Documento - Publicaciones de Defensa

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Ej
éreilo.-Revista
ihistrada
del1as
Armas y Servicios
Ministerio dcdEjército
TERIODELEJERCITO
ejército
REVISTA ILUSTRADA DE
LAS ARMAS Y SERVICIOS
DIRECTOR:
ALFONSO FERNÁNDEZ, Coronel de E. M.
JEFE DE REDACCIÓN:
io. Sr. D. José Díaz de Villegas, Director General de Marruecos y Colonias.
REDACTORES:
mo. Sr. D. Mariano Alonso Alonso, de la Escuela Superior del Ejército.
mo. Sr. D. Gregorio López Muñiz, de la Escuela Superior del Ejército.
el Servicio de E. M., D. José Fernández Ferrer, de la Escuela Superior
Vicente Morales Morales, del Estado Mayor Central.
1 Sericio de E. M., D. Carlos Taboada Sangro, del Regto. Artill.a n.° 9.
el González de Mendoza y Dorvier, del Estado Mayor Central.
nuel Chamorro Martínez, del Estado Mayor Central.
el Servicio de E. M., D. Altonso Romero de Arcos, del Estado Ma
¡osé Bercial Esteban, de la Revista EJÉRCITO.
Armamento U. Pedro Salvador Elizondo, de la Direc. Gral, de Industria.
)s, del Servicio de E. M., U. José Casas y Ruiz del Árbol, del Estado
icia U. José Rey de Pablo Blanco, de la Escuela de Estado Mayor.
PUBLICÁCION MENSUAL
MADRID,
.dministración:
22-52-54
Alcalá,
18,
4•0
Correspondencia, Apartado de Correos 317
PRECIOS
DE ADQUISICION
ripción colectiva por intermedio del Cuerpo
ipción particular (por semestres adelantados)
es, numero atrasado10,00
7,00 Ptas. ejemplar.
50,00
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ral, suscripción anual120,00
anual250,00
12,00
rrespondencia
para colaboración,
al Director.
ipciones,
al Administrador,
D. Francisco de
de Infantería.
i
Mata
Diez,
Comandante
;1]
AMAM.EÑ’TO
Y’.
:ORGAN
!ZACION
DELA’INFANT
EMA;0]
Comandante
de Infantería,
Diplomado de E. M., GERVASIO
GONZALEZ REGAÑA, de la Escuela de A. y T. de Infantería.
1—EL FUSIL AUTOMATICOINDIVIDUAL
La Infantería, a partir de la G. M. 1, no dispone de
la debida potencia de fuego. Esta crisis, acentuada en
la G. M. II, dió lugar a la organización de las Unidades
dotadas de subfusil, en Rusia; a la aparición del M. P. 43,
en Alemania; del fusil semiautomático Garand M-I y de
las carabinas automáticas Garand M-I y M-II, en Esta
dos Unidos.
En la ofensiva, el escaso efecto útil del fuego de los
fusiles de repetición y la vulnerabilidad de los hombres
que los manejaban eran causa de su fracaso ante la efi
cacia de las ametralladoras de las defensa, servidas por
personal casi a cubierto y poco vulnerable a las armas
individuales. Para remediar la escasa potencia de fuego
de los asaltantes, nació el fusil ametrallador (culpable
del concepto del “mal llamado escalón de fuego del Pelo..
tón”, según definió certeramente el General Alonso Alon
so), con el que no se logró el aumento necesario y, por
otra parte, restó más de un tercio de asaltantes al Pelo
tón, sin ventaja para la vulnerabilidad de esta Unidad al
no disminuir el número de hombres.
Para incrementar la potencia de choque, hay que
aumentar la proporción de asaltantes en las pequeñas
Unidades (i) y dotarles de armas de tiro automático (2).
En la defensiva actual no puede. lograrse con fusiles
de repetición que un Pelotón domine con sus fuegos
una superficie de 36 Ha., en 3600 (3); ni puede confiarse
sólo a las armas automáticas colectivas la integridad de
las organizaciones. Es necesario que los fusileros puedan
batir con buen efecto útil los espacios no dominados
por las armas automáticas de tiro tenso, cosa que sólo
podrá lograrse con fusiles automáticos individuales de
buena precisión.
Es necesario, pues, dotar a la Infantería del arma indi
vidual automática, que permita volver a una mayor
homogeneidad en las pequeñas Unidades y, aumentar
la potencia de fuego para recuperar la armonía entre
las Formas de la Acción. Los principales países están
trabajando para dotar a sus infantes del arma individual
idónea; cosa que, al parecer, aún no ha sido lograda a
pesar del buen número de modelos presentados, debido,
sin duda, a causas que más adelante expresaremos según
nuestra modesta opinión.
Creemos que la solución para la crisis de la Infantería
está en lograr: primero, la herramienta precisa para el
trabajo de asaltante-defensor
y, posteriormente, en la
organización de los equipos fundamentales de la acción.
(i)
(2)
()
General KITTEL: Devolved a la Infantería su empuje.
Núm. 174, Revista
EJÉRcITo.
Comandante SALAS: El infante y su arma individual.
Núm. 184, Revista
EJÉRcITo.
Teniente Coronel ARIZA: La Infantería en la de/en siva
sin idea de retroceso. Núm. i8o, Revista EJÉRCITO.
En ambos cometidos tiene valor absoluto la Táctica, que
debe plantear el problema correcto, del que surjan los
datos necesarios a la Técnica para proyectar las armas,
y a la Orgánica para dosificación en los “equipos”. Pero
dicho planteamiento estimamos no debe fundamentarse
pensando en la actuación con armas existentes o en expe
rimentación;
ha de hacerse estudiando el combate en
sí, con abstracción total de clases y nombres de armas,
única forma de valorar de manera objetiva y exacta las
necesidades, teniendo muy en cuenta que toda “exube
rancia” de características, inaprovechables en las armas
portátiles, se traduce, en fin de cuentas, en más peso
para el soldado, más culatazo y más coste de fabrica
ción.
Pretendemos hacer a continuación una exposición de
nuestro punto de vista en el
Planteamiento táctico del problema.
La Infantería actual conquista ayudada,
fender casi sin ayuda.
a)
y puede de
Ofensiva.
El asaltante no tendrá que hacer uso de sus armas,
normalmente,
a una distancia del enemigo mayor de
300 metros, la de seguridad del apoyo, y en muchos casos
esa distancia habrá de acortarse para iniciar la lucha en
el interior de la posición, bajo los últimos disparos de
las armas de apoyo.
En casos de poca densidad de ocupación—enemigo
muy ablandado, etc.—, podrán los asaltantes apoyarse
mutuamente dentro del Pelotón para progresar desde la
distancia de seguridad.
También podrá ocurrir que el apoyo logrado por un
arma automática de tiro tenso (dotada de afuste que dé
garantía a los asaltantes) permita a éstos cerrar sobre el
objetivo a escasos metros para emplear sus armas.
b)
Defensiva.
Las 36 Ha. a defender por el Pelotón están defini
das por un radio poco mayor de 300 metros, distancia
a la cual deben poder efectuar los fusileros el tiro indi
vidual con suficiente exactitud. Esta distancia no podrá
ser muy superada en mucho ni aun con armas de mucha
precisión, como consecuencia de los errores de puntería
por los órganos naturales, condiciones, de visibilidad,
escasa silueta aparente del hombre, desenfoque del blanco
y alza si se concentra la visión en el punto de mira, o
desenfo que del blanco y punto de mira—que se estre
cha y acorta—si miramos al alza, etc. Pudiera esto ser
subsanado por el empleo de alza telescópica, pero no
es necesario a la distancia, citada.
Después de esta breve exposición, vamos a tratar de
señalar las condiciones que debb reunir el arma de la
masa de asaltantes-defensores.
3
El fusil automático iecesita
8.
La baja debe poseer el mejor coeficiente de forma
y el balístico idóneo para que pierda, durante su trayec
i.°
Carga automática con tiro a voluntad, sucesivo
o por ráfagas.
2.°
Poco peso del arma cargada, así como de los ca:
tuchos, pues el soldado debe llevar, por io menos, doble
dotación que con el fusil repetidor.
30
Tan poco retroceso que permita al tirador menos
fuerte mantener la puntería sobre el objetivo en el tiro
automático, incluso por ráfagas largas.
(Creemos que éste es el índice verdadero de que el
soldado maneja el arma.)
40
Precisión, en tiro sucesivo y centrado, que prc
porcione a la distancia de 300 metros una probabilidad
mayor del 50 por ioo en cada disoaro, sobre la silueta de
un hombre en pie.
5.° Que el proyectil posea, a la distancia ex:esada,
una energía capaz de producir el efecto traumático
sufi
ciente para dejar fuera de combate al hombre tocado.
toria,
bien
arma
etc.
paes asactenbeas
de as
sencilla,
pedas.
Peso.—Es de importancia
vital que el peso del arma
cargada
sea lo menor posible.
Hay que evitar todo exceso de fatiga a la tropa, ya
ene, como sabemos, la fatiga y el temor se infíuencian
recíprocamente
(r). hn soldado atemorizado
es víctima
de una fatiga física inmensa
porque se quema en sus
músculos
la reserva de glucógeno, por las descargas de
adrenalina
que inundan
su torrente
circulatorio
como
consecuencia
de la fuerte emoción del peligro.
Si la fatiga es producida
únicamente
por el gasto de
energía física, influye sobre el valor en tal manera, que
llega a anular no sólo la voluntad de vencer, sino también
ej instinto de conservación,
-la voluntad
de vivir. Claro
ejemplo
de esto es el soldado que preliere una muerte
cierta y sin ho-no: por no cumplir con su deber ante el
enemigo, a cumplirlo sabiendo que es muy probable que
resulte indemne en el combate.
Estimamos
que el -seso del arma cargada no debe su
perar mucho los 3,5 kiicgramos.
6.0 Zoha peligrosa—para
hombre en pie—, a la dis
tancia repetida,
de unos ioo metros (± so), para subsa
nar el posible error de alza por la apreciación
a simple
vista de la distancia de tiro. Con esta zona queda corapensado un error en la apreciación
de la distancia, hasta
del 33 por loo.
70
Velocidad de tiro pequeña; la suficiente para lo
grar en una ráfaga de un segundo un impacto seguro
sobre la silueta.
De i8o a 240 disparos por minuto. En estas armas,
las velocidades mayores elevan infructuosamente
el con
sumo de municiones
y acortan la vida de ellas.
900
la menor velocidad posible.
Buena.s condiciones
de servicio;
equilibrada,
con poco calentamiento,
q•0
(:)
Comandante
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S. U
A.
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Gráfico n /
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200
————
II II iii II iii
——-—-—--—
-------—
iii
1111
Iii. •1ii
loo
pi---—---------—--———-—-—--—---——-------h——----—----—-------—------——
:
-
o
500
1.000
4letrqs.
Alcances
1-Eso
2000
Un arma de poca potencia de retroceso permite al tira
dor recuperarse con mucha rapidez del efecto del cula
tazo, pudiendo apuntar nuevamente y disparar en escaso
tiempo. El arma de más potencia no permitirá un número
elevado de disparos en la unidad de tiempo.
Es indudable que influye en el número de disparos
efectuados la mayor o menor facilidad de recambio de
cargador; pero, en general, la prueba indica muy apro
ximadamente la potencia de retroceso.
Retrcceso.—Esta
característica del retroceso exige un
detenido
comentario y la presencia de un nuevo tér
mino: Potencia de retroceso, con el que podamos expre
sar el concepto de la reacción del arma en el disparo.
Se han empleado hasta ahora dos formas de expre
sión para valorar el efecto de retroceso. Una, la del im
pulso de retroceso que origina el cartucho. Este impulso,
expresado
en cifrasT sólo sirve para relacionar la poten
cia de las municiones entre sí. No tiene
dimiento de la energía del cartucho al
distintas armas, el peso de ellas, ni el
matismo, masas móviles, etc. Por esto
en cuenta el ren
ser disparado en
sistema de auto
no lo estimamos
Energía
remanente.—En
Medicina Militar hay dif eren
tes opiniones respecto a la cantidad de Kgm. necesarios
400
Grahco n’2
350
—
Enerqi’&r.
y rcriamenfe.
250
o
e
—
0) 355
IIiiiI
iI
e
e
0)1150
o
III
‘.,
1
e-a
‘el
‘e
1
00
-t---::r-j-
50
t
t
-
±
—-—
o
,lIcenceS
para comparar el efecto de retroceso entre diferen
tes armas.
Otra forma de referirlo es expresar la energía de retro
ceso. Más apropiada que la anterior, por intervenir en el
cálculo la masa del arma, puede utilizarse como término
comparativo aproximado para armas de análogo sistema
de automatismo.
Entre armas de sistemas diferentes,
tampoco estimamos válido este concepto, que puede ori
ginar apreciaciones erróneas a la simple inspección de
apto
característica.
La energía de retroceso se libera, según el automatismo,
en cantidades de tiempo distintas en función de las ma
sas y recorrido de éstas, originando en cada arma el valor
relativo de la potencia (i). El conocimiento de este valor
relativo, trabajo en la unidad de tiempo, es el que única
mente puede dar el índice exacto del culatazo del arma
sin tirar personalmente con ella.
Los americanos efectúan una prueba que, indirecta
mente, indica la potencia dé retroceso: la del minuto de
fuego.
Consiste en disparar con un arma de carga auto
mática, en tiro sucesivo, sobre la silueta de un hombre
en pie, a ioo yardas, y se comprueba el número de dis
paros hecho en dicho tiempo y los impactos logrados.
K’)
Te,iientc Coronel 1. A. SM.,vAocOe EL1zoeuO:
Con’ieoila
nos e un ar’ículo sove e? fusil de asalto. Ném. 182, Re
vista
EJÉRcITO.
2000
.001
t9tro.o.
esta
-
para producir el efecto de choque traumático. Mientra,
unos tratadistas opinan que con z Kgm. hay suficientes
otros señalan que, para asegurar el efecto traumático
necesario, aun por heridas no graves, hace falta un mí
nimo de 20 Kgm.
No hay inconveniente en aceptar el índice más alto.
La velocidad remanente que ha de llevar el proyectil
para lograr la precisión indicada en el número 4 desarro
lla una energía superior a dichas cif ras.
Zona peligrosa.—ExporiemOs
este concepto utilitario
en contra del concepto de tensión de trayectoria, que esti
mamos no es necesario en armas de tiro personal.
Para lograr una gran tensión de trayectoria (impropia
mente
expresado
en muchos casos por el de su efecto
sobre el terreno,’ rasancia),
hay que dotar al proyectil
de una elevada velocidad inicial,
que se pierde en la
atmósfera,
en lOS primeros hectómetros
del avance del
proyectil por la mayor resistencia
del aire en velocidades
de dos o más números de Macht. Los proyectiles de pe
queño calibre han de pagar caro tributo de las velocida
des iniciales elevadas por la retardación
que el valor de
la función de la vélocidad origina según las diferentes
velocidades
remanentes.
Vemoé, por ejemplo (gráfico x),
que la bala P. P., aun siendo la de mayor coeficiente
balístico delas que estudiamos, pierde a los iDo metros
de alcance—de
los 771 metros
de velocidad inicial—70
5
metros; desde los óoo a 700 metros de alcance, sólo 30 metros, y desde los 1.200 a lOS 5.300, únicamente
i metros.
La gran velocidad inicial es obligada en armas de misiones específicas (i) que requieran:
1.0
Poca duración de trayectoria; para lograr predic
ciones pequeñas
al tirar sobre blancos en movimiento;
por ejemplo, ametralladoras
antiaéreas
y armas contra
carró.
2.°
Velocidad remanente; en armas contracarro
de
perforación
física para obtener la suficiente fuerza viva
para lograr perforación;
y, por último,
3•0
Aptitud para batir amplias zonas peligrosas; como,
además de las antes citadas, las ametralladoras,
para lograr efectos de rasancia.
El fusil áutomático
individual no debe tener una gran
velocidad
inicial. El principal
beneficio que reportaría
ésta, eliminación
del error de alza, queda anulado por
completo
al tener que emplearse un cartucho
muy potente, con perjuicio del peso y retroceso del arma.
La zona peligrosa estimada como buena sería definida
i,6
por un ángulo de caida =
=
loo
M.P. 44:
(0,0081+1,3X0,0016)X685
=
1
(0,0093+5,3X0,0029)X850
= —1,13
Kg/seg.
=
9,8
CETME:
(o,oo68+1,3>(0,0018)X8oo
=
Kg/seg.
0,74
=
9,8
P.P.:
(0,0128+5,3X0,0029)><765
Kg/seg.
1,29
=
9,8
deEnergía
retroceso
de las armascargadas.
Velocidad
de retroceso:
Vr
expresado algunas ideas constructivas
para llegar a la meta deseada, el verdadero fusil automá
Creemos
Kg/seg.
0,71
=
9,8
haber
JI+1,3XPoXV
—
P
—
P el peso del arma
siendo
tico individual, clave de la organización
de la Infantería.
Expondremos
a continuación
las características
de
peso y balísticas
de las armas más conocidas, al objeto
de examinarlas en función de las ideas expresadas y deducir sus posibilidades
como fusil individual.
Energía
y 20 cartuchos.
con cargador
de retroceso:
Er
y Vr2
g
=
P
2
PESOS
carabina
Garand M-Il,
cartucho esp.,
pistola 7,62
Arma
o cartuchos
Cargador
TOTAL
T-44
(cartucho)
M. P.
2500
Kg.
4,300
Kg.
0,275
“
0,348
“
o,i8o
“
0,225
“
2,955
Kg.
N. F.
(T.6 de 7,52)
Kg.
3,750
3,900
“
0,225
4,873 Kg.
“
4,445
Kg.
CETME MAUSER
(en7,o)
(baja P. P.)
Kg.
0,470
“
0,225
“
4,100
0,360
Kg.
4,050
0,237
“
Kg.
c)
(
0,380
4,595 Kg.
4,840Kg.
4,187Kg.
Nola.—Por no conocer la carga de proyección del cartucho de la carabina Garand, se ha calculado aproximadamente,
en función de la energía en boca; supuesto un rendimiento del disparo de un 20 por loo, de una cifra de 1,29 kilocalorías
por gramo de pólvora y estimando el peso de la vaina en 5,5 gramos. Total cartucho, 53,75 gramos.
Impulsode retroceso
de losdiferentes
cartuchos.
Carabina
Garand M-II:
JI+5,3PoXV,
1=
Vr(0,00711+1,3X0,00114)X
=
;
=
I,7m,/seg.
2,95
g
2,95X2,89
siendo
p
=
5,3
peso
de
la
coeficiente
de
Po
=
peso
bala,
en
kilogramos;
del
efecto
=
remanente
de
la
en
kilogra-
proyección;
.de
la
P.
carga
de
proyección,
mos;
V,
=
inicial,
44
(i)
Coronel
6
5,42
y
Garancj
m/seg.
4,87
4,872
—
—
19,6
=
0,50
Kgm.
M-II:
(0,00721+1,3X000114)X
=
—-—--_--_._
______
iniciales.
=
_______________________________
Vr
Er
1
Kgm.
M.
g=9,8.
Carabina
0,431
=
(0,0081+1,3>(o,ooió)x685
=
velocidad
19,6
Br
carga
585
x85o
=
0,51
Kg/seg.
Vr =
(0,0093+1,3X0,0029)—
=
2,5
9,8
VXG6N:
El
Núm.
iii,
roblerna
Revista
m/seg.
4,44
de
las
grandes
EJgRcITo.
velocidades
=
.±_x
Er
6,25
1,41
Kgm.
19,6
pero razones políticas (x) no permiten adoptar dicha
bala. Según el artículo citado del Comandante Wilhélmi,
se está trabajando en lograr un nuevo proyectil.
No cumple la condición de peso. Velocidad de tiro,
550 d. p. ni. Logra 87 impactos en la prueba del minuto.
Resumen: La técnica ha satisfecho unas condiciones
tácticas desproporcionadas; pero, a pesar de la bala in
ventada (verdadero proyectil de exposición), no ha po
dido satisfacerse un peso pequeño.
Por otra parte, el sistema de automatismo no permite
lograr la condición de potencia de retroceso.
Conjuntamente con el M. P. 44, es la única arma que
tiene moderna orientación de fabricación, barata y rá
pida, al no requerir la mayoría de sus piezas construcción
en fábricas especializadas.
F. N.:
+
(o 0093
Vr
x 850
1,3 X 0,0029)
‘
Er
4,59x5,8
=
2,41
=
.-.—-----—.-
m/seg.
t,3o Kgm.
59,6
CETME:
(o oo68 +
Vr
x o,ooi8) 8 x 8oo
1,3
Er
4,84X2,28
m/Seg.
1,51
o,56 Kgm.
Cartuchohipotético
quesatistarialasconliciOfleSperiidas.
Mauser 43:
Vr
(0,0528+1,3Xo,0o29)X765
=
3,0
Partiendo de la bala P. P. de un coeficiente balístico
aproximadamente
= 0,3637
y del ángulo
= 160
que define la zona peligrosa necesaria, determinaremos
la velocidad inicial que deberíamos proporcionar a dicha
bala para lograr, en el blanco, los efectos deseados.
m/seg.
4,15
kr
4,15
19,6
=
1,90
Kgm.
de Cálculo
A1
Datos.
Crítica
de
La
las
primera
Garand
Cumple
gía
y
automatismo,
es común
a
todas.
M-1L
bien
las
remanente.
zona
cartuchos.
condición,
Carabina
y
armas
(supuesta)
condiciones
de
Posiblemente
peligrosa.
peso,
no
Tiene
nial
retroceso
cumple
las
coeficiente
de
y
de
X
C
ca
V,
=
=
=
x
cc1
300 ni.
logX
0,3637
55’
400 m/seg.
“
ener
el
=
2,4771
=
0,4391
___
cc1
=
2,9162
=
824
=
1,0655
a1
logA1
precisión
forma
.
pro
yectil.
Resumen:
Es
sólo
un
buen
subfusil.
Cálculo de
Cartucho
T-65.
Cumple
gía
con
y zona
Su
potencia
condición
de
El
T-44
por
las
condiciones
de
precisión,
ener
2
no
de
ciente
permite
peso.
El
lograr
poco
proyectil
no
retroceso,
tiene
un
ni
buen
A1 .X
sen 9
posee
y
una
logra
velocidad
de
impactos
en
48
tiro
la
de
700
prueba
en
la
N.
hace
prueba
Resumen:
de
650-700
del
minuto.
El
cartucho
disparos
T-65
y
del
no
logra
sirve
87
para
el
2,4771
=
6,7958
disparos
minuto
log
F.
x,o655
=
coefi
fuego.
El
log. A1
“
X
la
forma.
minuto
de
exceso
peligrosa.
2
sen 9
2,3384
9
o
37’28”
impactos
2
fusil
que
14’57”
1o
precotuZarnOS.
Cálculo de u
M.P.
44.
Su
energía
nos
de
inducen
de
a
retroceso.
y
zona
impactos
No
ser
éstas
de
tiro,
en
prueba
cumple
la
Cartucho
un
automático
fusil
menos
del
arma,
excepción
energía
la
cumple
las
450
d.
de
tg u
gases
de
precisión,
energía
p.
rn.
Se
desconoce
número
Superaen
zona
M.
P.
til
coloca
mucho
peligrosa.
44,
el
excelente
al
cartucho
boca,
en
la
línea
lo
que
la
0,0892
=
2,0382
las
el
2,1274
46’ 6”
y
condiciones,
de
energía
coeficiente
condiciones
precisión,
en
de
boca
a
forma
energía
cercana
de
próximas
su
al
proyec
al
T-65;
WILHELMI, 1. A.: La munición asa el fusil
Núm. 584, Revista EJÉRcITO.
Ha sido estudiada, además, La balística de la asufliCióss
ligera dl nuevo fusil de asalto, del Dr. Günther Voss. “Me
morial de la Asociación Civil de Ingenieros de Armamento
e Ingenieros Industriales
del Ejército”. OctubrediCiembre
(i)
peso
tiro.
condiciones
una
u
debe
bala
disminuir
todas
de
de
Mejorada
permitiría
velocidad
en
=
peso.
arma
entonces
las
log B
tg p
=
individual.
Con
B
tg
CETME.
y
tg.
potencia
minuto.
de
y
por
condición
holgura.
del
en
de
automatismo
la
con
cumpliendo
de
el
cumple
condición
Resumen:
con
y
que
Asimismo
peligrosa,
Velocidad
de
retroceso
creer
Comandante
automático.
1952.
Fusil
automático
mas de Guerra.
liviano
Bélgica.
FN.
Fábrica
Nacional
de Ar
Vemos, pues, que con una V0 de 400 m/seg. superamos
la zóna peligrosa repetida.
En cuanto a precisión, también está superada, como
puede comprobarse, con el agrupamiento representado
en el gráfico 3, logrado a 300 m. de distancia, con la
o3
010
1
7
0
11
.
o8
Cartuchoy armaqueseproponen.
La bala P. P. es muy pesada para emplearla en el fusil
individual; el peso que “a ojo de mal cubero” pudiera
tener la bala propuesta podría ser de 9 gramos, y para
lograr en ella buen coeficiente de reducción emplear el
calibre de 762 mm., que a igual peso permite más lon
gitud de ojiva y culote.
Con una carga de proyección de un gramo de pól
vora, podría obtenerse la V0 de unos 530 m/seg., que
cubriría holgadamente las condiciones pedidas al fusil
del infante.
Este cartucho tendría un impulso de retroceso igual
a 0,55 Kg/seg. y una Er = 0,43 Kgm.
El arma debería tener un sistema de automatismo
accionado por gases, o de retroceso de grandes masas;
por ejemplo, cañón móvil, para que la poca energía de
retroceso se tradujera también en poca potencia de re
troceso.
CONCLUSIONES
6
)
9
u
j’
Fura3
LAS CIFRASINDICAN
ELNÚMERO
DEORDEN
DEDIS
FA ROS.
(Escala.Y8)
bala P. P. y con una 170 de 370 m/seg., durante las
pruebas de un tiro reducido para el cañón sin retroceso
de 75 mm.
La y0 de 400 metros supone una energía en boca de
104 Kgm., con un trabajo total aproximado de 520 Kgm.,
originado aproximadamente con 0,9 gramos de pólvora.
8
El arma individual ha de ser muy ligera y tener poca
potencia de retroceso. Para lograr ambas cosas, hace
falta un cartucho de poca energía en boca.
Las restantes armas de tiro tenso necesitan otro cartu
cho más potente.
Opinamos, por todo lo expuesto, quela Infantería actual
necesita dos cartuchos.
En un próximo trabajo seguiremos estudiando el resto
de las armas y la posible organización de las pequeñas
Unidades a través del prisma de nuestra modesta opi
nión.
Justificación.
Nos ha hecho salir a la palestra nuestro cariño al Arma,
en un intento de sumar ideas al debate sobre el arma
básica del fusilero, y hacer oír una voz de infante entre
las múltiples de técnicos que nos han llegado a través
de esta Revista.
Pretendimos exponer unas ideas y nos ha salido un
farragoso artículo; pedimos perdón por ello.
UN RTÁzoi IÁAHIgTORIADE
UNCAUDILLO
Extracto
de dos capítulos del libro Franco of Spain
del periodista y comentarista
internacional
ingiés
S. F. A. Colee (Traducción del Cornos. Arechederreta).
Franco ha sido condenado, insultado y hecho objeto de venenosos ataques,
n todas las latitudes del globo, en numerosas obras y escritos partidistas, por
la terrible y aplastante derrota que infligió a las fuerzas siniestras que se desen
cadenaroí en España a partir del año 1931. Resulta aleccionador y curioso es
tudiar cómo nació al caudillaje el hombre que guía a la Esbaña actual desde hace
diecinueve años, navegando en el agitado mar de la 75olítica internacional y lu
chando con las dificultades económicas interiores.
de las que con el mismo nombre habían existido
LLI abajo, ante mí—escribió el difunto Hi
en España en distintas épocas del siglo XIX.
laire Belloc, aquel inveterado viajero y mag
Con ocasión de la apertura de la Academia el
nífico estilista, en su obra Muchas ciudades,
5 de octubre de 1928, Franco dió la tónica al nuevo
difícil de igualar en cuanto a jugosidad y conte
nido histórico—, se extendía Aragón... Su solo Centro de instrucción militar en su primera alocu
nombre basta para llenar de deleite a unhombre y ción a los 494 alumnos del primer curso. De ella
para exaltarle con la historia de doce siglos. Fué extraigo dos pasajes característicos. El primero po
desde las torrenteras del Alto Aragón desde dond.e dría pertenecer a alguna alocucion dirigida por un
cónsul romano a los veteranos legionarios de Itá
se lanzaron sobre las Galias los enjambres de jine
lica, la antigua colonia del Imperio situada, en las
tes mahometanos. Y fué desde esas mismas torren
teras desde donde partieron los contraataques que inmediaciones de Sevilla, y cuyas ruinas ain no
día a día, generación tras generación, se abrieron han sido totalmente excavadas:
“A la experiencia de quienes encanecieron en la
paso entre los infieles hasta que, hace mil años,
profesión de las armas, dedicándole sus vidas de
los cristianos ocuparo Jaca y Huesca.”
“Una generación más tarde—prosigue Belloc—, trabajo y estudio, vienen a unirse aquí los que han
el ímpetu de la pequeña avalancha aragonesa se tenido la fortuna de vindicar en la guerra africana
expendía y llevaba su nombre hasta Zaragoza y su competencia y su entusiasmo y que hoy ven en
sus pechos las condecoraciones militares más pre
la oscura e inhóspita cordillera más al Sur. Y des
ciadas.”
pués, batalla tras batalla, en avances y retiradas
Como motivo de inspiración para sus Cadetes,
sin cuento, tras alianzas y contraalianzas entre los
señores cristianos de los montes y los jefes moros similar a la que para él fuera tiempos atrás la impe
de los valles, Ja avalancha llegó hasta las alturas rial Toledo, Franco les ofreció la cristiana y heroica
que ven nacer al Tajo. Se había formado todo el ciudad de Zaragoza que les iba a albergar, la de
los Innumerables Mártires, del Pilar y de los Sitios:
reino de Aragón!”
“Estoy seguro de que emularéis la historia de
“Más que Castilla o que León—añade Bebe con
aquellos leales soldados que hace más de un siglo
aquella perspicacia que heredó de su padre—, tipi
fica la Reconquista el avance aragonés, que es escribieron las páginas más brillantes de la Histo
ria de España...; la nobleza de aquellos hidalgos,
también el germen de las incesantes aventuras
que constituyen ,hoy el secreto de la sangre es— que pervive en nuestros corazones, y el espíritu de
la inconquistada y heroica ciudad de Zaragoza, que
pañola.”
A ese famoso Aragón, a su bimilenaria capital fui el escenario de sus haza-ñas, la que en sus piedras
Zaragoza, llegó’ allá por 1928 el General más joven y en sus monumentos os da la primera y más com
del Ejército español y de toda Europa. Llevaba el pleta lección de un sacrificio heroico.”
El nuevo Director recalcó, además, que la vida
bagaje de sus quince años de servicio de campaña
en Africa, y el General Primo de Rivera, ante cu militar “no es el camino hacia el placer y la como
didad”, sino que entraña’ “grandes sufrimientos,
yos ojos había mandado las fuerzas de vanguardia
que también’ puede
en el decisivo desembarco de Alhucemas, le había penalidades y acrificiospero
nombrado por sus méritos primer Director de la datos la Gloria”. Y con un floreo retórico completó:
reconstituida Academia General Militar, heredera “Más ésta, corno la rosa, se alcanza entre espiflas”
Terminó su alocución con una breve reflexión que,
a mi juicio, resume su filosofía y el secreto de su
ascendiente sobre los hombres y de su dominio de
los acontecimientos: “No debéis olvidar que el que
sufre conquista, y que en el diario resistir y conquis
tar está la escuela del triunfo y el camino hacia el
heroísmo.”
¿Podría Director alguno de Sandhurst o Vest
Point haber mejorado esta alocución inaugural del
debutante en su cargo? Pronúnciese como quiera
el lector, pues sólo quiero señalar que de acuerdo
con su carácter de “Español Romano” y de soldado
enamorado de su oficio, Franco se lanzó con su
ímpetu característico a su nuevo empeño. Y aquello
no fué meramente un destello de fe, pues el presti
gio que adquirió la Academia, saliéndose del ám
iito español, atrajo a muchos famosos militares ex
tranjeros, quienes, una vez vista su obra, la enco
miaron cálidamente.
Durante los tres años que se le permitió dirigir
la Academia pudo también realizar una ilusión que
había acariciado mucho tiempo: la de visitar las
Academias Militares de otros países. Disfrutó dos
cortas vacaciones en Berlín y en Dresden y, en no
viembre de 1930, asisti6 aun Curso de Mando y
Estado Mayor en Versalles. Uno de los profesores
de aquel curso fué el Mariscal Pétain, del que Es
paña iba a saber mucho diez años más tarde, y
Europa mucho más en los años siguientes; otro fué
el Mariscal Foch.
Es quizá ocioso especular ahora sobre el grado de
eficiencia a que su Academia hubiera podido llegar
y sobre la fama que hubiera podido alcanzar si se
hubiese permitido a Franco continuar su trabajo
en ella durante algunos años más. Reunía para el
cargo cualidades que raramente se dan juntas en
un solo hombre: una inteligencia militar de primer
orden unida a un conocimiento sin igual (al menos
en España) de la Táctica; un historial de campaña
único, y, cimentando lo anterior, un profundo espí
ritu tradicionalista y el más límpido patriotismo,
que •despertaba la más ferviente adhesión en la
generosa juventud española que pasaba por sus
manos.
El Destino había dispuesto las cosas de otro
modo. Unas elecciones municipales de ámbito na
cional, cuyos resultados finales arrojaron una ma
yoría sustancial a favor de la Monarquía, dieron
ocasión a que los republicanos, explotando el voto
antimonírquico
de las ciudades, provocaran una
enorme agitación. El Rey, cediendo ante ella, aceptó
su expatriación. Así fué cómo el 13 de abril de 1931,
pocas horas después de terminadas las elecciones,
salió de Madrid y abandonó el suelo español, que
ya no volverla a ver. La Reina y los Infantes salie
ron al día siguiente, pero no por Cartagena y en
un barco de guerra como el Rey, sino en un tren
que tomaron discretamente en El Escorial y que
les llevó a Francia.
lo
El 15 de abril siguiente, Franco redactó una or
den del día especial en la que hacía saber a sus Ca
detes que, “habiéndose proclamado la República en
España, y asumidos los más altos poderes del
Estado por un Gobierno Provisional, cúmplenos a
todos en este momento cooperar con nuestra dis
ciplina y virtudes militares para que la paz no se
altere y la vida del país discurra por los canales
naturales legales.” Añadió, además, que los milita
res debían apartarse de la política y pensar sólo en
la Nación.
Esta declaración de su actitud y de la de la Aca
demia, el apartamiento de la política, no parece
convenciera al Ministro de la Guerra republicano,
Manuel Azaña, un antiguo funcionario del Estado
que había entrado enla notoriedad pública cuando,
en un mitin celebrado en la Plaza de Toros de vIa
drid, preguntó a sus oyentes “si iban a seguir de
jándose gobernar por antropoides”. El adjetivo más
corriente que después le iban a aplicar a él los ma
drileños cuando fué gobernante fué el de “paqui
dérmico”.
Según afirma un español conocido mio, Azaña,
hombre friamente rencoroso, había sido expulsado
de la Academia de Infantería cuando era Cadete,
por causas inconfesables. Desde entonces odiaba
todas las cosas militares. No fué, pues, extraño que,
al llegar al Poder, no considerase útil la Academia
General Militar ni apreciase la valía de su Director,
a quien el nuevo Gobierno miraba, como a todo el
Ejército, con profundo recelo. La Academia fué
cerrada, y su Director quedó disponible durante
un año entero.
En su discurso de despedida a los Cadetes, pro
nunciado a los tres meses exactos de la instauración
de la Segunda República, Franco dijo, entre otras
cosas:
“La Academia General Militar ha funcionado
durante tres años.., durante los cuales vivimos a
vuestro lado educándoos e instruyéndoos, e inten
tando forjar para España el Cuerpo de Oficiales más
competente y honorable que país alguno pudiera
soñar. En nuestro camino de abrojos hemos expe
rimentado una genuina satisfacción cuando los
técnicos extranjeros más competentes hicieron cáli
dos elogios de nuestra obra, estudiando y enco
miando nuestro sistema y poniéndolo como modelo
entre los modernos Centros de enseñanza militar...
Nosotros estudiamos nuestro Ejército, sus de
fectos y sus virtudes, para corregir los primeros y
aumentar las segundas. Al mismo tiempo promo
vimos una evolución real en los procedimientos y
en los métodos. Así vimos cómo los libros de texto
rígidos y anticuados daban paso a guiones más ade
cuados del nuevo profesorado consciente de su mi
sión... Cómo los exámenes de ingreso, automáticos
y anónimos, antes abiertos a la intriga y a la in
fluencia, no están ya prostituídos por las reco
mendaciones y el favor. La máquina ha sido des-
-
montada, pero su obra persiste. Vosotros sois nues
tra obra, los 720 Oficiales que mañana estaréis al
lado del soldado para protegerle y dirigirle, y que
seréis, sin duda, campeones de la lealtad, de la
caballerosidad, de la disciplina, del cumplimiento
del deber y del espíritu de sacrificio por la Patria,
cualidades todas inherentes al verdadero soldado
entre las que destaca la Disciplina, esa virtud su
blime indispensable para la vida de todo Ejército, y
que estáis obligados a guardar como la más preciosa
de vuestras pertenencias.”
E inmediatamente el orador, introduciendo una
nota personal en su elocuente homilía, revela cuán
aguda era su angustia al ver su obra, fruto de una
•larga experiencia, del esfuerzo intelectual y de un
trabajo intensivo, interrumpida cuando alcanzaba
la plenitud de su utilidad:
“1Discilina!...
que muestra su verdadero valor
cuando el cerebro aconseja otra cosa, cuando el cora
zón pugna jor alzarse en rebelión esiritua1 o cuando
las órdenes son arbitrarias o erróneas. Esta es la
disciplina que os hemos inculcado! Este es el ejem
plo que os ofrecemos!”
La alocución, animada como estaba por un pro
fundo patriotismo mezclado con algo así como un
heroico dominio de sí mismo, no le gustó nada a
Azaña, quien mentalmente (y sabe Dios si también
materialmente) puso a quien la pronunciara en su
“lista negra”.
Quizá mi relato ganara en interés si, llegado este
punto, pudiera revelar alguna actividad turbia o
conspiradora del depuesto y frustrado Director de
una de las más brillantes Academias Militares de
Europa; algún complot contra el Gobierno, alguna
relación secreta con el fascismo internacional o
negociación indirecta con los Dictadores del Eje
que, por entonces, debían de estar siguiendo aten
tamente los acontecimientos de España, entregada
al mismo proceso de agitación social e infiltración
comunista sufrido por Italia, Hungría y Baviera
después.de la G. M. 1.
Sin embargo, después de investigar intensiva
mente en todos los archivos a mi alcance y de in
quirir personal y activamente sobre el particular,
no he podido encontrar dato fehaciente alguno que
pruebe actividades de esa clase. Sólo tropecé con
un rumor, que publicó en su día un diario londi
nense, de que se creía que los Generales Franco y
Goded “estaban maquinando algún complot”. Tal
rumor se desvaneció, al parecer, rápidamente.
Al terminar el año de disponibilidad en que el
Ministro de la Guerra le mantuvo a raíz de su cese
en la Academia, Franco recibió el mando de la Bri
gada de Infantería que guarnecía La Coruña. Esto
ocurrió en enero de 1932, el mismo año en que yo
pasé a prestar mis servicios de corresponsal extran
jero en Madrid.
El carácter liberal e ilustrado que a la República
dió su famosa Constitución (que prohibía la guerra,
pero trajo un rencor y una lucha a vida o muerte
en la Nación por el apoyo tácito o declarado que
recibieron los elementos subversivos) había sido ya
borrado por la “Ley de Defensa de la República”,
que estuvo vigente durante toda la vida de aquélla.
De un plumazo esa Ley acabó con todas las “li
bertades democráticas” de que presumían los repu
blicanos y convirtió virtualmente a España en un
“Estado-Policía”,
en el cual el miedo, la tiranía y
la injusticia acechaban a todos los españoles.
Franco, patriota incorruptible, no fué persona
grata para los capitostes izquierdistas liberalizan
tes. Todos ellos (Azaña, Prieto, Albornoz, Fernando
de los Ríos, la incendiaria Nelken, la Kent, etc.) des
confiaban de él. Por eso., pareciéndoles que en Gali
cia no estaba suficientemente lejos mientras esta
ban llevando a cabo su drástico programa, en 1933
el joven General fué trasladado a Palma de Ma
llorca como Capitán General de las Islas Baleares.
A pesar de su creciente ansiedad por el curso
que seguía España y de su desesperación por el
ritmo que se le imprimía, el nuevo Capitán General
se limitó estrictamente a sus deberes militares y
aprovechó la oportunidad para redactar un plan
completo de defensa del archipiélago en caso de
guerra. La eficacia de este plan se probó de manera
categórica, en circunstancias muy distintas de las
que previera su autor, cuando las Baleares resistie
ron mejor que muchas otras partes del país la se
vera prueba a que se vieran sometidas durante la
crisis nacional, derrotando decisivamente un deci
dido intento de invasión de elementos comunistas
desde Valencia.
Parece verosímil que por entonces Franco pensó
seriamente en dejar el Ejército y dedicarse a la
política a fin de servir más eficazmente los intere
ses nacionales. Incluso se dijo que un delegado .de
Acción Popular fué a visitarle a Palma para ofre
cerle un puesto de Diputado.
Sea lo que fuere, lo cierto es que permaneció en
su puesto hasta fines del otoño de 1934, en que fué
llamado urgentemente a Madrid por el entonces
Ministro de la Guerra, D. Diego Hidalgo, quien le
nombró su asesor militar para hacer frente al mayor
peligro que hasta entonces había amenazado a la
República: la simultánea rebelión de los separatis
tas en Cataluña y de los mineros comunizantes de
Asturias.
Si la opiñión del resto de la Europa Occidental
hubiera tenido, metafóricamente hablando, la f a
cultad que se dice tienen los pieles rojas norteame
ricanos de interpretar los ruidos subterráneos que
perciben pegando el oído a la tierra, quizá hubiera
comprendido el significado de las expresivas noti
cias que le llegaban de la “emancipada y liberada
España. Los dos levantamientos, coincidentes no
podían tener más que una significación: que era
Li
innrinente una revolución del proletariado. La razón
que determinó la doble rebelión no fué otra que el
triunfo de los dórechistas capitaneados por Gil Ro
bles en unas elecciones generales. Si el Presidente
hubiera procedido constitucionalmente, habría en
cargado al jefe de la CEDA de formar Gobierno.
La inesperada frustración de sus esperanzas y de
signios por el resultado de las elecciones enfureció
a los extremistas. Dirigentes tales como Prieto y
Largo Caballero, el “Lenin español”, amenazaron
abiertamente con la insurrección, para la cual se
venían almacenando secretamente desde hacía me
ses armas y municiones en diferentes partes del
país. Porque cuando la voz del pueblo era adversa
a ellos y a sus doctrinas revolucionarias, los líderes
extremistas no estaban dispuestos a acatarla...
Con Cataluña y Asturias en un estado de rebe
lión y de anarquía, la vida de Madrid estaba siendo
paralizada por huelgas “relámpago” en sus servi
cios esenciales. Mientras 20.000 mineros rebeldes
armados con material que se decía había sido des
embarcado de noche en los acantilados de la costa
cantábrica avanzaban sobre Oviedo y Gijón, los
ciudadanos de la capital no tenían luz ni agua ni
cosas tan necesarias corno el café y la leche. La
profecía de Lenin de que España sería el segundo
Estado soviético parecía estar a punto de cumplirse.
En el punto álgido de aquella alarmante situación,
y urgentemente requerido por el Gobierno, llegó a
Madrid el “desterrado” Capitán General de Balea
res. Los archivos actuales demuestran que su acti
tud serena, callada y radicalmente eficaz le hizo
aparecer, más que nunca, corno el caudillo predes
tinado para la ya inevitable lucha por la supervi
vencia nacional contra el sofocante abrazo del
pulpo de la influencia izquierdista. Sin embargo,
aún debían pasar dos años para la pugna final.
Especialmente en el Norte no se dió cuartel a los
elementos anárquicos enquistados en las ciudades.
Las concentraciones de comunistas, anarquistas y
“dinamiteros” fueron bombardeadas desde el mar
y desde la tierra y expulsadas de las posicionesclave que habían ocupado. La dureza de esta re
presión hemos de juzgarla teniendo en cuenta lo
que entonces estaba en juego, que era nada menos
que la vida y el futuro destino de España y (de
paso sea dicho) de toda la Europa Occidental.
Franco aportó su competencia táctica .y estraté
gica a la batalla contra la anarquía interior. Un
observador contemporáneo extranjero escribía por
entonces “que España avanáaba rápidamente hacia
el caos total”. Y el Ministro de la Guerra republicano
mismo, el agudo Hidalgo, rindió tributo al hombre
a quien había acudido como último recurso:
“Enteramente
dedicado a su profesión, Franco
posee en alto grado todas las virtudes militares, y
su dinamismo y capacidad de trabajo, su claridad
de juicio, su inteligencia y su cultura están siempre
12
dispuestos al servicio de su vocación militar. La
más notable de sus cualidades es su concentración
en el examen, análisis, escudrifiamiento y desarro
llo de los problemas. Su sentido de la responsabi
lidad le induce a ser minucioso en los detalles,
exacto en el servicio, objetivo al enjuiciar, estricto
y exigente en cuanto a la disciplina y al mismo
tiempo comprensivo, tranquilo y entregado a su
tarea...”
¿No es verdaderamente sorprendente que un Mi
nistro de la Segunda República rinda ese tributo
a un General “que no le había servido” a Azaña?
Franco sofocó las rebe]iones de Asturias y Cata
luña en momentos en que la suerte de su país pen
día de un hilo y aprendió durante las operaciones
de la represión muchas cosas que no aparecen en
los libros sobre la era republicana. Descubrió de
dónde habían obtenido sus armas los rebeldes astu
rianos y el verdadero carácter de la propaganda
que se les venía inculcando desde el advenimiento
del nuevo régimen. Se did cuenta entonces de lo
que José Antonio Primo de Rivera había estado
predicando durante dos años, dentro y fuera de las
Cortes, de que el enemigo que los patriotas españo
les debían afrontar unidos y con la máxima deter
minación, si la Patria había de salvarse, no eran
meramente aquellos españoles voluntaria o invo
luntariamente
descarriados por una ideología ex
tranjera sino la confabulación multicéfala e insi
diosa que día a día, semana a semana, se venía in
filtrando en el medio nacional. Había visto al sepa
ratismo militante y sus objetivos cara a cara en
Cataluña, zona de actuación preferida por el anar
quismo de Bakhunin, y al comunismo militante
actuando abiertamente en Asturias. Su ideario fu
turo iba a ser influenciado y moldeado por esta,
experiencia y esta información. Así como durante
la G. ]. II muchos ciudadanos de los países neu
trales decían que “no se puede ser neutral mental
mente”, tampoco un patriota puede ser indiferente
cuando la subversión pone en peligro la existencia
misma de su país.
El año que sirvió como Comandante en Jefe de
la Zona de Marruecos (1934), y su nombramiento
como Jefe del Estado Mayor Central durante el
breve período en que Gil Robles fué Ministro de
la Guerra (en cuyo cargo asistió en Londres a los
funerales de Jorge V) no iban a ser sino el preám
bulo de la tragedia final: la guerra civil.
A principios del fatídico año de 1936 fué “deste
rrado” de nuevo, esta vez como Capitán General
de Canarias. Pero antes de tomar el barco para
Las Palmas en Cádiz, se entrevistó por primera y
última vez con el Fundador de la Falange, a quien
el Destino sólo reservaba unos pocos meses más de
vida. Nunca se ha revelado sobre qué hablaron en
su entrevista, pero podemos esta.r razonablemente
seguros de que no se entretendrían en bagatelas.
lA ARTILLERIADE CANj.PAÑA
EN LA GUE RRA ATOMICA
Comandante de Artillería, del Servicio de Estado Mayor, JUAN CANO
HEVIA, del Gobierno Militar de Ceuta.
H
AN aparecido, con anterioridad, en la re
vista EJÉRCITO,artículos en los que se ha
bla de la transformación que están sufriendo
actualmente los Ejércitos de Tierra, como conse
cuencia de la aparición del arma atómica (1),
transformaciones que, aparte de algunas modifi
caciones orgánicas, afectan fundamentalmente al
armamento, medios de transporte y de mando
(transmisiones), y que tienen por finalidad hacer
que las Unidades adquieran las cualidades comba
tivas que sé ha hecho imprescindible aumentar,
por todos los medios, y que son las siguientes:
velocidad y dispersión, y como consecuencia de
estas dos, revalorización del rendimiento comba
tivo especifico y conservación de las posibilida
des de mando.
Se trata en este trabajo de estudiar la forma de
que la Artillería de campaña adquiera esas cuali
dades, apoyándonos para ello, en parte, en trans
formaciones orgánicas, técnicas y tácticas que
hemos visto realizadas totalmente, o a punto de
realizarse, en otros Ejércitos.
Previamente se dan algunos datos de interés
táctico, referentes al nuevo explosivo, que sirven
de base para algún razonamiento posterior y son
ya utilizables, por su grado de aproximación, para
la resolución de casos concretos en los que se tenga
en consideración el arma atómica.
Tres nuevos elementos han venido actualmente
a engrosar los medios de acción de la Artillería de
(1)Véase,
por ejemplo, el trabajo del autor del pre
sente articulo Más sobre el Arma Atómica y la Táctica, pu
blicado en el número 87 de la Revista.
campaña: los proyectiles-cohete, los proyectiles
dirigidos y los proyectiles atómicos (2).
Es permitido suponer que de ellos, o de su com
binación armónica, nacerá la futura Artillería de
campaña. Se ha dicho con frecuencia que el arma
del artillero es el proyectil, y no hay razones para
pensar que el cañón debe ser eterno.
No obstante, es posible que para que veamos
esto falte mucho tiempo. En la actualidad, la
masa fundamental de la Artillería sigue estando
constituída por la clásica pieza de tubo rayado,
que lanza proyectiles con explosivo químico. Los
demás elementos citados pueden ejercer influen
cia decisiva en algunos momentos, pero no son
muy numerosos relativamente, y el problema fun
damental que crean a un Ejército es el de si se
cuenta o no con ellos.
El disponer de una Artillería clásica puesta a
punto sigue siendo, hoy por hoy, el problema fun
damental. Los problemas que presenta la puesta
a punto de esta Artillería son los que se intenta
analizar en este trabajo, aunque sólo sea super
ficialmente. Estos problemas son grandes en cuanto
a la influencia decisiva que ejercen sobre la efica
(2)
Los proyectiles-cohete y dirigidos son también,
a veces, proyectiles atómicos. Los más conocidos son los
americanos “Honest John” y “Corporal”, el primero simi
lar a las V-i, de calibre 75 y alcance superior al cañón
de 230 (atómico); sus efectos son parecidos a los del
cañón de 280. Es Artillería de campaña (arma de apoyo).
Se apunta como una pieza de artilleria.
El “Corporal” es arma de mucho más alcance, que puede
llevar explosiv9 normal o atómico y alcanza velocidades
muchísimo mayores (supersónicas).
cia de un Ejército, y pequeños en el sentido de que
Se señala también el radio de acción en tiempo
no exigen transformaciones técnicas revoluciona brumoso, como se ve, considerablemente inferior.
rias, no plantean gravísimos problemas industria
Si la bomba hiciera explosión a percusión, va
les, etc., para ser solucionados.
riarían algo los radios de acción, con tendencia a
disminuir, produciéndose un embudo que ha sido
Radios de acción del explosivo atómico.
señalado en la figura, para un terreno de dureza
ni edi a.
En el gráfico 1 se señalan los diferentes radios
El radio de acción de la radiactividad instan
de acción, explosivo, térmico y radiactivo (3),
tánea es el único que aumenta (ciento y pico de
para una bomba A de tipo medio (equivalente,
metros) en este caso; la radiación residual (polvo
radiactivo) aparece, como se sabe (4).
-
/
/
/
/
/
/
50
40
/
30
/•
•
A
/
/
/
3
4
/
/
20
/
/
/•
1•
1’
2
N
5
6
Cre//ce e2
En el gráfico 2 se señalan los radios de acción
aproximados de las cargas atómicas “ligeras”, me
dias y pesadas (5).
/?ec0
—.
—•
—
- —.
de e-,óe /Érrn,-0
exe/asi’o
rad,ti-o
—
/OC,3/
•1
A
de , ree
otedodrd
Grcí/ico
trov/q/ciys.
n.° 1
aproximadamente, a la explosión de 20.000 tone
ladas de T. N. T.) que hiciera explosión a 600 me
tros de altura, caso en que la radiación residual
es prácticamente nula.
(3)
Losradios de acción que se han tomado son los
que proporcionan seguridad contra cada uno de los efec
tos al personal a descubierto. Así, por ejemplo, un conta
dor acusaría radiactividad a distancias mayores de la
sefialada, pero la dosis adquirida no sería peligrosa para
un ser humano.
14
La eficacia de la Artillería en el combate.
t7C/V,ZOSO
-
Arma que actúa exclusivamente por el fuego,
es, por tanto, incompleta, y su misión principal
es el apoyo a otras armas más completas o a Gran
des Unidades.
(4)
Véase el artículo citado en nota (1). La radiacti
vidad residual, como todos los efectos radiactivos, que
están tratados con bastante detalle en reglamentos fran
ceses y de otros paises, no se estudia aquí por haber sido
publicado, no hace mucho, en el número 83 de la Re
vista, un articulo del Teniente Coronel Pérez González,
en que se trata con detenimiento del asunto, al que re
mitimos al lector interesado.
(3)
Ver clasificación de los ingenios atómicos por su
carga en el artículo citado en (1).
Su actuación eficaz depende: de la adopción de Grupo de Artillería será una Unidad en la cual
un despliegue adecuado, de su capacidad para
maniobrar con los fuegos, de sus posibilidades
para cambiar de posición y de la eficacia de sus
medios de transmisiones.
a)
Despliegue: Es un problema exclusivamente
táctico. Cabe en él, y la Historia lo demuestra, la
idea genial, en un momento determinado, con in
fluencia decisiva sobre el resultado de la acción.
b) Maniobra de los fuegos: La posibilidad de
esta maniobra depende de factores técnicos (ma
teriales y medios de dirección de que se disponga,
preparación de la Oficialidad, etc.), pero depende
también del despliegue efectuado (táctico) y de
la organización que se haya dado a las Unidades
(orgánico).
c) Cambiosde posición: La rapidez de los mis
mos depende fundamentalmente de los medios de
tracción o transporte. Cierran el ciclo de la actua
ción del Arma, puesto que conducen al nuevo des
pliegue.
d) Mtdios de transmisiones: De su eficacia y
seguridad de funcionamiento depende continua
mente la del Arma. No es necesario insistir sobre
la importancia que tienen.
En la mente de todos está que los despliegues, la
maniobra de los fuegos, los cambios de posición
y las transmisiones, tal corno lo concebíamos hace
nada más que diez años, o con los medios de que
entonces se. disponía, no permiten a la Artillería
actuar con eficacia en el combate moderno, resul
tando un Arma muy vulnerable, lenta en los pre
parativos, de movilidad insuficiente y de eficacia
en la acción inferior a lo que sería de desear.
Analicemos, pues, uno por uno, los factores de
los que depende la eficacia del Arma.
no se podrá contar con un mínimo de posibilida
des de supervivencia (aunque ésta sea parcial),
ante una explosión atómica, si las Baterías no
están distanciadas entre sí más de 1,5 kilóme
tros, si las redes de transmisiones no cuentan con
circuitos independientes, con separaciones simi
lares, y si el Mando del Grupo no está doblado
en condiciones parecidas.
Esto nos obliga a meditar sobre las tendencias
que aparecieron en nuestra Guerra de Liberación,
consolidadas posteriormente en instrucciones de
carácter oficial, normativas para la ejecución del
tiro de Grupo. Con el fin de conseguir el empleo
en masa de la Artillería, y para dar flexibilidad a
estas masas, se imponía hacer del Grupo la uni
dad de tiro, y para que el Grupo pudiera actuar
como tal Unidad de tiro, consideraciones técnicas
aconsejaban que desplegara en un frente redu
cido.
La táctica manda sobre la técnica, en este caso,
obligando a una independización de las Baterías,
en todo momento y lugar, por lo menos desde el
punto de vista del oespliegue (8).
Veamos las razones que nos inducen a dar esta
distancia mínima entre Baterías, superior al kiló
metro y medio:
Los radios de acción antes señalados en la fi
gura 1 son válidos para terreno llano, reducién
dose notablemente para terreno movido y cu
bierto (9). Así, estando los asentamientos artillercs,
en cuenta el empleo de proyectiles y bombas atómicas
a las que asistí, siempre que pude ver un Grupo de Arti
llería desplegado, encontré a sus Baterías muy distan
ciadas, con desprecio de las condiciones técnicas ideales
para realizar un buen tiro de Grupo.
(8)
Los despliegues dispersos de la Infanteria y los
espacios de frente sin cubrir, o débilmente cubiertos,
crean un problema de seguridad a la Artillería,’ previsto
Despliegue.
ya en el Reglamento táctico (asentamientos englobados
en posiciones de Infantería, coincidiendo con zonas de
La aparición del explosivo atómico en el campo situación de reservas, etc., según los casos).
de la táctica, como arma de empleo normal y co
En cuanto a los posibles ataques inopinados (nunca
imprevistos) de carros, también se habla en los reglamen
tidiano (6), obliga a aumentar extraordinaria
mente la dispersión de las Unidades, que ya ha tos de la disposición de piezas dentro de la Batería (des.
pliegue en rombo) y de las condiciones de campo de tiro
bía empezado a exigir el Arma aérea (7). Un despejado que deben reunir los asentamientos.
(9)
El radio de acción térmico puede también ser
(6)
Véase artículo del autor de este trabajo El pro
reducido
artificialmente, creando cortinas de humo (ver
yectil atómzco y la táctica, publicado en el número 181 de
noticia aparecida en la prensa del día 3 de marzo de 1955,
la revista EJÉRCITO.
sobre experiencias realizadas en Las Vegas, en este sen
(7)
En las maniobras del Ejército americano en Ale
mania, realizadas en otoño de 1954, en las que se tenía tido, con vistas a la defensa de núcleos urbanos). Una
15
normalmente, en lugares desenfilados, no parece
Para evitar presentar al adversario objetivos
exageradameite reducida la cifra de 1.600 metros de más valor, que le puedan inducir a emlear
corno la distancia iflínima media de seguridad, del proyectiles de más radio de acción, sé hace im
centro de la explosión, en terreno movido (10).
prescindible, triplicar, al menos, la distancia en—
/
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8afr/
¡co .o.°J
ü’a ¡/rf. o’e Givipo).
y
/?/ífcJe Gruoo co,o
Como se ve en el gráfico 3, la separación de
más de 1.600 metros entre Baterías da bastantes
probabilidades de que no sea eliminado total
mente el Grupo por un ingenio atómico de tipo
medio o ligero, siempre que estén resguardados
los asentamientos de Baterías por escarpados del
terreno.
cortina de humo produce una reducción en los efectos
térmicos semejante a la que producen las nubes que se
interponen entre la Tierra y el Sol. astas cortinas, que
tienen un espesor adecuado, no son eficaces respecto a
las radiaciones gamma, de efecto instantáneo, que en
Nagasaki e Hiroshima causaron la muerte a millares de
personas.
(10)
A algunos les parecerá reducida esta cifra de
1.600 metros, a la vista de los radios de acción señalados
y de las noticias que tengan sobre efectos del explo
sivo A. Hubiera sido fácil dar un número mayor, o reco
mendar los enterramientos de las piezas y personal, como
se hace, basado en la experiencia obtenida por el Ejér
cito inglés en la guerra de Birmania, en la que parece
obtuiieron
magnificos resultados enterrando práctica
mente su artillería, en un interesante artículo, fraducdo
del inglés por el Comandante Alonso Iñarra, que apareció
en el número 186 de la revista EJÉRCITO.
En cuanto a la protección que se pueda dar a las Uni
dades, con trabajos de fortificación más o menos rápidos,
nunca estará de más obtenerla; pero creemos que la me
jor arma para defenderse del explosivo atómico no es ésa,
sino la movilidad.
En cuanto a la dispersión de las Unidades, tiene sus
límites, y ya a alguno le parecerán exagerados los que
damos.
16
—
/
tre Grupos, a no ser que la situación local (supe
rioridad aérea y de cargas atómicas propia) nos
permita limitarnos a doblarla. Si la situación tác
tica 10 permite o exige, habrá que hacer at’in
mayores las distancias entre Agrupaciones.
Esta dispersión, que, estando acostumbrados a
ver Unidades desplegadas en frentes estrechos,
impresiona y confunde a primera vista, no reEs de suponer que, conforme vayan aumentando el
número de armas atómicas de dotación en los Ejércitos,
la dispersión vaya aumentando (al mismo tiempo que
se hace más eficaz el armamento individual y colectivo,
que es lo que permitirá este aumento); pero, en la actua
lidad, creemos que bastante es separar las Unidades infe
riores lo suficiente para que tengan robabi1idades de
subsistir individualmente, sin llegar a hacer la dispersión
tan grande buscando la seguréad de supervivencia que,
dadas las posibilidades del armamento actual, que las
condenamos a la inutilidad, ante la imposibilidad de
efectuar una acción coordinada.
Por otra parte, se ha dicho repetidamente—ver, por
ejemplo, los artículos citados en (1) y (6)—que el terreno
llano es desfavorable para la guerra atómica, debiendo
buscarse, para dar la batalla, aquellos cubiertos y movi
dos que dificultan la información adversaria y disminu
yen los efectos del nuevo explosivo.
Todo esto, unido a las condiciones normales de los
asentamientos artilleros y a los trabajos de protección
que, como se ha dicho, es conveniente hacer cuando se
pueda. ncs ha inducido a dar esa cifra de 1.600 metros,
qur un tiene un valor categórico y, aun dentro de esto,
es tan relativa y sujeta a variación como lo son todas
las cifras que, a título de orientación, se dan en Táctico.
actual (12), que no deberán ser inferiores a los 14
ó 15 kilómetros.
b) Técnica de la maniobra: La antigua prepa
ración topográfica y balística resultá lenta, y la
clásica conducción del fuego, muy imperfecta.
La preparación del tiro en la Artillería de los
Estados Unidos se realiza, normalmente, incluso en
calibres grandes y materiales de alcance respeta
ble, por procedimientos que a alguno de nuestros
viejos y estudiosos maestros hubieran parecido
rudimentarios, tanto que la situación en el plano
Maniobra de los ruegos (11).
de las Baterías se hace, a veces, en forma que
a) Materiales: La dispersión de las Unidades haría enfermar a alguno de ellos si lo viera;algo
de Artillería indicada anteriormente, que no es, similar se puede decir de la topografía de la zona
por otra parte, más que una adaptación del Ar de observatorios y objetivos, y no hablemos de
ma a los despliegues a que se ven obligadas las la conexión topográfica entre las dos zonas, que
apoyadas, exige, sise quiere conservar la posibili algunas veces no existe. A cambio de esto entran
dad de realizar fuertes concentraciones, aumentar en fuego con una rapidez extraordinaria, y las
los alcances eficaces de la Artillería divisionaria imperfecciones de la preparación las compensan
con. una moderna, abundante y siempre bien do
(11)
El principio del empleo en masa de la artillería
sulta tan anormal si se piensa que la dispersión
se puede lograr también en profundidad y que el
frente de 3 kilómetros de un Grupo no es superior
al que van a tener los Batallones de Infantería,
ni el de la Artillería divisionaria va a ser suficiente
para cubrir los 20 kilómetros que, con frecuencia,
abarcará una División en el ataque y en la de
fensa.
sibsiste. Dentro de él subsiste también la necesidad de
concentrar fuegos de varias Unidades, ya que, aunque
un solo proyectil atómico puede causar efectos superio
res a los de cualquier concentración, el que el empleo
de éstos sea normal y cotidiano no quiere decir aún que
se emleen con profusión.
(2)
Nos referimos a la Artillería divisionaria, específi
camente, porque es en la que más se nota la falta de al
cance cuando se intenta adoptar un despliegue amplio.
Esto no quiere decir que no fuera muy útil contar con
artillería de más alcance en las Grandes Unidades supe
riores.
17
tada organización para la observación y corrección
del tiro, como explicaré más adelante.
Hay que reconocer un gran espíritu práctico en
esta forma de concebir las cosas, porque la correc
ción de tiro es mucho más importante que la pre
paración, y la dirección del fuego debe brillar cla
ramente, como elemento predominante entre fo
dos los que componen la técnica del tiro artillero.
La misma corrección no es, normalmente, en
la realidad, una cuidadosa operación de precisión
en la que se llevan los disparos a un punto defi
nido, sino que se reduce a llevar una masa de pro
yectiles a una zona imprecisa y de dimensiones
apreciables.
Ya hacía bastante tiempo que en nuestros libros
reglamentarios, y en los que lo eran oficiosamente,
se había dado un gran paso hacia etas ideas; pero,
comparándole con el que han dado otros, encon
tramos que ha sido un paso corto.
La técnica que se emplee en la conducción del
tiro está condicionada por la organización que se
dé a las Unidades, especialmente a las Planas Ma
yores.
c) Organización: En la ocasión citada en (7),
observé que una Batería divisionaria de 105, si
milar a las nuestras en material, disponía de dos
Pelotones de observación y enlace destacados en
la primera línea. El Capitán estaba en lo que
pudiéramos llamar su puesto director de tiro,
cerca de la línea de piezas, y no se preocupaba de
ver la zona enemiga desde un observatorio ele
vado, a la manera clásica, cosa que, por otra parte,
no hubiera podido conseguir en aquella zona de
inménsos bosjues, sin abandonar a su gente,
yéndose a gran distancia de la Batería, para des
empeñar, por sí mismo, el papel de uno de los
Pelotones de observación.
Dos conclusiones podemos sacar de esto: 1.a El
predominio de la función de mando y dirección del
tiro sobre la de observación y corrección. 2.a La
desproporción existente entre nuestros Grupos,
que cuentan con medios para organizar dos Pelo
tones de observación y enlace, a lo sumo, y los ci
tados, que cuentan con dos por Batería, precisa
mente a disposición del Capitán de la misma, in
dependientemente de los elementos con que pueda
contar el Grupo.
Esta organización es la que tolera esas prepa
raciones de tiro tan elementales, y la que permite
18
que el problema de la eficacia de la Artillería gra
vite sobre la zona avanzada de observación, mu
cho más que hasta hace unos años, obteniéndose,
en mi modesta opinión, más rapidez en la acción
y una mejor solución al importante problema del
enlace con la Infantería, que no se resuelve satis
factoriamente limitándolo al escalón Grupo, y
menos con medios limitados. Hay que añadir,
además, y todo el que la ha practicado lo sabe,
que la observación próxima es muy superior a la
lejana a la hora de obtener resultados eficaces.
De la Artillería de Cuerpo de Ejército se puede
decir algo similar; la única diferencia consiste en
que la superabundancia de Pelotones de obser
vación hay que cambiarla por la de medios aéreos
(avión o helicóptero), en los que ha de gravitar
normalmente la corrección del tiro, debiendo con
siderarse la corrección como consecuencia de la
observación personal del Jefe de la Unidad, como
procedimiento eventual.
La necesidad de dispersar los despliegues y la
de descentralizar con frecuencia las Baterías re
percute en las• acciones artilleras debilitar do los
efectos de masa, es decir, las fuertes concentracio
nes. Esto ocurre, precisamente, cuando parecía
lógico tender a reforzarlos. Se compensa este in
conveniente satisfactoriamente adoptando la Ba
tería de seis piezas. Esta organización, a la vista
de cuyos efectos nos declaramos personalmente
partidarios, tiene la ventaja de ahorro de perso
nal de Ps. Ms. para la misma cantidad de mate
rial puesto en acción, ventaja que es muy impor
tante si se tiene en cuenta lo que supone doblar
las Ps. Ms. de Grupo y dotar a las Unidades de
unas Ps. Ms. tan numerosas como se ha indicado.
d) Despliegue: El despliegue disperso a que se
ha aludido anteriormente no impide la centraliza
ción del tiro en el Grupo. Dificulta algo la fili
grana exhibicionista, pero no las concentraciones
sobre una zona amplia y sin precisar matemática
mente, que es el objetivo normal del Grupo en la
guerra.
Por otra parte, ese despliegue de Pelotones avan
zados por las Baterías hace más factible la descen
tralización, que será aún más corriente en el fó
turo, y no estaba muy clara cuando la Batería
tenía que actuar en frentes amplios y terrenos
difíciles, por falta de medios de observación.
Los tiros de precisión, a veces necesarios, se
realizan con más facilidad por la Unidad Batería Medios de Transmisiones.
en estas condiciones.
En los amplios frentes que tiene que desplegar
En cuanto a la posibilidad de realizar fuertes
concentraciones de Artillería normal en la zona de la Artillería actual con la rapidez que se exige
acción de un Batallón,.por ejemplo, que ataca o a sus actuaciones y la frecuencia de cambios de
defiende una zona de 3 kilómetros de amplitud (13),
no es tan pequeña si la Artillería tiene los alcances
indicados. En el gráfico 4 se ve la posibilidad de
que sea apoyado por cuatro o más Grupos de ca
libres divisionarios, aparte del apoyo que le pue
dan prestar materiales de alcances superiores y
los proyectiles atómicos.
No queda en malas condiciones, pues, la Infan
tería apoyada. Los cuatro Grupos citados, con
Baterías de seis piezas, equivalen a seis Grupos
con Baterías de cuatro, pudiendo reducirse el
frente de apoyo de un Grupo de doce piezas a
500 metros (‘14).
/•
.
alcence
Cambios de posición.
______
A
_______
__
Todos sabemos lo que és necesario para que la
Artillería pueda seguir el ritmo del combate ac
tual, obteniendo, además, esa velocidad que debe
ir unida a la capacidad de dispersión que exige la
guerra atómica.
En cuanto a las tendencias generales que impe
ran en el exterior, parecen ser las siguientes: la
4? Grupo
Artillerídivi si onaria continúa siendo remolcada,
con vehículos todo terreno, de los que ha de dis
Gráfico P?4
ponerse en cantidadsuficiente para el transporte
A: Trenfe 7)y,.CJO (3Xmr)
independiente del personal (según sus misiones),
municiones y equipo. Bastará con que alguno de
los elementos no di.sponga de la adecuada facili posición que exige la guerra atómica (guerra de
dad de movimiento independiente para que la movimiento), el seguro y magnífico medio de
mando que es el teléfono es demasiado lento de
Ünidad carezca de la rapidez necesaria.
La Artillería de más peso, de Cuerpo de Ejército, tendido, s&bre todo si se trata de enlazar con los
se monta, en general, sobre orugas, con lo que a la móviles Pelotones de enlace. Para compensarsus
gran rapidez de movimiento se une un gran sector deficiencias nos ofrece la técnica actual la radio,
de tiro y mucha facilidad para hacer las punterías. suficientemente perfeccionada.
Contra ésta hay cierta prevención entre algu
(13)
Ya se ha dicho que ese frente de ataque no será nos de nuestros Oficiales, debido seguramente a
anormal, ni mucho menos, en lo sucesivo.
que se han visto obligados a actuar, a veces, con
(14)
Esta repartición de frentes entre Unidades arti
medios
defectuosos en calidad y cantidad y con
lleras, de la que tanto se usa para efectos didácticos (da
idea de la densidad de artillería en una zona), es com
éscasez de personal suficientemente instruido.
pletamente ficticia. Ni las Unidades de Artillería se re
Aumentando la potencia de los aparatos regla
parten el frente normalmente ni actúan simultáneamente
mentarios en Artilleríá, dotando a las Unidades
en todo él, sino que lo hacen por concentraciones, que se
bien de estos elementos
escalonan, con soluciones de continuidad, en frente y extraordinariamente
(nunca con el número de paratos imprescindibles
profundidad.
_i__
3Grupo
1Grupo
Z?Grupo
____iji
19
para actuar, como si todo fuera a ir bien y ninguno
se pudiera estropear o ser destruido), cuidando,
como de importancia vital, de esta instrucción,
practicando mucho en los Regimientos, sin miedo
a gastar pilas y estropear aparatos, y con una
disciplina rígida en cuanto a respetar las limita
ciones que para las emisiones de la red artillera
dicta la Superioridad, está demostrado que la
Artillería puede actuar tan perfectamente con la
red radio como con el teléfono, y así hemos visto
hacerlo en algunas Unidades.
RESUMEN
Como consecuencia de lo dicho, y salvo el error
de que puedan estar afectados los razonamientos
anteriores, pueden deducirse las siguientes nor
mas, agrupadas según los conceptos que, al prin
cipio del artículo, se daban como característicos
de la guerra atómica:
1.a Dispersión: Se debe aumentar, acusadamente, en los despliegues artilleros, llegándose en
ella, en casi todas las ocasiones, al escalón Ba
tería.
2.a
Velocidad: Es necesario aumentarla hasta
el límite de nuestras fuerzas, así como la movili
dad. El problema se resuelve dotando a las Uni
dades en pie de guerra de los vehículos adecuados
en calidad y cantidad.
3.
Revalorizacióndel rendimiento combativoes-
pecu/ico: Se logrará mejorando las características
balísticas (alcances) y mecánicas de las piezas y
proyectiles y con la organización de Baterías de
seis piezas.
4•a Conservaciónde las posibilidades de mando:
Es necesario dotar a las Unidades de elementos
radio potentes, abundantes y seguros.
En las Unidades Grupo y superiores será nece
sario doblar las Ps. Ms.
5a
Modificaciones orgónicas: Para obtener la
rapidez en la acción artillera (concepto “veloci
dad”) y aumentar la eficacia (concepto “revaloriza
ción del rendimientoespecífico de las Unidades”),
se deberían aumentar las plantillas de las Ps. Ms. de
Batería y Grupo hasta conseguir esta abundancia
de equipos de observación y enlace que echába
mos de menos, así como dotar de los medios aéreos
de corrección citados a las Unidades de Cuerpo de
Ejército y superiores.
Por último, cabe una revisión en los procedi
mientos normales de tiro que casi no se puede
considerar de trascendencia. Es muy satisfacto
rio comprobar cuando se ve actuar a otros Ejér
citos que, si cabe modernizar algo el nuestro en
material, nuestra Oficialidad, por su parte, está
suficientemente bien preparada. Por eso esta re
visión sería más necesaria desde el punto de vista
de reglamentar y limitar procedimientos técnicos,
que desde el de introducir o enseñar nuevas for
mas de actuar que, en general, son conocidas.
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20
Ç/j
PM
¿ L
Teniente Coronel de Ingenieros, Jefe del Parque Central de Transmisiones,
CLAUDIOPALMERO
SOTELO,
U personal
NOde los problemas que más han preocupado al
encargado de las transmisiones en las
Unidades de Infantería es el de la comunicacióntele
fónica entre un puesto de mando que se está moviendo
y un punto fijo de origen de la línea.
La radio ha venido a resolver en parte este pro
blema con los radioteléfonos de mano y de espalda;
pero hay veces en que la comunicacióntelefónica es
insustituible. Como existía, según vamos a ver, una
única solución técnica’,esa misma solución la iban in
ventando periódicamente, con distintas variantes, to
dos los que sentían el problema y se preocupaban de
él, hasta que modernamente, en el Ejército norteame
ricano, se le ha dado solución definitiva por un pro
cedimiento radical y revolucionario que es el princi
pal objeto de este artículo.
Vamos a tratar de exponer en primer lugar la esen
cia del problema; luego, la solución corriente hasta
ahora, y, por último, la descripcióny empleodel nuevo
dispositivo norteamericano.
‘EL PROBLEMA
El cable de campaña se emplea en todos los Ejérci
tos enrollado en carretes de distintos tamaños. Unos,
ligeros, se llevan a mano o a la espalda; otros, me
dianos se llevan a la espalda, en mulos o en carretillas
especiales; otros, más pesados, se emplean en un
carrito especial o para el tendido desde camionetas.
Pero el elemento común a todos ellos es un carrete
sobre el cual se ha enrollado previamente el cable,
para irlo soltando a lo largo de su recorrido girando
sobre si mismo. Este giro del carrete es el que da ori
gen al problema que nos ocupa.
El extremo del cable queda en el interior del arro
llamiento, en la capa de espiras más profunda. Es fácil
hacerlo asomar al exterior por un costado o por
orificios a propósito en las caras del carrete; pero lo
que no es fácil es agarrarlo durante el tendido,
porque está dando vueltas al igual que todo el con
junto cable-carrete.
Si hacemos alto en el tendido, ya es posibleconectar
un teléfono a estos terminales y (a través del hilo
enrollado aún sin tender y del hilo ya tendido) llamar
y hablar por teléfono a la estación de origen. Pero
antes de iniciar de nuevo la marcha hay q-uedesco
nectar el teléfono, pues de lo contrario el trozo de ca
ble que va desde el teléfono al carrete se retorcería y
acabaría rompiéndose.
Este es el problema de la comunicacióntelefónica
con el origen de la línéa: la necesidad de detenerse
para comunicar y la imposibilidad de hablar estando
en marcha sin introducir alguno de los inventos a que
antes nos referíamos.
Se une a este problema otro cfue no se mençiona
tan a menudo, y que hasta ahora no estaba resuelto,
y es el problema de los empalmes. Cuando se está
terminando el cable de un carrete, no se le puede
émpalmar otro, porque se retorcería con el giro del
21
Procedimiento
típico anterior al “Wire Dispenser”, anillos
y escobillas. (Del artículo del Capitán Bien que en el nú
mero 142 de “EJÉRCITO”.)
carrete y las escobillas en la parte fija (mochila, ca
rrito, etc.); otras veces es el propio eje del carrete
el que hace el frotamiento en sus muñoneso cojinetes...
Variaciones sobre el mismo tema.
Nuestra mochila ligera de tendido para Infantería
lleva un dispositivo, del tipo de anillos fijos y esco
billas móviles. La mochila pesada o de cable ordina
rio no lleva nada de esto y es el conejillo de Indias
de los inventores.
En esta misma revista EJÉRCITOse publicaron
hace algún tiempo dos artículos sobre el terha (1).
El primero de ellos es la descripciónde un sistema
del tipo de anillos giratorios y escobillasfijas.
El segundo es un estudio muy completo (contacto
por el eje de las bobinas) que se extiende a varios
casos distintos y demuestra un gran interés y conoci
miento por parte del autor.
En la Jefatura de Transmisiones del Ejército,
donde me encontraba destinado en la época en que se
publicaron estos artículos, se recibían también nume
rosas propuestas y sugerencias acerca de la comuni
cación durante el tendido, siempre a base de los fro
tadores.
Está muy ligado este problema al del tipo regla
mentario de cable de campaña. ¿Debe ser de un solo
conductor, o debe ser de dos conductores (ida y
vuelta)?
Nuestros cables reglamentarios son de un solo con
ductor. El partirlo por la mitad y enrollarlo doble
carrete. Hay que esperar a que se termine el cable,
(1)
Número 142, noviembre 1951, Nuevo modelo de
detenerse, hacer entonces el empalme y continuar bobina bara conversación telefónica ininterrumpida, Capi
Blanque;número 146,marzo 1952, La comunicación
luego tendiendo el segundo carrete. Este es un incon tán
telefónica ermenente,
Capitán Puelles.
veniente grande cuando se
hacen tendidos desde coche
ocamión.
.4c0p/c’frTientodel telef ano c
las bobinas y espalderas para
/end ¡do de /000,,,.
SOLUCIONES ANTERIORES
AL “WIRE DISPENSER”
La comunicación eléctrica
entre un órgano que está gi
rancio y otro que está quieto
sólo se puede conseguirpor un
procedimiento, que es el cono
cidísimo frotador o escobilla.
Todos los inventos para comu
nicación telefónica durante el
tendido se reducena lo mismo:
unos anillos metálicos y unas
escobillas o frotadores.
Unas veces, los anillosestán
fijos y son las escobillas las
que giran con el carrete; otras
veces, van los anillos en el
Gráfico del magnífico artículo del
Capitán Puches en el número 146
de “EJÉRCITO”.
22
saliendo el cable que queda tendido a lo largo del
recorrido, disponemqs en la capa más exterior de
una punta o extremidad del cable, que se estd quieta,
y por tanto podemos conectar a ella un teléfono
ordinario y comunicar durante el tendido.
Pero hay otra ventaja aún mayor, y es que en la
punta fija del cable podemos empalmar el extremo
interior de un nuevo ovillo sin necesidadde eslerar a
que se termine el primero,y podemoshacer el empalme
sin detener la marcha, e incluso sin suspender la co
municación, que puede establecerse en el extremo fijo
del segundo ovillo. Cuando se termina el cable del
primer ovillo, su extremo tira del cable del segundo,
el cual se desovilla a continuación, sin necesidad de
hacer una parada intermedia.
Esta segunda ventaja es la que ha permitido hacer
largos tendidos de hilo desde jees, desde helicópte
ros (1) y hasta desde aviones, empalmando de ante
mano todos los ovillos necesarios;e inclusosin perder
ni un momento de la comunicación con el punto de
origen. En la práctica, emplean una especie de reci
pientes de tendido en cuyo interior se colocan orde
nadamente seis ovillos o “Wire Dispensers” ya em
palmados.
Otra modalidad curiosa de empleo del ovillo de
tendido es la que permite salvar barrancos y cursos
de agua o alcanzar rápidamente con la comunicación
telefónica un observatorio situado en lo alto de un
pico. Se sujeta a tierra el “Wire Dispenser”, se saca
En un ovillo de bramante el hilo va saliendo del
la punta del hilo del interior y se ata esta punta del
interior mientras la punta exterior está fila.
hilo a un proyectil de bazooka o granada de fusil o
de mortero. Con un efecto parecido al de los típicos
arpones de cazar ballenas, queda tendido el hilo en
LA SOLUCION
unos instantes, salvando un obstáculo o una diferen
cia de cotas que hubieran exigido largas horas de
Aquí del refrán “muerto el perro, se acabó la rabia”. trabajo por métodos ordinarios.
El causante de todo este problema era el carrete que
El ovillo de tendido resuelve de raíz otro viejo pro
daba vueltas. Solución radical: suprimamos el carerte blema que también ha dado trabajo a los inventores:
que gira.
el tendido desde mulo o caballo.
Todos hemos visto los ovillos de bramante, que tie
nen su interior hueco (carretes sin alma o molde). Se
(i)
El Grupo Divisionario de Transmisiones lleva dos
mete un dedo en ese hueco, se saca la punta del hilo,
helicópteros
de plantilla.
y no hay más que ir tirando. Estando el ovillofijo y sin
dar vueltas, podemos ir tendiendo
hilo.
Esto es lo que han hecho los nor
teamericanos, sustituyendo el “ca
rrete de tendido” por el “ovillo de
tendido”, que ellos llaman “VsTire
Dispenses” (distribuidor o repar
tidor, de hilo).
Como el ovillo no da vueltas, al
mismo tiempo que de su interior va
no es admisible más que para distancias muy cortas,
porque se duplica el número de empalmes necesarios.
La softición correcta en este aspecto es la que aplica
el Capitán Puelles en su artículo: hilo doble tendido
desde dos bobinas distintas.
¿Sería de desear un cable de campaña doble tren
zado? Hay quien tiene por misión el estudiarlo, y
ahora se está considerando esta posibilidad.
Desde luego, una solución completa del problema
de la comunicación ininterrumpida exige el empleo
de cable doble análogo al que empleanotros Ejércitos,
entre ellos el usado por los norteamericanos en sus
“Wire Dispensers”, que, como vamos a ver, represen
tan la solucióndefinitiva del problema que nos ocupa.
Dos ovillos de tendido. Uno de ellos
tiene conectado en su “standing end”, o
extremidad tija, un teléfono de campaula.
23
de goma contra el desgaste por el roce del cable, y en
el borde del “Vire Dispenser” van unas anillas para
ponérselo a la espalda o sujetarlo al vehículo.
FUNCIONAMIENTODEL “WIRE DISPENSER”.
LA TORSIONPREVIA
Cuando se desenrolla una serpentina de papel
manteniendo el rollo en una mano y tirando con la
otra del extremointerior, la cinta de papel no sale lisa,
sino retorcida sobre sí misma con tantas vueltas de
torsión como vueltas hayamos desenrollado. Esto
mismo sucede con el cable que sale de un ovillo de
tendido por su “Payout end”, y al irse acumulandoesta
torsión, llegaría el momento en que se formarían las
temidas “cocas” o nudos de torsión, tan perjudiciales
para el cable.
Sucedería esto si no estuvieseprevisto y solucionado
por un procedimiento tan sencillocomo elegante, que
consiste en darle al cable una torsión previa, durante
el arrollamiento, contraria a la que luego se le ha de
producir durante el tendido, con lo que el cable, des
pués de tendido, queda “en paz”, sin torsión en una
ni otra dirección.
Esta torsión previa se le da al cable empleando
Diversos métodos de tendido en el Eíércjto no4eameejca;o.
DESCRIpCION DEL “WIRE DISPENSER”
U OVILLO DE TENDIDO
El ovillo de tendido presenta la forma que tiene el
hilo enrollado en un carrete, pero suprimiendo el
carrete. Las dos placas del carrete existen, pero son
de lona y tienen un agujero en el centro cada una; no
existe el núcleo o alma del carrete, de forma que por
los agujeros citados se ve la parte interior del arrola
miento. Por la parte periférica se completa la funda
del ovillo mediante cinta adherente que tapa el anillo
de separación entre los dos discos de lona, uno de
cada costado. Una de las lonas lleva la indicación
“Payout end” (extremo de salida), y por el agujero
de esta cara sale el hilo que va quedando tendido. La
otra cara de lona lleva la indicación “Standing end”
(extremo fijo), y por su agujero asoma la punta exte
“Wir Dispexser” visto por su cara de salida.
rior del ovilloadonde se conecta el teléfono o bien el
“Payout end” de un segundo ovillo.
A, extremo fijo del cable; B, cable que sale; C, hilo que
Los agujeros de las caras de lona van rebordeados se va desarrollando; D, reborde de goma; E, anillas de
transporte; F, lona; G, cinta adherente.
24
Al desarrollar un 70110 de
cinta de papel por su parte
interior, la cinta va saliendo
retorcida. A es la punta e ex
tremo tilo.
/A
máqúinas especiales para enrollar dicho cable y for
mar los “Wire Dispensers”. Por cada vuelta que se
enrolla se le da otra de torsión. No es difícil concebir
una de estas máquinas.
Es importante que el cable salga por la cara que
lleva la indicación “Payout end”, puesto que si sa
liera por la otra la torsión sería de sentido contrario,
y no sólo no anularía a la torsión previa, sino que se
sumaría a ella y daría lugar con toda seguridad a la
formación de las temidas “cocas”.
RECOGIDA DEL CABLE
El ovillo de tendido simplifica el tendido y nos per
mite la comunicacióndurante el mismo, pero la reco
gida o repliegue del cable ha de hacerse por el anti
G
Ti 1 () INI
guo procedimiento empleando carretes, a pie o con
vehículos.
En el Ejército de los Estados Unidos existen unos
destacamentos de recuperación de cable encargados
de esta misión y de reovillar el cable en “Wire Dis
pensers” para volverlo a entregar a las tropas.
EXPERIENCIA CONLOS OVILLOSDETENDIDO
Los ovillos de tendido, o “Wire Dispensers”,se han
empleado muchoen Coreay han resuelto muchos pro
blemas de transmisiones por hilo con puntos de difí
cil acceso. Los tendidos se hicieron desde toda clase
de vehículos terrestres, autogiros y aviones lentos de
observación. También se utilizó el método del ba
ooka para salvar barrancos y ríos.
REVISTA
ILUSTRADA
DE
LOS
MANDOS
SUBALTERNOS
DEL
EJERCITO
Sumario dei número de diciembre de 1955.
Presente y futuro del Suboficial. Comandante Munilla Gómez.
Tres cuestiones elementales sobre material de artillería. Comandante J. Bonai.
Cosas de Ayer, de Hoy y de Maíiana. Comandante Ory.
La Historia de Espaiia en los escudos de sus capitales. Comandante Pérez Ruiz.
Propuestas de trienios. Teniente Uriarte Alonso.
Estampas
de un itinerario por
los pueblos y las tierras
de Espafía.
(VII).
Cataluña.
Pór Juan Cualquiera.
Nuestros lectores preguntan. Redacción.
25
Concurso
depremios
a loscolaboradores
deEJERCIT
queregirádesdeIdeenerohasta31dedic
Para estimular y recompensar
tísimo señor Ministro del Ejército
ríodo de tiempo comprendido entre
en el número y cuantía y para los
los trabajos de los cólaboradores de EJERCITO, el Excelen
ha dispuesto se establezcan, con cargo a la Revista, en el pe
1 de enero de 1955 y3l de diciembre del mismo año, premios
grupos que a continuación se expresan:
1.—ESTUDIOS GENERALES SOBRE MANDO Y E. M., ESTRATEGIA, TÁCTICA, LOGIS
TICA, ORGÁMZACION, MOVILIZACION y ECONOMIA.—Premios: uno de 2.500 y otro
de 2.000 pesetas.
H.—ORGANIZACION, EMPLEO, ARMAMENTO Y MATERIALES DE LA INFANTERIA.—
Un preniio de 2500 pesetas.
ffl.—EMPLEO TÁCTICO, ARMAMENTO, MATERIALES Y ORGAMZACION PARTICULAR
DE LAS ARMAS (exceptuada Infanteria).—Premios:
uno de 2.500 y otro de 2.000 pesetas.
IV.—SERVICIOS.—Un
premio de 2.500 pesetas.
V.—INGENIERIÁ
DEL ARMAMENTO Y LA CONSTRUCCION Y ELECTRICIDAD.—Un
premio de 2.500 pesetas.
VI.—ESTUDJOS DE PSICOLOGIA Y MORAL MILITAR. PEDAGOGIA DE LA EDUCACION
E INSTRUCCION.—Premjog: uno de 2.500 y otro de 2.000 pesetas.
Vll.—CUESTIONES
setas.
DE GUERRA
UCLEAR, AEREA Y NAVAL.—Un premio de 2.500 pe
VIH.—ARMAS Y DEFENSA C.C., ARMAS Y DEFENSA A.A.—Dos premios de 2.500 pesetas.
IX.—CUESTIONES RELATIVAS A PARACAIDISMO Y A FUERZAS
DAS.—Premios: uno de 2.500 y otro de 2.000 pesetas.
X.—HISTORIA—Un
AEROTRANSPORTA..
premio de 2.500 pesetas. Artículos referidse a un caso concreto.
REGLAS
PARA LA REALIZACION
DEL CONCURSO
1.a Tendrán derecho a tomar parte en este concurso todos los trabajos publicados en la Re
vista entre las fechas de 1 de enero de 1955 y 31 de diciembre del mismo año.
2.
Los trabajos serán enviados al Director de la Revista, quien elevará al Estado Mayor
Central la correspondiente propuesta de premios, precisamente en el mes de enero de 1956.
3a Está dispuesto en el artículo 12 de la Orden Ministerial de 4 de enero de 1951 (D. O. nú
mero 23) que el premio de un trabajo de la Revista autoriza a la anotación correspondiente en la
Hoja de Servicios del autor.
4•& Debiendo procederse a pagar las remuneraciones corrientes de colaboración por los tra
bajos publicados inmediatamente después de su aparición, sin esperar a la concesión de los pre
mios, éstos serán abonados en su día sin descontar la cantidad percibida anteriormente en con
cepto de colaboración.
26
El puente en disposición de seVv&Cw.
Comandante
de Ingenieros
FERNANDO MUÑIZ AZA,
del Servicio de Fcirocarriles.
El puente de Servicio Militar de
Ferrocarriles, de 30 ms. de luz
E
completamente
desmontable, siendo la pieza
más pesada de 800 kilos. Está construído con
grama HG-30, iniciales de sus inventores, el fa perfiles U normales del comercio, en los Talleres
llecido Coronel D. Juan Hernández Núñez y el del Centro Electroténico de Ingenieros, en Guada
lajara, y, a nuestro juicio, l.a clave del éxito del
hoy Coronel D. Julio Grande Barráu, se encuentra
establecido, para su experimentación, en un foso puente está en los tornillos de unión de los dife
hecho exprofeso en una de las vías del Cuartel rentes elementos. Dichos tornillos, patentados por
de la Agrupación de Zapadores Ferroviarios.
los autores, tienen la forma indicada en el croquis,
La descripción del puente y diversas formas de y, según se ve, la hembra o tuerca es la que hace
montar el tablero se describen en. el núm. 121 de elemento resistente, con su superficie lisa y
de febrero de 1950 de la Revista EJÉRCITO, con troncocónica en la punta para facilitar la entrada
que uno de sus autores, al preentar el puente, en- en los taladros correspondientes. Las par
tes roscadas quedan en el interior, prote
cabeza su artículo con las siguientes palabras:
“No creemos necesario poner de relieve ante gidas poruna campana que hace las veces
los compañeros lectores de EJÉRCiTO la gravedad de una arandela, perfectamente engrasa
que entraña el problema de la interrupción, más das, no sufriendo nada en el golpeo ne
cesario para quitar o poner en obra el
o menos parcial, del tráfico, tanto por carretera
como por ferrocarril, mediante la acción ofensiva torniJlo.
de la aviación enemiga; particularmente
en los
El puente está dividido en 10 recua
1
es
luz,
Lpuente
denominado
militar de vulgarmente
Ferrocarriles, con
de 30el m.anade
primeros días de la guerra, durante la fase aguda
de la movilización, que, cortando el transporte
de toda clase de personal y material, paraliza el
aliento vital de la Nación y puede dar lugar a
un colapso, quizá mortal, como lo acarrearía un
cirujano que cortase en varios puntos las venas de
un ser vivo, suspendiendo el torrente circulatorio
de su sangre.”
Sólo como recordatorio diremos que el puente
dros simétricos de 3 m. de luz, pudiendo
aplicarse a luces de 6, 12, 18, 24 y 30 ni.
Los largueros del mismo pueden disponer
se para permitir el ancho de vía espa-.
fol, el internacional o el de metro, y por
lo que respecta al tablero, puede ser ele
vado, intermedio o inferior. Asimismo per
mite el montaje con doble cordón, una
encima de otro.
Tipo de los tornillos de unión.
En el presente artículo nos vamos a referir a
su armado, lanzamiento y aplicación militar. Por
considerar interesante la forma en que se ha con
seguido su lanzamiento, haremos una breve reseña
de las vicisitudes ocurridas hasta conseguir el
mismo por un procedimiento completamente ori
ginal que resulta muy sencillo, ya que todo
estriba en ponerle ruedas al puente y que éste
discurra sobre la misma vía a la cual va a prestar
servicio.
Hasta la fecha, el sistema corriente de sus
tituir un puente por otro, interrumpiendo
al
mínimo la circulación, caso el más difícil, es el
de construir el puente nuevo a un costado del
viejo valiéndose dé andamiajes y igas auxiliares.
lina vez construído el nuevo, se les hace descansar
a los dos sobre rodillos, se corta la circulación y se
les desplaza lateralmente,
hasta que el nuevo
toma la posición que ocupaba el viejo, proce
diendo luego al desguace de éste.
En el año de 1950 se hicieron las pruebas de
resistencia con resultado plenamente satisfactorio,
y allí se quedó el puente con sus 80 toneladas
esperando la forma de lanzarlo, ya que su armado
se hizo sobre e1 mismo foso de la prueba. Para
su lanzamiento
cuenta el puente con un espolón
de .18 m. de longitud y un peso de 9.600 kilos,
dividido en 6 recuadros análogos a los del puente,
pero mucho más ligeros. Se proyectó montar el
espolón sobre rodillos instalados en los pasos de
la vía, y a medida que se iban montando recuadros
de puente, ir empujando el conjunto hasta poder
alcanzar con el espolón la orilla opuesta; para
ello era necesario mantener
el equilibrio del
espolón con recuadros de puente y emplear algún
contrapeso.
A primeros de 1953 nos dispusimos a realizar
la maniobra de lanzamiento, y en vez te desarmar
el puente en el foso, para luego armarlo sobre la
vía y lanzarlo, se nos ocurrió hacer la operación
inversa, o sea replegar el puente. Hicimos el le
vantamiento
del mismo con los gatos de su
equipo, le adosaínos el espolón, pusimos unos
rodillos en los paseos de la vía, atamos un cable
al puente, y tirando con una locomotora conse
guimos sacar el conjunto puente-espolón unos
3 m., observando que los rodillos se hundían en
los paseos de la vía a medida que recibía el peso
del puente. Era necesario ponerles una solera
resistente.
Fases del lanzamieu.i.odel uenie.
_sr N JNI¿T41VVV/V
NLN
Lanzamiento con apoyos
intermedios.
‘L’LVk’Y‘Y
Entonces
se nos ocu
rrió la idea de ponerle
ruedas, al puente, y tras
un detenido
estudio vi
mos que fácilmente
se le
podían
acoplar los clási
cos “diploris”
de Vía y
Obras, carretones de cua
tro ruedas pequeñas,
y
así lo hicimos, poniendo
12 debajo de’ los largueros.
Se puso un gancho de’
tracción
al puente,
se enganchó
una locomotora
que tiró de él y con gran emoción vimos que el
puente iba tomando la vía y discurriendo
por ella
como un vagón y que el conjunto puente-espolón
tribuyendo
adecuadamente
a lo largo de la vía
y aparcándolos
en los paseos de la misma. Se
colocan en la vía los “diploris”
que han de sus
tentar
los recuadros
y encima de ellos se ponen
los dos largueros
longitudinales,
que se afianzan
estaba
bien equilibrado.
Habíamos
conseguido
la operación
inversa
de
lanzamiento
con pleno éxito y descubierto
unas
grandes posibilidades’
para armar el puente sobre
la vía. La operación de lanzamiento,
tras muchos
inconvenientes
que se fueron venciendo, ha llegado
a su perfección,
y relatados los pormenores
de la
experiencia,
pasamos ahora a describir
la opera
ción de armado y lanzamiento.
a los “diploris”
por medio de unas abrazaderas
en forma de U con sus tuercas.
A continuación
se colocan los traveseros,
y, sucesivamente,
mon
tantes,
tornapuntas,
cordones
superior e inferior,
quedando
el recuadro
completamente
terminado.
Para estas operaciones
nos servimos
de una pe
queña
grúa montada
también
sobre “diploris”,
ya que la pieza más pesada, el montante
con 800
kilos, es difícil de colocar a mano.
AWWVV
ARMADO
Transportados
los elementos
del puente a las
proximidades.dellugar
de aplicación,
se van dis
__E
___
Con una Compañía
de tres secciones
y sus
correspondientes
grúas se consigue el armado si
multáneo
del puente y espolón a lo largo de la
vía, ya que dividirnos el puente eii 5 recuadros,
más el espolón, según se indica en el gráfico. Cada
sección construye
dos elementos,
primero uno y
luego el otro, quedando la grúa en medio de ellos
y que es necesario retirar, para lo cual nos ser
vimos ‘de una vía auxiliar colocada sobre los lar
gueios
del recuadro
y una rampa
para salvar el
mismo. Una vez armados los recuadros,
se des
lizan sobre la vía y se van enchufando
unos con
otros. El armado de cada recuadro, con personal
bien instruído,
se puede hacer holgadamente
en
dos horas, y el enlace de cada recuadro
con el
siguiente,
en media hora, lo que hace un total,
para terminar
y acoplar dos recuadros,
de cuatro
y media
o cinco horas. Corno pueden trabajar
si
multáneamente
las tres secciones, resulta que en
seis horas puede quedar ‘el puente armado y ya
co1ocada
sobre él las traviesas y carriles en dis
posición
de lanzar.
El puente unido al espolón puede discurrir
a
lo largo de la vía, siempre que ésta sea recta y no
haya obstáculos
tales como obias de’ fábrica de
29
Castillete y caerilio de lanza miento.
El esoid’n en?;’aer el ca’rzllo de lanza’míeo.
gálibo inferior a la sección transversal
del puente.
Separado
en recuadros, puede circular por tramos
caivos,
sin más limitación
que las obras de fá
brica, lo cual permite, en la mayoría de los casos,
el armado lejos del lugar de aplicación.
LANZAMIENTO
Para el lanzamiento
del puente con su espolón
acoplado
se disponen
cuatro carrillos
montados
sobre sus correspondientes
castilletes
metálicos,
situados
dos en un estribo de la brecha a salvar y
otros dos en el opuesto. Estos castilletes van lige
ramente
arriostrados
a la vía, que llega, por am
bos lados, hasta el mismo borde de los estribos.
Se le acopla una locomotora
al puente por medio
de in gancho de tracción
engarzado a las travie
sas de la vía establecida
previamente
sobre el
puente,
sirviendo
los carriles de la misma como
topera.
La locomotora
empuja fácilmente
el con
junto
sobre la vía y entra el espolón en ios pri
meros carrillos, y a continuación
el puente. Los
“diploris”,
como van sujetos al puente,
quedan
colgados del mismo a medida que pierden la vía.
Antes de que se produzca
el basculamiento
del
conjunto llega el espolón a montar en los carrillos
del estribo o puesto y continúa
la locomotora
empujando
hasta
dejar el puente
a un metro
aproximadamente
de su exacto emplazamiento.
Aunque
en la experiencia, realizada
se ha conse
guido’ponerlo
directamente
en su sitio, merced
a la gran pericia del maquinista,
como medida
de ‘seguridad, para evitar que puente y máquina
se’vayan
al foso, basta con que lo dejeii cómo
a un metro de su sitio, terminando
la operación
de la siguiente
manera:
Se desengancha
la máquina, se la frena, y entre
ella y el puente se intercalan dos pequeños gatos de
Tía y Obras, que, accionados
por dos soldados,
terminaii
por correr el puente a su sitio en breves
minutos.
Esta operación
de lanzamiento
es su
mamente
rápida,. pues no llega a ios quince mi
nutos,
incluyendo
el corrimiento
con los gatos.
A continuación
se colocan “diploris” al espolón,
y auxiiándose
con los citados gatos, se le separa
del puente por deslizamiento
sobre la vía. Esta
operación
también
es muy rápida., pues se hace
en diez minutos.
Separado
el. espolón lo sifi
ciente para proceder a su desarmado,
se colocan
cuatro gatos dél equipo del puente, uno en cada
montante
de cabeza, y se procede
a
elevar
ciente
bre
por
el puente un centímetro,
lo sufi
para que no gravite su peso so
los carrillos de lanzamiento,
un procedimiento
muy sencillo
que
que
dan colgados, a través de unos peque
ños carritos, de los cordones inferiores
del puente; bastando
luego con empu
jarlos
a lo largo
del mismo
con el fin
de poder quitar los castilletes
que le
han servido de apoyo.
Una vez quita
dos éstos, se ponen
‘:
(2)
en su lugar las pie-
“mplo’r’is”.
Carr’Wo de lanz2n’z’icnt.e.
zas que sirven ya de apoyos
fijos del
puente
y se le hace descender
simultá
neamente
con los cuatro gatos hasta que
descanse en los mismos, con lo cual que
dá la vía del puente, que ya va construída con él, enrasada
con lCotra,
permi
tiendo
en seguida el paso del tren.
APLICACION
MILITAR
Teniendo
en cuenta
que la mayoría
de los puentes de la Red Ferroviaria
Na
cional son de una luz inferior a los 30 m.
resulta
que el HG-30, con su posibilidad
de armado
para luces de 6, 12, 18, 24
y 30 m., es sumamente
práctico para sus
tituir
dentro de estas luces a cualquier
puente que se encuentre destruído
o ave
riado por efecto del fuego enemigo o por
otra causa, tal como una riada, bastando
solamente
con preparar
adecuadamente
los estribos, operación ésta que lleva más
tiempo en realizarse que el armado y ten
dido del puente.
Aunque
el puente, por sus caracterís
ticas técnicas de permitir el paso de tre
nes con carga y velocidad normal, puede
considerase
como de establecimiento
de
finitivo,
estimamos que no debe ser ésta
su misión, sino la de facilitar el paso mien
tras que otras tropas especialistas
proce
den a la construcción
de un nuevo puen
te permanente,
para, una vez puesto éste
en servicio, replegar el HG-30 y emplearlo en otro sitio. Así, pues, se ve la nece
sidad de disponer
de varios puentes
de
este tipo para la aplicación simultánea en
las posibles cortaduras
que, en caso de
guerra,
se puedan producir.
En tiempo de paz, este puente puede
ser de gran utilidad para sustituir
a los
que por una riada u otra causa se inutili
cen. Como ejemplo podemos citar el caso
del puente de Santa Lucía, en la línea
de León, a Gijón, que hace aproximada
mente
dos años fué destruído
por una
riada
y estuvo cortado
el tráfico ferro
viario cerca de un mes ocgsionando
gra
El puente y eepolón listo
para el lanza,ne ato.
Detalle
del enlace de lce mdquina
El eepoldn en el aire, y el puente
comienza
a discurrir
con el puente.
por el carrillo
de lanza nie
El espolón llega a la otra ofl:lla.
ves trastornos.
sible que en tres
el tráfico.
ActuaImente
otro modelo del
Con el empleo del HG-30 es po
día hubiera quedado restablecido
se está terminando
de construir
HG para 42 m. de luz y en breve
se harán las pruebas.
considerablemente
el
Red Nacional que se
creemos que se puede
Con este modelo se amplía
número
de puentes
de la
pueden sustituir,
pero aún
llegar a más con estos mo
delos.
Sería interesante
estudiar
la posibilidad
•de salvar una gran brecha con el empleo de apoyos
intermedios
y puentes HG. Así, por ejemplo (ver
croquis),
se puede lanzar un HG-30 con tablero
superior
(ya que con el intermedio
o inferior es
imposible
por no permitir
pasar un puente
a
través
de otro igual y en ambio
por encima sí)
entre el estribo origen y el primer apoyo, y una
vez descendido y colocado en su sitio, servirse del
mismo para lanzar otro puente que quedará entre
el primero
y segundo apoyo; se desarma y re
pliega el espolón, se desciende
a su sitio y así sucesivamente,
el segundo
quedando
puente
uno a
continuación
de otro sin enlazarlos
para que no
varíen
los momentos
flectores.
Claro es que la
mayor dificultad
que se presenta
es la de hacer
descender
el puente a su sitio; pero creemos que,
aunque
delicada, es una operación perfectamente
realizable
y merecería
la pena hacer una expe
riencia
de la misma, pues si logramos
esto, he
mos resuelto
el problema
de• paso de grandes
brechas
con apoyos intermedios.
En los momentos
actuales,
en colaboración
y
bajo la dirección del inventor del puente, Coronel
D. Julio Grande, estamos estudiando
la posibi
lidad de realización
del lanzamiento
con apoyos
intermedios
para cualquier clase de luz entre ellos,
de momento no superior a 30 m., que es lo que
permite
el HG actual, para, una vez realizadas
las pruebas del de 42 m., poder emplear luces de
este tipo en los apoyos intermedios,
estudios que
probablemesite
se darán a conocer en ui nuevo
artículo
en esta Revista.
Detalle de la llegada del espolón.
o
LapreparacióndelasnuevasDivisionesdelEjércitonorteamericano.
-
Teniente
General Bruce C. Clarke. De la publicación norteamericana
Armor. (Traducción
del Comandante de Infantería y S. E. M., Teófilo Alvarez Lain, del E. M. C. Extracto.)
Al terminar la lucha en 1945, el Departamento de
Guerra recomendó que, como consecuencia de las lec
ciones aprendidas en aquélla, se propusiesen las modi
ficaciones convenientes en las plantillas entonces vi
gentes. Por aquel tiempo, siendo Jefe de E. M. del Ejér
cito el General Eisenhower, ordenó que con arreglo a
tales Directivas se estudiase una nueva organización de
la División, a base de:
i.—Divisiones de Infantería, Acorazada o Aerotrans
portada
“tipo”, de efectivos no superiores a 15.000
hombres, siendo la última de las citadas prácticamente
una División de Infantería con las .modificaciones pre
cisas para su transporte aéreo.
2.—Asignación orgánica de los elementos de las Armas
y los Servicios necesarios para equilibrar los grupos de
combate, contenidos en la G, U. en lá proporción. con
veniente.
El Jefe del Ejército sostuvo algunas conferencias en las
Escuelas de las Armas: Fort Benning, Fort Sill y Fort
Knox, para que en relación con las modificaciones pro
pugnadas- fuesen súgeridas ideas sobre dicho proyecto.
Se puso de relieve que la División Acorazada podría
organizarse con tal criterio, pero que la de Infantería
requeriría i8.ooo hombres,, como mínimo, si había de
mantenerse la. organización básica de tres Regimientos
a tres Batallones cada uno. Y para estar de acuerdo con
estos efectivos y mantener la organización tradicional,
la Escuadra de fusileros habría de reducirse de doce a
nueve hombres. El General Eisenhower aprobó, más
tarde, el plan de una División de Infantería con efectivo
tope de i8.ooo hombres. Estas nuevas Divisiones de
‘Infantería, Acorazada y Aerotransportada,
llevan ahora
en servicio siete u ocho años, actuando satisfactoriamente.
En relación con la Acorazada y con las nuevas Divisiones
propuestas, es interesante hacer notar la Conferencia
sobre Armas Acorazadas que tuvo lugar en 1946 y en
la que se sometió a discusión si aquella G. U. sería es
tructurada a base de tres Regimientos, o tendría la or
ganización de Agrupaciones de Combate por Batallones
independientes.
Se decidió la última organización, de-’
cisión que ha supuesto un gran avance en el empleo
táctico de esta División.
En virtud de la experiencia de la campaña de Corea
y los efectos del posible empleo táctico de las armas
atómicas y termonucleares el Departamento del Ejér-.
cito volvió a disponer que de nuevo se estudiase la
.
organización de nuestras Divisiones, al objeto de adap
tarlas a las exigencias del futuro tipo de guerra.
Las Divisiones “tipo” están ahora en pleno período de
pruebas en Fort Benning (Georgia) y Fort Hood (Tejas).
Esta prueba, aún en vigor, ha revelado varios problemas
que se asemejan a los que hubieron de enfrentarse nues
tros EE. MM. al planear e iniciar anteriormente los cam
bios necesarios en la estructura de las Divisiones de
nuestro Ejército.
Es frecuente que cuando se trata de ejecutar modi
ficaciones de organización, exista en cierto grado una
resistencia pasiva a llevarlas a cabo. ‘Es una consecuen
cia de la falta de visión de determinados individuos que
no enjuician con propiedad el empleo futuro de la nueva
organización propuesta; en otros casos, es el excesivo
apego a lo tradicional. En tales circunstancias, es im
.portante que todos abordemos el problema con un punto
de vista objetivo: que lo qué sirvió para vencer en el
pasado puede ser perjudicial en el futuro.
Obvio será señalar que la nueva división ha de res
ponder a los siguientes principios: gran movilidad tác
tica y estratégica, agilidad,, posibilidad de actuar en
frentes amplios, posibilidad de dispersión rápida, grai
capacidad de ,penetración, facilidad de llevar a cabo
una defensa elástica; en fin, ser capaz de actuar en masa
con máxima rapidez.
Aunque todo ello haya sido reconocido, es indispen
‘sable que tengamos siempre presente las siguientes con
sideraciones:
1.—Mejoramiento de los medios de transmisión, es
pecialmente de la radio. La puesta en práctica de un
sistema de códigos de campaña más sencillos y útiles.
2.—Mejoramiento
de la técnica de recogida, con
frontación y diseminación de la información utilizable
hasta el escalón Batallón.
3.—Ordenación en la’ entrega de repuestos a las uni
dades combatientes fundamentales.
4.—Más centralizado control de los abastecimientos
y transportes.
5.—Relación más estrecha entre los miembros del E. M.
divisionario y las Fis. Ms. de las Unidades subordinadas,
al objeto de ahorrar tiempo y proporcionar al Mando un
mejor control e información oportuna, particularmente
en aquellas situaciones que requieran movimientos rá
pidos.
6.—Simplificar el sistema de partes e informes, desde
-
-
‘
-
‘
-
33
el. Batallón al Ejército, eliminando los no esenciales y
duplicados, al objeto de no recargar los medios de co
municación.
7.—Asegurar una constante continuidad de Mando;
pues es absolutamente
necesario que en caso de ser
empleadas las armas de destrucción en masa estén
previamente
designados los Oficiales que han de sus
tituir las posibles bajas.
8.—La seguridad del combatiente adquiere cada vez
mayor importancia. Debemos asegurarnos de propor
cionarle el equipo adecuado; el útil para buscar su propia
protección es fundamental, ahora que las armas de
destrucción masiva están adquiriendo pleno desarrollo.
Ha de dedicar atención preferente también a los sis
temas de realizar destruccioñes, voladuras, etc.
Otro aspecto interesante a tener en cuenta es el de la
disminución del soldado combatiente en beneficio del
“destino”. Ha habido hasta ahora una tendencia gene
ral a• aumentar este personal en ciertas Unidades, y
es bien notorio el perjuicio que ello irroga. Y hemos de
tener presente que este lujo no podrá sostenerse en otro
conflicto de carácter total, ya que nuestros recursos
humanos no lo permitirían.
Independiente de la creación de nuevas armas y ma
terial o del tipo de guerra que se avecine, la disminución
de “fusileros” representa un gran problema para el
Mando, no en materia de potencia de fuegos, sino en
cuanto se refiere a la capacidad de ocupación y conser
vación del terreno y a la imposición de nuestra voluntad
a la del adversario.
En este estudio de nuestra organización, la primera
determinación a adoptar ha de ser la plantilla de las
pequeñas Unidades: Escuadra, Sección, Compañía y Ba
tallón.
Sentadas las bases de la futura organización, divisiona
ria, es conveniente atender a aquellos aspectos de la
instrucción que deben ser tenidos en cuenta, y muy
especialmente a los siguientes:
i.—El campo de batalla será de mayor profundidad
y anchura, excluyendo el antiguo concepto de “línea
impermeable”. Por ello la infiltración supondrá una
constante amenaza para lbs Ps. Ms., asentamientos arti
lleros y los Servicios. Y, como consecuencia, el estableci
miento de planes muy completos para la defensa pró
xima ha de ser preocupación constante de todos los
escalones.
2.—En
el pensamiento de todos los Mandos ha de
presidir siempre la idea de “movilidad”, que han de
predicar y practicar en todo momento.
3.—La voluntad de empeñarse con el enemigo y des
truirle ha de mantenerse vivamente. Y debe desecharse
la creciente tendencia de depender enteramente de los
fuegos de apoyo para batir al adversario.
4.—A las Unidades ha de permitírseles amplitud y
flexibilidad en el cumplimiento de las órdenes.
5.—Ha de dedicarse atención preferente a la instruc
ción de “grupos de combate” en los escalones inferiores.
6.—Exigir gran rigurosidad en la ejecución de deter
minados Servicios, tales como los de abastecimiento,
mantenimiento, etc.
7.—La utilización de extensas redes telefónicas sirve
únicamente para reducir la movilidad y flexibilidad re
querida en las Unidades; desarrolla la “-inercia” y cons
tituye un dispendio innecesario. El uso de la radio debe
considerarse como normal y no como simple medio de
emergencia; por consiguiente, el empleo de sencillos có
.
.
-
34
digos de campaña y normas para su utilización y disci
plina de empleo ha de ser habitual.
8.—El concepto de LPR debe ser reemplazado por el
de ofensiva-defensiva. La defensa ha de establecerse en
profundidad, ha de ser elástica y ofensiva en su natu
raleza. Las fintas y “contra amenazas” o contraataques
serán de empleo normal en el combate defensivo. Las
necesidades de orden estratégico pueden obligar a reti
radas locales hasta la ruptura del contacto. Esta acción
requerirá un juicioso empleo de los elementos de reco
nocimiento.
9.—La técnica de la coordinación aeroterrestre ha de
ser convenientemente
establecida. El equipo de con
trol aéreo debe reducirse todo lo posible, así como el
tiempo que se invierte desde la petición inicial de apoyo
hasta el momento de aparecer la aviación én la zona
del objetivo. Naturalmente, esto ha de realizarse en coor
dinación con las Fuerzas Aéreas.
io.—El aerotransporte
debe convertirse en acción
asidua de los grupos de combate; y a este fin, ciertos
elementos de las Unidades divisionarias deben ser ms
truídos en ejercicios comunes a ambos.
ii.—La contante amenaza sobre nuestras tropas de
ataques enemigos con armas especiales ha de impulsar
a la práctica constante de la técnica de la dispersión, la
ocultación y la disimulación.
12.—Los CC.GG. o Pls. Ms. deben ser susceptibles de
desdoblamiento, actuando cada uno de sus elementos
independientemente
cuando la situación lo requiera. Y
sin que esto haya de suponer aumento de personal alguno.
13.—Los reconocimientos adquieren un papel prepon
derante en un esfuerzo constante por porporcionar in
formación a las Unidades subordinadas. El Cuerpo de
Ejército y el Ejército habrán de disponer de Unidades
de este tipo perfectamente instruidas.
14.—En la instrucción individual hay que esforzarse
en fomentar la iniciativa en todos los empleos y el man
tenimiento de la más severa disciplina.
15.—Todos los escalones integrantes de la División
han de estar familiarizados con el empleo táctico de las
armas de destrucción en masa, enseñándoles a sacar
provecho de la tremenda confusión y efectos de “shock”
que originan la explosión de sus proyectiles. Y no sola
mente ha de referirse esta instrucción al caso de empleo
por nuestra parte de tales armas, sino que también
debemos preparar a nuestras tropas física, mental y
psicológicamente ante su utilización por el enemigo.
i6.—La posibilidad de actuación de las Unidades en
misiones semiindependientes y alejadas de sus Pis. Ms.,
donde su control puede llegar a ser muy difícil, ha de
ser motivo de atención especial. Las tropas han de con
centrarse para actuar ofensivamente en períodos de
tiempo mucho más cortos que los necesarios antigua
mente, con objeto de ofrecer al enemigo el menor blanco
posible. Una vez conquistado el objetivo, las tropas han
de desplegar con toda rapidez para evitar su destruc
ción en masa. Estas acciones requieren que los elementos
de los Servicios sean muy flexibles y suficientemente
móviles para apoyar debidamente a las tropas del frente.
Ha de tenerse en cuenta que el llevar a efecto este pro
grama es tarea de varios años y que la -mayoría de los
componentes del Ejército han de verse afectados de
alguna manera. Por ello han de interesarnos a todos las
pruebas que para la organización de las nuevas divi
siones se llevan a cabo en la actualidad en Fort Benning
y Fort Hood.
La televisión como auxiliar del Mando..
Mayor de Artillería Alberto
liana
El día ir de agosto de 1954, en unas maniobras an
fibias realizadas en la orilla de un lago cercano a Fort
Meade (Maryland, EE. UU.) desembarcó con la primera
oleada de asalto un soldado que llevaba en alto, sobre el
agua, un nuevo aparatejo, una especie de máquina to
mavistas de las de tipo pequeño y peso reducido. Aquel
que hubiese observado de cerca a dicho soldado y a su
máquina, hubiera visto—sin embargo—que se trataba
de algo diferente a una máquina de cine, ya que dentro
de la misma no corría ninguna película, y también porque
de un zurrón, que llevaba el soldado a la espalda, se
elevaba una antena de varilla, del tipo de las que nor
malmente se usan en las radios de campaña.
Efectivamente,
lo que el tal soldado llevaba consigo
era el ojo de su General, en forma de una pequeña cá
mara de televisión. Al mismo tiempo, otros distintos “ojos”
estaban diseminados en puntos críticos del despliegue
y unas cámaras de objetivos múltiples volaban sobre
la zona, a bordo de aviones, dando una visión más
amplia del campo de batalla.
Rivista
Militare.
Mondini. De la publicación ita
(Traducción del Comandante Ory.)
siempre, no era superior a los 2.000-2.300
ciclos -por se
gundo, es decir, poco en relación a las disponibilidades de
los mandos de hoy, que miden la amplitud dé sus canales
de transmisión en megaciclos. De aquí se deduce, con el
crudo lenguaje de los números, que los Jefes de entonces
sabrían bastante poco de cuanto sucedía ante ellos.
La fotografía aérea ha sido, sin duda, la mayor ayuda
informativa de que se dispuso para sacar a los Mandos
de tan penosa situación. Pero la fotografía aérea pro
porciona una visión estática del paisaje obtenida en la
centésima parte de un segundo. ¿Qué sería si se pudiese
disponer de fotografías aéreas vivas, con un enemigo que,
en lugar de mantenerse quieto, con -la esperanza de con
fundirse entre las matas o rocas, se agitase, actuando
normalmente?... Bastaría superponer a esa fotografía un
cuadriculado para obtener el más sensacional plano de
objetivos que jamás pudiera soñar un Comandante de
Artillería.
Pues bien, esto ha dejado de ser un sueño para pasar
a ser una realidad: en Fort Meade ha funcionado el
“puesto de mando del futuro”.
La experiencia de Fort Meade.
Durante muchos siglos, quizás milenios, el Jófe vió
y guió materialmente a sus tropas en la batalla, a pie
Como puede verse en una de las fotografías que re
o a caballo, desde lo alto de un montecillo o desde la producimos, el Puesto de Mando que se estableció en
copa de un árbol. La elefantiasis de los Ejércitos es cosa Fort Meade, y que puede dar una idea de lo que será
reciente y la de las armadas navales recientísima. Hasta un futuro Puesto de Mando, constaba de seis televisores
hace poco tiempo, los Ejércitos y las Flotas luchaban en alineados sobre uno de mayor tamaño. Cada uno de los
poco espacio, en el espacio que podía abarcarse con la pequeños correspondía a una cámara en funcionamiento
mirada de un hombre situado en una colina o en el en el campo de batalla. En este caso, además de la del
puente de mando de un barco. La historia está llena de soldado de que hablamos al principio, había otra más
sugestivos y emocionantes episodios de batallas ganadas con las patrullas avanzadas, una sobre un carro blindado,
o perdidas por Jefes que, haciendo una señal, lanzaban una en el puesto de interrogatorio de prisioneros, otra
a sus escuadrones a la carga o a su tripulación al abor
sobre un helicóptero (proporcionando un cuadro de la
daje; como igualmente está cuajada de frases lapidarias
actividad de las tropas propias) y, en fin, la última sobre
del tipo de las de “¡A mí la guardia!” o de aquel “No un avión de reconocimiento, que daba una visión de
veo aquellos barcos”, dicha esta última por Nelson, tras conjunto del campo enemigo. Eventualménte, se hubieran
ponerse el anteojo en el ojo tuerto, para
no ver las preponderantés fuerzas ene
migas.
La primera guerra’ mundial marca el
comienzo de una nueva etapa de la his
toria militar en la que el pueblo se hace
recluta, llena los cuarteles, se transforma
en tropas y guarnece centenares de kiló
metros de frente, con trincheras cavadas
en fango y lodo; en la que los Generales y
sus Estados Mayores dejan sus uniformes
con botones y charreteras doradas y pa
san a vestirse de pana beige, y en la que,
no pudiendo los Mandos abarcar con la
vista todo el teatro de operaciones que
aparecía en el plano, decidieron sentarse
a la mesa y contentarse con telefonear y
enviar despachos.
La situación no podía ser más precaria.
De hecho, por la ley de Hartley, un me
dio de transmisión transmite una cantidad
de información proporcional a la anchura
de su banda pasante. Pues bien, la banda
pasante de aquellos teléfonos de campaña,
El “puesto de mando del futuro”, tal y como / uncionó en las experiencias anfibias de
aun llegando a admitir que funcionaran
Por Meade (California, EE. UU.).
-
35
Cdniara de televisión tvabwjando desde una frmnc.hera.
podido recibir informaciones directas de los proyectiles
lanzados en el interior del despliegue adversario.
Cualquiera de los fotogramas recogidos por los pe
queños televisores podía ser pasado a la pantalla del
televisor grande, y así poder observar la escena corres
pondiente con mayor detalle.
A la izquierda del conjunto de los televisores estaba un
relieve en plástico de la zona, y un Oficial especializado,
en contacto por radio con los teleoperadores, iba indi
cando, por medio de un puntero, cuál era la zona que
estaba siendo televista en cada momento.
La experiencia de empleo de este método dió un bri
llantísimo resultado: en el curso de las maniobras, las
tropas propias se toparon con un carro armado de tipo
desconocido; inmediatamente,
el carro apare
ció en la pantalla y un Oficial de E. M. anotó
sus detalles e hizo un esquema del mismo. Un
prisionero “enemigo” se dejó coger, llevando
sobre sí un papel con el despliegue, adversario
para el contraataque. La noticia fué rápida
mente controlada y confirmada por medio de
la telecámara a bordo del avión de reionoci
miento, y el Comandante de las fuerzas propias
pudo hacer en su planes las correspondientes
modificaciones, con el fin de hacer abortar el
contraataque enemigo. Entre tanto, la cámara
que llevaba el helicóptero señalaba la situación
de los heridos, facilitafldo así al Jefe del Servi
cio Sanitario la labor de recogida por medio
de los helicópteros-ambulancias.
tiempo. A finales del año 1873, Willoughby
Smith la descubrió en el selenio. Pronto se
comprendió que este fenómeno estaba más bien
relacionado con los de la conductividad y aisla
miento que con la conducción normal en los
cuerpos metálicos, si bien el total problema de
los fotoconductores y de los semiconductores
aguardaría a Plank y a la mecánica cuántica
para su más adecuado aprovechamiento.
En los tubos de captación que normalmente
se emplean (isonoscopios, imágenes “orthicons”)
se utiliza otra propiedad: la fotoemisión. Por
efecto de élla, algunos cuerpos emiten electro
nes en una cantidad proporcional a la luz que
incide sobre ellos. La fotoemisión es un efecto
superficial, al contrario que la fotoconductivi
dad, que es un efecto de profundidad y que
puede dar, por tanto, un rendimiento muy su
perior. Es natural que pensaran en ella los pri
meros experimentadores, que buscaban la reali
zación de la televisión, y, de hecho, los primeros
experimentos con el disco de Nipkow utilizaron
las células de selenio cristalizado, las únicas
ahora disponibles para la generación de se
ñales.
Aparece ahora claro el inconveniente propio
del uso del selenio: su gran inercia. El selenio
es lento en el aumento de su propia conduc
tividad cuando es iluminado y, sobre todo, es
lento en perderla cuando el manantial luminoso se aleja.
La fotoconductividad volvería al servicio activo en tele
visión muchos años más tarde, en 1950, gracias al mago
de la R. C. A. Zworykin, si bien esta vez el material
empleado no seria el selenio cristalino, sino los sulfuros
y los seleniuros de antimonio, cinc y cadmio.
Enel “Vidicon” existe una pantalla transparente y con
ductora, sobre cuya otra cara incide la imagen, a cuyo
fin está recubierta de una delgada capa de dieléctrico
fotosensible. Esta capa es explorada por ún pincel de
electrones lentos, por sucesivas líneas horizontales, en re
lación al normal movimiento de exploración televisiva. La
pantalla se mantiene a un potencial del orden de una vein
tena de voltios positivos con relación al cátodo. El dieléc
Los fundamentos del sistema.
La experiencia de Fort Meade fué posible gra
cias al “Vidicon”, un tubo de captación con di
mensiones y peso reducidísimos. Este, al igual
que el “Staticon”, similar al primero, se basan
en el principio de la fotoconductividad, que es
la propiedad que. tienen algunos cuerpos de pre
sentar una conductividad electrónica variable,
ségún la intensidad de la luz incidente.
Esta propiedad fué ya advertida hace mucho
36
Tomavistas
de televisión.portdtil
recogiendo un momento del ataque.
trico, que se encuentra sobre la parte pos
terior de la pantalla, impide—en las debi
das condiciones de oscuridad—que este
potencial alcance la cara posterior, barrida
constantemente por el cepillo electrónico.
Pero la luz se comporta, con relación al
dieléctrico, como lo haría un lápiz sobre
una hoja de papel carbón y hace pasar
sus señales, de parte a parte, exactamente
en la zona donde es aplicada. Por, tanto,
el aislante que se encuentra en la parte
posterior se hace conductor en las zonas
en que incide la luz y se carga de potencial
positivo, y la distribución de este poten
cial positivo reproduce exactamente la
distribución de la iluminación existente
en la cara anterior, sobre la cual la lente
proyecta la imagen. El pincel electrónico,
que explora la cara posterior, anula la car
Cámara de televisión instalada a bordo de un avión para facilitar información de la
ga positiva que se encuentra en ella,
zona enemiga.
depositando un determinado número de
electrones (negativos), de los cuales es
rico.
tará siempre bajo la “mirada” de dos Generales: el ene
Se establece así un paso de corriente cuya intensidad
es proporcional, en cada momento, a la intensidad lu migo, que estará pensando en el modo de no dejarle
un momento, y el que podríamos llamar
minosa del punto explorado. Es decir, se tiene una co descansar
amigo,
que
estará como, a tres metros de distancia, dis
rriente modulada de la señal luminosa, y, por tanto,
como deseábamo, la variación de luminosidad ha sido puesto a decirle: “Avanza cuatro pasos”, “ponte el botón
transformada en una variación del parámetro eléctrico y es del cuello”, “dispara sobre aquel enemigo”, “pásate el
tirante del cinturón por debajo de la hombrera”, “tira
una señal eléctrica, que podremos transmitir, irradiar, cap
una bomba de mano sobre aquel carro...”
tar y revelar con los procedimientos de la radiotécnica.
Con la ayuda de los transitores, de la televisión y de
Se habla ya del empleo bélico de la televisión en
otros inventos, no cabe duda de que también podrán
colores, que dará una visión todavía más real, permi
tiendo apreciar mejor los distintivos de los aeroplanos obtenerse datos interesantes, tales como eí reverso del
despliegue enemigo que hay que asaltar, el trazado de
y de los carros, el humo de las pistolas de señales y dis las
posiciones indicadas sobre una panorámica o la
tinguir los matojos fingidos del enmascaramiento de los
cara
del Comandante en Jefe, que acompaña sus órde
vivos y verdaderamente de la naturaleza.
Si bien estos progresos ayudan, indudablemente, a la nes a la voz con el gesto.
Al lado de los proyectiles dirigidos, del cañón antiaéreo
acción de mando de los EE. MM., podemos señalar, desde
ahora, que el pobre soldado no sacará de todo ello mu que se apunta y dispara por sí y de la artillería atómica,
la TV del campo de batalla se dispone a tomar su puesto
chas ventajas, por cuanto, aun cuando esté semienterrado
en un hoyo de fango y protegido de los proyectiles, es- en los Ejércitos de mañana.
‘
.
LosIngenierosenCorea.
Coronel
De Lesquen. De la publicación francesa Revise Militaire
d’Information. (Traducción del Comandante Rubio Miranda. Extracto.)
El progreso técnico imprime al arte de la guerra una
evolución
rápida en extremo, nada fácil de seguir,
porque en todos los países un bien bien guardado se
creto rodea a los adelantos adquiridos y a los nuevos
métodos que se derivan de ellos.
Pero en el plazo que media entre dos grandes con
flictos,, las guerras localizadas en que se enfrentan ideolo
gías opuestas, como está sucediendo actualmente, son
unos a modo de test a cuyo estudio se dedican con el
mayor celo los .expertos para tratar de fijar, lo más
precisamente posible, el desarrollo de la curva de esta
evolución.
A tal respecto, las operaciones de Corea, han’ llamado
especialmente la atención y han permitido recoger gran
cantidad de enseñanzas.
Entre ellas, no carecen de ‘interés las que conciernen
a los Ingenieros en particular, a fin de orientar los áni
mos hacia un conocimiento más a fondo de su cometido
y de sus posibilidades.
Corea es una península de un millar de kilómetros
de largo por algo menos de 300 de ancho. Está cubierta
casi enteramente por terrenos formados de montañas
rocosas y peladas que culminan por encima de los 2.00C
metros, recortadas por valles encajonados, cuyos fondos
están ocupados por arrozales pantanosos. Los cursos d
agua son numerosos, rápidos y torrenciales en la mon
taña, para convertirse en más lentos y anchos en
proximidad del mar. Durante la mayor parte del año
su caudal es modesto y son vadeables fácilmente; si
embargo, están sometidos en primavera y verano
enormes crecidas, que han llegado en muchas ocasione
a destruir los puentes. Sucedió esto principalmente e
31
febrero de 1951 sobre el Han, cuando las fuertes lluvias,
sumadas a un prematuro deshielo, aislaron durante va
rios días a elementos aliados que ya habían pasado el río.
El clima es muy frío en invierno. En verano es muy
caluroso y los fondos pantanosos están cargados de
miasmas. La población es muy densa y, en razón al
carácter montañoso de la mayor parte del país, está
constreñida a las regiones de cultivo. Las vías de comu
nicación son muy escasas y precarias. Antes del conflicto,
sólo la carretera de Pusan a Seul era verdaderamente
digna de este nombre, pero los puentes construídos por
los japoneses estaban mal conservados y, por esta causa,
no permitían el paso sino de cargas ligeras.
Fuera de esa ruta, nq había sino malas pistas estre
chas y apenas empedradas, por las que resultaba im
posible toda circulación en período de deshielo o de lluvia;
en esos momentos se adueñaba de todo un barro espeso.
El puente típico era una obra de madera, con vigas y
traviesas de troncos, sobre los que se había extendido
tierra, pero que ya había desaparecido.
Total, que la circulación sobré tales pistas era difícil
y problemática. Ocasionaba tantos accidentes mecánicos
que el mando aliado, al principio de la campaña, apreció
en el 30 % las bajas de los vehículos inmovilizados sobre
un recorrido superior a los cien kilómetros.
La infraestructura aérea se limitaba exclusivamente al
campo de Kimpo, cerca de Seul.
Los recursos locales de que podrían echar mano los
Ingenieros aliados eran muy escasos, por no contar el
país con ninguna industria notable en cuanto al cemento
ni al hierro o madera para construcciones. Sin embargo,
la piedra es abundante y de buena calidad por todas
partes y abunda la mano de obra local, que es disci
plinada y diestra.. Sus métodos son simples en extremo,
más bien rudiméntarios, y a base de trabajo manual.
La carretilla es un utensilio desconocido, el transporte
de tierra se hace con cestos, por cadenas interminables
de hombres; al estilo de las hormigas, el número suple
a la calidad y permite obtener resultados muy aprecia
bles en los trabajos de carretera, por ejemplo. El coreano
es muy experto en levantar muros de piedra seca para
machones, contenciones y aun para casas. Las mujeres
se mezclan a los hombres para trabajos de toda clase
y especialmente para el arrastre de materiales, que se
hacen en cadenas. Hay cadenas que pueden alcanzar
rendimiento de mil toneladas por día para la descarga
de barcos, por ejemplo.
Durante toda la campaña las unidades aliadas de In
genieros recurrieron frecuentemente a los trabajadores
coreanos, que .fueron muy útiles y eficaces auxiliares.
DESARROLLODE LAS OPERACIONES
Fué en ese ambiente tan particular y tan diferente
del que estamos acostumbrados en Europa Occidental,
en el que tuvieron que comprometerse las fuerzas aijadas
bruscamente y sin preparación, a fines de junio de 1950.
Durante un año revistieron las operaciones todos los
aspectos tácticos que se pueden imaginar en el arte de
la guerra, y desembocaron en un doble flujo y reflujo de
las masas rojas, de punta a punta de la península, para
estabilizarse. La campaña, desde la invasión roja del
20 de junio de 1950 hasta el armisticio de julio de 1953,
comprende seis períodos:
i)
Maniobra en retirada de las fuerzas aliadas desde
el paralelo 38° hasta el reducto de Pusan (junio-julio
de 1950);
2)
Defensiva sin ideas de repliegue en el reducto de
Pusan (agosto-septiembre de 1950);
3)
Ofensiva de ruptura partiendo del reducto de
Pusan, acompañada de un desembarco en Inchon, cerca
38
de Seul, seguida de una explotación llevada hasta el
Yalú (septiembre-octubre de r5o);
4)
Maniobra en retirada ante la intervención en
masa de las fuerzas chinas, que obligaron a los aliados a
replegarse hasta el sur de Seul (noviembre de 1950-enero
del 1951);
5)
Ofensiva metódica aijada empujando a los nor
tecoreanos hasta el norte del paralelo 38° (enero-junio
de 1951);
6)
Estabilización sobre las posiciones alcanzadas,
mientras que se proseguían las entrevistas del armisticio
(julio de 1951-julio
de 1953).
i)
Maniobra en retirada.
La irrupción de las masas norte-coreanas al sur del
parlelo 38° no chocó inicialmente sino con las fuerzas
sur-coreanas; mal preparadas para contenerlas, éstas no
pudieron, pues, hacer otra cosa que replegarse. En el
curso de este repliegue, los zapadores norte-coreanos, en
cuadrados por algunos Oficiales americanos, hicieron lo
posible por retardar la progresión de los rojos, mediante
la destrucción de las obras de fábrica, en particular
sobre el Han, que era el accidente más importante a
atravesar por el invasor; pero por- haber sido excepcio
nalmente seco el verano de 1950 en Corea, los carros y
los convoyes rojos pudieron vadear con bastante facili
dad las cortaduras.
Los días
y 6 de julio desembarcaban en Pusan los
primeros zapadores americanos; pertenecían al tercer Ba
tallón de Ingenieros de combate, unidad orgánica de la
24•a División de Infantería; inmediatamente tuvieron que
intervenir, tomando parte en la maniobra retardatriz
hacia Chichowon. Para el 22 habían efectuado 36 grandes
destrucciones, de ellas u puentes de vía férrea y 6 túne
les. Pero, además, tomaban parte constantemente en el
combate propiamente dicho con el arma en la mano, su
friendo serias pérdidas. La Compañía “C” fué casi ani
quilada el 20 de julio, cerca de Taejón, en los combates
en que cayó prisionero el General Dean, Jefe de la Di
visión.
Ocupados en estas misiones de combate, los zapado
res no podían satisfacer a las necesidades elementales de
las fuerzas aliadas. Efectivamente, era -urgente organizar
una infraestructura conveniente y era preciso, no sólo
preparar rápidamente las carreteras y las pistas de vuelo
para la aviación, sino también conservarlas y repararlas
para tenerlas constantemente en estado conveniente de
servicio.
En el curso de este primer período de la campaña, a
pesar de la escasez de medios disponibles, la progresión
de las fuerzas rojas fué frenada con eficacia por la acción
de las destrucciones, combinadas con la de los desta
camentos retardadores. Este resultado fué una feliz con
secuencia de las dificultades del terreno y de las de
ficiencias de la red de carreteras y, de hecho, el perímetro
previsto para la defensa de Pusan no fué alcanzado por
el enemigo hasta el r de agosto, o sea 35 días después
del comienzo de la invasión.
2)
Delensiva sin idea de repliegue.
Al comenzar agosto de 1950 las fuerzas aliadas estaban
pegadas al reducto defensivo de Pusan; no les era posi
ble ceder más terreno sin ser arrojados al mar; y, -sin
embargo, la organización del reducto era muy somera y
los campos de minas escasos. Los mismos zapadores no
tuvieron tiempo sino para cubrir las posiciones que te
nían misión de defender por sí mismos: realmente las
fuerzas aliadas no eran las suficientes. Los zapadores de-
construcción de puentes no había en Corea sino 260 me
tros de Treadway y, como parte de este material había
sido utilizado ya en Kumho, hubo que recuperarlo y
llevarlo de noche por caminos donde los Broekways tro
pezaban con grandes dificultades para la marcha. No
se pudo, por otra parte, hacer con este material sino un
solo puente de 195 metros, al cabo de veintiséis horas
de trabajos muy difíciles, por la naturaleza del río, cuyo
cauce está sembrado de profundos fosos.
Empleada por la 24.” D. 1. para su paso la mayor
parte del material técnico disponible, las otras grandes
unidades empeñadas en la acción—la 2.” y 25•a D. 1.,
la i.” D. C. y la i.” D. 1. coreana—hubieron de confor
marse con bien poca cosa. Los zapadores recurrieron a
los medios de circunstancias y muy especialmente a los
vados improvisados con sacos de arena, para cuyos tra
bajos se manifestaron muy eficaces los obreros coreanos.
Estos pasos de asalto tropezaron con resistencias muy
variables;, algunas fueron encarnizadas, mientras que
otras fueron casi nulas. Técnicamente todas las acciones
tuvieron éxito. Tan bien, que desde el día 22 pudieron
lanzarse las fuerzas aliadas a la persecución de los norte
coreanos y esforzarse por establecer contacto rápidamente
con los elementos desembarcados en Inchóñ, con el fin de
cercar el máximo de fuerzas enemigas al sur de la península.
Pero, franqueado el Naktong, las fuerzas aijadas no
podían progresar rápidamente sin disponer de carreteras
con una vialidad suficiente. Una nueva tarea conside
rable esperaba a los zapadores, empresa esencial para el
éxito de la maniobra de la que, necesariamente, regula
ban la velocidad. Los Ingenieros de la 24.0 D. 1., que es
taban en la punta de vanguardia, llevaron en estas cir
cunstancias la parte más pesada. Para el 29 de septiem
bre había sido alcanzado el Kum, depresión importante
a 210 kilómetros de la base de partida. Para hacerlo
realidad, las secciones de zapadores, repartidas por los
distintos itinerarios, se habían dedicado al relleno de
embudos, desviacones locales, puentes, vados, descom
brado de localidades, etc.
El i de octubre era pasado el Kum, con 300 metros de
anchura. Había sido necesario, por falta de material
.técnico disponible, preparar un puente sumergido, o más
un vado con sacos de arena. Luego se re
3)
Otensiva ile ruptura, acompaílada de desembarco exactamente,
anudó
el
avance,
yendo los zapadores en la punta de van
y explotación.
guardia levantando los campos de minas y reparando
A mitad de septiembre el dispositivo de las fuerzas mejor o peor, pero muy rápidamente, los itinerarios in
dispensables.
reunidas alrededor de Pusan había sido reforzado sus
De esta forma, el 2 de octubre estaba abierta la ca
tancialmente y cuando la Infantería de Marina desem rretera
hasta Suwon, el 6 hasta Seul, el hasta Munsan,
barcó el día 15 en Inchón, puerto de Seul, las unidades
el 22 hasta Pyonyang, el 26 hasta Packchon y casi hasta
agrupadas en el reducto emprendieron simultáneamente
el Yaiú, marchando siempre los zapadores delante para
el ataque, para empujar alas norcoreanas.
Esta salida ofensiva fué llevada por tres divisiones y abrir camino a los primeros elementos. Desde la salida
del reducto de Pusan, habían reparado más de 1.000
una brigada aijadas. Suponía para los zapadores un pro
de carretera, preparado diez pistas de ate
blema delicado desde la partida, puesto que era preciso kilómetros
franquear obstáculos tan importantes como el Naktong, rrizaje, así como un número incalculable de puentes,
de 200 a 250 metros de ancho. Hizo falta incluso faci vados, desviaciones, etc.
En los escalones retrasados no estuvieron menos car
litar paso a una división del otro lado del Kumho, to
gados
de trabajo. Tratáhase primero de mejorar toda
rrente de unos cien metros de anchura, en el curso de
una operación previa. Por falta de medios de paso, fué clase de obras realizadas de prisa sobre vías de comu
necesario construir lo que los periodistas llamaron puente nicación, naturalmente precarias, y más particularmente
de reforzar los vados preparados con sacos de arena que,
sumergido y que no es, realmente, sino un vado impro
si facilitaban el paso rápido de los primeros elementos,
visado sobre sacos de arena.
Fué el día 19 cuando desembocó la ofensiva aijada no soportaban un tráfico importante y prolongado.
Tratábase también de montar en la retaguardia una
en masa, atravesando el Naktong. El paso se realizó
aérea suficiente y de poner en condi
según el método clásico: los primeros elementos fueron infraestructura
lanzados sobre la orilla oeste por barcas aisladas y luego, ciones de servicio rápidamente la vía férrea de Pusan
muy rápidamente; entraron en acçión los pontones. Sin hasta más allá de Seul. Este restablecimiento de la vía
embargo, resultó esta operación muy delicada para los férrea fué una tarea ardua que, gracias a soluciones auda
zapadores, por falta de material. Así, la 24a D. 1. en ces, pudo ser llevada a cabo en el mínimun de tiempo.
establecieron verdaderas marcas técnicas a pesar d€
cargada del esfuerzo principal no disponía sino de 112 Se
embarcaciones, que representaban más de la mitad de los reducidos medios. La brecha sobre el Nak±ong, d€
las existentes a la sazón en Corea. Además, para la 6o a i6 metros sçbre el nivel del agua, fué pasada en
jaron atrás su material técnico y se establecieron en po
sición, como infantes. De esta forma, el i de agosto, el
Mando de Ingenieros de la 2
D. 1., debía organizar
y mandar una agrupación formada por dos Compañías
de Ingenieros, una Compañía de. carros, una Batería
antiaérea y un Escuadrón de reconocimiento; acto se
guido recibía la misión de cubrir durante días un sector
importante
sobre el Naktong, intervalo entre dos di
visiones de Infantería. Algunos días más tarde, el Ba
tallón de Ingenieros, reforzado por una Compañía de
Carros, relizaba un contraataque para rechazar a las
fuerzas rojas que intentaban desesperadamente pene
trar, franqueando el Naktong. El 6 de agosto debía em
peñar combate con todos sus medios; la sección de puen
tes de la Compañía de Mando era transformada en equi
pos de morteros; las secciones de mandos y de entrete
nimiento del material eran convertidas en cazadores.
Hasta el 21 de ese mes defendió un sector a lo largo del
Naktong el 3.° Batallón de Ingenieros de combate, ha
ciendo patrullas de día y de noche, trayendo prisioneros
y sufriendo sensibles pérdidas. Cóntraatacandp para cegar
brechas en el dispositivo, los zapadores combatieron
hasta cargar a la bayoneta. Cuando el 22 de agosto los
zapadores de la 24,a D. 1., fueron relevados por el 38.° Re
gimiento de Infantería y reagrupados para reorganizarse,
estaban agotados por su larga permanencia en primera
línea, pero con la moral muy elevada.
No obstante, a retaguardia había que atender siempre
a numerosas y urgentes necesidades: preparar pistas de
aterrizaje, reparar carreteras y puentes, etc. Para lo
grarlo,. no era cosa de emplear a los zapadores en su es
pecialidad exclusivamente, y entonces se agrupó a las
unidades en servicio para realizar las tareas más ur
gentes. Así se vió emplear en el entretenimiento de las
carreteras a una agrupación formada por dos Compañías
de reserva, una Compañía de puentes “Treadway”, una
Compañía de camiones-cisternas y otra de suministros de
agua. Muy felizmente, a principios de septiembre, se or
ganizó la participación de la mano de obra coreana y
empezó a llegar el material pesado.
‘
39
7 días; la del Han, de 350 metros de anchura, también
en 7 días y otra de 56o metros, 6o kilómetros más al
norte, solamente en io días. Es claro que no se trataba
sino de reparaciones provisionales, que debieron refor
zare inmediatamente
cuando se hubo recuperado los
medios técnicos convenientes.
Mientras las fuerzas aijadas del reducto de Pusan se
dedicaban a atravesar el dispositivo enemigo sobre el
Naktong, la 2a Brigada especial de Ingenieros tomaba
parte activa en el desembarco de Inchon.
La cuestión planteada era poner en tierra, en un país
pobre en recursos y además devastado en un 6o por
ioo, un cuerpo de Ejército de 3 divisiones. Fueron
desembarcados en i días 72.000 hombres, rz.00o ve
hículos y 6.ooo toneladas de material; y, aparte de sus
misiones normales de descarga y de acompañamiento
de las Unidades desembarcadas, tuvieron que realizar
los zapadores las más variadas tareas, tales como: poner
en servicio la dársena del puerto de Inchon, recuperar
y poner en servicio las locomotoras y material ferroviario,
sepultar numerosos cadáveres, atender a la policía de
circulación para canalizar el reflujo en avalancha de las
poblaciones coreanas y evitar la paralización del movi
miento de las fuerzas desembarcadas, etc.
Apenas cumplida esa misión, la 2a Brigada especial
de Ingenieros volvía a embarcarse, a primeros de octubre,
con la misión de poner en tierra a la 7a D. 1. sobré la
costa oriental, al otro lado de Corea. Operación realizada
el día 29 de octubre en Iwon, que hizo posible el desem
barco de 20.000 hombres, 3.000 vehículos y io.ooo tone
ladas de material, en condiciones muy difíciles por el
estado del mar.
Ciertamente
que tal resultado se alcanzó merced
también a algunos factores propicios, que es de justicia
mencionar:
la sequía anormal del verano de 1950 en Corea.
Gran cantidad de cursos de agua pudieron ser pa
sados-sin obra de fábrica por esta causa, y siendo
regla general el empleo de vados;
la naturaleza rocosa del subsuelo de las carreteras
coreanas, que permitía un tráfico de cierta inten
sidad a pesar de ser estrechas, sinuosas y polvorien
tas;
el hecho de que el enemigo, en su retirada, no pro
dujese ninguna destrucción prácticamente. Casi todas
las obras de fábrica destruídas resultaban ser, na
turalmente, de las efectuadas por los aliados en su
repliegue de julio de 1950;
la abundancia de la mano de obra coreana, que era
una gran ayuda, tanto por su cantidad como por su
rendimiento, aunque no fuese de calidad.
—
—
•
—-
—
4)
Maniobra en refirada.
No habían aún alcanzado por completo la frontera
de Manchuria las fuerzas de la O.N.U. y faltaba mucho
a los zapadores para reparar convenientemente todas las
obras destruídas y para equipar suficientemente a las
retaguardias, cuando las fuerzas chinas franqueaban en
masa el Yalú a principios de noviembre de 1950.
La situación de las fuerzas aliadas se convirtió en
difícil rápidamente; su dispositivo, muy amplio y ale
jado de sus bases, no estaba en condiciones de résistir
semejante amenaza. El mando se vió, pues, precisado
a maniobrar en retirada para ganar tiempo y reagrupar
sus elementos sobre posiciones mejores.
No era cuestión entonces para los zapadores de pen
sar en un descanso bien merecido, que podrían haberse
tomado después de terminar victoriosamente la campaña,
sino más bien de dedicarse sin descanso y con todas sus
fuerzas a nuevos cometidos.
A los zapadores divisionarios correspondió primero or
ganizar las posiciones, construir obstáculos, -colocar
minas, preparar y efectuar destrucciones, y, en fin, lu
char a menudo con las armas, ocupando posiciones y
constituyendo reservas del mando, a partir del momento
en que la situación llegó a ser crítica. Tales misiones
les produjeron cuantiosas pérdidas; así, en la 2a D. 1.,
los zapadores, siempre en retaguardia, perdieron a su
Jefe y a la mitad de sus Oficiales y Suboficiales.
En los escalones del Ejército y del Cuerpo de Ejér
cito, los Ingenieros tuvieron al mismo tiempo que pre
parar la inutilizac ón de la red de comunicaciones, ase
gurar la destrucción de todos los materiales y aprovi
sionamientos no evacuados y mantener en buen estado
un itinerario de repliegue para cada Cuerpo de Ejér
cito, al menos, lo que exigía un mínimun de dos puentes
de paso sobre cada depresión importante.
En conjunto, pudo ejecutarse en buenas condiciones
el programa de destrucciones fijado por el Mando. Al
gunas resultaron penosas para el amor propio de los
ejecutantes,
tal como la del puente de Taedong
a Pyongyang, construcción magnífica de i.ooo me
tros de largo, levantada en tres semanas a pesar de los fríos
de 20°, y que fué destruída por sus mismos constructores
precisamente el día en que se disponían a inaugurarla...
En definitiva, no se abandonó ningún aprovisiona
miento importante para el enemigo; y si las columnas de
refugiados entorpecieron en numerosas ocasiones la des
trucción de las obras de fábrica, al fin se frenó suficien
temente a las fuerzas enemigas en su movimiento para
hacerles perder el contacto, cuando las fuerzas de la
O.N.U. impusieron un período de parada sobre el río
Inchon, 40 kilómetros al norte de Seul.
A mitad de enero de 1951, cuando fué detenida la
acometida china 6o kilómetros al sur de Seul, las Uni
dades de Ingenieros se encontraban agotadas. Después
de haber trabajado sin descanso en la ofensiva, se ha
bían mantenido constantemente en la brecha durante
la maniobra de retirada, habían gastado todos sus me
dios materiales, ya no les llegaban medios de retaguardia
y sus vehículos, como sus máquinas, estaban a punto de
desgaste. Pero todos los zapadores, de cualquier escalón
que fuesen, eran conscientes del importante papel que
jugaban en el éxito de la maniobra, por lo que olvidaron
rápidamente
sus difíciles condiciones de ejecución, a
causa del frío mordiente y de las noches sin dormir.
Mientras se desarrollaban estos acontecimientos en
Corea occidental y los Cuerpos de Ejército 1 y IX se es
forzaban por encauzar a las masas chinas, el C. de E. X se
hallaba aislado en la montaña, más al norte. Tenía que
replegarse sobre el puerto de Hungnam y embarcarse en él
para volver a alcanzar, por mar, el sur de Corea. Fué una
operación difícil llevada con pleno éxito, en la cual tu
vieron los Ingenieros una participación muy importante.
En efecto, a principios de noviembre de 1950 el Alto
Mando había hecho desembarcar en el norte del país
al X C. de E., compuesto de tres divisiones, con misión
de presionar hacia la frontera manchú y de apóderarse
de los depósitos de Chaugjin, que regulaban el caudal de
las aguas que alimentan las centrales eléctricas de la
cuenca del Yalú. Esta operación no había tropezado
con gran resistencia y había alcanzado sensiblemente los
objetivos. Lo más esencial de los suministros y de las
evacuaciones de las fuerzas lanzadas al interior del país
se hacía por el aire. Esto había planteado a los zapa
dores un difícil problema para preparar a 1.400 metros
de altitud campos de aterrizaje para los C. 47. Real
mente, por el rigor del clima y la dureza del suelo helado,
todas las máquinas de gran rendimiento para movi
mientos de tierra no eran utilizables; hubo que recurrir
al pico, a la pala y al explosivo, pero se adelantaba
poco en los trabajos.
-
-
A principios de diciembre comenzaron los chinos a
presionar con más intensidad, y numerosas infiltraciones
sobre las retaguardias hacían más peligrosa cada día la
situación de las Unidades aventuradas sobre. la planicie.
De esta forma se tomó el día 9 la decisión de reintegrarlas a la costa y reembarcarlas. Este repliegue en zona
insegura sobre un solo eje de carretera, atacado constan
temente y cuyas obras de fábrica eran continuamehte
destruí das a rétaguardia por el enemigo, fué ciértamente
uno de los hechos más salientes de la campaña de Corea.
Fué reembarcado todo el personal—incluso el elemento
civil coreano—, fio se abandonó ningún material y fué des
truído todo lo que tenía algún valor militar. Ahóra bien,
los zapadores fueron sometidos a una dura prueba du
rante los i6 días que duró la evacuación.
El primer problema a resolver era reintegrar a la
costa las .dos divisiones aventuradas sobre la planicie
de la zona de los depósitos; Para ello, era preciso que las
tropas abrieran brecha a través de las tropas enemigas
y que los Ingenieros restaurasen un paso en condiciones
para los carros y los vehículos. Para descender de la
.planicie, la carretera pasaba por estrechas y cerradas
gargantas. En. el puñto más estrecho, a media altura de
un valle muy encajonado, había sido destruído el único
puente, punto de paso obligado, y no había desviación
posible. No obstante, se solucionó rápida y eficazmente
la dificultad,
lanzando
con paracáidas
elementos
Treadway en el niomento deseado y en las proximidades.
La distancia a recorrer, una vez descendida la planicie,
era todavía de más de ioo kilómetros para alcanzar la
costa. Para lqs Ingenieros era preciso restablecer un
itinerario con dos vías delante de los primeros elementos
y destruirlos después. de pasar los últimos. Las infiltra
ciones enemigas entorpecieron mucho, desmoliendo las
obras restauradas. Un puente cerca de Santung, fué
rehecho tres veces. Felizmente, el invierno es estación
seca en Corea y la mayor parte de las obras destruidas
se pudieron reemplazar por vados. Además, las infil
traciones comunistas no eran lo bastante nutridas para
presionar y no empleaban minas. Sea lo que sea, los efec
tivos de los zapadores apenas alcanzaban a la mitad
de lo que hubiera sido necesario para llevar a cabo to
das las misiones que les incumbían. Una vez más se mo
vilizó al máximo la mano de obra local y las Unidades
de servicio prescindieron de su especialización, para
atender a las tareas más urgentes. Así, la 63.a Compañía
de equipo y la 512,a de camiones-cisternas, al completo,
se dedicaron a los trabajos de carréteras, de puentes y de
acondicionamiento de campos para la aviación.
En fin, para poder efectuar el reembarque, a pesar
de la presión del enemigo, hacía falta preparar y equi
par, alrededor del puerto de Hungnam, un perímetro
defensivo capaz de albergar a las Unidades desplegadas
y de asegurar su seguridad durante el embarque. Todo
lo que tenía algún valor militar dentro de ese perímetro
debía ser destruído enseguida, antes de ser abandonado
al enemigo. En el reducto fué preciso no sólo organizar
el terreno, colocar minas y preparar destrucciones; tam
bién fué necesario hacer numerosos trabajos de tóda
clase y particularmente un puente de 300 metros sobre
el Song-Chon y dos pistas de aterrizaje paralos C. 47. Ese
puente fué una construcción de carpintería, que empleó
8.ooo metros. cúbicos de. madera traídos necesariamente
por mar. Una semana más tarde .era regado de gasolina e
incendiado... La construcción de las pistas para los C. 47
constituyó igualmente un buen récord técnico; en par
ticular una, necesitada de un movimiento de tierras de
40.000
metros cúbicos, fijó el proyecto de ejecución. un
plazo de ocho días; el mando hizo hincapié para que se
redujese a cuatró días, y merced a una esmerada orga
nización del trabajo y al empleo de gran cantidad de
máquinas, pudo utilizarse al cabo de tres días. Fué de un
valor incalculable en los últimos días del reenbarque.
A medida que salían las Unidades, se iban reduciendo
el perímetro del reducto y los zapadores ponían en juego
las destrucciones preparadas, según el plan previsto; y
cuando se alejó el último barco, se volaron todos los di
ques y muelles del puerto de Hungnam.
En total, fueron evacuados, en dos semanas, 105.000
hombres de tropa, 98.000 civiles coreanos, i8.ooo ve
hículos, 130.000 toneladas de material; los zapadores
del X C. de E. y los de la 2.a Brigada especial de Inge
nieros podían sentirse orgullosos de la empresa realiza
da. Apesar de las deficiencias de sus medios, gracias a
su actividad ininterrumpida, eran un éxito indudable el
repliegue y reembarque del X C. de E., contra la volun
tad del enemigo.
5)
Ofensiva metódica.
Llegadas las masas chinas al sur del paralelo 38°,
alejadas cada vez más de sus bases de Manchuria y hos
tilizadas constantemente por la aviación en sus reta
guardias, fueron obligadas a detenerse ante la resistencia
de las fuerzas aijadas.
Desde el fiñ de enero de 1951, después de haber to
rnado el mando el General Ridgway, el 8.° Ejército re
cuperó la iniciativa en las operaciones. Por medio de
acciones locales llevadas con éxito, por ataques a obje
tivos limitados, poco a poco, cresta tras cresta, me
tódicamente, volvió a recorrer el camino perdido hasta
más •allá del paralelo 38°, antes de que los chinos es
tuviesen en condiciones de atacar nuevamente en fuerza,
que es lo que hicieron en dos ocasiones durante la pri
mavera: el 22 de abril y el i6 de mayo.
Para detener con eficacia a los chinos, no importaba
tanto preparar organizaciones defensivas como equipar
al completo todas las zonas, haciéndolas accesibles, aun
las menos fáciles de penetrar, a los potentes medios de
que disponían las fuerzas aliadas.
Convenía en primer lugar y muy urgentemente, abrir
una red de carreteras coherente y suficientemente des
arrollada, hasta la base del despliegue. El mando con
cedió a esto la mayor importancia, y los zapadores, refor
zados por numerosa mano de obra coreana y a menudo
también por soldados de Infantería, se dedicaron a ello,
casi exclusivamente durante tres meses.
El. problema planteado a los Ingenieros por el Mando
era construir con la mayor rapidez una red de carreteras
de 7,50 metros de ancho, para soportar vehículos de
o toneladas y cuyos puentes resistiesen las crecidas.
No era posible realizar tan ambicioso programa de un
solo golpe; se procedió en todo muy deprisa, empezando
por mejorar más o menos bien las pistas existentes,
procediendo luego a arreglar las desviaciones, ampliar
l.a anchura y construir las obras que se juzgasen. nece
sarias.
En esta insuficiencia de. personal inevitable, aunque. se
hubiese doblado el número de las Unidades de Inge
nieros, la cooperación de.la mano de obra local fué muy
eficaz. El X C. de E. empleó permanentemente 5.000
coreanos. Eran de buena calidad para los trabajos de ca.
rretera y permitían recuperar un tiempo muy útil en los
sitios a donde no podían ser llevadas las máquinas pesadas.
Percatados también de que esas carreteras transformarían
sus pueblos, muy aislados hasta entonces, no escatimaron
su trabajo.
Grandes obras de fábrica fueron construidas durante
este período, hasta en las proximidades de la línea de
contacto, y algunas fueron destruídas antes de estar aca
hadas, por la ofensiva china de abril y de mayo, pero
reedificadas inmediatamente, como acompañamiento de
la Infantería y de. los carros, así como para la organiza..
.
.
41
ción del terreno y tiaba:jos de levantamiento de minas,
especialmente en las cercanías del paralelo 38°.
A retaguardia del frente de combate, no fué menor la
actividad de los Ingenieros durante este período. En
el VIII Ejército, tres grupos de construcción, o sea nueve
Batallones, no pudieron dar cima a todas sus tareas. El
suministro diario de material de Ingenieros del citado
Ejército representó durante varias semanas 3.000 to
neladas, de las cuales 1.000 eran material de puentes
únicamente. El transporte de ese material, que repre
sentaba cada día seis trenes de quince vagones, planteó
a la 4a Sección problemas difíciles y motivó algunas pro
testas. Pero el Mando se mantuvo firme y siguió dando a
los Ingenieros la prioridad, que estimaba necesaria, para
equipar en tiempo oportuno el frente y sus retaguardias
con el fin de disponer, cualesquiera que fuesen las in
cidencias de una infraestructura conveniente, el día en
que se reprodujesen de nuevo los asaltos chinos.
Efectivamente,
el 22 de abril los chinos intentaron
romper las líneas aliadas en la región de Soyang. Este
punto de ataque había sido elegido en la zona del
X C. de E., la más accidentada, con el fin de que no
jugase para nada la superioridad de los aliados en ma
terial. Pero para esa fecha, los Ingenieros habían he
cho lo necesario y él Mando estaba preparado; y, tras
varios éxitos iniciales, los chinos fueron rechazados sobre
sus posiciones de partida, después de haber experimen
tado enormes pérdidas. Para llegar a ese resultado, ha
bía sido preciso colocar en la zona atacada 37.000
to
neladas de suministro. Fueron transportadas 1.200 to
neladas diarias por una carretera, que no era al prin
cipio sino un mal sendero, apenas utilizable en tiempo
seco, y, en lo álgido de la batalla, la pudieron recorrer
8oo camiones en un solo día.
Por lo demás, la red de carreteras nuevamente cons
truídas permitía una maniobra rápida y eficaz de las
reservas. Bien se apercibieron de ello los chinos coreanos,
a su costa, a raíz de un nuevo ataque en fuerza el r6 de
mayo. Intentando de nuevo romper el frente aliado en
el sector más difícil, se vieron sorprendidos al encontrar
delante a la Infantería y a los carros de la 3a D. 1., que
ellos creían estacionados a más de 2Ó0 kilómetros; en
efecto, utilizando itinerarios recientemente abiertos, ha
bía podido esta gran Unidad empeñarse treinta y ocho
horas después de haber sido avisada y arrollar a los
asaltantes de manera decisiva.
6)
Estabilización sobre las posiciones alcanzadas.
Ya se sabe cómo, ante su impotencia para forzar las lí
neas aijadas, los chinocoreanos entablaron, enjulio de 1951,
conversaciones de armisticio que duraron dos años. En
tonces, rechazados sobre una línea un poco al norte del
paralelo 38°, aprovecharon el respiro que se les había
dado, por las. entrevistas en curso, para organizarse de
fensivamente, desplegando una intensa actividad en cons
truir un considerable número de obstáculos, de posi
ciones para baterías, de abrigos de todas clases...
Los aliados, por su parte, se aplicaron también a po
ner en acción todos los recursos de la organización del
terreno; de tal forma, al cabo de algunos meses se ha
bían construído por ambos lados de la línea de contacto
redes de comunicación enterradas, alambradas, campos
de minas, abrigos, etc., asemejándose bastante a lo que
realizaron en Francia los beligerantes de 1915 a I9I.
Mientras que en el frente se organizaba una posición
fuerte 37 desarrollada, en retaguardia se proseguía sin
interrupción el montaje de la infraestructura necesaria
para la entrada en acción de todos los potentes medios de
que disponían las fuerzas de la O.N.U.
El esfuerzo se dirigió hacia la infraestructura aérea
42
y hacia las vías de comunicación a la vez. La superiori
dad de las fuerzas aéreas aliadas era, realmente, una
pieza maestra del Alto Mando; importaba, pues, no des
cuidar nada para asegurarle las bases convenientes, pero
la naturaleza accidentada del suelo coreano no hacía
fácil la empresa.
En cuanto a la red de carreteras trazada, representaba
para el país una valiosa ayuda, aun para su economía,
ya que, reducido a sus propios medios, el pueblo sur
coreano no la habría podido construir antes de varias
decenas de años. La tarea que incumbía a los zapadores
durante este período no les permitió realiaciones muy bri
llantes; lo más indispensable era entonces conservar las
carreteras,
lo que era especialmente necesario en la
época del deshielo y en el momento de las lluvias, porque
entonces el barro se adueña de todo en Corea y el des
hielo afecta aun a las mejores calzadas. Estas tareas,
tan poco espectaculares como desprovistas de gloria, que
consisten en limpiar el barro, espacir arena sobre el suelo
helado o grava sobre las carreteras, han absorbido Ba
tallones enteros durante meses.
En fin, hay que anotar todavía en el activo de los
zapadores, durante este período, la reparaçión de los
puertos de Pusan y de Inchon, el. suministro de las ba
ses proveyendo de decenas de millares de toneladas de
aprovisionamientos
por mes, la construcción y conser
vación de pipe-lines, la instalación de campos, la edi
ficación de hospitales, etc.
De todo lo expuesto resulta que, a lo largo de toda la
campaña, la acción de los zapadores ha sido dominante
esencial en la conducción de las operaciones, y las con
diciones en que han tenido que cumplir las misiones que
se han encomendado a los Ingenieros, han pesado cons
tantemente
y en alto grado sobre las decisiones del
Mando en todos los escalones.
Tuvieron en esto tanto más mérito cuanto que los
medios en este teatro lejano estuvieron constantemente
muy por debajo de las normas establecidas, y las con
diciones de trabajó muy lejos de la riqueza, y hasta casi
lujo, que habría simplificado tanto la solución de nume
rosos problemas planteados en Europa a los zapadores
americanos en 1944-1945.
Situados sucesivamente en todos los ambientes tác
ticos posibles, pasando a veces de uno a otro sin inter
valo, destruyendo un día lo que terminaban de cons
truir la víspera, combatiendo y trabajando sin inte
rrupción, tuvieron los zapadores constantemente que pro
digarse al máximo y dar lo mejor que tenían.
Sin pretender enumerar todas las enseñanzas que se
pueden extraer de esta campaña en cuanto a la acción
de los Ingenieros, mencionemos a continuación -los prin
cipios generales que resaltan más particularmente:
el tiempo dedicado al proyecto, aunque parezca largo,
no se pierde nunca; es siempre origen de mayor ren
dimiento, de la economía de medios y de una reduc
ción en los plazos fijados;
el equipo pesado es siempre ventajoso, aunque sea
difícil de poner a pie de obra;
el empleo máximo de recursos locales en personal y
material es siempre provechoso;
el personal encargado de los suministros debe ser
siempre de la mejor calidad, porque un ejecutante
sin, los medios convenientes no puede cumplir a sa
tisfación su misión;
el repliegue de los puentes flotantes no debe hacerse
en último extremo, caso de crecida, porque eso su
pone correr el riesgo, sin provecho, de perder el total
de un material costoso;
no se gana nada con hacer trabajar a las Unidades
hasta el agotamiento.
Para un trabajo que exige normalmente doce horas,
-
—
—
—
—
—
—
los zapadores fatigados emplearán veinticuatro. Es, pues,
preferible dejarles descansar ocho horas y luego enseguida
ejecutar el trabajo en doce.
Desde el plano general del Mando de las operaciones,
lo que destaca con evidencia es que nunca, como en Co
rea, ha dependido la acción de unas tropas tanto de sus
zapadores y jamás la participación de éstos en el re
sultado de los combates ha sido tan importante.
La mejor baza de las fuerzas de la O.N.U. radicaba
realmente en la capacidad de su equipo y la eficacia de
su armamento. Luego, para sacar partido de él, hacía
falta estar en condiciones de emplearlo por todás las
partes en que actuarían las tropas rojas. Era preciso,
pues, en primer lugar ganar la batalla de la infraestruc
tura y sobre todo la de las carreteras, única que permi
tía a los aliados actuar en fuerza y en todas partes. Es
lo que ha subrayado el General Bradley, cuando dij o:
“El chino puede pasar bien por todos los parajes, pero
no puede llevar material pesado; nosotros lo podremos
llevar y venceremos”.
La importancia del papel de los Ingenieros en la
guerra, que tan magistralmente ha destacado la cam
paña. de Corea, está en trance de aumentar todavía más.
Es un punto que conviene subrayar al final de este estudio,
porque una de las características de la labor de los In
genieros es la de ser ignorada y nunca agradecida,, no
es espectacular y no reporta hechos de armas gloriosos.
Sin embargo, no se ha podido escribir un solo libro sobre
la guerra de Corea sin que los Ingenieros no hayan sido
citados alguna vez...
Notas breves.
NUEVA ZAPATA PARA LA TRACCION ORUGA.— vehículos oruga pesados en todas las condiciones. La
Teniente Coronel de Ingenieros R. C. Stewart (De la superficie de dicha cadena debía ser lisa o rugosa, a vo
luntad, y preferiblemente mediante maniobra hecha por
publicacián norteamericana The Miiitciry Egineer.)
Durante la G. M. II, el empleo de los carros de combate el conductor desde su puesto en el vehículo.
y tractores de Artillería fuera de camino, encontró
Para resolver el problema se idearon varios tipos de
considerables dificultades debido a la cadena rodante
zapatas, provistas de accesorios; mas como éstos habían
que por la constitución de sus elementos representaba
de colocarse a mano, no daban resultado en el combate,
la solución intermedia entfe la zapata plana y la pro
pues obligaban a inmovilizar el carro y exponerlo al
vista de resaltes o salientes. La razón de ser de esta so tiro durante demasiado tiempo.
lución estaba en la necesidad de producir el mínimo daño
En 1947 se hicieron los primeros tanteos sobre una
en los firmes de las carreteras, conservando, al mismo nueva zapata, que difería de las anteriores en que ac
tuaba como combinación de superficie sustentadora y
tractora, lo que se conseguía haciendo girar una placa
alrededor de uno de los ejes de la zapata, de tal modo
que cuando aquélla estaba recogida, encajada en la
zapata, ésta presentaba una superficie lisa, y cuando se
la hacía girar se convertía en un patín tractor de forma
angular. Un émbolo hidráulico accionaba una cremallera
y el movimiento de ésta producía el de las placas. Este
dispositivo, naturalmente, podría ser maniobrado por el
conductor sin moverse de su puesto.
Se trabajó en el perfeccionamiento de este nuevo tipo
de zapata y se construyó una primera maqueta, en ma
dera (fig. i), que sirvió para poner de manifiesto sus
características
mecánicas, y al mismo tiempo se efec
tuaron pruebas con una maqueta experimental (figs. z y 3)
Fg. r.
sobre cajón de tierra, para cerciorarse de la eficacia
de la placa angular de tracción. El fundamento de ésta
tiempo, fuera de ellas una razonable adherencia. Esta lo estableció un científico alemán, al asegurar que una
necesidad era aún más acusada para los carros pesados, placa en ángulo era mucho más conveniente a efectos
tan frecuentemente transportados por carretera sobre tractores que un patín vertical adosado a una placa
cadena. Un tipo especial de ésta, con llanta de goma, se plan.a. Lo que la experimentación ha confirmad’, con
utilizó, con éxito, a efectos de instrucción, para no per
judicar las carreteras; pero fuera de ellas los carros que
las llevaban quedaban, frecuentemente, inmovilizados
en terreno blando o barrizales.
Para combate se utilizó, un tipo de zapata con relieve
angular, cuya superficie sustentadora era grande. Con esta
zapata, los carros marchaban relativamente a mayor ve
locidad por carretera, pero estropeaban mucho los firmes
bituminosos, especialmente en las curvas. Por todo te
rreno, la tierra se adhería a la zapata y perdía rozamiento,
con el grave inconveniente de la inmovilización del carro,
que se convertía c,e ese modo en blanco fácil para el
tiro c. c. y de los aviones en vuelo bajo.
Desde el punto de vista militar, la solución del pro
blema que nos ocupa se orientó a la consecución de una
Fig. ‘2.
zapata que asegurara convenientemente la marcha de los
—
43
su posición abatida. Las pruebas se hicieron bajo con
diciones muy variadas y severas, registrándose alguna
fracturas de zapatas por sus puntos de giro, lo que de
mostró la necesidad de reforzarlas en dichos lugares
También se observó alguna dificultad, debida a la arem
fina que se alojaba en el mecanismo, cuando el tractoi
marchaba a “ralenti” y enlodaba las piezas, lo que s€
podría remediar lavando el tractor después de habei
funcionádo sobre arena húmeda.
Tras esta éxperimentación se ha llegado a la con
clusión de que la nueva zapata (de limitada aplicación
a los tractores civiles dedicados a trabajos de construc
ción), puede ser utilizada ventajosamente por los carros
de combate y por los tractores de Artillería.—Teniene
Coronel Casrs.
NUEVAS EMISORAS-R.ELAIS EN LA FRONTERA
ORIENTAL ALEMANA. (De la publicación alemana
Ler Feuerreiter.)—Actualmente
se está ensayando una
instalación de emisora-relais, ambulante en la frontera
oriental de la Alemania del Oeste.
Fig.
Esta estación va montada en un autobús, ha sido
construída bajo las más modernas ideas de radiotelefonía,
la ventaja para la placa angular de no ensuciarse al in y son precisos muy pocos especialistas para manejar los
troducirse en el terreno.
mandos de que constan los aparatos.
En 1950 se construyó el primer prototipo experimental,
El suministro de energía eléctrica se realiza por me
tamaño natural, y se aplicó a un tractor Carterpillar R-4. dio de un grupo Diesel.
Como este modelo se construyó a mano y hubo de te
Sobre el techo del coche va colocada la antena re
nerse en cuenta el factor económico, sólo se hizo la mo ceptora, en forma de espejo parabólico.
dificación, precisa para la rotación, en cinco placas.
La estación está equipada, y esto es realmente in
Este tractor Se probó sobre barró y arena, libre y con teresante y original, con una antena metálica, extensible
efecto de remolque, y se apreció que el esfuerzo de trac
mediante el giro de una manivela. El mástil de la misma
ción de la nueva zapata era igual al de la ordinaria y que alcanza hasta 25 metros de altura, y en su parte superior
el mecanismo funcionaba satisfactoriamente.
La única se halla una antena parabólica orientable, a través de la
dificultad que se observó fué la adherencia de la arena cual se radian las noticias.
fina a los órganos de giro de la placa, que hubo de qui
La antena receptora del coche recibe las emisiones de
tarse lavándola tras del funcionamiento del tractor cualquier estación de radio fija, del interior o exterior
sobre playas.
del país; seguidamente refuerza la potencia de las mismas
Después se construyó un prototipo industrial para un y, variando incluso su frecuencia, vuelve a retransmi
tractor Carterpillar D-8 (fig. 4). Este trabajo se hizo tirlas por su emisora, dirigiendo las ondas hacia donde
mediante contrato comercial, fabricándose las diferentes convenga, incluso en dirección a una receptora determi
piezas de la cadena del modo habitual en la producción.
nada.
Se diseñaron y fundieron las zapatas especiales, que
Si el resultado responde a lo que de ellas se espera,
dieron máximo esfuerzo tractor en su posición saliente, se dotará a la organización de “protección de fronteras”,
y ocasionaron desperfectos mínimos sobre los firmes en conocida por la sigla BGS, de muchas de estas estaciones,
.
Fig.
44
4.
LA ÁMI’LiACION 1)EL MAR DE ARAL. (De Ía pu
blicación norteamericana MiUtary Review.)—Se cree sa
ber que los sovieticos han trazado un ambicioso pro
grarna para transformar ciertas zonas desérticas del
Sur de Siberia, cambiando, para ello, su geografía física.
Con tal fin, piensan los rusos desviar hacia el sur el
curso de los grandes ríos Obi y Yenesei, que corren ahora
las cuales contribuirán no sólo a la recepción de cuanto
se pueda captar más allá del telón de acero, sino también
para lanzar en dicha dirección cuantos mensajes o no
ticias puedan interesar a los pueblos situados tras el
telón de acero.
La adjunta foto muestra bien claramente los tres
elementos de la emisora: el coche-estación, el grupo Diesel
de alimentación y el mástil extensible con su correspon
diente antena direccional.—-Teniente Coronel A rtero So
leras.
en dirección norte. Las aguas de esos ríos, mediante
canales y presas, irrigarán una extensa comarca y el
sobrante se acumulará en la depresión del mar de Aral,
que resultará considerablemente
ampliado. (Véase el
croquis adjunto). Se espera que, de llevarse a cabo estos
proyectos, el clima de Siberia resulte más moderado.
Los meteorólogos occidentales creen que el clima general
de Europa puede ser también afectado. Para abrir los
nuevos cauces se utilizarán explosivos nucleares.—--Co
mandante Rey de Pablo.
CAZA CARROS “MOWAG 55”.—Reproducimos dos
fotografías de un prototipo de vehículo blindado sobre
ruedas, armado con una pieza de 90 mm., que ha sido
construído por la fábrica de automóviles suiza Mowag, de
Kreuslingen, y que ha recibido la denominación de “Ca
zadór de carros IVlowag55”.
El blindaje de este vehículo es de 15 mm. en las
MAPAS EN RELIEVE. (De la publicación norteame
partes delanteras y trasera y de io mm. a los lado.
ricana Military Review.)—Se ha conseguido por pri
mera vez en Norteamérica la confección de mapas en Una particularidad es que la pieza de 90 mm. que, en
relieve para usos militares, al parecer, mediante el em posición de fuego, tiene un sector de tiro horizontal de
pleo de una sustancia plástica. En esos mapas, la escala 360° y uno vertical de —15° a 4 25°; puede abatirse para
la marcha, con lo cual la altura total pasa de 2 m. a i,56
de relieves es treinta veces mayor que la planimétrica;
conservan la curvatura de la tierra, son fuertes, ligeros durante los movimientos, que realiza a una velocidad
y admiten toda clase de coloridos. Se construyen en de 80 Km. por hora sobre carretera y de 40 Km. por hora
discos de 58 centímetros, que son casquetes de un globo campo a través. El peso del conjunto, en orden de marcha,
es de seis toneládas y la tripúlación la forman cuatro
cuyo radio depende de la escala. Uitilizados en la en
hombres.
seí’íanza, sustituyen con ventaja al cajón de arena.
45
existencia se mantuvo en secreto hasta diciembre del
año 1954.
Este radiolocalizador de morteros, cuya denominación
técnica es “Radar contra mortero ANJMPQ-io”, ha sido
realizado pcir el Cuerpo de Transmisiones del Ejército
de los EE. UU., en colaboración con la conocida firma
“Sperry Giroscope C.°”.
El aparato, del que reproducimos una fotografía, es
de tipo compacto y se compone de una antena, en forma
de plato, de un “situador” automático, de la central
de mando a distancia, de una central eléctrica formada
por un generador que es accionado por un motor de
Cazadov de carros ‘Mowag 55”
Aunque el “Mowag 55” se mueve normalmente so
bre ruedas neumáticas, dispone de cadenas especiales
para el barro, contando además en su equipo con útiles
de zapador (que se aprecian en una de las fotografías)
para el arreglo de pasos difíciles.
La pieza de 90 mm. con que va armado tiene un al
cance máximo de 8oo m. y una gran velocidad inicial,
afirmándose que se trata de “un excelente cañón”.
Pese a todo, un tratadista militar suizo, el Coronel Le
derrey, estima que, aunque ingenioso e interesante en
su concepción, el armamento del “Mowag
no lo
hace sino un hermano menor del cazacarros “Skocla G-13”,
que también posee el Ejército helvético.—Comandante
Ory.
“
Radar contra mortero A NJMPQ-io
gasolina y, en fin, del montaje para su remolque. Las
reducidas dimensiones y peso del equipo permiten su
transporte remolcado por un camión ligero, así como su
instalación en el interior de una trinchera.
Aludiendo a este equipo de radar y con ocasión de la
revelación de la existencia del modelo primitivo, un
alto Jefe del Pentógono declaró que muchos cientos de
soldados de los que regresaban de Corea debían su vida
al mismo, en aquella ocasión experimentado.—Coman
mandante Ory.
El mismo vehículo subiendo una pendiente.
RADAR CONTRA MORTERO.—Está siendo cons
truído en serie, y ya han sido entregados equipos a
Unidades de Infantería norteamericana destacadas en
Europa y en el Lejano Oriente, un modelo perfeccionado
de radar contra mortero, experimentado con positivo
éxito enla campaña de Corea en el año 1952, y cuya
46
PROYECTIL DIRIGIDO “FALCON”.—Después de la
breve información aparecida en estas mismas columnas
hace unos meses, se han conocido nuevos datos del pro
yectil “Falcón” (o “Halcón”), que, hasta ahora, es el
más pequeño y a la vez el más eficaz de los que dispone
la aviación norteamericana.
Es un proyectil autorradiodirigido, del tipo aire-aire
(es decir, para la lucha aérea), que tiene una longitud
de 1,829 m. (6 pies), un peso de 49 Kg. y un radio de
acción eficaz de seis a ocho Km.
El “Falcón” ha sido concebido para ser lanzado desde
aviones de reacción, para la realización de misiones de
interceptación, y lleva consigo su propio motor propulsor,
que le permite alcanzar velocidades superiores a la del
sonido.
La dirección del proyectil hacia su objetivo se realiza
desde el avión que lo lleva y orienta su trayectoria,
mediante un sistema electrónico .de mando a distancia,
que fija al bombardero enemigo por radar y dispara los
proyectiles “Falcón” de un modo automático, de modo
tal que, prácticamente, e1cohete, una vez dirigido hacia
su objetivo por el avión que lo dispara, busca y per
PARA CAlDAS CONASPAS. (De Military Riview.)—Un
nuevo tipo de paracaídas, con aspas rotatorias, que ha
recibido el nombre de “Rotochute”, ha sido ideado por la
firma “Kaman Aircraft C.°” de los BE. IJU. para su
empleo, al menos inicialmente, por el Cuerpo de Infan
tería de Marina de aquel país.
El aparato consta esencialmente de dos alas o palas
rotoras, fijadas a un eje, en cuya prolongación está, de
un lado, un recipiente o depósito (el envase militar de
suministros M2) y, de otro, un timón o estabilizador.
El”Rotochute”
está proyectado para serllevado en el
dispositivo portabombas externo de los aviones (tanto
de reacción como de hélice), a cuyo fin las palas o ro-
El paracaídas “Rolocliute”.
El 75royectil “Halcón”.
sigue a aquél, hasta su destrucción, cualquiera que sea
la velocidad y la acción evasiva que el blanco realice,
según se pudo demostrr en unas pruebas, en las que-de
rrjbó aviones QB-i7 y QF-8o, sin llevar cabeza de combate
explosiva, acciones éstas recogidas en impresionantes
películas y fotografías, que han tenido gran difusión.
El “Falcón” es un prayectil dirigido de las Fuerzas
Aéreas norteamericanas que va a pasar a formar parte
del armamento de la aviación de caza. Ya se ha indicado
que los aviones que lo lleven agregarán una letra D a su
matrícula normal, señalándose así la misión directora
del cohete que los aparatos deben asumir. Así, el “F-89H,
Scorpion”, que al aparecer estas líneas ya estará en ser
vicio, equipado con proyectiles “Falcón”, habrá pasado
a denominarse “DF—89H”.
Es tal el interés despertado por el “Falcón”, que se
estudia ahora la posibilidad de lanzarlo en combinación
con el mayor proyectil tierra-aire de la aviación de
los BE. UU., el Boeing IM-99 “Bomarc”, que lo llevaría
a las posibilidades del objetivo, recuperándose el “Bo
marc”—que es muy costoso—mediante un paracaídas.
La ojiva de combate del “Falcón” le permite destruir
un bombardero. Esto y sus restantes excelentes carac
tarísticas han llevado al Subsecretario de las Fuerzas
Aéreas norteamericanas, Traver Gadner, a declarar que
su empleo por cazas interceptores, actuando desde bases•
en el Artico o en otras zonas alejadas del país, permitirá
la destrucción de los bombarderos dotados con bombas
atómicas o de hidrógeno, mucho antes que puedan llegar
a las fronteras del país._Comada*ite
Ory.
tores se pliegan 900, quedandounidas a 1acolaotimón.
El lanzamiento se efectúa en forma análoga al de una
bomba de aviación, y las palas del “Rotochute” em
piezan a girar automáticamente,
hasta colocarse total
mente abiertas, comenzando así el régimen de descenso,
que es más bien lentoy que precisamente, se trata ahora
de mejorar.
Como es sabido, los actuales paracadas tienen que
ser lanzados a determinadas alturas mínimas y están
muy influenciados por las corrientes de aire, que di
ficultan la precisión de los lanzamientos y los hacen su
mamente difíciles cuando las zonas de llegada son re-
Nuevo tractor de artillería inglés.
(Pertenece a la nota siguiente.)
47
ducidas. El “Rotochute” es muy preciso, está
poco influenciado por el viento, puede lan
zarse desde alturas menores, que el paracaí
das normal y, lo que es también muy impor
tante, con el avión a mucha mayor velocidad,
con la consiguiente disminución de exposición
del aparato lanzador a la acción antiaérea ene
miga.—Comandanle
Ory.
NUEVO TRACTOR DE ARTILLERIA.—-Ha
sido entregado a la Artillería de campaña in
glesa un nuevo modelo de tractor, propulsado
por un motor Rolls-Royce, provisto de seis
ruedas, todas ellas motrices, que le permiten
un excelente funcionamiento en los movi
mientos campo a través y en la subida de pen
dientes.
El nuevo tractor de Artillería, que sustituye
al “Matador” hasta ahora empleado con el mis
mo fin, y del que reproducimos una fotogra
fía, presenta como novedad la de que su ca
rrocería consta de dos parte: una delantera
cerrada, para el conductor y la dotación com
pleta de la pieza, y la trasera, cubierta de un
toldo de lona, destinada a llevar las municiones
y el equipo, y cuya compuerta posterior consta
de tres’partes, a fin de bajar cada una de ellas
separadamente, para facilitar la carga y descarga del vehículo.—Comandante Ory.
ALGUNOS EFECTOS DE LA EXPOSICION
ATOMICA. (De la publicación italiana Rivista
Aeronautica.)—La fotografía que se reproduce
adjunta muestra algunos de los efectos produ
cidos inmediatamente después de una explo
Sión atómica. En la vecindad situada a la
derecha del globo o bola de fuego se puede
a preciar confusamente un conjunto de pie
zas de Artillería revueltas, que han sufrido los efectos
de la onda explosiva por encontrarse muy próximas al
punto cero de la explosión. Más a la derecha se notan
otras piezas de artillería en las cuales la explosión ató
mica ha provocado la autodeflagración de sus cargas de
proyección y disparo de los correspondientes proyectiles,
ya que dichas piezas se en contraban cargadas.—Teniente
Coronel
Pedro Salvador.
¿CuáleslafuerzadeRusia?Supotenciaenlaescenaeconómica.
Gianni Grarizotto. De la publicación italiana Epoca. (Traducción del Capitán Lores.)
En menos de treinta años Rusia, país de agricultores
escena del mundo, es necesario recurrir a las cifras y
perezosos y pasivos, ha conseguido alcanzar una mo a la comparación de esas cifras con las de la potencia
derna y fuerte potencia industrial. No es necesario razo industrial americana.
nar que sin necesidad de la revolución política que ha con
Empecemos con algunas ideas generales para exponer
vulsionado la estructura de aquel inmenso país, la dispo
nuestro cuadro con claridad.
nibilidad de sus recursos naturales probablemente la ha
“Priméra idea general”. Con el nivel del Quinto Plan
bría llevado a ocupar, en todo caso, un relevante puesto Quinquenal que termina en 1955, y que representa el
en la escala de los poderes económicos, estimulada por el esfuerzo más tremendo realizado por el régimen so
proceso de las transformaciones industriales y el pro
viético, para alcanar un alto nivel de potencia económica
greso técnico, por todas partes difundido y creciente en el y productiva, la fuerza industrial de Rusia llegará ape
mundo en este último cuarto de siglo.
nas a la mitad de la fuerza industrial de los Estados
Para valorar con exactitud, cualquiera que sea el Unidos.
peso real de la potençia industrial de Rusia sobre la
“Segunda idea general”. Esta Rusia modernísima y
48
-
a toda presión de 1955 será parangonable, tornando la
evolución de la industrial americana corno término de
comparación, a los Estados Unidos del 1925.
“Tercera idea general”. Es indudable que Rusia ha
superado en muy breve tiempo buena parte de la dis
tancia que la separaba de los Estados Unidos. Es un
país que en 1928 producía apenas 4 millones de tone
ladas de acero, mientras hoy produce 40. En 1950,
Rusia producía entonces menos de la mitad del carbón
que los Estados Unidos. En 1955 esta proporción to
cará el 71%.
“Cuarta ideal general”. Esto no significa que la ca
rrera pueda prOseguir’ con el mismo ritmo, y que ine
vitablemente en el transcurso de otros diez o veinte años
Rusia pueda esperar alcanzar una paridad final con los
Estados Unidos. Al cOntrario, la sensación prevalente
es que el máximo de intensidad en la aceleración de los
procesos productivos en Rusia ha sido ya alcanzado,
y que el régimen soviético está para afrontar una crisis
de reglamentación, en esta forzada tensión dé los fac
tores políticos, económicos, sociales y técnicos, que ha
sido la clave de los éxitos hasta ahora conseguidos. En
los cálculos del Kremlin han faltado dos previsiones:
1•a, la crisis del mundo capitalista cuya muerte los rusos
preveían como inminente después de la G. M. II, prin
cipio en que basaban su fanática fe; 2•a, el ilimitado cre
cimiento económico de su propio país, es decir, el in
definido aumento de la productividad del suelo por la
agricultura, y la suposición de un indefinido aumento
de la productividad humana para la industria. Las dos
curvas representativas de la agricultura y la industria
están ahora en su máximo vértice, y la grave crisis
agrícola en que se encuentra desde hace dos años Rusia,
que debe luchar contra un inesperado obstáculo, se ha
hecho el problema número uno en el orden de las preocu
paciones del Régimen,
Veamos ahora alguna cifra más específica. Las tres
producciones básicas de’ la industria pesada de un país
son: el acero, el carbón y el petróleo. Para el acero, la
situación comparativa al final del 1953 era la siguiente:
Producción soviética, 42 millones de toneladas; produc
ción americana, 114 millones de toneladas; la proporción
es de u a 4, casi dos tercios de ventaja para los Estados
Unidos. (Añadamos para el acero- estas otras cifras com
plementarias: producción anual de los países de la Europa
Occidental, 72 millones de toneladas; del Japón y de los
otros países del mundo no comunista, 14 millones de
toneladas; de los países satélites de Rusia, 15 millones de
toneladas.)
Para el carbón: producción soviética, 330 millones de
toneladas; producción americana, 530 millones. La com
paración es de 3 a 2. Pero para el petróleo la diferencia
aumenta: producción soviética, 6o millones de toneladas;
producción americana, 320 millones de toneladas. La
comparación es de 5 a i; la ventaja es de los Estados
UnidOs, y vera sobre, uno de los factores más sensibles
de la industria de un país moderno considerado bajo el
aspecto. de la potencialidad militar y de su eficacia en
caso de guerra.
Estas cifras vamos ahora a calificarlas. La distancia
sensible que existe entre los índices de la industria ame
ricana y de la soviética no es tan decisiva como pa
recía a primera vista, por el hecho de que la proporción
con que Rusia puede destinar a objetos guerreros las
producciones de la indus’tria pesada son mucho mayores
y casi indefinidas, en comparación con las -limitadas
posibilidades de maniobra que tiene en este campo la
industria americana. Con el acero producido en Estados
Unidos se fabrican también frigoríficas, aparatos do
mésticos, automóviles para uso privado, instrumentos
industriales y máquinas para las construcciones de todo
género de consumo civil. (Algunos datos de comparación;
-
los planes para 1955 preveían en Rusia un nivel máximo
de 5oo.ooo vehículos a motor producidos anualmente,
de los cuales 400.000
serían vehículos militares y sólo
ioo.ooo automóviles; en los Estados Unidos, en 1953 han
sido construídos 6 millones de automóviles. Los objetivos
previstos para 1954 comprendían, para Rusia: la pro
ducción de 2O0000
frigoríficas y 300.000
aparatos de
televisión. En los Estados Unidos, en 1953 se han pro
ducido tres millones y medio de frigoríficas y cuatro
millones de aparatos de televisión.) Muchas de las ventaj as que la industria americana conserva sobre la so
viética son absorbidas por las exigencias enormemente
mayores del. mercado interno.
En uno de los primeros discursos de Malenkov, des
pués de su ascenso al poder en julio de 1953, decía que la
porporción entre el destino bélico y el civil de la produc
ción ‘de la industria pesada soviética estaba en la rela
ción de 70 a 30. Un’estudio esmerado realizado por al
gunos técnicos ameridanos en el principio de este año
llegaba a la afirmación de que una vez alcanzados los
objetivos del Quinto Plan Quinquenal que se concluiría en
1955,
la potencia bélica de la’ industria soviética será
inferior apenas en un cuarto a la potencialidad bélica de
la industria americana. Si la comparación se transfiere
a las condiciones de eficacia industrial de los países
europeos de Occidente, la superioridad que va adquiriendo
las estructura productiva soviética en el campo militar
es capaz de determinar un desequilibrio mucho mayor,
que el que existía en 1939 entre las democracias europeas
y la Alemaia de Hitler.
Todas estas consideraciones son y quedan válidas con
una condición fija; esta es: que Rusia continúe man
teniendo el ritmo actual de tensión, bajo el doble esfuerzo
de una eficencia productiva empujada al máximo índice
y de una distribución que ‘sacrifica las exigencias de los
consumos civiles.
Si tales condiciones podrán mantenerse a lo largo
inalteradas, es un interrogativo al que es difícil respon
der. El objetivo ejecutado por la estructura económica
de Rusia es cosa de salvajes. Todo el país, durante un
cuarto de siglo, ha sido encerrado en este esfuerzo sobre
humano, como un río cuya ruta .ha sido desviada, en
cauzada hasta precipitarse en desbordante calda. Allí
episodios de violencias sociales golpeando millones y
millones de ciudadanos: la lucha sangrienta contra los
Kulaki; las tránsmigraciones en masa de colectividades
regionales de ‘un punto a otro del vasto imperio; los
campos de trabajos forzados, que la propaganda puede
tal vez haber agigantado en la exageración, pero que ha
sido, por largos años, unos de los elementos’ principales
e indispensables de la velocidad de transformación del
rostro económico de Rusia.
Estos aspectos psicológicos, humanos y sociales de la
situación soviética no van sobrevalorados, como muy
frecuente y muy superficialmente se suele hacer,, pero
no van tampoco disminuídos. En el último Congreso del
Partido Comunista Soviético celebrado en el verano de
igz, cuando aún vivía Stalin, se vió una marcada, ten
dencia a dar relieve a la necesidad de un “mejoramiento
humano” en las condiciones de vida en Rusia. Se pro
metió un neto aumento en la producción y en la distri
bución en los géneros de, consumo, y se trazaron planes
para dar a la población soviética más zapatos, más pan
más bistec, más vestidos, más relojes, más bicicletas,
más máquinas fotográficas, etc. Tan profundo parecía este
cambio, que habría incidido sensiblemente sobre las pro
porciones entre el empleo militar y el empleo civil de todo
el aparato económico e industrial de Rusia, por lo que
durante 1953, en las valoraciones estratégicas. del Occi
dente, este factor debió tenerse en seria consideracion.
Este fué uno de los argumentos de que Churchill
se sirvió en sus coloquios con Eisenhower para demostrar
que estaban tornando forma en Rusia radicalesnove
causas íntimas de debilidad que la economía soviética
dades, y que era necesario imponer un nuevo sistema de no tiene el acierto de sacudirse y que forman una es
orientación política y diplomática.
pecie de inseparable pasivo de pérdidas. La causa mayor
Ei.i la realidad, la cifra de la producción soviética de es la compleja organización de direcciones y controles,
1953 indica que el tanto por ciento de aumento en al
en que está empleado no menos del io % de la población
gunos de los sectores claves de los consumos civiles productora. Los casos de abuso, de incompetencia o de
(tejidos, industria del cuero, producción de fertili
ineficacia, que inevitablemente provienen de este com
zantes, etc.), está comprendido entre límites modestos plejo aparato burocrático, explican la enorme dispersián
en comparación con los objetivos que el último Congreso de energías en una tan enorme armadura organizadora.
del Partido se proponía.
La posibilidad de movilización colectiva que este sis
He aquí ejemplos: En los datos de la producción de tema puede imponer a un país rígidamente controlado
1953 se encuentra bajo la palabra abrigos la cifra de r
explica, por otra parte, los resultados verticales de los
millones de prendas fabricadas para una población de últimos diez años. Pero Rusia ha producido estos re
200 millones de habitantes. El máximo esfuerzd ha sido sultados en condiciones de emergencia, de tensión per
llevado en la producción de zapatos: 267 millones de manente.
pares, contra 471 producidos en los Estados Unidos
Es demasiado dudoso que ella posea las reservas po
para una población de sólo i6o millones de habitantes.
tenciales, la flexibilidad necesaria para adaptarse a un
También es todavía insuficiente el índice de producción
largo esfuerzo militar que sería necesario en una guerra.
del grano, alrededor de los 280 millones de quintales, En el último conflicto mundial, los socorros y la ayuda que
con un aumento de apenas el 8 % en los últimos tres recibió de los Estados Unidos y de Inglaterra, lo mismo
años. En la producción ganadera es francamente desas
en el campo industrial queen el agrícola, le fueron in
trosa la situación soviética, estancada sobre un patri
dispensables para afrontar la lucha con Hítier. El Occi
monio bovino de 68 millones de cabezas •de ganado, dente conserva para las empresas de larga duración la
aproximadamente, el mismo que disponía Rusia en 1928,
ventaja de una estructura económica más ágil, con már
antes de comenzase la campaña para la colectivización genes amplios para tocar aquellos puntos de tensión,
agrícola. (Exactamente en aquella época tenía 66 millones sobre los cuales Rusia hace tiempo está en contacto,
de cabezas bovinas, pero con una población inferior en con el más elevado grado de educación, de cultura, de.
30 millones de habitantes a la población actual.)
nivel industrial, de vida, con mayor potencial de cali
Se podría escribir un capítulo entero sobre la crisis ficación técnica y de especialidad industrial.
agrícola que atraviesa Rusia. La situación de dificultad
La suma de los elementos positivos y negativos, qu.e
en los dos campos mayores, •los cereales y la zootecnia, hemos intentado exponer en este segundo itinerario de
que significan dificultad para el pan y para la carne, exploración de la incógnita soviética, nos llevan a la
no es más que un índice. Toda la organización del Par
misma conclusión a que habíamos llegado en la pri
tido está actualmente empeñada en resolver esta crisis mera parte de nuestra investigación (r), la que consi
del campo; la revisión de los métodos burocráticos (un deraba los aspectos militares y estratégicos del pro
aparato pesado, elefántico: para cada estación de cinco blema, es decir, que la Rusia soviética, también en la pers
tractores agrícolas están empleadas 50 personas, en las pectiva de su fuerza industrial y económica, parece
varias funciones de central, distribución, custodia, man
sólidamente constituída para una tenaz resistencia ante
tenimiento, etc.), y la roturación de inmensos terrenos agresiones externas y no posee aquellos márgenes de su
vírgenes, en Siberia y en Asia Central. (Se trata de una perioridad concreta y durable que pueden dejarle en
ampliación de la superficie cultivada en Rusia, igual treveer esperanzas de victoria en la aventura de una
a 120.000 kilómetros cuadrados, en poco inferior a la guerra lanzada desde sus fronteras contra el mundo
que supone la totalidad de la superficie cultivada en libre.
Italia).
Añadiéndolas a las estadísticas que impresionan con
(i)
Publicada en esta Revista en su n.° 132 correspondiente
a
sus datos positivos, es necesario no perder de vista las abril último.
Elarmaatómica,¿factordepaz?
Coronel Ailleret. De la publicación francesa Revise de Dífense Nationale.
(Traducción del General Alonso Alonso, de la Escuela Superior del Ejército.)
Las armas atómicas constituyen, de aquí en adelante,
factor de fuerza más potente en el mundo, si bien
está a disposición más que de un reducido número
grandes potencias. Hay ya cantidades importantes
estas armas que crecen rápidamente y que representan
potencial de destrucción en aumento constante.
Pudo suponerse que este armamento estaría limitado
por la producción de uranio natural. Efectivamente,
se podía estimar que dados los probables recursos en las
minas de este metal, sería posible una producción mun
dial total de unas 2.500 bombas atómicas de fisión por
año, lo que no era desdeñable y hubiera llevado en un
el
no
de
de
un
50
plazo de algunos años a la acumulación de depósitos
respetables. Ciertamente, esta cifra era susceptible de
crecer mucho en el porvenir por la utilización corno ma
teria explosiva del isótopo de masa 233 del uranio obte
nido en los reactores, a partir del tono.
Mas por muy elevada que fuera la cantidad mundial
de bombas consideradas como disponibles en un porve
nir inmediato, su potencia destructiva aparecía, sin
embargo, como incapaz de desarrollarse a voluntad.
Ahora bien; los ensayos termonucleares han conse
guido tal éxito que la puesta a punto de los ingenios
de “fusión” parece permitir ahora multiplicar a poca
costa la potencia total de destrucción del depósito de
bombas de “fisión”. Parece, en efecto, resultar del es
tudio de las informaciones, por muy discretas que sean,
relativas a las bombas termonucleares, que estos in
genios pueden fabricarse cómodamete y sin que sea
indispensable
ni la puesta en acción de importantes
cantidades de cuerpos muy costosos como el tritium, ni
la fabricación de dispositivos muy complicados. Si la
hipótesis corrientemente
admitida hoy es exacta, en
virtud de la cual bastaría para construir una bomba
termonuclear utilizar cuerpos relativamente corrientes,
como el deuterio y el isótopo de masa 6 del litio y pro
vocar su reacción por medio de un detonador consti
tuído por una bomba de “fisión”, se llega a deducir como
consecuencia que es posible reemplazar a poca costa
cada bomba de “fisión” por otra muchos centenares de
veces más potente.
Si el número total de ingenios no debiera por ello
aumentarse, su potencial global alcanzará así otro orden
de magnitud por el paso del estado “atómico” al estado
“termonuclear”. No ofrece, pues, duda que si no desde
ahora, al menos en un porvenir muy próximo, los gran
des países atámicos estarán en condiciones de desenca
denar en el mundo devastaciones que no tienen compa
ración con las destrucciones más terribles que se hayan
podido imaginar hasta el momento.
*
*
*
Ante estas potencias destructivas en estado potencial,
todos los objetivos, cualquiera que sea su naturaleza,
son esencialmente vulnerables. No es posible contar,
como otras veces, con la protección o la dispersión pará
reducir a un riesgo aceptable el peligro de los bombardeos
masivos atómicos. Ninguna defensa pasiva puede im
pedir que una bomba de hidrógeno destruya completa
mente aglomeraciones como París, Londres, Manhattan o
Moscú. No puede hacerse más que reducir en una me
dida interesante, pero limitada, las pérdidas y las des
trucciones en las zonas periféricas de la explosión. Nin
guna ilusión puede forjarse en cuanto a esto se refiere;
refugios, trajes protectores y detectores de radiaciones,
por muy en boga que estén en las fotografías de las
revistas de gran tirada que tratan de la guerra atómica, y
aunque, desde luego, sean muy útiles y permitan una
reducción relativamente sensible de las pérdidas, no po
drán impedir que éstas sean en absoluto catastróficas.
En cuanto a la vulnerabilidad intrínseca de los obje
tivos, siempre muy grandes, es, no obstante, variable
según la naturaleza de éstos.
Entre ellos, los más amenazados son las instalaciones
estáticas y frágiles, como ciudades, puertos, zonas indus
triales, obras importantes y, naturalmente, las poblaciones
que las habitan o están a su alrededor. Estos objetivos
existen y no podrán modificarse. La destrucción les es
pera con seguridad si el enemigo consigue bombardearles.
A continuación están las instalaciones militares fijas,
relativamente
sólidas, como, por ejemplo, los grandes
campos de aviación. Un poco menos vulnerables que las
ciudades, son, sin embargo, fáciles de destruir con bom
bas atómicas.
Finalmente, las fuerzas armadas propiamente dichas
con sus unidades capaces de dispersarse en grandes
extensiones, de enmascararse y protegerse por la or
ganización del terreno, son ciertamente las más favore
cidas entre los objetivos de los nuevos ingenios. Sin em
bargo, éstos, particularmente
los termonucleares, son
capaces de batir tan eficazmente tales superficies, que
hasta los Ejércitos en campaña podrán sufrir efectos de
destrucción masivos e instantáneos como hasta ahora
no se tenía noción.
Una consecuencia inmediata de esta situación es que
en. adelante resulta posible que un país que posea bombas
en. número admisible haga sufrir a su eventual enemigo
destrucciones sin precedentes. Supongamos, por ejemplo,
que un eIemigo implacable ataca deliberadamente las
grandes aglomeraciones de un país, y para facilidad de
razonamiento tomemos el caso de Francia.
La explosión sobre París de una bomba termonuclear
ocasionaría, de un golpe, la total destrucción de la
aglomeración en un radio de unos ocho kilómetros, es
decir, no solamente de París propiamente dicho sino de
sus próximos suburbios, comprendiendo, por ejemplo,
Vincennes y Puteaux. Otras tres bombas análogas sobre
Lyón, Marsella y Burdeos, reducirían a ruinas y cenizas
estas ciudades y sus alrededores. En total, cuatro bombas
ba.starían para destruir de 4 a 6 millones de habitantes,
o sea cerca de un séptimo de la población tota,l de Fra n
cia. Estas pérdidas serían ya varias veces más grandes
que todas las francesas de la Guerra 1914-1918. En cuanto
a las desvastaciones, es fácil darse cuenta de la propor
ción de medios industriales, científicos, administrativos
y comerciales que serían aniquilados y no podrían re
construirse sino después de varias décadas y a costa
de gastos astronómicos.
Si este “programa” se completaba por un modesto
centenar de bombas, aun de potencia media, lanzadas
sobre los puertos, los centros ferroviarios importantes,
ciertas zonas industriales-capitales, Francia quedaría en
tonces sumida en un desastre del que no podría prác
ticamente reponerse.
Ahora bien, un centenar de bombas atómicas o ter
monucleares no constituirá sino una pequeña parte de
los depósitos mundiales. En cuanto al caso escogido
de Francia, no es exclusivo de nuestro país. El mismo
resultado será admisible, en parecidas proporciones, para
todos los países, hasta los más grandes.
Es cierto que puede darse el caso de que las armas
atómicas no se empleen sobre las poblaciones y que se
reserven para los combates de las fuerzas armadas y sus
líneas logísticas. Los daños serán entonces más reducidos,
pero no por ello serían menos considerables.
Una batalla en la que se lanzaran zoo bombas ató
micas
otras tantas termonucleares, provocaría la total
destrucción de los inmuebles en unos cincuenta mil ki
lómetros cuadrados. Aunque las bombas fueran lanzadas
únicamente, fuera de las grandes aglomeraciones, dada
la densidad de población en Francia, las pérdidas pro
bables serían de unos dos millones y medio de víctimas
civiles.
En efecto, es necesario tener en cuenta para esto que,
dadas las enormes dispersiones que tendrán que realizar
las fuerzas armadas para intentar disminuir su vulnera
bilidad ante los ingenios nucleares, la densidad de las
tropas en campaña sobre el terreno será menor que la
de la población civil en los países del Occidente europeo.
Ahora bien, esta población se encontrará forzosamente
ligada a sus hogares, porque las evacuaciones no tendrán
objeto ante la extensión de las superficies en que se
desarrollen las operaziones militares, realizadas por efec
tivos que tendrán tendencia a diseminarse y extenderse
corno las manchas de aceite para intentar reducir su
vulnerabilidad a los efectos de las armas especiales. Las
pérdidas ocasionadas en las filas militares por las bom
bas atómicas en el campo táctico tienen, por tanto,
muchas probabilidades de estar acompañadas por pér
didas por lo menos tan elevadas entre la población civil.
Por lo que, se refiere al ataque de los objetivos lo
gísticos militares, y en particular de las líneas de co
municaciones, llevará consigo la devastación no solamente
de los elementos esenciales de la infraestructura, sino
también de los núcleos urbanos que los rodea general
me:ate a escasa distancia.
51
Así, de todos modos, es de temer que el empleo en la
guerra de las nuevas armas acarree mortales destruc
ciones para los países que la sufran. Y esto sin tener en
cuenta las posibilidades de empleo de bombas termo
nucleares “de cobalto”, destinadas a crear enormes can
tidades de venenos radiactivos, de vida relativamente
larga, que serán capaces de contaminar países enteros
y suprimir en ellos toda vida animal.
En esto hay un fenómeno completamente nuevo, pues
hasta ahora, aunque la guerra era costosa y provo
caba grandes estragos y pérdidas, no era fatal para
los países vencidos. Francia, después de las sangrías y las
ruinas de dos guerras mundiales, no ha perdido nada de su
vitalidad. Alemania, después de haber sufrido destruc
ciones consideradas inmensas para la época, se encuentra,
diez años después de su derrota, habiendo casi recu
perado su ritmo normal de producción y reparado sus
instalaciones. Ahora la guerra llevará consigo automá
ticamente el empleo de medios de destrucción que en
pocos días o semanas reducirán a los países más fuertes
y más ricos al estado de ruinas humeantes llenas de
cadáveres.
En otros términos, los modernos medios de destruc
ción permitirán a los pueblos aniquilarse recíprocamente,
mientras que hasta ahora no podían hacerse más que
daños relativamente limitados.
De ello se deduce que los peligros de la guerra lle
garán a ser tales que no justificarán en ningún caso la
esperanza de beneficios que puedan aparecer como po
sibles de lograr. Hítler no alcanzó sus fines de domina
ción y sólo consiguió atraer grandes desgracias sobre su
país, y sobre el mundo entero. Pero él sabía de antemano
que no correría el riesgo de destruir definitivamente
a Alemania.
En nuestros días, no son solamente algunos millones
de alemanes y algunos centenares de millares de inmue
bles los que habría arriesgado desencadenando su guerra,
sino la destrucción rápida de todas las grandes aglome
raciones del Reich, de sus industrias, sus puertos y de
decenas de millones de alemanes aplastados bajo los
escombros, abrasados por el relámpago térmico, asfixiados
y carbonizados en los incendios o todavía con radiaciones
superiores a la dosis mortal.
***
Ante esta posibilidad recíproca de destruirse que po
seen o que poseerán en seguida los bloques de países
detentadores de bombas atómicas o termonucleares, ¿qué
pueden hacer?
Librar grandes guerras mundiales y totales del tipo
de las dos precedentes sin que se utilicen las armas ató
micas es pura y simple utopía, desde el momento que
éstas son las armas esenciales de que disponen los ad
versarios.
Dirigir tales guerras empleando armas atómicas lleva
a considerar catástrofes de tal extensión que, tanto para
los eventuales vencedores como para los vencidos, las
perspectivas del porvenir se reducen a la restauración
larga, penosa y tal vez problemática de países totalmente
destruidos y devastados.
Ahora bién; se hace la guerra con la esperanza de pre
servar las ciudades, las riquezas, las poblaciones, y, por
lo que atañe a los agresores, con la de apoderarse de nuevas
ciudades, nuevas riquezas, nuevas tierras y nuevos
súbditos. Si ciudades, riquezas y poblaciones deben en
todo caso estar destruídos, la guerra carece de objeto.
52
Por consiguiente hay motivo para pensar que esta evi
dencia, imponiéndose poco a poco a los gobiernos y a los
pueblos, debe tener una influencia ciertamente mode
radora sobre los factores de la guerra y ejercer una ten
dencia incontestable a reducir y tal vez hasta eliminar
las probabilidades de desencadenamiento de guerras to
tales.
Se puede objetar que este razonamiento se ha soste
nido ya en otros tiempos y que se reveló corno falso.
Pero, de hecho, nunca fué planteado ni en análogas con
diciones ni en los mismos términos.
Antes de 1914, los augures, suponiendo que la mo
vilización general y los gastos de guerra acarrearían una
parálisis
total de la economía, pronosticaron—y
se
equivocaron por completo—que las guerras modernas
tendrían que ser cortas, pero jamás excluyeron la even
tualidad de los conflictos armados.
En el período entre las dos guerras mundiales pudo
emitirse la siguiente opinión: los bombardeos aéreos llegan
á ser tan terribles que un día podrán hacer la guerra im
posible. Pero sólo se expuso con cierta timidez.
Por tanto, no se pueden alegar precedentes verdaderos
para atribuir una influencia pacificadora a los arma
mentos atómicos. Estos crean, en efecto, una situación
totalmente nueva, ocasionando casi la certeza de que una
guerra total conducirá a los países empeñados, a una
matanza general y a demoliciones irreparables. ¿Quiere
esto decir que se suprimirán inmediatamente las guerras?
Desgraciadamente, no, y se puede suponer que los hombres
continuarán
solucionando, durante algún tiempo me
diante el empleo de fuerzas de tipo clásico, ciertos con
flictos locales para los que se decidirán a correr riesgos
limitados que se estimen aceptables.
Esta teoría parece, desde luego, irse comprobando
desde hace algunos años. Dos bloques hostiles se en
frentan en todas las posesiones y en todos sus puntos
de contacto. Se han visto operaciones militares que han
conducido a combates violentos pero limitados, por
mutuo consentimiento, a los medios clásicos. Ahora bien;
parece que en anteriores circunstancias los múltiples
incidentes que precedieron, acompañaron y siguieron a
estos conflictos hubieran bastado para desencadenar
rápidamente una guerra general.
¿No es el temor a las hecatombes atómicas quien ha
jugado el papel de elemento moderador? Pero este factor
no es. Bastará un loco o un paranoico al frente de uno
de los grandes países atómicos o de un acceso de ner
vosismo de un gobernante, para desencadenar, en re
sumidas cuentas, por error o por necedad, una guerra
atómica general. Pero lo que puede considerarse como un
motivo de esperanza no despreciable, para un mundo
descentrado que vive sobre un polvorín, es la existencia
de armas -atómicas que dan a la violencia desenfrenada
tal capacidad de destrucción que excluye, para todo
ser sensato, aun si es inhumano, la tentación de
recurrir a ellas con la esperanza de conseguir aprove
charse.
Por tanto, por muy paradójico que esto pueda pa
recer, la existencia de las armas atómicas podría re
sultar más favorable para la paz mundial que las pre
maturas tentativas -de desarme desarrolladas en un ambiente poco propicio y de desconfianza recíproca. Tal
vez pueda esperarse, cuan lo los pueblos estén habituados,
bajo la amenaza de la catástrofe final nuclear, que dicha
existencia consiga reglamentar sus relaciones de otra
manera que por la fuerza y facilitar un desarme pro
gresivo, que no hará sino dar normas para el nuevo uso.
En ello no hay, entiéndase bien, más que una ten
dencia, pero que no debe ignorarse. Ella justifica el
consejo dado por televisión el i de abril de 1954 a la
juventud británica por el Mariscal del. Aire Sir John
Slessor, y que yo me perniitiré adoptar como conclusión,
-
generalizándola
a Francia y a los jóvenes franceses:
“En el nombre del Cielo, no adoptéis ese estado de
espíritu de que nada vale para nada, porque de todos
modos estallaremos todos uno de esto.s días. Esto es
una estupidez. Tenéis muchas menos probabilidades de
estallar que vuestros abuelos antes de 1914 o vuestros pa
dres antes de 1939. Y yo personalmente pienso que la
acl:itud no vale la 5ena de tomarse mucho trabajo cons
tituye para la Gran Bretaña un peligro mucho mayor
que la. bomba de hidrógeno.”
Estadodelproblemadeladefensaantiaéreadesdeelsuello.
Por Horst-Adalbert Koch. De la publicación alemana Wehrwissenschaftlichc
Rundschau. (Traducción del Teniente Coronel Adolfo Trapero. Extracto.)
1.
Importancia de la aviación en la manera de hacer
la guerra.
.
En cuarenta años han experimentado las fuerzas
aéreas un incremento y un desarrollo técnico casi sin
precedentes, tales, que hoy influyen ficazmente en la
forma de hacer la guerra. Expresiones como “ganar la
superioridad aérea” o “asegurar el dominio aéreo” acen
túan esta manera de pensar. El empleo de fuertes flotas
aéreas obliga a considerar fundamentalmente la direc
cón operativa y táctica de la guerra, es decir, que hay
que valorar esta fuerza aérea como factor esencial en
todo plan. estratégico.
Resulta,
para todo plan militar, la obligación de
observar con gran atención, incluso en la defensa, el
estado del armamento aéreo ampliamente influenciado
por la técnica, para no tener que fijar la atención de
masiado tarde y por necesidad, como le sucedió a Ale
mania en los años 1941 a 1945.
II.
Misión y medios de la defensa antiaérea.
El General B. W. Chidlaw, Comandante General de
la defensa antiaérea de los Estados Unidos, indica como
las misiones esenciales de la defensa antiaérea: la pro
tección de las fuerzas de combate propias, la de la in
dustria nacional y la de la población civil. En suma, la
de los elementos decisivos del potencial guerrero de una
nación que, ante los ataques demoledores y destructivos
desde el aire, se han de proteger. Esta amplia misión de
protección puede ser sólo además cumplida cuando se
logra destruir por derribo los medios de ataque del
adversario antes de alcanzar éstos la zona de los objetivos,
o desviarlos por radio a zonas poco sensibles.
La estrategia aérea, en esencia, se caracteriza por la
formación súbita de centros de gravedad, con el empleo
de medios reíativamente pequeños, en espacio tridi
mensional y a elevadas velocidades. Las condiciones del
tiempo y de la luz ya apenas influyen hoy en la direc
ción del combate desde el aire; las condiciones del suelo
no suponen obstáculos prácticos, al contrario que en la
dirección del combate terrestre. No hay palmo de tierra
en la superficie del globo que en cada día y estación no
esté amenazado de peligro desde el aire.
La defensa antiaérea, para llenar su misión, tiene a su
disposición dos grandes grupos de medios defensivos que
que se complementan
mutuamente: uno, el avión a
reacción en forma de cazador rápido, la mayor parte con
.fuerte armamento de cohetes, como arma muy móvil y
de mando fácil, con tiempo de actuación relativamente
limitado para protección del espacio; el otro grupo, la
defensa fija en tierra (en lo sucesivo llamada lacónica
mente “defensa del suelo”), constituído por cañones
antiaéreos y cohetes antiaéreos, asentados alrededor del
ob.jetivo y del área a defender para la protección del
terreno. Con eso se pueden superponer ambos medios
de combate en las zonas fronterizas. Aparte de eso, em
pieza a adquirir importancia la guerra de ondas, es decir,
la perturbación de los aparatos de puntería de radar de
las unidades atacantes, por un lado, y el cegamiento de
los aparatos de radar de la defensa de cazas y de la de
tierrra.
El éxito de la defensa antiaérea depende en gran me
dicla de la actuación y eficacia de los medios de trans
misión, a los que se plantea, con la creciente velocidad de
los aviones y empleo considerablemente aumentado de
éstos muy exigentes y extraordinarias condiciones. De esto
se deduce la elevada importancia de una tropa de trans
misiones especializada, como arma especial auxiliar, con
inclusión del servicio anunciador de vuelo, que en ade
lante desempeñará también un papel activo como me
dio de combate de la defensa antiaérea, en la guerra de
ondas antes mencionáda.
La velocidad por hora del avión se ha elevado en el
espacio de cuarenta años, de alrededor de 6o kilómetros
ho:ra a veinte veces más. El avión-objetivo cruza hoy el
espacio a la velocidad de 300 a 350 metros por segundo.
Se anuncian aumentos considerables en las velocidades,
ascendiendo en las armas teledirigidas no tripuladas a
varias veces más. Al mismo tiempo se refuerza esencial
mente el efecto de las armas de los aviones y se amplía
considerableménte
su profundidad de penetración y
altura de empleo.
Es comprensible que, en vista de tales avances, las dis
cusiones apasionadas sobre el valor de los actuales me
dios defensivos dominen el campo. Especialmente no
soi:ros caemos fácilmente en la región de la utopía o
idealismo por haber perdido Alemania desde el año
1945 el contacto con el progreso de las armas, teniéndonos
que contentar con las noticias teñidas de propósitos
optimistas del Este y Oeste. Nuestra visión además está
enturbiada por las experiencias amargas del último año
de la guerra, en el que un arma de caza anticuada y
débil y el empleo de cerca de 5.ooo baterías de cañones
antiaéreos de todos los calibres, en todas partes en la
Patria y en los frentes, no pudieron atenuar sensible
mente la fuerza destructora de la Armada aérea adver
saria, ni muchos menos neutralizada.
III.
Es aún oportuna. la defensa antiaérea desde tierra?
lEn el punto central de los debates sobre la cuestión
de la más eficaz defensa antiaérea está la discusión
alrededor de los cazas, cañones antiaéreos y cohetes
antiaéreos, Según el arma a que se pertenezca y a las
propias experiencias, con frecuencia no se concede razón
53
de ser a la defensa desde el suelo y son rechazados com
pletamente, entre otros, los cañones antiaéreos.
Se fundamenta tal teoría en la experiencia alemana
de la última guerra; mas en ello no se tiene en cuenta,
por lo visto, que los cañones antiaéreos alemanes de
rribaron por lo menos i6.ooo a iS.ooo aviones, no re
cibieron o recibieron demaijado tarde las armas nuevas
y perfeccionadas pedidas a su debido tiempo, ni que por
la falta de ‘suficientes aviones de caza, los C. A. estu
vieron más o menos entregados a su propio esfuerzo.
Los numerosos objetivos a proteger dispersaron además
su acción, al par que la difícil situación de los frentes
sustrajo, por lo general, las mejores fuerzas para em
plearlas en la Artillería de campaña. Por lo demás, la
técnica alemana consiguió nuevas armas y nuevas mu
niciones, con resultados iniciales prometedores en el des
cubrimiento, que han servido de ejemplo al Extranjero
para perfeccionar su defensa antiaérea.
Hablan también tajantemente otro lenguaje las ex
periencias más recientes de la guerra en cuanto se han
dado condiciones normales. A este respecto, podemos po
ner algunos ejemplos: En el último gran ataque de la
aviación alemana, en la madrugada del año nuevo de
1945,
fueron empeñados 750 aviones, entre ellos nume
rosos cazas a reacción; de ellos fueron derribados 220 por
la defensa antiaérea de tierra y escasamente roo por
los cazas; de los W-i alemanes derribados en el espacio
del gran Londres, el 74 % lo fueron por los cañones an
tiaéreos de todos los calibres. Más impresionantes son
aún las noticias de la guerra de Corea, en la cual los nor
teamericanos dan 495 aviones derribados, de un total
de 711, por la defensa de tierra, sin que se haya confesado
un empleo de batería cohetes.
En resumen: resulta la consecuencia de que la de
fensa antiaérea desde el suelo por ningún concepto ha
perdido importancia; no será empleada, en efecto, tanto
como los aviones de caza, en los que, por otra parte, las
esperanzas de éxito dependen, más que en los bombar
deros de gran radio de acción, del tiempo, aparte que
su número no puede garantizar sobre el frente y la patria
sombrillas aéreas completas, como se desea. En el marco
de la defensa antiaérea desde el suelo, los cañones y
cohetes juegan conjuntamente los principales papeles:
a cada uno se les señala el empleo con arreglo a sus
características, las cuales se deducen de las posibilidades
de rendimiento.
Sobre el análisis técnico de los cohetes antiaéreos de
hoy habrá que decir y comprobar muchas cosas. De una
manera general se puede establecer que en la guerra de
movimiento, por ejemplo, en la protección dci terreno en
que actúan las fuerzas del combate terrestre, tienen aún
ventaja considerable los cañones antiaéreos sobre los
cohetes antiaéreos, mientras que bajo circunstancias fun
damentales de otra índole de la defensa de la nación,
ganan importancia a ojos vista los cohetes antiaéreos, sin
que se pueda hablar aquí tampoco de una exclusión de
los cañones antiaéreos.
Ninguno de los grandes Ejércitos ha suprimido hasta
ahora los cañones antiaéreos; por el contrario, se puede
asegurar que en los Estados Unidos y Rusia, en el marco
del Ejército en campaña sensiblemente reforzado, han
sido dotados éstos con armas y aparatos altamente per
feccionados técnicamente. En esa dirección se continúa
trabajando
muy metódicamente con gasto elevado de
dinero.
IV.
Desarrollo técnIco de las arma.s antiaéreas
el año 1945.
desde
A continuación vamos a examinar con concisa bre
vedad las condiciones actuales del combate contra obje
tivos aéreos desde tierra y, como resultado de él, exponer
54
las exigencias en armamento y organización. Para me
jor comprensión, sea anticipado un examen conciso de los
problemas de tiro de la defensa antiaérea, porque esto
determina inevitablemente el aspecto de armas y apa
ratos.
El fuego ‘contra objetivos aéreos para las armas de
Artillería es, en general, de lo más difícil, ya que en
espacio tridimensional no hay corrección de tiro en el
sentido clásico, y además debe oponerse a un objetivo
excesivamente pequeño y móvil y a una distancia rela
tivamente grande. Hay que tener en cuenta, además, que
la Artillería antiaérea ha de combatir contra dos adver
sarios, cuyas manera de atacar se diferencian funda
mentalmente: los aviones de ataque en vuelo bajo y alto.
Los ataques a poca altura se realizan desde 20 a 6oo
metros en vuelo directo, con frecuencia en picado, desde
aviones aislados o pequeños grupos, contra objetivos
pequeños de todas las clases. Además de bombas explo
sivas de napaim y cohetes, se emplean en el ataque contra
espacios reducidos armas automáticas con efectos ele
vados de fuego. Frecuentemente se efectúan los ataques
en forma concéntrica, desde varias direcciones al mismo
tiempo, y representan, por experiencia, la amenaza más
grande desde el aire para las tropas de tierra, las cuales
han de contar con ellos, tanto de noche como de día, en
posición o en marcha. El gran radio de acción de los
aviones de reacción ha ampliado móltiples veces la pro
fundidad del espacio peligroso detrás del, frente.
En los ataques a gran altura es característico el vuelo
en Unidades más o menos grandes. Por lo general, esta
clase de ataques se emplea. contra objetivos de amplia
superficie, empleándose en los ataques de los referidos
objetivos olas compactas y sucesivas. Además pueden
volar las olas aisladas con rumbo a diferentes sectores
de la defensa para’ desconectaria ‘y confundirla, o a di
ferentes alturas (hasta 15.ooo metros). Los ataques con
bombas atómicas acusarán forma parecida, aunque sólo
llevarán en la Unidad la bomba atómica uno o dos aviones.
La táctica de ataque desde elevada y baja altura
conduce, naturalmente, a la formación de dos grupos de
cañones antiaéreos que en esencia se diferencian técni
camente, es decir, los cañones ligeros y medios para los
objetivos a baja altura y los pesados (del calibre 8,50 cen
tímetros hasta i centímetros aproximadamente), contra
ayiones que ataquen a gran altura. El cohete antiaéreo
fu’é primitivamente un arma barrera contra los ataques
a baja altura como sustitución de las barreras de globos;
más ahora se ha revelado el cohete impulsado con lí
quido como un arma especial contra las Unidades de
bombarderos en vuelo alto, y es ya considerada con más
probabilidades de éxito que el cañón antiaéreo pesado
en alturas de ataque superiores a los 6.ooo metros.
Con las velocidades de combate de 300 a 350 metros
por segundo se tiene prácticamente a disposición, para
combatir un avión en vuelo directo hacia el cañón, 20 se
gundos, y como máximo 40, en el caso de que pase volan
do; con el cohete antiaéreo norteamericano “Nike” (alcance
32 kilómetros) son aproximadamente
6o segundos desde
la partida, de los cuales corresponde 113 al vuelo en la
proximidad del objetivo. En este escaso período de tiempo
debe ser cumplida la misión defensiva, a ser posible con
derribo.
El combate contra las armas de grandes alcances teledirigidas (cohetes de los grandes espacios), que hoy ya
exceden de la velocidad de 6.ooo kilómetros hora, debe
asimismo ser clasificado como misión de la protección
antiaérea. Aun cuando por el momento no se imagina uno
todavía los diferentes fundamentos técnicos de despegue
de tal mole de combate a gran distancia, se habrá tam
bién de contar con ellos en el futuro. Contra estas armas
fallan los cañones antiaéreos y cazas a reacción, así como
los cohetes antiaéreos actuales. Sólo se puede uno ima
ginar la defensa contra estas armas teledirigidas em son hoy, especialmente en los calibres pequeños, parte
pleando contra las bases de lanzamiento cohetes de largo integrante orgánica de todas las Armas y Cuerpos, in
alcance tanto o más rápidos. La idea de derribarlas en el cluso de las tropas de suministro. Para el combate contra
aire por contraarmas dirigidas por radio parece utópica los ataques a baja altura basta un alcance efiiaz de 2.500
en el estado actual de la técnica, porque, por ejemplo, te metros. Las características especiales de estas armas son:
niendo en cuenta las velocidades actuales, los aparatos ‘peso ligero, elevada velocidad de fuego y rapidez de
de radar no pueden intervenir. Por lo demás, parece que puntería, que corresponde a velocidad en el cambio de
un tal combate es acaso aún más difícil que el originado ángulos de situación. Para aumentar la potencia de fuego
al pretender destruir en el aire una granada de cañón fueron construídos, hasta por encima del calibre 4 cen
tímetros, armas dobles, triples y cuádruples. También
con otra.
aquí se han hecho avanzar a un primer plano las armas
Recursos de combate del cañón antiaéreo pesado.— completamente automáticas, para eliminar la pérdida de
Los modernos cañones antiaéreos pesados, la mayor tiempo por la capacidad de reacción humana. (aproxi
madamente 2/5 de segundo). El acoplamiento de las
parte de calibres de 8,o centímetros (URS) y 15 centí
armas con un aparato combinado de radar, exploración
metros, son hoy armas completamente automáticas,
electro-hidráulicas
y dirigidas por radar. A causa del y tiro y dirección central, dentro de la Unidad de tres
peso, sólo hacen al caso, para empleo, en la protección a cuatro cañones como Unidad de tiro táctica, representa
aérea del campo de batalla, los calibres del 8,50 a 9 cen un progreso. Parecidas evoluciones se habían iniciado ya
con la construc
tímetros provistós de escudos de acero protectores. El en Alemania durante los años 1944/1945,
ción de un aparato director de tiro central, que ya no lle
cañón antiaéreo •pesado representa de esta forma, con
juntamente con la protección del caza, la defensa en las garon a usar las tropas de los cañones antiaéreos de
centímetros (aparato 8).
proximidades del frente contra los ataques aéreos desde
El progreso más interesante conocido del Extranjero,
gran altura, es decir, en la esfera de’acción de la artillería
enemiga, ya que las Unidades de cohetes antiaéreos son en el terreno de las armas antiaéreas medias, lo presenta
el cañón antiaéreo de 7,5 centímetros
hoy aún, para un empleo de tal índole, demasiado deli indudablemente
cados. En la defensa del espacio aéreo nacional, los ca T-38 (SkysweePer) norteamericano. El cañón, dirigido por
ñones antiaéreos pesados, aun los de más grueso calibre, radar y completamente automático, tiene un peso apro
están, según el concepto norteamericano y ruso, en ximado de mo toneladas (el 8,8 centímetros alemán
círculo alrededor del objeto a proteger, en tanto que las 41 pesa 8,g toneladas), y con un alcance eficaz de 7.000
Unidades de cohetes antiaéreos deben sorprender y dis metros posee una velocidad de fuego de 45 granadas al
minuto; con la cual y las espoletas de aproximación
persar a las olas atacantes ya a gran distancia del espa
aumenta triple y hasta cuádruple la eficacia frente al
cio de objetivos. La Unidad táctica de los cañones an
tiaéreos pesados es la batería de cuatro a seis cañones, arma hasta ahora media standard, cañón Bofors antiaéreo
dirigidos desde un punto central. El empleo en lugares de 4 centímetros.
fijos de grandes baterías de doce a veinticuatro cañones,
Las direcciones de tiro en las armas antiaéreas de
como llegamos a ver en Alemania forniando centros de pequeño calibre pueden organizarse con facilidad rela
gravedad a partir del año 1941, se ha de rechazar como tiva, porque la observación de los proyectiles trazadores
aglomeración en la época de las alfombras de bombas de hace posible, según enseña la experiencia, la mejor y
las armas teledirigidas o tal vez de las armas atómicas.
más rápida corrección.
Es posible, empero, que rija, en el futuro como en el’pa
En resumen, hay que señalar que el esfuerzo para ga
sado, el comprobado principio de la superposición de las nar tiempo, medido aquí por fracciones de segundo,
zonas de acción de varias baterías en el espacio del sigue siendo el elemento preponderante en el progreso de
las armas antiaéreas. El automatismo completo electro
combate.
Las características esenciales del moderno cañón an-’ mecánico y los aparatos calculadores electrónicos han
tiaéreo pesado, y hasta un cierto grado también de todas aceptado el combate contra las velocidades de vuelo
las armas antiaéreas, son:.
cada vez mayores. Estos aparatos aseguran el acompa
ñamiento exigido, de los datos de tiro, con amplia eli
a)
Dirección completamente automática electrome
minación de las faltas humanas.
cánica desde el aparato de mando.
Todos. estos’ perfeccionamientos técnicos ahorran en
b) Velocidad de fuego elevada por disminución del
tiempo, empleando para la carga máquinas eléctricas considerable medida personal de reconocida capacidad
para otros objetos, aliviando con ello un problema muy
(como en el cañón antiaéreo 8,8 cm-41) y simultáneamente
la máquina de graduar espoletas empotrada en el es difícil de la defensa antiaérea, cual es la cantidad ele
pacio de carga del tubo (sólo con el empleo de granadas vada de personal que necesita. Si además pudieran tam
con espoleta a tiempos se ahorra con ellos, en el tiempo bién ser construídos los directores de tiro de los an
de carga, de 2,5 a 3 segundos).
tiareos
pesados tan técnicamente perfeccionados, tan
c)
Rapidez de puntería de 350 a 400 milésimas por sólidos, que fueran capaces de resistir la vida especial de
segundo en sentido horizontal y de io grados en el ver ‘las acciones de campo, quedaría la exigencia del acciona
tical, con ilimitado campo en sentido horizontal.
miento mecánico a ‘mano como solución necesaria en las
d)
Capacidad para el combate terrestre.
averías electromecánicas y en los barullos de las acciones
La munición resulta más eficaz cuando se emplea am
de los combates terrestres (irrupción de los carros en el
pliamente la espoleta de ‘aproximación y el fracciona
espacio artillero). Evidentemente, también se puede afir
miento en grandes cascos. En los intentos para elevar mar que las armas antiaéréas norteamericanas, inglesas
las velocidades iniciales parece que no se han conseguido y rusas de nuestro tiempo han tenido en cuenta estas
sobrepasar los límites superiores, alcanzados por los ale exigencias.
manes, de i.roo metros por segundo. Todo aumento con
duce inevitablemente a la elevación del peso, a costa ¡de la
Desarrollo de los aparatos de la dirección de tiro.—Aún
movilidad del arma; además acorta la duración’ de la vida más decisiva que la eficacia balística de sus armas es
de los tubos antiaéreos, por lo demás de fácil desgaste. para la Artillería antiaérea la calidad de sus aparatos
directores de tiro. Esto es aplicable especialmente a los
Recursos de combate de los cañones antiaéreos medios cañones pesados y cohetes antiaéreos.
El aparato de radar de una batería pesada está hoy
y ligeros.—Las ametralladoras antiaéreas superpesadas’
y cañones antiaéreos de los calibres 2 a 8,5 centímetros dividido en dos partes, acoplada una ,a otra, siendo la
55
una un aparato de exploración circular, con un alcance de
200 a 300 kilómetros, y la otra, el aparato de tiro con una
amplitud de medida de 50 a 6o kilómetros. La imagen
o señal del objetivo salta instantánea y automáticamente
del aparato exploracion circular (aparato-panorama)
al
aparato del tiro antes que el objetivo alcance el límite
exterior de acción de la batería (gánancia de tiempo para
la maniobra). Por el acoplamiento de los impulsos del
radar con el aparato de mando (aparato calculador para
determinación de los datos de tiro), el cual, por otra parte,
maniobra a distancia los cañones de la batería, se con
sigue que la primera granada ya por el momento aban
done el cañón, cuando el objetivo aún está a 20 Ó 30
segundos del límite del radio de acción. Puesto que, como
ya se ha dicho, el cañón antiaéreo de hoy sólo dispone
de o a 40 segundos para combatir el objetivo, es esta
manera de proceder de importancia sobresaliente. Está
claro que hay que contar con tales magnitudes, cuando
no se pierde de vista que un avión moderno recorre
5 kilómetros en 15 segundos.
El aparato-panorama da al Jef e de la batería, como
tirador de la Unidad táctica de tiro, independientemente
de la noticia de alarma aérea, una ojeada amplia e inin
terrumpida de la situación aérea alrededor de la zona dç
combate de su batería. Se debe poder explorar, por tanto,
ininterrumpidamente
en los 360 grados horizontales y 70
de altura (la ayuda mutua con las baterías vecinas es posi
ble, por tendido de una línea telefónica de alarma directa).
Puesto que el aparato sólo sirve como aviador avanzado
táctico, basta que el acoplamiento con el fundamental
y preciso aparato de tiro tenga una precisión de medida
de aproximadamente 200 metros en la distancia al ob
jetivo y alrededor de dos grados en el ángulo de si
tuación. Sin embargo, hay que exigir que el primer
anuncio del avión se realice aproximadamente alrededor
de los ioo kilómetros de la posición de fuego, para dar
la alarma con seguridad y a su debido tiempo a los sir
vientes.
Como exigencias esenciales para el rendimiento y mé
todo de trabajo de los aparatos de radar de la Artillería
antiaérea, incluso de las armas cohetes, se ha de tener en
cuenta:
a)
Corto espacio de tiempo para calentarse.
b) Velocidad de medida hasta 450 metros/segundo.
c)
Velocidad de puntería en dirección hasta 500 mi
lésimas/segundo, en altura hasta 300 milésimas/segundo.
(6.400
partes).
d) Selectividad a 6o metros aproximadamente
de
distancia y un grado de altura.
e) Conocimiento automático de amigos y e1emigos;
el aparato de puntería se debe desconectar automática
mente a la recepción de la marca amiga.
/) Protección ante las perturbaciones radioeléctricas
(conmutación para esquivar frecuencias).
g) Protección contra las perturbaciones
“Düppel”
(el inglés “Window”-papel de estaño-aluminio origina
reflejos).
h)
Embrague electromecánico con el aparato de
mando.
i)
Estabilidad ante la presión de la detonación de las
bombas arrojadas contra la posición.
Sabido es que los aparatos de radar actuales corres
ponden ya ampliamente a estas exigencias.
Se hacen constar análogamente las siguientes carac
terísticas principales para la construcción de los aparatos
de mando:
a)
Reducido espacio de tiempo de calentamiento
hasta la obtención del primer dato de tiro, deducido el
primer dato medido en el aparato de tiro (lo más ro se
gundos).
b) Trabajo completamente automático para seguir
el rumbo normal del objetivo.
c)
Trabajo semiautomático para seguir los virajes o
cambios de altura del objetivo (movimientos defen
sivos).
d) Las posibilidades y velocidad de cálculo deben
proporcionar los datos de tiro exactos del aparato de tiro
de radar, ya a la distancia de 30 a 40 kilómetros.
e)
Posibilidad de saltar para la diferencia de posición
desde la posición central de fuego del cañón hasta los
450 metros horizontal y o metros vertical.
/) Posibilidad de integración por el BWE de las
circunstancias de la temperatura de la pólvora y de la
humedad del aire, con arreglo al parte metereológico,
para la inclusión de la corrección balística.
Cohete antiaéreos.—Sobre el desarrollo técnico de los
cohetes antiaéreos como armas modernas con capacidad
defensiva contra ataques desde gran altura, alturas por
encima de los 6.ooo metros, ya se ha dicho algo. Las gran
des potencias se esfuerzan considerablemente por des
arrollar ampliamente estas armas, siendo seguro que
consigan grandes progresos. Sin embargo, hay que pre
servarse de pensar que los cohetes antiaéreos representan
hoy algo así como los legendarios rayos de la muerte.
Por noticias de Estados Unidos y de Rusia, ya han
sido creadas en dichos países las primeras Unidades
de cohetes antiaéreos, además para guerra de movi
miento.
Las baterías de cohetes precisan, en comparacin coná
los cañones pesados antiaéreos, aparatos directores de
tiro aún más complicados, toda vez que debe integrarlo
además un aparato de teledirección. En ataques de gran
des Unidades, tiene hoy aún menos velocidad de tiro
que los cañones, y, sobre todo, el problema de la teledi
rección de un gran número de cohetes, desde espacios re
lativamente estrechos en despegue simultáneo, lo dificulta
más. Además se presenta como problema esencial Ja
cuestión del coste. Su fabricación está unida ante todo a
una elevada cantidad de personal industrial. Una breve
reflexión subraya esta manera de pensar: En un gran
ataque de r.ooo bombarderos a reacción de 20 a 30 mi
nutos de duración, tendrían que poder ser lanzados por
lo menos 30 cohetes al minuto para obtener un éxito
defensivo completo y lo menos tener dispuesto corno pri
mera dotación 6oo de estos artefactos; además se pre
supone la velocidad correspondiente en los mecanismos
de disparo. Con 70 a So objetivos de primer orden a pro.
teger de los ataques aéreos en el territorio de la Unión
de Repúblicas alemanas, sería necesaria una dotación
inicial de cerca de 50.000 cohetes antiaéreos, por lo cual
se habría de estimar, teniendo en cuenta las experiencias
de los grandes ataques de la última guerra, un suministro
diario de i.zoo a i.Soo proyectiles. Aplicando a estas
armas también la experiencia, se puede asegurar que ni
con mucho cada disparo es un blanco.
Analizando con realismo la cuestión, se llega a la con
clusión de que el cohete antiaéreo no tiene aón la per
fección debida para sustituir por completo al cañón
antiaéreo. A esta conclusión se ha llegado también en el
Extranjero,
precisamente allí donde su desarrollo ha
hecho grandes progresos.
De ningún modo se quiere hacer con ello una crítica
severa de los cohetes antiaéreos; quizás por orgullo de
arma, un tal modo de proceder supondría dar un paso
atrás. El objeto de las consideraciones hechas es el de
colocar, ante todo, las cosas en su lugar, para evitar
utópicas ilusiones.
De todos modos van concretándose progresos en este
campo que pueden colocar sobre nuevos principios el
problema de la defensa antiaérea, pudiendo conducir
posiblemente a una rápida sustitución de los bombarderos
por armas teledirigidas, porque el riesgo resulta dema
siado grande. En el desfile naval de la coronación in
glesa, en el verano 1953, fué tomada con interés buena
nota por el mundo científico el fuerte armamento de,
cohetes antiaéreos del crucero pesado soviético “Swerdlow”
a costa de los convencionales cañones antiaéreos de a
bordo. Las grandes potencias militares han procurado
celosamente conservar en secreto los frutos de sus cons
trucciones eneste aspecto. Para ello, por ambos bandos se
hace una propaganda sistemática intencionada que hace
difícil reconocer al exterior los resultados realmente
verídicos.
La Unión Soviética está provista de un cohete de
pólvora, como proyectil cohete táctico, de cerca de 6o
kilómetros de alcance. El ya mencionado cohete an
tiaéreo teledirigido “Nike” de los Estados Unidos debe
ser técnicamente considerablemente superior. El “Nike”
es un cohete antiaéreo de segundo grado, dirigido por
radar, con una velocidad aproximada de 2.400 km/hora
y un aparato electromagnético de puntería radiogono
métrica (espoleta de aproximación); el total de la du
ración de vuelo es en 6o segundos. Más lejos fué el ulte
rior desarrollo del cohete antiaéreo alemán C-2 “Catarata”,
que nacio del V-2, con un alcance de cerca ioo kilómetros
y una muy reconocida altura de vuelo, para los que
también fueron construídas rampas móviles de disparo
sobre cadenas. El cohete antiaéreo alemán ligero “Taifun”
(ciclán) fué el modelo para el “Boeing Gapa” norteame
ricano y para un modelo soviético. Por las noticias re
cibidas, tampoco estos dos modelos están aún teledirigidos,
representando,
por tanto, prácticamente sólo en reali
dad un cañón antiaéreo ampliado. Considerablemente
más importante habrá que estimar el desenvolvimiento
posterior del Hs-117 teledirigido alemán “Schrnetterling”
(mariposa), por el que tanto se interesaron la U. R. S.
como Norteamérica. Sin duda, el botín de guerra alemán,
juntamente
con la cooperación forzada de sabios ale
manes, ha hecho avanzar a la Unión Soviética, grande
mente en este terreno, en el cual ella antes no estaba en
primera fila. Asimismo, especialistas famosos en cohetes
de los Estados Unidos convienen hoy, de que a ellos las
investigaciones alemanas y el empleo allí también en gran
escala de especialistas han ahorrado millones de dólares
a Norteamérica en el desarrollo de los cohetes. Esto se
refiere tanto para los cohetes de combate de largo al
cance como para la variedad de cohetes antiaéreos.
El gran problema de la defensa antiaérea rusa parece
ser, en contraposición a los Estados Unidos, la fabrica
ción y servicio de los aparatos y dirección de tiro, aun
cuando desmontó y volvió a levantar en su territorio
una importante fábrica alemana, la fábrica Askania. La
electrónica les suscitó un tal número de dificultades,
que la ciencia rusa no pudo mantenerse al nivel de las
exigehcias de la técnica de las armas. Además, la apro
piada preparación para que los sirvientes adquieran la
aptitud necesaria les cuesta ímprobos trabajos, debido al
nivel de la cultura media. Por nuestra experiencia, empero,
podemos calcular que la Unión Soviética hará todo lo
posible para llenar este hueco. La excitación para ello
resultará de la vulnerabilidad de sus industrias y vías
de Comunicación a las formaciones de bombarderos es
tratégicos del Oeste.
Y.
Ideas para la organización de la Artillería antiaérea.
La cuestión de la cordinación de la Artillería antiaérea
en. el cuadro de conjunto del Ejército, como consecuencia
de las experiencias de guerra alemanas y de los pro
bados ejemplos de otros Ejércitos, ha sido claramente
constestada por Wolfgang Pickert en el cuaderno 12-1953
de esta Revista. Como arma ligada a tierra, la Artillería
antiaérea debe pertenercer al Ejército.
En el porvenir se deberá también contar con nume
rosas fuerzas de defensa antiaéreas en el Ejército. La
defensa del territorio patrio se ha de apoyar forzosamente
en gran escala también en las milicias nacionales.
Además de las numerosas tropas de cañones antiaéreos
ligeros, como parte integrante de la plantilla orgánica
de todas las Armas y Servicios, deberá disponer la mo
derna División, bajo el mando del Jefe de los antiaéreos
divisionarios, junto al forzado y debilitado Mando por
la posibilidad del empleo de la bomba atómica, de un
grupo de cañones pesados antiaéreos de cuatro baterías
y un grupo de ligeros de tres a cuatro baterías. El Ge
neral del Cuerpo de Ejército necesitará aproximada
mente igual, en tanto que en la Unidad de tropas de
Ejército debe haber Brigadas y Divisiones antiaéreas,
éstas incluso con Unidades de cohetes antiaéreos, para la
protección de la zona de retaguardia y como refuerzo
de la protección de las Divisiones del esfuerzo principal.
La instrucción de las tropas de la defensa antiaérea se
efectuará en colaboración con las tropas de aviación, a
cuyo efecto el intercambio de Oficiales representa una
necesidad indiscutible.
Queda también justificada la inclusión de las tropas
antiaéreas en el Ejército por la creciente posibilidad
de acción contra las tropas de paracaidistas o desembarco
aéreo, o contra Unidades de guerrilleros, aun lejos, en la
zona de retaguardia. En tales situaciones, constituyen ellas
frecuentemente la espina dorsal de la defensa y deben
tomar las .primeras medidas defensivas.
La unificada centraIizacióndelos’antiaéreos
constitu
yendo una parte del Ejército, garantiza al mismotiempo
la instrucción unificada e igualdad de armamento y con
ello el empleo eficaz y economía de las fuerzas existen
tes, con eliminación de rozamientos paralizadores.
No es posible en la extensión de este trabajo tratar
de agotar la multitud de cuestiones en el aspecto or
gánico. La breve indicación puede bastar.
Un punto de vista requiere, empero, ser subrayado
especialmente: El Mando superior de las tropas jamás
debe perder de vista la misión de combate propia de los
antiaéreos, cual es “la prótección aérea del campo de
lucha”; en caso contrario, se’ provocaría el hecho citado
de un empleo absurdo en el combate de tierra de tropas
especialistas de alto valor, para el cual sus’ armas no
son apropiadas. De lo cual resulta que en la instrucción
de Oficiales de otras Armas y Cuerpos sé les debe pro
porcionar los principios de empleo de los antiaéreos tan
exactamente
como los principios de aplicación de su
Arma o Cuerpo.. Ocurre con esto aproximadameiite igual
que lo que les ocurre a las tropas de Carros, Transmi
siones, Ingenieros o Artillería, al exigirles que conozcan.
las Armas vecinas como la propia.
57
Radar:eleccióndeposiciones.
Capitán de Artillería Nuno Francisco Rogado Quintino. De la publicación portuguesa
Revista de Artilharja. (Traducción del Teniente Coronel Pedro Salvador Elizondo.)
Antes de fijar la posición de una batería AA. es de
primordial importancia comprobar si aquélla resulta
conveniente para una eficaz actuación del radar de la
Dirección de Tiro a la que se encuentra acoplada la
batería.
De la misma manera, cualquier plan de defensa que
incluya equipos radar en su sistema de alerta (radares de
vigilancia, etc), exige una correcta elección de posi
ciones para el empleo eficaz de los mismos.
Para la elección de posiciones de radar se utilizan en
gran medida los denominados “Diagramas de inter
ferencia terrestre (“clutter”) y de cobertura (“coverage”
en Norteamérica y “screening” en Inglaterra), cuya cons
trucción e interpretación está encomendada al “Oficial
de radar” de las fuerzas terrestres.
Paralelamente, el “oficial de información de las fuer
zas aéreas” deberá estar capacitado para valorar una
posición de defensa AA. enemiga, con objeto de poder
imaginar y diseñar un sistema para el mejor aprove
chamiento de las direcciones de mayor vulnerabilidad
de dichas posiciones.
Ahora bien, aunque el problema de la elección de una
posición radar sea de la competencia del Oficial de ra
dar afecto al mando como un asesor del mismo, no re
sulta menos cierto que el empleo de todo el equipo
perteneciente a la Unidad es de la estricta responsabi
lidad del Jefe de la misma, ya se trate del escalón Grupo,
Agrupación o Brigada AA.
En cuanto a la construcción de +os Diagramas de In
terferencia y de Cobertura, es evidente que posibilitan
al Comandante de la Unidad para comprobar gráfica
mente si la posición aconsejada por el “Oficial de radar”
es satisfactoria para la misión que le haya sido encomen
dada.
Por lo demás, resulta esencial una interpretación
correcta y concienzuda de los diagramas para conse
guir una perfecta valoración de las posibilidades de una
posición radar. El valor de esta interpretación es pro
porcional a la competencia del respectivo valorador.
Por esto mismo, el “Oficial de radar” del mando, de
berá poseer reconocidos méritos, tanto de naturaleza tác
tica como técnica, y haber sido especialmente instruído
en esta peculiaridad de la ciencia electrónica.
Si nos referimos al enemigo, éste tendrá los medios de
valorar cualquiera de nuestras posiciones y, por consi
guiente, de descubrir y explorar las respectivas direc
ciones vulnerables, así como las zonas de interferencia
terrestre.
Una simple elección local de una posición de radar
no permite lógicamente dar una idea precisa de su valor,
que debe ser el mayor posible en cualquier conjunto de
circunstancias. Una elección improvisada podría llevar
anexas consecuencias funestas para la eficacia del dis
positivo de defensa.
Los Diagramas de interferencia y cobertura ilustran
gráficamente y de forma fácilmente interpretable, las
ventajas de la correspondiente posición a clasificar.
Solamente su estudio permitirá valorar con exactitud, la
eficacia de actuación del equipo radar para la misión
que le fué encomendada. Finalmente, desempeñan un
papel preponderante en la selección de las zonas de pes
quisa y vigilancia que hayan de ser asignadas a cada
Unidad del plan de defensa con radar, contribuyendo
también firmemente en la repartición de los sectores
primarios de tiro, de las bocas de fuego de la defensa AA.
58
ELECCION
Factores
DE
UNA POSICION PARA
RADAR
a considerar.
A continuación exponemos los distintos factores a con
siderar por los Oficiales de radar de las baterías y de los
grupos de Artillería AA. para la elección de una posi
ción de radar:
a) Características del equipo radar disponible;
b) Su situación;
c) Defensa próxima;
d)
Situación de las piezas AA;
e) Misión principal;
f) Misiones secundarias;
g) Accesibilidad (en lo que respecta al tiempo dis
ponible, terreno y. posibilidad de instalación y mante
nimiento de las comunicaciones);
h) Enmascaramiento;
i) Posibilidad de actuación del radar. (factores in
ternos y externos), y
j) Diagramas de interferencia y de cobertura.
Factores externos que afectan a la posibilidad de actua
ción del radar.
a)
Línea de situación:
Las ondas de radar, de una frecuencia muy elevada,
se propagan de una manera muy similar a las ondas lu
minosas, es decir, en línea recta, y, por consiguiente no
pueden sobrepasar las montañas u otra masa de tierra
interpuesta en su trayectoria tales como bosques, cons
trucciones, etc.
b)
Nivelación del equipo:
Solamente será posible la nivelación de la cabina donde
se encuentran instalados los radares si la pendiente del
terreno no excede de diez grados.
c)
Interferencias mutuas (Jamming):
Se presentan estas interferencias cuando los equipos
radar que forman parte de un dispositivo de defensa
utilizan la misma frecuencia de emisión.
Para evitarlas se colocarán los aparatos tan alejados
unos de otros como sea posible. Con el fin de evitar la ra
diación directa, resulta conveniente el aprovechamiento
de máscaras naturales entre las distintas posiciones de
los radares.
Normalmente,
los equipos radar están provistos de
diversos tipos de magnetrón, lo que permite alterar su
frecuencia de emisión con relativa facilidad. Además de
esto, un interruptor-conmutador
selecciona el cristal en el
oscilador que genera la frecuencia maestra del dispa
rador de señales, que a su vez establece la frecuencia de
repetición de las señales emitidas.
d)
Interferencias producidas por los ecos tilos debidos
al terreno (“clutter”):
Los efectos de los ecos fijos sobre el empleo del radar
dependen de la intensidad relativa de las señales refle
jadas por el objetivo móvil y el terreno.
Fundamentalmente,
las interferencias terrestres son
debidas a obstáculos naturales y artificiales y a los
a)-iosIcóN
ENTERRENOLLANO Y HORIZONTAL
ANCHuRA DELHAZ PRINCIPALEH
EL PUNTO DE POTENCIA MEDIA
DE SENAL
LOBULO
SECUNDAR(O
QUE PRODUCE
INTERFERENOAS oa
MES DELTERRENO
b)
LASELEVACIO
-POSiCIÓNENUNADEPRESIÓN
ENFORMA DE ONDULACION
1.500
m.
EL
EFECTODE
LAS
.———..j
FEREIICIAS
ESTÁ
LIMITADO
1NTEP.-
POR LACREST4DEL TERRERO.
LOBULOSECUNDARIO
C)-ASPECTO
DE LAS MANCNAS EN EL OSCILOSCPIO PP.!.
PARA LA POSICIO’NENUNADEPRESI6N
ENFORMADEONDU
LAC ION.
osciloscopio P. P. 1., desde una posición determinada
del radar, para diferentes alturas angulares de la an
tena.
Construcción.
a)
El Diagrama de interferencia indispensable para
cad.a una de las posiciones de radar que se consideran
se construye sobre papel graduado en coordenadas po
lares, con los azimutes marcadas de 200 en 200 milé
simas; los alcances sobre la línea de situación están se
ñalados por círculos concéntricos separados en 10.000
metros.
b) El equipo deberá nivelarse previamente, así como
colimado, orientado y sintonizado para la máxima cfi
cacia.
c) Se coloca la antena en la elevación o, y los ecos
se registran precisamente como aparecen en el blanco
del osciloscopio P. P. L, mientras ésta da una vuelta
de horizonte.
d) Se eleva después la antena sucesivamente de
loo en loo milésimas, repitiéndose el procedimiento
anteriormente mencionado hasta que desaparezcan to
talmente los ecos del blanco;
Resulta ventajoso repetir el proceso de 50 en 50 mi
lésimas por encima de las 200 milésimas.
DIAGRAMA DE COBERTURA
INDICE ELECTRcNICO
(BARRIDO DELP.P.I.)
INTERFERENCIASDE O A (.500 m.
El Diagrama de cobertura es una representación
gráfica, en coordenadas polares, de la zona que rodea,
con la indicación de los alcances sobre la línea de si
tuación, para los cuales un objetivo aéreo puede ser de
tectado volando a diferentes alturas.
Construcción.
a)
Se construye para cada una de las posiciones
Fig. x.——Cczusas de la interferencia terrestre.
previstas para el radar, sobre papel graduado y de forma
lóbulos secundarios provenientes de la energía irradiada similar al Diagrarna de interferencia acabado de men
cionar.
por la antena que no se encuentra totalmente compren
b) Se fijarán las alturas de vuelo de acuerdo con las
dida en un eje único. Una fracción de la energía es irra
de aproximación probable de los aviones enemigos.
diada en forma de lóbulos que se extiende por todos la
c)
Se nivelará previamente el equipo radar, coli
dos, aun para retaguardia. La energía reflejada por
esos lóbulos secundarios, resultante de los obstáculos mándole y orientándole después.
d)
Situado el radar en posición, se determina la
terrestres
que encuentra en su trayectoria,
origina
manchas en los osciloscopios, que interfieren con los altura angular del horizonte en los azimutes de 200 en
ecos de los objetivos móviles detectados a la misma 200 milésimas, o como lo exiga la situación, empleando
el anteojo de orientación que se encuentra acoplado a la
distancia (Fig. i).
De aquí se deduce que, cuanto más estrecho sea el antena en el techo de la cabina.
e) Se calcula el alcance en la línea de situación para
lóbulo a lo largo del eje principal de la energía irra
diada, tanto menor será la energía que se dispersa en cada altura angular observada y para cada altitud de
vuelo considerada, empleando la fórmula siguiente:
direcciones diferentes de dicho eje de la antena, y ma
yor será la eficacia de la transmisión del radar, así como
A0
D0 (metros) =
>( 1.000,
su alcance.
Para limitar los efectos de las interferencias produ
cidas por los ecos fijos deberá escogerse la posición del en ].a que D0 representa el alcance en la línea de situa
radar en una depresión ondulada o, en su efecto, emplear ción, A0 la altitud de vuelo en metros, y E,, la altura
una máscara de red de cuerda. Las dimensiones de los angular media en grados.
orificios de la red deberán ser inferiores a la longitud de
Se marcarán los alcances calculados en la línea
de situación, para cada altura angular observada y al
onda a que emite el radar.
La distancia de la máscara al equipo radar depende del titud de vuelo considerada, sobre la respectivas líneas
azirnutales, juntando los puntos obtenidos relativos a
tipo de radar empleado y deberá ser obtenida por tanteo
cada altitud por una línea regular. Cada contorno lineal
para cada aparato considerado.
así trazado se le señala con la correspondiente altura de
vuelo.
DIAGRAMA DE INTERFERENCIA
VALORACION DE UNA POSICION RADAR
El Diagrama de interferencia es una representación
gráfica, en coordenadas polares, de la zona que circunda
Mediante un análisis cuidadoso de los Diagramas de
al radar, con la indicación del número, localización y inte:rferencia y cobertura, el “Oficial de radar” podrá com
dimensiones de todos los ecos fijos que se obtienen en el probar si resulta satisfactoria una determinada posición de
---
59
radar para que el funcionamiento del mismo sea eficaz.
Simultáneamente,
y en caso necesario, deberá proceder a
la estimación de una posible mej ora de la eficacia de dicha
actuación, mediante el desplazamiento conveniente de la
posición estudiada. Bien entendido que solamente se
permitirá tal estimación al personal competente y es
pecializado.
Factores de valoración de una posición radar según los
Diagramas de interferencia y cobertura.
a)
Misión:
En una misión de vigilancia, el radar tiene que estar
situado a una altura tal que permita que el eje princi
pal de emisión del equipo logre el alcance deseado, so
brepasando las obstrucciones terrestres, con el fin de que
la pesquisa se realice eficazmente en todas las direc
ciones.
A igualdad de los otros factores, la altitud del terreno
es, pues, un elemento preeminente a considerar en la elec
ción de posición para los radares de vigilancia.
En una misión de dirección del tiro de las piezas AA.,
la posición a escoger deberá permitir la persecución
automática de los objetivos aéreos, dentro de los límites
de alcance máximo y mínimo autorizados por el radar,
sin interferencias terrestres que obscurezcan los respec
tivos ecos en los osciloscopios. La posición ideal es en
forma ondulada, por cuanto limita las manchas de in
terferencia de la zona próxima a la posición, eliminando
normalmente
las provenientes de los obstáculos más
alej ados.
b)
Numero y tibo de los equipos radar disponibles:
El número y tipo de los aparatos existentes influen
ciarán grandemente el plan de defensa con radar.
Los equipos para la misión de vigilancia deberán si
tuarse de forma que señalen la presencia de los aviones
enemigos a una distancia tal que permita que los ra
dares de dirección del tiro sean alertados con tiempo
para que puedan apuntarse las baterías AA. antes de
que los aviones se sitúen a los alcances máximos de las
bocas de fuego.
c)
f)
Condiciones mefeorológicas:
Los efectos del tiempo sobre las posibilidades de ac
tuación de los equipos radar aumentan con la frecuencia
empleada en la transmisión. Por consecuencia, los bo
letines meteorológicos provenientes de las estaciones
distantes de la posición son particularmente útiles en la
determinación de la eficacia futura de los radares
g)
Posibilidad de act’uación de los radares:
Ya se ha visto que la eficacia y, por consiguiente,
el alcance de la transmisión del equipo es tanto mayor
cuanto menor sea la anchura del eje principal de emisión
del radar.
El máximo alcance de la detección está condicionado
por la amplitud, por la frecuencia de repetición de las
señales emitidas, por la potencia de la energía irradiada,
y por la sensibilidad del receptor.
En cuanto al mínimo alcance de detección, está con
dicionado por la amplitud de cada pulsación de señal
emitid3 y por el tiempo de recuperación del receptor.
INTERPRETA€ION DE LOS DIMIRAMAS Y VALORA
ClON DE UNA POSICION
Para proceder a la valoración concienzuda de una
posición radar deberá realizarse conjuntamente
la in
terpretación de los Diagramas de interferencia y co
bertura. La interpretación separada podría conducirnos a
conclusiones poco exactas.
Vamos a ver, por ejemplo, la manera de interpretar
los diagramas representados en las figuras 2 y 3.
El Diagrama de cobertura nos muestra, por la forma
de los contornos lineales correspondientes a los alcan-,
ces de 1.000, 2.000 y 3.000 metros- de altura de vuelo
que el radar está situado en un terreno de inclinación
uniforme hasta cerca de 9.000 metros de distancia, a
partir de la cual se eleva una montaña entre los azimutes
3.800 y 6.400 milésimas.
Dirección probable del ataqiee:
En la selección de una posición para radar han de
considerarse probables direcciones de aproximación del
ataque enemigo, así como las respectivas alturas de
vuelo.
La posición óptima debe ser la que proporcione un
mínimo de interferencias terrestres para las citadas di
recciones y alturas, un mínimo de zonas muertas y de
otras en que pueda escapar a la acción del equipo, con
el fin de evitar la aproximación de los aviones sin ser
detectados hasta el mínimo alcance exigido para el
combate eficaz del material AA.
50
48
46
d) Localización del material AA.:
Los radares de Direccin de Tiro deberán colocarse
lo más próximos posible a la posición de las piezas a las
que estén acoplados. La máxima distancia está limitada
por la longitud de los cables de que dispone el material.
e)
Contramedidas electrónicas de los radares enemigos:
34
Los equipos de radar deben estar situados de manera
aue se evite que- dos de ellos puedan ser interferidos
simultáneamente por las contramedidas electrónicas ene
migas (“jamming”), provenientes de una• misma direc
ción, con el fin de reducir al mínimo los efectos de las
mismas.
60
ALTURA
32
ANGULAR:
100 MLESIMAS
Fig.
3
2.—Diagrama
MILSIMAS
200
de interferencia.
MILFS’
300
El Diagrama de interferencia nos indica que existen
zonas oscurecidas en torno a la posición, bien para una
altura 0, bien para roo ó 200 milésimas, especialmente
hasta 9.000 metros e distancia.
La interpretación separada de los dos diagramas nos
conduciría, por consiguiente, a conclusiones opuestas.
Analizados en conjunto los diagramas, nos dicen que
la cobertura de la posición radar es débil de 3.800 a 4.400
milésimas, y muy débil de 4.400 a 6.400 milésimas. Un
a)
Misión de vigil2ncia:
El valor de la posición para una misión de vigilancia
es limitado si se le exige que tenga que hacerse en todas
las direcciones. Puede suceder que exista un sector en que
la cobertura del radar sea débil, pero q ce no esté in
cluído en la vigilancia; entonces podrá considerarse buena
la posición para la indicada misión.
b)
Misión de Dirección de Tiro AA.:
Siguiendo el mismo razonamiento, la posición es
excelente entre o y 3.800 milésimas, y es francamente
débil entre 3.800 y 6.400 milésimas, debido a las extensas
zonas encubiertas y las fuertes interferencias terrestres
comprobadas en este sector, permitiendo la aproxima
ción de los aviones enemigos a la sombra de esas protec
ciones.
c) La misión es, pues, un factor determinante en la
valoración de una posición para radar que habrá de
sobreponerse a los diagramas construídos para la misma.
Hay que atender, evidentemente, a la existencia de otros
aparatos que puedan cubrir convenientemente las zonas
interferidas y las cubiertas por la masa de terreno se
ñalada. En la hipótesis de que, previstos los diversos
factores, la posición no satisfaga la misión atribuída al
radar, deberá hacerse una estimación de los desplaza
mientos de la posición hacia otras más adecuadas, y
posteriormente la construcción de los diagramas de in
terferencia y -cobertura para la nueva posición elegida,
hasta encontrar una que satisfaga cumplidamente las
exigencias impuestas por la misión.
FACTORES A CONSIDERAR EN EL ATAQUE A lINA
DEFENSA QUE DISPONE DE RADAR
Así como la valoración de los Diagramas de interfe
rencia y de cobertura, se ha hecho considerando espe
cialmente la misión, altura y direcciones probables,
1.000 m.
2.000 01.
3.000
m.;
y aun a veces los métodos de ataque de la aviación
enemiga, resulta también razonable deducir que la va
loración por el aviador de una defensa que dispone de
Fig. 3.—Día grama de cober0era.
radar sigue los trámites inversos, es decir, que se basa
en la determinación de la altura y los medios óptimos
de vuelo, esperadas direcciones de ataque y probable
misión atribuida al radar de la defensa.
avión volando a 2.000 metros de altura puede aproxi
En realidad, el combate de una cobertura de radar es
marse sin ser detectado hasta cerca de 47.000 metros
de distancia entre los azimutes 3.800 y 4.400 milésimas, una empresa bastante delicada.
Si los radares están situados como se especificó an
y hasta 17.000 metros entre los azimutes 4.400 y 6.400
milésimas. Volando a 1.000 metros de altura, el avión teriormente, quedarán cubiertos todos los pasillos óptimos
puede aproximarse hasta 23.000. metros entre los azi de ataque. El problema consistirá entonces en la explo
mutes 3.800 y 4.400 milésimas, y hasta 9.000 metros entre ración de los pasillos de aproximación que se prevea han
los azimutes 4.400 y 6.400 milésimas, sin que el radar lo de quedar interferidos por el terreno o por las construc
ciones.
pueda localizar. Entre esos límites de azimut, la persecu
Uno de los métodos será el realizar los ataques a al
ción del avión es igualmente imposible para distancias in
turas y direcciones diferentes de las normales proba
feriores a 9.000 metros, en virtud de fuertes interferencias
terrestres, señaladas en el correspondiente diagrama de bles. Ahora bien; en muchas ocasiones no será viable,
la fig. 2. Por tanto, los aviones enemigos podrán. puesto que la dirección y altura de vuelo están condi
cionadas por la situación y naturaleza del objetivo.
aproximarse en este sector con todas las probabilidades
Consideremos un ejempló típico en el que el radar está
de no ser descubiertos.
La cobertura del radar resultará- excelente entre los situado como se indica en la fig. 4. Las características
del terreno, obtenidas por reconocimiento aéreo, por la
azimutes o y 3.800 milésimas, ya que no se comprueba
carta, etc., están representadas en la figura por curvas
la existencia de ninguna zona de obstrucción que en
cubra la aproximación de los aviones enemigos. Ciertas de nivel. A partir de las mismas se traza el Diagrama riel
interferencias observadas cerca de. la posición para una contorno del relieve alrededor de la zona a atacar
altura angular de ioo milésimas, son despreciables, no (fig. .).
A la vista de este Diagrama de contorno se construye
apreciándose ninguna otra digna de consideración hasta
el Diagrama de cobertura para esa posición de radar
cerca de los 35.000 metros.
(fig. 6.).
Para proceder a la valoración de la posición corres
En los diagramas se- anotan todos los detalles del te
pondiente a los diagramas acabadós de presentar como
ejemplo, hay. que considerar, como ya fué indicado, la rreno que se consideren importantes para la valoración
de.l problema, como la vegetación espesa, que produce
misión particular que le pueda ser asignada.
ALTUÁ
0
VUELO
-
-
61
Valoración del Diagrama de cobertura por el Oficial
de radar de la fuerza aérea.
Este Oficial tiene que conocer con precisión los si
guientes elementos antes de deducir conclusiones sobre
la cobertura de cada radar:
a)
Localización exacta del equipo:
b) Detalles del terreno en la vecindad de la posición,
incluí do el tipo de vegetación y cotas de las elevaciones.
c)
Tipo de radar utilizado, incluyendo frecuencia de
emisión, anchura de banda de la frecuencia de recep
ción, etc.
Fig.
4.—Esquema
tcpogrcífico de la zona a atacar.
una fuerte absorción de energía de radiofrecuencia
emitida por el radar, el grado de humedad, etc. El diagra
ma se valora en seguida por un Oficial de radar compe
tente, que clasifica todos los pasillos de aproximación
posible, compatibles con el desempeño de la misión
encomendada a los aviones atacantes, por la magnitud
de los respectivos alcances mínimos de detección y el
correspondiente poder defensivo del fuego de la de
fensa AA.
ALTURA
_____
4.000
rn.
D
•
VUL0
a.ooo
m.
Fig. 6.—Día gransa de coberlura basado en diagra;na del
contorno.
g.2
E, LIME!. DE Cc-iETOrNO MElCA EL AL
EEANCE EN LA EtUSASE LA MASCAR
SE TERREEIO.
Fig.
5.—Diagrarna
32
3.8
5.0
LOS EUMESOS EXTEnORES
NDJCAN
EL ASGULO SE ELEVACOE SE LA MASCARA EN MILESMAS.
del contorno del relieve de la zona a atacar.
Los diagramas y la respectiva valoración son tenidos en
cuenta por el Mando de la fuerza aérea, que adopta su
resolución, puesto que es de su responsabilidad la ob
tención de la máxima eficacia en la misión de ataque a
realizar.
62
d) Método enemigo de construcción de los Diagramas
de interferencia y cobertura.
e) Situación de otros equipos de radar en las inme
diaciones de la poición.
Construídos los Diagramas de cobertura para todas
las posiciones del equipo radar reseñadas en la zona de
objetivos a. batir, el Oficial de radar de la fuerza aérea
elabora una información basada en la valoración de los
respectivos diagramas, teniendo en cuenta los detalles
importantes ya mencionados, información que, en re
sumen, dirá lo siguiente:
I.—El enemigo espera el ataque ametros
de
altura de vuelo, y dede
dirección.
11.—Nuestros aviones pueden aproximarse aen
dirección, ametros
de altura, sin ser detectados
hastametros
de distancia del objetivo. Otros
posibles pasillos de aproximación son
111.—La prioridad de aproximación, relativa a la
mínima eficacia de detección y el correspondiente poder
defensivo de. la defensa antiaérea, es la siguiente:
Dirección
1.—
2.—
3.—
Altura de vuelo
Alcance de detección
puesto de pequeñas elevaciones que probablemente oca
sionarán interferencias terrestres débiles o medias desde
20.000
hasta cerca de los 50.000 metros de la posición.
Si el encargado de la valoración efectúa su tarea con La persecución de los aviones en este sector no será muy
conciencia y corrección, el problema de combatir a una difícil.
VI.—El sector de 6.200 a 400 milésimas de azimut está
cobertura de radar se apo3/ará en una base bien definida
y de esperada eficacia de acción. Las conclusiones que completamente exento de obstrucciones. La vegetación
pueden deducirse de las informaciones contenidas en los es normal y es, por consiguiente, la peor dirección para
Diagramas de contorno y de cobertura de la posición in el ataque de los aviones.
dicados en las figuras 5 y 6, son las siguientes:
I.—El sector de 400 a 2.800 milésimas en azimut está
compuesto de pequeñas colinas cubiertas de extensa ve
CONSIDERA
CIQNES FINALES
getación que producirán fuertes interferencias a partir
de los 15.000 metros de distancia a la posición hasta
Hemos visto la influencia ejercida por los innumerables
cerca de los 30.000 metros. La cota máxima de las ele elementos que intervienen en la elección de una posicidn
vaciones del sector es de 620 metros, por lo que la altura del radar AA., y, por consiguiente, la de las correspori
mínima de vuelo para el ataque será de tinos 700 a i.ooo dientes baterías de piezas a que estará asociada para
metros.
una acción eficaz del conjunto de un dispositivo de de
II.—El sector de 2.800 a 3.600 milésimas está relati
fensa AA.
vamente exento de obstrucciones con una cantidad nor
Por lo demás, en -nuestra exposición no nos mueve
mal de vegetación. Probablemente, las- interferencias en otro propósito que recabar la debida atención sobre el
el radar serán muy pequeñas y aun nulas.
hecho de que no será prudente efectuar una elección
III.—El sector de 3.600 a 3.800 milésimas se halla improvisada de la posición radar, ya que ésta no puede
completamente obstruído hasta el alcance máximo.
estar’ totalmente condicionada a las baterías instala
IV.—El sector de 3.800 a 5.200 milésimas está com
das. Más bien tendrá que haber una subordinación mu
puesto de pequeñas elevaciones con la cota máxima de tua atendiendo los diversos factores y posibilidades de
750 metros. De ello resultarán fuertes interferencias en
actuación del equipo electrónico y de los materiales de-tiro.
el radar pasados los 20.000 metros, y una altura mínima
El no tener en cuenta las enseñanzas de la G. M. II po
de vuelo de -aproximación de cerca de 1.000 metros.
dría conducirnos a tener que lamentar una funesta in
La vegetación es muy densa en este sector.
eficacia en el empleo de aquellos equipos sobre los que se
y—El sector de 5.200 a 6.200 milésimas está com
asienta la totalidad de la defensa antiaérea de un país.
CONCLUSIONES OBTENIDAS DE LOS. DIAGRAMAS
PRESENTADOS
-
-
-
-
Recuerdodelacamaraderíahispano-alemana.
SeismilespañolesvoluntarioscayeronenelfrentedelEste.
De la publicaci6n alemana Deutsche Soldaten.Zeitung.
-
El ¡3 de julio último se reunieron en las distintas ciu
dades de España miles de antiguos voluntarios de la
División Azul, con objeto de festejar en camaradería el
aniversario
del primer transporte
de voluntarios es
pañoles desde Madrid a Alemania y después al frente
del Este, acaecido hace .14 años.
El día 13 de julio de 1941 quemaba el sol sobre los
muros de la Ciudad Universitaria en Madrid. Miles de
jóvenes, vestidos con la camisa azul de la Falange (es
tudiantes, trabajadores y empleados), se congregaban en
el patio de un gran edificio y juraban: “Vamos a ven
gar la muerte de nuestros hermanos y a defender una
civilización que jamás puede morir.” Se apiñaban alre
dedor de la mesa- dispuesta al objeto, para estampar sus
nombres en las listas de la Legión de voluntarios, que
iba a luchar contra el bolchevismo.
Dos días después de iniciada la campaña de Rusia
empezaron a formarse manifestaciones de la juventud
que se pronunciaba entusiásticamente
por una parti
cipación activa en las operaciones rusas empezadas. La
Falange lanzó una proclama el 24 de junio: “ijuventud
española toma parte en la gran cruzada europea!” El
Ministerio del Ejército puso a disposición del Cuerpo
de voluntarios que se estaba formando Oficiales, Subofi
ciales, médicos y empleados. El Comandante General
-
(Traducción del Comandante Wilhelmi.)
del distrito de Algeciras, General Muñoz Grandes, fué
encargado de la organización de la División.
El General voló el 14 de julio, juntamente con los
Oficiales de su Estado Mayor y los Mandos de las escua
drilla de caza que se había formado, hasta Berlín, con
objeto de llevar a cabo las primeras conversaciones con
el OKH (Alto Mando del Ejército de Tierra). En la
mañana de aquel mismo día, los trenes de transporte
de voluntarios abandonaron la estación madrileña del
Norte para emprender la marcha hacia Hendaya, París
y Alemania. Por todas las estaciones del trayecto los
españoles voluntarios eran jubilosamente recibidos. El
último tren llegó el 23 de julio a Grafenwhr. En esta
localidad tuvo lugar, en su gran campo de ejercicios,
la instrucción de los voluntarios. Fueron equipados con
ar:mas alemanas y con el- uniforme gris de campaña
únicamente en el brazo derechb llevaban el escudo con los
colores de su Patria.
El día 31 de julio amaneció gris, cuando los i6.ooo
hombres formaron para la ceremonia de la jura. Des
pués de jurar 1-a bandera y cumplimentar al Jefe del
Ejército de reserva, los españoles realizaron su juramento
de soldados. Su Jefe, el Teniente General Muñoz Grandes,
expresó: “!Lo que hoy prometemos será cumplido!”.
La jornada se cerró con una gran parada ante el Co-
63
ronel General Fromm, jefe del Ejército de reserva, y el
Jefe del Regimiento Militar, General von Cochenhausen,
pasando
la División Azul española
a formar parte va
d
la Whrmacht.
Como tal recibió la designación
de
250 ID (División de Infantería
núm. 250), y su composi
ción era la siguiente: Regimiento de Infantería
núm. 262
(Coronel Pimentel),
Regimiento
de Infantería
núm. 263
(Coronel Esparza),
Regimiento
de Infantería
núm. 269
(Coronel Vierna), Regimiento de Artillería núm. 250, Ba
tallón de Reserva núm 250, Grupo de Sanidad núm. 250
y Compañías
de cazacarros,
de zapadores,
de explora
ción y de seguridad.
Pocos días más tarde los trenes de transporte
ro
daban ya hacia el Este. El 26 de agosto se pasó la fron
tera rusa sobre Suwaiki. En este punto fué desembar
cada la División, que a partir de entonces, y durante
seis semanas, realizó una marcha a pie a través de Po
lonia, y Rusia del Norte, con objeto de que sus soldados
fueran acostumbrándose
a las fatigas y tomando
con
fianza con el país extraño.
La márcha empezó con un
calor de verano, después de un largo descanso en Grodno,
que condujo hasta Witebsk, pasando por Wilna, Minsk
y Borissowo. En el campamento
de Dvmanuvo
se les
dió diez días de bien merecido descanso, antes de con
tinuar
adelante.
Para entonces ya comenzaba
a hacer
frío; el sol hacía tiempo que había desaparecido, y cuando
los españoles llegaron a Newel cayó sobre ellos la pri
mera nieve. La División fué transportada
por Nowo
Sokolniki,
Narwa y Dno, hasta que el io de octubre
aparecieron
ante las puertas
de Nowgorod.
El largo
viaje había llegado a su fin y comenzaba la lucha llena
de sacrificios de los voluntarios españoles.
Mientras los batallones
de la División Azul entraban
en posición, entre nie e y hielo, en el frente del Norte,.
la Escuadrilla
aérea “Escuadrón Azul” entraba en acción
encuadrada
dentro de la Flota aérea núm. 2 en el sector
central
del frente ruso. Los aviadores habían sido ms
truídos a partir de mediados de julio, con objeto de que
se familiarizaran
con los nuevos aparatos
alemanes, y
después
de prestar su juramento
fueron destinados
al
Cuerpo
aéreo del General Barón von Richthofen,
que
apoyaba el ataque del Grupo de Ejércitos del sector sobre
Moscú. Los aviadores españoles derribaron hasta el 13 de
octubre cinco aviones rusos. Su Jefe, Comandante
Salas,
fué distinguido con la Cruz de Hierro de 1a clase. El pri
mer caído del Escuadrón fué el hijo del alcalde de Madrid,
Teniente
Alcocer. Tres Oficiales le seguirían en las pró
ximas semanas.
El día 20 de octubre los cazas pilotados por españoles,
realizaban
su primer ataque
a baja altura sobre co
lumnas soviéticas, y a partir de entonces realizaron casi
diariamente
estos ataques
contra objetivos
terrestres.
El 28 de octubre acompañaron
a las escuadrillas alema
nas de bombarderos
hasta Moscú, y desde entonces
realizaron frecuentes incursiones sobre la gran ciudad rusa
hasta el comielizo de la ofensiva comunista de invierno.
El Comandantes
Salas fué el primer español que re
cibió, en enero de 1942, la Cruz alemana de Hierro.
Hasta esta fecha había tomado parte en 70 vuelos contra
el enemigo y había derribado seis aviones rusos. En fe
brero regresó esta escuadrilla a España.
En la noche del io al u de octubre de 1941, las unida
des de la División 250 entraron en posición a lo largo de la
orilla oriental del lago Ilmen y del Wolchow. Los Re
gimientos
262 y 269 se desplegaron para la defensa en los
pueblos y en los bunkers a orilla del lago, en tanto que
el Regimiento
de Infantería
núm. 263 ocupó con sus
tres Batallones la cabeza de puente al norte de Nowgorod,
relevando
así al Regimiento
de Infantería
núm 426,
perteneciente
a la División 126. El mismo día 12 de
octubre, una unidad de choque se lanzó al ataque contra
un punto de apoyo ruso situado en la orilla oriental
64
del Wolchow. Cuatio días más tarde los españoles tu
vieron
sus cuatro primeros
muertos,
a causa de un
ataque
enemigo por sorpresa sobre las posiciones cerca
de Petroskoje-TJgalki,
guarnecidas
por el Regimiento
de Infantería
núm 263.
El Grupo de Ejércitos del Norte atacó al comienzo de
octubre,
con sus dos Ejércitos y sobre un ancho frente,
con objeto de penetrar
en la región de Leningrado
y
además para buscar el contacto con las tropas finlandesas
al este del lago Ladoga.
La División Azul formaba el
extremo
del ala derecha del i6 Ejército, constituyendo
el punto de giro, y en esta posición decisiva pagaría su
precio de sangre. En cooperación
con la División de
Infantería
núm. i8, el II Batallón del Regimiento nú
mero 263, mandado por el Comandante
Román, formó el
19 de octubre una cabeza de puente sobre el río Wolchow,
que por entonces
estaba ya semihelado
y tenía una
anchura
de 250 m., junto a Lobkowa-Gorka.
Bajo in
tensos ataques
nocturnos
soviéticos,
esta posición fué
consolidada,
y el 21 de octubre
se extendió hasta una
anchura
de io Km. con ayuda de zapadores alemanes.
En esta operación cayeron 15o ametralladoras
en mano
de los españoles. El 27 de octubre se rechazó victoriosa
mente
un contraataque
de los rusos, cogiéndose
400
prisioneros.
El Coronel Martínez Esparza condujo su Re
gimiento núm. 263, partiendo de la cabeza de puente, y
consiguió, en cuatro horas de duros combates, conquistar
Sitno, situado i Km. al otro lado del río. A consecuencia
de la dura resistencia enemiga, el Regimiento
núm. 263
hubo de recibir refuerzos del 269, y de esta forma, el día
28 de octubre continuaron
su avance hacia el NE, ocu
pando Dubrowka, Nitlikino, Schewelewo, Otenski, Possad
y Possalek. En estas operaciones
se distinguieron
espe
cialmente los Batallones II y III del Regimiento núm 263.
Cuando las puntas de ataque del Ejército
núm. i6
alcanzaban
Tichwin a mediados del mes de noviembre, los
rusos desencadenaron
una serie de contraofensivas,
que
tenían
por objeto
conseguir el desmoronamiento
del
frente alemán por el lago Ilmen. En estas operaciones los
carros de las Unidades rusas tropezaron contra las líneas
muy extendidas
de la División Azul, que durante los
combates
de invierno defendió el frente de mayor lon
gitud dentro del Grupo de Ejércitos del Norte. En las
primeras
horas de la noche del 12 de noviembre,
los
Batallones
1 del Regimiento
núm. 269 y II del 263
fueron cercados en Possa. Tres días duró el duro cerco
alrededor
de la pequeña localidad,
hasta que la guar
nición pudo liberarse
literalmente
con “la pistola en
mano y el cuchillo entre los dientes”.
Los combates
fueron
muy duros por el hecho de registrarse
ya por
aquellas fechas temperaturas
de 300 bajo cero y hacerse
de noche a partir de las i6 horas. El enemigo tenía una
superioridad
de treinta por uno y empleaba
carros y
aviación,
en tanto que las Compañías
propias no dis
ponían
de armas pesadas y a veces sólo contaba cada
una de ellas. con una fuerza de iz a 20 hombres. El Re
gimiento
núm. 263 que defendía por aquellos días una
carretera de bosques de 12 Km. de longitud, tuvo el 6o %
de bajas. El día 6 de diciembre fué cercado Possad por
segunda
vez, y en Schewelewo se desarrollaron
duros
combates
callejeros. En aquel punto el Ejército ordenó
en la noche del 7 al 8 de diciembre el repliegue del frente
detrás de la línea del Wolchow.
La División se dispusó a la defensa en las antiguas
líneas de partida y el sector de Schewelewo fué ocupado
por la 126 División de Infantería.
Los rusos se acer
caron lentamente
y atacaron
el 24 de diciembre,
sin
éxito, las posiciones defendidas por el III Batallón del
Regimiento
263 a ambos lados de Gorka. Tres días des
pués, tropas soviéticas repitieron el ataque entre Lobkowo
y Udarnik, atravesando
las líneas españolas. El Teniente
General Muñoz Grandes en persona dirigió los combates
defensivos, que costaron 120 muertos y heridos a los
españoles. El 31 de diciembre terminaron estos combates.
En diciembre de
la División de voluntarios había
creado e instruido una Compañía de exploración a base
de esquiadores. Esta Unidad se destinó principalmente
a la exploración sobre el helado lago de Ilmen. El i
de enero de 1942, su Jefe, el Capitán Ordás Rodríguez,
recibió la orden de liberar un Batallón de Infantería
alemán que estaba cercado en Wswad. Con un frío es
pantoso consiguieron los españoles, contra una fuerte
resistencia soviética, penetrar 30 Km. en sus líneas y
liberaron a los alemanes el 19 de enero de 1942. De los
205 soldados de la Compañía de esquiadores, regresaron
únicamente 12 hombres después de cumplida su misión.
La línea del frente se estableció. Los combatientes
de la División Azul se dedicaron a mejorar sus trin
cheras. Para ellos, que en su mayor parte procedían de las
regiones meridionales de España, representaba un ex
traordinario cambio la lucha contra el invierno ruso. Sin
embargo, cumplieron todas las exigencias impuestas por
esta zona del Wolchow, que tantos sinsabores producía
a amigos y enemigos. Pero cuando en el mes de marzo
empezó a derretirse la primera nieve, respiraron más
fuerte. El Teniente General Muñoz Grandes fué conde
corado el 12 de marzo con la Cruz de Caballero por el
rendimiento obtenido con su División.
La guerra de posiciones se convirtió en guerra de movi
miento cuando en la primavera los rusos consiguieron,
más al norte del sector de la División, penetrar en las
posicionés de las Divisiones de Infantería 215 y 126, in
ternándose profundamente en la retaguardia. El Grupo
de Ejércitos del Norte formó, a base de todas las Divi
siones de que disponía, unos grupos de combate, con ob
jeto de destruir a los rusos dentro de aquellos espesos
bosques. En abril la División Azul formó una Unidad
compuesta de Infantes y Zapadores y tomó parte en los
combates a partir del
de mayo. En junio, cuando el
enemigo cercaba la bolsa del Wolchow, dos Batallones del
Regimiento 263 y una Compañía de 7apadores tomaron
parte, apoyados por el Batallón de voluntarios flamencos
y por una Compañía alemana de carros, en la limpieza
de aquel cerco.
En el restante frente de la División 250, la situación
continuaba tranquila limitándose las acciones a escara
muzas provocadas por patrullas de exploración. Duran
te los meses de verano, las operaciones, fueron decre
ciendo, pasándose a la guerra de posiciones. Las líneas
fueron reforzadas y se mejoraron las condiciones de los
bunkers. Los abastecimientos en hombres y material
volvieron a restablecerse, regresando entonces los di
visionarios
ya heridos procedentes del lazareto de
Friedrichshage, junto a Berlín. La División Azul em
pezó a publicar un periódico propio, “Hoja de campaña”.
Sus primeros doce númerós se tiraron en una simple
multicopista, pero después se estableció una pequeña
imprenta para ello. Agosto fué un mes tranquilo en el
frente comprendido entre el lago Ladoga e Ilmen. Los com
bates en torno ala bolsa del Wolchow debilitaron las fuer
zas de ambos Ejércitos, y durante estas semanas tuvieron
ambos que renovarlas. Los grupos de combate formados
en
de laal División
Azul regresaron
De Esa
panael seno
vinieron
frente nuevos
contingentes,a ésta.
relevando
todo el personal que rebasaba la edad de 30 añOs; que
fué retirado. El Grupo de Ejércitos del Norte realizó
un nuevo reagrupamiento en sus Divisiones. Al prin
cipio del mes de agosto, las Unidades de la División Azul
abandonaron sus posiciones del Wolchow, en donde ha.
bían dejado más de 2.000 camaradas caídos, y ocuparon
una nueva línea en el frente de Leningrado. Hasta el
el fin de ese mes duró el traslado de todas las fuerzas que
quedaron cubriendo el frente del Cuerpo de Ejército L
entre Pushkin, Krassnybor y Kolpino..
En Kolpino, el día iz de octubre, cuando todos los
pueblos hispánicos celebran el “Día de la Raza”, se pro
dujo un gran combate. Desde bien temprano tronaron los
cañones enemigos sobre las trincheras, martillando du
rante largas horas los bunkersv puntos de apoyo. Cuando
los rusos alargaron el fuego de sus armas pesadas y se
lanzaron al ataque, los españoles sólo pudieron oponer una
breve resistencia y hubieron de abandonar las primeras
líneas. Durante aquella tarde y la noche siguiente fueron
realizados sagaces contraataques, que, a pesar de toda su
bravura, no tuvieron, sin embargo, éxito y hubieron de
de abandonar las primeras líneas a los rusos.
•Los meses de noviembre y diciembre transcurrieron más
tranquilos,
realizándose únicamente acciones, aisladas.
Los intentos locales de penetración de los bolcheviques en
el sector de Kolpino y en la línea férrea que conduce hasta
Tossno, pudieron ser rechazados. Al final de año, la
División Azul había podido mantener sus líneas contra
un enemigo superior en número y en material y además
haber reforzado sus posiciones.
A mediados de octubre de 1942 llegó al sector central
del frente ruso la 3a Escuadrilla española de cazas al
mando del Comandante Ferrándiz, con objeto de re
levar a la 2a Escuadrilla, que, mandada por el Coman
dante Salvador había ‘estado durante ocho meses en
casi ininterrumpidos combates en aquel sector.
A partir de enero de 1943, La División Azul se llamó
oficialmente “División española de voluntarios”. El Te
niente General Muñoz Grandes, que había recibido el
13 de diciembre de Í942 las Hojas de roble para la Cruz
de Caballero, regresó a España. Para sustituirle llegó el
Teniente General Esteban-Infantes.
Entonces comenzó, el 12 de enero de 1943, la ofensiva
roja contra las posiciones del i8 Ejército, al sur del lago
Ladoga. Con el apoyo de Aviación, Carros y Artillería
pesada, consiguieron los rusos romper’ el frente alemán,
ocupando la zona comprendida al este de Tossno y
Ljuban, ocupando el i8 de enero Schlüsselburg. Con ello
el cerco de Leningrado fué roto y el frente al sur del
Newa entró también en movimiento. Los rusos atacaron
al principio de febrero, con objeto de alcanzar Kras
nogwardeisk y unirse en Tschudowo a sus unidades de
carros que habían penetrado hasta allí.
Todo el impulso del ataque enemigo tropezó al sur de
Kolpino con unidades de la División española. El io de
febrero la Artillería pesada y ultrapesada golpeó durante
horas y horas las posiciones españolas, antes de que los
carros soviéticos entraran en acción contra ellos. A pesar
de la heroica resistencia española, los rusos consiguieron
ab:rir una profunda brecha en el Regimiento de Infan
tería reforzado núm. 262, cuyo frente se extendía a lo
largo de 3 Km. Por esta brecha penetraron Carros con In
fantería sobre ellos, debilitando el frente de la División.
Toda comunicáción con la retaguardia y con las Unida
des vecinas quedó rota. Desesperadamente se defendieron
algunos puntos de apoyo hasta el último hombre. El
II Batallón del Regimiento núm. 262 fué desperdigado
completamente y sólo se registraron duros combates al
rededor de su puesto de Mando. El Jefe, Capitán Ruiz de
Huidobro, dirigió el fuego de la Artillería propia, con
objeto de hacer posible la retirada de sus Unidades.
El 1 Batallón de este mismo Regimiento fué completa
mente destTruído, y el III Batallón perdió 1/3 de sus efec
tivos. ‘El puesto de Mando del Regimiento fué también
rodeado, consiguiendo en el último momento su Jefe
y su Plana Mayor escapar de aquellos bosques, abriéndose
paso pistola en mano. En las primeras horas de la noche
los rusos consiguieron alcanzar las posiciones de Artillería,
en donde los sirvientes de las piezas se tuvieron que
defender con mosquetones, machetes y palas.
:Los carros soviéticos desgarraron las alas del frente
y llegaron hasta Krassnybor, de tal manera que pusieron
.5
a todas las Unidades en peligro de quedar cercadas.
Tan rápidamente como fue posible se evacuó el hos
pital de campaña de Krassnybor, teniéndose que reali
zar la retirada de los heridos bajó el fuego de los ca
rros T-34. IJnidadesde zapadores defendieron tenazmente
aquella ciudad, consiguiendo destruir varios carros en
combates próximos.
Un Teniente Coronel del Regimiento núm. 262 reclutó
a todos los combatientes disponibles de Infantería, Cazacarros y Artillería, tomando posiciones con sus impro
visadas fuerzas sobre la carretera que conduce a Tossno.
Este pequeño grupo de combate opuso una dura resis
tencia a los rusos. Una Compañía letona de voluntarios,
casi disuelta, se unió a este grupo de combate.
Durante la noche, el Mando del Ejército consiguió lle
var hasta allí a la División 212, lanzándose al contraataque
el día 12 de febrero, con apoyo de formaciones de “Stukas”,
entre Krassnybor y Nea, logrando establecer la línea del
frente. El Regimiento de Infantería número 262 fué de
nuevo completado y entró otra vez en posición.
Con una espesa nevada, las tropas rusas se lanzaron
el 18 de marzo contra las posiciones ocupadas por la
División Azul. Antes de que lograran alcanzar las pri
meras trincheras españolas, recibieron un salvaje fuego
defensivo producido por todas las armas. El ataque
quedó cortado delante de la segunda línea de defensa.
Unicamente algunas Unidades de choque aisladas, de
composición análoga a una Compañía, lograron penetrar
profundamente el 19 de marzo en las posiciones espa
ñolas, pero antes de la noche fueron totalmente recha
zadas, dejando sobre el terreno cerca de 1.000 muertos.
Los españoles tuvieron en estos dos días de combate
30
muertos y 120 heridos.
Al comienzo de la primavera se reconstruyeron fe
brilmente las líneas de defensa, ya que las noticias que se
recibían cada semana eran más alarmantes respecto a los
preparativos enemigos. El 17 de junio los rusos abrieron
de nuevo un gran ataque con baterías pesadas sobre toda
la línea del frente del i8 Ejército.
Una gigantesca masa de fuego, no conocida hasta
entonces, cayó sobre las posiciones de la División espa
ñola de voluntarios. En pocos minutos, bajo los proyec
tiles de marina de 20,3 cm., volaron las trincheras, fueron
destruídos los refugios y cortados los accesos a las po
siciones. Cuando después de estos bombardeos las briga
das rusas de Infantería de Marina se lanzaron al asalto,
encontraron a los españoles detrás de sus armas dispa
rando hasta el último cartucho y defendiéndose luego con
la bayoneta. Los rusos quedaron inmovilizados en las
líneas, y al oscurecer hubieron de desistir de su intento de
penetración, después de haber fracasado ante la brkvura
y espíritu de sacrificio de los españoles.
Con ello terminaron para la División española de vo
luntarios los grandes combates, dando comienzo otra
vez la guerra de posiciones con sus golpes de mano, pa
trullas de exploración, descubiertas y la eterna vigilan
cia de los centinelas. Esta vez ya no se esperaban nuevas
fuerzas de reserva y, a pesar de todo, el espíritu era muy
alto. El verano era hermoso, las posiciones estaban bien
fortificadas, se disponía de munición en abundancia y se
sabía que, a pesar de la superioridad material del ene
migo, se era superior a este en aguante y poder. El
Teniente General Esteban-Infantes
fué condecorado el
5 de octubre con la Cruz de Caballero, por el rendimiento
prestado por la División Azul.
La 4a Escuadrilla de cazas española, que llevaba
sobre sus alas el lema de la guerra civil española: “Vista,
suerte y al toro”, fué lanzada a los duros combates de
fensivos del Grupo de Ejércitos del Centro. Bajo el mando
del Comandante Cuadra, los cazas españoles consiguieron
destruir, durante el verano y otoño de 1943, 70 aviones
enemigos en combate aéreo o sobre el suelo.
Cuando el tercer invierno de guerra se cernía sobre el
frente oriental, la División española de voluntarios fué
retirada del frente y disuelta por orden del 0KW (Alto
Mando de las Fuerzas Armadas). En su lugar entró, del ir
a 13 de octubre de 1943, la 8i División alemana. Los es
pañoles regresaron, realizando el viaje por Berlín-París.
Unicamente quedó una Legión de voluntarios escogidos,
de composición análoga a un Regimiento, como Unidad
autónoma incluida en la reserva el Ejército del Norte
y con el nombre de “Legión española de voluntarios”.
En enero de 1944 se produjo la ofensiva soviética en el
frente de Leningrado,. teniendo que retroceder los Ejér
citos núm. i6 y i8 hasta el lago Peipus. La Legión es
pañola vivió esta retirada a través de Kingisepp, lle
gando hasta Narwa. El empleo de lós voluntarios es
pañoles terminó sobre las carreteras y campos nevados
de la zona Ingermann. En aquella primavera desapare
cieron del frente los uniformes grises adornados con el
escudo rojo y gualda en la manga. En.Berlín se disol
vió la Legión, quedando, sin embargo, muchos de sus
soldados en Alemania para seguir combatiendo en dis
tintas Divisiones de las Unidades SS.
La División Azul, en el transcurso de más de 30 meses
de guerra, tuvo en sus filas alrededor de 4o.ooo españoles,
de los cuales murieron 6.ooo y fueron heridos 14.000.
Por su heroico comportamiento quedarán unidos para
siempre a nosotros en una camaradería que no se bo
rrará jamás de la historia.
.
Elaerotransporte.
Teniente Coronel Le Mire. De la publicación francesa Revue Militaire d’Informdtion. (Traducción
del Comandante Sánchez Yepes, del Servicio de Estado Mayor. Extracto de la Redacción.)
El transporte aéreo y las operaciones aerotransportadas
están a la orden del día. Pensando en todas las realizadas
dnrante la última guerra, tanto en Europa como en el
Pacífico, opinan muchos que tales concentraciones serán
en lo sucesivq irrealizables a causa de los ataques ató
micos del adversario. En cambio, otrosestiman que el
aerotransporte
en todas sus formas debe alcanzar un
desarrollo casi universal.
En el actual estado de cosas, esta forma de transporte
66
tencfrá durante mucho tiempo, quizá siempre, la ven
taja de aplicarse a la vez a problemas logísticos y a pro
blemas de combate, permitiendo realizar rápidos trans
portes entre continentes con tonelajes cada vez mayores,
asegurando el desembarco de tropas en plena batalla
hasta en la retaguardia del enemigo, y 75resentándose,
pues, como uno de los /actores importantes de la sorpresa
estratígica y de la maniobra táctica.
El transporte aéreo dispone de medios muy diversos
adaptados a las misiones que lé incumben: aviones de
gran radio de acción y de gran tonelaje, aviones de carga
de diversos tipos, aviones de transporte de asalto (reem
plazando al remolque-planeador), helicópteros y medios
anexos, como los paracaídas de todos los tipos y las
cabinas desprendibles.
ción. Pero hecho esto, su preocupación se.concreta en l
c:oordinación de las operaciones terrestres en el teatr
y la operación aerotransportada.
-
En la operación aerotransportada,
los imperativos
tácticos y los técnicos de éste se encuentran íntimamente
ligados. Sus exigencias son con frecuencia contradicto
rias. El arte consiste en conciliarlas, y si ello no se logra,
el resultado es desastrtso en uno u otro de los aspectos.
Recordaremos brevemente cómo se plantea el pro
blema:
El General en Jefe de un teatro de operaciones de
cide actuar sobre el flanco o la retaguardia del enemigo.
La decisión del Mando del teatro de operaciones puede
proponerse una o varias de las siguientes finalidades:
Romper (i) en provecho propio el equilibrio entre suS
fuerza y las del enemigo, recuperando así la iniciativa
de las operaciones..
Acelerar una ruptura de equilibrio—éuyos síntomas
han empezado a percibirse de modo evidente—, im
pidiendo al enemigo toda posibilidad de restable
cerlo, paralizando, por ejemplo, sus reservas o cor
tando sus líneas de comunicación.
Conjugar, incluso, un contraataque de fuerzas aero
terrestres con una maniobra aerotransportada,
con
el fin de dispersar las fuerzas eiiemigas y en par
ticular sus reservas.
En todo caso, la operación aerotransportada no debe
intentarse si no es con un mínimo de probabilidades
de éxito, ya que no es posible modificar de manera im
portante las condiciones de la operación una vez ini
ciada. El precio de este mínimo de probabilidades de
éxito es elevado, pues exige:
Dominio del aire sobre el corredor que se extiende
entre las zonas de salida y de llegada.
Este dominio aéreo habrá de mantenerse por lo menos
todo el tiempo que dure la fase aegotransportada de
la operación, cuyo mantenimiento logístico depen
derá enteramente de los abastecimientos aéreos.
Previsiones meteorológicas favorablés..
Información que confirme las oportunidades tácticas
de la operación terrestre a desarrollar por las tropas
aerotransportadas
que se empeñen.
-
1%
‘..1
Sorbe
—
Zona
dereunidn
de
unaunidod
do.Bototos.
—
Loctico
aerntronspirto.%
—
5eris
I
•
Aeródromo
—
—
—
*Otrs grupo
denerídrornos.
*Estociononiiento
míodisperso
de tropas
aerotransportados.
Admitimos, simplificando, los siguientes datos:
Cada serie emplea diez minutos en despegar y reunirae para adoptar
su formación de vuelo.
Lo aviones vuelan a 300 k/h, es decir, 5 km. por minuto.
Las distancias dude los aerodromos al punto 1 son les eiguientes:
VJ = sao km.; WJ = 140 km.; xj
160 km.; Y) = 130 Cm.
Las serea deben presentarse en orden sobre el punto J a dos minutos
de distancia.
El tiempo de paso de una serie es de un minuto, lo que proporciona
un -buen margen de seguridad.
2.0
Si H es la hora en que la serie núm. 1 debe preseistarse en el punto
), H+ 3 minutos será la de presentación de la serie núm. 2; 11 -1-6, la de
presentación de la serie núm. 3, etc.
Calculemos la hora de despegue de cada serie:
Serie núm. 1: 24 minutos de vuelo más 50 nsinutos de despeg:ie y raueiú,s.
Despegará, pues, a las 1-1— 34 minutoS.
Serie núm. 1: H—(24410) = H —34
2: /1 ±
3—128 + 10)
H— 33
3: Hl
6—(32 + 30)
H—36
—
—
•
4:H±9—(26±1O)H—27
5: H ± 12— (24 + so) =
6, H ± s5 — (28 + 10)
7, H ± 58— (32 + 10) =
8: H ± 21 —(26 + so) =
9: H + 24—124
+ lo)
Se ve cómo entre las series que despegan de
—
—
H —22
/1— 23
H —24
H—s5
H—so
3°
un mismo aersdromo
hay doce minutos de diferencia.
4.° La ola B se reunirá en sin punto K, correspondiente a otra coriu,sife
de transporte, pero, si no existiera más que una, se presentaría en 1 a
continuación de la ola .4.
N. del T.—La explicación de esta figsra ha sido modificada para su más
fácil comprensión.
***
(i)
Los términos “ruptura”
y “frente” se aplican mal aquí
según se prevé la guerra futura; se emplean en su sentido más
general para fijar ideas.
‘——‘
aiet.
5•0
—
—
Admitamos que se hayan producido todas estas con
diciones previas y entremos en los detalles de la operación
propiamente
dicha.
El Mando iniciador de la operación designa un Estado
Mayor combinado responsable de la preparación y de
la ejecución.
Se determinan las fuerzas aerotransportadas
y las
fuerzas aéreas y se re reúnen los elementos de la opera
ción.
Se obtiene información táctica y estratégica y se es
tudian.los planes y fotografías de la zona de operaciones,
los objetivos, zonas de lanzamiento o de aterrizaje, itine
rarios, obstáculos, etc.
El alto mando iniciador .define la misián, las fases y su
duración y precisa los medios necesarios para la opera
¡
OLA A.
El Mando de las tropas aerotransportadas,
por su
parte, aspira lograr la sorpresa y aprovecharse de élla
con el fin de:
ocupar los objetivos (i) claves sin combatir;
llegar al suelo con un despligue táctico favorable;
estar en condiciones de rechazar una reacción ene
miga tan rápidamente como se pueda prever;
tener en la mano el máximo de medios en el mínimo
de tiempo, yconservar cuanto sea posible la iniciativa por la pre
ponderancia local de sus fuerzas.
En otros términos, este deseo táctico se traduce en:
elegir para las tropas de asalto zonas de laiizarniento
——-
—
—-
—-
(a)
No se trata forzosamente
de objetivos
georáficás.
•
67
de aterrizaje tan próximas como sea posible a los de las unid3des con el desarrollo previsto (ritmo y vo
objetivos principales;
lumen) de la batalla en la superficie.
realizar mientras sea factible desembarcos simul
En primer lugar, el número y naturaleza de las zonas
táneós sobre todas las zonas, y
de lanzamiento y aterrizaje disponible condicionan la
disponer en un mínimo de tiempo de elementos sucesión y ritmo de los lanzamientos.
esenciales de todas las armas, reservas y medios de
Las zonas de asalto son bastante fáciles de encontrar
en un terreno normal. Los peqtleños obstáculos, zanjas,
mando y de servicios.
grupos aislados de árboles y ligeras ondulaciones
El ideal para el mando aerotransportado sería poner muros,
no presentan inconvenientes insoslayables.
en el suelo todos sus elementos al mismo tiempo.
Las zonas de aterrizaje para los aviones de transporte
de asalto (i) son ya más escasas. No admiten obstáculos
y sus accesos han de estar despejados para permitir el
aterrizaje y el despegue en condiciones aceptables.
Pero la realización de su proyecto choca inmediata
No es admisible el lanzamiento del material pesado
mente con los imperativos del terreno y con las exigen
en
paracaídas entre las tropas que saltan ni sobre ellas
cias técnicas de los aerotransportes y de la aviación. mientras
no han abandonado la zona de lanzamiento.
Asimismo, no es posible el aterrizaje de aviones de
asalto entre los paracaidistas o en medio de un lanza
miento de material.
El mando aerotransportado forma, pues, el catálogo
de las zonas de:
y
•
—
—
1
lanzamiento de paracaidistas;
lanzamiento de material pesado, y
aterrizaje para
transportes
asalto, según su clase.
asignándoles
una letra
y un de
número
(Así, por ejemplo: Pi, P2,..., paracaidistas; Ai, A2,.., ate
rrizaje de asalto.)
El Estado Mayor determina qué zonas de las que se
encuentran en la misma alineación del eje de paso de los
aviones podrán ser utilizadas por series sucesivas de una
misma ola, en el sentido de una misma corriente de
transporte, y qué corrientes de transporte paralelas po
drán operar a la vez, teniendo en cuenta los intervalos
que separan los grupos de zonas. (Serie es un conjunto
de aviones del mismo tipo que despegan de un mismo
aerodromo para una misma misión sobre una misma
zona de lanzamiento o aterrizaje. Ola, series sucesivas.
Corriente, olas sucesivas a lo largo de una misma ruta.)
Establece, por otra parte, el orden de urgencia en la
llegada de sus unidades al suelo.
Conoce la capacidad de saturación de cada zona de
lanzamiento o de aterrizaje y el tiempo que perma
necerán impracticables en función del indispensable
para abandonarlo las tropas y retirar el material lanzado.
Calcula el tonelaje de sus unidades y sabe el tonelaje
aéreo puesto a su disposición y su distribución en aviones
de paracaidistas y de transporte de asalto.
Supongamos que el Mando desea que tome tierra en
primer lugar el máximo de Infantería—que es el caso
más corriente—, una parte de su Artillería, los vehículos
indispensables de transporte, elementos de Ingenieros
(excavadoras ligeras, para el acondicionamiento de los
campos de aterrizaje de asalto), medios de mando y de
transmisiones de primera urgencia.
Generalmente, se verá obligado a rehacer y reducir
su primer cálculo, porque habrá rebasado la capacidad
de las zonas de lanzamiento o de aterrizaje, así como la
del tonelaje aéreo disponible.
En vista de esta insuficiencia y ‘valorando los riesgos
previstos, decidirá, por ejemplo, retrasar la llegada de sus
reservas de Infantería, teniendo en cuenta la información
sobre las posibilidades de reacción del enemigo.
Si tiene la seguridad de obtener una poderosa protec
ción aérea durante todo el tiempo de la operación ,se
reservará su D. C. A. hasta la última ola de transporte,
e incluso, si el tonelaje disponible es demasiado redu
cido, la dejará en su base de retaguardia.
—
—
EXPEDICIONES
DE VARIAS CORRIENTES DE TRANSPORTE
Descenso simultáneo de las olas A, B y C.
1.—Las dimensiones de las zonas de salto o ds aterrizaje están ampliadas.
2.—La numeración de las zonas no corresponde a una idea táctica ni a
una prioridad de situación de las unidades aerotransportadas sobre el
suelo.
3.—No se ha estimado conveniente complicar la figttra especificando
as zonas de salto, de aterrizaje o de lanzamientos pesados. Algunas zonas
pueden ser utilizadas para dos fines. Así, la ola C, por ejemplo, puede
transportar paracaidistas, mientras la F puede estar formada por aviones
de asalto, si el tiempo que las aepara es aceptable (una hora).
4.—Sin embargo, y no por azar, las zonas se han numerado en sentido
inverso al de vuelo de las olas aéreas (3, 2 y — 8 y 7 — 6, 5 y 4). Se trata
de evitar al máximo los efectos de acordeón en las olas, pues las serios re
ducirán su velocidad en el momento del lanzamiento.
Spongamos que las series lanzan cada una sobre una zona: La serio nú
merol pasa por encima de las zonas 3 y 2 sin disminuir su velocidad y no
la reduce más que para realizar el lanzamiento sobre la zona 1. Las se
ries números 2 y 3 que la siguen reducirán su velocidad al mismo tiempo
para lanzar sobre las zonas 2 y 3. Las tres series recuperarán su velocidad
simultáneamente.
Si las zonas son suficientemente grandes para que las series 1, 2 y 3
hagan el lanzamiento simultáneamente sobre la zona 1, las series 4, 5 y 6
y 7, 8 y 9 de la misma ola realizarán el lanzamiento al mismo tiempo sobre
las zonas 2 y 3.
Para lograr las mejores condiciones tácticas en la lle
gada a tierra y conservarlas en lo posible es obligado
recorrer en sentido inverso el curso de la operación
hasta la salida misma de los aerodromos. Es la única
manera de encajar con exactitud el plan de transporte
(i)
aparato
en
Se recuerda
que el avión
medio o gran transporte,
un campo cuya longitud
de transporte
de asalto es un
capaz de aterrizar y despegar
sea de algunos centenares de metros.
De este modo, por aproximaciones sucesivas y acer
cándose lo más posible a las exigencias de la maniobra
táctica proyectada, el Mando aerotransportado se verá
obligado a rehacer su plan inicial a medida que penetra
en el estudio de la ejecución, en función de los medios de
transporte aéreo que se la ha asignado.
En el mismo orden de ideas, el volumen útil de una
entre
el despegue del primer avión y el del último.
Por el contrario, la dispersión de los aviones en nu
merosos campos dificulta el ejercicio del Mando
aéreo y el acoplamiento de las series en las olas y
corrientes de transporte.
Además, entra en juego la protección de los aviones
de transporte. El número de aviones de protección
necesarios aumenta considerablemente
con el nú
mero de olas y de rutas aéreas. Es preciso, pues,
reducirlas a un mínimo.
La homogeneidad de las series y de las olas es tam
bién esencial. Deben estar formadas por aparatos del
mismo tipo que vuelen a igual veloçidad de crucero
y puedan descender a las mismas velocidades mínimas.
De otro modo se producirían indefectiblemente
accidentes graves en medio de las series de aviones,
relativamente
cerradas, que sigan una misma ruta.
Si el guía de una columna aérea hace un viraje de
masiado brusco, los aviones siguientes pueden chocar
entre sí (i).
Las series que componen una columna aérea (ola de
transporte)
deben guardar entre sí cierta distancia
(del orden de un minuto).
Una serie aérea está compuesta de aviones que trans
portan, en principio, una misma unidad y despegan
de un aerodromo para una misma misión de lan
za miento.
Si una parte de la unidad utiliza transportes de
asalto mientras otra ha deer lanzada en paracaídas,
cada una despegará en serie distinta, sin duda de
aerodromos diferentes y no tomarán, tal vez, la
misma corriente de transporte.
LOS aviones de paracaidistas realizan el lanzamiento
a velocidad reducida, lo que impide toda evolución
(le la serie aérea. Así, pues, cuando el avión guía de la
hilera se encuentre sobre la vertical del punto inicial
del eje de lanzamiento, toda la serie deberá estar
prácticamente en línea recta detrás de él.
Podrían enunciarse otras reglas concernientes a las
corrientes de transporte, pero lo que precede parece
suficiente para dar una idea sobre esta cuestión.
Las series despegan, pues, defasadas en tiempo y se
presentan en el punto de réunián previsto y en el orden
establecido para formar una ola en la corriente de trans
porte.
Las unidades que conducen forman las olas aerotrans
portadas que deben aterrizar en la zona en un orden
determinado, simultánea o sucesivamente, para formar
las olas de combate.
En lo que concierne a los aviones, a pesar de sus
servidumbres, el problema es relativamente sencillo si
las tropas aerotransportadas
han preparado su plan de
embarque y fraccionado sus unidades de modo aceptable
para el mando aéreo.
Es suficiente—a causa de las demoras por colocación
en pistas de los aviones—que el intervalo que separa
el despegue de las series que salen .de un mismo aero
dromo sea razonable. Dicho de otro modo, que dos
series de una misma ola, que despegan de un mismo
aerodromo, están separadas en la corriente de trans
porte por un número suficiente de otras series que salgan
de otros aerodromos.
Los horarios e intervalos de tiempo que condicionan
las horas de despegue de las olas se calculan del modo
siguiente:
Partiendo de la hora de lanzamiento o de aterrizaje
—.
serie aérea es función del tiempo que transcurre
—
—
Llegados a este punto en el examen de la preparación,
el problema del transporte aéreo propiamente dicho—del
cual depende el éxito de la operación—se encuentra
todavía lejos de estar resuelto.
Se trata de poner en el aire, en un orden determinado,
según un horario tan exacto como sea posible, un nú
mero
de aviones que despegarán (le un número de
-
—
-
EXPEDICION DE VARIAS CORRIENTES DE TRANSPORTE
Descenso sucesivo de las olas A, B y C.
—Las OlIS pasan unas a coStinuación de otras sobre 1 y sobre 0
2-—La aviación so tiene que asegurar más que una eorráenfe de trans
porte, pero durante un espacio de tiempo tres veces mayor.
aerodromos y; poner en movimiento series homogéneas
como los eslabones de una cadena, en una ola aérea
determinada a lo largo de una corriente aérea preesta
blecida y que pasará por puntos aéreos fij ados de an
temano.
Volvamos al punto de partida y veamos lo que ocurre
tanto en los aerodromos cofrio en las zonas de reunión
de las tropas aerotransportadas:
Al Mando aéreo le interesa dispersar sus aviones de
transporte en numerosos campos para conservar el
secreto de la operación y prever el riesgo de bom
bardeos.
Por otra parte, los aerodromos saturados resultan
impracticables. La colocación en pistas de los apa
ratos, el tiempo de despegue de las series y su reunión
en el aire en el espacio aéreo de los aerodromos,
pueden interferirse con el retorno de series y olas que
tienen que aterrizar.
—
—
(e)
A pesar de la experiencia
adquirida
en esta materia,
accidente
se produjo
todavía
en Corea en 1951.
La inercia
avión
de carga es considerable
y sus reacciones
lentas.
ci
del
69
sobre las zonas correspondientes, se sigue la corriente
de transporte hacia los aerodromos, sumándole el tiempo
necesario para cubrir esa distancia a la velocidad de
crucero, el correspondiente a los espacios entre las series
y entre las olas, el tiempo de despegue y de reunión
aérea de cada serie, de cada ola, etc. Se obtiene así el
horario de salida de cada serie, según el lugar que haya
de ocupar en la corriente de transporte.
Aumentando
entonces el tiempo necesario para la
puesta enpista de los aviones y el invertido en el em
barque de las tropas y del material se obtendrá la hora
en que las unidades deben estar en el aerodromo ante
sus aviones.
Igualmente se calcula la hora en que los aviones de
una ola—que han participado en el vuelo de la primera
corriente de transporte—estarán
de retorno en el aero
drorno, así como el momento en que—una vez repos
tados y revisados los motores—se encontrarán nueva
mente dispuestos para una segunda ola o para otro ser
vicio.
Todos estos datos regulan el ritmo de desembarco
de las tropas aerotransportadas. Ritmo tan importante
que condiciona a priori las posibilidades de éxito.
De este modo calculará el Mando aerotransportado el
plazo para situar sus tropas en tierra. Revisará y modi
ficará su orden de prioridad. Determinará en qué serie
de qué ola habrá de.incorporar tal o cual unidad, para
ponerla en tierra en el momento y zona conveniente.
Se ve, pues:
por razones técnicas no utilizará el mismo tipo de avión
o la misma forma de llegada a tierra.
Los vehículos destinados a un Batallón no serán lan
zados sobre el mismo terreno al mismo tiempo que los
paracaidistas.
La separación de los medios puede ser
mayor si parte de ellos se transportan en aviones de
paracaídas y otros en aviones de transporte de asaltol
Por el contrario, se comprenderá fácilmenté que no
pueden separarse de buen grado, al salir, unidades que
no sólo deben formar parte de un todo al llegar al suelo,
sino que durante la fase preparatoria precedente a la
operación dependen de un mismo Jefe; los aviadores
tampoco son partidarios de fraccionar sus unidades por
debajo del grupo.
El Mando aerotransportado pedirá al Mando territo
rial la reserva de zonas de reunión y espera en torno a un
grupo de aerodromos que le permitan:
conservar sus unidades suficientemente agrupadas
durante la fase de preparación;
separarlas según el plan de embarque previsto, frac
cionándolas tan poco como le sea posible, y
transportarlas en los menores plazos a los aerodromos
designados.
A su vez, el Mando de la aviación de transporte,
cuando los planes estén lo bastante adelantados, des
plegará sus medios:
separando sus grupos al mínimo;
repartiendo las series de una misma ola en aerodromos
lo más próximos posible;
de modo que las series sucesivas despeguen en orden
desde aerodromos diferentes, y
de manera que la reunión aérea de series y olas se
pueda realizar de la forma más conveniente y en el
menor tiempo.
Se ve, pues, la magnitud de las dificultades para en
cajar los imperativos técnicos y tácticos. Cada lando
debe tener conocimiento de los problemas del otro para
lograr un acoplamiento que haga posible el éxito de la
operación.
El problema no es sencillo, pero sí interesante por lo
que significa: la colocación en tierra, al mismo tiempo, de
una fuerza ordenada según un despliegue táctico.
La operación aerotransportada—no
obstante su mi
nuciosa coordinación previa—constituye una realidad que
conserva el aspeçto de una gran aventura.
—
—
—
—
—
—
—
—
—
Cómo el Mando aerotransportado
monta su opera
ción, considerando el desarrollo a la inversa, par
tiendo del despliegue que quiere lograr en el tiempo
y en el espacio en la zona de lanzamiento.
Cómo sitúa sus unidades en las olas y corrientes de
transportes teniendo en cuenta la máxima utiliza
ción de las zonas de lanzamiento y de aterrizaje.
Cómo su plan no es viable en tanto no esté de acuerdo
con el Mando de los transportes aéreos.
Admitamos que se haya logrado esta coincidencia. El
Mando aerotransportado fraçcionará sus unidades para
embaicarlas en los diferentes aerodromos. Con frecuencia
tendrá que separar dos fracciones de uua unidad, que
Ladecisiónfinallalograelinfante.
Trabajo redactado por la Escuela de Infantería del Ejército de los EE. IJU. Inserto en la publi
cación
norteamericana
The Ármy
¿Cuál es el grado de preparación de la Infantería nor
teamericana para una guerra con o sin armas nucleares?
El modo más fácil de contestar es considerar sucesiva
mente nuestra táctica, organización, armas, medios de
comunicación y los sistemas que para lograr una movili
dad cada vez mayor empleamos.
MOVILIDAD Y DISPERSION
Al examinar nuestra táctica actual debemos empezar
por el movimiento, ya que es mediante él (la maniobra),
Combat Forces Journal. (Traducción de M.. Arechederreta.)
y con la protección de fuegos de apoyo, como se cierra
sobre el enemigo y se le domina. El movimiento ha sido
siempre esencial para las Unidades de Infantería y su
importancia h. crecido en la guerra moderna. El es uno
de los medios gracias a los cuales puede aumentarse la
protección durante las operaciones ofensivas, pues un
blanco móvil es generalmente menos vulnerable que uno
estacionario. Como transcurre cierto tiempo desde que
un objetivo se localiza hasta que puede arrojarse contra
él un proyectil atómico, una Unidad en movimiento puede
salir de la zona amenazada antes de que se produzca la
explosión.
Además de utilizar el movimiento pata protegernos, lo
emplearemos también, al igual que en el pasado, para
neutralizar la acción terrestre enemiga, para sorprender a
ese enemigo y para lograr y conservar la iniciativa.
Otra medida de protección que nuestra Infantería
puede hoy adoptar en casi todos los casos es la separacion
de sus Unidades (dispersión). Con nuestra organización
y material actuales, el mejor modo de lograr la dispersión
es utilizar corno Unidad básica el Batallón de Infantería
(con distancias normales dentro de él, pero con 1ntervalos
mayores entre los Batallones). Este hecho se basa en los
alcances de las armas orgánicas y de apoyo y en los de
las estaciones de radio mediante las cuales se dirige a las
Unidades. Además, el Batallón es lo suficientemente
fuerte en hombres y material para combatir semiinde
pendientemente, y es la Unidad más pequeña en la que
el Jefe cuenta con auxiliares para la función de mando.
Las Unidades situadas bastante a retaguardia pueden
ser desplegadas en grupos menores (por Compañías o
Secciones) si se dispone del espacio suficiente y no se pre
cisa una concentración rápida.
En el momento actual se considera necesaria una dis
tancia mínima de 5 a 8 kilómetros entre los centros de
gravedad de los Batallones para lograr la protección
adecuada. La mayor o menor separación de las Unidades
queda condicionada por nuestra posibilidad de dirigir
las, nuestra movilidad en relación con la del enemigo y
nuestros fuegos de apoyo.
Un problema importante que surge al separar las Uni
dades, es la mayor necesidad de vigilancia de las zonas
situadas entre las mismas y a su retaguardia. Hasta ahora
la preocupación principal ha sido la vigilancia del frente,
pero ésta ya no basta porque el enemigo puede situarse
entre nuestras dispersas Unidades. Hay ue mantener
tina vigilancia constante en toda,s las direcciones para pro
teger a nuestras fuerzas y para localizar al enemigo y
destruirlo.
CONCENT1tACION POR
CONVERtENCIA
Podría el lector preguntarse cómo se puede armonizar
la necesidad de dispersión, impuesta por la amenaza de
las armas nucleares, y la de concentrar la fuerza suficiente
para cerrar sobre el enemigo y destruirlo, La respuesta
es que hay que diferér la concentración hasta el último
momento y efectuar entonces la concentración en el me
nor tiempo posible. Emplearemos las formaciones disper
sas cuando nos hallemos estacionados o en movimiento,
y concentraremos nuestras fuerzas exclusivamente para
asaltar las posiciones enemigas.
No. es difícil figurarse dos Batallones de Infantería
marchando sobre rutas distintas, separadas entré sí por
una distancia de cinco a ocho kilómetros, durante un
avance sobre una posición enemiga. Esos Batallones no
se. detienen en zonas de reunión inmediatas a la línea
del frenté, como sé hacía hasta ahora, sino que continúan
avanzando hasta acercarse a la posición enemiga. Por
tanto, convergen con toda la rapidez posible para lograr
un asalto coordinado de aquélla. Este ataque puede ser
apoyadQ por el fuego de nuestras armas atómicas. Una
vez derrotado el enemigo, los dos Batallones pueder con
tinuar hacia el objetivo siguiente en marcha divergente,
para converger nuevamente cuando ello sea preciso.
Cuando se nos ordene defender un objetivo conquis
tado, la concentración de fuerzas debe durar sólo el
tiempo indispensable, y solamente el mínimo necesario
debe emplearse en defender la posición. Así, en una si
tuación en que se hayan necesitado dos Batallones para
conquistar un objetivo pero sólo se precise uno para de-
fenderla, el segundo Batallón deberá ser sacado lo antes
posible al flanco o a la retaguardia, para organizar con
él una posición defensiva o para emplearlo como reserva.
OCI5LTACION
A fin de aminorar nuestra vulnerabilidad al ataque
atómico y para conseguir la sorpresa en el campo de ba
talla, la Infantería utiliza al máximo la ocultación, el
sigilo y el engaño durante todas las fases del combate.
Debemos intensificar el empleo de los humos para la
ocultación y para la protección contra los efectos del fo
gonazo de las explosiones atómicas. Debemos atrinche
ramos y enmascarar nuestias posiciones y utilizar ple
namente la ocultación y la protección que los medios na
turales nos ofrezcan. Sabemos que las trincheras mdi
viduales profundas y lo demás medios de protección
disminuyen la peligrosidad de tales explosiones.
El movimiento durante la noche o en otros períodos
de visibilidal reducida aumenta también nuestras posi
bilidades de mantener el sigilo. Cuando tengamos qe
movernos durante el día, deberemos aprovechar al má
xirno las rutas cubiertas u ocultas para impedir que el
enemigo nos localice y emplee sus armas atómicas. En.
resumen, adoptaremos todas las medidas posibles para
que ese enemigo ignore dónde estamos.
ORGANIZACION BASA1)A EN EL ESCALON
BA1ALLON
La Infantería tiene hoy una organización ternaria, con
ttes elementos de maniobra apoyados por otro de fuego
en cada escalón de mando. Esta organización dió un re
sultado excelente en la guerra no atómica, pero precisa
ciertos retoques para adaptarla a la guerra atómica.
Ya hemos dicho que en la guerra atómica el Batallón
es la Unidad básica y que los Batallones deben mante
nerse separados para reducir al mínimo los efectos de las
explosiones atómicas. Por consiguiente, organizamos
nuestros Batallones de tal forma que puedan moverse y
combatir semiindependientemente,
agregándoles carros
de combate para dotarles de más potencia de fuego, de
más capacidad de choque y de más protección contracarro. Cuando los Batallones estén tan separados que se
hallen -fuera del alcance protector de nuestros morteros
pesados regimentales, les agregaremos también morteros
pesados. Y si están situados de tal modo que nuestra
artillería no pueda apoyarles adecuadamente con fuego
centralizado,
podremos agregarles Baterías. E igual
mente otras Unidades (Ingenieros, Sanidad, Transmi
siones, Transportes), en caso de necesidad. Lo que hemos
hecho es formar agrupaciones tácticas en el escalón Ba
tallón capaces de actuar serniindependienternente. Esta
es la organización tipo que emplearíamos hoy en una
guerra atómica.
POTENCIA DE FLECO
Las
armas de que ahora dispone la Infantería son, en
esencia, las mismas con que contaba durante la G. M. II.
El fusil M-r continúa siendo el arma principal del in
fante. Nuestros morteros medio y pesado han sido per
feccionados y aumentado su alcance. Nuestras armas
sin retroceso se han beneficiado con importantes mejoras.
El. cañón de acompañamiento de 75 mm. que teníamos
durante la G. M. II y el de 105 mm. de la guerra de
71
Corea han sido reemplazados por el de io6. mm., más
eficaz.
Las más importantes adíciones recientes a la potencia
de fuego del Ejército se han producido en la artillería,
cuyas posibilidades han aumentado enormemente gra
cias a armas tales como el cañón atómico de 280 mm.,
el proyectil antiaéreo “Nike”, el cohete “Honest John”
y el proyectil dirigido “Corporal”. Sólo hace unos pocos
años que el alcance de la artillería de campaña no pasaba
de los 25 kilómetros y que sus proyectiles tenían un radio
de acción explosiva relativamente pequeño. Hoy, con los
proyectiles dirigidos, pueden lanzarse cargas atómicas a
más de ochenta kilómetros contra objetivos de zona.
Esta mayor potencia de fuego de la artillería supone un
fuego de apoyo para la Infantería.
¿Cómo se emplearán las armas atómicas actuales apra
apoyar a la Infantería? Podrán utilizarse para abrir bre
chas en las líneas enemigas, brechas que explotaran nues
tras fuerzas; para destruir las concentraciones de tropas,
los centros logísticos de distribución, las comunicaciones,
los medios de transporte y los puestos de mando; para
aislar el campo de batalla, impidiendo que el enemigo
se refuerce y contraataque con sus reservas, y para impe
dir estancamientos de la situación táctich similares al
ocurrido en Corea. En resumen, las armas atómicas pue
den proporcionar la potencia de fuego adicional que per
•mita a la Infantería cumplir su misión de un modo más
rápido y decisivo.
para la evacuación de heridos, para el reconocimiento y
como enlace de mando. A medida que aumenten las dis
ponibilidades de helicópterós en el campo de batalla
aumentará proporcionalmente la movilidad de la Infan
tería. Los helicópteros pueden emplearse también eficaz
mente en el combate nocturno, en los ataques a líneas
fluviales, en la persecución y en las incursiones. Nuestra
Infantería se está preparando para el día en que dispon
gamos de helicópteros en cantidad suficiente para llevar
Divisiones completas al campo de batalla.
RES TJMEN
Resumiendo: La Infantería es hoy un conjunto armo
nioso de todas las Armas. El Regimiento de Infantería
tiene carros propios, aviaçión propia (helicópteros y avio
nes ordinarios), artillería propia (morteros pesados), In
genieros propios (Zapadores). Combate a pie; mas, sin
hargo, puede ser llevada al punto decisivo en medios de
transporte terrestres, aéreos o marítimos. Es la Infante
ría, y solamente la Infantería, adecuadamente apoyada
por las fuerzas navales, por las aéreas y por la Artillería,
Ingenieros, Arma acorazada y demás elementos terres
tres, la que gana las batallas y asegura el triunfo final
én la guerra.
LA INFANTER.L& FUTURA
TRANSMISIONES
Los medios de Transmisiones son indispensables para
dirigir las Unidades cuando se mueven y combaten en•
cualquier circunstancia táctica. Aunque continuamos
haciendo uso de todos los medios de comunicación de que
hoy disponemos, incluidos los alámbricos, hemos de re
conocer que. cada día dependemos más de la radio. Ello
se debe a la necesidad de mayor dispersión y movilidad,
que ya hemos tratado anteriormente. La instalación y
entretenimiento de los medos alámbricos son cada día
más difíciles y. laboriosos, a medida que aumenta el ám
bito de las operaciones y la rapidez de los movimientos.
Tenemos la suerte de contar con una nueva “familia” de
estaciones de radio conseguida desde la terminación de
la G. M. II. Estas estaciones son muy robustas, nos pro
porcionan una mayor flexibilidad y dan un rendimiento
satisfactorio hasta distancias máximas de 17 a 25 kiló
metros. Más adelante necesitaremos radios más ligeras,
más robustas y de mayor alcance.
MEDIOS DE TRANSPORTE
En una guerra futura, atómica o no, la dispersión y la
rapidez serán esenciales para lograr el triunfo, según ya
se. ha dicho. En cualquiera de ambas modalidades de
guerra, el enorme volumen de fuego que podrá aplicarse
en el campo de batalla valorará extremadamente el fac
tor movilidad. Hoy en día, la movilidad de la Infantería
en el combate próximo se basa en las piernas. Cuando
no se está en contacto directo con el enemigo, la movili
dad aumenta gracias a los vehículos orgánicos de las
Unidades y a los medios de transporte adicionales que se
agregan a los escalones superiores para cada operación.
Puede conseguirse además una mayor movilidad me
diante el empleo de vehículos terrestres de asalto, para
caidistas y helicópteros. Estos últimos se han revelado
como los vehículos tácticos más versátiles en provecho
de la Infantería. El helicóptero es excelente para el trans
porte de tropas y abastecimientos sobre terreno difícil,
72
Pero debemos continuar mejorando nuestra táctica,
nuestra organización, nuestro material y nuestra instruc
ción para mantenernos plenamente preparados para la
guerra futura, atómica o no. En caso de que en ella no se
empleen las armas atómicas, nos tendremos que enfren
tar, sin embargo, con la terrible potencia de fuego que
nuestros eventuales enemigos podrán desarrollar. Debe
mos aumentar constantemente
nuestra flexibilidad,
nuestra potencia de fuego y nuestra movilidad, para uti
lizar al máximo nuestras armas y reducir la eficacia de
las enemigas.
La futura táctica de la Infantería irá modificándose a
medida que se progrese en la organización y en el mate
rial. Pero la doctrina táctica continuará girando alrede
dor de nuestra capacidad en cuanto al movimiento, al
fuego y a los medios de comunicación. Con más potencia
de fuego y mayores alcances en nuestras armas de apoyo,
con más y mejores medios de transporte y con radios de
más alcance, las Unidades de Infantería podrán lograr
una mayor dispersión, moverse más rápidamente y ser
capaces de sostener independientemente operaciones du
rante períodos de tiempo mayores y contra fuerzas ene
migas más considerables.
Estamos revisando nuestro actual sistema de arma
inento con vistas a lograr una eficacia máxima en una
eventual guerra futura. Así, por ejemplo, nuestros pro
blemas de instrucción y de abastecimiento están siendo
simplificados, y nuestra eficiencia en la conducción de la
guerra aumentada a medida que el número de tipos y
calibres diferentes de nuestras armas de Infantería se
reducen. Estamos aumentando el alcance y la precisión
de nuestras armas de apoyo, para poder dominar los ma
yores intervalos que entre nuestras Unidades vamos a
necesitar. Aligeramos nuestras armas y municiones para
aumentar nuestra movilidad en el campo de batalla.
Esperamos tener armas atómicas en las Unidades de
Infantería a partir del escalón Batallón. En este escalón
pueden ser empleadas con un retraso mínimo. No es exa
gerado prever una futura “familia” de armas atómicas
para su empleo en dicho escalón y en el regimental y di
visionario. Quizá los morteros, los cañones sin retroceso
y las piezas de artillería, ya existentes en estos escalones,
puedan lanzar aquellas armas.
Nuestra Infantería podrá movetse y combatir en to
das partes, en todo momento y en cualquier clase de
clirda o terreno. Todas las Unidades serán instruídas para
moverse rápidamente no sólo a pie, sino en sus medios
orgánicos de transporte por tierra y aire. Las Unidades
de Infantería serán capaces de moverse sobre distancias
mucho mayores y en mucho menos tiempo que ahora,
gracias a la mejora de dichos medios orgánicos. El futuro
vehículo de Infantería permitirá un movimiento rápido
fuera de camino, tendrá una silueta baja y será ligero,
barato y de fácil entretenimiento.
Se diseñará aten
diendo principalmente a su función de transporte y sólo
protegerá limitadamente a sus ocupantes contra el fuego
de las armas ligeras, la metralla y contra el fogonazo de
las armas atómicas. El infante no combatirá desde este
vehículo porque, aunque necesita moverse más rápida
mente, tendrá que cerrar sobre el enemigo a pie. Por
tanto, vaya en automóvil, en embarcación o en aeronave
al campo de batalla, lo cierto es que tetidrá que desnwn
tar de su vehículo y combatir a pie para lograr la decisión.
La Infantería del futuro dispondrá de un avión orgá
nico para el servicio logístico del Ejército. Este avión po
drá aterrizar y despegar en campos pequeños no prepa
rados previamente, o lanzar con paracaídas a las tropas,
material o abastecimientos, cuando el aterrizaje no sea
hacedero. Aunque los helicópteros puedén aterrizar en
terretios inaccesibles al avión clásico, nuestro avión lo
gístico tendrá mayor radio de acción, más velocidad y
será relativamente barato comparado con el helicóptero.
Se prevé que utilizaremos combinadamente los helicóp
teros y los aviones logísticos para aprovechar las venta
jas de ambos.
Los “convertiplanos”, que reúnen las ventjas del he
licóptero con las del avión clásico, se pondrán también a
disposición de la Infantería del futuro. Con ellos podrá
dejarse en zonas inaccesibles a los vehículos terrestres de
asalto, moviéndonos a velocidades mayores que con el
helicóptero. El convertiplano llevará al campo de batalla
una movilidad sin precedentes. Como vehículo de abaste
cimiento proporcionará mayor flexibilidad y duración a
las operaciones que tras las líneas enemigas se empren
dan por formaciones independientes.
Con la dispersión de Unidades que se precisará en toda
guerra futura, el helicóptero puede proporcionar un me
dio rápido para la separación y la concentración de fuer
zas. Esta movilidad aumenta mucho la flexibilidad en el
empleo de las reservas, ya que el mando podrá mantener.
apartadas reservas mayores y empeñarlas, sin embargo,
rápidamente
en cualquier parte de la zona de opera
cions. Para obtener toda la flexibilidad y movilidLd po
sibles de ésas aeronaves (helicóptero, avión clásico y çon
vertiplano) se han incluído orgánicamente en las fuerzas
de campaña y están bajo el mando directo del Jefe del
Ejército. El Ejército de Tierra contará además con el
apoyo de los aviones de transporte medio y de asalto de
la Aviación en los casos de operaciones conjuntas de des
en’tbarco aéreo.
:La guerra “de pulsadores”, a pesar de lo que ha impre—
sionado a la credulidad popular, no será una realidad en
el futuro previsible: el hombre continúa siendo la sola
arma absoluta. La misma naturaleza del papel del iii
fante en el combate, unida a un progreso técnico creciente
cada día, exigen hoy mayor calidad individual en el sol
dado de Infantería. Debe, en efecto, ser inteligente, tener
iniciativa y comprender completamente la causa que de
fiende. Debe además estar en plena forma física y estar
perfectamente instruído individual y colectivamente.
El advenimiento de armas que tienen una potencia ex
plosiva equivalente a muchos millares, de toneladas
de TNT, aumenta enormemente la importancia de la mi
sión del Ejército en la guerra futura. No debemos poner
nuestras esperanzas en una victoria fácil y poco costosa,
basándonos en la falsedad de que unos pocos aeroplanos
(o barcos, o cañones) pueden lograr la decisión final. Sólo
el Ejército conseguirá el dominio definitivo de las zonas
t.errestres enemigas, y dentro del Ejército sólo el infañtc
conquistará y conservará el terreno. En tanto el hombre
continúe andando sobre la Tierra, el infante continuari.
siendo el elemento decisivo y final en la batalla.
Toda la máquina de guerra (barcos, aviones, artille
ría, carros, etc.) tiene la misión directa o ifldirecta de
apoyar el avance del infante. A medida que se cierra la
distancia entre él y el enemigo y van cesando los fuegos
de las armas de apoyo, la decisión final pesa sobre el in
fante, asistido solamente por sus armas orgánicas, sus
Jetes inmediatos y su propia iniciativa. Es este hombre
y él solamente quien determina el resultado final de la
guerra.
Gúíabibliográfica.
Comandante Martínez Bande.
Burgos y su Campeador.
A partir de nuestra Cruzada, el Cid ha ido ganando
terreno día a día. Desde los tiempos de D. Joaquín Costa
hasta la glorificación actual en su tierra patricia bur
galesa, hay todo un largo camino. Ya no se le mira como
una figura de leyenda; ya no se le niega. Al contrario,
cada día atrae más por lo humano de su traza y tam
bién—y por qué no?—porque representa el triunfo,
la moral del éxito, de un éxito justo precisamente.
El Cid, pese a las ásperas dificultades que flanquean
su vida, triunfa siempre a la larga. Quizá porque es inte
ligente y poderoso a más de estar empujado por la fuerza
que significa luchar por un ideal. De él se deduce que no
basta ser bueno, como Alonso Quijano, y que los buenos
tienen ad’emás el deber moral de ser, o tratar de ser a
toda costa, fuertes y capacés, si cabe la expresión.
La fuerza del Cid está en ese su equilibrio de virtudes
sin desquiciamiento alguno, y en- que, además, fué un
hombre de carne y hueso como nosotros, no una creación
de la fantasía: si fué como fué, bien podernos tratar de
ser así también.
Vivió en España, siendo, en definitiva, un español que
dejó huellas mortales de su paso en la tierra. Algunas,
muchísimas, las más, se han evaporado; pero otras que
dan, y es nuestro deber conservarlas y airearlas en la
73
memoria de las gentes. A esta labor, que no necesita
encomio alguno, ha consagrado su actividad en éstos
últimos tiempos un estudioso compañero, que tiene
además suficientes alas para dar a sus trabajos altura
y gracia. Hablo del Comandante Gárate Córdoba y de su
libro sobre el Cid (r).
El Comandante Gárate comienza reclamando para
Rodrigo Díaz una devoción constante, periódica, anual.
El Quijote y Don Juan viven todos los años unos días
en la vida de las gentes. “Sin embargo, cuando el se
villano y el manchego tienen cada año su conmemora
ción puntual en los evocadores días otoñales y en las
inevitables fiestas litera
rias, el Cid ha quedado
relegado un tanto a causa
de su leyenda.” Y más
adelante: “La ruta de Don
Quijote, seguida no hace
mucho por un entusiasta
grupo literario, es camino
ideal, mientras que la del
Cid, hitada en parte y aun
por recorrer, es un conjun
to de lugares hollados por
su hueste que terminan
en el que acogió sus res
tos.”
La ignorancia de mu
chos españoles sobre la vi
1a del Cid, o lo que es
peor, su poca simpatía ha
cia él, contrastan con la
admiración de numerosos
extranjeros. Fué precisa
mente, como señala el Comandante Gárate, al tras
pasar las fronteras cuando “se convirtió en el héroe
por antonomasia, conocido en principio por la litera
tura, pero estudiado después apasionadamente por ci
dófobos y cifófilos en Europa y América, y sobre todo
en Francia, donde la admiración llega al extremo de
ponderar a Duguesclín como el Cid francés y de que el
General Thiebault, -obernador
de Burgos cuando la
invasión, no dudase de traspasar al Campeador el pre
tencioso mote de Bayardo, Cabalero sin miedo
sin
lacha, al honrar sus restos en un nuevo mausoleo”. Y,
sin embargo, hemos dicho antes “muchos españoles” y
no “españoles” a secas, porque consta bien repétida
mente que reyes, autoridades burgalesas, eruditos y per
sonas cultas fueron admiradores del héroe en épocas en
las que—contra lo que se cree—el pasado apenas in
teresaba. Es más, puede asegurarse que desde muy an
tiguo—quizás desde siempre—Burgos ha rendido a Ruy
Díaz perpetua devoción. Y no se diga de los monjes de
San Pedro de Cardeña. (“Si oyerais hablar del Cid a los
monjes de Cardeña! Qué semitono de orgullo familiar
hay en su voz cuando describen los recuerdos que en
cierra su convento, cual si mostrasen la gloriosa heren
cia de un heroico antecesor! Fueron los monjes quienes
conservaron la tradición jamás interrumpida, y al ex
hibir los viejos cartularios, su voz y su pluma cantaban
it fe y el entusiasmo por el héroe, frente al triple grupo
de quienes la negaron, la difamaron o simplemente
dudaron de sus hechos.”)
La devoción burgalesa se ha condensado a través de
las cosas que le sirvieron o de las que se sirvió el Cid o en
las que se enmarcó física y moralmente su figura, dejando
en ellas huellas impalpables. Esas huellas, no siempre
probadas rigurosamente, que son el cofre, la carta de
-
‘
(1)
José María Gárate Córdoba: Las huellas del Cid—Edi
ciones Aldecoa. Burgos, 1955; r8z páginas con ilustraciones;
19 centímetros;
tela.
74
arras, las espadas, un manuscrito autógrato, el Cruci
fijo, algunos edificios, los restos mortales, y sobre las que
el Comandante Gárate ha tejido un libro ameno y a la
vez serio, que populariza lo que los eruditos han presen
tado de forma hermética muchas veces, por lo excesiva
mente docta. Algunos de sus capítulos han visto la luz
en EJÉRcrro.
Que el Cid siga ganando batallas después de muerto
es buen síntoma de salud nacional. Quiere decir que
interesa y despierta admiración y cariño un hombre
equilibrado, sin taras morales, sin desvaríos, sin locuras
quijotescas.
Porque la locura puede ser literalmente
interesante, pero es siempre humanamente monstruosa.
Vulgarización
de temas militares.
Cogiendo la serie de folletos editados por el Ministerio
de Información
español (i) comprendemos
Cómo los
temas
castrenses
tienen una amplia raigambre
social.
Bastaría,
si esto no fuera suficiente,
recordar cómo en
diarios,
revistas,
obras teatrales
y manifestaciones
ar
tísticas, la vena militar fué siempre motivo de popularidad
indiscutible.
Todo consiste en saber encontrar dentro de
aquélla el lado cálido, . colorista y un poco sentimental.
Esta labor de atracción ha de perseguir presentar
al
Ejército—pensando,
sobre todo, en los años de servicio
militar
obligatorio—como
una Institución
que puede
ser familiar a todos y en la que nadie debe sentirse ex
traño.
Perspectiva
muy interesante
para aquellos (Gb,
alejados
de los grandes
núcleos urbanos
en los que
generalmente
se albergan los Cuerpos, no tienen de la Mi
licia sino una visión borrosa, incompleta
y siempre de
segunda
mno, deformada
adrede en ocasiones .Así, los
folletos
pueden llegar a ser lectura
obligada
o semi
obligada
eó las escuelas.
Para otros ambientes
más
cultos, habrá que hacer
una labor semejante,
TEM.S;1]
aunque,
naturalmente,
de superior altura.
Pero es, sobre todo,
en los cuarteles donde
puede
lograrse
haya
siempre
a mano una
buena cosecha de lec
turas militares instruc
tivas, sencillas y ame
nas, sin que resulte un
contrasentido
darcomo
alimento de la imagi
nación y relleno de las
horas de tedio, narra
ciones que versen sobre
lo que el soldado está
viendo y oyendo a to
das horas. He aquí al
guna
bases para edi
ficar.
i.
________________________________
h LEC/04’
(SPAiO
La Historia; que
es siempre amena o suceptible
al menos de ser presentada
de modo ameno. La. Historia militar tiene además brillo.
La lista de los folletos
sobre cuestiones
militares
en la
Temas españoles
es muy larga. He aquí algunos de
El Ejército español,
La Legión
española,
El ,ilusco
del
Ejército,
La Milicia
Universitaria,
La Guardia
Civil,
El Crucero
Baleares”,
La gesla del Alto de los Leones, 1_a batalla de Teruel,
La batalla del Ebro, La batalla de Brunetc;
Oviedo, ciudad laureada;
Frente del Sur, El Alcázar,
El Santuario
de Nuestra
Señora, de te
Cabeza,
Ex combatientes,
El General }‘agíie, El General Mola, El
General
Varela, División
A :ul, héroes españoles
en Rusia,
lUpa—
noles esclaras
de Rusici, Prisioneros
de Teruel, etc.
(i)
colección
aquéllos:
y la parte ingrata—calamidades de la guerra, trabajos—
puede muy bien ser silenciada.
2.°
La Técnica; que hoy provoca, a través de los
modernos descubrimientos y mejoras industriales, in
terés en todos. Nadie se siente extraño a lo que se vis
lumbra puede ser, en este orden de cosas, la vida futura.
Ahora bien, la guerra escada día más técnica, y las
armas modernas y’ medios complementarios de trans
porte son ya de por sí un prodigio.
3.° Biografías; que en realidad resultan un capítulo
de la historia, pero el más atrayente por lo que tiene
de calor humano. La vida militar gira demasiado al
rededor del hombre y de sus actos para que no tengan
siempre valor una clase de biografías: la de los héroes y
grandes capitanes.
4°
La educación física, en sus aplicaciones militares.
Junto a la práctica, y si se quiere antes, la teoría. ¿A
quién interesan hoy estas cuestiones?
Cabe hablar mucho aquí de la vulgarización de los
temas militares, pero quede sólo lo apuntado, surgido
al calor, de un montón de folletos caídos en mis manos.
RESEÑAS BREVES
Teniente
Coronel Capellán Doctor Roberto Madrid:
La Virgen y el Ejército espafíol.—Prólogo del General
Bermúdez
de Castro.—Ediciones
Paulinas, S. A.;
368 páginas; i8 centímetros; rústica.
El subtítulo del libro, “Los Patronos de las Armas
españolas y sus hojas de servicios”, expresa exactamente
el contenido de aquél. En el prólogo, unas concisas pa
labras señalan la razón de ser de sti aparición: “Todos
los militares sabíamos qué divinidades amparaban con
su patronazgo a las fuerzas armadas. Pero todos igno
rábamos el porqué, el origen y la evolución histórica de
estas sagradas tutelas, y este libro nos enseña lo que no
sabíamos, y nos lo muestra en una prosa castellana,
limpia, clara, correcta, como la escribiría un académico
de la lengua.”.
Se reúnen en este libro muy diversas noticias, sin
pretensiones de investigación histórica, vulgarizándose
los relatos, que quedan así aptos para ser gustados por el
soldado. Aparte de esto, abundan en él datos de sumo
interés para el que guste conocer el pasado de los
Cuerpos.
No debe faltar en ninguno de éstos, porque en todos
se celebra un día del año la fiesta de su patrona o pa-’
trón, y parece obligado en ese día la lectura de la vida
y milagros, de la hoja de servicios, del que, en defini
tiva, es algo así como el Jefe honorario del mismo.
Jean Monsterleet: El Imperio de Mao Tse-Tung.—Edi
tora Nacional (Colección “Libros de Actualidad Po
lítica”). Madrid, 1955; 434 páginas con ilustraciones;
21 centímetros; rústica.
Un.copioso libro sobre la vida en la China comunista.
Desfila aquí la política, la economía, la familia, la cul
tura y tarnbién—-y no podía faltar—el Ejército de Mao.
Ordinariamente
sólo selosconoce
China loslosúltimos
cien
años, precisamente
de su de
decadencia,
de su
aplanamiento y pacifismo a ¡ortiori. Pero en la historia
china el pasado ‘cuenta muy bien, y ese pasado es un
conjunto de luchas cruentas, de invasiones. Ahora el
país está unificado, al menos aparentemente, formando
un mundo de posibilidades difíciles de valuar. Sus tropas
han ocupado Corea del Norte, Tibet y han ayudado al•
Vietminh en sus luchas civiles.
¿Qué papel han desempeñado aquí las Armas? Véanse
esta.s palabras del misionero Padre Monsterleet; “Revo
lución incalculable: el soldado es rehabilitado... Héroe
de la revolución comunista, el soldado ha ennoblecido la
carrera militar.”
La guerra civil duró en China desde 1927; en 1949
pudo darse por terminada. Estas luchas fueron bene
ficiosas para el comunismo, pues en ellas formó sus
cuadrós de mando, sus tropas, con tesón, a lo oriental.
Constituyeron un Estado dentro de otro Estado y, a la
larga, fueron un buen antecedente de los guerrilleros
comunistas que la Europa ha conocido.
¿Cómo ‘es “por dentro” ese Ejército? Ante todo, un
Ejército político. “Durante los descansos, la misión de
los comisarios del pueblo es más importante que la de
los Jefes militares. Y esto no sólo en la escuela de man
dos sino también en el frente.” Sin embargo, tal con
•junto humano, sobrio, disciplinado y valeroso, es, por lo
menos de momento, un coloso de pies de barro. El vo
luntariado sobre el que está edificado ha demostrado
ser una farsa con motivo de la repatriación de los sol
dados chinos prisioneros en Corea. Más de 14.000 contra
400 no quisieron “volver”. ¿Está China a punto de con
vertirse en un gran Imperio Militar? Compleja cuestión
ésta llena de peligros.
INI)ICE GENERAL
(Las obras citadas a continuación, nacionales o ex
tranjeras, lo son sólo a título de información, no habiendo
sido leídas ni sometidas a juicio.)
ESPAÑA
Augusto Conte Lacave: En los días de Gibraltar.—Edi
tonal Escelier. Cádiz.
Paul Karlson: El hombre vuela: historia y técnica del
vuelo.—Labor. Barcelona.
Antonio Wallenstein: Guía préctica de la perección cris
tiana.—Herder.
Barcelona.
.
ITALIA
Aldo Cocchia: Sommergibili aIl’attacco.—Rizzoli. Milán.
P. Berardi: Memorie di un capo di stato Maggiore dele
Ese.rcito. (1943-i945.)--.-O.D.C.U. Bolonia.
R. Micaletti: Al servicio della Patria. Ii cittadino soMato.—
Massa. Senigallia.
FRANCIA
P. Lyet: La Bataille de France (mayo-junio 1940).—Payot.
París.
G. Coutaud: Le pilotage des av.ions modernes.—Presses
Universitaires de France. París.
G. Lehr: La propulsion des avions.—Présses Universitaires
de France. París.
PORTUGAL
General Teixeira Botelho: llistoria Militar e Politica dos
portugueses cm Moçambique.—Ediciones Ministerio de
Colonias. Lisboa.
General Teixeira Botelho: Historia da Artlharia Por
tuguesa.—Ediciones
Comissáo da Historia Militar.
Coronel H. Pires Monteiro: Ciencia Militar e Arte de
Comandar.—Revista
Militar. Lisboa.
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NORMASSOBRECOLABORACIÓN
EJERCITO se forma preferentemente con los trabajos de colaboración espon
tánea de los Oficiales. Puede enviar los suyos toda la Oficialidad, sea cualquiera su
empleo, escala y situación.
También publicará EJERCITO trabajos de escritores civiles cuando. el tema y
su desarrollo interese que sea difundido en el Ejército.
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fique. Los utilizados en la Sección de “Información e Ideas y Reflexiones” tendrán
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una tribuna resonante donde el Oficial puede darse la inmensa satisfacción de am
pliar su labor diaria de instrucción y educación de los Suboficiales. Pagamos los tra.
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