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UN PASO ATRÁS EN MATERIA DE SEGUROS EN EL SISTEMA DE
AHORRO Y PRÉSTAMO PARA FINES DETERMINADOS.
Por Agustín Seratti y Gastón Gomez Buquerín
Sumario: I.- Introducción. II.- Los seguros en los
sistemas de ahorro y préstamo para fines determinados.
Su función de garantía. III.- La modificación dispuesta
por la Resolución General I.G.J. Nº 9/02. IV.- La
regulación transitoria contenida en el art. 11 de la
resolución general Nº 9/2002 no se compadece con las
necesidades técnicas relativas a la contratación de
seguros en los sistemas de ahorro y préstamo para
fines determinados. V.- Legitimación activa y recurso
administrativo. VI.- Conclusión.
I.- Introducción.
El pasado 5 de julio fue publicada, y asimismo entró en vigencia, la resolución
general Nº 9/2002 dictada por la Inspección General de Justicia en virtud de las
atribuciones establecidas en el decreto 142.277/43 -y sus modificatorias-, la ley
11.672, y en especial de lo dispuesto por el art. 9º de la ley 22.315 –Ley Orgánica
de la Inspección General de Justicia-, toda vez que, en base a lo allí normado, es
competencia exclusiva de dicho organismo, en todo el territorio de la Nación, el
control del sistema de ahorro para fines determinados, debiendo velar para que
los planes que autoriza cumplan adecuadamente en toda época la finalidad de
propender y proteger el ahorro público.
La citada resolución, que fue dictada con motivo de la resolución conjunta Nº
366/2002 y Nº 85/2002 del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y del
Ministerio de Economía, asimismo se enrola dentro del plexo normativo de
emergencia dispuesto por la ley 25.561 a efectos de “garantizar la factibilidad
técnica de los planes y la equidad de las estipulaciones de los contratos”.
Bajo tal ratio legis la resolución general Nº 9/2002 establece un régimen de
diferimiento de pagos a efectos de preservar los contratos en curso en
condiciones equitativas y de factible cumplimiento, exigiendo también que se
cumplan con una periodicidad mínima las adjudicaciones de los bienes a fin de
permitir que el sistema continúe funcionando, fijando un mecanismo que atienda a
la variabilidad del valor de las cuotapartes en función de la evolución del precio del
bien-tipo. Asimismo, se elimina en forma temporaria la aplicación de las multas a
los suscriptores establecidas por el art. 3º de la resolución general I.G.J. Nº 8/82 y
se reducen, también en forma temporaria, las cargas administrativas que estos
últimos deben abonar.
Ahora bien, como surge de los considerandos de la mentada resolución, el
Inspector General ha entendido que el dictado de la misma “constituye asimismo
oportunidad apropiada para retomar el tratamiento de cuestiones consideradas en
su momento por las Resoluciones I.G.J. Nº 8/82 y 1/85” y en consecuencia ha
modificado -entre otras cosas- el sistema de seguros que rige sobre los bienes
adjudicados bajo los sistemas de ahorro para fines determinados. Como veremos
seguidamente tal reforma no se compadece con las necesidades técnicas y
tuitivas que requieren en materia de seguros dichos planes.
II.- Los seguros en los sistemas de ahorro y préstamo para fines determinados.
Su función de garantía.
El sistema de ahorro y préstamo para fines determinados tiene su origen en
contratos idénticos que celebran los ahorristas -suscriptores o adherentes- con
una institución autorizada para realizar esta actividad -la sociedad de ahorro y
préstamo para fines determinados-, y por esos contratos los primeros se obligan a
constituir en la segunda un capital determinado o a determinar, que se integra
mediante entregas periódicas de sumas de dinero, las que en conjunto integrarán
el fondo común de los ahorristas, obligándose la sociedad de ahorro por su parte
a administrar ese patrimonio común de los ahorristas, para entregarles a cada uno
de los suscriptores, al cumplirse las condiciones fijadas en el contrato tipo, el
préstamo del total del capital a ahorrar o una cosa determinada, según lo
establecido en las cláusulas contractuales, tomando a ese fin el valor necesario
del fondo de ahorro.1
Se trata de un sistema que organiza a los ahorristas para la obtención directa o
indirecta de bienes, basándose en el aporte mancomunado y el ahorro recíproco,
1
Giuntoli, María Cristina J., “Panorama General sobre el sistema de ahorro y préstamo para fines
determinados”, ED, 98-755, quién a su vez cita a Perez Fontana S., “Ahorro y Préstamo para la
Vivienda”, ed. 1964, p. 45.
mediante la acumulación de capitales que recaudan las entidades autorizadas, en
las que se dan los presupuestos técnicos y financieros, que permiten el logro de
las aspiraciones particulares de los ahorristas. Es el desarrollo del principio de
mutualidad que permite atender mediante el aporte de todo un grupo el interés, la
necesidad o el riesgo que le es común a sus miembros.2
Como vemos el contrato de ahorro tiene dos objetos: uno mediato -que, sin
embargo, para el suscriptor es el directo- que es la obtención de un bien
determinado, y otro inmediato que es la formación de un fondo de ahorro para
efectuar préstamos el grupo a sus miembros. Dicho fondo de ahorro se constituye
con el valor de las cuotas que aportan mensualmente todos los ahorristas:
suscriptores –cuotas de ahorro- y adjudicatarios –cuotas de amortización- que
resultan individualmente un porcentaje del capital que se prestará a cada uno y
que se integrará in totum con todos los aportes. A ese mismo fondo, corresponde
que ingresen todas las recaudaciones que pertenezcan por cualquier razón al
grupo -v. gr. las multas por abandono o por mora en el pago de las cuotas-.3
Dentro de tal sistema dos son los seguros que se contratan en vista del
cumplimiento del pago de las cuotas al que se obliga cada ahorrista. El primero es
un seguro de vida para caso de muerte del suscriptor, con cobertura desde el
momento mismo en que se integra al grupo. El segundo recién se contrata al
tiempo de la adjudicación del bien, que se entrega con prenda registral, teniendo
por fin el mantenimiento de la garantía real.4
Garantías y seguros son, por una parte la respuesta a exigencias de una
organización idónea que es incumbencia y responsabilidad de la empresa
administradora.5
Como bien se puede observar la contratación de los seguros responde al fin de
garantizar el cumplimiento de las obligaciones asumidas originariamente por los
ahorristas a favor del grupo de suscriptores, y en definitiva en beneficio de cada
suscriptor, todo ello en aras de mantener indemne los principios técnicos y
financieros que posibilitan el funcionamiento de los sistemas de ahorro.
2
C1ªCC Bahía Blanca, sept. 1-1970, in re “Gimeno Hnos. S.C.A. c/ Ahorro y Vivienda del Sur S.A.”,
ED, 37-24; CNCom, Sala C, noviembre 21 de 1978, in re “Galeano, E. c. Caja Prendaria S.A.”, ED,
82-180.
3
Giuntoli, María Cristina J., opus cit., pag. 759.
4
Anaya, Jaime Luis, Los seguros en el sistema de Ahorro para fines determinados (A propósito de
un proyecto de ley), ED, 129-783.
5
CNCom, Sala B, feb. 26-1981, "Rossi, José F. c/ Administración de Grupos Cerrados S.A. de
Ahorro para fines determinados".
III.- La modificación dispuesta por la Resolución General I.G.J. Nº 9/026
El sistema de ahorro para fines determinados se encuentra regulado básicamente
por la resolución general I.G.J. Nº 8/82 –B.O. 6 de enero de 1983- y las
resoluciones modificatorias a la misma. En lo atinente a los seguros para los
referidos planes de ahorro regía hasta el pasado 5 de julio el artículo 8º de dicha
resolución que disponía que "Las sociedades administradoras proporcionarán a
los suscriptores lista de por los menos 5 compañías aseguradoras de la plaza, a la
que se agregará la Caja Nacional de Ahorro y Seguro para que el suscriptor
libremente elija entre ellas aquella con la que habrá de contratarse el seguro del
bien que se le entregue y sus renovaciones. El monto del premio de la póliza no
excederá del normal vigente en plaza para casos similares".
Ahora bien, el art. 10º de la resolución general I.G.J. 9/02 modificó dicho régimen
disponiendo que: "Las entidades administradoras proporcionarán a los
suscriptores una lista de por lo menos cinco (5) compañías aseguradoras de
plaza, para que cada uno de ellos elija libremente aquella con la que habrá de
contratarse el seguro del bien adjudicado y sus renovaciones. El premio del
seguro deberá ser el mismo que la compañía elegida perciba por operaciones con
particulares, ajenas al sistema de ahorro, concertadas en el lugar de entrega del
bien-tipo. En ningún caso podrá exigirse que el seguro cubra riesgos cuyo
resarcimiento no produzca el ingreso de fondos al grupo.
Las entidades administradoras deberán informar en sus expedientes de bases
técnicas, la nómina de compañías ofrecidas y su tabla tarifaria y acompañar copia
de la póliza de cada compañía aseguradora que contenga la cobertura referida en
el párrafo anterior. Deberán actualizar dichos recaudos dentro de los diez (10)
días hábiles de producida cualquier modificación. La gestión del cobro de la
indemnización estará a cargo de la entidad administradora, quien deberá observar
la diligencia necesaria para percibirla dentro de los plazos legales y contractuales.
Si el pago se hiciere con posterioridad, la diferencia entre lo percibido y lo que
habría correspondido si se efectuaba en término, estará a cargo de la entidad
administradora, quien deberá aportarla al grupo, salvo culpa del suscriptor.
La entidad administradora responderá ante el grupo con fondos propios por la
falta de pago oportuno de la indemnización, causada en la quiebra o liquidación
de la compañía aseguradora, si al tiempo de ser ella elegida por el suscriptor, se
hallaba bajo investigación administrativa de autoridad competente y ésta hubiere
determinado posteriormente que las causas de la insolvencia de la entidad ya
existían cuando el suscriptor efectuó su elección."
6
Nota: Es de destacar que confr. lo dispuesto por el art. 2 de la Resolución General IGJ Nº 12/02
(B.O. 9/IX/02) “las previsiones de los artículos 10 cuarto párrafo y 11 de la Resolución General
I.G.J. Nº 09/02, no se aplicarán en aquellos planes de ahorro cuyos contratos tengan como bien
tipo vehículos destinados al transporte de carga o de pasajeros de más de mil quinientos (1.500)
kilogramos de carga útil”.
Asimismo, y en forma transitoria, dispuso el art. 11º de la citada resolución que
"Durante el período comprendido entre la entrada en vigencia de esta resolución y
el 31 de diciembre de 2003, los suscriptores adjudicados podrán optar por la
contratación del seguro sobre el bien en las condiciones previstas en el artículo 8°
de la Resolución General I.G.J. N° 8/82 o por la contratación directa del mismo
con cualquier compañía aseguradora de plaza. Igual opción se aplicará a sus
renovaciones. La póliza deberá ser endosada a favor de la entidad
administradora. La falta de cobertura, la insuficiencia de la misma o la del monto
asegurado o, en su caso, la falta de pago de la indemnización, cualquiera sea su
causa, obligarán solidariamente al suscriptor y sus codeudores frente al grupo, sin
perjuicio de sus eventuales derechos contra la entidad aseguradora. Si la
indemnización se pagare parcialmente, se aplicará el régimen de las
cancelaciones anticipadas de cuotas."
En suma, la nueva legislación -en su art. 10º- prohibe que el seguro cubra riesgos
cuyo resarcimiento no produzca el ingreso de fondos al grupo e impone al ente
administrador nuevos deberes, obligaciones y responsabilidades, a saber: (i)
deber de información; (ii) obligación de gestionar el cobro de la indemnización; (iii)
responsabilidad por la falta de pago oportuno de la indemnización, salvo culpa del
suscriptor, y (iv) responsabilidad por falta de pago causada en la quiebra o
liquidación de la compañía aseguradora, cuando la autoridad competente
determinare que las causas de su insolvencia existían al tiempo de la elección del
suscriptor.
Por otra parte, y en relación a lo dispuesto en forma transitoria en el art. 11º,
debemos apuntar que: (i) el plazo de vigencia de dicha norma prácticamente
coincide con la declaración de emergencia pública en materia social, económica,
administrativa, financiera y cambiaria, dispuesta hasta el 10 de diciembre de 2003
por la ley 25.561; (ii) toda vez que se refiere a los "adjudicatarios", la opción
prevista tiene por objeto excluyente el seguro que recae sobre el objeto-bien
adjudicado (v. gr. automotores) -no así respecto del seguro de vida para el caso
de muerte de los eventuales suscriptores-; (iii) la resolución procura mitigar los
eventuales efectos disvaliosos que puede conllevar la contratación directa del
seguro obligando solidariamente al suscriptor y a sus codeudores frente al grupo
en caso de: a) falta de cobertura, b) la insuficiencia de la misma o del monto
asegurado y c) la falta de pago de la indemnización, cualquiera sea su causa.
IV.- La regulación transitoria contenida en el art. 11 de la resolución general Nº
9/2002 no se compadece con las necesidades técnicas relativas a la contratación
de seguros en los sistemas de ahorro y préstamo para fines determinados.
Expresa el considerando que da origen en particular al art. 11 de la resolución
objeto del presente análisis que “se aprecia además conducente que, mientras
dure la actual emergencia, los suscriptores adjudicados cuenten con la posibilidad
de optar por la contratación directa del seguro al margen de lo previsto por el
artículo 8º de la Resolución General I.G.J. Nº 8/82 –cuyo texto se modifica-,
asumiendo en tal caso ellos y sus garantes las responsabilidades consiguientes”.
Debemos destacar al respecto que el sistema de “contratación directa” de la
aseguradora por parte de los adjudicatarios ya había sido propuesto, con algunas
diferencias, mediante el proyecto de ley presentado a la Cámara de Diputados el
12 de mayo de 1988 por su integrante José Manuel de la Sota, habiendo
fracasada la sanción del mismo por las mismas razones que hoy hacen criticable
lo dispuesto en forma transitoria por el art. 11 de la Resolución General I.G.J. Nº
9/02.7
Es que, como se señaló precedentemente, la contratación del seguro cumple una
función eminentemente de garantía a favor del grupo de ahorristas, y por lo tanto
su contratación no puede quedar librada a la discrecionalidad de cada uno de los
adjudicatarios. Ello por cuanto el adjudicatario no contrata el seguro en miras de
su interés personal, sino que lo hace en interés del grupo.
En efecto, recae en el grupo, entendido como colectividad de ahorristas, el interés
comprometido en el cumplimiento puntual de las cuotas de ahorro o amortización,
sin que deba llamar a equívoco el hecho de que para su consecución actúe la
entidad empresaria administradora, ya que ello acontece por su carácter de
representante necesario de los integrantes de los grupos que ha organizado. Es
precisamente en razón de la colectividad de los intereses que en las
indemnizaciones debidas por razón de rescisión o caducidad de los derechos de
un integrante, sus importes son debidos al grupo por los perjuicios que sufren los
integrantes los cumplientes.8
Ello por cuanto el funcionamiento de los sistemas de ahorro para fines
determinados radica básicamente en el principio de mutualidad siendo
fundamental para el mismo que todos los ahorristas que conforman el grupo
cumplan con la obligación esencial asumida, el pago. Y en tal sentido los seguros
contratados no son sino medios para asegurar el cumplimiento de dicha
obligación ya sea mediante el pago de las cuotas que el suscriptor fallecido no
podrá abonar (seguro de vida), ya sea mediante la protección del bien sobre el
cual recae la garantía real de la obligación de pago que mantiene el adjudicatario
a favor del grupo de ahorristas (seguro sobre el bien-tipo; v.gr. el automotor
adjudicado y prendado).
En base a las consideraciones efectuadas, concluimos que no corresponde dejar
en manos del adjudicatario la contratación directa del seguro, aún cuando la falta
de cobertura, la insuficiencia de la misma o la falta de pago de la indemnización
obligarán solidariamente al mismo y a sus codeudores frente al grupo. En tal
sentido, interpretamos que la determinación de responsabilidad a cargo del
adjudicatario, y de quienes se presenten como sus garantes en los supuestos
7
El texto del citado proyecto de ley decía: “Artículo 1º. En los planes, círculos y sistemas de ahorro
previo, cualquiera sea su denominación, naturaleza, instrumentación y fines, queda prohibida la
indicación de entidades aseguradoras con las cuales deba contratarse los seguros previstos en
tales sistemas, que es de libre elección de los suscriptores adjudicatarios. La transgresión de esta
prohibición provocará la inmediata cancelación de la personería jurídica y cese de actividad de la
persona física o ideal organizadora o promotora del sistema, la que será dispuesta por la autoridad
concedente de la misma. Art. 2º. De forma.”
8
Giuntoli, María Cristina J., opus cit, p. 755.
indicados, conspira contra la función de garantía propia de la contratación del
seguro sobre el bien adjudicado.
La garantía sobre la solvencia del adjudicatario y de sus garantes (la norma no
prevé ningún tipo de análisis sobre el estado patrimonial de quienes podrían
resultar obligados al pago, ni de la aseguradora que se les permite contratar) se
revela como mucho más precaria que la de una compañía de seguros, elegida por
la administradora en beneficio de todo el grupo, y también como insuficiente frente
a la de la propia administradora -si ésta debiera responder en los términos del art.
10º de la resolución general Nº 9/2002-.
Se pierde así el cumplimiento del rol de garantía que importa la contratación del
seguro en el marco de los sistemas de ahorro y préstamo para fines determinados
con el consecuente deterioro financiero que ello conlleva en dichos planes cuyo
funcionamiento depende en gran medida del cumplimiento cabal en el pago de las
cuotas por parte de los ahorristas, en beneficio del grupo.
Reiteramos que el contrato de seguro integra una garantía común para todos los
componentes del grupo y, por ende, no está aquí en juego la libertad de asegurar
que podría, en cambio, invocar el adjudicatario si contratase en su exclusivo
interés.
Los seguros complementan las garantías que cada integrante debe a la
colectividad de los ahorristas en el sistema, debiendo su regularidad y suficiencia
recaer sobre la empresa organizadora y mandataria a la que por ende,
corresponde su planificación, selección y contratación.9
De ahí que autorizada doctrina haya sostenido que la empresa administradora
está interesada “en que no se contrate con entidades aseguradoras cuya
solvencia no corresponde al momento del siniestro, con la expectativa que tuvo el
grupo”; y que existiría “una responsabilidad por haber elegido una aseguradora
que no cumple con la indemnización porque ha seguido el camino de la
9
Anaya, Jaime Luis, opus cit., p. 784.
liquidación forzosa”10, como ahora ha quedado plasmado en el art. 10º de la
resolución general Nº 9/2002.
De lo dicho se desprende que la eficacia del sistema en un juego de iniciativas,
facultades, obligaciones y responsabilidades, se derrumba en caso de retacearse
a la empresa administradora sus atribuciones de organización y se desconozca
que obra en el interés del grupo, permitiéndose el indiscriminado ingreso de
aseguradores so color de libertad de elección por los ahorristas, derecho carente
de sustento normativo y contrapuesto a los principios que presiden la constitución
de las garantías.11
Adicionalmente, debemos destacar que el artículo 8º de la resolución general
I.G.J. Nº 8/82, en su redacción anterior, protegía el derecho a la libre elección de
los adjudicatarios disponiendo que: "Las sociedades administradoras
proporcionarán a los suscriptores lista de por los menos 5 compañías
aseguradoras de la plaza, a la que se agregará la Caja Nacional de Ahorro y
Seguro para que el suscriptor libremente elija entre ellas aquella con la que habrá
de contratarse el seguro del bien que se le entregue y sus renovaciones. El monto
del premio de la póliza no excederá del normal vigente en plaza para casos
similares".
Ahora bien, no sólo tal derecho de elección se encuentra plenamente vigente sino
que además, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 10º de la resolución
general I.G.J. Nº 9/02, los entes administradores deben ahora informar en sus
expedientes de bases técnicas, la nómina de compañías ofrecidas, su tabla
tarifaria, y acompañar copia de la póliza de cada compañía aseguradora que
contenga la cobertura referida al bien-tipo adjudicado.
En definitiva, la nueva redacción del citado artículo 10º tutela acabadamente el
derecho de elección de los adjudicatarios, y dispone un adecuado y equitativo
10
Morandi, Juan Carlos Felix, en Tercera Jornada de Ahorro Previo, Revista de Ahorro Previo, año
2, Nº 4, mayo de 1958, pag. 31.
En el mismo sentido, la Sala “A” de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial de Capital
Federal, en los autos “Medina, Cesar Francisco c/ Plan Ovalo S.A. para fines determinados s/
Cumplimiento de contrato”, 17 sept. de 1991, sostuvo que “...Si bien las obligaciones nacidas del
contrato de seguro concertado por la administradora del plan de ahorro a favor del adherente
beneficiario, se encuentran en cabeza del asegurador, ello no significa relevarla de toda
responsabilidad por la desatención del compromiso asegurativo por parte del obligado natural, ya
que la concertación del seguro de vida colectivo constituye requisito esencial para el
funcionamiento del sistema de contrato de ahorro previo, en el que la administradora no sólo es la
responsable de la selección del cocontratante, sino también de la celebración del contrato y de la
ejecución de las obligaciones a cargo de las partes, tanto en lo atinente al cobro y recaudación de
las primas por parte de los asegurados, como en lo que hace a la atención de los siniestros por el
lado de la aseguradora...”. Asimismo, la Sala “B” de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Comercial de la Capital Federal en los autos retro citados “Rossi, José c/ Grupos Cerrados S.A.
Ahorro para Fines determinados” se expreso en el sentido de que: “...La mandataria –
administradora del grupo de suscriptores– debe resarcir al mandante –suscriptor adjudicatario- los
daños que le ha causado por la contratación de un seguro deficiente, razón por la cual responde
de los daños en caso de omisión en la medida del interés asegurable no cubierto...”.
11
Anaya, Jaime Luis, opus cit., pag. 786.
marco en el cual se resguardan debidamente los derechos de estos últimos, sin
que ello implique el sacrificio de los principios técnico-financieros que deben
gobernar para el buen desenvolvimiento de los sistemas de ahorro y préstamo
para fines determinados.
Justamente, el contenido de las nuevas previsiones de la Inspección General de
Justicia incluidas en el artículo 10º de la resolución general I.G.J. Nº 9/2002 nos
llevan a concluir que la opción prevista en el art. 11º resulta sobreabundante, y
que además atenta contra la esencia de las garantías propias que los sistemas de
ahorro y préstamos para fines de terminados requieren para su debido
funcionamiento.
V.- Legitimación activa y recurso administrativo.
De lo ya expuesto en el presente se colige que las entidades administradoras de
los planes de ahorro se encuentran legitimadas a efectos de impugnar los
alcances de la resolución general I.G.J. Nº 9/2002. En efecto, ellas deben velar
por los intereses del grupo, entendido como colectividad de ahorristas, y por el
buen gobierno, administración y funcionamiento de los planes de ahorro y
préstamo. Sobre las mismas recae el deber y la responsabilidad de una
organización idónea de los estos últimos.
Entendemos además que las empresas administradoras también tienen un válido
interés personal que las legitima en cuanto a su calidad de comercianteempresario, y en tanto se verían damnificadas por el futuro mal desenvolvimiento
de los planes de ahorro.
Ahora bien, el dictado de la resolución general I.G.J. Nº 9/2002, resulta ser un
acto administrativo de carácter general, que por ser ley en sentido material –en
cuanto no emanada de los órganos legislativos ni con las formalidades
establecidas para las mismas-, reviste los rasgos de generalidad y abstracción.
Ya se ha dicho antes de ahora que cuando el “acto general” administrativo, afecta
en forma cierta e inminente al particular en sus derechos subjetivos debe recurrir
para restablecer el orden que se considera alterado, a la vía administrativa y no
directamente al proceso judicial. Es que en nuestro derecho no está permitido el
recurso directo contra la validez total o parcial de los reglamentos administrativos,
sino que sólo puede llegarse al control judicial de los mismos, por vía del recurso
indirecto.12
En consecuencia, la vía pertinente para la impugnación de tal acto estaría dada
por la formulación del reclamo ante la autoridad que lo dictó, la Inspección
General de Justicia, en los términos de los arts. 24 y 25 de la ley 19.549 –
Régimen de Procedimientos Administrativos- y del art. 73 del decr. 1759/72 –que
reglamenta la ley antes citada-.
VI.- Conclusión.
12
CNCom, Sala B, abril 29-1983, “Coordinadora Color c. Inspección General de Justicia”.
La contratación de los seguros en el marco de los planes de ahorro y préstamo
para fines determinados responde al fin de garantizar el cumplimiento de las
obligaciones asumidas originariamente por los ahorristas a favor del grupo de
suscriptores en aras de mantener indemne los principios técnicos que posibilitan
el funcionamiento de los sistemas de ahorro. Ello por cuanto el funcionamiento de
tales sistemas de ahorro radica básicamente en el principio de mutualidad siendo
fundamental para el mismo que todos los ahorristas que conforman el grupo
cumplan con la obligación esencial asumida, el pago. En consecuencia, la
contratación de los seguros no responde a un interés personal de los
adjudicatarios sino, por el contrario, al interés del grupo.
Resulta al menos inapropiada la opción que ahora se otorga al adjudicatario de
contratar en forma directa el seguro sobre el bien, dado que no existe ningún tipo
de control de su solvencia, ni la de los garantes, ni la de la compañía aseguradora
que finalmente se elija. Dicha opción debilita la garantía del sistema determinada
por la elección de la entidad aseguradora por parte de la entidad administradora
en aras a proteger el interés del grupo de ahorristas, cuya solvencia seguramente
habrá sido previamente evaluada, toda vez que la organización idónea de estos
planes de ahorro es de incumbencia y responsabilidad de quien tiene a su cargo
su organización, y que actúa bajo estrictos controles de la autoridad de aplicación.
Por otra parte, la nueva redacción del art. 8º de la resolución general I.G.J. Nº
8/82 (según texto del art. 10º de la resolución general I.G.J. Nº 9/2002), tutela
acabadamente el derecho de elección de los adjudicatarios, y dispone un
adecuado y equitativo marco en el cual se resguardan adecuadamente los
derechos de estos últimos, sin que ello implique el sacrificio de los principios
técnico-financieros que deben gobernar para el buen desenvolvimiento de los
sistemas de ahorro y préstamo para fines determinados.
En definitiva, la modificación transitoria introducida mediante el art. 11º de la
resolución general I.G.J. Nº 9/02, se observa como superflua y sobre abundante
frente a las modificaciones introducidas por el art. 10 de la norma mencionada.
Adicionalmente cabe señalar que la opción que se otorga al suscriptor
adjudicatario no se condice con los principios mutualistas en los que se basan los
planes de ahorro. Corresponderá a la Inspección General de Justicia evaluar la
conveniencia o no de su vigencia, más a tal fin, deberá tener siempre presente
que corresponde a tal organismo el velar para que la reglamentación de tal
actividad cumpla adecuadamente en toda época la finalidad de propender y
proteger el ahorro público.
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