las resistencias en mochuelo alto frente al relleno sanitario doñ

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HABLANDO DE MEDIO AMBIENTE Y NOS MANDARON EL BASURERO ENCIMA:
LAS RESISTENCIAS EN MOCHUELO ALTO FRENTE AL RELLENO SANITARIO
DOÑA JUANA
LEIDY MARCELA CAICEDO CARDENAS
UNIVERSIDAD DISTRITAL
DIRECCIÓN DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
FACULTAD DE EDUCACIÓN
MAESTRÍA EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA
BOGOTÁ, D.C.
2016
1
HABLANDO DE MEDIO AMBIENTE Y NOS MANDARON EL BASURERO ENCIMA:
LAS RESISTENCIAS EN MOCHUELO ALTO FRENTE AL RELLENO SANITARIO
DOÑA JUANA
LEIDY MARCELA CAICEDO CARDENAS
TESIS DE GRADO PARA OPTAR EL TITULO DE:
MAGISTER EN INVESTIGACIÓN SOCIAL INTERDISCIPLINARIA
DIRECTOR:
CARLOS EDUARDO MARTÍNEZ
UNIVERSIDAD DISTRITAL
DIRECCIÓN DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
FACULTAD DE EDUCACIÓN
BOGOTÁ, D.C.
2016
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Nota de aceptación
_____________________________
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Jurado
________________________________________
Jurado
Bogotá, _______________________________________________________.
3
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………...1
CAPÍTULO I : RESEÑA HISTORICA; MOCHUELO ALTO, DE ZONA RURAL AL
PATRIO TRASERO DE BOGOTÁ………………………………………………….……….5
1.1.
1.2.
Antecedentes de la vereda el Mochuelo Alto………………………………………5
La Construcción de una enorme caneca de basura para la ciudad de Bogotá:
el relleno Sanitario Doña Juana……………………………………………………8
1.3
1.4
Crónica de una tragedia anunciada: la fragilidad del relleno………………….11
Políticas públicas del relleno sanitario doña Juana…………………………..…14
CAPITULO II: MARCO TEÓRICO: UN ACERCAMIENTO A LA VOZ DEL PUEBLO.21
2.1.
2.2.
2.3.
2.4.
2.5.
2.6.
2.7.
El siglo XX: hacia una revolución de la historia……………………………… . ...21
¡Annales, a la transformación de la historiografía!..............................................22
Los barrios populares: gentes que escriben una nueva historia……………….26
Esas voces que nos llegan del pasado: la historia oral…………………………..31
Expresiones de resistencia social………………………….………………………..33
Movimientos sociales…………………………………………………………………37
La pregunta por el lugar………………………………………………………………41
CAPITULO III: LUCHANDO EN MEDIO DE LA BASURA, DESDE LA LADERA
DE LA MONTAÑA…………………………………….………………………………………45
3.1. Las resistencias en Mochuelo Alto, un paisaje que se vuelve gris …………….…..45
3.2. Hablando de medio ambiente y nos mandaron el basurero encima……………….53
3.3. La historia de la ancheta con frutas para el alcalde …………………………………57
3.4. El relleno sanitario Doña Juana: “El mejor parque del sur de la ciudad “………….62
3.5. Los colores de los moscos en el relleno………………………………………………67
3.6. Las batallas en Mochuelo Alto………………………………………………………….68
3.7. Los efectos de las resistencias en Mochuelo Alto…….……………………………...81
CONCLUSIONES…………………………………………………………………………….86
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS………………………………………………………..89
4
INTRODUCCIÓN
El día 27 de Octubre de 2014, los habitantes del barrio Mochuelo Alto, realizaron
una manifestación, cerca al relleno Sanitario Doña Juana, impidiendo el depósito
de basura de los compactadores en el relleno. En esta medida, la recolección de
basuras en la ciudad de Bogotá, se vio afectada, pues los compactadores no
pudieron regresar a sus bases de operación para continuar con la logística
cotidiana del servicio. Las razones son muchas, pues visitar el barrio Mochuelo
Alto, no solo significa ascender en términos de distancia, sino también en términos
de pobreza, que se respira a medida que nos vamos acercando a esta olvidada
pero transitada zona de Bogotá; allí, donde los caminos en pendiente no parecen
ser tan peligrosos e intimidantes como las corrientes de aire, que arrastran
consigo los malos olores que surgen del relleno sanitario y que permiten percibir
las duras condiciones que enfrenta una comunidad que creció en medio de un
ambiente de conflicto.
Y no es para menos, pues el relleno sanitario doña Juana que se levantó en un
cerro de Bogotá, lleva consigo la marca de la tragedia; en estas tierras, se cuenta
que hace muchos años, vivía una mujer que ofrecía servicios de brujería a las
señoras para pescar a los maridos infieles; la llamaban Doña Juana. Un grupo de
hombres, atrapados en sus deslealtades, gracias a las supuestos dotes
adivinatorias de la dama, decidió, cualquier día, quemarla en esa montaña. Sin
embargo hoy, los que se sienten atrapados en esta montaña son los habitantes
que conforman la comunidad del Mochuelo; una zona que a pesar de tener por
vecindad el basurero, lucha por sobrevivir en medio de los surcos de cultivos, que
sirven para el sustento no solo de la vereda sino también de una gran ciudad
(Bogotá); que una vez más responde con la crudeza con la que suele hacerlo:
“recibe comida y envía basura”.
Aquí las consecuencias de la tragedia se han transformado: mientras los
operadores y recolectores del relleno se lucran con los miles de millones del
negocio de las basuras, los habitantes padecen fuertes enfermedades que les
5
impide no solo respirar, sino también disfrutar de los días soleados y de los días
de lluvia, pues con el cambio de temperatura, también cambia la forma de librar la
batalla por sobrevivir; allí los olores, las ratas, los moscos y los insectos invaden
las casas y pasan a ser los mayores contendientes en la hazaña de consumir un
plato de comida.
Según un estudio realizado entre mayo de 2005 y enero de 2006 por la
Universidad del Valle, el aire presente en los barrios Mochuelo Alto y
Mochuelo Bajo tiene partículas de PM10, sustancia que inflama los
bronquios; Benceno, un gas incoloro que causa alteraciones del ritmo
cardíaco, puede producir leucemia y convulsiones, y Xileno, un líquido que
puede presentar molestias en el estómago, los pulmones, hígados y
riñones. También problemas de memoria e irritación de la piel, ojos, nariz y
garganta. (Los vecinos del basurero doña Juana. (s.f.) recuperado en
agosto de 2014, de http://www.kienyke.com/historias/los-vecinos-delbasurero).
A pesar de las duras condiciones de este lugar, los habitantes se rehúsan a dejar sus
casas, pues allí han realizado sus vidas, aquí están sus familias, sus amigos, han
conseguido con esfuerzo lo poco que tienen y muchos no desean volver a pasar por el
suplicio que significa el desplazamiento. Mientras tanto, ellos tienen dos armas de
defensa; una es usar los fuertes venenos que son repartidos por algunos trabajadores
del operador de doña Juana, para atraer y matar a los insectos y la segunda, consiste en
los actos de resistencia con que la comunidad ha respondido a las consecuencias e
intenciones de expansión del relleno sanitario.
No obstante, el problema hoy parece ser invisible para los millones de habitantes de
Bogotá, que solo referencian el relleno a través de los medios de comunicación,
desconociendo la lucha que día a día tienen que librar los habitantes de Mochuelo Alto;
una lucha que inició alrededor del año 1992, y que en la actualidad, debido a la licencia
ambiental que la CAR (Corporación Autónoma regional de Cundinamarca) le otorgó al
relleno sanitario Doña Juana para ser ampliado, parece no haber tenido influencia sobre
6
las políticas públicas para la expansión de dicho relleno. (Bogotá tiene permiso para
ampliar el relleno Doña, 1 de julio de 2014. El Tiempo. Recuperado de
http://www.eltiempo.com/bogota/bogota-tiene-permiso-para-ampliar-el-relleno-donajuana/14193645).
Sin embargo, el presente proyecto busca indagar sobre cómo han funcionado los
ejercicios de resistencia del barrio la vereda el Mochuelo Alto durante los años 1997 al
2006 frente al impacto (social y ambiental) del relleno Sanitario Doña Juana, pues no en
vano se han organizado diferentes manifestaciones como expresiones de resistencia en
una comunidad que ha sufrido y resistido alrededor de
veintitrés
años,
las
consecuencias del relleno en sus hogares, sus familias, sus vidas, si se tiene en cuenta
que las primeras manifestaciones iniciaron en el año 1992 , hasta este momento (2016)
cuando el botadero sigue su expansión. Aunque estas expresiones se han materializado
en diferentes organizaciones comunales y/o barriales, el enfrentamiento entre la
expansión legal del relleno y la comunidad hoy persiste, lo que requiere analizar
entonces, cuál ha sido la incidencia de las formas de resistencia de los habitantes de la
vereda Mochuelo Alto frente al impacto y las políticas públicas que regulan el relleno
sanitario Doña Juana en esta zona, lo cual será aquí, nuestro objetivo principal.
Para tal empresa, la presente investigación se estructurará en cuatro capítulos; en el
primero, se pretende explorar los antecedentes del asentamiento del barrio Mochuelo
Alto, y el proceso histórico y legal que le dio cuerpo a la construcción y expansión del
Relleno Sanitario Doña Juana. En el segundo capítulo, se hará un recorrido por los
referentes teóricos que potencian y resignifican las resistencias comunitarias como
expresiones en el marco micro y macropolítico. El tercer capítulo estará dedicado a
identificar las formas de resistencia que se han enfrentado al impacto del relleno sanitario
Doña Juana y a analizar la influencia que estas han tenido en el marco de la macropolítica
para dicho relleno. Por último, en las conclusiones se intentará visibilizar cuáles son los
retos actuales de dicha comunidad y la influencia e incidencia de las formas de
resistencia frente a la problemática del relleno.
7
En efecto, el ejercicio que aquí se llevará a cabo, se abordará desde la narrativa como
método de investigación, pues esta permite realizar interpretaciones otras de la historia,
las formas de resistencia, la tradición oral, las voces del pueblo y las narraciones, que
se han producido en los encuentros individuales y colectivos con la comunidad.
Este ejercicio estará combinado con el uso de metodologías que comprende la consulta
de fuentes escritas, históricas, de documentos públicos y ejercicios etnográficos, que han
permitido construir, desde diferentes perspectivas e historias de vida, nuevos saberes,
“para descubrir cosas sobre nosotros mismos” (La construcción de narrativas como
método de investigación psicosocial. Prácticas de escritura compartida. Recuperado en
diciembre
de
2015
de
http://www.qualitative-
research.net/index.php/fqs/article/viewFile/1225/2666).
De tal manera, este estudio recoge los diálogos que se han producido para la
construcción de narrativas como método-proceso de investigación, “pues las historias
están necesariamente incrustadas en prácticas narrativas” (La construcción de narrativas
como método de investigación psicosocial. Prácticas de escritura compartida.
Recuperado
en
diciembre
de
2015
de
http://www.qualitative-
research.net/index.php/fqs/article/viewFile/1225/2666).
Por lo tanto, mi motivación en esta investigación se volcará en las historias que tienen
por contar aquellas personas que se sienten orgullosas de habitar en una tierra que da
vida, en estos matorrales veredales, donde a pesar de no poseer grandes riquezas, la
gente es feliz. Mi interés será evidenciar por qué esta comunidad aún se mantiene allí a
pesar de la desolación y las preocupaciones que ha traído el relleno, pues ellos solo
anhelan cumplir el sueño de disfrutar nuevamente del aire con olores a plantas, rosas y
frutas, esos olores que se mantienen en los más puros recuerdos y que han sido un
bálsamo para las mentes cansadas de aquellos valientes que siguen librando nuevas
batallas.
8
CAPÍTULO 1
RESEÑA HISTORICA: MOCHUELO ALTO, DE ZONA RURAL AL PATIO
TRASERO DE BOGOTÁ
Al indagar por el archivo del barrio vereda Mochuelo Alto en el D.A.P.D. (Departamento
Administrativo de Planeación Distrital), se encontró que los registros históricos son
escasos y que los pocos documentos intercambiados entre el barrio y la institución
corresponden a requerimientos, solicitudes y respuestas de desenglobe,
loteo y
construcción del proyecto cementerio rural veredal. Así que, la reseña histórica
presentada aquí, corresponde a la información recuperada de fuentes escritas como
documentos públicos, referencias bibliográficas, consulta de periódicos y artículos y/o
trabajos de internet, dado que el barrio anteriormente se encontraba adscrito a la
localidad a Usme, antes de ser anexado a Bogotá y posteriormente a Tunjuelito.
Finalmente fue en julio de 1984 cuando se creó la localidad 19 de Ciudad Bolívar, que
se anexó esta vereda que hoy hace parte del área rural de la localidad.
1.1.
Antecedentes de la vereda el Mochuelo Alto
Este barrio al igual que otras zonas periféricas de la ciudad de Bogotá, ha pasado por
tres grandes etapas; la primera, comprende la parcelación de las haciendas, el loteo y
desenglobe de los terrenos que darían lugar a las primeras construcciones de viviendas.
De tal forma, La zona que hoy corresponde a Mochuelo Alto, era una gran hacienda
llamada la Fiscala, propiedad de las hermanas Clara y Genoveva Zapata (Citada por
Leguizamón Castillo de Zapata Caicedo, 2010, Movimiento social y popular en los
Mochuelos, p. 21).
Al parecer esta fue parcelada alrededor del año 1970, cuando falleció la última de las
señoritas Zapata y las tierras quedaron en manos del Dr. Carlos Macario Vicuña,
abogado de la familia. Estas tierras
posteriormente fueron divididas entre varios
arrendatarios, que huyendo de la violencia de regiones como Boyacá, Tolima y
Santander llegaron a habitarlas, viendo en ellas la posibilidad de continuar con las
9
actividades agrícolas y los beneficios que recibían de la tierra, de continuar con una
orgullosa tradición que se llevaba en la sangre , el ser campesino.
La segunda etapa, comienza en la década de los ochenta del siglo XX,
con los
asentamientos en la parte alta de la montaña. En esta década, también aumentó
aceleradamente la ocupación de Mochuelo Alto, “pues para el inicio de las operaciones
del relleno sanitario doña Juana en 1988, el ingeniero Héctor Collazos refiere que en ese
tiempo solo habían construidas algunas casas aquí y allá” (p.21).
Sin embargo, hasta esta época se consideraba que la población de Mochuelo Alto era
nativa. Pero la situación empezó a cambiar desde la década de 1980, pues a la práctica
de actividades agropecuarias se sumó el asentamiento cercano de canteras y ladrilleras
con fines extractivos, lo que representó una oferta atractiva de empleo para muchas
personas que terminaron instalándose de forma improvisada en el barrio Mochuelo Alto
y a sus alrededores, que ya hoy se encuentran reconocidos como barrios. Esta situación
se multiplicó con la adecuación de predios cercanos a la vereda, para el relleno Sanitario
Doña Juana en 1988, pues la empresa se convirtió en una fuente de empleo, dado que
la secretaria Distrital de integración social, había ordenado a la empresa, emplear a los
habitantes de comunidades aledañas del relleno.
Con la expansión del relleno, la vereda empezó a transformarse; allí empezó a instalarse
población flotante proveniente de Bogotá, que buscaba hacerse a un empleo. Estos
aprovecharon que algunos propietarios de predios de Mochuelo Alto, prefirieron
venderlos, que exponerse a los riesgos ambientales y de salud, y negociaron obteniendo
estas tierras a bajos precios. Esto generó en principio, inseguridad en la zona, y luego
una consecuente pérdida de identidad, pero después, esta empezó a fortalecerse
nuevamente con la incipiente organización que inició la comunidad cuando pudo percibir
la gran amenaza que representaba el relleno y los pozos de lixiviados:
Se empezó a protestar porque los pozos de lixiviado no estaban cercados… había un
peligro… y como había un camino de herradura que salía a Santa Librada, entonces
10
cualquiera podía pasar y entrar al relleno, entonces por eso sencillamente empezamos a
ver los peligros de que cualquier niño se fuera a caer, y ahí mejor dicho quedar vuelto
nada, porque el pozo de lixiviado es donde llega toda la cochinada… y también ahí fue
cuando las empresas vieron que tenían que hacer una mejor inversión social, hacer como
un apoyo en los proyectos productivos en la comunidad, porque antes no lo hacían, ellos
sentían como: ahí hay comunidad, pero ¡ah! Sí, no nos molestan… pues nada. Entonces,
ahí fue cuando nos hicimos sentir (1992). (Y. Vidal, entrevista personal, 13 de diciembre
de 2013, Recuperado el 18 de diciembre de 2015 en Movimiento social popular en los
Mochuelos p. 38)
La tercera fase comprende, lo que es Mochuelo Alto en la actualidad; para entender la
organización de la vereda es necesario mencionar que ésta, según un diagnóstico de las
áreas rurales de Bogotá- Dirección de ambiente y ruralidad (2010) se “halla en lo que se
denomina periferia rururbana, lo que significa que se emplaza en un espacio rural
dominado por la actividad agropecuaria pero mantiene una influencia urbana. Es una
interacción de elementos urbanos y rurales todavía no definidos, donde la vía de
comunicación principal articula la progresión de elementos urbanos colonizadores (…)
todos éstos integrados por la carretera como prolongación de eje urbano” (p.215).
Es así como la vereda actualmente presenta algunos elementos urbanos, visto por
ejemplo, desde su anexión como barrio a la localidad de Ciudad Bolívar, la pavimentación
de la avenida principal que conecta la avenida Boyacá con los barrios orientales de
Ciudad Bolívar y posteriormente con las veredas Mochuelo Bajo y Mochuelo alto y por
último la construcción de algunas instituciones que legitiman la vereda como parte de
Bogotá.
Sin embargo, como ya se había referido anteriormente, la información acerca del
proceso de legalización de estas instituciones y la forma en que se instalaron los
servicios públicos para la zona es casi nula en el departamento de planeación distrital,
porque se entiende como área rural a pesar de sus características urbanas. No obstante,
don Helbert García, uno de los líderes de la comunidad, afirma que entre los pocos
11
beneficios que ha traído el relleno a la vereda, está la consecución de algunos de estos
servicios.
Aunque estos logros no se hubieran conseguido de no ser por la presión que la población
ha ejercido sobre el gobierno distrital, que hoy cobra vigencia al revisar aquellos espacios
que siendo importantes para la comunidad, no han sido conquistados, aunque hagan
parte de su identidad, pues están restringidos por la expansión del RSDJ. Ese es el caso
del cementerio, que finalmente no se pudo construir en la vereda, pues según la
proyección de la UESP (unidad especial de servicios públicos), no era posible otorgar la
licencia de construcción para dicho espacio, dado que los predios destinados hacían
parte de la zona reservada para el manejo y disposición final de residuos sólidos del
relleno sanitario doña Juana.
1.2.
La Construcción de una enorme caneca de basura para la ciudad de Bogotá:
el relleno Sanitario Doña Juana.
Según el centro de estudios de la construcción y el desarrollo urbano y Regional
(CENAC), El Relleno Sanitario de Doña Juana, RSDJ, fue inaugurado el 1 de noviembre
de 1988. En principio, estuvo ubicado en la avenida Boyacá, vía al llano, cerca al barrio
Mochuelo bajo (que en ese momento hacia parte de la localidad de Usme), pero poco a
poco se empezó a extender hasta encontrarse cada vez más cerca de más barrios del
suroriente de la ciudad, como se observa en el mapa de conflictos sociales:
12
Fuente: Diagnóstico de las áreas rurales de Bogotá (p. 528)
El relleno se construyó con el fin de solucionar las problemáticas ambientales y de aseo
que afectaban a Bogotá, y que eran atribuidas a la ausencia de un programa integral de
recolección de basuras y a la falta de una entidad que asumiera esta actividad en una
ciudad que recibía cada vez más habitantes, y que se volvía más grande. Desde el inicio
13
del siglo XX, la población se las arreglaba de diferentes maneras; “los desechos
orgánicos eran arrojados en las partes traseras de las casas y los ríos que pasaban por
la ciudad o cerca de ellos” (Rodríguez, José. Historia y desarrollo del conflicto ambiental
relleno sanitario de doña Juana. 2009. Fecha de consulta: 30 de junio de 2015.Disponible
en concejo de bogota.gov.co/.../site/.../historia_del_relleno_sanitario_final.p.p.).
Otra modalidad para deshacerse de los residuos sólidos eran los botaderos a cielo
abierto, hasta que el crecimiento de la ciudad requirió repensar la forma de manejar
especialmente los desechos orgánicos. Entonces, la administración de la capital empezó
a generar estrategias para tal fin; estas fueron desde el cocimiento de la basura, pasando
por convertirla en abono hasta tomar la decisión de que la basura capitalina tenía que
ser quemada. Finalmente, con el acuerdo 23 de 1.902, la administración de la capital
asume la administración del aseo de Bogotá y dispone el primer botadero oficial en 1.922,
denominado Cama Vieja hoy ubicado en el barrio el Salitre.
Posteriormente, la emergencia de una empresa que se responsabilizara del manejo de
las basuras, lleva a que en 1.958 se cree la Empresa Distrital de Aseo mediante el
acuerdo 30. Dicha empresa, define sus funciones en el marco de una recolección de
desechos básica. No obstante, para la década de 1.980 la población bogotana crece
aceleradamente por el ingreso a la ciudad de personas desplazadas que huyen de la
violencia bipartidista o que buscan nuevas oportunidades de vida.
Esto genera un incremento de población, pero también en la producción de toneladas de
basuras, que unido a la paralización del servicio de la EDIS (Empresa distrital de servicios
públicos), por inconformidad de los trabajadores provoca una emergencia sanitaria
declarada en el año 1988. En este sentido, la administración recomienda un estudio de
análisis frente a la crisis ambiental y social producida por la emergencia, en el que se
recomienda la construcción de un relleno sanitario, con más capacidad para atender el
crecimiento acelerado de la ciudad. El 31 de octubre del mismo año, es abierta la
licitación para contratar una entidad privada para prestar el servicio de aseo de Bogotá,
y en este contexto es inaugurado el RSDJ el 1 de noviembre del mismo año.
14
En un principio, el RSDJ, fue recibido como una solución a una problemática que venía
creciendo hace ya varios años; dado que hasta 1988, la disposición final de residuos
sólidos, se hacía en botaderos a cielo abierto. Con la entrada en vigor del relleno, este
empieza a recibir residuos sólidos de tipo doméstico, comercial, industrial y hospitalario,
pero desde 1989, además de lo anterior, también se convierte en depósito de los
desechos de los municipios de Fómeque, Cáqueza, Choachí, Chipaque. De esta forma,
el RSDJ se convirtió en el relleno más grande del país y el único sitio autorizado para la
disposición de residuos sólidos en la ciudad.
Éste se ubicó inicialmente en la localidad de Usme, al sur de la Sabana de Bogotá, al
margen izquierdo de la cuenca del río Tunjuelo. Con su construcción y funcionamiento
se buscaba dotar a la ciudad de un sistema de disposición adecuado de basuras, un
manejo técnico que iba a reemplazar los botaderos, los cuales generaban problemas
sanitarios, contaminación de aguas superficiales y subterráneas, además de otros
problemas ambientales. Sin embargo, en pocos años el relleno empezó a presentar
problemas en su funcionamiento.
El distrito se encargó de esta actividad, compró los terrenos para la construcción del
relleno sanitario buscando con ello ejercer un control absoluto en términos ambientales
y administrativos del manejo de residuos, para lo cual impidió el acceso a recicladores
al sitio de operaciones.
En ese momento 250 hectáreas fueron adquiridas, pues ya desde 1987 la EDIS había
contratado mediante licitación pública a la empresa CONCIVILES S.A para la
construcción de la vía de acceso que va desde la Avenida Boyacá hasta los lotes
adquiridos en Mochuelo bajo. El diseño inicial del relleno de doña Juana, contempló la
construcción de celdas de 5 mts de altura, cobertura diaria con material de excavación y
la disposición de un terreno de arcilla para los depósitos. (Rodríguez, J. Historia y
desarrollo del conflicto ambiental relleno sanitario de doña Juana, 2009)
Sin embargo, este se va a convertir posteriormente, en el primer gran problema que
tendrá que enfrentar el relleno, dado que el diseño y construcción no contó con la
estructura y capacidad necesaria para la cantidad de desechos que recibiría el relleno.
15
Luego de la construcción de diseños y las vías de acceso, en 1989 se abrió la licitación
pública,
y se adjudicó el contrato de operación del relleno a la empresa privada
PROSANTANA LTDA, quien empezó a operarlo desde el mismo año, junto con dos
consorcio privados que también comenzaron operaciones en el relleno sanitario doña
Juana; LIME Y Ciudad Limpia. Aunque la infraestructura de las celdas proyectada para
el depósito fue inicialmente de 5 mts de altura, estas solo se construyeron con 2.75 mts
de altura, lo que provocó, junto con la falta de filtros o conectores para expulsar los
lixiviados, que desde el momento en que entró a operar el RSDJ se presentaran
inconvenientes con el control de lixiviados, pues no se esperaba la producción inmediata
de estos gases, ni se tenía conocimiento de su manejo, por lo cual no se encontró
alternativa diferente a disponerlos directamente en el río Tunjuelo.
1.3.
Crónica de una tragedia anunciada: la fragilidad del relleno
La primer consecuencia de lo anterior, fue la contaminación hídrica en 1989 del rio, por
lo que la CAR ordenó la apertura del expediente No. 4572 y expidió desde entonces
varias resoluciones en las que señalaba que la Empresa Distrital de Servicios Públicos,
EDIS (actualmente Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos, UAESP), debía
cumplir con la remoción de materia orgánica y de sustancias de interés sanitario, tales
como pesticidas y metales pesados (cromo, plomo, mercurio, etc.), contenidos en el
lixiviado generado por el relleno. Otra consecuencia, de las más importantes, fue que el
27 de septiembre de 1997 se produjo un movimiento causado por la presión de gases y
lixiviados dentro de la masa del relleno, que incrementó la presión del interior del
depósito, lo cual generó un deslizamiento de basuras y taponamiento del cauce del rio
Tunjuelito.
El distrito fue demandado y obligado a indemnizar a los habitantes afectados, dada la
pérdida de algunos predios, los problemas de salud, en especial, los respiratorios, y el
cambio en la forma de tenencia de la vivienda, ya que muchos propietarios decidieron
abandonar el sector. El desastre sanitario ocurrido en el año 1997, llevó a que se tomara
la decisión de cambiar el operador del relleno y éste pasó a manos de la firma
16
PROACTIVA S.A. E.S.P., encargada contractualmente de realizar las acciones del RSDJ
bajo la supervisión de la UAESP, mediante contrato C-011 de 2000.
Pero además del cambio de operador el distrito sugirió la construcción de una planta de
tratamiento de lixiviados. Junto a lo anterior, Doña Juana fue repartida en ocho zonas,
en donde se han puesto en práctica las etapas de disposición de residuos sólidos
convencionales y de residuos hospitalarios.
El proyecto iniciado en 1988, fue ampliado y distribuido en zonas. La zona I, funcionó
hasta 1995 y en la actualidad es una zona clausurada y empradizada. La zona II, estuvo
en operación hasta 1997, pues en septiembre de ese año se presentó una explosión de
basuras por acumulación de gases y lixiviados, se taponó el cauce del rio Tunjuelito y se
declaró una emergencia sanitaria. Lo anterior, hizo que el área I de la zona II fuera
cerrada, pero el área II de la misma zona siguió su funcionamiento activo y se construyó
allí una planta de tratamiento de lixiviados “y la operación del relleno tuvo un cambio para
evitar explosiones futuras (Torres, M. El relleno sanitario doña Juana, recuperado el 15
de marzo de 2015 de http://rellenodedj.blogspot.com/2012/10/relleno-sanitario-donajuana.html).
Posteriormente se construyó la zona III, que se anexó al área II de la zona II y se utilizó
para la disposición de residuos sólidos. La zona IV funcionó hasta 1999 y hoy comprende
una zona revegetalizada y cerrada. La zona V, es una zona delimitada por el Rio
Tunjuelito y ésta sirvió para la construcción de la planta de lixiviados. La zona VI se
delimitó, pero no para la disposición de residuos sino, como zona reservada para
posibles emergencias sanitarias. La zona VII funcionó desde el año 2000 hasta el 2002
y luego fue clausurada, ésta se subdividió en dos aéreas; el área de patógenos y la de
biosólidos. La zona VIII operó desde el año 2002, y su vida útil fue hasta el año 2006,
cuando fue clausurada. Sin embargo, esta zona sufrió una prolongación que fue
dominada “terraza 8 o acopio sur de la terraza 8”; su adecuación se inició en enero del
2009 y en la actualidad (2015) es una zona de operación.
17
Adicionalmente, a la terraza 8, se encuentran en construcción actualmente dos zonas de
optimización en la zona VII y en la zona VIII, aunque la primera ya había sido clausurada
hacia el año 2002. Estas iniciarán operaciones, una vez termine la vida útil de la terraza
8, pues la UAESP es consciente de que la vida útil de las diferentes zonas para la
disposición de residuos es corta. Este proyecto de optimización y expansión tiene como
influencia directa (AID) las veredas de Mochuelo Alto y Mochuelo bajo, ya que “dada su
configuración montañosa, el Distrito identificó que solo sus valles eran propicios para la
disposición final de residuos” (Contraloría de Bogotá. Recuperado el 20 de abril de 2015
de
la
página
http://www.contraloriabogota.gov.co/intranet/contenido/Advertencias/2014/25.%20Adv%
20Fiscal%20-%20Colapso%20Residuos%20Solidos.pdf. Pág. 2)
No obstante, la contraloría de Bogotá (2011), afirma que “en la última década, los
cálculos con los que se estimó la vida útil del RSDJ han sido constantemente reevaluados
y reformulados dado el fracaso de la Administración para incorporar nuevas áreas al
terreno del mismo” (p. 3) o para dar cumplimiento a acciones en materia de minimización,
reutilización, reciclaje, separación y optimización de residuos sólidos, que fueron
previstos en el decreto 312 de 2006, “por el cual se adoptó el plan maestro para el manejo
integral de los residuos sólidos para Bogotá D.C.- PMMIRS, las que debían llevarse a
cabo durante los siguientes ocho años, lo que pone de presente la deficiente gestión
integral de los desechos y no eliminación de la amenaza que se cierne sobre la ciudad,
por el agotamiento de la vida útil del relleno” (pág. 4).
Debido a estas deficiencias, tanto la administración distrital como las empresas
administradoras del relleno, han encontrado en el término “optimización” del área
geográfica, una forma de adaptar nuevamente zonas que ya han sido utilizadas por el
relleno, pero también de incorporar nuevos terrenos mediante la expansión para el
propósito de disposición final de residuos sólidos. Esta ampliación del relleno se
reglamentó en el Art. 90 del Decreto 619 de 2000, suelo de protección, en el que se
estipuló “las 130 hectáreas para la expansión del actual relleno sanitario doña Juana”.
18
Pero es precisamente esta adición de nuevas zonas, lo que evidencia las deficiencias
en el
sistema de disposición de residuos sólidos, pues el uso de nuevos suelos
dispuestos para esta actividad, es una señal de la falta de eficiencia no solo de la
administración sino también del conjunto de políticas públicas, que han reglamentado la
construcción y funcionamiento del RSDJ desde su inicio.
1.4.
Políticas públicas sobre el relleno sanitario doña Juana
Antes de exponer la normatividad que dio lugar a la forma como se regula el manejo de
residuos sólidos en la ciudad de Bogotá y a la consecuente construcción y
funcionamiento del RSDJ, es importante revisar de qué forma se reglamentó la
administración de este, pues de allí emanan las principales decisiones que se han
tomado en materia de operación de dicho relleno.
En primer lugar, entonces, es importante recordar que en un principio la entidad
encargada de abrir licitación para la operación del relleno fue la UESP (unidad especial
de servicios públicos). Esta fue creada mediante el decreto 782 de 1994, de noviembre
30, por la alcaldía mayor de Santa fe de Bogotá, en el que se decretó la creación de la
unidad ejecutiva de servicios públicos, confiriéndole en el artículo 3, como objeto la
“planeación, coordinación, supervisión y control de la prestación de los servicios de
barrido, recolección., transferencia, disposición final de residuos sólidos, limpieza de
áreas públicas, cementerios, hornos crematorios, y plazas de mercado” (…) y en el
artículo 4, las funciones de
“Dirigir, coordinar y supervisar la prestación de los
servicios a que se refiere el artículo anterior, en concordancia con los planes de
desarrollo y políticas trazadas por la Administración Distrital; Verificar directamente o
a través de terceros, la ejecución de los contratos que la Administración celebre para
la prestación de dichos servicios entre otras “ (Alcaldía Mayor de Santafé de Bogotá,
1994.
Recuperado
en
mayo
de
http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=1957)
19
2015
de
En ejercicio de sus funciones, la UESP inició la contratación con particulares para
desarrollar las funciones pertenecientes a la disposición final de residuos sólidos. Lo
anterior, teniendo en cuenta, el artículo 22 de la ley 142 de 1994, donde se establece el
régimen de funcionamiento de las empresas de servicios públicos debidamente
constituidas y organizadas, considerando que “para poder operar deberán obtener de las
autoridades competentes, según sea el caso, las concesiones, permisos y licencias de
que tratan los artículos 25 y 26 de esta misma ley (…). El artículo 25 que trata sobre las
“concesiones, y permisos ambientales y sanitarios. Quienes presten servicios públicos
requieren contratos de concesión, con las autoridades competentes según la ley, para
usar las aguas; para usar el espectro electromagnético en la prestación de servicios
públicos requerirán licencia o contrato de concesión. Deberán además, obtener los
permisos ambientales y sanitarios que la índole misma de sus actividades haga
necesarios, de acuerdo con las normas comunes. Asimismo, es obligación de quienes
presten servicios públicos, invertir en el mantenimiento y recuperación del bien público
explotado, a través de contratos de concesión. Y para finalizar, el artículo 26 de la misma
ley, sobre permisos municipales.
En cada municipio, quienes prestan servicios públicos estarán sujetos a las normas
generales sobre la planeación urbana, la circulación y el tránsito, el uso del espacio
público, y la seguridad y tranquilidad ciudadanas; y las autoridades pueden exigirles
garantías adecuadas a los riesgos que creen. Los municipios deben permitir la instalación
permanente de redes destinadas a las actividades de empresas de servicios públicos, o
a la provisión de los mismos bienes y servicios que estas proporcionan, en la parte
subterráneo de las vías, puentes, ejidos, andenes y otros bienes de uso público. Las
empresas serán, en todo caso, responsables por todos los daños y perjuicios que causen
por la deficiente construcción u operación de sus redes” (Publicado en el diario oficial
45.862
de
marzo
28
de
2005.
Recuperado
de
http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=16123…)
De acuerdo con las anteriores disposiciones las dos primeras operadores del relleno
fueron las empresas -LIME Y CIUDAD LIMPIA- que aunque ya se encontraban en
funcionamiento en la ciudad de Bogotá desde 1989, esta vez contaba con nuevas
regulaciones como parte del otorgamiento de licencias. Una de estas, fue la aparición
20
de la administración de los dineros recaudados por el servicio de aseo; que con la entrada
en vigencia de la UESP, establecía que estos debían ser manejados por una firma
particular. Esta función fue adjudicada a la Entidad Comercial de Servicio de Aseo
ECSA, que a través de INFOSEP S.A. (Informática de Servicios Públicos y Privados),
manejaba el censo de usuarios y aplica las tarifas por estratificación, pero con criterios
de pequeños y grandes productores y los no residenciales.
Finalmente la UESP, decretó que los cobros se hicieran a través de la Empresa de
acueducto y la UESP quedó encargada de contratar con particulares las interventorías
a los contratos de concesión para recolección, relleno sanitario, y demás servicios. De
tal forma, al constituirse la recolección de residuos sólidos como como un servicio público
permanente para la población bogotana altamente rentable, se consolidaron consorcios
pudientes con el interés de hacerse al negocio de la recolección de basuras de Bogotá,
y con ello también nuevas leyes para la gestión integral de residuos.
Uno de ellos se refiere al Art. 9 del Decreto 1713 de 2002, que estipula el Contenido
básico del Plan de Gestión Integral de Residuos Sólidos y describe en el numeral 5 , “los
programas con los cuales se desarrollará el Plan de Gestión Integral de Residuos
Sólidos, que incluye entre otros, las actividades de divulgación, concientización y
capacitación,
separación
en
la
fuente,
recolección,
transporte,
tratamiento,
aprovechamiento y disposición final” de estos, y de otro lado, determina los objetivos,
metas, cronograma de actividades, presupuestos y responsables institucionales para el
desarrollo de los programas que hacen parte del Plan.
En este mismo, se establece el parágrafo adicionado por el artículo 3 del decreto
nacional 1505 de 2003, con el siguiente texto “En los estudios de prefactibilidad y
factibilidad de alternativas para la Gestión Integral de los Residuos Sólidos, las
autoridades Distritales y Municipales deberán garantizar la participación e inclusión de
los recicladores y del sector solidario en la formulación de dicho Plan”. Sin embargo, la
situación presentada con la explosión de basuras en 1997, y la amenaza que representa
hoy el RSDJ para Bogotá y las veredas circundantes demuestran que estas
reglamentaciones no se llevaron en su totalidad a la práctica , teniendo en cuenta que la
21
actividad de gestión de residuos sólidos se quedó en la recolección y disposición final en
el relleno , convirtiéndose en un lucrativo negocio para grandes multinacionales que hoy
manejan el negocio sin interesarse en incluir nuevos sectores, recicladores o aprovechar
los residuos sólidos.
Luego de este decreto aparecieron muchos otros, dirigidos a “prevenir, mitigar o corregir”
el impacto ambiental del relleno y la construcción de la infraestructura de este. Es el caso
del Decreto 1220 de 2005, donde se establecieron los requisitos para el otorgamiento
de la licencia ambiental para obras que afectaran los recursos naturales renovables y las
comunidades….Este decreto le entrega en el artículo 9,
la competencia a las
Corporaciones Autónomas regionales (CAR) para otorgar o negar la licencia ambiental,
para diferentes proyectos entre estos a la construcción y operación de rellenos sanitarios.
Este decreto también requiere en su artículo 16 suministrar las diferentes opciones “que
deberán tener en cuenta el entorno geográfico y sus características ambientales y
sociales, análisis comparativo de los efectos y riesgos inherentes a la obra o actividad, y
de las posibles soluciones y medidas de control y mitigación para cada una de las
alternativas” (Alcaldía de Bogotá. 2005. Publicado en el diario oficial 45.890 de abril 25
de
2005.
Recuperado
de
http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=16316).
A pesar de los diferentes decretos expedidos por el gobierno nacional y distrital, estos
no eran suficientes para regular la funcionalidad del relleno sanitario doña Juana, y a
pesar que desde el inicio se habían realizado algunas descripciones técnicas para la
infraestructura del relleno, esta no había sido del todo clara y reglamentada, y tal vez
debido a esa ausencia de claridad, había pasado ya el gran desastre del relleno en 1997.
Por tal motivo, hacia el año 2005, la presidencia de la República, expidió el Decreto 838
de 2005, con el cual modificó el 1713 de 2002, y estableció la reglamentación para la
disposición final de residuos sólidos y de áreas especiales para el desarrollo de esta
actividad. En primera medida, el decreto definió un área de aislamiento con condiciones
de entorno específicas de la siguiente forma:
22
Corresponde al área perimetral de un relleno sanitario, ubicada en su entorno, en donde
se establecerán plantaciones que permitan la reducción de impactos sobre este. Es decir,
corresponde al área de transición entre el área en donde se realizará la disposición final
de residuos sólidos, mediante la tecnología de relleno sanitario, y su entorno. (Publicado
en el diario oficial 45.862 de marzo 28 de 2005. Artículo 1. Recuperado de
http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=16123)
Con lo anterior, se evidencia la obligatoriedad de una zona de transición con plantaciones
para reducir el impacto del relleno sobre el entorno. Sin embargo, como se observa en
la siguiente imagen, la barrera vegetativa que exige el decreto, hoy, se quedó en la teoría
pues esta ha ido cediendo a la expansión del relleno.
Foto N. 1. Cercanía del relleno a la comunidad de Mochuelo Alto.
Por otro lado, el artículo 2 del capítulo II, describe los criterios, prohibiciones y
restricciones para la localización de áreas para la disposición final de residuos así:
La entidad territorial realizará visitas técnicas a cada uno de las áreas potenciales
definidas en el PGIRS y con base en la información existente de generación de
residuos sólidos de la entidad territorial, uso actual de dichas áreas, accesibilidad vial,
23
topografía, distancia al perímetro urbano, disponibilidad de material de cobertura,
distancia a cuerpos hídricos y los criterios de localización definidos en el artículo 5°
del presente decreto, y suscribirá un acta, que hará parte del expediente del POT,
PBOT y EOT, según sea el caso, en la que se dejará constancia del proceso de
evaluación llevado a cabo, especificando los puntajes de evaluación asignados a
cada una de ellas.
Con base a los anteriores criterios, el decreto en su artículo 5, creó unas tablas
valorativas para evaluar cada uno, donde también se expone la metodología: El primero,
se refiere a la capacidad, allí indica que
El área donde se ubicará el relleno sanitario, debe ser suficiente para permitir que la vida
útil de este sea compatible con la producción proyectada de residuos sólidos a disponer
en el mismo, considerando tanto el municipio receptor como aquellos ubicados dentro de
un radio de 60 kilómetros del mismo. Por lo tanto, este criterio se calificará en función de
la cantidad de residuos sólidos que se puedan disponer dando 0 puntos para una
capacidad igual o menor a 0.5 veces la producción de residuos producidos en treinta (30)
años, hasta 200 puntos para una capacidad igual o mayor a 1.5 veces la producción de
residuos sólidos producidos en treinta años (30) años, calificándose en forma lineal a
partir de 0.5 veces la producción de residuos producidos en los treinta (30) años. (Decreto
No.
838, 2005,
Presidencia de la República de Colombia, recuperado de
prhttp://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=16123)
En este mismo artículo, en el numeral 2, el decreto le da mayor puntuación a la ocupación
del
área, si es mayormente suelo rural, aunque antes de describir la valoración,
considera revisar las actividades que se realizan allí y la necesidad de “prever posibles
impactos sobre la comunidad o los recursos naturales”. No obstante, desde la
perspectiva actual esta parece no haber influido en la licitación, pues tanto la comunidad
como los recursos naturales de la zona han sido ampliamente afectados.
Adicionalmente otros criterios, privilegian asuntos como la economía y reducción de
costos, sobre todo a lo que se refiere a la accesibilidad vial y sus condiciones, para la
recolección y transporte de los residuos sólidos hasta la disposición final en el área
24
correspondiente. Para lo anterior, la mayor puntuación la obtiene la carretera
pavimentada.
Otros criterios determinados se refieren a las condiciones del suelo y la topografía del
área. Este determina las facilidades de construcción, operación y trabajabilidad en el área
en que se efectuará dicha disposición final, así mismo la facilidad para el movimiento de
tierras del área en que se efectuará dicha disposición final, y finalmente la disponibilidad
de material de cobertura y la su calidad en el cual el mayor puntaje es recibido por el
recebo regular.
El decreto también establece la necesidad de evaluar la posible afectación de la
población "ubicada en el área de influencia directa del área en la que se efectuará la
disposición de residuos sólidos” (Artículo 5, Numeral N. 7), por tanto se debe establecer
la densidad de población y la distancia de esta área a los cuerpos hídricos existentes en
la zona, pues estos se encuentran entre las prohibiciones del decreto. Este es uno de los
pocos numerales en que se tiene en cuenta la población circundante al relleno y las
posibles afectaciones a sus recursos, pero esto no fue un obstáculo para la construcción
y posterior extensión del relleno, pues en el documento se hace énfasis de la prevalencia
del servicio como una necesidad publica sobre las particulares.
Así con todo, no solo la presencia del relleno ha afectado a la comunidad, pues aunque
otro de los criterios tuvo en cuenta la dirección de los vientos, determinando la incidencia
que estos podían tener sobre la población , esta solo se pensó en función del casco
urbano y dejó atrás los efectos sobre los habitantes de Mochuelo Alto.
A pesar de que el decreto pide evaluar las posibles incidencias y el conjunto de
prohibiciones para operar en la zona, el gobierno nacional , distrital y el POT , le ha dado
el consentimiento al relleno no solo para operar en detrimento de los criterios, de las
condiciones de vida de la población que convive con el basurero a su alrededor, del
entorno natural , sino que además la CAR en sus facultades le ha dado la autorización
para expandir su vida útil y el área de uso, sin revisar nuevas posibilidades como el plan
maestro integral de residuos sólidos que se ha pensado para la ciudad. Por tanto, una
alternativa para la vereda, objeto de estudio en este proyecto ha sido la organización de
25
unos ejercicios de resistencia, que le ayude a defender esta área que correspondía hace
unos catorce años a un 85% de suelo rural, y que ha venido cediendo a las necesidades
urbanas, en ocasiones sin elementos de planeación urbana y sin tener en cuenta el
impacto social sobre la población.
CAPÍTULO II
MARCO TEÓRICO: UN ACERCAMIENTO A LA VOZ DEL PUEBLO
26
El siguiente capítulo abordará las categorías de análisis y referentes teóricos que se
constituyen en un aporte fundamental para orientar las investigaciones sobre los
procesos de resistencia que se han desarrollado en los casos de la Vereda el Mochuelo
Alto y el barrio Hacienda los Molinos.
Por consiguiente, se iniciará por dar una mirada al aporte realizado por la escuela de
Annales en la transformación de prácticas historiográficas en el contexto del siglo XX, y
la incorporación de nuevas propuestas en contra de la historia política heroica, oficial,
militar y tradicional. Este cambio en el estudio de la historia contempla
la
interdisciplinariedad, y en efecto, una perspectiva que concibe una historia total; desde
lo social, cultural y político.
De tal forma que, estas tres miradas (social, político y cultural), confluyen en el estudio
de dichas sociedades y los fenómenos que estas desarrollan. Por tal motivo, los
conceptos que seguidamente enriquecen el referente teórico, es el análisis de los
sectores, barrios populares e identidades barriales y los elementos asociados a su
construcción, como la memoria colectiva y la historia oral.
Para terminar, se identifican bajo el estudio de la consolidación de dichos barrios y
comunidades, las expresiones de resistencia social; la micropolítica, los movimientos
sociales y la auto organización, y la importancia que cobra ‘el lugar’ como objeto de lucha
en las poblaciones.
2.1 El siglo XX: hacia una revolución de la historia
Hasta el siglo XX, escribir historia significaba narrar los sucesos políticos y militares de
grandes unidades territoriales. Sin embargo, estos sucesos eran entendidos como
campos de fuerza y de poder en los que generalmente los sectores populares eran
excluidos, y en contraste se privilegiaba el heroísmo de personajes que ‘transformaban
la historia’, de figuras del gobierno y de los sectores militares que dirigían los destinos de
grandes sociedades a través de las decisiones que se tomaban en grupos cerrados de
poder.
27
No obstante, esta situación intentó cambiar en definitiva en el siglo XX, debido
principalmente a los movimientos de masas que se manifestaron con las revoluciones y
las guerras mundiales, lo que permitió que frecuentemente se empezara a cuestionar el
imperialismo de una historia política heroica que predominó hasta el siglo XIX. Sin
embargo, alrededor de 1900, las críticas a esa historia ya eran particularmente vivas, y
las sugestiones hechas para que se reemplazara resultaron fértiles. Este cambio
sustancial en el estudio, análisis e investigación de la historia, dio al traste con un
contexto en el que se impulsó también el interés por romper con la historia política de los
acontecimientos y los individuos y en su lugar, privilegiar los procesos y las estructuras
sociales.
El movimiento que buscó esta transformación en los estudios de la historia, inició con el
lema “la nueva historia”. Uno de los principales autores que se interesaron por crear un
nuevo método, fue el historiador británico Peter Burke (1990) quien afirmó que para
lograr el objetivo se tendría que emplear un novedoso método “la nueva historia habrá
de valerse de todos los descubrimientos que sobre la humanidad hacen los antropólogos,
los economistas, los psicólogos y los sociólogos” ( p. 18). Valiéndose del aporte de Burke,
el reconocido filósofo, Henri Berr, empezó también a alentar a los historiadores a
colaborar con otras disciplinas, con la esperanza de producir una “psicología histórica o
colectiva”.
2.2 ¡Annales, a la transformación de la historiografía!
La influencia y la cooperación interdisciplinaria ejercida por Burke y Berr fue tal, que de
allí nació un movimiento, trasformador de las prácticas historiográficas del siglo XX,
denominado la escuela de Annales, que se desarrolló y consolidó a través de tres
generaciones. La primera generación estuvo conformada por los historiadores franceses
Lucien Febvre y Marc Bloch, sobre los cuales Berr ejerció una gran atracción. El primero
se hizo especialista en el siglo XVI y el segundo medievalista. Aunque el movimiento
Annales, se interesó en mayor medida en los procesos y las estructuras sociales que en
los grandes acontecimientos políticos y el papel heroico de los individuos, estos dos
primeros autores influenciados por importantes intelectuales como Paul Vidal de la
28
Blache, Lucien Levy Bruhl, Emile Maley y Meillet, marcaron un nuevo método para la
investigación de la historia, a partir de la reducción del espacio de estudio. Con esto,
Febvre escribió un estudio sobre su propia región, a fines del siglo XVI, con el título de
la tesis “Felipe II y el Franco Condado” que enmascara que el estudio era una importante
contribución a la historia social, cultural y política.
Pero antes de lograr lo anterior, esta primera generación empezó por examinar el antiguo
régimen historiográfico escrito en occidente, bajo los géneros de crónica monástica y
memoria política, con el fin de identificar cuáles eran los principios teóricos que habrían
de abordar, encontrando una necesidad de cambio en “su forma dominante; la narración
de sucesos políticos y militares, presentado como la historia de las grandes acciones y
grandes hombres: los capitanes y los reyes” (Burke, 1990, p. 15), y la forma como habían
sido escritos. Y este fue el punto de partida para que el movimiento sentara unas bases
nuevas y sólidas, desplazando el privilegio del cual había gozado la historia política, y
enfocándose en las estructuras sociales.
En estas exploraciones historiográficas, se reconoció que ya durante la ilustración
numerosos escritores de Escocia, Francia, Italia, Alemania y otros países habían
comenzado a ocuparse de la historia de la sociedad, una historia que no se limitara a
tratar la guerra y la política en su dimensión macro, pues a finales del siglo XVIII un grupo
de eruditos habían producido un conjunto importante de obras, que integraron esta nueva
historia sociocultural en una narración de acontecimientos políticos; la evidencia de la
inserción de nuevos elementos socioculturales fue el estudio de un nuevo tipo de
población.
Sin embargo, como se había mencionado antes, Marc Bloch, integrante de esta primera
generación de Annales, decidió especializarse en la edad media, al recibir especial
influencia de Emile Durkheim, considerado uno de los padres de la sociología. De él
retomó, algunos apartados de métodos para la investigación de hechos sociales. A partir
de un estudio publicado por Bloch, hacia 1913, se evidenció que el autor, al igual que
Febvre, concebía una historia orientada por un problema y que también ambos pensaban
de una manera interdisciplinaria. Diferentes rasgos lograron consolidar estos estudios:
29
los hechos sociales y políticos, la historia comparada, la historia religiosa, las
representaciones colectivas y posteriormente la psicología y la geografía histórica.
Después de terminar la I Guerra Mundial, hacia el año 1928, Febvre y Bloch fueron
directores asociados como fundadores de la revista Francesa “ Annales d’ histoire
economique et sociale, que aspiraba a ser la guía intelectual en los campos de la historia
económica y de la historia social” (Burke, 1990, p. 28). Un año después, en 1930, la
revista anunciaba la intención de establecerse en el terreno de la historia social, pues la
publicación se interesaba por el método de las Ciencias Sociales.
Algunos años
después, Annales llegó a ser el centro de la historiografía, pues entre 1930 y 1940, se
extendió su objetivo, que giraba en torno al estudio de procesos, la aplicación de
metodologías propias de las Ciencias Sociales y la investigación social desarrollada a
partir de preguntas problémicas. Pero estos procesos se vieron estancados a causa de
la II guerra mundial, que sin embargo, no logró detener a Bloch, para que durante estos
años de guerra escribiera libros como Extraña derrota y el oficio del historiador, como
una forma de “incorporarse a la resistencia antinazi”.
De tal forma, bajo la dirección de Febvre y Bloch se produjo una revolución intelectual,
que logró construir una posición histórica oficial en Francia y que posteriormente
encontró nuevos herederos como Fernand Braudel que se lograron hacer a este poder:
el de consolidar una nueva perspectiva historiográfica.
Braudel, forma parte de la II generación de Annales, bajo la cual escribió Mediterráneo,
un libro donde se hacen expresos los intereses de la historia escrita por el autor, estos
son: situar a los individuos y los acontecimientos en un contexto y un medio, la historia
de las estructuras con todos sus sistemas, y la geohistoria. Según Braudel, “la especial
contribución del historiador a las ciencias sociales es la conciencia de que todas las
estructuras están sujetas a cambios” (2005, p.8). Siempre deseaba ver las cosas en su
conjunto e integrar lo económico, lo político, lo social, y lo cultural en una historia “total”.
De esta forma Braudel marcó los destinos colectivos y las tendencias generales del
movimiento.
30
Pero es en la tercera generación que la nueva tendencia se enriqueció aún más; primero,
con la inclusión de la historia cultural y la historia de las religiones, y la segunda
conquista, es la tendencia hacia la historia de las poblaciones, es decir, la demografía
histórica, que nació en la década de 1950, y que pronto quedó oficialmente vinculada
con la historia social. Dichas corrientes se fundaron posteriormente como sección en
1960 bajo la denominación demografía y sociedades, en la cual se publicaron una serie
de monografías sobre historia regional.
En estos estudios regionales surge uno de los más brillantes discípulos de Braudel: se
trata de Roy Ladurie quien se “lanzó a la aventura de una historia total” de las
mentalidades. Otra de las figuras centrales de Annales fue Ernest Labrousse, quien
ejerció gran influencia en los escritos históricos de Francia durante más de 50 años. Con
Labrousse, el marxismo empezó a penetrar en el grupo de Annales y también
comenzaron a penetrar los métodos estadísticos.
Esta tercera generación se hizo más evidente en el año 1969, no solo por el surgimiento
de los autores nombrados anteriormente, sino también por los importantes cambios
intelectuales, donde prevaleció el policentrismo, con algunos miembros que amplían las
fronteras de la historia hasta abarcar la niñez, los sueños, el cuerpo y aún los olores y
perfumes. En este momento, el centro de la historiografía ya no es París, como lo fue
entre 1930 y 1960, y los temas principales de esta generación son el redescubrimiento
de las mentalidades, el intento de emplear métodos cuantitativos en la historia de la
cultura, y por último, el retorno a lo político y el renacimiento del género narrativo.
Fue precisamente ese retorno al género narrativo en el que se enfocó la historia, pues
con base en los movimientos y luchas sociales y populares del siglo XX, se dio un vuelco
hacia una historia social, cultural y política. Parte de este triunfo, se debe a la influencia
en su sentido más amplio de la escuela de Annales y su forma de hacer historia, que con
sus grandes aportes, como los realizados por Broudel, logró que se empezara a situar a
los individuos y a los acontecimientos en un contexto, un medio, una estructura. Otra de
sus grandes conquistas es la historia de las poblaciones; estas nuevas concepciones
son las que van a dar pie al desarrollo del estudio de sectores populares, en la segunda
31
mitad del siglo XX, y que fueron retomadas para analizar desde otra perspectiva la
historia y en especial la política, con sus relaciones de poder, de resistencia y de
asociación que se entretejen en las nuevas sociedades.
2.3 Los barrios populares: gentes que escriben una nueva historia
Es en este marco, en el cual surgieron nuevos estudios sobre la problemáticas
contemporáneas urbanas, es decir, la ciudad, pues esta permitía poner de plano uno de
los temas que mayor interés despertó: la caracterización social de los barrios populares
en las grandes ciudades, dados los fenómenos de movilización, socialización,
imaginarios y colectividades que desde allí se empezaron a entretejer, alrededor del
surgimiento de necesidades que sirvieron como espacios de creación para la
confrontación de fuerzas entre instituciones gubernamentales legítimas y organizaciones
barriales o comunitarias. Estos fenómenos sociales afectaron las complejas estructuras
de diferentes países a nivel mundial, lo que se convirtió en la mejor excusa para estudiar,
explorar y escribir una nueva historia con una perspectiva social, política y cultural que
cambió los guiones, los protagonistas, los villanos y los imaginarios hasta ahora.
Dichos fenómenos y movimientos sociales fueron visibilizados y consolidados a través
de diversas categorías, pero en especial desde los barrios, pues aunque en el medio
académico los barrios son entendidos como construcciones culturales e históricas, como
lo retoma Torres Carrilo de Arturo, Castro, y Zambrano, en su libro identidades barriales
y subjetividades colectivas en Santafe de Bogotá, para sus habitantes son algo más que
sitios de residencia: son espacios de vida (Romero Citado por Torres, 2003).
Entonces, el estudio de los procesos de conformación barrial permitió mostrar bajo qué
condiciones históricas y contingentes se han relacionado los grupos poblacionales con
el espacio habitado. Esto fue justamente lo que Stuart Hall (2003) entendió por cultura,
y citando a Foucault (1991), consideraba que este tipo de relaciones siempre estaba
poniendo en juego el poder de todos los actores involucrados. (p. 10)
Un ejemplo cercano y contextualizado de lo anterior, es el estudio que se hace sobre la
conformación de los barrios de Bogotá. Para el caso de Bogotá, Torres (2000) afirma
que, al igual que la ciudad física:
32
La ciudad cultural es una colcha de retazos tejida conflictivamente a lo largo de sus cuatro
siglos y medio de existencia, en la cual los barrios constituyen los retazos que le dan
consistencia, diversidad y unidad. En ningún modo armónico, puesto que desde sus
inicios coloniales, la lucha por la construcción y apropiación del espacio material y
simbólico cristalizado en los barrios, se ha dado en condiciones de desigualdad entre sus
actores (p. 6).
En tal sentido, comprender la vida en la ciudad implica comprender la vida en cada una
de sus unidades, como por ejemplo, sus barrios. Esto a la vez implica poder
comprenderlos en una mixtura de diversidades, hibridaciones, continuos sincretismos y
contradicciones, a partir de los cuales es posible identificar e interpretar la multiplicidad
de usos sociales que de ellos hacen sus habitantes y quienes lo transitan en el diario
vivir. En este sentido, comprender la vida en los barrios, permite develar procesos de
cambios históricos, espaciales y socioculturales con referencia a la ciudad.
Por lo anterior, una de las más importantes investigaciones que aporta este marco
teórico, para la comprensión de las colectividades y las formas de poder que desde allí
se ejercen, es la reconstrucción de historias barriales, que aunque pretende determinar
si se ha formado identidad barrial, también nos convoca a observar las formas en cómo
se han organizado los barrios y las comunidades en ejercicio de la reivindicación de sus
derechos, y las manifestaciones más recurrentes de poder para sobreponerse a la
macropolítica del Estado. Este es el ejercicio de Torres (2000) en identidades barriales y
subjetividades colectivas en Santafé de Bogotá, en el que a partir de reconstrucciones
de historias barriales, busca determinar si se ha formado identidad barrial, pero desde
una visión más interpretativa, logra definir el barrio como una experiencia histórica.
Adicionalmente Torres (1999) afirma que:
[…] los barrios populares son una alternativa posible de reivindicación de espacios de
producción de sentido y de identificación social de gran significación para los sectores
populares. Estos son a la vez, memoria, experiencia y utopía, así como lugar de encuentro
y reconocimientos social; como ya lo hemos señalado los barrios son una construcción
histórica que resume las diversas temporalidades de las cuales se ha formado su
entramado social, un lugar de relaciones intensas (algunas veces conflictivas) entre sus
33
habitantes y de emergencia y expresión de nuevas subjetividades, actores y proyectos
sociales inéditos. (p.7)
De esta forma entiende al barrio como una formación histórica y cultural.
En este estudio Torres, 1999. Concluye que la identidad barrial pasa así, a ser una clave
epistemológica para comprender y transformar la ciudad, puesto que es
[…] la apropiación y producción de la ciudad por parte de grupos sociales específicos, lo
que produce el sentido del barrio y la identidad; un asentamiento o urbanización se
convierten en barrio, en la medida en que es escenario y contenido de la experiencia
compartida de sus pobladores por identificar necesidades comunes, de elaborarlas como
intereses colectivos y desplegar acciones conjuntas (organizadas o no) para su conquista,
a través de lo cual forman un tejido social y un universo simbólico que les permite irse
reconociendo como ‘vecinos’ y relacionarse distintivamente con otros citadinos. (p.10)
Construyendo su barrio, sus habitantes construyen su propia identidad.
Así el barrio popular como construcción colectiva, teje una trama de relaciones
comunitarias que identifica a un número de habitantes venidos de muchos lugares y con
historias familiares diversas, construyendo un nuevo ‘nosotros’ en torno al nuevo espacio
y la historia compartidos. En esta urdimbre territorial se construye una plataforma de
experiencias de sus pobladores que se manifiesta en modas, lenguajes, gustos
musicales, entre otros. Al entender estos procesos de diversas historias familiares
nuestro proyecto investigativo se centra en historias barriales, pues se entiende desde la
construcción histórica de diversos actores que conforman un barrio; en fin, los barrios
son un espacio donde se forjan y expresan diferentes fragmentaciones y conflictos
sociales que generan identidades particulares, muchas veces contrarias entre sí, pero
que por esto mismo, enriquecen la trama social y cultural del mundo popular urbano.
Entonces, los barrios permiten registrar procesos históricos, es más Torres (1998) señala
el origen sociológico de ellos pues allí se reitera el carácter popular y plebeyo, en tanto,
surgen en la externalidad de aquellos procesos reticulares de urbanización española en
América.
34
A pesar de lo anterior, en su origen no solo se puede aducir un fuerte componente cultural
que hace del barrio un espacio homogéneo, también se puede determinar que es el
resultado de una fuerte segregación social y económica.
Pero a pesar de su trascendencia histórica, es bajo la influencia de las Ciencias Sociales
que ingresa el concepto de barrio en los textos escolares, solo hacia los años ochenta
en Colombia1. Así, en un texto de Ciencias Sociales de 1984, se asocia el concepto de
barrio al de comunidad. Esta última se define como conformada por personas que
conviven en un mismo lugar. Así el barrio es un asentamiento creado mediante acto
administrativo inspirado en el artículo 197 de la Constitución Nacional. El asentamiento
es un conjunto de viviendas habitadas por pobladores con características económicas
similares. Esta caracterización surge a la par con “la proliferación de asentamientos
populares que se concentró en zonas como Ciudad Bolívar, Bosa, Soacha y Suba, las
cuales fueron también escenarios privilegiados de la aparición de nuevas formas de
organización barrial y de estrategias inéditas para presionar sus demandas” (Torres,
1999, p.5). Estas estrategias fueron particularmente importantes para que los habitantes
de estos barrios se articularan a movimientos de apropiación territorial.
Allí diversos sujetos sociales generaron una pertenencia con el espacio, que ha
desembocado en varias ocasiones en una defensa por el territorio que se ha operado
desde el cruce de múltiples historias, el reconocimiento de necesidades, pero también
desde un contexto que ha tejido una historia colectiva comunitaria desde las historias
particulares,
[…] en la cual los agenciamientos individuales son solo fragmentos de una red de
significaciones y cada hombre se hace en la historia de la que forma parte en las
narraciones que han sido o son afectadas por su presencia y a su vez se afectan sus
lentes para mirar el mundo. (p. 65).
Sin embargo, la búsqueda en los barrios es o sigue siendo de componentes
socioculturales y políticos que nos remitan a las costumbres, tradiciones, actos
1
Según Torres Carrillo, en una lectura de textos de sociales de primaria del año 60 al 96 se observa que el concepto
se inicia hacia el año de 1984.
35
fundacionales, entre otras. Esas búsquedas de comunidad en la ciudad, llevaron a finales
de los setenta a los antropólogos, pero también a las vanguardias políticas, a buscar lo
más parecido a un colectivo o una comunidad en la ciudad. Uno de los referentes de
significado que viene a llenar ese vacío es el barrio popular y su supuesto contenido: la
comunidad.
La irrupción de la militancia en los barrios produjo una generación de trabajadores, así
como de técnicas de investigación barrial, que buscan en los barrios lo que no era posible
encontrar en la ciudad: la comunidad. Se supone que allí estaba en su estado originario
o al menos podía ser investigada, reconstruida y concientizada.
Como producto de estas búsquedas de sentidos ordenadores, de centros, de hitos
fundacionales y de vidas en común, aparece la figura de promotor barrial o comunitario,
acompañado de las casas o centros de promoción barrial y popular, y también de las
historias barriales. Así, el barrio se empieza a concebir como una expresión de
sociabilidad urbana, de acto fundacional, donde la lucha de fuerzas en un campo de
poder y la reconstrucción histórica como búsqueda y construcción de una identidad, van
a marcar la mayor prioridad para los agentes que componen estas comunidades.
Una de las principales herramientas para tales objetivos, y para el reconocimiento de
comunidades barriales es la fuente oral, que aunque ya había sido utilizada por otras
disciplinas sociales, solo en tiempos recientes empezó a ser utilizada en investigaciones
y en la reivindicación de una identidad política popular, pues hasta el siglo XIX la historia
tradicional y la misma ciencia había demeritado la palabra hablada, concediéndole mayor
importancia al documento escrito, como lo indica Torres (1993) en el libro La ciudad en
la sombra.
2.4 Esas voces que nos llegan del pasado: la historia oral
Pero, cuando la mirada de los historiadores empezó a dirigirse a las clases sociales
subalternas y sus luchas, y a evidenciar la carencia de fuentes provenientes de estas, se
empezaron a utilizar, eso sí con mucha desconfianza, la tradición oral y los testimonios
de viejos protagonistas de los hechos. “Se ha insistido en el carácter subjetivo de la
historia oral, su selectividad e inexactitud. Sin embargo, estas críticas son compartidas
36
por gran parte de los documentos escritos, que también están cargados de subjetividad
y no dan cuenta completa del hecho en cuestión” (Torres, 1993, p. 14).
Pero la tradición oral es algo más que una fuente para el investigador social y se
constituye en el modo de existencia por excelencia de la memoria colectiva popular. Con
todo lo que tiene de ambiguo el término ‘memoria colectiva’, los estudiosos de las culturas
populares reconocen la existencia de un sustrato de conocimientos y sentimientos
compartidos por los grupos sociales, y que en buena parte han sido trasmitidos de
generación en generación por la vía de la palabra.
Como lo señala Archila en el libro Voces subalternas e historia oral (2005), la historia oral
nos acerca a otro tipo de verdad, la verdad de “los de abajo”, la voz que debe ser oída,
tanto para la comprensión del complejo mundo de lo popular, así como, primordialmente,
contribuir al proceso de construcción y consolidación de la identidad popular.
No obstante, aunque muchos reconocen la importancia de la fuente oral como método
de construcción y reconstrucción de historia local, en la actualidad el uso de esta
metodología es objeto de debate pues se duda de su fiabilidad. Justamente, Philipe
Joutard (1986), en su obra Esas voces que nos llegan del pasado elabora un recorrido
sobre la historia oral y política desde las primeras recolecciones de archivos orales,
presentando las diferentes posturas a favor y en contra de la historia oral. De tal modo
que, para justificar la recurrencia a la fuente oral -historia oral- se remite a sus
precursores. En efecto, cita a Michelet, uno de los precursores más directos de la historia
oral urbana obrera con su obra Le peuple (1846).
Desde la dedicatoria a Edgar Quinet, Michelet explica por qué caminos llegó a la fuente
oral al establecer un lazo estrecho entre su memoria y las palabras que escuchaba. La
obra de Michelet salió de sus experiencias y recuerdos; sin embargo, esto no fue
suficiente porque descubrió contradicciones entre los estudios escritos y su memoria.
Cuando eché una mirada sobre los libros, que se ocupaban de las cuestiones
actuales, confieso que me sorprendió encontrar a casi todos en contradicción con mis
recuerdos. Entonces cerré los libros y volví al pueblo tanto como me fue posible; el
escritor solitario se volvió a sumergir en la multitud, escuchó sus ruidos, anotó sus
37
voces; yo iba pues a consultar a los hombres, escuchándolos a ellos mismos hablar
sobre su destino recogiendo de sus bocas lo que no se encuentra en los más brillantes
escritores: las palabras del buen sentido. (Michelet, Citado por Joutard p. 80).
La experiencia que tuvo Michelet fue tan satisfactoria, como se evidencia en su obra, que
hoy en día se considera como uno de los precursores y mayores exponentes de la
historia oral. La interacción que él plantea con el pueblo, particularmente con los obreros,
obedece a objetivos más importantes:
Escucharlos permite, antes que nada, reencontrar las huellas de mundos
desaparecidos, y,
el pueblo es un conservatorio, también la única manera de
aprehender el instinto del pueblo. El instinto es la inspiración, el amor, todo aquello
que al liberarse permitiría darle calor al cuerpo social y unirlo; recurrir a la fuente oral
no es un hecho secundario; permite alcanzar el principio vital de toda sociedad.
(Joutard, p. 87)
Por tal motivo, alrededor de las culturas populares se ha logrado consolidar el uso
frecuente de la historia oral, que “se inserta en un movimiento muy vasto de búsqueda
de identidad […] de un enraizamiento en un linaje” (Joutard, p. 226). En este sentido,
mantener la historia de una sociedad posibilita entender las condiciones actuales que se
explican por la memoria colectiva y “que marcan profundamente la mentalidad de los
hombres de nuestro tiempo” (Joutard, 236).
La historia de dichas clases populares es la que se quiere recordar, pues “la memoria de
esas pobres gentes es frágil, más que la de los poderosos; la desigualdad continúa más
allá de la muerte en la desigualdad de conservación del recuerdo” (Joutard, p. 238). Por
eso, escuchar los relatos de estas sociedades es mostrar que ellos tienen una historia
tan válida como la de los grandes, “sus vidas, son otras tantas aventuras oscuramente
heroicas y triviales al mismo tiempo, llenas de peripecias, construidas sobre largas
conquistas y bruscas caídas” (Joutard, p. 239)
Son precisamente las experiencias históricas, como las de las ciudades industriales, que
permiten entender que la búsqueda de la memoria viva no es monopolio de ningún
campo ni de ninguna clase social. En ese sentido, “al igual que para los ingleses, la
38
resurrección del pasado no es un refugio sino por lo contrario el medio de encontrar
nuevamente razones de luchar por la sobrevivencia, un arma de combate” (Joutard, p.
239).
De tal forma, la fuente oral se ha convertido en una de las practicas más usadas por las
clases populares pues está abierta a todos, lo que permite inferir que “la historia oral es
también un recurso para una forma democrática de práctica histórica” (Joutard, p. 52),
un arma en la expresión y manifestación política ante el intento de captura que a veces
busca ejercer el Estado desde su institucionalidad. Ella libera a los investigadores del
aislamiento que representan las bibliotecas y algunos estudios y los alienta a mezclarse
con la gente de la calle, del común, con el pueblo. “Esta historia pretende también ser
democrática por su objeto principal de estudio los que habitualmente no dejan huella,
que es el mundo popular”. (Joutard, p. 52).
2.5 Expresiones de resistencia social
Pero la búsqueda de esas huellas es lo que mantiene vivo al mundo popular, un mundo
que está regido por un conjunto de reglas donde en el juego social interactúan y perviven
diferentes actores que luchan por defender sus espacios, sus maneras de ser desde
diversas manifestaciones y dimensiones.
Una de estas manifestaciones son precisamente las resistencias sociales, que han
caracterizado la historia contemporánea, y que han sentado una diferencia marcada con
otros tiempos, en donde se pensaban las trasformaciones llevadas a cabo por los
colectivos, por las masas. Estas resistencias sociales, en cambio, pueden ser entendidas
como el resultado de “procesos culturales y políticos de transformación profunda, pero
caracterizados por su singularidad” (Useche, 2013, p.1)
Por lo tanto, uno de los conceptos que se abordará aquí, es el de las resistencias
sociales, dado el enriquecimiento que estas representan para la investigación de la
vereda el Mochuelo Alto y la Hacienda los Molinos, y el proceso que allí se ha
desencadenado frente a los ejercicios de los poderes representativos de la macropolitica.
39
Por lo anterior, se empezará a referenciar aquí, qué son y cómo se desenvuelven los
acontecimientos resistentes, para luego dar una mirada al impacto que ejercen las
prácticas de resistencia en la macropolítica. En primera medida entonces, es necesario
reafirmar el término “acontecimientos resistentes”, pues así como lo referencia Useche,
en su análisis genealógico se pueden identificar una multiplicidad de procesos
emergentes de resistencia, que sin embargo, presentan en sus entramados un conjunto
de aspectos en común, como las relaciones que allí adquieren significados, la
invisibilización de las modalidades de lucha que allí se construyen y las modalidades de
resistencia “puestas ahora en juego para afirmar la vida y para contener los efectos de
poder del discurso y de las prácticas dominantes” (Useche, 2013, p. 1)
Sin embargo, la modalidad que ha tenido más significación a la hora de afirmar la vida
en el entorno social, es la de lograr pequeños cambios o afectar las decisiones que se
toman sin contar con la población sobre la cual se está tomando. Estos “acontecimientos
muchas veces imperceptibles”, no están determinados generalmente por grandes
acontecimientos como en el caso de las revoluciones, sino que “están tocados por la
magia de la creatividad”, pues estos logran convocar a varias personas bajo el “tremor
micropolítico”:
La condensación de las pasiones y el libre discurrir de los deseos de liberación, que se
gestaron en la inconformidad cotidiana, en la repulsa a los modos de vida indignos a los
que eran sometidas las multitudes, así como los intentos de pequeños cambios para forjar
alternativas autónomas a la cotidianidad opresiva, los que hicieron posibles la emergencia
de estos nuevos órdenes. (Useche, 2013, p.2)
Por esto, nos referimos a acontecimientos de resistencia creativos, pues en estos
emerge la necesidad de crear expresiones que posibiliten contener las problemáticas, a
menudo de tipo político, que afectan la forma de vida de los seres humanos que se han
organizado en sociedad y que han forjado relaciones significativas a lo largo de su
existencia, no solo con otros seres humanos, sino también con el territorio.
Estos acontecimientos son propios de la historia contemporánea, en la forma como se
han construido los barrios populares y las formas de organización, de resistencia y
manifestación que allí han discurrido. Estos fenómenos se extendieron por varios países
40
del mundo, especialmente durante el siglo XX. Por lo anterior, durante los últimos años
se ha abordado desde un método analítico-político denominado micropolítica como lo
afirma Useche:
La organización de las sociedades humanas proviene de la dinámica de los pequeños
encuentros, de la constitución de vínculos, del entretejer de redes, del devenir de órdenes
moleculares muy intensos que se manifiestan en la vida cotidiana más próxima. Del fluir
de los deseos, las pasiones y los afectos germinan los lazos entre hombres y mujeres
que van fundando comportamientos, valores, regulaciones, y modos de ser activos […] A
esta forma de organización del discurrir humano, pleno de acontecimientos de sentido
plural, se les denomina “micropolítica”. Por esa misma pluralidad a la que se alude- que
revela el sentido múltiple de los acontecimientos- y que define la contingencia de las
relaciones que se establecen o se diluyen, se hablará de -micropolítica de los
acontecimientos- (p. 9).
Este nuevo abordaje pretende dar una mirada hacia aquellas resistencias que se fugan
de los poderes centrales del gobierno o del Estado, para asociarse y, crear nuevas
formas de proteger aquellos encuentros y vínculos que han permeado en la vida
cotidiana de seres humanos, siendo estos la razón de ser, la forma de subsistir y la base
de sus esencias. Una esencia que podría ser modificada, si sufriera una trasformación
en sus formas de vida, si los aspectos inherentes a la vida social e individual, fueran
arrebatados por poderes centrales que justificados en el bien general sobre el particular,
legitiman la pérdida de aquellos valores, principios y costumbres que han sido
construidos por muchos años, con la constancia y la lucha de personas que ya no están,
pero que un día tuvieron el deseo de dejar estos legados para otros. Por lo tanto, en
estos procesos cobra una especial importancia las resistencias.
Las resistencias son básicamente expresiones micropolíticas. Se fugan de los poderes
de centro en donde reside la macropolítica, se desmarcan de los territorios de los poderes
soberanos encarnados en los Estados o en las formas-Estado tales como los partidos
políticos, la institución sindical o los ejércitos de cualquier condición […] Ello implica que
los(as) resistentes intenten crear otros territorios, inventen nuevas formas de encuentro,
de asociación, rehúyan ser representados. La micropolítica resistente genera un campo
de creación, apto para la irrupción de nuevas modalidades de vínculo social, de originales
41
formas de acción pública que permiten el trazado y la puesta en obra de otros mundos
sociales y políticos. Ello es lo que permite vislumbrar que otros mundos están siendo
posibles. (Useche, 2013, p. 10).
De tal forma, las resistencias derivan en nuevas formas de organización en defensa de
los conflictos sociales que emergen en determinadas circunstancias espacio-temporales
y que generalmente son ocasionados por las presiones políticas y económicas que
debilitan las condiciones de vida y desconocen las verdades sociales de una comunidad.
Sin embargo, estas presiones, a veces se pueden convertir en el motor para reivindicar
y reforzar discursos y prácticas de autonomía e independencia, como manifestación
contra el sometimiento y el ataque a la dignidad que este adquiere.
La dimensión micropolítica está constituida por la expresión, a menudo silenciosa o que
apenas se percibe como un rumor, de miles de voces sometidas que comienzan a
rebelarse, que manifiestan de muchas maneras su disposición a recuperar su dignidad, a
volver a ser ellos mismos y no los sujetos moldeados desde el poder. La acción
micropolítica discurre en clave de recuperación de la propia potencia, de generación de
capacidades para reencontrase solidariamente con otros(as) sojuzgados(as) que ahora
resisten. La micropolítica es una dimensión que permite captar la vida como
heterogeneidad y variación, en donde la potencia de acción no está delimitada por
territorios de poderes supremos, sino por micro-poderes que trazan nuevos trayectos y
líneas por donde emerge el deseo, lo actual, lo novedoso. (Useche, 2013, p. 9)
Esta misma potencia es reclamada por movimientos que se mantienen en acción,
partiendo de un conflicto común, y que regularmente controvierten las disposiciones
macropolíticas, manifestadas en actos de oposición, los cuales constituyen el elemento
principal en el que confluyen y coinciden los movimientos sociales, como los que se
pueden distinguir en los casos de la vereda el Mochuelo Alto y la Hacienda los Molinos.
Allí, sus causas y formas de lucha han logrado generar en la comunidad una identidad
basada en fuertes lazos de solidaridad.
2.6 Movimientos sociales
42
De tal forma que, los movimientos sociales se han convertido en actos recurrentes en
nuestros días. La historia contemporánea está marcada por sus acciones, que han
enriquecido de una u otra manera la democracia, e inclusive han logrado desmantelar
algunas dictaduras. En otras palabras estas acciones de protesta y resistencia han
suplido no solo las necesidades básicas de los ciudadanos, sino que además, han
trazado vías para el respeto y reivindicación de derechos humanos de todos los tipos de
generaciones.
Sus métodos han sido diversos y creativos; algunos no violentos, pero lo cierto es que
estos movimientos sociales, han alcanzado, en efecto, revindicar la situación de diversas
comunidades que permanecían violentadas, silenciadas, indignadas, explotadas y sin
voz, en un contexto histórico que vela por la razón, la justicia y los derechos humanos.
Sin embargo, es evidente que en este contexto se facilita la movilización social, como
lo expresa Torres Carrillo (2011) “la condición para la formación de movimientos sociales
es la democracia, pues en Estados totalitarios estos son reprimidos violentamente y es
casi imposible la generación de movimientos civiles; más bien alientan a revueltas y
rebeliones violentas” (p. 15).
Entonces, en dichas condiciones, los movimientos sociales han posibilitado en el
entramado de su organización, la conformación de identidades que funcionan como
motor para sus batallas, pues las personas se identifican en un colectivo, que lucha en
las mismas circunstancias, por lo mismos motivos y en el que cobra sentido sus
testimonios y narrativas “un nosotros” que los diferencia de los “otros”. Por ello, la
identidad de los movimientos se va rehaciendo permanentemente en el conflicto con las
representaciones y prácticas que sobre estos ejercen el poder y los adversarios” (Torres,
p. 33), en este sentido la identidad abre paso a la solidaridad y primordialmente a la
movilización, lo que confirma la teoría marxista; la sociedad no es estática.
Para definir qué son los movimientos sociales, Torres Carrillo en su libro, Movimientos
Sociales, realiza un rastreo de los diferentes estudios hechos a este fenómeno por
diversos investigadores sociales, que han aportado a la conceptualización y
conocimiento de estas acciones colectivas. En dicho estudio,
43
[…] unos han insistido en su carácter racional y organizado (Marcus Olson, Anthony
Oberschall), su carácter histórico y contextual (CharlesTilly), su relación con las
estructuras políticas y su potencial para afectarlas (SidneyTarrow), su relación compleja
con la estructura social, su potencialidad comunicativa y simbólica (Alberto Melucci), su
flexibilidad organizativa (Reichman) y su poder de afectar los modos de pensar de quienes
se involucran en ellos (Snow y Benford). (Torres, p. 27)
Sin embargo, ante la infinidad de conceptualizaciones, retomadas por Torres Carrillo,
cobra especial importancia, la posición del sociólogo Alain Touraine, quien afirma que no
toda acción colectiva es un movimiento social, pues estos también pueden tratarse de
luchas sociales. No obstante, “las luchas sociales solo buscan incidir en las decisiones,
pero no en transformar la sociedad; los movimientos reivindicativos se limitan a obtener
recursos que ya otros poseen pero no cambian las orientaciones culturales del sistema”
(Torres, p. 26).
Por el contrario, el campo de acción de los movimientos sociales se encuentra en la
súper estructura, es decir, aunque su objetivo no es generar cambios macroestructurales, reemplazar sistemas económicos, ni enfrentarse a ellos –en términos
marxistas-, estos si buscan persistir a lo largo del tiempo y afectar significativamente las
sociedades en las que actúan. Por tal razón, según Touraine, no deben confundirse las
luchas sociales con movimientos sociales.
Por las condiciones mencionadas, lo que nos interesa aquí son los movimientos sociales,
de los cuales también ha surgido una distinción: ‘los viejos y nuevos’ movimientos
sociales. Los primeros se reivindicaban contra distintas formas de explotación, mientras
que los segundos [los nuevos], defendían la autonomía, la autoafirmación y la crítica al
autoritarismo y a las múltiples opresiones de la sociedad actual (Torres, p. 82). Esta
defensa de la autonomía ha sido un acto recurrente, en muchas sociedades en las que,
en ausencia del Estado, se ha acudido a la auto-organización, o se ve en este a una
entidad opresora.
El interés en el estudio de estos nuevos movimientos sociales, tomó fuerza desde mayo
del 68, en los países desarrollados, lo que abrió paso a otro tipo de luchas por diferentes
44
reivindicaciones. En estas, ya no solamente se movilizan los sectores obreros o
campesinos, sino que también lo hacen otros, con intereses divergentes, pero con un
aspecto común: organizarse en búsqueda de la reivindicación de sus derechos. De estos
hacen parte los ecologistas, pacifistas, feministas, homosexuales entre muchos otros:
Los nuevos movimientos sociales revindican la defensa de la sociedad civil frente a la
racionalidad del Estado, luchan contra la mercantilización de la vida social y frente a sus
efectos sobre la naturaleza, las relaciones sociales y la subjetividad. La novedad de los
nuevos movimientos sociales no reside tanto en su aparición temporal, sino en que
remiten a nuevos ámbitos, actores, prácticas y formas de organización y acción colectiva.
(Torres, p. 99).
Cada nuevo movimiento social, tiene su objetivo de lucha palpablemente claro. Pero, se
podría caer en el error de pensar que uno no tiene que ver con los otros y que cada
nuevo movimiento social defiende sus propios intereses, sin tener ningún tipo de
conectividad. No obstante, en Seattle, se demostró lo contrario en el año 1999, cuando
se realizó un conjunto de protestas contra la Cumbre de la Organización Mundial del
Comercio, en la que participaron alrededor de 50 000 personas de diferentes
movimientos sociales, que finalmente impidieron que se realizara la cumbre. Por esto,
“en algunos movimientos es discernible un interés específico de un grupo social (las
mujeres, las minorías étnicas, los habitantes de las favelas, los jóvenes), en otros, el
interés es colectivo y el sujeto social que los titula es potencialmente la humanidad en su
todo”. (Boaventura, 2001, p. 3)
En este sentido, en los nuevos movimientos sociales, convergen un conjunto de
intereses, que trascienden la mera organización provisional contra el Estado, y se
asientan en las sociedades civiles. Así lo afirma Boaventura de Sousa Santos (2001) “los
nuevos movimientos sociales, tienen lugar en el marco de la sociedad civil y no en el
marco del Estado y, en relación con el Estado mantienen una distancia calculada,
simétrica a la que mantienen con los partidos y con los sindicatos tradicionales”. (p. 6)
De tal forma, los nuevos movimientos sociales no tienen la pretensión de convertirse en
una instancia representativa de las personas y organizaciones que concurren a sus
45
reuniones, sino que más bien buscan crear un espacio de democracia participativa y
directa en la que los acuerdos se van construyendo con el aporte colectivo, sin que ellos
tengan ningún efecto vinculante. Esta es una tendencia de los nuevos movimientos
sociales, (Martínez, 2012, p. 393).
Pero, a pesar de la resistencia que estos presentan a imitar instancias representativas,
los nuevos movimientos sociales, son sutiles, se auto-organizan para arrebatar al Estado
de manera creativa, lo que no se les ha dado o permitido, y aunque algunos no son tan
notorios, tal vez por estrategia, en el fondo hay ciertos rasgos que los entrelazan con
otros movimientos sociales, de los cuales surge la infrapolítica que “se mueve como la
savia en los árboles, en silencio; sucede sin ser vista y cuando explosiona y se expresa,
sucede sin ser comprendida” (p. 391). Así lo considera Carlos Eduardo Martínez (2012)
desde los términos de centro y periferia
El poder de la periferia deja sin sustento al poder de centro, y es el agua sin la cual el
segundo no es más que un cauce seco. La infrapolítica, más que construir un discurso y
unas prácticas contra-hegemónicas, está constituyendo un nuevo discurso que emerge
en lógica creativa. La oposición es, por definición, una práctica supeditada, pues depende
de la existencia previa de aquello que confronta. Lo que está surgiendo es un acto
profundamente estético, con existencia propia y al margen de aquello que critica o
condena. (p. 392)
Entonces si los movimientos sociales se auto organizan, ello implicaría que el
componente determinante es la capacidad de crear relaciones de solidaridad,
mantenerse como colectivo y proyectarse a un futuro, sobre la base de una identidad
colectiva y un imaginario compartido que le da la capacidad de autodirección, de auto
gobierno y de auto referencia como:
[…] un ejercicio que está íntimamente ligado con una mirada en el presente, en el aquí y
el ahora, para hacer énfasis en una memoria del presente, en donde se da cuenta de la
emergencia de los lugares y en los lugares donde es posible la aprensión de sus
elementos […] y en donde se ofrecen múltiples posibilidades de realización. (Múnera,
2008, p. 26)
46
Por tanto, es evidente que aquí también surge un elemento fundamental, en el que
emergen esas aprensiones, se trata de la pregunta por el lugar.
2.7 La pregunta por el lugar
Hay otro aspecto que ha influido en los teóricos de los nuevos movimientos sociales, la
pregunta por el ‘lugar’, en un contexto mundial en el que se presume de un mundo
globalizado. Esta pregunta es precisamente una de las empresas a trabajar por Arturo
Escobar en su obra Más allá del tercer mundo, globalización y diferencia, que captura
nuestra atención, pues es por el lugar que realmente se batalla en el barrio Hacienda los
Molinos y Mochuelo Alto.
Es precisamente el lugar, el que ha abierto la posibilidad para que se generen nuevos
movimientos de resistencia, es significativa la importancia que tiene esta realidad, por
tanto, en teoría, estaría en contravía con el sello de la globalización
[…] para algunos, la ausencia del lugar se ha convertido en el atributo esencial de la
condición moderna, muy agudo y doloroso en algunos casos, como los de aquellos
exiliados y refugiados. Ya sea celebrada o desacreditada, el sentido de utopía parece ya
haberse asentado. Esto parece cierto en discusiones filosóficas, donde el lugar ha sido
ignorado por la mayoría de los pensadores. (Casey, citado por Escobar, 1997 p. 159)
Entonces, resulta que lo global se convierte en centro y lo local, es decir el lugar, en
periferia, puesto que en los discursos de la globalización se oculta las comunidades, las
etnias, sus tradiciones, la naturaleza y todas las particularidades reales que acompañan
la vida, que se encuentra allende a las estrategias económicas y geopolíticas. Esta
asimetría es la que propone revertir Escobar, ya que poco se tienen en cuenta los lugares
por los que se resiste
La marginalización del lugar en la teoría social europea desde los siglos XIX y XX ha sido
particularmente nociva para aquellas formaciones sociales que otorgan importancia a los
modos de conciencia y las prácticas basadas-en-lugar. Esto incluye a muchas sociedades
contemporáneas, quizás con la excepción de aquellas más expuestas a la influencia des47
localizada, desencajada y universalizante de la economía, la cultura y el pensamiento
modernos. La reafirmación del lugar aparece entonces como una arena importante para
repensar y retrabajar las formas de análisis eurocéntricas. (Escobar, 1997, p.159).
Al respecto se puede indicar que el lugar se asume como un espacio en el cual convergen
y se renuevan las acciones políticas de quienes resisten, así mismo el lugar toma la
forma de cuenco en el que se atrapan los imaginarios, los testimonios, las narrativas,
memorias y en el que se moldea la identidad. “La identidad personal y cultural está atada
a un espacio; un topoanálisis explora la creación de la identidad a través del lugar. La
experiencia geográfica empieza en lugares, alcanza a los otros a través de espacios, y
crea paisajes o regiones para la existencia humana" (Tilley, 1994, p. 15). Según Arturo
Escobar, algunos movimientos sociales pueden definirse como movimientos de apego
al lugar, al territorio, son movimientos que enfatizan en una serie derechos, como el de
la identidad del territorio e inclusive a su propia visión sobre el desarrollo y en el que
existe un cierto grado de autonomía política. “Se puede decir entonces que la regiónterritorio articula el proyecto de vida de las comunidades con el proyecto político de los
movimientos sociales. La lucha por el territorio es entonces una lucha cultural por la
autonomía y la propia determinación.” (Escobar, 1997, p. 177).
48
CAPITULO III
LUCHANDO EN MEDIO DE LA BASURA, DESDE LA LADERA DE LA MONTAÑA
El siguiente capítulo tiene como objetivo evidenciar, las formas de resistencia que se han
venido tejiendo a lo largo de casi ya, dieciocho años en la vereda el Mochuelo Alto,
convirtiéndose en hechos significativos por el poder que estos le han otorgado a la
comunidad para hacer frente a las problemáticas resultantes del relleno sanitario doña
Juana. Para tal fin, se realiza un análisis que gira alrededor de una investigación
etnográfica, donde la entrevista, la narrativa, la descripción, la consulta de fuentes
escritas y la observación permanente son la mejor forma de enriquecer y retroalimentar
la lucha constante de los habitantes de esta vereda, que han planteado unas líneas para
fugarse a los poderes centrales, a las políticas públicas y han logrado en medio de
acciones micropolíticas mantener, aunque bajo condiciones precarias, su comunidad.
De acuerdo con lo anterior, el siguiente capítulo está dividido en dos partes; el primero
busca evidenciar desde categorías de análisis, tales como micropolitica, organización de
la comunidad, resistencia, movimientos sociales, historia política, empoderamiento
comunitario y líneas de fuga, cuáles han sido las formas de resistencia, esto es, el
conjunto de acciones implementadas por la comunidad frente a la amenaza ambiental y
social que representa el RSDJ, y, en la segunda parte, se analizará cómo han funcionado
esos ejercicios de resistencia y cuál ha sido su incidencia en las políticas públicas
decretadas para dicho relleno y por tanto el territorio que ocupa la vereda.
49
3.1. Las resistencias en mochuelo alto, un paisaje que se vuelve gris
Ascendiendo hacia la ladera de la montaña de Mochuelo Alto y bajo el frio, la umbría y
la lluvia, se observan las operaciones que llevan a cabo allí los compactadores en el
relleno sanitario doña Juana. Estos compactadores son manejados por un conjunto de
personal, que aun sin conocer con profundidad el relleno, su funcionamiento y
la
problemática que éste ha desencadenado en las poblaciones aledañas, trabajan seguros
de cumplir con un servicio sanitario para la población bogotana.
Sin embargo, al continuar el recorrido y llegando a la vereda, se puede notar un fuerte
choque: por un lado el del personal que ostenta el control de la maquinaria del relleno y
por otro lado, el de los pobladores que habitan alrededor de éste; cada actor
representando un área y un modo de vida diferente; el urbano y el rural. Pero ese no es
el único contraste, también lo es, el panorama que ofrece arribar a esta vereda; una zona
rural con un paisaje colorido, tranquilo y habitado de gente campesina, con una
producción básicamente agrícola que genera una percepción de estar en el campo. No
obstante, este paisaje se ve empañado al notar cómo poco a poco, esta vereda se va
convirtiendo en un paisaje gris, con abundante tierra desolada, basuras y ruido producto
del trabajo de los motores que allí permanecen.
50
Foto No. 2. Operarios del ORSDJ
Foto N. 3. Operaciones en el RSDJ
51
Pero este sitio, no es tan sencillo e inactivo como se describe, es más, es precisamente
ese contraste el que hace que en Mochuelo Alto, la vida social sea al mismo tiempo
agitada, sobre todo para los que su tierra representa más que un costo, que dinero, más
que una simple propiedad. En dicha vereda, cualquier lugar es sitio de reunión para
discutir sobre las problemáticas de la comunidad, pero especialmente los que se refieren
al relleno sanitario doña Juana.
Entonces, en medio de las bajas temperaturas que se presentan en dicha zona, las
ruanas y las botas de caucho se convierten en los mejores atuendos para aquellos
encuentros, en donde constantemente se pone sobre la mesa, la oposición y las acciones
a realizar frente a la expansión del relleno.
En uno de estos encuentros, tuve la oportunidad de acercarme a la comunidad, para
intentar ingresar a ellos pero en principio, no fue tarea fácil, dada la confidencialidad de
la información. Posteriormente, sus habitantes realizaron una pequeña socialización en
la escuela de la vereda sobre una propuesta para concertar acciones previstas ante la
inminente autorización de la CAR para que la zona 8 (ubicada en Mochuelo Alto)
continuara su expansión. En esta reunión, uno de los líderes campesinos, no solo se
encargó de abrir las puertas de aquel recinto para que el encuentro se llevará a cabo,
sino que también abrió las puestas de su humilde pero valiente hogar, para contar cómo
es que el relleno sanitario ha trasformado la vida de aquellos habitantes que intentan
detener sus efectos.
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Foto No. 4. Zona ruriurbana vereda el Mochuelo Alto.
En este lugar hallé a la Sra. Mirian Zambrano y a don Helbert García, algunos de los
principales líderes de la comunidad, quienes decidieron describir y rememorar cómo
puertas adentro, la vereda ha vivido y
enfrentado el problema de las basuras
provenientes del relleno, que ya se encuentra a escasos tres metros de ésta. Pero antes
de iniciar, lo primero que ellos plasmaron en su discurso fue una rememoración sobre
cómo era habitar este territorio antes de sentirse ahogados por la presencia del relleno.
En tal sentido, don Herbert, describió que “hace algunos años Mochuelo Alto era una
zona donde predominaban fuentes de agua pura, vegetación nativa y pantanos naturales
que fueron socavados, interrumpidos y desaparecidos con la infraestructura construida
para la actividad del relleno”.
Aparte de lo anterior, también hace énfasis en que la administración del relleno que él
considera es una multinacional de propietarios canadienses y Brasileros, ha buscado
estrategias superfluas para resarcir el daño que le están originando no solo a la
comunidad sino también a la tierra. De esto se hablará más adelante.
No obstante, el entrevistado cuenta que esto no es para ellos ninguna solución y que por
el contrario profundiza el daño ambiental que se ha causado en esta área rural. Sin
embargo, algunos han aceptado las estrategias implementadas por la administración del
relleno, dado que han visualizado estas como una solución incipiente a las problemáticas
que enfrenta la comunidad, como por ejemplo la necesidad de espacios requeridos para
encuentros y actividades que llevan a cabo los habitantes de Mochuelo Alto, como lo son
las ferias y fiestas que se han celebrado tradicionalmente pero al aire libre, y que hoy no
cuentan con unas instalaciones adecuadas para su desarrollo.
Pero más allá de eso, las necesidades y problemáticas son mayores. Por eso, la
ocupación de la zona por el relleno ha requerido del movimiento permanente de los
campesinos, quienes desde la muerte de Carlos Macario y Vicuña, (propietario inicial de
los terrenos sobre el cual se asienta hoy la vereda), se han organizado. Así lo relatan por
medio de la historia oral los habitantes de la zona, quienes afirman que Vicuña, les tuvo
que vender a bajos precios a los campesinos “antes de que se metieran a sus tierras”,
53
pues ellos se estaban organizando para invadir ilegalmente sus predios. Según estas
historias cuando él murió, su esposa “la viuda”, quedó con un extenso terreno que iba
desde la Boyacá a la puerta de lo que hoy es Doña Juana, y fue allí donde el “señor Julio
Sánchez y sus asesores se dieron cuenta” que había disponibilidad de unos “terrenos
baldíos”, que fueron utilizados para el proyecto del relleno doña Juana.
Por lo anterior, muchas consideran que no hubo planeación, ni se cumplieron con las
medidas requeridas para su disposición sino que la construcción de este fue producto de
la confluencia de una serie de intereses económicos particulares y públicos.. “Peñaloza
mandó un compadre llamado Arquímedes Romero, y llegó por aquí y les ofreció a cómo
le pedían por una finca, y un tal Muñoz le pidió 100. Millones”. (Narrado por Helbert
García, líder comunitario)
Así la organización y los movimientos dieron un giro, pues luego de tener aseguradas
sus tierras, el choque se presentó con las falencias resultantes de la planeación del
relleno, que en diversas ocasiones ha representado una amenaza de “desastre natural”
para la población, lo que ya se hizo realidad en la explosión de basuras del año 1997.
Pero estas amenazas se hicieron permanentes y no solo por el riesgo de un desastre
natural, sino por todas las problemáticas sociales, económicas, ambientales y culturales
que han derivado del relleno para la población, por lo cual las instituciones inmiscuidas
han tenido que recurrir a una serie de acciones dirigidas a “calmar a la población”, aún
sin dar soluciones definitivas y concretas para esta comunidad. Una de estas es el CGR
(Centro de gerenciamiento de residuos Doña Juana), una oficina de atención para los
habitantes de la vereda, que nació como parte de las exigencias realizadas por la
administración distrital, pero sobre todo por la comunidad, para mitigar los efectos del
relleno sobre la misma.
Esta oficina se ha enfocado en la construcción de proyectos de inserción de la población
en programas de prevención, medio ambiente, salud y manejo del tiempo libre entre
otros, bajo el modelo de “capacitaciones y reuniones” de varios sectores de la
comunidad, como se evidencia en las invitaciones que se exponen a continuación, pero
que son vistas como medidas superfluas o débiles, “pañito de agua tibia” como lo
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mencionan algunos habitantes ante la profunda gravedad que ha causado el relleno en
el ecosistema.
Foto No. 5. Publicidad de invitación del
FOTO No. 6. Oficina del CRG. Mochuelo Alto. CGR a
la comunidad de Mochuelo Alto
Para participar en un programa de educación en salud y medio ambiente.
Pero así como existe una fuerte resistencia a estas prácticas, también hay un pequeño
grupo de habitantes que no desconoce en su totalidad el importante papel que ha tenido
el relleno en el reconocimiento y desarrollo de la comunidad, pues para algunos de ellos
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en principio el relleno pareció tener un impacto positivo, sobre todo desde la perspectiva
económica.
Pero todo cambió con la explosión y deslizamiento de basuras ocurrido en 1997, pues
éste fue un síntoma de una enfermedad que había sido escondida desde hacía muchos
años atrás y que desató no solo una emergencia sanitaria, sino también una catástrofe
ambiental que repercutió sobre la salud de los habitantes de la vereda, causando un
significativo aumento en las enfermedades de la población y el desmejoramiento
permanente en su calidad de vida.
La catástrofe de la explosión y el derrumbe de basuras de 1997 ocurrida allí, es la mejor
manera de rastrear las primeras formas de asociación que se desarrollaron en Mochuelo
Alto, pues esto puso en evidencia los puntos débiles del sistema, y la incapacidad del
operador del relleno y del gobierno distrital para atender a las comunidades afectadas.
Además, esto cambió la percepción de las poblaciones cercanas al relleno, pues ante la
falta de efectividad en la aplicación de medidas de contingencia, estos comprendieron
que el relleno “representaba un riesgo potencial para la integridad de la comunidad”, pero
también, fue una excusa para acudir a la solidaridad de “otros sectores que otorgarían
bases más sólidas para la movilización y la gestión de sus demandas ante las entidades
competentes” (Leguizamón, 2014, pág. 41).
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Foto No.7. Fuente: publímetro por Carlos Hernández Llamas, publicado el 11 de julio de 2013.
Filas ante el consejo de Estado de las victimas del derrumbe en Doña Juana.
Una de estas, fue la opinión pública, que en solicitud a una explicación con respecto a
lo sucedido ese 27 de septiembre de 1997, y a la búsqueda de responsables, en medio
del cubrimiento de una noticia de última hora, dieron lugar para analizar las causas del
desastre, las inconsistencias del sistema y para “reevaluar los estudios que se habían
hecho sobre el RSDJ” (pág. 45).
Ante la ausencia de explicaciones claras, concisas y convincentes, el Programa de
Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y Planeación Nacional (PN), realizó un
estudio, que arrojó el siguiente informe sobre el terreno donde operaba el RSDJ:
Improvisación en la disposición del terreno que había sido inicialmente asignado para
albergar los desechos hospitalarios y en el que se terminan mezclando estos desechos
con los de carácter orgánico sin el control especial que requerían los primeros, dada su
alta peligrosidad. Los diseños originales que la firma HIDROMECÁNICAS LTDA, había
dispuesto, en este sentido fueron alterados y no se hizo un estudio completo para
examinar las modificaciones- según denuncia el artículo de prensa-; también, se
señalaron serias irregularidades en el manejo de lixiviados y medición de los gases
resultantes de la descomposición de las basuras. (Leguizamón, 2014, pág. 45).
A medida que avanzaron las investigaciones, organismos como la Personería
comprobaron además que no se hacía supervisión nocturna a las operaciones del
relleno, debido a la incongruencia del horario laboral (jornada de 8 a.m. a 5 p.m.) que
debía cumplir cada interventor; pese a que las actividades dentro del relleno se
desarrollaban durante las 24 horas. Del mismo modo, se encontró que las basuras, que
debían ser enterradas diariamente, duraban hasta un mes descubiertas.
Pero la búsqueda de esas huellas no se realizó solo por parte de autoridades oficiales,
la situación fue todavía más preocupante para los habitantes de Mochuelo que a partir
de ese hecho, no pudieron volver a dormir tranquilos por mucho tiempo, no solo por los
malos olores, sino también por la preocupación de que se volviera a presentar una
catástrofe de igual o peor magnitud en el RSDJ, sin que se pudiera evitar , como ya
57
había sucedido en varias ocasiones en Colombia, en el caso de pueblos como la
avalancha de Armero ocurrido en 1.985.
A partir de esta época, más conscientes de la situación, los mochuelunos iniciaron una
serie de acciones para manifestarse en contra de la continuidad y expansión del relleno
en esta zona, pues aunque la opinión pública y algunas autoridades e instituciones
nacionales expusieron las irregularidades del sistema y el peligro que éste representaba,
no se implementaron unas soluciones de raíz para resolver el problema del tratamiento
de basuras para la ciudad de Bogotá, sino que en lugar de esto, se responsabilizó a la
administración distrital por la tragedia y se decretó el pago de una indemnización por su
parte a los afectados directamente, que dieciocho años después, a pesar del fallo del
Tribunal administrativo de Cundinamarca, no han recibido los damnificados.
Paradójicamente al lado de esta decisión, el POT (plan de ordenamiento territorial)
continuó autorizando la expansión del relleno, sin aplicar verdaderas medidas que
trasformaran la estructura y/o el modelo en la recolección y manejo de residuos sólidos
en Bogotá y en su lugar condenó a la población de Mochuelo Alto a no poder disfrutar
de un ambiente sano, aunque se tratara de un derecho constitucional,
a vivir en
condiciones de vulnerabilidad social y sanitaria, y a tener entre sus alternativas más
próximas el desplazamiento hacia la ciudad de Bogotá, lo que implica una transformación
en la cosmovisión de mundo de los Mochuelunos.
3.2. Hablando de medio ambiente y nos mandaron el basurero encima
Ante la permanente situación de amenaza del RSDJ frente a la vereda de Mochuelo Alto
y la ausencia de políticas de la administración distrital que protegiera las necesidades y
demandas de los habitantes del sector, los Mochuelunos tuvieron que adoptar medidas
que les permitiera alzar su voz de protesta, hacer que aquella desagradecida ciudad que
tanta basura les enviaba , escuchara sus ruidos, reconociera las demandas de una
pequeña comunidad campesina y les permitiera reivindicar las huellas de una población
que parecía invisible ante los ojos de una gran ciudad.
Es entonces, cuando el relleno, siendo un problema grave para los habitantes del sector,
se convierte en la mejor razón para luchar por la sobrevivencia y el respeto al derecho
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de vivir en condiciones dignas, se vuelve también un hito que empieza a darle identidad
a la comunidad, en tanto alrededor de éste, se consolida un cuerpo social, que desea
unirse para al mismo tiempo liberarse con el arma de la expresión y manifestación
política, ante el intento de captura y monopolio que el Estado, bajo distintas formas de
representación, quería ejercer sobre su territorio para convertirlo en nada más que un
basurero, el patio trasero de la ciudad de Bogotá.
Este cuerpo empieza a tejer formas de resistir, de luchar y de mantenerse ante algo que
parecía irreversible; la expansión del relleno, que probablemente podría llevar a que la
comunidad desapareciera. Por tanto, se hacen conscientes que lo primero es
empoderarse, y de allí nace la idea de la organización como una respuesta a la necesidad
de poder que requería la comunidad para lograr movilizarse e influenciar la dinámica de
poder que se ejercía tras las políticas del relleno.
De tal manera que, para los habitantes de Mochuelo Alto, la mejor forma de defender su
espacio, su vereda, se dio a través de un conjunto de acontecimientos resistentes, una
multiplicidad de procesos que emergieron como producto del deseo de contener las
pretensiones del gobierno distrital , que como consecuencia de la explosión de basuras
ocurridas en 1997, empezó a analizar la adecuación de una nueva zona del relleno para
reacomodar las basuras en una zona retirada a la afectada, y al mismo tiempo, fumigar
la tierra para “controlar las epidemias” hecho que contradictoriamente aumentó las
dificultades respiratorias de los vecinos de doña Juana.
A eso de las 10:30 a.m. de ayer, una avioneta de antinarcóticos tipo T65 se encargó de
fumigar durante 15 minutos las 20 hectáreas cubiertas de basura, mientras en los cerros
cercanos los residentes del sector contemplaron las maniobras de la aeronave,
controlados por varios grupos de la Policía. Sin embargo, las consecuencias se
empezaron a sentir minutos después en el ardor de los ojos y de las mucosas nasales de
los curiosos, por la inhalación de las partículas de insecticida que alcanzó a arrastrar el
viento en todos los sentidos. Aida Valencia del barrio Valles de Cafam señaló que tiempo
después de que vieron el sobrevuelo de la avioneta, empezaron a sentir molestias en los
ojos e incluso mareo y náuseas. Después de la fetidez de la basura ahora tenemos la
fumigada. Pero no era que oliera mal sino que de todas formas nos alcanzó a molestar
los ojos y la garganta, añadió. (Periódico el tiempo, 1997, Fumigan derrumbe de basura).
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Sin embargo, este proyecto fue emprendido hasta la siguiente administración, iniciada el
01 de enero de 1998, por el entonces alcalde mayor de Bogotá Enrique Peñalosa
Londoño, quien le encargó a la firma Vicon S.A.,
la reacomodación de la primera fase de los 800 mil metros cúbicos de basuras
derrumbadas y un plan de recuperación del relleno; por lo que la UESP, advirtió que los
olores se harían nuevamente fuertes por el proceso de reacomodación mismo, al igual
que la proliferación de vectores de enfermedad, razón que llevó a ordenar más
fumigaciones en la zona (Leguizamón, 2014, pág. 53).
Esto generó una gran polémica, tanto en la opinión pública que alentada por los medios
de comunicación, empezaron a reconocer la situación que estaban atravesando los
habitantes de Mochuelo Alto, como por algunos sectores políticos que empezaron a
reclamar cierta atención, que sin embargo fue entendido por los habitantes como una
forma de demostrar voluntades e intereses políticos, utilizando a la vereda como
carnada. Pero según Dn. Helbert García, ellos ya entendían que el botadero era un gran
negocio, manipulado por altas esferas políticas y multinacionales a los que no les
convenía cerrar el botadero.
Una vez vino el Peñalosa a inaugurar un acueducto en Pasquilla y entonces nosotros nos
fuimos, y medio un papayazo ahí un momentico, le dije doctor me permite una palabra,
y me dijo ¡Qué! (como es así todo alto), y le dije es que yo soy vecino de doña Juana y
nos están perjudicando con los olores y toda la problemática doctor, y entonces dijo
¿cuánto tiene y se le compra? De una vez así como….me dejó frio (dice Dn. Helbert
desconcertado), mejor dicho sin palabras, porqué yo qué le decía y quedé aburrido, pues
no fue abierto para hablar ni escuchar; como si no tuviera en cuenta el vínculo con la
tierra. Y ellos decían, no es que en otro lado la tierra no se ha acabado, en otro lado,
también hay tierra, pueden ir a trabajar…pero es que ellos no entienden que aquí nos
dejaron los abuelos, aquí estamos todos en familia…y vámonos de aquí, nos compraban
una parte y esa otra parte qué? …el pueblito termina quedando en medio del basurero
total. Es decir que los abuelos se jodieron haciendo una capilla, nosotros nos jodimos arto
para hacer el campo deportivo, el salón comunal, sacar el centro de salud y todo
60
eso…pero para ellos eso no significa nada, antes decían que el salón comunal quedaba
bueno era como para oficinas…. (Narración de Helbert García, líder de Mochuelo Alto).
Foto No. 8. Charla de líder comunitario (Helbert García) a grupo de investigación de la
universidad Nacional
Por estos acercamientos que ha sostenido don Helbert con varios políticos, en busca de
apoyo para resolver la situación por la cual atraviesa la comunidad, él se ha convertido
en un líder comunitario, dando lugar a que en diversas ocasiones tome la vocería y esté
al frente de la visibilización y socialización de la problemática ante grupos ambientalistas,
académicos, de investigación, o proyectos afines, que permanentemente visitan
Mochuelo Alto con el fin de reconocer la situación social, ambiental , económica y cultural
de esta zona, así como se evidencia en la fotografía No. 8.
Sin embargo, la comunidad ha estado presente en algunos acontecimientos que se han
vuelto parte importante de la historia, de los recuerdos que han constituido la esencia
de esta población, así mismo como el líder comunitario Helbert García, quien es uno de
los grandes promotores de la lucha y la resistencia frente a la expansión del relleno, que
permeado por el conjunto de prácticas políticas propias del país, ha intentado en
61
diferentes ocasiones desde allí, mover influencias para que la clase política del país y
del distrito se solidaricen y detengan las proyecciones del relleno que muy posiblemente
los llevarían a desaparecer. Pero alternamente, los habitantes de la vereda también han
sido creativos, cuando evidentemente siguiendo las pretensiones políticas, han logrado
fugarse del poder central del gobierno, se han asociado, creando formas de protección
de la tierra, de su origen, y construyendo una serie de encuentros que han permitido
forjar un vínculo entre sus familias y sus recuerdos.
3.3 La historia de la ancheta con frutas para el alcalde
Así en estos acontecimientos resistentes, se han creado nuevos espacios de acción,
donde por medio de la manifestación a menudo pacífica de los habitantes de MA, se ha
logrado un acercamiento con los alcaldes de turno, en busca de remover o intentar
trasformar las decisiones que bajo el argumento de políticas públicas se han tomado para
el relleno afectando a los vecinos del basurero, que por medio de diversos mecanismos
le han enviado el mensaje a sus pobladores de un despojo necesario de sus viviendas ,
de sus tierras. Así fue entendido por don Helbert cuando, a pesar de su constante
preocupación por una eventual expansión del relleno, le preguntó al alcalde Julio César
Sánchez, sobre su afectación, ante lo cual respondió que la tecnología “japonesa”
utilizada por el sistema evitaría cualquier dificultad ambiental o social. Pero cuando la
comunidad se dio cuenta, la firma administradora del relleno Proactiva, que según don
Helbert cambió de nombre a Prosantana, se les vino encima y “lograron trepar el cerro”.
Pero se metió un invierno ni el hijuemadre y la basura se les desvolcanó y ahí si la gente
se dio cuenta como era que estaba eso, porque la gente no sabía bien de eso y como
nosotros todavía estábamos un poquito lejos…Entonces empezaron a aparecer líderes
en Mochuelo Bajo, pero eso los empezaron a llamar y les daban trabajo o a veces les
daban un lote, y los iban sacando. Pero nosotros sí nos pellizcamos cuando se nos
vinieron encima, entonces dijimos ¡no joda!, ahora sí se nos vino esa plaga encima y van
de ñapa y el POT, saca que necesitaban otras 500 hectáreas y sale el plano para
nosotros. Un día llegó un grupo mirando y yo salí diciéndoles ustedes qué necesitan, y
dijeron que venían a lo de la expansión del basurero, nosotros somos del Estado.
Entonces yo les dije que si no estaba por ahí, y yo pensé que yo me salvaba, porque allí
pasa una quebrada y pensé que era desde ahí , para allá …y sí señor que estábamos en
62
los primeros con mi hermano que vive al lado …y casi me matan y me dijeron: es que ya
se les tiene la plata , ya lo tenían todo , nos dijeron cuánto piden , nos traían arquitecto,
psicólogo, mejor dicho de todo , yo creo que si no me hubiera puesto de acuerdo con la
mujer también hubieran traído un reemplazo (dice sonriendo) …eso casi nos matan los
viejitos de acá y la gente más antigua eso lloraba , casi les da pena moral, nos tenían
eran como “paracos” con lista en mano.
Y efectivamente en esa coyuntura se inició la movilización de personas que empezaron
a alentar a la comunidad para que se organizara, aunque otros habitantes ya habían
tomado la decisión de vender sus propiedades, legitimando las decisiones del poder
centralizado del Estado, encarnado en una institución; planeación distrital. Pero mientras
tanto, allá en Mochuelo, personajes “rebeldes” como el señor Óscar Barón, se la jugaron
y pusieron en marcha el “tipo de poder de los impotentes”, de los habitantes de a pie,
que sintiéndose “los menos poderosos de la sociedad”, pensaron la manera de emplear
acciones sociales dirigidas a comandar asambleas comunitarias, aun cuando ya se
“sentían entregados”, por las manos de aquellos, que siendo sus vecinos por tantos años
, prefirieron irse a vivir a la ciudad de Bogotá.
En medio de este caos, Don Oscar Barón con su labor contribuyó a generar una
comunidad más abierta y creativa frente a la problemática que sus habitantes
atravesaban. Y aun cuando, Briggs y Peat (1999) consideran que “nunca es una persona
la que provoca un cambio, sino la retroalimentación del cambio dentro de un sistema
completo…y la suma social total de los pequeños esfuerzos cotidianos de todo el mundo”
(p. 12), Don Óscar logró alimentar las esperanzas para que esta organización social que
parecía incipiente, se viera estimulada para solidificar sus fuerzas de manera incluyente
y así lograr un cambio significativo dentro de la imposición de políticas públicas que ya
se tenían pensadas para la zona. No obstante, Don Helbert narra en sus anécdotas que:
Al principio fue “berraco”, pero que don Óscar los organizó, y como él es una persona de
esas que les gusta luchar por la comunidad de pobres, él es un rebelde izquierdista, pero
es un berraco, él se iba de casa en casa diciéndole a la gente, tocó de casa en casa, y
para eso nos compramos un megáfono nuevo y yo me iba también a llamar a la gente.
63
Aquí empezó a aparecer entonces, un modo de resistencia en el que la expresión activa,
es decir la divulgación ante la comunidad de una problemática , constituyó la primera
forma de manifestación, en tanto se hizo pública y se convocó a todos los habitantes,
que afectados por un mismo problema, empezaron a tejer un tipo de identidad alrededor
del cual se configuró un vínculo, consolidando la organización de esta asociación y
facilitando la participación en diferentes acciones, aprovechando como estrategia los
espectáculos políticos llevados a cabo por la alcaldía de Bogotá. Este es uno de los
hechos que recuerda nuestro entrevistado don Helbert García que en compañía del
señor Óscar Barón, realizaron hacia el año 2004, para visibilizar la gravedad de la
situación vivida en Mochuelo.
En un coliseo que queda por la 63, Lucho Garzón hizo una reunión como de campaña, y
aquí el señor Barón era como de ese mismo grupo y estaba en la jugada, y dijo nos
vamos. Entonces mandaron como dos buses, del mismo grupo de los izquierdistas y
llegamos allá, fuimos hartos, y varios grupos como pasados de cien, de todas las zonas
de Bogotá, en representación de ríos y parques. A nosotros nos dejaron de últimas, los
de ciudad Bolívar o los del basurero , que íbamos de la zona rural y el tipo pensó que
como todo el mundo le estaba echando flores , nosotros le habíamos armado una ancheta
lo más de bacana , con todos los productos, y entonces el viejo se paró y recibió su
canasto. Entonces yo ni que leer discurso, entonces el man (don Óscar) me dijo, bueno
defiéndase como pueda, no me copiaron nada ni nada, y estaban trasmitiendo por canal
capital… Y lo cojo yo, y me salió, me sonó la flauta, le dije: dizque hablando de medio
ambiente señor alcalde, usted no sabe qué es el basurero allá, no sabe el daño que le
está haciendo a los vecinos como al resto de la humanidad, ¿no sabe lo que produce la
basura, los lixiviados, no sabe cómo se tapa una basura, no se acuerda la campaña que
usted hizo en todos sus recorridos con la campaña de una Bogotá sin hambre? Por eso
le trajimos esa ancheta que es lo que 120 familias, fuera de un resto, producen y mandan
para Bogotá, y usted nos quiere sacar convirtiendo eso en un basurero. Ese viejo quedó
más aburrido y dijo bueno toca ir a mirar eso…
Yo le dije usted defendiendo el medio ambiente, vaya mírelo, allá hay nacederos de agua,
tierra productiva, toda esa vaina ¿qué es lo que piensa hacer?, nosotros no sabemos
nada más que trabajar la tierra, y nos sonó la flauta y nos citó para una reunión y vino
aquí a la final y se pilló porque ya nos sacaban. Entonces pasaron una red, de la que
64
viene del Guavio, de alta tensión por el centro del basurero y ahí mismo puso a unos
ingenieros a trabajar. Les dijo entonces me sacan eso, y que cómo, que qué le
aconsejaban, y dijeron que reutilizar eso, y pusieron la zona de optimización, y la
empezaron a hacer, claro que ahora se nos vinieron más encima, pero de todas maneras
eso a que nos sacaran, pero eso tocó una pela ni la hijuemadre, y desde ahí dijimos que
expansión ni que nada, vamos a pelear ahora sí nosotros!.... y ahí estamos en esas.
Foto N. 9. Actividades económicas en Mochuelo Alto. Foto N. 10. Venta de lácteos producidos
En la vereda Mochuelo Alto.
Al realizar un análisis de los relatos, se encuentra que dos razones específicas
impulsaron la potencia de obrar de los habitantes de Mochuelo Alto, para que
“empezaran a pelear”; por una parte, la amenaza de que fueran expulsados de sus tierras
hacia Bogotá - en donde habían vivido por muchos años y de generación en generación; y una segunda razón , tiene que ver con lo que implicaba el desplazamiento, y
especialmente, el desempleo del que serían víctimas si no defendían su territorio, pues
allí la mayoría de los Mochuelunos, ya habían logrado desarrollar actividades
económicas sólidas , para la manutención de sus familias y para poder sobrevivir de una
manera digna, aunque se encontraran tan cerca del “basurero”.
Estas actividades económicas –según diagnóstico de las áreas rurales de Bogotá-, los
testimonios recibidos por los habitantes de la comunidad y lo observado en la vereda
Mochuelo Alto, están “dominadas por tierras cultivadas, en un 63,45%” (p. 70), la
actividad pecuaria, y la “transformación de leche en derivados como queso campesino,
queso doble crema y yogures principalmente, los cuales estimulan el desarrollo
65
económico y productivo de la Vereda” (p. 249) y el reconocimiento por parte de algunas
instituciones como zona rural de esta localidad.
Foto N. 11. Actividades pecuarias desarrolladas
Foto N. 12. Cultivo de tierras.
en Mochuelo Alto.
Sin embargo, la preocupación de las personas que conforman esta comunidad, no solo
giró en torno a los intereses económicos que se desprendían de sus actividades, y de
sus modos de sobrevivencia, sino también, alrededor de la pertenencia que ya habían
generado con su espacio, y que
les
otorgó cierta identidad, sobre todo en el
reconocimiento de su ruralidad, que tanto les enorgullecía, pues este elemento los
diferenció de una gran ciudad llena de conflictos, como es Bogotá, donde las relaciones
de solidaridad y comunidad cada vez desaparecen más. En cambio, en Mochuelo Alto,
su espacio ha sido una razón para reivindicar la producción de sentido y de identificación
social que se reforzó con la lucha de este sector popular, contra una problemática en
común: el basurero.
Y aunque esta comunidad, quiso fugarse de las decisiones centrales del poder,
oponiéndose a ceder sus viviendas para la prolongación del relleno y creando nuevos
espacios de encuentro, muchas de esas decisiones políticas sirvieron en ocasiones para
justificar las expresiones de resistencia, a las que continuamente ha sido necesario
acudir con tal de desmarcarse de aquellos poderes supremos. Fue el caso, del plan de
gobierno del alcalde Luís Eduardo Garzón, quien gobernó en Bogotá como alcalde
durante los años 2004 y 2008, bajo el lema “Bogotá, una ciudad sin hambre”; esto fue
66
reprochado por varios círculos de la comunidad en la reunión que sostuvieron con el
alcalde, bajo el argumento del desempleo que vivirían sus habitantes con el
desplazamiento de sus tierras.
Según el testimonio, efectivamente estas acciones iniciadas por algunos líderes con el
apoyo de la comunidad, surtieron su efecto en dos sentidos; el primero, fue el de darles
una victoria: haber logrado que el gobierno distrital no exigiera la venta de sus tierras,
aunque buscara nuevas estrategias para utilizar el territorio con fines propios del relleno
y paulatinamente se empezara a expandir. No obstante, aquí se encuentra la segunda
victoria y tal vez la más significativa que fue generar la certeza de que valía la pena luchar
unidos, en comunidad por una causa.
3.4. El relleno sanitario Doña Juana: “El mejor parque del sur de la ciudad”
Aunque la situación que vivieron los Mochuelunos durante la alcaldía de Lucho Garzón
fue difícil, debido a las duras condiciones que le impuso el relleno, “tocar fondo” le sirvió
a la comunidad para impulsar sus deseos de liberación ante la inconformidad que vivían
allí por cuenta de una cotidianidad de malos olores, roedores, vectores (insectos), y la
transformación constante de un paisaje que lentamente se sigue agotando. Pero lo
anterior se convirtió en una oportunidad para que ellos libraran pequeñas batallas, que
con esfuerzo y esmero fueron ganadas en el terreno de lo social. De esto se hablará más
adelante.
Sin embargo, con la entrada de Samuel Moreno a la alcaldía de Bogotá en el año 2008,
la esperanza y expectativa de mejorar estas condiciones creció, pues el alcalde era muy
cercano a la comunidad, “hasta que lo descubrieron que se estaba robando la plata”. De
hecho algunos habitantes cuentan que en una ocasión, lo estuvieron acompañando en
la entrega de una planta que le enviaron “los europeos” para quemar los gases emitidos
por Doña Juana. Ese día los habitantes le llevaron fresas, y luego Moreno impartió un
discurso en el que afirmaba que en la zona donde se encuentra el relleno, en un futuro
se construiría el mejor parque del sur de la ciudad.
67
Durante su alcaldía la licitación del relleno fue ganada por los brasileros; este periodo es
recordado como “berraco” por la comunidad, pues con esa decisión “le tumbaron y le
dañaron el negocio a los propios, (es decir a Proactiva S.A.) quien había administrado el
relleno por varios años y se “armó la gorda”, pues esto provocó choques, irregularidades
y discusiones entre los consorcios ofertantes y la corte constitucional. De ahí en adelante
la CAR, en representación de su director, estuvo más cerca de las operaciones del
relleno, tanto, que asistieron a las ferias de Mochuelo Alto, la fiesta más importante para
la comunidad, que se realiza en el mes de Julio. Esta situación fue aprovechada por los
Mochuelunos, que bajo el argumento de la afectación que vivían por la solicitud de la
licencia para mantener y expandir el relleno, lograron acordar la construcción de algunas
obras para la comunidad.
Uno de los acuerdos más importantes, es la compra de los terrenos donde se encuentran
los nacederos de agua que consume la comunidad, y aunque hasta el año2015, la CAR
no había hecho la gestión administrativa necesaria para su adquisición, por falta de
recursos, la comunidad se encuentra con una gran expectativa, pues tanto al personal
de esta entidad como al alcalde Gustavo Petro, se les acabó su periodo de gestión, lo
cual tiene muy preocupada a la comunidad, pues sino se compran estos terrenos
“quedarían marcando”, dado que la zona donde se encuentran los nacederos es
particular .
Pero, a pesar de la falta de cumplimiento de las promesas hechas por las entidades, la
comunidad sigue presionando incansablemente, pues sacar adelante este tipo de
proyectos, es una forma de manifestarse para recuperar la dignidad que muchos
consideran se ha perdido con la llegada del relleno a la zona. Entonces, sus habitantes
se han armado y apropiado de un discurso, que pide una recompensa o indemnización
para devolverle algo a la gente por el daño ecológico causado, no solo para ellos sino
también para la tierra. Así, el proyecto para la compra de los terrenos de los nacederos
de agua, busca recuperar una zona para arborizarla, y también tener garantizada una
fuente de agua para la comunidad.
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Foto N. 13. Contraste entre el RSDJ, su infraestructura y las zonas verdes de Mochuelo
Alto.
Eso tiene que comprarlo el aguades, y han dejado supuestamente plata con la CAR, pero
ya vamos a mitad de año y nada. Estamos asustados, en el último debate (eso es los
últimos jueves de cada mes en la CAR), preguntaron qué se ha hecho, porque el
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secretario de la CAR nos está ayudando. Pero la gente arriba se cansó, y ahí estaban
esperando a ver si les compraban las fincas entonces las arrendaron para sembrar, y se
están dañando los nacederos y con ese verano se apocó el agua. Ahora empezó a llover
y baja el agua de puro barro, entonces estamos esperando el procurador de bienes
ambientales de la CAR, que es un duro, es el que da los veredictos. Él viene hacer visitas,
y nosotros hacemos reuniones para presionar porque de aquí a que compren ese terreno,
ya va a ser un desierto; entonces, toca lo más pronto posible para arborizar, para que se
mantenga el aljibe. (Narrado por Dn. Benjamín Morales, líder comunitario).
Con todo esto, tanto en Mochuelo, como en el resto de la ciudad de Bogotá, la gente
empezó a comprender no solo la problemática que los vecinos del relleno estaban
atravesando sino también, que las posibilidades de acabar de raíz con estas dependían
del cierre definitivo del RSDJ, pero que este no llegaría, pues ese es un negocio
“redondo” donde se mueve “mucha plata” y que por tal motivo a familias como los
“Peñalosa no les conviene que eso se acabe”.
A través de su permanente movilización, la comunidad ha podido conocer más de fondo
el negocio y la corrupción que existe detrás del negocio de las basuras y eso les ha
permitido comprender, cómo mover los hilos y obrar ante determinadas decisiones, lo
que representa para ellos una ganancia muy grande, pues eso les ha otorgado un
empoderamiento social sobre las intenciones ocultas detrás de las políticas, las
decisiones financieras para la zona y sobre cómo obrar frente a ellas:
Una vez estuvimos investigando allá en catastro y eso es una corrupción ni la hijuemadre,
porque no le pagan lo que es a la gente y de eso conoce el señor Peñalosa, porque él,
sabe manejar la plata. Hay gente que la encerraron entre el parque el minero y el relleno,
y por cinco o seis fanegadas les dan por mucho 100 milloncitos. Entonces ellos tienen
que salir a uno de esos barrios por ahí arriba, haga una rancha y acabarse de matar, y de
compensación social les hacen que una oficina y unos jueguitos para los viejitos y le
celebran el día de no sé qué…en fin, les dan unos pañitos de agua tibia. A nosotros nos
iban a hacer lo mismo, con el arreglo de la vivienda campesina; pero, eso nos pedían un
poco de requisitos. Así que dijimos, aquí si le dan a uno nos dan a todos, y tuvieron que
darnos a todos, salieron como 200 auxilios , porque le dijimos al viejo de la CAR que si
no tenían problemas con nosotros y nos ayudó.
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A mí me miraron la casa medio, medio y me dijeron que estaba sobrado, que no
necesitaba; entonces yo les dije cómo así? Si es que la tierra con ese problema ya se
erosionó y ya la tierra no produce igual. (Narración de Benjamín Morales)
Esa erosión que ha sufrido la tierra en la vereda hoy se evidencia en varias haciendas
que en otros tiempos fueron insignia para los habitantes, como en el caso de la hacienda
Villa Olaya y Palermo, propiedad de un importante líder de la comunidad, Don Benjamín
Morales, quien la mantuvo con la dotación necesaria para que esta se convirtiera en
modelo; agua, cultivos, sistema de riego y ganado entre otras cosas. Pero allí abrieron
“un hoyo como de 300 metros, y dado que arriba habían nacederos, eso se empezó a
chupar la humedad”, ese hueco es utilizado para meter basura, ahí le van echando y
echando como efecto sifón. Lo más preocupante es que esta práctica de la apertura de
hoyos, con el mismo fin, continúa:
Foto No 14. Erosión de tierras alrededor del RSDJ.
Ahora, hicieron otro que nos tiene jodidos, pues había un nacedero que se llamaba los
nacederos “antiguas el pantano” y allá hacían cacería, habían maticas silvestres y se
amañaban las palomas; eso nacían por lo menos en esa época seis pulgadas de agua.
Pero los del relleno les mandaron un drenaje por debajo, secretamente una tubería, y
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cuando los europeos, vinieron a mirar, a hacer el estudio, se encontraron con que esto ya
no producía nada…. Ya lo habían entubado y se llevaron el agua pa’ botarla al rio, para
desperdiciarla. Tome su riqueza, eso es lo que ayudan pal medio ambiente. (Benjamín
Morales).
3.5. Los colores de los moscos en el relleno
Con toda la intervención del gobierno, quien ha privilegiado la gestión administrativa del
relleno y la visita constante de extranjeros a la vereda de Mochuelo Alto, allí los
campesinos han comprendido que su lucha no es contra una persona, contra una
institución sino que la situación es más compleja, pues se están enfrentando a intereses
particulares, promovidos por la mercantilización de la vida social y a los efectos de esta
sobre la naturaleza.
Pero los Mochuelunos tienen claro que por el contrario, su interés es colectivo, y a pesar
de que en algunos periodos de gobierno han afirmado “que son ellos los invasores del
relleno”, sus acciones colectivas persisten, con el fin de defender su primacía en la zona,
de reivindicar sus condiciones de vida, que la comunidad siente como indignas cada vez
que “abren su ventana y sienten que pueden botar su basura a través de ella, sin tener
que ir más lejos”. Por eso el movimiento reivindicativo que se ha forjado en Mochuelo
Alto, no se limita simplemente a obtener recursos, como muchos piensan, “pues de ser
así ya se hubiesen dejado comprar con trabajo o un mercado, como ya ha pasado en
otras veredas cercanas”
Aquí un señor Casquillejo, el gerente de Proactiva, me decía que cuándo iba y me
tomaban unos wiskis, y charlábamos para comprarme, porque en un paro se compró a
unos de Mochuelo bajo, y ellos le dijeron que quien los organizaba en Mochuelo Alto era
subversivo. Es decir, que yo era un jefe subversivo, y me tocó no darles papaya porque
donde me cojan los tombos, me desaparecen, tomen su falso positivo, entonces cuando
eran los paros no me tocaba dar papaya. (Helbert García).
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Por consiguiente, ante el aparente desconocimiento y/o omisión de las verdaderas
realidades sociales y ambientales, la repercusión del relleno sobre las condiciones de
salud y contra el vivir, “sobre todo, porque es todo”…. los habitantes, han tenido que
acudir a diferentes prácticas de resistencia, y de defensa que le hagan entender por las
“buenas o por las malas”, a las instituciones encargadas del gobierno, que el relleno
sanitario “es como una bomba de tiempo, como una muerte que tenemos ahí en las
costillas , porque la gente habla de enfermedades de los pulmones, la piel; cuando
calienta el sol, los moscos , que muchas veces dicen, es desaseo de nosotros , por los
corrales , aun cuando toda la vida hemos trabajado con ganado” (Mirian Páez).
De hecho en una ocasión, comentan los habitantes (con jocosidad), como forma de
liberarse de la responsabilidad de asumir la acumulación de insectos en el lugar, los del
CGR dijeron “que iban a pintar los moscos de allá, a ver si venían a dar aquí”, eso dio
para una larga discusión que se resolvió hasta un día que vinieron los de la aguades
para una reunión.
Foto N. 15. Los insectos en Mochuelo Alto.
3.6. Las batallas en Mochuelo Alto
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Con base a la presencia de la aguades en Mochuelo Alto, se desencadenó un alegato,
dado que uno de sus habitantes le preguntó a un alto funcionario “que cuándo los iban a
sacar “, y este le respondió que ya les tenían la plata, mostrándole una carpeta con
documentos. Entonces, le “dieron una troquetada, le pegó el primero, eso lo aterrizó y
lo encendieron a pata, le sacaron esos papeles y le tocó pilas y santo remedio que no
volvieran a joder”…. Por esta situación, la comunidad considera que allá la cosa se ha
vuelto “berrionda”, y como consecuencia a personas como el alcalde le da “carracacá”
acercarse a la vereda.
Hace poco, por allá abajo tocó darle unas patadas a un señor del aguades porque nos
botaron un poco de basura donde no era autorizado ni siquiera por la CAR, ni por nadie.
Allá hicieron un montón con unos 200 viajes de basura y la gente se pellizcó, nos fuimos
y nos mandaron los del ESMAD. Luego, el señor nos señaló de subversivos, eso fue el
año pasado ; el primero, porque no tapaban la basura, hicieron un cerro a campo abierto
y eso bótenle y bótenle, y los vecinos ya muertos , entonces nos organizamos…meros
campesinos nos abrimos entre la basura , los unos llevaban barramones, pero haciendo
simulacro y dijimos -aquí le metemos candela-, donde la policía coja a alguno le metemos
candela a esto, claro a esa gente con esos gases se les arrugó…eso mandaron
helicóptero de las noticias y así los tuvimos como un día, hasta que pusieron el grito en
el cielo los de los medios, y ahí mismo el viejo les ordenó ( porque era un negocio contrato
con los de CGR) que tenían que hacer un mantenimiento y en base a eso se pusieron
pilas. Pero luego nos botaron más basuras y volvimos. Ese día le pegaron a ese viejito
unos leñazos y siempre le iban dando duro y por eso, no vino el alcalde, pues ese día lo
estaban esperando allí, mejor mandó a la secretaria. (Benjamín Morales).
De tal forma, aunque la comunidad había intentado moverse en el plano diplomático a
través de la constitución de acuerdos con funcionarios del Estado y la idea de la
“noviolencia gandhiana”; estas prácticas empezaron a moverse hacia otra dimensión en
el momento en que ya no parecieron suficientes para contrarrestar “la violencia
concentrada que representa el Estado” (Useche, 2013, p. 13 ), así dicha estrategia
terminó rebosando la impotencia de los habitantes ante una eventual expulsión de la
zona, por lo que acudieron a acciones violentas como una forma de expresar la
organización y resistencia de la comunidad.
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Esa misma resistencia afianzó la idea de exigir el respeto a la dignidad de estos
habitantes, que soportaban la degradación de su calidad de vida al convivir con el relleno
a tan pocos metros. Por un lado, el Estado intentaba mitigar el impacto del basurero
dándole empleo a unos pocos o colaborando con celebraciones anuales “les dan una
flor, una torta, pocillitos o dulces para la fiestas de los niños”. Por otro lado, la misma
gente de Bogotá empezó a discriminar la comunidad y cuando “escuchan que alguien
es de Mochuelo Alto, de una vez lo asocian al relleno y arrugan la frente”. Pero esos
“detallitos” que en ocasiones para las instituciones gubernamentales, son “beneficios
comunitarios”, no representan nada para la comunidad, lo que ellos realmente necesitan
es que “mejoren las condiciones del campesino de verdad”.
En medio de todo, instituciones como la CAR, máxima autoridad ambiental del distrito y
a nivel de Cundinamarca, ha cedido ante algunas de las solicitudes de los Mochuelunos,
pero en retribución de la licencia que nuevamente en agosto del 2014, le concedió a la
administración del relleno no solo para continuar operando sino también para construir
una nueva zona de optimización. En este orden de ideas, la CAR se comprometió a
otorgar una serie de compensaciones para Mochuelo Alto, que va desde el mejoramiento
de vivienda, recursos para los agricultores, la construcción de un jardín infantil, hasta la
construcción de un coliseo deportivo. Estas acciones son evidentemente formas de
mantener controlada a la población y una manera de mitigar los efectos que
inevitablemente serán funestos para los habitantes.
Pero lo que más le interesa a los Mochuelunos, como ya lo veíamos antes, después de
que estas promesas se cumplan, es la compra del terreno donde se encuentran los
nacederos de agua, pues aunque el acueducto es veredal, tiene una junta directiva que
es manejada por una asociación conformada por la misma comunidad llamada
asoporquera, y pagan una cuota de $ 10.000 (diez mil pesos), que en realidad es muy
económica, ellos se sienten amenazados , pues en el último verano en Bogotá se sintió
y padeció la escasez de agua, dado que los terrenos son privados. Eso ha sido expuesto
ante la CAR, para que, como ya se había mencionado se haga la pronta gestión de la
adquisición del terreno.
75
El acueducto es comunitario pero las fincas son de particulares, son tres, pero tenemos
en la mira dos, que es donde están los propios nacederos, donde se recolecta el agüita,
se llama sector la porquera, por eso el acueducto se llama asoporquera. Queda en la
cordillera, en una montaña; allí hay nacederitos, se baja una parte y allá se recoge el agua
através de una bocatoma y ahí la pasan a un desarenador. Luego, ahí la pasan a un
acueducto que está dividido en dos zonas; uno,
para esta zona y otra para una más
antigua; para la segunda le hacen tratamiento pero manual, porque no ha habido donde
instalar una planta, pero la de arriba si tiene una planta de tratamiento en un camino, eso
le mandan tubería PVC. Los acueductos los organizan los acueductos veredales, eso ya
entro la superintendencia y la secretaría de salud y tienen que poner medidores para que
la gente tace el agua, pensando en el futuro, porque según lo que dicen la guerra va a
ser por el agua, por eso tienen afán de cercar los nacederos. Esos son los terrenos que
queremos que compren para arborizar, para tenerlos seguros y bien cuidados. (Helbert
García).
Por eso los líderes comunitarios están atentos para que estas promesas se puedan llevar
a feliz término, y aunque algunas personas como don Helbert García ya no están en la
junta de acción comunal, ellos conocen muy bien toda la problemática, en primer lugar,
porque él vive hace 58 años en esta tierra, es decir, es natal de Mochuelo Alto, pues su
padre también nació y vivió en la vereda y segundo, porque se han enfrentado junto al
señor Benjamín Morales y Mirian Páez con varios funcionarios del “gobierno” mientras
pertenecieron por 30 años en la junta. Por tal razón, ellos tres y el señor Mario Marentes,
presidente actual de asoporquera y Eduardo Ramírez son veedores de todo el proceso.
Así, se han convertido en un icono de persistencia para la comunidad.
Ahora las esperanzas más grandes de Mochuelo Alto están puestas en el señor
Benjamín Morales, quien fue Edil de Ciudad Bolívar alrededor de 12 años, y conoce muy
bien la zona. Ellos esperan que pueda quedar como alcalde local, pues él ayudó bastante
a la comunidad “no como otros políticos que solo se meten a dar serrucho”, o como el
último alcalde que desconocía estos temas que son tan importantes para la localidad, y
que fue una causa de destitución debido a la cierta omisión con la que actuaba: “Allá
tenían una corregidora, representante del gobierno, como inspectora, y ella manejaba a
ese alcalde “, también dispusieron de otra entidad denominada ULATA, de la alcaldía de
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Ciudad Bolívar, para apoyar a los campesinos de la zona , para lo cual disponían de unos
recursos , pero estos nunca llegaron a la comunidad pues “ ellos solo se tiraban el
presupuesto, y la zona rural la tienen abandonada, lo que realmente llega son puras
boronas por eso queremos a Morales, porque quizá esa es la única esperanza que
tenemos y sino grave” (Mirian Páez).
A pesar de todo, allí los habitantes de .la zona reconocen que lograr una representación
de Mochuelo Alto en las grandes esferas políticas, no es una empresa fácil, y que por lo
anterior, las nuevas juventudes de la zona se deben proyectar a prepararse
profesionalmente para continuar el legado de las resistencias, que han sido muy
significativas en tanto han logrado dejar una huella en la memoria de los habitantes, a
través de las cuales se ha logrado ganar varias batallas;en primer lugar, la más valiosa,
“no dejarse quitar la vereda”, pues de lo contrario con las acciones implementadas por
Catastro distrital, aquellas 120 familias que iniciaron los acontecimientos resistentes “ ya
no existirían en la vereda, los hubieran sacado y ya irían llegando a Pasquilla , pues los
finqueros grandes estaban dispuestos a vender”.
El segundo gran logro para la comunidad, es que la gente ha generado un mayor apego
a la tierra, se valora no solo porque allí se desarrollen actividades productivas de
manutención sino también por ella es un icono de lucha, de persistencia, “verraquera” y
de oposición a las disposiciones de las entidades estatales, y a partir de esas mismas
batallas se ha logrado la consecución de necesidades comunitarias relacionadas con la
infraestrcutura de la vereda:
Lo otro es que la gente le cogió amor a la tierrita, y en base a esa batalla se sacó la
pavimentada de la avenida, y eso lo luchó Morales, porque “Lucho Garzón” mandó a que
pavimentaran una parte y le dejaban lo otro a los ladrilleros, y entonces el señor Morales
fue con el director del IDU y le dieron almuerzo, le dijeron vaya mire Pasquilla de allá
para abajo, y lo convencieron y cogió de allá pa bajo y alcanzó el presupuesto y faltaba
una parte, le tocó sacar un adicional y acabar de pavimentar , los ladrilleros también se le
pellizcaron y nosotros ahí mismo también , eso fue un logro. Después siguieron luchando
los otros compañeros
líderes y sacaron lo del gas domiciliario,
hasta Pasquilla.
Alumbrado público tenemos desde San Joaquín hasta arriba de la casa de don Helbert,
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teníamos la empresa de busetas que también se logró, pero la hicieron quitar con lo de
la SITP, esa fue la última empresa que le había dado licencia, eso prestaba un servicio
bonito, pero las quitaron. (Helbert García)
Foto No. 16. Pavimentado de la avenida principal de Mochuelo Alto.
Ese vínculo con la tierra, hoy es casi sagrado pues sostenerse ante todas las
adversidades que ha traído consigo el relleno es como un milagro,. Por eso, la gente no
lo piensa dos veces, y quedarse con su tierra es la mejor opción. Por tal motivo, de las
pocas personas que salieron de la zona hoy se arrepienten, y en efecto como ya se había
mencionado anteriormente habitantes como el “señor Muñoz”, en busca del perdón no
solo de la comunidad sino también de Dios, por haber vendido sus tierras, cedió una
fanegada de para construir el cementerio para la vereda, así fuera en medio del basurero
(…) después nos perseguía porque nosotros no podíamos hacer cementerio pues eso ya
quedaba en el plano de la Juana, abajo de la carretera, entonces nos dijeron que
consiguiéramos una finca a como diera lugar, y nosotros ya habíamos llevado hasta el
cura para que le echara la bendición. Un muchacho ya era ingeniero ya había hecho
unos medio planos, entonces empezó el problema con la misma gente, que porque iban
a vender que íbamos a quedar entre la basura, y no nos daban licencia de ninguna,
entonces por fin conseguimos una fanegada aquí comenzando esta finca, entonces
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trajimos un cura y le dijimos tenemos esto para un cementerio y el curita buena gente,
Ciudad Bolivar no tienen cementerio y con la mortandad tan verraca, donde nosotros le
ayudemos le dan la licencia pero se les llena por ahí en un año, y dijo más bien sabe que
hagan algo pa´ los vivos,..entonces nosotros dijimos que cementerios ni que verriondos,
no allá en pasquilla hay cementerio, y nos queda cerquita y no nos cobran tan caro en las
bóvedas . Y como aquí hay ese decreto que menos de 30.000 mts no hacen escritura, y
no podíamos hacer papeles, y hágale que al espacio público, entonces cuando entro la
aguadez a trabajar con nosotros, para calmarnos para que no les hiciéramos paro , se
pusieron de acuerdo y nos compraron el otro pedazo de finca, 1 fanegada y media para
arriba, quedo con 2 fanegas y media para que así mismo pudiera legalizar papeles, pero
quedaron a nombre de la aguadez , ellos pueden hacer cualquier obra pero también
pueden invertir porque eso es del Estado.
Aparte de lo anterior, está “pendiente” la construcción de un polideportivo en un potrero
donde se llevaban a cabo las ferias. Esto, según el estudio de los planos que ha
proyectado la CAR. No obstante, más allá, de las “retribuciones” que ha logrado la
vereda, lo que los campesinos de esta zona esperan realmente, es que el Estado y
específicamente el gobierno distrital, “cumpla lo prometido” y se pueda lograr al fin “el
cierre definitivo” del relleno y la construcción del “parque ecológico para el sur de Bogotá”,
como una vez lo afirmó Samuel Moreno durante su alcaldía. Esta petición, se va a pasar
al concejo, con el fin de que se garantice que el relleno no va a continuar operando por
tiempo indefinido en la vereda:
lo que estamos pidiendo y se va a pasar al consejo para que quede firmado y no vengan
más a escarbar basura, es que se realice el diseño y plano para que en un futuro se
construya el parque que nos tienen prometido y que nos dejen la vida tranquila, pues no
queremos que se sigan metiendo más multinacionales acá , ni que la basura se siga
descomponiendo y aplanando, mejor dicho no queremos el relleno eternidades ahí, pues
nos han embolatado que ahí va a quedar un parque encima y por eso , estamos peleando
con Diego García que es concejal . Necesitamos es soluciones no políticos, que por aquí
vienen muchos, pero solo a pedir votos, lo que ya no nos interesa, pues traen cosas como
CDS, como una vez lo hicieron para la fiesta de la madre… “están miando por fuera del
tiesto”(entrevista realizada a Benjamín Morales).
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Por eso la comunidad poco cree y confía ya en la política, en las prácticas macro políticas
y en sus actores, hasta el punto de repensar nuevas estrategias para darle solución a los
problemas que ha causado el relleno. De allí ha nacido un movimiento, no muy complejo,
ni con jerarquías verticales, sino más bien un movimiento que ha construido prácticas
otras, creativas, como forma de resistir a las lógicas impuestas por la macro política,
dándole un empoderamiento especial a la comunidad y la esperanza de poder mejorar
sus condiciones de vida con respecto a doña Juana, a pesar que lo único cierto, es que
el relleno opera y seguirá haciéndolo de manera indefinida, sin importar las promesas
hechas en reiteradas ocasiones por los políticos de turno, que ya han perdido
credibilidad, pues es ampliamente reconocido que éste es un meganegocio, manejado
por intereses particulares que apoyado por decisiones políticas, se mantiene a pesar de
las dificultades técnicas, operativas, ambientales y sociales que el relleno ha propiciado
a lo largo de su existencia , no solo en Mochuelo Alto sino también en las poblaciones
aledañas.
Sin embargo, la comunidad es consciente que tampoco puede apartarse en su totalidad
del plano político y que de hecho sus acciones deben ejercerse desde allí, pero sin llegar,
necesariamente, a reproducir aquellas prácticas formales de las grandes instituciones
del Estado. La comunidad intentó en un principio acudir a los procedimientos legales e
institucionales, pero esta vía no funcionó. Así lo demuestra la documentación de
planeación distrital, donde los habitantes solicitaron el permiso para la construcción del
cementerio comunitario, que les fue negado por ser zona proyectada para la expansión
del relleno como ya se había mencionado anteriormente, además de otros procesos.
Pero los habitantes tampoco quieren darle continuidad a aquellos ejercicios que día a día
se han fomentado en Colombia por los funcionarios públicos por fuera de la ley, es decir
desde la ilegitimidad, y que cotidianamente se han convertido en un elemento que regula
las relaciones de poder en el país, tales como el clientelismo, el prevaricato, el favoritismo
político y otros que han empañado el sistema democrático que con tanto orgullo se
abandera desde el Estado.
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Más bien lo que busca la comunidad es aprovechar las condiciones “democráticas” del
país, que enriquecen y facilitan la movilización social y en este contexto crear otras
formas de resistencia, nuevos puntos de fuga y de acción, empleando desde el lenguaje
y la simbología hasta el mismo imaginario popular; el primero, el lenguaje, ha permitido
que los habitantes construyan una identidad sobre su comunidad, el segundo,
ha
generado una apropiación y valoración sobre el territorio y el tercero, ha buscado
transformar la perspectiva de quienes hoy residen allí con proyecciones hacia el futuro.
El resultado de todo lo anterior, ha sido por un lado, el vasto conocimiento que hoy
poseen los habitantes de Mochuelo Alto, sobre su misma tierra ha llevado a comprender
la importancia de su ruralidad,
de lo cual buscan concientizar a la gente que
frecuentemente los visita de Bogotá, como lo menciona doña Rosa, una de las líderes
más comprometidas:
Precisamente los invitamos acá para sensibilizarlos de muchas cosas, tales como la
ruralidad, pues muchos no saben que Bogotá es en su 77% zona rural. La componen
nueve veredas y somos parte de Bogotá, pues hay gente que dice que no somos de la
localidad 19 de Ciudad Bolívar, entonces los traen a mostrar diferentes sitios dentro de
los cuales está el alto de Santa Mónica porque quieren que nos vean como ejemplo a
seguir.. Por eso yo les cuento a todos nuestra historia. (líder comunitaria)
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Foto N. 17. Fábrica de yogurt, altos de Santa Mónica.
Por otro lado, y a partir del conocimiento de sus tierras y recursos, los habitantes han
logrado originar formas de sostenimiento económico, en donde la principal insignia ha
sido la de trabajar arduamente, lo que ha ameritado el reconocimiento a nivel nacional
de ferias tradicionales como Agroexpo, como en el caso de la microempresa de lácteos
“altos de Santa Mónica” de propiedad de la Sra. Rosa y don Luis Eduardo que, como ya
se había mencionado, son líderes y más que ello, ejemplos a seguir no solo para la
comunidad sino para la población en general. Así narraron su historia:
Empezamos contándoles la historia del alto de Santa Mónica; es una historia de una
familia campesina compuesta por mis dos hijos, Cesar, Mónica, mi esposo Luis Eduardo
y quienes les está hablando. Todo empezó aproximadamente hace unos 20 años cuando
mi esposo Luis Eduardo empezó a hacer el mejoramiento genético del ganado normando
porque esa raza es muy buena por su leche y su carne. Esa raza da una leche de
excelente calidad, que para cualquier proceso da un excelente resultado. Hace poquito el
17 de julio concursamos como zona rural y, para dicha de Ciudad Bolívar y de la ruralidad,
ganamos 5 premios a nivel nacional. Eso es un logro y a eso es lo que le apuntamos,
porque si nosotros pudimos trabajando con las uñas con mucha tenacidad dándole todos
los días, entonces les decía yo es que la diferencia entre la demás gente y nosotros , es
que mientras los demás señores están jugando tejo y dándole a la cervecita nosotros
estamos trabajando, mientras muchos están echando chisme, nosotros estamos
trabajando, el plus de todo es que trabaja desde el más chico al más grande , todos con
un oficio específico; una en gerencia, otro en pastos y forrajes, en hacer el concentrado
para el ganado, otra en la parte contable y yo en las ventas.
Pero más allá de que estos lugares sean medios de producción económica, son
entendidos como símbolos de la comunidad pues representan un proceso, dado que allí
está enmarcada una historia de luchas y sacrificios, pero también de sueños, logros, y
aciertos, que le dan a las familias una razón para seguir luchando, y demostrarle al
Estado por qué se aferran a sus tierras y se resisten a ceder ante su poder. Esta es una
excusa muy grande para seguir conservando su territorio y para prolongar prácticas que
merecen orgullo y respeto por la comunidad.
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Doña Rosa continúa narrando la historia de cómo empezó y progresó la fábrica de
lácteos; dice que ellos vendían leche, pero que los del carro no le pagaban a buen precio,
y que lo único que tenían era sueños, pero la gente decía que ya había muchos
productores de yogurt. Sin embargo un día no llegó el carro de la leche y Cesar se
arriesgó, hizo yogurt y a la gente le pareció muy rico. Entonces, empezaron a hacer yogurt
en su casa con técnicas y vendiéndoles a sus familiares, personas cercanas, en botellas
de gaseosa , luego en empaques , fue un proceso de mucho tiempo de paso a paso ,” por
eso si nosotros pudimos , cualquiera puede”, a pesar de que no tenían plata,
absolutamente nada ,ganas de salir adelante y a pesar de que decían que al lado del
relleno doña Juana, al lado de ese mosquero , con esos olores, en una vereda, no iban a
progresar, ellos siguieron trabajando.
Así, un suceso que en su momento se pudo haber entendido como debilidad para aquella
familia, permitió que se potencializara el deseo de hacer realidad un sueño, así fueran
subestimados permanentemente por cuestiones como la de la cercanía con el relleno. Y
este mismo cambio en su forma de vida, hizo que se transformara su imaginario frente a
lo que tradicionalmente pensaban sus familias con respecto a la idea de progreso:
es que la diferencia entre los padres y nosotros es que a nosotros nos dijeron vayan y
estudien para que consigan un buen empleo , como otros… en cambio, nosotros les
decimos a nuestros hijos vayan y estudien (juntos son de la universidad nacional) para
que generen empleo , no se avergüencen de sus orígenes , al contrario para que se
sientan orgullosos de ellos, de sus ancestros, abuelos, padres, de todo el trabajo que
tuvieron para conseguir lo que consiguieron entonces quédense acá y sean ejemplo para
otros jóvenes, de hecho la universidad nacional parece una sede acá, eso los muchachos
vienen acá a mirar las vacas , hacer muchas cosas.
Como esta familia, muchos en esa vereda han logrado gestar soluciones creativas,
dándole un empoderamiento especial a la comunidad. Así, acciones micropolíticas como
crear empresa, formar profesionalmente a sus hijos y buscar un reconocimiento para su
vereda diferente al relleno sanitario se han convertido en una forma de resistir en una
población que también ha actuado desde caminos no violentos pero emancipándose de
las grandes jerarquías sociales, y reivindicando el derecho que tienen al progreso y a la
dignidad, sin importar estigmatizaciones y etiquetas que les han sido impuestas en
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ocasiones por otros o también por ellos mismos. Ellos consideran que Mochuelo Alto, es
un sitio de oportunidades, de orgullo, pues esta tierra les ha dado todo, no solo en
términos económicos, sino también individuales, familiares, sociales, y desean fomentar
una cultura para que los jóvenes realicen allí sus proyectos de vida, que no piensen en
abandonar estas tierras campesinas, sino que más bien los invitan aprovechar su
juventud pues ellos son “el futuro de Colombia”.
Invitamos a los jóvenes a rescatar los valores, aquí todavía tenemos cultura, la gente en
otros lados ya no saluda, aquí sí nos saludamos con los vecinos, la gente pide permiso,
aquí no se roban las cosas, todavía tenemos esa cultura y es la que tenemos que
defender, ¿defenderla de qué? , no es que ustedes no vengan como turistas, sino de que
la gente se concientice de cómo está contribuyendo para no agrandar el relleno doña
Juana por ejemplo, y la gente como ahora humanizó a los animales nos mandan una
cantidad de estiércol de Bogotá, es cantidades, toneladas, eso es lo que queremos,
concientizarlos, por eso queremos defender con ideas argumentos, buscar un cambio.
Esta mañana vi un edil, una campaña y me pareció muy bueno decía por favor recoja la
popó de su mascota, hay muchas cosas por hacer, por cambiar, concientizar para
rescatar el medio ambiente, porque el mundo se ha vuelto tan insensible, por eso
queremos que la gente no se vaya como llegó sino con otras ideas, para aprovecharlas,
para cosas buenas. (Entrevista a doña Rosa)
De acuerdo con lo anterior, es evidente entonces que las acciones políticas, llevadas a
cabo por los individuos de Mochuelo Alto han estado unidas por la motivación de usar el
poder para ejercer una influencia sobre las políticas públicas del Estado primero, pero
también para proteger con persistencia lo que ellos consideran como suyo. Esto ha
provocado una tensión constante entre las dos partes, por un lado el Estado y sus formas
de coacción, que legitimado en el uso del poder ha intentado no solo expulsar sino
también socavar las manifestaciones públicas de la comunidad con el uso de la fuerza;y
por otro lado, los movimientos subordinados, los Mochuelunos, de donde nacen aquellos
actos de resistencia que se establecen ante los ejercicios de poder que intentan
controlarlas, desde el sometimiento al mundo legal-jurídico, donde la institucionalidad y
el protocolo toman fuerza para evidenciar el poder jerarquizado como el único poder que
existe, y al que debe supeditarse toda acción ciudadana.
84
En medio de los dos aparece el espacio de lo público, desde el cual se han tomado las
decisiones políticas que regulan, en teoría, la operación del relleno, pero en últimas
también la forma de vida de los habitantes de MA, pues allí también se juega su futuro,
sus deseos, sueños emociones y muchas cosas más. Por eso ellos les han salido al paso
y han creado unas nuevas formas para mantenerse, formas como la de hacer empresa:
Aquí vienen los olores y con ellos los vectores, como los moscos, como son todas las
cosas con las que no podemos luchar porque esto es platica, ustedes se imaginan la
cantidad de dinero que se maneja bajo la mesa, empezando porque los dueños de eso
creo que son los más beneficiados son los hijos de Uribe… entonces a ellos no le
conviene que ese relleno se vaya porque eso es plata…eso son toneladas diarias,
entonces nosotros hemos hecho resistencia pero somos cuatro gatos de la vereda que
vamos y nos paramos allá en el relleno y viene el SMAT nos coge y que nos pueden
hacer?... nada …nada porque eso es pelea de tigre con burro amarrado. Entonces lo
único que tenemos que hacer es…y ahí es cuando pensamos en hacer empresas…es
cuando nosotros pensamos en bueno, no podemos sentarnos a llorar y ah tan bonita que
era nuestra tierra… esos cebadales que se daban, esos arvejales.. Esa cantidad de
comidas que mandábamos para Bogotá.
Pues simplemente empezar a mirar a haber cómo hacemos las cosas diferentes y cómo
trabajamos y no nos dejamos sacar, porque es como una forma de desplazamiento,
porque usted con el basurero ahí frente a su casa, qué hace? Salir corriendo…pero no,
vamos a estarnos acá porque esto si no fuera por ese relleno de Doña Juana esto fuera
un paraíso. Es lindo, todavía existe el calor humano, todavía existe muchísimas cosas
de la cultura campesina con la cual uno pues nació, creció, vivió y entonces pues sigue
aquí arraigado....no podemos, supuestamente nos dijeron que en siete años y medio más
les dieron permiso a dejar allí la basura y que después iba para Mondoñedo, pero eso ya
hace unos veinte años. (Narración de doña Rosa)
En conclusión, aquí es donde se encuentra la riqueza de la micro política, pues ante la
muestra de poder macropolitica y su intento de homogenización, escapan otros tipo de
fuerza de los habitantes de Mochuelo Alto, casi imposibles de capturar por medio de la
coacción física; esta se refiere al “poder interior”, a una fuerza activa, que no tiene como
fin transformar las estructuras políticas, sociales y/o económicas de la sociedad, ni
85
acceder al control del poder para dominar a alguna organización o tomar las decisiones
frente al relleno desde la institucionalidad, sino que más bien buscan hacer uso de la
libertad, para reivindicar sus derechos sociales , civiles y políticos, con un verdadero
sentido y ejercicio de la democracia, pues solo desde aquí estos habitantes consideran
que es posible la auténtica participación en el espacio de lo público.
Por esto, los espacios de organización del movimiento, cobran una resignificación del
lugar, pues para los mochuelunos éste ya no representa solo el domicilio de residencia,
sino que se convierte en un símbolo de identidad comunitario, en una causa para luchar,
en el territorio de convivencia y orgullo donde se propician unas nuevas “formas de poder
constituyente”, donde el empoderamiento comunitario ha servido para plantarse frente al
macropoder de una manera distinta, sin dejarse invadir por el miedo que intenta infligir el
Estado con sus procesos legales o el uso de la fuerza física, y actuando bajo una lógica
de iguales , donde los acercamientos son más humanos y significativos en tanto están
mediados por la igualdad y no por la verticalidad producida con los funcionarios e
instituciones del Estado.
Las acciones micro políticas en Mochuelo Alto, han tendido a producir de esa manera,
un “reencuentro entre lo público y lo común con la vida” de estos habitantes, y los ha
reubicado en un plano donde han tenido la posibilidad de influir sobre los cambios en la
planeación y uso que se le da a los territorios proyectados para el relleno sanitario en
defensa de sus tierras. De esto se hablará en la segunda parte de este capítulo.
3.7. Los efectos de las resistencias en Mochuelo Alto
Los planes maestros, “son instrumentos de planeación de primera jerarquía, en el marco
estratégico de ordenamiento de la ciudad-región”. Un plan maestro para las grandes
ciudades, es el de manejo integral de residuos sólidos, que define los lineamientos,
proyectos y programas, sobre el cual deben operar las instituciones encargadas de este
servicio.
Para el caso de Bogotá, el plan maestro para el manejo integral de residuos sólidos, se
dispuso bajo el decreto 312 de 2006, durante la alcaldía de Luis Eduardo Garzón (200486
2008). Este decreto retomó algunos artículos del decreto 190 de 2004, que respecto a
la operación del relleno sanitario doña Juana dispuso:
Artículo 214 del decreto 190 de 2004 “El área aproximada de la ampliación del relleno
sanitario Doña Juana es de 300 hectáreas alrededor del mismo para su adecuación
futura y para la construcción de la infraestructura necesaria. De este total, la zona A
corresponde al área de amortiguamiento ambiental y la zona B corresponde a las áreas
adicionales para la disposición final y el tratamiento".
En tal sentido, como ya se expuso anteriormente, los habitantes de Mochuelo Alto, han
intentado ser sacados de sus tierras de manera obligada, en cumplimiento a la
requisición de terreno que contempla el decreto. No obstante, los diferentes
acontecimientos en los que la comunidad ha participado para resistir, a los trámites que
adelantan las instituciones encargadas de llevar a cabo el procedimiento de compra de
los predios, han evitado que las decisiones públicas que posiblemente llevarían a la
desaparición de la vereda, lleguen a feliz término. Por tal motivo, permanecer y mantener
sus tierras en la vereda ha sido el logro de más importancia para esta comunidad, aunque
ello se encuentre en contradicción con una de las metas generales del plan maestro de
residuos sólidos para el distrito capital, la “ampliación del relleno sanitario doña Juana a
partir del 2008”.
Con el decreto también se aprobó el artículo 120 del título XI, que en el numeral 1.5,
“establece la ampliación de la vida útil del relleno sanitario Doña Juana por 7 años más
a partir del 2008”, y a largo plazo en el numeral 1.22, de disposición final, señala la
necesidad de “Contar con un relleno regional partir de 2016 o cuando la vida útil del
relleno
sanitario
Doña
Juana
se
llegue
a
su
fin”
(http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=21059).
Como se evidencia, el decreto hace énfasis en la vida útil del relleno que es de 7 años,
a partir del año 2008. Lo que quiere decir, que esta licencia culminaría en el año 2015.
Según proyección, para el siguiente año, el 2016, se recomendaba un relleno regional,
o según plan maestro de la administración del alcalde Gustavo Petro, incrementar el
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porcentaje de reciclaje mediante la inserción del proyecto basura cero, que en su
desarrollo ha encontrado grandes obstáculos, pues con el reciclaje , reutilización y
aprovechamiento de residuos en la ciudad de Bogotá, se estaría terminando el negocio
de la recolección y entierro de basuras que los operadores llevan a cabo, a pesar de los
riesgos ambientales y sociales que estos tienen consigo.
A pesar de todo, como se expuso al inicio de esta investigación, en agosto del año 2014,
la CAR expidió la licencia ambiental que permite seguir utilizando el relleno sanitario doña
Juana por 7 años más, es decir hasta el año 2021. Lo que quiere decir que el relleno no
solo seguirá operando en esta zona, sino que además, según recomendación de la
UAESP, se hará uso de un área adicional, debido a los altos promedios de toneladas de
residuos sólidos que son llevados al relleno. Esta decisión se tomó por parte de la CAR,
dado que ni un relleno regional,
ni un programa de reciclaje efectivo han sido
desarrollados en la ciudad, y de ser negada la licencia, “Bogotá y los municipios de
Cundinamarca que hacen uso de Doña Juana, se verían enfrentados a una emergencia
sanitaria sin precedentes”.
Con conocimiento de lo anterior, los habitantes de Mochuelo Alto se han seguido
movilizando, no solo para enfrentar a la policía antimotines que son enviados, cuando
ellos en exigencia de sus derechos salen a manifestarse, sino también para visibilizar la
gran problemática que viven puertas adentro del relleno, para que alguna institución, o
entidad los ayude y para que la gente tome conciencia del desastre que se podría
presentar, si no se toman las medidas necesarias frente al tratamiento de las basuras.
Este es un logro más que la comunidad ha obtenido con sus resistencias, pues hoy la
gente en la ciudad de Bogotá reconoce un poco más lo que sucede en la vereda; las
dificultades de salud, ambientales y sociales que allí se atraviesan y las consecuencias
que esto podría traer para la población y para el medio ambiente, entendiendo que no se
trata solamente de rebeldes sin causa.
Lo anterior, gracias a una campaña de concientización y divulgación que con gran
disposición los líderes de la vereda realizan (a pesar de sus obligaciones laborales y sus
quehaceres) con universidades, colegios, grupos ambientalistas, grupos de investigación
88
y demás. Esta campaña también busca exponer el riesgo al que se exponen los
habitantes de Mochuelo Alto, si se sigue usando esta zona, como lo aprobó la licencia
de la CAR,
y enfrentar la expansión del relleno a zonas próximas o tierras que
pertenezcan a los habitantes, para llevar a cabo la fase de optimización requerida como
nueva área para la disposición final de residuos.
Aunque esto no solo ha requerido la divulgación y movilización pacífica de la población,
sino que también ha llevado a que en varias ocasiones los Mochuelunos lleguen a otras
medidas, que han sido puestas en marcha especialmente en los últimos años, en los que
la población se ha tenido que enfrentar a la fuerza pública, como en el caso del 27 de
octubre de 2014, y últimamente el 02 de octubre de 2015, cuando los vecinos de doña
Juana salieron a manifestarse por cuenta de un nuevo derrumbe que se presentó ese
mismo día, y que ocasionó una emergencia sanitaria, que produjo, luego del
deslizamiento, “proliferación de ratones e infecciones respiratorias” como lo hicieron
saber los medios de comunicación:
“A mis hijos les empezaron a salir unas ronchas llenas de agua que hacen que se rasquen
mucho, hasta que les sale sangre. Aunque les aplico Caladryl, no se les quita”. Relato de
Claudia Ramírez, madre de cuatro niños y quien vive en el barrio Mochuelo Alto (Ciudad
Bolívar), a periodistas de EL TIEMPO. Los comunicadores fueron testigos del olor
nauseabundo y de las miles de moscas que invaden las viviendas de las familias.
Aunque la comunidad tiene claro, que su cercanía al relleno y las emergencias que
permanentemente se han presentado traen fuertes consecuencias a sus condiciones de
salubridad y en efecto, a sus condiciones de vida, para ellos es una ganancia, poder aún
permanecer conviviendo en comunidad, mantener la identidad por su territorio y hacerse
sentir cada vez que así lo disponen o lo requieren, para que tanto la clase política como
el resto de ciudadanos no olviden que allí, hay una comunidad campesina que a pesar
de sufrir esta problemática se mantiene en pie, demostrando que los movimientos
sociales aún tienen vigencia , fuerza y que pueden afectar las decisiones macro políticas
desde pequeños actos de resistencia.
89
Mientras tanto, la problemática sigue quedando en medio de los intereses, discusiones
y planteamientos de unos y otros, que utilizan a la población con fines políticos, o que
en ocasiones se burlan como lo hizo un funcionario de la UAESP, en el noticiero City TV,
al afirmar el pasado 02 de octubre de 2015, ante algunos bloqueos intermitentes
realizados por la población, que la gente de Mochuelo quería que “la vereda oliera como
los barrios del norte”.
Aunque se ha intentado sofocar las manifestaciones de estos habitantes con promesas
a largo plazo, estos saben que la solución es ponerle fin al relleno sanitario doña Juana,
pero debido al tiempo, los costos, y los intereses que afectaría, esta se encuentra muy
lejos. La solución tampoco se encuentra alrededor de las indemnizaciones monetarias
que se les ha prometido, especialmente a las víctimas del derrumbe del relleno en 1997,
que a pesar de haber ganado un resarcimiento económico por el desastre ambiental, aún
no han recibido un solo peso. No obstante para habitantes como doña Rosa esto no sirve
de nada, pues el dinero no le va a devolver unas condiciones de salud optimas:
Cuando Guillermo Asprilla dio la pelea de que nos indemnizaban, y a mí me preguntaban
si ya me habían indemnizado , y yo les decía: a mí no me sirve que me indemnicen , que
saco con que me den tres millones de pesos ,, supuestamente si me los dan , con eso
no me van a curar, con eso no voy a respirar mejor, yo prefiero que no me den nada y
que no me traigan más basura…Muchas veces se va es a beneficiar gente que no es de
por acá , vienen y toman una casa en arriendo para que les den indemnización ….como
siempre. (Narración de Doña Rosa, líder comunitaria).
Pero el mayor reto para esta comunidad seguirá siendo luchar por mantenerse, aunque
tengan que aguantar los malos olores, la pobreza, la dificultad del transporte, los
dificultades de salud y el mismo relleno, porque consideran que tienen la fuerza, y un
poco de poder para continuar con su lucha que tal vez dure muchos años más dado que
por un lado, “ las decisiones sobre la utilización y manejo de estas áreas estarán
condicionadas a los resultados del ajuste del Plan Maestro para el Manejo Integral de
Residuos, a las disposiciones que se establecen en el Plan y a las exigencias que defina
la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca –CAR–,que en todo caso, deberá
priorizar el área de aislamiento ambiental del relleno sanitario respecto a los centros
90
poblados rurales” y por otro lado, a que existe el proyecto de que “el relleno Doña Juana
pueda ir hasta el año 2030”, como lo afirmó Tadeu Coletti, director ejecutivo del relleno
en una entrevista al periódico el tiempo , cuando se le preguntó si creía que doña Juana
podría tener más capacidad después del 2022 “Doña Juana es un predio de 592
hectáreas y al revisar los estudios técnicos la vida útil se puede aumentar hasta el 2030
pero teniendo en cuenta el ingreso actual de residuos (6.200 toneladas por día). (Doña
Juna puede ir hasta 2030 -12 de octubre de 2015- El tiempo).
CONCLUSIONES
Esta investigación permitió analizar que, cuando en comunidades como la de Mochuelo
Alto, en donde el relleno como problemática sigue creciendo, sin evidenciarse muchos
91
esfuerzos para dar soluciones de raíz, poniendo en riesgo no solo las condiciones
ambientales, sino también a una comunidad que se ha construido y arraigado a su tierra
a lo largo de tantos años, es posible crear nuevos ejercicios de poder en actos pequeños
de la micropolítica que se valoran colectivamente, lo que fortalece no solo la comunidad,
sino también su decisión para resistir creativamente, planteando salidas y nuevas
posibilidades de acción.
Aquí esas salidas fueron posibles, a pesar de que en una ciudad tan inmensa como es
Bogotá, con una densidad de población tan alta, en donde las gentes se tienen que
enfrentar de manera cotidiana a un sinnúmero de dificultades, estos problemas parecen
perder la importancia que ameritan, para darle prioridad a otros que aparentan ser más
fundamentales para la supervivencia. Así, en ocasiones las victimas se convierten en
simples sombras y solo cobran vida dentro del ejercicio político de la democracia, cuando
de votar se trata.
Pero esta misma democracia, le ha dado la posibilidad a los habitantes del barrio vereda
el Mochuelo Alto de ejercer el poder, ante una ciudadanía que a veces se sumerge en
su cotidianidad, la vida acelerada, los afanes, las multitudes y los centros comerciales,
donde el poder ha tomado la connotación de capacidad; de compra , adquisición, éxito,
autoridad. Por el contrario, hablar de poder en esta comunidad es inminentemente hablar
sobre el ser humano; pues solo este reúne el concepto como capacidad y como verbo.
Esta capacidad ha logrado una resistencia permanente para defender el territorio, a sus
propios vecinos, a la comunidad, a los elementos que los identifica y que los caracteriza
como parte de una sola historia. Esas resistencias han logrado modificar los planes que
se han pensado desde la macro política para este territorio y aunque la batalla no está
ganada, esos pequeños movimientos con sus logros, es lo que alimenta las esperanzas
de seguir influenciando
las decisiones para esta zona, para seguir viviendo como
comunidad.
Por eso, tal vez en Mochuelo Alto, el poder de las resistencias ha sido el mecanismo
predilecto para vivir en un constante pulso de fuerza con los intereses que a ellos se
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enfrentan, y que han representado un peligro para su supervivencia. De tal forma que,
en un mundo que aunque hoy globalizado, las resistencias se siguen manifestando en
acciones cotidianas, individuales y colectivas como parte de un imaginario social que las
entiende como una de las pocas formas de reivindicar los derechos, ante las
pretensiones legítimas de dominio y cohesión que a veces implica la reproducción de la
violencia.
Y aunque aún quedan muchos retos para estos habitantes, las resistencias en Mochuelo
Alto frente al impacto ambiental y social, han permitido demostrar que cuando se unen
las motivaciones,
intereses, deseos, y sueños, se pueden constituir lazos para
consolidar luchas que se movilizan contra el poder legítimo, incidiendo sobre el plano de
la política y siendo fuente de inspiración para otros que se consideran los sin voz. Así lo
dio a entender un cura que pasó por la comunidad de Mochuelo Alto, y que estuvo por
muy poco tiempo, pero que con la siguiente pintura le dio el mejor regalo a la vereda; la
fuerza y la posibilidad de comprender que unidos bajo un mismo sueño podrían
mantenerse como comunidad frente a su “vecino indeseado”, el relleno sanitario Doña
Juana.
Foto N. 18. Grafiti en protesta al relleno.
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