Arte y Comunidad - Presentado en el VII Congreso Internacional de

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VII congreso internacional de Prevención y Asistencia de
las Adicciones --San Juan- Argentina Agosto 2010
Programa Lihue
Arte y comunidad
Disertante: Lic. Analía Caraballo
Un cuento posible
Había una vez un grupo de seres primitivos que convivían en un complejo y sofisticado hábitat.
Para poder alimentarse, abrigarse y comprender los fenómenos naturales que en él ocurrían,
estos seres debían hacer uso permanente de su capacidad creativa.
Los fenómenos constantes y cambiantes de la naturaleza ponían en permanente desafío su
capacidad de autoconservación. Ellos no sabían, por ejemplo, que cuando las nubes tapaban el
sol, había probabilidad de chaparrones. Menos aún que el fuego se conseguía de una chispa, al
golpear dos trozos de piedra.
En el primer caso tuvieron que observar la lluvia repetidas veces, experimentarla, vivirla, para
empezar a asociar los nubarrones a la inminencia del fenómeno.
En el segundo caso, fue la necesidad la que puso en marcha su capacidad creatividad para que,
combinando los distintos elementos de la Tierra, se pudieran amparar a la luz y el calor del
fuego.
De esta manera, haciendo uso de todo su potencial creativo, la comunidad primitiva fue
asimilando fenómenos cada vez más complejos, llegando a comprender sus reacciones físicas,
los nacimientos, las muertes, las relaciones entre los miembros, sus emociones, en fin, su
propia naturaleza. Y a través de este camino de descubrimientos lograron simbolizar también
la muerte en la quietud y el silencio, y la vida en el movimiento y los sonidos.
Creatividad desde el origen
Es evidente que la creatividad de los seres humanos es, en buena medida, la capacidad
inalienable de poder simbolizar aquellos fenómenos que nos afectan y nos resultan difíciles de
comprender.
En algunos pueblos originarios, la noción de vida fue simbolizada con el movimiento y los
sonidos. Los medios artísticos más primitivos que ayudaron a su desarrollo y autoconservación
fueron la danza y el canto. Más tarde aparecieron los registros pictóricos, como así también el
lenguaje y la música.
La Real Academia Española define el arte, entre otras cosas, como “manifestación de la
actividad humana mediante la cual se expresa una visión personal y desinteresada que
interpreta lo real o imaginado con recursos plásticos, lingüísticos o sonoros.” También como
un “conjunto de preceptos y reglas necesarios para hacer bien algo”.
No existiría arte sin vida humana. La capacidad creadora es intrínsecamente humana. Por eso
el arte, en tanto recurso para simbolizar y resignificar, resulta un medio favorecedor para
entender los fenómenos que nos resultan difíciles de comprender.
La creatividad, como toda habilidad humana, se entrena y favorece, y para ello necesita de
espacios creativos. Según señala al respecto el Lic. Fernando Fabris, estos espacios deben
favorecer una comunicación expresiva, estimular la aparición de lo nuevo.
En la actualidad, el desarrollo de las sociedades, la manipulación del hombre sobre la
naturaleza y la revolución tecnológica, no sólo ha modificado el escenario de aquellas
comunidades originarias, sino también sus formas de organización y comunicación.
Las nuevas tecnológicas, inciden fuertemente en nuestras formas de relacionarnos y nuestra
capacidad de procesamiento de los estímulos recibidos. El fenómeno de la comunicación
virtual, en tiempo real, ha facilitado una multiplicidad de posibilidades para la conexión, la
creación y la conformación de nuevas formas de expresión.
Sitios tales como Twitter, Facebook, My Space, denominados redes sociales, nos permiten ver
cómo una buena parte de esta sociedad se expresa y manifiesta sus pensamientos, ideas y
emociones. Incluso los dispositivos móviles como teléfonos celulares y netbooks han
evolucionado acompañando el culto a la inmediatez, promoviendo una cultura on-line y de
conexión permanente. En estos momentos, por ejemplo, podemos saber qué sucede en otra
parte del planeta, al mismo tiempo que escuchamos la canción que un amigo subió a la red y
recibimos un mensaje de texto: “¿Viste el mail que te envíe?”.
Este escenario, el de los múltiples y permanentes estímulos de información, es el que hoy nos
desafía y nos demanda la capacidad de dar respuestas inmediatas en diversos contextos. Este
es hoy uno de los fenómenos que aún no logramos comprender debido a su reciente creación
e irrupción en nuestras vidas. ¿Esta nueva comunidad tendrá como desafío simbolizar,
resignificar, entender, lo múltiple, lo inmediato, lo cambiante e inestable?
No podemos ignorar que el arte, como posibilidad creadora, es un medio integrador y
operativo para comprender las formas de pensamiento y acción de una situación que nos
afecta. Es un medio de integración y resocialización. El arte visto como entretenimiento, es
descalificarlo. El arte, es parte constitutiva del desarrollo humano.
El arte y la salud
Si el arte nació con el hombre, de su condición humana y comunitaria ¿podría ser nocivo para
nuestra salud?
Claro que no. El arte es ante todo un medio para simbolizar, entender y resignificar los que no
afecta, lo que no logramos comprender.
El arte, entendido de esta forma, ¿puede resultar un facilitador en la rehabilitación de una
persona con problemas de adicción?
Las personas que padecen de esta problemática, tienen como base una personalidad infantil
con escaso poder de simbolización, producto del consumo. En este caso, el arte se impone en
su rehabilitación, debido a que, junto a otras disciplinas, ayuda a que la persona integre acción,
pensamiento y símbolo. Así como ocurrió en las comunidades primitivas, cuando el hombre
tuvo que observar repetidas veces un fenómeno para luego poder anticiparse y simbolizar, y
como lo hacen también los niños a través del juego, mediante repetición primero, y la
interiorización de símbolo y la regla después.
En el trabajo semanal con los participantes de estos espacios, se observa cómo el usuario, a
medida que pasa el tiempo, se va comprometiendo con la tarea, y su producción creativa se va
liberando. Cuando se realiza, por ejemplo, una obra de teatro, generalmente aparecen escenas
relacionadas con su historia y el tratamiento, como forma de simbolizar el fenómeno nuevo
que los afecta, es decir, las reglas, las normas, los límites, la contención, el afecto, etc.
También en las producciones plásticas aparecen emociones como el dolor o el sufrimiento que
se van modificando a medida que el usuario adquiere mayor autoconfianza.
¿Cuál es entonces el rol a los agentes de salud que proponen este enfoque?
Ese rol es el de facilitar y favorecer la comunicación expresiva, establecer un marco de
confianza y respeto, de conexión con el cuerpo. Cuerpo que, en este caso, viene castigado y
dañado. Nuestra función es, ante todo, favorecer esa conexión. Sin eso nuestra práctica
profesional es miope.
¿Cuáles son los beneficios de utilizar técnicas creativas en un tratamiento de rehabilitación de
drogodependientes?
Las formas de trabajo creativas potencian y permiten una modalidad de
funcionamiento psíquico caracterizado por la fluidez y la flexibilidad interna, como así
también una forma multilateral y práctica de conexión con la situación que se debe
abordar y resolver. Por medio de estas técnicas se desbloquea, despierta y desarrolla
la capacidad creativa.
En su libro “Juegos para actores y no actores” Augusto Boal afirma que “…todos los
seres humanos son actores, porque actúan, y espectadores porque observan”.
Como así nos mostraron nuestros originarios, en comunidad, la puesta en acción de
nuestra capacidad creativa es entonces, no sólo necesaria para nuestra
autoconservación, sino imprescindible.
Encontrar, acoger, reconocer lo ausente.
Esa capacidad poco común... de transformar en terreno de juego el peor de los
desiertos.
Michel Leiris.
(Prefacio a Soleils bas de Georges Limbour)
La fórmula que no debe olvidarse es:
Comunidad + Arte = ¡VIDA!
Bibliografía:

Diccionario de la real academia española.

Diccionario enciclopédico Larousse

El libro del Mundo – Biblioteca Clarin

Rolnik, Suely, “El arte cura”- 2006 – Cuadernos portátiles - MACBA

Mariana Ferrari, “La fuerza de lo colectivo” , nota en la Ed. Nº 121 de Campo
Grupal

Augusto Boal “juegos para actores y no actores” Ed. Artes escénicas

Elena Goti, "La Comunidad Terapéutica: un desafío a la droga." 1990 – Editorial
Nueva Visión


Fernando Fabris, “Creatividad, Sujeto y Sociedad” (Publicado en la Revista La
Marea n° 18 - Dic. 2001-Verano 2002)
Winnicot “Realidad y Juego” Ed. Barcelona 2 ed.

Moreno, Jacob Levi, “Psicodrama” Ed. Lumen
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