la interculturalidad en la educación : entre la construcción social y la

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LA INTERCULTURALIDAD EN
LA EDUCACIÓN: ENTRE LA
CONSTRUCCIÓN SOCIAL Y LA
POLÍTICA PÚBLICA
Mariana del Rocío Aguilar Bobadilla1
Resumen
Las sociedades en general, gestionan políticas uniicadoras
acompañadas de estrategias excluyentes que dejan
al margen grupos socioculturalmente distintos, esta
perspectiva justiica la reproducción y profundización de
las diferencias, sin la posibilidad de poner a las culturas en
paralelo. Asimismo, las políticas de atención a la diversidad
aplican en un escenario de conlicto, la escuela se convierte
en el espacio para disminuir la tensión, restablecer el
tejido social al reconocer la diversidad cultural, y, la
escolarización como medio para la inclusión, esto es, la
subordinación de las diferencias. El reconocimiento de la
multiculturalidad exhibe sus límites y soslaya la promoción
de relaciones dialógicas entre culturas diferentes en
términos de igualdad, el reto que enfrenta la institución
escolar es la atención en y para la diversidad hacia la
construcción de procesos interculturales que se extiendan
a la sociedad en general, de no ser así, la escuela contiene
el conlicto y sanciona las diferencias. La emergencia de
nuevas identidades en contextos multiculturales, hacen
de la educación y la institución escolar el locus, no sólo
del conlicto, también de la disputa entre los protocolos
interculturales para los otros, frente a la construcción de
la interculturalidad “desde abajo” y para todos, hacia la
nosotredad.
Palavras-clave: inclusión, multiculturalidad, nosotredad.
1
Profesora Investigadora de la Universidad Pedagógica Nacional y la Facultad de
Estudios Superiores Aragón, UNAM. [email protected]
EL CONTEXTO
Mariana del
Rocío Aguilar
Bobadilla
Las sociedades en su conformación histórica
maniiestan discontinuidades y cambios que determinan su
coniguración en el devenir histórico, en éste se gestan los
procesos de modernización y desarrollo económico, en el
contexto de un principio organizador único que se impone a
toda la sociedad, en consecuencia, se expresan, en diferentes
momentos históricos, movimientos sociales en contra de
las políticas homogeneizadoras y del aniquilamiento de la
diversidad cultural. En esta perspectiva, la educación en y para
la diversidad presenta múltiples aristas, en la política educativa
para la atención de la diversidad cultural se identiican tres
líneas: las reformas educativas a partir de las cuales se diseñó
este proyecto; la apropiación y resigniicación de las nociones
relacionadas con la diversidad cultural en el discurso de las
políticas sociales; y las experiencias de educación intercultural
y en especial, las que se han documentado tienen cada vez
mayor difusión además de estar asociadas con los resultados
de las políticas sociales de última generación.2
En este contexto educación y diversidad cultural
son nociones que están en construcción y son motivo de
discusión. La educación se concibe como un proceso humano
y por lo tanto como un hecho social, el debate se ubica en
concepciones que van de la educación como: transmisión; hacia
la reproducción de la realidad desde una visión, fragmentada y
estática; a la transformación, esta última perspectiva reconoce
la transmisión, pero también la deine como una práctica
necesaria para el cambio social. Estas nociones establecen a
la educación como un proceso comunicativo, que implica
relaciones sociales entre sujetos en contextos diversos; bajo
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Unión General de Trabajadores: Secretaría para la Igualdad de la Comisión
Ejecutiva Confederal de UGT y Secretaría de Políticas Sociales de la Federación
de Trabajadores de la Enseñanza (FETE-UGT). (2010) El libro blanco de la
interculturalidad. España. http://www.aulaintercultural.org/IMG/pdf/libro_
blanco.pdf
situaciones de intercambio y de modiicaciones recíprocas,
en donde surge el conlicto. Sin embargo, la educación como
tarea de Estado se constituye bajo una particular visión de la
realidad con objetivos determinados que no siempre ofrecen
respuestas a las necesidades y expectativas de sujetos y grupos
sociales en contextos multiculturales, en esta dimensión la
educación y la institución escolar se convierten en el locus de
la disputa.
La noción de diversidad cultural reiere un proceso
similar al de la educación, se establecen dos vertientes: en el
marco de las políticas públicas la emergencia de los nuevos
actores y la cada vez más “visible” diversidad cultural se
percibe como un fenómeno que ha fragmentado la estructura
y obstaculiza la “recomposición” del tejido social y el desarrollo
económico, en la política la atención a la diversidad, maniiesta
una situación excepcional y transitoria que deberá superarse.
El Estado y sus instituciones, en la perspectiva de
disminuir la tensión social, han conigurado sistemas escolares
como mercados educacionales; en esta lógica la matriculación
y los programas compensatorios se convierten en estrategias
para hacer frente a la pobreza; y, la atención a la diversidad
se focaliza con programas de reforma cultural hacia la
cohesión social. El Estado hace política pública las demandas
económicas, políticas, sociales y culturales de manera
conjunta, que derivan en protocolos para la convivencialidad
dentro de la institución escolar, en donde convergen las
desigualdades y las diferencias de una conformación social
diversa y polarizada en la que se gesta la disputa con relación
a la diversidad cultural y los problemas sociales. Por otro lado,
la subordinación de las diferencias y la emergencia de nuevas
identidades, acompaña la resistencia y la lucha que promueve
otras formas de convivencia, participación y representación
política.
El posicionamiento histórico de los otros tiene como
punto de referencia su visibilización, y en su manifestación
sociopolítica de lucha se relaciona con la emergencia de otros
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fenómenos sociales asociados a la constante subordinación
que se expresa en marginación, discriminación, exclusión,
diferencia y desigualdad. El fenómeno de la alteridad: el
problema del otro y el concepto de la diferencia son paralelos al
ejercicio de dominio, del poder. La alteridad, concebida como
conciencia de la diferencia en el pensamiento occidental, es
categoría negativa en la idea de un otro a otro que considera
inferior, en una relación de dominio.
En este contexto ¿Qué se entiende por interculturalidad,
cuál es la diferencia con el interculturalismo y su relación
con los problemas que enfrenta el Estado en todos los
ámbitos y en particular en el educativo? ¿Cuáles son los ejes
de dominación/exclusión o la interculturalización estatal?
¿Por qué interculturalizar el currículum y no promover
relaciones interculturales? Las categorías de análisis de la
diversidad cultural -muchas de ellas polisémicas-, actualmente
están en debate o reieren contextos diferentes a los de
México y América Latina; por otro lado, existe una profusa
producción de información desde entidades gubernamentales
e internacionales que se han apropiado del discurso crítico y
las necesidades de los otros.
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UN LUGAR PARA LA DIVERSIDAD CULTURAL
Ahora bien, el Otro no ha dejado de cambiar a lo largo
de la historia. O más precisamente: la historia del Otro,
o más exactamente, de las iguras del Otro, por lo tanto
habrá que construir una sólida psicología histórica sin la
cual tendremos serias diicultades para comprender lo
que no pasa hoy (Dany-Robert Dufour).
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La historia de nuestras sociedades no se puede
comprender sin tomar como referencia la multiplicidad de
matrices y diferencias socioculturales de las que se conforman
y son la base de los procesos sociales. En algún momento,
los primeros conglomerados humanos tuvieron un referente
común normas, usos, costumbres, símbolos, lenguajes,
organización; esto es, un sistema cultural que compartieron.
Cuando las sociedades se fueron haciendo más complejas,
las relaciones entre ellas y al interior de las mismas, también
se empezaron a establecer diferencias y límites; asimismo se
gestaron conlictos tensiones producto de estas diferencias. A
lo largo de la historia, en las sociedades han coexistido distintas
formas socioculturales, relaciones cada vez más estrechas entre
diferentes sistemas culturales han derivado en coniguraciones
culturales bajo un mismo núcleo organizador.
En este momento podemos decir que la terraza cultural
es el locus, el espacio determinado históricamente que
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…reúne a personas a las que todo separa, obligándolas
a cohabitar, sea en la ignorancia o la incomprensión
mutua, sea en el conlicto, latente o declarado, con
todos los sufrimientos que resultan de ello, no basta
con explicar cada uno de los puntos de vista captados
por separado. También hay que confrontarlos como
ocurre en la realidad, no para revitalizarlos dejando
actuar hasta el ininito el juego de las imágenes cruzadas
sino, muy por el contrario, para poner de maniiesto,
por el mero efecto de la yuxtaposición, lo que resulta
del enfrentamiento de visiones del mundo diferentes
o antagónicas: es decir, en ciertos casos, lo trágico que
nace de la contraposición, sin posibilidad de concesión
no compromiso, de puntos de vista incompatibles, por
estar igualmente fundados como razón social.3
La diversidad cultural ofrece una representación
múltiple y compleja, que más allá de referir un número obliga
a abandonar el punto de vista único que deriva en la síntesis4
hacia una mirada plural que recoge puntos de vista no sólo
diferentes, sino también antagónicos.
3
Pierre Bourdieu. (2007) La miseria del mundo. Argentina, FCE, 3ª. Reimp., p.9
4
La teoría del melting pot plantea la síntesis cultural a partir de elementos culturales
que se fusionan y cobran nuevos signiicados, así también lo cultural pasa de ser
sustantivo para adjetivar los procesos sociales, Véase Néstor García Canclini.
(2004) Desiguales, diferentes y desconectados. Mapas de la interculturalidad.
México, Ed. Gedisa.
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Las sociedades humanas tienen un atributo social;
este atributo es la diversidad, la particularidad; en la cual
coexisten distintas formas socioculturales en espacio y tiempo,
allá donde la diversidad se maniiesta entre sociedades y al
interior de las mismas. La diversidad cultural es un factor
que enriquece y potencia las relaciones sociales, también es
un factor que origina conlictos, en el que se desarrollan o
justiican problemas de diversa índole: el contacto entre
culturas genera intercambios y tensiones, estos fenómenos en
el contexto de la globalización cobran dimensiones universales;
esta situación no deja de ser una paradoja pues se universalizan
las particularidades que conllevan a la intensiicación de los
conlictos culturales, los cuales se manifestaron en todas la
regiones del mundo en el siglo pasado y hasta la actualidad
para mostrar una presencia compleja y multidiversa. En este
contexto existe la “necesidad” de “controlar” o “manejar” la
diversidad cultural, hasta la audacia de buscar suprirmirla, por
ser un factor que “obstaculiza” la convivencia.
Las sociedades por deinición son diversas. Hoy los
actores sociales (individuales y colectivos) toman distancia,
sobre continuar en el marco del orden social vigente,
por ello impulsan acciones hacia su transformación para
establecer condiciones que apunten hacia un orden social
diferente y mejor, las tensiones y el conlicto social han
pasado al nivel de la disputa, situación que derivó durante
las últimas décadas del siglo XX y los albores del XXI en la
lexibilización de la estructura de los Estados e incidir en la
legislación internacional con un impacto diferenciado en las
legislaciones latinoamericanas y la relación con los derechos
sobre la diversidad cultural. La presencia cada vez más visible
de los otros constituye uno de los elementos para abordar las
relaciones entre éstos con la “sociedad” y el Estado, en las
últimas décadas, los movimientos por la diversidad cultural y
los actores emergentes, en su interlocución con los organismos
supranacionales han posicionado en los ámbitos social y
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político sus demandas y han logrado la positivización de los
derechos sobre la diversidad cultural y la ciudadanía.
Hoy el mapa de los actores sociales es difuso y el
sistema mundo se fragmenta; esta situación tiene su referencia
inmediata en el concepto de ciudadanía, en la perspectiva
del estado liberal que presupone igualdad de acceso a las
oportunidades, no solo en términos materiales y económicos,
sino también simbólicos. En esta visión subyace una base de
desigualdad y de exclusión; el concepto se relaciona con la
igualdad en el marco de los derechos universales, pero a su vez
se subordinan las diferencias; no se reconoce la emergencia
de nuevas identidades y de otras formas de participación y
representación política.
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El trato igual es el trato que se dan los desiguales que a
la vez son conscientes de su coptertenencia. El punto
de vista de las personas como tales son iguales a todas
las demás no se puede hacer valer a costa del otro punto
de vista según el cual como individuos son al tiempo
absolutamente distintos a los demás.5
El discurso de ciudadanía no puede sostenerse sobre la
base de la igualdad de derechos porque es necesario reconocer
desigualdades materiales, simbólicas, culturales, raciales. La
igualdad ciudadana tiene como fondo una marcada exclusión,
punto de origen de los movimientos que luchan por el
reconocimiento de las diferencias de género, de raza, sexual,
religiosa, etc., a través de los derechos humanos que son el
producto de movimientos sociales que forman una nueva
cultura política a los cuales se suman los movimientos que
se originan por la desigualdad económica, social, política y
diferencias culturales.6
5
Jürgen Habermas. (1999) La inclusión del otro. Estudios de teoría política. España,
Ed. Paidós, p. 72
6
Cfr. José Mauricio, Domínguez. “Os movimentos socials latino-americanos:
características e potencialidades en En publicacion: Análise de Conjuntura
OPSA, no. 2. Brasil. Febrero 2007.
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El concepto y el ejercicio de la ciudadanía al no
reconocer la desigualdad, la airma. La única posibilidad de
reconocer los derechos, de promover la tolerancia y el respeto,
es reconocer las desigualdades y las diferencias. En el caso de
la educación sirva de ejemplo, la escolarización socialmente
obligatoria encaminada a garantizar el “desarrollo social” no
implica necesariamente inclusión; porque en el marco de
una educación “nacional” con un enfoque único deriva en
exclusión social y cultural. Por otro lado, no es lo mismo la
demanda por escolaridad que demanda por conocimiento,
como distinta es la exclusión cultural que la exclusión de
bienes materiales, es decir, los seres humanos somos diferentes
lo cual no es inherente a la desigualdad de derechos de carácter
jurídico.
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En el caso de la airmative accion se trata de una
discriminación al revés (así la llaman de hecho sus
críticos) que discriminan para borrar discriminaciones.
En el caso de la política del reconocimiento no se
discrimina para contradiscriminar (y, por tanto, borrar),
sino que en cambo se discrimina para diferenciar.
Incluso así, el hecho sigue siendo que en ambos casos
se activa una reacción en cadena perversa: o que los
discriminados soliciten para ellos las mismas ventajas
concedidas a los otros o que las identidades favorecidas
por la discriminación demanden para sí cada vez más
privilegios en perjuicio de las identidades no favorecidas.
En aquel caso la identidad que resulta atacada y reducida
acaba por resentir su propio desconocimiento y hasta
reacciona reairmando su superioridad.7
Los derechos ciudadanos son de carácter individual; los
derechos sobre la diversidad cultural reieren al reconocimiento
de los derechos de movimientos y actores sociales y colectivos;
su organización, resistencia y lucha se centra en los sujetos
colectivos; en esta lógica es impostergable el rediseño de
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7
50
Giovanni Sartori. (2007) La sociedad multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo y
extranjeros. México, 3ª reimp., p. 88-89
mapas culturales de los actores sociales de los movimientos
emergentes, de manera que tengan presencia e interlocución
en el Estado. Porque:
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en la educación:
Entre la
construcción
social y la política
pública
La representación de grupo institucionaliza mejor la
justicia en circunstancias de dominio y opresión social.
Pero también maximiza el conocimiento expresado en
la discusión, por lo que promueve la sabiduría práctica.
Las diferencias grupales no sólo implican necesidades,
intereses y objetivos diferentes más importantes a partir de
los cuales se comprenden las políticas y hechos sociales.8
No se cuestionaban anteriormente, los mensajes emitidos
por el Estado a través de la educación y las instituciones
culturales; básicamente, lo que se ponía en duda era su eicacia
y su eiciencia; así, en las últimas décadas se ha puesto en tela
de juicio el proyecto de nación, el cual está más interesado en
ocultar las diferencias culturales y las desigualdades sociales en
tanto las reproducen a través de sus políticas culturales y sociales.
Las políticas culturales conllevan a una construcción social de
la cultura nacional inmersa en el conlicto y la desigualdad;
construcción en la cual hay una valoración selectiva del repertorio
cultural acorde a intereses y proyectos especíicos, que van de las
condiciones de subordinación hasta el avasallamiento cultural.
La cultura dominante elabora una concepción de la
sociedad en la perspectiva del poder y la dominación. Es una
concepción que busca imponerse tal y como ha sucedido en
los procesos coloniales en el tiempo. La cultura occidental
ha pretendido instaurarse como cultura universal, con ello se
imponen esquemas de valores que se aplican a la conformación
de la llamada cultura nacional la cual, a su vez, soslaya la
diversidad cultural existente; no existe una cultura común,
existen diversas culturas propias de los pueblos indios, grupos
sociales, comunidades humanas, colectivos diversos. Esto es,
8
Carme Castells. (s/a) “Vida política y diferencia de grupo: una crítica del ideal de
ciudadanía universal” en Perspectivas feministas en teoría política. Barcelona: Ed.
Paidós. Estado y Sociedad N° 43.
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...una heterogeneidad propiamente comunicativa:
de mundos de vida, de tradiciones y constelaciones
simbólicas que los rigen, de sus orientaciones disímiles
y múltiples inarticulaciones, todo lo cual impide pensar
a la sociedad y su cultura como una unidad, como una
totalidad, y fuerza a un reconocimiento fragmentario,
a síntesis conceptuales nunca logradas, en in a la
“insoportable levedad” de las palabras y los discursos
que intentan perforar esa heterogeneidad.9
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Pretender una cultura común a todos signiica despojar
a los grupos culturales de su iniciativa y de su creatividad;
signiica convertirlos en consumidores y no en creadores de
cultura. La cultura hegemónica, base de la legitimidad del
Estado y el consenso impone y expropia donde las políticas
nacionales impulsan determinada cultura o rasgos de algunas
culturas o, bien, promueven su destrucción. La imposición
de un modelo cultural de desarrollo civilizatorio destruye
tecnologías y saberes locales. La ausencia de instancias de
participación democrática en la deinición de políticas
e instituciones culturales donde las culturas y grupos
subordinados sean reconocidos y puedan expresarse, genera
conlictos. El poder tiene un fuerte impacto en las culturas, y
en el contexto del Estado porque se reconoce “una” cultura,
entendida como sinónimo de la cultura universal en la que
se inscribe el proyecto nacional. Esta concepción suma a la
diversidad, la desigualdad, porque las culturas son distintas
y desiguales. Las culturas no solo son diversas sino también
tienen diferente presencia y reconocimiento (poder); esto
es lo que algunos autores han caracterizado como culturas
dominantes y culturas subalternas.
Más bien se contenta con señalar la obscena ausencia del
Otro en las formulaciones universalistas, y con mostrar la
enorme soberbia (y “lo ridículo”, en el talante de Erasmo)
que acompaña a un sistema cultural tan particular como
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9
52
Brunner, José Joaquín (1992), América Latina: cultura y modernidad. México,
CNCA/Grijalbo, p. 88
el que llamamos Occidente cuando se planta ante el
mundo como el alfa y omega de todo lo humano.10
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construcción
social y la política
pública
En la perspectiva del desarrollo y de la modernización, la
cultura de un grupo representan un impedimento para lograr
el progreso de la sociedad en su conjunto, que se encamina,
bajo la hegemonía y la aprobación de la subordinación, a una
visión del mundo que da sentido a la vida desde el poder que
tiene como vehículo la educación.
EL DEBATE
Los esquemas de multiculturalidad penetran toda la
sociedad. La sociedad tiene una estructura y en algunos casos
coinciden en el Estado las distintas formas de coniguración de
las identidades y ponen en crisis el modelo estatal. La cultura
es un hecho social público. En años recientes se busca analizar
la experiencia del sujeto en su relación con los otros, ya que
las culturas no tienen los mismos repertorios, algunos son
más complejos que otros, de acuerdo a su inventario cultural
y su posición de dominación respecto de otra cultura; así, las
políticas culturales se piensan como mediadoras, que tiene
como punto de partida el conocimiento y el desarrollo de la
cultura propia y buscan puentes de diálogo intercultural y de
reconocimiento de los derechos sociales, lo cual supone un
cambio cultural que enriquece mayores opciones.
“El mérito del Estado nacional estriba, pues, en que
resolvía dos problemas en uno: hizo posible una nueva forma,
más abstracta, de integración social sobre la base de un nuevo
modo de legitimación.”11 En el reconocimiento de la diversidad
sociocultural se han desarrollado procesos simultáneos de
asimilación– segregación con la tendencia a conformar una
cultura homogénea, de la “integración” nacional a través
10
Héctor Díaz-Polanco Ob. Cit p. 12
11
Jürgen Habermas. Ob. Cit. p.88
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de cultura, historia, lengua, creencias, valores, identidad
y pautas de conducta comunes, respecto de las que ciertas
minorías quedan al margen del proceso, ya sea por estrategias
excluyentes o aislacionistas atravesadas por diferencias
culturales, a las cuales se suma la condición socioeconómica;
a su vez, la marginación se asocia a la reducción o ausencia
de los derechos ciudadanos para las minorías. Los principios
particulares se han universalizado son impuestos y tienden a
su “naturalización” e inluencia en el mundo del pensamiento
y de las instituciones, sin embargo, hoy las perspectivas
universalistas maniiestan diicultad para adaptarse a la
pluralidad de nuestras sociedades.
La educación a través de la institución escolar ha generado
un sistema que hace pensar como centro del pensamiento de
un lugar en el mundo a la “ciencia” concebida con un carácter
universal, donde otras lógicas y racionalidades no cuentan.
La educación y la escuela mantienen poca relación con los
procesos sociales que se gestan y reproducen hoy en día12. La
reforma educativa, parte sustantiva del proceso de regulación
social apela a una perspectiva sociohistórica que recupera a
los sujetos y sus identidades como construcciones sociales,
aportó elementos para la relexión sobre pautas reguladas del
poder, empero, lo instituido no logró ser erosionado por los
sujetos involucrados en los procesos educativos; por un lado
las prácticas institucionalizadas no lograron impactar, porque
los sujetos no fueron interpelados por el discurso.13
Las formaciones identitarias maniiestan la distancia entre
la formación identitaria que se propone desde la institución
y las identiicaciones de los sujetos, la instrumentación de
objetivos a priori en las instituciones, en lugar de colaborar
con la fuerzas vivas de la comunidad para vivir su inalidad
de existencia, las cuales se insertan en la trama imaginaria,
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12
Ib.
13
Cfr. homas S. Popkewitz et. al. El mito de la reforma educativa: respuestas de la
escuela ante un programa de cambio. Barcelona – México, Ed. Pomares, 2007.
pero no de sus acciones14. Las políticas del conocimiento y
las transformaciones de la educación han de ser analizadas en
la lógica de la equivalencia y de la diferencia; las sociedades
actuales han empeñado su capital educativo en las políticas de
conocimiento asociadas al desarrollo cientíico y tecnológico.
En una lectura inicial de los efectos de las políticas del
conocimiento se empiezan a plantear lo político de la institución
y la desinstitución de lo social que emergen o se rompen a través
de la oscilación dentro del contexto. Esto permite relexionar
sobre las bases que instituyen o fragmentan las relaciones
sociales; por ello puede decirse que la contingencia no se puede
representar, sino sólo sus efectos políticos y cierta especiicidad
por la falta en ella del reconocimiento de los procesos de lucha15.
Así, la política es el ensamble de prácticas discursivas sobre la
lucha con caracterizaciones diversas. La distinción se presenta
cuando llega el momento de decisión de los sujetos en espacios
sociales en disputa, la lucha tiende a enriquecerse cuando no
pueden converger, por ello se gestionan alianzas.
Las políticas del conocimiento generan procesos en
los cuales, para los distintos actores, que sin ser los mismos e
iguales, el conocimiento es importante y construye a través de
encadenamientos lógico epistémico conceptual para regular,
gestionar y encauzar el uso del saber. Sin embargo, el campo
de la educación empieza a organizarse de manera diferente aún
cuando parece que no es posible salir de ese orden. Empero,
cuestiona desde otros frentes la noción de conocimiento
del binomio exclusión / homogeneización concebida como
manera distinta de construir el conocimiento, como un
campo que apertura nuevos espacios de disputa. Esta relectura
contribuye a establecer los puntos de fuga para el análisis de las
políticas y diferenciar entre lo político, la política y las políticas,
para demostrar la asociación entre la política y las políticas.
14
Ib.
15
Cfr. Judith Butler, Ernesto Laclau y Zizek Slavoj. Contingencia, hegemonía y
universalidad. Buenos Aires, Ed. FCE, 2003.
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Esto conlleva a poner en cuestionamiento el discurso y los
postulados (débiles) que intentan adquirir estatuto de verdad,
inscritos en la agenda pública gubernamental y en programas
educativos particulares, reconociendo las mediaciones y las
tensiones entre el juego instituido e instituyente; las pautas
teóricas y epistemológicas que se desvían; las identidades en
construcción y de reconiguración de las excluidas16.
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La exclusión es el nuevo fenómeno cuyo análisis está
en proceso y que puede explicar parcialmente algunos
derroteros identitarios por los que atraviesan nuestras
sociedades. O se trata ya de marginación con un posible
horizonte de integración ni de explotación que relaciona
a dos identidades: explotador y explotado; se trata de la
exclusión de las redes productivas y de consumo17.
La distinción entre productores y usuarios son
categorías que permiten aproximarnos a la complejidad del
ordenamiento social y la apropiación diferencial de bienes, de
conocimiento y de cultura. En ese sentido los movimientos
identitarios y sociales ponen cuestión los principios políticos,
éticos y epistémicos de la actuación estatal, hacia la atención a
la diversidad y la desigualdad.
LA INTERCULTURALIDAD EN LA EDUCACIÓN:
¿CONSTRUCCIÓN SOCIAL O PROGRAMA POLÍTICO?
La educación, como tarea de Estado, fomenta una mayor
“integración” sociocultural; en una perspectiva de tolerancia,
hace suya la preservación y defensa de ciertos valores y
prácticas indígenas y, a su vez, acelera la modernización de las
estructuras productivas teniendo como base la escolarización
de la mayor parte de la población en el sistema de educación
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16
Ib.
17
María Eugenia Sánchez. “Introducción” en Identidades globalización e inequidad.
México, Ed. Universidad Iberoamericana, Puebla, 2007, p.16
básica. Ambas perspectivas, de igual manera se observan en las
políticas culturales y educativas que emanan de los organismos
internacionales en donde se asume la aceptación de la diversidad
cultural conjugándose con la carrera interminable hacia la
modernización y el desarrollo. Esto sustentado en la historia
y la conformación diversa de las sociedades latinoamericanas;
el origen socioeconómico y étnico de los ciudadanos, ha
condicionado una distribución desigual de sus capacidades y
oportunidades efectivas y potenciales, expresadas en activos,
capital humano y acceso al consumo, estas desigualdades se
constituyen en factores determinantes a lo largo de la vida de
las personas y se transmiten de una generación a otra.
En el camino hacia el desarrollo económico, las
políticas sociales no han logrado bienestar para la sociedad
en su conjunto, la inequidad y la segmentación social han
sido permanentes en la historia y el crecimiento de la región,
porque el acceso a los satisfactores básicos y la protección
social ha sido excluyente y ha beneiciado a los grupos con
capacidad de organización y representación pública en contra
de los objetivos de equidad.
En este contexto, a la diversidad cultural se le ha
identiicado entre los grupos vulnerables pero además con
una importante carga discriminatoria, lo que ha derivado en
visiones sesgadas o erróneas al asociarlas con lo rural, con el
atraso, con endo que existen y se hacen presentes con gran
vitalidad gracias a su resistencia y organización. Aún con la
incorporación de los derechos sobre la diversidad cultural en
las legislaciones nacionales, no existe una normatvidad, en
ningún país de Latinoamérica que responda a las demandas
de reconocimiento, inclusión y participación de los otros en
los sistemas educativos, existen políticas que propician su
acceso pero carecen de articulación y franca relación con las
demandas de pertinencia y reconocimiento de manera general
de sus formas de organización, prácticas y cultura.
Frente a la desigualdad, se gestionan, a partir de la
política pública apoyos diferenciales, es decir, los individuos
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están físicamente marginados, social y culturalmente excluidos,
esta situación ilustra el círculo perverso de la pobreza y la
diversidad cultural Las políticas de equidad y justicia, en el
ámbito educativo se orientan a mejorar la calidad educativa,
no sólo tener derecho a la educación, hacer efectivo el acceso a
la educación de calidad.
Mariana del
Rocío Aguilar
Bobadilla
Desde una óptica progresista, la defensa de la
comprensividad educativa queda caracterizada como un
tipo de Sistema Educativo abierto a todo el mundo en
su diversidad y que oferta la misma calidad de servicios
educativos, dentro del amplio espectro de esa intención
de comprensividad, a todos los sectores sociales
independientemente de su origen y de sus posibilidades
económicas.18
La educación intercultural en el marco del discurso de
la equidad hacia, se justiica porque plantea: mejorar la calidad
de la educación y los aprendizajes de los niños; contribuir a
superar la marginalidad y la pobreza estructural en que han
vivido, y, que tiene consecuencias en su desarrollo; acceder
a una serie de servicios de la modernización entre ellos a
un sistema educacional con un currículo pertinente. Los
enfoques que dan cuenta de la manera en que la política
educativa ha tratado a la diversidad: 1) la asimilación, siendo
la institución escolar el vehículo para la uniformación cultural,
imponiendo la cultura dominante con el modelo del melting
pot, esta perspectiva derivó en marginación y exclusión; 2) la
compensación, este enfoque asocia la diversidad con carencias,
encaminando las políticas a compensar éstas últimas dotando
a los individuos en situaciones extremas, del capital cultural
mediante adecuaciones y simpliicación de contenidos
curriculares, cuyos resultados fueron repetición, deserción y
en el mejor de los casos bajos niveles educativos; 3) educación
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Benjamín Zuiaurre. (1996) “Introducción: Reforma y enseñanza comprensiva”
en Wilfred Carr, et. al. Comprensividad, desarrollo productivo y justicia social.
Ed. Icaria, España, p.11
multicultural, en esta perspectiva se confunden la diversidad
con la desigualdad, exacerbando la diferencia al generar tantos
tipos de escuelas como grupos diferentes existían, aislando
a los grupos “homogéneos”; 4) educación intercultural, en
respuesta a una idea de sociedades multiculturales con una
base de integración plural basada en el diálogo, respeto a
la diferencia y reconocimiento de la diversidad;19 la cual se
ha convertido en uno de los mayores desafíos para nuestras
sociedades en el contexto actual. Características similares
guarda la educación especial y la educacion para grupos
vulnerables, aunque ésta última reiere mayor presencia en las
últimas décadas (Ver Cuadro Nº 1).
La
interculturalidad
en la educación:
Entre la
construcción
social y la política
pública
Cuadro Nº 1. Modelos de Educación para Atención a la Diversidad
Política
Modelo
Asimilacionista
Democratizador
Educación Indígena
Compensatoria
Tecnología Educativa
(Guettización)
Capital Humano
Educación Especial (Déicit)
Educación Indígena
Marginación/Segregación
Multicultural
Reformismo Educativo
(Integración)
Liberal de Capital Humano
Integración Educativa
Déicit/Pobreza/Escasez
Intercultural
Aprendizaje
Competencias
(Inclusión)
Basado
Críticos
en Educación Intercultural
Educación Inclusiva
(Incorporación/Cohesión Social)
Elaboración Propia con base en información de: Isabel Crespo y José Luis Laluez.
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educación” en Diversidad cultural y fracaso escolar. Educación intercultural: de la
teoría a la práctica. Buenos Aires, Ediciones Novedades Educativas.
19
Cfr. María Ángeles Sagastizabal, “Diversidad cultural y educación” en María
Ángeles Sagastizabal Dir. Diversidad cultural y fracaso escolar. Educación
intercultural de la teoría a la práctica. Buenos Aires, Ediciones Novedades
Educativas, 2004.
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El programa de política educativa para establecer protocolos
interculturales en la escuela, diiere de la idea de transformar la
estructura y el principio organizador social actual, tendiente a
establecer relaciones horizontales, inter e intraculturales, puede
decirse que en las relaciones de poder, de saber, de ser y de vivir
tienen un carácter distinto a la interculturalidad, la cual no
existe, sino que es algo por construir. En el ámbito educativo,
esto implica distanciarse de la política reformativa que sustenta
el enfoque actual de las políticas educativas que asocian la
educación con el desarrollo humano e introduce recursos junto
las acciones de la reorientación curricular.
Los procesos educativos se encaminan a la eiciencia del
logro educativo individual, la política educativa potencia el
individualismo éste deriva cada vez en mayor fragmentación
social, allí donde los ciudadanos globales deben asumir,
individualmente, la cultura occidental, en la lógica de la
libertad individual y de la autonomía del individuo para
actuar y distanciarse de la colectividad. En esta lógica no sólo
se explican la pobreza, el fracaso escolar, la violencia, como
problemas del individuo; sino además la modernización y la
competitividad adquiere un carácter de búsqueda individual.
Así, la convivencia vinculada al bienestar individual para
armonizar la inclusión en la sociedad del conocimiento borra
el problema estructural y lo va invisibilizando.
El multiculturalismo niega y oculta problemas
estructurales, la educación se posiciona como un proyecto
personal. Asimismo, el paradigma intercultural funcional
responde a movimientos y a demandas de cómo administrar
conlictos y el desarrollo humano sustentable, para promover el
diálogo y la tolerancia sin tocar las causas de la asimetría en las
relaciones sociales. El discurso de las entidades supranacionales
se apropia de los planteamientos y prácticas alternativos, los
“debilita” y los vacía de contenido. De la misma manera, la
categoría de inclusión con la legislación de los años noventa
fue añadiendo elementos de las demandas de movimientos
sociales a las Constituciones con relación al reconocimiento,
protección, justicia y transformación social, como políticas
vinculadas con las necesidades del mercado, porque éste no
funciona si hay gente fuera, lo cual implica construir una
monocultura que fortalezca el proyecto capitalista. Entonces
¿de qué inclusión se habla? ¿Cómo pensar el Estado y la sociedad
en la perspectiva histórica para encauzar los conocimientos,
las diferencias y las desigualdades hacia el vivir bien?, ¿Cómo
lograr no sólo cohabitar, sino convivir, ser con los otros?
La interculturalidad crítica como proceso histórico y
proyecto político se convierte en impulso para la acción; en
un modelo de desarrollo con base en la mixtura cotidiana
que evite negar prácticas, procesos y racionalidades derivados
de otras maneras de existir, que den sustento al sistema
educativo bajo otros principios y otros contenidos; en una
lógica comunitaria, con un enfoque intra, inter y pluricultural
en todo el sistema educativo y para toda la población. El
proceso educativo no solo debe surgir desde abajo, implica
concebir a la educación como una estructura en la que todo
conocimiento tiene validez, todo es necesario para aprender,
reaprender, desaprender lo que hemos venido aprendiendo,
desde un horizonte analítico-crítico.
Las experiencias desde la diversidad cultural, incorporan
sus conocimientos junto con los occidentales a contrapelo
del enfoque racional que lleva a invisibilizar y excluir lo que
no es “racional”; no se trata de transmitir los conocimientos,
sino construirlos, la noción de ir construyendo de manera
conjunta los conocimientos. Este proceso se revierte por la
aproximación, lo particular universalizado como forma de
pensamiento hacia procesos de apropiación en los cuales las
tensiones entre la pérdida y reinscripción identitaria también
se operan en procesos enmarcados en fronteras móviles,
indeterminadas y porosas.
¿Cómo funcionan las iguras del discurso, al ser
atravesadas por la retórica de las representaciones, que pierden
capacidad cognoscitiva debido a las mediaciones que operan
como acto enunciativo, para destacar las tensiones, como
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punto de partida crítico de los procesos? La resigniicación
no implica que los procesos son generalizables, hay estrategias
puntuales que llevan a poner en el debate los conceptos para
su resigniicación en los procesos. Es el caso de los sujetos que
se están apropiando del espacio público desde la subversión
de su condición, en espacios que no habían logrado acceder
con voz propia; ante nuevas prácticas de ciudadanización en
el sentido de acción y pertenencia a una comunidad nacional
a través de la acción social que desborda los márgenes de la
ciudadanía procedimental20 para construir espacios y formas
de convivencia diferentes.
Los espacios construidos, en construcción o por construir
para la participación y la modiicación de las circunstancias
desde los colectivos que hacen posible el encuentro de los sujetos
y favorece una relación equivalencial de las demandas, para que
éstas se reconozcan como legítimas y se generen acciones, desde
la acción colectiva, en las condiciones de posibilidad social.
Al interior del espacio colectivo y comunitario la integración
de los nuevos sujetos no ha sido fácil, se ha puesto énfasis en
la construcción de espacios de inclusión y la elaboración de
demandas equivalenciales que no tiene lugar la expresión igual
en otros lugares. Los sujetos emergentes tienden a ocupar
espacios no tradicionale en los que “sí se hace política”, tal es
el caso de proyectos educativos alternativos que propician la
adhesión e interpelación de los otros para ampliar las redes
que gestan una acción colectiva en la búsqueda de alianzas21.
En estos procesos se entretejen grandes cambios y, en pocos
casos, se dan cuenta de su génesis y complejidad a partir de los
pequeños casos de los que se fueron construyendo; los estudios
de las prácticas sociales de un grupo en especíico abordan las
formas de como se enfrentan la exclusión y la marginación, pero
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20
Cfr. Aldo, Panichi. Sociedad civil, esfera pública y democratización en América
Latina: Andes y Cono Sur. México, Pontiicia Universidad Católica del Perú/
FCE, 2002.
21
Cfr. Evelina, Dagnino Coord. Sociedad civil, esfera pública y democratización en
América Latina: Brasil. México, Editorial UNICAMP/FCE, 2002.
pocas veces se documenta como trascienden fronteras al generar
demandas equivalentes y su vínculo con otras organizaciones que
han llevado al replanteamiento de las nociones de ciudadanía,
comunidad, justicia e igualdad acordes a la ciudadanía en
contextos multiculturales en la perspectiva de la construcción
de un nosotros, y la deinición de fronteras bajo la noción del
espacio físico simbolizado, como producción de sentido,
espacio que movilice la imaginación y la acción ciudadana para
redeinir el desarrollo y las políticas sociales desde la perspectiva
de la diversidad cultural para hacer frente a la exclusión.22
La diversidad cultural en sí misma no genera conlicto,
éste se ha desarrollado a lo largo del proceso histórico desde la
colonización, gestándose posturas racistas y xenófobas en tanto
se lucha por derechos colectivos, identidades locales, regionales
o comunitarias. El debate sobre la ciudadanía ha derivado en
la manifestación y participación de diferentes actores sobre
la legitimidad de sus demandas y derechos, en este contexto
se reconoce a la educación como uno de los asuntos más
importantes de la vida pública. Posicionar a la educación en un
asunto público de primer orden fue una batalla liberal, hoy la
lucha por la educación, el acceso universal y el inanciamiento
público es también por la igualdad, la libertad y la democracia.
Pero ¿qué ha sucedido en las escuelas? La reforma
educativa en medio de las carencias que reieren los indicadores
sobre reprobación, deserción, abandono y permanencia
establece la atención a la diversidad. La escuela, apuesta, al
igual que en el pasado, a distintos medios de compensación e
“incorporación”, la interculturalidad se convierte en una meta
de política pública hacia la cohesión social por encima de los
colectivos sociales, de los hombres. La inclusión educativa es
una estrategia clave para el cumplimiento de objetivos de
desarrollo del milenio, en el terreno de la política educativa,
la inclusión es sinónimo de matriculación, escolarización o
incorporación a la escuela, porque uno de los indicadores que
22
Cfr. Aldo Panichi. Sociedad civil, esfera pública y democratización en América
Latina. México, Pontiicia Universidad Católica del Perú/FCE, 2002.
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mide la inclusión en el sistema educativo es la matrícula de la
población en edad escolar para recuperar el retraso histórico con
relación regiones desarrolladas, los sistemas educativos son tres
veces más excluyentes en la geografía Sur , que en al del Norte.23
La valoración de la interculturalidad en el marco de
las políticas culturales y educativas apuntaba a “dar el salto”
hacia sociedades en diálogo, pero el esquema planteado hacia
los protocolos interculturales terminaron por acentuar las
tensiones que enfrenta la escuela centrada en: la disciplina, el
esfuerzo individual y el libro de texto.
Mariana del
Rocío Aguilar
Bobadilla
El diálogo, efectivamente, no es dogmático, a menos
que sea un monólogo enmascarado (…) El diálogo en
cambio, se ve animado por la idea de una progresión
posible en el debate, y no está hecho gracias a la
yuxtaposición de muchas voces, sino a su interacción.
(Y el proyecto mismo de este libro es es el de hacer oír
los diálogos y no las conversaciones).24
En el contexto actual, se acentúan los problemas de la
escuela “tradicional” en donde se aprende el mismo currículo
en zonas rurales, urbanas y periurbanas, con poblaciones
culturalmente diferentes. El proyecto educativo es ajeno al
contexto y pierde la pertinencia; esto pone de maniiesto que la
escuela se mantiene alejada de la sociedad negando la posibilidad
de la apertura al diálogo. La educación, y la institución escolar
en especíico, construyen un proyecto interculturalista, en el
marco del modelo clásico incorpora elementos que llevan a
reconigurar el proceso, pero mantiene en pausa la disposición.
No obstante, las políticas sociales, en especíico las culturales y
las educativas asumen en el discurso, la generación de mejores
condiciones de equidad y justicia a través de :
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23
Cfr. OREALC/UNESCO. (2007) Panorama educativo 2007: desafíos alcanzados
y por alcanzar. Proyecto Regional de Indcadores Educativos. Cumbre de las
Américas. UNESCO/SEP/OEA
24
Tzvetan Todorov. (1991) Nostros y los otros. Relexión sobre la diversidad humana.
México, Ed. Siglo XXI, p. 74
 Mejorar la calidad educativa
 Atención a la diversidad cultural y a las necesidades
educativas especiales
 Comprensión de la multiculturalidad
 Formar a profesores para atender la diversidad
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en la educación:
Entre la
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social y la política
pública
La educación se convierte en uno de los derechos
fundamentales, se dice que es inherente a todas las personas,
al igual que los derechos sociales, económicos, políticos y
culturales que contribuyan a generar mejores condiciones de
vida y desarrollo. En el marco de la Educación para Todos la
inclusión educativa es una estrategia clave para cumplimiento
de los Objetivos de Desarrollo del Milenio entre los que se
establece la matriculación universal, la permanencia en la
escuela y abatir los índices de deserción y rezago de los niños
con necesidades educativas especiales y las minorías étnicas
mediante un sistema de educación inclusivo en todos los
niveles a lo largo de toda la vida.25
El diseño de la educación intercultural incorpora la
agenda sobre la desigualdad, en este contexto, se reduce a la
universalización de la escolaridad y a la matriculación; y, aún
cuando existe un orientación especíica para la atención de la
diversidad en la educación, ésta es una variante de la estructura
curricular que se establece a nivel nacional, y la orientación dista
mucho de ser pertinente, ya que se enfoca a los contenidos,
mediante la interculturalización del currículo. Este proyecto
está centrado en la escuela y la adecuación de los contenidos, en
el mejor de los casos, dejando de lado los procesos educativos
en los que se gestionan la relaciones sociales, las tensiones y las
disputas que se maniiestan en el ámbito societal.
25
Véanse UNESCO. Informe de seguimiento de la EPT en el mundo. Educación pata
todos en 2015 ¿alcanzaremos la meta? Informe 2008. Francia, UNESCO, 2007;
ONU. Objetivos de desarrollo del milenio. Informe de 2005. Nueva York, ONU,
2005. y ONU. Objetivos del desarrollo del milenio: una mirada desde América
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