)R. ANTONIO CASTILLO DE LUCAS

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)R. ANTONIO CASTILLO DE LUCAS
NOTICIA SOBRE
LOS AUTORES CLASICOS
QUE SE OCUPAN
DE LA MEDICINA POPULAR
PUBLICACIONES MEDICAS BIOHORM. - SECCIÓN: MEDICINA E HISTORIA | N.° R.: B. 1023-63 | D. L : B. 27541-63 | EDITORIAL ROCAS. - DIRECTOR: DR. MANUEL
CARRERAS. COLABORAN: DR. AGUSTÍN ALBARRACIN - DR. DELFÍN ABELLA - PROF. P. LAIN ENTRALGO - PROF. J. LÓPEZ IBOR - DR. A. MARTIN DE PRADOS - DOCTOR CHRISTIAN DE NOGALES - DR. ESTEBAN PADROS - DR. SILVERIO PALAFOX -PROF. J. ROF CARBALLO - PROF. RAMÓN SARRO - PROF. MANUEL USANDIZAGA PBOF. LUIS S. GRANJEL . PROF (OSE M« LÓPEZ PIÑ£=RQ - DR. JUAN RIERA - SECRETARIO DE REDACCIÓN; DR- FELIPE CID - DIRECCIÓN GRÁFICA: PLA-NARBONA
De esta edición se han separado cien ejemplares
numerados y firmados por el autor.
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DR. ANTONIO CASTILLO DE LUCAS
NOTICIA SOBRE
LOS AUTORES CLASICOS
QUE SE OCUPAN
DE LA MEDICINA POPULAR
4
Los autores clásicos de nuestra literatura, poseían una cultura humanística tan extensa como intensa, no sólo en
lo profesional, donde culminaron en su época, sino en los demás saberes humanos que utilizaban como base para
documentar y razonar sus trabajos y observaciones.
Cervantes, príncipe de las Letras españolas, da a sus obras el fruto de sus lecturas de geografía, filosofía y medicina, ésta en gran proporción como demostraremos.
El Dr. Pérez de Herrera, médico de las Galeras Reales y de Cámara, añadió a su lista de libros de Medicina uno
de Enigmas filosóficos y proverbios morales, que en doctrina no superaría un teólogo, ni en forma literaria un poeta cultivado. Ningún clásico, dejó de incluir en sus obras, salpimentándolas de gracia, donosura y experiencia,
ese saber popular condensado en refranes, decires, coplas, leyendas, etc. y, en nuestro caso, relacionados con
la medicina y el arte de curar que utiliza el pueblo, aprendiéndolo por tradición oral.
Tres beneficios esenciales nos proporcionan la lectura y meditación de estos hechos folklóricos —más propio sería
decir etnográficos, pero nos rendimos de momento al uso y abuso de este término de folklore— que, tan frecuentemente, se encuentran citados en los libros clásicos:
i.°
Nos informan de hechos que pertenecen a culturas anteriores y que sobreviven total o parcialmente en la época
del autor.
2.° Nos enseñan observaciones y experiencias antiguas, que debemos valorar para su aplicación actual, o para
rechazarlas razonadamente.
3.0 Nos sugieren nuevas ideas por comparación y relación con las de otros pueblos y tiempos,la evolución cultural, según la raza, civilización, creencias religiosas y demás factores ecológicos o ambientales.
Conforme al título, este ensayo será breve porque nos limitaremos a unos cuantos clásicos —los suficientes para rellenar unas cuartillas y a título de ejemplos— y porque de cada uno no vamos a citar su labor folklórica
a través de sus obras, ni aún en relación con la medicina, sino a un determinado hecho y esto con la limitación
de espacio, para que el lector pueda estimularse releyendo a los autores y añadiendo nuevas muestras del saber
popular que ellos, tan discretamente, supieron glosar y comentar.
Veamos, pues, el programa que nos hemos propuesto :
i.°
2.0
3.0
4.0
5.0
6.°
7.0
8.°
El Marqués de Santillana. Proverbios y refranes.
El Arcipreste de Hita. Las enfermedades del alma y sus refranes.
Miguel de Cervantes. Refranes y biotipología popularizada en el Quijote.
Lope de Vega. Literatura oral en la poesía del Fénix (glosar refranes).
Jerónimo de Arbolancha. Los mitos.
Luis Vives. Los juegos.
Pedro Mexía. Enfermedades fabulosas.
Fernando de Rojas. Medicina psicosomática y curanderil en La Celestina.
i.°)
E L MARQUÉS DE SANTILLANA.
Proverbios y refranes.
D. Iñigo López de Mendoza, primer Marqués de Santillana, vivió en los finales del siglo xiv y primera mitad
del xv. Fue tan diestro en las armas como en las letras. Dos de sus escritos tienen gran interés paremiológico : el
libro de Los Proverbios y la recopilación de refranes que dicen las viejas tras el fuego.1
5
Los proverbios, son pensamientos eruditos, sentenciosos, morales, que un autor compone para servir de enseñanza ; la mayoría son obras que además escribe para determinada persona, como en este caso lo hizo el Marqués
de Santillana para la educación del príncipe D. Enrique, hijo de D. Juan II, que luego reinó en España con el nombre de Enrique IV y el sobrenombre del Impotente, y que podemos añadir tan científica e históricamente ha estudiado Marañón.2
Los proverbios, propiamente, no son populares. Para recordarse precisan de un estudio y comprensión de su significado. Veamos, con el ejemplo siguiente, esta dificultad de divulgación. Se refiere a la sobriedad.
Cuanto aprovecha el comer
con medida,
y sostiene nuestra vida
sin caer,
tanto daña al hombre ser
un glotón,
que tiene su corazón
en comer.
El pueblo sintetizaría estas ideas en este sencillo dístico :
De hambre, a nadie vi morir;
de mucho comer a cien mil.
o de estas otras formas : MÁS MUEREN DE HARTOS QUE DE FALTOS —o— MÁS MATA LA GULA
QUE LA ESPADA.
Cuando los proverbios se vulgarizan y simplifican, entonces se llaman proverbios vulgares o refranes.
Los refranes que recopiló el Marqués de Santillana tienen dos méritos fundamentales. El primero es el de ser la
colección príncipe, en todas las lenguas de Europa, hasta él, de los refranes que en los libros figuraban como tales
dichos, cuando oportunamente lo juzgaba el autor, pero nunca, hasta Santillana, reunidos en colección. Otro mérito, asimismo, es el de haber sido recogidos directamente del pueblo, por eso el libro tiene como título... «Los
refranes que dicen las viejas tras el juegos.
Recopiló setecientos veintiún refranes diferentes, de los que un centón tiene nexos con la medicina ; de ellos
vamos a citar tan sólo una docena, con una glosa brevísima :
A PAN DE QUINCE DÍAS, FAMBRE DE TRES SEMANAS
Indica que para el hambre no hay cosa dura —o a buen hambre, no hay pan duro.
BIEN CUENTA LA MADRE, MEJOR CUENTA E L INFANTE
Se refiere a que el parto se verifica cuando conviene al producto de la concepción.
QAPATO ROTO O SANO, MÁS VALE EN EL PIE QUE EN LA MANO
Previene los peligros de ir descalzo.
DUERME QUIEN DUERME, Y NO QUIEN PENAS TIENE
Se refiere al insomnio por intranquilidad y preocupaciones.
ÉCHATE A ENFERMAR, Y VERÁS QUIEN TE QUIERE BIEN Y QUIEN TE QUIERE MAL
En las necesidades, se conocen los amigos.
6
EL MAL ENTRA A BRAZADAS Y SALE A PULGARADAS
La evolución por lisis requiere convalecencia lenta. El mal entra por arrobas y sale por adarmes.
LLEVAR MALA NOCHE Y PARIR HIJA
Tocológicamente es creencia falsa, se refiere más a razones económicas, pues en los pueblos para las faenas del campo son más necesarios los varones.
HADAS MALAS Y EL CORAQÓN ANCHO
Magnífico consejo de optimismo a los deprimidos.
LO QUE LA VEJEZ COHONDE, NO HAY MAESTRO QUE LO ADOBE
Dentro de la dificultad, la Geriatría trata de suavizar esta verdad, por la higiene y tratamiento de
las enfermedades de la vejez.
MAS VALEN CARDOS EN PAZ, QUE POLLOS CON AGRAZ
Admirable consejo de psicoterapia y de moral, que evitaría muchas neurosis actuales. Más valen patatas
en paz, que tajadas en guerra.
NO HAY PEOR SORDO, QUE EL QUE NO QUIERE OÍR
Aguda distinción entre el oír y el escuchar.
SI T E VI, NO ME ACUERDO
Igualmente distingue entre el ver y el mirar (según se tenga o no atención y memoria visual).
E L ARCIPRESTE DE HITA.
Las enfermedades, el alma y sus refranes.
Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita, el gran poeta medieval, nos legó el Libro del buen amor, cuyos valores no son
momento de ponderar. Es una obra en la que, abriendo su corazón, como lo debe hacer un penitente, se presenta
ante sí mismo.
Como sacerdote y dados sus conocimientos de teología, regentó el Arciprestazgo de Hita (Guadalajara). Fue
encargado de visitar conventos de frailes. Pero los correctivos que impuso le valieron enemigos quienes le denunciaron por su vida placentera con la mesa y las mujeres, concluyendo por condenarle, el Arzobispo de Toledo, a
prisión perpetua : en los Franciscanos de Guadalajara, donde murió y donde escribió el Libro del Buen amor.1
En este libro, el Arcipreste se describe a sí mismo con «tan desenfrenada sinceridad» (Menéndez Pelayo) que,
la condena para corregir pecados como sacerdote, bien le disculpa como hombre, cuando los cometió ; se arrepiente de ellos y dice, por ser enfermedades del alma, que hacen padecer al cuerpo ; la gula con sus trastornos
digestivos y la temible congestión cerebral ; la ira por los accesos de tensión vascular que hacen peligrar la vida
y la razón ; la acidia o pereza que conduce al abandono físico ; la lujuria que ciega los sentidos para los más torpes delitos e infecciona el cuerpo con males venéreos. En oposición a ellos va diciéndonos refranes que son los remedios que hay que emplear y que nos hablan de discreción, trabajo, castidad, templanza, humildad, etc.
Las páginas de El libro del Buen amor se abren con un acto de fe, en forma de invocación, para que le ilumine
en su noble deseo. Síguenle entremezclados actos humanos de aventuras amorosas, y de emotivas frases de arrepentimiento, cantando himnos de alabanza —gozos a Santa María— a la Virgen para que le perdone como gran
pecador. Los refranes que cita, repetimos, son en castellano antiguo, sonoro, fuerte y sin rodeos de expresión,
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aunque luego a través del tiempo se van puliendo y desgastando como moneda de buen cuño que no pierde por eso
valor. El primero es el conjunto de los pecados capitales que luego va pormenorizando en cada uno de los demás libros :
La soberbia e ira, que nonfallan do quepas,
avaricia e luxuria, que arden más que estopa,
gula, envidia, acidia que se pegan como lepra,
de la cobdicia nascen, es ella raíz e cepa.
(Lujuria)
Tú dices que bien come, bien hace garsonía
9a do mucho vino es, luego es la luxuria e todo mal despues.
(Gula)
El comer sin mesura, e la gran verternía
otro sí, mucho vino con mucha beberría,
más mata que cuchillo, Ipocrás lo decía.
Como remedios propone las virtudes cardinales y el santo temor de Dios,
(Pereza)
De la acidia eres mesonera o posada,
nunca quieres que el orne de bondat haga nada,
en pecado comienza e entristece acabada
(Ira)
El can con gran angosto e con rabia de muerte,
a su dueño trava el rostro.
(Tranquilidad de espíritu)
Más vale en convento, las sardinas saladas,
fasiendo a Dios servicio con las dueñas honradas.
...
(El Trabajo)
Dios e el trabajo grande, pueden los fados vencer
maestría e arte de fuerza facen flaca.
(Conformidad)
En paze seguranza, es rica la pobreza
la provedat alegre, es muy noble riqueza.5
MIGUEL DE CERVANTES.
Refranes y biotipología popularizada.
En la bibliografía cervantina se encuentran los más variados títulos de trabajos que, sobre el glorioso Manco de
Lepan to, han escrito sus innumerables comentaristas ; no hay rama de las ciencias, artes y letras en las que los
autores hayan dejado de dar pruebas de la cultura de Cervantes en el saber o disciplina de que trata. A Cervantes
se le ha presentado como teólogo, filósofo, matemático, geógrafo, náutico, etc., y médico. En estos conocimientos,
efectivamente, era versado por haber leído los libros que tuviera su padre —«zurujano y sangrador»— que ejerció
en Alcalá de Henares y Valladolid y también en la parte de medicina popular por la riqueza de refranes y remedios que tienen relación con la medicina. Pero sobre todo como es sabido porque nos describió los biotipos de
Don Quijote y Sancho que, universalizados entre los hombres de ciencia, no hay obra de biotipología que deje de
citarlos como modelos fundamentales en toda clasificación morfocaractereológica ; en cuanto a la popularización el
vulgo los asimiló a su saber y como arquetipos han quedado, de idealismo y materialismo, con sus características
figuras de alto y delgado (longuilíneo), D. Quijote, y de bajo y gordo Sancho Panza (brevilíneo, pícnico).
La descripción morfológica y psicológica de estos dos personajes cervantinos, referida a lo largo de la inmortal
novela, en sus aventuras y desventuras, con su manera de pensar y reacciones psíquicas, tan vinculadas al temperamento esquizoide y cicloide respectivamente en D. Quijote y Sancho, culminan, a nuestro parecer, en que pone
en boca de uno y otro los refranes que retratan o corresponden a sus biotipos.6
D. Quijote, como hombre espiritual, inteligente e independiente no gusta de los refranes que, están formados,
8
como sabemos, por frases o ideas que contienen una experiencia o enseñanza, transmitida por antecesores. Son
comentarios breves, sustanciosos, con gracejo en el decir, fáciles de recordar, así como un comodín verbal para
sin esfuerzo pronunciarlos y obrar según nos aconseja ; a nuestro hidalgo, repetimos, no le agrada ese servilismo a la
tradición y sus pensamientos propios para servir a sus ideas : cuando dice un refrán del pueblo, es de tono elevado y espiritual. Veamos algunos ejemplos :
CUANDO' LA CÓLERA SALE DE MADRE, NO TIENE LA LENGUA PADRE, es consejo que da a Sancho
para que actúe con prudencia cuando sea gobernador y no se deje llevar por los arrebatos de la indignación . Y aún
lo remacha con otro : DICE LA IRA, MÁS QUE NO QUERÍA.
También, en otros consejos que da a Sancho, le habla en refranes, para que los recuerde. Así le dice : se templado
en el beber; EL VINO DEMASIADO, NI GUARDA SECRETO, NI CUMPLE PALABRA. Asimismo le
aconseja que no tenga gula, ésta le hará enfermar aporque la salud del cuerpo se fragua en la oficina del estómago» . COME POCO Y CENA MÁS POCO.
Más de una frase puesta en boca de D. Quijote se ha incorporado al refranero, por la mucha enseñanza que contiene en las breves y sustanciosas palabras de la misma. Así ha ocurrido con aquellas que le dijo a Sancho en
la aventura de los carneros en que, molido a palos y pedradas por los pastores, quiso que el buen escudero le
mirara la boca, pues, echaba sangre y temía haber perdido alguna muela : «has de saber que más quisiera
haber perdido un brazo de no ser el de la espada, que perder un diente», ya que : LA BOCA SIN MUELAS, ES
COMO1 MOLINO SIN PIEDRAS, y EN MUCHO MÁS SE HA DE ESTIMAR UN DIENTE, QUE UN
DIAMANTE.
Los refranes que dice Sancho corresponden a su biotipo pícnico cicloide, acomodaticio y de apetencias vegetativas : BIEN PREDICA, QUIEN BIEN VIVE, dice después de comer opíparamente en las bodas de Camacho.
DE PAJA O DE HENO, MI VIENTRE LLENO, manifiesta a la Duquesa, cuando vuelve de la ínsula, renunciando a ser Gobernador, porque el Dr. Tirteafuera no le dejaba comer de nada, por el temor de que le envenenasen y le hiciera daño, «ni aún tomar un racimo de uvas con un pedazo de pan», pues : TRIPAS LLEVAN
PIES, QUE NON PIES TRIPAS, dejando el cargo porque OFICIO QUE NO DA DE COMER, NO VALE
DOS HABAS ; y añade : EL ABAD, DE LO QUE CANTA YANTA^
En la aventura de los toros en que una vez más D. Quijote salió maltrecho, mientras se condolía de su desgracia, Sancho, sin dejar de mascar, sacando los pocos alimentos que quedaban en la alforja dijo : MUERA
MARTA, Y MUERA HARTA, y más de una vez plicó este adagio de optimismo : HASTA LA MUERTE,
TODO ES VIDA, pues PARA TODO HAY REMEDIO, SINO ES PARA LA MUERTE.
Curioso es también observar como el ambiente puede hacer cambiar el carácter de la biotipología. Así D. Quijote
cuando recobró la razón, tras de su grave y última enfermedad, dijo por única vez un refrán de desilusión : EN
LOS NIDOS DE ANTAÑO, NO HAY PÁJAROS HOGAÑO.
LOPE DE VEGA.
Glosa poética de refranes.
Nuestro prolífico poeta es un magnífico arquetipo de cultura erudita y de observaciones populares. Toda su inmensa obra teatral en verso no es sino un poético escenario de las costumbres de la época y de las maneras de
decir y pensar el pueblo. En las de carácter histórico y teológico, incluso, no prescinde de relatar hechos y emplear
metáforas relacionadas con la sabiduría del pueblo, como vinculando las ciencias divinas a las humanas, en toda
su amplitud, desde la cultura del sabio a la del rústico labrador.
9
Entre la literatura médica lopiana elegimos la obra de Agustín Albarracín : La medicina en el teatro Lope de
Vega.1 De esta obra tomaremos algunos ejemplos demostrativos de la glosa poética de refranes e ideas folklóricas,
relacionadas con la medicina, que comentaremos con una breve nota relacionada con el hecho folklórico en que
se funda.
Deontología.
—Sólo el tener esperanza,
sustenta al pobre cautivo ;
el enfermo mientras vivo
piensa que salud alcanza.
(Amistad y obligación, 27-11)
MIENTRAS HAY VIDA, HAY ESPERANZA. Por eso NO ES BUEN MÉDICO, EL QUE DESAHUCIA,
Es regla de moral médica agotar todos los recursos, psíquicos y físicos, ante un enfermo grave.
Endocrinología.
—y mujeres hay barbudas
que de lejos se saluda.
(El Secretario de sí mismo, 537-2)
Adagio citado por el Arcipreste de Hita en el Libro del Buen Amor, buen conocedor de la psicología femenina y
que en endocrinología corresponde a la mujer suprarenogenital, fuerte, varonil y fría.
Higiene.
—El que al alba se levanta,
goza un tercio más de vida,
cobra la salud perdida
y la que tiene adelanta.
(El rústico al cielo, 124-2)
Entre los muchos adagios relacionados con estos versos de Lope, tenemos SI QUIERES VIVIR SANO, ACUÉSTATE PRESTO Y LEVÁNTATE TEMPRANO. LA NOCHE SE HIZO PARA DORMIR Y EL DÍA
PARA VIVIR, etc., etc.
Patología.
Antes verás
que aborrezca el hidrópico la fuente.
(Los mártires de Madrid, 417-2)
A ti llego de la suerte,
que enfermo de hidropesía,
en la dulce fuente fría,
bebe contento la muerte.
(Los milagros por los celos, 418-2)
Ambas citas recuerdan el refrán : CUANTO MÁS EL HIDRÓPICO BEBE, MAS SED TIENE, que se explica por la polidipsia del enfermo, dada la trasudación acuosa en la cavidad peritoneal, por efecto de obstrucción
portal en las cirrosis de hígado o por otros mecanismos de retención acuosa tisular y cardio-renales.
Que apenas suele tener,
las sierras el nubladillo,
cuando un brazo o un tobillo
me avisan quiere llover.
(La paloma de Toledo, 447-2)
10
La sensibilidad meteoropatológica de los reumáticos, y otras enfermedades del colágeno, están igualmente señaladas en este adagio que un padre dice, sospechando de los alifafes de un aspirante a yerno : JOVEN Y CALENDARIO, NO TE CASARAS CON MI HIJA.
Terapéutica.
La Sangría .
Es la mujer del hombre, lo más bueno.
Es la mujer del hombre, lo más malo :
su vida suele ser y su regalo,
su muerte suele ser y su veneno.
Cielo a los ojos candido y sereno
que muchas veces al infierno igualo ;
por raro al mundo su valor señalo ;
por falso al hombre, su rigor condeno.
Ella nos da su sangre, ella nos cría ;
no ha hecho el cielo cosa más ingrata ;
es un ángel y a veces una arpía.
Quiere, aborrece, trata bien, maltrata ;
y es la mujer al fin, como sangría,
que a veces da salud, y a veces mata.
Este soneto, lo pone Rodríguez Marín 8 como glosa del clásico refrán : LA MUJER Y LA SANGRÍA, A VECES
MATAN Y A VECES DAN LA VIDA.
Tocología.
Repórtate en estas cosas,
porque eres más antojado
que con el primer preñado,
las mujeres melindrosas.
(La mocedad de Roldan, 455-2)
Observación, esta última, muy a tono con el origen psicosomático de tal afección que, de tener más espacio, comentaríamos debidamente.
JERÓNIMO DE ARBOLANCHA.
Los mitos.
Arbolancha fue un poeta del siglo XVI que no figura entre los autores clásicos. Cervantes le cita en El viaje del
Parnasso y no precisamente con elogio. Merecía serlo, no obstante, afirma Luis del Campo en su reciente
libro sobre la vida y la obra del poeta, merecía serlo, a juicio del autor, por la edición de su poema Las hávidas,
publicado en 1566 y hasta el presente no reproducido.9 Es de destacar, en el mentado poema, desde el punto folklórico médico, la extensa enumeración de dioses, ninfas y demás seres de las mitologías griega y romana, y de
la relación que hace de los mitos que llegan hasta nuestra época.
En la mitología clásica destacan la cantidad de dioses y seres monstruosos engendrados por bestialidad : el minotauro, por la reina Mina y un toro semental : el centauro, mitad hombre y mitad caballo, engendrado por el caballo Pegaso y una esclava ; mitos que perviven a pesar de que la ciencia los niegue como hechos biológicos,
cuando son especies muy diferentes, y en la moral están proscritos como pecado de bestialidad. En romancillos
de ciegos existen muchos de estos casos, descritos con detalles y siempre invocando a la Providencia, para castigar
tales relaciones de animales con personas.
Otros temas de que trata Arbolancha son los de las hadas, y el del cumplimiento de los presagios, señalando como
ejemplo el caso de Edipo, que en psicología ha dado el celebérrimo complejo y en la literatura popular ha inspirado multitud de leyendas y cuentos.
Curioso y sugerente es cuanto nos refiere de las ordalías o juicios de Dios, prueba religiosa prohibida ya por la
iglesia, pues como es sabido se invocaba el testimonio de Dios para decidir si un caso era justo o no, sometiendo el reo a pruebas que iban contra las leyes naturales, como por ejemplo compelirle al fuego, al veneno o a
tirarle al mar encadenado. Y si de dichas pruebas salía victorioso, el reo era declarado inocente. A las ordalías
Arbolancha dedicó unos comentarios muy dignos de tener en cuenta, al menos desde el punto de vista histórico.
PEDRO MEXÍA.
Enfermedades fabulosas.
El magnífico caballero Pedro Mexía fue cronista de Carlos V, literato, cosmógrafo y astrólogo con nombramiento Real.
Los Astrólogos, en el siglo xvi, no se limitaban a estudiar los astros, sus órbitas, constelaciones, fases de los planetas y signos del Zodíaco, sino que se aventuraban a la predicción de sucesos tales como la aparición de pestes, declaraciones de guerras y su resultado venturoso o adverso, pronóstico de enfermedades, sortilegio de la persona
consultante, horóscopos y demás artes adivinatorias. Y tanto eran creídos estos augurios que los poderosos hacían que, el astrólogo, con su telescopio, se instalase inmediato a la cámara donde iba a tener lugar el parto de la
señora, para predecir el curso del mismo y el porvenir del recién nacido, por la fase del Planeta y el signo zodiacal
en que tenía lugar el suceso.
El Profesor Granjel 10 estudió las Ideas antropológicas de Pedro Mexía en las dos obras más características de
este autor : Silva de varia lección y los Coloquios o Diálogos. De este trabajo vamos a destacar tres enfermedades fabulosas, que todavía el pueblo cree son reales : El mal de ojo, El Tarantismo y el mal de amor.
El mal de ojo, era la dolencia mágica más temida, pues era mortal. Como enfermedad tenía sintomatología variadísima y de larga duración, casi siempre, y contra la que ningún remedio natural tenía eficacia. Se atribuía
al poder maléfico que una persona poseía en su mirada. Bastaba que, con la intención de hacer daño, mirase a una
cosa para que la desgracia se intemporalizase : enfermar a un niño, o a una moza, malparir una vaca, romperse un espejo o caer una lámpara, nada se escapaba del maleficio. Este poder lo poseían las brujas y hechiceras
12
y también algunos seres inmundos, como el Basilisco, ente fantástico nacido del huevo de un gallo, que, por viejo,
se feminizaba y sólo la aojadora podía deshacer este hechizo. Se conjuraba con amuletos, tales como espejos, para
que la mirada de la aojadora al reflejarse en ellos le viniera el mal a ella misma, aunque el más usual era el de la
higa o jiga, que es un signo obsceno que se hace con la mano y que simboliza el acto inicial de la generación, es
decir el principio de la vida, que se opone a la maldición del mal de ojo que desea a la víctima su desgracia y
muerte consecutiva.
El Tarantismo consistía en un temblor, en todo el cuerpo, que impedía comer y dormir, con espasmos de garganta y dolores que concluían en breve plazo con la vida del tarantulado. Se atribuía a la picadura de una
araña del género tarántula.
El remedio consistía en hacer bailar al sujeto al compás de una música muy movida, tocada con flauta y tambor
o al compás de la guitarra. Esta danza se llamaba tarantela. El tarantulado bailaba continuamente —para lo cual
los músicos se sucedían— y cuando el atarantado a fuerza de bailar se desplomaba rendido de sueño, hambre, sed
y fatiga, entonces se le abrigaba con unas mantas y al despertarse se encontraba tranquilo y curado.
Médicamente, no era tal afección motivada por la picadura de este arácnido, pues en una epidemia de tarantulados que hubo en la Mancha diversos facultativos estudiaron los casos, comprobando que no había tal picadura,
sino que se habían acostado en el suelo, como es frecuente en el verano entre las gentes del campo, despertándose por creerse que habían sido picados por la tarántula. La cura no deja de ser la propia para una neurosis, por
la producción de un choc o coma acidósico derivado de la fatiga, del baile continuo y el ayuno.
El mal de amor, es un estado de melancolía propio de los enamorados que sufren un desengaño, o que su pasión
no es correspondida. Nos dice Mexía que, entre otros signos, «tienen los ojos hundidos, duermen y comen poco,
que el pulso anda a priesa y hablando con ellos no responden a propósito algunas cosas». Es muy curiosa la prueba que hacían los médicos —verdadero experimento en la psicología actual—, y que, para conocer si el enfermo
padecía mal de amor, poco más o menos era la siguiente : «le toman el pulso, y nombrándole muchos nombres,
teniendo muy grande aviso, cuando oyen el nombre de la que aman, le dará el mismo pulso muchos golpes muy
apriesa y de tal manera que descubra ser aquella la que el amaba...»
No puede negarse que en cierta manera esta dolencia prevalece en los espíritus románticos y con un fondo neurósico y que, a fuerza de no comer ni dormir, disminuyen las resistencias y se reactiva una lesión orgánica o tuberculosa en latencia. Por esto a título de comentario no deja de ser cierto el remedio espiritual y físico que viene
aconsejando el refranero : LA LLAGA DEL AMOR, SOLO LA CURA EL QUE LA CAUSO.
Luis VIVES.
Los juegos.
Las obras de Vives —dice Marañón— u están impregnadas de autobiografía. Así, en sus famosos diálogos leemos noticias detalladas sobre la enfermedad que tanto le hizo sufrir y de la cual murió a los 48 años : la gota.
También nos enteramos de la nostalgia, de su amada tierra valenciana, donde nació, al evocar su infancia y los
juegos que recrearon su niñez, así como los que conoció y disfrutó en su adolescencia.
Los gotosos, o mejor dicho, los artríticos, sigue diciendo don Gregorio, «suelen ser hombres ávidos del apetito
de vivir, pero sujetos a la vez a las limitaciones en el goce de ese apetito, a cadenas creadas por su propia exuberancia vital». De este goce y disfrute de los placeres de la vida y también de los dolores que producen sabía
mucho el filósofo. Algo bosqueja en su libro Introducción a la Sabiduría y con toda amplitud en los Diálogos donde, particularmente, dedica espacio a la alimentación y a los juegos ; a éstos nos vamos a referir porque a este tema
de la ludología no han dedicado atención los clásicos, siendo como es importantísimo para la salud del cuerpo y
del alma.
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de la "Celestina", impresa en Venecia por
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Nunca se insistirá bastante en que los pedagogos y pedíatras dediquen gran atención a este tema que, por fortuna, hoy se está realizando, no sólo en las escuelas por los maestros, dirigidos por los médicos escolares, sino
también en la juventud por Centros de educación física. El Padre Manjón decía a los maestros : «El juego es la
única asignatura que debe practicar y aprender el niño hasta los siete años, la más importante de siete a diez,
interesante de diez a quince y conveniente de quince en adelante».
Luis Vives, en su voluntario exilio, refiere los juegos que practicó en Valencia durante su niñez y que, dicho sea de
paso, nos retratan perfectamente la vida de la ciudad durante el siglo xv ; así nos habla de juegos de fuerza y
agilidad, como los de correr y saltar ; el juego del peón, con ocho curiosas variantes, que calificamos de destreza ; el juego de bolos, de tiro y fuerza ; el de las bolas —que sustituye por nueces pequeñas y secas— es
juego de habilidad y pulso, máxime si era jugando al hojuelo ; el juego de la pelota contra una pared es de fuerza
y agilidad ; el de la taba ya para niños mayores requiere más maña. En éste, incluso, describe el nombre
de las cuatro caras : hoyo, tripa, carne y culo. Este juego, empero, lo condenaba, porque suscitaba a la juventud
el que todo lo «echaba a la suerte». De los juegos de cartas aconseja que no se envicien en ellas y le dedica dos
diálogos que titula juego de naipes y las leyes del juego. He aquí algunos de los conceptos. «—¿Vamos a la
casa de juego donde todo está prevenido?
»—No conviene, porque allí hay muchos mirones. Mejor es que nos retiremos a tu casa a no jugar, porque soy
muy desgraciado.
»—¿Sabes el proverbio de los jugadores. Que se ha de buscar la capa allí donde se perdió?
»—Verdad ; pero se corre el riesgo de que al buscar la capa se pierda el sayo y la camisa.
»—Aquí tenemos dos barajas ; elegid.
»—Prefiero la española a la francesa.»
Así como elogia los juegos infantiles que vigorizan el cuerpo y alegran el alma, arremete contra los juegos de azar
en multitud de diálogos y en ejemplos en que el jugador es víctima de la desgracia de perder y arruinarse. Y de
destruir el patrimonio familiar. Y acabar por el suicidio. Todo ello nos recuerda la glosa que, Sorapán de Rieros, en
el siglo xvi, dice con aquel refrán :
—Todo pescado es flema
y todo juego postema.
entendiendo por postema la incurable enfermedad del alma del jugador.
FERNANDO DE ROJAS.
Psicología y Curanderismo en ha Celestina.
El libro de Calixto y Melibea «es —decía Cervantes— en mi entender, divino, si encubriera más lo humano». Su
autor fue el bachiller Fernando de Rojas que lo subtituló : «Libro de provechosos avisos muy necesario para mancebos, mostrándole los engaños que están encerrados en sirvientes y alcahuetas». Y como el arquetipo de éstas se
llama la Celestina, pasó dicha obra a la posteridad con este título, en vez del primitivo, el de los desdichados amantes.
En literatura se considera a La Celestina como la primera pieza dialogada propia para teatro ; fue publicada en
el siglo xv.
La Celestina es la representación de la alcahueta que ejerce el oficio de tercería, zurcidora de voluntades, cosedora
de virgos, liga y desliga a los amantes, según la encarguen, prepara elixires, ungüentos, brebages para todos los
males, en especial el mal de madre, los desmayos y sobre todo el mal de amor...
14
I
Tres autores contemporáneos han estudiado el saber médico de La Celestina cada uno bajo un aspecto diferente.
Félix Martí Ibáñez,12 especialmente se fija en los remedios y en la forma de hacer un diagnóstico individual.
Es decir, para la persona y como tal compuesta de cuerpo y alma ; de ese modo aplica a cada caso remedio físico
y espiritual, predominando un factor u otro, según la forma, que distingue en quirúrgicoeróticos, como son los de
la sutura de himen con hilo rojo para reparar la virginidad maltrecha, los farmacocosméticos para embellecer y
por último los remedios sugestivos y mágicos donde asocian los remedios naturales a las oraciones, ensalmos,
conjuros y demás prácticas supersticiosas.
Martín Aragón,13 divide los saberes médicos de la Celestina en tres partes. Primera antropología, donde encontramos un vocabulario anatómico que hoy sólo pervive en los refranes y alude al anca, ternillas, calcaño, etc. En
la parte de patología existe también una nomenclatura variadísima, cuyo significado podemos encontrar en las
obras médicas de los siglos xvi y xvn y, en nuestro tiempo, también en refranes como los que aluden a la esquinencia, mal de ijada, mal de madre, etc. Y por último se ocupa de la terapéutica por sus efectos afrodisíacos,
emolientes, madurativos, analépticos, etc.
El laboratorio de Celestina es el nombre de la obra que compuso el farmacéutico Laza Palacios. En ella analiza
todas las plantas, sustancias animales y minerales que empleaba para preparar polvos, bebedizos, ungüentos y
jarabes. Muchas de ellas aún perviven en la farmacología popular, como son las vegetales : la flor de saúco, el
helécho, hierba luisa, el jazmín, laurel, limones, madreselva, malvarisco, marrubios o manrrubios, mostaza, poleo,
romero y sobre todo la ruda. Entre las sustancias minerales el salitre, la sal común, la greda, la ceniza, etc. Y
entre las animales las raspaduras de asta de ciervo, el hueso de corazón del ciervo, el castorio, los huesos de
diferentes animales, la sangre, especialmente la de toro fresca, la culebra, etc. Sólo por excepción se empleaban
como tales sustancias naturales. Las más habían de tener un misterio, cual el de los dientes del ahorcado, el humo
de plumas de perdiz, la lengua de víbora, el mantillo de niño y hasta objetos varios como la soga de un ahorcado,
los zapatos del mismo, las pruebas de orinar sobre un manrrubio para transmitir a esta planta el mal, etc.
Lo admirable de La Celestina es el profundo conocimiento psicológico de los que la consultaban. Veamos
como hace el diagnóstico y pone tratamiento a la infortunada Melibea. Dice Celestina : «Gran parte de la
salud es desearla, por lo cual creo menos peligroso ser tu dolor. Para yo dar, mediante Dios, congrua e saludable melecina, es necesario saber de ti tres cosas. La primera a que parte de tu cuerpo mas declina e aquexa el
sentimiento. Otra, si es nuevamente por ti sentido, porque más presto se curan las tiernas enfermedades en sus
principios que, cuando han hecho curso en la perseveración de su oficio... la tercera si procede de algún cruel pensamiento, que asentó en aquel lugar». Y responde Melibea : «Mi mal es de corazón ; la izquierda teta es su
aposentamiento ; tiende sus rayos a todas partes. Lo segundo, es nuevamente nacida en mi cuerpo. Que no pensé
jamás que podía dolor privar el seso, como este hace. Túrbame la cara, quítame el comer, no puedo dormir, ningún
género de risa quisiera ver. La causa o pensamiento, que es la final cosa por ti preguntada, en mi mal, esta no
sabré decir. Porque ni muerte de deudo, ni pérdida de temporales bienes, ni sobresalto de visión, ni sueño desvariado, ni otra cosa, puedo sentir, que fuese salvo la alteración que tú me causaste con la demanda, que sospeché
de parte de aquel caballero Calixto.»
*
*
Con la reducida cita de autores clásicos y breves ejemplos de cada uno —cualquiera de ellos tiene material para
una extensa monografía— creemos cumplido este trabajo que no propone más que estimular al lector, para que
relea y estudie a nuestros grandes escritores, pues en sus libros hay una inagotable cantera de enseñanzas y, en
nuestro caso, de referencias médicopopulares.
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BIBLIOGRAFÍA.
1. LÓPEZ DE MENDOZA, IÑIGO : ...Los refranes que dicen las viejas tras el fuego... consultada edición Sevilla, 1542. Hay varías
reediciones con glosa anónima.
2. MARAÑÓN, GREGORIO : Ensayo biológico sobre Enrique IV de Castilla y su tiempo. Colección Austral, a partir de la VIII
figura el acta de exhumación de Enrique IV con interesantes datos anatómicos que confirman el diagnóstico de gigantismo
y acromegalia, y hacen suponer el justo sobrenombre de el Impotente.
3. CASTILLO DE LUCAS, ANTONIO : Glosa médica de algunos refranes, que dicen «las viejas tras el fuego», v. Bol. Consejo Coleg. Médc. Madrid, 1959.
4. Ruiz, JUAN-ARCIPRESTE DE HITA : El libro de Buen Amor. Consultada la de Espasa Calpe, notas de Cejador.
5. CASTILLO DE LUCAS : Refranes médicos psicológicos en el Libro de Buen Amor. Clínica y Laboratorio, 1953. Zaragoza.
6. CASTILLO DE LUCAS : Biotipología de Don Quichote e Sancho a través des seus adagios. Jornal do médico. Oporto, 1947.
7. ALBARRACÍN TEUTÓN, AGUSTÍN : La Medicina en el teatro de Lope de Vega. Madrid, 1956. (Los números que figuran
detrás de la Comedia de Lope en las citas, se refieren a las de esta obra, de donde han sido tomadas.) Prólogo Laín Entralgo.
8. RODRÍGUEZ MARÍN, FRANCISCO : Más de 21.000 refranes. Madrid, 1924.
9. CAMPO, LUIS DEL : Jerónimo Arbolancha, Poeta del siglo xvi, prólogo Leopoldo Cortejoso. 1964. Pamplona.
10. GRANJEL, LUIS : Las Ideas médico-antropológicas del «magnífico caballero» Pero Mexia. Archivo H. A. de Historia de la
Medicina. Madrid, 1953.
11. MARAÑÓN, GREGORIO : Luis Vives. Madrid, 1942.
12. MARTÍ IBÁÑEÍZ, FÉLIX : El Arte Médico en La Celestina. Siglo Médico. Madrid, 1935.
13. MARTÍN ARAGÓN : Los Saberes Médicos en «La Celestina», Toledo, 1962.
14. LAZA PALACIOS : El Laboratorio de La Celestina. Málaga, 1958.
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