Col·laboracions La “concursalización” del tráfico mercantil y la reforma de la ley concursal D. José María Fernández Seijo Magistrado del Juzgado Mercantil nº 3 de Barcelona El día 1 de enero de 2012 entró en vigor en su práctica totalidad la Ley 38/2011, de 11 de octubre, ley que supone una reforma integral de la Ley Concursal (L22/2003). La reforma de la Ley Concursal culminaba una legislatura de las Cortes Generales marcada por la crisis económica y las medidas del Gobierno en orden a intentar paliar sus efectos. Desde el año 2008 el tráfico económico y mercantil de la práctica totalidad del mundo quedaba marcado por la crisis, crisis agudizada a partir de octubre de 2008. En España los perfiles de la crisis se han agudizado mucho más 20 Núm. 37 Maig 2012 como consecuencia de la falta de previsión y como consecuencia de las debilidades de la estructura industrial y financiera. En este contexto puede afirmarse que cualquier actividad mercantil ha quedado contagiada de una u otra manera por las situaciones de insolvencia que han colocado a multitud de empresas en situación de acreedoras o deudoras. Por otra parte el propio sistema financiero ha cambiado las reglas del juego restringiendo mucho el acceso al crédito y obligando a empresas en principio viables a buscar alternativas de financiación para evitar situaciones de insolvencia o de preinsolvencia. En este contexto lo primero que se advirtió es que la normativa concursal de 2003 siendo una normativa muy reciente no era sin embargo capaz de asumir una avalancha de situaciones concursales no previstas por el legislador, no en vano la normativa concursal tiene su sentido en una situación económica general de bonanza, no en un escenario de crisis estructural en el que se cuestiona la no viabilidad de las empresas sino del propio sistema. El derecho concursal deja, por lo tanto, de ser un territorio propio de mercantilistas o concursalistas y pasa a ser un instrumento imprescindible para cualquier asesoramiento legal o económico, hasta el punto de que incluso en el asesoramiento de los particulares es necesario ponderar las situaciones de insolvencia del no comerciante. Como se ha indicado la normativa concursal originariamente se configuraba en una coyuntura económica de crecimiento, con facilidades de acceso al crédito, por lo tanto los procedimientos concursales no eran sino cauces residuales que podían permitir reflotar alguna compañía o liquidarla ordenadamente. De inmediato se advirtió que pese a los esfuerzos del legislador por potenciar los convenios que garantizaran la continuidad de la empresa en la inmensa mayoría de los casos (más del 90%) el concurso se veía abocado a la liquidación con el agravante de que los pasivos de las sociedades solían ser muy abultados frente a pasivos que se devaluaban con rapidez. A medida que se ha profundizado en la situación de crisis económica y se han incrementado exponencialmente los procedimientos concursales, se han introducido reformas puntuales en la Ley Concursal. La reforma de 2011 es una reforma mucho más ambiciosa que la anterior, una reforma que afecta a más de la mitad de los preceptos de la Ley Concursal – recordemos que la Ley tiene 227 artículos así como un complejo régimen de disposiciones adicionales, transitorias y finales -; aún siendo una reforma integral lo cierto es que no supone un cambio de modelo, sino que supone una profundización de las líneas maestras del texto originario, aunque se introducen algunas mejoras e instituciones con la finalidad de hacer frente al incremento de procedimientos concursales y a la necesidad de que el procedimiento se desarrolle de modo más ágil y eficaz tanto en la tramitación procesal como en la liquidación de los activos con la mínima merma de las expectativas de los acreedores. No cabe duda que los procedimientos concursales no sólo han dejado de ser excepcionales, sino que se han convertido en noticia habitual de la prensa económica; procedimientos concursales que afectan a cientos de miles de acreedores y que han comprometido a sectores económicos que durante años han sido el motor de arrastre de la economía española – el sector de la construcción y promoción inmobiliaria con todas sus industrias y servicios auxiliares -; el conocimiento del derecho concursal pasa, por lo tanto a ser, una herramienta indispensable tanto para el asesoramiento de empresas como de empresarios, tanto desde la perspectiva de la restructuraciones de los negocios, como desde la del cobro de las deudas. Por otro lado puesto que la mayor parte de concursos son de liquidación es evidente que se deben conocer las ventajas e inconvenientes de la liquidación concursal, así como los principios básicos de la responsabilidad concursal, que puede llegar a comprometer el patrimonio personal de un administrador de una sociedad mercantil si el concurso se declara culpable. De igual modo, conectado a la normativa concursal, se ha consolidado desde 2009 un conjunto de instrumentos legales denominados “paraconcursales” que tienen por objeto evitar que algunas empresas – de gran trascendencia para la economía – puedan verse afectadas por procedimientos de insolvencia y, por otra parte, dan seguridad a algunos acuerdos de refinanciación que, siendo extremadamente complejos, corrían el riesgo de ser desarticulados en el seno de un proceso concursal. Como se ha indicado, la declaración de insolvencia supone un cambio de las reglas del juego del sistema de cobros y pagos, los acreedores pierden parte de privilegios, ven debilitados los mecanismos de ejecución y se someten a las reglas de la realización colectiva. Por otra parte el deudor concursado es desapoderado total o parcialmente de sus facultades patrimoniales, que pasan a ser asumidas por un órgano profesional de gestión de la sociedad, un órgano formado por un abogado con experiencia, un economista, auditor o titulado mercantil que en un breve lapso de tiempo (entre uno o dos meses) debe realizar un detallado informe sobre la situación patrimonial de la compañía, la configuración de sus activos y pasivos, las causas de la insolvencia y las posibilidades reales de superarla. La administración concursal es una de las instituciones más delicadas de la estructura concursal y su correcto funcionamiento es piedra de toque para el funcionamiento del resto de mecanismos legales. La reforma de 2011 afronta en materia de administración concursal una reforma de gran calado que reduce el coste de la administración concursal para el concurso – se pasa como regla general de tres a un administrador –y apuesta por una profesionalización mayor al dar carta de naturaleza a las sociedades patrimoniales multidisciplinares como vía para el ejercicio de la administración concursal. La administración concursal “tricéfala” desaparece y sólo en procedimientos de excepcional trascendencia se recoge una administración concursal con dos miembros. Para evitar que la administración concursal con un solo miembro mediatice el desarrollo del concurso se establecen distintos supuestos en los que las incidencias del concurso permitirán al juez imponer a los administradores concursales auxiliares delegados que habrán de pagar con cargo a sus honorarios. También se mejora ostensiblemente el mecanismo de rendición de cuentas de la administración concursal en la conclusión del concurso tanto por liquidación, como por convenio. Por otra parte, se fortalecen las facultades y competencias de la administración concursal frente a las decisiones corporativas del deudor, tanto en el seno de su empresa, como en el marco de los grupos de empresas; la administración concursal amplía sus competencias en orden a la recepción de créditos y comunicación a los acreedores. La decisión del legislador de establecer como una peculiaridad procesal de la tramitación del procedimiento abreviado la de la reducción automática de los plazos del ordinario a la mitad no dio tampoco buen resultado puesto que esa reducción automática no discriminaba en función de la complejidad de algunos trámites como por ejemplo la emisión del informe de la administración concursal o el posible expediente de regulación de empleo – que en empresas de menos de 50 trabajadores acogidas al procedimiento abreviado reducía el Núm. 37 Maig 2012 21 Col·laboracions período de consultas del artículo 64 a 8 días -, o la elaboración del informe de calificación por la administración concursal. Para salvar esos problemas prácticos se ingeniaron todo tipo de prórrogas y suspensiones de plazos con el fin de evitar situaciones de verdadera indefensión. En el arranque de la LC eran pocas las personas físicas que se acogían al procedimiento concursal, su porcentaje era casi residual en la medida en la que no llegaba al 5% del total de procedimientos iniciados. La inmensa mayoría de concurso abreviados era de sociedades mercantiles, sociedades que normalmente tenían serías carencias en materia de gestión contable y financiera, problemas en la llevanza de libros y falta de profesionalización de algunos aspectos tanto formales como materiales de su actividad. Esas debilidades incidían claramente en la actividad y funciones de la administración concursal dado que en muchos procedimientos el deudor carecía de una contabilidad fiable, los libros no reflejaban la realidad de la compañía, se habían externalizado las principales funciones de la compañía a pequeñas o medianas gestorías que habían dejado de realizar su labor de asistencia al producirse los primeros impagos y supeditaban cualquier colaboración a la regularización de los pagos pendientes. En muchos procedimientos concursales se detectaba que el deudor utilizaba el procedimiento como un instrumento para evitar responsabilidades personales de los administradores de la compañía y no como un instrumento de pago para los acreedores; por eso en muchos casos el procedimiento concursal se iniciaba con la empresa desmantelada, con pocos medios 22 Núm. 37 Maig 2012 económicos disponibles para el pago normal de los créditos contra la masa y con un solo administrador concursal abrumado por el conjunto de responsabilidades formales y materiales que recaían sobre él. Con estos condicionantes prácticos, a finales del año 2008, cuando la crisis económica era una realidad evidente, se planteó la necesidad de abordar una reforma de la normativa concursal, reforma que necesariamente debía afectar al procedimiento abreviado. En el marco de ese RDL se tomó la decisión, poco meditada, de ampliar el ámbito del procedimiento abreviado que pasó del umbral del millón de euros de pasivo a un umbral diez veces superior (diez millones de euros de pasivo), sin adoptar ninguna otra reforma procesal que permitiera solventar los problemas de gestión del procedimiento abreviado advertidos en los cuatro primeros años de aplicación de la norma. Por otra parte, se incluyeron otras reformas en la LC que tenían como objetivo agilizar la tramitación y que incidían negativamente en el procedimiento abreviado al establecer mayor número de responsabilidades en un tiempo más reducido; esta finalidad fue la que motivó la supresión del trámite de vista en la mayoría de los incidentes concursales concursales – artículo 194 LC – o la introducción de la liquidación anticipada – artículo 142 bis. Los objetivos legislativos no sólo no se cumplieron sino que se agravaron notablemente los problemas y la lentitud en la tramitación. De inmediato se advirtieron las disfunciones del RDL 3/2009 y la necesidad de abordar una reforma de mayor calado. En la reforma que entró en vigor el 1 de enero de 2012 se configura un procedimiento abreviado que se diferencia, sustancialmente del procedimiento ordinario, por desechándose el modelo de la Ley 22/2003 que aplicaba una simple reducción de los plazos procesales. Con la reforma se establece un “itinerario” general para procedimientos que se consideran más sencillos, y dos “itinerarios” específicos para procedimientos concursales que aunque cuantitativa o cualitativamente superen los umbrales del procedimiento abreviado, sin embargo, dado, que tienen clara la salida del concurso -bien por la vía de un convenio anticipado, bien por la vía de la liquidación con venta de la unidad productiva-, razones de política legislativa justifican que se les dé un trámite mucho más ágil y rápido que les permita materializar el objetivo del concurso sin merma de garantías para los acreedores. Finalmente advertir que el nuevo procedimiento abreviado debe implementarse teniendo en cuenta aspectos complementarios de la reforma como debe ser la configuración de un nuevo modelo de administración concursal con un solo miembro y con la potenciación de las sociedades profesionales D. José María Fernández Seijo La “concursalización” del tráfico mercantil y la reforma de la ley concursal liquidación ordinaria y liquidación anticipada y permite tramitar de manera más rápida aquellos concursos en los que el deudor solicite la liquidación en los primeros momentos” (E.M. IV, párrafo 2). Sin perjuicio de profundizar en las reformas, este apartado tiene como objeto identificar las principales novedades que en esta materia se incluyen en la reforma de la Ley, estas novedades son: para la realización de las funciones de la administración concursal o la alternativa de los auxiliares delegados designados por el juez de modo obligatorio; también con la agilización de la apertura de la fase de liquidación – artículo 142 nuevo y la derogación de la liquidación anticipada del 142 bis -; con los nuevos criterios de acumulación de procedimientos declarativos no concursales – artículo 51 y 51 bis -, e incluso con el nuevo régimen de competencias de la administración concursal tras el desarrollo del artículo 48 LC, que ahora se despliega en varios preceptos. (1) La ya indicada derogación del artículo 142 bis – Disposición derogatoria única(2) Se reconoce la legitimación de los administradores concursales para solicitar la apertura de la liquidación – artículo 142.3 LC – siempre que previamente se haya acordado el cese de actividad. (3) Se agiliza la posibilidad de venta de activos en fase común sin necesidad de autorización previa del juez cuando se reúnan una serie de requisitos económicos – artículo 43.3 LC. Es una pena que el nuevo procedimiento abreviado no haya podido servir como cauce procesal adecuado para dar una solución real a los miles de particulares – personas físicas sobrendeudadas, víctimas de la crisis económica – que se encuentran en situación de insolvencia. Como se ha indicado la eficacia del proceso de liquidación ha sido una preocupación constante en las distintas reformas de la Ley. (4) Se habilita dentro del procedimiento abreviado un cauce específico para la liquidación completa del patrimonio del deudor cuando se aporte un plan de liquidación que contenga una propuesta escrita vinculante de compra de la unidad productiva en funcionamiento o cuando el deudor hubiera cesado completamente en su actividad y no tuviera en vigor contratos laborales – artículo 190.3 en relación con el artículo 191 ter -. La Exposición de Motivos de la reforma destaca que “La anticipación de la liquidación representa una importante novedad: se estructura de manera distinta la apertura de la fase de liquidación del concurso, lo que hace innecesaria la distinción entre (5) La liquidación en el procedimiento abreviado establece efectos complementarios no previstos para la liquidación del ordinario, tales como la resolución automática de los contratos vigentes, la posibilidad de abrir la liquidación sin haber concluido la fase común si las impugnaciones contra el informe provisional no son cuantitativamente trascendentes o que el régimen de recursos no suspenda las operaciones de liquidación sino sólo la distribución de la cuota de liquidación. (6) Las normas referidas a la fiscalización de los créditos contra la masa se traslada del artículo 154.2 al artículo 84. (7) Se altera el régimen de pago de los créditos contra la masa cuando se prevea que la masa activa va a ser insuficiente para el pago de los créditos prededucibles – artículo 176 bis referido a la conclusión del concurso. (8) Se flexibiliza el sistema de pago de los créditos tanto contra la masa como los concursales, siempre y cuando se tengan garantías de que no se van a ver perjudicado créditos preferentes. (9) Se aclara el contenido del artículo 155 para facilitar la dación en pago como instrumento para saldar los créditos concursales con privilegio especial. Sin modificar las bases que sirvieron para fijar los derechos de los trabajadores en el marco del concurso ni los mecanismos para la modificación, extinción o suspensión colectiva de las relaciones laborales – el artículo 64 LC que regula los denominados ERES concursales -, lo cierto es que el nuevo marco legal clarifica este procedimiento, mejora los derechos procesales y materiales de los trabajadores, permite que se tramite con más rapidez y con más seguridad vinculando el Núm. 37 Maig 2012 23 Col·laboracions trámite administrativo del ERE, si se iniciara antes de la solicitud de concurso, con la culminación en el concurso. También se clarifica el modo de elegir la representación de los trabajadores cuando no existan formalmente constituidos órganos de representación, reconociendo un papel preponderante en estas situaciones a los sindicatos más representativos tanto de modo general como en el sector correspondiente de actividad. Es especialmente trascendente que en el marco del ERE el juez pueda examinar si concurren los elementos para pensar que a los efectos laborales la concursada forma parte de un grupo. También se reconoce la posibilidad de que las partes durante el período de consultas reclamen la presencia de un mediador y aclaran el plazo para recurrir de modo individual las decisiones del juez del concurso en materia laboral – un mes computable desde la notificación del auto resolviendo el incidente colectivo. En cuanto a la regulación de los grupos de empresas se introducen mejoras procesales para permitir la presentación conjunta de los concursos voluntarios de empresas del mismo grupo – artículos 5, 10 y 25 LC -, se regula expresamente coordinación de esos concursos permitiendo un administrador concursal común, dejando la consolidación de activos y pasivos sólo para supuestos de confusión de patrimonios, facilitando los llamados convenios vinculados y remitiéndose en todo caso la Ley Concursal al Código de comercio – artículo 42 – en cuanto a la definición de grupo. Sin duda será insatisfactoria la regulación de los grupos en el marco del concurso, pero conviene no olvidar 24 Núm. 37 Maig 2012 que sobre todo es insuficiente la regulación de los grupos en nuestro derecho societario. acreedores específicos – públicos y financieros – en detrimento de los ordinarios. No puede cerrarse una nota urgente sobre la reforma sin advertir que la Ley ordena procesalmente la sección de calificación, define con mayor precisión la llamada responsabilidad concursal por el desbalance, habilita la ejecución de las sentencias de calificación en interés de la masa por el administrador concursal, permite a los acreedores no sólo personarse en la sección, sino también la posibilidad de recurrir la sentencia. Se regula también con cierto pragmatismo la conclusión del concurso por falta de activos y la alteración del pago de los créditos contra la masa (artículo 176 bis LC) cuando el valor de realización de esos activos no se garantice el pago de los créditos contra la masa. Son también trascendentes las modificaciones del artículo 50 en cuanto a las acumulaciones al concurso de los procedimientos seguidos para exigir la responsabilidad patrimonial del administrador social. Se potencia el carácter universal del concurso evitando que las ejecuciones separadas puedan embargar los saldos de clientes u otros bienes necesarios para la continuidad – el artículo 55 permite que el juez del concurso pueda levantar estos embargos siempre que no sean de naturaleza pública o laboral -. Se limita la acción directa contra el deudor concursado, se establece un marco más claro del ejercicio del derecho de separación y las retenciones. Se fortalecen los créditos públicos y sus privilegios. Se introducen algunas consideraciones sobre la no inclusión de los bienes sometidos a arrendamientos financieros en la masa activa del concurso así como el mecanismo de determinación de daños y perjuicios en caso de resolución por incumplimiento (artículo 62 LC). Estas modificaciones suponen un desequilibrio en el diseño concursal de la clasificación de créditos ya que fortalecen a unos En definitiva la reforma operada por la Ley 38/2011, de 11 de octubre, culmina una tramitación no exenta de polémica, recibida con cierto escepticismo por los operadores jurídicos y económicos. Finalmente ha aparecido como una reforma ambiciosa, versátil dado que ha incorporado incluso en sus tramos preceptos de gran calado con capacidad para abordar algunas mejoras técnicas sustanciales en orden a reducir los plazos para declarar los concursos, permitir el concurso necesario de modo casi automático si existe una declaración de insuficiencia de bienes del deudor en procedimientos judiciales o administrativos singulares; también se procede a aclarar algunas cuestiones referidas al régimen registral de la declaración de concurso con el efecto cierre de la anotación que haga el juzgado.