Síndromes mielodisplásicos

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Arch Med Interna 2012; 34 (Supl 2):S02-S09
© Prensa Médica Latinoamericana. 2012 ISSN 0250-3816 - Printed in Uruguay - All rights reserved.
S2
Síndromes mielodisplásicos
Coordinador:
Dr. Pablo Catalá
Profesor Adjunto Clínica Médica 1. Facultad de Medicina. UdelaR. Montevideo.
INTRODUCCIÓN
Los síndromes mielodisplásicos (SMD) son un grupo de
entidades relativamente frecuentes en pacientes adultos y
ancianos, en general subdiagnosticadas y subestimadas en
su naturaleza neoplásica por la mayoría de los médicos generales e internistas.
Existe un desconocimiento global en su forma de estudio
y posibilidades terapéuticas.
Los SMD son un grupo heterogéneo de trastornos hematológicos comprendidos dentro del grupo de las enfermedades clonales de la médula ósea, en lo que se conoce como
las mielopatías primarias.
En estas enfermedades se reconocen anomalías de las
células germinales medulares multipotentes con alteraciones
cariotípicas, moleculares y morfológicas. Existe una alteración clonal de las células multipotentes que se diferencian en
forma defectuosa e ineficaz, dando como resultado células
deficitarias en número, morfología y función.
A medida que se pierde la capacidad de diferenciación
normal de estas células germinales aumenta el riesgo de
transformación leucémica. Sin embargo, la mayor morbilidad
y mortalidad está dada por las citopenias y sus complicaciones, de ahí la importancia del tratamiento de sostén y del
conocimiento de la enfermedad por parte del internista.
En los siguientes trabajos se expondrán la clasificación,
metodología diagnóstica, índices pronósticos y estrategia terapéutica, con el objetivo de brindar una aproximación global
a la patología.
Definición
Dr. Martín Yandian
Residente de Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
Dra. María Carreras
Asistente de Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
Dra. Mercedes Fariña
Asistente de Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
Dr. Pablo Catalá
Profesor Adjunto Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
Los síndromes mielodisplásicos (SMD) son patologías
clonales de las células germinales medulares multipotentes
que, si bien tienen la capacidad para diferenciarse hasta estadíos maduros, lo hacen en forma defectuosa e ineficaz, de
manera que las células resultantes son deficitarias en número, función y morfología. Con el tiempo se va perdiendo progresivamente su capacidad diferenciadora y emerge una clara tendencia hacia la transformación leucémica. Antes de que
esto ocurra, muchos pacientes fallecen como consecuencia
de las complicaciones derivadas de las citopenias(1).
ETIOPATOGENIA
La etiología es desconocida en la mayoría de los casos
(SMD primarios), aunque se reconocen algunos factores ambientales como la exposición al benceno, solventes, productos agrícolas o tabaco, que podrían favorecer su desarrollo.
Se habla de SMD secundarios cuando existe el antecedente
de exposición a radiación y/o quimioterapia (agentes alquilantes y otros fármacos citotóxicos)(2). La media entre la exposición a la quimioterapia y el desarrollo de un SMD suele
ser de 2 a 5 años.
La mielodisplasia es el resultado de la transformación
neoplásica de una célula madre mieloide. Una lesión molecular inicial es la responsable de producir una ventaja en
el crecimiento celular y así un nuevo clon hematopoyético.
Esta lesión podría ser provocada por tóxicos o mutágenos
ambientales que llevan a mutaciones genéticas y cambios
epigenéticos diversos a través de un proceso de metilación
(activación de oncogenes, inactivación de genes supresores
tumorales, genes que participan en la apoptosis, defectos
en genes vinculados con la reparación del ADN, metilación
del ADN o desacetilación de histonas). La lesión tiene lugar
en la célula hematopoyética pluripotente o en una célula hematopoyética más diferenciada(2). Anomalías inmunológicas,
alteraciones del microambiente medular, como secreción
anómala de citocinas, y alteraciones en el metabolismo férrico, también podrían contribuir en este proceso(4). A la lesión
genética inicial se van sumando otras alteraciones genéticas
o epigenéticas secuenciales, provocadas también por tóxicos
o mutágenos ambientales que le confieren al clon aberrante
Semana Médica del Maciel 2012.Curso de Actualización para Graduados. Sala Sagra. Montevideo, 29 de mayo al 1 de junio de 2012.
Este suplemento de Archivos de Medicina Interna ha sido dirigido por los profesores Dra. Verónica Torres y Dr. Pablo Catalá. Los originales han sido aceptados
y corregidos por los directores del suplemento y no han estado sujetos al proceso de revisión externa.
Correspondencia: Dra. Verónica Torres Esteche. E-mail: [email protected]
Semana Médica del Hospital Maciel 2012
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una ventaja de crecimiento, dando lugar a una hematopoyesis clonal. La mayor proliferación celular se acompaña de
una apoptosis acentuada y trastornos en la diferenciación celular. Estos hechos explican la hematopoyesis ineficaz (citopenias periféricas con medula ósea normo o hipercelular) y
la mielodisplasia morfológica, respectivamente(1). Nuevas alteraciones moleculares participarían en la progresión tumoral
y serían responsables de un curso más agresivo de la enfermedad, incluyendo la transformación leucémica.
La apoptosis es un proceso fisiológico activo que esta
finamente regulado por la proporción de proteínas pro y antiapoptóticas. Un aumento en la apoptosis ha sido documentada en células CD34+ de la medula ósea de pacientes con
mielodisplasia. Además, el incremento en la apoptosis se
asocia a un aumento en los niveles de factores inhibitorios
como el factor de necrosis tumoral que inhibiría el desarrollo
y maduración de los precursores hematopoyéticos(3).
Las alteraciones morfológicas dishematopoyéticas sólo
se manifiestan en una parte de los elementos formes representativos de cada serie, mientras que se conservan los rasgos típicos normales de los elementos restantes(3).
sangre periférica persistente, asociada a displasia en una o
más líneas celulares mieloides, sin una clara explicación clínica.
En general existe una disociación entre las citopenias
evidenciadas en sangre periférica y una médula ósea normo
o hipercelular.
El diagnóstico exige descartar otras hemopatías que justifiquen estas anomalías, así como también procesos extrahematológicos causantes de dishemopoyesis: hepatopatías,
nefropatías, déficit nutricional y carencia de Vitamina B12,
ácido fólico o hierro, alcoholismo, intoxicación por metales
pesados, arsénico, tratamiento citostático, infecciones víricas
(VIH, parvovirus, herpes virus) o tratamiento con factores de
crecimiento hematopoyético(1).
Los SMD se deben distinguir en SMD Primarios y Secundarios:
SMD PRIMARIOS: aparecen espontáneamente.
SMD SECUNDARIOS: provocados por exposición previa a quimioterapia (sobre todo alquilantes) y/o radioterapia.
Bibliografia
Los SMD se caracterizan por la presencia de citopenia,
displasia en una o más líneas mieloides y hematopoyesis ineficaz
Clásicamente se clasificaron según criterios morfológicos propuestos por el grupo Franco-Américo-Británico (FAB)
en 1982, en el que se distinguen 5 variedades:
1. Anemia refractaria simple (AR)
2. Anemia refractaria sideroblástica (ARS)
3. Anemia refractaria con exceso de blastos (AREB)
4. Anemia refractaria con exceso de blastos en transformación (AREBT)
5. Leucemia mielomonocítica crónica (LMMC)
En 2001 surge una nueva clasificación morfológica y
citogenética propuesta por la OMS. Dentro de los criterios
morfológicos divide los subtipos en función del número de
blastos en médula ósea y sangre periférica, el tipo y grado
de mielodisplasia y la presencia de sideroblastos en anillo.
Innovaciones introducidas por la OMS con respecto a la
FAB:(1,3)
- Se suprime la variedad de AREBT, que pasa a considerarse una Leucemia Aguda Mieloblástica (LAM).
- Se exige displasia unilínea de la serie eritroblástica en
AR y ARS.
- Se estratifica la AREB en 2 categorías (tipo I y tipo II).
- Se incluye la LMMC en el grupo mixto de SMD/SMP, fuera de los SMD.
- Se individualiza el Sindrome 5q- como nueva variedad
de SMD
- Se reconocen como SMD inclasificables las neutropenias o trombocitopenias displásicas aisladas.
El comité de la OMS reconoce como LAM a los SMD
que presenten anomalías citogenéticas típicas, independientemente del porcentaje de blastos medulares.
1. Sans-Sabrafen J, Woessner S, Besses C. Síndromes mielodisplásicos. En Sans Sabrafen J, Besses C, Vives Corrons J,
Editores. Hematología clínica, 5ª ed. Barcelona: Harcourt 2006;
307-327.
2. G. F. Sanz Santillana, M. T. Vallespi Sole, M. A. Sanz Alonso.
Síndromes mielodisplásicos adquiridos. En: Farreras-Rozman.
16 Edicion; capitulo 207; 1696-1700.
3. De Angelo D. and Stone R. Myelodysplastic syndromes: biology
and treatment.En: Hoffman; capítulo 67.
4. Matthew S. Davids and David P. Steensma. The molecular
pathogenesis of myelodysplastic syndromes. Cancer Bio Ther
2010; 10(4): 309-319.
Evaluación y diagnóstico
Dra. María Noel Spangenberg
Residente Clínica Médica 1. Facultad de Medicina. UdelaR.
Montevideo.
Dra. Silvia Monti
Ex Residente Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
Dra. María Noel Bagnasco
Ex Residente Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
Dra. María Carreras
Asistente de Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
Dra. Mercedes Fariña
Asistente de Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
Dr. Pablo Catalá
Profesor Adjunto Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
El SMD debe sospecharse en el paciente adulto, habitualmente mayor de 50 años, que presenta una citopenia en
CRITERIOS DIAGNÓSTICOS(1,3)
Evaluación inicial
Historia clínica y examen físico exhaustivo
La edad del paciente debe considerarse, la cronología
y severidad de los síntomas, infecciones previas, sangrados, requerimiento transfusional, comorbilidades, fármacos,
recordando que, al ser un diagnóstico de exclusión, deben
evaluarse otras causas de citopenias.
Los síntomas que con más frecuencia motivan la consulta son los derivados de la anemia, seguidos de las infec-
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Arch Med Interna 2012; 34 (Supl 2)
Tabla I. Clasificacion de acuerdo a oms.
Anemia
Refractaria
Anemia
refractaria con
Sideroblastos
en anillo
Citopenia
refractaria con
Displasia
multilínea
Citopenia
refractaria
con displasia
multilínea y
sideroblastos
en Anillo
Anemia
refractaria
con exceso de
blastos tipo I
Anemia
refractaria
con exceso de
blastos tipo II
SMD asociado
a del (5q)
(Única
anomalía
citogenética)
SMD no
clasificado
Anemia en ausencia o presencia mínima de células blásticas.
MO con displasia selectiva de la serie
eritroide. Menos de 5% de blastos y
del 15% de sideroblastos en anillo
Anemia en ausencia o presencia mínima
de células blásticas.
MO con displasia selectiva de la serie eritroide. Menos del 5% de blastos y más
del 15% de sideroblastos en anillo
Citopenias (bi o pancitopenia). Mínimo
de 10% de células displásicas en 2 o
más líneas mieloides en MO. Sin o mínimos blastos (< 5%) Ausencia bastones
de Auer. Monocitosis menor a 1x 109/L
Citopenias (bi o pancitopenia). Mínimo
de 10% de células displásicas en 2 o
más líneas mieloides en MO. Sin o mínimos blastos (< 5%) Ausencia bastones
de Auer. Monocitosis menor a 1x 109/L.
Presencia de al menos 15% sideroblastos en anillo
En SP: Citopenias, < 5% de blastos, ausencia bastones de Auer, Monocitosis <
1 x 109. En MO: Displasia uni o multilínea,
5 a 9% de blastos, ausencia bastones de
Auer
En SP: 5 a 19% de blastos, ausencia de
bastones de Auer, Monocitosis < 1x109.
En MO: Displasia uni o multilínea 10 a
19%. Eventual presencia bastones de
Auer
Anemia con plaquetas normales o aumentadas. MO: megacariopoyesis normal o aumentada. Dismorfia prominente
referida a megacariocitos uni o bilobulados. Menos de 5% de blastos. Ausencia
bastones de Auer
Citopenia aislada (granulocitopenia o
trombocitopenia). Displasia de serie
granulocítica o megacariocítica. Sin o con
escasos blastos. Sin bastones de Auer.
Tabla II. Correlación de las Clasificaciones: FAB-OMS
FAB
AR
ARSA
AREB
AREB-T
CMML
-------
OMS
AR (displasia unilínea)
Síndrome 5qCRDM
ARSA (displasia unilínea)
CRDM con sideroblastos en anillo
AREB-I
AREB-II
LAM
SMD/SMP
SMD Inclasificables
ciones y las manifestaciones hemorragíparas. En algunos
pacientes el hallazgo es casual ya que, debido a su edad
avanzada, suelen presentar enfermedades concomitantes
que requieren controles y análisis periódicos. Ocasionalmente pueden aparecer fenómenos autoinmunes como vasculitis, artritis, anemia hemolítica o trombocitopenia, entre otros.
Se han descrito casos asociados a infección por VIH(5).
También pueden presentarse en el contexto de enfermedades neoplásicas hematológicas: síndromes mieloproliferativos (5%), síndromes linfoproliferativos (7,5%); y extrahematológicas: carcinoma sólido (13%)(1).
El examen físico puede revelar palidez cutáneo-mucosa,
petequias, equimosis o signos de infección. En ocasiones, especialmente en pacientes con leucemia mielomonocítica crónica (LMMC) se observa la presencia de adenomegalias, hepatoesplenomegalia, infiltración cutánea e hipertrofia gingival.
Estudios paraclínicos
Hemograma con reticulocitosis, lámina periférica,
que confirmará citopenias periféricas. Su severidad y determinará la presencia de dishemopoyesis.
Estudio de médula ósea (MO)
Mielograma: permitirá alcanzar el diagnóstico, clasificar
el SMD dentro de un subtipo y excluir una leucemia aguda(1).
Como hallazgo general, se tratará de una médula generalmente hipercelular, aunque puede ser normo e incluso
hipocelular en hasta 20% de los casos(5). El diagnóstico se
basará fundamentalmente en la presencia de dishemopoyesis. Se considera significativa su presencia en al menos 10%
de células de cada línea sobre un recuento amplio.
La diseritropoyesis se manifiesta principalmente por alteraciones nucleares: puentes internucleares, eritroblastos
multinucleados, cromatina megaloblástica, irregularidad del
contorno nuclear (gemaciones, cariorrexis, incisuras, apéndices), mitosis anómalas. También pueden encontrarse sideroblastos patológicos (tipos III y anillos), PAS positividad y
anillos de Cabot. Anomalías de menor consideración patológica son puentes intercitoplasmáticos, binuclearidad, vacuolización, punteado basófilo y cuerpos de Howell-Jolly.
La disgranulopoyesis se caracteriza por segmentación
nuclear deficiente: núcleos pseudo-Pelger-Huet, en anillo,
en espejo, con condensación cromatínica anómala. A su
vez puede encontrarse déficit de granulación citoplasmática:
hipogranularidad, o gigantismo granular: gránulos pseudo
Chediak. El hallazgo más característico considerado el Gold
standard es la coexistencia en un mismo granulocito de hiposegmentación nuclear y de agranularidad. Otras anomalías
de menor consideración patológica son: hipersegmentación
nuclear, apéndices nucleares, cuerpos de Doehle.
La displasia megacariocítica se caracteriza por micromegacariocitos hipolobulados de citoplasma maduro que suelen
agruparse, megacariocitos monolobulados de tamaños varios o no lobulados. Anomalías de menor consideración patológica: megacariocitos con asincronismo madurativo núcleocitoplasma, megacariocitos con lóbulos nucleares dispersos.
Es fundamental la valoración del porcentaje de blastos
que permite estimar el riesgo de transformación a leucemia
aguda mieloblástica. Se prestará especial atención a la diferenciación entre promielocitos y blastos granulares, que puede variar de observador a observador y falsear el diagnóstico
de LAM(1).
Biopsia de médula ósea
Permite evaluar más adecuadamente la celularidad y reconocer los SMD hipoplásicos. Aporta datos sobre la dispo-
Semana Médica del Hospital Maciel 2012
sición arquitectural, conservación o pérdida de la topografía
normal de las progenies, como la presencia de agregados de
células progenitoras mieloides en situación central en lugar
de paratrabecular: abnormal localization of immature precursors - ALIP y cambios estromales(5). Por último, la biopsia
permite reconocer los casos de SMD con mielofibrosis(2). Actualmente estos últimos elementos descritos son de menor
valor en la estratificación pronóstica de los SMD.
Estudio citogenético convencional (técnica de bandeo) de importancia pronóstica y terapéutica.
Las alteraciones cromosómicas clonales pueden detectarse en las células de la MO en 40 a 70% de los pacientes
con SMD primarios, la probabilidad de encontrar anormalidades cromosómicas aumenta con la progresión de la enfermedad.
Se han identificado alteraciones citogenéticas con valor
pronóstico.
Las de buen pronóstico son: la ausencia de alteraciones
o -Y, delección 5q, delección 20q. La delección del brazo largo del cromosoma 5(q) se menciona especialmente ya que
corresponde a un subtipo específico de SMD (clasificación
de la OMS). Se ve en hasta 15% de los casos, ocurre principalmente en mujeres, se caracteriza por anemia macrocítica
refractaria con recuento plaquetario normal o aumentado y
megacariocitos unilobulados. El curso clínico es favorable y
responde a un tratamiento específico.
Las de pronóstico pobre corresponden a anomalías del
cromosoma 7 y a la sumatoria de 3 o más anomalías. La monosomía 7 y las delecciones del cromosoma 7 se observan
hasta en 10% de los pacientes con SMD primarios y hasta en
50% de los secundarios vinculados a quimioterapia.
Todo otro tipo de alteración, se asocia a un pronóstico
intermedio.
Citometría de flujo en MO, interesa porcentaje de CD
34+ –blastos– y permite evaluar los trayectos madurativos de
la línea granular lo cual hace posible confirmar la presencia
de dishemopoyesis
Eritropoyetina (Epo) sérica previo a transfusión de GR,
ya que permite predecir el grado de respuesta al tratamiento
con Epo.
En vistas a descartar causas de dishemopoyesis:
- dosificación de ácido fólico y vitamina B12;
- metabolismo férrico;
- dosificación de hormonas tiroideas en vistas a descartar
hipotiroidismo como causa de displasia.
Test adicionales
- Tipificación HLA en candidatos a trasplante alogénico
(menores a 65 años).
- Serología para HIV y CMV en candidatos a transplante
- Estudios genéticos adicionales en pacientes con citopenias familiares –anemia de Fanconi, disqueratosis congénita entre otras–.
- Deficiencia de cobre, puede simular elementos celulares
de SMD.
Scores pronósticos(1,3,4)
Para estimar el pronóstico se utiliza el Indice Pronóstico Internacional (IPSS). Éste otorga una puntuación entre 0
(bajo riesgo) y 3,5 (alto riesgo), atendiendo al porcentaje de
blastos, grado de citopenia, y ausencia o presencia de anomalías cariotípicas.
Las citopenias se puntúan cuando la Hemoglobina es
menor a 10 g/dl, los neutrófilos son menores a 1.800/µl y las
plaquetas menores a 100.000/µl. Los blastos en MO se pun-
S5
túan como se detallan en la tabla. En relación al cariotipo, se
considera de buen pronóstico: sin alteraciones o –Y, delección 5q, delección 20 q; pobre: anomalías del cromosoma 7 y
≥ 3 anomalías; intermedio: otras alteraciones.
Tabla III. Score IPSS.
Variable
0
0,5
1,0
Blastos en MO
< 5%
5-10%
Cariotipo*
Citopenias**
Bueno Intermedio Pobre
0-1
2 o más
1,5
1120%
2,0
2130%
BIBLIOGRAFÍA
1. Sans-Sabrafen J, Woessner S, Besses C. Sindromes mielodisplásicos En Sans Sabrafen J, Besses C, Vives Corrons J,
Editores. Hematología clínica, 5º ed. Barcelona: Harcourt,2006;
307-327.
2. Sociedad Argentina de Hematología. Guía Diagnóstica Terapéutica Síndromes Mielodisplásicos. Disponible en: http://www.sah.
org.ar/docs/GuiaSMDvf1.pdf (Consulta: 30/05/2012).
3. NCCN Clinical practice guidelines in oncology. Myelodysplastic
syndromes. 2010.
4. Sánchez García, J; Serrano, J; García Castellano, JM; Torres
Gómez. A, Síndromes mielodisplásicos. Medicine 2008; 10 (21):
1402-1408.
5. G. F. Sanz Santillana, M. T. Vallespi Sole, M. A. Sanz Alonso.
Sindromes mielodisplasicos adquiridos. En: Farreras-Rozman,
Medicina Interna. 16ª Edición; capítulo 207; 1696-1700.
Tratamiento de los síndromes
mielodisplásicos
Dra. Nadia Reyes
Residente de Clínica Médica. Clínica Médica 1. Facultad de
Medicina. UdelaR. Montevideo.
Dra. Lucía Silveira
Residente de Clínica Médica. Clínica Médica 1 Facultad de
Medicina. UdelaR. Montevideo.
Dra. María Carreras
Asistente de Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
Dra. Mercedes Fariña
Asistente de Clínica Médica 1 Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
Dr. Pablo Catalá
Profesor Adjunto de Clínica Médica 1. Facultad de Medicina.
UdelaR. Montevideo.
El tratamiento de los SMD continúa siendo actualmente
poco eficaz. Por lo tanto, existen varios desafíos para encarar
en el futuro. Es fundamental avanzar en el conocimiento de
los mecanismos patogénicos para encontrar nuevas armas
terapéuticas, dirigidas contra blancos específicos. Es importante determinar qué mutaciones conducen al desarrollo y
progresión de los SMD, y cuáles son simples espectadores
de este proceso. Gracias a los avances actuales en citoge-
S6
nética, hoy es posible asociar determinadas mutaciones con
subtipos de SMD y, en base a esto, estimar el pronóstico y
la respuesta a los diferentes tratamientos. El objetivo final
es mejorar las habilidades para tratar más eficazmente a los
pacientes con SMD y buscar estrategias para prevenir su desarrollo.
Las conductas terapéuticas se establecen en función de
la estratificación de la enfermedad y del estado general del
paciente.
La escasa respuesta terapéutica viene condicionada por
diferentes factores, de los cuales la edad del paciente y sus
comorbilidades son los más importantes, además de limitar
las posibles opciones terapéuticas(1).
Los objetivos del tratamiento son:
a. curar cuando sea posible;
b. mejorar la supervivencia;
c. mejorar la calidad de vida (minimizando la toxicidad de la
estrategia seleccionada);
d. disminuir la progresión a LAM;
e. controlar los síntomas asociados a las citopenias(1).
No todos los pacientes con SMD requieren tratamiento
inmediato.
Esto se debe principalmente a que:
- con la excepción del transplante de progenitores hematopoyéticos (TPH) alogénico, no existe actualmente un
tratamiento curativo;
- algunos subgrupos de pacientes con SMD sobreviven
una década o más sólo con tratamientos de soporte;
- el principal objetivo del tratamiento para la mayoría de
los pacientes es el control de los síntomas y la mejoría
de la calidad de vida, lo cual incluye minimizar la toxicidad de los tratamientos;
- no hay evidencia de que el tratamiento de los pacientes
asintomáticos mejore la sobrevida a largo plazo(2).
El tratamiento inmediato está indicado para los pacientes
con las siguientes complicaciones relacionadas a la enfermedad:
- anemia sintomática;
- trombocitopenia sintomática;
- infecciones recurrentes en el contexto de neutropenia(2).
Manejo de los SMD asintomáticos
En los pacientes asintomáticos puede optarse solamente
por los seguimientos clínico y paraclínico.
La paraclínica, incluyendo el hemograma completo con
lámina periférica, está destinada a evaluar la evolución de las
citopenias y a descartar causas reversibles de ellas (como
las deficiencias de vitamina B12, hierro o cobre).
Debe realizarse vacunación, especialmente contra agentes respiratorios como el Neumococo, Haemophilus Influenza B, Bordetella Pertussis e Influenza.
Se debe enfatizar en la cesación del tabaquismo.
Si el paciente se mantiene asintomático por varios meses y el recuento de células sanguíneas está estable, se irán
espaciando los controles. Debe educarse a los pacientes
acerca de las potenciales complicaciones del SMD y en la
consulta inmediata ante la aparición de fiebre o sangrado.
Cuando el paciente requiera una transfusión o presente infecciones recurrentes, entonces es momento de considerar
otras medidas terapéuticas(2).
Evaluación antes del tratamiento
Todos los pacientes con SMD deben tener una historia
clínica completa que incluya además un registro de las transfusiones recibidas. Los estudios necesarios antes de iniciar
el tratamiento se incluyen en la Tabla I.
Arch Med Interna 2012; 34 (Supl 2)
Tabla I. Estudios paraclínicos.
Paraclínica
Consideraciones
especiales
Hemograma completo, reticulocitosis, niveles de EPO sérica pretransfusión, folato eritrocitario,
En todos los pacientes
dosificación de vitamina B12, metabolismo del hierro y serología
para HIV
En candidatos a TPH y
Tipificación del antígeno leucoci- aquellos que requieran
tario humano
plaquetas HLA-compatibles
Puede identificar pacientes con probabiliTipificación de HLA-DR15
dad baja o intermedia
de respuesta a los inmunosupresores
Aspiración y biopsia de médula
ósea. Debe ser analizada con tinción de hierro y FISH para evaluar
anomalías citogenéticas comunes En todos los pacientes
en el SMD y aquellas que puedan
modificar el tratamiento como la
delección 5q.
En mujeres multíparas
Anticuerpos anti-HLA
y en pacientes multitransfundidos
Evaluación de translocaciones
5q31-33 y/o rearreglos genéticos
Pacientes con LMMC
PDGFRbeta.
En pacientes con tromAnálisis de la mutación JAK2
bocitosis
Tabla II. Esquema del tratamiento.
Riesgo del paciente
Tratamiento
Medidas de soporte o teraScore de riesgo IPSS bajo
pias de baja intensidad como
(0 puntos) o intermedio-1
agentes hipometilantes de
(0,5 a 1.0 puntos)
ADN o inmunosupresores
Score de riesgo IPSS interQuimioterapia o TPH en un
medio-2 (1.5 a 2.0 puntos) o
intento de alterar el curso de
alto (2,5 a 3,5 puntos) con
la enfermedad(2)
buen performance status
Pacientes con IPSS alto o
intermedio-2 que no pueden
Agentes hipometilantes(3)
someterse a tratamiento intensivo
El tratamiento de soporte es un importante adyuvante en el
manejo de todos los pacientes con SMD(2)
Selección del tratamiento inicial
Las guías prácticas proponen adecuar las decisiones
terapéuticas al performance status del paciente, a la categoría de riesgo IPSS y otras características de la enfermedad
(como la presencia de citopenias y el nivel sérico de EPO).
Las opciones terapéuticas para los pacientes con SMD
típicamente se dividen en 3 categorías:
1. Tratamiento de soporte. Uso de antibióticos para las
Semana Médica del Hospital Maciel 2012
infecciones, transfusión de glóbulos rojos y plaquetas en
caso de anemia y trombocitopenia sintomáticas.
2. Tratamiento de baja intensidad. Incluye factores de
crecimiento hematopoyéticos, hipometilantes de ADN e
inmunosupresores. Pueden ser administrados de forma
ambulatoria y tienen un bajo riesgo de morbimortalidad
relacionada al tratamiento. Pueden mejorar los síntomas
y la calidad de vida pero no son curativos.
3. Tratamiento de alta intensidad. Es la combinación intensiva de quimioterapia y TPH. Requiere hospitalización
y conlleva un riesgo significativo de mortalidad relacionada al tratamiento. Sin embargo, estos tratamientos son
más efectivos en mejorar las citopenias que el tratamiento menos intensivo, reducir el riesgo de muerte por SMD
y quizás alterar el curso de la enfermedad (eventualmente curativos)(2).
Los tratamientos de alta intensidad generalmente se reservan para los grupos de IPSS alto o intermedio-2, que presentan enfermedad más agresiva y peor pronóstico(2).
BIBLIOGRAFÍA
1. Sans-Sabrafen J, Woessner S, Besses C. Síndromes mielodisplásicos En Sans Sabrafen J, Besses C, Vives Corrons J,
Editores. Hematología clínica, 5ª ed. Barcelona: Harcourt,2006;
307-327.
2. Stanley, L. Overview of the treatment of myelodysplastic syndromes. In: UpToDate, Rose, BD (Ed), UpToDate, Waltham, MA,
2011.
3. Elihu, H. Treatment of intermediate-2 or high risk myelodysplastic syndromes. In: UpToDate, Rose, BD (Ed), UpToDate,
Waltham, MA, 2011.
Tratamiento de soporte
El tratamiento de soporte mejora la calidad de vida del
paciente pero no prolonga la sobrevida. En general la anemia es manejada inicialmente con transfusiones de glóbulos
rojos (GR). Más de 80% de los pacientes con SMD recibirán
transfusiones de GR en alguna etapa de la enfermedad. Los
pacientes que presenten síntomas deberán ser transfundidos
independientemente del valor de Hemoglobina (Hb), no se
ha logrado establecer un punto de corte(2). Se recomienda el
uso de concentrados de GR leucodepleccionados e irradiados. La concentración deberá ser la mínima para mantener
al paciente asintomático, esto dependerá de la edad, de su
actividad y de las comorbilidades que presente(2). Los inconvenientes de las transfusiones de GR son la aloinmunización,
la transmisión de enfermedades y la sobrecarga férrica(3).
Agentes estimulantes de la eritropoyesis
La Eritropoyetina (EPO) y la Darbepoyetina mejoran la
calidad de vida, pero no han demostrado beneficios en la sobrevida(1,3).
Pacientes con anemia y niveles bajos de EPO endógena
con requerimiento transfusional bajo (menos de 2 volúmenes
por mes), y riesgo bajo a moderado por IPSS, deben ser tratados con EPO s/c, inicialmente sola, si presenta Hb < 10 g/
dL y EPO endógena < 200 mU/mL. La dosis inicial es de
10.000 UI 3 veces por semana o 40.000 UI 1 vez por semana. Si al cabo de 6 semanas no hay respuesta, se aumentará a 20.000 UI 3 veces por semana o 60.000 UI semanales
sola o combinada con Factor Estimulante del Crecimiento de
Colonias Granulocítico-Macrofágicas (GM-CSF) a la dosis de
150 ug trisemanal por seis semanas más. En caso de no ob-
S7
tener respuesta terapéutica se suspenderá el tratamiento .
Tanto Darbepoyetina como EPO son similares en eficacia y seguridad. Algunos estudios sugieren que poseen efecto sinérgico con GM-CSF(2).
La respuesta a EPO puede ser tardía (12-26 semanas)
en 18 a 45% de los casos. Por respuesta eritroide completa
se entiende a la obtención de niveles estables de Hb mayores a 11,5 g/dL, una respuesta parcial es aquella que produce
un ascenso de la Hb y una disminución del requerimiento
transfusional(3). Pacientes que presentan alto requerimiento
transfusional y altos niveles de EPO tienen menor probabilidad de responder al tratamiento(3).
Los pacientes con bajo puntaje IPSS tienen mayor duración de la respuesta al tratamiento, mayor tasa de respuesta
a la terapia combinada de EPO+ GM-CSF que los pacientes
con alto puntaje (46% vs 27%) y no poseen aumento del riesgo de progresión a LAM o muerte.
Aunque el riesgo de disminución de la sobrevida durante
el uso de EPO está demostrado para otras neoplasias, esto
no se ha demostrado para SMD.
Se iniciará Factor Estimulante del Crecimiento de Colonias Granulocíticas (G-CSF) 1-2 ug/kg por vía subcutánea
2-3 veces por semana, y se titulará la dosis con el fin de alcanzar un conteo de neutrófilos de 1.000-2.000. La respuesta
se obtiene entre la semana 6 a 8. Si no hay respuesta al
tratamiento deberá suspenderse(1).
La necesidad de transfusiones frecuentes de GR es un
marcador de mal pronóstico y puede llevar a la sobrecarga
de hierro con hemocromatosis secundaria, potencial lesión
cardíaca, hepática, pancreática y gonadal(1,2).
El uso de quelantes del hierro se reserva para pacientes
con SMD de bajo riesgo que hayan requerido o se sospecha
que puedan requerir transfusiones frecuentes (más de 2030), así como también en aquellos con demostrada sobrecarga de hierro (ferritina sérica > 1.000 ucg/L).
Los datos sobre eficacia y seguridad de los quelantes de
hierro en estos pacientes son escasos.
En pacientes que han requerido más de 20-30 transfusiones de GR, más de 2 transfusiones por mes, Ferritina
mayor a 1.000 ucg/L y una expectativa de vida mayor a 3
años, se recomienda el uso de quelantes de hierro. También
pueden beneficiarse los pacientes que recibirán trasplante
alogénico de médula ósea(1,2). Se utiliza Deferasirox v/o 2040 mg/kg v/o día.
(1,2)
Complicaciones infecciosas
Los pacientes con SMD poseen alta incidencia de infecciones debida a neutropenia y disfunción de los granulocitos.
La infección es la primera causa de muerte en los SMD. Las
infecciones bacterianas inespecíficas son las más frecuentes, pero las fúngicas no son raras. Las infecciones virales y
bacterianas específicas son más frecuentes en los pacientes
que reciben tratamiento inmunosupresor(1,2).
Debe tenerse claro que las infecciones en estos pacientes pueden evolucionar de manera silente, pueden tener
evolución lenta o no responder al tratamiento antibiótico habitual(1).
Frente a un paciente febril con neutropenia < a 1.000 o
sepsis está indicado el tratamiento con antibióticos de amplio
espectro a la brevedad.
Filgastrim estaría indicado solamente en casos de pacientes neutropénicos con fiebre o con neutropenia e infecciones recurrentes(2).
No está demostrado el beneficio de uso de antibióticos
con fines de profilaxis(1-3). Tampoco está demostrado que el
S8
uso de factores de crecimiento sea beneficioso ya que hay
estudios que evidencian que un aumento del recuento de
neutrófilos no se relaciona a un descenso de las infecciones,
esto probablemente sucede por disfunción de dichas células(2).
Como profilaxis deben recibir vacuna antigripal anual,
antineumocóccica cada 5 años, también la vacuna contra la
tos convulsa y H. Influenza B. No deben recibir vacunas a
gérmenes vivos(1).
Complicaciones hemorrágicas
Estas se deben, no sólo a la disminución en el recuento
plaquetario, sino también a su disfunción.
Se indicará transfusión de concentrados plaquetarios
cuando el paciente presente un sangrado y/o conteo plaquetario < 10.000, esto último en general sucede en etapas
avanzadas de la enfermedad. Su inconveniente es la aloinmunizacion y la refractariedad, por lo que es recomienda que
sean irradiados previamente(1-3).
Los análogos de la trombopoyetina como el Romiplastin y Eltrombopag se encuentran aún en fase experimental(2).
Romiplastin demostró una mejoría de 46% luego de 8 semanas de tratamiento con disminución del sangrado y disminución del requerimiento transfusional, como efectos adversos
se han descrito osteonecrosis, neutropenia febril, anemia y
vértigo(1).
La IL 11 ha demostrado escasa eficacia con efectos adversos como retención hidrosalina(3).
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mielodisplásicos. Disponible en: www.dcmedicina.edu.uy/publicaciones/cursos/sindromesmielodisplásicos. Departamento de
educación médica. Hospital de Clínicas. Montevideo-Uruguay.
Junio 2006.
Tratamiento de baja intensidad
El tratamiento de baja intensidad contempla muy diversas opciones cuyo objetivo es actuar sobre los posibles
mecanismos fisiopatológicos implicados en la génesis de los
SMD.
Los agentes hipometilantes del ADN como azacitidine
y decitabine tienen como objetivo la mutilación aberrante del
ADN visto en los SMD y por lo menos 50% de los pacientes
tienen respuesta. Ambos han sido aprobados por la FDA para
su uso en pacientes con SMD(7).
El tratamiento inmunosupresor contempla la globulina antitimocítica y la Ciclosporina A y se fundamenta en la
presencia de inhibición de la hematopoyesis mediada por
linfocitos T observada en algunos pacientes. En pacientes
con factores predictivos de buena respuesta al tratamiento
inmunosupresor (aquellos con HLA-DR15, formas hipoplásicas, clona HPN positiva, menos de 5% de blastos en médula ósea, corta dependencia transfusional de glóbulos rojos y
edades más jóvenes) puede intentarse la terapia con globulina antitimocítica o ciclopsporina(7).
Existen diversos fármacos con potencial acción sobre el
Arch Med Interna 2012; 34 (Supl 2)
microambiente hematopoyético con mecanismos antiangiogénico y anticitoquina. En los SMD se ha demostrado que el
VEGF-A (factor de crecimiento endotelial vascular) aumenta
la neovascularización y estimula la expansión clonal de los
mieloblastos que poseen receptores para dicho factor, así
como la hematopoyesis ineficaz de los progenitores más inmaduros. La talidomida presenta propiedades antiangiogénicas y de inhibición del TNF-α pudiendo constituir una opción en pacientes jóvenes de bajo riesgo, con dependencia
transfusional y concentraciones basales de Epo elevadas (es
decir, no candidatos a tratamiento con Epo). No se plantea su
uso en edades avanzadas por la mala tolerancia. El Lenalidomide, un análogo de Talidomida, es un inmunomodulador
con actividad antiangiogénica y propiedades antineoplásicas, potente inhibidor de la producción de TNF-α. Tiene un
efecto dual sobre el clon maligno y el estroma medular, con
acción directa sobre los progenitores eritroides, promoviendo
la eritropoyesis y restableciendo la diferenciación eritroide.(2)
Está indicado para el tratamiento de pacientes con SMD con
alto requerimiento transfusional y riesgo bajo o Intermedio-1
asociado con deleción 5q, con o sin anomalías citogenéticas
adicionales(7).
Otros fármacos en estudios clínicos son los anti-TNF
(etanercept y infliximab) y los inhibidores de la farnesiltransferasa (tipifarnib y lonafarnib)(1)
Tratamiento de alta intensidad
La quimioterapia intensiva similar a la utilizada en la
LAM consigue remisiones en 40-60% de los pacientes. No
obstante, la duración de la remisión completa es corta, con
menos de 10% de pacientes vivos y libres de enfermedad
a los 2 años. Los fármacos utilizados suelen ser citarabina
combinada con antraciclinas y fludarabina. Este tipo de tratamiento se recomienda para pacientes no candidatos a TPH
que tienen menos de 55 años y un IPSS intermedio-2 o alto.
Asimismo, los pacientes entre 55 y 65 años con las mismas
puntuaciones citadas y un buen estado general también podrían ser candidatos a este tipo de quimioterapia(1).
El TPH alogénico es el único tratamiento para SMD con
potencial curativo. Su limitante es la disponibilidad de donantes y la edad avanzada de la mayoría de los pacientes
con este trastorno. Sin embargo, el advenimiento del TPH
de intensidad reducida no mieloablativo (TIR) ha extendido
la aplicabilidad del TPH a pacientes de hasta 70 años con
un riesgo IPSS intermedio-2 o alto. Dicha terapia intensiva
es la preferida en este grupo de pacientes debido a una baja
expectativa de sobrevida y una alta tasa de transformación
a LAM cuando son tratados con medidas de soporte exclusivamente(8).
Los pacientes con SMD IPSS intermedio-2 o alto tienen
mejor esperanza de vida si el trasplante se realiza de forma
temprana después del diagnóstico (en el primer año), mientras que un tratamiento más conservador parece apropiado
en pacientes con IPSS bajo o intermedio-1(9).
Se desconoce si la quimioterapia pre-trasplante como
método de disminuir la “carga tumoral” es beneficiosa o no
añade beneficio al TPH que se realiza sin quimioterapia previa. Su utilización parece lógica en los pacientes con IPSS
de riesgo alto(1).
Todavía no se pueden hacer recomendaciones categóricas en las indicaciones y tipo idóneo de TPH en los SMD.
Menores de 60 años
- IPSS bajo o intermedio-1 y donante compatible se puede
diferir el trasplante hasta que aparezcan signos de pro-
Semana Médica del Hospital Maciel 2012
-
gresión de la enfermedad.
El TPH estaría indicado como primera opción terapéutica
en los pacientes con IPSS intermedio-2 o alto, con buen
estado general y donante HLA-idéntico.
Mayores de 60 años
- Buen performance status e IPSS bajo o intermedio 1 deberían recibir tratamiento de baja intensidad, incluyéndose en ensayos clínicos con nuevos fármacos, o bien
tratamiento de soporte.
- IPSS intermedio 2 o alto, la edad y el estado general
deben condicionar siempre la estrategia terapéutica.
Los pacientes con donante no emparentado de menos
de 40 años son candidatos a TPH mieloablativo y los de más
de 40 años a TIR en ensayos clínicos prospectivos(1).
Seguimiento del paciente
Los pacientes deben seguirse longitudinalmente para
evaluar la respuesta al tratamiento y monitorizar la progresión de la enfermedad. Se han desarrollado criterios de respuesta estandarizados que usan el análisis de sangre periférica y de médula ósea.
Debe seguirse a todos los pacientes con hemograma
para evaluar la mejoría hematológica. Un aspirado de médula ósea con o si biopsia se realiza si el conteo celular se deteriora más de lo previsto para evaluar la posible progresión
a SMD de alto riesgo o a LAM.
Criterios de respuesta
Las respuestas se clasifican de acuerdo con el Grupo de Trabajo Internacional (GTI).
Criterios hematológicos de respuesta:
Respuesta eritroide
- Hemoglobina pretratamiento < 11 g/dl: incremento de Hb
≥ 1,5 g/dl durante al menos ocho semanas, y reducción
en las unidades de transfusiones de glóbulos rojos.
Respuesta de plaquetas
- Plaquetas pretratamiento < 100 x 109/L: incremento absoluto de plaquetas ≥ 30 x 109/L para los pacientes que
comenzaron con > 20 x 109/L plaquetas o del 100% para
aquellos que comenzaron con < 20 x 109/L.
Respuesta de neutrófilos
- Neutrófilos pretratamiento < 1 x 109/L: aumento de por lo
menos 100% y un aumento en términos absolutos > 0,5
x 109/L.
Aunque intuitivamente razonable, no está claro si la mejoría hematológica prolonga la supervivencia(6).
La respuesta de la médula ósea (MO) debe persistir por
un período mínimo de cuatro semanas.
Remisión completa (RC) - MO con ≤ 5% de mieloblastos con maduración normal de todas las líneas celulares. La
sangre periférica muestra hemoglobina ≥ 11 g/dl, plaquetas
≥ 100 x 109/L, neutrófilos ≥ 1 x 109/L, y ausencia de blastos
circulantes. Los pacientes que logran la remisión completa
tienen mejor sobrevida.
Remisión parcial - Los mismos criterios de la remisión
completa, excepto blastos en la MO que descienden en ≥
50% con respecto a los valores pretratamiento, pero aún son
> a 5%.
S9
Remisión completa de médula - Logran una remisión
completa en la MO, pero sin mejoría de los recuentos de
sangre periférica. Al igual que con mejoría hematológica, la
importancia pronóstica no está bien establecida.
Enfermedad estable - Fallo en conseguir la remisión parcial pero sin evidencia de progresión por lo menos durante
ocho semanas.
Progresión de la enfermedad - Definido por el aumento del porcentaje de blastos con respecto al inicial. También
puede ser definida por el descenso al menos de 50% de la
máxima remisión/respuesta en los granulocitos o plaquetas,
reducción de la hemoglobina ≥ 2 g/dl o dependencia transfusional.
Respuesta citogenética - Es completa si la anomalía cromosómica desaparece sin la aparición de otras nuevas, es
parcial si hay una reducción de al menos 50% de las anomalías cromosómicas. Los pacientes que logran una RC pero
tienen anormalidades citogenéticas persistentes están más
propensos a recaer que los pacientes cuya RC se caracteriza
por la desaparición de la anomalía citogenética inicial.
Tratamiento de la enfermedad refractaria o
recurrente
No hay tratamientos efectivos para el SMD refractario
o recurrente, los pacientes deben ser animados a participar
en ensayos clínicos siempre que sea posible. Fuera de un
ensayo clínico, el tratamiento depende en gran medida del
tratamiento previo del paciente: a los que aún no han sido
tratados con agentes hipometilantes de ADN (es decir, los
inicialmente tratados con terapia inmunosupresora) se les
puede ofrecer un ensayo de azacitidina o decitabina.
BIBLIOGRAFÍA
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