243 Entre la aventura y la santidad medieval: Luciana y Tarsiana en el Libro de Apolonio Carina Zubillaga Universidad de Buenos Aires - SECRIT-CONICET E l mismo contexto codicológico del Libro de Apolonio acerca la historia de este rey cortés, educado y más preocupado por el incremento de su saber que por el de su territorio, a los relatos de personajes santos como María Egipciaca purgando en el desierto los pecados de su vida pasada o los Reyes Magos ofreciendo sus dones a Cristo Niño. Tanto el Libro de Apolonio como la Vida de Santa María Egipciaca y el Libro de los tres reyes de Oriente, los tres poemas que componen el manuscrito K-III-4 de la Biblioteca de San Lorenzo de El Escorial datado a fines del siglo XIV, recorren la trayectoria vital de personajes que, a través de la imagen del viaje como peregrinatio vitae, avanzan en su camino de virtud y santidad a pesar de las numerosas pruebas que deben enfrentar para lograrlo. Ya se ha dicho de Apolonio, en este sentido, que “the Christianization in the Spanish reworking of the story is above all a process of casting the life of the hero in the mould of hagiography” (Surtz, 1980, 328) y que “he is the Christian pilgrim journeying about the earth as a result of Adam’s expulsion from Eden” (Brownlee, 1983, 169). Son los personajes femeninos del poema, sin embargo, aquellos en los que pueden plantearse mayores paralelos con otras figuras paradigmáticas de la santidad cristiana según el modelo presente particularmente en la hagiografía hispánica medieval.1 Luciana, esposa de Apolonio, y su hija Tarsiana son como plantea Pedro Correa “dos figuras de mujer interesantísimas” (2002, 175). A pesar de que en el poema ninguna de las dos es descripta en detalle, ambas son presentadas como doncellas corteses, bondadosas y bien enseñadas cuando se encuentran con Apolonio por primera vez bajo condiciones muy similares y comportándose también de un modo llamativamente coincidente. 1 De las dos mujeres protagonistas del Libro de Apolonio, especialmente el personaje de Luciana ha recibido muy poca atención de la crítica especializada, aunque en los últimos años han surgido algunos trabajos como el de Matthew V. Desing (2011, 1-15) centrados en su figura y en su papel fundamental en el poema. 244 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR Luciana conoce a Apolonio cuando éste llega a Pentápolis solo y habiéndolo perdido todo a causa de un naufragio; la hija del rey es mandada a llamar a una comida en la corte por su padre Architrastres para alegrar a Apolonio con su vihuela, dominio musical que la describe y la define esencialmente como admirable en su saber: “Los altos e los baxos, todos della dizián; / la dueña e la viuela tan bien se abinién /que lo tenién a fazaña quantos que lo veién” (180a-c).2 En cuanto a Tarsiana, si bien es presentada como una joven dedicada al aprendizaje desde su infancia, es en el encuentro con su padre –a quien no había visto desde niña– cuando sus habilidades musicales se ponen en práctica con la misma intención de intentar aliviar a un Apolonio apesadumbrado porque la creía muerta. Los sones de su vihuela son comparados explícitamente por ella misma con el remedio capaz de aliviar cualquier mal: “yo trayo letuarios e espeçia tan sabrida / que, si mortal non fuere o que seya de vida, / yo le tornaré alegre tal que a comer pida” (488b-d). El saber femenino se presenta en el poema, a través de la reiteración de su misma práctica y funcionalidad en ambos episodios, asociado a una capacidad curativa que distingue a Luciana y a Tarsiana como unas heroínas muy próximas a un ideal en el que la virtud se despliega como un ejercicio taumatúrgico semejante al milagro.3 Ese poder curativo ligado a las habilidades musicales femeninas no se ejerce sin embargo solamente sobre los otros personajes del poema, en especial Apolonio, para alegrarlos o atenuar su dolor o melancolía, sino que también resulta efectivo como un arma para liberarse a sí mismas del peligro del mal, como le sucede a Tarsiana cuando es vendida como prostituta en Mitilene y se desempeña en cambio como juglaresa para conservar así su virtud: Tan bien sopo la dueña su cosa aguisar que sabiá a su amo la ganançia tornar; reyendo e gabando con el su buen catar sópose, maguer niña, de folía quitar (432). El protagonismo de Luciana y su hija Tarsiana en el poema es tal que sus aventuras individuales constituyen las dos principales bifurcaciones de una trama narrativa que se mantiene en general constante enfocando el camino de Apolonio como héroe desde su partida de Tiro hasta su retorno final al hogar. Estos apéndices de la historia principal o narraciones enmarcadas, como las 2 Cito según mi propia transcripción del poema, presente en la edición conjunta del Ms. Esc. K-III-4 (Zubillaga, 2014). Indico a continuación de cada cita el número de estrofas y versos corres­ pondientes. 3 María Jesús Lacarra señala acertadamente que “Luciana y Tarsiana quedan así emparejadas en el relato por intentar curar al héroe, enfermo de melancolía, con la música de su vihuela” (2008, 375). ANEXO DIGITAL 245 llama Lucrecia Porto Bucciarelli (1997, 172), siguen un itinerario autónomo hasta volver a insertarse en la narración base y duplican la aventura de Apolonio pero con rasgos específicamente femeninos y muy similares entre sí. La historia de Luciana en Éfeso, que ocupa las estrofas 284-324 del Libro de Apolonio, se inicia cuando arriba a la ciudad aparentemente muerta, ciudad en la que San Pablo curó milagrosamente a los enfermos (Arizaleta, 2000, 230), donde es encontrada por un médico que le devolverá la vida: “Luego al terçer día, el sol escalentado, / fue al puerto de Éfeso el cuerpo arribado; / fue de buen maestro de física trobado” (284a-c). La curación de Luciana presenta paralelos obvios con la resurrección cristiana: su cuerpo es encontrado luego de pasar tres días en el mar y, aunque inicialmente es dado por muerto, el saber inusual, excepcional y también cercano a la taumaturgia del mejor discípulo del médico que la encontró en la playa logra devolverla a la vida: “aguisó un ungüente caliente e lexativo; / untóla con sus manos, non se fizo esquivo; / respiró un poquiello el espírito cativo” (308b-d). Aunque el desarrollo de la curación tiene en el poema una explicación lógica y racional (“Entróle la melezina dentro en la corada, / desvióle sangre que estava cuagada; / respiró el almiella que estava afogada”, 310a-c), la asociación simbólica de todo el proceso curativo con la muerte y la resurrección finalmente se impone.4 La muerte aparente, un motivo novelesco frecuente en muchas tramas de separaciones familiares en la Edad Media, adquiere en el Libro de Apolonio un desarrollo inusitado, incluso comparándolo con la fuente latina del poema; las amplificaciones hispánicas sobre el parto de Luciana, los síntomas y características de su presunta muerte y todo el proceso de su curación le dan a todo el episodio intercalado una importancia textual innegable que traduce el interés del poeta por destacar las figuras femeninas de la historia más allá de lo presente en la Historia Apollonii regis Tyri y acercarlas a procesos de sanación del cuerpo y el alma asociados con prácticas milagrosas o próximas al milagro. Considerando el sentido de todo el episodio, indudablemente el mar representa el tránsito de Luciana de la muerte a la vida; un renacimiento que la acerca a la santidad a tal punto que su nueva vida, hasta el reencuentro con su esposo, no será otra que la vida monacal: Por amor que toviese su castidat mejor, fiziéronle un monesterio do visquiese seror fasta que Dios quisiere que venga su señor; con otras dueñas de orden servié al Criador (324). 4 Para profundizar en este episodio y su relevancia para el desarrollo textual, remito a Ma Luzdivina Cuesta Torre (1999, 11). 246 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR Así como Luciana atraviesa el mar sin desearlo hacia un ambiente extraño, lo mismo sucede con Tarsiana; ese tránsito implica un renacimiento paralelo al de Apolonio luego de su naufragio, una nueva vida de prueba de los valores y las virtudes individuales aunque, en el caso específico de ambas mujeres, con asociaciones cristianas más destacadas centradas concretamente en la defensa de la castidad de una y la virginidad de la otra. La historia de Tarsiana en Tarso y Mitilene, que ocupa las estrofas 349-433 del Libro de Apolonio, la presenta inicialmente como una joven al cuidado de sus padres adoptivos que se destaca entre todas las demás: “sabiá todas las artes, era maestra complida; / de beltad conpañera non avié conoscida, / avié de buenas mañas toda Tarso vencida” (352b-d). Justamente a causa de esta excepcionalidad de la joven, los celos de su madrastra hacen que desee asesinarla y contrate para ello al rufián Teófilo. Pero una vez amenazada por el sicario estando en el cementerio junto a la tumba de su nodriza muerta, Tarsiana le ruega a éste que la deje rezar antes de matarla e inicia una plegaria “en la que se conjugan la invocación y la alabanza del Creador omnipotente, la aceptación de su voluntad, y la esperanza de socorro” (Morreale, 1991-92, 168). Su actitud intrépida está basada en su confianza en el auxilio divino y modelada en la actitud de las vírgenes y mártires cristianas con las que ella misma se compara: “yo, mal non meresciendo, he a ser martiriada; / Señor, quando lo tú sufres só por ello pagada” (382cd). El auxilio divino pedido y esperado por Tarsiana se concreta rápidamente en el texto, aunque tal vez no de la manera más convencional o esperable, ya que es secuestrada por unos piratas que la venden en Mitilene: Seyendo Tarsiana en esta oraçión, rencurando su cuita e su tribulaçión, ovo Dios de la huérfana duelo e conpasión, enviól’ su acorro e oyó su petiçión. Ya pensava Teófilo del gladio aguisar, asomaron ladrones que andavan por la mar; vieron que el malo enemiga queriá far, diéronle todos bozes, fiziéronle dubdar (384-385). En su travesía marítima hacia Mitilene, Tarsiana conjura la amenaza de muerte que pesaba sobre ella y renace, del mismo modo que su madre Luciana, a una nueva vida que en su caso supondrá sin embargo nuevas y reiteradas pruebas en la defensa de su virtud. Como señala Philip H. Goepp (1938, 161), la protección de Tarsiana de su virginidad recuerda a las leyendas de Santa Inés y Santa Águeda. Tanto Inés, que juzgada por ser cristiana y sentenciada a vivir en un prostíbulo ANEXO DIGITAL 247 milagrosamente permanece virgen, como Águeda, que también es enviada por un senador a un lupanar donde no pierde su virginidad, se convierten en mártires cristianas y se vuelven modelos de una santidad medieval que cifra en el cuerpo femenino la medida tanto del pecado como de la gracia capaz de derrotarlo. Es en la escena de Tarsiana en el burdel donde se dejan sentir especialmente, según Isabel Lozano-Renieblas (2003, 52), las “huellas de la hagiografía”. Apelando a la piedad de sus clientes y recordándoles los peligros para el alma de caer en los pecados de la carne, los convence de respetar su virginidad a pesar de haber pagado ya por ella: “Quantos ahí vinieron e a ella entraron, / todos se convertieron, todos por tal pasaron; / nengún daño nol’ fizieron, los averes lexaron” (419a-c). Luego, convirtiéndose en juglaresa, logra de manera más estable al mismo tiempo pagarle al dueño del prostíbulo y defender su virtud, al aprovechar sus conocimientos musicales y ejercerlos como oficio:5 Dixo la buena dueña un sermón tan tenprado: “Señor, si lo oviesse de ti condonado, otro mester sabía qu’es más sin pecado, que es más ganançioso e es más ondrado. Si tú me lo condonas por la tu cortesía, que meta yo estudio en essa maestría, quanto tú demandases, yo tanto te daría; tú avriés gran ganançia e yo non pecaría (422-423). A diferencia de lo que ocurre en las vidas de santas medievales, particularmente en el caso de Tarsiana la ayuda divina que recibe no se efectiviza a partir de milagros impactantes o apariciones sobrenaturales sorprendentes, sino que se concreta en función de la propia dinámica de la aventura del género del romance, definido por Alan Deyermond (1975, 232-234) como la forma dominante de la ficción medieval en la cual los viajes y las separaciones y reuniones de los personajes resultan los procedimientos y elementos determinantes, y gracias al saber femenino como una de las virtudes más estimables y conducentes al bien. Son los piratas que la secuestran los que liberan a Tarsiana de la muerte, sin saberlo ni quererlo, claro, y es luego ella misma con su destreza argumentativa y sus habilidades musicales la 5 Para profundizar en el desempeño de Tarsiana como juglaresa y la significación y consideración de su práctica en el contexto de un poema clerical como el Libro de Apolonio, remito especialmente a J. C. Musgrave (1976, 129-138) y a Juan García Única (2009). 248 HISPANISMOS DEL MUNDO: DIÁLOGOS Y DEBATES EN (Y DESDE) EL SUR que logra conservar su virginidad.6 Por supuesto que también existen santas sabias, como Santa Catalina de Alejandría, pero la sabiduría de Tarsiana se presenta efectivamente en el poema como el resultado de una educación y una dedicación esmeradas que, aunque resultan un vehículo de la manifestación de la voluntad divina, funcionan de manera autónoma y representan el ideal clerical que sustenta ideológicamente el Libro de Apolonio y la composición unificada de los poemas en cuaderna vía de principios del siglo XIII castellano.7 Así como sucede con Luciana cuando es abandonada en un ataúd en medio del mar luego de dar a luz, también Tarsiana es dada por muerta, ya que su madrastra cree que su asesinato se ha concretado y le anuncia a Apolonio su muerte, aunque obviamente variando los motivos. Para ambas mujeres la amenaza de la muerte y su casi concreción suponen en verdad un renacimiento, efectivizado en el mar como espacio de pasaje, que les permitirá probar independientemente su virtud y preservarla hasta que se concrete el esperado reencuentro familiar. Como sucede asimismo con Apolonio, el mar es la medida de la transformación tanto exterior como interior de Luciana y de Tarsiana; determina esos cambios y al mismo tiempo es un símbolo de ellos, pues resulta una clara metáfora bautismal como purificación del pecado original vehiculizada en y por el agua.8 Esa transformación interior, que se asocia en toda la familia con el camino de todo cristiano, asume sin embargo en los personajes femeninos la medida de una santidad basada en la defensa de la castidad y la virginidad y concretamente ligada al modelo de tantas santas medievales. Si bien el proceso de cristianización del relato presente en este poema castellano de mediados del siglo XIII afecta a toda la familia protagonista de la historia,9 ese umbral acuático que parece separar la vida de la muerte 6 Musgrave señala al respecto que “Thus Tarsiana’s escape from prostitution by becoming a pseudojuglaresa reflects one of the themes of the work, the hero (or heroine) overcoming danger not only through virtue and faith, but also through education and intelligence” (1976, 136). 7 Considero que Tarsiana puede ser identificada con el ideal de la clerecía castellana aún más que el propio personaje de Apolonio, ya que es ella quien siendo juglaresa sin realmente serlo relata su propia historia –y, por lo tanto, la historia misma del poema– a la manera del clérigo autor del Libro de Apolonio y generando en su público reunido en el mercado los mismos efectos que seguramente él también esperaría. 8 Esta idea del pasaje acuático como metáfora bautismal se reafirma al considerar las otras dos historias presentes en el Ms. Esc. K-III-4, en las cuales María Egipciaca atraviesa el río Jordán y sólo entonces comienza su penitencia en el desierto (en la Vida de Santa María Egipciaca) y el hijo enfermo de la mujer que alberga junto a su marido a la Sagrada Familia en su huida a Egipto es sanado en el agua del baño de Cristo Niño, lo que supone tanto su sanación puntual como su conversión definitiva (en el Libro de los tres reyes de Oriente). 9 El proceso de cristianización de la historia de Apolonio ya es apreciable en la fuente latina del poema hispánico, aunque sin dudas se intensifica en el Libro de Apolonio. ANEXO DIGITAL 249 convierte a Luciana y a Tarsiana en mujeres casi santas, además de muy sabias, que emplean sus conocimientos en defensa de su propia virtud y como remedio contra la enfermedad ajena y por ello son auxiliadas por Dios, más allá de que esa ayuda asuma la forma cabal y definida de toda una aventura. Bibliografía Arizaleta, Amaia, 2000. “La transmisión del teres”, Espéculo. 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Palabras clave: Libro de Apolonio, aventura medieval, hagiografía, viaje, prueba, protagonismo femenino. Abstract: The dynamics of the trip and the test in the Libro de Apolonio generates in Luciana and Tarsiana –wife and daughter of the protagonist of the XIIIth century Hispanic poem– a renaissance similar to that of Apolonio after sinking in Pentapolin, that brings them over to the holiness across symbolisms and analogies on the defense of virginity, imprisonment, and martyrdom that are analyzed here, in relation to the hagiography of the period, and the Christianization of tales of ancient matter. Keywords: Libro de Apolonio, medieval adventure, hagiography, trip, test, feminine protagonism.