expres español internacional

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EXPRES ESPAÑOL INTERNACIONAL
Cheque en
blanco para el
presidente
Para escalar murallas, siem pre es
necesario la oportuna ayuda de
quien las guarda y en este caso,
Nixón, recordando al inm ortal Don
Juan Tenorio podría d ecir: „Yo, que
a las m urallas chinas a s c e n d í. . .
Rara vez se ha juzgado tan unánim e­
mente en el mundo el desenlace de
las elecciones presidenciales norte­
americanas. El triun fo de Nixon fue
acogido favorablem ente en el Este y
el Oeste — aunque sin entusiasmo. En
vista de la alternativa personal y pro­
gram ática que se presentaba a elec­
ción en Estados Unidos, esa reac­
ción no puede causar extrañeza. Al
fin de cuentas, en la escena de la po­
lítica internacional rige la misma d i­
visa que a nivel nacional: ¡nada de
experim entos!
George M cGovern — se temía — los
habría intentado; Richard Nixon, no.
En verdad, el prim er m andatario nor­
team ericano ha cam biado inespera­
dam ente y sin advertencia previa el
sistema de coordenadas de la p olíti­
ca internacional; mas no es presu­
m ible que depare nuevas sorpresas al
mundo.
. . . y a Portugal descendí para acon­
sejar a Caetano (en la foto) en su
guerra colonial. En todas partes deje
triste recuerdo de m i . . .
A los europeos concretam ente, la re­
elección de Nixon podría garantizar
la continuación de los estrechas rela­
ciones con Estados Unidos. No es de
tem er la retirada de Europa para re­
fugiarse en el aislacionism o; tam poco
es de tem er una redución precipitada
de la presencia m ilita r norteam erica­
na en el Viejo C ontinente. En vista
de los crecientes contactos entre el
Este y el Oeste de Europa y de la
inm inente C onferencia de Seguridad
y C ooperación en Europa, ésta es
una perspectiva tranquilizadora.
Lo que está claro es que Nixon ja ­
más tuvo las manos tan libres como
hasta ahora en el curso de su larga
carrera política. Con el aplastante
sufragio los electores han venido a
darle un cheque en blanco. Dado que
no puede ser reelegido una vez más,
el presidente no necesita guardar
consideraciones con la masa de elec­
tores ni con sus protectores, ni con
su propio partido. Por prim era vez
Richard Nixon está sólo obligado a la
historia.
Lo que esto puede sig n ifica r para
N orteam érica lo ha indicado George
McGovern, el contrincante que pre­
sentó para los im periosos problem as
soluciones más bien para espantar
que para convencer. Pero él dibujó
sin tapujos y con fuerza m oral con­
vincente el dilem a norteam ericano.
Y es que el abismo entre pobre y rico,
joven y viejo, negro y blanco co n ti­
núa agrandando, aunque en los ú lti­
mos años haya tenido una proyec­
ción callejera menos virulenta. Nixon
no ha cum plido aún la promesa hecha
al com ienzo de su m andato presiden­
cial. No ha „re c o n c ilia d o “ a los norte­
americanos.
Ahora se le han dado cuatro años
más para alcanzar este objetivo. Lo
que el presidente necesita ante todo
es valor, que aún no ha dem ostrado
en la política interna. Mas esto no
necesita ser m otivo de resignación
para el norteam ericano clarividente,
pues Richard Nixon ha cam biado ya
más de una vez.
(Die Zeit)
. . . pero las elecciones gane“ . Richard
Nixón acom pañado de su esposa
muestra la mano libre con la que ha
cogido el cheque en blanco.
En general es de esperar que el pre­
sidente norteam ericano establezca
una época de consolidación luego de
la acción y las sorpresas en política
exterior. Si esta reserva valdrá igual­
mente para la política interna es alqo
que tal vez no sepa ni él mismo. En
el transcurso de la campaña ele cto ­
ral expuso su program a a este res­
pecto de form a tan vaga que se po­
día interpretar tanto como el anuncio
de un periodo de inacción como el de
una era de im pulso y avance.
EXPRES ESPAÑOL / Enero 1973
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