Plasmando nuestra historia, hechos de la cardiología en Barquisimeto

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BASTIDAS A
ARTÍCULO ESPECIAL
Avances Cardiol 2009;29(1):33-36
Plasmando nuestra historia, hechos de la cardiología en Barquisimeto
Capturing our history, facts of cardiology in Barquisimeto
Dr. Adalberto A. Bastidas D.
Miembro Titular de la Sociedad Venezolana de Cardiología, Adjunto del CCR-ASCARDIO.
Venezuela
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Los antecedentes
Mucho antes de la toma de La Bastilla, acción
emblemática de la Revolución Francesa (14-7-1789),
ya se había creado la primera organización médica
en la recién decretada Capitanía General de la
Provincia de Venezuela por Real Cédula de Carlos
III, creando al mismo tiempo el protomedicato con
el mallorquí Lorenzo Campins y Ballester como el
primer catedrático y protomédico de Caracas.
Este médico español está considerado como
el padre de los estudios médicos en Venezuela,
ya que creó la Cátedra Prima de Medicina en la
Real y Pontificia Universidad de Caracas (1777),
impartiendo 4 materias: higiene, fisiología, patología
y terapéutica, constituyéndose así en el embrión de
las escuelas de medicina. Se trató de formar médicos
con base científica suficiente para luchar contra
la práctica secular del curanderismo pragmático,
CORRESPONDENCIA
Dr. Adalberto Bastidas D.
ASCARDIO, carrera 17 con calle 12, Barrio la Feria.
Barquisimeto, Edo. Lara-Venezuela 3001.
Tel: +58-251-252.43.27
E-Mail: [email protected]
Recibido en: enero 26, 2009
Aceptado en: febrero, 12, 2009
Avances Cardiol
Barquisimeto-
producto de la hechicería aborigen, la superstición
andaluza y el fetichismo africano, que consideraban
las enfermedades (endemias-epidemias) como
castigos sobrenaturales por las malas obras del ser
humano.
Pocos años después nació en Francia René
Laenec (17-2-1781), quien llegó a ser médico en
diferentes hospitales de París en los comienzos del
siguiente siglo, insistiendo en el enfoque clínico a la
cabecera del enfermo y la confrontación anatómica
en la mesa de autopsia, dando origen a las sesiones
anatomoclínicas. Su aporte más sobresaliente fue el
haber hecho posible, mediante su ingenio al estilo
newtoniano, el pasar de la auscultación directa a
la indirecta con instrumento, constituyéndose en
el inventor del estetoscopio, valioso dispositivo
para el examen físico del paciente, que permitió
escuchar claramente los ruidos producidos por los
órganos del cuerpo, logrando hacer el diagnóstico
diferencial entre los sonidos normales y anormales
asociados a enfermedades del tórax. En ese entonces
la tuberculosis era el más importante problema de
salud pública, siendo el mismo Laenec su víctima.
Pero las enfermedades del corazón eran también
analizadas con acuciosidad, como lo demuestran los
estudios de Corvisart en el Hotel Dieu (Hospital)
y La Charyte en París, y ya Juan Bautista Senac
había publicado el primer tratado sobre cardiología:
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PLASMANDO NUESTRA HISTORIA
Tratado de la Estructura del corazón, su acción y
sus enfermedades, aparecido en París en 1749.
En tiempos de la Colonia
En tiempos de la Colonia, en la Provincia
de Venezuela, la práctica médica era ejercida por
médicos que venían de otras latitudes y que el
protomedicato se encargaba de supervisar y evaluar
para garantizar la aptitud y legalidad del ejercicio
médico. Existieron los primeros hospitales en
Caracas y otras ciudades, como el Hospital de
Santiago, Hospital de San Lázaro y el de Caridad,
que fueron imagen y semejanza de los recintos
parisinos en estructura y en lo conceptual, ya que se
tomaban como sitios para la práctica de la caridad
cristiana, girando la atención del enfermo más en
lo religioso que en lo científico.
En el interior de la Provincia ocurrió lo mismo;
en lo referente a la zona Centroccidental, donde se
ubica Barquisimeto, se tiene conocimiento de un
Hospital en Coro (1535) que probablemente fue
destruido cuando los piratas ingleses amparados
por la Corona Británica arrasaron la ciudad en
busca de tesoros. Cuando los Conquistadores se
adentraron en búsqueda de la ruta del oro (la fiebre
de El Dorado) se fundaron ciudades importantes
entre las que sobresalen El Tocuyo, considerada la
ciudad madre, y Barquisimeto, que sufrió varios
asentamientos a causa de las enfermedades, desde
las orillas del río Buría hasta la meseta del Valle de
las Damas a las márgenes del río Turbio (1552).
Las endemias como el paludismo, fiebre
amarilla, viruela, incluso lepra y tuberculosis,
hicieron pensar en la necesidad de albergues para
los enfermos. En El Tocuyo hubo un hospital y
en Barquisimeto el primitivo Hospital Santiago
(1565) que después fue llamado de San Lázaro
(1579), siempre con la concepción de la caridad
en la atención del pobre enfermo. No está claro
si uno fue continuación del otro en el mismo sitio
solamente con cambio de nombre. Probablemente
el nombre de San Lázaro sea debido a que allí
eran atendidos o recluidos enfermos de lepra que
eran llamados “lázaros”. De todas maneras el
principio por el que se rigieron estas instituciones
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y las posteriores también fue el de que…” son los
hospitales lugares píos y casas religiosas donde
con especialidad debe ejercitarse la caridad con
los pobres de Jesucristo….”, palabras del Obispo
Diego de Baños y Sotomayor en 1687.
El Hospital San Lázaro fue destruido por la
oposición de la naturaleza (terremoto de 1812) sin
poder hacer nada para luchar contra ella; luego se
erigió un nuevo edificio que recibió el nombre de
Hospital de la Caridad, el mismo que en el siguiente
siglo en 1939 pasó a ser llamado Hospital Antonio
María Pineda, hasta 1954 cuando se empezó a llamar
como el viejo Hospital Pineda, cuando cerró sus
puertas al inaugurarse el moderno Hospital Central
de Barquisimeto.
Los primeros pasos de la cardiología nacional
En lo referente al ejercicio cardiológico no
se tienen muchas referencias de esta especialidad
en la zona relacionada con Barquisimeto. ¿Se
desconocían las enfermedades cardiológicas? o
más bien las enfermedades endémicas arropaban
la atención de los médicos y copaban los escasos
recursos de que disponían nuestros primitivos
hospitales. Es bien conocida la epidemia de cólera
(1854) y la de influenza conocida como gripe
española (1918), ambas diezmaron la población.
Pero seguramente existían las cardiopatías de origen
infeccioso, como la carditis y aortitis de origen
sifilítico, la carditis parasitaria como la bilharziana
y la trypanozomiásica, conocida después como
enfermedad de Chagas (1909).
Hechos importantes en la cardiología venezolana
ocurren con la venida de los médicos que lograron
salir a París para hacer la especialidad; pero esto
ocurrió entrado el siglo XX. La escuela de Charles
Laubry y Henry Vaquez contribuyó a la formación
de los especialistas, dedicados hasta entonces
a la medicina interna pero con inquietudes de
cardiólogos; hicieron entrenamiento en hospitales
de París que se constituyó en el polo de atracción
para la realización de ésta y otras especialidades.
La gran mayoría de ellos ejerció la cardiología en
Caracas, en el Hospital Vargas, que ya tenía un
servicio de cardiología bien estructurado y en íntima
Vol. 29, Nº 1, marzo 2009
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relación con medicina interna.
Un momento importante en la cardiología
venezolana lo constituyó la llegada del primer
electrocardiógrafo al territorio nacional (1925),
específicamente a Maracaibo, en el menage del
Dr. Heberto Cuenca, a su regreso de sus estudios
de cardiología en París con Charles Laubry; un
aparato Boulitte francés con el que se hicieron los
primeros estudios electrocardiográficos y se agregó
la imagen radiológica del corazón con un equipo de
Rx traído por el mismo doctor Cuenca; se pasó así del
análisis clínico solamente a la luz de la exploración
semiológica, incluido el estetoscopio (Laenec),
al estudio con métodos no invasivos que era la
tecnología de punta para el momento; fue la década
de los años 20 y 30. Posteriormente a ese hecho,
un médico larense nacido en Curarigua en 1910,
regresó también de París con los conocimientos
logrados en la escuela francesa de Laubry (1929);
se llamó Carlos Gil Yépez quien, a pesar de haber
trabajado en el Hospital la Caridad de Barquisimeto,
se integró al grupo de cardiólogos del Hospital
Vargas de Caracas: Drs. Bernardo Gómez, Gustavo
de la Plaza, Horacio Liccione, discípulos también
del afamado profesor francés. Es de hacer notar que
el Dr. Charles Laubry visitó nuestro país y estuvo
con los cardiólogos del Vargas, analizando casos
clínicos que sus alumnos le presentaban y dando
charlas de temas de la especialidad.
Los primeros pasos de la cardiología larense
En Barquisimeto la evolución de la cardiología
comenzó con la llegada del Dr. Ramón Ignacio
Méndez Llamozas en 1942, quien también hizo
estudios de la especialidad en París. Comenzó
consultas en el viejo Hospital Pineda (el mismo
Hospital la Caridad que en 1939 fuera nombrado
como Hospital Antonio María Pineda en honor a
quien estuvo rigiéndolo sabiamente durante 50 años)
y ya para 1944 se reportaron 275 pacientes atendidos.
Estas estadísticas fueron aumentando y en 1948 se
creó el servicio de cardiología, siendo el Dr. Méndez
Llamozas su primer jefe; posteriormente se agregó el
Dr. Oscar Veracoechea Lozada quien llegó como
cardiólogo desde Argentina; al igual que Heberto
Avances Cardiol
Cuenca, el Dr. Veracoechea trajo a Barquisimeto el
primer aparato de electrocardiografía, un “Samborn
de maderita” con el que estudiaba sus pacientes
privados pero lo prestaba al servicio del Hospital.
Para este tiempo, ya en la década de los 50, trabajaban
en íntima relación internistas y cardiólogos. Así, el
Dr. Carlos Zapata Escalona, internista formado
en el Hospital Vargas y con un buen entrenamiento
cardiológico, y en el Instituto de Medicina Tropical
con el Dr. Félix Pifano, narra cómo en conjunto con
el Dr. Cordero Moreno, Oftalmólogo, analizaban
los casos que acudían con chagomas de inoculación
y disponían en el viejo Hospital Pineda de cría de
reduvídeos para hacer el xenodiagnóstico (entrevista
personal con el Dr. Carlos Zapata-2008). También
narra el Dr. Zapata el caso de un adolescente de 14
años (que incluso recuerda su nombre) ingresado
en estado de coma desde la cercana Quibor y a
quien se le encontró fibrilación auricular; el líquido
cefalorraquídeo de este paciente reveló la presencia
de Tripanosomas con lo que se hizo el diagnóstico de
encefalomielitis chagásica; el paciente mejoró con
el uso de esteroides. Corría el año 1953, uno antes
de la inauguración y mudanza del nuevo Hospital
Central de Barquisimeto. Para entonces el país
estaba políticamente bajo la égida del militarismo
después de los hechos trágicos de 1945, 1948 y
1950.
De los años 50 en adelante
En 1954 fue inaugurado el grande y moderno
Hospital Central de Barquisimeto y el servicio de
cardiología fue mudado del viejo Hospital Pineda
a estas nuevas instalaciones, continuando en la
jefatura el Dr. Ramón I. Méndez Llamozas, con
el Dr. Oscar Veracoechea Lozada como Adjunto.
El Dr. Carlos Zapata Escalona llegó a ser jefe
del Servicio de Medicina y logró conseguir un
aparato de fluoroscopia; entonces el Servicio de
Cardiología pudo contar con ECG y fluoroscopia,
complementados con los estudios radiográficos
realizados por el Dr. Theoscar Sanoja. Se contó con
camas en el servicio de medicina para hospitalizar
casos cardiológicos. El hospital llegó a contar con
un equipo de hemodinamia (un Gigantus) localizado
en el servicio de radiología, pero solamente se
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PLASMANDO NUESTRA HISTORIA
realizaron estudios de vascular periférico por el Dr.
Régulo Monzón, radiólogo formado en Brasil.
En 1960 regresó el Dr. Jesús María Mendoza,
quien estudió cardiología en el Instituto Nacional
de Cardiología de México, institución que bajo la
dirección del Dr. Ignacio Chávez, discípulo de Henry
Vaquez en París, ya había tomado gran importancia
en la formación de Cardiólogos de varias partes
del país. En 1957 se había creado el posgrado en
la Cátedra - Servicio del Hospital Universitario
de Caracas y en su primera promoción egresó el
Dr. Simón Henríquez Escobar (1959), quien se
incorporó al Servicio como adjunto. También se
anexó el Dr. Gerardo Peraza y asistía a algunas
actividades y ad honorem el Dr. Francisco Suárez
Torres, egresado también del Instituto Ignacio
Chávez y con entrenamiento en Inglaterra. En
momentos posteriores, algunos Residentes del
Servicio de Medicina Interna lograron salir a
México y a su regreso se integraron al Servicio
de Cardiología: Drs. Alfredo Arriaga, Félix
Brizuela, Sixto Graterol, Bladimiro Falcón,
Rafael Castrillo.
La Sociedad Venezolana de Cardiología
en 1970, teniendo como Presidente al Dr. Otto
Hernández Pieretti, realizó en Barquisimeto la
cuarta Jornada Nacional de Cardiología, evento
científico que contó con la presencia de invitados
internacionales de la talla del Dr. Shapiro, famoso
por sus estudios de hipertensión arterial, quien dictó
un importante curso sobre este tema; el Dr. George
Burch del Charity Hospital de New Orleans (Resting
Big Heart) y el Dr. Grady Hollman del equipo del
Cirujano CV Denton Cooley de Houston.
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La cirugía cardiovascular también tuvo cabida
en el nuevo hospital; es así como el Dr. Jesús
María Mendoza presentó en la Jornada Nacional
de Cardiología celebrada en Mérida la casuística de
las primeras operaciones de cardiopatías realizadas:
fueron 35 casos operados de 3 patologías: PCA,
coartación aorta y comisurotomía mitral (cerrada),
operaciones realizadas por el equipo liderizado
por el cirujano Dr. Antonio Rodríguez Cirimelli.
En años posteriores el Dr. Juan Saldivia trajo
de Houston la primera máquina de circulación
extracorpórea, formó un equipo con personal y
ambiente adecuado y junto con el Dr. Ramón
Santos Monasterios realizaron intervenciones
quirúrgicas a corazón abierto. No sabemos las
causas de la finalización de este programa. En
cirugía de vascular periférico, el Dr. Juan Daza
Pereira realizó operaciones de arterias y venas
en las que participó su equipo quirúrgico con el
mismo Dr. Ramón Santos Monasterios. Todas estas
actividades se hicieron en conjunto con el servicio
de cardiología bajo la jefatura del Dr. Jesús María
Mendoza al retirarse el Dr. Oscar Veracoechea
Lozada. Fue la década del 70.
De 1976 en adelante la historia de la cardiología
en Barquisimeto va a estar muy ligada al desarrollo
del Centro Cardiovascular Regional – Ascardio,
que amerita un detallado y extenso tratamiento de
investigación y análisis para entender por qué las
redes (que no eran de pescar) no fueron lanzadas
desde el Hospital Central Universitario “Dr. Antonio
María Pineda”, sino desde el Hospital General
“Dr. Luis Gómez López”, antiguo Sanatorio
Antituberculoso de Barquisimeto.
Vol. 29, Nº 1, marzo 2009
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