Directrices y opciones en los estudios de la Estructura Económica

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Anuario Jurídico y Económico Escurialense, XLVIII (2015) 501-522 / ISSN: 1133-3677
Directrices y opciones en los estudios de la
Estructura Económica espacial en España:
la encrucijada intelectual de 1955 (I)
Head directives and options for spatial economic structure’s studies in Spain:
the intellectual crossroad of 1955 (I)
Juan Pablo DEL RÍO DISDIER
Universidad de La Laguna
Resumen: En la década de los años ’50 tiene lugar un desarrollo de los
estudios económico-espaciales de singular significado, después de las notables
aportaciones de economistas principalmente germanos, y que para el caso de
España, coincide con una verdadera encrucijada intelectual en la que se llegaron a
encontrar los estudios de Estructura Económica, respecto a las directrices y
opciones que se llegaron a plantear sobre el enfoque espacial que cabía asignar a
esa disciplina. Esa encrucijada en realidad se vino a resolver según las claves del
poder (político) y las ideas (de los economistas), y el desenlace resultó determinante
para el futuro de la economía espacial desde entonces en nuestro país.
Abstract: Throughout the Decade of the 1950s, studies of spatial economy
achieved a special rise and development, after essential contribution of German
autors. At that time, University studies in Spain of Economics reached their
consolidation and, in this field also, studies of Economic Structure is found
in a true intellectual crossroads, and thus guidelines, trend directions and diverse
options, in relation to perspectives, patterns and lines of research. This intellectual
crossroads was resolved and ended tragically, for political, ideological and
economic causes that determined and accounted for the for spatial economy
a real accountability and was surrender definitively.
Palabras clave: Estructura Económica. Economía espacial y regional.
Pensamiento económico español. Estudios Estructurales. Economía española
y economía mundial. Historia económica contemporánea de España. Filosofía
económica. Trayectoria intelectual.
Keywords: Economic Structure. Regional and spatial analysis. Spanish
Economic Thought. Estructural Studies. Spanish and world economy. Spanish
Economic and contemporanean History. Economic Philosophy. Intellectual path.
JUAN PABLO DEL RÍO DISDIER
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Sumario:
I.
Introducción.
II.
Las ideas de los economistas y el espacio estructural de las
ideas del poder.
III.
Ruiz Morales y la frustrada opción diplomática por los estudios
de relaciones internacionales.
IV.
La tradición clásica por los estudios estructurales: Perpiñá
Grau y el enfoque espacial de los estudios de Estructura
Económica.
V.
La opción final por los estudios de Estructura Económica:
la directriz de una equívoca localización en la perspectiva
de José Luis Sampedro.
VI.
El debate en los años ’50 sobre las concepciones espaciales
en el ámbito de la teoría económica.
VII. Conclusiones. Opciones y directrices para la Economía Espacial
en la encrucijada intelectual de los estudios de Estructura
Económica en 1955.
Recibido: diciembre 2014.
Aceptado: enero 2015.
AJEE, XLVIII (2015) 501-522/ISSN 1133-3677
1. INTRODUCCIÓN
1955 fue un año con un especial significado en la evolución histórica de
nuestro país, en lo que se refiere a su faceta económica y política, con aspectos y
detalles determinantes que habrían de condicionar de forma profunda y
prolongada el devenir de la sociedad española contemporánea, así como la
perspectiva de evolución del pensamiento económico, según su visión en distintos
campos y ámbitos de la vida intelectual. A la altura de la mitad de la década
de los años ’50, la sociedad española se encontraba en un punto de inflexión
respecto a la evolución y perspectivas del régimen asentado con el final de la
guerra civil, ya que para entonces España y ese régimen empezaban a salir
tenuemente de su aislamiento internacional, incorporándose así aunque de
forma diferenciada a los procesos de cambio y reconstrucción económica de
los países del área occidental europea, según los diferentes casos y experiencias
históricas.
Para entonces ya se iban vislumbrando los elementos de final del período
de autarquía y cierre de mercados que habían venido caracterizando al modelo
económico español hasta ese momento, de forma que se iban así tratando de
superar las limitaciones, insuficiencias y rémoras para las posibilidades de
crecimiento económico del país, en su potencial y rasgos más definitorios
(problemas en el modelo de industrialización, sector exterior atrofiado, tipo
de cambio no operativo, raíces inflacionarias permanentes inherentes al cuadro
económico, políticas sin capacidad de intervenir sobre causas y problemas
estructurales, ineficiencias generales propias de la falta de competitividad y
apertura de la economía a la competencia exterior, problemática derivada de la
insuficiente articulación de los mercados territoriales de factores y recursos, límites
considerables relacionados con el nivel de dotación de las infraestructuras, etc.).
El agotamiento progresivo y el final de ese modelo autárquico, fuertemente
intervencionista y de nacionalismo económico, iban así dando paso a una nueva
perspectiva de reconfiguración del propio modelo económico, más ajustado a
los nuevos tiempos tanto en el escenario internacional -con una arquitectura de
nuevas instituciones políticas, económicas y financieras que habían venido a
configurar un nuevo orden internacional en el que España debía ir tratando
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de encontrar su nuevo sitio y encaje (de acuerdo con su idiosincrasia y extraña
adopción de una versión propia de alineamiento dentro del bloque occidental
consagrado tras el final de la segunda guerra mundial)-, como en lo referente
a la articulación en lo posible de ese modelo económico “hacia dentro”, de
acuerdo con el grado de desarrollo de la misma sociedad española, en términos
de nivel de avance en lo económico y social, y dado que la economía española
había quedado desde un principio, prácticamente en todos los aspectos al margen
de los programas de asistencia financiera y estrategias de reconstrucción
económica que se venían aplicando desde el final del conflicto mundial, con
especial incidencia para el caso de los países europeos de la zona occidental,
tanto atlántica como mediterránea.
En tal sentido, aun cuando el régimen español tenía sus señas de origen e
identidad que suponían una rémora persistente, impidiendo su normalización
respecto a otros países y regímenes del mismo escenario internacional y europeooccidental, los Acuerdos y Tratados establecidos entre España y Estados Unidos
en 1953, precedidos por el Concordato con la Santa Sede unos meses antes,
ya indicaban claramente la ruta y trayectoria a seguir por España, realineándose en
ese nuevo mapa político y económico, con una definición claramente prooccidental,
sin por ello dejar de presentar también dificultades evidentes de transición y
adaptación (por no decir homologación) a las formas y prácticas de esas mismas
democracias occidentales.
Esos elementos y características de la realidad institucional y política española
en esa época de la década de los años cincuenta, suponían el desarrollo limitado y
condicionado del régimen, pero ya decididamente reconocido y asentado en
ese escenario y orden internacional, como pieza estratégica y ficha de estabilidad
en el escenario meridional europeo (se trataba en cierto modo de un claro
alineamiento en clave atlantista, pero sin necesidad de integrarse formalmente
en tal bloque político-militar). La entrada de España en la ONU en ese año
de 1955, tan esperada y retardada, como deseada y aceptada (en los años
anteriores ya se había ido incorporando a otros organismos internacionales,
como la FAO y la UNESCO), vino así a suponer el elemento determinante
para la consolidación del régimen y las fórmulas de su propia evolución en el
tiempo, como régimen autoritario y de excepción ciertamente, que sin embargo
apostaba por un desarrollo importante y definitorio en lo referido al espacio de la
sociedad civil. Esto venía a suceder en ámbitos tan específicos y diferenciados
como el reparto de los mecanismos de poder entre los grupos de base ideológica y
las familias políticas que participaban directamente de las tareas de gobierno,
respecto al ejercicio de las prácticas de dominación sobre las esferas institucionales e
ideológicas de la vida social, o sobre todo, en lo referente al diseño y arquitectura
del mismo poder económico, según la influencia que tuviera ese bloque dominante
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de elites y grupos ideológicos a ellas articulados, sobre las distintas áreas de
gobierno, la administración a través del Estado, y cualesquiera otros ámbitos
del poder local e institucional.
Entre tales campos y esferas, el espacio de la vida intelectual que corresponde
al medio académico y a la realidad de la vida universitaria, constituye un
elemento determinante y campo específico, a la hora de entender las claves
de evolución del pensamiento de una sociedad, y sobre todo, sus estructuras de
pensamiento y configuración del conocimiento y capacidad de ciencia, según
su misma creación intelectual y tradición cultural. Ideas y clima cultural,
orden académico y estructuras de pensamiento, configuran el espacio sobre
el que se desarrolla la política que conforma la mentalidad de una época. Es
por tanto en la lucha de ideas donde se configura el espacio en el que se
decide la clave de hegemonía de una época histórica, la transmisión que desde la
Universidad y sus estudios (para el caso que aquí se verá, los estudios de Estructura
Económica y su dimensión espacial en su metodología y orientación, en la
experiencia de la Cátedra de 1955) se hace y articula alrededor del eje del
poder y de sus mecanismos de influencia y dominación, tejiendo conjuntamente
las ideas de los economistas con las mismas ideas del poder1.
1 Estas notas sobre las directrices y opciones que vendrían a suponer una determinada
encrucijada intelectual que se habría dado a mediados de los años ’50, cuando se vino a
resolver la definición que tendrían a partir de entonces los estudios de Estructura Económica
en nuestro país, en el ámbito universitario de las enseñanzas de Economía, vienen a enlazar
con lo desarrollado y sugerido incidentalmente en un texto anterior, que sirve de antecedente a
lo que aquí se recoge. Se trata de un aspecto sólo apuntado genéricamente al hacerse alusión
en ese texto al riesgo de ciertas imposturas intelectuales, en el sentido de que la definición que
se diera a partir de 1955 a los estudios de Estructura Económica, en el ámbito de esas enseñanzas,
y en el caso particular de que pudieran vaciarse esos estudios de su sentido y expresión
espacial (según la misma inspiración que se ha hecho más arriba, del enfoque clave que
realiza el economista espacial August Lösch en su obra fundamental de principios de los años
’40), recogía y expresaba un determinado posicionamiento explícito frente al debate acerca
del contenido espacial (más que geográfico, incluso) que debería tener esa clase de estudios
englobados como Estructura Económica. Véase DEL RÍO DISDIER, J.P., “Estructuras y Structors: el
debate perdido (1944-1979) sobre la naturaleza y espacio académico de los estudios de Estructura
Económica”. Anuario Jurídico y Económico Escurialense, XLVI (2013) 436 y ss.
Asimismo, también aquí se pretende, en el desarrollo de estas notas y apuntes, aportar
algún género de luz o siquiera plantear algunas cuestiones abiertas que aún parecen pertinentes, de
las que poder desprender quizás algunas pistas, sobre una cierta trama que habría acompañado
a un misterio intelectual oxfordiano, cuando en esa fecha de 1955, se vino a dotar (al fin) y
resolver la Cátedra de Estructura Económica e Instituciones económicas españolas en relación con
las extranjeras, primera cátedra de esa materia establecida en la Universidad española, y que
entre los candidatos que se presentaron, profesores todos ellos de la misma materia y Facultad
(Ruiz Morales, Perpiñá Grau y Sampedro), fue adjudicada por el Tribunal calificador de las
oposiciones que se celebraron (y entre quienes se encontraban los profesores Valentín Andrés
Álvarez, Manuel de Torres y Martín Sánchez-Juliá), al candidato más joven de los tres, el
profesor Sampedro.
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II. LAS IDEAS DE LOS ECONOMISTAS Y EL ESPACIO ESTRUCTURAL
DE LAS IDEAS DEL PODER
Universidad y sociedad, política y economía, se entrelazan según cierta
fórmula de imbricación y correspondencia en cada período histórico, de acuerdo
con la fase de evolución política y económica del régimen (España, años ’50
y ’60), y perfilando así su capacidad de influencia y dominación sobre todos
los ámbitos de la vida humana y social, modelando también la cultura de esa
época, de acuerdo con las propias características del modelo de sociedad,
perfil intelectual y mundo de las ideas dominantes, con todo su aparato de
influencia y conformación de los patrones de vida, pautas culturales y diseño
de formas y contenidos de la propia sociedad.
En tal sentido, aspectos aparentemente tan formales y sin mayor trascendencia
como la realidad institucional de las carreras universitarias (creación de una
nueva titulación, por ejemplo, como fue el caso de la creación en nuestro país de
la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas en 1943, en la entonces Universidad
Central de Madrid, y el papel para ello desempeñado por instituciones como
el Instituto de Estudios Políticos, o el Instituto de Economía “Sancho de Moncada”
en el seno del CSIC, y desde esas instituciones, por personalidades destacadas
como el profesor y diplomático Fernando María Castiella y el profesor Stackelberg,
o el caso de otros catedráticos como José María Zumalacárregui, Valentín Álvarez,
Manuel de Torres y José Castañeda), la conformación de los centros educativos y
académicos (el reparto entre las secciones de Políticas y Económicas de esa
Facultad en esa fase original, o la siguiente nueva creación de la Facultad de
Ciencias Económicas en la Universidad de Barcelona en 1953), la aplicación
de planes de estudio (planes de 1944 y 1955, para el caso de Económicas), y
la organización de la enseñanza (a qué profesores asignar determinados cursos,
caso de los profesores Ruiz Morales, Perpiñá Grau y Sampedro para el caso que
nos va a ocupar) e implementación sobre tales planes (asignar determinadas
materias dentro de un cuadro curricular frente a otras, y derivado de ello, perfilar
la nueva rotulación y orientación de una determinada asignatura, como fue el
caso de la asignatura de Geografía Económica devenida en Estructura Económica
Ciertamente, cada uno de los candidatos representaba una opción posible sobre el enfoque y la
orientación que cabía dar a la asignatura de referencia, Estructura Económica e Instituciones…,
pero además de eso también, sobre todo, suponían sendas directrices acerca de la proyección
y perspectivas que se podían esperar de esos estudios, según una posible clave de economía
espacial, en el sentido de que su origen como asignatura de Geografía Económica fuera reinterpretado
según su inspiración desde el enfoque (Lösch, Hoover, Isard…) que se ha apuntado venía dándose
ya en los años ’40 al estudio de la estructura económica con base territorial y referencia específicamente
espacial, DEL RÍO DISDIER, o.c., pp. 438-439, n. 12. Sin duda, se había llegado a una verdadera
encrucijada intelectual, y su resolución en aquel escenario marcó por décadas de forma
imperecedera el futuro de la economía espacial en nuestro país.
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en 1944), serían todos ellos ilustradores y nítidos ejemplos de cómo las instituciones
(es decir, el ámbito formal de lo académico) vienen a ser en realidad el espacio de
lucha cultural respecto a las visiones y concepciones sobre la economía, y
respecto al pensamiento y las ideas de los economistas que dan forma a la
labor y tarea del intelectual.
Asimismo, también son aspectos de especial complejidad y significación,
más allá de su apariencia como detalles nimios de organización de la intendencia
académica, cuestiones tales como el papel y determinación ideológica que habrán
de desempeñar los profesores y las propuestas de cursos y enseñanzas (asignaturas
y cuadro docente, con referencia a los cursos de la nueva asignatura de Estructura
Económica (Mundial y de España), si no directamente un hecho del todo
trascendental, como sería la capacidad para influir de modo determinante en
el acceso de los profesores a las nuevas cátedras que se provisionan y convocan
(sería el caso de la primera oposición a la Cátedra de Estructura e Instituciones
Económicas, celebrada en 1955, y a la que concurrieron esos tres profesores
citados), y por no decir el mismo tema, de ningún modo genérico o pretendidamente
impreciso, acerca del peso que tendría sobre la composición del poder en la
arquitectura del régimen, un ministerio con un determinado perfil (sería el
caso del Ministerio de Educación y la figura singular del profesor Joaquín
Ruiz-Giménez, ministro entre 1951 y 1956), o el papel desempeñado por
determinadas organizaciones y grupos de pensamiento con una influencia
muy destacada en determinados ámbitos de la vida social y política, como
sería el caso de la ACNP (Asociación Católica Nacional de Propagandistas).
Todos ellos vendrían a constituir elementos fundamentales para comprender
las claves de pensamiento que definen una determinada época histórica, el orden
de ideas y creación intelectual que se configura y que hace de soporte de
transmisión para las ideas de esa época, el pensamiento que modela una sociedad,
o sencillamente, las estructuras de conformación social que resultan determinantes
para definir las mismas claves del poder, tanto económico como social e intelectual,
y del medio académico, intelectual y cultural que definen el clima social de una
época histórica2. Supone todo esto llegar a plantearse y tratar de comprender
2 Con respecto al papel y composición que se había trazado en la concepción original de
una organización como la ACNP, sirva de ilustración un texto casi fundacional de uno de sus
máximos dirigentes e ideólogos, Martín-Sánchez Juliá, que data del año 1942, en plena
antesala de consolidación del régimen, y que recoge de forma bien elocuente el ideario y la
práctica para hilar las ideas y el ejercicio del poder: “La Asociación Católica Nacional de
Propagandistas quiere ser una obra de formación y conservación de una minoría selecta de
hombres apostólicos con capacidad de dirección… los propagandistas… ocupando puestos
reservados principal o únicamente a los seglares, como son los de la vida docente (cátedras,
rectorados, decanatos). Directores de empresas periodísticas, editoriales, etc., puestos oficiales
los que han tenido vocación política, constituyen todos una minoría selecta de elementos
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cómo las ideas de los economistas alimentan el ejercicio del poder económico, y
de alguna forma también cómo el pensamiento (económico) se configura a través
del espacio de las estructuras (del poder y del mismo pensamiento y mentalidad de
una época).
Precisamente, en el ámbito de las ideas económicas y del pensamiento social y
político que corresponde a la evolución del régimen y de la sociedad española en
esa década de los años ’50, la perspectiva de nuevas ideas de cambio y de revisión
de paradigmas y modelos, que habrá de conducir al diseño de las políticas de
ajuste y estabilización económica a finales de la década, las cuales darían paso a
continuación al período de desarrollismo económico y social de la década de los
años ’60 y parte de los ‘70, suponen un cambio notable y significativo desde ese
medio intelectual y académico que es la propia Universidad, en su marco propio
histórico e institucional. En tal sentido, los estudios de Estructura Económica
insertos en el modelo universitario adoptado con la creación (al fin) en 1943 de los
estudios universitarios de Economía (como sección) en el seno de la primera
Facultad de Ciencias Políticas y Económicas creada en la Universidad Central de
Madrid (posteriormente, Complutense de Madrid), ofrecen una experiencia especialmente interesante, a la hora de entender el papel de las posiciones académicas
y posturas profesorales, así como la función de los planes de estudio y perfil de las
asignaturas, dentro del cuadro académico y perfil de carrera universitaria3.
Las ideas de los economistas y sobre todo, las ideas y el ejercicio del poder
por las clases económicas y sociales situadas sobre el núcleo esencial del régimen
directores al servicio de la Iglesia. (…) Pues es esto mismo: una minoría de hombres con
capacidad de dirección “en acto” y en las distintas funciones de la vida española; así, por
ejemplo, rectores de Universidad, decanos, catedráticos, jefes de Empresa, director de un periódico,
presidente del Consejo de Administración de un banco, etc. (…) No se trata de conquistar
artificialmente para Cristo el Estado; se trata de conquistar el Estado para Cristo por la posesión
previa de la sociedad. Pero para poseer la sociedad no hay que engañarse viendo sólo el lado
político de su organización jurídica. Se posee el Estado, se conquista la sociedad no sólo con
ministros, subsecretarios y directores generales, no, sino llevando a todas las categorías y
estadios de esta misma sociedad hombres con capacidad de dirección: catedráticos, consejeros
de empresa, directores de periódicos, militares, funcionarios. Todos los puestos, en fin, que los seglares
católicos tenemos que ocupar, llevando a ellos a Cristo con nosotros y a nuestros conciudadanos a sus
salvadores destinos”. MARTÍN-SÁNCHEZ JULIÁ (1942): Ideas Claras. Madrid 1959. Citado por
Amando de Miguel, en Sociología del Franquismo, Barcelona 1975, p. 210.
3 Véase, para su mejor ubicación y referencia respecto a la evolución según generaciones
de licenciados, titulaciones y los planes de estudio en relación con la carrera de Ciencias
Económicas, MAROTO ACÍN, J.A., y MELLE HERNÁNDEZ, M., “Los economistas en España:
estudios y titulaciones”, en AA. VV. / FUENTES, E. (dir.), Economía y economistas españoles,
Vol. 7: La consolidación académica de la economía. Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores.
Barcelona 2001. Asimismo, resulta de obligada referencia la aportación fundamental del mismo
profesor Fuentes Quintana, en su trabajo “La consolidación académica de la economía en España”,
incluido en la misma obra colectiva citada.
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político, se despliegan así sobre ese medio intelectual y universitario, a través de
profesores e intelectuales, gobierno y administradores. La “Universidad de los
Estudios” refleja de modo particular, por tanto, la arquitectura de ideas y
pensamiento sobre la que se erige ese régimen político e institucional, y así
también derivado de todo ello, se van definiendo y se diseñan los perfiles de
enseñanza, orientación de programas, cuadro de profesorado, y sobre todo, modelos
y carteras (en realidad, carteras ministeriales, llegado el caso) con la letra de
las asignaturas, el pentagrama seguido en el desarrollo y desenlace de unas
determinadas oposiciones a Cátedra, el contenido y enfoque de los estudios a
desarrollar, o desde luego, la orientación de las ideas y visión del economista, su
postura y a veces impostura intelectual, su independencia o alineamiento en
suma respecto a corrientes de pensamiento, coordenadas de investigación científica
y escuelas de análisis científico, creación intelectual y práctica profesional.
Constituida originalmente como materia de aplicación al mundo de la
economía territorial y de los países, la asignatura de Estructura Económica
se vino a configurar en los planes de estudio como espacio de conformación
y diseño para el enfoque de la economía de naciones y regiones (a través del
análisis de los países y las denominadas “regiones económicas”), en un mundo ya
predominantemente marcado por las relaciones internacionales y la política
entre bloques, en el que configurar la realidad de los recursos y los factores,
la naturaleza y la sociedad, el territorio y el espacio, sobre el que se insertan
estructuras y sistemas, agentes y capital físico. En todo caso, y en la perspectiva
del tiempo, la teoría económica de referencia sobre la que habría de posicionarse
el desarrollo en esas décadas de los estudios estructurales, vendría a ser
obligadamente la desplegada de acuerdo con la configuración histórica del
mismo perfil de sociedades de desarrollo capitalista bajo su formulación como
economías de libre mercado y competencia, en el seno de ese bloque occidental de
países y economías en procesos de reconstrucción y posterior consolidación, como
modelos generalizados de crecimiento y desarrollo para países y territorios entonces
ya pertenecientes a una única economía mundial (los sistemas o mundos serían
entonces órdenes de régimen transitorio, hacia economías insertas en un solo
sistema final de libre mercado de carácter y escala espacial global).
Esa disciplina y materia de Estructura Económica venía a configurarse en
realidad, en su tradición más fiel a su naturaleza derivada en lo originario de
los estudios estructurales, como contrabalance de análisis social e institucional, e
igualmente como contrapeso en el orden del pensamiento económico frente a
las ideas fundamentales e imperantes en la Teoría Económica de referencia
en su época contemporánea (pensamiento de tradición clásica, y de perfil liberal y
neoclásico según pautas de razonamiento de corte predominantemente marginalista,
de acuerdo con un paradigma nítidamente integrista y formal, alrededor de
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las concepciones del equilibrio general en el conjunto del sistema). Precisamente,
ese enfoque y tradición de referencia, ya marcaría de forma permanente el objeto
de contraste para toda la vertiente de estudios de economía aplicada, que también
caracterizaban a las líneas de investigación y avance en la economía espacial,
desde la misma orientación de los estudios estructurales que se había trazado
ya originalmente en los años ’20 y años ’30, según las concepciones de autores
como Harms, Wagemann, Predöhl, Lösch, o el mismo Perpiñá Grau, en su
calidad de pionero de los estudios estructurales en España; será después en el
transcurso de los años ’40, cuando tome el relevo una generación de autores
tanto americanos como franceses, que en los casos más representativos como
los de W. Isard y C. Ponsard, de nuevo tomarán como referencia clave y explícita
la de las contribuciones anteriores de la economía espacial, en el punto dejado por
la figura y obra de August Lösch, y por otros autores germanos, referencia que de
forma significativa, sin embargo, sería relegada sin otra consideración, precisamente
según la directriz imperante en la orientación igualmente de referencia de los
estudios de Estructura Económica en nuestro país. Resulta por ello conveniente
recordar lo que representaron esas opciones y directrices, según sus autores
de referencia en los cursos de Estructura Económica de la inicial Facultad de
Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad Central de Madrid (Ruiz
Morales, Perpiñá Grau y Sampedro), quienes asimismo, como ya se ha dicho,
fueron candidatos en las oposiciones de 1955 a la cátedra de Estructura e
Instituciones económicas.
III. RUIZ MORALES Y LA FRUSTRADA OPCIÓN DIPLOMÁTICA
POR LOS ESTUDIOS DE RELACIONES INTERNACIONALES
José Miguel Ruiz Morales (1912-1974) había sido el primer profesor
encargado de impartir la docencia en la asignatura de Geografía Económica
(antes de pasar a denominarse Estructura Económica a partir de 1944) en el inicio
de los estudios de Economía, al fundarse la Facultad de Ciencias Políticas y
Económicas en 1943, en la Universidad Central de Madrid. La elección del
profesor Ruiz Morales, diplomático de carrera desde el año anterior con el
número 1 de su promoción, había correspondido al mismo decano fundador de la
Facultad, Fernando María Castiella, político y diplomático de especial ascendencia
en ciertas esferas del régimen, y sobre todo, en el inicio de la andadura de la
Facultad, especialmente en la sección de Políticas. Resultaba evidente con
ello el sesgo diplomático que se le había dado originalmente a la asignatura,
que no era por tanto ningún tipo de Geografía al uso, y desde luego no en clave de
Geografía Humana, sino que más bien, optaba por una orientación descriptivista y
puede decirse de catalogación, respecto al objeto y materia de la asignatura
(inventario de recursos, arancel de bienes y productos, relación de sectores, o
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simple elenco de producción industrial, sin ninguna clase de anclaje propiamente
espacial o territorial).
Ruiz Morales tenía una formación universitaria originaria en Derecho, a
la que añadió al mismo tiempo, en Madrid, la carrera de Filosofía y Letras,
ampliada con estudios en Francia (Burdeos) a los que prosiguieron ya más
propiamente Estudios Internacionales en Inglaterra y Suiza, previos a su
orientación decidida hacia la carrera diplomática, que pudo enseguida de
terminar la guerra civil, llevar al paso determinante del ingreso en el Cuerpo
Diplomático ya indicado. Todos estos datos, recogen con un sentido evidente, el
sesgo que se quiso dar a los estudios que inmediatamente del curso fundacional
de 1943, pasaron a denominarse en el nuevo plan de estudios de 1944 como
Estructura Económica (Mundial y de España), distribuidos en dos años (2º y
3º), y en ambos cuatrimestres. La enseñanza según la distribución en grupos
con la sección de políticas, también estaba compartida con el profesor
Perpiñá Grau, a quien nos referiremos en el siguiente apartado, que impartía
a su vez además clase de Teoría Económica / Principios de Economía Política
en la sección de Políticas, y de Economía y Política Colonial, en el cuarto curso de
la especialidad de Política Económica y Hacienda Pública, de la sección de
Economía (al fin y al cabo, Perpiñá en realidad era el profesor que mayor y
mejor trayectoria científica y académica reunía hasta entonces en ese momento,
aunque ciertamente su encaje con respecto al grupo académico profesoral de
fundadores de la Facultad no era el más favorable para su proyección en el
ámbito de los estudios y política universitaria de ese centro).
Se llegaron a confeccionar y publicar unos Apuntes de Estructura Económica
Mundial y de España, a partir del curso 1944-19454, al tiempo que Ruiz
Morales también publicaba otros trabajos y textos, como un pequeño estudio
de las “Relaciones económicas entre España y los Estados Unidos”, editado por el
Instituto de Cultura Hispánica, institución también eminente por entonces en la
política cultural del régimen, en la que fue director en esa fase el mismo Castiella, o
un estudio e informe sobre el “Convenio comercial Hispano Argentino”, de especial
interés en esa época, y publicado por el Instituto de Estudios Políticos (institución
clave en la fundación de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas), y que
también dirigía Castiella en ese determinado período, aunque dentro de esa
institución existía un grupo de economistas (pero de carreras bien diferentes,
toda vez que en España no habían llegado a existir estudios universitarios de
carrera completa en ninguna época, más allá de otras experiencias privadas
como la de la Universidad de Deusto, donde sí había estudiado Perpiñá Grau,
4
RUIZ MORALES, J.M., “Apuntes de Estructura Económica Mundial y de España”,
varias ediciones, Madrid 1944, 1950.
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llegándose asimismo allí a doctorar, aunque con la rémora incomprensible de
que se trataría de una titulación privada) que pasarían a tener una intervención
determinante para la orientación a dar finalmente a la materia de Geografía
Económica reconvertida en Estructura Económica (mundial y española).
El profesor Velarde, alumno de la Facultad en esos años, ha mencionado
en un breve ensayo publicado como recordatorio in memoriam a su muerte5,
que el contenido de esos “Apuntes” (de Geografía Económica y de Estructura
Económica), y el objeto de esa asignatura según los temas de economía española
y economía mundial que se incluían, seguía muy de cerca el planteamiento
de otra obra genérica, más propia del estudio detallado de los recursos
económicos y naturales, así como de las producciones industriales, y de su
relación con la política comercial. Se trataba de la obra Raw materials of
Commerce (1929), de J.H. Vanstone y otros autores británicos sobre diversas
temáticas de comercio internacional. Se entiende por tanto, como se ha dicho, el
sesgo que presentaba la asignatura, en los primeros años de la andadura de la
Facultad, inclinada hacia el estudio disciplinar de las dotaciones de recursos
naturales y producciones industriales (el dónde de la riqueza y su utilidad, sin
ninguna otra consideración verdaderamente espacial), según áreas geográficas
de simple ubicación, por tanto, y según una referencia a la temática más amplia
de su insertamiento en el desarrollo del comercio internacional, temática y
enfoque que ofrecía ya una notable divulgación y auge desde finales de los
años ’20 y transcurso de los años ’30, y que aún se prolongó hasta el período
de la segunda guerra mundial, el cual ya vino a suponer un escenario internacional
del todo diferente.
También Velarde hace referencia a la capacidad que Ruiz Morales tenía
para saber ubicar la asignatura de Geografía Económica, precisamente ligando
su posible enfoque a los planteamientos por entonces más relevantes y de
gran influencia por parte de la Geografía Humana, con autores como Vidal
de la Blache y André Siegfried, entre otros, que eran de especial consideración
por parte de Ruiz Morales. En realidad, desde la época en que Ruiz Morales
había estudiado en Suiza, y en razón de todo el conocimiento que sobre esas
corrientes de la Geografía había podido realizar, se había ido prefigurando
esa capacidad de orientación geográfica que Ruiz Morales le hubiera podido
dar a la asignatura, aunque la realidad después no sería del todo esa, ya que
Ruiz Morales no era un geógrafo ni tampoco su enfoque de la materia era en
realidad el propio de ninguna escuela o rama de la Geografía. Por tanto, no
era real ninguna especie de amenaza de que esa materia o disciplina pudiera
5
VELARDE, J., “In Memoriam: José Miguel Ruiz Morales (1912-1974)”, en Anales de
Economía, nº 20, (oct-dic. 1973) 237 y ss.
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reconfigurarse como un área ocupada por geógrafos, en contraposición al
papel que se esperaba debía corresponder a los economistas6.
El encaje inicial y posterior de los estudios y de la misma labor de
docencia por parte del profesor Ruiz Morales, no resultó nada cómodo ni
siquiera cabría decir amable, desde la posición de observancia crítica sobre
su labor que se hacía por parte de los profesores propiamente de Economía
de la Facultad, que tenían una creciente influencia en el diseño científico y
académico de la titulación, bien diferenciada respecto a la otra sección, ya
como estudios de Economía. Fue en 1947 cuando se produjo un cambio sustancial
de enfoque y orientación, al comenzar a impartir la mayoría de los cursos de
Estructura Económica el nuevo profesor José Luis Sampedro, recién licenciado
en la misma carrera, en su primera promoción, y con Premio Extraordinario
de Licenciatura, teniendo en esa decisión de cambio una intervención determinante
el profesor Castañeda, quien luego sería director de tesis doctoral de Sampedro.
Por entonces, Ruiz Morales impartía también docencia en la Escuela
Diplomática, y fue hacia ese ámbito al que dirigió su posterior atención
mayormente, sobre todo a partir de haberse presentado él también a las primeras
oposiciones de la Cátedra de Estructura Económica e Instituciones en 1955,
junto a Perpiñá y Sampedro. Desempeñó por entonces diferentes cargos de
confianza en el ámbito de la política comercial y de las relaciones internacionales,
ya siendo ministro Castiella, tales como el de Director General de Comercio
y Política Arancelaria o el de director General de Relaciones Culturales, aparte
sus actuaciones propiamente de asesor y experto en relaciones internacionales,
como fue el caso, por ejemplo, de participar muy destacadamente en las
negociaciones para el ingreso de España en el Fondo Monetario Internacional
(FMI) y en el Banco Mundial, que tuvo lugar finalmente en 1958. En los
6 Cabe poner en cuestión, por tanto, al menos en su versión más estricta, la determinación
de esa clase de peligro, tal como se sugiere y recoge por el profesor Velarde en algunos de sus
escritos, al menos en una amenaza de invasión tan radical para la Economía por parte de cierta
influencia supuesta desde la Geografía (Económica). Véase VELARDE, J., Introducción a la
Historia del Pensamiento Económico Español. Editora Nacional, Madrid 1974, p. 281.
Igualmente en el mismo sentido, FUENTES QUINTANA, E. “La consolidación académica de
la economía en España”, en AA.VV / FUENTES QUINTANA, E. (dir.), Economía y economistas
españoles, Vol. 7: La consolidación académica de la economía en España. Galaxia Gutenberg /
Círculo de Lectores, Barcelona 2001, pp. 96 y ss. En todo caso, resulta importante señalar el
contexto en que se produce el debate entre la Geografía (económica) y la Economía (geográfica),
como espacios de encuentro o colusión, y con ello, recordar las diferentes orientaciones que
se han ido configurando sobre el campo disciplinario de la Geografía económica. Para ello, véase
todo lo planteado en el trabajo fundamental de VELARDE, J., “¿Tiene sentido la geografía
económica? Resultado de un análisis crítico partiendo de las ciencias naturales, la antropología
social, y la geografía, en sus linderos confusos con la estructura económica”, en Anales de
Economía, 3ª época, nº 5-8 (enero-diciembre 1970).
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años ’60, y ya habiendo abandonado del todo la docencia universitaria, retomó
su carrera y función como embajador, escribiendo también otros estudios y
obras con esa labor relacionada, y de hecho, al acaecer su muerte en 1974,
desempeñaba el cargo de Embajador de España en Suiza. Hombre de muy
cuidada formación humanística y cultural, se le reconoce asimismo -entre
otras vertientes de interés- por su aportación al estudio y divulgación del Camino
de Santiago, faceta en la que desarrolló una exhaustiva y prolongada labor.
En cierto modo, la opción de Ruiz Morales para la docencia y organización de
los estudios de Estructura Económica, pretendió ser la de una orientación
hacia la perspectiva de la política comercial y de las relaciones internacionales,
entendiendo la asignatura más bien como Catálogo de recursos de comercio,
adoptando así un sesgo marcadamente descriptivista, y sin recoger otras
aportaciones que podrían resultar entonces de especial interés por parte del
campo más prolífico de la Geografía Económica (que sería más bien la aportación
más original que le daría el profesor Sampedro, al menos formalmente, desde su
incorporación docente a partir de 1947, como luego se verá). A partir de esa
opción por la perspectiva internacional en clave de comercio, la directriz
posible de los estudios de Estructura Económica hubiera podido ser por ello
la de centrarse en una temática más propiamente relacionada con los estudios
de Relaciones Internacionales (en clave diplomática, se podría decir), y con
una visión así relacionada de forma estrecha con la temática comercial o de
política internacional, incluyendo además posiblemente cierta consideración
sobre la geopolítica de esa clase de relaciones.
El resultado y realidad que se derivó sin embargo de esos primeros años
de docencia fue sin embargo el de un efecto errático y desviado del enfoque
siquiera pretendido, cayendo más bien en un enfoque frustrado por no decir
del todo errado, que en todo caso, cuesta entender se prolongara por tantos
cursos, sin introducir ciertos cambios siquiera mucho antes. Posiblemente el
enfoque inspirado por Castiella, y el hecho de que el profesor Perpiñá se ocupara
de otras materias, tuvieron que ver con que la situación perdurara, y condicionase
por ello el sesgo inmerecido que ya iba teniendo esa materia de Estructura
Económica, en sus diferentes cursos y asignaturas, cuando el mismo Perpiñá
hubiera podido ser una opción en ese momento, hacia 1946 y 1947, de especial
interés y adecuación, al contar ya con una formación originaria y específica de
carácter nítidamente económico (aunque acompañada de una profunda formación
anexa humanística y de estudios internacionales), y sobre todo, poseyendo
también una capacidad muy notable para el anclaje de la asignatura con los
enfoques propiamente espaciales, por su ubicación primera de carácter geográfico.
Todo esto era algo que Perpiñá ya había ido desarrollando en una larga obra
científica hasta ese momento, especialmente en su referencia genérica a los
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estudios estructurales, lo que parecía ciertamente ser el tronco principal de
referencia más idóneo para la asignatura en redefinición.
IV. LA TRADICIÓN CLÁSICA POR LOS ESTUDIOS ESTRUCTURALES: PERPIÑÁ GRAU Y EL ENFOQUE ESPACIAL DE LOS
ESTUDIOS DE ESTRUCTURA ECONÓMICA
El profesor Román Perpiñá Grau (1902-1991) se había incorporado
también inicialmente al cuadro docente de la naciente Facultad de Ciencias
Políticas y Económicas, aunque no pertenecía al núcleo propiamente fundacional,
ni tampoco se podía identificar en el grupo de profesores que tenían una mayor
ascendencia en la sección de Economía, especialmente los Catedráticos de la ya
en configuración como materia fundamental, Teoría Económica (Zumalacárregui,
Valentín Andrés Álvarez, Castañeda, el mismo Stackelberg, Manuel de Torres).
Por otro lado, se debe apuntar como un elemento que puede suponer cierta
línea abierta de cuestiones y puntos sugeridos de luz, la posición que el profesor
Perpiñá venía a adoptar, respecto al tronco de adscripción ideológica que
podía suponer en ese ambiente, la pertenencia a la ACNP (Asociación Católica
Nacional de Propagandistas). Perpiñá Grau había ingresado en esos grupos
ya en los años ’20, durante su vida juvenil y época de estudiante en Bilbao,
por tanto, se trataba de un tipo de adscripción como testimonio y compromiso de
juventud. Con el tiempo, y aun conservando sus profundas convicciones religiosas
en el catolicismo, en realidad no desempeñó cargos ni militó activamente en los
círculos de propagandistas en sus variadas manifestaciones, y no se situó
por tanto en nexos o posiciones de acceso y relación directa con el poder.
En cierto modo, por ello, se puede destacar así cómo Perpiñá Grau nunca
participó de esos círculos y anillos del poder, aun cuando pudiera parecer
que se encontraría muy próximo en lo ideológico, y ante la tentación y facilidad
para contar con sus resortes y conexiones más convenientes y útiles. Figuras
clave como los ministros Martín Artajo, Ibáñez Martín, Ruiz Giménez, Larraz,
Castiella, por ejemplo, estaban situados en las instancias principales del ejercicio
del poder en esa época, y su proyección sobre el espacio de influencia que suponía
la Universidad, resultaba fundamental, a la hora de hacer política universitaria,
especialmente en lo que tenía que ver con decisiones importantes, apoyos,
influencias, designación de cargos, y la gestión directa del día a día a ciertos
niveles significativos en las instituciones clave del otro espacio académico
de la política y la economía: es decir, el trabajo y los medios a su alcance en
los Institutos de Economía y Sociología del CSIC, el Instituto de Estudios
Políticos, el Instituto de Cultura Hispánica, la Universidad y la naciente
Facultad, etc.
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Por otro lado, la crítica -desde las mismas posiciones liberales, ya que
Perpiñá fue siempre un liberal de convicción y vivencia7- a la filosofía y doctrinas
del liberalismo, en sus diferentes presentaciones y marchamos, no le facilitó
a perpiñá (más bien lo contrario) su reconocimiento y placet desde esas
instancias de los medios intelectuales y académicos que con tanta efectividad
sabían articular y manejar, y en las que se movían con gran habilidad las figuras
propagandistas de mayor significación. Su no adscripción militante en la
práctica, por tanto, a la organización que le recibió en la juventud, le hizo pagar
muy caro a lo largo de su existencia, la falta de esa conexión con el poder.
La figura de Perpiñá Grau constituía en cualquier caso, a la altura de mitad de
los años ’40, una trayectoria muy valiosa y llena de aportaciones científicas de gran
valía y originalidad, en la línea de configuración de los estudios estructurales, de
los que el mismo Perpiñá podía considerarse pionero y autor con aportación
fundamental en nuestro país. Perpiñá ya había desarrollado una dilatada actividad
en el campo de los informes, análisis y documentos de estudios, a lo largo de
su extensa y prolija labor como analista y experto en el estudio de la realidad
y coyuntura económica, precisamente adoptando la metodología y aportación
esencial, así como novedosa ya desde finales de los años ’20, que constituía
el análisis y enfoque propiamente estructural. Las experiencias de formación
y especialización de Perpiñá en distintas universidades y campus alemanes,
especialmente en el Instituto de Economía Mundial de Kiel, le habían suministrado
un profundo y valioso bagaje de conocimiento, que a través de su labor posterior
desde 1929 como Director del recién creado por entonces Centro de Estudios
Económicos Valencianos (CEEV) -relegando para su designación por propios
méritos a otro de los candidatos posibles, que era el profesor Manuel de Torres,
entonces docente en la Universidad de Valencia, y ubicado activamente en
una de las organizaciones de derechas más significada de la época, la DRV
(Derecha Regionalista Valenciana)-, supuso una aportación fundamental en
el campo de los estudios económicos de carácter estructural.
Su obra cumbre de 1935-1936, De Economía Hispana, también supuso
un hito de gran significación con respecto a la tradición de análisis y pensamiento
económico en España, precisamente en un país que no tenía Facultades de
Economía en su estricto sentido, con relación al ámbito de la Universidad
oficial. Se trata de un estudio de enorme influencia y significación, que elabora
un análisis del equilibrio general del sistema económico existente en España
en esa época, y según su constitución y anclaje histórico de carácter estructural,
7 Para una aproximación y primera lectura sobre la figura y obra de Román Perpiñá Grau,
puede verse DEL RÍO DISDIER, J.P., “Román Perpiñá Grau: un liberal de rostro humano”,
en DE LA IGLESIA, J. (dir.), Diez economistas españoles. Siglo XX. Real Colegio Universitario
“Escorial-María Cristina”. San Lorenzo de El Escorial, Madrid 1995.
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llegando más allá de la mera contraposición entre proteccionismo y liberalización,
o entre España interior y periférica. Analizando de forma innovadora los sectores
y factores, los territorios y los mercados, los agentes y las políticas, Perpiñá
alcanza a realizar un análisis también de las tendencias que se apuntan en la
evolución del sistema, y así adelantará el debate que se planteará años después,
sobre la conveniencia y necesidad de una fase autárquica, el cierre de los
mercados, la pretendida industrialización de base autóctona, y el alcance y
significado de ciertas concepciones y prácticas de nacionalismo económico,
tal como llega a recoger y expresar nítidamente, al final de esa obra clave:
“La conclusión general está en que una política autárquica que proteja al propio
tiempo la industria y las substancias alimenticias de consumo mundial y las
primeras materias (carbón, etc.), conduce a una saturación del mercado interior.
Cuando el mercado interior está saturado, el mercado agrícola es impotente
(salvo el caso excepcional de España mientras ha podido exportar y sustituir
nuevos productos agrícolas de calidad) para incrementar su capacidad de
consumo al mismo ritmo que la producción industrial”8.
Su labor de estudio y análisis, como escritor y traductor (dominaba varias
lenguas y tenía un acceso privilegiado a las fuentes de información económica
más relevantes) y como conferenciante y experto en misiones internacionales,
primero, por ejemplo, en su tarea de asesor y observador en conferencias
internacionales en la década de los años ’20, o posteriormente, en su trabajo
como encargado de la misión internacional para el estudio de Guinea, vinieron a
significar verdaderos trabajos de carácter pionero también en el ámbito de los
estudios de países, y sobre todo, de la mejor tradición de la Geografía Económica,
como análisis de grandes áreas y escenarios geopolíticos, disciplina sometida
ya por esa época a debate y disquisición, desde dentro y desde fuera de la
misma Geografía). Pero de un modo muy significativo, a partir de esa misma
obra de los años ’30 -especialmente en el desarrollo de su obra principal de
estudios de economía aplicada en su vertiente estructural- y a través, primeramente,
de sus estudios de Corología, y después, de la renta y la riqueza según su
distribución entre la población y el territorio, cabe decir que Perpiñá es un
economista que percibe y sabe recoger en todo momento en sus estudios el
papel fundamental que debe desempeñar el espacio y el territorio, a través de
su vertiente regional y geográfica, con respecto a las tareas fundamentales
del análisis económico de las estructuras de un país o territorio, destacando
todo ello como evolución más adecuada en su obra y trayectoria intelectual.
Desde su juventud Perpiñá Grau es ya un atento estudioso de la realidad
comarcal y regional en clave social y económica, y a partir de su madurez
8
PERPIÑÁ GRAU, R., De Economía Hispana, en HABERLER, G., El Comercio Internacional.
Traducción de Román Perpiñá Grau. Editorial Labor, Madrid-Barcelona 1936, p. 487.
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intelectual en los años ’30, ya se sitúa en la mejor tradición de análisis capaz
de articular visión internacional y perspectiva exterior para el estudio de los
problemas y realidades de escala nacional e interna, y respecto al estudio de
los temas de la política económica y de la realidad de carácter estructural, y
ello siempre con una profunda referencia histórica y humanística (recuérdese
su personalísimo latinismo frecuente en sus textos y escritos), lo cual supone
un tipo de razón y pensamiento económico hondamente arraigados en el estudio
social e histórico de culturas y civilizaciones, de acuerdo con su rica formación en
la tradición de pensamiento greco-romana y de proyección europea de mayor
influencia.
A principios de los años ’40, y cerrado el paréntesis de la guerra civil, con
sus incuestionables luces y sombras, Perpiñá nuevamente realiza contribuciones
de gran nivel a través del estudio del concepto de infraestructura -de propia
creación y originalidad notable- y de un análisis asociado de los procesos de
evolución histórica, que aplica al análisis propiamente económico referido a
espacios y territorios, sobre los que cabe realizar un estudio específico de su
dotación de recursos y disposición de la base de naturaleza, como elementos
configuradores del medio geográfico sobre el que se asientan factores y operadores,
y que dan lugar a mercados, sistemas y áreas de actividad, según su articulación
estructural a través precisamente del espacio.
Perpiñá tiene además, como se ha dicho, una relación muy intensa con
campus universitarios germanos, en los que se realizan aportaciones claves en el
ámbito de la economía espacial, sobre todo, a través de sus estancias y visitas a
Kiel. De esa época provienen sus primeros conocimientos de los estudios y
aportaciones de figuras centrales de esa tradición de pensamiento económico
espacial, como son Andreas Predohl (con el que mantiene una estrecha relación) y
August Lösch, quienes a su vez enlazaban con otras tradiciones de estudio
igualmente esenciales en su contribución científica, como serían las de autores
tales como von Thünen, Weber y Christaller. Perpiñá era ya para entonces también
un experto en estudios coloniales, materia de gran auge en esa época (y de
evidente vinculación respecto a la Geografía Económica), y con ello completaba
asimismo su panorama de líneas de estudio y especialización desarrolladas a
través de su concepción del análisis económico de definición espacial y territorial.
Es en esa época cuando Perpiñá se incorpora a las tareas docentes en la
recién creada Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, ocupándose de
diferentes cursos y asignaturas, tales como Teoría Económica, Economía y
Política Colonial, o la misma Estructura Económica en la sección de Políticas.
Por su formación, trayectoria, obra científica realizada y perfil de economista
con una perspectiva estructural de considerable proyección, parecía ser (en
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cierta naturaleza de las cosas) la figura llamada a protagonizar la línea
fundamental de desarrollo de los estudios de Estructura Económica en nuestro
país, ya que además de esa proyección y talla intelectual, añadía la visión espacial
en su perspectiva de pensamiento económico como verdadero elemento clave de
valor, con lo que también así, de la forma más adecuada, venía a cerrar su
propio perfil de estudioso de las sociedades y las estructuras, los espacios y
los países.
Pero seguramente, en contra de todo lo que cabía pensar o imaginar,
Perpiñá Grau se encontraba en el lugar equivocado en el momento inadecuado:
cuando se replantea en 1944 el primer enfoque más idóneo de proporcionar a
la asignatura de Geografía Económica, pasando entonces a denominarse Estructura
Económica, no es él quien mejor aportación y referencia puede y alcanza
llegar a hacer, permaneciendo más bien al margen de esa primera rectificación del
programa y concepción de la asignatura. Peor será cuando se llegue al reajuste
clave de la docencia y enfoque, en 1947, con la incorporación de José Luis
Sampedro como profesor principal encargado de la materia y los cursos en su
mayor parte, decisión en la que tuvo una intervención determinante el profesor
Castañeda (quien sería después su director de tesis doctoral), quedando ya
proyectado como la figura que sí desde luego, está en su caso situado en el
lugar y el momento más adecuados.
Sea como fuere, y a esa alturas de desarrollo de los estudios estructurales
en nuestro país -finales de los años ’40-, igual que había sido pionero en la
introducción de la visión y análisis de las estructuras tiempo antes, también
Perpiñá Grau lo será en la consideración de la escala espacial y territorial, en
la medida que la dimensión del espacio supondrá (sí explícitamente en su caso,
y por la naturaleza de su enfoque) una aportación necesaria y fundamental
para el estudio de toda realidad económica, sobre todo, con una determinada
proyección sobre el ámbito territorial y regional. Y así, a principios de los
años ’50, iniciando con ello su labor de análisis aplicado y realización de
numerosos trabajos sobre la temática del estudio de la distribución de la población
y la renta, en sus variadas dimensiones y escalas a través del territorio, Perpiñá
comienza a publicar sus primeros trabajos en esa novedosa aportación y campo
de análisis. Su trabajo pionero sobre la estructura espacial de la población y
la renta de España, data del comienzo de 1952, en su fecha de publicación
original, época en la que se publica también un libro reunión de otros textos
y estudios suyos, que suponen ya una verdadera obra mayor de los estudios
estructurales en nuestro país9.
9
PERPIÑÁ GRAU, R., De Estructura Económica y Economía Hispana, Editorial Rialp,
Madrid 1952.
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Por tanto, tal como se puede comprobar, Perpiñá es un autor clave y
esencial tanto en el estudio de la Estructura Económica como disciplina, a la
vista de su extensa y fundamental obra ya consagrada, como también por lo
que respecta al estudio de la estructura económica espacial, según lo que ya
se recoge asimismo en su obra y aportación sobre los estudios de Corología10.
Con todo ello, parecería que Perpiñá entonces podía tenerlo todo a favor con
vistas a lo que debería ser su mejor reconocimiento científico y académico, y
hacer posible con ello (por la valía y mérito de su propia trayectoria, y por su
experiencia acumulada y la originalidad en su propia visión), el acceso a la
primera Cátedra convocada de Estructura Económica en la Universidad española
(dotada más de diez años después de la fundación de la Facultad, y también
celebrada igual tiempo después de convocadas y asignadas las (tres) primeras
oposiciones a Cátedra de Teoría Económica, cátedras que pasaron a ocupar
desde 1944 los profesores Valentín Andrés Álvarez, Manuel de Torres y José
Castañeda).
Fue así como se llegó a la famosa Oposición de Estructura de 1955, a la
que concurrieron los profesores Ruiz Morales, Perpiñá Grau y Sampedro, como
ya se ha venido indicando. Perpiñá Grau era por tanto con diferencia entre
todos los candidatos, quien poseía más extensa y relevante trayectoria, por
experiencia curricular como estudioso y experto en la materia; por su obra
científica y su número y nivel de publicaciones; por su proyección externa y
reconocimiento internacional; por edad sobrada y madurez probada (ya se
encontraba en el cenit de su carrera, y no tenía en cambio la juventud de cara,
como sí era el caso de Sampedro), y sobre todo, por su originalidad de enfoque y
perspectiva de estudio en su visión estructural (11), con especial consideración de
la dimensión espacial. Era por tanto quien constituía la opción más ajustada
a una visión nítidamente estructural de los estudios de economía en esa nueva
perspectiva y enfoque, con gran proyección de futuro, y con ello, constituía
entonces la posibilidad de directriz más adecuada para haber definido del
modo más adecuado la principal línea de desarrollo futura para los estudios
10 PERPIÑÁ GRAU, R., Corología. Teoría estructural y estructurante de la población de
España (1900-1950). Instituto de Economía “Sancho de Moncada”, Consejo Superior de
Investigaciones Científicas (CSIC), Madrid 1954.
11 Se puede ver para ello, y constatar así explícitamente, el tipo de enfoque y los planteamientos
que Perpiñá hacía para la mejor organización científica y académica de la asignatura de
referencia en la Cátedra convocada, según todo lo que recoge y expone en su elaborada y
extensa Memoria para la Oposición a la Cátedra indicada. Véase PERPIÑÁ GRAU, R., “Memoria
sobre concepto, método, fuentes y programa de Estructura Económica e Instituciones Económicas
españolas en relación con las extranjeras. Texto mecanografiado. Madrid, marzo 1955. Archivo
personal de Román Perpiñá Grau / Fondo de Documentación de la Biblioteca de la Real Academia de
Ciencias Morales y Políticas. 287 páginas + fuentes y anexos.
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de Estructura Económica, aportando además como nota esencial el enfoque y
la dimensión propiamente económico-espacial12.
Sin embargo, la cita otra vez en su historia personal con antiguos fantasmas
con los que se había ya mal cruzado en el pasado, supuso aquella suerte de
desenlace que implicaría -aparte de su relegamiento definitivo desde entonces de
la Universidad oficial- la adopción de unas directrices (con respecto a la
orientación de esos estudios estructurales en nuestro país a partir de entonces),
ya del todo diferentes y determinantes, con un sentido que marcaría un largo
devenir respecto a lo que podría haber sido y no fue. El destino tenía así tal
vez sus propias cartas echadas, y era un cierto mal fario el que venía a
resolver las incógnitas planteadas ante una verdadera encrucijada intelectual.
Y es que como el mismo Perpiñá Grau llegaría a testimoniar, casi ya al final
de su vida, “luego me enteré de que las oposiciones se resolvieron en el despacho
del ministro”13.
12 Se puede recordar en tal sentido, que Perpiñá Grau ya había proseguido su análisis
económico espacial, en el conocimiento en cierto grado de las aportaciones de Andreas Predohl y
August Lösch, tema éste de especial significación y complejidad en sus posibilidades de
interpretación, y así, de hecho, Perpiñá hace referencia explícita en términos de debate y contraste, en
su trabajo pionero de 1952, a los planteamientos y enfoque de Lösch, con quien mantiene una muy
interesante discusión sobre la perspectiva y método inductivo/deductivo a adoptar preferiblemente, y
acerca de la visión general de las premisas y pautas formales de representación de la estructura
espacial (la famosa cuestión sobre los mapas y gráficos con hexágonos de representación, al
hilo de la cuestión sobre en qué momento verdaderamente habría tenido conocimiento Perpiñá
del fondo de la contribución de Lösch, quien recuérdese había fallecido prematuramente en
1945). Véase PERPIÑÁ GRAU, R., “Estructura Espacial de la población y renta de España”,
en Boletín de Estudios Económicos, nº 25 (enero 1952) 10 y ss.
13 Castilla, A., “Román Perpiñá Grau. La lucidez del abuelo de los economistas. El País, 8
de julio 1988. En 1955 era ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín Artajo, y de Educación
Nacional, Joaquín Ruiz-Giménez. El Embajador en la Santa Sede era Fernando María Castiella,
quien había sido el primer decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas (así
como director también del Instituto de Estudios Políticos), y que había sustituido en ese puesto en
Roma a Ruiz-Giménez, quien sería ministro hasta los “sucesos universitarios de 1956”; en la
remodelación ministerial de 1957, Castiella pasará a ser ministro de Asuntos Exteriores.
Todos ellos pertenecían a la ACNP. En todo caso, tenía una significación determinante el
grado de adhesión posible al régimen entre los miembros de la Asociación, que no tanto las
diferencias posibles respecto a otras familias ideológicas del régimen. Véase en tal sentido
MUÑOZ SOTO, J., “Joaquín Ruiz-Giménez o el católico total (Apuntes para una biografía
política e intelectual)”. Pasado y Memoria, Revista de Historia Contemporánea, 5, 2006.
En el Tribunal de la Oposición a la Cátedra de Estructura (el sistema de oposición que se
aplicaba era el mismo que ya se había instaurado en 1931), entre otros figuraban Fernando
Martín Sánchez-Juliá (presidente de la ACNP), Valentín Andrés Álvarez y Manuel de Torres,
este último, decano de la Facultad por entonces, y con quien era bien sabido Perpiñá mantenía
una profunda enemistad (no se entiende que no se pudiera algo así impugnar, pero tal vez ello
forme parte de la misma trama oxfordiana sugerida) desde los mismos años ’20, cuando
coincidieron en las candidaturas a la elección como director del CEEV ya citado, y renovada
en 1952, cuando en un determinado dictamen fallado sobre un estudio acerca del tema de la
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Como ya se ha dicho, Perpiñá abandonó para siempre a raíz de aquellos
hechos la docencia y actividad académicas en la Universidad oficial (tenía
por entonces poco más de cincuenta años), y prefirió hacer turismo científico
internacional por un tiempo (así se puede entender en cierto sentido, que
aceptara el encargo de la UNESCO para realizar una misión educacional e
investigadora en Nicaragua, desde1956, que le sirvió en cualquier caso para
proseguir con sus estudios aplicados de corología, a través de una cuidadosa
elaboración de análisis diversos sobre la geografía económica, la historia social
y las ciudades, asentamientos rurales y regiones de Nicaragua). Todo ello lo
prolongaría en los años siguientes con otros trabajos igualmente muy elaborados y
bien documentados sobre la corología agrícola, de la Hacienda, del Trabajo,
de la Presión Tributaria, el Consumo de Hogares, etc., y de modo muy destacado,
la estructura económica espacial de regiones y territorios, línea investigadora
que presentaba una aportación de especial valor y singularidad.
Pero en cualquier caso, la suerte ya estaba echada para el curso de los
acontecimientos a seguir y los designios asumidos por el profesor Sampedro,
rodeado después de colaboradores como el profesor Martínez Cortiña y equipos
de investigadores formados a su alrededor, serían los que se impondrían con
casi total determinación (el profesor Velarde vendría a suponer tiempo después
una nueva opción, a partir de su incorporación a la Cátedra de Estructura
Económica e Instituciones dotada en la Universidad de Barcelona en 1960),
aunque más bien dirigida al estudio de la economía española según mercados,
sectores, instituciones y períodos históricos, y sin llegar hacer prácticamente
ninguna clase de implícita consideración del factor espacial o territorial, en
sus enfoques y líneas de investigación), decidiendo así por décadas la fórmula de
encaje que podrían llegar a tener los temas regionales y espaciales, en el ámbito
del desarrollo del análisis económico y estructural en nuestro país, aun cuando
existirían otras líneas y aportaciones muy interesantes de retomar y considerar,
que merecerían estudio aparte14, apenas muy poco tiempo después de que el
profesor Sampedro asumiera el ejercicio de la Cátedra de Estructura Económica e
Instituciones de la Universidad de Madrid.
integración comercial europea, Perpiñá -que formaba parte del comité evaluador- se había
pronunciado formalmente en contra de los autores del dictamen, uno de los cuales era precisamente
Manuel de Torres. Ya habían tenido otros marcados desencuentros también en el mismo Consejo de
Economía Nacional (CEN), donde ambos eran consejeros, a la hora de establecer las directrices sobre
el estudio metodológico de la Renta Nacional, y asimismo, se habían dado iguales circunstancias de
notables diferencias, sobre otros asuntos acerca de informes y tribunales académicos o científicos.
14 Es el caso de la labor y experiencia que vinieron a suponer los primeros trabajos del profesor Trías
Fargas, que suponían un cambio de marcha notable, a la hora de enfocar las cuestiones económicoespaciales y la nueva realidad del estudio económico de las regiones. Véanse TRÍAS FARGAS, R., “El
espacio en el análisis económico”, en Moneda y Crédito, LVII (1956), y “El concepto económico de
región: instrumento imprescindible del examen espacial empírico”, en Moneda y Crédito, LX (1957).
AJEE, XLVIII (2015) 501-522/ISSN 1133-3677
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