De esa forma, los principales apoyos con los que van a contar los

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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Capítulo Quinto: Marroquines en las Guerras de Banderizos
y la Reconquista (1325-1512). Segunda parte: 1400-1512.
En el capítulo anterior hemos pasado revista a la actuación de los
Marroquines en las numerosas batallas que dentro y fuera de sus territorios
tuvieron lugar durante el siglo XIV. Durante este periodo se habían formado
los dos bandos, grupos familiares que se aglutinaban en torno a los dos
linajes principales de las Encartaciones: los Marroquines de Montehermoso
y los Salazar de Muñatones.
El siglo XV no traerá grandes variaciones en la lista de familias adscritas
a uno y otro bando; si acaso, el único hecho reseñable será la división de los
Zamudianos de Salcedo entre los dos contendientes, pasando los Hurtado de
Salcedo a formar parte de la nómina Marroquina y alineándose de forma
definitiva los “Salcedos” junto a los de San Martín de Muñatones. Sólo al
final de las luchas, y tras reconquistar los Marroquines la supremacía en la
comarca de Castro Urdiales sufrirán los Salazares la “fuga” de algunos de
sus atreguados, si bien clanes menores.
De esa forma, los principales apoyos con los que van a contar los
Marroquines durante la mayor parte de los conflictivos 75 años posteriores
serán, salvo las puntuales deserciones mencionadas, los siguientes:
En Salcedo y Ayala: Los Anuncibay1, Murgas de Zalla, los Lobos de
Salcedo (otra rama de los Marroquines de Salcedo), Lacabex, Mendietas de
Ayala, Ondázarros (también estos tres últimos eran linajes descendientes
directamente de los Marroquín), los Ibargüen, Gordejuelas, algunos
Traslaviñas (de Gordejuela), Velascos, Ayalas, Pereas, Arteagas (de Zalla),
Hurtados de Salcedo (descendientes de los alaveses Hurtados y los Salcedos
de la torre ex-Marroquina de la Jara)2 y otros linajes menores como los
Ahedos (o Haedos) de Balmaseda, Amézagas, Lusas, Llantadas, los Santa
Cruz, y Taramonas. En Bilbao y alrededores, los más estables aliados de la
familia eran los Arbolantxas, Barrondos y Zurbaranes.
En Sámano, Guriezo, Arcentales, Trucíos y Castro Urdiales: Los
Velasco de Cantabria, los Solórzanos, Esquiras, Laysecas, San Martín de
Guriezo, los La Puente de Carranza y Guriezo, Trebuesto (al parecer
descendientes de los Marroquines de la torre de Layseca y vecinos del
barrio del mismo nombre), los Pando, Caballero, Bohar, Rioseco, Nanclares,
1 En ocasiones habla Salazar de Aunavays y Anuncibays, que sin embargo parecen tratarse de la misma familia.
2 Labayru , en Historia de Bizcaya, cita una relación de las casa que pertenecían a cada bando, elaborada en el siglo XVI por Tomás de Goicolea. En
ella se refleja claramente esta división entre los Salcedos que hemos citado. Así, refiriéndonos a las Encartaciones, los Salcedo de Aranguren
aparecen formando parte de la parcialidad oñacina junto con los Salazar-Muñatones y sus linajes emparentados. Por el contrario, en la nómina de los
gamboínos figuraban Los Marroquín de Montehermoso, Ahedo de Balmaseda, Lacabex, Ibargüen, Zalla , Loízaga , y "la casa de Salcedo, y los
allegados a dichas casas que eran muchos".
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
una pequeña parte del linaje de los Otañes (los descendientes de los Ortiz de
Mioño y a finales del s. XV todo el linaje), los Santullán (en la segunda
mitad del XV) y puntualmente los de la Marca, Castillos, Amoroses (sobre
todo, y como veremos, a partir de 1452) y otras pequeñas familias de la
zona y de Soba Ruesga y Trasmiera con ramas en estos valles.
En Mena y Carranza: Los Velasco de la torre del Condestable de
Medina de Pomar, Angulos (linaje de origen británico asentado en Mena y
que emparentaría en el s. XV con los Marroquines de la torre ayalesa de
Ayo-Luyando) y los Gil (linaje de origen francés muy importante en esta
zona) así como otras familias menores.
La gran extensión de territorio sobre la cual se distribuían ahora los
intereses Marroquines; compuesto por cuadrilátero de aproximadamente
600 Km2, con sus vértices en Luyando (al Sur-Este), Sangrices de Carranza
(Sur-Oeste), Islares (Nor Oeste) y el barrio de la Quadra de Güeñes (NorEste)3, amén de las posibles posesiones que los de Montehermoso tuvieran
en la Bureba4, lugar en todo caso muy alejado de las luchas de bandos,
determinó que se encomendase la defensa de este vasto territorio a pequeñas
torres fuertes e independientes de cuya construcción y mantenimiento se
encargaron las ramas laterales del apellido. Nos falta mencionar la rama de
los Marroquines de Sopelana, señores de esa villa costera de Vizcaya, que
por haber emparentado con los Múgica-Butrón mantendrían durante estas
luchas una calculada neutralidad; pues si bien participaron al lado de la
parcialidad oñacina en algunas de las luchas que se desarrollaban en el
Duranguesado, sus relaciones con la casa matriz de Montehermoso seguían
siendo excelentes. De hecho, a estas dos casas se las cita participando juntas
en muchas de las luchas que sostenían los castellanos con sus enemigos.
El siglo XV se inicia con la protesta hecha ante el rey de Castilla,
Enrique III, por Ochoa Salazar debido a la reciente muerte de su padre. Reta
a Diego Ortiz de Mioño, quien debía de ser persona de avanzada edad,
llamándole "alevoso". El pleito duró dos años y no tuvo consecuencias
prácticas para el Salazar, pero contribuyó a que creciese en ellos la sed de
venganza.
Habiendo treguas entre los dos linajes, los Salazares cometen una nueva
fechoría. Yendo Diego Pérez de Mioño con 150 hombres desarmados a las
Juntas de Avellaneda, les salen al paso 35 Salazares armados, que se habían
refugiado durante la noche en la torre de San Cristobal, propiedad de los
3 Tenemos constancia además, de la presencia de Marroquines tanto de Montehermoso como de Mioño en Bilbao (en cuya fundación estuvo presente
Juan Sánchez Marroquin de Salcedo, en aquél entonces Prestamero de Vizcaya y Merino Mayor de Guipúzcoa) pues Labayru cita a los Ortiz de
Mioño entre las más principales y antiguas familias con derecho a poseer panteones y ser enterrados en el cementerio de la villa a comienzos del siglo
XVI. También en esa fecha existía una rama de Montehermosos en la ciudad de la que luego surgirían las derivaciones de Barcelona y Nantes.
Además son conocidas las alianzas militares que tenían los Marroquines con uno de las principales familias burguesas bilbaínas, los Zurbaranes. Sin
embargo no hemos podido encontrar información acerca de la muy probable existencia de casas-torre Marroquinas en la zona.
4El primer asentamiento Marroquín en la Bureba, que como hemos visto data de 1240 se centraba en Busto de Bureba, donde al parecer de una
pequeña casa torre
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Calderones. Comandados por Juan de Salazar de los Campos, los Salazares
sólo logran asesinar a un Marroquín, Ruy de Soba. Otra saeta lanzada por
ellos acaba con la vida de Urraca Fernández, esposa de Fortún Sánchez de
Murga, uno de los entonces aliados de los Salazares que andaba departiendo
entre los Marroquines. El resto de los samaniegos logra huir por el Cerezal
y alcanzan Sámano sanos y salvos.
Sin embargo, son de nuevo los Marroquines samaniegos quienes toman
la iniciativa y tras reunir un ejército de 150 hombres suben el puerto de las
Muñecas y atacan dos torres de Garay, que los aliados de los Salazares
habían levantado en Sopuerta. Las dos torres se rinden ante el empuje de los
expedicionarios comandados por Sancho Marroquín de Mioño, Martín
Pérez de Mioño y Diego Barral. Con esta acción pretenden atraer a los
Muñatoniegos al combate. En Sopuerta contaban además, los Marroquines
con el apoyo de los Mendietas viejos enemigos de los San Cristobal. Los
hijos de Juan Sánchez de Salazar no tardan en presentarse frente a las torres,
y la lucha que se desata es especialmente virulenta llegando a penetrar en el
interior del recinto amurallado y matando a Sancho Marroquín y Diego de
Barral y a otros dos hombres. Sin embargo, no logran su propósito de
recuperar las torres, y cuando se retiran tras ser rechazado el ataque, los de
una de ellas matan con una lanza a Juan de Salazar de los Campos5.
Son varios los homicidios que en una y otra parte se suceden durante ese
año de 1400, produciéndose al comenzar el año siguiente un hecho insólito;
pues Salazares y Marroquines firman una tregua que sorprendentemente se
mantiene durante bastantes años. La razón no deja de tener cierta carga de
ironía; pues al parecer, algunos de los de La Sierra, con Martín Sánchez a la
cabeza, y los de la Pedriza y Vañales, que eran todos de las treguas de la
poderosa familia de los Avendaño, hostigaban a los Salazares en
Somorrostro, y por estar los de San Martín combatiendo a los Marroquines
en Sopuerta , no podían dedicar fuerzas suficientes a defender su solar
patrio. Los de Montehermoso, por su parte, se veían en análoga situación
con los Zamudianos de Salcedo y por ello unos y otros reunidos deciden
aplazar sus rencillas hasta haber recuperado el control en sus propias tierras.
Se abre así un paréntesis de trece años (1401-1413) en la que no sólo no hay
enfrentamientos entre las dos casas, sino que Ochoa Salazar y Sancho
Marroquín (el tercero de éste nombre) llegan incluso a combatir juntos a los
Zamudianos, cuando éstos den muerte a los Salazariegos, Fernando e Iñigo
de Lezama.
En 1406 se celebran Juntas en Avellaneda convocadas por el nuevo
Corregidor, Gonzalo Moro. A ellas acuden los principales linajes de las
Encartaciones, entre ellos los de Palacio e Ibargüen que acuden a la reunión
5 No da Salazar más detalles sobre esta acción ni menciona las bajas que sus parientes tuvieron durante el ataque, a excepción del citado Juan de
Salazar. Tampoco indica el tiempo que los samaniegos mantuvieron en poder esas torres, aunque dado el valor estratégico que para ellos tenían es
probable que las conservaran hasta las treguas que los dos linajes hicieron un año después.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
con cuarenta hombres de su linaje. Al pasar por Santxosolo de Salcedo se
unen a Sancho, Juan y Lope Lobo y otros cuarenta Marroquines de Salcedo
que dudaban de ir pues aunque había treguas momentánes entre ellos y los
Zamudianos, temían alguna sucia jugarreta de los de Aranguren. Al final,
unos y otros se dirigen hacia la torre de Avellaneda, Casa de Juntas de las
Encartaciones, donde ya se encontraban los Zamudianos en número de
cuarenta, con Iñigo y Ochoa Ortiz de Salcedo a la cabeza.
Muy caldeados debían estar los ánimos, pues nada más cruzar el umbral
de la sala de reuniones surgen los primeros altercados. Los Zamudianos se
niegan primero a que los recién llegados entren alegando que habían llegado
tarde; los buenos oficios del Doctor logran aplacar en principio los ánimos,
que no tardan en desatarse al tomar la palabra Ochoa Ortiz de Salcedo. El
joven Martín Sánchez de Ibargüen reconoce en él a quien años antes había
asesinado a su hermano, Calderón de Ibargüen. Toma entonces la palabra
para diriguirse al Doctor en los siguientes términos: " Señor; pesar debría a
Dios e a vos quando los acotados6 enemigos del Rey mandan la Yunta de
Avellaneda". Le replica Ochoa que sus antecesores siempre han acudido a
aquella Junta y que por ello tiene él derecho de hablar en ella. Martín se
abalanza entonces sobre el Zamudiano al tiempo que los Marroquines, con
los tres Lobo a la cabeza, aprovechan la oportunidad que se les brinda para
correr en pos de Iñigo Ortiz de Salcedo a quien derriban de tres certeras
lanzadas. Por si no fuera suficiente, Lope, el mediano de los tres, corta la
cabeza del infortunado como trofeo; todo ello en presencia de un
estupefacto Corregidor que no puede hacer nada por detener la pelea. Los
otros Zamudianos al entablarse la lucha desaparecen de la escena
rápidamente. Cara les sale la venganza, pues el Corregidor ordena de
inmediato la tala de las propiedades de los directamente implicados
tomando partido desde aquel momento por los enemigos de los
Marroquines. Lope Lobo y los Gordojanos son entonces expulsados y se
refugian en Areta (Llodio), solar de sus parientes y aliados los Anuncibay.
Los de Leguizamón, primos del difunto, les tienden entonces una
emboscada en Orozco para vengar la muerte de su pariente. La celada no
parece salirles bien y son obligados a retirarse hasta una "casa llana"
cercana, donde son acorralados por los Marroquines y Anuncibays. Por
fortuna para los cercados, los Ospines y Ugartes que acechaban a los
llodianos de Areta, acuden en su socorro y en la pelea caen heridos varios
combatientes de ambas partes, muriendo más tarde Juanjillo de Mena, de los
de Legizamón.
En esta sazón es cuando se produce el asesinato de Fernando de Lezama
y su hijo, de las treguas de los Salazares, a manos de los Zamudianos. Es
por ello por lo que los de Muñatones, en compañía de los Marroquines y
6 Perseguidos por la justicia.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Gordojanos hacen frente a los de La Jara y Aranguren, obligándolos a
encerrarse en sus casas, que son atacadas casi a diario.
Ese mismo año, los Salazares de Muñatones junto con los de Ibargüen y
Palacio de Gordejuela logran una nueva victoria sobre los Zamudianos en
La Puente (Sodupe), perdiendo estos, entre otros, a Juan de Urteaga.
A pesar de las continuas derrotas sufridas, no parecen escarmentar los
Zamudianos, pues poco tiempo después los de la torre de Terreros, situada
en el camino de Zalla a Balmaseda, salen al encuentro de varios
Marroquines, con Lope Lobo entre ellos, que se dirigían a la villa
balmasedana. En la pelea que tiene lugar son nuevamente derrotados los
Zamudianos quedando muertos varios de ellos, entre los cuales figuraba
Juan Pérez de Terreros.
En 1413, otros dos Zamudianos, Juan de Landa y Sancho Díaz de Landa,
matan en Irabien de Villachica (Oquendo de Álava) a Calderón de Ibargüen,
hijo de igual nombre del asesinado en los primeros enfrentamientos entre
Marroquines y Zamudianos. Desde allí se dirigen a Salcedo donde matan en
su casa al Marroquín Sancho de Taramona, refugiándose luego en la Torre
de La Puente de Sodupe. Al momento cercaron la torre los Marroquines y
Gordojanos, llegando poco después los Salazares y el Corregidor Gonzalo
Moro.
Los cercados confian en la pronta llegada de sus parientes y aliados los
de Avendaño, Zamudio y Leguizamón, pero estos, temerosos sin duda de
sufrir un descalabro en tierra que no conocen, hacen oídos sordos a las
súplicas de los de la torre. Al final, y en lo que ya empieza a convertirse en
una costumbre, la torre es asaltada por los Marroquines y los asesinos,
capturados vivos, terminan expiando sus culpas en el fondo del río Cadagua,
que discurre frente a los muros de la torre.
Ante tal cúmulo de reveses para los Zamudianos, se pactan treguas entre
los bandos enfrentados. No las aceptan, temiendo tal vez represalias, siete
personajes de este linaje de Zamudianos que han de permanecer encerrados
en la torre de La Jara durante bastante tiempo.
Por desgracia, las alianzas que tan buenos frutos estaban dando a los
Marroquines hasta entonces se rompen absurdamente. Sancho y Juan Lobo
asesinan en Áyega (tierras de Mena fronterizas con Ayala) a Martín de
Amescorra, de los Largachas, parientes de los Salazares. Estos piden a los
Marroquines que se desnaturalicen de los dichos Lobo, pero como la sangre
tira más que la razón, los de Montehermoso se niegan. Se invierten así las
alianzas y son entonces los Marroquines quienes quedan fuera, haciendo el
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
resto frente común contra ellos, que han de refugiarse en sus torres de Zalla
y Güeñes. Los Zamudianos aprovechan entonces la favorable coyuntura
para asesinar a Pedro y Juan Ruiz de Aranbarri, de las treguas de los
Marroquines de Salcedo y que al parecer habían participado en la muerte de
Iñigo Ortiz de Salcedo.
El Mayor de los Salazares no se encontraba en su mejor momento, pues
parte de su parentela lo había abandonado "confiderándose" con los
Marroquines. Entre ellos estaban los Alcedos, que eran quienes protegían
los intereses Salazariegos en el valle de Sopuerta7 que era frecuente lugar
de disputas entre Marroquines y Salazares por estar este valle en tierra de
nadie entre los territorios troncales de ambos linajes. También lo
abandonaron su propio hermano Lope de Salazar, de la torre de Montano en
Somorrostro, Fernando de Atxuriaga, García Abad, Juan Urru, y gran parte
de los Otañes (Sancho, Ochoa y Lope de Otañes).
Otra nueva disputa se suma a las que habían tenido lugar años antes en la
Otañes. Así, en Septiembre de 1415 y durante la comida que se celebra
después del entierro de Diego Rebollo, que había sido estrangulado por su
propia mujer, discuten varios Marroquines y los Otañes Salazariegos; uno
de estos saca su espada y mata a Pedro Serrano, que apoyaba a los
Marroquines. Estos, que estaban representados en las exequias no sólo por
sus parentelas de Otañes, sino también por la rama Salcedana, se lanzan
contra los de Otañes que se retiran hasta la casa de su Mayor, en el barrio de
Abajo, y peleando al pie de la torre muere el inquieto y valeroso Lope Lobo.
También cae en la lucha Martinillo Marroquín, siendo heridos muchos de
ambas partes. No pudiendo entrar en la torre, los Marroquines se retiran.
Los largos años de paz habían permitido a los samaniegos recuperarse
del desgaste sufrido en sus anteriores guerras contra los Muñatoniegos, por
lo que toman de nuevo el testigo a los de Montehermoso. No obstante, los
primeros combates que tienen lugar en Sámano se saldan con una pequeña
derrota, aunque "por la mínima", de los de Don Bergón, pues los de la
Marca quejosos porque los Marroquines castreños y sus aliados mostraban
una actitud desafiante y prepotente tomando impunemente los pescados que
traían sus vecinos, piden ayuda a los de Butrón, que acuden con más de
treinta hombres de su solar, que junto a los soldados de los de la Marca
atacan en la Calzada, cerca de San Nicolás, a los desprevenidos
Marroquines, que pierden a cuatro de sus hombres, entre ellos Juan de Coria
y el Abad de Larrea. Las bajas de los Butrones no son menores pues pierden
tres hombres y otros varios son heridos.
7 Quedaba así este estratégico valle en poder de los Marroquines, cuyos intereses eran entonces velados por los Mendietas, posibles descendientes de
la rama bastarda habida en Ayala por el fundador del linaje.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
A pesar de ello, los Ortiz de Mioño (Marroquines de Sámano), se
recuperan y ponen en serios aprietos a los de la Marca, rechazándolos
continuamente y logrando finalmente que se encierren en la Media Villa de
Abajo. Los de Otañes son también objeto de presión por parte de los
Marroquines, que han de permanecer en el interior de sus casas, pues fuera
son acechados constantemente por los de Sámano, Guriezo y los
Marroquines que habitaban en el barrio de Arriba, e incluso por parte de
algunos del propio linaje de Otañes, que allí seguían a los Marroquines.
Ante esta situación las dos familias piden ayuda a Ochoa de Salazar quien
gustosamente se la concede.
Todos estos conflictos no eran más que los prolegómenos de un
enfrentamiento largamente esperado. Este se produce el año siguiente
(1416), y su escenario el campo de la Lomba de Santullán, de triste recuerdo
para los de Muñatones por la derrota sufrida casi un siglo antes. Un ejército
de 150 hombres parte de San Martín al mando de Lope de Salazar, ya
reconciliado con su hermano. Figuraban además; Diego de Salazar, Lope
García de Salazar (El Cronista), Ferrand Sánchez de la Sierra y Juan Pérez
de Lezama. En el camino se les unieron Juan de Escalante y Martín Ochoa
de Castro que andaban huídos de la Justicia. Llegaron así a Santullán, tierra
hasta entonces fiel a la casa de San Martín y distante menos de cinco
kilómetros de San Nicolás de Sámano donde les esperaban los del Río y los
Otañes que les eran fieles.
Durante los siguientes treinta días anduvieron escaramuzando con
algunas avanzadillas Marroquinas pero sin llegar a un enfrentamiento
decisivo. A escasa distancia los Marroquines de Sámano, que podían divisar
desde Don Bergón la colina donde se parapetaban los Salazares, planeaban
la mejor manera de atacar sus defensas. Como quiera que no podían contar
con el apoyo de los de Montehermoso que andaban entonces acorralados
por los Zamudianos y Gordojanos en otra de las sorprendentes alianzas que
García de Salazar llama "contra natura", los samaniegos echaron mano de
sus parentelas de Castro, Mioño, Samano y Guriezo reuniendo un
formidable ejército de más de 400 hombres.
Temerariamente, los esforzados Salazares abandonaron sus posiciones y
aceptaron un combate a campo abierto con los Marroquines en la zona
conocida como la Estrada de Yuso. La encarnizada lucha terminó con una
aplastante victoria de los Marroquines que entre otros mataron a Diego de
Salazar, y durante la retirada cayeron también Garión de Otañes y Juan
Ruiz, siendo heridos Lope García de Salazar, Martín Ochoa de Castro, Juan
Pérez de Lezama y bastantes otros. Entre los Marroquines, además de
varios heridos, hubo un muerto; Juan Ochoa de Lusa. Otra nueva sangre
inutil vertida en el mismo lugar de Santullán.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Los Salazares quedan cercados en la colina y sin posibilidad de escapar.
A los pocos días tres "omes buenos", como señala García de Salazar,
comisionados por los Marroquines para buscar una paz honrosa entre los
dos linajes que han iniciado conversaciones en Arcentales son atacados a
traición por los Otañes que matan a uno de ellos; Mocha de Valdellarco
quedando herido de muerte García del Llano, otro de los enviados. A pesar
de ello se llega a un acuerdo que pone paz entre ambas familias durante ese
año y parte del siguiente.
Son nuevamente los Otañes los que rompen las treguas en 1417, hiriendo
Peruchote de Otañes, de la rama Marroquina de la familia a Sancho García
de Otañes, de la rama Salazariega. El motivo, como siempre, la venganza; la
escusa: la muerte de los dos pacíficos Marroquines el año anterior. El
incidente produce la enésima ruptura de treguas entre Salazares y
Marroquines.
También en el valle de Salcedo se producen incidentes; ese año de 1417
Gasto Apala de Arandia, el Maestre Martín y Zatico (tres hombres del solar
de Zurbarán) y Pedro de Dehesa y Juan de Uribe (Marroquines) matan a
Lope Ibañez de Marquina. Las razones que aducen los ejecutores, es que el
muerto era del solar de Butrón (casa oñacina), y ellos eran partidarios del de
Urquizu (gamboína).
Al año siguiente han de acudir en ayuda de los Velascos, que debilitados
por la muerte ese mismo año de su Mayor Juán Fernández de Velasco y la
minoría de edad de su sucesor Pedro Férnandez (futuro Conde de Haro) han
sido cercados en Medina de Pomar por sus antiguos enemigos del bando
Negrete, entre los cuales, como no, se encontraban los omnipresentes
Salazares. Estos se aprovechan también del descontento del campesinado
para alentarlos a la rebelión. Así las cosas los Marroquines llaman a sus
parentelas y en compañía de los Giles de Mena y Carranza marchan sobre la
villa menesa a socorrer a los cercados. Con la ayuda recibida, los Velascos
pueden hacer frente a la amenaza que se cernía sobre sus cabezas y salen de
tan apurada situación. Poco tiempo después y para sellar la alianza entre los
de Medina y Montehermoso se pacta la boda entre Juan Marroquín de
Montehermoso (hijo del Mayor del mismo nombre) y una hija de Fernando
Sánchez de Velasco, el Gallardo, Señor de la torre de Ungo. Sus
descendientes darían origen a la rama Marroquina de esta noble tierra,
asentándose primero en Ungo para extenderse poco después a las vecinas
poblaciones de Caniego y Viergol.
Sigue el indomable Peruchote Marroquín de Otañes en su hostilidad
hacia los Salazariegos y en una emboscada tendida junto a otros diez
hombres y contra los de San Martín toma prisioneros a tres de ellos, entre
los que figura Diego de Muñatones; los demás, corren a refugiarse en una
casa propiedad de los de la Sierra, muriendo durante la huída Martín
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Magrino de la Campa, criado de Lope García de Salazar. A los pocos días el
mismo Peruchote de Otañes entra en Sopuerta y tras penetrar en la torre de
los Alcedos, ya vueltos a las treguas de los Salazares, mata a Ochoa Alcedo
de Muñatones.
Es el turno de una nueva barbaridad, y esta vez quien la comete es El
Cronista, quien acecha durante largo tiempo la torre de Mendieta (en
Sopuerta). Pronto ve recompensada su espera, pues Lope Ochoa de
Mendieta ajeno a lo que se estaba tramando en los alrededores de su casa
sale de ella, momento que aprovechas los Salazares para saltar sobre él y
darle muerte. Poco antes los de Mendieta habían matado en combate a todos
los habitantes de la Salazariega torre de San Cristobal que eran Calderones
venidos de Nograro. Estando en Sopuerta, tiene noticias de que Juan de
Trucíos, que era Marroquín, había sanado de las heridas recibidas en un
combate contra los Salazares pretendiendo volver a Otañes desde Castro
Urdiales, toma entonces, el de San Martín treinta hombres y parte de noche
de la torre de San Cristobal pasando por Santullán y reuniéndose allí con el
hijo de Sancho García de Otañes y otros treinta de sus hombres entrando en
la villa castreña y sorprendiendo al de Trucíos sólo en su casa. No lo dudan
ni un momento, y tras cortarle la cabeza vuelven satisfechos a sus hogares.
Otras muertes entre facciones rivales de los Otañes se suceden en ese
municipio cántabro durante ese año (1418), pero al finalizar el mismo son
firmadas nuevas treguas entre los contendientes, que esta vez se mantienen
durante diez años.
La muerte de los Negretes Juan y Rodrigo de la Torre en el Arenal
(playa) de Colindres en 1428 a manos de diez Marroquines de Salcedo y
Sámano capitaneados por Perón de la Dehesa y Juan de Islares provoca que
los contendientes tomen de nuevo las armas. Diez de los del Río y Otañes
(de Santullán), traban entonces combate con algunos Marroquines que
estaban junto a la Iglesia de San Nicolás de Sámano y consiguen acabar con
las vidas de Juan de Islares, Perón de la Dehesa, Juan Goti y otros dos. Ellos
por su parte sufren seís bajas, falleciendo Iñigo de Otañes y quedando muy
malherido Diego de Otañes.
Durante ese mismo día, los Marroquines de Sámano, los Murgas,
Zamudianos (entonces enfrentados a los Marroquines), Loízagas (parciales
de los Zamudianos), Callejas8 y Giles (aliados de Marroquines), Otañes (de
la familia que había tomado parte en el ataque anterior) y otras pequeñas
familias de Trasmiera asistían en Castro Urdiales a la boda de Juan de
Solórzano con la hija de Martín Sánchez del Castillo, un rico hombre
castreño propietario de la torre del Castillo, situada en la plaza de la Villa,
frente a la torre de Vitoria. Al enterarse de la pelea que había tenido lugar
8 Una familia que durante el siglo XV combatió en Vitoria-Gasteiz contra los Ayala por el control de la villa.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
en Sámano, los Marroquines montan en cólera y se lanzan sobre los de
Otañes ante los estupefactos ojos de los recien desposados y demás
comensales. La pelea se traslada del interior de la torre a la contigua calle de
la Tenebregura, donde los Marroquines y Giles por una parte, y los
Zamudianos, Loízagas y Otañes hacen acopio de armas, sobre todo
ballestas, que ante la ausencia de corazas se rebelan enórmemente efectivas.
Los contendientes pelean casa por casa y portal por portal. Allí mueren de
los Zamudianos y Otañes; Fortuño de Loízaga, Rodrigo de Carral de
Garayzabal (Sopuerta), Martín Mazos de Otañes y Ochoa de Sel de Urtud.
Por parte de los Marroquines y Giles se producen dos muertes; Sancho de
Larrea y Martín de Acurro. La lista de heridos de ambas partes es también
numerosa.
En vista de la derrota sufrida, los Zamudianos, Gordojanos, Loízagas y
Salazares unen sus fuerzas y penetran por Otañes y Santullán en la villa de
Castro con un potente ejécito de 1700 hombres intentando dar caza a los
Marroquines, que se habían refugiado en la villa de Arriba, un laberinto de
pequeñas y estrechas callejuelas que terminaban en la poderosa torre de
Ferrand González, que la convertían en una auténtica fortaleza
inexpugnable. Salazar se lo piensa dos veces antes de penetrar en un
avispero9 y decide optar por la vía más razonable; pactar treguas. Otra
nueva etapa de paz entre Salazares y Marroquines, que no entre los demás
bandos enfrentados, se iba a mantener desde 1428 hasa 1442.
A pesar de ello, los de Otañes siguen durante un tiempo hostigando a los
Marroquines del barrio de Arriba de Otañes. Estos, en una situación
incómoda, imposibilitados de recibir ayuda desde el cercano valle de
Salcedo, y con los de Guriezo demasiado lejos sufren una derrota en La
Puente de Otañes, aunque sus contrarios tampoco salen bien librados pues
sufren importantes bajas y no consiguen que los Marroquines abandonen
sus posiciones. La superioridad de los Otañes y del Río en este valle es
debida según García de Salazar "por que (los Marroquines) estaban más
derramados, que ellos (los Otañes y del Río de Santullán) estaban en medio,
e juntos". Así poco después todas estas familias entran también en treguas,
quedando pacificada toda la tierra de Cantabria. Los Samaniegos, previendo
que las treguas se quebrarían dirigen ahora sus miradas hacia los de
Santullán, pues esta colina a medio camino entre San Nicolás de Sámano y
Otañes dificultaba en estos conflictos la llegada de ayuda Marroquina, a la
rama de Otañes. El progresivo e interesado acercamiento a esta antigua
familia se volverá pues contra los Otañes Salazariegos, que quedan así
aislados en su propia tierra.
La única rama Marroquina que sigue entonces combatiendo es la troncal
del valle de Salcedo. Los de Montehermoso que han tenido que replegarse
9 Muy fuerte debía ser la media villa Marroquina, pues jamás osaron los de Salazar ni sus aliados penetrar en sus barrios ni atacar la torre de Ferrand
González de Marroquín.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
en el valle de Salcedo hasta Zalla, combaten casi a diario rechazando a
duras penas las continuas y cada vez más peligrosas incursiones conjuntas
de los Zamudianos y Gordojanos, que consiguen llegar en ocasiones hasta
los muros de la mismísima torre de Montehermoso. Pero liberadas las ramas
de Guriezo y Sámano de la guerra que se desarrollaba en las tierras cercanas
a sus valles , acuden a socorrer a sus parientes volcándose de nuevo la
situación a favor de los Marroquines que no tardarán en recobrar de nuevo
la amistad de sus variables aliados Gordojanos.
Se abre así el más largo periodo de paz que duraría hasta 1437, año en el
cual se reproducirían las escaramuzas entre Marroquines y Zamudianos.
Los Marroquines aprovechan este periodo de calma relativa para
participar en las guerras que Castilla mantenía contra musulmanes y
navarros. En 1429 la situación para Castilla era comprometida pues los
monarcas de Aragón y Navarra amenazaban con su continua injerencia la
estabilidad del reino10. Temiendo una aventura militar de ambos, Juan II de
Castilla manda llamar a todos sus nobles e hidalgos; pero es tal la tropa que
consiguió reunir que por no disponer de provisiones suficientes para
mantener tan gran ejército decide licenciar a la mayor parte. Retiene, sin
embargo, a las tropas vizcaínas, cántabras y asturianas pues son las más
curtidas en hechos de armas. Entre las familias que figuran en este
llamamiento se encuentran las de los Marroquines de Montehermoso (con
su Mayor Juan Marroquín al frente) y la de los también Marroquines de
Sopelana, que prácticamente ajenos a las luchas de banderías han crecido
hasta convertirse en una de las principales familias de la merindad vizcaína
de Uribe-Costa. Con ellos están también las demás familias principales del
Señorío: Salazares, Butrones, Arbolanchas, Avendaños, Arteagas,
Zamudianos, etc.
Ese mismo año, estas tropas, mandadas por Pedro de Velasco, se situan
entre Briones y San Vicente de la Sonsierra para evitar la temida invasión
Navarra. Sin embargo, quizás advertido de la presencia del poderoso
ejército vizcaíno, el de Navarra se retira. Las tropas del de de Velasco
asaltan entonces San Vicente de la Sonsierra, refugiándose los habitantes de
la villa en el castillo que domina la plaza navarra desde la colina que se
yergue en su centro. Tan concentrados están en las tareas de saqueo, que no
advierten la salida de los navarros, que abadonan la sólida fortaleza y caen
sobre la zona ocupada por los de Butrón, muriendo el Mayor de ellos
(Gonzalo Gómez de Butrón) y tomando prisioneros a varios otros, entre
ellos su hijo. Como represalia los vizcaínos prenden fuego al pueblo.
10 Juan II de Navarra, esposo de Doña Blanca, mantenía una dura pugna con el Condestable de Castilla, Don Álvaro de Luna -verdadera cabeza del
reino castellano- por el control del poder político en la Corte Castellana. Sus ansias de poder arrastraron también a su hermano Alfonso V de Aragón
a la guerra contra Juan II de Castilla, guerra impopular entre los propios navarros y que marcaría el comienzo del fin del pequeño reino pirenaico.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
También en 1429, estas mismas tropas participan en el cerco de la villa
alavesa de Laguardia, entonces en poder de los navarros; y tras un asedio de
casi un año se rinde. Por todos estos hechos, Pedro de Velasco recibe el
título de Conde de Haro. La victoria de los castellanos, ratificada con la
firma de las Treguas de Majano en 1430, supuso la pérdida de las últimas
posesiones navarras en la Rioja alavesa y el comienzo de un imparable
declive del reino navarro, abocado ya a ser absorbido por parte de alguna de
sus dos poderosos vecinos: los Reinos de Castilla o de Francia.
Dos años después (en Marzo de 1431), las constantes revueltas de los
caudillos árabes de Granada provoca una nueva intervención de los
Marroquines. Estos, los Salazares y las principales familias de las
Encartaciones y el resto de Vizcaya atacan el Reino de Granada, -último
reducto musulmán en España-. En la batalla que tiene lugar a las puertas
mismas de la capital las tropas nazaríes de Yusuf IV sufren una gran
derrota, siéndoles tomados varios cientos de prisioneros y una considerable
cantidad de tesoros. Ese mismo año, en Higueruela (Albacete), las tropas de
Don Álvaro de Luna11 consiguen una nueva e importante victoria sobre los
musulmanes reduciendo aún más las fronteras de los granadinos.
Abrimos aquí un breve paréntesis en el relato de los conflictos armados
en los que participan los Marroquines para comentar un informe que en ese
mismo año los procuradores castreños elevan al Rey Don Juan. El
documento, es una relato de la lastimera situación en la que se encontraba la
villa de Castro Urdiales, despoblada y destruida por las grandes
mortandades causadas por las pestes y las guerras (fue asolada no sólo por
las luchas entre banderizos sino sobre todo por varias incursiones de piratas
ingleses) no quedando entonces más de 300 habitantes cuando tan sólo unos
años antes había contado con dos mil. Castro Urdiales empieza a perder en
ese momento su situación de primera villa de la costa cantábrica oriental.
Volviendo al tema que nos ocupa, diremos que en los seís años siguientes
no tenemos noticia de la presencia de Marroquines combatiendo al servicio
de la Corona Castellana. En 1437 son de nuevo las tierras de las
Encartaciones las que requieren la atención de los Marroquines. En ese año
tienen lugar varias escaramuzas en Santxosolo de Salcedo, a los pies de La
Jara, donde Marroquines, Lacabex y Anuncibays hacen frente a los
Zamudianos. En estos combates hay gran cantidad de heridos por ambas
partes y un muerto Fortuño de Arenaza, de los Zamudianos. Los
Marroquines de Salcedo cuentan además con el apoyo de la rama de
Sámano. Son las torres de Mendieta de Zalla, y Lusa las que sirven como
base de operaciones. Durante los días siguientes se suceden las
escaramuzas, en una de las cuales los Zamudianos entran en una casa que
los Marroquines tenían en la Herrera y matan a cuatro de sus moradores
11 A D. Álvaro de Luna le sucedería tras su muerte (junio de 1453) en el cargo de Condestable de Castilla, el propuio Conde de Haro, D. Pedro de
Velasco.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
perdiendo por su parte a Pedro de la Sierra. En otra pelea, en las Ribas,
terreno de los Anuncibays, mueren tres hijos de Iñigo Sánchez de
Anuncibay la causa parece ser la propiedad de una presa que alimentaba el
canal de la ferrería de los de Las Ribas. La lucha duró un año más, durante
el cual se produjeron varios muertos y heridos de ambas partes. El hecho de
que estas peleas tuvieran lugar siempre en los alrededores de La Jara nos
hace pensar que ahora eran los Zamudianos quienes se veían acorralados
dentro de sus posiciones.
En 1442, Juan Marroquín de Montehermoso, Mayor de los Marroquines,
acude con sus tropas y las de su primo Martín Sánchez de Anuncibay en
auxilio del Corregidor de Guipúzcoa, Gonzalo Muñoz de Castañeda, que
trataba de poner fin a unas revueltas surgidas en la villa de Mondragón. Los
disturbios son sofocados pero en las luchas que tienen lugar dentro de la
villa guipuzcoana caen muertos los dos primos.
Ese mismo año se reproducen los combates entre Marroquines y sus
seculares antagonistas. Un hecho viene a favorecer la causa de los de
Montehermoso. Los Alcedos, Martín, Fernando, Ochoa, Sancho García y
sus hijos buscan las treguas del poderoso Velasco, dejando a Lope García de
Salazar, y aliándose con los Marroquines que retoman así el control del
valle de Sopuerta. Durante las conversaciones para fijar las condiciones de
la alianza que se desarrollan en Castro Urdiales se reproducen los
enfrentamientos entre Marroquines y los Otañes Salazariegos. Los recién
estrenados amigos son los que toman la iniciativa, y un Alcedo acaba con
Juan Urru de Otañes.
La alianza no durará mucho, pues al año siguiente (1443) sesenta
Marroquines con Pedro de Otañes, hijo de Peruchote (de la rama
Marroquina de ese apellido), se aposentan en las torres de Mendieta y
Alcedo con otros tantos Alcedos, a fin de combatir a los Salazariegos. Poco
después, Lope García al frente de más de cincuenta de los suyos, parte de
San Martín de Muñatones en dirección a Sopuerta, donde a los pies de la
torre de Alcedo dan muerte a Martín y Fernando de Alcedo y a Pedro de
Otañes. Días más tarde se rinde la torre de Alcedo; Sancho García de
Alcedo y veinticinco de sus hombres son tomados presos y más tarde
puestos en libertad, pero la torre y la mayor parte de sus armas queda en
manos de los Salazares. No logran tomar, sin embargo, la torre de Mendieta
de Sopuerta, donde los Marroquines resisten bravamente las acometidas
Salazariegas. Desde lo alto de ella matan incluso a Juan de Lezama. Ese
mismo día en Santullán, los Marroquines de Ortiz de Mioño, combaten con
los de Otañes y del Río (ya vueltos a sus anteriores alianzas), perdiendo tres
de sus hombres. Sin embargo, la retirada de los Marroquines es ordenada y
consiguen acabar con Diego Cardo de Otañes, Lope de Otañes y Pedro del
Río, hiriendo además a otros varios.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Vuelven de nuevo los Salazares a implicarse en los conflictos en lo que
es ya la cuarta guerra que libran los dos linajes. Ochoa de Salazar junto con
varios de sus hombres que han salido de San Martín en dirección a Ontón
(entre Muskiz y Castro Urdiales) donde los Marroquines de Otañes y los de
Salcedo atacaron al Salazariego muriendo de estos Fernando de la Calle, y
pactándose de inmediato treguas.
Durante estas treguas los Marroquines toman en Cérdigo la casa-torre de
Martín Tomás, que había fallecido recientemente, intentando obligar a su
viuda a que casara con Sancho Marroquín, un bastardo de Juan Marroquín
de Mioño. Deseoso Lope García de vengar la muerte de Fernando de la
Calle, y al mando de un ejército de 1200 hombres, sale de Santullán en
dirección a Cérdigo, pero la casa ha sido ya abandonada y durante el camino
no encuentra un sólo Marroquín que matar (¿?), aunque aprovechando la
situación cerca a los Quintana de Islares, proclives a apoyar a sus enemigos.
No pudiendo hacer nada, los Quintanas se pasan a sus treguas, aunque pocos
días después Amoroses y Marroquines después de derrotarlos en combate,
los devuelven a su bando, ya de forma definitiva. Toman además los
Marroquines varias casas en Cérdigo. Al poco tiempo los Salazares de Lope
García recuperan de nuevo las casas de esta localidad cercana a Castro
(aunque no da fé de ningun combate) que son fortificadas; aunque no
tardarán en ser de nuevo arrasadas.
En el año de 1445 son los Marroquines quienes en compañía de los
Castillo ostigan a los Amoroses en Castro Urdiales. Al parecer, la provisión
de oficios públicos había sido el detonante de este nuevo conflicto armado.
Los dos bandos se habían disputado en las elecciones la posesión de los
cargos del ayuntamiento de la villa. Se suceden por ello algunas pequeñas
escaramuzas en las que hay varios muertos y heridos de ambas partes. Los
Amoroses son continuamente rechazados y durante los combates, la torre de
Vitoria que había sido adquirida por Lope García de Salazar, pero que
estaba guardada por los Amoroses es tomada al asalto por sus enemigos
Marroquines. De esa forma, y desde esta torre, la del Castillo y la de
Ferrand González, los Marroquines y sus aliados controlan la práctica
totalidad de la villa, a excepción del barrio de San Francisco en el que
residen algunos Salazares y los La Marca. Ante la insoportable presión a la
que se ven sometidos, los Amoroses, buscan la recurrida ayuda de los de
San Martín de Muñatones, quienes les facilitan cincuenta hombres (parte de
ellos del solar de Butrón). Con estos nuevos refuerzos la situación parece
equilibrarse durante al menos dos meses, combatiéndose a diario casa por
casa y calle por calle, pero sin obtener ninguno de los bandos una victoria
definitiva.
Lope García de Salazar reta entonces a los Marroquines a un combate en
la lomba de Santullán, de triste recuerdo para él. Los Marroquines lo
aceptan y llaman a sus parentelas de Giles, Esquiras, Gibaja, Soba, Velascos
de Mena y Marroquines de Salcedo reuniendo un ejército de más de mil
69
Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
hombres. Salazar hace lo propio con sus allegados y parientes de Baracaldo,
Galdames, Sopuerta y con los Murgas, Palacios, Quadra-Salcedo, Ahedos
de Carranza (la rama de Balmaseda era Marroquina), Negretes, Lezamas y
otros llegando hasta los mil seiscientos combatientes. Los Marroquines
(siempre según el testimonio de Salazar) viendo la superioridad de los de
San Martín que además cubrían sus espaldas con las fortificaciones de la
población deciden no aceptar el combate y dividen su ejército en dos
cuerpos iguales. Uno de ellos avanza sobre Castro Urdiales mientras que el
otro se queda defendiendo las posiciones de Sámano, posicionándose entre
la casa torre de San Nicolás, en el extremo Sur del pueblo, en la salida hacia
Santullán y la de Don Bergón en el extremo Norte, en la salida hacia Castro.
Salazar hace lo propio y al frente de setecientos de los suyos marcha a
Castro evitando a las tropas fortificadas en Sámano. En los combates que se
desarrollan entonces, los Salazares logran que sus enemigos se replieguen
hasta el barrio de Arriba, liberando el de Abajo. No obstante, las tres
fortalezas quedan en manos de los Marroquines. La mediación de un
enviado del Conde de Haro da lugar a una frágil tregua, por la que le es
restituida a Salazar su torre de Vitoria. No satisfechos con ello, los
Marroquines y aliados divididos en tres columnas (la de Castro, la que
defendía Sámano y una reserva que poseían en Mioño) salen en persecución
de los de Salazar, y en la batalla que tiene lugar en Santullán caen esta vez
derrotados los partidarios de los Marroquines, que pierden doce hombres12,
frente a cuatro de los contrarios, retirándose a sus posiciones en San
Nicolás. Se firman nuevas treguas pero como siempre no se cumplen, pues
días después los Amoroses matan, con una saeta de ballesta, y desde lo alto
de la torre de Vitoria a Juan de Salcedo, hijo de Martín Marroquín de
Mioño, que estaba dentro de la del Castillo.
Poco tiempo tarda la situación en dar un nuevo giro. Sancho de Santiago,
hijo de Garci Sánchez de Otañes (de la rama Salazariega de los Otañes)
mata a cuchilladas a Pedro de Amorós, hijo mayor de Juan de Amorós
pasándose todos los Amoroses, y ya de forma permanente, a las treguas de
los Marroquines, a cuyo lado empezarán pronto a combatir. La relación de
fuerzas en la villa marinera se inclina de nuevo a favor de los Marroquines.
En Salcedo también tienen lugar una serie de acontecimientos
sangrientos, en los que los de Montehermoso, no tardan en verse
implicados. Al parecer, los del linaje balmasedano de La Plaza llevaban
varios días combatiendo con los Gobeo de Zalla, que eran a su vez del linaje
de los Maruri13 de Güeñes, sucediéndose varios muertos y heridos. Más
tarde los de la Plaza, Artega, y Terreros formaron una alianza contra los
Maruris, que ante tal amenaza, no tuvieron más remedio que entrar a las
treguas de los Salcedos Salazariegos de Aranguren. Como la relación de
12 En la relación de nombres que da García de Salazar no figura, sin embargo, Marroquín alguno, pues los fallecidos (al menos diez de ellos) eran
parte del contingente enviado por Zamudianos y Velascos.
13 Al parecer los Maruri de Zalla, emparentados con los Zamudianos se encontraban divididos, pues una parte de ellos apoyaba a los Marroquines
contra sus propios parientes.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
fuerzas se inclinaba ahora por los Maruris y sus aliados, sus adversarios
llamaron entonces a Marroquines e Ibargüens de Gordejuela, que en virtud
a la enemistad que mantenían con los Zamudianos aceptaron gustosos.
Todas estas fuerzas combatieron en la Puente de Zalla (lugar donde se
levantaba la torre de los Gobeos14), matando los de Montehermoso a dos de
los Zamudianos y recrudeciéndose de nuevo la situación bélica en el
asolado valle de Salcedo, y aunque el Corregidor, Pedro Gómez, intentó
mediar entre los contendientes, tan sólo consiguió establecer treguas
parciales, pues los Ahedo (que apoyaban a los Maruri) y los Arteaga
continuaron con sus peleas durante un tiempo.
Un serio revés para los intereses Marroquines tiene lugar, esta vez en
Salcedo, en 1446; no obstante, la contundente y rápida intervención de la
rama cántabra de la familia devolverá la frágil paz, sustentada en un no
siempre estable equilibrio militar entre los bandos, al valle de Salcedo. El
año empieza, sin embargo, con la constitución de una poderosa alianza
militar entre los Marroquines15, Velascos de Mena, Plazas de Balmaseda,
Arteconas de Sodupe y Quadra-Salcedos (los dos últimos Zamudianos) que
desafían a los Murgas de Zalla, con Fernando de Murga a la cabeza, desde
las contiguas torres de Zalla (¿cadahalso de Zalla?), Mendieta y Lusa. Lope
García de Salazar y sus parentelas acuden con al desesperado llamamiento
de sus cercadas parentelas con seiscientos hombre, atacando las torres de
Zalla y Lusa. Los de estas dos torres (posiblemente Zamudiana la primera y
con seguridad Marroquina la otra) salen fuera de sus defensas y son
derrotados, retirándose para encerrarse en las torres. Mueren allí el hijo del
Abad de Amézaga (Zamudiano) y Juan de Campillos de Mena (¿Velasco?),
prendiendo fuego Salazar a las dos torres y tomando presos a sus
moradores, entre los cuales había casi treinta Marroquines (de la torre de
Lusa) y setenta hombres de las otras familias. Al ver lo que ocurría, los
Ibargüen que defendían junto con los Marroquines la torre de Mendieta,
salen de la torre y huyen por Arzabe en dirección a Gordejuela, aunque el
resto de los defensores consiguen que su segunda torre Marroquina más
importante (después de la de Montehermoso) no caiga en poder de los
Salazares. De estos mueren Pedro Fernández de Salcedo, Juan de Urrutia,
Sancho del Monte (curiosamente un Marroquín descendiente de Fortún
Sánchez del Monte, el que falleciera en 1327 combatiendo a los
Muñatones), Pedro Gordojano de Pobeña (Muskiz), Ochoa Alva de
Oyancas, Juan de Varadillo e Iñigo Ruiz del Llano, siendo heridos otros
veinticinco hombres, lo que da una idea de lo virulentos que fueron los
combates.
14 La torre de Gobeo que a mediados del siglo XVII pertenecía a Doña Francisca de Gobeo y Marroquín de Montehermoso aún existe, (aunque
desmochada y convertida en casa de labranza) en el extremo occidental del municipio de Zalla, entre la vía del ferrocarril Balmaseda-Bilbao y el río
Cadagua.
15 Curiosamente Salazar se refiere aquí a Marroquines de Castro, Sámano, Guriezo, Ibargüen y Salcedo. Desconozco quiénes pudieran ser los
Marroquines de Ibargüen; pudiera tratarse de un error de García de Salazar, queriendo referirse a los Gordojanos de Ibargüen. Sin embargo en otros
lugares de su obra vuelve a referirse a los Marroquines de Ibargüen por lo que bien pudiera ser una posible nueva rama ayalesa con sede en el pueblo
del mismo nombre situado a escasos kilómetros de Quexana. De hecho, en ciertos documentos sobre historia medieval de Álava que he manejado se
hace mención a unos Marroquines alaveses que sin embargo no podían ser los de la torre de Ayo ni los de Mendieta, llamados unos Salcedos y los
otros Mendietas. Tampoco el escudo heráldico que se le adjudica a esta rama es el que figuraba en las citadas torres. .
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Al día siguiente son liberados los Terreros y demás Zamudianos quienes
en otro de los frecuentes cambios de alianzas a los que acostumbraban,
entran de inmediato a las treguas de Salazar. También son puestos en
libertad los Plaza de Balmaseda y los Velascos de Mena. Sus mayores
enemigos, los Marroquines, permanecen sin embargo presos en las
mazmorras de San Martín de Muñatones. Teniendo noticia del combate de
Zalla, son de nuevo los Marroquines de Castro quienes logran sacar del
aprieto a sus parientes salcedanos. En menos de dos días desde la pérdida de
la torre de Lusa arman un ejército de más de doscientos hombres, escogidos
de entre los mejores de su parentela, y se lanzan al asalto de las posiciones
Salazariegas en Cérdigo16. Ante tan audaz e imprevista maniobra de los
atacantes, los cercados no tardan en rendirse, siendo hechos prisioneros, con
armas y bagajes, cincuenta de ellos. Martín Ochoa de Santullán17, quien
representa los intereses del de Muñatones en toda la zona, se encuentra entre
los capturados. Vuelve Lope García a silenciar el resultado de una
victoriosa acción Marroquina, pero es de suponer que las potentes defensas
de la aldea (entre las que había al menos dos torres) serían completamente
destruídas en justa reciprocidad por la quema de Lusa. Además, la
estratégica colina sobre la que se asienta la población, y que controla la
salida de Castro (y Sámano) hacia los territorios Marroquines en Guriezo
vuelve a caer en poder de la familia; quedando de ese modo (y durante seís
años) todo el oriente de Cantabria controlado por los Marroquines y sus
aliados. Se suceden entonces los contactos entre San Martín y la torre de
Ferrand González para posibilitar el intercambio de prisioneros, pues muy
pocos días después, son puestos en libertad los treinta Marroquines a
cambio de los cincuenta Salazares. Durante el intercambio fallece, sin
embargo, Martín Ochoa, quien había sido malherido durante la pelea.
En 1447, los Largachas de Gordejuela (rama bastarda de los Salazares),
Murgas de Ayala y Zamudianos de Salcedo, cercan la torre de Mendieta de
Ayala, donde los Marroquines que la habitaban habían recibido el apoyo de
sus parientes de Viergol. Estando así sitiados reciben la ayuda de los
Velascos, que sin embargo sufren un descalabro, pues mueren cinco de ellos
entre los cuales figura García de Velasco. Los atacantes sufren también
varias bajas, entre ellas al menos dos muertos.
El año siguiente (1448), el nuevo Mayor de los Zamudianos, Lope
Hurtado de Salcedo, en un hecho sin precedentes, se persona en la torre
solariega de los Marroquines y con el Mayor de estos, Juan Marroquín de
Montehermoso (hijo del fallecido en Mondragón), sellan una nueva alianza.
Pacto que se mantendría sin sobresaltos hasta el final de las guerras de
banderizos. No obstante, los Zamudianos de la torre de Aranguren
16 Cérdigo es una pequeña aldea situada en una colina a escasos tres o cuatro kilómetros al Oeste de Castro Urdiales. En ella se conservan todavía los
restos de dos casas torres (una de ellas dispone de una preciosa piedra armera con armas Marroquinas en uno de sus cuarteles) y parte de un muro de
gran grosor (en la actualidad dentro del recinto de una ermita) en el que pueden ser apreciadas varias saeteras.
17 En otras ocasiones figura como Martín Ochoa de Castro.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
(emparentados con los Salazares) y algunas otras pequeñas familia de ese
linaje (aunque en número minoritario) se desvinculan de su Mayor, y
continuan su particular lucha contra los de Montehermoso. En este tiempo
son cobardemente asesinados, dentro de su casa Juan Marroquín y su
hermano Marroquín de San Pedro18, dos hijos bastardos del anterior Mayor
de los Marroquines.
La alianza entre Marroquines y Hurtados de Salcedo se amplia con otras
muchas de las principales familias encartadas, pues también sellan el
acuerdo los Arteaga, Ibargüen, Traslaviña, Plaza, Santullán y los Velascos
de Mena. Los contrarios, por su parte, se agrupaban entorno a los
Zamudianos de Aranguren.
Ese mismo año, los de Montehermoso, a pesar de estas últimas alianzas,
se encontraban muy desgastados por los últimos contínuos combates que
habían sostenido durante los años anteriores contra Salazares y Zamudianos,
por lo que piden ayuda militar al Conde de Haro. Temeroso el de Medina de
Pomar a que una negativa a tal ayuda dé lugar a la alianza entre sus
tradicionales aliados y los Salazares, y dada la importancia que para los
intereses de los Velascos tenía el control que los Marroquines ejercían sobre
los valles de Guriezo y Salcedo19, arma un fabuloso ejército de trescientos
hombres a caballo y cincomil a pie20. A estas tropas contribuye también el
Señor de Ayala, Pedro López de Ayala, quien quizás por el apoyo prestado
por sus parientes Marroquines años atrás, envía ochocientos hombres de su
solar. Lope Hurtado de Salcedo y los Ahedo de Balmaseda se unieron al
nutrido grupo, así como todos los partidarios de los Marroquines de todas
sus ramas, avanzando de inmediato hacia Somorrostro. Lope García,
enterado de los preparativos que se realizaban en Medina de Pomar, manda
aviso a sus parentelas y partidarios de Vizcaya, Álava y Mena; y con
Negretes y Oñacinos reunió dos mil trescientos hombres que pasando por
Sopuerta llegaron al Carral, en la cercanía de Avellaneda. Y esperando allí
la llegada de los Velasquinos, se enteró de que Pedro de Avendaño, Pedro
Vélez de Guevara, Martín Ruiz de Arteaga y Martín Ruiz de Gamboa (los
cuatro representantes más importantes del bando de Gamboa en las tierras
vascas) avanzaban con numerosas tropas por Bilbao en dirección a la villa
Salazariega de Portugalete y por ello, decide volver a sus amenazadas
posesiones.
El poderoso ejército de Fernando de Velasco se mueve entonces hacia
Castro Urdiales por las Muñecas, entrando por Santullán en Sámano y en la
villa marinera, donde se unen a la expedición de castigo las tropas del
18 Se debe de referir aquí a San Pedro de Goikouria (Güeñes), donde aún hoy pueden observarse los restos de una antigua casa torre conocida
precisamente como torre de Goikouria.
19 Guriezo y Salcedo eran las dos rutas naturales de salida de los productos castellanos (lana y cereal principalmente) hacia las villas comerciales
costeras de Castro Urdiales y Bilbao, nudos principales del comercio en la cornisa cantábrica en aquella época.
20 En su decisión debía pesar el recuerdo del apoyo que recibió de los Marroquines en 1418. Cuando siendo aún niño y estando encerrados y
cercados dentro de la villa de Medina de Pomar, Marroquines y Giles acudieron a socorrerlos.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
ejército Marroquín. Se aseguran, así de paso, que no quedaban tropas
enemigas a retaguardia que pudieran atacarles por la espalda. Todas las
casas y torres del Salazariego que encuentran a su paso son tomadas sin
oponer resistencia alguna. Mientras tanto, las otras tropas gamboínas
llegaban ya a Baracaldo, cerca de ya de Portugalete. García de Salazar deja
ciento cincuenta hombres en San Martín al mando de su hermano Fortuño y
él con el resto se fortifica en Portugalete. Fernando de Velasco, siguiendo la
línea de la costa estableció su campamento en el Carral, a la vista del solar
de San Martín. Se suceden las escaramuzas durante tres días pero sin llegar
a un enfrentamiento definitivo que a pesar de lo que se presentía no llega a
producirse pues la diplomacia del rey de Castilla logra poner paz entre los
contendientes. Sin sufrir bajas, los de Velasco han devuelto la estabilidad a
la zona, dejando al de Salazar aislado en las tierras que rodean el solar,
liberando la presión a la que estaban sometidos sus aliados Marroquines y
privando a García de Salazar de gran parte de sus principales válidos; pues
Ochoa García de Salazar, su hermano, Pedro Fernández de Murga, los de
Loízaga, la mayor parte de los variables Alcedos, los Palacio de Gordejuela,
los de Santullán, los de la Marca, y todas las demás familias de Castro
Urdiales se pasan al bando de los Marroquín-Velasco.
Al año siguiente (1449), se reproduce la expedición de los partidarios del
Conde de Haro que con los Salazariegos desertores a la cabeza llegan a
Balmaseda en Septiembre. Lope García vuelve a llamar a sus parentelas,
pero esta vez sólo acuden menos de mil cuatrocientos. La mitad los sitúa en
San Martín y el resto, como el año anterior en Portugalete, con su hermano
Fortuño y su cuñado Fortún Sanchez de Salcedo. Las tropas velasquinas no
penetran sin embargo en Somorrostro; pues durante los preparativos, se
reciben noticias preocupantes desde Mena, donde son requeridas las tropas
para participar en la guerra que mantenían sus parientes en Gomiel de Yzan.
Por ello, atraviesa el valle de Salcedo, ahora de nuevo en poder de sus
aliados Marroquines, y se adentra con 1300 hombres (trescientos caballeros
y mil de a pie) pasando por Sodupe hacia Gordejuela donde arrasa las torres
de los partidarios de García de Salazar, los Largachas, seguramente en
venganza por las muertes que estos provocaron dos años antes en Mendieta
entre sus parientes. De allí, por Arceniega y sin mayores contratiempos,
alcanzan los de Velasco sus posiciones en el valle de Mena.
Nuevo año (1450), y nueva venida del Velasquino. La disposición de las
tropas es calcada de la que se produjera en 1449, y como el año anterior
nuevos sucesos en Castilla requieren su atención. Esta vez es la villa de
Frías, propiedad recientemente adjudicada al Conde por el monarca
castellano, la que demanda su ayuda, pues sus vecinos se han levantado
contra la casa de Velasco.
Ningún hecho destacado se produce el año siguiente, a excepción del
nombramiento del entonces Prestamero de Vizcaya, el gamboíno
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Mendoza21 como nuevo Corregidor del Señorío. Lo único resaltable es la
relación que hace Salazar de las principales familias que son convocadas en
Guernica. En ella figuran, por las Encartaciones: Ochoa de Murga, Juan
Marroquín de Montehermoso, Lope García de Salazar, Lope Hurtado de
Salcedo, Martín de Ibargüen, Martín Sánchez de Palacio y Diego de
Largacha.
En 1451, resentido Lope García de Salazar "porque los Marroquines
señoreaban la villa de Castro e sus comarcas" con la ayuda de sus nuevos
aliados los de Santullán, entra con ciento cincuenta hombres; toman
entonces la torreta de Santa María de los Portales que era de los Amoroses y
que mantedría en su poder durante dos años más, tiempo durante el cual fue
cercada y atacada en al menos cuatro ocasiones. Vuelven a reproducirse los
enfrentamientos entre Salazares y Marroquines con muchos heridos y
muertos pero sin producirse ninguna derrota significativa por ninguna de las
partes.
Estando en la torrata, los hijos de Salazar matan a Ochoa Marroquín, hijo
del Mayor de los Marroquines castreños: Sancho Marroquín. Al parecer,
este hecho tuvo lugar durante uno de los citados asedios a los que la torre
fue sometida.
En el año de 1452, Lope García deja la torrata en manos de sus aliados
los Otañes que deciden, de pronto, pasarse al bando de los Marroquines,
por lo que deciden derribarla antes de abandonarla. Un nuevo baile en las
alianzas ese mismo año promovido por un pacto entre las pequeñas familias
de Castro (Amoroses, Castillos, La Marcas y Santullanes) en contra de
Salazares y Marroquines, provoca uno de los atípicos pactos entre estos
últimos, que hacen frente común contra la frágil alianza. Las tropas
combinadas de ambos linajes logran derrotar fácilmente a sus oponentes,
que han de permanecer encerrados en la torre del Castillo. Motivados quizás
por el entusiasmo de la victoria, Marroquines y Salazares pronuncian
fuertes juramentos de amistad eterna. La "amistad eterna" dura menos de un
año, pues estas familias castreñas preocupadas por la neta superioridad de
las fuerzas unidas de sus oponentes, tienden sus manos a los Marroquines,
mucho mejor situados en la villa, rompiéndose así la antinatural alianza
cuando todavía resonaban en la plaza de Castro los los ecos de aquellas
solemnes palabras.
Ese mismo año los hijos de Salazar asesinan a uno de los Otañes de sus
antiguas treguas, pues al parecer, los Otañes, habían pedido a los
Marroquines que mataran a Diego y Gonzalo de Salazar.
21 Hacía ya tiempo que en las tierras de Álava, los Mendozas y Guevaras habían cesado en sus enfrentamientos acabando así con las banderías en las
tierras de esta Merindad. De esa forma, los Mendozas, que habían sido cabezas tradicionales de los partidarios de Oñaz, libres de cualquier atadura
pueden tomar partido por aquellos que mejor se plieguen a sus intereses, en este caso Velascos y Marroquines.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
También en 1452, otro de los inquietos hijos del prolífico Salazar,
Fernando de Salazar entra en la torre de Salcedo de la Quadra en la que
acababa de morir Juan de la Quadra-Salcedo y toma a su mujer por la
fuerza. Enterados de este hecho, las Hermandades de Vizcaya y las tropas
del Prestamero Mendoza se dirigen a la Quadra para hacer justicia. García
de Salazar que se hallaba en Castro viene presuroso con la mayor parte de
sus tropas en la villa marinera. Los Salazares sitúan entonces sus tropas, de
más de ochocientos hombres entre las torres de La Quadra y de Lacabex
(quienes a pesar de ser Marroquines estaban en este episodio con los
Salazar22). Adivinando las intenciones de sus seculares enemigos, situa a su
hijo, Ochoa de Salazar, en el Nocedal de Sodupe, cerrándoles así el paso
hacia la Cuadra; a su lado figuran los Murgas de Ayala, los Ospines y las
tropas de su yerno Juan, el de Salcedo de Aranguren. Efectivamente, al poco
tiempo Marroquines y Murgas de Zalla, reforzados por algunos Velascos de
Mena, se lanzan contra Sodupe, sucediéndose las escaramuzas y peleas pero
sin decantarse la victoria por ninguno de los dos bandos, por lo que los dos
ejércitos se retiran a sus posiciones y al día siguiente pactan treguas de
veinte días23. Mientras tanto, las tropas de las Hermandades y del
Corregidor son supuestamente desbaratadas por García de Salazar, quien sin
embargo declara unas bajas idénticas en número a las de sus adversarios.
Nueva etapa de paz, que ahora dura dos años (hasta 1454), y nueva
intervención de los Marroquines castreños poniendo punto y final a las
treguas. Los Marroquines, Castillos y Santullanes y todos sus atreguados,
toman la torrata de Castro, reconstruída por los Salazares durante su fugaz
alianza con los Marroquines, y la derriban. El Corregidor Juan Ortiz de
Zarauz pone treguas entre los contendientes y los Salazares recobran los
restos de su torrata, que es de nuevo levantada. No debió gustar nada este
hecho a los Marroquines y aliados, que ponen en serios aprietos al
Corregidor quien tiene que pedir ayuda a Garcia de Salazar, que se presenta
de inmediato en la villa con trescientos hombres. García de Salazar era
entonces Merino Mayor de Castro pues había comprado el cargo a los de la
Marca24. No se producen combates, aunque desde la media villa
22 Esta es la única deserción que se les conoce, pues al poco tiempo figuran de nuevo combatiendo con los demás Marroquines.
23 Para este mismo suceso, el enfrentamiento entre Juan Marroquín de Montehermoso y Ochoa de Salazar se refiere El Cronista, de forma escueta en
los siguientes términos: "recogiéndose todos cada unos en sus casas sin vencimiento, e otro día fesieron treguas de XX días, e esparcieronse todos, e
Fernando de Salazar dexó la casa al Alcalde de Loyzaga en fialdad e llevó a su muger a Portogalete que era allí natural e bien heredada" (LBF, libro
XXIV, pág 334). Aguirre Gandarias, quien curiosamente sólo cuenta con la crónica de Salazar como fuente documental para este hecho, dice algo
muy distinto: " E igualmente el mismo día se combatió por este lado en el Nocedal de Sodupe, pudiendo aquí Otxoa García aguantar primero y luego
avanzar contra el enemigo, mas sin llegar a romperlo en batalla decisiva y resultando muchos heridos por ambos bandos. Pero una vez que los
bilbaínos cedieron en retirada, las tropas de Lope García victoriosas en esta línea se incorporaron a las de su hijo, por lo que los enemigos desde
Sodupe retrocedieron valle arriba, aunque manteniendo su orden y sin una evidente derrota". No es esta la única ocasión en la que el autor se deja
llevar por la idolatría que parece sentir por Lope García para "completar" la crónica del de San Martín con una forma impropia o al menos
desaconsejable en un historiador. Otro curioso pasaje es en el que relata la entrada de Ochoa de Salazar en Castro con 1700 de sus hombres , de los
Zamudianos y Gordojanos; así, según Aguirre Gandarias "y aunque con su ventajosa superioridad armada el "caballero" podría haber forzado
entonces un choque decisivo, despreciando su momento favorable y seguramente llevado por su reiterada política conciliadora, se contentó con unas
inofensivas treguas sin mayor logro de paz". La versión original sobre este mismo suceso que da Lope García es considerablemente más escueta: " e
como la villa de Arriba era fuerte, no lo podiendo enpeçer fesieron treguas" (LBF, libro XXIV, pág 314).
24 Frustrante debía de ser para el de San Martín el ejercicio de su autoridad, pues si Castro no le era un lugar propicio para ello, en Sámano la
lugartenencia del Merino estaba en manos de los Marroquines de Sámano (los Ortiz de Mioño) desde los tiempos del Conde de Trastamara, y en la
tercera y última demarcación de esta Merindad, el Real Valle de Guriezo la situación no le era más propicia, pues allí el cargo de Merino Menor
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Marroquina se sucedían los ataques muriendo en uno de ellos de un saetazo
Diego de Salazar, hijo de Lope García. Pocos días más tarde es el propio
Salazar el que está a punto de morir, pues una saeta lanzada desde la
muralla contra él yerra por poco su blanco, matando a su criado.
Nuevamente se reproducen los enfrentamientos en la villa, y los de la
torre de Ferrand González llaman a sus parentelas, reuniendo alrededor de
seiscientos hombres (Marroquines y Hurtados de Salcedo) que se acuartelan
en la Villa de Arriba. Lope García hace lo propio y entre los suyos, los
Zamudianos, Palacios de Gordejuela y Largachas reune un ejército similar.
La relación de fuerzas no tarda, sin embargo, en decantarse a favor de los
Marroquines, pues al cabo de unos pocos días llegan en su apoyo otros
seiscientos hombres desde Mena, que establecen su campamento en
Brazomar. De esa forma, con Mioño y Sámano (territorios Marroquines) a
la espalda, Brazomar en poder de los Velascos (entre los cuales figuraría sin
duda la nueva rama Marroquina de Ungo y Viergol en ese valle) y la media
villa de Arriba (que es la que se abre hacia el mar) en poder de los
Marroquines castreños y de sus aliados salcedanos, los Salazares quedan
prácticamente cercados en San Francisco. Sospechosamente, García de
Salazar no da en su crónica más datos sobre lo que ocurrió en los días
posteriores.
Algún tiempo después de estos enfrentamientos, los Marroquines arman
en la villa de Arriba un ejército de quinientos hombres y durante la noche
bajan por la calle de la Tenebregura, matando a varios Salazares y haciendo
saltar al resto por las ventanas de sus casas, pasando luego a la Rua Mayor
para seguir acometiendo a sus contrarios. Rehechas las tropas Salazariegas,
al mando de Gonzalo de Salazar, y con el apoyo de las de Lope García, se
lanzan en persecución de los asaltantes, retirándose estos a sus posiciones y
perdiendo los aliados de los Marroquines, entre los cuales se encontraban
sus otrora enemigos los Otañes, varios hombres.
A los pocos días de estos hechos, los Velascos y Zamudianos que habían
acudido por aquellas fechas a Castro, y con el auxilio de varios
Marroquines tienden un emboscada en los alrededores de la Dársena de
Urdiales a una expedición de castigo que los Salazares habían enviado
contra las posiciones Marroquinas fuera de la ciudad. En la pelea que se
desarrolla (y siempre según Salazar) son vencidos los partidarios de los
Marroquines, perdiendo doce hombres, de los que sólo uno o dos eran de
los Samaniegos de Don Bergón. A los pocos días una certera andanada de
cañón lanzada desde la media villa Marroquina contra las casas de la Rua
Mayor mata a Ochoa de las Ribas, de los Zamudianos de Salazar.
(Merino chico como le denominaban) era potestad de los habitantes del pueblo, donde los Marroquines de la torre de Layseca eran el linaje principal
y estaban apoyados por gran parte de las insignes y más antiguas familias del valle como los Bohar, San Martín, La Puente, Santa Cruz o Trebuesto.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Al año siguiente son desterrados de Vizcaya varios Parientes Mayores,
entre los que figuran Lope García de Salazar y todos sus secuaces
Zamudianos. Son varias las torres y casas de banderizos que son además
derribadas durante la estancia del rey en Vizcaya. Es el castigo impuesto por
Enrique IV a los autores materiales de "fuerzas, daños, robos, muertes,
insultos, levantamientos, quemas, cercos, raptos y acogimientos de
malhechores"25. Lope García ha de pasar cuatro años en la villa granadina
de Jimena, si bien llegando a Sevilla y aduciendo estar enfermo vuelve a
Vizcaya26.
Se abren así nueve largos años de paz, y ello a pesar de los esfuerzos de
algunos encargados de administrar la Justicia, quienes más preocupados de
favorecer a sus parciales oñacinos hostigan con sus actos a los principales
gamboínos de las Encartaciones y de la Merindad de Castro Urdiales: los
Velascos, Marroquines y Anuncibays. Al final, en el mes de Abril de 1465,
Velascos (comandados por Sancho de Velasco, hijo del Conde de Haro,
D.Pedro de Velasco), Marroquines, Murgas, Arteagas, Ibargüens, Ahedos,
Avendaños, y Giles cercan en la villa de Balmaseda al Corregidor Juan
García. La intención era que pagara los daños que el oñacino había hecho a
todas estas familias gamboínas. En los combates que se desarrollan el
Corregidor y sus tropas, entre las que se encuentran los Zamudianos de
Salcedo son arrinconadas en el barrio de los de la Plaza. Es entonces cuando
se presenta Lope García de Salazar con ochocientos de sus parciales
oñacinos que han establecido su cuartel general en la torre de Terreros. Los
de Velasco se fortifican entre la torre de Diego Ibáñez y la iglesia de San
Cebrián, esperando la acometida del de San Martín y temiendo que éste
pretendiera quemar la villa. Esta no llega a producirse, estableciéndose
treguas de cuarenta días, saliendo los cercados de la villa y quedando dentro
los velasquinos. Con nuevas tropas llegadas de Cantabria, Sancho de
Velasco sale de la villa y de vuelta a sus territorios quema las casas de Iñigo
Lana (¿Landa?), enemigo de los Ahedos. En Zalla destruyen el cadahalso
que poseían en las afueras de la población los Zamudianos y los molinos de
agua de Santxosolo (también Zamudianas), el Cadahalso de Larragorría de
Gordejuela y volviendo sobre sus pasos terminó destruyen otras dos casas
fuertes y tres ferrerías enemigas (Salazariegas) en Carranza.
La respuesta oñacina no se deja esperar, atacando a las tropas del
Prestamero de Vizcaya, Mendoza y a sus parciales de Mendietas y Alcedos
en Sopuerta. Desde allí se dirigen a Salcedo y Gordejuela donde queman y
destruyen varías torres, molinos y casas gamboínas. En esta relación, y
como única propiedad de los Marroquines, que se cita, están los molinos de
Bueguen en Zalla.
25 Historia General del País Vasco, tomo V, pág 74.
26 A pesar de la leyenda negra creada por Salazar en torno a los Marroquines, la Justicia del monarca castellano que se impartió por igual entre
gamboínos y oñacinos, y que pretendía acabar con los desmanes de los banderizos, no afectó en absoluto a los de Montehermoso y sí por el contrario a
García de Salazar y a todos sus más próximos allegados.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
Ese año también combaten los Salazares contra los Alcedos de Sopuerta
y los Murgas de Zalla, quienes reciben inmediatamente el apoyo de los
Marroquines salcedanos habiendo cuatro muertes y muchos heridos en cada
bando (ninguno Marroquín). Los Alcedos se vuelven entonces a las treguas
de los Salazares pues acusan un gran desgaste por estar situadas sus
viviendas en la tierra donde se suceden la mayoría de los conflictos.
Al año siguiente (1467), en un combate entre Gamboínos y Oñacinos en
la localidad vizcaína de Elorrio, los hijos de García de Salazar, a pesar del
consejo desfavorable de su padre, son derrotados, muriendo cuarenta de sus
parientes, entre ellos la mayoría de sus hijos.
Ese mismo año, y dado que en Sámano, Guriezo y Castro "no le querían
ovedeçer", y en ejercicio de su autoridad como Merino acude con 1700
hombres en una nueva demostración de fuerza que no tiene más
consecuencias. Según señala en su crónica logra dejar pacificadas esas
tierras; pero tan pronto vuelve la espalda los conflictos entre los
Marroquines y sus aliados (todos los linajes principales de Castro por aquel
entonces) de un lado y sus enemigos Salazariegos de otro, se reproducen
con más virulencia si cabe.
En esa época se producen sucesos sangrientos que son los únicos de los
que tenemos constancia en el valle de Guriezo. Por esa época mata Gilete
Sánchez de Marroquín hijo bastardo de Gil Sánchez Marroquín a Fernando
de Layseca, ¿alcalde de Guriezo?, pues éste se acostaba con la legítima
mujer de su padre. El hecho no tiene mayor transcendencia, pues los
parientes del difunto no tratan de vengar esta muerte, que al parecer estaba
"anunciada". El segundo hecho tiene lugar en 1469; Sancho Marroquín de
Layseca, mata a Juan de Bohar, que era también de su bando por un asunto
relacionado con el reparto del agua para las ferrerías de ambos. Como
venganza, Pedro de Bohar, hermano del muerto, mata a Diego Sánchez
Marroquín de Layseca, Alcalde de Guriezo y padre del homicida. Pocos
días después caía otro de los Bohar volviendo la paz al valle. Como apunta
Salazar, todos los contendientes pertenecían almismo bando.
Ya no volverá García de Salazar a sus andanzas, pues a partir del año
siguiente (1468) tendrá que combatir contra un imprevisto enemigo; sus
propios hijos, que opuestos a la sucesión de la casa de San Martín que
pretendía su dueño (nombraba heredero a su nieto Ochoa de Salazar en
detrimento de su hijo mayor Juan) lo cercan dentro de su propio castillo. Se
vuelve así hacia el Conde de Haro, ante quien envía a Ochoa de Salazar para
que lo proteja de la ira de sus tíos. Pretende con esta maniobra salvarlo y
salvarse él, que paradójicamente ha de enfrentarse a un enemigo contra el
que no se había preparado: sus propios parientes; y además con el apoyo de
sus otrora incondicionales enemigos. Pero es ya demasiado tarde. Los
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
acontecimientos se precipitan. Sus oponentes mandados por su propio hijo:
Juan Moro, pretenden asesinarlo. Los Velascos, que se han enemistado con
todos sus antiguos aliados gamboínos (a excepción de los Marroquines y los
Villelas de Munguía) por una serie de destierros que el Conde de Haro había
ordenado, pretenden supuestamente27 hacerse entonces con el control de
todo el Señorío vizcaíno, para lo cual arman un poderoso ejército que
dividido en dos realiza un movimiento de tenaza sobre Vizcaya. Un ala, al
mando de la esposa del Conde, sube por el valle de Mena hasta Salcedo.
Mientras, el otro cuerpo (dirigido por el Conde de Haro en persona) parte de
Vitoria en dirección a Durango por Villarreal de Álava, donde es detenido
su avance por los Avendaños, que disponían de sólidas defensas en esta
villa alavesa. En un momento de estas desavenencias entre Salazares, y
gracias a un descuido, hace Lope García de Salazar prisionero a su hijo Juan
y envía un criado en demanda de ayuda al Conde de Haro. Siete
Marroquines son los encargados de custodiar al preso y paradójicamente
también al propio Mayor de los Salazares, en el mismo castillo de San
Martín28. Pocos días después, prisionero y carceleros parten en dirección a
Balmaseda, lugar en el que se encuentran acantonadas las tropas
velasquinas. Acuden entonces a la villa los parientes del preso, quienes
piden su libertad, realizando una serie de promesas que resulta obvio que no
pretenden cumplir. Sin embargo, la ingenua Condesa se deja convencer y
Juan Moro es puesto en libertad. No pierden el tiempo, y asaltan de
inmediato el Castillo de Muñatones (que incomprensiblemente está
totalmente desamparado) y toman preso a Lope García.
Días después tiene lugar la batalla de Munguía; en este terreno
montañoso, la caballería de Velasco sufre un descalabro de grandes
proporciones a manos de los ballesteros del ejército que acaudillaban los
jefes de los bandos de Gamboa y Oñaz en Vizcaya. Estos han olvidando
momentaneamente sus diferencias uniendo su fuerza militar para oponerse
al soberbio Conde de Haro29. También apoyan a los vizcaínos las tropas del
Conde de Treviño, de tan nefasta transcendencia para la futura historia de
Álava. El de San Martín pierde así una de sus últimas esperanzas de recibir
ayuda exterior.
Dos años después, el 1 de Marzo de 1473, estando ya preso García de
Salazar en lo alto de la torre del Castillo de Muñatones, anota las últimas
referencia a sus enemigos los Marroquines. Figuran estos junto con los
Lacabex, Murgas y Maruris peleando en el Nocedal de Sodupe contra sus
también antiguos enemigos Zamudianos, partidarios de los Salazar.
27La aparente intención de los de Medina de Pomar de hacerse con el control del Señorío fue aireada, sin embargo, por el Conde de Treviño, valedor
de los Oñacinos ante el rey y viejo enemigo del Conde de Haro.
28Durante la segunda mitad del siglo, Lope García había transformado la primitiva torre en un pequeño castillo, dotándolo de una segunda muralla y
foso.
29 No tenemos noticias de la posible implicación de los de Montehermoso en la batalla. Es muy probable que no participaran en los combates, pues
ellos no estaban enemistados con los Avendaño y además no querían atraerse hacia ellos la enemistad del resto de los linajes vizcaínos y de sus
Hermandades, por confederarse con el de Medina de Pomar.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
En 1476 el anciano Lope García, en un descuido de sus carceleros, anuda
varias sábanas y mantas a modo de cuerda y se descuelga temerariamente
desde lo alto de la torre en la que escribió Las Bienandanzas e Fortunas, y
aprovechando la oscuridad huye descalzo por los montes de Galdames en
dirección a las posiciones Marroquinas en el valle de Salcedo. Un fugaz
rayo de esperanza pasa entonces por la cabeza del de Muñatones cuando
divisa a lo lejos los montes que rodean Güeñes; pero sus hijos, noticiosos de
su huida, han salido en su busca y logran darle caza, siendo llevado de
nuevo a su cautiverio. Allí, en la torre de Salazar de Portugalete, fallecería
asesinado (envenenado) por uno de sus bastardos, pocos días después.
Las luchas de banderizos terminan en las Encartaciones y las tierras
cántabras controladas por los Marroquines en 1480. Hace falta que los
Reyes Católicos promulguen severas penas para quienes participen en estos
bandos, y medidas más severas como el desmoche de todas las torres y
casas fuertes de la zona. Concluía así para los Marroquines una etapa de
constantes luchas que había durado siglo y medio. No termina aquí la
participación de los de Montehermoso en la milicia, pero a partir de ahora
no serán Sopuerta o Santullán los lugares que regarán con su sangre.
Navarra, Flandes y Perú serán algunos de los lugares en los que los
Marroquines, ya sean vizcaínos, alaveses o cántabros proseguirán con su ya
dilatada carrera militar.
El fin de las guerras de banderizos en las Encartaciones sorprende a los
Marroquines en una situación bastante diferente a la que tenían cuando
empezaron. Perdida su hegemonía en Salcedo; pasto ya de infinidad de
familias forasteras, siguen no obstante manteniendo su situación de
privilegio en Zalla, donde aún conservan la totalidad de las posesiones con
las que empezaron las luchas. También en Güeñes los Ondazarros de
Salcedo, los Lacabex y los Montehermosos (del palacio de Montehermoso,
en Santa Marina) tendrán una destacada influencia en la vida política del
municipio salcedano, si bien es cierto que el mayor peso corresponderá a
partir de ese momento a sus parientes, los Hurtado de Salcedo y QuadraSalcedo. El valle se ha quedado ya pequeño y las ramas laterales del linaje
han de probar fortuna en otros lugares. La Bureba, La Rioja, Navarra,
Valladolid, Sevilla y Baeza son los lugares elegidos. Hacia allí parte el
grueso de la familia abandonando la tierra que había visto nacer al primero
de sus caballeros.
Todavía habrán de surgir esporádicos conflictos, pues en 1493 los
habitantes del Valle de Guriezo se rebelan ante la prepotencia del magnate
velasquino, ya que siendo Ochoa de Salazar Merino de Castro por el Conde
de Haro, pretende imponer un Merino Menor de entre sus sicarios. La
elección del Merino chico había sido siempre potestad de esta tierra
realenga y por ello este pueblo de hidalgos se subleva. A su frente, entre
otros, Juan y Pedro Sánchez de Marroquín que son condenados, con los
81
Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
demás cabecillas de la revuelta a la pena de muerte. Su apelación a la Real
Chancillería resulta sin embargo suficiente, y la pena les es conmutada por
la de destierro durante un año.
Las ramas de Sámano, Otañes y Castro se mantienen firmemente
apegadas a la tierra. En Sámano los Ortiz de Mioño seguirán controlando la
vida económica y política de esta parte de Cantabria hasta bien entrado el
siglo XIX (ejerciendo, entre otros cargos, el de Merinos Mayores de toda la
comarca trasmerana). En Castro Urdiales, la situación tras las guerras de
banderizos era también ventajosa para los Marroquines; todos los
principales linajes de la villa, algunos enconados enemigos de antaño como:
Amoroses, Otañes, Castillos, La Marcas, Santullanes, Del Rio y Quintanas,
eran ahora de las treguas Marroquinas. Los Marroquín, abandonan pues las
luchas internas y participan, junto con esos linajes castreños en otras
batallas más lucrativas, pues como corsarios al servicio del Emperador
Carlos I y su hijo Felipe II participan en las frecuentes guerras que contra
nuestros vecinos tienen lugar durante el s. XVI. Así, en 1528 podemos a
encontrat a Pedro Marroquín, vecino de la villa litigando, como armador de
uno de los galeones de la flota al mando de Hernando de Praves, para
obtener la propiedad de uno de los siete navíos apresados a los ingleses
durante una reciente escaramuza que las naves cántabras y vascas habían
protagonizado el año anterior.
La villa marinera no quedará sin embargo libre de calamidades, pues en
los años posteriores será asolada por varias plagas de peste30 e incendios
que destruirán gran parte de la misma, y con ella la torre de Ferrand
González, símbolo de la presencia Marroquina en esta noble ciudad. A
punto está la Villa de su abandono total a principios del siglo XVII, tras
haber llegado a tener menos de doscientos habitantes frente a los más de dos
mil que llegó a tener en el siglo XIV. Aún así, Marroquines y Ortiz de
Mioño seguirán vinculados a la villa durante varios siglos más, como lo
prueban varios expedientes de hidalguía y pleitos civiles de finales del siglo
XVI y del XVII y XVIII que se conservan en el archivo de la Real
Chancillería de Valladolid.
En Guriezo y Laredo31, tierras que no figuraba en los "mapas"
Marroquines de los primeros años de las guerras de banderías, la familia se
consolida. Desde la torre de Layseca, ahora convertida en palacio,
controlarán la vida del pacífico valle que había dado una lección de paz y de
respeto que las demás tierras no lograron asimilar. Guriezo se convertirá
además en el espejo en el que se miren las cercanas tierras de Arcentales,
Villaverde y Carranza, que estableceran un régimen de gobierno basado
también en dos partidos, el de Marroquines y el de los Negretes. En el otro
30 A título de curiosidad, mencionaré aquí que durante la mayor de estas epidemias de peste, la de 1596-97 la villa es abandonada, momento que
aprovechan los amigos de lo ajeno para saquearla. El Alcalde y la Justicia han huído a Mioño, y el único que hace frente a la situación es el presidente
del Cabildo eclesiástico, D. Francisco Ortiz de Mioño (de la torre de Don Bergón) presionando a los temerosos representantes del municipio para que
reorganizaran las instituciones públicas e hicieran frente a los desmanes.
31 Lorenzo Marroquín llegaría a ser Procurador y Síndico General de esta villa costera en el siglo XVIII.
82
Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
valle con presencia Marroquina, el de Mena, los descendientes de Juan
Marroquín de Montehermoso forman (junto con Velascos y Giles) el
Partido de Abajo, que se opone al de Arriba, comandado por Vallejos y
Vivancos (Negretes) aunque sin que tales enfrentamientos pasen de ser más
que meras discusiones acaloradas en las Juntas del valle.
En los primeros días del mes de Julio de 1512 se organiza la última
expedición guerrera que habría de partir desde la torre deMontehermoso de
Salcedo. Su primer destino: Bilbao. la partida la forman varias decenas de
curtidos caballeros que en las cercanías de la Villa se reunen con el resto del
ejército de las antiguas familias gamboínas. Al mando de esta tropa figuraba
Martín Ruiz de Avendaño. Los vizcaínos se desplazaron de inmediato hacia
el Sur, acantonándose en las tierras castellanas de La Bureba junto a las
tropas castellanas de D. Fadrique Álvarez de Toledo, Duque de Alba32 que
allí se preparaban para conquistar Navarra33. Son en total mil hombres de
armas (los Gamboínos de Avendaño), dos mil quinientos caballeros y seís
mil infantes, además de veinte piezas de artillería34; una milicia pequeña,
comparable con el ejército que los Velasco-Marroquín y sus aliados más
próximos habían reunido en 1449 contra los Salazares.
Otra expedición vizcaína, también de mil hombres, ésta al mando del
oñacino Gonzalo Gómez de Butrón, parte en dirección a Estella para
completar la tenaza con la que se pretende acabar con la resistencia navarra.
No obstante, no alcanzará su objetivo original, pues ha de desviarse pronto
hacia el norte, ya que los franceses (bajo cuya órbita estaba ya el Reino
Navarro), han invadido algunas localidades fronterizas de Guipúzcoa. Vano
intento de distraer la atención de los castellanos. Al final, los franceses han
de retirarse tras sufrir grandes pérdidas y sin conseguir su objetivo. Al frente
de las tropas oñacinas de Vizcaya, y ocupando un lugar destacado junto a
sus parientes de Butrón, figuran los Marroquines de Sopelana. Todo queda
dispuesto para la conquista de Navarra, que se inicia el 21 de Julio de ese
año. En una acción relámpago, las tropas del ejército castellano marchan
sobre Pamplona que capitula tan sólo cuatro días después; el día 25.
También la Navarra de Ultrapuertos, la parte “francesa” conocida también
como Baja Navarra y que tenía su capital en San Juan de Pie de Puerto35
cae en manos de las tropas del Duque en esta misma campaña.
32 El Duque de Alba se encontraba por entonces en Vitoria, desde donde al parecer se planeó la invasión. Las tropas que iban a tomar parte en el
ataque se distribuían por ambas orillas del Río Ebro, en tierras alavesas, burgalesas y riojanas.
33 Navarra se había convertido, por aquel entonces, en un estado títere dependiente del reino de Francia, cuyo monarca era un enconado enemigo de
Fernando I, el Católico. El territorio navarro era pues una perfecta puerta de entrada para que los ejércitos franceses pudieran librar la barrera natural
de los Pirineos y penetrasen hasta el valle del Ebro, es decir, directamente al corazón de recien creado Reino de España. Es por ese motivo que la toma
de Navarra se había convertido en una necesidad estratégica para los castellano-aragoneses.
34 A ellas se les unieron posteriormente doscientos hombres de armas y trescientos jinetes enviados por las Cortes de Aragón.
35La zona de Ultrapuertos o Baja Navarra era militarmente insostenible, pues constituía una "península" en medio de territorio francés y fuera de la
protección natural que ofrecían los Montes Pirineos. Aún así las tropas españolas se mantuvieron durante 18 años más (hasta 1530), cuando Carlos V
ordenó el repliegue de sus tropas, innecesariamente expuestas por un territorio de escaso valor estratégico.
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Historia de la Casa Vizcaína de Marroquín
Capítulo V
No acaban aquí las luchas, pues los intentos franco-navarros para
expulsar a los castellanos se suceden durante los meses siguientes, y en
menor intensidad en 1516 y 1521. No obstante, y a pesar de algunos
pequeños éxitos iniciales, el ejército navarro es definitivamente desbaratado
por las tropas de D. Fadrique en Noaín. Los Marroquines que han
participado tanto en esta victoriosa ofensiva, como en la posterior defensa
de las tierras recién conquistadas, son generosamente recompensados.
Reciben propiedades en las tierras recién tomadas (alrededores de Viana y
Navarrete principalmente) y en otras que ya pertenecían al emergente Reino
de Castilla (en Bureba y la Rioja Alavesa) 36. Es allí donde fijarán su nueva
residencia, y serán estas tierras, situadas a casi 150 Km de sus lugares de
origen, las que vean nacer durante los cuatro siglos siguientes a la mayor
parte de los miembros de la familia.
36 En concreto, durante los años inmediatamente posteriores a la conquista, tengo constancia de la existencia de familias Marroquinas descendientes
de esa rama salcedana, en las siguientes localidades: Viana (Navarra), Navarrete (al parecer, a su vez una rama salida de Viana), Calahorra, Ábalos, y
Haro (las cuatro últimas en la Rioja), Briviesca, Cubo, Busto, Sta. María de Ribarredonda, Fuentebureba, Quintanilla de San García, Valluércanes,
Calzada y Pancorbo (todas ellas en la Bureba, -Burgos-) y Labastida (Álava). También figuran en algunas de estas localidades, y en los mismos
expedientes de hidalguía y pleitos en los que se hace referencia a Marroquines, familias apellidadas "Lobo", que como sabemos eran también
Marroquines de Salcedo por lo que deduzco que también ellos integraban la expedición Marroquina..
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