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Deslegitimación política y no-violencia, las enseñanzas de Gene Sharp
Aitor Díaz Anabitarte
ABSTRACT
Perder el miedo, abrir una brecha dentro del sistema de legitimación de
cualquier régimen político suele ser el principal aliado hacia una transformación
social, ya sea en forma de transición política o cambio sistémico. Este proceso
de politización de la comunidad que entiende que el sistema carece de
legitimación (o en todo caso, la pierde día tras día) es, como hemos dicho, una
de las condiciones sociales que preceden muchos de los cambios que
acontecen en la estructura social y/o política. Pues bien, la ponencia que aquí
se presenta tiene como objetivo sistematizar la visión que de este proceso de
“pérdida del miedo” y transición política tiene Gene Sharp. Un teórico político
de tradición claramente pacifista que a través de su extensa obra (podríamos
destacar aquí su obra más conocida y utilizada: “De la dictadura a la
Democracia, Un sistema conceptual para la liberación”) y fuerte militancia
política, ha estado presente (física o intelectualmente) en procesos de revuelta,
transición o cambio social tan destacados como la caída de Milosevic, la
ambivalente transición birmana, los recientes acontecimientos de la plaza
Tahrir o incluso en muchas de las asambleas herederas del Movimiento 15-M.
En suma, la ponencia en cuestión, quiere ofrecer la posibilidad de analizar el
núcleo duro de las propuestas de Sharp (a través de sus textos y las diversas
acciones que se han realizado desde su “Albert Einstein Institution” de Boston,
en los Estados Unidos) y su conexión con algunos episodios de cambio,
transición o consolidación democrática como los anteriormente mencionados.
Realizando así un doble esfuerzo analítico al integrar teoría y práctica política
en el mismo objeto de estudio.
INTRODUCCIÓN
“Hablar de política es hablar de poder”. Con esta sencilla comparación muchos
profesores y conferenciantes intentamos orientar a nuestro público en un
esfuerzo por aportar una definición al concepto de política. Es evidente que el
término política tiene muchos significados y se usa en diferentes contextos (sin
ir más lejos podríamos poner el clásico ejemplo del inglés del policy, politic,
politics que aparece en la mayoría de los manuales generales de Ciencia
Política) pero, en todo caso, la relación con la idea o concepto de poder es algo
que está, en todo momento, ciertamente presente. El poder es, pues, uno de
los más importantes objetos de estudio de la Ciencia Política.
Al mismo tiempo, cuando intentamos definir o explicar el concepto de poder
nos remitimos a ideas o nociones que ocupan, también, un lugar destacado en
nuestra disciplina. Me estoy refiriendo aquí a elementos como la autoridad o la
legitimidad.
Pues bien, es en la conceptualización de estas cuestiones tan básicas pero, a
la vez, con tantas implicaciones donde debemos contextualizar el núcleo duro
(teórico) de las recetas de Gene Sharp, objeto de estudio, a su vez, del
presente paper.
Gene Sharp, profesor emérito en Ciencia Política por la Universidad de
Massachusetts Dartmouth, nació en 1928 y, gracias a su extensa carrera
docente e investigadora, es actualmente un referente indispensable en el
estudio teórico y práctico de la resistencia y lucha noviolenta.
La biografía de Sharp1 nos ilustra perfectamente este compromiso con la
noviolencia. Con 25 años fue encarcelado durante nueve meses por rehuir la
llamada del gobierno de los Estados Unidos para participar en la campaña de
Corea (1953-54). Más adelante, en 1973 publicará su libro más importante, The
politics of nonviolent action2, relacionado con su tesis doctoral en filosofía
política que defendió cinco años antes en la Universidad de Oxford. Pero,
probablemente, la mayor contribución de Sharp al estudio y análisis de la lucha
y resistencia noviolenta llegará en 1983 al fundar en Boston, Massachusets, la
Albert Einstein Institution (AEI). Una organización sin ánimo de lucro dedicada
al estudio y la promoción del uso de la acción noviolenta en situación de
conflicto. Finalmente, ya en el siglo XXI, Sharp ha recibido dos nominaciones al
Nobel de la Paz que confirman su compromiso (político y académico) con la
noviolencia como alternativa a la resolución de conflictos políticos y sociales a
través del uso de la violencia.
Pues bien, las páginas siguientes pretenden aportar una aproximación al
núcleo duro teórico y práctico de las propuestas de acción noviolenta que se
desprenden de la extensa obra de Gene Sharp. Unas recetas que han
inspirado y ayudado las transiciones y cambios políticos democráticos de
países como Birmania en 1993, Serbia en el año 2000 y en los recientes
levantamientos populares del mundo árabe conocidos como “la primavera
árabe”3, entre otros ejemplos.
Para realizar dicha exploración conceptual proponemos un paper que se
estructurará en las siguientes tres partes. Tras la esta introducción, un primer
capítulo que abordará algunas puntualizaciones previas entorno a los
conceptos de pacifismo y noviolencia; en un intento por diferenciar significados,
vincular ideas y despejar algunas dudas sobre su relación y uso. Situando esta
1
http://www.aeinstein.org/organizations9173.html y http://www.peace.ca/genesharp.htm.
Sharp, Gene; “The politics of nonviolent action”; Extdending Horitzons Books; Boston; 1973.
3
Para obtener más información y documentación acerca del trabajo realizado por Gene Sharp y la AEI en
el contexto de las diversas revueltas y revoluciones a las que se hace referencia pueden consultarse los
siguientes materiales y enlaces: “Revista per la pau-Peace in progress (Revista electrònica de l’ICIP),
número 12, marzo, 2012 consultable en http://www.icip-perlapau.cat/revista/numero-12-marc-2012/.
“The new York Times”, 13 de Febrero de 2011, consultable en
:http://www.nytimes.com/2011/02/14/world/middleeast/14egypt-tunisia-protests.html?pagewanted=all.
“El País”, 23 de Febrero de 2011, consultable en
http://elpais.com/elpais/2012/02/21/opinion/1329850917_243424.html. “La vanguardia”, 24 de Febrero
de 2012, consultable en: http://www.lavanguardia.com/vida/20110224/54119603270/un-teorico-de-laresistencia-inspira-desde-ee-uu-a-rebeldes-en-paises-musulmanes.html. Enlaces consultados el 9 de Mayo
de 2012. “¿Cómo empezar una revolución?, Documental emitido en “Documentos TV” de RTVE el día
25 de Enero de 2012 y consultable en: http://www.youtube.com/watch?v=dHezFksIM68.
En estas referencias documentales se pone de manifiesto la colaboración directa e indirecta de Gene
Sharp y de la AEI asistiendo técnicamente, por así decirlo, a grupos y organizaciones que recientemente
han luchado para derrocar una dictadura o el gobierno de un tirano.
Buen ejemplo de ello son los contactos de Gene Sharp con el grupo OTPOR y sus líderes Srdja Popovic,
Andrej Milivojevic y Slobodan Djinovic que lucharon de manera noviolenta contra el genocida Slobodan
Milosevic. Como resultado de la colaboración entre la AEI y OTPOR podemos citar la publicación de un
manual de lucha noviolenta que editaron en Serbia en 2006 (“Lucha no violenta; los 50 puntos cruciales;
un enfoque estratégico con tácticas cotidianas”; Centro para la Acción y la Estrategia No Violenta
Aplicadas; Belgrado; Serbia; 2006). Consultable en:
http://www.canvasopedia.org/legacy/files/various/50CP_Spanish.pdf.
Precisamente, el mismo año que salía a la luz este manual sobre noviolencia aplicada en Serbia, un
representante de la AEI (Bob Helvey, coronel retirado del Ejército de los Estados Unidos, que también
había visitado, en 1995, al grupo OTPOR en Serbia) se reunía en Egipto con Ahmed Maher, líder del
Movimiento 6 de Abril y buen conocedor de la experiencia protagonizada por OTPOR en Serbia.
En todo caso, es también conocida la influencia y los contactos de la AEI en: Qtar (a través del grupo
“Academia del cambio”), en Georgia, en Ucrania, Tunez, Bahrein, etc.
2
cuestión al principio, no se pretende otra cosa que evitar errores conceptuales
y situarnos en un buen punto de partida.
En segundo lugar se ofrecerá una aproximación histórica a la teoría y práctica
de la noviolencia y la desobediencia civil en un intento por contextualizar las
aportaciones de Sharp en una tradición de pensamiento que resulta
ciertamente antigua. De este modo, se presentarán en este segundo capítulo
las principales contribuciones teóricas en torno al concepto de desobediencia
civil junto con algunos episodios históricos en los que la acción noviolenta a
través, por ejemplo, de la no cooperación, ha sido protagonista.
Seguidamente, y en tercer lugar, se abordará la cuestión central del presente
artículo: las enseñanzas de Gene Sharp. En este tercer capítulo nos
ocuparemos, pues, de los axiomas principales de la teoría política de Sharp, su
concepción del poder y sus recetas de acción política noviolenta, en un intento
por sistematizar su propuesta política teórica y práctica4.
Finalmente, un último capítulo, a modo de síntesis, con las principales ideas
abordadas, aquellas cuestiones a tener en cuenta y algunas dudas o
indicaciones para futuras investigaciones en esta línea. Tras este último
capítulo se adjunta una relación de los materiales utilizados y las referencias
bibliográficas.
ALGUNAS PUNTUALIZACIONES CONCEPTUALES EN TORNO A LOS
CONCEPTOS DE PACIFISMO Y NOVIOLENCIA.
La propuesta de acción noviolenta que nos describe Gene Sharp a través de
gran parte de sus obras, pero especialmente en From Dictatorship to
Democracy5, se puede (y se debe) entender como un desafío político masivo6.
Un concepto que aunque mantiene una clara vinculación con una larga
tradición de pensamiento político entre los que destacaríamos a Étienne de la
Boëtie7, Henry D. Thoureau8 o el mismo Mahatma Gandhi9 (como veremos en
4
Es necesario aquí realizar una pequeña puntualización en relación a la extensa obra de Gene Sharp. Tras
la revisión de las diversas referencia bibliográficas podemos afirmar que el núcleo duro de las
investigaciones y aportaciones de Sharp se enmarcan en el contexto de la noviolencia como herramienta
de transformación social y alternativa a la violencia. Aunque, al mismo tiempo, tiene también una
interesante, aunque menos extensa, bibliografía acerca de lo que él denomina como Civil based defense
(Defensa de base civil). Una alternativa en términos de estrategia de seguridad y defensa. Pues bien, el
análisis que realiza Sharp sobre esta cuestión se ha dejado relativamente al margen del tema central del
presente estudio: la teoría política de Sharp y sus recetas empíricas como mecanismo de transformación
social y herramienta para derrocar dictaduras. La cuestión de la Civil Based Defense, como ya hemos
señalado se ocupa de proponer una estrategia de defensa en relación con un posicionamiento moral que
deriva de la noviolencia y que simpatiza con el pacifismo, en un contexto de estudios internacionales. Es
por ello que se ha preferido dejar al margen.
5
Sharp, Gene; “From Dictatorship to Democracy”; Albert Einstein Institution; Boston, 2003. Este
manual sobre cómo derribar una dictadura sin recurrir a la violencia a través de lucha noviolenta se
publicó por primera vez en Bangkok en 1993 por el Comité para la Restauración de la Democracia en
Birmania. Desde entonces se ha traducido a más de ocho idiomas y se ha publicado en Serbia, Indonesia y
Tailandia (entre otros países) con el mismo fin que se editó en Bangkok: ayudar a la revuelta noviolenta.
6
Sharp (2003): 1 y en Helvey, Bob; “Sobre el conflicto político estratégico: entendiendo sus principios
básicos”; Albert Einstein Institution; Boston, 2002.
7
De la Boetié, Etienne; “Discurso sobre la servidumbre voluntaria o el Contra uno”; Tecnos; Barcelona;
1986.
8
Thoreau, H.D.; “La desobediencia civil y otros escritos”; Tecnos; Madrid; 1987.
9
Gandhi, M. K.; “La no violencia en la pau y en la guerra” (trad: Josep Maria Xirinacs); Ahimsa;
Barcelona; 1983. “Teoria e practica della non-violenza”; Einaudi; Torino; 1973. Y en su “Programa
Constructivo” (consultable aquí:
http://www.pensarenvozalta.org/documentos/GandhiDesobCivilPConstructivo.pdf). A propósito del
“Programa Constructivo de Gandhi” recomendamos las apreciaciones que realiza al respecto Gene Sharp
en “La relevancia de Gandhi en el mundo moderno”; Colección Lucha Lucha Cívica (Centro de Estudios
para la Opinión Nacional); Miami; 1991.
el siguiente capítulo) se debe conceptualizar como una confrontación
noviolenta (protesta, nocolaboración e intervención) que se lleva a cabo de
manera desafiante y activa, con fines políticos10. Al introducir esta idea, el
mismo Gene Sharp puntualiza11 que el término se originó como respuesta a la
confusión y distorsión creadas cuando se daban por iguales la lucha noviolenta
con el pacifismo o la noviolencia religiosa. Detrás de esta puntualización, está
el intento de Sharp de desmarcarse, como veremos, de la tradición del
pacifismo pasivo que pueden ejemplificarse con la máxima de Confucio no
hagáis a los demás lo que no queréis que los demás os hagan a vosotros
mismos12, la Doctrina de la otra mejilla13 o la afirmación de Erasmo de
Rotterdam de que no hay paz tan inicua que sea preferible a la más justa de las
guerras14.
Aún así, es importante corregir la exploración que sobre ello ofrece Sharp.
Ciertamente, en este punto, Gene Sharp se muestra demasiado generalista y
situando a la noviolencia (o su propuesta noviolenta, si se quiere) demasiado al
margen del resto de propuestas que se desprenden del pacifismo. Y es aquí
donde creemos importante realizar algunas matizaciones para intentar aportar
algo de luz en torno a dicho debate.
El pacifismo, como tradición de pensamiento, nos ofrece una amplia gama de
matices y se presenta de forma ciertamente heterogénea. Son muchas las
aproximaciones hacia esta cuestión, la de las escuelas o tipos de pacifismo, y
existen al respecto muchas y muy buenas reflexiones al respecto15. En síntesis,
el denominador común de dichas aproximaciones, sitúan al pacifismo como
aquella doctrina que se posiciona de forma contrapuesta al Realismo,
Realpolitik o belicismo absoluto16. Entendiendo por Realpolitik aquellos
posicionamientos y doctrinas que sin someter a la guerra a cuestiones morales
apuesta por un punto de vista más pragmático centrado en la necesidad o
funcionalidad de ésta en términos, ciertamente, cercanos al diagnóstico de
Hobbes17.
Aún así, si nos acercamos al pacifismo como tradición de pensamiento, sin
tener en cuenta su contextualización en torno a otras propuestas18, y
analizamos separadamente sus diversas propuestas; veremos, como ya hemos
apuntado más arriba, como el pacifismo se caracteriza por una extensa
heterogeneidad y variabilidad de propuestas. Es en este contexto es donde
debemos encajar las puntualizaciones de Sharp a las que anteriormente
hacíamos mención.
10
Sharp (2003): 1
Nota al pie número 1 en Sharp (2003).
12
Confucio; “Los analectos”; en Marín Juan; “Confucio o el humanismo didactizante”; Espasa-Calpe;
Buenos Aires; 1954; pág 47. Esta máxima del pensamiento de Confucio será recogida posteriormente por
al doctrina de Jesús de Nazaret. Aún así, por motivos cronológicos se sitúa en la órbita y en
representación del pensamiento de Confucio.
13
En el Sermón de la Montaña; Evangelio según San Mateo: 5.4.
14
Rotterdam, Erasmo de; “Educación del príncipe cristiano y Querella de la paz”; Aguilar; Barcelona;
1985: 91 y 131.
15
Algunos ejemplos al respecto: Bobbio, N.; “El problema de la guerra y las vías de la paz”; Gedisa;
Barcelona; 1982. Ruiz Miguel, Alfonso; “La justicia de la guerra y de la paz”; Centro de Estudios
Constitucionales; Madrid; 1988. Scheler, Max; “L’ideé de paix et le pacifism”; Aubier; Paris; 1953. Y,
quizás el más completo de Cady, Duane L.; “Backing into Pacifism”; en Philososhy and Social Criticims;
vol. 10, nn ¾ (winter): 173-190.
16
Ruiz Miguel, A. (1988): 84.
17
Hobbes, T.; “Leviatán”; Editora Nacional; Madrid; 1983.
18
Al margen del Realismo y el Pacifismo como extremos, encontramos una zona intermedia con
posicionamientos distintos como la Teoría de la Guerra Justa, el Cosmopolitismo o la misma postura del
Derecho Internacional Público bajo el auspicio de la jurisprudencia de Naciones Unidas y su carta
fundacional.
11
Así pues, el pacifismo absoluto19 o radical debe entenderse como aquella
doctrina que no justificará ni aceptará ninguna guerra siendo aquí la paz un
valor prioritario. Es decir, la guerra es para el pacifismo un camino bloqueado20.
Seguidamente, y atendiendo a la primera diferenciación de Bobbio21, debemos
señalar la coexistencia de dos posiciones claramente diferenciadas: el
pacifismo activo y el pacifismo pasivo. He aquí otra distinción que nos ayuda a
entender mejor el desmarque de Sharp; entendiendo, claramente, que sus
aportaciones se podrían encuadrar sin problemas en torno a la lógica del
pacifismo activo. Y, al mismo tiempo, es necesario situar las propuestas de
Confucio, Jesús de Nazaret y Erasmo de Rotterdam, por ejemplo, dentro del
paquete de propuestas relativas al pacifismo pasivo22.
En suma, la propuesta de Gene Sharp se debe encuadrar en el marco del
pacifismo activo. Una suerte de pacifismo que, en la mayoría de los casos,
optará por la acción noviolenta como receta para la praxis política23. Es aquí
donde se debe interpretar el concepto de noviolencia.
Llegados a este punto, resulta interesante recuperar las indicaciones que
realiza Robert J. Burrowes24 acerca de la estrategia y la acción no violenta.
Partiendo de una sencilla definición conceptual de la noviolencia como aquel
método de lucha para quienes rechazan tanto la injusticia como la violencia
para combatirla (…) en el que diferentes expresiones comparten un
denominador común: el no uso de violencia25. Burrowes va más allá y nos
ofrece una interesante disertación alrededor del concepto de noviolencia y, en
función de diferentes criterios establece una primera diferenciación entre
noviolencia pragmática y no violencia ética, por un lado, y de noviolencia
reformista y no violencia revolucionaria por el otro. Podemos resumir la
argumentación de Burrowes en las siguientes tablas (Tabla 1 y Tabla 2):
Tabla 1:
Criterio
Naturaleza compromiso
Medios – fines
Aproximación al conflicto
Actitud hacia el oponente
Noviolencia pragmática
Método más efectivo
Independientes
Intereses incompatibles
Derrotarlo
¿Modo de vida?
No
Fuente: Burrowes (1996): 100.
19
Noviolencia ética
Método más justo
Inseparables
Problema compartido
Aceptar el sufrimiento
impuesto por él.
SI
Ruiz Miguel, A. (1988): 89
Bobbio, N. (1982): 25.
21
Ibidem: capítulo 1.
22
Como se ha comentado en la nota al pie número 14, han aparecido muchas y muy buenas
investigaciones en torno a los diferentes tipos de pacifismo. En todo caso, y para no empezar un camino
que nos alejaría del objeto de estudio del presente paper, emplazamos al lector interesado que acuda a las
fuentes citadas en dicha nota al pie, para un estudio más profundo sobre las tipologías de pacifismo. En lo
que aquí concierne, junto con alguna apreciación más, es suficiente el nivel de profundización presentado.
23
Capitini, Aldo; “El mètode de la noviolència”; Pagés Editors y ICIP; Lleida; 2010. Ortega, Pere y Pozo,
Alejandro; “No violencia y transformación social”; Icaria; Barcelona; 2005. Y Gandhi (1983). Por citar
algunos ejemplos.
24
Burrowes, Robert J.; “The strategy of nonviolent Defense: A Gandhian approach”; State University of
New York Press; New York; 1996.
25
Ibid: 97 y 98.
20
Tabla 2:
Criterio
Noviolencia reformista
Conflicto
Problema de políticas
Objetivo
Cambio de políticas
¿programa constructivo? NO
Tiempo
Medio-corto plazo
Fuente: Burrowes (1996): 100.
Noviolencia revolucionaria
Problema estructural
Cambio de sistema
SI
Largo plazo
Como vemos, Burrowes elabora una distinción en cuatro tipologías que se
deben interpretar como dos parejas en una clara relación dialéctica. A través de
estas cuatro tipologías, el autor pretende aportar algo de luz alrededor del
confuso concepto de noviolencia que, en muchos casos, ha sufrido aquello del
uso y abuso.
Burrowes distingue en primer lugar, por un lado, noviolencia ética de carácter
general, ligada al terreno de la moral y que, como su nombre indica, emerge
desde el terreno de la ética hacia la esfera de las propuestas políticas de
transformación, cambio y lucha noviolenta. Buen ejemplo de ello podría ser la
Satyagraha o lucha noviolenta de Gandhi. Es en este tipo de noviolencia donde
el pacifismo, activo y pasivo, se siente más cómodo.
Por otro lado, tenemos la noviolencia pragmática. Una noviolencia que se
sostiene por criterios utilitaristas y que, aunque no esté reñida con el pacifismo
no deberíamos exigir que aquellos que se situaran en torno a la noviolencia
pragmática congregaran completamente con el paradigma pacifista. En todo
caso, la optar por este pragmatismo noviolento se explicaría por motivos de
necesidad o conveniencia: los que practican la noviolencia pragmática creen
que es el método más válido en determinadas circunstancias26 Un posible
ejemplo de esta tipología sería la campaña del Comité para la Restauración de
la Democracia en Birmania durante la década de los noventa.
En segundo lugar, como hemos visto, se nos presenta la distinción entre
noviolencia reformista y noviolencia revolucionaria. Es necesario, ante todo,
advertir que no existe una correlación que a priori podría parecer comprensible
entre la noviolencia pragmática y la reformista por un lado, y la noviolencia
ética y la revolucionaria por el otro. Burrowes señala en este punto, que existen
ejemplos en todas las combinaciones posibles. En todo caso, debemos
interpretar, por un lado, la noviolencia revolucionaria como una acción a largo
plazo, con objetivos maximalistas de reforma o cambio sistémico y/o
estructural. Y, por el otro, la noviolencia reformista como una acción más micro
encuadrada en un espacio-tiempo concreto y con objetivos no tan absolutos
más centrados en alguna política concreta. Un buen ejemplo de esta
noviolencia reformista-ética seria la campaña del Boicot del Autobús que tuvo
lugar en Montgomery a principios de los años cincuenta en protesta de la
segregación racial que afectaba a los afroamericanos al estar obligados a
ceder el asiento al norteamericano de raza blanca. Del mismo modo que la
Campaña a favor del río Franklin y su conservación ante las posible
intervención hidrológica para obtener una red de pantanos para generar
energía eléctrica durante los años ochenta en Tasmania, o la campaña en
defensa del río Ebro que protagonizó la Plataforma en Defensa de l’Ebre que
bajo el lema “Salvem lo Delta” o “Lo riu es vida” optó por la presión noviolenta,
la manifestación y la movilización social entre los años 2005 y 2010 en
Cataluña; serían buenos ejemplos para ilustrar el concepto de noviolencia
reformista-pragmática.
26
Ibid: 99.
En suma, el trabajo de Burrowes nos ayuda, aún más si cabe, a contextualizar
y a comprender las aportaciones de Sharp, como veremos más adelante, en
relación con los métodos de acción noviolenta que el autor nos propone y que
analizaremos en el cuarto capítulo (persuasión, no cooperación e intervención).
Y, en todo caso, continuando con la lógica discursiva del presente capítulo,
vemos claramente como la acción noviolenta emerge como la propuesta de
acción política del pacifismo activo.
Llegados a este punto, y antes de pasar al siguiente capítulo, resulta necesario
realizar una aclaración relacionada con una cuestión que, aunque parezca de
menor importancia, ha supuesto un importante giro epistemológico en la
tradición de pensamiento pacifista y noviolento así como un extenso debate.
Me estoy refiriendo aquí a la diferencia entre “noviolencia” y la “no-violencia”
(con guión). Una aclaración que, como veremos, relaciona al mismo tiempo
forma y fondo.
El significado que se le atribuye a la noviolencia (sin guión), como se
desprende de muchos autores de la órbita pacifista27 se debe vincular a una
reafirmación de la idea de que la noviolencia no es solamente un mero rechazo
a la violencia sino que es también, la reafirmación en positivo hacia la
utilización de la noviolencia como método de transformación social (global o
parcial, como hemos visto); situándose un paso por delante de la no-violencia,
ahora sí con guión. Así pues, la no-violencia se asemejaría a un mero rechazo
hacia actitudes y acciones que conlleven agresividad y uso de la violencia. En
este sentido, afirmará Gandhi que el término ahimsa (traducido literalmente
seria “no dolor”) debe ser comprendido como un todo indivisible que debe
penetrar en todo28.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LA NOVIOLENCIA ACTIVA Y LA
DESOBEDIENCIA CIVIL
En este segundo capítulo se ofrece, a continuación, una pequeña
aproximación, a modo de repaso historiográfico, de las diversas aportaciones
teóricas y experiencias empíricas que, en clave noviolenta, se han realizado a
lo largo de los años. Ni que decir tiene que no se pretende realizar un análisis
exhaustivo de todas y cada una de las referencias noviolentas donde entre
otras herramientas se ha hecho uso de la desobediencia civil. El objetivo de
este segundo capítulo es el de ofrecer, como ya se ha dicho, una aproximación
a esta cuestión a fin y efecto de orientar y contextualizar el objeto central de la
presente investigación: el pensamiento, las aportaciones teóricas y enseñanzas
empíricas de Gene Sharp29
En relación con el epígrafe anterior, es necesario puntualizar que en este
capítulo sólo se han tenido en cuenta, principalmente, aquellas aportaciones y
experiencias realizadas desde lo que podríamos denominar como noviolencia
activa (ya sea pragmática, ética, revolucionaria o reformista) pero, en todo
caso, con un componente claramente activo en términos de acción política,
social, económica o moral30. Es decir, nos interesa aquí todo aquello
27
Capitini (2010): 36. Ortega, Pere (2005): 8 y 9. Sharp, Gene (2006): 66; entre otros.
Gandhi (1983): 126 y 127.
29
En este sentido se recomiendan dos monografías en las que se puede encontrar un exhaustivo estudio
acerca de la evolución de la idea de desobediencia civil y el relato de diversas experiencias de lucha
noviolenta: Ackerman, Peter y Duvall, Jack; “A force more powerful, a century of nonviolent conflict, St
Martin’s Press; New York; 2000. O bien, Falcón y Tella, María José; “La desobediencia civil”; Marcial
Pons; Barcelona; 2000; páginas: 301-489.
30
Para un análisis completo de la evolución de la tradición pacifista y noviolenta resulta interesante el
trabajo de Díaz del Corral, Eulogio; “Historia del pensamiento pacifista y no-violento contemporáneo”;
Hogar del Libro; Barcelona; 1987.
28
relacionado con la noviolencia que actúa, que toma la iniciativa y que pasa a la
acción ya sea a través de la desobediencia civil, la no cooperación, la protesta
o a través de las múltiples formas que, como veremos, tiene esta estrategia de
acción política.
Para empezar el pequeño relato de experiencias de acción noviolenta y
desobediencia civil podemos situarnos en la antigua Grecia. En el seno de la
democracia ateniense, Sófocles imagina en su tragedia donde Antígona, la
heroína, desobedece la negativa impuesta por Creonte a poder dar sepultura a
su hermano, un claro ejemplo de desobediencia civil31. Unos siglos más tarde,
en la Roma imperial allá por el 494 a. C., encontramos la Revuelta del Monte
Sacro, una huelga llevada a cabo por los plebeyos que se caracterizó por la
ausencia de violencia en un intento de nocooperación como vía de protesta a
favor del reconocimiento por parte del patriarcado32. La lucha de los plebeyos
obtuvo como recompensa el reconocimiento de una pequeña porción de
derechos políticos y de participación con la creación de lo que se conoció como
Tribuna de la Plebe; una asamblea para su representación política.
La llegada de Jesús de Nazaret y la expansión de su doctrina teológica supone
en cierto modo un alto en el camino de la evolución del pensamiento noviolento
activo. El mensaje de Jesús, claramente vinculado a la idea de paz y amor
universal, se caracteriza por una clara vocación noviolenta pero en términos de
noviolencia pasiva a la que me he referido anteriormente. El Sermón de la
Montaña y la Doctrina de la otra mejilla son claros ejemplos del pacifismo
pasivo del mensaje de Jesús de Nazaret.
La evolución del cristianismo nos lleva a las aportaciones de San Agustín,
Santo Tomás y Francisco de Vitoria.
La obra de San Agustín, La ciudad de Dios, nos introduce en el dualismo
Iglesia-Estado, fenómeno desconocido en el mundo clásico y específico de la
Edad Media y la Edad Moderna, cuando empieza a configurarse la noción de
derecho de resistencia, como antecedente moderno del concepto de
desobediencia civil33.
Una noción, la de resistencia, e incluso el derecho a no obedecer y responder,
que desarrollará Santo Tomás de Aquino en la Suma Teológica. Aquino
ensalza la necesidad de desobedecer leyes injustas, sobretodo la violencia
injusta. Una afirmación que se verá reafirmada en la modernidad de la mano de
Juan XXIII al afirmar que las leyes que violan los derechos humanos, además
de inmorales, carecen de fuerza de ley34.
Finalmente, como apuntamos más arriba, resulta interesante nombrar la
aportación de Fray Francisco de Vitoria. A este fraile dominico se le puede
atribuir la fundación del Derecho Internacional Público y, al mismo tiempo, ser
el precursor del Derecho de Objeción de conciencia35. Un derecho que emerge
de la duda de acerca de si los súbditos están obligados a examinar las causas
de la guerra y al desarrollo de ésta. La respuesta de Vitoria es afirmativa y de
ello se deriva, en virtud del respeto al Derecho Natural, la posibilidad de negar
colaboración en una campaña bélica. Pero Vitoria no sólo se refiere a la
cuestión de la guerra y la objeción de conciencia sino que va más allá
afirmando que los tiranos no merecen obediencia alguna, dado que de ellos
sólo emergen leyes injustas.
31
Fronsac, H. (et alt.); “No violencia y objeción de conciencia”; Sur; Buenos Aires; 1961; pág: 7.
Vidal, Llorenç; “Fundamentos de una pedagogía de la no violencia y la paz”; Marfil; Alcoi; 1971, pág:
39.
33
Falcón y Tella, M. J. (2000): 339.
34
Posicionamiento de la Curia Romana que encontramos tras el Concilio Vaticano II y la encíclica papal
del mismo Juan XXIII Pacem in terris.
35
Falcón y Tella, M. J. (2000): 343.
32
En suma, San Agustín, Santo Tomás y Francisco de Vitoria ponen una de las
primeras piedras en el seno de la construcción de un marco de justificación de
la desobediencia civil o no cooperación siguiendo la terminología de Gene
Sharp que exploraremos en el siguiente capítulo.
Francisco de Vitoria murió en 1546, dieciséis años después del nacimiento del
primer autor destacado de la teoría de la Desobediencia Civil y que ha pasado
a la historia del pensamiento social y político como el primer referente en esta
cuestión. El autor no es otro que Étienne de la Boétie (1562-1592). Este erudito
y consejero del Parlamento de Burdeos, que murió excesivamente joven a los
treinta años de edad, abordó la cuestión de la obediencia y servidumbre en lo
que se podría considerar como el primer tratado que se ocupa íntegramente de
este asunto: El discurso de la servidumbre voluntaria o el contra Uno.
En este ensayo, De la Boétie realiza un intenso, aunque algo escueto, análisis
del poder, la tiranía, la obediencia y finaliza afirmando la necesidad de
desobedecer a todo poder que se asemeje con lo injusto, con la tiranía: no hay
nada tan contrario a Dios como la tiranía36. A esta conclusión se llega tras
explorar la peligrosidad del poder concentrado en “uno” (el poder de uno sólo
es duro e irracional37) y el mecanismo por el cual el pueblo obedece sin más.
Los principales argumentos en este sentido son: la costumbre, por un lado, y
un entramado de complacencias por conveniencia. En palabras del autor:
nacen siervos y son educados como tales38 y se llega a estos favores por las
ganancias que se tienen con los tiranos39.
Pues bien, como ya hemos adelantado, ante este diagnóstico del poder social y
político, De la Boétie levantará la bandera de la insurrección, la desobediencia
y la no cooperación. Verá necesario no tolerar una dominación injusta y
tiránica, al tiempo que ensalzará la libertad como derecho natural40. Por todo
ello, no en vano, podemos considerar a Étienne de la Boétie como el primer
pensador que se refiere de manera explícita, clara y contundente en la
necesidad de no obedecer y combatir el poder del tirano. De ahí la importancia
que tienen para Gene Sharp sus afirmaciones y conclusiones41.
Étienne de la Boétie fue contemporáneo de la Reforma Protestante y de la
brecha que ésta originó en el seno de la Iglesia Católica. Del mismo modo que
Erasmo de Rotterdam, ambos autores se significaron a favor de las críticas de
Martín Lutero a la Curia Romana y su manera de entender el proceso de
evangelización. Aún así, las consecuencias de las aportaciones de Erasmo y
de Étienne de la Boétie y las consecuencias que de ellas se derivan son bien
distintas.
La importancia de Étienne de la Boétie radica en el diagnóstico que realiza
acerca de la obediencia y el poder tiránico, al tiempo que reafirma el derecho
de no obedecer ante la injusticia (Derecho de no obediencia que puede
implementarse como objeción de conciencia, boicot, no colaboración o en la
forma que se crea más adecuada acorde con el principio enunciado); mientras
que Erasmo centra sus preocupaciones no tanto en el diagnóstico de la
situación sino en las consecuencias. Es decir, desde un punto de partida
claramente pacifista, dentro de lo que se ha denominado como pacifismo
pasivo, Erasmo de Rotterdam denuncia claramente la injusticia de la guerra42
pero no se significa en torno al concepto de objeción de conciencia o derecho
36
De la Boetié, Etienne (1986): 56.
Ibid: 5.
38
Ibid: 32.
39
Ibid: 45.
40
Ibid: 17.
41
Sharp (1973): 34.
42
Rotterdam, Erasmo de (1985): 91 y 131.
37
de no colaboración. En todo caso apostará por la vía de la reforma de las leyes
injustas43 e incluso llegará a alejarse del pacifismo humanista que
generalmente se le atribuye al afirmar que no sólo hay que esquivar el
golpe…es necesario también devolver la flecha44; un clarísimo ejemplo de
legítima defensa ante la injusticia pero ciertamente difícil de considerar en
términos de noviolencia.
Aún así, resulta indispensable puntualizar que la apuesta por la legítima
defensa violenta que realiza Erasmo ocupa un pequeño porcentaje dentro de
su obra. Siendo la política del pacto y la apuesta por la creación de una
institución de arbitrio internacional45 que minimice el uso de la guerra y sea un
elemento de contención frente a posibles “príncipes tiránicos”.
Las ideas, aportaciones y cambios que sacudireon Europa con la irrupción del
protestantismo cruzaron también el Atlántico e tuvieron su influencia en algunos
pensadores y activistas significativos. Es el caso de William Penn, un liberallibertario y cuáquero que lideró lo que se podría denominar como uno de los
primeros ejemplos de intervención noviolenta (me ocuparé de este concepto en
el próximo capítulo). Penn creó una colonia pacífica donde existía una
verdadera soberanía popular, separación de poderes e incluso un respeto y
una libertad de culto realmente avanzados en el contexto del siglo XVII. El
experimento de la “Santa Experiencia” como se denominó supuso el embrión
del actual estado de Pennsylvania y ha pasado a la historia como un acto de
rebeldía y fuerte crítica hacia la manera de gobernar que imperaba todavía en
la Europa del Antiguo Régimen. Un Ancienne Régime que pronto se verá
amenazado por el liberalismo y sus propuestas contractualistas.
El liberalismo como ideología junto con el desarrollo de la teoría política del
contrato social auspiciarán una de las mayores revoluciones políticas y sociales
de la historia de la humanidad: la paulatina caída del sistema de monarquías
absolutas y el advenimiento gradual de la Democracia y el Estado de Derecho
a través de la conquista de Derechos Civiles, Derechos Políticos y, finalmente,
de Derechos Sociales. Pero quizás sea necesario no ir tan deprisa y detenerse
en algunas cuestiones.
El contractualismo, el liberalismo y la democracia como justificación de la
autoridad y el poder político suponen, para la evolución del concepto
desobediencia civil, un punto de inflexión. Se abandona el paradigma, por así
decirlo, de Étienne de la Boétie (dado que ya no nos enfrentamos a tiranías) y
el debate se redimensiona en términos, si se quiere, relativos a la filosofía sin
más o la filosofía jurídica. El problema cobra ahora una nueva dimensión
alrededor del concepto de justicia46. La duda en un contexto de democracia
garantista y respeto a los Derechos Humanos reside en la justificación o no
justificación de la Desobediencia Civil.
Pero este cambio de escenario en el terreno de la discusión conceptual no es
la única herencia que nos interesa de los hechos de 1789 (y siguientes).
Como es sabido, tras la consolidación de los ideales de Liberté, Egalité y
Fraternité se consolidó, también, el servicio militar obligatorio, una revolución
sin precedentes en los asuntos militares que rápidamente se extendió junto con
43
Rotterdam, Erasmo de (1985): 83.
Rotterdam, Erasmo de; “Manual del Cavaller Cristià”; Proa; Barcelona; 1991; página: 171.
45
Rotterdam, Erasmo de (1985): 131.
46
Para seguir con más detalle la cuestión de la desobediencia civil en el contexto de un Estado
democrático y de derecho se recomienda la revisión de las siguientes referencias: Rawls, John; “Teoría de
la Justicia”; Fondo de Cultura Económica; Madrid; 1995 (especialmente las páginas 404-436). Arendt,
Hannah; “Crisis de la república”; Taurus; Madrid; 1999; páginas 57-108. Dworkin, Ronald; “Los
derechos en serio”; Ariel Derecho; Barcelona; 1997; páginas 304-326. Y, Habermas, Jurguen; “Ensayos
políticos”; Ediciones península; Barcelona; 1988; páginas: 51-71.
44
el liberalismo y la incipiente democratización. La asunción del paradigma de
ciudadano-soldado abrió, a su vez, la puerta al ejercicio de la objeción de
conciencia, en clara sintonía con posiciones cercanas al pacifismo ético. No en
vano, en 1846, Allain Ballou fundó la Hospedale Community que se movilizó
claramente hacia la protección del derecho de objeción de conciencia ante la
campaña de los EEUU en Méjico durante los años 1846 y 1848.
Situados en Norteamérica a mediados del siglo XIX la referencia en el contexto
de la desobediencia civil es clara (y obligada): Henry David Thoureau.
Henry D. Thoreau (1817-1862) fue un intelectual destacado del “Renacimiento
americano”; un grupo de trascendentalistas intelectuales preocupados por
defender la tradición americana a partir de una reforma espiritual y social
empezando por el propio individuo. En este contexto, no debe sorprender el
punto de vista rebelde y comprometido socialmente y medioambientalmente de
Thoreau que afirma rotundamente que realmente, en un país que encarcela
injustificadamente, el único sitio digno para las gentes decentes es la cárcel47.
Este revolucionario pseudo libertario desconfió y sospechó desde el principio
de las bases de la democracia liberal que empezaba a cuajar en Norteamérica
tras las experiencias revolucionarias de Francia e Inglaterra. Sentencias suyas
del estilo el mejor gobierno es el que no gobierna nada48, ampliando, si cabe, la
máxima de Jefferson en la que aceptaba que el mejor gobierno es el que
gobierna menos, en contra de la posición de Hamilton49 y poniendo en jaque la
validez del gobierno del estado como garantía de buen hacer político dentro de
la lógica del pacto social, son buena prueba de ello. O bien, su desconfianza
hacia el principio de la mayoría50, base del sistema democrático, y el principio
de legalidad (epicentro del liberalismo jurídico): lo deseable no es respetar la
ley sino la justicia51. La ley es vista por Thoureau como una posible herramienta
de dominación.
Ante este diagnóstico, Thoreau recomienda (en sintonía con Thomas Paine52)
el Derecho a la Revolución o dicho de otro modo, el derecho a negar lealtad a
la tiranía. Un derecho que, a la postre, será interpretado, incluso, como un
deber. Pues bien, una vez definido y situado “el que”; Thoreau define y explica
“el como”, es decir, la forma. Este Derecho a la Revolución en sentido estricto,
debe llevarse a cabo por métodos noviolentos. Thoreau rescata un concepto
clave para el desarrollo de la teoría política noviolenta: la desobediencia civil.
Una estrategia de disidencia política basada en la no aceptación de las bases
que sustentan el sistema político liberal democrático. Es decir, anulando la
supuesta obediencia ciudadana que se presupone que existe en un contexto de
pacto social y estado liberal-democrático. La desobediencia civil que debe tener
una justificación, una justa causa, se concretará en la objeción por motivos de
conciencia, la insumisión a realizar el servicio militar obligatorio o la
nocooperación fiscal entre otros métodos. Unos mecanismos a los que se
puede recurrir para mostrar el rechazo y como mecanismo de lucha ante
cualquier problemática social, política, económica e incluso moral, donde se
esté actuando injustamente; concluirá Thoureau.
47
Thoreau, H.D.; “La desobediencia civil y otros escritos”; Tecnos; Madrid; 1987; pág: 41.
Ibid: 29.
49
Hamilton, Madison y Jay; “El federalista”; Fondo de Cultura Económica; México; 1957; página: 95.
50
Thoreau (1987): 31
51
Ibid: 32.
52
Paine, T.; “Derechos del hombre: respuesta al ataque realizado por el Sr. Burke contra la Revolución
francesa”; Alianza; Madrid; 1984, pàgina 34.
48
En suma, Thoreau rechaza la injusticia social y proclama la necesidad de
actuar en consecuencia: no necesitaremos Massachusets53, dirá, en un intento
por criticar la esclavitud que se practicaba en este estado norteamericano. Con
dicha sentencia que Thoreau afirma poder prescindir del sistema esclavista
como motor social y económico por motivos, principalmente, de ética política.
No en vano, Thoureau debe ser considerado el referente moderno más
importante en relación con el desarrollo del concepto de desobediencia civil.
Convirtiéndose, en cierto modo, como la síntesis de las aportaciones que le
preceden54.
H.D. Thoreau fallece en 1862, siete años antes del nacimiento de la figura más
importante del pacifismo noviolento y el verdadero punto de inflexión de esta
propuesta política de reforma y cambio social por métodos que apuesta por una
estrategia noviolenta.
Gandhi parte de una alta posición espiritual, siguiendo la lógica discursiva de
Jesús de Nazaret y Erasmo de Rotterdam. Es esta profunda espiritualidad y
creencia en Dios la que le lleva a proclamar, por encima del resto de las cosas,
el valor de la vida. La cadena argumental sería la siguiente: si Dios es la
Verdad, supone Amor y nos otorga Vida, no podemos (ni debemos) oponernos
a tal configuración divina. La paz, mensaje de Dios, debe ser protegida y
respetada entre los individuos y las diversas sociedades que estos han ido
creando: Él (refiriéndose a Dios) me dará la fuerza y me mostrará el camino(…)
por tanto la causa de la paz está en las bondadosas manos de Dios (…) no
puede acontecer nada más que su voluntad (…) nosotros sólo le conocemos a
él y a su ley a través de un cristal oscuro; pero sólo el reflejo de esa ley es
suficiente para llenarme de alegría, esperanza y fe en el futuro55.
La teoría pacifista y noviolenta de Gandhi se fundamenta en la centralidad del
concepto de paz al tiempo que la noviolencia (ahimsa o “no dolor”) adquiere
una mayor dimensión en términos de principio universal. La ahimsa se basará
principalmente en dos elementos clave de la propuesta gandhiana: (i) la
autonomía y libertad del individuo (swaraj) y la verdad que proviene de lo divino
(satyagraha) que permite actuar de manera noviolenta.
Pero Gandhi no se detiene aquí y amplia su propuesta pacifista noviolenta.
Incluyendo, por ejemplo, la importante inversión del principio de legalidad que
rige en el paradigma liberal, siguiendo la estela de Thoreau. Bajo este
enunciado, en una sociedad organizada en torno al derecho, es justo (y
legítimo) lo que es legal, pero para Gandhi la justicia (y por ello la legitimidad)
pueden provenir no sólo de la legalidad sino también de una suerte de ius
naturalismo basado en la verdad y bondad de Dios y su creación. De modo
que, los principios de justicia y legitimidad se situarían por delante del de
legalidad. Moral y ética se anteponen de la ley, base del sistema de
legitimación de toda democracia constitucional.
Así pues, para poder respetar este orden (justicia, legitimidad, luego legalidad)
resulta básico, apuntará Gandhi, que exista una coherencia entre medios y
fines: solo podremos ser justos a través de métodos justos56. Ello supone la
base para poder ejecutar acciones noviolentas.
53
El rechazo sin paliativos a la esclavitud por parte de Thoreau se concreta en “La esclavitud en
Massachussets” que forma parte de los otros escritos de la “Desobediencia civil y otros escritos” (1987).
54
Ni que decir tiene la clara conexión entre los discursos de Thoreau, William Penn y Étienne de la
Boétie, por ejemplo.
55
Gandhi, M. K.; “La no violencia en la pau y en la guerra” (traducción de Josep Maria Xirinacs);
Ahimsa; Barcelona; 1983; página: 249.
56
Gandhi, M. K.; “Todos los hombres son hermanos”; Azenai; Salamanca; 2000; página: 95. Vemos aquí
como Gandhi intenta revolucionar las raíces más profundas de la teoría política con este enunciado que
De hecho, la noviolencia será la principal receta, en términos estrictamente
políticos aunque con una base claramente moral, de Gandhi57. Esta noviolencia
se entiende como un acto de purificación espiritual completa y, a su vez, cómo
una herramienta mucho más eficaz que el recurso a la violencia. La noviolencia
supone, pues, el camino para un buen desarrollo de las relaciones humanas
donde la derrota del otro nunca debe considerarse como un objetivo. No en
vano, la paz y la justicia deben considerarse como el fin último de nuestras
acciones.
En este sentido, la noviolencia gandhiana se enmarca dentro de la lógica y la
tradición de la desobediencia civil comprometida con la acción58 que venimos
repasando en el presente capítulo. Así pues, siguiendo a Gandhi, veremos
como la acción noviolenta debe considerarse como algo mucho más activo que
la acción violenta: una persona que maneja armas (…) necesita reposar (…)
por tanto está inactivo; no es así con el que está consagrado con la Verdad y la
noviolencia (…) que residen en el interior del hombre y trabajan tanto si
estamos despiertos como dormidos (…)59. Parece como si noviolencia ética y
pragmática fueran, aquí, de la mano.
Pero no acaban aquí las recetas de Gandhi. Este comprometido activista por la
libertad e icono del siglo XX, se situará claramente a favor de la revolución
como mecanismo de cambio y evolución social que, en muchos casos, es
estrictamente necesario. La revolución ya no es un derecho sino un deber.
Siguiendo la interpretación de Thoureau, Gandhi aportará algunos instrumentos
o consejos para la consecución de una revolución en términos de noviolencia.
Como por ejemplo: la manifestación pacífica, la nocooperación y la
desobediencia civil60. Buena prueba de ello fue la famosa “Marcha de la Sal”
protagonizada, entre otros, por el mismo Gandhi en 1930, con vistas a arrancar
la independencia de la India al imperio británico.
Gandhi falleció en 1948, tres años antes había finalizado la segunda gran
guerra con el espectáculo nuclear de Hiroshima y Nagasaki. Ya nada volvería a
ser igual.
Pero más allá de los convulsos cambios que sufrirá la política y las relaciones
internacionales tras el fin de la segunda gran guerra, los ejemplos y las
aportaciones en clave noviolenta continuaron estando presentes en algunos
rincones del planeta.
Sin ir más lejos, en 1955, Rosa Parks, una afroamericana, será arrestada por
negarse a ceder su asiento a un hombre blanco en un autobús. Un acto de
desobediencia civil en oposición al entramado legislativo que sostenía una
situación clara de segregación racial; de iure y de facto.
Con el auspicio y la colaboración del pastor afroamericano Martin Luther King61,
empezará una campaña de boicot invitando a la comunidad afroamericana a no
usar el autobús como respuesta ante una normativa injusta que discriminaba y
no protegía la libertad y la igualdad de los afroamericanos. Un año después, la
desafía claramente los principios maquiavélicos sobre la conducta de los gobernantes y sus posibilidades
de acción, donde el fin justifica los medios.
57
En el contexto de una noviolencia ética, siguiendo a Burrowes (1996): 99.
58
Fraga, Ana; “El pensamiento político de Gandhi”; Zero; Madrid; 1970; capítulo 3. En este tercer
capítulo, la autora desarrolla ampliamente, la idea de la noviolencia como forma de oposición y
resistencia política.
59
Gandhi (1983): 122.
60
No en vano la herencia de Gandhi está presente a lo largo de toda la obra de Gene Sharp. Destacamos
aquí la monografía que ejemplifica mejor esta conexión discursiva: Sharp, Genen; “Gandhi as a political
strategist”; Porter Sargent; Boston; 1979.
61
Considerado por muchos como “el Gandhi negro”: Gomis, Joan; “M.L. King, un hombre que tuvo un
sueño de igualdad”; en Prat, Enric; “Pensamiento Pacifista”; Icaria; Barcelona; 2004; página: 122.
Corte Suprema de los Estados Unidos, declaró ilegal la segregación en los
autobuses, restaurantes, escuelas y otros lugares públicos. Una vez más, la
lucha noviolenta lograba sus objetivos y salía victoriosa.
A partir sobretodo de las experiencias de Gandhi en la India y de Luther King
en los Estados Unidos, existen multitud de ejemplos de luchas y revoluciones
noviolentas. Unos ejemplos que van desde campañas puntuales en el seno de
democracias parlamentarias, como fue la campaña a favor del Derecho de
Objeción de Conciencia en España durante la primera mitad de la década de
los ochenta o el levantamiento popular contra regímenes ciertamente dudosos
desde un punto de vista democrático. Buena prueba de ello podría ser la lucha
contra el aparheid en Sudáfrica, las acciones de OTPOR para derrocar la
hegemonía de Milosevic en Serbia, e incluso los recientes acontecimientos de
la plaza Tahrir que con más de un millón de concentrados y con el uso de la
estrategia noviolenta de la persuasión y la movilización, lograron expulsar a
Mubarak del gobierno de Egipto. Es en este contexto en el cual debemos situar
las aportaciones de lucha noviolenta de Gene Sharp que se analizarán a
continuación.
LAS ENSEÑANZAS DE GENE SHARP: TRANSFORMACIÓN SOCIAL Y
POLÍTICA NOVIOLENTA
No es suficiente sermonear62 con esta sentencia comienza Gene Sharp la
exploración acerca de la política de la acción noviolenta (The politics of
nonviolent action) una obra formada por tres volúmenes con los que nos aporta
toda clase de instrumentos, métodos y caminos para usar la noviolencia como
herramienta de transformación social y política63. El objetivo de Gene Sharp,
comprometido como hemos visto con la noviolencia y en el contexto conceptual
de lo que se ha denominado como pacifismo activo, no es otro que la búsqueda
de estrategias y alternativas noviolentas para lograr cotas de libertad, igualdad
y justicia. Se trata pues, de lograr la adopción de formas de sanción y luchas
pacíficas64. El propósito no es otro que el de lograr influir en el comportamiento
de la comunidad, algo que normalmente se consigue a través del uso de la
violencia, bajo la premisa de que el poder del gobierno (de cualquier tipo) se
sostiene sobre la base del consentimiento por parte del gobernado. El poder
es, pues, uno de los elementos claves. Pero vayamos por partes.
Una vez fijado el “que” (la transformación por política por métodos noviolentos)
Sharp asegura el “porque” será posible realizarlo sin recurrir a la violencia. Y,
finalmente, atiende a las cuestiones relativas al “como”. Es decir, la
metodología concreta que debe seguirse desde un punto de vista estratégico
noviolento. Se presentan, a continuación, estas dos cuestiones como las
principales enseñanzas de Gene Sharp en lo que a lucha política noviolenta se
refiere.
En primer lugar, uno puede preguntarse qué es lo que realmente hace que
Sharp apueste por la lucha noviolenta como método para la transformación
social y política. La respuesta es, sin duda, su concepción del poder. De modo
62
Sharp (1973): 4.
Ciertamente, parece como si las aportaciones de Gene Sharp se realicen desde un estricto punto de vista
pragmático. Incluso el mismo Sharp llega a afirmar que no se trata de una valoración ética sino que su
posicionamiento se acercaría más a las condiciones de posibilidad de éxito de la estrategia noviolenta.
Aun así, se debe matizar esta cuestión, entendiendo que Sharp parte de posiciones éticamente vinculadas
con el pacifismo (lo demuestra su negativa en los años cincuenta a la llamada del ejército de los Estados
Unidos o su admiración por la filosofía gandhiana) para, más tarde, desarrollar una teoría que, para
obtener ciertas garantías de exportación e implementación, se defiende desde posicionamientos cercanos a
su utilidad y pragmatismo.
64
Sharp (1973): 2.
63
que, la descripción que realizará Sharp sobre el poder, alcanzará un lugar
central en el proceso de lucha noviolenta65, y posibilitará la utilización de ésta
como mecanismo para cambiar las cosas.
El punto de partida de Sharp66 se sitúa en la aceptación de que el poder es
inherente a toda relación social y/o política. Al mismo tiempo, afirma que el
poder y su control suele acontecer como un problema en la teoría y la práctica
política. La idea de Sharp acerca del poder parte de la diferenciación de dos
tipos ideales de poder: el poder social que se entiende como la capacidad de
control sobre el comportamiento de la comunidad (grupos, individuos,
instituciones, asociaciones, etc.) y el poder político, que no es otra cosa que el
poder social con fines políticos.
El poder político, por su parte, se puede interpretar a través de dos visiones
distintas. Por un lado una concepción monolítica del poder que adquiere una
forma piramidal y donde tiene lugar una continua cadena de mando
relativamente centralizada. En este modelo monolítico del poder no existen
muchas variables que modelen el ejercicio mismo del poder sino que todo
depende del gobernante. En este sentido, estaríamos ante un sistema
aceptable siempre y cuando contáramos, por ejemplo, con unas elecciones
libres que nutrieran los parlamentos y éstos fueran ocupados por políticos
sujetos a la virtud del principio democrático y el mandato representativo. El
problema aparece aquí cuando en lugar de una democracia, resulta ser una
dictadura67. En todo caso, el ejercicio del poder en este contexto monolítico se
asemeja, estrictamente, al paradigma weberiano del monopolio del uso de la
fuerza68. Legítimo o no eso es otro asunto.
Sharp, insatisfecho con el punto de vista monolítico, realiza un esfuerzo para
lograr una definición y una descripción más detallada del poder. La conclusión
a la que llega es que en realidad el poder no se muestra de manera
unidireccional y monolítica sino que adquiere una forma poliédrica. El poder
resulta ser el resultado de la relación de diferentes actores, diversas dinámicas
y la confluencia de distintas lógicas. El resultado de esta compleja interrelación
situándonos ante un escenario donde el poder se presenta de forma más
difusa, aunque detectable, al tiempo que se multiplican lo que Sharp
denominará como fuentes de poder.
Las fuentes de poder ocupan un lugar privilegiado en el seno de la teoría de
Sharp, dado que son presentadas como las raíces del poder político. Sobretodo
si tenemos en cuenta que, en todo proceso político en el que se habla de
poder, el componente de obediencia y permisividad por parte de la ciudadanía
está siempre presente69 (ya sea en un contexto de poder monolítico como de
poder poliédrico). En suma, las fuentes de poder, serán los atributos de la
población presentes en toda sociedad que (…) quien los posee es gracias al
consentimiento y la cooperación de la gente70.
Sharp identifica seis “fuentes de poder” distintas:
- La autoridad, entendida como aquello que se obtiene de la legitimidad y
que se definiría como el derecho a mandar y dirigir, a ser escuchado y
obedecido por otros”71.
65
Sharp, Gene; “Social power and political freedom”; Porten Sargent Publishers; Boston; 1980. Y, Sharp,
Gene; “El rol del poder en la lucha noviolenta”; AEI; Boston; 1987.
66
Sharp (1973): capítulo 1.
67
Helvey (2002): 9.
68
Weber, Max; “El político y el científico”; Ariel; Madrid; 1999.
69
Los gobernantes no tienen poder político (…) su poder viene de fuera. Sharp (2000): 10.
70
Helvey (2002): 12.
71
Sharp (1973): 11.
Los recursos humanos, o el apoyo real de la ciudadanía que obedece y
colabora activamente.
- Las habilidades y los conocimientos, relacionado con el nivel de
desarrollo de la sociedad y sobretodo con el uso de la tecnología.
- Los factores intangibles como la ideología, la cultura política, la religión,
etc.
- Los recursos materiales como el transporte, el las infraestructuras o el
sistema productivo.
- La sanción, entendida como la capacidad para forzar el cumplimiento de
órdenes.
Al mismo tiempo, estas fuentes de poder se canalizan en la sociedad a través
de diferentes “pilares de apoyo”72:
- Policia y las Fuerzas armadas, vistos como los garantes del monopolio
de la fuerza.
- Empleados públicos o aquellos que tienen los conocimientos y la
formación adecuada para gestionar los asuntos civiles desde dentro de
la administración.
- Medios de comunicación, agentes de socialización por excelencia,
creadores de opinión pública y factores intangibles.
- Comunidad empresarial o los propietarios de los medios de producción
- Jóvenes o el futuro de la comunidad.
- Trabajadores, los que sustentan el sistema productivo.
- Organizaciones religiosas, creadoras de intangibles.
- Ong’s que funcionan al margen del gobierno (y pueden, por ello, resultar
una herramienta útil para la lucha noviolenta).
Una vez identificados los elementos que dan forma al poder y de ahí al proceso
político. Sharp, recuperando a De la Boétie, afirmará que el elemento que
finalmente acaba aportando poder a los gobernantes no es otro que la
obediencia y el consentimiento en relación con las fuentes y los pilares del
poder. Y, asimismo, por diversos motivos (hábito, miedo a la sanción, interés,
etc.) la causa real de las relaciones de poder acabará siendo la obediencia de
los dominados hacia los que dominan. Sin ella la realización efectiva del poder
sería imposible.
Es aquí donde empieza Sharp a detectar los límites del poder, tanto en
democracia como en dictadura, alrededor del concepto de lealtad y sumisión.
En cierto modo, parece como si en este punto Sharp hiciese una interesante
síntesis de la herencia de De la Boétie y de Thoreau al mismo tiempo. Del
primero estaría tomando la perspectiva, el diagnóstico. Y del segundo la receta
política, la modalidad de acción. Proclamando, así, la capacidad de rebelarse
ante la injusticia y señalando algunas indicaciones para el camino a tomar.
Este itinerario, el cómo, lo desarrollará Sharp en una obra posterior a las
anteriormente citadas: De la dictadura a la democracia73. En este manual
donde responde a la cuestión acerca de cómo hacer la revolución, Sharp
aporta una serie de indicaciones y pasos a realizar, así como también define
claramente los métodos utilizables y los mecanismos de lucha para destruir una
dictadura e impedir el surgimiento de una nueva74.
Como ya se ha señalado al principio del artículo, la propuesta de Sharp se
basa en el desarrollo de lo que se denomina como desafío político masivo. Una
estrategia de lucha noviolenta que, desde la desconfianza a posibles
negociaciones dado que pueden suponer un límite para las expectativas de
-
72
Ibid: capítulo 2.
Sharp, Gene; “De la dictadura a la democracia”; AEI; Boston; 2003.
74
Ibid: IX (prefacio).
73
liberación75, afirma la idoneidad del uso de la noviolencia por encima del uso de
la violencia. A sabiendas que es en esta esfera, en la de la violencia, en la que
un régimen dictatorial se siente más cómodo y seguro. O dicho de otro modo,
Sharp considera que la mejor manera de derribar a una dictadura y la más
eficaz, es por la vía de la noviolencia a través de la negativa de consentimiento;
que es, precisamente, donde muchas dictaduras no logran penetrar por
completo.
Por tanto, el desafío político se basa en el ataque directo a las fuentes y pilares
de poder existentes a través del mecanismo del Judo Político76 en un intento
por atacar a los talones de Aquiles del régimen77 bajo unas condiciones
necesarias como la pérdida del miedo, la valentía, la disciplina, la estrategia, la
franqueza, la clandestinidad y el comportamiento intachable.
Gene Sharp identifica cuatro mecanismos de lucha noviolenta que se ejecutan
a través de 198 métodos78, agrupados en tres grandes grupos79.
Los cuatro mecanismos son:
- Conversión: cuando el régimen se ha convencido de que sus intereses
pueden verse beneficiados al adoptar una recomendación o demanda
del grupo en lucha. El ejemplo que, desde la AEI, se pone en este
contexto se sitúa en Birmania cuando el General Ne Win accedió a
anular la prohibición del uso del inglés y su educación por las
contrapartidas económicas y políticas (a nivel de relaciones
internacionales) que ello conllevaría.
- Acomodación: entendido como una concesión que se realiza para
rebajar la tensión y calmar los ánimos80. Un buen ejemplo de
acomodación sería la liberación de presos por parte del régimen militar
de Rangun en Birmania.
- Coerción: cuando el régimen no tiene más remedio que aceptar las
demandas. De modo que la lucha y presión noviolenta han creado una
situación de facto que empujan al régimen a una rendición en forma
aceptación. Eso fue lo que sucedió en Serbia durante las elecciones de
octubre del año 2000 cuando la oposición a Milosevic se adelantó al
fraude electoral y asaltó el parlamento de manera noviolenta
denunciando así, esta situación de excepcionalidad. El resultado fue el
desalojo de Milosevic. Un año después se sentaría ante el Tribunal
Penal Internacional por crímenes de guerra durante el conflicto de los
Balcanes.
- Desintegración81: entendido como el proceso de desaparición de la
dictadura, del sistema y de las dinámicas de dominación por completo.
Aquí el poder tiránico ni se transforma, ni huye, ni se adapta;
simplemente desaparece. La caída del muro de Berlín y los cambios
acontecidos en la Alemania oriental, pueden servir de ejemplo para
75
Ibid: 11.
Sharp (1973): 109-111. El concepto de Judo Político, se presenta también como la capacidad y la
posibilidad de revertir la dirección de las acciones que un régimen pueda llevar a cabo para reprimir la
disidencia. Se trata, pues, de lograr que estas acciones se viertan en su contra.
77
Sharp (2003): 25.
78
Ver anexo.
79
Helvey (2002): capítulo 4.
80
Una idea claramente conectada con el claro esquema analítico de Easton acerca del sistema político en
Easton, David; “Some fundamental categories of análisis”; John Wiley and Sons, New York; 1965;
páginas: 17-33.
81
Este último mecanismo de lucha noviolenta, si bien no aparece en The politics of nonviolent action, ha
sido añadido posteriormente tanto por Gene Sharp como por Bob Helvey, y se le atribuye cierta
importancia que anteriormente había pasado desapercibida. En todo caso, supone una variante del
mecanismo de coerción.
76
mostrar los efectos de la desintegración fruto de la lucha y la acción
noviolenta.
Una vez establecidos los mecanismos de lucha noviolenta, Sharp enumera una
larga lista de 198 métodos a través de los cuales poner en práctica dichos
mecanismos. Estos métodos de acción noviolenta se presentan agrupados en
tres categorías82:
- Métodos noviolentos de protesta y persuasión: estos métodos buscan la
influencia del adversario, la movilización social y la presión del oponente
político. Algunos ejemplos serían: las manifestaciones, las protestas
masivas, las asambleas públicas o la difusión de propaganda
subversiva.
- Métodos noviolentos de nocooperación: la nocooperación se divide en
tres subgrupos, la no cooperación social (ostracismo, plantón en eventos
sociales, culturales o deportivos, etc.), la no cooperación económica (el
boicot y la huelga) y la no cooperación política (rechazo a la autoridad,
desobediencia civil, entre los principales ejemplos).
- Métodos de intervención noviolenta: donde podemos situar la
intervención física (sentadas, plantones, obstrucción), la intervención
social (re-educación, teatro de guerrilla) o la intervención política
(saturación del sistema burocrático administrativo o la creación de
gobiernos paralelos), entre otros ejemplos.
Finalmente, tanto Sharp como Helvey elaboran una serie de consejos de corte
estratégico para una correcta implementación de toda lucha noviolenta dado
que ésta necesita estrategia, organización y planificación83. Este análisis
estratégico intenta abordar todas las cuestiones relativas a como maximizar las
posibilidades de éxito. En este sentido se advierte de la conveniencia de un
liderazgo fuerte, la necesidad de una gran movilización, la importancia de no
sucumbir a las provocaciones o represalias violentas con violencia, entre otros
muchos consejos. Pero sobretodo se presta una especial atención a la creación
y aplicación de una estrategia que movilice el conjunto de recursos, influencias
y presiones disponibles (…) para alcanzar los objetivos de quien detenta el
poder, especialmente a los gobiernos, Estados y grupos contrarios”84.
En conclusión, a sabiendas que la libertad no es un bien gratuito, Gene Sharp y
sus colaboradores aportarán una teoría y un método para hacer posible la
transformación social y política hacia escenarios donde la libertad, la justicia y
la igualdad no sean la excepción, sino la norma.
CONCLUSIONES
La noviolencia como forma de transformación social implica la concepción de
ésta misma como algo que va más allá del mero rechazo a la violencia (de ahí
la diferenciación entre no-violencia, con guión, y noviolencia sin guión).
En este sentido y tras una larga tradición de pensamiento social y político,
aparece la figura de Gene Sharp quien intenta aportar algo de orden en torno a
la idea de la noviolencia como herramienta de transformación social. Bajo la
premisa básica de que, si el poder se fundamenta en el uso de la fuerza,
resulta más lógico confrontarse con él en otro terreno, el terreno de la
noviolencia.
Sin abandonar la idea de desobediencia civil y en base a un sencillo
diagnóstico sobre el poder social y el poder político, Sharp asimila el poder a
una forma poliédrica de modo que no existe solamente un centro de poder sino
82
Sharp (1973): volumen II.
Sharp (2003): 82.
84
Sharp, Gene; “There are realística alternatives”; AEI; Boston; 2004; página: 38.
83
que existen e interaccionan varias fuentes de poder (autoridad, recursos
humanos, habilidades y conocimientos, factores intangibles, necesidades
materiales y capacidad sancionadora). Estas fuentes de poder se canalizan a
través de lo que Sharp denomina como pilares de apoyo (policía, militares,
empleados públicos, medios de comunicación, comunidad empresarial,
estudiantes y jóvenes, trabajadores, organizaciones religiosas y ONG’s)
obteniendo como resultado de esta interrelación la acción efectiva del poder.
Una acción efectiva basada, a su vez, en la obediencia. Esta obediencia, que
puede estar motivada por tradición, conveniencia o por miedo a posibles
represalias, será otro elemento a tener en cuenta al diseñar una estrategia de
revolución noviolenta. Se trata pues, de retirar el consentimiento, retirar la
obediencia.
Para ello, Sharp apuesta por la existencia de cuatro mecanismos posibles de
cambio político noviolento: la conversión (cuando el régimen se convence y
acepta todas o una parte de las reivindicaciones del grupo rebelde), la
acomodación (cuando se realizan pequeñas concesiones para calmar los
ánimos), la coerción (cuando la acción noviolenta obliga al régimen a adaptarse
a un nuevo status quo, construido noviolentamente, claro está) y la
desintegración (cuando no hay ni adaptación, ni aceptación porque lo que
realmente ha sucedido es que la presión noviolenta ha logrado deshacer las
estructuras que sustentaban al régimen, ha logrado desintegrar el sistema y
sólo es posible empezar de nuevo). Para lograr llegar a uno de estos
mecanismos, Gene Sharp, elabora una lista con 198 métodos de acción
noviolenta agrupados en tres grupos principales: la protesta y la persuasión, la
no cooperación (social, económica y política) y la intervención noviolenta.
En suma, el diagnóstico de Gene Sharp y sus recetas, parecen seguir en la
línea de la afirmación de Gandhi cuando, en su Programa Constructivo,
apuntaba que la desobediencia civil, masiva o individual, es una ayuda al
esfuerzo constructivo y un válido equivalente de la rebelión armada. Es
necesaria una preparación ya sea para la desobediencia civil o para la rebelión
armada85. Aunque, al mismo tiempo, realiza un esfuerzo para ampliar sus
límites, que como hemos visto van más allá de la desobediencia civil.
Compartiendo, eso sí, el núcleo duro de la tradición de la acción noviolenta y la
desobediencia civil, sobretodo aquello de que el poder está en la gente86.
85
Gandhi, M; “Programa Constructivo de la India” en Buttutini, Emilio; “La pace giusta”; Mazziana;
Roma; 1993; página: 254.
86
Gandhi, M; “Programa Constructivo de la India”; en Buttutini, E. (1993): 257.
ANEXO: LOS MÉTODOS DE LA ACCIÓN NOVIOLENTA
Métodos de protesta y persuasión no violentas
DECLARACIONES FORMALES:
1. Discursos públicos.
2. Cartas de oposición o de apoyo.
3. Declaraciones por organizaciones o instituciones.
4. Declaraciones públicas firmadas.
5. Declaraciones de condena e intención.
6. Peticiones en grupo o masivas.
COMUNICACIONES MÁS AMPLIAS:
7. Caricaturas, símbolos, frases cortas.
8. Banderolas, carteleras, cartones.
9. Volantes, panfletos, libros.
10. Periódicos y diarios, desplegados.
11. Radio, televisión, discos, casetes, videocasetes.
12. Rótulos gigantes, aéreos y terrestres.
REPRESENTACIONES DE GRUPO:
13. Diputaciones
14. Premiaciones satíricas, reconocimientos ridiculizantes.
15. Reuniones en grupos pequeños o masivos.
16. Plantones con pancartas en lugares simbólicos.
17. Elecciones burla, mofa o paralelas.
ACTOS PUBLICOS SIMBOIJCOS:
18. Despliegue de banderas o colores simbólicos.
19. Uso de símbolos.
20. Oración y adoración.
21. Entrega de objetos simbólicos.
22. Desnudos de protesta.
23. Auto-destrucción de propiedad
24. Luces simbólicas
25. Exposiciones de retratos de líderes o héroes.
26. Pintura como protesta.
27. Nuevos letreros y nombres.
28. Sonidos simbólicos.
29. Reclamos simbólicos: "retomar" terrenos o edificios.
30. Gestos groseros o insultantes.
PRESIONES A INDIVIDUOS
31. Acoso a funcionarios.
32. Mofa a funcionarios: repudio verbal.
33. Fraternización.
34. Vigilias.
DRAMA Y MUSICA
35. Obras cortas, sátiras, comedias, bromas.
36. Teatro, música.
37. Canciones.
PROCESIONES
38. Marchas a un punto significativo.
39. Desfiles sin destino significativo.
40. Procesiones religiosas.
41. Peregrinajes.
42. Caravanas o desfiles de vehículos.
HONORES A LOS MUERTOS
43. Luto político: funerales, símbolos luctuosos.
44. Funerales simbólicos.
45. Funerales combinados con manifestaciones.
46. Homenaje en cementerios.
ASAMBLEAS PÚBLICAS
47. Asambleas de protesta o apoyo: mítines.
48. Mítines de protesta.
49. Mítines de protesta encubiertos.
50. Tomar un lugar usándolo para enseñar.
REITROS Y RENUNCIAS
51. Retiros: salirse de reuniones, conferencias, etc.
52. Silencio: no aplaudir o no responder.
53. Renunciar a honores, membresías, etc.
54. Voltear la espalda.
Métodos de nocooperación
1- Métodos de nocooperación social
OSTRACISMO A PERSONAS:
55. Boicot social.
56. Boicot social selectivo
57. Inacción a lo lisistrática: boicot sexual.
58. Excomunión: boicot religioso.
59. Interdicción: suspensión de servicios religiosos.
NOCOOPERACION CON EVENTOS SOCIALES, COSTUMBRES E
INSTITUCIONES
60. Suspensión de actividades sociales o deportivas.
61. Boicot a eventos sociales.
62. Huelgas estudiantiles.
63. Desobediencia social.
64. Cancelar membresía.
RETlRO DEL SISTEMA SOCIAL
65. Quedarse en casa.
66. Nocooperación personal total.
67. Abandono de los trabajadores.
68. Refugio: refugiarse en lugar inviolable (templos, embajadas, etc.).
69. Desaparición colectiva.
70. Migración de protesta: se va la población permanentemente (hijrat).
2- Métodos de nocooperación económica: el boicot económico
ACCIONES POR CONSUMIDORES
71. Boicots por consumidores.
72. No consumo de artículos boicoteados
73. Política de austeridad.
74. Negarse a pagar el alquiler.
75. Negarse a rentar: no uso y no rento.
76. Boicots nacional de consumidores.
77. Boicots internacionales.
ACCIONES POR TRABAJADORES O PRODUCTORES
78. Boicots por trabajadores.
79. Boicots de productores.
ACClON DE INTEMEDIARIOS
80. Boicots por proveedores y distribuidores.
ACCION POR DUEÑOS O ADMINISTRADORES
81. Boicots por comerciantes a comprar o a vender. .
82. Negarse a rentar o a vender propiedades.
83. Cierre de negocios: no permitir la entrada a trabajadores.
84. Negar asistencia industrial: negar asistencia técnica.
85. Huelga general comercial: cierre de negocios.
ACCION DE DUEÑOS DE RECURSOS FINANCIEROS
86. Retiro de depósitos bancarios.
87. Negarse a pagar cuotas, derechos o cargos.
88. Negarse a pagar deudas o intereses.
89. Cortar fuente de fondos y crédito.
90. Negar ingresos a gobiernos
91. Negarse a aceptar el dinero de un gobierno.
ACCION POR GOBIERNOS
92. Embargo doméstico.
93. Listas negras de comerciantes.
94. Embargo de proveedores internacionales.
95. Embargo de compradores internacionales.
96. Embargo comercial internacional.
3- Los métodos de no cooperación económica: las huelgas
HUELGAS SIMBOLICAS
97. Huelgas de protesta.
98. Huelgas relámpago.
HUELGAS AGRICOLAS
99. Huelgas campesinas.
100. Huelgas de trabajadores asalariados del campo.
HUELGAS POR GRUPOS ESPECIALES
101. Negarse s hacer trabajos forrados
102. Huelgas de prisioneros.
103. Huelgas de gremios.
104. Huelgas de profesionales.
HUELGAS INDUSTRIALES ORDINARIAS
105. Huelgas corporativas: a todas las plantas de una empresa.
106. Huelgas por giro.
107. Huelgas solidarias: en apoyo de las demandas de otros.
HUELGAS RESTRINGIDAS
108. Huelgas por Áreas.
109. Huelgas de trabajadores en una sola planta.
110. Huelgas de manos caídas.
111. Huelga de "rigorismo": estricto apego al reglamento.
112. Ausentismo por "enfermedad".
113. Huelgas por renuncia.
114. Huelgas limitadas: no se acepta tiempo extra o no se trabaja ciertos días.
115. Huelgas selectivas: no se hacen ciertos trabajos.
HUELGAS MULTITUDINARIAS
116. Huelgas generalizadas: en muchas industrias.
117. Huelgas generales: en la mayoría de las industrias.
COMBINACION DE HUELGAS Y CIERRES ECONOMICOS
118. Hartal (paro selectivo).
119. Cierre económico: incluye huelgas más cierre de negocios.
4-Los métodos de no cooperación política
RECHAZO A LA AUTORIDAD
120. Retirar o negar alianza o reconocimiento.
121. Negar apoyo público.
122. Literatura o discursos promoviendo resistencia.
NOCOOPERACIÓN CIUDADANA CON GOBIERNOS
123. Boicots por cuerpos legislativos.
124. Boicot de elecciones.
125. Boicots de puestos en trabajos de gobierno.
126. Boicots de departamentos o agencias de gobierno.
127. Retirarse de instituciones educativas de gobierno.
128. Boicots de organizaciones apoyadas por el gobierno.
129. Negar asistencia a los agentes coactivos del gobierno.
130. Retiro de rótulos, marcas y señalamientos.
131. Negar aceptación de funcionarios designados.
132. Negarse a disolver instituciones independientes existentes.
ALTERNATIVAS CIUDADANAS A LA OBEDIENCIA:
133. Cumplimiento lento y de mala gana.
134. Noobediencia cuando no haya supervisión directa.
135. Noobediencia popular.
136. Desobediencia disfrazada o encubierta.
137. Negarse a dispersarse en una asamblea o concentración.
138. Plantones sentados.
139. Nocooperación con reclutamientos o deportaciones.
140. Esconderse, escaparse e identificaciones falsas.
141. Desobediencia civil de leyes ilegítimas: deliberada, abierta y pacifica.
ACCIONES POR PERSONAL DE GOBIERNO:
142. Negarse selectivamente a ser asistido por auxiliares gubernamentales.
143. Bloqueos de líneas de mando e información.
144. Retraso y obstrucción.
145. No cooperación administrativa general.
146. No cooperación judicial por parte de los jueces.
147. Ineficiencia deliberada y nocooperaci6n selectiva por parte de agentes
coactivos.
148. Motín por policías o soldados de gobierno.
ACCIONES POR EL GOBIERNO NACIONAL
149. Evasiones y retrasos cuasi-legales.
150. Nocooperación por unidades del gobierno constituido.
I
ACCION GUBERNAMENTAL INTERNACIONAL
151. Cambios en la representación diplomática.
152. Retraso y cancelación de eventos diplomáticos.
153. Retención reconocimientos diplomáticos.
154. Romper relaciones diplomáticas.
155. Retirarse de organizaciones internacionales.
156. Negarse a pertenecer a organizaciones internacionales.
157. Expulsión de organismos internacionales.
Los métodos de intervención noviolenta
INTERVENCION PSICOLOGICA
158. Quedarse a la intemperie.
159. Ayunos.
160. Juicios invertidos.
161. Acoso noviolento: presiones públicas y privadas.
INTERVENCIÓN FÍSICA
162. Entrar y sentarse.
163. Entrar y quedarse de pie.
164. Entrar montado.
165. Meterse a tropel.
166. Entrar y molestar.
167. Entrar rezando.
168. Incursión noviolenta.
169. Incursión aérea noviolenta.
170. Invasión noviolentas.
171. Inserción o intervención noviolenta.
172. Obstrucción noviolenta.
173. Ocupación noviolenta.
INTERVENCION SOCIAL
174. Establecer nuevos patrones de conducta.
175. Sobrecargar instalaciones.
176. Tardar, a propósito, para completar un trámite.
177. Interrupción verbal: entrar y hablar.
178. Teatro guerrilla: interrupciones dramáticas.
179. Instituciones sociales alternativas.
180. Sistemas alternativos de comunicación:
INTERVENCIÓN ECONOMICA:
181. Huelgas invertidas.
182. Huelgas de de quedarse en el sitio.
183. Invasión noviolenta de tierras.
184. Desafiar cercas, rejas, vallas.
185. Falsificación política: dinero, documentos, etc.
186. Compras monopolísticas: operaciones comerciales excluyentes.
187. Confiscar activos.
188. Apropiación de fondos.
189. Patrocinio o apoyo selectivo.
190. Mercados paralelos: mercados negros.
191. Sistemas de transporte alternos.
192. Instituciones económicas alternas.
INTERVENCION POLÍTICA
193. Sobrecargar sistemas administrativos.
194. Publicar la identidad de agentes secretos.
195. Buscar encarcelamientos: sobrecargar cárceles por solidaridad.
196. Desobediencia civil de leyes neutrales.
197. Seguir en el trabajo pero sin cobrar.
198. Soberanía dual y gobierno paralelo.
BIBLIOGRAFIA Y FUENTES CONSULTADAS
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2- Revistas:
- “Revista per la pau-Peace in progress (Revista electrònica de l’ICIP),
número 12, marzo, 2012 (varios artículos).
- “Philososhy and Social Criticims”; vol. 10, nn ¾ (winter) (Cady, Duane
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3- Referencias en la prensa:
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http://elpais.com/elpais/2012/02/21/opinion/1329850917_243424.html. - “La vanguardia”, 24 de Febrero de 2012, consultable en:
http://www.lavanguardia.com/vida/20110224/54119603270/un-teoricode-la-resistencia-inspira-desde-ee-uu-a-rebeldes-en-paisesmusulmanes.html.
(Enlaces consultados el 9 de Mayo de 2012)
4- Material audiovisual:
- “¿Cómo empezar una revolución?, Documental emitido en
“Documentos TV” de RTVE el día 25 de Enero de 2012 y consultable en:
http://www.youtube.com/watch?v=dHezFksIM68
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