» o lo critica pueda explicitar desde qué postura lo plantea
(del mismo modo, sería necesario interpelar si se trabaja desde una concepción de «singularidad» o sólo se banaliza dicho término). Otro riesgo que puede producir la utilización acrítica de
los conceptos, por ejemplo, es que, al confundir «caso» con «persona»; se produzca «un desplazamiento del “problema”… hacia ese mismo sujeto homologándolo como “problema”…». Este
reduccionismo incide drásticamente en el abordaje de la situación, quedando atrapada, por
ejemplo, en el «círculo repetitivo de demanda-recurso» que menciona Margarita Rozas, reforzando un proyecto meramente asistencialista, muy alejado de cualquier estrategia que busque
como horizonte la emancipación. Con este ejemplo, se puede develar la forma en que opera lo
ético y lo teórico en un proyecto profesional.
El uso banal de algunos conceptos lleva a que, en algunos proyectos de intervención, se rotule «cómo» sin saber el origen de los «por qué, para qué, desde dónde…».
Pensar críticamente: algunas consideraciones para recordar cotidianamente
Para complejizar el análisis acerca de las matrices conceptuales, no sólo pueden considerarse «debilidades y fortalezas» de cada una de ellas sino que, siguiendo a de Sousa Santos, es
necesario generar un análisis crítico a nivel epistemológico con categorías generadas en este
contexto latinoamericano y no en función de referentes que poco tienen que ver con las condiciones concretas de la realidad social «local».
En definitiva, toda teoría crítica es la que lleva a la desnaturalización de la sociedad. Rompe
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
109
con relatos cristalizados. Se corre de miradas ingenuas («todo bien o todo mal») para asumir el
proceso con sus contradicciones.
Asumir un pensamiento crítico implica que, frente a un malestar, no se puede «victimizar»
el propio profesional de Trabajo Social. No correrse de lugar de «víctima» es quedar pasible de
dominación.
Pensar el contexto socio-histórico donde lo estructural no se convierta en slogan. No tomar
al contexto «como objeto de insulto» ni como «mero contorno» de la realidad social.
Resulta interesante tomar como referencia los aportes de Bibiana Travi, quien realiza una
profunda investigación sobre las pioneras en Trabajo Social, recuperando en uno de sus libros
los trabajos de Richmond Gordon Hamilton y Helen Perlman. Un desafío sería profundizar aspectos de la historia del Trabajo Social a nivel local, a fin de romper con cierta homogeneización
14
que se da en algunos relatos históricos.
Travi reivindica fuertemente la necesidad de estudio de los autores clásicos refiriendo que
«más allá de las diversas posturas, opciones o perspectivas que adoptemos, hoy coincidimos
en la inseparable y dialéctica relación entre conocer-intervenir-transformar»… y propone que
el hallazgo para algunos será que «desde las primeras conceptualizaciones teóricas en nuestra
disciplina….» dicha relación ya estaba planteada. También invita a una «evocación permanente
de la memoria como ejercicio activo e indispensable para la construcción de la identidad».
14. En este sentido, la docente (Susana Cazzaniga*) ha relatado durante el seminario un ejemplo de autonomía
del colectivo profesional de Salud de Santa Fe, que resistió ante la “prescripción” de tener que matricularse en el
Colegio de Médicos y logró la institucionalización del Colegio Profesional de Asistentes Sociales. (* N. del E.)
La autora distingue dos líneas de pensamiento en el Trabajo Social contemporáneo, con res-
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
110
pecto a los «clásicos». Por un lado, una corriente para la cual los textos de Mary Richmond serían
las obras fundantes y cumplirían el papel de los «clásicos» de la disciplina. … su valor radica en
que ofrecen reflexiones teóricas sobre el proceso de intervención, no sólo su conceptualización,
de su «deber ser» y de la enunciación de principios, sino una mirada profunda sobre el «propio
hacer», sobre cómo se intervino, mediante qué procesos y procedimientos, con qué técnicas y,
por sobre todo, cuáles fueron los resultados de la intervención y en qué medida se produjo la
transformación a la que aspiramos.
Y, por otra parte, una línea de pensamiento según la cual hay que despojarse del lastre supuestamente «científico» de la historia de la profesión, situando el origen e «intencionalidad»
del Trabajo Social en una estrategia deliberada del capitalismo para garantizar la reproducción
de las condiciones de explotación y desigualdad social… La autora cuestiona esta perspectiva,
15
proponiéndose «mirar la historia con otros ojos». En otro trabajo,
se pregunta: ¿Qué hubiése-
mos hecho nosotras/os en ese contexto y frente a los problemas sociales de la época? ¿Cómo
hubiéramos canalizado nuestra vocación por el TS, cuando no existían instancias de formación
profesional? De este modo, destaca que es necesario comprender el significado de lo producido
por nuestros «antepasados», en ese momento histórico, desde una perspectiva epistemológica
que, reconociendo la crisis de los paradigmas «totalizantes», pueda recuperar los avances de
15. Travi, Bibiana. Primeras aproximaciones para la comprensión de la naturaleza, fundamentos y formas del
Trabajo Social en la obra de Mary Ellen Richmond. IIIº Jornadas Regionales de Trabajo Social. Universidad Nacional
de Tucumán. Tucumán, 2004 (texto digital).
nuevas perspectivas que pugnan por el desarrollo de teorías que integren en sus análisis tanto
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
111
los aspectos estructurales como las perspectivas de sus actores.
¿Cómo «pegar el salto»?
¿Cómo poder dar un «salto epistemólogico» para salir de los estereotipos? De Sousa Santos
aporta una propuesta que también interpela fuertemente. Plantea la necesidad de «reinventar la emancipación social». Dicha categoría tiene tres dimensiones: epistemológica, teórica,
política.
Plantea la condición de la Modernidad, donde se presenta la discrepancia entre experiencias y expectativas (a diferencia de la Antigüedad, donde cada persona tenía taxativamente
determinado desde su nacimiento su condición de «rico o pobre», según el lugar que ocupara
en la sociedad). El problema es que esta discrepancia entre experiencias y expectativas, entre regulación y emancipación, hoy está rota. La sociedad contemporánea padece una doble
crisis: crisis de regulación y crisis de emancipación. Refiere la necesidad de continuar con la
idea de emancipación social, pero que no se la puede seguir pensando en términos modernos. Porque los instrumentos que regularon la discrepancia entre reforma y revolución, entre
experiencias y expectativas, entre regulación y emancipación, esas formas modernas están
hoy en crisis. «nuestra situación es algo compleja: podemos afirmar que tenemos problemas
modernos para los cuales no tenemos soluciones modernas. Y esto le da a nuestro tiempo el
carácter de transición: tenemos que hacer un esfuerzo muy exigente por reinventar la emancipación social».
Zugey Velasquez (2009) se referencia en de Sousa Santos y plantea la necesidad de analizar la
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
112
16
realidad social superando «el modelo positivista de la disciplinariedad».
Propone que hay una
ruptura con el modo de ver los hechos sociales desde el universalismo y que los mismos deben
ser estudiados desde otros supuestos filosóficos, ontológicos, antropológicos, éticos, lógicos, que
quiebren y transiten desde la disciplina a la interdisciplinariedad y de ésta a la transdisciplinariedad. Se trata de una perspectiva transversal, polivalente e intersubjetiva.
Una nueva crítica: algunas corrientes de las ciencias sociales miraron sobre todo, la regulación –los estructural-funcionalistas. Los otros, los marxistas, los críticos, se centraron más en la
emancipación pero la idea fue siempre una visión eurocéntrica…. No es simplemente un conocimiento nuevo lo que se necesita, sino un nuevo modo de producción de conocimiento. No se
necesitan nuevas alternativas, sino «un pensamiento alternativo de las alternativas: reinventar
la emancipación social a partir del Sur». Esta perspectiva contrahegemónica invita a ser «objetivos pero no neutros», a comprender que el mundo es mucho más amplio que lo occidental (por
esta mirada sesgada se «desperdicia una riqueza de experiencias sociales», a no inmovilizarse
frente a las condiciones estructurales. Promueve una «rebeldía» que lleve a reinventar las ciencias sociales. Pero no de manera convencional ya que, de este modo, sería «parte del problema
y no de la solución». Y no se trata de un problema de las ciencias sociales sino del tipo de racionalidad que subyace en ellas.
16. Velasquez, Zugey. «Nuevos giros epistémicos para superar el modelo positivista de disciplinariedad en las
ciencias sociales». Revista Internacional de Filosofía Iberoamericana y Teoría Social, Año 14. N.º 46. Venezuela, 2009.
(Texto digital.)
Al hablar de la Epistemología del Sur, menciona que no hay justicia social global sin justicia
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
113
cognitiva global, o sea, sin justicia entre conocimientos. Por tanto, hay que reintentar una manera nueva de relacionar conocimientos.
La perspectiva de De Sousa Santos, sólo es posible en la medida que se genere una ruptura
a nivel colectivo. A diferencia de algunos planteos vistos previamente (como por ejemplo, estar
«a favor del sistema o en contra del sistema»); en este caso, se debe partir del contexto como
17
espacio donde es posible «refractarse»
y no adaptarse pasivamente al mismo.
Podría decirse que se ha generado una ruptura epistemológica, que se ha «corrido el velo»
permitiendo nuevos hallazgos desde un pensamiento crítico. Cabe interrogarse si se están generando intervenciones desde esta perspectiva o si está siendo posible sostenerlas. Tal vez, hay
producciones sobre el «qué - por qué - para qué» pero aún cuesta producir sobre el «cómo» intervenir desde esta nueva mirada. Más aún, cómo proponer un «cómo» —valga la redundancia—
18
sin caer sutilmente entrampados nuevamente en la «racionalidad instrumental».
◊
BIBLIOGRAFìA
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17. Utilizando este concepto como metáfora, tomado de la Teoría de León Foucault, vinculada a la velocidad
de la luz.
18. Por ejemplo, con la difusión y puesta en marcha de la ley de Protección Integral de los Derechos de Niñas
Niños y Adolescentes; en algunos equipos de salud se hablaba mucho del «abordaje de problemáticas/situaciones
complejas» y, a su vez, sentían la necesidad de contar con un «protocolo de intervención».
Cazzaniga, S. «Sobre la imposibilidad de la intervención profesional: reflexiones para “poder”
Construir un pensamiento crítico en la intervención profesional... / Ma. F. Abrigo Robles
114
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Velasquez, Zugey. «Nuevos giros epistémicos para superar el modelo positivista de disciplinariedad en las ciencias sociales». Revista Internacional de Filosofia Iberoamericana y Teoría Social.
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Revista Selecciones de Servicio Social, Año IV- N.º 14 y 15. Edit. Humanitas. Bs. As. 1971.
116
REFLEXIONES EN TORNO A LA CORRIENTE CRÍTICA EN TRABAJO SOCIAL
Brian Z. Cañizares
Seamos claros compañeros, haremos la
revolución como revolucionarios, no como
trabajadores sociales.1
Sergio Lessa
Introducción
Comprender el Trabajo Social como una práctica histórica remite necesariamente a pensarla
como una profesión inscrita en una totalidad atravesada por múltiples determinaciones.
En este sentido, consideramos que la matriz teórica proveniente de la obra marxiana y la
tradición marxistas resultan fundamentales para entender tanto el origen como el sentido de
las prácticas del Trabajo Social en el escenario capitalista.
A este respecto, es preciso aclarar que nuestro planteo pretende posicionarse desde una
perspectiva que apunte a revalorizar los aportes de la teoría marxiana y los ineludibles aportes
de algunos autores de la tradición, intentando con ello trascender el plano en que reposan algunas posiciones críticas ligadas al marxismo, las cuales, en su pretendida criticidad, acaban por
oscurecer o bien clausurar cualquier debate.
1. Expresión pronunciada en una disertación por el Dr. Sergio Lessa en ocasión de celebrase en Tandil, Buenos
Aires, el I Simposio sobre Teoría Social y Trabajo Social Contemporáneo, El pensamiento de Lukács frente a los
desafíos del capitalismo tardío, en el mes de mayo del año 2012.
La mencionada aclaración nos parece relevante en dos sentidos: el primero de ellos remite
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
117
a sentar una posición que, partiendo de la lectura inmanente de la obra de Marx, en especial de
aquella que consideramos constituye el punto de mayor complejidad teórica de su pensamiento, El Capital, intenta recuperar los elementos que permiten acercarnos a una comprensión
de las mediaciones operantes en el capitalismo contemporáneo, sin descuidar la integridad
2
de la estructura teórico-metodológica e intentando respetar su contenido original. Con ello,
no negamos (iluso sería) que sobre esta base, algunos autores hayan podido rigurosamente
profundizar algunos aspectos «descuidados» o poco trabajados, por el pensador alemán (tal
3
sería el caso de Lukács en su abordaje de las mediaciones ontológicas y estéticas pasibles de
ser desarrolladas a través de una comprensión de los componentes humano-genéricos inéditamente introducidos por Marx; como el caso de Gramsci, quien amplía la comprensión de las
mediaciones que consideran al Estado como mero aparato de dominación de la burguesía, para
entenderlo como resultado de un proceso de correlación de fuerzas con base en las particularidades y configuraciones —siempre históricas— de la lucha de clases, por tanto, como actor
2. Con ello intentamos aclarar que no consideramos que existan elementos «de mayor actualidad” que otros
en la obra marxiana, como tampoco creemos que puedan discriminarse en el seno de la estructura de su pensamiento, elementos «vivos» y elementos «muertos» para comprender al capitalismo contemporáneo. Por cuanto
pretendemos recuperar un enfoque sustentado en la ortodoxia de su obra (Lessa, 2007), consideramos que la estructura del pensamiento marxista se basta a sí misma para explicar los componentes y mediaciones esenciales
que permiten comprender las relaciones sociales capitalistas.
3. Lukács se aproximaría también a la reflexión ética, aunque sin llegar a concretar su obra definitivamente.
Trazos de esta intencionalidad pueden en encontrarse en La ontología del ser social, obra que constituiría una introducción a la misma.
capaz de incorporar las demandas de la clase trabajadora configurando la noción de un Estado
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
118
4
ampliado). El segundo, plantear y resignificar la relevancia de los planteos del marxismo para
aproximarnos a las particularidades que el sentido de la práctica del Trabajo Social asume en el
contexto capitalista, intentando dejar de lado el simplismo de algunas corrientes que, asociadas
5
a los «achaques» de los aportes derivados del proyecto de la Reconceptualización (Ander Egg,
1984) o, como producto de lecturas apresuradas (¿y autocomplacientes?) de la obra de Marx, en
especial de su obra de juventud, o bien, debido a la herencia teórica proveniente de «marxismos
sin Marx» (Siede, 2005), asocian análogamente a la práctica del Trabajo Social con la práctica militante, identificando en la misma un potencial revolucionario capaz de cristalizarse en transformación radical de las relaciones sociales, considerando asimismo al colectivo profesional como
parte activa del proletariado y confundiendo, sin la debida explicitación de las mediaciones, la
práctica del Trabajo Social, en su condición asalariada, con trabajo productivo.
Particularmente el segundo punto ha sido muy a menudo tomado como base a la crítica
de la corriente marxista como matriz de interpretación de los procesos sociales y el Trabajo
Social en particular por parte de corrientes subjetivistas, relativistas y fragmentarias asociadas
4. Cabe aclarar que los términos «marxismo» y «marxista», se utilizarán en varios pasajes de nuestra presentación, para significar tanto los supuestos marxianos como los aportes realizados desde la tradición marxista,
establecemos la aclaración planteando que no se desconocen las implicancias detrás de la semántica de los
términos, más encontramos que el sentido de esta utilización reporta fines prácticos, o en todo caso, funcionales
a nuestro objetivo explicativo.
5. Respecto del cual, afirmamos su relevancia y lo señalamos como un quiebre en la historia de la profesión, aunque
consideramos que muchos de los planteos surgidos en torno de un proyecto de Trabajo Social emancipador requieran de una revisión y una complejización en sus planteos.
al pensamiento posmoderno. Al respecto, vale decir que, más allá de las conclusiones poste-
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
119
riores, dichas críticas encuentran relativo sentido si se considera la inconsistencia de algunos
planteos llamados «críticos», especialmente aquellos que acuden a una lectura simplificada del
referencial marxista o no reparan en desarrollar las mediaciones necesarias para aprehender
las particularidades de la profesión en el contexto capitalista actual.
Dicho esto, nos interesa reafirmar que nuestro planteo no intenta ir en contra de un posicionamiento crítico respecto de la comprensión de los procesos sociales y el Trabajo Social,
consideramos profundamente necesario —e ineludible— acudir al referencial marxiano y de
la tradición marxista para comprender las configuraciones que el Trabajo Social asume en el
contexto capitalista, mas recalcamos que dicha comprensión sólo es posible con una ordenada
y pertinente explicitación de categorías claves tales como trabajo, trabajo productivo, salario,
lucha de clases. Asimismo, en línea con los planteos de Coutinho (2013), consideramos que
el debate crítico, aun reconociendo la ortodoxia como principio rector, en modo alguno debe
«morir» en sí mismo. Es decir, que en base al respeto de un contexto plural de posicionamientos
teóricos, el desafío consiste en plantear el debate con otras posiciones, intentando presentar y
fundamentar la relevancia del referencial marxista y su singularidad para aprehender la lógica
de los procesos sociales en el marco del capitalismo, sin recaer en la seducción del eclecticismo.
A partir de lo planteado, nos interesará desarrollar tres apartados de modo de recuperar debates fundamentales para una comprensión crítica del Trabajo Social en el contexto capitalista:
el primero de ellos, referirá al debate en torno a la comprensión del Trabajo Social en función
de la tensión trabajo, trabajo productivo y trabajo abstracto; el segundo de ellos, intentará desarrollar el debate en torno a la profesión en tanto intrínsecamente ligada a la división social de
trabajo, donde la concepción de «cuestión social» asume particularidades específicas; en tercer
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lugar, apelando al referencial lukácsiano, intentaremos desarrollar la implicancia de la categoría de complejo social, en la comprensión de la práctica del Trabajo Social. Siendo este último
un aspecto poco explorado aún, señalaremos algunos aspectos capaces de abrir el juego en el
debate respecto de sus potencialidades explicativas.
Trabajo Social en la tensión trabajo, trabajo productivo y trabajo abstracto
La distinción planteada entre las nociones de trabajo productivo, trabajo improductivo y
trabajo abstracto (alienado) ha suscitado numerosas confusiones a la hora de comprender los
alcances e implicancias de categorías que aporten a comprender los procesos y relaciones sociales.
Particularmente, cuando dicha confusión se traslada al análisis del Trabajo Social, surgen
conclusiones que tienden a opacar su comprensión en cuanto fenómeno histórico.
En función de avanzar en la explicitación de estas categorías (aunque necesariamente in6
curriendo en algunos recortes dado lo dispuesto en las normas de presentación, resulta necesario introducir tres categorías centrales provenientes de la obra marxiana que sirven de base
a nuestros posteriores planteos. Hablamos de las categorías de trabajo, trabajo productivo y
trabajo abstracto.
6. Preferimos hablar de «recortes» y no acudir a la noción de «simplificaciones», puesto que en modo alguno
consideramos que un abordaje pertinente del referencial teórico en cuestión deba asumirse desde la llana simplificación de su contenido; más aún, es justamente este aspecto que criticamos en el apartado anterior.
En primer lugar, es preciso decir que dichas formulaciones provienen de la presentación que,
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de manera clara, realiza Karl Marx en su obra El Capital.
El autor, sentando la base de su planteo y estableciendo un principio metodológico en su
estructura categorial, dirá que el trabajo es aquella actividad primaria del hombre mediante la
cual el mismo efectúa modificaciones sobre la naturaleza, en función de crear valores de uso
destinados a satisfacer necesidades específicas. Afirma Marx que:
El trabajo es, en primer término, un proceso entre la naturaleza y el hombre, proceso en que éste
realiza, regula y controla mediante su propia acción su intercambio de materias con la naturaleza.
En este proceso, el hombre se enfrenta como un poder natural con la materia de la naturaleza.
(Marx, 2003: 116)
Agrega el autor a lo anterior, que el trabajo como capacidad humano-genérica es independiente de cualquier forma de sociedad, es decir independiente de cualquier configuración histórica de las relaciones sociales.
El proceso de trabajo, tal y como lo hemos estudiado, es decir, fijándonos solamente en sus elementos simples y abstractos, es la actividad racional encaminada a la producción de valores de
uso, la asimilación de las materias naturales al servicio de las necesidades humanas, la condición
general del intercambio de materias entre la naturaleza y el hombre, la condición natural eterna
de la vida humana, y por tanto, independiente de las formas y modalidades de esta vida y común a
todas las formas sociales por igual. (Marx, 2003: 119)
Prosigue Marx, profundizando esta cuestión en el capítulo V de la obra citada, exponiendo
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7
que este proceso de trabajo no constituye un proceso mecánico o instintivo, y por ello no resulta de un posicionamiento de respuesta inmediata a estímulos o factores exógenos, más bien
todo lo contrario, el trabajo implica un acto de objetivación de ideas. El autor dirá que el acto
de trabajo consiste en la utilización del cuerpo como medio para la transformación de la naturaleza, mas esa mediación no es otra cosa sino la concreción real (y más aproximada) de un
momento teleológico (previa-ideación) que tiene lugar en la mente del sujeto. Este trabajo, se
torna entonces productivo, en la medida en la que su producto (su fin objetivado), responde a
necesidades concretas. O lo que es lo mismo, su productividad radica en la producción (redundancia válida) de bienes de uso.
Vale preguntarnos por nuestra parte ¿Dónde radica, según Marx la singularidad del trabajo
como elemento ontológico? Precisamente en la capacidad del sujeto para proyectar idealmente
su acto de trabajo, prever resultados y optar por la opción más acorde a su finalidad, arbitrando
8
para ello los medios a su alcance. Reforzando esta noción es que el pensador alemán señala que
7. Como sí podría serlo el caso de la adaptación al medio de algunas especies animales (ej.: el pájaro que,
transformando la naturaleza, construye un nido para resguardar a sus crías de eventuales depredadores; o la
construcción de madrigueras por parte de ciertos roedores).
8. Respecto de los medios de trabajo, afirma Marx que: «El medio de trabajo es aquel objeto o conjunto de objetos que el obrero interpone entre él y el objeto que trabaja y que le sirve para encauzar su actividad sobre este
objeto» (Marx, 2003: 117). Afirma además el autor que la capacidad de utilizar y fabricar medios de trabajo, «caracteriza el proceso de trabajo específicamente humano» (ibidem.)
[…] antes de comenzar el proceso existía ya en la mente del obrero; es decir, un resultado que
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tenía ya existencia ideal. El obrero no se limita a hacer cambiar de forma la materia que le brinda la
naturaleza, sino que, al mismo tiempo, realiza en ella su fin, fin que él sabe que rige como una ley las
modalidades de su actuación y al que tiene necesariamente que supeditar su voluntad (Marx, 2003:
116. Itálicas en el original).
Con esto, vemos que el trabajo excede al mero acto reflejo, implicando el desarrollo de una
impronta particular sobre el objeto de trabajo, en donde permanece plasmado un acto teleológico.
Lo planteado hasta aquí, intentó exponer la forma en que Marx comprende al trabajo en su
forma primaria. Aún así, tanto en el cap. V, como al principio del cap. XIV de El Capital, el autor
9
nos advierte que la definición del trabajo como actividad primaria no basta para explicar las
particularidades que el trabajo asume en la configuración capitalista de las relaciones sociales.
Al respecto, aclara Marx que
Este concepto del trabajo productivo, tal como se desprende desde el punto de vista del proceso
simple de trabajo, no basta, ni mucho menos, para el proceso capitalista de producción. (Marx, 2003: 305)
Es así que el pensador alemán señalará que en el capitalismo el trabajo como praxis primaria
asume la forma de trabajo abstracto (alienado). En esta configuración, el trabajador ya no opera
9. Insistimos en la claridad que denota la exposición de la estructura teórica de Marx cuando es sometida a una
lectura inmanente. Sobre una presentación de lo más clara respecto de la inmanencia y la ortodoxia aplicadas a la
lectura de El Capital. Cf. Lessa, 2007.
transformaciones sobre la naturaleza en pos de la satisfacción de sus propias necesidades, sino
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que lo hace para satisfacer las necesidades del capitalista que emplea su fuerza de trabajo. Considerando al capitalista es que Marx afirma
Desde su punto de vista, el proceso de trabajo no es más que el consumo de la mercancía fuerza de
trabajo comprada por él, si bien sólo la puede consumir facilitándole medios de producción. (Ibíd.: 119)
Siendo la propia fuerza de trabajo una mercancía, ésta es vendida a cambio de un salario.
La creación de bienes de uso cede lugar a la producción de bienes de cambio. Es decir, según el
autor, «en la producción de mercancías los valores de uso se producen pura y simplemente porque
son y en cuanto son la encarnación material, el, soporte del valor de cambio». (Ibíd.: 220).
Ahora bien, permítasenos realizar una cita extensa del capítulo XIV de la obra citada, puesto
que consideramos que en el mismo, pueden identificarse varios de los disparadores que orientan nuestro posicionamiento, sobre todo aquellos que hacen a la relación del Trabajo Social y la
tensión trabajo productivo, trabajo abstracto. Afirma Marx que:
[…] Así como en el sistema fisiológico colaboran y se complementan la cabeza y el brazo, en
el proceso de trabajo se aúnan el trabajo mental y el trabajo manual. Más tarde, estos dos factores
se divorcian hasta enfrentarse como factores antagónicos y hostiles. El producto deja de ser fruto
directo del productor individual para convertirse en un producto social, en el producto común de
un obrero colectivo; es decir, de un personal obrero combinado, cuyos miembros tienen una intervención más o menos directa en el manejo del objeto sobre que recae el trabajo. Con el carácter
cooperativo del propio proceso de trabajo se dilata también, forzosamente, el concepto del trabajo pro-
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ductivo y de su agente, el obrero que produce. Ahora, para trabajar productivamente ya no es necesario
tener una intervención manual directa en el trabajo; basta con ser órgano del obrero colectivo, con
ejecutar una cualquiera de sus funciones desdobladas. La definición que dábamos del trabajo productivo, definición derivada del carácter de la propia producción material, sigue siendo aplicable al
obrero colectivo, considerado como colectividad, pero ya no rige para cada uno de sus miembros,
individualmente considerado. (Marx, Ibíd.: 305)
Como bien lo explica este conocido pasaje de la obra de Marx, el trabajo alienado, orientado a la producción de bienes de cambio, ya poco tiene que ver con aquel trabajo productivo
primario que explicáramos en un principio. Ello es así por varias cuestiones. Intentaremos
simplemente sumariar algunas de ellas debido a las limitaciones de espacio, y centrarnos en
aquellas que consideramos aportan mayores determinaciones al debate que pretendemos
plantear.
Primeramente, un cambio fundamental respecto a la primera forma de trabajo consiste en
la división entre trabajo manual y trabajo intelectual (o mental), en cuanto se señala que, en la
lógica capitalista, dichos polos se separan hasta convertirse en enemigos. Con ello se señala una
clara referencia a los obreros directamente involucrados en la transformación de la naturaleza
(trabajo manual) y aquellos otros involucrados en el planeamiento, supervisión y control de
dichas acciones (trabajo intelectual).
Por otro lado, el autor introduce la noción de obrero colectivo, y con ello, la noción del trabajo
productivo como un trabajo social, producto de un personal obrero combinado. Ello no es menor
si se considera que tal obrero colectivo no responde a otra cosa que a la división socio-técnica
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del trabajo. Así como lo manifiesta el pasaje, los distintos trabajadores participan del proceso de
trabajo en una forma más o menos directa con el objeto.
Por último, pero no menos importante, el autor señala que el modo capitalista opera una dilatación del concepto de trabajo productivo, y de su agente, el obrero que produce, pudiendo aplicarse el tilde de productivo al conjunto del trabajador colectivo pero no a cada uno de sus miembros.
Sumado a ello, reiteramos que la noción misma de trabajo productivo se ve alterada puesto
que la productividad ya no consiste en la simple producción de mercancías, sino, en ultima instancia, (en cuanto media el valor de cambio como principio rector) en la creación de plusvalía.
Nuevamente, de manera precisa, sostiene Marx que «dentro del capitalismo, sólo es productivo el obrero que produce plusvalía para el capitalista o que trabaja por hacer rentable el capital» (Marx,
2003:305. Itálicas en el original). Resaltando además que el trabajo productivo ya no se define en
función de la actividad del trabajo y su efecto útil inmediato, sino que conlleva «además implícita una relación específicamente social e históricamente dada de producción, que convierte al
obrero en instrumento directo de valorización del capital» (ibidem).
Ahora bien, presentada la estructura categorial del planteo marxiano, nos parece oportuno avanzar hacia la problematización de algunas cuestiones livianamente asociadas al Trabajo
Social en algunas producciones académicas y líneas de pensamiento auto-denominadas «críticas», en las cuales se evidencia una dificultad en la reconstrucción de algunas mediaciones
explicativas. Intentaremos por ello establecer algunos lineamientos para la reflexión.
En primer lugar, acorde a los precisos planteos del autor, es claro que es un error pensar al
Trabajo Social como trabajo productivo (de cualquier tipo, es decir, trabajo productivo primario
o trabajo productivo alienado), en el sentido en que la profesión, llamada a intervenir sobre las
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10
manifestaciones de la «cuestión social», inscribe su función fundamentalmente
en el marco
de las políticas sociales, y por ello, en el marco de la reproducción, viabilizando junto con otros
actores, aquello que Topalov (1979) denomina como «sistema público de manutención de la
fuerza de trabajo». Como tal, el ejercicio profesional del Trabajo Social no implica en sí, ninguna
transformación de la naturaleza, por ello, no se aboca a la producción de bienes de uso o bienes
de cambio. Tampoco implica operar sobre ninguna materia prima, en medida alguna (al menos
desde el referencial marxiano) puede considerarse a la «cuestión social» como la materia prima
del ejercicio profesional, puesto que dicha categoría (materia prima) refiere a un intercambio
hombre/naturaleza, según el autor, «todas aquellas cosas que el trabajo no hace más que desprender de su contacto directo con la tierra son objetos de trabajo que la naturaleza brinda al
hombre» (Marx, 2003: 116); y continúa, «por el contrario, cuando el objeto sobre que versa el
trabajo ha sido ya, […] filtrado por un trabajo anterior, lo llamamos materia prima» (ibidem. Itálicas
en el original). Es decir, materia prima refiere necesariamente a un componente natural.
A propósito de lo anterior, señala Lessa que «fuera del intercambio orgánico con la naturaleza […] lo que puede ser transformado son las relaciones sociales. […] El asistente social
transforma las relaciones sociales y estas son cualitativamente (ontológicamente) diferentes
de la materia prima». (Lessa, 2012: 66-67. Traducción propia). Volveremos sobre este punto más
adelante.
10. Decimos fundamentalmente puesto que entendemos que el ejercicio profesional puede tener lugar en
otros espacios como ONG, organizaciones privadas u otros espacios como movimientos sociales entre otros.
Queda claro entonces que, por cuanto no media un proceso de trabajo (como ya fuera des-
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cripto) en la práctica del trabajador social, no es posible identificar ninguna materia prima sobre
la cual opere el ejercicio. Como bien advierte el pensador alemán: «Toda materia prima es objeto
11
de trabajo, pero no todo objeto de trabajo es materia prima» (Marx, op. cit.).
11. A este respecto, una aproximación diferente puede encontrarse en El Servicio Social en la Contemporaneidad,
de Iamamoto (2003). Aquí, la autora señala que es necesario «aprehender la “práctica profesional” como trabajo y el
ejercicio profesional inscripto en un proceso de trabajo» (Iamamoto, 2003: 75. Itálicas en el original).
Partiendo de una comprensión apresurada del trabajo en términos ontológicos, la autora señala, considerando a la
«cuestión social», que «ésta -conforma la materia prima del trabajo profesional, siendo la práctica profesional comprendida- como
una especialización del trabajo, partícipe de un proceso de trabajo» (Iamamoto, 2003: 77).
Asimismo, indica la autora brasileña que la profesión posee sus propios medios de trabajo bajo la forma de conocimientos teórico-metodológicos; y que posee incluso, productos derivados de su trabajo. Señala incluso, que el trabajador
social, forma parte del trabajador colectivo.
Aún cuando reconocemos los importantes avances que Iamamoto aporta a la comprensión del Trabajo Social como
práctica histórica, y reconociendo los significativos avances que su obra supuso (y supone) en la ruptura con tendencias
conservadoras, encontramos que la autora incurre aquí en un equívoco fundamental, que consiste en identificar apresuradamente al proceso de trabajo (conforme lo describiera Marx en el capítulo V de El Capital, es decir, en sus configuración
ontológico primarias), con la práctica del Trabajo Social, sin reparar en las debidas mediaciones, y pasando por alto que
cualquier proceso de trabajo productivo implica necesariamente la transformación de la naturaleza; dejando de lado asimismo, que los medios de trabajo, no son otra cosa que objetos (naturales) de los cuales el hombre se vale para efectuar
dicha transformación. De aquí se desprende, por ejemplo, que Trabajo Social sea ontológicamente incapaz de ge-
nerar cualquier producto.
En líneas generales, la presentación subsiguiente de la autora resulta endeble por cuanto se asienta en esta comprensión apresurada del trabajo, en la cual se confunden los elementos del trabajo productivo, con las condiciones del trabajo
abstracto. Al respecto cf. Iamamoto, 2003, en especial Parte I; respecto de una problematización de este y otros
aspectos de la aproximación de la autora, cf. Lessa, 2007.
Por su parte, el ejercicio de la profesión no genera plusvalía. No produce, por cuanto no trans-
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forma la naturaleza, el «contenido material de la riqueza» (Marx, 2003), y aunque cueste aceptarlo, Trabajo Social resulta una profesión que parasita la riqueza producida por el trabajador
productivo. Mas lo hace de una manera indirecta, al componerse de profesionales empleados
por Estado (principalmente) y de otras instituciones que actúan dando respuesta a las manifes12
taciones de la «cuestión social», a través del asalariamiento.
No obstante ello, el hecho de la no-producción de bienes de cambio o de uso, no implica
que la profesión deba ser entendida por fuera del capitalismo, muy por el contrario, debe ser
comprendida como surgida como parte de la respuesta de la clase dominante a las demandas
de la clase trabajadora en el pasaje del capitalismo comercial al capitalismo de los monopolios.
Ahora bien, el Trabajo Social puede ser pensado como trabajo asalariado, por cuanto se encuentra inscrito en el sistema capitalista de venta de la fuerza de trabajo, esto sí lo asemeja
a cualquier trabajador, en cuanto los trabajadores sociales venden su fuerza de trabajo para
13
garantizar
su reproducción. Mas esto no los iguala a los trabajadores que efectúan transformacio-
nes directas sobre la naturaleza, produciendo el contenido material de la riqueza social. Con ello,
decimos que el trabajador social en sentido alguno es un proletario. Y con ello planteamos asimismo
que tampoco puede pensarse al trabajador social como un actor revolucionario, decimos, su in-
12. Lo que intentamos ilustrar es que dicho salario proviene originalmente de la explotación del trabajo productivo. El ejercicio profesional de Trabajo Social no genera en sí ninguna nueva riqueza que pueda ser ni expropiada ni usufructuada por nadie.
13. O intentar garantizar, discusión que habrá que mantener en función del debate sobre las condiciones generales de trabajo del ejercicio profesional.
tervención profesional como praxis revolucionaria. En ese sentido, no afirmamos que la persona
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trabajador social no pueda constituirse como actor revolucionario por fuera de la profesión, es
decir, constituirse en su para-sí como sujeto histórico, en cuanto se reconozca su condición de
clase e identifique y haga carne a su vez, la necesidad colectiva de transformar y superar las
relaciones sociales que sustentan el estado actual de dicha condición, mas esta constitución no
es pasible de ser pensada en los parámetros de los roles que, de acuerdo con Oliva (2007) responden a las funciones profesionales del Trabajo Social: asistencia, gestión y educación.
A propósito de ello, y retomando algunos planteos de Iamamoto (1997), identificamos sí, en el
lugar contradictorio que ocupa el trabajador social en tanto debe responder a las exigencias del
14
empleador como representante de la clase dominante
y a las demandas de la clase trabajado-
ra, la posibilidad de fortalecer procesos que apunten a la construcción de diferentes grados de
conciencia de clase. En este sentido, podrá quizás aportar un elemento que camine en dirección a
la organización de la clase trabajadora, pero en modo alguno podrá constituirse en sujeto revolucionario desde su rol profesional.
14. Al respecto, cabe resaltar que dicha concepción del empleador como clase dominante se sobredimensiona
intencionalmente de manera de ilustrar nuestro planteo de la forma más clara posible. En este sentido, afirmamos
que cualquier ámbito institucional se encuentra atravesado por (y es resultado de) procesos de correlaciones de
fuerza en constante movimiento, donde la resultante institucionalización devienen en función de la expresión de
movimientos contradictorios (Cf., Gramsci, 2012; Matus, 1987; Cañizares, 2013). Con ello decimos que el establecimiento de los parámetros dominante-dominado no resultan de un ejercicio taxonómico lineal.
Trabajo Social y división social y técnica del trabajo
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
131
Considerar el surgimiento del Trabajo Social como profesión remite a pensar necesariamente en las transformaciones que, a partir del pasaje del capitalismo comercial al capitalismo
monopolista, se producen a nivel societal. En principio, es en esta etapa en que asistimos a un
particular fortalecimiento de la clase trabajadora en cuanto actor capaz no sólo de denunciar las
desigualdades inherentes al modelo de acumulación, por cuanto se hace evidente que la pobreza crece «en razón directa con el aumento de la capacidad social de producir riquezas» (Netto,
2003), sino también de proponer otro modelo de sociedad, impugnando una configuración de las
relaciones sociales basadas en la explotación del hombre por el hombre.
En este contexto, en cuanto el Estado debe ampliar sus mecanismos de actuación de cara a
la búsqueda de un mínimo de consenso, y a sabiendas de los límites que la coerción supone en
el tratamiento de los problemas sociales, es que surge una serie de instrumentos burocráticoinstitucionales novedosos, de cara al enfrentamiento a esta «cuestión social» colocada en la
agenda mediante la lucha de los subalternos.
Esta ampliación del Estado, en cuanto debe reconocer un mínimo aceptable de las demandas
de la clase trabajadora, supone asimismo una forma de garantizar la reproducción de aquella
fuerza de trabajo sin la cual no sería posible ninguna acumulación.
El conjunto de problemas sociales, políticos y económicos derivados de las contradicciones
del sistema capitalista, conforman entonces la «cuestión social», claro está que esta «cuestión
social» se reconoce en tanto y en cuanto se torna objeto de atención por parte de la clase dominante, mas también en cuanto la exigencia de su enfrentamiento se conforma en estandarte de
la demanda de la clase trabajadora organizada.
Existiendo la necesidad de atender a esta «cuestión social» expresada bajo la forma de pro-
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blemas sociales, es que la burguesía precisará de establecer una serie de herramientas entre las
cuales, expresando el reconocimiento de los llamados derechos sociales, las políticas sociales
asumen un espacio central. Con ello, se torna necesaria la figura de un actor capaz de intervenir
sobre las refracciones (Netto, 2002a) de la «cuestión social», es allí donde el lugar del Trabajo
Social adquiere sentido.
Lo que pretendemos establecer es la existencia de una base netamente material para la
«cuestión social» y, asimismo recalcar que, por ello, la existencia misma de la profesión del Trabajo Social no deriva como lo sostiene el pensamiento conservador, de la evolución de las llama15
das proto-formas,
sino de una ruptura asociada a una reconfiguración de las necesidades del
capital para dar respuesta a una pujante demanda de la clase trabajadora.
Se hace necesaria la existencia de un actor que actúe de medio entre las demandas y la
respuesta por parte del Estado. En la medida en que las respuestas forman parte de un sistema
institucional formal, las formas de la beneficencia, la filantropía y la caridad resultan insuficientes e inviables de ser encuadradas en los sistemas de políticas sociales. El Estado se coloca como
garante de un mínimo de estabilidad para asegurar asimismo la cohesión del sistema social.
Menciona Guerra que
15. Aún la noción de proto-forma resulta contradictoria si se la piensa como «forma-previa» de la profesión.
Esto dicho, puesto que no consideramos que exista una continuidad en este proceso, sino más bien una ruptura
conforme la nueva configuración socio-técnica del trabajo que referenciáramos.
Con la complejización de la cuestión social y como consecuencia del tratamiento que el Estado
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le atribuye, recortándola como cuestiones sociales a ser atendidas por las políticas sociales, se instituye
un espacio en la división socio-técnica del trabajo para un profesional que implementase las políticas sociales, contribuyendo para la producción y reproducción material e ideológica de la fuerza
de trabajo. (Guerra, 2003: 186).
Respecto de esto último, el origen del Trabajo Social se asocia a una función reproductiva, se
asocia asimismo a una necesidad de legitimar y consolidar la hegemonía de la clase dominante a
través de una acción que, concomitantemente a la asistencia material, conlleve en sí un componente socio-educativo (Yazbek, 2000), puesto que la clase hegemónica precisa, según Montaño, de
«dotar de legitimidad al sistema socioeconómico y político que la sustenta» (Montaño, 1998: 29).
A propósito de esto, agrega Montaño que,
[…] se ve al Servicio Social ocupando un lugar en la división sociotécnica del trabajo, dentro
de un proyecto político-económico hegemónico y desempeñando funciones de control y apaciguamiento de la población en general y de las clases trabajadoras en particular. (Montaño, Ibíd.: 45)
Es así que la profesión se legitima en tanto producto histórico, en tanto resultante de una
particular configuración del trabajo en su dimensión social. Con ello, dicho aspecto resulta ineludible, aún más porque ilustra claramente lo que señaláramos previamente, el posicionamiento
del Trabajo Social como trabajo improductivo, es decir, como trabajo que no crea plusvalía, no
produce valores de uso, no transforma la naturaleza, y por lo tanto no agrega valor al capital.
La instrumentalidad del Trabajo Social se efectiviza, según Guerra (2003), en cuanto se inscri-
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134
be en un rol reproductor de las relaciones sociales, en el sentido en el que opera en la mediación
entre teleologías y causalidades, entre demandas y respuestas a los problemas sociales, praxis
durante la cual pone en juego una función específica, la de reproducir un ordenamiento particular de las relaciones sociales.
No podemos dejar de pensar al Trabajo Social ligado a la división social del trabajo puesto
que, en última instancia, el trabajador comparece como la resultante de la complejización del
trabajo, como la especialización de los mecanismos en torno a la reproducción y, en definitiva,
como una especialización particular del trabajo, aunque no pueda ser comprendido en el sentido preciso del término (Macedo Da Costa, 2013).
Lo que pretendemos recalcar, sin intención de abordar en profundidad un tema vastamente
trabajado sobre el cual existen claros y rigurosos aportes de diversos autores latinoamerica16
nos,
es la necesaria relación entre Trabajo Social y división social del trabajo.
Ahora bien, en función de avanzar en la complejización de la comprensión del Trabajo Social
como fenómeno inteligible en el marco de su función reproductiva en la sociedad de clases,
intentaremos explicitar algunas de las particularidades que el referencial lukácsiano aporta a la
comprensión de los sentidos de la intervención.
16. Cf. Netto (2002a), (2002b) y (2003); Iamamoto, (1997); Grassi, (2003); Oliva, (2007b); Manrique Castro, (1982);
Guerra, (2003); Montaño, (1998).
Trabajo Social como complejo social, aproximaciones reflexivas
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
135
Es preciso retomar en este punto, algunos de los supuestos que planteáramos en nuestro
primer apartado.
Fundamentalmente es preciso recalcar, como dijimos, que no podemos considerar al Trabajo Social como trabajo productivo, o siquiera trabajo en sentido estricto, puesto que no ejerce
ninguna modificación sobre la naturaleza. A ese respecto, resulta completamente válida la pregunta: no siendo trabajo ni en su sentido primario, ni abstracto ¿qué constituye la esencia del
Trabajo Social?
Para responder esta pregunta, el referencial presentado por Lukács en su Ontología del ser
social resulta ineludible.
Lukács, retomando y ampliando los postulados marxianos, diferenciará dos tipos de teleologías asociadas al trabajo.
La primera de ellas, se asocia al proceso de trabajo descrito por Marx en su capítulo V de El
Capital, esto es, la transformación efectiva de la naturaleza en función de la creación de bienes
de uso destinados a satisfacer necesidades. Aquí el acto teleológico se constituye en primario,
puesto que el hombre objetiva en lo concreto la previa-ideación que parte del análisis de las opciones posibles de su acción.
17
Si se quiere, sigue el esquema de previa-ideación, objetivación,
exteriorización. El acto teleológico se aplica sobre la transformación directa sobre la naturaleza
17. El hombre posee en sí la capacidad de prever resultado y evaluar la relación medios-fines en base a una
representación ideal reflexiva anticipada. Es decir, posee la capacidad de seleccionar aquellos medios que resultarán más beneficiosos o funcionales a la efectivización de una finalidad.
y sólo eso, pues esto constituye su fin práctico. A este tipo de teleologías es que Lukács denomi-
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136
nará como posiciones teleológicas primarias.
Ahora bien, existe otro tipo de posición teleológica, orientada ya no a la modificación de la
naturaleza en sí, es decir a la colocación de un fin puesto sobre elementos naturales, sino más
bien, a la colocación de fines puestos sobre la conciencia de otros hombres. Hablamos de las
posiciones teleológicas secundarias. En este tipo de teleologías, ya no media la relación hombrenaturaleza, sino que ésta es desplazada por la relación hombre-hombre. El fin ya no apunta a la
modificación de la naturaleza, sino a la reproducción de una determinada forma de organización de las relaciones sociales.
Al respecto de las posiciones teleológicas secundarias, afirma Lukács que:
El contenido esencial de la posición teleológica es […] la tentativa para conseguir que un hombre (o un grupo de hombres) realice, por su parte, posiciones teleológicas concretas […], en esta
segunda forma de posición teleológica […] el fin puesto es inmediatamente un fin puesto por otros
hombres […]. (Lukács, 2004: 103-104).
Es aquí donde cobran relevancia los planteos de Lukács para entender la funcionalidad de un
conjunto de relaciones sociales que apuntan a reproducir una determinada configuración del
sistema social, hablamos de aquello que Lessa califica como «portadores prácticos del poder de
unos sobre otros» (Lessa, 2000), los complejos sociales.
Siguiendo a Gianna y Mallardi, es posible comprender a los complejos sociales como «el
conjunto de relaciones sociales que tienen una particularidad y funcionalidad concreta para
garantizar la reproducción social, principalmente en lo que respecta a la división social y técnica
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
137
del trabajo». (Gianna y Mallardi, 2011: 28).
Este tipo de complejos apuntan no a la transformación de la naturaleza, sino a la reproducción
y manutención de las relaciones sociales, específicamente, en el marco del capitalismo, a la manutención de relaciones sociales de producción.
Es en este sentido en que el Trabajo Social puede ser identificado como una posición teleológica secundaria y, por ello, como profesión, como un complejo social que deriva de la división social
y técnica del trabajo. En la medida en que éste actúa directamente en la esfera de la reproducción
no podemos identificar al Trabajo Social como trabajo propiamente dicho.
Al respecto, considerando la vinculación entre división social del trabajo y teleologías secundarias, Macedo Da Costa señala que:
[…] no existe problema entre tener origen en la división del trabajo y ser una posición teleológica secundaria […]. Toda profesión tiene origen en la división del trabajo. Algunas […] actividades no
poseen como finalidad la acción directa sobre la objetividad material en el sentido de producir bienes
materiales, sus funciones están dirigidas a aspectos de la vida en sociedad, a ser corregidos o conservados, a tornarse medios de vida para algunos sólo cuando existe la posibilidad de que miembros de
la sociedad puedan vivir sin una participación directa en las actividades específicamente económicas.
(Macedo Da Costa, 2013: 19)
Al respecto, Lukács agrega que
La división del trabajo comienza cuando las ocupaciones singulares se autonomizan en profe-
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
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siones. Esto constituye, obviamente, un gran progreso en términos sean económicos o sean técnicos, mas no olvidemos que la diferenciación de las profesiones tiene como premisa social que en
todos los campos del trabajo, cualquiera pueda obtener para sí (reproducir) los productos inmediatamente necesarios para vivir, sin que deba producirlos por sí mismo. (Lukács, 1981: 5)
Lo que intentamos mostrar es que el Trabajo Social tanto resulta de la división social y técnica del trabajo como constituye una posición teleológica secundaria. Por cuanto se inscribe en la
esfera de la reproducción implica, en sí y como explicamos, un doble proceso de reproducción:
la reproducción material, objetivada en las diversas formas de asistencia material que suponen
las respuestas a las manifestaciones de la «cuestión social» y, además y fundamentalmente, la
reproducción en el sentido espiritual, (Marx y Engels, 2010; Iamamoto, 1997) en el sentido de la
intencionalidad de reproducir un modo específico de ordenamiento social. Se trata de reproducir
aquello que De Souza Martins (1982) califica como «modo capitalista de pensar», esto es, la reproducción del imaginario que sustenta los supuestos de la producción de mercancías bajo las condiciones de la cosificación, la explotación del hombre por el hombre y el fetichismo del consumo.
Lessa aporta al respecto una imagen clarificadora, al señalar que:
[...] en cuanto el operario
18
tiene en su objeto una materia que se comporta según leyes fijas,
que vienen de la física, de la química y de la biología, los asistentes sociales actúan sobre relacio-
18. El autor se refiere al operario como trabajador productivo tal como lo describiéramos.
nes sociales cuya forma y contenido dependen, también, de aquellos que los propios individuos
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
139
piensan y sienten, de la reacción de los individuos a cada hecho histórico […] En el segundo caso, la
acción envuelve la mediación de la ideología, en el primer caso la ideología está presente sólo del
lado del operario y no de la materia a ser transformada. (Lessa, 2012: 66. Traducción propia )
Así, el trabajador social se constituye en un trabajador asalariado, pero la comprensión de
éste como trabajador productivo resulta errónea. Señala Macedo Da Costa que la profesión se
asocia mucho más a las teleologías secundarias; «esto no compromete en nada la constatación
que el asistente social se inserta en cualquier espacio socio-ocupacional como trabajador asalariado, pero delimita que la naturaleza de la función que ejerce se constituye distinta, por ejemplo, de la
función del obrero» (Macedo Da Costa, 2013: 26. Itálicas nuestras).
Entonces, es preciso señalar que la comprensión del Trabajo Social como complejo social,
como posición teleológica secundaria no implica de por sí un determinismo según el cual no
resta al trabajador social más que la resignación al momento reproductivo de la hegemonía
burguesa. Muy por el contrario, nuestro planteo se posiciona en la intencionalidad de arrojar
elementos de reflexión en torno al componente problematizador de las categorías presentadas.
A este respecto, resulta preciso presentar algunas de las mediaciones que operan en la interpretación de las particularidades del Trabajo Social comprendido como teología secundaria.
En principio, es preciso decir que esta comprensión permite pensar los diferentes momentos
de la intervención como momentos en que se objetiva una teleología determinada. Al igual que
sucede en la praxis del trabajo, la objetivación de las diferentes intervenciones profesionales
supone la existencia de momentos ideales que, derivados de las condiciones históricas concre-
tas de la totalidad, se definen en función de la elección entre alternativas. De esta manera, el
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
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análisis situacional de una determinada refracción de la «cuestión social», se corresponde con
un momento teológico específico. Tratándose en este caso de teleologías secundarias y por ello,
destinadas a la colocación de fines sobre la conciencia de otras personas, las elecciones sobre
dichas acciones parten de comprensiones y reconstrucciones particulares de la realidad.
En este sentido, comprender a la intervención social como acto teleológico secundario remite a pensar no sólo en la teleología procesada por el profesional, sino también, en el determinante teleológico institucional en el que se encuadra su labor; en el determinante establecido
por la función social de la institución en el marco de la división social y técnica del trabajo.
Por otra parte, el considerar la profesión como una posición teleológica secundaria, remite
necesariamente a pensar en el problema de la ideología, y no comprendiendo a ésta de manera
simple, comúnmente asociada a la idea de «falsa conciencia» sino, y recuperando los aportes
de Lukács (2010), entendiendo a las ideologías como las formas «en las cuales los seres humanos se tornan conscientes de los conflictos y los combaten» (Lukács, 2010: 34). En este sentido,
considerar los componentes ideológicos presentes tanto en la vida cotidiana de los usuarios de
los servicios sociales, como las determinaciones representadas por la correlación de fuerzas
estructuradas en función de las particularidades de la «cuestión social», se constituye en blanco
de la reconstrucción analítica de las particularidades de la profesión del Trabajo Social. Principalmente porque las funciones que el profesional detenta en su rol remiten al enfrentamiento
de conflictos en el cotidiano de la vida de las personas. Cotidiano que se expresa, en sí mismo,
como la configuración de las relaciones sociales en su en-sí.
En síntesis, considerar el Trabajo Social como un complejo social nos posibilita poder recons-
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
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truir las mediaciones ontológicamente vinculadas entre teleologías y causalidades. Relación
siempre mediatizada por las particularidades históricas del cotidiano social.
Así, encontramos que el develamiento de estos componentes y la reflexión respecto de la
función reproductiva intrínseca de la profesión, debe apuntar más bien a la ruptura con las
tendencias reproductivistas del egoísmo y la individualidad burguesa, del fetichismo de la mercancía y la explotación del hombre por el hombre.
La intención reflexiva pretende aportar elementos que permitan deconstruir el componente
teleológico de la intervención profesional y orientarlo hacia fines universales, humano-genéricos.
Consideraciones finales
A lo largo de nuestro recorrido intentamos desarrollar algunas categorías que consideramos
centrales a la hora de establecer precisiones teórico-metodológicas para la comprensión del
Trabajo Social en la sociedad capitalista.
Así, recuperando la obra de Marx intentamos presentar las distinciones que el autor presenta respecto a las categorías de trabajo y trabajo abstracto y, dentro de esta discusión, las
particularidades e implicancias que el trabajo productivo asume en función de ordenamientos
particulares de las relaciones sociales.
Concluimos en el primer apartado que, acorde a los postulados marxianos, no podemos considerar al Trabajo Social como trabajo productivo, por cuanto no ejerce transformaciones sobre
la naturaleza, encontrando su locus operativo esencialmente en la esfera de la reproducción.
Señalamos asimismo que el trabajador social puede ser considerado un trabajador asalaria-
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
142
do, mas ello no implica que pueda constituirse desde su práctica como un actor revolucionario,
capaz de subvertir radicalmente las relaciones sociales que sustentan el modo capitalista. Siendo ello un papel histórico puesto exclusivamente al proletariado, el trabajador social podrá sí
aportar contribuir a procesos de construcción de conciencia y organización colectiva, incluso a la
defensa de los intereses de la clase trabajadora, más su papel en cuanto profesional se define en
tanto trabajador asalariado que proporciona estrategias de enfrentamiento a la «cuestión social».
En el segundo apartado, recuperamos aportes de la tradición marxista que permiten colocar
el origen de la profesión como consecuencia de la división social y técnica del trabajo que tiene
lugar en la ampliación del Estado correspondiente al pasaje del capitalismo comercial al capitalismo de los monopolios.
Señalamos cómo la instrumentalidad del Trabajo Social se define en función de reproducir
la hegemonía dominante, dando respuesta a las demandas de la clase trabajadora acentuando
un trabajo socio-educativo.
A su vez, pretendimos afirmar que la comprensión del Trabajo Social como un complejo social y asimismo, como resultante de la complejización del trabajo en la división socio-técnica,
no son factores excluyentes el uno del otro. Sino más bien, enfoques que adquieren sentido en
el marco de las relaciones sociales que dan sentido al sistema capitalista.
Por último, recuperando el referencial lukácsiano, intentamos demostrar cómo la profesión
puede ser entendida como una teleología secundaria, como un complejo social destinado a la
colocación de fines puestos sobre la conciencia de otros hombres, evidenciado por una doble
intencionalidad reproductiva de las relaciones sociales, tanto material y como espiritual.
E intentamos reflexionar sobre algunas mediaciones que operan en dicha comprensión, in-
Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
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tentando señalar el momento teleológico como proceso que atraviesa el ejercicio profesional
tanto en la dimensión individual (considerando al trabajador social) como a nivel institucional.
Y señalamos asimismo la importancia que adquiere la dimensión ideológica en cuanto vehículo
de resolución de conflictos para los usuarios de los servicios sociales.
A modo de cierre, nos parece oportuno recalcar que una acepción problematizadora,
tanto de la profesión como de las manifestaciones de la «cuestión social» que esta enfrenta, no
puede mostrarse ajena a la comprensión rigurosa de categorías esenciales tales como trabajo,
reproducción, teleología, «cuestión social», totalidad. Creemos que la problematización de sus
sentidos y la deconstrucción de sus mediaciones internas, constituyen la vía para la ruptura con
la pseudo-concreción (Kosik, 1967), y la construcción de concepciones y prácticas superadoras.
La construcción de teleologías que apunten a objetivar procesos donde primen valores
humano-genéricos resulta un desafío primordial, no sólo para trabajadores sociales en la búsqueda de estrategias de intervención superadoras, sino para todos aquellos intelectuales con
conciencia crítica e intención de ruptura con lo dado.
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Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
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Reflexiones en torno a la corriente crítica en Trabajo Social / Brian Z. Cañizares
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147
El puntapié inicial de esta revista es la pretensión de poner en común información que, no
por conocida, es posible encontrar reunida para organizar un debate.
El cuadro que se encuentra más abajo está compuesto por un primer grupo de instituciones
que ofrecen formación de posgrado, en el país y en el cono sur, con una cierta vinculación histórica que permite establecer recorridos y tendencias.
Presentamos ciertas características comunes y diferentes en las cuales puede ser productivo
centrar la mirada.
Perfil de formación
Aparecen actualmente dos perfiles: uno «académico» y uno más «profesionalizante». Se ponen en juego los intereses de los cuerpos académicos y las apuestas, la posibilidad de que los
estudiantes se puedan incorporar a los núcleos de investigación; o la posibilidad o el riesgo de
que las maestrías terminen siendo un dictado de cursos, que es casi una idea de especialización.
Pero no con una idea de formación; y se coincide en afirmar que la formación de investigadores
consiste en una verdadera apuesta política.
Está en los objetivos de alguno de los planes de estudios, la formación de profesionales de
altísimo nivel capaces de ejercer liderazgo en áreas claves del Estado y de organismos internacionales.
Se cuestiona al profesional «obsoleto», que no se propone continuar con su formación y por
Posgrados en Trabajo Social relacionados institucionalmente
148
lo tanto ahí estaría otro objetivo de las maestrías, el de propiciar intervenciones innovadoras,
rigurosas, de actualización y perfeccionamiento.
Creación de las maestrías para poder pensar el campo profesional
Por lo menos en el caso de Argentina, los problemas de las maestrías tienen que ver, por un
lado, con los imperativos del sistema educativo en donde se fue acrecentando la necesidad de la
formación y la necesidad de la formación de posgrados. Especialmente en los niveles de maestría y doctorado, aparentemente se habría puesto más esfuerzo en las maestrías. Y por otro lado,
debido al grado de desarrollo de Trabajo Social, a la necesidad y al interés, lo que puede verse
como cuestiones corporativas.
Se iniciaron las maestrías en determinado momento no sólo porque el sistema lo exigía, sino
porque se estaba en condiciones para ello.
Resulta común a varias de los procesos de formación el interés por instalar especializaciones
articuladas con tramos comunes al dictado de las maestrías.
Habría que preguntarse si las líneas de investigación están en algunos pos grados y las debilidades en el grado; en el mismo sentido, sería válido plantearse la prevención respecto a que
los pos grados no deben convertirse en complementarios de la formación del grado, o solucionadores de las carencias de éste.
Modalidades de cursado
Posgrados en Trabajo Social relacionados institucionalmente
149
Existen ventajas y desventajas de cursado con clases presenciales sistemáticas, relacionadas
con la procedencia de los maestrandos; la posibilidad de intercambio entre profesionales que
ejercen en puntos distantes del país y de otros países de América Latina, los costos y las distancias. En Argentina, la mayoría de las maestrías se encuentran con que sus estudiantes proceden
de puntos muy lejanos.
La ventaja del cursado intensivo, cotidiano, está relacionada con dos cuestiones: la primera
es que una experiencia de posgraduación implica disponerse a aprender del que sabe; y la otra
es que mientras no haya un cuerpo académico estable y que funcione dentro de líneas de investigación específicas los estudiantes que se incorporan no tendrán acceso a una experiencia
en términos de pos graduación, y eso no se hace a distancia, lo cual no invalida la asistencia
a conferencias o seminarios. Pero es necesario el contacto cotidiano. No se puede aprender a
investigar si no se está dentro de un núcleo de investigación. No se puede aprender a teorizar si
quien se tiene adelante no ha teorizado más que uno. De lo contrario hay una inversión riesgosa: creer que se puede hacer pos graduaciones sin cuerpos académicos estables.
Posgrados en Trabajo Social relacionados institucionalmente
Posgrados en Trabajo Social relacionados institucionalmente
150
UNLP – FTS (La Plata)
Maestría en Trabajo Social Doctorado en Trabajo Social
Maestría: seis cohortes
Doctorado: cursando la segunda cohorte
UNER – FTS (Paraná)
Maestría en Trabajo Social
1999-2003-2005-2007-2009-2011-2013-2015
Séptima cohorte en desarrollo
UNC – ETS (Córdoba)
Maestría en Trabajo Social
2005-2006-2009
Cuarta cohorte en desarrollo
UNR – FCP (Rosario)
Doctorado en Trabajo Social
2004-2005-2006-2007-2008-2009-2010-2011-2012
Dos reuniones de admisión al año, una por semestre. Ocho años de admisión. El doctorando organiza
su propio cursado en cuatro años.
FCS – UDELAR (R. O. del Uruguay)
Maestría en Trabajo Social Doctorado en Trabajo Social
Seis cohortes de la Maestría
Tres cohortes de Doctorado
PUC (Santiago de Chile)
Maestría en Trabajo Social
2003-2007
Cinco cohortes de 20 estudiantes como máximo
Sin datos actualizados
UFSC (Florianopolis – Brasil)
Programa Pos Graduación
Maestría en Trabajo Social
2001 – Flujo continuo anual ocho cohortes
151
MAESTRÍA EN TRABAJO SOCIAL FTS – UNER
ABSTRACTS DE TESIS APROBADAS
Las representaciones sociales de los docentes de escuelas egb común
de Santa Fé, acerca de las situaciones de violencia escolar
Autora: Laura Bibiana Imbert
Directora: María del Rosario Badano
Planteo como objeto-problema de investigación: ¿cuáles son las representaciones
sociales de los docentes de escuelas egb común de Santa Fe sobre situaciones de
violencia escolar? Con el objetivo de construir marcos descriptivos y conceptuales.
El diseño, de tipo cualitativo, abarcó una muestra de 14 maestros, de 6 escuelas.
Sus «dichos» constitutivos de un discurso que trasciende lo individual y refiere a
prácticas más amplias, permitieron analizar lo que perciben, significan, explican,
sienten y actúan sobre las situaciones violentas escolares e interpretar sus representaciones sociales.
Analicé la información utilizando el método comparativo constante.
Entre los principales resultados puedo mencionar:
∙ dos grandes grupos de perspectivas docentes frente al problema: «reduccionistas» y «complejas» vinculadas a diferentes supuestos básicos subyacentes;
Abstracts de tesis aprobadas - Maestría en Trabajo Social FTS - UNER
152
∙ el poder denominativo de las representaciones sociales, otorgando rasgos a los
alumnos que inciden en su vida escolar;
∙ diversas estrategias docentes, vinculadas a las perspectivas asumidas;
∙ «violencia escolar» forma parte de una construcción discursiva, interjugando
diversas dimensiones: contextual, institucional, particular de los docentes y
representaciones sociales subyacentes a prácticas discursivas, configurando
fuerte andamiaje simbólico, inadvertido, sostenido por una trama socio-histórica-cultural.
El conocimiento posibilita la transformación de la realidad. Apuesto entonces
a comprender la complejidad del fenómeno para superar reduccionismos de las
prácticas. Implica construir pasajes sobre violencia escolar:
∙ de hecho en sí a hecho en la trama
∙ de problema individual a problema social
∙ de una-visible a múltiples – ocultas
∙ de parálisis a potencia
∙ del ideario perdido a desafíos actuales
∙ de voces acalladas a lenguaje compartido
∙ de configuración de pseudo-sujetos a sujetos de derechos
∙ de tutela educativa encubierta a propuestas emancipadoras. ◊
Envejecer en un contexto de (des) protección social
Abstracts de tesis aprobadas - Maestría en Trabajo Social FTS - UNER
153
Autora: María de Carmen Ludi
Directora: Margarita Rozas Pagaza
Las preocupaciones centrales que orientan la investigación giran en torno a:
∙ conocer qué aspectos y características, en relación a condiciones materiales y
simbólicas de vida, configuran diferentes situaciones de vejez en el actual contexto de protección social: cómo viven, sienten y piensan su proceso de envejecimiento, su vejez, viejos de sectores pobres;
∙ revisar cómo operan ciertos prejuicios, creencias y estereotipos prevalecientes
en nuestra sociedad acerca de la vejez y construir argumentos para el diseño
e implementación de políticas sociales acordes a las necesidades, intereses y
demandas de los viejos que tiendan a revalorizar su lugar y condición humana.
El desarrollo de la investigación permite clarificar, comprender e iluminar aspectos y características identificadas en relación al objeto de estudio, construir conceptos y relaciones en torno a:
∙ Cuestiones acerca del envejecer
∙ Situaciones de vejez
∙ Vejez y protección social en el actual contexto
∙ Trabajo Social y Vejez. ◊
Discursos políticos de trabajadores sociales:
Abstracts de tesis aprobadas - Maestría en Trabajo Social FTS - UNER
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las cosas del poder en la cotidianeidad académica
Autora: Isela María Firpo
Directora: Laura Rozados
La investigación indaga desde una perspectiva socio semiótica, los sentidos políticos presentes en expresiones discursivas de Trabajadores Sociales de la Facultad
de Trabajo Social – uner, procurando objetivar las prácticas profesionales y sus correlatos en la cotidianeidad académica. Se analiza la microfísica de vínculos entre
Trabajadores Sociales en distintas situaciones de esa cotidianeidad, las nociones y
cuestiones de poder que interjuegan, la racionalidad política que sustenta el hacer
y el hacerse de todos los días a título institucional y las manifestaciones que adquiere la cultura política allí vigente. El abordaje es de tipo cualitativo y se utilizan
las herramientas del análisis del discurso en el trabajo metodológico de cuatro corpus: tres corresponden a situaciones de comunicación formal y una informal entre
Trabajadores Sociales. El tratamiento metodológico de los corpus ha sido comparativo, apuntando a la aprehensión de grandes configuraciones de sentido, a dar
cuenta de las posiciones de sujeto político allí definidas, de los esquemas valorativos que éstas suponen y de la interrelación entre diferentes tipos de enunciados. El
universo de estudio estuvo constituido por el conjunto de expresiones discursivas
de Trabajadores Sociales y las unidades de análisis, por cada una de esas expresiones. Las técnicas de obtención y análisis de la información empírica fueron por su
parte la observación, la consulta de documentación y el registro. ◊
Procesos de dominación / emancipación de mujeres
Abstracts de tesis aprobadas - Maestría en Trabajo Social FTS - UNER
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en contextos de violencia familiar
Autora: Silvana Martínez
Directora: María del Rosario Badano
La investigación intenta comprender, interpretar y describir los procesos de dominación / emancipación de las mujeres en contextos de violencia familiar, tomando
como referente empírico un grupo de mujeres de la provincia de Misiones, que han
accedido a ser entrevistadas y a contar sus historias. El interés es indagar estos
procesos con una mirada política, analizando cómo se configuran los mismos por
las prácticas sociales, los discursos sociales, las relaciones de poder y los procesos
identitarios.
La apuesta central en relación con Trabajo Social es demostrar que si se dan determinadas condiciones objetivas y subjetivas las mujeres violentadas en el ámbito
familiar pueden emanciparse. La dominación y emancipación constituyen procesos dialécticos configurados por las prácticas, los discursos, el poder y las identidades, en los cuales cada uno de ellos puede orientarse con sentido emancipatorio o
a la inversa. ◊
Intervención profesional de los trabajadores sociales del área Salud
Abstracts de tesis aprobadas - Maestría en Trabajo Social FTS - UNER
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en el maltrato infantil en Rosario
Autora: Griselda Inés Bruniar
Directora: María Eugenia Garma
La investigación parte de la preocupación por el aumento de la demanda a los trabajadores sociales referida a violencia doméstica y en especial el maltrato infantil
y la necesidad de brindar respuestas pertinentes que modifiquen la situación de
abuso. En el área salud los trabajadores sociales son demandados por esta problemática, interesa conocer sobre qué, desde dónde y cómo se interviene. El objetivo
general de la investigación es identificar las estrategias de intervención profesional
de los trabajadores sociales en la problemática del maltrato infantil. Los objetivos
específicos son: analizar las demandas de intervención en maltrato infantil, conocer la modalidad de análisis y la valoración del riesgo y gravedad ante la sospecha
de maltrato infantil, determinar las estrategias de intervención, conocer el compromiso del equipo de salud y la institución y establecer cómo se planifica la continuidad del proceso de atención.
El resultado permite apreciar los diferentes momentos del proceso de trabajo.
La importancia que las trabajadoras sociales le otorgan al análisis de lo microsocial
y cómo realizan intervenciones que incluyan a la familia revinculándolos con la
comunidad, y muestra cómo se logra una respuesta satisfactoria cuando el trabajo
es interdisciplinario y en red. ◊
Representaciones sociales sobre el Trabajo Social. Una aproximación
Abstracts de tesis aprobadas - Maestría en Trabajo Social FTS - UNER
157
de las trabajadoras sociales de instituciones públicas de Enseñanza Media
de Asunción sobre su profesión
Autora: Sara Raquel López Cristaldo
Directora: Stella Marys García Agüero
Siguiendo los aportes de la psicología social, se intenta comprender qué significados los sujetos profesionales le dan a su intervención. Se rescatan aspectos que explican la génesis del trabajo social en Paraguay y se expone cómo sus dos elementos
ideoculturales (el movimiento médico higienista y la intervención religiosa) fueron
configurando históricamente loa profesión al punto de continuar sustentando teórica y doctrinariamente la intervención profesional actual. La investigación intenta
dar cuenta cómo operan las representaciones sociales, marcando de manera importante a la filantropía como uno de los ejes de la actual intervención profesional.
A pesar de que, con la Reforma Educativa las exigencias planteadas a las profesionales se han ampliado, la atención de caso, grupo y comunidad siguen hegemonizando la intervención profesional. ◊
Procesos de dominación cultural y reproducción de la desigualdad social.
Abstracts de tesis aprobadas - Maestría en Trabajo Social FTS - UNER
158
La cuestión social tabacalera en Argentina
Autor: Juan Omar Agüero
Directora: Alicia Gloria Dieringer
En la investigación se intenta comprender, interpretar y describir la configuración
histórica de la cuestión social tabacalera en Argentina y cómo los procesos de dominación cultural y de reproducción de la desigualdad social se refuerzan e imbrican mutuamente, constituyendo el mundo de vida de los tabacaleros de Jujuy y Misiones, principales provincias productoras de tabaco del país y que se diferencian
entre sí por razones históricas, políticas, económicas y socio culturales.
Si los procesos culturales son constitutivos de la vida social, ¿cómo operan en
situaciones históricas de reproducción de la desigualdad social? Desde el pos estructuralismo cultural, se conciben los procesos culturales como disputas por los
símbolos, los significados y las categorías sociales claves. Por lo tanto, implican
ideología, institucionalización y hegemonía. Desde esta perspectiva, la desigualdad
social no se genera ni se sostiene sólo desde lo político-económico, sino también
desde lo simbólico-ideológico-cultural. En este trabajo, analizo estos dos planos de
la realidad, que, obviamente, no existen separadamente ni son independientes entre sí, sino que se refuerzan y se implican mutuamente.
El estudio describe la trayectoria histórica de la producción tabacalera del país,
la política tabacalera nacional, la emergencia de las organizaciones de productores
tabacaleros, la expansión y concentración del complejo agroindustrial tabacalero
Abstracts de tesis aprobadas - Maestría en Trabajo Social FTS - UNER
159
argentino y las implicancias de estos procesos en la configuración de los mundos
de vida de los tabacaleros de Jujuy y Misiones. ◊
Los cambios de las pequeñas productoras a partir de su participación
Autor: Andrea Hirschfeld
Directora: Analía Matas
En el ámbito de la implementación del Programa Social Agropecuario en el área
centro norte de la provincia de Entre Ríos se desarrolla la investigación, centrada en
los cambios que perciben las pequeñas productoras en su mundo doméstico a partir de su participación en dicho programa. Para la mayoría de los productores minifundistas, este programa constituye su primera experiencia de participación en
el ámbito público y dentro de este sector, las mujeres campesinas están relegadas
aún. El Programa incentiva la participación igualitaria y de ahí surge el interés por
investigar qué cambios provoca esta participación, ya que comienzan a concurrir
a cursos de capacitación, forman grupos de trabajo y comienzan a ocupar lugares
de decisión.
Los resultados muestran cambios materiales y no materiales, visibles y no visibles, cuantificables y no cuantificables. Cambios en torno a los procesos decisorios,
al modo en que se adoptan las decisiones, en los resultados, respecto de quién de-
Abstracts de tesis aprobadas - Maestría en Trabajo Social FTS - UNER
160
cide y a quién se beneficia en el ámbito de la producción pero también en el hogar.
La distinción del trabajo entendido como ayuda y del trabajo remunerado, la producción para el autoconsumo y la producción para el mercado y sus consecuencias
de autovaloración personal, de distinción entre tiempo de trabajo y tiempo libre lo
que posibilita la autonomía personal. ◊
Participación e identidad de género en mujeres rurales
Autora: Stella Corigliani
Directora: Patricia Acevedo
La investigación aborda la participación de la mujer rural en asociaciones, dando
a conocer los avatares que debe atravesar la mujer a la hora de participar y la incidencia en el proceso de reconstrucción de la identidad de género.
El análisis se centra en: la participación en asociaciones, la participación y su
incidencia en el proceso de reconstrucción de la identidad de género y la construcción de la identidad de género.
Se optó por un enfoque cualitativo para sacar a la luz los rostros de las mujeres
rurales. La historia de vida es el medio principal a través del cual se escuchan sus
voces. Es la mujer rural el foco de atención y su propia voz con sus categorías las
que priman en el trabajo, considerándolas como seres integrales, en un contexto
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que incluye su pasado y su situación actual.
Los hallazgos se centran en torno a que las mujeres van construyendo la identidad de género a partir de roles tradicionalmente definidos según el género, adquiriendo la responsabilidad de la reproducción familiar. ◊
Las representaciones sociales presentes entre los familiares de niños
con diagnóstico de tuberculosis que concurren al Servicio de Salud
del Hospital de Niños Zona Norte de Rosario
Autora: Viviana Pascual
Directora: Marta Abonizio
La investigación aborda las representaciones sociales de los familiares de niños
con diagnóstico de tuberculosis que reciben atención en el ámbito de la salud pública. Siendo la tuberculosis una enfermedad diagnosticable y prevenible, que los
elementos requeridos para su diagnóstico y tratamiento son de bajo costo, interesa
indagar que siga constituyendo un problema de salud a nivel mundial. Particularmente cómo es vivida, significada la enfermedad por los sujetos que la padecen y
más precisamente por sus familiares. De esta manera poder reflexionar sobre los
logros y obstáculos de las representaciones sociales que se constituyen por parte
de los familiares en el proceso de la atención, tratamiento y cura de la enfermedad.
El objetivo general está centrado en relevar y analizar las representaciones so-
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ciales y prácticas sobre tuberculosis presentes entre los familiares de niños con
diagnóstico de TBC que concurren al Hospital de niños Zona Norte de Rosario. Los
objetivos específicos: Explorar los sentidos otorgados por los familiares de los niños
diagnosticados con TBC. Estudiar las estrategias y acciones implicadas en la recepción de estos diagnósticos por parte de los familiares de los niños con diagnóstico
de tuberculosis. Analizar las representaciones sociales que se constituyen con relación a los diagnósticos y los tratamientos en los familiares de los niños con diagnóstico de TBC. Reflexionar sobre los logros y obstáculos de las representaciones
sociales que se constituyen por parte de los familiares en el proceso de la atención,
tratamiento y cura de la enfermedad.
Los resultados dan cuenta de la necesidad de incorporar las vivencias, significados, prácticas de los sujetos, en este caso, las familias involucradas en esta problemática, al momento de diseñar estrategias y programas tendientes a abordar
la tuberculosis; y la necesidad de que éstos trasciendan la mirada estrictamente
médica. ◊
Las condiciones de abandono familiar e institucional de los niños
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y adolescentes residentes en organismos públicos y privados de menores
de la provincia de Entre Ríos al inicio del segundo milenio
Autora: Alicia Mariela Keiner
Directora: Elisa Sarrot
Se estudia el abandono como vulneración de derechos de niños y adolescentes,
entendiendo por tal a la desprotección jurídica, omisión, negligencia o abuso de los
responsables institucionales o cuidadores respecto de sus obligaciones, como también las acciones u omisiones de organismos de protección que pongan en peligro
los derechos y garantías constitucionales de aquellas personas que se encuentran
bajo su guarda, prolongando indefinidamente su residencia en instituciones, sin
intentar alternativas de salida a su situación y/o anticipando altas en el abordaje
sin contar con elementos suficientes que ameriten la superación de la situación de
riesgo del sujeto de protección.
La mirada de los niños que se encuentran residiendo en hogares de menores
interpela las prácticas al punto de cuestionar acerca de si este «abandono» que se
infiere que ha realizado la familia hacia su persona, no se encuentra reiterado en su
vida de «sujeto institucionalizado» a partir de un nuevo abandono, esta vez colectivo
y realizado por el mismo Estado que intentó protegerlo del «abandono familiar». ◊
Condicionantes en la reiteración de delitos de menores de edad
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y congruencia doctrinaria de las respuestas institucionales
Autora: Gabriela Rosana Corti
Directora: María Daniela Puebla
La investigación se propone conocer los condicionantes en la reiteración de delitos
de menores de edad y la congruencia doctrinaria de las respuestas institucionales,
desde tres ejes articulados entre sí: desde la Doctrina en materia de justicia penal
juvenil, desde la intervención y desde la criminología.
La preocupación está centrada en conocer el estado de adecuación doctrinaria
de las normas y respuestas institucionales a la cidn: se recorre el contexto internacional y se profundiza el análisis a nivel nacional, provincial y los proyectos legislativos.
Se trabaja desde las categorías teóricas: doctrina constitucional en materia de
justicia penal juvenil, fin de la justicia penal juvenil, ejecución penal: pluralidad de
medidas coactivas, medidas privativas de la libertad, reiteración de delitos: vulnerabilidad psico-social y vulnerabilidad psico-penal, respuestas en materia de justicia
penal juvenil políticas públicas de prevención conforme a la doctrina constitucional; intervención: modelo de abordaje o intervención directa sobre vulnerabilidad.
Se señalan los condicionantes de reiteración de delitos en adolescentes de 16 a
18 años de edad –varones–, infractores a la ley penal desde 2003/8, alojados en una
institución de máxima seguridad (Pabellón Juvenil – Servicio Penitenciario de Las
Flores) que, alojados en el mismo o habiendo estado en el Pabellón fueron traslada-
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dos al Penal por cumplir 18 años. Se utilizan las propuestas del Modelo de Abordaje
de la Vulnerabilidad. ◊
Representaciones sociales acerca del parto en el hospital público:
el caso del Hospital Materno Infantil «San Roque» de la ciudad de Paraná
Autora: Rosa María Franco
Director: Alfredo Carballeda
Cada ser humano tiene inscripto en sí mismo las huellas de su nacimiento, por ello
la llegada al mundo es trascendente para los sujetos. El acto de parir no es un hecho
natural, sino un fenómeno cultural construido históricamente por cada sociedad y
está fundado en una serie de representaciones sociales.
El trabajo tiene como objeto-problema de investigación las representaciones sociales de los profesionales de la salud acerca del parto en el hospital público, puntualmente las de los trabajadores de un hospital público provincial.
Si bien la representación hegemónica en torno al parto refiere a aspectos científicos-técnicos, lo que lo convierte en un acto de sujeción y control que reproduce
relaciones asimétricas de poder en una sociedad tecnologizada, dicha hegemonía
presenta grietas desde donde es posible operar transformaciones. ◊
Sobre el trabajo y los jóvenes. Un estudio realizado en el barrio Paraná V
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de la ciudad de Paraná
Autora: Gabriela Romero
Directoras: Graciela Mingo y Elisa Sarrot
El objetivo de la investigación fue conocer el significado que los jóvenes le otorgan
al trabajo, en un contexto en el cual se reconocen profundos cambios en el mundo
laboral. Se abordan las nociones de trabajo, cultura, identidad y subjetividad; entendiendo que la conducta humana es acción simbólica y la cultura es una trama de
significaciones, una urdimbre; el análisis cultural permite desentrañar esas estructuras de significación, su sentido y su valor. El estudio se construye desde la complementariedad metodológica, como abordaje que contribuye a una comprensión
más profunda de la mirada de los jóvenes en relación al trabajo. Se contextualizó
con datos secundarios extraídos de fuentes oficiales, reelaborando datos del Censo
Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2001.
Los jóvenes vinculan trabajo, estudio y movilidad social de la que se desprende la
relación entre trabajo y futuro. El trabajo «materializa» las elecciones vinculadas al
futuro que imaginan. Registran las condiciones actuales del trabajo en blanco y
estable como un logro y también sus limitaciones cuando por los bajos ingresos
no permite vivir. Se aborda la noción de segmentación y el sentido de los límites
en relación con las aspiraciones; en relación con la cultura como construcción de
significado, la precariedad que caracteriza la condición del trabajo hoy, se trata de
un concepto en disputa. ◊
Delimitación de funciones terapéuticas y funciones asilares en la problematización
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de los criterios de admisión a las instituciones psiquiátricas. El caso
de la Colonia de Oliveros luego de la última crisis argentina de 2001
Autora: Marisa Barrios
Directora: Marisa Germain
El estudio se centra en la distinción de funciones asilares y funciones terapéuticas en los criterios de admisión de un hospital psiquiátrico, tomando el caso de la
Colonia de Oliveros, en el contexto de un debate institucional sobre tales criterios
posterior a la crisis argentina de 2001.
Con los antecedentes existentes, el debate analizado reinstala una preocupación frente a problemas que la institución recibe y que rebasan ampliamente la
especificidad psiquiátrica, demandando nuevos modos de interpretación y abordaje. Atravesado por diferentes fenómenos que no encuentran clara ubicación en
las políticas públicas, el hospital psiquiátrico los enuncia con denominaciones que
reproducen una fragmentación de la realidad y los problemas actuales. Lo asilar y
lo terapéutico interroga la fragilidad de mecanismos de integración social que ubican a la institución en una línea difusa entre la atención de funciones específicas
y la compensación de déficit en los circuitos de protección social de sujetos que
presentan problemas heterogéneos y complejos.
El estudio analiza la discusión para redefinir el dispositivo de admisión de pacientes, interrogando los modos en que son definidos como problemas, su ubica-
ción en las políticas públicas, las respuestas que organiza la institución y los proce-
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dimientos que las prácticas utilizan para su abordaje. ◊
La familia en los procesos de manicomialización-desmanicomialización.
Estudio de las trayectorias asistenciales de pacientes crónicos de la
Colonia Psiquiátrica de Oliveros
Autora: Florencia Serra
Director: José María Alberdi
El acercamiento a las familias de los pacientes internados y a sus comunidades de
pertenencia permite reconocer historias signadas por el sufrimiento y la ausencia
de respuestas asistenciales alternativas a la hospitalización, e instala la sospecha
sobre aquellos discursos que reducen el problema de los pacientes crónicos a una
cuestión de abandono por parte de sus familias.
¿Quiénes son estos pacientes? ¿Cómo es su historia familiar? ¿Cómo llegan al
hospital psiquiátrico? ¿Qué discursos y prácticas operaron en los procesos de cronificación? ¿Qué alternativas a la manicomialización son posibles?
En el caso de la cpo, su origen asilar y los frágiles intentos de desmanicomialización han producido, al igual que en gran parte de las instituciones psiquiátricas
públicas del país, una importante población de pacientes de larga institucionalización y de revolving door.
Se analizan los efectos nocivos de la institucionalización psiquiátrica prolon-
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gada, en tanto provoca el desarraigo y la enajenación del paciente respecto de su
familia, amigos y comunidad de pertenencia.
Se reconstruyen las trayectorias asistenciales de los pacientes de larga institucionalización, teniendo en cuenta los actuales procesos de reforma, las posiciones
asumidas por las familias, los circuitos de la cronificación, los discursos, prácticas y
representaciones de los distintos actores involucrados, como un desafío para tornar
visibles procesos, que si bien son particulares, contienen un pasado, un presente y
un fututo asignado a cientos y miles de personas que habitan los diferentes manicomios del país. A la vez, revisitar estas historias posibilita un ejercicio de la memoria en tanto sede irrenunciable para una política de salud mental instituyente
de un presente diferente.
La confiscación de la locura por el dispositivo psiquiátrico coloca necesariamente a la familia en un lugar ambiguo; al mismo tiempo que inhabilita a la familia, la
pone bajo sospecha, acusándola de abandonar a su pariente en el claustro manicomial. El manicomio se encargará de promover la resignación, de allí su persistencia
en el tiempo.
Las lógicas asistenciales se abordan en tensión con la noción de la asistencia
como derecho.
Se analiza la ley 10.772 en el año 2007 en los alcances y limitaciones de su estrategia para la erradicación de las lógicas manicomiales, pese a lo cual permanece
intacto el modelo hospitalocéntrico heredado de las reformas sanitaristas, donde la
internación psiquiátrica se presenta como la última estación de los rechazados por
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las demás instituciones y servicios asistenciales.
En otros casos, el ingreso al manicomio se produce de la mano del sistema de
justicia penal, operando como una suerte de sentencias de cadenas perpetuas, sin
procesos, garantías ni condenas.
Es preciso superar las soluciones ficticias: un manicomio más humanizado, la
privatización de la locura en el ámbito familiar, la desasistencia derivada de la deshospitalización, que opera en nombre de una supuesta desmanicomialización. ◊
Una mirada a las políticas compensatorias en educación desde la perspectiva de los
involucrados en la gestión del Plan Nacional de Becas Estudiantiles
Autora: Susana Tahuil
Directora: Susana Noe de Teitelbaum
Se parte de un recorrido por las políticas compensatorias en educación y el contexto de surgimiento, el Plan Social Educativo que propició el Plan Nacional de Becas
Estudiantiles, objeto de estudio de la tesis. Se trabaja los argumentos con los que
se intentó justificar las políticas focalizadas, fundamentados en la conveniencia de
concentrar los esfuerzos en los sectores poblacionales de mayor vulnerabilidad socioeconómica, que terminaron inaugurando la modalidad de inclusión/excluyente
de los sectores socialmente desfavorecidos.
La beca como estímulo para premiar los mejores alumnos, se convierte en me-
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dio para compensar desigualdades de acceso a la educación y carencias económicas. ¿Resuelve la problemática de inclusión y permanencia de los alumnos en el
sistema educativo o es paliativo para demostrar la «igualdad de oportunidades»?
Incluir todas las voces permitió establecer que, para los alumnos, la beca es una
ayuda económica que les posibilita permanecer en el sistema educativo, completar
estudios y/o satisfacer necesidades básicas. ◊
Correo de lectores
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La posibilidad de llegar a todos aquellos con los que uno quisiera establecer comunicaciones fructíferas suele ser limitada, por lo que cualquier esfuerzo en tal sentido
resulta valioso. Esta revista digital pretende decir, pero también escuchar y compartir
la escucha. Por ello, invitamos a los lectores inquietos a que acerquen sus aportes,
comentarios y/o críticas a la dirección: [email protected], con el
compromiso de publicarlo en el número siguiente de Nivel 4: latidos de lo social.
Desde ya, muchas gracias.
Elena Riegelhaupt
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