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JORNADA DEL TRABAJO
1952
ROTARY CLUB DE SANTIAGO
JORNADA DEL TRABAJO
1952
ROTARY CLUB DE SANTIAGO
LA J O R N A D A DEL TRABAJO 1 9 5 2
El Rotary Club de Santiago ha editado el presente folleto con el objeto de materializar el recuerdo de su primera
Jornada del Trabajo. Es posible que estas páginas, en su
presentación tan modestas, hayan recogido algo del fervor,
del optimismo y de la buena fe que nuestro Club puso al
servicio de la JORNADA que realizaba, de acuerdo con las
orientaciones contenidas en la resolución de la Vigésima
Tercera Conferencia de los Distritos Chilenos.
La Vigésima Tercera Conferencia, como se explica en
este folleto, había estimado que las inquietudes rotarías en
torno a las Relaciones Profesionales debían alcanzar una
expresión más útil y positiva, para que a través de ella pudieran los miembros de Rotary servir mejor ese ideal que
traduce el Segundo Punto del Objetivo de Rotary y que habla del "aprecio de toda ocupación útil y la dignificación de
la propia en servicio de la sociedad....".
Observando las normas señaladas por la resolución de
la Vigésima Tercera Conferencia, el Comité de Relaciones
Profesionales del Rotary Club de Santiago y el Sub-Comité
de Acción Social, dependiente este último del anterior, elaboraron en estrecho contacto con la Junta Directiva un programa destinado a celebrar la Jornada del Trabajo para la
mejor exaltación de dos principios fundamentales:
a) La Importancia Social del Trabajo Individual, dignamente realizado;
b) El Trabajo, como Instrumento de Servicio.
__ 4 Los actos preparados para dar realce a estos principios
fueron distribuidos entre los días 27, 28, 29 y 30 de mayo
de 1952, de acuerdo con un programa que este folleto publica detalladamente. La actividad preparatoria se cumplió
en un ambiente de optimismo, al que no era ajena la impresión recogida en una cordialísima reunión con los representantes de la prensa nacional y extranjera, de quienes recibimos, no sólo el ofrecimiento de una amplia colaboración,
sino que, además, el valioso estímulo contenido en sus manifestaciones de simpatía hacia una jornada que habría de
poner una nota de armonía, de comprensión y de buena voluntad , en medio de la confusión provocada por el constante
chocar de los intereses y de los egoísmos.
Este folleto sólo tiene por finalidad, ya lo expresamos,
la de materializar el recuerdo de la Jornada del Trabajo de
1952. No tendrían en él cabida el análisis de la JORNADA
ni la consideración de sus proyecciones. Ambas cosas pertenecen a la opinión pública y a los organismos oficiales y
particulares que nos prestaron su ayuda. Sólo nos corresponde decir que dimos el mejor cumplimiento que nos imposible a un hermoso deber, impuesto a Rotary y a sus
miembros por un concepto superior de las responsabilidades
que, en esta hora del mundo, tienen frente a sí los -hombres
de buena voluntad.
ROTARY CLUB DE SANTIAGO
— La Junta Directiva.
— El Comité de Relaciones Profesionales.
— El Sub-Comité de Acción Social.
1 95 2 -
C A N T O
AL
T R A B A J O
Diego Barros Orfiz
Trabajo que marca
las manos del hombre
con signos supremos.
Trabajo que es fiesta
de claros martillos
en yunques eternos.
Pedestal de Historia,
granito de pueblos,
Norte sostenido,
Rosa de los Vientos,
músculo y cerebro,
arcilla inmortal,
surco que se rasga
con fe maternal;
aliento de siglos,
espiga y panal.
Trabajo que es hondo
y constante amasijo
de hastíos y sueños
sudores y anhelos,
hogaza cargada
sobre las espaldas
del padre Universo.
Arena infinita
de lodo y estrellas
de risas y lágrimas,
conjunción de acentos
y fuerzas de un mundo
que rueda hacia el
fin del tiempo.
Brazos que se enlazan
en cadena inmensa
sobre el horizonte.
Destino tallado
en los cielos
por la Humanidad.
Trabajo que es amor
y anhelo,
fatiga y sudor,
esperanza y gloria,
alma universal,
himno de la vida,
aroma y color.
Trabajo, presencia
divina de Dios.
EL
P R O P O S I T O
La Vigésima Tercera Conferencia de los Distritos Chilenos de Rotary International N.os 126, 128 y 130, celebrada en Santiago, en marzo de 1949, adoptó la siguiente resolución :
"Hacer suya la moción del Comité Nacional
Permanente de Relaciones Profesionales que propone realizar a través de todo el país una jornada
anual de características semejantes a la Semana
del Niño, destinada a promover un mejor clima
entre el capital y el trabajo y a suscitar en la juventud y en los elementos trabajadores un sentido más amplio de la utilidad social de todo trabajo
dignamente ejercido y de la necesidad de dignificar la propia actividad, sea modesta o destacada.
La Conferencia estima que todos los Clubs podrán
celebrar esta Jornada alrededor del Día del Trabajo (l. ? de mayo).
El acuerdo de la Conferencia representaba la cristalización de un deseo largamente sustentado por el rotarismo
chileno. Muchas veces los rotarios se'habían preguntado:
¿Cómo podría nuestra Institución hacer algo tangible y
efectivamente útil en torno al espíritu expresado en el Segundo Punto del Objetivo de Rotary, que habla del "aprecio
de toda ocupación útil y la dignificación de la propia en
en servicio de la sociedad" . . ?
Rotary había encontrado la manera de desarrollar un;;
acción práctica alrededor de otros asuntos de su interés,
tales como el servicio a la infancia, a la comunidad y a las
relaciones internacionales. No ocurría lo mismo con ese Segundo Punto que señalaba principios que deben cultivarse
en el fuero interno de cada individuo y que no era fácil, en
consecuencia, traducir en una acción visible.
La Conferencia del año 1949 vino a resolver la cuestión, estableciendo claramente que los Clubs Rotarios tendrían la oportunidad de hacer una campaña de alcance público para destacar su preocupación por el trabajo humano,
principal factor de felicidad, bienestar y progreso.
La Jornada del Trabajo, creada por la Vigésima Tercera Conferencia habría de orientar su acción hacia dos objetivos principales, a saber:
a) Exaltación de la importancia social del trabajo individual dignamente realizado.
b) El trabajo como instrumento de servicio.
Desde el mismo día de su fundación en Chicago, el 23
de febrero de 1905, Rotary ha visto en el concepto básico
de la dignificación del trabajo la más sentida y profunda
de sus inquietudes. Desde entonces, también ha tratado de
realizar por intermedio de sus asociados —que representan
las más diversas actividades de cada localidad— la tarea de
llevar a la comunidad toda la adecuada impresión de la
importancia que otorga al trabajo, dignamente ejercido, como factor de utilidad social, de bienestar colectivo, de servicio en toda la amplitud del vocablo.
Cree Rotary que el trabajo, sea de la mente o del músculo, proporciona no sólo el medio de satisfacer las necesidades materiales del hombre, sino la oportunidad, cada día
renovada, de ser útiles. Y piensa, asimismo, que muchos
males serían remediados en él campo de las relaciones humanas sí en su diaria actividad cada individuo buscara e!
equilibrio ideal entre su propio interés y el interés ajeno.
Este es, en síntesis, el espíritu que captó la Vigésima
Conferencia de los Distritos Chilenos al resolver que Rotary
debía dar a su acción un nuevo impulso, realizando la Jornada del Trabajo cuya celebración anuncia el Rotary Club
de Santiago para los días 27, 28, 29 y 30 de abril de 1952.
Y este Club espera que, situada como estará la Jornada del
Trabajo al margen de las complejas situaciones provocadas
por la lucha de intereses o de ideologías, encuentre en todos los sectores de la opinión pública la acogida amplia que
abra un camino nuevo y promisorio a la comprensión social.
DESARROLLO DE LA J O R N A D A DEL TRABAJO
Domingo 21:
11 horas.—ACTO PUBLICO EN EL TEATRO CONTINENTAL: Primera Parte: 1) Exhibición de la
película documental sobre "El Salitre" y otras;
Segunda Parte: 1)-Palabras der Presidente del
Sub-Comité de Acción Social del R. C. de Santiago, don Armando Venegas de la Guarda.
2) Discurso del ex-Presidente del Rotary Club de
Santiago, don Julio Lavín Urrutia.
3) Actuación de la Banda de los Talleres de San
Vicente y de los artistas Raiúl Hernández, Luis Gatica y Jorge Romero.
22.35 horas.—CHARLA RADIAL del Pro-Secretario
del R. C. de Santiago, don Alejandro Pinedo, por
Radio Sociedad Nacional de Agricultura.
Lunes ¿8:
19 horas.—ACTO SOLEMNE EN EL AULA MAGNA
DE LA ESCUELA DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE: 1) Primera Parte: Actuación de la soprano Anita Iriarte.
2) Palabras del Presidente del Rotary Club Je
Santiago, don Ignacio Uriarte Avendaño.
3) Conferencia del ex-Gobernador de Distrito, don
Eduardo González Ginouves.
Segunda Parte: Actuación de la arpista Arlette
Bezdechi.
19 horas.—CHARLAS RADIALES del Presidente del
Comité de Relaciones Profesionales, don Laureano
Estradé; del Presidente del Sub-Comité de Acción
Social, don Armando Venegas de la Guarda y de
la Sra. Aída Yávar de Figueroa. Radios Sociedad
Nacional de Agricultura, Cooperativa Vitalicia y
Corporación.
Martes 29:
En el día.—ACTOS EN LAS POBLACIONES OBRERAS de Yarur S. A. y Compañía Cervecerías Unidas. Entrega de premios de estímulos por las empresas a los pobladores distinguidos por el cuidado de sus casas.
19 horas.—CHARLA RADIAL del socio Dr. Teodora
Gebauer. Radio Nuevo Mundo.
\1 ¡creóles 30:
12.45 horas.—SESION SEMANAL DEL ROTARY
CLUB DE SANTIAGO: Asistencia del Ministro
del Trabajo. Tema Central a cargo del socio don
Mariano Bustos Lagos.
22.15 horas. — CHARLA RADIAL del Primer Vicepresidente del R. C. de Santiago, don Benjamín
Aguirre. Radio El Mercurio.
ACTO PUBLICO EN EL TEATRO CONTINENTAL
DOMINGO 27 DE ABRIL DE 1952
Palabras del Presidente del Sub-Comité de Acción Social.
Don Armando Venenas de la Guarda.
~eñoras, señores, amigos rotarios:
La Junta Directiva del Rotary Club de Santiago me
ha encargado —en mi carácter de Presidente del Sub-Comité de Acción Social— presentar a Uds. los saludos de la
institución y agradecerles su asistencia, que está demostrando que nuestra labor no pasa desapercibida por los habitantes de esta capital.
La Jornada del Trabajo que se realiza por primera
vez entre nosotros —por mandato de preceptos de nuestra
organización— tiende a dignificar esa palabra que podríamos llamar santa, ya que el trabajo fué instituido por Dios
y glorificado por Jesucristo en la tierra, dándonos el ejemplo con su acción personal, ya que él mismo trabajó como
carpintero y buscó como sus mejores colaboradores a hombres que se ganaban su sustento actuando en las labores
del trabajo, tales como San Pedro que era un modesto pescador; San Lucas, caritativo médico del pueblo y para no
nombrar a otros muchos más, a San Mateo que se desempeñaba humildemente como cobrador.
— 11 —
Señoras y señores: Rotary no desea forzar las mentes
ya formadas y que por desgracia han establecido una lucha entre el capital y el trabajo; no es su intención, ni su
objetivo. Sólo conseguiremos un mundo mejor al lado de
la juventud que se levanta, de los trabajadores del mañana, cuyas mentes están limpias de prejuicios y sus corazones palpitan al unisono con sus maestros y que podrán
seguir haciéndolo con sus patrones al salir a ganarse el pan
de cada día.
Debo por ello agradecer a los que nos comprenden como los Directores y alumnos de los Talleres de San Vicente, que se han hecho presentes en esta reunión con un contingente valioso y a todos los que iremos agregando a nuestro rol en el futuro.
En nombre del Rotary Club de Santiago declaro inaugurada la Primera Jornada del Trabajo.
El tema central estará a cargo del Past Presidente don
Julio Lavín Urrutia, cuya voz escucharéis en momentos
más.
Vayan, para terminar, los más sinceros agradecimientos para los artistas y para todas las personas que en una
u otra forma están colaborando en forma generosa en
nuestra labor.
Discurso del ex Presidente del Rotary Club de Santiago,
Don Julio Lavín Urrutia.
Señor Presidente, Señoras y Señores:
El Rotary Club de Santiago, en cuya representación
me cabe el honor de hablar, se asocia jubiloso a la celebración de la Fiesta del Trabajo. Y lo hace con la alta credencial que le otorga el contenido de su propia doctrina.
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12 -
No celebramos esta fiesta a base de extrañas ideologías que aprovechan la fecha de su homenaje para exaltar
las rebeldías que ahondan las diferencias en la familia humana.
Para nuestra Institución, el trabajo, ese esfuerzo que
mueve todo progreso individual o colectivo, significa la realización de obras o de empresas dignas, que al dar fiel expresión al ideal de servicio, determinan consecuencialmente la base esencial de Rotary. Significa además, una emoción y un sentimiento de afecto puesto en la realización de
cada ocupación útil, sea grande o pequeño el plano en que
se realice; y significa también el enaltecer de nuestras actividades y el satisfacer de nuestras conciencias en las prestaciones de servicios que en pugna con el egoísmo, entregamos generosamente al bienestar colectivo.
Bajo este concepto, me referiré muy someramente al
trabajo en la juventud, en la mujer y en el hombre. Que la
juventud henchida de ideales, realice su función de trabajo en plenitud de contento y optimismo, vibrante el corazón,' luminoso el espíritu, apreciando el cumplimiento del
deber, consciente de la importancia y valor de su acción; y
de ser poderoso elemento humano que se está capacitando para gravitar dignamente en su propio beneficio, en el
de su familia y en el de su Patria. Y así el muchacho entrará en el dintel de la hombría, con una debida apreciación de la vida y de sí mismo y con el arma magnífica de
la propia estimación. Me referiré en seguida al trabajo de
la mujer en el hogar, al trabajo de la mujer madre, al cual
llamaría propiamente misión y más que eso, santa misión.
Dotada por Dios y la naturaleza de dones extraordinarios
que se traducen en el encanto de su dulce autoridad, es el
pilar espiritual y material más sólido en la firme estructura del hogar. En la casa humilde, en donde es necesaria
su labor constante, no sólo deberá realizarlo con cariño,
abnegación y eficiencia, sino que con preocupada economía,
multiplicando las posibilidades obtenidas para sus gastos y
ofreciendo las inapreciables ventajas que brinda la casa
limpia, los hijos bien presentados y el pan sano y sabroso.
Y en lo espiritual enseñará a sus hijos el recto proceder,
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el respeto a los demás, la fe en Dios, el amor a su patria
y a sus destinos y tantos otros caudales que formarán la
primera y más indestructible base de su joven personalidad. Será así la mujer el más fuerte eslabón en los afectos
del hogar, en el respeto mutuo y en la consolidación de una
familia feliz y estrechamente unida. Y nosotros, los hombres en general: Propendamos a la preocupación constante
de las naciones democráticas, en orden a mantener el debido equilibrio y armonía entre el capital y el trabajo. Que
piense el capitalista que el elemento más preciado en la integración del trabajo, de ese esfuerzo aplicado a la producción de la riqueza, es el elemento humano; que si alguien
ha considerado su producido como el equivalente de una
máquina, piense que lo es de una máquina que tiene cerebro y corazón, que siente y que sufre, que piensa y que
ama.... Y a su vez el obrero, considere al capital en humano concepto y que siendo factor indispensable en toda empresa realizadora, deben producir juntos comunes y efectivos beneficios. Dentro de nuestra concepción, ambos, capital y trabajo, deben marchar en la más efectiva concordia. Aspiramos a que se forme una sola y generosa conciencia entregándose mutuamente dádivas recíprocas y satisfaciendo anhelos y utilidades también recíprocas.
Y termino, señoras y señores, formulando en nombre
del Rotary Club de Santiago el voto más sentido y ferviente porque: la luz de la doctrina rotaría se proyecte potente en la función social del trabajo, para que la semilla dejusta, fraterna y digna convivencia humana, que sembrara hace más de dos mil años el Hijo del Carpintero de Galilea, germine, florezca y fructifique en magnífica abundancia para bien de la humanidad.
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CHARLA RADIAL DEL PRO SECRETARIO DEL RO
TARY CLUB DE SANTIAGO, DON ALEJANDRO
PINEDO GOICOECHEA
Radio Sociedad Nacional de Agricultura. — Domingo 27 de
Abril a las 22.35 horas.
El Presidente del Rotary Club de Santiago me ha designado para que me dirija al selecto auditorio de la Radio Nacional de Agricultura en este día, en que Rotary inicia en nuestra ciudad la primera Jornada del Trabajo.
Gran honor y difícil responsabilidad el poder interpretar con palabras el contenido de la obra que el rotarismo
pretende hacer en relación con el trabajo, obra, como todas las rotarianas que se circunscribe a despertar sanas
inquietudes, a mover voluntades y a ser palanca que accione en los sentimientos humanos para impulsar al individuo a dar más, en beneficio de la colectividad.
Al hilvanar estas palabras, ha golpeado con insistencia en mi mente la figura de Paul Harris, y he llegado a
sentir con fuerza lo que sabemos que fué su honda Soledad. Qué terrible es .para el ser humano él sentirse solo,
no la soledad de haber perdido algo o alguien que se recuerda con afecto, sino que esa otra soledad de no tener
nada que recordar, la soledad de no tener un amigo; la soledad de no saber lo que sienten o necesitan los que nos
rodean; la soledad de la gran ciudad. Tal fué lo que sintió
Paul Harris. El se interesaba por aumentar el círculo de
sus amistades, saber más acerca de personas dedicadas a
otros negocios, ampliar y mejorar su conocimiento de los
hombres por medio de un contacto espiritual más estrecho
con ellos.
— 15 —
Fué así como en Febrero de 1905 este joven solitario de Chicago, reunió a otras personas y les manifestó
sus deseos, y bien pronto el grupo comenzó a discutir la
formación de un Club cuyo propósito sería la ayuda mutua ... ¡Rotary había nacido!
A este grupo de personas el mismo Paul Harris los
clasificaba asi: "todos eran amistosos y amables y cada
uno representaba una vocación diferente, reconocida y honorable. En algunos aspectos había visibles diferencias; se
les había seleccionado sin tomar en cuenta las disimilitudes raciales, religiosas o políticas. Formaban parte de nuestro grupo ciudadanos de origen norteamericano, alemán,
sueco e irlandés, había representantes de las más diversas
religiones: católicos, protestantes, y judíos, pero todos animados del mismo ideal de servicio".
Para que el concepto del referido ideal se perciba con
toda su claridad debemos establecer que "servir" en la acepción que Rotary da a esta palabra, significa ser servicial,
actuar con honestidad y con eficiencia, en las relaciones comerciales o profesionales de tal manera que los que traten con nosotros, reciban todo lo que en justicia tienen derecho a esperar y, aún, en algunos casos, tenemos que pensar en anteponer el bien ajeno al bien propio.
Servir, es también juzgar a los demás con criterio amplio y ánimo tolerante; es ser altruista; útil al prójimo
con desinterés; escrupuloso en el cumplimiento del deber;
es hacer beneficios sin esperar inmediata recompensa, es
en fin, proceder con los demás como quisiéramos que ellos
procedieran con nosotros.
El ideal de servir a los demás es la base del edificio
rotario. Sobre esta base se elevan cuatro columnas que señalan los cuatro caminos principales que Rotary ofrece a
cada rotario, para realizar el ideal: El servir dentro del
Club; servir en las relaciones sociales; servir en las relaciones profesionales y servir en las relaciones internacionales.
Estas son las ideas básicas que impulsan al rotarismo,
y a ese grupito de hombres que se juntaron una noche en
Chicago, se han juntado miles y miles de rotarios que hoy
— 16 —
día ejercitan los mismos principios en los cinco continentes. Su obra es vasta y demás conocida.
Nuestro país no podía restar su aporte a esta obra de
hombres de buena voluntad y así fué como en 1923 fué
fundado en Chile, y hoy día el Club de Santiago tiene el
orgullo de ser el más grande de habla castellana.
Estaría de más el referirnos a la obra que se ha realizado y a las campañas de bien público que han partido
del seno de sus clubs. Queremos sí señalar su obra de ayuda a la niñez a la que con tanta abnegación coopera la Comisión de Señoras y es así como la Semana del Niño ya
se ha incorporado como un acontecimiento nacional; las colonias escolares que proporcionan esparcimiento y veraneo
a miles de niños, son otra realidad de su espíritu de servicio.
La vigésima tercera conferencia de los Distritos Chilenos de Rotary Internacional celebrada en Marzo de 1949,
captando el deseo largamente sustentado por el Rotarismo
Chileno acordó "Hacer suya la moción del Comité Nacional permanente de relaciones profesionales que propone
realizar a través de todo el país una jornada anual de características semejantes a la Semana del Niño destinada a
promover un mejor clima entre el capital y el trabajo y a
suscitar en la juventud y en los elementos trabajadores un
sentido más amplio de la utilidad social de todo trabajo
dignamente ejercido y de la necesidad de dignificar la propia actividad, sea modesta o destacada''.
Con este acuerdo se le dará mayor fuerza a la realización del segundo punto del objetivo de Rotary que habla: "de la buena fe como norma en los negöcios y en las
profesiones; el aprecio de toda ocupación útil y la dignificación de la propia en servicio de la sociedad".
Oyente que me escuchas, Rotary te invita a incorporarte a esta Jornada; haz de tu trabajo una ocasión ele
servir, piensa que al que sirves, o el que te sirve, está formado de las mismas inquietudes que tú, tiene los mismos
anhelos y está destinado al mismo fin, junta tu mano con
la de él; junta el sudor de las dos frentes y que el pan ganado sea alianza y no discordia.
ACTO SOLEMNE EN EL AULA MAGNA DE LA ESCUELA DE DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE CHILE
LUNES 28 DE ABRIL DE 1952
Palabras del Presidente del Rotary Club de Santiago,
Don Ignacio Uriarte Avendaño.
En esta Casa, en la que Chile forma nuevas generaciones de hombres encargados de administrar y ejercer el
Derecho, suprema conquista de la civilización, celebramos
el acto más solemne de la Jornada del Trabajo.
Honran esta ceremonia personalidades que representan los servicios gubernamentales del Trabajo, así como la
honran también destacados miembros de los sectores de la
producción y del comercio, y del trabajo en sus más diversas y nobles manifestaciones.
Este es, señoras y señores, el ambiente en que el Rotary Club de Santiago quería realizar el acto público más
significativo de la Jornada del Trabajo: inspirados por el
concepto superior del Derecho, que es justicia, equidad, amparo y defensa; estimulados por la comprensión que nace
vigorosa cuando son comunes los anhelos; guiados por el
afán de servir, que hace menos fatigosa la marcha a través de la vida. Este es el ambiente que deseábamos para
mostrar ante la colectividad, tan dignamente representada
aquí, la más honda y la más sentida de las inquietudes de
Rotary.
Para medir el alcance de esta rotaría inquietud es necesario remontarse al origen mismo de Rotary y adentrarse en el espíritu de su Fundador, Paul Harris, cuando se
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sentía abatido por la certidumbre de que el afán de lucro
guiaba y manejaba a los hombres en su vida de trabajo,
alejando cualquiera forma de generosidad; para apreciar
este propósito es necesario recorrer el camino de Rotary,
analizar su obra; repetir con sus miles de asociados en el
mundo entero aquello de que el trabajo es la hermosa oportunidad que Dios nos brinda cada día para servir; buscar
en la génesis de Rotary la razón del anhelo que se traduce
en "el aprecio de toda ocupación útil y la dignificación de
la propia"; para comprender esta jornada es indispensable
sentir la necesidad de una mayor armonía en las relaciones humanas.
Nuestro compañero rotario don Eduardo González Ginouves, prestigioso Magistrado y ex Gobernador del Distrito 126 de Rotary International, se referirá en el discurso oficial de este acto al objetivo que persigue la Jornada
del Trabajo. Por nuestra parte, y con verdadera satisfacción, lo declaramos inaugurado, reiterando el saludo del
Rotary Club de Santiago a las personalidades, consocios y
amigos que lo prestigian con su asistencia.
CONFERENCIA DEL EX GOBERNADOR DE DISTRITO,
DON EDUARDO GONZALEZ GINOUVES
Los Clubs de Rotary International en Chile por acuerdo de varias de sus últimas conferencias nacionales, han
resuelto organizar una festividad para destacar el valor
del trabajo, mejor podríamos decir para adherir a la celebración universal del Día del Trabajo.
Sin pretender presumir, ni aún con una aparente vanidad, es útil ponderar someramente la posición de Rotary
desde el punto de vista institucional.
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Ignoro, señoras y señores, si vosotros conocéis lo que
es Rotary. Para el que lo sabe tendrá alguna utilidad recordarlo y para el que lo ignore será interesante saber suscintamente lo que somos.
Nuestra institución, mejor dicho nuestros Clubs, están
formados por individuos de todas las razas, de todas las
profesiones, de todas las ideologías, de todas las edades.
Tenemos reglamentariamente, orgánicamente, como obligatoria unidad, el ser jefes de instituciones, administradores
de industrias, en general los individuos de posición más destacada dentro de su respectiva actividad. No nos preocupamos jamás, en nuestras reuniones, de aquello que diga
relación con el credo político o el ideario religioso de cada
socio. Pero, más que estas características reglamentarias,
tenemos una que nos es primordial, que es como la fuerza
que nos impulsa o como la ilusión que nos anima. Nos mueve un deseo ardiente, no renunciado en ningún momento y
mantenido como una llama viva, el deseo de "servir". Un
anhelo de ser útil a nuestros semejantes y una franca y
ferviente esperanza de hacer mejor a la colectividad en que
vivimos; un deseo sincero de vivir en un medio más feliz.
Formamos así probablemente una legión de ilusos, rero somos una legión de ilusos que no desmaya y que, y or
el contrario, luchando siempre, en los pedruscos del camino encuentra el mejor acicate para continuar tratando de
dar de sí antes de pensar en sí, movidos con entusiasta
continuidad por el ideal de servicio.
No nos vanagloriamos de tener un altruismo que pudiera exhibir un sentido de simple caridad. Aspiramos a
ser útiles mediante la realidad de nuestro ideal de servir
y por un sentimiento eminentemente solidario dentro de la
colectividad en que vivimos.
Para servir hemos encontrado diferentes conductos y
así hemos tratado y difundido de que la buena fe como
norma en la práctica de los negocios y en las relaciones de
todos los hombres hace más expedita y confiada la común
convivencia; hemos propagado, y lo aspiramos constantemente con sentida unción, con una sinceridad vitalizada por
— 20 —
nuestros diarios afanes, que debe haber paz entre los hombres de buena voluntad, entre todas las naciones para que
de la armonía común, de la tranquilidad internacional de
los pueblos, surjan los beneficios colectivos; hemos creído
y lo creemos con el abono excelente del pensamiento humano claramente expresado a través de todos los tiempos,
que los hombres deben ser amigos, amigos en la más amplia expresión de la palabra, con una amistad que los lleve
a olvidar siempre todo lo que pueda separarlos y que los
haga sentir, con la dulce emoción de los amores más exquisitos y profundos, que la persona que tiene a su lado,
o la que encuentra en el largo camino de la vida aun cuando no la conozca es un ser igual a él, al que podría llamar
en cualquier momento, con acariciante suavidad, con espontáneo gesto, dulcemente, hermano.
Ahora, en esta fiesta y en esta solemne oportunidad
en que damos comienzo a una nueva campaña de bien público y de significación social, pretendemos que todos los
hombres de nuestra tierra, cualquiera que sea su actividad
o su medio, escuchen nuestras voces y se unan a ellas par a que juntos hagamos saber a la colectividad entera, que
es deber de cada individuo apreciar debidamente toda ocupación útil y que es deber también dignificar la propia, mirando altruístamente a un mejor servicio social.
¿Y cómo dignificar la propia ocupación y cómo apreciarla como útil cualquiera que ella sea, quien quiera qacia sirva?
La vida, esta larga cinta de hechos escrita al través
de los siglos, es una batalla constante y dura, que ha requerido desde los primeros fulgores de la historia, que el
hombre tenga actividad, que el hombre trabaje.
Del sudor de su frente, de los esfuerzos :le sus encallecidas manos, de la fatiga de sus músculos, sacó el Hombre de la dura y erizada naturaleza primitiva ios alimentos,
el vestuario y el fuego que formó su primitivo hogar.
El lento y vertiginoso correr de la historia, hizo que
de sus ambiciones, de su trabajo imaginativo o inteligente
encontrara y obtuviera los adelantos y progresos que la
civilización nos ha traído desde la primera tosca y senci-
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lia rueca de tejer o del obscuro pedernal hasta las probetas y tubos de ensayos de los laboratorios ¡¡tómicos.
El agotador ejercicio del músculo, el esfuerzo constante del obrero, la extenuante lucha del trabajador, ha extraído de la mina, ha producido en el campo u obtenido del
mar, considerables riquezas materiales con las que ha concurrido con sin par eficacia al progreso '.ie las sociedades.
La expresión ágil y profunda de su trabajo intelectual
ha dado al mundo las policromías de los cuadros más hermosos, las dulces armonías de la música de todas las edades y ha vaciado en las páginas de los libros el pensamiento conceptual de todo el saber humano, del arte literario,
histórico, filosófico y científico.
A través de toda la historia ha sido una ley del mundo, una ley de la vida, el trabajo. Por él, el hombre se ha
enorgullecido en la naturaleza. Por él ha levantado su propia personalidad de conciencia inteligente en medio de las
bestias que le rodeaban; por él ha llegado a un mundo de
civilización (bárbara civilización acaso), en la cual ha encontrado los medios y los goces de una vida que ya podría
ser casi perfecta, si los apetitos y los odios, las ambiciones
desmedidas y la maldad, no hiriesen al bien, a la virtud, a
la verdad. Sin el esfuerzo individual de cada uno nada habría progresado y aún tendríamos seguramente el ambiente hostil y cavernario detenido, en medio de una lucha de
formas primitivas y lenta.
Como se afirma en uno de los versículos del Talmud:
"grande es el trabajo, que nutre y levanta y ennoblece a
quien a él se entrega". Con cuánta razón el Apóstol Pablo
expresa: "Si quis non vult operare nec manduced". "Que
aquél que no desea trabajar no tenga para comer".
Y es que el trabajo es condición de toda existencia.
La inmovilidad absoluta no es concebible en ningún
punto del tiempo ni del espacio. Sólo la muerte, perpetuo
misterio, es quietud. Pensemos que todo es constante devenir, que el universo entero no es sino que el equilibrio inestable, pero de útil armonía, de fuerzas en permanente actividad. Pensemos, pues, que el trabajo es condición de la
existencia. A lo largo de toda ella, una invisible pero nu-
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trida actividad nos mueve, aun cuando estemos dormidos.
El propio pensamiento, como el movimiento, resulta indestructible en sus fuerzas vitales de permanente mutación.
El trabajo es condición de progreso. Es alegría de vivir, es búsqueda de bienestar material y moral.
Por eso el trabajo así como instrumento maléfico de
la fuerza en el déspota o el tirano, sea hombre o grupo es arma para los débiles, es consuelo para los afligidos, es perfectabilidad para el esforzado, es esperanza y fe para los
que dignifican su labor, es un fuego permanente que alienta las acciones de los individuos y es bendición que cae sobre los seres cuando en él encuentran un lógico afán de
bien común.
Junto al que trabaja, el ocioso vive la hora negra de su
molicie. Junto al que produce, aquel que nada piensa ni hace, debilita y agota su alma magra con dolor y repugnancia ante la negación. Aquel que maldice el trabajo levanta,
como único sello de su actitud negativa y claudicante, sus
cadenas de esclavo, sus lágrimas de dolor y sus flaquezas
de voluntad y espíritu.
¿Habéis visto acaso cómo trabajan las abejas?, las habéis visto alegremente zumbando sobre las flores en las mañanas perladas de rocío? ¿Habéis visto acaso cómo susurra el viento llevando de un punto a otro, desde la escondida breña hasta el jardín lejano las pequeñas partícula«
del polen que ha de nutrir las flores? ¿Habéis visto en la
naturaleza la bestia que pasta y que más adelante colabora, con rara y humilde eficacia, junto al hombre en su laboreo constante?.
¿Habéis silenciado vuestras voces en el seno de la naturaleza y habéis escuchado el divino canto de los pájaros,
cuando revolotean en busca del alimento para sus polluelos,
de las débiles pajas para el nido o del abrigo maternal para
los hijos? ¿Habéis captado el hiriente rugido de las máquinas en los establecimientos fabriles cuando, de polea en polea, de eje en eje, de martillar en martillar, va obedeciéndose el ritmo de la civilización para conducir el trabajo común hacia una mayor productividad?.
— 23
¿No habéis captado acaso los detalles, —tristes detalles—, con que retumban las picas y los azadones de los mineros en las faldas internas de la tierra luchando por sacar de ésta los manantiales de su riqueza proficua? ¿No habéis visto el orgulloso sudor de la frente en los obreros de
nuestros campos cuando asidos a la contera del arado hieren la superficie una y otra vez, para que éstos más adelante, pródigos y acariciantes, les entreguen el fruto de su
vientre fértil y espontáneo?.
En todo ésto como en otros tantos aspectos de la vida
de los hombres, de todos los seres y de la naturaleza, no encontraréis sino trabajo, trabajo y elaboración, vida y dignificación ; y alzamiento y postración de todos los seres con
el respeto extraordinario que deben al esfuerzo de todos
para bendecir con humildad, con unción, con gratitud al trabajo.
Y esta es nuestra posición, señoras y señores como
miembros de Rotary. Levantamos el trabajo como el más
significativo emblema de la unidad del mundo de nuestra
hora dolorida, en este Siglo XX sangrante, como símbolo
de alianza para todos los seres sin ninguna diferenciación,
porque el trabajo llevado en aras del progreso no es sino
que la síntesis máxima de la unión de los individuos, de las
ciudades y de los pueblos.
Pero no solo dignificamos el esfuerzo; dignificamos
también cualquiera que sea la dirección del esfuerzo. Así,
para nosotros es tan digna, tan plausible, tan bella, tan merecedora, la labor del sabio que en el laboratorio escudriña
principios científicos, en difíciles fórmulas; la del obrero
que sobre el campo cabalga escuchando el metálico y cristalino cantar de sus espuelas, mientras sus ojos avizoran
en la distancia el cumplimiento de la rural faena; la del profesor que en el lejano pueblecito, en una solemne soledad,
entrega como un manantial de mieles rubias, el saber a sus
pequeños alumnos. Dignificamos el esfuerzo dei militar
que, arma al brazo, contempla de día en día la flameante
enseña de la Patria la cual defiende y defenderá hasta su
muerte, como el rítmico cantar de los rústicos martillos de
los zapateros en el estaquillado y sobre la suela dura. Dig-
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niñeamos con orgullo la fatiga del obrero que en el más humilde y menesteroso de los trabajos, agotándose sus músculos de día en día, ve como se destila gota a gota su,vida
trabajando sin tregua para llevar el duro y escaso pan al
sencillo y modesto hogar; dignificamos la actividad silenciosa del magistrado, del jornalero, del sabio, de cualquier
empleado en cualquiera oficina de cualquiera ciudad, que
momento a momento entregan un poco de su vida para que
la de todos en común sea más amplia y mejor.
No existen para nosotros privilegios en los trabajos,
no existen para nosotros graduaciones en la actividad de
los seres, no existen, desde el punto de vista que comentamos, distinciones que hagan una jerarquía en las labores
de cada cual; existen profesiones, ocupaciones, oficios y labores que cumplen los individuos cada uno en lo suyo. Y,
sabiendo que ellas son la exteriorización de sus esfuerzos,
el cumplimiento de sus trabajos, las estimamos cualquiera
que sean, merecedoras de ser dignificadas con la más severa respetabilidad.
Esta es nuestra idealidad, señoras y señores, y por eso
sin mirar otros principios u otros aspectos, de esos que en
estos momentos hacen que muchos celebren desde otro punto de vista esta festividad, nosotros levantamos como símbolos de esta oportunidad, símbolos de valedera permanencia, la necesidad imperiosa del trabajo constante como Ley
de la vida para la existencia y el progreso, y lo levantamos
como símbolo a la vez de la dignificación más sublime y
respetable de toda ocupación útil que vaya en beneficio del
que la sirva y de ia colectividad, desde el hogar hasta la sociedad entera.
Sabemos y no podríamos desoírlo que en estos mismos
días se recuerda por muchos y diversos grupos otros aspectos de esta festividad que tienen repercusiones de orden
político, en una vasta significación histórica y social. La
vindicación de la clase obrera la cesación de la explotación
del trabajo y la cruenta lucha entre éste y el capital, nos
merecen la más acuciosa atención y provocan en todos
nosotros, íntimamente, profundas inquietudes.
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Pero cualquiera que fuera nuestra posición personal
ante esos hechos, rotariamente esa opinión estaría demás
aquí, porque si bien los ecos de los análisis que hagan aquellas agrupaciones, deben merecernos acendrado respeto y
probablemente puedan producir hondas significaciones ciudadanas, para nosotros, desde nuestro punto de vista de Rotarios, es más interesante levantar estos conceptos como
creación y adelanto, como unidad social y progreso.
Institucionalmente anhelamos unir. Deseamos que la
vida sea justa y perfecta en medio de la armonía de todos
los seres, de todos los hombres. No deseamos que los distintos elementos del progreso humano se hagan fuego combatiéndose. Deseamos ver mancomunados todos los esfuerzos de los hombres. Anhelamos llegar a una armonización
entre el capital y el trabajo que produzca una equitativa
y justa determinación de sus valores en un medio social dirigido al bien común.
Por eso volvemos un poco la cara, sin temores y sin ausencia de conceptos, a todo aquello que divide, como suele
ocurrir en el campo de las ideas políticas. Y sólo juntamos
nuestras manos, nuestros corazones y nuestros afectos como un sólo haz, como una enorme guirnalda que junte nuestras esperanzas, para buscar unidos un destino más amplio
y generoso a las ideas mejores y más nobles.
Esta es, señoras y señores, escueta y simplemente explicada nuestra actitud ante el día del trabajo. Estas son
también, en síntesis, nuestras aspiraciones porque deseamos una familia bien formada, sana y progresista, una sociedad engrandecida, sin odios ni amarguras, una Patria
dignificada y un mundo mejor.
Trabajando útilmente, con dignidad cada uno en su
ocupación, seguramente nos acercaremos a esa meta ideal,
pero no utópica.
Por eso en esta tarde y en representación del Rotary
Club de Santiago, expresamos públicamente nuestros fervorosos deseos de que con la colaboración de todos y cada
uno, llevando con absoluta honradez y en forma virtuosa
nuestra posición dentro de la colectividad, contribuyamos
de buena fe, con noble hidalguía, con justa apreciación de
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los valores a producir, solidariamente, días mejores para
todos, en una equitativa convivencia con nuestros comunes
esfuerzos sanamente logrados.
Unidos, sin que nada fratricida nos separe, trabajando
siempre, y realizando nuestra labor con dignidad, seremos
seguramente todos, absolutamente todos, más felices en un
mundo mejor.
Estos son nuestros más sinceros deseos.
Ojalá los veamos realizados y contemos con la amable
colaboración social de todos.
Asi sea.
CHARLA RADIAL DEL PRESIDENTE DEL COMITE DE
RELACIONES PROFESIONALES, DON
LAUREANO ESTRADE.
Radio Sociedad Nacional de Agricultura.
Limes 28 de Abril a las 21.15 horas.
"Ganarás el pan con el sudor de tu frente" fué la ley
que Dios impuso al hombre cuando fué arrojado del Paraíso, y esa breve sentencia ha venido resonando en el mundo, instante a instante, al nacer cada criatura, sin que nadie, absolutamente nadie, nacido de mujer, en esta tierra,
haya podido escapar a su aplicación y sometimiento.
Y esa ley, que nos impuso trabajo, nos garantizó, a la
vez, los medios de subsistencia si nos aplicábamos a su cumplimiento: La Providencia nos dió el Cielo, el mar, el sue-
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lo y sus entrañas para que con nuestro esfuerzo, sacáramos
lo necesario para nuestra alimentación, para cubrir nuestros cuerpos, para defendernos de las inclemencias del tiempo, y, aún más, para darnos satisfacciones y agrados, para
prosperar, para obtener descanso. Por eso, cambian las estaciones y las diarias jornadas y las condiciones del vivir, y
al invierno frió y destructor sigue la primavera alegre y
renovadora, y a la noche oscura sigue el día esplendoroso,
y a la enfermedad sigue la salud, y a la muerte la vida.
Y no se diga que es duro el trabajo, que la ley es severa, porque, hablando con sinceridad ¿qué sería del mundo si, cruzados de brazos, tuviéramos cuanto requieren
nuestros organismos para vivir ? ¿ No es verdad que la existencia sería aburrida y que nos faltaría un verdadero incentivo para vivirla y mejorarla?.
Hay ocasiones, es cierto, en que la labor cuotidiana nos
parece pesada; pero ¿no se debe ello, precisamente, a que,
con frecuencia, queremos eludir esa ley del trabajo? Y es
claro: cuando intentamos no aplicarla y nos dejamos llevar
del ocio, ya no es fácil reanudar la jornada diaria de labores desacostumbradas; cuando, en vez de laborar, nos entregamos al vicio y a los placeres, la naturaleza vengativa,
nos hace padecer enfermedades y debilidades, que impiden
la dedicación normal y saludable del trabajo; cuando pretendemos que otros lleven el peso de la jornada la justicia
inmanente, por decirlo así, nos hace sentir, al volver a la
acción, la incapacidad resultante de su egoísmo.
Y, si, perdido el equilibrio del trabajo consuetudinario
y bienhechor, los pueblos, sufran al laborar su dicha y supervivencia, no es que la ley del trabajo sea contraria a
nuestra naturaleza humana, sino a que los hombres buscan
como pasar por sobre esa novena imperecedera de la vida
y alterarse totalmente las reglas impuestas a nuestro paso
en este suelo.
Es del caso decir que el trabajo, por lo mismo que es
esencial a la naturaleza del hombre, se impuso a tocios, a
chicos y grandes, a viejos y jóvenes, al varón y a la mujer,
a ricos y pobres, a gobernantes y súbditos, al inteligente y
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al que no lo es; pero el trabajo, se comprende, estará en
consonancia con la desigualdad natural de los individuos y
con la multiplicidad de necesidades de las épocas y de las
civilizaciones.
Y será menester el trabajo intelectual, como el trabajo manual; el trabajo diurno como el nocturno, el trabajo
ordinario, como el especializado; el trabajo brillante, como
el opaco; el trabajo del que organiza y dirige, como el de
que es un mero elemento anónimo y modesto en el engranaje social. Y tan digno y respetable es uno como otro, tan
importante es la obra de cada cual, ya que, en sociedad, nada vale la labor aislada de-uno de sus miembros, sino que
es el conjunto lo que da la resultante buscada. En un reloj,
por ejemplo, consideradas aisladamente sus diversas piezas,
por importantes que parezcan, por separado, cada una de
ellas nada vale en cuanto se trate de marcar el tiempo, y
en cambio, ordenadas y coordinadas unas y otras se llega
a la alta perfección que alcanza hoy día este importante
producto de la ciencia, paciencia y labor del hombre.
Esa armonía es la que requiere, también, la maquinaria humana: cualquiera de los miembros del cuerpo que falle, significará desarmonía y, por lógica consecuencia, dañe
y penuria al cuerpo. Nadie negará que si falta una pierna,
un brazo, un ojo, o cualquier órgano de la admirable contextura humana, ésta queda imperfecta, perjudicada, desvalorizada y, sin duda, incapaz de alcanzar lo que puede
otra completa y perfecta.
Igual reflexión nos sugiere el organismo social, que no
es otra cosa que la conjunción o suma de los elementos humanos: si falta alguno, la desarmonía se produce de inmediato y, entonces, el objetivo del trabajo, que es alcanzar la
mayor felicidad o bienestar de la sociedad no puede obtenerse o sólo es conquistada parcialmente.
De ahí que, al considerar los componentes sociales,
que son la naturaleza material y la naturaleza humana, todos debemos empeñarnos en mantener la integridad de la
máquina^ social, procurando que cada elemento desempeñe
su función en las mejores condiciones posibles.
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Cuenta la Historia que, siglos atrás, en cierta ocasión,
el trabajador manual, pretendiendo que su actividad no era
debidamente apreciada, se retiró de la ciudad en que ejercía
su trabajo. Y, en el correr de los días próximos, sufrían las
consecuencias de tal actitud, tanto los obreros que así procedieron y pasaron a carecer de los medios de vida, como
los. patrones que no podían satisfacer sus necesidades a
pesar de sus riquezas. Pero, por fortuna, un hombre recto
y de conciencia hizo ver a unos y a otros, cómo se necesitaban mútuamente, y, abierto los ojos a la verdad y a la realidad se restableció la unidad de la tarea, se depusieron torpes orgullos, y aquella ciudad reanudó su jornada en paz y
en agradable convivencia.
Al iniciar el Rotary Club de Santiago, estas jornadas
del trabajo, en cumplimiento de uno de los fines de su organización, rinde, hoy, por el modesto intermedio de quien
tís habla, en estos momentos, desde esta Radio, rinde digo,
un homenaje al trabajo, cualquiera que sea su naturaleza,
cualquiera que sea su importancia, seguro de que toda labor humana, modesta y honradamente desempeñada, es
parte del hermoso engranaje social, necesario para la mayor felicidad y bienestar de sus miembros.
Y, junto con este homenaje, formula votos por la armonía de los diversos componentes de la sociedad, armonía
que es fácil de alcanzar con un poco de buena voluntad, con
algo de caridad o amor fraternal entre los hombres, con el
respeto reciproco de la personalidad humana, con sus virtudes y defectos.
Exortémonos unos a otros a cumplir la ley del trabajo,
que no es otra cosa que el cumplimiento de nuestros deberes: en el hogar, la felicidad entre los esposos, la obediencia a los padres; en la sociedad, el buen desempeño de la tarea comprometida, reconociendo la autoridad y la jerarquía
que compite en relación con la naturaleza de la faena, sometiéndose a los preceptos que rigen las relaciones de patrones y obreros.
Y estamos ciertos de que así procediendo, vendrán días
mejores para Chile, para nuestro hermoso país, que cuenta
con un suelo pródigo en riquezas naturales, con una raza
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homogénea e inteligente, con una tradición de cordura y de
buena estrella, que ha merecido el prestigio de que goza en
el concierto de la naciones.
CHARLA RADIAL DEL SOCIO DR.
TEODORO GEBAUER
Radio Nuevo Mundo. Martes
29 de Abril a las 19 horas.
A petición del Directorio del Rotary Club de Santiago,
que ha organizado esta brillante Jornada de Trabajo para
estimular y dignificar toda ocupación útil, expondré algunas ideas relacionadas con las Leyes Sociales, especialmente con la de Accidentes del Trabajo.
Desde que abrió sus puertas el Instituto Traumatologico de Santiago a fines de 1937 hasta la fecha, se han atendido más de 203 mil accidentados del trabajo. El término
medio del movimiento mensual pasa de los 1.500 accidentados, siendo en su gran mayoría lesiones leves.
Durante mi último viaje a Europa, hace dos años, pude comprobar con mucho agrado, que la Traumatología, la
atención de los accidentados recientes, se encuentra entre
nosotros en buen pié, casi igual que en los mejores centros
del viejo mundo.
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Todo accidentado atendido debidamente puede y debe
curar normalmente, quedando funcionalmente tan sano y
apto para el trabajo como antes de su accidente, salvo las
lesiones irreparables producidas por el accidente mismo.
La atención precoz del accidentado es muy útil y necesaria, pero hecha en centros especializados y por buenos
técnicos, no siendo tan urgente como creen la mayoría de
las personas. Con frecuencia este apuro, este atolondramiento para la atención inmediata del accidentado es responsable de complicaciones y de atenciones no bien hechas,
que dejen secuelas permanentes, para el resto de la vida.
Más vale esperar una hora y aún 1 o 2 días que exponerse
a una mala atención y a las complicaciones de un traslado
intempestivo.
La multiplicidad de nuestras leyes sociales hace que
actualmente no puedan disfrutar de los adelantos de esta
especialidad todos los que tienen la desgracia de sufrir un
accidente.
En el Instituto Traumatológico de Santiago, por ejemplo, sólo se pueden atender los accidentados del trabajo que
previamente están asegurados en la Caja de Accidentes del
Trabajo. Todos los demás,que son la mayoría, accidentados en la calle, en su casa o en un paseo, no pueden ser
atendidos allí.
La ley de Accidentes del Trabajo crea así un privilegio, poco de acuerdo con la democracia actual, dando al accidentado del trabajo atención médica completa y gratuita,
el 70 f'r del jornal en subsidios mientras dura su enfermedad, y una indemnización en dinero si no queda normal. Si
por ejemplo: un obrero casado con 4 o 5 hijos se cae y se
fractura una pierna en su trabajo tiene derecho a todo lo
expuesto, pero si se fractura la misma pierna fuera de sus
horas de trabajo, en una excursión, en un paseo, etc. a lo
que tiene perfecto derecho como ser humano, no recibe las
mismas atenciones.
¿Porque existe esta diferencia: ¿No es el mismo individuo, con iguales obligaciones frente a su familia y a la
sociedad?.
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A su vez la Ley de Accidentes del Trabajo atiende solo durante un año y a los agravados hasta los dos años de
su accidente. Todas las lesiones crónicas de más larga evolución y las secuelas o consecuencias de accidentes más antiguos no los atiende. Estos lesionados que pertenecen a la
ortopedia no tienen todavía una atención adecuada en Chile. Deberían ser atendidos en el Seguro Obrero, pero esta
Institución no puede atender a todos los enfermos y tiene
que limitarse a los que tienen su libreta al día con 7 meses
de imposición por lo menos, dejándolos de socorrer con subsidios después de 6 meses a 1 año de enfermedad. Los enfermos crónicos, como los que padecen de tuberculosis u
otra enfermedad larga, después de este tiempo quedan
abandonados a su suerte.
Más trágica aún es la situación de los ancianos, por
vejez, tiene derecho todo individuo asegurado en el Seguro
Obligatorio a una pensión, que en la práctica es tan insignificante que no les alcanza para nada. Con frecuencia se
les paga de una vez sus derechos a la pensión de vejez con
una suma insignificante, devolviéndoles sus propias imposiciones, para quedar después sin ayuda pecuniaria alguna.
Precisamente cuando más necesitan de una ayuda eficaz
quedan abandonados a su triste suerte. Tienen que seguir
trabajando para ganarse la vida y conseguir trabajo les
es cada vez más difícil porque están expuestos los ancianos,
más que los jóvenes a sufrir accidentes del trabajo di
consecuencias graves.
Por otra parte son numerosos los que abusan de las
distintas leyes sociales.
Todos los días llegan al Instituto Traumatológico un
buen número por lesiones antiguas sin relación alguna con
un posible accidente o por lesiones mínimas que no impiden
seguir trabajando, lo que harían si no se tratase de un accidente del trabajo.
Cada vez aumenta el número de los que quieren sacar
el máximo de provecho de su accidente y no quieren volver
a su trabajo, si no es consiguiente una buena indemnización.
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A su vez los patrones no dan facilidades para que vuelvan al trabajo obreros convalescientes, menos a un accidentado del trabajo aún no bien restablecido.
El trabajo es el mejor medio para que un individuo
convalesciente por enfermedad o por un accidente, recupere pronto su capacidad funcional perdida, sus músculos se
tonifiquen recuperando las fuerzas perdidas y vuelva a ser
un elemento útil a si mismo, a su-familia y a la sociedad.
Sólo se necesita mayor comprensión y buena voluntad
entre el patrón y el obrero o empleado para hacer posible
esta terapia del trabajo, tan útil y provechosa, dando al
enfermo convalesciente debilitado, por pocos días, una ocupación más de acuerdo con sus posibilidades.
Procediendo así cumpliremos todos, con gran provecho
de la sociedad y de nuestra patria, con el 2." objetivo o postulado de Rotary Internacional "El aprecio de toda ocupación útil y la dignificación de la propia en servicio de la Sociedad".
Tarea noble y generosa de esta Jornada de Trabajo
sería si se pudiese llegar a refundir todas las leyes sociales
en una sola, para la mejor atención de todos los enfermos,
porque uno sólo es el individuo y una sola la medicina; debiendo sólo existir centros especializados, dotados de todos
los medios necesarios para la buena atención de todos los
enfermos que lo necesiten.
Y además sería muy necesario conseguir la creación de
un centro nacional de ortopedia, donde puedan ser atendidos todos los enfermos de esta especialidad, sean niños,
adultos o ancianos, poique todos tienen iguales derechos a
disminuir sus dolencias y a una existencia mejor.
Amigos radioscuchas, en nombre del Rotary Club de
Santiago muchas gracias.
SESION SEMANAL DEL ROTARY CLUB DE SANTIAGO
Miércoles 30 de Abril de 1952.
CHARLA DEL SOCIO DON MARIANO BUSTOS LAGOS
La iniciativa de Rotary de celebrar esta "Jornada del
trabajo", debía recibir, comprensiblemente, una acogida novedosa y tanto o más acentuada que tantas otras, dignas
también del más franco encomio, en que la institución ha
venido actuando en los últimos kños. Ello era de esperar,
no sólo porque en su sentido más estricto esta "jornada"
colocaba de nuevo a la organización en el plano de sus permanentes esfuerzos pro la exaltación de los principios que
dignifican la vida y que impulsan los perfeccionamientos
humanos, sino también, porque esta vez adentraba su inquebrantable empeño de "mejor servicio" en el campo mismo de las realidades económico-sociales de nuestro país,
tras el propósito elevado de encauzar y enaltecer valores
que, no obstante constituir factores entre sí indispensables
a la mayor eficiencia de la estructura social, se presentan opuestos y antagónicos en su desarrollo y vinculación.
Pero acaso si lo que ha singularizado mayormente esta
temporaria cruzada de Rotary, sea que ella, al procurar sus
finalidades, no se ha enmarcado en concepciones limitadas
ni se ha circunscrito a orientaciones ideológicas preestablecidas. No ha conectado su desarrollo a la influyente repercusión que emana de la internacionalización adquirida por
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la sangrienta y ya histórica Jornada de Chicago, sobre la base de la cual grandes masas obreras anhelan fijar el 1." de
Mayo como fecha única mundial para recordar y acentuar
las reivindicaciones de los trabajadores; por idéntica apreciación de las cosas, tampoco se ha referido ni vinculado propiamente esta etapa de Rotary a hechos de similar origen e
inspiración, como los que han llevado a grupos no menos
numerosos de asalariados de los países anglo-sajones a establecer el primer Lunes de Septiembre de cada año, como
la fecha consagrada a sus caras recordaciones de clase.
Y así, por caminos y mirajes de ese orden podrían haberse multiplicado los acontecimientos y sucesos propicios
a la fundamentación de estos trabajos rotarios, ya qué
otros importantes sectores de hombres de variada condición e ideología en diversos países señalan también justificados motivos para cronológicas consagraciones reinvindicacionistas en los variados aspectos del esfuerzo y de las
actividades del Trabajo. No nos es dado restar fuerza de
razón ni importancia a tales posiciones de enfrentamiento
de los problemas sociales y de expresión ideológica de anhelos y aspiraciones; por el contrario, debemos apreciar en
ellas fundados y transcendentes motivos de tradición y convencimiento, siempre respetables y las más veces constructivos en el desenvolvimiento de los pueblos. Pero, es que
la intención de Rotary ha volado a esferas todavía más libres, altas y amplias; donde desaparecen las supeditaciones partidistas, las fronteras ideológicas, para entregar los
sentimientos y el espíritu de todos los hombres a la dignificación del Trabajo, como noble y propio atributo del ser
humano, como condición de vida de la especie, sin cuyas
características y cualidades intrínsecas ésta no podría cumplir ni llenar sus funciones creadoras ni alcanzar las satisfacciones del bienestar, de la cultura y del progreso.
Hay quienes piensan ligeramente que el Trabajo es sólo una pesada obligación impuesta por las necesidades económicas de vida. Sería, por decirlo así, poco menos que el
cumplimiento del castigo contenido allá en la sentencia bíblica de: "ganarás el pan con el sudor de tu frente" y de la
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cual, si fuera posible —agregan ellos— los hombres se eximirían presurosos, para emplear en otros menesteres y
marcadas satisfacciones, el tiempo y el esfuerzo que deben
dedicar al trabajo.
Examinamos brevemente el desarrollo normal de la vida individual, agrupacional y colectiva, ya que las anormalidades —por numerosas que sean— no pueden contar en el
proceso racional del desenvolvimiento humano y de la proyección de sus leyes específicas y funcionales. E imaginemos qué resultaría de la vida del hombre si no le fuera dado desplazar hacia el trabajo, sean cuales fueren sus actividades, el cúmulo de energía de que está poseído fisiológicamente su organismo, si no transformara asimismo en
acción, las inventivas que esa fuerza lleva a su cerebro y
las reacciones que provoca en su espíritu y en sus sentimientos. Desde el momento que el hombre vive, genera potencia y emana fuerzas propias unidas a su naturaleza;
está llamado a la actividad, a la manifestación de sus condiciones y cualidades, a riesgo del estancamiento de sus facultades y sentidos, de la degeneración de sus funciones, de
la enfermedad o de la muerte.
El trabajo, la acción, pues, no constituye tan propiamente una sanción impuesta por las necesidades de vida en
contra de la voluntad y los deseos del hombre; involucra sí,
el contenido de un imperativo en la existencia natural del
ser humano, con sus inherentes atributos, lo que es fundamentalmente diferente. Ese imperativo, eso sí, puede
orientarse en un sentido útil o pernicioso al individuo, a la
familia o a la ciudadanía y lógica y racionalmente se proyectará estimulador y constructivo o demoledor y nefasto,
según las condiciones del ejercicio de las facultades de cada cual.
Y es aquí donde cabe la intervención de los grupos de
hombres preocupados del mayor bienestar de sus semejantes, de los organismos encauzados en la fe inquebrantable
del progreso de la Sociedad, de las instituciones conscientes de su permanente cometido de afianzar la superación de
las nacionalidades, para que a través de la educación, del
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ejemplo reiterado, del eficaz enfrentamiento de las soluciones que traducen los anhelos de los ciudadanos y de los
pueblos, se logre crear un ambiente de mejor convivencia
y de justificada confianza colectiva en el porvenir; donde
la mente de la juventud sienta fortalecidos desde temprano
sus inspiraciones idealistas y el esfuerzo ascendente de las
responsabilidades; donde la mujer de todos los estados y
condiciones, vea enaltecido el concurso de su misión específica y dignificada su sensibilidad de sexo; donde, en fin,
los hombres de todas las actividades y posiciones, alcancen
real fortalecimiento de sus corazones para atender sus diarios deberes y dar airosa cima a sus múltiples y complejos
problemas.
Por otra parte, sería absurdo desconocer o que se nos
escapara, que la dignificación del trabajo no puede descansar sólo en interpretaciones intelectuales o asesorías de orden moral, cuando las realidades de la existencia nos muestran la desigualdad de posibilidades y cómo operan circunstancias que dificultan para considerables conglomerados
humanos el logro de satisfacciones y la realización de caros anhelos.
Probado está, científica y sociológicamente que el hombre no puede entregarse de lleno a sus tareas ni dar el rendimiento de que material e intelectualmente es capaz, si está socavado en su entereza moral y en su fortaleza física,
por la falta de nutrición adecuada, por laborar en medios
inapropiados de salubridad e higiene, por no alcanzar la debida reparación de su desgaste y esfuerzos y, en fin, por
estar entrabada su individualidad por influencias o preocupaciones que menoscaban sus capacidades.
La moderna concepción de colaboración humana y de
justicia social que compete encauzar e impulsar al Estado
y que tan marcado eco y acentuación ha venido teniendo
en el elemento patronal, ha procurado conjurar los problemas nacidos al amparo de ese orden de deficiencias; y los
postulados de la Ciencia, los principios de la Sociología, la
técnica de la Industria y las verificaciones y deducciones
de la Economía, han sido puesto al servicio de las solucio-
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nes reclamadas por los altos y superiores propósitos de
conciliar los intereses supuestamente antagónicos del Trabajo y del Capital.
Y una amplia Legislación Social, sin duda entre las más
completas por su profundidad y alcance en el concierto de
las naciones del mundo, que reserva vastos recursos de previsión y que mira a todos los aspectos del laborismo asalariado, trata de regular en nuestro país las relaciones entre
las empresas de toda índole y los obreros y empleados de
toda condición.
Aunque se estime redundante e inoficioso manifestarlo de mi parte, soy de los que piensan con convencimiento
sincero (hoy más que antes, después de haber observado
lo que ocurre en otros pueblos) que Chile nunca deberá
arrepentirse de haber dado cabida y propulsado las "Leyes del Trabajo", no obstante defectos excusables y errores y excesos cometidos a su amparo dentro del campo de
su aplicación, y ello no sólo por los beneficios indudables
que emanan de su contenido, sino muy en especial porque
por sobre los riesgos de su experimentación, en los tiempos
que corren, esa legislación traduce el más indicado camino
a seguir para todos los países que anhelan sustraerse a
graves trastornos de orden político-social.
Todavía más, considero que el plano de convivencia v
vinculación en que hoy se desenvuelven las naciones, está
en nuestra conveniencia e interés procurar que todos los
demás Estados cumplan seriamente los Convenios Internacionales que, en cierto grado, nos llevaron a la dictación de
esas leyes; tratados cuya falta de estimación por diversos
Gobiernos viene generando una de las más graves y desleales competencias económicas internacionales, al mantenerse eximidos algunos países de los gravámenes que derivan de la legislación social, mientras otros hace años que
cumplidamente decidieron sobrellevar el peso de contribuciones considerables, en aras de una franca y justificada
protección de su población trabajadora.
Ahora bien, después de todo lo dicho, se aprecia que si
por una parte la sola proyección de conceptos y acepciones
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morales e intelectuales no constituye siempre factor suficiente de enaltecimiento del trabajo, en condiciones de hacerlo eficaz instrumento de dignificación individual y de
servicio colectivo, por otra, tampoco se logra plenamente
tan elevada finalidad a base de la exclusiva aplicación de
legislaciones de alcance económico-social.
De ahí que se haga cada vez más imperiosa la necesidad de rectificaciones en uno y otro plano, y, muy en especial, la colaboración incansable de todos los sectores de
hombres de bien, en la gigantesca tarea de procurar la solución razonable y satisfactoria de los arduos problemas
que derivan de la vinculación de los elementos asalariados
con el -desenvolvimiento agrícola, minero, industrial y comercial de nuestro país.
Ello es tanto más indicado, cuanto que resulta realmente antipatriótico y juzgable actitud de esa nacionalidad, mantenerse indiferente mientras arde cada día con
mayor violencia el fuego encendido por el profesionalismo
político y las pasiones partidistas, que involucran normalmente la exhibición de manoseados programas de bien público, cien veces expuestos y otras tantas incumplidos, dejando solamente intranquilidad en los espíritus y perturbación en los sentimientos, al grado de que el ambiente observa con extrañeza como donde se han creado obligaciones se consagran derechos y donde se ha establecido el ejerció de derechos, se formalizan y consuman imposiciones.
Es impostegable, y cuán plausible es que Rotary haya
comprendido la importancia de colaborar en ello, la instauración de una cruzada que propenda, por una parte, al cumplimiento efectivo y consciente de la Legislación del Trabajo, de manera que las condiciones de labor y las compensaciones económicas de los asalariados determinen satisfacciones adecuadas al individuo y a las familias, desde
un plano estrictamente humano y de bien orientada justicia social; y que, por otra parte, eleve el espíritu y el acerbo moral de la clase trabajadora, en forma que llegue a
desempeñarse con alta, y racional conceppción de sus deberes, en grado de que vea y sienta en el trabajo el desarrollo
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de una noble función de los atributos humanos y aprecie en
la sentencia bíblica que simbólicamente le dió significado, el
camino de la redención y el proceso, a la vez que inevitable,
más enaltecedor para llenar la misión de servicio que al
hombre le está trazada en la ciudadanía y en la sociedad.
Por eso, la iniciativa de Rotary de este año en la acentuación de todos estos propósitos y finalidades, cual pequeña piedra pulida en la sana intención de allegar perfeccionamiento a un ambiente preñado de perjuicios y de preconcebidos antagonismos, puede ser el comienzo de acumulación de material valioso, que dentro de un futuro no lejano
permita dar cima a una trascendente obra de bien entendida colaboración económico-social.
Los cuadros de Rotary a través de todo el país, movidos por la conjunción de hombres de todas las tendencias
y actividades, con tranquila e imparcial orientación, pueden hacerse oír en los sectores mejor dispuestos primero,
en los centros más agitados y adversarios después, para secundar a las entidades representativas de la "trilogía" del
Estado, del Trabajo y del Capital, en la superior y permanente obligación de impulsar, sobre la base de la concordia
y la paz social, el anhelado progreso y el esperado bienestar de la República.
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CHARLA RADIAL DEL PRIMER VICE PRESIDENTE
DEL ROTARY CLUB DE SANTIAGO, DON
BENJAMIN AGUIRRE AMENABAR
Radío El Mercurio. Miércoles
30 a las 22.15 horas.
La Vigésima Tercera Conferencia de los tres Distritos
chilenos de Rotary International, resolvió llevar a la práctica en todo el país una jornada anual destinada a promover un mejor clima entre el Capital y el Trabajo, y a suscitar en la juventud y en los elementos trabajadores, un
sentido más amplio de la utilidad social -de todo trabajo
dignamente ejercido y de la necesidad de dignificar la propia actividad, es modesta o destacada.
Se estimó que la ocasión más apropiada para llevar a
cabo esta campaña sería en vísperas del día del Trabajo.
A. ello se debe que el Domingo Rotary Club de Santiago inauguró su Primera Jornada de Trabajo ,con un acto
público en el Teatro Continental, cuya finalidad primordial
tiende a dos objetivos bien definidos. El primero a exhaltar la importancia social del trabajo individual dignamente
realizado y el segundo que se refiere al trabajo como instrumento de servicio.
Seguramente la mayoría de los auditores tienen conocimiento de las finalidades de Rotary International, y a
ellos será más fácil saber interpretar nuestra acción y particularmente el por qué de nuestra campaña relacionada
con la Jornada del Trabajo; pero para aquellas personas
que no conocen nuestra Institución es indispensable dar
una explicación previa, de que Rotary tiene cuatro caminos
perfectamente orientados par-a desarrollar su acción en ser-
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vicio de la, comunidad, y uno de ellos se refiere al aprecio
de toda ocupación útil y la dignificación de la propia en servicio de la sociedad.
Nada más oportuno entonces en estos días en que el
mundo conmemora el día del Trabajo que Rotary que está
formado íntegramente por hombres de trabajo y en toda la
gama de actividades, con legítimo derecho y orgullo recuerde este día bajo su aspecto humano y social, no para
ahondar la lucha de clases, sino para enaltecer el verdadero significado del trabajo, para crear lazos más sinceros y
útiles en bien de la humanidad tendientes a mantener un
elevado y noble espíritu de comprensión y colaboración entre el capital y el trabajo.
Rotary lucha porque los hombres, sea cual fuere su nivel social, su ideología política, su religión o su situación
económica, deben y tienen la obligación de utilizar el trabajo en cualquier actividad o profesión con un medio de
servir a la humanidad. Estamos convencidos que este concepto aplicado con sinceridad, traería al mundo días mejores.
Cada individuo en su actividad obtiene derechos y contrae obligaciones para la comunidad, y sea cual fuere su
ocupación es además útil e igualmente digna. La jerarquía
que tiene que existir por razones naturales y lógicas obliga a superiores y subalternos, jefes, empleados u obreros,
a desempeñar sus funciones dentro de un sano y franco
ambiente de respeto y estimación, disciplina y colaboración,
que permite conducir la actividad o empresa por un camino recto, concillando los intereses en juego con equidad y
sentido humano, siempre prima.ndo el servicio a la comunidad.
Este concepto es tan amplio que nadie puede excluirse,
empieza en el hogar, sigue en la escuela, en la Universidad,
en la oficina, en el hospital, en la mina, en la agricultura,
en la industria, en la nave, en el cuartel, etc., y así vemos
que este principio aplicado democráticamente liará que obligadamente exista en el país un mejor orden jurídico, económico y social. Creará un clima de respeto, comprensión,
tranquilidad y progreso.
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Mientras no se ayude a formar un claro concepto de
estos principios y cada hombre en conciencia utilice su trabajo como un instrumento de servicio, el país seguirá viviendo en un campo peligroso de recelos, en una anarquía
político económica y las actividades convulsionadas ficticiamente por profesionales agitadores que encontrarán un
terreno fértil para hacer destruir el concepto natural y humano de la hermandad, afecto, respeto y comprensión,
rompiendo estos moldes naturales continuarán lanzando a
los hombres de trabajo a la rebelión y al odio con la paralización del trabajo y producción, la destrucción de la riqueza nacional y la secuela de todas las calamidades y trastronos económico sociales que hasta clava sus garras de
miseria y hambre en los seres inocentes y lo que es más
inhumano, olvidando el mandato de Dios de amarnos los
unos a los otros.
Es deber de los empresarios y obreros zanjar las dificultades con serenidad, tolerancia y patriotismo para evitar la sangría legal de la huelga, que no es otra cosa que la
guerra entre el capital y el trabajo.
Rotary Club de Santiago con un convencimiento profundo de la necesidad de cultivar y reforzar el orden y la
dignificación del trabajo puesto al servicio de la comunidad, siembra esta semilla de cordura en el zureo para que
sea cultivada por todos los hombres de trabajo a fin de fortalecer las relaciones entre el capital y el trabajo en un ambiente de orden, disciplina y justicia social.
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