Chapa tu choro Por Germán Vargas Farías Cada vez es más difícil conocer a alguien que no haya sido víctima de robo. Si no lo ha sido usted, acaso sí un familiar, amigo, alguien de su entorno. Tal vez tuvo ocasión de escuchar los detalles del atraco poco después de ocurrido, quizás no pudo menos que condolerse con la persona afectada. Quienes han padecido esa amarga experiencia, han sentido miedo, angustia, impotencia, ira, indignación. No es fácil sobreponerse. Tarda menos reponer, suplir las cosas robadas, que recuperar la confianza y la tranquilidad. Por eso puede entenderse la irritación inmanente en la reacción de mucha gente. Por eso la adhesión que provocan propuestas cuyo sustento es la venganza, el escarmiento. Sucede con la campaña “Chapa tu choro y déjalo paralítico” que, impulsada a través del Facebook hace pocos días, cuenta ahora con miles de seguidores en varias regiones del país. La propuesta es simple, “si la delincuencia y la inseguridad crecen es porque las autoridades son incapaces de proteger a los ciudadanos, y las penas son benévolas, entonces ya no esperemos más, organicémonos, atrapemos al delincuente y démosle su merecido”. El problema radica, principalmente, en el último postulado. En la incitación a la violencia que contiene, y en que supone que para enfrentar a los delincuentes hay que actuar como tales. Ha hecho bien el nuevo director de la Policía Nacional, Vicente Romero, al declarar su desacuerdo con la propuesta. Ha sido enfático al decir que la Policía Nacional no permitirá que la población haga justicia por sus propias manos, “esas prácticas anticuadas atentan contra los derechos humanos, y en un Estado de Derecho los actos delictivos deben ser denunciados ante las instituciones correspondientes”. En la misma línea se ha pronunciado el Ministerio Público, recordando “que tomar la justicia por sus propias manos constituye también un delito”, y haciendo un llamado para que la población no participe ni promueva este tipo de actividades. Sin embargo, en “Chapa tu choro” subyace un reclamo que se debe atender. Se exige más Estado y el fortalecimiento de la institucionalidad. Más policías, fiscales y jueces que cumplan su tarea. Coordinación, efectividad, inteligencia, y cero corrupción. Un coctel que todos ofrecen, pero nadie quiere -o sabe- preparar. Es inaceptable una campaña como “chapa tu choro y déjalo paralítico”, pero también la ineficiencia y corrupción que se evidencia al enfrentar el crimen cada día. Para ayudar a recuperar la confianza y la tranquilidad de la ciudadanía, tenemos también que enfrentar la impunidad.