Uso improcedente de la acción de protección

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SEÑORES JUECES DE LA CORTE CONSTITUCIONAL.-
ING. HENRY KRONFLE KOZHAYA, ciudadano ecuatoriano, mayor de edad, de
estado civil casado, por los derechos que represento de la Cámara de Industrias de
Guayaquil, en mi calidad de Presidente, tal como lo demuestro con la copia certificada
del nombramiento que adjunto a la presente, en el expediente referido a la Acción
Extraordinaria de Protección presentada por la compañía Cervecería Nacional CN S.A.,
en contra de la Sentencia ejecutoriada y autos ampliatorias, dictada por la Tercera Sala
de lo Penal de la Corte Provincial de Justicia del Guayas en el caso No. 982-10-B, ante
ustedes respetuosamente presento el siguiente escrito de “amicus curiae” o tercero
interesado, contenido en los siguientes considerandos:
I. ANTECEDENTES.-
La Cámara de Industrias de Guayaquil es una organización de derecho privado con
finalidad social o pública, constituida al tenor de lo dispuesto en el Decreto Supremo
No.51, del 20 de agosto de 1936, publicado en el Registro Oficial No. 271, de dicho
año, cuya última reforma estatutaria fue aprobada mediante Acuerdo Ministerial No.
596, del 20 de noviembre de 1992, dictado por el Ministro de Industrias, Comercio,
Integración y Pesca, publicado en el Registro Oficial No. 106 de fecha 13 de enero de
1993.
Dentro
de los fines de la institución, reconocidos y garantizados por el Estado
Ecuatoriano, está el de preservar el irrestricto respeto a las normas jurídicas que inciden
en el quehacer de las industrias ecuatorianas, pues sin esa seguridad jurídica, su
desenvolvimiento en la sociedad sería imposible.
No obstante que la acción extraordinaria de protección a la que nos adherimos como
terceros interesados a través de este escrito, ha sido interpuesta en un caso específico,
1
que para efectos de este documento denominaremos –“Caso Cervecería”-, hemos
podido constatar que ella obedece a la existencia de vulneraciones a derechos y
principios constitucionales ocurridas dentro del proceso de acción de protección –
Primera instancia: Juzgado Duodécimo de lo Civil (confirmada por la Sala)y Segunda
Instancia: Tercera Sala de lo Penal de la Corte Provincial del Guayas-, que amenazan
trascender el límite de los efectos inter partes de las sentencias.
En su aspecto general, la acción extraordinaria de protección tiene como fin la
protección de los derechos constitucionales y el debido proceso vulnerados en
sentencias, autos definitivos y resoluciones con fuerza de sentencia, según lo disponen
los artículo 94 de la Constitución de la República del Ecuador y 58 de la Ley Orgánica
de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional. En relación al trámite de dicha
acción extraordinaria, la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control
Constitucional (LOGJCC), en su artículo 12, establece la posibilidad de que terceros interesados –en la causa puesta en conocimiento de la Corte, se presenten ante esta y
expongan los argumentos jurídicos que a bien tuvieran para sustentar los puntos de
derecho que consideren pertinentes
Nuestro derecho como terceros interesados sobre los asuntos generales expuestos en las
sentencias respectivas (primera y segunda instancia de la acción de protección) radica
en las competencias atribuidas a la Corte Constitucional al resolver acciones
extraordinarias de protección y que tienen relación con su capacidad para, a través de
este recurso de excepción, establecer precedentes jurisprudenciales y resolver sobre
asuntos de relevancia y trascendencia nacional, como son los que a nuestro juicio se
ventilarán en la Corte con motivo de este recurso.
En efecto, el artículo 62.8 de la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control
Constitucional dispone:
“… permita solventar una violación grave de derechos, establecer precedentes
judiciales, corregir la inobservancia de precedentes establecidos por la Corte
Constitucional y sentenciar sobre asuntos de relevancia y trascendencia nacional” .
(lo subrayado en negrillas es nuestro)
2
Sin perjuicio de la resolución que pueda tomar la Corte Constitucional sobre ciertos
aspectos específicos del caso, creemos conveniente que este órgano establezca un
precedente general, previo a un análisis conceptual del derecho, respecto de dos
aspectos fundamentales de la sentencia objeto de la acción extraordinaria de protección.
El primero que los litigios cuyo origen sean las relaciones laborales individuales,
únicamente
pueden ser dirimidos por los jueces laborales y a través de la vía
establecida en el Código del Trabajo para ello, esto es, el juicio individual de trabajo. Lo
segundo que se reafirme –aunque esto sea una verdad de perogrullo- que las acciones
para el reconocimiento
de derechos laborales prescriben en el plazo que la Ley
establece para el efecto y por lo tanto no son imprescriptibles, tal como
equivocadamente ha pretendido la Tercera Sala de lo Penal en la sentencia referida.
Por lo tanto, este análisis de derecho analizará y argumentará jurídicamente únicamente
respecto de los temas señalados en el párrafo precedente, sin prejuzgar acerca de otros
aspectos de la sentencia recurrida.
II. INFORME DE DERECHO.-
II.I. Acciones Laborales.-
Los derechos de los trabajadores de contenido patrimonial que se originan en una
relación laboral, en especial el beneficio de las utilidades, son derechos que la
Constitución consagra de manera abstracta, pero que son regulados por la Ley de la
materia –Código de Trabajo-, puesto que el reconocimiento del derecho en su aspecto
concreto, (casos individuales) implica un análisis tanto de la legalidad cuanto de los
hechos. En efecto y relación al derecho a las utilidades, es en la ley donde se establecen
tanto requisitos como condiciones para el goce del derecho, pues es en ella en la que se
3
determinan por ejemplo, los obligados a satisfacer la obligación (tema de mera
legalidad), los mecanismos de imputación (cargas por ejemplo, lo que implica un
análisis de los hechos, ejem: la cantidad de hijos que tiene un trabajador), entre otros,
requisitos y condiciones que se encuentran en la esfera de lo legal más no en el ámbito
constitucional.
En sentido lato, las ganancias de una compañía se producen cuando al final del ejercicio
económico el balance de la sociedad arroja un saldo positivo, lo que genera un crédito
de la compañía hacia los trabajadores que se ha denominado “Utilidades”, al Servicio de
Rentas Internas, denominado “Impuesto a la Renta” y a sus
socios, denominado
“Reparto de Dividendos”, todos estos aspectos que se tratan en deferentes cuerpos
normativos, tales como el Código de Trabajo, la Ley de Régimen Tributario Interno y la
Ley de Compañías, todos los cuales establecen diferentes condiciones legales y
factuales para que se configuren esos créditos. En consecuencia, la distribución legal de
esos créditos se rige mediante procedimientos establecidos por la Ley, en la que se
plasmarán, como ya se ha mencionado requisitos y condiciones, algunos de mera
legalidad y otros que implicarán un análisis factual.
En el caso de las utilidades que una compañía debe satisfacer a sus trabajadores, es la
Ley la que establece estos requisitos y condiciones y, como sonaría casi obvio, los
procedimientos que les asisten a los trabajadores para el reclamo de su derecho en el
evento de su desconocimiento por parte de su patrono, que no es otro que el reclamo en
un juicio individual del trabajo, en el cual, ante un juez investido de la competencia para
atender esta materia, se comprobarán justamente estas circunstancias establecidas en la
ley para el efectivo reconocimiento del derecho (si el reclamo ha sido en el tiempo
debido, por la cantidad debida –monto-, para el número de personas debidas –cargas-, es
decir, un análisis de la legalidad y de los hechos que surgen en la relación individual del
trabajo.
Jamás, por el contrario, podrían establecerse estos requisitos a través de juicios
constitucionales, reservados al reconocimiento de la violación de derechos
constitucionales.
4
Podría surgir la confusión puesto que el derecho a las utilidades es un derecho
establecido en la Constitución, sin embargo esto no implica que el mismo sea un
Derecho Fundamental, que no requiere para su reconocimiento en un caso concreto de
la existencia de un procedimiento específico para ello (como el caso de las utilidades,
conforme se ha explicado).
En efecto, el derecho al beneficio de pago de utilidades es un derecho patrimonial y no
un derecho fundamental, por lo tanto no es exigible vía acciones constitucionales
(nuevamente, los requisitos y condiciones de su exigibilidad implican análisis de mera
legalidad y de circunstancias de hecho).
Respecto a lo señalado, el catedrático y constitucionalista Pablo Alarcón Peña, en su
tesis de maestría en Derecho Constitucional de la Universidad Andina Simón Bolívar
intitulada, “Acción de protección: Garantía jurisdiccional directa y no residual. ¿La
ordinarización de la acción de protección?”, resume cuatro distinciones entre derechos
fundamentales y patrimoniales que Luigi Ferrajoli señala en su obra “Derechos
fundamentales y derechos patrimoniales”:
“1. Los derechos fundamentales - de libertad como el derecho a la vida, y
los derechos civiles, incluidos los de adquirir y disponer de los bienes
objeto de propiedad, del mismo modo que los derechos políticos y sociales,
son derechos universales, en el sentido lógico de la cuantificación universal
de la clase de sujetos que son titulares. Por el contrario los derechos
patrimoniales – del derecho de propiedad a los demás reales y también los
derechos de crédito- son derechos singulares, puesto que para cada uno de
ellos existe un titular determinado que excluye a todos los demás.
2. Los derechos fundamentales son derechos indisponibles, inalienables,
inviolables, intransigibles, personalísimos. Por su parte, los derechos
patrimoniales, inherentes a la propiedad privada y a los derechos de
crédito, son derechos disponibles por su naturaleza, negociables y
alienables. Los derechos patrimoniales, al contar con un objeto consistente
5
en un bien patrimonial, se adquieren, se cambian, se venden. En cambio, no
se consumen y tampoco pueden venderse el derecho a la vida, los derechos
a la integridad personal o los derechos civiles y políticos.
3. Con respecto a su estructura, los derechos fundamentales tienen su título
inmediatamente en la ley, en el sentido de que son todos ex lege, o sea
conferidos a través de reglas generales de rango habitualmente
constitucional, y basadas en la naturaleza humana. Su contenido se plasma
en normas téticas, que imponen directa e inmediatamente situaciones sin
condiciones. Los derechos patrimoniales, tienen por título actos de tipo
negocial o, en todo caso, actuaciones singulares, como contratos,
donaciones, testamentos sentencias, decisiones administrativas, por cuya
virtud se producen, modifican o extinguen.
Su contenido está previsto en normas hipotéticas, por lo que no adscriben
ni imponen inmediatamente nada, sino simplemente predisponen
situaciones jurídicas como efectos de los actos previstos por ellas. (Entran
aquí no solo las normas del Código Civil que predisponen derechos
patrimoniales, sino también las que predisponen obligaciones civiles como
efectos de actos negociables.)
4. Finalmente, Ferrajoli identifica a los derechos fundamentales o
constitucionales como verticales, toda vez que presuponen una relación
jerárquica de poder, mientras que los derechos patrimoniales u ordinarios,
son horizontales, entre
personas que tienen igual status jurídico o
capacidad. Las relaciones jurídicas mantenidas por los titulares de los
derechos patrimoniales son relaciones intersubjetivas de tipo civilista –
contractual, sucesorio y similares, mientras
que entre los titulares de
derechos fundamentales son relaciones de tipo publicista, o sea del
individuo frente al Estado.”1
1
Alarcón Peña, Pablo. Acción de protección: Garantía jurisdiccional directa y no residual. ¿La
ordinarización de la acción de protección?. Universidad Andina Simón Bolivar. Quito.2009.
6
(lo subrayado en negrillas es nuestro)
Los argumentos de Ferrajoli, expuestos por Alarcón, son plenamente aplicables a la
acción extraordinaria de protección que ha motivado este “amicus curiae”, puesto que
demostraremos que un derecho patrimonial como el de las “utilidades”, por las razones
esbozadas tan claramente por el tratadista, únicamente pueden ser reconocidos en casos
concretos a través de la vía laboral y jamás a través una vía reservada para la garantía
de derechos fundamentales.
En este orden de ideas, si bien de manera general todos los trabajadores tienen derecho
a percibir utilidades y así lo ha establecido la Constitución, su reconocimiento concreto
depende de la realización de situaciones hipotéticas plasmadas en la ley (tal como lo
señala Ferrajoli es propio de los derecho patrimoniales), tales como el evento incierto de
la generación de renta, y de condiciones también establecidas en la ley, como las cargas
familiares. Ergo, es un derecho singular que cada trabajador tiene supeditado al
cumplimiento de ciertas hipótesis y condiciones, y cuya exigencia no depende de las
particulares circunstancias de otros trabajadores, por lo que cada trabajador o ex
trabajador, en caso de no estar conforme con las utilidades percibidas, tendría que exigir
su derechos de manera individual, ante los juzgados competentes en materia laboral.
El derecho a percibir utilidades se viabiliza cuando existe una relación laboral, es decir,
que debe mediar, para su existencia, un contrato (nuevamente, otra característica
asignada a un derecho patrimonial mas no a uno fundamental), es decir, es un derecho
que nace por una acción que ejecuta un hombre más no un derecho inherente a su
naturaleza –ejemplo: derecho a la vida-. Es un derecho patrimonial surgido de una
relación contractual (relación jurídica-laboral de dependencia), por lo tanto una
consecuencia del trabajo –relación intersubjetivista- (esta es otra característica de los
derechos patrimoniales).
http://repositorio.uasb.edu.ec/bitstream/10644/332/1/T711-MDE-Alarc%C3%B3nAcci%C3%B3n%20de%20protecci%C3%B3n.pdf
7
Tanto es derecho patrimonial, que la Constitución se remite a la Ley para la regulación
del derecho (en donde se plasman hipótesis y condiciones para su ejercicio). El último
inciso del artículo 328 de la Carta Magna señala:
“Las personas trabajadoras del sector privado tienen derecho a participar
de las utilidades líquidas de las empresas, de acuerdo con la ley…”
(lo subrayado en negrillas es nuestro).
Su carácter de derecho patrimonial es el que nos permite entender que el ámbito donde
debe ser exigido es ante el juez competente conforme a lo establecido en el artículo 568
del Código del Trabajo, el cual valorará las particularidades que surgen de la relación
contractual que da origen al derecho y verificará el cumplimiento de las hipótesis y
condiciones establecidas en la ley para su reconocimiento; y no a través de acciones
constitucionales, pues su ejercicio se encuentra en el estadio de la mera legalidad
II.II. Uso improcedente de la acción de protección para el reconocimiento del
derecho individual a las utilidades.La acción de protección tiene como objeto “…el amparo directo y eficaz de los
derechos reconocidos en la Constitución, y podrá interponerse cuando exista una
vulneración de derechos constitucionales, por actos u omisiones de cualquier autoridad
pública no judicial… y cuando la violación proceda de una persona particular, si la
violación del derecho provoca daño grave…” (Art. 88 Constitución de la República del
Ecuador), por lo tanto el ámbito de aplicación de la acción no es referido a asuntos de
mera legalidad y, en relación al caso concreto, no es idónea para resolver reclamaciones
laborales, puesto que en la ley existen procedimientos establecidos a fin de mediar o
resolver los problemas jurídicos que respecto a estas se susciten.
Si se ventilan asuntos –de cualquier índole- cuyos procedimientos de solución de
controversias se encuentran plasmados en la ley, mediante vías constitucionales que no
son idóneas para resolver esos casos que son de mera legalidad, se vulnerará todo
8
derecho relacionado a la tutela efectiva, como la garantía del debido proceso y la
seguridad jurídica. En este sentido, la Corte Constitucional en los argumentos –obiter
dicta- de su jurisprudencia vinculante señala un punto crucial a este respecto que
imperativamente se debe tomar en cuenta en esta causa: “Si vía acción de protección se
impugna de manera exclusiva la legalidad del acto, sin que conlleve vulneración de
derechos constitucionales, el asunto debe decidirse en los mecanismos judiciales
ordinarios competentes, pero no a través de una garantía jurisdiccional.”2; inclusive ni
la Corte Constitucional, a través de la acción extraordinaria de protección, puede
resolver casos que impliquen análisis de asuntos de mera legalidad3.
En efecto, la Ley Orgánica de Garantías Jurisdiccionales y Control Constitucional
(LOGJCC), impide la utilización de la acción de protección para el reconocimiento de
derechos que exijan una valoración de hipótesis y condiciones establecidas en las leyes
y que puedan ser resueltas a través de los procedimientos establecidos en ellas para ese
fin.
Citamos los artículos de la LOGJCC relevantes al caso concreto:
“Art. 40.- Requisitos.- La acción de protección se podrá presentar cuando
concurran los siguientes requisitos:
3. Inexistencia de otro mecanismo de defensa judicial adecuado y eficaz para
proteger el derecho violado.
Art. 42.- Improcedencia de la acción.- La acción de protección de derechos
no procede:
3. Cuando en la demanda exclusivamente se impugne la constitucionalidad o
legalidad del acto u omisión, que no conlleven la violación de derechos.
4. Cuando el acto administrativo pueda ser impugnado en la vía judicial,
salvo que se demuestre que la vía no fuere adecuada ni eficaz.
2
Gaceta Constitucional No. 001. Sentencia No. 001-10-PJO-CC. R.O. #351 Segundo Suplemento. 29 de
Diciembre de 2010
3
Sentencia 022-10-SEP-CC. Caso No. 0049-09-EP. Caso No. 0049-09-EP. R.O. #202 Suplemento. 28 de
Mayo de 2010.
9
5. Cuando la pretensión del accionante sea la declaración de un derecho.”
Conforme se aprecia de las normas transcritas, la acción de protección opera si no existe
otro mecanismo de defensa judicial adecuado y eficaz para proteger el derecho que se
alega violentado. En el supuesto que una persona natural o jurídica vulnere el derecho al
pago de utilidades líquidas a favor de uno o varios de sus trabajadores, la ley establece
como mecanismo eficaz y adecuado para el reconocimiento de ese derecho, el de acudir
a los jueces laborales competentes, debido a que en la ley se define un trámite específico
para este tipo de conflictos, en el que se establecen los medios probatorios de este
derecho patrimonial (como ya se ha mencionado, hipótesis y condiciones, tales como la
generación de la renta, la capacidad del reclamante de ejercer el derecho, las cargas
familiares, etc). Sin embargo, se pretende acudir apresuradamente a los juzgados y por
medio del ejercicio de vías constitucionales para obtener el reconocimiento de un
derecho supuestamente vulnerado.
La actual Corte Constitucional no ha sido ajena a estas reflexiones, pues en un proceso
en el que resuelve una acción de amparo –antecesora a la acción de protecciónestablece que esta vía no es la procedente para determinar el pago de utilidades:
“Que, al consistir el reclamo de los recurrentes en un asunto de carácter pecuniario,
debiéndose señalar que, el objeto de la acción de amparo constitucional es el de
garantizar la protección efectiva de los derechos fundamentales consagrados en la
Constitución como en los tratados internacionales de derechos humanos, la vía de
acción de amparo interpuesta no es procedente para señalar pagos o porcentajes de
utilidades u honorarios que se deban pagar.”4
Tanto no es la vía idónea la acción de protección para dirimir asuntos de mera legalidad,
que al hacerlo –violando toda lógica elemental- los jueces –como en el caso en estudiopueden considerarse investidos de facultades tan amplias (detentadores del poder de
cambiar leyes y procedimientos), que los llevan a, por ejemplo, ir más allá de lo que los
reclamantes solicitan (en el caso en estudio los reclamantes solicitan que el Ministro de
4
Resolución 1160. R.O. Suplemento # 119 23 de abril del 2009
10
Relaciones Laborales no deniegue la competencia de tratar su reclamo laboral y la Sala
no solo que determina el derecho –lo que está prohibido conforme ya se expuso, sino
que asume la competencia –si la tuviera- del propio Ministro y lo suplanta y dispone el
pago). Son justamente estos excesos las razones por los que asuntos de mera legalidad,
sujetos a la experticia de aquellos jueces que en razón de su materia están capacitados a
conocer determinadas causas, que, entre otras razones, la ley sabiamente a desechado la
posibilidad del uso de este tipo de acciones para dirimir asuntos de mera legalidad.
Tampoco se puede pretender que por medio de la justicia constitucional se señale o
declare el derecho a percibir las utilidades producidas en un año determinado de una
compañía, así como que se establezca la cantidad que por este concepto debe ser
solucionada por la obligada a satisfacer el derecho, pues, una vez más, la vía para tal
efectos está determinada en la ley y, es el juicio laboral ante un juez laboral con la
competencia y experticia para ello.
El Código del Trabajo expresa claramente quién tiene la competencia para la resolución
de los conflictos laborales:
“Art. 568.- Jurisdicción y competencia de los jueces del trabajo.- Los jueces
del trabajo ejercen jurisdicción provincial y tienen competencia privativa
para conocer y resolver los conflictos individuales provenientes de
relaciones de trabajo, y que no se encuentren sometidos a la decisión de
otra autoridad.”
Cabe precisar que no es atribución del Ministro de Relaciones Laborales determinar el
derecho individual a percibir utilidades y menos obligar a su pago a determinados
trabajadores (hacemos énfasis en esto, el derecho individual, no la utilidad en sí), puesto
que solo tiene la competencia para absolver las dudas que se presentaren en la
aplicación de las disposiciones relativas a su pago (Art. 110 Código de Trabajo) y
máximo determinar la existencia de la utilidad del obligado en general. Así lo ha
señalado la propia Corte Constitucional, que ha expresado que los órganos
jurisdiccionales –conforme al Art. 568 Código de Trabajo son los jueces laborales- son
los encargados de determinar la existencia de una relación laboral e individualizar el
derecho, es decir, si es viable en el tiempo la reclamación, su monto individual, cargas,
11
etc, o lo que es lo mismo verificar el cumplimiento de las hipótesis y condicionamientos
establecidos en la ley para el reconocimiento y ejecución del derecho:
“Con relación a la acción de incumplimiento del artículo 110 del Código del Trabajo,
esta Corte estima que tal disposición confiere al Ministro de Trabajo y Empleo la
facultad de absolver las dudas que se presenten en cuanto a las utilidades, pero no a
establecer la existencia de una relación laboral: potestad que corresponde a las
autoridades jurisdiccionales…”5
Recurriendo a la jurisprudencia constitucional comparada, procederemos a citar en
sentencia del Tribunal Constitucional peruano a través de la cual se inadmite una acción
de amparo presentada ante una supuesta violación de los derechos laborales de un
trabajador por un despido, debido, manifiesta la Corte, a que existen hechos
controvertidos que necesitan de medios probatorios para determinar la veracidad de las
alegaciones del demandante:
“19.De otro lado, conforme a la línea jurisprudencial en materia de derechos
laborales de carácter individual (por todas Exp. N.º 2526-2003-AA), se ha
establecido que el amparo no es la vía idónea para el cuestionamiento de la causa
justa de despido imputada por el empleador cuando se trate de hechos
controvertidos, o cuando, existiendo duda sobre tales hechos, se requiera la
actuación de medios probatorios a fin de poder determinar la veracidad, falsedad
o la adecuada calificación de la imputación de la causa justa de despido, que
evidentemente no pueden dilucidarse a través del amparo. En efecto, es claro que,
en este supuesto, para que se produzca certeza en el juzgador, respecto de los
puntos controvertidos, y pueda así sustentar su fallo en determinado sentido,
necesariamente tendrá que desarrollar la actividad probatoria a través de sus
diversas etapas, en particular respecto de la actuación y valoración de la prueba
que, entre otras muchas, se relacionarán con declaraciones de parte, testigos,
documentos (libros de planillas, informes), peritajes y, especialmente, las pruebas
de oficio.
5
Sentencia No. 003-09-SAN –CC R.O. #577 24 de abril del 2009
12
20.Por tanto, aquellos casos que se deriven de la competencia por razón de
materia de los jueces de trabajo, los actos de hostilidad y aquellos derivados del
cuestionamiento y calificación del despido fundado en causa justa que se refieran
a hechos controvertidos, mencionados en los puntos precedentes, no serán
tramitados en el proceso de amparo, sino en el proceso laboral de la jurisdicción
laboral ordinaria, a cuyos jueces corresponde, en primer lugar, la defensa de los
derechos y libertades constitucionales y de orden legal que se vulneren con
ocasión de los conflictos jurídicos de carácter individual en el ámbito laboral
privado. Sólo en defecto de tal posibilidad o atendiendo a la urgencia o a la
demostración objetiva y fehaciente por parte del demandante de que la vía laboral
ordinaria no es la idónea, corresponderá admitir el amparo.
[…]”6
La sentencia transcrita sustenta la inadmisión y por lo tanto la no idoneidad de la acción
de amparo (acción de protección en nuestro derecho) en cuatro puntos fundamentales:
a) parte de una línea jurisprudencial en materia de reclamación de derechos laborales
individuales a través de acciones constitucionales como la del amparo, es decir, existe
un criterio unificado que lo conduce a tal decisión; b) cuando se trata de hechos
controvertidos, que existan dudas de tales hechos y que deban probarse, la acción de
amparo no es la vía adecuada para esclarecerlos y menos probarlos; c) en procesos
laborales es la jurisdicción ordinaria a la que le corresponde la defensa de los derechos
y libertades constitucionales y de orden legal que se vulneren con ocasión de los
conflictos jurídicos de carácter individual (el Art. 426 inciso segundo CRE7 establece la
obligación del juez laboral de decidir apegado a la Constitución y la Ley); d) la única
excepción que plantea la Corte es en el evento que el derecho no pueda ser ejercido en
la justicia ordinaria, pero por negación injustificada de los operadores de justicia, es
decir, por arbitrariedad demostrada del operador de justicia, o una actuación contraria a
la ley (lo que excluye, por ejemplo, casos como el rechazo de la acción laboral si esta
6
EXP. N.° 0206-2005-PA/TC. 28 de Noviembre del 2005.
“[…]Las juezas y jueces, autoridades administrativas y servidoras y servidores públicos, aplicarán
directamente las normas constitucionales y las previstas en los instrumentos internacionales de derechos
humanos siempre que sean más favorables a las establecidas en la Constitución, aunque las partes no las
invoquen expresamente.”
7
13
está prescrita, pues el tiempo de ejercicio de una acción es una garantía vinculada a la
seguridad jurídica y no implica dolo o arbitrariedad del juzgador, mas si negligencia del
sujeto del derecho).
Este escrito de amicus curiae tiene como fin defender los principios fundamentales de
un Estado Constitucional de Derechos y Justicia. Uno de estos principios es justamente
el esbozado en este apartado, el respeto a la seguridad jurídica que lo da la certeza del
procedimiento que se va a utilizar para dirimir nuestras controversias, pauperizado por
ciertos jueces que, en franco abuso del derecho, usan vías inapropiadas para el
reconocimiento de derechos que pueden y deben ser dilucidados a través de los
mecanismos que la ley franquea para ello.
II.III. Consecuencias del mal uso de las acciones de protección: Vulneración de
derechos fundamentales del demando y posible vulneraciones a los futuros
demandados.-
II.III.I. El debido proceso y la seguridad jurídica.-
La garantía al debido proceso permite el desarrollo de un juicio justo. Un proceso justo
es el apegado a la normativa legal, es aquel en el que se respetan los procedimientos
determinados y principios procesales inherentes a una contienda específica. En este
sentido la Corte actual Constitucional ha señalado: “…el debido proceso es definido
como el derecho que tiene toda persona o sujeto justiciable de invocar al interior del
órgano jurisdiccional el respeto a un conjunto de principios procesales a efecto de que
su derecho de acceso a la justicia y a la tutela imparcial, efectiva y expedita sean
14
desarrollados y tramitados de conformidad con las garantías básicas reconocidas por
la Constitución. […]”8
El debido proceso vincula a todos los procedimientos judiciales –ordinarios y
constitucionales- pues es una garantía y un derecho inherente a las personas frente a un
proceso. En tanto se cumplan las reglas del debido proceso, es decir que una causa sea
llevada conforme a los procedimientos establecidos en las leyes, existirá una resolución
judicial conforme a derecho y sin visos de arbitrariedad. Cabe recalcar “[..]…en lo que
respecta a los sujetos de este derecho, la doctrina y jurisprudencia comparada han
llegado a la clara conclusión de que la titularidad del derecho al debido proceso no
corresponde solamente a las personas naturales, sino también a las personas
jurídicas, incluidas las de Derecho Público”.9 (lo subrayado en negrillas es nuestro)
Los reclamos laborales respecto al pago de utilidades y, en general, los conflictos
provenientes de las relaciones laborales sólo pueden resolverse por medio de la
intervención de los jueces de trabajo (Art. 568 Código del Trabajo).
El uso de la acción de protección para conseguir el reconocimiento y pago de utilidades
es un contra sentido jurídico a la finalidad y objeto de esta garantía, en consecuencia, si
a través de ella se consigue un pronunciamiento que implique el reconocimiento del
derecho y más aún su pago, existirá un juzgamiento inconstitucional. No se pueden
resolver pretensiones mediante procedimientos que no son idóneos ni conformes a la
Ley, pues en el ordenamiento jurídico se han consagrado normas –Códigos y Leyesespecíficas para tratar situaciones específicas. Las normas procesales son de orden
público e imperativas, y, en consecuencia, son la encarnación misma del principio de
seguridad jurídica inmanente a un Estado.
La Corte Constitucional ha expresado respecto a la seguridad jurídica y a las normas
procesales lo siguiente:
8
Sentencia No. 0035-09-SEP-CC. Caso No. 0307-09-EP. Considerando Quinto. 09 de Diciembre de
2009. R.O. Suplemento #117 del 27 de enero del 2010.
9
Sentencia No. 011-09-SEP-CC. Caso No. 0038-08-EP
15
“[…] Ahora bien, el derecho a la seguridad jurídica se fundamenta en el
respeto a la Constitución y en la existencia de normas jurídicas procesales
previas, claras, públicas y aplicables por los operadores de la justicia. La
Constitución de la República garantiza la seguridad jurídica, la que debe
entenderse como la certeza de todo ciudadano de que los hechos se
desarrollarán de una determinada manera en virtud del mandato de las
leyes que rigen un país, es decir, produce certeza y confianza en el
ciudadano sobre lo que es derecho en cada momento y sobre lo que,
previsiblemente lo será en el futuro. La seguridad jurídica establece ese
clima cívico de confianza en el ordenamiento jurídico, fundado en pautas
razonables de previsibilidad que este presupuesto supone. La Seguridad
Jurídica debe ser garantizada y así lo establece la Carta Magna del
Estado…”10
(lo subrayado en negrillas es nuestro)
Además, la misma Corte ha señalado:
“El desarrollo efectivo de las capacidades del ser humano exige un mínimo de
seguridad, tranquilidad y certidumbre, que coadyuven al uso y goce eficaz de
sus derechos, que no sean obstaculizados por la arbitrariedad no solo de las
autoridades, de ahí que la seguridad no se reclama solo del Estado en sus
distintas funciones, sino también del sector privado, sea de colectivos o de
particulares que pueden amenazar los derechos de las personas, y en este
caso se trata no solo de personas individualmente consideradas, sino también
de personas jurídicas y aun de entes estatales.
La seguridad constituye un conjunto de condiciones, de medios y
procedimientos jurídicos eficaces, que permiten desarrollar la personalidad
de los ciudadanos en el ejercicio de sus derechos sin miedos,
incertidumbres, amenaza, daños o riesgos, lo cual crea un ambiente de
10
Sentencia No. 0035-09-SEP-CC. Caso No. 0307-09-EP. Considerando Quinto último párrafo. 09 de
Diciembre de 2009. R.O. Suplemento #117 del 27 de enero del 2010.
16
previsibilidad, no solo sobre el comportamiento ajeno, sino del
comportamiento propio, y provoca protección frente a la arbitrariedad y a la
vulneración del orden jurídico, provocadas no solo por el Estado, sino
también por particulares.
[…]
De esta manera, la seguridad jurídica es uno de los resultados de la certeza
que otorga el cumplimiento de las formalidades jurídicas en el tiempo y a lo
largo del proceso, siempre y cuando dichas formalidades sean justas y
provoquen desenlaces justos y cuya inobservancia sea la razón y esencia
misma de una sentencia, pues lo contrario configuraría una situación
jurídica injusta, irrita o fraudulenta. En este contexto, el principio de
seguridad jurídica va de la mano con el principio de justicia, pues una causa
juzgada es lícita cuando la sentencia o razonamiento que acepte o niegue
derechos es justa y bien fundamentada.”11
(lo subrayado en negrillas es nuestro)
Asimismo, de acuerdo a la Constitución “…Sólo se podrá juzgar a una persona ante un
juez o autoridad competente y con observancia del trámite propio de cada
procedimiento” (Art. 76.3). La Corte Constitucional, sobre este mismo artículo, se ha
pronunciado respecto de la necesidad de la
observancia del trámite de cada
procedimiento:
“…El punto 3 de la norma dispone, entre otros aspectos, que el juzgamiento
a una persona debe realizarse con observancia del trámite propio de cada
procedimiento…”12
(lo subrayado en negrillas en nuestro)
11
Sentencia No. 016-10-SEP-CC. Caso No. 0092-09-EP y 0169-09-EP Acumulados. 28 de Mayo del
2010. R.O. Suplemento #202
12
Sentencia No. 016-10-SEP-CC. Caso No. 0092-09-EP y 0169-09-EP Acumulados. 28 de Mayo del
2010. R.O. Suplemento #202
17
Tal como menciona la Corte en los fallos citados, la seguridad jurídica y el debido
proceso son derechos de las personas y obligaciones y límites para el Estado, a través
de la vigencia de estos principios se obtiene la certeza jurídica de las leyes y finalmente,
se alcanza el mayor valor al que puede aspirar un Estado, la Justicia. No podemos
permitir la vulneración de estos principios y derechos constitucionales a guisa de la
supuesta reparación de otros derechos constitucionales. Los procedimientos específicos
en materia de legalidad y jurisdicción ordinaria han sido creados en armonía a
principios generales procesales y constitucionales y su respeto es obligatorio por los
operadores de justicia; por lo tanto, esta seguridad que genera confianza y certeza no
puede ser ignorada por ningún órgano del Estado.
Como ya se expresó en el punto anterior, la Justicia, como valor cúspide, sólo puede ser
obtenida mediante un proceso idóneo. Por lo tanto, en el caso concreto, dado que existe
un procedimiento establecido en la Ley para la determinación y pago de utilidades, su
irrestricto cumplimiento es la única forma de realizar el valor Justicia, lo contrario
implicaría validar cualquier método, incluso los de hecho, para hacer valer una supuesta
pretensión que alguien pudiera alegar es justa.
En síntesis, el debido proceso se materializa en la causa en estudio, a través del
irrestricto apego a las normas adjetivas
que regulan las relaciones laborales
individuales y las reclamaciones que de ella deriven, inobservar estos procedimientos
implicaría crear inseguridad jurídica traducida en la imprevisibilidad de la aplicación de
las normas para toda la colectividad, o lo que es lo mismo, negar la justicia.
II.III.II. Vulneración al derecho a la defensa por incompetencia del Juez.-
El uso inadecuado e improcedente de las acciones de protección y las demás garantías
jurisdiccionales para resolver asuntos de mera legalidad se ha convertido en una penosa
y común realidad ecuatoriana. Su uso, sin perjuicio de otras violaciones constitucionales
ya expresadas, conlleva la negación del derecho a la defensa, figura primordial en el
catálogo de las garantías al debido proceso, que señala que las personas –naturales o
18
jurídicas- deben ser juzgadas por un Juez competente (Arts. 76.3, 76.7, literal k, CRE y
8.1 CADH).
La competencia en razón a la materia es de vital importancia para la vigencia de las
garantías jurisdiccionales, puesto que el juez, en calidad de juez constitucional de
instancia, debe resolver bajo preceptos y fórmulas constitucionales; es decir, que su
atribución en estas acciones es limitada para resolver casos de derechos fundamentales y
no de temas de legalidad. Por consiguiente no se puede resolver acciones laborales que
impliquen un análisis de legalidad por medio de acciones constitucionales.
El ordenamiento jurídico consta de procesos determinados, ya sean constitucionales,
civiles, penales, laborales, entre otros, que permiten la resolución de los conflictos
jurídicos en cuanto a la materia. Tanto es así que, cuando se ha suscitado que jueces
constitucionales de instancia han resuelto pretensiones que se relacionaban a otra de las
garantías jurisdiccionales, la Corte Constitucional ha señalado que deben ser
inadmitidas al inicio debido a que con la sola admisión (no se diga fallo) se desvirtúa la
naturaleza y efectos propios de la acción de protección13. No cabe duda que temas de
mera legalidad, como reclamos o acciones laborales cuyo objeto sea el reconocimiento
del derecho y el pago de utilidades no pueden ser materializadas vía garantías
constitucionales. En efecto: “[…]… Si la Constitución de la República reconoce de
manera expresa una serie de garantías jurisdiccionales, con su propia naturaleza,
presupuestos de procedibilidad, efectos y trámite, mal puede un funcionario judicial
desconocer todas esas reglas constitucionales y desnaturalizar las garantías allí
previstas.”14
El caso sub judice evidencia una lesión al derecho de defensa del accionado (si es que
cabe llamarlo así, pues como la Corte comprobará, la acción de protección no fue
propuesta en contra la persona jurídica que fue obligada a satisfacer una pretensión por
parte de la Sala), pues fue distraído de su Juez competente en razón de la materia.
13
14
Sentencia No. 031-09-SEP-CC Caso: 0485-09-EP. 24 de Noviembre del 2009.
Sentencia No. 031-09-SEP-CC. Caso: 0485-09-EP. 24 de Noviembre del 2009.
19
II.IV. Imprescriptibilidad de las acciones laborales.-
La Tercera Sala de lo Penal de la Corte Provincial del Guayas, en su sentencia del 04 de
marzo del 2011,
dictada en la apelación de la acción de protección del “Caso
Cervecería”, determinó luego del más antitécnico análisis jurídico, que las acciones
para reclamar los derechos de los trabajadores son imprescriptibles. A continuación
transcribiremos el argumento de la Sala:
“C) Entre las pocas diferencias que pueden anotarse entre el sistema
constitucional anterior y el presente en materia laboral está el que en la
normativa constitucional anterior a 2008 a la par que se reconocía la
intangibilidad e irrenunciabilidad de los derechos de los trabajadores, se
reconocía también la posibilidad de que la acción para reclamar los
derechos del trabajador eran susceptibles de prescribir a partir de la
terminación de la relación laboral, lo que ciertamente constituía una
incoherencia jurídica, pues, la prescripción es una institución que implica
una especie de renuncia a un derecho mediante el no ejercicio de las
acciones pertinentes durante un tiempo determinado. Esta incongruencia
fue eliminada de la Constitución de 2008 al no contemplar en ésta la
posibilidad de que en materia laboral ocurra la prescripción de acciones,
con lo que el principio que declara la irrenunciabilidad e intangibilidad de
los derechos laborales cobra plena vigencia…”15
Previo a realizar un análisis de este segmento de la sentencia, consideramos necesario
esclarecer los conceptos de intangibilidad, irrenunciabilidad e imprescriptibilidad en
cuanto a los derechos fundamentales, en especial los laborales.
El principio de intangibilidad de los derechos constitucionales se refiere a que estos no
pueden ser menoscabados o vulnerados. La irrenunciabilidad de los derechos
fundamentales implica una limitación a la autonomía de la voluntad, en este caso a
desistir o renunciar del derecho fundamental. En el caso de los derechos del trabajador
15
Caso: 982-10-b. Sentencia 04 de Marzo de 2011. Considerando Cuarto literal c). Pág. 22.
20
la Constitución y la legislación laboral establecen una limitación a la posibilidad de
privación voluntaria de sus derechos –en su mayoría patrimoniales-, aunque sea en
beneficio propio. Sin embargo y es necesario aclararlo, tal restricción no impide en lo
absoluto que estos derechos patrimoniales, más aún cuando se representan en forma de
créditos, sean objeto de alguna transacción, mientras esto no implique su merma.
Ambos principios son consustanciales para la garantía de los derechos fundamentales.
La prescripción, por otro lado, es una figura jurídica a través de la cual se penaliza al
titular de un derecho por no ejercer dentro de un tiempo determinado la acción judicial o
administrativa para su reconocimiento, es decir, no es su negación, sino la sanción al
titular por no ejercitar la acción correspondiente para su reconocimiento. La figura de la
prescripción ha sido instituida con la finalidad de impedir que se pueda reclamar o
demandar un derecho (aún uno de carácter constitucional), cuando ha transcurrido un
tiempo que el legislador ha considerado adecuado para que su titular accione al órgano
correspondiente en caso de su desconocimiento.
La razón es casi obvia, si todas las acciones fueran imprescriptibles jamás se
consolidarían
las
situaciones
jurídicas,
de
tal
forma
que
se
lesionaría,
irremediablemente, el derecho fundamental de la seguridad jurídica (la certeza respecto
de una determinada relación jurídica por ejemplo). Por lo tanto la prescripción se
origina en la necesidad de establecer certeza, confianza y seguridad jurídica en una
sociedad, para que no se establezcan términos o plazos indefinidos y acciones
potencialmente permanentes.
El Tribunal Constitucional de Perú, sabiamente ha resuelto sobre la diferencia de
imprescriptibilidad e irrenunciabilidad de los derechos laborales:
“[…]… pues una cosa es la irrenunciabilidad de los derechos, esto es, su
naturaleza inalienable en su condición de bienes fuera de la disposición,
incluso llegado el caso, de sus propios titulares (por ejemplo, no podría
argumentarse válidamente que un trabajador “ha renunciado” al pago de
sus haberes), y otra cosa distinta es la "sanción" legal que se impone al
21
titular de un derecho que, tras su agresión, no ejercita el medio de defensa
en un lapso previsto normalmente en la ley.
De este modo, la figura jurídica de la prescripción no supone la
denegatoria del derecho en cuestión, sino, en todo caso, la restricción del
remedio procesal para exigirlo, lo cual no debe olvidarse, constituye
también la defensa de otro bien constitucional en la medida que se protege
por ésta vía la seguridad jurídica. En efecto, la prescripción no opera por
la "voluntad" del trabajador, sino por un mandato de la norma que
sanciona su negligencia en pos de la seguridad jurídica. Adicionalmente,
cabe anotar que la prescripción es una institución que ha gozado de rango
constitucional
en
nuestro
ordenamiento
(precisamente,
en la
Constitución de 1979 que el recurrente reclama aplicable al presente caso).
6.
Por otro lado, los derechos laborales, como cualquier otro derecho,
requieren de cierta diligencia por parte de su titular para garantizar su
ejercicio. Es por esto que el Estado, a través de las reglas procesales, ha
establecido plazos en los cuales estos pueden hacerse valer, de modo de
preservar un sistema de protección que no sea incierto en el tiempo y que
permita, al propio tiempo, que tanto trabajadores como empleadores
conozcan los límites temporales de sus obligaciones y derechos. El
desconocimiento de estos plazos por parte de los tribunales sólo generaría
incertidumbre en los operadores del derecho y, a la postre, restaría
legitimidad al propio modelo de tutela de los derechos que la
Constitución garantiza.”16
(lo subrayado en negrillas es nuestro)
16
EXP. N.º 04272- 2006- AA/TC. 12 de noviembre de 2007.
22
Siguiendo la misma línea argumentativa, la Corte Constitucional colombiana afirma, en
una sentencia dictada en una demanda de inconstitucionalidad, que la prescripción de
las acciones laborales no vulneran los derechos de los trabajadores.
“No se lesiona al trabajador por el hecho de que la ley fije términos para
el ejercicio de la acción laboral. El derecho de los trabajadores se respeta,
simplemente se limita el ejercicio de la acción, y se le da un término
razonable para ello. El núcleo esencial del derecho al trabajo no sólo está
incólume, sino protegido, ya que la prescripción de corto plazo, en estos
eventos, busca mayor prontitud en el ejercicio de la acción, dada la
supremacía del derecho fundamental, el cual comporta la exigencia de
acción y protección oportunas. Así, pues, el legislador no hizo cosa distinta
a hacer oportuna la acción; de ahí que lo que, en estricto sentido, prescribe
es la viabilidad de una acción concreta derivada de la relación laboral,
pero nunca el derecho-deber del trabajo.
[…]
Con base en lo expuesto, la Corte considera que las normas acusadas, lejos
de atentar contra la dignidad del trabajador, se caracterizan por
establecer una seguridad jurídica, por razones de beneficio mutuo de los
extremos de la relación laboral, que se ven en situación de inmediatez
y prontitud, razón por la cual una prescripción de largo plazo dificultaría
a patronos y a trabajadores la tenencia o conservación de pruebas que
faciliten su demostración en el juicio. Es por ello que la prescripción
trienal de la acción laboral es proporcionada con las necesidades, y por
tanto no es contraria a la igualdad, ya que ésta consiste en una
equivalencia proporcional, y no en una homologación jurídica absoluta de
materias diversas, lo cual sería, a todas luces, un absurdo.”17
(lo subrayado en negrillas es nuestro)
17
Sentencia No. C-072/94. 23 de Febrero de 1994.
23
Los máximos órganos de control constitucional en Perú y Colombia han resuelto la
problemática respecto de la imprescriptibilidad de las acciones laborales, bajo un
criterio de derecho y argumentación racional sustentado en los principios rectores
procesales y constitucionales. No cabe duda del desatino de la Sala de lo Penal al haber
concluido en tan nefasta decisión; inclusive, la misma Corte Constitucional ecuatoriana
al analizar el artículo 80 de la
Constitución sostiene el criterio que las acciones
imprescriptibles sólo pueden ser las expresadas en la Carta Magna18. A continuación
transcribimos un segmento relevante del fallo:
“…Adicionalmente, nuestra Constitución establece claramente cuales son
las acciones consideradas imprescriptibles; así, el art. 80 de la
prenombrada norma constitucional establece: "Las acciones y penas por
delitos de genocidio, lesa humanidad, crímenes de guerra, desaparición
forzada de personas o crímenes de agresión a un Estado serán
imprescriptibles (...)".19
La Constitución es clara con respecto a la imprescriptibilidad de acciones y, sólo y
exclusivamente la ha permitido para la persecución de delitos de lesa humanidad y
acciones por daños ambientales. Por lo tanto si el constituyente hubiera querido otorgar
la característica de imprescriptibilidad a otras acciones las hubiera señalado en la Ley
Fundamental.
De acuerdo con el Código del Trabajo, el tiempo para la extinción de los derechos
laborales solamente empieza a correr una vez concluida la relación laboral, momento
en el cual el titular de los derechos ya no estará sujeto a la dependencia de su ex
empleador y, podrá promover en contra de este las reclamaciones y demandas que no
18
La Constitución declara también otras acciones judiciales como imprescriptible: El acción para delitos
de peculado, cohecho, concusión y enriquecimiento ilícito cometidos por los servidores públicos (Art.
233); las acciones por las responsabilidades administrativas o civiles causadas por la adquisición y
manejo de deuda pública (Art. 290.6); las acciones legales para perseguir y sancionar por daños
ambientales serán imprescriptibles (Art. 396 último inciso).
19
Sentencia No. 011-09-SEP-CC. Caso: 0038-08-EP. R.O. #637. 20 Julio del 2009.
24
pudo interponer durante la relación laboral, como consecuencia de su temor a ser
despedido.
El Código del Trabajo señala el plazo de prescripción de tres años para las acciones
provenientes de actos y contratos de trabajo, contados desde la terminación de la
relación laboral (Art. 635) e inclusive transcurridos cinco años desde que la obligación
se hizo exigible, no se aceptará motivo alguno de suspensión y toda acción se declarará
prescrita (Art. 637), y también las prescripciones especiales de las acciones de un mes
del Art. 636.
De esta forma, el ex trabajador se encuentra en plenitud de facultades para reclamar sus
derechos o pretensiones. Sin embargo, tal posibilidad no es ni puede ser indefinida en
el tiempo, pues ello crearía incertidumbre en su ex empleador y afectaría la seguridad
jurídica. Por tanto, si no lo hiciera dentro del tiempo fijado por la ley, la acción judicial
se extingue en razón de la prescripción.
III. CONCLUSIONES.-
En ejercicio de nuestro derecho para presentar un escrito de amicus curiae como terceros interesados , solicitamos a ustedes, Señores Jueces de la Corte Constitucional,
previo a emitir la sentencia correspondiente y sin perjuicio que se disponga nuestra
intervención en Audiencia, que por este medio solicitamos, se considere el Informe de
Derecho que consta en este documento y cuyas conclusiones son las siguientes:
-
Que no se pueda utilizar las acciones de protección y demás garantías
constitucionales como medio para dirimir conflictos provenientes de relaciones
de trabajo, como el reclamo del pago de utilidades.
25
-
Que los jueces laborales son los competentes, de manera excluyente, para
dirimir los conflictos provenientes de relaciones de trabajo, como el caso
concreto del reclamo o demanda de pago de utilidades.
-
Que la imprescriptibilidad de las acciones está circunscrita de forma exclusiva y
excluyente para las acciones señaladas en el Arts. 80, 233, 290.6 y 396 de la
Constitución; por lo tanto, las acciones o reclamos laborales prescriben en la
forma y plazos establecidos en la Ley.
IV.NOTIFICACIONES Y AUTORIZACIÓN.-
Señalo como domicilio judicial para futuras notificaciones la casilla Constitucional No.
97.
Autorizo a los abogados Marcelo Bodero Murillo y Emilio Gallardo Cornejo a suscribir
los escritos y realizar las demás actuaciones judiciales que estimen pertinentes en esta
causa.
Es Justicia,
Ing. Henry Kronfle Kozhaya
Presidente
Cámara de Industrias de Guayaquil
26
Ab. Marcelo Bodero Murillo
Reg. CAG 10820
Ab. Emilio Gallardo Cornejo
Reg. CJ 09-2010-264
27
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