Capnografía, la evolución en la monitorización del

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CÓMO SE HACE…
Capnografía, la evolución en la
monitorización del paciente crítico
Luis Barrado Muñoz1, Santiago Barroso Matilla2, Gregorio Patón Morales2 y Jorge Sánchez Carro2
Enfermero del SUMMA 112. Director del Grupo de Investigación en Capnografía – GrICap SUMMA 112. Madrid. España.
Técnico en Emergencias Médicas del SUMMA 112. Integrante del GrICap SUMMA 112. Madrid. España.
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Resumen
La monitorización capnográfica o medición del dióxido de carbono exhalado –empleada conjuntamente con otras ya conocidas, como la oximetría de pulso o la electrocardiografía– permite añadir una mayor objetividad, fiabilidad y rapidez diagnóstica
a la atención del paciente crítico. La principal característica que
ha conseguido que esta tecnología adquiera un papel relevante
en los servicios de emergencias médicas de España ha sido
poder valorar de forma continua y no invasiva el metabolismo, la perfusión y la ventilación, tanto en el paciente intubado,
como en el que mantiene respiración espontánea. El objetivo
del presente artículo es colaborar en la formación del Técnico
en Emergencias Sanitarias, y demostrar lo fácil que resulta evaluar los datos capnométricos y capnográficos después de unas
breves y sencillas explicaciones.
Introducción
La capnografía es la medición continua y no invasiva del anhídrido carbónico o dióxido de carbono (CO2), exhalado a lo largo
del tiempo.
Desde hace más de 40 años1-3, se ha utilizado para monitorizar a pacientes intubados en las salas de quirófano, inicialmente en Europa y, posteriormente, en Estados Unidos,
como estándar en la atención, junto con la oximetría de pulso
(comúnmente conocida como pulsioximetría), y se encuentra
presente en todos los nuevos respiradores como monitorización complementaria a la del patrón respiratorio. En la actualidad, sociedades científicas de categoría internacional, como la
American Heart Association, la American Society of Anesthesiologists, la Intensive Care Society o el European Resuscitation
PUNTOS CLAVE
• La capnografía es la medición continua y no
invasiva de la presión parcial del anhídrido carbónico
o dióxido de carbono (CO2), exhalado a lo largo del
tiempo.
• Puede emplearse en todo tipo de pacientes, desde
neonatos hasta adultos, con respiración espontánea
o en aquéllos que precisen de un apoyo ventilatorio
mecánico invasivo o no invasivo.
• El empleo concomitante de la capnografía con otras
monitorizaciones no invasivas –como la oximetría
de pulso, la presión arterial o la electrocardiografía–
aporta gran información sobre el estado metabólico,
hemodinámico y respiratorio del paciente, y permite
identificar de forma más temprana cualquier anomalía
clínica que aparezca.
• Aunque las indicaciones clínicas de la capnográfica
son múltiples y variadas, las más relevantes y con
mayor evidencia científica son: el control de la
colocación correcta del TET, la monitorización de la
RCP y la clasificación, la valoración y el control del
tratamiento en las crisis de broncoespasmo.
• El hecho de ser una monitorización no invasiva permite
que cualquier categoría profesional dentro del ámbito
de la asistencia sanitaria pueda emplearla sin problema
alguno, pues no conlleva para su manejo la necesidad de
amplios conocimientos médicos ni técnicas complejas.
Abreviaturas
EtCO2: end-tidal CO2, medición del dióxido de carbono al final del
volumen corriente espirado, es la abreviatura de PETCO2.
Hb: hemoglobina.
HbO2: oxihemoglobina. Hemoglobina saturada con oxígeno.
HbCO: carboxihemoglobina. Hemoglobina saturada con monóxido de
carbono.
HbCO2: carbaminohemoglobina o carbohemoglobina. Hemoglobina
saturada con dióxido de carbono.
HTIC: hipertensión intracraneal.
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PaCO2: presión parcial de dióxido de carbono en sangre arterial.
PEEP: positive end-expiratory pressure, presión positiva al final de la
espiración.
PETCO2: presión parcial de dióxido de carbono al final de la espiración.
PIC: presión intracraneal.
PtcCO2: presión parcial transcutánea de dióxido de carbono.
PvCO2: presión parcial de dióxido de carbono en sangre venosa.
SEM: Servicio de Emergencias Médicas.
TEP: tromboembolia pulmonar
Capnografía, la evolución en la monitorización del paciente crítico
Council (ERC), consideran imprescindible emplear la capnografía durante la asistencia al paciente crítico4-8.
Conceptos básicos y tecnología
Existen diferentes métodos no invasivos capaces de medir el
CO2 eliminado por el organismo, mediante tecnologías como la
estimación del pH, la luz infrarroja, la cromatografía, la espectrofotometría, la espectroscopia de correlación molecular, etc.
Alguno de estos instrumentos, como por ejemplo los sensores tipo Severinghaus (fig. 1, A), que se colocan sobre la mucosa
o la epidermis, capnómetros sublinguales y transcutáneos, respectivamente, presentan importantes limitaciones de empleo:
• Tiempos de equilibrado elevados tras la colocación del sensor.
• Requieren de calibraciones frecuentes.
• Precisan cambiar la posición del sensor a menudo.
• Puede provocar deterioro de la piel y el tejido subcutáneo
debido a la elevada temperatura que adquiere el sensor.
• Zonas poco perfundidas y/o problemas hemodinámicos que
den lugar a una infraestimación de los valores de PtcCO2.
• Funcionamiento afectable adversamente si la temperatura
del electrodo es insuficiente.
• Altos costes en el mantenimiento y fungibles del equipo.
Por otro lados, los capnógrafos de flujo principal o MainStream
y los de flujo lateral, SideStream y MicroStream (fig. 1, B-D), gracias a la evolución tecnológica han sido capaces de superar
gran parte de estos inconvenientes.
Los primeros, encargados de la medición transcutánea, no
han cosechado demasiado éxito comercial y no se emplean
habitualmente en el medio extrahospitalario, a diferencia de los
segundos, que controlan el CO2 exhalado y suelen encontrarse
incluidos en la mayoría de los monitores utilizados por los servicios de emergencias internacionales.
Es importante destacar que el CO2 exhalado se puede medir
de dos formas diferentes: a) como volumen (capnografía volumétrica), típico de pacientes intubados en unidades de cuidados intensivos y/o quirófanos, y b) como presión parcial del gas
respecto a una línea de tiempo (capnografía temporal).
Cuando encontramos en la bibliografía el término “capnografía” sin calificativo, siempre se refiere a la “temporal”; así, a
partir de este momento y en el resto del artículo trabajaremos
exclusivamente con esta tecnología. La medición capnográfica
temporal se conoce internacionalmente con las siglas PETCO2,
aunque suele abreviarse como EtCO2.
Con el fin de evitar errores posteriores de interpretación,
también conviene explicar la diferencia entre capnometría y
capnografía, ya que son términos a menudo empleados indistintamente de forma inadecuada. Así pues, mientras la capnometría simplemente nos permite conocer el valor numérico,
medido generalmente en mmHg, Torr o kPa del CO2 exhalado
junto con la frecuencia respiratoria (FR), gracias a un “capnómetro”, la capnografía ofrece, además de todo lo anterior,
la representación gráfica de dicha exhalación en función del
tiempo, el denominado capnograma (fig. 2), gracias a un “capnógrafo”.
En un capnograma normal podemos diferenciar claramente
4 fases (fig. 2):
• Fase I: corresponde al período comprendido entre el final de
la inspiración y el inicio de la espiración siguiente, cuando
comienza la ventilación del espacio muerto formado por la
vía aérea superior y parte del árbol bronquial que no tienen
capacidad para intercambiar gases, y cuyo volumen de aire
está prácticamente libre de CO2, siendo muy similar al del aire
atmosférico. Al conectar el capnógrafo, éste reconoce esta
presión de CO2 ambiental y la asimila al valor “cero”, proceso
conocido como “autocero”, creando una línea isoeléctrica en
el gráfico (fig. 2, A-B).
Figura 1. Sensores de medición del dióxido de carbono (CO2): A. Transcutáneo tipo Severinghaus. B. MainStream o flujo principal.
C. SideStream o flujo lateral. D. MicroStream o microcorriente de flujo lateral. D1. Sonda para pacientes no intubados. D2. Sonda para
pacientes intubados o con ventilación manual tipo Ambu.
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Luis Barrado Muñoz, Santiago Barroso Matilla, Gregorio Patón Morales y Jorge Sánchez Carro
Figura 2. Descripción de un capnograma normal: A-B. Fase I
(ventilación del espacio muerto, dióxido de carbono (CO2) = 0).
B-C. Fase II (ventilación del espacio muerto junto con el alveolar,
incremento rápido de CO2). C-D. Fase III o meseta alveolar (ventilación alveolar). D. EtCO2 (CO2 teleespiratorio o end-tidal CO2).
D-E. Fase IV (inicio de la inspiración).
• Fase II: se inicia una rápida elevación gracias a la eliminación
del CO2 del resto de espacio muerto, pero esta vez mezclado
con el CO2 alveolar (fig. 2, B-C).
• Fase III o meseta alveolar: el aire exhalado procede enteramente de los alvéolos, y se observa un ascenso lento y progresivo
del CO2 que forma una meseta (fig. 2, C-D), hasta alcanzar el
punto en el que la presión parcial del gas es máxima (fig. 2,
punto D): éste es el valor presiométrico que registra el capnógrafo/capnómetro, el llamado CO2 teleespiratorio o EtCO2.
• Fase IV: comienza la fase inspiratoria y, por tanto, la presión
parcial de CO2 decrece bruscamente hasta quedarse a cero
(fig. 2, D-E).
Fisiología de la respiración.
El intercambio alvéolo-capilar
Habitualmente, entre los profesionales de la salud existe la
duda razonable acerca de la correlación entre los datos obtenidos mediante técnicas invasivas, como la gasometría arterial o
venosa, y las no invasivas9, como la capnometría (EtCO2), en la
que los valores normales, en un individuo sano, se encuentran
entre los 35 y 45 mmHg y la oximetría de pulso (SpO2), con valores aconsejados entre el 95 y el 98%5.
Basándonos en múltiples estudios10, podría afirmarse que la
diferencia o gradiente existente entre la presión arterial de CO2
(PaCO2) —obtenida mediante analítica sanguínea— y EtCO2, es
decir PaCO2 – EtCO2, se encuentra entre los 2 y los 5 mmHg,
debido a diversas causas fisiológicas (fig. 3):
• La existencia del espacio muerto de la vía aérea.
• Un shunt fisiológico, secundario al drenaje de las venas de Tebesio
directamente al ventrículo izquierdo y a la propia circulación bronquial con drenaje directo a los pulmones sin pasar por el alvéolo.
Para poder comprender las aplicaciones clínicas de la capnografía, conviene recordar brevemente que el ciclo respirato-
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Figura 3. Difusión alvéolo-capilar. Gradientes de presión del
oxígeno (O2) y el dióxido de carbono (CO2) en un individuo sano
a nivel alveolar y sanguíneo arterial y venoso. PaCO2: presión
parcial de dióxido de carbono en sangre arterial; PaO2: presión
parcial de oxígeno en sangre arterial; PvCO2: presión parcial de
dióxido de carbono en sangre venosa.
rio está compuesto por dos procesos fisiológicos independientes: la oxigenación y la ventilación (fig. 4).
La oxigenación comienza con la entrada de aire oxigenado
en los pulmones, el cual, gracias a una diferencia de gradiente
de presión (Ley de los gases), permite la difusión del oxígeno
(O2) a través de las finas y permeables paredes de los alvéolos
hasta el capilar que lo recubre, y se une de forma reversible con
la hemoglobina (Hb). Cuando la sangre abandona los pulmones
a través de la vena pulmonar, transporta el 97% del O2 en forma
de oxihemoglobina (HbO2), y el 3% restante permanece disuelto
en el plasma. Cada molécula de Hb se une a cuatro de O2, que
serán trasladadas hasta el interior de las mitocondrias, donde
tiene lugar la respiración celular.
La respiración interna o celular en el ser humano es el proceso por el cual se lleva a cabo la degradación de biomoléculas
(glucosa, lípidos y proteínas) en presencia de O2 (respiración
aeróbica), con el fin de producir la liberación de la energía necesaria que permita a nuestro organismo cumplir con sus funciones vitales.
Mediante la degradación de glucosa (glucólisis) se forma ácido pirúvico, el cual se desdobla en CO2 y H2O, y durante dicha
Fenómeno shunt
Ocurre cuando los alvéolos no son ventilados porque existe
una obstrucción distal a ellos, se encuentran llenos de
líquido u obliterados o porque existe una comunicación
vascular directa entre el sistema venoso y arterial. En estas
situaciones, la sangre que no ha pasado por áreas ventiladas
entra nuevamente en la circulación sistémica o la sangre
venosa se mezcla a nivel extrapulmonar con la sangre arterial.
Capnografía, la evolución en la monitorización del paciente crítico
Figura 4. Oxigenación y
ventilación fisiológicas.
ATP: adenosina trifosfato;
CO2: dióxido de carbono;
EtCO2: end-tidal CO2;
H2O: agua; O2: oxígeno;
SpO2: oximetría de pulso.
reacción se generan 36 moléculas netas de adenosina trifostafo (ATP), el nucleótido fundamental en la obtención de energía
celular y consumido por muchas enzimas en la catálisis de numerosos procesos químicos.
El CO2 proveniente de los desechos celulares se vuelca en
el torrente sanguíneo: una parte se transforma en ácido carbónico (H2CO3), que se ioniza formando bicarbonato (HCO3–)
y protones (H+), y el resto es llevado hacia los pulmones disuelto en el plasma y en forma de carbaminohemoglobina o
carbohemoglobina (HbCO2), donde será eliminado mediante
la ventilación. Es importante no confundir con la carboxihemoglobina, unión de la hemoglobina con el monóxido de carbono (HbCO).
Llegados a este punto, podemos comprender, por tanto, que
la medición del CO2 exhalado se podrá ver afectada por 3 factores: a) el metabolismo (donde se produce); b) la perfusión (el
medio de transporte hasta el pulmón), y c) la ventilación (sistema de eliminación). La alteración clínica de cualquiera de estos
procesos producirá variaciones continuas y significativas en los
valores exógenos obtenidos y medidos gracias a un “capnógrafo” (EtCO2), del mismo modo que las alteraciones que puedan
provocar un estado de hipoxemia se verán reflejados en los
resultados alcanzados por la “oximetría de pulso” (SpO2).
Por consiguiente, y a modo de ejemplo, algunos cuadros clínicos que pueden provocar aumento del EtCO2 a lo largo del
tiempo pueden deberse a alteraciones en:
• Metabolismo: aumento del metabolismo y del consumo de
O2, por ejemplo, en cuadros infecciosos/sepsis, estados iniciales de shock, hipertermia maligna, dolor, temblores/convulsiones (aumento de la actividad muscular). Administración
intravenosa de bicarbonato sódico.
• Perfusión: aumento del gasto cardíaco, alteraciones de los
mecanismos de autorregulación (por ejemplo, en pacientes
con hipertensión intracraneal)11,12.
• Ventilación: insuficiencia respiratoria, depresión respiratoria,
procesos de sedación y/o analgesia, cualquier estado clínico
que provoque una disminución de la FR y/o del volumen corriente. Leve obstrucción de la vía aérea.
• Secundarias a fallos del equipo: válvula de inhalación y/o exhalación defectuosa, excesivo espacio muerto (tubuladuras
demasiado largas, colocación de dispositivos intermedios).
Por el contrario, una disminución progresiva del EtCO2 a lo
largo del tiempo puede deberse a alteraciones en:
• Metabolismo: disminución del metabolismo y del consumo de
O2 como ocurre durante la hipertermia. Cetoacidosis.
• Perfusión: disminución del gasto cardíaco, por ejemplo en
cuadros de hipotensión arterial, hipovolemia, parada cardiorrespiratoria (PCR), tromboembolia pulmonar.
• Ventilación: cualquier estado clínico que provoque un aumento de la FR y/o del volumen corriente, es decir, hiperventilación, presencia de importante acumulación de mucosidad
bronquial, obstrucción del flujo aéreo, aumento fisiológico del
espacio muerto, presencia de presión positiva al final de la
espiración.
• Secundarias a fallos del equipo: fugas del sistema, colocación
inadecuada de la cánula, tamaño y posición del tubo endotraqueal (TET), desconexión del respirador, fallo en el flujo del
aire/oxígeno.
Indicaciones clínicas de la capnografía
Los capnógrafos comúnmente empleados en los servicios de
emergencias médicas (SEM) disponen de dispositivos capaces de monitorizar a todo tipo de pacientes, desde neonatos a
adultos, con respiración espontánea o con ventilación asistida
(fig. 1, D1-D2), y a pesar de ser una monitorización no invasiva,
tiene muchas utilidades clínicas de entre las cuales podemos
destacar las siguientes.
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Luis Barrado Muñoz, Santiago Barroso Matilla, Gregorio Patón Morales y Jorge Sánchez Carro
Figura 5. Capnograma
fisiológico y sus variaciones
más frecuentes.
CO2: dióxido de carbono.
Confirmación y control de la adecuada posición
del tubo endotraqueal
Posiblemente es la indicación más empleada, fundamentalmente por su relevancia y evidencia científica.
Cualquier conocedor de la técnica de intubación, sabe que
uno de los principales problemas es la intubación esofágica,
error con una incidencia aproximada del 15%13. En diferentes
estudios11,13 publicados en los últimos años se asegura que la
metodología clínica habitualmente empleada para confirmar la
posición del TET (es decir, la auscultación epigástrica y pulmonar, la observación de movimientos torácicos o la presencia de
vaho en el interior del tubo) deben complementarse con métodos más objetivos, como la capnografía, donde la correcta
colocación del TET, se constata por el mantenimiento de los
niveles capnométricos y un capnograma normal a lo largo del
tiempo (fig. 5, A).
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Por el contrario, si se realizase una intubación esofágica, el
escaso CO2 residual, incluso a veces inexistente, en el tracto
digestivo alto provocaría la aparición de valores capnométricos
y curvas capnográficas muy bajos y decrecientes hasta llegar a
cero en un intervalo muy corto de tiempo (fig. 5, B).
Otros de los errores típicamente cometidos es la intubación
selectiva, que consiste en la exagerada introducción del TET,
generalmente en el bronquio principal derecho, dado su abierta
angulación respecto a la tráquea, con lo que se deja sin ventilar
el pulmón contralateral. Se ha confirmado que, en este tipo de
fallo, la capnometría no es un signo predictivo de corta latencia,
ya que en más del 80% de los casos se mantiene estable o con
alteraciones escasamente notables14-20; por otro lado, el capnograma a veces puede presentar un cierto patrón obstructivo en
las Fases II y III, muy probablemente debido a que se encuentra
apoyado contra la pared del bronquio. Sin embargo, y a pesar
de sus múltiples limitaciones, la oximetría de pulso (SpO2) ha
Capnografía, la evolución en la monitorización del paciente crítico
demostrado su eficacia en este tipo de sucesos, ya que suele
presentar descensos bruscos en más del 50% de los casos18.
Control de la terapia respiratoria
Es imprescindible que todo paciente sometido a ventilación
mecánica invasiva (VMI) o no invasiva (VMNI) se mantenga
atentamente monitorizado, pues son múltiples los efectos adversos que se pueden presentar en los ámbitos respiratorio,
cardiovascular, neurológico, renal, digestivo, etc., atribuibles en
gran parte a la presión positiva intratorácica que ejerce el soporte ventilatorio mecánico4,21,22.
En el caso de la VMI, la capnografía permite no sólo confirmar
el posicionamiento adecuado del TET o dispositivo alternativo a
la intubación (mascarilla laríngea, Fastrach, tubo laríngeo, etc.)
durante todo el proceso ventilatorio, sino que además los parámetros pautados por el especialista son correctos y el paciente
se encuentra perfectamente adaptado a la modalidad ventilatoria seleccionada, lo que facilitaría la posibilidad de modificarlos
rápidamente si fuera necesario y asegurar el nivel adecuado de
sedación-relajación-analgesia del paciente (fig. 5, B,C,D,G).
Del mismo modo, el paciente que mantiene respiración espontánea, pero precisa de un apoyo ventilatorio (VMNI) mediante sistemas de presión positiva tipo CPAP (del inglés Continuous Positive Airway Pressure) o BiPAP (del inglés Biphasic
Positive Airway Pressure), debe estar monitorizado con oximetría de pulso y capnografía, permitiendo controlar en todo momento el adecuado estado de la función pulmonar23,24.
No debemos olvidar que la monitorización capnográfica
también debe emplearse durante la ventilación manual con
mascarilla más bolsa autohinchable con reservorio, es decir,
con dispositivos tipo Ambu®, para asegurar que la técnica de
sellado de la mascarilla es correcta y no hay pérdidas de aire,
al igual que el volumen empleado en cada embolada es el que
precisa el paciente, evitando la hiperventilación, la hipoventilación, e incluso en ocasiones la apnea accidental.
Control, progreso y pronóstico
de la reanimación cardiopulmonar
Desde 2005, el European Resuscitation Council (ERC), en sus
recomendaciones sobre reanimación cardiopulmonar (RCP),
recomienda el empleo sistemático de la monitorización capnográfica para verificar la adecuada colocación del TET25, a pesar
de la posibilidad de falsos negativos secundarios a la baja perfusión existente.
En 2010, las guías internacionales5-8,26 en RCP la consideran
como monitorización imprescindible para:
a) C
onfirmación de la correcta colocación del TET: a pesar de
lo advertido por el ERC en sus Guías 200525, en los últimos
estudios realizados27-29 se resalta la importancia del mantenimiento de un capnograma después de la intubación y a lo
largo del tiempo, asegurando de esta forma y al 100% la no
intubación esofágica del paciente.
b) V
aloración de la calidad del masaje cardíaco: como se ha
comprobado en estudios previos, el masaje cardíaco óptimo
no logra alcanzar un gasto cardíaco (GC) superior al 30%30,
por ello se suelen observar valores relativamente bajos de
EtCO2 durante las maniobras de RCP. En 2009, Díaz Díez-Picazo et al28 confirmaron que pueden presentarse fluctuaciones
de hasta 10 mmHg a lo largo de una RCP, debidas a la ineficacia de las compresiones torácicas, bien por desconocimiento de la técnica, bien por cansancio del propio rescatador, y
en la mayoría de las ocasiones se recuperan los niveles de
EtCO2 previos con una sencilla corrección o un simple cambio de reanimador.
c) Indicador temprano de la recuperación de la circulación espontánea o ROSC (del inglés Return Of Spontaneous Circulation): la detección de una elevación capnométrica mantenida por encima de los 20 mmHg podría ser un indicador
de la recuperación de la circulación11,28,31-34, incluso previa a
la aparición de un registro electrocardiográfico acompañado
de pulso carotídeo.
d) P
ronóstico de la reanimación: aunque al inicio de las maniobras los valores capnométricos sean muy aproximados en
la mayoría de las PCR28, en diferentes estudios28,35 se indica
que valores de EtCO2 mantenidos durante los 30 minutos iniciales de RCP por debajo de los 20 mmHg, pronostican un
resultado infausto.
A pesar de los resultados expuestos, es necesario actuar
con cautela y continuar investigando acerca del empleo de la
monitorización capnográfica en la PCR, con el fin de conseguir
una mayor fiabilidad clínica.
Monitorización diagnóstica y terapéutica
del asma y la enfermedad pulmonar
obstructiva crónica reagudizada
Sin lugar a dudas, por el momento es la aplicación más relevante de la capnografía en pacientes con respiración espontánea36-39.
Durante una crisis de broncoespasmo, se puede observar
que la meseta alveolar o Fase III (fig.2) comienza a convertirse
en una pendiente cuyo ángulo de inclinación será directamente
proporcional a la gravedad del cuadro clínico (fig. 5, H). Esto se
debe al enlentecimiento en la salida del aire desde las zonas
broncoespásticas.
Gracias al estudio de las tendencias capnométricas/capnográficas, se puede valorar en tiempo real los cambios ventilatorios que presenta el paciente durante la asistencia médica, es
decir, confirmar la eficacia o no del tratamiento pautado.
En consecuencia, al inicio del broncoespasmo (crisis leve),
el paciente mantendrá una taquipnea compensadora que provocará una hiperventilación y, por tanto, niveles bajos de EtCO2.
Pero si la obstrucción no se resuelve, la taquipnea se mantendrá durante una segunda fase (crisis moderada), mientras el
EtCO2 comienza a subir, para finalmente desembocar en una
tercera fase (crisis grave), en la que la taquipnea posiblemente
haya desaparecido para dar paso a una bradipnea por agotamiento, lo que unido al cuadro de broncoespasmo grave provoca una hipoventilación y una elevación desmesurada del EtCO2.
Finalmente, si el tratamiento no ha llegado a tiempo o no ha
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Luis Barrado Muñoz, Santiago Barroso Matilla, Gregorio Patón Morales y Jorge Sánchez Carro
resultado eficaz, los valores de EtCO2 caerán progresivamente
hasta llegar incluso a límites normales o más bajos inclusive,
debido simplemente a la respiración superficial (tipo gasping),
por extremo agotamiento que pronostica una parada respiratoria inminente.
Monitorización de las alteraciones del patrón
respiratorio
Cuando se emplea de forma concomitante con la oximetría de
pulso, la capnografía nos permite valorar de forma continua la
función y el patrón respiratorio del paciente (fig. 3), con lo que
resulta extremadamente útil para descubrir cuadros de hipoventilación, por ejemplo, secundarios a procesos seudoanalgésicos mal controlados o a intoxicaciones por alcohol, drogas,
fármacos, etc. (fig. 5, F), lo cual orienta al especialista en el tratamiento médico que debe emplear38,39,41.
Monitorización complementaria en estados
de baja perfusión
Recordando lo descrito anteriormente, uno de los factores que
puede alterar los niveles de EtCO2 es el estado hemodinámico;
así pues, si empleamos la capnometría conjuntamente con la
monitorización de la presión arterial y la frecuencia cardíaca,
observaremos un descenso brusco de los valores registrados
en casos de hipovolemias súbitas (rotura de aneurisma, rotura
esplénica, etc.) o tromboembolia pulmonar.
Estados metabólicos alterados
La capnografía permite valorar la respuesta al tratamiento de
la hipotermia, tanto accidental, como terapéutica, detectar de
forma temprana acidosis metabólicas en pacientes con gastroenteritis aguda42,43, fundamentalmente en niños, así como
cuadros de deshidratación y cetoacidosis diabética43.
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