Ej éreilo.-Revista ihistrada del1as Armas y Servicios Ministerio dcdEjército TERIODELEJERCITO ejército REVISTA ILUSTRADA DE LAS ARMAS Y SERVICIOS DIRECTOR: ALFONSO FERNÁNDEZ, Coronel de E. M. JEFE DE REDACCIÓN: io. Sr. D. José Díaz de Villegas, Director General de Marruecos y Colonias. REDACTORES: mo. Sr. D. Mariano Alonso Alonso, de la Escuela Superior del Ejército. mo. Sr. D. Gregorio López Muñiz, de la Escuela Superior del Ejército. el Servicio de E. M., D. José Fernández Ferrer, de la Escuela Superior Vicente Morales Morales, del Estado Mayor Central. 1 Sericio de E. M., D. Carlos Taboada Sangro, del Regto. Artill.a n.° 9. el González de Mendoza y Dorvier, del Estado Mayor Central. nuel Chamorro Martínez, del Estado Mayor Central. el Servicio de E. M., D. Altonso Romero de Arcos, del Estado Ma ¡osé Bercial Esteban, de la Revista EJÉRCITO. Armamento U. Pedro Salvador Elizondo, de la Direc. Gral, de Industria. )s, del Servicio de E. M., U. José Casas y Ruiz del Árbol, del Estado icia U. José Rey de Pablo Blanco, de la Escuela de Estado Mayor. PUBLICÁCION MENSUAL MADRID, .dministración: 22-52-54 Alcalá, 18, 4•0 Correspondencia, Apartado de Correos 317 PRECIOS DE ADQUISICION ripción colectiva por intermedio del Cuerpo ipción particular (por semestres adelantados) es, numero atrasado10,00 7,00 Ptas. ejemplar. 50,00 » ral, suscripción anual120,00 anual250,00 12,00 rrespondencia para colaboración, al Director. ipciones, al Administrador, D. Francisco de de Infantería. i Mata Diez, Comandante ;1] AMAM.EÑ’TO Y’. :ORGAN !ZACION DELA’INFANT EMA;0] Comandante de Infantería, Diplomado de E. M., GERVASIO GONZALEZ REGAÑA, de la Escuela de A. y T. de Infantería. 1—EL FUSIL AUTOMATICOINDIVIDUAL La Infantería, a partir de la G. M. 1, no dispone de la debida potencia de fuego. Esta crisis, acentuada en la G. M. II, dió lugar a la organización de las Unidades dotadas de subfusil, en Rusia; a la aparición del M. P. 43, en Alemania; del fusil semiautomático Garand M-I y de las carabinas automáticas Garand M-I y M-II, en Esta dos Unidos. En la ofensiva, el escaso efecto útil del fuego de los fusiles de repetición y la vulnerabilidad de los hombres que los manejaban eran causa de su fracaso ante la efi cacia de las ametralladoras de las defensa, servidas por personal casi a cubierto y poco vulnerable a las armas individuales. Para remediar la escasa potencia de fuego de los asaltantes, nació el fusil ametrallador (culpable del concepto del “mal llamado escalón de fuego del Pelo.. tón”, según definió certeramente el General Alonso Alon so), con el que no se logró el aumento necesario y, por otra parte, restó más de un tercio de asaltantes al Pelo tón, sin ventaja para la vulnerabilidad de esta Unidad al no disminuir el número de hombres. Para incrementar la potencia de choque, hay que aumentar la proporción de asaltantes en las pequeñas Unidades (i) y dotarles de armas de tiro automático (2). En la defensiva actual no puede. lograrse con fusiles de repetición que un Pelotón domine con sus fuegos una superficie de 36 Ha., en 3600 (3); ni puede confiarse sólo a las armas automáticas colectivas la integridad de las organizaciones. Es necesario que los fusileros puedan batir con buen efecto útil los espacios no dominados por las armas automáticas de tiro tenso, cosa que sólo podrá lograrse con fusiles automáticos individuales de buena precisión. Es necesario, pues, dotar a la Infantería del arma indi vidual automática, que permita volver a una mayor homogeneidad en las pequeñas Unidades y, aumentar la potencia de fuego para recuperar la armonía entre las Formas de la Acción. Los principales países están trabajando para dotar a sus infantes del arma individual idónea; cosa que, al parecer, aún no ha sido lograda a pesar del buen número de modelos presentados, debido, sin duda, a causas que más adelante expresaremos según nuestra modesta opinión. Creemos que la solución para la crisis de la Infantería está en lograr: primero, la herramienta precisa para el trabajo de asaltante-defensor y, posteriormente, en la organización de los equipos fundamentales de la acción. (i) (2) () General KITTEL: Devolved a la Infantería su empuje. Núm. 174, Revista EJÉRcITo. Comandante SALAS: El infante y su arma individual. Núm. 184, Revista EJÉRcITo. Teniente Coronel ARIZA: La Infantería en la de/en siva sin idea de retroceso. Núm. i8o, Revista EJÉRCITO. En ambos cometidos tiene valor absoluto la Táctica, que debe plantear el problema correcto, del que surjan los datos necesarios a la Técnica para proyectar las armas, y a la Orgánica para dosificación en los “equipos”. Pero dicho planteamiento estimamos no debe fundamentarse pensando en la actuación con armas existentes o en expe rimentación; ha de hacerse estudiando el combate en sí, con abstracción total de clases y nombres de armas, única forma de valorar de manera objetiva y exacta las necesidades, teniendo muy en cuenta que toda “exube rancia” de características, inaprovechables en las armas portátiles, se traduce, en fin de cuentas, en más peso para el soldado, más culatazo y más coste de fabrica ción. Pretendemos hacer a continuación una exposición de nuestro punto de vista en el Planteamiento táctico del problema. La Infantería actual conquista ayudada, fender casi sin ayuda. a) y puede de Ofensiva. El asaltante no tendrá que hacer uso de sus armas, normalmente, a una distancia del enemigo mayor de 300 metros, la de seguridad del apoyo, y en muchos casos esa distancia habrá de acortarse para iniciar la lucha en el interior de la posición, bajo los últimos disparos de las armas de apoyo. En casos de poca densidad de ocupación—enemigo muy ablandado, etc.—, podrán los asaltantes apoyarse mutuamente dentro del Pelotón para progresar desde la distancia de seguridad. También podrá ocurrir que el apoyo logrado por un arma automática de tiro tenso (dotada de afuste que dé garantía a los asaltantes) permita a éstos cerrar sobre el objetivo a escasos metros para emplear sus armas. b) Defensiva. Las 36 Ha. a defender por el Pelotón están defini das por un radio poco mayor de 300 metros, distancia a la cual deben poder efectuar los fusileros el tiro indi vidual con suficiente exactitud. Esta distancia no podrá ser muy superada en mucho ni aun con armas de mucha precisión, como consecuencia de los errores de puntería por los órganos naturales, condiciones, de visibilidad, escasa silueta aparente del hombre, desenfoque del blanco y alza si se concentra la visión en el punto de mira, o desenfo que del blanco y punto de mira—que se estre cha y acorta—si miramos al alza, etc. Pudiera esto ser subsanado por el empleo de alza telescópica, pero no es necesario a la distancia, citada. Después de esta breve exposición, vamos a tratar de señalar las condiciones que debb reunir el arma de la masa de asaltantes-defensores. 3 El fusil automático iecesita 8. La baja debe poseer el mejor coeficiente de forma y el balístico idóneo para que pierda, durante su trayec i.° Carga automática con tiro a voluntad, sucesivo o por ráfagas. 2.° Poco peso del arma cargada, así como de los ca: tuchos, pues el soldado debe llevar, por io menos, doble dotación que con el fusil repetidor. 30 Tan poco retroceso que permita al tirador menos fuerte mantener la puntería sobre el objetivo en el tiro automático, incluso por ráfagas largas. (Creemos que éste es el índice verdadero de que el soldado maneja el arma.) 40 Precisión, en tiro sucesivo y centrado, que prc porcione a la distancia de 300 metros una probabilidad mayor del 50 por ioo en cada disoaro, sobre la silueta de un hombre en pie. 5.° Que el proyectil posea, a la distancia ex:esada, una energía capaz de producir el efecto traumático sufi ciente para dejar fuera de combate al hombre tocado. toria, bien arma etc. paes asactenbeas de as sencilla, pedas. Peso.—Es de importancia vital que el peso del arma cargada sea lo menor posible. Hay que evitar todo exceso de fatiga a la tropa, ya ene, como sabemos, la fatiga y el temor se infíuencian recíprocamente (r). hn soldado atemorizado es víctima de una fatiga física inmensa porque se quema en sus músculos la reserva de glucógeno, por las descargas de adrenalina que inundan su torrente circulatorio como consecuencia de la fuerte emoción del peligro. Si la fatiga es producida únicamente por el gasto de energía física, influye sobre el valor en tal manera, que llega a anular no sólo la voluntad de vencer, sino también ej instinto de conservación, -la voluntad de vivir. Claro ejemplo de esto es el soldado que preliere una muerte cierta y sin ho-no: por no cumplir con su deber ante el enemigo, a cumplirlo sabiendo que es muy probable que resulte indemne en el combate. Estimamos que el -seso del arma cargada no debe su perar mucho los 3,5 kiicgramos. 6.0 Zoha peligrosa—para hombre en pie—, a la dis tancia repetida, de unos ioo metros (± so), para subsa nar el posible error de alza por la apreciación a simple vista de la distancia de tiro. Con esta zona queda corapensado un error en la apreciación de la distancia, hasta del 33 por loo. 70 Velocidad de tiro pequeña; la suficiente para lo grar en una ráfaga de un segundo un impacto seguro sobre la silueta. De i8o a 240 disparos por minuto. En estas armas, las velocidades mayores elevan infructuosamente el con sumo de municiones y acortan la vida de ellas. 900 la menor velocidad posible. Buena.s condiciones de servicio; equilibrada, con poco calentamiento, q•0 (:) Comandante moreAdad S. U A. Lo 5/LUCSnALL: Ydm. del comtaiien/e. te ¡eco:cs - de fa EjÉ Levista CITO. —--—1 Gráfico n / 800 Ve/ocr4’c/es ií,’gs re manei’f es y preci/LUP. - oh /000r cnn un cúsparo coo nahetn cdt 100 90% i1Ii /icmL”e enpie. IJ ¿9% - IIiI 400 yÍ - - 4_J - ¿1 - 300 -—-——---___--.. 200 ———— II II iii II iii ——-—-—--— -------— iii 1111 Iii. •1ii loo pi---—---------—--———-—-—--—---——-------h——----—----—-------—------—— : - o 500 1.000 4letrqs. Alcances 1-Eso 2000 Un arma de poca potencia de retroceso permite al tira dor recuperarse con mucha rapidez del efecto del cula tazo, pudiendo apuntar nuevamente y disparar en escaso tiempo. El arma de más potencia no permitirá un número elevado de disparos en la unidad de tiempo. Es indudable que influye en el número de disparos efectuados la mayor o menor facilidad de recambio de cargador; pero, en general, la prueba indica muy apro ximadamente la potencia de retroceso. Retrcceso.—Esta característica del retroceso exige un detenido comentario y la presencia de un nuevo tér mino: Potencia de retroceso, con el que podamos expre sar el concepto de la reacción del arma en el disparo. Se han empleado hasta ahora dos formas de expre sión para valorar el efecto de retroceso. Una, la del im pulso de retroceso que origina el cartucho. Este impulso, expresado en cifrasT sólo sirve para relacionar la poten cia de las municiones entre sí. No tiene dimiento de la energía del cartucho al distintas armas, el peso de ellas, ni el matismo, masas móviles, etc. Por esto en cuenta el ren ser disparado en sistema de auto no lo estimamos Energía remanente.—En Medicina Militar hay dif eren tes opiniones respecto a la cantidad de Kgm. necesarios 400 Grahco n’2 350 — Enerqi’&r. y rcriamenfe. 250 o e — 0) 355 IIiiiI iI e e 0)1150 o III ‘., 1 e-a ‘el ‘e 1 00 -t---::r-j- 50 t t - ± —-— o ,lIcenceS para comparar el efecto de retroceso entre diferen tes armas. Otra forma de referirlo es expresar la energía de retro ceso. Más apropiada que la anterior, por intervenir en el cálculo la masa del arma, puede utilizarse como término comparativo aproximado para armas de análogo sistema de automatismo. Entre armas de sistemas diferentes, tampoco estimamos válido este concepto, que puede ori ginar apreciaciones erróneas a la simple inspección de apto característica. La energía de retroceso se libera, según el automatismo, en cantidades de tiempo distintas en función de las ma sas y recorrido de éstas, originando en cada arma el valor relativo de la potencia (i). El conocimiento de este valor relativo, trabajo en la unidad de tiempo, es el que única mente puede dar el índice exacto del culatazo del arma sin tirar personalmente con ella. Los americanos efectúan una prueba que, indirecta mente, indica la potencia dé retroceso: la del minuto de fuego. Consiste en disparar con un arma de carga auto mática, en tiro sucesivo, sobre la silueta de un hombre en pie, a ioo yardas, y se comprueba el número de dis paros hecho en dicho tiempo y los impactos logrados. K’) Te,iientc Coronel 1. A. SM.,vAocOe EL1zoeuO: Con’ieoila nos e un ar’ículo sove e? fusil de asalto. Ném. 182, Re vista EJÉRcITO. 2000 .001 t9tro.o. esta - para producir el efecto de choque traumático. Mientra, unos tratadistas opinan que con z Kgm. hay suficientes otros señalan que, para asegurar el efecto traumático necesario, aun por heridas no graves, hace falta un mí nimo de 20 Kgm. No hay inconveniente en aceptar el índice más alto. La velocidad remanente que ha de llevar el proyectil para lograr la precisión indicada en el número 4 desarro lla una energía superior a dichas cif ras. Zona peligrosa.—ExporiemOs este concepto utilitario en contra del concepto de tensión de trayectoria, que esti mamos no es necesario en armas de tiro personal. Para lograr una gran tensión de trayectoria (impropia mente expresado en muchos casos por el de su efecto sobre el terreno,’ rasancia), hay que dotar al proyectil de una elevada velocidad inicial, que se pierde en la atmósfera, en lOS primeros hectómetros del avance del proyectil por la mayor resistencia del aire en velocidades de dos o más números de Macht. Los proyectiles de pe queño calibre han de pagar caro tributo de las velocida des iniciales elevadas por la retardación que el valor de la función de la vélocidad origina según las diferentes velocidades remanentes. Vemoé, por ejemplo (gráfico x), que la bala P. P., aun siendo la de mayor coeficiente balístico delas que estudiamos, pierde a los iDo metros de alcance—de los 771 metros de velocidad inicial—70 5 metros; desde los óoo a 700 metros de alcance, sólo 30 metros, y desde los 1.200 a lOS 5.300, únicamente i metros. La gran velocidad inicial es obligada en armas de misiones específicas (i) que requieran: 1.0 Poca duración de trayectoria; para lograr predic ciones pequeñas al tirar sobre blancos en movimiento; por ejemplo, ametralladoras antiaéreas y armas contra carró. 2.° Velocidad remanente; en armas contracarro de perforación física para obtener la suficiente fuerza viva para lograr perforación; y, por último, 3•0 Aptitud para batir amplias zonas peligrosas; como, además de las antes citadas, las ametralladoras, para lograr efectos de rasancia. El fusil áutomático individual no debe tener una gran velocidad inicial. El principal beneficio que reportaría ésta, eliminación del error de alza, queda anulado por completo al tener que emplearse un cartucho muy potente, con perjuicio del peso y retroceso del arma. La zona peligrosa estimada como buena sería definida i,6 por un ángulo de caida = = loo M.P. 44: (0,0081+1,3X0,0016)X685 = 1 (0,0093+5,3X0,0029)X850 = —1,13 Kg/seg. = 9,8 CETME: (o,oo68+1,3>(0,0018)X8oo = Kg/seg. 0,74 = 9,8 P.P.: (0,0128+5,3X0,0029)><765 Kg/seg. 1,29 = 9,8 deEnergía retroceso de las armascargadas. Velocidad de retroceso: Vr expresado algunas ideas constructivas para llegar a la meta deseada, el verdadero fusil automá Creemos Kg/seg. 0,71 = 9,8 haber JI+1,3XPoXV — P — P el peso del arma siendo tico individual, clave de la organización de la Infantería. Expondremos a continuación las características de peso y balísticas de las armas más conocidas, al objeto de examinarlas en función de las ideas expresadas y deducir sus posibilidades como fusil individual. Energía y 20 cartuchos. con cargador de retroceso: Er y Vr2 g = P 2 PESOS carabina Garand M-Il, cartucho esp., pistola 7,62 Arma o cartuchos Cargador TOTAL T-44 (cartucho) M. P. 2500 Kg. 4,300 Kg. 0,275 “ 0,348 “ o,i8o “ 0,225 “ 2,955 Kg. N. F. (T.6 de 7,52) Kg. 3,750 3,900 “ 0,225 4,873 Kg. “ 4,445 Kg. CETME MAUSER (en7,o) (baja P. P.) Kg. 0,470 “ 0,225 “ 4,100 0,360 Kg. 4,050 0,237 “ Kg. c) ( 0,380 4,595 Kg. 4,840Kg. 4,187Kg. Nola.—Por no conocer la carga de proyección del cartucho de la carabina Garand, se ha calculado aproximadamente, en función de la energía en boca; supuesto un rendimiento del disparo de un 20 por loo, de una cifra de 1,29 kilocalorías por gramo de pólvora y estimando el peso de la vaina en 5,5 gramos. Total cartucho, 53,75 gramos. Impulsode retroceso de losdiferentes cartuchos. Carabina Garand M-II: JI+5,3PoXV, 1= Vr(0,00711+1,3X0,00114)X = ; = I,7m,/seg. 2,95 g 2,95X2,89 siendo p = 5,3 peso de la coeficiente de Po = peso bala, en kilogramos; del efecto = remanente de la en kilogra- proyección; .de la P. carga de proyección, mos; V, = inicial, 44 (i) Coronel 6 5,42 y Garancj m/seg. 4,87 4,872 — — 19,6 = 0,50 Kgm. M-II: (0,00721+1,3X000114)X = —-—--_--_._ ______ iniciales. = _______________________________ Vr Er 1 Kgm. M. g=9,8. Carabina 0,431 = (0,0081+1,3>(o,ooió)x685 = velocidad 19,6 Br carga 585 x85o = 0,51 Kg/seg. Vr = (0,0093+1,3X0,0029)— = 2,5 9,8 VXG6N: El Núm. iii, roblerna Revista m/seg. 4,44 de las grandes EJgRcITo. velocidades = .±_x Er 6,25 1,41 Kgm. 19,6 pero razones políticas (x) no permiten adoptar dicha bala. Según el artículo citado del Comandante Wilhélmi, se está trabajando en lograr un nuevo proyectil. No cumple la condición de peso. Velocidad de tiro, 550 d. p. ni. Logra 87 impactos en la prueba del minuto. Resumen: La técnica ha satisfecho unas condiciones tácticas desproporcionadas; pero, a pesar de la bala in ventada (verdadero proyectil de exposición), no ha po dido satisfacerse un peso pequeño. Por otra parte, el sistema de automatismo no permite lograr la condición de potencia de retroceso. Conjuntamente con el M. P. 44, es la única arma que tiene moderna orientación de fabricación, barata y rá pida, al no requerir la mayoría de sus piezas construcción en fábricas especializadas. F. N.: + (o 0093 Vr x 850 1,3 X 0,0029) ‘ Er 4,59x5,8 = 2,41 = .-.—-----—.- m/seg. t,3o Kgm. 59,6 CETME: (o oo68 + Vr x o,ooi8) 8 x 8oo 1,3 Er 4,84X2,28 m/Seg. 1,51 o,56 Kgm. Cartuchohipotético quesatistarialasconliciOfleSperiidas. Mauser 43: Vr (0,0528+1,3Xo,0o29)X765 = 3,0 Partiendo de la bala P. P. de un coeficiente balístico aproximadamente = 0,3637 y del ángulo = 160 que define la zona peligrosa necesaria, determinaremos la velocidad inicial que deberíamos proporcionar a dicha bala para lograr, en el blanco, los efectos deseados. m/seg. 4,15 kr 4,15 19,6 = 1,90 Kgm. de Cálculo A1 Datos. Crítica de La las primera Garand Cumple gía y automatismo, es común a todas. M-1L bien las remanente. zona cartuchos. condición, Carabina y armas (supuesta) condiciones de Posiblemente peligrosa. peso, no Tiene nial retroceso cumple las coeficiente de y de X C ca V, = = = x cc1 300 ni. logX 0,3637 55’ 400 m/seg. “ ener el = 2,4771 = 0,4391 ___ cc1 = 2,9162 = 824 = 1,0655 a1 logA1 precisión forma . pro yectil. Resumen: Es sólo un buen subfusil. Cálculo de Cartucho T-65. Cumple gía con y zona Su potencia condición de El T-44 por las condiciones de precisión, ener 2 no de ciente permite peso. El lograr poco proyectil no retroceso, tiene un ni buen A1 .X sen 9 posee y una logra velocidad de impactos en 48 tiro la de 700 prueba en la N. hace prueba Resumen: de 650-700 del minuto. El cartucho disparos T-65 y del no logra sirve 87 para el 2,4771 = 6,7958 disparos minuto log F. x,o655 = coefi fuego. El log. A1 “ X la forma. minuto de exceso peligrosa. 2 sen 9 2,3384 9 o 37’28” impactos 2 fusil que 14’57” 1o precotuZarnOS. Cálculo de u M.P. 44. Su energía nos de inducen de a retroceso. y zona impactos No ser éstas de tiro, en prueba cumple la Cartucho un automático fusil menos del arma, excepción energía la cumple las 450 d. de tg u gases de precisión, energía p. rn. Se desconoce número Superaen zona M. P. til coloca mucho peligrosa. 44, el excelente al cartucho boca, en la línea lo que la 0,0892 = 2,0382 las el 2,1274 46’ 6” y condiciones, de energía coeficiente condiciones precisión, en de boca a forma energía cercana de próximas su al proyec al T-65; WILHELMI, 1. A.: La munición asa el fusil Núm. 584, Revista EJÉRcITO. Ha sido estudiada, además, La balística de la asufliCióss ligera dl nuevo fusil de asalto, del Dr. Günther Voss. “Me morial de la Asociación Civil de Ingenieros de Armamento e Ingenieros Industriales del Ejército”. OctubrediCiembre (i) peso tiro. condiciones una u debe bala disminuir todas de de Mejorada permitiría velocidad en = peso. arma entonces las log B tg p = individual. Con B tg CETME. y tg. potencia minuto. de y por condición holgura. del en de automatismo la con cumpliendo de el cumple condición Resumen: con y que Asimismo peligrosa, Velocidad de retroceso creer Comandante automático. 1952. Fusil automático mas de Guerra. liviano Bélgica. FN. Fábrica Nacional de Ar Vemos, pues, que con una V0 de 400 m/seg. superamos la zóna peligrosa repetida. En cuanto a precisión, también está superada, como puede comprobarse, con el agrupamiento representado en el gráfico 3, logrado a 300 m. de distancia, con la o3 010 1 7 0 11 . o8 Cartuchoy armaqueseproponen. La bala P. P. es muy pesada para emplearla en el fusil individual; el peso que “a ojo de mal cubero” pudiera tener la bala propuesta podría ser de 9 gramos, y para lograr en ella buen coeficiente de reducción emplear el calibre de 762 mm., que a igual peso permite más lon gitud de ojiva y culote. Con una carga de proyección de un gramo de pól vora, podría obtenerse la V0 de unos 530 m/seg., que cubriría holgadamente las condiciones pedidas al fusil del infante. Este cartucho tendría un impulso de retroceso igual a 0,55 Kg/seg. y una Er = 0,43 Kgm. El arma debería tener un sistema de automatismo accionado por gases, o de retroceso de grandes masas; por ejemplo, cañón móvil, para que la poca energía de retroceso se tradujera también en poca potencia de re troceso. CONCLUSIONES 6 ) 9 u j’ Fura3 LAS CIFRASINDICAN ELNÚMERO DEORDEN DEDIS FA ROS. (Escala.Y8) bala P. P. y con una 170 de 370 m/seg., durante las pruebas de un tiro reducido para el cañón sin retroceso de 75 mm. La y0 de 400 metros supone una energía en boca de 104 Kgm., con un trabajo total aproximado de 520 Kgm., originado aproximadamente con 0,9 gramos de pólvora. 8 El arma individual ha de ser muy ligera y tener poca potencia de retroceso. Para lograr ambas cosas, hace falta un cartucho de poca energía en boca. Las restantes armas de tiro tenso necesitan otro cartu cho más potente. Opinamos, por todo lo expuesto, quela Infantería actual necesita dos cartuchos. En un próximo trabajo seguiremos estudiando el resto de las armas y la posible organización de las pequeñas Unidades a través del prisma de nuestra modesta opi nión. Justificación. Nos ha hecho salir a la palestra nuestro cariño al Arma, en un intento de sumar ideas al debate sobre el arma básica del fusilero, y hacer oír una voz de infante entre las múltiples de técnicos que nos han llegado a través de esta Revista. Pretendimos exponer unas ideas y nos ha salido un farragoso artículo; pedimos perdón por ello. UN RTÁzoi IÁAHIgTORIADE UNCAUDILLO Extracto de dos capítulos del libro Franco of Spain del periodista y comentarista internacional ingiés S. F. A. Colee (Traducción del Cornos. Arechederreta). Franco ha sido condenado, insultado y hecho objeto de venenosos ataques, n todas las latitudes del globo, en numerosas obras y escritos partidistas, por la terrible y aplastante derrota que infligió a las fuerzas siniestras que se desen cadenaroí en España a partir del año 1931. Resulta aleccionador y curioso es tudiar cómo nació al caudillaje el hombre que guía a la Esbaña actual desde hace diecinueve años, navegando en el agitado mar de la 75olítica internacional y lu chando con las dificultades económicas interiores. de las que con el mismo nombre habían existido LLI abajo, ante mí—escribió el difunto Hi en España en distintas épocas del siglo XIX. laire Belloc, aquel inveterado viajero y mag Con ocasión de la apertura de la Academia el nífico estilista, en su obra Muchas ciudades, 5 de octubre de 1928, Franco dió la tónica al nuevo difícil de igualar en cuanto a jugosidad y conte nido histórico—, se extendía Aragón... Su solo Centro de instrucción militar en su primera alocu nombre basta para llenar de deleite a unhombre y ción a los 494 alumnos del primer curso. De ella para exaltarle con la historia de doce siglos. Fué extraigo dos pasajes característicos. El primero po desde las torrenteras del Alto Aragón desde dond.e dría pertenecer a alguna alocucion dirigida por un cónsul romano a los veteranos legionarios de Itá se lanzaron sobre las Galias los enjambres de jine lica, la antigua colonia del Imperio situada, en las tes mahometanos. Y fué desde esas mismas torren teras desde donde partieron los contraataques que inmediaciones de Sevilla, y cuyas ruinas ain no día a día, generación tras generación, se abrieron han sido totalmente excavadas: “A la experiencia de quienes encanecieron en la paso entre los infieles hasta que, hace mil años, profesión de las armas, dedicándole sus vidas de los cristianos ocuparo Jaca y Huesca.” “Una generación más tarde—prosigue Belloc—, trabajo y estudio, vienen a unirse aquí los que han el ímpetu de la pequeña avalancha aragonesa se tenido la fortuna de vindicar en la guerra africana expendía y llevaba su nombre hasta Zaragoza y su competencia y su entusiasmo y que hoy ven en sus pechos las condecoraciones militares más pre la oscura e inhóspita cordillera más al Sur. Y des ciadas.” pués, batalla tras batalla, en avances y retiradas Como motivo de inspiración para sus Cadetes, sin cuento, tras alianzas y contraalianzas entre los señores cristianos de los montes y los jefes moros similar a la que para él fuera tiempos atrás la impe de los valles, Ja avalancha llegó hasta las alturas rial Toledo, Franco les ofreció la cristiana y heroica que ven nacer al Tajo. Se había formado todo el ciudad de Zaragoza que les iba a albergar, la de los Innumerables Mártires, del Pilar y de los Sitios: reino de Aragón!” “Estoy seguro de que emularéis la historia de “Más que Castilla o que León—añade Bebe con aquellos leales soldados que hace más de un siglo aquella perspicacia que heredó de su padre—, tipi fica la Reconquista el avance aragonés, que es escribieron las páginas más brillantes de la Histo ria de España...; la nobleza de aquellos hidalgos, también el germen de las incesantes aventuras que constituyen ,hoy el secreto de la sangre es— que pervive en nuestros corazones, y el espíritu de la inconquistada y heroica ciudad de Zaragoza, que pañola.” A ese famoso Aragón, a su bimilenaria capital fui el escenario de sus haza-ñas, la que en sus piedras Zaragoza, llegó’ allá por 1928 el General más joven y en sus monumentos os da la primera y más com del Ejército español y de toda Europa. Llevaba el pleta lección de un sacrificio heroico.” El nuevo Director recalcó, además, que la vida bagaje de sus quince años de servicio de campaña en Africa, y el General Primo de Rivera, ante cu militar “no es el camino hacia el placer y la como didad”, sino que entraña’ “grandes sufrimientos, yos ojos había mandado las fuerzas de vanguardia que también’ puede en el decisivo desembarco de Alhucemas, le había penalidades y acrificiospero nombrado por sus méritos primer Director de la datos la Gloria”. Y con un floreo retórico completó: reconstituida Academia General Militar, heredera “Más ésta, corno la rosa, se alcanza entre espiflas” Terminó su alocución con una breve reflexión que, a mi juicio, resume su filosofía y el secreto de su ascendiente sobre los hombres y de su dominio de los acontecimientos: “No debéis olvidar que el que sufre conquista, y que en el diario resistir y conquis tar está la escuela del triunfo y el camino hacia el heroísmo.” ¿Podría Director alguno de Sandhurst o Vest Point haber mejorado esta alocución inaugural del debutante en su cargo? Pronúnciese como quiera el lector, pues sólo quiero señalar que de acuerdo con su carácter de “Español Romano” y de soldado enamorado de su oficio, Franco se lanzó con su ímpetu característico a su nuevo empeño. Y aquello no fué meramente un destello de fe, pues el presti gio que adquirió la Academia, saliéndose del ám iito español, atrajo a muchos famosos militares ex tranjeros, quienes, una vez vista su obra, la enco miaron cálidamente. Durante los tres años que se le permitió dirigir la Academia pudo también realizar una ilusión que había acariciado mucho tiempo: la de visitar las Academias Militares de otros países. Disfrutó dos cortas vacaciones en Berlín y en Dresden y, en no viembre de 1930, asisti6 aun Curso de Mando y Estado Mayor en Versalles. Uno de los profesores de aquel curso fué el Mariscal Pétain, del que Es paña iba a saber mucho diez años más tarde, y Europa mucho más en los años siguientes; otro fué el Mariscal Foch. Es quizá ocioso especular ahora sobre el grado de eficiencia a que su Academia hubiera podido llegar y sobre la fama que hubiera podido alcanzar si se hubiese permitido a Franco continuar su trabajo en ella durante algunos años más. Reunía para el cargo cualidades que raramente se dan juntas en un solo hombre: una inteligencia militar de primer orden unida a un conocimiento sin igual (al menos en España) de la Táctica; un historial de campaña único, y, cimentando lo anterior, un profundo espí ritu tradicionalista y el más límpido patriotismo, que •despertaba la más ferviente adhesión en la generosa juventud española que pasaba por sus manos. El Destino había dispuesto las cosas de otro modo. Unas elecciones municipales de ámbito na cional, cuyos resultados finales arrojaron una ma yoría sustancial a favor de la Monarquía, dieron ocasión a que los republicanos, explotando el voto antimonírquico de las ciudades, provocaran una enorme agitación. El Rey, cediendo ante ella, aceptó su expatriación. Así fué cómo el 13 de abril de 1931, pocas horas después de terminadas las elecciones, salió de Madrid y abandonó el suelo español, que ya no volverla a ver. La Reina y los Infantes salie ron al día siguiente, pero no por Cartagena y en un barco de guerra como el Rey, sino en un tren que tomaron discretamente en El Escorial y que les llevó a Francia. lo El 15 de abril siguiente, Franco redactó una or den del día especial en la que hacía saber a sus Ca detes que, “habiéndose proclamado la República en España, y asumidos los más altos poderes del Estado por un Gobierno Provisional, cúmplenos a todos en este momento cooperar con nuestra dis ciplina y virtudes militares para que la paz no se altere y la vida del país discurra por los canales naturales legales.” Añadió, además, que los milita res debían apartarse de la política y pensar sólo en la Nación. Esta declaración de su actitud y de la de la Aca demia, el apartamiento de la política, no parece convenciera al Ministro de la Guerra republicano, Manuel Azaña, un antiguo funcionario del Estado que había entrado enla notoriedad pública cuando, en un mitin celebrado en la Plaza de Toros de vIa drid, preguntó a sus oyentes “si iban a seguir de jándose gobernar por antropoides”. El adjetivo más corriente que después le iban a aplicar a él los ma drileños cuando fué gobernante fué el de “paqui dérmico”. Según afirma un español conocido mio, Azaña, hombre friamente rencoroso, había sido expulsado de la Academia de Infantería cuando era Cadete, por causas inconfesables. Desde entonces odiaba todas las cosas militares. No fué, pues, extraño que, al llegar al Poder, no considerase útil la Academia General Militar ni apreciase la valía de su Director, a quien el nuevo Gobierno miraba, como a todo el Ejército, con profundo recelo. La Academia fué cerrada, y su Director quedó disponible durante un año entero. En su discurso de despedida a los Cadetes, pro nunciado a los tres meses exactos de la instauración de la Segunda República, Franco dijo, entre otras cosas: “La Academia General Militar ha funcionado durante tres años.., durante los cuales vivimos a vuestro lado educándoos e instruyéndoos, e inten tando forjar para España el Cuerpo de Oficiales más competente y honorable que país alguno pudiera soñar. En nuestro camino de abrojos hemos expe rimentado una genuina satisfacción cuando los técnicos extranjeros más competentes hicieron cáli dos elogios de nuestra obra, estudiando y enco miando nuestro sistema y poniéndolo como modelo entre los modernos Centros de enseñanza militar... Nosotros estudiamos nuestro Ejército, sus de fectos y sus virtudes, para corregir los primeros y aumentar las segundas. Al mismo tiempo promo vimos una evolución real en los procedimientos y en los métodos. Así vimos cómo los libros de texto rígidos y anticuados daban paso a guiones más ade cuados del nuevo profesorado consciente de su mi sión... Cómo los exámenes de ingreso, automáticos y anónimos, antes abiertos a la intriga y a la in fluencia, no están ya prostituídos por las reco mendaciones y el favor. La máquina ha sido des- - montada, pero su obra persiste. Vosotros sois nues tra obra, los 720 Oficiales que mañana estaréis al lado del soldado para protegerle y dirigirle, y que seréis, sin duda, campeones de la lealtad, de la caballerosidad, de la disciplina, del cumplimiento del deber y del espíritu de sacrificio por la Patria, cualidades todas inherentes al verdadero soldado entre las que destaca la Disciplina, esa virtud su blime indispensable para la vida de todo Ejército, y que estáis obligados a guardar como la más preciosa de vuestras pertenencias.” E inmediatamente el orador, introduciendo una nota personal en su elocuente homilía, revela cuán aguda era su angustia al ver su obra, fruto de una •larga experiencia, del esfuerzo intelectual y de un trabajo intensivo, interrumpida cuando alcanzaba la plenitud de su utilidad: “1Discilina!... que muestra su verdadero valor cuando el cerebro aconseja otra cosa, cuando el cora zón pugna jor alzarse en rebelión esiritua1 o cuando las órdenes son arbitrarias o erróneas. Esta es la disciplina que os hemos inculcado! Este es el ejem plo que os ofrecemos!” La alocución, animada como estaba por un pro fundo patriotismo mezclado con algo así como un heroico dominio de sí mismo, no le gustó nada a Azaña, quien mentalmente (y sabe Dios si también materialmente) puso a quien la pronunciara en su “lista negra”. Quizá mi relato ganara en interés si, llegado este punto, pudiera revelar alguna actividad turbia o conspiradora del depuesto y frustrado Director de una de las más brillantes Academias Militares de Europa; algún complot contra el Gobierno, alguna relación secreta con el fascismo internacional o negociación indirecta con los Dictadores del Eje que, por entonces, debían de estar siguiendo aten tamente los acontecimientos de España, entregada al mismo proceso de agitación social e infiltración comunista sufrido por Italia, Hungría y Baviera después.de la G. M. 1. Sin embargo, después de investigar intensiva mente en todos los archivos a mi alcance y de in quirir personal y activamente sobre el particular, no he podido encontrar dato fehaciente alguno que pruebe actividades de esa clase. Sólo tropecé con un rumor, que publicó en su día un diario londi nense, de que se creía que los Generales Franco y Goded “estaban maquinando algún complot”. Tal rumor se desvaneció, al parecer, rápidamente. Al terminar el año de disponibilidad en que el Ministro de la Guerra le mantuvo a raíz de su cese en la Academia, Franco recibió el mando de la Bri gada de Infantería que guarnecía La Coruña. Esto ocurrió en enero de 1932, el mismo año en que yo pasé a prestar mis servicios de corresponsal extran jero en Madrid. El carácter liberal e ilustrado que a la República dió su famosa Constitución (que prohibía la guerra, pero trajo un rencor y una lucha a vida o muerte en la Nación por el apoyo tácito o declarado que recibieron los elementos subversivos) había sido ya borrado por la “Ley de Defensa de la República”, que estuvo vigente durante toda la vida de aquélla. De un plumazo esa Ley acabó con todas las “li bertades democráticas” de que presumían los repu blicanos y convirtió virtualmente a España en un “Estado-Policía”, en el cual el miedo, la tiranía y la injusticia acechaban a todos los españoles. Franco, patriota incorruptible, no fué persona grata para los capitostes izquierdistas liberalizan tes. Todos ellos (Azaña, Prieto, Albornoz, Fernando de los Ríos, la incendiaria Nelken, la Kent, etc.) des confiaban de él. Por eso., pareciéndoles que en Gali cia no estaba suficientemente lejos mientras esta ban llevando a cabo su drástico programa, en 1933 el joven General fué trasladado a Palma de Ma llorca como Capitán General de las Islas Baleares. A pesar de su creciente ansiedad por el curso que seguía España y de su desesperación por el ritmo que se le imprimía, el nuevo Capitán General se limitó estrictamente a sus deberes militares y aprovechó la oportunidad para redactar un plan completo de defensa del archipiélago en caso de guerra. La eficacia de este plan se probó de manera categórica, en circunstancias muy distintas de las que previera su autor, cuando las Baleares resistie ron mejor que muchas otras partes del país la se vera prueba a que se vieran sometidas durante la crisis nacional, derrotando decisivamente un deci dido intento de invasión de elementos comunistas desde Valencia. Parece verosímil que por entonces Franco pensó seriamente en dejar el Ejército y dedicarse a la política a fin de servir más eficazmente los intere ses nacionales. Incluso se dijo que un delegado .de Acción Popular fué a visitarle a Palma para ofre cerle un puesto de Diputado. Sea lo que fuere, lo cierto es que permaneció en su puesto hasta fines del otoño de 1934, en que fué llamado urgentemente a Madrid por el entonces Ministro de la Guerra, D. Diego Hidalgo, quien le nombró su asesor militar para hacer frente al mayor peligro que hasta entonces había amenazado a la República: la simultánea rebelión de los separatis tas en Cataluña y de los mineros comunizantes de Asturias. Si la opiñión del resto de la Europa Occidental hubiera tenido, metafóricamente hablando, la f a cultad que se dice tienen los pieles rojas norteame ricanos de interpretar los ruidos subterráneos que perciben pegando el oído a la tierra, quizá hubiera comprendido el significado de las expresivas noti cias que le llegaban de la “emancipada y liberada España. Los dos levantamientos, coincidentes no podían tener más que una significación: que era Li innrinente una revolución del proletariado. La razón que determinó la doble rebelión no fué otra que el triunfo de los dórechistas capitaneados por Gil Ro bles en unas elecciones generales. Si el Presidente hubiera procedido constitucionalmente, habría en cargado al jefe de la CEDA de formar Gobierno. La inesperada frustración de sus esperanzas y de signios por el resultado de las elecciones enfureció a los extremistas. Dirigentes tales como Prieto y Largo Caballero, el “Lenin español”, amenazaron abiertamente con la insurrección, para la cual se venían almacenando secretamente desde hacía me ses armas y municiones en diferentes partes del país. Porque cuando la voz del pueblo era adversa a ellos y a sus doctrinas revolucionarias, los líderes extremistas no estaban dispuestos a acatarla... Con Cataluña y Asturias en un estado de rebe lión y de anarquía, la vida de Madrid estaba siendo paralizada por huelgas “relámpago” en sus servi cios esenciales. Mientras 20.000 mineros rebeldes armados con material que se decía había sido des embarcado de noche en los acantilados de la costa cantábrica avanzaban sobre Oviedo y Gijón, los ciudadanos de la capital no tenían luz ni agua ni cosas tan necesarias corno el café y la leche. La profecía de Lenin de que España sería el segundo Estado soviético parecía estar a punto de cumplirse. En el punto álgido de aquella alarmante situación, y urgentemente requerido por el Gobierno, llegó a Madrid el “desterrado” Capitán General de Balea res. Los archivos actuales demuestran que su acti tud serena, callada y radicalmente eficaz le hizo aparecer, más que nunca, corno el caudillo predes tinado para la ya inevitable lucha por la supervi vencia nacional contra el sofocante abrazo del pulpo de la influencia izquierdista. Sin embargo, aún debían pasar dos años para la pugna final. Especialmente en el Norte no se dió cuartel a los elementos anárquicos enquistados en las ciudades. Las concentraciones de comunistas, anarquistas y “dinamiteros” fueron bombardeadas desde el mar y desde la tierra y expulsadas de las posicionesclave que habían ocupado. La dureza de esta re presión hemos de juzgarla teniendo en cuenta lo que entonces estaba en juego, que era nada menos que la vida y el futuro destino de España y (de paso sea dicho) de toda la Europa Occidental. Franco aportó su competencia táctica .y estraté gica a la batalla contra la anarquía interior. Un observador contemporáneo extranjero escribía por entonces “que España avanáaba rápidamente hacia el caos total”. Y el Ministro de la Guerra republicano mismo, el agudo Hidalgo, rindió tributo al hombre a quien había acudido como último recurso: “Enteramente dedicado a su profesión, Franco posee en alto grado todas las virtudes militares, y su dinamismo y capacidad de trabajo, su claridad de juicio, su inteligencia y su cultura están siempre 12 dispuestos al servicio de su vocación militar. La más notable de sus cualidades es su concentración en el examen, análisis, escudrifiamiento y desarro llo de los problemas. Su sentido de la responsabi lidad le induce a ser minucioso en los detalles, exacto en el servicio, objetivo al enjuiciar, estricto y exigente en cuanto a la disciplina y al mismo tiempo comprensivo, tranquilo y entregado a su tarea...” ¿No es verdaderamente sorprendente que un Mi nistro de la Segunda República rinda ese tributo a un General “que no le había servido” a Azaña? Franco sofocó las rebe]iones de Asturias y Cata luña en momentos en que la suerte de su país pen día de un hilo y aprendió durante las operaciones de la represión muchas cosas que no aparecen en los libros sobre la era republicana. Descubrió de dónde habían obtenido sus armas los rebeldes astu rianos y el verdadero carácter de la propaganda que se les venía inculcando desde el advenimiento del nuevo régimen. Se did cuenta entonces de lo que José Antonio Primo de Rivera había estado predicando durante dos años, dentro y fuera de las Cortes, de que el enemigo que los patriotas españo les debían afrontar unidos y con la máxima deter minación, si la Patria había de salvarse, no eran meramente aquellos españoles voluntaria o invo luntariamente descarriados por una ideología ex tranjera sino la confabulación multicéfala e insi diosa que día a día, semana a semana, se venía in filtrando en el medio nacional. Había visto al sepa ratismo militante y sus objetivos cara a cara en Cataluña, zona de actuación preferida por el anar quismo de Bakhunin, y al comunismo militante actuando abiertamente en Asturias. Su ideario fu turo iba a ser influenciado y moldeado por esta, experiencia y esta información. Así como durante la G. ]. II muchos ciudadanos de los países neu trales decían que “no se puede ser neutral mental mente”, tampoco un patriota puede ser indiferente cuando la subversión pone en peligro la existencia misma de su país. El año que sirvió como Comandante en Jefe de la Zona de Marruecos (1934), y su nombramiento como Jefe del Estado Mayor Central durante el breve período en que Gil Robles fué Ministro de la Guerra (en cuyo cargo asistió en Londres a los funerales de Jorge V) no iban a ser sino el preám bulo de la tragedia final: la guerra civil. A principios del fatídico año de 1936 fué “deste rrado” de nuevo, esta vez como Capitán General de Canarias. Pero antes de tomar el barco para Las Palmas en Cádiz, se entrevistó por primera y última vez con el Fundador de la Falange, a quien el Destino sólo reservaba unos pocos meses más de vida. Nunca se ha revelado sobre qué hablaron en su entrevista, pero podemos esta.r razonablemente seguros de que no se entretendrían en bagatelas. lA ARTILLERIADE CANj.PAÑA EN LA GUE RRA ATOMICA Comandante de Artillería, del Servicio de Estado Mayor, JUAN CANO HEVIA, del Gobierno Militar de Ceuta. H AN aparecido, con anterioridad, en la re vista EJÉRCITO,artículos en los que se ha bla de la transformación que están sufriendo actualmente los Ejércitos de Tierra, como conse cuencia de la aparición del arma atómica (1), transformaciones que, aparte de algunas modifi caciones orgánicas, afectan fundamentalmente al armamento, medios de transporte y de mando (transmisiones), y que tienen por finalidad hacer que las Unidades adquieran las cualidades comba tivas que sé ha hecho imprescindible aumentar, por todos los medios, y que son las siguientes: velocidad y dispersión, y como consecuencia de estas dos, revalorización del rendimiento comba tivo especifico y conservación de las posibilida des de mando. Se trata en este trabajo de estudiar la forma de que la Artillería de campaña adquiera esas cuali dades, apoyándonos para ello, en parte, en trans formaciones orgánicas, técnicas y tácticas que hemos visto realizadas totalmente, o a punto de realizarse, en otros Ejércitos. Previamente se dan algunos datos de interés táctico, referentes al nuevo explosivo, que sirven de base para algún razonamiento posterior y son ya utilizables, por su grado de aproximación, para la resolución de casos concretos en los que se tenga en consideración el arma atómica. Tres nuevos elementos han venido actualmente a engrosar los medios de acción de la Artillería de (1)Véase, por ejemplo, el trabajo del autor del pre sente articulo Más sobre el Arma Atómica y la Táctica, pu blicado en el número 87 de la Revista. campaña: los proyectiles-cohete, los proyectiles dirigidos y los proyectiles atómicos (2). Es permitido suponer que de ellos, o de su com binación armónica, nacerá la futura Artillería de campaña. Se ha dicho con frecuencia que el arma del artillero es el proyectil, y no hay razones para pensar que el cañón debe ser eterno. No obstante, es posible que para que veamos esto falte mucho tiempo. En la actualidad, la masa fundamental de la Artillería sigue estando constituída por la clásica pieza de tubo rayado, que lanza proyectiles con explosivo químico. Los demás elementos citados pueden ejercer influen cia decisiva en algunos momentos, pero no son muy numerosos relativamente, y el problema fun damental que crean a un Ejército es el de si se cuenta o no con ellos. El disponer de una Artillería clásica puesta a punto sigue siendo, hoy por hoy, el problema fun damental. Los problemas que presenta la puesta a punto de esta Artillería son los que se intenta analizar en este trabajo, aunque sólo sea super ficialmente. Estos problemas son grandes en cuanto a la influencia decisiva que ejercen sobre la efica (2) Los proyectiles-cohete y dirigidos son también, a veces, proyectiles atómicos. Los más conocidos son los americanos “Honest John” y “Corporal”, el primero simi lar a las V-i, de calibre 75 y alcance superior al cañón de 230 (atómico); sus efectos son parecidos a los del cañón de 280. Es Artillería de campaña (arma de apoyo). Se apunta como una pieza de artilleria. El “Corporal” es arma de mucho más alcance, que puede llevar explosiv9 normal o atómico y alcanza velocidades muchísimo mayores (supersónicas). cia de un Ejército, y pequeños en el sentido de que Se señala también el radio de acción en tiempo no exigen transformaciones técnicas revoluciona brumoso, como se ve, considerablemente inferior. rias, no plantean gravísimos problemas industria Si la bomba hiciera explosión a percusión, va les, etc., para ser solucionados. riarían algo los radios de acción, con tendencia a disminuir, produciéndose un embudo que ha sido Radios de acción del explosivo atómico. señalado en la figura, para un terreno de dureza ni edi a. En el gráfico 1 se señalan los diferentes radios El radio de acción de la radiactividad instan de acción, explosivo, térmico y radiactivo (3), tánea es el único que aumenta (ciento y pico de para una bomba A de tipo medio (equivalente, metros) en este caso; la radiación residual (polvo radiactivo) aparece, como se sabe (4). - / / / / / / 50 40 / 30 /• • A / / / 3 4 / / 20 / / /• 1• 1’ 2 N 5 6 Cre//ce e2 En el gráfico 2 se señalan los radios de acción aproximados de las cargas atómicas “ligeras”, me dias y pesadas (5). /?ec0 —. —• — - —. de e-,óe /Érrn,-0 exe/asi’o rad,ti-o — /OC,3/ •1 A de , ree otedodrd Grcí/ico trov/q/ciys. n.° 1 aproximadamente, a la explosión de 20.000 tone ladas de T. N. T.) que hiciera explosión a 600 me tros de altura, caso en que la radiación residual es prácticamente nula. (3) Losradios de acción que se han tomado son los que proporcionan seguridad contra cada uno de los efec tos al personal a descubierto. Así, por ejemplo, un conta dor acusaría radiactividad a distancias mayores de la sefialada, pero la dosis adquirida no sería peligrosa para un ser humano. 14 La eficacia de la Artillería en el combate. t7C/V,ZOSO - Arma que actúa exclusivamente por el fuego, es, por tanto, incompleta, y su misión principal es el apoyo a otras armas más completas o a Gran des Unidades. (4) Véase el artículo citado en nota (1). La radiacti vidad residual, como todos los efectos radiactivos, que están tratados con bastante detalle en reglamentos fran ceses y de otros paises, no se estudia aquí por haber sido publicado, no hace mucho, en el número 83 de la Re vista, un articulo del Teniente Coronel Pérez González, en que se trata con detenimiento del asunto, al que re mitimos al lector interesado. (3) Ver clasificación de los ingenios atómicos por su carga en el artículo citado en (1). Su actuación eficaz depende: de la adopción de Grupo de Artillería será una Unidad en la cual un despliegue adecuado, de su capacidad para maniobrar con los fuegos, de sus posibilidades para cambiar de posición y de la eficacia de sus medios de transmisiones. a) Despliegue: Es un problema exclusivamente táctico. Cabe en él, y la Historia lo demuestra, la idea genial, en un momento determinado, con in fluencia decisiva sobre el resultado de la acción. b) Maniobra de los fuegos: La posibilidad de esta maniobra depende de factores técnicos (ma teriales y medios de dirección de que se disponga, preparación de la Oficialidad, etc.), pero depende también del despliegue efectuado (táctico) y de la organización que se haya dado a las Unidades (orgánico). c) Cambiosde posición: La rapidez de los mis mos depende fundamentalmente de los medios de tracción o transporte. Cierran el ciclo de la actua ción del Arma, puesto que conducen al nuevo des pliegue. d) Mtdios de transmisiones: De su eficacia y seguridad de funcionamiento depende continua mente la del Arma. No es necesario insistir sobre la importancia que tienen. En la mente de todos está que los despliegues, la maniobra de los fuegos, los cambios de posición y las transmisiones, tal corno lo concebíamos hace nada más que diez años, o con los medios de que entonces se. disponía, no permiten a la Artillería actuar con eficacia en el combate moderno, resul tando un Arma muy vulnerable, lenta en los pre parativos, de movilidad insuficiente y de eficacia en la acción inferior a lo que sería de desear. Analicemos, pues, uno por uno, los factores de los que depende la eficacia del Arma. no se podrá contar con un mínimo de posibilida des de supervivencia (aunque ésta sea parcial), ante una explosión atómica, si las Baterías no están distanciadas entre sí más de 1,5 kilóme tros, si las redes de transmisiones no cuentan con circuitos independientes, con separaciones simi lares, y si el Mando del Grupo no está doblado en condiciones parecidas. Esto nos obliga a meditar sobre las tendencias que aparecieron en nuestra Guerra de Liberación, consolidadas posteriormente en instrucciones de carácter oficial, normativas para la ejecución del tiro de Grupo. Con el fin de conseguir el empleo en masa de la Artillería, y para dar flexibilidad a estas masas, se imponía hacer del Grupo la uni dad de tiro, y para que el Grupo pudiera actuar como tal Unidad de tiro, consideraciones técnicas aconsejaban que desplegara en un frente redu cido. La táctica manda sobre la técnica, en este caso, obligando a una independización de las Baterías, en todo momento y lugar, por lo menos desde el punto de vista del oespliegue (8). Veamos las razones que nos inducen a dar esta distancia mínima entre Baterías, superior al kiló metro y medio: Los radios de acción antes señalados en la fi gura 1 son válidos para terreno llano, reducién dose notablemente para terreno movido y cu bierto (9). Así, estando los asentamientos artillercs, en cuenta el empleo de proyectiles y bombas atómicas a las que asistí, siempre que pude ver un Grupo de Arti llería desplegado, encontré a sus Baterías muy distan ciadas, con desprecio de las condiciones técnicas ideales para realizar un buen tiro de Grupo. (8) Los despliegues dispersos de la Infanteria y los espacios de frente sin cubrir, o débilmente cubiertos, crean un problema de seguridad a la Artillería,’ previsto Despliegue. ya en el Reglamento táctico (asentamientos englobados en posiciones de Infantería, coincidiendo con zonas de La aparición del explosivo atómico en el campo situación de reservas, etc., según los casos). de la táctica, como arma de empleo normal y co En cuanto a los posibles ataques inopinados (nunca imprevistos) de carros, también se habla en los reglamen tidiano (6), obliga a aumentar extraordinaria mente la dispersión de las Unidades, que ya ha tos de la disposición de piezas dentro de la Batería (des. pliegue en rombo) y de las condiciones de campo de tiro bía empezado a exigir el Arma aérea (7). Un despejado que deben reunir los asentamientos. (9) El radio de acción térmico puede también ser (6) Véase artículo del autor de este trabajo El pro reducido artificialmente, creando cortinas de humo (ver yectil atómzco y la táctica, publicado en el número 181 de noticia aparecida en la prensa del día 3 de marzo de 1955, la revista EJÉRCITO. sobre experiencias realizadas en Las Vegas, en este sen (7) En las maniobras del Ejército americano en Ale mania, realizadas en otoño de 1954, en las que se tenía tido, con vistas a la defensa de núcleos urbanos). Una 15 normalmente, en lugares desenfilados, no parece Para evitar presentar al adversario objetivos exageradameite reducida la cifra de 1.600 metros de más valor, que le puedan inducir a emlear corno la distancia iflínima media de seguridad, del proyectiles de más radio de acción, sé hace im centro de la explosión, en terreno movido (10). prescindible, triplicar, al menos, la distancia en— / — — — A / 1• CPM — — / / — / / ¡ -‘ /1 — / ¡ /IÇFM / , CPM -----——- ICPM / [CPM a / / // —B UCPM •- c Grf Caso C ç(8 yb mas/va Perc’2 cs (2 8ater,sy 8afr/ ¡co .o.°J ü’a ¡/rf. o’e Givipo). y /?/ífcJe Gruoo co,o Como se ve en el gráfico 3, la separación de más de 1.600 metros entre Baterías da bastantes probabilidades de que no sea eliminado total mente el Grupo por un ingenio atómico de tipo medio o ligero, siempre que estén resguardados los asentamientos de Baterías por escarpados del terreno. cortina de humo produce una reducción en los efectos térmicos semejante a la que producen las nubes que se interponen entre la Tierra y el Sol. astas cortinas, que tienen un espesor adecuado, no son eficaces respecto a las radiaciones gamma, de efecto instantáneo, que en Nagasaki e Hiroshima causaron la muerte a millares de personas. (10) A algunos les parecerá reducida esta cifra de 1.600 metros, a la vista de los radios de acción señalados y de las noticias que tengan sobre efectos del explo sivo A. Hubiera sido fácil dar un número mayor, o reco mendar los enterramientos de las piezas y personal, como se hace, basado en la experiencia obtenida por el Ejér cito inglés en la guerra de Birmania, en la que parece obtuiieron magnificos resultados enterrando práctica mente su artillería, en un interesante artículo, fraducdo del inglés por el Comandante Alonso Iñarra, que apareció en el número 186 de la revista EJÉRCITO. En cuanto a la protección que se pueda dar a las Uni dades, con trabajos de fortificación más o menos rápidos, nunca estará de más obtenerla; pero creemos que la me jor arma para defenderse del explosivo atómico no es ésa, sino la movilidad. En cuanto a la dispersión de las Unidades, tiene sus límites, y ya a alguno le parecerán exagerados los que damos. 16 — / tre Grupos, a no ser que la situación local (supe rioridad aérea y de cargas atómicas propia) nos permita limitarnos a doblarla. Si la situación tác tica 10 permite o exige, habrá que hacer at’in mayores las distancias entre Agrupaciones. Esta dispersión, que, estando acostumbrados a ver Unidades desplegadas en frentes estrechos, impresiona y confunde a primera vista, no reEs de suponer que, conforme vayan aumentando el número de armas atómicas de dotación en los Ejércitos, la dispersión vaya aumentando (al mismo tiempo que se hace más eficaz el armamento individual y colectivo, que es lo que permitirá este aumento); pero, en la actua lidad, creemos que bastante es separar las Unidades infe riores lo suficiente para que tengan robabi1idades de subsistir individualmente, sin llegar a hacer la dispersión tan grande buscando la seguréad de supervivencia que, dadas las posibilidades del armamento actual, que las condenamos a la inutilidad, ante la imposibilidad de efectuar una acción coordinada. Por otra parte, se ha dicho repetidamente—ver, por ejemplo, los artículos citados en (1) y (6)—que el terreno llano es desfavorable para la guerra atómica, debiendo buscarse, para dar la batalla, aquellos cubiertos y movi dos que dificultan la información adversaria y disminu yen los efectos del nuevo explosivo. Todo esto, unido a las condiciones normales de los asentamientos artilleros y a los trabajos de protección que, como se ha dicho, es conveniente hacer cuando se pueda. ncs ha inducido a dar esa cifra de 1.600 metros, qur un tiene un valor categórico y, aun dentro de esto, es tan relativa y sujeta a variación como lo son todas las cifras que, a título de orientación, se dan en Táctico. actual (12), que no deberán ser inferiores a los 14 ó 15 kilómetros. b) Técnica de la maniobra: La antigua prepa ración topográfica y balística resultá lenta, y la clásica conducción del fuego, muy imperfecta. La preparación del tiro en la Artillería de los Estados Unidos se realiza, normalmente, incluso en calibres grandes y materiales de alcance respeta ble, por procedimientos que a alguno de nuestros viejos y estudiosos maestros hubieran parecido rudimentarios, tanto que la situación en el plano Maniobra de los ruegos (11). de las Baterías se hace, a veces, en forma que a) Materiales: La dispersión de las Unidades haría enfermar a alguno de ellos si lo viera;algo de Artillería indicada anteriormente, que no es, similar se puede decir de la topografía de la zona por otra parte, más que una adaptación del Ar de observatorios y objetivos, y no hablemos de ma a los despliegues a que se ven obligadas las la conexión topográfica entre las dos zonas, que apoyadas, exige, sise quiere conservar la posibili algunas veces no existe. A cambio de esto entran dad de realizar fuertes concentraciones, aumentar en fuego con una rapidez extraordinaria, y las los alcances eficaces de la Artillería divisionaria imperfecciones de la preparación las compensan con. una moderna, abundante y siempre bien do (11) El principio del empleo en masa de la artillería sulta tan anormal si se piensa que la dispersión se puede lograr también en profundidad y que el frente de 3 kilómetros de un Grupo no es superior al que van a tener los Batallones de Infantería, ni el de la Artillería divisionaria va a ser suficiente para cubrir los 20 kilómetros que, con frecuencia, abarcará una División en el ataque y en la de fensa. sibsiste. Dentro de él subsiste también la necesidad de concentrar fuegos de varias Unidades, ya que, aunque un solo proyectil atómico puede causar efectos superio res a los de cualquier concentración, el que el empleo de éstos sea normal y cotidiano no quiere decir aún que se emleen con profusión. (2) Nos referimos a la Artillería divisionaria, específi camente, porque es en la que más se nota la falta de al cance cuando se intenta adoptar un despliegue amplio. Esto no quiere decir que no fuera muy útil contar con artillería de más alcance en las Grandes Unidades supe riores. 17 tada organización para la observación y corrección del tiro, como explicaré más adelante. Hay que reconocer un gran espíritu práctico en esta forma de concebir las cosas, porque la correc ción de tiro es mucho más importante que la pre paración, y la dirección del fuego debe brillar cla ramente, como elemento predominante entre fo dos los que componen la técnica del tiro artillero. La misma corrección no es, normalmente, en la realidad, una cuidadosa operación de precisión en la que se llevan los disparos a un punto defi nido, sino que se reduce a llevar una masa de pro yectiles a una zona imprecisa y de dimensiones apreciables. Ya hacía bastante tiempo que en nuestros libros reglamentarios, y en los que lo eran oficiosamente, se había dado un gran paso hacia etas ideas; pero, comparándole con el que han dado otros, encon tramos que ha sido un paso corto. La técnica que se emplee en la conducción del tiro está condicionada por la organización que se dé a las Unidades, especialmente a las Planas Ma yores. c) Organización: En la ocasión citada en (7), observé que una Batería divisionaria de 105, si milar a las nuestras en material, disponía de dos Pelotones de observación y enlace destacados en la primera línea. El Capitán estaba en lo que pudiéramos llamar su puesto director de tiro, cerca de la línea de piezas, y no se preocupaba de ver la zona enemiga desde un observatorio ele vado, a la manera clásica, cosa que, por otra parte, no hubiera podido conseguir en aquella zona de inménsos bosjues, sin abandonar a su gente, yéndose a gran distancia de la Batería, para des empeñar, por sí mismo, el papel de uno de los Pelotones de observación. Dos conclusiones podemos sacar de esto: 1.a El predominio de la función de mando y dirección del tiro sobre la de observación y corrección. 2.a La desproporción existente entre nuestros Grupos, que cuentan con medios para organizar dos Pelo tones de observación y enlace, a lo sumo, y los ci tados, que cuentan con dos por Batería, precisa mente a disposición del Capitán de la misma, in dependientemente de los elementos con que pueda contar el Grupo. Esta organización es la que tolera esas prepa raciones de tiro tan elementales, y la que permite 18 que el problema de la eficacia de la Artillería gra vite sobre la zona avanzada de observación, mu cho más que hasta hace unos años, obteniéndose, en mi modesta opinión, más rapidez en la acción y una mejor solución al importante problema del enlace con la Infantería, que no se resuelve satis factoriamente limitándolo al escalón Grupo, y menos con medios limitados. Hay que añadir, además, y todo el que la ha practicado lo sabe, que la observación próxima es muy superior a la lejana a la hora de obtener resultados eficaces. De la Artillería de Cuerpo de Ejército se puede decir algo similar; la única diferencia consiste en que la superabundancia de Pelotones de obser vación hay que cambiarla por la de medios aéreos (avión o helicóptero), en los que ha de gravitar normalmente la corrección del tiro, debiendo con siderarse la corrección como consecuencia de la observación personal del Jefe de la Unidad, como procedimiento eventual. La necesidad de dispersar los despliegues y la de descentralizar con frecuencia las Baterías re percute en las• acciones artilleras debilitar do los efectos de masa, es decir, las fuertes concentracio nes. Esto ocurre, precisamente, cuando parecía lógico tender a reforzarlos. Se compensa este in conveniente satisfactoriamente adoptando la Ba tería de seis piezas. Esta organización, a la vista de cuyos efectos nos declaramos personalmente partidarios, tiene la ventaja de ahorro de perso nal de Ps. Ms. para la misma cantidad de mate rial puesto en acción, ventaja que es muy impor tante si se tiene en cuenta lo que supone doblar las Ps. Ms. de Grupo y dotar a las Unidades de unas Ps. Ms. tan numerosas como se ha indicado. d) Despliegue: El despliegue disperso a que se ha aludido anteriormente no impide la centraliza ción del tiro en el Grupo. Dificulta algo la fili grana exhibicionista, pero no las concentraciones sobre una zona amplia y sin precisar matemática mente, que es el objetivo normal del Grupo en la guerra. Por otra parte, ese despliegue de Pelotones avan zados por las Baterías hace más factible la descen tralización, que será aún más corriente en el fó turo, y no estaba muy clara cuando la Batería tenía que actuar en frentes amplios y terrenos difíciles, por falta de medios de observación. Los tiros de precisión, a veces necesarios, se realizan con más facilidad por la Unidad Batería Medios de Transmisiones. en estas condiciones. En los amplios frentes que tiene que desplegar En cuanto a la posibilidad de realizar fuertes concentraciones de Artillería normal en la zona de la Artillería actual con la rapidez que se exige acción de un Batallón,.por ejemplo, que ataca o a sus actuaciones y la frecuencia de cambios de defiende una zona de 3 kilómetros de amplitud (13), no es tan pequeña si la Artillería tiene los alcances indicados. En el gráfico 4 se ve la posibilidad de que sea apoyado por cuatro o más Grupos de ca libres divisionarios, aparte del apoyo que le pue dan prestar materiales de alcances superiores y los proyectiles atómicos. No queda en malas condiciones, pues, la Infan tería apoyada. Los cuatro Grupos citados, con Baterías de seis piezas, equivalen a seis Grupos con Baterías de cuatro, pudiendo reducirse el frente de apoyo de un Grupo de doce piezas a 500 metros (‘14). /• . alcence Cambios de posición. ______ A _______ __ Todos sabemos lo que és necesario para que la Artillería pueda seguir el ritmo del combate ac tual, obteniendo, además, esa velocidad que debe ir unida a la capacidad de dispersión que exige la guerra atómica. En cuanto a las tendencias generales que impe ran en el exterior, parecen ser las siguientes: la 4? Grupo Artillerídivi si onaria continúa siendo remolcada, con vehículos todo terreno, de los que ha de dis Gráfico P?4 ponerse en cantidadsuficiente para el transporte A: Trenfe 7)y,.CJO (3Xmr) independiente del personal (según sus misiones), municiones y equipo. Bastará con que alguno de los elementos no di.sponga de la adecuada facili posición que exige la guerra atómica (guerra de dad de movimiento independiente para que la movimiento), el seguro y magnífico medio de mando que es el teléfono es demasiado lento de Ünidad carezca de la rapidez necesaria. La Artillería de más peso, de Cuerpo de Ejército, tendido, s&bre todo si se trata de enlazar con los se monta, en general, sobre orugas, con lo que a la móviles Pelotones de enlace. Para compensarsus gran rapidez de movimiento se une un gran sector deficiencias nos ofrece la técnica actual la radio, de tiro y mucha facilidad para hacer las punterías. suficientemente perfeccionada. Contra ésta hay cierta prevención entre algu (13) Ya se ha dicho que ese frente de ataque no será nos de nuestros Oficiales, debido seguramente a anormal, ni mucho menos, en lo sucesivo. que se han visto obligados a actuar, a veces, con (14) Esta repartición de frentes entre Unidades arti medios defectuosos en calidad y cantidad y con lleras, de la que tanto se usa para efectos didácticos (da idea de la densidad de artillería en una zona), es com éscasez de personal suficientemente instruido. pletamente ficticia. Ni las Unidades de Artillería se re Aumentando la potencia de los aparatos regla parten el frente normalmente ni actúan simultáneamente mentarios en Artilleríá, dotando a las Unidades en todo él, sino que lo hacen por concentraciones, que se bien de estos elementos escalonan, con soluciones de continuidad, en frente y extraordinariamente (nunca con el número de paratos imprescindibles profundidad. _i__ 3Grupo 1Grupo Z?Grupo ____iji 19 para actuar, como si todo fuera a ir bien y ninguno se pudiera estropear o ser destruido), cuidando, como de importancia vital, de esta instrucción, practicando mucho en los Regimientos, sin miedo a gastar pilas y estropear aparatos, y con una disciplina rígida en cuanto a respetar las limita ciones que para las emisiones de la red artillera dicta la Superioridad, está demostrado que la Artillería puede actuar tan perfectamente con la red radio como con el teléfono, y así hemos visto hacerlo en algunas Unidades. RESUMEN Como consecuencia de lo dicho, y salvo el error de que puedan estar afectados los razonamientos anteriores, pueden deducirse las siguientes nor mas, agrupadas según los conceptos que, al prin cipio del artículo, se daban como característicos de la guerra atómica: 1.a Dispersión: Se debe aumentar, acusadamente, en los despliegues artilleros, llegándose en ella, en casi todas las ocasiones, al escalón Ba tería. 2.a Velocidad: Es necesario aumentarla hasta el límite de nuestras fuerzas, así como la movili dad. El problema se resuelve dotando a las Uni dades en pie de guerra de los vehículos adecuados en calidad y cantidad. 3. Revalorizacióndel rendimiento combativoes- pecu/ico: Se logrará mejorando las características balísticas (alcances) y mecánicas de las piezas y proyectiles y con la organización de Baterías de seis piezas. 4•a Conservaciónde las posibilidades de mando: Es necesario dotar a las Unidades de elementos radio potentes, abundantes y seguros. En las Unidades Grupo y superiores será nece sario doblar las Ps. Ms. 5a Modificaciones orgónicas: Para obtener la rapidez en la acción artillera (concepto “veloci dad”) y aumentar la eficacia (concepto “revaloriza ción del rendimientoespecífico de las Unidades”), se deberían aumentar las plantillas de las Ps. Ms. de Batería y Grupo hasta conseguir esta abundancia de equipos de observación y enlace que echába mos de menos, así como dotar de los medios aéreos de corrección citados a las Unidades de Cuerpo de Ejército y superiores. Por último, cabe una revisión en los procedi mientos normales de tiro que casi no se puede considerar de trascendencia. Es muy satisfacto rio comprobar cuando se ve actuar a otros Ejér citos que, si cabe modernizar algo el nuestro en material, nuestra Oficialidad, por su parte, está suficientemente bien preparada. Por eso esta re visión sería más necesaria desde el punto de vista de reglamentar y limitar procedimientos técnicos, que desde el de introducir o enseñar nuevas for mas de actuar que, en general, son conocidas. Q íj, Z/ / ‘•‘///, — ‘ 9 / r — / 20 Ç/j PM ¿ L Teniente Coronel de Ingenieros, Jefe del Parque Central de Transmisiones, CLAUDIOPALMERO SOTELO, U personal NOde los problemas que más han preocupado al encargado de las transmisiones en las Unidades de Infantería es el de la comunicacióntele fónica entre un puesto de mando que se está moviendo y un punto fijo de origen de la línea. La radio ha venido a resolver en parte este pro blema con los radioteléfonos de mano y de espalda; pero hay veces en que la comunicacióntelefónica es insustituible. Como existía, según vamos a ver, una única solución técnica’,esa misma solución la iban in ventando periódicamente, con distintas variantes, to dos los que sentían el problema y se preocupaban de él, hasta que modernamente, en el Ejército norteame ricano, se le ha dado solución definitiva por un pro cedimiento radical y revolucionario que es el princi pal objeto de este artículo. Vamos a tratar de exponer en primer lugar la esen cia del problema; luego, la solución corriente hasta ahora, y, por último, la descripcióny empleodel nuevo dispositivo norteamericano. ‘EL PROBLEMA El cable de campaña se emplea en todos los Ejérci tos enrollado en carretes de distintos tamaños. Unos, ligeros, se llevan a mano o a la espalda; otros, me dianos se llevan a la espalda, en mulos o en carretillas especiales; otros, más pesados, se emplean en un carrito especial o para el tendido desde camionetas. Pero el elemento común a todos ellos es un carrete sobre el cual se ha enrollado previamente el cable, para irlo soltando a lo largo de su recorrido girando sobre si mismo. Este giro del carrete es el que da ori gen al problema que nos ocupa. El extremo del cable queda en el interior del arro llamiento, en la capa de espiras más profunda. Es fácil hacerlo asomar al exterior por un costado o por orificios a propósito en las caras del carrete; pero lo que no es fácil es agarrarlo durante el tendido, porque está dando vueltas al igual que todo el con junto cable-carrete. Si hacemos alto en el tendido, ya es posibleconectar un teléfono a estos terminales y (a través del hilo enrollado aún sin tender y del hilo ya tendido) llamar y hablar por teléfono a la estación de origen. Pero antes de iniciar de nuevo la marcha hay q-uedesco nectar el teléfono, pues de lo contrario el trozo de ca ble que va desde el teléfono al carrete se retorcería y acabaría rompiéndose. Este es el problema de la comunicacióntelefónica con el origen de la línéa: la necesidad de detenerse para comunicar y la imposibilidad de hablar estando en marcha sin introducir alguno de los inventos a que antes nos referíamos. Se une a este problema otro cfue no se mençiona tan a menudo, y que hasta ahora no estaba resuelto, y es el problema de los empalmes. Cuando se está terminando el cable de un carrete, no se le puede émpalmar otro, porque se retorcería con el giro del 21 Procedimiento típico anterior al “Wire Dispenser”, anillos y escobillas. (Del artículo del Capitán Bien que en el nú mero 142 de “EJÉRCITO”.) carrete y las escobillas en la parte fija (mochila, ca rrito, etc.); otras veces es el propio eje del carrete el que hace el frotamiento en sus muñoneso cojinetes... Variaciones sobre el mismo tema. Nuestra mochila ligera de tendido para Infantería lleva un dispositivo, del tipo de anillos fijos y esco billas móviles. La mochila pesada o de cable ordina rio no lleva nada de esto y es el conejillo de Indias de los inventores. En esta misma revista EJÉRCITOse publicaron hace algún tiempo dos artículos sobre el terha (1). El primero de ellos es la descripciónde un sistema del tipo de anillos giratorios y escobillasfijas. El segundo es un estudio muy completo (contacto por el eje de las bobinas) que se extiende a varios casos distintos y demuestra un gran interés y conoci miento por parte del autor. En la Jefatura de Transmisiones del Ejército, donde me encontraba destinado en la época en que se publicaron estos artículos, se recibían también nume rosas propuestas y sugerencias acerca de la comuni cación durante el tendido, siempre a base de los fro tadores. Está muy ligado este problema al del tipo regla mentario de cable de campaña. ¿Debe ser de un solo conductor, o debe ser de dos conductores (ida y vuelta)? Nuestros cables reglamentarios son de un solo con ductor. El partirlo por la mitad y enrollarlo doble carrete. Hay que esperar a que se termine el cable, (1) Número 142, noviembre 1951, Nuevo modelo de detenerse, hacer entonces el empalme y continuar bobina bara conversación telefónica ininterrumpida, Capi Blanque;número 146,marzo 1952, La comunicación luego tendiendo el segundo carrete. Este es un incon tán telefónica ermenente, Capitán Puelles. veniente grande cuando se hacen tendidos desde coche ocamión. .4c0p/c’frTientodel telef ano c las bobinas y espalderas para /end ¡do de /000,,,. SOLUCIONES ANTERIORES AL “WIRE DISPENSER” La comunicación eléctrica entre un órgano que está gi rancio y otro que está quieto sólo se puede conseguirpor un procedimiento, que es el cono cidísimo frotador o escobilla. Todos los inventos para comu nicación telefónica durante el tendido se reducena lo mismo: unos anillos metálicos y unas escobillas o frotadores. Unas veces, los anillosestán fijos y son las escobillas las que giran con el carrete; otras veces, van los anillos en el Gráfico del magnífico artículo del Capitán Puches en el número 146 de “EJÉRCITO”. 22 saliendo el cable que queda tendido a lo largo del recorrido, disponemqs en la capa más exterior de una punta o extremidad del cable, que se estd quieta, y por tanto podemos conectar a ella un teléfono ordinario y comunicar durante el tendido. Pero hay otra ventaja aún mayor, y es que en la punta fija del cable podemos empalmar el extremo interior de un nuevo ovillo sin necesidadde eslerar a que se termine el primero,y podemoshacer el empalme sin detener la marcha, e incluso sin suspender la co municación, que puede establecerse en el extremo fijo del segundo ovillo. Cuando se termina el cable del primer ovillo, su extremo tira del cable del segundo, el cual se desovilla a continuación, sin necesidad de hacer una parada intermedia. Esta segunda ventaja es la que ha permitido hacer largos tendidos de hilo desde jees, desde helicópte ros (1) y hasta desde aviones, empalmando de ante mano todos los ovillos necesarios;e inclusosin perder ni un momento de la comunicación con el punto de origen. En la práctica, emplean una especie de reci pientes de tendido en cuyo interior se colocan orde nadamente seis ovillos o “Wire Dispensers” ya em palmados. Otra modalidad curiosa de empleo del ovillo de tendido es la que permite salvar barrancos y cursos de agua o alcanzar rápidamente con la comunicación telefónica un observatorio situado en lo alto de un pico. Se sujeta a tierra el “Wire Dispenser”, se saca En un ovillo de bramante el hilo va saliendo del la punta del hilo del interior y se ata esta punta del interior mientras la punta exterior está fila. hilo a un proyectil de bazooka o granada de fusil o de mortero. Con un efecto parecido al de los típicos arpones de cazar ballenas, queda tendido el hilo en LA SOLUCION unos instantes, salvando un obstáculo o una diferen cia de cotas que hubieran exigido largas horas de Aquí del refrán “muerto el perro, se acabó la rabia”. trabajo por métodos ordinarios. El causante de todo este problema era el carrete que El ovillo de tendido resuelve de raíz otro viejo pro daba vueltas. Solución radical: suprimamos el carerte blema que también ha dado trabajo a los inventores: que gira. el tendido desde mulo o caballo. Todos hemos visto los ovillos de bramante, que tie nen su interior hueco (carretes sin alma o molde). Se (i) El Grupo Divisionario de Transmisiones lleva dos mete un dedo en ese hueco, se saca la punta del hilo, helicópteros de plantilla. y no hay más que ir tirando. Estando el ovillofijo y sin dar vueltas, podemos ir tendiendo hilo. Esto es lo que han hecho los nor teamericanos, sustituyendo el “ca rrete de tendido” por el “ovillo de tendido”, que ellos llaman “VsTire Dispenses” (distribuidor o repar tidor, de hilo). Como el ovillo no da vueltas, al mismo tiempo que de su interior va no es admisible más que para distancias muy cortas, porque se duplica el número de empalmes necesarios. La softición correcta en este aspecto es la que aplica el Capitán Puelles en su artículo: hilo doble tendido desde dos bobinas distintas. ¿Sería de desear un cable de campaña doble tren zado? Hay quien tiene por misión el estudiarlo, y ahora se está considerando esta posibilidad. Desde luego, una solución completa del problema de la comunicación ininterrumpida exige el empleo de cable doble análogo al que empleanotros Ejércitos, entre ellos el usado por los norteamericanos en sus “Wire Dispensers”, que, como vamos a ver, represen tan la solucióndefinitiva del problema que nos ocupa. Dos ovillos de tendido. Uno de ellos tiene conectado en su “standing end”, o extremidad tija, un teléfono de campaula. 23 de goma contra el desgaste por el roce del cable, y en el borde del “Vire Dispenser” van unas anillas para ponérselo a la espalda o sujetarlo al vehículo. FUNCIONAMIENTODEL “WIRE DISPENSER”. LA TORSIONPREVIA Cuando se desenrolla una serpentina de papel manteniendo el rollo en una mano y tirando con la otra del extremointerior, la cinta de papel no sale lisa, sino retorcida sobre sí misma con tantas vueltas de torsión como vueltas hayamos desenrollado. Esto mismo sucede con el cable que sale de un ovillo de tendido por su “Payout end”, y al irse acumulandoesta torsión, llegaría el momento en que se formarían las temidas “cocas” o nudos de torsión, tan perjudiciales para el cable. Sucedería esto si no estuvieseprevisto y solucionado por un procedimiento tan sencillocomo elegante, que consiste en darle al cable una torsión previa, durante el arrollamiento, contraria a la que luego se le ha de producir durante el tendido, con lo que el cable, des pués de tendido, queda “en paz”, sin torsión en una ni otra dirección. Esta torsión previa se le da al cable empleando Diversos métodos de tendido en el Eíércjto no4eameejca;o. DESCRIpCION DEL “WIRE DISPENSER” U OVILLO DE TENDIDO El ovillo de tendido presenta la forma que tiene el hilo enrollado en un carrete, pero suprimiendo el carrete. Las dos placas del carrete existen, pero son de lona y tienen un agujero en el centro cada una; no existe el núcleo o alma del carrete, de forma que por los agujeros citados se ve la parte interior del arrola miento. Por la parte periférica se completa la funda del ovillo mediante cinta adherente que tapa el anillo de separación entre los dos discos de lona, uno de cada costado. Una de las lonas lleva la indicación “Payout end” (extremo de salida), y por el agujero de esta cara sale el hilo que va quedando tendido. La otra cara de lona lleva la indicación “Standing end” (extremo fijo), y por su agujero asoma la punta exte “Wir Dispexser” visto por su cara de salida. rior del ovilloadonde se conecta el teléfono o bien el “Payout end” de un segundo ovillo. A, extremo fijo del cable; B, cable que sale; C, hilo que Los agujeros de las caras de lona van rebordeados se va desarrollando; D, reborde de goma; E, anillas de transporte; F, lona; G, cinta adherente. 24 Al desarrollar un 70110 de cinta de papel por su parte interior, la cinta va saliendo retorcida. A es la punta e ex tremo tilo. /A máqúinas especiales para enrollar dicho cable y for mar los “Wire Dispensers”. Por cada vuelta que se enrolla se le da otra de torsión. No es difícil concebir una de estas máquinas. Es importante que el cable salga por la cara que lleva la indicación “Payout end”, puesto que si sa liera por la otra la torsión sería de sentido contrario, y no sólo no anularía a la torsión previa, sino que se sumaría a ella y daría lugar con toda seguridad a la formación de las temidas “cocas”. RECOGIDA DEL CABLE El ovillo de tendido simplifica el tendido y nos per mite la comunicacióndurante el mismo, pero la reco gida o repliegue del cable ha de hacerse por el anti G Ti 1 () INI guo procedimiento empleando carretes, a pie o con vehículos. En el Ejército de los Estados Unidos existen unos destacamentos de recuperación de cable encargados de esta misión y de reovillar el cable en “Wire Dis pensers” para volverlo a entregar a las tropas. EXPERIENCIA CONLOS OVILLOSDETENDIDO Los ovillos de tendido, o “Wire Dispensers”,se han empleado muchoen Coreay han resuelto muchos pro blemas de transmisiones por hilo con puntos de difí cil acceso. Los tendidos se hicieron desde toda clase de vehículos terrestres, autogiros y aviones lentos de observación. También se utilizó el método del ba ooka para salvar barrancos y ríos. REVISTA ILUSTRADA DE LOS MANDOS SUBALTERNOS DEL EJERCITO Sumario dei número de diciembre de 1955. Presente y futuro del Suboficial. Comandante Munilla Gómez. Tres cuestiones elementales sobre material de artillería. Comandante J. Bonai. Cosas de Ayer, de Hoy y de Maíiana. Comandante Ory. La Historia de Espaiia en los escudos de sus capitales. Comandante Pérez Ruiz. Propuestas de trienios. Teniente Uriarte Alonso. Estampas de un itinerario por los pueblos y las tierras de Espafía. (VII). Cataluña. Pór Juan Cualquiera. Nuestros lectores preguntan. Redacción. 25 Concurso depremios a loscolaboradores deEJERCIT queregirádesdeIdeenerohasta31dedic Para estimular y recompensar tísimo señor Ministro del Ejército ríodo de tiempo comprendido entre en el número y cuantía y para los los trabajos de los cólaboradores de EJERCITO, el Excelen ha dispuesto se establezcan, con cargo a la Revista, en el pe 1 de enero de 1955 y3l de diciembre del mismo año, premios grupos que a continuación se expresan: 1.—ESTUDIOS GENERALES SOBRE MANDO Y E. M., ESTRATEGIA, TÁCTICA, LOGIS TICA, ORGÁMZACION, MOVILIZACION y ECONOMIA.—Premios: uno de 2.500 y otro de 2.000 pesetas. H.—ORGANIZACION, EMPLEO, ARMAMENTO Y MATERIALES DE LA INFANTERIA.— Un preniio de 2500 pesetas. ffl.—EMPLEO TÁCTICO, ARMAMENTO, MATERIALES Y ORGAMZACION PARTICULAR DE LAS ARMAS (exceptuada Infanteria).—Premios: uno de 2.500 y otro de 2.000 pesetas. IV.—SERVICIOS.—Un premio de 2.500 pesetas. V.—INGENIERIÁ DEL ARMAMENTO Y LA CONSTRUCCION Y ELECTRICIDAD.—Un premio de 2.500 pesetas. VI.—ESTUDJOS DE PSICOLOGIA Y MORAL MILITAR. PEDAGOGIA DE LA EDUCACION E INSTRUCCION.—Premjog: uno de 2.500 y otro de 2.000 pesetas. Vll.—CUESTIONES setas. DE GUERRA UCLEAR, AEREA Y NAVAL.—Un premio de 2.500 pe VIH.—ARMAS Y DEFENSA C.C., ARMAS Y DEFENSA A.A.—Dos premios de 2.500 pesetas. IX.—CUESTIONES RELATIVAS A PARACAIDISMO Y A FUERZAS DAS.—Premios: uno de 2.500 y otro de 2.000 pesetas. X.—HISTORIA—Un AEROTRANSPORTA.. premio de 2.500 pesetas. Artículos referidse a un caso concreto. REGLAS PARA LA REALIZACION DEL CONCURSO 1.a Tendrán derecho a tomar parte en este concurso todos los trabajos publicados en la Re vista entre las fechas de 1 de enero de 1955 y 31 de diciembre del mismo año. 2. Los trabajos serán enviados al Director de la Revista, quien elevará al Estado Mayor Central la correspondiente propuesta de premios, precisamente en el mes de enero de 1956. 3a Está dispuesto en el artículo 12 de la Orden Ministerial de 4 de enero de 1951 (D. O. nú mero 23) que el premio de un trabajo de la Revista autoriza a la anotación correspondiente en la Hoja de Servicios del autor. 4•& Debiendo procederse a pagar las remuneraciones corrientes de colaboración por los tra bajos publicados inmediatamente después de su aparición, sin esperar a la concesión de los pre mios, éstos serán abonados en su día sin descontar la cantidad percibida anteriormente en con cepto de colaboración. 26 El puente en disposición de seVv&Cw. Comandante de Ingenieros FERNANDO MUÑIZ AZA, del Servicio de Fcirocarriles. El puente de Servicio Militar de Ferrocarriles, de 30 ms. de luz E completamente desmontable, siendo la pieza más pesada de 800 kilos. Está construído con grama HG-30, iniciales de sus inventores, el fa perfiles U normales del comercio, en los Talleres llecido Coronel D. Juan Hernández Núñez y el del Centro Electroténico de Ingenieros, en Guada lajara, y, a nuestro juicio, l.a clave del éxito del hoy Coronel D. Julio Grande Barráu, se encuentra establecido, para su experimentación, en un foso puente está en los tornillos de unión de los dife hecho exprofeso en una de las vías del Cuartel rentes elementos. Dichos tornillos, patentados por de la Agrupación de Zapadores Ferroviarios. los autores, tienen la forma indicada en el croquis, La descripción del puente y diversas formas de y, según se ve, la hembra o tuerca es la que hace montar el tablero se describen en. el núm. 121 de elemento resistente, con su superficie lisa y de febrero de 1950 de la Revista EJÉRCITO, con troncocónica en la punta para facilitar la entrada que uno de sus autores, al preentar el puente, en- en los taladros correspondientes. Las par tes roscadas quedan en el interior, prote cabeza su artículo con las siguientes palabras: “No creemos necesario poner de relieve ante gidas poruna campana que hace las veces los compañeros lectores de EJÉRCiTO la gravedad de una arandela, perfectamente engrasa que entraña el problema de la interrupción, más das, no sufriendo nada en el golpeo ne cesario para quitar o poner en obra el o menos parcial, del tráfico, tanto por carretera como por ferrocarril, mediante la acción ofensiva torniJlo. de la aviación enemiga; particularmente en los El puente está dividido en 10 recua 1 es luz, Lpuente denominado militar de vulgarmente Ferrocarriles, con de 30el m.anade primeros días de la guerra, durante la fase aguda de la movilización, que, cortando el transporte de toda clase de personal y material, paraliza el aliento vital de la Nación y puede dar lugar a un colapso, quizá mortal, como lo acarrearía un cirujano que cortase en varios puntos las venas de un ser vivo, suspendiendo el torrente circulatorio de su sangre.” Sólo como recordatorio diremos que el puente dros simétricos de 3 m. de luz, pudiendo aplicarse a luces de 6, 12, 18, 24 y 30 ni. Los largueros del mismo pueden disponer se para permitir el ancho de vía espa-. fol, el internacional o el de metro, y por lo que respecta al tablero, puede ser ele vado, intermedio o inferior. Asimismo per mite el montaje con doble cordón, una encima de otro. Tipo de los tornillos de unión. En el presente artículo nos vamos a referir a su armado, lanzamiento y aplicación militar. Por considerar interesante la forma en que se ha con seguido su lanzamiento, haremos una breve reseña de las vicisitudes ocurridas hasta conseguir el mismo por un procedimiento completamente ori ginal que resulta muy sencillo, ya que todo estriba en ponerle ruedas al puente y que éste discurra sobre la misma vía a la cual va a prestar servicio. Hasta la fecha, el sistema corriente de sus tituir un puente por otro, interrumpiendo al mínimo la circulación, caso el más difícil, es el de construir el puente nuevo a un costado del viejo valiéndose dé andamiajes y igas auxiliares. lina vez construído el nuevo, se les hace descansar a los dos sobre rodillos, se corta la circulación y se les desplaza lateralmente, hasta que el nuevo toma la posición que ocupaba el viejo, proce diendo luego al desguace de éste. En el año de 1950 se hicieron las pruebas de resistencia con resultado plenamente satisfactorio, y allí se quedó el puente con sus 80 toneladas esperando la forma de lanzarlo, ya que su armado se hizo sobre e1 mismo foso de la prueba. Para su lanzamiento cuenta el puente con un espolón de .18 m. de longitud y un peso de 9.600 kilos, dividido en 6 recuadros análogos a los del puente, pero mucho más ligeros. Se proyectó montar el espolón sobre rodillos instalados en los pasos de la vía, y a medida que se iban montando recuadros de puente, ir empujando el conjunto hasta poder alcanzar con el espolón la orilla opuesta; para ello era necesario mantener el equilibrio del espolón con recuadros de puente y emplear algún contrapeso. A primeros de 1953 nos dispusimos a realizar la maniobra de lanzamiento, y en vez te desarmar el puente en el foso, para luego armarlo sobre la vía y lanzarlo, se nos ocurrió hacer la operación inversa, o sea replegar el puente. Hicimos el le vantamiento del mismo con los gatos de su equipo, le adosaínos el espolón, pusimos unos rodillos en los paseos de la vía, atamos un cable al puente, y tirando con una locomotora conse guimos sacar el conjunto puente-espolón unos 3 m., observando que los rodillos se hundían en los paseos de la vía a medida que recibía el peso del puente. Era necesario ponerles una solera resistente. Fases del lanzamieu.i.odel uenie. _sr N JNI¿T41VVV/V NLN Lanzamiento con apoyos intermedios. ‘L’LVk’Y‘Y Entonces se nos ocu rrió la idea de ponerle ruedas, al puente, y tras un detenido estudio vi mos que fácilmente se le podían acoplar los clási cos “diploris” de Vía y Obras, carretones de cua tro ruedas pequeñas, y así lo hicimos, poniendo 12 debajo de’ los largueros. Se puso un gancho de’ tracción al puente, se enganchó una locomotora que tiró de él y con gran emoción vimos que el puente iba tomando la vía y discurriendo por ella como un vagón y que el conjunto puente-espolón tribuyendo adecuadamente a lo largo de la vía y aparcándolos en los paseos de la misma. Se colocan en la vía los “diploris” que han de sus tentar los recuadros y encima de ellos se ponen los dos largueros longitudinales, que se afianzan estaba bien equilibrado. Habíamos conseguido la operación inversa de lanzamiento con pleno éxito y descubierto unas grandes posibilidades’ para armar el puente sobre la vía. La operación de lanzamiento, tras muchos inconvenientes que se fueron venciendo, ha llegado a su perfección, y relatados los pormenores de la experiencia, pasamos ahora a describir la opera ción de armado y lanzamiento. a los “diploris” por medio de unas abrazaderas en forma de U con sus tuercas. A continuación se colocan los traveseros, y, sucesivamente, mon tantes, tornapuntas, cordones superior e inferior, quedando el recuadro completamente terminado. Para estas operaciones nos servimos de una pe queña grúa montada también sobre “diploris”, ya que la pieza más pesada, el montante con 800 kilos, es difícil de colocar a mano. AWWVV ARMADO Transportados los elementos del puente a las proximidades.dellugar de aplicación, se van dis __E ___ Con una Compañía de tres secciones y sus correspondientes grúas se consigue el armado si multáneo del puente y espolón a lo largo de la vía, ya que dividirnos el puente eii 5 recuadros, más el espolón, según se indica en el gráfico. Cada sección construye dos elementos, primero uno y luego el otro, quedando la grúa en medio de ellos y que es necesario retirar, para lo cual nos ser vimos ‘de una vía auxiliar colocada sobre los lar gueios del recuadro y una rampa para salvar el mismo. Una vez armados los recuadros, se des lizan sobre la vía y se van enchufando unos con otros. El armado de cada recuadro, con personal bien instruído, se puede hacer holgadamente en dos horas, y el enlace de cada recuadro con el siguiente, en media hora, lo que hace un total, para terminar y acoplar dos recuadros, de cuatro y media o cinco horas. Corno pueden trabajar si multáneamente las tres secciones, resulta que en seis horas puede quedar ‘el puente armado y ya co1ocada sobre él las traviesas y carriles en dis posición de lanzar. El puente unido al espolón puede discurrir a lo largo de la vía, siempre que ésta sea recta y no haya obstáculos tales como obias de’ fábrica de 29 Castillete y caerilio de lanza miento. El esoid’n en?;’aer el ca’rzllo de lanza’míeo. gálibo inferior a la sección transversal del puente. Separado en recuadros, puede circular por tramos caivos, sin más limitación que las obras de fá brica, lo cual permite, en la mayoría de los casos, el armado lejos del lugar de aplicación. LANZAMIENTO Para el lanzamiento del puente con su espolón acoplado se disponen cuatro carrillos montados sobre sus correspondientes castilletes metálicos, situados dos en un estribo de la brecha a salvar y otros dos en el opuesto. Estos castilletes van lige ramente arriostrados a la vía, que llega, por am bos lados, hasta el mismo borde de los estribos. Se le acopla una locomotora al puente por medio de in gancho de tracción engarzado a las travie sas de la vía establecida previamente sobre el puente, sirviendo los carriles de la misma como topera. La locomotora empuja fácilmente el con junto sobre la vía y entra el espolón en ios pri meros carrillos, y a continuación el puente. Los “diploris”, como van sujetos al puente, quedan colgados del mismo a medida que pierden la vía. Antes de que se produzca el basculamiento del conjunto llega el espolón a montar en los carrillos del estribo o puesto y continúa la locomotora empujando hasta dejar el puente a un metro aproximadamente de su exacto emplazamiento. Aunque en la experiencia, realizada se ha conse guido’ponerlo directamente en su sitio, merced a la gran pericia del maquinista, como medida de ‘seguridad, para evitar que puente y máquina se’vayan al foso, basta con que lo dejeii cómo a un metro de su sitio, terminando la operación de la siguiente manera: Se desengancha la máquina, se la frena, y entre ella y el puente se intercalan dos pequeños gatos de Tía y Obras, que, accionados por dos soldados, terminaii por correr el puente a su sitio en breves minutos. Esta operación de lanzamiento es su mamente rápida,. pues no llega a ios quince mi nutos, incluyendo el corrimiento con los gatos. A continuación se colocan “diploris” al espolón, y auxiiándose con los citados gatos, se le separa del puente por deslizamiento sobre la vía. Esta operación también es muy rápida., pues se hace en diez minutos. Separado el. espolón lo sifi ciente para proceder a su desarmado, se colocan cuatro gatos dél equipo del puente, uno en cada montante de cabeza, y se procede a elevar ciente bre por el puente un centímetro, lo sufi para que no gravite su peso so los carrillos de lanzamiento, un procedimiento muy sencillo que que dan colgados, a través de unos peque ños carritos, de los cordones inferiores del puente; bastando luego con empu jarlos a lo largo del mismo con el fin de poder quitar los castilletes que le han servido de apoyo. Una vez quita dos éstos, se ponen ‘: (2) en su lugar las pie- “mplo’r’is”. Carr’Wo de lanz2n’z’icnt.e. zas que sirven ya de apoyos fijos del puente y se le hace descender simultá neamente con los cuatro gatos hasta que descanse en los mismos, con lo cual que dá la vía del puente, que ya va construída con él, enrasada con lCotra, permi tiendo en seguida el paso del tren. APLICACION MILITAR Teniendo en cuenta que la mayoría de los puentes de la Red Ferroviaria Na cional son de una luz inferior a los 30 m. resulta que el HG-30, con su posibilidad de armado para luces de 6, 12, 18, 24 y 30 m., es sumamente práctico para sus tituir dentro de estas luces a cualquier puente que se encuentre destruído o ave riado por efecto del fuego enemigo o por otra causa, tal como una riada, bastando solamente con preparar adecuadamente los estribos, operación ésta que lleva más tiempo en realizarse que el armado y ten dido del puente. Aunque el puente, por sus caracterís ticas técnicas de permitir el paso de tre nes con carga y velocidad normal, puede considerase como de establecimiento de finitivo, estimamos que no debe ser ésta su misión, sino la de facilitar el paso mien tras que otras tropas especialistas proce den a la construcción de un nuevo puen te permanente, para, una vez puesto éste en servicio, replegar el HG-30 y emplearlo en otro sitio. Así, pues, se ve la nece sidad de disponer de varios puentes de este tipo para la aplicación simultánea en las posibles cortaduras que, en caso de guerra, se puedan producir. En tiempo de paz, este puente puede ser de gran utilidad para sustituir a los que por una riada u otra causa se inutili cen. Como ejemplo podemos citar el caso del puente de Santa Lucía, en la línea de León, a Gijón, que hace aproximada mente dos años fué destruído por una riada y estuvo cortado el tráfico ferro viario cerca de un mes ocgsionando gra El puente y eepolón listo para el lanza,ne ato. Detalle del enlace de lce mdquina El eepoldn en el aire, y el puente comienza a discurrir con el puente. por el carrillo de lanza nie El espolón llega a la otra ofl:lla. ves trastornos. sible que en tres el tráfico. ActuaImente otro modelo del Con el empleo del HG-30 es po día hubiera quedado restablecido se está terminando de construir HG para 42 m. de luz y en breve se harán las pruebas. considerablemente el Red Nacional que se creemos que se puede Con este modelo se amplía número de puentes de la pueden sustituir, pero aún llegar a más con estos mo delos. Sería interesante estudiar la posibilidad •de salvar una gran brecha con el empleo de apoyos intermedios y puentes HG. Así, por ejemplo (ver croquis), se puede lanzar un HG-30 con tablero superior (ya que con el intermedio o inferior es imposible por no permitir pasar un puente a través de otro igual y en ambio por encima sí) entre el estribo origen y el primer apoyo, y una vez descendido y colocado en su sitio, servirse del mismo para lanzar otro puente que quedará entre el primero y segundo apoyo; se desarma y re pliega el espolón, se desciende a su sitio y así sucesivamente, el segundo quedando puente uno a continuación de otro sin enlazarlos para que no varíen los momentos flectores. Claro es que la mayor dificultad que se presenta es la de hacer descender el puente a su sitio; pero creemos que, aunque delicada, es una operación perfectamente realizable y merecería la pena hacer una expe riencia de la misma, pues si logramos esto, he mos resuelto el problema de• paso de grandes brechas con apoyos intermedios. En los momentos actuales, en colaboración y bajo la dirección del inventor del puente, Coronel D. Julio Grande, estamos estudiando la posibi lidad de realización del lanzamiento con apoyos intermedios para cualquier clase de luz entre ellos, de momento no superior a 30 m., que es lo que permite el HG actual, para, una vez realizadas las pruebas del de 42 m., poder emplear luces de este tipo en los apoyos intermedios, estudios que probablemesite se darán a conocer en ui nuevo artículo en esta Revista. Detalle de la llegada del espolón. o LapreparacióndelasnuevasDivisionesdelEjércitonorteamericano. - Teniente General Bruce C. Clarke. De la publicación norteamericana Armor. (Traducción del Comandante de Infantería y S. E. M., Teófilo Alvarez Lain, del E. M. C. Extracto.) Al terminar la lucha en 1945, el Departamento de Guerra recomendó que, como consecuencia de las lec ciones aprendidas en aquélla, se propusiesen las modi ficaciones convenientes en las plantillas entonces vi gentes. Por aquel tiempo, siendo Jefe de E. M. del Ejér cito el General Eisenhower, ordenó que con arreglo a tales Directivas se estudiase una nueva organización de la División, a base de: i.—Divisiones de Infantería, Acorazada o Aerotrans portada “tipo”, de efectivos no superiores a 15.000 hombres, siendo la última de las citadas prácticamente una División de Infantería con las .modificaciones pre cisas para su transporte aéreo. 2.—Asignación orgánica de los elementos de las Armas y los Servicios necesarios para equilibrar los grupos de combate, contenidos en la G, U. en lá proporción. con veniente. El Jefe del Ejército sostuvo algunas conferencias en las Escuelas de las Armas: Fort Benning, Fort Sill y Fort Knox, para que en relación con las modificaciones pro pugnadas- fuesen súgeridas ideas sobre dicho proyecto. Se puso de relieve que la División Acorazada podría organizarse con tal criterio, pero que la de Infantería requeriría i8.ooo hombres,, como mínimo, si había de mantenerse la. organización básica de tres Regimientos a tres Batallones cada uno. Y para estar de acuerdo con estos efectivos y mantener la organización tradicional, la Escuadra de fusileros habría de reducirse de doce a nueve hombres. El General Eisenhower aprobó, más tarde, el plan de una División de Infantería con efectivo tope de i8.ooo hombres. Estas nuevas Divisiones de ‘Infantería, Acorazada y Aerotransportada, llevan ahora en servicio siete u ocho años, actuando satisfactoriamente. En relación con la Acorazada y con las nuevas Divisiones propuestas, es interesante hacer notar la Conferencia sobre Armas Acorazadas que tuvo lugar en 1946 y en la que se sometió a discusión si aquella G. U. sería es tructurada a base de tres Regimientos, o tendría la or ganización de Agrupaciones de Combate por Batallones independientes. Se decidió la última organización, de-’ cisión que ha supuesto un gran avance en el empleo táctico de esta División. En virtud de la experiencia de la campaña de Corea y los efectos del posible empleo táctico de las armas atómicas y termonucleares el Departamento del Ejér-. cito volvió a disponer que de nuevo se estudiase la . organización de nuestras Divisiones, al objeto de adap tarlas a las exigencias del futuro tipo de guerra. Las Divisiones “tipo” están ahora en pleno período de pruebas en Fort Benning (Georgia) y Fort Hood (Tejas). Esta prueba, aún en vigor, ha revelado varios problemas que se asemejan a los que hubieron de enfrentarse nues tros EE. MM. al planear e iniciar anteriormente los cam bios necesarios en la estructura de las Divisiones de nuestro Ejército. Es frecuente que cuando se trata de ejecutar modi ficaciones de organización, exista en cierto grado una resistencia pasiva a llevarlas a cabo. ‘Es una consecuen cia de la falta de visión de determinados individuos que no enjuician con propiedad el empleo futuro de la nueva organización propuesta; en otros casos, es el excesivo apego a lo tradicional. En tales circunstancias, es im .portante que todos abordemos el problema con un punto de vista objetivo: que lo qué sirvió para vencer en el pasado puede ser perjudicial en el futuro. Obvio será señalar que la nueva división ha de res ponder a los siguientes principios: gran movilidad tác tica y estratégica, agilidad,, posibilidad de actuar en frentes amplios, posibilidad de dispersión rápida, grai capacidad de ,penetración, facilidad de llevar a cabo una defensa elástica; en fin, ser capaz de actuar en masa con máxima rapidez. Aunque todo ello haya sido reconocido, es indispen ‘sable que tengamos siempre presente las siguientes con sideraciones: 1.—Mejoramiento de los medios de transmisión, es pecialmente de la radio. La puesta en práctica de un sistema de códigos de campaña más sencillos y útiles. 2.—Mejoramiento de la técnica de recogida, con frontación y diseminación de la información utilizable hasta el escalón Batallón. 3.—Ordenación en la’ entrega de repuestos a las uni dades combatientes fundamentales. 4.—Más centralizado control de los abastecimientos y transportes. 5.—Relación más estrecha entre los miembros del E. M. divisionario y las Fis. Ms. de las Unidades subordinadas, al objeto de ahorrar tiempo y proporcionar al Mando un mejor control e información oportuna, particularmente en aquellas situaciones que requieran movimientos rá pidos. 6.—Simplificar el sistema de partes e informes, desde - - ‘ - ‘ - 33 el. Batallón al Ejército, eliminando los no esenciales y duplicados, al objeto de no recargar los medios de co municación. 7.—Asegurar una constante continuidad de Mando; pues es absolutamente necesario que en caso de ser empleadas las armas de destrucción en masa estén previamente designados los Oficiales que han de sus tituir las posibles bajas. 8.—La seguridad del combatiente adquiere cada vez mayor importancia. Debemos asegurarnos de propor cionarle el equipo adecuado; el útil para buscar su propia protección es fundamental, ahora que las armas de destrucción masiva están adquiriendo pleno desarrollo. Ha de dedicar atención preferente también a los sis temas de realizar destruccioñes, voladuras, etc. Otro aspecto interesante a tener en cuenta es el de la disminución del soldado combatiente en beneficio del “destino”. Ha habido hasta ahora una tendencia gene ral a• aumentar este personal en ciertas Unidades, y es bien notorio el perjuicio que ello irroga. Y hemos de tener presente que este lujo no podrá sostenerse en otro conflicto de carácter total, ya que nuestros recursos humanos no lo permitirían. Independiente de la creación de nuevas armas y ma terial o del tipo de guerra que se avecine, la disminución de “fusileros” representa un gran problema para el Mando, no en materia de potencia de fuegos, sino en cuanto se refiere a la capacidad de ocupación y conser vación del terreno y a la imposición de nuestra voluntad a la del adversario. En este estudio de nuestra organización, la primera determinación a adoptar ha de ser la plantilla de las pequeñas Unidades: Escuadra, Sección, Compañía y Ba tallón. Sentadas las bases de la futura organización, divisiona ria, es conveniente atender a aquellos aspectos de la instrucción que deben ser tenidos en cuenta, y muy especialmente a los siguientes: i.—El campo de batalla será de mayor profundidad y anchura, excluyendo el antiguo concepto de “línea impermeable”. Por ello la infiltración supondrá una constante amenaza para lbs Ps. Ms., asentamientos arti lleros y los Servicios. Y, como consecuencia, el estableci miento de planes muy completos para la defensa pró xima ha de ser preocupación constante de todos los escalones. 2.—En el pensamiento de todos los Mandos ha de presidir siempre la idea de “movilidad”, que han de predicar y practicar en todo momento. 3.—La voluntad de empeñarse con el enemigo y des truirle ha de mantenerse vivamente. Y debe desecharse la creciente tendencia de depender enteramente de los fuegos de apoyo para batir al adversario. 4.—A las Unidades ha de permitírseles amplitud y flexibilidad en el cumplimiento de las órdenes. 5.—Ha de dedicarse atención preferente a la instruc ción de “grupos de combate” en los escalones inferiores. 6.—Exigir gran rigurosidad en la ejecución de deter minados Servicios, tales como los de abastecimiento, mantenimiento, etc. 7.—La utilización de extensas redes telefónicas sirve únicamente para reducir la movilidad y flexibilidad re querida en las Unidades; desarrolla la “-inercia” y cons tituye un dispendio innecesario. El uso de la radio debe considerarse como normal y no como simple medio de emergencia; por consiguiente, el empleo de sencillos có . . - 34 digos de campaña y normas para su utilización y disci plina de empleo ha de ser habitual. 8.—El concepto de LPR debe ser reemplazado por el de ofensiva-defensiva. La defensa ha de establecerse en profundidad, ha de ser elástica y ofensiva en su natu raleza. Las fintas y “contra amenazas” o contraataques serán de empleo normal en el combate defensivo. Las necesidades de orden estratégico pueden obligar a reti radas locales hasta la ruptura del contacto. Esta acción requerirá un juicioso empleo de los elementos de reco nocimiento. 9.—La técnica de la coordinación aeroterrestre ha de ser convenientemente establecida. El equipo de con trol aéreo debe reducirse todo lo posible, así como el tiempo que se invierte desde la petición inicial de apoyo hasta el momento de aparecer la aviación én la zona del objetivo. Naturalmente, esto ha de realizarse en coor dinación con las Fuerzas Aéreas. io.—El aerotransporte debe convertirse en acción asidua de los grupos de combate; y a este fin, ciertos elementos de las Unidades divisionarias deben ser ms truídos en ejercicios comunes a ambos. ii.—La contante amenaza sobre nuestras tropas de ataques enemigos con armas especiales ha de impulsar a la práctica constante de la técnica de la dispersión, la ocultación y la disimulación. 12.—Los CC.GG. o Pls. Ms. deben ser susceptibles de desdoblamiento, actuando cada uno de sus elementos independientemente cuando la situación lo requiera. Y sin que esto haya de suponer aumento de personal alguno. 13.—Los reconocimientos adquieren un papel prepon derante en un esfuerzo constante por porporcionar in formación a las Unidades subordinadas. El Cuerpo de Ejército y el Ejército habrán de disponer de Unidades de este tipo perfectamente instruidas. 14.—En la instrucción individual hay que esforzarse en fomentar la iniciativa en todos los empleos y el man tenimiento de la más severa disciplina. 15.—Todos los escalones integrantes de la División han de estar familiarizados con el empleo táctico de las armas de destrucción en masa, enseñándoles a sacar provecho de la tremenda confusión y efectos de “shock” que originan la explosión de sus proyectiles. Y no sola mente ha de referirse esta instrucción al caso de empleo por nuestra parte de tales armas, sino que también debemos preparar a nuestras tropas física, mental y psicológicamente ante su utilización por el enemigo. i6.—La posibilidad de actuación de las Unidades en misiones semiindependientes y alejadas de sus Pis. Ms., donde su control puede llegar a ser muy difícil, ha de ser motivo de atención especial. Las tropas han de con centrarse para actuar ofensivamente en períodos de tiempo mucho más cortos que los necesarios antigua mente, con objeto de ofrecer al enemigo el menor blanco posible. Una vez conquistado el objetivo, las tropas han de desplegar con toda rapidez para evitar su destruc ción en masa. Estas acciones requieren que los elementos de los Servicios sean muy flexibles y suficientemente móviles para apoyar debidamente a las tropas del frente. Ha de tenerse en cuenta que el llevar a efecto este pro grama es tarea de varios años y que la -mayoría de los componentes del Ejército han de verse afectados de alguna manera. Por ello han de interesarnos a todos las pruebas que para la organización de las nuevas divi siones se llevan a cabo en la actualidad en Fort Benning y Fort Hood. La televisión como auxiliar del Mando.. Mayor de Artillería Alberto liana El día ir de agosto de 1954, en unas maniobras an fibias realizadas en la orilla de un lago cercano a Fort Meade (Maryland, EE. UU.) desembarcó con la primera oleada de asalto un soldado que llevaba en alto, sobre el agua, un nuevo aparatejo, una especie de máquina to mavistas de las de tipo pequeño y peso reducido. Aquel que hubiese observado de cerca a dicho soldado y a su máquina, hubiera visto—sin embargo—que se trataba de algo diferente a una máquina de cine, ya que dentro de la misma no corría ninguna película, y también porque de un zurrón, que llevaba el soldado a la espalda, se elevaba una antena de varilla, del tipo de las que nor malmente se usan en las radios de campaña. Efectivamente, lo que el tal soldado llevaba consigo era el ojo de su General, en forma de una pequeña cá mara de televisión. Al mismo tiempo, otros distintos “ojos” estaban diseminados en puntos críticos del despliegue y unas cámaras de objetivos múltiples volaban sobre la zona, a bordo de aviones, dando una visión más amplia del campo de batalla. Rivista Militare. Mondini. De la publicación ita (Traducción del Comandante Ory.) siempre, no era superior a los 2.000-2.300 ciclos -por se gundo, es decir, poco en relación a las disponibilidades de los mandos de hoy, que miden la amplitud dé sus canales de transmisión en megaciclos. De aquí se deduce, con el crudo lenguaje de los números, que los Jefes de entonces sabrían bastante poco de cuanto sucedía ante ellos. La fotografía aérea ha sido, sin duda, la mayor ayuda informativa de que se dispuso para sacar a los Mandos de tan penosa situación. Pero la fotografía aérea pro porciona una visión estática del paisaje obtenida en la centésima parte de un segundo. ¿Qué sería si se pudiese disponer de fotografías aéreas vivas, con un enemigo que, en lugar de mantenerse quieto, con -la esperanza de con fundirse entre las matas o rocas, se agitase, actuando normalmente?... Bastaría superponer a esa fotografía un cuadriculado para obtener el más sensacional plano de objetivos que jamás pudiera soñar un Comandante de Artillería. Pues bien, esto ha dejado de ser un sueño para pasar a ser una realidad: en Fort Meade ha funcionado el “puesto de mando del futuro”. La experiencia de Fort Meade. Durante muchos siglos, quizás milenios, el Jófe vió y guió materialmente a sus tropas en la batalla, a pie Como puede verse en una de las fotografías que re o a caballo, desde lo alto de un montecillo o desde la producimos, el Puesto de Mando que se estableció en copa de un árbol. La elefantiasis de los Ejércitos es cosa Fort Meade, y que puede dar una idea de lo que será reciente y la de las armadas navales recientísima. Hasta un futuro Puesto de Mando, constaba de seis televisores hace poco tiempo, los Ejércitos y las Flotas luchaban en alineados sobre uno de mayor tamaño. Cada uno de los poco espacio, en el espacio que podía abarcarse con la pequeños correspondía a una cámara en funcionamiento mirada de un hombre situado en una colina o en el en el campo de batalla. En este caso, además de la del puente de mando de un barco. La historia está llena de soldado de que hablamos al principio, había otra más sugestivos y emocionantes episodios de batallas ganadas con las patrullas avanzadas, una sobre un carro blindado, o perdidas por Jefes que, haciendo una señal, lanzaban una en el puesto de interrogatorio de prisioneros, otra a sus escuadrones a la carga o a su tripulación al abor sobre un helicóptero (proporcionando un cuadro de la daje; como igualmente está cuajada de frases lapidarias actividad de las tropas propias) y, en fin, la última sobre del tipo de las de “¡A mí la guardia!” o de aquel “No un avión de reconocimiento, que daba una visión de veo aquellos barcos”, dicha esta última por Nelson, tras conjunto del campo enemigo. Eventualménte, se hubieran ponerse el anteojo en el ojo tuerto, para no ver las preponderantés fuerzas ene migas. La primera guerra’ mundial marca el comienzo de una nueva etapa de la his toria militar en la que el pueblo se hace recluta, llena los cuarteles, se transforma en tropas y guarnece centenares de kiló metros de frente, con trincheras cavadas en fango y lodo; en la que los Generales y sus Estados Mayores dejan sus uniformes con botones y charreteras doradas y pa san a vestirse de pana beige, y en la que, no pudiendo los Mandos abarcar con la vista todo el teatro de operaciones que aparecía en el plano, decidieron sentarse a la mesa y contentarse con telefonear y enviar despachos. La situación no podía ser más precaria. De hecho, por la ley de Hartley, un me dio de transmisión transmite una cantidad de información proporcional a la anchura de su banda pasante. Pues bien, la banda pasante de aquellos teléfonos de campaña, El “puesto de mando del futuro”, tal y como / uncionó en las experiencias anfibias de aun llegando a admitir que funcionaran Por Meade (California, EE. UU.). - 35 Cdniara de televisión tvabwjando desde una frmnc.hera. podido recibir informaciones directas de los proyectiles lanzados en el interior del despliegue adversario. Cualquiera de los fotogramas recogidos por los pe queños televisores podía ser pasado a la pantalla del televisor grande, y así poder observar la escena corres pondiente con mayor detalle. A la izquierda del conjunto de los televisores estaba un relieve en plástico de la zona, y un Oficial especializado, en contacto por radio con los teleoperadores, iba indi cando, por medio de un puntero, cuál era la zona que estaba siendo televista en cada momento. La experiencia de empleo de este método dió un bri llantísimo resultado: en el curso de las maniobras, las tropas propias se toparon con un carro armado de tipo desconocido; inmediatamente, el carro apare ció en la pantalla y un Oficial de E. M. anotó sus detalles e hizo un esquema del mismo. Un prisionero “enemigo” se dejó coger, llevando sobre sí un papel con el despliegue, adversario para el contraataque. La noticia fué rápida mente controlada y confirmada por medio de la telecámara a bordo del avión de reionoci miento, y el Comandante de las fuerzas propias pudo hacer en su planes las correspondientes modificaciones, con el fin de hacer abortar el contraataque enemigo. Entre tanto, la cámara que llevaba el helicóptero señalaba la situación de los heridos, facilitafldo así al Jefe del Servi cio Sanitario la labor de recogida por medio de los helicópteros-ambulancias. tiempo. A finales del año 1873, Willoughby Smith la descubrió en el selenio. Pronto se comprendió que este fenómeno estaba más bien relacionado con los de la conductividad y aisla miento que con la conducción normal en los cuerpos metálicos, si bien el total problema de los fotoconductores y de los semiconductores aguardaría a Plank y a la mecánica cuántica para su más adecuado aprovechamiento. En los tubos de captación que normalmente se emplean (isonoscopios, imágenes “orthicons”) se utiliza otra propiedad: la fotoemisión. Por efecto de élla, algunos cuerpos emiten electro nes en una cantidad proporcional a la luz que incide sobre ellos. La fotoemisión es un efecto superficial, al contrario que la fotoconductivi dad, que es un efecto de profundidad y que puede dar, por tanto, un rendimiento muy su perior. Es natural que pensaran en ella los pri meros experimentadores, que buscaban la reali zación de la televisión, y, de hecho, los primeros experimentos con el disco de Nipkow utilizaron las células de selenio cristalizado, las únicas ahora disponibles para la generación de se ñales. Aparece ahora claro el inconveniente propio del uso del selenio: su gran inercia. El selenio es lento en el aumento de su propia conduc tividad cuando es iluminado y, sobre todo, es lento en perderla cuando el manantial luminoso se aleja. La fotoconductividad volvería al servicio activo en tele visión muchos años más tarde, en 1950, gracias al mago de la R. C. A. Zworykin, si bien esta vez el material empleado no seria el selenio cristalino, sino los sulfuros y los seleniuros de antimonio, cinc y cadmio. Enel “Vidicon” existe una pantalla transparente y con ductora, sobre cuya otra cara incide la imagen, a cuyo fin está recubierta de una delgada capa de dieléctrico fotosensible. Esta capa es explorada por ún pincel de electrones lentos, por sucesivas líneas horizontales, en re lación al normal movimiento de exploración televisiva. La pantalla se mantiene a un potencial del orden de una vein tena de voltios positivos con relación al cátodo. El dieléc Los fundamentos del sistema. La experiencia de Fort Meade fué posible gra cias al “Vidicon”, un tubo de captación con di mensiones y peso reducidísimos. Este, al igual que el “Staticon”, similar al primero, se basan en el principio de la fotoconductividad, que es la propiedad que. tienen algunos cuerpos de pre sentar una conductividad electrónica variable, ségún la intensidad de la luz incidente. Esta propiedad fué ya advertida hace mucho 36 Tomavistas de televisión.portdtil recogiendo un momento del ataque. trico, que se encuentra sobre la parte pos terior de la pantalla, impide—en las debi das condiciones de oscuridad—que este potencial alcance la cara posterior, barrida constantemente por el cepillo electrónico. Pero la luz se comporta, con relación al dieléctrico, como lo haría un lápiz sobre una hoja de papel carbón y hace pasar sus señales, de parte a parte, exactamente en la zona donde es aplicada. Por, tanto, el aislante que se encuentra en la parte posterior se hace conductor en las zonas en que incide la luz y se carga de potencial positivo, y la distribución de este poten cial positivo reproduce exactamente la distribución de la iluminación existente en la cara anterior, sobre la cual la lente proyecta la imagen. El pincel electrónico, que explora la cara posterior, anula la car Cámara de televisión instalada a bordo de un avión para facilitar información de la ga positiva que se encuentra en ella, zona enemiga. depositando un determinado número de electrones (negativos), de los cuales es rico. tará siempre bajo la “mirada” de dos Generales: el ene Se establece así un paso de corriente cuya intensidad es proporcional, en cada momento, a la intensidad lu migo, que estará pensando en el modo de no dejarle un momento, y el que podríamos llamar minosa del punto explorado. Es decir, se tiene una co descansar amigo, que estará como, a tres metros de distancia, dis rriente modulada de la señal luminosa, y, por tanto, como deseábamo, la variación de luminosidad ha sido puesto a decirle: “Avanza cuatro pasos”, “ponte el botón transformada en una variación del parámetro eléctrico y es del cuello”, “dispara sobre aquel enemigo”, “pásate el tirante del cinturón por debajo de la hombrera”, “tira una señal eléctrica, que podremos transmitir, irradiar, cap una bomba de mano sobre aquel carro...” tar y revelar con los procedimientos de la radiotécnica. Con la ayuda de los transitores, de la televisión y de Se habla ya del empleo bélico de la televisión en otros inventos, no cabe duda de que también podrán colores, que dará una visión todavía más real, permi tiendo apreciar mejor los distintivos de los aeroplanos obtenerse datos interesantes, tales como eí reverso del despliegue enemigo que hay que asaltar, el trazado de y de los carros, el humo de las pistolas de señales y dis las posiciones indicadas sobre una panorámica o la tinguir los matojos fingidos del enmascaramiento de los cara del Comandante en Jefe, que acompaña sus órde vivos y verdaderamente de la naturaleza. Si bien estos progresos ayudan, indudablemente, a la nes a la voz con el gesto. Al lado de los proyectiles dirigidos, del cañón antiaéreo acción de mando de los EE. MM., podemos señalar, desde ahora, que el pobre soldado no sacará de todo ello mu que se apunta y dispara por sí y de la artillería atómica, la TV del campo de batalla se dispone a tomar su puesto chas ventajas, por cuanto, aun cuando esté semienterrado en un hoyo de fango y protegido de los proyectiles, es- en los Ejércitos de mañana. ‘ . LosIngenierosenCorea. Coronel De Lesquen. De la publicación francesa Revise Militaire d’Information. (Traducción del Comandante Rubio Miranda. Extracto.) El progreso técnico imprime al arte de la guerra una evolución rápida en extremo, nada fácil de seguir, porque en todos los países un bien bien guardado se creto rodea a los adelantos adquiridos y a los nuevos métodos que se derivan de ellos. Pero en el plazo que media entre dos grandes con flictos,, las guerras localizadas en que se enfrentan ideolo gías opuestas, como está sucediendo actualmente, son unos a modo de test a cuyo estudio se dedican con el mayor celo los .expertos para tratar de fijar, lo más precisamente posible, el desarrollo de la curva de esta evolución. A tal respecto, las operaciones de Corea, han’ llamado especialmente la atención y han permitido recoger gran cantidad de enseñanzas. Entre ellas, no carecen de ‘interés las que conciernen a los Ingenieros en particular, a fin de orientar los áni mos hacia un conocimiento más a fondo de su cometido y de sus posibilidades. Corea es una península de un millar de kilómetros de largo por algo menos de 300 de ancho. Está cubierta casi enteramente por terrenos formados de montañas rocosas y peladas que culminan por encima de los 2.00C metros, recortadas por valles encajonados, cuyos fondos están ocupados por arrozales pantanosos. Los cursos d agua son numerosos, rápidos y torrenciales en la mon taña, para convertirse en más lentos y anchos en proximidad del mar. Durante la mayor parte del año su caudal es modesto y son vadeables fácilmente; si embargo, están sometidos en primavera y verano enormes crecidas, que han llegado en muchas ocasione a destruir los puentes. Sucedió esto principalmente e 31 febrero de 1951 sobre el Han, cuando las fuertes lluvias, sumadas a un prematuro deshielo, aislaron durante va rios días a elementos aliados que ya habían pasado el río. El clima es muy frío en invierno. En verano es muy caluroso y los fondos pantanosos están cargados de miasmas. La población es muy densa y, en razón al carácter montañoso de la mayor parte del país, está constreñida a las regiones de cultivo. Las vías de comu nicación son muy escasas y precarias. Antes del conflicto, sólo la carretera de Pusan a Seul era verdaderamente digna de este nombre, pero los puentes construídos por los japoneses estaban mal conservados y, por esta causa, no permitían el paso sino de cargas ligeras. Fuera de esa ruta, nq había sino malas pistas estre chas y apenas empedradas, por las que resultaba im posible toda circulación en período de deshielo o de lluvia; en esos momentos se adueñaba de todo un barro espeso. El puente típico era una obra de madera, con vigas y traviesas de troncos, sobre los que se había extendido tierra, pero que ya había desaparecido. Total, que la circulación sobré tales pistas era difícil y problemática. Ocasionaba tantos accidentes mecánicos que el mando aliado, al principio de la campaña, apreció en el 30 % las bajas de los vehículos inmovilizados sobre un recorrido superior a los cien kilómetros. La infraestructura aérea se limitaba exclusivamente al campo de Kimpo, cerca de Seul. Los recursos locales de que podrían echar mano los Ingenieros aliados eran muy escasos, por no contar el país con ninguna industria notable en cuanto al cemento ni al hierro o madera para construcciones. Sin embargo, la piedra es abundante y de buena calidad por todas partes y abunda la mano de obra local, que es disci plinada y diestra.. Sus métodos son simples en extremo, más bien rudiméntarios, y a base de trabajo manual. La carretilla es un utensilio desconocido, el transporte de tierra se hace con cestos, por cadenas interminables de hombres; al estilo de las hormigas, el número suple a la calidad y permite obtener resultados muy aprecia bles en los trabajos de carretera, por ejemplo. El coreano es muy experto en levantar muros de piedra seca para machones, contenciones y aun para casas. Las mujeres se mezclan a los hombres para trabajos de toda clase y especialmente para el arrastre de materiales, que se hacen en cadenas. Hay cadenas que pueden alcanzar rendimiento de mil toneladas por día para la descarga de barcos, por ejemplo. Durante toda la campaña las unidades aliadas de In genieros recurrieron frecuentemente a los trabajadores coreanos, que .fueron muy útiles y eficaces auxiliares. DESARROLLODE LAS OPERACIONES Fué en ese ambiente tan particular y tan diferente del que estamos acostumbrados en Europa Occidental, en el que tuvieron que comprometerse las fuerzas aijadas bruscamente y sin preparación, a fines de junio de 1950. Durante un año revistieron las operaciones todos los aspectos tácticos que se pueden imaginar en el arte de la guerra, y desembocaron en un doble flujo y reflujo de las masas rojas, de punta a punta de la península, para estabilizarse. La campaña, desde la invasión roja del 20 de junio de 1950 hasta el armisticio de julio de 1953, comprende seis períodos: i) Maniobra en retirada de las fuerzas aliadas desde el paralelo 38° hasta el reducto de Pusan (junio-julio de 1950); 2) Defensiva sin ideas de repliegue en el reducto de Pusan (agosto-septiembre de 1950); 3) Ofensiva de ruptura partiendo del reducto de Pusan, acompañada de un desembarco en Inchon, cerca 38 de Seul, seguida de una explotación llevada hasta el Yalú (septiembre-octubre de r5o); 4) Maniobra en retirada ante la intervención en masa de las fuerzas chinas, que obligaron a los aliados a replegarse hasta el sur de Seul (noviembre de 1950-enero del 1951); 5) Ofensiva metódica aijada empujando a los nor tecoreanos hasta el norte del paralelo 38° (enero-junio de 1951); 6) Estabilización sobre las posiciones alcanzadas, mientras que se proseguían las entrevistas del armisticio (julio de 1951-julio de 1953). i) Maniobra en retirada. La irrupción de las masas norte-coreanas al sur del parlelo 38° no chocó inicialmente sino con las fuerzas sur-coreanas; mal preparadas para contenerlas, éstas no pudieron, pues, hacer otra cosa que replegarse. En el curso de este repliegue, los zapadores norte-coreanos, en cuadrados por algunos Oficiales americanos, hicieron lo posible por retardar la progresión de los rojos, mediante la destrucción de las obras de fábrica, en particular sobre el Han, que era el accidente más importante a atravesar por el invasor; pero por- haber sido excepcio nalmente seco el verano de 1950 en Corea, los carros y los convoyes rojos pudieron vadear con bastante facili dad las cortaduras. Los días y 6 de julio desembarcaban en Pusan los primeros zapadores americanos; pertenecían al tercer Ba tallón de Ingenieros de combate, unidad orgánica de la 24•a División de Infantería; inmediatamente tuvieron que intervenir, tomando parte en la maniobra retardatriz hacia Chichowon. Para el 22 habían efectuado 36 grandes destrucciones, de ellas u puentes de vía férrea y 6 túne les. Pero, además, tomaban parte constantemente en el combate propiamente dicho con el arma en la mano, su friendo serias pérdidas. La Compañía “C” fué casi ani quilada el 20 de julio, cerca de Taejón, en los combates en que cayó prisionero el General Dean, Jefe de la Di visión. Ocupados en estas misiones de combate, los zapado res no podían satisfacer a las necesidades elementales de las fuerzas aliadas. Efectivamente, era -urgente organizar una infraestructura conveniente y era preciso, no sólo preparar rápidamente las carreteras y las pistas de vuelo para la aviación, sino también conservarlas y repararlas para tenerlas constantemente en estado conveniente de servicio. En el curso de este primer período de la campaña, a pesar de la escasez de medios disponibles, la progresión de las fuerzas rojas fué frenada con eficacia por la acción de las destrucciones, combinadas con la de los desta camentos retardadores. Este resultado fué una feliz con secuencia de las dificultades del terreno y de las de ficiencias de la red de carreteras y, de hecho, el perímetro previsto para la defensa de Pusan no fué alcanzado por el enemigo hasta el r de agosto, o sea 35 días después del comienzo de la invasión. 2) Delensiva sin idea de repliegue. Al comenzar agosto de 1950 las fuerzas aliadas estaban pegadas al reducto defensivo de Pusan; no les era posi ble ceder más terreno sin ser arrojados al mar; y, -sin embargo, la organización del reducto era muy somera y los campos de minas escasos. Los mismos zapadores no tuvieron tiempo sino para cubrir las posiciones que te nían misión de defender por sí mismos: realmente las fuerzas aliadas no eran las suficientes. Los zapadores de- construcción de puentes no había en Corea sino 260 me tros de Treadway y, como parte de este material había sido utilizado ya en Kumho, hubo que recuperarlo y llevarlo de noche por caminos donde los Broekways tro pezaban con grandes dificultades para la marcha. No se pudo, por otra parte, hacer con este material sino un solo puente de 195 metros, al cabo de veintiséis horas de trabajos muy difíciles, por la naturaleza del río, cuyo cauce está sembrado de profundos fosos. Empleada por la 24.” D. 1. para su paso la mayor parte del material técnico disponible, las otras grandes unidades empeñadas en la acción—la 2.” y 25•a D. 1., la i.” D. C. y la i.” D. 1. coreana—hubieron de confor marse con bien poca cosa. Los zapadores recurrieron a los medios de circunstancias y muy especialmente a los vados improvisados con sacos de arena, para cuyos tra bajos se manifestaron muy eficaces los obreros coreanos. Estos pasos de asalto tropezaron con resistencias muy variables;, algunas fueron encarnizadas, mientras que otras fueron casi nulas. Técnicamente todas las acciones tuvieron éxito. Tan bien, que desde el día 22 pudieron lanzarse las fuerzas aliadas a la persecución de los norte coreanos y esforzarse por establecer contacto rápidamente con los elementos desembarcados en Inchóñ, con el fin de cercar el máximo de fuerzas enemigas al sur de la península. Pero, franqueado el Naktong, las fuerzas aijadas no podían progresar rápidamente sin disponer de carreteras con una vialidad suficiente. Una nueva tarea conside rable esperaba a los zapadores, empresa esencial para el éxito de la maniobra de la que, necesariamente, regula ban la velocidad. Los Ingenieros de la 24.0 D. 1., que es taban en la punta de vanguardia, llevaron en estas cir cunstancias la parte más pesada. Para el 29 de septiem bre había sido alcanzado el Kum, depresión importante a 210 kilómetros de la base de partida. Para hacerlo realidad, las secciones de zapadores, repartidas por los distintos itinerarios, se habían dedicado al relleno de embudos, desviacones locales, puentes, vados, descom brado de localidades, etc. El i de octubre era pasado el Kum, con 300 metros de anchura. Había sido necesario, por falta de material .técnico disponible, preparar un puente sumergido, o más un vado con sacos de arena. Luego se re 3) Otensiva ile ruptura, acompaílada de desembarco exactamente, anudó el avance, yendo los zapadores en la punta de van y explotación. guardia levantando los campos de minas y reparando A mitad de septiembre el dispositivo de las fuerzas mejor o peor, pero muy rápidamente, los itinerarios in dispensables. reunidas alrededor de Pusan había sido reforzado sus De esta forma, el 2 de octubre estaba abierta la ca tancialmente y cuando la Infantería de Marina desem rretera hasta Suwon, el 6 hasta Seul, el hasta Munsan, barcó el día 15 en Inchón, puerto de Seul, las unidades el 22 hasta Pyonyang, el 26 hasta Packchon y casi hasta agrupadas en el reducto emprendieron simultáneamente el Yaiú, marchando siempre los zapadores delante para el ataque, para empujar alas norcoreanas. Esta salida ofensiva fué llevada por tres divisiones y abrir camino a los primeros elementos. Desde la salida del reducto de Pusan, habían reparado más de 1.000 una brigada aijadas. Suponía para los zapadores un pro de carretera, preparado diez pistas de ate blema delicado desde la partida, puesto que era preciso kilómetros franquear obstáculos tan importantes como el Naktong, rrizaje, así como un número incalculable de puentes, de 200 a 250 metros de ancho. Hizo falta incluso faci vados, desviaciones, etc. En los escalones retrasados no estuvieron menos car litar paso a una división del otro lado del Kumho, to gados de trabajo. Tratáhase primero de mejorar toda rrente de unos cien metros de anchura, en el curso de una operación previa. Por falta de medios de paso, fué clase de obras realizadas de prisa sobre vías de comu necesario construir lo que los periodistas llamaron puente nicación, naturalmente precarias, y más particularmente de reforzar los vados preparados con sacos de arena que, sumergido y que no es, realmente, sino un vado impro si facilitaban el paso rápido de los primeros elementos, visado sobre sacos de arena. Fué el día 19 cuando desembocó la ofensiva aijada no soportaban un tráfico importante y prolongado. Tratábase también de montar en la retaguardia una en masa, atravesando el Naktong. El paso se realizó aérea suficiente y de poner en condi según el método clásico: los primeros elementos fueron infraestructura lanzados sobre la orilla oeste por barcas aisladas y luego, ciones de servicio rápidamente la vía férrea de Pusan muy rápidamente; entraron en acçión los pontones. Sin hasta más allá de Seul. Este restablecimiento de la vía embargo, resultó esta operación muy delicada para los férrea fué una tarea ardua que, gracias a soluciones auda zapadores, por falta de material. Así, la 24a D. 1. en ces, pudo ser llevada a cabo en el mínimun de tiempo. establecieron verdaderas marcas técnicas a pesar d€ cargada del esfuerzo principal no disponía sino de 112 Se embarcaciones, que representaban más de la mitad de los reducidos medios. La brecha sobre el Nak±ong, d€ las existentes a la sazón en Corea. Además, para la 6o a i6 metros sçbre el nivel del agua, fué pasada en jaron atrás su material técnico y se establecieron en po sición, como infantes. De esta forma, el i de agosto, el Mando de Ingenieros de la 2 D. 1., debía organizar y mandar una agrupación formada por dos Compañías de Ingenieros, una Compañía de. carros, una Batería antiaérea y un Escuadrón de reconocimiento; acto se guido recibía la misión de cubrir durante días un sector importante sobre el Naktong, intervalo entre dos di visiones de Infantería. Algunos días más tarde, el Ba tallón de Ingenieros, reforzado por una Compañía de Carros, relizaba un contraataque para rechazar a las fuerzas rojas que intentaban desesperadamente pene trar, franqueando el Naktong. El 6 de agosto debía em peñar combate con todos sus medios; la sección de puen tes de la Compañía de Mando era transformada en equi pos de morteros; las secciones de mandos y de entrete nimiento del material eran convertidas en cazadores. Hasta el 21 de ese mes defendió un sector a lo largo del Naktong el 3.° Batallón de Ingenieros de combate, ha ciendo patrullas de día y de noche, trayendo prisioneros y sufriendo sensibles pérdidas. Cóntraatacandp para cegar brechas en el dispositivo, los zapadores combatieron hasta cargar a la bayoneta. Cuando el 22 de agosto los zapadores de la 24,a D. 1., fueron relevados por el 38.° Re gimiento de Infantería y reagrupados para reorganizarse, estaban agotados por su larga permanencia en primera línea, pero con la moral muy elevada. No obstante, a retaguardia había que atender siempre a numerosas y urgentes necesidades: preparar pistas de aterrizaje, reparar carreteras y puentes, etc. Para lo grarlo,. no era cosa de emplear a los zapadores en su es pecialidad exclusivamente, y entonces se agrupó a las unidades en servicio para realizar las tareas más ur gentes. Así se vió emplear en el entretenimiento de las carreteras a una agrupación formada por dos Compañías de reserva, una Compañía de puentes “Treadway”, una Compañía de camiones-cisternas y otra de suministros de agua. Muy felizmente, a principios de septiembre, se or ganizó la participación de la mano de obra coreana y empezó a llegar el material pesado. ‘ 39 7 días; la del Han, de 350 metros de anchura, también en 7 días y otra de 56o metros, 6o kilómetros más al norte, solamente en io días. Es claro que no se trataba sino de reparaciones provisionales, que debieron refor zare inmediatamente cuando se hubo recuperado los medios técnicos convenientes. Mientras las fuerzas aijadas del reducto de Pusan se dedicaban a atravesar el dispositivo enemigo sobre el Naktong, la 2a Brigada especial de Ingenieros tomaba parte activa en el desembarco de Inchon. La cuestión planteada era poner en tierra, en un país pobre en recursos y además devastado en un 6o por ioo, un cuerpo de Ejército de 3 divisiones. Fueron desembarcados en i días 72.000 hombres, rz.00o ve hículos y 6.ooo toneladas de material; y, aparte de sus misiones normales de descarga y de acompañamiento de las Unidades desembarcadas, tuvieron que realizar los zapadores las más variadas tareas, tales como: poner en servicio la dársena del puerto de Inchon, recuperar y poner en servicio las locomotoras y material ferroviario, sepultar numerosos cadáveres, atender a la policía de circulación para canalizar el reflujo en avalancha de las poblaciones coreanas y evitar la paralización del movi miento de las fuerzas desembarcadas, etc. Apenas cumplida esa misión, la 2a Brigada especial de Ingenieros volvía a embarcarse, a primeros de octubre, con la misión de poner en tierra a la 7a D. 1. sobré la costa oriental, al otro lado de Corea. Operación realizada el día 29 de octubre en Iwon, que hizo posible el desem barco de 20.000 hombres, 3.000 vehículos y io.ooo tone ladas de material, en condiciones muy difíciles por el estado del mar. Ciertamente que tal resultado se alcanzó merced también a algunos factores propicios, que es de justicia mencionar: la sequía anormal del verano de 1950 en Corea. Gran cantidad de cursos de agua pudieron ser pa sados-sin obra de fábrica por esta causa, y siendo regla general el empleo de vados; la naturaleza rocosa del subsuelo de las carreteras coreanas, que permitía un tráfico de cierta inten sidad a pesar de ser estrechas, sinuosas y polvorien tas; el hecho de que el enemigo, en su retirada, no pro dujese ninguna destrucción prácticamente. Casi todas las obras de fábrica destruídas resultaban ser, na turalmente, de las efectuadas por los aliados en su repliegue de julio de 1950; la abundancia de la mano de obra coreana, que era una gran ayuda, tanto por su cantidad como por su rendimiento, aunque no fuese de calidad. — — • —- — 4) Maniobra en refirada. No habían aún alcanzado por completo la frontera de Manchuria las fuerzas de la O.N.U. y faltaba mucho a los zapadores para reparar convenientemente todas las obras destruídas y para equipar suficientemente a las retaguardias, cuando las fuerzas chinas franqueaban en masa el Yalú a principios de noviembre de 1950. La situación de las fuerzas aliadas se convirtió en difícil rápidamente; su dispositivo, muy amplio y ale jado de sus bases, no estaba en condiciones de résistir semejante amenaza. El mando se vió, pues, precisado a maniobrar en retirada para ganar tiempo y reagrupar sus elementos sobre posiciones mejores. No era cuestión entonces para los zapadores de pen sar en un descanso bien merecido, que podrían haberse tomado después de terminar victoriosamente la campaña, sino más bien de dedicarse sin descanso y con todas sus fuerzas a nuevos cometidos. A los zapadores divisionarios correspondió primero or ganizar las posiciones, construir obstáculos, -colocar minas, preparar y efectuar destrucciones, y, en fin, lu char a menudo con las armas, ocupando posiciones y constituyendo reservas del mando, a partir del momento en que la situación llegó a ser crítica. Tales misiones les produjeron cuantiosas pérdidas; así, en la 2a D. 1., los zapadores, siempre en retaguardia, perdieron a su Jefe y a la mitad de sus Oficiales y Suboficiales. En los escalones del Ejército y del Cuerpo de Ejér cito, los Ingenieros tuvieron al mismo tiempo que pre parar la inutilizac ón de la red de comunicaciones, ase gurar la destrucción de todos los materiales y aprovi sionamientos no evacuados y mantener en buen estado un itinerario de repliegue para cada Cuerpo de Ejér cito, al menos, lo que exigía un mínimun de dos puentes de paso sobre cada depresión importante. En conjunto, pudo ejecutarse en buenas condiciones el programa de destrucciones fijado por el Mando. Al gunas resultaron penosas para el amor propio de los ejecutantes, tal como la del puente de Taedong a Pyongyang, construcción magnífica de i.ooo me tros de largo, levantada en tres semanas a pesar de los fríos de 20°, y que fué destruída por sus mismos constructores precisamente el día en que se disponían a inaugurarla... En definitiva, no se abandonó ningún aprovisiona miento importante para el enemigo; y si las columnas de refugiados entorpecieron en numerosas ocasiones la des trucción de las obras de fábrica, al fin se frenó suficien temente a las fuerzas enemigas en su movimiento para hacerles perder el contacto, cuando las fuerzas de la O.N.U. impusieron un período de parada sobre el río Inchon, 40 kilómetros al norte de Seul. A mitad de enero de 1951, cuando fué detenida la acometida china 6o kilómetros al sur de Seul, las Uni dades de Ingenieros se encontraban agotadas. Después de haber trabajado sin descanso en la ofensiva, se ha bían mantenido constantemente en la brecha durante la maniobra de retirada, habían gastado todos sus me dios materiales, ya no les llegaban medios de retaguardia y sus vehículos, como sus máquinas, estaban a punto de desgaste. Pero todos los zapadores, de cualquier escalón que fuesen, eran conscientes del importante papel que jugaban en el éxito de la maniobra, por lo que olvidaron rápidamente sus difíciles condiciones de ejecución, a causa del frío mordiente y de las noches sin dormir. Mientras se desarrollaban estos acontecimientos en Corea occidental y los Cuerpos de Ejército 1 y IX se es forzaban por encauzar a las masas chinas, el C. de E. X se hallaba aislado en la montaña, más al norte. Tenía que replegarse sobre el puerto de Hungnam y embarcarse en él para volver a alcanzar, por mar, el sur de Corea. Fué una operación difícil llevada con pleno éxito, en la cual tu vieron los Ingenieros una participación muy importante. En efecto, a principios de noviembre de 1950 el Alto Mando había hecho desembarcar en el norte del país al X C. de E., compuesto de tres divisiones, con misión de presionar hacia la frontera manchú y de apóderarse de los depósitos de Chaugjin, que regulaban el caudal de las aguas que alimentan las centrales eléctricas de la cuenca del Yalú. Esta operación no había tropezado con gran resistencia y había alcanzado sensiblemente los objetivos. Lo más esencial de los suministros y de las evacuaciones de las fuerzas lanzadas al interior del país se hacía por el aire. Esto había planteado a los zapa dores un difícil problema para preparar a 1.400 metros de altitud campos de aterrizaje para los C. 47. Real mente, por el rigor del clima y la dureza del suelo helado, todas las máquinas de gran rendimiento para movi mientos de tierra no eran utilizables; hubo que recurrir al pico, a la pala y al explosivo, pero se adelantaba poco en los trabajos. - - A principios de diciembre comenzaron los chinos a presionar con más intensidad, y numerosas infiltraciones sobre las retaguardias hacían más peligrosa cada día la situación de las Unidades aventuradas sobre. la planicie. De esta forma se tomó el día 9 la decisión de reintegrarlas a la costa y reembarcarlas. Este repliegue en zona insegura sobre un solo eje de carretera, atacado constan temente y cuyas obras de fábrica eran continuamehte destruí das a rétaguardia por el enemigo, fué ciértamente uno de los hechos más salientes de la campaña de Corea. Fué reembarcado todo el personal—incluso el elemento civil coreano—, fio se abandonó ningún material y fué des truído todo lo que tenía algún valor militar. Ahóra bien, los zapadores fueron sometidos a una dura prueba du rante los i6 días que duró la evacuación. El primer problema a resolver era reintegrar a la costa las .dos divisiones aventuradas sobre la planicie de la zona de los depósitos; Para ello, era preciso que las tropas abrieran brecha a través de las tropas enemigas y que los Ingenieros restaurasen un paso en condiciones para los carros y los vehículos. Para descender de la .planicie, la carretera pasaba por estrechas y cerradas gargantas. En. el puñto más estrecho, a media altura de un valle muy encajonado, había sido destruído el único puente, punto de paso obligado, y no había desviación posible. No obstante, se solucionó rápida y eficazmente la dificultad, lanzando con paracáidas elementos Treadway en el niomento deseado y en las proximidades. La distancia a recorrer, una vez descendida la planicie, era todavía de más de ioo kilómetros para alcanzar la costa. Para lqs Ingenieros era preciso restablecer un itinerario con dos vías delante de los primeros elementos y destruirlos después. de pasar los últimos. Las infiltra ciones enemigas entorpecieron mucho, desmoliendo las obras restauradas. Un puente cerca de Santung, fué rehecho tres veces. Felizmente, el invierno es estación seca en Corea y la mayor parte de las obras destruidas se pudieron reemplazar por vados. Además, las infil traciones comunistas no eran lo bastante nutridas para presionar y no empleaban minas. Sea lo que sea, los efec tivos de los zapadores apenas alcanzaban a la mitad de lo que hubiera sido necesario para llevar a cabo to das las misiones que les incumbían. Una vez más se mo vilizó al máximo la mano de obra local y las Unidades de servicio prescindieron de su especialización, para atender a las tareas más urgentes. Así, la 63.a Compañía de equipo y la 512,a de camiones-cisternas, al completo, se dedicaron a los trabajos de carréteras, de puentes y de acondicionamiento de campos para la aviación. En fin, para poder efectuar el reembarque, a pesar de la presión del enemigo, hacía falta preparar y equi par, alrededor del puerto de Hungnam, un perímetro defensivo capaz de albergar a las Unidades desplegadas y de asegurar su seguridad durante el embarque. Todo lo que tenía algún valor militar dentro de ese perímetro debía ser destruído enseguida, antes de ser abandonado al enemigo. En el reducto fué preciso no sólo organizar el terreno, colocar minas y preparar destrucciones; tam bién fué necesario hacer numerosos trabajos de tóda clase y particularmente un puente de 300 metros sobre el Song-Chon y dos pistas de aterrizaje paralos C. 47. Ese puente fué una construcción de carpintería, que empleó 8.ooo metros. cúbicos de. madera traídos necesariamente por mar. Una semana más tarde .era regado de gasolina e incendiado... La construcción de las pistas para los C. 47 constituyó igualmente un buen récord técnico; en par ticular una, necesitada de un movimiento de tierras de 40.000 metros cúbicos, fijó el proyecto de ejecución. un plazo de ocho días; el mando hizo hincapié para que se redujese a cuatró días, y merced a una esmerada orga nización del trabajo y al empleo de gran cantidad de máquinas, pudo utilizarse al cabo de tres días. Fué de un valor incalculable en los últimos días del reenbarque. A medida que salían las Unidades, se iban reduciendo el perímetro del reducto y los zapadores ponían en juego las destrucciones preparadas, según el plan previsto; y cuando se alejó el último barco, se volaron todos los di ques y muelles del puerto de Hungnam. En total, fueron evacuados, en dos semanas, 105.000 hombres de tropa, 98.000 civiles coreanos, i8.ooo ve hículos, 130.000 toneladas de material; los zapadores del X C. de E. y los de la 2.a Brigada especial de Inge nieros podían sentirse orgullosos de la empresa realiza da. Apesar de las deficiencias de sus medios, gracias a su actividad ininterrumpida, eran un éxito indudable el repliegue y reembarque del X C. de E., contra la volun tad del enemigo. 5) Ofensiva metódica. Llegadas las masas chinas al sur del paralelo 38°, alejadas cada vez más de sus bases de Manchuria y hos tilizadas constantemente por la aviación en sus reta guardias, fueron obligadas a detenerse ante la resistencia de las fuerzas aijadas. Desde el fiñ de enero de 1951, después de haber to rnado el mando el General Ridgway, el 8.° Ejército re cuperó la iniciativa en las operaciones. Por medio de acciones locales llevadas con éxito, por ataques a obje tivos limitados, poco a poco, cresta tras cresta, me tódicamente, volvió a recorrer el camino perdido hasta más •allá del paralelo 38°, antes de que los chinos es tuviesen en condiciones de atacar nuevamente en fuerza, que es lo que hicieron en dos ocasiones durante la pri mavera: el 22 de abril y el i6 de mayo. Para detener con eficacia a los chinos, no importaba tanto preparar organizaciones defensivas como equipar al completo todas las zonas, haciéndolas accesibles, aun las menos fáciles de penetrar, a los potentes medios de que disponían las fuerzas aliadas. Convenía en primer lugar y muy urgentemente, abrir una red de carreteras coherente y suficientemente des arrollada, hasta la base del despliegue. El mando con cedió a esto la mayor importancia, y los zapadores, refor zados por numerosa mano de obra coreana y a menudo también por soldados de Infantería, se dedicaron a ello, casi exclusivamente durante tres meses. El. problema planteado a los Ingenieros por el Mando era construir con la mayor rapidez una red de carreteras de 7,50 metros de ancho, para soportar vehículos de o toneladas y cuyos puentes resistiesen las crecidas. No era posible realizar tan ambicioso programa de un solo golpe; se procedió en todo muy deprisa, empezando por mejorar más o menos bien las pistas existentes, procediendo luego a arreglar las desviaciones, ampliar l.a anchura y construir las obras que se juzgasen. nece sarias. En esta insuficiencia de. personal inevitable, aunque. se hubiese doblado el número de las Unidades de Inge nieros, la cooperación de.la mano de obra local fué muy eficaz. El X C. de E. empleó permanentemente 5.000 coreanos. Eran de buena calidad para los trabajos de ca. rretera y permitían recuperar un tiempo muy útil en los sitios a donde no podían ser llevadas las máquinas pesadas. Percatados también de que esas carreteras transformarían sus pueblos, muy aislados hasta entonces, no escatimaron su trabajo. Grandes obras de fábrica fueron construidas durante este período, hasta en las proximidades de la línea de contacto, y algunas fueron destruídas antes de estar aca hadas, por la ofensiva china de abril y de mayo, pero reedificadas inmediatamente, como acompañamiento de la Infantería y de. los carros, así como para la organiza.. . . 41 ción del terreno y tiaba:jos de levantamiento de minas, especialmente en las cercanías del paralelo 38°. A retaguardia del frente de combate, no fué menor la actividad de los Ingenieros durante este período. En el VIII Ejército, tres grupos de construcción, o sea nueve Batallones, no pudieron dar cima a todas sus tareas. El suministro diario de material de Ingenieros del citado Ejército representó durante varias semanas 3.000 to neladas, de las cuales 1.000 eran material de puentes únicamente. El transporte de ese material, que repre sentaba cada día seis trenes de quince vagones, planteó a la 4a Sección problemas difíciles y motivó algunas pro testas. Pero el Mando se mantuvo firme y siguió dando a los Ingenieros la prioridad, que estimaba necesaria, para equipar en tiempo oportuno el frente y sus retaguardias con el fin de disponer, cualesquiera que fuesen las in cidencias de una infraestructura conveniente, el día en que se reprodujesen de nuevo los asaltos chinos. Efectivamente, el 22 de abril los chinos intentaron romper las líneas aliadas en la región de Soyang. Este punto de ataque había sido elegido en la zona del X C. de E., la más accidentada, con el fin de que no jugase para nada la superioridad de los aliados en ma terial. Pero para esa fecha, los Ingenieros habían he cho lo necesario y él Mando estaba preparado; y, tras varios éxitos iniciales, los chinos fueron rechazados sobre sus posiciones de partida, después de haber experimen tado enormes pérdidas. Para llegar a ese resultado, ha bía sido preciso colocar en la zona atacada 37.000 to neladas de suministro. Fueron transportadas 1.200 to neladas diarias por una carretera, que no era al prin cipio sino un mal sendero, apenas utilizable en tiempo seco, y, en lo álgido de la batalla, la pudieron recorrer 8oo camiones en un solo día. Por lo demás, la red de carreteras nuevamente cons truídas permitía una maniobra rápida y eficaz de las reservas. Bien se apercibieron de ello los chinos coreanos, a su costa, a raíz de un nuevo ataque en fuerza el r6 de mayo. Intentando de nuevo romper el frente aliado en el sector más difícil, se vieron sorprendidos al encontrar delante a la Infantería y a los carros de la 3a D. 1., que ellos creían estacionados a más de 2Ó0 kilómetros; en efecto, utilizando itinerarios recientemente abiertos, ha bía podido esta gran Unidad empeñarse treinta y ocho horas después de haber sido avisada y arrollar a los asaltantes de manera decisiva. 6) Estabilización sobre las posiciones alcanzadas. Ya se sabe cómo, ante su impotencia para forzar las lí neas aijadas, los chinocoreanos entablaron, enjulio de 1951, conversaciones de armisticio que duraron dos años. En tonces, rechazados sobre una línea un poco al norte del paralelo 38°, aprovecharon el respiro que se les había dado, por las. entrevistas en curso, para organizarse de fensivamente, desplegando una intensa actividad en cons truir un considerable número de obstáculos, de posi ciones para baterías, de abrigos de todas clases... Los aliados, por su parte, se aplicaron también a po ner en acción todos los recursos de la organización del terreno; de tal forma, al cabo de algunos meses se ha bían construído por ambos lados de la línea de contacto redes de comunicación enterradas, alambradas, campos de minas, abrigos, etc., asemejándose bastante a lo que realizaron en Francia los beligerantes de 1915 a I9I. Mientras que en el frente se organizaba una posición fuerte 37 desarrollada, en retaguardia se proseguía sin interrupción el montaje de la infraestructura necesaria para la entrada en acción de todos los potentes medios de que disponían las fuerzas de la O.N.U. El esfuerzo se dirigió hacia la infraestructura aérea 42 y hacia las vías de comunicación a la vez. La superiori dad de las fuerzas aéreas aliadas era, realmente, una pieza maestra del Alto Mando; importaba, pues, no des cuidar nada para asegurarle las bases convenientes, pero la naturaleza accidentada del suelo coreano no hacía fácil la empresa. En cuanto a la red de carreteras trazada, representaba para el país una valiosa ayuda, aun para su economía, ya que, reducido a sus propios medios, el pueblo sur coreano no la habría podido construir antes de varias decenas de años. La tarea que incumbía a los zapadores durante este período no les permitió realiaciones muy bri llantes; lo más indispensable era entonces conservar las carreteras, lo que era especialmente necesario en la época del deshielo y en el momento de las lluvias, porque entonces el barro se adueña de todo en Corea y el des hielo afecta aun a las mejores calzadas. Estas tareas, tan poco espectaculares como desprovistas de gloria, que consisten en limpiar el barro, espacir arena sobre el suelo helado o grava sobre las carreteras, han absorbido Ba tallones enteros durante meses. En fin, hay que anotar todavía en el activo de los zapadores, durante este período, la reparaçión de los puertos de Pusan y de Inchon, el. suministro de las ba ses proveyendo de decenas de millares de toneladas de aprovisionamientos por mes, la construcción y conser vación de pipe-lines, la instalación de campos, la edi ficación de hospitales, etc. De todo lo expuesto resulta que, a lo largo de toda la campaña, la acción de los zapadores ha sido dominante esencial en la conducción de las operaciones, y las con diciones en que han tenido que cumplir las misiones que se han encomendado a los Ingenieros, han pesado cons tantemente y en alto grado sobre las decisiones del Mando en todos los escalones. Tuvieron en esto tanto más mérito cuanto que los medios en este teatro lejano estuvieron constantemente muy por debajo de las normas establecidas, y las con diciones de trabajó muy lejos de la riqueza, y hasta casi lujo, que habría simplificado tanto la solución de nume rosos problemas planteados en Europa a los zapadores americanos en 1944-1945. Situados sucesivamente en todos los ambientes tác ticos posibles, pasando a veces de uno a otro sin inter valo, destruyendo un día lo que terminaban de cons truir la víspera, combatiendo y trabajando sin inte rrupción, tuvieron los zapadores constantemente que pro digarse al máximo y dar lo mejor que tenían. Sin pretender enumerar todas las enseñanzas que se pueden extraer de esta campaña en cuanto a la acción de los Ingenieros, mencionemos a continuación -los prin cipios generales que resaltan más particularmente: el tiempo dedicado al proyecto, aunque parezca largo, no se pierde nunca; es siempre origen de mayor ren dimiento, de la economía de medios y de una reduc ción en los plazos fijados; el equipo pesado es siempre ventajoso, aunque sea difícil de poner a pie de obra; el empleo máximo de recursos locales en personal y material es siempre provechoso; el personal encargado de los suministros debe ser siempre de la mejor calidad, porque un ejecutante sin, los medios convenientes no puede cumplir a sa tisfación su misión; el repliegue de los puentes flotantes no debe hacerse en último extremo, caso de crecida, porque eso su pone correr el riesgo, sin provecho, de perder el total de un material costoso; no se gana nada con hacer trabajar a las Unidades hasta el agotamiento. Para un trabajo que exige normalmente doce horas, - — — — — — — los zapadores fatigados emplearán veinticuatro. Es, pues, preferible dejarles descansar ocho horas y luego enseguida ejecutar el trabajo en doce. Desde el plano general del Mando de las operaciones, lo que destaca con evidencia es que nunca, como en Co rea, ha dependido la acción de unas tropas tanto de sus zapadores y jamás la participación de éstos en el re sultado de los combates ha sido tan importante. La mejor baza de las fuerzas de la O.N.U. radicaba realmente en la capacidad de su equipo y la eficacia de su armamento. Luego, para sacar partido de él, hacía falta estar en condiciones de emplearlo por todás las partes en que actuarían las tropas rojas. Era preciso, pues, en primer lugar ganar la batalla de la infraestruc tura y sobre todo la de las carreteras, única que permi tía a los aliados actuar en fuerza y en todas partes. Es lo que ha subrayado el General Bradley, cuando dij o: “El chino puede pasar bien por todos los parajes, pero no puede llevar material pesado; nosotros lo podremos llevar y venceremos”. La importancia del papel de los Ingenieros en la guerra, que tan magistralmente ha destacado la cam paña. de Corea, está en trance de aumentar todavía más. Es un punto que conviene subrayar al final de este estudio, porque una de las características de la labor de los In genieros es la de ser ignorada y nunca agradecida,, no es espectacular y no reporta hechos de armas gloriosos. Sin embargo, no se ha podido escribir un solo libro sobre la guerra de Corea sin que los Ingenieros no hayan sido citados alguna vez... Notas breves. NUEVA ZAPATA PARA LA TRACCION ORUGA.— vehículos oruga pesados en todas las condiciones. La Teniente Coronel de Ingenieros R. C. Stewart (De la superficie de dicha cadena debía ser lisa o rugosa, a vo luntad, y preferiblemente mediante maniobra hecha por publicacián norteamericana The Miiitciry Egineer.) Durante la G. M. II, el empleo de los carros de combate el conductor desde su puesto en el vehículo. y tractores de Artillería fuera de camino, encontró Para resolver el problema se idearon varios tipos de considerables dificultades debido a la cadena rodante zapatas, provistas de accesorios; mas como éstos habían que por la constitución de sus elementos representaba de colocarse a mano, no daban resultado en el combate, la solución intermedia entfe la zapata plana y la pro pues obligaban a inmovilizar el carro y exponerlo al vista de resaltes o salientes. La razón de ser de esta so tiro durante demasiado tiempo. lución estaba en la necesidad de producir el mínimo daño En 1947 se hicieron los primeros tanteos sobre una en los firmes de las carreteras, conservando, al mismo nueva zapata, que difería de las anteriores en que ac tuaba como combinación de superficie sustentadora y tractora, lo que se conseguía haciendo girar una placa alrededor de uno de los ejes de la zapata, de tal modo que cuando aquélla estaba recogida, encajada en la zapata, ésta presentaba una superficie lisa, y cuando se la hacía girar se convertía en un patín tractor de forma angular. Un émbolo hidráulico accionaba una cremallera y el movimiento de ésta producía el de las placas. Este dispositivo, naturalmente, podría ser maniobrado por el conductor sin moverse de su puesto. Se trabajó en el perfeccionamiento de este nuevo tipo de zapata y se construyó una primera maqueta, en ma dera (fig. i), que sirvió para poner de manifiesto sus características mecánicas, y al mismo tiempo se efec tuaron pruebas con una maqueta experimental (figs. z y 3) Fg. r. sobre cajón de tierra, para cerciorarse de la eficacia de la placa angular de tracción. El fundamento de ésta tiempo, fuera de ellas una razonable adherencia. Esta lo estableció un científico alemán, al asegurar que una necesidad era aún más acusada para los carros pesados, placa en ángulo era mucho más conveniente a efectos tan frecuentemente transportados por carretera sobre tractores que un patín vertical adosado a una placa cadena. Un tipo especial de ésta, con llanta de goma, se plan.a. Lo que la experimentación ha confirmad’, con utilizó, con éxito, a efectos de instrucción, para no per judicar las carreteras; pero fuera de ellas los carros que las llevaban quedaban, frecuentemente, inmovilizados en terreno blando o barrizales. Para combate se utilizó, un tipo de zapata con relieve angular, cuya superficie sustentadora era grande. Con esta zapata, los carros marchaban relativamente a mayor ve locidad por carretera, pero estropeaban mucho los firmes bituminosos, especialmente en las curvas. Por todo te rreno, la tierra se adhería a la zapata y perdía rozamiento, con el grave inconveniente de la inmovilización del carro, que se convertía c,e ese modo en blanco fácil para el tiro c. c. y de los aviones en vuelo bajo. Desde el punto de vista militar, la solución del pro blema que nos ocupa se orientó a la consecución de una Fig. ‘2. zapata que asegurara convenientemente la marcha de los — 43 su posición abatida. Las pruebas se hicieron bajo con diciones muy variadas y severas, registrándose alguna fracturas de zapatas por sus puntos de giro, lo que de mostró la necesidad de reforzarlas en dichos lugares También se observó alguna dificultad, debida a la arem fina que se alojaba en el mecanismo, cuando el tractoi marchaba a “ralenti” y enlodaba las piezas, lo que s€ podría remediar lavando el tractor después de habei funcionádo sobre arena húmeda. Tras esta éxperimentación se ha llegado a la con clusión de que la nueva zapata (de limitada aplicación a los tractores civiles dedicados a trabajos de construc ción), puede ser utilizada ventajosamente por los carros de combate y por los tractores de Artillería.—Teniene Coronel Casrs. NUEVAS EMISORAS-R.ELAIS EN LA FRONTERA ORIENTAL ALEMANA. (De la publicación alemana Ler Feuerreiter.)—Actualmente se está ensayando una instalación de emisora-relais, ambulante en la frontera oriental de la Alemania del Oeste. Fig. Esta estación va montada en un autobús, ha sido construída bajo las más modernas ideas de radiotelefonía, la ventaja para la placa angular de no ensuciarse al in y son precisos muy pocos especialistas para manejar los troducirse en el terreno. mandos de que constan los aparatos. En 1950 se construyó el primer prototipo experimental, El suministro de energía eléctrica se realiza por me tamaño natural, y se aplicó a un tractor Carterpillar R-4. dio de un grupo Diesel. Como este modelo se construyó a mano y hubo de te Sobre el techo del coche va colocada la antena re nerse en cuenta el factor económico, sólo se hizo la mo ceptora, en forma de espejo parabólico. dificación, precisa para la rotación, en cinco placas. La estación está equipada, y esto es realmente in Este tractor Se probó sobre barró y arena, libre y con teresante y original, con una antena metálica, extensible efecto de remolque, y se apreció que el esfuerzo de trac mediante el giro de una manivela. El mástil de la misma ción de la nueva zapata era igual al de la ordinaria y que alcanza hasta 25 metros de altura, y en su parte superior el mecanismo funcionaba satisfactoriamente. La única se halla una antena parabólica orientable, a través de la dificultad que se observó fué la adherencia de la arena cual se radian las noticias. fina a los órganos de giro de la placa, que hubo de qui La antena receptora del coche recibe las emisiones de tarse lavándola tras del funcionamiento del tractor cualquier estación de radio fija, del interior o exterior sobre playas. del país; seguidamente refuerza la potencia de las mismas Después se construyó un prototipo industrial para un y, variando incluso su frecuencia, vuelve a retransmi tractor Carterpillar D-8 (fig. 4). Este trabajo se hizo tirlas por su emisora, dirigiendo las ondas hacia donde mediante contrato comercial, fabricándose las diferentes convenga, incluso en dirección a una receptora determi piezas de la cadena del modo habitual en la producción. nada. Se diseñaron y fundieron las zapatas especiales, que Si el resultado responde a lo que de ellas se espera, dieron máximo esfuerzo tractor en su posición saliente, se dotará a la organización de “protección de fronteras”, y ocasionaron desperfectos mínimos sobre los firmes en conocida por la sigla BGS, de muchas de estas estaciones, . Fig. 44 4. LA ÁMI’LiACION 1)EL MAR DE ARAL. (De Ía pu blicación norteamericana MiUtary Review.)—Se cree sa ber que los sovieticos han trazado un ambicioso pro grarna para transformar ciertas zonas desérticas del Sur de Siberia, cambiando, para ello, su geografía física. Con tal fin, piensan los rusos desviar hacia el sur el curso de los grandes ríos Obi y Yenesei, que corren ahora las cuales contribuirán no sólo a la recepción de cuanto se pueda captar más allá del telón de acero, sino también para lanzar en dicha dirección cuantos mensajes o no ticias puedan interesar a los pueblos situados tras el telón de acero. La adjunta foto muestra bien claramente los tres elementos de la emisora: el coche-estación, el grupo Diesel de alimentación y el mástil extensible con su correspon diente antena direccional.—-Teniente Coronel A rtero So leras. en dirección norte. Las aguas de esos ríos, mediante canales y presas, irrigarán una extensa comarca y el sobrante se acumulará en la depresión del mar de Aral, que resultará considerablemente ampliado. (Véase el croquis adjunto). Se espera que, de llevarse a cabo estos proyectos, el clima de Siberia resulte más moderado. Los meteorólogos occidentales creen que el clima general de Europa puede ser también afectado. Para abrir los nuevos cauces se utilizarán explosivos nucleares.—--Co mandante Rey de Pablo. CAZA CARROS “MOWAG 55”.—Reproducimos dos fotografías de un prototipo de vehículo blindado sobre ruedas, armado con una pieza de 90 mm., que ha sido construído por la fábrica de automóviles suiza Mowag, de Kreuslingen, y que ha recibido la denominación de “Ca zadór de carros IVlowag55”. El blindaje de este vehículo es de 15 mm. en las MAPAS EN RELIEVE. (De la publicación norteame partes delanteras y trasera y de io mm. a los lado. ricana Military Review.)—Se ha conseguido por pri mera vez en Norteamérica la confección de mapas en Una particularidad es que la pieza de 90 mm. que, en relieve para usos militares, al parecer, mediante el em posición de fuego, tiene un sector de tiro horizontal de pleo de una sustancia plástica. En esos mapas, la escala 360° y uno vertical de —15° a 4 25°; puede abatirse para la marcha, con lo cual la altura total pasa de 2 m. a i,56 de relieves es treinta veces mayor que la planimétrica; conservan la curvatura de la tierra, son fuertes, ligeros durante los movimientos, que realiza a una velocidad y admiten toda clase de coloridos. Se construyen en de 80 Km. por hora sobre carretera y de 40 Km. por hora discos de 58 centímetros, que son casquetes de un globo campo a través. El peso del conjunto, en orden de marcha, es de seis toneládas y la tripúlación la forman cuatro cuyo radio depende de la escala. Uitilizados en la en hombres. seí’íanza, sustituyen con ventaja al cajón de arena. 45 existencia se mantuvo en secreto hasta diciembre del año 1954. Este radiolocalizador de morteros, cuya denominación técnica es “Radar contra mortero ANJMPQ-io”, ha sido realizado pcir el Cuerpo de Transmisiones del Ejército de los EE. UU., en colaboración con la conocida firma “Sperry Giroscope C.°”. El aparato, del que reproducimos una fotografía, es de tipo compacto y se compone de una antena, en forma de plato, de un “situador” automático, de la central de mando a distancia, de una central eléctrica formada por un generador que es accionado por un motor de Cazadov de carros ‘Mowag 55” Aunque el “Mowag 55” se mueve normalmente so bre ruedas neumáticas, dispone de cadenas especiales para el barro, contando además en su equipo con útiles de zapador (que se aprecian en una de las fotografías) para el arreglo de pasos difíciles. La pieza de 90 mm. con que va armado tiene un al cance máximo de 8oo m. y una gran velocidad inicial, afirmándose que se trata de “un excelente cañón”. Pese a todo, un tratadista militar suizo, el Coronel Le derrey, estima que, aunque ingenioso e interesante en su concepción, el armamento del “Mowag no lo hace sino un hermano menor del cazacarros “Skocla G-13”, que también posee el Ejército helvético.—Comandante Ory. “ Radar contra mortero A NJMPQ-io gasolina y, en fin, del montaje para su remolque. Las reducidas dimensiones y peso del equipo permiten su transporte remolcado por un camión ligero, así como su instalación en el interior de una trinchera. Aludiendo a este equipo de radar y con ocasión de la revelación de la existencia del modelo primitivo, un alto Jefe del Pentógono declaró que muchos cientos de soldados de los que regresaban de Corea debían su vida al mismo, en aquella ocasión experimentado.—Coman mandante Ory. El mismo vehículo subiendo una pendiente. RADAR CONTRA MORTERO.—Está siendo cons truído en serie, y ya han sido entregados equipos a Unidades de Infantería norteamericana destacadas en Europa y en el Lejano Oriente, un modelo perfeccionado de radar contra mortero, experimentado con positivo éxito enla campaña de Corea en el año 1952, y cuya 46 PROYECTIL DIRIGIDO “FALCON”.—Después de la breve información aparecida en estas mismas columnas hace unos meses, se han conocido nuevos datos del pro yectil “Falcón” (o “Halcón”), que, hasta ahora, es el más pequeño y a la vez el más eficaz de los que dispone la aviación norteamericana. Es un proyectil autorradiodirigido, del tipo aire-aire (es decir, para la lucha aérea), que tiene una longitud de 1,829 m. (6 pies), un peso de 49 Kg. y un radio de acción eficaz de seis a ocho Km. El “Falcón” ha sido concebido para ser lanzado desde aviones de reacción, para la realización de misiones de interceptación, y lleva consigo su propio motor propulsor, que le permite alcanzar velocidades superiores a la del sonido. La dirección del proyectil hacia su objetivo se realiza desde el avión que lo lleva y orienta su trayectoria, mediante un sistema electrónico .de mando a distancia, que fija al bombardero enemigo por radar y dispara los proyectiles “Falcón” de un modo automático, de modo tal que, prácticamente, e1cohete, una vez dirigido hacia su objetivo por el avión que lo dispara, busca y per PARA CAlDAS CONASPAS. (De Military Riview.)—Un nuevo tipo de paracaídas, con aspas rotatorias, que ha recibido el nombre de “Rotochute”, ha sido ideado por la firma “Kaman Aircraft C.°” de los BE. IJU. para su empleo, al menos inicialmente, por el Cuerpo de Infan tería de Marina de aquel país. El aparato consta esencialmente de dos alas o palas rotoras, fijadas a un eje, en cuya prolongación está, de un lado, un recipiente o depósito (el envase militar de suministros M2) y, de otro, un timón o estabilizador. El”Rotochute” está proyectado para serllevado en el dispositivo portabombas externo de los aviones (tanto de reacción como de hélice), a cuyo fin las palas o ro- El paracaídas “Rolocliute”. El 75royectil “Halcón”. sigue a aquél, hasta su destrucción, cualquiera que sea la velocidad y la acción evasiva que el blanco realice, según se pudo demostrr en unas pruebas, en las que-de rrjbó aviones QB-i7 y QF-8o, sin llevar cabeza de combate explosiva, acciones éstas recogidas en impresionantes películas y fotografías, que han tenido gran difusión. El “Falcón” es un prayectil dirigido de las Fuerzas Aéreas norteamericanas que va a pasar a formar parte del armamento de la aviación de caza. Ya se ha indicado que los aviones que lo lleven agregarán una letra D a su matrícula normal, señalándose así la misión directora del cohete que los aparatos deben asumir. Así, el “F-89H, Scorpion”, que al aparecer estas líneas ya estará en ser vicio, equipado con proyectiles “Falcón”, habrá pasado a denominarse “DF—89H”. Es tal el interés despertado por el “Falcón”, que se estudia ahora la posibilidad de lanzarlo en combinación con el mayor proyectil tierra-aire de la aviación de los BE. UU., el Boeing IM-99 “Bomarc”, que lo llevaría a las posibilidades del objetivo, recuperándose el “Bo marc”—que es muy costoso—mediante un paracaídas. La ojiva de combate del “Falcón” le permite destruir un bombardero. Esto y sus restantes excelentes carac tarísticas han llevado al Subsecretario de las Fuerzas Aéreas norteamericanas, Traver Gadner, a declarar que su empleo por cazas interceptores, actuando desde bases• en el Artico o en otras zonas alejadas del país, permitirá la destrucción de los bombarderos dotados con bombas atómicas o de hidrógeno, mucho antes que puedan llegar a las fronteras del país._Comada*ite Ory. tores se pliegan 900, quedandounidas a 1acolaotimón. El lanzamiento se efectúa en forma análoga al de una bomba de aviación, y las palas del “Rotochute” em piezan a girar automáticamente, hasta colocarse total mente abiertas, comenzando así el régimen de descenso, que es más bien lentoy que precisamente, se trata ahora de mejorar. Como es sabido, los actuales paracadas tienen que ser lanzados a determinadas alturas mínimas y están muy influenciados por las corrientes de aire, que di ficultan la precisión de los lanzamientos y los hacen su mamente difíciles cuando las zonas de llegada son re- Nuevo tractor de artillería inglés. (Pertenece a la nota siguiente.) 47 ducidas. El “Rotochute” es muy preciso, está poco influenciado por el viento, puede lan zarse desde alturas menores, que el paracaí das normal y, lo que es también muy impor tante, con el avión a mucha mayor velocidad, con la consiguiente disminución de exposición del aparato lanzador a la acción antiaérea ene miga.—Comandanle Ory. NUEVO TRACTOR DE ARTILLERIA.—-Ha sido entregado a la Artillería de campaña in glesa un nuevo modelo de tractor, propulsado por un motor Rolls-Royce, provisto de seis ruedas, todas ellas motrices, que le permiten un excelente funcionamiento en los movi mientos campo a través y en la subida de pen dientes. El nuevo tractor de Artillería, que sustituye al “Matador” hasta ahora empleado con el mis mo fin, y del que reproducimos una fotogra fía, presenta como novedad la de que su ca rrocería consta de dos parte: una delantera cerrada, para el conductor y la dotación com pleta de la pieza, y la trasera, cubierta de un toldo de lona, destinada a llevar las municiones y el equipo, y cuya compuerta posterior consta de tres’partes, a fin de bajar cada una de ellas separadamente, para facilitar la carga y descarga del vehículo.—Comandante Ory. ALGUNOS EFECTOS DE LA EXPOSICION ATOMICA. (De la publicación italiana Rivista Aeronautica.)—La fotografía que se reproduce adjunta muestra algunos de los efectos produ cidos inmediatamente después de una explo Sión atómica. En la vecindad situada a la derecha del globo o bola de fuego se puede a preciar confusamente un conjunto de pie zas de Artillería revueltas, que han sufrido los efectos de la onda explosiva por encontrarse muy próximas al punto cero de la explosión. Más a la derecha se notan otras piezas de artillería en las cuales la explosión ató mica ha provocado la autodeflagración de sus cargas de proyección y disparo de los correspondientes proyectiles, ya que dichas piezas se en contraban cargadas.—Teniente Coronel Pedro Salvador. ¿CuáleslafuerzadeRusia?Supotenciaenlaescenaeconómica. Gianni Grarizotto. De la publicación italiana Epoca. (Traducción del Capitán Lores.) En menos de treinta años Rusia, país de agricultores escena del mundo, es necesario recurrir a las cifras y perezosos y pasivos, ha conseguido alcanzar una mo a la comparación de esas cifras con las de la potencia derna y fuerte potencia industrial. No es necesario razo industrial americana. nar que sin necesidad de la revolución política que ha con Empecemos con algunas ideas generales para exponer vulsionado la estructura de aquel inmenso país, la dispo nuestro cuadro con claridad. nibilidad de sus recursos naturales probablemente la ha “Priméra idea general”. Con el nivel del Quinto Plan bría llevado a ocupar, en todo caso, un relevante puesto Quinquenal que termina en 1955, y que representa el en la escala de los poderes económicos, estimulada por el esfuerzo más tremendo realizado por el régimen so proceso de las transformaciones industriales y el pro viético, para alcanar un alto nivel de potencia económica greso técnico, por todas partes difundido y creciente en el y productiva, la fuerza industrial de Rusia llegará ape mundo en este último cuarto de siglo. nas a la mitad de la fuerza industrial de los Estados Para valorar con exactitud, cualquiera que sea el Unidos. peso real de la potençia industrial de Rusia sobre la “Segunda idea general”. Esta Rusia modernísima y 48 - a toda presión de 1955 será parangonable, tornando la evolución de la industrial americana corno término de comparación, a los Estados Unidos del 1925. “Tercera idea general”. Es indudable que Rusia ha superado en muy breve tiempo buena parte de la dis tancia que la separaba de los Estados Unidos. Es un país que en 1928 producía apenas 4 millones de tone ladas de acero, mientras hoy produce 40. En 1950, Rusia producía entonces menos de la mitad del carbón que los Estados Unidos. En 1955 esta proporción to cará el 71%. “Cuarta ideal general”. Esto no significa que la ca rrera pueda prOseguir’ con el mismo ritmo, y que ine vitablemente en el transcurso de otros diez o veinte años Rusia pueda esperar alcanzar una paridad final con los Estados Unidos. Al cOntrario, la sensación prevalente es que el máximo de intensidad en la aceleración de los procesos productivos en Rusia ha sido ya alcanzado, y que el régimen soviético está para afrontar una crisis de reglamentación, en esta forzada tensión dé los fac tores políticos, económicos, sociales y técnicos, que ha sido la clave de los éxitos hasta ahora conseguidos. En los cálculos del Kremlin han faltado dos previsiones: 1•a, la crisis del mundo capitalista cuya muerte los rusos preveían como inminente después de la G. M. II, prin cipio en que basaban su fanática fe; 2•a, el ilimitado cre cimiento económico de su propio país, es decir, el in definido aumento de la productividad del suelo por la agricultura, y la suposición de un indefinido aumento de la productividad humana para la industria. Las dos curvas representativas de la agricultura y la industria están ahora en su máximo vértice, y la grave crisis agrícola en que se encuentra desde hace dos años Rusia, que debe luchar contra un inesperado obstáculo, se ha hecho el problema número uno en el orden de las preocu paciones del Régimen, Veamos ahora alguna cifra más específica. Las tres producciones básicas de’ la industria pesada de un país son: el acero, el carbón y el petróleo. Para el acero, la situación comparativa al final del 1953 era la siguiente: Producción soviética, 42 millones de toneladas; produc ción americana, 114 millones de toneladas; la proporción es de u a 4, casi dos tercios de ventaja para los Estados Unidos. (Añadamos para el acero- estas otras cifras com plementarias: producción anual de los países de la Europa Occidental, 72 millones de toneladas; del Japón y de los otros países del mundo no comunista, 14 millones de toneladas; de los países satélites de Rusia, 15 millones de toneladas.) Para el carbón: producción soviética, 330 millones de toneladas; producción americana, 530 millones. La com paración es de 3 a 2. Pero para el petróleo la diferencia aumenta: producción soviética, 6o millones de toneladas; producción americana, 320 millones de toneladas. La comparación es de 5 a i; la ventaja es de los Estados UnidOs, y vera sobre, uno de los factores más sensibles de la industria de un país moderno considerado bajo el aspecto. de la potencialidad militar y de su eficacia en caso de guerra. Estas cifras vamos ahora a calificarlas. La distancia sensible que existe entre los índices de la industria ame ricana y de la soviética no es tan decisiva como pa recía a primera vista, por el hecho de que la proporción con que Rusia puede destinar a objetos guerreros las producciones de la indus’tria pesada son mucho mayores y casi indefinidas, en comparación con las -limitadas posibilidades de maniobra que tiene en este campo la industria americana. Con el acero producido en Estados Unidos se fabrican también frigoríficas, aparatos do mésticos, automóviles para uso privado, instrumentos industriales y máquinas para las construcciones de todo género de consumo civil. (Algunos datos de comparación; - los planes para 1955 preveían en Rusia un nivel máximo de 5oo.ooo vehículos a motor producidos anualmente, de los cuales 400.000 serían vehículos militares y sólo ioo.ooo automóviles; en los Estados Unidos, en 1953 han sido construídos 6 millones de automóviles. Los objetivos previstos para 1954 comprendían, para Rusia: la pro ducción de 2O0000 frigoríficas y 300.000 aparatos de televisión. En los Estados Unidos, en 1953 se han pro ducido tres millones y medio de frigoríficas y cuatro millones de aparatos de televisión.) Muchas de las ventaj as que la industria americana conserva sobre la so viética son absorbidas por las exigencias enormemente mayores del. mercado interno. En uno de los primeros discursos de Malenkov, des pués de su ascenso al poder en julio de 1953, decía que la porporción entre el destino bélico y el civil de la produc ción ‘de la industria pesada soviética estaba en la rela ción de 70 a 30. Un’estudio esmerado realizado por al gunos técnicos ameridanos en el principio de este año llegaba a la afirmación de que una vez alcanzados los objetivos del Quinto Plan Quinquenal que se concluiría en 1955, la potencia bélica de la’ industria soviética será inferior apenas en un cuarto a la potencialidad bélica de la industria americana. Si la comparación se transfiere a las condiciones de eficacia industrial de los países europeos de Occidente, la superioridad que va adquiriendo las estructura productiva soviética en el campo militar es capaz de determinar un desequilibrio mucho mayor, que el que existía en 1939 entre las democracias europeas y la Alemaia de Hitler. Todas estas consideraciones son y quedan válidas con una condición fija; esta es: que Rusia continúe man teniendo el ritmo actual de tensión, bajo el doble esfuerzo de una eficencia productiva empujada al máximo índice y de una distribución que ‘sacrifica las exigencias de los consumos civiles. Si tales condiciones podrán mantenerse a lo largo inalteradas, es un interrogativo al que es difícil respon der. El objetivo ejecutado por la estructura económica de Rusia es cosa de salvajes. Todo el país, durante un cuarto de siglo, ha sido encerrado en este esfuerzo sobre humano, como un río cuya ruta .ha sido desviada, en cauzada hasta precipitarse en desbordante calda. Allí episodios de violencias sociales golpeando millones y millones de ciudadanos: la lucha sangrienta contra los Kulaki; las tránsmigraciones en masa de colectividades regionales de ‘un punto a otro del vasto imperio; los campos de trabajos forzados, que la propaganda puede tal vez haber agigantado en la exageración, pero que ha sido, por largos años, unos de los elementos’ principales e indispensables de la velocidad de transformación del rostro económico de Rusia. Estos aspectos psicológicos, humanos y sociales de la situación soviética no van sobrevalorados, como muy frecuente y muy superficialmente se suele hacer,, pero no van tampoco disminuídos. En el último Congreso del Partido Comunista Soviético celebrado en el verano de igz, cuando aún vivía Stalin, se vió una marcada, ten dencia a dar relieve a la necesidad de un “mejoramiento humano” en las condiciones de vida en Rusia. Se pro metió un neto aumento en la producción y en la distri bución en los géneros de, consumo, y se trazaron planes para dar a la población soviética más zapatos, más pan más bistec, más vestidos, más relojes, más bicicletas, más máquinas fotográficas, etc. Tan profundo parecía este cambio, que habría incidido sensiblemente sobre las pro porciones entre el empleo militar y el empleo civil de todo el aparato económico e industrial de Rusia, por lo que durante 1953, en las valoraciones estratégicas. del Occi dente, este factor debió tenerse en seria consideracion. Este fué uno de los argumentos de que Churchill se sirvió en sus coloquios con Eisenhower para demostrar que estaban tornando forma en Rusia radicalesnove causas íntimas de debilidad que la economía soviética dades, y que era necesario imponer un nuevo sistema de no tiene el acierto de sacudirse y que forman una es orientación política y diplomática. pecie de inseparable pasivo de pérdidas. La causa mayor Ei.i la realidad, la cifra de la producción soviética de es la compleja organización de direcciones y controles, 1953 indica que el tanto por ciento de aumento en al en que está empleado no menos del io % de la población gunos de los sectores claves de los consumos civiles productora. Los casos de abuso, de incompetencia o de (tejidos, industria del cuero, producción de fertili ineficacia, que inevitablemente provienen de este com zantes, etc.), está comprendido entre límites modestos plejo aparato burocrático, explican la enorme dispersián en comparación con los objetivos que el último Congreso de energías en una tan enorme armadura organizadora. del Partido se proponía. La posibilidad de movilización colectiva que este sis He aquí ejemplos: En los datos de la producción de tema puede imponer a un país rígidamente controlado 1953 se encuentra bajo la palabra abrigos la cifra de r explica, por otra parte, los resultados verticales de los millones de prendas fabricadas para una población de últimos diez años. Pero Rusia ha producido estos re 200 millones de habitantes. El máximo esfuerzd ha sido sultados en condiciones de emergencia, de tensión per llevado en la producción de zapatos: 267 millones de manente. pares, contra 471 producidos en los Estados Unidos Es demasiado dudoso que ella posea las reservas po para una población de sólo i6o millones de habitantes. tenciales, la flexibilidad necesaria para adaptarse a un También es todavía insuficiente el índice de producción largo esfuerzo militar que sería necesario en una guerra. del grano, alrededor de los 280 millones de quintales, En el último conflicto mundial, los socorros y la ayuda que con un aumento de apenas el 8 % en los últimos tres recibió de los Estados Unidos y de Inglaterra, lo mismo años. En la producción ganadera es francamente desas en el campo industrial queen el agrícola, le fueron in trosa la situación soviética, estancada sobre un patri dispensables para afrontar la lucha con Hítier. El Occi monio bovino de 68 millones de cabezas •de ganado, dente conserva para las empresas de larga duración la aproximadamente, el mismo que disponía Rusia en 1928, ventaja de una estructura económica más ágil, con már antes de comenzase la campaña para la colectivización genes amplios para tocar aquellos puntos de tensión, agrícola. (Exactamente en aquella época tenía 66 millones sobre los cuales Rusia hace tiempo está en contacto, de cabezas bovinas, pero con una población inferior en con el más elevado grado de educación, de cultura, de. 30 millones de habitantes a la población actual.) nivel industrial, de vida, con mayor potencial de cali Se podría escribir un capítulo entero sobre la crisis ficación técnica y de especialidad industrial. agrícola que atraviesa Rusia. La situación de dificultad La suma de los elementos positivos y negativos, qu.e en los dos campos mayores, •los cereales y la zootecnia, hemos intentado exponer en este segundo itinerario de que significan dificultad para el pan y para la carne, exploración de la incógnita soviética, nos llevan a la no es más que un índice. Toda la organización del Par misma conclusión a que habíamos llegado en la pri tido está actualmente empeñada en resolver esta crisis mera parte de nuestra investigación (r), la que consi del campo; la revisión de los métodos burocráticos (un deraba los aspectos militares y estratégicos del pro aparato pesado, elefántico: para cada estación de cinco blema, es decir, que la Rusia soviética, también en la pers tractores agrícolas están empleadas 50 personas, en las pectiva de su fuerza industrial y económica, parece varias funciones de central, distribución, custodia, man sólidamente constituída para una tenaz resistencia ante tenimiento, etc.), y la roturación de inmensos terrenos agresiones externas y no posee aquellos márgenes de su vírgenes, en Siberia y en Asia Central. (Se trata de una perioridad concreta y durable que pueden dejarle en ampliación de la superficie cultivada en Rusia, igual treveer esperanzas de victoria en la aventura de una a 120.000 kilómetros cuadrados, en poco inferior a la guerra lanzada desde sus fronteras contra el mundo que supone la totalidad de la superficie cultivada en libre. Italia). Añadiéndolas a las estadísticas que impresionan con (i) Publicada en esta Revista en su n.° 132 correspondiente a sus datos positivos, es necesario no perder de vista las abril último. Elarmaatómica,¿factordepaz? Coronel Ailleret. De la publicación francesa Revise de Dífense Nationale. (Traducción del General Alonso Alonso, de la Escuela Superior del Ejército.) Las armas atómicas constituyen, de aquí en adelante, factor de fuerza más potente en el mundo, si bien está a disposición más que de un reducido número grandes potencias. Hay ya cantidades importantes estas armas que crecen rápidamente y que representan potencial de destrucción en aumento constante. Pudo suponerse que este armamento estaría limitado por la producción de uranio natural. Efectivamente, se podía estimar que dados los probables recursos en las minas de este metal, sería posible una producción mun dial total de unas 2.500 bombas atómicas de fisión por año, lo que no era desdeñable y hubiera llevado en un el no de de un 50 plazo de algunos años a la acumulación de depósitos respetables. Ciertamente, esta cifra era susceptible de crecer mucho en el porvenir por la utilización corno ma teria explosiva del isótopo de masa 233 del uranio obte nido en los reactores, a partir del tono. Mas por muy elevada que fuera la cantidad mundial de bombas consideradas como disponibles en un porve nir inmediato, su potencia destructiva aparecía, sin embargo, como incapaz de desarrollarse a voluntad. Ahora bien; los ensayos termonucleares han conse guido tal éxito que la puesta a punto de los ingenios de “fusión” parece permitir ahora multiplicar a poca costa la potencia total de destrucción del depósito de bombas de “fisión”. Parece, en efecto, resultar del es tudio de las informaciones, por muy discretas que sean, relativas a las bombas termonucleares, que estos in genios pueden fabricarse cómodamete y sin que sea indispensable ni la puesta en acción de importantes cantidades de cuerpos muy costosos como el tritium, ni la fabricación de dispositivos muy complicados. Si la hipótesis corrientemente admitida hoy es exacta, en virtud de la cual bastaría para construir una bomba termonuclear utilizar cuerpos relativamente corrientes, como el deuterio y el isótopo de masa 6 del litio y pro vocar su reacción por medio de un detonador consti tuído por una bomba de “fisión”, se llega a deducir como consecuencia que es posible reemplazar a poca costa cada bomba de “fisión” por otra muchos centenares de veces más potente. Si el número total de ingenios no debiera por ello aumentarse, su potencial global alcanzará así otro orden de magnitud por el paso del estado “atómico” al estado “termonuclear”. No ofrece, pues, duda que si no desde ahora, al menos en un porvenir muy próximo, los gran des países atámicos estarán en condiciones de desenca denar en el mundo devastaciones que no tienen compa ración con las destrucciones más terribles que se hayan podido imaginar hasta el momento. * * * Ante estas potencias destructivas en estado potencial, todos los objetivos, cualquiera que sea su naturaleza, son esencialmente vulnerables. No es posible contar, como otras veces, con la protección o la dispersión pará reducir a un riesgo aceptable el peligro de los bombardeos masivos atómicos. Ninguna defensa pasiva puede im pedir que una bomba de hidrógeno destruya completa mente aglomeraciones como París, Londres, Manhattan o Moscú. No puede hacerse más que reducir en una me dida interesante, pero limitada, las pérdidas y las des trucciones en las zonas periféricas de la explosión. Nin guna ilusión puede forjarse en cuanto a esto se refiere; refugios, trajes protectores y detectores de radiaciones, por muy en boga que estén en las fotografías de las revistas de gran tirada que tratan de la guerra atómica, y aunque, desde luego, sean muy útiles y permitan una reducción relativamente sensible de las pérdidas, no po drán impedir que éstas sean en absoluto catastróficas. En cuanto a la vulnerabilidad intrínseca de los obje tivos, siempre muy grandes, es, no obstante, variable según la naturaleza de éstos. Entre ellos, los más amenazados son las instalaciones estáticas y frágiles, como ciudades, puertos, zonas indus triales, obras importantes y, naturalmente, las poblaciones que las habitan o están a su alrededor. Estos objetivos existen y no podrán modificarse. La destrucción les es pera con seguridad si el enemigo consigue bombardearles. A continuación están las instalaciones militares fijas, relativamente sólidas, como, por ejemplo, los grandes campos de aviación. Un poco menos vulnerables que las ciudades, son, sin embargo, fáciles de destruir con bom bas atómicas. Finalmente, las fuerzas armadas propiamente dichas con sus unidades capaces de dispersarse en grandes extensiones, de enmascararse y protegerse por la or ganización del terreno, son ciertamente las más favore cidas entre los objetivos de los nuevos ingenios. Sin em bargo, éstos, particularmente los termonucleares, son capaces de batir tan eficazmente tales superficies, que hasta los Ejércitos en campaña podrán sufrir efectos de destrucción masivos e instantáneos como hasta ahora no se tenía noción. Una consecuencia inmediata de esta situación es que en. adelante resulta posible que un país que posea bombas en. número admisible haga sufrir a su eventual enemigo destrucciones sin precedentes. Supongamos, por ejemplo, que un eIemigo implacable ataca deliberadamente las grandes aglomeraciones de un país, y para facilidad de razonamiento tomemos el caso de Francia. La explosión sobre París de una bomba termonuclear ocasionaría, de un golpe, la total destrucción de la aglomeración en un radio de unos ocho kilómetros, es decir, no solamente de París propiamente dicho sino de sus próximos suburbios, comprendiendo, por ejemplo, Vincennes y Puteaux. Otras tres bombas análogas sobre Lyón, Marsella y Burdeos, reducirían a ruinas y cenizas estas ciudades y sus alrededores. En total, cuatro bombas ba.starían para destruir de 4 a 6 millones de habitantes, o sea cerca de un séptimo de la población tota,l de Fra n cia. Estas pérdidas serían ya varias veces más grandes que todas las francesas de la Guerra 1914-1918. En cuanto a las desvastaciones, es fácil darse cuenta de la propor ción de medios industriales, científicos, administrativos y comerciales que serían aniquilados y no podrían re construirse sino después de varias décadas y a costa de gastos astronómicos. Si este “programa” se completaba por un modesto centenar de bombas, aun de potencia media, lanzadas sobre los puertos, los centros ferroviarios importantes, ciertas zonas industriales-capitales, Francia quedaría en tonces sumida en un desastre del que no podría prác ticamente reponerse. Ahora bien, un centenar de bombas atómicas o ter monucleares no constituirá sino una pequeña parte de los depósitos mundiales. En cuanto al caso escogido de Francia, no es exclusivo de nuestro país. El mismo resultado será admisible, en parecidas proporciones, para todos los países, hasta los más grandes. Es cierto que puede darse el caso de que las armas atómicas no se empleen sobre las poblaciones y que se reserven para los combates de las fuerzas armadas y sus líneas logísticas. Los daños serán entonces más reducidos, pero no por ello serían menos considerables. Una batalla en la que se lanzaran zoo bombas ató micas otras tantas termonucleares, provocaría la total destrucción de los inmuebles en unos cincuenta mil ki lómetros cuadrados. Aunque las bombas fueran lanzadas únicamente, fuera de las grandes aglomeraciones, dada la densidad de población en Francia, las pérdidas pro bables serían de unos dos millones y medio de víctimas civiles. En efecto, es necesario tener en cuenta para esto que, dadas las enormes dispersiones que tendrán que realizar las fuerzas armadas para intentar disminuir su vulnera bilidad ante los ingenios nucleares, la densidad de las tropas en campaña sobre el terreno será menor que la de la población civil en los países del Occidente europeo. Ahora bien, esta población se encontrará forzosamente ligada a sus hogares, porque las evacuaciones no tendrán objeto ante la extensión de las superficies en que se desarrollen las operaziones militares, realizadas por efec tivos que tendrán tendencia a diseminarse y extenderse corno las manchas de aceite para intentar reducir su vulnerabilidad a los efectos de las armas especiales. Las pérdidas ocasionadas en las filas militares por las bom bas atómicas en el campo táctico tienen, por tanto, muchas probabilidades de estar acompañadas por pér didas por lo menos tan elevadas entre la población civil. Por lo que, se refiere al ataque de los objetivos lo gísticos militares, y en particular de las líneas de co municaciones, llevará consigo la devastación no solamente de los elementos esenciales de la infraestructura, sino también de los núcleos urbanos que los rodea general me:ate a escasa distancia. 51 Así, de todos modos, es de temer que el empleo en la guerra de las nuevas armas acarree mortales destruc ciones para los países que la sufran. Y esto sin tener en cuenta las posibilidades de empleo de bombas termo nucleares “de cobalto”, destinadas a crear enormes can tidades de venenos radiactivos, de vida relativamente larga, que serán capaces de contaminar países enteros y suprimir en ellos toda vida animal. En esto hay un fenómeno completamente nuevo, pues hasta ahora, aunque la guerra era costosa y provo caba grandes estragos y pérdidas, no era fatal para los países vencidos. Francia, después de las sangrías y las ruinas de dos guerras mundiales, no ha perdido nada de su vitalidad. Alemania, después de haber sufrido destruc ciones consideradas inmensas para la época, se encuentra, diez años después de su derrota, habiendo casi recu perado su ritmo normal de producción y reparado sus instalaciones. Ahora la guerra llevará consigo automá ticamente el empleo de medios de destrucción que en pocos días o semanas reducirán a los países más fuertes y más ricos al estado de ruinas humeantes llenas de cadáveres. En otros términos, los modernos medios de destruc ción permitirán a los pueblos aniquilarse recíprocamente, mientras que hasta ahora no podían hacerse más que daños relativamente limitados. De ello se deduce que los peligros de la guerra lle garán a ser tales que no justificarán en ningún caso la esperanza de beneficios que puedan aparecer como po sibles de lograr. Hítler no alcanzó sus fines de domina ción y sólo consiguió atraer grandes desgracias sobre su país, y sobre el mundo entero. Pero él sabía de antemano que no correría el riesgo de destruir definitivamente a Alemania. En nuestros días, no son solamente algunos millones de alemanes y algunos centenares de millares de inmue bles los que habría arriesgado desencadenando su guerra, sino la destrucción rápida de todas las grandes aglome raciones del Reich, de sus industrias, sus puertos y de decenas de millones de alemanes aplastados bajo los escombros, abrasados por el relámpago térmico, asfixiados y carbonizados en los incendios o todavía con radiaciones superiores a la dosis mortal. *** Ante esta posibilidad recíproca de destruirse que po seen o que poseerán en seguida los bloques de países detentadores de bombas atómicas o termonucleares, ¿qué pueden hacer? Librar grandes guerras mundiales y totales del tipo de las dos precedentes sin que se utilicen las armas ató micas es pura y simple utopía, desde el momento que éstas son las armas esenciales de que disponen los ad versarios. Dirigir tales guerras empleando armas atómicas lleva a considerar catástrofes de tal extensión que, tanto para los eventuales vencedores como para los vencidos, las perspectivas del porvenir se reducen a la restauración larga, penosa y tal vez problemática de países totalmente destruidos y devastados. Ahora bién; se hace la guerra con la esperanza de pre servar las ciudades, las riquezas, las poblaciones, y, por lo que atañe a los agresores, con la de apoderarse de nuevas ciudades, nuevas riquezas, nuevas tierras y nuevos súbditos. Si ciudades, riquezas y poblaciones deben en todo caso estar destruídos, la guerra carece de objeto. 52 Por consiguiente hay motivo para pensar que esta evi dencia, imponiéndose poco a poco a los gobiernos y a los pueblos, debe tener una influencia ciertamente mode radora sobre los factores de la guerra y ejercer una ten dencia incontestable a reducir y tal vez hasta eliminar las probabilidades de desencadenamiento de guerras to tales. Se puede objetar que este razonamiento se ha soste nido ya en otros tiempos y que se reveló corno falso. Pero, de hecho, nunca fué planteado ni en análogas con diciones ni en los mismos términos. Antes de 1914, los augures, suponiendo que la mo vilización general y los gastos de guerra acarrearían una parálisis total de la economía, pronosticaron—y se equivocaron por completo—que las guerras modernas tendrían que ser cortas, pero jamás excluyeron la even tualidad de los conflictos armados. En el período entre las dos guerras mundiales pudo emitirse la siguiente opinión: los bombardeos aéreos llegan á ser tan terribles que un día podrán hacer la guerra im posible. Pero sólo se expuso con cierta timidez. Por tanto, no se pueden alegar precedentes verdaderos para atribuir una influencia pacificadora a los arma mentos atómicos. Estos crean, en efecto, una situación totalmente nueva, ocasionando casi la certeza de que una guerra total conducirá a los países empeñados, a una matanza general y a demoliciones irreparables. ¿Quiere esto decir que se suprimirán inmediatamente las guerras? Desgraciadamente, no, y se puede suponer que los hombres continuarán solucionando, durante algún tiempo me diante el empleo de fuerzas de tipo clásico, ciertos con flictos locales para los que se decidirán a correr riesgos limitados que se estimen aceptables. Esta teoría parece, desde luego, irse comprobando desde hace algunos años. Dos bloques hostiles se en frentan en todas las posesiones y en todos sus puntos de contacto. Se han visto operaciones militares que han conducido a combates violentos pero limitados, por mutuo consentimiento, a los medios clásicos. Ahora bien; parece que en anteriores circunstancias los múltiples incidentes que precedieron, acompañaron y siguieron a estos conflictos hubieran bastado para desencadenar rápidamente una guerra general. ¿No es el temor a las hecatombes atómicas quien ha jugado el papel de elemento moderador? Pero este factor no es. Bastará un loco o un paranoico al frente de uno de los grandes países atómicos o de un acceso de ner vosismo de un gobernante, para desencadenar, en re sumidas cuentas, por error o por necedad, una guerra atómica general. Pero lo que puede considerarse como un motivo de esperanza no despreciable, para un mundo descentrado que vive sobre un polvorín, es la existencia de armas -atómicas que dan a la violencia desenfrenada tal capacidad de destrucción que excluye, para todo ser sensato, aun si es inhumano, la tentación de recurrir a ellas con la esperanza de conseguir aprove charse. Por tanto, por muy paradójico que esto pueda pa recer, la existencia de las armas atómicas podría re sultar más favorable para la paz mundial que las pre maturas tentativas -de desarme desarrolladas en un ambiente poco propicio y de desconfianza recíproca. Tal vez pueda esperarse, cuan lo los pueblos estén habituados, bajo la amenaza de la catástrofe final nuclear, que dicha existencia consiga reglamentar sus relaciones de otra manera que por la fuerza y facilitar un desarme pro gresivo, que no hará sino dar normas para el nuevo uso. En ello no hay, entiéndase bien, más que una ten dencia, pero que no debe ignorarse. Ella justifica el consejo dado por televisión el i de abril de 1954 a la juventud británica por el Mariscal del. Aire Sir John Slessor, y que yo me perniitiré adoptar como conclusión, - generalizándola a Francia y a los jóvenes franceses: “En el nombre del Cielo, no adoptéis ese estado de espíritu de que nada vale para nada, porque de todos modos estallaremos todos uno de esto.s días. Esto es una estupidez. Tenéis muchas menos probabilidades de estallar que vuestros abuelos antes de 1914 o vuestros pa dres antes de 1939. Y yo personalmente pienso que la acl:itud no vale la 5ena de tomarse mucho trabajo cons tituye para la Gran Bretaña un peligro mucho mayor que la. bomba de hidrógeno.” Estadodelproblemadeladefensaantiaéreadesdeelsuello. Por Horst-Adalbert Koch. De la publicación alemana Wehrwissenschaftlichc Rundschau. (Traducción del Teniente Coronel Adolfo Trapero. Extracto.) 1. Importancia de la aviación en la manera de hacer la guerra. . En cuarenta años han experimentado las fuerzas aéreas un incremento y un desarrollo técnico casi sin precedentes, tales, que hoy influyen ficazmente en la forma de hacer la guerra. Expresiones como “ganar la superioridad aérea” o “asegurar el dominio aéreo” acen túan esta manera de pensar. El empleo de fuertes flotas aéreas obliga a considerar fundamentalmente la direc cón operativa y táctica de la guerra, es decir, que hay que valorar esta fuerza aérea como factor esencial en todo plan. estratégico. Resulta, para todo plan militar, la obligación de observar con gran atención, incluso en la defensa, el estado del armamento aéreo ampliamente influenciado por la técnica, para no tener que fijar la atención de masiado tarde y por necesidad, como le sucedió a Ale mania en los años 1941 a 1945. II. Misión y medios de la defensa antiaérea. El General B. W. Chidlaw, Comandante General de la defensa antiaérea de los Estados Unidos, indica como las misiones esenciales de la defensa antiaérea: la pro tección de las fuerzas de combate propias, la de la in dustria nacional y la de la población civil. En suma, la de los elementos decisivos del potencial guerrero de una nación que, ante los ataques demoledores y destructivos desde el aire, se han de proteger. Esta amplia misión de protección puede ser sólo además cumplida cuando se logra destruir por derribo los medios de ataque del adversario antes de alcanzar éstos la zona de los objetivos, o desviarlos por radio a zonas poco sensibles. La estrategia aérea, en esencia, se caracteriza por la formación súbita de centros de gravedad, con el empleo de medios reíativamente pequeños, en espacio tridi mensional y a elevadas velocidades. Las condiciones del tiempo y de la luz ya apenas influyen hoy en la direc ción del combate desde el aire; las condiciones del suelo no suponen obstáculos prácticos, al contrario que en la dirección del combate terrestre. No hay palmo de tierra en la superficie del globo que en cada día y estación no esté amenazado de peligro desde el aire. La defensa antiaérea, para llenar su misión, tiene a su disposición dos grandes grupos de medios defensivos que que se complementan mutuamente: uno, el avión a reacción en forma de cazador rápido, la mayor parte con .fuerte armamento de cohetes, como arma muy móvil y de mando fácil, con tiempo de actuación relativamente limitado para protección del espacio; el otro grupo, la defensa fija en tierra (en lo sucesivo llamada lacónica mente “defensa del suelo”), constituído por cañones antiaéreos y cohetes antiaéreos, asentados alrededor del ob.jetivo y del área a defender para la protección del terreno. Con eso se pueden superponer ambos medios de combate en las zonas fronterizas. Aparte de eso, em pieza a adquirir importancia la guerra de ondas, es decir, la perturbación de los aparatos de puntería de radar de las unidades atacantes, por un lado, y el cegamiento de los aparatos de radar de la defensa de cazas y de la de tierrra. El éxito de la defensa antiaérea depende en gran me dicla de la actuación y eficacia de los medios de trans misión, a los que se plantea, con la creciente velocidad de los aviones y empleo considerablemente aumentado de éstos muy exigentes y extraordinarias condiciones. De esto se deduce la elevada importancia de una tropa de trans misiones especializada, como arma especial auxiliar, con inclusión del servicio anunciador de vuelo, que en ade lante desempeñará también un papel activo como me dio de combate de la defensa antiaérea, en la guerra de ondas antes mencionáda. La velocidad por hora del avión se ha elevado en el espacio de cuarenta años, de alrededor de 6o kilómetros ho:ra a veinte veces más. El avión-objetivo cruza hoy el espacio a la velocidad de 300 a 350 metros por segundo. Se anuncian aumentos considerables en las velocidades, ascendiendo en las armas teledirigidas no tripuladas a varias veces más. Al mismo tiempo se refuerza esencial mente el efecto de las armas de los aviones y se amplía considerableménte su profundidad de penetración y altura de empleo. Es comprensible que, en vista de tales avances, las dis cusiones apasionadas sobre el valor de los actuales me dios defensivos dominen el campo. Especialmente no soi:ros caemos fácilmente en la región de la utopía o idealismo por haber perdido Alemania desde el año 1945 el contacto con el progreso de las armas, teniéndonos que contentar con las noticias teñidas de propósitos optimistas del Este y Oeste. Nuestra visión además está enturbiada por las experiencias amargas del último año de la guerra, en el que un arma de caza anticuada y débil y el empleo de cerca de 5.ooo baterías de cañones antiaéreos de todos los calibres, en todas partes en la Patria y en los frentes, no pudieron atenuar sensible mente la fuerza destructora de la Armada aérea adver saria, ni muchos menos neutralizada. III. Es aún oportuna. la defensa antiaérea desde tierra? lEn el punto central de los debates sobre la cuestión de la más eficaz defensa antiaérea está la discusión alrededor de los cazas, cañones antiaéreos y cohetes antiaéreos, Según el arma a que se pertenezca y a las propias experiencias, con frecuencia no se concede razón 53 de ser a la defensa desde el suelo y son rechazados com pletamente, entre otros, los cañones antiaéreos. Se fundamenta tal teoría en la experiencia alemana de la última guerra; mas en ello no se tiene en cuenta, por lo visto, que los cañones antiaéreos alemanes de rribaron por lo menos i6.ooo a iS.ooo aviones, no re cibieron o recibieron demaijado tarde las armas nuevas y perfeccionadas pedidas a su debido tiempo, ni que por la falta de ‘suficientes aviones de caza, los C. A. estu vieron más o menos entregados a su propio esfuerzo. Los numerosos objetivos a proteger dispersaron además su acción, al par que la difícil situación de los frentes sustrajo, por lo general, las mejores fuerzas para em plearlas en la Artillería de campaña. Por lo demás, la técnica alemana consiguió nuevas armas y nuevas mu niciones, con resultados iniciales prometedores en el des cubrimiento, que han servido de ejemplo al Extranjero para perfeccionar su defensa antiaérea. Hablan también tajantemente otro lenguaje las ex periencias más recientes de la guerra en cuanto se han dado condiciones normales. A este respecto, podemos po ner algunos ejemplos: En el último gran ataque de la aviación alemana, en la madrugada del año nuevo de 1945, fueron empeñados 750 aviones, entre ellos nume rosos cazas a reacción; de ellos fueron derribados 220 por la defensa antiaérea de tierra y escasamente roo por los cazas; de los W-i alemanes derribados en el espacio del gran Londres, el 74 % lo fueron por los cañones an tiaéreos de todos los calibres. Más impresionantes son aún las noticias de la guerra de Corea, en la cual los nor teamericanos dan 495 aviones derribados, de un total de 711, por la defensa de tierra, sin que se haya confesado un empleo de batería cohetes. En resumen: resulta la consecuencia de que la de fensa antiaérea desde el suelo por ningún concepto ha perdido importancia; no será empleada, en efecto, tanto como los aviones de caza, en los que, por otra parte, las esperanzas de éxito dependen, más que en los bombar deros de gran radio de acción, del tiempo, aparte que su número no puede garantizar sobre el frente y la patria sombrillas aéreas completas, como se desea. En el marco de la defensa antiaérea desde el suelo, los cañones y cohetes juegan conjuntamente los principales papeles: a cada uno se les señala el empleo con arreglo a sus características, las cuales se deducen de las posibilidades de rendimiento. Sobre el análisis técnico de los cohetes antiaéreos de hoy habrá que decir y comprobar muchas cosas. De una manera general se puede establecer que en la guerra de movimiento, por ejemplo, en la protección dci terreno en que actúan las fuerzas del combate terrestre, tienen aún ventaja considerable los cañones antiaéreos sobre los cohetes antiaéreos, mientras que bajo circunstancias fun damentales de otra índole de la defensa de la nación, ganan importancia a ojos vista los cohetes antiaéreos, sin que se pueda hablar aquí tampoco de una exclusión de los cañones antiaéreos. Ninguno de los grandes Ejércitos ha suprimido hasta ahora los cañones antiaéreos; por el contrario, se puede asegurar que en los Estados Unidos y Rusia, en el marco del Ejército en campaña sensiblemente reforzado, han sido dotados éstos con armas y aparatos altamente per feccionados técnicamente. En esa dirección se continúa trabajando muy metódicamente con gasto elevado de dinero. IV. Desarrollo técnIco de las arma.s antiaéreas el año 1945. desde A continuación vamos a examinar con concisa bre vedad las condiciones actuales del combate contra obje tivos aéreos desde tierra y, como resultado de él, exponer 54 las exigencias en armamento y organización. Para me jor comprensión, sea anticipado un examen conciso de los problemas de tiro de la defensa antiaérea, porque esto determina inevitablemente el aspecto de armas y apa ratos. El fuego ‘contra objetivos aéreos para las armas de Artillería es, en general, de lo más difícil, ya que en espacio tridimensional no hay corrección de tiro en el sentido clásico, y además debe oponerse a un objetivo excesivamente pequeño y móvil y a una distancia rela tivamente grande. Hay que tener en cuenta, además, que la Artillería antiaérea ha de combatir contra dos adver sarios, cuyas manera de atacar se diferencian funda mentalmente: los aviones de ataque en vuelo bajo y alto. Los ataques a poca altura se realizan desde 20 a 6oo metros en vuelo directo, con frecuencia en picado, desde aviones aislados o pequeños grupos, contra objetivos pequeños de todas las clases. Además de bombas explo sivas de napaim y cohetes, se emplean en el ataque contra espacios reducidos armas automáticas con efectos ele vados de fuego. Frecuentemente se efectúan los ataques en forma concéntrica, desde varias direcciones al mismo tiempo, y representan, por experiencia, la amenaza más grande desde el aire para las tropas de tierra, las cuales han de contar con ellos, tanto de noche como de día, en posición o en marcha. El gran radio de acción de los aviones de reacción ha ampliado móltiples veces la pro fundidad del espacio peligroso detrás del, frente. En los ataques a gran altura es característico el vuelo en Unidades más o menos grandes. Por lo general, esta clase de ataques se emplea. contra objetivos de amplia superficie, empleándose en los ataques de los referidos objetivos olas compactas y sucesivas. Además pueden volar las olas aisladas con rumbo a diferentes sectores de la defensa para’ desconectaria ‘y confundirla, o a di ferentes alturas (hasta 15.ooo metros). Los ataques con bombas atómicas acusarán forma parecida, aunque sólo llevarán en la Unidad la bomba atómica uno o dos aviones. La táctica de ataque desde elevada y baja altura conduce, naturalmente, a la formación de dos grupos de cañones antiaéreos que en esencia se diferencian técni camente, es decir, los cañones ligeros y medios para los objetivos a baja altura y los pesados (del calibre 8,50 cen tímetros hasta i centímetros aproximadamente), contra ayiones que ataquen a gran altura. El cohete antiaéreo fu’é primitivamente un arma barrera contra los ataques a baja altura como sustitución de las barreras de globos; más ahora se ha revelado el cohete impulsado con lí quido como un arma especial contra las Unidades de bombarderos en vuelo alto, y es ya considerada con más probabilidades de éxito que el cañón antiaéreo pesado en alturas de ataque superiores a los 6.ooo metros. Con las velocidades de combate de 300 a 350 metros por segundo se tiene prácticamente a disposición, para combatir un avión en vuelo directo hacia el cañón, 20 se gundos, y como máximo 40, en el caso de que pase volan do; con el cohete antiaéreo norteamericano “Nike” (alcance 32 kilómetros) son aproximadamente 6o segundos desde la partida, de los cuales corresponde 113 al vuelo en la proximidad del objetivo. En este escaso período de tiempo debe ser cumplida la misión defensiva, a ser posible con derribo. El combate contra las armas de grandes alcances teledirigidas (cohetes de los grandes espacios), que hoy ya exceden de la velocidad de 6.ooo kilómetros hora, debe asimismo ser clasificado como misión de la protección antiaérea. Aun cuando por el momento no se imagina uno todavía los diferentes fundamentos técnicos de despegue de tal mole de combate a gran distancia, se habrá tam bién de contar con ellos en el futuro. Contra estas armas fallan los cañones antiaéreos y cazas a reacción, así como los cohetes antiaéreos actuales. Sólo se puede uno ima ginar la defensa contra estas armas teledirigidas em son hoy, especialmente en los calibres pequeños, parte pleando contra las bases de lanzamiento cohetes de largo integrante orgánica de todas las Armas y Cuerpos, in alcance tanto o más rápidos. La idea de derribarlas en el cluso de las tropas de suministro. Para el combate contra aire por contraarmas dirigidas por radio parece utópica los ataques a baja altura basta un alcance efiiaz de 2.500 en el estado actual de la técnica, porque, por ejemplo, te metros. Las características especiales de estas armas son: niendo en cuenta las velocidades actuales, los aparatos ‘peso ligero, elevada velocidad de fuego y rapidez de de radar no pueden intervenir. Por lo demás, parece que puntería, que corresponde a velocidad en el cambio de un tal combate es acaso aún más difícil que el originado ángulos de situación. Para aumentar la potencia de fuego al pretender destruir en el aire una granada de cañón fueron construídos, hasta por encima del calibre 4 cen tímetros, armas dobles, triples y cuádruples. También con otra. aquí se han hecho avanzar a un primer plano las armas Recursos de combate del cañón antiaéreo pesado.— completamente automáticas, para eliminar la pérdida de Los modernos cañones antiaéreos pesados, la mayor tiempo por la capacidad de reacción humana. (aproxi madamente 2/5 de segundo). El acoplamiento de las parte de calibres de 8,o centímetros (URS) y 15 centí armas con un aparato combinado de radar, exploración metros, son hoy armas completamente automáticas, electro-hidráulicas y dirigidas por radar. A causa del y tiro y dirección central, dentro de la Unidad de tres peso, sólo hacen al caso, para empleo, en la protección a cuatro cañones como Unidad de tiro táctica, representa aérea del campo de batalla, los calibres del 8,50 a 9 cen un progreso. Parecidas evoluciones se habían iniciado ya con la construc tímetros provistós de escudos de acero protectores. El en Alemania durante los años 1944/1945, ción de un aparato director de tiro central, que ya no lle cañón antiaéreo •pesado representa de esta forma, con juntamente con la protección del caza, la defensa en las garon a usar las tropas de los cañones antiaéreos de centímetros (aparato 8). proximidades del frente contra los ataques aéreos desde El progreso más interesante conocido del Extranjero, gran altura, es decir, en la esfera de’acción de la artillería enemiga, ya que las Unidades de cohetes antiaéreos son en el terreno de las armas antiaéreas medias, lo presenta el cañón antiaéreo de 7,5 centímetros hoy aún, para un empleo de tal índole, demasiado deli indudablemente cados. En la defensa del espacio aéreo nacional, los ca T-38 (SkysweePer) norteamericano. El cañón, dirigido por ñones antiaéreos pesados, aun los de más grueso calibre, radar y completamente automático, tiene un peso apro están, según el concepto norteamericano y ruso, en ximado de mo toneladas (el 8,8 centímetros alemán círculo alrededor del objeto a proteger, en tanto que las 41 pesa 8,g toneladas), y con un alcance eficaz de 7.000 Unidades de cohetes antiaéreos deben sorprender y dis metros posee una velocidad de fuego de 45 granadas al minuto; con la cual y las espoletas de aproximación persar a las olas atacantes ya a gran distancia del espa aumenta triple y hasta cuádruple la eficacia frente al cio de objetivos. La Unidad táctica de los cañones an tiaéreos pesados es la batería de cuatro a seis cañones, arma hasta ahora media standard, cañón Bofors antiaéreo dirigidos desde un punto central. El empleo en lugares de 4 centímetros. fijos de grandes baterías de doce a veinticuatro cañones, Las direcciones de tiro en las armas antiaéreas de como llegamos a ver en Alemania forniando centros de pequeño calibre pueden organizarse con facilidad rela gravedad a partir del año 1941, se ha de rechazar como tiva, porque la observación de los proyectiles trazadores aglomeración en la época de las alfombras de bombas de hace posible, según enseña la experiencia, la mejor y las armas teledirigidas o tal vez de las armas atómicas. más rápida corrección. Es posible, empero, que rija, en el futuro como en el’pa En resumen, hay que señalar que el esfuerzo para ga sado, el comprobado principio de la superposición de las nar tiempo, medido aquí por fracciones de segundo, zonas de acción de varias baterías en el espacio del sigue siendo el elemento preponderante en el progreso de las armas antiaéreas. El automatismo completo electro combate. Las características esenciales del moderno cañón an-’ mecánico y los aparatos calculadores electrónicos han tiaéreo pesado, y hasta un cierto grado también de todas aceptado el combate contra las velocidades de vuelo las armas antiaéreas, son:. cada vez mayores. Estos aparatos aseguran el acompa ñamiento exigido, de los datos de tiro, con amplia eli a) Dirección completamente automática electrome minación de las faltas humanas. cánica desde el aparato de mando. Todos. estos’ perfeccionamientos técnicos ahorran en b) Velocidad de fuego elevada por disminución del tiempo, empleando para la carga máquinas eléctricas considerable medida personal de reconocida capacidad para otros objetos, aliviando con ello un problema muy (como en el cañón antiaéreo 8,8 cm-41) y simultáneamente la máquina de graduar espoletas empotrada en el es difícil de la defensa antiaérea, cual es la cantidad ele pacio de carga del tubo (sólo con el empleo de granadas vada de personal que necesita. Si además pudieran tam con espoleta a tiempos se ahorra con ellos, en el tiempo bién ser construídos los directores de tiro de los an de carga, de 2,5 a 3 segundos). tiareos pesados tan técnicamente perfeccionados, tan c) Rapidez de puntería de 350 a 400 milésimas por sólidos, que fueran capaces de resistir la vida especial de segundo en sentido horizontal y de io grados en el ver ‘las acciones de campo, quedaría la exigencia del acciona tical, con ilimitado campo en sentido horizontal. miento mecánico a ‘mano como solución necesaria en las d) Capacidad para el combate terrestre. averías electromecánicas y en los barullos de las acciones La munición resulta más eficaz cuando se emplea am de los combates terrestres (irrupción de los carros en el pliamente la espoleta de ‘aproximación y el fracciona espacio artillero). Evidentemente, también se puede afir miento en grandes cascos. En los intentos para elevar mar que las armas antiaéréas norteamericanas, inglesas las velocidades iniciales parece que no se han conseguido y rusas de nuestro tiempo han tenido en cuenta estas sobrepasar los límites superiores, alcanzados por los ale exigencias. manes, de i.roo metros por segundo. Todo aumento con duce inevitablemente a la elevación del peso, a costa ¡de la Desarrollo de los aparatos de la dirección de tiro.—Aún movilidad del arma; además acorta la duración’ de la vida más decisiva que la eficacia balística de sus armas es de los tubos antiaéreos, por lo demás de fácil desgaste. para la Artillería antiaérea la calidad de sus aparatos directores de tiro. Esto es aplicable especialmente a los Recursos de combate de los cañones antiaéreos medios cañones pesados y cohetes antiaéreos. El aparato de radar de una batería pesada está hoy y ligeros.—Las ametralladoras antiaéreas superpesadas’ y cañones antiaéreos de los calibres 2 a 8,5 centímetros dividido en dos partes, acoplada una ,a otra, siendo la 55 una un aparato de exploración circular, con un alcance de 200 a 300 kilómetros, y la otra, el aparato de tiro con una amplitud de medida de 50 a 6o kilómetros. La imagen o señal del objetivo salta instantánea y automáticamente del aparato exploracion circular (aparato-panorama) al aparato del tiro antes que el objetivo alcance el límite exterior de acción de la batería (gánancia de tiempo para la maniobra). Por el acoplamiento de los impulsos del radar con el aparato de mando (aparato calculador para determinación de los datos de tiro), el cual, por otra parte, maniobra a distancia los cañones de la batería, se con sigue que la primera granada ya por el momento aban done el cañón, cuando el objetivo aún está a 20 Ó 30 segundos del límite del radio de acción. Puesto que, como ya se ha dicho, el cañón antiaéreo de hoy sólo dispone de o a 40 segundos para combatir el objetivo, es esta manera de proceder de importancia sobresaliente. Está claro que hay que contar con tales magnitudes, cuando no se pierde de vista que un avión moderno recorre 5 kilómetros en 15 segundos. El aparato-panorama da al Jef e de la batería, como tirador de la Unidad táctica de tiro, independientemente de la noticia de alarma aérea, una ojeada amplia e inin terrumpida de la situación aérea alrededor de la zona dç combate de su batería. Se debe poder explorar, por tanto, ininterrumpidamente en los 360 grados horizontales y 70 de altura (la ayuda mutua con las baterías vecinas es posi ble, por tendido de una línea telefónica de alarma directa). Puesto que el aparato sólo sirve como aviador avanzado táctico, basta que el acoplamiento con el fundamental y preciso aparato de tiro tenga una precisión de medida de aproximadamente 200 metros en la distancia al ob jetivo y alrededor de dos grados en el ángulo de si tuación. Sin embargo, hay que exigir que el primer anuncio del avión se realice aproximadamente alrededor de los ioo kilómetros de la posición de fuego, para dar la alarma con seguridad y a su debido tiempo a los sir vientes. Como exigencias esenciales para el rendimiento y mé todo de trabajo de los aparatos de radar de la Artillería antiaérea, incluso de las armas cohetes, se ha de tener en cuenta: a) Corto espacio de tiempo para calentarse. b) Velocidad de medida hasta 450 metros/segundo. c) Velocidad de puntería en dirección hasta 500 mi lésimas/segundo, en altura hasta 300 milésimas/segundo. (6.400 partes). d) Selectividad a 6o metros aproximadamente de distancia y un grado de altura. e) Conocimiento automático de amigos y e1emigos; el aparato de puntería se debe desconectar automática mente a la recepción de la marca amiga. /) Protección ante las perturbaciones radioeléctricas (conmutación para esquivar frecuencias). g) Protección contra las perturbaciones “Düppel” (el inglés “Window”-papel de estaño-aluminio origina reflejos). h) Embrague electromecánico con el aparato de mando. i) Estabilidad ante la presión de la detonación de las bombas arrojadas contra la posición. Sabido es que los aparatos de radar actuales corres ponden ya ampliamente a estas exigencias. Se hacen constar análogamente las siguientes carac terísticas principales para la construcción de los aparatos de mando: a) Reducido espacio de tiempo de calentamiento hasta la obtención del primer dato de tiro, deducido el primer dato medido en el aparato de tiro (lo más ro se gundos). b) Trabajo completamente automático para seguir el rumbo normal del objetivo. c) Trabajo semiautomático para seguir los virajes o cambios de altura del objetivo (movimientos defen sivos). d) Las posibilidades y velocidad de cálculo deben proporcionar los datos de tiro exactos del aparato de tiro de radar, ya a la distancia de 30 a 40 kilómetros. e) Posibilidad de saltar para la diferencia de posición desde la posición central de fuego del cañón hasta los 450 metros horizontal y o metros vertical. /) Posibilidad de integración por el BWE de las circunstancias de la temperatura de la pólvora y de la humedad del aire, con arreglo al parte metereológico, para la inclusión de la corrección balística. Cohete antiaéreos.—Sobre el desarrollo técnico de los cohetes antiaéreos como armas modernas con capacidad defensiva contra ataques desde gran altura, alturas por encima de los 6.ooo metros, ya se ha dicho algo. Las gran des potencias se esfuerzan considerablemente por des arrollar ampliamente estas armas, siendo seguro que consigan grandes progresos. Sin embargo, hay que pre servarse de pensar que los cohetes antiaéreos representan hoy algo así como los legendarios rayos de la muerte. Por noticias de Estados Unidos y de Rusia, ya han sido creadas en dichos países las primeras Unidades de cohetes antiaéreos, además para guerra de movi miento. Las baterías de cohetes precisan, en comparacin coná los cañones pesados antiaéreos, aparatos directores de tiro aún más complicados, toda vez que debe integrarlo además un aparato de teledirección. En ataques de gran des Unidades, tiene hoy aún menos velocidad de tiro que los cañones, y, sobre todo, el problema de la teledi rección de un gran número de cohetes, desde espacios re lativamente estrechos en despegue simultáneo, lo dificulta más. Además se presenta como problema esencial Ja cuestión del coste. Su fabricación está unida ante todo a una elevada cantidad de personal industrial. Una breve reflexión subraya esta manera de pensar: En un gran ataque de r.ooo bombarderos a reacción de 20 a 30 mi nutos de duración, tendrían que poder ser lanzados por lo menos 30 cohetes al minuto para obtener un éxito defensivo completo y lo menos tener dispuesto corno pri mera dotación 6oo de estos artefactos; además se pre supone la velocidad correspondiente en los mecanismos de disparo. Con 70 a So objetivos de primer orden a pro. teger de los ataques aéreos en el territorio de la Unión de Repúblicas alemanas, sería necesaria una dotación inicial de cerca de 50.000 cohetes antiaéreos, por lo cual se habría de estimar, teniendo en cuenta las experiencias de los grandes ataques de la última guerra, un suministro diario de i.zoo a i.Soo proyectiles. Aplicando a estas armas también la experiencia, se puede asegurar que ni con mucho cada disparo es un blanco. Analizando con realismo la cuestión, se llega a la con clusión de que el cohete antiaéreo no tiene aón la per fección debida para sustituir por completo al cañón antiaéreo. A esta conclusión se ha llegado también en el Extranjero, precisamente allí donde su desarrollo ha hecho grandes progresos. De ningún modo se quiere hacer con ello una crítica severa de los cohetes antiaéreos; quizás por orgullo de arma, un tal modo de proceder supondría dar un paso atrás. El objeto de las consideraciones hechas es el de colocar, ante todo, las cosas en su lugar, para evitar utópicas ilusiones. De todos modos van concretándose progresos en este campo que pueden colocar sobre nuevos principios el problema de la defensa antiaérea, pudiendo conducir posiblemente a una rápida sustitución de los bombarderos por armas teledirigidas, porque el riesgo resulta dema siado grande. En el desfile naval de la coronación in glesa, en el verano 1953, fué tomada con interés buena nota por el mundo científico el fuerte armamento de, cohetes antiaéreos del crucero pesado soviético “Swerdlow” a costa de los convencionales cañones antiaéreos de a bordo. Las grandes potencias militares han procurado celosamente conservar en secreto los frutos de sus cons trucciones eneste aspecto. Para ello, por ambos bandos se hace una propaganda sistemática intencionada que hace difícil reconocer al exterior los resultados realmente verídicos. La Unión Soviética está provista de un cohete de pólvora, como proyectil cohete táctico, de cerca de 6o kilómetros de alcance. El ya mencionado cohete an tiaéreo teledirigido “Nike” de los Estados Unidos debe ser técnicamente considerablemente superior. El “Nike” es un cohete antiaéreo de segundo grado, dirigido por radar, con una velocidad aproximada de 2.400 km/hora y un aparato electromagnético de puntería radiogono métrica (espoleta de aproximación); el total de la du ración de vuelo es en 6o segundos. Más lejos fué el ulte rior desarrollo del cohete antiaéreo alemán C-2 “Catarata”, que nacio del V-2, con un alcance de cerca ioo kilómetros y una muy reconocida altura de vuelo, para los que también fueron construídas rampas móviles de disparo sobre cadenas. El cohete antiaéreo alemán ligero “Taifun” (ciclán) fué el modelo para el “Boeing Gapa” norteame ricano y para un modelo soviético. Por las noticias re cibidas, tampoco estos dos modelos están aún teledirigidos, representando, por tanto, prácticamente sólo en reali dad un cañón antiaéreo ampliado. Considerablemente más importante habrá que estimar el desenvolvimiento posterior del Hs-117 teledirigido alemán “Schrnetterling” (mariposa), por el que tanto se interesaron la U. R. S. como Norteamérica. Sin duda, el botín de guerra alemán, juntamente con la cooperación forzada de sabios ale manes, ha hecho avanzar a la Unión Soviética, grande mente en este terreno, en el cual ella antes no estaba en primera fila. Asimismo, especialistas famosos en cohetes de los Estados Unidos convienen hoy, de que a ellos las investigaciones alemanas y el empleo allí también en gran escala de especialistas han ahorrado millones de dólares a Norteamérica en el desarrollo de los cohetes. Esto se refiere tanto para los cohetes de combate de largo al cance como para la variedad de cohetes antiaéreos. El gran problema de la defensa antiaérea rusa parece ser, en contraposición a los Estados Unidos, la fabrica ción y servicio de los aparatos y dirección de tiro, aun cuando desmontó y volvió a levantar en su territorio una importante fábrica alemana, la fábrica Askania. La electrónica les suscitó un tal número de dificultades, que la ciencia rusa no pudo mantenerse al nivel de las exigehcias de la técnica de las armas. Además, la apro piada preparación para que los sirvientes adquieran la aptitud necesaria les cuesta ímprobos trabajos, debido al nivel de la cultura media. Por nuestra experiencia, empero, podemos calcular que la Unión Soviética hará todo lo posible para llenar este hueco. La excitación para ello resultará de la vulnerabilidad de sus industrias y vías de Comunicación a las formaciones de bombarderos es tratégicos del Oeste. Y. Ideas para la organización de la Artillería antiaérea. La cuestión de la cordinación de la Artillería antiaérea en. el cuadro de conjunto del Ejército, como consecuencia de las experiencias de guerra alemanas y de los pro bados ejemplos de otros Ejércitos, ha sido claramente constestada por Wolfgang Pickert en el cuaderno 12-1953 de esta Revista. Como arma ligada a tierra, la Artillería antiaérea debe pertenercer al Ejército. En el porvenir se deberá también contar con nume rosas fuerzas de defensa antiaéreas en el Ejército. La defensa del territorio patrio se ha de apoyar forzosamente en gran escala también en las milicias nacionales. Además de las numerosas tropas de cañones antiaéreos ligeros, como parte integrante de la plantilla orgánica de todas las Armas y Servicios, deberá disponer la mo derna División, bajo el mando del Jefe de los antiaéreos divisionarios, junto al forzado y debilitado Mando por la posibilidad del empleo de la bomba atómica, de un grupo de cañones pesados antiaéreos de cuatro baterías y un grupo de ligeros de tres a cuatro baterías. El Ge neral del Cuerpo de Ejército necesitará aproximada mente igual, en tanto que en la Unidad de tropas de Ejército debe haber Brigadas y Divisiones antiaéreas, éstas incluso con Unidades de cohetes antiaéreos, para la protección de la zona de retaguardia y como refuerzo de la protección de las Divisiones del esfuerzo principal. La instrucción de las tropas de la defensa antiaérea se efectuará en colaboración con las tropas de aviación, a cuyo efecto el intercambio de Oficiales representa una necesidad indiscutible. Queda también justificada la inclusión de las tropas antiaéreas en el Ejército por la creciente posibilidad de acción contra las tropas de paracaidistas o desembarco aéreo, o contra Unidades de guerrilleros, aun lejos, en la zona de retaguardia. En tales situaciones, constituyen ellas frecuentemente la espina dorsal de la defensa y deben tomar las .primeras medidas defensivas. La unificada centraIizacióndelos’antiaéreos constitu yendo una parte del Ejército, garantiza al mismotiempo la instrucción unificada e igualdad de armamento y con ello el empleo eficaz y economía de las fuerzas existen tes, con eliminación de rozamientos paralizadores. No es posible en la extensión de este trabajo tratar de agotar la multitud de cuestiones en el aspecto or gánico. La breve indicación puede bastar. Un punto de vista requiere, empero, ser subrayado especialmente: El Mando superior de las tropas jamás debe perder de vista la misión de combate propia de los antiaéreos, cual es “la prótección aérea del campo de lucha”; en caso contrario, se’ provocaría el hecho citado de un empleo absurdo en el combate de tierra de tropas especialistas de alto valor, para el cual sus’ armas no son apropiadas. De lo cual resulta que en la instrucción de Oficiales de otras Armas y Cuerpos sé les debe pro porcionar los principios de empleo de los antiaéreos tan exactamente como los principios de aplicación de su Arma o Cuerpo.. Ocurre con esto aproximadameiite igual que lo que les ocurre a las tropas de Carros, Transmi siones, Ingenieros o Artillería, al exigirles que conozcan. las Armas vecinas como la propia. 57 Radar:eleccióndeposiciones. Capitán de Artillería Nuno Francisco Rogado Quintino. De la publicación portuguesa Revista de Artilharja. (Traducción del Teniente Coronel Pedro Salvador Elizondo.) Antes de fijar la posición de una batería AA. es de primordial importancia comprobar si aquélla resulta conveniente para una eficaz actuación del radar de la Dirección de Tiro a la que se encuentra acoplada la batería. De la misma manera, cualquier plan de defensa que incluya equipos radar en su sistema de alerta (radares de vigilancia, etc), exige una correcta elección de posi ciones para el empleo eficaz de los mismos. Para la elección de posiciones de radar se utilizan en gran medida los denominados “Diagramas de inter ferencia terrestre (“clutter”) y de cobertura (“coverage” en Norteamérica y “screening” en Inglaterra), cuya cons trucción e interpretación está encomendada al “Oficial de radar” de las fuerzas terrestres. Paralelamente, el “oficial de información de las fuer zas aéreas” deberá estar capacitado para valorar una posición de defensa AA. enemiga, con objeto de poder imaginar y diseñar un sistema para el mejor aprove chamiento de las direcciones de mayor vulnerabilidad de dichas posiciones. Ahora bien, aunque el problema de la elección de una posición radar sea de la competencia del Oficial de ra dar afecto al mando como un asesor del mismo, no re sulta menos cierto que el empleo de todo el equipo perteneciente a la Unidad es de la estricta responsabi lidad del Jefe de la misma, ya se trate del escalón Grupo, Agrupación o Brigada AA. En cuanto a la construcción de +os Diagramas de In terferencia y de Cobertura, es evidente que posibilitan al Comandante de la Unidad para comprobar gráfica mente si la posición aconsejada por el “Oficial de radar” es satisfactoria para la misión que le haya sido encomen dada. Por lo demás, resulta esencial una interpretación correcta y concienzuda de los diagramas para conse guir una perfecta valoración de las posibilidades de una posición radar. El valor de esta interpretación es pro porcional a la competencia del respectivo valorador. Por esto mismo, el “Oficial de radar” del mando, de berá poseer reconocidos méritos, tanto de naturaleza tác tica como técnica, y haber sido especialmente instruído en esta peculiaridad de la ciencia electrónica. Si nos referimos al enemigo, éste tendrá los medios de valorar cualquiera de nuestras posiciones y, por consi guiente, de descubrir y explorar las respectivas direc ciones vulnerables, así como las zonas de interferencia terrestre. Una simple elección local de una posición de radar no permite lógicamente dar una idea precisa de su valor, que debe ser el mayor posible en cualquier conjunto de circunstancias. Una elección improvisada podría llevar anexas consecuencias funestas para la eficacia del dis positivo de defensa. Los Diagramas de interferencia y cobertura ilustran gráficamente y de forma fácilmente interpretable, las ventajas de la correspondiente posición a clasificar. Solamente su estudio permitirá valorar con exactitud, la eficacia de actuación del equipo radar para la misión que le fué encomendada. Finalmente, desempeñan un papel preponderante en la selección de las zonas de pes quisa y vigilancia que hayan de ser asignadas a cada Unidad del plan de defensa con radar, contribuyendo también firmemente en la repartición de los sectores primarios de tiro, de las bocas de fuego de la defensa AA. 58 ELECCION Factores DE UNA POSICION PARA RADAR a considerar. A continuación exponemos los distintos factores a con siderar por los Oficiales de radar de las baterías y de los grupos de Artillería AA. para la elección de una posi ción de radar: a) Características del equipo radar disponible; b) Su situación; c) Defensa próxima; d) Situación de las piezas AA; e) Misión principal; f) Misiones secundarias; g) Accesibilidad (en lo que respecta al tiempo dis ponible, terreno y. posibilidad de instalación y mante nimiento de las comunicaciones); h) Enmascaramiento; i) Posibilidad de actuación del radar. (factores in ternos y externos), y j) Diagramas de interferencia y de cobertura. Factores externos que afectan a la posibilidad de actua ción del radar. a) Línea de situación: Las ondas de radar, de una frecuencia muy elevada, se propagan de una manera muy similar a las ondas lu minosas, es decir, en línea recta, y, por consiguiente no pueden sobrepasar las montañas u otra masa de tierra interpuesta en su trayectoria tales como bosques, cons trucciones, etc. b) Nivelación del equipo: Solamente será posible la nivelación de la cabina donde se encuentran instalados los radares si la pendiente del terreno no excede de diez grados. c) Interferencias mutuas (Jamming): Se presentan estas interferencias cuando los equipos radar que forman parte de un dispositivo de defensa utilizan la misma frecuencia de emisión. Para evitarlas se colocarán los aparatos tan alejados unos de otros como sea posible. Con el fin de evitar la ra diación directa, resulta conveniente el aprovechamiento de máscaras naturales entre las distintas posiciones de los radares. Normalmente, los equipos radar están provistos de diversos tipos de magnetrón, lo que permite alterar su frecuencia de emisión con relativa facilidad. Además de esto, un interruptor-conmutador selecciona el cristal en el oscilador que genera la frecuencia maestra del dispa rador de señales, que a su vez establece la frecuencia de repetición de las señales emitidas. d) Interferencias producidas por los ecos tilos debidos al terreno (“clutter”): Los efectos de los ecos fijos sobre el empleo del radar dependen de la intensidad relativa de las señales refle jadas por el objetivo móvil y el terreno. Fundamentalmente, las interferencias terrestres son debidas a obstáculos naturales y artificiales y a los a)-iosIcóN ENTERRENOLLANO Y HORIZONTAL ANCHuRA DELHAZ PRINCIPALEH EL PUNTO DE POTENCIA MEDIA DE SENAL LOBULO SECUNDAR(O QUE PRODUCE INTERFERENOAS oa MES DELTERRENO b) LASELEVACIO -POSiCIÓNENUNADEPRESIÓN ENFORMA DE ONDULACION 1.500 m. EL EFECTODE LAS .———..j FEREIICIAS ESTÁ LIMITADO 1NTEP.- POR LACREST4DEL TERRERO. LOBULOSECUNDARIO C)-ASPECTO DE LAS MANCNAS EN EL OSCILOSCPIO PP.!. PARA LA POSICIO’NENUNADEPRESI6N ENFORMADEONDU LAC ION. osciloscopio P. P. 1., desde una posición determinada del radar, para diferentes alturas angulares de la an tena. Construcción. a) El Diagrama de interferencia indispensable para cad.a una de las posiciones de radar que se consideran se construye sobre papel graduado en coordenadas po lares, con los azimutes marcadas de 200 en 200 milé simas; los alcances sobre la línea de situación están se ñalados por círculos concéntricos separados en 10.000 metros. b) El equipo deberá nivelarse previamente, así como colimado, orientado y sintonizado para la máxima cfi cacia. c) Se coloca la antena en la elevación o, y los ecos se registran precisamente como aparecen en el blanco del osciloscopio P. P. L, mientras ésta da una vuelta de horizonte. d) Se eleva después la antena sucesivamente de loo en loo milésimas, repitiéndose el procedimiento anteriormente mencionado hasta que desaparezcan to talmente los ecos del blanco; Resulta ventajoso repetir el proceso de 50 en 50 mi lésimas por encima de las 200 milésimas. DIAGRAMA DE COBERTURA INDICE ELECTRcNICO (BARRIDO DELP.P.I.) INTERFERENCIASDE O A (.500 m. El Diagrama de cobertura es una representación gráfica, en coordenadas polares, de la zona que rodea, con la indicación de los alcances sobre la línea de si tuación, para los cuales un objetivo aéreo puede ser de tectado volando a diferentes alturas. Construcción. a) Se construye para cada una de las posiciones Fig. x.——Cczusas de la interferencia terrestre. previstas para el radar, sobre papel graduado y de forma lóbulos secundarios provenientes de la energía irradiada similar al Diagrarna de interferencia acabado de men cionar. por la antena que no se encuentra totalmente compren b) Se fijarán las alturas de vuelo de acuerdo con las dida en un eje único. Una fracción de la energía es irra de aproximación probable de los aviones enemigos. diada en forma de lóbulos que se extiende por todos la c) Se nivelará previamente el equipo radar, coli dos, aun para retaguardia. La energía reflejada por esos lóbulos secundarios, resultante de los obstáculos mándole y orientándole después. d) Situado el radar en posición, se determina la terrestres que encuentra en su trayectoria, origina manchas en los osciloscopios, que interfieren con los altura angular del horizonte en los azimutes de 200 en ecos de los objetivos móviles detectados a la misma 200 milésimas, o como lo exiga la situación, empleando el anteojo de orientación que se encuentra acoplado a la distancia (Fig. i). De aquí se deduce que, cuanto más estrecho sea el antena en el techo de la cabina. e) Se calcula el alcance en la línea de situación para lóbulo a lo largo del eje principal de la energía irra diada, tanto menor será la energía que se dispersa en cada altura angular observada y para cada altitud de vuelo considerada, empleando la fórmula siguiente: direcciones diferentes de dicho eje de la antena, y ma yor será la eficacia de la transmisión del radar, así como A0 D0 (metros) = >( 1.000, su alcance. Para limitar los efectos de las interferencias produ cidas por los ecos fijos deberá escogerse la posición del en ].a que D0 representa el alcance en la línea de situa radar en una depresión ondulada o, en su efecto, emplear ción, A0 la altitud de vuelo en metros, y E,, la altura una máscara de red de cuerda. Las dimensiones de los angular media en grados. orificios de la red deberán ser inferiores a la longitud de Se marcarán los alcances calculados en la línea de situación, para cada altura angular observada y al onda a que emite el radar. La distancia de la máscara al equipo radar depende del titud de vuelo considerada, sobre la respectivas líneas azirnutales, juntando los puntos obtenidos relativos a tipo de radar empleado y deberá ser obtenida por tanteo cada altitud por una línea regular. Cada contorno lineal para cada aparato considerado. así trazado se le señala con la correspondiente altura de vuelo. DIAGRAMA DE INTERFERENCIA VALORACION DE UNA POSICION RADAR El Diagrama de interferencia es una representación gráfica, en coordenadas polares, de la zona que circunda Mediante un análisis cuidadoso de los Diagramas de al radar, con la indicación del número, localización y inte:rferencia y cobertura, el “Oficial de radar” podrá com dimensiones de todos los ecos fijos que se obtienen en el probar si resulta satisfactoria una determinada posición de --- 59 radar para que el funcionamiento del mismo sea eficaz. Simultáneamente, y en caso necesario, deberá proceder a la estimación de una posible mej ora de la eficacia de dicha actuación, mediante el desplazamiento conveniente de la posición estudiada. Bien entendido que solamente se permitirá tal estimación al personal competente y es pecializado. Factores de valoración de una posición radar según los Diagramas de interferencia y cobertura. a) Misión: En una misión de vigilancia, el radar tiene que estar situado a una altura tal que permita que el eje princi pal de emisión del equipo logre el alcance deseado, so brepasando las obstrucciones terrestres, con el fin de que la pesquisa se realice eficazmente en todas las direc ciones. A igualdad de los otros factores, la altitud del terreno es, pues, un elemento preeminente a considerar en la elec ción de posición para los radares de vigilancia. En una misión de dirección del tiro de las piezas AA., la posición a escoger deberá permitir la persecución automática de los objetivos aéreos, dentro de los límites de alcance máximo y mínimo autorizados por el radar, sin interferencias terrestres que obscurezcan los respec tivos ecos en los osciloscopios. La posición ideal es en forma ondulada, por cuanto limita las manchas de in terferencia de la zona próxima a la posición, eliminando normalmente las provenientes de los obstáculos más alej ados. b) Numero y tibo de los equipos radar disponibles: El número y tipo de los aparatos existentes influen ciarán grandemente el plan de defensa con radar. Los equipos para la misión de vigilancia deberán si tuarse de forma que señalen la presencia de los aviones enemigos a una distancia tal que permita que los ra dares de dirección del tiro sean alertados con tiempo para que puedan apuntarse las baterías AA. antes de que los aviones se sitúen a los alcances máximos de las bocas de fuego. c) f) Condiciones mefeorológicas: Los efectos del tiempo sobre las posibilidades de ac tuación de los equipos radar aumentan con la frecuencia empleada en la transmisión. Por consecuencia, los bo letines meteorológicos provenientes de las estaciones distantes de la posición son particularmente útiles en la determinación de la eficacia futura de los radares g) Posibilidad de act’uación de los radares: Ya se ha visto que la eficacia y, por consiguiente, el alcance de la transmisión del equipo es tanto mayor cuanto menor sea la anchura del eje principal de emisión del radar. El máximo alcance de la detección está condicionado por la amplitud, por la frecuencia de repetición de las señales emitidas, por la potencia de la energía irradiada, y por la sensibilidad del receptor. En cuanto al mínimo alcance de detección, está con dicionado por la amplitud de cada pulsación de señal emitid3 y por el tiempo de recuperación del receptor. INTERPRETA€ION DE LOS DIMIRAMAS Y VALORA ClON DE UNA POSICION Para proceder a la valoración concienzuda de una posición radar deberá realizarse conjuntamente la in terpretación de los Diagramas de interferencia y co bertura. La interpretación separada podría conducirnos a conclusiones poco exactas. Vamos a ver, por ejemplo, la manera de interpretar los diagramas representados en las figuras 2 y 3. El Diagrama de cobertura nos muestra, por la forma de los contornos lineales correspondientes a los alcan-, ces de 1.000, 2.000 y 3.000 metros- de altura de vuelo que el radar está situado en un terreno de inclinación uniforme hasta cerca de 9.000 metros de distancia, a partir de la cual se eleva una montaña entre los azimutes 3.800 y 6.400 milésimas. Dirección probable del ataqiee: En la selección de una posición para radar han de considerarse probables direcciones de aproximación del ataque enemigo, así como las respectivas alturas de vuelo. La posición óptima debe ser la que proporcione un mínimo de interferencias terrestres para las citadas di recciones y alturas, un mínimo de zonas muertas y de otras en que pueda escapar a la acción del equipo, con el fin de evitar la aproximación de los aviones sin ser detectados hasta el mínimo alcance exigido para el combate eficaz del material AA. 50 48 46 d) Localización del material AA.: Los radares de Direccin de Tiro deberán colocarse lo más próximos posible a la posición de las piezas a las que estén acoplados. La máxima distancia está limitada por la longitud de los cables de que dispone el material. e) Contramedidas electrónicas de los radares enemigos: 34 Los equipos de radar deben estar situados de manera aue se evite que- dos de ellos puedan ser interferidos simultáneamente por las contramedidas electrónicas ene migas (“jamming”), provenientes de una• misma direc ción, con el fin de reducir al mínimo los efectos de las mismas. 60 ALTURA 32 ANGULAR: 100 MLESIMAS Fig. 3 2.—Diagrama MILSIMAS 200 de interferencia. MILFS’ 300 El Diagrama de interferencia nos indica que existen zonas oscurecidas en torno a la posición, bien para una altura 0, bien para roo ó 200 milésimas, especialmente hasta 9.000 metros e distancia. La interpretación separada de los dos diagramas nos conduciría, por consiguiente, a conclusiones opuestas. Analizados en conjunto los diagramas, nos dicen que la cobertura de la posición radar es débil de 3.800 a 4.400 milésimas, y muy débil de 4.400 a 6.400 milésimas. Un a) Misión de vigil2ncia: El valor de la posición para una misión de vigilancia es limitado si se le exige que tenga que hacerse en todas las direcciones. Puede suceder que exista un sector en que la cobertura del radar sea débil, pero q ce no esté in cluído en la vigilancia; entonces podrá considerarse buena la posición para la indicada misión. b) Misión de Dirección de Tiro AA.: Siguiendo el mismo razonamiento, la posición es excelente entre o y 3.800 milésimas, y es francamente débil entre 3.800 y 6.400 milésimas, debido a las extensas zonas encubiertas y las fuertes interferencias terrestres comprobadas en este sector, permitiendo la aproxima ción de los aviones enemigos a la sombra de esas protec ciones. c) La misión es, pues, un factor determinante en la valoración de una posición para radar que habrá de sobreponerse a los diagramas construídos para la misma. Hay que atender, evidentemente, a la existencia de otros aparatos que puedan cubrir convenientemente las zonas interferidas y las cubiertas por la masa de terreno se ñalada. En la hipótesis de que, previstos los diversos factores, la posición no satisfaga la misión atribuída al radar, deberá hacerse una estimación de los desplaza mientos de la posición hacia otras más adecuadas, y posteriormente la construcción de los diagramas de in terferencia y -cobertura para la nueva posición elegida, hasta encontrar una que satisfaga cumplidamente las exigencias impuestas por la misión. FACTORES A CONSIDERAR EN EL ATAQUE A lINA DEFENSA QUE DISPONE DE RADAR Así como la valoración de los Diagramas de interfe rencia y de cobertura, se ha hecho considerando espe cialmente la misión, altura y direcciones probables, 1.000 m. 2.000 01. 3.000 m.; y aun a veces los métodos de ataque de la aviación enemiga, resulta también razonable deducir que la va loración por el aviador de una defensa que dispone de Fig. 3.—Día grama de cober0era. radar sigue los trámites inversos, es decir, que se basa en la determinación de la altura y los medios óptimos de vuelo, esperadas direcciones de ataque y probable misión atribuida al radar de la defensa. avión volando a 2.000 metros de altura puede aproxi En realidad, el combate de una cobertura de radar es marse sin ser detectado hasta cerca de 47.000 metros de distancia entre los azimutes 3.800 y 4.400 milésimas, una empresa bastante delicada. Si los radares están situados como se especificó an y hasta 17.000 metros entre los azimutes 4.400 y 6.400 milésimas. Volando a 1.000 metros de altura, el avión teriormente, quedarán cubiertos todos los pasillos óptimos puede aproximarse hasta 23.000. metros entre los azi de ataque. El problema consistirá entonces en la explo mutes 3.800 y 4.400 milésimas, y hasta 9.000 metros entre ración de los pasillos de aproximación que se prevea han los azimutes 4.400 y 6.400 milésimas, sin que el radar lo de quedar interferidos por el terreno o por las construc ciones. pueda localizar. Entre esos límites de azimut, la persecu Uno de los métodos será el realizar los ataques a al ción del avión es igualmente imposible para distancias in turas y direcciones diferentes de las normales proba feriores a 9.000 metros, en virtud de fuertes interferencias terrestres, señaladas en el correspondiente diagrama de bles. Ahora bien; en muchas ocasiones no será viable, la fig. 2. Por tanto, los aviones enemigos podrán. puesto que la dirección y altura de vuelo están condi cionadas por la situación y naturaleza del objetivo. aproximarse en este sector con todas las probabilidades Consideremos un ejempló típico en el que el radar está de no ser descubiertos. La cobertura del radar resultará- excelente entre los situado como se indica en la fig. 4. Las características del terreno, obtenidas por reconocimiento aéreo, por la azimutes o y 3.800 milésimas, ya que no se comprueba carta, etc., están representadas en la figura por curvas la existencia de ninguna zona de obstrucción que en cubra la aproximación de los aviones enemigos. Ciertas de nivel. A partir de las mismas se traza el Diagrama riel interferencias observadas cerca de. la posición para una contorno del relieve alrededor de la zona a atacar altura angular de ioo milésimas, son despreciables, no (fig. .). A la vista de este Diagrama de contorno se construye apreciándose ninguna otra digna de consideración hasta el Diagrama de cobertura para esa posición de radar cerca de los 35.000 metros. (fig. 6.). Para proceder a la valoración de la posición corres En los diagramas se- anotan todos los detalles del te pondiente a los diagramas acabadós de presentar como ejemplo, hay. que considerar, como ya fué indicado, la rreno que se consideren importantes para la valoración de.l problema, como la vegetación espesa, que produce misión particular que le pueda ser asignada. ALTUÁ 0 VUELO - - 61 Valoración del Diagrama de cobertura por el Oficial de radar de la fuerza aérea. Este Oficial tiene que conocer con precisión los si guientes elementos antes de deducir conclusiones sobre la cobertura de cada radar: a) Localización exacta del equipo: b) Detalles del terreno en la vecindad de la posición, incluí do el tipo de vegetación y cotas de las elevaciones. c) Tipo de radar utilizado, incluyendo frecuencia de emisión, anchura de banda de la frecuencia de recep ción, etc. Fig. 4.—Esquema tcpogrcífico de la zona a atacar. una fuerte absorción de energía de radiofrecuencia emitida por el radar, el grado de humedad, etc. El diagra ma se valora en seguida por un Oficial de radar compe tente, que clasifica todos los pasillos de aproximación posible, compatibles con el desempeño de la misión encomendada a los aviones atacantes, por la magnitud de los respectivos alcances mínimos de detección y el correspondiente poder defensivo del fuego de la de fensa AA. ALTURA _____ 4.000 rn. D • VUL0 a.ooo m. Fig. 6.—Día gransa de coberlura basado en diagra;na del contorno. g.2 E, LIME!. DE Cc-iETOrNO MElCA EL AL EEANCE EN LA EtUSASE LA MASCAR SE TERREEIO. Fig. 5.—Diagrarna 32 3.8 5.0 LOS EUMESOS EXTEnORES NDJCAN EL ASGULO SE ELEVACOE SE LA MASCARA EN MILESMAS. del contorno del relieve de la zona a atacar. Los diagramas y la respectiva valoración son tenidos en cuenta por el Mando de la fuerza aérea, que adopta su resolución, puesto que es de su responsabilidad la ob tención de la máxima eficacia en la misión de ataque a realizar. 62 d) Método enemigo de construcción de los Diagramas de interferencia y cobertura. e) Situación de otros equipos de radar en las inme diaciones de la poición. Construídos los Diagramas de cobertura para todas las posiciones del equipo radar reseñadas en la zona de objetivos a. batir, el Oficial de radar de la fuerza aérea elabora una información basada en la valoración de los respectivos diagramas, teniendo en cuenta los detalles importantes ya mencionados, información que, en re sumen, dirá lo siguiente: I.—El enemigo espera el ataque ametros de altura de vuelo, y dede dirección. 11.—Nuestros aviones pueden aproximarse aen dirección, ametros de altura, sin ser detectados hastametros de distancia del objetivo. Otros posibles pasillos de aproximación son 111.—La prioridad de aproximación, relativa a la mínima eficacia de detección y el correspondiente poder defensivo de. la defensa antiaérea, es la siguiente: Dirección 1.— 2.— 3.— Altura de vuelo Alcance de detección puesto de pequeñas elevaciones que probablemente oca sionarán interferencias terrestres débiles o medias desde 20.000 hasta cerca de los 50.000 metros de la posición. Si el encargado de la valoración efectúa su tarea con La persecución de los aviones en este sector no será muy conciencia y corrección, el problema de combatir a una difícil. VI.—El sector de 6.200 a 400 milésimas de azimut está cobertura de radar se apo3/ará en una base bien definida y de esperada eficacia de acción. Las conclusiones que completamente exento de obstrucciones. La vegetación pueden deducirse de las informaciones contenidas en los es normal y es, por consiguiente, la peor dirección para Diagramas de contorno y de cobertura de la posición in el ataque de los aviones. dicados en las figuras 5 y 6, son las siguientes: I.—El sector de 400 a 2.800 milésimas en azimut está compuesto de pequeñas colinas cubiertas de extensa ve CONSIDERA CIQNES FINALES getación que producirán fuertes interferencias a partir de los 15.000 metros de distancia a la posición hasta Hemos visto la influencia ejercida por los innumerables cerca de los 30.000 metros. La cota máxima de las ele elementos que intervienen en la elección de una posicidn vaciones del sector es de 620 metros, por lo que la altura del radar AA., y, por consiguiente, la de las correspori mínima de vuelo para el ataque será de tinos 700 a i.ooo dientes baterías de piezas a que estará asociada para metros. una acción eficaz del conjunto de un dispositivo de de II.—El sector de 2.800 a 3.600 milésimas está relati fensa AA. vamente exento de obstrucciones con una cantidad nor Por lo demás, en -nuestra exposición no nos mueve mal de vegetación. Probablemente, las- interferencias en otro propósito que recabar la debida atención sobre el el radar serán muy pequeñas y aun nulas. hecho de que no será prudente efectuar una elección III.—El sector de 3.600 a 3.800 milésimas se halla improvisada de la posición radar, ya que ésta no puede completamente obstruído hasta el alcance máximo. estar’ totalmente condicionada a las baterías instala IV.—El sector de 3.800 a 5.200 milésimas está com das. Más bien tendrá que haber una subordinación mu puesto de pequeñas elevaciones con la cota máxima de tua atendiendo los diversos factores y posibilidades de 750 metros. De ello resultarán fuertes interferencias en actuación del equipo electrónico y de los materiales de-tiro. el radar pasados los 20.000 metros, y una altura mínima El no tener en cuenta las enseñanzas de la G. M. II po de vuelo de -aproximación de cerca de 1.000 metros. dría conducirnos a tener que lamentar una funesta in La vegetación es muy densa en este sector. eficacia en el empleo de aquellos equipos sobre los que se y—El sector de 5.200 a 6.200 milésimas está com asienta la totalidad de la defensa antiaérea de un país. CONCLUSIONES OBTENIDAS DE LOS. DIAGRAMAS PRESENTADOS - - - - Recuerdodelacamaraderíahispano-alemana. SeismilespañolesvoluntarioscayeronenelfrentedelEste. De la publicaci6n alemana Deutsche Soldaten.Zeitung. - El ¡3 de julio último se reunieron en las distintas ciu dades de España miles de antiguos voluntarios de la División Azul, con objeto de festejar en camaradería el aniversario del primer transporte de voluntarios es pañoles desde Madrid a Alemania y después al frente del Este, acaecido hace .14 años. El día 13 de julio de 1941 quemaba el sol sobre los muros de la Ciudad Universitaria en Madrid. Miles de jóvenes, vestidos con la camisa azul de la Falange (es tudiantes, trabajadores y empleados), se congregaban en el patio de un gran edificio y juraban: “Vamos a ven gar la muerte de nuestros hermanos y a defender una civilización que jamás puede morir.” Se apiñaban alre dedor de la mesa- dispuesta al objeto, para estampar sus nombres en las listas de la Legión de voluntarios, que iba a luchar contra el bolchevismo. Dos días después de iniciada la campaña de Rusia empezaron a formarse manifestaciones de la juventud que se pronunciaba entusiásticamente por una parti cipación activa en las operaciones rusas empezadas. La Falange lanzó una proclama el 24 de junio: “ijuventud española toma parte en la gran cruzada europea!” El Ministerio del Ejército puso a disposición del Cuerpo de voluntarios que se estaba formando Oficiales, Subofi ciales, médicos y empleados. El Comandante General - (Traducción del Comandante Wilhelmi.) del distrito de Algeciras, General Muñoz Grandes, fué encargado de la organización de la División. El General voló el 14 de julio, juntamente con los Oficiales de su Estado Mayor y los Mandos de las escua drilla de caza que se había formado, hasta Berlín, con objeto de llevar a cabo las primeras conversaciones con el OKH (Alto Mando del Ejército de Tierra). En la mañana de aquel mismo día, los trenes de transporte de voluntarios abandonaron la estación madrileña del Norte para emprender la marcha hacia Hendaya, París y Alemania. Por todas las estaciones del trayecto los españoles voluntarios eran jubilosamente recibidos. El último tren llegó el 23 de julio a Grafenwhr. En esta localidad tuvo lugar, en su gran campo de ejercicios, la instrucción de los voluntarios. Fueron equipados con ar:mas alemanas y con el- uniforme gris de campaña únicamente en el brazo derechb llevaban el escudo con los colores de su Patria. El día 31 de julio amaneció gris, cuando los i6.ooo hombres formaron para la ceremonia de la jura. Des pués de jurar 1-a bandera y cumplimentar al Jefe del Ejército de reserva, los españoles realizaron su juramento de soldados. Su Jefe, el Teniente General Muñoz Grandes, expresó: “!Lo que hoy prometemos será cumplido!”. La jornada se cerró con una gran parada ante el Co- 63 ronel General Fromm, jefe del Ejército de reserva, y el Jefe del Regimiento Militar, General von Cochenhausen, pasando la División Azul española a formar parte va d la Whrmacht. Como tal recibió la designación de 250 ID (División de Infantería núm. 250), y su composi ción era la siguiente: Regimiento de Infantería núm. 262 (Coronel Pimentel), Regimiento de Infantería núm. 263 (Coronel Esparza), Regimiento de Infantería núm. 269 (Coronel Vierna), Regimiento de Artillería núm. 250, Ba tallón de Reserva núm 250, Grupo de Sanidad núm. 250 y Compañías de cazacarros, de zapadores, de explora ción y de seguridad. Pocos días más tarde los trenes de transporte ro daban ya hacia el Este. El 26 de agosto se pasó la fron tera rusa sobre Suwaiki. En este punto fué desembar cada la División, que a partir de entonces, y durante seis semanas, realizó una marcha a pie a través de Po lonia, y Rusia del Norte, con objeto de que sus soldados fueran acostumbrándose a las fatigas y tomando con fianza con el país extraño. La márcha empezó con un calor de verano, después de un largo descanso en Grodno, que condujo hasta Witebsk, pasando por Wilna, Minsk y Borissowo. En el campamento de Dvmanuvo se les dió diez días de bien merecido descanso, antes de con tinuar adelante. Para entonces ya comenzaba a hacer frío; el sol hacía tiempo que había desaparecido, y cuando los españoles llegaron a Newel cayó sobre ellos la pri mera nieve. La División fué transportada por Nowo Sokolniki, Narwa y Dno, hasta que el io de octubre aparecieron ante las puertas de Nowgorod. El largo viaje había llegado a su fin y comenzaba la lucha llena de sacrificios de los voluntarios españoles. Mientras los batallones de la División Azul entraban en posición, entre nie e y hielo, en el frente del Norte,. la Escuadrilla aérea “Escuadrón Azul” entraba en acción encuadrada dentro de la Flota aérea núm. 2 en el sector central del frente ruso. Los aviadores habían sido ms truídos a partir de mediados de julio, con objeto de que se familiarizaran con los nuevos aparatos alemanes, y después de prestar su juramento fueron destinados al Cuerpo aéreo del General Barón von Richthofen, que apoyaba el ataque del Grupo de Ejércitos del sector sobre Moscú. Los aviadores españoles derribaron hasta el 13 de octubre cinco aviones rusos. Su Jefe, Comandante Salas, fué distinguido con la Cruz de Hierro de 1a clase. El pri mer caído del Escuadrón fué el hijo del alcalde de Madrid, Teniente Alcocer. Tres Oficiales le seguirían en las pró ximas semanas. El día 20 de octubre los cazas pilotados por españoles, realizaban su primer ataque a baja altura sobre co lumnas soviéticas, y a partir de entonces realizaron casi diariamente estos ataques contra objetivos terrestres. El 28 de octubre acompañaron a las escuadrillas alema nas de bombarderos hasta Moscú, y desde entonces realizaron frecuentes incursiones sobre la gran ciudad rusa hasta el comielizo de la ofensiva comunista de invierno. El Comandantes Salas fué el primer español que re cibió, en enero de 1942, la Cruz alemana de Hierro. Hasta esta fecha había tomado parte en 70 vuelos contra el enemigo y había derribado seis aviones rusos. En fe brero regresó esta escuadrilla a España. En la noche del io al u de octubre de 1941, las unida des de la División 250 entraron en posición a lo largo de la orilla oriental del lago Ilmen y del Wolchow. Los Re gimientos 262 y 269 se desplegaron para la defensa en los pueblos y en los bunkers a orilla del lago, en tanto que el Regimiento de Infantería núm. 263 ocupó con sus tres Batallones la cabeza de puente al norte de Nowgorod, relevando así al Regimiento de Infantería núm 426, perteneciente a la División 126. El mismo día 12 de octubre, una unidad de choque se lanzó al ataque contra un punto de apoyo ruso situado en la orilla oriental 64 del Wolchow. Cuatio días más tarde los españoles tu vieron sus cuatro primeros muertos, a causa de un ataque enemigo por sorpresa sobre las posiciones cerca de Petroskoje-TJgalki, guarnecidas por el Regimiento de Infantería núm 263. El Grupo de Ejércitos del Norte atacó al comienzo de octubre, con sus dos Ejércitos y sobre un ancho frente, con objeto de penetrar en la región de Leningrado y además para buscar el contacto con las tropas finlandesas al este del lago Ladoga. La División Azul formaba el extremo del ala derecha del i6 Ejército, constituyendo el punto de giro, y en esta posición decisiva pagaría su precio de sangre. En cooperación con la División de Infantería núm. i8, el II Batallón del Regimiento nú mero 263, mandado por el Comandante Román, formó el 19 de octubre una cabeza de puente sobre el río Wolchow, que por entonces estaba ya semihelado y tenía una anchura de 250 m., junto a Lobkowa-Gorka. Bajo in tensos ataques nocturnos soviéticos, esta posición fué consolidada, y el 21 de octubre se extendió hasta una anchura de io Km. con ayuda de zapadores alemanes. En esta operación cayeron 15o ametralladoras en mano de los españoles. El 27 de octubre se rechazó victoriosa mente un contraataque de los rusos, cogiéndose 400 prisioneros. El Coronel Martínez Esparza condujo su Re gimiento núm. 263, partiendo de la cabeza de puente, y consiguió, en cuatro horas de duros combates, conquistar Sitno, situado i Km. al otro lado del río. A consecuencia de la dura resistencia enemiga, el Regimiento núm. 263 hubo de recibir refuerzos del 269, y de esta forma, el día 28 de octubre continuaron su avance hacia el NE, ocu pando Dubrowka, Nitlikino, Schewelewo, Otenski, Possad y Possalek. En estas operaciones se distinguieron espe cialmente los Batallones II y III del Regimiento núm 263. Cuando las puntas de ataque del Ejército núm. i6 alcanzaban Tichwin a mediados del mes de noviembre, los rusos desencadenaron una serie de contraofensivas, que tenían por objeto conseguir el desmoronamiento del frente alemán por el lago Ilmen. En estas operaciones los carros de las Unidades rusas tropezaron contra las líneas muy extendidas de la División Azul, que durante los combates de invierno defendió el frente de mayor lon gitud dentro del Grupo de Ejércitos del Norte. En las primeras horas de la noche del 12 de noviembre, los Batallones 1 del Regimiento núm. 269 y II del 263 fueron cercados en Possa. Tres días duró el duro cerco alrededor de la pequeña localidad, hasta que la guar nición pudo liberarse literalmente con “la pistola en mano y el cuchillo entre los dientes”. Los combates fueron muy duros por el hecho de registrarse ya por aquellas fechas temperaturas de 300 bajo cero y hacerse de noche a partir de las i6 horas. El enemigo tenía una superioridad de treinta por uno y empleaba carros y aviación, en tanto que las Compañías propias no dis ponían de armas pesadas y a veces sólo contaba cada una de ellas. con una fuerza de iz a 20 hombres. El Re gimiento núm. 263 que defendía por aquellos días una carretera de bosques de 12 Km. de longitud, tuvo el 6o % de bajas. El día 6 de diciembre fué cercado Possad por segunda vez, y en Schewelewo se desarrollaron duros combates callejeros. En aquel punto el Ejército ordenó en la noche del 7 al 8 de diciembre el repliegue del frente detrás de la línea del Wolchow. La División se dispusó a la defensa en las antiguas líneas de partida y el sector de Schewelewo fué ocupado por la 126 División de Infantería. Los rusos se acer caron lentamente y atacaron el 24 de diciembre, sin éxito, las posiciones defendidas por el III Batallón del Regimiento 263 a ambos lados de Gorka. Tres días des pués, tropas soviéticas repitieron el ataque entre Lobkowo y Udarnik, atravesando las líneas españolas. El Teniente General Muñoz Grandes en persona dirigió los combates defensivos, que costaron 120 muertos y heridos a los españoles. El 31 de diciembre terminaron estos combates. En diciembre de la División de voluntarios había creado e instruido una Compañía de exploración a base de esquiadores. Esta Unidad se destinó principalmente a la exploración sobre el helado lago de Ilmen. El i de enero de 1942, su Jefe, el Capitán Ordás Rodríguez, recibió la orden de liberar un Batallón de Infantería alemán que estaba cercado en Wswad. Con un frío es pantoso consiguieron los españoles, contra una fuerte resistencia soviética, penetrar 30 Km. en sus líneas y liberaron a los alemanes el 19 de enero de 1942. De los 205 soldados de la Compañía de esquiadores, regresaron únicamente 12 hombres después de cumplida su misión. La línea del frente se estableció. Los combatientes de la División Azul se dedicaron a mejorar sus trin cheras. Para ellos, que en su mayor parte procedían de las regiones meridionales de España, representaba un ex traordinario cambio la lucha contra el invierno ruso. Sin embargo, cumplieron todas las exigencias impuestas por esta zona del Wolchow, que tantos sinsabores producía a amigos y enemigos. Pero cuando en el mes de marzo empezó a derretirse la primera nieve, respiraron más fuerte. El Teniente General Muñoz Grandes fué conde corado el 12 de marzo con la Cruz de Caballero por el rendimiento obtenido con su División. La guerra de posiciones se convirtió en guerra de movi miento cuando en la primavera los rusos consiguieron, más al norte del sector de la División, penetrar en las posicionés de las Divisiones de Infantería 215 y 126, in ternándose profundamente en la retaguardia. El Grupo de Ejércitos del Norte formó, a base de todas las Divi siones de que disponía, unos grupos de combate, con ob jeto de destruir a los rusos dentro de aquellos espesos bosques. En abril la División Azul formó una Unidad compuesta de Infantes y Zapadores y tomó parte en los combates a partir del de mayo. En junio, cuando el enemigo cercaba la bolsa del Wolchow, dos Batallones del Regimiento 263 y una Compañía de 7apadores tomaron parte, apoyados por el Batallón de voluntarios flamencos y por una Compañía alemana de carros, en la limpieza de aquel cerco. En el restante frente de la División 250, la situación continuaba tranquila limitándose las acciones a escara muzas provocadas por patrullas de exploración. Duran te los meses de verano, las operaciones, fueron decre ciendo, pasándose a la guerra de posiciones. Las líneas fueron reforzadas y se mejoraron las condiciones de los bunkers. Los abastecimientos en hombres y material volvieron a restablecerse, regresando entonces los di visionarios ya heridos procedentes del lazareto de Friedrichshage, junto a Berlín. La División Azul em pezó a publicar un periódico propio, “Hoja de campaña”. Sus primeros doce númerós se tiraron en una simple multicopista, pero después se estableció una pequeña imprenta para ello. Agosto fué un mes tranquilo en el frente comprendido entre el lago Ladoga e Ilmen. Los com bates en torno ala bolsa del Wolchow debilitaron las fuer zas de ambos Ejércitos, y durante estas semanas tuvieron ambos que renovarlas. Los grupos de combate formados en de laal División Azul regresaron De Esa panael seno vinieron frente nuevos contingentes,a ésta. relevando todo el personal que rebasaba la edad de 30 añOs; que fué retirado. El Grupo de Ejércitos del Norte realizó un nuevo reagrupamiento en sus Divisiones. Al prin cipio del mes de agosto, las Unidades de la División Azul abandonaron sus posiciones del Wolchow, en donde ha. bían dejado más de 2.000 camaradas caídos, y ocuparon una nueva línea en el frente de Leningrado. Hasta el el fin de ese mes duró el traslado de todas las fuerzas que quedaron cubriendo el frente del Cuerpo de Ejército L entre Pushkin, Krassnybor y Kolpino.. En Kolpino, el día iz de octubre, cuando todos los pueblos hispánicos celebran el “Día de la Raza”, se pro dujo un gran combate. Desde bien temprano tronaron los cañones enemigos sobre las trincheras, martillando du rante largas horas los bunkersv puntos de apoyo. Cuando los rusos alargaron el fuego de sus armas pesadas y se lanzaron al ataque, los españoles sólo pudieron oponer una breve resistencia y hubieron de abandonar las primeras líneas. Durante aquella tarde y la noche siguiente fueron realizados sagaces contraataques, que, a pesar de toda su bravura, no tuvieron, sin embargo, éxito y hubieron de de abandonar las primeras líneas a los rusos. •Los meses de noviembre y diciembre transcurrieron más tranquilos, realizándose únicamente acciones, aisladas. Los intentos locales de penetración de los bolcheviques en el sector de Kolpino y en la línea férrea que conduce hasta Tossno, pudieron ser rechazados. Al final de año, la División Azul había podido mantener sus líneas contra un enemigo superior en número y en material y además haber reforzado sus posiciones. A mediados de octubre de 1942 llegó al sector central del frente ruso la 3a Escuadrilla española de cazas al mando del Comandante Ferrándiz, con objeto de re levar a la 2a Escuadrilla, que, mandada por el Coman dante Salvador había ‘estado durante ocho meses en casi ininterrumpidos combates en aquel sector. A partir de enero de 1943, La División Azul se llamó oficialmente “División española de voluntarios”. El Te niente General Muñoz Grandes, que había recibido el 13 de diciembre de Í942 las Hojas de roble para la Cruz de Caballero, regresó a España. Para sustituirle llegó el Teniente General Esteban-Infantes. Entonces comenzó, el 12 de enero de 1943, la ofensiva roja contra las posiciones del i8 Ejército, al sur del lago Ladoga. Con el apoyo de Aviación, Carros y Artillería pesada, consiguieron los rusos romper’ el frente alemán, ocupando la zona comprendida al este de Tossno y Ljuban, ocupando el i8 de enero Schlüsselburg. Con ello el cerco de Leningrado fué roto y el frente al sur del Newa entró también en movimiento. Los rusos atacaron al principio de febrero, con objeto de alcanzar Kras nogwardeisk y unirse en Tschudowo a sus unidades de carros que habían penetrado hasta allí. Todo el impulso del ataque enemigo tropezó al sur de Kolpino con unidades de la División española. El io de febrero la Artillería pesada y ultrapesada golpeó durante horas y horas las posiciones españolas, antes de que los carros soviéticos entraran en acción contra ellos. A pesar de la heroica resistencia española, los rusos consiguieron ab:rir una profunda brecha en el Regimiento de Infan tería reforzado núm. 262, cuyo frente se extendía a lo largo de 3 Km. Por esta brecha penetraron Carros con In fantería sobre ellos, debilitando el frente de la División. Toda comunicáción con la retaguardia y con las Unida des vecinas quedó rota. Desesperadamente se defendieron algunos puntos de apoyo hasta el último hombre. El II Batallón del Regimiento núm. 262 fué desperdigado completamente y sólo se registraron duros combates al rededor de su puesto de Mando. El Jefe, Capitán Ruiz de Huidobro, dirigió el fuego de la Artillería propia, con objeto de hacer posible la retirada de sus Unidades. El 1 Batallón de este mismo Regimiento fué completa mente destTruído, y el III Batallón perdió 1/3 de sus efec tivos. ‘El puesto de Mando del Regimiento fué también rodeado, consiguiendo en el último momento su Jefe y su Plana Mayor escapar de aquellos bosques, abriéndose paso pistola en mano. En las primeras horas de la noche los rusos consiguieron alcanzar las posiciones de Artillería, en donde los sirvientes de las piezas se tuvieron que defender con mosquetones, machetes y palas. :Los carros soviéticos desgarraron las alas del frente y llegaron hasta Krassnybor, de tal manera que pusieron .5 a todas las Unidades en peligro de quedar cercadas. Tan rápidamente como fue posible se evacuó el hos pital de campaña de Krassnybor, teniéndose que reali zar la retirada de los heridos bajó el fuego de los ca rros T-34. IJnidadesde zapadores defendieron tenazmente aquella ciudad, consiguiendo destruir varios carros en combates próximos. Un Teniente Coronel del Regimiento núm. 262 reclutó a todos los combatientes disponibles de Infantería, Cazacarros y Artillería, tomando posiciones con sus impro visadas fuerzas sobre la carretera que conduce a Tossno. Este pequeño grupo de combate opuso una dura resis tencia a los rusos. Una Compañía letona de voluntarios, casi disuelta, se unió a este grupo de combate. Durante la noche, el Mando del Ejército consiguió lle var hasta allí a la División 212, lanzándose al contraataque el día 12 de febrero, con apoyo de formaciones de “Stukas”, entre Krassnybor y Nea, logrando establecer la línea del frente. El Regimiento de Infantería número 262 fué de nuevo completado y entró otra vez en posición. Con una espesa nevada, las tropas rusas se lanzaron el 18 de marzo contra las posiciones ocupadas por la División Azul. Antes de que lograran alcanzar las pri meras trincheras españolas, recibieron un salvaje fuego defensivo producido por todas las armas. El ataque quedó cortado delante de la segunda línea de defensa. Unicamente algunas Unidades de choque aisladas, de composición análoga a una Compañía, lograron penetrar profundamente el 19 de marzo en las posiciones espa ñolas, pero antes de la noche fueron totalmente recha zadas, dejando sobre el terreno cerca de 1.000 muertos. Los españoles tuvieron en estos dos días de combate 30 muertos y 120 heridos. Al comienzo de la primavera se reconstruyeron fe brilmente las líneas de defensa, ya que las noticias que se recibían cada semana eran más alarmantes respecto a los preparativos enemigos. El 17 de junio los rusos abrieron de nuevo un gran ataque con baterías pesadas sobre toda la línea del frente del i8 Ejército. Una gigantesca masa de fuego, no conocida hasta entonces, cayó sobre las posiciones de la División espa ñola de voluntarios. En pocos minutos, bajo los proyec tiles de marina de 20,3 cm., volaron las trincheras, fueron destruídos los refugios y cortados los accesos a las po siciones. Cuando después de estos bombardeos las briga das rusas de Infantería de Marina se lanzaron al asalto, encontraron a los españoles detrás de sus armas dispa rando hasta el último cartucho y defendiéndose luego con la bayoneta. Los rusos quedaron inmovilizados en las líneas, y al oscurecer hubieron de desistir de su intento de penetración, después de haber fracasado ante la brkvura y espíritu de sacrificio de los españoles. Con ello terminaron para la División española de vo luntarios los grandes combates, dando comienzo otra vez la guerra de posiciones con sus golpes de mano, pa trullas de exploración, descubiertas y la eterna vigilan cia de los centinelas. Esta vez ya no se esperaban nuevas fuerzas de reserva y, a pesar de todo, el espíritu era muy alto. El verano era hermoso, las posiciones estaban bien fortificadas, se disponía de munición en abundancia y se sabía que, a pesar de la superioridad material del ene migo, se era superior a este en aguante y poder. El Teniente General Esteban-Infantes fué condecorado el 5 de octubre con la Cruz de Caballero, por el rendimiento prestado por la División Azul. La 4a Escuadrilla de cazas española, que llevaba sobre sus alas el lema de la guerra civil española: “Vista, suerte y al toro”, fué lanzada a los duros combates de fensivos del Grupo de Ejércitos del Centro. Bajo el mando del Comandante Cuadra, los cazas españoles consiguieron destruir, durante el verano y otoño de 1943, 70 aviones enemigos en combate aéreo o sobre el suelo. Cuando el tercer invierno de guerra se cernía sobre el frente oriental, la División española de voluntarios fué retirada del frente y disuelta por orden del 0KW (Alto Mando de las Fuerzas Armadas). En su lugar entró, del ir a 13 de octubre de 1943, la 8i División alemana. Los es pañoles regresaron, realizando el viaje por Berlín-París. Unicamente quedó una Legión de voluntarios escogidos, de composición análoga a un Regimiento, como Unidad autónoma incluida en la reserva el Ejército del Norte y con el nombre de “Legión española de voluntarios”. En enero de 1944 se produjo la ofensiva soviética en el frente de Leningrado,. teniendo que retroceder los Ejér citos núm. i6 y i8 hasta el lago Peipus. La Legión es pañola vivió esta retirada a través de Kingisepp, lle gando hasta Narwa. El empleo de lós voluntarios es pañoles terminó sobre las carreteras y campos nevados de la zona Ingermann. En aquella primavera desapare cieron del frente los uniformes grises adornados con el escudo rojo y gualda en la manga. En.Berlín se disol vió la Legión, quedando, sin embargo, muchos de sus soldados en Alemania para seguir combatiendo en dis tintas Divisiones de las Unidades SS. La División Azul, en el transcurso de más de 30 meses de guerra, tuvo en sus filas alrededor de 4o.ooo españoles, de los cuales murieron 6.ooo y fueron heridos 14.000. Por su heroico comportamiento quedarán unidos para siempre a nosotros en una camaradería que no se bo rrará jamás de la historia. . Elaerotransporte. Teniente Coronel Le Mire. De la publicación francesa Revue Militaire d’Informdtion. (Traducción del Comandante Sánchez Yepes, del Servicio de Estado Mayor. Extracto de la Redacción.) El transporte aéreo y las operaciones aerotransportadas están a la orden del día. Pensando en todas las realizadas dnrante la última guerra, tanto en Europa como en el Pacífico, opinan muchos que tales concentraciones serán en lo sucesivq irrealizables a causa de los ataques ató micos del adversario. En cambio, otrosestiman que el aerotransporte en todas sus formas debe alcanzar un desarrollo casi universal. En el actual estado de cosas, esta forma de transporte 66 tencfrá durante mucho tiempo, quizá siempre, la ven taja de aplicarse a la vez a problemas logísticos y a pro blemas de combate, permitiendo realizar rápidos trans portes entre continentes con tonelajes cada vez mayores, asegurando el desembarco de tropas en plena batalla hasta en la retaguardia del enemigo, y 75resentándose, pues, como uno de los /actores importantes de la sorpresa estratígica y de la maniobra táctica. El transporte aéreo dispone de medios muy diversos adaptados a las misiones que lé incumben: aviones de gran radio de acción y de gran tonelaje, aviones de carga de diversos tipos, aviones de transporte de asalto (reem plazando al remolque-planeador), helicópteros y medios anexos, como los paracaídas de todos los tipos y las cabinas desprendibles. ción. Pero hecho esto, su preocupación se.concreta en l c:oordinación de las operaciones terrestres en el teatr y la operación aerotransportada. - En la operación aerotransportada, los imperativos tácticos y los técnicos de éste se encuentran íntimamente ligados. Sus exigencias son con frecuencia contradicto rias. El arte consiste en conciliarlas, y si ello no se logra, el resultado es desastrtso en uno u otro de los aspectos. Recordaremos brevemente cómo se plantea el pro blema: El General en Jefe de un teatro de operaciones de cide actuar sobre el flanco o la retaguardia del enemigo. La decisión del Mando del teatro de operaciones puede proponerse una o varias de las siguientes finalidades: Romper (i) en provecho propio el equilibrio entre suS fuerza y las del enemigo, recuperando así la iniciativa de las operaciones.. Acelerar una ruptura de equilibrio—éuyos síntomas han empezado a percibirse de modo evidente—, im pidiendo al enemigo toda posibilidad de restable cerlo, paralizando, por ejemplo, sus reservas o cor tando sus líneas de comunicación. Conjugar, incluso, un contraataque de fuerzas aero terrestres con una maniobra aerotransportada, con el fin de dispersar las fuerzas eiiemigas y en par ticular sus reservas. En todo caso, la operación aerotransportada no debe intentarse si no es con un mínimo de probabilidades de éxito, ya que no es posible modificar de manera im portante las condiciones de la operación una vez ini ciada. El precio de este mínimo de probabilidades de éxito es elevado, pues exige: Dominio del aire sobre el corredor que se extiende entre las zonas de salida y de llegada. Este dominio aéreo habrá de mantenerse por lo menos todo el tiempo que dure la fase aegotransportada de la operación, cuyo mantenimiento logístico depen derá enteramente de los abastecimientos aéreos. Previsiones meteorológicas favorablés.. Información que confirme las oportunidades tácticas de la operación terrestre a desarrollar por las tropas aerotransportadas que se empeñen. - 1% ‘..1 Sorbe — Zona dereunidn de unaunidod do.Bototos. — Loctico aerntronspirto.% — 5eris I • Aeródromo — — — *Otrs grupo denerídrornos. *Estociononiiento míodisperso de tropas aerotransportados. Admitimos, simplificando, los siguientes datos: Cada serie emplea diez minutos en despegar y reunirae para adoptar su formación de vuelo. Lo aviones vuelan a 300 k/h, es decir, 5 km. por minuto. Las distancias dude los aerodromos al punto 1 son les eiguientes: VJ = sao km.; WJ = 140 km.; xj 160 km.; Y) = 130 Cm. Las serea deben presentarse en orden sobre el punto J a dos minutos de distancia. El tiempo de paso de una serie es de un minuto, lo que proporciona un -buen margen de seguridad. 2.0 Si H es la hora en que la serie núm. 1 debe preseistarse en el punto ), H+ 3 minutos será la de presentación de la serie núm. 2; 11 -1-6, la de presentación de la serie núm. 3, etc. Calculemos la hora de despegue de cada serie: Serie núm. 1: 24 minutos de vuelo más 50 nsinutos de despeg:ie y raueiú,s. Despegará, pues, a las 1-1— 34 minutoS. Serie núm. 1: H—(24410) = H —34 2: /1 ± 3—128 + 10) H— 33 3: Hl 6—(32 + 30) H—36 — — • 4:H±9—(26±1O)H—27 5: H ± 12— (24 + so) = 6, H ± s5 — (28 + 10) 7, H ± 58— (32 + 10) = 8: H ± 21 —(26 + so) = 9: H + 24—124 + lo) Se ve cómo entre las series que despegan de — — H —22 /1— 23 H —24 H—s5 H—so 3° un mismo aersdromo hay doce minutos de diferencia. 4.° La ola B se reunirá en sin punto K, correspondiente a otra coriu,sife de transporte, pero, si no existiera más que una, se presentaría en 1 a continuación de la ola .4. N. del T.—La explicación de esta figsra ha sido modificada para su más fácil comprensión. *** (i) Los términos “ruptura” y “frente” se aplican mal aquí según se prevé la guerra futura; se emplean en su sentido más general para fijar ideas. ‘——‘ aiet. 5•0 — — Admitamos que se hayan producido todas estas con diciones previas y entremos en los detalles de la operación propiamente dicha. El Mando iniciador de la operación designa un Estado Mayor combinado responsable de la preparación y de la ejecución. Se determinan las fuerzas aerotransportadas y las fuerzas aéreas y se re reúnen los elementos de la opera ción. Se obtiene información táctica y estratégica y se es tudian.los planes y fotografías de la zona de operaciones, los objetivos, zonas de lanzamiento o de aterrizaje, itine rarios, obstáculos, etc. El alto mando iniciador .define la misián, las fases y su duración y precisa los medios necesarios para la opera ¡ OLA A. El Mando de las tropas aerotransportadas, por su parte, aspira lograr la sorpresa y aprovecharse de élla con el fin de: ocupar los objetivos (i) claves sin combatir; llegar al suelo con un despligue táctico favorable; estar en condiciones de rechazar una reacción ene miga tan rápidamente como se pueda prever; tener en la mano el máximo de medios en el mínimo de tiempo, yconservar cuanto sea posible la iniciativa por la pre ponderancia local de sus fuerzas. En otros términos, este deseo táctico se traduce en: elegir para las tropas de asalto zonas de laiizarniento ——- — —- —- (a) No se trata forzosamente de objetivos georáficás. • 67 de aterrizaje tan próximas como sea posible a los de las unid3des con el desarrollo previsto (ritmo y vo objetivos principales; lumen) de la batalla en la superficie. realizar mientras sea factible desembarcos simul En primer lugar, el número y naturaleza de las zonas táneós sobre todas las zonas, y de lanzamiento y aterrizaje disponible condicionan la disponer en un mínimo de tiempo de elementos sucesión y ritmo de los lanzamientos. esenciales de todas las armas, reservas y medios de Las zonas de asalto son bastante fáciles de encontrar en un terreno normal. Los peqtleños obstáculos, zanjas, mando y de servicios. grupos aislados de árboles y ligeras ondulaciones El ideal para el mando aerotransportado sería poner muros, no presentan inconvenientes insoslayables. en el suelo todos sus elementos al mismo tiempo. Las zonas de aterrizaje para los aviones de transporte de asalto (i) son ya más escasas. No admiten obstáculos y sus accesos han de estar despejados para permitir el aterrizaje y el despegue en condiciones aceptables. Pero la realización de su proyecto choca inmediata No es admisible el lanzamiento del material pesado mente con los imperativos del terreno y con las exigen en paracaídas entre las tropas que saltan ni sobre ellas cias técnicas de los aerotransportes y de la aviación. mientras no han abandonado la zona de lanzamiento. Asimismo, no es posible el aterrizaje de aviones de asalto entre los paracaidistas o en medio de un lanza miento de material. El mando aerotransportado forma, pues, el catálogo de las zonas de: y • — — 1 lanzamiento de paracaidistas; lanzamiento de material pesado, y aterrizaje para transportes asalto, según su clase. asignándoles una letra y un de número (Así, por ejemplo: Pi, P2,..., paracaidistas; Ai, A2,.., ate rrizaje de asalto.) El Estado Mayor determina qué zonas de las que se encuentran en la misma alineación del eje de paso de los aviones podrán ser utilizadas por series sucesivas de una misma ola, en el sentido de una misma corriente de transporte, y qué corrientes de transporte paralelas po drán operar a la vez, teniendo en cuenta los intervalos que separan los grupos de zonas. (Serie es un conjunto de aviones del mismo tipo que despegan de un mismo aerodromo para una misma misión sobre una misma zona de lanzamiento o aterrizaje. Ola, series sucesivas. Corriente, olas sucesivas a lo largo de una misma ruta.) Establece, por otra parte, el orden de urgencia en la llegada de sus unidades al suelo. Conoce la capacidad de saturación de cada zona de lanzamiento o de aterrizaje y el tiempo que perma necerán impracticables en función del indispensable para abandonarlo las tropas y retirar el material lanzado. Calcula el tonelaje de sus unidades y sabe el tonelaje aéreo puesto a su disposición y su distribución en aviones de paracaidistas y de transporte de asalto. Supongamos que el Mando desea que tome tierra en primer lugar el máximo de Infantería—que es el caso más corriente—, una parte de su Artillería, los vehículos indispensables de transporte, elementos de Ingenieros (excavadoras ligeras, para el acondicionamiento de los campos de aterrizaje de asalto), medios de mando y de transmisiones de primera urgencia. Generalmente, se verá obligado a rehacer y reducir su primer cálculo, porque habrá rebasado la capacidad de las zonas de lanzamiento o de aterrizaje, así como la del tonelaje aéreo disponible. En vista de esta insuficiencia y ‘valorando los riesgos previstos, decidirá, por ejemplo, retrasar la llegada de sus reservas de Infantería, teniendo en cuenta la información sobre las posibilidades de reacción del enemigo. Si tiene la seguridad de obtener una poderosa protec ción aérea durante todo el tiempo de la operación ,se reservará su D. C. A. hasta la última ola de transporte, e incluso, si el tonelaje disponible es demasiado redu cido, la dejará en su base de retaguardia. — — EXPEDICIONES DE VARIAS CORRIENTES DE TRANSPORTE Descenso simultáneo de las olas A, B y C. 1.—Las dimensiones de las zonas de salto o ds aterrizaje están ampliadas. 2.—La numeración de las zonas no corresponde a una idea táctica ni a una prioridad de situación de las unidades aerotransportadas sobre el suelo. 3.—No se ha estimado conveniente complicar la figttra especificando as zonas de salto, de aterrizaje o de lanzamientos pesados. Algunas zonas pueden ser utilizadas para dos fines. Así, la ola C, por ejemplo, puede transportar paracaidistas, mientras la F puede estar formada por aviones de asalto, si el tiempo que las aepara es aceptable (una hora). 4.—Sin embargo, y no por azar, las zonas se han numerado en sentido inverso al de vuelo de las olas aéreas (3, 2 y — 8 y 7 — 6, 5 y 4). Se trata de evitar al máximo los efectos de acordeón en las olas, pues las serios re ducirán su velocidad en el momento del lanzamiento. Spongamos que las series lanzan cada una sobre una zona: La serio nú merol pasa por encima de las zonas 3 y 2 sin disminuir su velocidad y no la reduce más que para realizar el lanzamiento sobre la zona 1. Las se ries números 2 y 3 que la siguen reducirán su velocidad al mismo tiempo para lanzar sobre las zonas 2 y 3. Las tres series recuperarán su velocidad simultáneamente. Si las zonas son suficientemente grandes para que las series 1, 2 y 3 hagan el lanzamiento simultáneamente sobre la zona 1, las series 4, 5 y 6 y 7, 8 y 9 de la misma ola realizarán el lanzamiento al mismo tiempo sobre las zonas 2 y 3. Para lograr las mejores condiciones tácticas en la lle gada a tierra y conservarlas en lo posible es obligado recorrer en sentido inverso el curso de la operación hasta la salida misma de los aerodromos. Es la única manera de encajar con exactitud el plan de transporte (i) aparato en Se recuerda que el avión medio o gran transporte, un campo cuya longitud de transporte de asalto es un capaz de aterrizar y despegar sea de algunos centenares de metros. De este modo, por aproximaciones sucesivas y acer cándose lo más posible a las exigencias de la maniobra táctica proyectada, el Mando aerotransportado se verá obligado a rehacer su plan inicial a medida que penetra en el estudio de la ejecución, en función de los medios de transporte aéreo que se la ha asignado. En el mismo orden de ideas, el volumen útil de una entre el despegue del primer avión y el del último. Por el contrario, la dispersión de los aviones en nu merosos campos dificulta el ejercicio del Mando aéreo y el acoplamiento de las series en las olas y corrientes de transporte. Además, entra en juego la protección de los aviones de transporte. El número de aviones de protección necesarios aumenta considerablemente con el nú mero de olas y de rutas aéreas. Es preciso, pues, reducirlas a un mínimo. La homogeneidad de las series y de las olas es tam bién esencial. Deben estar formadas por aparatos del mismo tipo que vuelen a igual veloçidad de crucero y puedan descender a las mismas velocidades mínimas. De otro modo se producirían indefectiblemente accidentes graves en medio de las series de aviones, relativamente cerradas, que sigan una misma ruta. Si el guía de una columna aérea hace un viraje de masiado brusco, los aviones siguientes pueden chocar entre sí (i). Las series que componen una columna aérea (ola de transporte) deben guardar entre sí cierta distancia (del orden de un minuto). Una serie aérea está compuesta de aviones que trans portan, en principio, una misma unidad y despegan de un aerodromo para una misma misión de lan za miento. Si una parte de la unidad utiliza transportes de asalto mientras otra ha deer lanzada en paracaídas, cada una despegará en serie distinta, sin duda de aerodromos diferentes y no tomarán, tal vez, la misma corriente de transporte. LOS aviones de paracaidistas realizan el lanzamiento a velocidad reducida, lo que impide toda evolución (le la serie aérea. Así, pues, cuando el avión guía de la hilera se encuentre sobre la vertical del punto inicial del eje de lanzamiento, toda la serie deberá estar prácticamente en línea recta detrás de él. Podrían enunciarse otras reglas concernientes a las corrientes de transporte, pero lo que precede parece suficiente para dar una idea sobre esta cuestión. Las series despegan, pues, defasadas en tiempo y se presentan en el punto de réunián previsto y en el orden establecido para formar una ola en la corriente de trans porte. Las unidades que conducen forman las olas aerotrans portadas que deben aterrizar en la zona en un orden determinado, simultánea o sucesivamente, para formar las olas de combate. En lo que concierne a los aviones, a pesar de sus servidumbres, el problema es relativamente sencillo si las tropas aerotransportadas han preparado su plan de embarque y fraccionado sus unidades de modo aceptable para el mando aéreo. Es suficiente—a causa de las demoras por colocación en pistas de los aviones—que el intervalo que separa el despegue de las series que salen .de un mismo aero dromo sea razonable. Dicho de otro modo, que dos series de una misma ola, que despegan de un mismo aerodromo, están separadas en la corriente de trans porte por un número suficiente de otras series que salgan de otros aerodromos. Los horarios e intervalos de tiempo que condicionan las horas de despegue de las olas se calculan del modo siguiente: Partiendo de la hora de lanzamiento o de aterrizaje —. serie aérea es función del tiempo que transcurre — — Llegados a este punto en el examen de la preparación, el problema del transporte aéreo propiamente dicho—del cual depende el éxito de la operación—se encuentra todavía lejos de estar resuelto. Se trata de poner en el aire, en un orden determinado, según un horario tan exacto como sea posible, un nú mero de aviones que despegarán (le un número de - — - EXPEDICION DE VARIAS CORRIENTES DE TRANSPORTE Descenso sucesivo de las olas A, B y C. —Las OlIS pasan unas a coStinuación de otras sobre 1 y sobre 0 2-—La aviación so tiene que asegurar más que una eorráenfe de trans porte, pero durante un espacio de tiempo tres veces mayor. aerodromos y; poner en movimiento series homogéneas como los eslabones de una cadena, en una ola aérea determinada a lo largo de una corriente aérea preesta blecida y que pasará por puntos aéreos fij ados de an temano. Volvamos al punto de partida y veamos lo que ocurre tanto en los aerodromos cofrio en las zonas de reunión de las tropas aerotransportadas: Al Mando aéreo le interesa dispersar sus aviones de transporte en numerosos campos para conservar el secreto de la operación y prever el riesgo de bom bardeos. Por otra parte, los aerodromos saturados resultan impracticables. La colocación en pistas de los apa ratos, el tiempo de despegue de las series y su reunión en el aire en el espacio aéreo de los aerodromos, pueden interferirse con el retorno de series y olas que tienen que aterrizar. — — (e) A pesar de la experiencia adquirida en esta materia, accidente se produjo todavía en Corea en 1951. La inercia avión de carga es considerable y sus reacciones lentas. ci del 69 sobre las zonas correspondientes, se sigue la corriente de transporte hacia los aerodromos, sumándole el tiempo necesario para cubrir esa distancia a la velocidad de crucero, el correspondiente a los espacios entre las series y entre las olas, el tiempo de despegue y de reunión aérea de cada serie, de cada ola, etc. Se obtiene así el horario de salida de cada serie, según el lugar que haya de ocupar en la corriente de transporte. Aumentando entonces el tiempo necesario para la puesta enpista de los aviones y el invertido en el em barque de las tropas y del material se obtendrá la hora en que las unidades deben estar en el aerodromo ante sus aviones. Igualmente se calcula la hora en que los aviones de una ola—que han participado en el vuelo de la primera corriente de transporte—estarán de retorno en el aero drorno, así como el momento en que—una vez repos tados y revisados los motores—se encontrarán nueva mente dispuestos para una segunda ola o para otro ser vicio. Todos estos datos regulan el ritmo de desembarco de las tropas aerotransportadas. Ritmo tan importante que condiciona a priori las posibilidades de éxito. De este modo calculará el Mando aerotransportado el plazo para situar sus tropas en tierra. Revisará y modi ficará su orden de prioridad. Determinará en qué serie de qué ola habrá de.incorporar tal o cual unidad, para ponerla en tierra en el momento y zona conveniente. Se ve, pues: por razones técnicas no utilizará el mismo tipo de avión o la misma forma de llegada a tierra. Los vehículos destinados a un Batallón no serán lan zados sobre el mismo terreno al mismo tiempo que los paracaidistas. La separación de los medios puede ser mayor si parte de ellos se transportan en aviones de paracaídas y otros en aviones de transporte de asaltol Por el contrario, se comprenderá fácilmenté que no pueden separarse de buen grado, al salir, unidades que no sólo deben formar parte de un todo al llegar al suelo, sino que durante la fase preparatoria precedente a la operación dependen de un mismo Jefe; los aviadores tampoco son partidarios de fraccionar sus unidades por debajo del grupo. El Mando aerotransportado pedirá al Mando territo rial la reserva de zonas de reunión y espera en torno a un grupo de aerodromos que le permitan: conservar sus unidades suficientemente agrupadas durante la fase de preparación; separarlas según el plan de embarque previsto, frac cionándolas tan poco como le sea posible, y transportarlas en los menores plazos a los aerodromos designados. A su vez, el Mando de la aviación de transporte, cuando los planes estén lo bastante adelantados, des plegará sus medios: separando sus grupos al mínimo; repartiendo las series de una misma ola en aerodromos lo más próximos posible; de modo que las series sucesivas despeguen en orden desde aerodromos diferentes, y de manera que la reunión aérea de series y olas se pueda realizar de la forma más conveniente y en el menor tiempo. Se ve, pues, la magnitud de las dificultades para en cajar los imperativos técnicos y tácticos. Cada lando debe tener conocimiento de los problemas del otro para lograr un acoplamiento que haga posible el éxito de la operación. El problema no es sencillo, pero sí interesante por lo que significa: la colocación en tierra, al mismo tiempo, de una fuerza ordenada según un despliegue táctico. La operación aerotransportada—no obstante su mi nuciosa coordinación previa—constituye una realidad que conserva el aspeçto de una gran aventura. — — — — — — — — — Cómo el Mando aerotransportado monta su opera ción, considerando el desarrollo a la inversa, par tiendo del despliegue que quiere lograr en el tiempo y en el espacio en la zona de lanzamiento. Cómo sitúa sus unidades en las olas y corrientes de transportes teniendo en cuenta la máxima utiliza ción de las zonas de lanzamiento y de aterrizaje. Cómo su plan no es viable en tanto no esté de acuerdo con el Mando de los transportes aéreos. Admitamos que se haya logrado esta coincidencia. El Mando aerotransportado fraçcionará sus unidades para embaicarlas en los diferentes aerodromos. Con frecuencia tendrá que separar dos fracciones de uua unidad, que Ladecisiónfinallalograelinfante. Trabajo redactado por la Escuela de Infantería del Ejército de los EE. IJU. Inserto en la publi cación norteamericana The Ármy ¿Cuál es el grado de preparación de la Infantería nor teamericana para una guerra con o sin armas nucleares? El modo más fácil de contestar es considerar sucesiva mente nuestra táctica, organización, armas, medios de comunicación y los sistemas que para lograr una movili dad cada vez mayor empleamos. MOVILIDAD Y DISPERSION Al examinar nuestra táctica actual debemos empezar por el movimiento, ya que es mediante él (la maniobra), Combat Forces Journal. (Traducción de M.. Arechederreta.) y con la protección de fuegos de apoyo, como se cierra sobre el enemigo y se le domina. El movimiento ha sido siempre esencial para las Unidades de Infantería y su importancia h. crecido en la guerra moderna. El es uno de los medios gracias a los cuales puede aumentarse la protección durante las operaciones ofensivas, pues un blanco móvil es generalmente menos vulnerable que uno estacionario. Como transcurre cierto tiempo desde que un objetivo se localiza hasta que puede arrojarse contra él un proyectil atómico, una Unidad en movimiento puede salir de la zona amenazada antes de que se produzca la explosión. Además de utilizar el movimiento pata protegernos, lo emplearemos también, al igual que en el pasado, para neutralizar la acción terrestre enemiga, para sorprender a ese enemigo y para lograr y conservar la iniciativa. Otra medida de protección que nuestra Infantería puede hoy adoptar en casi todos los casos es la separacion de sus Unidades (dispersión). Con nuestra organización y material actuales, el mejor modo de lograr la dispersión es utilizar corno Unidad básica el Batallón de Infantería (con distancias normales dentro de él, pero con 1ntervalos mayores entre los Batallones). Este hecho se basa en los alcances de las armas orgánicas y de apoyo y en los de las estaciones de radio mediante las cuales se dirige a las Unidades. Además, el Batallón es lo suficientemente fuerte en hombres y material para combatir semiinde pendientemente, y es la Unidad más pequeña en la que el Jefe cuenta con auxiliares para la función de mando. Las Unidades situadas bastante a retaguardia pueden ser desplegadas en grupos menores (por Compañías o Secciones) si se dispone del espacio suficiente y no se pre cisa una concentración rápida. En el momento actual se considera necesaria una dis tancia mínima de 5 a 8 kilómetros entre los centros de gravedad de los Batallones para lograr la protección adecuada. La mayor o menor separación de las Unidades queda condicionada por nuestra posibilidad de dirigir las, nuestra movilidad en relación con la del enemigo y nuestros fuegos de apoyo. Un problema importante que surge al separar las Uni dades, es la mayor necesidad de vigilancia de las zonas situadas entre las mismas y a su retaguardia. Hasta ahora la preocupación principal ha sido la vigilancia del frente, pero ésta ya no basta porque el enemigo puede situarse entre nuestras dispersas Unidades. Hay ue mantener tina vigilancia constante en toda,s las direcciones para pro teger a nuestras fuerzas y para localizar al enemigo y destruirlo. CONCENT1tACION POR CONVERtENCIA Podría el lector preguntarse cómo se puede armonizar la necesidad de dispersión, impuesta por la amenaza de las armas nucleares, y la de concentrar la fuerza suficiente para cerrar sobre el enemigo y destruirlo, La respuesta es que hay que diferér la concentración hasta el último momento y efectuar entonces la concentración en el me nor tiempo posible. Emplearemos las formaciones disper sas cuando nos hallemos estacionados o en movimiento, y concentraremos nuestras fuerzas exclusivamente para asaltar las posiciones enemigas. No. es difícil figurarse dos Batallones de Infantería marchando sobre rutas distintas, separadas entré sí por una distancia de cinco a ocho kilómetros, durante un avance sobre una posición enemiga. Esos Batallones no se. detienen en zonas de reunión inmediatas a la línea del frenté, como sé hacía hasta ahora, sino que continúan avanzando hasta acercarse a la posición enemiga. Por tanto, convergen con toda la rapidez posible para lograr un asalto coordinado de aquélla. Este ataque puede ser apoyadQ por el fuego de nuestras armas atómicas. Una vez derrotado el enemigo, los dos Batallones pueder con tinuar hacia el objetivo siguiente en marcha divergente, para converger nuevamente cuando ello sea preciso. Cuando se nos ordene defender un objetivo conquis tado, la concentración de fuerzas debe durar sólo el tiempo indispensable, y solamente el mínimo necesario debe emplearse en defender la posición. Así, en una si tuación en que se hayan necesitado dos Batallones para conquistar un objetivo pero sólo se precise uno para de- fenderla, el segundo Batallón deberá ser sacado lo antes posible al flanco o a la retaguardia, para organizar con él una posición defensiva o para emplearlo como reserva. OCI5LTACION A fin de aminorar nuestra vulnerabilidad al ataque atómico y para conseguir la sorpresa en el campo de ba talla, la Infantería utiliza al máximo la ocultación, el sigilo y el engaño durante todas las fases del combate. Debemos intensificar el empleo de los humos para la ocultación y para la protección contra los efectos del fo gonazo de las explosiones atómicas. Debemos atrinche ramos y enmascarar nuestias posiciones y utilizar ple namente la ocultación y la protección que los medios na turales nos ofrezcan. Sabemos que las trincheras mdi viduales profundas y lo demás medios de protección disminuyen la peligrosidad de tales explosiones. El movimiento durante la noche o en otros períodos de visibilidal reducida aumenta también nuestras posi bilidades de mantener el sigilo. Cuando tengamos qe movernos durante el día, deberemos aprovechar al má xirno las rutas cubiertas u ocultas para impedir que el enemigo nos localice y emplee sus armas atómicas. En. resumen, adoptaremos todas las medidas posibles para que ese enemigo ignore dónde estamos. ORGANIZACION BASA1)A EN EL ESCALON BA1ALLON La Infantería tiene hoy una organización ternaria, con ttes elementos de maniobra apoyados por otro de fuego en cada escalón de mando. Esta organización dió un re sultado excelente en la guerra no atómica, pero precisa ciertos retoques para adaptarla a la guerra atómica. Ya hemos dicho que en la guerra atómica el Batallón es la Unidad básica y que los Batallones deben mante nerse separados para reducir al mínimo los efectos de las explosiones atómicas. Por consiguiente, organizamos nuestros Batallones de tal forma que puedan moverse y combatir semiindependientemente, agregándoles carros de combate para dotarles de más potencia de fuego, de más capacidad de choque y de más protección contracarro. Cuando los Batallones estén tan separados que se hallen -fuera del alcance protector de nuestros morteros pesados regimentales, les agregaremos también morteros pesados. Y si están situados de tal modo que nuestra artillería no pueda apoyarles adecuadamente con fuego centralizado, podremos agregarles Baterías. E igual mente otras Unidades (Ingenieros, Sanidad, Transmi siones, Transportes), en caso de necesidad. Lo que hemos hecho es formar agrupaciones tácticas en el escalón Ba tallón capaces de actuar serniindependienternente. Esta es la organización tipo que emplearíamos hoy en una guerra atómica. POTENCIA DE FLECO Las armas de que ahora dispone la Infantería son, en esencia, las mismas con que contaba durante la G. M. II. El fusil M-r continúa siendo el arma principal del in fante. Nuestros morteros medio y pesado han sido per feccionados y aumentado su alcance. Nuestras armas sin retroceso se han beneficiado con importantes mejoras. El. cañón de acompañamiento de 75 mm. que teníamos durante la G. M. II y el de 105 mm. de la guerra de 71 Corea han sido reemplazados por el de io6. mm., más eficaz. Las más importantes adíciones recientes a la potencia de fuego del Ejército se han producido en la artillería, cuyas posibilidades han aumentado enormemente gra cias a armas tales como el cañón atómico de 280 mm., el proyectil antiaéreo “Nike”, el cohete “Honest John” y el proyectil dirigido “Corporal”. Sólo hace unos pocos años que el alcance de la artillería de campaña no pasaba de los 25 kilómetros y que sus proyectiles tenían un radio de acción explosiva relativamente pequeño. Hoy, con los proyectiles dirigidos, pueden lanzarse cargas atómicas a más de ochenta kilómetros contra objetivos de zona. Esta mayor potencia de fuego de la artillería supone un fuego de apoyo para la Infantería. ¿Cómo se emplearán las armas atómicas actuales apra apoyar a la Infantería? Podrán utilizarse para abrir bre chas en las líneas enemigas, brechas que explotaran nues tras fuerzas; para destruir las concentraciones de tropas, los centros logísticos de distribución, las comunicaciones, los medios de transporte y los puestos de mando; para aislar el campo de batalla, impidiendo que el enemigo se refuerce y contraataque con sus reservas, y para impe dir estancamientos de la situación táctich similares al ocurrido en Corea. En resumen, las armas atómicas pue den proporcionar la potencia de fuego adicional que per •mita a la Infantería cumplir su misión de un modo más rápido y decisivo. para la evacuación de heridos, para el reconocimiento y como enlace de mando. A medida que aumenten las dis ponibilidades de helicópterós en el campo de batalla aumentará proporcionalmente la movilidad de la Infan tería. Los helicópteros pueden emplearse también eficaz mente en el combate nocturno, en los ataques a líneas fluviales, en la persecución y en las incursiones. Nuestra Infantería se está preparando para el día en que dispon gamos de helicópteros en cantidad suficiente para llevar Divisiones completas al campo de batalla. RES TJMEN Resumiendo: La Infantería es hoy un conjunto armo nioso de todas las Armas. El Regimiento de Infantería tiene carros propios, aviaçión propia (helicópteros y avio nes ordinarios), artillería propia (morteros pesados), In genieros propios (Zapadores). Combate a pie; mas, sin hargo, puede ser llevada al punto decisivo en medios de transporte terrestres, aéreos o marítimos. Es la Infante ría, y solamente la Infantería, adecuadamente apoyada por las fuerzas navales, por las aéreas y por la Artillería, Ingenieros, Arma acorazada y demás elementos terres tres, la que gana las batallas y asegura el triunfo final én la guerra. LA INFANTER.L& FUTURA TRANSMISIONES Los medios de Transmisiones son indispensables para dirigir las Unidades cuando se mueven y combaten en• cualquier circunstancia táctica. Aunque continuamos haciendo uso de todos los medios de comunicación de que hoy disponemos, incluidos los alámbricos, hemos de re conocer que. cada día dependemos más de la radio. Ello se debe a la necesidad de mayor dispersión y movilidad, que ya hemos tratado anteriormente. La instalación y entretenimiento de los medos alámbricos son cada día más difíciles y. laboriosos, a medida que aumenta el ám bito de las operaciones y la rapidez de los movimientos. Tenemos la suerte de contar con una nueva “familia” de estaciones de radio conseguida desde la terminación de la G. M. II. Estas estaciones son muy robustas, nos pro porcionan una mayor flexibilidad y dan un rendimiento satisfactorio hasta distancias máximas de 17 a 25 kiló metros. Más adelante necesitaremos radios más ligeras, más robustas y de mayor alcance. MEDIOS DE TRANSPORTE En una guerra futura, atómica o no, la dispersión y la rapidez serán esenciales para lograr el triunfo, según ya se. ha dicho. En cualquiera de ambas modalidades de guerra, el enorme volumen de fuego que podrá aplicarse en el campo de batalla valorará extremadamente el fac tor movilidad. Hoy en día, la movilidad de la Infantería en el combate próximo se basa en las piernas. Cuando no se está en contacto directo con el enemigo, la movili dad aumenta gracias a los vehículos orgánicos de las Unidades y a los medios de transporte adicionales que se agregan a los escalones superiores para cada operación. Puede conseguirse además una mayor movilidad me diante el empleo de vehículos terrestres de asalto, para caidistas y helicópteros. Estos últimos se han revelado como los vehículos tácticos más versátiles en provecho de la Infantería. El helicóptero es excelente para el trans porte de tropas y abastecimientos sobre terreno difícil, 72 Pero debemos continuar mejorando nuestra táctica, nuestra organización, nuestro material y nuestra instruc ción para mantenernos plenamente preparados para la guerra futura, atómica o no. En caso de que en ella no se empleen las armas atómicas, nos tendremos que enfren tar, sin embargo, con la terrible potencia de fuego que nuestros eventuales enemigos podrán desarrollar. Debe mos aumentar constantemente nuestra flexibilidad, nuestra potencia de fuego y nuestra movilidad, para uti lizar al máximo nuestras armas y reducir la eficacia de las enemigas. La futura táctica de la Infantería irá modificándose a medida que se progrese en la organización y en el mate rial. Pero la doctrina táctica continuará girando alrede dor de nuestra capacidad en cuanto al movimiento, al fuego y a los medios de comunicación. Con más potencia de fuego y mayores alcances en nuestras armas de apoyo, con más y mejores medios de transporte y con radios de más alcance, las Unidades de Infantería podrán lograr una mayor dispersión, moverse más rápidamente y ser capaces de sostener independientemente operaciones du rante períodos de tiempo mayores y contra fuerzas ene migas más considerables. Estamos revisando nuestro actual sistema de arma inento con vistas a lograr una eficacia máxima en una eventual guerra futura. Así, por ejemplo, nuestros pro blemas de instrucción y de abastecimiento están siendo simplificados, y nuestra eficiencia en la conducción de la guerra aumentada a medida que el número de tipos y calibres diferentes de nuestras armas de Infantería se reducen. Estamos aumentando el alcance y la precisión de nuestras armas de apoyo, para poder dominar los ma yores intervalos que entre nuestras Unidades vamos a necesitar. Aligeramos nuestras armas y municiones para aumentar nuestra movilidad en el campo de batalla. Esperamos tener armas atómicas en las Unidades de Infantería a partir del escalón Batallón. En este escalón pueden ser empleadas con un retraso mínimo. No es exa gerado prever una futura “familia” de armas atómicas para su empleo en dicho escalón y en el regimental y di visionario. Quizá los morteros, los cañones sin retroceso y las piezas de artillería, ya existentes en estos escalones, puedan lanzar aquellas armas. Nuestra Infantería podrá movetse y combatir en to das partes, en todo momento y en cualquier clase de clirda o terreno. Todas las Unidades serán instruídas para moverse rápidamente no sólo a pie, sino en sus medios orgánicos de transporte por tierra y aire. Las Unidades de Infantería serán capaces de moverse sobre distancias mucho mayores y en mucho menos tiempo que ahora, gracias a la mejora de dichos medios orgánicos. El futuro vehículo de Infantería permitirá un movimiento rápido fuera de camino, tendrá una silueta baja y será ligero, barato y de fácil entretenimiento. Se diseñará aten diendo principalmente a su función de transporte y sólo protegerá limitadamente a sus ocupantes contra el fuego de las armas ligeras, la metralla y contra el fogonazo de las armas atómicas. El infante no combatirá desde este vehículo porque, aunque necesita moverse más rápida mente, tendrá que cerrar sobre el enemigo a pie. Por tanto, vaya en automóvil, en embarcación o en aeronave al campo de batalla, lo cierto es que tetidrá que desnwn tar de su vehículo y combatir a pie para lograr la decisión. La Infantería del futuro dispondrá de un avión orgá nico para el servicio logístico del Ejército. Este avión po drá aterrizar y despegar en campos pequeños no prepa rados previamente, o lanzar con paracaídas a las tropas, material o abastecimientos, cuando el aterrizaje no sea hacedero. Aunque los helicópteros puedén aterrizar en terretios inaccesibles al avión clásico, nuestro avión lo gístico tendrá mayor radio de acción, más velocidad y será relativamente barato comparado con el helicóptero. Se prevé que utilizaremos combinadamente los helicóp teros y los aviones logísticos para aprovechar las venta jas de ambos. Los “convertiplanos”, que reúnen las ventjas del he licóptero con las del avión clásico, se pondrán también a disposición de la Infantería del futuro. Con ellos podrá dejarse en zonas inaccesibles a los vehículos terrestres de asalto, moviéndonos a velocidades mayores que con el helicóptero. El convertiplano llevará al campo de batalla una movilidad sin precedentes. Como vehículo de abaste cimiento proporcionará mayor flexibilidad y duración a las operaciones que tras las líneas enemigas se empren dan por formaciones independientes. Con la dispersión de Unidades que se precisará en toda guerra futura, el helicóptero puede proporcionar un me dio rápido para la separación y la concentración de fuer zas. Esta movilidad aumenta mucho la flexibilidad en el empleo de las reservas, ya que el mando podrá mantener. apartadas reservas mayores y empeñarlas, sin embargo, rápidamente en cualquier parte de la zona de opera cions. Para obtener toda la flexibilidad y movilidLd po sibles de ésas aeronaves (helicóptero, avión clásico y çon vertiplano) se han incluído orgánicamente en las fuerzas de campaña y están bajo el mando directo del Jefe del Ejército. El Ejército de Tierra contará además con el apoyo de los aviones de transporte medio y de asalto de la Aviación en los casos de operaciones conjuntas de des en’tbarco aéreo. :La guerra “de pulsadores”, a pesar de lo que ha impre— sionado a la credulidad popular, no será una realidad en el futuro previsible: el hombre continúa siendo la sola arma absoluta. La misma naturaleza del papel del iii fante en el combate, unida a un progreso técnico creciente cada día, exigen hoy mayor calidad individual en el sol dado de Infantería. Debe, en efecto, ser inteligente, tener iniciativa y comprender completamente la causa que de fiende. Debe además estar en plena forma física y estar perfectamente instruído individual y colectivamente. El advenimiento de armas que tienen una potencia ex plosiva equivalente a muchos millares, de toneladas de TNT, aumenta enormemente la importancia de la mi sión del Ejército en la guerra futura. No debemos poner nuestras esperanzas en una victoria fácil y poco costosa, basándonos en la falsedad de que unos pocos aeroplanos (o barcos, o cañones) pueden lograr la decisión final. Sólo el Ejército conseguirá el dominio definitivo de las zonas t.errestres enemigas, y dentro del Ejército sólo el infañtc conquistará y conservará el terreno. En tanto el hombre continúe andando sobre la Tierra, el infante continuari. siendo el elemento decisivo y final en la batalla. Toda la máquina de guerra (barcos, aviones, artille ría, carros, etc.) tiene la misión directa o ifldirecta de apoyar el avance del infante. A medida que se cierra la distancia entre él y el enemigo y van cesando los fuegos de las armas de apoyo, la decisión final pesa sobre el in fante, asistido solamente por sus armas orgánicas, sus Jetes inmediatos y su propia iniciativa. Es este hombre y él solamente quien determina el resultado final de la guerra. Gúíabibliográfica. Comandante Martínez Bande. Burgos y su Campeador. A partir de nuestra Cruzada, el Cid ha ido ganando terreno día a día. Desde los tiempos de D. Joaquín Costa hasta la glorificación actual en su tierra patricia bur galesa, hay todo un largo camino. Ya no se le mira como una figura de leyenda; ya no se le niega. Al contrario, cada día atrae más por lo humano de su traza y tam bién—y por qué no?—porque representa el triunfo, la moral del éxito, de un éxito justo precisamente. El Cid, pese a las ásperas dificultades que flanquean su vida, triunfa siempre a la larga. Quizá porque es inte ligente y poderoso a más de estar empujado por la fuerza que significa luchar por un ideal. De él se deduce que no basta ser bueno, como Alonso Quijano, y que los buenos tienen ad’emás el deber moral de ser, o tratar de ser a toda costa, fuertes y capacés, si cabe la expresión. La fuerza del Cid está en ese su equilibrio de virtudes sin desquiciamiento alguno, y en- que, además, fué un hombre de carne y hueso como nosotros, no una creación de la fantasía: si fué como fué, bien podernos tratar de ser así también. Vivió en España, siendo, en definitiva, un español que dejó huellas mortales de su paso en la tierra. Algunas, muchísimas, las más, se han evaporado; pero otras que dan, y es nuestro deber conservarlas y airearlas en la 73 memoria de las gentes. A esta labor, que no necesita encomio alguno, ha consagrado su actividad en éstos últimos tiempos un estudioso compañero, que tiene además suficientes alas para dar a sus trabajos altura y gracia. Hablo del Comandante Gárate Córdoba y de su libro sobre el Cid (r). El Comandante Gárate comienza reclamando para Rodrigo Díaz una devoción constante, periódica, anual. El Quijote y Don Juan viven todos los años unos días en la vida de las gentes. “Sin embargo, cuando el se villano y el manchego tienen cada año su conmemora ción puntual en los evocadores días otoñales y en las inevitables fiestas litera rias, el Cid ha quedado relegado un tanto a causa de su leyenda.” Y más adelante: “La ruta de Don Quijote, seguida no hace mucho por un entusiasta grupo literario, es camino ideal, mientras que la del Cid, hitada en parte y aun por recorrer, es un conjun to de lugares hollados por su hueste que terminan en el que acogió sus res tos.” La ignorancia de mu chos españoles sobre la vi 1a del Cid, o lo que es peor, su poca simpatía ha cia él, contrastan con la admiración de numerosos extranjeros. Fué precisa mente, como señala el Comandante Gárate, al tras pasar las fronteras cuando “se convirtió en el héroe por antonomasia, conocido en principio por la litera tura, pero estudiado después apasionadamente por ci dófobos y cifófilos en Europa y América, y sobre todo en Francia, donde la admiración llega al extremo de ponderar a Duguesclín como el Cid francés y de que el General Thiebault, -obernador de Burgos cuando la invasión, no dudase de traspasar al Campeador el pre tencioso mote de Bayardo, Cabalero sin miedo sin lacha, al honrar sus restos en un nuevo mausoleo”. Y, sin embargo, hemos dicho antes “muchos españoles” y no “españoles” a secas, porque consta bien repétida mente que reyes, autoridades burgalesas, eruditos y per sonas cultas fueron admiradores del héroe en épocas en las que—contra lo que se cree—el pasado apenas in teresaba. Es más, puede asegurarse que desde muy an tiguo—quizás desde siempre—Burgos ha rendido a Ruy Díaz perpetua devoción. Y no se diga de los monjes de San Pedro de Cardeña. (“Si oyerais hablar del Cid a los monjes de Cardeña! Qué semitono de orgullo familiar hay en su voz cuando describen los recuerdos que en cierra su convento, cual si mostrasen la gloriosa heren cia de un heroico antecesor! Fueron los monjes quienes conservaron la tradición jamás interrumpida, y al ex hibir los viejos cartularios, su voz y su pluma cantaban it fe y el entusiasmo por el héroe, frente al triple grupo de quienes la negaron, la difamaron o simplemente dudaron de sus hechos.”) La devoción burgalesa se ha condensado a través de las cosas que le sirvieron o de las que se sirvió el Cid o en las que se enmarcó física y moralmente su figura, dejando en ellas huellas impalpables. Esas huellas, no siempre probadas rigurosamente, que son el cofre, la carta de - ‘ (1) José María Gárate Córdoba: Las huellas del Cid—Edi ciones Aldecoa. Burgos, 1955; r8z páginas con ilustraciones; 19 centímetros; tela. 74 arras, las espadas, un manuscrito autógrato, el Cruci fijo, algunos edificios, los restos mortales, y sobre las que el Comandante Gárate ha tejido un libro ameno y a la vez serio, que populariza lo que los eruditos han presen tado de forma hermética muchas veces, por lo excesiva mente docta. Algunos de sus capítulos han visto la luz en EJÉRcrro. Que el Cid siga ganando batallas después de muerto es buen síntoma de salud nacional. Quiere decir que interesa y despierta admiración y cariño un hombre equilibrado, sin taras morales, sin desvaríos, sin locuras quijotescas. Porque la locura puede ser literalmente interesante, pero es siempre humanamente monstruosa. Vulgarización de temas militares. Cogiendo la serie de folletos editados por el Ministerio de Información español (i) comprendemos Cómo los temas castrenses tienen una amplia raigambre social. Bastaría, si esto no fuera suficiente, recordar cómo en diarios, revistas, obras teatrales y manifestaciones ar tísticas, la vena militar fué siempre motivo de popularidad indiscutible. Todo consiste en saber encontrar dentro de aquélla el lado cálido, . colorista y un poco sentimental. Esta labor de atracción ha de perseguir presentar al Ejército—pensando, sobre todo, en los años de servicio militar obligatorio—como una Institución que puede ser familiar a todos y en la que nadie debe sentirse ex traño. Perspectiva muy interesante para aquellos (Gb, alejados de los grandes núcleos urbanos en los que generalmente se albergan los Cuerpos, no tienen de la Mi licia sino una visión borrosa, incompleta y siempre de segunda mno, deformada adrede en ocasiones .Así, los folletos pueden llegar a ser lectura obligada o semi obligada eó las escuelas. Para otros ambientes más cultos, habrá que hacer una labor semejante, TEM.S;1] aunque, naturalmente, de superior altura. Pero es, sobre todo, en los cuarteles donde puede lograrse haya siempre a mano una buena cosecha de lec turas militares instruc tivas, sencillas y ame nas, sin que resulte un contrasentido darcomo alimento de la imagi nación y relleno de las horas de tedio, narra ciones que versen sobre lo que el soldado está viendo y oyendo a to das horas. He aquí al guna bases para edi ficar. i. ________________________________ h LEC/04’ (SPAiO La Historia; que es siempre amena o suceptible al menos de ser presentada de modo ameno. La. Historia militar tiene además brillo. La lista de los folletos sobre cuestiones militares en la Temas españoles es muy larga. He aquí algunos de El Ejército español, La Legión española, El ,ilusco del Ejército, La Milicia Universitaria, La Guardia Civil, El Crucero Baleares”, La gesla del Alto de los Leones, 1_a batalla de Teruel, La batalla del Ebro, La batalla de Brunetc; Oviedo, ciudad laureada; Frente del Sur, El Alcázar, El Santuario de Nuestra Señora, de te Cabeza, Ex combatientes, El General }‘agíie, El General Mola, El General Varela, División A :ul, héroes españoles en Rusia, lUpa— noles esclaras de Rusici, Prisioneros de Teruel, etc. (i) colección aquéllos: y la parte ingrata—calamidades de la guerra, trabajos— puede muy bien ser silenciada. 2.° La Técnica; que hoy provoca, a través de los modernos descubrimientos y mejoras industriales, in terés en todos. Nadie se siente extraño a lo que se vis lumbra puede ser, en este orden de cosas, la vida futura. Ahora bien, la guerra escada día más técnica, y las armas modernas y’ medios complementarios de trans porte son ya de por sí un prodigio. 3.° Biografías; que en realidad resultan un capítulo de la historia, pero el más atrayente por lo que tiene de calor humano. La vida militar gira demasiado al rededor del hombre y de sus actos para que no tengan siempre valor una clase de biografías: la de los héroes y grandes capitanes. 4° La educación física, en sus aplicaciones militares. Junto a la práctica, y si se quiere antes, la teoría. ¿A quién interesan hoy estas cuestiones? Cabe hablar mucho aquí de la vulgarización de los temas militares, pero quede sólo lo apuntado, surgido al calor, de un montón de folletos caídos en mis manos. RESEÑAS BREVES Teniente Coronel Capellán Doctor Roberto Madrid: La Virgen y el Ejército espafíol.—Prólogo del General Bermúdez de Castro.—Ediciones Paulinas, S. A.; 368 páginas; i8 centímetros; rústica. El subtítulo del libro, “Los Patronos de las Armas españolas y sus hojas de servicios”, expresa exactamente el contenido de aquél. En el prólogo, unas concisas pa labras señalan la razón de ser de sti aparición: “Todos los militares sabíamos qué divinidades amparaban con su patronazgo a las fuerzas armadas. Pero todos igno rábamos el porqué, el origen y la evolución histórica de estas sagradas tutelas, y este libro nos enseña lo que no sabíamos, y nos lo muestra en una prosa castellana, limpia, clara, correcta, como la escribiría un académico de la lengua.”. Se reúnen en este libro muy diversas noticias, sin pretensiones de investigación histórica, vulgarizándose los relatos, que quedan así aptos para ser gustados por el soldado. Aparte de esto, abundan en él datos de sumo interés para el que guste conocer el pasado de los Cuerpos. No debe faltar en ninguno de éstos, porque en todos se celebra un día del año la fiesta de su patrona o pa-’ trón, y parece obligado en ese día la lectura de la vida y milagros, de la hoja de servicios, del que, en defini tiva, es algo así como el Jefe honorario del mismo. Jean Monsterleet: El Imperio de Mao Tse-Tung.—Edi tora Nacional (Colección “Libros de Actualidad Po lítica”). Madrid, 1955; 434 páginas con ilustraciones; 21 centímetros; rústica. Un.copioso libro sobre la vida en la China comunista. Desfila aquí la política, la economía, la familia, la cul tura y tarnbién—-y no podía faltar—el Ejército de Mao. Ordinariamente sólo selosconoce China loslosúltimos cien años, precisamente de su de decadencia, de su aplanamiento y pacifismo a ¡ortiori. Pero en la historia china el pasado ‘cuenta muy bien, y ese pasado es un conjunto de luchas cruentas, de invasiones. Ahora el país está unificado, al menos aparentemente, formando un mundo de posibilidades difíciles de valuar. Sus tropas han ocupado Corea del Norte, Tibet y han ayudado al• Vietminh en sus luchas civiles. ¿Qué papel han desempeñado aquí las Armas? Véanse esta.s palabras del misionero Padre Monsterleet; “Revo lución incalculable: el soldado es rehabilitado... Héroe de la revolución comunista, el soldado ha ennoblecido la carrera militar.” La guerra civil duró en China desde 1927; en 1949 pudo darse por terminada. Estas luchas fueron bene ficiosas para el comunismo, pues en ellas formó sus cuadrós de mando, sus tropas, con tesón, a lo oriental. Constituyeron un Estado dentro de otro Estado y, a la larga, fueron un buen antecedente de los guerrilleros comunistas que la Europa ha conocido. ¿Cómo ‘es “por dentro” ese Ejército? Ante todo, un Ejército político. “Durante los descansos, la misión de los comisarios del pueblo es más importante que la de los Jefes militares. Y esto no sólo en la escuela de man dos sino también en el frente.” Sin embargo, tal con •junto humano, sobrio, disciplinado y valeroso, es, por lo menos de momento, un coloso de pies de barro. El vo luntariado sobre el que está edificado ha demostrado ser una farsa con motivo de la repatriación de los sol dados chinos prisioneros en Corea. Más de 14.000 contra 400 no quisieron “volver”. ¿Está China a punto de con vertirse en un gran Imperio Militar? Compleja cuestión ésta llena de peligros. INI)ICE GENERAL (Las obras citadas a continuación, nacionales o ex tranjeras, lo son sólo a título de información, no habiendo sido leídas ni sometidas a juicio.) ESPAÑA Augusto Conte Lacave: En los días de Gibraltar.—Edi tonal Escelier. Cádiz. Paul Karlson: El hombre vuela: historia y técnica del vuelo.—Labor. Barcelona. Antonio Wallenstein: Guía préctica de la perección cris tiana.—Herder. Barcelona. . ITALIA Aldo Cocchia: Sommergibili aIl’attacco.—Rizzoli. Milán. P. Berardi: Memorie di un capo di stato Maggiore dele Ese.rcito. (1943-i945.)--.-O.D.C.U. Bolonia. R. Micaletti: Al servicio della Patria. Ii cittadino soMato.— Massa. Senigallia. FRANCIA P. Lyet: La Bataille de France (mayo-junio 1940).—Payot. París. G. Coutaud: Le pilotage des av.ions modernes.—Presses Universitaires de France. París. G. Lehr: La propulsion des avions.—Présses Universitaires de France. París. PORTUGAL General Teixeira Botelho: llistoria Militar e Politica dos portugueses cm Moçambique.—Ediciones Ministerio de Colonias. Lisboa. General Teixeira Botelho: Historia da Artlharia Por tuguesa.—Ediciones Comissáo da Historia Militar. Coronel H. Pires Monteiro: Ciencia Militar e Arte de Comandar.—Revista Militar. Lisboa. 75 NORMASSOBRECOLABORACIÓN EJERCITO se forma preferentemente con los trabajos de colaboración espon tánea de los Oficiales. Puede enviar los suyos toda la Oficialidad, sea cualquiera su empleo, escala y situación. También publicará EJERCITO trabajos de escritores civiles cuando. el tema y su desarrollo interese que sea difundido en el Ejército. Todo trabajo publicado es inmediatamente remunerado con una cantidad no menor de 6oo pesetas, que puede ser elevada hasta 1.200 cuando su mérito lo justi fique. Los utilizados en la Sección de “Información e Ideas y Reflexiones” tendrán una remuneración mínima de 250 pesetas, que también puede ser elevada según el caso. La Revista se reserva plenamente el derecho de publicación y el de suprimir lo que sea ocioso, equivocado o inoportuno. Además, los trabajos seleccionados para publicación están sometidos a la aprobación del Estado Mayor Central. Acusamos recibo siempre de todo trabajo recibido, aunque no se publique. ALGUNAS RECOMENDACIONES A NUESTROSCOLABORADORES Los trabajos deben venir escritos a máquina, en cuartifias de 15 renglones, con doble espacio entre ellos. Aunque no es indispensable acompañar ilustraciones, conviene hacerlo, sobre todo si son raras y desconocidas. Los dibujos necesarios para la correcta interpreta ción del texto son indispensables, bastando que estén ejecutados con claridad, aun que sea en lápiz, porque la Revista se encarga de dibujarlos bien. Admitimos fotos, composiciones y dibujos, en negro o en color, que no vengan acompañando trabajos literarios y que por su carácter sean adecuados para la publi cación. Las fotos tienen que ser buenas, porque, en otro caso, no sirven para ser re producidas. Pagamos siempre esta colaboración según acuerdo con el autor. Toda colaboración en cuya preparación hayan sido consultadas otras obras o trabajos deben ser citados detalladamente y acompañar al final nota completa de la bibliografía consultada. En las traducciones es indispensable citar el nombre completo del autor y la pu blicación de donde han sido tomadas. Solicitamos la colaboración de la Oficialidad para Guión, revista ilustrada de los Mandos subalternos del Ejército. Su tirada, 25.000 ejemplares, hace de esta Revista una tribuna resonante donde el Oficial puede darse la inmensa satisfacción de am pliar su labor diaria de instrucción y educación de los Suboficiales. Pagamos los tra. bajos destmádos a Guión con DOSCIENTAS CINCUENTA a SEISCIENTAS pesetas 76