RIESGOS PARA EL ACCESO A MEDICAMENTOS EN LA NEGOCIACIÓN COMERCIAL ENTRE ECUADOR - UNION EUROPEA Francisco Rossi. Fundación Ifarma. Colombia. Miembro de la Alianza LAC- Global de ONG por el acceso a los medicamentos1. Para quienes vivimos en Colombia o Perú, la resistencia del Ecuador a la aplanadora del libre comercio y sus tratados ha sido ejemplarizante. Nuestra experiencia ha sido que, cuando se fijan reglas de juego entre desiguales, el más pequeño siempre sale perdiendo. Se atribuye a Aristóteles la célebre frase “es tan injusto tratar igualmente a los desiguales, como tratar desigualmente a los iguales”. Un Tratado de Libre Comercio (reciba el nombre que reciba) es un ejercicio para definir unas reglas de juego para todos, es decir para tratar a todos por igual. Ecuador se encuentra por segunda vez negociando un acuerdo comercial con la Unión Europea. Y hasta donde llega nuestra comprensión, hay una presión hacia que la negociación, en ciertos capítulos clave como el de propiedad intelectual, se asimile al texto acordado entre Colombia y Perú con la Unión Europea. Hay que recordar que Ecuador finalmente no firmó un acuerdo con los Estados Unidos de América, separándose de Colombia y Perú. Con el TLC que si suscribieron Perú y Colombia, adquirieron compromisos muy serios en patentes y muy especialmente en protección de datos de prueba con exclusividad (por 5 años) que Ecuador no tiene en su legislación interna. Y hay que tener presente que cuando la Unión Europea inicia negociaciones con Colombia y Perú, tiene esos elementos como punto de partida, es decir, negocia con aspiraciones aún mayores especialmente en los temas de extensión de patentes, observancia y, por supuesto, una pretensión de exclusividad por hasta 11 años. En el caso de las patentes el mayor riesgo estriba en la intención de “relajar” la aplicación de lo que es patentable y lo que no merece una patente. Ecuador aún aplica criterios exigentes para otorgar patentes solamente a invenciones genuinas y negarlas cuando se trata de pequeñas modificaciones a productos ya conocidos o a nuevos usos (el caso del sildenafil). Tanto la UE, como los Estados Unidos de América, aplican una política de propiedad intelectual centrada en el estímulo de sus industrias estratégicas por lo que allí es posible patentar prácticamente cualquier cosa. Sacrifican el acceso a los medicamentos de sus ciudadanos que deben pagar precios elevados derivados del monopolio considerando que los beneficios superan los sacrificios en sus economías. Colombia y Perú por desgracia se mueven en esa misma dirección. 1 La Alianza LAC Global incluye a las siguientes organizaciones: Health Action International –HAI EUROPE-, Farmamundi (España), Public Citizen – EE.UU., Acción Internacional por la Salud – AIS América Latina y el Caribe, Acción Internacional por la Salud – AIS Bolivia, Acción Internacional por la Salud – AIS Colombia, Acción Internacional por la Salud – AIS Ecuador, Acción Internacional por la Salud – AIS Nicaragua, Acción Internacional por la Salud – AIS Perú, RedGe (Perú), Fundación GEP (Argentina), ABIA-GTPI (Brasil), ITPC LATCA Guatemala, KEI – Knowledge Ecology International, Misión Salud (Colombia), Federación Médica Colombiana, Fundación IFARMA (Colombia) Ecuador por el contrario ha optado por proteger los intereses de sus ciudadanos entendiendo que el acceso a los medicamentos es más importante que cualquier interés estratégico de una industria farmacéutica extranjera o de la protección a la inversión extranjera. Pero el caso de la protección de datos con exclusividad es la mayor amenaza. La protección de datos constituye un mecanismo de monopolio especialmente eficaz. A diferencia de las patentes no tiene costo, no requiere de abogados especializados y la exclusividad se inicia el mismo día en que se puede iniciar la comercialización. Es además inequívoco y el examen de la solicitud es casi automático. Hay quienes discuten que la protección de datos constituya una categoría de propiedad intelectual (pertenece al capítulo de la protección de la información contra el uso desleal), pues no hay una invención que sea objeto de protección. La “materia” protegida corresponde a los datos de estudios preclínicos y clínicos necesarios para poder comercializar un medicamento, pues aseguran que sea eficaz y seguro… La Fundación IFARMA condujo en 2010, por solicitud de la Organización Panamericana de la Salud y el Ministerio de Salud, un estudio sobre los potenciales impactos del capítulo de propiedad intelectual de la propuesta de la Unión Europea para un TLC con Ecuador. Se trata de un análisis prospectivo aplicando una metodología reconocida internacionalmente, que anticipaba efectos muy severos sobre el acceso a los medicamentos para los ciudadanos ecuatorianos. Sorprendentemente, al parecer el estudio no fue divulgado y el documento no se encontró ni en el Ministerio ni en la OPS. Sus conclusiones son angustiosas: Entre las medidas evaluadas, la que mayor impacto tendría sobre el precio de los medicamentos en el Ecuador es la protección con exclusividad a los datos de prueba (505 millones de dólares, equivalente al gasto en salud de aproximadamente 1,4 millones de personas para el año 2030). En consecuencia, es recomendación de este trabajo no aceptar ningún periodo de exclusividad para los datos de prueba de medicamentos y seguir cumpliendo las disposiciones que a este respecto están contenidas en ADPIC, y en la decisión 486/2000 de la comunidad andina de naciones. La segunda medida ADPIC plus que mayor impacto tendría sobre el precio y el gasto en medicamentos en el Ecuador sería el relajamiento de los criterios de patentabilidad con la consecuencia de incrementar el número de medicamentos patentados en el mercado ecuatoriano (339 millones de dólares equivalente al gasto en salud de 930 mil ecuatorianos en el año 2030). En consecuencia, es recomendación de este trabajo no incluir en los textos de los tratados ninguna redacción que pueda inducir a cambios en la definición de los criterios de novedad, nivel inventivo o aplicación industrial; velar por el mantenimiento de la prohibición de patentes de uso en los países de la comunidad andina de naciones, CAN, y dedicar los esfuerzos que se requieran para capacitar a los examinadores de patentes de modo que los criterios que se apliquen sean estrictos. El alargamiento de las patentes conllevaría un gasto adicional de 53 millones de dólares para adquirir la misma canasta de medicamentos en el mercado total. Por su parte, el vínculo entre las oficinas de patentes y de registro sanitario implicaría incrementar el gasto en 21 millones de dólares. La implementación de las cuatro medidas evaluadas, podría implicar que, para mantener constante el consumo del mercado total de medicamentos en el Ecuador, se tendría que incrementar el gasto farmacéutico en 1030 millones de dólares adicionales, que equivaldría al gasto en salud de 2,8 millones de ecuatorianos en el año 2025. Lo anterior es consecuencia de un aumento del 25% en el número de productos farmacéuticos con protección de propiedad intelectual, que conduce a un incremento en el índice de precios de un 39%. Las entidades del sector público tendrían que aumentar su presupuesto en 125 millones de dólares para adquirir la misma canasta de medicamentos que adquiere actualmente o, de lo contrario, tendría que reducir sus adquisiciones en un 36%. El problema que se presenta para un país como Ecuador, es que las presiones internacionales para sumarse a la ola del libre comercio son enormes. Hay sin duda potenciales beneficiarios nacionales que quieren un TLC a cualquier precio. Hay conexiones entre intereses extranjeros e intereses nacionales que también quieren un TLC a cualquier precio. Y hay una suerte de corriente de pensamiento internacional pro libre comercio, que tiene sin duda penetración en la academia, el gobierno y las políticas públicas. En la Alianza por el acceso a los medicamentos hemos sido conscientes de que es muy difícil oponerse radicalmente a los tratados de libre comercio, y hemos aprendido a participar en las negociaciones tratando de limitar al máximo las concesiones en propiedad intelectual. Y entre las lecciones que hemos aprendido, la más importante es lograr comunicar los costos y los riesgos a los negociadores del gobierno, a los ciudadanos y a las organizaciones sociales. En el caso de Colombia y de Perú, enfrentamos un equipo de negociadores del gobierno fanáticos del libre comercio y decididos a obtener un TLC a cualquier precio. El precio, claro está, lo pagamos los ciudadanos. En el caso ecuatoriano el gobierno parece tener la actitud contraria, pero los mecanismos de presión pueden ser muchos, muy sutiles y ciertamente eficaces. Una estrategia de comunicación que ponga de relieve los costos y los riesgos puede ser el mecanismo que brinde el espacio político necesario para construir una posición fuerte de negociación en contra de las pretensiones de la UE en propiedad intelectual.