Nietzsche y la música

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NUESTRO MUNDO
Angélica López
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Twitter: @lopgan
Nietzsche y la música
Nietzsche se inició en la música por la influencia de su padre,
Karl Ludwig, un pastor luterano, quien era un buen pianista
y amante de la música sacra. La primera composición
musical del músico-filósofo fue a la edad de ocho años
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La música nos habla a menudo más profundamente
que las palabras de la poesía, en cuanto que se aferra
a las grietas más recónditas del corazón.
Friedrich Nietzsche
T
odas las artes se nutren entre sí, por eso no es de
extrañar que en la literatura existan abundantes referencias musicales. Incluso se han llegado a imitar las
estructuras musicales para el desarrollo de una obra literaria. Así, Jacques Mercanton (uno de los prologuistas
de la novela Ulises) asegura que James Joyce eligió la
forma más sabia y difícil para un episodio del Ulises: la
fuga. Joyce escribió un libro de poesía: Música de Cámara. Hay autores que, aunque son conocidos por su literatura, reflejan sus conocimientos musicales, es el caso de
Alejo Carpentier, Milan Kundera y Alessandro Baricco,
entre otros. Por otra parte, existen otros que aunque son
famosos por su literatura, también compusieron música.
En este caso se encuentran: Friedrich Nietzsche, JeanJacques Rousseau, Ernest T. A. Hoffmann (mención
aparte merece la escritora mexicana Sor Juana Inés de
la Cruz, quien en uno de sus poemas habla de un libro de
música que escribió y que tituló El caracol. Por desgracia se encuentra perdido). Como decía, los citados anteriormente han sido famosos por sus libros, pero de igual
forma acudieron al pentagrama para plasmar sus ideas y
sentimientos.
El filósofo alemán Friedrich Nietzsche (Alemania
1844-1900) escribió, entre otras obras: El nacimiento de
la tragedia, La gaya ciencia, Más allá del bien y el mal,
Ecce homo y, la más famosa de todas, Así habló Zaratustra (o así hablaba). Textos que no cualquier estómago
puede digerir; en cambio, cuando escuchamos su música
no necesitamos de aperitivos ni digestivos, la música de
Nietzsche es de fácil consumo, es dulce, con fuertes influencias de la música religiosa. Y desde donde yo la veo
(la oigo) no refleja la profundidad ni el tormento y, por
supuesto, tampoco la genialidad que alcanzó su ideología
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SIGLO NUE V O
filosófica, pues Nietzsche es un filósofo que revolucionó el
pensamiento.
A los 100 años de su muerte y para festejar la vida y obra
nietzscheana, en el año 2000, la Universidad Autónoma de
México y la Facultad de Filosofía y Letras, realizaron un
concierto que se llamó “Cien años sin Nietzsche”. Se interpretaron solamente obras de este filósofo y músico alemán.
Del concierto surgió un disco que contiene 16 obras entre
lieder y trabajos para piano. El disco viene acompañado
de una biografía basada esencialmente en la relación de
Nietzsche con la música. Trae datos extraordinarios, por
ejemplo: que a los diez años el pequeño Friedrich ya dominaba al piano varias sonatas de Beethoven, y que el día
que su padre le regaló un volumen con las partituras de
doce sinfonías de Haydn (adaptadas a cuatro manos), el
joven escribió: “Un escalofrío de gozo me traspasó como
un trueno entre las nubes; así pues, de verdad, el más
grande de mis deseos se había cumplido; ¡el más inmenso!”.
Expresión que descubre la profunda pasión que el niño (en
ese entonces únicamente músico) tenía por las partituras.
Nietzsche se inició en la música por la influencia de su
padre, Karl Ludwig, un pastor luterano, quien era un buen
pianista y amante de la música sacra. La primera composición musical del músico-filósofo fue a la edad de ocho años.
La escribió después de escuchar El Mesías, de Händel.
A los doce años realizó composiciones más formales que
a través de su vida llegaron a sumar 70 obras dentro de
las que se encuentran composiciones vocales, instrumentales, coros a capela, música sacra, música de cámara y
música orquestal. Un hombre que ha inspirado cerca de
trescientas obras musicales (sin duda la más conocida es
la de Richard Strauss, Así hablaba Zaratustra). Se dice
que Hitler, escuchando a Wagner y leyendo a Nietzsche,
le vino la idea de la búsqueda de la pureza de la raza aria.
Aunque popularmente lo que más se conoce de él, es
que estando loco por la sífilis, besó a un caball,o y por esa
frase, ahora tan gastada, de: “lo que no te mata te hace
fuerte”.
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