max aub. españa, ¿dónde queda?

Anuncio
ción, y ver agonizar un régimen y de sus incruentas cenizas
nacer otro más democrático, saludado con unas jornadas
de júbilo popular inolvidables para quienes, como él, las vivieron con la gran ilusión juvenil de estar poniendo la vieja España a la hora europea”5. El mundo imaginario que
evocan los personajes de sus obras, así como el encuentro
con escritores y otras personas de aquella época son argumentos de peso que señalan, a lo largo de todo el libro, el
cambio sufrido de aquella España, y construyen para el lector de El diario ese mundo que en todo momento aparece
en el recuerdo de Aub. Para él la presencia, aunque sea
imaginativa, de sus personajes convive perfectamente con
Dámaso Alonso, Juan Gil-Albert, Vicente Aleixandre,
Américo Castro… Conforman esa España ahora olvidada.
Los cambios que ha sufrido este país en treinta años son
enormes e intenta saber si algo de aquello, permanece.
Por ello visita a sus amigos o compañeros de generación a los que no ve desde hace mucho tiempo, y como es
lógico recuerdan el pasado vivido. Pero la conversación,
siempre vivaz e indagadora, lleva a hablar de la situación
de España en ese momento, lo que le sirve a Max Aub pa-
1.- La edición utilizada es AUB, MAX. La gallina ciega. Edición, estudio introductorio y notas de Manuel Aznar Soler. Barcelona, Alba
Editorial, 1995. Todas las citas que corresponden a este libro se anotan en el propio texto, entre paréntesis el número de página precedido de las letras GC, abreviatura de La gallina ciega.
2.- “Soy un turista al revés; vengo a ver lo que ya no existe.” (GC245).
3.- La película Sierra de Teruel codirigido con André Malraux se rodó en Cataluña entre 1938 y 1939.
4.- “Allá, del brazo, me parece ver a Vicente y a Asunción. ¿No es aquí donde se encontraron por primera vez?” Personajes de Campo
abierto (Madrid Alfaguara, 1978, p39)”, de nota en (GC176)
5.- SOLDEVILA, I. “Max Aub: cara y cruz de una creación literaria”. Biblioteca virtual Cervantes. 2011
MISCELÁNEA
página 51
El 4 de noviembre de 1969, cuando el viaje a España prácticamente ha terminado y el retorno a México es inminente, Max Aub escribe en su diario: “Regresé y me voy…”
(GC596)1. Pero antes de tomar esta decisión, el escritor valenciano, ha pasado aquí dos meses y unos cuantos días,
suficiente tiempo para llegar a la conclusión de que España
ya no existe2, al menos la que él conoció. Ha sido usurpada por un nuevo país al que le han puesto el mismo nombre, y solo en eso coinciden. El diario La Gallina ciega es una
constatación de que prácticamente nada hay ya de esa
España, solo rescoldos (GC597)
Al leer El diario se percibe que Aub no se queda en el
simple recuerdo de alguien que tiene nostalgia de lo que ya
vivió, es un analista perspicaz e inteligente que no simplifica nada de lo que ve u oye, e intenta llegar a la complejidad de la España de finales de los años 60 para saber si hay
algo de lo que fue este país antes de la Guerra Civil, si permanece el trabajo realizado por una serie de personas que
vieron en ese periodo, histórico ya, una oportunidad para
desarrollar un país moderno y democrático.
Los recuerdos de cuando él vivió en España aparecen
nada más llegar al aeropuerto de Barcelona el 23 de agosto
de 1969, ya que fue allí donde se rodaron muchas escenas
de la película Sierra de Teruel3 y es el primero de otros muchos que quedarán reflejados a lo largo de todo El diario.
Algunos son recuerdos de sus propias vivencias, otros surgen de encuentros y conversaciones con muchos amigos y
conocidos, y a veces, esos recuerdos evocan personajes de
sus obras, sobre todo de El Laberinto Mágico. Es verdad, que
estos últimos, tienen su origen en la memoria del escritor,
pero se imponen como si fueran reales4. Se completa la experiencia vivida con la experiencia literaria.
La España que echa de menos Max Aub estaba poblada de personajes intensos, llenos de vida, que se movían
con ideales y con una visión de futuro esperanzador. Según
Ignacio Soldevila “le tocó vivir en una España en ebulli-
YOUKALI, 16
por Rafael Mínguez Fernández
ISBN: 1885-477X
MAX AUB. ESPAÑA, ¿DÓNDE QUEDA?
MISCELÁNEA
página 52
YOUKALI, 16
ra ir profundizando en el olvido en el que ha caído la
España de ayer, y que desde el primer momento intuye6.
En el encuentro con Juan Gil-Albert en Valencia, el 3 de
septiembre, se hace patente la vida de los escritores exiliados que regresaron a España, y vivieron y siguieron viviendo prácticamente escondidos o “aplastados”7; del historiador Américo Castro dirá, por ejemplo, que “nadie sabe que está viviendo en Madrid desde hace un año”
(GC409). Este sentimiento de escritor o intelectual anulado
va a ser una constante, de tal modo que cuando le preguntan que por qué no se queda, cuestión que le hacen varias
veces, responde que no quiere ser un escritor enmudecido8, ni quiere formar parte del espectáculo de la cultura
franquista. Percibe que no le escuchan, “me parece que hablo, y no me oyen” (GC339). La situación de muchos de sus
amigos escritores, intelectuales, historiadores, editores, críticos o periodistas le lleva a no querer permanecer en
España, siente que no será él mismo si se queda. Ha sentido el desencanto de Juan Gil-Albert, y aunque es verdad
que ahora empiezan a reconocer su obra y publica con cierta regularidad, Aub se da cuenta de que estos que dicen
ahora reconocer su trabajo son aquellos a los que ellos criticaron en su momento por sus ideas tan conservadoras.
Otro intelectual al que visita es Américo Castro, que al
igual que Juan Gil-Albert había regresado a España hacía
unos años. Para Max Aub es un intelectual imprescindible,
tanto que cuando esté con Dámaso Alonso dirá “¡qué hombre! ¿Quién se le pone por delante? Nadie. Tal vez por eso
está tan solo.” (GC409). Ahora tiene 84 años, lúcido y “con
idéntico empuje” (GC373).Todavía no le faltan fuerzas para seguir analizando la situación de los españoles, y tiene
aún libros por publicar9. Max Aub se lamenta de su situación aquí, vuelve a surgir la reflexión sobre estos españoles
que retornan a España y a los que nadie hace prácticamente caso, ve cómo su magisterio se diluye sin ninguna influencia, no hay rastro, “¡eh! Jóvenes, ¿dónde sus
Américos de hoy?” (GC176).
Sus reflexiones, en verdad, son mucho más complejas,
y por pura coherencia, y honradez consigo mismo toma la
decisión de no quedarse. “Lo que pienso que es, que debe
ser España, no es realidad.” (GC122). España ya no es
España10, ni Barcelona, Barcelona, “Soy un turista al revés;
vengo a ver lo que ya no existe.” (GC245), y Madrid ya no
es Madrid11 “Ésta que fue mi ciudad ya no lo es, fue
otra.”(GC190). Pero no solo eso, constata lo que ya había
pensado en México, y que aquí se ha confirmado día a día:
- “Lo grandioso es que esperaba que todo estuviese
tal y como lo encuentro
- De qué te quejas entonces.
- De haber acertado”.(GC187)
Esta situación está relacionada con el sentimiento que genera el propio exilio, una ruptura con el tiempo que no
puede recuperarse. En Max Aub la España republicana se
ha diluido, ya nada queda vigente y en la España que visita el aire se le hace irrespirable. Sólo en muy contadas
ocasiones se encuentra con lo que aquello fue y da la sensación de que respira tranquilo, su tono es más sosegado
y se percibe cierta paz interior. Una de esas ocasiones se
produjo en Valencia en busca de sus libros dejados precipitadamente en esta ciudad, “entramos en la Universidad.
El patio. Los arcos. La estatua de Luis Vives. Nadie. Estamos de vacaciones. Subimos por la ancha escalera y entramos en la biblioteca. Todo igual. No es que parece que fue-
6.- “Sí: no era España, no era mi España. Pero lo sabía con certeza de antemano y hacía mucho tiempo. ¿Qué me sorprendía? Me sorprendía no sorprenderme, que todo fuese -¡ay!- tal como me lo había figurado.” (GC310)
7.- “¿Qué harías tú, Maxito, tras veintidós años de estar aquí aplastado?” (GC180)
8.- “Claro que no basta hablar para salirse con la suya pero es muy sabido que el que calla otorga. Y sin otorgar hablo. Por no otorgar,
escribo.” (GC384)
ISBN: 1885-477X
9.- (GC375) Nota 5.
10.- “¿Dónde está nuestra España? ¿Dónde queda? ¿Qué han hecho con ella? No lo sabes, no lo sé, nadie lo sabe. Habría que inventarla.” (GC413)
11.- “Ésta que fue mi ciudad ya no lo es, fue otra. Esta de ahora, tan parecida a otras está bien, en excelente estado de conservación para la gente de hoy que se acomoda a ella igual que la de antes a lo que tenía, como es natural. Han tumbado sin respeto no remedio, abierto avenidas, hecho surgir fuentes, desviado el río. La gente está feliz y orgullosa de tanta novedad. Se comprende, les da
la impresión de haber llegado –con tanta piedra y cemento- a mayoría de edad. No echan de menos el tiempo pasado, entre otras
cosas porque efectivamente el relativamente poco pasado, fue peor.” (GC190)
12.- “Con nadie me encuentro más a gusto que contigo. ¿Por qué? ¿Tenemos los mismos gustos? No. No lo creo. Pero sí un concepto
muy parecido de la vida.” (GC409)
MISCELÁNEA
página 53
YOUKALI, 16
ra ayer: es ayer.” (GC155). O cuando pasea por Valencia visitando las distintas casas donde vivió, bien la suya en la
calle Almirante Cardoso 13, en el centro de Valencia, o
bien la casa de sus padres en la calle Garrigues que encuentra dentro de un paisaje urbano muy transformado
“aquí viví desde que se construyó la casa hasta 1926, cuando me casé; pero aquí siguieron viviendo mis padres y estuvo su despacho hasta que todo murió.” (GC206). Los
cambios producidos en las ciudades que visita, principalmente, Barcelona, Valencia y Madrid, provocan en el escritor una extraña inquietud. La nueva configuración de las
calles, el encontrarse con solares donde antes había casas y
ver su hueco, es un elemento más que se añade a la idea
de destrucción del tiempo pasado.
Raramente volverá a tener esa agradable sensación de
regresar al punto donde dejó su vida aquí. Recobrar el
ayer, pero en el presente, valga el juego de palabras.
Sensación, por otra parte muy efímera, tanto que en la cena con Dámaso Alonso afirma: “Es triste porque esto no es
España ni aquello tampoco” (GC414), el exilio mexicano,
aunque conserve la esencia y siga avanzando sobre lo que
quedó, no le es suficiente y lo que está viendo aquí, tampoco.
El encuentro con el poeta también es un momento muy
entrañable12 para Max Aub. En su casa parece que vuelve
a respirar, y más cuando afloran en la conversación los
nombres de Rafael Alberti, Juan Chabás, Américo Castro,
Rafael Lapesa… Pero sobre todo hay un análisis de su obra
Hijos de la ira, y lo que significa este libro: cómo esos cadáveres de 1942 son ahora los padres de los españoles que
tanta rabia están despertando en Max Aub en su estancia
en España. Este desengaño es debido a cómo es la sociedad, donde cada uno se preocupa de sí mismo, de vivir lo
mejor posible y no mirar cara a cara a lo que está sucediendo verdaderamente, y mucho menos conocer el pasado.
Los escritores de la generación posterior a él, con los
que también se encuentra aquí, muestran un sentimiento
de vacío y asfixia tal que les lleva, o bien a salir de España
cuanto antes o bien a transigir con ciertos modos reaccionarios de entender la cultura por parte del franquismo. En El
diario hay que destacar el extraño encuentro con el que seguramente sea Ángel González13, desesperado por salir de
este oscuro país en el que ha crecido y se ha educado. El poeta se lamenta de cómo no ha tenido una juventud libre con
un futuro esperanzador como el de la generación de Max
Aub, piensa que han salido mucho más perjudicados que
aquellos que están fuera, “no hemos sido nada y ahora seremos menos todavía” (GC227). Esta conversación lleva al
escritor valenciano a una reflexión sobre lo que ha sido su
vida antes de la Guerra Civil, donde, aunque fuera por poco tiempo, vivió en libertad y pudo elegir. En el horizonte
se percibía un algo, pero, para estos escritores, desde hacía
décadas no había nada. En una carta de Pedro Salinas a
Guillermo de Torre, el 8 de enero de 1941 el poeta le dice
“Nosotros estamos mucho mejor, mil veces mejor.
Haremos o no haremos, pero tenemos lo esencial, libertad
de hacer”14. Todos ellos, escritores que nacieron entre los
años 20 y 30, vivieron su infancia y juventud en los años
más duros del franquismo, y aunque Max Aub está al tanto de su obra desde México15 su pesimismo le lleva a no
creer demasiado en su influencia en la sociedad española,
“ha crecido toda una generación de novelistas que saben
moverse y usar esos medios. No les da gran resultado.”
(GC343)
La actualidad política está encima del tapete cada dos
por tres en el libro. Son bastantes las sobremesas, tertulias,
conversaciones y encuentros donde se analiza el presente e
incluso se realizan hipótesis de lo que va a pasar cuando
Franco haya muerto. Con este análisis también se buscan
explicaciones a qué es lo que ha cambiado. Cuando él llega
a España la situación política del país se ve salpicada por
un caso de corrupción, Matesa, que implica incluso a mi-
15.- El libro Los tiempos mexicanos de Max Aub, Legado Periodístico 1943-1972. FCE y Fundación Max Aub. 2007. Edición y estudio preliminar de Eugenia Meyer, artículos donde el escritor da buena cuenta de la literatura española que a lo largo de todos estos años se
ha ido publicando en la península.
ISBN: 1885-477X
13.- (GC225), (GC227) Véase nota 7.
14.- “Nosotros estamos mucho mejor, mil veces mejor. Haremos o no haremos, pero tenemos lo esencial, libertad de hacer. Por gracia
verbal nosotros, los desterrados, los echados de tierra, como decía el Cid, nos hemos traído la libertad de espíritu; a ellos sólo les
queda la tierra, son los in-terrados.” Carta de Pedro Salinas a Guillermo de Torre, 8 de enero de 1941. En GRACIA, J. A la intemperie. Exilio y cultura en España. Barcelona, Anagrama, 2010. En cita introductoria.
MISCELÁNEA
página 54
YOUKALI, 16
ISBN: 1885-477X
nistros y deja patente las luchas internas de poder, pero lo
que también muestra es cómo el paso de treinta años han
servido para afianzar un sistema de gobierno corrupto.
Max Aub trata el tema en distintos momentos y con diversos conocidos y no tan conocidos, como la conversación
que mantiene con un viejo político de la CEDA que sale al
encuentro del escritor y que le llega a decir con aparente
sinceridad “¿Por qué el Opus no ha de aprovecharse de las
contradicciones de la sociedad capitalista para aumentar
su poder? Lo absurdo sería que no lo hiciese.” (GC452).
Según avanza el diálogo se le ve a gusto hablando con Max
Aub, analiza la situación de este nuevo caso de corrupción
y le dice, con toda naturalidad, que él, en su momento, estuvo en contra de la República y que ahora está en contra
del régimen. La reacción de nuestro escritor es inmediata y
no hace falta reflexionar sobre lo oído. No le cree, es más,
piensa que “si estos señores llegaran al poder no habría
mayores cambios. Al fin y al cabo lo huelen todos.”
(GC452). Tras la lectura en El diario de estos análisis de la situación política en la España franquista, la conclusión es
muy clara: la dictadura ha servido para que unos cuantos
se hicieran ricos a costa de los demás, un sistema económico corrupto, pero eficaz para sus fines, que viene acompañado por una planificación más compleja. No solo se ha generado una clase política de estas características, sino que
además, se ha afianzado una clase media cómplice con el
poder que le sirve de apoyo popular para lo que haga falta. En una cena con Ricardo Domenech y José CorralesEgea, conocedores de la obra de Aub, él, con cierto tono
irónico, lo que sorprende a un joven editor que les acompaña, dice “Con la edad, España, físicamente, se conserva
muy bien –por los afeites (los aceites) y el alcohol-; moralmente está a la cola del mundo. Hablo, claro está, de la
España oficial, de la que se ve, de la que enseña, orgullosamente, el cobre.” (GC541).
No sorprende el caso de corrupción, uno más, lo que sí
que preocupa, es el gran número de años que se lleva ha-
16.- (GC293 y ss.)
ciendo, unido a una terrible represión, y a un sistema educativo reaccionario. Todo ello, junto con otros elementos más
complejos que llevarían a un análisis mucho más profundo
de la dictadura franquista, se deja ver en muchas de las personas que hablan con Max Aub, desde familiares a antiguos
conocidos y amigos. El sistema ha hecho mella en muchos
de ellos, unos están totalmente convencidos de que el sistema funciona, otros se han rendido o se han dejado convencer. No hay que olvidar que Max Aub conoce la sociedad española no sólo por lo que está observando, sino también por
la literatura del momento. En La gallina ciega habla de Juan
García Hortelano, Rafael Sánchez Ferlosio y por supuesto de
la novela de Luis Martín Santos Tiempo de silencio, que refleja la complejidad de la sociedad española y su degradación.
Las conversaciones que mantiene con los jóvenes son
las más ilustrativas. Aub habla con ellos siempre que tiene
oportunidad, y en El diario son protagonistas muchas veces, aunque no vea ningún rayo de esperanza, y su pesimismo se ahonde más y más. La educación recibida les ha
llevado a una sumisión y un individualismo profundamente arraigado, una ceguera permanente que enfada a
menudo Max Aub y otras veces le desanima. Con su sobrino mantiene una conversación que es uno de los momentos más duros para el escritor. Su discurso es soberbio, pero sincero. Todo lo que le dice a su tío es una constatación
de lo que el escritor ha ido viendo en lo que se refiere a la
juventud. Oírlo de su propio sobrino le hace daño, “No te
das cuenta, pero no ves las cosas como son. Buscas cómo
fueron y te figuras cómo podrían ser si no te hubieras ido.”
(GC160), el discurso que le espeta sobre lo innecesario que
es conocer el pasado y la literatura de su generación, entristece a Max Aub.
-“¿Y qué quiere?
- Vivir lo mejor posible.” (GC163)
En un encuentro en la librería Viridiana16 en Valencia, el
autor reproduce en lo que podría ser un monólogo interior
lo que está sintiendo ante unos jóvenes estudiantes que no
conocen su obra, aunque lo que más le duele, como viene
diciendo desde el principio, es que no se sepa nada de la
historia inmediata, que apenas conozcan nada de la Guerra
Civil y del pasado republicano. La sumisión, el individualismo, su desideologización, son aspectos que preocupan
seriamente al escritor, conocer este pasado y tener conciencia crítica es necesario para que un país progrese dentro de
las vías democráticas. La librería, entonces en el centro mismo de Valencia, está muy cerca de numerosos escenarios
donde, si cualquiera de ellos hubiera leído sus novelas de
El laberinto mágico, podría saber muchas de las cosas que
sucedieron en su propia ciudad. Es una constante la queja
por la falta de interés sobre el pasado más inmediato.
18.- SOLDEVILA, I. “La obra narrativa de Juan Marsé como objeto de estudio y de polémica: a propósito del libro de Samuel Amell,
“La narrativa de Juan Marsé”. Biblioteca virtual Miguel de Cervantes. 2011.
19.- CHIRBES, R. La buena letra. Barcelona, Anagrama, 2009.
20.- La palabra carroña aparece en la última frase de Crematorio, y al principio de la novela En la orilla. Es curioso, quizá sea pura casualidad, pero al principio de la novela de Juan Marsé, El embrujo de Shanghai, el maravilloso personaje llamado capitán Blay huele algo raro en la calle y dice: “Y tan desdichada carroña está en la calle, se nota.”
21.- AUB, M. “El teatro sacado a la luz de las tinieblas de nuestro tiempo”, en Escritos sobre el exilio. Edición, selección y presentación de
Manuel Aznar Soler. Biblioteca del Exilio, Editorial Renacimiento, 2008, p337.
página 55
MISCELÁNEA
17.- FERRÁN, O. “El destierro y el destiempo del exilio en Max Aub: entre “pasado que no fue…[y] un futuro imposible.”, en AZNAR
SOLER, M. (Ed.) Escritores, editoriales y Revistas del Exilio Republicano de 1939. Biblioteca del Exilio, Editorial Renacimiento, 2006, pp
201, 212, nota 15.
YOUKALI, 16
que sois grandes poetas Jorge, Federico, Rafael, tú, Vicente,
Luis, sino porque somos –todavía- personas decentes”
(GC412). O cuando recuerda, mientras da un paseo por el
Retiro, a Enrique Díaz-Canedo y a José Moreno Villa, y
destaca no sus conocimientos humanísticos u obras literarias, sino su dignidad, “¿Dónde están los que hoy se les
pueden comparar? No en talento –debe haberlos-, no en
saber –seguramente los hay- sino en dignidad que no hiciera demasiada excepción, en hombría, en naturalidad, en
entrega sin más –sin miedo- a sus naturales ocupaciones.
“(GC388). O el emocionante encuentro con el que fuera
compañero suyo en el campo de Vernet en Francia, y superviviente de Mauthausen, su terrible y lúcido testimonio,
su profundo desencanto de la vida. Todos ellos son ciudadanos que representan una forma de pensar y de comportarse que Max Aub echa de menos.
En 1971 publica un discurso ficticio El teatro sacado a la
luz de las tinieblas de nuestro tiempo para el acto de recepción
en la Academia de la Lengua, en 1956. Max Aub es director
del Teatro Nacional desde 1940, la Guerra Civil no ha existido, y frente a él tiene a otros insignes académicos a los que
se dirige “¿Qué no debéis a Valle-Inclán, aquí presentes,
Federico García Lorca, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis
Cernuda, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Dámaso
Alonso, Juan Chabás y a los “individuos”21 más jóvenes de
los que me oís, Camilo José Cela y Miguel Delibes?”,
Miguel Hernández aún no tiene los cincuenta años, están
presentes otros muchos escritores e intelectuales, más los
ISBN: 1885-477X
El amplio abanico de personas que aparece en La gallina ciega es un verdadero friso de la sociedad española del momento, los hombres íntegros, los políticos corruptos, la juventud sin ideales, “los que tienen de 30 a 50 años, gordos,
suficientes, satisfechos, se duermen poniendo sentido humano en sus palabras.” (GC340). Con el tiempo su lectura
ha servido para observar en la literatura posterior gran parte de este legado que supone el libro de Max Aub. Ofelia
Ferrán relaciona el desencanto y la rendición de los antiguos republicanos con la novela Los viejos amigos de Rafael
Chirbes17, donde pone voz a los pensamientos de todos
ellos. Lo que Ignacio Soldevila ha llamado “el desvelamiento del proceso de degradación de los vencidos republicanos en el exilio interior”18. Merece la pena ver otros
personajes de sus novelas relacionados con los que desvela Aub, y hasta dónde pueden llegar.
En La buena letra, el testimonio de una madre a su hijo
descubre a unos personajes que se destruyen o son destruidos en la inmediata postguerra y que no consiguen sobrevivir a ella. Son dos hermanos excombatientes de la Guerra
Civil y perdedores que no se adaptan a la nueva España.
Ana, esposa de uno ellos le cuenta a su hijo, en primera
persona, la historia de alguien que con desesperación y rebeldía deseaba, fuera como fuera, ser feliz. La novela nos
muestra una persona íntegra y honrada que ve pisoteado
todo por lo que ha luchado y más, cuando su sobrina y ese
mismo hijo al que le cuenta su vida le sugieren que sería
una buena idea dejar ya su casa para así construir un “edificio de viviendas en el que tendré un piso cómodo y moderno”19. La acción se desarrolla en un pueblo valenciano
cualquiera con nombre Bovra, no muy lejos de otro que se
llama Misent, escenario de la novela Crematorio del mismo
escritor. En esta ya, prácticamente todos los personajes que
aparecen son corruptos de acción o moralmente, o ambas
cosas. La especulación inmobiliaria y la corrupción son los
protagonistas de la novela. En la orilla, su último libro publicado, el escritor se adentra ya en la crisis actual20.
Sin embargo, frente a estos últimos personajes, Max
Aub ha ido mostrando otros en los que destaca su decencia, dignidad y honradez. Cuando está con Dámaso
Alonso, al evocar los nombres de poetas de su generación
y su obra poética dice “Todo esto nos une y por eso escribo
este libro para que sepan –un poco- lo que fuimos. No por-
MISCELÁNEA
que aparecen en el discurso dedicado al teatro en España,
un país en paz consigo mismo donde el exilio nunca ha
existido. En este discurso ahora son ellos los que están en
su mundo imaginario, que, como ya se dijo, es también su
mundo real. Tenía razón su sobrino, Max Aub sigue inmerso en su tiempo, tanto que imagina la España que tendría
que haber existido donde todos están ahí todavía, tuvo que
inventarla. Sigue viendo con los ojos de entonces22. Para él,
si esta España hubiera existido no sería perfecta, pero según dijo, se hubiera vivido “más hondo” (GC379). Se confirma que “del exilio no se vuelve nunca porque no hay lugar al que volver, el lugar se ha hecho tiempo”23 como bien
escribió Jordi Gracia. La gallina ciega es un amargo testimonio de que nada queda24 y el discurso académico es un último intento de recobrar lo perdido, pero se diluye como si
fuera humo terminada la lectura.
Bibliografía
ISBN: 1885-477X
YOUKALI, 16
página 56
AUB, MAX., La gallina ciega. Edición, estudio introductorio y notas
de Manuel Aznar Soler. Barcelona, Alba Editorial, 1995.
------- Escritos sobre el exilio. Edición, selección y presentación de
Manuel Aznar Soler. Biblioteca del Exilio, Editorial
Renacimiento, 2008.
------- Diarios (1939-1972). Edición, estudio introductorio y notas
de Manuel Aznar Soler. Alba Editorial, Madrid 1998.
------- Los tiempos mexicanos de Max Aub, Legado Periodístico 19431972. FCE y Fundación Max Aub. 2007. Edición y estudio preliminar de Eugenia Meyer.
AZNAR SOLER, M. Los laberintos del exilio. Diecisiete estudios sobre
la obra literaria de Max Aub. Biblioteca del Exilio, Editorial
Renacimiento, 2003.
CHIRBES, R. La buena letra. Barcelona, Anagrama, 2009.
Crematorio. Barcelona, Anagrama, 2007.
En la orilla. Barcelona, Anagrama, 2013.
FERRÁN, O. “El destierro y el destiempo del exilio en Max Aub:
entre “pasado que no fue… [y] un futuro imposible.”, en
AZNAR SOLER, M. (Ed.) Escritores, editoriales y Revistas
del Exilio Republicano de 1939. Biblioteca del Exilio,
Editorial Renacimiento, 2006.
GRACIA, J., La resistencia silenciosa. Fascismo y cultura en España.
Barcelona, Anagrama, 2004.
------- A la intemperie. Exilio y cultura en España. Barcelona,
Anagrama, 2010.
MARSÉ, J. El embrujo de Shanghai. Barcelona, Plaza & Janés, 1993.
SOLDEVILA, I., “La obra narrativa de Juan Marsé como objeto
de estudio y de polémica: a propósito del libro de
Samuel Amell, “La narrativa de Juan Marsé””. Biblioteca
virtual Miguel de Cervantes. 2011.
------- “Max Aub: cara y cruz de una creación literaria”. Biblioteca
virtual Cervantes. 2011.
22.- “Todo tiene evidentemente cincuenta años más, medio siglo como yo. Yo no; lo veo como los ojos de entonces.”(GC186)
23.- GRACIA, J. La resistencia silenciosa. Fascismo y cultura en España. Barcelona, Anagrama, 2004, p. 157.
24.- Véase nota 9.
Descargar