El estribo para bajarse del caballo

Anuncio
IMPRIMIR
IMPRIMIR ARTICULO
EDICIÓN IMPRESA
ALDIA
El estribo para bajarse del caballo
Agipad, premiada ayer con el 'Gipuzkoa Giza Eskubideak', comenzó hace
25 años ofreciendo tratamiento a los heroinómanos. Hoy continúa su labor
con las toxicomanías emergentes
IÑIGO URRUTIA/
SAN SEBASTIÁN. DV. «Fueron años muy
turbulentos, las instituciones acababan de
comenzar, el paro era bestial, era todo una
locura y en ese contexto surgió, como el
séptimo de caballería, el caballo, las
toxicomanías y la desorientación de las
familias, los hogares rotos y el no saber qué
hacer con un hijo que se había hecho adicto a
la heroína». Fernando Ibarreta, presidente de
Agipad recuerda con nitidez el umbral de los
80, cuando su padre, ingeniero de la CAF,
constituyó junto a otros progenitores la
asociación que durante un cuarto de siglo ha
tratado a miles de personas con toxicomanía.
El impulsor de la asociación, fallecido en 2001,
dedicó el verano de 1980 a buscar alguna
institución que tratara la toxicomanía de uno
de sus once hijos y al final apeló al Teléfono de
la Esperanza, en Madrid, desde donde le
remitieron a la Cruz Roja, que les cedió un
despacho. El caballo galopaba desbocado por
las convulsas calles vascas y los afectados
tenían que sobrellevar por ende un estigma
social que les condenaba a la marginalidad.
Ibarreta, su esposa Elvira Fanlo, Venancio
Díez, Felicitas Rodríguez, Enrique Pons, José
Luis Arrese, Enrique Boronat, Enrique
Echeburúa, Manuel Cabrera, Jesús María
Mendia, Gonzalo Chausson e Iñaki Linazasoro
cogieron el caballo por las bridas y
constituyeron la asociación.
La demanda de información y tratamiento era
creciente y los primeros pasos fueron «con
pocos recursos y con profesionales que
pensaban más en ayudar que en el contrato»,
recuerda Fernando Ibarreta hijo. Hubo en todo
caso dos premisas fundamentales que, a su
juicio, explican el éxito de Agipad: «La
primera, que mi padre resumía en el 'zapatero,
a tus zapatos', que el modelo teórico y práctico
de tratamiento se tenía que basar en criterios
científicos y gestionado por profesionales; la
segunda, que 'lo mejor es enemigo de lo
bueno', es decir, que los objetivos tenían que
ser realistas, no ideales».
Residentes en Haize Gain trabajan en la
huerta de esta comunidad terapéutica.
[LUSA]
DATOS
Fundación: Agipad se creó en 1980 por
iniciativa de Fernando Ibarreta, Elvira
Fanlo, Venancio Díez, Felicitas
Rodríguez, Enrique Pons, José Luis
Arrese, Enrique Boronat, Enrique
Echeburúa, Manuel Cabrera, Jesús
María Mendia, Gonzalo Chausson e
Iñaki Linazasoro.
Señas de identidad: Carácter
aconfesional, apolítico y profesional.
Prestaciones: Servicio de prevención
para estudiantes y padres de familia,
inserción psicosocial, en la que se
atiende a un promedio de 240
personas al año; comunidad
terapéutica de Haize Gain, por la que
han pasado más de 1.200 personas;
intervención familiar, para que las
familias ayuden a los hijos
toxicómanos, y el programa de apoyo a
los presos en Martutene.
Perfil: En los años 80-90, el perfil del
toxicómano correspondía a un
heroinómano soltero, de 21-25 años,
en el paro, estudios primarios y
antecedentes penales. Hoy se atiende
a menores de 15 años, a mayores de
50, con problemas con la cocaína, el
speed...
«Compromiso práctico y real»
Haize Gain, un hito
Agipad comenzó así a canalizar desde un enfoque aconfesional, apolítico y
profesional, la angustia de cientos de familias sorprendidas por sus hijos colgados muchos pensaban que «eso sólo ocurría en las películas americanas»-. Fueron años
en los que nueve de cada diez toxicómanos estaban enganchados a la aguja. Su
perfil era el de un joven soltero, de 21-25 años, en el paro, estudios primarios y
antecedentes penales.
Elena Tuduri, que lleva 23 años como directora de la asociación, mira hacía atrás y
recuerda que «entonces estábamos en mantillas, la alarma social que había era
tremenda y por no haber no había ni centros de salud mental».
Dos años más tarde, en 1982, surge lo que terminará siendo el emblema de la
asociación: la comunidad terapéutica de Haize Gain, que se instaló en un vetusto y
destartalado caserío de Oiartzun que carecía de suministro eléctrico y agua
corriente. «Allí convivían personas y animales (vacas, cerdos, gallinas...)». Con el
transcurso de los años, el inmueble fue equipado comme il faut para acoger a 22
enfermos sometidos a régimen de internamiento durante un período máximo de
nueve meses.
Por esta comunidad, la primera que se creó en el Estado, han pasado más de 1.200
drogodependientes. ¿Con qué porcentaje de éxito? Fernando Ibarreta responde que
«no tiene mucho sentido dar un porcentaje, porque cada caso es un mundo y
requiere un tratamiento muy personalizado, a unos les basta con reengancharse a
la vida, otros tienen situaciones más complejas, sufren problemas psicóticos...».
Agipad había nacido por iniciativa de las familias y esta impronta ha caracterizado
el devenir de la asociación, cuya actividad se ha ramificado en cinco secciones:
prevención, orientado a escolares y asociaciones de padres; familias, a las que se
adiestra para ayudar a sus hijos; la inserción ambulatoria, en la que profesionales
atienden las consultas de toxicómanos; la comunidad de Haize Gain y, por último,
el programa de apoyo a los presos en la cárcel de Martutene.
Cuando la asociación ya estaba consolidada, llegó lo que Ibarreta define como el
«octavo de caballería», el sida. Mediados los ochenta comienzan a proliferar los
casos, fallece su hermano, y la enfermedad maldita que algunos atribuyen al
castigo divino empieza a diezmar el colectivo de heroinómanos. «Hasta 1992 fue
una hecatombe, la puntilla».
Nuevos perfiles
Los cambios sociales de la última década, entre ellos el desprestigio de la heroína,
han modificado los perfiles de quienes acuden a Agipad para pedir ayuda. Elena
Tuduri advierte que «si al principio la inmensa mayoría eran jóvenes, ahora vienen
personas de 50 y más años, enfermos de segunda generación, es decir, hijos de
padres toxicómanos... Y las drogas de adicción se han diversificado: cocaína,
derivados anfetamínicos, pastillas, alcohol...»
Pakita Mateos, responsable del servicio de prevención de Agipad, añade que una de
las características es el policonsumo. «Vienen personas que consumen diferentes
sustancias, además del alcohol. Otro aspecto relevante -advierte- es el consumo
cada vez mayor de cannabis entre gente muy joven: cada vez consumen más y a
edades más tempranas -14-15 años-, lo que lógicamente conlleva riesgos
mayores».
Ibarreta apostilla que, pese a la imagen social que identifica drogadicción con
juventud, «hay efectivamente personas de más de 50 años, con trabajo estable,
que piden una baja laboral y llegan para pedir ayuda». En sentido inverso, el
alcoholismo asociado a edades adultas también comienza a afectar a edades cada
vez más tempranas. De hecho, Agipad, que ya atiende estos casos, va a diseñar un
programa específico para dar respuesta a esta demanda creciente. «Demanda
siempre va a haber en el campo de las drogodependencias», apostilla el presidente
de Agipad, que ayer compartió con los 32 trabajadores de la asociación «el orgullo
por un premio que nos ha cogido por sorpresa y que nos enorgullece si cabe más
porque está ligado a los derechos humanos, pues al fin y al cabo, siempre hemos
trabajado con población excluida».
Enlaces Patrocinados
Encuentros en Meetic
Chatea con millones de solteros - Inscripción gratuita .
es.meetic.com
Marketing Gerontológico
Consultores especializados en el mercado de las personas mayores .
www.gerokon.com
Centre Bonanova Barcelona
Desintoxicaciones hospitalarias y ambulatorias. Rápidas y eficaces. .
www.centrebonanova.com
Stop a la ansiedad
sin pastillas, sin costosas sesiones, sin sufrimiento .
www.magalian.com
Descargar