homenajePonce_Manuel Vega - Universidad de Montevideo

Anuncio
Sr. Rector: Dr. Mariano Brito.
Estimado Decano Ing. Alberto Ponce
Autoridades que nos honran con su presencia:
Sr. Presidente de la Academia Nacional de Ingeniería y de la Asociación de Ingenieros y Sres.
Decanos de Ingeniería de las Universidades UCUDAL y ORT
Sres. Decanos y autoridades de la Universidad de Montevideo
Sres. Miembros del Consejo Académico asesor de la Facultad de Ingeniería
Sres. Docentes
Estimados Ingenieros e Ingenieras Egresados de esta Universidad
Señoras y Señores.
Mientras preparaba esta disertación, en las páginas de un libro que estaba leyendo, encontré
estas palabras: “el hombre no sabe alegrarse en solitario. Quiere compartir su alegría con
otros”1. Esta es la verdadera razón de este acto. Compartir con todos Uds. los motivos de
agradecimiento y alegría que tiene nuestra Facultad de Ingeniería, y todos los que, de una u
otra manera, han estado involucrados en su desarrollo pasado, presente y futuro. La vida de
una Facultad es además parte integrante de la vida de la Universidad de Montevideo en su
conjunto.
El hecho de que nuestro Decano el Ing. Alberto Ponce alcanzara en este año 2007 la
significativa efemérides de sus cincuenta años como Ingeniero Civil, fue la ocasión para
reflexionar acerca de estos diez años de vida de la Facultad, de las Carreras de Ingeniería
Industrial y Civil que comenzaron con ella, y de su papel en estos años dentro de la propia
Universidad.
Es la primera vez que me corresponde dirigir la palabra en actos de esta naturaleza.
Habitualmente el Decano asume dicha tarea, y hoy, por razones obvias, debo ser quien asuma
esta parte oratoria. Por otro lado, la circunstancia que nos convoca hace la ocasión
especialmente relevante, lo cual añade una dosis de particular relevancia y honor para quien
les habla.
Repasando los jalones históricos de esta Facultad, nos detenemos en primer lugar: el 29 de
abril de 1997, cuando fueron aprobadas por el Consejo Consultivo de Educación Terciaria las
Carreras de Ingeniería Civil e Ingeniería Industrial, dando así confirmación oficial a las ya
iniciadas actividades de Facultad de Ingeniería, primero, a través de los Cursos de
Especialización en Cálculo Estructural, y en fecha posterior, los cursos de grado. Autorizada
1
J. Dobraczynski “La sombra del Padre” Ed. Palabra. 18ª edición. Julio 2004.
así la formación de grado en tecnología dentro de la Universidad, se venían a completar las
tres áreas de conocimiento en marcha, dando paso en forma simultánea a que se obtuviera la
autorización a funcionar como Universidad por el decreto 358/997, bajo el nombre
Universidad de Montevideo.
Unos meses antes: el 18 de diciembre de 1996, había tenido lugar en el IEEM la reunión del
Claustro de Profesores de la Facultad a la que asistieron el Ministro de Transporte y Obras
Públicas: Ing. Lucio Cáceres, y el Subsecretario del Ministerio de Industria, Energía y
Minería: Cra. Primavera Garbarino. En esa reunión, el Decano Ing. Alberto Ponce, explicó los
lineamientos generales, los objetivos y el plan de estudios de las carreras de Ingeniería Civil e
Industrial. Estaban presentes -entre otros- el Dr. Jorge Peirano, el Dr. Pedro Montano, el Ing.
Acad. Pedro Hetzel quien nos acompaña en este acto, y que tambien se graduó como
Ingeniero Civil el año 1957, por lo que vayan nuestras felicitaciones por su cincuenta
aniversario de vida profesional. En aquellos años previos y en los primeros de vida de la
Facultad el Ing. Hetzel con su aporte invalorable de docencia, en los cursos ya mencionados
de Cálculo Estructural, tuvo manifestaciones significativas y generosas de adhesión y apoyo a
la Universidad. Finalmente, tambien estuvo presente el Dr. Ing. Claudio Ruibal, que fuera
decidido impulsor de la puesta en marcha de la misma.
El 31 de marzo de 1997, marca la fecha de comienzo de las primeras clases de las carreras de
Ingeniería Civil e Ingeniería Industrial. ¡Que recuerdos traen a la memoria ese primer grupo
de doce alumnos, y que en el correr del mismo año alcanzaría a llegar a dieciséis en total!
Hoy, los egresados de Ingeniería se acercan al centenar, y son una manifestación clara y
patente de la madurez alcanzada por la Facultad y sus carreras.
Pocos días después, el 14 de mayo, de ese mismo año, tuvo lugar la conferencia de prensa
donde se dio a conocer la aprobación y autorización otorgada a la Universidad, dándose a
publicidad el nombre definitivo, que hoy ostenta, de Universidad de Montevideo.
En esta breve efemérides, finalmente, debemos mencionar el comienzo de la Carrera de
Ingeniería Telemática en marzo del año 2003, cuya aprobación oficial se obtuvo a principios
del año 2004. Estamos a pocos meses de que culminen su carrera la primera generación, y en
la sociedad uruguaya aparezcan los primeros Ingenieros Telemáticos o Ingenieros en
Telemática. Con satisfacción hemos visto en estos días que, aún faltando unos meses para esa
presencia, han aparecido pedidos laborales, de empresas privadas y públicas, que han incluido
esa titulación específica en sus demandas de ingenieros.
El gratísimo aniversario de quien nos está dirigiendo en la Facultad como Decano, así como
su desempeño como Docente incluso desde algunos años antes, primero dentro de la misma
Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, y desde su origen en esta
Universidad, lo tomaremos como ocasión para hacer algunas consideraciones del papel que le
corresponde a la Universidad en la formación de profesionales en actividades estrictamente
técnicas y en las propias de transmisión de conocimiento.
Una lectura detallada de la Misión de la Universidad de Montevideo nos ayudará a trazar el
hilo conductor de nuestra exposición. “.. promover en la persona, la familia y la sociedad
una cultura de trabajo y de servicio, mediante la excelencia en el quehacer universitario...”
¿Cómo se está concretando esta misión en la formación de los ingenieros egresados de la
UM? Concretamente: en el Ingeniero en su desempeño como profesional. En el Ingeniero
transmitiendo sus conocimientos y formando a otros. Y finalmente en el Ingeniero como
persona social y en su entorno familiar y humano.
Leemos unas palabras pronunciadas por el actual gran canciller de la Universidad de Navarra:
“En mi opinión, los profesores han de transmitir a los estudiantes conocimientos sólidamente
adquiridos y doctrinalmente rectos, que ayuden a descubrir el sentido de la propia existencia.
No basta enseñar a producir, a rendir, a ganar. Lo que importa de verdad es aprender a vivir
rectamente"2.
Este objetivo en la educación universitaria puede y debe reflejarse de alguna manera en los
planes de estudio. Estos incluyen materias que ayudan a plantearse los interrogantes básicos
de nuestra vida: ¿el porque hacemos las cosas? ¿Cómo es mi actuar frente a la sociedad que
me rodea?, etc... Pero no debemos perder de vista que esta enseñanza se ha fortalecido
siempre, pero hoy, de manera especial, se apoya en los testimonios personales, en aquellos
referentes cercanos a quien mirar e imitar.
En el año 2005, al recibir el doctorado honoris causa por la Universidad Panamericana de
México, Kim Clark, Decano de la Harvard Business School declaraba abiertamente:
"Necesitamos líderes con integridad. La integridad es mucho más que ser honesto: es hacer
coincidir lo que se dice y lo que se hace. La integridad es un asunto de carácter personal. No
es algo que se encienda y luego se apague. No se puede ser un líder con integridad si se actúa
2
Entrevista a Mons. Javier Echevarría, Obispo Prelado del Opus Dei. Por F. López y M. A. Jimeno, NUESTRO TIEMPO,
(España), enero-febrero de 2000.
de una forma en el trabajo y de otra en casa"3. La actuación del profesional universitario en
su trabajo debe reflejar esa integridad de vida.
Me viene a la memoria un recuerdo, que podría enmarcarse en la prehistoria de la Facultad de
Ingeniería. En el año 1991 las autoridades del IEEM me solicitaron que invitara a Don Rafael
Escolá, Doctor Ingeniero español, a dictar un Seminario titulado: Aspectos éticos de las
actividades económicas. Le conocía desde mis años de estudiante como profesor y codirector
en una Residencia Universitaria, y luego me honró con su amistad. Era un referente en lo
humano y en lo profesional. Fundador y primer Presidente de la Empresa de Ingeniería idom,
que además, dictaba el curso de Ética Profesional en la Escuela de Ingenieros de San
Sebastián de la Universidad de Navarra. Por ese tiempo, el Ing. Juan Carlos Carrasco formaba
parte de un grupo de ingenieros, -yo no lo integraba- que venían manteniendo reuniones entre
colegas, en las que intercambiaban ideas acerca de la enseñanza de la Ingeniería y de la
posibilidad futura de una entidad que asumiera ese papel. Se reunían generalmente en la sala
de Directorio de la Compañía Industrial de Tabacos, a la que pertenecía el Ing. Pablo
Rodríguez, que era uno de los asistentes. Parecía, incluso a algunos, que aquellas ideas eran
como el embrión de lo que podría llegar a ser una Facultad de Ingeniería, si bien no tenía esa
explícita intencionalidad -tengo entendido-; entre otras razones, porque entonces ni siquiera
existía el ordenamiento jurídico que llegara a permitir tal posibilidad. En cualquier caso, la
presencia del Ing. Escolá en Montevideo era una excelente oportunidad de intercambio
profesional y universitario, y el Ing. Carrasco nos invitó a los dos a un almuerzo en el Club
Alemán, donde se realizó la reunión del grupo en ocasión de nuestra visita. Allí concurrió
Alberto por primera vez, y fue donde lo conocí. Y añado que estaban también algunos que
con el tiempo han llegado a ser docentes de nuestra Facultad como los Ingenieros Marcos
Andrade, José Pedro Sintas y Francisco Gari, y otros. Recuerdo, incluso, que en el transcurso
de aquel almuerzo, Alberto amenizó la sobremesa, narrando la sorpresa que tuvo al pretender
celebrar la inauguración de la casa actual después de las obras de reforma, y que al ir en busca
de su valiosa colección de vinos antiguos, halló las barricas vacias del preciado vino, ya que
este terminó siendo el vino de los asados de obra cotidiano de los obreros, durante el tiempo
3 J. Nubiola “Lo importante es lo invisible” La Gaceta de los negocios 26-IX-2005.
que duró la obra. Ese buen humor constante, aflora en todo momento, incluso ante situaciones
que muchas veces alteran el ánimo.
Pasando el tiempo, en el plan de estudios de las Ingenierías se incluyó la materia Ética
Profesional, y el libro “Ética para Ingenieros”4 de Escolá vino a ser el libro de texto.
Personalmente, me contó el autor muchas veces que el libro refleja lo que fueron, durante
muchos años, los temas de capacitación de los jóvenes ingenieros que contrataba para su
empresa, que en la actualidad alcanza ya los dos mil profesionales. Al tomar ese libro como
referencia de estudio, se busca orientar en el sentido de las palabras pronunciadas en la
Cátedra Rafael Escolá de Ética Profesional por el Profesor Rafael Termes cuando díce: “(el
autor) encaminó sus esfuerzos a lograr la excelencia profesional, que logró plenamente,
conjugando perfectamente la eficiencia técnica con la integridad moral”5.
En dicho libro desarrolla un interesante capítulo sobre: Cualidades necesarias y/o
convenientes para la actividad profesional donde enumera tres cualidades para adquirir y
cultivar la Competencia profesional: Tener afición a los temas objeto del trabajo. Tener
flexibilidad en el trabajo y, finalmente, hacerlo con Realismo.
Parecen cualidades elementales, pero si reflexionamos en nosotros y a nuestro alrededor
veremos que no siempre se cultivan en forma constante y cómo hábito adquirido.
Me han venido a la mente al repasar estos años de relación con Alberto, y explican mucho de
su trayectoria profesional. Reconocemos en él un Ingeniero cien por cien, que disfruta siendo
y haciendo de ingeniero, y lógicamente transmite a su alrededor esa alegría, y esa afición por
el trabajo bien hecho. Utilizando las palabras de Termes6: “plasma el paradigma del
ingeniero; lo que le gusta…. es ser ingeniero y hacer de ingeniero. Su afición a traducir en
fórmulas o razonamientos matemáticos los sucesos más diversos de la vida”. Esta siempre
presente el deseo de transmitir la cultura de la “ilusión en el trabajo profesional de ingeniero"
frente a la cultura de la "ambición de poder manifestada en el logro y mantenimiento del
mando". Esta cualidad contagia esa felicidad a los demás que trabajan con él. Una gran arma,
sin duda, para la excelencia profesional que hoy honramos en su trayectoria.
4
R. Escolá Gil y J.I. Murillo; “Etica para Ingenieros” 2ªedición (Eunsa)
Ref. Tecnun Journal num. 2 (Junio 2005).
6
R. Termes; Prologo al libro “Cómo nace y se hace una empresa de ingeniería” de R. Escolá Gil. Editado por la ETS de
Ingenieros Industriales y de Ingenieros de Telecomunicación de Bilbao. Colección "Perfiles profesionales" Bilbao, 1993
5
Recientemente utilicé en clase el discurso de Steve Jobs en la Ceremonia de Graduación de la
Universidad de Stanford. En uno de sus párrafos narra la historia de su fracaso al haber sido
expulsado de Apple, la empresa que había fundado diez años antes, y como asumió este revés
profesional. Dice: “Había sido rechazado, pero aún estaba enamorado. Así que decidí
comenzar de nuevo”7. Ponía en práctica lo que decía Winston Churchill "El éxito es aprender
a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse". Tenía pasión por lo que hacía. Esa cualidad fue
el motor del recomienzo y nuevo emprendimiento en el mismo campo de la informática que
terminó absorbiendo nuevamente a la empresa Apple. Continuaba diciendo: “Estoy bastante
seguro de que nada de esto habría ocurrido si no me hubieran echado de Apple. Creo que fue
una medicina horrible, pero supongo que el paciente la necesitaba. A veces, la vida te da en
la cabeza con un ladrillo. No perdáis la fe. Estoy convencido de que la única cosa que me
mantuvo en marcha fue mi amor por lo que hacía. Tenéis que encontrar qué es lo que amáis.
Y esto vale tanto para vuestro trabajo como para vuestros amores. El trabajo va a llenar
gran parte de vuestra vida, y la única forma de estar realmente satisfecho es hacer lo que
consideráis un trabajo genial. Y la única forma de tener un trabajo genial es amar lo que
hacéis. Si aún no lo habéis encontrado, seguid buscando. No os conforméis.”8.
En la pasada Graduación, Gonzalo Caprario, representante de los egresados de Ingeniería,
resaltaba esa cualidad humana y profesional de Alberto durante el curso de Puentes. También
enseñando tecnología se puede transmitir esa cualidad que en definitiva es el cultivo del
espíritu, ya que la vida humana sin el cultivo del espíritu se deshumaniza. Como dice Nubiola
para las personas y las instituciones, más aún las educativas, lo invisible es casi siempre más
importante que lo que se toca con las manos. Ya se lo dijo el zorro al Principito: "He aquí mi
secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los
ojos". La decisión del decano Clark nos recuerda que aquel secreto sigue siendo la clave
tanto en Harvard como en cualquier otro lugar del mundo: lo importante es lo invisible9. Si
no somos personas integras no podremos ser buenos profesionales.
Hacia el año 1995 los Ingenieros Claudio Rubial y Eduardo Pedoja visitan a Alberto en su
estudio de INVIAL. La constitución de la Facultad de Ingeniería está ya tomando forma, y en
la entrevista, le proponen que asuma las funciones de Decano. Con sorpresa, pero sin dudarlo,
se muestra dispuesto a la aventura. El Ingeniero, docente durante tantos años, ahora se
dispone a asumir las funciones de dirección y orientación de la docencia.
7
S. Jobs “Manteneos hambrientos, manteneos alocados” Conferencia el 12 de Junio de 2005. Ceremonia de Graduación —
Commencement— de Stanford.
8
Ibidem
9
. Nubiola “Lo importante es lo invisible” La Gaceta de los negocios 26-IX-2005.
La presencia de Alberto al frente de la Facultad da a todos seguridad en el camino
emprendido. Como diría el ya mencionado Decano Kim Clark: "Los líderes que viven los
valores que predican inspiran seguridad y confianza en quienes les rodean. Los valores que
predican se vuelven realidad en las organizaciones que dirigen porque las personas actúan
conforme a esos valores y los viven en sus organizaciones"10.
La vida en la Facultad plantea a diario las problemáticas mas comunes. Muy al principio
surgió el conocido tema de la exigencia en los exámenes. Teníamos la seguridad de lo que
hacíamos, por el empeño y por ese “amor” que pedía Steve Jobs, pero también teníamos la
incertidumbre por el buen resultado de aquellos que confiaron su Carrera a esta Universidad.
Entonces, breve y claramente, Alberto nos transmitió un criterio que ha quedado grabado en
los miembros de Consejo Académico Asesor: en los exámenes a los alumnos, no se trata
tanto de saber lo que el alumno no sabe, que sin duda es mucho, incluso el mismo docente
hay muchas cosas que no sabe..., sino de saber lo que sabe, y si lo que sabe, es suficiente
para esa materia y para ese momento de la carrera. Este criterio se ha continuado
transmitiendo a todos los profesores a lo largo del tiempo.
La Sra. Elena Gómez nos ha leído un resumen de su Curriculum Vitae. Al final ha enumerado
algunas de las obras mas significativas. Sin embargo, a juzgar por las que le han dado mas
satisfacción puedo afirmar que en su conversación afloran con mas intensidad y vivencia esas
otras grandes obras que son los miles de ingenieros civiles que han pasado por sus clases, y
todo lo que ello lleva consigo de trato en las mismas y de continuidad post universidad en la
vida profesional.
Cuando se han planteado situaciones de alumnos, que piden ingresar a la Universidad
teniendo materias previas de Bachillerato, repite, que hemos de aprender a confiar en las
posibilidades de cambio de los alumnos. Una circunstancia externa; familiar, coyuntural, etc.,
en muchas ocasiones, es la ocasión de que se asuma la conciencia de un cambio en la actitud
ante los estudios. Nos cuenta una experiencia personal, de quien en Liceo era un estudiante
del conjunto, e incluso, no se si con exageración, hace referencia a dificultades en pasar los
exámenes en tiempo y forma. Al menos, concluye, al entrar en la Universidad lo hizo con una
materia previa que aprobó en los exámenes de abril o mayo. Sin embargo, un hecho familiar
trascendente hizo que, como dicen los estudiantes ahora, “le cayera la ficha”. Y al cambiar de
actitud logró hacer una carrera tan brillante que obtuvo la máxima calificación en la
Universidad. Esa “ficha” cayó tal fuerza, que llego a convertirse en Medalla: la Medalla de
10
Ibidem
Oro de su Promoción de Ingenieros. Con este recuerdo, nos anima a confiar en los estudiantes
cuando atraviesan periodos difíciles, y a estimularlos para el cambio de actitud.
Otro recuerdo de los comienzos de la Carrera de Ingeniería Civil enmarca la actitud para
afrontar los temas. El realismo ante la situación profesional a que hacíamos referencia antes.
Corría el año 1998. Las Carreras estaban ya en el segundo año. La de Ingeniería Civil estaba
planteada con un enfoque generalista, al igual que Industrial y mas tarde Telemática. Sin
embargo, los Ingenieros Pittamiglio y Gross, docentes de Hidráulica y de Ingeniería Sanitaria,
respetuosamente manifiestan que la preparación en conocimientos de Ingeniería Hidráulica
adolecen de escasa valoración en cuanto a carga horaria y, por otra parte, observan un
desbalanceo en favor de la preparación en ingeniería estructural dentro del plan de estudios.
Recuerdo con claridad la sencilla y espontánea frase de Alberto cuando, como Decano, le
planteamos la conveniencia de estudiar esa sugerencia: “muy probablemente sea así, ya que la
mayoría de los que estuvimos en el estudio de la Carrera éramos Ingenieros Estructurales”
Sin mas análisis, ni consideraciones o justificaciones superfluas, se pasó a la búsqueda de ese
adecuado equilibrio.
La Facultad toda le agradece vivamente su presencia serena y orientadora en los temas que
son el enfoque básico de las decisiones diarias. En la enseñanza universitaria, como en toda
transmisión de conocimientos, hay mucho de intangible. Ya Aristóteles hace ver en la Ética a
Nicómaco que en los aspectos de la conducta humana la persona aprende por
descubrimiento, más que por acumulación de conocimientos. Así, por ejemplo, para ayudar a
alguien a que viva la sinceridad, antes que explicarle en qué consiste, Aristóteles sería
partidario de mostrarle a un hombre sincero11.
Su impronta como Decano de la Facultad ha plasmado estas palabras de Alejandro Llano: “La
vitalidad de la institución universitaria no procede de sus recursos económicos ni de sus
apoyos políticos. El origen de su fuerza interior se halla en la capacidad que sus miembros
tengan de pensar con originalidad, con libertad, con energía creadora. Ciertamente, el
fomento de tal disposición requiere unos imprescindibles medios materiales y un contexto
favorable. Pero exige, sobre todo, que las personas que trabajan en la universidad pongan en
juego -muy a fondo- su capacidad de reflexión12.
11
12
T. Baviera Puig, Artículo “La burbuja educativa” Mayo 2007. Ref. http://eticaarguments.blogspot.com/
A. Llano; Artículo “Al fondo, la universidad” La Gaceta de los negocios Junio 2006
Evocamos, finalmente, el tercer aspecto que nos habíamos propuesto, y que caracteriza
indudablemente la vida de Alberto. “promover la cultura de trabajo y de servicio en la
sociedad y en la familia”.
En estos años de relación frecuente en el trabajo, hemos podido constatar una continua actitud
profesional haciendo de su saber técnico, como ingeniero, un servicio a la sociedad. Y con
una nota peculiar: sin medir consecuencias, haciendolo con generosidad de tiempo y
dedicación, e incluso con ese riesgo que asume el profesional cuando aborda temas
innovadores, o de mas dificultad técnica, sea de diseño o de construcción. No haciendo de la
profesión, como decíamos antes, una cultura de la "ambición de poder” o de dejarse llevar
por una postura acomodaticia o de mínimo esfuerzo. Hemos aprendido a vivir esto,
acompañándole cuando algunos han llegado a ver esa actuación de forma distorsionada, ya
que, también en la ingeniería, como en toda profesión, no se trabaja a gusto de todos.
Dejamos, para cerrar, un aspecto muy particular en la vida de Alberto: la presencia de la
familia en su trabajo como Ingeniero. He podido compartir, muchas veces, reuniones
informales donde la presencia y opiniones de Norma, en algunos temas, tanto profesionales
como educativos, ha marcado una nota de equilibrio y ponderación.
Todos Uds. recuerdan conmovidos, –él mismo ha mostrado fotos elocuentes, como testimonio
gráfico-, la naturalidad con que narra la presencia de su esposa y de sus hijos en el cenit de la
obra del Puente del Libertador General San Martín al efectuar las pruebas de carga. Momento
expectante de su mayor obra en puentes, y de peculiar clima de tensión y de compañía
familiar crucial. Sin dejar de mencionar otro más doméstico, pero no menos elocuente, las
veces que a pie de obra, cuando por problemas en la construcción, no podía en el corte del
mediodía ir a almorzar a casa. Allí, a pie de obra, en una zona cercana, aparecía su esposa
Norma con la cesta de la comida, y toda la familia unida, improvisaba un picnic a pie de obra.
La familia se trasladaba al lugar de trabajo en un descanso familiar memorable. Estos hechos
anecdóticos ilustran en forma viva y de una fuerza testimonial elocuente esa materialización
del espíritu que expresa la Misión de la Universidad de Montevideo.
Finalizo, recogiendo unas palabras que Alberto pronunciara en el acto que se concedió el
titulo de Doctor Honoris Causa a su colega y amigo Ing. Eladio Dieste y que las hacemos
nuestras en esta ocasión, con su permiso, que estoy seguro aceptará con entusiasmo: “Se dice
que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, y por eso creemos, que este homenaje que
la Universidad de Montevideo quiere hacer….., se hace extensivo a su esposa,
mencionándola como un seguro apoyo familiar ... ello es un reafirmación del valor de la
familia, y de la gracia de Dios para obtenerla”13
Muchas gracias
13
A. Ponce Delgado. Discurso pronunciado en ocasión de que la Universidad de Montevideo confirió el Doctorado Honoris
Causa al Ingeniero Eladio Dieste. 9.12.1999. Doc. Archivalia UM
Descargar