SEÑORES JUECES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL.- ING. HENRY KRONFLE KOZHAYA, ciudadano ecuatoriano, mayor de edad, de estado civil casado, por los derechos que represento de la Cámara de Industrias de Guayaquil, en mi calidad de Presidente, tal como lo demuestro con la copia certificada del nombramiento que adjunto a la presente, en el expediente referido a la Acción Extraordinaria de Protección presentada por la compañía Cervecería Nacional CN S.A., en contra de la Sentencia ejecutoriada y autos ampliatorias, dictada por la Tercera Sala de lo Penal de la Corte Provincial de Justicia del Guayas en el caso No. 982-10-B, ante ustedes respetuosamente presento el siguiente escrito de “amicus curiae” o tercero interesado, contenido en los siguientes considerandos: I. ANTECEDENTES.- La Cámara de Industrias de Guayaquil es una organización de derecho privado con finalidad social o pública, constituida al tenor de lo dispuesto en el Decreto Supremo No.51, del 20 de agosto de 1936, publicado en el Registro Oficial No. 271, de dicho año, cuya última reforma estatutaria fue aprobada mediante Acuerdo Ministerial No. 596, del 20 de noviembre de 1992, dictado por el Ministro de Industrias, Comercio, Integración y Pesca, publicado en el Registro Oficial No. 106 de fecha 13 de enero de 1993. Dentro de los fines de la institución, reconocidos y garantizados por el Estado Ecuatoriano, está el de preservar el irrestricto respeto a las normas jurídicas que inciden en el quehacer de las industrias ecuatorianas, pues sin esa seguridad jurídica, su desenvolvimiento en la sociedad sería imposible. No obstante que la acción extraordinaria de protección a la que nos adherimos como terceros interesados a través de este escrito, ha sido interpuesta en un caso específico, 1 que para efectos de este documento denominaremos –“Caso Cervecería”-, hemos podido constatar que ella obedece a la existencia de vulneraciones a derechos y principios constitucionales ocurridas dentro del proceso de acción de protección – Primera instancia: Juzgado Duodécimo de lo Civil (confirmada por la Sala)y Segunda Instancia: Tercera Sala de lo Penal de la Corte Provincial del Guayas-, que amenazan trascender el límite de los efectos inter partes de las sentencias. En su aspecto general, la acción extraordinaria de protección tiene como fin la protección de los derechos constitucionales y el debido proceso vulnerados en sentencias, autos definitivos y resoluciones con fuerza de sentencia, según lo disponen los artículo 94 de la Constitución de la República del Ecuador y 58 de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional. En relación al trámite de dicha acción extraordinaria, la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional (LOGJCC), en su artículo 12, establece la posibilidad de que terceros interesados –en la causa puesta en conocimiento de la Corte, se presenten ante esta y expongan los argumentos jurídicos que a bien tuvieran para sustentar los puntos de derecho que consideren pertinentes Nuestro derecho como terceros interesados sobre los asuntos generales expuestos en las sentencias respectivas (primera y segunda instancia de la acción de protección) radica en las competencias atribuidas a la Corte Constitucional al resolver acciones extraordinarias de protección y que tienen relación con su capacidad para, a través de este recurso de excepción, establecer precedentes jurisprudenciales y resolver sobre asuntos de relevancia y trascendencia nacional, como son los que a nuestro juicio se ventilarán en la Corte con motivo de este recurso. En efecto, el artículo 62.8 de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional dispone: “… permita solventar una violación grave de derechos, establecer precedentes judiciales, corregir la inobservancia de precedentes establecidos por la Corte Constitucional y sentenciar sobre asuntos de relevancia y trascendencia nacional” . (lo subrayado en negrillas es nuestro) 2 Sin perjuicio de la resolución que pueda tomar la Corte Constitucional sobre ciertos aspectos específicos del caso, creemos conveniente que este órgano establezca un precedente general, previo a un análisis conceptual del derecho, respecto de dos aspectos fundamentales de la sentencia objeto de la acción extraordinaria de protección. El primero que los litigios cuyo origen sean las relaciones laborales individuales, únicamente pueden ser dirimidos por los jueces laborales y a través de la vía establecida en el Código del Trabajo para ello, esto es, el juicio individual de trabajo. Lo segundo que se reafirme –aunque esto sea una verdad de perogrullo- que las acciones para el reconocimiento de derechos laborales prescriben en el plazo que la Ley establece para el efecto y por lo tanto no son imprescriptibles, tal como equivocadamente ha pretendido la Tercera Sala de lo Penal en la sentencia referida. Por lo tanto, este análisis de derecho analizará y argumentará jurídicamente únicamente respecto de los temas señalados en el párrafo precedente, sin prejuzgar acerca de otros aspectos de la sentencia recurrida. II. INFORME DE DERECHO.- II.I. Acciones Laborales.- Los derechos de los trabajadores de contenido patrimonial que se originan en una relación laboral, en especial el beneficio de las utilidades, son derechos que la Constitución consagra de manera abstracta, pero que son regulados por la Ley de la materia –Código de Trabajo-, puesto que el reconocimiento del derecho en su aspecto concreto, (casos individuales) implica un análisis tanto de la legalidad cuanto de los hechos. En efecto y relación al derecho a las utilidades, es en la ley donde se establecen tanto requisitos como condiciones para el goce del derecho, pues es en ella en la que se 3 determinan por ejemplo, los obligados a satisfacer la obligación (tema de mera legalidad), los mecanismos de imputación (cargas por ejemplo, lo que implica un análisis de los hechos, ejem: la cantidad de hijos que tiene un trabajador), entre otros, requisitos y condiciones que se encuentran en la esfera de lo legal más no en el ámbito constitucional. En sentido lato, las ganancias de una compañía se producen cuando al final del ejercicio económico el balance de la sociedad arroja un saldo positivo, lo que genera un crédito de la compañía hacia los trabajadores que se ha denominado “Utilidades”, al Servicio de Rentas Internas, denominado “Impuesto a la Renta” y a sus socios, denominado “Reparto de Dividendos”, todos estos aspectos que se tratan en deferentes cuerpos normativos, tales como el Código de Trabajo, la Ley de Régimen Tributario Interno y la Ley de Compañías, todos los cuales establecen diferentes condiciones legales y factuales para que se configuren esos créditos. En consecuencia, la distribución legal de esos créditos se rige mediante procedimientos establecidos por la Ley, en la que se plasmarán, como ya se ha mencionado requisitos y condiciones, algunos de mera legalidad y otros que implicarán un análisis factual. En el caso de las utilidades que una compañía debe satisfacer a sus trabajadores, es la Ley la que establece estos requisitos y condiciones y, como sonaría casi obvio, los procedimientos que les asisten a los trabajadores para el reclamo de su derecho en el evento de su desconocimiento por parte de su patrono, que no es otro que el reclamo en un juicio individual del trabajo, en el cual, ante un juez investido de la competencia para atender esta materia, se comprobarán justamente estas circunstancias establecidas en la ley para el efectivo reconocimiento del derecho (si el reclamo ha sido en el tiempo debido, por la cantidad debida –monto-, para el número de personas debidas –cargas-, es decir, un análisis de la legalidad y de los hechos que surgen en la relación individual del trabajo. Jamás, por el contrario, podrían establecerse estos requisitos a través de juicios constitucionales, reservados al reconocimiento de la violación de derechos constitucionales. 4 Podría surgir la confusión puesto que el derecho a las utilidades es un derecho establecido en la Constitución, sin embargo esto no implica que el mismo sea un Derecho Fundamental, que no requiere para su reconocimiento en un caso concreto de la existencia de un procedimiento específico para ello (como el caso de las utilidades, conforme se ha explicado). En efecto, el derecho al beneficio de pago de utilidades es un derecho patrimonial y no un derecho fundamental, por lo tanto no es exigible vía acciones constitucionales (nuevamente, los requisitos y condiciones de su exigibilidad implican análisis de mera legalidad y de circunstancias de hecho). Respecto a lo señalado, el catedrático y constitucionalista Pablo Alarcón Peña, en su tesis de maestría en Derecho Constitucional de la Universidad Andina Simón Bolívar intitulada, “Acción de protección: Garantía jurisdiccional directa y no residual. ¿La ordinarización de la acción de protección?”, resume cuatro distinciones entre derechos fundamentales y patrimoniales que Luigi Ferrajoli señala en su obra “Derechos fundamentales y derechos patrimoniales”: “1. Los derechos fundamentales - de libertad como el derecho a la vida, y los derechos civiles, incluidos los de adquirir y disponer de los bienes objeto de propiedad, del mismo modo que los derechos políticos y sociales, son derechos universales, en el sentido lógico de la cuantificación universal de la clase de sujetos que son titulares. Por el contrario los derechos patrimoniales – del derecho de propiedad a los demás reales y también los derechos de crédito- son derechos singulares, puesto que para cada uno de ellos existe un titular determinado que excluye a todos los demás. 2. Los derechos fundamentales son derechos indisponibles, inalienables, inviolables, intransigibles, personalísimos. Por su parte, los derechos patrimoniales, inherentes a la propiedad privada y a los derechos de crédito, son derechos disponibles por su naturaleza, negociables y alienables. Los derechos patrimoniales, al contar con un objeto consistente 5 en un bien patrimonial, se adquieren, se cambian, se venden. En cambio, no se consumen y tampoco pueden venderse el derecho a la vida, los derechos a la integridad personal o los derechos civiles y políticos. 3. Con respecto a su estructura, los derechos fundamentales tienen su título inmediatamente en la ley, en el sentido de que son todos ex lege, o sea conferidos a través de reglas generales de rango habitualmente constitucional, y basadas en la naturaleza humana. Su contenido se plasma en normas téticas, que imponen directa e inmediatamente situaciones sin condiciones. Los derechos patrimoniales, tienen por título actos de tipo negocial o, en todo caso, actuaciones singulares, como contratos, donaciones, testamentos sentencias, decisiones administrativas, por cuya virtud se producen, modifican o extinguen. Su contenido está previsto en normas hipotéticas, por lo que no adscriben ni imponen inmediatamente nada, sino simplemente predisponen situaciones jurídicas como efectos de los actos previstos por ellas. (Entran aquí no solo las normas del Código Civil que predisponen derechos patrimoniales, sino también las que predisponen obligaciones civiles como efectos de actos negociables.) 4. Finalmente, Ferrajoli identifica a los derechos fundamentales o constitucionales como verticales, toda vez que presuponen una relación jerárquica de poder, mientras que los derechos patrimoniales u ordinarios, son horizontales, entre personas que tienen igual status jurídico o capacidad. Las relaciones jurídicas mantenidas por los titulares de los derechos patrimoniales son relaciones intersubjetivas de tipo civilista – contractual, sucesorio y similares, mientras que entre los titulares de derechos fundamentales son relaciones de tipo publicista, o sea del individuo frente al Estado.”1 1 Alarcón Peña, Pablo. Acción de protección: Garantía jurisdiccional directa y no residual. ¿La ordinarización de la acción de protección?. Universidad Andina Simón Bolivar. Quito.2009. 6 (lo subrayado en negrillas es nuestro) Los argumentos de Ferrajoli, expuestos por Alarcón, son plenamente aplicables a la acción extraordinaria de protección que ha motivado este “amicus curiae”, puesto que demostraremos que un derecho patrimonial como el de las “utilidades”, por las razones esbozadas tan claramente por el tratadista, únicamente pueden ser reconocidos en casos concretos a través de la vía laboral y jamás a través una vía reservada para la garantía de derechos fundamentales. En este orden de ideas, si bien de manera general todos los trabajadores tienen derecho a percibir utilidades y así lo ha establecido la Constitución, su reconocimiento concreto depende de la realización de situaciones hipotéticas plasmadas en la ley (tal como lo señala Ferrajoli es propio de los derecho patrimoniales), tales como el evento incierto de la generación de renta, y de condiciones también establecidas en la ley, como las cargas familiares. Ergo, es un derecho singular que cada trabajador tiene supeditado al cumplimiento de ciertas hipótesis y condiciones, y cuya exigencia no depende de las particulares circunstancias de otros trabajadores, por lo que cada trabajador o ex trabajador, en caso de no estar conforme con las utilidades percibidas, tendría que exigir su derechos de manera individual, ante los juzgados competentes en materia laboral. El derecho a percibir utilidades se viabiliza cuando existe una relación laboral, es decir, que debe mediar, para su existencia, un contrato (nuevamente, otra característica asignada a un derecho patrimonial mas no a uno fundamental), es decir, es un derecho que nace por una acción que ejecuta un hombre más no un derecho inherente a su naturaleza –ejemplo: derecho a la vida-. Es un derecho patrimonial surgido de una relación contractual (relación jurídica-laboral de dependencia), por lo tanto una consecuencia del trabajo –relación intersubjetivista- (esta es otra característica de los derechos patrimoniales). http://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/332/1/T711-MDE-Alarc%C3%B3nAcci%C3%B3n%20de%20protecci%C3%B3n.pdf 7 Tanto es derecho patrimonial, que la Constitución se remite a la Ley para la regulación del derecho (en donde se plasman hipótesis y condiciones para su ejercicio). El último inciso del artículo 328 de la Carta Magna señala: “Las personas trabajadoras del sector privado tienen derecho a participar de las utilidades líquidas de las empresas, de acuerdo con la ley…” (lo subrayado en negrillas es nuestro). Su carácter de derecho patrimonial es el que nos permite entender que el ámbito donde debe ser exigido es ante el juez competente conforme a lo establecido en el artículo 568 del Código del Trabajo, el cual valorará las particularidades que surgen de la relación contractual que da origen al derecho y verificará el cumplimiento de las hipótesis y condiciones establecidas en la ley para su reconocimiento; y no a través de acciones constitucionales, pues su ejercicio se encuentra en el estadio de la mera legalidad II.II. Uso improcedente de la acción de protección para el reconocimiento del derecho individual a las utilidades.La acción de protección tiene como objeto “…el amparo directo y eficaz de los derechos reconocidos en la Constitución, y podrá interponerse cuando exista una vulneración de derechos constitucionales, por actos u omisiones de cualquier autoridad pública no judicial… y cuando la violación proceda de una persona particular, si la violación del derecho provoca daño grave…” (Art. 88 Constitución de la República del Ecuador), por lo tanto el ámbito de aplicación de la acción no es referido a asuntos de mera legalidad y, en relación al caso concreto, no es idónea para resolver reclamaciones laborales, puesto que en la ley existen procedimientos establecidos a fin de mediar o resolver los problemas jurídicos que respecto a estas se susciten. Si se ventilan asuntos –de cualquier índole- cuyos procedimientos de solución de controversias se encuentran plasmados en la ley, mediante vías constitucionales que no son idóneas para resolver esos casos que son de mera legalidad, se vulnerará todo 8 derecho relacionado a la tutela efectiva, como la garantía del debido proceso y la seguridad jurídica. En este sentido, la Corte Constitucional en los argumentos –obiter dicta- de su jurisprudencia vinculante señala un punto crucial a este respecto que imperativamente se debe tomar en cuenta en esta causa: “Si vía acción de protección se impugna de manera exclusiva la legalidad del acto, sin que conlleve vulneración de derechos constitucionales, el asunto debe decidirse en los mecanismos judiciales ordinarios competentes, pero no a través de una garantía jurisdiccional.”2; inclusive ni la Corte Constitucional, a través de la acción extraordinaria de protección, puede resolver casos que impliquen análisis de asuntos de mera legalidad3. En efecto, la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional (LOGJCC), impide la utilización de la acción de protección para el reconocimiento de derechos que exijan una valoración de hipótesis y condiciones establecidas en las leyes y que puedan ser resueltas a través de los procedimientos establecidos en ellas para ese fin. Citamos los artículos de la LOGJCC relevantes al caso concreto: “Art. 40.- Requisitos.- La acción de protección se podrá presentar cuando concurran los siguientes requisitos: 3. Inexistencia de otro mecanismo de defensa judicial adecuado y eficaz para proteger el derecho violado. Art. 42.- Improcedencia de la acción.- La acción de protección de derechos no procede: 3. Cuando en la demanda exclusivamente se impugne la constitucionalidad o legalidad del acto u omisión, que no conlleven la violación de derechos. 4. Cuando el acto administrativo pueda ser impugnado en la vía judicial, salvo que se demuestre que la vía no fuere adecuada ni eficaz. 2 Gaceta Constitucional No. 001. Sentencia No. 001-10-PJO-CC. R.O. #351 Segundo Suplemento. 29 de Diciembre de 2010 3 Sentencia 022-10-SEP-CC. Caso No. 0049-09-EP. Caso No. 0049-09-EP. R.O. #202 Suplemento. 28 de Mayo de 2010. 9 5. Cuando la pretensión del accionante sea la declaración de un derecho.” Conforme se aprecia de las normas transcritas, la acción de protección opera si no existe otro mecanismo de defensa judicial adecuado y eficaz para proteger el derecho que se alega violentado. En el supuesto que una persona natural o jurídica vulnere el derecho al pago de utilidades líquidas a favor de uno o varios de sus trabajadores, la ley establece como mecanismo eficaz y adecuado para el reconocimiento de ese derecho, el de acudir a los jueces laborales competentes, debido a que en la ley se define un trámite específico para este tipo de conflictos, en el que se establecen los medios probatorios de este derecho patrimonial (como ya se ha mencionado, hipótesis y condiciones, tales como la generación de la renta, la capacidad del reclamante de ejercer el derecho, las cargas familiares, etc). Sin embargo, se pretende acudir apresuradamente a los juzgados y por medio del ejercicio de vías constitucionales para obtener el reconocimiento de un derecho supuestamente vulnerado. La actual Corte Constitucional no ha sido ajena a estas reflexiones, pues en un proceso en el que resuelve una acción de amparo –antecesora a la acción de protecciónestablece que esta vía no es la procedente para determinar el pago de utilidades: “Que, al consistir el reclamo de los recurrentes en un asunto de carácter pecuniario, debiéndose señalar que, el objeto de la acción de amparo constitucional es el de garantizar la protección efectiva de los derechos fundamentales consagrados en la Constitución como en los tratados internacionales de derechos humanos, la vía de acción de amparo interpuesta no es procedente para señalar pagos o porcentajes de utilidades u honorarios que se deban pagar.”4 Tanto no es la vía idónea la acción de protección para dirimir asuntos de mera legalidad, que al hacerlo –violando toda lógica elemental- los jueces –como en el caso en estudiopueden considerarse investidos de facultades tan amplias (detentadores del poder de cambiar leyes y procedimientos), que los llevan a, por ejemplo, ir más allá de lo que los reclamantes solicitan (en el caso en estudio los reclamantes solicitan que el Ministro de 4 Resolución 1160. R.O. Suplemento # 119 23 de abril del 2009 10 Relaciones Laborales no deniegue la competencia de tratar su reclamo laboral y la Sala no solo que determina el derecho –lo que está prohibido conforme ya se expuso, sino que asume la competencia –si la tuviera- del propio Ministro y lo suplanta y dispone el pago). Son justamente estos excesos las razones por los que asuntos de mera legalidad, sujetos a la experticia de aquellos jueces que en razón de su materia están capacitados a conocer determinadas causas, que, entre otras razones, la ley sabiamente a desechado la posibilidad del uso de este tipo de acciones para dirimir asuntos de mera legalidad. Tampoco se puede pretender que por medio de la justicia constitucional se señale o declare el derecho a percibir las utilidades producidas en un año determinado de una compañía, así como que se establezca la cantidad que por este concepto debe ser solucionada por la obligada a satisfacer el derecho, pues, una vez más, la vía para tal efectos está determinada en la ley y, es el juicio laboral ante un juez laboral con la competencia y experticia para ello. El Código del Trabajo expresa claramente quién tiene la competencia para la resolución de los conflictos laborales: “Art. 568.- Jurisdicción y competencia de los jueces del trabajo.- Los jueces del trabajo ejercen jurisdicción provincial y tienen competencia privativa para conocer y resolver los conflictos individuales provenientes de relaciones de trabajo, y que no se encuentren sometidos a la decisión de otra autoridad.” Cabe precisar que no es atribución del Ministro de Relaciones Laborales determinar el derecho individual a percibir utilidades y menos obligar a su pago a determinados trabajadores (hacemos énfasis en esto, el derecho individual, no la utilidad en sí), puesto que solo tiene la competencia para absolver las dudas que se presentaren en la aplicación de las disposiciones relativas a su pago (Art. 110 Código de Trabajo) y máximo determinar la existencia de la utilidad del obligado en general. Así lo ha señalado la propia Corte Constitucional, que ha expresado que los órganos jurisdiccionales –conforme al Art. 568 Código de Trabajo son los jueces laborales- son los encargados de determinar la existencia de una relación laboral e individualizar el derecho, es decir, si es viable en el tiempo la reclamación, su monto individual, cargas, 11 etc, o lo que es lo mismo verificar el cumplimiento de las hipótesis y condicionamientos establecidos en la ley para el reconocimiento y ejecución del derecho: “Con relación a la acción de incumplimiento del artículo 110 del Código del Trabajo, esta Corte estima que tal disposición confiere al Ministro de Trabajo y Empleo la facultad de absolver las dudas que se presenten en cuanto a las utilidades, pero no a establecer la existencia de una relación laboral: potestad que corresponde a las autoridades jurisdiccionales…”5 Recurriendo a la jurisprudencia constitucional comparada, procederemos a citar en sentencia del Tribunal Constitucional peruano a través de la cual se inadmite una acción de amparo presentada ante una supuesta violación de los derechos laborales de un trabajador por un despido, debido, manifiesta la Corte, a que existen hechos controvertidos que necesitan de medios probatorios para determinar la veracidad de las alegaciones del demandante: “19.De otro lado, conforme a la línea jurisprudencial en materia de derechos laborales de carácter individual (por todas Exp. N.º 2526-2003-AA), se ha establecido que el amparo no es la vía idónea para el cuestionamiento de la causa justa de despido imputada por el empleador cuando se trate de hechos controvertidos, o cuando, existiendo duda sobre tales hechos, se requiera la actuación de medios probatorios a fin de poder determinar la veracidad, falsedad o la adecuada calificación de la imputación de la causa justa de despido, que evidentemente no pueden dilucidarse a través del amparo. En efecto, es claro que, en este supuesto, para que se produzca certeza en el juzgador, respecto de los puntos controvertidos, y pueda así sustentar su fallo en determinado sentido, necesariamente tendrá que desarrollar la actividad probatoria a través de sus diversas etapas, en particular respecto de la actuación y valoración de la prueba que, entre otras muchas, se relacionarán con declaraciones de parte, testigos, documentos (libros de planillas, informes), peritajes y, especialmente, las pruebas de oficio. 5 Sentencia No. 003-09-SAN –CC R.O. #577 24 de abril del 2009 12 20.Por tanto, aquellos casos que se deriven de la competencia por razón de materia de los jueces de trabajo, los actos de hostilidad y aquellos derivados del cuestionamiento y calificación del despido fundado en causa justa que se refieran a hechos controvertidos, mencionados en los puntos precedentes, no serán tramitados en el proceso de amparo, sino en el proceso laboral de la jurisdicción laboral ordinaria, a cuyos jueces corresponde, en primer lugar, la defensa de los derechos y libertades constitucionales y de orden legal que se vulneren con ocasión de los conflictos jurídicos de carácter individual en el ámbito laboral privado. Sólo en defecto de tal posibilidad o atendiendo a la urgencia o a la demostración objetiva y fehaciente por parte del demandante de que la vía laboral ordinaria no es la idónea, corresponderá admitir el amparo. […]”6 La sentencia transcrita sustenta la inadmisión y por lo tanto la no idoneidad de la acción de amparo (acción de protección en nuestro derecho) en cuatro puntos fundamentales: a) parte de una línea jurisprudencial en materia de reclamación de derechos laborales individuales a través de acciones constitucionales como la del amparo, es decir, existe un criterio unificado que lo conduce a tal decisión; b) cuando se trata de hechos controvertidos, que existan dudas de tales hechos y que deban probarse, la acción de amparo no es la vía adecuada para esclarecerlos y menos probarlos; c) en procesos laborales es la jurisdicción ordinaria a la que le corresponde la defensa de los derechos y libertades constitucionales y de orden legal que se vulneren con ocasión de los conflictos jurídicos de carácter individual (el Art. 426 inciso segundo CRE7 establece la obligación del juez laboral de decidir apegado a la Constitución y la Ley); d) la única excepción que plantea la Corte es en el evento que el derecho no pueda ser ejercido en la justicia ordinaria, pero por negación injustificada de los operadores de justicia, es decir, por arbitrariedad demostrada del operador de justicia, o una actuación contraria a la ley (lo que excluye, por ejemplo, casos como el rechazo de la acción laboral si esta 6 EXP. N.° 0206-2005-PA/TC. 28 de Noviembre del 2005. “[…]Las juezas y jueces, autoridades administrativas y servidoras y servidores públicos, aplicarán directamente las normas constitucionales y las previstas en los instrumentos internacionales de derechos humanos siempre que sean más favorables a las establecidas en la Constitución, aunque las partes no las invoquen expresamente.” 7 13 está prescrita, pues el tiempo de ejercicio de una acción es una garantía vinculada a la seguridad jurídica y no implica dolo o arbitrariedad del juzgador, mas si negligencia del sujeto del derecho). Este escrito de amicus curiae tiene como fin defender los principios fundamentales de un Estado Constitucional de Derechos y Justicia. Uno de estos principios es justamente el esbozado en este apartado, el respeto a la seguridad jurídica que lo da la certeza del procedimiento que se va a utilizar para dirimir nuestras controversias, pauperizado por ciertos jueces que, en franco abuso del derecho, usan vías inapropiadas para el reconocimiento de derechos que pueden y deben ser dilucidados a través de los mecanismos que la ley franquea para ello. II.III. Consecuencias del mal uso de las acciones de protección: Vulneración de derechos fundamentales del demando y posible vulneraciones a los futuros demandados.- II.III.I. El debido proceso y la seguridad jurídica.- La garantía al debido proceso permite el desarrollo de un juicio justo. Un proceso justo es el apegado a la normativa legal, es aquel en el que se respetan los procedimientos determinados y principios procesales inherentes a una contienda específica. En este sentido la Corte actual Constitucional ha señalado: “…el debido proceso es definido como el derecho que tiene toda persona o sujeto justiciable de invocar al interior del órgano jurisdiccional el respeto a un conjunto de principios procesales a efecto de que su derecho de acceso a la justicia y a la tutela imparcial, efectiva y expedita sean 14 desarrollados y tramitados de conformidad con las garantías básicas reconocidas por la Constitución. […]”8 El debido proceso vincula a todos los procedimientos judiciales –ordinarios y constitucionales- pues es una garantía y un derecho inherente a las personas frente a un proceso. En tanto se cumplan las reglas del debido proceso, es decir que una causa sea llevada conforme a los procedimientos establecidos en las leyes, existirá una resolución judicial conforme a derecho y sin visos de arbitrariedad. Cabe recalcar “[..]…en lo que respecta a los sujetos de este derecho, la doctrina y jurisprudencia comparada han llegado a la clara conclusión de que la titularidad del derecho al debido proceso no corresponde solamente a las personas naturales, sino también a las personas jurídicas, incluidas las de Derecho Público”.9 (lo subrayado en negrillas es nuestro) Los reclamos laborales respecto al pago de utilidades y, en general, los conflictos provenientes de las relaciones laborales sólo pueden resolverse por medio de la intervención de los jueces de trabajo (Art. 568 Código del Trabajo). El uso de la acción de protección para conseguir el reconocimiento y pago de utilidades es un contra sentido jurídico a la finalidad y objeto de esta garantía, en consecuencia, si a través de ella se consigue un pronunciamiento que implique el reconocimiento del derecho y más aún su pago, existirá un juzgamiento inconstitucional. No se pueden resolver pretensiones mediante procedimientos que no son idóneos ni conformes a la Ley, pues en el ordenamiento jurídico se han consagrado normas –Códigos y Leyesespecíficas para tratar situaciones específicas. Las normas procesales son de orden público e imperativas, y, en consecuencia, son la encarnación misma del principio de seguridad jurídica inmanente a un Estado. La Corte Constitucional ha expresado respecto a la seguridad jurídica y a las normas procesales lo siguiente: 8 Sentencia No. 0035-09-SEP-CC. Caso No. 0307-09-EP. Considerando Quinto. 09 de Diciembre de 2009. R.O. Suplemento #117 del 27 de enero del 2010. 9 Sentencia No. 011-09-SEP-CC. Caso No. 0038-08-EP 15 “[…] Ahora bien, el derecho a la seguridad jurídica se fundamenta en el respeto a la Constitución y en la existencia de normas jurídicas procesales previas, claras, públicas y aplicables por los operadores de la justicia. La Constitución de la República garantiza la seguridad jurídica, la que debe entenderse como la certeza de todo ciudadano de que los hechos se desarrollarán de una determinada manera en virtud del mandato de las leyes que rigen un país, es decir, produce certeza y confianza en el ciudadano sobre lo que es derecho en cada momento y sobre lo que, previsiblemente lo será en el futuro. La seguridad jurídica establece ese clima cívico de confianza en el ordenamiento jurídico, fundado en pautas razonables de previsibilidad que este presupuesto supone. La Seguridad Jurídica debe ser garantizada y así lo establece la Carta Magna del Estado…”10 (lo subrayado en negrillas es nuestro) Además, la misma Corte ha señalado: “El desarrollo efectivo de las capacidades del ser humano exige un mínimo de seguridad, tranquilidad y certidumbre, que coadyuven al uso y goce eficaz de sus derechos, que no sean obstaculizados por la arbitrariedad no solo de las autoridades, de ahí que la seguridad no se reclama solo del Estado en sus distintas funciones, sino también del sector privado, sea de colectivos o de particulares que pueden amenazar los derechos de las personas, y en este caso se trata no solo de personas individualmente consideradas, sino también de personas jurídicas y aun de entes estatales. La seguridad constituye un conjunto de condiciones, de medios y procedimientos jurídicos eficaces, que permiten desarrollar la personalidad de los ciudadanos en el ejercicio de sus derechos sin miedos, incertidumbres, amenaza, daños o riesgos, lo cual crea un ambiente de 10 Sentencia No. 0035-09-SEP-CC. Caso No. 0307-09-EP. Considerando Quinto último párrafo. 09 de Diciembre de 2009. R.O. Suplemento #117 del 27 de enero del 2010. 16 previsibilidad, no solo sobre el comportamiento ajeno, sino del comportamiento propio, y provoca protección frente a la arbitrariedad y a la vulneración del orden jurídico, provocadas no solo por el Estado, sino también por particulares. […] De esta manera, la seguridad jurídica es uno de los resultados de la certeza que otorga el cumplimiento de las formalidades jurídicas en el tiempo y a lo largo del proceso, siempre y cuando dichas formalidades sean justas y provoquen desenlaces justos y cuya inobservancia sea la razón y esencia misma de una sentencia, pues lo contrario configuraría una situación jurídica injusta, irrita o fraudulenta. En este contexto, el principio de seguridad jurídica va de la mano con el principio de justicia, pues una causa juzgada es lícita cuando la sentencia o razonamiento que acepte o niegue derechos es justa y bien fundamentada.”11 (lo subrayado en negrillas es nuestro) Asimismo, de acuerdo a la Constitución “…Sólo se podrá juzgar a una persona ante un juez o autoridad competente y con observancia del trámite propio de cada procedimiento” (Art. 76.3). La Corte Constitucional, sobre este mismo artículo, se ha pronunciado respecto de la necesidad de la observancia del trámite de cada procedimiento: “…El punto 3 de la norma dispone, entre otros aspectos, que el juzgamiento a una persona debe realizarse con observancia del trámite propio de cada procedimiento…”12 (lo subrayado en negrillas en nuestro) 11 Sentencia No. 016-10-SEP-CC. Caso No. 0092-09-EP y 0169-09-EP Acumulados. 28 de Mayo del 2010. R.O. Suplemento #202 12 Sentencia No. 016-10-SEP-CC. Caso No. 0092-09-EP y 0169-09-EP Acumulados. 28 de Mayo del 2010. R.O. Suplemento #202 17 Tal como menciona la Corte en los fallos citados, la seguridad jurídica y el debido proceso son derechos de las personas y obligaciones y límites para el Estado, a través de la vigencia de estos principios se obtiene la certeza jurídica de las leyes y finalmente, se alcanza el mayor valor al que puede aspirar un Estado, la Justicia. No podemos permitir la vulneración de estos principios y derechos constitucionales a guisa de la supuesta reparación de otros derechos constitucionales. Los procedimientos específicos en materia de legalidad y jurisdicción ordinaria han sido creados en armonía a principios generales procesales y constitucionales y su respeto es obligatorio por los operadores de justicia; por lo tanto, esta seguridad que genera confianza y certeza no puede ser ignorada por ningún órgano del Estado. Como ya se expresó en el punto anterior, la Justicia, como valor cúspide, sólo puede ser obtenida mediante un proceso idóneo. Por lo tanto, en el caso concreto, dado que existe un procedimiento establecido en la Ley para la determinación y pago de utilidades, su irrestricto cumplimiento es la única forma de realizar el valor Justicia, lo contrario implicaría validar cualquier método, incluso los de hecho, para hacer valer una supuesta pretensión que alguien pudiera alegar es justa. En síntesis, el debido proceso se materializa en la causa en estudio, a través del irrestricto apego a las normas adjetivas que regulan las relaciones laborales individuales y las reclamaciones que de ella deriven, inobservar estos procedimientos implicaría crear inseguridad jurídica traducida en la imprevisibilidad de la aplicación de las normas para toda la colectividad, o lo que es lo mismo, negar la justicia. II.III.II. Vulneración al derecho a la defensa por incompetencia del Juez.- El uso inadecuado e improcedente de las acciones de protección y las demás garantías jurisdiccionales para resolver asuntos de mera legalidad se ha convertido en una penosa y común realidad ecuatoriana. Su uso, sin perjuicio de otras violaciones constitucionales ya expresadas, conlleva la negación del derecho a la defensa, figura primordial en el catálogo de las garantías al debido proceso, que señala que las personas –naturales o 18 jurídicas- deben ser juzgadas por un Juez competente (Arts. 76.3, 76.7, literal k, CRE y 8.1 CADH). La competencia en razón a la materia es de vital importancia para la vigencia de las garantías jurisdiccionales, puesto que el juez, en calidad de juez constitucional de instancia, debe resolver bajo preceptos y fórmulas constitucionales; es decir, que su atribución en estas acciones es limitada para resolver casos de derechos fundamentales y no de temas de legalidad. Por consiguiente no se puede resolver acciones laborales que impliquen un análisis de legalidad por medio de acciones constitucionales. El ordenamiento jurídico consta de procesos determinados, ya sean constitucionales, civiles, penales, laborales, entre otros, que permiten la resolución de los conflictos jurídicos en cuanto a la materia. Tanto es así que, cuando se ha suscitado que jueces constitucionales de instancia han resuelto pretensiones que se relacionaban a otra de las garantías jurisdiccionales, la Corte Constitucional ha señalado que deben ser inadmitidas al inicio debido a que con la sola admisión (no se diga fallo) se desvirtúa la naturaleza y efectos propios de la acción de protección13. No cabe duda que temas de mera legalidad, como reclamos o acciones laborales cuyo objeto sea el reconocimiento del derecho y el pago de utilidades no pueden ser materializadas vía garantías constitucionales. En efecto: “[…]… Si la Constitución de la República reconoce de manera expresa una serie de garantías jurisdiccionales, con su propia naturaleza, presupuestos de procedibilidad, efectos y trámite, mal puede un funcionario judicial desconocer todas esas reglas constitucionales y desnaturalizar las garantías allí previstas.”14 El caso sub judice evidencia una lesión al derecho de defensa del accionado (si es que cabe llamarlo así, pues como la Corte comprobará, la acción de protección no fue propuesta en contra la persona jurídica que fue obligada a satisfacer una pretensión por parte de la Sala), pues fue distraído de su Juez competente en razón de la materia. 13 14 Sentencia No. 031-09-SEP-CC Caso: 0485-09-EP. 24 de Noviembre del 2009. Sentencia No. 031-09-SEP-CC. Caso: 0485-09-EP. 24 de Noviembre del 2009. 19 II.IV. Imprescriptibilidad de las acciones laborales.- La Tercera Sala de lo Penal de la Corte Provincial del Guayas, en su sentencia del 04 de marzo del 2011, dictada en la apelación de la acción de protección del “Caso Cervecería”, determinó luego del más antitécnico análisis jurídico, que las acciones para reclamar los derechos de los trabajadores son imprescriptibles. A continuación transcribiremos el argumento de la Sala: “C) Entre las pocas diferencias que pueden anotarse entre el sistema constitucional anterior y el presente en materia laboral está el que en la normativa constitucional anterior a 2008 a la par que se reconocía la intangibilidad e irrenunciabilidad de los derechos de los trabajadores, se reconocía también la posibilidad de que la acción para reclamar los derechos del trabajador eran susceptibles de prescribir a partir de la terminación de la relación laboral, lo que ciertamente constituía una incoherencia jurídica, pues, la prescripción es una institución que implica una especie de renuncia a un derecho mediante el no ejercicio de las acciones pertinentes durante un tiempo determinado. Esta incongruencia fue eliminada de la Constitución de 2008 al no contemplar en ésta la posibilidad de que en materia laboral ocurra la prescripción de acciones, con lo que el principio que declara la irrenunciabilidad e intangibilidad de los derechos laborales cobra plena vigencia…”15 Previo a realizar un análisis de este segmento de la sentencia, consideramos necesario esclarecer los conceptos de intangibilidad, irrenunciabilidad e imprescriptibilidad en cuanto a los derechos fundamentales, en especial los laborales. El principio de intangibilidad de los derechos constitucionales se refiere a que estos no pueden ser menoscabados o vulnerados. La irrenunciabilidad de los derechos fundamentales implica una limitación a la autonomía de la voluntad, en este caso a desistir o renunciar del derecho fundamental. En el caso de los derechos del trabajador 15 Caso: 982-10-b. Sentencia 04 de Marzo de 2011. Considerando Cuarto literal c). Pág. 22. 20 la Constitución y la legislación laboral establecen una limitación a la posibilidad de privación voluntaria de sus derechos –en su mayoría patrimoniales-, aunque sea en beneficio propio. Sin embargo y es necesario aclararlo, tal restricción no impide en lo absoluto que estos derechos patrimoniales, más aún cuando se representan en forma de créditos, sean objeto de alguna transacción, mientras esto no implique su merma. Ambos principios son consustanciales para la garantía de los derechos fundamentales. La prescripción, por otro lado, es una figura jurídica a través de la cual se penaliza al titular de un derecho por no ejercer dentro de un tiempo determinado la acción judicial o administrativa para su reconocimiento, es decir, no es su negación, sino la sanción al titular por no ejercitar la acción correspondiente para su reconocimiento. La figura de la prescripción ha sido instituida con la finalidad de impedir que se pueda reclamar o demandar un derecho (aún uno de carácter constitucional), cuando ha transcurrido un tiempo que el legislador ha considerado adecuado para que su titular accione al órgano correspondiente en caso de su desconocimiento. La razón es casi obvia, si todas las acciones fueran imprescriptibles jamás se consolidarían las situaciones jurídicas, de tal forma que se lesionaría, irremediablemente, el derecho fundamental de la seguridad jurídica (la certeza respecto de una determinada relación jurídica por ejemplo). Por lo tanto la prescripción se origina en la necesidad de establecer certeza, confianza y seguridad jurídica en una sociedad, para que no se establezcan términos o plazos indefinidos y acciones potencialmente permanentes. El Tribunal Constitucional de Perú, sabiamente ha resuelto sobre la diferencia de imprescriptibilidad e irrenunciabilidad de los derechos laborales: “[…]… pues una cosa es la irrenunciabilidad de los derechos, esto es, su naturaleza inalienable en su condición de bienes fuera de la disposición, incluso llegado el caso, de sus propios titulares (por ejemplo, no podría argumentarse válidamente que un trabajador “ha renunciado” al pago de sus haberes), y otra cosa distinta es la "sanción" legal que se impone al 21 titular de un derecho que, tras su agresión, no ejercita el medio de defensa en un lapso previsto normalmente en la ley. De este modo, la figura jurídica de la prescripción no supone la denegatoria del derecho en cuestión, sino, en todo caso, la restricción del remedio procesal para exigirlo, lo cual no debe olvidarse, constituye también la defensa de otro bien constitucional en la medida que se protege por ésta vía la seguridad jurídica. En efecto, la prescripción no opera por la "voluntad" del trabajador, sino por un mandato de la norma que sanciona su negligencia en pos de la seguridad jurídica. Adicionalmente, cabe anotar que la prescripción es una institución que ha gozado de rango constitucional en nuestro ordenamiento (precisamente, en la Constitución de 1979 que el recurrente reclama aplicable al presente caso). 6. Por otro lado, los derechos laborales, como cualquier otro derecho, requieren de cierta diligencia por parte de su titular para garantizar su ejercicio. Es por esto que el Estado, a través de las reglas procesales, ha establecido plazos en los cuales estos pueden hacerse valer, de modo de preservar un sistema de protección que no sea incierto en el tiempo y que permita, al propio tiempo, que tanto trabajadores como empleadores conozcan los límites temporales de sus obligaciones y derechos. El desconocimiento de estos plazos por parte de los tribunales sólo generaría incertidumbre en los operadores del derecho y, a la postre, restaría legitimidad al propio modelo de tutela de los derechos que la Constitución garantiza.”16 (lo subrayado en negrillas es nuestro) 16 EXP. N.º 04272- 2006- AA/TC. 12 de noviembre de 2007. 22 Siguiendo la misma línea argumentativa, la Corte Constitucional colombiana afirma, en una sentencia dictada en una demanda de inconstitucionalidad, que la prescripción de las acciones laborales no vulneran los derechos de los trabajadores. “No se lesiona al trabajador por el hecho de que la ley fije términos para el ejercicio de la acción laboral. El derecho de los trabajadores se respeta, simplemente se limita el ejercicio de la acción, y se le da un término razonable para ello. El núcleo esencial del derecho al trabajo no sólo está incólume, sino protegido, ya que la prescripción de corto plazo, en estos eventos, busca mayor prontitud en el ejercicio de la acción, dada la supremacía del derecho fundamental, el cual comporta la exigencia de acción y protección oportunas. Así, pues, el legislador no hizo cosa distinta a hacer oportuna la acción; de ahí que lo que, en estricto sentido, prescribe es la viabilidad de una acción concreta derivada de la relación laboral, pero nunca el derecho-deber del trabajo. […] Con base en lo expuesto, la Corte considera que las normas acusadas, lejos de atentar contra la dignidad del trabajador, se caracterizan por establecer una seguridad jurídica, por razones de beneficio mutuo de los extremos de la relación laboral, que se ven en situación de inmediatez y prontitud, razón por la cual una prescripción de largo plazo dificultaría a patronos y a trabajadores la tenencia o conservación de pruebas que faciliten su demostración en el juicio. Es por ello que la prescripción trienal de la acción laboral es proporcionada con las necesidades, y por tanto no es contraria a la igualdad, ya que ésta consiste en una equivalencia proporcional, y no en una homologación jurídica absoluta de materias diversas, lo cual sería, a todas luces, un absurdo.”17 (lo subrayado en negrillas es nuestro) 17 Sentencia No. C-072/94. 23 de Febrero de 1994. 23 Los máximos órganos de control constitucional en Perú y Colombia han resuelto la problemática respecto de la imprescriptibilidad de las acciones laborales, bajo un criterio de derecho y argumentación racional sustentado en los principios rectores procesales y constitucionales. No cabe duda del desatino de la Sala de lo Penal al haber concluido en tan nefasta decisión; inclusive, la misma Corte Constitucional ecuatoriana al analizar el artículo 80 de la Constitución sostiene el criterio que las acciones imprescriptibles sólo pueden ser las expresadas en la Carta Magna18. A continuación transcribimos un segmento relevante del fallo: “…Adicionalmente, nuestra Constitución establece claramente cuales son las acciones consideradas imprescriptibles; así, el art. 80 de la prenombrada norma constitucional establece: "Las acciones y penas por delitos de genocidio, lesa humanidad, crímenes de guerra, desaparición forzada de personas o crímenes de agresión a un Estado serán imprescriptibles (...)".19 La Constitución es clara con respecto a la imprescriptibilidad de acciones y, sólo y exclusivamente la ha permitido para la persecución de delitos de lesa humanidad y acciones por daños ambientales. Por lo tanto si el constituyente hubiera querido otorgar la característica de imprescriptibilidad a otras acciones las hubiera señalado en la Ley Fundamental. De acuerdo con el Código del Trabajo, el tiempo para la extinción de los derechos laborales solamente empieza a correr una vez concluida la relación laboral, momento en el cual el titular de los derechos ya no estará sujeto a la dependencia de su ex empleador y, podrá promover en contra de este las reclamaciones y demandas que no 18 La Constitución declara también otras acciones judiciales como imprescriptible: El acción para delitos de peculado, cohecho, concusión y enriquecimiento ilícito cometidos por los servidores públicos (Art. 233); las acciones por las responsabilidades administrativas o civiles causadas por la adquisición y manejo de deuda pública (Art. 290.6); las acciones legales para perseguir y sancionar por daños ambientales serán imprescriptibles (Art. 396 último inciso). 19 Sentencia No. 011-09-SEP-CC. Caso: 0038-08-EP. R.O. #637. 20 Julio del 2009. 24 pudo interponer durante la relación laboral, como consecuencia de su temor a ser despedido. El Código del Trabajo señala el plazo de prescripción de tres años para las acciones provenientes de actos y contratos de trabajo, contados desde la terminación de la relación laboral (Art. 635) e inclusive transcurridos cinco años desde que la obligación se hizo exigible, no se aceptará motivo alguno de suspensión y toda acción se declarará prescrita (Art. 637), y también las prescripciones especiales de las acciones de un mes del Art. 636. De esta forma, el ex trabajador se encuentra en plenitud de facultades para reclamar sus derechos o pretensiones. Sin embargo, tal posibilidad no es ni puede ser indefinida en el tiempo, pues ello crearía incertidumbre en su ex empleador y afectaría la seguridad jurídica. Por tanto, si no lo hiciera dentro del tiempo fijado por la ley, la acción judicial se extingue en razón de la prescripción. III. CONCLUSIONES.- En ejercicio de nuestro derecho para presentar un escrito de amicus curiae como terceros interesados , solicitamos a ustedes, Señores Jueces de la Corte Constitucional, previo a emitir la sentencia correspondiente y sin perjuicio que se disponga nuestra intervención en Audiencia, que por este medio solicitamos, se considere el Informe de Derecho que consta en este documento y cuyas conclusiones son las siguientes: - Que no se pueda utilizar las acciones de protección y demás garantías constitucionales como medio para dirimir conflictos provenientes de relaciones de trabajo, como el reclamo del pago de utilidades. 25 - Que los jueces laborales son los competentes, de manera excluyente, para dirimir los conflictos provenientes de relaciones de trabajo, como el caso concreto del reclamo o demanda de pago de utilidades. - Que la imprescriptibilidad de las acciones está circunscrita de forma exclusiva y excluyente para las acciones señaladas en el Arts. 80, 233, 290.6 y 396 de la Constitución; por lo tanto, las acciones o reclamos laborales prescriben en la forma y plazos establecidos en la Ley. IV.NOTIFICACIONES Y AUTORIZACIÓN.- Señalo como domicilio judicial para futuras notificaciones la casilla Constitucional No. 97. Autorizo a los abogados Marcelo Bodero Murillo y Emilio Gallardo Cornejo a suscribir los escritos y realizar las demás actuaciones judiciales que estimen pertinentes en esta causa. Es Justicia, Ing. Henry Kronfle Kozhaya Presidente Cámara de Industrias de Guayaquil 26 Ab. Marcelo Bodero Murillo Reg. CAG 10820 Ab. Emilio Gallardo Cornejo Reg. CJ 09-2010-264 27