historia archivística de chile

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HISTORIA ARCHIVÍSTICA DE CHILE
Eugenio Bustos Ruz*
INVESTIGACIÓN
FUENTES
Vol. 6 - Nº 21 - La Paz, Agosto 2012
RESUMEN
Esta reseña de la historia archivística chilena, contempla una exposición partiendo de una introducción histórica
que comprende el nacimiento archivístico en el país heredado de la tradición española, abarcando desde el período
colonial, la temprana preocupación por la memoria, como así mismo haciendo ver las pérdidas documentales de
aquella época causadas principalmente por los embates de la naturaleza y las sublevaciones indígenas. Continúa con
el desarrollo archivístico del período republicano, en el que se crea el primer archivo de la administración pública
gestándose además los antecedentes que darían posteriormente a la creación del Archivo Nacional, el que tuviera su
origen en el primer tercio del siglo XX. En forma especial se detallan los fondos de mayor riqueza del Archivo por su
trascendencia histórica y que por ende son la fuente misma de la historia del país. Más adelante y siguiendo el curso
de los acontecimientos archivísticos, se señala la creación del Archivo Nacional de la Administración (ARNAD), la
creación de los archivos regionales, la elaboración de los Censos Guía de Archivos y la creación de la Asociación de
Archiveros de Chile. Ciertamente en lo referente a legislación, se indican aparte de las normas legales que dieran
origen al Archivo Nacional y al Archivo Nacional de la Administración, las disposiciones jurídicas complementarias
o relacionadas con la materia archivística o que tienen directa incidencia en ella. También se resaltan los archivos
chilenos declarados “patrimonio documental de la humanidad”, la incipiente formación profesional archivística
y de lo que aún se adolece al respecto, los congresos internacionales que han tenido relevancia y finalmente las
respectivas conclusiones de todo lo expuesto.
Palabras clave
<Archivística> <Archivos> <Archivos legislación> <Historia archivística de Chile> <Fuentes de archivo>
ARCHIVAL HISTORY OF CHILE
ABSTRACT
This review of the Chilean archival history includes a presentation from a historical introduction that comprises
archival source in the country with the Spanish tradition, the colonial period, the early concern with the memory,
showing the losses of the documents of that time, mainly caused by the ravages of nature and indigenous uprisings.
Also includes the archival development of the republican period, which creates the First Archive in the public
administration, initial antecedents that would subsequently permit create National Archive, which had its origin
in the first third of the twentieth century. In this review, it is detailed Archives richness as its historical importance
which is therefore the very source of the country’s history. Later on, and following the course of archival events,
like the creation of the National Archives Administration (ARNAD), the creation of regional archives, the list of
Archives in the country (Censos Guía), and the creation of the Association of Archivists of Chile. Certainly with
respect to legislation, are mentioned separately the legal rules that create the National Archive and the National
Archive Administration, from any supplementary law or any norms with direct impact on archivist. It is also
highlight the Chilean Archives which are declared “world´s documentary heritage”, the incipient and gradual
creation of the professional formation of archivist, the international conferences that have relevance, and finally the
respective conclusions of all above mentioned.
Keywords
<Archival science> <Archives> <Archive- law> <Archival history of Chile> <Archival-sources>
* Eugenio Bustos Ruz (Los Andes, Provincia de Aconcagua, 1954). Bibliotecólogo Universidad de Chile,
cursó Archivística General en la Escuela Vaticana de Paleografía, Diplomática y Archivística, estudios de
Lengua y Cultura Italiana en Siena y de Arqueología Cristiana en Roma, becario de la Agencia Española
de Cooperación Iberoamericana, Coordinador General del VII CAM Viña del Mar 2007, fue representante
de la Región de América Latina y el Caribe en la Mesa Redonda del Consejo Internacional de Archivos y es
representante de las Asociaciones de Archiveros del MERCOSUR ante el Consejo Internacional de Archivos
y la Asociación Latinoamericana de Archivos, es Presidente de la Asociación de Archiveros de Chile
FUENTES
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INVESTIGACIÓN
I. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA.
ÉPOCA COLONIAL
P
rimero que todo, debemos considerar que
España trajo a América el afán conservador de
la documentación e implantó las instituciones
necesarias para la conservación u ordenamiento de
los papeles. Las Reales Audiencias, los Cabildos, la
Secretaría del Supremo Gobierno tienen sus respectivos
archivos que se organizan minuciosamente, a los que
suman los de los escribanos, memoria escrita de todo
acto en que participaban como ministro de fe. Toda esta
papelería fue heredada del régimen colonial por el país
cuando alcanzó su independencia, y fiel a tal tradición
no sólo la conservó en su integridad, sino que prosiguió
incrementándola. Teniendo España una rica tradición
archivística, ésta no pudo estar ausente cuando llegó
el momento de organizar las instituciones que se
implantaron en las Indias Occidentales (denominación
oficial de las tierras americanas cuando formaban
parte del dominio de la corona de Castilla). Al crear
la corona las instituciones de que se valdría para regir
dichas tierras, los archivos nacieron junto con ellas, ya
que tal era el peso de la tradición, y en consecuencia
los organismos de Chile indiano poseyeron los archivos
que la corona había ordenado llevar.
1. Pérdidas documentales del período colonial
Cuando se trata de papeles del comienzo de la historia
chilena (actas de cabildos o registros notariales,
expedientes judiciales o administrativos), las principales
causas de pérdida han sido las catástrofes naturales
y la guerra araucana, vale decir los terremotos y los
levantamientos indígenas son los factores que más han
pesado en la desaparición para siempre de importantes
documentos. Hay, entonces, vacíos en el Archivo como
también en la historia del país. En otros casos ha
habido razones políticas, como acontece por ejemplo
con parte de la documentación de los años que van de
1810 a 1817, voluntariamente destruida para borrar
responsabilidades durante la llamada reconquista
española. De la belicosidad indígena, el primer caso
históricamente comprobado es el del libro con que se
inició la serie de actas del cabildo de Santiago, ciudad
que sería cabecera del reino, fundada el 12 de febrero de
1541. El día 11 de septiembre del mismo año, Santiago
fue asaltado por las huestes indígenas, conducidas por
Michimalonco, cacique principal de la región y en
medio del desastre el libro de actas se perdió, por lo
que el escribano del cabildo debió valerse de pedazos
de cartas, de cueros y otros materiales semejantes para
guardar memoria de los acuerdos adoptados. Cuando
se contó nuevamente, en 1544, con libro adecuado, se
anotaron allí los resúmenes de las actas anteriores, en
virtud de una resolución de Pedro de Valdivia que así
lo ordenó. Se reconstruyó allí el acta de fundación de la
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REVISTA DE LA BIBLIOTECA Y ARCHIVO HISTÓRICO DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA PLURINACIONAL
ciudad, en un texto simplificado, pero que da suficiente
testimonio de tan importante acto, que puede tenerse
por partida de bautismo de Santiago. A esta primera
pérdida documental siguieron otras tantas, quizás de
mayor significado como la gran sublevación araucana
que comenzó a fines de 1598 causando la destrucción
o el abandono de todas las ciudades establecidas
al sur del río Bío-Bío. Después, una u otra causa,
produjeron efectos semejantes como el terremoto del
13 de mayo de 1647, de terribles resultados en Santiago
que fue causa de la pérdida o deterioro de varios
archivos, posteriormente el terremoto de 1751 que
fue acompañado de una salida de mar en la bahía de
Concepción siendo esta ciudad, puerto hasta entonces,
cambió su asiento por otro interior y de lo que había
sido, desapareció todo sufriendo nuevamente graves
daños los archivos chilenos, puesto que casi nada de ello
se logró salvar en Concepción. Antes, en 1680, el pirata
Inglés Bartolomé Sharpe había arrasado la ciudad de La
Serena, pereciendo en las llamas el archivo del cabildo.
2. Siglo XIX. Época republicana. Creación del
primer Archivo de la Administración Pública.
Antecedentes del Archivo Nacional
El acervo documental chileno, y particularmente el
que reúne el Archivo Nacional, es de gran magnitud y
si bien la creación de esta institución es relativamente
moderna, pues data de 1927, confluyeron para llenar
sus anaqueles papeles del más diverso género. Producida
la emancipación, las instituciones jurídicas no sufrieron
un cambio radical, y la animosidad contra España, de
que estuvieron teñidos los primeros años del nuevo
Estado, no produjo la destrucción de todo lo recibido
de la herencia española. Si bien es cierto que algunos
archivos, por su naturaleza, dejaron de tener vigencia,
como sucedió con los relativos a la administración,
y que nació otro, que debía guardar los anales del
poder legislativo, no había razones para innovar en los
notariales, en los de los cabildos, (llamados a partir de
1828 municipalidades), ni en los judiciales. No obstante,
el tiempo y el nuevo ambiente que paulatinamente se
formó habían de causar modificaciones más o menos
importantes. Si no había gran interés por los valores
históricos, entonces comenzó un período de abandono
del antiguo acervo documental, pero nadie hubo que
pretendiese u osase destruirlo. Aunque abandonados,
los viejos archivos sobrevivieron.
La primera iniciativa encontrada, sobre la creación de
un Archivo de la Administración Pública, se deduce de
la contratación de un archivero para el Ministerio de
Gobierno y Relaciones Exteriores. El Decreto Ley de
10 de abril de 1823, que reorganiza el Ministerio de
Gobierno y Relaciones Exteriores, firmado en el Palacio
Directorial de Santiago por Ramón Freire y por Egaña,
en su articulo 6º señala: “Habrá además un oficial
archivero”. Con posterioridad, y en la medida que se
La sencilla administración de los primeros años de
la república se había complicado, los tres ministerios
existentes hasta 1836 (Interior y Relaciones Exteriores,
Guerra y Marina, y Hacienda), se habían duplicado
sesenta años más tarde, en 1887 era Interior, Hacienda,
Guerra y Marina, Justicia e Instrucción Pública,
Relaciones Exteriores y Obras Públicas. Por todo
lo señalado, parecía llegado el momento de pensar
nuevamente en un archivo general, parecido al proyecto
de 1844, el momento oportuno se presentó al dictarse
en 1887 una nueva ley de organización y funciones
de los Ministerios que lleva las firmas del Presidente
Balmaceda y su Ministerio de Interior Carlos Antúnez
en la que su artículo 30 dispuso, textualmente, lo
siguiente: “en un Archivo General de Gobierno se
depositarán, en el mes de abril de cada año, todos los
documentos existentes en los archivos particulares de
los diversos Departamentos que tengan más de cinco
años de fecha, y los libros copiadores de los mismos que
tengan más de diez”. El siguiente artículo determinaba
que la oficina constaría de tantas secciones cuantos
fuesen los Departamentos de Estado, y estaría a cargo
de un archivero y dos ayudantes. El artículo 32 vedaba
a los encargados del archivo manifestar ni entregar
los documentos existentes en él sin orden escrita del
ministro o subsecretario de Estado del Departamento
respectivo. Posteriormente, en 1904, se dictó el
reglamento de este depósito documental, el cual, a
través de sus disposiciones, venía a confirmar el carácter
de establecimiento auxiliar de la administración pública
que tenía el archivo.
INVESTIGACIÓN
fueron creando nuevos Ministerios, se consignaron en
sus plantas a los oficiales archiveros, estando descritas
sus funciones en la Ley sobre Reorganización de
Ministerios de 21 de junio de 1887. Por otra parte, el
primer intento de crear un archivo general destinado
a guardar los papeles nacionales, aunque no los
anteriores a la independencia, data de 1844. En ese
año, el 9 de julio, el Presidente Bulnes y su Ministro
del Interior, Ramón Luis Irarrázaval, remitieron al
Congreso Nacional un mensaje y un proyecto de ley,
por el cual se creaba una oficina de estadística, de la cual
formaría parte, como anexo, un “Archivo Nacional”.
Posiblemente la falta de interés de los legisladores hizo
que sólo el 17 de diciembre de 1847 pudiese sancionar el
general Bulnes la ley respectiva. Esta ley fue precursora,
en algunos aspectos, de la que creó el Archivo
General de Gobierno, que fue, a su vez, uno de los
componentes del actual Archivo Nacional. Su artículo
2° determinaba los documentos que debía custodiar.
Entre éstos estaban (N°11) los “actuales archivos de
los Ministerios del Despacho,
oficinas públicas y demás
establecimientos públicos que
existieran en la capital de la
República, a excepción de la
parte correspondiente a los
últimos ocho años…”. Este
precepto, parecido a uno de
los del actual estatuto jurídico
del Archivo Nacional, era el
más importante. Mientras
tanto, en la Biblioteca
Nacional, existente desde
1813, había comenzado a
acumularse un pequeño acervo
documental de carácter fundamentalmente histórico
que crecería con el tiempo. Aún no se comprendía bien
el auxilio que los archivos judiciales o notariales podían
prestar a la historia, también durante todo este tiempo se
acumulaban en los diversos ministerios los papeles que
cada uno de ellos producía y si los volúmenes existentes
en 1847, fecha de la fallida creación del archivo general
que los habría reunido, no eran todavía abundantes,
distinta era la situación cuarenta años después.
El fin utilitario del nuevo depósito quedó también
de manifiesto por el lugar donde funcionó durante
toda su existencia: el palacio de la Moneda, sede
oficial de la presidencia de la república y de los seis
ministerios, estaría a mano para cualquier consulta de
los funcionarios públicos. Así como con el Archivo
General de Gobierno quedaban satisfechas las
necesidades de la administración y del gobierno, y
parcialmente las de la historia, la Biblioteca Nacional
se había preocupado de llenar con mayor plenitud las
de esta última. Este establecimiento había comenzado
a ser depositario de manuscritos de carácter histórico,
que llegaban allí por vías diversas, el grupo más
antiguo, que hasta hoy se conserva, fue bautizado,
precisamente con un nombre que hace alusión a su
carácter primitivo, denominándose Fondo Antiguo, y
es el núcleo alrededor del cual se aglutinaron más tarde
otras colecciones. A partir de 1886, por la iniciativa
del Director de la Biblioteca Luis Montt, se fundó
la sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional,
siguiendo así el ejemplo de otros establecimientos
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INVESTIGACIÓN
similares, como la Biblioteca Nacional de Francia.
Gracias al empeño de Montt se reunió más tarde en
el recién creado departamento casi toda la primitiva
documentación oficial del período español, con lo
cual la sección se convirtió en un importante centro
de estudios e investigaciones. El otro gran aporte que
contribuyó y contribuye a formar el actual Archivo está
constituido por los fondos republicanos relacionados
con la administración de justicia y sus auxiliares. Se
trata de los expedientes judiciales, de los protocolos de
escribanos y notarios y de los registros conservatorios de
bienes raíces, creados estos últimos por el Código Civil,
vigente desde 1857, y cuyo reglamento se dictó ese año.
Al dictarse la ley orgánica de tribunales, en 1875, se
dispuso la creación de archivos judiciales en Santiago
y Valparaíso, en ellos debían ingresar los expedientes
de juicios afinados, los protocolos de los notarios y lo
libros copiadores de sentencias que tuviesen origen en
el departamento respectivo.
3. Siglo XX. Creación del Archivo Nacional
Señalamos a grandes rasgos que hasta el primer cuarto
de siglo, existían el Archivo General de Gobierno, la
Sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional,
y los archivos judiciales. En forma casi espontánea
se preparaban los materiales para la creación del
Archivo Nacional, pero todavía faltaban algunos
pasos intermedios para llegar a la institución actual.
Por decreto de 30 de mayo de 1925 se creó el Archivo
Histórico Nacional, en una forma que revistió curiosos
caracteres jurídicos. En la fundamentación del decreto,
que lleva las firmas del presidente Arturo Alessandri y
su Ministro de Justicia José Maza, se dio por existente
al Archivo, basándose para ello en la ley que autorizó
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REVISTA DE LA BIBLIOTECA Y ARCHIVO HISTÓRICO DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA PLURINACIONAL
la compra del solar en que se elevaría un edificio para
éste y otros organismo culturales, y en el proyecto
de construcción de los mismos, en lo dispositivo del
decreto se expresaba que se aprobaba el “Reglamento
orgánico del Archivo Histórico Nacional”, aunque las
disposiciones del mismo sobrepasaban ampliamente lo
que de acuerdo con la legislación chilena, es propiamente
un reglamento. El establecimiento nacía así con vicios
jurídicos que le daban un grave riesgo de inestabilidad,
pero dejando esto aparte, lo interesante era la idea
central del organismo que se creaba porque se trataba
de recoger en una sola institución tanto los documentos
ya plenamente históricos, como eran los guardados en
la Sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional
(que se declaraba incorporados al Archivo), como los
que adquirían tal carácter con el transcurso de los años.
Pasados ciertos plazos, los papeles guardados en los
archivos judiciales, en los notariales y en los del fuero
militar, pasarían a integrar también el nuevo organismo.
Con esto quedaba esbozado un sistema de archivos que
podría describirse así: la Sección de Manuscritos de la
Biblioteca Nacional y los documentos que ya habían
cumplido un plazo en los otros archivos constituían la
base del Histórico, a su vez este se alimentaba de dos
fuentes principales, la documentación de los ministerios
y de gobierno interior (Intendencias, Gobernaciones y,
solamente en lo referente a las
actas, las Municipalidades)
y la de carácter notarial y
judicial. Sin perjuicio de este
acrecentamiento regular, el
Archivo debería procurar la
adquisición de documentos
de importancia para la
historia que se hallasen en
poder de particulares.
El local del nuevo Archivo,
al que fueron llegando
paulatinamente los fondos
documentales que debían
formarlo, fue el nuevo edificio
de la Biblioteca Nacional, el
solar del viejo monasterio de
las religiosas Clarisas debía
albergar las construcciones
de la Biblioteca Nacional, el
Museo Histórico Nacional y
el Archivo Nacional, el único edificio que no se levantó
fue el del Archivo que hasta comienzo de los años
1980 compartió espacio con la Biblioteca Nacional. Al
trasladarse el Museo Histórico Nacional a otro edificio,
el Palacio de la Real Audiencia, el Archivo pudo a su
vez instalarse al costado de la Biblioteca Nacional,
actual instalación del Archivo Nacional Histórico, local
que resultó insuficiente por lo que la mayor parte de
la documentación ministerial debió ser mantenida en
Al referirnos al sistema de archivos, así concebido,
este era interesante y, se ha dicho que fue precursor y
germen de sistemas actuales, ya que el Archivo General
de Gobierno habría sido un archivo intermedio, o
sea, un depósito temporal para los papeles, antes de
seleccionarlos, sólo los de valor permanente habrían
pasado al Histórico, pero lo que no parecía plausible
era la excesiva centralización, puesto que exigía la
concentración en Santiago de toda la documentación
oficial, sin prever la creación de depósitos históricos en
otras partes del país. Un Decreto Ley de 21 de agosto
de 1925 mejoró la situación jurídica del Archivo
Histórico, dándole mayor firmeza, y reglamentó vacíos
que se advertían en el anterior reglamento, pero tuvo
corta vida esta fórmula, ya que por razones económicas,
a los dos años se llegó a un esquema simplificado. Por
Decreto con Fuerza de Ley de 25 de noviembre de
1927, firmado por el Presidente Ibáñez y el Ministro
de Educación Eduardo Barrios, se refundieron en
una sola institución, que sería el actual Archivo
Nacional, los Archivos Histórico Nacional y General
de Gobierno. Con la fundación del Archivo Nacional
se inició un nuevo período, se comenzó a exigir la
remisión regular de los fondos que debían enviársele,
se inició o, mas bien, se continuó con mayor ímpetu
la tarea de formación de catálogos e inventarios, se
dio impulso a la encuadernación de legajos de carácter
administrativo, etc. El Archivo Nacional es un archivo
rico, su nacimiento legal, en 1927, es tardío, pero no lo
es tanto si se considera que surgió de la yuxtaposición de
fondos documentales que comprendían las colecciones
más antiguas del país.
FONDOS DESTACABLES DEL
ARCHIVO NACIONAL
a) El más antiguo, y de continuidad no interrumpida,
es el de Actas del Cabildo y de la Municipalidad
de la ciudad de Santiago. En 1828 la tradicional
institución española cambió su nombre por el
de Municipalidad, no obstante, constituye una
sola unidad, puesto que ello no implicó entonces
un cambio sustancial en la institución. La fecha
inicial es 1541, año de la fundación de la ciudad,
pero la verdad es que las primeras actas fueron
reconstituidas tres años después, el cabildo puso
énfasis en la custodia de sus actas, de modo que han
atravesado los tiempos casi intactas, y así fueron
recibidas por la Sección de Manuscritos de la
Biblioteca Nacional. Parte integrante de este fondo
son algunos volúmenes de reales cédulas, reales
provisiones y documentos varios. Entre ellos están
los originales de cédulas de Carlos V de particular
importancia, como es la que elevó al “pueblo” de
Santiago a la categoría de ciudad.
b) Real Audiencia. Está constituida principalmente
por los expedientes de los litigios que se vieron ante
ella, pero hay también en él entre otro material un
rico cedulario, cuyo destinatario era la Audiencia
(1613-1813). El terremoto de mayo de 1647 causó
destrozos importantes en este Archivo. Habiéndose
instalado en Santiago el Tribunal en 1609 (antes
funcionó en Concepción entre 1567 y 1575), es
poco lo que se conserva anterior a esa catástrofe y, la
mayoría de la documentación judicial corresponde
al siglo XVIII.
INVESTIGACIÓN
unas bodegas arrendadas a la Empresa de Ferrocarriles
en Santiago.
c) Superior Gobierno, ex Capitanía General. Encierra
gran parte de la documentación relativa a los
múltiples asuntos que debía atender el gobernador,
capitán general y presidente. Dada su naturaleza,
cuando se organizaron los primeros gobiernos
nacionales se dispuso se conservase junto con el
archivo “moderno” del Ministerio del Interior.
Desde allí pasó a integrar la Sección de Manuscritos
de la Biblioteca Nacional.
d) Contaduría Mayor. Con esta denominación, propia
de un órgano indiano de la administración y
control de la hacienda, que en Chile perduró hasta
1888, se conserva un gran conjunto documental,
concerniente a la contabilidad y examen del empleo
de dineros fiscales. Comienza a principios del siglo
XVII, y termina ya entrado el siglo XX, proporciona
datos de todo género, ya que las cuentas que debía
examinar la Contaduría (y su sucesor hasta 1926, el
Tribunal de Cuentas), tenían que ser presentadas,
como es natural, debidamente documentadas,
además, de todo decreto que ordenase un pago
que tomaba razón en aquella oficina, lo que
permite a menudo complementar otras colecciones
documentales.
e) Fondos Ministeriales. Contienen los documentos
emanados de los ministerios de Estado desde la
independencia hacia adelante. Son tantos como
ministerios, tres eran en los primeros tiempos
(Interior y Relaciones Exteriores, Hacienda y
Guerra y Marina) y ha aumentado su número a
través de los años.
f ) Fondos de Intendencias y Gobernaciones. Desde
que en 1786 se introdujo en Chile el sistema de
intendencias, las autoridades de las más extensas
divisiones administrativas se llamaron Intendentes,
con mando en las provincias. Incluso en la actualidad
y, luego de haberse introducido una reforma en la
materia con la creación de las regiones, dotadas
de mayores factores de vida propia, su cabeza es
el Intendente Regional. En la misma línea deben
colocarse los archivos de los gobiernos provinciales,
antes de los gobernadores regían los departamentos,
actualmente, de acuerdo con la nueva estructura, las
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INVESTIGACIÓN
provincias siguen en el orden de división territorial
a las regiones, y su magistrado superior es el
Gobernador Provincial.
g) Dentro de los abundantes fondos abiertos conviene
señalar los derivados del ejercicio de sus funciones
por parte de los Tribunales de Justicia o sus auxiliares.
Junto a ellos deben mencionarse los protocolos
de los escribanos (notarios a partir de 1865), que
recogen infinidad de antecedentes de todo tipo y
que son, por ello, fuentes históricas relevantes.
Varias de las colecciones notariales comienzan en
el siglo XVII, y dos de ellas (las de Santiago y La
Serena) en la centuria anterior, no siendo pocas
las que se remontan al siglo XVIII. La serie más
completa es la de la capital, que tiene principio
en 1559 y, como fondo cerrado, termina en 1800.
La existencia como cerrado de este conjunto se
explica si se piensa que fue una serie primeramente
custodiada en la Sección de Manuscritos de la
Biblioteca, a la cual se llevó tal como existía antes
de la creación del Archivo Histórico Nacional.
Posteriormente comenzó el envío regular de los
registros de escribanos o notarios, pero los antiguos
de Santiago permanecieron como fondo aparte,
y así se conservan. También son de interés los
registros conservatorios de bienes raíces y minas.
Los primeros, creados por el Código Civil, fueron
reglamentados a partir de 1857, y tienen por objeto
probar la posesión de los bienes inmuebles y sus
limitaciones. Los segundos son similares respecto a
las pertenencias mineras.
h) No puede omitirse, algunos fondos heterogéneos que
dan un carácter particular al archivo, por exceder
la jurisdicción y el territorio nacional. Merece
mención especial en este campo el fondo de Jesuitas,
que después de variadas vicisitudes fue adquirido
por el gobierno de Chile en España en 1877, se
trata de parte de los documentos encontrados en
las casas jesuitas al momento de su expulsión en
1767, y de otros relativos a la administración de sus
bienes con posterioridad a aquella fecha. Su utilidad
es obvia, pues proporciona datos de todo género
sobre los bienes de la Orden en las diferentes etapas
porque atravesaron. El contenido de los volúmenes
corresponde a documentos de: Antillas, Argentina,
Bogotá, Bolivia, Chile, Ecuador, España, México,
Panamá, Perú, Quito, Filipinas, Venezuela, y varios.
i) También en las secciones heterogéneas, debe
señalarse el fondo Monseñor José Ignacio Víctor
Eyzaguirre que fue la primera colección documental
que recibió el Estado chileno por herencia. Lo
formó Eyzaguirre , que tuvo destacada actuación
en la vida chilena del siglo pasado y escribió una
62
REVISTA DE LA BIBLIOTECA Y ARCHIVO HISTÓRICO DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA PLURINACIONAL
Historia eclesiástica, política y literaria de Chile,
publicada en 1850
j) Mayor importancia tiene la colección Vicuña
Mackenna, constituida por los manuscritos que
juntó este historiador y que casi llegan al medio
millar de volúmenes. En ella hay papeles muy
importantes sobre acontecimientos del período
español, la época y los hombres de la independencia
(O’Higgins, San Martín, Cochranne, Carrera, etc.),
la Guerra del Pacífico, e infinidad de otros temas
siendo una de las colecciones más valiosas del
Archivo.
k) Los documentos sueltos, las colecciones documentales
de pocos volúmenes y otros papeles semejantes, que
llegan al Archivo por donación o compra.
l) Los otros fondos personales que guarda el Archivo.
m)Para finalizar este recuento selectivo debe señalarse
la Mapoteca, que va más allá de lo que su nombre
sugiere, siendo el plano más antiguo hasta ahora
encontrado de 1610.
CREACIÓN DE LA DIRECCIÓN GENERAL
DE BIBLIOTECAS, ARCHIVOS Y MUSEOS
La actual organización del Archivo Nacional trae su
origen del Decreto con Fuerza de Ley N° 5200, de 18
de noviembre de 1929, debido al Presidente Ibáñez
y al Ministro de Educación Mariano Navarrete. Este
precepto, que dio vida a la Dirección de Bibliotecas,
Archivos y Museos dependiente de tal Secretaría de
Estado, se refiere al Archivo en sus artículos 13 al 18,
cuyo tenor es el siguiente:
derechos correspondientes como si fueran otorgados
por alguna notaría pública. Estos derechos se
pagarán en estampillas de impuestos que se pegarán
e inutilizarán en el mismo documento, requisito sin
el cual no tendrá el documento valor de auténtico.
Art. 14. Ingresarán anualmente al Archivo Nacional:
Estos derechos dejarán de pagarse sólo cuando la
copia sea destinada a uso exclusivamente oficial; de
lo que se dejará constancia, para cada caso, en orden
suscrita por un Ministerio de Estado.
a) Los documentos de los Departamentos de
Estado que hayan cumplido cinco años de
antigüedad;
b) Los documentos de las Intendencias y
Gobernaciones que hayan cumplido sesenta
años de antigüedad;
c ) Los libros de actas de las Municipalidades que
tengan más de sesenta años de antigüedad;
d) Los protocolos notariales, los registros de
hipotecas, los registros conservatorios de bienes
raíces, de comercio y de minas, los libros
copiadores de sentencias de los Tribunales de
Justicia y los expedientes judiciales que hayan
cumplido ochenta años de antigüedad; y
INVESTIGACIÓN
Art. 13. El Archivo Nacional tiene por objeto reunir
y conservar los archivos de los departamentos del
estado y todos los documentos y manuscritos
relativos a la historia nacional y atender a su
ordenación y aprovechamiento.
Art.18. El Conservador del Archivo Nacional
tendrá facultad para visitar los archivos de los
ministerios, los judiciales y los de las Intendencias,
Gobernaciones y Juzgados, a fin de obtener
uniformidad en las normas de conservación y
ordenación de los documentos; Podrá delegar esta
facultad en los empleados del Archivo Nacional,
que designe.
f ) Los protocolos notariales, los registros de
hipotecas, los registros conservatorios de bienes
raíces, de comercio y de minas, los libros
copiadores de sentencias de los Tribunales
de Justicia y los expedientes judiciales de las
provincias de Tarapacá y Antofagasta y de los
Territorios de Aysén y Magallanes, que hayan
cumplido treinta años de antigüedad.
En el mes de marzo de cada año, los Subsecretarios
de Estado, los Intendentes, Gobernadores, Alcaldes,
Presidentes de Juntas de Vecinos, Notarios,
Conservadores de Bienes Raíces, Comercio y
Minas, Archiveros Judiciales y Jueces dispondrán el
envío al Archivo Nacional de los documentos que
reúnan las condiciones anteriormente señaladas.
Los funcionarios mencionados que no den
cumplimiento a esta disposición incurrirán en una
multa de diez pesos por cada día de atraso. Esta
multa se impondrá por el Presidente de la República,
en vista del denuncio de la Dirección General, y
su producido incrementará los fondos de la Caja
Nacional de Empleados Públicos y Periodistas.
Art.15. La Dirección General adquirirá todos
aquellos documentos, impresos y objetos que se
encuentran en poder de particulares y que tengan
interés para la historia patria y para las colecciones
de los establecimientos a su cargo.
Art.16. Ningún documento del Archivo Nacional
ni objeto alguno de las colecciones de los museos
podrá salir de su establecimiento sin previa orden
del Presidente de la República, expedida con todos
los requisitos legales, para cada caso.
Art.17. Las copias y certificados que expida el Archivo
Nacional serán firmados por el Conservador y, en
su ausencia, por el Director General y pagarán los
MODIFICACIONES AL DECRETO
CON FUERZA DE LEY 5200 DE 1929
El Ministerio de Relaciones Exteriores, se presume
exento de la obligación de transferir al Archivo Nacional
la documentación, por cuanto el decreto 210 de 1966
de ese Ministerio le atribuye conservar en su poder toda
la información relacionada con los asuntos limítrofes.
La ley 18.771 de 1988 se refiere a que la documentación
del Ministerio de Defensa Nacional, de las Fuerzas
Armadas, de Orden y Seguridad Pública, y de los demás
organismos dependientes de esa Secretaría de Estado
o que se relacionen con el Supremo Gobierno por su
intermedio, se archivará y eliminará conforme a lo que
disponga la reglamentación ministerial e institucional
respectiva. No será aplicable a dicho Ministerio ni a
las Instituciones u Organismos referidos en este inciso,
el artículo 18 de esta ley (Ley 18771. Artículo Único.
Diario Oficial. 17.01.1989).
Disposiciones complementarias
Se hace mención a las siguientes: a) Transferencias de la
documentación de los Tribunales Militares. El Decreto
FUENTES
AGOSTO 2012
63
INVESTIGACIÓN
de 5 de octubre de 1949 dispone la archivación de
los procesos de Juzgados Militares en el Archivo
Nacional; b) Reglamento de Archivo Nacional Decreto
de 12 de octubre de 1962; c) Circular N° 28.704
de la Contraloría General de la República de 1981
sobre disposiciones y recomendaciones referentes a
eliminación de documentos.
CENSO GUÍA DE ARCHIVOS
CREACIÓN DEL ARCHIVO NACIONAL
DE LA ADMINISTRACIÓN (ARNAD)
La Asociación de Archiveros de Chile es una
Corporación de Derecho Privado fundada con arreglo
a las disposiciones a que se refiere el Título XXXIII del
Libro I del Código Civil, con personalidad jurídica
aprobada mediante Decreto del Ministerio de Justicia
N° 457, de fecha 1 de abril de 1980. Sus miembros son
aquellas personas que de preferencia se desempeñan en
Archivos públicos y privados, en Bibliotecas y Centros
de Documentación de los distintos organismos
del Estado, de las Municipalidades, de entidades
No Gubernamentales, eclesiásticas, corporaciones
culturales y afines, y aquellas que trabajan en labores
que la Clasificación Internacional Uniforme de
Ocupaciones de la Organización Internacional del
Trabajo, ha señalado como propia del oficio o profesión
de Archiveros.
En el año 1992, se traslada al edificio que perteneció
a la Dirección de Aprovisionamiento del Estado,
DAE, la documentación ministerial que se encontraba
en las bodegas de Ferrocarriles y posteriormente, en
1996, la documentación correspondiente a Notarios y
Conservadores que se encontraba en el Archivo Nacional
Histórico. El Archivo Nacional de la Administración
quedó con la responsabilidad de resguardar y conservar
la documentación de: Ministerios,
Servicios y
Direcciones desde 1901. Posteriormente, en 1996,
Notarios y Conservadores desde 1800. La misión de este
Archivo es la de reunir y conservar la documentación
generada por la Administración Central del Estado de
Chile, de sus Servicios y Direcciones y de los auxiliares
de la administración de Justicia y, colaborar con el
resguardo de los derechos de las personas naturales y
jurídicas.
CREACIÓN DE ARCHIVOS REGIONALES
Proyecto a largo plazo, iniciativa que se canaliza a
través de la presentación de proyectos a los Gobiernos
Regionales. El plan regional considera la creación de
cinco archivos, situados respectivamente en Temuco,
Iquique, Concepción, Valparaíso y Punta Arenas. El
primer archivo de este tipo ha sido el Archivo Regional
de la Araucanía, inaugurado el 19 de diciembre de 1997.
64
REVISTA DE LA BIBLIOTECA Y ARCHIVO HISTÓRICO DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA PLURINACIONAL
Su objetivo es cuantificar archivos y documentos
existentes en las regiones, así como medir su
conservación y la cobertura de su accesibilidad.
CREACIÓN DE LA ASOCIACIÓN
DE ARCHIVEROS DE CHILE
La Asociación tiene su domicilio en la provincia de
Santiago, Región Metropolitana. El Directorio está
constituido por siete miembros: Un Presidente, un
Vicepresidente, un Secretario, un Tesorero y tres
Directores y su mandato durará tres años, renovándose
íntegramente en la Asamblea General correspondiente
pudiendo sus miembros ser reelegidos indefinidamente.
La Asociación tiene por finalidades las siguientes: a) Velar
por el perfeccionamiento profesional de sus asociados;
b) Propiciar ante las autoridades que corresponda, el
reconocimiento de los estudios especializados que sus
asociados hayan realizado en el país o en el extranjero;
c) Crear estudios sistemáticos sobre archivología;
d) Establecer vínculos con asociaciones similares
del extranjero y con organismos internacionales; e)
Difundir información sobre el valor, la importancia, la
utilidad de los archivos y sobre los servicios que ellos
prestan para el desarrollo de la investigación y de la
cultura; f ) Colaborar en la elaboración de la legislación
y reglamentación en materias archivísticas; g) Realizar
periódicamente congresos, jornadas, seminarios y
actos encaminados al perfeccionamiento profesional
de los asociados. Por el Decreto Exento 646 del
Ministerio de Justicia de 22 de julio de 2003 se aprobó
el texto refundido de los estatutos. La Asociación, es
miembro pleno (Clase B) del Consejo Internacional de
Archivos (CIA) y de la Asociación Latinoamericana de
Archivos (ALA), con derecho a voz y voto en ambas
organizaciones internacionales.
LEGISLACIÓN
Cabe mencionar y tener presente que por el Decreto
Exento N° 719 de fecha 2 de junio de 2006 del
Ministerio de Educación, se declara “Monumento
histórico” a todos los documentos conservados en el
Archivo Nacional y contenidos en el Archivo Nacional
Histórico, Archivo Nacional de la Administración y
Archivo de la Araucanía.
Por otra parte, La ley N° 20.285 de 2008 sobre
transparencia de la función pública y de acceso a la
información de la administración del Estado está
referida a normas generales, a la publicidad de la
información de los Órganos de la Administración del
Estado, a la transparencia activa, al derecho de acceso
a la información de los Órganos de la Administración
del Estado, al Consejo de Transparencia, a infracciones
y sanciones. Posteriormente en 2009 fue promulgado
su respectivo reglamento.
GUÍAS DE FONDOS
Guía de Fondos del Archivo Nacional Histórico.
Instituciones Coloniales y Republicanas, fue publicada
por la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos en
2009. Este archivo está constituido por 214 fondos.
Guía de Fondos Archivo Nacional de la Administración
(ARNAD), fue publicada por la Dirección de
Bibliotecas, Archivos y Museos en 2010. Este archivo
está constituido por 271 agrupaciones llamadas Fondos.
PROGRAMA MEMORIA DEL MUNDO
El 29 de agosto de 2003 la UNESCO declaró
“patrimonio documental de la humanidad” a dos
archivos chilenos: “Jesuitas de América” y el “Archivo
de los Derechos Humanos”. El primero contiene
información acerca de la conversión de los nativos;
fundaciones de cátedras de las lenguas aborígenes; mita
y repartimiento de los indios y datos sobre existencia de
caudales. El segundo está formado por registros sobre
los derechos humanos en Chile, entre 1974 a 1990,
centrado en informaciones y expedientes sobre los
detenidos desaparecidos.
Playa Ancha en Valparaíso. Existe la carrera “Gestión
de Información, Bibliotecología y Archivística” y
“Diplomado en Archivística” en la Universidad Alberto
Hurtado en Santiago. Sin embrago cabe resaltar que el
país no cuenta todavía con la formación técnica en la
materia.
CONGRESOS INTERNACIONALES
A DESTACAR
INVESTIGACIÓN
4. Siglo XXI
Seminario Internacional “Políticas Públicas de
Archivos, En el Umbral del Siglo XXI” , coorganizado
por Consejo Internacional de Archivos, la Dirección
de Bibliotecas , Archivos y Museos y el Programa de
la Naciones Unidas para el Desarrollo, realizado en
Santiago de Chile, junio de 1998.
Seminario Internacional de Archivos: “Normas en el
Mundo Archivístico”, coorganizado por la Dirección
de Bibliotecas, Archivos y Museos y la Asociación
Latinoamericana de Archivos, realizado en Santiago de
Chile entre el 9 y 12 de abril de 2002.
VII Congreso de Archivología del MERCOSUR
(VII CAM), denominado “Archivos: Patrimonio
documental del futuro”, coorganizado por el Archivo
Histórico Patrimonial de Viña del Mar y la Asociación
de Archiveros de Chile, realizado en Viña del Mar del
21 al 24 de noviembre de 2007. El VII CAM estuvo
compuesto por conferencias magistrales de destacados
profesionales como Antonia Heredia Herrera, Manuel
Vázquez Murillo y la participación de Vicenta Cortés
Alonso, así como con sesiones plenarias, sesiones de
comunicaciones libres, mesas redondas y encuentros
paralelos destacándose que el XII Encuentro de
Estudiantes de Archivología se realizó en homenaje a
los Profesores Don Aurelio Tanodi y Don José Pedro
Pinto Esposel.
FORMACIÓN ARCHIVÍSTICA
Especial mención merece el curso de Archivística
del Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo y de la Dirección de Bibliotecas,
Archivos y Museos, realizada en Santiago de
Chile en los años 1981-1982.
La Archivística se impartió como asignatura en la Escuela
de Bibliotecología de la Universidad Tecnológica
Metropolitana y en el Centro de Formación Técnica
de la Universidad Tecnológica Metropolitana en
Santiago, actualmente se imparte en la Universidad de
FUENTES
AGOSTO 2012
65
INVESTIGACIÓN
Las Primeras Jornadas Archivísticas Municipales se
realizaron en la Comuna de Providencia, Región
Metropolitana, los días 27, 28 y 29 de julio de 2009
denominándose: “El archivo municipal. Acceso de
la información al ciudadano”. Coorganizadas por
la Municipalidad de Providencia y la Asociación de
Archiveros de Chile.
VI Seminario de Archivos de Tradición Ibérica,
denominado “Archivos y Ciudadanía: Tendencias
Actuales en el Acceso y Uso de la Información Pública”,
coorganizado por la Asociación Latinoamericana de
Archivos, el Archivo Nacional de Chile y la Dirección
de Bibliotecas, Archivos y Museos, realizado en
Santiago de Chile, del 8 al 11 de septiembre de 2009.
Las Segundas Jornadas Archivísticas Municipales,
realizadas en Valparaíso, dentro del Marco del III Fórum
Universal de las Culturas, los días 4 y 5 de noviembre
de 2010 denominándose: “El Archivo Municipal:
Patrimonio Documental para la Ciudadanía”, fueron
coorganizadas por la Ilustre Municipalidad de Valparaíso
y la Asociación de Archiveros de Chile. En forma
relevante, se contó con la intervención de Christine
Martínez, Secretaria General Adjunta del Consejo
Internacional de Archivos, asimismo fue destacable
la participación de María Kodama, Presidente de la
Fundación Internacional Jorge Luis Borges.
IV Convención Internacional de Archivistas,
IV COINDEAR, coorganizada por la Ilustre
Municipalidad de San Bernardo, la Asociación de
Archiveros de Chile y el Centro de Archivística Virtual
de Argentina, denominada: “El Profesional de los
Archivos”, realizada del 10 al 13 de abril de 2012 en
San Bernardo, Provincia de Maipo.
66
REVISTA DE LA BIBLIOTECA Y ARCHIVO HISTÓRICO DE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA PLURINACIONAL
CONCLUSIONES
Teniendo como base que un archivo se desarrolla a la par
con la historia y siendo los documentos el testimonio
de los sucesos que van aconteciendo, lo primero, en el
caso de Chile, es reconocer a las autoridades políticas
y públicas su preocupación y esmero por conservar los
documentos del país, resguardando así los testimonios
de la historia. Se debe agradecer particularmente
a los gobiernos y sus respectivos gobernantes, que
dieron paso a la creación de los archivos públicos y
reconocer al mismo tiempo la responsabilidad y celo
que han mantenido las autoridades de la Dirección
de Bibliotecas, Archivos y Museos, y ,por cierto, muy
especialmente el rol de los Conservadores del Archivo
Nacional. Mención especial merece también el valioso
aporte de los particulares para el enriquecimiento del
acervo documental, como así mismo el reconocimiento
para don Enrique Campos Menéndez, quien fuera
Director de la Dirección de Bibliotecas, Archivos
y Museos (1977-1986) y para don Javier González
Echenique quien fuera Conservador del Archivo
Nacional (1976-1990), ya que en el período de ejercicio
de sus cargos se publicara un importante y completo
libro sobre el Archivo Nacional, en su primera edición
en 1983 y que ha servido de fuente para gran parte de
este artículo.
Considerando que
Chile resulta afectado de manera especial e inevitable
por fuertes movimientos telúricos y
también salidas de
mar, esto ha sido
uno de los factores,
que sin lugar a dudas, mucho daño
han causado a los
documentos de archivo a lo largo de
la historia nacional
y esto incluye los
daños ocasionados por la fuerte
magnitud del más
reciente terremoto
y maremoto del 27
de febrero de 2010
y así seguirá aconteciendo con estos fenómenos de la
naturaleza y sus consecuencias. Otro hecho que ha influido en la pérdida de importantes documentos sobre
todo del período colonial fueron las aguerridas sublevaciones indígenas contra la conquista española, pero
siempre se hizo lo posible por restaurar y conservar los
documentos heredando paradójicamente la tradición
INVESTIGACIÓN
precisamente traída por los conquistadores. Hechos a destacar de
la historia archivística chilena, es
que partiendo con la creación de
una archivo de la administración
pública en 1823 expresamente se
estipula que debe contar con un
oficial archivero, también cabe
destacar la fusión que fueron teniendo los archivos hasta la creación del Archivo Nacional y la
existencia hoy en día del Archivo
Nacional Histórico y del Archivo
Nacional de la Administración.
Sin embargo, y si bien es
cierto que al crearse en 1929
la Dirección de Bibliotecas,
Archivos y Museos por medio
del DFL 5200, los artículos 13
al 18 de dicho Decreto están
referidos al Archivo Nacional y son hasta la fecha las
disposiciones jurídicas en lo que a archivos se refiere,
vale decir tienen una vigencia de mas de 80 años y
con modificaciones mínimas muy puntuales por lo
demás. De lo anteriormente señalado, se deduce que
es urgente una actualización jurídica archivística en
el país, a viva voz esto se comenta en todos los entes
relacionados en la materia, es más, no hay ley de
archivos propiamente tal acorde al avance del tiempo y
del desarrollo tecnológico, así como tampoco se cuenta
con la formación archivística de carácter técnico, que
es el pilar para la profesionalización de la disciplina y
su reconocimiento como tal y el remezón lo ha causado
expresamente la promulgación de la Ley N° 20.285
de 2008 sobre transparencia de la función pública
y de acceso a la información de la administración
del Estado, ya que este cuerpo legal destapó diversas
falencias en el ámbito archivístico. Por otra parte, aún
falta crear archivos regionales en el sentido de aplicar
la descentralización administrativa al respecto. Dentro
del panorama, es digno de resaltar la función que ha
estado cumpliendo la Asociación de Archiveros de
Chile, corporación de derecho privado que de manera
indiscutible ha estado preocupándose de difundir la
archivística a nivel nacional y manteniendo además una
importante actividad internacional.
Ante a lo manifestado, se considera que el papel del
Estado resulta crucial para una profunda reforma
archivística, que contemple no tan sólo una legislación
acorde a los tiempos, sino que además promueva la
formación técnico profesional que conlleve el debido
reconocimiento en los escalafones de la administración
pública de los archiveros. Considerar la aplicación
de las herramientas tecnológicas, el valor legal de los
documentos escaneados, velar por las condiciones de
los locales para los archivos, la preocupación por los
archivos municipales, etc. Se está actuando, pero falta
mucho todavía y ello tiene que ser una tarea conjunta,
abierta, respetuosa, democrática y transparente,
fomentada desde el Estado hacia todos los entes
relacionados con la archivística.
BIBLIOGRAFÍA
ASOCIACIÓN DE ARCHIVEROS DE CHILE (Ed.). (2003). Boletín de Información de la Asociación de Archiveros
de Chile, año 10.
CONTRALORÍA GENERAL DE LA REPÚBLICA (2008). Recopilación de Leyes y Reglamentos. Tomo 138. Vol. 1.
Santiago, Chile: La Contraloría.
ECHENIQUE GONZÁLEZ, Javier (1983). Archivo Nacional. Santiago: Dirección de Bibliotecas, Archivos y
Museos.
SEPÚLVEDA JARA, Gerardo. Hidalgo Saldes, Víctor (2011). Historia sobre los Archivos Públicos en Chile y el acceso a
la Información. Santiago. Chile: Centro de Formación Técnica UTEM. Carrera de Técnico en Bibliotecas y Centros
de Documentación.
FUENTES
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