agenda política electoral Coaliciones parlamentarias en México: éxito del Presidente en un gobierno compartido* Margarita Jiménez Badillo** “Disentir es un acto irrenunciable de conciencia” (José Saramago) Resumen Las relaciones entre los poderes Ejecutivo y Legislativo en México desde 1997, han experimentado cambios sustanciales en su desempeño parlamentario institucional. El otrora PRI hegemónico pierde la mayoría absoluta en ese año y en 2000 es desplazado por el PAN en la Presidencia de la República. Los saldos han sido el fin de los gobiernos unificados perdurables durante setenta y un años consecutivos frente a un gobierno compartido en el que el poder del Presidente se ha visto alterado para desarrollar su agenda legislativa ante una composición plural de la rama legislativa. Se analiza aquí el éxito del Presidente y de los partidos en la formulación de las políticas públicas. Un contexto en el que las coaliciones parlamentarias cobran relevancia para articular las distintas * ** Este estudio forma parte de la tesis doctoral que prepara la autora en la Universidad de Salamanca y se circunscribe en el marco del proyecto de investigación: “El Parlamento en América Latina. Rendimiento del Poder Legislativo: una clave interpretativa de los problemas de Gobernabilidad de la región”. Dirigido por Manuel Alcántara Sáez en el Instituto Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal de la Universidad de Salamanca. Cofinanciado con Fondos FEDER, Plan Nacional de I+D, Cortes de Castilla y León y Caja España. Ref. 1FD97-0906. Ponencia presentada en el VI Congreso de la Asociación Española de Ciencia Política (AECPA): “Gobernar en Europa, Gobernar Europa”. Barcelona, septiembre 18-20 de 2003. Maestría en Estudios Latinoamericanos por el Instituto Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal. Candidata a Doctora en Ciencia Política y de la Administración por la Universidad de Salamanca. Ex becaria de la Agencia Española de Cooperación Internacional. 63 fuerzas políticas. Mediante un análisis empírico, los hallazgos muestran que el Ejecutivo no vio alterado su potencial de éxito a pesar de haber quedado parte de su agenda política sin dictaminar en la Cámara de Diputados. El comportamiento institucional que han asumido los partidos en México en los últimos seis años da cuenta de que la formulación de las políticas públicas no es ya tarea exclusiva del Ejecutivo. Palabras clave: Relaciones Ejecutivo-Legislativo, disciplina parlamentaria, oposición parlamentaria, coaliciones parlamentarias. 1. Presentación El tema de las coaliciones parlamentarias en los estudios del presidencialismo latinoamericano, ha despertado particular interés en las sociedades que experimentan un Congreso controlado por partidos distintos al que pertenece el Presidente. Limitadas experiencias de algunas sociedades llegaron a sugerir que la presencia de los gobiernos sin mayorías derivaba en crisis políticas, bloqueo institucional y hasta ingobernabilidad1. Sin embargo, diversos estudios empíricos ya han dejado claro que la regla más bien, ha sido la negociación entre los distintos actores políticos o la cesión de poderes extraordinarios al Presidente (Domingo y Morgenstern, 1997) para situaciones prioritarias como ha sido en (Argentina con Menem, Brasil con Cardoso y Perú con Fujimori)2. No obstante, aún cuando el Ejecutivo y el Congreso recaigan en el mismo partido, la diferencia de intereses puede hacer inevitable el conflicto (Casar, 2002: 351). En todo caso, el comportamiento político de los actores en juego va desde “la polarización en la cual se sobrevive para no caer en la parálisis, hasta dinámicas de cooperación que han generado experiencias de acuerdo y negociación cotidiana” (Aziz, 2002: 298). 1. Casos de estos extremos en el presidencialismo han sido el gobierno de Allende en Chile que carente de una mayoría legislativa culminó en golpe de Estado. Otros casos como, Brasil con Color de Melo que controlando apenas el 5 por ciento de escaños, se produjo un bloqueo dos años después de su mandato, acabando con su remoción en 1992. O bien, otras situaciones menos extremas en que “sólo en casos aislados el partido del Presidente no logró pasar sus propuestas como en Costa Rica (1986-1989 y 19961998); Ecuador (1979-1980 y 1990-1991) y Uruguay (1988-1989)” (Saiegh, 2002: 13). Argumentos teóricos han sustentado la crisis del presidencialismo en este sentido como producto de la doble legitimidad entre los poderes Ejecutivo y Legislativo en tanto no existe un principio que defina quién de los dos poderes representa la voluntad del pueblo, convirtiéndose esta doble legitimidad en un problema, ambos tienen una elección independiente, por lo que se da una relación no cooperativa y si de conflicto, que se profundiza cuando el Presidente no tiene apoyo mayoritario en el Parlamento (Linz, 1997: 33-34). 2. Otros estudios como los de Lujambio (2000) y Casar (1999), mediante estudios empíricos sostienen que con los gobiernos divididos no se reduce el rendimiento parlamentario ni se genera problemas de parálisis e ingobernabilidad. Para el caso de Estados Unidos, David Mayhew en su trabajo Divided we Govern también en un análisis empírico sobre las iniciativas de ley en el Congreso (1947-1990) concluye que los gobiernos divididos en ese país no han sido improductivos. Demuestra más bien que el 84 por ciento de las leyes más importantes fueron aprobadas por las dos terceras partes de los congresistas. Demuestra asimismo, que los gobiernos divididos no llevan a la parálisis y que la práctica de formar coaliciones es más desarrollada de lo que suponemos (Citado por Casar, 1999: 5). 64 México desde 1997 forma parte del bloque de países latinoamericanos que perviven con un gobierno compartido3. La concentración de poderes en un solo polo (PRI) había retardado la competitividad electoral entre los partidos, limitando así la representación parlamentaria opositora4, y consecuentemente, su participación en la elaboración de las políticas públicas. Los proyectos de Ley fueron presentados y aprobados por un cuasi monopolio partidista en donde las coaliciones de votación eran prácticamente inexistentes ante una oposición escasamente representada. En ese sentido, de cara a la pluralidad de fuerzas representadas en la Cámara de Diputados el planteamiento aquí es ¿cómo ha sido la producción legislativa en México?, ¿ha variado el éxito del Presidente en su agenda política?, ¿cómo votan los legisladores en un gobierno sin mayorías parlamentarias? En este estudio se avanzan reflexiones en dicha línea, comparando el rendimiento parlamentario en gobiernos unificados (19821997) y gobiernos compartidos (1997-200). Se distinguen los cambios reflejados en el éxito del Presidente para lograr que el Legislativo sancione sus proyectos de Ley. El análisis empírico se fundamenta en la votación nominal de los legisladores desde 1998 en la Cámara de Diputados (que es cuando se inicia el registro de las votaciones mediante el sistema electrónico) hasta el fin del ejercicio legislativo de la LVIII Legislatura (junio 2003)5. Para la operacionalización de las variables se utilizaron las Bases de Datos del Instituto Interuniversitario de Estudios de Iberoamérica y Portugal, producto de los proyectos de investigación coordinados por Manuel Alcántara: Elites Parlamentarias en América Latina (PELA); así como el Proyecto Partidos Políticos de América Latina (PPAL). También se procesó la información de la Base de Datos elaborada por la autora: Dip-Mex (1997-2003). Este trabajo está estructurado exponiendo en una primera parte los factores institucionales que condicionan el comportamiento político de los actores en la arena parlamentaria. Se dedica un espacio más amplio a la cohesión interna de los partidos y cohesión entre los grupos parlamentarios pues del grado de unidad depende su potencial para forjar coaliciones de votación para despejar la agenda política. En otro epígrafe se detalla el desempeño del Presidente y 3. Un gobierno compartido, o bien gobierno sin mayorías parlamentarias en el caso mexicano, es cuando ninguno de los tres principales partidos, alcanzaron de manera individual, la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, por lo que cobra mayor relevancia la negociación entre las fuerzas políticas en el trabajo legislativo. En la literatura politológica se utiliza también el término de gobierno dividido y se refiere a situaciones en las cuales una mayoría legislativa es sostenida por un partido o coalición preelectoral diferente al partido del Presidente (Shugart, 1995: 327). En contraparte, un gobierno unificado, fue en México cuan do el partido al cual pertenecía el Presidente (PRI), obtuvo la mayoría absoluta por el número de escaños obtenido. En ese caso, el Presidente contó con el respaldo de los miembros de su partido y mantuvo su lealtad traducida en una alta disciplina legisla tiva que le dio holgada capacidad para lograr la aprobación de sus políticas en el Parlamento. 4. Véase a Javier Hurtado (1998: 46-53) que argumenta sobre los factores causales que han generado los gobiernos divididos en América Latina, los cuales pueden concentrarse en tres aspectos: separación de poderes, elecciones intermedias y la política de los partidos. 5. El tercer año de ejercicio legislativo finalizó el 30 de junio de 2003, aunque la Legislatura concluyó su función el 31 de agosto de 2003. Como período de receso de junio a agosto, se instaló la Comisión Permanente, por lo que el trabajo legislativo de dictaminar las iniciativas y llevarlas al Pleno para su dictamen cerró en junio 2003. 65 grupos parlamentarios en materia de producción legislativa. Finamente se presentan algunos avances en la conformación de coaliciones para explicar cómo votaron los legisladores, teniendo en cuenta sus preferencias ideológicas. 2. Factores institucionales que determinan el éxito del Presidente en su agenda política Un acontecimiento inédito en México fueron los resultados de las elecciones de 2000 que no dieron a ninguna fuerza política la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, al igual que sucedió en la anterior Legislatura (1997-2000). En ambas, el jefe del Ejecutivo se vio obligado a emprender intensas negociaciones con el Congreso para la aprobación de sus iniciativas, aunque la gran diferencia está en que con el último Presidente proveniente del PRI, Ernesto Zedillo (19942000), sí tenía mayoría en el Senado, mientras que el panista Vicente Fox (2000-2006), no la ha tenido en ninguna de las dos Cámaras6. Este multipartidismo exigía nuevas reglas de convivencia institucional, por lo que la premisa fundamental fue la negociación para llegar a consensos puesto que ninguna fuerza tenía el potencial para imponer su voluntad. En un marco democrático, bajo estas condiciones, la incertidumbre prevalece por encima de sus intereses, por lo que constantemente se ven sujetos a modificar sus preferencias como resultado de la competencia y los recursos de que dispone cada fuerza política. Así, cooperación y conflicto son el binomio cotidiano con un sistema de partidos más plural y equilibrado, en el que tres fuerzas son las principales7 en el ejercicio legislativo para evaluar su disposición a cooperar en la elaboración de políticas. Ese es el nuevo rol que juegan los partidos de oposición en las Legislaturas sin mayorías y de ahí la importancia de evaluar el grado de éxito presidencial en este tipo de gobiernos. Teniendo en cuenta que el poder de agenda consiste en la capacidad del Ejecutivo para hacer aprobar sus iniciativas por el Legislativo8, la hipótesis que se sostiene es que el éxito del Presidente para controlar la agenda legislativa se incrementa en la medida que existe disposición a alcanzar arreglos institucionales con los partidos de oposición, pues cuando éstos no se establecen, sólo no se da un nuevo status quo. Inversamente, cuando los opositores no están dispuestos a cooperar con el Presidente, se pone en juego las decisiones gubernamentales. 6. En el Senado el PAN obtiene 51 escaños, el PRI 57 y el PRD 16 escaños. 7. La LVII Legislatura estuvo conformada por el PRI, PAN, PRD, PT y PVEM. La LVIII Legislatura, además de estos cinco partidos, el PSN, PAS y Convergencia que quedaron escasamente representados. Sin embargo, en ambas Legislaturas los principales grupos parlamentarios son el PAN, PRI y PRD. 8. Una forma específica de este poder de agenda es la capacidad del Presidente para hacer aprobar las iniciativas relativas al presupuesto, mismas que tienen un plazo restrictivo para ser aprobadas; así como si se aprueban o no con enmiendas (Negretto, 2002: 381). 66 Las coaliciones parlamentarias son producto de acuerdos entre dos o más partidos que asumen una posición unificada para emitir su voto en la sanción de las leyes. Se trata de relaciones entre partidos que tienen como principio la colaboración entre sus miembros porque existen intereses comunes, es decir, son vínculos de cooperación por definición. En México, la conformación de coaliciones es una dinámica política necesaria a partir de que deja de estar controlada la mayoría absoluta por un partido en el Congreso. Esa nueva posición del partido gobernante le lleva a la necesidad de buscar consensos con los partidos de oposición. Cuando el PRI fue gobierno, los Presidentes en México tuvieron un elevado éxito para impulsar cambios legislativos de acuerdo a sus preferencias; sin embargo, no ha sucedido lo mismo en el escenario sin mayorías que se vive en la Cámara de Diputados desde 1997. La estrategia final es lograr que la coalición se aproxime más al tamaño ganador mínimo, es decir, a las coaliciones ganadoras mínimas9. Definir el escenario político que vive México en este contexto de gobierno sin mayorías, requiere de tener en consideración algunos aspectos institucionales que inciden en dicho proceso. En las relaciones entre los poderes Ejecutivo y Legislativo de los sistemas presidencialistas, existen diversos factores a tener en consideración para definir el éxito del Presidente en la formulación de las políticas públicas. Este depende en parte por el carácter de sus poderes constitucionales y partidarios, así como el tamaño del partido del Presidente medido por el número de escaños; el número efectivo de partidos y su grado de fragmentación, son elementos que inciden en la articulación que se establece entre el Presidente y los parlamentarios. Si el sistema de partidos es altamente fragmentado (como en Brasil), y el Presidente carece de una mayoría (como en México), su estrategia política apuntará a conformar coaliciones que le favorezcan en la aprobación de los proyectos de Ley que propone. La cohesión intra-partidaria e inter-partidaria son también factores a tener en consideración para evaluar el desempeño legislativo del Presidente. Estos aspectos se abordarán enseguida. 2.1 Poderes constitucionales y partidarios del Presidente Los poderes constitucionales y los poderes partidarios de los presidentes le otorgan flexibilidad para ejercer influencia en la agenda legislativa aún si su partido no cuenta con una mayoría legislativa. Los primeros son el veto y el poder de decreto; los partidarios son las capacidades presidenciales para definir el proceso de elaboración de las leyes, la cual depende del poder presidencial sobre su partido o partidos y del número de los escaños que éstos controlen. 9. La coalición ganadora mínima tiene por condición que todos sus miembros son votantes basculantes, es decir, que cuando cualquiera se retira de una coalición ganadora, ésta deja de serlo. 67 Para determinar dicha influencia presidencial en el caso mexicano, resultan de utilidad las categorías analíticas de Shugart y Mainwaring (2002: 50) de poderes reactivos y poderes proactivos. Se identifican como poderes reactivos, los que permiten al Presidente defender el status quo contra las tentativas de la mayoría legislativa. Un ejemplo de éstos, es el poder de veto; los poderes proactivos son en cambio, los poderes que permiten al Presidente tomar decisiones para establecer –o tratar de establecer-, un nuevo status quo, como es el poder de decreto. Como el Presidente mexicano cuenta con poderes reactivos, es decir, que sólo tiene poder de veto y no de decreto y tampoco puede fijar de manera exclusiva la agenda legislativa, su éxito no sólo dependerá de estos poderes. ¿Cómo definir entonces, si el Presidente influye o no en la agenda política y con qué grado se da ésta?, ¿cómo definir si el Presidente es fuerte o débil? En la literatura politológica se ha sostenido que un Presidente es fuerte cuando es quien define las políticas, y por tanto tiene capacidad para llevar a cabo su agenda; por el contrario, los Presidentes débiles son cuando sus Asambleas son las que definen la agenda, no tienen autoridad constitucional independiente sobre la legislación; y son muy débiles si carecen del control de un partido mayoritario (Shugart y Mainwaring, 2002: 49). Los Presidentes fuertes lo son por el marco constitucional en el que se desempeñan y al canalizar las iniciativas para el Congreso, éste tiene en cuenta las preferencias del Presidente a la hora de ser dictaminadas. Asimismo, se tratará de un Presidente fuerte cuando tenga el control de su partido y más aún si éste tiene la mayoría de escaños en el Congreso (poderes partidarios). Así, un Presidente tiende a ser más fuerte o débil dependiendo de la posición que tenga frente al sistema de partidos y de sus facultades en materia legislativa. Durante el período de hegemonía priísta en México, el Presidente fue fuerte no por sus facultades constitucionales y sí en cambio por ser la figura predominante en su carácter de jefe de gobierno, jefe de Estado y líder máximo del partido gobernante que hizo uso de facultades metaconstitucionales o informales10 en su ejercicio de poder político. La articulación sui generis entre PRI y gobierno fue en el pasado, las fuentes de ese poder sustentado en una férrea disciplina de los miembros de su partido11. Tales prácticas son las que concurrieron en el pasado hegemónico para identificar al Presidente como el garante del orden político. Un presidente al tener amplios poderes constitucionales, en apariencia es fuerte, sin embargo, si su partido en el parlamento no cuenta con la mayoría de escaños, o bien los tiene pero se trata de un partido muy dividido, entonces 10. Las facultades metaconstitucionales o no escritas fueron un componente decisivo durante el período de hegemonía al sujetarse la clase política a los dictados de la presidencia mediante arreglos institucionales que resultaron superior a cualquier otra institución política. 11. La disciplina partidaria ha significado en México, que los actores en juego acataron las reglas establecidas guardando lealtad al Presidente, pues de él dependía el reparto de prebendas y cargos públicos, así como la pertenencia o exclusión de la red de poder. Lealtad también en términos de que, aún cuando su grupo de estos actores no resultara favorecido, sabían esperar otro momento político más favorable, respetando las reglas de quien estuviera en el poder, una actitud que favoreció ampliamente la rotación de cuadros y la estabilidad política del país. 68 el Presidente se ve impedido de efectuar cambios en la política del país. El Presidente mexicano tiene poderes constitucionales limitados como por ejemplo, no tiene la facultad de decreto en situaciones de urgencia como la tuvo Argentina con Menem o Brasil con Color de Melo, Franco y Cardoso. México tampoco tiene derecho a veto en todos los campos12, lo que muestra que se trata de un presidente débil, más siempre lo hicieron parecer fuerte sus facultades metaconstitucionales que le otorgaron gran poder no sólo en la presidencia sino sobre el partido de gobierno. 2.2. Tamaño del partido del Presidente El éxito que tiene el Presidente en el proceso legislativo está definido en parte por los escaños que alcanza su partido. Si tiene un apoyo reducido, el Presidente se verá obligado a instrumentar alguna fórmula de cooperación con la oposición, buscando constituir coaliciones para ejercer su poder de agenda. El Gráfico 1 muestra la evolución de escaños que controló el PRI en la Cámara de Diputados durante su hegemonía priísta, así como su representación parlamentaria como oposición en 2000. 12. Una limitante constitucional del Presidente mexicano es que no cuenta con veto para las leyes del presupuesto federal, lo cual nunca fue problema durante la hegemonía priísta porque el Congreso apenas modificaba la propuesta presentada por el Ejecutivo. Diferente es el escenario de gobierno sin mayorías en el que se han dirimido fuertes diferencias para definir el Presupuesto de Egresos de la Federación. 69 Del 100 por ciento de escaños en 1946 como muestra el Gráfico, el mayor declive del PRI gobernante fue en 1988, cuando obtuvo un 52 por ciento frente al 48 por ciento de la oposición, llegando el contingente opositor a controlar por primera vez casi la mitad de las curules (Tabla 1). Tabla 1 Distribución de Escaños en la Cámara de Diputados, 1982-2000 Período Tipo de Gobierno Legislaturas Por composición de escaños LII (1982- 1985) LIII (1985-1988) LIV (1988-1991) LV (1991-1994) LVI (1994-1997) LVII (1997-2000) LVIII (2000-2003) Unificado Unificado Unificado Unificado Unificado Compartido Compartido Partidos de Oposición Escaños* (%) 101 111 240 179 200 261 293 25,3 27,8 48.0 35.8 40.0 52.2 58,6 Partido Gobernante Escaños (%) 299 289 260 321 300 239 207 74,8 72,3 52.0 64.2 60.0 47.8 41,4 * El total de escaños para 1982 y 1985 fue de 400; de 1988 a 2000 fue de 500. Fuente: Elaboración propia con datos de (Lujambio, 1996); (Casar, 2002a: 127); y <http://www.cddhcu.gob.mx> 2.3. Distribución del poder político 1988-2003 Otro indicador a tener en cuenta para evaluar el éxito del Presidente en la arena legislativa es la distribución del poder en México. Comparativamente hablando, de 1988 a 2000, se transitó de un presidencialismo extremo a un presidencialismo atenuado, el cual se manifestó en una gran dispersión del poder prácticamente en todas las instancias de gobierno (Tabla 2). Después de las elecciones de 2000 cuando se produce la alternancia en el poder federal, Vicente Fox llega a la Presidencia con un potencial muy disminuido si se compara con el gobierno de Salinas de Gortari, que mantuvo el control de escaños en la Cámara de Diputados pero no en el Senado, además de que contó con el respaldo de los gobernadores y de las legislaturas locales. Fox en cambio no cuenta con mayorías en ninguna de las dos Cámaras ni tampoco el respaldo estatal pues la mayoría de los gobernadores provienen de las filas del PRI ahora opositor. 70 Tabla 2 El Partido del Presidente: movimiento pendular en la distribución del poder político (Datos al momento de asumir el cargo presidencial) Arena Institucional Carlos Salinas 1988 Ernesto Zedillo 1994 Vicente Fox 2000 Diputados Senadores Gobernadores Gobernadores (población) Mayoría absoluta en legislaturas locales Mayoría absoluta en legislaturas locales (población) Presidentes Municipales Presidentes Municipales (población) 52% 94% 31 100% 32 100% 96% 96% 60% 74% 29 89% 30 95% 89% 85% 41% 36% 7 22% 3 10% 16% 36% Fuente: Adaptado de Swaam y Molinar, (2002: 9). 2.4. Número efectivo de partidos Por otra parte, el número efectivo de partidos13 es un indicador confiable para proyectar la cuantificación de los partidos en el sistema político ponderando su peso Alcántara y Freidenberg (2001) en el ámbito legislativo. Permite identificar qué tan fragmentado es el sistema de partidos en México. Cuando un sistema es altamente fragmentado, ningún partido tiene mayoría, lo que dificulta los acuerdos para impulsar la agenda política, del mismo modo que si el partido del Presidente cuenta con mayoría absoluta, funciona mejor pero entonces se trastoca el principio del equilibrio de poderes. Un caso extremo de fragmentación en América Latina es Brasil que registró hasta 9,4 partidos en 1992 y 7,1 en 1999 (Amorim Neto, 2002: 59); México durante los gobiernos unificados, de 1982 a 1988 contaba con un promedio de 1,8 partidos, aumentando en los gobiernos compartidos a 2,85 (1997-2000) y 2,78 en la última Legislatura, lo cual indica que existe un multipartidismo moderado y por tanto, este es el número de partidos relevantes que por su propia fuerza son capaces de construir coaliciones para inclinar cierta decisión a la aprobación o no de los proyectos sometidos a dictamen. 13. El número efectivo de partidos fue calculado a partir de Laasko y Taagepera (1979). NEP = 1/∑ pi2 en donde pi es la proporción de escaños que tiene el i-th partido con representación en la Cámara de Diputados. 71 2.5. Cohesión intra-partidaria en la Cámara de Diputados En el campo de la ciencia política, es relativamente reciente el estudio de las relaciones entre los poderes Ejecutivo y Legislativo tomando como base las votaciones de lista nominal14. Este vacío se explica por las dificultades para contar con la información sistematizada de los sistemas parlamentarios, ya que son pocos los países que tienen un sistema electrónico para registro de las votaciones legislativas15. En México es posible ya el manejo de esta información con el sistema electrónico instalado en la Cámara de Diputados desde 1998. En esta sección se demuestra que tanto en gobiernos unificados como en los compartidos, los partidos desempeñaron su función parlamentaria con un alto grado de cohesión partidaria16 y en ese contexto, se evalúa qué tan reñidas fueron las votaciones para dictaminar los proyectos de ley. Ante tal planteamiento, oportuno es preguntarse entonces ¿quién controla la agenda legislativa?, ¿cómo votan los legisladores en la Cámara de Diputados en México? Para desarrollar estas cuestiones, se define primero la cohesión que guardan los miembros de cada partido (cohesión intra-partidaria) y la capacidad que tienen para conformar coaliciones de votación entre grupos parlamentarios (coaliciones inter-partidarias). La cohesión de los diputados se refleja cuando votan en el mismo sentido cuando votan juntos, anteponiendo su voluntad individual y por acuerdo de sus miembros (Morgenstern, 2003). Medir la unidad de partido permite definir cuántos de sus miembros se encuentran presentes al momento de la votación y “si los que efectivamente votan lo hacen en bancada; si votan sí o votan no” (Carey, 2000). Las coaliciones inter-partidarias en cambio, se representa por la unidad entre partidos que coinciden con el mismo interés de votar determinadas iniciativas en un mismo sentido, sea a favor o en contra. Es unificar sus criterios entre partidos para obtener una coalición mínima ganadora. 14. El estudio de las coaliciones legislativas a partir de las votaciones nominales ha sido escasamente trabajado. Algunos estudios recientes en este campo han sido los de Ames (2000) que estudia la disciplina partidaria en Brasil; Carey (2000 y 2002b) sobre la cohesión de los partidos en Perú, Brasil, Chile, México y Argentina; Morgenstern (2003) que analiza facciones, partidos y coaliciones en Uruguay, Chile, Argentina y Brasil; Weldon (2002) que aborda la disciplina partidaria en México, o bien, Saiegh (2002) que estudia la elaboración de las políticas en Argentina. 15. Los países latinoamericanos que registran la votación mediante el sistema electrónico en el Congreso son Argentina, Nicaragua, Brasil, Chile, Perú y México. 16. Los estudios sobre el comportamiento legislativo suelen manejar indistintamente los términos cohesión y disciplina. Se entiende aquí por cohesión partidaria, al sentido mayoritario del voto de un grupo parlamentario. El término disciplina se refiere al acatamiento de los legisladores de la línea dictada por el líder del partido. Indisciplina por tanto es cuando algún miembro del grupo parlamentario vota en sentido opuesto a su grupo o se abstiene de votar de acuerdo a la línea del partido (Casar, 2000: 196). Asimismo, Morgenstern (2003: 1) también distingue entre la noción de cohesión y la de disciplina. Explica que cuando los partidos, las facciones o las coaliciones votan juntos porque los miembros están de acuerdo entre ellos, se está hablando de cohesión; mientras que, cuando estos actores votan juntos por las exigencias del liderazgo que puede obligar a determinadas decisiones, se trata de la disci plina. Es decir, el criterio que distingue a una y otra categoría es si actúan de manera individual por voluntad o coactivamente. 72 El Índice Rice (IR)17, es utilizado en los análisis políticos para determinar el grado de cohesión partidaria que tiene cada grupo parlamentario. Para Nacif (2002b), el índice de Rice mide la cohesión y para identificar el tamaño de las coaliciones. Ames, (2000: 19) evalúa la disciplina o unidad, cuando la acción de los diputados que votan, lo hacen en el mismo sentido. Se utiliza aquí para determinar qué tan cohesionados son los partidos en los dos gobiernos sin mayorías parlamentarias que México experimenta desde 1997. Se obtiene sustrayendo de la proporción de votos a favor, la proporción de votos en contra sobre el total de diputados que votaron, aunque la fórmula lo expresa en porcentajes: IR = % fav - % contra Sus valores oscilan de 0 a 1. Cuando los resultados obtenidos son 0, es que igual número de votos hay a favor que en contra, por lo que “los partidos no movilizan ninguno de sus votos efectivos” (Carey, 2002a). Cuando el valor es 1, significa que todos los legisladores votaron en un mismo sentido, sea a favor o en contra, o lo que es lo mismo que los partidos lograron movilizar todo su potencial de votos para determinada iniciativa en un mismo sentido. Tabla 3 Medias de cohesión partidaria con el Índice Rice LVII (1998-2000) y LVIII (2000-2003) Legislaturas de la Cámara de Diputados Legislaturas µ PRI (1997-2000) N 0,997 (2000-2003) N 0,948 σ µ 0,01 220 0,15 301 PAN PRD σ µ PT σ PVEM µ σ σ µ 0,931 0,16 220 0,925 0,18 0,912 220 0,22 200 0,972 0,10 301 0,941 0,19 0,985 297 0,09 0,975 297 1,0 µ Total σ 0,0 188 0,678 0,34 220 0,10 294 0,919 0,18 301 µ = Media; _ = desviación típica; N = número de iniciativas aprobadas en cada Legislatura. Índice Rice: % fav - % contra del total, que es la suma de votos a favor y en contra en toda la Legislatura. N del PT y PVEM varían porque sus votos a favor y en contra en determinadas iniciativas a debate fueron 0, por lo que se consideraron como valores perdidos en la Base de Datos. Fuente: Elaboración propia con datos de Base Dip-Mex (1997-2003). Durante los gobiernos compartidos en México no hubo variación en el alto grado de disciplina que tradicionalmente ha caracterizado su sistema de partidos (Tabla 3)18. El PRI como gobernante (LVII Legislatura) o como opositor 17. Es el índice más común para medir la cohesión entre partidos y su nombre se deriva del científico político Stuart Rice que lo creó en 1925. 18. Otros estudios han demostrado que se dan variaciones en el grado de disciplina en una periodicidad estrecha. Por ejemplo en Uruguay, Morgenstern (2001: 125), al aplicar también el Índice Rice encuentra que con Sanguinetti (1985-1990) en el Partido Colorado se mantuvo la disciplina, en cambio con Lacalle (1990-1995) el Partido Blanco tuvo muy pocos casos en los que la disciplina funcionara a la perfección y sí muchos casos que pusieron de manifiesto importantes divisiones internas. 73 (LVIII Legislatura) mantuvo un 1,0 de cohesión interna, lo cual indica que ésta no se alteró a pesar de quedar desprotegido de la tutela presidencial de que gozó por largas décadas cuando el Presidente de la República pertenecía al PRI. El PAN como gobierno reforzó su cohesión, no obstante los conflictos con el Presidente que es de su propio partido19 y el PRD, se mantuvo casi igual en ambas Legislaturas. Los dos partidos minoritarios también conservaron su alto grado de unidad, sin embargo, una distorsión de los resultados que del Índice Rice en estos partidos es que ese grado de cohesión es proporcional al número de casos válidos, pues al aplicar el Rice quedaron 20 votaciones como missing porque unánimemente decidieron no votar y ausentarse cuando fue debatida la Ley Orgánica del Congreso en junio de 1999, lo cual es una estrategia de unidad y los legisladores se disciplinaron y no asistieron, pero como el índice sólo implica los votos a favor y en contra, el resultado es poco fiable. Como el índice solo se calcula a partir de los votos existentes, pero no da cuenta de los que estando presentes no votaron (abstenciones) ni de los legisladores ausentes, se hace necesario buscar un indicador más confiable para determinar el grado de disciplina interna de los partidos. En México, los diputados que se abstuvieron de votar representan una media de 9 y 7 en la LVII y LVIII Legislaturas respectivamente, lo cual es mínimo si se compara con los que no asistieron, que arrojan una media de 79 y 91 respectivamente20. La exclusión de las abstenciones en el Índice Rice podrían reportar una disciplina partidaria en extremo Weldon (2002); en ese sentido es que Carey (2002), sostiene que el Índice Rice sólo mide la desunión partidaria, esto es, las divisiones internas que hubo, así como la falta de consenso para votar todos en un mismo sentido. Subsanando estas distorsiones, Carey centra el debate en el problema suscitado para los casos en los que se dio una votación más reñida. Es decir, “muchas de las votaciones no generan debate” (Morgenstern, 2003) y otras en cambio son muy polémicas, por lo que, “contar los votos igualmente podría afectar la variación de los casos menos reñidos, inflando el índice de unidad” (Carey, 2002). Por esta razón, considera necesario probar los resultados con un índice más fuerte, asumiendo como más apropiado ponderarlo incorporando el umbral con el que se aprueban las iniciativas. Se entiende como umbral, el número de votos necesario para aprobar una iniciativa de ley, que puede ser de simple mayoría (50 por ciento) para las leyes secundarias, o bien, las dos terceras partes de la votación (67 por ciento) para las reformas constitucionales. 19. Inusitado resultó que el PAN y el Presidente dejaran traslucir ante la opinión pública los conflictos internos derivados del estilo de gobierno presidencial que prefería primero movilizar los recursos populares para recibir su respaldo antes que negociar con su propio partido. 20. Por lo general los ausentes en estos análisis son excluidos porque no hay un método fiable que permita evaluar las causas que tuvieron para no asistir en el momento de la votación, mismas que puede ser desde que tienen a su vez otras prioridades relacionadas con sus distritos que representan o que asumen como disciplina y estrategia de partido, no asistir como partido. En este trabajo se asume la misma postura, suprimiendo los ausentes de todo cálculo estadístico. 74 Para calcular este índice identificado como Rice ponderado (WRice)21, se siguió la fórmula: WRicei =∑Riceij*Reñidoj/∑Reñidoj Donde Reñidoi = 1 - (1/Umbral * |Umbral - %fav|), que despejado al umbral de simple mayoría con el 50 por ciento necesario para aprobar una Ley, queda como: WRicei = 1 - (2 * |50% - %fav|) La utilidad que ofrece este índice es que pondera qué tan crítica fue la votación en determinadas iniciativas dictaminadas. Los resultados obtenidos se muestran en proporciones (Tabla 4) de los índices de Unidad Rice (URice)22 y Rice ponderado (WRice). A su vez, dividiendo WRice por URice puede obtenerse el estadístico de relación (WRice:URice ratio), que es útil para observar que la unidad de cada partido no necesariamente está relacionada con la unidad de toda la Legislatura. Tabla 4 Comparación de cohesión partidaria medida por los índices de Rice ponderado y no ponderado en la Cámara de Diputados, 1998-2003 (En proporciones) Índices Reñido: 70,77 URice* WRice WURice ratio Reñido: 24,32 URice WRice WURice ratio PRI PAN PRD PT LVII Legislatura (1998-2000) PVEM Total 1,0 0.93 0,93 0,91 1,0 0,91 0,93 0,71 1,0 0.98 1,0 0,78 LVIII Legislatura (2000-2003) 1,0 0,77 0,77 0,68 0,32 0,47 0,95 0,74 0,78 0,98 0,88 0,90 0,92 0,50 0,54 0,97 0,86 0,89 0,94 0,88 0,93 0,99 0,95 0,96 * Este índice Rice es el mismo analizado arriba, aunque Carey lo presenta con esta expresión. Rice no ponderado: URice = ∑Riceij/N. Rice ponderado: WRicei = ∑Riceij * Reñidoj/∑Reñidoj WURice ratio: WRice/URice Fuente: Elaboración propia con la Base de datos Dip-Mex (1997-2003) 21. WRice: En inglés, Weighted Rice Índex. El autor sugiere este índice retomado de Jeanne Giraldo. 22. URice está calculado a partir de la fórmula ya explicada arriba. Carey propone distinguir entre Unweighted Rice índex que es: URice = ∑Riceij/N) y Weighting Rice índex: WRice = WRicei = ∑ Riceij * Reñidoj/∑ Reñidoj a fin de evitar la distorsión que pueda percibirse en el Índice de Rice como ya ha sido expresado anteriormente. 75 El índice ponderado (WRice) considerado por Carey (2002b) como un fuerte indicador para comprobar los niveles de disciplina que arroja URice, tiende a ser más alto si efectivamente los partidos son altamente disciplinados, o bien es bajo cuanto más reñida haya sido la votación. En la Tabla 4, es evidente que el PRI durante la LVII Legislatura fue perfectamente unificado, lo cual indica que al perder en ese año, el control de la agenda legislativa en la Cámara de Diputados, se mantuvo inalterada su cohesión interna. En la LVIII Legislatura en cambio, el PRI como opositor disminuyó su potencial de unidad con un índice ponderado (WRice) de 0,74 reflejando éste, una fuerte división interna al no depender ya del Ejecutivo. El PAN como opositor fue más unido (WRice 0,91) que como partido de gobierno (WRice 0,86). Su división interna fue principalmente en Ingresos de la Federación, Impuesto sobre la Renta, Ley Federal de Derechos, es decir, el paquete económico. El PRD, también fue más disciplinado en la LVII Legislatura (0,93), no obstante los temas críticos que se abordaron (Ley Orgánica del Congreso, Fondo Bancario para la Protección del Ahorro (FOBAPROA), el partido mantuvo coherencia con la línea definida por sus líderes tanto del Congreso como nacional. Cabe plantearse ahora si la cohesión entre los partidos contribuyó a disminuir la de cada Legislatura completa. Se observa que el nivel más crítico de la votación (reñido) se dio en la LVII Legislatura con dos tercios de la votación, mientras que la LVIII Legislatura desarrolló su producción legislativa con menos deferencias inter-partidarias, pues lo reñido de su votación fue de una cuarta parte de toda la Legislatura. Obteniendo la media de WRice para el total de la LVII Legislatura 0,864 (Desv Std. 0,11) y para el total de la LVIII Legislatura 0,862 (Desv. Std. 0,07) se establece una correlación de los WURice ratios para WRice y para URice obteniendo significativa la primera (al nivel de 0,01) con un r = 0,95 y la segunda de 0,076 por lo que la relación es más fuerte con el índice ponderado. En este sentido, un cambio institucional en el escenario de los gobiernos sin mayorías ha sido que el “modelo de gobierno de partido centralizado” (Nacif, 2002a: 18) fue alterado por la pluralidad de fuerzas existentes pero también se dio fin a las reglas del juego político que garantizaba lealtad al Presidente por parte del partido gobernante, aún cuando sus miembros no estuvieran de acuerdo. Se han desarrollado hasta ahora los principales indicadores a considerar para evaluar el éxito del Presidente y de los partidos en la elaboración de las políticas públicas. Se procede ahora a dicha evaluación. 76 3. Presidente proactivo y su éxito en materia legislativa Para analizar el grado de éxito de los actores políticos en la elaboración de las políticas, se recuperan aquí dos indicadores propuestos por Andrés Mejía al estudiar el caso de Ecuador (2000). El primero es el Presidente proactivo, esto es, cuando el jefe del Ejecutivo es responsable del mayor porcentaje de iniciativas aprobadas de toda la agenda (del Ejecutivo y de los legisladores de oposición). La operacionalización de este indicador consiste en medir el número de iniciativas de ley aprobadas al Ejecutivo sobre el total de iniciativas aprobadas a todos los actores políticos en un determinado período (en este caso, de 1982 a 2003). Se identifica como actores políticos al Presidente, en su calidad de jefe del Ejecutivo que tiene como facultad constitucional, proponer iniciativas de ley al Congreso, y a la oposición que son los grupos parlamentarios no pertenecientes al partido gobernante y que están representados en las Legislaturas23. En esta categoría se ha incorporado a los dos principales partidos parlamentarios de oposición: PAN-PRD o PRI-PRD según la Legislatura de que se trate, así como los partidos minoritarios que han mantenido su representación parlamentaria24. El otro indicador es el identificado como éxito del Presidente, el cual resulta de dividir las iniciativas que le fueron aprobadas sobre el número de las que presentó en la Cámara; igualmente, el éxito de la oposición proviene de dividir el número de iniciativas aprobadas sobre las que introdujo en cada Legislatura. Se establece así una asociación del éxito entre dos actores políticos: el Presidente y la oposición. La fórmula aplicada a estos índices está expresada en los términos siguientes: Pp = B/F Donde, Presidente proactivo (Pp) = Iniciativas aprobadas del Ejecutivo (B) divididas por el total de aprobadas (F); y Éxito del Presidente (Ep) = Iniciativas aprobadas (B) divididas por las iniciativas que presentó el Presidente (A); o bien, éxito de la oposición (Eo), se obtiene de dividir sus iniciativas aprobadas entre las presentadas (D/C). Iniciadores Presidente Oposición Total Iniciativas Presentadas A C E Iniciativas Aprobadas B D F Éxito (B/A) (D/C) 23. En la LVII Legislatura, los partidos minoritarios fueron el Partido del Trabajo y el Partido Verde Ecologista de México; en la LVIII Legislatura dichos partidos mantuvieron su representación parlamentaria, por lo que han sido incluidos en la categoría de oposición. Otros partidos de reciente representación parlamentaria de 2000 a 2003 no se tomaron en cuenta porque apenas controlaron de uno a tres escaños. Estos partidos son: Partido Alianza Social, Partido de la Sociedad Nacionalista y Convergencia por la Democracia Partido Político Nacional. 24. Se excluyen de este análisis, las iniciativas aprobadas a otros actores políticos como son la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, el Senado o los Congresos estatales, ya que el objetivo específico es evaluar el carácter proactivo del Presidente frente al rendimiento de los partidos en la Cámara de Diputados. 77 La hipótesis que se pretende comprobar en este modelo es que el rol del Presidente como legislador ha disminuido en un escenario de gobierno sin mayorías parlamentarias. Para medir estos indicadores y evaluar el rendimiento de 1997 a 2003, se ha hecho comparando el desempeño del Ejecutivo en un lapso de veinte años con siete Legislaturas (de la LII a la LVIII Legislaturas, 1982-2003) de las cuales las primeras cinco mantuvieron un gobierno unificado y las dos últimas, un gobierno compartido. Los resultados obtenidos de estos indicadores están representados en el Gráfico 2, en donde se constata con el índice proactivo, que el Presidente tuvo un desempeño superior al de los legisladores en los gobiernos unificados (19821997) con una proporción de 0,98 a 0,82, indicando que la mayor influencia en las decisiones de la agenda política fue del Ejecutivo, quien mantuvo la lealtad del PRI como su contingente legislativo. Parece ser determinante el número de escaños del partido gobernante pues cuando éste se redujo en 1988 (240 escaños frente a 260 de la oposición), el carácter proactivo del Presidente disminuyó (0,66) aún tratándose de un gobierno unificado. Esta tendencia se acentuó en los gobiernos compartidos donde el Presidente contribuyó apenas con el 0,27 y 0,28 del total de la agenda. Esto es, que en los gobiernos sin mayoría, el Ejecutivo ha estado limitado para tomar decisiones sin negociaciones previas con los partidos de oposición, favoreciendo así, un presidencialismo más atenuado, en el que la democratización de las instituciones políticas se había retardado luego de una larga etapa de hegemonía unipartidista en el sistema de partidos. Presidente proactivo: Pp = B/F; éxito del Presidente: Ep = B/A. Fuente: Elaboración propia. 78 Sin embargo, un aspecto relevante que se advierte en el Gráfico 2 es que el Presidente no redujo su éxito ni en gobiernos unificados ni en los compartidos, el cual versó en casi el 100 por ciento de proyectos que le fueron aprobados. El cambio, visiblemente se encuentra entonces en el número de proyectos presentados por el Presidente. Retrajo a un tercio sus iniciativas presentadas respecto a 1982, lo cual se explica porque “si la oposición en el Congreso es muy fuerte, una iniciativa presidencial puede nunca ser sometida a votación” (Ames, 2000: 17), por lo que el Presidente prefiere no enviar sus propuestas antes que ser rechazadas 25. En los gobiernos unificados, los legisladores carecían de incentivos para proponer iniciativas dado el control del partido hegemónico de la arena parlamentaria; sin embargo en los gobiernos compartidos, la oposición incrementó sus iniciativas presentadas, dada la mayor probabilidad de que se dictaminarían porque contaban ya con posiciones tanto en las comisiones permanentes como en el pleno. En esa perspectiva, la oposición valoró su potencial fuerza política recién conquistada y se convirtió en un fuerte incentivo para asumir un rol proactivo. La media de 185 iniciativas presentadas por Legislatura en los gobiernos unificados, ascendió a 614 de 1997 a 2003, lo cual indica que el Legislativo asumió su carácter de mayor autonomía para influir en la agenda política, aunque ésta no se vio reflejada en la producción legislativa26. En cuanto al Ejecutivo, éste por el contrario, contrajo su rol como iniciador. El número absoluto de iniciativas presentadas por el Ejecutivo de 1982 a 1997 fue de 647, lo que significa un promedio de 129 iniciativas por Legislatura. Sin embargo, en la LVII y LVIII Legislaturas presentó tan sólo 96, esto es, la media de 48 iniciativas por Legislatura, equivalente a un 6,3 y un 7,1 por ciento respectivamente. Esta evolución confirma la hipótesis de que en los gobiernos sin mayorías, el Presidente reduce su función de iniciador de Leyes o decretos como una estrategia obligada frente a las dificultades que de antemano considera se presentan en los debates parlamentarios al no contar con un contingente legislativo que respalde todos sus proyectos. De ahí que el papel de los partidos de oposición como proponentes sea una de las novedades que tuvieron lugar en un sistema de partidos multipartidista y sin mayorías en el Congreso. En relación a las iniciativas aprobadas al Presidente, el total de iniciativas aprobadas al Ejecutivo en veinte años han sido 721 de un total de 743, lo que indica que en 25. Otra estrategia que han seguido los jefes del Ejecutivo ha sido introducir sus proyectos de Ley por la Cámara de Senadores fungiendo como Cámara de origen. En otros casos cuando no se logra avance en las negociaciones como fueron los temas de Reforma laboral y privatización de energía eléctrica con Vicente Fox, el Ejecutivo opta por no someter su propuesta de Ley al Congreso. 26. El alto porcentaje de iniciativas presentadas no es concordante con las aprobadas. Un alto porcentaje de iniciativas presentadas por los legisladores, quedó sin dictaminar, lo que implica que cuando se pensó en que los partidos tendrían mayor autonomía en su producción legislativa en tanto no existía ya la fuerza hegemónica de un solo partido que decidía el quehacer parlamentario, las estrategias han sido no dictaminarlas en sentido negativo y en cambio dejarlas en Comisiones rezagadas y “congeladas”. 79 ese lapso apenas 18 propuestas del Ejecutivo quedaron sin dictaminar; y 4 rechazadas. En porcentajes, durante los gobiernos unificados, el mínimo porcentaje de aprobación en sus iniciativas fue de 96 por ciento; mientras que en las de mayorías divididas fue de 82 por ciento (1997-2000) y 96 por ciento (2000-2003). La Tabla 5 ilustra que de 1982 a 2003 no hubo variaciones, pues el menor éxito presidencial fue de 0,82 en la LVII con Ernesto Zedillo, que fue el momento político en el que el Presidente aplicó el criterio de la “sana distancia” respecto a su partido, favoreciendo un presidencialismo más acotado que no implicó debilidad presidencial, pues ésta se daría únicamente en el caso de que la agenda presidencial no pudiera desarrollarse por conflictos con el Legislativo. En la LVIII Legislatura, no obstante que se presentaron reiterados conflictos entre ambos actores, el resultado fue que Vicente Fox logró un éxito del 96 por ciento de su agenda. En términos cualitativos sin embargo los logros de Vicente Fox como primer Presidente de la oposición, no fueron óptimos como pudiera leerse con ese porcentaje de éxito en sus primeros tres años de gobierno. Su agenda considerada prioritaria no fue debatida en el Congreso: Reforma laboral, eléctrica y fiscal27 y en esos términos el éxito se torna limitado. Esto en gran parte se debió al estilo personal del Presidente, que priorizó su imagen mediática para dar a conocer su agenda como una estrategia de comprometer al Congreso públicamente antes que recurrir a los liderazgos de cada partido para asumir compromisos28. En definitiva, mientras el éxito del Presidente en su agenda aprobada ha sido extremadamente alto en una media del 95 por ciento de 1982 a 2003, su grado de proactividad que se refleja en la contribución en el total de la agenda, si se vio disminuido en los últimos seis años. Estos cambios del comportamiento de los actores políticos, durante los gobiernos sin mayorías, sugieren que se hace necesario definir arreglos institucionales entre las elites políticas que dieran lugar a una política de consensos, lo que podría suponer una contribución institucional al equilibrio de poderes. 27. La Reforma fiscal si se aprobó pero con profundas modificaciones al proyecto inicial del Ejecutivo, tema que siguió manteniéndose en la agenda presidencial hasta el fin de la LVIII Legislatura para heredarlo a la LIX que iniciará sus funciones en septiembre de 2003. Otra alternativa que asumió el Presidente Fox fue expedir un decreto que modificaría el Reglamento de la Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica, implicando la apertura del sector a la inversión extranjera. No tardó el rechazo del Congreso a tal medida, argumentando intromisión presidencial en las funciones legislativas. Lo inédito fue que el partido gobernante avaló esas posiciones del Legislativo. Fox, fue sujeto de un juicio de controversia ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación, interpuesto por la Cámara de Diputados, por considerar que invadió sus facultades al expedir dicho decreto. El líder parlamentario del PAN aclaró que fue “particularmente difícil avalar la demanda contra el Presidente, pero que lo hacían porque son nuevos tiempos en los que hay división de poderes” (Diario La Jornada, 28 de junio de 2001). La decisión de la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional el decreto de Fox (abril 25/2002). Siendo un acto más del estilo personalista presidencial, el acierto del PAN fue no avalar esta acción política que le hubiera reducido buena parte de su capital político. 28. Una estrategia que a su vez responde a las tensiones entre el Presidente y el PAN que es su partido. En el momento de asumir la Presidencia, el primer impacto de desentendimiento fue que el PAN no figuró en la distribución de las principales carteras de gobierno; poco después dicho partido no apoyó el Proyecto de Ley Indígena del Presidente en los términos que éste lo propuso. Algunos meses más tarde era tanta la confusión que el dirigente del PAN, Luis Felipe Bravo en ocasión del Primer Encuentro Nacional de Legisladores, tuvo que reafirmar que “El PAN es el partido en el gobierno y los primeros que deben entenderlo son los funcionarios y los legisladores de Acción Nacional […] En la medida que se le niegue a Acción Nacional el carácter de partido en el gobierno, se corre el riesgo de equivocarnos y de que en el PAN se tienda a reproducir de manera inevitable los criterios, las acciones y los discursos que nos perfilaron como partido opositor durante 60 años”. Diario La Jornada, 24 de agosto de 2001. 80 Tabla 5 Productividad legislativa de la Cámara de Diputados (1982-2003) Legislaturas Ejecutivo Legisladores Partido Gobernante* Oposición Período Presentó Aprobadas Presentó Aprobadas Presentó Aprobadas Presentó Aprobadas LII 1982-1985 LIII 1985-1988 LIV 1988-1991 LV 1991-1994 LVI 1994-1997 LVII 1997-2000 LVIII 2000-2003 155 151 (97%) 197 13 (7%) 17 10 (59%) 180 3 (2%) 188 186 (99%) 352 37 (10%) 70 9 (13%) 282 26 (9%) 85 82 (96%) 209 49 (23%) 19 6 (31%) 190 43 (23%) 135 133 (98%) 134 33 (25%) 35 15 (43%) 126 26 (20%) 84 83 (98%) 165 25 (23%) 19 7 (37%) 146 18(12%) 44 36 (82%) 567 137 (24%) 84 21 (25%) 426 95 (21,5%) 52 50 (96%) 1077 185 (17%) 276 55 (20%) 801 130 (16%) Fuente: Para Legislaturas LII y LIII, Casar, 2002: 127-128; Legislaturas LV y LVI, Meyenberg, 2000: 135; Legislaturas LVII y LVIII, Base de Datos Dip-Mex 1997-2003, elaborada con información de http://gaceta.cddhcu.gob.mx * De 1982 a 2000 el partido gobernante es el PRI; de 2000 a 2003 los datos son referentes al PAN. 3.1. Rendimiento entre Ejecutivo-Legislativo: coeficiente de Yule La influencia que el Presidente tiene respecto al conjunto de la agenda política ha sido determinada por el índice de Presidente proactivo y se ha demostrado que su capacidad de decisión ha sido disminuida pero no su éxito. Es claro que este proceso está en estrecha relación con el aumento del peso decisorio que han ganado los partidos en la Cámara de Diputados, incluido el partido gobernante. Siguiendo a Mejía-Acosta (2000:7), se requiere ahora obtener una evaluación del rendimiento, articulando los resultados entre los dos poderes Ejecutivo y Legislativo e incorporando al análisis las iniciativas rechazadas. Se procede así, a establecer una asociación29 entre el éxito del Presidente con el de los legisladores para determinar la existencia y grado de la asociación entre el Ejecutivo y el Legislativo, así como si existe predominio de un actor sobre otro. En ese sentido, se aplica el coeficiente de Yule que permitirá comparar las diferencias en el éxito de ambos actores. Este coeficiente está representado con una Q, y es expresado en una dicotomía con una tabla de 2 x 2. Se calcula a partir de los productos cruzados de las celdillas de una de las diagonales AD y 29. Se advierte una asociación entre dos variables cuando las correspondientes distribuciones condicionales porcentuales difieren en mayor o menor grado entre sí. 81 de las celdillas de la segunda diagonal BC. Es una medida simétrica30 basada en la diferencia entre una relación de datos y se representa con la fórmula: Q = (AD - BC)/(AD + BC) Iniciadores Presidente Oposición Iniciativas Aprobadas A C Iniciativas Rechazadas B D Los valores otorgados a Q son de tres niveles: 1, -1 o bien 0. Cuando el valor es 1, se trata de una relación de monotonicidad, es decir, que no hay variación y siempre es una asociación uniforme (asociación perfecta). Es cuando existe predominio del Ejecutivo respecto al Legislativo porque tiene el más alto grado de éxito. Contrariamente, cuando el valor de Q se aproxima a -1, existe predominio del Legislativo sobre el Ejecutivo (asociación negativa); un tercer valor es cuando Q se aproxima a 0 significa que existe un balance entre ambos poderes (nula asociación o independencia estadística entre las dos variables). Por tanto, Q es la medida simétrica en los valores entre -1 y +1, donde -1≤ Q ≤ + 1. Los resultados obtenidos a partir de la aplicación del coeficiente de Yule en las Legislaturas de la Cámara de Diputados (1988-1997), se exponen en el Gráfico 3 y arrojan un coeficiente Q = 1, como se observa en el Gráfico 3; indicando la existencia de un absoluto predominio del Ejecutivo respecto al Legislativo durante los gobiernos unificados. Al existir un alto grado de asociación, se corrobora no sólo el más alto éxito del Ejecutivo sino también su mayor influencia sobre la agenda total. Disminuyó este predominio –como era de esperarse–, en la Legislatura de 1997 (a 0,88) aunque siguió cercano al valor 1. Es decir, siguió predominando el Ejecutivo. 30. Se denomina medidas simétricas cuando la asociación no distingue entre variables independientes o dependientes, por lo que el coeficiente de Yule únicamente refleja la fuerza y dirección de la relación entre dos variables, pero no distingue entre los papeles asignados a cada variable. 82 Índice de Yule: Q = (AD – BC)/(AD + BC) Fuente: Elaboración propia. El coeficiente de Yule para la LVIII Legislatura sin embargo, fue de 1, lo cual sorprende porque Vicente Fox enfrentó un Congreso adverso a su agenda, incluyendo en ese rol a su propio partido, que frecuentemente discordó con el Ejecutivo31. Durante los tres años de actividad parlamentaria, se sancionaron las leyes secundarias y aquellas que anualmente se tienen que dictaminar (de presupuesto federal y de finanzas), pero no se lograron consensos para dictaminar la agenda presidencial que consideró prioritaria (reforma fiscal32, reforma laboral, reprivatización del sector eléctrico). En conclusión, la elevada asociación entre ambos poderes y el grado de éxito del Ejecutivo muestran un escaso éxito de los partidos de oposición (Gráfico 4), sin embargo, las decisiones para la formulación de las políticas no son ya 31. Cuando la frecuencia de una de las celdillas es cero, entonces el valor de Q es 1,0 ó bien -1,0, según sea la dirección de la asociación. Es decir, en las dos Legislaturas, la asociación perfecta que se reflejó fue porque la celdilla de leyes rechazadas al Ejecutivo por lo regular fue cero, salvo una que sí se le rechazó en 1997. En todos los casos se concentraron en la diagonal AD, esto es, que cada valor de la variable oposición se encuentra asociada con un solo valor, ya que B siempre será 0 puesto que no hubo iniciativas rechazadas al Ejecutivo, de tal forma que para cualquier categoría de la variable Presidente, sólo será diferente de cero una celdilla. 32. En el primer año de ejercicio legislativo, el Congreso aprobó la reforma fiscal, sin embargo hizo enmiendas que como resultado final dejaron sin resolver los factores prioritarios que sustentó el Presidente en su proyecto de origen. Durante el tiempo restante de la Legislatura ésta argumentó la necesidad de estudiar nuevas reformas que corrigieran anomalías, sin embargo en concreto no se llevó al Pleno ninguna otra iniciativa relacionada con la reforma fiscal. 83 responsabilidad que asuma exclusivamente el Presidente. Esto es, con gobiernos divididos, la oposición ha influido más en la elaboración de las políticas, pero no para contrarrestar el potencial del Presidente, que a pesar de su disminuida capacidad decisoria, éste siguió obteniendo un éxito muy elevado. Significa que el Ejecutivo en un presidencialismo más acotado, sigue controlando la agenda. El índice de Yule da cuenta de que la relación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo tiene un alto grado de asociación y que se carece aún de un verdadero equilibrio de poderes. El hecho de que el Presidente siga siendo poderoso –aunque en menor medida–, ratifica que en los gobiernos sin mayorías siguen siendo determinantes las preferencias del Presidente. No obstante, la Asamblea deja de ser una institución refrendadora de las decisiones del Ejecutivo, en este sentido juegan un papel determinante los partidos de oposición, porque son quienes articulan la acción entre gobierno y Parlamento. El PRD no registra datos en la LIV Legislatura porque se fundó sólo hasta 1989 en la LV Legislatura. Fuente: Elaboración propia a partir de Dip-Mex (1997-2003). 84 El Gráfico 4 da cuenta de la limitada capacidad que han tenido los partidos para tomar decisiones en la elaboración de las políticas. Véase cómo el mismo partido gobernante (PRI de la LIV a LVII Legislaturas) incidió limitadamente frente al éxito obtenido por el Ejecutivo. 4. Coaliciones inter-partidarias y preferencias ideológicas Teniendo en cuenta que las Legislaturas “son órganos de decisión colectiva que operan mediante la regla de mayoría” (Nacif, 2002b: 21), el poder de la Asamblea reside en su capacidad para conformar coaliciones que bajo la misma regla de mayoría aprueben las iniciativas de ley. De ahí la importancia de buscar los consensos entre los grupos parlamentarios manifestados en lograr la mayoría reglamentaria para dicho fin. En este apartado se analizan las coaliciones entre los grupos parlamentarios (cohesión inter-partidaria) para definir qué tan reñida y en qué casos fue la votación legislativa. Para ello se desarrolla el índice de UNIDAD ponderado que propone Carey, (2000, 2002) incorporando en el análisis la variable asistencia de los legisladores al momento de votar, ya que se considera un factor que puede influir en lo reñido de la votación. Asimismo, los resultados del análisis se agrupan por materia, que es el área específica del asunto abordado en las leyes sancionadas. El índice puede ser aplicado por partido y por coalición parlamentaria. Un criterio para conformar las coaliciones es que los legisladores vinculados al Presidente, enfrentan diferentes incentivos para coaligarse con otros (Morgenstern, 2003: 2). Como los partidos de oposición no tienen los mismos incentivos que el partido del Presidente33, éstos pueden tener menos éxito en mantener su disciplina interna. Sus incentivos por tanto, derivan de las relaciones inter-partidarias (coaliciones), forjadas para votar juntos y definir el sentido del dictamen de los proyectos en el Pleno. Para ello, cierto partido opta por formar coalición con otro que está cercano al primero –desde el punto de vista ideológico–, para obtener una mayor utilidad. De esta forma, la utilidad de los partidos políticos depende de la proximidad existente entre la política adoptada por el partido del Presidente y la política de ese partido. El índice de UNIDAD ponderado es útil para evaluar lo reñido de las votaciones por el número de diputados que votaron en coalición. En este sentido, las votaciones tienen una relación estrecha con el porcentaje de asistencia, permitiendo identificar el grado en que la unidad del partido o coalición contribuyen a su fortaleza o bien, a su grado más crítico. 33. En América Latina, un fuerte incentivo del partido del presidente para cooperar en la aprobación de los proyectos al Ejecutivo han sido el clientelismo o patronazgo político. 85 UNIDADi ponderado = ∑(Unidadij) (Asistenciaj) (Reñidoj) ∑(Asistenciaj) (Reñidoj) Donde la Asistenciaj = % de los legisladores que votaron sobre la cuestión j Reñidoj = 1 - |% fav - % contra|, para la Legislatura completa sobre la cuestiónj Unidadij = |% fav - % contra|, del partido i sobre la cuestión j La especificidad que distingue al índice de UNIDAD ponderado es que se calcula teniendo en cuenta en la asistencia a las abstenciones, dado que está basada en cuántos de los legisladores están presentes en el momento de la votación, y si los que votan lo hacen en el mismo sentido (favor o contra). Cuando una mitad vota “si” y la otra mitad vota “no”, el valor del índice es 0, esto es, cuando no hay una alta coalición porque la Legislatura está dividida, y por tanto es más reñida, así que “estos son los casos en los que hay que prestar mayor atención” (Carey, 2002). El valor será 1 cuando son coaliciones unificadas y todos votan en un mismo sentido. En estos casos existe UNIDAD porque ese partido tiene capacidad para articular un programa de políticas a nivel nacional y de impulsarlo durante el proceso legislativo, sin divisiones, ni fragmentaciones que comprometan sus metas legislativas Carey (2002a:1). Aplicando el índice de UNIDAD ponderado al caso mexicano en las dos Legislaturas de gobiernos compartidos se obtuvieron los resultados mostrados en la Tabla 6. Tabla 6 Medias de UNIDAD ponderada en las coaliciones inter-partidarias por área de proyectos aprobados, LVII y LVIII Legislaturas (1998-2003) µ ,917 ,914 ,911 ,870 ,827 ,802 σ ,20 ,18 ,23 ,17 ,27 ,33 ,785 ,783 ,768 ,703 ,30 ,35 ,26 ,31 86 LVII Legislatura (1998-2000) Coaliciones unificadas Coaliciones más reñidas PRI-PAN 0,859 (σ 0,25) µ σ Seguridad y Justicia ,649 ,39 Agricultura y Medio Amb. Normativa del Congreso Política y Administración Diversos Económico Social Educativo y Salud PRI-PRD 0,700 ( σ 0,31) Política y Administración ,673 ,31 Seguridad y Justicia Social Educativo y Salud ,647 ,40 Agricultura y Medio Amb. Diversos ,571 ,24 Normativa del Congreso Económico µ ,997 ,838 ,807 ,732 σ ,00 ,34 ,36 ,38 ,991 ,991 ,963 ,949 ,922 ,915 ,852 ,02 ,01 ,10 ,14 ,14 ,20 ,25 ,985 ,966 ,923 ,920 ,904 ,877 ,825 ,04 ,10 ,16 ,19 ,24 ,22 ,24 ,987 ,980 ,969 ,937 ,902 ,899 ,860 ,03 ,04 ,08 ,14 ,22 ,19 ,23 Coaliciones unificadas Coaliciones más reñidas PAN-PRD 0,661 ( 0,41) µ σ Agricultura y Medio Amb. ,592 ,41 Diversos Social Educativo y Salud ,510 ,46 Seguridad y Justicia Política y Administración ,379 ,37 Normativa del Congreso Económico LVIII Legislatura (2000-2003) Coaliciones unificadas Coaliciones más reñidas* PRI-PAN 0,941 ( 0,16) Seguridad y Justicia Política y Administración Agricultura y Medio Amb. Económico Normativa del Congreso Social Educativo y Salud Diversos PRI-PRD 0,915 ( 0,19) Política y Administración Seguridad y Justicia Agricultura y Medio Amb. Económico Social Educativo y Salud Normativa del Congreso Diversos PAN-PRD 0,928 ( 0,16) Normativa del Congreso Política y Administración Seguridad y Justicia Económico Agricultura y Medio Amb. Social, Educativo y Salud Diversos - µ= Media de votación por materia; σ = desviación típica. * Para la LVIII Legislatura (2000-2003) no hubo coaliciones reñidas inferiores a la media de 0,700. Fuente: Elaboración propia con la Base de Datos Dip-Mex (1997-2003). En general en cada partido, fueron escasamente reñidas las votaciones, cuando se esperaría que, prevaleciendo un gobierno sin mayorías parlamentarias, se reflejaría mayor relajamiento de no acatar la línea de sus partidos y coordinadores parlamentarios y que tuvieran los diputados a nivel individual, mayor autonomía para definir su voto. Significa que tanto los tres principales partidos (PRI-PANPRD) como los minoritarios (PT-PVEM) mantuvieron disposición de colaboración inter-partidaria y que la oposición ha dejado de ser poco significativa en la arena parlamentaria porque el rol del partido gobernante dejó de ser el centro decisorio en el ejercicio parlamentario. En México se ha instituido la negociación política como una condición necesaria en el proceso democrático. 87 El estado de las coaliciones entre partidos se muestra en la Tabla 6, que está organizada agrupando las medias por materia en dos campos: coaliciones unificadas, las que su media fue superior a 0,700 indicando su proximidad a la UNIDAD; y las coaliciones más reñidas, que fue para los casos con una media inferior a 0,700 34. Las votaciones más divididas (coaliciones más reñidas), son las que contribuyeron a crear mayor desacuerdo o disensión. La LVII Legislatura fue la más reñida y los temas de mayor disenso se encuentran en materia de normativas para el Congreso, que se refiere a la Ley Orgánica del Congreso, uno de los asuntos sancionados más polémicos en esa Legislatura35. En las medias superiores a 0,700 las votaciones más críticas correspondieron al paquete económico que presentó el Ejecutivo, fundamentalmente la Ley de Ingresos, así como la de Egresos de la Federación. El mayor disenso de la coalición PAN-PRD fue manifestado en el renglón de diversos, que se refiere a los permisos al Presidente para ausentarse del país, a emisión de monedas de aniversario, inscripción de letras de oro y condecoraciones. A fin de determinar si este grado más crítico de la votación está influido por la correlación de asistencia y reñido, se procedió a obtener el coeficiente r de Pearson y su distribución de las votaciones mediante el Gráfico 5 de dispersión, mostrando una débil relación negativa con un r = - 0,306 (p ≤ 0,01), lo cual indica que no existe correlación entre ambas variables y por tanto se perfila que traen información independiente al índice ponderado. Asimismo, hubo una concentración de la asistencia entre 70 y 100 por ciento, es decir, que, el promedio de asistencia fue del 84 por ciento con un quórum mínimo del 53 por ciento. Por cuanto a la votación reñida su media fue de 0,592 (Desv. Std 0,27) para toda la Legislatura, es decir, éste es el valor donde se concentra el reñido de las votaciones. Estos resultados confirman que siendo tan fuerte el grado de cohesión interna, su articulación en coaliciones fue un esfuerzo por despejar la agenda política aún con la disidencia existente en temas álgidos (presupuesto, fondo de rescate bancario, normativas del Congreso). Fue una Legislatura muy dividida pero el número efectivo de partidos así como la capacidad de sus líderes parlamentarios para mantener la disciplina en cada partido, confluyeron en evitar la parálisis legislativa. 34. El criterio de clasificarlas con un corte de 0,700 fue porque está más cercano a la mitad que a la UNIDAD. Lo que significa que en este bloque se concentró el mayor disenso de toda la Legislatura. 35. La reglamentación de la Ley Orgánica del Congreso fue necesaria para cambiar los órganos de gobierno interno en la Cámara de Diputados, que dejaron de ser operativos al perder el PRI la mayoría absoluta. Debía sustituirse la Gran Comisión como operadora fundamental, para dar pauta a la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política, un organismo que se constituyó con la representación de todos los grupos parlamentarios. Los rangos de mayor criticidad se encuentran en las posiciones adoptadas por el PT y el PVEM, quienes discordaron con la reglamentación, optando por no emitir votación alguna al respecto. 88 La agenda de la LVIII Legislatura se abocó a resolver los proyectos en materia social, educativa y de salud, así como el agrícola y medio ambiental. De entre las iniciativas de votación más dividida estuvo la Ley Indígena relativa al Diálogo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional36. Ley de inscripción de vehículos de procedencia extranjera, en la que el PAN gobernante manifestó su total oposición al votar unánimemente. Otra iniciativa polémica y en la visiblemente hubo votación dividida, fue la Ley de Impuestos Especiales a la Producción y Servicios, propuesta por el Ejecutivo. Fue aprobada pero con 141 votos en contra. La evaluación de la LVIII Legislatura en su conjunto conlleva a mostrar que la mayor coalición entre partidos se dio en materia de Política y Administración Pública y en Seguridad y Justicia; y donde hubo mayor discrepancia fue en Social, Educativa y Salud, así como en asuntos codificados como diversos, que son relativos a letras de oro en los muros del Congreso, edición de monedas de aniversario, y permisos constitucionales al Presidente para ausentarse del país. Como lo ha expresado Nacif (2002a: 8), entre los objetivos de los legisladores estuvo lograr que se adoptaran las iniciativas de ley de su preferencia, que pudieran orientar los cambios a las iniciativas en el sentido deseado y que lograran influir en los resultados legislativos. 36. La Ley Indígena fue uno de los compromisos medulares en la campaña presidencial de Vicente Fox. Al someterla al Congreso vía Senado, su propio partido -el PAN en el Senado-, se alió a los grupos más conservadores del PRI, modificando los puntos de mayor interés para el sector indígena, fue aprobada en esos términos en las dos Cámaras, lo cual derivó en la ruptura del diálogo con los grupos indígenas. Este proyecto que había representado un esfuerzo presidencial por instrumentar una forma diferente de hacer política, terminó como un signo de incapacidad gubernamental para proyectar cambios en el quehacer político. 89 El Gráfico 6 ilustra que en la LVIII Legislatura si existió relación entre asistencia y reñido por el coeficiente de Pearson, r = - 0,629 (p £ 0,01) obtenido, esto es, a menor asistencia mayor probabilidad de que la votación sea reñida. El valor en el que se concentra la parte reñida de toda la Legislatura, fue una media de 0,455 (Desv. Std 0,191). 5. Coherencia ideológica de los partidos en la arena parlamentaria Siguiendo en la línea de determinar cuánto los legisladores de distintos partidos han votado juntos, queda por explorar las posiciones ideológicas de los partidos. Es posible que su unidad partidaria responda a una proximidad ideológica y que sea ésta, una razón poderosa para explicar por qué votan juntos, o bien, si los partidos son ideológicamente heterogéneos y votan coherentemente. En todo caso, la distancia ideológica entre cada partido puede ser determinante para la conformación de coaliciones. En este epígrafe se intenta esclarecer estos aspectos. Durante los gobiernos unificados, los partidos determinaban su acción en función de su postura frente al PRI gobernante; en el contexto de los gobiernos sin mayorías, los partidos toman las decisiones a partir de una nueva relación de independencia entre poderes, en donde dejaron de ser efectivas las reglas del juego no escritas que otorgaban un poder excesivo a la figura presidencial. 90 Puede esperarse que los legisladores vinculados al Presidente, enfrenten diferentes incentivos para coaligarse con otros Morgenstern (2002), y a mayores distancias ideológicas entre los partidos, mayor conflicto en las relaciones entre el Ejecutivo y el Legislativo (Mainwaring y Shugart, 1998: 139). Las orientaciones ideológicas que configuran el espectro político en la Cámara de Diputados, se define aquí a partir de la autoubicación de los propios partidos37. En una escala de 1 a 10 en donde 1 es izquierda y 10 la derecha, las encuestas aplicadas a dirigentes y legisladores de cada partido, arrojan como resultado global, que el PRI se posiciona en el centro; el PAN en la escala de centro-derecha y el PRD como de izquierda (Tabla 7). Si se analiza por Legislatura, los resultados de 1998 y 1999 (LVII Legislatura), la variación mayor de autoubicación fue la del PRI que para el último año se posicionó más a la izquierda. Con ligera variación el PRD también se replegó más a la izquierda. Sin embargo, en la LVIII Legislatura (2001), el PAN mantuvo exactamente la misma posición; mientras que el PRI se corrió nuevamente hacia el centro. El nivel de cohesión en cada grupo parlamentario puede ser comprobado mediante las desviaciones típicas de cada una de sus medias. Dichas desviaciones representan el grado de dispersión. Si éstas son pequeñas es que el partido es más homogeneo y tiene una fuerte cohesión interna. Tabla 7: Medias de autoubicación ideológica de los legisladores en la Cámara de Diputados (donde 1 es izquierda y 10 es derecha) 1998: Legisladores 2,8• •5,3 •5,9 PRD PRI PAN 1999: Legisladores, dirigentes y militantes •2,4 3,9• PRD PRI 2001: Legisladores •3,0 PRD 1 2 3 5,8• PAN 4,7• PRI 4 5,9• PAN 5 6 7 8 9 10 N para 1998: PRI 59; PAN 31; PRD 31. Para 1999: PRI 21; PAN 22; PRD 23 y para 2001: PRI 52; PAN 48 y PRD 12. Desviación típica: 1998 PRI (1,46); PAN (1,39); PRD (1,62). Para 1999 PRI (1,33); PAN (1,43); PRD (1,55). Para 2001 PRI (1,44); PAN (1,16) y PRD (1,08). Pregunta realizada: “Utilizando una escala ideológica donde 1 sea izquierda y 10 derecha: ¿dónde se ubicaría usted?” Fueron excluidas las respuestas "no sabe”, “no contesta" para la obtención de las medias. Fuentes: PELA (1994-2004) Y PPAL (1997-2000). 37. La información para los posicionamientos de los partidos en el espacio ideológico ha sido procesada a partir de las Bases de Datos del Instituto Interuniversitario de Iberoamérica y Portugal: “Proyecto Elites Parlamentarias en América Latina (PELA), Universidad de Salamanca, 1994-2004” y “Proyecto Partidos Políticos de América Latina (PPAL), Universidad de Salamanca, 1997-2000”, dirigidos por Manuel Alcántara Sáez. 91 Con relación a la posición en que colocan los legisladores a su propio partido (ubicación ideológica), en la LVII Legislatura existe coherencia con las medias en 1998, siendo el PAN el partido más homogéneo (Std. 0,85). En 1999 el PRI y el PAN comparados con su autoubicación, en la ubicación del partido se observa un desplazamiento ligeramente a la derecha y en 2001 todos los partidos se corren hacia la derecha (Tabla 8). Lo anterior indica que como miembros de su partido (autoubicación) asumen menos su carácter conservador que cuando identifican la ideología de su partido (ubicación). Tabla 8: Medias de ubicación ideológica de los legisladores en la Cámara de Diputados (donde 1 es izquierda y 10 es derecha) 1998: Legisladores •3.0 •5.4 PRD PRI 1999: Legisladores, dirigentes y militantes •2.4 PRD 2001: Legisladores 1 2 3 4.9• PRI •4.2 PRD 4 •6.8 PAN •6.2 PAN •5.3 PRI 5 •6.4 PAN 6 7 8 9 10 N 1998: PRI 59; PAN 31; PRD 31. Para 1999: PRI 23; PAN 22; PRD 23 y para 2001: PRI 52; PAN 47 y PRD 11. Desviación típica 1988 PRI (1,07); PAN (0,85); PRD (1,43). Para 1999 PRI (0,92); PAN (1,27); PRD (1,46). Para 2001 PRI (1,18); PAN (1,03) y PRD (1,32). Pregunta realizada: “Utilizando una escala ideológica donde 1 sea izquierda y 10 derecha: ¿dónde ubicaría usted a su propio partido?” Fueron excluidas las respuestas "no sabe”, “no contesta" para la obtención de las medias. Fuentes: PELA (1994-2004) Y PPAL (1997-2000). Ahora bien, para determinar si las preferencias ideológicas de los legisladores, tienen relación con la forma como votaron, se ha procedido a calcular la distancia ideológica (DI) que separa a cada fuerza política. Medir la distancia ideológica entre dos partidos es a partir de obtener su diferencia absoluta de la autoubicación y ubicación ideológica media dividida entre el máximo teórico de esa diferencia, que en la escala izquierda-derecha de 1 a 10 es 938. Los valores asignados a este índice van de 0 a 1. Cuando se obtiene una distancia más próxima a 0 representan una menor distancia ideológica entre ambos partidos; y cuando está cercana a 1, es que hay mayor distancia ideológica. La coalición por tanto dependerá de la proximidad de la política que proponga el Presidente o los legisladores y la política preferida por cada partido parlamentario. 38. Índice calculado de acuerdo a Sartori (1980/1999: 433). 92 Tabla 9 Distancia ideológica en las coaliciones de votación de los proyectos aprobados en la Cámara de Diputados, LVII y LVIII Legislaturas (1997-2003) LVII Legislatura (1997-2000) Ubicación PRI PAN 5,4 6,0 D t: D t: 1,07 0,85 Coaliciones PRI-PAN PRI-PRD Distancia entre partidos en coalición 0,06 0,27 Frecuencia de iniciativas aprobadas en coalición 187 129 Porcentaje 85,0 58,6 LVIII Legislatura (2000-2003) Autoubicación Ubicación Medias: PRI PAN PRD Medias: PRI PAN 4,7 5,9 3,0 5,25 6,38 D t: 1,4 1,2 1,0 D t: 1,18 1,03 Coaliciones PRI-PAN PRI-PRD Distancia entre partidos de coalición 0,12 0,15 Frecuencia de iniciativas aprobadas en coalición 293 269 Porcentaje 97,3 89,4 Medias: Autoubicación PRI PAN 5,3 5,9 1,5 1,4 PRD 2,8 1,6 Medias: PRD 3,0 1,43 PAN-PRD 0,34 146 66,4 PRD 4,18 1,32 PAN-PRD 0,27 271 90,0 Dt= Desviación típica. Distancia entre dos partidos= a la diferencia absoluta entre su autoubicación media y la ubicación media de cada partido dividida por el máximo teórico que, en la escala izquierda-derecha es 9. Frecuencia: Es el número de iniciativas votadas a favor por la coalición. El porcentaje es el relativo a estas iniciativas, donde el 100% para la LVII Legislatura fueron 220 y para la LVIII 301. Fuente: Elaboración propia a partir de Base de Datos de PELA (1994-2004); PPAL (1997-2000) y Dip-Mex (1997-2003). Los datos obtenidos a partir de calcular la distancia ideológica entre las coaliciones de votación se muestran en la Tabla 9, en donde se percibe una proximidad entre el PRI y el PAN en las dos Legislaturas, aunque mucho más estrecha en la LVII (DI = 0,06). De las tres coaliciones analizadas, ésta es la que guarda mayor proximidad entre sí. La mayor distancia en ambas Legislaturas está en la coalición PAN-PRD (0,34 y 0,27 respectivamente). No sorprenden los datos porque tradicionalmente PRI-PAN han votado conjuntamente, lo que si resultó novedoso es que en la LVIII Legislatura a pesar de que se duplicó su distancia ideológica, votaron conjuntamente en el 97,3 por ciento de todas las iniciativas (301). Esto lleva a la conclusión de que PRI-PAN son adyacentes ideológicamente y en ambos, la pertenencia a la misma coalición predomina sobre el criterio ideológico. En otros términos, los acuerdos pactados pesan más para mantener un comportamiento legislativo con una alta disciplina entre sus miembros. Para finalizar, la Tabla 10 concentra los promedios de UNIDAD ponderado para cada coalición (obtenidos de la Tabla 5) y se agrupan por el carácter ideológico que guarda cada uno de los miembros con relación a su par. Se define a dos 93 partidos como adyacentes cuando están próximos ideológicamente; y no adyacentes cuando existe entre ambos mayor distancia ideológica. Tabla 10 Promedios globales del índice de UNIDAD ponderado por materia Miembros de la coalición Adyacentes No adyacentes No adyacentes LVII Legislatura PRI-PAN 0,859 PRI-PRD 0,700 PAN-PRD 0,661 LVIII Legislatura 0,941 0,915 0,928 Promedios de toda la Legislatura Adyacentes No adyacentes 0,859 0,680 Adyacentes No adyacentes 0,941 0,921 El promedio total de las coaliciones no adyacentes fue obtenido sumando las medias de cada coalición y dividiéndolo entre dos. Fuente: Elaboración propia a partir de Base de Datos Dip-Mex (1997-2003). Los resultados de la Tabla 10 permiten concluir que a menor distancia ideológica, mayor unidad existirá entre sus miembros para votar conjuntamente (0,859 y 0,921). Contrariamente, a mayor distancia ideológica, menos unidad habrá entre sus miembros en la votación (LVII Legislatura 0,680). Sin embargo, una excepción fue la LVIII Legislatura en donde sorprende que entre partidos no adyacentes se haya mostrado un alto índice de UNIDAD entre sus miembros (0,921). Si este par de partidos son ideológicamente heterogéneos y sin embargo votaron coherentemente entonces significa que la explicación no se encuentra en ámbito ideológico sino más bien en la pertenencia misma a dicha coalición, donde probablemente exista más que cohesión interna por acuerdo y voluntad de cada uno de los legisladores, un liderazgo fuerte capaz de mantener la disciplina de los miembros de cada partido. Con lo que en definitiva se concluye que no es poderosa la distancia ideológica entre los partidos para explicar por qué votan juntos. Se ha comprobado que la distancia ideológica entre los partidos, así como su coalición con otros partidos, no es causa de una mayor o menor unidad de votación. 94 6. Consideraciones finales El presidencialismo en México se sustentó durante siete décadas por una diversidad de arreglos institucionales que hoy en el contexto de gobiernos sin mayorías parlamentarias han perdido todo significado. La figura presidencial como jefe de partido, de gobierno y de la nación dejó de ser uno de los pilares que reprodujeron el sistema político; la elección presidencial no es ya una decisión del Presidente saliente, asimismo, la lealtad del partido de gobierno a la figura presidencial que era garantizada mediante relaciones clientelares son apenas algunos de los poderes metaconstitucionales que han quedado sin efecto. Particularmente después de la alternancia en el poder federal, cuando el PRI de gobierno se torna oposición; y el PAN de oposición se asume como gobierno. Un plano político con nuevos roles en donde el PRD pasa a ser el fiel de la balanza, dosificando su potencial para construir alianzas de votación con uno u otro partido. En este marco de presidencialismo más acotado, la autonomía entre los poderes Ejecutivo y Legislativo ha abierto brechas para una relación institucional más equilibrada. El poder presidencial se redujo en los gobiernos sin mayorías porque puede cambiar el status quo pero siempre que otras fuerzas políticas lo admitan y den su voto, lo que era innecesario en los gobiernos unificados, donde los escaños del PRI eran suficientes para determinar el destino de los proyectos de Ley. De ahí la importancia del número efectivo de partidos para facilitar los consensos. Un sistema prácticamente tripartita como es el de México y con casi tres partidos efectivos, así como una fragmentación moderada han hecho factible la gobernabilidad en el país a pesar de los conflictos sustanciales entre los actores políticos manifestados en los niveles críticos para algunos asuntos debatidos y dictaminados. En las Legislaturas sin mayorías, a pesar de que hubo un excesivo número de iniciativas presentadas, no lo fue su éxito para verlas aprobadas. Las limitantes provinieron del trabajo en comisiones permanentes. Cada vez que se presenta una iniciativa, ésta se espera sea dirigida a las 40 comisiones y dictaminar cada propuesta requiere más allá de los cinco días que establece la Constitución, por lo que resulta un exceso de trabajo que sólo se atienden las iniciativas de mayor relevancia e impacto político. La principal conclusión que se desprende de estas tendencias es que el éxito del Presidente se mantuvo inalterado tanto en gobiernos unificados como en gobiernos sin mayorías. Su casi 100 por ciento de iniciativas que presentó y le fueron aprobadas da cuenta de esta afirmación más no de su rendimiento en 95 un sentido más amplio. Es decir, el Presidente sí modificó su rol de comportamiento al reducir el número de iniciativas presentadas, una estrategia esperada si se sabe vulnerable con un partido de menos escaños que la oposición en su conjunto. Aunado a ello, si la dispersión del poder político en el ámbito municipal, estatal y federal hace más débil a un Presidente como fue con Vicente Fox durante la LVIII Legislatura. Considerando el total de iniciativas presentadas por los distintos actores en la LVIII Legislatura, ésta es la que más iniciativas ha presentado en la historia del Congreso, pero su rendimiento no ha sido exitoso, dejaron de dictaminarse un 76 por ciento de las presentadas. De las aprobadas a pesar de que cuantitativamente hablando superó a la LVII Legislatura, en su mayoría fueron leyes de escaso impacto político y social. Siguiendo el presupuesto inicial de que el poder de agenda del Presidente para hacer aprobar sus iniciativas sólo se concretiza si se establecen negociaciones con el Legislativo, en los hechos, el Presidente Zedillo estuvo más dispuesto a negociar que el Presidente Vicente Fox. Se ratifica esta afirmación cuando en este gobierno quedaron sin dictaminar temas de agenda que fueron propuestas al inicio del gobierno de Fox y que no se lograron consensos entre los distintos grupos parlamentarios, aún los que están más cercanos ideológicamente hablando (PRI-PAN). Como Mainwaring y Shugart, (1998: 168) sostienen, tanto afecta al funcionamiento del presidencialismo un alto grado de disciplina como una disciplina débil. En ambos casos el Presidente puede negociar con los líderes parlamentarios y/o legisladores individuales pero hay más probabilidad de incluir los acuerdos en situaciones de baja disciplina, más no hay garantías de que éstas sean cumplidas precisamente porque hay mayor división en las decisiones entre los legisladores. En México, es común que los miembros de los grupos parlamentarios voten con la mayoría del partido, tienen alta cohesión interna y también una disciplina a la línea dictada por los lideres de su partido. Es éste un criterio que sigue caracterizando al presidencialismo mexicano no obstante no contar ya con un gobierno unificado, aunque ésta se ha visto diminuida ligeramente, según se ha comprobado en este estudio. Respecto a las coaliciones, sorprende que éstas se hayan dado en un ambiente adverso hasta entre el partido gobernante y el Presidente. La oposición manifestó su cooperación a la gobernabilidad porque por su número de escaños tenían posibilidad de bloquear las iniciativas del Ejecutivo, quien en el Senado no tiene mayoría tampoco. Podían configurar mayorías para evitar las preferencias del Ejecutivo, sin embargo no se dio así y en cambio prevalecieron relaciones de negociación y consensos entre partido gobernante y oposición. 96 El acierto en México fue que el comportamiento político de las elites, dio paso a la competencia democrática favoreciendo la alternancia en el poder político pues “cuando ello no ocurre, allí donde por largos períodos el mismo partido se mantiene en el poder, las instituciones sufren, la democracia se bloquea, las fuerzas políticas, tanto de gobierno como de oposición, se vuelven irresponsables, aumenta la posibilidad de corrupción y se produce la decadencia del personal político gobernante (Castiglioni, 1997: 11). El reto de la clase política es por tanto, aprender a dirimir el conflicto mediante la negociación, y no sólo obstruir las decisiones gubernamentales porque los costos se reflejan en la arena electoral y de cara a la ciudadanía. El desencanto popular llegó pronto, en las elecciones del 6 de julio de 2003 donde el PAN perdió posiciones. De 207 curules en la LVIII Legislatura, sus últimos tres años de su gobierno lo hará con un partido de gobierno que apenas cuenta con 151 escaños (LIX Legislatura 2003-2006) 39. 39. La composición de la Cámara de Diputados al momento de instalar la LIX Legislatura en el inicio de su función fue de: PRI 44,8%; PAN 30,6; PRD 19%; PVEM 3,4%; PT 1,2% y CONVERGENCIA 1%. En total son 496 de 500 pues dos le fueron anuladas al PAN, un Diputado electo fallecido y otro ausente. 97 Bibliografía. • Alcántara, Manuel y Freidenberg, Flavia (2001). “Los partidos políticos en América Latina”. 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