Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. REVISTA CLÍNICA ESPANOLA セ@ Director: C. JIMENEZ DIAZ. Secretarios: J. DE PAZ y F. VIVANCO Redacción y Administración: Antonio Maura, 13. Madrid. Teléfono 21829. Editorial Ctentifico-Médica. 15 DE JUNIO DE 1946 NUM. 5 TOMO XXI REVISIONES DE CONJUNTO BASES FISIOPATOLOGICAS DE LA CIRUGIA NEURO-VEGETATIVA (•) LUIS ESTELLA Prof. Auxiliar de la Facultad de Medicina. Cirujano de la Beneficencia Municipal de Madrid. ACTITUD DE LA CIRUGÍA FRENTE A LA PATOLOGÍA NEURO-AUTÓNOMA. La Cirugía, porque no ignora la ウゥセーャN」、。@ de sus actos t erapéuticos, busca su obJetivo セ ョ@ el tratamiento de enfermedades de patogema concreta y bien conocida, y cuyo .ウオ「エイ。セ@ anatómico, ofrece fácilmente accesible y docil a los efectos curativos de una sencilla interrupción, alguno de los fundamentales eslabones de la cadena fisiogmética. Por la misma causa elude la aplicación de sus procedimi-mtos en aquellas otras afecciones de patogenia complicada y oscura, y quizá no tanto porque presienta el fracaso-dado lo aleatorio dEl acierto en el ataque del nudo de la cuestión-como por el temor de desencadenar de manera impremeditada, sobre €1 sujeto de experiencia, disturbios, tanto o más graves que aquellos cuya redención pretendiera. Esta última es, a pesar de lo que alguien pudiera suponer, la c:ctitud d !: la Cú·ugía ヲイセエ・@ a las enferm<E.dades neuro-vegetativas, pues aunque es cierto que este c2mpo de 13; セ。ᆳ tología ha sido pasto de un deportismo qUirurgico irresponsable, no es menos verdad que ーセイ。@ ello hubiéronse de desatender las adv-ertencias de minorías selectas que en buena hora s eñalaron el error que tal conducta entrañaba. Por- - (•) La Información bibliográfica que reclama est e tema. que ya planteamos en las Jornadas Médicas de 1945, :;e ofrece ampliamente y en absoluta vigencia en nuestra monografla "Introducción a la cirugia de simpático". Prólog-o del Prof. J r Mt:NF.7. Dfo\7. . Edit. Alhambra. :.Iadrid. 1941 que es':a suposición que la experiencia se encargó de confirmar, era ヲ£」ゥャセ・ョエL@ 」ッャ・ァ ゥ「ャ セL@ tenida cuenta que lo3 pretmdidos canones fisicpatológicos, que de modo tradicional venía utilizando el operador como irr·ecusable credencial de su derecho a intervenir en los problemas de la nosología neuro-anatómica, resultaban r ealmente inaceptablzs, pues tras la máscai a de objetividad genética y de congrumcia y universalidad de su contenido, encubrían raigambre verdaramente imaginativa y contExtura sobrada de arbitrariedades y particularismos. De hecho caneemos de un cuerpo de cabal doctrina fisio-patológica, susceptible de ssr utilizado como tipo de contraste inconcuso de los fenómenos neuro-veg€tativos; ello permite comprender que el ensayo de 」ゥ・Nョエ■ヲセ。@ epit?mización de las bases para una Clrugla del sistema nervioso involuntario, apenas puede ser hoy, en manos de cualquiera, otra cosa que un ・ ャ ・カセ、ッ@ ideal que, ni que decir time, cae muy por encim.a de las posibilidades de nuestro mod-Esto bagaJe · y humilde experiencia. No obstante recusamos hacer absoluta resignación de es'te ideal, y tanto como イM・ウゥァョ。セャッ@ sería el abandonarnos en este momento al diScurso fácil por el terreno dd empirismo, por el que sin duda marcha la Cirugía con. ーセウッ@ firme, es decir, si limitáramos nuestro obJetivo a glosar prolijidades artesanas del pr<;>blema, o a la especulación por ュ・ョセ_ッ@ セ@ dEtallista en sus facetas estadística y utilitaria. LA CIRUGÍA NEURO-ANATÓMICA RECLAMA BASES OBJETIVAS. LlegJr a la precisión de ャ ッセ@ 」ッセゥュ ・ ョエッウ@ 9ue un día integrarán la base C'IEnttju;a de la ctrugía del sistcm.a y「G セ イカゥッウ@ inaplazable Qオ Z[・ウ 、。L@セ <.:.utónorno, constituye y representa un p1 ッ「ャセM Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 380 REVISTA CLINICA ESPANOLA ma que será resuelto en adelante por ィッュ「イ セウ@ más capaces y experimentados, pero nosotr:os sentimos la perentoria obligacién de abordar su plantEamiento, no sólo por considerar que es la forma más apropiada de 1 espondu a las elevadas exigencias del caso, sino, sobre todo, porque con ello satisfacemos un deseo que, como del nmstro, aflora del espíritu de cuantos han sentido alguna vez la preocupación por estos asuntos. Y es que la cirugía de nuestra épcca, a despecho de lo que suponen ciertos ambimtes-que en este orden de ideas viven en jocundo cavertécnicolismo-, h a superado la era ーイッセャゥァ@ 、 nico, e incluso la incomparablemente más セ ャ ・カ。ᆳ da de la satisfacción utilista. Pretende, según formula un gmio latino, inteLctualiza1 sus aetividadEs, es decir, aspira a ver suplantado el carácter artesano y empírico de su quehacer, por una pragmática radicalmente científica. Aparte de que esta aspiración sea fácilmente comprensible, desde el punto de vista filosófico encuentra objetiva fundamentación en razones concretas y de muy diferente orden. Ante todo es incuestionable que en múltiples momentos de la patología, incluso el que ahora nos importa, el cirujano ha sabido repres. ntar a satisfv.cc:ón el papel de conductor y animador del patólogo; pero es que tal h scho no constituye fenómeno fortuito, sino que en realidad la Cirugía está en trance permanente de activa y eficaz colaboración al discernimiento de las mismas doctrinas que impulsaron sus gestos curativcs y que tantas vecEs, como en nuestro caso, dieron pábulo a sus ligerezas. Nadie puede ya dudar que la historia de sus propios errores y la de su cotidiana e inimitable experiencia, constituye el más puro y generoso hontanar de ccnocimientcs insustituíbles para la creación del basamento científico qu e el rEflexivo desarrollo de sus actividades reclama. No es posible precisar en qué proporción le sea accesible tal empresa, ni mucho menos quer emos decir que la Cirugía se baste a sí misma para discernir y elaborar los mandatos de su propia ley, pero de lo que no cabe duda es de lo excelso de las condiciones en que se le plantea la encuesta. Cuenta para ello con un material que, desde cualquier punto de vista, ofrece cualidades incomparablemente superiores a las que pudiera soñar la fantasía del investigador más ambicioso. Sólo es preciso que el acere; miento a este ambiente se haga con espíritu reflExivo, y con la inteligencia libre de prejuicios doctrinales que de ordinario contribuyen a oscur-Ecer y a deformar la verdadera imagen de los f enómenos biológicos. Porque apenas es preciso recordar que la gran mayoría de los mas trascendmtales hallazgos de no importa qué campo fisiopatológico, ni pzecisaron instalaciones esp eciales, ni exigieron el aprendizaje de técnicas complicadas, sino que fueron fruto de la ·exhaustiva aplicación al animal de laboratorio de los procedimientos simples d e la más rapada mc:todología mecanicista. 15 Junio 1946 LA CIRUGÍA RECUSA LA TUTELA DE LOS PRINCIPIOS CLÁSICOS DE LA FISIO-PATJLJGÍA Nl!.URO-VEGETATIVA. DB la fecundidad de las t¿cnicas elementales dEl método experimental en la investigación biológica, es quizá el mejor testigo el campo de la fisiopatología neuro-autónoma. Por . llo mismo es obligado consignar aquí el h ::cho de que precisamente en este caso Se dió el fenómeno curioso de que el progrew de los conocimi entos idúnecs se detiene y estanca como ¡.;or ensalmo justammte el día en qus los pJtókgos, impulsados pe»r comprensible anhelo de síntesis y de traslación al hombre de aquellos hall.1zgos, sometieron la inquisicién del probl¿ma a la judicatura del razonamiento puro, haci¿ndo así punible abdicación de los métodos exclusivamente lícitos y únicamente d1caces para -.1 estudio de les fenómenos biológiccs. El sutño de la razón engendra monstruos, y en biología el emplEO de los métodos dt.. estudio propios de las ciencias del espíritu conduce invariablEmente a disquisicioms verbalistas o al pm o p3itacismo. En nuestro caso, los hechos de ctsezvación fueron filosóficamente tergiversados y compzndiajos en autístico y falso sistema teórico, y el engendro fué la conquista de unos pi etendidcs cánones fisio-patológicos, recibidcs por sucesivas generacion.:s como inmutables artículos ::le fe y cuyo ingenuo y ciego ィセ@ 。」エュゥ・ョッ motivado y explica sobradamente ·Sl confusionismo y la imprecisión de los conceptos, que todavía reinan en el terreno doctrinal de la patología neuroanatómica. Puesto que el estímulo del simpático, se dijeron, es causa, entre otros f enómenos, de la dilatación de la pupila, de la parálisis intestinal y de la contracción de los vaeoJ y de los esfínteres uro-digestivos, y la excitación del parasimpático entraña reaccionEs diametralmente opuestas por parte de esos órganos y t opografías vEgetativas , debía aceptarse que aquel segmento del aparato mrvioso involuntario emite sobre las fibras lisas del anillo iridiano y de la pared ent érica, impulsos motores negativos, es decir, eficientEs para determinar el activo alar· gamiento de los correspondientes elementos musculares, pero además, que dicho nervio proyecta órdenes quinetopositivas o constrictoras, que en los casos aducidos como ejemplo, incid_en sobre la musculatura de los vasos y de los d1a· fragmas uro-entéricos. Según €.1 propio remedo de silogismo, el ー。イセᆳ simpático posee, respecto a las anatomías autonomas, análoga duplicidad de actividades mo· toras, bien que radia sobre cada una, en particular impulsos singul ares, y diametralmen· te opue.3tos a los €mitidos por el simpático; es decir, que en los casos referidos determina la contracción de las fibras circulares del iris Y de la pared intestinal, y ocasiona el alargamif.nto de las que integran la pared de los vasos_ Y de les círculos esfint: rianos . Y como por la r1slada Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. TOlfO XXI NúlfERO 5 CIRUGIA NEURO-VEGETATIVA estimulación de dichos nervios era posible 、セウᆳ encadenar sobre la mayoría de les órganos automáticos fenómenos reactivos de características más o menos semejantes a las de los anLs reseñados, concluyeron, g<.neralizando, qu"' ambos nervios pcseen capacidad motora biValente sobre el ccnjunto de la anatomía vegetativa, bien que 」Zセ、。@ uno de ellos proyecta sobre determinado órgano impulsos de un solo orden, positivo o negativo, pero precisamente de signo opuesto al que sobre la misma víscera radia su congénere. La falacia dEl razonamiento es notoria, y cualquiera puede percibir que en esta conclusión se ofrecen con categoría de conceptos científicos lo que no son otra cosa que gramatical -Expresión de determinados fenómenos biológicos, y está claro que, aun en el supuesto de que éstos fueran inconcusos, aquEllas teorías timen de científicas lo mismo que t endría el consignar, por ejemplo, que la percusión del tendón rotuliano produce la respUEsta del cuadr;ceps; es decir, absolutamente nada. Porque lo científico no es el acontecimiento de éste o de aquellos suCESOS vitales, sino el que uno y otro sean s usceptibles de interpretación lógica, capaz de soportar el contraste legal de los principios de la inteligencia. Y es tan evidente que aquellas teorías sen demasiado deleznables p:J. ra resistir el análisis del más transigente y dúctil de los razonamientos, que por ello mismo l'.l Cirugía cuenta con sobrados fundam entos pam recusar los principios clásicos de fis:opatología neuroveget..:.tiva.. Repugna al espíritu aceptar que el sisb:ma nervioso involuntario posea capacidad motora de sentido negativo, es decir, eficiencia para ocasionar la activa relajación de las fibras muscularEs lisas y para. deprimir la secreción adenoidea, pues aparte de que ello parece una aberración antieconómica de la naturaleza, y de que no existe ejemplo par ecido en el orden mucho más elEvado de la motilidad de la vida de relación, tampoco conocemos precedentes que objetivicen ウ セ ュ ・ ェ。ョエ ・@ posibilidad en otros campos de la biología, en cuyo terrmo se acepta y precisamehte por muy elevados criterios, que las fases negativas de les fenómenos son simple testimonio de la inhibición de los factores que determinan los correspondientes ciclos pcsitivos. Pero ese tradicional concepto resulta todavía mmos admisible cuando se considera que, s egún su juicio, los nervios autónomos radian impulsos motons y secretorios positivos o estimulantes sobre ciertas vísceras, ·mientras que sobre otras proyectan órdenes de smtido negativo o depresor y es, en efecto, inconcebible que un mismo nervio pueda influir d e modo di: met ralmente opuesto sobre la unidad anatómica, llámese glándula o fibra muscular, sin que razones estructuralEs, bioquímicas, y a veces ni s :quiera de catEgoría funcional o tópica, puedan explicar tal especie de arbitrariedad de la naturaleza. 381 Sobre todas las conjeturas están los hechos que de manera concreta y ッ「ェセエゥカ。@ confirman lo erróneo de aquella hipótesis. La d.latación de la pupJa que desenc2. dma el estímulo dd simpáti.co, no depende, como antE s se suponía, de que d1cha excltac.ón ocasione el 。ャイァュゥセョエッ@ de las fibras circulares del iris, sino que es natural consEcuencia de la contracción del músculo 1 adiado de dicho di::.fragma. Si las glándulas -[xcepto la tiroides, las sudoríparas y, sobre todo, las suprarrenales, que constituyen, en cierto medo, p.1rte del propw sistema nervioso involuntario-deprimm su actividad y el intestino se paraliza, por el Estímulo del simpáLico, ello no prueba que este nervio proyecte impulsos relajantes de los músculos de la pared ent€dca o dE.presores de la secreción glandular, sino que la claudicación de esas vísceras es simple r esultado de la isquemia que correlativamente, y por mecanismo vasoconstrictivo, des・ョ」。、セ@ el simpático sobre ellas. El vago, una vez recusado el criterio cronométrico en la valoración de los fenómenos con que ウセ@ ostenta su estímulo, es decir, prescindimdo del efecto bradicárdico, no frena, bien al contrario, la capacidad motora del corazón, y ni está probada, ni actualm:nte resultl inconcuso para nadie, la ·existencia de vías parasimpáticas vascdilatadoras. Es cierto que la excitación de raíces posteriores de la medula mtraña fenómmos vasoparéticos sobre los territorios que ellas inervan, pero el suce::so está patogénicamente vinculado a les Efectos de impulsos antidrómicos que el estímulo d.spierta sobre las fibras sens.bles de los vasos, y en modo alguno de la excitación de las pretmdidas vías vagales o centrífugJ.s cuya existencia en las raícEs posteriores parece fuera de cuestión. Y así suctde que, ·en efecto, tales fenómenos r Esponden a la distribución mdamérica y r adicular y en modo alguno a la circulatoria y ectromiélica, como los que de inverso sentido o vasc-constrictor desencadena la actividad dEl simpático. Naturalmente que si se des€stima por irreal la cap:1cidad quimtonegativa del aparato nervioso autónomo, hay también que r echazar definitivammte el viejo concepto según el cual exist e verdadero antagonismo funcional entre los impulsos de les segmentos orto y parasimpático. Y si no ha lugar actualmente para el recuerdo del clásico parecido entre el papel que m la エオセャ。@ de las dessmpeñan dichos セ ・ イカゥッウ@ funciones involuntarias, con el que eJercen las rimdas en el gobierno de la marcha del caballo bridón El cirujmo debe también olvidar y para siempr'e la pretensión errónea de modificar el curso patológico de. los fenóme_ncs 。オエッュセゥ」_ウ@ a favor de los camb1os que, S[gun aquel cnteno, d[bería imprimir al sentido de los mismos la quirúrgica interrupción de una u otra de aquellas sedicentes tridas nerviosas ant gónicas. Bu: n t estimonio de este punto de vista está en el hecho mismo de que a ninguno de les autores que sust entaron la tesis del antagonismo sim- Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 382 REVISTA CLINICA ESPA:!VOLA pato-vaga! se le ocurriera nunca la desdichada idea-no obstante ser ella perfectamente congruente con la teoría-de proponer el bloqueo del impulso vaga! como terapéutica de los síndromes que ellos mismos estimaban expresión de astenia simpática. Y es evidente, como en adelante veremos, que si los cuadros que parecm exteriorizar estados de déficit absoluto o relativo del impulso parasimpático, mejoran con la simpáticotomía, ello no depende, en contra de lo supuesto por la periclitada creencia, de que la simpático-sección logre el restablecimiento del antagónico equilibrio fisiológico entre ambos impulsos, al reducir la potencia de este último influjo en proporciones adecuadas a la del deprimido tono vaga!. P ero al propio tiempo que recusa principios doctrinales seguramente erróneos, LA CIRUGÍA DEL SISTEMA NERVIOSO VEGETATIVO DESCUBRE INÉDITOS HORIZONTES EN NUEVAS E INTERESANTES PERSPECTIVAS DE LA HOMÓNIMA FISIOPATOLOGÍA. Todo propende a aceptar con visos de certeza que ambos segmentes del aparato nervioso vegetativo proyectan, en tanto funcionan, sobre los órganos automáticos impulsos de orden exclusivamente positivo o estimulante de sus actividades. Pero si la identidad del signo de dichos impulsos excluye toda idea de antagonismo entre las reacciones autónomas que cada uno desencadena, ello no implica la sinérgica o agonística cooperación de sus esfuerzos. Esta especie de paradoja tiene sencilla explicación, en cuanto que hoy sabemos que las reacciones positivas que ambos nervios despiertan sobre las vísceras son, no obstante, de heterogénea categoría. En efecto, mientl-as que el simpático reel am a, en términos generales-si se exceptúan las glándulas cromafines y sudoríparas-, respuestas vegetativas lentas, vermiculares, persistentes, difusas, y que no presuponen gasto de energía, el parasimpático despierta reacciones rápidas, de amplia onda, fácilmente agotables, y por esto mismo localizadas, de las estructuras involuntarias. Nada de esto se opone, sin embargo, a la evidente cooperación funcional de los respectivos influjos nerviosos, la que, claro es, no se establece de modo directo, es decir, de nervio a nervio, sino que, como se comprende, el engarce de dicha interación lo constituyen los órganos efectores de las órdenes neuro-autónomas, en el sentido de que el modo de respuesta de las vísceras a los impulsos de uno de dichos segmentos nerviosos está condicionada por el estado reactivo que precedentemente hubiera creado el otro sobre el órgano en cuestión. En este orden de ideas es el nervio simpático el que precisamente parece ejercer influencia radical y decisiva en el determinismo de varia- 15 junio 1946 ciones de la reactividad vegetativa, al impuls0 vaga!. Por ello se ha bien comparado su ofici al del pedal del piano, que modula todas las n: tas, y el del parasimpático al de cada tecla aisladamente considerada. Y si nosotros parango. namos la misión del primero a la del aparato tensor de la cuerda y la del segundo a la que ウゥァョセ」。@ una pulsación de ar_pa, no hemos pretendido suplantar tan bella Imagen, sino sustituirla por otra bien semejante, pero que parece asimilarse mejor, y que probabh:mente recuerda de modo más perfecto al íntimo mecanismo de los fenóm enos vegetativos ・ャュセョエ。ウN@ Del propio modo que la cuerda reacciona a la pulsación con ondulaciones vibratorias, el influjo vagal desencadena respuestas fásicas, y peristálticas contracciones de las glándulas y de las vísceras musculares. El impulso simpático, a semejanza del tensor que modifica el tono de la reacción pulsátil de la cuerda, entraña el eretismo y la rigidez biofísica de los órganos vegetativos: vale decir, al tiempo que los ウ セ ョウゥエコ。L@ o lo que es igual, a la vez y porque eleva la rapidez y la duración de su reactividad parasimpática, entorpece y limita la profundidad de las fases secrEtoras y la amplitud de las contracciones que de ellos reclama este último impulso. No carece, ni mucho menos, de fundamento la creencia de que las variaciones cuantitativas del tcno simpático condicionan de modo indefectible sobre los órganos involuntarios simultáneos cambios de su responsividad a las órdenes vagaJes. Desde este punto de vista, la eutonía simpática presupone respuestas viscerales eurítmicas o de tonalidad fisiológica al influjo parasimpático, y todo hace sospechar que la hipersimpáticotonía condiciona reacciones vagales hiperesténicas, o lo que es igual, de r estringida amplitud de onda, que por ello se manifiestan por un modo de inepcia y agarrotamiento funcional de los órganos autónomos. La directa investigación y estudios farmacológicos parecen probar que determinados cuadros de taquisistolia obedecen a ese mecanismo, y experiencias de todo orden propenden a admitir que esa es la génesis de ciertos síndromes asmáticos y de disquinesias digestivas y vesicales. En cambio, la hiposimpáticotonía, que implica depresión de la sensibilidad de los órganos vegetativos a las órdenE'<; parasimpáticas, debe ser causa de que la respuesta homónima sea anormalmente. fugaz; ello explica que, a despecho de que dicha reacción sea en el orden vegetativo tisular de ondulación amplia, la actividad de la カ■ウ」・イセL@ en cuanto órgano, resulte, a la postre, fisiológlcammte, precaria. A semejante proceso ーセイ・ᄋ@ ce obedecer al megaesófago que ・ョエイ。セ@ c!er· tas lesiones y agenesias del simpático cerv1co· torácico, y es probable que los cuadros de me· gacolon avitaminósico descritos por los 。オセッイ・ウ@ sudamericanos respondan a análogo mecamsmo. A juzgar por lo reseñado hasta aquí, no sería arbitrario concluir en el concepto de que Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. OIRUGIA N EURO-VEGETATIVA EL siMPÁTICO PARECE REPRESENTAR EL NERVIO SUSTANTIVO DE LA VIDA VEGETATIVA. y no es sólo porque él inerve sin excepc10n alguna todos los órganos involuntarios, sino por lo que a ese respecto es todavía más expresivo, por el hecho de que a su exclusiva responsabilidad está vinculado el gobierno de mecanismos tan fundamental y rapadamente vegetativos como son los encargados de la regulación térmica del animal, pues, como se sabe, los vasos, las glándulas sudoríparas y las suprarrenales, carecen de tutela parasimpática. A excepción de éstas, todas las otras vísceras reciben simultánea inervación del simpático y del parasimpático; J?e:o la reflexi,va. 」ッョウゥ、・Nイセ@ del セッ、@ de ejerciCIO de esta ultima actividad nerv10sa, permite presumir que ella no responde, como la de su congénere, a la satisfacción de necesidades vegetativas primarias, o de la vida tisular, sino a lo que es bien distinto, a la cumplimentación de automatismos circunstanciales de los órganos vegetativos, ya sean ellos de orden defensivo secretor o eyaculador. En efecto, parece más bien que la misión de este nervio consiste en gobernar la integración, estrictamente local, de fenómenos vegetativos primarios o tisulares en actos automáticos motores o secretorios de las vísceras. En último término, resulta ser el simpático el nervio de las necesidades vegetativas básicas, y el integrador univtrsal de las funciones estrictamente autónomas, incluso en el sentido de que su impulso constituye substrátum funcional inexcusable al fisiológico desenvolvimiento de la acción parasimpática a cuyo gobierno competen las aludidas armonizaciones locales y circunstanciadas, es decir, las funciones-en el sentido más elevado de la expresión-de los órganos autónomos. LA CIRUGÍA NEURO-VEGETATIVA PROPENDE A INTEGRARSE EN LA CIRUGÍA DEL SIMPÁTICO. La elemental consideración de los conocimientos de fisiopatología neuro-autónoma que hoy gozan de mayor prestigio, permite concluir que la aplicación de los métodos quirúrgicos al tratamiento de la correspondiente nosología, sólo encuentra objetivo en la terapéutica de los disturbios neurovegetativos de orden hiperesténico. Lll Cirugía nada tiene y nada puede en principio y directamente que hacer en el tratamiento de las enfermedades determinadas por el déficit de los impulsos n erviosos involuntarios, sino ex· clusivamente en el de síndromes vinculados a la hiperactividad de dichos influjos. Pero en esta misma visión panorámica y de orientación fisiopatológica también ha quedado patente el concepto de que a despecho de que los variados disturbios de las funciones autónomas puedan estar vinculados a situaciones de hiperestenia nerviosa uní o bilateral, es decir, a la aislada o a la simultánea exaltación de los impulsos va- 383 gales y simpáticos, resulta que a fin de cuentas, y desde el punto de vista práctico, es la relativa o absoluta superactividad de este último influjo neuro-vegetativo la fisiogenéticamente responsable de dichos trastornos. Sin duda, pocas funciones orgánicas se ofrecen tan difíciles a la interrogación como las neuro-vegetativas; por ello, aun los mejores preparados rehuyen de ordinario la pena de interpretarlas. Así se explica que, a pesar de las numerosas pruebas que la experiencia clínica ha proporcionado en favor de las ideas comentadas, nadie se haya atrevido a precisar la subconscimte evidencia de esa especie de vasallaje de la responsividad vegetativa parasimpática a la cuantía del tono ortosimpático. Sin embargo, aunque no expresa, es notoria la universal congruencia en este pensamimto: es indudable que en él se fundamenta la pretensión y el éxito a primera vista paradójico, del tratamiento de los disturbios vegetativos de probable génesis vaga! por la actuación quirúrgica electiva sobre las estructuras que proyectan los impulsos simpáticos. Si sobre esto se considera que ese indirecto proceder ofrece la ventaja de lograr efectos semejantes o quizá ウオー・イゥッセ@ a Aッセ@ que Pl!· diera conseguir el bloqueo paras1mpat1co, y sm exigir el sacrificio de los mecanismos nerviososvagales-seguramente insustituibles pa_ra el normal desenvolvimiento de la correspondiente forma de integración vegetativa-, 」ッュセイ←ョ、・ウ@ que la cirugía del sistema neuro-vegetabv? haya tomado sesgo unilateral, y que tenga umversal tendencia a confinar sus actos sobre aquel exclusivo segmento nervioso; en una palabra, no es, en principio. ilégico si la cimgía ョセオイッM⦅。エᆳ nómica propende a integrarse en la ctrugm del simpático. LA CIRUGÍA DEL SISTEMA NERVIOSO INVOLUNTARIO RESPONDE A PRINCIPIOS FISIOPATOLÓGICOS CLAROS Y ESQUEMÁTICOS. Cuando nos preguut:nnos si la cirugía neurosu veg€tativa tiene razones para esperar アセQ・@ objetivo reúna condiciones ・ャュセエ@ e meludibles de accesibilidad y St!Sceptlbllldad セ@ los efectos de sus simples procc:limier;tos cmutlvos, está justificado 」ッョャNオセイ@ que セッ@ .solo parere responder a conceptos ftSWpn.tologtcus daros ケセᆳ quemáticos, sino que ーオセヲG@ adE'la1;1ta!!:e que qmzá satisface las exigencias teraoeubcas アセ・@ reclaman ciertos momentos de su. ョッウャァオセ@ d.e modo específico, insuplantable e mcluso pracbcamente inocuo. En este orden de ideas, lo ーセゥュN・イッ@ que a la Cirugía interesa precisar rs SI ?ICho apa;ato desenvuelve sus actividades segun ーセ。ョ@ Sistemático y si las estructuras 9ue constituyen セオ@ base anatómica están organizadas en el prop10 sentido, porque sería razón sobrada para que eludiera inmiscuirse en セウエ・@ 」。セーッ@ de la patología, de ser cierta la tesis sugerida por algunos • Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 384 • REVISTA CLINICA ESPANOLA autores de que la inervación autónoma, adoptando disposición sincitial, escap:3. a todo intento de anatómic:1 ・ウアオセュ。エゥコ」ョ@ y que, en consecuencia desenvuelve sus actividades del modo peculia; que es presumible en estas arquit::cturas, pues tal hecho definiría su quirúrgica ingoternabilid:id. Pero es justo convenir en la inexactitud de dicha twría, pues no queda margen a la duda de que él está organizado en forma de s;stema y que sus funciones se desarrollan también respondiendo a ordenado plan. A este respecto muchos h2brán previsto cierta S2ュ・ゥ。ョコZセ@ con el sistema motor de la vida de relación, pero interesa aclarar que este parecido es más profundo y trascendente de lo que a primera vista sugiere la imagen literaria, al extTemo de que la Cirugía, amante de concrecioms 2natómicas y de síntEsis y esquemas funcionales, no podría ambicionar mejor lazarillo p1ra la incurs!ón en el campo de la anatomía y de la fisio-patología neuro-autónoma, que el análisis de esa semejanza con un sistema del que precisammte las estructuras y las funciones responden a esquemas y principies que, al menos, como hip6t2sis de trab3.jo, ncs está permitido juzg-ar de simplicísimos. Si prescindimos de todo género de consideraciones r [specto al papel de les ap?ratos nerviosos intramurales comunes a todos los órganos veget-tivos, y de cuya caracidad para El mantmimiento de la integración standard, tmemos pru:: bas evidentes, y limitamos el anál;sis del señalado paral;:lo anatema-fisiológico a los component!s central y periférico del sist ema, está hoy b'en claro primero que el simpático desarrolla su idónea actividad sobre la b a¡:e anatómic1 de un mecanismo r d lejo; segundo, oue está ccnstituído y que funciona a semejanza del refleio esp'nal de la vida de H lación , y t ercero, que los h ace incluso m el doble sentido de r esponder, como aquél. a metamérica ordenación, y funci on!>r b2jo la tutela de un centro superior o encefálico. La crdcnac!én metc mérica del arco vegetativo medular, notoriammte ostensible en la clínica donde ofrece satisfactoria explicación, de entre otros, de les conocidos fenómenos de r eactividad loco-visceral y de los de pvoyección somática de las 2lgit-s internas, está plenamente confirmada por experiencias de t eda ordm. Es evidente que a cada metámera medular corresponde una metámera somática y otra visceral. Y en r elación a nuestro particular punto de vista, cada .segmmto vegetativo de la medula emite. hacia el correspondiente viscEral y por específicas vías motoras, los idóneos impulsos quinéticos, pero al p!'opio tiempo recibe por las fibras cmtrípetas o sensitivas comunes de la sensibilidad cerebro-espinal Estímulos tónicos que proceden tanto de los t erritorics viscerah:s como de los somáticos que por ley de metamería le son tritutal'ios. La dificultad que a primera v:sta pudiera encontrarse para la comprensión de este hecho, depende de que se suele olvidar que du- 15 junto 194G rante d desarrollo embrionario acaece un fenómeno de disgrmonía entre la forma de crecimiento de les órganos internos y de los somáticos que obligando a plicaduras y complejís:mcs 、Zウセ@ plazamientos de los primeros, rs causa de que cuando el .sujdo ha llegado al término del desarrollo, determinada metámera mEdular inerve a un tiempo segmentos somáticos y viscerales que en el período embricnario guardaban rnatómica 」ョセイオ・ゥ。L@ pero que ahora resultan absolutamente independientes desde el punto de vista tópico. No obstante, siempre queda un V€stigio de la prístina inter-correspondencia anatómica que se acredita en la normal distribución de aquellas raíces que al propio tiempo que los órganos internos ゥョ・イカセュ@ las arcadas vasculares y les correspondientes segmentos de las paredes cavitarias. Y si fsto es €n el orden anatómico, en el 2S· pecto funcional hay también sóEdos fundamentos para suponer que el específico impulso motor que sobre los イセ。ョッウ@ autónomos inciden las fibras centrífugas del arco vegetativo medular, ;:stá permant ntemente estimulado-a semejanコ\セ@ de lo aue sucede en el arco csp;nal de la vida de rehción-de una parte nor los impulsos eme ャ\セNウ@ vías aferent2s del イ セN ヲャ ・ゥッ@ captan de las estmcturas viscerales v somáticas que por metamería le son acreedoras. y de otra parte, por las que sobre l"'s correspondientes células del c>!'b ?ntnro-lateral rle la meduh. provecta el arco pョ」・ヲ£ャゥセッN@ el cual les ーイッ」ゥ 」ョ\セN@ de medo イ・ヲャセ ᄋ ッL@ fxci taciones de origen .somático v visceral, v o.irect?m f>nte imnulsos de categoría nsínuica.· El recuerdo de est e esnuema €S de alto inh·rés p"ra la cゥイオセ■。N@ 」 オ[Zセョ、 ッ@ menos noroue il'Ylnrime en su espíritu h idea dem?siado olvi、 \^ イャ\セ@ de que no sólo desile el punto de vista del patólogo ・セ@ ョ・」ウ。セゥッ@ diferenciar El papel fisio y pr toP.;enético de la actividad de los mecanismrs ョ ・イカゥNッセウ@ inferiores. del que por .su parte ーャpBセ^ョ@ derr.er lo.s mecanisl'Y'OS 」・ョエイ。ャ ・セ@ n encefálicos , sino que d: sde el ángulo de visión del t er aneub h ay t ambién que acchr camnrs respectivos a la cirugía de los nervios vegrtati:r?.s periféricos y a la operatoda todavía en embrwn de Jos centros neuro-Eutónomos. En relac:ón a estas proposiciones, resulta primerament:: incuestionable que los estímulos .de all!una intensidad del arco espinal son, en prmcipio, causa de r eacciones insoslayables y excesivas o hiperest énicas de las estructuras involunt2 rias, que por ャ セ ケ@ de metamería le deben vasallaje. Para el caso es igual, que €1 estímulo surja de las prcpias anatomías veg-etativas o.d.e las somáticas inervadas por las fibras sensitivas o aferentes al segmmto de la medula, donde radica el metamérico ュ ・」。 ョセュッ@ motor, que recaiga sobre las fibras centrípetas del arco, o, en fin, qu-e 2siente m las vías centrífugas o セZッᆳ tagonistas del r eflejo vegetativo en cuestwn. Todas las lesiones viscerales o somáticas son eficientEs para exaltar la actividad de -Este reflejo, como consecuencia del incremento de los Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. CIRUG!A NEURO-VEGETATIVA impulsos que ellas proyectan hacia la medula. No hay momento de la patología que evolucione em-:>ncipado de la inervación neuro-vegetativa; en los traumas, en las infecciones, en los tumores y en las afecciones meb bólicas de alguna intensidad. es cstensible el decisivo papel que en su r espectiva evolución juEga la cooperación patógena dEl. reflejo セ・オイッM。エョュ@ local. Les trastornos Circula toriOs y causalg1cos subsiguientes a traumatismos o tumores de los nervios aferentes o de las raíces posteriores de la medula, ejemplarizan la sEgunda forma genética de hipersensibilización del arco inferior. En fin. los edemas y los fenómenos vasomotorcs, incluso de infartación local, con que se ext eriorizan los tumores de los ganglic.s y plexos simpáticos y ciertas lesiones infecciosas de los mismos, son patentes de la tercera forma etio-patógena de la hiperestenia del repetido arco nervioso. Pero conviene advertir, para no caer en el enojo de los avezados en estas cuestiones. que aunque la Cirugía zspira a la simplificación de las cuestiones, ama la claridad y ni olvida lo que hoy tiene de valor convenido el clásico concepto del rPflejo, ni ignora que lo-;; refuidos estímulos son inrapPces para modificar directamente la c;ensibilidad de los nervics ー セ イゥヲ←」ッウN@ Quiere ello decir, que cuando hablamos de hiperestenia del reflejo vegetativo inferior, hacemos grosera alusión al incremento de su actividad, aun cuando, claro (Stá. distinguimos, de una parte, el que dicho mecanismo proyecle en 、ゥ」ィ。NZウ@ circunstancias impulsos cu'::' n!?s ョセZMᄋイ。 titativa!'Y•ente ウオーセイゥッ・@ a 1o que es fisiológico, y de otra, el f<'nÓmP!10 totr> lmmte di fuente de que su ウ・ョゥ「ャ、セN@ es decir, su susceptibilidad, a no importa qué genero de excitacicnes. esté anorrra!Mmte acrecentada. Hoy sabemos que los セウ エ■ュオャッウ@ periféricos sólo pueden conducir a la susceptibilizad.Sn del reflejo inferior, a través de su influenci:; sobre los centros encefálicos, quizá a travép d"l cerEbelo, los cu'§.les e:;tán exclusivamente capacitados para modificar. o en térm 'nos más precisos, para subordinar a su propia eronPxia, la cronaxia de constitución o sustantiva del arco medular. Sin embargo, puede, m; cierto mod0, hablarse, con propiedad fStricta, 0¿- la ウュゥエ セ。 」ゥョ@ directa del mecani8mo nervk;Ju inferior, en cuanto que todos los fenómenos antónomog cursan con variaciones locales del metabolismo, pues se sabe que este t!·astorno es, por def;ltición, causa de cambios de la polaridnd nerviosa de los aparatos nerviosos intramurn.les, y アオセ@ este fenómeno trae, como consecuencia, que le sinapsis que dicho aparato establece eon la fibra motora aferente a la víscera resulte anormalmente permeable a los impulsos motores de la medula. Aparte lo apuntado hace unes instantes, es de todos conocida la influencia que, por intermedio del mecanismo espinal, ejercen les arcos vegetativos encefálicos en la fisio-patología de los fenómenos autonómicos. 385 Nadie ignora que las excitaciones somo-viscerales espontáneas o artificialmmte desencadem.das, y los estimules anímicos subjetiva u objetivzmente despzrtados, son causa de compl:jas y banales reacciones vegttativas, y que cuando ellas son anormalmente intensas o excesivamente persistentes, son capaces de crear síndromes patológicos de la rea ctividad involuntaria. unas veces generalizados, como, por ejemplo, sucede en los casos de la hipertensión arterial, de las cianosis acras y de la hiperhidrosis univers:1l, y otras localizados, como acontece en los de angor-p:ctoris y en ciertos cuadros de hipertircidia, de 、ゥ。「 セエ・ウL@ y de úlcera gastroduodenal aguda. Es indudable que ese modo de electividad ー。エッァ・ョ←ゥ」Zセ@ de dichos impulsos sobre tal ウゥセエ・ュ。@ o scbre tal topografía, presupone en ellos estados de difusa o focal susceptibilidad, pero es más que probable que, en ocasiones, ésta sea realmente consecuencia de inicial pero solapa_da hiperactividad del respectivo reflejo espinal. Suele olvidarse que la capacidad p'ttogenética de los impulsos centrógencs, no se integra en los dEspertados por estimulacioms periféricas, sean somáticas o viscerales, o por las psíquicas excit2ciones responsables de esa gama de la patología cada día más frondosa del hombre civilizado, sino que es preciso tener en cuenta que no hay mfermedad orgánica alguna de los centros nerviosos en la que, al lado del correspondiente síndrome cerebro-Espinal, no se pueda descubrir la correlativa evolución de trastornos de orden vegetativo. El fenómeno es tan sistemático, que este h echo, unido a lo impreciso y limitado de los conocimientos de histo-anatomía centroveg:::tativa, explica que figuras de la mayor autoridad puedan decir que "la diferenciación entre un sistema mrvioso de la "I.Qda de relación y de la vida autóncma, sólo e3tá en apariencia justificada relativamente a sus estructuras periféricas". De ordinario, y respondiendo a un criterio de j:::rarquía, no sabemos hasta qué punto respetable suele concederse mínimo interés a los エイ。ウセョッ@ vegetativos que acaecen en las referidas circunstancias, salvo en el caso €n que se ostentan con particular relieve ·e gravedad, rcsセ・」エッ@ al cuadro patológico de la vida de relación, como sucede, por ejemplo, cuando en .enfermos cen: 「イッM・セーゥョ。ャウ@ se descubren alteraciOnes cardio-respiratorias. de la tensión arterial del recambio de los hidratos de carbono, de la regulación térmica o del metabolismo del agua. Pero es, no sólo ᄀセェオウエゥヲ」 。、L@ sino errónea, la usual dessstimación que de ellos se hace, pues aun en el c:Jso de que parezcan clínicamente insignificantEs, entrañan influencia fisio-genética trascendente y destacado interés desde el punto de vista terapéutico. En efecto, la microsfigmia, la cianosis, la frialdad de las extremidades y el dolor 」セオウ£ャァゥッ@ o pssudo-talámico, fenómenos vegetativos--en €stos casos de indudable raíz centrógena- que corrientemente cortejan los má.s Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. セXV@ l{EVIST A OLINIOA ESPAIQ'OLA variados síndromes de la patología cerebro-Espinal, merecen, por sí mismos, la. atención del patólogo, y el médico no debe olvidar que ellos son, en gran parte, responsabl.Es de .la 。ァオセ・コ@ {le los síntomas propios del d1sturb10 nervioso de la vida de relación. La más modesta ・クーイゥセョᆳ cia sobre estas cuestiones, puede contar la contractura muscular y de Los síntomas álgicos del cuadro paretc--sensitivo dEl h emipléjico, cuan::lo se yugula'l'l aquellos fenómenos vasomotores, "):>Or la enervación simpática de los miembros p.raHzados, así como del beneficio que la simpaticectomía cervical proporciona, respecto a ciert os síntomas puramente encefálicos dd cuadro cerebro-espinal, mareos, cefaleas, ・ュ「ッエセョ@ del sensorio, vértigos, ataques ep!lept:formes, que, sin duda, no son ajenos a fenómenos de déficit de la circulación cerebral, a su vez vinculados a la intervmción de anómalos impulsos del simpático cervico-torácico que condiciona la universal hipere.st enia vegetativ a que la lesión cwtral desencadena. Es comprensible que a tenor de lo comentado el tratamiento quirúrgico de las afecciones neuro-veget ativas de etio1ogía centrógma, sea casi siEmpre sintomático e indirecto, y qu8 de ordinario caiga en la órbita de la operatoria de las estructuras nwro-autónomas periféricas. Aun en el caso de que los distmbios vegetativos obroezcan a insultos orgánicos centrales, como sucede durante la evolución de los tumores, traumas, e infecciones del encéfalo, no se puede puede hablar actualmmte, y por tales 」ゥイオョウセ@ tancias, de una cirugía centro-vegetativa, susceptible de directa indicación en el tratamiento de los trastornos neuro-vegetativos propiamente dichos, sino que, usualmente, se practica esa forma de t erapia de modo inconsciente, y como a la z¡ga, en el momento de cumplimentar las indicaciones que plantea la patología cerebroespinal. Para completar el paralelo del autonómico con el sistema nervioso de la vida de relación, debemos señalar que en la nuestra, como en aquel caso, es usual descubrir el paradójico fenómeno de que el aislamiento del arco vegetativo inferior de las influencias que sobre él ejercen los centres encefálicos sea causa de la sensitización de aquel mecanismo nervioso. Aquí, como allí, el automatismo espinal es sinónimo de incontinencia reactiva de los mecanismos reflejos medulares. No obstante a su superficial incongruencia, d:cho fenómeno está determinado por leyes fisiológicas bien establecidas. En efecto, aunque es verdad que su independización de las estructuras centrales, supone para el arco espinal carencia de los correspondientes estímulos, también es cierto que, a consecuencia de esta carestía, acaecen en el arco superior modificaciones electrctónicas, que determinan su anormal susceptibilidad, incluso a los excitantes de cuantía fisiológica. Es que la relación entre la cronaxia central y la de les nervios periféricos, está definida por una constante, de tal modo, que cuando la primera 15 junto 1946 se hace alta, e.s decir, セオ。ョ、ッ@ las ・セエイオ」 エオイ。ウ@ centrales son poco sensibles-y el mmimo, según se comprende, corresp?nde a las ャセウゥッョ・@ que las destruyen-, la cronax1a del arco mferior decrece, o lo que es igual, su susceptibilidad aumenta, y el máximo de su incremento coincide claro está, en las circunstancias patológicas セ@ que acabamos de aludir. Tal es la génesis de la súbita aparición de trastornos tróficos graves en todas aquellas afecciones que aparejan estados transitorios o persistentes de automatismo espinal, puesto que dichos trastornos exteriorizan, según se sabe, la agudeza y la intensidad de les disturbios circulatorios que entraña Qセ@ lógica hiperestenia del emancipado reflejo medular. LA CIRUGÍA NEURO-AUTONÓMICA ES TERAPÉUTICAMENTE EFICAZ. Cualquiera que sea el origen de las enfermedades neurovegetativas, es decir, estén gené· ticamente vinculadas a influencias centrógenas o respondan a estímulos estrictamente periféricos, la Cirugía sabe que en última instancia sotl los arcos nerviosos medulares los protagonistas del disturbio, y que así como al patólogo queda siempre, aun en el caso de desconocer la ca• tegoría etiológica del proceso, está última instancia interpretativá del fmómeno, el cirujano cuenta también y como última y cfi/·az instancia krapéutica para rr emediarlo oon el recurso que representa ャ セ@ selectiva interrupción de los impulsos nerviosos directamente protugonistas del fenóm&no. Ahora bien, urge adelantar que si la Cirugía r eclama un puesto en la terapéutica de las afecciones neuro-autónomas, no lo hace ofreciendo recursos banales de fundamento anodino y de aplicación extemporáneamente lícita, sino aduciendo recursos objetivamente idóneos, que respenden fisiopatológicos precisos y condicionan· do su aplicación oportunista a determinados mo· mentas de la patología vegetativa. A este respecto no ha de olvidarse que la es· pacial o t emporal hiperactividad de los mecanismos espinales es causa de que los trastornos biofísicos de que fatalmente son testigo las estructuras involuntarias o somáticas que la so· portan, inicialmente funcionales, y por dEfiní· ción pasajeras, se transforman progresivamente en lesiones irrevocables. Ellas parecen natural consecuencia de los estados asfícticos, que por anemia vaso-constrictiva determina en dichas anatomías el simpático hipersensible, pero tardíamente colabora a la asfixia la propia 、・ァ ・ セL・ᆳ ración de las paredes vasculares, que tamb1en resultan comprometidas por la anoxia que a su nivel crea el correlativo espasmo de los vasa yasorum. De este modo se constituye una espma irritativa que, además de actuar de inagotable Y mediato manantial de estímulos para el arco nervioso inferior, lo excita indirectamente, es Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. CIRUGIA NEURO-VEGETATIVA decir, a favor de la hiperactividad que eita despierta, de los centrOf? encefálicos. En consecuencia, el reflejo nervioso inferior, normalmente dotado de elástica capacidad, queda transformado en un drcul.tó irrevocablemente hiperesténiéó, que de modo progresivo agrava el trastorno vegetativo inicial. Esta teoría patogénira expll• ca cómo, durante su!S it1iciales éstadios, las afecólones neuró"vegetativas son ordinariamente suseeptibles de regresión por el tratamiento l.dóheo a la causa que las motiva, y con particular sirrtpleza, como セ・@ comprende, si se colabora con la depredaPióH. de la actividad del reflejo vegehitivo l.rtferior por medios farmacológicos usuales, mientras qu,e ・セᄀ@ los períodos avanzados de los síndrryrr¡es_ neuro-autó1wrnos) es decir) C'I.Wndo d ft9tt> réflejo se ha transformado €n circuito ptttógeno irrefrenable o cuando la causa de aqttello nos ・Nセ@ desconocida o nsulta de otro modo iilancsible) cO'Yistituye una nectsiiJJad y representa una obligación terapé-utica interrumpir de rnodo definitivo) es decir, quirurgico, el ciclo !lCrvioso infernal que los Yl!antiene y agrava. Pero 」ッョカゥ セ ョ・ N@ analizar por menudo las causas que m9tivan la hiperesténica fijeza de la actividcl.d del arco me·:!ular y las patológicas consecuencias que directa e indirectamente apareja en cuanto que es sobre este conocimiento sobre el que se fundamenta la indicación operatoria en la terapéutica de las enfermedades neuro-vegetativas. investigaciones de la mayor garantía demuestran que desde el primer instante de los disturbi0s neuroautónomos ac".ece un estado de hipersensibilidad del reflej0 inferior, a causa de que los trastornos metabólicos que ellos determinan en las estructuras viscerales lo hacen anormalmente permeable a los impulsos quinéticos centrógenos y reflejados, lo que a su vez es consecuencia de la inicial susceptibilización de los aparatos intramurales. Pero, tardí am2ntc, el arco espinal es testigo de ciertas lesiones en parte consecutivas al surmenage y, sobre todo, a la isquemia que en las estructuras nerviosas periféricas crea el espasmo de los "vasa llervorum'' y las cuales colaborañ a la hipersensibilización del repetido mecanismo. Sobre todo esto hay además que contar que los efectos patógenos del segmentaría circuito ticnm t endencia a difundir, comprometiendo de modo progresivo, variables extensiones de otros distritos viscerales y somáticos. Este proceso parece obedecer a conceptos fisiopatológicos suficimtemente conocidos y que nada tienen que ver con aquella pretendida estructuración y actividad sincitiales del sistema nervioso involuntario. Los efectos del reflejo patológico primario difunden de modo local, es decir, hacia las estructuras vecinas a las que los soportan, pero también de modo general, a saber, comprometiendo la totalidad de la anatomía involuntaria. La primera f0rma d e repercusión se efectúa en sentidos エイ。ョウカセッ@ y longitudinal relativamen- 387 te al eje mayor del organismo. El fen6meno de difusión transversa está claramente representado en rnúltiples momentos de la Patología: la proyección somática de l.as algias internas y los dolores viscerales consecutivos a algias somáticas son consecuencia de la fisiológica superposici6n en el mecanismo ntedulovegetativo de dos reflejos que funcionan de modo diametralmente op:uesto, y que nosotros hemos, respectivamente, calificado de lirco viscerosomático y arco somatovisceral, pero que eh realidad no constituyen unidades funcionales independientES; en efecto, determinado segmento vegetativo de la medula emite de modo simultaneo hacia las vísceras internas y hacia las somáticas--valga la expresión-, es decir, hacia los vasos que nutren las homónimas estructuras, específicos impulsos quittéticos; pero al propio tiernpo recibe de unas y otras, y por fibras comunes de l a sensibilidad general, banales y tonificantes estímulos. Es fácilmente comprensible que las excitaciones de alguna intensidad de las fibras centdpetas que proceden de uno u otro territorio entrañen reacciones vegetativas no sólo del 6rgano en que radican, es decir, reflejos locovisceraies, sino que ai propio tiempo determine respuestas de las restantes vísceras sometidas, segú!'l se ha especificado, al gobierno del propio brazo motor. Evidente que estas últimas reacciones influyen a su vez de modo peyorativo sobre el órgano inicialmente afectado y contribuyen a establecer en él pésimas condiciones funcionales a consecuencia de esa especie de somatización patógena. Así se explica que en el angor pectoris, por ejemplo, puedan demostrarse a la vez que dolor. que ya exterioriza un fenómeno vegetativo, reacciones vasomotoras sobre determimdos segmentos del tórax y del mi embro superior izquierdo, y que, a la inversa, ciertas lesiones eraquiales y torácicas sean eficientes para desencadenar cuadros de verdadera estenocardias. La extensión, ウ・セョ@ el eje longitudinal del organismo de disturbios vegetativos ゥョ」セ。ャュ・エ@ localizados está condicionada del propio modo que sucede' en el cerebro-espinal por la. f.isiológica superposición de los 」。セーッウ@ sensitivos y motores viscerales, correspondientes a arcos reflejos inmediatos; diríase que el disparo de uno de ellos elabora la carga del mecanismo adyacente; por esto, el angor suele evolucionar con trastornos カ・ァエ。ゥッウ セ ゥョ」ャオウッ@ el dolor- , de las estructuras encefálicas y de la región alta del abdomen y por la misma causa no es excepcional asistir a la explosión de síndromes epilépticos cerno consecuencia de lesiones álgicas de les muñones de amputación. En esta forma de difusión el progreso de las reacciones カ ・ セ@ getativas se hace,. como ・セ@ 」ッューイセョウゥ「ャ・L@ por sucesivo escalonamiento; asi se explica que ciertas enfermedades, y sobre todo las de evolución crónica, pueden conducir al padecimiento de disturbios vegetativos de diferente orden, pero que, por pasos, llegan a adoptar distribución Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 388 REVISTA CLINICA ESPAf:J'OLA 15 junio 1946 duda que en consideración a su eficacia y a la inocuid.,d tardÍ9. de dicho método de enervación vegetativa en la tuapéutica de las homónimas afecciones debe lograrse pur sección exclusiva del brazo motor del reflejo medular, verdadero protagonista dd disturbio. En efecto, comprén. dese que el primer tipo de enervación sólo re. .sultaría eficaz en el caso de que la superactividad del r efl ejo estuviera estrictamente vincu. lada a la sobrecarga de estímulos que normalmente incide la vía sensitiva del arco sobre los centros medulares. Por otra parte, aun en el caso de que En estas circunstancias hubiera necesidad de recurrir a ese medo de 「ャッアオ セ ッ@ meduloreflejo, el procedimiento nada tendría que ver con la cirugía del sistema nervicso involuntario-aparato exclusivamente motor o centrífu. go-, sino que en realidad ello representaría una forma de l a terapéutica causal de las afecciones neurovegetativas, consistente en la anubción de insultos desencadenantes-pcr vía centrípetadel reflejo, pero en sentido estricto la murotomía sensitiva o, si セ・@ quiere, la algotomía, cae, tanto desde el punto de vista doctrinal como técnico, en la órbitB de la cirugía del sistema nerLA CIRUGÍA SATISFACE detrャ|ゥkセas@ EXIGENCIAS vioso de la vida de relación. M autᅮセom@ TERAPÉ."UTICAS DE LA PATOLOGÍA neuro Aparte lo indicado, la interrupción del circuiDE ::\IODO ESPECÍFICO E INSUPERABLE. to mrvioso patológico por bloqueo de su vía centrípeta debe ser recusada por nociva y p,;ligro· Es incuestionable, a tmor de lo reseñado, que sa, en cuanto que es seguro que entraña conseel único procedimiento capaz de "Uprimir la ac- cu encias contraproducentes a los ef ctos que la ción patógena local del irrefrenable circuito ner- Cirugía pretende y debe lograr de la simpático· vioso, de yugular €l fenómeno de la difusión y .sección. Resulta nociva porque la carencia de de contrarrestar la somatización de los respec- las fibras centrípetas del arco supone para el tivos efectos de su anómala 2ctividad, consiste órgano así enervado la pérdida definitiva de su en interrumpir en momento oportuno y de ma- aparato d e alarma, cuya importancia fisiológica nera definitiva, es decir, quirúrgica, el arco -re- es superfluo exaltar; pero además porque ella flejo patológico. Porque es bien sabido que la anula las relaciones normales de la カ■セ」・イ。@ con terap6utica médica carece de recursos adecua- los centros vegetativos superiores. lo cual hace des para lograr el bloqueo exclusivo y perdura- ゥューッウセ「ャ ・@ la fisiológica intervención de éstos en ble de ese mecanismo: la ubicuidad misma de l0s procesos de armonización del tono de las ac· los Efectos neuroparalizantes de sus f armacoló- tividades de la tctalidad autónoma vegetativa a gicos recursos veda, por peligroso, su empleo las necesidades que de ella puede reclamar en continuo, que en todo caso es recusable por an- cada momento la función de la víscera, cuya tieconómico. La sel:::ctiva y definitiva interrup- tutela sensitiva se interrumpe, integración que, patógeno sólo es ac- claro está, sólo es posible m tanto que ella conción del circuito ョ」イカゥッセ@ cesible a la Cirugía, llámense sus procedimientos serva íntegros sus vínculos sensitivos. Por otra bloqmos anesté>sicCJs o mrdicamentosos, radio- ーGセイエ・L@ las fibras centrípetas del reflejo desemterapia, sección o exéresis. peñan mis;ón de considerabl e importancia en la Es posible que la insistente asimilación lite- fisiología de los fenómenos circulatorics locararia del concepto de reflejo al de circuito pue- les; las fibr2 s "nocifensoras" cumplimentan, seda sugerir la idEa, no carente de algún fund a- gún es sabido y por mecanismo antidrómico, femento e incluso de práctico precedente, de que nómenos de vasodilatación capilar y su sección sea pcsible lograr efectos fisiopatológ:cos y con- se exterioriza por la aparición de trastornos seguir resultados terapéuticos parangonables, tróficcs de los órganos que de ellas carecen, ャセウ@ cualquiera que sea el nivel a que se practique la cuales vienen en testimonio del papel que aque· interrupción de la cadena patógena, vale decir llos cumplimentan en el mantenimiento de la en una de sus des fundamentales topografías, permeabilidad de las redes capilar-es. En fin, practicar el bloqueo del reflejo veo por la sección de la vía aferente o centrípeta del rdlejo, con lo que se liberan los núcleos ve- getativo patológico sobre su brazo centrípsto, getativos de la medula de la influencia qui- sobre acarrear peligros, resulta ineficaz; ーイセᆳ nectónica que sobre ellos ejercen les estímulos cedentemente hemos aclarado que la hiper€ste· periféricos, o por la tomía de la vía eferente o nica fijeza del circuito es, en gran parte, re· 、ッ@ de autárquica susceptibilidad de meca· centrífuga del arco. No obstante, está fuera de セオャエ。 realmente hemipléjica; no es insólito observar nte fenómeno durante la evolución de enfermedades hepatobiliares y de los órganos de la fosa ilíaca derecha, sobre todo en la mujer. que es particularmente sensitiva. El tercer modo de difusión de las reacciones autónomas inicialmente localizadas se exterioriza por respuestas vegetativas universales. Ello encuentra explicación en la hiperactividad que de los centros neuro-autónomos enc::fálicos desencadena el foco patológico primario, ーオ セウ エッ@ que, naturalmente, dichos centros proyectan las órdenes idóneas de modo simultámo y anespecífico sobre todos los arcos de la ュ セ 、オャ。[@ pero es más que probable que además 、 ・ーセ ョ、YN@ de la general susceptibilización de las estructuras involuntarias por el incremento ウ。ョァオ■ セッ@ de ciertas hormonas y, particuhrmcnte, de adrenalina. desencadenado por los propios influjos centrales. Apenas hay que aclarar que ::ste fenómeno ha de entrañar efectos particularmente nocivos sobre los órganos testigo del disturbio micial. ウ・ュRェセ@ Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. XXI イッセエ@ ="C\IERO 5 CIRUGIA NEURO-VEGETATIVA nismo simpático del apanto intramural con la fibra moto"a o セヲ・イョエ@ al órg?no, y que en consecuencia de ello la vía centrífuga del reflejo p:rsistiría Pl'ltológicamente p;:rmeable a los impulsos centrógenos, a despecho de la interrupción del brazo sensitivo del reflejo. LA INTERVENCIÓN fisopatlᅮgcmセne@ LÍCITA ES LA SIMPATICECTOMÍA PREGANGLIÓNICA. A fin de cuentas, resulta obligado practicar la interrupción del circuito patógeno Elemental sobre su eslabón centrífugo. Ahora bien aun cuando en teoría los efectos de su 「ャッアオ ・セ@ deberían ser idénticos. cualquiera que fuese la altura sobre la que ella se ejerza. prácticammte y en consideración a diferentes razones, la sección del arco quin::tovegetativo debe verificarse se a nivel estricto de los ramicomunic!lntes blancos, es decir, en el segmento de la vía motora comprendido entre la medula y los ganglios orevertEbrales: en una palabra, la operación ideal es la simpaticectomía pregangliónica. Seg-Ún mqyoría de autores. los ァ。ョセャゥッウ@ orevertebrales ejercen misión de centros tróficos イ・ウョ セ 」エッ@ a las estructuras vegetatives, de tal modo, que cuando éstas se emancipc.n de esa misteriosa influencia afectándose de estados de anormal sensibilidad a determinados componentfs humorales dotados de capacidad va.scconstrictiva v particularmente a la adrenalina. Por ello es lógico que se rechacen por sistema las simpaticectomías ganglionares y pcstganglionares. Aunque estqmos en absluto acuerdo r esnocto a la エッーセョ]ヲ■。@ a que debe practicarse la interrupción del circuito. c'listemos de comulgar en €1 concepto fisiopatológico sobre el que dichos autores fundamentan .su elección. Desde luego es una incongruencia imposible de exnlicar que los mismos autores que a tono de dicho concepto preceptúan el tratamiento de las afecciones カセウッュエイ。@ de los miembros por simpaticectoセ。@ pregangliónicq, recomienden sin repugnanCia 。ャセオョ@ y practiquen con indudable éxito la amplia Exéresis de ambas cadenas toraco-lumbares del simnático en d tratamiento de la hipertensión ?rterial; siendo evidente que. según su punto de vista doctrinal, tamaña exclusión de centros tróficos y precisa.m mte en esa cirdebería, al 、・ N セ・ョ」。、イ@ cunstancia ー。エッャセゥ」@ l?s efectos perniciosos de la adrenalino-sensibihzación en amolios territorios vesculares, proporcionar nsultados totalmente invErsos a los que realmente conse¡;uimos. Efectivamente, 。セオ・ャ@ concepción fisiop atológ:ica es más que discutible. Lo que por tradición srguimos llamando trofismo no es condición tisular mantenida por idóma y misteriosa influencia de elemento nervioso alguno, s ino simple resultado de las c.ondiciones nutritivas en que desenvuelven su VIda no importa qué estructuras: como se sabe, esas condiciones Están fundamentalmente 389 vinculadas a las característic" s de su irrip-ación sanguínea. y sólo nor sn idónea ?ctividad en este sentido es posible habhr actualmente de la acción trófica de les ganglios simpáticos. La Sfcción de la vía eferente del arco veg-etativo inferior a nivel de estos nódulos o al de las estructuras nervioses neriféricas puede en efecto, crear trastornos tróficos o 」ッセ@ más precisión, nutritivos, sobre los territorios f:nervados, pero seguramente por mecanismos que nada tienen oue ver con el de la pretendida adrenalinosmsibilización. De una parte porque las gangliectomíac; y las neurotomhs rostganglionares al pronio tiempo que interrumpen la vía centrífuga del arco vegetativo mtrañan la sección innecesaria y superflua de las fibras aferentes del reflejo. lo cual. como antes hemos precisado, causa en ellos fenómenos de déficit circulatorio, por la pérdida de mecanismos conductorts de impulsos antidrómicos necPsarios al juego fis!ológico de la vaso-dilatación capilar. Por otra pnte. el bloqueo del reflejo obtenido ッセイ@ gangliectomía, o por simo::tticectomía periférica. es incomolfto. y por definición causq. de trac::tornos circulatorios sobre las anatomÍ"S insuficientemente enervadas. En efecto, dichos procedimientos liberan solamente de los impulsos vasotómcos a las porciones distalEs del árbol circulatorio, pero respetan la inervación de los segmentos pToximales del mismo, que, como se sabe, están sometidos a las órdems カ 。 ウッMョイ・セ。@ que directamente le provectan los ganglios respüados v loR corresPondientes plexos. De ・ウエセ@ modo, se eRtablece artificialmente un est<>do de disarmonía entre El gasto circulatorio de los territorios vasculares enervados y el débito de l0s ウ・セᆳ mentns nue permanecen somPtidos a les iwpulsos tónicos; se crea así inconscientemente m las víc::reras estado de estasis circulatorio irrevocable. La sección del arco vegetativo debe. pues, practlcarse sobre los ramicomunicantes blancos. con lo que al pronio tiempo que se consigue enervación total de la vísc!:ra en disturbio se イセウᆳ pstan los mecanismos nocifensores de la circulación capilar y el aparato de alarma dEl órgano. En atención a las ideas cementadas, puede acepbn:e en principio que Q セウ@ necesidades terapéutic"s que plantEa la nosología ョ セ オイッM カ・キMエ。ᆳ tiva ウッャ セ ュ・ョエ@ son accesibles a los procedimientos de la cirugía operatoria; no es dudoso que al menos de modo temporal puedan lograrse efectos pHecidos por medios quirúrgicos incruentos. como los que representan el bloqueo alcohólico o medicamentoso, o la radiación de las estructuras simpáticas, pero fS €Vidente qu::! estos procederes aparejan a tenor de lo dicho mutilaciones nerviosas superfluas y de ordinario nocivas, a corto o largo plazo, para los órganos así enervados. Por ello tit ne fundamento la conclusión de que la Cirugía parece satisfacer las exigencias terapéuticas de la patología neuro-autónoma de modo específico e insuplantable. Documento descargado de http://www.revclinesp.es el 01/12/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 390 REVISTA OLINIOA ESPA"ROLA 15 junto 1946 de la de aquellos otros aparat os, queda asegura. da en cuanto que el ór gano en cuestión conser. va íntegras las vías nerviosas aferentes 0 sen. sitivas a través de las cuales se cumplimentan todas esas solicitaciones y se establece la armónica integración. Si ahora se considera que los disturbios vege. Para completar este ensayo doctrinal y pragmático de la cirugía neuro-autónoma, es nece- tativos significan a fin de cuentas estados idensario un punto de meditación sobre los posibles tificables al que represent an las masivas neuroreaccicnes de solidaridad funcional a que antes peligros y las elementales indicaciones de ・セエ。@ modalidad terapéutica de las enfermedades neu- h emos hecho refer encia, compréndese cómo la interrupción operatoria de les nervios que las r c-vegetativas. A juzgar por el concepto fisiológico más des- mant ienen y agravan viene realmente a restatacado e influyente en el pensamiento mf.dico, blecer el equilibrio y la armonía de la integra. parece lógicamente previsible que la aplicación ción vegetativa, y no a entorpecerla o a exade los procedimientos mutilantes de la cirugía cerbarla. A favor de este elemental razonamiento, nos al sistema nervioso vegetativo no puede llevarse a la práctic:>, sino al elevado precio de desenca- explicamos también que la Cirugía haya supe. denar fatalmente trastcrnos de la intrínseca rado el campo de las indicaciones que fueron su función dz ese gran armonizador que une en co- original objetivo y que en nuestros días aspire mún solidaridad la actividad de todos los órga- justificadamente a someter a su dominio afecnos de la economía. A una visión superficial del ciones en las que el trastorno más ostensible problema puede, en efecto, parecer inconcuso consiste en algún modo de desequilibrio del ritque las enervaciones vegetativas, aun las par- mo de la solidaridad ftmcional que en condiciociales, puedan aparejar estados más o menes nes hígidas existe f>ntre diferentes órganos aucomplejos de insolidaridad o de desintegr ación tomáticos. Concr etamente hay ciertos estados de normal armonía de las funciones orgánicas. de absoluta e rel? liva msufidencia glandular, Y no es insólito escuchar que labios autorizados en los que si Aェセ@ comp:n an los fenómenos con que motejen de herética la pretensión de la Cir ugía se extp r·ioriza, sucede que los impulsos de cuande somder a su dcminio este campo nosológico. tía f iS.ológica que el gran nervio vegetativo proSin embrgo, la cuestión dista de prEsentar t an yect a sobre no importa qué otra glándula sam, dramáticos caract eres y aquella inculpación re- cuyo tono de actividad se dm\envuelve responL@ resultan sulta menos justificada que lo que superficial- diendo al ritmo que aquella ウ ッ セ ゥ 」ゥエ。 excesivos relativamente a lo que verdaderamenmente suele suponerse. Y conviene recordar a este respecto que, como t e exige la acti カ セ 、 。 、@ del parenquima. insuficit'nla experiencia confirma, el animal asimpático t e , y ello con d natural detrimento de la a•·mo· L@ y :pcr セ・@ tacto, con desenvuelve normalmente sus necesidades ve- nía fun cional qne 1 セァ オャ。ョ get at ivas en t anto vive en ambiente conforta- evident e perjuicic' para el organismo entero. ele y en r eposo, en una palabra, cuando está r e- Está clar o que en tales circun.:;tancias, el blodimido de la obligación de satisfacer exigencias queo de los nervios que proyecbn sobre la glánintegr ativas perentorias, misión que, como se dula sana los impulsos relativamente excesivos sabe. compet e a las estructuras del sistema ex- ofrece, al lograr la cuantitativa reducción de los cluido, que, precisamente por ello, mereció el mismos, la evldertc venta ja de: r eintegrar aquet ít ulo de aparato vegetativo de urgencia. llas actividades a una especie funcional vecina. Es to quiere significar que la simpatoenerva- a la de su fis iológica equilibrada solidaridad. ClÓn de det erminado segmento vegetativo, si es Buen ejemplo de esta orientación de la Cirugía perfecta, es d-ecir, si responde a los preceptos n€uro-autónoma está en el caso de la adreno· anteriormente r eseñados, ni anula el local auto- enervación -en la t erapia de la diabetes, de la matismo, ni siquiera puede decirse con propie- simpaticectomía del páncreas en ciertos estados dad estricta que incapacite la solidaridad fun- de hiperglucemia, de la hipófisis, en otros セ ・@ cional de la estructura anéurica con el resto de amenorrea, como en el de la sección del mrv1_o las actividades orgánicas, salvo en el sentido de presacro en las disquinesias y trastornos genl· que por definición excluye la posibilidad de que tales de la mujer, son, entre otros muchos, 」ャ セ ᆳ dicha estructura responda con reacciones inme- ro testimonio de que en contra de lo que a pndiatas y masivas a las exigencias perentorias mera vista suele suponerse, las mutilaciones seque por vía nerviosa pueden r eclamar de ella las lectivas del gran norvio integrador de las jt¿nrestantes actividades del organismo; pero esto ciones orgánica-s cuando responde a oonceptos es precisamente lo que quiere conseguir la Ci- /isiopatológicos bi.:n establecidos, ofrece pa:ar rugía. Porque conviene precisar que las integra- dójica eficiencia para reintegrarle su per:dida ciones de sentido inverso, es decir, la solidaridad cú:p!widad fisiológica d E armonizGidor de dzchaS que su función puede r eclamar en cada momento funciones. L AS SIMPATICECTOMÍAS JUSTIFICADAS SON RELATIVAMENTE I NOCUAS Y DE MODO PARADÓJICO REStiuyeセ@ AL "GRAN NERVIO Ir-.'"TEGRADOR" SU CAPACIDAD PATOLÓGICAMENTE ALTERADA, DE ARMONIzadoセ@ uセiversal@ DE LAS FUNCIONES VEGETATIVAS.