Sumario Añatuya Herrera Santiago del Estero Suncho Corral Monte Quemado Taco Pozo Colonia Dora Sumampa Página 90 Página 130 Página 104 Página 114 Página 122 Página 136 Página 144 Página 152 Haciendo Camino | Anuario 2015 Diseño: Misca Design | Fotografía: Santiago Calderón Edición & Redacción: Sebastián Herrera & Mercedes Rizzardi | Ilustraciones: Julio Molina Muscara Corrección: Catalina Hornos, Mariana Isenberg de Hornos | Colaboración: Macomunicación Haciendo Camino Anuario 2015, Año 6, N°6. Publicación anual propiedad de la Asociación Civil Haciendo Camino. *Las imágenes publicadas en este anuario cuentan con su el consentimiento expreso de las personas que aparecen en ellas. Asimismo, las fotografías de menores de edad que se presentan están autorizadas legalmente por sus respectivos padres o tutores legales. Haciendo Camino Anuario 2015 -50- Haciendo Camino Anuario 2015 -51- Bienvenidos Querida Familia de Haciendo Camino: ¡Qué alegría encontrarnos celebrando un año más de Haciendo Camino! Este fue un año de muchos cambios. Crecimos en programas y en beneficiarios, y abrimos dos Centros nuevos, uno en Chaco y otro en Santiago del Estero. Fue el año de la articulación. Desarrollamos emprendimientos con otras ONG, potenciando lo que ellos hacían con lo que nosotros hacemos; encaramos proyectos con el financiamiento y el asesoramiento del sector privado; logramos establecer alianzas de trabajo con algunos municipios, hospitales y postas sanitarias y llevamos adelante un proyecto de investigación con cátedras de la UCA y de la UMSA. Aumentamos nuestra presencia en los medios de comunicación, y nos convocaron para contar nuestro trabajo en numerosos eventos, ofreciendo nuestro testimonio a públicos diversos: desde adolescentes, hasta ejecutivos de finanzas. Despedimos con tristeza a Vicky Barbagelata y a Pato Caruso, quienes fueron gerente ejecutiva y gerente de programas, respectivamente, y, durante los últimos cuatro años, fueron protagonistas del crecimiento de Haciendo Camino. Si bien ya no ocupan esos cargos, siguen involucrados en Haciendo Camino desde otros lugares y dejaron su huella en nuestros equipos. Este año también agradecimos la instalación de la temática de la desnutrición en los medios masivos de comunicación, pero aún pareciera que en nuestro país se muestran casos puntuales, como si fueran excepciones, cuando la desnutrición y la malnutrición son, en muchos lugares, más frecuentes de lo que creemos. En 2015 se amplió el equipo central de Haciendo Camino, sumamos una coordinadora técnica de nutrición para el seguimiento de los casos críticos y creamos un área de investigación para realizar investigación social y medir el impacto de nuestros programas. De esta manera, se podrán replicar aquellos modelos que mejor funcionen. El aporte único de cada uno de nuestros profesionales permitió el fortalecimiento del trabajo en equipo y la convicción de que no hay personas imprescindibles en la organización. Todos aportamos algo necesario, pero la misión es más grande que la suma de personas. Seguimos festejando con esperanza la migración de muchos profesionales de distintas provincias a Santiago del Estero, con el fin de poner sus conocimientos y su trabajo al servicio de los más necesitados. ¡Y seguimos teniendo casos de éxito que nos permiten celebrar la vida de cada uno de los chicos! Sin embargo, todavía encontramos mamás que no saben cómo cuidar y alimentar a sus hijos; seguimos encontrando niñas y adolescentes embarazadas, chicos con bajo peso y familias que juntan comida en basurales. Seguimos recibiendo en nuestros hogares chicos golpeados y abusados, a los que sus propias familias les quitaron lo más preciado: su niñez. Nuestro país sigue viendo crecer a muchos chicos en condiciones indignas, sin baño, sin agua, sin ropa de abrigo y sin un beso o un abrazo. Y en un año de elecciones, seguimos siendo testigos de la miseria humana, viendo como se compran votos con un par de zapatillas o un bolsón de mercadería, prometiendo cambios estructurales que nunca llegan. Como dice la famosa frase “No alcanza con acostarnos todos los días soñando con un país mejor. Tenemos que levantarnos todos los días dispuestos a construirlo”. Y en Haciendo Camino, todos nos levantamos con esa motivación. ¡Gracias A Todos Por Ser Parte De Esto! Catalina Hornos Presidente Haciendo Camino Anuario 2015 -52- ¿Quiénes Somos? Somos una asociación civil sin fines de lucro que desde 2006 trabaja para mejorar la calidad de vida de niños y familias en situación de vulnerabilidad en el Norte argentino. Nuestros ejes de trabajo son la prevención de la desnutrición infantil, la promoción humana y la educación integral, para que las familias beneficiarias puedan enfrentar el presente y el futuro con mejores oportunidades. Misión Visión Valores Mejorar la calidad de vida de niños y familias en situación de vulnerabilidad. Un país en el que todas las familias tengan herramientas suficientes para mejorar su calidad de vida a través de su propio esfuerzo. Conocimiento de la realidad y compromiso social. Haciendo Camino Trabajo en equipo. Gestión transparente. Profesionalismo y mejora continua. Anuario 2015 -53- ¿Dónde trabajamos? Taco Pozo Chaco Santiago del Estero Monte Quemado Santiago del Estero Suncho Corral Buenos Aires Herrera Añatuya Colonia Dora Sumampa Oficina Soport e Añatuya Santiago del Estero Monte Quemado A 919 Km De Buenos Aires A 1071 Km De Buenos Aires A 1382 Km De Buenos Aires Funciona Desde Marzo 2009 Colonia Dora Funciona Desde Agosto 2010 Funciona Desde Marzo 2012 Funciona Desde Diciembre 2012 Herrera Suncho Corral Funciona Desde Junio 2014 Funciona Desde Abril 2015 Funciona Desde Abril 2015 A 904 Km De Buenos Aires A 907 Km De Buenos Aires A 1017 Km De Buenos Aires A 1300 Km De Buenos Aires A 949 Km De Buenos Aires Haciendo Camino Tazo Pozo Funciona Desde Octubre 2010 Sumampa Anuario 2015 -54- Programas Programa Niños (Comenzó en 2006) Contamos con El Refugio, un hogar de tránsito que aloja a niños judicializados de entre 0 y 13 años que se encuentran en diversas situaciones de riesgo social, y respaldamos económicamente al Hogar Santa Catalina, que alberga y garantiza el acceso a la educación a chicos de 4 a 13 años provenientes de núcleos familiares que no pueden responder a sus necesidades básicas. En ambos hogares se cubren las necesidades de alimentación, vestimenta, vivienda, educación, salud, juego y recreación de los chicos. Brindamos clases de apoyo escolar, organizamos talleres de recreación, viajes y propuestas pedagógicas para que los niños puedan desplegar sus talentos naturales. Realizamos un seguimiento personalizado de cada chico y de su familia, con el fin de lograr la reinserción en su núcleo de origen. Además, inauguramos Hogares de Día en los Centros de Monte Quemado, Herrera y Suncho Corral. Estos hogares reciben a las familias más críticas de los Centros para quienes no es suficiente el Programa Nutrición. Los niños reciben apoyo escolar, se bañan y almuerzan junto a sus madres, en los Hogares de Día. Lo que más me gusta es sentir que aporto un pequeño granito de arena al mundo. Creo que una persona puede marcar una diferencia muy grande para muchos con muy poco. Ver cómo en El Refugio se pueden enfrentar realidades muy duras y cambiar la vida de muchos chicos y mamás. Ver un cambio en esas personas, a uno lo hace muy feliz; y cuando ayudás al otro, te das cuenta que te estás ayudando mucho más a vos mismo. Joaquín Altgelt, Coordinador del Refugio Estamos convencidas de que todos debemos tener las mismas oportunidades, y en Haciendo Camino soñamos con que eso puede ser posible. Como coordinadoras, nos gusta el contacto permanente con tantas personas con ganas de ayudar y comprometerse con una realidad que nos compete a todos. Lorena Tarifa y Pilar Rodríguez Cáceres Coordinadoras del Hogar Santa Catalina 83 NIÑOS pasaron por el Hogar Santa Catalina desde 2006 145 NIÑOS y 35 MADRES pasaron por el Refugio. 78 NIÑOS y 19 MADRES asistieron a nuestros Hogares de Día. Haciendo Camino Anuario 2015 -55- Programas Programa Oficios (Comenzó en 2007) Se brinda capacitación en oficios: manualidades, costura, telar, tejido, gastronomía y peluquería, a madres de familias vulnerables de la comunidad. Además de los talleres, las madres reciben charlas de promoción humana y de formación técnica, a fin de empoderarlas, asesorarlas con respecto a la comercialización de los productos y fortalecer su capacidad de autosustento. Asimismo, ofrecemos apoyo escolar para sus sus hijos y se realizan controles nutricionales periódicos de los menores de 5 años. El Programa permite generar un espacio para que las madres no sólo consigan desarrollarse en un oficio, lo cual es el fin inmediato, sino para que logren pensar y actuar en comunidad y tengan la contención que necesitan. Contribuye a reforzar la confianza y autoestima de la mamás al ver que el avance, tanto propio como de sus familias, es fruto de su esfuerzo y capacidades. Paula Saporiti y Florencia Gay Coordinadoras del Programa Oficios 533 MADRES aprendieron un oficio Programa Nutrición (Comenzó en 2009) Tomando como base la metodología CONIN -que propone un abordaje integral de la problemática social que da origen a la desnutrición-, trabajamos en la prevención y la recuperación nutricional de niños de 0 a 5 años. El programa cuenta con equipos interdisciplinarios formados por pediatra, nutricionista, estimuladora temprana y trabajadora social, que brindan asistencia a madres y niños. Asimismo, las madres participan de charlas semanales de educación para la salud y de talleres de capacitación en oficios, mientras que los niños participan de un jardín de infantes. Asimismo, desde los Centros se ofrecen charlas de prevención y realizan relevamientos de control nutricional de niños, en jardines de infantes y parajes rurales de los alrededores. Haciendo Camino Anuario 2015 -56- Programas Yo entiendo al Programa Nutrición como una pieza fundamental en la sociedad, ya que con las herramientas que brindamos posibilitamos que los niños desarrollen al máximo su potencial y puedan ser en un futuro protagonistas de su propia historia. Andrés Straijer, Coordinador del Programa Nutrición 10430 NIÑOS se diagnosticaron nutricionalmente 2789 NIÑOS recibieron tratamiento 2179 MADRES y sus recibieron educación para la salud y capacitación en oficios Programa Embarazadas (Comenzó en 2010) Está dirigido a mujeres embarazadas en situación de riesgo social, y busca promover los cuidados durante el embarazo y el desarrollo del vínculo madre-hijo desde el período de gestación. Las futuras mamás son controladas por los profesionales y participan de charlas que las preparan para la maternidad. Se organizan talleres prácticos en los que las madres confeccionan ropa o juguetes para sus bebés. Me gusta del Programa Embarazadas, que tiene un objetivo a largo plazo. Las mamás aprenden a cuidarse a ellas mismas durante el embarazo y a cuidar a sus hijos. Y así, logramos soluciones a los problemas desde la raíz. Tomás Rizzo, Coordinador del Programa Embarazadas 670 EMBARAZADAS asistieron al Programa Haciendo Camino Anuario 2015 -57- Programas Programa Salud (Comenzó en 2011) Con el objetivo de proteger y recuperar la salud a través de la detección precoz de enfermedades, el tratamiento oportuno y la promoción de hábitos saludables, un grupo de médicos realiza viajes periódicos a nuestros Centros. Distintos especialistas en medicina clínica, pediatría, ginecología, otorrinolaringología, traumatología, medicina familiar y oftalmología ofrecen asistencia médica y docencia. Este programa acerca la salud a las personas que más lo necesitan. La humanización de la medicina es, de esta manera, una satisfacción infinita. De esto se trata, de dar herramientas a las personas para un desarrollo adecuado y permanente. La salud importa, y es un derecho. Ramiro Rivelli, Coordinador del Programa Salud Los médicos atendieron 7580 CONSULTAS Programa Nutrición Proyecto Atención Rural (Comenzó en 2013) Acompañamos a comunidades rurales y trabajamos en la formación de las madres como agentes de salud de sus hijos, controlamos nutricionalmente a los niños, tratamos a aquéllos que están desnutridos. Además, formamos a los agentes sanitarios locales en el cuidado de la primera infancia, a fin de dejar capacidad instalada en cada paraje. 1328 NIÑOS se controlaron y 1810 se diagnosticaron, desde 2013 Haciendo Camino 1110 MADRES participaron y de charlas educativas Anuario 2015 -58- Nuestros números Cantidad de Beneficiarios Crecimiento de beneficiarios por año* 7000 6500 6000 5500 5000 4500 4000 3500 3000 2500 2000 1500 1000 500 0 2009 Total beneficiarios tratados Total beneficiarios diagnosticados 2010 2011 2012 2013 2014 2015 Crecimiento de beneficiarios directos por centro* 9500 9000 8500 8000 7500 7000 6500 6000 5500 5000 4500 4000 3500 3000 2500 2000 1500 1000 500 0 457 953 862 337 196 384 461 679 24 2006 42 2007 78 2008 242 286 556 2009 365 261 276 362 466 1771 1530 2962 918 1212 141 417 357 448 259 2004 Añatuya Santiago del Estero Monte Quemado Colonia Dora Herrera Suncho Corral Taco Pozo Sumampa Charata 791 1123 1945 1804 2348 2548 1454 2010 2011 2012 2013 2014 2015 *Las cantidades de beneficiarios del 2015 son parciales, corresponden al período enero - agosto. 108 PERSONAS RENTADAS trabajan en Haciendo Camino 25% + que en 2014 1636 PADRINOS * donan mensualmente 19,3% + que en 2014 *A agosto 2015. Haciendo Camino 7% 6% 9% 29% 10% 12% 12% 15% 8% 18,83% 7,76% 47,68% 22,31% 3,42% Añatuya Santiago del Estero Monte Quemado Colonia Dora Herrera Suncho Corral Taco Pozo Sumampa Buenos Aires Programa Nutrición Programa Embarazadas Programa Niños Programa Oficios Padrinos Generales 12851 BENEFICIAROS INDIRECTOS en el último año. 31713 BENEFICIAROS INDIRECTOS desde el comienzo. Anuario 2015 -59- Reporte económico 2014-2015 Los datos corresponden al ejercicio 2014 - 2015, cerrado al 30-06-2015, que se encuentra en proceso de auditoría. Ingresos por fuente de financiamiento ¿Cómo Obtenemos Nuestros Recursos? Padrinos Particulares Padrinos Institucionales Eventos y Campañas a beneficio Padrinos Estratégicos Donaciones en especie $ 5.483.425 $ 3.158.982 $ 1.618.817 $ 633.416 $ 126.377 Total Ingresos $ 11.021.017 50% 29% 15% 6% 1% Egresos por concepto ¿Cómo Aplicamos Nuestros Recursos? Sueldos y Honorarios de profesionales $ 4.453.819 $ 972.942 Insumos $ 935.514 Construcción y Equipamiento $ 601.622 Viáticos $ 567.944 Manutención y Alojamiento $ 481.015 Eventos y Campañas a beneficio $ 462.410 Otros Servicios Total Egresos 53% 11% 11% 7% 7% 6% 5% $ 8.475.265 Egresos por Programa ¿A Quién Aplicamos Nuestros Recursos? Programa Nutrición Programa Niños Programa Oficios Proyecto Atención Rural Programa Embarazadas Programa Salud $ 5.649.399 $ 1.821.759 $ 665.171 $ 172.703 $ 116.173 $ 50.061 Total Egresos $ 8.475.265 67% 21% 8% 2% 1% 1% Egresos por Centro de Prevención de Desnutrición Infantil y Promoción Humana ¿A Dónde Destinamos Nuestros Recursos? Haciendo Camino Centro Añatuya Centro Monte Quemado Centro Santiago del Estero capital Centro Herrera Centro Suncho Corral Centro Colonia Dora Centro Taco Pozo Centro Sumampa $ 3.887.733 $ 2.322.490 $ 1.126.913 $ 498.561 $ 317.685 $ 196.398 $ 80.985 $ 44.500 Total Egresos $ 8.475.265 46% 27% 13% 6% 4% 2% 1% 1% Anuario 2015 -60- Nuestra realidad De las Viviendas Relevadas 11% 6,8 es el promedio de habitantes por hogar 62% de los hogares se encuentra en condiciones de HACINAMIENTO 18% 38% 8,08% 15,15% 24,24% 16,16% 35,35% Haciendo Camino Analfabetas Primario Incompleto Primario Completo Secundario Incompleto Secundario Completo Terciario Completo cuentan con techo de material PRECARIO (Ej: nailon, caña) tienen piso de TIERRA 41% NO cuentan con suministro de AGUA dentro de la vivienda 66% NO cuentan con BAÑO dentro de la vivienda y otro no dispone de ningún sistema de eliminación de excretas apropiado 41% 1,01% tienen como material principal el ADOBE 22% 36% 3% 7% NO cuentan con suministro de ELECTRICIDAD de los hogares tienen niños en edad escolar que NO asisten al COLEGIO de las madres son JEFAS DE HOGAR de los hogares tienen integrantes sin DNI Anuario 2015 -61- 82% (530) HOGARES PRESENTA NBI 12% DE LOS HOGARES PRESENTAN MÁS DE 3 NBI Los hogares con Necesidades Básicas Insatisfechas son aquéllos que presentan al menos uno de los siguientes indicadores de privación: HACINAMIENTO: hogares que tienen más de 3 personas por cuarto habitable (sin baño ni cocina). VIVIENDA INCONVENIENTE: piezas de inquilinato, vivienda precaria u otro tipo de vivienda inconveniente. FALTA DE CONDICIONES SANITARIAS: hogares sin ningún tipo de retrete. INASISTENCIA ESCOLAR: hogares donde hay algún niño en edad escolar que no asiste a la escuela. INCAPACIDAD DE SUBSISTENCIA: hogares donde viven 4 o más personas por miembro ocupado y cuyo jefe tiene baja educación. SE RELEVARON 650 HOGARES DE FAMILIAS QUE ASISTEN A LOS PROGRAMAS NUTRICIÓN U OFICIOS EN ALGUNO DE NUESTROS OCHO CENTROS. El relevamiento de las condiciones socioambientales en las que se encuentra cada una de las familias que acuden a nuestros Centros, nos permite identificar las principales dificultades a las que se enfrentan y realizar un análisis integral de su situación. Todo esto, con el objetivo de seguir trabajando en el diseño y la mejora continua de nuestros Programas, y así brindarles las herramientas más efectivas para que puedan mejorar su calidad de vida. 153 Mariana Parola, Coordinadora de Proyectos 88 155 36 18 115 30 Haciendo Camino 59 Añatuya Santiago del Estero Monte Quemado Colonia Dora Herrera Suncho Corral Taco Pozo Sumampa Anuario 2015 -62- ¿Cómo ingresan las mamás y los niños a haciendo camino? En articulación con el CESNI, se realizó una encuesta para conocer las conductas, conocimientos y aptitudes de mujeres embarazadas y madres de niños de 0 a 24 meses que asisten a nuestros Centros. El Centro de Estudios Sobre Nutrición Infantil (CESNI), dedicado a identificar e investigar los problemas que afectan la salud nutricional infantil, nos ayudó a desarrollar una investigación sobre las madres que concurrían por primera vez a los Centros de Haciendo Camino, durante 2013 y 2014, con el objetivo de indagar acerca de los conocimientos y prácticas de las madres relacionados con la alimentación durante los primeros 1000 días del niño, con los hábitos dietéticos y las recomendaciones nutricionales para la población infantil. Se entrevistó a 82 madres con niños de 0 a 24 meses y a 47 embarazadas, antes de recibir tratamiento nutricional y formación en Haciendo Camino, en los Centros de Santiago del Estero, Monte Quemado, Añatuya, Herrera y Colonia Dora. Las principales conclusiones del informe dieron cuenta de que es muy alto el porcentaje de niños que se encuentran por debajo de las recomendaciones de energía, su distribución calórica no es armónica, y el consumo de proteínas se encuentra por debajo de la recomendación. Cuando se comparó la ingesta de los niños de 0 a 24 meses con las recomendaciones nutricionales, se descubrió que los niños tenían una ingesta inadecuada de la mayoría de los micronutrientes, exceptuando la vitamina B12 y B6. Una cantidad importante no consumían el fósforo y el calcio que necesitaban, algo sustancial para sus huesos. También alarmó la falta de hierro y zinc en los niños, dos micronutrientes claves para el crecimiento y para el desarrollo. El informe concluyó que, a la hora de pensar en una intervención nutricional, es importante tener en cuenta el período que va desde la concepción hasta los 2 años de vida del niño, ya que allí se da la “ventana de oportunidad”. Si durante esta etapa ocurre la subnutrición, se afecta el capital humano del niño y aumenta la mortalidad infantil. Si un niño crece normalmente, puede desarrollar al máximo su potencial de inteligencia, de escolaridad, de talla y de fuerza muscular, la capacidad de tener hijos sanos en las próximas generaciones, y la de prevenir futuras enfermedades crónicas, como la obesidad, hipertensión arterial y diabetes. Con relación a las embarazadas, las 47 mujeres que respondieron el cuestionario tenían un promedio de edad de 24 años. La mayoría de las madres manifestaron que al momento de la entrevista habían aumentado excesivamente de peso, y un bajo porcentaje consideró que ésta debe ser una conducta a evitar porque es un factor de riesgo para la mamá y el bebé. Otro resultado llamativo, fue que un gran porcentaje de madres desconocía que se aconsejaba amamantar al bebé en forma exclusiva hasta los seis meses de vida, y que a esa edad debía incorporar otros alimentos. Es algo recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) debido a que la leche materna es el alimento idóneo para el crecimiento y el desarrollo sano del bebé, además de que la lactancia materna forma parte del proceso reproductivo y tiene importantes repercusiones para la salud de las madres. Haciendo Camino Anuario 2015 -63- Realidad de las Mamás antes de ingresar Realidad de las Niños antes de ingresar 36% tuvo bajo peso al nacer 24,4% tiene un retraso en la estatura 43,8% noy calorias comía los nutrientes necesarios 10% que no ingeria los nutrientes necesita 8,5% tenía bajo peso 15% tenía sobrepeso 4% tenía obesidad 30% deteníafósforo un consumo inadecuado y calcio +50% deno hierro cubría sus necesidades y zinc El informe nos sirvió para confirmar con números lo que ya veíamos. Los datos dan cuenta de cómo se alimentan las mamás y los chicos que atendemos, y servirán para desarrollar acciones que nos permitan modificar esa realidad. Natalia Fernández Coordinadora de Nutrición de Haciendo Camino Se hace necesaria una intervención temprana y efectiva para reducir el retardo en la talla, las deficiencias de micronutrientes y, a futuro, la obesidad infantil. María Elisa Zapata, Paula Gómez & Gabriela Estévez Equipo del CESNI responsable del informe Haciendo Camino Anuario 2015 -64- Haciendo Camino Anuario 2015 -65- Haciendo Camino Anuario 2015 -66- Fundación Alimentaris Un socio estratégico en Monte Quemado Una fundación de origen suizo se unió a los proyectos de Haciendo Camino para potenciar la atención en el Centro de Monte Quemado. Con su ayuda logramos cambiar la realidad de casi 900 familias. Una nutricionista, un economista, un contador y un abogado se juntaron para brindar mejoras en la calidad de vida de las poblaciones más pobres de Argentina con un modelo de intervención a largo plazo. Así lo hicieron y crearon Alimentaris, una fundación de origen suizo que colabora en la Argentina. La nutricionista Karina Bentivoglio, argentina y casada con un suizo, tuvo reuniones con distintos profesionales y fundaciones, y en una de ellas Esteban Carmuega, director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), le habló de Catalina Hornos. Karina cuenta que le impactó “que todos los que trabajan en Haciendo Camino lo hacen desde el corazón. Se meten directamente adentro, en el terreno, conocen la realidad con la que trabajan, y no están resolviendo las cosas desde un escritorio”. En el equipo de Alimentaris quedó sorprendido por el funcionamiento del Centro de Monte Quemado, uno de los que presentaba más dificultades por la locación geográfica. Entonces comenzaron a preguntarse si lo que debían hacer era replicar un Centro o trabajar juntos para unificar esfuerzos. Decidieron apoyarnos para potenciar recursos y aprender juntos. Hicieron un trabajo de investigación con expertos que llevaron especialmente a la zona y descubrieron que la situación era compleja. Además del problema de la desnutrición, la situación en la que vivían muchas familias era muy precaria. Alimentaris se organizó en dos áreas. Una de desarrollo infantil, desde la que apoyó el trabajo de Haciendo Camino y de otras ONG, y un área de desarrollo rural cuyo fin es facilitar el acceso de poblaciones rurales dispersas a servicios de energía básica, agua segura y telecomunicaciones. Inició un plan de mejoras en el Centro de Monte Quemado. Querían aumentar el radio de incidencia del Centro y la cantidad de beneficiarios de los Programas. Para eso, relevaron parajes y comenzaron a trasladar a los niños y a las madres que estaban lejos de nuestros lugares de atención. Ayudaron a optimizar las condiciones laborales de los profesionales, pagando viáticos y adquiriendo una casa para su alojamiento. Mejoraron el funcionamiento operativo del Centro comprando equipamiento, incorporando una pediatra y financiando la apertura de un Hogar de Día para ofrecer contención, educación y alimentación a las madres mas criticas y a sus hijos. Alimentaris encontró otras necesidades en Monte Quemado y comenzó, también, a trabajar paralelamente para encontrar soluciones para la comunidad. Reconocieron que muchas veces los mayores problemas, cuando se trabaja con poblaciones alejadas, son logísticos. Por eso, comenzaron a solucionar problemas cotidianos, y así el impacto de las acciones creció exponencialmente. Desde Alimentaris sueñan con que Monte Quemado “no sea una isla” y tenga las mismas posibilidades que otras regiones de nuestro país. Están convencidos de que tiene que haber una red de fundaciones que trabajen articuladamente. Haciendo Camino Anuario 2015 -67- ¿Qué más hace Alimentaris? Tiene un programa de Desarrollo Rural que tiene un enfoque integral (búsqueda de sinergias y reducción de costos) y colaborativo por el cual apoyan a decisores de políticas públicas y a otras ONG y actores locales. Trabaja en iniciativas para asegurar el acceso básico a la energía, y para eso desarrolla junto con el Banco Mundial un proyecto piloto de equipos; participa en un proyecto de testeo de nanomateriales para el filtrado del arsénico en el agua y apoya la difusión y réplica de un exitoso e innovador modelo de agricultura familiar. Haciendo Camino Anuario 2015 -68- Proyecto de psicología en el Programa Niños Florencia Seijo es licenciada en psicología y, durante su paso por un colegio católico donde se hacían actividades de voluntariado, descubrió sus ganas de ayudar. Un día, unas fotos de un viaje a Añatuya que su amiga colgó en Facebook le llamaron la atención y pensó, “¡yo quiero estar ahí!”. Dos viajes a Santiago del Estero le bastaron a Florencia para pensar en qué podía colaborar, desde su profesión, para resolver alguna de las muchísimas necesidades de la gente. En el Hogar de Niños Santa Catalina, que Haciendo Camino respalda económicamente, Florencia conoció a un montón de chicos alegres y capaces de reírse, jugar, divertirse y estudiar. Sin embargo, era difícil imaginar que detrás de esas sonrisas había historias de abuso, violencia, maltrato y abandono. Llegamos a la conclusión de que el Hogar actúa como un factor de protección para el crecimiento y el desarrollo de los chicos. Es un ambiente facilitador del desarrollo emocional, físico, educativo y social para su vida. Florencia Seijo Lic. en Psicología egresada de la UCA Así comenzó a gestarse el “Proyecto de Psicología” del que participó mucha gente para diagnosticar desde el punto de vista psicológico a los chicos del Hogar. Florencia le presentó el proyecto a su colega Mariana Politano, licenciada en psicopedagogía y psicología, quien desde un primer momento colaboró en la elaboración y supervisión de actividades. Haciendo Camino abrió camino al proyecto, entendiendo que el cuidado de la salud mental del niño es tan importante como el cuidado de su salud física. Mariana Politano Lic. en Psicología y Psicopedagogía de la USAL Aún con más entusiasmo, tocó las puertas de la Universidad Católica Argentina (UCA) para proponerle al Decano, Marcelo Noel, la idea de armar un equipo de trabajo con alumnos avanzados de la carrera de psicología que realizaran diferentes viajes a Añatuya para llevar adelante el proyecto. Florencia siguió moviéndose hasta contactar con profesionales especializados en el tema, como las doctoras Analía Losada y Rosa Inés Colombo, especialistas en investigación y en abuso sexual infantil, respectivamente. El estudio permitió observar que a mayor cantidad de tiempo de residencia en el Hogar, mejor es la evolución y pronóstico. La labor que llevan adelante favorece al desarrollo psicosocial del niño. Mientras tanto, se abrió una convocatoria Dra. Analía Verónica Losada Psicopedagoga. Lic. y Dra. Psicología. Especialista y Magíster en Metodología de la Investigación. y se hicieron evaluaciones psicológicas a de alumnos en la UCA y en la Universidad del Museo Social Argentino (UMSA). Se realizaron cuatro viajes a lo largo del año, los 31 chicos del Hogar. Respecto de los 14 casos más críticos, se realizaron entrevistas a las docentes y a las cuidadoras de los chicos para conocer su comportamiento diario en el Hogar y en el aula, y luego se supervisaron los resultados con docentes especializados Haciendo Camino Anuario 2015 -69- en temas de abuso sexual, maltrato, vulnerabilidad y psicopatología infantil. El proyecto permitió crear legajos e informes con recomendaciones ajustadas a las necesidades de cada chico. Florencia y el equipo descubrieron que detrás de ese grupo de chicos activos, inquietos, dinámicos y alegres hay una historia que necesita ser contada y escuchada. Lo más significativo fue el descubrir el papel predominante que cumple el vínculo con un otro en la transformación de la calidad de vida de los niños en situación de vulnerabilidad. Ramiro Fernández Blanco Estudiante de 4to año de Psicología en la UMSA Y que muchas situaciones traumáticas que han vivido demandan ser elaboradas e integradas de manera positiva como parte de la historia de cada uno. A partir de ahora, el desafío será consolidar un equipo de psicología en Añatuya que permita dar respuesta a las necesidades psicológicas de los chicos de manera permanente y continua. Haciendo Camino Esta experiencia me ayudó a crecer y me llevo mucho cariño, sonrisas, abrazos y momentos compartidos con los chicos del Hogar. Ellos se merecen esto y mucho más. Ángeles Cevasco Estudiante de 4to año de Psicología en la UCA Anuario 2015 -70- Tolloche Levantar un pueblo La Negra nos buscó para realizar relevamientos en un pequeño pueblo de Salta donde trabajaban. Más tarde, se implementaron proyectos que permitieron modificar la realidad de la comunidad. El tiempo en Tolloche se detiene, las agujas del reloj no giran en ese paraje salteño de unas 50 casas, con una capilla, una escuela plurigrado, un colegio secundario y una salita de primeros auxilios. No hay muchos lugares con Internet, y la antena de telefonía que hay da señal sólo a los celulares de su compañía. Cuando La Negra, un establecimiento agropecuario, adquirió un campo muy cerca del pueblo, comenzaron a estar presentes en la comunidad a través de donaciones a las instituciones. Con el tiempo, se dieron cuenta de que el éxito de una empresa y de una comunidad van de la mano. Con la humildad de querer aprender a ayudar, contactaron a Haciendo Camino para hacer un relevamiento y detectar problemas de desnutrición. Sin embargo, los resultados fueron diferentes. Sebastián Quintana se instaló por tres semanas y golpeó las manos casa por casa para realizar informes socio-ambientales. Sin bien no se detectaron problemas de desnutrición, había muchas cosas con las que se podía colaborar para que el pueblo estuviese mejor, como contribuir con aparatología e insumos para el puesto sanitario, ayudar a la escuela y crear un espacio de encuentro para la comunidad. No hubo nada que dudar, con el financiamiento de La Negra, en enero comenzó un taller de tejido para que las quince mujeres que hoy asisten pudieran aprender un oficio y compartir un momento entre ellas. Se creó un taller de arte para los chicos, uno de apoyo escolar y uno de cine, donde No se concibe una empresa exitosa en una comunidad donde sus habitantes pasan necesidades básicas y no tienen contención. Apoyar a una comunidad significa lograr un desarrollo sustentable y un crecimiento económico que genere prosperidad. Ángel Rossi Presidente de Establecimientos La Negra los viernes se proyectan películas infantiles que les permiten mirar el mundo con otros ojos. Hubo obras de remodelación en el puesto sanitario, se preparó una sala como consultorio odontológico y se aportó más equipamiento e insumos. También, La Negra contrató un coordinador para supervisar los proyectos en el lugar y comenzó a ayudar en la organización de los festejos más importantes como el Día del Niño o la Navidad. Al lado de la vía, por la que hace años no pasa el tren, había una cancha que copaban los animales. Se gestionaron los materiales para cercarla y construir al lado una plaza saludable para que grandes y chicos pudieran hacer ejercicio. También se hicieron remodelaciones en el colegio, se donaron materiales de estudio y, ahora, se colabora con el desayuno de los chicos. Pronto comenzará a funcionar un taller de talabartería y habrá una casa propia para disponer de un lugar, y así, dejar de usar la capilla del pueblo, en donde hasta ahora se realizan los talleres. Ahora Tolloche está mejor, los hombres ayudaron con la mano de obra en muchos proyectos, mostrando el compromiso que tenían con su comunidad, y las mujeres y los niños encontraron un lugar donde reunirse. Hace poco comenzaron a cambiar las vías del ferrocarril, y el rumor ya se instaló en todas las casas: está por volver el tren. Haciendo Camino Anuario 2015 -71- Haciendo Camino Anuario 2015 -72- Un caso de éxito para el Programa Oficios Las textiles de Añatuya & Herrera Un empresario textil conoció Haciendo Camino por una nota en televisión y se propuso brindar oportunidades de trabajo genuino a más de 40 madres de Añatuya y Herrera. Ese martes de diciembre llovía, y mucho. Nelson, y casi todos, dudaban de que las madres asistieran a su primer día de trabajo, pero ellas dieron la primera lección: la asistencia fue total y alguien dijo “¡Manos a la obra!”. Hacía tiempo que Nelson quería ayudar de alguna manera, y encontró la manera cuando conoció la labor de Haciendo Camino en una nota de televisión. Manejó hasta Añatuya mientras en su cabeza daba vueltas ese “proyecto loco” que se le había ocurrido. Kilómetro a kilómetro iba tomando forma la idea de brindar salida laboral para las madres formadas en el taller de costura de Haciendo Camino. El objetivo de Nelson y su familia, quienes se comprometieron desde el primer momento con Haciendo Camino, era poder darles trabajo a las madres de Haciendo Camino que no encuentran posibilidades de desarrollarse en el mercado laboral y permitirles generar un ingreso digno acorde a su esfuerzo y a su formación. Ese ingreso les permitiría progresar y lograr una mejor calidad de vida para su familia. El primer paso fue buscar un lugar adecuado en el centro de la ciudad para montar un taller con máquinas profesionales de costura industrial. Más tarde, se les enseñó a las madres a usarlas; para esto Nelson envió a Añatuya a uno de sus mejores maestros, Ronald, quien se Con este proyecto logramos darle una oportunidad a aquellos que no la tenían. El trabajo y la dignidad sirvieron para la esperanza e inclusión. Nelson Empresario textil instaló con su familia para preparar a las mamás. Al principio, aprender el oficio y modificar su ritmo de vida requirió el doble de esfuerzo para las mamás. La mayoría siempre se había ocupado de la casa, de los hijos y del marido…,y, ahora, trabajar significaba otra forma de ver la realidad. Gran parte de sus familiares: maridos, madres, hermanos e hijos estaban en contra de que trabajaran tantas horas. Pero una vez que superaron la primera etapa, y comenzaron a llevar un sueldo a sus casas, las cosas cambiaron. Ya para febrero, comenzaban a trabajar más rápido y con más prolijidad, y ya tenían listos dos pedidos de 400 camisas y 1500 remeras. Generar hábitos de trabajo y responsabilidad en las mamás, en una sociedad donde no hay cultura de trabajo y predomina el machismo, fue y es un camino difícil. Pero estamos convencidos de que es el camino correcto para hacer un cambio de raíz en las comunidades. Catalina Hornos Directora General Desde el Programa Oficios de Haciendo Camino apoyamos el proyecto con charlas de economía doméstica, para ayudar a las madres a administrar mejor el dinero que ingresaba mensualmente a sus hogares y poder asegurar el progreso de sus familias; además, hicimos un seguimiento desde el área Haciendo Camino Anuario 2015 -73- social del Centro, porque las madres seguían perteneciendo al Programa Oficios. Con este nuevo paso, la preocupación de las mamás ya no era conseguir el dinero para la comida, sino cambiar techos, revocar paredes, hacer nuevas habitaciones, tener luz propia, festejar los cumpleaños de sus hijos, comprar heladeras, sillas, bicicletas, casarse, pagar deudas de su casa para tener todos los papeles en regla y hasta comprar terrenos para construir sus propias viviendas. Dejaron de pedir créditos y comenzaron a ahorrar. Desde que las mamás están trabajando en la textil, mejoraron su autoestima y comenzaron a ser más respectadas por sus maridos y toda su familia. Ya no piensan en el día a día sino que aprendieron a planificar y soñar en grande. Carolina Stanckuk Coordinadora del Programa Oficios de Añatuya Tres meses más tarde, Nelson duplicó la apuesta e instaló otro taller en la localidad vecina de Herrera. Ya son 40 las madres que tienen un trabajo estable y digno en estas localidades; y Nelson demostró que, desde la especialidad de cada uno, es posible lograr cosas para ayudar a una ONG a cambiar el futuro de muchas familias. Las mamás de Añatuya y Herrera, ahora, tienen algo en común: aprendieron que es posible esforzarse y tener sueños aún más grandes. Haciendo Camino Anuario 2015 -74- Un proyecto para capacitar agentes sanitarios en Brea Pozo En articulación con la Fundación Tejiendo Salud, capacitamos a todos los agentes sanitarios del departamento de San Martín, en Santiago del Estero. La Fundación Tejiendo Salud nos contactó para que capacitáramos a los agentes sanitarios del departamento de San Martín, en Santiago del Estero. Ellos ya venían trabajando en Brea Pozo a través de distintos proyectos y habían colaborado con la pintura y equipamiento de las postas sanitarias del departamento, pero notaban que los agentes sanitarios que las atendían no estaban lo suficientemente capacitados. Desde abril, una vez al mes, Natalia Fernández, nuestra coordinadora de Nutrición, e Ivana Carbonari, coordinadora de Atención Rural, viajaron hasta el hospital de Brea Pozo para capacitar a todos los agentes de la zona. La directora del hospital avaló y alentó estos espacios de capacitación, porque es consciente de las necesidades de formación de su equipo. Por una encuesta inicial, nos dimos cuenta de que la capacitación de los agentes sanitarios distaba mucho de la ideal. Muchos de ellos hicieron sólo un curso de seis meses, otros tuvieron capacitaciones de dos o tres clases para convertirse en agentes sanitarios. La escasez de enfermeros los puso a cargo de las postas sanitarias, transformándose en únicos referentes de salud en sus comunidades. Desde Haciendo Camino encontramos mucho desconocimiento en cuanto a temas de antropometría, como pesar, medir y percentilar con las tablas de crecimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por este motivo, la dirección del hospital nos incentivó a tomarnos el tiempo que necesitáramos para que los agentes terminaran el curso bien preparados. Por otro lado, se les ofrecieron capacitaciones para monitorear el desarrollo psicofísico de los chicos y detectar a tiempo retrasos en las pautas básicas de desarrollo. La formación de los agentes permitirá que al recorrer las casas de sus parajes sepan detectar si un niño tiene bajo peso o si presenta un desfasaje en el desarrollo y estén en condiciones de aconsejar a las mamás con pautas básicas de alimentación para sus hijos. La asistencia promedio es de 15 agentes en cada encuentro, registrándose la ausencia de otro tanto debido a que las distancias largas y los caminos polvorientos dificultan su llegada en épocas de mucho frío o de lluvia. Partido de San Martín, Santiago del Estero Cantidad de Habitantes Hay 31 Agentes Sanitarios Solo 14 de ellos tienen Posta Sanitaria Haciendo Camino 3000 Hay 30 Parajes Rurales Cada uno tiene una Población estimada de 100 Personas ¿Con qué cuentan las postas? Camilla, tensiómetro, caja de curación, balanza pediátrica y de adultos. Anuario 2015 -76- Equipo Directivo Catalina Hornos Es la directora general de Haciendo Camino y la que mejor conoce las historias de los beneficiarios. Hace nueve años comenzó con un trabajo que hoy se convirtió en una institución que creció a pasos agigantados y con un gran equipo de profesionales. Catalina es la directora general de Haciendo Camino y, sin dudas, la que mejor conoce las historias de todos los beneficiarios. La gente le tiene un cariño especial, para nuestras mamás ella es “La Caty” y un referente de fortaleza. No es para menos, es la que puso la piedra fundamental para que naciera esta ONG cuando renunció a su vida en Buenos Aires para instalarse en Añatuya y cambió de vida para ayudar. Es la que supervisa el trabajo de todos los Centros y sus Programas, además del que se desarrolla en la oficina de Buenos Aires. Sus tareas son las de acompañar a todos los integrantes del equipo, orientar, marcar el camino hacia donde queremos ir y ayudar a conseguir los recursos para hacer todo lo que nos proponemos. En su lista de responsabilidades no figura el contacto con el beneficiario, pero Catalina siempre trata de hacerse huequitos para seguir visitando familias, seguir charlando con las mamás de cada Centro, dirigir el hogar y seguir personalmente la situación legal de cada uno de los chicos. Lo hace porque cree que “es necesario estar muy cerca de los beneficiarios para poder definir los Programas y las estrategias de intervención”, y no se equivoca. ¿Cuál es el desafío de tu trabajo? Conseguir los recursos para que todo funcione. Cuando uno está en contacto con el beneficiario, y después va a Buenos Aires, tiene la responsabilidad de transmitir su mensaje y su necesidad. Te volvés un mensajero de los que no tienen voz y tenés que lograr acercarlos a los que no los ven y contagiar las ganas de ayudar. Mucho se habló de tu historia y de lo que te motivó a dejar todo para trabajar por los que menos tienen, ¿Ahora, te sigue moviendo lo mismo? Al principio me impulsaba conocer historias, con un rostro, con un nombre, de personas que necesitaban oportunidades para desarrollarse y, al mismo tiempo, sentir que yo tenía recursos para responder a algunas de ellas. A medida que pasó el tiempo, fueron más las historias que conocí y también crecieron la capacitación y los recursos... Pero, en esencia, lo que me mueve es lo mismo: la convicción de que no merecemos las oportunidades que tenemos si no trabajamos para que otros también las tengan. A la distancia, ¿qué encontrás de diferente desde que comenzaste a trabajar en Santiago del Estero hasta ahora? Hoy, somos un gran equipo de profesionales que trabajan de manera organizada. Cuando empezamos éramos un grupo de gente con muchísima voluntad pero con poca experiencia y formación especifica, y la organización dependía mucho de unos pocos. Ahora no hay personas indispensables, todos aportamos algo único, pero si alguno no está todo sigue funcionando. Desde joven cargaste con una gran responsabilidad, ¿sentís que maduraste de otra forma? No sé si es una cuestión de madurez. Quizás no maduré tanto, porque sigo siendo muy idealista y creyendo en Haciendo Camino Anuario 2015 -77- sueños imposibles. Sí creo que elegí un camino diferente a la mayoría de mis amigas, con responsabilidades y desafíos diferentes. Pero estoy convencida de que cada uno elige el camino que lo hace feliz. ¿Cómo explicás el crecimiento que Haciendo Camino experimentó en los últimos años? Hubo dos factores que ayudaron mucho: el primero, el trabajo constante, sostenido en el tiempo de manera muy profesional y comprometida, y el segundo es la difusión. Esto nos permite llegar mucho más lejos de lo que solos hubiéramos llegado. ¿Se cometieron errores? Muchos, como todos... pero de esos errores aprendemos. Muchos de nuestros Programas y nuestras formas de encarar los problemas se fueron modificando en el tiempo a partir de errores y experiencias que nos ayudaron a mejorar. ¿Los errores pesan más en una ONG que en una empresa? Yo creo que los errores en cualquier ámbito, cuando uno trabaja con voluntad y compromiso, no son más que una fuente de aprendizaje. Y en una ONG que creció tanto, como Haciendo Camino, los errores también son buenos para contener al “ego” y evitar creérnosla. Ser conscientes de que todavía tenemos mucho por aprender. ¿Qué importancia está teniendo el tercer sector en la Argentina? Creo que las ONG tenemos la responsabilidad no sólo de resolver muchas de las problemáticas que el Estado no está logrando resolver y que hoy necesitan solución, sino también el compromiso de exigir que el Estado dé respuestas integrales, y que las instituciones responsables se hagan cargo de estos problemas. ¿Cuáles creés que son los desafíos para Haciendo Camino, de ahora en más? A corto plazo, estamos poniendo fuerza en el área de investigación social y medición de impacto de las intervenciones. De esta manera, podremos encontrar modelos exitosos que otros van a poder replicar en otros lugares, y mucha más gente podrá recibir atención de calidad. Por otro lado, uno de nuestros mayores desafíos es que los chicos que crecen con nosotros se sientan queridos y puedan ser felices. Que podamos ser familia para los que no la tienen y cuidar su futuro. No merecemos las oportunidades que tenemos si no trabajamos para que otros también las tengan. Haciendo Camino Anuario 2015 -78- Juan Pablo Zorza Es el director ejecutivo de Haciendo Camino y quien se encarga de coordinar el equipo de soporte en Buenos Aires para que la ayuda llegue a todos nuestros Centros. Su visión, los desafíos de la articulación y la importancia de la transparencia a la hora de trabajar. A Juan Pablo Zorza le llegó una búsqueda laboral para trabajar en el área de administración de una ONG. No lo dudó, se había recibido de contador, y aplicar lo que sabía para una causa social era mucho más productivo que hacerlo en una empresa. Durante el primer mes de trabajo, Juan se unió al viaje de voluntarios que organizábamos a Añatuya. Conoció a una familia que vivía con sus seis hijos en un rancho sin baño; desde Haciendo Camino la estábamos ayudando a que lo construyera. Ver la realidad tan de cerca ayudó a que su compromiso fuera tal y que lo llevara, al día de hoy, al puesto de director ejecutivo. Su función es dirigir el equipo que trabaja en la oficina que Haciendo Camino tiene en Buenos Aires y sirve de soporte para todos los Programas que se desarrollan en el Norte argentino. ¿Cuáles son los desafíos de tu puesto? Lo más importante es asegurar la solvencia de la organización y mantener al equipo alineado con nuestra misión. Con un equipo sólido y comprometido es posible lograr grandes objetivos. Los que trabajamos en Haciendo Camino nos capacitamos todo el tiempo, y capitalizar el crecimiento personal de cada uno es lo que contribuye al crecimiento de la organización. Si no conocemos por quién trabajamos o los valores que nos caracterizan, difícilmente podremos lograr un cambio en la vida del otro. ¿Cuál es el desafío de ser un soporte de Centros tan distantes geográficamente? Hoy en día la distancia geográfica no es un gran problema, siempre y cuando la tecnología pueda solucionarlo. Hay zonas donde trabajamos en las que no hay buena conexión a Internet y tampoco buena señal telefónica; esto es un gran desafío para el equipo, que siempre se resuelve con la buena predisposición de todos. A la vez, estar tan lejos nos dificulta la logística de donaciones; recibimos muchas donaciones de pañales y leche en polvo, insumos fundamentales para el funcionamiento de nuestros Programas, y el envío tiene que ser coordinado a tiempo para poder abastecer los ocho Centros que tenemos. ¿Cómo se integran áreas tan diversas en Buenos Aires para un fin común? Tenemos semanas de muchas reuniones, otras con eventos, otras organizando la logística de camiones. Esta diversidad hace que mi trabajo y el del equipo sean muy dinámicos, nunca existe un día igual a otro. Hay campañas y proyectos diversos en los que intervienen distintas áreas. Un evento de recaudación de fondos depende de la organización y ejecución del equipo de Desarrollo Institucional, de una buena estrategia de difusión que saldrá del equipo de Comunicación y de una correcta administración. Intentamos involucrarnos en los trabajos de todos y aportar, desde nuestra área, lo que haga falta para que la acción sea exitosa. Nosotros tenemos muy en claro que no trabajamos para generar dividendos, sino que detrás de toda acción el fin es mejorar la calidad de vida de miles de familias en el interior del país. ¿Cómo te imaginás a Haciendo Camino en un futuro? Me imagino a un Haciendo Camino creciendo, abriendo cada vez más Centros de Prevención de Desnutrición Infantil y Promoción Humana, a un equipo cada vez más profesional, sólido y sumando más personas a la causa. Haciendo Camino Anuario 2015 -79- ¿Cómo ves al Tercer Sector en nuestro país? Sin duda las ONG cada vez funcionan mejor, pero todavía falta recorrer un largo camino. Existen grandes organizaciones que con su profesionalismo y planificación funcionan muy bien; y también hay muchas otras a las que les cuesta crecer por falta de recursos y que podrían alinearse con otras que tengan objetivos similares y ya estén en funcionamiento. ¿Cómo se sostiene Haciendo Camino? La principal fuente de recursos son los padrinos particulares, ya sumamos más de 1600 personas que confían en nuestro trabajo y nos acompañan comprometidamente año a año con un aporte mensual. Además, las donaciones de muchas empresas son el motor para empezar nuevos proyectos o darles crecimiento a los que ya están funcionando. También organizamos eventos y campañas a beneficio y recibimos donaciones en especie que nos permiten evitar la compra de muchos insumos. Muchos de los recursos de Haciendo Camino provienen de empresas, ¿por qué crees que ayudan? Para muchas empresas, la Responsabilidad Social Empresaria es un concepto instalado y en crecimiento. Buscan organizaciones con compromiso social, profesionales y transparentes. Estos valores son los que compartimos con las empresas que nos acompañan y es por eso que nos eligen. A la vez, la difusión es muy importante porque sin ella es difícil llegar. ¿Cómo llegan a los padrinos? Contar con tanta gente comprometida y que se sensibiliza ante la cruda realidad que tenemos en nuestro país, además de permitirnos seguir trabajando, nos motiva. Mantenemos informadas a más de mil personas sobre lo que se está haciendo con su dinero. Haciendo Camino debe ser transparente para rendirles cuenta a sus donantes, y debe ser el portavoz de una realidad silenciada que muchos no conocen e informar a la sociedad qué está haciendo para cambiarla. Trabajamos para mejorar la calidad de vida de miles de familias Haciendo Camino Anuario 2015 -80- Sebastián Quintana Viajó a Santiago del Estero como voluntario, y se involucró hasta el punto de convertirse en el nuevo director de programas. Su trabajo consiste en supervisar la tarea de los Centros y los Programas. Sebastián Quintana se había recibido de licenciado en marketing, y comenzó a trabajar en una agencia de publicidad, con una carrera que prometía mucho. Al poco tiempo de ingresar, ya había recibido un ascenso. Un día, algo le hizo un clic y se dio cuenta de que “estaba para un cambio”. Estaba contento con su vida en Buenos Aires, pero no dejaba de pensar lo ilógico que era que su principal actividad de la semana no lo hiciera feliz. Comenzó buscando trabajo en distintas ONG relacionadas con la infancia, pero los resultados no llegaban. Más tarde, e incluso después de haber pensado en ir a colaborar a Filipinas por el desastre que había ocasionado el terremoto en 2013, escuchó del trabajo de Haciendo Camino en el Norte argentino. Si estaba dispuesto a hacer un voluntariado a miles de kilómetros, ¿por qué no hacerlo en su país? Se reunió con Catalina Hornos, una de las fundadoras, el 29 de enero en Buenos Aires. Sebastián recuerda patente la fecha, como si fuera un día que vale la pena atesorar en el calendario de la vida. Lo que siguió después lo llevó a instalarse como voluntario en Añatuya. ¿Qué fue lo primero que te llamó la atención del lugar? La primera semana que estuve, ya me invitaron a participar de una reunión de equipo. Escuché historias de abusos, violencia y desnutrición y me fui de la reunión con un bajón importantísimo. Al segundo día y al tercero ocurrió lo mismo. Hasta que me di cuenta de que con toda esa información uno tenía la oportunidad de accionar y hacer que todas esas cosas cambiaran. ¿Cuál fue la diferencia que notaste entre trabajar en una ONG y en una empresa? La gente feliz y apasionada por lo que hace. Convivían con tanta desgracia ajena y no se quedaban de brazos cruzados, actuaban inmediatamente para modificar esas situaciones. Se escuchaba “mañana visito a tal familia”, “mañana acompaño a tal chico”; tenían la capacidad de moverse por lo que los conmovía. Una vez en Buenos Aires me preguntaron si todos los días eran tristes, y respondí que todos los días hay algo nuevo que celebrar, aunque sea un gesto, un nuevo vínculo, siempre habrá algún avance que valga la pena. Lo que comenzó como una experiencia de voluntariado, poco a poco se transformó en un modo de vida. Sebastián comenzó a ocupar un puesto rentado en Haciendo Camino, trabajando en la postulación de proyectos de la ONG, y, más tarde, se convirtió en el nuevo director de programas. Su trabajo consiste en supervisar el funcionamiento de los Centros y de cada uno de los Programas. Requiere analizar los informes para implementar mejoras, viajar recurrentemente a los ocho Centros para monitorearlos y reunirse con sus directores. Además, es el que recibe a las visitas o a los donantes en Añatuya para mostrarles el trabajo de Haciendo Camino. ¿Qué impresión se lleva la gente que nos visita? Es emocionante cruzarse con mucha gente que quiere hacer el bien y ayudar. La mayoría entiende que desde cualquier lugar se puede ayudar, no hace falta estar en Santiago del Estero para hacerlo, basta con sólo ocuparse de algo. A muchos les llama la atención la realidad de los chicos y conocer las caras de muchas historias de abuso, maltratos y abandonos. Cuando observan la tarea que lleva a cabo Haciendo Camino, por medio de gente preparada y dentro de una estructura organizada, se sorprenden. Haciendo Camino Anuario 2015 -81- ¿Hay un prejuicio de que las ONG son improvisadas? Quizás, por el afán de ayudar, muchos grupos hacen las cosas a pulmón. Aunque así haya empezado Haciendo Camino, no buscó resolver las cosas a corto plazo; capitalizó toda la experiencia para poder planificar un futuro mejor. ¿Y qué es lo que no encontrarías en otro lado? A nuestra gente que trabaja por amor y generosidad, a diferencia de muchos que trabajan por dinero. En Haciendo Camino no existen los horarios ni los días hábiles. Creer en la causa que nos motiva hace que pasemos el día entero trabajando por la comunidad y para generar vínculos. Se genera un compromiso muy importante porque los beneficiarios comienzan a formar parte de nuestras vidas. ¿Y qué sucede con los fracasos cuando hay vínculos de por medio? “Fracaso” es una palabra muy fuerte, hay resultados inesperados. Y aunque conocemos las posibilidades de no tener éxito, sabemos que, si fuese fácil, ya se hubiesen solucionado los problemas. A los dos días de haber abierto el Hogar de Día en Monte Quemado, teníamos todo listo y no apareció nadie. Aun así, no bajamos los brazos, y hoy es un proyecto que funciona muy bien. ¿Cuáles son los desafíos que tenés? El principal es mantener a los directores de los Centros motivados para que puedan lograr que sus equipos trabajen comprometidos y que se mantengan unidos. Si ellos, que son las cabezas del equipo, tienen en claro a dónde vamos, también lo sabrá el resto. Sebastián sabe que aún queda mucho por resolver; sin embargo, cree que todos somos eslabones de una cadena gigantesca capaz de cambiar para siempre la vida de las personas que ayudan y de las que son ayudadas. EQUIPO CENTRAL DE PROGRAMAS Directora General Catalina Hornos Haciendo Camino Director de Programas Sebastián Quintana Asistente de Programas Rodrigo Reche Coordinadora de Proyectos Mariana Parola Coordinadora de Nutrición Natalia Fernández Anuario 2015 -82- Haciendo Camino Anuario 2015 -83- Haciendo Camino Anuario 2015 -84- BUENOS AIRES Contamos con una oficina en la Capital Federal que brinda soporte a los ocho Centros que funcionan en las provincias de Santiago del Estero y Chaco. El equipo ejecutivo tiene el fin de asegurar la solvencia económica de la organización. Desde Buenos Aires se organizan las reuniones con diferentes empresas, se realizan eventos de recaudación de fondos, se administran las donaciones, se comunica lo que estamos haciendo y se planifican distintas campañas. Me motiva saber que el trabajo que estoy haciendo es por el bien de los demás y que desde mi lugar trabajo por el otro, en vez de quejarme y quedarme de brazos cruzados. Trabajamos en un equipo que tiene los mismos objetivos y en donde lo más importante es ayudar al otro y no perder el foco de nuestra misión, por sobre la competencia y los egos. Soy parte porque quiero hacer algo para que las cosas cambien. Quiero que realmente construyamos un país con igualdad de oportunidades, donde cada uno pueda alcanzar su máximo potencial, independientemente del contexto en el que haya nacido. Y porque creo que si uno no es parte de la solución, también es parte del problema. A pesar de estar frente a una computadora, nuestro desafío es no perder de vista que trabajamos para ayudar a la gente, que ellos siempre serán el fin último. Todos los días tengo presente que mi trabajo y resultados son para que miles de familias mejoren su calidad de vida. Eso, además de ser una gran responsabilidad, hace que nos esforcemos al máximo y siempre demos un poco más. Haciendo Camino Anuario 2015 -85- Director Ejecutivo Juan Zorza Asistente de Administración Salvador Larrosa Coordinadora de Administración Magdalena Bustillo Haciendo Camino Asistente de Donaciones Tomás Mántaras Coordinador de Comunicación Sebastián Herrera Asistente de Comunicación Mercedes Rizzardi Coordinadora Desarrollo Institucional Natalia Posse Molina Asistente de Desarrollo Institucional Maria Kronhaus Anuario 2015 -86- La página siguiente Después de nueve años de haber dejado su vida para ir a vivir a Añatuya, Catalina se animó a asumir un nuevo compromiso con los que la necesitaban. Reparte sus días entre Buenos Aires y el interior del país. Trajo siete chicos a Buenos Aires y les permitió volver a confiar en una familia. La historia de Catalina ya muchos la conocen: cuando tenía 22 años tomó su bolso y se instaló en Añatuya, a casi mil kilómetros de casa, y cambió toda su vida (toda) para ayudar a los demás. Ahora, la vida la encuentra entre Buenos Aires y Añatuya, con escalas también en los otros siete Centros que Haciendo Camino tiene en Santiago del Estero y Chaco. Si los kilómetros que recorre sumaran millas aéreas, seguramente tendría para dar la vuelta al mundo unas cuantas veces. Su ritmo de vida es cansador, pero le permite poder atender sus responsabilidades en el interior y en Buenos Aires. Tiene 31 años, pero ya es “mamá de corazón” de siete chicos desde hace tres, porque sus familias no podían hacerse cargo. Muchos de los chicos vivían en El Refugio de Añatuya, pero ella se los trajo a Buenos Aires porque su permanencia en el hogar ya no era de tránsito, sino fija, y quería darles una casa con mayor estabilidad. Quería sacarlos de la “vida en un lugar de paso” y que pudieran adueñarse de un lugar, tener sus cuartos, sus cosas y su rutina. “Los siento mi familia y quería que estuvieran cerca y pudieran disfrutar de mis padres, hermanos, abuelos, tíos y amigos. Que vivieran la experiencia de tener una familia ampliada, con personas que buscan su bien”, cuenta Catalina de los chicos, y dice que intenta que no se queden con la idea, con la que crecieron, de que las familias son peligrosas. Buscó que los chicos estuvieran cuidados y acompañados por gente que los quiere, y cree que de este modo volverán a confiar en la familia y el día de mañana podrán quizás ir a una universidad y tener mayores oportunidades laborales. El despertador suena 6:30 en la calle Azcuénaga, de la Capital Federal. Hay que organizarse, porque a pesar de que hay espacio suficiente, siete chicos son muchos. Tienen que lavarse los dientes, desayunar, ponerse los guardapolvos, peinarse y salir. A partir de las 7.15, empieza la distribución en los diferentes colegios y a las 16.30 empiezan a llegar nuevamente a su casa. Para cuando vuelvan, la mayoría de los días Caty ya los estará esperando, mientras tanto, habrá pasado por la oficina de Haciendo Camino en microcentro para trabajar. A la tarde, la casa será un desfile de voluntarios que se ofrecen como profesores particulares, psicólogos o psicopedagogos, porque cada chico va a grados diferentes y tiene cosas diferentes que repasar o estudiar. La fechas que no se recuerdan de historia, los números que no suman en matemática, las oraciones que no se analizan en lengua, la fórmula de física que no sale…. Todos esos problemas se resolverán hasta que comience la batalla por bañarse –¡a todos los gusta bañarse, pero ninguno quiere ser el primero!-, jueguen a disfrazarse, armen coreografías, vean videos en la computadora, escuchen música. A las 20.30 los esperará la comida que Cecilia, su cuidadora, preparó por la mañana. Los más chiquitos se pelean por sentarse al lado de su “mamá”. Mientras comen, comparten las experiencias del día y las novedades de cada uno, todos tienen su espacio para hablar. Después, Caty organiza algún juego de mesa, siempre con algún contenido pedagógico (porque conserva su espíritu de psicopedagoga) y con el fin de unir a la familia en una actividad compartida y disfrutada por todos. A las 22, llegará la hora de lavarse los dientes, las más chiquitas elegirán con qué muñeco quieren dormir y ¡a la cama!! Haciendo Camino Anuario 2015 -87- ¡Ufff!, empieza el respiro y desde las 22 Catalina puede juntarse con su novio o amigas, ver alguna película, leer un libro o estudiar. Catalina nunca está cansada o al menos así es como se muestra, sabe que es una responsabilidad tener tantos chicos a cargo, incluso a veces piensa que no está preparada. ¿Quién se prepara a los 31 para ser mamá de tantos?, pero por suerte hay mucha gente que la ayuda, y se formó un lindísimo grupo de apoyo que hace las cosas más fáciles. Quiere que sean felices, que tengan todos los abrazos, consejos y límites que necesitan para crecer, y que cuando sean grandes puedan cumplir sus sueños. “Que el día de mañana, cuando formen una familia, establezcan vínculos sanos y sin violencia”, piensa, y sabe que “eso reflejaría que pudimos cambiar la historia”. El tallercito de los jueves Después de ser voluntaria en el Área de Comunicación en Buenos Aires, Mana Le Calvet decidió que era tiempo de moverse. Aceptó la propuesta de Caty para intentar algo creativo con los chicos que recién llegaban a vivir a Buenos Aires. Así comenzó “El tallercito de los jueves”, con la idea de crear un espacio donde los chicos puedan sentirse libres y jugar sin muchas reglas. Ellos estaban felices viendo que podían pintar un cuadro de verdad o dibujar la cara de sus compañeros sin ayuda. Al principio, lo más difícil fue que no les ganara la ansiedad, pero se solucionó con la incorporación de Anita Van der Heyden, una artista plástica que, además de pintar increíblemente bien, ama trabajar con chicos, y con su forma tranquila y cariñosa logra transmitirles mucha paz y seguridad en lo que hacen. El taller va evolucionando, Mana y Anita van aprendiendo junto a los chicos y entendiendo qué les gusta y en qué se sienten cómodos. El desafío es encontrar el fuerte de cada uno, para que puedan divertirse y sorprenderse de ellos mismos. “Lo más lindo es ver sus caras de alegría cuando terminan sus obras y las muestran con orgullo y entusiasmo”, cuenta Mana, que ya planea junto con Anita y con los chicos hacer un mural dentro de la casa. Ella sabe que es lindo “ver a los chicos crecer haciendo cosas de chicos”. Haciendo Camino Anuario 2015 -88- La mirada detrás de los chicos Después de haber hecho diez viajes seguidos de voluntarios a Añatuya, Cecilia Lecolant estaba decidida a dejar su trabajo de oficina e irse por más tiempo. El trabajo lo dejó, pero se quedó en Buenos Aires y se involucró de lleno en el proyecto de Catalina para hacerse cargo del cuidado de los chicos que vivirían en Buenos Aires. Dejó el departamento que alquilaba y se instaló con sus cosas en la calle Azcuénaga. “¡Por supuesto que estaba asustada al comienzo!, todo era nuevo y diferente, y a todos nos costó la adaptación en un principio porque eran muchos cambios”, recuerda. Ahora Ceci ya se acostumbró a la rutina agotadora que sobrelleva día tras día. “Los cambios en los chicos son asombrosos, desde la participación en las charlas a la hora de las comidas hasta la evolución en la escuela”, cuenta Ceci, y recuerda que lo que más le impactó fue “estar presente cuando las dos más chiquitas aprendieron a leer.” Hace poco hubo un terremoto en Chile que tuvo réplicas hasta Buenos Aires, la gente le preguntó a Ceci si había sentido el temblor, y ella respondió que “con el lío y el barullo que hay siempre en casa, se nos podía haber derrumbado el techo ¡¡y yo ni me enteraba!!” Haciendo Camino Anuario 2015 -89- Cumpleaños, Casamientos & Herencias Compartidas Una semana antes de su cumpleaños, Isabella Mills empezó a interrogar a su mamá Verónica sobre la desnutrición infantil, y se quedó muy triste. Inmediatamente quiso saber si alguien estaba haciendo algo al respecto, y Verónica le contó de nosotros. Así, esta chiquita de 10 años, en California, decidió donar el dinero que le regalaron por su cumpleaños. Como ella, ya hicieron lo mismo muchas personas que renunciaron a sus regalos en beneficio de Haciendo Camino. Entre ellos les contamos algunos casos: Inés Sainz, una voluntaria, ¡donó los regalos de su fiesta! María Ester Abraham de Amorrortu, Amaya de Amorrortu de Isenberg, María Inés de Amorrortu de Abdala y adrián merlo también lo hicieron con los propios. Los hermanos Amorrortu no se quedaron con eso, también Ignacio y sus hermanas Clara, Amaya, Elsa y María Inés donaron parte de una herencia que recibieron. Emilce Iglesias y Aldana Hosni se casaron y su lista de regalos fue para el Centro que Haciendo Camino tiene en Herrera. ¡Gracias a cada uno por su generosidad! Haciendo Camino Anuario 2015 -90- Añatuya Añatuya es la tercera ciudad más grande de Santiago del Estero, y la capital de la diócesis más pobre del país; cuenta con 20.261 habitantes (INDEC, 2001). Este Centro fue el primero de Haciendo Camino en la provincia, inaugurado en 2009, y es uno de los más grandes por la cantidad de Programas y profesionales que tiene. En esta ciudad, además, se encuentran los hogares Santa Catalina y El Refugio, y uno de los talleres textiles que brinda trabajo a muchas de las madres de nuestros Programas. Añatuya Por su cercanía con Buenos Aires y accesibilidad en ruta, es el destino de nuestros viajes de voluntarios y la puerta de entrada para conocer el trabajo de Haciendo Camino. Si bien la localidad creció muchísimo en estos últimos años, la desigualdad social es muy notoria. Programas que funcionan* Programa Niños Programa Oficios (Comenzó en 2006) 131 NIÑOS y MADRES vivieron en 107 MUJERES nuestros hogares en el último año. (Comenzó en 2007) se capacitaron en el último año. Programa Embarazadas Programa Nutrición (Comenzó en 2010) (Comenzó en 2009) 66 EMBARAZADAS 219 NIÑOS se trataron y 719 se diagnosticaron, 185 MADRES recibieron educación para la salud y se controlaron y prepararon para la maternidad en el último año. se capacitaron en oficios, en el último año. Atención Programa Salud se atendieron (Comenzó en 2011) 812 CONSULTAS en el último año. Rural Se controlaron (Comenzó en 2013) 334 NIÑOS y se formó a sus 256 MADRES en educación para la salud en el último año. * Los números corresponden al período Septiembre 2014 - Agosto 2015. Haciendo Camino Anuario 2015 -91- Directora Zulma Aranda Taller de Salud Mario Contreras Maestra Jardinera Yamila Villalba Taller de Tejido Taller de Manualidades Taller de Manualidades (nutrición & oficios) & (nutrición) (nutrición) Costura (nutrición) Adriana Pereyra Adriana Farías Mirta Hernandez Ordenanza Lucía Quiroga Enfermera Daniela Lagos Limpieza Celia Mojica Taller de Costura Norma Barreto Taller de Tejido & de Telar Carmen Belizán Taller de Peluquería Nilda Torres Maestra Jardinera del Prog. Oficios Melisa Gancedo Profesora de Cocina Beatriz Martinez Coordinadora de Embarazadas Ivana Carbonari Obstetra del Programa Embarazadas Teresita Perez Nutricionista (nutrición & embarazadas) Johana Bracamonte Voluntaria Anabel Sandes Asist. de Nutrición Maria Luisa Levinson Haciendo Camino Estimuladora Temprana Gabriela Rao Trabajadoras Sociales Carolina Stanchuk Anuario 2015 -92- Haciendo Camino Anuario 2015 -93- Todo tiempo es tiempo de aprender Karina es una mamá del Programa Nutrición, tiene 21 años y, a pesar de que se fue de su casa y está a cargo de una chiquita de un año, sorprende con su simpatía, fortaleza y perseverancia todos los días. Karina acaricia el cuaderno rayado, tiene un “excelente” en el ejercicio en que había que pegar palabras del diario que empezaran con “p”. En la hoja siguiente hay resueltas oraciones que había que completar y una actividad de unir con flechas. Dice que quiere terminar la escuela primaria. Mientras, se pone al día con todo lo que le falta aprender en el taller de alfabetización que dan en el Centro. Karina y su hija María Mercedes llegaron en ómnbus a Añatuya, donde se instalaron en lo de Doña Braulia, una anciana a la que cuida, con cama adentro. Cuando se acuerda de su mamá, Karina llora porque la extraña y porque, además, está enferma, es diabética. Para ayudarla, una vez al mes le hace una comprita en el supermercado, y cuando puede va a visitarla. Desde hace un año, Karina asiste al Programa Nutrición del Centro. Todos los lunes, a las tres de la tarde, lleva a su hija, que ahora tiene un año; participa de charlas de educación para la salud y después termina su tarde en el taller de alfabetización. Escucha las clases atentamente, se interesa por la alimentación y por el cuidado de su hija y, semana a semana, cuenta en el Centro cómo aplica todo lo que aprende. También le cuenta todo lo nuevo a Doña Braulia, a quien incluso llevó un día al Centro para que conociera a los profesionales. Karina es una mamá muy agradecida. Aunque el dinero le falte, cada vez que logra juntar algo de plata la dona al Centro, o lleva pan y cosas dulces que ella misma hace para compartir con sus compañeras. Es un ejemplo para el resto de las mamás, y suele contarles cómo con pocos recursos, pero mucha voluntad, puede criar bien a su hija. En un momento de la charla, Doña Braulia se acerca con un montón de cuadernos envueltos en una bolsa de nailon. Los cuadernos tienen 34 años, pero las tapas no parecen tener mucho polvo, “ella me los presta todos los días para ayudarme y que pueda practicar”, cuenta Karina con voz suave y pausada. Doña Braulia terminó el colegio a los 50 años. “Ves Karina, si Braulia lo hizo a los 50, vos tranquilamente lo podés terminar a tu edad”, le decimos. Seguimos pasando las hojas y descubrimos una nota que data de 1982: “El saber no ocupa lugar, y todo tiempo es tiempo de aprender”, leemos. Y seguimos pasando las hojas, de la misma manera que lo hará Karina con su historia. Haciendo Camino Anuario 2015 -94- Querer un cambio Adriana ingresó al Centro para aprender un oficio, y hoy es profesora del taller de manualidades. Logró terminar su casa, y entendió que para conseguir lo que se quiere hay que moverse. Una historia inspiradora. Adriana dejó a las mamás del Programa Nutrición trabajando en el taller de manualidades y se puso a contar su historia. Siempre les dice a “las chicas” que no hace falta que le digan profe, porque ella “es una más” y que no se siente “encima de ellas”. Hace más de seis años que conocemos a Tuki, como estamos acostumbrados a llamarla en el Centro. Llegó con ganas de anotarse en el taller de manualidades del Programa Oficios. Para ese entonces vivía en la casa de su madre con su marido y sus hijos, y estaba construyendo “una piecita” en un terreno que tenía cerca. Empezó a venir al Centro un primero de diciembre. Lo recuerda como si fuera ayer, y cuenta que conoció Haciendo Camino en una de las tantas visitas que hacían al barrio donde ella vivía. Quería “aprender algo y hacer mi casita”, recuerda. Un día, Zulma, la Directora del Centro, le preguntó si se animaba a dar clases a las madres del taller, y Adriana se lanzó al desafío. “Profesora no soy, pero aprendí cosas estando aquí y después traté de aprender en algún curso”, explica Tuki. Desde que comenzó a ir al Centro, Adriana experimentó un cambio, e incentivó al resto de las mamás a modificar sus vidas como ella. Al principio, colaboraba como voluntaria con la limpieza del Centro, y se la ayudaba con mercadería para su familia. Utilizó el dinero que ahorraba para construir su casa; pudo hacer así dos cuartos. Más tarde, comenzó a trabajar en El Refugio, y cuenta, “yo tenía la cocina comedor sin techo y me ayudaron a comprar las chapas, adelantándome el sueldo de mi trabajo”. Con lo que aprendió en los talleres, empezó a hacer cosas que vendió en el barrio, incluso su hija María Belén había participado de un taller de cocina para chicos en el Centro y la ayudaba a hacer cosas dulces para tener un ingreso extra. Después, con su casa terminada, se hizo un quiosco para poder tener un nuevo ingreso; “vendemos golosinas, galletitas y bebidas. Cuando yo no estoy, lo atiende mi marido o la chiquita de 13”, cuenta. Adriana da clases los martes, jueves y viernes en el Centro. Ella siempre les pregunta a las madres que van al taller qué les hace falta, para que puedan crear objetos que les sirvan en la vida cotidiana. Para esto toma ideas de la televisión o de internet, o de su propia imaginación. “Hace poco hicimos un roperito para que puedan guardar la ropa”. Ella nos acompaña hace años, y es testigo de los cambios que experimentó el Centro: “primero eran poquitas las personas que venían, ahora vienen más chicos y hay más talleres. Hemos crecido mucho”. Adriana piensa que llegó a donde está hoy “por esfuerzo, y porque cuando venimos acá nos hablan, nos dicen que no tenemos que quedarnos en el mismo lugar en donde estamos, sino rebuscarnos para tener algo”. Ella creció en la pobreza, eran nueve en su familia, y la plata no alcanzaba para comer todos los días; cuando ella se acuerda de su infancia reflexiona, “yo juré que mis hijos no tenían que pasar eso”. Quizás ese sea el secreto, querer movernos de donde estamos para generar un cambio. Haciendo Camino Anuario 2015 -95- Profesora no soy, pero aprendí cosas estando aquí y después traté de aprender en algún curso. Haciendo Camino Anuario 2015 -96- La lente de Haciendo Camino Santiago Calderón tiene 28 años y se convirtió en nuestro fotógrafo oficial. Es uno de los que más viaja al lugar donde trabajamos, y quien mejor conoce las historias detrás de las fotos que relatan el trabajo que hacemos todos los días. Las fotos de Haciendo Camino hablan, son historias que quieren salir del papel y rugir la realidad. Hay dos formas de sacar una foto, la primera se logra en dos segundos pero produce imágenes mudas, la segunda requiere involucrase, observar a la gente y al entorno, entender lo que les pasa… y es así como lo hace Santi Calderón, un voluntario que llegó en un viaje que se fue multiplicando… y se quedó para ayudarnos a mostrar la realidad a través de las imágenes. ¿Qué esperabas encontrar en Añatuya? No sabía qué esperar porque no conocía, ni había visto fotos. Pero estuvo bueno, fui como parte de un grupo grande. Quedé impactado con lo que vi. Estar ahí y escuchar las historias de las madres me dejó pensando. Los chicos me preguntaron cuándo iba a volver, y eso te crea un compromiso. El primer viaje fue una prueba piloto, después vinieron más. Santi comenzó a viajar a Añatuya y a involucrarse en los proyectos de Haciendo Camino en el área de Comunicación. La producción del material institucional o los anuarios eran una buena excusa para que él viajara a recopilar nuevas imágenes. “Entre los viajes, ya se empezaban a ver los cambios de los chicos. Tengo fotos de Anto cuando recién entraba al hogar, con cicatrices en la cara; no hablaba con nadie y lloraba todo el día. Viaje a viaje cambió, como el resto de los chicos”, recuerda Santi. ¿Qué te motiva para moverte por Haciendo Camino? Primero, que puedo hacerlo con comodidad. No es lo mismo tener que sacar fotos en fiestas todos los fines de semana que venir cada tanto acá. Vengo contento, un montón de los chicos de Haciendo Camino ya son mis amigos. Además, se armó un buen grupo de voluntarios, y comencé a involucrarme con las historias de todos. ¿Es distinto porque sabés qué historia hay detrás de cada foto? Hoy se consiguen acá nomás las mismas fotos que tomarías en África o en la India. Muchas veces, las familias que visitamos son las más críticas, y te dejan pensando. Una vez, en chiste, le pregunté a Mili, que tenía todas las manos sucias, si no le gustaba bañarse. “Con agua caliente, sí”, me respondió, y me di cuenta de que uno da por sentadas un montón de cosas. ¿Vos te involucrás con estas historias, además?, ¿Lo hiciste con una familia de Añatuya? Me acerqué mucho a la familia de Vanesa, que vive en Campo Rosso. Viven en una casa que les construyó el Estado, pero es un monoambiente con una galería sin paredes. Se me ocurrió ofrecerle a Vanesa que me hiciera cien chanchitos tejidos y me los vendiera. Le pagué una parte por adelantado. Con el total de las ganancias, ella podría comprar materiales para cerrar la galería y así hacer otra habitación. La idea es que se pueda replicar esto con otras mamás. Está bueno que ellos puedan ganar lo que necesitan a través de su trabajo. Santi encontró la manera de ayudar desde su profesión. Está repleto de ideas, como generar un libro con todas las fotos que se tomaron hasta el momento, o hacer una muestra. Mientras, permanece al pie del cañón para colaborar como sólo él lo sabe hacer en cada campaña o producción de fotos que se requiera. La lente de Santi es los ojos de Haciendo Camino… Haciendo Camino Anuario 2015 -97- Haciendo Camino Anuario 2015 -98- El deporte enseña valores Juan Escudero es profesor de educación física, y armó un proyecto de educación física para chicos de barrios críticos de Añatuya y de los hogares Santa Catalina y El Refugio. El cambio que trae aparejado trabajar desde el juego. Juan llega a la canchita con su bicicleta y su bolso repleto de materiales que compró especialmente para este proyecto. Toca tres silbatazos, y a los pocos minutos empiezan a aparecer chicos corriendo de todas las direcciones. La imagen parece de película, pero se repite todas las semanas en los barrios El Triángulo, Campo Roso y La Merced. Juan Escudero nació en San Luis, y estudió Educación Física en Córdoba. Allá, ayudaba en la Cruz Roja; pero un día se levantó con ganas de hacer algo más, irse y empaparse de otra cultura. Participó de un viaje de voluntarios de Haciendo Camino, y volvió con un nudo en la garganta. “Nunca pensé que iba a encontrar situaciones tan críticas a tan pocos kilómetros de Córdoba”, recuerda. Volvió una vez más con una camioneta repleta de juguetes, leche, ropa y zapatillas. Volvió otra vez en diciembre por más días; acompañó en el verano a los chicos de vacaciones al mar; y la idea de quedarse, y hacer un voluntariado más largo, se instaló en su cabeza. ¿Qué querías hacer en Añatuya? Tenía ganas de venir a vivir acá con la idea de llevar a cabo un proyecto, trabajando con el desarrollo y la estimulación de los chicos. Dejé dos laburos y me instalé en Añatuya. ¿Cómo se empieza? Los primeros tres días me dediqué a recorrer los barrios y a tocar puertas, contándoles a las madres que podían venir sus chicos en los días y horarios estipulados para hacer educación física. Les avisé también a los chicos que veía jugando, y les pedí que les contaran a sus amigos del colegio. Así se empezaron enterar todos. ¿Cómo te recibieron los chicos? Al principio se reengancharon. Hay lugares donde llegan media hora antes que yo. Y sinó, toco tres silbatazos y aparecen todos los chicos corriendo. Ya llevas varios meses trabajando con ellos, ¿notaste cambios desde el primer día? Sí, muchos. Los mayores fueron en el barrio El Triángulo, el más crítico. Al principio, no se podía jugar ni diez minutos con los chicos porque volaban piñas, patadas, buscaban pegarse pelotazos todo el tiempo, o lloraban. Había mucha violencia e insultos. Pero, de a poco, empecé a trabajar con juegos cooperativos para fortalecer el respeto, y que se sintieran parte de un grupo. ¿Desde la educación física se pueden trabajar los valores? El niño siempre tiene su derecho inevitable al juego; la vida, cuando se es niño, es el juego. En este barrio, la vida de los chicos era la violencia. Cuando agredían, sonreían; cuando el otro lloraba, ya habían ganado. Cuando un chico juega, expresa todo lo que siente. Yo intento hablarles cuando los veo mal, y ellos se sueltan muchísimo y empiezan a contar todo tipo de cosas. Juan recuerda que un día cuando estaba entrenando con los chicos una patota comenzó a correrlos y a arrojarles piedras. Él se detuvo para cubrir a los chicos. Más tarde, fueron a tomar algo y reflexionaron sobre lo Haciendo Camino Anuario 2015 -99- ocurrido. “De todo hacemos un análisis. Les pregunto qué piensan, y dan su opinión, y ahí es donde noto el cambio cultural. Son chicos que no aspiran a nada, no tienen proyectos”, relata, y dice que la única forma de ayudarlos es “abrirles la cabeza para que aspiren a algo diferente y para que estudien, porque la mayoría no van a la escuela”. Cuando Juan no puede ir algún día, los chicos le pasan factura, porque ya se hizo rutina en Añatuya esperar a ese profesor de gimnasia que llegó de Córdoba para darles clases, llevarlos a pescar o a dedicarles el tiempo que hasta ahora nadie les había dedicado. Haciendo Camino Anuario 2015 -100- Hogar Santa Catalina Haciendo Camino Anuario 2015 -102- El Refugio Los hermanos sean unidos Ocho hermanos que estaban en estado de abandono ingresaron a nuestro hogar de tránsito en Añatuya. La integración, después de haber atravesado una realidad crítica de hambre y desolación. Ariel, Juancito, Juanita, Maxi, Mario, Pato y William llegaron al Refugio en octubre del año pasado. Estaban desconcertados, inhibidos, y no hablaban. De a poco se fueron acostumbrando a dormir cada uno en una cama, a bañarse todos los días, a ir a la escuela, cepillarse los dientes y comer cuatro veces al día. Habíamos conocido a su mamá en el Centro de Monte Quemado a principios del año pasado. Ana asistía al Centro con Ariel, pero después nos enteramos de que había más hermanos. Vivían a cinco kilómetros, en la zona rural de Monte Quemado, en condiciones precarias y con muchísimas carencias. Había dos camas para todos los hermanos y sus papás; dormían todos juntos, debajo de un techo de nailon, entre paredes de alfombras y frazadas. El papá de los chicos no se ocupaba de ellos porque, además de trabajar como jornalero, tomaba mucho alcohol, y cuando aparecía muchas veces los agredía verbalmente. Los niños pasaban mucho tiempo solos en la casa, y la situación se complicó cuando Ana los abandonó para irse a vivir a otra ciudad, con otro hombre. Sin embargo, los chicos ya estaban acostumbrados, no era la primera vez que quedaban solos. El mayor, William, de 13, era el que se ocupaba de cocinar para todos los hermanos cuando se podía, porque había días enteros que se pasaban sin comer. Pato, el de 12, se ocupaba de cuidar a los más chiquitos. Estaban solos, con una abuela no vidente a pocos metros, pero con la que poco podían contar. Ni siquiera iban con mucha frecuencia a la escuela, ¿para qué ir, si mamá y papá no estaban? Después de una noche de invierno en la que los vecinos llamaron a la policía porque consideraron injusto que los niños estuvieran solos y con frío mientras su padre se entretenía tomando alcohol, el juez decidió derivarlos al Refugio. Fue un proceso complicado, porque todo lo que podía ser cotidiano para otros niños, para los Gerez era un desafío y un gran aprendizaje. Fue como empezar de cero, de la ausencia de figuras de referencia y la necesidad de cuidarse entre ellos, pasaron a integrarse en un grupo humano que les prestaba atención, les organizaba la rutina y sobre todo les brindaba amor y contención. En mayo, recibimos a Alejandra, su hermana mayor de 16 años, con su bebé, Rodrigo, de 3 meses. Después de un tiempo de sufrir violencia conviviendo con su novio que se drogaba, decidió que quería estar en un lugar mejor para criar a su hijo, y el juez entendió que era bueno que estuviera con sus hermanos. Fue así que decidimos acompañarla en el aprendizaje de la maternidad y vimos crecer el vínculo de amor y responsabilidad con el que está criando a Rodrigo. Tan solo pasó un año y ya están más grandes, educados, se adaptaron, y son niños agradecidos que miran la vida con esperanza y tienen proyectos juntos. Cambiaron sus rostros serios, llenos de desconfianza, y sus vínculos distantes, por sonrisas, abrazos, muestras permanentes de afecto y deseos de comunicación. Varias veces los organismos públicos consideraron su revinculación con su familia y quisieron llevarlos nuevamente a Monte Quemado, pero la decisión de los chicos fue unánime y sus comentarios reflejaron sus sentimientos: “Para qué vamos a volver, si nunca estuvimos tan bien?” “Ahora que estamos bien se acuerdan de nosotros... antes nadie venía a vernos... ¿justo ahora que estamos bien nos quieren llevar?” “¿A qué vamos a ir a Monte Quemado, a que nos vuelvan a abandonar?”. Ahora van al colegio, se festejan sus cumpleaños y sus logros; están alegres, reciben afecto, y no faltan los límites. Y a pesar de que no sepan dónde está su mamá, ellos saben que se tienen unos a los otros y que ahora, como familia, están en un lugar mejor. Haciendo Camino Anuario 2015 -103- Haciendo Camino Anuario 2015 -104- Santiago del Estero Es la capital de la provincia de Santiago del Estero y la ciudad argentina más antigua que aún se mantiene en pie, aunque tiene muchas carencias que los años no supieron resolver. Cuenta con 230.614 habitantes (INDEC, 2010), y nuestro Centro funciona en el lugar desde 2010. Santiago del Estero Desde el Centro Santa Rosa de Lima trabajamos en los barrios periféricos: 8 de Abril, La Católica, Mosconi y Santa Rosa. En estos barrios se instalaron muchas familias que llegaron del campo en busca de mejores condiciones de vida, objetivo que distintas necesidades básicas insatisfechas impidieron. Programas que funcionan* Programa Programa Nutrición (Comenzó en 2010) 244 NIÑOS se trataron y 347 se diagnosticaron, 214 MADRES recibieron educación para la salud y se capacitaron en oficios, en el último año. Embarazadas (Comenzó en 2010) 70 EMBARAZADAS se controlaron y prepararon para la maternidad en el último año. Programa Atención Rural (Comenzó en 2013) 156 NIÑOS y se formó a sus 94 MADRES en educación para la Se controlaron Oficios (Comenzó en 2012) 32 MUJERES se capacitaron en el último año. salud en el último año. * Los números corresponden al período Septiembre 2014 - Agosto 2015. Haciendo Camino Anuario 2015 -105- Director Matías Nediani Investigación Julio Sabagh Trabajadora Social Natalia Ramírez Trabajadora Social Lucrecia Contreras Nutricionista Gisella Sala Atención Rural Gabriela Estévez Maestra Jardinera Belén Rivero Maestra Jardinera María Sara Tulli Estimuladora Temprana Sonia Carrizo Estimuladora Temprana Milagros Medina Psicóloga Gladys Lesca Profesora de Cocina Sandra Castillo Profesora de Corte Florencia Espeche Ayudante de Corte Susana Araujo Encargada de Depósito & Limpieza Susana Simón Educadora Sanitaria Ana Castillo Haciendo Camino Anuario 2015 -106- Correr la voz Barrio La Católica Una mamá adolescente perdió a su hija por muerte súbita, y quedó sola a cargo de las otras dos. Invitó a muchísimas mamás a sumarse al Centro como lo habían hecho con ella. Una historia de compromiso y esfuerzo. Micaela tiene 19 años y tuvo tres hijas, Guadalupe, Denise y Ludmila. Ludmila falleció al mes de haber nacido, por muerte súbita. Conoció Haciendo Camino cuando estaba embarazada de su primera hija; una vecina del barrio le había contado que en el Centro había talleres de costura y de tejido y “para que vean a los chicos, para que le pesen, una nutricionista”, recuerda. Se animó a ir, y no se arrepiente. Cuenta que al principio lo que le gustó fue hacer amigas que veía todas las semanas. Nunca se había sentado frente a una máquina de coser; al principio pensó que no iba a poder… Ahora, cuando recuerda lo primero que hizo con sus manos, lo hace con un cariño especial. En el Centro también aprendió a cocinar. Gracias a eso ahora es la que se ocupa de hacer la comida para toda la familia. En el mismo terreno viven su papá y sus cuatro hermanos, y siempre cocinan en común para todos. Cuando Micaela entró al Centro, estaba embarazada de Guadalupe, que ahora tiene tres años. Aprendió a hacer sábanas para la beba y le armó el ajuar. Participó del Programa Embarazadas y, más tarde, se incorporó al de Nutrición. Cuenta que las charlas con las nutricionistas “están buenas, aprendo mucho. Me encuentro con otras chicas. Algunas son del barrio, otras no, así que conocí a otras”. Cuando habla de Ludmila se le llenan los ojos de lágrimas, y no es para menos… No había llegado a hacer el duelo cuando, al mes siguiente, su marido la dejó por una amiga. Hace ocho meses que se separaron, y todavía “no hemos arreglado y ahora nos ha tocado una jueza mala”, explica. Aprendió a arreglarse sola, con la ayuda de su papá y de su hermano. Y, aunque no le alcance, de alguna forma llega a fin de mes con la asignación que le paga el Estado. Después de perder a su hija, Micaela se comprometió mucho más, y comenzó a ir más seguido al Centro. Invitó a muchas mamás a hacer lo mismo, contenta porque ahora sus hijas están bien de peso. “Al principio estaba un poco nerviosa cuando fui, pero ellos me ayudaron, me enseñaron mucho. Por ahí acá estoy sola y aburrida, y ya los jueves me voy para allá y la paso bien. Tengo un lugar para estar con los chicos tranquila”, cuenta, mientras se le hace una mueca de sonrisa en la cara, la misma que nos demuestra que es posible salir adelante si se lo intenta. Llovía torrencialmente en Santiago del Estero. Después de la charla, Micaela iría a comprar carbón para poder cocinar, porque la leña mojada no servía. Haciendo Camino Anuario 2015 -107- Haciendo Camino Anuario 2015 -108- Barrio Santa Rosa De Lima Seguir sin bajar los brazos Nilda nació en el campo y se mudó a un rancho de nailon y chapas en la ciudad para buscar trabajo. Lleva a sus hijos al Programa Nutrición y, a pesar del viento en contra, jamás se rinde. En el barrio Santa Rosa de Lima todavía hay ranchos de nailon y chapa que se mezclan con casas de material. En uno de esos, debajo de cuatro palos y sin luz ni agua corriente, vive Nilda, una mamá adolescente de 20 años. A pesar de que su casa es muy humilde, Nilda no baja los brazos y trata de decorarla. Cada vez que llueve, las goteras del techo riegan las plantas que ella puso para alegrar el lugar. No hace mucho que Nilda vive allí; nació en el campo, a 50 kilómetros de Santiago del Estero capital. Se mudó a la ciudad para trabajar, como hizo el resto de su familia. “Después nacieron los chicos y me he quedado”, cuenta. Empezó a ir al Centro de Haciendo Camino con una conocida del barrio que la ayudó. Lleva al Programa Nutrición a sus dos hijos: Thiago, de tres meses, y Tomás, de dos años. Al principio, había entrado en el Programa Embarazadas para que la guiaran mientras esperaba a Thiago. “Fue lindo, fui con mi conocida. Queríamos ver cómo era… ella no ha querido seguir yendo y yo sí”, recuerda Nilda. En el Centro “tengo un rato para estar con los chicos, tienen juegos y un jardincito”, cuenta entusiasmada y agrega que “en las charlas con la nutricionista aprendés un montón”. Hasta hace poco, estaba separada del papá de los chicos, pero ahora volvieron a estar juntos; lo visita todos los miércoles en el penal para buscar 250 pesos, que es la mitad de lo que gana él por trabajar; el resto se lo retienen para cuando deje de estar preso. Con eso y con la Asignación Universal por Hijo hace malabares para mantener a su familia. En el Centro de Santiago definen a Nilda como una supermamá que se preocupa porque sus chicos estén bien y persevera para salir adelante sin cansarse jamás. Los chicos de Nilda ahora están mejor. El más grande, Tomás, está en tratamiento por la tiroides. El más chico, Thiago, estuvo internado en neonatología nueve días al nacer, “la doctora que lo vio me dijo que él iba a ser un nene enfermo y eso, pero ahora está bien. Yo cambié de médico y él me dijo que nada que ver, que estaba dormido porque estaba tomando muchos medicamentos. Le hizo una ecografía de la cabecita y no, no tiene nada como ella me decía, así que ahí me puse re contenta”, recuerda el susto que se llevó. Nilda tiene proyectos, quiere una casa para que ella y sus hijos puedan vivir dignamente. Se presentó ante la Municipalidad para que le asignaran un módulo habitacional pero aún continúa esperando una respuesta… Haciendo Camino Anuario 2015 -109- Haciendo Camino Anuario 2015 -110- Barrio Bosco 2 Proteger a los hijos Dominga es una mamá del Programa Nutrición. Vive encerrada con su familia, por miedo, en un barrio tapizado de droga y violencia. En el Centro se siente bien porque aprende cosas nuevas y tratan bien a sus hijos. La casa de Dominga es muy chica y tiene un portón con traba; vive con su marido y sus cuatro hijos, encerrados. Ya les robaron dos veces, y se llevaron la garrafa y hasta los pañales de los chicos justo en un momento en que la plata no alcanzaba para comprar más. Cerró un quiosco que tenía en la casa porque también le robaban y le daba miedo atenderlo sola. Su marido es electricista, y encuentra cosas en el basural para arreglar y que después ella las venda en una feria de otro barrio. Con eso y con la asignación que cobra llegan a fin de mes. Todos los problemas de su barrio tienen que ver con la droga: “Venden acá, allá, allá, ahí”, hace una pantomima con los dedos señalando lo que todos saben pero nadie se anima a denunciar. Sus chicos “no andan en la calle”, quizás porque suceden cosas como las que recuerda: “el otro día había una fiesta, y se armó un quilombo entre los que venden de acá con los que venden de allá; lo han querido ir a liquidar, así que era un solo tiroteo. Después la otra vez apuñalaron a uno”. Hace dos años, la invitó su cuñada a inscribirse en el Centro. “Nos decía que había una nutricionista, que daban leche y pañales. Y nos decían que vaya, que vaya, y un día fui”, se acuerda y explica que se anotó en el Programa Nutrición con sus dos hijos más chicos, Wendy y Tiziano. La primera vez que fue, le gustó, y más tarde invitó a su hermana para que fuera con ella. Lo que más le gusta es “el trato que ellas tienen con los chicos. Cuando conversan, nos hacen hablar, nos enseñan, nos hacen un juego para hablar. Y yo voy todos los viernes.” Lo último que hizo fueron unos banderines en el taller de manualidades. Le encanta aprender. Antes nunca tuvo a alguien que le enseñara. Dominga quiere irse del barrio, porque dice que “a los chicos les mata el encierro” y todo el tiempo le piden salir. Ella resiste, guarda la angustia, pero sabe que tienen que vivir así hasta que encuentren un lugar mejor. Haciendo Camino Anuario 2015 -111- Haciendo Camino Anuario 2015 -112- Con la camiseta puesta Ludmila trabaja en una farmacia en el centro de la ciudad. Ofreció su trabajo como punto de venta del Programa Oficios y, desde que nos conoció, se puso la camiseta de Haciendo Camino y hasta hizo contactos en la televisión local. El entusiasmo de Ludmila contagia, hace más de cuatro años que llegó a Santiago del Estero desde su Saliqueló natal, un pueblo de la provincia de Buenos Aires. Vino porque su pareja había conseguido trabajo en la ciudad. Comenzó a trabajar como empleada administrativa en la Farmacia Álvarez y, desde que nos conoció, no deja de pensar cómo puede ayudarnos y contactarnos con cada persona nueva con la que se encuentra. Gracias a su iniciativa y al sí de Belén Alberto Álvarez, el dueño de la farmacia, se pusieron manos a la obra. ¿Con qué te encontraste cuando llegaste? Me impactó muchísimo la realidad. No veía clase media, la gente tenía mucho o la nada misma. Me costó mucho conseguir trabajo por el hecho de que no hay actividad privada, la mayor parte de los empleos son públicos y se maneja todo por recomendación política. Otra cosa que me llamó la atención es que tener la secundaria completa es algo raro, cuando un título terciario, o una licenciatura, es común en otros lados. Vi que los profesionales se conformaban con ocupar un cargo público, y trabajar por muy poca plata, por eso pensé ¿cómo va a despegar así la provincia? ¿Cómo nos conocieron? Primero los vi en el programa de Lanata, y más tarde en el de Mariana Fabbiani mostraron el chanchito. Entonces dije, “pucha, hace años que estoy acá y nunca moví un dedo”. Ofrecimos la farmacia como punto de venta de los chanchos que hacen las mamás del Programa Oficios. Después hicimos un concurso de dibujos para hacer bolsas de papel reciclado, y los invitamos a participar. Lo llevé a mi jefe para que conociera el Centro de Santiago. Le pareció muy lindo, es el dar por el dar, algo que uno no está muy acostumbrado a ver. ¿Qué dice la gente cuando ve los productos en la farmacia? Eso es otra cosa que llama la atención, no conocen la ONG acá en Santiago. Es una cosa muy rara, que no sepan todo lo que se está haciendo; están acostumbrados a la realidad. No les llama la atención y lo naturalizan. Cuando compran un chancho lo hacen porque les gusta, y después preguntan. Los estamos haciendo llegar a todos lados, mandamos una tanda a Mendoza, otra a Comodoro Rivadavia, otros a Tucumán; son los chanchos viajeros. Es una forma de darlos a conocer. En Saliqueló ya los conocen, ya tengo varios pedidos. ¿Ya habías colaborado con alguna otra ONG? No, es la primera vez. Cuando ves tanta necesidad, decís “¡no puede ser que pasen cosas así!” Cada uno desde su lugar puede ayudar, aunque sea a difundir, y sobre todo con el tema del trabajo, creo. Aprendiendo a hacer los chanchos, las mamás aprenden un oficio; y así pueden ganar algo con su trabajo. Lo mismo que cuando les pedimos que nos hagan unas bolsas de tela. También nos están haciendo baberos, babitas y toallas, son cosas que se venden un montón. Ludmila es una tormenta de ideas y entusiasmo, la visitamos en su oficina de la farmacia y nos fuimos con una lista enorme de gente para contactar que, según ella, nos podía ayudar a seguir haciendo camino. Haciendo Camino Anuario 2015 -113- Haciendo Camino Anuario 2015 -114- Monte Quemado Es la ciudad cabecera del departamento Copo y una de las localidades más inaccesibles de la provincia, por la distancia geográfica y la falta de Internet. Cuenta con 12.543 habitantes (INDEC, 2010) y muchos sufren serios problemas estructurales como falta de agua potable o malos servicios básicos de salud. Monte Quemado El Centro, también uno de los más grandes, tiene todos los Programas operativos e inauguró, este año, un Hogar de Día para recibir a las familias más críticas de Monte Quemado. Programas que funcionan* Programa Embarazadas Programa Nutrición (Comenzó en 2010) (Comenzó en 2011) 320 NIÑOS se trataron y 1544 se diagnosticaron, 294 MADRES recibieron educación para la salud y 88 EMBARAZADAS se controlaron se capacitaron en oficios, en el último año. último año. Programa Salud Se atendieron (Comenzó en 2013) 497 CONSULTAS en el último año. Atención Rural Se controlaron (Comenzó en 2013) 194 NIÑOS y se formó a sus 211 MADRES en educación para la salud en el último año. Programa Programa Oficios y prepararon para la maternidad en el (Comenzó en 2013) 106 MUJERES se capacitaron en el último año. Niños (Comenzó en 2015) 38 NIÑOS y 7 MADRES asistieron al Hogar de Día en el último año. * Los números corresponden al período Septiembre 2014 - Agosto 2015. Haciendo Camino Anuario 2015 -115- Director Juan Chalbaud Estimuladora Elvia Palmas Nutricionista Flavia Molina Haciendo Camino Profesora Manualidades Profesora Salud (nutrición) Rebecca Silva Nancy Córdoba Trabajadora Social Cecilia Verón Trabajadora Social María Florencia Treglia Macías Maestra Jardinera Noelia Caro Cuidadora de Bebés Soledad Santillán Maestra Jardinera Débora Ruiz Maestra Jardinera Carla Ruiz Profesora de Tejido Dalinda Albarado Maestro Hogar de Día Gustavo Luna Psicóloga María Luz Nuñez Eleias Anuario 2015 -116- El dolor del hambre La historia de Julia es muy dolorosa, sin embargo, poco a poco y con el acompañamiento de Haciendo Camino mejora su realidad. Viven a una hora del Centro, caminando; a veces no comen porque no alcanza. ¿Por qué sueña con otra hija más?... A Julia le hace ruido el estómago porque ayer no comió nada, “había poco y prefiero que coman ellos, después si sobra como yo”, cuenta. Ellos son Carmen, de 14; Joaquín, de 11; Lucía, de 4, y Ezequiel, de un año. Almuerzan, pero casi nunca comen a la noche porque la comida no alcanza; y si no fuera por las panzas vacías de todos, nadie se daría cuenta, porque la familia se sienta a la mesa con una sonrisa y son muy unidos y cariñosos entre todos. La familia de Julia vive en un rancho de un solo ambiente, en el medio del monte. No tienen luz, ni agua; tampoco hay baño. En la casa no hay reloj, aprendieron a despertarse con la luz del sol. Su caso es uno de los más críticos que atiende el Centro. Los conocimos de la mano de la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf). Los más grandes no iban a la escuela hasta que nosotros comenzamos a trabajar con la familia. Hasta hoy, Carmen y Joaquín apenas saben leer; su mamá, Julia, tampoco lee, escribe pero no lee. A pesar de lo que tuvo que vivir Julia, poco a poco y con el acompañamiento del Centro su vida va mejorando. Julia dice que tiene 23 años; pero en realidad tiene 27, o al menos eso surge de su fecha de nacimiento. Ella y su marido, Nelson, se conocieron en Chaco, pero llegaron a Monte Quemado por trabajo. Él hace poco entró en un aserradero, y vive preocupado para que no les falte nada a los chicos. Julia tiene a sus hermanos en Chaco, pero no va a verlos porque está lejos; además, dice que le hicieron algo muy feo y por eso no los quiere visitar. Su mamá le sacó a su hija cuando tenía un mes y ocho días. Al tiempo, Julia dijo “basta”, y se la llevó. Pero a Carmen ya le habían quedado las marcas del maltrato de su abuela. “Cuando vinimos para acá, me pidieron a Joaquín, y yo les dije que no, que no los iba a dar. Yo tengo un corazón para mis hijos. No los voy a abandonar, a donde ellos van yo voy. Si el papá no está, yo me vengo con todos. No los dejo en ningún lado, y cuando los tengo que dejar lo único que pienso es en ellos”, explica Julia. Los chicos van a la escuela tres veces por semana, los mismos días que Julia va al Centro, “el padre no quiere que ellos caminen, porque les hace doler las piernitas y después lloran toda la noche”, cuenta Julia. Cuando puede, los lleva a upa, pero ella también se cansa. El primer día que fue al Centro, Julia estaba nerviosa, “no sabía si me iba a gustar. Después me gustó y entonces he empezado a venir siempre. Falto cuando llueve, porque ahí no los quiero traer, tengo miedo que se me enfermen”, recuerda. Cuando se enferman los chicos, ella la pasa mal, “no me comen y antes de que le duela a ellos quiero que me duela a mí”, explica y hace pensar en el dolor que siente toda madre cuando sus chicos están enfermos. Sólo que éste es más fuerte, porque la pobreza duele más. Va al taller de costura, pero dice que no aprendió mucho todavía, que no se anima. “Mi marido me dice que tengo que aprender a coser a máquina y eso, a mí no me sale todavía”, después cuenta que no le gusta tener amigas, porque se acostumbró a estar sola, “me la paso en mi casa yo, sólo salgo para venir acá”. Julia tiene muchos sueños, pero entre ellos el más significativo es que quiere ser mamá otra vez, aunque su marido no quiera. “Quiero tener una nena, porque los varones me hacen renegar continuamente. Además, quiero ponerle el mismo nombre de mi hija, la que falleció a los cuatro meses. Todos me dicen que yo estoy haciendo mal, pero para mí es una forma de recordarla”, cuenta Julia, y nos hace recordar una sola cosa, la que importa: que, más allá de la pobreza, ella tiene en claro que sus hijos son lo más importante. Haciendo Camino Anuario 2015 -117- Haciendo Camino Anuario 2015 -118- El aroma de lo propio En el taller de cocina del Centro, Mabel aprendió a cocinar, y organizó un emprendimiento en su casa. Puede estar cerca de sus hijos y generar un ingreso para vivir y salir adelante. Mabel siempre sonríe mucho, habla despacio y se le iluminan los ojos cuando cuenta todo lo que aprendió a cocinar. Llegó al Centro para participar del taller de cocina del Programa Oficios, “para uno poder sobrevivir, porque no sabemos nosotros”, explica. Mabel recuerda que al principio estaba nerviosa, no sabía cómo manejar el horno. El de ella ahora no funciona, pero señala el lugar donde quiere hacer uno de barro, porque la garrafa se consume rápido. Sólo le falta comprar los ladrillos. “Siempre, cuando hay algo, como el Día del Estudiante, he vendido pre-pizzas”, cuenta, y dicen quienes las probaron que son de las más ricas. Se pone firme, y pide que le encarguen las cosas con tiempo, “todos los días vendo alguito, haciendo las cosas que voy aprendiendo allá”. La casa de Mabel empezó a oler a pan y pastafrola. Uno que otro día salió de ahí olor a facturas, pero no siempre, porque Mabel dice que no le salen muy bien. Esas cosas ricas le permitieron dejar de trabajar en casas de familia donde le pagaban poco por un montón de horas, y quedarse en su casa, con sus hijos, mientras genera un ingreso. “Ahora estando en la casa yo me hago las cosas mientras los cuido a ellos, y después cuando se van a la escuela yo lo salgo a vender”, reflexiona. Mabel vive con su marido, pero ella es la que más se ocupa de sus tres hijos porque él trabaja en un aserradero casi todo el día. Lo que más le gusta del Centro es “vivir aprendiendo”. Ella siempre quiso cocinar, pero hasta ahora nunca nadie le había enseñado. “Yo estoy orgullosa de conocer esa familia hermosa que hay ahí en el Centro. No sólo gente de afuera, sino también otra gente de Monte Quemado que he conocido así; profesores, y eso”, se entusiasma. A pesar de tener hoy su propio emprendimiento, al principio no fue fácil, “me buscaban para trabajar en los negocios, y yo siempre decía que no puedo, porque se me complica para dar bien el vuelto, me preocupaba mucho. Y yo le pedía a Dios que me ayude a entender eso”, cuenta. Y parece mentira, porque después de haber pasado por los talleres y de lo que le enseñaron en Haciendo Camino acerca de los costos, ahora intenta calcularlos ella sola, y está entusiasmada porque entiende más del tema. “Ahora yo vendo una pre-pizza a ocho pesos; voy y compro una bolsa grande de 25 kilos y con eso hago un montón. Todos los días tengo que cocinar sí o sí”, dice, y le llega un mensaje de una vecina al celular: quiere saber qué hizo hoy para vender. Gracias a su esfuerzo, Mabel encontró una manera de ganarse la vida. Le enseñó a su hija a cocinar y ella la ayuda. Todavía recuerda lo que le pesaba el trabajo del campo, donde estuvo hasta que su papá la trajo a estudiar a Monte Quemado hace 20 años. Se pregunta qué más puede pedir… Vive en una casa de material, no tiene muchas cosas; pero está feliz, porque hace poco con su marido la agrandaron. La casa de Mabel queda lejos del Centro, “a veces nos vamos en moto, y a veces caminando. Está retirado, pero bueno, no nos hace mal caminar”, dice. Pero, en realidad, se nota en su cara que aprender a cocinar tantas cosas ricas es lo que la motiva a venir a Haciendo Camino. Haciendo Camino Anuario 2015 -119- Haciendo Camino Anuario 2015 -120- “Y un día he ido al director y le he pedido trabajo” Cuando Romina recibió el alta, no quiso despegarse del Centro, y se ofreció para trabajar. Hoy, se ocupa de la limpieza del Centro y de atender El Roperito. Una historia de superación. “Y un día he ido al director y le he pedido trabajo”, se ríe Romina, y se lleva las manos a la cara como si pedir trabajo diera vergüenza. “Porque yo ya estaba de alta, pero quería seguir yendo. Y ya cuando arranqué, Juano estaba contento, porque le he pedido trabajo y no plata, decía”, recuerda la manera en que comenzó a ocuparse de la limpieza del Centro y a atender El Roperito, la feria de ropa donde se venden prendas a bajo costo a las mamás. Romina llegó al Centro de Haciendo Camino cuando estaba embarazada, por recomendación de su mamá. Cuando nació su hijo Pablo, pasó del Programa Embarazadas al Programa Nutrición, y así pasaron cuatro años. Recuerda que en esa época estaba en la casa todo el día, e ir al Centro era “como ir a ver algo distinto”. Empezó a aprender costura cuando ya estaba embarazada. Y después pudo comprar una máquina de coser para hacer los arreglos que le piden los vecinos del barrio, y así juntar unos pesos. Lo que más le gusta del Centro es “la distracción, la gente que es muy buena. Distraerte un rato, hablar con otras mamás. Es como que estás en ¿Qué es El Roperito? Es una feria de ropa que funciona en algunos Centros de Haciendo Camino donde la ropa que se recolecta por donaciones se vende a las mamás -a un precio muy bajo-, con el objetivo de que ellas valoren lo que obtienen. otro lado, pensás en otras cosas. Y que todos nos tienen muy en cuenta, nos permiten muchas cosas”, cuenta, y dice que se hizo amiga de muchas compañeras. Ahora, además de trabajar en el Centro, Romina sigue acudiendo a los talleres, ¿y cómo no hacerlo si, desde que conoció el Centro, esperaba que pasaran los días ansiosa para ir al Programa Nutrición, y después para ir a costura? También soñaba con tener un trabajo propio, “para sentirme útil”, explica. “A veces estando acá, sola, uno no tiene nada para hacer; entonces voy allá y me siento útil”. Con el trabajo de su marido, de las mañanas, y lo que ella gana se arreglan bien. Los chicos están bien de peso, y cuenta Romina que hace poco le festejó el cumpleaños a su hijo, “le hice toda la decoración de cars. Ya me doy una idea para hacer las cosas con lo que nos enseña la profe en manualidades”, dice orgullosa, y mira a sus hijos con cariño. Ahora empezó a festejar los cumpleaños de los chicos, porque antes no les hacía nada especial. Romina creció en una familia de nueve hermanos, y ella decidió tener sólo dos hijos para poder darles todo lo que a ella le faltó. “Ya no quiero tener más, porque quiero darles todo lo que yo no he tenido”, explica. Romina va los lunes, martes y miércoles a Haciendo Camino, y todavía conserva la misma sonrisa del día que recibió su primer sueldo. Haciendo Camino Anuario 2015 -121- Haciendo Camino Anuario 2015 -122- Colonia Dora Fue la primera colonia agrícola de la provincia, en 1900, y el ferrocarril le permitió ser polo de desarrollo cuando se instalaron inmigrantes europeos italianos y judíos, además de la población criolla. Sin embargo, en la localidad todavía hay serias necesidades, que se incrementan en las zonas más alejadas del pueblo. Como en otros lugares, la escasez de fuentes de trabajo y de empleo formal contribuye a que muchas personas se sostengan con planes asistenciales. Colonia Dora Programas que funcionan* Programa Nutrición (Comenzó en 2012) 75 NIÑOS se trataron y 121 se diagnosticaron, 64 MADRES recibieron educación para la salud y se capacitaron en oficios, en el último año. Programa Salud Se atendieron (Comenzó en 2012) 139 CONSULTAS en el último año. * Los números corresponden al período Septiembre 2014 - Agosto 2015. Haciendo Camino Anuario 2015 -123- Directora Adriana Sneidenit Nutricionista Araceli Llebeli Trabajadora Social Natalia Ramírez Tallerista Mariela Acosta Educadora Sanitaria Mayra Luna Haciendo Camino Maestra Jardinera Belén Coria Pediatra Fabiana Kelly Estimuladora Belén Beck Anuario 2015 -124- “Vos tenés que ser constante” Fany es una mamá comprometida, e incentiva a otras para ir al Centro. De chica lloraba de hambre, y hoy, con lo poco que tiene, está mejor y quiere seguir progresando. Su hija tuvo problemas con las drogas, y en el Centro la ayudaron a seguir adelante. A Fany no le puede faltar su risa y el mate, que la identifican. Hace tres años que viene al Centro. Participa del Programa Nutrición con Alma, su chiquita de bajo peso, y con Patricio, que necesita ayuda en el área de estimulación. Había participado de un relevamiento en Colonia Dora, y a la semana siguiente la convocaron desde Haciendo Camino por la radio (así citan a los chicos que se detectaron con bajo peso). No lo dudó y decidió hacer el tratamiento. Nunca falta, su asistencia es perfecta a menos que esté enferma o tenga que hacer algún trámite. “Aunque llueva o truene, yo vengo. Para mí los jueves son sagrados”, cuenta. Aunque el dinero no alcance, porque tiene muchos hijos y gasta mucho en la secundaria de sus hijas, tiene que hacerlo estirar hasta que se terminen los días del calendario. Todos los meses compra un paquete de harina para hacer tortillas y vender en el barrio; con lo que gana puede comprar carne para sus chicos. Una vez, su hija necesitó clases particulares de inglés; y, amasando fuerte para hacer tortillas, empanadas y pastafrola, Fany las pudo pagar. Cuando Fany enciende el horno, los vecinos se acercan para encargarle alguna tortilla. “Acá no hay un trabajo seguro. Mi marido cobra por quincena; trabaja hace un montón de años y todavía no está efectivo”. Vive en una casa de “tres por seis”. Es una sola habitación. Y cuenta que tienen un televisor, que es motivo de peleas porque los chicos no se ponen de acuerdo en qué dibujo animado ver. Ella sólo lo pide los viernes y sábados a la noche para ver boxeo. Tiene ganas de hacer “dos piecitas más”; ya tiene la chapa y la arena, pero le faltan unos 600 pesos para comprar los tirantes. En su casa no hay agua corriente; la Municipalidad le llena un tanque una vez por semana. Tampoco tienen agua caliente; tiene que hacer fuego y calentar agua en un tarro para que los chicos no tengan frio cuando se bañan. Fany nació en el campo. Le preguntamos si estaba mejor ahora que cuando era chica, y ella respondió que entonces lloraban de hambre hasta que se podían dormir. “Éramos muy pobres. Mi papá iba al monte a cazar algo para que pudiéramos comer; si no, mi abuela compraba unos huesos, y los hervía para que nosotros tomáramos el jugo. Comíamos zapallitos verdes del campo. Cuando la abuela venía al pueblo, una vez al mes, compraba harina para hacernos unas masitas”, recuerda Fany. A los ocho años, tuvo que salir a trabajar “cuidando viejitas en las casas”, para ayudar a su familia con el dinero que ganaba. No terminó el colegio, quizás es por eso que les insiste tanto a sus hijos y sueña con que todos lo puedan terminar. Tuvo su primer hijo a los 17. No lo esperaba, pero lo quiso con todo el amor que una madre es capaz de dar. “Antes no te decían qué iba a pasar. Yo tuve a mis tres hijos soltera, y no sabía ni siquiera qué era la menstruación. Me he asustado tan feo… porque mi mamá no me había explicado”, confiesa. Esto le sirvió de experiencia para ahora explicarles todo a sus hijas. Quisimos saber entonces si la situación de Fany había mejorado. “Yo no me compro ropa, no me compro zapatillas… ¡Pero que a ellos (a sus hijos) no les falte nada!”. La mayoría de sus hijos siguen viviendo en el campo, donde ella los tuvo y donde también ella creció. Una de las hijas más grandes se fue a Santiago del Estero, capital, con otra hermana. Hubo un tiempo en el que dejó de responder los mensajes y Fany se tomó Haciendo Camino Anuario 2015 -125- el primer ómnibus con algo de plata que cobró. La buscó por todo Santiago, recorrió casa por casa buscando algún indicio hasta que la encontró: “Estaba hecha una leona, tenía los ojos rojos por las drogas; y yo le dije ¡vamos!, y ella no quería… Una, como madre, sabe. Cuando me la traje de vuelta, pasaron cinco días y contó, en Haciendo Camino, lo que estaba pasando. Ellos me ayudaron”. Su hija le dijo un montón de cosas, hasta que era mala madre…, pero Fany resistió y pudo salir adelante. Ahora, Fany es abuela; dice que ese bebe calmó a su hija porque ahora se ocupa de él. “Yo, si tengo un problema, no soy de cerrarme; vengo aquí y estas horas me descargo. El día que me den de alta voy a seguir viniendo, porque las chicas son buenas compañeras”, explica Fany con la sonrisa que la caracteriza. “Hasta he aprendido a defenderme, porque antes mi marido me gritaba o se enojaba, y por tres o cuatro días no me hablaba. Ahora ya no me grita”, cuenta cuando se le pregunta qué fue lo bueno que le dio Haciendo Camino. También se acuerda de un 24 de diciembre que estaba sentada pensando que ese año ellos no iban a poder festejar las fiestas. “Apareció la camioneta de Haciendo Camino, y me trajeron plata de la venta de los productos que habíamos hecho en el taller. Ahí nomás fui a comprar para comer un asadito a la noche”. Fany sonríe y, en esa sonrisa, se esconde una leona que lucha todos los días por salir adelante, “vos tenés que ser constante a veces”, explica, es su secreto para vivir… Haciendo Camino Anuario 2015 -126- “Aunque no tengan torta, cántenle el feliz cumpleaños igual” El caso de Rafaela y Celia es uno de los más críticos. Ambas tienen un retraso mental y entre las dos se ingenian para criar a Vilma, la hija de la primera. Viven en el medio del monte, pero de a poco intentan progresar. La chiquita está por cumplir un año, y la estimulación es clave en su desarrollo. Para llegar a la casa de la Familia Coria, hay que entrar en el monte por un camino de tierra y atravesar un puente que no es de fiar. La casa está en un caserío bien adentro en el campo, y es un cuadrado de ladrillos. Entre el barrial, hay mucha basura y un tanque de plástico que contiene agua de lluvia, verde y repleta de bichos, que ellos usan para consumir. Rafaela tiene una discapacidad mental, por eso su hermana Celia la ayuda con su beba Vilma. Aunque Celia también tiene retraso, se las arregla para ser la segunda mamá de la chiquita. Ambas viven con su papá, que las trae al Centro en sulky todos los jueves. “Es lindo porque me enseñaron muchas cosas, y me dieron los pañales”, cuenta Celia, y recuerda que también aprendieron a cocinar. Las dos hermanas no saben leer ni escribir, pero tienen ganas de aprender. Celia no sabe su edad –tiene 40 años-; hace poco dejó a su marido, “no me dijo nada, sólo que no me lleve la yegua”. Hay veces en las que Celia se pelea con su hermana Rafi porque no la quiere ayudar con la beba. En el Centro le explican a Rafi que tiene que ayudarla y colaborar en todo lo que pueda porque Vilma es su hija. El caso de la familia Coria es crítico. Desde el comienzo los visitamos todas las semanas para acompañarlos en el proceso de crianza de la beba. El monte donde viven está repleto de basura; les recomendamos hacer un pozo para empezar a acumularla porque tanta basura alrededor podría traerles problemas de salud. Están contentos, hace poco compraron un grupo electrógeno a nafta para poder tener luz. También tienen una bañera en donde bañan a Vilma y están ampliando la casa con ayuda de un albañil. Al día siguiente de nuestra charla, Vilma cumpliría un año. Celia contó que no tenía nada para regalarle, ni siquiera para hacer una torta. “No importa”, les dijo nuestra trabajadora social, “aunque no tengan torta cántenle el feliz cumpleaños igual”. Haciendo Camino Anuario 2015 -127- Con una carretilla vieja y unas frazadas, Don Corio le armó un cochecito a su nieta Vilma para que tuvieran como pasearla... Haciendo Camino Anuario 2015 -128- Dos historias de ayuda inspiradoras Jesús Lladhon tiene 33 años y tiene una hija de cinco. En 2012 se enteró de que íbamos a abrir un Centro en su ciudad, y se acercó a una reunión informativa. No dudó en comenzar a ayudarnos con las tareas administrativas como hacer planillas o estadísticas, y ayudar en los relevamientos. “Me gustaba que hicieran algo por los chicos que hasta el momento nadie estaba haciendo”, reflexiona. Durante 2013 Jesús iba todos los jueves al Centro de Haciendo Camino para colaborar con la administración y realizar algunas entrevistas a las mamás. Le gustaba hacerlo porque así podía entender la realidad de la gente y generaba una empatía. Con el tiempo, los compromisos le impidieron seguir acudiendo al Centro, pero ahora ayuda desde su lugar. Él y su familia son dueños de una estación de servicio que apoya al Centro con distintas iniciativas. Dos o tres veces al año, en la YPF ponen una cajita para que la gente done su vuelto. Con las últimas campañas, se compraron una balanza, un pediómetro y un tallímetro. En otras oportunidades, se usó ese dinero para comprar leche en polvo y pañales, e incluso dos máquinas de coser para que las mamás aprendieran un oficio. Jesús tiene un sueño: “siendo un poco iluso, sueño con que Haciendo Camino no haga más falta. Me gustaría ver bien a los nenes que serán futuras generaciones, y que las familias tengan herramientas para tener una vida mejor”. Fabiana Kelly tiene 51 años, es pediatra y actualmente vive en Colonia Dora, la ciudad natal de su marido. Nació en Buenos Aires, estudió medicina en la UBA, trabajó en hospitales de la ciudad y luego se especializó en pediatría. Cuando llegó a Santiago del Estero, atendía en un consultorio de Añatuya, pero dejó de trabajar para ocuparse de sus hijos, el mayor, de seis años, y mellizos de tres. Un día de abril nos acercamos a buscarla para que trabajara en el Centro. “¿Cómo no me iba a involucrar?, si yo había tenido la suerte de recibir tanta formación, ¿cómo no iba a dar eso que yo tenía”?, recuerda. Trabajar en Haciendo Camino colmó sus expectativas. De chica había misionado en Chaco y sabía que faltaba mucho por hacer en el país. Cuando comenzó a trabajar en el Centro, cuenta que se encontró con “gente de calidad, con ganas de trabajar interdisciplinariamente en equipo. Además, es gente de la que aprendo mucho”. Desde que Fabiana ingresó al Centro notamos un gran cambio, y es uno de los pocos médicos en la provincia que se anima a escribir la palabra desnutrición en un diagnóstico. “Yo desearía una realidad muy distinta. Primero, que la pobreza se haga visible para poder cambiarla. Si no, uno no puede trabajar para trasformar lo que no existe”, reflexiona y nos deja una última lección: para cambiar la realidad uno debe trabajar desde su lugar. Haciendo Camino Anuario 2015 -129- Haciendo Camino Anuario 2015 -130- Herrera Después de un relevamiento que realizamos en 2012, encontramos muchos chicos con bajo peso y estado de desnutrición en esta localidad, cabecera del departamento Avellaneda. Inauguramos entonces un Centro que comenzó a funcionar inicialmente en un salón comunitario prestado, y luego, en un edificio alquilado. Cerca del Centro, además, comenzó a funcionar un taller textil que brinda trabajo estable y formal a muchas mamás de nuestros Programas, para que puedan mejorar su calidad de vida. Herrera Programas que funcionan* Programa Embarazadas Programa Nutrición (Comenzó en 2010) (Comenzó en 2011) 125 NIÑOS se trataron y 127 se diagnosticaron, 103 MADRES recibieron educación para la 25 EMBARAZADAS se controlaron y prepararon para la maternidad en el salud y se capacitaron en oficios, en el último último año. año. Programa Salud Se atendieron (Comenzó en 2013) 434 CONSULTAS en el último año. Programa Programa Oficios (Comenzó en 2013) 7 MUJERES se capacitaron en el último año. Niños (Comenzó en 2015) 20 NIÑOS y 6 MADRES asistieron al Hogar de Día en el último año. * Los números corresponden al período Septiembre 2014 - Agosto 2015. Haciendo Camino Anuario 2015 -131- Director Dario González Trabajadora Social Rud Carrizo Taller Nutrición Elma Rodriguez Trabajadora Social Natalia Ramírez Estimuladora Temprana Natalia Llebeli Alfabetización & Clases de Apoyo Maestra Jardinera Melina Lobo Psicóloga Bárbara Stampella Haciendo Camino Nutricionista Araceli Llebeli Alfabetización & Clases de Apoyo Romina Sosa Obstetra Fabiana Tejeda Maestra Jardinera Elizabeth Carrizo Educación para la Salud Milena Santillán Anuario 2015 -132- Creer que se puede La hija de Yesi nació prematura y con muchas dificultades. Con su esfuerzo y el apoyo desde el Centro, esta mamá logró que su hija aprendiera a caminar y a hablar. Hace cuatro años que Yesi viene al Centro, ingresó al Programa Nutrición con su hija Milagros que había nacido prematura y con 800 gramos de peso. Ahora, concurre al Programa Embarazadas porque está esperando su cuarto hijo; todavía no sabe el sexo, pero prefiere un varón porque ya tiene tres mujeres. No fue una buena noticia este embarazo, porque sufre de presión alta y dice que todos sus partos fueron prematuros. Su primera hija nació a los siete meses de embarazo, la segunda a los ocho y la más chiquita, Mili, a los seis. Recuerda que su hija pasó mal sus primeros meses de vida, tuvo neumonía y estuvo mucho tiempo internada. Además, tiene un retraso madurativo y empezó a caminar recién a los tres años. Tardó en sostener la cabeza cuando se sentaba. “Yo le contaba al director que ella no se comportaba como los otros nenes, y a mí me preocupaba muchísimo”, explica Yesi sobre su hija, pero sonríe porque sabe que ya pasó lo peor: “Ahora ha mejorado un montón desde que viene; va al jardín y las maestras se sorprenden porque dicen que es re-inteligente ella”. Cuando Yesi quiso anotarla en el jardín no la quisieron aceptar, la maestra le había dicho que Mili no estaba preparada para ir porque no hablaba bien; con su mamá se manejaba con señas. La trajo al Centro, y con mucho esfuerzo y dedicación logró sacarla adelante. Con la ayuda de la estimuladora del Centro, Mili logró mejorar y aprender las primeras palabras. Hasta en el mismo jardín donde al principio no la aceptaron se sorprenden de los cambios. Hoy, le gusta pintar en vez de mirar televisión, usa anteojos –aunque costó porque le daba vergüenza y se animó cuando todos le dijeron que le quedaban lindos-, habla y camina sin problemas. Yesi vive con su marido, sus tres hijas y una sobrina que no tiene quien la cuide. Ahora consiguió un trabajo, es empleada del taller textil que se inauguró en Herrera. Está contenta porque dice que “es difícil conseguir un trabajo para mujer, los trabajos son sólo para hombres y a vos no te aceptan”. Su marido trabaja en un horno de carbón y, entre los dos, sacan la casa adelante. Su anterior marido, el papá de las chicas, la dejó cuando estuvo internada en el hospital después de que naciera Milagros. En vez de cuidarlas, se fue con otra mujer que conoció en el hospital. Discutieron porque él no quería dejarle la casa y, según cuenta Yesi, no quiere trabajar en blanco para que la justicia no lo obligue a pagar la manutención de las hijas. Haciendo Camino le cambió la vida a esta mamá, además de que su chiquita está mejor, el trabajo le permitió generar otro ingreso para levantar la cabeza orgullosa y decirles a todos que logró progresar gracias a su propio esfuerzo. Haciendo Camino Anuario 2015 -133- Haciendo Camino Anuario 2015 -134- Dar los primeros pasos Ángel aprendió a caminar recién a los cuatro años, con ayuda de la estimuladora del Centro de Herrera. Su familia es uno de los casos más críticos de la localidad. Con mucho trabajo, amor y esfuerzo, este chiquito comenzó a dar los primeros pasos, los mismos que empujarán a su familia a salir adelante. Haciendo Camino Anuario 2015 -135- Bárbara: la psicóloga santafecina que se quedó a trabajar en el Centro. Bárbara es de Bombal, un pueblo santafecino de 4 mil habitantes. Siempre le gustó viajar por Argentina, y estuvo un tiempo colaborando con la comunidad QOM en el Impenetrable chaqueño. Al regreso sintió que había dado poco, que su paso había sido una visita. Estudió psicología porque quería tener herramientas para ayudar a otros, “no quería instalarme en un consultorio privado a hacer plata, quería trabajar en lo social”, recuerda. Casi un año después de recibirse, se fue a vivir a Herrera para ser la psicóloga del Centro. “Tenía mucho miedo e incertidumbre”, cuenta que era un desafío acostumbrarse a un lugar nuevo, a un espacio de trabajo desconocido. Sus papás la llevaron hasta ahí y se fueron preocupados. Pero ella enseguida se acostumbró, porque el equipo la integró mucho. Tiene muchos amigos en Herrera, sale, se divierte, y por supuesto, trabaja mucho. “Sueño con que nunca nos quedemos quietos, que sumemos nuevos Programas, y sigamos pensando en las necesidades del pueblo”, anhela y dice que hoy, a 700 km de su pueblo, encontró su lugar. Haciendo Camino Anuario 2015 -136- Suncho Corral Este Centro se inauguró en 2014 y, en poco tiempo, creció mucho gracias al compromiso de los profesionales y de las mamás que asisten. Funciona en un salón de la Iglesia local, y se convirtió en un espacio de encuentro de toda la comunidad. Suncho Corral Suncho Corral tiene poco más de 10 mil habitantes, distribuidos entre barrios donde los servicios públicos son escasos. Programas que funcionan* Programa Nutrición Programa Salud (Comenzó en 2014) 115 NIÑOS se trataron y 189 se diagnosticaron, 85 MADRES recibieron educación para la salud y se capacitaron en oficios, en el último año. Programa (Comenzó en 2014) Se atendieron 86 CONSULTAS en el último año. Programa Embarazadas Oficios (Comenzó en 2015) 11 MUJERES se capacitaron en el (Comenzó en 2014) 17 EMBARAZADAS se controlaron y prepararon último año. para la maternidad en el último año. Programa Niños (Comenzó en 2015) 20 NIÑOS y 6 MADRES asistieron al Hogar de Día en el último año. * Los números corresponden al período Septiembre 2014 - Agosto 2015. Haciendo Camino Anuario 2015 -137- Directora Flavia Diaz Nutricionista Cecilia Nediani Estimuladora Bettiana Ledesma Educ. Salud Martín Petti Haciendo Camino Estimuladora Adela Seva Maestra Jardinera Sabrina Diaz Maestra Jardinera Mariana Ledesma Profesora Oficios Silvina Coria Anuario 2015 -138- Cocinar el futuro Yisel ingresó al Programa Nutrición y se convirtió en empleada del Hogar de Día. Su responsabilidad, puntualidad y perseverancia la llevaron a donde está hoy. Yisel está contenta, en Haciendo Camino consiguió su primer trabajo. Ahora, es la cocinera del Hogar de Día que funciona en el Centro. Al principio, tenía miedo porque no sabía cocinar: “Se me hacía que no iba a poder largarme a cocinar así, y después le ha ido tomando la mano”. Había ingresado al Centro para asistir al Programa Nutrición, después de escuchar la invitación por la radio. Es una de las mamás que vive más lejos; pero aunque fuera caminando venía, porque como ella dice, “es lindo venir aquí, aprendés”. Su hija Esmilda sigue con controles nutricionales, y le están por dar el alta; cuando su mamá lo cuenta se le iluminan los ojos. Esmi y su hermano Milton también asisten al Hogar de Día, y siempre están bajo la mirada atenta de su mamá, predispuesta a compartir y aprender con ellos. Yisel, además, se anotó en el Programa Oficios. Trabaja hasta el mediodía en el Centro y, algunos días, regresa para participar del taller de costura. “Cuando llegué no sabía, estaba y decía que yo no lo podía hacer. A agarrar la máquina no me animaba, todas usaban las máquinas y yo estaba sentada y les pasaba las cosas. La primera vez que cosí a máquina me quedó torcido, pero seguí y ahí fui aprendiendo”, recuerda, y hoy muestra orgullosa todos sus trabajos. Lo último que armó fueron toallitas y baberos para vender en una farmacia de Santiago del Estero. “Quedaron hermosos al final, pero nosotras pensábamos, mirá si por ahí quedan mal, si son un desastre”. Con su nuevo trabajo, Yisel logró organizarse para comprar lo que necesiten sus hijos, “con esta plata hago que siempre tengan comida”, explica y se la nota comprometida. Desde Haciendo Camino quisimos reconocer su constancia y su responsabilidad, y darle la oportunidad de conseguir lo que más dignifica a las personas: un trabajo. Quisimos que Yisel les mostrara al resto de las mamás lo que logró con su esfuerzo y les contagiara su entusiasmo. Y cuando Yisel dice “a mí me gusta participar, hay chicas que no se prometen, que se anotan pero no se prometen a venir y abandonan. Yo si un día no vengo me muero. Yo estoy feliz de estar aquí”, a nosotros nos llena de orgullo y entendemos que si se quiere, se puede. Haciendo Camino Anuario 2015 -139- Haciendo Camino Anuario 2015 -140- Un mejor vínculo con mamá Julia actúa como una niña y está a cargo de dos hijos. Con el trabajo del Centro, logramos fortalecer el vínculo y notar avances en la relación con sus hijos. Julia viene al Centro con las uñas pintadas; usa collares y pulseras. Y, aunque no hable casi nada y responda con monosílabos, es muy prolija y coqueta. A pesar de no haber visto un diagnóstico médico, porque Julia no se atiende, sospechamos que tiene un retraso. Sus hijos, Fer y Gabi, hicieron el tratamiento en el Programa Nutrición y ahora asisten al Hogar de Día los lunes, martes y miércoles. Julia vive con su marido y sus hijos en un cuarto de cemento. A medida que la fuimos conociendo, nos enteramos de que sufría violencia física. Su marido le pegaba y mucho. Desde el Centro, hicimos la denuncia a la policía y hablamos con el marido; él sabe que Julia está acompañada y, ahora, antes de levantarle la mano lo piensa dos veces. Julia atravesó momentos muy difíciles, tuvo más hijos pero los fue dando a otras personas porque no se podía hacer cargo de ellos. Y aun así, siempre los recuerda. El año pasado falleció uno, estaba con una familia en Buenos Aires y se suicidó. Como no lo habían adoptado legalmente, aún conservaba el apellido de Julia, y fue ella quien viajó para reconocer el cuerpo. A pesar de su condición, logramos que Julia venga siempre al Centro, hasta los domingos. Por eso los profesionales sienten que es su lugar de referencia y contención. Ahora sabe cómo llegar y viene sola. ¡Es que acá encuentra gente que se preocupa por ella y por sus hijos! La relación con sus hijos cambió gracias al trabajo que se hizo en el Hogar de Dia. Está presente, se sienta al lado de ellos y los acompaña a hacer la tarea. En el Centro logró afianzar el vínculo con ellos desde otro lugar. Antes vivía deambulando en la calle y por el basural, donde tiempo atrás conoció a su marido. Ahora Julia está atenta a lo que hacen los chicos, si hacen la tarea, si pintan… los controla desde el juego y come con ellos. Jamás deja a los chicos y así sean las nueve o las once de la mañana, porque tampoco tiene mucha noción del tiempo, los trae siempre. Ahora, con mucho esfuerzo, Julia está aprendiendo a escribir su nombre. Haciendo Camino Anuario 2015 -141- Haciendo Camino Anuario 2015 -142- Una hermana canchera Desde Estados Unidos a Suncho Corral. La hermana Cristina llegó a Suncho Corral desde Peekskill, en Estados Unidos. Llegó al pueblo en el Rápido Tatá con su celular, porque aunque la hermana no hablaba una palabra de español sí sabía pedir “Internet” para su teléfono. Es que es muy moderna, siempre tiene instalados el Facebook y el Facetime y está conectada en todo momento. Le llamaban mucho la atención los cerdos. Cuando se iba a caminar y a visitar a las familias -sólo Dios sabe cómo se hacía entender- volvía con el Iphone repleto de fotos de las familias y de los chanchitos que se cruzaba en la calle. Llegó pensando que iba a atender como 20 mil chicos, pero se dio cuenta de que en Suncho Corral no cabían tantos, que había otra forma de ayudar. Ayudaba a la nutricionista en las consultas, pesaba a los chicos, caminaba el barrio, sacaba punta a los lápices de los chicos y se sentaba con ellos a hacer la tarea… Antes de regresar, había aprendido bastante español. Un día nos dijo “no escupas, no pelees a tu hermano, no escupas, buen día”, entendía más de lo que hablaba. Otro día en el Centro, escuchó el ringtone de un celular en el que sonaba una cumbia, de esas que no se podían reproducir. Quedó encantada y pedía el nombre de la canción; le aconsejamos que no la hiciera sonar en el convento, por las dudas. Cuando llegó el momento de partir, la hermana Cristina no quería irse. Ahora escribe por Facebook o nos llama por Facetime, y dice que extraña a toda la familia de Haciendo Camino, que se enamoró de la gente así, tan buena… En uno de los últimos mensajes por Facebook nos dijo, “el tiempo que pasé en Suncho Corral fue de profunda gracia. Mi corazón siempre permanecerá con un profundo agradecimiento a todos, y rezo para que haya otra oportunidad de regresar y servir”. Y sí, la hermana Cristina, supermoderna y canchera, desde lo que sabía hacer encontró la manera de ayudar. Haciendo Camino Anuario 2015 -143- Haciendo Camino Anuario 2015 -144- Taco Pozo Esta localidad está ubicada en el departamento Almirante Brown, provincia del Chaco. Comenzamos a trabajar en el lugar con el Proyecto de Atención Rural, con profesionales que se acercaban, desde el Centro de Monte Quemado para brindar charlas a las mamás y controlar a sus hijos. Taco Pozo Además, muchas de las mamás eran llevadas hasta el Centro para un mayor control. El compromiso de las madres, sumado al entusiasmo de muchos referentes locales, este año abrimos un Centro propio para estar presentes en la comunidad. Programas que funcionan* Programa Nutrición (Comenzó en 2014) 39 NIÑOS se trataron y 251 se diagnosticaron, 35 MADRES recibieron educación para la salud y se capacitaron en oficios, en el último año. Programa Salud (Comenzó en 2014) Se atendieron 131 CONSULTAS en el último año. * Los números corresponden al período Septiembre 2014 - Agosto 2015. Haciendo Camino Anuario 2015 -145- Directora María Florencia Treglia Macías Nutricionista Sabrina López Haciendo Camino Estimuladora Marlene Herrero Educador para la Salud Ramón Perez Profesora de Manualidades (oficios) Hermelinda Verón Maestra Jardinera Irma Ibañez Asistente Social Marlene Borba Anuario 2015 -146- Traer al resto Marcela llevaba a su hijo al Centro, y nos ayudó a convocar a las mamás del barrio. Ahora, ya con Benito dado de alta, es voluntaria del Centro y se preocupa porque todas las mamás asistan. Cuando aún no habíamos abierto el Centro en Taco Pozo y llegaba la combi para llevar a las mamás a Monte Quemado, Marcela iba casa por casa a buscarlas. Ya había ido antes para avisarles la hora y el lugar de reunión, pero a algunas costaba llevarlas. Ella también subía a la combi para ir al Centro, su hijo Benito tenía bajo peso y Haciendo Camino la ayudó a recuperarlo. Después, Marcela empezó a trabajar como voluntaria. Conocía a la mayoría de las mamás del barrio, y cuando ya habíamos abierto el Centro de Taco Pozo siguió insistiéndoles para que fueran. “Después han empezado a venir de otros barrios, y ya empezábamos a hacernos amigas. Conversamos… por ahí no van, les pregunto porqué no van, les explico que tienen que ir”, cuenta. A pesar de que Benito ya está bien de peso y va al jardín, Marcela espera ansiosa los jueves para ir a ayudar a las mamás, hacerles la merienda a los chicos y ayudar con la limpieza. Sus días se reparten entre sus cinco hijos y el Centro. El mayor tiene 21 y estudia para ser maestro; la de 19 ya terminó quinto año pero empezó a estudiar Geografía y después se inscribió en el Profesorado de jardín de infantes, y dejó… “y dice que quiere estudiar para policía, pero bueno, yo mucho no insistí porque me cuesta reunir la plata”, explica Marcela, que a sus 40 años hace lo posible para que no les falte nada. Lo que más le gusta del Centro es aprender algún oficio. “Cuando tuve la comunión de mis chicos le pude hacer con lo que nos habían enseñado. Estaba recontenta yo”, se acuerda y así valora todas las charlas y el taller de manualidades al que asistió. Esa mañana Marcela se había encontrado con una mamá que había dejado de ir al Centro. Le preguntó qué había pasado y la incentivó a volver. “Y hay muchas mamás que no van porque dicen que es una pérdida de tiempo, y yo le digo que no es así. Les digo que yo al principio decía así, pero después me di cuenta de todo lo que aprendía. Les hablo yo a las mamás, les digo que no es como ellas creen. Yo espero que sigan. Por ahí un jueves van pocas, y al otro van muchas”, dice Marcela, y nos llena de orgullo tener una aliada como ella que incentive a las otras mamás para que vengan al Centro. Haciendo Camino Anuario 2015 -147- Haciendo Camino Anuario 2015 -148- Cuando las manos no alcanzan Rosa es una mamá del Programa Nutrición. Su historia es triste pero es un ejemplo de cómo la constancia y el esfuerzo son claves para cambiar la realidad de una persona. Rosa apenas te mira a los ojos, y nunca levanta la cabeza cuando habla; es que Rosa tiene retraso mental y responde con monosílabos. Sabemos poco de ella. Que vivió en el campo con su abuela hasta que ésta falleció, y entonces Rosa se instaló en la casa de una tía. Su mamá vive a 20 metros, pero no se hablan, porque ella nunca quiso ocuparse de Rosa, según cuentan, por haber sido fruto de un abuso. La hija de Rosa tampoco fue buscada y al principio también parecía que ella quería desentenderse de su hija, pero con el tiempo fuimos testigos del progreso en su deseo de cuidarla. Rosa asiste al Centro con su beba, pero siempre está pendiente de terminar a tiempo para que su tía, que la trata como si fuera su empleada, no se enoje. A veces ni siquiera puede llevar a su hija al médico, porque tiene que limpiar, lavar la ropa y cuidar a sus primos. Los chicos son muchos y ella no puede sola con todos. Hay veces en que Rosa está parada en la puerta de su casa y espera a Marcela, la referente del barrio, para que la lleve al Centro. Otras, hay que insistirle aunque ella en el fondo sepa que le hace bien. El cambio de Rosa es notorio, al principio ella y su hija llegaban sucias al Centro; ella entendía poco y nada de lo que se le decía, y no respondía a nuestros consejos y sugerencias. Ahora, ambas llegan limpias, y se esmera por cumplir el horario y las indicaciones. La historia de Rosa es triste, pero es un ejemplo de cómo el trabajo en equipo del Centro logró mejorar su vida y aún lo seguirá haciendo… Haciendo Camino Anuario 2015 -149- Dar desde tu lugar Alicia es mamá de tres chicos y es la dueña de un autoservicio en Taco Pozo, y, cuando se enteró de que Haciendo Camino se instalaba en su localidad, no dudó en colaborar en todo lo que pudo. Nunca antes había colaborado con otra institución, porque dice que “antes acá no había otra, sabía de cómo trabajaban en Monte y me gustaba mucho. Está bueno colaborar, aunque yo hago una colaboración mínima, la merienda, lo que ellos necesitan…”. Y aunque Alicia se muestre modesta, desde su comercio da una ayuda invaluable para sostener el Centro. Fue a conocer el trabajo de Haciendo Camino y, desde entonces, siempre está con el teléfono encendido, disponible para ayudar en lo que necesitemos. “Siempre rescato el compromiso que tienen… porque hay que llegar, que vienen todos los jueves y todo es lejos, y la ruta está más o menos”, cuenta, y confiesa que lo que más le gusta del Centro es la forma de trabajo, “hay casos que nadie ha podido atender, situaciones especiales que necesitan seguimiento, y los chicos de Haciendo Camino se están haciendo cargo; creo que era necesario algo así”, y nos da una palmada en la espalda alentándonos a seguir haciendo camino. Haciendo Camino Anuario 2015 -150- Marcelo & Tope Marcelo y Tope cuentan que se hicieron amigos por medio de Haciendo Camino. “Anduvimos por todos lados para conseguir las cosas, lo lindo es cuando trabajamos en grupo”, recuerdan los primeros voluntarios de Taco Pozo que comenzaron a ayudarnos. Marcelo tiene 34 años y es operador de radio, un oficio que fue aprendiendo al ver a sus hermanos. Desde el primer momento en que viajábamos a Taco Pozo para realizar relevamientos, pasaba los avisos por la radio para convocar a las mamás y a los niños. “No es mucho que digamos, pero yo los ayudaba desde donde podía”, cuenta, como si fuera poca cosa colaborar para convocar a todo un pueblo. Además, hace 10 años que es parte de la comisión de la capilla del lugar y conoce los barrios como nadie. “Acá hace mucha falta el trabajo que ustedes hacen”, nos incentivó en su momento, para que pusiéramos un pie en Taco Pozo. Víctor, para nosotros Tope, trabaja en la biblioteca y es parte de la Comisión de chicos con capacidades diferentes en el colegio. Lo invitamos a participar, y fue el que nos ayudó a seguir golpeando puertas para convocar a más gente. “Hay mucha gente que no sabe que si no te ocupás en los primeros años, después ya no sirve”, reflexiona Tope. Marcelo cree que las madres están tomando conciencia de lo importante que es una buena nutrición para sus chicos; pesarlos, hacerles un control, aprovechar la oportunidad cuando vienen los médicos que enviamos desde Buenos Aires. “Porque Taco Pozo no cuenta con esos profesionales”, explica. Los dos se sienten orgullosos de haber comenzado a trabajar por este sueño; saben que cuesta generar conciencia y responsabilidad en las mamás, pero están convencidos de que “tenemos que dar el ejemplo en lugar de echarle la culpa al otro. La gente acá quiere personas como ustedes, que les den una mano, y en los que puedan confiar sabiendo que no les están metiendo la mano en los bolsillos”. Haciendo Camino Anuario 2015 -151- Haciendo Camino Anuario 2015 -152- Sumampa Sumampa cuenta con 5.559 habitantes (INDEC, 2010), es la cabecera del departamento Quebrachos, ubicado al sur de la provincia de Santiago del Estero. El Centro se inauguró en abril de este año con la ayuda de la Municipalidad, desde donde nos contactaron para replicar el trabajo que ya veníamos haciendo en otros departamentos de la provincia. Funciona en el Centro Integrador Comunitario (CIC) con el Programa Nutrición. Se trata de un lugar con muchísimo potencial donde, con la colaboración de la política local, será posible lograr grandes cambios para mejorar la calidad de vida de la gente. Sumampa Programas que funcionan* Programa Nutrición (Comenzó en 2014) 44 NIÑOS se trataron y 102 se diagnosticaron, 39 MADRES recibieron educación para la salud y se capacitaron en oficios, en el último año. * Los números corresponden al período Septiembre 2014 - Agosto 2015. Haciendo Camino Anuario 2015 -153- Directora Vanina Manzano Educadora Sanitaria Cecilia Maguna Maestra Jardinera Daniela Rojas Nutricionista Araceli Llebeli Profesora de Tejido Mabel Acuña Haciendo Camino Estimuladora Natalia Llebeli Trabajadora Social Yenifer Montes Voluntaria Paola Argañaraz (Maestra Jardinera) Anuario 2015 -154- Abrir el corazón El chiquito de Juana tiene una discapacidad, sin embargo madre e hija trabajan día a día para superarse, y los avances son notables. El marido de Juana no trabaja porque tiene hernia de disco y ya lo operaron cinco veces, por eso ella, además de ocuparse de sus ocho hijos, se gana la vida vendiendo pollo en su casa. Se lo traen todos los martes desde Córdoba y ella lo guarda en la heladera para que le compre la gente del barrio. Su hija del corazón tiene dos años y una discapacidad que no le permite caminar ni hablar. En la casa de Juana no les sobraba nada, pero aun así ella le abrió las puertas a esa chiquita, hija de una vecina que ya tenía dos hijos y no podía ocuparse de ella. Juana la recibió cuando tenía 22 días, “A mí me dolió cuando llegó porque era piel y hueso, bien flaquita y me ofrecía criarlo. La mamá me dijo que no me lo va a sacar porque ella sabe que está bien”. Cuenta que se enteró de la enfermedad de su hija cuando la médica le preguntó si ella conocía en el pueblo algún chico con síndrome de Down. “Bueno, tu chiquita tiene eso”, le dijo. Ahora Juana está preocupada porque la tiene que llevar a Tucumán para hacerle un estudio e identificar en qué grado padece la enfermedad. El estudio sale 1800 pesos y ya no lo hacen en Santiago del Estero. Está preocupada porque no tiene la plata para afrontar ese gasto. Juana se arregla con lo que vende y con el plan estatal que cobra. “Para comer mal que mal alcanza”, explica, pero cuenta que no es suficiente para comprar ropa o zapallitas a los chicos. En su casa tiene unas chapas rotas y está gestionando ayuda para cambiarlas. En Haciendo Camino le dan los pañales. Eso junto con la leche que recibe en el hospital es una gran ayuda para ella. Aunque haya cosas que le falten, Juana sabe que ha mejorado. Creció en el campo con su abuela, y cuando eran chicos “a gatas nos alcanzaba para comer”, dice y cuenta que sólo hizo la primaria. Tiene ganas de tener una heladera nueva para poder conservar los cajones de pollo que le llegan para vender; la actual tiene muchos años y no sabe cuánto más podrá durar. Haciendo Camino Anuario 2015 -155- Haciendo Camino Anuario 2015 -156- Una abuela presente A pesar de que su mamá tenga que trabajar, Milagros asiste al Centro con su abuela para poder recuperarse. Trabajar para salir adelante. A Milagros Mansilla la lleva su abuela Ángela al Centro, porque su mamá tiene que trabajar. Ángela también trabaja… de martes a domingo, por la noche, como ayudante de cocina en un bar de la ruta. Cuenta que ahí trabaja tanto que cuando es su día libre sólo a veces cocina en su casa, en general deja que lo hagan otros por ella. Conoció el Centro porque la invitamos a ir alguna de las veces que recorrimos el barrio. Ángela lleva a Mili porque no aumenta de peso, y cuando aumenta después vuelve a bajar. Ayuda a cuidar a Mili todo el día, porque su mamá, Ana, trabaja armando cinturones para una talabartería. Hace unos cuatro o cinco por día, y con eso cobra unos 800 pesos al mes. Ana no terminó el secundario porque no quiso. Ahora Ángela les insiste al resto de sus hijos para que lo hagan. “Los otros van porque les insisto yo. Lo único que le cuesta es matemática. Pero bueno, yo le digo que siga, porque yo quiero que tenga lo que yo no tuve”, cuenta. La familia ahora está mejor. Cuando Ángela llegó del campo, a los 14 años, alquiló “piecitas”. Vive en pareja hace 19 años, pero cuenta que el padre de Ana es otro, que vive a la vuelta de su casa. Cuando consiguió un terreno, construyó un ranchito de barro, hasta que la Municipalidad le hizo una casita de un ambiente, y después le dieron más ladrillos para ampliarla. En el Centro aprendió a tejer y a coser. Antes tejía para ella, pero ahora hace cosas para vender. Desteje los tejidos viejos, lava la lana, hace la madeja y después la usa de nuevo. También aprendió a hacer individuales en el Centro. Todavía le cuesta coser a máquina, pero quiere comprar una para hacer los arreglos del barrio y así juntar más dinero. Además de su trabajo en el bar, cobra cien pesos cada vez que va a limpiar a una casa de familia. La señora la ayuda con la mercadería porque con los dos mil pesos que gana en el bar no le alcanza. Haciendo Camino Anuario 2015 -157- Seguir a pesar de todo Elena lleva a su hija Nataly, de un año, para participar del Programa Nutrición. Tiene nueve hijos a su cargo, y los lunes va con algunos para no dejarlos solos y poder traer a Nataly. “El más grande tiene 20, y trabaja en la Municipalidad. La de 18 está juntada, y el de 16 no estudia, a veces hace changuitas; pero después, los otros chicos van a la escuela”, habla sobre su familia. Entre los chicos, está Ismael, su nieto, que a ella le dice mamá, y la mamá biológica se enoja porque a ella le dice Belén. “Está acostumbrado a estar conmigo, prácticamente lo he criado yo”, explica Elena. Se arregla con lo que gana limpiando casas de familia y vendiendo bijouterie. “Yo hago orfebrería, en realidad los hace mi marido y yo los vendo. Él lo hace con monedas viejas, que siempre nos trae la gente del campo. Ahora él está detenido, acusado de abusar de nuestra hija mayor”, explica Elena, “Yo no sé si es culpable o no, no sé a quien creerle. La gente comenta que el es el padre de mi nieto, pero yo no creo que sea así”. Si bien su hija Belén le recrimina que vaya a visitar a su padre a la cárcel, los hijos mayores le dicen que no lo puede abandonar ahí “como un perro”, y cuenta que lunes, miércoles y viernes se dedica a vender en la plaza las cosas que él le prepara. Además, cobra una pensión por ser madre de siete o más hijos, y con eso le alcanza justo para vivir. “Hay veces que hemos salido a buscar cualquier changuita, como limpieza, pero no tengo días fijos porque la gente me llama cuando me necesita”, explica. Haciendo Camino Anuario 2015 -158- La posibilidad de articular con la política Con la ayuda del Municipio de Sumampa inauguramos nuestro octavo Centro en el Norte argentino. Un caso de éxito de articulación con una política joven y fresca que quiere cambiar las cosas y mejorar la vida de su gente. En 1630, un barco llegó al puerto de Buenos Aires con dos imágenes de la Virgen María. Ambas partieron rumbo al norte sobre dos carros tirados por bueyes; una eligió quedarse en Luján -esa es la parte de la historia que todos conocemos-, la otra, llegó a su destino original, una finca en Santiago del Estero, y se quedó en un valle, conocido como Sumampa Viejo, a 4 kilómetros de Sumampa. Marcelo Bernasconi era juez penal en Santiago del Estero, lo máximo a lo que podría aspirar un abogado joven que no llega a los 40 años. Sin embargo, él se había criado en un paraje perteneciente al Municipio de Sumampa, y después de mucho pensarlo decidió dejar su posición acomodada y dedicarse a la política, con el fin de ver crecer a la gente de su pueblo. Cuando asumió como intendente de Sumampa, comenzó a observar el trabajo de otros municipios y, durante una reunión con el intendente de Colonia Dora, escuchó sobre el trabajo de Haciendo Camino. Marcelo no lo dudó, se puso en contacto con Catalina Hornos y organizaron un encuentro. Al poco tiempo, se hicieron relevamientos en dos barrios de Sumampa y, para noviembre de 2014, se comenzó a armar la lista de familias a las que se invitaría al nuevo Centro que Haciendo Camino inauguraría con el apoyo del Municipio. El equipo político de Sumampa es joven, todos están convencidos de que para cambiar las cosas hay que trabajar mucho, y es lo que demuestran con acciones concretas. Tienen planes para desarrollar los servicios y el turismo de su localidad y, cuando cada uno habla, se les nota la convicción de querer ver a su gente bien y no cruzarse de brazos frente a la realidad. Para el funcionamiento del Centro, la Municipalidad puso a disposición las instalaciones del Centro Integrador Comunitario (CIC). Se entrevistó a distintos profesionales para definir el equipo de trabajo: una maestra jardinera, una profesora de oficios, una trabajadora social y una educadora sanitaria son oriundas de Sumampa. La pediatra llega desde Córdoba; la nutricionista y la estimuladora, desde Santiago capital, con los viáticos cubiertos por la Municipalidad. Vanina Manzano, odontóloga y Directora del área de acción social y DDHH de la Municipalidad, estuvo presente desde el principio y se convirtió en la directora del nuevo Centro que comenzó a funcionar en abril de 2015. Cuando le propusimos asumir el cargo se sorprendió; y ahora cuenta que sabe separar su trabajo en “la Haciendo Camino Anuario 2015 -159- Muni” del de Haciendo Camino, pero que a su vez hay familias que conoce en un lugar y las deriva al otro para ayudarlos desde otro programa. Al principio, la asistencia de las madres al Centro fue baja. Pero a medida que se recorrieron los barrios y se iban promocionando las actividades por la radio, las mamás se animaban a asistir. Vanina quiere que haya muchas más madres participando y “que podamos seguir trabajando todos juntos por los chiquitos”. Su frase nos hace pensar en qué fácil sería si el gobierno y las ONG pudiéramos trabajar siempre en articulación con objetivos comunes. El caso de Sumampa nos alentó y nos demostró que es posible. Haciendo Camino Anuario 2015 -162- Haciendo Camino Anuario 2015 -163- Nuestro equipo Comisión Directiva Presidente: Catalina Hornos | Vicepresidente: Mario Rodríguez Traverso | Secretaria: Mariana Panasci Tesorero: Nicolás Copello | Vocales Titulares: Josefina Hornos & Florencia Blousson Vocales Suplentes: Agustín Viola, Andrés Straijer & Victoria Barbagelata Comisión Revisora de Cuentas: Ignacio Lartirigoyen y Federico Baiocchi Dirección General Directora General: Catalina Hornos | Director Ejecutivo: Juan Pablo Zorza / Victoria Barbagelata Director de Programas: Sebastián Quintana / Patricio Caruso Áreas Ejecutivas Administración Coordinadora: Magdalena Bustillo | Asistente: Salvador Larrosa | Voluntarios: Horacio Wuille-Bille, Teresa Baiocchi, Mariana Tedín, Lucas Galignana | Servicios Externos: Estudio Contable: Guillermo Guevara | Estudio Jurídico: Bruchou, Fernádez, Madero & Lombardi | Escribanía: Di Lello Desarrollo Institucional Coordinadora: Natalia Posse Molina | Asistente: María Kronhaus | Relaciones Públicas y Desarrollo de Recursos: María Pozo Gowland, Mariana Hornos | Programa Oficios: Piedad Sainz Coordinadora de Voluntariado: Luciana González | Coordinadora de Viajes: Paula Florentin Traductoras: Sandra Calderón, Sofia Costa, Mariela Adjad García, María del Socorro Cinconegui Comunicación Coordinador: Sebastián Herrera | Asistente: Mercedes Rizzardi | Diseño Institucional: Hernán Pons y Soledad Bone | Comunicación Digital: Agustina Pedrosa, Marcos Bustos Fernández, Matías Coudeu de Achával, Carolina Randle | Fotógrafos: Santiago Calderón, Soledad Bone, Inés Tabocchini Corrección: Mariana Hornos | Servicios Externos: Baraldo Comunicaciones / macomunicación Donaciones Asistente de donaciones: Tomás Mántaras | Voluntarios: Juan Marcelo Quintana, Marcelo Stiutti Haciendo Camino Anuario 2015 -164- Nuestro equipo Programas Coordinadora de Proyectos: Mariana Parola | Coordinadora de Nutrición: Natalia Fernández | Asistente de Programas: Rodrigo Reche | Coordinador del Programa Nutrición: Andrés Straijer | Coordinador del Programa Embarazadas: Tomás Rizzo | Coordinadoras del Hogar Santa Catalina: Pilar Rodríguez Cáceres & Lorena Tarifa | Coordinador del Refugio: Joaquín Altgelt | Coordinadoras del Programa Oficios: Florencia Gay & Paula Saporiti | Coordinador del Programa Salud: Ramiro Rivelli Añatuya Directora: Zulma Aranda | Asistente de Nutrición: María Luisa Levinson | Estimuladora Temprana: Gabriela Rao | Trabajadora Social: Carolina Stanchuk | Educador Sanitario: Mario Contreras | Maestra Jardinera: Yamila Villalba | Profesoras de Manualidades (Nutrición): Adriana Pereyra & Adriana Farías | Profesora de Tejido (Programas Nutrición y Oficios) y Costura (Nutrición): Mirta Hernández | Ordenanza: Lucía Quiroga Enfermera: Daniela Lagos | Limpieza: Celia Mojica | Profesora de Costura: Norma Barreto | Profesora de Tejido y Telar: Carmen Belizán | Profesora de Peluquería: Nilda Torres | Maestra Jardinera del Programa Oficios: Melisa Gancedo | Profesora de Cocina: Beatriz Martínez | Coordinadora del Programa Embarazadas: Ivana Carbonari | Obstetra del Programa Embarazadas: Teresita Pérez | Nutricionista (Programas Nutrición y Embarazadas): Johana Bracamonte | Voluntaria: Anabel Sandes Santiago del Estero Director: Matías Nediani / Julio Sabagh | Asistente de Investigación: Julio Sabagh | Trabajadoras Sociales: Natalia Ramírez & Lucrecia Contreras | Nutricionista: Gisella Sala | Atención Rural: Gabriela Estévez | Maestra Jardinera: Belén Rivero & María Sara Tulli | Estimuladoras Tempranas: Sonia Carrizo & Milagros Medina | Psicóloga: Gladys Lesca | Profesora de Cocina: Sandra Castillo | Profesoras de Corte: Florencia Espeche & Susana Araujo | Encargada de Depósito y Limpieza: Susana Simón | Educadora Sanitaria: Ana Castillo Monte Quemado Director: Juan Chalbaud | Estimuladora Temprana: Elvia Palmas | Profesora de Manualidades (Nutrición): Nancy Córdoba | Educadora Sanitaria: Rebecca Silva | Trabajadoras Sociales: Cecilia Verón & María Florencia Treglia Macías | Nutricionista: Flavia Molina | Cuidadora de Bebés: Soledad Santillán | Maestra Jardinera: Débora Ruiz, Carla Ruiz & Noelia Caro | Profesora de Tejido: Dalinda Albarado | Maestro del Haciendo Camino Anuario 2015 -165- Nuestro equipo Hogar de Día: Gustavo Luna | Psicóloga: María Luz Núñez Eleias Colonia Dora Directora: Adriana Sneidenit | Nutricionista: Araceli Llebeli | Trabajadora Social: Natalia Ramírez | Profesora de Manualidades: Mariela Acosta | Maestra Jardinera: Belén Coria | Pediatra: Fabiana Kelly | Educadora Sanitaria: Mayra Luna | Estimuladora Temprana: Belén Deck | Voluntario: Jesús Llandhon Herrera Director: Darío González | Trabajadoras Sociales: Natalia Ramírez & Rud Carrizo | Estimuladora Temprana: Natalia Llebeli | Nutricionista: Araceli Llebeli | Obstetra: Fabiana Tejeda | Profesora de Oficios: Elma Rodríguez | Educadora Sanitaria: Milena Santillán | Alfabetización y Clases de Apoyo: Melina Lobo & Romina Sosa | Maestras Jardineras: Elizabeth Carrizo & Melina Lobo | Psicóloga: Bárbara Stampella Suncho Corral Directora: Flavia Díaz | Nutricionista: Cecilia Nediani | Estimuladora Temprana: Bettiana Ledesma & Adela Seva | Maestras Jardineras: Sabrina Díaz & Mariana Ledesma | Educador Sanitario: Martín Petti | Profesora de Oficios: Silvina Coria Taco Pozo Directora: María Florencia Treglia Macías | Nutricionista: Sabrina López | Estimuladora Temprana: Marlene Herrero | Educador Sanitario: Ramón Pérez | Asistente Social: Marlene Borba | Profesora de Manualidades (Oficios): Hermenelinda Berón | Maestra Jardinera: Irma Ibáñez Sumampa Directora: Vanina Manzano | Educadora Sanitaria: Cecilia Maguna | Maestra Jardinera: Daniela Rojas Nutricionista: Araceli LLebeli | Estimuladora Temprana: Natalia LLebeli | Trabajadora Social: Yenifer Montes Profesora de Tejido: Mabel Acuña | Voluntaria: Paola Argañaraz Voluntarios Adriana Chalbaud | Adriana Sarsfield | Aida Bonavitta | Alan Mackern | Alejandra Catani | Alejandro Folco | Alejandro Mascó | Alejandro San Juan | Amada Rios Garay | Ana Clara Guarino | Ana Inés Haciendo Camino Anuario 2015 -165- Nuestro equipo Scandizzo | Anahí Victoria Falco | Analia Tiscornia | Angeles Padilla | Anita van der Heyden | Antonella Vescovo | Artur Beck | Ati Hoffman | Barbara Pesca | Bianca Saporiti | Candelaria Rojas | Carlos Patané Carmen Motrel | Carola Díaz Aguirre | Cecilia Casas Nally | Cecilia Lecolant | Cecilia Nally | Celeste Porta | Clara de Amorrortu | Clara Poggi | Claudia Quintana | Claudia Ramallo | Claudia Roman Constanza Sanviti | Cristian Arias | Cristian Ducloux | Cristina Echayde | Damian Ianni | Daniela Berdeal | Daniela Sofia Berdeal | Débora Marini | Delfina Teran | Dolores Casas Nally | Dolores Loffreda | Dora Elena Bravo | Edith Torres | Esteban Rivero | Estella Santana | Fetschi Waldstein-Wartenberg Florencia Ivanissevich | Florencia Mascialino | Francisca Brescia | Francisco Rizzo | Gabriel Boschetti Gena Fiorella Galasso | Genaro Guarino | German Federico Gatti | Gladys Del Valle Diaz | Gonzalo Serantes | Gonzalo Alvarez de Toledo | Guillermina Cifone | Guillermo Valdéz | Hermana Cristina Marie Cables | Hernán Azzigotti | Horacio Wuille-Bille | Inés Beruti | Inés Cullen | Ines Sainz | Isabel Esteves | Isabel Pisani | Jorge De All | Josefina Beruti | Josefina Rodríguez Egaña | Juan Arambarri Juan Ignacio Escudero | Juan Manuel Paz | Juliana Radavero | Julieta Bastero Julieta Irene Suárez | Karen Mendicini | Kitty Langben | Las tías de Pato | Leslie Malen Monaldi | Lucía Lopez Rossi | Lucrecia del Castillo | Lucrecia Llebeili | Magdalena de Oro | Malena Urien | Mariana Le Calvet | Manuela Hornos | Marcela Raffaelli | Marcelo Enrique Andrada | María Belén Garcia Gattino María Carla Coste | María Celeste Lujan | María del Socorro Cinconegui | Maria Elvira Del Campo María Eugenia Lacoste | Maria Florencia Andrada | María Isabel Alvarado | Maria Nuñez | María Teresa Burone | Mariana Isenberg | Mariana Panasci | Mariana Testa | Maricielo Ansa | Mariela Adjad García Marilen Mujica | Marina Loffreda | Marina Silvina Raffaelli | Marisa Beatriz Abran | Marisa Di Pasquale | Martina Uranga | Mayi Isenberg | Mercedes Bustamante | Monica Tirone | Natalia Aloisio Nicolás Frers | Nicolás Posse Molina | Nicolás Repetto | Nina Bustillo | María Ester Lupp | Norma de la Rosa | Oxana Klokovskaya | Pablo Hag | Pablo Torrilla | Patricia Gerez | Patricia Langbehn | Patricia Murray | Patricia Santamarina | Paz Romero | Pedro Barceló | Puppy Amorortu | Raúl López Rossi Reina Aschieri | Ricardo Ferreyra | Roberto Hornos | Romina Ferreyra | Romina Touron | Rosa Armour Rosario Rodriguez Traverso | Roxana Valdéz | Sandra Calderón | Sandra Perez Parra | Santiago Calderón | Santiago Poli | Sebastián Anchorena | Silvana Dos Santos | Silvia Rey | Sofia Costa | Sofia Grandolini | Sofia Satragno | Susana Astelarra | Teresa Guerrero | Teté Castells | Tomás García Berro Valentina Llane | Valeria Dunayevich | Vanesa Martin | Vicky Pozo Gowland | Victoria Barbagelata Victoria Obregon | Virginia Blazquez | Virginia Morante | Viviana Brest | Viviana Menighini | Walter Cardozo Haciendo Camino Anuario 2015 -167- Haciendo Camino Juntos Haciendo Camino Anuario 2015 -168- Agradecimientos Gracias por caminar junto a nosotros 6ta Comida Anual a Beneficio Subterráneos de Buenos Aires Transener/Transba Transportadora de Gas del Sur S.A. Yacht Club Puerto Madero Willy Navone A los que participaron: Aeropuertos Argentina 2000 Afianzadora Latinoamericana Assist Card Agropecuaria Cantomi Artear Aurelia S.A.C.I.F Banco CMF Banco Galicia Banco Hipotecario Banco Industrial Biblos Boldt Consejo Profesional de Ciencias Económicas Edenor Establecimientos La Negra Hewlett Packard HSBC ICBC Juan Antonio Saráchaga Kolektor Laboratorio Beta Lartirigoyen & Cía. Liliana y Constancio C. Vigil MSU Neuss S.A. Oller y Asociados Pistrelli, Henry Martin y Asociados S.R.L. Pozo Gowland Abogados Revista Sophia Roberto Hornos Roca Transport System SilverSea Cruises Laboratorio Roemmers Sociedad Militar “Seguro de Vida” Haciendo Camino A los que colaboraron con donaciones y premios: AADI CAPIF Avantrip.com / Biblos Travel Bacigaluppi Hnos S.A. Bellamar Estancias Carlos Herminio Blaquier Casa de Uco Cocho S.A. Copa Airlines Edenor Elena Cristina Claret de Sisselar Full Production Labadie Ledesma Los Larguia Catering MaComunicación Malena Amorrortu Nespresso Pablo y Magda Fijalkauskas Palladium Hotel & Resorts Roberto Porcel Sadaic Serial de La Torre The Candle Shop A La Rural, Predio Ferial de Buenos Aires A Soberbio Catering Fundación Angélica Zapata A Mariana Parola y equipo de Coca Cola A Grupo Sarapura A Gloria Cesar Ambientaciones A Bacigaluppi Hnos S.A. Al Comité Organizador: Mariana Hornos, Belén Garcia Gattino, María Pozo Gowland, Natalia Posse Molina, Mercedes Tevere, y Juan Pablo Zorza, A las voluntarias Rosario R. Traverso, Kitty Langbehn, y Piedad Sainz A Sebastián Herrera y Mercedes Rizzardi Al diseñador Hernán Pons A todos los voluntarios que colaboran esta noche. A quienes trabajan junto a nosotros y nos siguen acompañando día a día. ¡¡A ustedes!!! En especial a: Los conductores: Flavia Palmiero Horacio Cabak Anuario 2015 -169- Haciendo Camino Anuario 2015 -170- Haciendo Camino Anuario 2015