Vivero

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Soberanía alimentaria yalimentos como un bien común: una nueva narrativa
para un sistema alimentario más justo y sostenible
Jose Luis Vivero Pol, Ingeniero Agrónomo y doctorando en sistemas alimentarios en la Universidad católica de
Lovaina, Bélgica.http://biogov.uclouvain.be/staff/vivero/jose-luis.html
Siempre me ha sorprendido la profunda animadversión que suscita el término soberanía
alimentaria entre los políticos, profesionales del desarrollo y las agencias cuyo mandato central
es la erradicación del hambre. Nos será harto difícil encontrar un texto escrito por la FAO, el
PMA, FIDA, el Banco Mundial, la Unión Europea o USAID que describa o analice la soberanía
alimentaria como alternativa al sistema alimentario actual o como realidad política que es
reclamada por miles de personas y cientos de organizaciones. Para el establishment, la soberanía
alimentaria no existe, pues no se habla de ella. Es curioso porque laSoberanía Alimentaria no
deja de ser una mera precisión del concepto de soberanía nacional, construcción social que
emana de la Revolución Francesa y que establece el Estado-Nación como la unidad principal de
las relaciones internacionales. Si estamos de acuerdo en que los estados son soberanos para
tomar decisiones sobre su propio territorio y sus propios ciudadanos, deberíamos aceptar sin
problemas que esa soberanía abarque también las decisiones sobre la producción,
comercialización y consumo de alimentos1. Pero no es así. Los mismos que defienden la
soberanía nacional para emitir moneda, tener ejército, controlar el espacio aéreo, gestionar los
recursos naturales en suelo propio y abrir embajadas en otros países, se oponen a que tengamos
soberanía sobre la producción y consumo de algo tan básico como los alimentos. La soberanía
alimentaria debería ser un concepto del establishment, fuertemente enraizado en los partidos de
derecha, y sin embargo es todo lo contrario: en la actualidad se asocia exclusivamente a
movimientos sociales con amplia base indígena y campesina (La Vía Campesina) y a gobiernos
de corte populista y socialista (Venezuela, Nicaragua, Bolivia, Ecuador y Cuba).
La soberanía alimentaria: una seria opción al sistema agro-alimentario neoliberal
La soberanía alimentaria es un concepto reciente, todavía en construcción, con sólidos
fundamentos,impulsado y promovido por la sociedad civil, que ha ido poco a poco colándose en
el discurso políticooficial de muchos países,principalmente de América Latina2.La soberanía
alimentaria deriva del concepto de soberanía nacional, que reivindica el papel del Estado yde los
pueblos para definir sus propias políticas alimentarias y garantizar así quetoda su población
tenga para comer en cantidad suficiente y con calidad adecuada. Esta propuestaimplica la
reivindicación del derecho a la alimentación, tal ycomo se recoge en el PIDESC3. Además, la
soberanía alimentaria reivindica al productor del alimento y al consumidor finalcomo los
elementos centrales de la cadena agroalimentaria, frente a los eslabones del comercio y
ladistribución; y prioriza los mercados nacionales y los productores locales frente a la
producción para laexportación y la importación de alimentos subvencionados por otros países.
La soberanía alimentaria defiende los valores no monetarios de los alimentos
El reforzamiento de la soberanía alimentaria pasa por hacernos menos dependientes de
alimentos importados y menos vulnerables a plagas y enfermedades. También pasa por valorizar
la producción local y los productos frescos, por tener cultivos más resilientes al cambio
1
Sánchez Díez, A. & J.L. Vivero Pol (2011). La alimentación y la seguridad alimentaria mundial. En García de la Cruz, J. M.,
Durán Romero, G. & Sánchez Díaz, A. (coords.). La economía mundial en transformación. Ed. Paraninfo.
2 La soberanía alimentaria está recogida en la Ley de Soberanía Alimentaria de Ecuador, la Ley de Seguridad Alimentaria de
Guatemala, la Ley de Seguridad y Soberanía Alimentaria de Honduras yla Ley de Seguridad y Soberanía Agroalimentariade
Venezuela. También está en la Constitución de Bolivia, Ecuador y Honduras.
3El Pacto Internacional por los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, un tratado internacional vinculante que ha sido
ratificado por 160 estados hasta la fecha.
1
climático y un consumo menos dependiente de los oligopolios alimentarios, que suelen ser
compañías extranjeras cuyo interés no es precisamente alimentar saludablemente a nuestra
población. Garantizar la alimentación de los propios ciudadanos debería ser un objetivo
estratégico de los gobiernos y la suficiencia alimentaria en muchos productos debería ser un
objetivo prioritario de seguridad nacional4. Si entendemos por soberanía alimentaria la
capacidad de un estado de decidir dónde, cómo, cuándo y quién produce alimentos para su
población, la defensa de tal precepto debería ser aceptada y promovida por todos los estados del
mundo, pues refuerza su propia soberanía nacional5. Y sin embargo ¿por qué algo tan aceptado
como la soberanía se convierte en un movimiento revolucionario cuando se le añade el adjetivo
alimentario? Pues precisamente porque lo alimentario es de todo menos soberano para la
mayoría de los países y pueblosdel mundo, que se han visto forzados a liberalizar sus mercados
alimentarios y ceder espacios de soberanía propios a las multinacionales de la alimentación. Este
sistema alimentario industrial responde exclusivamente a la idea de maximizar beneficios
económicos y minimizar gastos, reduciendo las múltiples dimensiones de la comida a una sola:
su valor como producto comerciable, como commodity.
Los alimentos no son como los tornillos…
Pero los alimentos no son solo un commodity. Para empezar, es obvio que son una necesidad
humana básica, pues nuestro cuerpo requiere la energía de los alimentos para mantener sus
funciones vitales. Además, nadie puede negar la importancia de los alimentos como un pilar
fundamental de la cultura y las civilizaciones6. La recolección, cultivo, preparación y consumo
de alimentos representa un acto cultural7. Pero comer también es un derecho, y no sólo una
necesidad. Aunque no lo parezca, tiene la misma categoría e implicaciones legales que el
derecho a la libertad de prensa, a que no te torturen o a la libertad de culto8. Sin embargo, su
camino desde su primera formulación hasta el presente no ha sido fácil ni rápido, y todavía es un
derecho humano que está en proceso de consolidación. En algunos países, el derecho a una
alimentación adecuada está ya recogido en la Constitución o en la legislación nacional. Este
derecho recoge la obligación legal de proteger la capacidad de todo ser humano de alimentarse
con dignidad, ya sea mediante la producción de sus alimentos o mediante la compra, tal como se
consagra en el artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y el
artículo 11 del PIDESC de 1966.
…aunque la industria agroalimentaria no deja de crecer gracias a ellos
Además de las dimensiones anteriores, no podemos olvidar que la comida es también una
mercancía y la industria alimentaria es una de las mayores áreas de actividad económica (el
10% del producto interno bruto mundial)9. La industria de la alimentación se ha valorado entre $
4 y $ 5.7 billones de dólares en 200910 y se espera que aumente a $ 7 billones de dólares 2014.
La industria alimentaria industrial nos indujo a despojar a la producción de alimentos y su
consumo de todos sus valores sociales y culturales, para considerarlo una mera necesidad
fisiológica que utiliza un insumo totalmente commodificado, transformado en puro objeto
4http://www.ieee.es/Galerias/fichero/cuadernos/CE_161_Seguridad_Alimentaria_y_Seguridad_Global.pdf
5http://fr.slideshare.net/joseluisviveropol/deconstruir-la-soberana-alimentaria
6
Diamond, J. (1997). Guns, germs and steel. A short history of everybody for the last 13,000 years. Vintage, London.
Digital Library of the Commons http://dlc.dlib.indiana.edu/dlc/handle/10535/830
7 Montanori, M. (2006). Food is culture. Arts and traditions on the table. Columbia University Press, New York.
8 Vivero, J.L. & X. Erazo, eds. (2009). Derecho a la Alimentación, Políticas Públicas e Instituciones contra el Hambre. Serie
Ciencias Humanas, LOM Editores, Santiago, Chile.
9 Forbes (2007). The world’s biggest industry. Forbes, 15 November 2007.
10http://www.alpencapital.com/downloads/GCC_Food_Industry_Report_June_2011.pdf
2
comercial. Los alimentos son un objeto que alguien produce, otro vende y un tercero compra.
Punto. Esta consideración va contra toda lógica de supervivencia como especie. Las antiguas
variedades de tomate con deformaciones en la piel, costillas, sabores diferentes, muchas pepitas
de diferentes tamaños y verdadero sabor a tomate han dado pie a las únicas dos variedades que
mayoritariamente encontramos en todos los supermercados del mundo: el tomate tipo
“manzana” para ensaladas sin sabor y el tomate tipo “pera” para guisos desprovistos de
sustancia11.
La privatización de las necesidades esenciales: comer, beber y respirar
Los seres humanos necesitamos solo tres elementos esenciales que nos proporciona el planeta
Tierra: alimentos, agua y aire. Deberían ser gratuitos y garantizados para todos, al menos la
parte necesaria para subsistir, y sin embargo solo el aire es gratis por ahora. Los alimentos han
sido totalmente privatizados y el agua ha sido un bien público hasta el siglo XX y está ahora en
medio de un acelerado proceso de privatización y apropiación. Estoy convencido que el aire
también será privatizado durante este siglo, a medida que lo contaminemos cada vez más, y
antes de 20 años tendremos que pagar un impuesto por respirar. De hecho, los mecanismos de
secuestro de carbono del protocolo de Kyoto y el mercado de cuotas de contaminación con CO2
son pasos iniciales para valorar en términos económicos y privatizar un espacio común (la
atmosfera) para el beneficio de unos pocos.
Sin embargo, no siempre ha sido así, pues la consideración de los alimentos como bien público
o bien privado va cambiando con el tiempo, al ser un entendimiento común entre los miembros
de una sociedad en un momento determinado. Tanto la distinción clásica de bienes públicos y
bienes privados en el campo de la economía12 como su posterior tratamiento político13 de bienes
comunes globales y nacionales son contratos sociales y no características inherentes a los
propios bienes. Es decir, que dependiendo de nuestro sistema de valores, relación con los
recursos, sistema de propiedad y modelo político, podemos considerar a los alimentos como un
bien exclusivamente privado, exclusivamente público o un hibrido entre ambos. El sistema
capitalista, que ha conseguido establecerse como el paradigma económico y social dominante en
los primeros albores del siglo XXI, se desarrolla sobre una consideración casi religiosa del
derecho inalienable a la propiedad privada, una fe inquebrantable en las leyes del mercado y una
supremacía del individuo sobre el grupo. Y en esa línea, la privatización total de los alimentos
se ha consumado en la segunda mitad del siglo XX, con el desarrollo de un sector agroalimentario industrial basado en la mecanización de las actividades agrícolas, la utilización de
agroquímicos derivados del petróleo, el transporte de los alimentos a través de grandes
distancias y la apropiación de la información genética a través de las patentes. Nuestra economía
de mercado no ha sido modelada por la sociedad, sino al revés: nuestra sociedad ha
evolucionado para adaptarse a los valores y las necesidades del mercado. Ya no cooperamos
para co-existir, si no que competimos para sobrevivir. Luchamos para conseguir un bien esencial
para nuestra supervivencia como es la comida.
Los alimentos como un bien común: la nueva narrativa
Nos queda todavía una quinta dimensión de los alimentos, que la soberanía alimentaria sugiere y
que los movimientos alimentarios alternativos están empezando a dar forma: la consideración de
11
Estabrook, B. (2012). Tomatoland: How Modern Industrial Agriculture Destroyed Our Most Alluring Fruit. Andrews
Macmeel Publishing, Kansas City.
12 Samuelson, P.A. (1954). The Pure Theory of Public Expenditure. The Review of Economics and Statistics, Vol. 36, No. 4, pp.
387-389.Ver Eecke, W. (1999). Public Goods: An Ideal Concept. Journal of Socio-Economics 28: 139-156.
13 Kaul, I., P. Conceição, K. Le Goulven & R.U. Mendoza (eds.) (2003). Providing Global Public Goods: Managing
Globalization. Oxford University Press, New York. DOI: 10.1093/0195157400.001.0001
3
los alimentos como un bien común, cuya producción sostenible y su justa distribución es
responsabilidad de todos nosotros, y no solo de las empresas agroalimentarias o los agricultores
privados. Actualmente, el poder adquisitivo determina la cantidad y calidad de alimentos que
cada persona consume. Tanto dinero tienes, tanto comes, y si no tienes dinero suficiente, lo cual
es un hecho corriente en casi mil millones de personas, pues no comes lo suficiente. Como los
alimentos son considerados un bien exclusivamente privado, solo el acceso a través de la
producción propia (usando insumos privados) o de la compra me garantiza ingerir los nutrientes
que necesito.
Durante cientos de miles de años los alimentos y el agua fueron ampliamente considerados
como bienes comunes, ya que la naturaleza proporcionaba alimentos en forma de frutas
silvestres, raíces, hojas, animales, peces, frutos de mar o agua corriente en los ríos. Aunque los
alimentos son intrínsecamente rivales (todo lo que te tragues ya no puede ser comido por otra
persona) y puedes excluir a una persona de comer, su abundancia y la renovación de las
existencias excedíancon creces las necesidades humanas. En ese momento, los alimentos se
consideraban bienes comunes. Luego vino el desarrollo de la agricultura sedentaria, la
apropiación de tierras comunales y su transformación en tierras comunes, la privatización del
agua de riego, la estabulación del ganado en granjas mecanizadas, la mecanización de las
labores agrícolas, el transporte de productos fuera de temporada, las patentes de las semillasy la
homogenización total de los productos alimentarios. Todo esto trajo consigo una privatización
casi total de los medios de producción y de los propios alimentos. Sin embargo, esta
industrialización de la producción de alimentos no consiguió acabar con el hambre, que sigue
afectando a casi 868 millones de personas, a pesar de producir suficientes alimentos para poder
alimentarnos todos correctamente.
El sistema alimentario mundial no cumple su función: alimentarnos a todos
equilibradamente y de manera sostenible
Más dela mitad del mundocomeen formas quedañansu salud, bien por exceso bien por defecto,y
por ello el hambrey la obesidadestán de moda en los debates políticos, económicos y sociales.
La obesidady la desnutriciónafectana 2300 millones depersonas en el mundo14, con más de 500
millonesde obesos15 y 868 millones de personas desnutridas16. A pesar de años de esfuerzos
internacionales en la lucha contra el hambre, el aumento de los ingresos nacionales brutos y la
disponibilidad de alimentos per cápita, el número de personas que padecen hambre se ha
reducido a un ritmo muy lento desde 2000 (sólo 4 millones de personas por año) y la cifra
absoluta de personas que padecen hambre está aumentando en los países desarrollados, el
Cercano Oriente y África. Para empeorar las cosas, la crisis de precios de los alimentos de 2008
y 2011 empujó a 153 millones de personas a la pobreza extrema y el hambre17. En la actualidad,
se estima que hay 314 millones de niños menores de cinco años con desnutrición crónica18.Y no
solo en el Sur Global, pues ya tenemos hambrientos en los países europeos,España entre ellos, y
Estados Unidos, donde más de 45 millones de personas reciben asistencia alimentaria a través de
programas federales19. El hambre es el mayor contribuyente mundial a la mortalidad materna e
14GAIN
(2013). Access to nutrition index. Global Index 2013. Global Alliance for Improved Nutrition.
http://s3.amazonaws.com/ATN/atni_global_index_2013.pdf
15 Stevens, G., G. Singh, G. Danaei et al. (2012b). National, regional and global trends in adult overweight and obesity
prevalences. Population Health Metrics 10 (22): 1-16.
16 FAO, WFP & IFAD (2012). The state of food insecurity in the world. Economic growth is necessary but not sufficient to
accelerate reduction of hunger and malnutrition. FAO, Rome.
17 World Bank (2012). Global Monitoring Report 2012: Food Prices, Nutrition and the MDGs. Washington D.C.
18 Stevens G. et al. (2012a). Trends in mild, moderate and severe stunting and underweight, and progress towards MDG 1 in 141
developing countries: a systematic analysis of population representative data. The Lancet 380 (9844), 824-834.
19Congressional Budget Office (2012). The Supplemental Nutrition Assistance Program. April.
http://www.cbo.gov/publication/43175
4
infantil, pues 3,5 millones de personas mueren cada año por causas relacionadas con el
hambre20, de los cuales 2,6 millones son menores de cinco años21. El sobrepesoy la obesidadpor
otra parte están detrás de la muerte de 2,8 millones depersonas 22, y las tendenciasson
bastantepreocupantespara los próximos años, donde se espera que haya 1120millones de
personasobesasen 203023. En oposición a la creencia común, la mayoría de las muertes por
hambre no ocurren en situaciones de emergencia humanitaria (como la reciente hambruna del
Cuerno de África), sino que se producen a diario en los países relativamente estables y medianos
ingresos24. Con millones de personas que mueren de hambre en un mundo de abundancia, nadie
puede poner en duda la necesidad de un cambio del modelo de producción agro-industrial.
Desafiar el paradigma dominante y reconstruir desde los movimientos locales
Con objeto de proporcionar una base sólida para la transición hacia sistemas alimentariosmás
sostenibles y articulados en torno al productor y al consumidor, en lugar del
intermediario,debemos reconsiderar la naturaleza de los alimentos como un bien exclusivamente
privado y reconstruirla como un bien común, que sea a la vez una necesidad, un derecho
humano, un factor cultural y un producto comercializable25. Numerosos aspectos relacionados
con los alimentos son ya considerados como bienes comunes, por ejemplo los bancos de atunes
en aguas internacionales, los frutos silvestres como las setas o los espárragos trigueros, las
recetas de cocina, los conocimientos agrícolastradicionales de los campesinos, las normas de
inocuidad alimentaria o las semillas de variedades criollas no patentadas, pues nos benefician a
todos y no son excluyentes o rivales26.
Si los alimentos fuera considerados bienes comunes, las implicaciones para la gobernanza del
sistema alimentario mundial serían enormes, con ejemplos que van desde la negociación del
comercio de alimentos fuera del marco de la OMC (organización que trabaja exclusivamente
con bienes privados)27, la prohibición de la especulación financiera con los alimentos o la
revisión de algunas reglas de comercio alimentario, mas adaptadas a la producción de alimentos
industriales y homogéneos que a la producción de alimentos naturales y diversos.
Otro aspecto de vital importancia seria la promoción de nichos locales donde se pudieran llevar
a cabo acciones colectivas de producción y consumo de alimentos, combinando reglas de
mercado, regulaciones públicas y acciones colectivas voluntarias. Un ejemplo cercano y bien
estudiado por la recientemente fallecida Elinor Ostrom, premio Nobel de economía en 2009 por
sus extensos trabajo sobre gestión colectiva de recursos comunes, es el sistema de regadíos de la
huerta valenciana, gestionado desde hace siglos por un Tribunal de Aguas que funciona la
margen de la regulación estatal o de las reglas de mercado. Este tipo de iniciativas acortarían las
cadenas alimentarias, redundarían en un comercio de proximidad, valorizarían la producción de
temporada y los productos locales, devolverían la especificidad cultural a la comida,
acercaríanal productor y al consumidor, y garantizarían que nadie se queda sin comer por no
20
Black R et al. (2008). Maternal and child undernutrition: global and regional exposures and health consequences. The Lancet
371(9608), 243-260.
21 UNICEF (2011). Levels and trends in child mortality. UN Inter-agency Group for Child Mortality Estimation, New York.
22 WHO (2012). Obesity and overweight factsheet # 311. World Health Organisation.
http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs311/en/
23 Kelly, T., W. Yang, C-S. Chen, K. Reynolds & J. He (2008). Global burden of obesity in 2005 and projections for 2030.
International Journal of Obesity 32: 1431-37.
24 Gross, R & P Webb (2006). Wasting time for wasted children: severe child undernutrition must be resolved in non-emergency
settings. The Lancet, 367: 1209–1211.
25http://www.academia.edu/1442742/Governing_transition_towards_postcarbon_resilient_food_systems_legal_ethical_and_governance_challenges
26Vivero, J.L. (2013). Food as a commons: reframing the narrative of the global food system.
http://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=2255447
27 Rosset, P (2006). Food Is Different: Why the WTO Should Get out of Agriculture. Zed Books, London.
5
tener dinero suficiente. Esta gobernanza tri-céntrica (grupos, mercado, estado) ya se está
desarrollando en muchos países, tomando forma de Community-Supported Agriculture en
Estados Unidos28, Groupes Alimentaires en Belgica29, o Grupos de Consumo Ecologico en
Espanha30. Estas iniciativas establecen circuitos locales que acortan las distancias entre
producción y consumo, y reconocen y valorizan la cultura alimentaria local, siendo además
resilientes a la inestabilidad de precios de alimentos en el mercado nacional e internacional,
maximizan la cantidad de productos frescos y son más baratos y más sostenibles. Desde hace
años, asistimos a un desarrollo espectacular de estas iniciativas ciudadanas, mayoritariamente a
nivel local o urbano, aunque todavía están poco articuladas y no tienen una visión común de
cambio del modelo. Pero las redes sociales, su éxito económico y el cambio de hábitos
alimentarios de la población concienciada pueden impulsar que estos nicho locales se conviertan
en el motor de la transición hacia un sistema alimentario más justo y más sostenible, más
saludable y menos necesitado de los combustibles fósiles para su supervivencia.
En un plano más filosófico, hay que reconectar el campo con la cocina. La gastronomía como
ciencia de la alimentación, con la agricultura como la ciencia de la producción de alimentos.
Hay que poner el sistema alimentario al servicio del ser humano, de su felicidad y de su salud.
Tenemos que re-conectar la cultura de comer productos naturales con la ciencia que trata de
cómo producirlos, procesarlos y distribuirlos de manera sostenible. Durante una buena parte del
siglo XX han tomado caminos separados, y los conocimientos científicos se han aislado de los
saberes culturales. Por eso la gastronomía ha sido secuestrada por los ricos, los entendidos y los
sibaritas. Se le ha robado al pueblo llano la cultura gastronómica y se les ha despojado de la idea
de que comer produce felicidad.
Debemos cambiar la idea de que el alimento es un bien exclusivamente privado, como un auto o
un televisor, y considerarlo como un bien público, gobernado por un sistema poli-céntrico, y
esencial, y por tanto necesario en cantidades adecuadas para todos los seres humanos. Podemos
vivir sin autos, pero no sin comer, beber ni respirar. Piensen sobre ello cuando les pongan el
primer impuesto sobre el aire. Y no digan que no les avisé.
28https://en.wikipedia.org/wiki/Community-supported_agriculture
29http://www.groupesalimentaires.be/
30http://www.ecoagricultor.com/que-es-un-grupo-de-consumo/
6
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