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Madrjll oe Diciemiire ile1931 K Ü I B . I I S
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Aaministración:
PRJHCIPE DE VERGARA,
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E. emm miivm
PEDBO SAINZ RODRI6UEZ
26uw «'•»
81 Stobinsón literario
de Sspañsí
la República dé las Cetras)
Número especial
redactado íntegramente
por ¿riieirfo
Qiménem Caballero
40
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Como los gusanos de seda van tejiendo su propia celda; y como los anacoretas de la Tebaida tejían la suya con el barro de su penitencia—así voy yo clausurando, en cada rasgueo de mi pluma—seda y barro—mi propia noche, mi envoltura celular.
La noche celular fué el principijO—y no el fin—de todo día. Aurora y nunca
ocaso.
Cuando se pulverizó el mundo antiguo—minado de barbarie y minado
de escéptioo.s—nació el alba cristiana, la comunidad nueva de los hombres,
sólo a través de noches celulares; síngulas, indivisas, robinsónicas.
La revolución cristiana no edificó su templo nuevo sobre las ruinas del antiguo, hasta que los mejores héroes de sus falanges no se desunieron, no se apartaron, no se marcharon al desierto, no se acogieron al sistema celular, a noche
de soledad y de caverna, a actitudes estilitas sobre páramo egipcíaco.
La nueva humanidad que se engendró—sobre el mundo antiguo—tuvo que
nacer como todo organismo nace: de una mórfosis elemental: de una célula; de
lo celular.
"'
Los anacoretas de Nitria fueron campo de cultivo celular del laboratorio
cristiano.
?
Primero: el. eremita, fPrimero la pura noche celular.) Después»: las celdaslauras (después la yuxtaposición de células ermitañas). Finalmente: el convento. (Finalmente, la creación apicular, compleja, el panal, el organismo funcional de las órdenes monásticas.)
Lo monástico. La mónada en ascesis. La noche celular en función.
Por algo los primeros héroes de la anacoresis se llamaron: los terapeutas.
Había que curar el invuido, reduciéndolo a soledades de laboratorio puro, a
elaborados aislamientos—a la prueba suprema de lo monacal para lograr lo comunal.
' '
Había que ahimbrar los días del mundo a fuerza de noches. Lo claro, a fuerza de misterio. La mística del cosmos surge—como la luna—en la noche. Las
pañnnp.K salvr.ñp.x del cosmos se desencadenan a la luz anorera de In luna—decía
el místico ruso Blok. Y otro místico eslavo decía auo sólo en la noche se abre el
abismo, poroue el día lo cubre de luz. ¡El abismo! Eso que el místico Bcehme
Ilamnba el Vnarvnd. El abismo.
.
Y el Miedo. Y la Nostalgia indecible. Y el ansia de Evasión. Y Dios: "el
eterno tormento de los hombres"—al decir de un dadaísta, de un revolucionario de las r.uevas noches celulares.
"En la noche del viento... el lenguaíe se reduce a un solo Yo" (Eluard).
"La Pnrálisis es el princínio áp In Sabidnrín." (Picf>bifi"l.
"A oscuras y scarura, por la secreta escala di.^frazada" (San Juan de la Cruz).
(La célula—instrumento de la revolución comunista. La idiocia mn-a. l.<i, noche pur.'!—instrumento surrealista al servicio de esa revolución. La célula, la
nueva hnbitación del hombre nuevo,, proclama Lecorbusier, con visión de nueva noche.).
r—•
T.n, -nonKo-^.op T-ia (\^c'^<>—es m,4s ontolócion ouf el día. La cantó MÍK"<'lie1to
ffel. Y Rimbaiid. La sublimaron los carmpli+a';. Y los fre.lK"6fícontrado sus ána hncer tor.qr)''ntica: noche del nirna; líbirlf)^-"^ '"
gelpc^ en el nriío, .siemnre en bu|'>-„'<,pntidn sacramental: en la noche se Hecra a
.iba nóche^tÍP^Tip^"|-^^^^^^^^^ cósmico. Y en la noche, lo'real es lo irreal. Y
^^';''p"|,j,^f, p5^^el. Y en la cárcel, ventanas de luceros, huidas imposibles, hacia cielos inmóviles.
,
, , ,
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Y en la noche de la celda se sienten las espadas del alma que traspasan el
ali"'*,
.„ .
,
En la noche celular se iuntan las manos para romper los gri'ietes, y ios grilletes nn sp rompen, sino aup. 1as manos quedan iuntas en nvación.
El Pobinsón—vo. en mi isla—siente nne deia de ser Pobinsón. Mito burgués
y maldito el mi+o del Pobinsón. Mito liberal, industrial, anslosajón, inoderfl^_anatematizado
por los místicos nuevos y celulares del mundo.
Y nnc el p.in no lo va pidiendo ya al "esfuerzo personal de iniciativa", ni al
cisclnvo a él sometido para dar cim," a esa iniciativa, Sino que lo va esperando
del cielo. No de la previdencia, sino de la Providencia. De que baje un ave, como
hasta San Jerónimo; hasta las manos juntas.
Noche de mi caverna. Mi noche celular. Estilita en mi páramo. Cenobiarca
de mí mismo.
Como el gusano de seda su capullo; como el asceta tebano, su celia—asi voy
sintiendo clausurada mi vida a cada ra.sguco de mi pluma—seda y barro—dentro de mi noche celular,
Página 2
LA GACETA LITERARIA
i\ mr Mi k
Pero don Alvaro tenía un dinero tradi- Baüer. Tras gastarse millones en la culcional... El pueblo respeta siempre las tura española, la quiebra. .
tradiciones. Don Francisco, tenía un di- , Ahora este pobre Bloch, en manos, de
nero caíaZanarpeftímo, protector de inte- .catalanes, de sindicalistas, de los cristiaCada vez voy creyendo metj,,
lectuales... Los intelectuales siempre res- nos nuevos de España... ¡Pobre Lázaro táctica política de España se encuentiG
petan lo catalanoargentino... Sólo el po- Bloch! ¡Ya va servido! En la castiza en la acción directa ni en la acción inbre don Juan tenia un dinei'o romántico ciudad española de los atracadores a directa. Ni en la dictadura como medio
y misterioso, de corsario, de capitán de mano armada...
ni en el Parlamento como órgano.
aventuras... ¡Filipinas, África, Canarias,
Y todavía, en el próximo Oriente, hay
Cada vez voy creyendo menos en la
Baleaiíes!... Un dinero colonial.y pirata. pobres judíos españoles que hablan con formación de partidos políticos en EsLa España actual no podía perdonar a cariño de volver a la cristiana España... paña. De masas, encuadradas en una
don Juan ese dinero. Don Juan debió haEl asunto Bloch no tomará estado par- disciplina para el asalto al Poder.
beryhacido en la época de don Juan. lamentario. Porque aunque los parlamenCada vez voy creyendo más—en camCuándo toda España era donjuanesca, tarios actuales sean masones, ateos, laibio—que el Poder está en España a i ^
pirata, aventurera, grande, colonial y me- cos y tal;.. los parlamentarios españoles
canee de cualquiera, de cualquiera qi
tropolitánica. Pero don Juan comenzó a de hoy—tenedlo seguro—siguen siendo
desee sobre él encaramarse, con tfl' "
tener dinero colonial cuando España ya cristianos viejos de España.
—persona o grupo—nos divierta
no tenía colonias. Don Juan ofendía con
demás. (¿Golpe de Estado? No:
Los asuntos del Parlamento
su dinero a ía España pobre, digna, anti- Iniciativas para asuntos
blado.)
Todo Parlamento tiene dos clases de cidiana, pacifista, socialista, culturizante,
He leído un folleto que circula estos
Cada vez voy constatando mas—
que
pescaba
peces
sin
cebo,
para
no
enasuntos: unos de principio y otros de
días por Madrid, bajo el título de "Sin- ¡perdonad, amigos míos mayores, estas
gañarlos,
y
que
abría
ostras
por
la
períinal. Para llegar a los asuntos del final
dicato Promotor de Iriiciativas". El pro- ingenuidades!—que en España la Marson buenos todos los principios. Y, des- suasión.
motor de este Sindicato es mi respetable cha al Poder no es un camino, ni una
de luego, todos los medios.
¡Pobre don Juan I Pobre don Juan y querido amigo don Nicolás María de lucha, ni una acción—directa o indirecliOS asuntos de principio son impon- March! Este gran hombre, nacido para Urgoiti.
ta—, sino un subirse a una tablado por
derables: son esos valores donde dice virrey, para encomendero, para adelantaForman parte, de este Sindicato dis- sorpresa y un sentarse los demás en la
que se apoya el Parlamento: la libertad, do de un Imperio—caído en una España tinguidísimos miembros de la España ac- platea. Pues España no se rige por un
la democracia, la igualdad, los derechos sin rey, sin Roque, sin encomiendas y sin tual republicana;' Abogados, ingenieros, "sistema de fuerzas", sino por un conadelantos! Desató en el acto las peores e influyentes personas. Este Sindicato venio de risas, de aburrimientos, de simdel hombre, etc., etc.
El sostenimiento de esos asuntos de furias de esa ííspaña. Toda España era tiene por finalidad ,el levantar capitales patías y de antijiatías. Por el sistema
principio suele estar a cargo, en todo un inmenso pobre lleno de llagas. Desató españoles para emprender grandes em- pasional de la inacción: del espectador
Parlamento, de sus almas más retóricas, todas las plagas de ese inmenso pobre es- presas, grandes asuntos en España.
dramáticOj taurida.
pías, íilosóíicas y solventosas. Los asun- pañol. Todo el país se lanzó tras él, toSi yo tuviera dinero ofrecería a ese SinHay algunos que sueñan para Espatos de principio sobre la metafísica del dos los pobres. Primero el pobre Primo, dicato el primer levantamiento, el primer ña en marchas heroicas al Poder—como
Parlamento, son asuntos que iiay que luego el pobre Galarza... ¡A ese, a ese! capital. Si yo tuviese dinero y una con- las bolcheviques, las fascistas, las hitdejar bien sentados desde el principio, —le gritaban todos los guardias corrién- vicción que—desgraciadamente—me fal- lerianas. Un sueño. España tolerará la
para que, al íinal, todos los asuntos sean dole. Don Juan no corría, pero tuvo que ta. La convicción de que España (no la marcha de una cuadrilla de toreros, de
correr. ¡A ese, a ese! Le detuvieron. Le nueva, sino !a que viene tras esta nueva), una tropa de circo, de una faráiidiila
dichosos. Los asuntos del final.
vaya a seguir el rumbo oligárquico, libe- cualquiera, y mejor que nada de un solo
¿Y cuáles son los asuntos que final- llevaron a la Comisaría del país.
—¿De qué se. me acusa?
ral,- de grupos anónimos y financieros, actor, de un protagonista. Lo que no
mente persigue todo Parlamento? Dicho
—¡Pues de tener dinero, miserable!
que siguieron tiempos atrás otros países permitirá—quizá ya nunca- -España es
de otro modo: ¿cuál es la finalidad de
—Pero ese dinero es mío.
cuando pasaron . a Repúblicas, cuando entrar España en esa mípna marcha,
todo Parlamento? La finalidad de todo
—¿Suyo, ha dicho suyo?
"los valores tradicionales" pasaron a saltar al ruedo, intervenir, le 'ntarse de
Parlamento la saben todos, todos uste—Y de ustedes también, señores míos. "valores plutocráticos", cuando las Mo- la silla.
des.
—Eso es, señores suyos, y muy se- narquías cayeron para dejar paso a las
La finalidad de todo Parlamento son...
España es un inmenso c
ñores...
oligarquías burguesas, liberales, indus- menso casino, una uiniensa s....i de bulos asuntos. O dicho a la manera clá—Sí, señores... ¿Y se me acusa de triales y empresarias.
sica: les aifaires. Les affaires sont...
tacas alunadas para ver la calle, lo que
algo
más?
Pero esta convicción mía no la quiero pasa, lo transeúnte, la acción. Y colos asuntos.
—-jAh, ya lo creo! En este momento hacer extensiva a nadie. No quiero con mentar.
histórico, el más ilustre y trascenden'.al ella malograr iniciativas en un país donEl asunto March
España es un inmenso "me parece
de España, en que todos los que tenían de las iniciativas brillaron siempre por esto" y "me parece ¡o otro", entre co¿Conocen ustedes, amigos míos, a don dinero se lo han llevado fuera de Espa- su ausencia. Al contrario, bien quisiera
Juan iMarch? Vedle en el Palace Hotel ña, usted ha traído a España ¡seis millo- hacer la propagandií de ese Sindicato, ñac y cigarrillo y limpiabotas, bien hinde Madrid. Don Juan March no vive nes de dólares! ¡Esto es intolerable! ¿Es aun cuando no sea el Sindicato de tipo cado el trasero en el sillín.
Mucho antes de caer la Dictadura,
en el Palace. Vivía al lado del Palace: que piensa usted hacer subir la peseta? estatal, nacional, a que hoy aspiran toyo
oía decir a las gentes: "Esto se marjustamente, en la Plaza de las Cortes. ¿Es que podemos tolerar esa maniobra? dos los países jóvenes del mundo, el SinCuando vino la República—pasándose ¡Caigan los culpables! ¡Y terminemos dicato controlado férreamente por un cha". Y aquéllo se marchó. Y después:
"El rey se marcha". Y también se marde listo—dejó las Cortes por Lista, i)or para siempre este enojo.so asunto!
Estado sindicalista, donde el Sindicato chó. Y después: "Don Niceto nos abuun palacio-hotel en la calle de Lista,
Don Juan salió, pasito a paso, de la no sea de unos cuantos privilegiados, sino rre". Y también se marchó.
*que le abandonó el antiguo régimen. Pe- Comisaría, del Parlamento. Su asunto, su de fuerzas puramente nacionales y neEspaña es una inmensa "opinión" de
ro don Juan March se pasaba gran par- enojoso asunto, había quedado, por fin, tamente sociales.
un
inmenso café, de una inmensa tertute de su día listo no en su hotel-palacio en buenas manos... Hasta el próximo réCuando cayó la Monarquía, uno de lia, de una inmensa tierra donde estade Lista, sino en el Palace Hotel de la gimen de pobres españoles.
los principales argumentos empleados mos tumbados sobre la manta a opinar,
Plaza de las Cortes. En ese hall del Papara hacerla caer fué aquel de conside- ver pasar, dormir y morir.
lace Hotel que se le llama la Bolsa de Otro asunto con posible estado
rarla una "Compañía anónima para la
Maura quiso arrastrar a estos divalos Rumores. Gran agente de esa Bolsa
parlamentario
detentación y explotación del país". Tal nes y sólo se arrastró a un lecho de
don Juan March. Quizá fundador. VedTras el asunto March, suena, de pron- vez fuera verdad;—verdad marxista—que muerte. Primo de Rivera quiso hacer un
le: sobre butaca de mimbre verdiblanrey, ejército, aristocracia y religión,
ca, puro en boca, gafas límpidas, carue- to, en Barcelona, otro asunto: el asunto fueran pulpos de nuestro país. Que nues- número de fuerza y divirtió un rato,
hasta que se partió los ríñones. Ahora
la redondeada, sonrisa imperturbable. Bloch.
tros "valores espirituales" fuesen simple- la República ha variado el repertorio y
¡Gran
novedad
el
asunto
Bloch!
Wo-uien se le acerca: ¿Cánovas Cervanmente "valores económicos".
va pasando, cada vez más de prisa, sus
sias? ¿Lui¿~'ht:A.rrumi? ¿Emiliano Igle- ¡Asunto judío! Muchos siglos llevaba EsPero el enemigo desapareció. Y hoy magníficas piezas bien ensayadas.
paña
sin
asuntos
judíos.
(¡Pobres
judíos
chiz? Y mucha más geiíuJ,Q.arcía Sanestá el campo libre. La Prensa, la UniSi yo gobernase España, no me ateperiodistas. A don Juan March se le"ñ& de España!)
versidad, el Parlamento, la Escuela, el rraría el cañón, sino el bostezo. Yo creo
j'"-''9.,el
mundo
acusó
al
judío
de
quellamado el amigo de los bandoleros. Pej Ts 1' ""'^ de los cristianos del Cine, la Banca... todo quedó Hbre para... que este terror lo van teniendo todos
ro de quien es de veras amigo es de los mundo. De ahí gran 1JÍH\^ , , ,.
I- 1 1 • 1 • ^' TÍ
1 • 9A10 mun- ¿El Estado? Pero el Estado ¿quién es los gobernantes españoles. ¿Acción diperiodistas. ¿Es que hoy son periodis- dial hacia el judio. Pero el judio ut; Er, hoy el Estado en España? ¿Q«ián„s,erá el
recta, indirecta? Inacción en los espectas los bandoleros? No lo creo. Yo soy paña no fué nunca el judío del mundo. Estado-aa.iyañana en España? ¿Una autadores. Y buen espectáculo en el- tinperiodista y les garantizo que no soy Por eso yo distingo al judío de España daz minoría comunista, o fascista? ¿O glado. En España la política es de tabandolero. Pero no dejo de reconocer que con mi afecto, mi estudio y mi piedad.
simplemente una emprendedora minoría quilla, de campana, bombo y circo.
el bandolero constituye para mí un ideal
Los primeros pobres judíos de Espa- de capitales libres?
¿Acción directa, indirecta? No: Basta
romántico.
ña—ya lo recuerdan—fueron aquellos céLa lucha, el quid está ahí. Si yo tuvie hacer el corro, la platea, la sonrisa, e'
A veces don Juan March se levanta. lebres Raquel y Vidas. El gran cristiano se dinero, se lo entregaría a ese genial y chiste, la inhibición, eL conmigo no
Da unos pasitos, lentos, con las manos don Rodrigo r3íaz de Vivar, necesitaba aguileno "Sindicato de Iniciativas". Le esto. España es un teatro, el gran teasemimetidas en los bolsillos de los pan- dinero. Los pobres judíos de España se ayudaría a apoderarse de lo que perdió tro de España; que se va a quedar sin
talones. Parece un funcionario retirado, lo prestaron. El Cid les entregó como la "Compañía monárquica" de marras. repertorio, sin héroes de tragedia, sin
casi un menestral, que sale a tomar el empeño unas pesadas arquetas. El Cid Le ayudaría a formar gobiernos, parla- divinos farsantes, que quieran seguí'- ía
solocilJo de invierno. Yo muchas veces cabalgó. Los judíos de España abrieron mentos, escolares, intelectuales, periodis- innoble farsa de los espectadorer ilos
me le he quedado mirando a este admi- las arcas: arena. Timo del portugués, tas, obreros-congruentes. Pero me falta espectadores!—, únicos farsantes intorable hombre: ¿pero tan poderoso ca- timo del cristiano de España.
la pequeña "convicción sindicalista", lerables del gran teatro de 'España.
ballero es don Juan March?... ¿Don DiDespués los reyes más cristianos de frente a ese Sindicato que admiro y felinero?
,España, los Católicos, necesitaron dine- cito. Pero como esa pequeña convicción tllllllllillIflIlHKMIIIIllllllligiMlMilllllllilllllllll
En España sólo había tres caballeros ro. Los pobres judíos españoles se lo —además del dinero—^sólo me falta a mí,
LA CORRESPONDENCIA PARA
Don Dineros: Don Juan March. Don prestaron. Cuando los reyes lo embolsa- ello no empece para que el triunfo corone
Francisco Cambó. Y don Alvaro de Fi- ron bien, expulsaron de E.^paña a los po- pronta y majestuosamente, lo que la magueroa. El soneto aquel de Rubén: ¡Don bres judíos de España. Después... des- jestad de España dejó resbalar al suelo
Juan, don Alvaro, don Francisco...! pués... Aún está reciente lá quiebra con su corona.
DIRIGIRLE A CANARIAS, 41
U U M i lílüfiiiío de Eipaóíi
LA QACBTA LITERARIA
El escritor Manuel Azaña,
Presidente del Gobierno
Conocía yo poco a Manuel Azañu. iSu
ascensión reciente a la Presidencia del
Gobierno republicano me ha hecho volver la cara hacia él, más r^ue con sorpresa, con insistencia.
Y diré que con cierta emoción. Sólo en
momentos asi se ve que los escritores,
los intelectuales,
en E s p a ñ a , formamos
en el fondo una casta. Y que cualquier
suceso en esta casta tiene repercusiones
familiares, emotiva?.
He repasado los datos personales que
tenía suyos. M u y pocos. Y he revisado
los textos de su literatura, y a que t a m -
Manuel Aiaña visto por mí.
bien muy poco los conocía. Yo no sé si
con este método sumario—pero tínico
por el momento—he llegado a figurarme
una aproximación de lo que Manuel Azaña sea, represente.
Datofi visiKilcn. i'Dii rcviu-rdo
A Manuel Azaña yo le conocía—de
vista—desde que yo comencé a frecuentar el Ateneo, es decir, desde mi adolescencia.
F]l Ateneo y Azaña fueron, desde en.tonces, para mí, dos términos ecuacionables, ftmdibles: confundibles.
Aquel Ateneo de la barba de .Dubois,
d€ Cipri, de Ardavín, de Valle-Inclán, de
Romanones...
Azaña paseaba mucho por los corredores con las manos en los bolsillos del
pantalón. M e impresionó siempre su faz
esteárica, exangüe, decolorada, obsesa.
Una noche le vi entrar al Ateneo con
una maleta, desembarcado de un viaje
electoral fracasado. (Creo que fracasado
bajo la bandera romanonista.)
Aquella demostración palmtiria de t o m a r el Ateneo por su casa, de entregarle la intimidad de su ropa usada, me dejó una imagen cuyo sentido sólo recobro ahora, ahora que sé lo (jue el Ateneo acogía en la maleta de Azaña,
Después me le he encontrado muchas
veces por la calle, en su época de grandes paseos con R.ivas Cherif. Y a veces
solo.
En esos instantes, que confiesa el mismo Azaña, de sus paseos solitarios por
Madrid, husmeando en silencio la vida
de sus conciudadanos ("paseo solo por
las calles y los alrededores de este M a drid, de día en invierno, de noche, casi
siempre, eti ^•erano, Debo a tan inofensivo gusto una rara erudición en personas
A- cosas madrileñas. Conozco .'i todo 'Ma-
drid, por lo menos al todo M a d r i d que
sale a la calle, sé sus costumbres y la
mayor parte de su h i s t o r i a . ' ¡ A cuántos
millares de personas que ni sospechan
mi existencia, pudiera yo contarles episodios secretos de la siiya!")Este hombre-duende, este policía-fantasma de Madrid, tiene hoy en su, p o der, además de tales secretos, el secreto
de poder utilizarlos desde el Poder.
Sin embargo, él, a su vez, fué vigilado por otros ateneístas, entre los cuales
yo no puedo, contarme, pues Azaña no
me interesó h a s t a liace poco tiempo, como ahora diré.
La \'irla del Ateneo, d(> Icrtulia española, de café, cundiicc a sus fi'ecuentadores a esa tciidciK'in jxilicíaca irresistible, sobre la gente que jíasa por delante.
No es un azar que el amigo Ualarza,
gran ateneísta, ocupe hoy cumplidamente nuestra Dirección general de Seguridad.
• De Azaña oía yo decir siempre dos cosas: ()ue tenía muy mal genio. Y que
er;i m u y inteligente.
Creo (|ue la ¡)rinuM';i vez que hablé yo
con él fué una mañana de 1926.
E s t a b a en el l,)arandal iMtimo del M i nisterio de (.íracia y .Itisticia, como empleado que era de dicho Ministerio.
Cipriano se hallaba con él. Y él. sieinju'C con las manos en los bolsillos, (A
Azaña y Clierif yo les estaba grato por
la acogida <|ue dieron en " I^sp.'ifia" y en
"Tja Phun.'i" ;i mi primer lil.>i'o soljre M a rruecos.)
Recuerdo perfectamente que c )) regunté: — ¿ Y usted, Ajíañu, no escribe
ahora?. A lo que m,e cuntestt'i:
;Alu)ra!! ¿JPart (lUCrív?
E s t a b a yo a punto de flotar L,\ C.ACETA LiTEH.MUA. T a m b i é n Rivas Cherif
con Azaña, Díez-Canedo y un cul)ano—
desde la I.eiraciíHi de Méjico—querían
lanzar otio periódico como el mío titulado "Letras"'.
- - E n L A GAci'/r.v L[TIÍH,\I(1A, le afirmaha yo a Azaña, .-.e ¡lará ¡lolUicíi.
—^Imposible—me rcsiion.lía ei- - ; ahorá es todo imposible,
I Ese ahora su}*o, ol)s(>sionanle ei'a el
de la dictadura,)
—Pero mi política será de tipo eiillural y formador. Yo creo que se puede
sacar una generación juvenil que—aunque apolítica por el momento—desemlioque mañana en magnífico tropel sobre
los problemas esi)añoles. Y en direcciones divergentes, hostiles y fecundas.
—Imi)osible, imposible — me remató
Azaña.
El [¡eriódico "Leti'iis'' no llegó a a p a -
tuales a Barcelona" que organicé con ]ístelrich.
Azaña pasó casi desapercibido, por
Barcelona. J u n t o a un Fernando de los
Ríos, un Os.sorio, un Ortega, un M a r a ñen, un Astia, un Albornoz, Azaña parecía no significar gran cosa ante ios catalanes. E n los quintales de . discursos
que sé pronunciaron entonces—desde balcones, vagone.«,, mesas, etc., paladeando
el futuro y prf)ximo Parlamento—la voz
de Azaña no sonó, como si na;I,- tu\-iese
que decir.
En la vuelta a Madrid nos sentamos
en la misma mesa del vagón restaurante.
Vayo y Luis Bello, enfrente. Azaña a
mi lado.
H a b í a m o s apenas desdoblado las servilletas y apenas el mozo nos había servido las botellas bebestibles del propincuo condumio.
Azaña debja, rjuizá, tener sed: Agarró
su botella corrc^spondiente y miró al p a sillo intermesil. E l camarero pasaba y
repasaba sirviendo a los demás comensales.
—•¡A ver, camarero, abra esto!—exclamó enérgicamente.
Me volví con. curiosidad hacia su impaciencia.
B Pigins 3
La vida de Azaña se divide en tres
partes: una infancia con todos los instintos reclusos. Una juventud con todos
esos instintos sueltos. Y ahora, una m a durez donde aun no se sabe si ]iredomina'rá la infancia o la juventud.
De niño estudió en Alcalá. Como un
hijodalgo del siglo xvir. Sus recuerdos
alcalaínos son rencoi'osos, tristes, desolados. " N o gusto yo, con afición egoísta,
d(d tiempo pretérito. M e apiado de la
mocedad \'erdader;i, ignorante de su virtud."
La infancia de Manuel Azaña—la infancia y la adolescencia—se resume más
que en la palabra Alcalá, en la p a l a b r a
Esrorial.
El Escorial
y el
monstruo
Azaña publicó en 1927 su ".Jardín de
los frailes". Casi fué su primer libro.
Pues el único anterior—^heclio en 1919—
era una compilación de i>ülíiíca uiititar
francesa
contemporánea,
conferencias
pronunciadas en el Ateneo, en medio de
cierta indiferencia^ y .aburrimiento, y que,
sin embargo, iban a constituir la base
de esa refornta Azaña que le ha dado
fama y [)oder.
El camarero no oyó, o no 1)UÍ1<,) o no
EL jardín de IOK fralte.s apareció en
quiso acudir.
una sazón propicia. Cuando se había
,Entonces, Azaña cogió un cuchillo y puesto de moda ese tipo de confesiones
amenazando el gollete de la botella, ex- de colegial a lo .lames .íoycí.'. Y cuanclamó completamente decidido al cama- do MI i']seorial, como piedra nacional,
rero: ¡O la abre o la rompo!
iiradiaba i)restigios. No sólo por los que
Me quedé tan estupefacto de ;-u ileci- le ])restaba el dictador con sus visitas
sión tiue no pude por menos di • decirle frecuentes, sino ¡jor la apología refortímiciamente:
mista que le había dedirado tiempo atrás
—^¡PcrOj Azaña, usied es un tii'ano (.>rtega y (¡asset en sus Meditaciones del
; Pobre camarero!
Quijote.
— ¡ C a d a cual hace lo í|ue le viene eóEl jardUi de /o.s írailes es el libro m á s
nioilol—me contestó, sin mirarme, con
oscuro y difícil entre los pocos publicados
frase exacta (lUC no he oK'idado,
por ,\z;iña. Tiene un estilo jesuíta, b a Leyendo luego un ensayo suyo sol)re rroco, qtie recuerda—sin intención—: al
"[>a inteligencia y el carácter en la a o de Cracián, a pes.ai- ríe no poder el autoi'
ción política'', enconiré e-la aínni.aeión sopor!!ii- a Cr.acián, Ks un libro casuista,
suya tan aclaradora, de aquella, e-íeiia; ^eco, intidectivo, eiimarañ.'ulo, donde ape"Yo soy un demócr;i,la \-l(i!enli>; es de- n.as asoma el temblor de una emoción
cir, (|ue reconozco el dei-echo (el ajeno y informe que queda en el acto ge'ometriel mío) y soy inllexible denti'o d(í los zado por la \-ohintad. A fuerza de ser t a n
límites de mi derecho".
aristado y biselino, se compagina al t e Allí se n)e anunció por vez pi'iniera, el rna, qued.ando un libro de granito, de
hombre que iba a meter en cintura al cu.artel, de cenobio, de piedra gris, de
agua mineral, al camarero y a los l)iza- ilureza que mirase a un infinito sin ojos
iros jíeneraie- de LíSpaña,
sensibles.
I.íl atdoi' (luiso hacer en miucl libro,
/:,',s \iii manclu'.ijo
más (¡lie un acto confesional, un signo
aibitrarjo, un.a nialemática de <u infanM.ann(-1 Azaña es un nrancliego. l'il cia coh.'gi.ada.
mismo ha. dcídarado c-ibalnienle' su pro,\|iesar de lodo se advierte en él—consapia,: "Del i-eino de Toledo (donde era tra su propio deseo—que El Escorial
hace ti'cs siglos la policía del bien lia- marcó, con hierro de res bra\'a, su .alma
blai't • /(i/o, i-(il(ilínu:i! mis abui'ius, po- para siemi)re, ^' (|Ue esa marca, rlei'igavcsionado-^ lai la .-^a!j.ra o en las vegas da. I'r.'iiii'i'ii, católica, de orbe cerrado y
(|ue >e abi'cu ,al 'tajo, ascienden en dc- de intraiisigenci.a trascendeide le iba a
pennaneiau' de por viiha, muelio más (|iie
"una raya en la ai'cna".
Ln Hl jardni de /o.s frailes Azañ.a no
dej.a aíl\-ertir señ;iles (jue hagan pi'csumir su teíaálde i'olura eon la li'adición
religio,-a de su infancia. Si' sonríe de la,
didáctica de l;)s buenos padres ,agustinos. .Mude a su projiia soledad interior,
a l.a intro\-ei'sión psíiiuica de su \dda
primaria, hasta v\ punto de constituirse
•m
a r.alos -un.a nida de ¡lobiunóu i página 227).
^3'í
V.> ni;'is: c'isi sitaupre trat.a eon respe<i tTf\ - ^ Í
to, con .afecio, a sus fr.ailes.
Hólo en los úllimos i-apítulos tiene ruia,
decisión, momentos anles de irse d(d coPOLARIZACIÓN DE AZAÑA
legio a la vida libre: la, dia'isii'm de no
coiiíesarsc. Por cierto (|ue se as.iml)ra
1914,
la
Gran
Guerra.
El 98, la guerra de Cuba.
muclio a! ver que los padres no se asombran
de su asombro, de su audacia.
recer. LA (¡ACKTA ÍJÍTIÍKAKIA salió el 1." rechura, hasta el earpei ino e,!ol;iir.'i, aiiL,s
m á s : cd hombre que iba, a expulsar
de enero, a los pocos días. La, constitu- terior a la \a'niila de la,- legiones; con
leg:dmeníe a l.ns ónlenes religiosas, tie(M'
ó
n
de
san.iU'e
ción de su sociedad, o registro de sti t í - un euar
e-eongada (la ne \m caiutulo eiiilógieo ([ue da una sostulo, me llegó refrendada ofieialaiente j'aíz raí l'"lgoih,arl y un enti'on(|ue en
|je(dia, iniiecible: y es (''S(> del Hijo propor una firma del E s t a d o : esta íinna (¡er- ,\reny,- le \\:\v -¡ojo. caiiititnc^!---, soy
digio.
misora de mi publicación era la ilc Ma- es|),añ()l eunid el (|ne más lo sea". \' estarando se confiesa eon el padre M a nuel Azaña.
eon ejecntoiia doeeañist:! de stu riano, un día, ya después de los años, en
paf
)P.ei(is M;iinie¡ ;\;/,,aña es nn nian- la galería del jardín, una vez que fué
sus
Di'iiióc-roía
violmto
clie.j.o, ! >e TaaTa- de! (Mújote, "Leo cu el de paseo allá, de visita accidental:
(¿uijdie .-I l)i)i'(i al)iei';ii: en él lodn ,-L' ni'"
" Desile e| n;uaa', me a(a)m|iañ:i un
esíMii'li.al
De,-de enlonees no le \-o|
personaje, (|U(^ no debe de sia' mi ángel.
! hasta 19;?0^--en el viaje de -lo.. in(:eler,. ;int<)ja I ranspanaií e y joeimdo."
•|
, ' 1
Página 4
B LA GACETA LITERARIA
gobernado con buen discurso, se me re- rácter que él no posee, naturalmente. Por trañas, "la circunstancia" que hacía falta,,"los tajos, decisivos".,
presenta de este modo: lina herencia his- lo demás, Azaña desprecia a Valera.
Y 'por priin'éra vez en España viose
tórica (o sea la tradición) corregida por
Azaña bebe la acritud del 98. Larra
la razón (o sea el carácter)."
—padre de esa generación—no hubiese al intelectual coincidir con el político.
Dogma tradicional: interpretación ca- escrito la desolación espantosa y atroz Viose a ün% ideología de. 1915 realiíüirse,
racterística, arbitraria: he aquí la de- que Azaña escribió, por ejemplo, sobre a los quince años, en la misma persona.
Costa y Ganivet tardaron un cuarto de
mocracia de Azaña que—con todo el sen- Madrid.
tido profundo y castizo adquirido en
Azaña es el amigo del 98—insepara- siglo en parir a Primo de Rivera.
nuestra tierra—deberá llamarse eti ade- ble—en sus figuras menos hirientes. Es
El esquema orteguiano ignoramos si
lante "democracia frailuna".
el gran amigo de un Luis Bello, el des- se realizará—tras el de Azaña—en la
No nos asombremos, pues, que su in- cendiente andariego de Costa en "la es- propia persona de Ortega.
Desde luego, Azaña—gran enlazador—
terpretación más exacta del Escorial, la cuela", ya que no en "la despensa".
ha asumido su propia sustancia.
interpretación más exacta qne se ha daEl Ateneo ha traído la República sedo nunca del Escorial, sea la fascista, Azaña y los jóvenes de Marburgo
la,, fajista, sea esa que él se ha asimilado Al 98 europeizante Azaña lo compren- gunda a España. Pero el Ateneo eraen la medula, en la sangre, en los hue- de', lo critica, lo supera y lo respeta. En Manuel Azaña.
Carácter y tradición,
sos, a fuerza de vivir El Escorial: "El cambio, a los europeizados de MarburEl padre de la segunda República esdemocracia jrailuna
Escorial proclama—aparte la sabiduría go, si los comprende ya no los.respeta, pañola — 1 paso, señores! — es Manuel
El fondo católico de Azaña se revela profesional—el triunfo de voluntades
Conocida es la típica aversión hostil Azaña. En cuyo fondo late, inexpreso,
en muchos pormenores que podría yo múltiples fajadas por el fin común".
que tuvo casi siempre por ese grupo, en el fondo de su auténtica absolutez: late
aducir.
El haz lictorio romano no ha tenido especial por su jefe representativo, José indecible la frase de: "La República soy
yo". El escritor Manuel Azaña, hoy preAzaña es un dogmático, un absolutis- una réplica histórica más perfecta que Ortega y Gasset.
ta, un intransigente, que iba a encontrar esa de Azaña sobre su Escorial.
Ya lo sabe Ortega, y no es de extra- sidente del Gobierno. En cuya faz, para
en el radicalismo su monstruo instintivo.
ñar aquella ofrenda votiva de aplausos míí sin sentido hasta hace poco, acabo
"Mi propensión a lo absoluto no rae Entre la guerra de Cuba
que le ofreció en el Parlamento, en el de clavar, como reflectores, mis anteojos
deja ser misericordioso; a un axioma
y la gran guerra
primer discurso orteguiano, como que- robinsonianos, mis cata-lejos.
abstracto, intemporal (es decir: un dogHistóricamente Manuel Azaña tiene riendo amansar al "maligno", al diablo,
ma), subyugaría mil libertades, particu- en nuestro panorama un destino que pu- y convertirlo en deidad favorable y belares."
diera llamarse enlazador. Significa una néfica.
Ekos católicos, subconsciencias infan- clave de bóveda antes de que la bóveda
tiles, le remanecen a Azaña por mu- deje de ser bóveda.
El Ateneo
chas fondosidades. El habla de sus arroHistóricamente Manuel Azaña es un
Azaña, por eso, encontró su sede, su
bos en las fiestas religiosas, su mejor di- epígono del 98 que corta amarras con
expresión
inquilina, vital, histórica, en
versión. Pero más que en datos líricos, cuchillo propio. Y—por otro lado—es un
sentimentales, lo católico en Azaña se presentidor de la generación técnica, eu- el caparazón hispánico del Ateneo.
Si yo hubiese tenido que votar la Ley
Azaña ha sido el último Atlante del
transforma en reflejos voluntaristas. Ca- ropeísta, que vendría tras él.
de
Defensa de la República, la habría
Ateneo hispánico, su último resumen, su
tolicismo netamente español, ignaciano,
votado.
Pero la habría votado con una
Manuel
Azaña,
históricamente,
está
poeta, su salvador, su interpretador perése de la voluntad y del carácter.
polarizado entre Unamuno y Ortega. En- fecto. (Léanse sus Tres generaciones del reserva tremenda: la reserva de la trisPa'ra Azaña antes que la libertad está tre la guerra de Cuba y la guerra .euroteza, de lo irremediable^
el carácter, lo que él llama el carácter, pea. Entre Costa y los jóvenes de Mar- Ateneo, 1930.)
Me pongo en el, caso del actual GoEl Ateneo era la herencia romántica
eso a lo que los amigos le aluden cuan- burgo. Entre el energumenismo de Gabierno, como me puse én el caso de los
de
una
.España
que
había
dejado
la
do hablan de su carácter, y que no es nivet y el reformismo neokantista.. Entre
anteriores, y acabo por justificarle sus
otra cosa que espíritu sectario, mentali- El Ideanum, y la fundación de El Sol Iglesia y que todavía no había construí- dt;foi)sMíí como acababa iioi' justilicársedad castellana y fanática, antiliberal, en 1917. Entre los "europeizantes" y los do la Universidad.
El Ateneo era el gran perol promiscuo las a los Gobiernos anteriores.
como dicen ya algunos catalanes seña- "europeizados".
Yo recuerdo haber oído a un ministro
de la cultura moderna española. El horno
lando con terror a este nuevo pesquisiPor eso el reino ideal de su expresión de donde debían salir todos los bollos de Primo de Rivera quejarse de "ausendor republicano.
cia de reacción" en la vida pública para
se ancla en dos fondeaderos complemen"Sólo quien está poseído por la ver- tarios: la Revista España y el Ateneo. modernos.
solucionar problemas insolublcs por el
El
Ateneo
era
la
fábrica
nacional
de
dad puede ser intransigente, fanático o, O sea en torno al año 1915. En torno a
productos culturales al por mayor y pa- Gobierno a solas.
como suelen decir, sectario."
Después oí lo mismo al ministro de
los comienzos de esa era histórica de la ra uso doméstico.
De ahí que sus héroes máximos, las gran guerra, que tanto sistema ideal haTrabajo.del Gobierno Berciiguer, frente
De
allí
salía
el
poeta,
el
estadista,
el
cimas humanas a que aspire, sean esas bría de dejar como a desgraciado combamédico, el filósofo, el general, la taqui- a las huelgas continuas: "no liay reactajantes y sin piedad que posponen toda tiente—inválido.
ción, no hay posible solución". Miguel
grafía, el árabe, el latín, el ministro, el
libertad a sus imperativos absolutos:
Maura, bajo Alcalá Zamora, se lamenartículo de fondo, la esgrima,, el café, el
"Es gente de corte intelectual (Robes- Azaña y el 98
taba públicamente de lo mismo.
maestro de escuela, el plumero de. las
pierre o Lenin) quien suele dar, en las
Es .el plañido crónico del gobernante
No hay más que examinar, no ya la botas, el último libro de París, la últi"circunstancias" de un momento históen
España—¿desde cuándo?, no sé. No
rico, los tajos máS' terribles. La inteli- ideología de Azaña, sino el bulto mis- ma revista inglesa, la nueva teoría ale- sé desdo cuándo.
gencia no es libre: es sierva de la ver- mo de sus preocupaciones, de sus figu- mana, el correvedile de la política, el
Es lo de Silvela. Es el pulso, el pulso
ras. Azaña es el crítico más cumplido, chisme literario, el chiste malicioso... Es
dad."
que
no reacciona.
¿Y cuál es la verdad, amigo Azaña? más implacable, máls superador, pero decir: la cacharrería hispánica, la abaEl Gobierno Azaña ha tenido ciue incería
española,
la
tiendecita
donde
se
—se pregunta uno, asombrado frente a más respetuoso, que tuvo la generación
vendía de todo, rudimentariamente, sin yectar una vez más la jeringuilla do la
esto npodícfcieo Azaña, quien a sí mismo del 98.
cafeína.
El mejor ensayo escrito sobre Gani- racionalización alguna, sin "cspecializaSG reconoció como crítico rigorista, ante
Ha tenido que activar artificialmente
todo al hablar de Ganivet, a quien no vet es de Azaña. Las mejores argumen- ción".
"la
reacción del enfermo", ya que la
Naturalmente, según fué andando el
perdonaba su arbitrariedad en la elec- taciones que he leído sobre y contra Cosnaturaleza
no hacía de por sí, seguía
ción de datos, su veleidad personal en ta son de Azaña. Azaña se permite cen- tiempo, y los universitarios de Marbur- exangüe, pidiéndoselo todo al médico, al
surar noblemente a Unamuno. La revista go y otros europeizados empezaron a "específico".
construir verdades.
Apretado Azaña por la crítica rigo- España, que él dirige un tiempo, es la discriminar, a "especializar", a despaUno hubiera creído que todo aquel jarista y objetiva de la generación univer- revista del 98, de los europeizantes-—Na,- rramar el Ateneo por la ciudad, en au- l'H) de hervor aparautcmonte sano y jusitaria que le iba al alcance, reprochó a lle, "Azorín", Baroja—con las primeras téntica extensión universitaria, el Ate- venil—do obreros y estudiantes—que
Ganivet la interpretación personal, el aportaciones valiosas de los "europeiza- neo fué perdiendo sustancia cultural, ra- animó el advenimiento republicano, huzón de ser cultural. Fué quedando en una
error arbitrario en la edificación de sis- dos".
biese sido la soñada reacción española,
Dentro de la constelación Uamadadel amable biblioteca, con periódicos ycpj''- el pulso vigoroso largamente anhelado.
tema, en la construcción de su verdad.
Pero Azaña no era un "universitario 98, sus dos tipos antitéticos son Ganivet Es decir, en un club de ilustre tradición.
Pero no. La Ley de Defensa de la ReAsí fué el Ateneo almacenando espíriobjetivo". Un crítico cientifista. Cuan- y Valera, pues aunque Valera no sea ofipública
viene a decirnos que no. A desdo Azaña se abandona a sí mismo, apa- cialmente un 98, cae de hecho dentro de tu de club, aroma de bodega, perfume de engañarnos.
vieja barricada, tufo romántico, añoso,
rece su verdad: el anarquista, el Robin- su problemática.
No hay "reacción espontánea" que
Azaña ve en Ganivet algo indignante solera libertaria.
sóh, el Ganivet, el arbitrario, el sectasalvaguarde
la República. No hay quien
Cuando terminó la Dictadura, el Aterio le aparece la fuente genuina de su y admirable. Azaña deshace a Ganivet
se
rompa
la
cabeza
en la calle noblemencarácter: "Prefiero levantar un discurso a fuerza de abrazarlo. Azaña, frente a neo se destaponó con gas achampanado, te por el noble régimen. No sólo eso:
en
espuma
y
alcohol.
Era
la
hora
última
sobre datos que pueden ser erróneos, al Ganivet, da la sensación de disolverlo.
empieza ya a haber estudiantes y obreacarreo de materiales para que otro más Y lo disuelve, pero es metiéndoselo en del Ateneo:' era el momento de Azaña.
ros que >.?• la rompen "contra".
dichoso discurra mañana en mi puesto". los entresijos de lo envidiable.
Se ha necesitado, pues, retroceder al
Porque lo que Azaña descubre en la Azaña se realiza en la República
"No soy indulgente, no transijo, no per-automatismo". A la ley escrita. A la
dono." Calderón le hubiese sacado en esencia de Ganivet son estas caracterísDesde entonces, Azaña empieza a mar- defensa inorgánica. A la "conservación
sus dramas' de puntillos de honra. Y de ticas: "antiliberal, anárquico, antidemóchar,
encontrándose a sí .mismo, reali- desde arriba"—que hubiera dicho el pahecho le ha sacado. O mejor dicho, Aza- 'crata, antifeminista, antiparlamentario,
dre de Miguel Maura, don Antonio, otro
ña se ha sacado de allí. Por eso su frase dogmático, nacionalista, católico, licen- zándose.
Primero es al buen Marañón. Después dese:?pcra.rÍo de la "ciudadanía ausente".
favorita es la calderoniana: "Practico cioso y ocurrente".
líri curiosa esta España que se defienla regla calderoniana de volcar la mesa
Por eso opone, sin querer, por tenden- al buen Alcalá Zamora, a quienes arrolla.
Marañón no sentía ya entrañablemen- de de la reacción por falta de reacción.
si alguien delante de mí vuelca una silla". cia natural, a este energúmeno, la figura
te el Ateneo. Era un europeizado, un Que mucre porque no muere. Que agoEs natural, por tanto, que en política cortés, amable, escéptica, afable, pirróiiiza por falta de lucha. Que sigue pijoven técnico.,
sólo admita como eficientes dos fuer- nica, sensual de don Juan Valera.
diéndolo todo a un poder supremo—en
Alcalá
Zamora
tampoco
sentía
lo
que
zas netamente sectarias, reaccionarias, Sabido es el fervor de Azaña por don
extrema
unción—. Sea este po.dcr un Meescurialenses: carácter y tradición. "Ca- Juan Valera, que le valió el Premio Na- había que sentir. Era un tránsfuga de sías, un dictador o mi jefe republicano
talento, pero un tránsfuga.
rilfiter y tradición son, pues, las fuerzas cional de Literatura en 1926.
rezongando de continuo, descontento de
mí, como si yo pudiese darle mejor vida, sin acabar de decirme quién es ni
qué pretende. Estoy, al cabo, aburrido
de él. Matarlo sería un placer y no puedo. Lo empujo con el pie, y se revuelve'
como Segismundo en la torre antes de
soñar su reino. Es un monstruo. Sólo se
me alcanza ponerlo en ridículo.
—Dios haga que escuches al monstruo
y seas un día nuestro hijo pródigo"—le
contesta el padre Mariano.
A lo que Azaña no contesta nada entonces.
Defensa contra la reacción
por falta de reacción
do. i-o.sisicTvc\a.." "Xün -pueblo en Tnarclia,
A'/.aña ve eti Valora un ideal de ca-
Sólo Azaña llevaba dentro, en las en- como Azaña.
mamm LA
GACETA LITERARIA
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El hombre de Cogul era guerrero, emprendedor. Invadida la península por
tribus alógenas, vióse obligado durante largos períodos a combatir inexorablemente, en ascésis viriles, en apartamiento de sexo, que le templaron y endurecieron. Cuando caía el hombre de Cogul, tras una victoria, en gineceos adverí¿C*'*S I, i<d ^t¡ itA. í.?* W
sarios, esta ascesis se disolvía en revancha, y el cogulense arrollaba cuanto dulF O L L E T Í N
ce enemigo encontraba por delante. Como el hombre de Cogul era apuesto, heroico y convincente, el dulce enemigo no ofrecía la menor resistencia. De ahí
que el hombre de Cogul comenzase a formar la' idea de una sexualidad superior,
a estimar su sexo como algo invicto. Y a creer que toda mujer, en el fondo, iba
L _ Y ü-NA MUJER. CAYO EN MI ISLA
hacia él como el río va a la mar, y que el fondo de toda mujer era de estopa,
era de nieve, encendible y derretible.
/i'ra vri tormentoHO anochecido. Y estaba Robinsón cortando leña para remediar graTales experiencias vitales de sus luchas hicieron que el hombre de Cogul
ves daños de los elementos sobre su frágil cabana, sin otra compañía que el latir de sus
sospechase hasta de sus propias mujeres y evitase, por todos los medios, ño sólo
propias venas y el zureo de a.ves asiostadas bajo la nube negra, frente a la inar eivque guerreros enemigos se apoderasen de ellas y las derritiesen, sino hasta que
ventolada de furor, cuando,, .repentinamente, im grito que no era graznado por pájalos mismos miembros de la tribu no cayeran en tentación de tratar a las coguro conocido, lina, agudísima voz lastimera.
lenses como a ganado de cercado hostil y ajeno.
El Robinsón, medio desnudo camo .estaba, bajó los ojos, y ¡oh, oh, lo que vio a sus
De los medios que inventaron para precaver su desgracia, dos fueron los
..pies! iDe qué galera naufrágica aquella apari- más eficaces. Uno de ellos consistió en instaurar una clase social intermedia que,
ción? ^¿Quién aquella damisela con su traje vigilante siempíe a favor del hombre, prestara largos servicios espirituales a la
nninda.no leva-ntado por el viento ha.üa altura mujer en las horas de soledad y de lejanía de los guerreros. Esta clase beneindescriptible?
mérita fué la sacerdotal. Es decir: un grupo de abnegados hombres que, jurando
fíí Robinsón púsose la peluca en el acto, re- noblemente la más perfecta castidad, pudieron introducirse, sin peligro alguno,
quirió su espadín, su chupa y su zapato de en los gineceos de Cogul, en ausencia de los maridos. De ahí que tal clase infie-fita. E inclinó.se reverencial.
/ termedia vistiese las haldas, como símbolo de trasacción entre los dos sexos.
—Señora, qué hacéis aquí en esa postura tan Las famosas haldas sacerdotales de Cogul.
poco conveniente a vuestra situación y a mi
soledad?
—¡Señora!—exclamó el Robinsón emocionado de tahta novedad y noticia,
—Caballero, le ruego respeto para mi des- loco de gratitud—y de temor que desfalleciese de cansancio su palabra—/sef¿oventura y nada de ofensas para mis sentimien- ra!, ¿710 os fatigáis, no os excitáis tal vez en demasía? ¡No lo. hagáis por mi
tos. No es la prirnera vez que una dama nau- ventura!
fraga en la vida. Ni será, sin duda, la última.
—No, buen a7nigo. Voy a concluir lo que estaba diciendo, y mañana proseA lan discretas razones, el Robinsón ayudó guiré mi cuento, en el que ya os veo profimdamente interesado.
ctrrtésmc.rdc a la caída señora: prime7-o, a le- —¡Gracias, hermosa y noble dama! ¡Cómo agradeceros tan inmerecida dicha!
vantarse y repuror sus males. Después, a co—No os preocupéis por ahora! ¡Quién sabe lo que a mi servicio y placer pomer unas frutas silvestres y a serenarse del déis ofrecer7ne pronto! Pero ahora terjniJiemos.
iodo, mientras a la lu^ de centellas y radar de
—Sí, terminemos—señora—para poder volver a empezar cuanto antes.
atmósferas le contaba la desdicha de su nau-
La Feminidad en mi Repúlilica
—Pues, como iba diciendo, amigo—las haldas sacerdotales fué uno de los
—Sofi Mía dama francesa casada con un ba- eficaces medios de que los cogulenses se sirvieron para conservar intactas sus
rón, rico bancillero de París. Regresábamos a propiedades de hogar, sus esposas, su reinado femenino.
nui'tdrc ciudad Iriis un circundeo oceánico por
El otro medio eficiente consistió en adoptar un Convenio rigoroso entre totierras vírgenes y sidoajes, recaudando noticias dos los guerreros de Cogul. Un Convenio que pronto se elevó a ley intransferible,
peregrinas,- cotorras multipintas, negritos tier- a Código secreto e inexorable—y que constituyó un magnífico regulador de renos, aromas, ultramarinos y usos exóticos con laciones entre los cogulenses y sus mujeres. Hasta el punto de que para hacerlo
que poder abrir este invierno mis salones y sensible, comprensible y temible—tal Convenio—lo transformaron en ídolo, en
deslumhrar a Vnltaire, Montv-^-quloi y Didcrot, mis buenos tertulios liabituales. La ho- tabú, en divinidad—erigida sobre la plaza pública de la tribu. A tal divinidad
rrenda tempestad desgajó nuc-^lni galera, pereciendo mi pobre barón, a qiiien lloro amaromnipresente y vindicadora la denominaron: HONRA.
gamente, y pereciendo mis negros, mis cotorras y mi perfumería. No me resta más que
Si una mujer de Cogul transgredía el Convenio y usaba de sus facultades con
el recuerdo de lo visto. Y a falta de mis queridos filósofos y 7nis deliciosos salo7ies, estoy
un cogulense que no fuese su dueño y señor esta mujer era llevada a la central
dispmzsta a referíroslo, hui:n. liombre, en esta soledad y niieiüras el cielo, en forma da plaza pública y la HONRA fulminaba en el acto su castigo, casi siempre de
galera nueva, me recoge y salva.
sangre y de terror.
Agradeció el Robinsón tanta gracia y cortesía, y, embebecido, sentóse a escuchar sobre Y a su vez: si un eogulense entraba en conflicto con el dueño de una coguel mísero escaño de su caverna de leño a la esclarecida y naufragada dama, huésped pro- lense por intento de vasallaje ilegal sobre ésta, tal dueño se veía obligado ante
videncial de su isla.
la HONRA de lavar en sangre la culpa del trasgresor rebelde y osado.
Como es natural—este sistema—aunque muy eficaz para los guerreros de
Cogul, en cuyas posesiones femeninas se aseguró una paz duradera—pronto de11.—PRIMERA NOCHE, NOCHE LÚGUBRE, EN QUE MI
rivó a deformaciones complementarias que auxiliaron a la mujer en el cerco de
HERMOSA NAUFRAGA ME CUENTA LA VENTURA DE
hierro y sangre a que veía sometido su camino a la felicidad.
LAS MUJERES DE COGUL
Tal sistema pronto dio de sí—dos desviaciones gratísimas a la mujer de Cogul, aunque enormemente peligrosas.
—Quiero relataros, ahora que me siento reposada y antes de conciliar sueño,
La primera desviación fué la de desarrollar en el hombre célibe de Cogul
buen amigo, lo que pude presenciar en la más larga temporada sedentaria de —en el "no propietario"—un deporte audaz, un como entrenamiento a la posemi poriplo. Lo que obso'vé en una extraña tierra, poco descrita en las grandes
rutas y de la que aún escasos viajeros dan noticia.
Me refiero a la curiosa península que sus indígenas llaman de Cogul, situada hacia el occidente, entre mares tumultuoso?, y cuya forma es la de un pentágono irregular.
No os he de decir por ahora—fatigada mi memoria—cómo es su clima ni su
vegetación. Tampoco he de describiros su sistema general de vida, ni cómo trabajan, producen y mueren sus habitantes.
Tiempo tenemos por delante—para desventura mía—y ya os informaré de
ello y otras cosas, si os interesan y gustáis.
Lo que en el coloquio de esta.noche.negra quiesiera entreteneros es con aquello que a mí—como mujer y como curiosa por toda clase de feminidad—observara en Cogul. O sean los usos y costumbres de sus mujeres. Pues tuve la fortuna de asistir—durante mi estadía—al cambio casi total de sus milenarias
habitudes.
Las mujeres de Cogul, cuando arribé a conocerlas, eran mujeres que perpetuaban las más ancianas y rituales reglas de un patriarcado casi idílico, de
edad de oro.
El hombre era dueño y señor de ellas. Y sólo a través del hombre, como deBaila de trajes en el Lyceuin Club de Cogul
licado y difícil instrumento, alcanzaban su felicidad.
No crea que tal sumisión se les notaba en sus rostros. Era una sumisión
más bien aparente o, por lo menos, tan bien soportada, cjue a veces se hubiese sión de lo dificultado, un entrenamiento de guerra. De ahí nació un tipo genuidicho que la mujer de Cogul era la señora y dueña de la península. Y se com- no y característico de Cogul—a quien se llamó genéricamente: DON JUAN. Teprende. Siglos y siglos de utilizar el sistema, había reajustado tan exactamente rror de propietarios y delicia de apropiadas. Y a quien sólo podía vencer, a úllos contactas de sexo opuesto, que cuando algún soñador o poeta de Cogul quería tima hora, la voz pía y seráfica del sacerdote.
levantar bandera contradictoria, las mujeres mismas huían de él y le esquivaJunto a tal tipo masculino, carnal y hombruno—junto a tal ideal mundano
ban, como se evita un peligro, como se soslaya un abismo.
de las mujeres reclusas de Cogul—fué surgiendo en ellas otro culto más íntimo,
Con ese sistema vivían .desde eentenios y habían obtenido triunfos incluso más indecible, más religioso. El culto hacia un Hombre santificado, hacia un
políticos. Pues los habitantes de Cogul reverenciaban como su mejor época, Santo que acogiese sin venganza alguna, celestemente, comprensivamente, el
aquella en ciue hi mujer cogulense ofreció reinas al reino, de sabia y venturosa Hijo del Señor, el hijo no suyo. De ahí nació el culto nacional de las mujeres de
Cogul por ese Santo admirable que llamaron: SAN JOSÉ. Propagado férvida
gobernación.
El hombre de Cogul, sin embargo, no dominaba a las miqeres de Cogul di- y sabiamente por la casta sacerdotal, que vio en tal ideal un remedio de graves
rectamente, sino en aquellos actos o aquellas situaciones en que el hombre, por daños nacionales.
naturaleza, se veía obligado al estricto deber.
Y en este sistema y dicha vivieron años y años mujeres y hombres de Cogul. Adaptados, felices, en sacra paz, apenas turbada por incidentes pasajeros.
Ahora le diré de qué manera.
<-^'^B^' • •-.i/'-
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I
Págliuifl üJ
LA GACETA LITERAIOA
A.SÍ vivieron, ceiiteiiios. V asi vivían fuaiulo yo lu\-c la íordina di- pisar ('o-gul, u n a tai'de de otoño. Pero un día... un día de i)i-iniavera...
'
—¡Señora, neñoraJ-T-os veo tan exhausía que no permito a niesíra
nbnegada
boca otra cosa que cerrarse en reposado
sueño.
•—Tal vez tenéis razón.. Alzadnie...
No me .'siento con fuerzas, ni para alzar- ¡S¡ usted fuese eiubujador...!
me, amigo mío. Veo que sois un caballero desgraciado, perdido en esta isla, y os
—Si usted fues^c enilvijadoi' de la Repúblipermito acomodarme
bajo vuestro techo. Tomadme en brazos, qioe viíestro'S modales os autorizan a ello. Y tal vez a otras cosas que los hombres de Cog'^íl /íie' e.'i—me dice un amigo malicioso queriendo
Andcm por ahí chillando la.'i malas lenhubiesen severamente
castigado—Aíjbmc
so,ni'iftndo, entre malicia y .«ueño, la aplastar mi i)ol)re literatura^no escribiría usted tanto ahora,..
J ''
guas literarias sobre la fortuna republicana
A'entura de mi desventura.
—Si yo fuese enrbajadoi' de l;i República de Salva.dor de Madaringa.
—Pero vos, amigo n^ío—mientras
recostaba en mi pecho su cabeza exquisi—le contesto seriamente—no escril)ii'í;\, no ya
.Andan por ahí escandalizadas—¡oh mat a — v o s , no sois de Cogul,
precisamenlc...
—-Señora, señora...-—cpw sabéis, señora, ¡Si en vez de un in.^n-lar, este h'o- (auto: nada. H.aría el niamioto con toda la las lenguas sienipre!—sobre si resulta exbuena vohmtad que lo hacen mis conipañeros cesivo que un escritor español como Salvabinsón peninsular
juese!...
— E n ese caso me dejaríais ahora dorm^ir, y prepívrarí.ai.s para mañana
mi embajadores. Me aguantaría las ganas de tra- dor de Madariaga reúna de gafes republil)ajar con todo el heroísmo con que se las canos medio millón de pesetas al año.
castigo, sin
venganza.
aguantan esos mismos amigos.
(Continuará.)
Son esas mismm lenguas que asaltaron a
Pero resulta que no soy embajador de la Larra cuando reunió por sus artículos unos
Itepública. Que la República ha creído pru- miles de reales y paseaba con mi buen tiro
dente reservar en su Arca de Noé un ejeñi- de midas el paseo del Prado.
plar inachü, para que no se acabe la' espeSon esas mismas lenguas que se picaron
cie tra!3 el diluvio. ¡Y qué va a hacer uno, cuando .José Ortega y Gas.set echó automóquerido amigo, si la República me ha ele- vil—un romántico Georges Irat—pai'a togido jjara esa humilde y geníLal misión! mar posesión neumática de España.
Sa,bido es que después de los grandes
¡Qué ya a hacer imo, sino ¡¡onerse al serA Larra y Ortega les defendieron sus
del . siip.bólogo
Bacho—Sin sel' marxi.sta—o siendo niarxis- descubrimientos
vicio de la Rejjública y resignarse al capricho hechos, es decir, sus escritos.
fen, el inundo euroasiático
se ha clasita sin saberlo—, yo no creo ni en las
de la dama!
Y tal vez pudieran defender los suyos a
ficado en dos grnndes sectores: uno, de
" i d e a s " ni en el "derecho". Creo, como
Salvador de Madariaga si no estuviese yo
predominio
inrófilo, patriarcal, de valoel pueblo cree en E s p a ñ a , que " t r i p a s
aquí para salir al paso.
res masculinos,
de un culto solar mono- ¡Si usted no fucfe yira...!
llevan pies". Y'que el "sexo lleva ideas". teísta (zona mediterraneoatlánticaj
Desgraciadamente para Salvador de MaY
(Yo .soy un fervoroso creyente visceral.) otra, de-predominio
dariaga,
esta defensa mía no es desinteresaginófilo,
matriarqui— ¡Si usted no fuese rico—me dice otro
P a r a mí el divorcio--pór t a n t o — n o es da, de valores más bien feministas
y po- f)uen amigo, con el mejor de los deseo.s—, da. Pero interesada y todo, defensa es, al
un problema de derecho; no es un pro- liteicos (zona eslavoasiática).
Zona, de si usted no fuese rico, tal vez tuviera mé- fin y al cabo.
blema de ideas. Sino de \'ísceias. O dicho Don Juan y zona del amof libre. Zona rilo literario esto que está usted haciendo
¡Atrás, menguaees! ¡Atrás! ¡Dejad a ese
con nombre más accesible a nuestras de la.monogamia
católica, del culto del fdiora...!
hombre su inedia millón de pesetas! ¡Dejad
m a s a s : un problema de " r e a ñ o s " .
esa feliz costumbre, del medio millón
hijo varón. Y zona del divorcio y del
—Si yo no fuese rico,' tan rico de recurL a República en E s p a ñ a es el triun- aborto, del derecho sexual de la ntMJer. scs—1P contes((i yu gravemente—, ¿quién haga su surco en el pegujal literario! ¡Dejad
fo de "la n i ñ a " . Un éxito radicalmente
En estos d,ías me escribe el amigo iba a sostener al E.stado, :i la situación, a la posibilidad de que ese medio nrillón—o
femenino, " r o m á n t i c o " . D e las esencias Nutrióla, desde Barcelona,
que el ami- nuestra amada Reiu'iblica ante la antii)a- más—lo (jone ¡¡o en próximo día! ¡Sí!
¡l'or f/ué no.' ¿A c/ué sonreiros:'
menos " j a b a l i n a s " del país. (101 intelec- go Dali e.^líi (I ¡lunto de inscribirse
en trióiica emigración de cajiitales, de capita- ¡Yo!...
tual, el humanitario, el socialista, el efe- /.'í.s' filas
comunistas.
les lilevarios'.' Tan <'s ;isi, (pie Indalecif) ¿Por qué no.' ¡Acaso no fui yo profesor de
bo..., es decir, todos esos grados que m n Desde luego, el mediterráneo
Salvu- Prie(o ni« ha llamado el ot.ru dí.a a, su des- español como Madariaga. en liieñes tierras
ílucen al rotundo triunfo de la, niujei' ilor Dali, tiene más dereclio que otros pache. Y al enferarsc de mi efec(i\'.i situa- extranjeras?
¡Acaso no profesé yo tantas conferencias
con falda, sexo y poder, con sus "rea- nnicJidclio.^ españoles a esa
inscripción. ción financiera, <le mis secretos profesionaromo
Madariuiju en plurales idiomas?
ños" al aire.)
Un diiilii públicas mveslras
de estar les, de lui crédito (iduciario, de la fáliula
¡Acaso
no }H(rcci iii'in mayor castigo—proDesde el Ci'istianismo (sin oK'idaí' los "(d sci'i'icio de la rei.'otueión
siirnalis- de mi ri(|ucz;i, indignado y justicicM'o, como
ceso y consejo de guerra—Í/Í/C el de .Uadaalm;i
lioiu'ada
(|ue
es,
ha
dicuido
un
decreensayos i'erorinislas de nuestro I'eiiaci- Ut". ([Hc tío t's oira sino ¡a contnnisia, la
riaga por rebelarme contra la. delendada
miento, n fiíu-; del siglo x\') nuni'a ha, in.trúd.ticción y ¡¡ropaijnrión del usioes- l,(j para (|ue mi i'i(|ii('z;i se uuIra, desde aholaonurquui
en su institución más peligrosa,
tenido en Ivspaña la mujer ocasión nu'is lavisnio en la. Europa antigua y rena- ra cu .idelanlo, coa la pobreza de nús <'oniel Ejército? ¿Acacio no desempeñé nii.iiones
l):iñ;'i',"s
emnle.'idos
]ior
la
Pcpúblici.
ciente.
fíivorable a ii(ili/,ar <us " r e a ñ o s " que
diplonuííicas cerca de núcleos extruiiudos de
lia dado pídilieas muestras de acep.•\ cada escrito mío, un sueldo menos en viejos compatriotas? ¿Acaso no colaboré en
esta actual y presente.
Me parece ridículo, jjues, en estos mo- tnr i'l (iniDí Idire // no ¡en<í i n cuenta el prcsu|aie.sto asfixiado de la estran.gulada Til Sol con seudónimo como él? (.xecé frende la Es|i;ii"i;i. ¡Wv-A mi gi','111 :nnigo |,>I ministro
mentos |)onerse a " o p i n a r " sobre la bon- los viejos lazos nuxtrinwtriales.
te a Sánchez Quijano. ,:ÍVO tuvimos los dos
x'ieja Europa, putrcd'acta,
de 1 lacieiiila !
dad o maldad d(d divorcio en Ks))aña.
pequeños incidentes con Ramiro de Maeztu?
Pero da la pi/pii iui ciisnalidad dr ¡¡iir
E s conxi si a un enemigo (]Ue ¡Mitrase
¿Aca.'io no ha escrito uno tantos o más lil)nli, Sí, usted es un diminiieo!
en miestras trincheras, a golpe de horn- el arrogiintc nirdilí líánc) Sairiidor
bros que Salvador de Madariaga?
ija lacrimógíMia, le dijéramos: ¡(fn iiio- pasfi.i. por (I siipi'i reatisnio su (tnior idirc
¿Acaso no se preocupó uno en activo,
mentito, no hay derecho, ábrame el vien- del brazo de madame Eluard, la mujer
hi, usted cr un (im:unico- -juc comenzaron desde lispaña y no desde Londres, con catadel jefe de su grupo.
.a, decir desiji. li.'icc rK'in|io- -. ¡UstíHl es nn lanes, portugueses y americanos por ima
tre por la persuasión! La iCspaña ginediiK'imicd iid'atijíalile!
cocrática aivanza, triunfa. .Mcanzó i'l suEspaña liberada y futura su.perior a la que
••••••••••••••••••BHHMI
.Naiiiralmeate yo me lo (^reía, y con sonri- representa Madariaga ahora en Ginebra?
fragio, ahora el divorcio. Mañana ;ilcansa de triunfo arreciaba en eso que decían
¿Qué impedimentos habrá, pues, lenguazará anillos de oro para ensartai'los ji
de jni dinanhsmo.
races, para (¡iie )/<» (june luinbién medio minuesti'as orejas. lOstá en su derecho; es
¿Hacemos un ])eriódico? i Hagamos un
llón de peseta.s? No importa que yo gane
decir, en "su poder".
l']l seniaiiai'io Estampa—lie
(|uien ya pcrióilico, \a que soy un dinámico!
E n el ])ar de banderillas de "poder a hablar;! el .Robinsón cuando le llegue el
;. Hacemos libros? jITagaiuos libros con ahora cuarenta duros y escriba como un
desesperado.
])oder", el pobre IOMI español ha saliflo tiuaio suele organizar eucuestas gráfi- mi diiiamisnuí!
Sali<ad(.u' de Madariaga ha abierto mi .sur;.('iiie, \'iajes, coiilercncias, política? ¡To(a)n más cuernos (|ue nunca. ¡l'ohiT toro cas mu\' ¡a'rtí'i'as. ("ler-ter.-is ni;is que por
español, con las deh(,'sas sociali/adas y lo (|ue pi'egunla y por lo que i'esponden, do, lodo, hagamos lodo, ya que mi destino co. 1/ tras él habrá que ir.
es el de un ha.rreno dinamítico!
¡Atrás, atrás! ¡Paso a la ibtsirhi madagaengancharlo a la carreta electoral!
[Mir la cantidad de fotus (|ue ofi'ece el
¡Jóvenes como usted—me decían mis gra- riana del Robinsón literario!
No es hora de discutir, amigos. N i de periódico para supür la.- tonterías <|ue
\es maestros y amigo.s—son los que iiecesillorar, f'ls la de entregar "las a r m a s " . generalmente .-e suelen contestar en casi la miesii'e p()lir'<' p;iís, donde nadie hace naLa hoi'a de la sunñsión. l,a lioi'a de los todas esas encuestas.
il;;, ni se mn,!'\-e ])iii' nada!
Illlllilllilillllllllllllllllllllllllllllllllilllllllillllll
escla\-os, ¡Y ay de aquel (¡ue intente i'eV \-i) me scgiii;] moviendo como una héli.\l ora iia realizado una soijre < suicisistir y defenderse! " L a s furias del ..'aver- dio por amor. Conio por esa enciiesla luiii ce, <J)rio de mi din.amismo.
IVro poco a ¡)oco uii ebriedad fué desapa.no"—-no olvidéis el niilo , las "FA-\- é|(>síilado las caras uo sólo de chicas bonias", las " A r p í a s " (Alecta, Tisifona y nitas >' algo t(intas, sino de chicos nu'- veiáendo, como cii.aiulo Buster Keaton, desM e g e r a ) , volando ¡loi- los aires de l'^s- nos Ionios pei'o no lan bonitos, eliieos jiei'l.iiido de sus alucinaciones de amor, ad\'er(í;i (¡we ei'.iii otros los ciue .se llevaban
p a ñ a , "mugiendo como bóvidos enloque- d< a liiei'aiui'a, por esd me ocupo de idla.
la no\'i,'i.
or eso y pin' cómo han respondido al
cidos", caerían sobi'e el rebelde, le sai'oco a [loco fui viendo que mientras me
carían los ojos y le desgarrarían—ahora tema. ¡Al tema mas romántico que se daban en el hombro mis queridos y estáti(h-eo que conocen ustedes la afición
igual quc^ en la leycndíi eterna.
])odía u)y j)i'opoiuí al "iniex'o romanli- cos clügiadores—-¡Sí, usted es un dinámi- rupestre del Robinsón a leerise y descifrar
¡I^aso al " r e a ñ o " de la nuijer espa- cismo' '. (|Ue diría 1 gr;m romántico y co!—me pasaban por detrás la bicoca y se
las innúmeras inscripciones
de nuestras
ñola! ¡líandera blanca—desde nuestj'a diputad.o don José Díaz 'eni,'iii'le/,, l a m - la llevaban del Ijrazo.
castizas
tapias
españolas.
Esas
tapias
Piesde hoy mismo he decidido sentarme
trinchera desuníntelada—para el divor- hiél) consultado. I'il teiii del suicidio por
mácjicas
donde
el
chico
español,
donde
en la acera a mirarme el omlbligo, con nn
a.iiior.
(•io!
N o ha haiddo una sola de las niñas ro- platillo >• un perro, ¡Y ay de aquel que me la subconciencia hispánica, esculpe litúrsiemmánticas ni de los romániicos niños, cjuc eche, en voz de unos céntimos, mi.terrible gicamente su moral más profunda,
de
se haya declartulo poi' el suicidio, que se —¡usted es un dinándc.o!—ese ¡Dios le am- pre polarizarla entre la ambivalencia
piire. hennmiii!. (|ue echan todos los mise- dos estimaciones
sexucdes,
radicales.
haya sentido c:i|)az de matarse ])or amor.
v.ilik's a los poljres de Dios, esperando que
Pues bien: el otro dia, escrito
con
Los nu('\'os románticos de l'^spaña se Dios remedie lo que la miseria humana hace
C O N S T I T U Y E LAS L E T R A S DE
yeso en una tapia de cemento,
me
ríen de \\'eriher y de Larra. jiÑíatarse más miserable todavía,
ESTA REPÚBLICA DE LAS LETRAS
encontré con esta variante
insospechapor amor! ;(¿iié ris.-i I iSi íiiei';i m.'dai'se
¡.Vy de aquel que no me diga ahora: /si
CONSTITUYE SU ESPEJO DE AGUA SALINA
espantopor un suiPlo en el pi'i'supiU'sto' l'or;'|Ue, usted es un estátieo! Porque le echaré mi ble y terrible, con este disparo
CONSTITUYB SU JUEZ DE PAZ
samente
filosófico
del
caveriiícola
insen E s p a ñ a , los sueldos en el presupuesto Ijerro cou todo el dinamismo de ¿as cohui¡HIJO D E D I P U UN DÍA OONSTITUIRA I U BIBLIOTECA
llevan un nombre romántico, r o m á n t i c o : 11 os hambrientos, de su hambre canina, te- tinto madrileño:
rrible.
TADA !
se les Uaiii.-i: l)i •^liiui-:.
;iiiuiiiiiiiiiiiiiiiiii¡¡¡!iiiiii¡¡iíiii«iiiiiiiiiiiiiii!iiíiiiiiiiiiii¡iiiiiiiii'
Si usted... Es decir, yo Defensa de Salvador
de Nadaríaéa
¡Bandera b!anca al divorcio! El
comiiDíio español y mailaiiie Elüard
El suicidio por amor
En una tapia madrileña
El U m m LITERARIO DE
LA OACBTA LITERARIA
Tres defensas nacionales
I. — Lo chulo. (Regeneremos
"lo chulo".)
Nunca me' he incomodado cuando alguien ha descubierto en mi tímida persona un fondo de chulería. Porque es el
fondo que descubro yo diariamente en
nuestras figuras españolas menos tímidas, más altas, más preclaras, más nobles, más heroicas, más ejemplares, más
"envidiables". Cuando veo a un Larra
o a un Ganivet suicidándose de pura
arrogancia de sí mismos, queriendo sacudir el orbe (el orbe literario) de un
pistoletazo, de un chapuzón, pienso en
la chulería moral de aquellos dos románticos magnos. Cuando veo a Costa
salir al balcón y decir a sus electores:
"¡callaros, animales!", porque chillaban
demasiado en la calle, pienso en la jactancia genial de aquel pobre león, que
le cocearon—muerto—los burros. Cuan-
ir'^-4|r?,^t
Anarcosindicalistas sevillanos, esencia he'
roica de nuestra chulería actual.
do veo a un Unamuno revolviéndose contra la Dictadura como contra un toro, y
saltar la barrera de Hendaya pfira banderillear a gusto, y revolverse luego
contra el Parlamento, y añorar otra vez
antiguos tiempos duros, el corazón se
me enternece como el de una moza española por su mozo; "¡pero qué rechulo!"
Cuando veo a Ortega atesorar lecturas, experiencias, maestrías, limar errores, capear esquiveces, y presentarse en
la vida española, desdeñoso y altanero,
con su sistema—¡soberbio y genial sistema orteguiano!—de que "el mundo es
"su vida", pienso en la gran audacia
castiza que eso supone. (¡Conio que sorbe la raíz pura de nuestra novela picaresca y de nuestra mística!)
Lo chulo es nuestro secreto adánico.
lis el elixir de nuestros robinsones patrios.
Como el mágico chulo de la pintura
española veo a Ooya. Y Don Quijote
es el chulo sublime de los desvalidos en
Castilla. ¿Y el Cid? Decidme, vasallos,
¿y el Cid, cuyo nombre significa "señor", señor feudal, pequeño señor, "señor-ito"?
Y si el Cid y Don Quijote no son bastante representativos de nuestra "mítica" racial, ahí está Don Juan, divino
chulo universo. (Cuando Stefan Zweig
quiere sublimar a Nietzsche—^^hasta el
paroxismo—le llama "Don Juan del Conocimiento", chulo epistemológico.)
Lo chulo en España tiene un abolengo africano, antieuropeo. "Chulo" es una
voz arábiga, que significó en su origen
juventud gallarda, riesgo y coraje.
Sólo andando el tiempo, lo chulo ha
venido a significar en España algo innoble que sólo en el pueblo hace ya
gracia.
Pero, como todo lo que llega al pueblo—rodando—, conserva entre' sus pliegues una parcela de orígenes señoriales,
"nobles". Conserva entre su ganga: oro.
Lo chulo es como esos trajes "típicos" de nuestras fiestas populares, cuyo
encanto no está en su plebeyez, sino en
el perfume de señorío con que aún im-
pregna a sus portadores últimos: los plebeyos.
Y es que "lo chulo"—digámoslo ya
netamente—es una degeneración de "lo
heroico".
Lo chulo es el tigre del español pobre.
Es la pequeña altanería de nuestros humildes. Es la arrogancia del villano hispánico. Es el señoritismo del proletario.
Es chulo un torero, es chulo un majo,
es chulo todo héroe popular, toda individualización de la plebe hispánica, en
cuanto "hispánica" y en cuanto "plebe".
Lo chulo es el vestigio que se perennizó en nuestros estratos nacionales más
sólidos. Por debajo de toda remoción
de tierras. Lo chulo es el "cerro testigo"
de un guerrear de siglos, de un conquistar de continentes. Es el mineral que
subsistió a toda acción erosiva, a toda
la denudacióh de nuestro solar racial.
En lo chulo—como en las "corridas
de toros"—hay, bajo la plebeyez brutal, circunstancial e "histórica" del momento, un "mito" alucinante, una fiesta
egregia, un filón de pureza, una mina de
espíritu para España.
No hay sino excavar, purificar, limpiar, restaurar. Lo chulo es un problema de regeneración nacional en España,
Lo chulo es una afirmación española
que no se resigna a la muerte.
Y como no se resigna, se ha refugiado ahora en el suburbio, camuflado de
canallez, y con la gorra torcida y baja,
y con la pistola del pistolero en el pantalón; con el grito "irredento" del anarcosindicalista. ¡El anarcosindicalista!
Nuestro último héroe de la Independencia.
II.—El crimen apasionado.
No hace aún muchas noches, en la redacción easotarra del Pueblo Vasco, don
Francisco Grandmontagne, con su acento enérgico, implacable y sangriento, de
dictador en el destierro, me decía así comentando el debate parlamentario sobre
la pena de muerte:
—^¡Yo soy partidario de la supresión
de la pena de muerte en todas partes del
mundo menos en uña!
—^¿En cual, don Francisco?
-¡En España!
—¿En España?
—íSí, en España. Pero en España esta
pena la aplicaría a un solo delito, a un
solo delincuente: al asesino de mujeres,
al del "erimen pasional", al que resuelve
con la navaja o la pistola que una
mujer no le haga caso y le abandone.
—^¡Pero, don Francisco!
—Sí, a ése la pena de muerte se la
aplicaría de este modo: colgándole de
uno de esos pinos altos de la sierra, a
merced del viento y de la nieve, a que
se secase y adelgazase como este dedo.
Y don Francisco engarrotaba su meñique nervioso, con la fruición inexorable de un poder ejecutivo.
—Me deja usted aterrado, don Francisco.
—No hay nada que me repugne más
en la vida que el crimen pasional. ¡Una
cosa de correspondencia como debe ser
el amor!
No contesté en el acto a don Francisco. Me atemoriza siempre mucho
Grandmontagne, como se atemoriza el
niño ante un padre que buscase siempre
las nalgas de las ideas para azotarlas y
ponerlas de rodillas.
Al día siguiente me lo volví a encontrar en el mismo lugar.
—^Don Francisco—le dije tímidamente—, sabe usted..., no estoy conforme
con su teoría de la correspondencia amorosa, y mucho menos con la del pino y el
dedo meñique...
—^1 Bueno!
—Pero esta disconformádad se la expondré por escrito, no sea que me cuelgue usted a mí antes que al otro pobre
delincuente apasionado.
Si en vez de ser yo un alma tímida,
tierna y humana hubiese sido yo un alma estentórea y sangrienta como la de
Grandmontagne, he aquí lo que con gritos cavernosos y secos hubiera yo dicho
a don Francisco:
—El amor no tiene de correspondencia entre hombre y mujer—sobre todo españoles—más que las cartas del cartero.
Una correspondencia epistolar, franqueada con veinticinco céntimos más el sello
de entrega. En ratos de pasión mutua
se suele certificar tal correspondencia.
Yo, y el cartero, es la única certificación que nos atreveríamos a dar sobre la
correspondencia de los amantes en activo. Fuera de eso... Fuera de eso todo es
preparación para el crimen pasional.
¿Fuera de eso? ¡Y"" aun dentro de eso!
¿Qué cree usted que se dicen en las cartas dos novios apasionados? Pues recelos, mortificaciones, agresividades, A'ÍOlencias, ternuras de posesión de intransferibilidad personal. {Tuyo, tuya, yor
siempre, hasta la muerte, si me abandonas te jnataría, imposible vivir sin ti...
Don Francisco: yo tengo el recetario popular de cartar amorosas que se vende
a perra gorda a nuestras criadas, a los
obreros, en los pueblos, a nuestros humildes—y es uno de los libros de poesía
más peligrosos y magníficos de España.)
Usted, don Francisco, como es viudo,
solitario y humanitarista, estas cosas de
hombres y mujeres "le han debido ir formando ideas lejanas y caprichosas de la
realidad.
¡Matar a una mujer porque esta nuijer le engaña o le abandona a un hombre!
¡Qué bestialidad, qué chulería indecente, qué jactancia ridicula!
Y, sin embargo, don Francisco, yo, es
la única sección del periódico que me
sorbo como se sorbe a Dios en la eucaristía. La sección del crimen pasional.
He llegado, a ve'ces, a recortar algunos
de esos "sucesos" por su hermosura y por
su grandeza humana. Así como los surrealistas franceses—con una obsesión
•portuguesa del suicidio—suelen recoger
(Dibujo de Angeles Santos).
todas las noticias de suicidas que se dan
en París, yo—mucho más allá de esa
.superrealidad — me obsesiono en leer
cuanto crimen apasionado hay en España, todas las puñaladas de hombre a
mujer por motivos de "correspondencia".
Porque para mí, don Francisco, es ese
un índice exacto de si España sube o
baja en sustantividad, en intransigencia
de sí misma, de sus valores radicales, de
su s&r.
Ya sé, don Francisco, que usted, que
u.stedes los civilizados, lunnanitaristas y
europeos, reputan barbarie el que un
hombre por querer (espléndida palabra
española para llamar al amor: el que-
PAfiM f
rer), mate a su prójima como si en vez
de su próxima fuese su ente más lejano,
su enemigo. Y que, en cambio, reputan
(¡qué malicioso verbo, reputar!) civilizado y digno el que un hombre aguante
en la cabeza lo que sólo el divo Júpiter
podía sostener sin morirse de asco y siíi
tornarse en cabestro.
Cuando en Francia un hombre oye
que le llaman cocu, no pasa casi nunca
nada. Cuando en Rusia se intercambian
las mujeres, como copas de aguardiente
en una ronda de noche, tampoco pasa
ni pasó nunca nada. Pues el bolchevismo, con su legalización del amor libre,
no ha heclio sino consagrar oficiahnente
un viejo y secular uso comunista que era
la sustancia más nacional de' Rusia, la
sustancia erótica de las sectas más castizas de Rusia, como esa de los Chlystis
o la popularísima de ha.Skopzis. Tampoco pasa nada en las tribus micronésicas o malayas, donde impera el régimen matriarcal con más fuerza que en
los Estados Unidos, con más defensas
para la mujer que en la más "selecta y
avanzada de las repúblicas europeas".
Aun dentro de España, en esa zona mmtriárquida de (ialicia y Asturias y algo
del país vasco, zona que aun mantiene
"la covada" como rito, tampoco suek'
ocurrir gran cosa porque surta de amas
de cría al resto de E.spaña,
i Pero en el resto de España, don Francisco! En el resto de España el hombro
se pone muy nervioso con esas cosas.
Nos intranquilizamos mucho. Yo me permito incluirme en ese plural, porque nie
considero el Robinsón de los intelectuales que no ha abandonado al pueblo en
sus querencias, en comulgar con él. La
mejor prueba de ello es esta de defender
su crimen pasional y no estar de diputado en las Cortes para conceder el voto a
la mujer, para hacer de España un paísde sufragistas, de diputadas.
Porque lo curioso del crimen pasionnl
en España es que ha ido quedando relegado al sector más humilde, proletario
y últira'o de la nación. Yo no he sacado
cuenta del porcentaje, pert) me atrcA'oría a fijar en un noventa por ciento los
casos de crm,en pasional en la clase plebeya frente al resto de los casos en la
burguesía y en la aristocracia.
Es decir: que la tradición más alta y
nacional del país respecto al amor; la
tradición férrea y,áurea del honor, ese
pernio intransferible' de la famosa iiersonalidad hispánica, que estructura el
sistema de valores nuestros desde el siglo XVI, resulta que sólo la ha recogido
¡el último villano, el proletario, el presunto bárbaro de nuestra tien-a!
No quiero meterme a discusiones, don
Francisco sobre lo que el honor ,haya
sido y sea para el varón hispano. Ya se
metió en ellas Américo Castro sin dar en
el clavo. Ya me metí yo después, creyendo haber dado en él. lis decir, clavando la flecha en el sexo.
Ahí tiene usted los espejos analíticos
de esa estimativa hispánica del honor:
nuestra novela; nuestro teatro, sobre todo. El castigo sin venganza, El mayor
monstruo, los celos. El comendador de
Ocaña... Todo luiestro teatro, desde Tirso hasta Joaquín Dicenta, Porque resulta sintomático que nuestro pueblo sólo
haya reconocido como autos (símbolos)
nacionales para repetirlos litúrgicamente, año tras año, el Don Juan y el Juan
José. El burlador y el Burlado que se
venga. El chulo y el Delincuente de crimen pasional.
¡Hasta Cervantes, el liberaloide e inmoral Cervantes, se solía poner al lado
de Juan José en la hora decisiva!: "De
los bienes que reparten los cielos entre
los mortales, los que más se han de estimar son los de la honra, a quien se
posponen los de la vida", dice e'n el Persiles, "La desventura mayor es la de
perder la vida. Primero es la del honor",
afirma en una de sus comedias.
Ya sé que esa moral dtjl "crimen apasionado"—que es la de nuestros puros
LA GACETA LITERARIA
valores de casta, que es la de nuestros ses, los termosifones y hasta los teléfoproletarios actuales y que es "la mía—no .los han venido siendo cosas raras y dones la de usted, la de ustedes los civili- de los indígenas ignoraban no sólo a
zados europeos.
Darwin, sino hasta la idea de progreso,
Pero sé también que ustedes, los civi- 3ra lógico que los civilizados de estos
lizados europeos de España, tienen el mismos países, los que sabían cómo se
terror del comunismo, y quieren .barrar- hablaba por teléfono, se calentaban las
le las puertas a fuerza de... leyes y pa- manos en un radiador y se pronunciaba
pel mojado, o lo que es peor: colgando "the struggle for Ufe", les arrojasen a la
de un pino a Juan José o a todo médi- cabeza, en furioso pedrisco, el térniino
de cavernícolas. ¡Hombres de las caverco de su honra.
El d'ecir: ¡castigando al posible comu- nas! ¡Inciviles!
nista español (al obrero, al campesino)
Pero, afortunadamente para los caverporque no permite el comunismo en su nícolas, andando el tiempo, comenzó a
hacienda propia, en la posesión de su haber en el mundo auténticos civilizados
propia mujer por otro que no sea él!
que se preocuparon de cómo fueron y viAsí como en la chulería hay un ger- vieron los auténticos cavernícolas. Y hasmen inatacable de individualismo mági- ta cómo era su mentalidad. Levy-Bruhl
co trente a toda patogénesis comunista, les concedió a los cavernícolas ¡hasta
• : ,•
así en el crimen pasional hay otra vacu- mentalidad!
na sublime contra todo reparto de muPoco a poco se les fué concediendo
jeres.
otras muchas cosas aún más superiores.
¡Y este anticoraunisrao nato del pue- Los cavernícolas no sólo tuvieron menblo español, de la entraña de la casta, talidad, sino religión, invenciones, arte,
de lo único que puede salvarnos de caer mitos, organización social, piedad, heesclavos bajo el despotismo de una cul- roísmo...
tura ajena y extraña, enemiga, es lo que
No sólo eso, sino que lo tuvieron en
nuestros civilizados españoles quieren proporciones ingentes y admirables. Porcastrar y disolver para... evitar el comunismo en España!
Don Franci.^co: cuando ún sencillo
proletario (y hasta un intelectual dirigente de la cosa) se le acerque en E.spaña afirmándole que es comunista, sométale a la prueba que yo llamo de su raíz
cúbica. O s(!a previniéndose a la bofetada terrible con que va a reaccionar al
lanzarle usted encima esta palabra-toque,
esta palabra-mágica, esta palabra-reactivo de nuestra pureza sexual: ¡Cabrón!
trazaddVes de lag-pcimeras grandes ru-'sonas de la familia, sobre' hijos. Hijos de
tas .(Je la especie! ,' .^ „,/ ;?.,..? ;; i
sus.padres.
Yo creo que aún es tiempo de corre¿Quién puede continuar la obra de Prigirnos en los dicterios contra Fray Juní- mo de Rivera?—se pregunta España—.
pero. Por honra de la especie dejemos en ¡Pues su hijo!—se contesta sin vacilar.
paz a Fray Junípero y quitémosle rápi¿Quién puede revivir el maurismo de
damente ese sambenito de lo caverníco- Maura?—se pregunta E.spaña—. ¡Pues
la que ha resultado, a la postre, una tú- su hijo!—se contesta sin vacilar.
nica, de suprema espiritualidad.
Este sentido medieval, profesional, caNo llamé má!s cavernícola, .iquerido si masónico, de la política en España—
Heliófilo, al bueno de Fray Junípero. Si este "zapatero a tus zapatos"—hace penquiere honrar a alguien con ello, llame, sar en el culto a la sangre, a la casta que
llame en voz alta y sin miedo ¡caver- queda aún en nuestro país, por encima de
nícola! a don José Ortega y Gasset, nues- toda clase de ideas; de toda ideología
tro maestro admirado.
como cosa en sí.
Y si le parece aún poco, llame troglodita a don Miguel de Unamunó.
iBiGn
Yo—como buen Robinsón, como buen
cavernícola de España—me estremeceré
de gusto al ver, por fin, que alguien más
que yo defiende y exalta mi eximio—
ex-simio—gremio.
El
Ai aríinenc/ic
El terror de ^lo éspañoh
Ha estado Ernesto Martinenche en
Madrid. He estrechado su mano con la
reverencia que me inspira su obra, su
amor por España y la magna perilla calderoniana con tiue acredita auténticamente su hispanismo y su grave rostro
de caballero español transido.
Martinenche le conocí en Madrid hace
muchos años. Yo un adolescente. A Martinenche lo leí en Estrasburgo, entre niebla y lluvia. Y sus evocaciones dramáticas de una España mejor, sus hallazgos
sobre lo que la comedia española había
triunfado en Francia, desde Hardy a Racine y Moliere, me hizo tomarle simpatía simbólica y nostálgica.
Ahora es director de ese Instituto Hispánico, del que os secretario nuestro gran
Aurelio Viñas.
Querido Martinenche: un saludo reverente para siempre, en su paso por la
romántica España de siempre, de bandidos y caballeros.
En eL debate' parlamentario sbbre la
enseñanza el ej e no ha estado sobre si
el Estado mantendrá o podrá mantener
su enseñanza en las regiones autónomas:
sino on el terror que a todos ha inspirado pronunciar, codificar la palabra "español".
Lo castellano, el castellano, la lengua
castellana, lengua oficial de la República... ¿De qué habrá servido al profesor
Wagner reconocer en el español una lenEl Jabalí de la cueva de Aitamira, llJStre c£- gua koiné, panmundial? ¿ Y a Menéndez
Pidal y generaciones de españoles, recovernlcola tan temido por Ortega.
nocer en "el español" una lengua univerIII.—Lo cavernícola.
sal, por encima de la particular que es
el
castellano?
que hubo de convenirse que' fué más preYa sabemos los tres insultos peores cioso para la humanidad venidera el des¿Pero no hay nadie quo oso decir en
que uu "civilizado español de tipo me- cubrimiento del fuego que el de la goma la Cámara más importante de España
dio" utiliza hoy para desvalorizar al res- de mascar. Y más el arado que la bici- que -la lengua castellana no es la espato de sus compatriotas que no son espa- cleta. Y más el arte rupestre que la "pin- ñola, como no es la española el gallego,
ñoles civilizados, sino pobres bárbaros: tura de historia". Y más el culto homeo- el leonés, el catalán ni el mao.chcgo?
Cliulo, Matón, Cavernícola.
¡Cobardes! Castellanos cobarde^. Que Gamillscheg
pático de los héroes muertos que el horno
Hemos analizado ya lo que la chule- crematorio. Y más la caza del uro sal- ya no os atrevéis a llamaros españoíesi
ría española puede tener de divino (de vaje que las gallinas con pepitoria. Y ¡Cómo se van a atrever a llamarse esTambién he estrechado la mano del
regciierablc) en su oscuro y alucinante más el sentido jerárquico del totemismo pañoles los catalanes, si vosotros, más filólogo Gamillscheg, el hispanista de
fondo popular.
que los debates parlamentarios. Y más que ellos, tenéis el terror de lo español! Berlín, aquel de quien ya hablé en mi
liemos visto también el último sustra- la creencia animista que el agnosticismo
Circuito Impenal, y que tan bien me
to de casta pura que existe en el crimen volteriano. Y más el bastón de mando
trató en su Seminario románico y en su'
pasional del pueblo, de ese pueblo llama- del magdeleniense—como el de la cavercasa.
do bajo por los civilizados que le de- na de la Madeleine en Dordoña—que la
Gamillscheg, gran vigía germánico en
fienden en altos Parlamentos.
la nueva Iberia, ha demostrado que las
chistera de Mr. Mac Donald.'
Ahora vamos a rematar este trivio de
ilusiones góticas de aquellos españoles
Y no sólo eso, sino que andando aún
Defensas nacionales con una lanza final más el tiempo, nada menos que andando
que todo ^o fiaban a lo gótico, deben desa una mayor gluria de "lo cavernícola". hasta el año 1928—hace tres—, iba a
Resulta singular en España el siste- vanecerse. El influjo visigótico fué muy
haber un sabio alemán, Hermán Wirth, ma de los "legados políticos", de los "le- pobre en nuestra España. (¿Cómo verque sentaría en su "Der Aufgang der gados políticos" que dejan en España los tebrarla aliora si no tenemos jóvenes góticos más que en el Parlamento?)
Menschheit" (Jena) esta espantosa teo- políticos al morir o hacerse viejos.
Ignoro ia fcícha exacta e'n que se in- ría, espantosa para todos los civilizaEn España las ideas, teorías y usuY sin embargo, querido Gamillscheg,
troduce este término de "cavernícola" en dos menos para nuestros pobres márti- fructos de un político no jos hereda un los verdaderos iberos fueron siempre muy
nuestra semántica política. Para fijar tal res cavernícolas: que'un principio exis- partido, un grupo público: los recoge gcrmanófilos.
fecha, como para tantas otras' de otros tió una raza primate, unitaria, nórdico- uno de la familia: el hijo. Lo público de
Salvo Ortega y Gasset, que resultó
tantos términos, habrá que esperar la atlántica, de tipo cósmicosimbóUco, de un hombre público en España necesita francófilo durante la guerra, a pesar del
publicación de esa obra maestra que culto solar monoteísticOj portadora de hacerse privado para volver a ser pú- aria de su vertebración aria, el resto del
prepara don Ramón Menéndez Pidal so- una alta civilización, de la cual proce- blico.
pueblo ibero se sintió muy hermano de
bre historia de las palabras en España. dió la cavernícola, posterior y ya en deEso se ha visto con el legado político ustedes, o, como decía un andaluz, mu
de Primo de Rivera, que ha correspondi- jcrmano.
Desde luego, puede asegurarse que tal cadencia.
introducción acaece en las décadas .roApunte esta observación entre sus fiTales ideas del Wirth están fecunda- do por entero, casi como un premio de
mánticas del siglo pasado,, cuando coin- das por el gran regenerador de las cul- lotería sin participaciones, a su hijo José chas de tipología, de toponimia y de curciden la melena y el frac con las pri- turas meridionales do Europa, el gran Antonio.
vas melódicas.
meras vulgarizaciones de la etnología.
Eso
se
ha
visto
en
el
legado
político
Bacliofen, que—con Nietzsche—son los
Hace poco leía yo en el país vasco un salvadores del cavernícola mediterráneo de los constituyentes, cuyas prebendas
Victoria Ocampo
articulito de Alcibar, en un periódico lo- frente a los civilizados progresistas de la posibles pasaron a los hijos. Hijo de
Sánchez Guerra, hijo de Bergamín, hijo
cal, sobre el cúmulo de términos estra- otra Europa.
A Victoria Ocampo no la conozco ni
de Ossorio.
falarios cpie empleaban los liberales del
la trato. La conozco y la trataré en mi
Y
no
sólo
eso:
En
el
mismo
año
que
pasado siglo. En ese cúmulo figuraba, ya
Eso se ha visto en el legado político
Wirth, publica Edgard Dacqué, en Mün- de Antonio Maura. Cuya fortuna pasó próximo Robinsón.
el de "cavernícola".
Como ha venido por el mar, el Robinchen, sus libros, Urwelt y Sage und prinacro a la administración de Gabriel,
Lo cavernícola es un término liberal,
Menschheit, en los cuales el pobre ca- para caer en manos—lyego—de Miguel, són de hoy saca por hoy solamente su
progresista. Procede directamente de las
vernícola se transforma, se transforma quien parece mucho más hijo de su padre pañuelo blanco de náufrago, para agiideas naturales lanzadas por Darwin y
tarlo; sin usarlo.
¿en qué? En algo supremo y divino: que Gabriel.
recogidas por los primitivos estudiosos
pues
no'
"es
el
hombre
quien
desciende
de los antropoideos, según las cuales la
A España estas piedades filiales y paElirenburg
humanidad se desarrollaba evolutiva- del mono, sino el mono quien procede triarcales le satisfacen mucho.
mente, en progresión ascendente, desde del hombre". No del hombre actual, sino
Aun reciente está el éxito sentimental
un pobre simio que se guarecía en cue- de uno originario, típico y magno, im que obtuvo el hijo de Primo de Rivera. , También hablaré de mi amigo Ehrenvas peñascosas y húmedas, hasta un in- Urmensch. ¡Lo cavernícola! Estirpe reAhora, es el éxito obtenido por el hijo burg, que me convidó a un vcrmú hace
tres años en París. Ahora está en Maglés que logra vivir en Falaces con telé- gia de la humanidad. ¡Los cavernícolas! de Antonio Maura.
Seres con una conciencia alta del destifono y termosifón.
El primorriverismo y el maurismo no drid este Ehrenburg, ya gran hispanizanno humano, con un sentido trágico de han encarnado en España sobre ¡.grupos, te, a quien yo traduje por primera vez al
En pueblos' rurales y antiguos como
estos nuestros del Sur, donde los ingle- la vida, en lucha divina con el cosmos,' corrientes, ideas partidos, sino sobre per- español en esta GACETA. Salud, amigo.
lo! hw ie sus M\n
LA GACETA LITERARIA
Manifiestos del Robinsón
'
Yo soy un rabioso anticlerical P
¿Qué creían ustedes, que porque yo no me comía fritos a'curas y frailes y
monjas, no era yo un rabioso anticlerical?
Pues sí: más anticlerical que nadie. Con rabia hidrofóbica. No solamente
eso: creo que la salvación de España y la del mundo—si España y el mundo
han de salvarse—está ahora en el anticlericalismo rabioso.
Cuando yo me leo esos libros como Die Kirche in der Karikatiir, o ese libróte mejicano. La Iglesia católica ante la crítica, y esos periódicos anticlericales que se publican en España y en el mundo, y veo tanto fraile, monja y cura
tundidos por el pueblo, me refocilo como se refocila el pueblo.
Cuando yo veía, en Madrid por el mayo, impertérritamente, quemar ante
mis ojos los conventos de las órdenes religiosas, mi voluntad no se rebelaba un
jnmto contra eso cjue la gente estimó barbarie anticristiana. Hubiera soplado
en el fuego con toda mi fuerza.
Cuando, a veces, contemplo que' un clerical se refugia, de paisano, en recovecos de la ciudad, y sufre y se atormenta, mi gozo se hace indescriptible.
—Entonce.?—me dirán—•, ¿usted es un feroz antirreligioso?
Lo c^ue yo voy siendo es un religioso feroz.
Durante tres siglos viene dejando la humanidad de preocuparse de su único
problema humano, ciue es el de sobrevivir y salvarse, el de encontrar un cielo
para su Muerte.
Durante tres siglos viene dejando la luunanidad que las sonrisas de un je-.
suíta perverso como Voltaire, trasciendan al laicismo intolerable de ese frailuco
luterano de Kant y vaya ganando terreno en la judiada del marxismo, en esa
de que todo ha de resolverse por las tripas, y hacer de las tripas: corazón.
Durante tres siglos viene dejando la humanidad que sus almas más agudas
y sensibles y trágicas y salvadoras, se desvíen de la Humanidad, de lo colectivo, de la piedad comunal y tiendan sólo a ensayar inútiles soluciones de sus
propios problemas individuales, ególatras, abandonando las masas humanas a
la desesperación, a la irredención, abandonándolas a sí mismas, a no saber cómo
pasar ya la vida y llegar a la muerte y poder seguir viviendo después de la
muerte.
Durante tres .siglos viene dejando la humanidad que esa tragedia divina,
la única del hombre, quede en manos de profesionales de la religión, de seres
cansados, sin fe, sin genio, sin coraje y, en el fondo, sin Dios: en manos de la
cascara de la religión que son los clericales: del órgano sin función, de las aspas en el vacío.
¡Ya sabe el pueblo lo que quiere cuando tira lo que no le sirve! ¡Ya sabe el
pueblo lo que anhela de Dios cuando maldice de Dios, es decir, de sus falsos
representantes.
El clericalismo es el caparazón de toda religión sin vida. El clericalismo es
la ceniza de! fuego consunto. ¡Vida, vida religiosa, llama, fuego, brasa, solución
de la Muerte y de la Vida, de la tragedia humana, es lo que quieren otra vez
esas pobres masas infinitas refugiadas en las tripas del comunismo, que por lo
menos son tripas, son algo! ¡Esas pobres gentes que queman conventos y azotan
frailes, porque los frailes y los conventos les daban menos ya que el mondongo comunista!
No es la primera vez que pasa, ni la última que pasará.
No es verdad que el pueblo, ciue los hombres puedan pasarse sin Dios. Lo
que pueden pasarse es sin pan, sin tripas, pues los hombres no son fieras, sino
románticos. Ni una sola guerra ha tenido por causa el materialismo histórico,
judío Marx. Ni una sola acción individual se mueve por las tripas, judío Marx.
Tú mismo, judío Marx, disfrazabas de piedad materialista por las masas, lo
que en el fondo era tu puro rencor personal de proscrito, de insatisfecho, de endemoniado.
España debía saber algo de esto. Y lo sabe, sin duda. Como lo saben todas
las tierras que parieron santos. ¿Qué fueron San Francisóo y Santa Catalina y
Santa Clara, Santo Domingo y San Ignacio y Santa Teresa, sino anticlericales
furibundos y rabiosos?
¿No estuvo San Juan de la Cruz en la cárcel, metido por la clerigalla? ¿No
fueron sometidos a vigilancia, índice y persecución los reformadores del Carmelo y de Jesús, y los fraticelU franciscanos, terribles anticlericales? ¿Qué fué
la Compañía de Jesús, sino una milicia de hierro y de abnegación—de anticlericalismo—contra la beocia putrefacta y cobarde de aquella España clerical,
de aquella Europa clerical que se dejaba pulverizar poi; herejes?
Cuando oigo hablar de formar un partido nacional—y lo que es peor, nacionalista—yo me río de angustia.
¡Partidos! ¡Otra vez partidos! Cómodos laicismos que lleven a los pies otra
vez hacia las tripas. ¡Partidos nacionales, singulares, modernos!
No, no. Expulsemos, disolvamos, trituremos—ante todo—^toda orden religiosa, toda clerigalla internacional sin sentido.
Y, después, fundemos la gran estructura religiosa que recupere todo. Sometamos a orden religioso la vida otra vez. Volvamos otra vez a lo internacional
para poder salvar cada nación, cada grupo de gentes.
¡Que el mundo se muere de asco, que el mundo se muere de angustia—oliendo a sangre y a mondongo—sin una mano piadosa que, como la del gran inquisidor de Dostoievski, le abra los ojos de esperanza y salvación, cuando lo.s ojos
se le cierran de terror y de desesperación ante la Muerte!
¡Basta de inventos! Muerto Edison, basta de americanadas! Inventemos a
Dios—otra vez y solamente—por piedad, por misericrodia, por amor y por
sentido sacro y perdurable de la especie.
¡Basta ya de sabios y humanistas! ¡Ahora sólo santos y mártires otra vez!
¡Unios—otra vez en Dios—anticlericales, sin Dios de Rusia y Méjico, hermanos míos de todo el mundo!
Pigiiui 9
Hacia nuevas órdenes religiosas
O
R
El envío a mi dirección personal de
todos los papeles documentos, noticias,
reglamentaciones y pormenores del movimiento PORZA para que yo intente difundirlo en España y consolidar en nuestro país esa curiosa y nueva institución
internacional del Porzismo, me ha hecho
antes que nada, preocuparme de si valía la pena de ello.
No he de ocultar que mi primer pronto frente' al movimiento' PORZA fué de
antipatía, negativo. Después he superado esa instintivez en reflexiones trascendentes. Por eso me ocupo ahora mismo
de PORZA.
PORZA es lo siguiente': PORZA es el
nombre de un pueblecito alpino, al borde del lago de Lugano, donde convivieron durante tres años un pintor alemán
(Alvensleben), un escultor italiano (Bernasconi) y un pintor ruso (Biyks).
Habiendo experimientado el beneficio
de una intimidad semejante—rlice uno
de sus relatores—y el enriquecimiento
que a cada uno de ellos había aportado
el conocimiento de los otros dos artistas, distintos todos como eran en nacionalidad y temperamento, quisieron que
tales beneficios pudieran también beneficiar a otros. Entonces, Alvensleben decidió fundar en todos los países casas
donde' los artistas y los intelectuales pudiesen congregarse, vivir en común, trabajar, reposarse, para favorecer mejor
los intercambios internacionales del arte
y de la intelectualidad.
El 6 de octubre' de 1928 se inauguró
la primera Casa Porza, en Óadempino,
o sea cerca de la primitiva sede originaria.
Ya la dirección central se había establecido el año anterior en Berlín. Y se
había abierto una pequeña Exposición
bajo la rúbrica de Porza.
E l movimiento no tardó en extenderse más allá de Berlín y tomar el nombre de panmundial. Sus disposiciones generales eran estas:
Artículo 1. Porza es una sociedad
Z
A
ternacional. La calidad de socio se puede obtener perteneciendo sólo a uno de
los grupos nacionales.
Art. 4. Los socios podrán provenir de
cualquier sector intelectual.
Art. 5. La Sociedad Porza extenderá
sus organizaciones por todo el mundo.
Art. 6. Su distintivo consiste en un
círculo de oro sobre triángulo azul.
Poco a poco, este articulado ha ido
convenciendo a las singularidades intelectuales, a las llamadas élites.
Así en Francia, gracias al apoyo de
Jean Schlumberger y Arthur Fontaine,
púdose obtener de Paul Desjardins la
reserva permanente de un cierto número de cámaras en la famosa Abadía de
Pontigny, donde ha estado ya recientemente Eugenio d'Ors.
Asimismo, el pintor Albert Gleizes luí
ofrecido al borde del Ródano tres de sus
habitaciones.
De igual modo se intenta en Holanda, Inglaterra, Italia, etc. Agrúpanse los
artistas e intelectuales. Y vanse solicitando de Gobiernos y particulares refugios espirituales y bellos, donde por módicas retribuciones pueda el artista y el
intelectual hallar reposo, belleza e inspiración.
Hace pocas semanas, entre nosotros—
ya lo contaba yo en mi Robinsón "número 2—, un escritor joven italiano, Piccoli, ha estado viviendo con los frailes
de Silos.
Y pocos días ha, un grupo de jóvenes
pintores y escritores de San Sebastián
marchó también a nuestra abadía de
Silos a pasar cuantas horas pudieran
—como hizo Rubén Darío en vm convento balear.
Las residencias de profesores y estudiantes—^tanto en España como en el
Extranjero-rprefiguraron ya este tipo de
Casas Porza.
El movimiento está en marcha, y lo
que necesita es encauce y profundización.
La parte puramente hotelera y menuda yo sería incapaz de llevarla en España. Siempre me lian molestado tales oficios.
Pero ya me he puesto al habla con
elementos de nuestro Tiu-ismo que podrían ayudar grande y eficazmente.
Creo que la intervención de un Pedro Salinas, de un Almagro—así ctjmo
las de vm Alberto Jiménez y la de un
Marichalar—serían mucho más útiles,para PORZA que mi humilde cooperación
Monserrat, posible Casa Pona española
robinsoniano, tan solitaria y tan antisocial.
panmundial. Sin programa político alNo es lo más prudente' confiar a un
guno, aspira a tener unidos cuantos es- Robinsón, abandonado por sus compapíritus haya en el mundo dedicados al ñeros en la isla de penitencia, para que
estudio de las ciencias y de las artes.
los reduzca a grupo y a vida hermanada.
Art. 2. La Sociedad" Porza decide en
modo especial:
a) Construir y mantener en todos los
países de la tierra Casas Porza, con el
En cambio, yo creo que me sentiría
fin de ofrecer a sus socios calma, salud
con fuerza para prolongar tal movimiene inspiración. Estas Casas se fundarán
to PORZA a mayores consecuencias.
y sostendrán mediante subvenciones de
Porque para mí lo cpie tiene PORZA
particulares y de Gobiernos, y estarán a
disposición fie todos los socios sin distinción.
b) Organizar Exposiciones nacionales o internacionales, así como conferencias, conciertos, espectáculos, etc.
c) Editar una revista internacional.
d) Ayudar- a los socios a conseguir
trabajo.
Art. 3. La Sociedad Porza se compondrá dtí grupos nacionales que, teniendo cada uno su administración antónoma, estarán sujetos a una dirección in- La magnífica mansión española de Guadalupe
I LA OACETA LITERARIA*
P&gitiui 10
de ati'iiyente es que cristaliza a su modo un anhelo oscuro que viene acarieiando la hermandad intelectual desde
que la Inüaríón de Í^U vida la dispersó
por el mundo.
Ix) que:,,yo veo de obsesionante en
PORZA es la iniciación y vuelta a las
órdenes religiosas, la vuelta a la discil)lina espiritual, el retorno a elegii' en el
munilo los paisajes más bellos, donde
más luzca la gloria de Dios, y afincar
allí nuestras Casas, nuestros nuevos conx'entos.
El Turismo—esa institución bárbara
que es el Turismo—no puede llevar nunca sus brutales autocarros a grandes paisajes sin encontrar en todo grande paisaje enclavada una ruina de abadía, de
monasterio, de Casas Porzas de antaño.
En la hora del comunismo, nueva hora cristiana del mundo, a cada cual sedán sus necesidades. Es decir: a los ne-
•fí M-
ASCESIS COMUNISTA.10
«
3 Oíd O)
Nueva moral deislííiiíilJoniinable
Cuando los marxistas hablan del trabajo obligatorio para todos los hombres
y de que no comerá el que no trabaje,
quieren, sin duda, decir algo, pero no
aciertan la manera, sobre todo la manera de ponerlo en práctica.
'
Sin ser marxista, la solución se me
ha ocurrido más de una vez. ¡Tan sencilla! Pues no es sino una cuestión de
gimnasia. Una, simple solución higiénica.
El otro día estaba yo sentado en un
banco, gastando el sol de mediodía a
Conciencia, en ocio perfecto, económicamente. A mi lado un barrendero, sin gozar del sol ni de lo que estaba haciendo,
con fatalidad proletaria, recogía en co-:
gedor unas boñigas de perro y unas,
mondaduras de naranja.
La otra mañana bajé a la estación
muy temprano. Hacía mucho frío. M e
¡)aseaba enérgicamente. En los retretes
una mujer vieja fregaba con estropajo,
•cy
T
jabón, lejía, bayeta y escoba, el suelo
de cemento, purificándolo de orina via,,jSi-5..í^tó'»..
jera, que no por transeúnte era menos
orina, fétida y acre.
Lo pensé entonces, como otras veces,
Dibujo de niño ruto
sin ser marxista. "Bastaría 'que el "Ca(Publicado en la revista «Porza»)
pital", todas las mañanas o todas las
tardes, tras su gimnasia sueca o tras su
cesitados de soledad y paisaje sublime, aperitivo, limpiase los retretes de la esrefugids Porzas, fábricas de espíritu, pro- tación, recogiese las basuras de la calle." ¡Qué deporte señoril!
ducción de lirismo en serie y en serio.
(No es otra la solución de la cuestión
No de otro modo se fundaron las grandes órdenes monásticas. Gluny, Camaldula, (Jíster, ('-ármelo, Temple.
¿Dónde instalaron sus casas los benedictinos, los cartujos, los franciscanos?
Orillas de lufíos, cunas de montunas,
• •
'-*^--^f$^
valles de luz—imperios de soledad, gracia, trascendencia, silencio y belleza.
¡...
'%u«>llÑ
¿Cómo st' realizaron esas casas? Por
'" - JS'^^' % ' Mm^^
donaciones de particulares, por renuncias de señoríos.
Y cuando no era eso posible—¡xir sistema mendicante. Que hermanos mendi"\\..^l • .,..•
cantes fueron siempre los intelectuales. . ,;;j,.«,.,f*r-3r
r '"'^^^^^HR :,:r\;:
i :
Pobrecitos, espirituales, hermanitos, fraticelli, vanden'ikiel.
Huellas abominables, por Maruja Mallo.
El artista y el intelectual—siente ya
la angustia, insostenible pOr más tiempo—de su dispersión, de la rotura de su Capital-Trabajo. No consiste esa solución en que todos trabajen, sino en que
liermandad.
A soldar esa rotura—a crear otra— todos trabajen en recoger basuras de'
tienden todos los esfuerzos de las "co- perro y mondaduras de fruta. Consiste
en dar a esc oficio la importancia social
opera(;iones intelectuales."
Tienden esos agrupamientos en "'Sin- que hoy se da a fimiar presidencialmendicatos"—con obreros manuales del sec- te decretos desde lo alto de un Gobiertor o gremio donde ellos son las cimas, no.) Yo todavía no cultivo ese deporte
Rusia, Italia—todos los países sindica- señoril. Para cultivarlo necesitaría no
listas, buscan y tratan de librar al po- considerarlo como deporte. Pues me pabre Robinsón de su condena; al pobre recería, en tanto que deporte, inmoral.
intelectual perdido en la isla de su in- (Porque es inmoral todo deporte.) Necedividualidad. Tratan de disciplinarlo sitaría un impulso social externo, una
nuevamente, de encuadrarlo, de socia- "regla monástica" que justificase el imlizarlo, de relnunanizarlo.
pulso interior de mi conciencia. Dicho
PORZA—en este sentido—significa un de otro modo, necesitaría un deber.
• paso más, un grito más en la angustia Si lo hiciese yo solo—recoger boñigas,
colectiva. Llegará un día—y próximo— limpiar urinarios—se me tomaría por un
que este sueño de salvación intelectual, extravagante, o, lo que. peor sería, por
cíe redención, no será im sueño, sino una un santo.
realidad.
Convertida esa acción higiénica—de
Pero para ciue esa realidad deje de bajarse todos los días hasta la mierda de
ser sueño no hace falta sólo un turismo los demás—en acción social, valiosa, cotrascendente a lo PORZA, sino una re- mo sucede en las órdenes cristianas, pero
volución trascendental. Que el artista sin la soberbia de las órdenes cristianas
—sin dejar de ser artista—encuentre de- de creer que por ese camino se llega a
trás de la Naturaleza un nuevo motor Dios, en vez de considerar que Dios es
de la gran máquina. Una nueva clave' eso y hay que vencer a Dios en su úlr
que reduzca a orden puro toda pura timo refugio, entonces sí, lo hai'ía con
inspií'ación. Un nuevo mito universal y gozo seráfico.
nei'csario (|ue encuentre una nueva múMientras tanto llega esa hora social
sica cjue resuma en sinfonía toda síngu- de irnos todos a la mierda, es decir, al
la nota.
cielo, yo tengo mis ejercicios cotidianos
Que encuentre lo que se expresa en de gimnasia íntima, mi ascésis ética. Couna sola palabra, hoy vacía do sentido: sa que no tengo, más que a ratos, discontinuamente, i)ara la gimnasia del cuerpo.
DIOS.
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ignominioso del hombro. No obstante,
¡cuánto gozo al sorprender que alguien
me llama alguna vez cobista, adulador
y hasta lacayo!
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Yo sé (lue aquel que me insulta o me
ofende de palabra o de intención, se las
juro en. cruz. Y, sin embargo, ¡ya puede
decirme cosas, ofenderme, sonreírme! No
tema que me revuelva. Le miraré a la
YQ no he llegado a tomar en serio nuncara dulcemente.
ca a mi cuerpo. Por tradición cristiana,
oriental; por, lo que sea. De ahí que ;•
veceg.me ponga frenéticamente a cal.ilMe gusta imaginai' una escena y revar el deporte físico, el de gran aire, y
petirla en e.spera de que llegue un próxila, gimnasia de cámara: la higiene somo día:
mática. Siempre termino enfermo. Nada
, Alguien, irritado por mi antipatía, mi
hay que m,e sieftte peor que la higiene.
insignificancia, mi repulsión, mi odiosiNada hay que siente peor a mi sáluil
que preocuparme de ella. Lo mismo me
ocurrió en literatura. Todo mi período
de exaltación del deporte, de Hércul;;s,
de un mundo plástico y clásico, lo veo
aliora como una alucinación, sin coasistencia v apenas-sin; solidariclad conmigo
mismo. Con la soliflaridad de las alucinaciones.
.
En cambio gozo con placer secreto,
por mis oscuras y alegres alcantarillas
morales, cuando nic ejercí lo cu acciones
sociales indecibles, Esta ascésis sí, la
practico todos los días. Me gusta pasar
por charlatán, por chaco, pav crúét, por
servil, por avaro, por innoble, por nrriri.-ild, por afanoso. ])or sucio, por indijcrente, por frivolo, por canalla. V si me
Pintura (Dali) de lo abominable
apurasen mucho, liasta por criminal.
Cuando yo veo en o(ra persona cualquiera de esas ,ictitudcs abominables, dad, mi ser abominable, se me acerca
siento díinlro de mí (lue se i'ehel.'i toda anien.'izador: ¡Pero usted es un mierda!
Y yo, entonces, transfigurado, seráümi esencia noljle y que me (M'harí;i sobre esa' persona para íuii'iuilnrla licl co. sublime, dejándole terrificado, con
mi figm'a i'epeiitina de "ángel y mi voz
mundo.
Como he supuesto que los demás sen- c(>lcst(>: (iradas, grarins, amigo mío.
tirían esa misma odiosidad hacia mí si
me soi'prendiesen en tales actitudes abominables, aceplé lo abominable en mí
-\o se asusi(,' ii.idie de \'erme emplear
como salvación, como el mú.vivto de los la |)alabra tiiMnla cuii i'espeto. No lo
peligros, como nú subida al monte ('ár- hago ]K)r ahuyentar al burgués corno los
melo,, como mis-más puros ejercicjos <;s- surrealistas franceses,-.que siguen .siendo
pirituales. (Me consideraría capaz de re- los cocütos de la lilcratura, o como ese
gular esas nuevos ejercicios c:<i)lniii<di's|)ol)j'(' ('ocieau Cjue ha debido iMuborraen un breviario i.ijnaci.aiio.i
cha.i'-^e de o[)io para liberai'se. al modo
de esas .>eñoraH (|ue se someten a la ciruiíía. para cstirparsc t-l ovario inútil.
Ver a una person,'i iiurtíarse en la na- .\o ID lia,i;o i,)oi' vicio tampoco, ni |)or
riz o hacer otras pDniucrías aún mayo- amor de lo sucio y de lo bajo.
tai la nueva nioi'al de lo abominable
res, con secreciones corporales, me fulminó siempre de hostilidad hacia e-a per-- i|iu- comienza a regirnos, la mierda va
sona. No se lo he perdonado nunca >'M a pasai' a serlo todo: la divinidad misjamás. Pues bien, yo ln' logrado (lUe me ma. '^' a toda divinidad se le debe r(>ssorpi'cndan en esas -uiciedades hasta los peto.
Cuando ya el oi'o no \-ale en el mundo. Ni el héroe. Ni el amor. Ni la forma. Ni Dios. Ni las ganas de vivir.
('uando lo (lue vale es ese pobre criminal de ergásttdo, pisoteado hasta ahoj'a por todos. Y esa pobre puta íle las
pio'iias gangrenailas, maceradas como
la> de ('listo, soportando en ellas la cruz
de toda la humanidad. Cuando lo que
vale es el santo i-encor de lo humillado,
de lo escarnecido, de lo tísico, de lo sifilítico, de lo hambriento, de lo innoble,
de lo paupérrimo, de lo soez, de lo barrizoso, de lo canalla, de lo triste, de lo
de.-^'sperado, de lo sin remisión, de lo
abonnnahle, ¡(lué ángeles de luz, sobre el
limo, sobre la mierda, sub-limes, cantan
e irradian en ese epiplasma humano, en
lo últinu) del hombre, lo último del cuei'po del hond)re, que es lo último de lo
último: el excremento. O, dicho angelicalmente: la mierda!
¡Inefabilidad de lo abominable! VA
Dibujo inédito de Angeles Santos
Robinsón—por extraña subver.sión—, al
sentirse solo, solo al pie del árbol, en su
seres más queridos y más nobles de mi oración del huerto, le parece estar unvida, aquellos cuya repulsión hacia mi gido de los santos óleos que trae el ánpersona pudiera serme fatal para siem- gel en el cáliz nuevo de la ascésis comupre, llevarme incluso al suicidio. Y, sin nista, l.e parece estar esperando esa hora soci.il }• s.'Uiia del excremento, como
embargo, me atrevo. Me aventuro.
el starler que esj)era en tensión el disparo para la carrera; esto e,?—magnífiAdoptar una actitud servil hacia al- camoite entrenado—, sobre la pista nueguien me ha parecido y me parecerá vamente humana (divina) de lo abomisienij)i'e—¡a un Robinsón nato!—lo más nable.
LA QACBTA LITERARIA I
E
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'"
Lü prensa nefanda
A B C
Me acerqué el otro flía—¿cuándo?—,
el otro día; me acerqué a las puertas de
A B ('. Eché mi Robinsón Núm. 1 en las
manos abuzonadas de un portero. Con
el temor y con el her\'or que se echa
un alfiler en la virgen de los alfileritos
toledana. ¿Para un deseo bueno, para un
deseo malo? ¿Para un secreto (le amor
o para uno de venganza? ¿Alfiler blanco, alfiler negro?
De todos los periódicos de España el
que me inspirará siempre más intimidación, ése: A B C.
' Me han pasado poea.s cosas con ABC.
Pero las pocas, trascendentales.
Piensa el Robinsón aquella tarde de
primavera—^¿cuántos años hace, dieciséis,
diecisiete, dieciocho?—cuando, trémulo,
garzón, se acercó hacia aquella ventanita de la izquierda—^¿a qué?—. A recibir
([uince pesetas.
El primer dinero que ganó el Robinsón
en su vida de poeta, fué dinero de ,1 B C.
Es decir: del noble abuelo Blanco y Negro. El Blanco y Negro publicó mi primer verso. (Primero y iiltimo.) Aquel
magnífico soneto que se titulaba "El si-
P&gitMI 11
lo lleva a "Azorín". "Azorín" no le re- queneces españolas.) Lo digo mirando vergüenza". O bien: "Tüd:i de.-vergüencibe, ni a él ni al libro. El Robinsón tu- con tristeza a España", cuya sordidez za en voz baja me parece una confesión".
El gran tema de Fray-Lazo son los
vo que volverse con el libro. Y contárse- con.stitutiva no mejora por más re-conslo al Sol. (Era la Castilla de "Azorín" tituyentes que injiera. (¿Cuándo .será trallazos y las frailazas. Tiene monjas
dedicada al director de A B C.)
otra vez España liberal, es decir: gene- encinta en disposición de desocupar sus
claustros. Una niña que confiesa a su
(Aun conservo ese libro, en mi libre- rosa?)
ra. Libro fatídico.) Por vez primera:
Presencié todo el asalto a A B C, el' confesor lo que dice su madre al ir ;i
A B C se ocupa de mí. Me llama -peris- domingo aquel de mayo. Presencie el mo- dormir: "Con Dios me acuesto, con Dios
ta. Desparpajoso. Jiménez. (Jiménez con tín frente a la casa de la calle de Alca- me levanto".
Curas en forma de cucarachas. Encer.1 y a secas.) Y se pregunta a.sombrado lá donde se guarecía Jiian Ignacio. Vi
quién era yo. (Tamaña ofensa: ¡quién quemar su coche. Desde entonces no vol- dados. Envacados. Ennavajados. En pelota. Entrabucados. Embutidos. Ensalera yol) Pues yo era un jovencito que ví a encontrar al hijo de A B C.
le hizo mucha gracia aquello y que puso
Ahora le he saludado al pasar yo por chichonados.
una cara circunstancial terrible.
El tema menor de Fray-Lazo es la,poSan Sebastián. Tiene un aire más grave.
¡Ahí era nada! ¡Haber concitado la Su pelo es más gris. Conserva en los ojos lítica. Política de sátira contra todo eleiracundia—en aquellos tiempos sacra y un aire encendido que le dignifica mu- mento clerical de la República. El pobre
fulmínea—del todopoderoso director de cho. Su gesto aquel de "señorito" fué su don Niceto solía salir siempre como luia
A B C! Y con una impertinencia—que primer derecho a la consideración pú- auténtica chupa de dómine. Ossorio suele
ahora, conmovido, todavía considero: blica. Mucho más que sus comedias o ir vestido de chula ajamonada, haciendo
la carrera, sin que ya la siga nadie. Los
encantadora—me cogí al pobre Andrenio películas.
y al gran Américo Castro, aquella noche
Hoy el A B C—sin padre y sin hijo— anuncios de Fray-Lazo más frecuentes,
a medianoche:
ha perdido en calor, ha ganado en ceni- son: Depilatorios, Libros de educación
—'¡Ustedes son mis padrinos! Me voy za. Se ha enfriado. Timorato, mordido el sexual, Pelurjueñas de señoras, el libro
a batir a espada con A B C.
calcañar por Ahora, A B C se fatiga, titulaclo Justicia, ¡os Errores religiosos.
Baños de artriti.wio, Frodvctos Marisa
Ellos aceptaron honrados. Eran tam- jadea.
bién dos caballeritos como yo.
Todavía no ha perdido esa sincroni- y Aguas para la diabetes.
Fray-Lazo es populachero, implacable,
A la mañana siguiente—Ego Sum—• zación magnífica que le dio don Torrectificaba; y por creencias respetables, cuato; que hizo de A B C c\ Times GÜ- abroncado, carcajoso, tremebundo, feroz
cristianas, se negaba a cruzar su espa- pañol sin intentar hacerlo, como intentó y disolvente. Tan terrible es, que sólo
da con la de Giménez, a quien le había El Sol, Sol anglosajón y gótico, sol lleno admite como colaborador serio a Balaparecido, de pronto, un Caballero pe- de brumas exóticas. El Robinsón sigue bontín.
gado en el apellido.
leyendo con más gusto que A B C, su
Pasó el tiempo. Antes de morir don Blanco y Negro.
Torcuato Luca de Tena, cuando estaba
Todo lo mejor que perdura de A B C El Badajo.
graví.simo, le escribí.
es alma de Blanco y Negro. Hasta el
El Badajo tiene_menos formato, menos
Me dolía que llevase al otro mundo edificio—fachada de Serrano, ¡eh!—.
la espina de mi impertinencia. Como Hasta ese modern styl, un poco catalán, hojas, menos tinta, menos texto, y—por
buen luchador y buen entendedor que era, un poco 1900, un poco surrealista, ese tanto—menos frailes. Pero suple esta
debió plenamente absolverme.
modern styl que empieza a estar de mo^ falta con borbones y publicando por enSu hijo, Juan Ignacio, creo que no ha da entre las restauraciones más jóvenes tregas María, la hija de un jornalero,
debido absolverme del todo. Heredero del arte avanzado. Si la restauración de de Wenceslao Ayguals de Izco.
llega algún día, será precisamenColaboran Portilló, Soriano, Vidal y
de una fama paterna ya cristalizada, ABC
nunca podrá darse cuenta de lo que sig- te por la abuela fachada del Blanco y Planas. Lo dirige: Juan del Huerto, lo
edita Castro, en Carabanchcl Bajo. Se
nifica en una fama llegar a la cristali- Negro.
subtitula "Semanario anticlerical inflezación, a la inmovilidad mineral. Es alpendiente".
go de lo que' ocurre al hijo de Primo
de Rivera, que rompe sus leyes, su esLa viñeta bautisnuil de El Badajo es,
pada y su vida, en honor a ima "veneun badajo de campana—en forma de
rada memoria": a un culto filial, privaverga—que sale de la tripa de un fraile
I.—RELIGIOSA
do. Yo lio sé hasta qué punto hay derey se le queda entre las manos.
cho a convertir—salvo en nosotros, los Fray-Lazo
píu-tas ¿o privado en asunto público.
l^'id cuEspaña esto .«uele tener éxito easi
Fray-Lazo está editado por Gómez La Traca.
,-icnipre. Como le ha sucedido al hijo del Hidalgo. Editorial República, Avenida
dii'tíidor, cuyo parlamentario ge.sto filial Pi Margall, 18. Se subtitula: "SemanaLa Traca, para mi gusto, es más esha conmovido al sensible i'orazoncito rio anticlerical cortcsmente desvergon- piritual que El Badajo, cjue Fray-Lazo,
madrileño.
zado". Tiene un resonante éxito. Recot que El Cencerro.
Cou el hijo de A B C, Juan Ignacio, ge los mejores aromas del consunto MoSe hace en Valencia, anónimamente,
hablé una vez algo despacio. En el mis- tín. Su sección más solemne es la dedi- como un vaho de violencia que saliese
mo .4 B C. Eran pocos meses antes de cada al acto de la confesión. Allí opinan de la vega, en canícula. Tiene la pólvolos más ilustres escritores del país. (Del ra sublime de todo lo valenciano. Abrala Repi'iblica.
Fui a rogarle que dedicase su periódi- País, aquel periódico de Castrovido,) Sin sa los ojos al leerla, y las mujeres coco más atención al cine educativo, cuyo ser del País ha sido invitado a dar su rren porque las faldas se las chamusca
porvenir en España era indudable. Me opinión el Robinsón literario de España, La Traca. Sus cohetes estallan en la
dio la impresión exacta de eso que con adjuntando un retrato. Desde aquí—^y sin mano y desgajan los dedos. Los oídos
inexactitud peyorativa ha empezado a retrato—se la ofrezco honradísimo al se- quedan atronados de estampidos. Quema al Borbón con fuego de falla o de
llamar Ortega y Gasíset "el señorito ma- ñor Gómez Hidalgo:
"Toda confesión sobre el acto de la pelele de paja. Mete la mano a las beadrileño"—(¡Ortega y Gasset, otro hijo
(le penódico, cuyo "señoritismo" algiin confesión me parece un acto cortésmen- tas con codicia de fraile rabioso. Emdía habrá que analizar sin peyoración. te desvergonzado." O dicho de otra raa- plea la aleluya, verdaderos "goigs" popularísiiüos, de esta antirreligión suya.
alguna!)
Va a lo gráfico siempre, a lo plástico, y
Hablando, hablando, insinué vagamenFr.r L . « o _
se deja de literaturas en cuanto puede.
te si A 'B C me acogería en el caso de
Reproduce fotos de la Monarciuía—en
que El Sol me echase a la calle más de
pequeñito, fotos diminutas^que ya las
lo que había ya echado, que era casi por
quisiera Max Ernst para sus composicompleto. (También se lo pedí al Heciones hiperrománticas. Por ejemplo, tieraldo.)
ne una del .rey al subir a un coche, con
Juan Ignacio me dijo que no era poesta
didascalia debajo: "El rey demósible. Pero, como don Nicolás Urgoiti,
crata confundido con el pueblo, habla
me llenó también de elogios. Me dijo que
afablemente con los ctiatrocientos, poliera un gran escritor, un periodista forcías que le rodean."
midable y tal. Pero, como don Nicolás,
prescindía de mis méritos.
En España, ya se sabe, basta que una
El Gorro Frigio.
persona tenga aptitud o vocación para
una cosa para que en el acto se la deje
cesante. Y se la encierre en "la zona de
El Gorro Frigio no tiene de ventaja
lo indeseable". Eso se ve ahora con la
que emplear el rojo con el negro, como
hace Gracia y Justicia. Se edita en MaRepública como se veía con la monardrid, en la calle de Fernando de los
quía. La selección al revés es una de
Ríos. Es muy social, muy justicia y tielas más claras deformaciones del alma
rra, muy hoz' y gorro frigio, El Gorro
española contemporánea.
Fri.gio. Y un poco aburrido. A veces
Y no lo digo esto por mí. No lo digo
por resentimiento, en mi modesto caso, ñera: "Todo acto desvergonzado sobre la pone a una monja guapa agarrada a un
ni contra don Nicolás Urgoiti ni contra confe.sión me parece una confesión cor- cirio y acordándose del padre Cirilo.
Luca de Tena. (Uno, que va para santo, tésmente inconfesable". O bien: "Toda A veces a un fraile gordo tomando leva estando ya por encima de esas pe- confesión en voz alta me parece vma des- che directamente de una vaca. Entre
La buena prensa
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glo de oro". (Ortega y (iasset publicó en
Blanco y Negro sus Ermitas de Córdoba.) ¿Primer ensayo de Ortega? "Azorín", Pérez de Ayala, Gómez dé' la
Serna... La Pardo Bazán... Zahonero... Gabaldón, Taboada... M é n d e z
Bringa... Fotografías de Cuba. Guerra del 98. La Puerta del Sol, Cavite. (¡Blanco y Negro, 1900 de España,
Paul Morand, oh, 1900 de España!) Primeros automóviles como carrozas, como
niitologías. El rey niño, pálido, dolicocefalo, sonriente, con teresiana y tupé.
T^i regente con falda abullonada. Tilburí guiado por una mariposa. Cánovas en
Santa Águeda. Tipismos de Madrid. Chulería, Teatro Apolo. Pérez Zúñiga. Novejarque y Atiza. Es decir: la primera
hemeroteca—Noticiario mudo-^de' uno.
De uno; y de todos. No sabrá nunca
—uno y todos—lo que la literatura contemporánea debe al abuelo Blanco y Negro, a nuestro 1900, que yo hojeaba mil
veces en la Ijutaca de mi abuela, ya en
mis primeras soledades.
Después corrió el tiempo. Corrió. Un
día, encuentra el Robinsón un libro de
baratillo. Lo compra por una peseta. Se
P&gilM
IS
esos frailucones gordos y a p a t a t a d o s ,
oerdunos, porcunos, g u a m m o s , lechonunos, berracunos, tiene la amabilidad—a
veces—de incluir a Pedro Rico, alcalde
de M a d r i d ,
II.—PRENSA D E
La
HOGAR
Guindilla.
La Guindilla es un periódico peqiicñito para picar por la noche, como una
chinche, como un pimentín, «omo una
pulga a todos los santos varones y todas las santas M a r í a s que usan por el
día El Badajo, La Traca,
Fray-Laso,
El Gorro Frigio y El
Cenceño,
La Guindilla es uno de' los mejores
representantes de esa "decencia nacional" que había de venir con la Repúbli-
fe
dv¡nolillc^
{
H'ii
. - ' « 1 '
ca—como vaticinó certeramente don
José Ortega y Gasset. E s un índice' insuperable de la nueva cultui'a socialista
española.
Pone el "problema sexual"—esto atroz
y profundo problema, que lleva siglos
de t o r t u r a r a los mejores cerebros humanos—al alcance de todos los sexos,
por 15 céntimos.
La Guindilla
resuelve los complejos
que F r e u d deja a veces sin solucionar.
La Guindilla recoge la, tradición galante, culta, versallesca, exquisita que
siempre ha caracterizado a E s p a ñ a . Por
ejemplo: Un fraile dice a una monja:
—Sí, h e r m a n a ; yo me pirro por los suspiros de monje. Y la monja le responde:
— Y yo, h e r m a n o ; me muero por las
pelotas de fraile.
Paco-Tilla.
Paco-Tilla
es inclusera como Gracia
y Justicia. ¿Saldrán del mismo horno,
y a que ese horno está p a r a bollos? Dice
que se edita en Barcelona, M a d r i d , Buenos Aires, París, Ciempozuelos, etc. Esto
tiene ima gracia enorme y espiritual.
Se subtitula: "Semanario refocilante,
macanudo y otras hierbas. Recomendado por el Gremio de señoras casadas y
en estado de merecer, con el fin de asegurarles a sus " c a c h o r r o s " la medalla
del T r a b a j o . Portavoz de la Confederación Internacional del Descanso diurno. M i e m b r o de honor del Club M a r i s ta F e m e n i n o . " Esto tiene u n a gracia espiritual y enorme.
E n t r e los ensayos de a l t a colaboración que incluye en sus fondos ha ofrecido uno enorme y espiritual do Barrioboro (es Barriobero—¿verdad?—ese seudónimo del Curial Audaz),
titulado:
" E l magreo y la legislación."
Don
Casto.
LA GAGITA LITÜRARI^
Por ejemplo: unas monogi'afías, sobre el sijnpáticft, :C^§tisimq,y lualicioso TcnEl baile según' la conveniencia
social, reiro,,.,,. ;.,<.| :\\ ...i;; i,.^ ,, ••; ..•,
que no puedo dejar de recomendarlas a ,;„1,J0: q u e / m á S i i g r a c i í v m e b a r b e c h o de
todos los buenos hogares, a t o d a s , las Do??,;(7a.s'¿o;,es;ol- iuc.Íuir-;^entirei traseros,
buenas familias. Tiene un» Sección titu- jiantarrillas, ^senos, vientres. }• vellos inlada " M a d r i d de noche" (pie me hubie-. nonpnables-r-un único y solcunne anunra alarmado muchísimo a, no^ saberi/que; ció.;. "Historia de la lleiiúblicn cspaíiDlíi.
así pensó titular m¡El
)SpL su, crónica;¡La ,0jbr%¡pvim,b4-e d d año.''; ,, , . ,,
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiililiiiiiiniíiiiiiiiuiiiiiiiiiiiiiiiiuiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiriiiiiiiiiiimiiiiiiiiii
El Robinsón y el Cineina
El Congreso Hispanoamericano
t agrafía
dt
Cinema'
Por fin se h;i tei'miniido, tras año y pico
de gestación, el Congreso líispanoamerioa110 do! Cinematografía,
He dicho pronto: "sé ha terminado". No.
l',l Congreso H. A. de C. no se h;i lerniinado; se há clausurado. Para terminarse hiibiérase necesitado, por lo menos, mía do
•estas dos cosas: O cjue los congresistas dejasen de tirarse los trastos a la cabeza, o
que, de i'e])onl(>, hubiese nacido el Cinc en
España.
Coiiu) uingniui de las dos coiu.iiciniKs si'
han dado, de ahi C|ue el Congrego—auiKnio
clausuradd—sig.i dando muestras de energía en los contraataques que sn ihi.strc presiílento el amigo De Benito y .<ii IK) menos
simpático secretario el amigo Viola dirigen
contra insurrectos intolerables del Congreso.
Ya se anuncia para el añ(; (|ue viene una
segunda edición del Congreso, en calídiin,
allá en .Barcelona- Porque hay la (\-|)crantíi — todos' l.a ahriganios—de i|ne en .'sle
cuarto de siglo (inc liaremos durar •?! Congreso H. A. de C. vendrá Bvistor Keaton,
','nmo cnmcraman, a crear la gran industria
española que ha de redimirnos frente al
extranjero.
Yo he asistido a la incubación de este
Congreso. No sólo he asistido, sino que he
hecho de partero. (Partero (-s el (jue ayuda al jiarto y el que forma, part/C.)
Recuerdo perfectanient(í e.-^t.a. incub.ación
a unes del año 1929. Una buena tarde nos
encontramos en un deapachito de! Ministerio del Trabajo ctiatvo jiersonas.
En esto despachito, casi abohardillado,
inundado de fotos, de libros, emaiíaiido una
intimidad extraña y encant-adora para un
desjíacho oficial, nos encontramos cuatro
liersonas: su inquilino natural, I). Pedro
S.angn), Los dos hermanos Viola. Y yo,
Don Pedro Sangro era ci reiiresenlaiilc
español del Tnstiluto de La S. de N. para
•el cine. Además de eso, era uno do los primeros socios que tuvo mi Cincclub Español, Además do eso, era. un caballero afable, noble y I ion fiad oso, lleno de feli'tes deseos patriotas.
El me conocía, y cuando le expuse mi
volunta.d de (!ooperación para el cine educativo en España, vio abierta una \'ía digna de ayuda entusiasta.
Los Mola le expusieron, por un lado, la
posibilidad de un Congreso de Cine, Cosa
que le pareció también excelente.
De aquel n.úcleo inicial iba a salir todo
cuanto de cine en España se ha tratado, discutido y aún realizado hasta la fecha.
Sangro me )iidió nombres. En el acto di
cu.atro: Ricardo Urgoiti, Cándido Bolívar,
Domingo Parnés, Loréizo Luzuriaga, Nobles amigos, en ciuien uno creía firmemente,
(Cosa que no les pasaba a ellos conmigo,
como lie comiu'obndo' reciente y dolorosamente,)
Los Viola, i^ara su Congreso, dieron, por
el momento, el nombre de Francos Podrígu(»z.
Don Canto tiene dibujos menos tipo
"Viejo V e r d e " que Paco-Tilla,
cpe La
De pronto, un buen día, nos enteramos
Guindilla. Muchachos y muchachas má-s ].)or el periódico que D. Pedro Sangro era
atléticos, m á s resistentes a la castidad. rninistro.
Lejos de achica,rse por su grandeza nueva,
para el Congreso Hispanoamericano,
como k'uél.én hacer todos los ministros españoles, dio el pecho, y los proyectos los
IIÍKO ínáis viables, los hizo pasar'de próycH!tos. Pudo prestarse'dignidatl oficial a un (~íomité dé Cine Educativo., Y una subvención
liar ael El.'iCpni:grpso itisii;ino;nnoricann.
i ' ^
••).
r.<:
Los heriiiaiiii,- \"iola ,S0H ilos, como Rómulo y Remo. Uno mayor, Fernando. Otro
menor, Manuel- Aui];o~—liía.yov y menor—
de .lerez. De. la jjatria de Primo de Rivera
y do Manuel, L,,,Ürteg.a,
Así eonu) yo no sabía do, un Congreso
más (Ule lo qne iodo el mundo sabe: oslo es,
((ue no vale jiar.a nada, los Viola sabían
—por el Congreso do TUtramar, .al que habían asistido atentamenftí—que un Congreso no vale p.ara nada, salvo para el que lo
inicia o exprime,
Tímían presente—*oino una rósea ob.sesión—el caso de un Carlos Badía, ([ue, de
simple congresista de Ultramar había pasado a Director de Comercio, a Sulisecretario
de Hacienda, a. ('onseicro de Einba.jada, ya
n)andand,q, ,el Rey, ya mandando Roque,
Con una ^tenacidad de jerezanos, que es
infinitamente nías auténtica que la tenacidad de los gallegos, pusiéronse a hilvanar
la cosa.
Primero, una mesa. Luego, nn papel de
cartas. Unos sobres: Un sello de eaucho.
Luego, una máquina de escribir. Luego,
un amigo, I;Uego, una mecanógrafa. Luego,
unos sillones. Luego, las primeras reuniones
en el Círculo de Bellas Artes, presididas por
(d pobre y horniplégico Francos Rodríguez,
,a. (juien ;ique11ri del "hispanoamericanismo"
le Iiizo entender hasta de cine.
Los Viola tm'ieron y.a. entonces que lidiar
con los pvimoros niinras ])eriodístioos,
Manolo, el pequeño, a <|Uien los malévolos llamaban "Violín", como había sido lianderillero en su tierra, suiío capotear los einbisles, echar la tei.a. a tiempo y evitar una
cogida ;i l''einaiid(» a la hora de matar. El
Congreso siguió, siguió. So iban unas personas, \(>nían otras. Unas decían cosas pintorescas. Oirás, no laii pintorescas, en las reuniones inx'jiar.aiori.is celebratlas -en la Casa
do Correos, Y en iKinella celebrada en Barcelona, doinle la r."presentación madrileña
cruzó sM pi'imei'.-i "eoncoi'irer' con la catalana.
Un nial día, Francos Eodrígucz murió.
Otro día malo—para, D, Pedro Sangro, el
iniciador—Alfonso X I I I se marchó.
La Re]M'ibl¡ca encima, y el Congreso sin
celebrar. ,E1 joven congresista e ilustre abogadil republicano D, José L, de Benito pegó
un salto a la Presidencia y saUó el Congreso, trayéndose a Alcalá Zamora .a hablar
del precioso i'iaisaje que tieiu' España para
hacer pclíciílas mudas.
La Acaderhia de Jurisprudencia sentó jurisjirudencia sobre el Congreso, Y éste pudo
clausurarse fehcísimamente entre discursos
de ministros americanos, olijecciones catalan.as, ponencias inipon;-nles, excursiones,
lunclis y baiKjUole final.
En el banquete, final, (-1 Subsecretario de
la Presidencia agradeció en nombre del Gobierno la molestia que so habían tomado
todos aquellos hermanos do Ultramar por
acudir al Congreso, atravesando el .mar (jue
descubrió Colón;
Como el mar' de Colón sólo lo había atra-
tmngsmm
vesado el hermano Edgar Neville, para venir a ceñar aquella noche, por poco tuvo que
I evantarse pa ra _ alusiones.
Cualquiera diría-^cííálquiora de los hermanos Viola—-que pOr este modo de describir el Congreso y jior lo poco que asistí
a sil .sesión final, yo,no lo había toínado en
serio, o tenía algún resqueniorcillo con él.
So equivocarían, mucho, niuehol Me ofenderíarf;i,'gráy6iirente- Yo. lié tomado..-en serio
el Congreso cuando nadie ló tomaba, cuando había, oscuramente, que ponerlo a note,
con oscuras esperpnzas..
. ,.
Pero- áié retiré' discretamente, cuAndo el
Congreso dio de sí todo lo que tenía que dar.
Una parte útil: algunas de las ponencias y
estadísticas recaudadas. Y una parte pintoresca: el "match" de rugby por el balón.
¡Por un balón inexistente!
Porque lo chvertidíshno de la cosa es que
el Congreso ha dividido a los tres y'medio
cineístas que hay en España en enemigos
irreconciliables. Uno quiere crear mr Instituto. Otro, un Cine de Estado. Otro, unos
estudios sonoros en las Ventas del Espíritu Santo.
Yo admito que el Congreso realice todas
esas cosas irreconciliables. Un Instituto, un
cine de Estado, un estudio én las Ventas...
Pero después do admitido y creado, ¿qué?
Porque lo vniico que en el Congreso Hispanoamericano de Cinematografía no se ha
])reguiitado nadie, es esta terrible pregunta : .Sí Esparta y América tienen algo que
decir en el cine.
Porque para conservar la lengua bastanl(>s latas hay ya de conservas.
Porque jiara peücuhtas comerciales sonoras bastantes "cauciones del día" hay ya.
Porque para "films" ciüturales, ya está
.'Uomania y la Luce.
Porque para "films" políticos ya Rusia
hizo su revolución.
l'orque para noticiarios ya, -está Buster
Keaton con su cámara al hombro.
Porque para hacer versiones ya están ahí
esos traductores de la legua y do las lenguas que usan Paramount y Compañía,
¿Han encontrado Espafia y América alguna Jármula universal y humana que la
capacite a decir algo genuino y mundial en
cine,.como lo encontró en el siglo xvii para
decirlo en su teatro católico?
'/
(Italia, con todo su golpe de fascismo,
ha fracasado en la fórmula católica y antimarxista. Ni siquiera la ha intentado. Si no
so llama intentar ese pobre, giro Ivngo del
cine educativo, sin coraje y sin genialidad,)
Y si no ha encontrado su fórmula como
la encontró Norteamérica con su "capitalis-mo protestante", Francia con su "sensual
Chevalier", y Rusia con su "propaganda
proletaria", ¿qué va Hispanpaniérica a encontrar? ¿líennosos paisajes, conro aseguraba D, Niceto?
Bús(|uese primero a sí misma, Hispanoamérica, y luego Ko'encontrará en el cine.
Vea primero si h.alla, un "esjiíritu creador",
y luego dará con su exjiresión dramática.
Entre tanto, bueno. és que los hermanos
Viola hayan encontrado el Congreso.' También Carios Badía encontró otro, de Ultramar, Y hoy anda por París, fumando en
pipa.
Illlllllllllllllllllilllllllllllllllllllllllllllllllllllllll
Martinenche el hispanista, a qu!en el Robinsón ha estrechado la mano estos días eh Madrid.
•lililiniililIHIIIIIIIIIlUiltWUiUltlWtMMUtilUU
3UM.
QM;ETA
Conferencias del R^binsón
El Robinsón ^ t r e sus a m i gos los salvaps ibéricos (^)
¿Con qué de'recho q.s estoy asimilando
a mí—pobre róbins.on ñipselvático-^y 11aOíd, amigos salvajes que hah.éis, veni-^ n\anclóós'salvajes, come si este apellido
do en la hora de anochecido a-fsStU-cucva DgV'gustare tanto, como a mí me gustan
de la Exposición de ibéricos para oírme. las bftnanas de-mi isla?
Que habéis venido en esta horá.de )ino• Los artistas ibéricos
checidp en la cual—antes queílás gallinas, animal civilizado, Tepulsivdy.-^rostituto't-se recogían Igs verdaderos'saíva- ' Cuando .hace m e o años Guillermo de
jes, los de las cuevas verdaderas, ternái-r Torre, coíi'-Manuel Abril y Gabriel G.
nado el sol sus .humanos oficios de' cen- Marqto, inauguraron en el Palacio de
tinela, cuando las brujas,-los trasgos, los Exposiciones del Retiro madrileño la priespíritus malignos y las fieras, acosaban moi-a Muestra de Artistas Ibéricos, yo no
a los heroicos cavernícolas empxijándo- estaba en España, pero me llegó hasta
les al refugio comím y a la defensa, es- fuera 'de España ese nombre de ibéi-ieos
peluneal; hora negra de anochecido que como un hallazgo equívoco que algtiien
sólo ha heredado, en su magia—aparte habría tm día,de* wm'i'ocar.
Yo no me ,imaginaba bien a.Guillerde nosotros hoy—, el cin.o: la caverna
mágica del .cine, con su agrupación re-' mo de Torre (él tan ."eiírópoo de vanligiosa de seres en silencio ante las imá- guardia", tan biei) educado, tan comgenes kinéticas de la pantalla, ante esos puesto, tan fino e intemacionalista) procazadores, en carrera de ciiie, persiguien- pugnando "lo ibérico", como valor dedo -bóvidos que el sacerdote pintaba y nominativo de rmestros mkd nuevtíg pin• • -•
explicaba en el rupestre écran de los pe- tores.
Tam¡ioco me imaginaba bien a Mañascos. ¡En esta hora de,anochecido en
que nosotros, amigos.salvajes, vamos a nuel Abril empuñando por el mango lo
revivir emociones peligrosas de nuestros del iberismo. Palabra demasiado'hirsuta
amados y venerables antropoides ibéri- y áspera para eso uno papillón del humorismo que es Abiúl, Heno, de lluvias
cos, oídme!
mil de lirismos,, tan católico y tan poco
bárbaro,'
Oídme una advertencia, ante todo
El único más bárbaro y que le debió
ir bien lo de ibérico fué aquel Maroto,
Oídme una advertencia, ante todo, los hoy desplazado a ¡láramos vírgenes de
que no sepáis a lo que habéis venido Méjico.
aquí, a solas con un robinsón, en esta
Pero lo (le iliéricoixié puesto'de mote
hora negra de anochecido. ¡Habéis venia aquella Exposición—como luego LA
do a conspirar!
G.\.CF;rA LiTERART/V liabía ale llamarse
Marcharos los que tengáis miedo. Los ibérica—por aquella moda hipócrita que
ibéricos no toleramos a los impresiona- comenzaba entonces a desarrollarse, de
bles ni a los impresionistas. Marcharos. incluir bajo tal epíteto a gentes no exY ¡ay! del espía al que se le descubra clusivamente españolas: a portugueses.
escondiendo su rostro entre la sonrisa Y a catalanes.
boba del snob. Caeremos sobre él para
Si halléis leído mi Robinsón Núm. 2,
devorarlo. Ya que la antropofagia cons- allí habréis vi.'^to bien explicado el oritituye el menor y más tímido de nuestros gen del "iberismo", ('omo denominador
vicios. El n.>ás angeliciil de nuestros pa- anticxpavol, fomentado por los catalasíitiempos.
nes, aceptado penosamente por los cas¡Aquí no queremos ni pír'ofanos ni es- tellanos y rechazado plenamente por los
pías! Que nadie haya pasado bajo esa portugueses.
puerta—no sin saber geometría, hoy imPero ha llegado la hora de quitar aquel
prescindible para pintar bien—sino con sentido seudodiplomático al iberismo. De
miedo al taparrabos. ¡Fuera los taparra- quitarle pomada a "lo ibérico" y dejarbos! No somos el guardia de la playa lo en puras carnes, en su hueso y en su
que castiga a los salvajes desnudos. ,A.quí medula, con toda la cai'gazóu .de --cntiqueremos a la gente bien desnuda, bien do salvaje, aborigen, adánico, rob'nisósincera, bien agresiva, bien ibérica. Aquí nico, que supone para rmcstra^ ¡icüíusula
hemos venido a conspirar contra lo es- esa alusión a lo más originario de nostatuido, lo civilizado: contra la realidad. otros mismos, a lo celular, a lo priniiPero por conspirar contra lo real no génico, a la elementalísima semilla de W
.nos llaméis republicanos. Nuestros repu- que, andando el tiempo, sería "lo es-.
blicanos son por hoy, para nosütros— pañol".
mientras no se modifiquen—, más papistas que el papa, más realistas qm la
¿Qiié debe ser eso de ibérico?
realeza misma, mucho menos salvajes de
lo que lo fué el antiguo rey.
N.adie-m.ejor, pues, que yo, un, robinEstán aún en la época de lo civiliza- són, para mñvocar hoy aquel equívoco
do, de lo impresionable y del impresio- de España de los artistas ibéricos. ^
nismo. De la realidad de lo real.
'Para mí—para nosotros-no será ya
Los republicanos han rodeado la reali- ibérico lin art.i,íta porque haya naiddo en
dad con más Guardia civil que la tenía la Península ésta de occidente. Para serrodeada -la monarquía. ¡La realidad, lo necesitará haberse ganado este na(;inuestro enemigo! ¡La realidad, el objeto miento, t:ener derecho a haber nacido en
de nuestra conspiración!
¡Y luego se extrañan que en los pue- ella.
El hecho de nacer os sieurpre fortuito.
blos más ibéricos de España se den ¡mueras a la Guardia civil! y se dispare con- Lo importante es soliil,'iriz:irso cou.ese
tra ella! Los ibéricos, los salvajes, tene- hecho natal y hacei' de lo í'ontin!j;ente
mos nuestro enemigo en la realidad, y algo necesario, lís dcr.ii', ((uc no sea tal
por él iremos hasta aniquilarla, cueste tierra del mundo la qui; n()., Iwiya crendo,
sino nosotros nacidos (piienes liayanids
lo que cueste.
recreado
a tal tierra. l..a. pati'in. es la
Pero ¿quienes somos los ibéricos, amitierra
de
los
hijos-l'ecundos, uo la de lus
gos ibéricos?
padres estériles. ^
Ibéricos son para mi—mui'.ho u'iás—
(l) Conferencia pronunciada el l de octur
bre en San SebasUán ante la Exposición de esos extranjero.- qm a lo mejor s(- afinArtistas ibéricos, organizada por el Ateneo can an>orosamente en nuestras latituiíin'piizcoano.
des y se quedan.allí de por vida-y de por
En esta hora de anochecido,
LITERARIA i
muerte legando sus apellidos exígenas a
sus hijos indígenas, que un natural de
la Mancha, o de Evora, o de' Lérida, o de
Navarra, que haya puesto sus entrañas
en otras madres (otras culturas) enemigas de aquélla que le alactó, que le alechigó.
Me gustaría bien definir lo que ser
ibérico es ser en la vida. Pero definir no
es completamente decir .la v«rdad. Prefiero no ensayar tal definición.
Ser ibérico no es ser un energúmeno.
Ni un salvaje, desde luego, atroz, ni un
cavernícola, ni un troglodita^ ni un castízales. Y aunque lo fuera, ¡qué importa!
En España hay el tópico de que lo
ca'vernícola y lo troglodita son calidades horrendas. Es un tópico puesto en
circulación por la beocia liberal del siglo pasado. Porque el liberalismo, como
el carlismo, ha tenido y tiene su beocia.
Ya en otro lugar de este mismo Robinsón Núm. 3, el Robinsón ha salido a
la defensa del gremio robinsónico, de los
cavernícolas y de los trogloditas, cuyas
vidas intensas y agitadas pudieran hoy
constituir metas espirituales a las que
no llega actualmente el progríisista, el
hombre-autómata del progreso, esa pobre bestia estúpida que es el civilizado
de tipo medio, el hombre que confunde
la teleología humana, las aspiraciones
trágicas de la humanidad con un pequeño
confort de vida cotidiana, con la vida
mediocre y diaria de un ciudadano mecánico cualquiera.
Ser ibérico no es .ser un monstruo ni
un feroz: ni siquiera un bárbaro. ¿Son
acaso bárbaras esas parameras ibériciis
en un amanecer puro de invierno, cuando la última estrella rosiclara y la incierta niebla del arroyo y el árbol seco y la
piedra lisa se enjugan de ternura rosa,
de soledad nueva y virgen, y todo el
paisaje toi^na una angélica formalidad
pensativa, como una mirada honda de
etei'nidad, como un temblor de espíritu
cósmico?
Ser ibérico es saber ser tiei'uo y ser
duro/'y ser bueno y ser malo, y ser alegi'e y ser triste, y séj irónico y ser trágico, y ser esperanzado y ser desesperado, V ser muchas más expresiones fiel
alma humana, pero de cierta manera y
con cierto estilo. Con un más \- con un
menos, con una dosis: esto es, con una
personalidad intransferible: con un individualismo perfecto, integral, rabioso.
!:^r ibérico es, ser—-quizá—rabioso de
sí mismo. De ser como se es y no como
otros quisieran que se fuese,
¿Altanería,,orgullo, prerrogativas?
Claro, claro. Ser ibérico es poseer un
linaje puro en la vida. Es no sólo haber
tenido donde nacer exactamente, sino tener, sobre todo, "donde caerse mtierto".
Nacer y morir bien: he ahí para lo
único que el hombre debe poner su ])ena
de vivir en el mundo.
Un divino raceador: el Picasso
Por consiguiente, todos los artistas que
bajo el nombre de ibéricos aquí se agrupan, ¿tendrán (]uizá derecho a llamarse
así?
No he de ser yo—como Jesús en el
iemplo—quien arrojase a latigazos si
hubiese entre ellos algún mercader del
iberismo. Lo dejaría a solas con la conciencia de sus penosos orígenes.
Pero no hay temor: todos los que aquí
se agrupan—y todos los que aquí no se
agrupan—todos tienen buena raza.
'Todos ellos están raccados, progcuizados por ese Júpiter táurico de la pintura ibérica, que de puro ibérica se ha
hecho universal: por don Pablo Ruiz.
(Llamado generalmente por su apellido
materno: Picasso, como un alias de torero.)
Pablo Ruiz (el Picasso), nacido en
Málaga en 1881, con cincuenta años hoy
de edad, más que el padre es el patriarca de la nueva Iberia: es decir, de todo
el ..mundo pictórico., del mundo. Pues como afirma Henri Maliaut: "existe el
P&glna
mundo antes de Picasso y el mundo después de Picasso: la era prepicassiana y
la era picassiana".
El Picasso es el Héroe Nuevo de España, el nuevo Gerion, nuestro Hércules
ibérico que, jugando a los dados con sus
telas, inventa el mundo y crea una civilización con su barbarie divina. Es el
garañón sublime de la Andalucía eterna, el don Juan de las pinturas, a quienes conquista por todos los estilos, el Joselito de todos los miuras plásticos.
Naturalmente, la España de la realidad de lo real le creyó un fantástico y
le despreció, arrojándolo a la isla, condenándolo a comer cocido en el Madrid
del 98 y a pagar la patrona con los cuartos de un Silvestre Paradox que hacía
cinturones eléctricos.
La España republicana de siempre—
pues república viene de res, cosa, 7'ealidad—, que odia a los reyes de verdad,
no a los de mentira, como Alfonso XIII,
la que expulsa al Cid, la que apalea a
Don Quijote, la que suicida a Larra, la
que hunde a Costa, la t^ue llama chiflado a Unamuno, esa España de la realidad de lo real, pega un puntapié en el
trasero al Picasso y lo manda a París,
que es como mandarle a la M.
Un día—^haoe aún pocos meses—esta
España de la realidad de lo real, al cabo
de treinta años, cuando el Picasso es ya
un semidiós universal, un Héroe Humano, un Inmarcesible, se da cuenta de su
sordidez, de su mezquindad, de su tacañería, de que' ha perdido -tm filón de
gloria y de oro, como perdió todos los
que tuvo—desde América hasta Cataluña—, y, se le ocurre llamarle para
ofrecerle... ¡un banquete en el Círculo
de Bellas Artes, de Madrid!
¿Os acordáis todavía de aquel mensaje firmado, entre otros, por Romanónos,
el duque de Alba, Bcnlliure, etc., etc.
¿Por todos aquellos que se habían hecho retratar por Zuloaga, por Romero de
Torres y por Calvache?
¿Recordáis mi arremetida indignada y
dolorida, en esta GACECA LITERARIA, que
me valió un disgusto—sentidísimo—^con
el querido y noble Marañen?
Yo no sé si por este quitar caretas
que yo tuve "a la realidad de lo real"
o porque el Picasso hizo un uso higiénieo del mensaje, el caso es que ya ninguno de "los realistas" ha vuelto a mentar
la soga en casa del ahorcadq, en casa
del Picasso.
En aquel me'nsaje no había una sola
firma filial, ni siquiera hermana. Se había olvidado nada menos que la de un
Gómez de la Serna, el Ramón, el otro
fenómeno taurino del arte hispánico.
El Ramón se vengó bien de aquel olvido uniéndose al Picasso, más que en
patillas, pipa y gordimofletes, en un_ estudio fraterno, publicando en su reciente libro Ismos, que salvará a su menecmo
más inmortalmente de lo que ya estaba.
Todo joven pintor del mundo es hijo de
ese semental de marismas andaluzas, del
Picasso. Fjinperador natural del mundo
•--como Zeus taurida—domeñó todos los
recentales de la pintura y fundó el monopolio de las ganaderías plásticas.
Era natural que a la. sombra de su
media luna de plata en el testuz (pues
hay cornamentas divinas) acudiesen con
más derecho y más razón que nadie los
hijos de España, sus hijos mismos, los
"picasseños".
De ahí que hoy deba la civilización
humana a España—nuevamente, como
cuando Velázquez, como cuando Goya—
no sólo el mejor pintor, sino la mejor
escuela y tradición pictórica del mundo'
actual.
Par'is, lonja de contratación,
de conquista
No importa ciue el Picasso y los picasseños acudan a París, para pintar y
vender sus cuadros. Son los conquistadores nuevos. Los vencedores imperiales de.nuevo.'^ continentes. T^os luchado-
Pá|[iiui 14
i'cs victcjriosos en líi i)alesl,ra trágica y
recordmánida de París.
París es hoy la "zona colonial" de los
piratas plásticos. Sólo allí es posible la
competición y la lucha. Sólo allí se da
el judío de las transacciones, "el que
transforma el oro en moneda", el mineral en cheque, la materia prima en valor fiduciario.
' Sólo en París encontró la ])¡nlura nueva la realidad de su irrealidad. El realizar sus valores—como se dice en lenguaje bancario.
No te'mamos que España se desespañice porque nuestros mejores pintores se
los rifen en París. También nuestro oro
de América—lleno de sangre y de angustia heroica—se lo comieron los judías en Amsterdam.
No nos extrañemos'que las raras "exposiciones ibéricas" en España dejen vacíos de visitantes los locales cuando se
arriesgan a una tentativa local y patria.
Recordad que a Colón le quiso encarcelar un pobre Bobadilla cualquiera
de San Sebastián, de Barcelona o de Madrid. Que le hicieron el vacío.
¡Magnífico robinsonismo el de estas
exposiciones ibéricas! Cada cuadro consigo mismo. Ajeno a los demás. Sin nadie
que lo contemple'. Logrando no sólo huir
de la anécdota, del tema, de la realidad,
como pintura pura que es sino del espectador, cosa que no soñaron ni Apollinaire, ni Salmón, ni Coeteau, ni Ozenfant, ni el Picasso mismo, al codificar
las huidas de la pÍ7itura pura.
LA QACBTA LITERARIA I
ÍJOS chicos de buena salud
Entre los picasseños españoles de buena sahid yo he puesto en mi parte' clínico todas estas filiaciones:
Vázquez Díaz, Moreno Villa, Pérez
Rubio, Lahuerta, Sánchez, Garay, Climent. Ronce de León, Santacruz, Ribera,
Sonto. Cabanas, Rodríguez Luna, Esplandiu, Zclaya.
Los enfermizos
Solana, ALmada, Taider, Mateos, Oía.mgasti y Angeles Santos.
Matices, auscultaciones.
fmntos referibles
Más
Estas dos clasificaciones son muy superficiales. Habrá que añadir más referencias en este cuadro clínico incompleto.
F'ntre log chicos saludables ibéricos
faltan nada menos que Bores, Cossío,
Viñes, Pruna, Serna, Ortiz,
Tejada,
María Mallo, Maroto, Flores, Ucelay
Vicente y otros.
p]ntre los nerviosos faltan el gran
Dali, Joan Miró y otros también
Vale, pues, la pena de pasar de lo
genérico y acudir al raso clínico personal: tactando uno a uno.
Vázquez Díaz y su mujer
Daniel Vázquez Díaz más que un chico de buena salud es un tío de salud
Los hijos saludables a prueba de bomba, capaz de resistir
y los hijos nerviosos
Sentado el abolengo de que todos los
pintores jóvenes del mundo proceden hoy
del Picasso—^y con mucha más sangre y
raza, los picasseños de España—, habría
que clasificar esa familia como se clasifican todos los hijos de una familia: e'n
chicos sanos, saludables, sanguíneos, comunicativos, extrávertidos, y en chicos
enfermizos, nerviosos, concentrados, introvertidos. Esto es: en cubistas y en
superrealistas. En asépticos y e'n inficionados. En Juan Grises y en Salvador
Dalies. En Bores y en Mirós.
Todos los xenes estaban contenidos ya
en el padre y en la madre. En el Picasso y en la Realidad: su virgen violada, su virgen madre.
Recorramos este salón familiar de pi<5«.«"tv«... f^»,7;
cassofujs y reconozcamos como el médico en el consultorio, como el doctor cas- todos los climas y superar todas las tem
trense en el cuartel—los tórax dtí los peraturas. Pasa, lo mismo de las casas
cúbicas de su padre el Picas.<so, que
muchaclins, sometidos a examen.
Muestra de los levaittirtos.
a pinturas voluminadas a lo Bourdelle.
Daniel Vázquez Díaz me recuerda hasta físicamente a un legionario andaluz
que' conocí en un hospital Dói'kcr de
Ceuta. Hacía café hispánico con cebada tostada y tenía éxitos magníficos i)or
su talento de picaro ea.stizo, de trotamundos ceceante y con ángel para oso
de la tela y der café.
Su mujer le corrige a veces—con un
cuadro sencillo y natural—esa tendencia verbosa y andaluza del gran Vázquez Díaz, el hombre que habla aun
más con los ojos que con el pincel. Y
eso que con el pincel ¡ya sabe decir cosas, y buenas, ese gitanazo de Danieliyo!
a
Moreno
Vilki
Moreno Villa tiene una salud—más
que buena—caprichosa, esnóbica. Es de
(ísos muchachos que tan pronto se les
ve al gran aire remando en mallot, o
jugando al fútbol, como se les ve acatarrados, tosienflo y con ojeras. Moreno Villa tiene mía salud elegante, tempestiva: según la estación.
Para mí Moreno Villa ha sido siempre un enigma preocupante.
Desde su nombre mismo. No sé si llamarle Morena Villa, o Moreno Villo.
Si hacer todo su apellido masculino, o
hacérselo todo femenino.
Lo mismo me pasa con su vocación.
¿Es escritor o iiintor? ¿Hace versos por
afición o pinta poi" esnobismo?
Lo mismo me pasa con su vida. ¿Es
un estudiante de la Residencia de Estudiantes o es un profesor de esa Residencia?
¿Es un hombre frío que se' queda célibe en la vida ci es un (•t)razón caliente
que se escapa a América tras una mujer? En Moreno Villa hay gato encerrado y no seré yo quien ahora lo suelte.
Sus pinturas siempre me parecieron
la expresión más perfecta y espiritual
que ha tenido la Sociedad de Cursos y
Conferencias, de Madrid. Parecen hechas para decir algo que no dice la
a«si3áw*-.
gran Carmen Yebes, la duquesa, de
El pintor Maroto, que con Guillermo de Torre y Manuel Abril, fuerdn los iniciadores de Durcal. Parecen hechas por encargo de
la duquesa de Dato para el Botánico.
las Exposiciones de Artistas Ibéricos.
Pintura elegante, selecta, metafórica
y deshumana. Moreno Villa—orteguista.
juanramoniano, resideníc \-italicio, sociedadcursoconferencista—c^ el alma en
pena de la colina de los chopos, donde
un ílía Alberto Jiménez habría de instaurar—de acuerdo con toda la Institución Librfc de Enseñanza -su ensayo pedagógico más cnsayablc .^• representativo.
Pérez Rubio
Iba yo la otra mañana en un tranvía
del Hijiódromo, atraN-esando la Puerta,
del Sol. De pronto, alguien se sienta
frente a mi a.-;icnto y me t.ijca suavemente :
—¡Hombre. Pérez Rubio!
—¿Qué Idl, (linirnez Caballero, qué
hace usted.^
Me dejó t'u un ajím-o. Porciuc salvo
"ir en el tranvía aciuel momento" yo no
supe qué otra cosa contení arlo. No porque uno no hiciese otras cosas lU- mayor monta (pie marchar en ti'anvía, sino
porque eran cosas que no valían la pena
de' contarlas en un tran\'ía.
^^
Llegó el cobrador y me emocioné:' Se
me vino a la mente la fa?; ])álida y magra de este nnichaiho -rasado con la
amazónica y admirable Rosa Chacel,
aquella escultora ciue ha salido escritora—y saqué 15 céntimos.
--Permítame, Pérez Rubio, ser .m Mecenas de hoy por la mañana.
Le vi levemente molesto. Además, le
vi más grueso. Y estu])endamente vestido.
—¿Qué. .se pinta nnichof—k' dije por
decirle algo agradalile.
—Muy poco. Ahora con el trabajo de
toda la mañana...
—¿Cómo, algún encargo especial, algún Mecenas superior a mi?
—No. Es que soy i^ubdircctor del Museo de Arte Moderno.
Le guiñé un ojo cariñosamente. ¿Qué
el amigo Albornoz, no? Me alegro de^
todo corazón, r¡uerido Pérez Rubio. ¿Qué
importa pintar? Hay que pensar en la
posición social cuando el artista tiene
íamilia. ¡Magnífico!
Tjlegamds a Recoletos. Se bajó del
•'-"i'i^i'^.r-^j'.'ii^sysíüáyüi'¡ £ & M
m
M ÓACÍATA LITERARIA
PáCfliM 15
"¿7 pueblo Vasco".
hoteles, - de autocars|:fy,<í*|d9 conferencias de
íaLso eiuiado de los ficheros eruditos ctn-Robinsón—ese Robinsón sociable que, es
ca del mundo judío. Sin enibargOj y dicho Ernesto Giménez Caballero—^estuvo conspis^a en el alio .sentido del elogio, Giménez rando ayer en una pequeña isla. La terrible
dfiliallero \-uuLve de esos viajes sin enterar- conspiración se había anunciado púbhca.s| de na'díi. El lleva su España dentro, col- mente, como .se anunció la reunión (pie los
g'ada como un escapulario, y todas las no- elementos antidinásticos celebraron en San
fs, en la cama del hotel, después d e léér Sebastián para acorda\' el famoso Pacto. Y
Los levanlinoti.
i iiulicaciones en cuatro idiomas, se iiós aunque Ghnénez Caballellro parece festar'
persigna C.ríménez Caballero en castellano, tan lejos de ¡os republicanos como de ser
Los levantinos son Lahiicrtn,
Sánchez;
mejor aún en madrileño de Atocha.
embíijador, en la consiiirAción 'tramada cou
Garay y CUment. que con el ausente:
Sólo se puede encontrar en Italia. Por él, como en la otra, se trataba de derrocar
Flores—vinieron
a constituir el pentáeso, al \'olver d,e allí italianizado—esto es: lo real. Únicamente una diferencia: el pungono del nuevo Levante, levante auténromanizado, españolizado dos: yeíjear!^, adtico de pintura—donde la tendencia co-;
'.t \ , '..'. ,^',-Don •h.aé CofitilU'jo. quiere ima fama de faciston que muchos
majaderos le echan en cara, sin entender
lorista y anecdótica del sorollismo se
Mi lAien'.íúajigp: Llegó a Londres, pooo/
purifica en dos modificaciones: culto a antes d« salir de nllá, el mensaje de Ro-;' exactamente lo que le ]iasa a nuestro
tponiTÁmÁCKUjL
la forma pura y tema en vez de social, i)in.són. Le agradezce,,el recuerdo afectuo- "Gecé". :,
Su disidencia se muestra, reaccionando
socialista.
so; jiero, realmente, si hay culpa o daño eni;
lirecisamente contra lo que él quiere amar
A L a h u e r t a y Sáucliez les conocí en' que yo eisté metido en mi rincón, el -úniy no puede. Por eso, en los momentos en
Valencia la única vez que yo he estado co responsable soy'yo mismo, :PQr crear que¡
que quiere estar más fino, más literariamenen Valencia, y que fui precisamente a; es la mejor manera de hacer.:algó ¡ durable te elegante, se azora y reacciona en cínico,
.•
,! :
un asunto de pintura. A inaugurar p í a y .hondo.'
echánrlolo todo por la-^'"ent¡ma y diciendo;
La asombrosa fecundidad de usted, su feSala Blava, qye no duró más del día;;:,de
—Mi abuelo ,era un tío castizo y mi pala inauguración.
. ^ liz memoria y Su caudal de lecturas y de, dre empezó a trabajar sin, una perra...
A Flores le coríocí en M a d r i d . :;Asi e.N|)orienci;i im puede permitirse que se pierSu españolismo le hace soñar lo imperial Miguel Pérez Ferrero es un gran heraido
dan en estos años centrales de su vida, lle- en voz alta, y sumadrileñismo ocuparse de animador del" Heraldo". Tan pronto está con
como a Climent. A G a r a y es al que no he
nos de energía..
lo proletario con una especie de amor que los mon.írquicos de la Cote Basque, como con
conocido. Estos muchachos—salvo uno
los salvajes de la república de las letras de
Lo que pasa es que. cada día nos parece
que creo murió tísico—gozan de exce- que. la sitviación de provisionalidad tiene los proletarios n(J saben agradecerle, por- Madrid. Ahora hace con Sahta Cruz la plana
(|ue
él
se
pone
a
tartaniuclear
una
Rusia,
lente salud marina, clavclera, socialista. que resolverse ;Con iñminéncia-j y quiiá Iw
literaria de "Heraldo de Madrid" soltándose
una ,Italia y un, Guadarrama de Giner, y'
el pelo alegrementeLe salieron a Picasso buenísimos chi- interinidad es esencia española, por lo cualde eso pasa a explicarles a Pío .Baroja y a
cos, algo tintados de costumbres provin- deberíamos aprovechar; -en. ,est.'i,.eternidad'
representarles a Hércules jugando B, los to de vista de Giménez Caballero no .era
cianas, pero llenos de voluntad y recti- efímera todo lo que pued.'i .ser puesto a con- dados.
• , ;!
políitco, sino pictórico. Giménez Caballero
tud. Linos deshumanos m u y h u m a n i t a - tribución. •
Su "Robinsón literario" .tiene un tono es- quiso contribuir al éxito de la ílxpnsición
{Gracias, Castillejo. Su mirada me reconi p,añolí.simo y agresivo, que me gusta. Cuanrios. Unos liigienistas que fumaban t a jorta tanto. Y sus gracias, porque las tieno do Giménez Caballero ,se pone en chico te- do Artistas Ibéricos; y su contribución fué
garninas en exceso populares.
usted habhindo. Por eso se las devuelvo.), rrible de arrabal madrileño y eniiiieza a pe- la pequeña conjuv.a contr.a el clasiíásmo.
Contra la (|uietud, estaría mejor ilicho. PorLoH más
jovencitos
José Einilio Herrera. dradas, lo hace con una jnsteza, con un do- que este Robinsón, viajero infatigable, no
nau-e muy expresivos.
I ^^^j^g ^j q.^jm-g gg^j^,. ^^^^^^^^^ „; jg g^sta que
Querido amigo mío Ernesto Giménez CaPonce de León, Santa Cruz, Ribera,
Todo esto no es regatearle figura. Al con-jgg^^jj y^^ demás,
Souto, L u n a , Esplandiu, C a b a n a s , Ze- Ixdloro: Yo, haííta hace muy pocos díavS, no trario. El lo comprenderá bien, seguramen- " (Agradece el Robinsón al amigo Urcoui
he leído tu Robinsón Literario, por estar te. La finura "nuestra" está representada: en
laya...
esta salida de su caverna. Transcribo algvD e Ponce de León sé que iba a hacer haciendo todos los días, excursiones por lá Ginrénez Caballero, agrio, verdevallecas, du- nos párrafos de esa salida. Urrola, ¿por qué
Mujer Muerta y Mingonenes, y no ir a Ma- ro, sensible, culto, , popular, zurrándoselas
un film con Gómez Mesa, y que su pindrid. ¡Enhorabuena! Métete bien con todos con el viento, viviendo la contrarreforma y no viene a Madrid, a El Sol, por ejemplo.
t u r a le gusta a Angeles Santos.
Vea a Cossío, a Mourlane.. ¿No tiene uslos canallas al servicio del capitalismo. Si
De C a b a n a s sé que me saludó la otra l)ierdes amigos, aquí tienes una gran canti- el milagro, tomando el agua con anís de las ted, por lo menos, tanto talento.' Siempre se
Hondas y revolcando todo eso por la lite- lo digo a las gentes. Algún día me liarán
tarde en Jacaré, y que es m u y simpá- dad de ham,l)nentos que .serán mucho meratur.'i (¡ue sale como uir toro ibero y rapta
tico.
jores amigos tuyos. Para mí has ganado mu- un.a. nueva Europa, mientras lo lidi.an los cli- caso.)
D e Zelaya creo que será un guatemal- clúsimo. ¡Viva'la .0. N. T.!
"El Norte de Castilla".
luas y aplauden las gramolas > Las puertas
teco, a quien Carlos Mcrida le debe esYo creo niás en el comunismo (pie en e! de todos los hoteles de la tierra. Voilá l'EsHay varios modos do sacarnos de la reat a r grato por las visitas que me hizo cii .Niiidic'iüsmo y .•in.'ii-qni-iii!). ;iun ¡¡ara Es- pagne, monsieur Cassou!...
hd,ad: uno es aquel tradicional en los poepos de su libro editado en L.v (í.vcEr.v l)aña. Pero lorio se unirá i-on el tiempo.
tas, cjue consiste en elevarnos sobre la naEsto
es
lo
de
menos.
LITERARIA.
turaleza material e inscribirnos en parajes
(Gran mosquetero de las informaciones
¡Bravo, Giménez Caballero! ¡Rompe con
En cuanto a Santa (,'niz, Souiu, Rimás o menos fantásticos e ingrá^'ido3; otro
españolas, ilustre Ruano, choca esa diestra.
lodo!
es el que emi)lea Giménez. Con la porsa do
Yo ;ihora (>st(iy ;u(ní enfermo en la cama Enérgica y caballerosamente.)
este escritor no nos elevamos sobre la nacon un constipado horroroso; por eso té
turaleza, sino que nos deslizamos, diríase
'''La Voz de Guipúzcoa".
escribo con tan mala letra
que su prosa nos arrastra, ¡jero no es un
Giménc/i Caballero: No ])ul)liques en 1u
Con Lis manos metidas en los bolsillos... desUzamiento suaves y plácido, sino acciden(T.vcn-rA cosas que hablan muyi Ijícn de ti Giménez Cíaliallero, radiante de simpatía tado y sin muelles. Es curiosa la forma de
mismo, porciuc la gente reacciona inmedia; ¡lersonal, tiene obsesión de su actitud en la escribir este literato; el lector puede obsert,'im(>nlc por el lado de' lo ridículo.
conferencia. El hombre mal educado no se varla; sucede que, de ijronto, en el fragor
((Jueridcj divino flerrer.'t: Me plac." el ri- da cuenta de (|ue introduce las extremida- de la prosa, una írasi; certera se dispara y
diculo l.iiiln como a ti el comunisu'o. l.ee dessuperiores en los l,)olsillü3 del pantalón; se hinca en la reidiil.id. .Entonces, contra lo
mi juiova uiond de lo abominable. ¡ \'iva el "Robinsón" sí se diéi cuenta, "lírgo" Gimé- que pudiera suponerse, la prosa no se deridículo!) •
nez (.'.aballero adojitó la aclitud de desen- tiene, sino que, al revés, se ve ese lirón de
Giménez: 'l"i' agradecen'' infinito (lUc esta tado, de un d<'senfado estudiado. Si no, ¿a la. inercia, (Miando en algo articulado ,se de|ioesi;i escrila ,a esl.a iccli.-i (|U(' lo mando, v\\u' anunciarla con el pretexto de la dis- liene un tiafiiiienlo: es un lirón que se
me la publiciues <Miaiil() .•mies > con jciras, culpa?...
transmite y hace cn.ijir, como huesos o como
a ser ¡losible, bast.-iiile gordas.
Giménez (.'aballero, el bravo "Robinsón" cadíjnas—es decir, como ;II|J;O .miculado e in!']s lo único (lue se inicdc cscriliir alioi'a, que domina la imprecación y el apostrofe, dúctil—a las palabr.as. I^.a especial armazón
además de otras cosas que cscijho. f^ee, si es un scntiinental, es un romántico digno de sintáctica de esta prosa \a tiene algo de cano lias leído, el A B C del niniutiisiiio. d© habervivido hace cien años vistiendo levi- dena; (MI (illa son mii.N' frecuentes las frases
líuj.irín. TTrí 'abrazó y gracias de tu amigo ta, luciendo chorrera y leyendo los versos formadas por una sola palabra, palabras
blandos de Bécquer.
estas que aumiue mantienen contacto con el
Jcisc Enülio Herrera.
.'Vsí como el ,anim(á„ir que K>ndrá dentro resto de las frases, tienen uniflad propia,
POIÍ.srA.—¡Miier.a lie una rcx el.capitar (lo los bolsillos del pa,ntalón sus m.'inos, como eslabones.
li.suvo!—José Kniilii) ílerréi'a. '""' '''"'•'•"•'"•''' ^ descubre la su])ercherí,a de su desenfado, su
{Muchas gracias D. Carlos Delgado Oli(.Vo liaii letra (i( rJa u mmio.fícro. ;estás .alusión a .'Vngeles Santos, La , ]iintora, des- vares por el largo estudio suyo que acorto
coiiii'iiiii. diriiiii ftiiiií/n,' ('iirolc c^c cuus- cubrió que no es un .salvaje, Y si lo es, su aquí.)
I i ¡ti ido.)
sentimentaHsmo le domina.
Mirador de Barcelona.
Técnicamente su labfer critica nos entuLa expositora Angeles Santos.
('ésar G()iijiil('.:-¡í,iiaiio.
siasmó; líricamente, la descripción espiriAviii en.'5 sorprén amb número de IJA GA-Dos números lleva ya publicados }• re- tual de Angeles Santos lujs emocionó. Por- CETA LiTioRARiA totalinent redactat per ell i
bera, ICsplendu, l-fidalgo y Luna—no
dactados exclusÍA-;unoiile por él en IJ.\ GA- que somos sentimentales, románticos sin ves- que titula El Robinsón Literario de España
tengo otras noticias que esas q u e / n i c OCTA Lrrr.H.vuiA el ÍÍDUÍII ('m liiciario. Tantirnos de pieles de carnero. Y Giménez Ca- {o la República de las letras). Núni. 1. En
dan sus actuales cuadros.
to moul.a Giménez Cahíillero. Mont;1 tanto ballero se viste con la piel, pero se le \'e el les seves sctze pagines hi ha, naturalment,
Santa Cruz tiene un rupestrismo ne- "Gecé".
"pl.ackford"...
do tot. Uu curios próleg, lleinnent avantgro y blanco de factura anglosajona, y
Giménez Cab.allero ha llegado al roliinso{¡Qué sorpresa, amigo Blanco, me llevé guardista, i un panorama de la vida literapompeyanismos de alabastro.
nismo por el carjiino real de todas las disi- cuando me dijo .ler usted el director de La ria espanyola al cap de tres mesos de RepúA Souto, le gusta j u g a r a las nuiñecas j ilenci;!.-. I')r' loda-' las ;)íl,aptahilidad(>~ tam- Voz! No debí sorprenderme, sin embargo. bhca. Per de prompte, una conslalació sorSiempre entre periódicos y periodistas, abas- prenent; hom no escriu Ilibres, [lerqué els
con niñas y ajtachas. Ribera es el pin- bién.
.\ mi me |)ai'e<'c muy si,»'niticat¡vo '-I casó tecedor oficial del Ministerio de Trabajo en escriptors fan tots de polítics, ;i l'altre, a
tor de los territiemblos geométricos.
Esplandiu pintaría admirablemente el de Giménez Caballei'o. Tiene, además, todo chisines 1/ cuentos, era lógico que al llegar periodistes, a Uterats, a poetes, i aqueh és
paisaje elemental de las Ventas del E s - lo suyo ima alegri.i muy española, muy ma- el gran Lerroux a poder le hiciese director ministre, l'altre diputat i el de mes enllá ditritense, de la calle de Sania Lsahcl: POI a de periódico, y no obispo, aun cuando diri- rector general. El team mes ben sitiiat sempíritu Santo, en Madrid (¡que es el coljarros, iiolvo, culi uva, lu)S|)ilal ¡irovincial, gir periódicos es dirigir eoncienci(w. es el bla que és el de Cri.iol. I el gran e(|iiip presmo del vender, el e.spíritu s a n t o ! ) .
limonad.a de Mívoiiern >' sentimiento Irá- obispcuio laico de hoy.
*'
dVmliaixadors literaris fdescomptem
L u n a , es un hombre materioso y mis- gico.
Fué usted demasiado aMable conw"^ '"^' "^
ntic í^onegiil senyor Rocha), al
terioso.
Giménez Caballero lev.anta de pronto nu hizo retratar, y me, endilo''
Caballero al'egiria GrandmonEn cuanto a Hidalgo Caviedes, es un rascacielo entre las espadas azules de una del que sólo refiero íó''
' Eugenio d'Ors. Un toe
"hombre de mundo".
Sacr.aiiipntal. f);i \aicll;i- ,a Es|iaña y escri- amables. V digo mi
>.able tasca de l'intellecbe lina lilr'iaini'.a Li'eosrátlca, mrisric'i, de fi.^nio.)
{Co»firni,nrá.)
•^ havia d'haver-li dit:
tranvía coiiio de im coelie de cahallii^- y
entró en su Palacio de Bibliotecas >• Mnseos.
, Y, enionceí, yo mo \ i n e aquí. A con-;
templar este gi'an cuadro fie la sran
Rosa ("hacel, la mujer de Pérez Uiihio.
Fortuoa del Robinsón
f
RARIA
»
«•
*
LA GACETA LITERARIA
Página i6
djgueu ambaixador", sino dir-li: "Feu lite-j
rntura, nóvella, poesia, i per aixó compteu
amb la protecnió total i absoluta de l'Es-'
(al."
Cal meditar aquest pvnif.
De-prés ve la cosa inevitable en Gecé:
"Mi mapa ibérieo de atención. ¿Qué pHvSa
en (•\italuña?" Aquest conmovedor "¿Qué
pasa?" tipie deis protectors de.sintereHsats,
deis nostres oordials amics á'A B C o El
Debate. Una grossa (luaniitat de bilis dessota iHi gest d'home l'auarco-sindicalisme i
l'emocionant record afectuos a dos amics de
ráninia Sbert i Estelrich. Seguiu endavant:
cinema, L'Afje d'Or. aquesta meravella sobrerealista do Dalí i Buñuel. Versos. Unes
deelaracions de Dalí és molt pervers, sem/l Aurelio Viñas, en París.
bla. Uns repassoa a Ilibres nrnis i a iioetes
espanyolsi sudamcricans. I, ¡¡er acabar, la
Muchísimas gracias por ese calificativo de
nota personal: la missió de Giménez Cabaform-idable, tan francés y tan amable para
llero a Bucarest.
mí, i)or venir autorizado por lo más español
Quan heu acabat de llefíir el colofó del
del Instituto Hispánico de París, que es
número, voldríeu fer un resum psicológic,
usted.
condensar el liobinson en unes cuantes idees
Me ha gustado ^ u c h o , mucho, ese rinprecises. Trobeu: inteligencia, ¡K-ró no siemcón de Begangon ab su postal. La vieja
pre comprensió. Esnobisme, dinamisme, i
villa española de Hugo, ¡cómo la visitaría,
com una consecuencia gairebc natural, uui'S
con usted, un día! ¡Qué gran emcanto, quevelleitaÍH narcissistes. I que mes? Potsor el
rido Viñas, estas ciudades europeas donde
gest desolat de qui os troba, <>n tornar d'íin
España, dejó su planta—planta marchitada,
viatge, que tot.s els de casa sevii son a un
flor consunta—, pero donde las grandes oliipat al qual només ell no lia i'slat <;iinfateadores como nosotros sabemos aún emvidat.
briagarnos-de retroacción, de tornáronla!
De totes maneres, Giinéne/, Cíd}allero
¿Cuándo nos vemos? ¿Cuándo debo dar
plantea problemes molt interessants, i el
esa conferencia en el Instituto? ¿Me preprincipal és el de l'organizació de la inparo ya? ¿Sobre que? .Se me olvidó el
tellectualitat. Deixem estar de cinn jiensin.
tema. He 'saludado a. Martinenche, como
resoldre'l, i conienga a esdevenir urgent
verá por mi saludo en otra página.
aquesta solució. Súpose que algú deiirá pensar-hi, quan sigui l'liora de les realitzaeions.
Al Instituto Español de Praga.
Rafael Tasü i Marca.
{Agradecido, desconocido amigo con xoniLes acuso recibo, distinguidos señores del
hrc de Vülamediana, de asesinado real.)
Instituto Español de Praga, de esas impor-
^ervU**^
pre he luchado y lucharé. Lo que no me
convence es ese comunismo español de Ateneo, y tal. Creo que no basta llamarse en
Mi., como Lenin {Maurin, NÍ7i, Gorkin) para
eso del comunisnro de veras. No creo mucho en el comunismo español y, sobre todo,
en el comunismo catalán. ¡Somos tan chulos, ay Lenin, en España!
Intentaré ver a Liado y saludarle y ofrecerle mi modesta amistad.
A Adriano del Valle, en Hiielva.
Pero mi querido Adriano del Valle, ¿de
qué Huelva se ha sacado usted que yo le
malquiera nunca? ¿Por que no le escriba?
¡No mo lo güelva a decir, Adriano!
A fíanióii Gijé, en Orilmela.
Le alabo e.sa pasión circunscrita por el
Poeta de las Figuras de la Pasión. Creo
que Miró agradecerá ese fervor de su localidad, de su circunscritez, ya e|ue él era eso
mismo.
¡Con qué dolor no puedo mandarles dinero para ese moiuunento miroiano! También me apenó profundamente el no suscribirme a las Obras completas del polu-e
Miró! Pensaba en lo que uno agradecería
si los amigos jiroveyesen de ese modo delicado a la salud de la familia, si uno muriese antes que la familia. Muchos creen
que es uno rico. Pero prefiere uno pasar por
avaro. Para mí es mejor pasar por av.aro
que por pobre en esta España de pobres
generosos.
A
t^kñ-
Turhipine.
La jiublicación (lue me ammcia de "Los
solitarios en las pirámides de Mirza" me
t:aites noticias sobre la Exposición del LiJosep Carner en "La Vea''. bro, ciue me ofrecen. Y las trasmito a sus hace ver con gozo que el robinsonismo cunde en España.
E> de remarcar el desencís o la cuntra- destinos. Mil gracias, señores.
rietat que Joseí) Delteil i E. Giménez CabaAl profesor Andreades, en Ateiws.
llero revelen sincrónieament en els darrers .4 Masoliver, en Oénova.
números de "Les Nouvelles Littéraii'es" i de
Gracias por su carta desde Gibraltar.
la "Gaceta Literaria". Dos campious de l'art
Eres, Juan Ramón, más grande que Juan Otra vez será nuestro encuentro, admirado
d'avaiitguarda que es troben íi un mateix Ramón. Y ya es ser grande. ¿Sabes que el amigo. Salude a Nausioaa Palamas, de quien
temps abandonats i que sinmltániament se'n veintitantos de mayo, en tres huras que es- tuve una gentil tarjeta el otro día.
desesperen. Giménez Caballero es desespi^ra tuve en Genova, te busque afanosamente?
també de la decadencia del nacionalisme ¿Sabes (lue he jierdido las señas de Barce- A un hijo de ama de cría.
castellá: les editorials espanyoles están ía- lona y no sé cómo encontrarlas? ¿Sabes que
IJides; les Ilibreries nouiés ens ofrei.\cn Ira- me tienes estremecido de entusiasmo, y que
A usted que, desde Oviedo, se firma sin
duccions; ningú no escriu; el propi Gimé- leo tus cartas en voz alt,a y en compañía? apellido Antonio, jiara insultar a Marañóu
nez Caballero es ven obligat a redact-íir tot Ya te jiresentí grande, sincero, raceado, i)or condticto mío, le digo que me alegTo de
solel la "Giiccta Literaria; els literats cuando aún no tenías más ciue un bigote verle bueno y asturiano, hijo de ama de
d'avantguarda reneguen Tevangeli merave- impertinente de colegial y dos "skis" en \'ez cría.
Uós, deserten o fracasen; l'hinnie de Riego do piernas.
devé la grali moda; els comunistes no piuLo que me pides está hecho. Manda un A un uruguayo con bocio.'
len i s'avergonyeixen de l'pellatiu; els pu- ensayo de prueba y cala.
pins, disfressats de república, s'(«rtaFuren
Un abrazo estentóreo, Juan Ramón, tan
Reciliü ])arte de mi liI>ro Trabalenguas
arreu on hi ha taula i)arada, i ádhuc esde- grande, tan nervioso, tan auténtico.
sobre España, desgarratlo y escritas todas
vonen acaparadors de carrees; els "bilbaísus páginas con e.stos calificativos: Ladrón,
nos" ^'olen menjar-se els madrilenys. La in- A Carlitas Cía vería, en Marburgo.
canalla, crimined. El autor de mis \)líiceres,
tellectualitat catalana és luia olla de grills,
—lea mi moral de lo ;d)oiiiiiial)le—no fir- j
si bé adnviral)le olla de grills que demana la,
Eres como tu cofrade Masoliver, nuestro ma. Pero le conozco, porque sirvió de su-:
in(le¡)i'ndencita a pretex d'haver un temps cofrade. Un olvidadizo de señas. Me gusta
jeto al Dr. Bonilla jiara sus estudios del
escrit en cátala; els castellans regategen fhies enormemente tu carta. Quizá la única que
bocio y del cretinismo en América. ¿Qué,
llores diaries d'enseayament de la llengua recibí sin .pedir respuesta. Un adiós y hola,
cómo va ese bocio, amigasito?
castellana a les escoles catalanes quan el que porque sí, por desinterés y amistad.
cal és iirohibir l'ús del castellá, otorgar-li
Te veo, eomo a Juan Ramón, enormemen- IIIIIINIIIIIIIIlilllilllllllllllMllillllllllllllllllllllll
la independencia absoluta a. Catalunya, \)n- te colocado, y en suprema ascensión, hacia
sar duaua a la ratlla d'Aragó i proclamar no sé qué Carmelo, y no Camelo como asSUMARIO DEL UOBINSON NUM. 3.
la gloria de Maciá, de la F. A. 1. i de la cendieron otros... ¿Acaso los que estuvieC. N . T.; ros tan horoic i bell cóm Tauar- ron ant<ís que tú en Marb\irgo? Pero chi- Mi oráculo manual.—El r a s c a n t e en Cortes.—
cosindiralisuie, tan d'acord anil) el herebc- co, ¿sabes dónde estás? ¡Pero si estás en la
risrae racial i amb la prójna vida de Gimé- Meca del hispanismo republicano! ¡En la Los anteojos. — El escritor Manuel Azaña,
nez Caballero.
matriz de la nueva España! ¿Caíste de ro- Presidente del Gobierno.—Defensa contra la
{En m largo articulo, amigo Carner, que dillas? ¿Te, hiciste daño? ¿Lloraste de emo- reacción por falta de reacción.—La feminisiento no poder tmnscribir entero, cree dos ción? ¡Cuéntame, cuéntame, rehquias de dad en mi República (folletín).—¡Bandera
cosas para mí falsas: en la venganza de la Marburgo! Hazme el palmero, el romero de
inteligencia y en la derrota del vanguardis- ose viaj<;—que tanto me obsesiona, de esa blanca al divorcio!—El comunismo español y
mo. Dentro de dieZ' años, según usted, los Tierra Santa, Caritos Clavería, tan chico madamc Eluard.—El suicidio por amor.—Si i
Delteil, los Picassos y loa CUménez serán y tan importante palmero!
usted... es decir, yo.—Defensa de Salvador de
eovmlemdos bomberos insoportables. BomMadarlajta.—En una tapia madrileña.—Tres
bero viene de bombo. Yo le osegaro no ha- A Liado y Maiaret.
ber Ixrnibvii'iij ni. i¡ Cambó.)
defensas nacionales: Lo chulo, el crimen apaPublicaré los ^xienias hermosos de Mala- sionado y lo cavernícola.—El terror de "lo esllidz Castillo.
ret. A usted. Liado, quisiera visitarle. Pero pañol".—Los liijos de sus padres.—El Robin¡tengo tan pocas ganas de visiteo, de moMi (lueiulu Giménez Caballero.;
són con hispanistas.—Manifiesto: Yo soy. un
Con gran retraso por mis andanzas a tra- verme de mi roca!
rabioso anticlerical.—PORZA.—Nueva moral
vés d<í est,a. iirovincia, recibirá carta y su relación .sobre la Exposición de ]iucari>s(. • t .liiatiuin Nubiola.
de lo abominable.—Periódicos españoles: la
Días después llegó a mi poder "LA GACKI\
La ])ersona en Barcelona que m:is me in- Prensa nefanda y la buena Prensa.—El ConLITKKAKIA", en la. que vi reproducida esa
teresa
conocer hoy es usted, Nubiola, Su greso Hispanoamericano de Cinematografía.
lalación y otra gran cantidad ile trabajos
suyos, lodos muy interesanUs, aunque no (sarta la hubiera, trascrito, por lo que sig- El Robinsón ante sus amigos ios artistas ibécon torlas las ideas que en t'Uos expone esté nifica, de temple y anuncio en la nueva juricos. — Fortuna del Robinsón. — Servicios de
yo coni'onne... Lo má.s extraordinario, .\ la \'entud, en la novíisma, en la inédita, en
cnoi-uu^ capacidad de trabajo,
estafeta.--~Anuncios del Ilobinsón.
,..¡«á*ásliliiw*'.'.í>..yale todo su valor. Me pregunta por
la l'uei'te personalidad (lue "
'O comunistíi. (Lea mi moral
mero. Merece usted una.,.iii-._._ j _ » « .
u
• . 1 . I. . Creo que lo he sido siem- lilllllililllililllllilllllllllllllllllllllllillillllllillll
lación y)or tal alarde y aulllermo Je Torro y Manuel Abril, tueru..^, '^^¡^^¡^^ ^^^^^^,,5.
las
Exposiciones
de
Artistas
ibéricos.
;,,„„,, ,, '„„^ ,i^„. CoMPAftfA GENERAL DE A R T E S GBAFICAS
todo mi aFcríii \' a''
• ^ N \ \ N \ \ N ^ \ \ V \ ^ \ \ \ ^
^1
\ N \
\\.
Mehiez
(OAAÁ)
l,ta¿t> í^<rviuht t^fP.
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