Epilepsia y conducta ACN - Asociación Colombiana de Neurología

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ASOCIACION COLOMBIANA DE
NEUROLOGIA
Location: BOGOTA-COLOMBIA
Date: 2004.01.16 00:41:31 -05'00'
Epilepsia y conducta
Mauricio Rueda
Introducción
Un avance muy importante en la medicina durante el siglo pasado fue la
concepción del hombre como una unidad biopsicosocial; esta visión integral
de la salud y la enfermedad es aplicable a todas las entidades nosológicas y
especialmente a las enfermedades neurológicas en donde la frontera entre la mente
y el cerebro se vuelve difusa y continua. La epilepsia no es ajena a esta concepción
ya que los pacientes con epilepsia tienen que interactuar con la sociedad y la familia,
con quien conviven, con un mayor o menor grado de estigmas culturales; y tienen
componentes conductuales que hacen parte integral de la disfunción cerebral de su
enfermedad o del tratamiento de la enfermedad.
Por otro lado, la epilepsia ha servido como un modelo experimental que ha
permitido entender las funciones cerebrales al correlacionar una determinada
manifestación ictal con un foco epileptógeno localizado en determinada área cortical;
este acercamiento ha incluido manifestaciones mentales.
La mayoría de estudios relacionados con conducta y epilepsia han sido realizados
en pacientes institucionalizados, crónicos, con epilepsias refractarias o en centros
especializados que sesgan los datos epidemiológicos hacia los casos más severos
careciendo de información sobre lo que ocurre en la población general. En algunos
pacientes ocurren alteraciones conductuales y de personalidad; pero la mayoría
de los pacientes con epilepsia tiene una inteligencia, conducta y estructura de
personalidad normal.
El médico, al entender los problemas conductuales que algunos pacientes
con epilepsia pueden presentar, está en capacidad de mejorar la atención de
los pacientes epilépticos con trastornos de personalidad y de esta forma mejorar
la relación médico paciente; y puede orientar el diagnóstico y dar el tratamiento
adecuado de los trastornos afectivos y perceptuales que pueden presentarse,
optimizando el uso de medicaciones antiepilépticas, antidepresivas y antipsicóticas
que tenemos a nuestro alcance.
Definiciones
Trastorno de personalidad
Es muy difícil para el médico definir que una personalidad es normal o enferma,
en especial si se está evaluando a un paciente por primera vez; en general, el
cambio en los patrones habituales de conducta del paciente es lo que indica que un
proceso patológico ha ocurrido y que tal proceso puede relacionarse con cambios
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funcionales o estructurales dentro del sistema nervioso central. Además de esta
dificultad para diagnosticar un trastorno de personalidad, los cambios de la misma
que pueden verse en enfermedades neurológicas no necesariamente satisfacen los
criterios diagnósticos de los trastornos de personalidad descritos en los manuales
diagnósticos de los psiquiatras. Los cambios de personalidad informados en los
pacientes con epilepsia usualmente son una combinación de una exacerbación
de la personalidad premórbida y alguna característica nueva y distintiva causada
por cambios patológicos, especialmente originados en los lóbulos frontal o
temporal.
No existe una personalidad característica de los pacientes con epilepsia. Sin
embargo, Norman Geschwind describió un cambio de personalidad interictal en
pacientes con epilepsia del lóbulo temporal, caracterizado por emocionalidad,
tendencias maniacas, depresión, carencia del sentido del humor, sexualidad
alterada, ira, hostilidad, agresión, religiosidad, intereses filosóficos recientes,
sentido del destino personal aumentado, dependencia, pasividad, paranoia,
moralismo, culpa, obsesión, circunstancialidad, viscosidad, e hipergrafia. Hay
una gran variabilidad en la presentación y severidad de estos diferentes rasgos
de personalidad entre los pacientes con epilepsia del lóbulo temporal; además,
no hay acuerdo sobre el número de rasgos que deba presentar un paciente para
diagnosticar el síndrome de Geschwind.
En aproximadamente la mitad de los pacientes con epilepsia del lóbulo
temporal hay hiposexualidad, incluyendo impotencia y disminución de la libido. La
hipersexualidad interictal es rara, pero puede responder a medicación antiepiléptica.
También han sido descritas conductas sexuales desviadas como exhibicionismo,
travestismo, transexualismo y fetichismo.
El término “viscosidad” se refiere a un estilo interpersonal cohesivo que favorece
contactos verbales prolongados hablando repetitiva y circunstancialmente. Esta
viscosidad puede resultar por una combinación de alteración lingüística, lentitud
mental, dependencia psicológica y tendencia para cohesión social. En algunos
pacientes puede haber una necesidad emocional de buscar y mantener la compañía
de otros contribuyendo a la viscosidad.
La hipergrafia se refiere a una escritura extensa y en algunos casos compulsiva,
con preocupación por los detalles y las palabras son definidas y redefinidas,
subrayadas o resaltadas. No es claro si el trastorno obsesivo compulsivo sea más
prevalente en pacientes con epilepsia.
Psicosis en epilepsia
Hay evidencia, muy limitada, originada en estudios poblacionales que muestra un
ligero exceso de psicosis en personas con epilepsia; sin embargo, series de casos
clínicos estudiadas en centros especializados han detectado que la psicosis es un
problema que puede ser significativo en pacientes con epilepsia. El diagnóstico
de psicosis y epilepsia debe establecerse por separado; pero, además, debe
determinarse la relación entre el inicio de la psicosis y la actividad epiléptica, terapia
antiepiléptica y los cambios electroencefalográficos.
Un status parcial complejo puede originar sintomatología diagnosticada como
psicosis, con una duración de horas a días, en la cual la conciencia se encuentra
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alterada en forma variable y puede acompañarse de alteraciones de conducta que
varían desde estados confusionales hasta conducta agitada bizarra o psicótica.
En un status parcial simple pueden ocurrir alucinaciones complejas, trastornos
del pensamiento o cambios afectivos con una conciencia preservada, que pueden
confundirse con un episodio psicótico.
Muchos episodios psicóticos postictales son precipitados por un status epilepticus
tónico clónico generalizado o crisis seriadas y es menos frecuente que ocurran
después de una crisis tónico clónica o crisis parcial compleja aislada. En muchos
pacientes hay un intervalo lúcido de uno a seis días entre la crisis y el inicio de
la psicosis lo cual puede conducir a un mal diagnóstico. La psicopatología de la
psicosis postictal es polimórfica, pero muchos pacientes presentan alteraciones
del ánimo y delusiones paranoides; algunos pacientes están confusos durante el
episodio, otros presentan fluctuaciones en el nivel de conciencia y la orientación,
y en otros no hay confusión. El electroencefalograma durante la psicosis postictal
usualmente es anormal con incremento de la actividad epileptiforme y de ondas
lentas. Usualmente los síntomas se resuelven espontáneamente, pero en algunos
casos se desarrolla una psicosis crónica.
La psicosis interictal ocurre entre las crisis y no está directamente relacionada
con una crisis epiléptica. Es menos frecuente que la psicosis postictal, pero
es más significante en términos de severidad y duración. Las manifestaciones
clínicas de la psicosis interictal epiléptica difieren muy poco de la esquizofrenia,
aunque al parecer el pronóstico es diferente, ya que aunque es un proceso
crónico, los síntomas tienden a remitir y el deterioro de la personalidad es raro
en la psicosis interictal.
La literatura sobre factores de riesgo de psicosis interictal es controvertida, pero
frecuentemente se ha descrito al sexo femenino; epilepsia del lóbulo temporal; crisis
parciales originadas en áreas temporales mesiales o límbicas, tales como el miedo
ictal, auras epigástricas o dismnésicas, amnesia ictal o crisis parciales complejas; y
la severidad de la epilepsia, indicada por la duración de epilepsia activa, múltiples
crisis, historia de status epilepticus y pobre respuesta al tratamiento. La edad
de inicio de la epilepsia frecuentemente se describe en la adolescencia con un
intervalo entre el inicio de la epilepsia y el inicio de la psicosis de 11 a 14 años.
Se ha encontrado con mayor frecuencia una disfunción o patología del lóbulo
temporal izquierdo comparado con el derecho o bilateral. En un estudio reciente
se identificó la historia familiar de psicosis como el factor de riesgo con mayor
fuerza de asociación, además de la edad más temprana del inicio de la epilepsia,
la presencia de crisis parciales complejas o tónico clónicas generalizadas y una
inteligencia limítrofe.
Trastornos disociativos
La característica esencial de los trastornos disociativos es definida como un
estado de alteración de conciencia, memoria, identidad o percepción del medio
ambiente, y el manual diagnóstico estadístico de enfermedades mentales - DSM
IV establece criterios diagnósticos específicos para cuatro trastornos disociativos:
amnesia disociativa (amnesia psicógena), fuga disociativa, trastorno de identidad
disociativo (trastorno de personalidad múltiple) y trastorno de despersonalización.
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Los fenómenos disociativos ictales incluyen despersonalización, desrealización
(sensación de que el mundo no es real), autoscopia (ver el doble de uno mismo
o experiencias fuera del cuerpo de uno mismo) o raramente alteraciones de
la personalidad (personalidad doble o múltiple). El término de poriomanía se
refiere a periodos prolongados de confusión en los cuales el paciente puede
viajar y no tener memoria de los eventos durante este periodo; estos episodios
probablemente correspondan a estados postictales aunque han sido pobremente
caracterizados.
Trastornos afectivos
Los síntomas afectivos en los pacientes con epilepsia son más frecuentes que
los trastornos psicóticos y más disfuncionales que los trastornos de personalidad.
Los síntomas predominantes están asociados con el trastorno depresivo: ánimo
deprimido, anergia, insomnio y dolores atípicos; es característico el inicio repentino
y la duración breve de los síntomas, desde unas pocas horas hasta un par de
días. Los miedos específicos, tales como agorafobia, y ansiedad generalizada
tienden a ocurrir en un patrón episódico similar al de los síntomas depresivos. El
ánimo eufórico es particularmente breve y no está asociado con hiperactividad y,
junto con la irritabilidad, son síntomas particularmente distintivos de los cambios
afectivos en la epilepsia.
El patrón de los síntomas es pleomórfico pero en general es de muy breve
duración y para describirlo se ha acuñado el término de “trastorno disfórico
interictal”. El trastorno disfórico interictal difiere agudamente de los trastornos
afectivos primarios por la presentación intermitente de sus síntomas; y su duración
breve que es medida en horas en lugar de semanas o meses como ocurre en los
trastornos afectivos primarios.
Los pacientes con epilepsia tienen un riesgo hasta de cinco veces mayor
de suicidio o intento de suicidio que la población general, aunque esto no
necesariamente significa que sea causado por un trastorno afectivo. La sobredosis
con medicaciones antiepilépticas es un método frecuente de suicidio, especialmente
con barbitúricos; es frecuente la recurrencia de intentos de suicidio. Algunos
pacientes con epilepsia experimentan síntomas prodrómicos con una naturaleza
más prolongada y distinguible de las auras o inicio parcial de las crisis; la mayoría
de los síntomas prodrómicos duran entre 20 minutos y dos días y frecuentemente
consisten en irritabilidad, cefalea, depresión, ansiedad o miedo.
Algunas crisis parciales se caracterizan por cambios afectivos; las crisis parciales
afectivas más frecuentes son el miedo, ánimo deprimido y placer que varía desde
satisfacción hasta la sensación de bienestar extremo; además se han descrito
sensaciones de muerte, terror, ira y furia. A menudo, junto con la crisis parcial
afectiva, simultáneamente se presentan crisis parciales autonómicas, usualmente
una sensación visceral. El aura de ansiedad o miedo ictal puede confundirse
con ataques de pánico.
En el periodo postictal también pueden ocurrir cambios afectivos como conducta
irritable y combativa, depresión postictal, ansiedad y rara vez euforia.
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Fisiopatología
En algún grado, las consecuencias psiquiátricas de la epilepsia pueden ser
atribuidas a factores externos, no sólo al estigma social sobre la epilepsia sino
también, al grado de incapacidad social y laboral que la epilepsia pueda imponerle al
paciente. Además, existen componentes biológicos que explican algunos trastornos
conductuales interictales en pacientes con epilepsia que incluyen factores no
epilépticos, como el sustrato patológico subyacente, los efectos adversos de los
tratamientos médicos o quirúrgicos de la epilepsia, mecanismos epilépticos y la
capacidad de la actividad epiléptica recurrente de producir cambios duraderos
en la función neuronal.
Las epilepsias sintomáticas son causadas por procesos patológicos subyacentes
que se manifiestan como crisis epilépticas, pero que, además, pueden causar déficit
neurológico o psiquiátrico, de acuerdo con la naturaleza de la lesión, su localización
y el tiempo durante el neurodesarrollo en que ocurre. Las lesiones pequeñas
localizadas en áreas corticales silenciosas pueden manifestarse exclusivamente
como epilepsia, pero si son de mayor tamaño, y comprometen áreas corticales
críticas, o son multifocales o más difusas pueden producir además de epilepsia,
manifestaciones neurológicas o psiquiátricas. Las lesiones progresivas continúan
trastornando la función cerebral y probablemente originan más trastornos
conductuales interictales que las lesiones estáticas. Por otro lado, los síntomas y
signos producidos por una lesión estructural focal dependen de su localización;
el sistema límbico está comprometido con las funciones de memoria, modulación
del afecto e impulsos básicos y motivación; así, las lesiones en el sistema límbico
están más asociadas a problemas conductuales interictales y además tienen mayor
probabilidad de manifestarse como epilepsia que lesiones en la neocorteza. Para
que un determinado trastorno conductual por ejemplo la prosopagnosia (agnosia de
fisomomías) sea manifiesto, pueden requerirse lesiones destructivas bilaterales, pero
con lesiones epileptogénicas, con la capacidad de propagarse a regiones homólogas
contralaterales; puede requerirse una lesión unilateral única.
Los trastornos de la conducta en pacientes con epilepsia también pueden
deberse a mecanismos epileptogénicos por sí mismos. Las crisis parciales simples
de origen en el sistema límbico pueden causar síntomas y signos psiquiátricos con
preservación de la conciencia; este tipo de crisis puede recurrir y transformarse en
un estado epiléptico no convulsivo y originar trastornos conductuales que si no se
reconocen como manifestaciones ictales podrían catalogarse como “interictales”.
Otro efecto de las crisis epilépticas es la muerte neuronal por excitotoxicidad
debida a la liberación de aminoácidos excitativos durante un estado epiléptico;
el modelo más documentado es la esclerosis hipocampal, y ha sido asociado a
trastornos conductuales, principalmente trastornos de personalidad, esquizofrenia
y depresión. Durante la crisis epiléptica también se liberan otros neurotransmisores
o neuropéptidos como lo opioides endógenos que funcionan como elevadores
del ánimo; los pacientes con crisis recurrentes intermitentes pueden volverse
fisiológicamente dependientes de esos niveles intermitentemente elevados de
opioides endógenos y desarrollar cambios afectivos como una respuesta de retirada
cuando no ocurren crisis epilépticas durante el periodo interictal.
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Después de una crisis, ocurren mecanismos inhibitorios que la suprimen y que
pueden manifestarse clínicamente como cambios postictales que varían desde
una parálisis de Todd a una disfunción global profunda; como parte de estas
manifestaciones postictales pueden ocurrir cambios en la conducta como confusión,
psicosis, depresión, o euforia. Las crisis epilépticas están asociadas con la liberación
de prolactina y otras hormonas, que alteran las fluctuaciones diurnas y los niveles
séricos y cerebrales, lo cual podría tener efectos sobre la conducta, por ejemplo,
explicar disfunciones sexuales.
Diagnóstico
Trastorno de personalidad
No hay acuerdo sobre los criterios diagnósticos formales del síndrome de
Geschwind.
Psicosis
Los principios diagnósticos de la psicosis epiléptica son esencialmente los
mismos que serían si el paciente no tiene epilepsia; ahora, en algunos pacientes
no es posible aplicar la clasificación estricta del DSM IV y muchos pacientes tienen
diferencias sutiles como la retención del afecto y la carencia de deterioro crónico
y el desarrollo de características de personalidad del síndrome de Geschwind,
notablemente la inclinación al misticismo con desarrollo de religiosidad.
El electroencefalograma es esencial para diagnosticar los casos atípicos de un
status no convulsivo, pero puede ser normal durante crisis parciales complejas del
lóbulo frontal o crisis parciales simples. Landolt introdujo el término de normalización
forzada para referirse al fenómeno electroencefalográfico que ocurre cuando emerge
un episodio psicótico: el electroencefalograma comienza a ser menos patológico
o incluso normal con respecto a los electroencefalogramas previos; la contraparte
clínica de la normalización forzada es la emergencia de episodios psicóticos cuando
las crisis epilépticas están controladas, y la fenomenología se extiende no solamente
a episodios psicóticos sino también a episodios de agresividad, manía, depresión,
ansiedad y pseudocrisis. El diagnóstico de la normalización forzada puede basarse
clínicamente en la relación entre la aparición de un trastorno conductual y la
disminución de la frecuencia ictal de las crisis epilépticas, pero esencialmente es
un fenómeno electroencefalográfico que puede ayudar a decidir sobre el tipo de
medicación apropiada para tratar el trastorno de conducta.
Trastornos afectivos
El DSM IV establece criterios diagnósticos de episodios y trastornos depresivos,
distimia, episodios maníacos, trastorno ciclotímico, trastorno bipolar, trastorno
de pánico, agorafobia, fobias específicas, fobia social, trastorno de ansiedad
generalizada y trastorno explosivo intermitente que deben ser tenidos en cuenta.
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Terapéutica
Trastorno de personalidad
En los pacientes con sospecha de síndrome de Geschwind se podría considerar un
régimen en monoterapia de medicaciones antiepilépticas con efectos estabilizadores
del afecto. Sin embargo, no existe evidencia de que afecte la conducta; una segunda
alternativa es el uso de medicaciones psicotrópicas como el haloperidol. Si el
paciente presenta alteraciones emocionales disfuncionales, tales como depresión,
ansiedad, hostilidad, se puede adicionar una medicación apropiada (antidepresivo,
ansiolítico) a la medicación antiepiléptica.
Psicosis
La psicosis ictal debe ser manejada como un status epilepticus no convulsivo con
medicaciones antiepilépticas intravenosas. Es importante prevenir que el paciente
se haga daño o lesiones a terceros; y en algunos casos es necesario administrar
medicaciones antipsicóticas tales como el haloperidol.
Los pacientes con psicosis deben ser tratados con medicaciones neurolépticas,
aunque ellas disminuyen el umbral convulsivo; las fenotiazinas tienen mayor
probabilidad de provocar crisis epilépticas que las butirofenonas. En el estado
interictal, la psicosis debe ser evaluada en relación con la frecuencia ictal; por
ejemplo, si el paciente disminuyó la frecuencia ictal en relación con el inicio de un
episodio psicótico, puede tratarse de un fenómeno de normalización forzada y la
medicación de elección sería una fenotiazina; mientras que si el episodio psicótico
ocurre con un incremento de la frecuencia ictal, la medicación de elección sería una
butirofenona con menor probabilidad de precipitar crisis.
En pacientes con epilepsia y trastornos conductuales pareciera tener alguna
ventaja el uso de medicaciones antiepilépticas con efectos potenciales psicotrópicos,
tales como la carbamazepina y el valproato sódico y evitar los barbitúricos y si
es posible, la politerapia.
Al igual que todos los trastornos psiquiátricos, la farmacoterapia sola no
es suficiente y es necesario un tratamiento multidisciplinario que comprenda
psicoterapia y terapia familiar.
Trastornos afectivos
En el tratamiento de los trastornos afectivos se deben integrar la psicoterapia
y la farmacoterapia; si bien, la farmacoterapia ha revolucionado el tratamiento
de los trastornos depresivos, en el caso del paciente con epilepsia se presentan
dos problemas: el efecto de la farmacoterapia se alcanza hacia la tercera o
cuarta semanas por lo cual son de menor utilidad en pacientes con trastornos
afectivos relacionados con epilepsia, que característicamente son de breve
duración; y en segundo lugar, la mayoría de medicaciones antidepresivas tienen
un efecto proconvulsivante que, como en el caso del bupropión y la clomipramina,
contraindican su uso. Sin embargo, estudios clínicos con imipramina, amitriptilina,
doxepina, fluoxetina y paroxetina no han demostrado mayor riesgo de incrementar
las crisis epilépticas; estas medicaciones cuando son iniciadas y dosificadas
cuidadosamente no conllevan riesgo mayor de exacerbar las crisis epilépticas.
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Interacciones medicamentosas
Muchas medicaciones antiepilépticas influyen en la conducta tanto como efecto
adverso como en forma benéfica. Los principales efectos adversos conductuales
de las medicaciones antiepilépticas se relacionan con la depresión; cuarenta por
ciento de los pacientes que reciben monoterapia con fenobarbital pueden presentar
un trastorno depresivo comparado a 4% de los pacientes en monoterapia con
carbamazepina; además el riesgo de suicidio también es mayor entre los pacientes
que reciben fenobarbital. Con los nuevos antiepilépticos, la depresión ha sido
reportada con tiagabine, topiramato y vigabatrin y en algunos casos, la depresión
aparece con la mejoría de las crisis creando la duda de si se trata de un efecto
adverso de la medicación o de una manifestación de la normalización forzada. Los
efectos sobre el ánimo con el fenobarbital contrastan con los de la carbamazepina,
ácido valpróico y clonazepam que son utilizados como estabilizadores del ánimo en
el trastorno afectivo bipolar, principalmente en la manía.
Las medicaciones antiepilépticas pueden inducir cuadros psicóticos en el contexto
de normalización forzada; y esto puede ocurrir en forma idiosincrática con todos los
antiepilépticos; de los nuevos antiepilépticos, el más comprometido como inductor de
cuadros psicóticos ha sido el vigabatrin, quizás por su eficacia como antiepiléptico y
por ser uno de los primeros antiepilépticos nuevos en ser aprobado.
Además de los efectos adversos o terapéuticos de las medicaciones, se deben
también tener en cuenta las interacciones medicamentosa entre los diferentes
fármacos. Muchos antiepilépticos incrementan el metabolismo hepático y disminuyen
los niveles séricos de los neurolépticos; la relación inversa también se da,
ocasionalmente la adición de un neuroléptico o antidepresivo incrementa los
niveles séricos de las medicaciones antiepilépticas. La fluoxetina puede disminuir
el metabolismo de carbamazepina y fenitoína. El fenobarbital y la fenitoína pueden
disminuir las concentraciones de paroxetina. La fluvoxamina incrementa las
concentraciones de carbamazepina (Tabla 1).
Tabla 1. Interacciones medicamentosas.
Medicación
Efecto
Efecto
Efecto sobre
Efecto
proconvulsivante
anticonvulsivante
el ánimo
antipsicótico
Fluoxetina
Fluvoxamina
Bupropión
++
++
++++
NT
NT
NT
+++
+++
+++
Fenobarbital
-----
+++
Carbamazepina
Ácido Valpróico
Neurolépticos
Antipsicóticos atípicos
--------++
+++
+++
+++
NT
NT
Puede inducir
depresión
+
+
NT
NT
NT
NT
Puede inducir
psicosis
NT
NT
NT
+++
+++
NT = No Tiene
+
= Efecto positivo
= Efecto negativo
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