Yo siempre regreso a los pezones y al punto siete del Tractatus; Agustín Fernández Mallo

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Yo siempre regreso a los pezones y al punto siete del Tractatus
Por Juan Laborda Barceló.
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“Llegará un dÃ−a en el que luz vuelva se la piel del mundo…”
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Cuando un artista deconstruye su obra, bien sea pictórica, escultórica o literaria, existe la posibilidad de que
el mensaje que habita (o pretende habitar en ella) pierda claridad, matices o que se vuelva claramente
indescifrable a los ojos del lector, lo cual no tiene porqué ser un valor negativo si esa obra consigue mover
el sentimiento o invitar a la reflexión. Existe, sin embargo, otra posibilidad y es que de ese caos informe
surja, en un nuevo orden de cosas, un lenguaje nuevo, revelador y emocional.
Todo este debate se ve superado en el texto de AgustÃ−n Fernández Mallo por la belleza plástica y formal
que destilan sus creaciones. En este caso, nos ofrece fragmentos de prosa, tan bellamente elaborados, que se
leen como poesÃ−a. Son destellos audaces cargados de melancolÃ−a y ruptura. En ellos se abre un nuevo y
transgresor marco para los lÃ−mites de la novela actual. La narratividad no está ordenada en esta historia de
separación de una pareja, de viajes, de cambio, pero no es necesario. Su estructura es otra concesión a lo
estético.
El tÃ−tulo, asÃ− como el resto de la obra, nos ofrece una interesante combinación entre lo primigenio y lo
elaborado de la filosofÃ−a. En ella se hacen referencias tanto al pensamiento de Cioran o Wittgenstein, como
a las matemáticas. De forma intuitiva, el autor integra elegantemente elementos cientÃ−ficos y humanistas,
generando un todo universal.
Resulta interesante que el texto se alimente a si mismo con reflexiones variadas, cargadas de profundidad que
evolucionan desde una cálida tristeza hasta la superación. En ocasiones, incluso, da voz a personajes de lo
más estrambóticos, como el monigote del W.C., haciendo de él una especie de voz de la conciencia. La
originalidad, sin ser esperpéntica, es un valor en alza en nuestros dÃ−as (tengamos en cuenta que se trata de
una reedición, la primera vez que este texto vio la luz fue en 2001.)
Es una novela curiosa, esteticista, interesante, alejada de las más trilladas lÃ−neas editoriales y altamente
recomendable.Â
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