ISSN 0716-8594 Gastroenterología Latinoamericana Órgano Oficial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología Clasificación de Los Ángeles Artículos Originales • Biopsia hepática percutánea en pacientes ambulatorios: Experiencia clínica de 23 casos. Casos Clínicos • Casos de correlación endoscópicopatológica. • Hepatitis colestásica por Mycoplasma pneumoniae sin compromiso pulmonar. Caso clínico y revisión de la literatura. Editor en Jefe: Arnoldo Vol 21 - Nº 2 Riquelme / Guías Clínicas • Guía clínica de manejo y tratamiento de la infección por virus de la Hepatitis B. • Guía clínica de la WGO de hepatitis B [Traducción oficial al español de la OMGE]. • Guía clínica de la WGO de Helicobacter pylori [Traducción oficial al español de la OMGE]. Clasificaciones en Gastroenterología • Clasificación de Los Ángeles. XXXI Curso de Avances en Gastroenterología • Programa. • Editorial. • Artículos de Revisión. Imágenes en Gastroenterología • Imagen del mes. Co-Editores: Juan Carlos Weitz, Roque Sáenz, Pablo Cortés, Rodrigo Quera Abril-Junio 2010 pp 71-336 Órgano Oficial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología Vo l 21 - Nº 2 - Abril - Junio 2010. pp 71-334 Gastroenterología Latinoamericana ISSN 0716-8594 Publicación Oficial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología La Revista Gastroenterología Latinoamericana es el órgano oficial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología, la Asociación Chilena de Hepatología y de la Asociación Chilena de Endoscopia Digestiva. En ella se publican trabajos originales, revisiones de temas de actualidad, casos clínicos de interés en la práctica de la especialidad, documentos emitidos por la Sociedad Chilena de Gastroenterología así como de las Asociaciones. Además constituye el silabus de nuestras dos actividades científicas anuales, el Curso de Actualizaciones y nuestro Congreso de la especialidad. La Revista Gastroenterología Latinoamericana está incluida en la base de datos de: • LILACS - BIREME Gastroenterología Latinoamericana (ISSN 0716-8594) es publicada en forma trimestral por Editorial Iku Ltda por mandato de la Sociedad Chilena de Gastroenterología. Oficina comercial: El Trovador 4280 oficina 909, Fono: 3425004, Las Condes, Santiago, Chile. E-mail: [email protected] pág web: www.socgastro.cl Prohibida su reproducción total o parcial con fines comerciales sin autorización escrita del Editor. 72 Órgano Oficial de la Sociedad Chilena de Gastroenterología Editor en Jefe: Arnoldo Riquelme Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Comité Editorial Nacional Marco Arrese Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Alejandro Soza Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Co-Editores: Juan Carlos Weitz Instituto de Diagnóstico Gastroenterológico. Integramédica Pablo Cortés Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Roque Sáenz Departamento Enfermedades Digestivas Clínica Alemana de Santiago Rodrigo Quera Departamento de Gastroenterología Clínica Las Condes Rodrigo Zapata Hospital Salvador, Universidad de Chile. Universidad del Desarrollo. Clínica Alemana de Santiago. Editores Honorarios: Pedro Llorens Kyoichi Nakamura (Japón) Zoltán Berger Sección Gastroenterología Hospital Clínico Universidad de Chile Patricio Ibáñez Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Sandra Hirsch INTA, Universidad de Chile. Departamento Gastroenterologia Clínica Santa María. Manuel Álvarez Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile Alex Navarro Sección Gastroenterología Hospital Clínico Universidad de Chile Centralización de información y correspondencia nacional: Diana Silva Traducción, gestión editorial y correspondencia internacional: Ximena Toro Coordinación editorial: Isella Calderón Producción: María Cristina Illanes H. [email protected] SOCIEDAD CHILENA DE GASTROENTEROLOGÍA DIRECTORIO (Julio 2008-Julio 2010) Presidente Vicepresidente Past-Presidente Tesorero Secretario General Directores : : : : : : Fernando Fluxá García Ricardo Santander Duch Zoltán Berger Fleiszig Jaime Lubascher Correa Rodrigo Quera Pino Carlos Barrientos Cabezas Raúl Correa Velasco Ricardo Latorre Martín Jorge Maira Sommer Arnoldo Riquelme Pérez Roque Sáenz Fuenzalida Carlos Bustos Medina Sylvia Cruchet Muñoz Ana María Madrid Silva Jaime Pinto Devia Sergio Rubel Cohen Rodrigo Zapata Larraín ASOCIACIÓN CHILENA DE ENDOSCOPIA DIGESTIVA Presidente Vicepresidente Past-Presidente Directores : : : : Sergio Rubel Cohen Raúl Araya Jofré René Estay Gutiérrez María Ester Bufadel Godoy Germán Errázuriz Fernández Jacquelina Gobelet Ranzato Eduardo Maiza Rodríguez Freddy Squella Boers Pablo Cortés González Nelly Espinosa Pizarro Patricio Ibáñez Lazo Roberto Nazal Sabaj ASOCIACIÓN CHILENA DE HEPATOLOGÍA Presidente Vicepresidente Past-Presidente Directores : : : : Rodrigo Zapata Larraín Alejandro Soza Ried Rosa María Pérez Ayuso Sylvia Alegría Quevedo Marina Becerra González Francisco Fuster Salías Fernando Gómez Letelier Loreto Ovalle Andrade Marco Arrese Jiménez Jorge Contreras Basulto Juan Carlos Glasinovic Radic Danny Oksenberg Reisberg Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 75-76 Contenido/Contents Artículo Original/Original Article 77 Biopsia hepática percutánea en pacientes ambulatorios: Experiencia clínica de 23 casos. Percutaneous liver biopsy in ambulatory patients: Clinic experience of 23 cases. Drs. Sergio de la Barra B., Javier Zelada B., Stella Barbagelata G., Elsa Olave M., Lindsay Walton D. y Guadalupe Escudero C. Casos Clínicos/Clinical Cases 81 Casos de correlación endoscópico-patológica. Cases with endoscopic-pathologic correlation. Drs. Pedro Llorens S. y Luis Contreras M. 85 Hepatitis colestásica por Mycoplasma pneumoniae sin compromiso pulmonar. Caso clínico y revisión de la literatura. Cholestatic hepatitis due to Mycoplasma pneumoniae without lung involvement. Case report and review. Drs. Juan Pablo Arab, Carolina Pavez O., Alejandro Soza O., Marco Arrese J. y Arnoldo Riquelme P. Guías Clínicas/Clinical Guidelines 89 Guía clínica de manejo y tratamiento de la infección por virus de la Hepatitis B. Clinical guideline on management and treatment of hepatitis B virus infection. Ministerio de Salud de Chile. 148 Guía clínica de la WGO de hepatitis B [Traducción oficial al español de la OMGE]. WGO Practice Guideline on Hepatitis B [Official Spanish translation of the WGO]. J. Heathcote, Z. Abbas, A. Alberti, Y. Benhamou, C. Chen, A. Elewaut, P. Ferenci, C. Hui, V. Isakov, H. Janssen, G. Lau, S. Lim, T. Okanoue, S. Ono-Nita, T. Pirasivuth, M. Rizzetto, I. Sollano, W. Spearman, M. Yuen y J. Krabshuis. 165 Guía clínica de la WGO de Helicobacter pylori [Traducción oficial al español de la OMGE]. WGO Practice Guideline on Helicobacter pylori [Official Spanish translation of the WGO] Profesores R. H. Hunt, S. D. Xiao, F. Megraud, R. Leon-Barua, F. Bazzoli, S. van der Merwe, L. G. Vaz Coelho, K. M. Fock, S. Fedail, H. Cohen, P. Malfertheiner, N. Vakil, S. Hamid, K. L. Goh, B. C. Y. Wong y Dr. J H Krabshuis. Imágenes en Gastroenterología/Images in Gastroenterology 182 Imagen del mes. Image of the month. Dr. Pablo Cortés G. 75 Contenido/Contents Clasificaciones en Gastroenterología/Classifications in Gastroenterology 184 Clasificación de Los Ángeles. Los Angeles Classification. Dr. Alberto Espino E. 187 Instrucción a los autores 190 Instructions to authors 193 XXXI Curso de Avances en Gastroenterología Programa Editorial Artículos de Revisión 76 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 77-80 Artículo Original Biopsia hepática percutánea en pacientes ambulatorios: Experiencia clínica de 23 casos Sergio de la Barra B.1, Javier Zelada B.2, Stella Barbagelata G.3, Elsa Olave M.4, Lindsay Walton D.5 y Guadalupe Escudero C.6 Gastroenterólogo, Servicio de Gastroenterología Complejo Hospitalario Norte, Hospital San José. 2 Becado Medicina Interna USACH, Complejo Hospitalario Norte, Hospital San José. 3 Médico-Cirujano USACH. 4 Anátomo-Patólogo, Servicio de Anatomía Patológica Complejo Hospitalario Norte, Hospital San José. 5 Interna de Medicina USACH. 6 Enfermera Universitaria Servicio Gastroenterología Complejo Hospitalario Norte, Hospital San José. 1 Percutaneous liver biopsy in ambulatory patients: Clinic experience of 23 cases Introduction: Hepatic biopsy is important in the diagnosis of hepatic diseases. The potential complications may appear in the first hours after the procedure, therefore it is necessary to consider a period of 4-6 hours of observation. Objectives: To present our protocol and 23 cases of percutanesous liver biopsiies in ambulatory regime. Materials and Methods: Review of case histories (case report forms) of the patients that were subjected to the procedure. Demographic variables, laboratory tests, reasons for biopsy, and major and minor complications during hospitalization and ambulatory phase. Results: Average age was 53.2 years; of these, 69.56% were women and 30.4% men. The lowest plaquetary count was 105.000 x mm3. No major complications were observed, and some of them occurred in a 91% during the observation period, and 61% during the first two hours. Conclusions: A period of clinical observation of 5 hours seems enough for a biopsy in ambulatory patients. It is during this period when the majority of complications are observed in a well-selected population. This supports the idea of performing this procedure in an ambulatory or outpatient basis on our country. Key words: Percutaneous liver biopsy, ambulatory patients, major complications, minor complications. Introducción La biopsia hepática sigue siendo, a pesar de las múltiples técnicas de imagen no invasivas y estudios de laboratorio, importante en el diagnóstico y pronóstico de enfermedades hepáticas, siendo útil además para monitorear la eficacia en variados tratamientos1. Dentro de sus indicaciones se incluyen: Elevación de transaminasas hepáticas inexplicadas; diagnóstico, determinación del grado y estado de hepatopatías crónicas; etiologías de neoplasias hepáticas, entre otras1,3. Dentro de las técnicas disponibles están: Biopsia percutánea a ciegas, guiada por ecografía, biopsia transyugular y por abordaje laparoscópico2,3. En la realización de este procedimiento, el 60% de las complicaciones ocurren dentro de las 2 primeras horas. Las menores son: molestia localizada y transitoria en el sitio de la biopsia, dolor que requiere analgesia e hipotensión transitoria por reacción vasovagal. Dentro de las complicaciones mayores se incluyen hemorragia intraperitoneal, hematomas intrahepáticos o subcapsulares, sepsis, hemobilia, pleuritis biliar, peritonitis biliar, neumotórax, hemotórax, neumoperitoneo, absceso subfrénico, pancreatitis y muerte, presentándose esta última en 1 de cada 10.000 a 12.000 procedimientos4. En la mayoría de los centros este procedimiento se efectúa con el paciente hospitalizado por 24-36 horas, pero considerando que la mayoría de las complicaciones ocurren dentro de las primeras dos horas, y que, por otro lado, la disponibilidad de camas para procedimientos electivos principalmente en Servicios de Salud Públicos es siempre escasa, es que hemos debido realizar la biopsia hepática de nuestros enfermos en régimen de hospitalización ambulatoria abreviada, con 4 a 6 horas de observación. En este trabajo presentamos una muestra casuística de 23 casos de biopsia hepática percutánea en pacientes ambulatorios con una hospitalización corta de 5 horas post-procedimiento y seguimiento telefónico en las 24 horas posteriores al procedimiento, realizado en el Servicio de Gastroenterología del Complejo Hospitalario Norte, Hospital San José. Nuestro objetivo es describir el protocolo y criterios de inclusión para el procedimiento, las indicaciones de biopsia hepática y la aparición de complicaciones mayores y menores, tanto intrahospitalarios como ambulatorios, y de esta manera plantear la alternativa de poder realizar en Chile este procedimiento ambulatorio de forma segura. Recibido: 17 de marzo de 2010 Aceptado: 04 de abril de 2010 Correspondencia a: Sergio de la Barra Barraza Jefe de Servicio Gastroenterología, Complejo Hospitalario Norte, Hospital San José. San José 1196, Independencia. Celular: 092183512 Fono: 7583057 Fax: 7583057 E-mail: sdelabar@ manquehue.net 77 BIOPSIA HEPÁTICA EN PACIENTES AMBULATORIOS - S. de la Barra B. et al. Artículo Original Materiales y Métodos El procedimiento de biopsia hepática se protocolizó de la siguiente manera: Se obtuvo la información de la revisión de fichas clínicas de pacientes a quienes se les realizó biopsia hepática ambulatoria (29 casos en total) en forma retrospectiva. Se analizó las variantes de sexo, edad y causa de indicación de biopsia hepática. Se incluyó en el estudio tiempo de protrombina y número de plaquetas solicitados para el procedimiento. Se analizaron las complicaciones mayores y menores, tanto en las primeras dos horas del procedimiento como desde la tercera a quinta hora de éste y las complicaciones que ocurrieron en el domicilio. Tabla 1. Indicaciones de biopsia hepática ambulatoria Indicaciones biopsia hepática ambulatoria n % Estudio y etapificación VHC 10 44,00 Estudio hepatitis autoinmune 6 Estudio de transaminitis 2 26 9,00 Estudio cirrosis biliar primaria 2 9,00 Estudio hepatitis crónica 1 4,00 Estudio hemocromatosis 1 4,00 Estudio daño hepático crónico 1 4,00 23 100,00 Total biopsias Tabla 2. Complicaciones menores en las primeras dos horas de observación post biopsia hepática Complicaciones menores 1. Pre-procedimiento: Selección y estudio de paciente por gastroenterólogo (evaluación de historia clínica, antecedentes médicos y quirúrgicos, alergias y fármacos habituales, ecotomografía para evaluar morfología hepática), firma de consentimiento informado e información de procedimiento electivamente. Asistir acompañado y en vehículo, en ayunas de 8 horas. 2. Procedimiento: A realizarse a primera hora de la mañana en el Servicio de Gastroenterología. 1) Limpieza de zona con clorhexidina; 2) Marcaje de zona de biopsia por mayor matidez hepática o en caso de hígado pequeño o pared abdominal gruesa marcaje previo ecográfico; 3) Anestesia local con lidocaína 2%, 10 cc para los planos; 4) Procedimiento se realiza con técnica de Menghini con aguja para biopsia hepática HEPAFIX 16/16 casa Brown Medical; máximo 2 punciones en sitios diferentes si muestra es escasa; 5) Muestra a frasco con 10 cc de formalina para estudio patológico. Monitorización permanente, asistencia por gastroenterólogo y enfermera, con observación durante 5 horas post-procedimiento, (primeras tres horas con reposo absoluto en decúbito lateral derecho, posteriormente puede cambiar de posición) con monitoreo no invasivo de presión arterial sistémica, frecuencia cardíaca y saturación de oxígeno. Concluido el tiempo, alta dada por gastroenterólogo. 3. Post-procedimiento: Reposo absoluto en domicilio por 24 horas. El paciente será contactado telefónicamente en caso de aparición de posibles complicaciones. Posterior reposo relativo por 48 horas. El control del paciente con sospecha de complicaciones será realizado por un gastroenterólogo. n % Molestias en zona biopsia que no requirió analgesia 8 35 Dolor en zona biopsia que requirió analgesia 2 9 Hipotensión transitoria 4 17 Resultados Pacientes sin complicaciones 9 39 39 100 De un total de 29 de fichas clínicas analizadas, sólo 23 contenían los datos requeridos. De estos 23 casos, 16 eran mujeres (69,6%) y 7 hombres (30,4%), con un rango de edad entre 27 y 68 años (promedio de 53,2 años). En el análisis de los exámenes de laboratorio, el tiempo de protrombina se encontró entre 71 y 100%; y el número de plaquetas entre 105.000 a 286.000, con un promedio de 193.000. Las indicaciones de biopsia hepática se explican en la Tabla 1. No se presentaron complicaciones mayores tanto en la fase hospitalaria ni en la fase domiciliaria del procedimiento. Las complicaciones menores en las primeras 2 horas se detallan en la Tabla 2, y las ocurridas entre la 3° y 5° horas, en la Tabla 3. Total Tabla 3. Complicaciones menores durante la 3 a 5 horas de observación post-biopsia hepática percutánea Complicaciones menores n % Molestias en zona biopsia que no requirió analgesia 5 22 Dolor en zona de biopsia que requirió analgesia 1 4 Hipotensión transitoria 1 4 Pacientes sin complicaciones 16 70 Total 23 100 78 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 77-80 BIOPSIA HEPÁTICA EN PACIENTES AMBULATORIOS - S. de la Barra B. et al. Artículo Original Debe destacarse que 5 pacientes presentaron complicaciones menores tanto durante las primeras 2 horas y durante la 3 y 5 hora de observación. Sólo dos pacientes presentaron complicaciones menores en la fase domiciliaria: un paciente presentó omalgia y otro dolor en sitio de punción que requirió analgesia vía oral. Estos mismos pacientes presentaron complicaciones menores durante las primeras dos horas de observación. En total, el 91% de las complicaciones ocurrieron en la fase de observación hospitalaria. Discusión Como se desprende del análisis de los resultados, no se presentaron complicaciones mayores, y las menores que hubo, ocurrieron en su gran mayoría durante la fase hospitalaria de observación, principalmente en las primeras 2 horas (61% de los pacientes versus 30% en las siguientes 3 horas) lo que es concordante con la información disponible, en que durante las primeras 5 horas es donde ocurren la mayoría de éstas9 y lo que permite avalar que este plazo sería suficiente para la observación en la fase hospitalaria5-8. Es más, la American Gastroenterological Association (AGA), ha planteando criterios para su realización en régimen ambulatorio: 1) poder retornar al hospital en menos de 30 minutos; 2) asistir acompañado al procedimiento y durante primera noche; 3) no presentar patología asociada que aumente el riesgo; 4) hospitalización si requiere más de una dosis de analgesia en las primeras 4 horas. El que no hubiera complicaciones mayores en nuestra serie se relaciona al hecho de que las biopsias fueron realizadas por un gastroenterólogo experimentado en la técnica con más de 250 biopsias hepáticas percutáneas realizadas y a una adecuada selección de pacientes, dado que estas complicaciones se relacionan a ciertas condiciones, como cirrosis avanzada, obesidad y trastornos de la coagulación. Cabe destacar además, que el análisis anatomopatológico de las 23 muestras obtenidas, evidenció que 19 muestras fueron suficientes (mayores a 2 centímetros y con 4 zonas portales) y sólo 3 fueron insuficientes, por lo que la técnica del procedimiento fue adecuada e histológicamente satisfactoria. Por lo tanto, resulta planteable entre los gastroenterólogos-hepatólogos que se dedican rutinariamente Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 77-80 a la realización de biopsias hepáticas en nuestro país mediante una tradicional hospitalización corta, la factibilidad de realizar este procedimiento en forma ambulatoria, según este protocolo y con una cuidadosa selección del paciente y seguimiento posterior estricto en búsqueda activa de complicaciones5-7. A tomar en cuenta también es el hecho que se evita una hospitalización, que aunque corta, tiene un costo importante para las instituciones públicas7, sobre todo aquellas con alta demanda de camas para pacientes agudos, que impiden hospitalizaciones para procedimientos, como en nuestro Servicio. Como conclusión, presentamos nuestra casuística de 23 casos de biopsia hepática percutánea en régimen ambulatorio, que pese a ser una serie pequeña, nos permite plantear la realización de este procedimiento, mediante el seguimiento de un riguroso protocolo, en forma segura en régimen ambulatorio en nuestro país. Resumen Introducción: La biopsia hepática sigue siendo importante en el diagnóstico de enfermedades del hígado, apareciendo las complicaciones del procedimiento dentro de las primeras horas, siendo necesario 4-6 horas de observación para su realización. Objetivos: Presentar nuestra casuística y protocolo de 23 casos de biopsia hepática percutánea en régimen ambulatorio. Materiales y Métodos: Revisión de fichas clínicas de pacientes a los que se les realizó el procedimiento. Se analizaron variables demográficas, exámenes de laboratorio, razón de indicación de biopsia y complicaciones mayores y menores durante fase hospitalaria y ambulatoria. Resultados: La edad promedio fue de 53,2 años. 69,56% eran mujeres y 30,4% hombres. El menor recuento plaquetario fue de 105.000 x mm3. No se observaron complicaciones mayores, y las menores ocurrieron en 91% en el período de observación y el 61% de ellas en las primeras dos horas. Conclusiones: Para la realización de biopsia hepática en pacientes ambulatorios, un período de observación hospitalaria de 5 horas parece ser suficiente, dado que en éste se pesquisan la mayoría de las complicaciones de una población bien seleccionada, permitiendo plantear la realización de este procedimiento en forma ambulatoria en nuestro país. Palabras clave: Biopsia hepática percutánea, pacientes ambulatorios, complicaciones mayores, complicaciones menores. 79 BIOPSIA HEPÁTICA EN PACIENTES AMBULATORIOS - S. de la Barra B. et al. Artículo Original Referencias 1.- Brahm J. Indicaciones de la biopsia hepática. Gastr Latinoam 2006; 7: 256-9. 2.- Bravo AA, Sheth SG, Chopra S. Liver Biopsy. N Engl J Med 2001; 344: 495-500. 3.- Al Knawy B, Shiffman M. Percutaneous liver biopsy in clinical practice. Liver Int 2007; 7: 1166-73. 4.- Sparchez Z. Complications after percu- 80 taneous liver biopsy in diffuse hepatopathies. Rom J Gastroenterol 2005; 14: 379-84. 5.- Weigand K, Weigand K. Percutaneous liver biopsy: retrospective study over 15 years comparing 287 inpatients with 428 outpatients. J Gastroenterol Hepatol 2009; 24: 792-9. 6.- Montalto G, Soresi M, Carroccio A, et al. Percutaneous liver biopsy: a safe outpatient procedure? Digestion 2001;63: 55-60. 7.- Ocampo ME, Piñero R, Urquiola G, Marsicano L, Salomón A, Poleo JR. Percutaneous liver biopsy in outpatients. G E N 1990; 44: 52-4. 8.- Pinelo E, Presa J. Outpatient percutaneous liver biopsy: Still a good option Eur J Intern Med 2009; 20: 487-9. 9.- Bravo A, Sheth SG, Chopra S. Liver Biopsy.N Engl J Med 2001; 344 (7): 495-500. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 77-80 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 81-84 Casos Clínicos Casos de correlación endoscópico-patológica Pedro Llorens S.1 y Luis Contreras M.2 Cases with endoscopic-pathologic correlation We present an obese, 42 year-old lady, with gastro-esophageal reflux and a sliding hiatal hernia diagnosed in 2004. Since then she has been treated with Omeprazole. Since 2007 the gastro-esophageal reflux symptoms have become more severe. By a month ago the symptoms became intolerable with increased heartburn, epigastric and chest pain. The upper endoscopy showed characteristic changes of eosinophilic esophagitis with esophageal ringed appearance, longitudinal ridges and whitish spots. Serial biopsies of the esophagus confirmed the diagnosis with more than 20 intraepithelial eosinophils per field higher magnification (CMA) and biopsies of stomach and duodenum showed practically no eosinophils. The keys to the endoscopic and histopathological diagnosis are fulfilled in this case. Key words: Eosinophilic esophagitis, endoscopic and histopathological correlation. Introducción En este número iniciamos esta sección dedicada a estudiar la correlación entre los hallazgos endoscópicos con la histología. Nuestra intención es ofrecer casos que sean demostrativos y útiles para la experiencia clínica y no pretendemos entregar casos que destaquen por su dificultad o rareza, aunque ocasionalmente estimemos conveniente presentar alguno de ellos. Hemos aceptado la invitación de los editores con entusiasmo, ya que consideramos que el gastroenterólogo y el endoscopista deben trabajar estrechamente con el patólogo, alimentándose de la mutua experiencia y explorando nuevas áreas del conocimiento que siempre son necesarias y a veces pueden llegar a ser apasionantes. Esofagitis Eosinofílica: Claves para su diagnóstico e histopatológico, a propósito de un caso clínico Antecedentes clínicos Se trata de una mujer de 42 años obesa tipo II, muy cerca de obesidad mórbida, que pesa 111 kg y mide 1,69 metros, con el antecedente de reflujo gastro-esofágico patológico (RGEP) con una hernia hiatal por deslizamiento diagnosticada en el año 2004. Desde entonces recibió omeprazol en forma discontinuada. En el 2007, los síntomas de RGEP se hacen más intensos. Consulta porque desde hace un mes la pirosis y la epigastralgia se hacen intolerables y además presenta dolor al pecho, sin disfagia. Además de varios exámenes de laboratorio se solicita panendoscopia. Servicio de Gastroenterología y Endoscopia Digestiva, Clínica Tabancura. 2 Servicio de Anatomía Patológica Clínica Las Condes. 1 Recibido: 04 de abril de 2010 Aceptado: 07 de abril de 2010 Correspondencia a: Pedro Llorens Sabaté E-mail: gastrollorens@ gmail.com Endoscopia digestiva alta En la Figura 1 podemos observar apenas abordamos el esófago alto una imagen en anillado de la mucosa, también llamada “en cartón corrugado”. Esta alteración es también bien evidente con la NBI (Imagen de banda angosta). En la Figura 2, con tipo de imagen normal, podemos observar que hacia el esófago distal se observan algunos surcos dispuestos longitudinalmente con algunos grumos blanquecinos que no se movilizan con el lavado bajo visión directa. En las Figuras 3 y 4, con NBI, se observan claramente tanto los surcos como los grumos blanquecinos. Finalmente, en las Figuras 5 y 6 podemos observar la unión gastroesofágica con la línea “Z” muy cartográfica y levemente erosiva. Los hallazgos endoscópicos en estómago y duodeno no fueron relevantes en relación con el diagnóstico endoscópico formulado y, como siempre hacemos en estos casos, tomamos biopsias gástricas y duodenales (además de las esofágicas) para confirmar que el compromiso de eosinófilos es solamente del esófago. El test de ureasa fue negativo. Examen histológico En la Figura 7 se observan imágenes obtenidas de biopsias esofágicas de tercio medio. Tanto la fotografía A teñida con HE (200x) como la B teñida con Azul Alcian (100x), presentan numerosos eosinófilos intraepiteliales en cantidad mayor a 20 por campo de mayor aumento (CMA). Las imágenes C y D muestran mucosa gástrica antral y duodenal, prácticamente sin presencia de eosinófilos a nivel de la mucosa. 81 CASOS DE CORRELACIÓN ENDOSCÓPICO-PATOLÓGICA - P. Llorens S. et al. Casos Clínicos 82 Figura 1. Figura 2. Figura 3. Figura 4. Figura 5. Figura 6. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 81-84 CASOS DE CORRELACIÓN ENDOSCÓPICO-PATOLÓGICA - P. Llorens S. et al. Casos Clínicos Figura 7. Diagnóstico endoscópico patológico Esofagitis eosinofílica Algunos antecedentes de relevancia clínica: • Antecedentes personales y/o familiares de alergia. • Síntomas de RGEP, a veces de larga data. • Desde leves a severas reacciones incluyendo sensación de ahogo y obstrucción de las vías aéreas superiores. A veces con intenso dolor al pecho inmediato a la ingesta de alimentos muy específicos para cada individuo; y que no se relacionan por lo general a aquellos que producen RGEP o desencadenan o acentúan el dolor abdominal en la úlcera péptica, como por ejemplo kiwi, palta, frambuesa y otros. • Vómitos y en algunos casos síntomas derivados de la impactación del bolo alimenticio en tercio inferior del esófago. • Pueden existir antecedentes hereditarios de esofagitis eosinofílica. • Género, la enfermedad es francamente más frecuente en los hombres. Claves para el diagnóstico endoscópico de esofagitis eosinofílica: • Los hallazgos endoscópicos pueden ser muy variables; desde alteraciones mínimas hasta aquellas que sugieren fuertemente el diagnóstico. Algunos autores comentan que incluso las alteraciones pueden estar ausentes, lo que no es de extrañar, Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 81-84 • • • • • ya que esta patología puede regresar con medidas terapéuticas utilizadas en el RGEP y/o en las alergias, especialmente si se han utilizado corticoides. No debemos olvidar que luego del tratamiento, en muchos casos, no sólo es posible observar la regresión endoscópica sino también la histológica. Las alteraciones endoscópicas suelen ser fácilmente identificadas, como la presencia de surcos longitudinales, anillado (aspecto en cartón corrugado) y grumos blanquecinos que en realidad corresponden a abscesos eosinofílicos y ocasionalmente pueden ser confundidos con micosis. Es frecuente que estos pacientes presenten alteraciones endoscópicas en la unión gastroesofágica de acuerdo a su RGEP, incluyendo a veces metaplasia de Barrett. Puede existir estenosis esofágica cercana a la unión gastroesofágica, lo que puede demostrarse tanto endoscópica como radiológicamente. Es importante recordar que la toma de biopsias debe ser escalonada, aún en zonas en que la mucosa no muestre alteraciones. El rendimiento del diagnóstico por biopsias aumenta cuando las muestras se toman de los abscesos eosinofílicos. Debe recordarse que se trata de esófagos frágiles expuestos a complicaciones lo que es valedero tanto para la simple exploración endoscópica, como la toma de muestras y en especial si se hace dilataciones endoscópicas en aquellos casos que presentan estenosis. 83 CASOS DE CORRELACIÓN ENDOSCÓPICO-PATOLÓGICA - P. Llorens S Casos Clínicos Claves para el diagnóstico histopatológico de esofagitis eosinofílica: • Veinte o más eosinófilos intraepiteliales por CMA, especialmente en muestras proximales, no todas las biopsias pueden estar comprometidas, ya que la lesión generalmente es multifocal, pero no difusa. • Abscesos eosinofílicos, definidos como agregados de 4 o más de estas células formando colecciones intraepiteliales, también: • Gránulos eosinófilos extracelulares. • Alineamiento de eosinófilos a lo largo de la superficie epitelial. • Puede existir regresión temporal de lesiones luego de la terapia. Resumen Presentamos el caso de una mujer de 42 años, obe- Referencias 1.- Attwood S, Smyrk T, Demeester T, Jones B. Esophageal eosinophilia with disphagia. A distinct clinicopathological syndrome. Dig Dis Sci 1993; 38: 109-16. 2.- Fox V, Nurko S, Furuta G. Eosinophilic esophagitis: it´s not just kid´s stuff. Gastrointest Endosc 2002; 56: 260-70. 3.- Kapel R, Miller J, Torres C, et al. Eosinophilic esophagitis: a prevalent disease 84 sa, con reflujo gastroesofágico patológico (RGEP) y una hernia hiatal por deslizamiento diagnosticada el año 2004. Desde entonces ha recibido omeprazol en forma discontinuada. Durante el 2007 los síntomas de RGEP se hacen más intensos e intolerables el último mes, con aumento de la pirosis, epigastralgia y dolor al pecho. La panendoscopia demuestra alteraciones características de esofagitis eosinofílica con aspecto anillado del esófago, surcos longitudinales y grumos blanquecinos. Las biopsias escalonadas del esófago confirman el diagnóstico con más de 20 eosinófilos intraepiteliales por campo de mayor aumento (CMA) y las biopsias de estómago y duodeno prácticamente no presentan eosinófilos. Las claves para el diagnóstico endoscópico e histopatológico se cumplen perfectamente en este caso. Palabras clave: Esofagitis eosinofílica, correlación endoscópico-patológica. in the United States that affects all age groups. Gastroenterology 2008; 134: 1316-21. 4.- Furuta G, Liacouras C, Collins M, et al. First International Gastrointestinal Eosinophil Research Symposium (FIGERS). Eosinophilic esophagitis in children and adults: a systematic review and consensus recommendations for diagnosis and treatment. Gastroenterology 2007; 133: 1342-63. 5.- Leclercq P, Marting A, Gast P. Eosinophi- lic esophagitis. N Engl J Med 2007; 357: 1446-7. 6.- Lucendo A, Carrión G, Navarro M, et al. Esofagitis eosinofílica del adulto, causa emergente de disfagia. Presentación de 9 casos. Rev Esp Enferm Dig 2005; 97: 229-39. 7.- Llorens P, Contreras L, Esofagitis eosinofílica. Capítulos Escogidos en Afecciones del Tracto Digestivo Superior. Ed. Llorens P. Alfabeta Artes Gráficas 2008; págs 140-9. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 81-84 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 85-88 Casos Clínicos Hepatitis colestásica por Mycoplasma pneumoniae sin compromiso pulmonar. Caso clínico y revisión de la literatura Juan Pablo Arab, Carolina Pavez O., Alejandro Soza O., Marco Arrese J. y Arnoldo Riquelme P. Cholestatic hepatitis due to mycoplasma pneumoniae without lung involvement. Case report and review Liver dysfunction is an unusual manifestation of Mycoplasma pneumoniae infection. Cases of cholestatic hepatitis without pulmonary involvement have been described in children with M. pneumoniae infection, but only a few cases have been reported in adults. In this article, we report the case of a 21-year-old man who presented fever, jaundice and epigastric pain associated with altered liver function tests. Serological tests for M. pneumoniae were positive for IgG and IgM. Clinical symptoms and laboratory tests resolved completely after treatment with clarithromycin and ursodeoxicolic acid. A review of reported cases of liver involvement in M. pneumoniae infection is presented. Key words: Hepatitis, cholestasis, Mycoplasma pneumoniae. Introducción Caso clínico Mycoplasma (M.) pneumoniae es un organismo pequeño, no capsulado, que se une fácilmente a superficies mucosas1. Es un agente que típicamente causa infecciones respiratorias, principalmente en niños y adultos jóvenes. Entre las manifestaciones extrapulmonares de infección por M. pneumoniae pueden observarse cuadros dermatológicos, afecciones del sistema cardiovascular (miocarditis, pericarditis), neurológico y hematológico. También se han descrito casos de hepatitis colestásica en niños. Esta última condición es de muy rara ocurrencia en adultos, con sólo unos pocos casos descritos en la literatura2-4. Tradicionalmente, los virus han sido identificados como los principales causantes de hepatitis aguda, incluyendo los virus hepatitis A y B, Herpes simplex, Citomegalovirus y Epstein-Barr. También algunas infecciones bacterianas pueden ser consideradas como la Brucella5, Salmonella6, Rickettsia7. Más recientemente, el Mycoplasma ha sido adicionado a la lista. En el presente artículo presentamos un caso de hepatitis colestásica debido a infección por M. pneumoniae sin compromiso pulmonar y una revisión de la literatura. Se presenta el caso de un paciente de 21 años, sexo masculino, sin antecedentes mórbidos de importancia, sin uso de medicamentos, que consulta por un cuadro de 48 horas de evolución de fiebre moderada y dolor epigástrico de tipo cólico. A lo anterior se suma ictericia e intenso prurito que se inician 12 horas antes del ingreso. No refiere historia de vómitos, diarrea, tos, disuria, artralgias, sudoración nocturna o baja de peso. Al examen físico de ingreso el paciente estaba consciente, lúcido, orientado en tiempo y espacio. Su presión arterial era 110/70 mm/Hg, frecuencia cardíaca 90 latidos por minuto y estaba febril 38ºC. Tenía aspecto ectomorfo, con ictericia de piel y mucosas, examen cardiopulmonar normal, y al examen abdominal destacaba hepatomegalia con una proyección de 12 cm, sin esplenomegalia. Había sensibilidad a la palpación profunda de la zona epigástrica y del borde inferior del hígado. No había edema de extremidades. Los exámenes de laboratorio mostraban: Hematocrito 49,1%, hemoglobina 16,2 g/dL, leucocitos 2.800/mm3 (baciliformes 5%, segmentados 48%), VHS 7 mm/h, proteína C reactiva 2,8 mg/dL (VN < 1,0), aspartatoaminotransferasa (AST) 57 UI/L, alaninoaminotransferasa (ALT) 67 UI/L, gamaglutamiltranspeptidasa (GGT) 113 UI/L, fosfatasa alcalina Departamento de Gastroenterología. Escuela de Medicina. Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 04 de abril de 2010 Aceptado: 07 de abril de 2010 Correspondencia a: Arnoldo Riquelme MD, MMedEd Departamento de Gastroenterología Escuela de Medicina Pontificia Universidad Católica de Chile Marcoleta #367 Fono/Fax: 56-2-3543820 56-2-6397780 E-mail: arnoldoriquelme@ gmail.com 85 HEPATITIS COLESTÁSICA POR MYCOPLASMA PNEUMONIAE - J. P. Arab et al. Casos Clínicos Tabla 1. Evolución en el tiempo de los exámenes de laboratorio hepático Fecha AST ALT FA GGT BT BD Día 0 57 67 154 113 7,25 6,36 Día 1 53 63 155 103 8,21 7,16 Día 2 117 109 165 90 6,84 5,37 Día 8 55 160 167 56 4,17 2,65 Día 22 72 167 159 30 2,25 1,19 Día 57 21 13 104 14 0,94 0,22 Día 87 22 16 97 14 0,64 0,18 AST (aspartatoaminotransferasa, UI/L); ALT (alaninominotransferasa, UI/L); FA (fosfatasas alcalinas, UI/L); GGT (gamaglutamiltranspeptidasa, UI/L); BT (bilirrubina total, mg/dL); BD (bilirrubina directa, mg/dL). Figura 1. Gráfico de evolución en el tiempo de pruebas de función hepática. AST (aspartatoaminotransferasa, UI/L); ALT (alaninominotransferasa, UI/L); FA (fosfatasas alcalinas, UI/L); GGT (gamaglutamiltranspeptidasa, UI/L). Figura 2. Gráfico de evolución en el tiempo de bilirrubina (total y directa). BT (bilirrubina total; mg/dL); BD (bilirrubina directa; mg/dL). 86 154 UI/L, bilirrubina total 7,25 mg/dL, bilirrubina directa 6,36 mg/dL, tiempo de protrombina 67%, INR 1,2, lipasa 61,6 UI/L (VN < 60). Se realiza estudio de imágenes con ecotomografía abdominal, tomografía axial computada de tórax y abdomen, y colangiografía por resonancia magnética que mostró hepatitis sin evidencias de coledocolitiasis. El estudio etiológico de las alteraciones del laboratorio hepático incluyó anticuerpos de clase IgM contra el virus de hepatitis A, antígeno de superficie del virus de hepatitis B, anticuerpos totales (IgM e IgG) anticore del virus de hepatitis B, anticuerpos de clase IgM anti-Citomegalovirus, toxoplasma y Epstein-Barr, todos los cuales resultaron negativos. La serología para leptospirosis fue también negativa. Se estudió además la presencia de anticuerpos anti-LKM-1 < 3,0 UI/mL (VN < 18), antinucleares, antimúsculo liso y antimitocrondriales, que resultaron negativos. El examen de orina completa fue normal y el urocultivo negativo. Se excluyeron la hepatitis inducida por alcohol, fármacos o drogas sobre la base de los datos aportados por el paciente y su familia. La evolución clínica fue favorable con una disminución de la ictericia y los niveles de bilirrubina, pero persistencia de las otras alteraciones de laboratorio hepático (Tabla 1; Figuras 1 y 2). A la semana de iniciado el cuadro se recibe el resultado de la detección de anticuerpos clase IgM e IgG contra M. pneumoniae cuyo resultado fue positivo. Se revisaron nuevamente las imágenes de tomografía axial computada de tórax por la posibilidad de que no se hubiese pesquisado una neumonía, sin encontrase hallazgos en este sentido. Se inició tratamiento con claritromicina por 14 días, luego de lo cual persistieron febrículas vespertinas y prurito nocturno importante durante los primeros 10 días de terapia. Por lo anterior, al finalizar el tratamiento antibiótico se inicia terapia con ácido ursodeoxicólico 750 mg al día por 1 mes, lo que se asoció a desaparición del prurito y normalización de fosfatasas alcalinas y GGT (Figuras 1 y 2). Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 85-88 HEPATITIS COLESTÁSICA POR MYCOPLASMA PNEUMONIAE - J. P. Arab et al. Casos Clínicos Discusión La mayoría de las infecciones por M. pneumoniae en adultos comprometen el tracto respiratorio y el espectro sintomático comprende desde tos crónica a una neumonía grave2, 8. Las manifestaciones extrapulmonares de la infección por M. pneumoniae pueden comprometer la piel, el sistema cardiovascular, neurológico y hematológico. El compromiso cutáneo incluye entre las entidades más frecuentes al eritema maculopapular, el eritema multiforme menor y al síndrome de Stevens-Johnson. El compromiso cardiovascular se puede manifestar como miocarditis, pericarditis o un síndrome con las características de la fiebre reumática9. Las complicaciones neurológicas incluyen meningoencefalitis, meningitis aséptica, ataxia cerebelar y síndrome de Guillain-Barre. Entre las manifestaciones hematológicas descritas se encuentran la ocurrencia de hemólisis con test de Coombs positivo y reticulocitosis. Se cree que el daño mediado por la formación cruzada de anticuerpos anti M. pneumoniae es el responsable de la mayoría de las manifestaciones extrapulmonares9-10. La patogénesis de las manifestaciones extrapulmonares debidas a M. pneumoniae se dividen en tres categorías: tipo directo, en la cual la producción local de citoquinas pudiese tener un rol, tipo indirecto, en la cual la modulación inmune como autoinmunidad tendría un rol, y tipo oclusión vascular, en la cual ya sea vasculitis o trombosis tendrían un rol11. El compromiso hepático es infrecuente y no ha sido considerado como una manifestación extrapulmonar de la infección por M. pneumoniae en adultos4,12. Los hallazgos característicos en los pacientes con hepatitis aguda asociada a M. pneumoniae sin infección pulmonar son fiebre, alteración de los exámenes de laboratorio hepático en el contexto de positividad en la detección de anticuerpos clase IgM para M. pneumoniae seguida por seroconversión y aparición de anticuerpos clase IgG, resolución con antibióticos y la exclusión de otras etiologías. La biopsia hepática usualmente resulta inespecífica en estos pacientes13, por lo que no se considera necesaria para confirmar el diagnóstico. El cuadro de hepatitis aguda debida a infección por M. pneumoniae sin compromiso pulmonar, ha sido descrito en niños10,14-16 y usualmente corresponde a un patrón colestásico del perfil hepático con alteración predominante de fosfatasa alcalina y gammaglutamiltranspeptidasa15. Sin embargo, en adultos los pocos casos reportados han presentado en su mayoría patrón hepatocelular de las pruebas hepáticas sin ictericia3,17. Nuestro caso presenta predominio de alteración colestásica, similar a la descrita en pacientes pediátricos10,14-16. Nuestro paciente persistió con febrículas vesGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 85-88 pertinas y elevación de las aminotransferasas por aproximadamente 10 días después del inicio de la terapia antibiótica, lo que es consistente con la literatura al respecto4, 15. La persistencia de la elevación de las aminotransferasas podría estar mediado por mecanismos inmunológicos de reacción cruzada de anticuerpos contra el M. pneumoniae que se unen a sialooligosacáridos de los hepatocitos2. La hiperbilirrubinemia desproporcionada observada al principio del cuadro puede encontrarse en el contexto de las alteraciones hepatobiliares vinculadas a la sepsis en la que las citoquinas proinflamatorias inhiben la función del transportador canalicular de bilirrubina en el hepatocito18-19. Finalmente, se ha descrito la invasión directa por el M. pneumoniae en el tejido hepático lo que podría tener relevancia en la generación de inflamación tisular local4. Mecanismos autoinmunes pueden también ser invocados como la causa subyacente de las alteraciones hepáticas observadas en el contexto de la infección por M. pneumoniae. A lo largo de los años, los Mycoplasmas han sido vinculados con la patogénesis de diferentes enfermedades autoinmunes como artritis o tiroiditis autoinmune. En el ámbito de las enfermedades hepáticas, recientemente se ha descrito que dado que en la superficie del Mycoplasma se expresan subunidades del complejo piruvato deshidrogenasa, podrían generarse por mimetismo molecular anticuerpos antimitocondriales que gatillarían el desarrollo de cirrosis biliar primaria20. Por otra parte, cabe destacar que el paciente de nuestro caso requirió ácido ursodeoxicólico para tratamiento de la colestasia. Este ácido biliar posee propiedades fisicoquímicas (hidrofílico, atóxico, colerético) que favorecen un efecto hepatoprotector sobre el hígado colestásico. Se le ha atribuido un efecto benéfico sobre la velocidad de recuperación del fenómeno colestásico, disminuyendo el prurito y los marcadores bioquímicos en diferentes tipos de daño colestásico21-22. En conclusión, presentamos el caso de un paciente con fiebre, dolor abdominal epigástico con ictericia y un patrón colestásico de alteración del laboratorio hepático asociado a una serología positiva para M. pneumoniae, que cede con el uso de claritromicina y ácido ursodeoxicólico. La infección por M. pneumoniae con o sin compromiso pulmonar debe tenerse en consideración como una causa excepcional de hepatitis colestásica en adultos. Resumen El compromiso hepático es una rara manifestación de la infección por Mycoplasma pneumoniae. Casos de hepatitis colestásica sin compromiso pulmonar han 87 HEPATITIS COLESTÁSICA POR MYCOPLASMA PNEUMONIAE - J. P. Arab et al. Casos Clínicos sido descritos en niños con infección por M. pneumoniae, pero en adultos sólo unos pocos casos han sido reportados. En este artículo, presentamos el caso de un hombre de 21 años que consultó por un cuadro de fiebre, ictericia y dolor epigástrico asociado con alteración de los exámenes de laboratorio hepático. Referencias 1.- Smith LG. Mycoplasma pneumonia and its complications. Infect Dis Clin North Am. Mar 2010; 24: 57-60. 2.- Grullich C, Baumert TF, Blum HE. Acute Mycoplasma pneumoniae infection presenting as cholestatic hepatitis. J Clin Microbiol 2003; 41: 514-5. 3.- Lee SW, Yang SS, Chang CS, Yeh HJ, Chow WK. Mycoplasma pneumoniaassociated acute hepatitis in an adult patient without lung infection. J Chin Med Assoc 2009; 72: 204-6. 4.- Romero-Gómez M, Otero MA, SánchezMuñoz D, et al. Acute hepatitis due to Mycoplasma pneumoniae infection without lung involvement in adult patients. J Hepatol 2006; 44: 827-8. 5.- Williams RK, Crossley K. Acute and chronic hepatic involvement of brucellosis. Gastroenterology 1982; 83: 455-8. 6.- Pramoolsinsap C, Viranuvatti V. Salmonella hepatitis. J Gastroenterol Hepatol 1998; 13: 745-50. 7.- Alarcón A, Villanueva JL, Viciana P, et al. Q fever: epidemiology, clinical features and prognosis. A study from 1983 to 1999 in the South of Spain. J Infect 2003; 47: 110-6. 8.- Cunha BA. Liver involvement with Mycoplasma pneumoniae communityacquired pneumonia. J Clin Microbiol 2003; 41: 3456; author reply 3456-7. 88 Los estudios serológicos de M. penumoniae fueron positivos para IgM e IgG. Los síntomas y exámenes de laboratorio mejoraron completamente luego del tratamiento con claritromicina y ácido ursodeoxicólico. Palabras clave: Hepatitis, Colestasis, Mycoplasma pneumoniae. 9.- Arav-Boger R, Assia A, Spirer Z, Bujanover Y, Reif S. Cholestatic hepatitis as a main manifestation of Mycoplasma pneumoniae infection. J Pediatr Gastroenterol Nutr 1995; 21: 459-60. 10.- Chen CJ, Juan CJ, Hsu ML, Lai YS, Lin SP, Cheng SN. Mycoplasma pneumoniae infection presenting as neutropenia, thrombocytopenia, and acute hepatitis in a child. J Microbiol Immunol Infect 2004; 37: 128-30. 11.- Narita M. Pathogenesis of neurologic manifestations of Mycoplasma pneumoniae infection. Pediatr Neurol 2009; 41: 159-66. 12.- Squadrini F, Lami G, Pellegrino F, et al. Acute hepatitis complicating Mycoplasma pneumoniae infection. J Infect 1988; 16: 201-2. 13.- Murray HW, Masur H, Senterfit LB, Roberts RB. The protean manifestations of Mycoplasma pneumoniae infection in adults. Am J Med 1975; 58: 229-42. 14.- Chang JH, Kwon YS, Kim BK, et al. A case of acute hepatitis with Mycoplasma pneumoniae infection and transient depression of multiple coagulation factors. Yonsei Med J 2008; 49: 1055-9. 15.- Narita M, Yamada S, Nakayama T, Sawada H, Nakajima M, Sageshima S. Two cases of lymphadenopathy with liver dysfunction due to Mycoplasma pneumoniae infection with mycoplasmal bacteraemia without pneumonia. J Infect 2001; 42: 154-6. 16.- Timitilli A, Di Rocco M, Nattero G, Tacchella A, Giacchino R. Unusual manifestations of infections due to Mycoplasma pneumoniae in children. Infez Med 2004; 12: 113-7. 17.- Quioc JJ, Trabut JB, Drouhin F, et al. Acute cholestatic hepatitis revealing Mycoplasma pneumoniae infection without lung involvement in an adult patient. Eur J Gastroenterol Hepatol 2009; 21: 220-1. 18.- Geier A, Dietrich CG, Voigt S, et al. Cytokine-dependent regulation of hepatic organic anion transporter gene transactivators in mouse liver. Am J Physiol Gastrointest Liver Physiol 2005; 289: G831-41. 19.- Geier A, Fickert P, Trauner M. Mechanisms of disease: mechanisms and clinical implications of cholestasis in sepsis. Nat Clin Pract Gastroenterol Hepatol. Oct 2006; 3: 574-85. 20.- Berg CP, Kannan TR, Klein R, et al. Mycoplasma antigens as a possible trigger for the induction of antimitochondrial antibodies in primary biliary cirrhosis. Liver Int 2009; 29: 797-809. 21.- Chitturi S, Farrell GC. Drug-Induced Liver Disease. Curr Treat Options Gastroenterol 2000; 3: 457-62. 22.- Soza A, Riquelme F, Álvarez M, Duarte I, Glasinovic JC, Arrese M. Hepatotoxicidad por amoxicilina/ácido clavulánico: caso clínico. Rev Med Chile 1999; 127: 1487-91. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 85-88 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 Guías Clínicas Guía clínica de manejo y tratamiento de la infección por virus de la Hepatitis B Ministerio de Salud, Chile Clinical guideline on management and treatment of hepatitis B virus infection Índice Abreviaturas y glosario de términos Páginas 91 Resumen guía clínica manejo paciente HBsAg positivo 92 Recomendaciones claves en infección por VHB 93 Usuarios a los que está dirigida la guía Objetivos de la guía. - Alcance la guía y declaración de intención. 94 1. Introducción 1.1 Descripción y epidemiología de la infección por virus de la Hepatitis B. - Vigilancia epidemiológica - Medidas de control - Grupos de riesgo - Mecanismos de transmisión - Clínica - Historia natural de la infección por VHB 94 94 95 95 95 96 96 96 2. 2.1 2.2 2.3 Recomendaciones de la guía y temas en detalle Diagnóstico y tamizaje de la infección por virus de la hepatitis B Evaluación inicial y medidas generales de pacientes con VHB Indicaciones de biopsia hepática en pacientes con hepatitis crónica por VHB 97 99 100 100 3. 3.1 3.2 3.3 3.4 3.5 3.6 3.7 3.8 Objetivos del tratamiento de la infección por VHB Tratamiento de la infección por VHB. ¿A quiénes tratar? Agentes inmunomoduladores y antivirales disponibles en el tratamiento de la infección crónica por VHB Elección de terapia en pacientes con infección crónica por VHB Pautas, dosificación y duración del tratamiento de la infección crónica por VHB Resistencia a antivirales Tratamiento de la infección crónica por VHB Tratamiento de la infección aguda grave y no grave por VHB Tratamiento de la infección crónica por VHB en cirróticos 102 102 104 106 108 109 111 111 112 4. Seguimiento de pacientes con hepatitis crónica por VHB 114 116 5. Tratamiento de la infección crónica por VHB en niños 5.1 Pacientes pediátricos susceptibles de tratamiento 5.2 Antivirales orales 117 117 Citar como: MINISTERIO DE SALUD. Guía Clínica de Manejo y Tratamiento de la Infección por Virus de la Hepatitis B (VHB). Santiago: MINSAL 2009. Todos los derechos reservados. Este material puede ser reproducido total o parcialmente para fines de diseminación y capacitación. Prohibida su venta. ISBN: Fecha de publicación: 89 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 6. Trasplante hepático e infección por VHB 118 7. Manifestaciones extrahepáticas de la infección crónica por VHB 119 8. Hemofilia y VHB 120 9. VHB en embarazadas 121 10. VHB en pacientes con insuficiencia renal, hemodiálisis y trasplante renal 121 11. VHB en pacientes co – infectados con VIH 11.1 Coinfección por VHB y VHC en pacientes VIH 11.2 Coinfección de hepatitis de VHB y VHC 123 124 124 12. 124 VHB en estados de inmunosupresión, quimioterapia y trasplante de médula ósea 13. Transmisión vertical de HVB. Uso de inmunoglobulina y vacuna 125 14. Manejo de accidentes cortopunzantes con personas con VHB 127 15. Medidas de prevención de infección por VHB 128 16. Grupo de trabajo 128 Tablas 90 Tabla 1. Definiciones clínicas y serológicas en la infección por VHB 98 Tabla 2. Evaluación y seguimiento del paciente con hepatitis crónica por VHB 100 Tabla 3. Puntaje de Knodell (HAI) para evaluar necro-inflamación y fibrosis en la biopsia hepática 101 Tabla 4. Indicación de tratamiento en personas con VHB crónico 103 Tabla 5. Clasificación de Child- Pugh de gravedad de enfermedad hepática 104 Tabla 6. Medicamentos antivirales aprobados en el tratamiento de HVB 105 Tabla 7. Seroconversión de HBeAg, supresión viral y tasas de resistencia viral frente a la terapia prolongada en infección crónica por VHB 105 Tabla 8. Resultados clínicos, bioquímicos y virales de medicamentos usados en la infección crónica por VHB 106 Tabla 9. Recomendación de la terapia inicial basado en características generales del paciente 107 Tabla 10. Efectos adversos Peg-Interferón-α en pacientes con VHB 107 Tabla 11. Ajuste de dosis de análogos de nucleósidos según función renal 108 Tabla 12. Definiciones de términos relacionados a resistencia antiviral a nucleósidos orales 109 Tabla 13. Resistencias cruzadas a diferentes antivirales de las cepas/variantes más frecuentes de resistencia 111 Tabla 14. Opciones terapéuticas en pacientes con resistencia a antivirales 111 Tabla 15. Recomendaciones de tratamiento para la cirrosis por VHB (HBeAg positivo o HBeAg negativo) 112 Anexo 1: Flujograma de atención de personas con VHB 130 Anexo 2: Boletín de enfermedades de notificación obligatoria (ENO) 131 Anexo 3: Formato de reporte de brote de hepatitis B 132 Anexo 4: Algoritmo de confirmación HBsAg en el ISP 134 Anexo 5: Formulario de envío de muestra ISP 135 Anexo 6: Algoritmo de manejo de accidente cortopunzante con HBsAg positivo 136 Anexo 7: Ficha clínica de ingreso para tratamiento de paciente HBsAg positivo 137 Anexo 8: Hoja de seguimiento de pacientes HBeAg positivo en tratamiento con antiviral oral 138 Anexo 9: Hoja de seguimiento de pacientes HBeAg negativo en tratamiento con antiviral oral 139 Anexo 10: Hoja de seguimiento de pacientes HBsAg positivo en tratamiento con Peg-interferón 140 Niveles de evidencia y grados de recomendación 141 Referencias 142 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Abreviaturas y glosario de términos Abreviatura Nombre ADN Ácido desoxiribonucleico AASLD American Association for the Study of Liver Diseases ALT Alanina aminotransferasa (SGPT) AST Aspartato aminotrasferasa (SGOT) Anti-HBeAg Anticuerpo anti-antígeno e virus hepatitis B Anti-HBsAg Anticuerpo anti- antígeno de superficie hepatitis B EASL European Association for the Study of the Liver Anti-HBcore total Anticuerpo anti VHB core total ENO Enfermedad de notificación obligatoria HAI Índice de actividad histológica HBeAg Antígeno de virus hepatitis B HBsAg Antígeno de superficie virus hepatitis B IIH Infección intrahospitalaria IgHB inmunoglobulina (gammaglobulina) para hepatitis B INF Interferón FDA Federal and Drugs Administration ISP Instituto de Salud Pública RPC Reacción de la polimerasas en cadena SIDA Síndrome de inmunodeficiencia adquirida TAR Tratamiento antiretroviral TH Trasplante hepático VHB Virus de la hepatitis B VHC Virus de la hepatitis C VIH Virus de la inmunodeficiencia humana HVB Hepatitis virus B Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 91 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Resumen guía clínica manejo paciente HBsAg positivo 1. Si HBsAg es positivo • Confirmación infección virus hepatitis VHB: • Muestra de tamizaje HBsAg (+) se envía al ISP para confirmación. 2. Definir si paciente tiene una hepatitis aguda o crónica (Cuadro clínico, duración de presencia HBsAg, nivel de transaminasas [AST/ALT], AntiHBcore IgM). 3. En caso de hepatitis aguda o crónica por VHB: “Consejería y educación”: • Identificación, estudio y vacunación de contactos sexuales/otros. • Estudio VIH (inicial y repetir a las 6-8 semanas). 4. En caso de hepatitis aguda por VHB: • Manejo sintomático y seguimiento con exámenes hasta demostrar curación a los 6 meses (HBsAg negativo/Anti HBsAg positivo) o demostrar que paciente tiene hepatitis crónica (HBsAg positivo > 6 meses). • Tratamiento antiviral oral sólo en caso hepatitis grave o fulminante. • En caso de hepatitis fulminante, además se derivará el paciente a un centro hospitalario que cuente con Unidad de Trasplante Hepático o esté cercano a uno de ellos (Santiago). Derivación precoz, en cuanto aparezca encefalopatía, y en ausencia de contraindicaciones para trasplante. 5. En caso hepatitis crónica por VHB: • Estudio y evaluación del paciente con hepatitis crónica por VHB. Tabla 2. • Solicitar estudio con ELISA para VIH y VHC. • Seguimiento de hepatocarcinoma (Ecografía cada 6-12 meses). • Si se trata de un niño, derivar a Gastroenterológo Pediatra, si es un adulto a Gastroenterología o Medicina Interna. • Definir si requiere terapia antiviral o no. Tablas 4 y 5 y Figuras 2 y 3. • Debe considerarse para tratamiento a los pacientes con HVB crónica y con riesgo de progresión de la enfermedad hepática, en especial: - Pacientes con ALT persistentemente elevadas (ALT > 2 veces lo normal). - Biopsia hepática que demuestre necroinflamación al menos moderada ( ≥ 4 /18 Knodell) o fibrosis al menos moderada ( ≥ F2/4). 92 - Carga viral > 105 UI/mL (> 20.000 UI/mL) en pacientes HBeAg positivo o > 104 UI/mL (> 2.000 UI/mL) en pacientes HBeAg negativo. Figuras 2 y 3. En estos casos tratar con antivirales orales o Peg-Interferón Tabla 9. 6. En caso cirrosis hepática por VHB: • Solicitar estudio con ELISA para VIH y VHC. • Estudio de evaluación del paciente con hepatitis B. Tabla 2. • Seguimiento de hepatocarcinoma (Ecografía cada 6-12 meses) • Definir si presenta una cirrosis compensada o descompensada. • En general: - Los pacientes con cirrosis hepática y carga viral detectable deben ser tratados con antivirales. • Si la cirrosis es avanzada (Child-Pugh B- C) o está descompensada (ascitis, encefalopatía, etc), derivar a un Centro de Trasplante para iniciar terapia con antiviral oral (análogo nucleósido potente y con baja resistencia: entecavir o tenofovir), y no usar Peg-Interferón por riesgo de descompensar al paciente con la terapia. 7. En caso detección en Banco de Sangre al ser donante voluntario de sangre: • Banco de Sangre: confirmar en ISP la infección por VHB. Policlínico Gastroenterología/Medicina Interna: Evalúa y educa a paciente sobre su patología. • Estudio de evaluación del paciente con hepatitis B. Tabla 2. • Definir si requiere terapia antiviral o no. Tablas 4 - 5 y Figuras 2 y 3. 8. En caso de punción accidental con sangre contaminada con VHB. Anexo 6: • El riesgo de trasmisión de la HVB es de 25-30% si el paciente no está vacunado previamente. • El riesgo de trasmisión es cercano a 0% si el paciente está vacunado con niveles de anticuerpos adecuados (AUSAB > 10UI/ml). • Si el paciente no está inmunizado se recomienda realizar vacunación inmediata (3 dosis) y administración de inmunoglobulina. 9. Objetivo del tratamiento de hepatitis crónica por VHB: • Lograr la supresión viral prolongada y así evitar la progresión de la enfermedad hepática. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Recomendaciones claves en infección por VHB Grado de recomendación Se recomienda la realización de una completa evaluación clínica, bioquímica y serológica del paciente con hepatitis crónica por VHB por un especialista, y en algunos casos la valoración de una biopsia hepática por un patólogo entrenado antes de considerar una terapia antiviral. B La pérdida sostenida de HBsAg con o sin seroconversión a anti-HBsAg se asocia a una remisión completa y definitiva de la actividad de la VHB crónica y una mejoría del pronóstico. B Para pacientes HBeAg positivos, la seroconversión persistente de HBeAg es una meta deseable con la terapia antiviral, pues se asocia a una mejoría en el pronóstico global del paciente. A La obtención intratratamiento (con terapias orales o Interferón) de cargas virales negativas para VHB tanto en pacientes HBeAg positivos (aunque no logren seroconversión del HBeAg), como en pacientes HBeAg negativos son objetivos deseables que se asocian a un mejor pronóstico. A Los pacientes con replicación viral, pero con niveles repetidamente normales de ALT no deben ser tratados, excepto en casos de presencia de fibrosis avanzada o cirrosis. Estos pacientes requieren un seguimiento clínico, bioquímico y tamizaje de hepatocarcinoma cada 6-12 meses. A Se debe considerar el tratamiento antiviral en pacientes con hepatitis crónica VHB con ALT persistentemente elevada (> 2 veces lo normal), y con carga viral ADN-VHB > 2 x 104 UI/ml (105 copias/ml) si fuesen HBeAg positivos o carga mayor a 2 x 103 UI/ml (104 copias/ml) si fuesen HBeAg negativos. A En pacientes con hepatitis crónica VHB no-respondedores a terapia antiviral, se recomienda controlar los marcadores de VHB para reconocer una respuesta tardía y planificar eventual re-tratamiento. B Los estudios de carga viral deben ser monitorizados cada 3-6 meses para permitir la detección precoz de resistencia viral en una fase en que la carga viral aún es baja. B Los niños con elevación de ALT entre 1 y 2 veces el valor normal pueden ser considerados para tratamiento, según el nivel de ADN-VHB e histología, pero generalmente tienen pobre respuesta a fármacos. Opcionalmente pueden ser observados. A El efecto antiviral ocurre en un porcentaje variable de pacientes y puede resultar en: a) eliminación completa de la infección; b) reducción del tiempo de inflamación en fase de alta replicación, acelerando el proceso de seroconversión y en; c) normalización bioquímica en hepatitis HBeAg positivo o HBeAg negativo por supresión de la transcripción de ADN-VHB. B El objetivo del tratamiento en los niños es acortar la fase de replicación que está asociada a disfunción hepática. A Se recomienda el uso de análogos nucleósidos en todos los pacientes con insuficiencia hepática asociada a VHB (Aguda o crónica) que son enlistados para trasplante hepático y que tienen ADN-VHB positivo (replicación viral). B Los receptores que reciben un hígado de un donante Anti-HBcore total (+) deben recibir profilaxis prolongada con antivirales orales y/o IgHB. C El objetivo primario del tratamiento en pacientes con manifestaciones extrahepáticas de la hepatitis por VHB, es la remisión del cuadro extrahepático. B En coinfecciones de HIV con VHB y VHC, se debe determinar cuál es el virus dominante y tratar inicialmente ese virus, de acuerdo a las guías nacionales de coinfección. El virus no dominante debe ser monitorizado estrictamente, para definir su mejor momento de tratamiento. C Todo paciente que será sometido a alguna terapia inmunosupresora intensa (inmunosupresores, quimioterapia, trasplante) debe ser evaluado con determinación de HBsAg y Anti-HBcore total, y de ser alguno de ellas positiva, deberá considerarse una terapia preventiva antiviral. B Se deberá evaluar la portación de VHB en las embarazadas que estén dentro de los grupos de riesgo. A Para evitar la transmisión de agentes por vía sanguínea debe cumplirse las precauciones universales en la atención de todo paciente ambulatorio u hospitalizado. A La vacuna contra la hepatitis B es una forma eficaz de prevenir la infección por el VHB A Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 93 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Usuarios a los que está dirigida la guía La guía está dirigida a profesionales médicos que trabajan en los Servicios de Gastroenterología y Medicina Interna tanto de niños como de adultos, de los diversos Servicios de Salud del país; médicos a cargo de los Programas de Trasplantes de Hígado y a profesionales no médicos: enfermeras que están a cargo de la atención de los pacientes con VHB y de los Programas de Trasplante; tecnólogos médicos que participan en la atención de los pacientes con VHB o están a cargo de los Bancos de Sangre. Objetivos de la guía Esta guía es una referencia para la atención de los pacientes con hepatitis B y tiene por objetivos: a) Entregar recomendaciones de tamizaje y diagnóstico de la infección por VHB. b) Proponer las acciones de prevención primaria y secundaria de la infección. c) Establecer guías generales de terapia de la hepatitis B en diferentes contextos clínicos. d) Mejorar el uso de recursos mediante la propuesta de algoritmos de manejo de la enfermedad basados en la mejor evidencia disponible. e) Establecer un modelo de atención de la enfermedad que asegure adherencia al tratamiento y el seguimiento de los personas con infección por VHB. Alcance de la guía Tipo de pacientes y escenarios clínicos a los que se refiere la guía La presente guía se refiere al manejo de los pacientes infectados con el VHB, tanto agudo como crónico. Se detallan además algunas situaciones especiales, como es el manejo de la infección en grupos especiales de pacientes, como pacientes con fibrosis hepática avanzada, coinfectados con HIV, insuficientes renales, hemofílicos, embarazadas, niños y pacientes trasplantados hepáticos. Esta guía no se refiere al manejo de las complicaciones de la infección por VHB como descompensación de la cirrosis (ascitis, encefalopatía hepática, hemorragia variceal o hepatocarcinoma, entre otras) ni a las indicaciones y manejo del trasplante hepático (que se abordan específicamente en otra guía). Declaración de intención Esta guía no fue elaborada con la intención de establecer estándares de cuidado para pacientes individuales, los cuales sólo pueden ser determinados por profesionales competentes sobre la base de toda la información clínica respecto del caso, y están sujetos a cambio conforme al avance del conocimiento científico, las tecnologías disponibles en cada contexto en 94 particular, y según evolucionan los patrones de atención. En el mismo sentido, es importante hacer notar que la adherencia a las recomendaciones de la guía no asegura un desenlace exitoso en cada paciente. No obstante lo anterior, se recomienda que las desviaciones significativas de las recomendaciones de esta guía o de cualquier protocolo local derivado de ella sean debidamente fundadas en los registros del paciente. 1. Introducción 1.1. Descripción y epidemiología de la infección por virus de la hepatitis B El virus de la hepatitis B (VHB) es un virus ADN de 42 nm, que pertenece a la familia Hepadnaviridae. Es un virus hepatotrópico, cuyo único huésped es el hombre1. Está compuesto por una partícula de doble cápsula, una envoltura externa constituida por el antígeno de superficie (HBsAg) y una nucleocápside interna (core), que encapsula al ADN, y compuesta por un antígeno nuclear (HBcAg) y el antígeno e soluble (HBeAg). Persiste hasta 7 días en el ambiente y es estable en superficies inertes hasta por un mes. Se inactiva a temperaturas de 100° C durante 2 minutos, o por acción de productos como alcohol, fenol, glutaraldehído, cloro y peróxidos. El período de incubación es de 6 semanas a 6 meses, con un promedio de 2-3 meses1. La hepatitis B es una enfermedad hepática causada por el VHB. Es una enfermedad que afecta a 2 mil millones de personas en el mundo, de éstas alrededor de 400 millones persisten con una infección crónica, con riesgo de evolucionar a cirrosis, falla hepática y carcinoma hepatocelular2,3,4. Algunos pacientes con infección aguda pueden desarrollar una hepatitis fulminante (0,5%), y si adquieren la infección aguda siendo adultos, un 5% de ellos evolucionará hacia una infección crónica con el consiguiente riesgo futuro de cirrosis o alguna de sus complicaciones (15-40% de ellos). Se estima que la hepatitis por VHB es responsable de un millón de muertes al año por cirrosis o cáncer hepático. Produce falla hepática fulminante, falleciendo uno de cada 1.200 infectados, 1 de cada 375 personas con cirrosis y 1 de cada 75 con cáncer hepático5. Se reconocen 8 genotipos numerados de la A-H. El genotipo A se encuentra en Asia Subsahariana, norte de Europa y en EUA, y el B en el Sudeste Asiático y en el Pacífico. El C se asocia a una evolución más agresiva. El D se encuentra en países Mediterráneos y en la India. El E en África central, F y H en la población indígena de América y en Chile6. También influyen en la evolución de la enfermedad: a) La edad, los niños tienen una gran replicaGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas ción viral con poco daño hepático; b) El género del paciente, pues la enfermedad progresa más rápido en hombres que en mujeres; c) El consumo de alcohol y d) La coinfección con otros virus hepatotrópos como el C y D7, 8. Epidemiología De acuerdo a la prevalencia de la infección se definen como regiones de endemicidad baja a aquellas regiones con una prevalencia de HBsAg de 0,1 a 2%, intermedia 2 a 7% y alta si es > 7%9. En nuestro país la endemicidad es considerada baja, con una portación crónica < a 1%, riesgo de infección durante la vida < a 20%, y una mayor prevalencia en adultos con factores de riesgo7, 10. En Latinoamérica existen regiones con endemicidad intermedia y alta como la cuenca del Amazonas, región Noroeste de Argentina, Haití y República Dominica11. La seroprevalencia en la población sana en nuestro país se estima de alrededor de 0,3%, con un mayor riesgo en los hombres entre los 25-35 años12-14. En embarazadas la prevalencia es de 0,2%9, en donantes de sangre 0,25%15,16, personal de salud 0,7%17, población homosexual 29%18, personas con infección VIH/SIDA 1,8 a 30%10,19 trabajadoras sexuales 2%21 y hemodializados crónicos 0 a 9%10,20. La encuesta nacional de salud realizada el año 2003 sobre un universo de 3.619 adultos chilenos entre 1744 años, mostró una seroprevalencia de 0%21. Según datos aportados por la comisión de sangre y tejidos el año 2007, en un estudio de 186.258 donaciones, se encontró 138 muestras doblemente positivas para HBsAg, siendo 37 de ellas confirmadas, con una prevalencia de 2,2/10.000 donaciones. Vigilancia epidemiológica y modalidad de vigilancia Tipo de vigilancia La vigilancia de la Hepatitis B, es de tipo universal (caso a caso) de acuerdo al Decreto Supremo N°158. Notificación La notificación es de carácter obligatorio (DS N° 158). Anexo 2. Definiciones de caso Caso Sospechoso Caso compatible con la descripción clínica y que presenta niveles elevados de transaminasas sin evidencia de padecer otra enfermedad hepática y antecedentes compatibles con transmisión de esta enfermedad. Caso Confirmado Un caso sospechoso confirmado por laboratorio ISP (serología o histopatología compatible). Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 Caso portador Un caso asintomático confirmado por laboratorio, seis meses después de haber contraído la infección. Brote Conjunto de casos confirmados (2 o más), donde se comprueba un nexo epidemiológico con una persona infectada durante los 15-50 días antes de la instalación de los síntomas. Medidas de control. Manejo de casos Manejo de contactos Una vez detectado y notificado el caso por el establecimiento de la Red Asistencial, el delegado de epidemiología en coordinación con Epidemiología de la SEREMI de Salud correspondiente, deberá iniciar la investigación epidemiológica y de laboratorio para la identificación de casos entre los contactos. Contactos intrafamiliares Convivientes bajo el mismo techo con individuos con infección aguda por el virus de la hepatitis B o portadores crónicos del VHB. Se vacunará contra hepatitis B a los contactos intrafamiliares nacidos antes de abril de 2005, previa serología negativa con HBsAg. Si algún contacto resulta HBsAg (+) se debe derivar a médico internista o gastroenterólogo para manejo y seguimiento. Expuestos a sangre de portadores de hepatitis B Exposición vía percutánea tales como agujas con sangre, laceración o mordedura o por mucosas (ocular u otra mucosa). Contacto sexual con portadores de hepatitis B Si el paciente presenta infección aguda por VHB, administrar a la pareja sexual vacuna anti-VHB en esquema de 3 dosis y IgHB 0,06 mL/kg de peso, simultáneamente pero en sitios diferentes. Si el caso índice presenta una infección por VHB en etapa de cronicidad, basta con inmunizar activamente a su pareja sexual. Hijo de madre con HbsAg positivo El neonato debe recibir vacunación en esquema de 0-1 y 6 meses y, preferentemente antes de las 12 horas posteriores al parto debe administrarse 0,5 mL /IM de HBIG al recién nacido (no superar las 72 horas). No existe contraindicación para la lactancia materna. Ver recomendaciones de prevención de la transmisión vertical. Embarazadas Si el estudio de HBsAg es negativo, iniciar la vacunación en esquema de 0-1 y 6 meses. Si es contacto sexual del caso índice, aplicar gammaglobulina IgHB 95 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas en dosis de 0,06 mL/kg de peso o 5 ml y simultáneamente aplicar vacuna anti-hepatitis B en sitios diferentes. Ver recomendaciones de manejo de embarazadas. Grupos de riesgo de infección por VHB Los grupos de mayor riesgo de la infección son22: • RN de madres HbeAg (+). • Contacto intra familiar o cercano a portador. • Homosexuales o heterosexuales que mantienen relaciones sexuales con varias personas. • Trabajadoras sexuales. • Personal de salud o relacionados. • Drogadictos endovenosos. • Personas poli transfundidos. • Personas sometidas a diálisis crónica. • Personas con tatuajes o piercing. • Poblaciones cautivas (cárceles, hogares). • Viajeros a zonas de alta endemia, en especial si la estadía es mayor de 6 meses. Mecanismos de transmisión de la infección por virus de la hepatitis B El virus de la hepatitis B se transmite a través del contacto con sangre o fluidos corporales contaminados. El período de incubación es de 60-90 días. Las vías de transmisión pueden incluir23: • Relaciones sexuales: Es la forma más frecuente de contagio en Chile. La transmisión puede ser a través de relaciones tanto heterosexuales como homosexuales. 96 • Transfusiones de sangre: Actualmente esta forma de transmisión prácticamente es inexistente, debido a los exámenes practicados rutinariamente en los bancos de sangre. • Transmisión perinatal: Transmisión del VHB de la madre al hijo, habitualmente cercano al momento del parto. Es la vía de contagio en países de alta prevalencia. • Drogas inyectables: A través del uso de jeringas y/o agujas contaminadas con sangre. • Tatuajes, perforaciones o “piercing” realizadas con material no desechable. • Contacto cercano: La infección se produce cuando secreciones de personas infectadas entra en contacto con mucosas: ojos, boca, genitales o pequeñas heridas. Esto ocurre, por ejemplo, cuando se comparte objetos como hoja de afeitar, cepillo de dientes o corta uñas. • Procedimientos médicos: El VHB puede transmitirse a través de instrumentos contaminados utilizados en procedimientos médicos invasores como cirugías, si no se cumplen con las precauciones universales. Clínica La mayoría de las personas que adquieren el VHB se recupera sin consecuencias en un período menor a 6 meses. Si la infección perdura por más de 6 meses, se habla de hepatitis B crónica. Aproximadamente el 5% de los pacientes que adquiere la infección siendo adultos desarrolla la forma crónica. La probabilidad de desarrollar una hepatitis B crónica depende de la edad al momento de adquirir la infección y del estado inmunitario de la persona. Hepatitis B aguda Los síntomas de hepatitis B aguda se presentan después de 1 a 4 meses de adquirido el virus. Los niños e inmunosuprimidos generalmente son asintomáticos. Un 30-50% de las personas mayores de 5 años presentan síntomas como cansancio, disminución del apetito, náuseas, ictericia, dolor abdominal, artralgia o artritis. Los signos clínicos son ictericia, hepatomegalia y en ocasiones esplenomegalia. Los síntomas habitualmente desaparecen en un lapso de 2-4 meses. Una proporción muy baja de pacientes con hepatitis B aguda (0,1 a 0,5%) desarrollan una forma de la enfermedad caracterizada por una falla grave hepática (hepatitis fulminante), que tiene una elevada mortalidad. Esta forma es algo más frecuente en mayores de 60 años24. La infección primaria puede ser limitada con eliminación espontánea del virus o progresar a una infección crónica con viremia persistente. En casos de inmunosupresión se ha demostrado reactivación viral con síntomas de infección aguda y detección del ADN viral sin marcadores serológicos de infección crónica25,26. El riesgo de progresión es inversamente proporcional a la edad27. Hepatitis B crónica La hepatitis B crónica frecuentemente es asintomática o se manifiesta por síntomas inespecíficos como cansancio o disminución del apetito. Ocasionalmente se presentan exacerbaciones de actividad inflamatoria hepática que pueden traducirse en aumento de los síntomas. En la medida que la infección produce un daño mayor en el hígado, pueden manifestarse síntomas sugerentes de una cirrosis hepática. La evolución hacia la infección crónica difiere según el momento de la infección: en recién nacidos (RN) 90%, en menores de 5 años 25-50%, adulto < 5% y en personas con infección VIH/SIDA 30%28. Un 10 a 20% de los pacientes pueden tener manifestaciones extra-hepáticas de la enfermedad como: poliarteritis nodosa (PAN), glomerulonefritis membranosa y glomerulonefrirtis membranoproliferativa29. Una vez establecida la infección crónica un 0,5% de las personas pueden resolverla espontáneamente. Se han identificado tres fases en la infección crónica30,31. Figura 1. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas a) Inmunotolerancia: Esta fase ocurre cuando la adquisición de la infección es en el período perinatal (transmisión vertical) o durante los primeros años de vida, y se caracteriza por un paciente joven generalmente asintomático, HBsAg positivo, HBeAg positivo, Anti-HB core positivo, ADN-VHB muy elevado (> 105 copias/ml o > 20.000 IU/ml), pero con transaminasas normales y la biopsia hepática no muestra inflamación o ésta es mínima (0-3 en escala Knodell). b) Inmunoreactiva o fase de aclaramiento inmunológico: Esta fase se aprecia en los casos de infección horizontal durante la adolescencia o como adultos. En esta fase el organismo trata de erradicar al virus. Hay hepatitis histológica, y reactivaciones agudas con ALT persistentemente elevadas (> 4-5 veces lo normal). Son pacientes que presentan HBsAg positivo por más de 6 meses, carga viral ADN-VHB elevada (generalmente > 105 c/ml o > 20.000 IU/ml), con elevación persistente de transaminasas, y cuya biopsia hepática habitualmente presenta actividad necroinflamatoria significativa. Algunos pacientes, pueden presentar descompensación hepática, como resultado de la respuesta inmune vigorosa contra VHB, destruyendo hepatocitos infectados, y disminuyendo la replicación viral (expresada por una disminución del ADN viral a veces se hace indetectable) y pudiendo producirse la seroconversión de HBeAg positivo a anticuerpos anti-HBe positivo y eliminación del HBeAg. La incidencia estimada anual de seroconversión espontánea del paciente HBeAg positivo es de 2-15% dependiendo de factores como la edad, nivel de ALT y genotipo VHB. c) Estado de portación de HBsAg o portadores inactivos: Son individuos HBsAg positivo en sangre por más de 6 meses, con aminotransferasas reiteradamente normales, HBeAg negativo, anti-HBeAg positivo y ADN-VHB cuantitativo en suero no detectable o, en caso de ser positivo, en generalmente con concentraciones bajas < 104 copias/ml (< 2.000 IU/ml, Amplicor Monitor). Ocurre cuando el paciente ha sido capaz de seroconvertir de HBeAg positivo a Anti-HBe (ya sea bruscamente o lentamente). La biopsia no muestra inflamación crónica. Esta fase se caracteriza por la ausencia de síntomas clínicos y hasta 10% puede evolucionar a una hepatitis crónica. Al considerar a los pacientes con infección crónica por virus B es necesario conocer los principales términos y definiciones1-5 Tabla 1. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 Transmisión madre -hijo Transmisión persona-persona Aclaramiento HbsAg Fase Inmuno-tolerante Fase Inmuno-activa Fase portador Cirrosis Carcinoma hepatocelular Figura 1. Historia natural de la infección por VHB. Cirrosis y carcinoma hepatocelular En múltiples estudios se ha demostrado la asociación entre VHB y el desarrollo de carcinoma hepatocelular. Los adultos que adquirieron la infección en el período de recién nacido desarrollaron carcinoma a una tasa de 5% por década, 100 veces más frecuente que en una persona sin infección por VHB. Los factores asociados a una progresión a carcinoma son una carga de ADN-VHB elevada en forma prolongada, transaminasas elevadas y HBeAg positivo. Los pacientes con infección crónica por VHB, rara vez desarrollan carcinoma sin tener cirrosis. El genotipo C del VHB y la coinfección con VHC se asocia con mayor frecuencia a carcinoma. La mortalidad por esta complicación es alta. El riesgo de desarrollar cirrosis y carcinoma hepatocelular es bajo en personas en fase inmunotolerante y fase inactiva32. 2. Recomendaciones de la guía En la presente guía se revisan las recomendaciones en relación al diagnóstico, seguimiento, evolución, complicaciones y tratamiento de la infección por VHB tanto en adultos como en niños. Se revisará la transmisión por vía transfusional y vía vertical en relación al diagnóstico, seguimiento, evolución y tratamiento. 97 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Tabla 1. Definiciones clínicas y serológicas en la infección por VHB Concepto Definición Hepatitis crónica virus B • HBsAg positivo por más de 6 meses • ADN-VHB >105 copias/mL (> 20.000 UI/mL). Niveles algo menores se pueden ver en el paciente HBeAg negativo (104-105 copias/mL o 2.000-20.000 UI/mL) • Elevación persistente o intermitente de transaminasas • Opcionalmente biopsia hepática que demuestre actividad necro-inflamatoria moderada a severa (índice de Knodell ≥ 4) • Se subdivide en hepatitis crónica: HBeAg positiva y HBeAg negativa Portador inactivo del VHB • • • • • Hepatitis B curada o resuelta • HBsAg negativo • Historia previa conocida de hepatitis B aguda o crónica o la presencia de anti-HBc positivo y/o antiHBsAg positivo • ADN-VHB indetectable, o niveles mínimos (mediante técnicas de RPC sensibles) • Transaminasas persistentemente normales. Exacerbaciones agudas de la hepatitis B (“flares”) • Elevaciones transitoria de transaminasas (> 10 veces el límite superior de la normalidad y > 2 veces el valor basal) Reactivación hepatitis B • Reaparición de actividad necro-inflamatoria hepática en un portador inactivo o en un paciente que tenía una hepatitis B resuelta Aclaramiento HBeAg • Desaparición de HBeAg en una persona previamente positiva para el HBeAg Seroconversión HBeAg • Negativización del HBeAg y detección de anti-HBe en un individuo previamente positivo para HBeAg y asociado a una disminución de la carga viral ADN-VHB a <1x105 copias/mL (< 20.000 UI/mL) Seroreversión HBeAg • Reaparición de HBeAg en una persona previamente HBeAg negativa y anti-HBe positiva Resolución hepatitis B • Negativización de HBsAg. No hay evidencia bioquímica, virológica, ni histológica de hepatitis activa en el paciente HBsAg positivo por más de 6 meses HBeAg negativo y anti-HBe positivo ADN-VHB < 104 copias/ml (< 2.000 UI/mL) Transaminasas persistentemente normales Opcionalmente biopsia hepática con nula o mínima actividad necro-inflamatoria (Índice de Knodell < 4) La presente guía responderá las siguientes preguntas en relación a la infección por VHB: 1. Diagnóstico y tamizaje de la infección por VHB • ¿Cómo se realiza el diagnóstico de infección por VHB? • ¿Qué técnicas están disponibles? • ¿Cómo es el flujograma de atención de los donantes en que se pesquisa el VHB? 2. Evaluación inicial y medidas generales • ¿Cómo se realiza la evaluación inicial y las medidas generales que se recomiendan en VHB? 3. Biopsia hepática en pacientes con VHB. • ¿Cuáles son las indicaciones y contraindicaciones para la realización de una biopsia hepática en pacientes con VHB? 4. Objetivos del tratamiento de la hepatitis crónica por VHB. • ¿Cuáles son los objetivos de la terapia en hepatitis por VHB? 98 5. Tratamiento de la infección por VHB • ¿Cuál es la recomendación de manejo de personas con hepatitis aguda y crónica por VHB? • ¿Cuáles son las recomendaciones de tratamiento en pacientes con VHB coinfectados con VHC y con virus de inmunodeficiencia humana? • ¿Cuál es la recomendación de tratamiento en pacientes con VHB con insuficiencia renal, en diálisis o trasplantados renales? • ¿Cuál es la recomendación de tratamiento del VHB en personas hemofílicas? • ¿Cuál es la recomendación de tratamiento en pacientes peri-trasplante hepático? • ¿Cuál es la recomendación de tratamiento en embarazadas con VHB? • ¿Cuál es la recomendación de tratamiento en pacientes con VHB sometidos a quimioterapia o inmunosupresión? • ¿Cuál es la recomendación de tratamiento en personas con manifestaciones extra-hepáticas del VHB? Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 6. Infección por VHB en niños • ¿Cuál es el riesgo de infección de VHB en un recién nacido (RN) hijo de madre con VHB? • ¿Cuál es el flujograma de estudio del hijo de una madre con VHB? • ¿Cuál es la recomendación de tratamiento en niños con VHB? 7. ¿Cómo se realiza el seguimiento de los pacientes con VHB durante el tratamiento antiviral y después del tratamiento? 8. Prevención de la infección por VHB • Indicación de vacuna anti-hepatitis B y de la inmunoglobulina anti-VHB 2.1 Diagnóstico y tamizaje de la infección por virus de la hepatitis B La sensibilidad mínima exigida para una técnica ELISA es que detecte al menos 1 ηg/ml de HBsAg. Dado que las técnicas de tamizaje presentan resultados falsos positivos, se recomienda confirmarlas con técnicas suplementarias. Estas se basan en la neutralización del HBsAg presente en la muestra del paciente, a través de su anticuerpo específico, las que son corridas en una prueba ELISA en paralelo, semejante al tamizaje, y en donde se mide posteriormente la absorbancia de la muestra neutralizada y no neutralizada. Diagnóstico molecular La presencia del ADN viral tanto en muestras de suero como en el plasma se relaciona con infección activa (replicación viral hepática) e infectividad. En la práctica clínica, es un marcador muy útil en la monitorización del tratamiento33, dado que es la manera más directa y segura de medir la replicación viral34. El análisis del ADN viral permite determinar los genotipos del VHB, basándose en la divergencia nucleotídica superior al 8% dentro del genoma35. Basándose en este criterio, se han comunicado 8 genotipos del virus de la hepatitis B, designados con las letras mayúsculas (A-H), cuya importancia radica en los diferentes patrones geográficos predominantes de cada genotipo36,37. Se ha visto que algunos genotipos parecieran responder mejor a la terapia antiviral que otros38. Algo parecido ocurre con la aparición de cepas mutantes, donde la genotipificación permitirá un mejor tratamiento de la infección por estas cepas39. Marcadores virológicos El uso de pruebas virológicas es una herramienta esencial en el diagnóstico de la infección por el VHB40. Existen diversas técnicas tipo ELISA específicas para establecer el estado de infección por este virus, entre las que tenemos: 1. Antígeno de superficie del VHB (HBsAg). Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 2. Anticuerpo contra el antígeno core del VHB (AntiHBcore IgM e IgG). 3. Antígeno “e” del VHB (HBeAg). 4. Anticuerpo contra el antígeno e (anti-HBeAg). 5. Anticuerpo contra el antígeno de superficie (antiHBsAg). El antígeno core (HBcore Ag) no es detectable en el suero y sólo se puede identificar en el tejido hepático mediante técnicas mucho más complejas, como las de tipo inmunohistoquímicas41. La detección positiva del HBsAg y del anti-HB core clase IgM nos orienta a una infección aguda por VHB. Ambos marcadores aparecen precozmente y son detectables en sangre hasta por 6 meses. La presencia de HBsAg por más de ese tiempo condiciona la infección crónica por este agente40. El estudio del HBeAg nos permite diferenciar una alta replicación viral y se negativiza precozmente durante el curso de una infección aguda, apareciendo su anticuerpo específico Anti-HBeAg (seroconversión)40. La detección de anticuerpo contra el antígeno de superficie (anti-HBsAg) es un indicador de recuperación de la infección, así como de inmunidad, ya sea post infección natural o vacunación, apareciendo tardíamente después que desaparece el antígeno de superficie. En los portadores crónicos de este virus, este anticuerpo generalmente es indetectable40. En hepatitis crónica, estos marcadores presentan una gran utilidad. Se observa persistencia del HBsAg, anti-HBcore clase IgG positivo y ausencia de AntiHBsAg41. El paciente que logra superar una infección por hepatitis B se identificará por la desaparición del HBsAg y la aparición de su anticuerpo (anti-HBs). El anti-HB core IgG continuará siendo positivo indefinidamente41. Listado de técnicas aprobadas para diagnóstico de HbsAg: El ISP da por aprobada una técnica para su uso en bancos de sangre cuando su sensibilidad es de 100% y su especificidad es igual o superior al 95%. Técnicas aprobadas por el ISP44. 1. Cobas Core HBsAg II EIA. 2. Murex HBsAg versión 3. 3. Biokit bioelisa HBsAg. 4. HBsAg Uni Form II. 5. IMX HBsAg. 6. Merck MAGIA HBsAg. 7. Axsym System HBsAg. 8. HBsAg ELISA Test System 3, Ortho. 9. Vitros kit Reactivo HBsAg. 10. ETI-MAK-4 (HBsAg), DiaSorin. 11. IMMULITE HBsAg. 12. Monolisa AgHBs plus, Bio Rad. 13. Hepatitis B (HBsAg) Elisa, Wiener. 14. Bioelisa HBsAg colour, Biokit. 99 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 15. VIDAS HBsAg Ultra, Biomerieux. 16. MONOLISA HBsAg Ultra, Bio Rad. 17. ARCHITECT HBsAg, Abbott. 18. Hepanostika HBsAg Ultra, Biomerieux. 19. Vikia HBsAg, Biomerieux. 2.2 Evaluación inicial y medidas generales de pacientes con VHB La evaluación inicial de un paciente con sospecha de hepatitis crónica por VHB es compleja y debe incluir una historia clínica completa, examen físico dirigido y exámenes de laboratorio específicos incluyendo marcadores de replicación viral5,8,45-47. Tabla 2. La biopsia hepática se usa en algunas condiciones para definir la extensión del daño hepatocelular5,8,45-47. Tabla 2. Evaluación y seguimiento del paciente con hepatitis crónica por VHB 1. Historia y examen físico - Factores de riesgo de hepatitis viral (contactos sexuales, drogas endovenosas etc) - Duración de la infección - Vía de transmisión - Factores de riesgo de infección VIH - Historia de alcoholismo - Co-morbilidad - Historia familiar de hepatocarcinoma - Evaluar a los miembros de la familia y parejas sexuales (HBsAg) - Consejos generales de transmisión y prevención - Vacunación anti VHB de parejas sexuales - Planificación familiar 2. - Exámenes previos al tratamiento Pruebas hepáticas repetidas, BUN, Creatinina. Hemograma-VHS y orina completa HBeAg y Anti-HBeAg Carga viral (ADN-VHB) Genotipo VHB Estudio VHC y HIV Tamizaje de hepatocarcinoma en pacientes alto riesgo (ecografía cada 6-12 meses) - Biopsia hepática en casos seleccionados para evaluar grado inflamación y fibrosis. (especialmente en pacientes con transaminasas normales y de más de 35 a 40 años) 3. Seguimiento de los pacientes no considerados para terapia - En pacientes HBeAg positivos con ADN-VHB ≥ 20.000 UI/mL y transaminasas normales: • Transaminasas cada 3-6 meses. • Considerar biopsia hepática y/o terapia si las transaminasas se elevan. - Pacientes HBeAg negativos con ADN-VHB ≥ 2.000 UI/mL y transaminasas normales • Transaminasas cada 3-6 meses • Considerar biopsia hepática y/o terapia si las transaminasas se elevan - Portador crónico inactivo • Transaminasas cada 6-12 meses. • Si se elevan las transaminasas: evaluar ADN-VHB y excluir otras causas de enfermedad hepática. 100 La vigilancia de hepatocarcinoma es un tema relevante especialmente en pacientes con VHB e historia familiar de hepatocarcinoma y mayor edad, y debe realizarse con ecografía cada 6 a 12 meses. La incidencia anual de hepatocarcinoma en portadores inactivos de VHB es del 0,2% al 0,6%, cifra que aumenta al 2% una vez establecida la cirrosis. El objetivo de la vigilancia de hepatocarcinoma es detectar lesiones pequeñas (de menos de 3 cm de diámetro) y así plantear alguna terapia potencialmente curativa. Los exámenes serológicos de VHB, incluyendo HBsAg y los anticuerpos anti-HBcore (IgM y total) y anti-HBsAg permiten distinguir una infección aguda, infección crónica y una respuesta exitosa a una vacunación previa. Los pacientes con Anti- HBcore total positivo aislado (en ausencia de HBsAg) pueden ser pacientes falsos positivos o pacientes con una infección oculta por VHB y la medición de ADN-VHB puede ser de utilidad, al igual que la vacunación evaluando su respuesta mediante Anti-HBsAg. Los genotipos de VHB pueden influir en la progresión de la enfermedad hepática, el riesgo de hepatocarcinoma y la respuesta a la terapia antiviral. Los pacientes con infección crónica por VHB con genotipos A y B tendrían una mejor respuesta antiviral frente al uso de interferón que los pacientes con genotipos C y D. Los genotipos pueden ser realizados en forma selectiva para la evaluación de los pacientes a fin de definir su tratamiento5,8,45-56. En Chile alrededor del 7080% de los pacientes con hepatitis B crónica, tienen un genotipo autóctono F. 2.3 Indicaciones de biopsia hepática en pacientes con hepatitis crónica por VHB No todos los pacientes con hepatitis B crónica evolucionarán hacia una enfermedad hepática significativa, y por ello no todos se beneficiarán del tratamiento antiviral, que por lo demás es de alto costo y con efectos adversos. Por ello, es necesario seleccionar aquellos pacientes con VHB en riesgo de una enfermedad hepática progresiva y que en definitiva se beneficien del tratamiento. Las herramientas usadas en la actualidad para seleccionar a dichos pacientes en riesgo no son perfectas y consideran factores como: la edad del paciente, el nivel de replicación viral (carga viral ADNVHB) y la presencia de enfermedad hepática estimada por la alteración persistente de SGPT o ALT (alanina aminotransferasa), fibrosis o inflamación en la biopsia hepática o imágenes que demuestren cirrosis8,45-56. La biopsia hepática es el único método objetivo capaz de evaluar el grado de actividad necro-inflamatoria (grado) y de fibrosis hepática (estadio) y que permite diagnosticar una hepatitis crónica y detectar una cirrosis en una etapa inicial no pesquisable por imágenes. Además, permite descartar otras causas de enfermedad hepática (esteatosis y esteatohepatitis). Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Tabla 3. Puntaje de Knodell (HAI) para evaluar necro-inflamación y fibrosis en la biopsia hepática57 Necrosis Periportal ± en puente Intralobulillar Inflamación portal Fibrosis No = 0 punto No = 0 punto No = 0 punto No = 0 punto Necrosis sacabocado leve = 1 punto Leve = 1 punto (Cuerpos acidófilos, degeneración balonada y/o focos de necrosis hepatocitos en < 1/3 lobulillos o nódulos) Leve = 1 punto (células inflamatorias aisladas en < 1/3 tractos portales) Expansión fibrosa portal= 1 punto Necrosis sacabocado Moderada = 3 puntos. (Compromete menos del 50% de la circunferencia de la mayoría de los tractos portales Moderada= 3 puntos. (compromiso de 1/3 a 2/3 de los lobulillos o nódulos) Moderada = 3 puntos. (Aumento células inflamatorias en 1/3 a 2/3 de los tractos portales) Fibrosis en puente = 3 puntos. (porto-portal o porto-central) Necrosis sacabocado marcada = 4 puntos (compromete más del 50% de la circunferencia de los tractos portales) Marcada = 4 puntos. (Compromiso de > 2/3 de los lobulillos o nódulos) Marcada = 4 puntos. (Infiltrado inflamatorio denso en > 2/3 de los tractos portales Cirrosis = 4 puntos Necrosis sacabocado moderado + necrosis puente = 5 puntos Necrosis sacabocado marcad + necrosis puente = 6 puntos Necrosis multilobulillar = 10 puntos El 13-43% de los pacientes con hepatitis B crónica y con transaminasas normales tienen evidencias de enfermedad hepática relevante en la biopsia hepática. Dentro de los métodos de interpretación de la biopsia hepática está el sistema de Knodell conocido también como índice de actividad histológica (HAI) y que está compuesto por cuatro características que se asignan por criterios individuales57. Las tres primeras puntuaciones se refieren al grado de inflamación periportal (puntaje 0-10), degeneración intralobulillar y necrosis focal (puntaje 0-4) y el grado de inflamación portal (puntaje 0-4). Así, el grado de necroinflamación está determinado por la suma de estos 3 componentes y puede ir del 0 a 18 puntos. Cero (0) indica ausencia de inflamación; 1-3 significa inflamación mínima; 4-8 inflamación leve; 9-12 revela inflamación moderada y 13-18 indica inflamación severa. El cuarto componente de este puntaje corresponde al grado de fibrosis y va de 0 (ausencia de fibrosis) al 4 (cirrosis). Tabla 3. Otras clasificaciones se han usado en la interpretación de la biopsia hepática, incluyendo el método Metavir que fue originalmente diseñado para pacientes con hepatitis C. Para lograr el máximo rendimiento de la biopsia hepática es necesario la obtención de una biopsia de tamaño razonable (cilindro de 2,5 a 3 cm de largo). A pesar de ser un examen invasivo, tiene una tasa baja de complicaciones graves en manos de personal experimentado (1/4.000 - 1/10.000). Las contraindicacioGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 nes para la realización de la biopsia hepática incluyen: presencia de ascitis, embarazo, hemofilia y coagulopatía severa (protrombina < 55% o plaquetopenia < 50.000), salvo se reponga factores de coagulación o se opte por una vía alternativa transyugular. La biopsia hepática no es necesaria en pacientes con evidencias clínicas, de laboratorio o imágenes de cirrosis, ni en pacientes que cumplan con condiciones como ALT persistentemente elevada y asociadas a carga viral elevada (> de 20.000 UI/ml (>105 copias/ml en HBeAg +) o > de 2.000 UI/ml (>104 copias/ml, en HBeAg negativo), y que necesitarán terapia antiviral sin necesidad de biopsia. Las alteraciones encontradas en la biopsia hepática pueden mejorar significativamente en pacientes con una respuesta sostenida a la terapia antiviral o con seroconversión espontánea de HBeAg. La histología puede empeorar rápidamente en pacientes con una exacerbación recurrente o reactivación de su hepatitis por VHB45,49. En términos generales, todo paciente con un grado importante de inflamación o fibrosis en la biopsia hepática debiese ser considerado para terapia antiviral, aún cuando la carga viral sea < de 20.000 UI/ml (< 105 copias/ml en HBeAg +) o menos de 2.000 UI/ ml (< 104 copias /ml, en HBeAg negativo) o aún con una ALT en rango normal (Nivel de evidencia tipo II)8. Estudios recientes han sugerido que el límite para considerar como normal la ALT sería de hasta 30 U/L en hombres y 19 U/L en mujeres. 101 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas En los pacientes “portadores inactivos” (infección crónica por VHB inactiva), no se considera necesario realizar biopsia hepática ya que la probabilidad de encontrar inflamación y fibrosis es mínima y además, estos pacientes no tienen indicación real de tratamiento. Los pacientes en “fase de inmunotolerancia” no requieren habitualmente terapia y son generalmente pacientes jóvenes, con transaminasas normales y con cambios histopatológicos mínimos. Un estudio reciente de seguimiento a 5 años de este subgrupo de pacientes demuestra que los adultos en fase inmunotolerante presentan mínima o nula progresión de la enfermedad59. Sólo el subgrupo de pacientes adultos HBeAg positivos “mayores de 40 años, pueden presentar necro-inflamación y fibrosis significativa, por lo cual son un grupo de pacientes en que la biopsia hepática puede aporta información útil para decidir a terapia antiviral59. Los pacientes que se encuentran en la “fase de aclaramiento inmunológico o inmunoactiva”, generalmente tienen hepatitis y reactivaciones con daño hepatocelular más extenso, que generalmente requieren tratamiento, sin necesidad de biopsia hepática. Algunos pacientes en esta fase pueden presentar en su evolución natural seroconversión del HBeAg positivo a anti- HBeAg positivo y/o ADN-VHB indetectable. La incidencia estimada anual de seroconversión espontánea del paciente HBeAg positivo es de 2-15% dependiendo de factores como la edad, nivel de ALT y genotipo VHB. En los últimos años se han incorporado en clínica el uso de exámenes no invasivos para determinar la presencia de fibrosis, y eventualmente evitar la necesidad de una biopsia hepática, sin embargo, no están suficientemente validados, sólo aportan información referente a la fibrosis, pero no del grado de inflamación, y no están actualmente disponibles en nuestro país52. hepatocitos. El objetivo terapéutico se puede objetivar mediante la remisión bioquímica y virológica (carga viral ADN-VHB en los niveles más bajos posibles o indetectable). La supresión viral sostenida se asocia generalmente a una mejoría histológica y normalización de ALT8,45-56. En pacientes HBeAg positivos, la terapia va encaminada a obtener la negativización del HBeAg y seroconversión a anti-HBeAg, lo cual se asocia a un beneficio clínico persistente aún más allá de la suspensión del tratamiento anti-viral. La negativización de HBsAg es también un objetivo deseable, pero es una situación infrecuente en clínica. En términos prácticos el objetivo de la terapia en pacientes HBeAg positivos es lograr: a) La negativización o seroconversión del HBeAg; b) La normalización de las transaminasas y; c) Mantener una carga viral ADN-VHB indetectable o muy baja. En pacientes HBeAg negativos la meta es la remisión bioquímica y virológica (carga viral indetectable o lo más baja posible por un tiempo prolongado). La monitorización de estos pacientes (mediante bioquímica hepática, HBeAg y carga viral ADNVHB) debe realizarse a los 3 meses de iniciado el tratamiento y luego cada 3 meses para identificar una “falla de tratamiento primaria” o una “respuesta subóptima a la terapia” y para determinar si ha ocurrido una “falla de tratamiento secundaria (definida como un aumento de 1 log en la carga viral sobre el nadir) y que se debe a la aparición de cepas resistentes a la droga. Además estos exámenes deben realizarse al final del tratamiento antiviral y 6 a 12 meses después de finalizar la terapia, pues de persistir negativos conllevan el concepto de una “respuesta antiviral sostenida”. La mayoría de los trabajos, ha demostrado una mejoría bioquímica, virológica, e histológica, que se infiere, debiesen asociarse a un impacto de sobrevida a más largo plazo60. 3. Objetivos del tratamiento de la infección por VHB 3.1 Tratamiento de la infección por VHB. ¿A quiénes tratar? Para decidir a qué individuos con hepatitis crónica se deben tratar, es necesario conocer en qué fase de la enfermedad se encuentra el paciente, pues de allí deriva en parte la conducta terapéutica: El objetivo del tratamiento de HVB crónica es lograr una supresión prolongada de la replicación viral con la intención de evitar la propagación de la infección y prevenir la progresión de la enfermedad hepática hacia la insuficiencia hepática y el hepatocarcinoma1-10. La introducción de nuevos medicamentos antivirales con diferentes mecanismos de acción, un mejor conocimiento de la historia natural de la VHB crónica y nuevas técnicas de biología molecular, han permitido optimizar el manejo de estos pacientes. En términos generales, la erradicación completa del VHB no es posible, debido a la incorporación del ADN circular cerrado (ccc-ADN) del VHB en el núcleo de los 102 Paciente en fase de inmunotolerancia En esta fase los pacientes generalmente no se tratan pues el daño hepático es generalmente mínimo y estos pacientes responden pobremente al tratamiento. El tratamiento debe ser considerado individualmente y la biopsia puede ayudar en la decisión. Se recomienda hacer seguimiento cada 6 a 12 meses con pruebas hepáticas y ecografía para tamizaje de hepatocarcinoma5,8,45-56 Tabla 2. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Tabla 4. Indicación de tratamiento en personas con VHB crónico HbsAg (+) HBeAg ADN VHB > 20.000 UI/mL SGPT Cirrosis Conducta y duración + + < 2 LN No No tratar / observación + + > 2 LN No Interferón (6-12 m), Entecavir (>1 año), o Tenofovir (> 1 año) - + > 2 LN No Interferón (12 m), Entecavir (>1 año) o Tenofovir (> 1 año) - - Normal Sí /No +/- + > 2 LN Sí Paciente en fase de hepatitis crónica (fase inmunoactiva/ inmunoeliminación) Estos pacientes se benefician generalmente del tratamiento antiviral y son los candidatos ideales, por presentar una reacción histológica importante que va condicionando daño hepatocelular de no ser tratados. Se deben dividir los pacientes en: a) HBeAg positivo y b) HBeAg negativo. Los pacientes HBeAg negativos, corresponden a los mutantes precore o mutantes del promotor del core, que son condiciones que imposibilitan la producción de HBeAg). Estos mutantes no responden muy bien al tratamiento, lo que determina progresión de la enfermedad, salvo un tratamiento antiviral generalmente a permanencia5,8,45-56. Paciente en fase de portador inactivo (fase de inmunocontrol) El 80% de estos pacientes permanecen estables en el tiempo y no requieren tratamiento. Un 4-20% puede tener una o más reactivaciones a HBeAg positivo con exacerbaciones de la hepatitis muchos años después de una etapa de portador inactivo, en cuyo caso pueden llegar a requerir terapia. Un 10-20% de los pacientes que permanecen antiHBeAg positivos, pueden mantenerse con transaminasas elevadas y cargas virales elevadas a través del tiempo, y también ser considerados para tratamiento. Aún en fase de portador inactivo, se recomienda el seguimiento cada 6-12 meses (con evaluación clínica y de laboratorio con serología HBeAg y carga viral) por el riesgo de reactivación de la hepatitis crónica, lo cual llevaría a tomar una conducta pro-tratamiento5,8,45-56. Según los criterios de la AASLD Norteamericana8 y de la Conferencia de Consenso Europea EASL46 deben ser tratados: • Los pacientes con hepatitis B crónica (más de 6 meses de evolución) con replicación viral > 105 copias/ml (> 20.000 UI/mL), con elevación de transaminasas y actividad necro-inflamatoria en Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 • Compensada (no tratar), depende otros factores • Descompensada (tratar y transplante) • Compensada (interferón, Entecavir, Tenofovir) • Descompensada (Entecavir / Adefovir indefinido) • Pre y post-transplante hígado (Lamivudina, Adefovir, Entecavir) • • • • la biopsia, y que no presenten contraindicaciones. Tabla 4. Los pacientes con VHB con signos de cirrosis hepática tanto compensada como descompensada, pues la terapia se asocia a una reducción en los eventos clínicos adversos (falla hepática, hepatocarcinoma) y logra la estabilización o incluso mejoría del estado de Child-Pugh de los pacientes. Tabla 5. Los pacientes con infección por VHB tanto crónica como portadores asintomáticos, e incluso en algunos casos los pacientes HBsAg negativo con Anti-HBcore positivo aislado que recibirán tratamiento inmunosupresor o quimioterapia. La terapia antiviral deberá prolongarse por al menos hasta 6 meses de suspendido la inmunosupresión o la quimioterapia, pues la terapia disminuye el riesgo de exacerbación de su hepatitis. Los pacientes con hepatitis aguda fulminante, hay algunos trabajos recientes, no randomizados controlados, que sugieren un cierto efecto benéfico asociado a la posibilidad de reducir la carga viral al momento de un eventual trasplante hepático. No deben ser considerados para tratamiento antiviral los pacientes con hepatitis aguda por VHB no grave; los pacientes jóvenes (< 40 años) en fase de inmunotolerancia (HBsAg positivo, alta carga viral, transaminasas normales, histología hepática con mínima inflamación) y los pacientes portadores asintomáticos inactivos de VHB (en fase de baja replicación: HBsAg positivo, baja carga viral, transaminasas repetidamente normales, e histología hepática con mínima inflamación). Tampoco deben considerarse para tratamiento aquellos pacientes con contraindicaciones para la terapia antiviral incluyendo: mala adherencia a controles médicos, adicción a drogas, alcoholismo activo, enfermedad cardiovascular avanzada (en caso de interferón), entre otras. 103 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Tabla 5. Clasificación de Child- Pugh de gravedad de enfermedad hepática Parámetros clínicos y bioquímicos Ascitis Bilirrubina (mg/dL) Albúmina (gr/dL) Encefalopatía Tiempo protrombina evaluada por: - Segundos sobre el control - Protrombina % - INR Puntos asignados 1 2 3 Ausente Leve Moderada/Tensión <2 2-3 >3 > 3,5 2,8-3,5 < 2,8 No Grado I-II Grado III-IV < 4 segs > 50% 1,7 4-6 segs. 30-50% 1,7-2,3 > 6 segs < 50% > 2,3 Child-Pugh: Clase A (5-6 puntos); Clase B (7-9 puntos); Clase C (10-15 puntos). Las propuestas de tratamientos para enfermos con hepatitis crónica B son las siguientes según las normas de AASLD y EASL8,46. Tabla 4. Dado que la lesión hepática de base depende de la presencia de la replicación viral de VHB, se ha demostrado que la inhibición de la replicación viral, se asocia a una disminución de la necro-inflamación hepática y mejora el pronóstico de la enfermedad. La evaluación de la respuesta antiviral se realiza al finalizar el tratamiento y a los 6 y 12 meses posttratamiento. La AASLD paea el Estudio del Hígado8 define la respuesta al tratamiento del VHB de acuerdo con los siguientes criterios: • Respuesta bioquímica: Normalización de las transaminasas. • Respuesta serológica (seroconversión HBeAg): Corresponde a la pérdida de HBeAg en pacientes que fueron inicialmente positivos para HBeAg, con aparición de anti-HBeAg. Esto se asocia a menor progresión a cirrosis y descompensación. • Respuesta virológica: Disminución de la carga viral a nivel indetectable por técnicas sensibles de PCR. • Respuesta histológica: Mejoría de la lesión histológica al menos 2 grados sobre la biopsia inicial. • Respuesta completa: Cumple criterios de respuesta bioquímica y virológica, con pérdida de HBsAg. 3.2 Agentes inmunomoduladores y antivirales disponibles en el tratamiento de la infección crónica por VHB En la actualidad existen 7 medicamentos aprobados por la FDA en EUA para el tratamiento de la HB crónica: interferón-α estándar, Peg-Interferón-α 2a y 2b, lamivudina, adefovir, entecavir, telbivudina y tenofovir45,56,60 Tabla 6. 104 Los interferones-α (interferón estándar y Peginterferón-α), tienen efectos antivirales directos (inhibe la síntesis de ADN viral y activa enzimas antivirales) e indirectos (inmunomodulador) mediado por la exageración de la respuesta celular contra hepatocitos infectados con VHB (aumenta la expresión de antígenos HLA clase I y estimula la actividad de linfocitos T helper y linfocitos natural killers e inmunomoduladores y son de administración subcutánea, pero tienen múltiples efectos colaterales. Tabla 10. Los agentes antivirales orales incluyen a los análogos de nucleósidos (lamivudina, telbivudina y entecavir) y análogos de nucleótidos (adefovir y tenofovir). Todos ellos son de administración oral diaria en una dosis. En el caso de estos antivirales, a pesar de su gran eficacia, se ha restringido parcialmente su uso, por la necesidad de una administración prolongada (muchas veces indefinida), elevados costos y por la emergencia frecuente de cepas resistentes (especialmente para lamivudina). Los agentes anti-VHB pueden ser administrados como terapias de duración finita (interferón) o como terapias de uso prolongado (antivirales orales). Tablas 7 y 8. En la actualidad las alternativas de primera línea en la infección crónica por HVB son el Peginterferón α-2b, entecavir y tenofovir, que son medicamentos de una adecuada eficacia, razonable tolerancia y baja tasa de resistencia, tanto en pacientes HBeAg positivos como en HBeAg negativos5,8,45-66. El interferón estándar ha sido reemplazado por el Peg-interferón α-2a y α-2b en la práctica clínica por su mejor tolerancia, liberación prolongada y administración semanal. La lamivudina ha sido reemplazada en los últimos años por mejores medicamentos como el entecavir, tenofovir y telvibudina, logrando menores tasas de resistencia viral y una excelente eficacia antiviral sostenida. La lamivudina no debiera usarse como droga de primera línea en la actualidad, pues Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Tabla 6. Medicamentos antivirales aprobados en el tratamiento de HVB Droga Nombre comercial Aprobación FDA, pacientes Tipo droga Dosis y vía administración Interferón alfa-2b Intron® A (Schering) 1991 En adultos y niños Inmunomodulador 10 millones UI/ 3v /semana o 5 millones UI/semana sc por 16-24 semanas Peg-Interferón Alfa-2a y 2b Pegasys® (Roche) alfa2a 2005 En adultos Inmunomodulador PEG IFN alfa-2a: 180 ug/sem, sc x 48 sems PEG IFN alfa-2b: 1-1,5 ug/Kg/sem, sq x 48 sems PegIntrón® (Schering) alfa2b Lamivudina Epivir® (Glaxo-SmithKline) 1998 En adultos y niños Análogo nucleósido 100 mg/día oral Adefovir dipivoxil Hepsera® (Gilead) 2002 En adultos Análogo nucleótido 10 mg/día oral Entecavir Baraclude® (Bristol-Myers Squibb) 2005 En adultos Análogo nucleósido • 0,5 mg/día oral • 1 mg/día oral (en resistencia a Lamivudina) Telbivudina Tyzeka® (Idenix/Novartis) 2006 En adultos Análogo nucleósido 600 mg/día oral Tenofovir Viread® (Gilead) 2008 En adultos Análogo nucleótido 300 mg/día oral Tabla 7. Seroconversión de HBeAg, supresión viral y tasas de resistencia viral frente a la terapia prolongada en infección crónica por VHB62 Droga Alfa-Interferón Interferón alfa-2b Lamivudina Adefovir Adefovir en resistencia Lamivudina Entecavir Entecavir en resistencia Lamivudina Telbivudina Tenofovir HBeAg positivo HBeAg negativo Seroconversión HBeAg Fin de tto Post-tto 35% 30% 40% 35% 19% 12% 12% ND 20% ND 21% ND 8% ND 22% ND 21% ND AND-VHB no detectable Fin de tto Post-tto 60% 35% 63% 19% 65% 10% 51% ND 19% ND 90% ND 26% ND 86% ND 93% ND Tasa de resistencias A 1 año 0% 0% 24% 0% 6-18% 0,1% 12% 2-3% 0% A 3 años 53% 11% ND 0,4% 25% ND ND A 3 años 74% 28% ND 0,8% ND ND ND Abreviatura: tto: Tratamiento; ND: No disponible. se asocia a un 65-70% de resistencia a los 5 años de tratamiento. El tenofovir está reemplazando en la actualidad al adefovir como droga de primera línea en pacientes HBeAg positivos y negativos sin terapias antivirales previas, basados en estudios que demuestran su superioridad en clínica. El tenofovir además ha demostrado ser un potente antiviral contra VHB en pacientes co-infectados con la infección VIH/SIDA. A pesar que telbivudina tendría mejor eficacia que Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 lamivudina y adefovir, tendría aún tasas intermedias de resistencia viral. Tablas 7 y 8. Los estudios clínicos sugieren que el entecavir sería la droga más potente, seguida a continuación por telbivudina, lamivudina y adefovir en términos de supresión del VHB a 1 año de terapia. Por otra parte, la tasa de resistencia a 1-2 años es muy alta para lamivudina, seguida de telbivudina y adefovir y casi sin resistencia para entecavir y tenofovir. Así, la elección 105 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas del medicamento antiviral debe considerar su potencia antiviral, el perfil de resistencia y costos asociados. Las tasas de respuesta a los antivirales orales no son afectadas por el genotipo del VHB. En pacientes con VHB sin terapias previas, que requieran iniciar tratamiento por primera vez, debe considerarse de entrada el uso de Peg-interferón α 2-b, entecavir o tenofovir debido a su mayor potencia antiviral y bajas tasas de resistencia antiviral. 3.3 Elección de terapia en pacientes con infección crónica por VHB La elección de la terapia en pacientes con HVB crónica debe hacerse de forma individualizada, teniendo también en consideración la situación clínica, bioquímica, viral e histológica del paciente8,45-48. Las siguientes son normas generales que pueden ayudar en la decisión terapéutica. Tabla 9. Interferón Las principales ventajas del Peg-interferón-α comparado con las otras opciones antivirales son su duración de tratamiento acotada (24 a 48 semanas, preferible 48 semanas), la ausencia de selección de mutantes resistentes, una respuesta viral más durable que con antivirales orales (pérdida del HBeAg en el 33% de los casos tratados), y el aclaramiento del HBsAg en una proporción mayor que con antivirales orales (8% de los tratados). Sus principales desventajas incluyen el uso semanal subcutáneo, sus elevados costos y los frecuentes efectos sistémicos colaterales como la cefalea, fiebre, náuseas, depresión y alteraciones hematológicas. Tabla 9. Debe ser utilizado con precaución en pacientes con fibrosis avanzada o cirrosis, pues puede descompensar a un paciente y condicionar morbimortalidad. En pacientes HBeAg-positivos, el uso de inter- Tabla 8. Resultados clínicos, bioquímicos y virales de medicamentos usados en la infección crónica por VHB62 Variable Dosis Vía Duración tto - HBeAg (+) - HBeAg (-) • HBeAg (+) Supresión HVB-DNA/ 1 año Normalización ALT/ 1 año Seroconversión HBeAg / 1año Mejoría histológica /1 año Durabilidad de la respuesta Pérdida HBsAg / 1 año Disminución promedio carga viral (ADN-VHB)/1 año • HBeAg (-) Supresión ADN-VHB/ 1 año Normalización ALT/ 1 año Mejoría histológica / 1año Durabilidad de la respuesta Pérdida HBsAg / 1 año Disminución promedio carga viral (ADN-VHB) / 1 año Efectos adversos Costos 1 año Lamivudina Adefovir Entecavir Peg-interferón alfa 2a Telbivudina Tenofovir 100 mg/día oral 10 mg/día oral 0,5 mg/día oral 180 ug /sem subcutánea 600 mg/día oral 300 mg/día oral ≥ 1 año > 1 año 52 sems ≥ 1 año ≥ 1 año 48 sems ≥ 1 año ≥ 1 año 48 sems 48 sems 48 sems 48 sems ≥ 1 año ≥ 1 año 52 sems ≥ 1 año ≥ 1 año 52 sems 36 - 40% 41 - 75% 15 - 17% 40 - 62% 70 - 80% < 1% 21% 48% 12% 53% 91% 0% 67% 68% 21% 72% 82% 2% 25% 41% 32% 41% 80-90% 3% 60% 60% 22% 65-69% 80% < 1% 80% 77% 21% 74% ND 3% 5,5 log10 c/ml 3,5 log10 c/ml 6,9 log10 c/ml 4,5 log10 c/ml 6,4 log10 c/ml 6,2 log10 c/ml 60 - 73% 60 - 79% 41 - 68% < 10% < 1% 51 - 64% 72% 64% < 10% 0% 90% 78% 70% ND < 1% 63% 59% 48% 20-30% 4% 88% 74% 66-69% ND < 1% 95% 79% 72% ND 0% 4,5 log10 c/ml 3,9 log10 c/ml 5 log10 c/ml 4,1 log10 c/ml 5,2 log10 c/ml 4,6 log10 c/ml Pocos Potencialmente nefrotóxico Intermedio $6.500 USD Pocos Muchos Pocos Pocos Intermedio $8.700 USD Alto $18.000 USD Intermedio $6.000 USD Intermedio $6.000 USD Bajo $2.500 USD La medida ideal de supresión viral de ADN-VHB es tener RPC negativo confirmado (< 300 copias/mL). Los estudios para adefovir y para Peginterferón usaron < 300- 400 copias/mL para definir supresión viral. ND: No disponible. c/ml: copias ADN-VHB por ml. 106 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Tabla 9. Recomendación de la terapia inicial basado en características generales del paciente Característica del paciente Preferir Peg-Interferón Preferir Análogo núcleósido (Entecavir o Tenofovir) Status Positivo Negativo Genotipo VHB AoB CoD ADN-VHB ≤ 10 copias/ml (2 x 10 8 UI/mL) > 109 copias/ml (2 x 108 UI/mL) SGPT-ALT > 2-10 veces lo normal 1-2 o > 10 veces lo normal Gravedad del daño hepático Compensado Compensado o Descompensado HBeAg 9 ferón-α estándar (5 millones de U/día sc o 10 millones de U/ 3 veces a la semana sc por 4-6 meses) o el uso más reciente de Peg-interferón- α 2a: 180 ug/sem sc, o 2b: 100 ug/sem sc; por 12 meses), se asocia a un 25-33% de seroconversión de HBeAg en comparación con un 18-22% de seroconversión en tratamientos prolongados de un año con lamivudina (100 mg/día), entecavir (0,5 mg/día), telbivudina (600 mg/día) o tenofovir (300 mg/día), y con sólo un 12% de seroconversión con adefovir (120 mg/día)8,45-48, 60-62. Tabla 8. Los pacientes con genotipos A y B responden mejor con Peg-interferón que los con genotipo C y D que responden mejor con antivirales orales. En pacientes HBeAg-negativos, los estudios de cohorte usando técnicas virológicas no muy sensibles, muestran que el tratamiento con interferón estándar (3-5 millones de U/3 veces a la semana sc) por 12 a 24 meses puede asociarse a una respuesta bioquímica y virológica de 22-30%, que con cierta frecuencia aclaran el HBsAg (> 40% tras algunos años). Un estudio más reciente ha demostrado que el uso de Peg-interferón-α 2a (180 ug/semana por 12 meses) se asocia a una respuesta bioquímica y virológica de 35% a 24 semanas post término de tratamiento, que disminuyó a 25-30% a los 3 años post-tratamiento8,45-48,60-63. Tabla 8. Un 35% de los respondedores persistentes negativizó el HBsAg en los siguientes 3 años de seguimiento64. Los mejores candidatos con VHB para un tratamiento con Peg-interferón son pacientes jóvenes, sin comorbilidad, que tengan una enfermedad hepática compensada, conADN- VHB < 109 copias/mL, preferentemente con genotipo A y B, con ALT elevadas de al menos 2-10 veces sobre el límite normal, que no deseen mantenerse con tratamiento prolongado y en los que la aparición de resistencias puede limitar opciones terapéuticas futuras. El uso de interferón o Peg-Interferón en HBeAg positivos logra evidentes mejores tasas de seroconversión en anti-HBeAg positivos (respuesta viral) que el uso de antivirales orales. La asociación de lamivudina oral a la terapia con Peg-Interferón, tanto en pacientes HBeAg positivos Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 como HBeAg negativos, no logra mejores resultados que la monoterapia con Peg-interferón en hepatitis crónica. Tabla 9. Antivirales orales Tienen un efecto inhibidor viral más intenso que el interferón y pueden ser usados en pacientes previamente no respondedores a interferón48. Sin embargo, si se suspenden en forma prematura, pueden determinar una rápida reaparición de ADN-VHB y reactivación de la hepatitis. Algunos de los análogos de nucleósidos se pueden asociar a toxicidad renal, miopatía y toxicidad mitocondrial. En pacientes con Tabla 10. Efectos adversos de Peg-Interferón-α en pacientes con VHB Frecuencia Efectos adversos > 30% (muy frecuentes) Síntomas gripales, cefalea, fatiga, fiebre Calofríos Mialgias Trombopenia Inducción de autoanticuerpos 1-30% (frecuentes) Anorexia Insomnio Eritema en sitio inyección Alopecia Irritabilidad Agitación Depresión Diarrea Enfermedad autoinmune (tiroiditis, Sjogren) Neutropenia < 1% (infrecuentes) Polineuropatía Hipoacusia, Ideación suicida Diabetes Mellitus Retinopatía Neuritis óptica Convulsiones Pérdida de la libido Cardiotoxicidad 107 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas una cirrosis descompensada por VHB, el tratamiento permanente con antivirales orales potentes es prácticamente la única opción terapéutica fuera del trasplante hepático. En los pacientes HBeAg negativos, la duración del tratamiento tampoco está claramente definida49. Sin embargo, en un reciente trabajo con adefovir, un 67% de 33 pacientes mantuvieron una remisión bioquímica y viral (ADN-VHB < 50.000 copias/mL) por un promedio de 17 meses después de la suspensión de un tratamiento de 4-5 años con adefovir64. De esta forma un porcentaje importante de pacientes tratados durante algunos años (3-5 años) con antivirales orales podría permanecer en remisión por tiempos prolongados tras la suspensión del tratamiento. Lamivudina se ha aprobado su uso en niños y en mujeres embarazadas durante el tercer trimestre. Aunque no se han realizado estudios que los comparen, la lamivudina ejerce una supresión más rápida y potente que el adefovir, pero a mediano plazo presenta tasas importantes de resistencia antiviral. Tabla 7. El rol de Tabla 11. Ajuste de dosis de análogos nucleósidos según función renal8 Clearance de creatinina (ml/ min) Dosis recomendada • Lamivudina - ≥ 50 - 30-49 - 15-29 - 5-14 - <5 100 mg/día 100 mg (primera dosis), luego 50 mg/día 35 mg (primera dosis), luego 25 mg/día 35 mg (primera dosis), luego 15 mg/día 35 mg (primera dosis), luego 10 mg/día • Adefovir - ≥ 50 - 20-49 - 10-19 - Hemodiálisis 10 mg/día 10 mg día cada 2 días 10 mg cada 3 días 10 mg a la semana (post diálisis) • Entecavir - ≥ 50 - 30-49 - 10-29 - < 10 o hemodiálisis o peritoneodiálisis ambulatoria contínua Primer tto 0,5 mg/día 0,25 mg/día 0,15 mg/día 0,05 mg/día Lamivudina R 1 mg/día 0,5 mg/día 0,3 mg/día 0,1 mg/día • Telbivudina - ≥ 50 - 30-49 - < 30 (sin diálisis) - Hemodiálisis 600 mg/día 600 mg cada 2 días 600 mg cada 3 días 600 mg cada 4 días (post diálisis) • Tenofovir - ≥ 50 - 30-49 - < 30 (sin diálisis) - Hemodiálisis 300 mg/día 300 mg/día 300 mg cada 3-4 días 300 mg cada 7 días (post diálisis) 108 lamivudina en el tratamiento de la hepatitis crónica por VHB actualmente es muy limitado, en presencia de otros análogos nucleósidos potentes y con menos tasas de resistencias65-67. La principal ventaja del adefovir comparado con lamivudina es que genera menos resistencia. Sin embargo, la supresión viral que ejerce es lenta y en la dosis aprobada, hasta en un 25% de los pacientes es insuficiente para lograr una adecuada supresión viral. El entecavir y el tenofovir, tienen una actividad antiviral mayor que la lamivudina y una bajísima tasa de resistencia antiviral. En pacientes HBeAg positivos, el entecavir (0,5 mg/día) logra una mayor disminución de la carga viral y mejoría histológica en comparación con la lamivudina (100 mg/día), aunque la tasa de seroconversión del HBeAg fue similar entre ambos grupos (21% vs 18%). El entecavir es un fármaco más nuevo, por lo que su seguridad y resistencias a más largo plazo son desconocidas y es de mayor costo que la lamivudina. 3.4 Pautas, dosificación y duración del tratamiento de la infección crónica por VHB (Tabla 11) Interferón convencional Se usa en dosis de 5 millones de UI diarias sc o 10 millones de UI tres veces por semana subcutáneas durante 16 ó 24 semanas. Peg-Interferón α-2 a y Peg-Interferón α-2 b Para Peg-Interferón alfa 2a la dosis es 180 μg semanales subcutánea durante 48 semanas. Para PegInterferón alfa 2b la dosis es de 1-1,5 ug/kg/semanal por 48 semanas. El tratamiento por 12 meses parece ser mejor que 4-6 meses, sin embargo, basándose en los ensayos fase II y III es posible que una dosis más baja y/o una duración más corta del tratamiento puedan ser suficientes en algunos pacientes con HBeAg positivo. Lamivudina La dosis recomendada para adultos con función renal normal es de 100 mg al día oral. En pacientes con insuficiencia renal debe ajustarse la dosis Tabla 11. La duración mínima del tratamiento es de un año. Los pacientes HBeAg que al final del año hayan seroconvertido (HBeAg negativo y anti-HBeAg positivo) deben ser tratados durante un período adicional de “consolidación” de 6 meses, después de haber confirmado la seroconversión en dos determinaciones consecutivas con un intervalo entre ellas de al menos dos meses. En los pacientes que al finalizar el año de tratamiento no hayan seroconvertido, la decisión de continuar, interrumpir el tratamiento o cambiar a otro fármaco debe ser evaluada individualmente en función de la respuesta virológica y de la severidad de la enfermedad. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Tabla 12. Definiciones de términos relacionados a resistencia antiviral a nucleósidos orales5,8,53,62 Término Definición Efecto antiviral Es la reducción de al menos 1 log10 IU/ml de la carga viral con respecto a la basal en los primeros 3 meses de tratamiento Respuesta virológica Disminución de la carga viral a niveles indetectables mediante técnicas sensibles de RPC, y pérdida del HBeAg en un paciente que era inicialmente HBeAg positivo Recaída virológica Aumento en la carga viral de > 1 log10 IU/ml, tras discontinuar el tratamiento, en al menos dos mediciones, separadas por 4 semanas Falla primaria de tratamiento Disminución < 2 log 10 UI/mL de la carga viral con respecto a la basal en los primeros 6 meses de tratamiento Esto no correponde a una resistencia a tratamiento y generalmente se debe a una falta de adherencia a terapia Resistencia genotípica Detección de poblaciones virales con sustituciones aminoacídicas en la región de la transcriptasa reversa del genoma VHB, que les confiere resistencia a drogas antivirales en ensayos fenotípicos. Estos casos se detectan habitualmente en pacientes con “rebote viral” virológico y en viremias persistentes intratratamiento Falla secundaria de tratamiento y progresión virológica Aumento confirmado de la carga viral de ≥ 1 log10 IU/ml (10 veces) sobre la cifra mínima (nadir), tras haber presentado una respuesta virológica durante un tratamiento antiviral prolongado. Se habla también de progresión virológica (“Virological Breakthrough”) cuando ocurre un rebote en los niveles de ADN-VHB sérico tras la aparición de resistencia genotípica Rebote viral Aumento en la carga viral HVB-DNA a ≥ 20.000 UI/mL o sobre el nivel pretratamiento, después de haber alcazado una respuesta virológica durante un tratamiento antiviral porolongado Rebote bioquímico Aumento de transaminasas (SGPT o ALT) sobre el nivel normal, tras haber logrado una normalización de las transaminasas (respuesta bioquímica) durante un tratamiento prolongado Adefovir La dosis es de 10 mg al día por vía oral. En pacientes con insuficiencia renal debe espaciarse el intervalo entre dosis. En cuanto a la duración del tratamiento, se consideran las mismas recomendaciones que para lamivudina. Tabla 11. Entecavir La dosis recomendada es de 0,5 mg al día por vía oral. En pacientes con insuficiencia renal debe ajustarse la dosis Tabla 11. Telbivudina La dosis recomendada es de 600 mg al día por vía oral. En pacientes con insuficiencia renal debe ajustarse la dosis. Tabla 11. Tenofovir La dosis recomendada es de 300 mg al día por vía oral. En pacientes con insuficiencia renal debe ajustarse la dosis. Tabla 11. 3.5 Resistencia a antivirales El uso prolongado de análogos nucleósidos se asocia a la aparición de cepas resistentes a antivirales. La frecuencia de resistencia depende de varios factores Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 incluyendo: niveles de ADN-VHB pre-tratamiento, potencia del agente antiviral, exposición previa a antivirales, duración del tratamiento y el grado de barrera genética de resistencia a una droga individual8,45-46,62. Las principales definiciones y conceptos asociados a la monitorización de resistencia a antivirales se resumen en la Tabla 12. La tasa de resistencia a tratamiento es máxima para lamivudina (65-70% de cepas resistentes a los 4-5 años de tratamiento), intermedia para telbivudina (25% en HBeAg positivos y 11% en HBeAg negativos al segundo año de terapia) y adefovir (29% resistencia a 5 años) y muy baja para entecavir (1,2% a 5 años) y tenofovir (0% a un año) en ausencia de tratamientos previos8,45-46,62. En pacientes que ya tienen resistencia a lamivudina, la monoterapia con entecavir se asocia a cepas mutantes resistentes en el 51% de los casos a 5 años de tratamiento. Por ello, es más razonable iniciar el tratamiento con los análogos núcleosidos más potentes y con menor riesgo de resistencia, en los pacientes que nunca han recibido terapias previas. La “falla primaria de tratamiento antiviral” se define como una disminución de ADN-VHB menor a 2 log 10 copias/ml (o UI/mL) tras 6 meses de terapia con análogos nucleósidos8, 45-46, 62. 109 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Tabla 13. Resistencias cruzadas a diferentes antivirales de las cepas/variantes más frecuentes de resistencia5,8,53,62 Cepa mutante Droga Cepa salvaje M204I L180M + M204V A181T/V N236T L180M + M204V/I + I169T+ V173L + M250V L180M + M204V/I + T184G + S202I/G Lamivudina S R R I S R R Telbivudina S R R S S R R Entecavir S I/R I S S R R Adefovir S S S R R S S Tenofovir S S S S I S S Se muestran perfiles de substitución de aminoácidos en las variantes y su sensibilidad: S (sensible); I (susceptibilidad intermedia); R (Resistente). Tabla 14. Opciones terapéuticas en pacientes con resistencia a antivirales5,8,53,62 Tipo de resistencia antiviral Opción terapéutica Lamivudina Agregar adefovir o tenofovir (o cambiar a entecavir) Adefovir Agregar lamivudina o entecavir (o agregar telbivudina, o agregar lamivudina, o cambiar a entecavir) Entecavir Agregar adefovir o tenofovir Telbivudina Agregar adefovir o tenofovir (o cambiar a entecavir) Pautas según recomendación de la AASLD. Nota: Preferir la opción terapéutica inicial. Las causas que explican una “no respuesta primaria” incluyen: a. Resistencia viral. b. No adherencia a tratamiento. c. Mala-absorción o metabolismo rápido de la droga. El riesgo de resistencia antiviral es mínimo cuando el ADN-VHB sérico es de ≤ 400 copias/ml (≤ 80 UI/ mL) tras 6 meses de tratamiento antiviral. Se recomienda adicionar adefovir o cambiar a entecavir cuando a los 6 meses de terapia con telbivudina los niveles séricos de ADN-VHB se encuentre > 400 copias/ml (> 80 UI/mL). Esta consideración también debe realizarse frente a la no respuesta 24 semanas con lamivudina. La resistencia antiviral con adefovir es infrecuente durante el primer año de tratamiento, sin embargo, se recomienda agregar telbivudina o cambiar a entecavir cuando el paciente persiste con ADN-VHB > 1.000 copias/mL (> 200 UI/mL) tras 12 meses de terapia con adefovir. La resistencia antiviral debe sospecharse en todo 110 paciente en que la carga viral aumente durante el tratamiento con análogos de núcleosidos8,45-46,62. En casos de “progresión virologica”, definido como un aumento de ADN-VHB sérico de > 1 log 10 c/ml (o UI/mL) en un paciente en tratamiento adherente antiviral, debe realizarse un análisis genotípico de la polimerasa del VHB. Un aumento en la carga viral es el primer signo de resistencia antiviral y es seguido posteriormente por un aumento en las transaminasas lo cual revela grados variables de necro-inflamación hepática. En casos de resistencia antiviral se recomienda cambiar/adicionar terapia antiviral lo más pronto posible, pues la respuesta a un segundo medicamento es mejor cuando se inicia inmediatamente frente al diagnóstico de “progresión virológica” que cuando se inicia junto al “rebote bioquímico” que es más tardío. Agregar una segunda droga parece más razonable que cambiarla definitivamente por otra, pues esta primera conducta disminuye el riesgo de resistencia antiviral a la segunda droga. Tabla 14. Las estrategias para prevenir el desarrollo de resistencia a antivirales incluyen: a. Uso de medicamentos de primera línea con una alta barrera genética o un perfil con baja tasa de resistencia como entecavir y tenofovir. b. Evitar el uso de antivirales con alta tasa de resistencias como lamivudina. c. El monitoreo cuidadoso continuo intratratamiento (cada 3 meses con ADN-VHB y la modificación de la terapia en sospecha de supresión incompleta de la replicación viral (falla primaria antiviral) o aparición de resistencia. d. Frente a una sospecha de cepa resistente (detectada por monitorización de cargas virales), e idealmente la identificando el patrón (genotipo y fenotipo), idear una estrategia de rescate usando el más efectivo antiviral disponible, sin reacción cruzada (generalmente adicionando antivirales) con el fin de minimizar el riesgo de inducir cepas resistentes a múltiples antivirales. Tablas 13 y 14. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 3.6 Tratamiento de la infección crónica por VHB Una vez hecho el diagnóstico de HVB crónica puede recurrirse al algoritmo de manejo general propuesto por la AASLD (2007) para definir la terapia. Figuras 2 y 3. En una muy reciente y completa guía de recomendación alemana (2007)53, se recomienda simplificadamente tratar a todos los pacientes con hepatitis crónica por VHB HBeAg positivos y negativos con el mismo punto de corte de > 2.000 UI/mL (> 104 copias/mL) si presentan: a) ALT > 2 veces lo normal o, b) Histología con fibrosis o necroinflamación al menos moderada o c) Antecedentes de alto riesgo de hepatocarcinoma (hombres, historia familia de hepatocarcinoma, edad > 40 años, exposición a aflatoxinas). En esta última guía, si los pacientes tienen menos de 104 copias/mL se controlan con exámenes cada 6-12 meses y si el paciente es un cirrótico con carga viral detectable (ADN-VHB positiva), el paciente se trata con antivirales orales (entecavir o tenofovir). Esta conducta53 simplifica la conducta terapéutica tradicional y parece razonable. Además, incorpora a terapia a un número importante de pacientes en riesgo de muerte por causa hepática (insuficiencia hepática y hepatocarcinoma), que según las guías americanas actuales (AASLD 2007) no habrían cumplido requisitos para ser tratados (27-70%)68,69. 3.7 Tratamiento de la infección aguda grave y no grave por VHB Los pacientes con infección aguda por VHB no tienen indicación de tratamiento antiviral, puesto que el 95% de los pacientes adultos inmunocompetentes con hepatitis aguda por VHB se recuperan espontáneamente. La hepatitis aguda grave o severa se define cuando, en el curso de una hepatitis aguda, el valor de la protrombina cae a menos de 40%, lo que se denomina insuficiencia hepática. Cuando se agrega encefalopatía al cuadro anterior se denomina hepatitis fulminante (“acute liver failure”). Menos del 1% de las hepatitis aguda por VHB se presentan como hepatitis aguda grave o fulminante. Más del 95-99% de los adultos con hepatitis aguda por VHB se recuperan y seroconvierten a anti-HBsAg sin terapia antiviral6. Algunas personas con hepatitis aguda grave pueden beneficiarse del tratamiento con análogos nucleósidos. Existen reportes exitosos con el uso de lamivudina a nivel internacional y en Chile46,70. En base a estos estudios y recomendaciones de expertos, se recomienda el uso de antivirales en hepatitis aguda grave o fulminante, utilizado por períodos cortos como lamivudina, tenofovir o entecavir, dada su rapidez en la Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 HBeAg positivo ADN-VHB < 20.000 UI/ml (< 105 c/ml) No tratar ADN-VHB ≥ 20.000 UI/ml (>105 c/ml) SGPT 1-2 veces Sobre el valor normal Biopsia si > 40 años SGPT normal No tratar y pedir ALT cada 3-6 meses HBeAg cada 6-12 meses SGPT > 2 veces Sobre el valor normal (Repetido) Tratar Si hay inflamación o fibrosis en biopsia ALT cada 3 meses HBeAg cada 6 meses Tratar Biopsia es opcional Figura 2. Manejo de hepatitis crónica HBeAg positiva (Adaptado de referencias 8, 48). HBeAg negativo ADN-VHB < 2.000 UI/ml y ALT < 1 vez No tratar ALT cada 3 meses por 3 veces, luego cada 6-12 meses ADN-VHB > 2.000 UI/ml ALT normal ALT 1-2 veces sobre el valor normal No tratar Pedir: ALT cada 3 meses por 3 veces, luego cada 6-12 meses ALT > 2 veces sobre el valor normal Tratar si hay inflamación en la biopsia ALT y ADN-VHB cada 3 meses Tratar Biopsia es opcional Figura 3. Manejo de la hepatitis crónica HBeAg negativa (Adaptado de referencias 8, 55). reducción de la carga viral. Con ello podría reducirse la carga viral previa a un eventual trasplante hepático o mantener al paciente con disminución de la carga hasta su mejoría espontánea. La recomendación de tratar a estos pacientes tiene un nivel de evidencia y recomendación tipo B1 de las guías europeas. No está definido el tiempo de tratamiento, sin embargo, se propone al menos 3 meses después de seroconversión a anti-HBsAg o al menos 6 meses después de seroconversión a anti-HBeAg, en los que no pierden el HBsAg46. 111 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 3.8 Tratamiento de la infección por VHB en cirróticos La historia natural antes de la aparición de tratamientos antivirales efectivos demostraba que la sobrevida a 5 años de la cirrosis compensada por VHB alcanzaba a 84% y de la cirrosis descompensada era entre 14-35%48,71,72. También se describe que la sobrevida a 5 años, de los pacientes con cirrosis compensada que perdieron el HBeAg es de 97% y los que tienen enfermedad replicativa activa con HBeAg positivo es de 72%71, 73, 74. La supresión de la replicación viral en pacientes con cirrosis por VHB, sugiere que puede mejorar la sobrevida y también se describe beneficio en disminuir el riesgo de aparición de carcinoma hepatocelular45. La recomendación actual es tratar la cirrosis compensada con actividad replicativa activa con ADN-VHB ≥ 2.000 UI/mL48, no considerando necesariamente el valor de las aminotransferasas, ya que en la cirrosis compensada muchas veces están normales o mínimamente alteradas46. Se ha sugerido más recientemente la posibilidad de tratar a todos los pacientes cirróticos compensados o no, sin importar la carga viral, pero en este caso la evidencia de beneficio es más escasa48. En el caso de cirrosis descompensada, definida como los pacientes que tienen complicaciones como ascitis, encefalopatía hepática o hemorragia por hipertensión portal, la recomendación es de tratamiento antiviral y derivación para trasplante hepático. La sobrevida de estos pacientes es menos de 5% a 5 años sin tratamiento ni trasplante. El uso de interferón en estos pacientes está contraindicado por el riesgo de empeorar aún más su condición y efectos adversos severos. En algunos pacientes es posible obtener una mejoría progresiva de la función hepática e incluso retirar de la lista de espera de trasplante hepático. El Tabla 15. Recomendaciones de tratamiento para la cirrosis por VHB (HBeAg positivo o HBeAg negativo) ADN-VHB Cirrosis Estrategia tratamiento < 2.000 UI/ml Compensada Puede elegir tratar u observar. Prefiera entecavir o tenofovir. ≥ 2.000 UI/ml Compensada Tratar Prefiera entecavir o tenofovir. Terapia por tiempo muy prolongado. Cualquier nivel Descompensada *Adaptado de Keeffe EB y cols48. 112 Tratar Prefiera: entecavir o tenofovir Peg-interferón contraindicado Terapia de largo plazo (años o permanente). Enlistar para trasplante hepático tipo de evidencia y recomendación de tratamiento para cirrosis por VHB, en las guías europeas es de tipo B146. En cuanto a la elección del antiviral, los análogos de nucleósidos son la elección ya que el interferon alfa pegilado puede ocasionar descompensación de la cirrosis y los efectos adversos son más frecuentes y severos. En la cirrosis descompensada el interferon está contraindicado. Sin embargo, el Peg-interferón-α podría ser una alternativa en casos de cirrosis inicial Child-Pugh A compensada46,48. Los análogos de nucleótidos que están recomendados como primera línea por las guías americana y europea son el entecavir y el tenofovir, por su mejor potencia antiviral tanto para HBeAg positivo como para HBeAg negativo, como por su bajo perfil de toxicidad y baja aparición de resistencia. El entecavir y tenofovir han sido ensayados como monoterapia demostrando ser mejores que adefovir y lamivudina en su potencia de supresión viral y su baja aparición de resistencia. La telbivudina tiene un perfil de resistencia intermedio pero hay menos evidencia en cirrosis, con respecto de los estudios con pacientes con hepatitis crónica por VHB46,48. Resumen de las recomendaciones de evaluación y tratamiento en pacientes con VHB aguda, crónica y en cirróticos 1. Se recomienda la realización de una completa evaluación clínica, bioquímica y serológica del paciente con hepatitis crónica por VHB por un especialista, y en algunos casos la valoración de una biopsia hepática por un patólogo entrenado antes de considerar una terapia antiviral. Grado de recomendación B5. 2. Dentro de los objetivos del tratamiento antiviral de la VHB crónica: a) La meta ideal es la pérdida sostenida de HBsAg con o sin seroconversión a anti-HBsAg. Esta situación se asocia a una remisión completa y definitiva de la actividad de la VHB crónica y una mejoría en el pronóstico futuro. Grado de recomendación B46. b) En los pacientes HBeAg positivos, la seroconversión persistente de HBeAg es una meta deseable, pues se asocia a una mejoría en el pronóstico del paciente. Grado de recomendación A46. c) En los pacientes HBeAg positivos que no logran la seroconversión HBeAg y en los pacientes HBeAg negativos, la carga viral ADN-VHB indetectable intratratamiento mediante antivirales orales o indetectable post-tratamiento con interferón son objetivos deseables que se asocian a un mejor pronóstico. Grado de recomendación A46. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 3. La biopsia hepática permite definir el grado y severidad de la necro- inflamación (estadio) y la magnitud de la fibrosis (etapa). Grado de recomendación B8, 46. 4. En ausencia de contraindicación para el procedimiento, se recomienda realizar una biopsia hepática para decidir el inicio de una terapia antiviral en los pacientes con hepatitis B crónica con replicación viral (ADN-VHB > 2.000 IU/ml), elevación persistente o fluctuante de transaminasas y en mayores de 40 años, para evaluar el grado de necro-inflamación, el estadio de fibrosis y además excluir otras causas de elevación de transaminasas. Grado de recomendación A5,8,46. 5. Se recomienda realizar la biopsia hepática en pacientes mayores de 40 años y con transaminasas normales. Grado de recomendación B5. 6. No es necesario realizar una biopsia hepática a pacientes con hepatitis B crónica que presenten evidencias de cirrosis hepática sugerida por la clínica, laboratorio, estudios de imágenes o por hallazgo de várices en la endoscopía, pues en dichos casos está indicado la terapia antiviral por el daño hepático ya producido. Tampoco es necesario realizar la biopsia hepática en pacientes que por otros motivos serán sometidos a tratamiento antiviral sin importar el grado de actividad o estadio de fibrosis. Grado de recomendación A5,8,46. 7. No es necesario realizar biopsia hepática a los pacientes portadores inactivos de hepatitis B (infección crónica por VHB inactiva), ya que la probabilidad de encontrar inflamación y fibrosis es mínima y además, estos pacientes no tienen indicación de tratamiento. Grado de recomendación C5. 8. Los pacientes con replicación viral, pero con niveles repetidamente normales de transaminasas no deben ser tratados, excepto en casos de fibrosis avanzada o cirrosis. Estos pacientes requieren un seguimiento clínico, bioquímico y tamizaje de hepatocarcinoma cada al menos 6 meses. Grado de recomendación A5,8. 9. El objetivo del tratamiento antiviral es obtener una carga viral ADN-VHB indetectable, con el test más sensible posible (actualmente Taqman). No se recomienda el uso de técnicas moleculares poco sensibles. Grado de recomendación C47. 10. Se debe considerar el tratamiento antiviral en aquellos pacientes con hepatitis crónica VHB con transaminasas persistentemente elevadas (> 2 veces lo normal), y con carga viral ADNVHB mayor a 2 x 104 UI/ml (105 copias/ml) si fuesen HBeAg positivos o carga mayor a 2 x 103 UI/ml (104 copias/ml) si fuesen HBeAg negativos. Grado de recomendación A5. 11. Más recientemente las Guías Alemanas (2007) han Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 recomendado el tratamiento en todos los pacientes con VHB con carga > 104 copias/ml, en presencia de ALT > 2 veces lo normal o fibrosis (≥ F2 en histología) o con riesgo de hepatocarcinoma, sin importar si son HBeAg positivos o negativos Grado de recomendación B43. 12. El tratamiento VHB se debe iniciar lo antes posible en casos de descompensación hepática. Grado de recomendación B5. 13. Los pacientes con VHB crónica (sean HBeAg positivos o negativos) con una biopsia que demuestre necro-inflamación o fibrosis significativas, deben ser considerados para tratamiento aún cuando tengan una carga viral baja (ADN-VHB < a 2 x 10 4 UI/ml) o transaminasas normales. Grado de recomendación B5. 14. Los pacientes con hepatitis crónica HVB pueden ser tratados con: a) Interferón convencional (5-10 mU, 3 veces a la semana sc) o Peg-interferón-α 2a (90-180 µg/ semana sc), entecavir (0,5 mg/día oral), adefovir (10 mg/día oral, telbivudina (600 mg/día oral) o lamivudina (100 mg /día oral). Grado de recomendación A. b) En casos de descompensación hepática inminente, se recomienda el uso de lamivudina (Grado B), entecavir o telvibudina. Grado de recomendación C. 15. La lamivudina es un antiviral más económico, pero que se asocia a elevadas tasas de resistencia en monoterapia. Grado de recomendación A46. 16. Durante la terapia, se recomienda la monitorización de ALT, HBeAg y/o carga viral al menos cada 3 meses. Grado de recomendación A5. 17. Se recomienda la monitorización de la función renal en los pacientes en tratamiento con adefovir. Grado de recomendación A5. 18. Durante la terapia con interferón o Peg-interferón debe monitorizarse los posibles efectos adversos conocidos. Grado de recomendación A5. 19. Al término del tratamiento, debe medirse SGPT y la carga viral mensualmente por los primeros 3 meses para detectar una recaída precoz, y luego cada 3 meses (en cirróticos y en pacientes que permanecen HBeAg/ADN-VHB positivos) o 6 cada meses (para respondedores). Grado de recomendación B5. 20. En pacientes con hepatitis crónica VHB norespondedores a terapia antiviral, se recomienda controlar los marcadores de VHB para reconocer una respuesta tardía y planificar el re-tratamiento si estuviese indicado. Grado de recomendación B5. 21. Respecto a la duración de la terapia con interferones: a) Al usar interferón convencional, la duración recomendada del tratamiento es de 6 meses en 113 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas pacientes HBeAg positivos. Grado de recomendación B y de al menos un año para HBeAg negativos. Grado de recomendación A5. b) Para Peg-Interferón, la duración de la terapia es de 12 meses en HBeAg positivos y negativos Grado de recomendación B y A respectivamente5. 22. En relación a la duración de la terapia en antivirales orales: a) En los pacientes HBeAg positivos el tratamiento se puede detener cuando se hubiese obtenido la seroconversión HBeAg con ADN-VHB indetectable en al menos 2 oportunidades separadas por 6 meses (terapia de consolidación: 6 a 12 meses), para así maximizar la durabilidad de la respuesta antiviral Grado de recomendación B5. b) En los pacientes HBeAg negativos, no está definida la duración del tratamiento, pero la suspensión de la terapia podría considerarse si se logra ADN-VHB repetidamente indetectable en 3 oportunidades separadas por 6 meses. Grado de recomendación B5. 23. Para aquellos pacientes con VHB crónica que desarrollan: a) Resistencia a lamivudina, se recomienda la adición de adefovir Grado de recomendación A u opcionalmente el cambio a entecavir en dosis más alta (1 mg/día). Grado de recomendación B5. b) Resistencia a adefovir (si no hay uso previo de lamivudina), se recomienda la adición o cambio a lamivudina, telvibudina, o entecavir Grado de recomendación B5. c) Resistencia a telvibudina,.se recomienda la adición de adefovir Grado de recomendación C5 o cambio a una terapia basada en interferón. Grado de recomendación B5. d) Resistencia a entecavir, Se recomienda la adición de tenofovir. Grado de recomendación C5. 24. Para un adecuado control y tomas de decisiones en una infección crónica por VHB se debe disponer de carga viral ADN-VHB. El informe debe estar disponible en un tiempo razonable (2 semanas), debe expresarse en UI/ml (para permitir una correlación con otros laboratorios), y en lo posible utilizar un método molecular sensible. Grado de recomendación B47. 25. Se debe tener acceso al estudio de genotipo VHB, que puede ayudar en la selección de la terapia antiviral y en la predicción de respuesta a terapias con Interferón. Grado de recomendación B47. 26. Se recomienda el uso de estudios genéticos (genotipo) para evidenciar cepas mutantes. Esto permite diferenciar la no-adherencia de la emergencia de cepas resistente. El “rebote virológico” debe ser 114 evaluado mediante estudios de resistencia antes de introducir nuevos antivirales. Grado de recomendación C47. 27. Los estudios de carga viral deben ser monitorizados cada 3 meses para permitir la detección precoz de resistencia viral en una fase en que la carga viral aún es baja. Grado de recomendación B47. 4. Seguimiento de pacientes con hepatitis crónica por VHB a. Pacientes tratados con interferón o antivirales orales La erradicación del VHB es prácticamente imposible por la incorporación del ADN viral al núcleo de los hepatocitos (ccc ADN). Lo ideal es reducir al máximo la replicación viral idealmente bajo los límites de detección del RPC en tiempo real que es 10-15 IU/ml. La disminución sostenida a niveles no detectables disminuye el riesgo de resistencia a la terapia oral y aumenta la posibilidad de seroconversión de HBeAg positivo y pérdida del HBsAg8. La pérdida del antígeno de superficie en el paciente HBeAg positivo o negativo se asocia a una remisión completa de la enfermedad y mejoría del pronóstico. En pacientes HBeAg positivo la seroconversión (conversión a HBeAg negativo/Anti-HBeAg positivo) se asocia a un mejor pronóstico. En pacientes HBeAg positivo que no seroconvierten o HBeAg negativo el objetivo deseable es mantener la carga viral indetectable por tiempo prolongado. En el seguimiento de los pacientes hay varias formas de controlar la terapia antíviral: a) Con aminotransferasas (respuesta bioquímica). b) Antígeno e y anti antígeno e y antígeno de superficie (respuesta serológica). c) Carga viral del VHB (Respuesta virológica). d) Eventualmente con la histología. En los pacientes HBeAg positivos que reciben antivirales orales, se recomienda controlar perfil hepático y mediciones de carga viral cada 6 meses, y HBeAg/ anti-HBeAg cada 6 meses. Si están recibiendo adefovir o tenofovir deben controlarse además creatinina cada 3 meses. Los pacientes que seroconvierten a anti-HBeAg positivos podrían suspender la terapia oral luego otros 6 a 12 meses más de tratamiento (“de consolidación”). En los pacientes HBeAg negativos que reciben antivirales orales, se recomienda controlar perfil hepático y carga viral cada 6 meses, para ver la respuesta al antiviral. Una vez que logren cargas virales indetectables, controlar HBsAg cada 6-12 meses. La duración de la terapia en estos casos no está del todo definida y debe estarse atentos a una elevación de la Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas carga viral intratratamiento que sugiere aparición de resistencia antiviral. Probablemente la terapia oral debería continuar a permanencia en pacientes cirróticos. Los pacientes tratados con interferón deben realizarse hemograma y perfil hepático cada 4 semanas, y TSH y carga viral cada 3 meses. Si inicialmente son HBeAg positivos realizar HBeAg y anti-HBeAg cada 6 meses. Se definen “no respondedores” los que no disminuyen más de 1 log a los tres meses y tienen respuesta virológica si a los 6 meses los pacientes presentan una carga viral < 2.000 IU/ml. Respuesta serológica Es la seroconversión del HBeAg: desaparece el HBeAg y aparece Anti-HBeAg. Respuesta virológica completa: Se refiere a los pacientes con una carga viral con PCR en tiempo real indetectable a los 12 meses de tratamiento antiviral. Falla de tratamiento primaria o “no respondedores”: Los pacientes con terapia oral se definen como “no respondedores primarios” cuando la disminución de la carga viral es < de 1 log a los 3 meses de tratamiento (12 semanas). Debe cambiarse a fármacos más potentes. Falla de tratamiento secundaria: Si después de una respuesta primaria (a los 3 meses) se produce una elevación de un log (> 10 UI/mL) sobre el nadir, bajo tratamiento antiviral continuado. Respondedores parciales: Si a los 3 y 6 meses son detectables las cargas virales: se puede cambiar o agregar un segundo fármaco; si es detectable a los 12 meses se debe agregar otro fármaco. Si a los 6 meses hay detección viral con caída de > 1 log (respuesta parcial) debería analizarse la posibilidad de cambio de terapia (cambiar o agregar otro fármaco). Los pacientes tratados con Interferón que disminuyen menos de 1 log a los 3 meses deben ser considerados para cambio a análogos de núcleosidos. La propuesta de E. Keeffe y cols48 propone el estudio de carga viral a las 12 semanas para definir respuesta inicial a terapia (reducción de más de un log), sin embargo, para fines nacionales y por una situación corto-eficacia, se ha definido controlar intratratamiento a las 24 semanas con carga viral para definir en ese momento si ha habido respuesta viral o si es necesario agregar otro antiviral (Figura 4). Si a las 24 semanas la carga viral es aún > 2.000 IU/mL, agregar otro fármaco más potente. De alli en adelante control de carga viral cada 6 meses. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 Una vez decidido tratar con antivirales orales, iniciar entecavir o tenofovir oral A la semana 24 de tratamiento Evalúe por predictores de respuesta: control carga viral Respuesta virológica completa ADN-VHB negativo por RPC Respuesta virológica parcial ADN-VHB: > 60 a < 2.000 UI/mL o > 300 a < 10.000 c/mL Respuesta virológica inadecuada ADN-VHB: ≥ 2.000 UI/mL o ≥ 10.000 c/mL Continúe tratamiento Control ADN-VHB c/6 meses Agregue otra droga sin resistencia cruzada o continúe droga actual.Control ADN-VHB c/ 3 meses Agregar una droga más potente sin resistencia cruzada. Control ADN-VHB c/3 meses Figura 4. Seguimiento intratratamiento de pacientes con hepatitis crónica por VHB que se tratan con antivirales orales48. b. Pacientes con hepatitis crónica por HVB no tratados con antivirales En aquellos pacientes que no requieren terapia antiviral, la frecuencia de controles médicos y de laboratorio está en parte definida por la carga viral (ADN-VHB) y por la presencia o no de HBeAg. • En aquellos pacientes con HBeAg positivo y con transaminasas normales: se recomienda controlar transaminasas cada 3-6 meses, HBeAg cada 6-12 meses y si se alteran las transaminasas durante el seguimiento debe controlarse la carga viral ADNVHB para determinar si se requiere terapia antiviral. • En aquellos pacientes con HBeAg negativo, con transaminasas normales y carga viral ADN-VHB menor a 2.000 UI/ml se recomienda controlar transaminasas cada 1-3 meses por el primer año y si persisten normales disminuir la frecuencia de controles a cada 3-6 meses. Si las transaminasas se elevan, se recomienda medir carga viral ADNVHB para determinar si ha ocurrido un cambio en la fase de la enfermedad y decidir si ahora se requiere terapia antiviral. • En aquellos pacientes con HBeAg negativo, transaminasas normales y carga viral ADN-VHB mayor a 2.000 UI/ml debe considerarse una biopsia hepática para definir la presencia de enfermedad hepática significativa que pueda requerir terapia antiviral. Controlar transaminasas cada 1-3 meses por el primer año, y si persisten normales, disminuir la frecuencia de los controles a cada 3-6 meses. Si las transaminasas se elevan se sugiere medir la carga viral ADN-VHB para determinar si hubo cambio en la fase de la enfermedad y si se requiere terapia antiviral. 115 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas • A todos ellos: ecografia abdominal de seguimiento y pesquisa de hepatocarcinoma cada 6-12 meses. 5. Tratamiento de la infección crónica por VHB en niños A lo largo de la infección crónica por virus de hepatitis B se observa una relación dinámica cambiante en el tiempo entre el virus y el huésped. La secuencia esquemática consiste en tres fases sucesivas: alta replicación, inmunoeliminación, baja replicación, y en algunos casos reactivación56. La mayoría de los niños con hepatitis B son detectados sin tener síntomas y cuando existen, son inespecíficos como anorexia o dolor abdominal transitorios. En la primera consulta más del 80% se encuentra en fase de inmunotolerancia (o replicativa HBeAg positiva), y en el seguimiento posterior se observará paso espontáneo a fase no replicativa. En esta fase hay disfunción hepática y lesiones inflamatorias en la biopsia, siendo su duración es variable, generalmente inferior a 10 años. En los niños infectados vía vertical hay inicialmente tolerancia del sistema inmune, observándose transaminasas normales y mínimas lesiones histológicas a lo largo de meses o años y su duración puede ser hasta la edad adulta. Luego de un tiempo variable se perderá la tolerancia y la enfermedad en fase replicativa se acompañará de disfunción hepática. La fase de inmunoeliminación se caracteriza por descenso de la carga viral, que precede a la negativización de HBeAg (desaparición de HBeAg) y aparición de anti-HBe (seroconversión e), asociado a citólisis intensa, empeoramiento histológico y disfunción hepática. La fase de baja replicación o estado de portador de HBsAg inactivo, se caracteriza por no detectarse ADN en suero mediante hibridación, aunque sigue Figura 5. 116 estando presente en niveles menores a 105 copias/ ml, que si son detectables por técnicas de PCR. Ha desaparecido el antígeno e y ha aparecido anti-HBe. El descenso de la carga viral se asocia a normalización de la función hepática, o con mínimas alteraciones ocasionales, atribuible a menor expresión de marcadores virales en la membrana del hepatocito.En la biopsia hay regresión de las lesiones con fibrosis de grado variable, como consecuencia de la inflamación previa. En esta fase parte del genoma del VHB, la que codifica el HBsAg, está integrada al genoma del hepatocito ocurriendo abundante producción de HBsAg, detectable en suero y hepatocitos. Alrededor de un 0,5% anual llega a eliminar el marcador HBsAg (resolución de la infección, con aparición de anti.HBs). Fase de reactivación: Luego de un tiempo de normalidad funcional con anti-HBe+ en alrededor de 1 a 3% anual reaparece disfunción asociada a un nivel replicativo del virus mayor, con DNA-VHB mayor a 105 copias/ml. Puede ocurrir con virus salvaje o más frecuentemente por mutación viral manteniendo antiHBe positivo (hepatitis crónica HBeAg-), se ve en 5% de los niños. Cada portador tiene características individuales en cuanto a la duración y lesión hepática concomitante de cada fase, sería la clave que explicaría distintos tipos de lesiones histológicas. En el seguimiento de los niños se observa el paso espontáneo a fase no replicativa con una tasa anual global de 10 a 13%. La probabilidad de seroconversión a anti-HBe+ en un plazo corto es poco predecible en cada individuo, estadísticamente aumenta a mayor intensidad de la disfunción, mayor lesión inflamatoria y menor concentración de ADN-VHB. La seroconversión acumulada antes de los 18 años de edad varía entre 70 y 85%. La fase replicativa dura en promedio 7 años. En los niños que adquieren la infección vía vertical alrededor del 50% llegan a la edad adulta en fase replicativa. Alcanzando la fase no replicativa (negativización de HBeAg), la mayoría de los niños logra en 1 año normalización de transaminasas. El objetivo del tratamiento se basa en la acción de los fármacos de reducir la fase de replicación viral (HBeAg+) asociada a disfunción hepática y así prevenir el desarrollo de hepatopatía grave, y en el efecto de mejoría funcional e histológica que se asocia al descenso de la carga viral durante el tratamiento con antivirales y mejorar al paciente con hepatopatía grave, y sólo excepcionalmente es curativo. Hasta los 18 años de edad el riesgo acumulado de cirrosis es de 3-5% y de hepatocarcinoma es de 1-4%. El efecto farmacológico ocurre en un porcentaje variable de pacientes y puede resultar en eliminación completa de la infección, reducción del tiempo de Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas inflamación en fase de alta replicación, acelerando el proceso de seroconversión y en normalización bioquímica en hepatitis HBeAg+ o HBeAg- por supresión de la transcripción de ADN-VHB. Los fármacos aprobados en niños son el interferon-α, lamivudina y adefovir75,76. 5.1. Pacientes pediátricos susceptibles de tratamiento El objetivo del tratamiento en los niños es acortar la fase de replicación que está asociada a disfunción hepática. (Nivel de evidencia I). Estos niños son los que presentan alta replicación viral (ADN-VHB mayor a 105 copias/ml) asociado a HBeAg positivo. El beneficio del tratamiento puede ser transitorio o no lograrse. Se deben considerar las características del paciente para evaluar ventajas o inconvenientes del tratamiento y elegir el más apropiado. Previo a decidir tratamiento debe conocerse el patrón de evolución de las cifras de transaminasas y niveles de ADN-VHB por un período de 6 a 12 meses y realizar biopsia hepática. Está indicado el tratamiento en niños con75,76. 1. Lesión histológica o funcional grave. 2. Elevación de transaminasas notable y persistente. 3. Elevación de transaminasas mantenidas, entre 2 y 5 veces el valor normal y persistente, al menos por 6 meses. Interferón-α Se administra por vía subcutánea o intramuscular de 5-6 MU/M2, máximo 10 MU, 3 veces por semana, durante 6 meses.En niños con elevación de TGP de cualquier grado se logra una seroconversión de anti-VHBe de 33% contra un 10% de seroconversión espontánea en el plazo de 1 año y un 20% de los respondedores elimina el HBsAg en los 5 años siguientes, situación que rara vez se aprecia en los pacientes controles. Tendrán mejor respuesta los con mayor elevación de SGPT, niveles de ADN-VHB medios o bajos y/o lesiones histológicas con inflamación periportal. Los efectos adversos más frecuentes se ven en el primer mes de tratamiento, manejados con tratamiento sintomático (fiebre, artralgias, cefalea dolor muscular, aftas y reactivación de herpes bucal). Hay baja de peso durante el primer mes y enlentecimiento del crecimiento durante el tratamiento. Disminución de leucocitos y neutrófilos, que revierte con disminución de la dosis. Poco frecuente aparece trombopenia, depresión, alopecia, diarrea, arritmias, hipertrigliceridemia. En casos aislados induce fenómenos de autoinmunidad como anemia hemolítica, tiroiditis, hepatitis autoinmune. Está contraindicado en menores de 2 años, trasplantados renales o hepáticos ya que puede inducir Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 rechazo del órgano, citopenias, enfermedades autoinmunes, insuficiencia cardíaca, arritmias significativas, insuficiencia renal, epilepsia, trastornos neurológicos, trastornos psiquiátricos, enfermedad hepática descompensada y cirrosis compensada. Vigilancia del tratamiento: control clínico y de laboratorio (hemograma, pruebas hepáticas cada 1 ó 2 semanas en el primer mes de tratamiento y luego una vez al mes hasta el término del tratamiento. TSH, T4 y marcadores de autoinmunidad a la mitad y final del tratamiento. La eficacia se vigila cada 1 ó 2 meses midiendo el nivel de ADN-VHB y marcadores virales. 5.2. Antivirales orales En niños hay estudios sólo con lamivudina y adefovir. Lamivudina Se administra una vez al día en dosis de 3 mg/kg, dosis máxima de 100 mg/día. Duración del tratamiento: a) hasta 4 a 6 meses después de lograr seroconversión o b) un tiempo fijo (12 meses) o c) indefinido mientras el paciente tenga beneficio bioquímico y virológico. La seroconversión aumenta al prolongar el tiempo de tratamiento a 2 años, pero está asociado a un aumento de la tasa de resistencia por mutación viral (22% al primer año, 55% a los 2 años y 64% a los 3 años, por aparición de mutantes YMDD). No se describen efectos adversos. Adefovir La dosis depende de la edad del niño, entre 2 y 6 años la dosis es de 0,3 mg/kg/día, entre 6 y 11 años dosis de 0,25 mg/kg/día y a partir de los 12 años dosis de 10 mg/día. Debe corregirse la dosis si existe alteración de la función renal. Ocurre seroconversión en un 16% a las 48 semanas de tratamiento comparado con un 5% en el grupo control de un estudio. Efecto antiviral óptimo (ADN-VHB indetectable por PCR y normalización de transaminasas) se observó en un 23% de los menores de 12 años (comparado con 0% en controles). En las 48 semanas de tratamiento no se detectaron mutantes resistentes y no hubo efectos adversos. El tratamiento debe mantenerse por 6 meses luego de lograr la seroconversión, para evitar recaídas. Tratamiento combinado interferón más lamivudina Tiene como objetivo mejorar la tasa de seroconversión y disminir la tasa de mutantes YMDD, pero pierde el beneficio de la ausencia de efectos adversos de la monoterapia con lamivudina. No se ha demostrado mayor tasa de seroconversión en estudios en adultos con relación a cada fármaco aislado. 117 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas El tratamiento aceptado actualmente en niños es con interferón-α y lamivudina La indicación de terapia y los fármacos a usar en la hepatitis crónica B deben ser revisadas cada 2 años por estar muchos fármacos en distintas etapas de estudio. Recomendaciones de terapia en pacientes pediátricos con hepatitis crónica por VHB • Los niños con elevación de transaminasas entre 1 y 2 veces el valor normal pueden ser considerados para tratamiento, según el nivel de ADN-VHB e histología, sin embargo, generalmente tienen baja respuesta a fármacos y opcionalmente pueden ser observados. Grado de recomendación A • La dosis recomendada de lamivudina para niños es de 3 mg/kg/día con un máximo de 100 mg/día. Grado de recomendación A8 • La dosis recomendada de Interferón-alfa para niños es de 6 MU/m2, tres veces a la semana, con un máximo de 10 MU Grado de recomendación A8. • No se debe indicar tratamiento en los niños con transaminasas normales. Grado de recomendación A. 6. Trasplante hepático (TH) e infección por VHB La introducción de la inmunoglobulina para hepatitis B (IgHB) y de análogos de nucleósidos (ej. lamivudina) volvió a hacer posible el TH en estos pacientes con buenas tasas de sobrevida post-trasplante (85% sobrevida a un año) y bajas tasas de re-infección del injerto79,80. De esta forma, la hepatitis B es en la actualidad en la mayoría de los centros de TH una causa frecuente de trasplante (8-10% de los trasplantes). Varios estudios multicéntricos realizados durante la última década han permitido definir las recomendaciones actuales de inmunoprofilaxis y uso de antivirales en pacientes con hepatitis B, logrando excelentes resultados post-TH. Un problema asociado a la terapia antivirales son las elevadas tasas de resistencia viral relacionadas al uso de antivirales en monoterapia (como la lamivudina) que pueden condicionar una reinfección agresiva del injerto en los siguientes meses a años post-TH. Esta consideración ha llevado al uso de nuevos antivirales con menores tasas de resistencia antiviral (entecavir, adefovir, etc). El uso de terapias combinadas con IgHB en dosis reducidas (promovido por el grupo Australiano-Neo Zelandés) junto a antivirales orales ha logrado reducir las tasas de recurrencia viral en el injerto a cerca de 5%, y tasas de sobrevida del paciente trasplantado cercanas a 85% a 5 años, con mínimas tasas de resistencia viral y a un costo mucho más razonable82. 118 Un reciente estudio multicéntrico con 147 pacientes trasplantados por VHB (cirrosis y hepatitis fulminante) seguidos a 62 meses demostró que el uso de lamivudina diaria asociada a la administración intramuscular de IgHB en dosis bajas (400-800 UI/ día i.m por una semana, seguido de dosis mensuales i.m a permanencia) era tan efectivo como la terapia de lamivudina y IgHB endovenoso en dosis altas, pero con un costo menor al 10% de la terapia habitual82. Este grupo más recientemente ha demostrado que a los 12 meses post-TH es posible sustituir el IgHB por adefovir oral en monoterapia con tasas mínimas de re-infección del injerto y a un menor costo83. Otro estudio reciente, demostró que el uso de antivirales asociados (lamivudina y adefovir diario) tiene excelentes resultados post-TH, con menores costos y sin necesidad de IgHB, incluso sin considerar el grado de replicación viral inicial84. Existen datos recientes que permiten sugerir que la profilaxis combinada de IgHB/lamivudina, podría ser reemplazada por monoterapias con lamivudina en un subgrupo de pacientes de bajo riesgo (ADN-VHB negativo al iniciar lamivudina pre-trasplante) y en pacientes en que se logra niveles protectores de Anti-HBsAg (AUSAB > 100 UI) después de la vacunación activa post-TH. Se recomienda en términos generales realizar vacunación de rutina contra hepatitis A y B a todo paciente cirrótico (y especialmente si está en lista de espera para trasplante hepático), por el riesgo de agudización y descompensación (“acute on chronic”) que puede resultar una condición letal para el paciente cirrótico. La inmunoprofilaxis pasiva (la vacunación) pre y post-TH ha tenido en general regulares resultados. La vacunación estándar (20 µg im 0, 1, 6 meses) contra hepatitis B, en cirróticos en lista de espera para TH, se asocia a un 20-30% de respuesta (documentada por la presencia de Anti-HBsAg > 10UI/L)85,86. Estudios más recientes han demostrado que la vacunación con doble dosis de vacuna recombinante para hepatitis B en dosis de 40 µg im al tiempo 0, 1 y 6 meses o en forma acelerada al tiempo 0, 1, y 2 meses, permite obtener una respuesta inmune a los 30-60 días post vacunación en el 67% de los cirróticos vacunados87. La vacuna para hepatitis B en pacientes post-TH inmunosuprimidos, bajo profilaxis activa con IgHB, se asocia a una respuesta muy variable (18-82%) en términos de aparición de títulos adecuados y protectores de Anti-HBsAg88,89. Otra situación muy importante es cuando el receptor es HBsAg negativo pero el donante resulta ser Anti-HBcore positivo aislado (con o sin títulos de Anti-HBsAg). En esta situación la inmunosupresión del trasplantado se asocia a altas tasas de reinfección del injerto y daño progresivo. En estos casos, se recomienda el uso profiláctico prolongado de análogos nucleósidos o IgHB. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Recomendaciones en trasplante hepático: En los pacientes con cirrosis avanzada, hepatocarcinoma y hepatitis fulminante asociada por hepatitis B, el TH es el único tratamiento que podría mejorar el pronóstico vital del paciente. Las estrategias terapéuticas para prevenir la re-infección por hepatitis B post-TH deben enfocarse en la profilaxis peri-TH y post-TH. La presencia de viremia detectable y/o HBeAg positivo al momento del TH son predictores de recurrencia de enfermedad. El uso de profilaxis antiviral mediante el uso de Inmunoglobulina G para hepatitis B (IgHB) y/o el uso de análogos nucleósidos ha permitido en la última década obtener buenos resultados en el TH de estos pacientes. Así, antes del trasplante, deben implementarse estrategias de tratamiento que logren reducir la replicación viral al momento del TH90,91. • Se recomienda el uso de análogos nucleósidos en todos los pacientes con insuficiencia hepática asociada a hepatitis B (Aguda o crónica) que son enlistados para trasplante hepático y que tienen ADN-VHB positivo (replicación viral). Grado de recomendación B5. • Se recomienda el uso combinado de un antiviral oral (lamivudina) asociado a IgHB en dosis variable para aquellos pacientes trasplantados por VHB. Puede usarse el esquema norteamericano (10.000 UI iv de mayor costo) o el esquema AsiaPacífico de dosis reducidas de IgHB i.m (400-800 UI i.m diarias por una semana, seguidos de 400800 UI im mensuales a permanencia). Ambos esquemas se asocian a excelentes resultados en términos de sobrevida del paciente, evitando la re-infección del injerto. Más recientemente la lamivudina ha ido reemplazándose por antivirales orales de mayor potencia y con menos tasas de resistencia antiviral (entecavir o tenofovir). Grado de recomendación B5. Alternativamente puede considerarse el uso de profilaxis continua con lamivudina y adefovir. Grado de recomendación B5. • La sustitución tardía de IgHB (más de 12 meses post-TH) por monoterapia con adefovir (u otro antiviral de adecuada potencia y baja resistencia) se asocia a una profilaxis segura y costo-efectiva. Grado de recomendación B5. • La sustitución tardía de IgHB (más de 12 meses post-TH) a monoterapia con lamivudina puede ser considerada en pacientes de muy bajo riesgo de re-infección viral. Grado de recomendación A5. • Los receptores que reciben un hígado de un donante Anti-HBcore positivo deben recibir profilaxis prolongada con lamivudina o IgHB. Grado de recomendación C5. Más recientemente se está usando entecavir o tenofovir (en vez de lamivudina) por su menor tasa de resistencia antiviral. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 7. Manifestaciones extrahepáticas de la infección crónica por VHB Las manifestaciones extrahepáticas se asocian a la infección crónica por el VHB y en general son poco frecuentes. El compromiso de otros órganos se origina por el depósito de complejos inmunes, puede detectarse la presencia de autoanticuerpos y enfermedades de tipo autoinmune. Otros mecanismos involucrados son replicación directa fuera del hígado, inducción de anticuerpos local y reacción con antígenos tisulares por autoanticuerpos92. Estas manifestaciones incluyen la glomerulonefritis, crioglobulinemia, panarteritis nodosa (PAN) y polineuritis, que contribuyen a la mortalidad y morbilidad de estas infecciones93,94. No existe relación entre un determinado genotipo y estas manifestaciones95. Puede haber compromiso cutáneo, articular y neurológico. La glomerulonefritis es más frecuente en niños, sexo masculino en su mayoría. El antecedente de una enfermedad hepática es raro, por lo general las pruebas hepáticas son normales. La incidencia de esta manifestación varía de 0,1 a 25%94,96. El diagnóstico se realiza con serología positiva para VHB y la demostración en la biopsia renal del depósito de complejos inmunes y de alguno de los antígenos relacionados del VHB (HBsAg, HBcAg o HBeAg) por técnicas de inmunohistoquímica96. La manifestación más frecuente es síndrome nefrótico, los hallazgos en la biopsia hepática son variables97. La mayoría tiene disminución de los niveles de C3 y C4. En niños es más frecuente la glomerulonefritis membranosa y en adultos la membranoproliferativa98. La glomerulonefritis presenta resolución espontánea en el seguimiento, 85% a 2 años y 95% de 2 a 5 años. La resolución de la enfermedad coincide con la seroconversión de HbeAg, rara vez van a la cronicidad. En adultos en cambio la resolución es más lenta y puede progresar a falla renal. El compromiso renal puede revertirse con tratamiento con Interferón estándar por 6-12 meses94,96, 99,100. La crioglobulinemia se encuentra hasta en 40-60% de la infección por VHB101. La biopsia hepática muestra desde diferentes grados de inflamación hasta la cirrosis. Se manifiesta por artritis recurrente, púrpura y debilidad, seguido de glomerulonefritis, compromiso pulmonar y vasculitis generalizada. El púrpura palpable se puede acompañar de acrocianosis y fenómeno de Raynaud. Sin compromiso renal la evolución es prolongada pero benigna. Si hay compromiso renal (50%), la evolución es progresiva y puede llevar a la muerte por falla renal102. Las manifestaciones hematológicas son trombocitopenia, agranulocitosis y anemia plástica. La anemia aplásica se asocia a VHA, VHB y hepatitis no A-no B, se presenta hasta varias semanas o meses 119 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas después del episodio agudo103. La tr ombocitopenia desaparece después de la recuperación del cuadro viral y no existe un tratamiento específico. La poliarteritis Nodosa (PAN) es una de las manifestaciones extrahepáticas más grave. La incidencia varía entre 1-5% en infectados con VHB. En 40-50% de casos de PAN se puede encontrar la presencia de HBsAg, ha sido asociado a la presencia de HBeAg. La asociación entre VHB y PAN se reporta con mayor frecuencia en EUA y Europa, donde la infección se adquiere más tardíamente. En Asia donde la forma de transmisión perinatal es de mayor importancia, es poco frecuente. No existe relación entre el grado de compromiso hepático y la severidad de la vasculitis104-107. Las manifestaciones clínicas son similar a personas sin VHB: fiebre, hipertensión arterial, dolor abdominal, artralgia, artritis, baja de peso y compromiso cutáneo, gastrointestinal, renal y de sistema nervioso central. Puede encontrarse anemia, eosinofilia y leucocitosis, alteración de las pruebas hepáticas y disminución del complemento. Los hallazgos de la biopsia hepática van desde una inflamación periportal leve a una cirrosis establecida. La evolución es prolongada, con compromiso de varios órganos104-107. El tratamiento convencional de la PAN con corticoides, inmunosupresores y plasmaféresis tiene un efecto deletéreo en la replicación viral. El uso de interferón estándar ha mostrado beneficio en casos aislados con negativización del ADN-VHB, persistencia de HBsAg y HBeAg y clara mejoría de los síntomas. La asociación de interferón y plasmaféresis ha demostrado ser efectiva. Otros esquemas son vidabirina y plasmaféresis, interferón y lamivudina, interferón y famciclovir, lamivudina, interferón y corticoides por un corto período. La duración del tratamiento es de 6-12 semanas104-107. Manifestaciones dermatológicas Incluye al púrpura palpable (vasculitis necrotizante neutrofílica de pequeños vasos) y el Síndrome de Giannotti Crosti (acrodermatitis papular de la infancia), que se caracteriza por un exantema papular no pruriginoso en cara y extremidades, linfoadenopatías axilar e inguinal y hepatitis anictérica en asociación a HBsAg positivo108. Manifestaciones articulares En la fase aguda puede presentarse artritis en forma intermitente o persistente, rara vez ocasiona destrucción articular. Puede haber poliartritis asimétrica con lesiones cutáneas asimétricas. Se ha descrito asociación con polimialgia reumática y polimiositis92. Manifestaciones neurológicas Se ha descrito polineuropatía y asociación con Síndrome de Guillain-Barré, que no ha sido demostrado en forma significativa109. 120 Recomendaciones de manejo en pacientes con manifestaciones extrahepáticas: • El objetivo primario del tratamiento en pacientes con manifestaciones extrahepáticas de la hepatitis por VHB, es la remisión del cuadro extrahepático. Grado de recomendación B46. • Los pacientes con manifestaciones extrahepáticas por VHB pueden ser tratados con análogos nucleósidos o Peg-interferón-α. Grado de recomendación B46,53. • Los pacientes con glomerulonefritis deben ser tratados preferentemente con Interferón (α- 2a o 2b), que se asocia a remisión clínica y virológica en hasta un 50% de los pacientes tratados. Grado de recomendación B46. • Los pacientes con PAN deben ser tratados con Interferón asociado a lamivudina porque se asocia a remisión virológica hasta en un 65% de los pacientes. Grado de recomendación B110. • Con los antivirales de mayor potencia y menores tasas de resistencia, como entecavir y tenofovir, se esperan resultados iguales o superiores a los descritos, sin embargo, aún no hay reportes publicados. Independiente de la terapia escogida hay consenso en que estos pacientes deben ser tratados. Grado de recomendación B46. 8. Hemofilia y VHB Los pacientes hemofílicos son un grupo reconocido de alta prevalencia de infecciones transmisibles por factores de coagulación, especialmente aquellos que utilizaron concentrados fabricados con múltiples de donantes hasta mediados de los años noventa. Algunos estudios de seroprevalencia han demostrado cifras de 3-5% de infección actual (HBsAg positivo) y 30-50% de infección pasada (HB core total positivo)111,112. El uso actual de concentrados fabricados con técnica de inactivación viral y en especial los preparados recombinantes han reducido significativamente el riesgo de contagio de infecciones virales como la infección por VHB113. Ante esta situación de riesgo que se ha reducido, pero no eliminado del todo, actualmente existe consenso que todo paciente hemofílico debiera ser evaluado para la presencia de HBsAg y estar vacunado contra la Hepatitis B asegurando títulos protectores de anticuerpos anti-HBsAg114. Una de las dificultades diagnósticas en este grupo es la reticencia a realizar una biopsia hepática, dado el evidente mayor riesgo de sangrado. Si bien la tendencia es en muchos casos a prescindir de ella tomando la decisión terapéutica en base a otros factores (transaminasas, carga viral, imágenes, etc), existen algunas series que muestran que la biopsia transyugular es segura si se realiza por un operador experto y con el adecuado reemplazo de factores de coagulación115,116. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 9. VHB en embarazadas El manejo de la embarazada con hepatitis por VHB que requiere terapia o que ya está en tratamiento previo al embarazo es un dilema clínico. Si la paciente está con terapia antiviral y se embaraza hay que analizar caso a caso y evaluar el riesgo de suspensión de terapia versus el riesgo de teratogenicidad. Las opciones son suspender la terapia si no es perentorio seguir el tratamiento; o eventualmente se puede cambiar a fármacos con categoría B para uso durante el embarazo (telbivudina y tenofovir) hasta el parto y luego cambiarse a su tratamiento previo o continuar con la terapia si está con fármacos de categoría B. Las categorías de riesgo fetal por exposición a drogas durante el embarazo están definidas por la FDA. Estas categorías se basan en estudios clínicos: • Categoría A significa que hay estudios adecuados en mujeres embarazadas que no han mostrado riesgo para el feto en el primer trimestre del embarazo - y no hay evidencia de riesgo en trimestres ulteriores. • Categoría B se refiere a que en animales no han mostrado efectos adversos sobre el feto, pero no hay estudios clínicos adecuados en mujeres embarazadas. • Categoría C implica que hay estudios en animales que han mostrado un efecto adverso sobre el feto, pero no hay estudios clínicos adecuados en mujeres embarazadas y así la droga puede ser útil en mujeres embarazadas a pesar de sus riesgos potenciales. El Interferón está contraindicado en el embarazo por su efecto antiproliferativo. La transmisión perinatal es la causa más frecuente de adquirir la infección por el VHB en zonas endémicas. El 90% de los recién nacidos de madre portadoras del VHB (HBAgS/HBAg) quedan como portadores crónicos5,8. Todas las embarazadas deberían realizarse una determinación de HBsAg. Si resultan positivas se debería realizar una carga viral, ya que ésta se correlaciona con el riesgo de contagio. En un estudio se demostró que cargas virales >107 copias/ml se infectaban 28% de los recién nacidos a pesar de ser vacunados, disminuyendo a 13% si durante el tercer trimestre del embarazo se utilizaba lamivudina. Los antivirales orales (lamivudina, adefovir y entecavir) han sido catalogados en categoría C para uso en embarazadas. Telbivudina y tenofovir son fármacos categoría B5,8. Esta clasificación se refiere a riesgo de teratogenicidad en estudios pre-clínicos. Recientemente se demostró que en embarazadas con HBsAg positivas y con alta carga viral, el uso de lamivudina en el tercer trimestre asociado a vacuna y gammaglobulina en el recién nacido disminuye significativamente el riesgo de contagio al recién nacido. Aparentemente Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 también se podría usar entecavir y tenofovir. Grado de recomendación B. Recomendaciones en la embarazada con hepatitis crónica por VHB: • El embarazo se considera generalmente una contraindicación para las drogas disponibles, sin embargo el uso de análogos nucleósidos durante el embarazo debe ser considerado si los beneficios son mayores que los riesgos Grado de recomendación C 53. 10. VHB en pacientes con insuficiencia renal, hemodiálisis (HD) y trasplante renal Las fuentes de contaminación de hepatitis viral en HD se asocian a contaminación directa a través de la transfusión de productos sanguíneos contaminados u otras formas por vía parenteral. Durante las últimas décadas se ha reducido la prevalencia tanto de la hepatitis C y de la hepatitis B por el screening del VHB y VHC en productos sanguíneos122 y también por la reducción del uso de transfusiones por la disponibilidad de eritropoyetina recombinante para el manejo de la anemia en pacientes hemodializados123. En el caso de la hepatitis B, la vacunación efectiva, como medida de prevención, está disponible desde fines de los años setenta y ha logrado reducir el riesgo de infección por VHB en HD124. Sin embargo, la contaminación por los virus de hepatitis viral sigue existiendo en los centros de HD, a pesar de la ausencia del riesgo parenteral teórico asociado a transfusiones sanguíneas. El impacto en la morbilidad y mortalidad del VHB en diálisis es aún controversial. Menos del 5% de los pacientes infectados por VHB en diálisis mueren a causa de enfermedad hepática127. Sin embargo, se ha demostrado en algunos estudios que la mayor incidencia de carcinoma hepatocelular acortaría la sobrevida de estos pacientes128,129. La aparición de las complicaciones de la infección crónica con VHB y VHC en HD, como la cirrosis y el carcinoma hepatocelular, requieren de largos años de infección persistente, y esto probablemente no alcanza a ser evidente, con la menor sobrevida global que tienen los pacientes en diálisis con respecto a la población general127. Luego del trasplante renal, la sobrevida de los pacientes con infección por VHB comparada con los pacientes no infectados está acortada después de la primera década de seguimiento, por la aparición y/o progresión de la enfermedad hepática y carcinoma hepatocelular130 . En la hepatitis crónica por VHB, en pacientes que reciben trasplante renal, la sobrevida está disminuida por la progresión acelerada de la enfermedad hepática que se produce como consecuencia de la utilización 121 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas de los inmunosupresores. La cirrosis por VHB es una contraindicación para realizar trasplante renal en estos pacientes y se postula el trasplante combinado hígadoriñón como una alternativa127. La prevalencia de infección crónica por VHB en HD varía según la localización geográfica, siendo menos de 3% en Estados Unidos y Europa occidental hasta alrededor de 20% en Asia y algunas regiones de África131,132. En Chile en 2005, la infección por VHB en los pacientes en diálisis, alcanzaba una prevalencia de 0,3%, manteniéndose estable en alrededor de 0,30,4% desde 1995 hasta la actualidad133. La historia natural de la hepatitis por VHB en diálisis muestra que la infección aguda puede ser subclínica y que frecuentemente esta infección puede llegar a ser crónica127. Característicamente, al igual que en VHC, las aminotransferasas en pacientes con infección crónica por VHB en diálisis presentan un nivel más bajo, incluso dentro del rango normal a pesar de existir actividad inflamatoria en la biopsia hepática127. En el caso del VHB, esto ha sido atribuido a una depresión de la inmunidad celular con aumento de la relación CD4/CD8 que se observa en los pacientes en HD134. Las enfermedades cardiovasculares y sepsis constituyen la mayor causa de muerte de los pacientes en diálisis, y la cirrosis hepática no es una condición frecuente, sólo entre el 1,5 y 2% de los pacientes en HD tienen cirrosis hepática135. Sin embargo, los pacientes con cirrosis tienen un 35% mayor mortalidad que los pacientes sin cirrosis en diálisis127. El verdadero impacto en la sobrevida de la infección por VHB en diálisis es controversial. De la misma forma como ocurre con el VHC, la sobrevida acortada de los pacientes en HD en relación a la población general, hace que las complicaciones clásicas de la infección por VHB, como son la cirrosis hepática y el carcinoma hepatocelular no tengan tiempo de expresarse en estos pacientes127. La infección por VHB después de trasplante renal es más agresiva, y se asocia a una enfermedad hepática progresiva, que condiciona una significativa mayor morbilidad y mortalidad127. La utilización de inmunosupresores, en especial los corticoides, en pacientes HBsAg (+), aumentan la replicación viral, a través del incremento en la transcripción de genes de VHB127. En general el trasplante renal es una contraindicación en pacientes con cirrosis por VHB. Sin embargo, la evaluación con biopsia hepática podría ayudar a tomar la decisión de trasplante en pacientes con mínima o leve actividad inflamatoria hepática. La infección crónica por el VHB se asocia a mayor riesgo de enfermedades renales como la glomerulopatía membranosa y glomerulonefritis, también otras enfermedades como la poliarteritis nodosa mediada por complejos inmunes92. El tratamiento de la he122 patitis crónica B en estos pacientes puede mejorar la función renal. Existe evidencia que el interferón puede ser utilizado en los casos de enfermedad renal asociad a VHB47. Se han publicado solo casos aislados de beneficio de enfermedad renal asociada a infección por VHB, tratados con lamivudina136. El adefovir se asocia a deterioro de la función por lo que debe ser evitado. Todos análogos de nucleósidos que se usan en el tratamiento de hepatitis crónica por VHB deben ser ajustados por función renal47. El objetivo del tratamiento antiviral en pacientes con VHB en HD, es intentar la erradicación viral y evitar que la progresión de la enfermedad. En los pacientes candidatos a trasplante renal, se intenta evitar la aparición de cirrosis y cáncer. La recomendación de tratamiento en infección crónica por VHB en HD, debe ser considerada en pacientes HBsAg positivos con HBeAg o ADN-VHB positivo asociado aumento persistente de aminotransferasas127. Pero, menos de un 10% de estos pacientes tienen las aminotransferasas elevadas, por lo tanto, se recomienda seleccionar a los pacientes con hepatitis crónica activa a través de una biopsia hepática138,139. El interferón-α es mal tolerado en HD y no puede utilizarse después del trasplante renal, por se asocia a mayor incidencia de rechazo agudo celular122. La lamivudina ha sido utilizada antes y después del trasplante renal como monoterapia, por 3-4 años, logrando supresión de la replicación viral, pudiendo prevenir de esta forma la progresión de la enfermedad hepática y la mortalidad, sin embargo la alta aparición de resistencia en su uso por tiempo prolongado la hacen no elegible idealmente48,139. En estos casos el entecavir o tenofovir podrían ser la elección, pero existe poca o nula experiencia en HD y trasplante renal46,48. Otros antivirales aprobados para VHB, como la telbivudina aún debe estudiarse en pacientes con insuficiencia renal crónica en HD. Las dosis habitualmente utilizadas de vacuna recombinante intramuscular para pacientes adultos en HD es un calendario de cuatro dosis doble (40 µgramos) a los 0, 1, 2 y 6 meses. Se han descrito múltiples factores que ocasionan una respuesta inmunológica subóptima con la vacuna para VHB en pacientes con insuficiencia renal crónica terminal140. La prevención de la transmisión dentro de las unidades de diálisis se realiza además de la vacunación y tamizaje de todos los pacientes, con el aislamiento del paciente y de la máquina de diálisis en los casos de infección demostrada por VHB. Recomendaciones de terapia en pacientes con insuficiencia renal o trasplantados renales: • La indicación de terapia antiviral es la misma para pacientes en diálisis ue para pacientes con función renal conservada Grado de recomendación C53. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas • • • Una terapia antiviral oral debe preferirse debido a las frecuentes comorbilidades del paciente en diálisis Grado de recomendación C53. Un ajuste en la dosis del medicamento antiviral oral es necesario de acuerdo al grado de disfunción renal Grado de recomendación A53. El uso de interferón-alfa en post-trasplantados renales con hepatitis crónica por VHB, no se recomienda y está contraindicado, por el riesgo significativo de rechazo. Grado de recomendación A53. 11. VHB en pacientes co-infectados con VIH La seroprevalencia del VHB en la población infectada con el VIH es mayor que en la población general, ya que comparten vías de transmisión y su capacidad de infectar es mayor141-143. La infección por VHB afecta aproximadamente al 6-13% de los enfermos portadores de VIH. La historia natural de la infección se ve influenciada de varias formas por la coinfección con VIH: mayor frecuencia de infección crónica, mayores niveles de viremia, mayor declinación de anticuerpos anti-VHB, mayor frecuencia de episodios de reactivación, mayor riesgo y velocidad de progresión de la hepatitis VHB a cirrosis, mayor riesgo de carcinoma hepatocelular (CHC)144-147. El efecto de la infección por el VHB en la infección por VIH, está dada por el incremento de muertes relacionadas a enfermedad hepática y no habría un efecto directo de progresión de enfermedad por VIH148. La mayor velocidad de progresión de enfermedad, con menos inflamación, menor elevación de transaminasas y la probabilidad de presentarse con HBsAg negativo y anti-HBcore positivo (infección oculta), obligan a un mejor diagnóstico y monitoreo, utilizando además de la detección de HBsAg, la detección de anticuerpos anti-HBcore y determinaciones seriadas de ADN-VHB para decidir el inicio de la terapia149-150. El uso de biopsia hepática en pacientes con coinfección e indicación de tratamiento de VHB o VIH, no se considera necesaria, reservándose esta estrategia o el uso de mediciones indirectas de fibrosis hepática (elastometria o fibrotest) cuando se disponga de ellas, a los individuos sin clara indicación de terapia, de acuerdo a las recomendaciones de esta guía en mono infectados con VHB y las particularidades en coinfectados con VIH. Los objetivos del tratamiento de la VHB son similares en mono y coinfección: suprimir la replicación del VHB y así prevenir el desarrollo o progresión de la enfermedad hepática hacia la cirrosis y sus complicaciones (insuficiencia hepática y hepatocarcinoma)151. De los 7 medicamentos aprobados por la FDA en Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 EUA, para el tratamiento de la VHB crónica, son los considerados en la terapia de la coinfección, lamivudina (3TC) y tenofovir (TDF), a los que se agrega la emtricitabina (FTC), aprobada por la FDA en infección por VIH y no aún en VHB, pero que tiene actividad supresiva y de resistencia similar a 3TC. Tabla 5. En caso de indicación de terapia de VHB y no de VIH, las alternativas son elegir entre usar drogas sin actividad para el VIH, por el riesgo de resistencia cruzada y posterior pérdida de actividad con la terapia antirretroviral (TAR), o lo considerado más práctico y que es la recomendación en esta guía, es iniciar precozmente TAR, utilizando esquemas con al menos dos drogas activas contra ambos virus, como son las combinaciones de 3TC o FTC con TDF. En casos en que por alguna razón se deba evitar la terapia para la infección VIH, se debe actuar de acuerdo a lo señalado en la primera alternativa. Las indicaciones para iniciar terapia para VHB son en general similares para mono y coinfectados (alteración en nivel de transaminasas, niveles de ADN-VHB > 20.000 IU/mL para pacientes HBeAg-positivos y > 2.000 IU/mL para HBeAg-negativos y actividad necro-inflamatoria en la biopsia), no obstante, debido a la ya mencionada mayor velocidad de progresión de la HVB en coinfectados con VIH, se recomienda por grupos de expertos, considerar el inicio de terapia a cualquier nivel de carga viral VHB, especialmente ante elevación persistente de transaminasas no explicada por otra causa y/o actividad inflamatoria y fibrosis en biopsia hepática151 . Una vez iniciada la terapia para VHB en coinfectados, ésta se debe considerar más que curativa, supresiva, por lo que se debe mantener de por vida. La aparición de anticuerpos anti-HBeAg y negativización de HBeAg, como marcador de control de la enfermedad (seroconversión) no es frecuente en co-infectados con VIH y no se propone en esta guía como indispensable de controlar152, 153. La rápida aparición de nueva información respecto al diagnóstico, terapia y pronóstico de la coinfección VIH/VHB, nos obliga a una revisión constante de los resultados de nuevos ensayos e investigaciones en curso, para adaptar nuestro manejo a la aparición de evidencia al respecto152. Recomendaciones de manejo de hepatitis crónica por VHB en pacientes VIH • Todo individuo con infección por VHB debe ser estudiado para descartar la infección VIH/SIDA. Grado de recomendación A. • Todo individuo VIH positivo debe ser estudiado para VHB con detección de HBsAg, anti-HBcore total y en caso de ser positivos cualesquiera de los anteriores, con medición de carga viral para VHB Grado de recomendación A. 123 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas • • • • • La biopsia hepática en coinfección VHB y VIH, se reserva para individuos sin indicación de terapia de ambos virus, como parte de la evaluación de su estado de enfermedad Grado de recomendación C. En caso de falla de TAR, se deberán ajustar los esquemas según las guías nacionales en uso, manteniendo la cobertura para VHB, en la medida que haya respuesta, medida por carga viral ADNVHB. En caso de falla de TAR y de terapia para VHB, se ajustarán los esquemas según las drogas y esquemas señaladas en las guías nacionales para mono-infectados por VIH y VHB. Grado de recomendación B8. La terapia para VHB en coinfección con VIH, debe mantenerse de por vida en pacientes en TAR activa sobre VHB. Grado de recomendación D. Para pacientes en los cuales se planifique el tratamiento para ambos VHB y VIH, se recomienda en uso de terapias efectivas para ambos virus; usando esquemas de antiretrovirales que tengan al menos dos drogas con actividad sobre VHB (especialemente la combinación lamivudina con tenofovir o emtricitabina con tenofovir) Grado de recomendación B8. Para pacientes que no están en tratamiento con TAR, o que no se anticipa en un futuro mediato el uso de TAR, el tratamiento contra VHB (si estuviese indicado) debe incluir antivirales no dirigidos a VIH, como el Peg- Interferón-alfa o el adefovir. A pesar que el tenofovir no está dirigido contra el VIH, no se recomienda su uso en esta situación Grado de recomendación B8. 11.1 Coinfección por VHB y VHC en pacientes VIH La prevalencia de infección por VIH y más de un virus de hepatitis (B y C), es baja, pero mayor que en población VIH negativa154. En estos casos, los virus de HB y HC, presentan una inhibición recíproca, predominando uno de ellos en actividad, lo que puede variar en el tiempo155,156. Habitualmente predomina el VHC sobre el VHB157. La progresión de la enfermedad hepática en pacientes VIH con VHC y VHB es más rápida y el riesgo de desarrollar carcinoma hepatocelular es mayor158, 159. Recomendación de tratamiento: • En coinfecciones de HIV con VHB y VHC, se debe determinar cuál es el virus dominante y tratar inicialmente ese virus, de acuerdo a las guías nacionales de coinfección. El virus no dominante debe ser monitorizado estrictamente, para definir su mejor momento de tratamiento. Grado de recomendación D. 11.2 Coinfección de hepatitis por VHB y VHC La coinfección VHB/VHC no es una situación tan 124 infrecuente, pues ambas infecciones son frecuentes en la población general. Se estima que el 10-15% de los pacientes con hepatitis crónica por VHB tienen coincidentemente hepatitis por VHC, siendo más frecuente en la población de pacientes con drogadicción. Se asocia a mayor riesgo de cirrosis (2-4 veces) y de hepatocarcinoma (2 veces) que la monoinfección por VHC o VHB160,161. La infección aguda por VHB en un paciente con una infección crónica por VHC y de la misma forma la infección aguda por VHC en un paciente con hepatitis crónica por VHB, se asocia a un mayor riesgo de hepatitis grave y fulminante162. En general, es razonable definir cuál infección es la predominante (cargas virales de ambos virus), pues se sabe que habitualmente la replicación de uno de los virus inhibe la del otro. Es más frecuente que la infección por el VHC predomine sobre la infección del VHB. Según la infección predominante, se define de qué forma iniciar la terapia, aunque no hay muchos trabajos que evalúen dicha terapia163,164. Recomendación de tratamiento: • La terapia antiviral en pacientes coinfectados VHB/VHC debe ser considerada en pacientes con hepatitis crónica con actividad necroinflamatoria y/o fibrosis moderada, por el riesgo significativo de progresión de la enfermedad. Grado de recomendación C53. • En los pacientes con coinfección VHB/VHC activa crónica (con ADN-VHB carga > 2.000 UI/mL y ARN-VHC positivo), en que parezca predominar la infección por virus C, debe considerarse inicialmente el tratamiento con Peg-interferón α y ribavirina por un período de 48 semanas (que actúa sobre ambos virus), y si la replicación viral del VHB persiste (> 2.000 UI/mL) después de haber discontinuado la terapia con interferón, deberá considerarse el uso posterior de antivirales orales. Grado de recomendación C53. 12. VHB en estados de inmunosupresión, quimioterapia y trasplante de médula ósea Los pacientes con hepatitis crónica por VHB o portadores inactivos, sometidos a un estado de inmunosupresión prolongado (especialmente los que contienen altas dosis de corticoides; quimioterapia; anticuerpos monoclonales contra TNF-α, linfocitos T o B (como infliximab y rituximab), pueden presentar una reactivación de la hepatitis viral (20-50% casos) que puede ser grave, fulminante e incluso letal165-170. Esta situación puede verse tanto en pacientes HBsAg positivo como HBsAg negativo con anti-HBc Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas positivo y anti-HBs positivo, situación esta última que es infrecuente y se ha descrito en menos de 5% (serorreversión). La mayor frecuencia de reactivación de infección por VHB se ha observado en pacientes con linfomas, cáncer de mama, hepatocarcinoma y trasplantados de precursores hematopoyéticos, menos frecuentemente se ha reportado en cáncer de la esfera otorrinolaringológica y pulmón y también en personas HBsAg positivo post quimioembolización trans-arterial para hepatocarcinoma. Clínicamente puede presentarse como leve elevación de transaminasas hasta hepatitis fulminante y muerte, pero la gran mayoría son asintomáticos. De esta forma, todos los pacientes que serán sometidos a tratamientos inmunosupresores intensivos, y los donantes y candidatos a trasplante de médula ósea, deben ser evaluados para infección por VHB previa o actual (controlar: HBsAg, anti-HBsAg, anti-HBc total y eventualmente niveles de ADN-VHB). Si el paciente es negativo para la serología de VHB debe ser vacunado, e idealmente completar el esquema de vacunación antes de iniciar el tratamiento inmunosupresor (uso de esquema acortado). Debe vacunarse a los pacientes que tengan anti-HBc positivo, sin otros marcadores de infección por VHB. En aquellos pacientes con anti-HBc positivo aislado (HBsAg negativo) no es recomendable el uso habitual de terapia antiviral, por el bajo riesgo de reactivación viral. El riesgo estimado de reactivación de hepatitis B bajo inmunosupresión (ej. quimioterapia usando rituximab), es de cerca de 3%53,168. Deberan realizarse controles seriados de pruebas hepáticas y HBsAg (cada 1-3 meses) e iniciar terapia antiviral en caso de reactivación de la infección por VHB. La administración prolongada de antivirales orales (lamivudina u otros más potentes) a pacientes portadores HBsAg que sean candidatos a quimioterapia o terapia inmunosupresora, preferiblemente de 2 a 4 semanas antes de la terapia, puede prevenir la reactivación vírica. El tratamiento antiviral debe mantenerse durante todo el período de inmunosupresión y sólo eventualmente suspenderse unos 6-12 meses tras volver a su condición inmune previa, con estudio previo de carga viral y evaluación riesgo/beneficio 168. La lamivudina es el único antiviral que ha sido estudiado como tratamiento profiláctico de reactivación de infección en este contexto, pero podrían también ser usados adefovir y entecavir, especialmente en pacientes que se planifique un tratamiento inmunosupresor o quimioterápico mayor a 12 meses de duración, por el riesgo de aparición de resistencia viral en caso de uso de Lamivudina. Se prefiere usar lamivudina y entecavir por su rápido inicio de acción y ausencia de nefrotoxicidad. Interferon no debería usarse debido a su efecto depresor de la médula ósea y el riesgo de reactivación agudas (flares). Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 Recomendación de tratamiento: • Todo paciente que será sometido a alguna terapia inmunosupresora (inmunosupresores, quimioterapia, trasplante) debe ser evaluado con determinación de HBsAg y Anti-HBcore total, y de ser alguno de ellas positiva, deberá considerarse una terapia preventiva antiviral. Grado de recomendación B8. • Se recomienda terapia antiviral para los portadores de VHB al comienzo de la quimioterapia para un cáncer o durante un tratamiento inmunosupresor transitorio. - Los pacientes con un nivel basal de ADN-VHB < 2.000 UI/ml o 104 copias/ml, deben comenzar tratamiento antiviral para VHB 1 semana antes del inicio y mantenerlo hasta por 6 meses de finalizado el tratamiento inmunosupresor o quimioterápico. Grado de recomendación C8. - Los pacientes con alto nivel basal de ADNVHB (> 2.000 UI/ml o 104 copias/ml) deberían continuar tratamiento hasta lograr un estado de inmunosompetencia y cumplir las mismas metas de respuesta antiviral que en los inmunocompetentes (normalización de ALT y supresión del ADN-VHB; asegurarando una respuesta sostenida/mantenida). Grado de recomendación B8. - Lamivudina 100 mg/día (I) o Telbivudina (III) pueden usarse si la terapia inmunosupresora será corta (< 12 meses) y el nivel basal de la carga viral es negativo. Adefovir o entecavir son preferidos, si la terapia inmunosupresora programada es mayor a 12 meses de duración. Grado de recomendación B8. - El Interferon alfa debe evitarse por sus efectos supresores de la médula ósea. Grado de recomendación B8. • En pacientes con HBsAg negativo, pero antiHBcore positivo (con o sin antiHBs positivo) no se recomienda tratamiento antiviral profiláctico en forma general, pero debería iniciarse si hay reactivación de la infección por VHB. Debe medirse AST/ALT y HBsAg cada 2 o 3 meses, y en caso de pacientes de alto riesgo, medir niveles de ADN-VHB. Grado de recomendación B53. • Una infección por hepatitis B, no es una contraindicación para un trasplante de médula ósea, si se han tomado las medidas terapéuticas y preventivas de rigor Grado de recomendación B53. 13. Transmisión vertical de VHB. Uso de inmunoglobulina y vacuna La transmisión vertical es la forma de transmisión predominante en los países de muy alta prevalencia 125 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas (mayor de 8% de portadores crónicos de VHB). El virus de hepatitis B puede ser transmitido, en la mayoría de los casos, en el momento del parto por contacto con sangre, secreciones o líquido amniótico, pero también puede ocurrir transmisión in útero, aunque rara vez, y ocurriría por microroturas en la placenta8,171. La placenta impide el paso del VHB completo y del HBsAg. El tipo de parto no influye en el riesgo de transmisión171. Durante el embarazo y parto debe evitarse los procedimientos que puedan comprometer la función de barrera de la placenta y en el recién nacido evitar todo tipo de procedimiento que facilite la entrada del virus como gasometría y monitores en calota. La lactancia materna debe instaurarse en los casos que han recibido adecuada profilaxis de transmisión de VHB. El riesgo de infección del recién nacido, está directamente relacionado con el nivel de ADN-VHB materno y con estado de HBeAg, siendo este último un factor de alto riesgo de transmisión vertical172,173. En las mujeres con HBeAg el antígeno pasa la placenta y puede detectarse en 60% de los recién nacidos. En los niños no infectados, el antígeno e transferido deja de detectarse entre los 6 y 12 meses de vida. El paso transplacentario de HBeAg puede ser causa de alta cronicidad de la hepatitis B y de la evolución inmunotolerante cuando hay transmisión vertical del VHB de madres HbeAg positivas172-174. Entre el 80 y 95% de los hijos de madres con HBeAg positivo adquirirán la infección si no se administra profilaxis, en cambio, con profilaxis la infección perinatal se reduce a cifras de entre 8 y 30%, y la tasa de evolución a la cronicidad, en ambos grupos, es de 90%. Los hijos de madre anti-HBe positivo, alrededor de un 20% adquirirá la infección, la que habitualmente es autolimitada, pero esta condición conlleva el riesgo de presentar una hepatitis B fulminante, lo que podría sugerir que la madre albergue un mutante precore que es capaz de mayor replicación de la habitual en presencia de anti-HBe o también podría explicarse por no haber ocurrido paso de antígeno e durante el embarazo, ya que se considera que este antígeno sería un posible inductor de tolerancia en el lactante175-177. Se deberá evaluar la portación de VHB en las embarazadas que estén dentro de los grupos de riesgo: Grado de recomendación A. • Mujeres con riesgo ocupacional: médicos, dentistas, enfermeras clínicas, técnicos de laboratorio, personal de unidades de diálisis. • Mujeres que vivan en instituciones y las funcionarias que atiendan a personas con deficiencia mental. • Mujeres sometidas a hemodiálisis, transfundidas con productos sanguíneos alguna vez. • Mujeres con contactos intrafamiliares y compañeros sexuales con portación de virus B. 126 • • • • • • Viajeras a lugares de alta endemia y con estadías prolongadas. Adictas a drogas por vía parenteral, usuarias de drogas ilícitas. Mujeres con parejas bisexuales. Mujeres con más de un compañero sexual en los últimos 6 meses, trabajadoras sexuales o con antecedentes de ETS. Mujeres con compañeros sexuales que hayan estado en presidio. Mujeres con tatuajes y piercing. La prevención de la transmisión vertical se hará una vez conocido el estado de portación de VHB de la madre. La presencia o ausencia de HBeAg no modifica la pauta recomendada de profilaxis en el recién nacido. Para evitar eficazmente la transmisión de VHB debe administrarse una dosis de gammaglobulina específica (0,5 ml, equvalente a 100 U) y la primera dosis de vacuna anti hepatitis B, ambas dentro de las primeras 12 horas de vida, administradas en dos sitios anatómicos distintos. Grado de recomendación A. En los niños sometidos al esquema de profilaxis de transmisión vertical debe medirse anti-HBs entre los 9 y 12 meses de vida. Grado de recomendación C. Si no se ha logrado inmunidad adecuada (título de anti-HBs debe ser mayor de 10 mUI/ml) deben ser sometidos a nuevo esquema de vacunas hepatitis B. Aún dando profilaxis con HBIg y vacuna para evitar la transmisión vertical, en madres con muy alto nivel de DNA-VHB existe un porcentaje de 20 a 25% de niños que se infectará pese a la profilaxis. Consideración especial debe tenerse frente a la ocurrencia de hepatitis aguda B durante el embarazo, ya que por ocurrir altos niveles de DNA VHB hay alta posibilidad de transmisión, especialmente, si ocurre en el primer trimestre del embarazo. En los países con prevalencia entre un 2 y 7% (media) existe la transmisión horizontal intrafamiliar, y se describe en estos casos que presentarán hepatitis crónica un 30-50% de los lactantes, un 30% de los menores de 3 años y un 2 a 10% de los mayores de 5 años y los adultos1. En este grupo los varones son más proclives a presentar hepatitis crónica B. En los niños debe considerarse que la transmisión es intrafamiliar, ya sea vertical u horizontal. Otras formas de transmisión en la edad pediátrica son: por transfusiones de sangre y/o productos sanguíneos de portadores no detectados en screening en Bancos de Sangre, por piercings o tatuajes y la vía sexual. Coordinación de vacuna e inmunoglobulina al momento del parto. Una vez detectada la embarazada con HBsAg +, deberá coordinarse, para el momento del parto la disponibilidad de gammaglobulina anti-VHB hiperinmune. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 14. Manejo de accidentes cortopunzantes con personas con VHB La adquisición de agentes transmitidos por vía sanguínea en el personal de salud es una situación de riesgo conocida y temida, a pesar de la baja prevalencia de VHB, VHC y VIH en la población general. Los accidentes cortopunzantes por otra parte generan un estado de angustia y estress en el afectado178,179. La verdadera incidencia de los accidentes es desconocida, porque no todos los eventos son notificados, alrededor de 30-50% de los episodios180. Los accidentes son más frecuentes en mujeres (73%), con edad entre 35 a 44 años. Las enfermeras son el grupo más afectado, seguido de técnicos paramédicos, personal de aseo y alumnas de enfermería. La ocupación de mayor riesgo es la de técnico de laboratorio. Un 7% de los accidentes ocasiona pérdida de 31 o más días de trabajo181. En una revisión de accidentes cortopunzantes en un servicio pediátrico 78,4% fueron por punción con diversos objetos: 81,3% aguja hueca, 16,6% aguja maciza y 4,6% por derrame. El grupo más expuesto fue el de las enfermeras con una tasa de 6,8% por 100 años/persona; auxiliares de servicio 2,9; técnicos paramédicos 2,7 y tecnólogos médicos 2,6%. En 57,7% de los casos no se usaron barreras de protección. Al año de seguimiento de los afectados no hubo seroconversión a VHB, VHC y VIH182. La mayoría de los accidentes de alto riesgo ocurren en los hospitales, en atención ambulatoria son la minoría. Estos eventos se reportan después del horario de oficina, lo que obliga a tener sistemas de notificación permanente y normas actualizadas con flujogramas de atención183. La OMS estimó que el año 2000 ocurrieron en el mundo 65.000 infecciones por VHB, 16.400 por VHC y 1.000 por VIH en el personal de salud, atribuibles a un accidente cortopunzante, cifras que pudieran estar subvaloradas porque la mayoría de las infecciones son asintomáticas184,185. El VHB es 10 veces más transmisible que el VHC y éste a su vez más que el VIH. El riesgo de transmisión de la infección es de 30% en el personal de salud expuesto y sin vacunación. Tanto para VHB como en VIH el riesgo depende de la carga viral186,187. El VHB puede ser transmitido por vía parenteral (transfusional), percutánea, sexual y vertical. La vía parenteral y percutánea son las más frecuentes. La sangre es el vehículo de transmisión más eficaz. VHB también puede encontrarse en bilis, deposiciones, leche materna, líquido cefaloraquídeo, líquido sinovial, saliva, semen, sudor. La mayoría de estos fluidos no transmite en forma tan eficiente al VHB, a pesar de contener HBsAg188. El VHB es capaz de sobrevivir una semana en sangre seca en superficies al medio Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 ambiente189. La prevalencia de VHB en el personal de salud en el país es 0,7%17. Es necesario optimizar la cobertura de vacunación en el personal de salud, promover y reforzar esta indicación183. Con la vacunación el número de infectados por VHB en el personal de salud en EUA disminuyó de 10.000 el año 1983 a 400 el año 2002 184. Riesgo de adquirir VHB Los riesgos son sanitarios y no sanitarios190 a. Sanitarios: Uso de material inyectable no estéril, vial multidosis contaminado, cirugías, contaminación de heridas por guantes contaminados, endoscopías, uso de material quirúrgico no desechable, agujas de acupuntura no desechable. b. No sanitarios: Inyecciones, tatuajes y piercing y escarificaciones rituales. Situaciones de riesgo de contagio de VHB El mayor riesgo es el contacto con productos sanguíneos. La probabilidad de transmisión es de 1 por cada 333 accidentes. El riesgo de accidente cortopunzante de fuente desconocida es < 1%, la transmisión percutánea en contacto con un portador crónico es de 30%186,191. Hay riesgo de transmisión horizontal por contacto con otros fluidos como bilis, saliva, secreciones pancreáticas, semen y orina. En inmunocomprometidos, especialmente de origen oncológico, adquiere importancia la presencia de lesiones en mucosas193. A mayor número de años de experiencia del personal de salud, mayor es la posibilidad de infección por este agente. Manejo de accidentes cortopunzantes por VHB En caso de un accidente cortopunzante se debe evaluar la condición serológica de la persona afectada y de la fuente para VIH, VHB y VHC188. Si la fuente es positiva para HBsAg se plantea las siguientes posibilidades en el accidentado: a. Si el accidentado está vacunado con 3 dosis, se debe solicitar medición de títulos de anticuerpos contra HbsAg: - Si el título es >10 mUI/ml, se considera como respondedor. No se realiza intervención ni refuerzo de la vacuna. - Si el título es < 10 mUI/ml, se considera no respondedor. Se debe indicar una dosis de IgHB 0,006 ml/k o 5 ml intramuscular y una dosis de refuerzo de vacuna, antes de las 24 horas. Puede indicarse simultáneamente con la IgG en sitios separados. Debe controlarse con IgM anti HBc 6 meses después de ocurrido el accidente. La IgHB usada antes de los 7 días tiene una eficacia de 75%, idealmente debe ser usada las primeras 24 horas193. No se conoce la eficacia posterior a los 7 días188. 127 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas b. Si el accidentado tiene al menos 2 dosis de vacuna, debe medirse los títulos de anticuerpos. Si es < a 10 mUI/ml, indicar una dosis de IgHB y completar el esquema de vacunación, con seguimiento a los 6 meses para ver si existe seroconversión o no. c. Si el accidentado no está vacunado, se debe indicar una dosis de IgHB 5 ml, vacunar con 3 dosis y realizar seguimiento serológico a los 6 meses. Si la fuente es negativa: se debe iniciar la vacunación del accidentado con 3 dosis. Prevención de la transmisión Para evitar la transmisión de agentes por vía sanguínea debe cumplirse las precauciones universales en la atención de todo paciente ambulatorio u hospitalizado184. El personal de salud que realiza actividades con exposición a productos sanguíneos, especialmente cirujanos, que son positivos a HBsAg y que tienen una carga viral > a 2.000 UI/ml o 3,3 log10 UI/ml, deben ser tratados con un antiviral con baja probabilidad de resistencia como entecavir o tenofovir. Se debe disminuir la carga viral a <2000 UI/ml antes de reasumir sus actividades46,194. Grado de recomendación B. La clave de la prevención es la vacunación que está disponible desde el año 1981195,196, lo ideal es mantener coberturas > a 85% en el personal de salud. Esta vacuna debería indicarse al momento del ingreso a carreras del área de la salud y ser un requisito de ingreso a lz actividad laboral. La vacuna disponible es segura, eficaz e inmunogénica. En esquemas completos confiere protección por al menos 20 años. Es necesario realizar campañas educativas para mejorar la cobertura de vacunación en el personal de salud197,198. Grado de recomendación A. Se debe tratar de conocer el estado serológico de las personas atendidas, las vías de transmisión y las unidades de mayor riesgo. El personal infectado con VHB debe ser tratado199. Grado de recomedación A. 15. Medidas de prevención de infección por VHB La vacuna contra la hepatitis B es una forma eficaz de prevenir la infección por el VHB. Su efectividad alcanza niveles de protección a la infección en el 95% de las personas vacunadas inmunocompetentes, lográndose mayor efectividad mientras más precozmente se administre. Se ha demostrado que reduce la incidencia de hepatitis aguda, la prevalencia de portadores del HBsAg y la incidencia de hepatocarcinoma. Se aplica por el Programa Nacional de Inmunizaciones (PNI) a lactantes, la vacunación está recomendada en: 128 • • • • • • • • Todos los recién nacidos de madres portadoras de hepatitis B (HBsAg) Contacto familiar con enfermos o portadores crónicos. Personas que por su ocupación están expuestas frecuentemente a sangre o productos sanguíneos o fluidos corporales que puedan contener virus. Convivientes y contactos sexuales de personas con infección aguda o crónica de VHB. Personas hemofílicas o receptores habituales de transfusiones de sangre u otros hemoderivados. Pacientes en hemodiálisis, en programas de trasplantes, con infección por VIH o con hepatopatías crónicas, pacientes con patologías oncológicos e inmunodeprimidos. Población que cambia frecuentemente de pareja (homosexual y heterosexual). Viajeros a regiones de alta incidencia de la enfermedad. 16. Grupo de trabajo Los siguientes profesionales aportaron a la elaboración de esta guía. El Ministerio de Salud reconoce que algunas de las recomendaciones o la forma en que han sido presentadas pueden ser objeto de discusión, y que éstas no representan necesariamente la posición de cada uno de los integrantes de la lista. Grupo Guía Clínica Manejo y tratamiento de la infección por virus de la hepatitis B 1. Dr. Rodrigo Zapata L. Gastroenterólogo de Adultos. Hepatólogo. Profesor Asociado de Medicina, Universidad de Chile, Area Oriente. Hospital del Salvador. Clínica Alemana de Santiago, Universidad del Desarrollo. Presidente Asociación Chilena de Hepatología Coordinador Grupo de Trabajo Guía Clínica. 2. Dra. Leonor Jofré M. Pediatra Infectóloga. Laboratorio de Microbiología Clínica ISP. 3. EU Ana María San Martín V. Enfermera. (Ex-Encargada de Unidad de Enfermedades Emergentes y Reemergentes. Departamento de Enfermedades Transmisibles. Poner lo mismo que en la otra guía DIPRECE) MINSAL. 4. Dra. Bessie Hunter M. Pediatra. Hepatólogo. Jefa Unidad de Gastroenterología. Hospital Luis Calvo Mackenna. Clínica Las Condes. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 5. Dr. Jaime Poniachik Gastroenterólogo de Adultos. Hepatólogo. Profesor Asociado de Medicina. Hospital Clínico José Joaquín Aguirre, Universidad de Chile. Clínica Santa María. 6. Dr. Luis Miguel Noriega Infectólogo de Adultos. Jefe Departamento de Medicina Clínica Alemana de Santiago. Universidad del Desarrollo. 7. Dr. Jorge Contreras B. Gastroenterólogo de Adultos. Hepatólogo. Hospital Padre Hurtado. Clínica Alemana de Santiago. Universidad del Desarrollo. Miembro Directorio Asociación Chilena de Hepatología. 8. Dr. Fernando Gómez L. Gastroenterólogo de Adultos. Hepatólogo. Hospital del Salvador. Miembro Directorio Asociación Chilena de Hepatología. 9. Dr. Eliecer Villagra Laboratorio de Virología ISP. 10. Dra. Janepsy Díaz T. Epidemióloga Departamento de Epidemiología División de Prevención y Planificación Sanitaria. MINSAL. 11. Dra. Marisol Rivera Jefe Departamento de Enfermedades Transmisibles. DIPRECE, MINSAL. Declaración de conflictos de interés No hay conflictos de interés en el desarrollo de esta guía clínica por parte de ningún colaborador. Revisión sistemática de la literatura Se realizó una búsqueda amplia de estudios científicos publicados sobre las materias evaluadas, utilizando las palabras claves para obtener respuestas a los temas y preguntas identificadas. Las bases de datos consultadas fueron: • Guías clínicas y estudios disponibles a través de Tripdatabase y Pubgle. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 • • • • • • National Guideline Clearinghouse, National Institute of Health, USA. Cochrane Database of Systematic Reviews. Database of Abstracts of Reviews of Effectiveness (DARE) (base de datos producida por el UK NHS Centre for Reviews and Dissemination de la Universidad de York). MEDLINE y PUBMED (base de datos de la National Library of Medicine de EE.UU.). Lilacs (base de datos de Literatura Latinoamericana y del Caribe en Ciencias de la Salud). Se ha revisado muy especialmente las Guías de Manejo Clínico de Hepatitis B de la Asociación de Hepatología Americana (AASLD), del National Institutes of Health (NIH), de la Organización Mundial de Gastroenterología (OMG), Europea (EASL), Asia-Pacífico, Canadiense, Alemana, Española, Holandesa, Latinoamericana (ALEH), Brasilera y Argentina. Los idiomas fueron inglés y español y se evaluaron los estudios con resúmenes disponibles para una primera selección. Se privilegió el análisis de guías clínicas que respondieran a los estándares de AGREE Collaboration, revisiones sistemáticas y ensayos clínicos aleatorizados. Formulación de las recomendaciones Las recomendaciones fueron realizadas mediante consenso simple en etapas sucesivas de revisión. Validación de la guía Previo a su publicación, la guía fue sometida además a revisión por expertos: • Hernán Iturriaga. Gastroenterólogo. Hospital San Borja Arriarán. • Dr. Javier Brahm Gastroenterólogo. Universidad de Chile. • Dr. Alejandro Soza. Gastroenterólogo. Universidad Católica. Vigencia y actualización de la guía Plazo estimado de vigencia: 2 años desde la fecha de publicación. Esta guía será sometida a revisión cada vez que surja evidencia científica relevante, y como mínimo, al término del plazo estimado de vigencia. 129 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Anexo 1. Flujograma de atención de personas con VHB CASO SOSPECHOSO DE INFECCIÓN VHB CONSULTA A MÉDICO SOLICITAR ESTUDIO Y COMPLETAR FORMULARIO DE INGRESO EVALUACIÓN POR GASTROENTERÓLOGO O ESPECIALISTA MEDICINA INTERNA CON RESULTADO DE EXÁMENES CUMPLE CRITERIOS DE TRATAMIENTO SI NO INGRESO A TRATAMIENTO NO INGRESO A TRATAMIENTO SEGUIMIENTO Y CONTROLES INGRESO PACIENTES A PROGRAMA HEPATITIS B CONSULTA ENFERMERA PARA EDUCACIÓN CONSULTA MÉDICA PARA SOLICITUD EXÁMENES EXÁMENES BASALES Y SEROLÓGICOS COMPLEMENTARIOS (A LABORATORIO DEL HOSPITAL) CARGA VIRAL Y GENOTIPO EN LABORATORIOS ASIGNADOS RESULTADOS CONSULTA ESPECIALISTA PARA DEFINIR ESQUEMA DE TRATAMIENTO 130 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Anexo 2. Declaración enfermedades de notificación obligatoria (ENO) Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 131 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Anexo 3. Formato de reporte de brote de Hepatitis B SEREMI REGIÓN:__________|__|__|__|__|__|__| OF. PROVINCIAL: _____________|__|__|__| FECHA NOTIFICACIÓN ___/___/____/ FECHA VALIDACIÓN SEREMI ___/___/____/ NOMBRE DE LA PERSONA QUE NOTIFICA ___________________________________________________________ RUT: |__|__|__|__|__|__|__|__|__|__| TELÉFONO: |__|__|__|__|__|__|__| ANTECEDENTES DEL BROTE TIPO DE BROTE ________________________________ FECHA DE DETECCIÓN DEL BROTE: ___/___/____/ LUGAR DE OCURRENCIA (localidad) _______________________________________ COMUNA:_________________________________ CARACTERIZACIÓN DEL BROTE: ___ ___ ___ ___ URBANA: ____ RURAL: ____ INSTITUCIONAL COMUNITARIO MIXTO INTRAFAMILIAR SI EL BROTE ES INSTITUCIONAL, SEÑALE TIPO DE INSTITUCIÓN: _____________________________________ N° EXPUESTOS ____/____/____/ N° CASOS: ____/____/____/ DURACIÓN DEL BROTE: ________________________ FECHA DE PRIMEROS CASOS: ____/____/____/ SEMANA EPIDEMIOLÓGICA: |__|__| FECHA ÚLTIMOS CASOS: ____/____/____/ SEMANA EPIDEMIOLÓGICA: |__|__| CASOS: Edad AMBULATORIOS Hombres Mujeres HOSPITALIZADOS Hombres Mujeres FALLECIDOS Hombres Mujeres < 1 año 1a4 5 a 14 15 a 44 45 a 64 65 y más 132 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas INFORMACIÓN DE LABORATORIO MUESTRAS: Serología SI ( ) NO ( ) FECHA_____/_____/_____/RESULTADO _________ OTRO: ________________ FECHA_____/_____/_____/RESULTADO ENVÍO DE MUESTRA ISP: FECHA ENVÍO _____/_____/_____/ RESULTADO ______________________________________________________________________________________ INVESTIGACIÓN EPIDEMIOLÓGICA FECHA DE INVESTIGACIÓN DEL BROTE: ___/___/____/ VISITA EPIDEMIOLÓGICA: SI |__| Nº |__|__| FECHA _____/_____/_____/ HORA |__|__| (si es más de una consigne todas las fechas y horas) ENTREVISTA O ENCUESTA EPIDEMIOLÓGICA: SI |__| NO |__| Nº |__|__| Nº DE CONTACTOS VACUNADOS (Vacuna anti-hepatitis B). EDAD 1ª dosis Hombres 2ª dosis Mujeres Hombres 3ª dosis Mujeres Hombres Mujeres 1a4 5 a 14 15 a 44 45 a 64 65 y más ACTIVIDADES EDUCATIVAS: INDIVIDUAL Nº |__|__| COLECTIVA Nº |__|__| FACTORES DE RIESGO IDENTIFICADOS: ________________________________________________________ FUERON INTERVENIDOS: SI ____ NO _____ CLASIFICACIÓN FINAL DIAGNÓSTICO: _________________________________________________________________________________ Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 133 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Anexo 4. Algoritmo de confirmación HBsAg Laboratorio de Virología ISP Muestras doblemente reactivas Confirmación Laboratorio referencia ISP Tamizaje HBsAg Positivo débil (< a 1.000 DO) Positivo Negativo Estudio HBsAg Confirma HBsAg Positivo Negativo Informe positivo Informe negativo Informe negativo Positivo Negativo Anti-HBc Positivo Negativo Informe positivo Informe no concluyente* * Se solicita nueva muestra y se repite el algoritmo para concluir diagnóstico, se recomienda seguimiento por otros marcadores de Hepatitis B. 134 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Anexo 5. Formulario de envío de muestra Laboratorio de Virología ISP Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 135 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Anexo 6. Algoritmo de manejo de accidente cortopunzante con una persona HBsAg Positivo Solicitar HBsAg, fuente y accidentado ELISA VHC ELISA VIH HbsAg positivo HBs Ag negativo Control serológico 6 meses IgM Anti c HB Vacunado anti HB No vacunado Anti HB Medir título de anticuerpos Iniciar IgHB y vacuna por 3 dosis Título >10 UI/ml Título <10 UI/ml No intervención, control serológico 6 meses Dos dosis vacuna: Ig Hb y dosis de vacuna antes 24 horas Control serológico 6 meses IgM Anti c HB 136 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Anexo 7: Ficha clínica de ingreso para tratamiento de pacientes HBsAg positivos 1. Antecedentes Nombre completo: ___________________________________________________________________________________ Edad: ______________________ Fecha Nacimiento: _____________________ Sexo: ___ F ___ M RUT: ______________________ Dirección: ____________________________________________________________ Comuna y Región: _____________________________________________ E-mail: _____________________________ Télefono de contacto: ______________________ Hospital base: ____________________________________________ Nombre médico y enfermera encargados: _________________________________________________________________ Fono contacto y Email de médico/enfermera encargados: _____________________________________________________ Diagnóstico: ___ Hepatitis crónica VHB ___ Cirrosis hepática VHB 2. Antecedentes Clínicos Fecha probable adquisición y edad: Forma o ruta más probable de adquisición: Factores de riesgo: ___ Promiscuidad ___ Drogas ev ___ Transfusiones ___ Hemofilia ___ Prostitución ___ Tatuajes ___ Otros: __________________________________________________________________________________________ Síntomas: Peso /Talla /IMC: _____________________________________________________________________________________ Examen físico (hallazgos positivos): Otras condiciones asociadas: ___ Embarazo Confección (VIH/Virus C) ___ Patología oncológica ___ Hemofilia ___ Falla renal ___ Quimioterapia 3. Exámenes de laboratorio Pruebas hepáticas: ___ AST/ALT ___ Tiempo de protrombina/INR ___ ELISA VIH ___ Bilirrubina ___ BUN/Cr ___ ELISA VHC Serologia: ___ HBsAg ___ HBeAg ___ Anti-HBeAg Carga viral ADN-VHB (UI/mL) técnica usada: ___ Genotipo ___ FA/GGT ___ Anti-HBsAg 4. Estudio de imágenes Ecografía abdominal: __________________________________________________________________________________ Endoscopia alta : ____________________________________________________________________________________ Otros : _____________________________________________________________________________________________ 5. Biopsia Hepática: Fecha: __________________________ Descripción: ________________________________________________________________________________________ Indice de Knodel: Grado necroinflamación (___ / 18) y fibrosis ( F___ / 4 ) 6. Indicación de tratamiento: ___ Sí ___ NO Se beneficiará del tratamiento: ___ Sí ___ NO Riesgos de un eventual tratamiento: ______________________________________________________________________ Tratamiento indicado: ________________________________________________________________________________ Fecha de inicio: __________________________ Duración: __________________________ Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 137 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Anexo 8. Hoja de seguimiento de paciente HBeAg positivo en tratamiento con antiviral oral Semana Basal 12 SOS 24 36 SOS 48 72 96 130 154 Fecha Peso SGOT SGPT Bili total /Bili directa FA /GGT PT (%) INR Albúmina α-fetoproteína* Hto /Hb Leucocitos Plaquetas BUN / Creatinina TSH HBsAg HBeAg Anti-HBeAg HIV / VHC VHB- carga viral Ecografía abdominal Antiviral y Dosis Incidentes 138 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Anexo 9. Hoja de seguimiento de paciente HBeAg negativo en tratamiento con antiviral oral Semana Basal 12 SOS 24 36 SOS 48 72 96 130 154 Fecha Peso SGOT SGPT Bili total /Dta FA /GGT PT (%) INR Albúmina Alfafetoproteína* Hto /Hb Leucocitos Plaq BUN / Creatinina HBsAg HIV / VHC VHB- carga viral Ecografía Abd Antiviral y Dosis Incidentes Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 139 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Anexo 10. Hoja de seguimiento de paciente en tratamiento con Peg-Interferón Semana Basal 2 4 8 12 16 20 24 28 32 36 40 44 48 60 72 Fecha Peso SGOT SGPT Bili T/Directa FA /GGT PT (%) INR Albúmina Α-fetoproteína* Hto /Hb Leucocitos RAN Plaquetas BUN / Creatinina TSH HBsAg HBeAg Anti-HBeAg HIV / HVC Ecografía abdominal Carga viral VHB Dosis Peg-IF Efectos adversos 140 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Niveles de evidencia y grados de recomendación Niveles de evidencia Nivel Descripción 1 Ensayos aleatorizados 2 Estudios de cohorte, estudios de casos y controles, ensayos sin asignación aleatoria 3 Estudios descriptivos 4 Opinión de expertos Grados de recomendación Grado Descripción A Altamente recomendada, basada en estudios de buena calidad B Recomendada, basada en estudios de calidad moderada C Recomendación basada exclusivamente en opinión de expertos o estudios de baja calidad I Insuficiente información para formular una recomendación Estudios de buena calidad: En intervenciones, ensayos clínicos aleatorizados; en factores de riesgo o pronóstico, estudios de cohorte con análisis multivariado; en pruebas diagnósticas, estudios con gold estándar, adecuada descripción de la prueba y ciego. En general, resultados consistentes entre estudios o entre la mayoría de ellos. Estudios de calidad moderada: En intervenciones, estudios aleatorizados con limitaciones metodológicas u otras formas de estudio controlado sin asignación aleatoria (ej. Estudios cuasiexperimentales); en factores de riesgo o pronóstico, estudios de cohorte sin análisis multivariado, estudios de casos y controles; en pruebas diagnósticas, estudios con gold estándar pero con limitaciones metodológicas. En general, resultados consistentes entre estudios o la mayoría de ellos. Estudios de baja calidad: Estudios descriptivos (series de casos), otros estudios no controlados o con alto potencial de sesgo. En pruebas diagnósticas, estudios sin gold estándar. Resultados positivos en uno o pocos estudios en presencia de otros estudios con resultados negativos. Información insuficiente: Los estudios disponibles no permiten establecer la efectividad o el balance de beneficio/daño de la intervención, no hay estudios en el tema, o tampoco existe consenso suficiente para considerar que la intervención se encuentra avalada por la práctica. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 141 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas Referencias 1.- 2.- 3.- 4.- 5.- 6.- 7.- 8.- 9.- 10.- 11.- 12.- 13.- 142 Block TM, Guo H, Guo JT. Molecular virology of hepatitis B virus for clinicians. Clin Liver Dis 2007; 11: 685-706. Lavanchy D. Hepatitis B virus epidemiology, disease burden, treatment, current and emerging prevention and control measures. J Viral Hepatol 2004; 11: 97-107. Mahoney FJ. Update on diagnosis, management and prevention of hepatitis B infection. Clin Microbiol Rev 1999; 12: 351-66. McMahon BJ. Epidemiology and natural history of hepatitis B. Semin Liver Dis 2005; 25 Suppl 1: 3-8. Liaw YF, Leung N, Guana R, Lau GK, Merican I, McCaughan C. et al. Asian Pacific consensus statement on the management of chronic hepatitis B: a 2005 update. Liver Int 2005; 25: 472-89. Norder H, Courouce AM, Coursaget, P et al. Genetic diversity of hepatitis B virus strains derived worldwide: genotypes, subgenotypes, and HBsAg subtypes. Intervirology 2004; 47: 289-309. Zunino E. Epidemiología de la hepatitis B en Chile y esquemas de vacunación en Latinoamérica. Rev Chil Infect 2002; 19: 140-55. Lok AS, McMahon BJ. AASLD Practice guidelines: chronic hepatitis B. Hepatology 2007; 45: 506-39, y su actualización 2009, Hepatology 2009; 50: 1-36. Gish RG, Gadano AC. Chronic hepatitis B. Current epidemiology in the Americas and implications for the management. J Viral Hepat 2006; 13: 787- 98. Pereira A, Valenzuela MT, Mora J, Vera L. Situación actual de la hepatitis B en Chile. Rev Med Chile 2008; 136: 72532. Campos RH, Mbayed VA, Pineiro and Leone FG. Molecular epidemiology of hepatitis B virus in Latin America. J Clin Virol. 2005; 34 (Suppl 2): S8-13. Brahm J, Hurtado C, Velasco M. Hepatitis aguda por virus B en Chile: características clínicas y evolución. Rev Med Chile. 1990; 118: 264-8. Velasco M, Puelma E, Katz R, Zacarías J. Marcadores virales de la hepatitis aguda; estudio en 291 niños y adultos en Chile. Rev Med Chile 1982; 110: 542-6. 14.- Velasco M, Brahm J, Borgoño J M, Concha E, Veit O, Zavala C. Antígeno de superficie de la hepatitis B (HBs Ag) y anticuerpos anti HBs en consultantes ambulatorios y en personal de hospital. Rev Med Chile 1984; 112: 994-7. 15.- Riedemann S, Hochstein-Mintzel V, Reinhardt. Prevalencia de hepatitis A y B en la población de Valdivia: estudio seroepidemiológico. Rev Med Chile 1984; 112: 672-4. 16.- Alonso C, Fernández M. Análisis de los exámenes realizados en los bancos de sangre de las ciudades de Valparaíso y Viña del Mar (Chile). Rev Med Valparaíso 1989; 42: 21-8. 17.- Brahm J, Hurtado C, Latorre R, Velasco M, Larrondo M. Infección por el virus de la hepatitis B en donantes de sangre en Chile. Estudio prospectivo (19881990). Rev Med Chile 1991; 119: 354. 18.- Puelma E, Velasco M. Marcadores de los virus de la hepatitis en un grupo de homosexuales. Rev Med Chile 1982; 112: 672-4. 19.- Velasco M, de la Fuente C. Estudio del antígeno de superficie de la hepatitis B en 489 prostitutas de Santiago. Rev Med Chile 1983; 111: 461-2. 20.- Alegría S, Morales M, Vildósola J, Hurtado O, Brahm J. Infección con los virus de la hepatitis B y C en niños con trastornos congénitos de la coagulación. Rev Med Chile 1994; 122: 638-42. 21.- Resultados I Encuesta Nacional de Salud Chile 2003. Gobierno de Chile. Ministerio de Salud. Disponible en www.minsal. cl. Accedido el 5 de enero del 2009. 22.- Hepatitis B. Disponible en http:/www. who.int/vaccines-diseases/diseases/ hepatitis_b.htm. Accedido el 5 de enero 2009. 23.- Lai CL, Ratziu B, Yuen MF, Poynard T. Viral Hepatitis B. Lancet 2003; 362: 2089-94. 24.- Centers for Disease Control and Prevention. Recommendations for Identification and Public Health Management of Persons with Chronic Hepatitis B Virus Infection. Morb Mort Wkly Rep. MMWR 2008; 57 (No. RR-8): 1-16. 25.- Mindikoglu AL, Regev A, Schiff ER. Hepatitis B virus reactivation after cytotoxic chemotherapy: the disease and its prevention. Clin Gastroenterol Hepatol. 2006; 4: 1076-81. 26.- Yeo W, Johnson PJ. Diagnosis, prevention and management of hepatitis B virus reactivation during anticancer therapy. Hepatology 2006; 43: 209-20. 27.- Edmunds WJ, Medley GF, Nokes DJ, Hall AJ, Whittle HC. The influence of age on the development of the hepatitis B carrier state. Proc R Soc Lond Biol Sci 1993; 253: 197-201. 28.- Hyams KC. Risks of chronicity following acute hepatitis B virus infection: a review. Clin Infect Dis 1995; 20: 9921000. 29.- Wilson RA. Extrahepatic manifestations of chronic viral hepatitis. Am J Gastroenterol 1997; 92: 3-17. 30.- McMahon BJ Natural history of chronic Hepatitis B - clinical implications. Medscape J Med 2008; 10: 91. 31.- Lai CL, Yuen MF. The natural history of chronic hepatitis BJ Viral Hepat 2007; 14 (Suppl 1): 6-10. 32.- Sorrel MF, Belongia MA, Costa A, et al. National Institutes of Health Consensus development conference statement. Management of hepatitis B. Ann Intern Med 2009; 150: 104-10. 33.- García M. Grupo MBE Galicia. Marcadores Hepatitis. Diponible en www. fisterra.com/guias2/mhepatitis.asp. (Accedido el 30/09/2009). 34.- Niitsuma H, Ishii M, Miura M, et al. Low-level hepatitis B viremia detected by polymerase chain reaction accompanies the absence of Hbe antigenemia and hepatitis in hepatitis B virus carriers. Amer J Gastroenterol 1997; 92: 119-23. 35.- Norder H, Hammas B, et al. Comparison of the amino acid sequences of nine different serotypes of hepatitis B surface antigen and genomic classification of the corresponding hepatitis B virus strains. J Gen Virol. 1992; 73: 1201-8. 36.- Idrovo V. Hepatitis por virus B. Disponible en: http://www.gastrocol. com/FrontPageLex/libreria/cl0005/ t/7COLUMNAHIGADOHEPATITIS222. pdf.pdf . Accedido el 30/09/2009. 37.- Olinger C, Jutavijittum P, Hübschen j, et al. Possible new Hepatitis B virus genotype, Southeast Asia. Emerg Infect Dis 2008; 14: 1777-80. 38.- PRNewswire. PEGASYS dobla en eficacia al interferón convencional frente al virus de la hepatitis B difícil de tratar. Disponible en www.prnewswire.co.uk/ Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 39.- 40.- 41.- 42.43.- 44.- 45.- 46.- 47.- 48.- 49.- 50.- cgi/news/release?id=100647. (Accedido el 30/09/2009). Muñoz M, Pino L. El 25% de los portadores del virus de la hepatitis B desarrollarán enfermedades graves como hepatitis crónica o cáncer hepático. Disponible en www.accesomedia.com/ display_release.html?id=14379. Accedido el 30/09/2009). Muñoz G. Diagnóstico serológico y virológico de la Hepatitis B y C: aspectos prácticos. Gastr Latinoam 2006; 17: 249-52. Idrovo, V. Hepatitis por virus B. Disponible en: http://www.higadocolombia.org/RevisionTema/default. asp?pag=revision.asp&RevisionID=14. Accedido 30/9/09. Manual de Toma de Muestras Virología. Instituto de Salud Pública. 2007. Ratnam S, Stead F, Head CB. Falsepositive results with third-generation monoclonal hepatitis B surface antigen enzyme immunoassay. J Clin Microbiol 1989; 27: 2102-4. Instructivo PEEC 2008 del Programa de Evaluación Externa de la Calidad 2008: 114. Sorrel MF, Belongia MA, Costa a, et al. National Institutes of Health Consensus development conference statement. Management of hepatitis B. Ann Intern Med 2009; 150: 104-10. EASL Clinical practice guidelines: Management of chronic hepatitis B. Consensus conference on hepatitis B. 2008. European Association for the Study of the Liver (EASL). September 2002. Consensus statement (long version) J Hepatol 2009 (in press). Sherman M, et al. Management of chronic hepatitis B: Consensus guidelines. Canadian consensus guidelines. Can J Gastroenterol 2007; 21: Suppl C: 5-24. Keeffe EB, Dieterich DT, Han SB, et al. A treatment algorithm for the management of chronic hepatitis B virus infection in the United States: 2008: Update. Clin Gastro Hepatol 2008; 6: 1315-41. Vigani A, et al. Consensus for the management and treatment of hepatitis B carried out by the brasilean Society of infectious diseases. BJID 2007; 11: 2-5. Villamil F, Tanno H, Ruff AE. Documento final de Consenso argentino de Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 51.- 52.- 53.- 54.- 55.- 56.57.- 58.- 59.- 60.- 61.- 62.- hepatitis B. Acta Gastroenterol Latinoam 2004; 34: 138-48. Aguilar J. Hepatitis crónica B: candidatos al tratamiento. Necesidad de biopsia hepática. En Consenso Español para el diagnóstico y tratamiento de la hepatitis B y C. Gastroenterol Hepatol 2006; 29: 20-2. Buster EH, Van Erpecum KJ, Schalm SW, et al. Treatment of chronic hepatitis B virua infection. Dutch national guidelines. Ned J Med 2008; 66: 292-306. Cornberg M, Protzer U, Dollinger MM, Petersen J, et al. Prophylaxis, diagnosis and therapy of hepatitis B virus (HVB) infection: the German guidelines for the management of HVB infection. Z Gastroenterol 2007; 45: 1281-328. Heathcote J, Abbas Z, Alberti A, Benhamou Y, et al. Hepatitis B. World Gastroenterology Organization Practice Guideline. September, 2008. 1-29. Disponible en: http://www.worldgastroenterology.org/assets/downloads/en/pdf/ guidelines/12_hepatitis_b_en.pdf en. Accedido el 30/9/2009. Daruich J, Gadano A, Fainboim H, Pessoa M, Cheinquer H. Guía de Tratamiento de la Hepatitis B Crónica (ALEH). Acta Gastroenterol Latinoam 2007; 37: 168-177. Dienstag J. Hepatitis B infection. N Engl J Med 2008; 359: 1486-500. Knodell RG, Ishak KG, Black WC, Chen TS, Craig R, Kaplowitz N, et al. Formulation and application of a numerical scoring system for assessing histological activity in asymptomatic chronic active hepatitis. Hepatology 1981; 1: 431-5. Hui CK, Leung N, Yuen ST, et al. Natural history and disease progression in Chinese chronic hepatitis B patients in immune-tolerant phase. Hepatology 2007; 46: 395-401. Lai M, Hyatt BJ, Nasser I, et al. The clinical significance of persistently normal ALT in chronic hepatitis B infection. J Hepatol 2007; 47: 760-7. Ayoub ES, Keeffe E. Current antiviral therapy of chronic hepatitis B. Alim Pharm Ther 2008; 28: 167-77. Ke-Kin H. A practical approach to management of hepatitis B. Int J Med Sci 2005; 2: 17-23. Lok AS, McMahon Bj. The maze of 63.- 64.- 65.- 66.- 67.- 68.- 69.- 70.- 71.- 72.- treatments for hepatitis B. N Engl J Med 2005; 352: 1743-2746. Piratvisuth T, Jin R, Gurel S, Hadziyannis S, Lu ZM, Popescu M. Factors associated with sustained virologic response 1 year after treatment with peginterferon alfa-2a (40KD) Pegasys monotherapy for HBeAg-negative chronic hepatitis B. Hepatology 2005; 42 (Suppl 1): 580A. Hadziyannis SJ, Sevastianos V, Rapti IN, Tassopoulos N. Sustained biochemical and virological remission after discontiuation of 4 to 5 years of adefovir dipivoxil (ADV) treatment in HBeAg-negative chronic hepatitis B. Hepatology 2006; 44 (Suppl 1): 231-2A. Fung SK, Lok AS. Treatment of chronic hepatitis B: who to treat, what to use, and for how long? Clin Gastroenterol Hepatol 2004; 2: 839-48. Perrillo RP, Gish RG, Peters M, Keeffe EB, Alberti A, Buti M, et al. Chronic hepatitis B: a critical appraisal of current approaches to therapy. Clin Gastroenterol Hepatol 2006; 4: 233-48. Lau GK, Piratvisuth T, Luo KX, Marcellin P, Thongsawat S, Cooksley G, et al. Peginterferon Alfa-2a, lamivudine, and the combination for HBeAg-positive chronic hepatitis B. N Engl J Med 2005; 352: 2682-95. Tong MJ, Hsien C, Hsu L, Sun HE, Blatt LM. Treatment recommendations for chronic hepatitis B: An evaluation of current guidelines based on a natural history study in the United Sates. Hepatology; 2008; 48: 1070-1078. Tillman H, Patel K, McHutchison J. Hepatitis B virus viral load and treatment decision. Hepatology 2009; 49: 699 (letter). Velasco M, Contreras J, Poniachik J, et al. Lamivudina como terapia de la hepatitis aguda grave o insuficiencia hepática fulminante por virus de la hepatitis B (VHB). Gastroenterol Latinoam 2004 (abstract.); 15: 293. De Jongh FE, Janssen HL, de Man RA, et al. Survival and prognostic indicators in hepatitis B surface antigen-positive cirrhosis of the liver. Gastroenterology 1992; 103: 1630-5. Realdi G, Fattovich G, Hadziyannis S, et al. Survival and prognostic factors in 366 patients with compensated cirrhosis type B: a multicenter-the investigators of 143 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 73.- 74.- 75.- 76.- 77.- 78.- 79.- 80.- 81.- 82.- 83.- 144 the European Concerted action on Viral Hepatitis (EUROHEP). J Hepatol 1994; 21: 656-66. Fattovich G, Pantalena M, Zagni I, et al. Effect of hepatitis B and C virus infections on the natural history of compensated cirrhosis: a cohort study of 297 patients. Am J gastroenterol 2002; 97: 2886-95. Chu CM, Liaw YF. Hepatitis B virusrelated cirrhosis: natural history and treatment. Semin Liver Dis 2006; 26: 142-52. Liberek A, Luczak G, Gora-Gebka M, Landowski P. Management of chronic hepatitis B in children. Hepatitis B Annual 2006; 3: 106-27. Kelly D. Viral hepatitis B and C in children. J Royal Soc Med 2006; 99: 353357. Todo S, et al. Orthotopic liver transplantation for patients with hepatitis B virusrelated liver disease. Hepatology 1991; 13: 619-26. Davies SE, et al. Hepatic histological findings after transplantation for chronic hepatitis B virus infection, including a unique pattern of fibrosing cholestatic hepatitis Hepatology 1991; 13: 150-7. Samuel D, Samuel D, Muller R, Alexander G, Fassati L, Ducot B, et al. Liver transplantation in European patients with the hepatitis B surface antigen. N Engl J Med 1993; 329: 1842-7. Terrault NA, et al. Prophylaxis in liver transplant recipients using a fixed dosing schedule of hepatitis B immunoglobulin. Hepatology 1996; 24: 1327-33. McGory RW, Ishitani MB, Oliveira WM, et al. Improved outcome of orthotopic liver transplantation for chronic hepatitis B cirrhosis with aggressive passive immunization. Transplantation 1996; 61: 1358-64. Gane EJ, Angus PW, Strasser S, Crawford DH, Ring J, Jeffrey GP, McCaughan GW; Australasian Liver Transplant Study Group. Lamivudine plus low-dose hepatitis B immunoglobulin to prevent recurrent hepatitis B following liver transplantation. Gastroenterology 2007; 132: 931-7. Angus P, et al. A randomized study to assess the safety and efficacy of adefovir dipivoxil substitution for hepatitis B immune globulin in liver transplantation 84.- 85.- 86.- 87.- 88.- 89.- 90.- 91.- 92.- 93.- 94.- 95.- patients receiving long-term low dose IM HBIg and lamivudine prophylaxis. Hepatology 2007; 46: A 238. Gane E, Strasser S, Patterson S, McCaughan G, Angus P. Prospective study on the safety and efficacy of lamivudine and adefovir prophylaxis in HBsAg positive liver transplantation candidates. Hepatology 2007; 46: A 479. Castells L, Esteban R. Hepatitis B vaccination in liver transplant candidates. Eur J Gastroenterol Hepatol 2001; 13: 359-61. Mattos AA, Gomes EB, Tovo CV, et al. Hepatitis B vaccine efficacy in patients with chronic liver disease by hepatitis C virus. Gastroenterol 2004; 41: 180-4. Bonazzi PR, Bacchella T, Freitas AC, et al. Double-dose hepatitis B vaccination in cirrhotic patients on a liver transplant waiting list. Braz J Infect Dis 2008; 2008. Sánchez-Fueyo A, et al. Hepatitis B immunoglobulin discontinuation followed by hepatitis B virus vaccination: a new strategy in the prophylaxis of hepatitis B virus recurrence after liver transplantation. Hepatology 2000; 31: 496-501. Angelico M, Di Paolo D, Trinito MO, Petrolati A, Araco A, Zazza S, et al. Failure of a reinforced triple course of hepatitis B vaccination in patients transplanted for HBV-related cirrhosis. Hepatology 2002; 35: 176-81. Terrault N, Roche B, Samuel D. Management of the hepatitis B virus in the liver transplantation setting: A European and an American perspective. Liver Transplantation 2005; 11: 716-32. Multimer D. Hepatitis B and liver transplantation. Aliment Pharmacol Ther 2006; 23: 1031-41. Han SH. Extrahepatic manifestations of chronic hepatitis B. Clin Liv Dis 2004; 8: 403-18. Kim JD, Sherker AH. Antiviral therapy: role in the management of extrahepatic diseases. Gastroenterol Clin N Am 2004; 33: 693-708. Amarapurkar DN, Amarapurkar AD. Extrahepatic manifestations of viral hepatitis. Ann Hepatol 2002; 1: 192-5. Cacoub P, Saadoun D, Bourlie`re M et al. Hepatitis B virus genotypes and extrahepatic manifestations. J Hepatol 2005; 43: 764-70. 96.- Wilson RA. Extrahepatic manifestations of chronic viral hepatitis. Am J Gastroenterol 1997; 92: 4-17. 97.- Brzosko WJ, Krawczynski K, Nazarewicz T, Morzycka M, Nowoslawski A. Glomerulonephritis associated with hepatitis-B surface antigen immune complexes in children. Lancet 1974; 2: 477-82. 98.- Lai KN, Li PK, Lui SF, et al. Membranous nephropathy related to hepatitis B virus in adults. N Engl J Med 1991; 324: 1457-63. 99.- Safadi R, Almog Y, Dranitzki-Elhalel M, Rosenmann E, Tur-Yaspa R. Glomerulonephritis associated with acute hepatitis B. Am J Gastroenterol 1996; 91: 138-9. 100.- Lin CY. Treatment of hepatitis B virusassociated membranous nephropathy with recombinant alpha-interferon. Kidney Int 1995; 47: 225-30. 101.- Gorevic ED, Kassab SJ, Levo E, et al. Mixed cryoglobulinemia: clinical aspects and long term follow up of 40 patients. Am J Medicine 1980; 69: 287308. 102.- Dienstag JL, Wands JR, Isselbacher KJ. Hepatitis B and essential mixed cryoglobulinemia. N Engl J Med 1977; 297: 946-7. 103.- Brown KE, Tisdale J, Barrett J, Dunbar CE, Young NS. Hepatitis associated aplastic anemia. N Engl J Med 1997; 336: 1365-72. 104.- Guillevin L, Llote F, Cohen P, et al. Polyarteritis nodosa related to hepatitis B virus. A prospective study with longterm observation of 41 patients. Medicine 1995; 74: 238-53. 105.- Guillevin L, Lhote F, Sauvaget F, et al. Treatment of polyarteritis nodosa related to hepatitis B virus with interferon-alpha and plasma exchanges. Ann Rheum Dis 1994; 53: 334-7. 106.- Kruger M, Boker KH, Zeidler H, Manns MP. Treatment of hepatitis Brelated polyarteritis nodosa with famciclovir and interferon alfa-2b. J Hepatol 1997; 26: 935- 9. 107.- Erhardt A, Sagir A, Guillevin L, NeuenJacob E, Haussinger D. Successful treatment of hepatitis B virus associated polyarteritis nodosa with a combination of prednisolone, alpha-interferon and lamivudine. J Hepatol 2000; 33: 677-83. 108.- Gianotti F. Papular acrodermatitis of Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas childhood. An Australia antigen disease. Arch Dis Child 1973; 48: 794-9. 109.- Tabor E. Guillain-Barré syndrome and other neurologic syndromes in hepatitis A, B, and non-A, non-B. J Med Virol 1987; 21: 207-16. 110.- Janssen HL, van Zonneveld M, van Nunen AB, Niesters HG, Schalm SG, de Man RA. Polyarteritis nodosa with hepatitis B virus infection. The role of antiviral treatment and mutations in the hepatitis B virus genome. Eur J Gastroenterol Hepatol 2004; 16: 801-7. 111.- Goedert JJ. Second Multicenter Haemophilia Cohort Study. Prevalence of conditions associated with immunodeficiency and hepatitis virus infections among persons with haemophilia. Haemophilia 2005; 11: 516-28. 112.- Makris M, Baglin T, Dusheiko G, Giangrande PL, Lee CA, Ludlam CA, et al; Transfusion Transmitted Infection Working Party of the UK Haemophilia Centre Directors Organization. Guidelines on the diagnosis, management and prevention of hepatitis in haemophilia. Haemophilia 2001; 7: 339-45. 113.- Centers for Disease Control and Prevention (CDC). Blood safety monitoring among persons with bleeding disordersUnited States, May 1998-June 2002. MMWR Morb Mortal Wkly Rep 2003; 51: 1152-4. 114.- Zúñiga P, Cifuentes L, Donoso M, Morales M. Guía clínica para el manejo de la hemofilia del niño y adulto. Garantías explícitas Ministerio de Salud 2006. 115.- Saab S, Cho D, Quon D, Ibrahim A, Dong P. Logan L. Same day outpatient transjugular liver biopsies in haemophilia. Haemophilia 2004; 10: 727-31. 116.- Stieltjes N, et al. Interest of transjugular liver biopsy in adult patient with haemophilia or other congenital bleeding disorders infected with hepatitis C virus. Br J Haematol 2004; 125: 769-76. 117.- Eastwood JB, Curtis JR, Wing AJ, de Wardener HE. Hepatitis in a maintenance hemodialysis unit. Ann Intern Med 1968; 69: 59-66. 118.- Jones PO, Goldsmith HJ, Wright FK, Roberts C, Watson DC. Viral hepatitis: A staff hazard in dialysis units. Lancet 1967; 1: 835-840. 119.- London WT, Di Figlia M, Sutnick A, Blumberg BS. An epidemic of hepatitis Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 in a chronic-hemodialysis unit. Australia antigen and differences in host response. N Engl J Med 1969; 281: 571-8. 120.- Rosenheim report: Hepatitis and the treatment of chronic renal failure. Report of the Advisory Group. London: DHSS; 1972. 121.- Control measures for hepatitis B in dialysis centers. In: Viral hepatitis investigation and control series CDC hepatitis surveillance. Atlanta: CDC; 1977: 12-20. 122.- Tang S, Lai KN. Chronic viral hepatitis in hemodialysis patients. Hemodial Int 2005; 9: 169-79. 123.- Winearls CG, Recombinant human erythropoietin: 10 years of clinical experience. Nephrol Dial Transplant 1998; 13 (Suppl 2): 3-8. 124.- Alter M J, Favero MS, Moyer LA, Bland LA. Impact of infection control strategies on the incidence of dialysisassociated hepatitis in the United States. J Infect Dis 1986; 153: 1149-51. 125.- CDC Update. Universal precautions for prevention of transmission of human immunodeficiency virus, hepatitis B virus and other blood-borne pathogens in healthcare settings. MMWR 1988; 37: 377-82. 126.- Fabrizi F, Poordad FF, Martin P. Hepatitis C infection and the patient with endstage renal disease. Hepatology 2002; 36:3-10. 127.- Fabrizi F, Martin P, Bunnapradist S. Treatment of chronic viral hepatitis in patients with renal disease. Gastroenterol Clin N Am 2004; 33: 655-70. 128.- Maisonneuve P, Agodoa L, Gellert R, Stewart JH, Buccianti G, Lowenfels AB, et al. Cancer in patients on dialysis for end-stage renal disease: an international collaborative study. Lancet 1999; 354: 93-9. 129.- Nakayama E, Akiba T, Marumo F, Sato C. Prognosis of anti-hepatitis C virus antibody-positive patients on regular hemodialysis therapy. J Am Soc Nephrol 2000; 11: 1896-902. 130.- Mathurin P, Mouquet C, Poynard T, Sylla C, Benalia H, et al. Impact of hepatitis B and C virus on kidney transplantation outcome. Hepatology 1999; 29: 257-63. 131.- Alter MJ, Favero MS, Moyer LA, Bland LA. National surveillance of dialysis-associated diseases in the Uni- ted States, 1989 ASAIO. Trans 1991; 37: 97-109. 132.- Alter MJ, Ahtone J, Maynard JE. Hepatitis B virus transmission associated with a multiple-dose vial in a hemodialysis unit. Ann Intern Med. 1983; 99: 330-3. 133.- Poblete H. XXV Cuenta de Hemodiálisis Crónica. Sociedad Chilena de Nefrología. ASODI 2005: 1-62. 134.- Lee BW, Yap HK, Tan M, Guan R, Quak SH, Choong L, et al. Cell-mediated immunity in patients on hemodialysis: relationship with hepatitis B carrier status. Am J Nephrol 1991; 11: 98-101. 135.- Marcelli D, Stanhard D, Conte F, Held PJ, Locatelli F, Port FK. ESRD patient mortality with adjustement for comorbid conditions in Lombardy (Italy) versus the United States. Kidney Int 1996; 50: 1013-18. 136.- Gan SI, Devlin SM, Scott-Douglas VW, Burak KW. Lamivudine for the treatment of membranous glomerulopathy secondary to chronic hepatitis B infection. Can J Gastroenterol 2005; 19: 625-9. 137.- Yasuda K, Okuda K, Endo N, Ishiwatari Y, Ikeda R, et al. Hypoaminotransferasemia in patients undergoing long-term hemodialysis: Clinical and biochemical appraisal. Gastroenterology 1995; 109: 1295-300. 138.- Marzano A, Angelucci E, Andreone P, Brunetto M, Bruno R, et al for Italian Association for the Study of the Liver. Prophylaxis and treatment of hepatitis B in immunocompromised patients. Dig Liver Dis 2007; 39: 397-408. 139.- Fabrizi F, Dulai G, Dixit V, Bunnapradist S, Martin P. Lamivudine for the treatment of hepatitis B virus-related liver disease after renal transplantation: meta-analysis of clinical trials. Transplantation 2004; 77: 859-64. 140.- Chow KM, Law MC, Leung CB, Szeto CC, Li PK. Antibody response to hepatitis B vaccine in end-stage renal disease patients. Nephron Clin Pract 2006; 103: 89-93. 141.- Pérez J, Noriega LM, Vásquez P, et al. Seroprevalencia de Hepatitis B y C en pacientes VIH (+). Libro del XV Congreso Chileno de Infectología, 1998. 142.- Pérez C, Fuentes G, Cerón I, et al. Coinfección por VHB, VHC, en pacientes 145 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas con Infección por VIH. Libro del XXIV Congreso Chileno de Infectología 2007. 143.- Cohorte chilena de SIDA (SIDACHILE). Disponible en : http://www.sidachile.cl/. Accedido el 30/09/2009. 144.- Weber R, Sabin CA, Friss-Moller N, et al. Liver-Related Deaths in Persons Infected With the Human Immunodeficiency Virus. Arch Intern Med 2006; 166: 1632-41. 145.- Bica I, McGovern B, Dhar R, et al. Increasing mortality due to end-stage liver disease in patients with human immunodeficiency virus infection. Clin Infect Dis 2001 Feb 1; 32 (3): 492-7. 146.- Thio CL, Seaberg EC, Skolasky R Jr, et al. HIV-1, hepatitis B virus, and risk of liver-related mortality in the Multicenter Cohort Study (MACS). Lancet 2002; 360: 1921-6. 147.- Iloeje UH, Yang HI, Su J et al. Predicting cirrhosis risk based on the level of circulating hepatitis B viral load. Gastroenterology 2006; 130: 678-86. 148.- Konopnicki D, Mocroft A, De Wit S. Hepatitis B and HIV: prevalence, AIDS progression, response to HAART and increased mortality in the EuroSIDA cohort. AIDS 2005; 19: 2117-125. 149.- Tsui J, French A, Seaberg E, Augenbraun M, Nowicki M, Peters M, et al. Prevalence and long-term effects of occult hepatitis B virus infection in HIVinfected women. Clin Infect Dis 2007; 45: 736-40. 150.- Liaw YF. Hepatitis B virus replication and liver disease progression: the impact of antiviral therapy. Antivir Ther 2006; 11:669-79. 151.- Guidelines for Prevention and Treatment of Opportunistic Infections in HIV-Infected Adults and Adolescents, June 18, 2008, Recommendations of the National Institutes of Health (NIH), the Centers for Disease Control and Prevention (CDC), and the HIV Medicine Association of the Infectious Diseases Society of America (HIVMA/IDSA), available at http://AIDSinfo.nih.gov. Accedido el 30/09/2009. 152.- Soriano V, Puotib M, Petersc M, Benhamoud Y, Sulkowskie M, et al. Care of HIV patients with chronic hepatitis B: updated recommendations from the HIV-Hepatitis B Virus International Panel. AIDS 2008; 22: 1399-410. 146 153.- Gaglio PJ, Sterling R, Daniela E, Tedaldi E. Hepatitis B virus and HIV coinfection: results of a survey on treatment practices and recommendations for therapy. Clin Infect Dis 2007; 45: 618-23. 154.- Arribas J, González J, Lorenzo A, Montero D, Ladrón D, Montes M, et al. Single (B or C), dual (BC or BD) and triple (BCD) viral hepatitis in HIVinfected patients in Madrid, Spain. AIDS 2005; 19: 1361-5. 155.- Jardi R, Rodríguez F, Buti M, Costa X, Cortina M, Galimany R, et al. Role of hepatitis B, C, and D viruses in dual and triple infection: influence of viral genotypes and hepatitis B precore and basal core promoter mutations on viral replicative interference. Hepatology 2001; 34: 404-10. 156.- Raimondo G, Brunetto M, Pontisso P, Smedile A, Maina A, et al. longitudinal evaluation reveals a complex spectrum of virological profiles in hepatitis B virus/ hepatitis C virus-coinfected patients. Hepatology 2006; 43: 100-7. 157.- Martin-Carbonero L, Barreiro P, Jiménez-Galán G, García-Berriguete R, Núñez M, Ríos P, et al. Spontaneous clearance of hepatitis C virus in HIVinfected patients with multiple chronic viral hepatitis. J Viral Hepat 2007; 14:392-5. 158.- Sagnelli E, Pasquale G, Coppola N, Scarano F, Marrocco C, Scolastico C, et al. Influence of chronic coinfection with hepatitis B and C virus on liver histology. Infection 2004; 32: 144-8. 159.- Puoti M, Bruno R, Soriano V, Donato F, Gaeta G, Quinzan G, et al. Hepatocellular carcinoma in HIV-infected patients: epidemiological features, clinical presentation and outcome. AIDS 2004; 18: 2285-93. 160.- Zarski JP, Bohn B, Bastie A, et al. Characteristics of patients with dual infection by hepatitis B and C. J Hepatol 1998; 28: 27-33. 161.- Benvegnu L, Fattovich G, Noventa F, et al. Concurrent hepatitis B and C virus infection and risk of hepatocellular carcinoma in cirrhosis. A prospective study. Cancer 1994; 74: 2442-8. 162.- Chen YC, Sheen IS, Chu CM, et al. Prognosis following spontaneous HBsAg seroclearance in chronic hepatitis B patients with or without concurrent infection. Gastroenterology 2002; 123: 1084-9. 163.- Crockett SD, Keefe EB. Natural history and treatment of hepatitis B virus and hepatitis C virus coinfection. Ann Clin Microbiol Antimicrob 2005; 4: 13. 164.- Dai CY, Yu ML, Chuang WL, et al. Influence of hepatitis C virus on the profiles of patients with chronic hepatitis B virus infection. J Gastroenterol Hepatol 2001; 16: 636-40. 165.- Hui CK, Cheung WW, Zhang HY, et al. Kinetics and risk of de novo hepatitis B infection in HBsAg-negative patients undergoing cytotoxic chemotherapy. Gastroenterology 2006; 131: 59-68. 166.- Hui CK, Lie A, Au WY, et al. A longterm follow-up study on hepatitis B surface antigen-positivepatients udergoing allogeneic hematopoietic stem cell trasplantation. Blood 2005; 106: 464-9. 167.- Papatheodoridis GV, Manolakopoulos S, Archimandritis AJ. Current treatment indications and strategies in chronic hepatitis B infection. World J Gastro 2008; 14: 6902-10. 168.- Kohrt HE, Ouyang DL, Keeffe EB. Antiviral prophylaxis for chemotherapyinduced reactivation of chronic hepatitis B virus infection. Clin Liver Dis 2007; 11: 965-91. 169.- Hui CK, Cheung WW, Zhang HY, et al. Kinetics and risk of de novo hepatitis B infection in HBsAg-negative patients undergoing cytotoxic chemotherapy. Gastroenterology 2006; 131: 59-68. 170.- Hui CK, Lie A, Au WY, et al. A longterm follow-up study on hepatitis B surface antigen-positivepatients udergoing allogeneic hematopoietic stem cell trasplantation. Blood 2005; 106: 464-9. 171.- Rakesh Aggarwal, Piyush Ranjan. Preventing and treating hepatitis B infection. BMJ 2004; 329: 1080-6. 172.- Keeffe Emmet B. Hepatitis B: Explosion of new knowledge. Editorial. Gastroenterology 2007; 133: 1718-21. 173.- Jonas Maureen M. Treatment of chronic hepatitis B in children. J Pediatr Gastroenterol Nutr 2006; 43: S56-60. 174.- Hierro L. Consenso para el tratamiento de las hepatitis B y C. Virus de la hepatitis B. Hepatitis B en niños y gestantes. Gastroenterología y Hepatología 2006; 29 (Supl 2): 72-5. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 GUÍA CLÍNICA DE MANEJO Y TRATAMIENTO DE LA INFECCIÓN POR VIRUS DE LA HEPATITIS B - Ministerio de Salud, Chile Guías Clínicas 175.- Sokal EM, Kelly DE, Mizerski J, Badia IB, Areias JA, Schwarz KB, et al. Long-Term Lamvudine Therapy for children with HBeAg positive chronic Hepatitis B. Hepatology 2006; 43: 225-32. 176.- Bortolotti F, Guido M, Bartolacci S, Cadrobbi P, Crivellaro C, Noventa F, et al. Chronic Hepatitis B in children after e Antigen Seroclearence: Final Report of a 29-Year Longitudinal Study. Hepatology 2006; 43: 556-62. 177.- Hierro L, González de Zárate A. Hepatitis crónica por el virus de la hepatitis B. Manual de tratamiento en gastroenterología, hepatología y nutrición pediátrica. 2a Edición. Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica. 2008. 178.- Fisman DN, Mittleman MA, Sorock GS, Harris AD. Willingness to pay to avoid sharps-related injuries: a study in injured health care workers. Am J Infect Control 2002; 30: 283-7. 179.- Sohn JW, Kim BG, Him SH, Han C. Mental health of healthcare workers who experience needlestick and sharps injuries. J Occup Health 2006; 48: 474-9. 180.- Doebbeling BN, Vaughn TE, McCoy KD, et al. Percutaneous injury, blood exposure, and adherence to standard precautions: are hospital-based health care providers still at risk? Clin Infect Dis 2003; 37: 1006-3. 181.- Leigh JP, Wiatrowski WJ, Gillen M, Steenland NK. Characteristics of persons and jobs with needlestick injuries in a national data set. Am J Infect Control 2008; 36: 414-20. 182.- Mendoza C, Barrientos C, Vásquez R, Panizza V. Exposición laboral a sangre y fluidos corporales. Experiencia en un hospital pediátrico. Rev Chil Infectol 2001; 18: 28-34. 183.- Van Wijk P, Pelk-Jongen M, Wijkmans Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 89-147 C, Voss A, Schneeberger PM. Three-year prospective study to improve the management of blood-exposure incidents. Infect Control Hosp Epidemiol 2008; 29: 871- 7. 184.- FitzSimons D, François G, De Carli G, Shouval D, Prüss-Üstün A, Puro V, et al. Hepatitis B virus, hepatitis C virus and other blood-borne infections in healthcare workers: guidelines for prevention and management in industrialised countries. Occup Environ Med 2008; 65: 446-51. 185.- Kuruuzum Z, Yapar N, Avkan-Oguz V, Aslan H, Alpay Ozbek O, Cakir N, et al. Risk of infection in health care workers following occupational exposure to a noninfectious or unknown source. Am J Infect Control 2008; 36: e27-31. 186.- Beltrami EM, Williams IT, Shapiro CN et al. Risk and management of bloodborne infections in health care workers. Clin Microbiol Rev 2000; 13: 385-407. 187.- Deisenhammer S, Radon K, Nowak D, et al. Needlestick injuries during medical training. J Hosp Infect 2006; 63: 263-7. 188.- Center for Diseases Care. US Public Health Service. Updated US Public Health Service guidelines for the management of occupational exposures to HBV, HCV, and HIV and recommendations for postexposure prophylaxis. MMWR Recomm Rep 2001; 50 (RR11): 1-52. 189.- Bond WW, Favero MS, Petersen NJ, Gravelle CR, Ebert JW, Maynard JE. Survival of hepatitis B virus after drying and storage for one week [Letter]. Lancet 1981; 1: 550-1. 190.- Brugera M. Prevención de las hepatitis virales. Enferm Infecc Microbiol Clin 2006; 24: 649-56. 191.- Werner BG, Grady GF. Accidental hepatitis B surface antigen positive inoculations use of antigens to estimate infectivity. Ann Intern Med 1982; 97: 367-9. 192.- Kidd-Ljunggren K, Holmberg A, Bläckberg J, Lindqvist B. High levels of hepatitis B virus DNA in body fluids from chronic carriers. J Hosp Infect 2006; 64: 352-7. 193.- Grady GF, Lee VA, Prince AM, et al. Hepatitis B immune globulin for accidental exposures among medical personnel: final report of a multicenter controlled trial. J Infect Dis 1978; 138: 625-38. 194.- Gunson RN, Shouval D, Roggendorf M, Zaaijer H, Nicholas H, Holzmann H, et al. Hepatitis B virus (HBV) and hepatitis C virus (HCV) infections in health care workers (HCWs): guidelines for prevention of transmission of HBV and HCV from HCW to patients. J Clin Virol 2003; 27: 213-30. 195.- Doebbeling B, Ferguson K, Kohout FJ. Predictors of Hepatitis B vaccine acceptance in health care workers. Med Care 1996; 34: 58-72. 196.- Helcl J, Cástková J, Benes C, Novotna L, Sepkowitz K, DeHovitz JA. Control of occupational hepatitis B among healthcare workers in the Czech Republic, 1982 to 1995. Infect Control Hosp Epidemiol 2000; 21: 343-6. 197.- A comprehensive immunization strategy to eliminate transmission of Hepatitis B virus infection in the United States. MMWR Recomm Rep 2006; 55: (RR16): 1-26. 198.- Sjogren MH. Prevention of hepatitis B in nonresponders to initial hepatitis B virus vaccination. Am J Med 2005; 118: S 34-9. 199.- Wicker S, Cinatl J, Berger A, Doerr HW, Gottschalk R, Rabenau HF. Determination of risk of infection with blood-borne pathogens following a needlestick injury in hospital workers. Ann Occup Hyg 2008; 52: 615-22. 147 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 Guías Clínicas Guías prácticas de la Organización Mundial de Gastroenterología: Hepatitis B Equipo de revisión: J. Heathcote (Presidente, Canadá), Z. Abbas (Pakistán), A. Alberti (Italia), Y. Benhamou (Francia), C. Chen (Taiwan), A. Elewaut (Bélgica), P. Ferenci (Austria), C. Hui (Hong Kong), V. Isakov (Rusia), H. Janssen (Holanda), G. Lau (Hong Kong), S. Lim (Singapur), T. Okanoue (Japón), S. Ono-Nita (Brasil), T. Pirasivuth (Tailandia), M. Rizzetto (Italia), I. Sollano (Filipinas), W. Spearman (Sudáfrica), M. Yuen (Hong Kong), J. Krabshuis (Francia) WGO Practice Guideline on Hepatitis B [Official Spanish translation of the WGO] Contenido 1. Introducción 2. Epidemiología y transmisión de la hepatitis B 3. Patogenia e historia natural 4. Diagnóstico de laboratorio de la hepatitis B 5. Control a largo plazo y tamizaje de la hepatitis B crónica 6. Tratamiento de la hepatitis B crónica 7. Vacunación contra hepatitis B 8. Búsquedas automáticas, guías, otras lecturas y sitios web 9. Consultas y opiniones 1. Introducción La hepatitis B es una enfermedad provocada por el virus de hepatitis B (VHB). El virus, endémico en todo el mundo, se eliminado en todos los líquidos corporales de los individuos portadores de una infección aguda o crónica. Cuando la transmisión es vertical (de madre a hijo) u horizontal (entre niños pequeños durante el juego) la infección casi siempre se hace crónica. Por el contrario, cuando la transmisión ocurre en adolescentes/adultos –habitualmente mediante el contacto sexual, agujas contaminadas (“objetos punzantes”), y menos a menudo por transfusión de productos sanguíneos– la infección habitualmente se resuelve, a no ser que el individuo tenga alteraciones de su sistema inmunitario (por ejemplo, por infección con el virus de inmunodeficiencia humana). La educación sobre cómo evitar los comportamientos riesgosos puede jugar un importante papel en la prevención. El riesgo de lesión por pinchazo con aguja hace 148 148 149 150 151 153 154 160 162 164 que los trabajadores de la salud sean un grupo de riesgo, y por lo tanto todos deberían vacunarse antes de comenzar su empleo. Los individuos infectados crónicamente con VHB tienen un mayor riesgo de presentar cirrosis que lleve a una descompensación hepática y a carcinoma hepatocelular (CHC). Si bien la mayoría de los pacientes con infección a VHB no presentan complicaciónes hepáticas, existe la posibilidad de que evolucionen hacia una enfermedad grave en el curso de su vida, siendo más probable que eso ocurra en hombres. Cada individuo con infección crónica con VHB constituye una oportunidad para evitar otros casos. Es importante tomarse el tiempo necesario para instruir a los pacientes y explicar los riesgos que plantea la infección para ellos mismos y para otros. La vacunación contra hepatitis B es altamente efectiva, siendo deseable hacer la vacunación universal a una edad temprana. Por lo menos, la vacunación debería ofrecerse a todos los individuos en riesgo. GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas Debe hacerse la búsqueda sistemática (screening) del virus de hepatitis B en las mujeres embarazadas antes del parto, ya que eso permite evitar otra generación de individuos portadores de una infección crónica. Las guías deben tener en cuenta los recursos diponibles, por lo que ésta presenta seis cascadas, dando opciones alternativas que tengan en cuenta los recursos disponibles para la prevención y el tratamiento de hepatitis B. 2. Epidemiología y transmisión de la hepatitis B Dos mil millones de personas a nivel mundial tienen evidencia serológica de infección pasada o presente con VHB, y 350 millones tienen una infección crónica y corren el riesgo de desarrollar hepatopatía relacionada con VHB. Entre 15 y 40% de los pacientes con infección crónica han de presentar cirrosis, evolucionando a la insuficiencia hepática y/o CHC. La infección por VHB es responsable de 500.000-1.200.000 muertes por año. La prevalencia de VHB varía marcadamente entre las diferentes regions del mundo (Figura 1). En la literatura habitualmente se establece una distinción entre las áreas de endemicidad alta, mediana, y baja; recientemente también se ha agregado el concepto de “endemicidad muy baja”. La prevalencia de la infección crónica varía desde más de 10% de la población en el Sudeste Asiático, China, el área Amazónica, y África Subsahariana, a menos de 1% en Europa Occidental y América del Norte. En términos generales, aproximadamente 45% de la población mundial vive en áreas de alta endemicidad. Dados los procesos de globalización, es fácil que los individuos con hepatitis B que migran hacia áreas donde la tasa de infección crónica con VHB es baja pasen desapercibidos los Figura 1. Tasas de portadores de hepatitis B en las diferentes regiones del mundo (cortesía de Dawson AJ, Lancet Inf Dis 2005; 5: 120-5). primeros tiempos. Las grandes variaciones en la prevalencia de la infección crónica de VHB estás en gran medida relacionadas con las diferencias de edad en el momento de la infección. La probabilidad de que la infección aguda se haga crónica es 70-90% para la infección perinatal (vertical) y 20-50% para las infecciones (horizontales) adquiridas durante la infancia temprana (antes de los 5 años). La probabilidad de presentar VHB crónica varía de 1% a 3% en las infecciones de VHB adquiridas en la edad adulta (a no ser que el individuo tenga una inmunosupresión). Se han identificado siete genotipos de virus de hepatitis B, y ya se han establecido sus distribuciones geográficas (Tabla 1). Tabla 1. Infección producida por el virus de hepatitis B por genotipo Genotipo Áreas geográficas Modo principal de transmisión A Europa Occidental América del Norte Sudáfrica Lejano Oriente Sudeste Asiático Lejano Oriente Sudeste Asiático India Medio Oriente Europa Meridional África Sudamérica Polinesia Sexual, uso de drogas intravenosas B C D E F Infección crónica (%) <1 Mediana de edad de la conversión HBe 20 Vertical 1–12 40 Vertical 1–10 30 Vertical/”objetos punzantes” sexual, nosocomial < 1–5 20 Horizontal, nosocomial Sexual, vertical? 3–25 1 < 10 ? Adaptado de Allain JP. Epidemiology of Hepatitis B virus and genotype. J Clin Virol 2006; 36 Suppl 1: S12-7. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 149 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas Hay un número cada vez mayor de pacientes con infección crónica que presentan variantes de VHB (provocadas por mutaciones en el gen core –o nucleocápside) que no expresan el antígeno de hepatitis B (HBeAg) o lo expresan muy poco; esta hepatitis B HBeAg-negativa puede requerir un tratamiento más prolongado para reducir la probabilidad de progresión de la hepatopatía, presentando recidivas cuando el paciente esté sin tratamiento. Se hace una distinción entre la mutación precore y la mutación del promotor del gen core. La prevalencia de las mutaciones precore es más alta en los países mediterráneos y predomina en el genotipo D, mientras que las mutaciones de promotor del core se encuentran en general en el genotipo C (en el Lejano Oriente y el Sudeste Asiático). No obstante ello, las manifestaciones clínicas son las mismas. La combinación de prevalencia, vía de transmisión, y factores virales tiene implicaciones para la estrategia de vacunación–vacunación de grupos en alto riesgo, vacunación de lactantes, o vacunación en adolescentes. Los estudios sugieren que la vacunación universal al nacimiento resulta conveniente en los países con una prevalencia alta y moderada, mientras que en Europa y América del Norte, con muy bajas incidencias, lo que se ha aplicado es la vacunación rutinaria del lactante o la vacunación de los recién nacidos de madres con serología positiva para el antígeno de superficie de hepatitis B (HBsAg). En algunos países se recomienda vacunar de rutina a los adolescentes a los 10 años de edad y la vacunación de puesta al día de los adultos en riesgo (es dificil identificar y/o llegar a aquellos que están “en riesgo”), pero esto estrategia tiene poco efecto sobre la tasa de infección crónica. 3. Patogenia e historia natural Patogenia La lesión hepática vinculada a VHB es provocada fundamentalmente por mecanismos inmunitarios, mediados por la lisis de los hepatocitos infectados por los linfocitos T citotóxicos. Recientemente se han identificado los mecanismos patogénicos precisos reponsables de la hepatopatía necroinflamatoria crónica y aguda vinculada a VHB y los factores virales y/o del huesped que determinan la gravedad de la enfermedad. La respuesta inmunitaria del huesped a los antígenos relacionados con VHB es importante para determinar la evolución de la infección aguda por VHB. La intensidad de la respuesta inmunitaria del huesped es crucial para eliminar el virus, pero esto a la vez provoca daño hepático (es decir, una forma de “hepatitis” manifestada por una elevación de las transaminasas que ocurre antes de haberse alcanzado la desaparición del virus). Los sujetos que contraen la infección crónica son incapaces de sostener una 150 respuesta inmune contra VHB y por lo tanto sufren episodios intermitentes de destrucción hepatocítica (hepatitis). La mayoría de los estudios de la infección aguda por VHB recién se inician una vez que aparecen síntomas, por lo que los primeros eventos críticos que siguen a la infección por VHB pasan desapercibidos. Un estudio reciente hizo un perfil seriado de las alteraciones genómicas durante el ingreso del virus, su diseminación, y su eliminación y mostró que en la primera etapa de la infección el VHB no induce ningún gen que sea regulado por interferón. Además, en la fase de latencia de la infección o durante la fase de la diseminación viral no se activa ni se inhibe (upregulate o down-regulate) ningún gen. Esto sugiere que VHB tal vez no induzca una respuesta inmune innata intrahepática. Por lo tanto, VHB puede ser un virus “sigiloso” al principio de la infección. Cuando un recién nacido se infecta durante el parto si la madre tiene serología positiva para HBeAg, se va induciendo una tolerancia inmunitaria a medida que el feto se hace tolerante al antígeno e (una proteína viral soluble que atraviesa la placenta in utero. Esta fase de inmunotolerancia se mantiene durante años a décadas. Los niños que nacen de madres con serología negativa para HBeAg pero que tienen una replicación viral persistente en general presentan una hepatitis aguda en el período neonatal, que se resuelve sola. Sin embargo, la infectividad de muchas mujeres que tienen serología negativa para HBeAg a menudo es muy baja, por lo que solo alrededor de 20% transmiten hepatitis B a su descendencia. En resumen, la evolución de la infección por VHB depende en gran medida de la interacción huesped–virus, mediada por una respuesta de inmunidad adquirida. La respuesta de las células T específicas para los virus es uno de los factores clave en la patogenia de la infección por VHB. Las variantes virales pueden influir sobre el curso y el resultado de la enfermedad. En general se subestima el efecto de los factores del huesped en la progresión de la enfermedad. El virus de hepatitis B se hace directamente citopático solo muy rara vez (cuando hay una inmunosupresión profunda). Historia natural (Tabla 2). Tabla 2. Infección aguda por hepatitis B: El riesgo de cronicidad está relacionado con la edad de la primoinfección Resultado Neonatos Niños Adultos Infección crónica 90% 30% 1% Recuperación 10% 70% 99% Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas La mayoría de los casos de hepatitis B crónica en la fase de reactivación son HBeAg negativos, pero unos pocos pacientes pueden ser HBeAg positivos (Figura 2). En la Figura 3 se muestran las tasas de progresión a cirrosis y carcinoma hepatocelular y las tasas de mortalidad correspondientes. 4. Diagnóstico de laboratorio de hepatitis B Diagnóstico de laboratorio El diagnóstico de la hepatitis B aguda se basa en la detección de HBsAg y anti-HBc (IgM). Durante la fase inicial de la infección, también se encuentran marcadores de replicación de VHB—HBeAg y ADN del VHB. La recuperación se acompaña de la desaparición del ADN del VHB, seroconversión de HBeAg a anti-HBe, y posteriormente desaparición de HBsAg con seroconversión a anti-HBs con anti-HBc (IgG). Todo esto debería ocurrir dentro de los 3 meses del diagnóstico. Son muy pocas las veces que los pacientes se presentan durante el período de ventana, cuando ya se ha negativizado el HBsAg pero todavía no es positivo anti-HBs. En esta situación, que es más común en los pacientes con hepatitis B fulminante, en quienes la desaparición viral tiende a ser más rápida, IgM antiHBc es el único marcador de infección aguda de VHB. Figura 2. Infección crónica por hepatitis B: fases de la infección (de Buster EH, Janssen HL, Antiviral treatment for chronic hepatitis B virus infection-immune modulation or viral suppression? Neth J Med 2006; 64: 175-85). HBC activa HBeAg positivo HBsAg, anti-HBc (IgM) y anti-HBs ALT, bilirrubina, e INR Nivel 2 HBsAg, anti-HBs, ALT Nivel 3 HBsAg, ALT ALT, alanino aminotransferasa; HBc, hepatitis B core (antígeno); HBsAg, antígeno de superficie de hepatitis B; IgM, inmunoglobulina M; INR, cociente normalizado internacional. El diagnóstico diferencial de hepatitis aguda HBsAg-positiva incluye exacerbaciones de hepatitis B crónica, que pueden ocurrir en cualquier momento en cualquier individuo que esté infectado crónicamente (en ese momento, puede darse una nueva reversión a anti-HBc IgM). La hepatitis aguda puede ocurrir luego de retirar la terapia inmunosupresora o por sobreinfección de una persona con infección crónica de hepatitis B, ya sea con el virus de hepatitis C y/o D. La hepatitis aguda sobreagregada debida a medicamentos y otras toxinas administradas a alguien que tiene una infección a hepatitis B crónica “silente” también puede presentarse como una hepatitis aguda. Algunas veces no se identifica ningún factor precipitante. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 -1-2%/año Cirrosis Cascada 1. Diagnóstico de laboratorio de hepatitis B aguda Nivel 1 Infección HBC HBeAg negativo -3 %/ año -2 -3%/año Descompensación -3 %/ año Carcinoma hepatocelular Desaparición espontánea de HBsAg -15 %/ año Muerte/ Transplante Figura 3. Progresión a la cirrosis y carcinoma hepatocelular, con tasas de mortalidad (adaptado de Franchis y al., EASL International Consensus Conference on Hepatitis B. 13–14 September, 2002, Geneva, Switzerland. Consensus statement (long version), J Hepatol 2003; 39 (Suppl 1): S3–25). Infección pasada con VHB. La infección antigua con VHB se caracteriza por la presencia de anti-HBs e IgG anti-HBc (anti-HBs algunas veces se torna indetectable después de muchos años). Cuando el sujeto ha recibido la vacuna, la inmunidad a la infección por VHB se caracteriza por la presencia solo de anti-HBs. Infección crónica por VHB. El diagnóstico de la infección crónica por VHB se define como la persistencia de HBsAg durante más de 6 meses. Debe establecerse si el individuo está en la fase HBeAg-positiva o HBeAg-negativa de la infección (Tabla 3). Debe 151 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas Tabla 3. Diferenciación de la infección crónica por hepatitis B HBsAg (≥ 6 meses) ALT (rango normal < 20 UI/L en mujeres, < 30 UI/L en hombres) HBeAg Anti-HBe ADN de VHB LID < 6–12 UI/mL Normal Positivo Negativo > 108 c/mL > 107 UI/mL Aumentado Positivo Negativo > 105 c/mL > 104 UI/mL Normal Negativo Positivo < 104 c/mL < 103 UI/mL Aumentado (sostenido o intermitente) Negativo Positivo > 104 c/mL > 103 UI/mL Hepatitis D Aumentado ± ± Negativo/bajo Coinfección con hepatitis C Aumentado ± ± Negativo/bajo (positivo para ARN de VHC) HBeAg-positivo, Fase de inmunotolerancia HBeAg-positivo Hepatitis B crónica Hepatitis B crónica, fase de control inmunitario Anti-HBe-positivo hepatitis B crónica ALT, alanino aminotransferasa; c/mL, copias por mililitro; HBe, HBeAg, antígeno de hepatitis e; HBsAg, antígeno de superficie de hepatitis B; LID, límite inferior de detección. hacerse análisis adicionales buscando marcadores de replicación de VHB –a saber, HBeAg y mediciones seriadas del ADN del VHB sérico, además de alanina aminotransferasa (ALT). Esto ayuda a determinar si se debe considerar al paciente para tratamiento de VHB. Todos los pacientes –HBeAg-positivos y HBeAgnegativos– aún teniendo niveles séricos normales de ALT (mujeres < 20 UI/L y hombres < 30 UI/L) y/o ADN del VHB indetectable, deben ser controlados de por vida, ya que la condición puede cambiar con el tiempo, aún manteniéndose asintomáticos. Entre los individuos con infección crónica con HBsAg, debe seguirse más de cerca a aquellos que tengan concentraciones séricas de ALT elevadas, preferentemente con mediciones seriadas del ADN del VHB. Es importante conocer los límites de detección del método utilizado para medir el ADN del VHB, ya que los valores que sean persistentemente ≥ 103 UI/ mL deben llevar a considerar la terapia antiviral. La decisión de iniciar la terapia depende de múltiples factores (es decir, no solo del nivel de ADN del VHB y/o ALT). Si la enfermedad hepática parece estar progresando (según la biopsia hepática o marcadores no invasivos de inflamación y fibrosis), debe considerarse el tratamiento. También hay que realizar análisis adicionales en búsqueda de hepatitis C y hepatitis D para descartar sobreinfección con otros virus de hepatitis, particularmente en pacientes con ALT elevada pero ADN del VHB no detectable. Declaración: 1 UI/mL ≈ 5 copias/mL. Sin embargo, el error en la prueba de carga viral ≈ 3 veces, o 0,51 g. Para simplificar, a los efectos de las guías, consideramos 1 UI/mL ≈ 10 copias/mL. 152 VHB oculto y reactivación de VHB La infección oculta por VHB puede definirse como la persistencia de ADN del VHB en el tejido hepático (y en algunos casos en sangre) de individuos en los que no se detecta el antígeno de superficie de hepatitis B (HBsAg) en la sangre, con o sin anti-HBc. La infección VHB oculta es prevalente a nivel mundial, pero su frecuencia está relacionada con la prevalencia de la infección manifiesta de VHB en un área geográfica específica. VHB se transmite a través de transfusiones sanguíneas y transplante de órganos. • Debe hacerse un control riguroso de los productos sanguíneos, descartando la presencia de HBsAg, anti-HBc, y en condiciones ideales, del ADN del VHB. • Los órganos de donantes con anti-HBc y/o antiHBs deberían destinarse preferentemente a los receptores que tengan pruebas positivas para antiHBs o HBsAg. Es probable que la infección VHB oculta sea un factor de riesgo adicional para CHC en pacientes anti-VHC positivos. También se puede acompañar de progresión de la enfermedad hepática crónica debido a otras causas que no sean VHB. Reactivación de VHB. La infección crónica con VHB frecuentemente se reactiva por la quimioterapia oncológica y otros tratamientos inmunosupresores o inmunomoduladores (por ejemplo, inmunoterapia selectiva) y puede llevar a hepatitis subclínica, ictérica, o inclusive fatal-aguda a crónica. El tratamiento preventivo con análogos de nucleósido/nucleótido está recomendado en los pacientes Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas HBsAg-positivos que van a recibir medicación anticancerosa o inmunosupresora. La infección VHB oculta puede reactivarse durante la quimioterapia oncológica y el tratamiento inmunosupresor prolongados, convirtiéndose en una infección crónica manifiesta de VHB. No es necesario hacer un tratamiento previo, pero estos pacientes tienen que ser controlados vigilando su ALT y HBsAg durante la terapia inmunosupresora. En resumen: • En la actualidad los beneficios del tratamiento preventivo de la reactivación oculta de VHB siguen sin quedar muy claros. • Antes de comenzar la quimioterapia o el tratamiento inmunosupresor o inmunomodulador, debe hacerse una búsqueda sistemática de HBsAg y anti-HBc. • En el caso de pacientes con evidencia de infección con VHB, confirmado por anti-HBc positivo con o sin anti-HBs, se recomienda hacer una evaluación general regular buscando marcadores vinculados a VHB durante y después de la quimioterapia y del tratamiento inmunosupresor. Todos los candidatos de quimioterapia Tamizaje buscando HBsAg y anti-HBc HBsAg-negativo anti-HBc–positivo HBsAg-positivo ADN ≤ 104 c/mL ADN > 104 c/mL Rituximab Sin rituximab Lamivudina profiláctica o AN hasta 8 sem después de la quimioterapia Lamivudina a largo plazo o AN Lamivudina profiláctica hasta 52 semanas después de la quimioterapia Sin profilaxis Figura 4. Algoritmo de la Asociación Asia-Pacífico para el Estudio del Hígado en todos los candidatos a quimioterapia; c/mL, copias/mL; AN, análogo de nucleótidos. Los pacientes que reciben quimioterapia o inmunosupresión deben seguir las guías de la Asociación Americana para el Estudio de Enfermedades Hepáticas (AASLD) y las guías de la Asociación Asia-Pacífico para el Estudio del Hígado (APASL) (Figura 4). Tabla 4. Factores de riesgo asociados con la progresión de la hepatitis B crónica Sexo masculino Mayor edad Hepatitis con seropositivdad HBeAg que no cede 5. Controles a largo plazo y tamizaje de la hepatitis B crónica Elevación sostenida del ADN de VHB en suero Elevación sostenida de ALT sérica Coinfección con VIH Controles después de interrumpir el tratamiento (Tabla 4). Evaluación inicial de los pacientes con infección VHB crónica. Los individuos con infección VHB crónica recién detectados deben comprender que es necesario hacer un seguimiento a largo plazo para descartar la aparición de hepatitis crónica, cirrosis, y CHC mediante una serie de exámenes clínicos y pruebas de laboratorio -aún cuando no presenten síntomas. Es importante verificar el estadío de la hepatitis B crónica (HBC) y decidir la frecuencia con que se necesita hacer los exámenes de control. La valoración inicial debe incluir: • Anamnesis y examen físico, especialmente examen de piel y abdomen. • Marcadores de la infección por VHB, incluyendo HBeAg/anti-HBe y ADN del VHB para clasificar la fase de la infección VHB crónica, así como el genotipo de VHB si se contempla hacer un tratamiento antiviral con interferón. • Examen completo de la función hepática (ALT/ AST para identificar inflamación activa, y bilirubiGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 Genotipos C y D de VHB Coinfección con VHC y VHD Tabaquismo Exceso de ingesta alcohólica Antecedentes familiares de CHC Polimorfismos genéticos en el huésped Exposición a aflatoxina ALT, alanino aminotransferasa; HBeAg, hepatitis B con antígeno e; VHB, virus de hepatitis B; CHC, carcinoma hepatocelular; VHC, virus de C; VHD, virus de hepatitis D; VIH, virus de inmunodeficiencia humana. • • na, tiempo de protrombina, y albúmina para vigilar la función de síntesis hepática para determinar si existe insuficiencia hepática). Hemograma completo, especialmente recuento de plaquetas como marcador sustituto de la hipertensión portal. Ecografía abdominal como tamizaje de las condiciones de inicio para CHC. 153 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas • • • Otros marcadores de infección viral, incluyendo VHC y VHD, particularmente si ALT se encuentra elevada pero el ADN del VHB es bajo o indetectable. Antes de introducir el tratamiento antiviral oral, debe hacerse la búsqueda del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en todos los pacientes Biopsia hepática si es necesario. Control de seguimiento a largo plazo de los pacientes HBC. La finalidad del control de HBC es evaluar la progresión de la hepatopatía y aclarar la indicación de tratamiento. Al evaluar la respuesta al tratamiento, la frecuencia de los controles y el tipo de exámenes de laboratorio a realizar dependerán de la fase de la HBC, la severidad de la enfermedad, y el protocolo de tratamiento. Tamizaje de CHC La finalidad es detectar tumores menores a 3 cm de diámetro, y preferentemente menores a 2 cm, para ofrecer un tratamiento potencialmente curativo. Se recomienda hacer despistaje de CHC en todos los pacientes cirróticos, ya que hay un mayor riesgo de que presenten CHC. Sin embargo, en África y en el Sudeste Asiático, donde la infección VHB se adquiere temprano en la vida, el CHC puede aparecer en un hígado no cirrótico. HBsAg+ HBeAg Positivo (ALT y ADN de HBV seriados) ALT < LSN Generalmente > 10 X 8 c/m > 10 X 7 UI/ml 0 3 - 6 meses ALT 0 6 - 12 meses HBeAg No tratar (inmunotolerancia) ALT 1-2 X LSN > 10 X 5 c/ml > 10 X 4 UI/ml ALT > 2 X LSN > 10 X 5 c/ml > 10 X 4 UI/ml 0 3-6 meses ALT 0 6 – 12 meses HBeAg Considerar biopsia si > 40 años ALT normal alta Antecedentes familiares de HCH Tratar si es necesario Cada 1-3 meses ALT, HBeAg sigue consistentemente elevado ALT > 3-6 meses Tratar Biopsia hepática opcional Tratar inmediatamente si hay falla hepática Figura 5. Manejo de la infección crónica con serología positiva para HBeAg. De estar indicada, debe hacerse la vigilancia para carcinoma hepatocelular (dependiendo de edad, sexo, gravedad de la enfermedad hepática, y antecedentes familiares). (Adaptado de Lok AS, McMahon BJ, Chronic hepatitis B, Hepatology 2007;45: 507-39.) ALT, alanino aminotransferasa; HBeAg, antígeno e de hepatitis B; HBsAg, antígeno de superficie de hepatitis B; VHB, virus de hepatitis B; CHC, carcinoma hepatocelular; LSN, límite superior normal. 154 AASLD recomienda vigilancia de CHC usando ecografía en el siguiente tipo de pacientes con hepatitis B crónica: • Hombres asiáticos mayores de 40 años y mujeres asiáticas mayores de 50 años. • Todos los pacientes con cirrosis, independientemente de la edad. • Pacientes con antecedents familiars de CHC; de cualquier edad. • Africanos mayores de 20 años. • Cualquier individuo con coinfección con VHB/ VIH. Para los portadores de hepatitis B no incluidos en esta lista, el riesgo de presentar CHC varía dependiendo de la severidad de la hepatopatía subyacente y de la actividad inflamatoria hepática actual y pasada. Los que tienen concentraciones elevadas de ADN del VHB y que presentan actividad inflamatoria hepática contínua (evidenciada por valores elevados de ALT) tienen un mayor riesgo de CHC. 6. Tratamiento de la hepatitis B crónica Introducción Antes de comenzar cualquier forma de tratamiento contra VHB, y preferentemente en el momento de la presentación inicial, se debe dar al paciente información sobre la historia natural de la infección crónica de hepatitis B, manifestándole que la mayoría de las infecciones se mantienen totalmente asintomáticas aún en sujetos con enfermedad grave, por lo que es necesario hacer un control regular de por vida - y esta infomación debe ser analizada junto con el paciente. Hay que explicar la posible transmisión a los contactos, el mejor momento para iniciar el tratamiento, y la necesidad de cumplir cabalmente con los exámenes de control, esté o no el paciente recibiendo tratamiento. En las mujeres en edad de procrear solo se debe utilizar medicamentos que se consideren seguros en el embarazo, ya que una vez que se ha indicado un nucléosido o nucleótido no se lo puede interrumpir abruptamente en los sujetos que se mantengan HBeAg-positivos. El paciente debe comprender que la cesación del tratamiento puede precipitar una insuficiencia hepática aguda aún en ausencia de cirrosis. Patrones oro y cascadas En las Figuras 5 y 6 a continuación se muestran los actuales patrones oro. La Tabla 5 brinda una reseña general de los regímenes de tratamiento aprobados actualmente para la hepatitis B crónica, y la Tabla 6 enumera los tratamientos recomendados. Se incluyen cascadas que reflejan las opciones alternativas según los recursos disponibles. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas Cascada 2a. Fase de inmunotolerancia (sin tratamiento) Nivel 1 HBsAg+ HBeAg ADN de HVB y HBeAg anual Negativo (ALT seriados) ALT cada 6 meses Nivel 2 HBeAg anual ALT cada 6 meses Nivel 3 ALT cada 6 meses Cascada 2b. Control de la fase inmunoactiva (sin tratamiento) Nivel 1 ALT cada 3 meses y ADN del VHB HBeAg y hemograma completo cada 6 meses Antes de cualquier tratamiento, hacer prueba de VIH Nivel 2 ALT ≥ -2 x LSN ADN de VHB > 10 x 5 c/ml > 10 x 4 UI/ml ALT 1-2 x LSN ADN de VHB > 10 x 4 c/ml > 10 x 3 UI/ml ALT < LSN < 10 x 4 c/ml < 10 x 3 UI/ml Tratar si persiste Biopsia hepática opcional Cada 3 meses ALT y ADN de VHB Considerar biopsia si persiste Tratar si es necesario Cada 3 meses ALT x 3, Luego cada 6-12 meses si ALT todavía es < 1 x LSN y ADN de VHB sigue < 10 x 4 c/ml < 10 x 3 UI/ml No se necesita tratamiento ALT cada 3 meses HBeAg, ADN del VHB, y hemograma completo cada 6 meses Antes de cualquier tratamiento, hacer prueba de VIH Nivel 3 ALT cada 3 meses Volver a controlar HBeAg y hemograma completo cada 6 meses Antes de cualquier tratamiento, hacer la prueba de VIH Cascada 2c. Control de la fase de control inmunitario (sin tratamiento) Nivel 1 HBsAg y anti-HBeAg anual ALT, ADN del VHB y hemograma completo cada 6 meses Nivel 2 ALT, ADN del VHB y hemograma completo cada 6 meses Nivel 3 ALT y hemograma completo cada 6 meses Nivel 4 ALT y hemograma completo anual Figura 6. Manejo de la infección crónica HBeAg-negativa. De estar indicada, debe hacerse la vigilancia del carcinoma hepatocelular (dependiendo de edad, sexo, gravedad de la enfermedad hepática, y antecedentes familiares). (Adaptado de Lok AS, McMahon BJ, Chronic hepatitis B, Hepatology 2007; 45: 507-39.). ALT, alanino aminotransferasa; HBeAg, antigen de hepatitis b e; HBsAg, antígeno de superficie de hepatitis B; VHB, virus de hepatitis B; LSN, límite superior normal. Nota. El límite superior normal para alaninoaminotransferasa (ALT) es 19 UI/L en mujeres y 30 U/L en hombres. El control del ADN del VHB cada 3 meses en pacientes con ALT una a dos veces el límite superior normal es caro y no es práctico cuando los recursos económicos son limitados; ver en las cascadas a continuación las otras soluciones posibles. Cascada 3a. Fase inmunoactiva: HBe Ag-positivo-controlar al paciente en tratamiento Nivel 1 HBeAg cada 6 meses Cascada 2d. Fase de reactivación, HBeAg-negativo (sin tratamiento) Nivel 1 Hemograma completo y creatinina anualmente ALT y ADN del VHB cada 3 meses Hemograma completo cada 6 meses Nivel 2 Nivel 3 ALT cada 3 meses ADN del VHB a los 3 y 6 meses de comenzar el tratamiento Antes del tratamiento, hacer prueba de VIH Nivel 2 ALT y ADN del VHB a los 3 y 6 meses De ahí en adelante cada 6 meses (a no ser que presente cirrosis; luego ADN del VHB cada 3 meses) ALT y ADN del VHB cada 6 meses Hemograma completo cada 6 meses Luego cada 6 meses Antes del tratamiento, hacer prueba de VIH HBeAg anualmente ALT cada 6 meses Hemograma completo y creatinina anualmente Hemograma completo cada 6 meses Antes del tratamiento, hacer prueba de VIH ALT, alanino aminotransferasa; HC, hemograma completo; HBeAg, antígeno e de hepatitis B; HBsAg, antígeno de superficie de hepatitis B; VHB, virus de hepatitis B; VIH, virus de inmunodeficiencia humana. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 Nivel 3 ALT cada 3 meses HBeAg anualmente Hemograma completo y creatinina anualmente 155 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas Tabla 5. Comparación de los tratamientos aprobados para la hepatitis B crónica IFN o PEGinterferón alfa Lamivudina (LAM) Adefovir (ADF) Entecavir (ETV) Telbivudina (LdT) Tenofovir (TDF) HBeAg+, ALT normal Sin tratamiento Sin tratamiento Sin tratamiento Sin tratamiento Sin tratamiento Sin tratamiento Hepatitis crónica HBeAg-positivo Indicado Indicado * Indicado Indicado Indicado * Indicado Hepatitis crónica HBeAg-negativo Indicado Indicado * Indicado Indicado Indicado * Indicado Duración del tratamiento Hepatitis crónica HBeAg-positiva 4–12 meses † Hasta que HBeAb sea positivo ‡ Hasta que HBeAb sea positivo ‡ Hasta que HBeAb sea positivo ‡ Hasta que HBeAb sea positivo ‡ Hasta que HBeAb sea positivo ‡ Hepatitis crónica HBeAg-negativa 1–2 años No se sabe; ? hasta pérdida de HBsAg No se sabe; ? hasta pérdida de HBsAg No se sabe; ? hasta pérdida de HBsAg No se sabe; ? hasta pérdida de HBsAg No se sabe; ? hasta pérdida de HBsAg Vía Subcutánea Oral Oral Oral Oral Oral Efectos colaterales Muchos Despreciable Posible nefrotoxicidad Despreciable Despreciable Despreciable Resistencia medicamentosa Ninguna ≈ 20%, año 1 ≈ 70%, año 5 Ninguna, año 1 29%, año 5 < 1% a 1 año ? 30% si el LAM-R 2–5% en año 1; 8-22% año 2; nunca dar para LAM-R Ninguno a 1 Costo Inicialmente alto (pero duración finita) Más bajo Intermedio alto en particular porque se necesita tratamiento a largo plazo Muy alto, en particular porque se necesita tratamiento a largo plazo Intermedio alto en particular porque se necesita tratamiento a largo plazo Intermedio alto en particular porque se necesita tratamiento a largo plazo ALT, alanino aminotransferasa; HBeAb,anticuerpo HBe; HBeAg, antígeno e de hepatitis B; HBsAg, antígeno de superficie de hepatitis B; IFN, interferón; LAM-R, resistencia a lamivudina/resistencia. *Existe una alta tasa de resistencia, particularmente en los pacientes con una carga viral basal ≥ 104 UI/mL, ≥ 105 c/mL. †PEGinterferón aprobado para 12 meses. ‡Tratamiento durante todo el tiempo que el paciente se mantenga HBeAg-positivo y durante por lo menos 6 meses después de la seroconversión anti-HBe. Cascada 3b. Fase de reactivación: Hepatitis HBeAg-negativa-monitoreo cuando el paciente está en tratamiento Nivel 1 Nivel 2 Nivel 3 ALT y ADN del VHB a los 3 meses De ahí en adelante cada 6 meses (a no ser que haya cirrosis; luego cada 3 meses) HBsAg anualmente Hemograma completo y creatinina anualmente ALT y ADN del VHB a los 3 meses Luego ALT cada 6 meses ADN del VHB anualmente HBsAg, Hemograma completo y creatinina anualmente ALT cada 3 meses HBsAg, hemograma completo y creatinina anualmente ALT, alanino aminotransferasa; HBeAg, antígeno e de hepatitis B; HBsAg, antígeno de superficie de hepatitis B; VHB, virus de hepatitis B. 156 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas Tabla 6. Recomendaciones sobre cuándo tratar la hepatitis B crónica HBe Agpositivo ADN del VHB (PCR) ALT Estrategia de tratamiento ≥ 104 UI/mL ≥ 105 c/mL ≤ 2 × LSN Baja eficacia con los tratamientos actuales — Observar; considerar tratamiento cuando se eleve más ALT — Considerar biopsia en personas > 40 años, con ALT persistentemente a alta normal a 2 x LSN, o antecedentes familares de CHC — Tratamiento si ADN del VHB ≥ 104 uI/mL, ≥ 105 c/mL y la biopsia muestra inflamación moderada/severa o fibrosis importante ≥ 104 UI/mL ≥ 105 c/mL > 2 × LSN — Observar durante 3–6 meses y tratar si no ocurre pérdida espontánea de HBeAg. Considerar biopsia hepática antes del tratamiento si no hay insuficiencia hepática — Tratamiento inmediato de la ictericia o de la descompensación clínica — IFN-α/PEG-IFN-α, LAM, ADV, ETC, LdT, o TDF pueden utilizarse como terapia inicial (no usar IFN en la enfermedad descompensada) — No se prefiere LAM y LdT debido a la alta tasa de resistencia medicamentosa — Punto final del tratamiento: seroconversión de HBeAg a anti-HBe — Duración del tratamiento: • IFN-α: 16–24 semanas; si no hay respuesta antiviral, interrumpir; si el ADN del VHB se hace indetectable, suficiente • PEG-IFN-α: 24–48 semanas; si no hay respuesta antiviral, interrumpir; si ADN del VHB se hace indetectable, suficiente • LAM/ADV/ETV/LdT/TDF: mínimo 1 año, continuar durante por lo menos 6 meses después de la seroconversión HBeAg; no se puede interrumpir a no ser que haya seroconversión (n.b., TDF no está autorizado para la monoinfección de hepatitis B en todo el mundo) HBeAgnegativo ≥ 104 UI/mL ≥105 c/mL > 2 × LSN — Punto final del tratamiento no definido — Se prefiere hacer biopsia hepática antes de iniciar el tratamiento para evaluar la gravedad de la fibrosis Duración del tratamiento:* • IFN-α/PEG-IFN-α: 1 año o más • LAM/ADV/ETV/LdT/TDF: hasta la pérdida de HBsAg HBeAgnegativo ≥ 103 UI/mL ≥ 104 c/mL 1–2 × LSN Considerar biopsia hepática y tratar si ésta muestra necroinflamación moderada/severa HBeAgnegativo ≥ 103 UI/mL ≥ 104 c/mL ≤ LSN Observar; tratar si aparece elevación de ALT o del ADN del VHB Detectable < 103 UI/mL < 104 c/mL ≤ LSN Cirrosis compensada: no se trata si ALT < LSN HBeAgnegativo < 103 UI/mL < 104 c/mL ≤ LSN Cirrosis descompensada: combinar tratamiento con centro de transplante. A este nivel de ADN del VHB, cualquier nucleósido/nucleótido es aceptable (controlar la función renal cuidadosamente) HBeAgnegativo No detectable ≤ LSN Cirrosis compensada: observar No detectable ≤ LSN Cirrosis descompensada: derivar para transplante hepático ADV adefovir; ALT, alanino aminotransferasa; ETV, entecavir; HBeAg, antígeno de hepatitis B; HBsAg, antígeno de superficie de hepatitis B; VHB, hepatitis B; CHC, carcinoma hepatocelular; IFN-α, interferón alfa; LAM, lamivudina LdT, telbivudina; PCR, reacción en cadena de la polimerasa; PEG-IFN-α, PEGinterferón alfa; TDF, tenofovir (todavía no está autorizado su uso para la monoinfección con hepatitis B); LSN, límite superior normal. * Nota: actualmente existe una fuerte evidencia a favor del uso de los niveles de ADN del VHB en el tratamiento como una regla para interrumpir la terapia de interferón o PEGinterferón. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 157 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas Hepatitis HBeAg-positivo (Tablas 7, 8). Recomendaciones. Como regla general, debería considerarse el tratamiento de los pacientes HBeAgpositivos con ALT persistente ≥ 2 × límite superior del normal y con ADN del VHB ≥ 104 UI/mL o ≥ 105 c/mL. • Debe iniciarse el tratamiento en los pacientes cuya biopsia hepática muestre inflamación moderada a severa o con fibrosis significativa. • Debe iniciarse tratamiento en aquellos que tengan cirrosis y aquellos que hayan presentado un empuje de hepatitis B. • Se puede elegir cualquiera de los tratamientos aprobados, y la decisión sobre la elección de tratamiento debe incluir una valoración de la eficacia, seguridad, y barrera genética (baja tasa de resistencia). • • • Los pacientes deben controlarse regularmente durante el tratamiento, a intervalos de 3–6 meses, o más frecuentemente si están recibiendo tratamiento basado en interferón para vigilar su eficacia, seguridad, y evidencia temprana de resistencia (solo si están recibiendo análogos de nucleósidos/ nucleótidos). El ideal es controlar los valores de ALT, HBeAg, anti-HBe, y ADN del VHB, pero quizás eso no sea posible en los países que no dispongan de esos exámenes o si son prohibitivamente caros; en cuyo caso tendría que alcanzar con ALT. Progresión virológica: un aumento de > 1 logaritmo del ADN del VHB por encima del nadir después de alcanzar una respuesta virológica durante el tratamiento contínuo (para análogos de nucleósidos/nucleótidos). Tabla 7. Respuestas a terapias antivirales orales aprobadas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA) en pacientes con hepatitis B crónica HBeAg-positivos vírgenes de tratamiento Lamivudina 100 mg/día 48-52 semanas Adefovir dipivoxil 10 mg/día 48 semanas Entecavir 0,5 mg/día 48 semanas Telbivudina 600 mg/día 52 semanas Placebo 44% 21% 67% 60% 0 - 16% Reducción del ADN del VHB sérico con respecto al inicio 5 logaritmos 4 logaritmos 7 logaritmos 6 logaritmos 0 - 0,6 logaritmos Normalización de ALT sérica 41 - 75% 48% 68% 77% 7 - 24% Mejora histológica 49 - 56% 53% 72% 65% 25% Pérdida de HBeAg 17 - 32% 24% 22% 26% 6 - 11% Seroconversión de HBeAg 16 - 21% 12% 21% 22% 7% Pérdida de ADN del VHB sérico* *Los porcentajes para lamivudina fueron determinados usando un ensayo de hibridación con cadena ramificada, y los de adefovir y telbivudina mediante ensayo de reacción en cadena de la polimerasa. Tabla 8. Respuesta al final del tratamiento en pacientes HBeAg-positivos con hepatitis B crónica tratados con PEGinterferón alfa como monoterapia o terapia dual (agregando lamivudina) PEGinterferón alfa 2a durante 48 semanas Pérdida de ADN del VHB en sangre Reducción sérica de ADN del VHB con respecto al inicio Normalización de ALT sérica PEGinterferón alfa 2b durante 52 semanas PEGinterferón alfa 2b más lamivudina 25% NA 33% 4 logaritmos 2 logaritmos 5 logaritmos 32–44% 46%/44%* 51%/35%* Mejoría histológica 38% 53% 33% Pérdida de HBeAg 30%/34%* 40%/49%* 44%/35%* Seroconversión de HBeAg 27%/32%* 30%/39%* 25%/29%* * Respuestas al final del tratamiento/al final del seguimiento (24 semanas después de interrumpir el tratamiento). 158 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas • • • • • • Empuje de progresión bioquímica: se ha alcanzado un aumento de ALT por encima del límite superior del normal después de la normalización durante el tratamiento contínuo. En los pacientes con resistencia se debe considerar tratamiento de rescate con nucleósidos/nucleótidos que no tengan un perfil de resistencia cruzada (LAM, LdT, ETV mismo perfil). Debe continuarse con los agentes orales hasta por lo menos 6 meses después del punto final de seroconversión HBeAg en la hepatitis HBeAg-positiva. La ventaja de las terapias basadas en interferón es que tienen un ciclo fijo de tratamiento, y no hay que basarse en la aparición de seroconversión de HBeAg, ya que la seroconversión puede ocurrir hasta 6 meses después de interrumpir el interferón. La ventaja de interferón es que se puede interrumpir abruptamente sin temor a una exacerbación (por ejemplo, en mujeres en edad de procrear, en quienes hay que ser cauteloso con el tratamiento antiviral oral ya que algunos agentes parecen ser más seguros que otros). Se recomienda hacer un control de cerca después de interrumpir o retirar el tratamiento oral. Es aconsejable verificar coinfección con VIH antes del tratamiento. Hepatitis HBeAg-negativa La HBeAg-negativa representa una fase tardía en el curso de la infección crónica con VHB. Recomendaciones para el tratamiento de VHB ADN del VHB ≥ 104 UI/mL o ≥ 105 c/mL y ALT sérico > 2 × LSN • Considerar biopsia hepática en pacientes con ADN del VHB ≥ 104 UI/mL o ≥ 105 c/mL y ALT sérico < 2 × LSN o ADN del VHB ≥ 103 UI/mL o ≥ 104 c/ mL y ALT sérico > LSN; tratar si la biopsia hepática muestra necro inflamación moderada/severa o fibrosis significativa. • ADN del VHB ≥ 103 UI/mL o ≥ 104 c/mL en pacientes con cirrosis compensada. • ADN del VHB detectable en pacientes con cirrosis descompensada. 1. El régimen de tratamiento puede ser interferón convencional (no en presencia de insuficiencia hepática), PEGinterferón alfa, o análogos de nucleósido/nucleótido. 2. En pacientes con contraindicaciones al interferón, cirrosis descompensada o enfermedad autoinmune, se recomienda hacer análogos de nucleósido/ nucleótido orales. 3. La terapia con interferón o PEGinterferón debe mantenerse durante 1 año. 4. Para la terapia antiviral, se prefiere utilizar agentes con una baja tasa de resistencia como adefovir, entecavir, o tenofovir, particularmente en pacientes Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 5. 6. 7. 8. con cirrosis. Sin embargo, cuando existen importantes limitaciones económicas, se puede iniciar el tratamiento con lamivudina (o telbivudina), agregando adefovir cuando se detecta resistencia a la droga o cuando el ADN del VHB se mantiene a ≥ 104 UI/mL o ≥ 105 c/mL en la semana 24 de tratamiento. No se conoce la duración óptima de tratamiento antiviral para la HBC HBeAg-negativa, pero si se sabe que se necesita un tratamiento a largo plazo por más de 1 año –posiblemente por toda la vida o hasta que se pierda HBsAg. Se recomienda controlar la bioquímica y el ADN del VHB cada 3–6 meses para evaluar la respuesta al tratamiento y para una detección temprana de la resistencia a la droga. Cuando se detecte resistencia a una droga debe cambiarse la droga o agregar una droga para la que no haya resistencia. Es preferible agregar tratamiento, particularmente en pacientes con fibrosis avanzada o con ADN del VHB ≥ 105 UI/ mL o ≥ 106 c/mL. Antes de iniciar el tratamiento con análogos de nucleósido/nucleótido, hay que hacer pruebas para detectar VIH. Resistencia a la droga Se pueden utilizar las siguientes estrategias para evitar la resistencia: • Para la terapia de primera línea, elegir medicamentos antivirales potentes y/o uno con una baja incidencia de resistencia (alta barrera genética) con el tiempo. • Debe hacerse un control frecuente de la carga viral (cada 3-6 meses) durante el tratamiento, y hacer pruebas de resistencia (genotipo) en caso de progresión viral o supresión viral subóptima, para poder detectar la resistencia genotípica antes de que aparezcan consecuencias clínicas. • Si el ADN del VHB es > 105 UI/mL o ≥ 106 c/mL y/o ALT se ha elevado en el momento de detectar inicialmente la resistencia, es preferible agregar otro agente antiviral que cambiar a otro antiviral. (No se ha descrito ninguna resistencia medicamentosa a interferón, si bien algunos individuos no muestran reducción del ADN del VHB, en cuyo caso debe interrumpirse el tratamiento). Coinfección VHB–VHD. El virus de hepatitis D (VHD) es un virus defectuoso con un genoma de ARN circular y una proteína con una única estructura, el antígeno delta de hepatitis. El virus necesita al antígeno de superficie VHB para envolver su antígeno delta. Esta función de ayuda al VHB es importante para el ensamblaje y la propagación de VHD. Hasta 5% de la población 159 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas mundial está infectada con VHB, y probablemente 5% de los que están infectados crónicamente con VHB estén también infectados con VHD. Sin embargo, algunas áreas endémicas en el mundo en desarrollo pueden tener tasas mucho más altas. El virus produce coinfección simultáneamente con VHB, o sobreinfección en sujetos ya crónicamente infectados con VHB. La coinfección evoluciona a la cronicidad solo en 2%, mientras que la sobreinfección lleva a una enfermedad progresiva y cirrosis en más de 80% de los casos. Aparece cirrosis a una edad más temprana que en los pacientes con monoinfección crónica de VHB. Recomendaciones • Debe instrumentarse la vacunación universal contra VHB para evitar la infección de VHD en la comunidad y por lo tanto disminuir su prevalencia. • Debe evaluarse a los pacientes HBsAg-positivos para descartar la infección con VHD, particularmente si la hepatitis muestra poca o ninguna replicación viral VHB (es decir, una baja carga viral de VHB). • Se puede diagnosticar la infección con VHD mediante la detección del ARN de VHD en suero mediante PCR, o indirectamente, detectando anticuerpos contra el antígeno contra hepatitis D (anti-HD) de las clases IgG e IgM. • Debe tratarse la hepatitis D crónica con interferón (preferentemente interferón pegilado) durante por lo menos 12 meses. VHB–VHC. Puede ocurrir infección con los virus de VHB y hepatitis C (VHC), ya que ambos comparten similares factores de riesgo y modos de transmisión. Como consecuencia, la coinfección con los dos agentes ocurre bastante frecuentemente, particularmente en áreas geográficas donde ambos agentes tienen gran endemicidad. Por las mismas razones, en las poblaciones de alto riesgo puede observarse coinfección con VHB y VHC e inclusive la triple infección con VHB, VHC y VIH y potencialmente cuádruple (VHD además). Los interferones (e interferones pegilados) son agentes terapéuticos bien establecidos tanto para VHB como VHC y representan el tratamiento de elección de los pacientes coinfectados (en ausencia de VIH). Cuando predomina VHC (ARN de VHC detectable y ADN del VHB bajo o indetectable) se recomienda hacer tratamiento con PEGinterferón y ribavirina. Cuando predomina VHB (niveles altos de ADN del VHB), a menudo se ha despejado la hepatitis C (es decir, ARN de VHC indetectable). Puede preferirse monoterapia con PEGinterferón. En el caso de contraindicaciones al tratamiento basado en interferón, puede utilizarse nucleósidos/nucleótidos orales activos contra VHB, cuando es este último el que se está re160 plicando activamente. Se requiere un control regular de ALT y del ARN del VHC y el ADN del VHB durante y después del tratamiento, ya que la supresión del virus dominante gracias a la terapia antiviral puede llevar a reactivación de virus previamente suprimidos. VHB-VIH. Se estima que hay 40 millones de personas en el mundo infectadas con VIH. La infección crónica con VHB puede aparecer debido a los modos comunes de transmisión de los virus-parenteral, vertical, y sexual. La prevalencia de infección con HBC entre las personas infectadas con VIH puede ser más de diez veces mayor que la de la población general. En términos generales la infección crónica con VHB ocurre en 6-14% de las personas infectadas con VIH en Europa Occidental y en Estados Unidos. En los grupos de riesgo, las tasas de infección son 4-6% entre heterosexuales, 9-17% de los hombres que tienen sexo con hombres, y 7-10% de los usuarios de drogas inyectables. La ausencia de ensayos controlados y la actividad doble de algunos agentes complica el manejo de la infección por HBC en pacientes con coinfección con VIH. Los regímenes de tratamiento dependen de la situación clínica de VIH y VHB, pero debe evitarse la monoterapia con un agente eficaz contra VIH y VHB, ya que de no hacerlo podría aparecer rápidamente resistencia a ambos (VIH y VHB). Por lo tanto, todos los pacientes con HBC deberían siempre descartar la presencia de coinfección con VIH antes de iniciar el tratamiento antiviral. Los principales objetivos del tratamiento anti-VHB (Figuras 7, 8) son detener o disminuir el avance de la enfermedad hepática, y evitar la cirrosis y el CHC. La seroconversión a anti-HBe no es una meta realista en los pacientes coinfectados con VIH. La supresión prolongada de la replicación de VHB lleva a mejora histológica, una disminución importante o una normalización de las aminotransferasas, y a evitar la progresión hacia la cirrosis y la enfermedad hepática terminal. El control viral sostenido requiere una terapia de mantenimiento a largo plazo. La interrupción del tratamiento en particular puede acompañarse de una reactivación con VHB y empujes de ALT. La desventaja de un tratamiento largo es el riesgo de resistencia de VHB. Para reducir la resistencia medicamentosa, la mayoría de los pacientes coinfectados necesitan una terapia de combinación contra el VHB. 7. Vacunación contra hepatitis B Introducción Un programa para vacunación universal de todos los recién nacidos es un paso clave hacia un control efectivo de la infección por el VHB a nivel mundial. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas La vacunación contra hepatitis B tiene una muy buena relación costo-efectividad, ya que evita la infección con VHB, y por lo tanto reduce la incidencia de hepatitis crónica, cirrosis, y CHC en la población vacunada. Vacunación activa con la vacuna contra hepatitis B El HBsAg es el antígeno usado en la formulación de la vacuna de hepatitis B. Se produce a partir de una levadura, utilizando tecnología ADN recombinante. Se encuentra disponible como preparado con un agente único o en combinación fija con otras vacunas. Vacunación pasiva con inmunoglobulina contra hepatitis B (HBIg) HBIg se prepara a partir del plasma de inividuos que tienen altas concentraciones de anti-HBs. La dosis estándar de HBIg en adultos es 0,06 mL/kg para todas las aplicaciones. En dosis estándar, otorga protección transitoria (es decir, durante aproximadamente 3-6 meses) contra la infección con VHB. HBIg se administra mediante inyección intramuscular, preferentemente en el deltoides o en el músculo glúteo. Si se administra con la vacuna contra hepatitis B, la vacuna HBIg debe administrarse en un sitio diferente. Profilaxis preexposición Una estrategia integral para eliminar la transmisión de VHB debe comenzar con un programa de vacunación antes de la exposición. Este debería incluir la vacunación universal de: • Todos los recién nacidos en el momento del nacimiento, particularmente aquellos hijos de mujeres embarazadas que tuvieron pruebas positivas para el antígeno de superficie de hepatitis B (HBsAg). • Inmunoprofilaxis post exposición en niños nacidos de madres cuyo estado HBsAg se desconoce. • Puesta al día de la vacunación para todos los niños y adolescentes que no hayan sido vacunados previamente. • Vacunación de adultos no vacunados expuestos a riesgos de infección VHB (sin embargo, habitualmente los individuos de “alto riesgo” suelen no tener acceso o información de las dependencias de salud; por lo tanto se necesita vacunación infantil universal). Esquemas de vacunación • La vacunación primaria consiste en tres o más dosis intramusculares de vacuna contra hepatitis B administrada a 0, 1, y 6 meses; con esto se logran respuesta de anticuerpos positivas en 30-55% de los adultos con edades ≤ 40 años después de la primera dosis, 75% después de la segunda dosis, y > 90% después de la tercera dosis. Estas tasas de respuesta disminuyen cuando la vacuna de admiGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 HBeAg, ADN de VHB ALT ALT normal ADN de VHB baja* ALT elevada ADN de VHB alto* Control Biopsia hepática Metavir A ≤ 1 F ≤ 1 (puntuación de la biopsia hepática) Metavir A ≥ 2 F ≥ 2 (puntuación de la biopsia hepática) HBeAg-positivo: Tratar VHB sólo TDF + 3TC/FTC Control HBeAg-negativo: Tratar VHB sólo TDF + 3TC/FTC Figura 7. Algoritmo de tratamiento resumido para hepatitis B crónica en pacientes coinfectados con virus de inmunodeficiencia humana (VIH). Pacientes sin indicación de terapia anti-VIH. ALT, alanino aminotransferasa; FTC, emtricitabina; HBeAg, antígeno e de hepatitis B; VHB, virus de hepatitis B; 3TC, lamivudina; TDF, tenofovir. *ADN del VHB: ≥ 104 UI/mL (o > 105 c/mL) en pacientes HBeAg-positivos o HBeAg-negativos. Indicación inmediata de terapia anti-HIV ADN de VHB bajo Cualquier ARV, controlar ADN de VHB Controlar función hepática TDF + 3TC/FTC Evitar 3TC/FMC sin TDF— es decir, evitar monoterapia 3TC ADN de VHB* elevado Nunca recibió Lamivudina ARV con TDF + 3TC/FTC Cirrosis ADN de VHB ± detección VHB resistente a Lamivudina ARV con TDF + 3TC/FTC Sustituir 1 NRTI con TDF + FTC Figura 8. Indicación inmediata para terapia anti-VIH. ARV, agente antiretroviral; FTC, emtricitabina; VHB, virus de hepatitis B; VIH, virus de inmunodeficiencia humana; 3TC, lamivudina; TDF, tenofovir. *ADN del VHB: ≥ 104 UI/mL (o > 105 c/mL) en pacientes HBeAg-positivos o HBeAg-negativos. 161 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas • • • nistra a individuos mayores (por ejemplo, < 90% en personas > 40 años, 75% en los mayores de 60 años). Otros esquemas de vacunación innovadores (por ejemplo, 0, 1, y 4 meses o 0, 2, y 4 meses) alcanzan tasas de protección específicas para las dosis y finales similares a las obtenidas con el esquema 0, 1, 6 meses, y pueden ser más prácticas para los recién nacidos. Se sabe que hay factores vinculados al huesped (como, tabaquismo, obesidad, cirrosis, factores genéticos, inmunosupresión, insuficiencia renal, etc) que reducen la respuesta a la vacuna. Para los sujetos ≥ 18 años de edad que no vivan en un área donde la hepatitis A sea endémica, tanto hepatitis A y B, se encuentra disponible una vacuna combinada contra hepatitis A-hepatitis B (Twinrix). Profilaxis postexposición En aquellos individuos que hayan tenido una exposición reciente a sangre u otros líquidos corporales (ya sea parenteral o sexual), debe considerarse la profilaxis posterior a la exposición, si se la puede realizar de una manera opotuna. Antes de administrar la vacuna debe evaluarse el estado del antígeno de superficie de hepatitis B de la fuente infectante y el estado anti-HBs de la persona expuesta. Los individuos sin vacunación previa deberían recibir tanto HBIg como la vacuna contra hepatitis B inmediatamente después de la exposición (preferentemente dentro de las 24 horas). Cuando se administra la vacuna contra hepatitis B simultaneamente con HBIg, debe utilizarse un sitio de inyección diferente. La serie de vacunas contra hepatitis B se completa también a los 0, 1, y 6 meses. Las personas que están en proceso de vacunación (pero que todavía no han completado la serie de vacunas) deben recibir la dosis correspondiente de HBIg y se les debe recomendar que completen la serie de vacunaciones contra hepatitis B. Los respondedores a la vacuna tienden a mantener niveles protectores de anti-HBs durante un tiempo prolongado. Los individuos que responden a la vacunación contra hepatitis B están protegidos durante por lo menos 20 años (tal vez de por vida), aún aquellos vacunados que no presenten niveles detectables de anti-HBs en el momento de una exposición reciente. Por lo tanto, las personas inmunocompetentes que se sabe que han respondido a la vacunación contra hepatitis B con concentraciones anti-HBs de ≥ 10 mIU/ mL (preferentemente más alto que ese valor) no necesitan inmunización adicional pasiva ni activa después de una exposición a HBV. Tampoco necesitan exámenes periódicos para evaluar las concentraciones anti-HBs. En el cao de individuos inmunocompetentes, no se 162 recomienda hacer dosis de refuerzo de rutina, hayan recibido la vacunación como lactantes, adolescentes, o adultos. Del mismo modo, no se recomienda hacer pruebas serológicas para valorar las concentraciones de anticuerpos en ningún grupo de edad, excepto quizás en ciertas circunstancias—por ejemplo, debe darse una dosis de refuerzo cuando el nivel de antiHBs es < 10 mIU/mL. Es prudente recomendar dosis de refuerzo a individuos con un riesgo claro de infección por VHB en curso (por ejemplo, cuando la pareja sexual presenta serología positiva para HBsAg, o entre el personal de la salud). Embarazo La administración de la vacuna contra hepatitis B a mujeres embarazadas no entraña riesgos teratogénicos o de otro tipo para el feto. No existen contraindicaciones para vacunación contra hepatitis B o administración HBIg en madres embarazadas o que amamantan). 8. Búsquedas automáticas, guías, lecturas adicionales, y sitios web Introducción y búsquedas automáticas para PubMed Esta sección brinda las mejores opciones para obtener más información y ayuda sobre la hepatitis B. PubMed/Medline (www.pubmed.org) es la mejor fuente para mantenernos actualizados con las nuevas evidencias sobre la hepatitis B. Los dos vínculos a continuación son búsquedas automáticas preprogramadas en PubMed para buscar literatura sobre hepatitis B basada en la evidencia de los últimos 3 años (vínculo #1) y de los últimos 3 meses (vínculo #2). Simplemente pulse el vínculo. • • Link 1: Hepatitis B en los últimos 3 años http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/ query.fcgi?cmd=PureSearch&db= pubmed&details_term=%28%22hepatitis%20 b%22%5BMeSH%20Terms%5D%20 OR%20hepatitis%20b%5BText%20 Word%5D%29%20AND%20%28MetaAnalysis%5Bptyp%5D%20OR%20Practice%20 Guideline%5Bptyp%5D%20OR%20Randomized%20Controlled%20Trial%5Bptyp%5D%20 OR%20Review%5Bptyp%5D%29%20 AND%20jsubsetaim%5Btext%5D%20 AND%20%222004/04/09%2004.50%22%5BPDAT%5D%20%3A%20 %222007/04/09%2004.50%22%5BPDAT%5D Link 2: Hepatitis B en los últimos 3 meses http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/ query.fcgi?cmd=PureSearch&db=pubm ed&details_term=%28%22hepatitis%20 b%22%5BMeSH%20Terms%5D%20 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas OR%20hepatitis%20b%5BText%20 Word%5D%29%20AND%20%28MetaAnalysis%5Bptyp%5D%20OR%20Practice%20 Guideline%5Bptyp%5D%20OR%20Randomized%20Controlled%20Trial%5Bptyp%5D%20 OR%20Review%5Bptyp%5D%29%20 AND%20%28systematic%5Bsb%5D%20 OR%20medline%5Bsb%5D%29%20AND%20%222007/01/09%20 04.54%22%5BPDAT%5D%20%3A%20 %222007/04/09%2004.54%22%5BPDAT%5D Guías y declaraciones de consenso - Alberti A, Clumeck N, Collins S, Gerlich W, Lundgren J, Palù G, et al. Short statement of the first European Consensus Conference on the treatment of chronic hepatitis B and C in VIH co-infected patients. J Hepatol 2005; 42: 615-24 (PMID: 15916745). - Bruix J, Sherman M; Practice Guidelines Committee, American Association for the Study of Liver Diseases. Management of hepatocellular carcinoma. Hepatology 2005; 42: 1208-36 (PMID: 16250051). - de Franchis R, Hadengue A, Lau G, Lavanchy D, Lok A, McIntyre N, et al. EASL International Consensus Conference on Hepatitis B. 13-14 September, 2002, Geneva, Switzerland. Consensus statement (long version). J Hepatol 2003; 39 Suppl 1: S3-25 (PMID: 14708673). - Liaw YF. 2008 APASL [Asian-Pacific Association for the Study of the Liver] guidelines for VHB management [provisional] (available at: http:// www.apasl.info/pdf/GuidelinesVHB.pdf, accessed 30 August 2008). - Lok AS, McMahon BJ, Chronic hepatitis B, Hepatology 2007; 45: 507-39 (available at: http:// www.aasld.org/practiceguidelines/Documents/ Practice%20Guidelines/chronichepBcorrection. pdf, accessed 30 August 2008). - Mast EE, Margolis HS, Fiore AE, Brink EW, Goldstein ST, Wang SA, et al. A comprehensive immunization strategy to eliminate transmission of hepatitis B virus infection in the United States: recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP) part 1: immunization of infants, children, and adolescents. MMWR Recomm Rep 2005; 54 (RR-16): 1-31 (available at http://www.ngc.org/summary/summary.aspx?doc_ id=8526, accessed 30 August 2008). - Mast EE, Weinbaum CM, Fiore AE, Alter MJ, Bell BP, Finelli L, et al. A comprehensive immunization strategy to eliminate transmission of hepatitis B virus infection in the United States: recommendations of the Advisory Committee on Immunization Practices (ACIP) Part II: immunization Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 - of adults. MMWR Recomm Rep 2006; 55(RR16):1–33; quiz CE1–4 (available at: http://www. ngc.org/summary/summary.aspx?doc_id=10245, accessed 30 August 2008). World Gastroenterology Organisation. World Digestive Health Day 29 May 2007. Vade mecum: hepatitis B (available at http://www.worldgastroenterology.org/videmecum/, accessed 30 August 2008). Otras lecturas - Gish RG, Gadano AC. Chronic hepatitis B: current epidemiology in the Americas and implications for management. J Viral Hepat 2006; 13: 787-98 (PMID: 17109678). - Goldstein ST, Zhou F, Hadler SC, Bell BP, Mast EE, Margolis HS. A mathematical model to estimate global hepatitis B disease burden and vaccination impact. Int J Epidemiol 2005; 34: 1329-39 (PMID: 16259217). - Lavanchy D. Worldwide epidemiology of VHB infection, disease burden, and vaccine prevention. J Clin Virol 2005;34 Suppl 1: 1-3 (PMID: 16461208). - Locarnini S, Hatzakis A, Heathcote J, Keeffe EB, Liang TJ, Mutimer D, et al. Management of antiviral resistance in patients with chronic hepatitis B. Antivir Ther 2004; 9: 679-93 (PMID: 15535405). - Lok AS, McMahon BJ. Chronic hepatitis B. Hepatology 2007; 45: 507-39 (PMID: 17256718). - Marcellin P, Castelnau C, Martinot-Peignoux M, Boyer N. Natural history of hepatitis B. Minerva Gastroenterol Dietol 2005; 51: 63-75 (PMID: 15756147). - Shepard CW, Simard EP, Finelli L, Fiore AE, Bell BP. Hepatitis B virus infection: epidemiology and vaccination. Epidemiol Rev 2006; 28: 112 25 (PMID: 16754644). Sitios Web • American Association for the Study of Liver Diseases www.aasld.org/ • International Association for the Study of the Liver http://www.iaslonline.com/ • Viral Hepatitis Prevention Board www.vhpb.org • American Liver Foundation www.liverfoundation.org • Hepatitis Foundation International www.hepfi.org/ • American Hepato-Pancreato-Biliary Association www.ahpba.org • European Association for the Study of the Liver www.easl.ch 163 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HEPATITIS B - J. Heathcote et al. Guías Clínicas • • • • • • 164 International Liver Transplantation Society www.ilts.org Safe Injection Global Network (SIGN) www.injectionsafety.org World Health Organization hepatitis B information http://www.who.int/immunization/topics/ hepatitis_b/en/index1.html Centers for Disease Control and Prevention http://www.cdc.gov/ncidod/diseases/hepatitis/b/ Hepatitis B Foundation http://www.hepb.org/ Advanced Immunization Management (AIM)/ Program for Appropriate Technology in Health(PATH): hepatitis B–specific resources http://aim.path.org/en/vaccines/hepb/resources/ hepb/index.html 9. Consultas y opiniones El Comité de Guías Prácticas agradece los comentarios y consultas de los lectores. ¿Siente que hemos descuidado algún aspecto de este tema? ¿Piensa que algún procedimiento entrañe algún riesgo adicional? Cuéntenos su propia experiencia. Pulse el enlace a continuación y envíe su opinión. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 148-164 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 Guías Clínicas Guías prácticas de la Organización Mundial de Gastroenterología: Helicobacter pylori en los países en desarrollo Profesor R. H. Hunt, Presidente, Canadá; Profesor S. D. Xiao, China; Profesor F. Megraud, Francia; Profesor R. León-Barua, Perú; Profesor F. Bazzoli, Italia; Profesor S. van der Merwe, Sudáfrica; Profesor L. G. Vaz Coelho, Brasil; Profesor K. M. Fock, Singapur; Profesor S. Fedail, Sudán; Profesor H. Cohen, Uruguay; Profesor P. Malfertheiner, Alemania; Profesor N. Vakil, EE.UU.; Profesor S. Hamid, Pakistán; Profesor K. L. Goh, Malasia; Profesor B. C. Y. Wong, Hong Kong; Dr. J. H. Krabshuis, Francia WGO Practice Guideline on Helicobacter pylori [Official Spanish translation of the WGO] Contenido 1. Resumen y abreviaturas 166 2. Epidemiología 2.1 Introducción de los aspectos mundiales y puntos clave 166 166 3. Patogenia, historia natural y afecciones asociadas 3.1 Introducción 3.2 Historia natural 3.3 Transmisión de Helicobacter pylori 3.4 Riesgo de neoplasias malignas y no malignas 167 4. Diagnóstico de Helicobacter Pylori 4.1 Introducción 4.2 Síntomas, signos, diagramas de flujo 4.3 Pruebas diagnósticas para Helicobacter pylori 4.4 Maastricht –III – Opciones diagnósticas 4.5 Cascada de opciones diagnósticas para los países en desarrollo 4.6 Diagnóstico diferencial 168 168 169 170 5. Manejo de Helicobacter Pylori 5.1 Introducción 172 172 167 167 167 168 171 171 171 5.2 Enfoques de tratamiento 5.3 Resistencia a los antibióticos 174 174 5.4 Prevención 175 6. Screening para infección por Helicobacter pylori 175 7. Sitios web útiles, pautas y lectura adicional 7.1 Helicobacter pylori – Pautas y declaraciones de consenso pertinentes 7.2 Lectura adicional 7.3 Sitios útiles en la red 177 177 8. Apéndice 1 Grupos de consenso de Hp y otras recomendaciones 8.1 Maastricht–III 8.2 Singapur 8.3 Tratamiento de erradicación de Helicobacter Pylori – Conferencia Española de Consenso – II, 2005 8.4 American College of Gastroenterology 8.5 Brasil 2005–II Conferencia de Consenso sobre Infecciones por Hp 8.6 China 8.7 Grupo de Consenso Asia-Pacífico 179 9. Consultas y opiniones 181 178 179 179 180 180 180 180 181 181 165 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas 1. Resumen y abreviaturas 2. Epidemiología Helicobacter es un género de bacterias microaerófilas Gram negativas, de la familia Spirillaceae; se trata de microorganismos espiralados, móviles, con flagelos provistos de múltiples vainas. Helicobacter pylori (Hp) es un germen común e infecta a la mitad de la población mundial. La prevalencia es alta en los países en desarrollo y más baja en el mundo desarrollado. En los países en desarrollo Hp constituye un problema sanitario. La alta prevalencia de la infección hace necesario desarrollar intervenciones de salud pública. Es probable que una vacuna terapéutica sea la única estrategia que posibilitaría una diferencia decisiva en la prevalencia e incidencia a nivel mundial. Sin embargo, el enfoque a corto plazo – siempre y cuando los recursos lo permitan – sería una estrategia de “prueba diagnóstica y tratamiento” (“test and treat”) para aquellos individuos en riesgo de desarrollar úlcera péptica o cáncer gástrico, así como para aquellos con síntomas graves de dispepsia e indigestión. El tratamiento de erradicación de Hp utiliza ya sea el triple tratamiento (IBP + 2 antibióticos) o la terapia cuádruple (IBP + 2 antibióticos + bismuto), si se dispone de bismuto. La terapia cuádruple es más barata que la terapia triple y es igualmente buena, y ambas confieren tasas muy altas de erradicación. La duración del tratamiento sigue siendo un tema controvertido, pero no hay grandes diferencias entre los resultados de los tratamientos de 14, 10 y 7 días, mientras que las diferencias de costos pueden ser sustanciales. Los países en desarrollo presentan una alta resistencia antibiótica. Es en esos países especialmente, que los medicamentos originales o genéricos de alta calidad corren el riesgo de ser desplazados fuera del mercado por imitaciones baratas, de mala calidad. Puntos clave • La prevalencia mundial de Hp es mayor de 50%. • Se está viendo una disminución de dicha prevalencia en el mundo desarrollado. • Los países en desarrollo presentan una alta prevalencia de Hp. • La prevalencia del Hp puede variar significativamente dentro de un mismo país y entre los diversos países. ERGE Linfoma MALT NNT IBP UP RUT SAT UBT 166 Enfermedad por reflujo gastroesofágico. Linfoma de Tejido Linfoide Asociado a la Mucosa. Número que se necesita tratar. Inhibidor de la bomba de protones Úlcera péptica. Rapid Urease Test: Prueba rápida de la ureasa. Stool Antigen test: Prueba de antígeno fecal. Urea Breath Test: Prueba de urea en el aliento. 2.1. Introducción del aspecto global y de puntos clave A nivel mundial hay diferentes cepas de Hp que difieren en su virulencia, entrando en juego factores del huésped y factores ambientales, determinando diferencias en la expresión de la enfermedad. La edad, etnia, género, geografía y estatus socioeconómico son todos factores que influyen en la incidencia y prevalencia de la infección por Hp. La prevalencia general es alta en los países en desarrollo y más baja en los países desarrollados. Dentro del mismo país puede haber una variación igualmente amplia en cuanto a la prevalencia entre las poblaciones urbanas de mayor nivel económico y las poblaciones rurales. Las principales razones para la variación comprenden las diferencias socioeconómicas existentes entre las poblaciones. La transmisión de Hp es fundamentalmente por las vías oral-oral o fecal-oral. Entre los muchos factores que juegan un importante papel en determinar la prevalencia general de la infección se encuentran la falta de una adecuada higiene, agua potable segura, higiene básica, dietas pobres y superpoblación (Tablas 1 y 2). Tabla 1. Infección por Hp a nivel mundial México, América Central / del Sur 70%-90% África 70%-90% Asia 50%-80% Europa del Este Europa Occidental 70% 30%-50% Estados Unidos y Canadá 30% Australia 20% Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas 3. Patogenia, Historia Natural y Condiciones Asociadas Tabla 2. Prevalencia de H. pylori en los países en desarrollo País/región Puntos Clave • Todos los sujetos que presentan Hp desarrollan gastritis –ya sea una pangastritis o una gastritis a predominancia antral. • La infección por Hp es fundamentalmente asintomática. • 15-20% de las personas infectadas presentarán úlcera péptica. • Menos de 1% de la población infectada presentará cáncer gástrico –pero existen variaciones regionales. 3.1. Introducción Actualmente se acepta que Hp es responsable de los procesos patológicos que llevan a una gastritis activa crónica, enfermedad gastroduodenal severa, incluyendo úlcera péptica, cáncer gástrico y linfoma MALT gástrico. Todos los sujetos infectados desarrollarán gastritis. Muchos pueden mantenerse asintomáticos. La remisión espontánea es infrecuente. Sólo una pequeña proporción presenta enfermedad clínicamente significativa como úlcera péptica o cáncer gástrico. 3.2. Historia Natural No queda claro si la historia natural de Hp evoluciona de forma diferente en las distintas partes del mundo. Además de factores genéticos del huésped y de la cepa de Hp, intervienen factores ambientales, y todos los sujetos infectados tienen una gastritis activa crónica. Ciertas cepas parecen haber sobrevivido más efectivamente en la evolución epidemiológica de la enfermedad; así pues, se observa como ejemplo que las cepas cagA positivas pueden sobrevivir mejor que otras. La mayoría de los sujetos infectados con Hp nunca padece ningún síntoma relacionado con su infección. La desaparición espontánea de la infección es inhabitual. La proporción de personas que desarrolla enfermedad grave como UP es 15%-20% y menos de 1% de ellas presentarán cáncer gástrico. Las personas infectadas tienen de 2 a 6 veces más riesgo de desarrollar cáncer gástrico y linfoma tipo MALT, comparado con sus contrapartes no infectadas. No queda claro cuál es el papel de Hp en la dispepsia no ulcerosa. 3.3. Transmisión de Hp No se sabe exactamente cómo se transmite el Hp o por qué algunos pacientes se tornan sintomáticos mientras que otros no lo hacen. Lo más probable es que la infección se disemine a una edad muy temprana Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 Adultos (> 21) (%) Niños Africa Etiopía > 95 Gambia > 95 Nigeria 91 48% (2-4 años) a 80% (6 años) 95% (5 años) 82% (5-9 años) Asia Bangladesh > 90 58% (0-4 años) a 82% (8-9 años) China 55 41% (3-12 años) India 88 22% (0-4 años) a 87% (10-19 años) Siberia 85 30% (5 años) a 63% (15-20 años) Sri Lanka 72 67% (6-19 años) Egipto 90 50% (3 años) Jordania 82 Libia 94 50% (1-9 años) a 84% (10-19 años) Arabia Saudita 80 40% (5-9 años) Turquía 80 64% (6-17 años) 65 51% (5-10 años) Medio Oriente América Central Guatemala México 43% (5-9 años) América del Sur Bolivia 54% (5 años) Brasil 82 30% (6-8 años) a 78% (10-19 años) Chile 72 36% (3-9 años) Perú 52% (3 años) Tabla 3. Patogenia y respuesta (Según la Conferencia de Consenso Asia Pacífico – ver sección 7.1, no 7) Respuesta del tejido Inflamación Fenómeno primario Estimulación antigénica Fenómeno secundario Hiperacidez Resultado clínico Ulceración duodenal Linfoma células β 3-6 6-50 Asociación con H. pylori Gastritis atrófica Adenocarcinoma gástrico no cardias 2-8 ? Esofagitis por reflujo y secuelas 0,2 - 0,6 167 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas a través de las vía fecal-oral u oral-oral. Especialmente en el mundo en desarrollo, es posible que los reservorios ambientales incluyan también fuentes contaminantes híbridas. Si bien la difusión iatrogénica a través de endoscopios contaminados ha sido documentada, es posible evitarla si se hace una limpieza correcta de los equipos. En los niños la prevalencia de infección por Hp varía entre 10-80% en diferentes poblaciones a nivel mundial. Para los 10 años de edad, más de 50% de los niños del mundo están infectados. Por lo tanto, la identificación de los mecanismos de transmisión en ese grupo etario es de fundamental importancia. Factores de riesgo conocidos: • Bajo nivel socioeconómico. • Condiciones de hacinamiento. • Colecho - varios niños que duerman en la misma cama. • Familias con muchos hermanos. • Agua no limpia. • Etnia. • Presencia de la infección en algún miembro de la familia. 3.4. Riesgo de Patología Maligna y Benigna Hay diferencias substanciales en el riesgo de cáncer gástrico entre los países. En China y Japón por ejemplo, el riesgo de cáncer gástrico es mucho más alto que en el Reino Unido o en EEUU. En África, por otro lado, la expectativa de vida es baja y la gente no vive el tiempo suficiente como para desarrollar un cáncer gástrico. La incidencia de la enfermedad relacionada con los AINES es más alta en los países occidentales, pero la incidencia de úlcera relacionada con H. pylori es muy baja. Se necesita más investigación para comprender los factores de riesgo –por ejemplo en Malasia, de los tres grupos étnicos que componen la población, los chinos son los que tienen mayor riesgo de desarrollar cáncer gástrico comparado con la población india y malaya. Se ignora aún la causa de esta diferencia. El enigma africano –muy baja incidencia de cáncer gástrico– puede estar más relacionado con la baja expectativa de vida (40 años de promedio en muchas partes de África Subsahariana) que con el posible efecto protector adjudicado a la infección por Hp. Estudios de investigación recientes en África sugieren que el enigma africano no es solamente resultado de factores de virulencia bacteriana sino que pueden estar incidiendo factores específicos de los huéspedes como la dieta y la etnia. 168 4. Diagnóstico de Hp Puntos Clave • La Prueba de Aliento con Urea (UBT) es la recomendada para diagnosticar Hp antes del tratamiento. • La serología es menos exacta y no identifica infección activa. Sin embargo, en países en desarrollo donde la prevalencia es alta, la serología es un predictor confiable de infección. • UBT es la prueba preferida para confirmar la erradicación. • No debería realizarse UBT durante las 2 semanas siguientes al tratamiento con IBP y dentro de las 4 semanas de tratamiento antibiótico. • Las pruebas de antígenos fecales no son utilizadas con frecuencia a pesar de su alta sensibilidad y especificidad; deberían tener un lugar más prominente, ya que son baratas y no invasivas. • Las pruebas con tiras de papel no son utilizadas con frecuencia. Los resultados son malos y no pueden ser equiparados a la serología con ELISA. • Las pruebas de aliento sólo identifican una “huella digital” y no una infección activa. 4.1. Introducción ¿Cuáles son las principales herramientas diagnósticas para identificar Hp? ¿Cómo es la relación costoefectividad que tienen en situaciones de bajos recursos? ¿Cuál sería una cascada aceptable de opciones para alcanzar fines diagnósticos igualmente amplios? Las pruebas diagnósticas para Helicobacter pylori habitualmente se dividen en pruebas basadas en la endoscopía y pruebas que no requieren dicha técnica. Las técnicas pueden ser directas: cultivo, demostración microscópica del microorganismo, o indirectas: utilizando ureasa o la respuesta a los anticuerpos como indicador de la enfermedad. La elección de la prueba depende de asuntos tales como costos, disponibilidad, situación clínica, prevalencia de la infección en la población, probabilidad de la infección previa a la prueba, y factores tales como el uso de inhibidores de la bomba de protones y antibióticos, que pueden influir en los resultados del análisis. Las pruebas serológicas (sensibilidad 92%, especificidad 83%) no dan tan buenos resultados como las pruebas respiratorias (sensibilidad 95%, especificidad 96%) y las pruebas de antígenos fecales (sensibilidad 95%, especificidad 94%). El valor predictivo positivo resultante más bajo (64% vs 88% u 84%, respectivamente) plantea la inquietud sobre el uso innecesario de antibióticos cuando se utilizan pruebas serológicas. Sin embargo, esta es una visión tradicional en los países occidentales y no es totalmente cierta en países con una prevalencia alta de Hp. En un área de baja prevalencia, la serología no da Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas tan buenos resultados, por lo cual una prueba negativa tiene más valor que una prueba positiva. En una área de alta prevalencia puede resultar aceptable el uso de una prueba serológica positiva. Punto de Buena Práctica (GPP) Asegurar que los pacientes sometidos a prueba de aliento, prueba de antígenos fecales o endoscopía no hayan recibido medicación con IBP o con H2RA durante un mínimo de 2 semanas antes del examen. 4.2. Síntomas, signos y diagramas de flujo GPP Los pacientes dispépticos deberían ser considerados para endoscopía temprana en base a la incidencia de cáncer gástrico en un país en particular, la presencia de síntomas o signos de alarma tales como pérdida de peso, sangrado y anemia y la edad de presentación del paciente, dependiendo el punto de corte en la incidencia de cáncer gástrico para la edad específica en el país o región donde habita. Síntomas clave de dispepsia • Dolor epigástrico. • Distensión abdominal. • Saciedad precoz. • Sangrado. • Náuseas. • Vómitos. • Pérdida del apetito. Los síntomas comunes de úlcera incluyen un dolor urente en el epigastrio cuando el estómago está vacío, entre las comidas y temprano por la mañana, aunque también pueden aparecer síntomas en otros horarios. Pueden durar desde minutos a horas, y se alivian al ingerir alimentos o antiácidos. Entre los síntomas menos comunes de úlcera se incluyen: náuseas, vómitos y pérdida del apetito. También puede aparecer sangrado; el sangrado subclínco prolongado puede provocar anemia, llevando a debilidad y fatiga si bien también pueden aparecer hematemesis y/o melena. Uno de los problemas del diagnóstico de Hp es que hay varias afecciones que pueden generar esos mismos síntomas. Se necesita un proceso riguroso de identificación y exclusión. En los países desarrollados está disminuyendo el uso de una estrategia de pruebas y tratamiento (“test and treat”) para los pacientes más jóvenes que consultan por dispepsia. Lo que se prefiere habitualmente es usar inmediatamente un medicamento antisecretorio –un IBP. Para aquellos Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 Figura 1. Valor predictivo positivo de la prueba vs prevalencia de H. pylori. pacientes de 50 años y mayores, sigue siendo lógico realizar una endoscopía, buscando una patología maligna del tubo digestivo alto, realizando pruebas para detectar la infección por Hp si no se encuentra una neoplasia maligna. En los países donde el riesgo de cáncer gástrico es alto las pruebas deben hacerse a una edad más temprana. En los países en desarrollo donde las tasas de úlcera o cáncer son altas sería más apropiado hacer un abordaje empírico de prueba diagnóstica y tratamiento o endoscopía, que comenzar el tratamiento con IBP. 4.2.1. Algoritmo diagnóstico en dispepsia Las consideraciones a realizar en los algoritmos diagnósticos deberían considerar la incidencia y prevalencia locales, así como los recursos locales, valores y preferencias. Lo que es aceptable y factible en una parte del mundo, no lo es necesariamente en otra. Los siguientes algoritmos –basados en los originales de las Guías para Infección por Hp de Asia-Pacífico– son especialmente pertinentes ya que diferencian por áreas de baja incidencia de cáncer gástrico, alta incidencia de cáncer gástrico, baja prevalencia de infección por Hp y alta prevalencia de infección por Hp, pero acceso limitado a la endoscopia. Alta incidencia de cáncer gástrico Tabla 4. Baja incidencia de cáncer gástrico Tabla 5. Alta prevalencia de infección por Hp, pero acceso limitado a la endoscopia Tabla 6. Sin embargo, desde una perspectiva de costo efectividad, en estas áreas se puede ganar mucho más con 169 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas Tabla 4. Algoritmo de dispepsia a utilizar en un área de alta incidencia de cáncer gástrico Dispepsia no estudiada Descartar dolor biliar, reflujo, SII, etc. según valoración clínica Características de alarma por edad Test de Hp (validado localmente, exacto) Endoscopia DNU Enfermedad Tratamiento apropiado Positivo Negativo Antisecretorios/ proquinéticos empíricos Fracaso Test de Hp, Prueba de Helicobacter pylori; DNU: dispepsia no ulcerosa; SII: síndrome de intestino irritable; Fracaso: persisten síntomas. Tabla 5. Algoritmo de dispepsia a utilizar en área de baja incidencia de cáncer gástrico para endoscopía Dispepsia no estudiada Características de alarma por edad Descartar dolor biliar, reflujo, SII, etc según valoración clínica Endoscopia Test Hp (validado localmente, exacto) una estrategia de pruebas diagnósticas y tratamiento de H pylori. En los países occidentales, los modelos de costos han demostrado que el umbral para examinar H pylori inicialmente es 20%. Si bien los costos difieren en otros países, podría no ser razonable comenzar aquí con supresión de ácido. Baja prevalencia de infección por Hp y fácil acceso a endoscopía Tabla 7. 4.3. Pruebas diagnósticas para Hp Puntos clave: • La endoscopía con TRU (Test rápido de ureasa) o cultivo son los estándares clave. • No hay un único patrón oro. • Las pruebas de aliento (con C14 o C13) son muy efectivas. • La serología no determina infección activa. • La serología o las pruebas de punción digital pueden ser una opción barata en lugares de bajos recursos. • Las pruebas de antígenos fecales son de uso limitado. Introducción El patrón oro –la endoscopía con el test rápido de ureasa (TRU) no está disponible fácilmente en todas las partes del mundo. Hay consideraciones sobre su relación costo-efectividad que inciden mucho en todas las situaciones de recursos. En los lugares con bajos recursos las consideraciones de precisión y sensibilidad algunas veces pueden compensarse los costos y disponibilidad de los recursos. En algunas regiones donde la prevalencia de Hp es muy alta, las pruebas diagnósticas para Hp no son costo efectivas. La decisión de tratar debe suponer la presencia de Hp. Habitualmente se hace una distinción entre las pruebas realizadas durante la endoscopía y las pruebas que no requieren endoscopía (Tabla 8 y Figura 2). Antsecretorios/proquinéticos empíricos Test Rápido de Ureasa (TRU) Se coloca una pieza de biopsia antral grande o dos pequeñas en un gel que contiene urea y un indicador de pH. La presencia de la ureasa del Hp hace virar el color. Si bien a menudo eso ocurre a los pocos minutos, otras veces puede demorar hasta 24 horas Test de Hp, Prueba de Helicobacter pylori ; DNU: dispepsia no ulcerosa; SII: síndrome de intestino irritable; Éxito: resolución de los síntomas. Test de Aliento de la Urea (UBT) El paciente bebe una solución de urea marcada y luego exhala en un tubo. La urea está marcada con el isótopo no radioactivo C13 o una diminuta dosis del isótopo radioactivo C14. Si hay ureasa de Hp presente, la urea es hidrolizada y se detecta el dióxido de carbono marcado en las DNU Enfermedad Positivo Tratamiento Tratamiento apropiado 170 Éxito Hp Negativo Fracaso Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas muestras de aliento. Las pruebas de aliento de urea con C13 o C14 son baratas y más simples que la endoscopía y son útiles para hacer el seguimiento después del tratamiento para confirmar la erradicación exitosa. Tabla 6. Algoritmo para dispepsia a ser utilizado en regiones con alta prevalencia de infección por Helicobacter pylori pero con acceso limitado a la endoscopia Dispepsia no estudiada (sin dolor biliar, reflujo no SII) Serología La principal desventaja de las pruebas serológicas es que no miden la infección activa, dado que la presencia de anticuerpos puede provenir de una infección actual o de una pasada. Aún así, un resultado negativo sigue siendo de utilidad, especialmente en las regiones de baja prevalencia. Según la prevalencia local, si hay un resultado positivo hay que controlarlo mediante una segunda prueba para probar la infección activa en áreas de baja prevalencia. Test de antígenos fecales (SAT) El Test de antígenos fecales es barato y conveniente. Es útil para control después de tratamiento y puede ser útil en los niños. No es practicable si no se puede garantizar la cadena de frío de -20 ºC para transportar las muestras al laboratorio. En la mayoría de los casos, por lo tanto, no es una opción realista aunque en los últimos tiempos se ha desarrollado una prueba fecal rápida (card). 4.4. Maastricht–III – Opciones de diagnóstico Maastricht-III acordó que la UBT y las pruebas de antígenos fecales eran las pruebas diagnósticas no invasivas preferidas. Se acordó que también se pueden usar ciertas pruebas serológicas con una alta exactitud, si bien las pruebas para infección activa deberían utilizar SAT o UBT. 4.5. Cascada de opciones de diagnóstico para países en desarrollo Síntomas de alarma Tratamiento antisecretorio de costo accesible (2-4 sem) Éxito No recidiva Fracaso Derivar Recidiva Sin Test Hp Tratamiento Éxito Hp Síntomas de alarma Fracaso Volver a intentar tratamiento médico Cascada para diagnosticar Hp 1. 2. 3. 4. Endoscopía con TRU o cultivo C13 UBT C14 UBT Pruebas de antígenos fecales (no muy utilizado fuera de Francia) 5. Serología (no distingue entre infección pasada y presente) 6. Prueba de punción digital (más barata en un área de alta prevalencia) 7. No hacer nada y suponer infección en áreas de alta prevalencia y bajos recursos 4.6. Diagnóstico diferencial Los síntomas dispépticos enumerados en 4,2 pueden ser debidos a una serie de causas que no sean infección por Hp. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 Figura 2. Valor predictivo positivo de la prueba vs prevalencia de H. pylori. 171 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas Tabla 7. Organigrama para dispepsia a utilizar en regiones del mundo occidental con infección por Helicobacter pylori de baja prevalencia general y fácil acceso a la endoscopia 5. Manejo de la infección por Helicobacter pylori Indigestión Considerar • Corazón • Hígado • Vesícula • Páncreas • Intestino • AINES, etc Derivar a especialista en hospital Predomina pirosis Puntos clave • Tanto la terapia cuádruple como triple dan muy altas tasas de erradicación. • La terapia cuádruple (IBPs + antibióticos + bismuto) puede ser más barata que la terapia triple. • La resistencia al Metronidazol y Claritromicina reduce las tasas de erradicación. • Hay que tomarse tiempo para explicar el régimen al paciente –esto mejorará su adherencia a las indicaciones. SI DISPEPSIA* NO SI Características de alarma • Disfagia • Evidencia de pérdida GI de sangre • Vómitos persistentes • Pérdida de peso inexplicable • Masa en abdomen superior En diferentes partes del mundo Hp se asocia con diferentes afecciones. Por ejemplo, la giardiasis, una parasitosis, puede producir síntomas similares. Manejar como ERGE 5.1. Introducción GPP Tratar a todos los que tengan pruebas positivas pero no hacer pruebas si no se tiene intenciones de tratar. Dispepsia no complicada Considerar • Estilo de vida • Antiácidos / AR H2 / IBP Síntomas persistentes/recurrentes Test Hp Test Hp + ve Test Hp - ve Un régimen de erradicación de Hp normalmente debería alcanzar una tasa de erradicación de por lo menos 90% (90% por análisis por protocolo y 80% ‘intención de tratar’) y puede ser definido como uno de los siguientes durante por lo menos una semana: • Síntomas persistentes / recurrentes a pesar de erradicación confirmada Erradicar Hp • Asintomático • Edad < 55 Manejar como dispepsia funcional Terapia triple con IBP (IBP más amoxicilina y claritromicina). Terapia triple con H2RA (H2RA más amoxicilina y claritromicina). Terapia triple con bismuto (Sal de bismuto y 5 nitroimidazol con ya sea amoxicilina o tetraciclina). Terapia cuádruple con bismuto (como terapia triple con bismuto, pero con agregado de IBP). > 55 • Considerar derivación a especialista en hospital Tabla 9. Indicaciones (si es positivo para Hp) para el diagnóstico de la infección * Definición de Roma II Tabla 8. Pruebas diagnósticas para Hp • Dispepsia • Úlcera duodenal • Úlcera gástrica Tests con endoscopia Tests sin endoscopia • Enfermedad ulcerosa péptica complicada TRU con endoscopía - Test Rápido de la Ureasa TAU (UBT) - C13 • MALToma FISH- Hibridización con fluorescencia in-situ TAU (UBT)- C14 • Gastritis atrófica • Post resección de cáncer gástrico Abordaje molecular - PCR - reacción en cadena de la polimerasa SAT – Test de Antígenos Fecales Prueba de punción digital Serología/Histología • Pacientes con parientes de 1er grado con cáncer gástrico • Voluntad del paciente 172 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas Lo que se busca al intentar erradicar el Hp es reducir el riesgo de enfermedad ulcerosa péptica, y posiblemente del cáncer gástrico en el correr de la vida. Los pacientes con úlcera gástrica o duodenal activa o con antecedentes documentados de úlcera deben ser sometidos a pruebas para detectar infección por Hp y a ser tratados si se encuentra que están infectados. Los parientes de primer grado de los sujetos con antecedentes de cáncer gástrico también deben ser examinados y tratados si resultaran positivos. Las evidencias recientes muestran un beneficio de 8% luego del tratamiento de la infección con H. pylori en pacientes con dispepsia no ulcerosa. Diagnosticar y tratar la infección por H. pylori está recomendado para los linfomas MALT gástricos de bajo grado y luego de la resección de un cáncer gástrico temprano. Puede ser prudente repetir los exámenes después del tratamiento en aquellos pacientes que presentan sangrado o enfermedad ulcerosa péptica complicada de otra manera para confirmar la erradicación. Los pacientes pediátricos que requieren valoraciones diagnósticas exhaustivas por síntomas abdominales deberían ser evaluados por un especialista. No es seguro en qué etapa de la historia natural de la infección la erradicación de Hp evita el cáncer gástrico. Tal vez haya un punto de no retorno antes del cual la erradicación logra evitar el desarrollo ulterior del cáncer gástrico. La aparición de lesiones precursoras en la mucosa puede probar que ese sea ‘el punto de no retorno’. Una vez que estas lesiones precursoras han aparecido, la erradicación del Hp tal vez ya no tenga efecto en la prevención del cáncer gástrico. El manejo de la infección por Hp en las áreas de alta prevalencia debería ser similar al de las áreas de baja prevalencia. Sin embargo, en las áreas de alta prevalencia con recursos limitados se puede utilizar una prueba de intento de erradicación de Hp en una situación clínica apropiada. Debido al alto costo de los medicamentos, pueden caber alternativas a las combinaciones de terapia triple con IBP – usando genéricos como furazolidona. Maastricht-III y otras opciones Se prefiere aplicar las opciones de tratamiento de Maastricht-III. Sin embargo, hay una serie de opciones de tratamiento recomendadas por diferentes grupos de consenso en diferentes lugares del mundo que pueden ser consideradas como enfoques alternativos o complementarios. En un apéndice se incluye una lista de abordajes complementarios de tratamiento para Helicobacter pylori recomendados por grupos de consenso en Asia-Pacífico, Asia, África y América Latina. Cuando se opta por un tratamiento en particular hay que considerar muchos factores, y varios de ellos pueden variar en las diferentes regiones del Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 mundo, por ejemplo: la disponibilidad de bismuto, la prevalencia de infección por Hp, la prevalencia de cáncer gástrico, la resistencia a los antibióticos y la fácil disponibilidad de la endoscopía. Terapia cuádruple versus triple La disponibilidad del bismuto es un factor clave. Maastricht–III muestra que las tasas de erradicación y los intervalos de confianza para bismuto en base a la terapia cuádruple y a la terapia triple estándar son en grandes rasgos similares y el tratamiento en base a bismuto es considerablemente más barato que varias de las otras opciones. La terapia cuádruple puede ser más efectiva en cuanto a costos que la terapia triple y puede ser una opción más viable si se elige un régimen de 14 días. Sin embargo, la terapia cuádruple es más difícil de administrar que la terapia triple y la adherencia puede plantear un problema. Disponibilidad de bismuto No se consigue bismuto en todos los países. El bismuto ha sido utilizado durante años como un medicamento (di-citrato-bismutato tripotásico) a menudo en combinación con antibióticos. También se lo puede encontrar como óxido de bismuto en cremas antihemorroidales y en ungüentos como el subgalato de bismuto. En EEUU está disponible como subsalcilato de bismuto. En Holanda y en China está disponible como Subcitrato de Bismuto Coloidal (CBS). Adherencia Para cumplir con un tratamiento que implique tomar 3 ó 4 diferentes combinaciones de medicamentos dos a cuatro veces por día durante hasta 14 días, pudiendo algunas veces presentar efectos colaterales como malestar, náuseas y diarrea, es preciso tener una gran determinación. Se aconseja tomarse un tiempo para dar instrucciones al paciente y explicar los procedimientos destinados a lograr la mejor adherencia y el mejor resultado. Los resultados del tratamiento pueden ser proporcionales a la cantidad de tiempo que el médico le dedique a hablar al paciente y explicar el proceso. GPP Tómese tiempo en aconsejar al paciente y explicar los procedimientos cuando indique terapias medicamentosas complicadas del tipo de la terapia cuádruple. Esto mejorará la adherencia y los resultados. 173 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas 5.2. Enfoques de tratamiento GPP Siempre destaque que el éxito en la erradicación depende de la adherencia al régimen de tratamiento 5.2.1. Informe del Consenso de Florencia Maastricht-III de marzo de 2005 Para un buen manejo clínico de la infección por Hp es necesario obtener una erradicación eficiente del Hp. Se prefieren las terapias cuádruple y triple como terapias de primera línea. La elección de una terapia de primera línea se basa en la disponibilidad de bismuto y a la resistencia al metronidazol y a la claritromicina. La resistencia antimicrobiana sigue siendo la principal razón de fracaso del tratamiento. El tratamiento durante 14 días muestra una ventaja de 12% con respecto al tratamiento de 7 días. Sin embargo, consideraciones relativas a costo y adherencia pueden favorecer un tratamiento de 7 días. Recomendaciones del informe del consenso de Maastricht III (por más detalles ver Apéndice I) Opciones de tratamiento Terapia cuádruple: IBP+ bismuto + 2 antibióticos (es la opción más barata si se dispone de bismuto) Terapia triple: IBP+ clari + amoxi (o metro) Terapias de rescate Las terapias de rescate se basan en las pruebas de sensibilidad antimicrobiana Leyenda: Clari = claritromicina; Metro = metronidazol; Amoxi = amoxicilina. En poblaciones con resistencia a la clari < 20% la terapia triple se administra dos veces al día. Una terapia triple alternativa incluye un IBP administrado con clari y metro en poblaciones con una resistencia a metro < 40%. Maastricht–III concluyó que la erradicación del Hp no provoca ERGE. Maastricht-III también reconoció que la carga de cáncer gástrico está aumentando, fundamentalmente en países subdesarrollados, y que la erradicación de la infección por Hp podría reducir el riesgo de aparición de cáncer gástrico. 5.2.2. Resumen de los enfoques de tratamiento por los diferentes grupos de consenso A nivel mundial ha habido muchos grupos de consenso de Hp que han elaborado o que están trabajando en pautas de tratamiento para Hp. Una revisión de las principales publicaciones muestra que: 174 • • • • Todos los grupos aceptan la triple terapia de un IBP + 2 antibióticos (habitualmente claritromicina + amoxicilina) como el abordaje preferido si no se dispone de bismuto Las terapias cuádruples basadas en bismuto son las más efectivas en cuanto a costo (si se dispone de bismuto) Pueden variarse los antibióticos en caso de resistencia antibiótica Las sugerencias de duración de tratamiento varían de 7 a 14 días (esto sigue siendo controvertido). Hay una desconcertante configuración de combinaciones antibióticas. La elección se basaría en la evidencia y recursos disponibles y en las preferencias y valores locales. 5.2.3. Resumen de los enfoques de tratamiento de bajo costo por los diferentes grupos de consenso Varios grupos de consenso han encarado los temas relacionados con los costos y la efectividad y los tratamientos basados en los costos. Es importante recordar siempre que la elección de los tratamientos en base a los costos puede implicar menores tasas de erradicación. Por lo tanto, el tratamiento más barato podría ser menos efectivo en relación con los costos. Todo tratamiento debería basarse siempre en evidencias y en los intervalos de confianza asociados. 5.3. Resistencia a los antibióticos Puntos clave Resistencia mundial a los antibióticos: • Claritromicina (5-25%). • Metronidazol (50-80% en los países en desarrollo. • Tetraciclina (0-5%). • Amoxicilina (0-1%). GPP En caso de falla de tratamiento, aconseje una prueba de sensibilidad al medicamento, para evitar utilizar antibióticos a los que Hp es resistente. La triple terapia con IBP y amoxicilina + claritromicina puede fracasar debido a resistencia a la claritromicina. La resistencia a metronidazol –si bien es más prevalente– es menos importante, pero aún tiene significación. Además, un problema que está surgiendo es la resistencia a la tetraciclina, fluoroquinolonas y rifampicinas (Tabla 10). Hay una considerable variación entre los grupos de consenso en cuanto a las terapias óptimas de rescate. La elección debería considerar la resistencia primaria de Helicobacter pylori a claritromicina, metronidazol, Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas Tabla Combinaciones de antibióticos Recomendados por Notas 1. IBP + Amoxi + Clari a, b, c, d, e, f, g, h 2. IBP + Amoxi + metro a Si resistencia a clari < 20% Triple estándar - caro 3. IBP + Clari + metro a, d, e, g, h Si resistencia a metro < 40% 4. IBP + Clari + Fura c, e 5. IBP + Clari + Tini d 6. IBP/RBC + Amoxi + Fura e 7. Bismuto + metro + tetra e Opción de 14 días 8. Bismuto + metro + amoxi e Opción de 14 días 9. Bismuto + Fura + Clari e 10. IBP + Fura + Tetra c Opción barata Nota 1: El grupo de consenso chino sugiere que en una terapia de primera línea (opciones 1,3, 7) se pueda sustituir el IBP con un antagonista del receptor de H2 como cimetidina 400 mg, ranitidina 150 mg o famotidina 20mg, aunque la tasa de erradicación podría ser más baja. Nota 2: El Grupo Asia Pacífico también sugiere alternativas si no se dispone de clari. Leyenda: a = Maastricht III (2006); b = American College of Gastroenterology (2006); c = Brasil (2004); d = Singapur (2004); e = China, Tongcheng (2003); f = España-II; g = Nueva Zelanda; h = Asia Pacífico (1997). Tabla Regímenes alternativos para la erradicación de Hp Recomendado por Notas - 7 días de duración en vez de 14 días Maastricht III Para terapia triple estándar - Terapia cuádruple en vez de triple Maastricht III Si se dispone de bismuto - IBP+Fura+Tetra Brasil y América Latina Opción barata - Rabeprazol + levofloxacina + furazolidona Vaz Coelho APT 21/6;783-787 - Furazolidona + amoxi + omepra + citrato de bismuto E Darian/Iran - Furazolidona + amoxi + omepra Massart/Iran - Furazolidona + lanzopra + clari Vaz Coelho APT17/1;131-136 - IBP + rifabutin + amoxi Xia H, Wong BCY EOP; 3/9;1301-1311 Leyenda: a = Maastricht III (2006); b = American College of Gastroenterology (2006); c = Brasil (2004); d = Singapur (2004); e = China, Tongcheng (2003); f = España-II; g = Nueva Zelanda; h = Asia Pacífico (1997); i = América Latina. tetraciclina y amoxicilina en adultos en diferentes partes del mundo. La siguiente tabla representa una perspectiva de Europa Occidental. 5.4. Prevención Actualmente no se dispone de vacuna. Dado que todavía no se conoce la fuente de infección de H. pylori, es difícil hacer recomendaciones para evitar la infección. Sin embargo, en general, siempre es prudente lavarse cuidadosamente las manos, ingerir alimentos que hayan sido preparados adecuadamente y beber agua de una fuente segura y limpia. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 6. Screening para infección por Helicobacter pylori Puntos clave: • En algunos países desarrollados crece en importancia el debate sobre si hacer o no tamizaje para infección por Hp. • El tamizaje es especialmente de interés en países con alta incidencia de cáncer gástrico. La cuestión de si Hp debería ser erradicado en las personas que no presentan síntomas es importante. La detección –en pacientes asintomáticos– está adquiriendo especial importancia en países en desarrollo donde hay alta incidencia de cáncer gástrico. 175 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas Tabla 10. Resistencia primaria de Helicobacter pylori a claritromicina, metronidazol, tetraciclina, y amoxicilina en adultos en diferentes partes del mundo; F Megraud; PMID: 15329036, PMID: 15306603 País Años Europa Bulgaria 96/98 Croacia 2001 Francia 96/99 Alemania 95/00 Alemania 95/96 Italia 98/02 (Central) Italia 99 (Norte) Holanda 97/98 Portugal 90/99 España 95/98 Suecia 97/98 RU 94/99 RU 95/98 América del Norte México 95/97 EEUU 93/99 EEUU 98/99 EEUU 00/01 América del Sur Brasil 96/00 Medio Oriente Irán 02 Israel 00/01 Lejano Oriente Hong 97/01 Kong Japón 95/00 Japón 96/99 Corea 94/99 Corea 96/00 Singapur 93/96 Singapur 02 Nueva 93/98 Zelanda China 95/99 Tipo de estudio Método de análisis n de cepas analizadas Prevalencia global de R a Clari (%) Prevalencia global de R a tetra (%) Prevalencia global de R a amoxi (%) TriC MonoC MultiC MonoC MultiC MonoC DD Etest AD Etest Etest AD 103* 196 659 1.644 188 406 8,7 8 15 2,2 4 23,4 4,1–15,9 4,7–12,9 12,4–18,0 1,5– 3,0 1,9– 8,2 19,4–27,8 26,6–4,02 28,0–35,3 24,1–28,4 25,3–39,1 32,0–41,6 ND ND ND 0 ND ND ND 0 0 0 ND 0,2 MultiC Etest 167 1,8 0,4– 5,2 14,9 9,9–21,3 ND 0 MultiC TriC MonoC MultiC MonoC MonoC Etest Etest Etest AD DD 231 132 235 203 1.064 843 1,7 22 12,9 2,9 4,4† 3,9 0– ,4 15,2–30,0 8,7–17,7 1,1– 6,3 3,3– 5,8 2,7– 5,5 21,2 34,1 23,5 26,1 40,3 36 16,1–27,1 26,1–42,8 18,1–29,3 20,2–32,6 37,4–43,3 32,7–39,3 0 0 0,7 ND 0,5 ND 0 0 0 0 0 0,4 MonoC MultiC MultiC MultiC Etest AD AD AD 144 3.439 422 106 25 10,6 12 12,2 18,2–32,9 9,6–11,7 9,1–15,6 6,7–20,0 76,3 21,6 ND 33,9 68,6–83,1 20,2–23,0 25,0–43,8 ND ND N ND 0… 0,08 0 ND AD 203 9,8 6,1–14,8 53 46,1–60,2 ND ND BiC MonoC DD Etest 120 110 17 8,2 10,5–24,6 3,8–15,0 ND 38,2 29,1–47,9 ND 0 ND 0,9 MonoC DD 991 4,5 3,3– 6,0 29 26,3–32,0 0,5 0,3 MonoC BiC BiC MonoC MonoC MonoC MonoC AD AD AD BD 11 12,9 5,9 5,4 ND ND 6,8 8,6–13,8 9,7–16,6 3,9– 8,5 2,8– 9,2 AD DD 593 388 456 224 459 120 225 3,8–10,8 9 12,4 40,6 41,9 62,7 31,7 32 6,8–11,5 9,3–16,1 36,0–45,2 35,4–48,7 58,1–67,2 23,5–40,8 26,0–38,5 ND ND 5,3 ND ND ND ND 0,3 0 0 ND ND ND ND MultiC Etest 150 4 0,9- 7,1 55,3 47,3-63,3 ND ND IC 95% Prevalencia global de R a metro (%) ND 33 31,5 26,2 32 36,7 IC 95% Datos de los estudios publicados durante los últimos cinco años que incluyen más de 100 cepas. *Incluye 42 niños. …Se observó resistencia pasajera en 19% de las cepas. †Sensibilidad a la claritromicina realizada en sólo 812 cepas. DD, método de difusión en disco; AD, método de dilución en agar; BD, método de dilución en caldo; ND, no determinado; IC 95%, Intervalo de Confianza 95%; C, centro. ClariR, resistencia a la claritromicina; MetroR, resistencia a metronidazol; TetraR, resistencia a la tetracilcina; AmoxiR, resistencia a la amoxicilina. 176 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas La mayoría de las declaraciones de consenso, pautas y revisiones se concentran en el tratamiento de los individuos que consultan con un problema clínico. Pero, ¿es eso costo efectivo? ¿Debería considerarse la búsqueda y detección de Hp en el contexto de un programa sanitario? El descubrimiento de la infección por H. pylori y la observación de que es responsable de la aparición de gastritis crónica con atrofia y metaplasia intestinal plantean la posibilidad de que este microorganismo sea un contribuyente necesario al proceso carcinogénico en la mayoría de los cánceres gástricos. Los estudios epidemiológicos confirmaron que los individuos infectados tenían de 3 -6 veces más probabilidades de presentar cáncer gástrico que los controles no infectados. Estudios más recientes sugieren que la relación es mucho más alta. Hay mecanismos biológicamente plausibles que pueden explicar la asociación entre H. pylori y el cáncer gástrico. La infección lleva a un estado de hiperproliferación, se reduce la concentración intragástrica de ácido ascórbico y aumentan los niveles de metabolitos de oxígeno reactivo en la mucosa capaces de inducir daño de ADN. La erradicación de H. pylori normaliza el recambio celular gástrico, las concentraciones de ácido ascórbico en la luz y el nivel de especies oxígeno-reactivas en la mucosa. Una revisión sistemática indentificó 12 estudios de control de casos prospectivos anidados y el metanálisis sugirió que H. pylori estaba asociado con 5,9 (intervalo de confianza 95% = 3,4 a 10,3) de aumento del odds ratio de presentar un cáncer gástrico no cardias. Estos no son estudios de intervención y no se sabe si la erradicación de la infección por H. pylori reducirá el riesgo de cáncer gástrico. Recientemente se completaron dos importantes ensayos clínicos en áreas con alto riesgo de cáncer gástrico en Hong Kong y en Pekín. El ensayo Wong BCY y col (en 2004) concluyó que en el subgrupo de los portadores de H. pylori sin lesiones precancerosas la erradicación de H. pylori disminuía significativamente la aparición de cáncer gástrico. Si bien estos estudios todavía no han demostrado esto, una política de tamizaje de poblaciones buscando H pylori, junto con el tratamiento de aquellos infectados, podría llevar a la reducción de la incidencia del cáncer gástrico. Se necesita más investigación para evaluar la eficacia de la erradicación de H. pylori en la neoplasia gástrica (adenocarcinoma gástrico y linfoma MALT) en la población general antes de poder tomar decisiones sobre si considerando los costos sería efectivo Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 Tabla 11. Terapias de rescate IBP + Claritromicina + Amoxicilina IBP + bismuto + Metronidazol (RBC + tetraciclina + metronidazol) Sensible a metronidazol Resistente a claritromicina Sensible a claritromicina Resistente a metronidazol RBC + Metronidazol + Tertraciclina o amoxicilina RBC + Claritromicina + Tertraciclina o amoxicilina Sensible a metronidazol Resistente a claritromicina IBP + Amoxicilina + Rifabutin IBP + Amoxicilina + levoflaxacina IBP + bismuto + tetraciclina realizar el tamizaje en busca de Hp en países con alta incidencia de cáncer gástrico. El tamizaje de las comunidades y la erradicación de H. pylori es factible en la población general y puede llevar a importantes reducciones en el número de individuos que consulten por dispepsia con síntomas dos años después del tratamiento. Los resultados en las poblaciones occidentales son modestos pero el resultado podría ser mucho más alto en otras poblaciones debido a la eliminación de la enfermedad ulcerosa. Pero estos beneficios deben ser balanceados contra los costos del tratamiento de erradicación, por lo que puede ser preferible adoptar una estrategia de erradicación dirigida en los pacientes dispépticos. 7. Sitios web útiles, pautas y lectura adicional 7.1. Helicobacter pylori – Pautas y declaraciones de consenso pertinentes 1. Maastricht III Florence Consensus Report 2005 (en imprenta). 2. American Gastroenterological Association American Gastroenterological Association medical position statement: Evaluation of dyspepsia; Gastroenterology 2005, November; 129 (5): 1756-80. http://www.gastrojournal.org/article/PIIS001650 8505018184/fulltext Last accessed June 28, 2006. 3. American College of Gastroenterology Guidelines for the management of Dyspepsia (2005). 177 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas Talley NJ, Vakil N http://www.acg.gi.org/physicians/guidelines/dyspepsia.pdf Last accessed June 28, 2006. 4. American College of Gastroenterology Guidelines for the management of Helicobacter pylori Infection Howden CW; Hunt RH http://www.acg.gi.org Last accessed April 19, 2006. 5. North American Society for pediatric gastroenterology, hepatology and nutrition (NASPGHAN) Helicobacter pylori infection in children: recommendations for diagnosis and treatment http://www.naspghan.org Last accessed April 19, 2006. 6. Scottish Intercollegiate Guidelines Network (SIGN) Dyspepsia – A national Clinical Guideline http://www.sign.ac.uk Last accessed April 19, 2006. 7. Gisbert JP, Calvet X, Gomollon F, Mones J. Eradication treatment of Helicobacter pylori. Recommendations of the II Spanish Consensus Conference.Med Clin (Barc). 2005 Sep 10; 125 (8): 301-16. (in Spanish) PMID: 16159556) Last accessed April 19, 2006. 8. Lam SK, Talley NJ. Asia Pacific Consensus Report, 1997. Report of the 1997 Asia Pacific Consensus Conference on the management of Helicobacter pylori infection. Jnl of Gastroenterology and Hepatology 1998, 3/1 (1-12) PMID 9737564 Last accessed April 19, 2006. 9. Chinese Society of gastroenterology Consensus Report Eradication of Hp Chinese Journal of Digestive Diseases 2004, 5: 186-188. PMID: 15612890 Last accessed April 19, 2006. 10. NICE - Guideline on Dyspepsia – August 2004. http://www.nice.org.uk/pdf/CG017NICEguideline. pdf Last accessed April 19, 2006. 11. Fock Kwong Ming et al. Management of Helicobacter pylori infection Singapore Ministry of Health Guideline- September 2004 http://www.guideline.gov/summary/summary. aspx?ss=15&doc_id=5947&nbr=3916 Last accessed April 19, 2006. 178 12. Francis Megraud and BMJ Learning; Helicobacter pylori and antibiotic resistance ‘Just in time module’. In association with GUT 2005 http://bmjlearning.com/planrecord/index.jsp (free after registration) Last accessed April 19, 2006. 13. New Zealand Guidelines Group Management of dyspepsia and heartburn; NZGG; 2004 http://www.nzgg.org.nz Last accessed April 19, 2006. 7.2 Lectura adicional 1. Frenck-R-W-Jr, et al. Helicobacter in the developing world. Microbes and Infection; vol 5 issue 8, 08 2003; 705–713. PMID: 12814771. 2. Malfertheiner-P, et al. Helicobacter pylori Eradication has the potential to prevent Gastric Cancer: A state of the art Critique. Am Jnl Gastroenterol 2005; 100: 2100–2115. PMID: 16128957. 3. Hunt-R. Will eradication of Helicobacter pylori Infection influence the risk of gastric cancer. Am Jnl of Medicine; 2004; 117/5/S1:86–91. PMID: 15478858. 4. Moayyedi-P, et al. Helicobacter pylori Public Health Implications. Helicobacter 2004; 9/S1:67– 72. PMID: 15347308. 5. Wong-BCY, et al. Helicobacter pylori Eradication to prevent gastric cancer in a high-risk region of China. JAMA 2004; 291/2: 187–194. PMID: 14722144. 6. Megraud-F. Basis for the management of Drugresistant Helicobacter pylori infection Drugs 2004; 64/17: 1893–1904. PMID: 15329036. 7. Megraud-F. H. pylori antibiotic resistance: prevalence, importance, and advances in testing. Gut 2004; 53: 1374–1384. PMID: 15306603. 8. Kuipers-E-J, et al. Helicobacter pylori and nonmalignant diseases. Helicobacter 2004; 9/S:29–34. PMID: 15347303. 9. Gisbert-J-P, et al. 13C-Urea breath test in the diagnosis of Helicobacter pylori infection - a critical review; Aliment. Pharmacol Ther 2004; 10011017. PMID: 15569102. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas 10. Ruggiero-P, et al. The quest for a vaccine against Helicobacter pylori: how to move from mouse to man? Microbes and Infection Volume 5, Issue 8 , July 2003, Pages 749–756. PMID: 12814776. 11. Makrishtatis-A, et al. Diagnosis of Helicobacter pylori infection Helicobacter 2004, 9/S1; 7–14. PMID: 15347300. 12. Huang-J-Q, Sridhar-S,Hunt-R-H. Role of Helicobacter pylori infection and non-steroidal anti-inflammatory drugs in peptic-ulcer disease: A meta-analysis. Lancet, 05 JAN 2002, Vol/Iss/Pg. 359/9300 (1422. PMID: 11809181. 13. Hunt-R-H, Bazzoli-F. Review article: Should NSAID/low-dose aspirin takers be tested routinely for H. pylori infection and treated if positive? Implications for primary risk of ulcer and ulcer relapse after initial healing. Alimentary Pharmacology and Therapeutics, Supplement 2004, Vol/Iss/Pg. 19/1 (9-16). PMID: 14725573. 14. Zhou-L-Y, Lin-S-R,Ding-S-G, et al. The changing trends of the incidence of gastric cancer after Helicobacter pylori eradication in the |Shangdong area. Chinese Journal of Digestive Diseases, Vol 6, Issue 3, 114-115. PMID: 16045599. 15. Eradication of Helicobacter pylori for non-ulcer dyspepsia. Moayyedi-P, Soo-S, Deeks-J, Delaney-B, HarrisA, Innes-M, Oakes-R, Wilson S, Roalfe-A, Bennett-C, Forman-D. Cochrane Database Syst Rev 2006 Apr 19; (2): CD002096. PMID: 16625554. 16. Eradication therapy for peptic ulcer disease in Helicobacter pylori positive patients. Ford AC, Delaney BC, Forman D, Moayyedi P. Cochrane Database Syst Rev. 2006 Apr 19; (2): CD003840. PMID: 16625592. 17. New once-daily, highly effective rescue triple therapy after multiple Helicobacter pylori treatment failures: a pilot study. V Coelho-L-G-V, Moretzsohn-L-D,Viera-W-L-S, et al. Aliment. Pharmacol Ther March 2005; 21/6; 7837. PMID: 15771765. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 7.3. Sitios útiles en la red 1. US Centers for Disease Control – Helicobacter pylori and Peptic Ulcer Disease http://www.cdc.gov/ulcer/md.htm 2. US Centers for Disease Control - Ulcer Information http://www.cdc.gov/ulcer/ 3. The UK National Institute of Clinical Excellence http://www.nice.org.uk 4. The US National Guidelines Clearing House www.guidelines.gov (type “helicobacter “in the search box) 5. The Cochrane Collaboration www.cochrane.gov 6. The Helicobacter Foundation http://www.helico.com/ Agradecimientos 1. Al Profesor Hunt por facilitar el acceso a la reunión de setiembre de 2005 del Grupo de Estudio Canadiense sobre Helicobacter. 2. Al Profesor Peter Malfertheiner por el temprano acceso al borrador del informe de Maastricht-III. 8. Apéndice 1 Grupos de consenso de Hp y otras recomendaciones Introducción Las siguientes recomendaciones de tratamiento se basan en grupos de consenso publicados, artículos publicados o en prensa elaborados por las principales Sociedades de Gastroenterología. Por favor referirse al texto completo del documento que está disponible en el sitio web correspondiente o el número PMID enumerado en los capítulos 7.1 y 7.2 arriba. Se intenta ordenar estas declaraciones de consenso por evidencia; si el texto no fuera transparente en cuanto a quién desarrolló las guías, se ordenan por año. WGO-OMGE actualmente no toma posición sobre si las recomendaciones para una región geográfica en particular deberían basarse en evidencia nivel I de esa región o evidencia nivel III proveniente de ensayos de una región diferente. 8.1. Maastricht–III (2006) Se recomienda utilizar el consenso de Maastricht–III como enfoque preferido –ciertamente para las naciones desarrolladas. 179 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas Opciones de 1era línea IBP + claritromicina + amoxicilina o metronidazol Si la prevalencia de la resistencia de claritromicina < 20% IBP + claritromicina + metronidazol Preferible si hay una prevalencia de resistencia de metronidazol <40% 1era línea IBP + claritromicina + amoxicilina Terapias cuádruples (IBP Bismuto + Metronidazol + Tetraciclina) o basadas en Furazolidona (si se dispone de bismuto) 2nda línea IBP + bismuto + tetraciclina + metronidazol RBC(3) + tetraciclina + metronidazol Mejor terapia de 2da línea (si se dispone de bismuto): Terapias cuádruples basadas en bismuto Mejor terapia de 2da línea (si no se dispone de bismuto): IBP+ (amoxicilina o tetraciclina) + metronidazol Terapia de rescate Las terapias de rescate deben basarse en las pruebas de sensibilidad antimicrobiana – esto puede no siempre dar resultado en los países en desarrollo. Maastricht–III acordó que la erradicación de Hp no produce ERGE. Maastricht-III también reconoce que la carga de cáncer gástrico está aumentando (fundamentalmente en los países en desarrollo) y que la erradicación de la infección por Hp podría reducir el riesgo de aparición de cáncer gástrico. Dosificaciones: Maastricht–III no incluyó dosificaciones. 8.2. Singapur (2004) Manejo de Helicobacter pylori – Ministerio de Salud de Singapur. 1era línea (7 días) IBP (1) + Claritromicina + amoxicilina IBP (1) + claritromicina + metronidazol (tinidazol como alternativa) 2nda línea (7 días) IBP+ amoxicilina + metrodinazol Subcitrato de bismuto coloidal + metronidazol + tetraciclina Terapia de rescate IBP + subcitrato de bismuto coloidal + metronidazol + tetraciclina (1) Inhibidor de la bomba de protones: lansoprazol 30 mg, omeprazol 20 mg. 180 8.3 Tratamiento de erradicación de Helicobacter pylori – Conferencia de Consenso Español–II, 2004 Terapias de rescate (después de endoscopía con antibiograma para determinar sensibilidad y resistencia a metronidazol y claritromicina) RBC(3) + metronidazol + tetraciclina (o amoxicilina) RBC(3) + claritromicina + tetraciclina (o amoxicilina) IBP + amoxicilina + rifambutin IBP+ amoxicilina + levofloxacina IBP + bismuto + tetraciclina + furazolidona (3) RBC=Ranitidina citrato de bismuto. 8.4. American College of Gastroenterology (2005) Pautas para el manejo de la dispepsia 1era Línea IBP + Amoxicilina + Claritromicina 2nda Línea IBP + bismuto + Metrodinazol + Tetraciclina Terapias de rescate IBP + Amoxicilina + rifambutin IBP + Amoxicilina + Levofloxacina IBP + Amoxicilina + Furazolidona 8.5. Brasil 2005-II Conferencia de Consenso sobre Infección por Hp (2004) La Conferencia de Consenso 2004–II sobre erradicación de Hp en Brasil propone 3 opciones: 1. IBP + Claritromicina 500 + Amoxicilina 1g, dos veces al día durante 7 días. 2. IBP + Claritromicina 500 + Furazolidona 200, dos veces al día durante 7 días. 3. IBP una vez al día + Furazolidona 200 tres veces al día + Tetraciclina 500 todos los días, durante 7 días. Las opciones 1 y 2 se basan en evidencia disponible localmente; se incluyó la tercera opción porque representa la única opción de bajo costo en algunas partes del país. Por la misma razón la opción de 7 días de tratamiento en vez de 10 a 14 días es una alternativa muy realista con muy poca pérdida de eficacia - MaastriGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 GUÍAS PRÁCTICAS DE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE GASTROENTEROLOGÍA: HELICOBACTER PYLORI EN LOS PAÍSES EN DESARROLLO - R. H. Hunt et al. Guías Clínicas cht-III mostró que el tratamiento con triple terapia durante 14 días da una ventaja de 12% sobre la terapia de erradicación durante 7 días. Terapia de rescate Las terapias de rescate basadas en Furazolidona alcanzan altas tasas de erradicación después de que han fracasado las terapias de primera línea estándar y de segunda línea y son más baratas que las terapias de primera y segunda línea estándar; muestran además una mejor adherencia y tolerancia gástrica. No son adecuadas para niños. 8.6. China (2003) Manejo de la Infección por Helicobacter pylori Sociedad China de Gastroenterología y Asociación Médica China. Informe del Consenso de la Provincia Tongcheng, Anhui– 2003. 1era línea (7 días) IBP/RBC(2) + amoxicilina + claritromicina IBP/RBC(2) + metronidazol + claritromicina IBP/RBC(2) + amoxicilina + furazolidona Bismuto + furazolidona + claritromicina 1era línea (14 días) Bismuto + metronidazol + tetraciclina Bismuto + metronidazol + amoxicilina (2) RBC= Citrato de bismuto ranitidina 2nda línea (7-14 días) IBP + bismuto + metronidazol + tetraciclina IBP + bismuto + furazolidona + tetraciclina Cascada nota: en el régimen de 1era línea se puede sustituir el IBP con un antagonista del receptor H2 como cimetidina 400mg, ranitidina 150 mg o famotidina 20 mg, pero la tasa de erradicación puede ser más baja. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 165-181 8.7. Grupo de Consenso Asia Pacífico (1997 ) Manejo de la Infección por Helicobacter pylori El primer grupo en introducir: “diferentes opciones de manejo basadas en la epidemiología local y los recursos disponibles”. 1era línea (7 días) IBP + Claritromicina + amoxicilina IBP + claritromicina + metronidazol (tinidazol como alternativa) RBC + claritromicina+Amoxicilina RBC + claritrominica+metronidazol Si no se dispone de claritromicina: IBP + amoxicilina+metronidazol (durante 7 días) Citrato de bismuto coloidal + metronidazol + tetraciclina (durante 14 días) Si bien los costos de adquisición de la droga pueden ser más bajos, los dos regímenes arriba mencionados dan un promedio de tasa de erradicación 10% más baja y por lo tanto puede verse comprometida su costo efectividad. Remitirse a las tablas 4, 5, 6 y 7 arriba por opciones de manejo diferentes, basadas en los niveles de recursos. 9. Consultas y Opiniones El Comité de Guías Prácticas agradece el envío de cualquier comentario o duda que usted pueda tener. ¿Siente que hemos descuidado algunos aspectos? ¿Piensa usted que algunos procedimientos podrían entrañar riesgos adicionales? Lo invitamos a contarnos su experiencia. Oprima el botón a continuación y háganos saber su opinión. 181 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 182-183 Imágenes en Gastroenterología Imagen del mes 1 Departamento de Gastroenterología, Escuela de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Correspondencia a: Pablo Alejandro Cortés González Marcoleta 367, Santiago de Chile Tel: 56-2-3543820 Fax: 6397780 E-mail: [email protected] Pablo Cortés G.1 Image of the month Mujer de 42 años con antecedente de reflujo gastroesofágico diagnosticado el año 2008. Estudiada en esa oportunidad con endoscopía digestiva alta (EDA) que no demuestra lesiones, inicia tratamiento con Lansoprazol 30 mg al día con buen control de síntomas. Además por molestias digestivas bajas se realizó colonoscopía que fue normal. La paciente mantiene tratamiento con Lansoprazol hasta enero de 2010, fecha en la que se realiza un control endoscópico que muestra las siguientes lesiones las cuales son biopsiadas para su estudio histológico: Figura 1. Pólipos gástricos (1A cuerpo gástrico, 1B retrovisión gástrica, 1C antro gástrico). Figura 2. A y B: Histología. ¿Cuál es su diagnóstico y conducta a seguir? 182 IMAGEN DEL MES - P. Cortés G. Imágenes en Gastroenterología Comentario Diagnóstico histológico: Pólipos de glándulas fúndicas. Los pólipos de glándulas fúndicas (PGF) son las lesiones polipoídeas más comunes de la mucosa gástrica, observándose en 2% de los pacientes que se realizan una EDA. Histológicamente se caracterizan por una dilatación quística de las glándulas fúndicas revestidas por células parietales y principales. Endoscópicamente se observan pólipos sésiles de diferentes tamaños, habitualmente menores de 5 mm los que pueden superponerse entre ellos, conformando en algunos casos lesiones de más de 20 mm de diámetro. Estos pólipos se ubican en el cuerpo y fondo gástrico. Desde el punto de vista clínico son asintomáticos y no tienen potencial maligno en su tipo esporádico, el que se asocia al uso prolongado de inhibidores de bomba de protones (IBP) con una frecuencia de aparición de nuevos pólipos descrita entre 9 a 36% después de 2 años de uso continuo de este tipo de medicamentos, aunque su desarrollo no es dependiente del nivel de hipergastrinemia inducido por ellos. Se ha descrito además una asociación negativa con la infección por Helicobacter pylori, constatándose además que en pacientes con PGF que desarrollan una infección por H pylori las lesiones polipoídeas desaparecen Referencias 1.- Hongo M, Fujimoto K, Gastric Polyps Study Group. Incidence and risk factor of fundic gland polyp and hyperplastic polyp in long-term proton pump inhibitor therapy: a prospective study in Japan. J Gastroenterol 2010 Feb 23. [Epub ahead of print]. 2.- Rubio CA, Befrits R, Osterberg J, et al. Massive fundic gland polyposis in a Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 182-183 rápidamente. El tratamiento recomendado de estas lesiones esporádicas es la suspensión de los IBP principalmente en pacientes con lesiones de gran tamaño o para realizar un diagnóstico diferencial y no se recomienda la polipectomía dada su habitual distribución multifocal y su condición benigna con un desbalance riesgo/beneficio de este tipo de terapia. Se ha descrito la presencia de PGF asociado a poliposis adenomatosa familar (PAF) con alteraciones secundarias en el gen APC. En estos pacientes los pólipos histológicamente presentan displasia foveolar y epitelial de bajo grado con riesgo de progresión neoplásica por lo que se recomienda su vigilancia endoscópica (con búsqueda activa además de adenomas gástrico y de papila) y eventual resección endoscópica. En la paciente descrita no existen antecedentes familiares de cáncer de colon, tiene una colonoscopia realizada a los 40 años de edad que no demuestra pólipos y los PGF se desarrollaron en los últimos 2 años en concomitancia con el uso de IBP; antecedentes que apoyan fuertemente la idea de que se trata de PGF esporádicos por lo que el manejo más adecuado es la suspensión de los IBP considerando el gran tamaño de los pólipos gástricos con comprobación posterior de regresión mediante una nueva endoscopia. patient receiving protracted proton-pump inhibitor medication. Anticancer Res 2010; 30 (1): 261-3. 3.- Ally MR, Veerappan GR, Maydonovitch CL. et al. Chronic proton pump inhibitor therapy associated with increased development of fundic gland polyps. Dig Dis Sci 2009; 54: 2617-22. 4.- Genta R, Schuler C, Robiou C, et al. No association between gastric fundic gland polyps and gastrointestinal neoplasia in a study of over 100,000 patients. Clin Gastroenterol Hepatol 2009; 7: 849-54. 5.- Burt R. Gastric fundic gland polyps. Gastroenterology 2003; 125: 1462-9. 6.- Rodríguez-Muñoz S, Franco A, Sánchez F, et al. Poliposis de glándulas fúndicas: dos situaciones clínicas diferentes para una sola clase de pólipos. Rev Esp Enferm Dig 2003; 95: 509-10. 183 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 184-186 Clasificaciones en Gastroenterología Clasificación de Los Ángeles de esofagitis Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile. 1 Recibido: 16 de abril de 2010 Aceptado: 18 de abril de 2010 Correspondencia a: Alberto Espino E. Marcoleta # 367, Santiago de Chile Fono (56) 2 3543820 Fax (56) 2 6397780 E-mail: [email protected] Alberto Espino E.1 Los Angeles Classification of Esophagitis Introducción El reflujo gastroesofágico (RGE) es la patología gastrointestinal más común a nivel ambulatorio. Afecta entre un 5 a 25% de la población occidental1,2. Actualmente no existe un examen “gold standard” para objetivar el diagnóstico de RGE. Las definiciones desarrolladas se han basado en la combinación de características de la enfermedad. Por ejemplo, un grupo de trabajo internacional3 definió el RGE como el contenido gástrico dentro del esófago que genera esofagitis, síntomas de reflujo suficiente para comprometer la calidad de vida, o el riesgo de complicaciones a largo plazo. Esta definición se basa en otras anteriores4,5 y destaca que el RGE se convierte en enfermedad cuando causa daño macroscópico al esófago o afecta la calidad de vida del paciente6. La identificación de esofagitis con endoscopia alta es altamente específica (90-95%)7, pero tiene una sensibilidad de alrededor de 50%5. La enfermedad por RGE es subdividida en RGE con esofagitis o erosivo y RGE con endoscopia negativa (o RGE no erosivo). Para objetivar mejor el diagnóstico y la severidad de la esofagitis se han intentado usar múltiples clasificaciones endoscópicas como Savary-Miller, Hetzel-Dent y MUSE, pero no contaron con un número suficiente de estudios comparativos y presentaron un significativo error inter-observador8. Un sistema de clasificación de esofagitis con alta reproducibilidad, práctico, fácil de recordar y que mejora la comunicación de especificidad llamado Clasificación de Los Ángeles fue discutido por primera vez en 1994 en el Congreso Mundial de Gastroenterología (WGO) realizado en la ciudad de Los Ángeles. EE.UU.9 y luego fue publicado en forma definitiva en 199910. Actualmente es el método más ampliamente utilizado para la descripción de la esofagitis por RGE. Descripción de la Clasificación de Los Ángeles Sus criterios se basan en la descripción de la extensión de las lesiones (erosiones) en la mucosa visible, en el supuesto que representa un mayor valor diagnóstico y pronóstico de la enfermedad10. No incluye 184 valorar la profundidad de las lesiones. Se describen cuatro grados de esofagitis erosiva (Figuras 1 y 2): Grado A: Una (o más) lesiones de la mucosa, menor o igual a 5 mm de longitud, que no se extienden entre la parte superior de dos pliegues de la mucosa. Grado B: Una (o más) lesiones de la mucosa, de longitud mayor a 5 mm, que no se extienden entre la parte superior de dos pliegues de la mucosa. Grado C: Una (o más) lesiones de la mucosa, que se extienden más allá de la parte superior de dos pliegues de la mucosa pero, que afectan menos del 75% de la circunferencia del esófago. Grado D: Una (o más) lesiones de la mucosa, que afectan al menos un 75% de la circunferencia esofágica. Utilidad de la Clasificación de Los Ángeles Validación La Clasificación de Los Ángeles es producto de un exigente proceso de validación. Cuarenta y seis endoscopistas de diferentes países (Europa, EE.UU., Australia y Japón) usaron un detallado protocolo para evaluar registros de videos endoscópicos de 22 pacientes con todos los rangos de severidad de esofagitis por RGE. La evaluación de la extensión circunferencial de esofagitis por los criterios de lesiones (erosión) de la mucosa, presentó un aceptable nivel de concordancia (índice de Kappa 0,4) inter-observador. En distintos estudios, la clasificación de Los Ángeles fue correlacionada con monitorización de pH de 24 horas, y con estudios clínicos usando Omeprazol. La severidad de exposición ácida esofágica fue significativamente (p < 0,01) relacionada con el grado de severidad de esofagitis. Los grados de esofagitis (A-C) pre-tratamiento fueron relacionados con la severidad de la pirosis (p < 0,01); con la predicción del resultado del tratamiento supresor de ácido (p < 0,01); y con el riesgo de recaída de síntomas libre de terapia por 6 meses. Desde su introducción como clasificación se ha convertido en el sistema predominantemente usado en estudios de investigación clínica y evaluación de respuesta a farmacoterapia en RGE8-10. CLASIFICACIÓN DE LOS ÁNGELES DE ESOFAGITIS - A. Espino E. Clasificaciones en Gastroenterología Figura 1. Representación esquemática de la Clasificación de Los Ángeles de Esofagitis. Adaptado de Gut 1999; 45: 172-80 y Gastrointestinal Endoscopy 2004; 60: 253-7. Figura 2. Clasificación de Los Ángeles de Esofagitis. Fotografías del Centro Endoscopia Digestiva Hospital Clínico UC. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 184-186 185 CLASIFICACIÓN DE LOS ÁNGELES DE ESOFAGITIS - A. Espino E. Clasificaciones en Gastroenterología Limitantes La Clasificación de Los Ángeles no considera otras manifestaciones de daño macroscópico por RGE, tales como úlceras, estenosis esofágica, ni ausencia/ presencia de Barrett. Por otra parte, la exclusión de la mucosa esofágica con cambios mínimos (por ejemplo: eritema en esófago distal, incremento de vasos, edema, acantosis, descoloración turbia, línea Z borrosa) es considerada como una limitación significativa por algunos usuarios, especialmente en Japón y Corea. Algunos datos sugieren que cambios mínimos pueden ahora ser reco- Referencias 1.- Peter J. Kahrilas, M.D.Gastroesophageal Reflux Disease. N Engl J Med 2008; 359: 1700-7. 2.- Paul Moayyedi, Nicholas J Talley. Gastro-oesophageal reflux disease. Lancet 2006; 367: 2086-100. 3.- Dent J, Armstrong D, Delaney B, Moayyedi P, Talley J, Vakil N. Symptom evaluation in reflux disease: workshop background, processes, terminology, recommendations, and discussion outputs. Gut 2004; 53: 1-24. 4.- DeVault KR, Castell DO. American College of Gastroenterology updated guidelines for the diagnosis and treatment of gastroesophageal reflux disease. Am J Gastroenterol 2005; 100: 190-200. 5.- Anon. An evidence-based appraisal of 186 6.- 7.- 8.- 9.- nocidos con las nuevas técnicas endoscópicas que incluyen endoscopia de alta resolución, magnificación, cromoendoscopía, narrow-band imaging (NBI), Fuji Inteligent Color Enhancement (FICE) y endomicroscopía confocal. Todas estas nuevas tecnologías pueden identificar cambios mínimos no posibles de percibir con la tradicional endoscopia de luz blanca. Si esta afirmación puede ser adecuadamente validada y de fácil replicación, una adición formal de los criterios de cambios mínimos podría eventualmente mejorar en forma significativa la sensibilidad de la endoscopia para la enfermedad por reflujo11-13. reflux disease management: the Genval Workshop Report. Gut 1999; 44: S1-16. Junghard O, Carlsson R, Lind T. Sufficient control of heartburn in endoscopynegative gastro-oesophageal reflux disease trials. Scand J Gastroenterol 2003; 38: 1197-99. Richter JE. Diagnostic tests for gastroesophageal reflux disease. Am J Med Sci 2003; 326: 300-8. Devjit S. Nayar, MD, Michael F. Vaezi. Classifications of esophagitis: Who needs them? Gastrointestinal Endoscopy. 2004; 60: 253-7. Armstrong D, Bennett JR, Blum AL, et al. The endoscopic assessment of esophagitis: a progress report on observer consistency. Gastroenterology 1996; 111: 85-92. 10.- Lundell LR, Dent J, Bennett JR, et al. Endoscopic assessment of oesophagitis: clinical and functional correlates and further validation of the Los Angeles classification. Gut 1999; 45: 172-80. 11.- Dent J. Endoscopic grading of reflux oesophagitis: the past, present and future. Best Pract Res Clin Gastroenterol 2008; 22 (4): 585-99. 12.- Gary W. FalkIs. Conventional Endoscopic Identification of Non-Erosive Reflux Disease Adequate? Digestion 2008; 78: 17-23. 13.- Jun Haeng Lee, Nayoung Kim, Il Kwun Chung, Yun-Ju Jo. Clinical significance of minimal change lesions of the esophagus in a healthy Korean population: A nationwide multi-center prospective study. Journal of Gastroenterology and Hepatology 2008; 23: 1153-7. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 184-186 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 187-189 Instrucciones a los autores Marzo 2010 Los trabajos enviados a la Revista Gastroenterología Latinoamericana deberán ajustarse a las instrucciones recomendadas por el International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE). Se aceptarán contribuciones escritas en idioma español o en inglés consistentes en artículos de investigación, trabajos originales, casos clínicos, revisiones de temas gastroenterológicos, cartas al editor u otras contribuciones relacionadas con la gastroenterología. Las contribuciones deberán ser escritas en papel tamaño carta. Todas las páginas deberán ser numeradas en el ángulo superior derecho. Enviar los documentos en archivo Word al correo electrónico de la Sociedad Chilena de Gastroenterología: [email protected] La revista cuenta con un comité editorial bilingüe por lo que los artículos serán revisados por pares en el idioma original y una vez aceptado para publicación serán traducidos al español o inglés por un traductor científico sin costo para el autor. La revista Gastroenterología latinoamericana cuenta con una versión oficial impresa en español y en la página web de la Sociedad Chilena de Gastroenterología: www.socgastro.cl, se pueden encontrar las versiones en formato PDF en español e inglés de los artículos de investigación, trabajos originales y algunos de los casos clínicos o revisiones de temas gastroenterológicos dependiendo de la relevancia de los tópicos según lo decida el comité editorial. Los artículos de investigación, trabajos originales, casos clínicos y revisiones de temas gastroenterológicos solicitados por el editor como parte de un tópico de interés o como resumen de una presentación de curso de avances o del congreso chileno de gastroenterología deben incluir un resumen en español o inglés de 250 palabras como máximo. Las cartas al editor no requieren resumen. Artículos de investigación Los artículos de investigación deben contar en forma sistemática con las siguientes secciones las que necesariamente deben ordenarse de acuerdo a la siguiente secuencia: 1) Página del título; 2) Resumen español e inglés; 3) Introducción; 4) Material y métodos; 5) Resultados; 6) Discusión; 7) Referencias; 8) Tablas; 9) Figuras; 10) Leyendas para las figuras; 11) Agradecimientos; 12) Conflicto de intereses. 1) Página del título debe contener la siguiente información: a) El título del trabajo en español e inglés: éste debe ser conciso, pero lo suficientemente informativo en cuanto a la naturaleza del trabajo. b) Título abreviado, utilizado como encabezamiento en las páginas subsiguientes del trabajo. c) Nombre y apellidos de los autores, al término de cada nombre los autores deben identificarse con un número en superíndice. d) Nombre de las Instituciones, departamentos o secciones, a las cuales el trabajo será atribuido utilizando el número respectivo. e) Autor responsable de la correspondencia con el comité editor con la información relativa a dirección postal, Fax, e-mail, teléfono, etc. f) Recuento del número de palabras. g) Número de figuras y tablas que contiene el manuscrito. 2) Resumen: - Se debe enviar el resumen en español y en inglés (la revista publica ambos resúmenes). Si los autores no están en condiciones de preparar un resumen en inglés, éste será traducido por un traductor de la revista sin costo para el autor. Salvo las diferencias propias de cada idioma estos deben tener los mismos contenidos. Se recomienda emplear un modelo de resumen estructurado: antecedentes, objetivos, material y métodos, resultado y conclusiones. La extensión máxima del resumen es de 250 palabras. - Al término de cada resumen (español/inglés) deben presentarse entre 3 y 10 palabras claves en el idioma respectivo. 3) Introducción: - Debe contener el contexto o antecedentes relacionados con el estudio, establecer el propósito, el objetivo de la investigación o la hipótesis del trabajo. El objetivo primario y los secundarios deben ser claros. Las referencias deben ser sólo las pertinentes y no deben incluirse datos o conclusiones del trabajo. 4) Material y Métodos: a) Debe incluir sólo información disponible en el momento que el plan de estudio o protocolo fue escrito. Información obtenida durante la ejecución del estudio debe ser presentada en la sección resultados. b) La selección de los participantes en el estudio (pacientes, animales de laboratorio, incluyendo los controles, debe establecer claramente los criterios de inclusión y exclusión justificando estos criterios. c) Información técnica. Identifique los métodos y aparatos (indique el nombre del fabricante y dirección entre paréntesis) Describa los métodos en detalle o mencione las referencias pertinentes. Identifique los fármacos y químicos usados, con sus nombres genéricos, dosis y rutas de administración. d) Si se han efectuado experimentos en seres humanos mencione la aprobación por un comité de ética de la institución patrocinadora. Mencione si los pacientes firmaron consentimiento informado relativo a estudio realizado. Los estudios en animales debieran acompañarse de la aprobación del comité de ética respectivo. e) Estadísticas: describa los métodos estadísticos con suficientes detalles que permitan al lector con acceso a los datos originales, verificar los resultados. Acompañe cuando sea posible, valores de desviación, error estándar e intervalo de confianza. 187 Instrucciones a los autores 5) Resultados: a) Presente sus resultados en una secuencia lógica en el texto, tablas e ilustraciones, mencionando en primer lugar los hallazgos principales o más importantes. b) No repita en el texto los datos que se encuentran en las tablas o figuras. c) No duplique los datos en tablas y figuras. d) Al entregar resultados incluya información numérica no sólo porcentajes. 6) Discusión: a) Ponga énfasis en los aspectos nuevos y relevantes del estudio y las conclusiones que se desprenden de ellos. No repita en detalle datos o materiales mencionados previamente en las secciones introducción y resultados. b) En los estudios experimentales es útil comenzar la discusión haciendo un breve resumen de los principales hallazgos y luego explorar los posibles mecanismos para estos. c) Observaciones, compare sus resultados con otros estudios, establezca las limitaciones de su estudio y las implicancias para futuras investigaciones o para la práctica clínica. d) Relacione las conclusiones con los propósitos u objetivos del estudio. 7) Referencias: - No utilice un número excesivo de referencias (Máximo 30 referencias), éstas deberán ser preferentemente publicaciones originales, relevantes en el tema. - Evite utilizar en lo posible resúmenes de Congresos como referencias, en este caso sólo aquellas publicadas en revistas de circulación común. - Al citar artículos aceptados para su publicación en otras revistas, los autores deben constatar esta situación, mencionar la revista respectiva y agregar “en prensa”. - Las referencias deben ser numeradas en el texto mediante un número entre paréntesis al final del párrafo que se alude y en el orden que se mencionan por primera vez en el texto. - Evite el término comunicación personal. - El formato debe tener las siguientes características: a) Para artículos en revistas: Apellido e inicial del nombre del o los autores en mayúscula. Mencione todos los autores con un límite de seis. Si son siete o más mencione los seis primeros y agregue “y col” o “et al”, según el idioma. b) Considere el siguiente ejemplo como norma de puntuación: Revistas: Jackson MW, Gordon TP, Waterman SA. Disruption of intestinal motility by calcium channel- stimulating autoantibody in type A diabetes. Gastroenterology 2004; 126: 819-828. Libros: Drossman DA Psycosocial considerations in Gastroenterology En: Sleisenger MH, Fordtran JS ed. Philadelphia WB Saunders Company 1993; 3-17. 8) Tablas: - Cada una de las tablas debe ir en doble espacio en hojas separadas. Numere las tablas en formas consecutivas en el orden en que fueron citadas por primera vez en el texto, cada una debe presentarse con un breve título que explique su contenido. - Sobre cada columna coloque un encabezamiento corto o abreviado. - No use internamente en las tablas líneas horizontales o verticales. - Las notas aclaratorias deben ir a pie de la tabla, de igual forma deben presentarse aquellas abreviaciones no estandarizadas, identificadas con asteriscos u otros símbolos * + ±, etc. 9) Figuras: - Deberá entenderse por figuras cualquier ilustración que no sea tabla (Ej. Gráficos, imágenes radiológicas, de anatomía patológica, etc). Las figuras deberán ser ejecutadas por un dibujante profesional y enviadas en forma de material fotográfico de alta calidad. Se aceptarán también imágenes computacionales. Las características técnicas y recomendaciones para la presentación de material gráfico puede ser revisado en Gastr Latinoam 2004; 15: 55-56. - En todo caso las letras, números y símbolos en las figuras deben ser claros y de un tamaño suficiente para que sean legibles al ser reducidos en la publicación. Al presentar fotografías de pacientes, estos no deben ser identificables y sus fotos acompañadas de la autorización escrita para el uso de éstas. - Si se desea presentar figuras previamente publicadas será indispensable acompañar la autorización escrita de quien posee los derechos de autor, asociando los agradecimientos respectivos. - Deben ser numeradas en forma consecutiva en que son citadas por primera vez en el texto. - Los títulos o leyendas no deben aparecer en la figura, sino que se incluirán en la siguiente sección: leyendas de las figuras. - En el reverso de las figuras debe anotarse en una etiqueta adherida, el número de la figura, nombre del autor principal, y una flecha indicando la orientación espacial. 188 Instrucciones a los autores 10) Leyendas para las figuras: - Deben estar escritas a doble espacio en una página separada. Identifique cada texto correspondiente a la figura con números arábicos. Explique en la leyenda el significado de símbolos, flechas, números o letras utilizados en las figuras. 11) Agradecimientos: - Incluya en esta sección financiamientos relacionados con proyectos de investigación, donación de equipos, fármacos u otros. 12) Conflicto de intereses: - El ICMJE define este término como la situación en la cual un autor tiene relaciones de carácter económico o personal que puedan influenciar en forma inapropiada sus acciones. - Se estima conveniente dejar constancia de la existencia de esta situación, aunque los autores estimen que esta circunstancia no está influenciando su juicio científico. REIMPRESIONES Pueden ser solicitadas directamente a la empresa editorial. No se permite el realizar reimpresiones o reproducciones totales o parciales del contenido editorial, por cualquier medio, por personas diferentes a la editorial encargada de la producción de la revista. TODOS LOS MANUSCRITOS • Incluir copia de aceptación de autores de transferencia de derechos. Todos los autores deben firmar. ACUERDO DE TRANSFERENCIA DE DERECHOS Considerando que la revista Gastroenterología Latinoamericana está revisando y editando mi manuscrito, los autores abajo firmantes transfieren y asignan todos los derechos de publicación a esta Revista, en el caso que dicho trabajo sea publicado. Este documento debe ser firmado por los autores del artículo luego de aceptado para publicación y debe ser enviado por correo postal a la Sociedad Chilena de Gastroenterología, El Trovador 4280, oficina 909, Las Condes, Santiago-Chile, en formato electrónico (PDF de imagen obtenida por scanner) o enviado vía Fax: (56 2) 342 50 05. Fecha ....................................................................................... NOMBRE DEL ARTÍCULO: ........................................................................................................................................................................... ........................................................................................................................................................................................................................... NOMBRE DEL AUTOR FIRMA DEL AUTOR 1.- ..................................................................................................................................................................................................................... 2.- ..................................................................................................................................................................................................................... 3.- ..................................................................................................................................................................................................................... 4.- ..................................................................................................................................................................................................................... 5.- ..................................................................................................................................................................................................................... 6.- ..................................................................................................................................................................................................................... 189 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 190-192 Instructions for authors March 2010 Articles sent to Revista Gastroenterología Latinoamericana must comply with the recommendations of the International Committee of Medical Journal Editors (ICMJE). Contributions/manuscripts will be accepted both in Spanish and in English consistent with research articles, original papers, clinical cases, reviews in gastroenterology, letters to the editor or other contributions related to gastroenterology. The contributions must be sent in letter size paper. All pages must be numbered in the upper-right corner. The articles must be sent in Word format to the Chilean Society of Gastroenterology e-mail: [email protected] The journal has a bilingual Editorial Committee; therefore, all articles will go under a peer-review in the original language; once they are accepted for publication they will be translated into English or into Spanish by a scientific translator without cost for the author. Gastroenterología Latinoamericana journal is printed in Spanish and is posted on the website of the Chilean Society of Gastroenterology: www.socgastro.cl, where many PDF’s can be found –both in Spanish and English– of research articles, original papers and some clinical cases or review articles on gastroenterology, depending on the relevance of the topics determined by the Editorial Committee. Research articles, original papers, clinical cases and review articles on gastroenterology requested by the editor as part of a topic of interest or as abstract of a presentation at the Course on Advances in Gastroenterology or at the Chilean Congress on Gastroenterology, must include an abstract in Spanish or in English with a maximum of 250 words. Letters to the Editor do not require an abstract. Research Articles Research articles must include the following sections, which must be organized as follows: 1) Title Page; 2) Abstract in Spanish and in English; 3) Introduction; 4) Material and Methods; 5) Results; 6) Discussion; 7) References; 8) Tables; 9) Figures; 10) Figure Legends; 11) Acknowledgements; 12) Conflict of interest. 1) Title Page must include the following information: a) The title of the article both in Spanish and in English. The title must be concise, but informative enough with respect to the nature of the study. b) Brief running title, used as heading in the subsequent pages of the study. c) First name and last name of the authors; at the end of each name the authors can place a superscript number for identification purposes. d) Name of the Institutions, Departments or Sections to which the article will be attributed to, using the respective superscript numbers. e) Author responsible for correspondence with the Editorial Committee, including postal address, Fax/Telephone number, E-mail, etc. f) Word count. g) Number of Tables and Figures included in the manuscript. 2) Abstract: - An abstract must be submitted in Spanish and in English (the journal will publish both abstracts). In case the authors are not able to prepare an abstract in English, this will be translated by a translator of the journal at no cost for the authors. With the exception of the differences characteristic of each language, the abstracts must have the same contents. It is recommended to use a structured model for the abstract: Background, Aim or Objective, Material and Methods, Results and Conclusions. The maximum length of the abstract is 250 words. - The abstract (Spanish/English) must be followed by 3-10 key words in the respective language. 3) Introduction: - Must include the context or background of the study; and establish the purpose, objective of the research or the work hypothesis. Primary and secondary objectives must be clear. References should be relevant and data or conclusions of the work should not be included. 4) Material and Methods a) Must include only information available at the time when the study or protocol was written. Information obtained during the study must be presented in the section ‘Results’. b) Selection of study participants (patients, animal models, including controls), must clearly establish inclusion and exclusion criteria with the corresponding justification of these criteria. c) Technical information. Identification of the methods and devices (including manufacturer’s name and address in brackets). Detailed description of all methods or relevant references. Identification of drugs and chemicals used, with generic names, doses and route of administration. d) If the study involves human subjects, an approval from the Ethics Committee/Ethics Review Board of the funding organization or sponsor must be mentioned. Include information on whether the participants signed an informed consent in relation to the study. Studies on animal models should also have the approval of the corresponding Ethics Committee. e) Statistics: description of statistical methods with a level of detail that allows the reader than can access original data to verify the results. Please include, whenever possible, deviation values standard errors and confidence intervals. 190 Instructions for authors 5) a) b) c) d) Results Present your results in a logical sequence in the text, tables and illustrations, including, in the first place, the main or most important findings. Do not repeat in the text the data that can be found in the Tables or Figures. Do not duplicate data in Tables or Figures. When presenting results, include numeric information not only percentages. 6) Discussion a) Highlight new and relevant aspects of the study and the conclusions arising from these aspects. Do not provide detailed information on data or materials that have been previously mentioned in the sections ‘Introduction’ and ‘Results’. b) In experimental studies it is useful to start the discussion with a brief summary of the main findings and then, explore potential mechanisms for implementation. c) Observations. Compare your results with the results of another study; establish the limitations of your study and the implications for future research or for the clinical practice. d) Relate the conclusions of the study with the purposes or objectives of the study. 7) References - Do not use an excessive number of references (maximum of 30 references). These must be preferably original publications and relevant to the subject matter. - Avoid, as far as possible, the use of abstracts of Congresses as references; in this case use only the ones that have been published in regular journals. - When mentioning articles that have been accepted for publication in other journals, the authors must verify this situation, mention the corresponding journal and add “In press”. - References must be included in the text as a number in brackets at the end of the corresponding paragraph and in the order in which they are cited in the text. - Avoid the term “personal communication”. - The format must follow these characteristics: a) For articles published in journals: Family name and first name initials of the author(s) in capital letters. Include the names of all authors up to six. In case there are seven authors, include the names of the first six and then add “y cols.” or “et al.” depending on the language. b) Please refer to the following example for the purposes of punctuation: Journals: Jackson MW, Gordon TP, Waterman SA. Disruption of intestinal motility by calcium channel- stimulating autoantibody in type A diabetes. Gastroenterology 2004; 126: 819-828. Books: Drossman DA Psycosocial considerations in Gastroenterology En: Sleisenger MH, Fordtran JS ed. Philadelphia WB Saunders Company 1993; 3-17. 8) Tables - Each Table must be in doubled-space format and in separate pages. Number the tables in a consecutive sequence and in the order in which they are mentioned for the first time in the text; each Table must be preceded by a brief heading explaining its contents. - A short or abbreviated heading must be placed on every column. - Do not use internal horizontal or vertical lines in the Tables. - Explanatory notes must be included at the foot of the tables; same happens with abbreviations that are not standardized, identified with an asterisk or other footnote marks: * + ±, etc. 9) Figures - Figures comprise any illustration other from a Table (for example, graphics, imaging of pathologic anatomy, etc.). Figures must be prepared by a professional designer and submitted in high-quality photographic format. Computer-aided images are also accepted. Technical characteristics and recommendations for the presentation of graphic materials can be reviewed in Gastr Latinoam 2004; 15: 55-56. - Font, numbers and symbols on the Figures must be clear and of an appropriate size that can be read and afterwards reduced during the publication process. When submitting pictures of subjects/patients they should not be identifiable and their pictures must be accompanied by a written permit authorizing their use. - If you decide to use previously published Figures, written authorization of the person/source holding the copyrights must be included, with the corresponding acknowledgements. - Figures must be consecutively numbered in the order in which they are cited for the first time in the text. - Headings or legends should not be included in the Figure; they should be included in the section ‘Figure legends’. - A sticker should be attached to the back side of the Figures with the following information: figure number, name of the author, and an arrow indicating the orientation of the Figure. 191 Instructions for authors 10) Figure legends - Figure legends must be double-spaced and written in a separate page. Use Arabic numerals to identify the text that corresponds to each Figure. Give an explanation in the legend of the meaning of symbols, arrows or letters used in the Figures. 11) Acknowledgements - Include in this section any funding related to research projects, donation of equipment, drugs or other. 12) Conflict of interest - ICMJE defines this term as the situation in which the author has an economic or personal relationship than might inappropriately affect his/ her actions. - It is advisable to mention this situation, although the authors might not consider that this circumstance can influence their scientific judgment. RE-PRINTS Reprints can be requested directly to the Publishing House. It is not allowed to make total or partial reproductions or reprints of the contents, by any media, by individuals other from the publishing house responsible for the production of the journal. ALL MANUSCRIPTS • Include a copy of the authorization of the transfer of rights made by the authors. This document must include the signature of all authors. AGREEMENT FOR THE TRANSFER OF RIGHTS Considering that the journal Gastroenterología Latinoamericana is reviewing and editing my manuscript, the undersigning parties (authors) transfer all publication rights to this Journal, in case this article is published. This document must be signed by the authors of the article, after it has been accepted for publication and must be sent by regular mail to: Sociedad Chilena de Gastroenterología, El Trovador 4280, Oficina 909, Las Condes, Santiago-Chile; in electronic format (scanned PDF image) or sent by Fax to: (56 2) 342 50 05. Date ......................................................................................... NAME OF THE ARTICLE: ............................................................................................................................................................................ .......................................................................................................................................................................................................................... NAME OF THE AUTHOR SIGNATURE 1.- ..................................................................................................................................................................................................................... 2.- ..................................................................................................................................................................................................................... 3.- ..................................................................................................................................................................................................................... 4.- ..................................................................................................................................................................................................................... 5.- ..................................................................................................................................................................................................................... 6.- ..................................................................................................................................................................................................................... 192 XXXI Curso de Avances en Gastroenterología “Infecciones en Gastroenterología y Hepatología” “I Consenso de Manejo de las Várices Gastroesofágicas” 2, 3 y 4 de Junio 2010 Centro de Eventos Manquehue Av. Vitacura 5841, Vitacura, Santiago Presidente: Dr. Fernando Fluxá García Secretario Ejecutivo: Dr. Arnoldo Riquelme Pérez Invitado internacional: Dr. Bruce Runyon, EE.UU. Invitados nacionales: Dra. Susan Bueno R., Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago. Dr. Mario Calvo A. Universidad Austral de Chile, Valdivia. Dr. Paul Harris D. Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago. AUSPICIADORES Pharma Investi de Chile S.A. AstraZenca S. A. Merck Chile S. A. Arquimed Biotoscana Farma S. A. Roberto Zepeda (Fujinon) Laboratorios Saval S. A. Reckitt Benckiser Danone Chile S.A. Bristol-Myers SQQUIB PATROCINADORES Asociación Chilena de Endoscopia Digestiva Asociación Chilena de Hepatología Universidad de Chile Universidad de la Frontera Universidad Austral de Chile Universidad Mayor Ministerio de Salud de Chile Contenido/Contents Programa 198 Programa XXI Curso de Avances en Gastroenterología. Program Course on Advances in Gastroenterology. Editorial 203 Curso de Avances en Gastroenterología. Course on Advances in Gastroenterology. Dr. Arnoldo Riquelme P. Primer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo 205 Infección por Citomegalovirus, implicancias en la Enfermedad Inflamatoria. Cytomegalovirus infection, implications on inflammatory bowel disease. Dr. Patricio Ibáñez L. 208 Infecciones en la patogenia de la enfermedad inflamatoria intestinal. Infections in the pathogenesis of inflammatory bowel disease. Dr. Ismael Correa L. 212 Enfermedad inflamatoria intestinal y vacunas. Inflammatory bowel disease and vaccines. Dra. Carolina Figueroa C. 215 Mecanismos moleculares utilizados por Salmonella para causar infecciones del tracto digestivo. Molecular mechanisms used by Salmonella to cause infections in the digestive tract. Dra. Susan Bueno R. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo 218 Infecciones por Yersinia. Yersinia infections. Drs. Manuel Álvarez-Lobos y Susan Bueno R. 222 Infecciones virales intestinales en pediatría. Intestinal viral infections in pediatrics. Dr. Gabriel Arancibia A. 226 Enteritis virales en adultos inmunocompetentes, agentes clásicos y emergentes. Viral enteritis in immunocompetent adults. Classic and emergent agents. Drs. Luis Méndez y Manuel Álvarez-Lobos. 230 Infecciones gastrointestinales y VIH. Gastrointestinal infections and HIV. Dr. Mario Calvo A. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas 234 Translocación bacteriana e infecciones en un modelo experimental de cirrosis en la rata. Bacterial translocation and infections in an experimental model of cirrhosis in the rat. Dr. Bruce A Runyon MD. 195 Contenido/Contents 237 Actualización en manejo de la Hepatitis B. Update on Hepatitis B management. Dr. Rodrigo Zapata L. 245 Infecciones tras el trasplante hepático: Infecciones por Citomegalovirus Infections after liver transplantation: Cytomegalovirus infection. Dr. Carlos Benítez G. 249 Peritonitis bacteriana espontánea en el paciente cirrótico. Spontaneous bacterial peritonitis in patients with cirrhosis. Dr. Bruce A Runyon MD. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo 253 Sobrecrecimiento bacteriano intestinal. Small intestinal bacterial overgrowth. Dra. Claudia Defilippi G. 257 El uso de probióticos en el síndrome de intestino irritable y constipación. Probiotics use in irritable bowel syndrome and constipation. Dr. Daniel Cisternas C. 260 Diarrea por Clostridium difficile. Clostridium difficile-associated diarrhea. Dr. Francisco Javier Biel M. 268 Motilidad intestinal y microflora. Intestinal motility and microflora. Dra. Ana María Madrid S. Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas 196 271 Infecciones bacterianas en el paciente cirrótico. Bacterial infections in patients with cirrhosis. Dr. Cristián Muñoz T. 276 Fisiopatología de la peritonitis bacteriana espontánea. Physiopathology of spontaneous bacterial peritonitis. Dr. Gustavo Bresky R. 279 La reinfección por virus de la hepatitis C en el post-trasplante hepático. Liver transplantation and hepatitis C virus reinfection. Dr. Carlos Benítez G. 282 Profilaxis peritrasplante hepático: enfoque general ¿Descontaminación intestinal selectiva? Peri-transplantation prophylaxis: general approach. Selective intestinal decontamination? Dr. José Miguel Valera M. 284 Infecciones diferentes a la peritonitis bacteriana espontánea en pacientes con cirrosis. Infections other than spontaneous bacterial peritonitis in patients with cirrhosis. Dr. Bruce A Runyon MD. Contenido/Contents Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo 287 Tuberculosis intestinal. Intestinal tuberculosis. Dra. Fabiola Castro P. 292 Enfermedad de Chagas. Chagas disease. Dra. Lía Catalán N. 298 Anisakiasis, un atentado culinario prevenible contra el tracto gastrointestinal. Anisakiasis, a preventable culinary attempt for the gastrointestinal tract. Drs. Jaquelina Gobelet R. y Roque Sáenz F. 302 Candidiasis esofágica. Esophageal candidiasis. Dra. Carolina Pavez O. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas 305 Fascioliasis hepática. Hepatic fascioliasis. Dra. Fabiola Castro P. 309 Absceso hepático: Enfrentamiento diagnóstico y terapéutico. Liver abscess: Clinical approach to diagnosis and therapy. Dr. Francisco Barrera M. 314 Causas y complicaciones infecciosas de la pancreatitis aguda. Infectious related infectious complications in acute pancreatitis. Dra. Carla Mancilla A. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo 319 Desinfección y esterilización en prodecimientos endoscópicos. Cleansing and disinfection in gastrointestinal endoscopy. Dra. Carolina Heredia P. 323 Infección por Helicobacter pylori. Helicobacter pylori infection. Dr. Alberto Espino E. 328 Diarrea del viajero: Prevención y tratamiento. Traveler’s diarrhea: Prevention and treatment. Dra. Eugenia Morales F. 332 Inmunidad y Helicobacter pylori. Immunity and Helicobacter pylori. Dr. Paul R. Harris. 197 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 198-202 Programa Miércoles 2 de Junio de 2010 8:00-8:30 Inscripción 10:15-10:30 Preguntas y debate 8:30-8:35 Inauguración del Curso de Avances “Infecciones en Gastroenterología y Hepatología” y “I Consenso de Manejo de las Várices Gastroesofágicas”. Drs. Fernando Fluxá G. y Arnoldo Riquelme P. 10:30-11:00 Café 11:00-11:15 ¿Ligadura endoscópica o beta-bloqueo en profilaxis primaria? Dra. Rosa María Pérez-Ayuso y Blanca Norero 11:15-11:30 Otras terapias alternativas que han sido evaluadas como profilaxis primaria de hemorragia variceal Dr. Roberto Candia 11:30-11:45 ¿Tamizaje de várices gastroesofágicas con endoscopia digestiva alta o indicar beta bloqueo siempre al momento del diagnóstico de cirrosis? Dr. Francisco Fuster ¿Terapia endoscópica o fármacos vasoactivos en hemorragia digestiva variceal activa? Dr. Guillermo Silva 11:45-12:00 9:00-9:15 ¿Todas las várices tienen el mismo riesgo de sangrar? Dr. Fernando Fluxá G. ¿Terapia combinada (fármacos vasoactivos más terapia endoscópica) en hemorragia digestiva variceal activa? Dr. Guillermo Silva 12:00-12:15 9:15-9:30 ¿El beta bloqueo no selectivo previene la aparición de várices? Dr. Rodrigo Zapata L. ¿Ligadura endoscópica o escleroterapia en hemorragia digestiva variceal activa? Dr. Alberto Espino E. 12:15-12:30 ¿Ligadura o escleroterapia en várices sangrantes de fondo gástrico? Dr. Antonio Rollán 12:30-12:45 Si falla la hemostasia, ¿cirugía, TIPS o balón Sengstaken? Drs. Luis Meneses y Alberto Espino 12:45-13:00 Preguntas y debate I Consenso de Manejo de las Várices Gastroesofágicas Primer módulo Moderadores: Drs. Roberto Candia y Arnoldo Riquelme 8:35-8:45 8:45-9:00 9:30-9:45 9:45-10:00 10:00-10:15 198 Segundo módulo Moderadores: Drs. Roberto Candia y Arnoldo Riquelme Metodología del “I Consenso de Manejo de las Várices Gastroesofágicas”. Drs. Roberto Candia y Arnoldo Riquelme P. ¿El beta bloqueo no selectivo disminuye el riesgo de hemorragia en pacientes con várices de bajo riesgo? Dr. Rodrigo Zapata L. ¿El uso de beta bloqueo disminuye la progresión de várices pequeñas a grandes? Drs. Rosa María Pérez-Ayuso y Blanca Norero ¿El beta bloqueo no selectivo es efectivo como profilaxis primaria de hemorragia digestiva variceal en pacientes con várices de alto riesgo? Drs. Rosa María Pérez-Ayuso y Blanca Norero Tercer módulo Moderadores: Dr. Roberto Candia y Arnoldo Riquelme P. 14:30-14:45 ¿Existe beneficio del uso de antibióticos en pacientes cirróticos con hemorragia digestiva? Dr. Arnoldo Riquelme P. Programa 14:45-15:00 15:00-15:15 ¿Beta bloqueo, ligadura o ambas en profilaxis secundaria de hemorragia por várices esofágicas? Dr. Pablo Cortés Otras terapias en profilaxis secundaria Drs. Luis Meneses y Alberto Espino E. 15:15-15:30 Preguntas y debate 15:30-16:00 Prevención y manejo de la hemorragia por várices esofágicas Dr. Bruce Runyon 16:00-16:05 Cierre del Consenso Dr. Arnoldo Riquelme P. 16:05-16:30 Café Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 198-202 XXXI Curso de Avances en Gastroenterología Primer módulo de infecciones del tubo digestivo Moderador: Dr. Rodrigo Quera 16:30-16:50 Infección por Citomegalovirus, implicancias en la enfermedad inflamatoria intestinal Dr. Patricio Ibáñez L. 16:50-17:10 Infecciones en la patogenia de la enfermedad inflamatoria intestinal Dr. Ismael Correa L. 17:10-17:30 Enfermedad inflamatoria intestinal y vacunas Dra. Carolina Figueroa C. 17:30-18:30 Mecanismos moleculares utilizados por Salmonella para causar infecciones del tracto digestivo Dra. Susan Bueno R. 18:30-18:50 Café 18:50-20:15 Simposio Bristol-Myers Squibb de Chile 20:15-21:15 Cocktail 199 Programa Jueves 3 de Junio de 2010 Segundo módulo de infecciones del tubo digestivo Tercer módulo de infecciones del tubo digestivo Moderadores: Drs. Alex Navarro y Sylvia Cruchet Moderador: Dr. Roque Sáenz 8:30-8:50 Infecciones por Yersinia Dr. Manuel Álvarez-Lobos 14:20-14:40 Sobrecrecimiento bacteriano intestinal. Dra. Claudia Defilippi G. 8:50-9:10 Infecciones virales intestinales en pediatría Dr. Gabriel Arancibia A. 14:40-15:00 El uso de probióticos en síndrome de intestino irritable y constipación Dr. Daniel Cisternas C. 9:10-9:30 Enteritis virales en adultos inmunocompetentes, agentes clásicos y emergentes Dr. Luis Méndez 15:00-15:20 Diarrea por Clostridium difficile Dr. Francisco Biel M. 15:20-15:50 Motilidad intestinal y microflora Dra. Ana María Madrid S. 15:50-16:00 Preguntas Café 9:30-9:45 Caso clínico interactivo Dr. Luis Méndez 9:45-10:15 Infecciones gastrointestinales y VIH Dr. Mario Calvo A. 16:00-16:30 10:15-10:30 Preguntas Segundo módulo de infecciones hepato-biliares y pancreáticas 10:30-11:00 Café Primer módulo de infecciones hepato-biliares y pancreáticas Moderador: Dr. Rodrigo Zapata 16:30-16:50 Infecciones bacterianas en el paciente cirrótico Dr. Cristián Muñoz 16:50-17:10 Fisiopatología de la peritonitis bacteriana espontánea Dr. Gustavo Bresky 17:10-17:30 La reinfección por virus de la hepatitis C en el post-trasplante hepático Dr. Carlos Benítez G. 17:30-17:50 Profilaxis peritrasplante hepático: enfoque general, ¿Descontaminación intestinal selectiva? Dr. José Miguel Valera M. 17:50-18:20 Infecciones diferentes a la peritonitis bacteriana espontánea en pacientes con cirrosis Dr. Bruce Runyon Moderador: Dr. Javier Brahm 200 11:00-11:30 Translocación bacteriana e infecciones en un modelo experimental de cirrosis en la rata Dr. Bruce Runyon 11:30-11:50 Actualización en el manejo de la hepatitis B Dr. Rodrigo Zapata L. 11:50-12:10 Infecciones por virus hepatitis C Dr. Alejandro Soza 12:10-12:30 Infecciones tras el trasplante hepático: infecciones por Citomegalovirus Dr. Carlos Benítez G. 12:30-12:45 Caso clínico interactivo Dr. Fernando Gómez 12:45-13:15 Peritonitis bacteriana espontánea en el paciente cirrótico Dr. Bruce Runyon 18:20-19:30 Asamblea de Socios y cambio de directiva Dr. Fernando Fluxá G. 13:15-13:30 Preguntas 19:30-20:30 Cocktail Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 198-202 Programa Viernes 4 de Junio de 2010 Cuarto módulo de infecciones del tubo digestivo Moderador: Dr. Ricardo Santander 8:30-8:50 Tuberculosis intestinal Dra. Fabiola Castro P. 8:50-9:10 Enfermedad de Chagas Dra. Lía Catalán N. 9:10-9:30 Anisakiasis Dra. Jaquelina Gobelet R. 9:30-9:50 Candidiasis esofágica Dra. Carolina Pavez O. 9:50-10:15 Mesa redonda 10:15-10:30 Preguntas 10:30-11:00 Café Tercer módulo de infecciones hepato-biliares y pancreáticas 11:40-12:00 Infecciones bacterianas y colangitis Dra. Marcela Planzer 12:00-12:20 Causas y complicaciones infecciosas de la pancreatitis aguda Dra. Carla Mancilla A. 12:20-12:30 Caso clínico. Dr. Francisco Barrera M. Quinto módulo de infecciones del tubo digestivo Moderador: Dr. Antonio Rollán 14:00-14:20 Desinfección y esterilización en procedimientos endoscópicos Dra. Carolina Heredia 14:20-14:40 Infección por Helicobacter pylori Dr. Alberto Espino E. 14:40-15:00 Diarrea del viajero: prevención y tratamiento Dra. Eugenia Morales F. Moderador: Dr. Claudio Navarrete 11:00-11:20 Fascioliasis hepática Dra. Fabiola Castro P. 15:00-15:45 Inmunidad y Helicobacter pylori Dr. Paul Harris 11:20-11:40 Absceso hepático: enfrentamiento diagnóstico y terapéutico Dr. Francisco Barrera M. 15:45-16:00 Preguntas 16:00-16:10 Cierre del curso Dr. Arnoldo Riquelme P. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 198-202 201 Programa Jueves 3 Junio 2010 X Jornadas de Enfermeras en Gastroenterología y Endoscopia 202 15:00-15:10 Inauguración E.U. Ximena Ramírez, Presidenta ASEE. 15:10-15:40 Rentabilidad de una Unidad de Endoscopia Fresenius – Kabi Sr. Waldo Leiva 15:40-16:00 Preguntas 16:00-16:30 Café 16:30-17:00 Resumen Eventos Adversos (presentado en Colombia) E.U. Yohana Manríquez 17:00-17.15 Preguntas y comentarios 17:15-17:45 Reunión informativa de la agrupación E.U. Ximena Ramírez E.U. Ximena Pozo Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 198-202 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 203-204 Editorial XXXI Curso de Avances en Gastroenterología: Infecciones en Gastroenterología y Hepatología Course on Advances in Gastroenterology El segundo número de la Revista Gastroenterología Latinoamericana conserva las secciones habituales con la finalidad de mantener una continuidad en los contenidos de nuestros números regulares. Los artículos, casos clínicos y guías clínicas publicadas, están vinculados con las infecciones en gastroenterología y hepatología siguiendo la temática de nuestro Curso de Avances de este año, sin perder la línea editorial. Como es tradición, en la sección de revisiones se incluyen artículos cortos que contienen los conceptos más relevantes de las presentaciones orales de los expositores nacionales y de nuestro invitado internacional, el Dr. Bruce Runyon, quien visita Chile por primera vez, otorgando un excelente nivel al curso, dada su experiencia en el diagnóstico y manejo de infecciones en el paciente cirrótico. En mi calidad de Secretario Ejecutivo del curso y Editor en Jefe de la Revista Gastroenterología Latinoamericana, agradezco el enorme esfuerzo y profesionalismo de los expositores que tuvieron que escribir contra el tiempo los resúmenes, ya que fueron revisados con los mismos estándares de los artículos de revisión regulares y debieron cumplir con las nuevas instrucciones para los autores de nuestra revista. Las infecciones en gastroenterología y hepatología fueron consideradas de interés transversal para los miembros de la Sociedad Chilena de Gastroenterología y sus asociaciones, debido a la prevalencia de dichas enfermedades en el manejo de pacientes con enfermedades gastrointestinales, pancreáticas y hepatobiliares, por lo que esperamos que cada uno de los asistentes se sientan convocados e interesados por los temas que serán expuestos. Los temas fueron cuidadosamente seleccionados intentando mantener un balance entre los módulos de enfermedades gastrointestinales y hepatobiliares, incluyendo infecciones por virus, bacterias y parásitos. La primera misión del curso de avances es establecer una instancia de actualización para nuestros miembros de Santiago y Regiones y pretendemos sentar las bases del estándar en el cuidado de pacientes con infecciones gastrointestinales y hepatológicas prevalentes en nuestro país. Para cumplir con dicha misión contamos con la participación de miembros de la sociedad que presentarán ponencias enfocadas en aspectos prácticos del proceso diagnóstico, incorporación de nuevas técnicas microbiológicas, estudios serológicos y de imágenes que entregarán herramientas para refinar el proceso diagnóstico de enfermedades endémicas, epidémicas y emergentes en nuestra especialidad. Los adelantos terapéuticos tendrán un espacio privilegiado en este curso incluyendo manejo farmacológico y no farmacológico. La segunda misión es más ambiciosa ya que un curso de avances debe explorar las fronteras del conocimiento desde la mirada de la fisiopatología, las ciencias básicas y los avances tecnológicos, siendo los impulsores de los cambios en los procesos de diagnóstico y manejo terapéutico de los pacientes que sufran de estas enfermedades en el futuro. El desafío planteado a nuestros invitados nacionales, va en esa línea, ya que las condiciones particulares de los pacientes, condicionan el tipo de infección y el daño derivado de un microorganismo determinando, su evolución y pronóstico. El Dr. Mario Calvo, infectólogo de la Universidad Austral, abordará las infecciones gastrointestinales en el paciente con Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA). El Dr. Paul Harris, gastroenterólogo infantil de la Pontificia Universidad Católica de Chile, explorará los factores inmunitarios relacionados con el huésped y la infección por Helicobacter pylori. La Dra. Susan Bueno, investigadora en ciencias básicas de la Facultad de Biología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, tendrá la difícil misión de explicar los aspectos inmunitarios relacionados con modelos experimentales de enfermedades infecciosas en el daño directo y la génesis de enfermedades inmunológicas gatilladas por infecciones. Nuestro invitado internacional, Dr. Bruce Runyon (E.E.UU.), nos dará una mirada particular respecto a las infecciones en modelos experimentales y pacientes cirróticos ya que son una de las causas descompensantes más frecuentes y que impactan directamente en el pronóstico de estos pacientes. Finalmente, una de las novedades de este curso de avances es la incorporación al programa del I Consenso de Manejo de las Várices Gastroesofágicas, que incluye una novedosa metodología que combina los criterios modernos de Medicina Basada en la Evidencia y técnicas de investigación cualitativa para lograr consenso entre 203 Editorial un panel de destacados expertos nacionales en el tema y que serán socializados en el primer día de nuestro Curso de Avances, estableciendo un consenso que considerará las opiniones de los asistentes a través de un sistema de respuesta automática, en sesiones interactivas con el público. Esperamos que esta experiencia sea bien recibida por los socios y establezca los principios metodológicos de los consensos de la Sociedad Chilena de Gastroenterología y de sus Asociaciones en el futuro. Dr. Arnoldo Riquelme P. Editor en Jefe Revista Gastroenterología Latinoamericana 204 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 203-204 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 205-207 Primer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Infección por Citomegalovirus, implicancias en la Enfermedad Inflamatoria Intestinal Patricio Ibáñez L. Cytomegalovirus infection, implications on inflammatory bowel disease Cytomegalovirus (CMV) infection in inflammatory bowel disease (IBD) seems to play a role in patients with active ulcerative colitis (UC), generally associated to the use of corticoids and immunosupressive drugs. The pathogenicity of CMV is not clear and the diagnosis is not well standardized. Detection of with biopsies and DNA tests in tissue samples followed by treatment with Ganciclovir may induce clinical remission in patients without response to immunosuppressive drugs, and potentially avoid unnecessary colectomy. Prompt diagnosis and early treatment in a subset of UC patients with active colitis and CMV could change the clinical course. Key words: Cytomegalovirus, infection, inflammatory bowel disease. Introducción La infección por Citomegalovirus (CMV), miembro de la familia de virus Herpes, es común en la población adulta, alcanzando en algunas publicaciones tasas de infección entre 40 y 100% de la población estudiada1. Luego de ocurrida la infección, asintomática en la mayoría de los casos, el virus queda en un estado latente, que, dependiendo del estado inmunitario del huésped, puede reactivarse. Es conocido el caso de los pacientes post-trasplante y los pacientes con infecciones que comprometen la inmunidad como es el caso de VIH-SIDA2. En el caso particular de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII), la infección o reactivación de CMV ha sido mencionada como un posible gatillante de la enfermedad o una exacerbación de una EII previamente en remisión, sin embargo, el rol patogénico no ha sido dilucidado. Existe además, una multiplicidad de métodos diagnósticos cuya implicancia en la práctica clínica no ha sido claramente establecida. Hay exámenes serológicos, de detección en sangre y en tejido a través de histología e inmunohistoquímica y, recientemente, la detección de ADN viral en tejido son técnicas que podrían entregar evidencia más directa de la participación de este microorganismo en el contexto de la EII3. Los pacientes con EII son un grupo especialmente susceptible por múltiples razones, entre otras, la pérdida de barreras de defensas debido a las alteraciones de la mucosa intestinal y la inflamación local, el uso de terapias inmunosupresoras como corticoides, tiopurínicos, metotrexato, ciclosporina, drogas anti TNF Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 29 de abril de 2010 Aceptado: 30 de abril de 2010 Correspondencia a: Patricio Ibáñez L. Marcoleta 367. Santiago, Chile. Teléfono: 6510260 E-mail: [email protected] alfa o la combinación de éstos, por lo que es esperable que encontremos un escenario clínico, donde debe evaluarse la presencia de CMV y su implicancia en el cuidado de estos pacientes3-5. En este artículo se discuten los métodos de diagnóstico, de la infección por CMV la evidencia que la relaciona con la EII y las estrategias terapéuticas en este particular escenario clínico. Métodos de diagnóstico de CMV Los métodos que permiten un diagnóstico de la infección por CMV son variados; se utiliza más de uno en las publicaciones que buscan su asociación con la EII. Desde la serología a la búsqueda de ADN viral en las muestras histológicas se han usado para su diagnóstico. Cultivo El cultivo para CMV de la sangre, la orina o la saliva, en un proceso lento que toma de 1-3 semanas y ha sido reemplazado por nuevas tecnologías. Histología El examen microscópico de biopsias de colon (hematoxilina eosina) permite evaluar la presencia de la inclusión viral típica. Fue considerada por mucho tiempo como “gold standard”, pero entre sus limitaciones se incluyen: el error de muestreo, la no identificación de cuerpos de inclusión, y existe la necesidad de una colonoscopía para obtener muestras. La sensibilidad de este método se puede mejorar mediante el uso de inmunohistoquímica del antígeno del virus6. 205 INFECCIÓN POR CITOMEGALOVIRUS Y EII - P. Ibáñez L. Primer módulo de infecciones del tubo digestivo Serología El diagnóstico serológico de infección activa por CMV es de valor limitado. Un aumento de cuatro veces en los títulos de IgG es útil para diagnosticar la infección por CMV. Esto es de limitada utilidad en pacientes con enfermedad aguda debido a que muestras de referencia no están disponibles en el momento, de la reactivación7. Antigenemia para CMV Las muestras de sangre permiten la medición semicuantitativa del antígeno de CMV. La prueba produce resultados con relativa rapidez (en menos de 24 horas), pero la lectura de los resultados es algo subjetiva6-8. ADN de CMV Con la reacción de polimerasa en cadena (PCR) cuantitativa para detectar ADN de CMV, es posible diagnosticar una infección activa por CMV en sangre, tejidos y las heces inclusive. No está claro qué nivel de ADN de CMV debe utilizarse como un punto de corte para el diagnóstico de infección activa. La mayoría de los datos proceden a partir de muestras de plasma, y el nivel utilizado como punto de corte varía entre 400 a 10.000 copias/ml. Sin embargo, la sensibilidad y especificidad de esta técnica para detectar la infección activa es, probablemente, alrededor del 90%, y como la experiencia de su uso aumenta, es probable que se utilice cada vez más. ADN de CMV en heces Detección de ADN de CMV en las heces es posible y puede ser más sensible que la detección en las biopsias8,9. ¿Es CMV un agente causante de la exacerbación de la EII? Se ha reportado una serie de casos que asocian la presencia de CMV con reactivación de la EII, particularmente colitis ulcerosa (CU). Un estudio prospectivo publicado por Domenech y cols, que busca la presencia de este agente en pacientes con CU; incluyó a 114 pacientes con CU activa con corticoides intravenosos, refractarios a esteroides, inactiva con mesalazina, inactiva con azatioprina y controles sanos. Los resultados encontraron sólo 6 estudios positivos para CMV, todos en CU refractaria a esteroides. Cinco a seis eran pacientes que además estaban recibiendo ciclosporina por más de 7 días, concluyendo que el uso de esteroides e inmunosupresores potentes podría predisponer una reactivación de CMV latente en la mucosa colónica10. 206 ¿Es necesaria la terapia antiviral en todos los pacientes en que se detecta CMV? El hecho de si la reactivación de CMV debe o no ser tratada en los pacientes con CU aún no ha sido aclarado con evidencia categórica en uno u otro sentido. Un estudio pequeño muestra que la administración de Aciclovir no modificó la evolución posterior de los pacientes. Otro estudio que incluyó 69 pacientes con CU tratados con esteroides más inmunosupresores, encontró 52% de positividad para antigenemia de CMV y ADN en suero, ninguno tuvo positividad en la biopsia, desapareciendo posteriormente (demostrado por negativización de antigenemia y ADN) sin mediar terapia antiviral11. La conclusión o recomendación es, basados en la información disponible, que la detección en sangre de CMV no parece tener un papel en la patogenia de la actividad de la CU y que sería recomendable sólo tratar a aquellos pacientes con CU grave (en el contexto de uso de corticoides más inmunosupresores) en los que se encuentre CMV en las biopsias. ¿Cuál es el significado de encontrar CMV en las biopsias? ¿Tiene rol patogénico real o es sólo un espectador del daño? Un estudio realizado en pacientes con CU refractarios a inmunosupresores buscó la presencia de ADN de CMV en la biopsia en 30 pacientes, tomando 2 biopsias: una de área no inflamada y otra de área con inflamación activa. Se encontró ADN + en 17 (56%) y de éstos, 12 se trataron con Ganciclovir intravenoso por 2 semanas; notablemente 10 (83% de los tratados) alcanzaron remisión clínica. En el subgrupo de pacientes negativos (44%) para ADN de CMV, 92% alcanzó remisión al intensificar la inmunosupresión. Esta información sugiere fuertemente que la presencia de CMV en áreas de inflamación tiene un papel en la reactivación y/o falla a terapias de rescate con inmunosupresores en pacientes corticorrefractarios y que un método más sensible, y realizado en forma oportuna, podría entregar mayor certeza diagnóstica y facilitar la decisión terapéutica en uno u otro sentido (sea intensificar la inmunosupresión o usar agentes antivirales)8. Estrategia diagnóstica/Terapéutica en pacientes con una EII activa e infección concomitante de CMV Una vez revisada la literatura que evalúa el papel de CMV en la EII, se podría concluir que existe un grupo especial de pacientes más susceptibles a que este agente participe en el agravamiento de la enfermedad: pacientes portadores asintomáticos (IgG +) Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 205-207 INFECCIÓN POR CITOMEGALOVIRUS Y EII - P. Ibáñez L. Primer módulo de infecciones del tubo digestivo que están bajo terapia con corticoides, particularmente los refractarios a esteroides y en los que se agrega inmunosupresión. El o los mecanismos por los cuales esta reactivación induce un agravamiento clínico no han sido aún dilucidados. Es importante para el clínico tratar de tener claridad frente a las siguientes preguntas, para las cuales se incluyen aquí potenciales respuestas a modo de recomendación13. ¿Cuándo iniciar la terapia antiviral? El diagnóstico precoz en los casos seleccionados, sugeriría una terapia precoz de modo de reducir la eventual patogenicidad de CMV en los pacientes con EII. Aspectos prácticos Resumen ¿Qué técnica diagnóstica usar y cuándo buscar CMV? Probablemente la relación costo/beneficio es mejor si se reserva la toma de biopsias con inmunohistoquímica e, idealmente, detección por PCR en tejido en aquellos pacientes con CU bajo corticoides (refractarios) o corticoides + inmunosupresores. La infección por citomegalovirus (CMV), en el contexto de la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), se da principalmente en pacientes con colitis ulcerosa activa, generalmente asociado a corticoides e inmunosupresores. El rol patogénico de este agente, en este escenario en particular, no ha sido aclarado. Los métodos de diagnóstico para CMV son variados y no se ha definido un “gold standard”, sin embargo, aquellos que tienen mayor correlación con cambios en la evolución clínica son la demostración histológica o, eventualmente, la detección de ADN viral en las muestras de biopsias de mucosa colónica enferma. El diagnóstico oportuno y tratamiento eficaz de CMV con Ganciclovir intravenoso en pacientes seleccionados de colitis ulcerosa podría incidir en lograr remisión clínica y evitar una cirugía en pacientes potencialmente rescatables. Palabras clave: Citomegalovirus, infección, enfermedad inflamatoria intestinal. ¿Cuál es la terapia óptima para pacientes con CU e infección concomitante de CMV? La escasa evidencia sugiere que en aquellos pacientes con CU e infección por CMV demostrada en biopsia (no así por antigenemia), la suspensión de la inmunosupresión y la terapia antiviral con Glanciclovir intravenoso podría lograr el control de la enfermedad. Cómo continuar una vez tratada la infección es un aspecto no evaluado en la literatura y se deberán considerar pros y contras de cada una de las opciones, para tomar una mejor decisión. Referencias 1.- Papadakis KA, Tung JK, Binder SW, et al. Outcome of Cytomegalovirus infections in patients with inflammatory bowel disease. Am J Gastroenterol 2001; 96: 2137-214. 2.- Sissons JG, Carmichael AJ. Clinical aspects and management of Cytomegalovirus infection. J Infect 2002; 44: 78-83. 3.- Irving P, Gibson P. Infections and IBD. Nat Clin Pract Gastroenterol Hepatol 2008; 1: 18-27. 4.- Kandiel A, Lashner B. Cytomegalovirus colitis complicating inflammatory bowel disease. Am J Gastroenterol 2006; 101: 2827-65. 5.- Maha M, Maher A, Mahmoud I. Nassar acute Cytomegalovirus infection is a risk factor in refractory and complicated inflammatory bowel disease. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 205-207 Ganciclovir Infusión de 5 mg/kg (administrados por infusión i.v. de una hora), cada 12 horas durante 7 a 14 días. Dig Dis Sci 2009; 54: 2456-62. 6.- Dela Hoz RE, Stephens G, Sherlock C. Diagnosis and treatment approaches of CMV infections in adult patients. J Clin Virol 2002; 25 (Suppl 2): S1-1312. 7.- Boivin G, Handfield J, Toma E, et al. Evaluation of the AMPLICOR Cytomegalovirus test with specimens from human immunodeficiency virusinfected subjects. J Clin Microbiol 1998; 36: 2509-13. 8.- Yoshino T, Nakase H, Ueno S, et al. Usefulness of quantitative real-time PCR assay for early detection of cytomegalovirus infection in patients with ulcerative colitis refractory to immunosuppressive therapies. Inflamm Bowel Dis 2007; 13: 1516-21. 9.- Cottone M, Pietrosi G, Martorana G, et al. Prevalence of cytomegalovirus infection in severe refractory ulcerative and Crohn’s colitis. Am J Gastroenterol 2001; 96: 773-5. 10.- Domenech E, Vega R, Dianguren I, et al. Cytomegalovirus infection in ulcerative colitis: a prospective, comparative study on prevalence and diagnostic strategy. Inflamm Bowel Dis 2008; 14: 1373-9. 11.- Matsuoka K, Iwao Y, Mori T, et al. Cytomegalovirus is frequently reactivated and disappears without antiviral agents in ulcerative colitis patients. Am J Gastroenterol 2007; 102: 331-7. 12.- Kishore J U. Ghoshal,Infection with Cytomegalovirus in patients with inflammatory bowel disease: prevalence, clinical significance and outcome. J Med Microbiol 2004; 53: 1155-60. 13.- Hommes D, Sterringa G. The pathogenicity of Cytomegalovirus in inflammatory bowel disease a systematic review and evidence-based recommendations for future research. Inflamm Bowel Dis 2004; 10: 245-50. 207 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 208-211 Primer módulo de infecciones del tubo digestivo Infecciones en la patogenia de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal Ismael Correa L. Unidad de Gastroenterología, Departamento de Medicina Interna, Universidad de los Andes. Clínica Indisa. Recibido: 12 de abril de 2010 Aceptado: 12 de abril de 2010 Correspondencia a: Dr. Ismael Correa Lira E-mail: icorreagastro@gmail. com Infections in the pathogeny of inflammatory bowel disease Inflammatory bowel disease (IBD) is a complex entity. Its development requires the interaction between environmental factors and gastrointestinal flora in a genetically susceptible subject. Our gastrointestinal tract is an extraordinary, complex and dynamic model of symbiosis or mutualism with the flora. Environmental factors such as tobacco, gastrointestinal infections and non-steroidal anti-inflammatory drugs might play a role of starter and/or modifier of the disease. The intestinal mucosa has the difficult task of limiting the inflammatory response against the flora and of keeping the capability of generating an immune response against pathogenic microorganisms. This creates a dynamic equilibrium relation that is fragile, and that when any of its components is altered, it can cause an inflammatory process. There is evidence that infections can have a role both in the beginning and in the episodes of New-Rebounds of the disease. Therefore, acute gastrointestinal bacterial infections and adherent-invasive Escherichia coli pose a risk of developing an inflammatory bowel disease. In the case of Mycobacterium avium subspecies paratuberculosis (MAP) an association has been established, but not a pathogenic role. The incidence and morbimortality of Clostridium difficile infection has increased in patients with IBD. Key words: Inflammatory bowel disease, IBD, ulcerative colitis, Crohn’s disease, infection, Escherichia coli, Mycobacterium avium, Clostridium difficile. Introducción La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es una entidad compleja, que incluye, entre otras, la enfermedad de Crohn (EC) y la colitis ulcerosa (CU). Su desarrollo requiere de la interacción entre factores ambientales y la flora gastrointestinal, en un individuo genéticamente susceptible. En los últimos años, hemos asistido a un gran avance en la comprensión de la fisiopatología de la enfermedad inflamatoria intestinal gracias a los estudios genómicos. Estos nos han mostrado que la mayoría de los defectos iniciadores o que confieren susceptibilidad están presentes en la inmunidad innata (receptor NOD2 para el muramildipéptido, un derivado del peptidoglicano), en la barrera epitelial (DLG5, proteína encargada de la polarización epitelial y el OCTN, molécula implicada en la detoxificación intracelular) y la autofagia (ATG16L1, IRGM, implicados en la inmunidad). En la perpetuación del proceso inflamatorio crónico, el eje de las interleucinas IL-17/IL-23 juega un rol preponderante, así como alteraciones en los linfocitos reguladores y el TGF-β. Estos polimorfismos explican no más del 20% del riesgo o susceptibilidad. Es interesante mencionar que 208 en el caso de la enfermedad de Crohn, los defectos de la inmunidad no sólo están en el tubo digestivo sino son sistémicos. Estos pacientes presentan una deficiente infiltración de polimorfonucleares, producción de interleucinas proinflamatorias como la IL-8 y IL-1ß por los macrófagos y de la respuesta vasodilatadora en el antebrazo frente a la inoculación de E. coli. Nuestro aparato gastrointestinal es un extraordinario, complejo y dinámico modelo de simbiosis o mutualismo con la flora. Esta, está compuesta por aproximadamente 500-1.000 especies, aunque su número podría ser mayor de 7.000 especies si el análisis se realiza utilizando técnicas moleculares de RNA ribosomal bacteriano. La flora, intestinal se caracteriza por ser una población mayoritariamente anaerobia obligada y aumenta su densidad en los segmentos distales del tracto digestivo. La flora al interactuar con la mucosa, modula la expresión de genes implicados en diversas funciones como la absorción de nutrientes (cotransportador Na+/glucosa, colipasa, apolipoproteínas, transportador de cobre y otros), barrera inmunológica (aumento de células B productoras de IgA, receptor polimérico Ig, componentes del mucus), metabolismo de xenobióticos y angiogénesis (angiogenina-3). INFECCIONES EN LA PATOGENIA DE LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL - I. Correa L. Primer módulo de infecciones del tubo digestivo La flora del tracto digestivo juega un rol preponderante en el desarrollo de la EII. Es así como diversos modelos murinos criados en condiciones libres de gérmenes no desarrollan un proceso inflamatorio intestinal, sólo se produce cuando son repoblados con la microbiota intestinal. En pacientes con EC, al infundir material fecal autólogo recogido desde una ostomía de descarga en el neoíleon se produce una infiltración en la lámina propia y epitelio por células mononucleares, eosinófilos y polimorfonucleares. Por último, los factores ambientales como el tabaco, las infecciones gastrointestinales y los antiinflamatorios no esteroidales juegan probablemente un rol iniciador y/o modificador de la enfermedad. Rol de las infecciones gastrointestinales en el inicio de la EII: gastroenteritis agudas infecciosas, Mycobacterium avium y Escherichia coli adherente invasora El tracto gastrointestinal es un complejo sistema en el que conviven, por un lado la mucosa intestinal con una superficie aproximada de 300-400 m2 en el adulto; y la flora del tubo digestivo, que fluctúa entre 103 y 1012 microorganismos por gramo de contenido intestinal según el segmento analizado, la que excede en 10 veces la totalidad de las células somáticas y germinales de nuestro organismo. La estructura que nos separa de la luz intestinal está compuesta por una monocapa celular, dispuesta en forma de criptas y villis. Ésta interactúa con la submucosa rica en células del sistema inmune. Todas ellas en forma coordinada se encargan de desempeñar las diversas funciones de la mucosa gastrointestinal: barrera, regeneración, absorción, secreción, defensa e inmunotolerancia. La mucosa intestinal tiene la difícil tarea de limitar la respuesta inflamatoria contra la flora y de mantener la habilidad de generar una respuesta inmune contra los microorganismos patógenos. Esto crea una relación de equilibrio dinámico y frágil. Por eso al alterarse cualquiera de sus componentes puede generarse un proceso inflamatorio. Existe evidencia de que las infecciones gastrointestinales agudas confieren un riesgo para desarrollar a posteriori una enfermedad inflamatoria intestinal. Es así como en un estudio de casos y controles que presentó una gastroenteritis aguda infecciosa, los casos con un seguimiento de 3,5 años presentaron 2,4 veces EII, con un mayor riesgo de desarrollar enfermedad de Crohn durante el primer año. En otro estudio con similar metodología, la infección por Salmonella o Campylobacter confería un riesgo mayor de desarrollar EII en un período de observación de 15 años, siendo el riesgo mayor también durante el primer año. Por largo tiempo, dada la similitud existente enGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 208-211 tre la enfermedad de Johne’s que afecta al ganado bovino y la enfermedad de Crohn, se ha buscado un rol patogénico al Mycobacterium avium subespecie paratuberculosis (MAP). En una revisión sistemática se observa que los pacientes con enfermedad de Crohn presentan evidencia de infección por MAP más frecuentemente que los controles y pacientes con colitis ulcerosa; esto mediante la técnicas de ELISA en suero (1,7 veces) y de reacción de polimerasa en cadena (PCR) en el tejido intestinal (7 veces). Estos estudios sólo establecen una asociación entre MAP y la enfermedad de Crohn, pero no una relación de causalidad. No se ha podido establecer el rol patogénico de MAP en la enfermedad de Crohn. Incluso los ensayos terapéuticos con drogas antituberculosas han tenido resultados contradictorios. En un ensayo doble ciego randomizado de dos años de duración, el tratamiento triasociado no logró demostrar un efecto beneficioso en mantener la remisión de los pacientes con enfermedad de Crohn. La bacteria Escherichia coli adherente invasora (ECAI) se encuentra altamente asociada a la mucosa ileal de los pacientes con enfermedad de Crohn. Es así como esta se logra aislar desde el íleon hasta en 36% de los pacientes, comparado sólo con 6% de los controles. Esta también se observa precozmente tras la recurrencia quirúrgica en el neoíleon. La capacidad de adherirse se debe a que esta bacteria tiene una variante en el pilus tipo 1 que le permite adherirse a su receptor (CEACAM6). Por otro lado, los enterocitos ileales poseen una expresión aumentada de su receptor por razones que se desconocen. Además, esta bacteria permanece sin ser destruida en los macrófagos de la lámina propia intestinal, donde se monta una respuesta inflamatoria crónica. De momento se ha establecido su rol patogénico en animales transgénicos induciendo la expresión del receptor CEACAM6. En este modelo animal se genera una colitis severa que se traduce en una mortalidad aumentada. Rol de las infecciones gastrointestinales en los brotes o crisis de la EII: Clostridium difficile Clostridium difficile es una bacteria anaerobia formadora de espora que en el último tiempo ha presentado un incremento en la incidencia y severidad de su infección en los pacientes hospitalizados. Es así como en Estados Unidos y Canadá la incidencia de esta infección se ha duplicado en un quinquenio de 1,2% a 3,2%. En el caso de los pacientes con EII la incidencia de esta infección en los hospitalizados ha aumentado de 1,8% a 4,6%. Destaca, además del aumento de la incidencia, el aumento de cuatro veces en la mortalidad intrahospitalaria (OR 4,7) comparado con los pacientes admitidos sólo por un brote de EII o una colitis 209 INFECCIONES EN LA PATOGENIA DE LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL - I. Correa L. Primer módulo de infecciones del tubo digestivo por Clostridium. Dentro de los factores propios de los pacientes con EII esta infección es más frecuente en la colitis ulcerosa que en la enfermedad de Crohn y es más frecuente en pacientes con pancolitis. Otro aspecto interesante en la epidemiología de la infección del Clostridium en los pacientes con EII es que 75% la adquiere en la comunidad y no tiene el antecedente clásico de exposición previa (2 meses) a antibióticos; hasta un 40% de los pacientes no refiere uso de antibióticos en los meses previos. De lo anterior se desprende que se debe tener una alta sospecha clínica de la infección por Clostridium en aquellos pacientes con EII que presenten un brote o crisis sin existir cambios en la dosis de los fármacos utilizados para la mantención de la remisión o uso de antiinflamatorios no esteroidales. Los estudios demuestran que la infección por Clostridium puede ser la causa del brote hasta en 47% de los pacientes. Cabe destacar que de las terapias para la mantención de la remisión de la EII, sólo los inmunosupresores constituyen un factor de riesgo para desarrollar infección por Clostridium difficile, no así el uso de biológicos. En cuanto al diagnóstico de la infección por C. difficile cabe mencionar, que el método más utilizado es la detección de las toxinas A y B (7% sólo produce toxina B) en las deposiciones por el método de ELISA, debido su rapidez, disponibilidad y especificidad; no obstante, cabe destacar una baja sensibilidad, con una tasa de falso negativo de hasta 20% con una sola muestra. Por esta razón, se recomienda realizar hasta 3 ó 4 muestras sucesivas para el diagnóstico de la infección por Clostridium si la sospecha clínica es alta (sensibilidad de 54%, 75%, 78% y 92% en muestras sucesivas para la 1era, 2da, 3era y 4ta muestra, respectivamente). Un dato interesante es una mayor tasa de portación asintomática en los pacientes con EII en remisión que no utilizan inmunosupresores. Es así como en un estudio en los pacientes asintomáticos ambulatorios se detecta Clostridium difficile en 8,2% mediante técnicas de cultivo, comparado con una tasa de portación en la población general de 1-4%. Con un seguimiento de 6 meses estos pacientes permanecieron asintomáticos. En cuanto al tratamiento, las recomendaciones son las mismas que para el resto de los pacientes y serán tratadas en otro capítulo de esta revista. Cabe destacar que los expertos recomiendan el tratamiento con vancomicina de 125 mg cada 8 horas por vía oral como primera línea en los pacientes con un cuadro 210 moderado a severo que requieran una hospitalización, basados en un trabajo de Zar y cols, así como algunos reportes de falla terapéutica con metronidazol. Por último, nombrar que dentro de las estrategias para tratar a los pacientes con EII y recurrencia frecuente de infección por Clostridium, existe un trabajo que demuestra el beneficio del tratamiento con rifaximina en dosis decrecientes por un período de dos meses. El resto de los aspectos generales, patogenia, diagnóstico así como la prevención y tratamiento de la infección por Clostridium difficile son tratados en otro capítulo de esta revista. Tampoco se abordará el papel del Citomegalovirus en la patogenia de la enfermedad inflamatoria intestinal ya que fue analizado en un capítulo previo. Resumen La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es una entidad compleja. Su desarrollo requiere de la interacción entre factores ambientales y la flora gastrointestinal, en un individuo genéticamente susceptible. Nuestro aparato gastrointestinal es un extraordinario, complejo y dinámico modelo de simbiosis o mutualismo con la flora. Los factores ambientales como el tabaco, las infecciones gastrointestinales y los antiinflamatorios no esteroidales juegan probablemente un rol iniciador y/o modificador de la enfermedad. La mucosa intestinal tiene la difícil tarea de limitar la respuesta inflamatoria contra la flora y de mantener la habilidad de generar una respuesta inmune contra los microorganismos patógenos. Esto crea una relación de equilibrio dinámico y frágil que al alterarse cualquiera de sus componentes puede generar un proceso inflamatorio. Existe evidencia que las infecciones pueden tener un rol tanto en el inicio de la enfermedad como en las reagudizaciones de ésta. Es así como las infecciones bacterianas gastrointestinales agudas y la Escherichia coli adherente invasora confieren un riesgo para desarrollar una enfermedad inflamatoria intestinal. Para Mycobacterium avium subespecie paratuberculosis (MAP) sólo se ha establecido una asociación y no un rol patogénico. Por último ha aumentado la incidencia y morbimortalidad de la infección por Clostridium difficile en los pacientes con EII. Palabras clave: Enfermedad inflamatoria intestinal, EEI, colitis ulcerosa, enfermedad de Crohn, infección, Escherichia coli, Mycobacterium avium, Clostridium difficile. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 208-211 INFECCIONES EN LA PATOGENIA DE LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL - I. Correa L. Primer módulo de infecciones del tubo digestivo Referencias 1.- Van Limbergen J, Wilson DC, Satsangi J. The genetics of Crohn's disease. Annu Rev Genomics Hum Genet 2009; 10: 89-116. 2.- Barrett JC, Hansoul S, Nicolae DL, Cho JH, Duerr RH, Rioux JD, et al. Genomewide association defines more than 30 distinct susceptibility loci for Crohn’s disease. Nat Genet 2008; 40: 955-62. 3.- Maher B. Personal genomes: the case of the missing heritability. Nature 2008; 456: 18-21. 4.- Smith AM, Rahman FZ, Hayee B, Graham SJ, Marks DJ, Sewell GW, et al. Disordered macrophage cytokine secretion underlies impaired acute inflammation and bacterial clearance in Crohn's disease. J Exp Med 2009; 206: 1883-97. 5.- García Rodríguez LA, Ruigómez A, Panés J. Acute gastroenteritis is followed by an increased risk of inflammatory bowel disease. Gastroenterology 2006; 130 (6): 1588-94. 6.- Gradel KO, Nielsen HL, Schønheyder HC, Ejlertsen T, Kristensen B, Nielsen H. Increased short- and long-term risk Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 208-211 7.- 8.- 9.- 10.- 11.- of inflammatory bowel disease after Salmonella or Campylobacter gastroenteritis. Gastroenterology 2009; 137 (2): 495-501. Feller M, Huwiler K, Stephan R, Altpeter E, Shang A, Furrer H, et al. Mycobacterium avium subspecies paratuberculosis and Crohn's disease: a systematic review and meta-analysis. Lancet Infect Dis 2007; 7 (9): 607-13. Lowe AM, Yansouni CP, Behr MA. Causality and gastrointestinal infections: Koch, Hill, and Crohn's. Lancet Infect Dis 2008; 8 (11): 720-6. Selby W, Pavli P, Crotty B, Florin T, Radford-Smith G, Gibson P, et al. Antibiotics in Crohn's Disease Study Group, Two-year combination antibiotic therapy with clarithromycin, rifabutin, and clofazimine for Crohn's disease. Gastroenterology 2007; 132: 2313-9. Darfeuille-Michaud A, Boudeau J, Bulois P, Neut C, Glasser AL, Barnich N, et al. High prevalence of adherent-invasive Escherichia coli associated with ileal mucosa in Crohn's disease. Gastroenterology 2004; 127: 412-21. Rolhion N, Darfeuille-Michaud A. Adherent-invasive Escherichia coli in inflammatory bowel disease. Inflamm Bowel Dis 2007; 13 (10): 1277-83. 12.- Carvalho FA, Barnich N, Sivignon A, Darcha C, Chan CH, Stanners CP, et al. Crohn's disease adherent-invasive Escherichia coli colonize and induce strong gut inflammation in transgenic mice expressing human CEACAM. J Exp Med 2009; 206 (10): 2179-89. 13.- Issa M, Ananthakrishnan AN, Binion DG. Clostridium difficile and inflammatory bowel disease. Inflamm Bowel Dis 2008; 14: 1432-42. 14.- Ananthakrishnan AN, McGinley EL, Binion DG. Excess hospitalisation burden associated with Clostridium difficile in patients with inflammatory bowel disease. Gut 2008; 57: 205-10. 15.- Clayton EM, Rea MC, Shanahan F, Quigley EM, Kiely B, Hill C, et al. The vexed relationship between Clostridium difficile and inflammatory bowel disease: an assessment of carriage in an outpatient setting among patients in remission. Am J Gastroenterol 2009; 104: 1162-9. 16.- Zar FA, Bakkanagari SR, Moorthi KM, Davis MB. A comparison of vancomycin and metronidazole for the treatment of Clostridium difficile-associated diarrhea, stratified by disease severity. Clin Infect Dis 2007; 45: 302-7. 211 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 212-214 Primer módulo de infecciones del tubo digestivo Enfermedad inflamatoria intestinal y vacunas Carolina Figueroa C. Becaria Gastroenterología. Hospital Clínico Universidad de Chile. Recibido: 10 de abril de 2010 Aceptado: 13 de abril de 2010 Correspondencia a: Carolina Figueroa C. E-mail: cfigueroscorona@ yahoo.com Inflammatory bowel disease and vaccines Due to the fact that the response to vaccination in patients with inflammatory bowel disease (IBD) is both important but also unpredictable, it is critical to carefully explore in the first clinical visit the history of these patients regarding immunization and exposure to infections. It is advisable to inquire about exposure to chicken pox, take a history of travels and risk factors for hepatitis. These patients must be offered influenza and pneumococcal vaccination. Regular control of antibodies levels in these patients and booster injections, when possible, will allow keeping them protected against certain infections that can be extremely severe in some cases. Key words: Vaccination, inflammatory bowel disease Crohn’s disease, ulcerative colitis, immunization. La mortalidad asociada a la enfermedad inflamatoria intestinal (EII) es ligeramente mayor que la población general. Esta mortalidad se debe en gran parte a la mayor incidencia de infecciones que estos pacientes presentan a lo largo de su vida. Existe suficiente evidencia de que los pacientes portadores de EII tienen importantes alteraciones en su sistema inmunológico. Se han descrito polimorfismos genéticos, como los de NOD2/CARD15 o del gen para el receptor de la IL23, asociados tanto a la susceptibilidad de desarrollo de la enfermedad como a los diferentes fenotipos. No es banal considerar que estas mutaciones están además, íntimamente relacionadas con la funcionalidad del sistema inmune innato. También existen algunas alteraciones descritas a nivel del sistema inmune adaptativo donde, por ejemplo, en el caso de la Enfermedad de Crohn (EC), existe una respuesta de tipo Th1 descontrolada, determinando una liberación de IFN-gamma por los linfocitos CD4 intestinales. En el caso de la colitis ulcerosa (CU) se ha descrito una respuesta exagerada de tipo Th2, lo que aumentaría los niveles de IL-13, IL-4 e IL-5. Todas estas alteraciones pueden estar relacionadas con una capacidad de respuesta deficitaria del sistema inmune, generando un riesgo mayor de infecciones. Además, estos pacientes se encuentran en tratamiento con medicamentos que también pueden afectar la función inmunológica, como los corticoides, los inmunomoduladores y los agentes biológicos. Estas razones hacen del paciente portador de EEI un individuo especialmente susceptible a las infecciones, riesgo que aumenta cuando existe asociado a esta condición algún grado de desnutrición, o el hecho de someterse a cirugías invasivas o cuando la enfermedad de base se encuentra activa. Los cuadros infec212 ciosos generalmente se deben a gérmenes habituales. También los agentes oportunistas podrían generar un riesgo para estos pacientes como es el caso del Citomegalovirus donde se ha descrito un 15,8% de infección en estos pacientes. Otros estudios han encontrado una alta prevalencia de Epstein-Barr, Herpes simplex, Varicella, y Pneumocystis jiroveci, especialmente en aquellos pacientes que reciben terapia con inmunomoduladores o agentes biológicos. Por otro lado, también la reactivación de infecciones como Tuberculosis, Hepatitis B o histoplasmosis genera preocupación en el equipo tratante al momento de decidir el inicio o el cambio a terapias más agresivas. La situación descrita hace plantear que la inmunización activa en estos pacientes es un tema de gran trascendencia. Esta revisión pretende entregar un resumen de ciertos aspectos de esta materia. Eficacia de la vacunación en pacientes con EII La vacunación es un método mediante el cual el sistema inmune reconoce un antígeno, respondiendo con la producción de anticuerpos específicos y generando células de memoria que puedan reaccionar rápidamente ante una segunda exposición. La capacidad de generar anticuerpos mediante la vacunación (seroconversión) puede evaluarse mediante la detección de estos mismos luego de la inmunización. La protección del paciente mediante la inmunización dependerá de la cantidad de anticuerpos que un individuo produzca. Los pacientes inmunocomprometidos tienden a responder de manera insuficiente a las vacunaciones, generando niveles de anticuerpos menores a los necesarios para estar protegidos. Esta situación ha EII Y VACUNAS - C. Figueroa C. Primer módulo de infecciones del tubo digestivo sido ampliamente confirmada en pacientes con enfermedades crónicas diferentes a la EII tanto en adultos como en niños. En el caso de la EII parece ser que esta situación se repite. En el año 2004 se publicaron las guías para el manejo de las vacunaciones en pacientes con EII, en ellas se plantean recomendaciones generales que se detallan en la Tabla 1. A continuación se comentará de manera más específica algunas de estas vacunas. Vacuna anti-influenza Existen estudios que han demostrado que la seroconversión en niños con EII es menor que en el grupo control. No se han reportado efectos adversos o brotes de la enfermedad luego de la vacunación. No existen estudios similares en adultos con EII. Vacuna anti-pneumocócica (VAN) Ha sido estudiada en 2 poblaciones de pacientes con EII. En un estudio se analizó la seroconversión ante VAN, hepatitis B, tétanos e influenza la que no fue diferente del grupo control. En otra publicación se analizaron los títulos de anticuerpos post-vacunación en un grupo de pacientes en tratamiento con anti-TNF e inmunomoduladores, comparado con un grupo de pacientes sin inmunosupresión y un grupo control. Tabla 1. Recomendaciones generales para la inmunización de pacientes con EII 1.- En general pueden adherirse al calendario de vacunación estándar 2.- Al momento del diagnóstico debe constatarse la historia completa de vacunaciones. Aquellos con esquemas incompletos deben completarse 3.- Los adultos que no tengan antecedentes de varicela deben someterse a serología. Los seronegativos deben recibir la vacuna. Los niños que no estén inmunes por vacunación o infección deben vacunarse 4.- Las vacunas por virus o bacterias vivas deben evitarse en niños inmunocomprometidos o adultos con EII. Esto incluye: i Tratamiento con glucocorticoides (prednisona 20 mg/día o equivalente o 2 mg/kg /día) si pesa menos de 10 kg, por 2 semanas o más y dentro de los 3 meses post suspensión ii Tratamiento con dosis efectivas de 6 mercaptopurina (6MTP)/azatioprina (AZT) o dentro de los 3 meses post suspensión iii Tratamiento con metotrexato o dentro de los 3 meses post suspensión iv Tratamiento con infliximab o dentro de los 3 meses post suspensión v Desnutrición calórico-proteíca significativa 5.- Cuando sea posible, evaluación de la seroconversión en pacientes que han sido inmunizados estando inmunosuprimidos. Cuando la respuesta es insuficiente debe considerarse la re-vacunación Estas guías contemplan además una recomendación específica según la vacuna y la evidencia científica disponible hasta ese momento. Enfermedad Vacuna Recomendación Calendario Tétanos, Difteria. Anatoxina purificada Recomendada Cada 10 años Poliomielitis Inactivada Recomendada Cada 10 años Coqueluche Antígeno acelular Autorizada Cada 10 años Hepatitis B Péptido recombinante Recomendada Dosis doble/única? Refuerzo? Enfermedad pneumocócica Antígeno purificado (23 serotipos) Recomendada Cada 5 años Influenza Virus inactivado Recomendada Anual Virus Papiloma Proteína L1 recombinante Autorizada ¿? Sarampión, rubeola, parotidis Vivo atenuado Contraindicada durante inmunosupresión ¿? Varicela Vivo atenuado Contraindicada durante inmunosupresión Doble dosis (intervalo de 4 semanas) Hemophilus influenzae B Antígeno capsular conjugado Autorizada Dosis única Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 212-214 213 EII Y VACUNAS - C. Figueroa C. Primer módulo de infecciones del tubo digestivo Los pacientes inmunosuprimidos tuvieron significativamente menores títulos de anticuerpos, en cambio el grupo sin inmunosupresión tuvo una respuesta similar al grupo control. Se desconoce la respuesta de la VAN en pacientes con monoterapia con biológicos. Vacuna para hepatitis B El virus de la hepatitis B (VHB) puede reactivarse en pacientes con inmunosupresión. En una serie europea de 80 pacientes tratados con infliximab y azatioprina, tres resultaron ser postivos para infección crónica por VHB, dos de los cuales presentaron una hepatitis fulminante; uno de ellos falleció. Es recomendable hacer un estudio de tamizaje para VHB en todos aquellos pacientes que recibirán terapia inmunosupresora. La vacuna es segura para los pacientes inmunosuprimidos. En una publicación de pacientes con EII tratados con 6MP, la respuesta a la vacuna fue adecuada al comparar con un grupo control. Tétanos Un estudio demostró que la vacuna fue segura y efectiva en un grupo de 10 pacientes con EC en remisión en comparación con 12 controles. Vacuna antimeningocócica No hay estudios en EII, pero en otros pacientes inmunosuprimidos la vacuna ha demostrado ser segura. Referencias 1.- Melmed GY. Vaccination strategies for patients with inflammatory bowel disease on immunomodulators and biologics. Inflamm Bowel Dis 2009; 15: 1410-6. 2.- Melmed GY, Agarwal N, Frenck RW, Ippoliti AF, Ibáñez P, Papadakis KA, et al. Immunosuppression impairs response to pneumococcal polysaccharide vaccination in 214 Virus Papiloma humano La vacuna es no-infecciosa y es considerada segura en pacientes inmunosuprimidos. Estudios recientes han demostrado que las mujeres portadoras de EII tienen un riesgo mayor de virus papiloma y alteraciones en el PAP, por lo que la vacunación parece ser especialmente necesaria en este grupo. Las vacunas a virus vivo están contraindicadas en los pacientes inmunosuprimidos. Resumen Dado lo importante, pero impredecible que resulta la respuesta a la vacunación en pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal (EII), es importante hacer en la primera consulta una buena historia de las inmunizaciones y exposiciones a infección en estos pacientes. Es recomendable indagar acerca de la exposición a varicela, historia de viajes y factores de riesgo para hepatitis. Debe ofrecerse a estos pacientes la vacunación para pneumococo e influenza. El control periódico de los niveles de anticuerpos, cuando es posible, en estos pacientes y los refuerzos en caso necesario permitirá mantenerlos protegidos frente a ciertas infecciones que pueden resultar muy severas en ciertos casos. Palabras clave: Vacunación, enfermedad inflamatoria intestinal, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa, inmunización. patients with inflammatory bowel disease. Am J Gastroenterol 2010; 105: 148-54. 3.- Lu Y, Jacobson D, Bousvaros A. Immunizations in patients with inflammatory bowel disease. Inflamm Bowel Dis 2009; 15: 1417-23. Review. 4.- Esteve Comas M, Loras Alastruey C, Fernandez-Bañares F. How do we manage vaccinations in patients with inflammatory bowel disease? Dig Dis 2009; 27: 370-4. Epub 2009 Sep 24. Review. 5.- Sands BE, Cuffari C, Katz J, Kugathasan S, Onken J, Vitek C, et al. Guidelines for immunizations in patients with inflammatory bowel disease. Inflamm Bowel Dis 2004; 10: 677-92. 6.- Viget N, Vernier-Massouille G, SalmonCeron D, Yazdanpanah Y, Colombel JF Opportunistic infections in patients with inflammatory bowel disease: prevention and diagnosis. Gut 2008; 57: 549-58. Epub 2008 Jan 4. Review. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 212-214 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 215-217 Primer módulo de infecciones del tubo digestivo Mecanismos moleculares utilizados por Salmonella para causar infecciones del tracto digestivo Susan Bueno R. Molecular mechanisms used by Salmonella to cause infections in the digestive tract Salmonella enterica is one of the main ethiological agents of infectious gastroenteritis in the world, due the consumption of food and water contaminated with these bacteria. This group of Gram negative bacteria is characterized by its capacity to invade eukaryotic cells and survive inside them, an event that is fundamental for the bacteria to cause a localized as well as a systemic disease. The virulence proteins that this bacterium uses to invade and survive within eukaryotic cells are encoded by genes found in pathogenicity islands, big blocks of genetic material integrated in the bacterial chromosome, that were probably acquired through lateral gene transfer from other microorganisms. Recent studies have identified the role that these virulence proteins play in the infective process of Salmonella, and their impact in the function of the eukaryotic cell. This way, it has been possible to better understand the molecular mechanisms used by Salmonella to infect their hosts, and potential therapeutic targets have been identified to improve the treatment of the infection caused by this pathogen. Key words: Salmonella, pathogenicity island, type 3 secretion system, gastroenteritis. Introducción El género Salmonella pertenece a la familia Enterobacteriaceae, correspondiente a un grupo de bacterias Gram negativas y anaerobias facultativas1. El género Salmonella se divide en 2 especies, la primera especie corresponde a Salmonella bongori y la segunda a Salmonella enterica. Esta última posee más de 2.200 miembros o serovares, de los cuales sólo algunos de ellos son patógenos1. Los serovares patógenos de Salmonella son capaces de sobrevivir en el interior de células eucariontes, por lo que se les considera intracelulares facultativas. Estas bacterias virulentas causan cuadros infecciosos tanto en humanos como en aves, ratones y bovinos2. En humanos, dos serovares de Salmonella están principalmente asociados a gastroenteritis infecciosa: Salmonella typhimurium y Salmonella enteritidis3,4. Otro serovar de Salmonella causante de enfermedad en el humano es Salmonella typhi, bacteria capaz de diseminarse desde el intestino delgado hacia órganos como bazo e hígado, causando una enfermedad sistémica5. La capacidad que poseen estas bacterias de causar gastroenteritis e infecciones sistémicas radica en proteínas de virulencia producidas por estas bacterias, que a su vez son codificadas por genes contenidos en islas de patogenicidad6. Estas proteínas son fundamentales para causar la invasión PhD en Ciencias Biomédicas Núcleo Milenio en Inmunología e Inmunoterapia, Departamento de Genética Molecular y Microbiología, Facultad de Ciencias Biológicas, Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 23 de abril de 2010 Aceptado: 25 de abril de 2010 Correspondencia a: Susan Bueno Ramírez Avenida Libertador Bernardo O’Higgins 340, Santiago 8331010, Santiago, Chile. Tel: (56-2) 686 2842 Fax: (56-2) 686 2185 E-mail: [email protected] de las células epiteliales del intestino y para sobrevivir en el interior de células fagocíticas. Islas de patogenicidad de Salmonella Las islas de patogenicidad son grandes regiones cromosomales presentes en cepas patógenas de Salmonella y ausentes en otras bacterias filogenéticamente relacionadas, pero no patógenas, como por ejemplo Escherichia coli7. Por esto, se cree que las islas de patogenicidad fueron traspasadas a Salmonella por otros microorganismos, en un proceso conocido como transferencia lateral de genes7. Los genes contenidos en las islas de patogenicidad poseen genes que codifican para proteínas de virulencia, las cuales confieren a las bacterias la capacidad de colonizar e invadir a su hospedero7. La secuenciación de los genomas completos de Salmonella ha permitido identificar islas de patogenicidad que son conservadas entre estos tres serovares, pero también se han identificado otras islas de patogenicidad que se encuentran presentes sólo en un serovar y ausente en otros. El estudio de las proteínas codificadas en los genes presentes en estas regiones, ha permitido identificar mecanismos de patogenicidad conservados entre los tres serovares, así como mecanismos exclusivos de cada uno de ellos8. Las islas de patogenicidad conservadas entres los tres serovares, que poseen una gran relevancia en la 215 INFECCIONES CAUSADAS POR Salmonella - S. Bueno R. Primer módulo de infecciones del tubo digestivo virulencia de estas bacterias, son las islas de patogenicidad 1 y 2 de Salmonella (Salmonella pathogenicity island, SPI-1 y SPI-2)6. Ambas islas de patogenicidad poseen genes que codifican proteínas que forman un sistema de secreción de denominado Sistema de Secreción de Tipo Tres (SSTT). Estos SSTT son verdaderas jeringas moleculares capaces de inyectar proteínas bacterianas al interior de células eucariontes, las cuales interfieren con el funcionamiento normal de la célula infectada. Otra isla de patogenicidad conservada en las cepas virulentas de Salmonella es la isla de patogenicidad 3, que posee genes que codifican para transportadores de magnesio, que sólo son expresados cuando estas bacterias se encuentran al interior de células eucariontes. Cepas de Salmonella mutantes que no poseen estas islas de patogenicidad son incapaces de causar algún tipo de enfermedad en ratones, lo que indica que estos genes son fundamentales para la virulencia de la bacteria9. Importancia de los SSTT de Salmonella en la infección del epitelio intestinal Como se indicó anteriormente, los SSTT permiten a la bacteria inyectar proteínas de virulencia al interior de las células eucariontes. En la etapa de interacción de Salmonella con las células del epitelio intestinal, una vez que es ingerida oralmente, la bacteria activa el SSTT codificado en la SPI-1 e inyecta proteínas de virulencia o “efectoras” al interior de la célula epitelial intestinal10. Las proteínas inyectadas promueven la formación de filamentos de actina en la zona donde se encuentra la bacteria en contacto con la célula, lo que resulta en la fagocitosis de la bacteria10. Al interior de la célula epitelial, la bacteria puede mantenerse en una vacuola fagocítica y translocarse hacia la lámina propria, y así atravesar la barrera epitelial. Además, la bacteria secreta otras proteínas de virulencia que tienen diversas funciones, como por ejemplo interferir con la señalización mediada por la NF-κB, promover la secreción de iones cloruro por la célula epitelial e inducir apoptosis celular11. Además de interaccionar con la célula epitelial en el intestino, Salmonella también toma contacto con células fagocíticas, específicamente con células dendríticas intestinales (CD)11. Las CD son presentadoras de antígenos profesionales, cuya función es capturar a patógenos, degradar sus antígenos e iniciar la respuesta inmune específica mediante la presentación de antígenos a linfocitos T12. Las CD intestinales se ubican en la lámina propria y están en íntimo contacto con la cara basal de la célula epitelial. Estas células son capaces de emitir prolongaciones hacia el lumen intestinal y capturar antígenos que se encuentran en este sector11,12. De esta manera, las CD pueden capturar a Salmonella y movilizarlas hacia la lámina propia. El contacto con estas bacterias induce la maduración 216 de las CD, lo que resulta en la secreción de citoquinas pro-inflamatorias y la expresión de moléculas coactivadoras en la superficie celular, que finalmente promueven la activación de una respuesta inmune específica. Estudios recientes de nuestro grupo, muestran que el SSTT codificado por la SPI-1 evita que las DC capturen en exceso a Salmonella en el lumen intestinal, lo que estaría reduciendo los estímulos que permiten a las CD iniciar una respuesta inmune requerida para controlar la infección bacteriana10. Importancia de los SSTT de Salmonella en la infección sistémica Una vez que Salmonella logra alcanzar la lámina propria, puede causar una infección localizada con características inflamatorias, que resulta en gastroenteritis. En este caso la infección bacteriana se mantiene localizada en el epitelio intestinal y promueve la producción de citoquinas pro-inflamatorias y el concomitante reclutamiento de leucocitos polimorfonucleares y daño epitelial13. Sin embargo, la bacteria también puede diseminarse hacia otros órganos a través del sistema linfático y circulación sanguínea14. Se cree que esta bacteria utiliza células fagocíticas, como macrófagos y CD, para lograr alcanzar órganos como ganglios linfáticos, hígado y bazo desde la lámina propria. En la etapa de infección sistémica es fundamental el funcionamiento del segundo SSTT de esta bacteria, que es codificado por la SPI-2 y sólo se activa cuando la bacteria se encuentra al interior de células eucariontes. Este SSTT también inyecta proteínas efectoras hacia el citoplasma celular, las cuales interfieren con el tráfico de vesículas en células fagocíticas, con el fin de evitar que las vacuolas que contienen a Salmonella se fusionen con lisosomas15. Al evitar la fusión lisosomal, Salmonella puede vivir en el interior de esta vacuola y replicarse en ella, sin ser degradada. De este modo, la bacteria también evita que sus antígenos sean presentados a linfocitos T por CD y macrófagos e impide el inicio de una respuesta inmune específica11. Las células fagocíticas que contienen a Salmonella pueden entonces migrar desde la lámina propria hacia el ganglio linfático mesentérico, diseminando hacia este órgano a las bacterias que se mantienen intracelulares. Posteriormente, Salmonella puede inducir la muerte de estas células, también por la inyección de proteínas de virulencia por el SSTT, y así liberarse del intracelular e iniciar la infección de nuevas células en los órganos infectados. La eliminación de la SPI-2 resulta en cepas bacterianas incapaces de causar una enfermedad sistémica en su hospedero15, por lo tanto, los genes presentes en esta isla de patogenicidad podrían considerarse como blancos terapéuticos para el tratamiento de infecciones severas causadas por esta bacteria. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 215-217 INFECCIONES CAUSADAS POR Salmonella - S. Bueno R. Primer módulo de infecciones del tubo digestivo Conclusiones Resumen Salmonella sigue siendo un problema de salud pública en todo el mundo, principalmente por su capacidad de contaminar diversas fuentes alimenticias. El estudio genético de cepas virulentas de Salmonella, ha permitido entender los mecanismos moleculares utilizados por esta bacteria para causar infecciones localizadas en el intestino y cuadros sistémicos que comprometen varios órganos. Estos estudios han establecido que los genes que codifican para SSTT, son fundamentales para la virulencia de esta bacteria y podrían ser considerados como blanco de acción de nuevas terapias contra Salmonella. Además, la disponibilidad de la secuencia completa de los genomas de cepas virulentas de Salmonella ha facilitado la identificación de nuevas islas de patogenicidad potencialmente involucradas en las diferentes etapas de la infección, que permitirán conocer nuevas proteínas a considerar en las terapias contra esta bacteria. Salmonella enterica es uno de los principales causantes de gastroenteritis infecciosa en el mundo, debido al consumo de alimentos y aguas contaminadas con esta bacteria. Este grupo de bacterias Gram negativas se caracteriza por tener la capacidad de invadir células eucariontes y sobrevivir en el interior de ellas, evento fundamental para que la bacteria cause una enfermedad tanto localizada como sistémica. Las proteínas de virulencia que este agente utiliza para invadir y sobrevivir en células eucariontes son codificadas por genes presentes en islas de patogenicidad, que corresponden a grandes bloques de material genético integrados en el cromosoma bacteriano y que fueron posiblemente adquiridos a través de transferencia lateral de genes desde otros microorganismos. Estudios recientes han permitido identificar el rol que poseen estas proteínas de virulencia en el proceso infectivo de Salmonella y su impacto en el funcionamiento de la célula eucarionte. De este modo, ha sido posible entender de mejor manera los mecanismos moleculares utilizados para infectar a su hospedero y se han identificado posibles blancos terapéuticos para el tratamiento de los cuadros infecciosos causados por este patógeno. Palabras clave: Salmonella, islas de patogenicidad, sistema de secreción de tipo tres, gastroenteritis. Agradecimientos La autora es financiada por los proyectos FONDECYT 11075060, FONDECYT 1100971 y Núcleo Milenio en Inmunología e Inmunoterapia P-07-088-F (Financiado con Fondos del Programa ICM). Referencias 1.- Baumler AJ, Tsolis RM, Ficht TA, et al. Evolution of host adaptation in Salmonella enterica. Infect Immun 1998; 66: 4579-87. 2.- Andrews-Polymenis HL, Baumler AJ, McCormick BA, et al. Taming the Elephant: Salmonella Biology, Pathogenesis and Prevention. Infect Immun 2010, e-pub ahead of print. 3.- Tsolis RM, Young GM, Solnick JV, et al. From bench to bedside: stealth of enteroinvasive pathogens. Nat Rev Microbiol 2008; 6: 883-92. 4.- Grassl GA, Finlay BB. Pathogenesis of enteric Salmonella infections. Curr Opin Gastroenterol 2008; 24: 22-6. 5.- House D, Bishop A, Parry C, et al. Typhoid fever: pathogenesis and disease. Curr opin Infect Dis 2001; 14: 573-8. 6.- Valdez Y, Ferreira RB, Finlay BB. Molecular mechanisms of Salmonella Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 215-217 7.- 8.- 9.- 10.- 11.- virulence and host resistance. Curr Top Microbiol Immunol 2009; 337: 93-127. Juhas M, van der Meer JR, Gaillard M, et al. Genomic islands: tools of bacterial horizontal gene transfer and evolution. FEMS Microbiol Rev 2009; 33: 376-93. Holt KE, Parkhill J, Mazzoni CJ, et al. High-throughput sequencing provides insights into genome variation and evolution in Salmonella typhi. Nat Genet 2008; 40: 987-93. Moncrief MB, Maguire ME. Magnesium and the role of MgtC in growth of Salmonella typhimurium. Infect Immun 1998; 66: 3802-9. Bueno SM, Wozniak A, Leiva ED. Salmonella pathogenicity island 1 differentially modulates bacterial entry to dendritic and non-phagocytic cells. Immunology 2010,e-pub ahead o print. Bueno SM, Riedel CA, Carreno LJ, Kalergis AM. Virulence mechanisms displayed by Salmonella to impair 12.- 13.- 14.- 15.- dendritic cell function. Curr Med Chem 2010; 17: 1156-66. Bueno SM, Tobar JA, Iruretagoyena MI, Kalergis AM. Molecular interactions between dendritic cells and Salmonella: escape from adaptive immunity and implications on pathogenesis. Crit Rev Immunol 2005; 25: 389-403. Hapfelmeier S, Muller AJ, Stecher BM, et al. Microbe sampling by mucosal dendritic cells is a discrete, MyD88-independent step in DeltainvG S. Typhimurium colitis. J Exp Med 2008; 205: 437-50. Bueno SM, González PA, Schwebach JR, Kalergis AM. T cell immunity evasion by virulent Salmonella enterica. Immunology letters 2007; 111: 14-20. Tobar JA, Carreno LJ, Bueno SM, et al. Virulent Salmonella enterica serovar typhimurium evades adaptive immunity by preventing dendritic cells from activating T cells. Infect Immun 2006; 74: 6438-48. 217 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 218-221 Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Infecciones por Yersinia Manuel Álvarez-Lobos1 y Susan Bueno R.2 1 Departamento de Gastroenterología, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. 2 Departamento Genética molecular y microbiología, Facultad de Biología, Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 19 de abril de 2010 Aceptado: 21 de abril de 2010 Correspondencia a: Manuel Álvarez-Lobos E-mail: manalvarezl@gmail. com Yersinia infections Yersinia enterocolitica or yersinia pseudotuberculosis may have different presentation forms: among those are enteritis or enterocholitis, mesenteric adenitis associated with distal ileitis, septicemia, localized infections or extra-intestinal manifestations. It is responsible for up to 7% of infectious gastroenteritis and is associated with high post-infection mortality in the short and long term, which is 2 to 3 times higher. This bacterial infection is acquired through oral consumption of contaminated and/or inappropriately prepared products. Isolation of Yersinia in stool samples is the more specific exam and it should always be performed. Due to its low sensibility, serological studies may be useful for the diagnosis, and the polymerase chain reaction (PCR) may become the elective exam for the diagnosis of this infection in the future. Antibiotics that are useful for its treatment are aminoglycoside, third-generation cephalosporins, chloramphenicol, quinolones, tetracyclines, and Trimetoprim-sulfametoxasol. Key words: Yersinia, gastroenteritis, infection. Introducción La Yersinia es una bacteria Gram negativa que puede causar infecciones en humanos mediante dos especies enteropatógenas denominadas Yersinia enterocolitica y Yersinia pseudotuberculosis. Esta infección se adquiere mediante la ingesta por vía oral de alimentos contaminados y las más frecuentes manifestaciones clínicas agudas son (Tabla 1): enteritis o enterocolitis, que se manifiesta por una diarrea autolimitada (especialmente Y. enterocolitica); adenitis mesentérica e ileitis distal (especialmente Y. pseudotuberculosis), que se puede confundir con una apendicitis aguda; septicemia e infecciones localizadas a distancia son menos frecuentes y pueden existir manifestaciones extraintestinales como artritis reactiva y eritema nodoso. Dentro de los cuadros de gastroenteritis aguda en que se logra identificar un agente infeccioso, Yersinia puede ser responsable de hasta 7% de los cuadros, con frecuencias promedio de 1 a 2%. Los pacientes con infecciones debidas a Yersinia tienen una mortalidad a corto y largo plazo mayores que los no expuestos. Dentro de los 30 días post-infección el mayor riesgo relativo de mortalidad es de 3,6 (IC 95%, 1,2-10,2) y a los 6 meses el riesgo es de 2,5 (IC 95%; 1,3-4,6) comparado con un grupo control. Yersinia enterocolitica se puede encontrar en la tierra, el agua y en alimentos contaminados (leche, carne y vegetales) y en animales domésticos o salvajes. La bacteria coloniza el tracto gastrointestinal del cerdo por lo que la ingesta de sus productos crudos puede 218 causar infección. La transmisión fecal-oral de persona a persona puede ser el mecanismo responsable de brotes en instituciones u hospitales. Todos los humanos son susceptibles a Y. enterocolitica, pero la mayoría de las enterocolitis se dan en niños. La adenitis mesentérica e ileitis terminal son más frecuentes en niños y jóvenes; y los factores de riesgo para septicemia por Y. enterocolitica e infecciones a distancia incluyen la enfermedad hepática, la sobrecarga de hierro y cualquier condición inmunodepresora. Las manifestaciones inflamatorias extraintestinales son más frecuentes en adultos y el HLA-B27 está presente hasta en 80% de los pacientes con artritis reactiva asociada a Yersinia. Fisiopatología Las Yersinias enteropatógenas ingresan al organismo por vía oral y el período de incubación es de 5 días, con un rango que fluctúa entre 1 y 11 días. Estudios en animales han mostrado que los organismos invaden primariamente el epitelio ileal, entonces son llevados mediante las células M a la lámina propria, y finalmente entran a las placas de Peyer donde se multiplican y se traspasan a los ganglios linfáticos. Desde los ganglios linfáticos la bacteria puede diseminarse al resto del organismo. La inflamación intestinal se desarrolla más frecuentemente en el íleon distal y menos comúnmente en el colon ascendente. Se producen ulceraciones de la mucosa y pueden pasar glóbulos rojos y leucocitos al INFECCIONES POR Yersinia - M. Álvarez L. et al. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Tabla 1. Manifestaciones clínicas de la Yersinia 1. Enteritis o enterocolitis autolimitada (Diarrea) 2. Adenitis mesentérica e ileitis terminal (Dolor en fosa iliaca derecha) 3. Septicemia y/o infecciones localizadas a distancia (Fiebre y compromiso del estado general) 4. Manifestaciones extraintestinales (artritis y eritema nodoso) lumen intestinal. En casos graves pueden producirse trombosis de vasos mesentéricos, hemorragia intestinal y necrosis. En pacientes con Yersinias enteropatógenas que se operan, el apéndice es histológicamente normal. Un plasmidio de 70 kb es crucial para el desarrollo de las propiedades virulentas de las Yersinias enteropatógenas como la citotoxicidad, la resistencia a la fagocitosis de los polimorfonucleares, la habilidad de causar apoptosis de los monocitos y suprimir la expresión del huésped del factor de necrosis tumoral e interferir en la agregación plaquetaria y activación del complemento. Una proteína denominada ‘invasina’ es importante en la invasión de células no fagocíticas y su traspaso a través del epitelio intestinal. Esta bacteria puede utilizar las reservas del hierro del huésped y tiene una afinidad especial por éste y es un factor de riesgo para bacteremias por Yersinia. La eliminación del organismo en las heces puede durar un promedio de 27 días después de la cesación de síntomas, con un rango de 4 a 79 días. Portadores crónicos no han sido demostrados. Las infecciones humanas por Yersinia pseudotuberculosis, son menos frecuentes y el cerdo parece ser un importante reservorio para cepas enteropatógenas. Cuadro clínico Yersinia enterocolitica Las principales manifestaciones clínicas de la infección por Y. enterocolitica (Tabla 1) son la enteritis o enterocolitis, la adenitis mesentérica e ileitis terminal. Manifestaciones menos comunes incluyen faringitis, septicemia, infecciones localizadas a distancia como flegmones o abscesos, poliartritis reactiva, o eritema nodoso. La forma más común de la enteritis o enterocolitis de la Y. enterocolitica es la diarrea aguda líquida o inflamatoria (disentérica). Fiebre de bajo grado y cólicos abdominales están presentes en la mayoría de Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 218-221 los casos. Las náuseas y vómitos se dan en 15 a 40%, la hematoquezia hasta en 30%, y un rash maculopapular puede estar presente en algunos casos. La diarrea dura en promedio de 2 semanas (rango de 1 día a muchos meses), durante las cuales la frecuencia de las deposiciones progresivamente comienza a disminuir. Ocasionalmente la enteritis o enterocolitis puede complicarse por dolor abdominal grave y fiebre alta. Complicaciones poco frecuentes incluyen inflamación difusa, ulceración, hemorragia y necrosis del intestino delgado o colon, perforación, peritonitis, colangitis, trombosis vasos mesentéricos, diverticulitis, megacolon tóxico o intususcepción íleocecal. El cuadro de adenitis mesentérica e ileitis sin diarrea es muy parecido a la apendicitis. Fiebre de bajo grado, dolor en fosa iliaca derecha (FID) y sensibilidad de rebote son comunes. Se ha descrito que 10% de los pacientes sintomáticos puede ser intervenido por sospecha de apendicitis. La septicemia por Y. enterocolitica generalmente se presenta como un cuadro grave con fiebre o leucocitosis, frecuentemente con dolor abdominal e ictericia. Infecciones localizadas alejadas de Y. enterocolitica pueden ocurrir con o sin clínica de bacteremias y pueden afectar cualquier órgano en forma de abscesos, osteomielitis, meningitis, peritonitis, infección urinaria, neumonia, empiema, endocarditis, pericarditis, aneurisma micótico, artritis séptica, conjuntivitis y lesiones pustulosas. La incidencia de artritis reactiva que sigue a la infección por Y. enterocolitica en los adultos y se estima que puede ser de hasta 10%. En algunos casos de pacientes HLA-B27-positivos con Y. enterocolitica se desarrolla una artritis reactiva y, posteriormente, espondilitis anquilosante. Otras manifestaciones extraintestinales no supurativas incluyen uveitis, iritis, conjuntivitis, uretritis y glomerulonefritis. Yersinia pseudotuberculosis La presentación más frecuente de la infección por Y. pseudotuberculosis es fiebre y dolor abdominal en la fosa iliaca derecha, causados por la adenitis mesentérica; la diarrea es menos común que en la Y. enterocolitica. Las manifestaciones sistémicas como septicemia, infecciones localizadas, artritis reactivas y eritema nodoso son similares a la infección por Y. enterocolitica. Puede asociarse a un cuadro de fiebre, rash cutáneo, nefritis intersticial aguda y síndrome hemolítico urémico. Diagnóstico Los exámenes de sangre generales de los pacientes con Yersinia son inespecíficos. Los leucocitos son normales o ligeramente elevados, con una leve 219 INFECCIONES POR Yersinia - M. Álvarez L. et al. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo desviación a la izquierda. Aislar Y. enterocolitica o Y. pseudotuberculosis de las deposiciones mediante coprocultivo es difícil por su lento crecimiento y el sobrecrecimiento de la flora intestinal normal. El aislamiento de Yersinia puede lograrse mediante el uso de medios enriquecidos y a temperatura baja, para aislarla en forma selectiva. Sin embargo, estos medios no son considerados costo efectivos por lo que se realizan por solicitud especial. El resultado de exámenes serológicos puede ser útil para apoyar el diagnóstico de Yersinia. La presencia de varios serotipos hace que la interpretación de los anticuerpos anti-proteínas de la estructura de Yersinia (IgA e IgG) sea compleja. Sin embargo, los resultados deben ser adecuadamente interpretados por la reactividad cruzada con otras bacterias o enfermedades tiroideas. Los títulos se elevan a partir de la primera semana de infección y alcanzan su máximo nivel en la segunda semana para disminuir y, potencialmente, normalizarse entre 3-6 meses. El aislamiento de Yersinia de las deposiciones es el examen más específico y siempre debería intentarse. Dado que tiene limitada sensibilidad y un alto nivel de sospecha, se requiere normalmente de resultados de estudios serológicos son usualmente requeridos para el diagnóstico. La reacción de polimerasa en cadena (PCR) para Yersinia probablemente reemplazará en un futuro cercano a estas técnicas por sus potenciales mayores niveles de sensibilidad y especificidad. Tratamiento Como esta infección es en general, una condición autolimitada, el tratamiento es de soporte y está basado en los síntomas predominantes. La hidratación mediante el aporte de agua y electrolitos es necesaria. Los cuidados higiénicos son siempre necesarios. Los antibióticos deben ser reservados para pacientes con septicemia, infecciones localizadas, inmunosupresión y enterocolitis activas. Las cepas aisladas de Y. enterocolitica y Y. pseudotuberculosis son usualmente susceptibles a aminoglicósidos (Tabla 2), cefalosporinas de tercera generación, cloranfenicol, quinolonas, tetraciclinas, y trimetoprim-sulfametoxasol (Tabla 2). La óptima dosis y duración de terapia no se ha establecido. Las infecciones extraintestinales localizadas pueden requerir al menos 3 semanas de terapia. La mortalidad de septicemia por Y. enterocolitica es de 10% a pesar del tratamiento. 220 Tabla 2. Antibióticos útiles para infección por Yersinia - Aminoglicósidos - Cefalosporinas de tercera generación - Cloranfenicol - Quinolonas - Tetraciclinas - Trimetoprim-Sulfametoxazol Prevención y control Las medidas de prevención para evitar infecciones por Yersinia son siempre vitales y entre ellas se encuentran las medidas de higiene universal como el lavado de manos, entre otras. Mantener los cuidados en la manipulación, preparación y cocción de los alimentos, en especial en los productos del cerdo. Agradecimientos Los autores son apoyados por el proyecto FONDECYT Nº 1100971. Resumen La Yersinia enterocolitica o la Yersinia pseudotuberculosis pueden tener diferentes formas de presentación entre las que están la enteritis o enterocolitis, la adenitis mesentérica asociada a ileitis distal, la septicemia, infecciones localizadas o manifestaciones extraintestinales. Es responsable de hasta 7% de los cuadros de gastroenteritis infecciosas y se asocia a una elevada mortalidad post-infección a corto y largo plazo, de 2 a 3 veces mayor. Esta infección bacteriana se adquiere mediante la ingesta oral de productos contaminados y/o inadecuadamente preparados. El aislamiento de Yersinia en las deposiciones es el examen más específico y siempre debe ser solicitado. Debido a su baja sensibilidad los estudios serológicos pueden ser útiles para el diagnóstico, y la reacción de polimerasa en cadena (PCR) puede constituirse próximamente en el examen de elección para el diagnóstico de esta infección. Los antibióticos útiles para su tratamiento son los aminoglicósidos, cefalosporinas de tercera generación, cloranfenicol, quinolonas, tetraciclinas y trimetoprim-sulfametoxazol. Palabras clave: Yersinia, gastroenteritis, infección. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 218-221 INFECCIONES POR Yersinia - M. Álvarez L. et al. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Referencias 1.- Bedoui S, Kupz A, Wijburg OL, Walduck AK, Rescigno M, Strugnell RA. Different bacterial pathogens, different strategies, yet the aim is the same: evasion of intestinal dendritic cell recognition. J Immunol 2010; 184: 2237-42. 2.- Bottone EJ. Yersinia enterocolitica: overview and epidemiologic correlates. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 218-221 Microbes Infect 1999; 1: 323-33. 3.- Dube P. Interaction of Yersinia with the gut: mechanisms of pathogenesis and immune evasion. Curr Top Microbiol Immunol 2009; 337: 61-91. Review. 4.- Fredriksson-Ahomaa M, Stolle A, Korkeala H. Molecular epidemiology of Yersinia enterocolitica infections. FEMS Immunol Med Microbiol 2006; 47: 31529. 5.- Helms M, Vastrup P, Gerner-Smidt P, Mølbak K. Short and long term mortality associated with foodborne bacterial gastrointestinal infections: registry based study. BMJ 2003; 326: 357. 6.- Zheng H, Sun Y, Lin S, Mao Z, Jiang B. Yersinia enterocolitica infection in diarrheal patients. Eur J Clin Microbiol Infect Dis 2008; 27: 741-52. 221 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 222-225 Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Infecciones virales intestinales en pediatría Gabriel Arancibia A. Gastroenterólogo Pediatra. Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica. Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 05 de abril de 2010 Aceptado: 06 de abril de 2010 Correspondencia a: Gabriel Arancibia Assael Lira 85, 5º piso, Departamento de Pediatría, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Teléfono: 354-3402 Fax: 638-4307 E-mail: [email protected] Intestinal viral infections in pediatrics Viruses that cause diarrhea in humans generally show great tropism due to epithelial cells of the small intestine. The traditionally accepted mechanism is that these agents cause illness by destroying large number of mature enterocytes (via direct lysis or by inducing apoptosis), which are replaced by immature cells coming from the crypts. This leads to an inadequate absorption of water, electrolytes and nutritients with conserved chloride and water secretion. In contrast to invasive bacterial pathogens, the host inflammatory response is mild and it does not contribute significantly to the mechanism of viral diarrhea. Subsequent studies have leaded to postulate additional mechanisms that would not exclude each other. It has been described that some non-structural viral proteins may act as enterotoxin. In addition, the alteration of the tight junctions with an enhanced paracellular flow of water and electrolytes, the increase of neurotransmittermediated intestinal secretion, and the micro-ischemia of villi would also play a role. The impact of viral enteritis is larger and the recovery slower in previously undernourished children. Studies carried out on undernourished experimentation animals have demonstrated a notorious delay in the recovery of the enzymatic and absorptive capacity of intestinal mucosa after viral enteritis, which reinforces the need for early and effective nutritional rehabilitation during episodes of acute diarrhea. It is well-known that the breastfeeding reduces the incidence and severity of viral diarrheas in children during the first months of life. Key words: Rotavirus, Norovirus, Astrovirus, Adenovirus, Enterovirus. Los primeros reportes de presencia de partículas virales en células de intestino delgado en niños cursando diarrea aguda, sin etiología demostrada, se remontan a 1973. Este descubrimiento fue el inicio de una cascada de estudios que ha permitido el estado actual de conocimiento el que, a su vez, está en activo desarrollo. Se describirán los agentes etiológicos más importantes que afectan a niños inmunocompetentes, junto con sus aspectos epidemiológicos, virológicos, fisiopatológicos y clínicos. Las inmunodeficiencias merecen un capítulo aparte ya que no sólo varía en ellas la severidad y duración del cuadro clínico, sino también el tipo de agente etiológico involucrado. 1. Rotavirus Epidemiología: Es el agente etiológico más importante de diarrea en niños menores de 24 meses que requirieren hospitalización. Sin embargo, la mayoría de las infecciones por este virus son asintomáticas o con síntomas leves. Se estima que la tasa de ataque es de 0,3 a 0,8 episodio por niño por año y que todos los niños de 5 años han estado expuestos a este virus al 222 menos una vez. El mayor número de casos ocurre en los meses de invierno. Virología: Pertenece a la familia de los Reoviridae. Es un virus RNA de doble cadena. Mide 70 nm de diámetro y posee una cápside de 3 capas concéntricas. Existen 4 grupos mayores de rotavirus (A-D), determinados por los antígenos de la capa media. Los epítopes de la capa externa determinan los serotipos G (G1-G9) y P. La gran mayoría de las infecciones son causadas por rotavirus A, G (1-4). Fisiopatología: El Rotavirus infecta sólo enterocitos diferenciados de las vellosidades del intestino delgado, se replica en su interior y los destruye, liberando miles de nuevos virus. Las células destruidas son reemplazadas por células menos diferenciadas de las criptas, deficientes en enzimas y con mecanismos absortivos alterados. Por ello el mecanismo de la diarrea es mixto. La malabsorción de carbohidratos ocasiona una diarrea osmótica, y la alteración de la absorción con capacidad conservada de secreción agua-cloro de las células inmaduras ocasiona una diarrea secretora de bajo grado. Así la diarrea se recupera una vez que los enterocitos alcanzan su maduración, en unos 7 días, o más tarde en casos de infección primaria severa. Adicionalmente, una proteína no estructural, INFECCIONES VIRALES INTESTINALES EN PEDIATRÍA - G. Arancibia A. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo la NSP4, actuaría como enterotoxina induciendo la secreción de cloruro mediante aumento del calcio intracelular. Recientes hallazgos demuestran que durante la infección por Rotavirus se alteran las uniones estrechas, lo que produce un flujo anormalmente alto de agua y electrolitos a nivel paracelular. Finalmente, se postulan también como mecanismos, una microisquemia vellositaria, la alteración del transporte de sucrasa-isomaltasa, un perfil alterado de citoquinas y una hipersecreción intestinal mediada por neurotransmisores. Cuadro clínico: En los casos severos, después de un período de incubación de 2 a 7 días, se inicia un cuadro abrupto de fiebre y vómitos, los que prontamente son seguidos de diarrea acuosa profusa que lleva a deshidratación, acidosis y desbalance electrolítico. La diarrea no contiene glóbulos rojos, glóbulos blancos ni mucus. El dolor abdominal no suele ser intenso, pero con frecuencia se observa irritabilidad y letargia. La fiebre cede rápidamente, los vómitos en 24-48 horas y la diarrea en 2 a 7 días. Tratamiento y prevención: El manejo inicial debe estar dirigido a corregir la deshidratación, la acidosis y las alteraciones electrolíticas. La decisión de rehidratar por vía oral o endovenosa dependerá del grado de deshidratación al momento del diagnóstico. Se recomienda retomar prontamente una alimentación normal, especialmente en niños desnutridos. La lactancia materna se puede mantener todo el tiempo en la mayoría de los casos, salvo en los pocos casos severos con malabsorción severa de lactosa que requerirán fórmula especial. No está indicado el uso de antibióticos, antiperistálticos ni antieméticos. Los probióticos, como el Lactobacillus GG, pueden reducir discretamente la duración de la diarrea en casos leves a moderados y no han demostrado beneficios claros en casos severos. Luego de retirar la vacuna tetravalente RotaShield® por su asociación a cuadros de invaginación intestinal se han desarrollado 2 nuevas vacunas, actualmente disponibles en forma comercial, Rotarix®, monovalente humana viva atenuada (G1-P8), 2 dosis orales y RotaTeq®, pentavalente humana-bovina recombinante (G1-P7,G2-P7,G3-P7,G4-P7 y G6-P8), 3 dosis orales. Ambas han mostrado una protección mayor del 85% contra enfermedad moderada a severa. 2. Norovirus Epidemiología: Norovirus es el agente frecuentemente involucrado en brotes que afectan por igual a niños y adultos. Los brotes se producen por contacto cercano o por consumo de alimentos contaminados. El período de incubación es breve, de 12 a 24 horas. El vómito contiene partículas virales lo que ayuda Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 222-225 a propagar la transmisión. Puede ocasionar brotes intrahospitalarios. Su incidencia alcanza el máximo valor en los meses de invierno. Virología: Pertenece a la familia de los Calicivirus. Es un virus RNA de cadena simple pequeño (de 28 a 34 nm), sin envoltura. Se clasifican en 5 genogrupos (GI-V). Los GI, GII y GIV afectan al ser humano y poseen al menos 25 genotipos y numerosos subgrupos. El virus Norwalk corresponde a GI-1. Fisiopatología: Se produce acortamiento vellositario con hipertrofia de criptas, vacuolización de los extremos de las vellosidades e infiltrado inflamatorio en la lámina propria. Se produce moderada malabsorción de carbohidratos por disminución enzimática. Cuadro clínico: Es característico el rápido inicio de los síntomas, la rápida expansión del brote, la predominancia del vómito como síntoma y la afección de todos los grupos etarios. En general, la infección es leve y autolimitada a 1-2 días y el riesgo de deshidratación es menor que en la infección por rotavirus. Es frecuente la infección asintomática. Tratamiento y prevención: No existe tratamiento específico. Se produce una inmunidad protectora de corta duración contra el mismo serotipo después de la infección aguda. Está en desarrollo una vacuna que utiliza partículas similares al virus con resultados promisorios. La ribavirina es capaz de inhibir la replicación viral y su potencial terapéutico en la práctica clínica se encuentra en estudio, lo mismo que el uso de gammaglobulina humana hiperinmune. 3. Astrovirus Epidemiología: Puede ser el responsable de hasta 7 a 15% de las diarreas en niños según varios reportes. Las afecciones más sintomáticas ocurren en menores de un año. La transmisión parece ser fecal-oral y puede ser un agente importante en brotes en salas cuna y jardines infantiles. El peak en la incidencia se alcanza también en los meses de invierno. La infección asintomática es frecuente. La mayoría de los niños ha desarrollado anticuerpos contra astrovirus hacia la edad de 5 años. Puede jugar un rol importante como agente infeccioso en niños inmunocomprometidos. Virología: Pertenece a la familia de los Astroviridae. Es un virus RNA de cadena simple pequeño (2834 nm). Posee una cápside sin envoltura que codifica para una proteasa viral, una proteína precursora de cápside y una RNA polimerasa. Se han identificado 8 serotipos humanos siendo el serotipo I el más común. Fisiopatología: Se produciría un acotamiento vellositario con hipertrofia de las criptas. Astrovirus muestra predilección por infectar las células M de las placas de Peyer. Cuadro clínico: El período de incubación es de 1 223 INFECCIONES VIRALES INTESTINALES EN PEDIATRÍA - G. Arancibia A. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo a 4 días, después de los cuales se manifiesta fiebre y vómitos moderados seguidos por diarrea acuosa por 3 a 4 días. La coinfección con Rotavirus puede dar origen a un cuadro particularmente severo. Los adultos en general no presentan síntomas o éstos son muy leves pues poseen anticuerpos circulantes y T helper específicos en la mucosa intestinal. Tratamiento y prevención: No existe tratamiento específico. El manejo consiste en mantener un buen estado de hidratación y nutrición. No está claro si la infección por un serotipo confiere protección contra los demás. Para pacientes inmunocomprometidos podría ser de utilidad la administración de inmunoglobulina endovenosa. No existe actualmente una vacuna disponible. En experimentación se encuentra el desarrollo de un inhibidor específico de la quinasa extracelular regulada por señal, el que reduciría en forma importante la replicación viral. 4. Adenovirus Epidemiología: Las infecciones más serias ocurren en niños menores de 2 años. A diferencia de los agentes anteriores, no hay un peak en invierno en la incidencia de enteritis por adenovirus. Existe una gran variación año a año en el número de casos reportados en un área geográfica específica. Generalmente causa infección asintomática. Virología: Es una familia de virus DNA de tamaño medio (80-100 nm), sin envoltura. Sólo 2 de los más de 50 serotipos de adenovirus descritos, el 40 y 41, han sido claramente asociados a enteritis humana. Fisiopatología: El Adenovirus replica en el núcleo de los enterocitos y se observan inclusiones intranucleares en las células infectadas. Se produce luego la destrucción de las células infectadas y la consiguiente propagación de la invasión viral de enterocitos. Cuadro clínico: Pueden llegar a producir un cuadro clínico de mayor duración, hasta 2 semanas de fiebre y vómitos al inicio, seguido de diarrea de cuantía variable. Tratamiento y prevención: No existe tratamiento específico, aunque se ha usado ribavirina en paciente inmunocomprometidos con cuadro clínico severo. No existe vacuna disponible. Se están desarrollando técnicas de interferencia genómica contra el RNA viral, lo que alteraría su capacidad de replicación. 5. Enterovirus Epidemiología: Como todos los virus anteriores tienen una distribución mundial. En los climas templados predominan en otoño y verano. La transmisión es mayor en edades tempranas y en poblaciones con bajo 224 nivel socioeconómico. La transmisión es fecal-oral y a través de agua o alimentos contaminados. Virología: Pertenecen a la familia de los Picornaviridae. Son virus RNA sin envoltura de 30 nm. La cápside viral está compuesta por 60 subunidades proteicas. Los enterovirus se subclasifican en poliovirus, coxsackievirus A1-A24, coxsackievirus B1-B6, echovirus 1-34 y enterovirus 68-71. Fisiopatología: Su estabilidad a pH ácido le permite pasar la barrera gástrica y alcanzar su sitio de infección primaria, las placas de Peyer en el intestino, donde ocurre una significativa replicación viral seguida de una viremia menor. Cuadro clínico: Los Enterovirus son responsables de una gran variabilidad de cuadros clínicos. La forma más frecuente de presentación es la enfermedad febril inespecífica. Cuando afectan el tracto gastrointestinal dan un cuadro autolimitado de fiebre, vómitos, diarrea y dolor abdominal. Tratamiento y prevención: No existe terapia específica. Se están realizando los últimos ensayos clínicos en humanos de una droga antiviral específica, el pleconaril, que actúa bloqueando la liberación del ARN viral de la célula infectada. La gamaglobulina intravenosa puede ser beneficiosa en pacientes inmunocomprometidos. Resumen Los virus que causan diarrea en humanos generalmente muestran gran trofismo por las células epiteliales del intestino delgado. El mecanismo tradicionalmente aceptado es que estos agentes causan enfermedad destruyendo gran cantidad de enterocitos maduros, (sea por lisis directa o induciendo la apoptosis) los que son reemplazados por células inmaduras provenientes de las criptas. Esto lleva a una absorción inadecuada de agua, electrolitos y nutrientes, con capacidad conservada de secretar cloro y agua. A diferencia de lo que ocurre frente a patógenos bacterianos invasores, la respuesta inflamatoria del huésped es leve y no contribuye significativamente en el mecanismo de la diarrea viral. Estudios posteriores han llevado a postular mecanismos adicionales, que no serían autoexcluyentes. Se ha descrito que algunas proteínas virales no estructurales actuarían como enterotoxina. Además, jugaría un rol la alteración de las uniones estrechas con aumento del flujo paracelular de agua y electrolitos, el aumento de la secreción intestinal mediada por neurotransmisores, y la microisquemia vellositaria. El impacto de la enteritis viral es mayor y la recuperación más lenta en niños previamente desnutridos. Se ha demostrado en animales de experimentación desnutridos un notorio retraso en la recuperación de la capacidad enzimática y absortiva Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 222-225 INFECCIONES VIRALES INTESTINALES EN PEDIATRÍA - G. Arancibia A. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo de la mucosa intestinal frente a una enteritis viral, lo que refuerza la necesidad de una temprana y efectiva rehabilitación nutricional durante los episodios agudos de diarrea. Es ampliamente conocido que la lactancia Referencias 1.- Parashar UD, Gibson CJ, Bresse JS, Glass RI. Rotavirus and severe childhood diarrhea. Emerg Infect Dis 2006; 12: 304-6. 2.- Gray J, Vesikari T, Van Damme P, et al. Rotavirus. J Pediatr Gastroenterol Nutr 2008; 46 (Suppl 2): S24-31. 3.- O’Ryan M, Matson DO. New rotavirus vaccines: renewed optimism. J Pediatr 2006; 149: 448-51. 4.- Parashar UD, Glass RI. Rotavirus vaccination in Europe: the time has finally arrived. J Pediatr Gastroenterol Nutr 2008; 46 (Suppl 2): S21-3. 5.- Estes MK, Prasad BV, Atmar RL. Noroviruses everywhere: has something Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 222-225 6.- 7.- 8.- 9.- materna, disminuye la incidencia y severidad de las diarreas virales en niños, los primeros meses de vida. Palabras clave: Rotavirus, Norovirus, Astrovirus, Adenovirus, Enterovirus. changed? Curr Opin Infect Dis 2006; 19: 467-74. Glass RI, Parashar UD, Estes MK. Norovirus gastroenteritis. N Engl J Med 2009; 361: 1776-85. Atmar RL, Estes MK. The epidemiologic and clinical importance of norovirus infection. Gastroenterol Clin North Am 2006; 35: 275-90. Kosek M, Bern C, Guerrant RL. The global burden of diarrhoeal disease, as estimated from studies published between 1992 and 2000. Bull World Health Organ 2003; 81: 197-204. Le Guyader FS, Le Saux JC, AmbertBalay K, et al. Aichi virus, norovirus, astrovirus, enterovirus, and rotavirus involved in clinical cases from a French oyster-related gastroenteritis outbreak. J Clin Microbiol 2008; 46: 4011-7. 10.- Davidson G, Barnes G, Bass D, et al. Infectious Diarrhea in Children: Working Group Report of the First World Congress of Pediatric Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition. J Pediatr Gastroenterol Nutr 2002; 35 (Suppl 2): S143-50. 11.- Guarino A, Albano F, Ashkenazi S, et al. European Society for Paediatric Gastroenterology, Hepatology, and Nutrition/European Society for Paediatric Infectious Diseases, Evidence-based Guidelines for the Management of Acute Gastroenteritis in Children in Europe. J Pediatr Gastroenterol Nutr 2008; 46 (Suppl 2): S81-122. 225 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 226-229 Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Enteritis virales en adultos inmunocompetentes, agentes clásicos y emergentes Luis Méndez y Manuel Álvarez-Lobos Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 09 de abril de 2010 Aceptado: 13 de abril de 2010 Correspondencia a: Luis Méndez E-mail: [email protected] Viral enteritis in immunocompetent adults. Classic and emergent agents Objective: To review epidemiological and clinical aspects of viral enteritis in immunocompetent adult patients. Abstract: Acute infectious diarrhea (enteritis) is a worldwide important disease and it still accounts for high mortality among children and high morbidity among adults. In immunocompetent adult patients the viral etiology is frequently underestimated, although the most common cause of acute enteritis is a virus. The mos frequently identified viral agents are Norovirus, Rotavirus, Astrovirus, and Adenovirus. The main mechanism of spread of the disease is fecal-oral transmission and the clinical setting is commonly mild and self-limited, with clinical manifestations that are similar and unspecific: aqueous diarrhea, nausea, vomiting and abdominal pain. Elderly and immunosupressed patients may show more severe and prolonged episodes. Treatment is mainly symptomatic. Prevention is based on taking sanitary measures and reducing person-to-person transmission. Emerging respiratory viruses as SARS and A-H1N1 influenza frequently compromise the gastrointestinal tract and during epidemic periods these viruses should be considered in differential diagnosis of acute enteritis. Key words: Viral enteritis in adults. Introducción La diarrea aguda infecciosa (enteritis) es una de las causas principales de morbi-mortalidad en el mundo. Se estima que anualmente entre 4-6 millones de personas fallecen por esta causa, principalmente niños pertenecientes a países en vías de desarrollo1. En la práctica gastroenterológica es un motivo de consulta frecuente, por lo que conocer los agentes causales es importante. En los inicios de la década de los 70, se identificó virus específicos como agentes etiológicos en pacientes con diarrea aguda: Norovirus (agente Norwalk) 19722, Rotavirus 19733. Estudios posteriores en estos 2 virus han generado la mayor parte de la información disponible. En la actualidad, se sabe que la mayoría de las enteritis agudas tanto en niños como en adultos son provocadas por virus, ya sea en casos esporádicos o en brotes comunitarios. Estudios de seguimiento han estimado que todos los habitantes de Estados Unidos pueden presentar al menos un episodio de enteritis aguda viral por año, generando costos económicos muy elevados y alrededor de 4.000 muertes, que se concentran en población pediátrica, adultos mayores, inmunosuprimidos y portadores de enfermedades crónicas4. El objetivo de esta revisión es responder con la 226 información disponible algunas preguntas relevantes específicas. No se incluyen enteritis por agentes oportunistas como Citomegalovirus y Herpes simplex. Cuadro clínico Los síntomas son comunes e inespecíficos a los distintos agentes causales. Los pacientes sintomáticos presentan diarrea acuosa (60%), náuseas y/o vómitos (50%), dolor abdominal, meteorismo, fiebre y/o calofríos (35%) y cefalea (9%). Los pacientes ancianos y los discapacitados son propensos a presentar además trastornos hidroelectrolíticos. Es importante mencionar que un porcentaje significativo de los pacientes, puede ser asintomático, hasta 30% o bien sólo manifestar vagas molestias abdominales5. No son síntomas frecuentes la hematoquezia, melena, disentería, baja de peso o íleo. Recoger los antecedentes epidemiológicos aporta información relevante: la asociación con intoxicaciones alimentarias, brotes en hospitales o casas de reposo, contacto con niños con síntomas gastrointestinales puede orientar a una etiología viral. Los períodos de incubación son breves, 1 a 7 días. La ruta de transmisión preferente es fecal-oral. ENTERITIS VIRALES EN ADULTOS INMUNOCOMPETENTES, AGENTES CLÁSICOS Y EMERGENTES - L. Méndez et al. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Agentes etiológicos Astrovirus Es un virus RNA perteneciente a la familia Astroviridae. En la microscopía electrónica se describen como partículas de 28-35 nm con aspecto de estrella. Aunque es una causa común de diarrea en niños, (3 a 9% de los casos), en adultos los casos son habitualmente esporádicos (con menor frecuencia que norovirus), y se han descrito brotes nosocomiales y en instituciones. Se describe un peak de incidencia en invierno en regiones templadas. La ruta de contagio es fecal-oral y por agua o comida contaminadas. El período de incubación es de 3-4 días. Los síntomas duran hasta 5 días. En adultos sanos la enfermedad habitualmente es leve. Se ha identificado astrovirus en 12% de pacientes con SIDA y 4% de trasplantados de médula ósea con diarrea aguda sin otro agente demostrado1,7. Rotavirus El Rotavirus fue descrito en 1973, identificado en mucosa duodenal de niños con diarrea. Es un virus RNA perteneciente a la familia Reoviridae1,3,5. Anualmente causa en el mundo 600.000-875.000 muertes. Se han identificado 7 grupos (A - G) de los cuales A, B y C se han aislado en humanos. El grupo A es el más frecuente en países occidentales y el B, propio de Asia y la India. La ruta de transmisión predominante de persona a persona es fecal-oral. La fisiopatología de la infección se conoce parcialmente, se ha demostrado atrofia vellositaria en mucosa enteral de pacientes con infección aguda, reducción de la actividad de las disacaridasas, y en modelos animales aumento de la secreción de cloro actuando como enterotoxina (proteína NSP4). Los patrones epidemiológicos de presentación son variados: en niños, presenta un comportamiento epidémico estacional, en adultos es predominantemente endémico, existiendo también transmisión de niños a adultos y asociadas a viajes. En pacientes hospitalizados por diarrea se estima que el Rotavirus es agente causal de 2 a 4% (Europa), 42% en Indonesia y hasta 60% en México (diarreas en invierno). Después de una infección adquirida en período neonatal la respuesta inmunológica no previene de infecciones futuras. No obstante, en adultos inmunocompetentes las reinfecciones suelen ser más leves. Las manifestaciones clínicas son variables y van desde asintomática hasta diarrea severa. En un estudio experimental con adultos voluntarios sanos expuestos al virus, se observó que el período de incubación fue 2 a 6 días y el período de estado de 1 a 4 días. Los principales síntomas fueron diarrea, fiebre, decaimiento, náuseas. El 60% de los pacientes fue asintomático. En otro estudio realizado en un brote de 83 casos de adultos con rotavirus se observó diarrea en 93%, dolor abdominal o malestar en 90%, anorexia en el 83%, náusea en 81%, y más del 50% presentó fatiga, vómitos, cefalea, sensación febril y fiebre moderada. En general, los pacientes con diarrea presentan menos de 10 deposiciones por día. En inmunocomprometidos la infección se puede manifestar con cuadros más severos o incluso diarrea crónica. La infección por rotavirus debe ser considerada dentro del diagnóstico diferencial del paciente adulto con enteritis aguda8. Adenovirus Es un virus DNA y existen al menos 51 serotipos de Adenovirus de los cuales dos se asocian a diarrea aguda; son los llamados Adenovirus entéricos (DNA virus serotipos 40 y 41). Causan aproximadamente 3-10% de las diarreas en población pediátrica. En adultos su impacto es menor. El período de incubación es de 8 a 10 días, mayor que para otros virus. Los síntomas suelen ser leves y autolimitados1. Enterovirus Son un género de virus RNA, que pertenece a la familia Picornaviridae. En el ser humano se han aislado alrededor de 70 serotipos, entre los que destacan Poliovirus, Coxsackie y Echovirus. Exantemas febriles, herpangina, síndrome mano-pie-boca son formas de presentación clínica habitual. Si bien el sitio habitual de replicación es el tracto gastrointestinal, producen una infección subclínica o A continuación se enumeran los agentes virales clásicamente asociados a enteritis agudas haciendo referencia a algunas características especiales de cada uno. Norovirus (Agente Norwalk) Es un virus RNA de la familia de los calicivirus. Es la causa más frecuente de gastroenteritis en todo el mundo y afecta a pacientes de todas las edades. Se estima que sólo este agente en EE.UU. provoca 50.000 hospitalizaciones y 300 muertes por año, las que se concentran en ancianos5,6. Más del 90% de todos los brotes de enteritis no bacteriana reportados al CDC (Centers for Disease Control and Prevention, USA) se debe a Norovirus. Los sitios más frecuentemente afectados son hospitales, casas de reposo y restaurantes por contaminación de alimentos. Se han descrito múltiples vías de transmisión: directa de persona a persona, consumo de agua o comida contaminada, partículas en suspensión de vómito y contacto ambiental con superficies con partículas virales. Es altamente contagioso. La dosis mínima infectante son 10 partículas virales. El período de incubación oscila entre 24 y 48 h, con un período de estado de menos de 3 días. Los síntomas principales son vómitos de inicio agudo, diarrea acuosa y meteorismo, hasta un tercio de los pacientes pueden ser asintomáticos6. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 226-229 227 ENTERITIS VIRALES EN ADULTOS INMUNOCOMPETENTES, AGENTES CLÁSICOS Y EMERGENTES - L. Méndez et al. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo con síntomas leves e inespecíficos, por lo que no se consideran agentes relevantes en enteritis agudas. La principal importancia de estos agentes es que, luego del período de contagio se describe una fase de viremia que puede comprometer gravemente otros órganos, provocando meningitis, encefalitis o miocarditis. Diagnóstico Existen métodos diagnósticos que permiten confirmar la infección viral: Microscopía electrónica: Demuestra la presencia de partículas virales en deposiciones, es útil para estudiar rotavius, norovirus y astrovirus. ELISA/EIA: Consiste en la detección de antígenos en muestras biológicas. Disponible como Test pack para Rotavirus, con la limitante de que sólo permite identificar rotavirus grupo A. Disponible también para adenovirus 40/41. PCR en muestra de deposiciones disponible para norovirus, astrovirus. Serología IgG-IgA (fase de convalecencia) Rotavirus. Dado que la mayoría de los casos en adultos se presentan con síntomas leves, no se justifica realizar un examen confirmatorio de manera rutinaria. Éstos pueden considerarse cuando existe un brote diarreico de etiología desconocida, en pacientes hospitalizados por las medidas de prevención de contagio, en pacientes con cuadro más severo e inmunosuprimidos, permitiendo evitar exámenes complementarios invasivos y uso inapropiado de antibióticos. Prevención y tratamiento Las principales medidas son de prevención y están basadas en el refuerzo de las medidas universales de higiene, como el uso de agua potable y adecuado manejo de restos orgánicos y deposiciones; el lavado de manos, desinfección de superficies con cloro y la correcta preparación y almacenamiento de comidas. Estas medidas, sin embargo, pueden ser inefectivas frente a norovirus, que es resistente al cloro y la refrigeración, persistiendo en el ambiente y cuya carga viral infectante es muy baja. En la actualidad no se dispone de vacunas efectivas y seguras contra estos agentes. El tratamiento consiste en medidas generales tendientes al control de síntomas y prevención de la des- 228 hidratación: antieméticos, antipiréticos y uso juicioso de antidiarreicos en casos especiales. El racecadotrilo ha demostrado ser útil en disminuir el período sintomático en especial en niños. La dosis para adultos es de 100 mg 3 veces al día por 3 a 5 días. El salicilato de bismuto también puede ser empleado en adultos con infección confirmada por rotavirus y sin otra causa de diarrea1,7,8. Una intervención adicional es la adición de Lactobacillus spp que ha demostrado acortar la duración de la diarrea. En pacientes inmunosuprimidos existen reportes aislados que avalan el uso de inmunoglobulina humana administrada por vía oral para controlar infecciones más severas10. Virus emergentes Virus SARS-CoV (Gripe asiática) Este agente provoca compromiso gastrointestinal significativo. En 2004, en el brote de Hong Kong, 38% de los pacientes afectados presentó diarrea en las primeras 3 semanas y algunos como síntoma único9. Si bien la ruta de transmisión principal es por gotitas, se demostró también contagio fecal-oral. El mecanismo fisiopatológico propuesto es una diarrea secretora desencadenada por toxinas y/o proteínas producidas por el virus en replicación activa en los enterocitos. Virus Influenza AH1N1 Este es un nuevo virus de influenza, que no había sido antes identificado como causa de infecciones. Ha generado en el 2009 una pandemia que se ha expandido a 213 países, provocando 17.483 muertes11. El análisis genético del virus determinó que se originó de un virus influenza animal y no está relacionado con los virus de influenza humana estacional H1N1 que han circulado en los últimos 30 años. Chile ha sido uno de los países afectados en 2009, registrando un total de 368.129 casos clínicos ambulatorios compatibles y 150 fallecidos con confirmación etiológica12. Un estudio descriptivo revela que hasta un tercio de los pacientes tuvieron síntomas gastrointestinales, siendo diarrea el más frecuente13. En situaciones particulares como brotes epidémicos o en viajeros provenientes de zonas de alta incidencia se debieran considerar también estos agentes en el diagnóstico diferencial de enteritis aguda. Agradecimientos Dr. Ricardo Rabagliatti y Dr. Arnoldo Riquelme. El Dr. Álvarez es apoyado por el proyecto FONDECYT Nº 1100971. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 226-229 ENTERITIS VIRALES EN ADULTOS INMUNOCOMPETENTES, AGENTES CLÁSICOS Y EMERGENTES - L. Méndez et al. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Resumen Objetivo: Revisar aspectos epidemiológicos y clínicos de las enteritis de etiología viral en pacientes adultos inmunocompetentes. Resumen: La diarrea aguda infecciosa (enteritis) es una patología relevante en todo el mundo y aún es responsable de una alta mortalidad en niños y elevada morbilidad en adultos. En pacientes adultos inmunocompetentes la etiología viral es frecuentemente subestimada aunque la mayoría de las enteritis agudas son causadas por virus. Los agentes virales más frecuentemente identificados son el Norovirus, Rotavirus, Astrovirus, y Adenovirus. Su principal vía de contagio es la ruta fecal-oral y Referencias 1.- Clark B, McKendrick M. A review of viral gastroenteritis. Curr Opin Infect Dis 2004; 17: 461-9. 2.- Kalica AR, Chanock RM. Visualization by immune electron microscopy of a 27-nm particle associated with acute infectious nonbacterial gastroenteritis. J Virol 1972; 10: 1075-81. 3.- Bishop RF, Davidson GP, Holmes IH, Ruck BJ. Virus particles in epithelial cells of duodenal mucosa from children with acute non-bacterial gastrienteritis. Lancet 1973; 8: 1281-3. 4..- Mead PS, Slutsker L, Dietz V, et al. Food related illness and death in the United States. Emerg Infect Dis J 1999; 5: 607-25. 5.- Chatterjee NK, Moore DW, Monroe SS, Glass RI, Cambridge MJ, Kondracki SF, et al. Molecular Epidemiology of Outbreaks of Viral Gastroenteritis in New Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 226-229 6.- 7.- 8.- 9.- el cuadro clínico suele ser en su gran mayoría leve y autolimitado, con manifestaciones clínicas similares e inespecíficas: diarrea acuosa, náuseas, vómitos y dolor abdominal. Adultos mayores y pacientes inmunosuprimidos pueden presentar cuadros más severos y prolongados. El tratamiento es fundamentalmente sintomático. La prevención se basa en tomar medidas sanitarias y limitar el contagio de persona a persona. Virus respiratorios emergentes como SARS e Influenza A-H1N1, con frecuencia comprometen el tracto gastrointestinal y en períodos de epidemia deben ser considerados en el diagnóstico diferencial de enteritis aguda. Palabras clave: Enteritis virales en adultos. York State, 1998-1999. CID 2004; 38 (Suppl 3): S303-10. Fankhauser R, Noel J, Monroe S, Ando T, Glass R. Molecular epidemiology of “Norwalk-like viruses” in outbreaks of gastroenteritis in the United States. J Infect Dis 1998; 178 (6): 1571-8. Midthun K, Greenberg HB, Kurtz JB, Gary GW, Lin FY, Kapikian AZ. Characterization and seroepidemiology of a type 5 astrovirus associated with an outbreak of gastroenteritis in Marin County, California. J Clin Microbiol 1993; 31 (4): 955-62. Anderson E, Weber S. Rotavirus infection in adults. Lancet Infect Dis 2004; 4: 91-9. Gastroenteritis. Lancet 1973; 2: 1281-3. World Health Organisation. Cumulative number of reported probable cases of SARS. http://www.who.int/csr/sars/ country/. Reports of the numbers of 10.- 11.- 12.- 13.- patients infected during the SARS outbreak to 21 April 2004. Kanfer EJ, Abrahamson G, Taylor J, Coleman JC, Samson DM. Severe rotavirus-associated diarrhoea following bone marrow transplantation: treatment with oral immunoglobulin. Bone Marrow Transplant1994; 14: 651-2. World Health Organisation. Pandemic (H1N1) 2009 - update 94. http://www. who.int/csr/disease/swineflu/en/index. html. Ministerio de Salud de Chile. Influenza Pandémica (H1N1) 2009. Reporte de situación 2009. 26 de Enero de 2010. http://www.redsalud.gov.cl/portal/url/ page/minsalcl/g_varios/influenza.html Riquelme A, Álvarez-Lobos M, Pavez C, Hasbún P, Dabanch J, Cofré C, et al. Gastrointestinal manifestations among chilean patients infected with novel influenza A (H1N1) 2009 virus. Gut 2009; 58: 1567-8. 229 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 230-233 Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Infecciones gastrointestinales y VIH Mario Calvo A. Médico Internista. Subespecialista en Enfermedades Infecciosas del Adulto Profesor Asociado. Instituto de Medicina. Universidad Austral de Chile. Valdivia, Chile. Médico Jefe Unidad de Cuidados Intensivos Clínica Alemana de Valdivia. Residente Unidad de Cuidados Intensivos Hospital Base Valdivia. Recibido y Aceptado: 23 de abril de 2010 Correspondencia a: Mario Andrés Calvo Arellano. Fernando de Aragón 161. Valdivia. CHILE. Fono: 56-63-214772/ Fax: 56-63-246299 E-mail: [email protected] Gastrointestinal infections and HIV Gastrointestinal tract plays an important role in Human Immunodeficiency Virus (HIV) infection, both for its participation in the pathogenesis of the disease as for being affected by different infections at late stages of disease (under 200 CD4/μl). In oropharinx and esophagus, candidiasis is the most common infection. If it is discarded or does not improve with appropriate treatment, endoscopic study and biopsy is the most adequate approach to guide the treatment. In the stomach, infections are not so important and frequently found during endoscopic studies. Small and large bowel can be the target of different focal infections, but diarrhea will be the most common clinical picture. Diarrhea must be assessed with stool leukocyte examination, stool cultures for enteric bacterial pathogens, examination for ova and parasites. Assay for Clostridium difficile toxin is recommended and, in patients under 50 CD4/μl, modified acid-fast stain and special trichrome staining may be useful. In patients with persistent symptoms and negative non-invasive study, endoscopic and hystologic studies must be performed, if not any cause is identified; HIV-associated enteropathy has to be considered. Some etiologies have specific therapy, but antiretroviral therapy is the most effective treatment in most cases. Nonetheless, gastrointestinal side effects of antiretroviral therapy are now part of differential diagnosis of intestinal infections. Key words: Acquired Immunodeficiency Syndrome, AIDS-Related opportunistic infections, HIV enteropathy, intestinal diseases, parasitic diseases. Las infecciones gastrointestinales han sido una patología frecuente desde los inicios de la infección por virus de inmunodeficiencia humana (VIH). No obstante, desde el inicio de la terapia antirretroviral su frecuencia ha disminuido en forma importante, haciendo necesario diferenciarlas de otras manifestaciones gastrointestinales no infecciosas más frecuentes en esta población, así como de síntomas generados por los fármacos componentes de las terapias. A nivel orofaríngeo y esofágico, los síntomas son habitualmente odinofagia y disfagia. El agente más frecuente implicado es la candidiasis, diagnosticándose muchas veces a la inspección bucal. El estudio endoscópico ante la presencia de disfagia, no es generalmente necesario pudiéndose realizar tratamiento empírico con fluconazol 200 mg al día. En caso que el paciente no responda al tratamiento, la conducta más recomendable es la realización de endoscopia digestiva alta y biopsia, con lo cual se puede identificar una causa tratable en alrededor del 78% de los casos. Otras causas infecciosas importantes son Citomegalovirus (CMV) y Herpes simplex que habitualmente se manifiestan por úlceras esofágicas. Se han descritos micobacterias también, pero con menos frecuencia. Las úlceras aftosas son frecuentes en etapas avanzadas de la infección por VIH y constituyen un diagnóstico 230 diferencial de estas infecciones. El sarcoma de Kaposi (SK) se puede presentar a nivel esofágico, generalmente asociado a su presencia en otras localizaciones. Sobre 350 CD4/μl es recomendable sospechar causas no infecciosas destacando el linfoma o cáncer esofágico. La candidiasis orofaríngea puede ser tratada con nistatina 500.000 unidades en solución cada 6 horas. No obstante, la comparación con fluconazol ha demostrado mayor efectividad de este último agente, el cual es similar en efectividad a itraconazol. El tratamiento de la candidiasis esofágica se puede realizar por una semana de tratamiento con fluconazol 100 a 200 mg al día. Dada su recurrencia se recomienda dejar unas semanas de profilaxis con fluconazol 150 mg a la semana. Si bien, la profilaxis crónica es una estrategia más efectiva, tiene el riesgo de desarrollar resistencia. En caso de falla de tratamiento se puede intentar tratamiento con otros azoles como voriconazol, posaconazol o itraconazol. También se han mostrado efectivos la anfotericina-B o las equinocandinas. La infección por Citomegalovirus puede ser tratada exitosamente con ganciclovir. Los agentes de elección para el Herpes simplex son valaciclovir o aciclovir. El estómago no es un blanco común de las infec- INFECCIONES GASTROINTESTINALES Y VIH - M. Calvo A. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo ciones asociadas a VIH. Entre las infecciones comunes está la presencia de lesiones por CMV, y también se pueden encontrar lesiones de SK (producido por herpes virus tipo 8), habitualmente asociado a compromiso cutáneo. La infección por Helicobacter pylori no difiere mayormente de la situación de la población general. En el tratamiento de las afecciones del tracto digestivo superior, debe considerarse que el uso de inhibidores de la bomba de protones puede dificultar la absorción de algunos medicamentos (por ejemplo: atazanavir), debiéndose revisar estas interacciones. A nivel intestinal, las manifestaciones clínicas de las infecciones son variadas y en general inespecíficas, cursando con meteorismo, dolor abdominal y diarrea, pudiendo posteriomente conducir a síndrome de mala absorción y pérdida de peso. La frecuencia de enterocolitis infecciosa ha disminuido con la mayor cobertura de terapia antirretroviral. Los agentes más frecuentes asociados a este cuadro son bacterianos como la Salmonella spp, que tiende a producir infecciones recurrentes, o la Shigella spp que tiene una mayor frecuencia en población homosexual. También están descritos Campylobacter jejuni y E. coli. La infección por Clostridium difficile debe considerarse, ya que es una población más expuesta a recibir antibióticos. El estudio de la diarrea crónica en el paciente con infección por VIH constituye un desafío diagnóstico. Es importante evaluar en la anamnesis el cuadro clínico, la ingesta de medicamentos, viajes, exposición a agentes infecciosos, las fuentes de agua y la historia de contacto sexual. La evaluación incluye la toma de leucocitos fecales, coprocultivo tanto para enteropatógenos habituales, como la búsqueda de Campylobacter, y enviar muestras para estudio de parasitosis intestinal. Se debe considerar la realización de test de toxina de Clostridium difficile, idealmente 2 muestras separadas, y también de tinción en deposiciones de tinción ácido-alcohol resistente modificada (Ziehl Neelsen modificado) en 3 ocasiones para la búsqueda de criptosporidiosis, ciclosporidiosis e isosporosis. Si estos estudios son negativos se puede realizar en pacientes con recuentos de CD4 bajo 100/μl tinción tricrómica en deposiciones, para el diagnóstico de microsporidia, la cual es de acceso bastante limitado en nuestro medio. Si este estudio no invasivo no es fructífero, la colonoscopia y la toma de biopsias es útil, especialmente en pacientes con menos de 100 linfocitos CD4/ μl, La biopsia es muy sensible para la confirmación de infección por Citomegalovirus, detectándose la presencia de inclusiones virales. En los pacientes con manifestaciones clínicas de intestino delgado, puede ser de utilidad la realización de una endoscopia digestiva alta y biopsia duodenal con la intención de buscar presencia de Cryptosporidium spp y micobacGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 230-233 terias, para estas últimas es adecuado enviar, además, un cultivo de Koch y debe estar disponible muestras de tejido para realización de Reacción de Polimerasa en Cadena (PCR). La microscopía electrónica puede mejorar la detección de Cryptosporidium spp. Los enteropatógenos bacterianos pueden ser tratados habitualmente con fluoroquinolonas, aunque en Campylobacter jejuni, los macrólidos son agentes de elección. Respecto de los parásitos, la giardiasis es sensible a metronidazol, este agente igualmente puede ser utilizado para el tratamiento de Blastocystis hominis. La isosporosis y la ciclosporosis son tratadas habitualmente con Sulfametoxazol- trimetoprim. Sin embargo, la criptosporidiosis es la que constituye el mayor desafío terapéutico, habiendo escasa evidencia que apoye esquemas adecuados para su tratamiento. Entre los posibles agentes de utilidad se encuentra la azitromicina y la nitaxozanida; esta última no disponible en nuestro país. En el caso de los virus, el caso más severo es cuadro causado por Citomegalovirus, el cual puede ser tratado con ganciclovir. No obstante, la mejoría más importante está asociada al inicio de la terapia antirretroviral, permitiendo la erradicación del agente en varias patologías como en la isosporosis y en la criptosporidiosis. En la mayoría de las ocasiones, el sólo inicio de la terapia antirretroviral, con o sin el uso de agentes específicos, es el que logra el control del cuadro clínico. A pesar de los esfuerzos para determinar la etiología del cuadro diarreico, en 20 a 50% de los pacientes la evaluación es negativa. En estos casos la causa se considera que corresponde a una enteropatía asociada a VIH, que es un cuadro cuya etiopatogenia no está claramente esclarecida y tendría relación con la depleción de CD4 a nivel intestinal. En estos casos el inicio de la terapia antirretroviral es muy eficaz en el control del cuadro clínico. La proctitis no es una manifestación infrecuente en la población con infección por VIH y está asociada a la adquisición de infecciones de transmisión sexual como infección por Herpes simplex, Chlamidia trachomatis, sífilis y gonorrea. Cuando hay úlceras, también debe considerarse el citomegalovirus que habitualmente está asociado a úlceras colónicas. El tratamiento de estas infecciones se realiza con antimicrobianos, y en caso del Herpes simplex con valaciclovir o aciclovir. A nivel anal destaca la infección crónica por virus papiloma humano (VPH). El VPH habitualmente produce la aparición de condilomas anales, especialmente en la población homosexual masculina. Se sabe que esta población, además tiene un riesgo mucho mayor de cáncer anal, considerándose la presencia del VPH importante en la patogenia de éste. Por estas razones, 231 INFECCIONES GASTROINTESTINALES Y VIH - M. Calvo A. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Tabla 1. Métodos diagnósticos y tratamiento de infecciones gastrointestinales más frecuentes en pacientes con infección por VIH Condición Diagnóstico Tratamiento Candidiasis - Clínico - Biopsia si no hay respuesta a terapia - Fluconazol 150 mg/día por 7 a 14 días - Itraconazol 200 mg/día por 7 a 14 días 2ª línea (14 a 21 días) - Voriconazol 200 mg c/12 h - Caspofungina 70 mg/día e.v. el 1er día, luego 50 mg/día ev - Anfotericina B 0,6 mg/Kg/día e.v. Isosporosis - Microscopía de heces, tinción de Ziehl-Neelsen modificado, Auramina rodamina - Tomar varias muestras - Sulfametoxazol-trimetoprim (800/160) 1 c/12 h por 7 días - Pirimetamina 75 mg/día por 14 días + ácido polínico Cryptosporidiosis Usar técnicas de concentración de heces. - Ziehl-Neelsen modificado (si está disponible) - Tinción fluorescente con anticuerpos monoclonales - Nitazoxanida 15 mg/kg/día v.o. por 7 días; o 500 mg c/12, 1g c/12 h por 2 semanas - Controversial: Azitromicina 900 mg/día vo Microsporidiosis - Tinción tricrómica en heces - Albendazol 400 mg/día v.o. Herpes simplex - Clínico - Tinción de Tzanck (60% sensibilidad) - Inmunofluorescencia en tejido - PCR de tejido - Aciclovir 400 mg c/8 h v.o. por 7 a 10 días - Valaciclovir 1 g c/12 h v.o. por 7 a 10 días Herpes Zoster - Tinción de Tzanck - Inmunofluorescencia frotis vesículas - Reacción en cadena polimerasa - Aciclovir 800 mg por 5 veces día - Valaciclovir 1g c/8 h v.o. Citomegalovirus - Clínica + Biopsia - Ganciclovir 5 mg c/12 h por 3-4 semanas. Se deja profilaxis después de recaída Mycobacterium avium complex - Biopsia con histiocitos distendidos, BAAR generalmente presentes - Hemocultivos (enfermedad diseminada S 90%) Claritromicina 500 mg c/12 h v.o. + Etambutol 15 mg/kg/día v.o. ± Rifampicina o rifabutina (discutible agregar 3ª droga) Mycobacterium tuberculosis - Biopsia. Habitualmente escasos BAAR y no alcanzan a desarrollar granulomas bien formados - PCR de tejido - Isoniacida, rifampicina y pirazinamida en fase diaria, luego isoniazida y rifampicina Ciclosporosis - Ziehl-Neelsen - Microscopía electrónica de aspirado yeyunal o biopsia - Sulfametoxazol-trimetoprim (800/160) 1 c/12 h por 7-10 días en la población VIH con lesiones anales por VPH, se ha recomendado la realización de citología anal y también del uso del equipo de colposcopia en la exploración anal, no obstante, no se ha demostrado en estudios que esta intervención sea realmente ventajosa. Los condilomas anales se tratan habitualmente con tocaciones de podofilina o con imiquimob tópico. En el caso de lesiones de mayor tamaño es frecuente la resección quirúrgica de éstos. No obstante, en pacientes con enfermedad avanzada la terapia más efectiva a largo plazo, es el inicio de la terapia antirretroviral. La epidemiología de las infecciones intestinales cambió drásticamente con el inicio de la terapia 232 antirretroviral, con esto fue rápidamente evidente una disminución muy importante de la frecuencia y severidad de estos cuadros. En Chile, desde el año 2003 la cobertura de terapia antirretroviral alcanza a todos los pacientes con indicación de terapia antirretroviral, por lo que casi todos los datos obtenidos de la literatura extranjera son reproducibles a nuestro medio. No obstante, se ha hecho evidente la aparición de síntomas gastrointestinales por reacciones adversas a terapia como lo son el dolor abdominal epigástrico y la diarrea que frecuentemente, aumentan la dificultad en la evaluación del enfermo, ya que a diferencia de otras terapias, el riesgo de resistencia en el VIH, no hace recomendable la suspensión individual de los Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 230-233 INFECCIONES GASTROINTESTINALES Y VIH - M. Calvo A. Segundo Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo fármacos que conforman la terapia antirretroviral. Asimismo, la mayor sobrevida de los pacientes y la asociación de ciertos tumores al VIH, hace más importante el estar atento al posible aumento del cáncer de colon o los cuadros de linfoma en esta población dentro de los años siguientes. Resumen El sistema gastrointestinal debe ser considerado parte de la infección por virus de inmunodeficiencia humana (VIH), tanto por su rol en la patogénesis de la enfermedad como por ser blanco de infecciones en etapas avanzadas de la enfermedad (bajo 200 linfocitos CD4/μl). A nivel orofaríngeo y esofágico la infección predominante es candidiasis, en caso de descartarse o no responder a tratamiento, el estudio con endoscopía digestiva alta y biopsia será lo más atingente para guiar el tratamiento. A nivel gástrico, las manifestaciones infecciosas son más infrecuentes y habitualmente encontradas durante el estudio endoscópico. El intestino delgado y grueso pueden sufrir Referencias 1.- Mandell, Douglas, Bennet. Principles and Practice of Infectious Diseases. 7a edición, expertconsult.com (online). 2.- Nwachukwu CE, Okebe JU. Antimotility agents for chronic diarrhoea in people with HIV/AIDS. Cochrane Database Syst Rev 2008; 8 (4). 3.- Pienaar ED, Young T, Holmes H. Interventions for the prevention and management of oropharyngeal candidiasis asso- Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 230-233 lesiones focales asociadas a distintas infecciones, pero la manifestación más habitual será diarrea, ésta debe ser objeto de estudio etiológico no invasivo con cultivos para enteropatógenos, leucocitos fecales y coproparasitológico. Es recomendable también el estudio con toxina de Clostridium difficile, y en pacientes muy avanzadas (bajo 50 CD4 por μl), realizar tinción ácido alcohol resistente modificada en deposiciones y estudio de Microsporidia con tinción tricrómica. Si los síntomas persisten y el estudio es negativo, se debe realizar colonoscopía y biopsia. Si no se encuentra causa, debe considerarse la posibilidad de una enteropatía asociada a VIH. Varios agentes etiológicos descritos en distintos segmentos tienen tratamiento específico, pero la terapia antirretroviral es lo que logra erradicar el cuadro en la mayoría de los casos. No obstante, las reacciones adversas digestivas asociadas a terapia antirretroviral constituyen un diagnóstico diferencial de las infecciones gastrointestinales. Palabras clave: Síndrome de inmunodeficiencia adquirida, infecciones oportunistas relacionadas a SIDA, enteropatía por VIH, enfermedades parasitarias. ciated with HIV infection in adults and children. Cochrane Database Syst Rev 2006; 3: CD003940. 4.- Gallant JE. Medical Management of HIV infection. Johns Hopkins, http://www. hopkins-hivguide.org/index.html. 5.- Abubakar I, Aliyu SH, Arumugam C, Hunter PR, Usman NK. Prevention and treatment of cryptosporidiosis in immunocompromised patients. Cochrane Database Syst Rev 2007; (1) 6.- New York State Department of Health AIDS Institute. HUMAN papillomavirus (HPV). www.hivguidelines.org 7.- Cello P, Day L. Idiopathic AIDS enteropathy and treatment of gastrointestinal opportunistic pathogens. Gastroenterology 2009; 136: 1952-65. 8.- Werneck-Silva AL, Prado IB. Role of upper endoscopy in diagnosing opportunistic infections in human immunodeficiency virus-infected patients. World J Gastroenterol 2009; 15: 1050-6. 233 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 234-236 Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Translocación bacteriana e infecciones en un modelo experimental de cirrosis en la rata Bruce A. Runyon MD. Professor of Medicine, Hepatology Section University of Loma Linda, Los Angeles, California, USA. Recibido y Aceptado: 22 de abril de 2010 Correspondencia a: Bruce A Runyon MD E-mail: [email protected] Bacterial translocation and infections in an experimental model of cirrhosis in the rat Running title: Rodent model of cirrhosis. Key words: Rodent model of cirrhosis, ascites, spontaneous bacterial peritonitis, bacterial translocation. Background Some questions regarding pathogenesis, prevention and treatment of spontaneous bacterial peritonitis (SBP) cannot ethically be answered in patients. For example, does prevention of SBP improve survival. Most investigators are convinced that selective intestinal decontamination (SID) prevents SBP and other bacterial infections in patients with cirrhosis and could not, in good conscience, withhold SID in patients at high risk for SBP. However, this question can be answered in rats. Rodent Model of Cirrhosis This author attempted to develop a mouse model of SBP in 1984, but this model did not involve cirrhosis. The presence of cirrhosis was viewed as a crucial component of the model. There were no mouse models of cirrhosis that were acceptable. The bile duct ligation model did not develop the type of cirrhosis that the author was interested in. In 1988 at an American Association for the Study of Liver Diseases (AASLD) meeting, the author was talking with Dan Shafer of the University of Nebraska. Dr Shafer told the author that an Infectious Diseases Ph. D., Marnie Mellencamp, at Nebraska was studying pneumonia in rats with cirrhosis and that some of the rats died of peritonitis before they could be given pneumonia1. The author took a “two-day sabbatical” in Nebraska to learn this model. Male Sprague-Dawley rats were treated with weekly oral carbon tetrachloride after their cytochromes were activated with phenobarbital. A visiting scholar from Japan, Shigeo Sugano, was available to induce cirrhosis in rats at the University of Southern California (USC), where the author was at the time. A hepatopathologist at USC, Gary Kanel, 234 was available to perform histologic analysis. Amazingly cirrhosis could be induced in as little as eight weeks with ascites in as little as nine weeks. Autopsy confirmed cirrhosis. Paracenteses were performed. This model duplicated the human condition very closely. Of the rats that survived the initial carbon tetrachloride exposure, 93% developed cirrhosis and ascites2. Rats developed confusion consistent with hepatic encephalopathy, staggering around their cages, with progression to coma in some. Most importantly they developed SBP (55%), as confirmed by paracentesis. E. coli was the predominant organism. Mortality was high in the absence of treatment. Translocation There was a report by a “normal” 36 year-old German surgeon who swallowed 80 grams of Candida albicans and developed fungemia, rigors and funguria3. Some burning questions regarding SBP that were in the author’s mind are detailed in Table 1. This model could perhaps answer many of these questions. The author read about the concept of translocationdefined as culture-positivity of mesenteric lymph nodes (MLN) for organisms that should not be there. MLNs are usually sterile4. When culture-positive, it is assumed that the nearby gut is the source, in particular the colon, which has the highest colony count; this has subsequently been proven. The German surgeon probably had an enormous gut colony count of the fungus, which then overwhelmed normal host defense mechanisms, leading to translocation and dissemination of the fungus widely throughout his body. This is frightening actually that a normal healthy person could get fungemia from a large oral dose of an organsim! The Ph. D. who described translocation is Rod TRANSLOCACIÓN BACTERIANA E INFECCIONES EN UN MODELO EXPERIMENTAL DE CIRROSIS EN LA RATA - B. A. Runyon Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Berg of Louisiana State University in Shreveport4. Another interesting phenomenon about translocation is that gram-negative bacteria translocation most easily followed by gram-positive bacteria with anaerobic bacteria being least likely to translocate4. MLNs have a relatively high oxygen concentration that prevents anaerobes from surviving. The author took another “two-day sabbatical” to Shreveport in 1990 to learn about translocation. This was very productive. On return from Shreveport the author began culturing MLNs in his rat model of cirrhosis2.They were regularly culture-positive for the same organism that caused SBP in that very rat (Table 2). The author introduced the world of Hepatology to the concept of translocation in 19915. Mauro Borzio of Milan, Italy was on sabbatical with the author at the time and assisted with this endeavor. Carlos Guarner of Barcelona followed Mauro on sabbatical6. Carlos helped document intestinal bacterial overgrowth in rats as cirrhosis developed7. Finally, the mystery of SBP had largely been solved, at least in rats. The pathogenesis of this infection in humans is probably similar. Bacterial overgrowth of a common colonic organism, such as E. coli, develops as cirrhosis progresses. This organism translocates to MLNs and on to mesenteric lymphatics, blood and ascitic fluid6,7. Occasionally the ascitic fluid becomes culture-positive and then the colonization is resolved by host defense mechanisms. There is a common battle between the virulence of the organism and the defenses of the rat/patient. Unfortunately as cirrhosis progresses and host defenses are weakened, this colonization regularly progresses to SBP and leads to the death of the rat-or the patient8. Preventing SBP & Prolonging Survival in Rats with Cirrhosis & Ascites Now that most of the questions regarding pathogenesis had been answered, the author moved on to prevention of SBP and the impact of prevention on survival in rats with cirrhosis. SID had been shown to prevent SBP and other bacterial infections in patients with cirrhosis9. Drs Borzio and Guarner helped give norfloxacin to rats with cirrhosis daily until death or sacrifice6. Controls received no antibiotic. norfloxacin reduced SBP from 70% to 28% (p = 0.012). Although norfloxacin reduced SBP significantly, it induced overgrowth with gram-positive bacteria and did not improve survival of rats with cirrhosis6. It essentially eradicated gram-negatives for a while, such that cultured rat stool on a gram-negative selective agar plate was sterile! Nature abhors a vacuum and usually rapidly fills that vacuum with something. The author Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 234-236 Table 1. Burning questions regarding pathogenesis of spontaneous bacterial peritonitis (SBP) Where do the bacteria that cause SBP originate? Why is the usual organism typical gut flora? Is the gut the source? Why is there usually just one organism? Why are anaerobes rare if the gut is the source? Why is gross fibrinous peritonitis not found at autopsy in rats with cirrhosis, ascites and SBP? Table 2. Results in a rat model of cirrhosis Translocation (Culture Positive Mesenteric Lymph Nodes) Cirrhosis 21/28 (75%)* P < 0.001 Controls without carbon tetrachloride 1/15 (7%) Not significantly different Rats given Carbon tetrachloride but without cirrhosis 0/23 (0%) *p < 0.001 compared to carbon tetrachloride controls. had never heard of Xanthomonas maltophilia until he started giving rats norfloxacin; 36% of these rats cultured this unusual organism from their stool compared to 0 of untreated rats6. This organism is found in humans who have received many antibiotics, such as patients with leukemia in a bone marrow transplant unit. Also ~90% of gram-negative bacteria, when they colonized the colon of the treated rats, were norfloxacin-resistant6. Trimethoprim-sulfamethoxazole (TMP-SMZ) was then given to rats with cirrhosis10. The dose was increased in a dose-finding fashion to reduce the colony counts of gram-negatives without eradicating them. TMP-SMZ reduced translocation from 79% to 18% (p < 0.01). This combination drug also delayed development of ascites (p < 0.05) and actually improved survival (p < 0.05)10. Summary In summary the carbon tetrachloride/phenobarbital of cirrhosis in rats mimics human cirrhosis very closely, with development of ascites and SBP. This model shows us that bacterial overgrowth occurs as cirrhosis 235 TRANSLOCACIÓN BACTERIANA E INFECCIONES EN UN MODELO EXPERIMENTAL DE CIRROSIS EN LA RATA - B. A. Runyon Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas progresses and that bacterial translocation from the gut to extra-intestinal sites is part of the early pathogenesis of SBP. SID with norfloxacin dramatically reduced translocation and SBP at the expense of gram- References 1.- Mellencamp MA, Preheim LC. Pneumococcal pneumonia in a rat model of cirrhosis: effects of cirrhosis on pulmonary defense mechanisms against Streptococcus pneumoniae. Journal of Infectious Diseases 1991; 163: 102-8. 2.- Runyon BA, Sugano S, Kanel G, Mellencamp MA. A rodent model of cirrhosis, ascites, and bacterial peritonitis. Gastroenterology 1991; 100: 489-93. 3.- Krause W, Matheis H, Wulf K. Fungaemia and funguria after oral administration of Candida albicans. Lancet 1969; i: 598-9. 4.- Berg RD. Bacterial translocation from the 236 positive overgrowth and infection with gram-positives and colonization with strange gram-negatives. SID with TMP-SMZ actually delayed development of ascites and prolonged survival. gastrointestinal tract. J Medicine 1992; 23: 217-44. 5.- Runyon BA, Squier SU. Translocation of gut bacteria of cirrhotic rats to mesenteric lymph nodes may partially explain the pathogenesis of spontaneous bacterial peritonitis. Hepatology 1991; 14: 91A. 6.- Runyon BA, Borzio M, Young S, Squier SU, Guarner C, Runyon MA. Effect of selective intestinal decontamination with norfloxacin on spontaneous bacterial peritonitis, and survival in an animal model of cirrhosis. Hepatology 1995; 21: 1719-24. 7.- Guarner C, Runyon BA, Young S, Heck M, Sheikh MY. Intestinal bacterial overgrowth and bacterial translocation in an experimental model of cirrhosis in rats. J Hepatol 1997; 26: 1372-8. 8.- Runyon BA. Early events in spontaneous bacterial peritonitis. Gut 2004; 63: 782-4. 9.- Rimola A, Bory F, Teres J, Pérez-Ayuso RM, Arroyo V, Rodes J. Oral, nonabsorbable antibiotics prevent infection in cirrhotics with gastrointestinal hemorrhage. Hepatology 1985; 5: 463-7. 10.- Guarner C, Runyon BA, Heck M, Young S, Sheikh MY. Effect of longterm trimethoprim/sulfamethoxazole prophylaxis on ascites formation, bacterial translocation, spontaneous bacterial peritonitis and survival in cirrhotic rats. Dig Dis Sci 1999; 44: 1957-62. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 234-236 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 237-244 Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Actualización en manejo de la Hepatitis B Rodrigo Zapata L. Update on Hepatitis B management Hepatitis B virus (HBV) infection constitutes a serious health problem, with approximately one-fourth of the world population having serological evidence of past or present infection by HBV and 350 million people being chronically infected. HBV infection is associated to 500,000 deaths per year caused by hepatitis, cirrhosis, and hepatocellular carcinoma. Chile is considered a country with a low prevalence of HVB infection (< 1%) where most cases are acquired in adulthood, as opposed to countries in Asia and Africa, where chronic HBV infection is very common (5-18%) and where this disease is usually acquired perinatally or during childhood. The natural history of HBV chronic infection is variable, ranging from an inactive HBsAg carrier state to a more or less progressive chronic hepatitis, potentially evolving to cirrhosis and hepatocarcinoma. Effective vaccination programs against HBV infection will decrease the incidence of new HVB infections and the burden of disease in the next few decades. Patients with chronic HVB infection need to be correctly evaluated to decide whether or not they will require antiviral therapy. Adult patients with chronic HVB infection with a viral load of > 104 copies/ml (> 2,000 IU/mL), with abnormal ALT levels and evidence of necroinflammatory activity on liver biopsy are candidates for antiviral treatment. Seven drugs are currently available for the treatment of chronic hepatitis B (CHB): conventional interferon-α, lamivudine, adefovir dipivoxil, pegylated interferon α-2a and 2b, entecavir, telbivudine and tenofovir. Currently available oral nucleotide analogues are very potent and can induce high rates of virological response, with a high genetic barrier to resistance in the majority of patients (entecavir and tenofovir). Key words: Hepatitis B infection, chronic hepatitis B, antiviral therapy. Introducción La primera descripción del antígeno de superficie del virus de hepatitis B (VHB), llamado originalmente Antígeno Australiano, fue realizada por Blumberg y cols, en el año 19651. Este descubrimiento significó la posibilidad de tener un marcador fidedigno de infección por este virus. Desde ese momento, se inicia una era marcada por extensas investigaciones virológicas, epidemiológicas y de historia natural de la hepatitis crónica por VHB, para poder contar en la actualidad con medicamentos antivirales altamente efectivos. El VHB es un virus DNA de 42 nm (familia Hepadnaviridae) con un genoma constituido por 3.200 nucleótidos. Es hepatotrópico y su único huésped es el hombre. Está compuesto por una partícula de doble cápsula, una envoltura externa constituida por el antígeno de superficie (HBsAg) y una nucleocápside interna (HBcore), que encapsula al DNA, y que está compuesta a su vez por un antígeno nuclear (HBcoreAg) y el antígeno e soluble (HBeAg)2. Existen 8 genotipos del VHB, los cuales tienen una distribución geográfica diferente (el genotipo Universidad de Chile. Hospital del Salvador. Universidad del Desarrollo. Clínica Alemana. Santiago, Chile. Recibido: 08 de abril de 2010 Aceptado: 15 de abril de 2010 Correspondencia a: Rodrigo Zapata L. Profesor Asociado de Medicina. Gastroenterología y Hepatología Facultad de Medicina Oriente, Universidad de Chile. Hospital del Salvador. Clínica Alemana, Universidad del Desarrollo. E-mail: [email protected] A más frecuente en el Norte y Centro de África y EE.UU.; genotipo B y C en el Sudeste Asiático y Japón; el genotipo D en el Sur de Europa, Medio Oriente y la India; el E en África Central y el F y H más frecuente en la población indígena de América y en Chile)3-7. En Chile, alrededor del 70-80% de los pacientes con hepatitis B crónica tienen un genotipo autóctono F8. El genotipo viral se asocia a una diferente historia natural (los pacientes infectados con los genotipos C y D se asocian a una evolución más agresiva). Además, se ha observado una diferente respuesta antiviral (los genotipos A y B tendrían una mejor respuesta antiviral frente al uso de interferón que los pacientes con genotipos C y D). El VHB puede ser de transmisión vertical (de madre a hijo; más relevante en países de alta prevalencia, pues se asocia a altas tasas de portación y hepatitis crónica), y por vía horizontal (mediante inoculación con agujas, trasfusiones o vía sexual; siendo menos efectiva en generar portación crónica, pues tiende a ocurrir en población joven y adulta y, por ende, más “inmunocompetente” que los recién nacidos o niños)9. 237 ACTUALIZACIÓN EN MANEJO DE LA HEPATITIS B - R. Zapata L. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Epidemiología La infección por VHB es una de las infecciones de más alta prevalencia en el mundo. Alrededor de 1 de cada 4 personas en el mundo (2 billones de personas), tiene evidencia serológica de infección pasada o presente por el VHB, y existen alrededor de 350 millones de personas con una infección activa crónica por VHB, de los cuales el 25% de ellos fallecerá por complicaciones de cirrosis o hepatocarcinoma (HCC). De esta forma, cada año fallecen en el mundo alrededor de 500.00 personas a consecuencia de complicaciones de la infección por VHB y otras 40.000 personas por una hepatitis fulminante por VHB. La infección por VHB se asocia a un riesgo relativo de HCC de al menos 12-30 veces mayor que el de la población general10,11. Se han definido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) áreas geográficas de alta prevalencia de infección por el VHB, como el Sudeste Asiático y áreas del África Subsahariana donde entre 8-20% de dicha población presenta infección crónica por el VHB y el mecanismo de transmisión viral es predominantemente perinatal (vertical). Por otro lado, se describen áreas de baja prevalencia como Europa Occidental, EE.UU., Canadá, Australia, Nueva Zelandia y algunos países de Sudamérica (como Chile y Argentina), donde la prevalencia de portación del HBsAg es de sólo 0,1-2% de la población y el mecanismo de transmisión habitual es la vía percutánea y sexual11-13. En países como EE.UU., los factores de riesgo estudiados que se asocian a la hepatitis aguda por VHB incluyen la vía heterosexual (40%), el uso de drogas endovenosas (15%), la actividad homosexual (9%), los contactos hospitalarios y de la casa (3%) y hasta 31% de los casos no presentan un evidente factor de riesgo o éste es ocultado (CDC 1992-1993). Sin embargo, en los últimos años, los mecanismos de transmisión han cambiado. La incidencia de hepatitis aguda por VHB ha disminuido en las últimas 3 a 4 décadas, especialmente en aquellos países donde se han introducido programas de detección del HBsAg en embarazos, una mayor educación sexual y uso de métodos de barrera, uso de agujas estériles, estudio obligatorio del VHB en bancos de sangre, y por la introducción de la vacuna en niños y adolescentes. Chile es un país con baja tasa de prevalencia de hepatitis crónica por VHB en comparación con otros países latinoamericanos. La Encuesta Nacional de Salud del año 2003 no encontró ningún caso de hepatitis B en 3.619 adultos sanos estudiados en población general y estimó que con un intervalo de confianza de 95% esta tasa podría llegar como máximo a un 0,3% de la población. Asimismo, una encuesta nacional de bancos de sangre en Chile (1998) demostró que la prevalencia de VHB era entre 0,05-0,07% de los 238 donantes de Banco de Sangre6. Más recientemente, un estudio en el área Oriente de Santiago realizado entre los años 2001-2007 con 106.104 donantes de sangre efectivos, demostró sólo 31 casos de HBsAg positivo (es decir, una tasa de 0,028% de portadores de VHB)14. Respecto a poblaciones de mayor riesgo: en pacientes con insuficiencia renal en diálisis, alrededor del 9% tienen VHB6; en un estudio de 489 prostitutas en Chile, cerca del 2% tenía VHB15; en un estudio en 281 niños oncológicos y trasplantados de médula ósea, un 1,8% tiene VHB16; en un estudio multicéntrico etiológico de 3.153 cirróticos en Chile, sólo 1,4% tenía VHB17; y en un estudio multicéntrico de 417 pacientes chilenos trasplantados de hígado, sólo en 4 de ellos (0,9%) la causa había sido consecuencia del VHB18. En nuestro país, la pesquisa obligatoria del HBsAg se inició el año 1982 en todos los bancos de sangre en Chile, la vacunación del personal de salud se inició el año 1990 y desde abril de 2005 se incluyó la vacuna anti-hepatitis B dentro del programa nacional de inmunizaciones con 3 dosis (2, 4, 6 meses de edad), con lo cual en las próximas décadas sin duda la tasa de hepatitis B disminuirá aún más6. En los últimos años se notifican en Chile, entre 200 y 300 casos anuales de hepatitis aguda por VHB, sin embargo, estas cifras se asocian a una subnotificación del problema. Aspectos clínicos Las manifestaciones clínicas de la infección por VHB (caracterizadas por la presencia de ictericia y síntomas generales) dependen en gran medida de la edad de adquisición de la infección: si la infección ocurre antes de los 5 años de edad, menos del 5% de los niños hace ictericia, y si ésta ocurre después de los 5-10 años, la ictericia y todo el cuadro clínico es mucho más frecuente (30-50% de los casos). El período de incubación del VHB es muy variable (en promedio 60-90 días) y puede llegar a ser de 45 a 180 días. La complicación más temida es hepatitis fulminante (grave y potencialmente mortal) que se aprecia en 0,5-1% de los casos de hepatitis aguda por VHB. Respecto de la evolución hacia la cronicidad, ésta también depende del momento de adquisición de la infección: si ésta ocurre en el período perinatal prácticamente todos los niños hacen la infección crónica (> 90%), si ocurre antes de los 5 años de edad, el 3090% de ellos evolucionará a la portación crónica y si la infección inicial ocurre después de los 5 años, tan sólo un 3-4% de los casos irá a la infección crónica19. Historia natural de la infección crónica La infección crónica por el VHB, se asocia a la evolución de la cirrosis en 10-30% de los casos en un Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 237-244 ACTUALIZACIÓN EN MANEJO DE LA HEPATITIS B - R. Zapata L. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas vertical) o en los primeros años de vida. Se caracteriza por pacientes asintomáticos con HBsAg positivo, HBeAg positivo, Anti-HBcore positivo, alta carga (> 105 copias/ml o > 20.000 IU/ml), pero con transaminasas generalmente normales y con una histología hepática que habitualmente demuestra inflamación mínima o ausente. Estos pacientes infectados por vía vertical pueden permanecer en la fase inmunotolerante por décadas y pueden seroconvertir tras 30 ó 40 años. período variable de años. Una vez que se produce la cirrosis, alrededor del 20-25% de ellos presentará evidencias de insuficiencia hepática y descompensación en los siguientes 5 años de seguimiento. El HCC es también una complicación relevante, y alrededor del 2-5% por año de los cirróticos por VHB se complican con un HCC. Esta última complicación también puede ocurrir en una hepatitis crónica sin cirrosis, por lo que la vigilancia de HCC con imágenes (ecografía cada 6-12 meses) debe considerarse siempre en estos pacientes crónicos20. Existen varios factores que influyen en la evolución de la enfermedad: a) Edad: los niños tienen una alta replicación viral habitualmente con poco daño hepático histológico; b) Género: la enfermedad progresa más rápido en hombres que en mujeres; c) Consumo de alcohol: es un cofactor en la evolución a la cirrosis; d) Coinfección con otros virus hepatotropos como el virus C, D y la coinfección con VIH son relevantes y cambian la velocidad del daño hepático; e) Factores genéticos del paciente y el genotipo del VHB también pueden afectar la evolución a la cirrosis2,20. Desde el punto de vista de salud pública, la infección por VHB es un problema de gran relevancia, pues tiene una alta transmisibilidad por vía sexual, genera muchos casos anuales de hepatitis aguda y ausentismo laboral, y sus complicaciones (como la cirrosis descompensada y el HCC) pueden determinar la necesidad de trasplante hepático (de alto costo), siendo la hepatitis por VHB la sexta causa de trasplante hepático en EE.UU. Se han observado 3 fases en la historia natural de la infección crónica por VHB (Tabla 1) las cuales son importantes de reconocer pues se asocian a una conducta terapéutica diferente3,21-23: b) Fase inmunoreactiva o fase de aclaramiento inmunológico: Ocurre en los casos de infección horizontal durante la adolescencia o en adultos. En esta fase el sistema inmune intenta erradicar al virus y hay hepatitis bioquímica e histológica. Los pacientes presentan ALT persistentemente elevadas (> 4-5 veces lo normal), HBsAg positivo por más de 6 meses, alta carga viral (generalmente > 105 copias/ml o > 20.000 IU/ml) y la biopsia hepática habitualmente muestra actividad necroinflamatoria significativa. A veces hay formación de septos fibrosos. Algunos pacientes presentan descompensación hepática como resultado de la respuesta inmune vigorosa contra VHB, destruyendo hepatocitos infectados, y disminuyendo la carga viral a niveles a veces indetectables; e incluso puede producirse la seroconversión de HBeAg positivo a anti-HBe positivo. La incidencia estimada anual de seroconversión espontánea del paciente HBeAg positivo es de 2-15% dependiendo de factores como la edad, nivel de ALT y genotipo del VHB. Se deben dividir estos pacientes en: a) HBeAg positivo y b) HBeAg negativo. Los pacientes HBeAg negativos, corresponden a los mutantes pre-core o mutantes del promotor del core, que son condiciones que imposibilitan la producción de HBeAg. Estos mutantes no responden muy bien al tratamiento, lo que determina progresión de la enfermedad, salvo un tratamiento antiviral generalmente a permanencia. a) Fase de inmunotolerancia: Ocurre cuando la infección ocurre en el período perinatal (transmisión c) Estado de portación de HBsAg o portadores inactivos: Son individuos HBsAg positivo en sangre Fases de la infección por VHB Tabla 1. Identificación de las fases de la hepatitis crónica por VHB Fase inmunotolerancia Hepatitis crónica VHB cepa salvaje Portador inactivo Hepatitis crónica VHB mutante precore HBsAg + + + + HBeAg + + - - Anti HBeAg - - + + ALT Normal Carga viral en copias ml ≥ 10 Carga viral en UI/ml 5-7 ≥ 20.000 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 237-244 Elevada o normal Normal Elevada o normal ≥ 10 ≤ 10 ≥ 104-5 ≥ 20.000 ≤ 2.000 ≥ 2.000-20.000 5 4 239 ACTUALIZACIÓN EN MANEJO DE LA HEPATITIS B - R. Zapata L. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas por más de 6 meses, con ALT persistentemente normales, HBeAg negativo, anti-HBeAg positivo y con carga viral mínima o indetectable (< 104 copias/ml o < 2.000 IU/ml). Ocurre cuando el paciente ha sido capaz de seroconvertir de HBeAg positivo a Anti-HBe (ya sea bruscamente o lentamente). La biopsia no muestra inflamación crónica. Esta fase se caracteriza por la ausencia de síntomas clínicos y hasta 10% puede evolucionar a una hepatitis crónica. Evaluación del paciente con hepatitis por VHB La evaluación inicial de un paciente con sospecha de hepatitis aguda o crónica por VHB es compleja y debe incluir una detallada historia clínica, examen físico y exámenes de laboratorio específicos incluyendo serologías y marcadores de replicación viral22. La biopsia hepática se usa en algunas condiciones (especialmente en hepatitis crónica por VHB en fase inmunoreactiva con ALT discretamente elevada entre 1-2 veces lo normal o en pacientes inmunotolerantes con más de 35 a 40 años) para definir la extensión del daño hepatocelular y determinar la necesidad de terapia antiviral. La vigilancia de hepatocarcinoma es un tema relevante especialmente en pacientes con hepatitis crónica por VHB e historia familiar de hepatocarcinoma y mayor edad, y debe realizarse con ecografía cada 6 a 12 meses. La incidencia anual de hepatocarcinoma en portadores inactivos de VHB es de 0,2% al 0,6%, cifra que aumenta al 2-3% una vez establecida la cirrosis. El objetivo de la vigilancia de hepatocarcinoma es detectar lesiones pequeñas (de menos de 3 cm de diámetro) y así plantear alguna terapia potencialmente curativa22. Todos los pacientes deben recibir una instrucción adecuada referente a los mecanismos de transmisión y prevención de la hepatitis B. Los contactos sexuales y personales deben recibir vacuna contra VHB. Los exámenes serológicos de VHB, incluyendo HBsAg y los anticuerpos anti-HBcore (IgM y total) y anti-HBsAg permiten distinguir una infección aguda, infección crónica y una respuesta exitosa a una vacunación previa. Los pacientes con Anti-HBcore total positivo aislado (en ausencia de HBsAg) pueden ser pacientes falsos-positivos o pacientes con una infección oculta por VHB y la respuesta a la vacunación (mediante determinación de Anti-HBsAg y la medición de carga viral) pueden ser de utilidad para precisar el escenario clínico del paciente. Los pacientes con hepatitis crónica por VHB tradicionalmente se han estratificado en HBeAg positivos y HBeAg negativos para definir la terapia en base a la carga viral. 240 Se debe considerar el tratamiento antiviral en pacientes con hepatitis crónica por VHB cuando presentan ALT persistentemente elevada (> 2 veces lo normal), y con carga viral > 20.000 UI/ml (105 copias/ml) si son HBeAg positivos o carga mayor a 2.000 UI/ml (104 copias/ml) si son HBeAg negativos22,23. Esta definición clásica ha sido utilizada en diferentes guías de manejo del VHB, sin embargo, más recientemente algunas guías de manejo de hepatitis VHB internacionales24-26,27 han considerado que todos los pacientes con ALT persistentemente elevada y con carga viral mayor de 2.000 UI/ml (104 copias/ ml) debiesen ser considerados para terapia antiviral, independiente de su status HBeAg, dado que muchos pacientes no considerados para tratamiento en el pasado (en especial los HBeAg positivos con cargas entre 2.000 y 20.000) sí pueden tener daño hepatocelular y fibrosis y muchos pueden evolucionar a cirrosis y sus complicaciones27. Se recomienda que el rango de medición de la carga viral sea de alta sensibilidad (rango de 101-108 UI/mL, siendo 1 UI/mL equivalente a 5,6 copias/mL), tanto para pacientes no tratados como para la monitorización de aquellos en tratamiento antiviral (Ensayos RPC lineal: COBAS Taqman; Roche Diagnostics y RPC en tiempo real VHB; Quiagen Inc, Valencia, CA y Abbott RPC en tiempo real Abbott Molecular, Des Plaines, IL)22. La determinación del genotipo viral puede influir en la progresión de la enfermedad hepática, el riesgo de hepatocarcinoma y la respuesta a la terapia antiviral, sin embargo, dado su costo y que aún no está claro un beneficio en la conducta, no se considera indispensable en la evaluación del paciente con VHB. Selección de pacientes para tratamiento antiviral Debe seleccionarse para candidatura a terapia antiviral a aquellos pacientes con riesgo de progresión de la enfermedad, que son los que obtienen mayor beneficio (Figura 1 y 2). Las herramientas usadas para seleccionar a los pacientes para terapia antiviral consideran factores como: la edad del paciente, el nivel de replicación viral (carga viral) y la presencia de enfermedad hepática, estimada por la alteración persistente de transaminasas o por la existencia de fibrosis o inflamación en la biopsia hepática. También es de utilidad el uso de imágenes que demuestren cirrosis. La biopsia hepática es considerada una de las mejores herramientas para considerar el inicio de la terapia antiviral. En términos generales, todo paciente con un grado significativo de necro-inflamación o fibrosis en la Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 237-244 ACTUALIZACIÓN EN MANEJO DE LA HEPATITIS B - R. Zapata L. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas biopsia hepática debe ser considerado candidato a terapia antiviral aún con una ALT en rango normal. En los pacientes “portadores inactivos” no se considera necesario realizar biopsia hepática pues es, en general, una condición benigna y en el 80% de los casos permanecen estables en el tiempo y no requieren tratamiento. El 4-20% puede tener una o más reactivaciones a HBeAg en cuyo caso pueden llegar a requerir terapia. Se recomienda el seguimiento cada 6-12 meses (con evaluación clínica y de laboratorio con serología HBeAg y carga viral) por el riesgo de reactivación de la hepatitis crónica. Los pacientes en “fase de inmunotolerancia” no requieren habitualmente terapia, salvo en el subgrupo de pacientes adultos mayores de 40 años que pueden presentar necro-inflamación y fibrosis por lo cual la biopsia hepática en dicho escenario puede ser de utilidad para decidir la terapia antiviral. Los pacientes que se encuentran en la “fase de aclaramiento inmunológico o inmunoactivo” (hepatitis crónica activa), generalmente tienen reactivaciones con daño histológico significativo, transaminasas elevadas y corresponden al grupo que requiere habitualmente tratamiento antiviral (sin necesidad de biopsia hepática). Hepatitis crónica HBeAg positiva Carga viral (DNA-VHB) ALT normal Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 237-244 ALT normal ALT elevada (x >2v) Fase inmunoactiva Biopsia hepática opcional No tratar ALT c/6 meses Fase inmunotolerancia Seguimiento c/6 meses y/o considere biopsia hepática si > 35-40 años Tratamiento antiviral En caso lesiones significativas Figura 1. Algoritmo de manejo de hepatitis crónica por VHB con HBeAg positivo. Hepatitis crónica HBeAg negativa Objetivos del tratamiento de la infección crónica por VHB El objetivo del tratamiento antiviral es lograr una supresión prolongada de la replicación viral y así evitar la propagación de la infección y prevenir la progresión de la enfermedad hepática (insuficiencia hepática y HCC). La introducción de nuevos medicamentos antivirales ha permitido optimizar el manejo de estos pacientes. La erradicación completa del VHB no es posible, debido a la incorporación del DNA circular cerrado (ccc-DNA) del VHB en el núcleo de los hepatocitos22,29,30. En los pacientes HBeAg positivos, el tratamiento intenta lograr la negativización del HBeAg y seroconversión a anti-HBeAg lo cual se asocia a normalización de ALT, y cargas virales bajas y a un beneficio clínico persistente aún más allá de la suspensión del tratamiento anti-viral22. En los pacientes HBeAg negativos la meta es la remisión bioquímica y virológica (carga viral indetectable o mínima). Estos pacientes frecuentemente recibirán terapia antiviral a permanencia22. En coinfecciones del VHB con VIH o virus de hepatitis C, se debe determinar cuál es el virus dominante y tratar inicialmente ese virus de acuerdo a las guías de coinfección. El virus no dominante debe ser monitorizado estrictamente para definir su mejor momento de tratamiento22. > 2.000 UI/ml (> 104 copias/ml) < 2.000 UI/ml (< 104 copias/ml) Carga viral (DNA-VHB) < 2.000 UI/ml (< 104 copias/ml) > 2.000 UI/ml (> 104 copias/ml) ALT normal ALT elevada (x >2v) ALT normal Portador inactivo Biopsia hepática opcional Seguimiento c/3-6 meses y/o considere biopsia hepática si > 35-40 años No tratar ALT c/6-12 meses Tratamiento antiviral En caso lesiones significativas Figura 2. Algoritmo de manejo de hepatitis crónica por VHB con HBeAg negativo. Medicamentos antivirales En la actualidad existen 7 medicamentos aprobados por la US Food and Drug Administration (FDA) para el tratamiento de la hepatitis crónica por VHB: interferón- α estándar, Peg-Interferón-α 2a y 2b, lamivudina, adefovir, entecavir, telbivudina y tenofovir (Tabla 2). Los interferones-α (interferón estándar y Peg241 ACTUALIZACIÓN EN MANEJO DE LA HEPATITIS B - R. Zapata L. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Tabla 2. Medicamentos antivirales aprobados en el tratamiento de HVB Droga Nombre comercial Tipo de droga Dosis y vía administración Interferón alfa-2b Intron® A (Schering) Inmunomodulador 10 millones UI/ 3v /semana o 5 Millones UI/día sc por 1 semanas Peg-Interferón Alfa-2a y 2b 2a: Pegasys® (Roche) alfa2a Inmunomodulador PEG IFN alfa-2a: 180 ug/sem, sc por 48 sems PEG IFN alfa-2b: 1-1,5 ug/Kg/sem, sq por 48 sems 2b: PegIntrón® (Schering) alfa2b Lamivudina Epivir® (Glaxo-Smith-Kline) Análogo nucleósido 100 mg/día oral Adefovir dipivoxil Hepsera® (Gilead) Análogo nucleótido 10 mg/día oral Entecavir Baraclude® (Bristol-Myers Squibb) Análogo nucleósido • 0,5 mg/día oral • 1 mg/día oral (en resistencia a Lamivudina) Telbivudina Tyzeka® (Idenix/Novartis) Análogo nucleósido 600 mg/día oral Tenofovir Viread® (Gilead) Análogo nucleótido 300 mg/día oral Abreviaciones: UI: Unidades internacionales; sc: subcutáneo; mg: milígramos; ug: microgramos. Inicio de terapia antiviral oral Confirmar respuesta antiviral a las 12 semanas Monitorizar a las semanas 24, 36 y 48 de tratamiento (según respuesta virológica y posibilidad de resistencia) Respuesta completa (< 60 UI/ml) Continuar tratamiento y controlar carga viral c/3-6 meses Respuesta adecuada (60-2.000 UI/ml) Continuar tratamiento y controlar carga viral c /3 meses Respuesta sub-óptima (> 2.000 UI/ml) Agregar una droga más potente sin resistencia cruzada y controlar carga viral c/3 meses Figura 3. Monitorización de la respuesta virológica en pacientes con hepatitis crónica por VHB sometidos a terapia viral oral. interferón-α), tienen efectos antivirales directos (inhibe la síntesis de ADN viral y activa enzimas antivirales) e indirectos (inmunomodulador). Son de alto costo, tienen duración definida (24-48 semanas), deben ser administrados en forma subcutánea, y presentan múltiples efectos colaterales conocidos (fiebre, síntomas gripales, citopenias, depresión, etc.). Dentro de sus bondades está la no selección de mutantes 242 resistentes, el asociarse a una respuesta viral más durable que con antivirales orales (pérdida del HBeAg en el 33% de los casos tratados), y la posibilidad de aclaramiento del HBsAg en una proporción mayor que con antivirales orales (5-8% de los tratados)22,31 (Tabla 3). Los mejores candidatos para un tratamiento con Peg-interferón son pacientes jóvenes, sin comorbilidad, con enfermedad hepática compensada, carga viral < 109 copias/mL, preferentemente con genotipo A y B, ALT elevadas de al menos 2-10 veces sobre el límite normal, con inflamación importante en la biopsia hepática inicial, y que no deseen mantenerse con tratamiento prolongado. Los agentes antivirales orales incluyen a los análogos de nucleósidos (lamivudina, telbivudina y entecavir) y análogos de nucleótidos (adefovir y tenofovir). Son de administración oral. Su uso es prolongado (muchas veces indefinido). Tienen alta efectividad antiviral, alto costo y pueden presentar emergencia de cepas mutantes resistentes (especialmente evidente para la lamivudina) (Tabla 3). El resultado del tratamiento se debe monitorizar con evaluación de la carga viral en forma seriada para definir criterios de respuesta completa, parcial o no respuesta (Figura 3). La “resistencia antiviral” debe sospecharse en todo paciente en que la carga viral aumente durante el tratamiento con análogos de nucleósidos31. En estos casos se recomienda cambiar/adicionar otro antiviral potente oral lo antes Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 237-244 6-24 ACTUALIZACIÓN EN MANEJO DE LA HEPATITIS B - R. Zapata L. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Tabla 3. Tasas de seroconversión de HBeAg, niveles de supresión viral y resistencia viral frente a la terapia prolongada en hepatitis crónica por VHB Antiviral Peg-IFN Lamivudina Adefovir Entecavir Telbivudina Tenofovir Duración tratamiento Tasa de resistencia Seroconversión HBeAg 48 semanas 0% Carga viral indetectable a 1 año HBeAg (+) HBeAg (-) 30% 24% 63% 39% 72% 21% 51% 67% 90% 60% 88% 74% 91% 1 año 24% 22% 3 años 53% 40% 1 año 0% 24% 3 años 11% 43% 1 año 0,1% 22% 3 años 0,4% 39% 1 año 3% 26% 3 años 6% 33% 1 año 0% 21% 3 años ND ND Abreviatura: Peg-IFN: Peg-Interferón. posible. Algunos de los análogos de nucleósidos se pueden asociar a toxicidad renal, miopatía y toxicidad mitocondrial. En pacientes con una cirrosis descompensada por VHB, el tratamiento permanente con antivirales orales potentes constituye la única opción terapéutica fuera del trasplante hepático. En la actualidad, las alternativas de primera línea en la infección crónica por HVB son el Peg-interferón α-2b, entecavir y tenofovir, que son medicamentos de buena eficacia, razonable tolerancia y baja tasa de resistencia (alta barrera genética), tanto para pacientes HBeAg positivos como HBeAg negativos, además, logran razonables tasas de respuesta viral. Resumen La infección por virus de la Hepatitis B (VHB) constituye un grave problema de salud. Aproximadamente un cuarto de la población mundial presenta evidencia serológica de infección pasada o presente por VHB y 350 millones de personas presentan la infección en forma crónica. La infección por VHB se asocia con 500.000 muertes al año causadas por hepatitis, cirrosis y carcinoma hepatocelular. Chile es considerado un país con baja prevalencia de infección por VHB (< 1%) en que la mayoría de los casos se adquieren en la adultez, contrariamente a lo que ocurre en países de Asia y África, donde la infección Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 237-244 crónica por VHB es muy común (5-18%) y donde esta enfermedad es adquirida generalmente en el período perinatal o durante la infancia. La historia natural de la infección crónica por VHB es variable y fluctúa desde estado de portadores inactivos de HBsAg a una hepatitis crónica menos progresiva, que potencialmente puede evolucionar a cirrosis y hepatocarcinoma. Programas efectivos de vacunación contra la infección por VHB disminuirán la incidencia de nuevas infecciones por VHB y la carga de enfermedad en las próximas décadas. Los pacientes con infección crónica por VHB deben ser correctamente evaluados para decidir si requerirán o no terapia antiviral. Pacientes adultos con infección crónica por VHB con una carga viral de > 104 copias/ml (>2.000 UI/mL), con niveles anormales de alanina aminotransferasa (ALT) y evidencia de actividad necroinflamatoria en la biopsia hepática son candidatos para tratamiento antiviral. Actualmente se encuentran disponibles siete drogas para el tratamiento de la hepatitis B crónica: interferón-α convencional, lamivudina, adefovir dipivoxil, interferón pegilado α 2a y 2b, entecavir, telbivudina y tenofovir. Los análogos de nucleósidos/nucleótidos orales actualmente disponibles son muy potentes y pueden producir altas tasas de respuesta virológica, con una alta barrera genética a la resistencia en la mayoría de los pacientes (entecavir y tenofovir). Palabras clave: Infección por hepatitis B, hepatitis B crónica, terapia antiviral. 243 ACTUALIZACIÓN EN MANEJO DE LA HEPATITIS B - R. Zapata L. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Referencias 1.- Blumberg BS, Sutnick AI, London WY. Australia antigen and hepatitis. JAMA 1969; 207: 1895-6. 2.- Ganem D, Prince AM. Hepatitis B virus infection--natural history and clinical consequences. N Engl J Med 2004; 350: 1118-29. 3.- McMahon BJ. Epidemiology and natural history of hepatitis B. Semin Liver Dis 2005; 25 (Suppl 1): 3-8. 4.- Kim WR. Epidemiology of hepatitis B in the United States. Hepatology 2009; 49 (5 Suppl): S28-34. 5.- Tanaka J. Hepatitis B epidemiology in Latin America. Vaccine 2000; 18 (Suppl 1): S17-9. 6.- Pereira SA, Valenzuela M, Mora J, Vera L. Situación actual de la hepatitis B en Chile. Rev Med Chile 2008; 136: 725-32. 7.- Ibarra VH. The changing epidemiology of viral hepatitis in Chile. Rev Med Chile 2007; 135: 229-39. 8.- Venegas M, Muñoz G, Hurtado C, et al. Prevalence of hepatitis B virus genotypes in chronic carriers in Santiago, Chile. Arch Virol 2008; 153: 2129-32. 9.- Lavanchy D. Hepatitis B virus epidemiology, disease burden, treatment, and current and emerging prevention and control measures. J Viral Hepat 2004; 11: 97-107. 10.- Custer B, Sulilivan S, Hazlet T, et al. Global epidemiology of hepatitis B virus. J Clin Gastroenterol 2004; 38 (10 Suppl 3): S158-68. 11.- Chen CJ, Wang LY, Yu MW. Epidemiology of hepatitis B virus infection in the Asia-Pacific region. J Gastroenterol Hepatol 2000; 15 (Suppl): E3-6. 12.- Andre F. Hepatitis B epidemiology in 244 13.- 14.- 15.- 16.- 17.- 18.- 19.- 20.21.22.- 23.- Asia, the Middle East and Africa. Vacci-ne 2000; 18 (Suppl 1): S20-2. Alter MJ. Epidemiology and prevention of hepatitis B. Semin Liver Dis 2003; 23: 39-46. Zapata R, Martínez L, Gómez F, Jirón MI. Seroprevalencia de hepatitis B y C en donantes de Banco de Sangre en un hospital público en Chile (2001-2008). Gastr Latinoamer 2008; 19: A 305. Velasco M, De la Fuente C. Hepatitis B surface antigen in 489 prostitutes in Santiago. Rev Med Chile 1983; 111: 4612. Zubieta AM, Santolaya M, Hurtado C, et al. Seroprevalencia de virus hepatitis B en niños con cáncer en tratamiento quimioterápico en 6 hospitales de Santiago de Chile. Rev Med Chile 2009; 137: 906-11. Zapata R, Pérez RM, Contreras J, Fuster F, Márquez S, Becerra M, et al. Etiologia de la Cirrosis en Chile. Estudio Multicéntrico. Ann Hepatol 2008, 2009; 7: A 297. Zapata R, Pérez RM, Sanhueza E, Oksenberg D, Contreras J, Rius M, et al. Hepatitis por virus B en trasplantados hepáticos. Estudio Multicéntrico. Gastroenterol Latinoam 2009; 20: A 218. Tran TT, Martin P. Hepatitis B: epidemiology and natural history. Clin Liver Dis 2004; 8: 255-66. Fattovich G. Natural history of hepatitis B. J Hepatol 2003; 39 (Suppl 1): S50-8. Lok AS, McMahon BJ. Chronic hepatitis B. Hepatology 2007; 45: 507-39. Lok AS, McMahon BJ. Chronic hepatitis B: update 2009. Hepatology 2009; 50: 661-2. Papatheodoridis GV, Manolakopoulos S. EASL clinical practice guidelines on the 24.- 25.- 26.- 27.- 28.- 29.- 30.- 31.- management of chronic hepatitis B: the need for liver biopsy. J Hepatol 2009; 51: 226-7. Cornberg M, et al. The German guideline for the management of hepatitis B virus infection: short version. J Viral Hepat, 2008; 15 (Suppl 1): 1-21. Colle I, Adler M, Brenard R, Belgian Association for the Study of the Liver. Management and treatment of chronic hepatitis B virus: Belgian Association for the Study of the Liver (BASL) 2007 guidelines. Acta Gastroenterol Belg 2007; 70: 389-420. Buster EH, van Erpecum K, Schalm S, Netherlnds Association of Gastroenterologic and Hepatologist. Treatment of chronic hepatitis B virus infection-Dutch national guidelines. Neth J Med 2008; 66: 292-306. Bishop RF, Davidson GP, Holmes IH, Ruck BJ. Virus particles in ephithelial cells of duodenal mucosa from children with acute non-bacterial gastroenteritis. Lancet 1973; 8: 1281-3. Tong MJ, Hsien C, Hsu L, Sun H, Blatt L. Treatment recommendations for chronic hepatitis B: an evaluation of current guidelines based on a natural history study in the United States. Hepatology 2008; 48: 1070-8. Morelli G, Perella A, Sbreglia C, et al. Antiviral therapy in acute viral hepatitis B: why and when. Infect Agent Cancer 2009; 4: 2. Wong VW, Sung JJ. Antiviral therapy for chronic hepatitis B: are we doing any good to patients? J Antimicrob Chemother 2009; 64: 223-6. Liaw YF. Antiviral therapy of chronic hepatitis B: opportunities and challenges in Asia. J Hepatol 2009; 51: 403-10. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 237-244 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 245-248 Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Infecciones tras el trasplante hepático: Infecciones por Citomegalovirus Carlos Benítez G. Infections after liver transplantation: Cytomegalovirus infection Cytomegalovirus infection is an important challenge to liver transplant clinicians, because it can be lifethreatening and because of its indirect effects on the immune system and the graft. Identification of the serologic condition of the donor and the receptor and risk factors to develop this condition allow us to establish a rational prophylaxis and to rapidly detect the infection. Currently there are effective antiviral treatments; which unfortunately also have important adverse effects. This emphasizes the importance of antiviral prophylaxis after liver transplantation. Key words: Liver transplantation, infection, Cytomegalovirus. Introducción Durante los últimos 30 años el trasplante ortotópico de hígado (TOH) ha conseguido posicionarse como una alternativa eficaz que prolonga significativamente la supervivencia y mejora la calidad de vida de los receptores. Así, la supervivencia de los receptores oscila alrededor del 82% y 71% al año y 5 años, respectivamente1. Una de las mejoras responsables de este éxito es el desarrollo de los inhibidores de la calcineurina (ICN). Paradójicamente este gran avance tiene un costo significativo en términos de toxicidad e incluso mortalidad asociada para el receptor2-4. El presente artículo intenta revisar algunos de los aspectos fundamentales de uno de los efectos adversos más obviamente asociados al tratamiento inmunosupresor (IS), el desarrollo de infecciones, dando énfasis a la infección por Citomegalovirus (CMV). Otra de las infecciones relevantes en el TOH, la reinfección por virus de la Hepatitis C (VHC), será tratada en un artículo separado. Las infecciones dan cuenta de hasta 85% de las muertes en el TOH5. La mayor parte ocurre precozmente en el post-trasplante6 y esto tiene relación directa con el estado neto de inmunodeficiencia, donde la administración de IS tiene un rol central. Hoy en día, el desarrollo de rechazo, no es el mayor problema luego de un TOH. Su incidencia es de alrededor de 20%, y 90% de ellos responde favorablemente al uso de esteroides7. Así, el beneficio de una IS excesiva sobre la reducción de la incidencia de rechazo es sobrepasado con creces por el perjuicio que ejerce ésta sobre la morbilidad y la supervivencia de los receptores. De Unidad de Trasplante Hepático, Departamento de Gastroenterología, Hospital Clínico de la Pontifica Universidad Católica de Chile. Recibido y Aceptado: 21 de abril de 2010 Correspondencia a: Carlos Benítez Gajardo Marcoleta 367, Santiago. Fono 3543820. E-mail: [email protected] esta forma, una IS adecuada es aquella que mantiene un equilibrio entre el riesgo de rechazo del injerto y las complicaciones derivadas de la IS. Los agentes infecciosos involucrados varían en función de la intensidad de la IS administrada; este es un concepto relevante pues guía la sospecha diagnóstica y las profilaxis antimicrobianas. A grandes rasgos, en el post-trasplante inmediato son frecuentes las infecciones nosocomiales (Staphylococcus aureus multiresistente, Enterococo vancomicina resistente, Candida no albicans, infecciones de la herida operatoria, infecciones de catéteres intravasculares, etc) y aquellas derivadas del donante (virus Herpes simplex, VIH, Trypanozoma cruzi) y del receptor por colonización previa (Aspergillus, Pseudomonas, etc). Entre los meses 1-6 las infecciones más comunes son las oportunistas, como la neumonía por Pneumocystis jiroveci, micobacterias, Cryptococo neoformans, CMV, pero también virus de la Hepatitis C y B, entre otros. Tras los 6 meses post-trasplante la IS de los receptores suele ser significativamente menor y los agentes predominantes son aquellos adquiridos en la comunidad4. A continuación, destacaremos los aspectos más relevantes de la infección por CMV en el TOH. Infección por CMV El CMV infecta al 60%-100% de los humanos y es capaz de permanecer latente y reactivarse en situaciones de inmunodepresión8. Por esto el TOH es una condición de riesgo para su reactivación, pero también para una infección primaria transmitida por el injerto. 245 INFECCIONES TRAS EL TRASPLANTE HEPÁTICO: INFECCIONES POR CITOMEGALOVIRUS - C. Benítez G. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Tabla 1. Incidencia de la infección por CMV según grupos de riesgo y uso de profilaxis Uso de profilaxis anti CMV Sí No CMV D+/R- 12% - 30% 44% - 65% CMV D+/R+ 2,7% 18,2% CMV D-/R+ 3,9% 7,9% CMV D-/R- 0 0 Globalmente 4,8 18% - 29% D: donante; R: receptor Suele diagnosticarse durante los primeros 3 meses post TOH, siendo la condición de mayor riesgo la de un receptor seronegativo (CMV D+/R-) y un donante seropositivo, y la de menor riesgo aquella en la que donante y receptor son seronegativos (CMV D-/R-). Tabla 1. La infección por CMV puede tener efectos graves sobre el injerto, llegando incluso a favorecer la pérdida de éste pero también puede comprometer múltiples órganos y aumenta la mortalidad global en 5 veces9. Efectos directos de la infección por CMV La infección por CMV puede tener efectos directos e indirectos. Entre los primeros clásicamente se consideran la fiebre, la depresión de la médula ósea y el compromiso invasivo de otros órganos. Las formas invasivas con mayor frecuencia comprometen el tubo digestivo (esofagitis, gastritis, enteritis y colitis); no obstante, cualquier órgano puede ser comprometerse incluido el injerto hepático, cuyo caso es clínicamente indistinguible del rechazo celular agudo8. Efectos indirectos de la infección por CMV Se cree que la infección por CMV tiene efectos inmunomoduladores. Por este motivo su infección aumenta el riesgo de rechazo celular agudo y crónico. También se asocia a un curso acelerado de la reinfección por VHC, de hecho, en este subgrupo existe un riesgo entre 2 y 3 veces mayor de disfunción del injerto y muerte10. También se ha asociado la infección por CMV a un mayor riesgo de infecciones por otros virus, bacterias y hongos tales como Nocardia, los virus Herpes 6 y 7 y el virus de Epstein-Barr. Este último está asociado también a trastornos linfoproliferativos post-trasplante8. Diagnóstico En la actualidad, dos técnicas son las más ampliamente utilizadas para el diagnóstico de la infección, una es la detección por inmunofluorescencia de la 246 proteína pp65 expresada en leucocitos de sangre periférica y la segunda es la detección de ADN viral en sangre periférica utilizando reacción de la polimerasa en cadena (PCR) en tiempo real. Este último método tiene la ventaja de ser menos laborioso y tener una alta sensibilidad. En el caso de la infección invasiva, la histología es fundamental. Además de las alteraciones clásicamente descritas, tales como las inclusiones citomegálicas, la inmunohistoquímica para pp65 o p52 es una alternativa para tejido congelado o parafinado, respectivamente. Por otro lado, la hibridización in situ de ADN viral puede ser utilizado en material congelado o parafinado y puede detectar ADN de CMV aún en biopsias con inmunohistoquímica negativa11. Prevención de la infección Existen dos estrategias para prevenir la infección por CMV: la profilaxis universal y el tratamiento anticipado (preemptive therapy). La profilaxis universal consiste en la administración de un fármaco a todos los pacientes tras el TOH. Sin embargo, suele limitarse a los casos en que se han utilizado terapias de inducción con anticuerpos antilinfocitarios o en casos de CMV D+/R-. En el tratamiento anticipado el tratamiento antiviral se administra sólo a aquellos pacientes en los que, tras un seguimiento estrecho, se detecta un test positivo (PCR o antigenemia). Aunque es sabido que la profilaxis reduce la tasa de infección por CMV y la mortalidad asociada en CMV D+/R-, no ha demostrado ser mejor que la terapia anticipada12. Sin embargo, The American Society of Transplantation recomienda administrar profilaxis universal a todos los casos de CMV D+/R-13. Hoy en día existen fundamentalmente dos alternativas para realizar profilaxis: el ganciclovir y el valganciclovir. Además de las toxicidades asociadas al ganciclovir (anemia, neutropenia, trombopenia, deterioro de la función renal, etc) un problema a considerar es que debe ser administrado por vía intravenosa. Como una opción existe el ganciclovir vía oral, el cual ha demostrados ser superior a placebo14 y está aprobado por la Administración de Drogas y Alimentos de los EE.UU (FDA) para la prevención de la infección por CMV. Otra alternativa es el uso de valganciclovir, el cual tiene una excelente biodisponibilidad y consigue niveles plasmáticos comparables a los del ganciclovir intravenoso (i.v)15. La eficacia de valganciclovir como profilaxis fue evaluada en un estudio aleatorizado y controlado que incluyó una cohorte de 364 receptores de órganos sólidos (CMV D+/R-), demostrando que ambas estrategias son similares. Sin embargo, al analizar el subgrupo de receptores de TOH la incidencia de enfermedad por CMV fue 19% en el grupo valganciclovir y 12% en el grupo ganciclovir16. Aunque este Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 245-248 INFECCIONES TRAS EL TRASPLANTE HEPÁTICO: INFECCIONES POR CITOMEGALOVIRUS - C. Benítez G. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas estudio no fue diseñado para encontrar diferencias entre los distintos órganos injertados, esto ha bastado para que esta estrategia no tenga la aprobación de la FDA. No obstante lo anterior, valganciclovir es la estrategia más ampliamente utilizada en la prevención de la infección por CMV tras el TOH17. Pese a lo anterior, el uso de profilaxis con valganciclovir se ha asociado a la aparición de infecciones tardías por CMV, las cuales aparecen tras finalizar el período habitual de 100 días de profilaxis y han llevado a algunos a proponer que un período de profilaxis de 6 meses podría ser conveniente al menos en CMV D+/ R-8. De hecho en trasplante renal se ha evaluado esta estrategia mostrando que en CMV D+/R- la profilaxis por 24 semanas es superior a 12 semanas con una tasa de infección por CMV al año de 7% vs 31%18. Como dato adicional vale la pena destacar a maribavir, una nueva droga que inhibe el ensamblaje del ADN viral y el egreso de las cápsides virales. Actualmente se encuentra en progreso un ensayo clínico aleatorizado multicéntrico que evalúa su eficacia en trasplante hepático comparándolo contra ganciclovir oral. Tratamiento de la infección por CMV El ganciclovir i.v. es la terapia de primera línea actualmente recomendada tras la infección por CMV en TOH. Sin embargo, recientemente ha surgido evidencia acerca de la eficacia de valganciclovir en esta Referencias 1.- European Liver Transplant Registry. Disponible en: http://www.eltr.org. Revisado en febrero de 2010. 2.- Ojo A, Held P, Port F, Wolfe R, Leichtman A, Young E et al. Chronic renal failure after transplantation of a non renal organ. N Engl J Med 2003; 349: 931-40. 3.- Stegall MD, Everson GT, Schroter G, Karrer F, Bilir B, Sternberg T, et al. Prednisone withdrawal late after adult liver transplantation reduces diabetes, hypertension, and hypercholesterolemia without causing graft loss. Hepatology 1997; 25: 173-7. 4.- Fishman J. Infection in solid-organ transplantation. N Engl J Med 2007; 357: 2601-14. 5.- Barkholt L, Ericzon BG, Tollemar J, Malmborg AS, Ehrnst A, Wilczek H, Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 245-248 6.- 7.- 8.- 9.- 10.- indicación, la cual es similar (al menos en infecciones sin riesgo vital inminente) al ganciclovir i.v.19. La duración del tratamiento debe ser individualizada, ya que la persistencia del virus tras finalizar el tratamiento se asocia a un mayor riesgo de recaída. De esta forma se acepta que deben realizarse determinaciones semanales y se requiere de al menos la negativización para discontinuar el tratamiento. Resumen La infección por Citomegalovirus representa un desafío considerable tras el trasplante hepático, limitando la supervivencia del injerto a través de efectos directos, pero también a través de una modulación del sistema inmune, favoreciendo otras infecciones y el rechazo al injerto. La identificación de la condición serológica del donante y el receptor permite establecer el riesgo posterior de contraer la infección, además de la administración juiciosa de la profilaxis antiviral, lo cual limita ostensiblemente el riesgo de desarrollar una infección por Citomegalovirus tras el trasplante hepático. Hoy en día se cuenta con terapias antivirales efectivas pero que, lamentablemente también tienen efectos adversos importantes, lo cual hace aún más relevante la administración de profilaxis en los casos que lo ameritan y estar alerta al desarrollo de la infección en el post trasplante. Palabras clave: Trasplante hepático, infecciones, citomegalovirus. et al. Infection in human transplant recipients: different patterns early and late after transplantation. Transpl Int 1993; 6: 77-84. Torbeson M, Wang J, Nichols L, Jain A, Fung J, Nalesnik MA. Causes of death in autopsied liver transplantation patients. Mod Pathol 1998; 11: 37-46. Adam R, Hoti E. Liver transplantation: The current situation. Semin Liver Dis 2009; 29: 3-18. Razonable R. Cytomegalovirus infection after liver transplantation: current concepts and challenges. World J Gastroenterol 2008; 14: 4849-60. Limaye AP, Bakthavatsalam R, Kim HW, Randolph SE, Halldorson JB, Healey PJ, et al. Impact of cytomegalovirus in organ transplant recipients in the era of antiviral prophylaxis. Transplantation 2006; 81: 1645-52. Razonable R, Burak K, Van Cruijsen 11.- 12.- 13.14.- H, Brown R, Charlton M, Smith T. The pathogenesis of hepatitis C virus is influenced by cytomegalovirus. Clin Infect Dis 2002; 35: 974-81. Lautenschlager I. CMV infection, diagnosis and antiviral strategies after liver transplantation. Transpl Int 2009; 22: 1031-40. Small LN, Lau J, Snydman DR. Preventing post-organ transplantation cytomegalovirus disease with ganciclovir: a meta-analysis comparing prophylactic and preemptive therapies. Clin Infect Dis 2006; 43: 869-80. Cytomegalovirus. Am J Transplant 2004; 4 suppl 10: 51-8. Gane E, Saliba F, Valdecasas GJ, O’Grady J, Pescovitz MD, Lyman S, et al. Randomized trial of efficacy and safety of oral ganciclovir in the prevention of cytomegalovirus disease in livertransplant recipients. The Oral Ganciclo- 247 INFECCIONES TRAS EL TRASPLANTE HEPÁTICO: INFECCIONES POR CITOMEGALOVIRUS - C. Benítez G. Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas vir International Study Group [corrected] Lancet 1997; 350: 1729-33. 15.- Razonable RR, Paya CV. Valganciclovir for the prevention and treatment of cytomegalovirus disease in immunocompromised host. Expert Rev Anti Infect Ther 2004; 2: 27-41. 16.- Paya CV, Humar A, Domínguez E, Washburn K, Blumberg E, Alexander B, et al. Efficacy and safety of valganciclovir vs oral ganciclovir for prevention of 248 cytomegalovirus disease in solid organ transplant recipients. Am J Transplant 2004; 4: 611-20. 17.- Levitsky J, Singh N, Wagener MM, Stosor V, Abecassis M, Ison MG. A survey of CMV prevention strategies after liver transplantation. Am J Transplant 2008; 8: 158-61. 18.- Doyle AM, Warburton KM, Goral S, Blumberg E, Grossman RA, Bloom RD. 24-week, oral ganciclovir prophylaxis in kidney recipients is associated with reduced symptomatic cytomegalovirus disease compared to 12-week course. Transplantation 2006; 81: 1106-11. 19.- Asberg A, Humar A, Rollag H, Jardine AG, Mouas H, Pescovitz MD, et al. Oral valganciclovir is noninferior to intravenous ganciclovir for the treatment of cytomegalovirus disease in solid organ transplant recipients. Am J Transplant 2007; 7: 2106-13. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 245-248 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 249-252 Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Peritonitis bacteriana espontánea en el paciente cirrótico Bruce A Runyon MD. Spontaneous bacterial peritonitis in patients with cirrhosis Key words: Spontaneous bacterial peritonitis, spontaneous ascitic fluid infection. Running title: Spontaneous bacterial peritonitis. Professor of Medicine, Hepatology Section University of Loma Linda, Los Angeles, California, USA. Recibido y Aceptado: 23 de abril de 2010 Background Diagnosis Spontaneous bacterial peritonitis (SBP) is the most characteristic infection that complicates cirrhosis. Other infections that occur in this setting are dealt with in another paper in this series. Although there were reports of patients who may have had SBP in the ancient literature, convincing cases of SBP were first reported in the 1950s. Not much attention was drawn to this unusual infection until 1964. The acronym was not coined until 1978. The amount of information regarding this unique infection increased dramatically in the 1980s and 1990s. Now we know a great deal about its pathogenesis, diagnostic features, treatment and prevention. This infection develops usually in the setting of advanced cirrhosis with large-volume ascites. Patients will small volume ascites appear to be protected from SBP, perhaps due to concentration of opsonins in the ascitic fluid and the protective effect that opsonins have against this infection3. Dilution of these opsonins as ascitic fluid becomes large in volume reduces immune defenses and predisposes to bacterial infection. Particularly high-risk subgroups include patients a) who have survived SBP in the past and are not provided selective intestinal decontamination (SID), b) with cirrhosis and gastrointestinal hemorrhage, c) with low protein ascitic fluid in general4, and d) who have an ascitic fluid total protein concentration < 1.5 g/dL AND meet specific criteria for liver failure (ChildPugh ≥ 9 points and serum bilirubin ≥ 3 mg/dL) OR renal failure (serum creatinine ≥ 1.2 mg/dL, blood urea nitrogen ≥ 25 or serum sodium ≤ 130 mmol/L5. A high clinical index of suspicion and a low threshold for abdominal paracentesis are required to make an early diagnosis of SBP. A “clinical diagnosis” without a paracentesis is not adequate. Even ascitic fluid samples obtained at the time of outpatient therapeutic paracentesis should be sent for cell count and differential. Occasionally SBP is detected at the time of therapeutic paracentesis. Patients who are ill, febrile, or confused at the time of therapeutic paracentesis should also have fluid sent for bacterial culture. Confirming bacterial infection and/or an absolute ascitic fluid PMN count ≥ 250/cu mm justifies antimicrobial therapy. Growth of an organism leads to the ability to assess susceptibility of that organism and then to use of a narrower spectrum antibiotic. Some organisms are susceptible to ampicillin or even penicillin G. “Dipsticks”, i. e. leukocyte esterase strips, make Pathogenesis Based on an animal model that closely mimics the human disease, it appears that early events in the pathogenesis of SBP include overgrowth of a specific organism (usually E. coli) during progression of cirrhosis, then translocation of that organism (that has increased in colony count) to extra-intestinal sites and on to ascitic fluid1. Stationary (Kupffer cells) as well as motile phagocytes [macrophages and polymorphonuclear leukocytes (PMNs)] can both be defective in patients with cirrhosis2. Colonization of the fluid can be resolved by host defense mechanisms. However if the organism is particularly virulent or the defense mechanisms are particularly weak at that moment, this colonization can progress to SBP3. Peritoneal macrophages are the first line of defense, in concert with opsonins3. If macrophages fail to contain the infection, PMNs are called in by chemotaxins and SBP has occurred. Peripheral PMNs and Kupffer cells attempt to kill bacteria that enter the bloodstream. If antibiotics are not provided at this time, the patient will probably die. Correspondencia a: Bruce A Runyon MD E-mail: [email protected] 249 PERITONITIS BACTERIANA ESPONTÁNEA EN EL PACIENTE CIRRÓTICO - B. A. Runyon Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas it possible to diagnose an elevated ascitic fluid PMN count in 90-180 seconds. However, most of the studies to date have used commercially available dipsticks designed to diagnose urinary tract infections. These strips were not calibrated to diagnose a PMN count specifically ≥ 250 and were not validated in ascitic fluid. They have been shown to have only ~50% sensitivity in a very large study. A strip that is under development by the author was specifically designed to diagnose a PMN count ≥ 250 and specifically in ascitic fluid6. This strip will perhaps allow a diagnosis of SBP within 3 minutes of the tap, therefore permitting an immediate (before the physician leaves that patient’s ward) order for a life-saving antibiotic. Too often in the past, a PMN count has been ordered but the lab was so slow in producing a result, that the elevated ascitic fluid PMN count was not recognized until the culture was reported positive the next day and/or the patient deteriorated, sometimes fatally. An early diagnosis combined with early treatment will save lives. Ascitic fluid should be cultured in blood culture bottles at the bedside. Manufacturers of blood culture bottles recommend a specific range of volume of blood to be injected into the bottles. A similar amount of ascitic fluid should be injected into these bottles. The colony count of bacteria in ascitic fluid is similar (one organism per milliliter) to the colony count of bacteria in blood in patients with bacteremia. This is why blood culture bottles are used. If ascitic fluid is cultured as if it were urine (with an enormous colony count), the culture is usually sterile. Approximately 5% of patients who appear to be SBP, actually have a surgically-treatable cause of ascitic fluid infection. Clues to the possibility of secondary bacterial peritonitis include polymicrobial infection, ascitic fluid protein > 1 g/dL, glucose < 50 mg/dL, and lactate dehydrogenase greater than the upper limit of normal for serum7. These patients should undergo immediate imaging looking for a source of the infection and surgical intervention as needed. Treatment In the remote past, combination antibiotic regimens, such as ampicillin and tobramycin, were used, until it was determined that these patients did not tolerate the nephrotoxicity of aminoglycosides. First and second-generation cephalosporins did not have enough broad-spectrum coverage of the flora. Cefotaxime was the first third-generation cephalosporin. It has been shown to be more effective than older regimens with fewer side effects8. It also penetrates low-protein ascitic fluid such that the ascitic fluid level is similar to the blood level9. This incredibly 250 high ascitic fluid level together with the killing power of this drug and its active metabolite, permit eradication of all susceptible bacteria (86%) with just a single 2 gram dose7. Fifteen doses (2 g every eight hours for five days) have been shown to be as effective as a ten day regimen in a randomized controlled trial, even in bacteremic patients10. Empiric treatment with another drug added to cefotaxime or addition of another drug later, due to detection of resistance or intermediate susceptibility to cefotaxime, is seldom needed, even in patients who have received prophylactic quinolones. Ceftriaxone is highly bound to protein and does not penetrate low-protein ascitic fluid well. If it is chosen to treat SBP, 2 g daily is the minimal dose. This drug is better used to prevent SBP in the setting of gut bleeding rather than to treat SBP. The antibiotic should be ordered “stat”. Otherwise the nurse may wait until the next cycle of everyeight-hour antibiotic. The window of opportunity to intervene with a good outcome is very narrow here. Time is of the essence. Bacterial infections of ascitic fluid lead to prolonged production of the endogenous antimicrobial, nitric oxide, by peritoneal macrophages, in a teleologic attempt to kill bacteria. However, paradoxically this vasodilator further worsens the hyperdynamic circulation of these patients and predisposes to renal failure. Providing intravenous albumin (1.5 g/kg body weight within six hours of diagnosis of SBP and 1 g/kg on day three) helps refill the underfilled intravascular volume and maximizes survival11. Gut flora in the setting of SBP produce endotoxin that further aggravates the hyperdynamic circulation. Based on preliminary observations, it appears that reducing gut flora and the associated endotoxin, by starting SID, at the same time that a parenteral antibiotic is started to treat SBP, can help prevent renal failure and improve survival of patients with SBP. Prevention Preventing an infection that is associated with a high mortality makes more sense than waiting for the infection to occur and then hoping that treatment is started in time to rescue the patient. The recognition of high-risk subgroups of patients for bacterial infection led to attempts to prevent infection. High-risk subgroups include patients a) who have survived SBP in the past, b) with cirrhosis and gastrointestinal hemorrhage, c) with low protein ascitic fluid in general4, and d) who have an ascitic fluid total protein concentration < 1.5 g/dL AND meet specific criteria for liver failure (Child-Pugh ≥ 9 points and serum bilirubin ≥ 3 mg/dL) OR renal failure (serum creatinine ≥ 1.2 mg/dL, blood urea nitrogen ≥ 25 or serum sodium ≤ 130 mmol/L5. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 249-252 PERITONITIS BACTERIANA ESPONTÁNEA EN EL PACIENTE CIRRÓTICO - B. A. Runyon Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Randomized trials have shown benefit of SID (norfloxacin 400 mg, trimethoprim-sulfamethoxazole double strength, or ciprofloxacin 500 mg) in each of these subgroups of patients5,12,13. Intravenous ceftriaxone is superior to oral drugs while patients are bleeding from the gut14. Once the patient has ceased bleeding and is eating, an oral drug can be given twice daily for seven days of total antibiotic15. With modern treatment of gut bleeding in the setting of cirrhosis, patients are seldom in the hospital for seven days now. Retaining them in the hospital just to complete an intravenous treatment regimen, or sending them home on an intravenous antibiotic makes little sense. Completing their seven days of treatment with pills makes more sense. Merck has stopped making norfloxacin in the US. The supply of this drug is dwindling. The author and others are trying to lobby with generic drug manufacturers to take up production of this excellent but old drug. Table 1. Keys to survival of spontaneous bacterial peritonitis (SBP) A high suspicion of SBP in patients with cirrhosis and ascites A low threshold for abdominal paracentesis Ascitic fluid cell count and differential on every single ascitic fluid sample, even outpatient therapeutic samples Culture of blood, urine and other fluids (pleural fluid) as needed Use of dipsticks to detect an elevated PMN count Prompt initiation of cefotaxime or a similar antibiotic with proven success in treatment of SBP when the dipstick is positive, the PMN count is ≥ 250 cells/cu mm, or the patient is ill with evidence of bacterial infection Start selective intestinal intestinal decontamination at the time that treatment for SBP is initiated Five days duration of 2 g of cefotaxime every eight hours or other antibiotic Repeat paracentesis if response to treatment is atypical Provide selective intestinal decontamination until death, transplantation, or resolution of ascites without need for further diuretic treatment Prognosis Patients who develop SBP have very advanced liver failure in general15. Despite early treatment of infection including albumin administration, they may develop multiorgan failure and expire. Physicians may forget to give them SID to prevent recurrent SBP, or patients may develop recurrent SBP despite prophylaxis. Patients may also develop gut bleeding or hepatocellular carcinoma. As these patients’ livers continue to fail over time and they approach death, many new complications of cirrhosis develop, sometimes despite our best attempts to prevent these complications. Rapid recurrent hospitalizations provide evidence that death is near. Patients who might qualify for liver transplantation, medically and psychosocially, should be referred for consideration of transplant, once they survive SBP. References 1.- Runyon BA. Early events in spontaneous bacterial peritonitis. Gut 2004; 63: 782-4. 2.- Runyon BA. Bacterial infections in cirrhosis. J Hepatol 1993; 18: 271-2. 3.- Runyon BA, Morrissey R, Hoefs JC, Wyle F. Opsonic activity of ascitic fluid: a potentially important protective mechanism against spontaneous bacterial peritonitis. Hepatology 1985; 5: 634-7. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 249-252 Table 2. Keys to prevention of spontaneous bacterial peritonitis (SBP) Provide selective intestinal decontamination with norfloxacin 400 mg, trimethoprim-sulfamethoxazole double strength, or ciprofloxacin 500 mg, one pill daily, in the following settings: Patients who have survived SBP in the past Patients with ascitic fluid total protein concentration < 1.0 g/dL Patients who have an ascitic fluid total protein concentration < 1.5 g/dL AND meet specific criteria for liver failure (Child-Pugh ≥ 9 points and serum bilirubin ≥ 3 mg/dL) OR renal failure (serum creatinine ≥ 1.2 mg/dL, blood urea nitrogen ≥ 25 or serum sodium ≤ 130 mmol/L Provide intravenous ceftriaxone 1 g intravenously daily to patients with cirrhosis and gastrointestinal hemorrhage until they are able to take pills orally and then provide norfloxacin 400 mg, trimethoprim-sulfamethoxazole double strength, or ciprofloxacin 500 mg, one pill twice daily to complete seven total days of antibiotic 4.- Runyon BA. Low-protein-concentration ascitic fluid is predisposed to spontaneous bacterial peritonitis. Gastroenterology 1986; 91: 1343-6. 5.- Fernández J, Navasa M, Planas R, Montouliu S, Monfort D, Soriano G, et al. Primary prophylaxis of spontaneous bacterial peritonitis delays hepatorenal syndrome and improves survival in cirrhosis. Gastroenterology 2007; 133: 818-24. 6.- Mendler MH, Agarwal A, Trimzi M, Madrigal E, Tsushima M, Joo E, et al. A new highly sensitive point of care screen for spontaneous bacterial peritonitis using a leukocyte esterase method. J Hepatol (en prensa). 7.- Akriviadis EA, Runyon BA. Utility of an algorithm in differentiating spontaneous bacterial peritonitis from secondary bacterial peritonitis. Gastroenterology 1990; 98: 127-33. 8.- Felisart J, Rimola A, Arroyo V, PérezAyuso RM, Quintero E, Gines P, et al. 251 PERITONITIS BACTERIANA ESPONTÁNEA EN EL PACIENTE CIRRÓTICO - B. A. Runyon Primer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Cefotaxime is more effective than is ampicillin-tobramycin in cirrhotics with severe infections. Hepatology 1985; 5: 457-62. 9.- Runyon BA, Akriviadis EA, Sattler F, Cohen J. Ascitic fluid and serum cefotaxime and desacetylcefotaxime levels in patients treated for bacterial peritonitis. Dig Dis Sci 1991; 36: 1782-6. 10.- Runyon BA, McHutchison JG, Antillon MR, Akriviadis EA, Montano A. Short-course vs long-course antibiotic treatment of spontaneous bacterial peritonitis: a randomized controlled study of 100 patients. Gastroenterology 252 1991; 100: 1737-42. 11.- Sort P, Navasa M, Arroyo V, Alderguer X, Planas R, Ruiz del Arbol, Castells L, et al. Effect of intravenous albumin on renal impairment and mortality in patients with cirrhosis and spontaneous bacterial peritonitis. N Engl J Med 1999; 341: 403-9. 12.- Gines P, Rimola A, Planas R, Vargas V, Marco F, Almela M, et al. Norfloxacin prevents spontaneous bacterial peritonitis recurrence in cirrhosis: results of a double-blind, placebo-controlled trial. Hepatology 1990; 12: 716-24. 13.- Soriano G, Guarner C, Teixedo M, Such J, Barrios J, Enríquez J, et al. Selective intestinal decontamination prevents spontaneous bacterial peritonitis. Gastroenterology 1991; 100: 477-81. 14.- Fernández J, Ruiz del Arbol L, Gómez C, Durandez R, Serradilla R, Guarner C, et al. Norfloxacin vs ceftriaxone in the prophylaxis of infection in patients with advanced cirrhosis and hemorrhage. Gastroenterology 2006; 131: 1049-56. 15.- Runyon BA. Management of adult patients with ascites due to cirrhosis: an update. Hepatology 2009; 49: 2087-107. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 249-252 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 253-256 Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Sobrecrecimiento bacteriano intestinal Claudia Defilippi G. Small intestinal bacterial overgrowth Small intestinal bacterial overgrowth (SIBO) is a clinical condition caused by an increased level of bacteria in the small intestine. It is defined as the presence of more than 105 CFU/ml of colonic type bacteria within the small intestine. The main factors that prevent bacterial colonization in the small intestine are gastric acid, mucosal and systemic imunity, and intestinal motility. When one or more of these mechanisms fail, SIBO can occur. The main predisposing factors for SIBO are: achlorhydria or hypochlorhydria, old age, surgeries, liver cirrhosis, diabetes mellitus, different immunological diseases and the absence of the farsenoid X receptor. The association with functional gastrointestinal diseases, particularly irritable bowel syndrome, is controversial. SIBO is generally considered a malabsorption syndrome; although clinical manifestations can be largely different in each subject. Common symptoms are diarrhea, steatorrhea, chronic abdominal pain, bloating and flatulence. The culture of jejunal aspirate is considered the gold standard diagnostic test, however, due to the fact that it is an invasive test, glucose and lactulose breath tests are currently used in clinical practice. SIBO therapy is based on treatment of predisposing condition, whenever possible, and the administration of wide-spectrum antibiotics. Metronidazole, ciprofloxacin and rifaximin (10 days) are the most frecuently used antibiotics in clinical practice. SIBO recurrence is high, and future trials are needed to assess the usefullness of cyclic courses of antibiotics. The use of probiotics is being studied. Key words: Intestinal bacterial overgrowth, small intestine, antibiotics, rifaximine. Introducción Los humanos vivimos en simbiosis con diferentes tipos de bacterias, las que exceden en número a las células somáticas de nuestro organismo en al menos un orden de magnitud. Esta microflora intestinal es un complejo sistema microbiológico conformado por parásitos, virus, hongos y principalmente bacterias. La concentración bacteriana varía a lo largo del tracto gastrointestinal. Existe escasa cantidad de bacterias a nivel gástrico debido a la presencia de ácido; cantidad que aumenta gradualmente a nivel del intestino delgado con valores cercanos a 103 unidades formadoras de colonias (UFC) por ml. Una vez que se traspasa la válvula ileocecal este valor aumenta en forma muy importante, llegando a valores de 1014 UFC/ml en el colon. Esta ecoflora intestinal es tremendamente importante para nuestro organismo: juega un rol en la defensa contra microorganismos patógenos, participa en la estimulación del sistema inmune, participa en la síntesis de vitaminas y nutrientes, y ejerce un rol importante en el desarrollo y mantención de las funciones sensitivas y motoras del intestino. Gastroenteróloga Laboratorio de Estudios Funcionales Digestivos Centro de Gastroenterología Hospital Clínico Universidad de Chile. Recibido: 28 de marzo de 2010 Aceptado: 29 de marzo de 2010 Correspondencia a: Claudia Defilippi Guerra Santos Dumont 999 Fono: 9788350 Fax: 9788349 E-mail: [email protected] Es por ello que cambios cuantitativos y/o cualitativos de la flora intestinal contribuyen en la aparición de síntomas tanto digestivos como extradigestivos. Definición El sobrecrecimiento bacteriano intestinal (SBI) es una condición causada por un número anormal de bacterias a nivel del intestino delgado, asociada a diferentes condiciones predisponentes. Se le define como la presencia en el intestino delgado de más de 105 UFC/ml de bacterias de tipo colónico, es decir, gram (-) anaerobios estrictos y enterococos. Una definición más precisa debiera basarse en técnicas moleculares emergentes y de mayor exactitud para identificar especies de bacterias que son difíciles de cultivar. Factores predisponentes En sujetos sanos, los principales mecanismos que restringen la colonización bacteriana en el intestino delgado son la barrera ácida gástrica, la inmunidad mucosa y sistémica y la motilidad intestinal. Cuando estos mecanismos fallan se desarrolla SBI. Diversos factores y enfermedades sistémicas se han asociado a la presencia de SBI. 253 SOBRECRECIMIENTO BACTERIANO - C. Defilippi G. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo 1.- Aclorhidria o hipoclorhidria: La presencia de gastritis crónica atrófica autoinmune, vagotomía, uso prolongado de inhibidores de la bomba de protones o gastrectomía total, aumentan el riesgo de que el intestino delgado sea contaminado por bacterias. 2.- Edad avanzada: Se ha reportado la presencia de SBI en personas asintomáticas, de edad avanzada y pertenecientes a la comunidad. Estos pacientes, aunque asintomáticos, tienen bajos índices de masa corporal (IMC) y el tratamiento con antibióticos ha producido un aumento de peso y una mejoría en el IMC, por lo que se ha planteado que en esta población el SBI pudiera ser una causa de malnutrición sub-reconocida. Factores de riesgo como una disminución en la motilidad intestinal, diverticulosis del intestino delgado, cirugías intestinales previas y aclorhidria son más frecuentes en la población de mayor edad, lo que pudiera explicar esta asociación. 3.- Cirugías: Resección de la válvula ileocecal, gastrectomía parcial con un Billroth II y anastomosis en Y de Roux pueden determinar la presencia de SBI. 4.- Cirrosis hepática: La presencia de SBI en pacientes cirróticos se ha asociado a endotoxemia sistémica. Se sabe que la translocación bacteriana en cirróticos parece tener algún rol en la patogenia de la peritonitis bacteriana espontánea. La disrupción del equilibrio de la flora bacteriana se relaciona con el desarrollo de translocación. La presencia de alteraciones de la motilidad intestinal es uno de los factores que contribuye al SBI. La cirrosis se asocia con una reducción de la motilidad intestinal, lo que implica SBI y la subsecuente translocación. 5.- Diabetes mellitus: El SBI se ha reportado en 43% de los casos de diarrea crónica en el diabético. 6.- Esclerodermia: El SBI en estos pacientes ocurre principalmente cuando existe compromiso del intestino delgado. La diarrea es el principal síntoma. 7.- Enfermedad celíaca y pancreatitis: Muchos pacientes con enfermedad celíaca que tienen síntomas persistentes a pesar de una buena adherencia a la dieta sin gluten pueden tener SBI. También el SBI es frecuente en pacientes con insuficiencia pancreática particularmente en los con historia de cirugía gastroduodenal. 8.- Artritis reumatoidea: El SBI se asocia con mayores índices de actividad de la enfermedad y no parece estar relacionado a aclorhidria. 9.- Acromegalia: El SBI ocurre más frecuentemente en pacientes acromegálicos, lo cual puede ser tratado específicamente con antibióticos. Se sugiere que esta relación estaría dada por una alteración de la motilidad intestinal per se en este tipo de pacientes. 10.- Síndrome de intestino irritable (SII): El rol que juega el SBI en la patogenia del síndrome de 254 intestino irritable es controversial. Pimentel y cols, hace algunos años estimaron que la prevalencia de SBI en pacientes con SII fluctuaba entre 78-84% y que la terapia antibiótica mejoraba sustancialmente los síntomas. Estos resultados han sido ampliamente cuestionados debido a los criterios metodológicos utilizados. Estudios recientes que han testeado diferentes métodos diagnósticos para evaluar la presencia de SBI no han mostrado diferencias estadísticamente significativas entre pacientes con SII y sujetos sanos. En este tipo de pacientes se ha pesquisado un aumento en el recuento bacteriano encontrado en aspirados yeyunales, pero que no alcanza a llegar al límite de corte de 105 UFC/ ml. Cuadro clínico El SBI es considerado generalmente como un síndrome de malabsorción, aunque sus manifestaciones clínicas varían mucho entre un sujeto y otro. Los principales síntomas son la presencia de diarrea, esteatorrea, dolor abdominal crónico, distensión abdominal y flatulencia. Se han descrito casos asintomáticos. Algunas presentaciones inhabituales incluyen: anemia megaloblástica, osteomalacia, neuropatía, baja de peso y edema periférico. Las bacterias anaeróbicas privan al huésped de la vitamina B12 ingerida, causando su deficiencia. Además,= se han reportado deficiencias de tiamina y nicotinamida. El SBI puede llevar a una malabsorción de hidratos de carbono dada la reducción de los niveles de disacaridasas en el ribete en cepillo. La fermentación bacteriana de los hidratos de carbono contribuye al malestar abdominal y a la distensión. La malabsorción de proteínas es causada por numerosos factores: disminución de la absorción de aminoácidos y péptidos, lo que lleva a daño mucoso y nivel bajo de enterokinasas, lo que altera la activación de proteasas pancreáticas y/o enteropatía perdedora de proteínas. Métodos diagnósticos Tradicionalmente los tests para la detección de SBI se dividen en invasivos (los que requieren la intubación del paciente y la aspiración de fluido intestinal), y no invasivos (los que miden la concentración de productos del metabolismo bacteriano en plasma, orina o aire espirado). El estándar de oro para el diagnóstico de SBI es el aspirado y cultivo de fluido del intestino delgado, el cual se considera positivo con un recuento superior a 105 UFC/ml en la gran mayoría de los estudios. Dentro de los inconvenientes de esta técnica se encuentran las siguientes características: es invasiva, consume Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 253-256 SOBRECRECIMIENTO BACTERIANO - C. Defilippi G. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo tiempo, tiene riesgo de contaminación del aspirado con flora bucal y no existe una técnica universal para la toma de la muestra. Aunque es ampliamente recomendada por muchos expertos, se piensa que este test no permite detectar el SBI que ocurre distal en el intestino delgado, es decir, a nivel del íleon. Este y otros factores han cuestionado su condición de ‘estándar de oro’. Dentro de las pruebas no invasivas las más ampliamente usadas son las de aire espirado o breath tests. Hidrógeno (H2) y metano (CH4) se producen por fermentación de sustratos intraluminales (hidratos de carbono), por bacterias que contaminan el intestino delgado. Los sustratos más frecuentemente utilizados para la detección de SBI son la glucosa y la lactulosa. Son tests simples, no invasivos y más atractivos que la intubación duodenal, pero tienen una serie de inconvenientes: un 15% de la población es sólo productora de metano, tanto el tránsito lento como el rápido pueden afectar la exactitud de estos tests, la dieta, el consumo de cigarrillos y el ejercicio pueden influir en los niveles basales. La literatura relacionada revela grandes variaciones en la sensibilidad y especificidad de estos tests. El test de aire espirado con glucosa es el más ampliamente utilizado según la literatura, no así en nuestro medio. La glucosa es un sustrato barato que se absorbe en el intestino delgado alto. Cuando existe SBI las bacterias metabolizan la glucosa a CO2 e H2. Se considera positivo cuando el nivel basal de H2 o de CH4 es > 20 ppm o cuando existe un aumento > 12 ppm sobre el basal tanto para H2 como para CH4. Reuniones de consenso recientes reportan una sensibilidad de 62,5% y una especificidad de 81,8%. El test de aire espirado con lactulosa se basa en el uso de un hidrato de carbono no absorbible en el intestino delgado, el que es aclarado por las bacterias del colon proximal hacia H2, produciendo un peak tardío en el H2 exhalado. En presencia de SBI se observa un peak temprano de H2. Este test se considera positivo cuando existe un basal de H2 o CH4 > 20 ppm, cuando existe un doble peak en los niveles de H2 o CH4, o un aumento temprano de H2 o CH4 > a 20 ppm. Los resultados de este test son difíciles de interpretar cuando existe un tránsito lento o rápido. La exactitud diagnóstica es inferior a la de los breath test de lactosa, con una sensibilidad de 52,4% y una especificidad de 85,7% según lo reportado en estudios de consenso. Tratamiento El tratamiento del SBI se basa en tratar la condición predisponente y la administración de antibióticos. Poca evidencia existe sobre la eficacia de proquinéticos y probióticos. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 253-256 Se han evaluado diferentes esquemas terapéuticos. Los más utilizados son el metronidazol y el ciprofloxacino. Estudios en pacientes con asa ciega han demostrado buena eficacia del metronidazol, incluso mejor que el uso de antibióticos no absorbibles. Uno de los antibióticos más utilizados es la rifaximina (no disponible en Chile): antibiótico no absorbible, con actividad bactericida contra aerobios y anaerobios como Bacteroides, Lactobacillus y Clostridium. Diversos trabajos indican que rifaximina en dosis de 1.200 mg/día por 10 días logra tasas de erradicación del SBI entre 60-83%. No existe información concluyente acerca de la terapia más efectiva. Las decisiones deben ser individualizadas, considerando los riesgos de una terapia antibiótica en cuanto a la posibilidad de diarrea, infecciones por Clostridium difficile, intolerancia, resistencia bacteriana y costos. Otro punto no menor es la tasa de recurrencia post tratamiento. Trabajos recientes han demostrado que pacientes que han logrado un tratamiento exitoso de erradicación presentan una recurrencia acumulativa de SBI de 12,5%, 27,5% y 43,7% a 3, 6 y 9 meses, respectivamente. Los antecedentes de apendicectomía y de uso crónico de inhibidores de bomba constituyen variables significativamente asociadas a la recurrencia de este cuadro. Esto ha llevado a plantear el uso de terapia antibiótica cíclica en estos enfermos, lo que debe ser motivo de estudios futuros. Pocos estudios han examinado la utilidad de los probióticos en SBI. Trabajos realizados con Saccharomyces boulardi y Lactobacillus fermentum no han demostrado utilidad. El uso de Lactobacillus plantarum 299 V y Lactobacillus GG ha beneficiado a niños con SBI e intestino corto. Se requiere de un mayor número de estudios para poder sacar conclusiones válidas al respecto. Resumen El sobrecrecimiento bacteriano intestinal (SBI) es una condición causada por un número anormal de bacterias en el intestino delgado. Se le define como la presencia de más de 105 UFC/ ml de bacterias de tipo colónico a nivel del intestino delgado. Los principales factores que restringen la colonización bacteriana en el intestino delgado son la barrera ácida gástrica, la inmunidad mucosa y sistémica y la motilidad intestinal. Cuando estos factores fallan se desarrolla SBI. Los principales factores asociados a la presencia de esta condición son: aclorhidria o hipoclorhidria, edad avanzada, cirugías, cirrosis hepática, diabetes mellitus, diversas enfermedades inmunológicas y ausencia del receptor farsenoide X. Existe controversia acerca de su asociación con trastornos 255 SOBRECRECIMIENTO BACTERIANO - C. Defilippi G. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo funcionales digestivos, especialmente con síndrome de intestino irritable. Se le considera como un síndrome de malabsorción aunque sus manifestaciones clínicas son variables de un sujeto a otro. Los principales síntomas son la presencia de diarrea, esteatorrea, dolor abdominal crónico, distensión abdominal y flatulencia. El estándar de oro para su diagnóstico es el aspirado y cultivo de fluido del intestino delgado. Dado que es un test invasivo suelen utilizarse para su diagnós- Referencias 1.- Rana S, Bhardwaj S. Small intestinal bacterial overgrowth. Scand J Gastroenterol 2008; 43: 1030-7. 2.- Parodi A, Capurso G, Perri F, et al. Breath testing for small-intestinal bacterial overgrowth. Aliment Pharmacol Ther 2009; 29 (Suppl 1): 18-22. 3.- Saad R, Chey W. Breath tests for gastrointestinal disease: the real deal or just a lot of hot air? Gastroenterology 2007; 133: 1763-6. 4.- Gasbarrini A, Corazza G, Gasbarrini G, et al. Methodology and indications of H2breath testing in gastrointestinal diseases: the Rome Consensus Conference. Aliment Pharmacol Ther 2009; 29 (Suppl 1): 1-49. 5.- Grover M, Kanazawa M, Palsson O, et al. Small intestinal bacterial overgrowth in irritable bowel syndrome: association with colon motility, bowel symptoms, and psychological distress. 256 6.- 7.- 8.- 9.- 10.- tico los test de aire espirado, con glucosa y lactulosa. Su tratamiento implica solucionar la condición predisponente cuando es posible, y administrar antibióticos de amplio espectro, metronidazol, ciprofloxacino y la rifaximina (por 10 días) son los más utilizados. Dada su elevada tasa de recurrencia debe evaluarse la posibilidad de terapia cíclica. El uso de probióticos está en estudio. Palabras clave: Sobrecrecimiento bacteriano intestinal, intestino delgado, antibióticos, rifaximina. Neurogastroenterol Motil 2008; 20: 9981008. Vanner S. The Small Intestinal Overgrowth-Irritable Bowel Syndrome Hypothesis: Implications for treatment. Gut 2008; 57: 1315-21. Posserud I, Stotzer P, Björnsson E, et al. Small intestinal bacterial overgrowth in patients with irritable bowel syndrome. Gut 2007; 56: 802-8. Ford AC, Spiegel BM, Talley NJ, et al. Small intestinal bacterial overgrowth in irritable bowel syndrome: systematic review and meta-analysis. Clin Gastroenterol Hepatol 2009; 7: 1279-86. Resmini E, Parodi A, Savarino V, et al. Evidence of prolonged orocecal transit time and small intestinal bacterial overgrowth in acromegalic patients. J Clin Endocrinol Metab 2007; 92: 2119-24. Parodi A, Paolino S, Greco A, et al. Small intestinal bacterial overgrowth in rosacea: clinical effectiveness of its 11.- 12.- 13.- 14.- erradication. Clin Gastroenterol Hepatol 2008; 6: 759-64. Parodi A, Sessarego M, Greco A, et al. Small intestinal bacterial overgrowth in patients suffering from scleroderma: clinical effectiveness of its erradication. Am J Gastroenterol 2008; 103: 1257-62. Gasbarrini A, Lauritano E, Gabrielli M, et al. Small intestinal bacterial overgrowth: diagnosis and treatment. Dig Dis 2007; 25: 237-40. Esposito I, de Leone A, Di Gregorio G, et al. Breath test for differential diagnosis between small intestinal bacterial overgrowth and irritable bowel disease: An observation on non-absorbable antibiotics. World J Gastroenterol 2007; 13: 6016-21. Lauritano E, Gabrielli M, Scarpellini E, et al. Small intestinal bacterial overgrowth recurrence after antibiotic therapy. Am J Gastroenterol 2008; 103: 2031-5. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 253-256 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 257-259 Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo El uso de probióticos en el síndrome de intestino irritable y constipación Daniel Cisternas C. Use of probiotics in irritable bowel syndrome and constipation Probiotics are defined as live microorganisms which, when administered in adequate amounts, confer a health benefit to the host. The most commonly used bacteria are species of Lactobacillus and Bifidobacterium. In irritable bowel syndrome (IBS), B. infantis 35624 108CFU/day has shown consistent results, demonstrating a significant reduction in abdominal pain and bloating. It has been suggested that B. animalis DN-173 010 has a beneficial effect only in the subgroup of IBS patients with less than three bowel movements per week. The latter probiotic has shown to produce an increase in intestinal transit in healthy individuals and in individuals with chronic constipation, increasing between 1 and 2 bowel movements per week if used in daily dose of 1.25 × 1010 CFU. The effects can not be extrapolated to different strains, vehicles, or doses. Further studies are required to determine the ideal vehicle, and the optimal duration of treatment. Key words: Probiotics, Lactobacillus, Bifidobacterium, irritable bowel syndrome. Introducción Los probióticos han sido definidos como microorganismos vivos que, al administrarse en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del huésped1. Su uso y la publicación de estudios científicos sobre su utilización han experimentado un gran aumento. En 2001–2005 se publicó un número cuatro veces mayor de ensayos clínicos en humanos que aquellos publicados en el período 1996-2000. Se ha descrito el uso de probióticos en 68 condiciones clínicas, siendo las gastrointestinales una de las más frecuentes2. Los probióticos más utilizados corresponden a especies de Lactobacillus y Bifidobacterium, así como algunas especies de Streptococcus, E. coli y la levadura Saccharomyces cerevisiae (boulardi). La administración de probióticos produce un cambio en el ecosistema intestinal, favoreciendo la proporción de bacterias benéficas, tanto por mecanismos inmunes como no inmunes. Además, los probióticos pueden tener un efecto trófico sobre la mucosa intestinal (Tabla 1). Cabe destacar que los efectos in vitro como in vivo de los probióticos son muy diferentes entre distintas cepas, por lo que los efectos demostrados no deben extrapolarse a distintos probióticos. Además, los efectos dependerán también de las dosis administradas, del vehículo de transporte (lácteos o liofilizados) y Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 11 de abril de 2010 Aceptado: 13 de abril de 2010 Correspondencia a: Daniel Cisternas Camus E-mail: [email protected] de la presencia de otras sustancias como prebióticos en la mezcla. No debe extrapolarse beneficios entre distintos productos. Tabla 1. Potenciales beneficios descritos en bacterias probióticas Efectos inmunes • Estimulación de la secreción de IgA a nivel local y sistémico • Modulación de la síntesis de citoquinas Efectos no inmunes • Producción de ácidos grasos de cadena corta, de efecto trófico sobre enterocitos • Producción de sustancias con efecto antibacteriano (bacteriocinas) • Disminución del pH intraluminal, lo que estimula el peristaltismo y disminuye la viabilidad de otras bacterias • Favorece las uniones estrechas • Inhibición competitiva del crecimiento de cepas patógenas • Fagocitosis de radicales libres • Inactivación de toxinas bacterianas • Modificación del perfil de producción de gas a nivel colónico • Deconjugación de sales biliares 257 PROBIÓTICOS EN INTESTINO IRRITABLE Y ESTREÑIMIENTO - D. Cisternas C. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Síndrome de intestino irritable Existen numerosos estudios sobre el uso de probióticos en síndrome de intestino irritable (SII). Sin embargo, su utilidad es pobre debido fundamentalmente a: i) Problemas de randomización o falta de control; ii) Heterogeneidad de los probióticos; iii) Heterogeneidad en tipos de pacientes y outcomes/desenlaces clínicos evaluados; iv) Escaso tiempo de seguimiento. Sin embargo, la revisión de los estudios bien diseñados permite extraer algunas conclusiones: 1. La utilización de Bifidobacterium infantis 35624 ha demostrado consistentemente beneficios en SII. O’Mahony y cols, probaron el uso de 1010 unidades formadoras de colonias (UFC) de B. infantis vs Lactobacillus salivarius UCC4331 vs placebo en un vehículo lácteo en 75 pacientes por 8 semanas3. Sólo B. infantis demostró una mejoría estadísticamente significativa del dolor abdominal y la distensión respecto al placebo. Esta diferencia se evidenció desde la primera semana, y se mantuvo por todo el período de seguimiento (4 semanas post suspensión del tratamiento). El efecto sobre las deposiciones fue mucho menor, transitorio y no se correlacionó con la mejoría en los otros síntomas. Whorwell y cols, realizaron un estudio multicéntrico, randomizando 362 mujeres con SII para recibir B. infantis 35624 en cápsulas vs placebo por 4 semanas4. Los pacientes en el grupo activo presentaron una disminución del dolor abdominal que fue 20% mayor a la experimentada en el grupo placebo (p = 0,023). Esta diferencia se mantuvo hasta el final del seguimiento, 2 semanas luego de la suspensión del tratamiento. El efecto demostrado sobre la distensión abdominal fue menor. Debe notarse que el efecto benéfico sólo se logró con dosis de 108 UFC/ día. Se ha planteado que los beneficios demostrados por B. infantis 35624 podrían deberse a su demostrada actividad antiinflamatoria en modelos animales y ex vivo. 2. En el caso de Lactobacillus plantarum 299v y VSL#3 (una combinación de 3 especies de Bifidobacterium, cuatro especies de Lactobacillus, y una cepa de Streptococcus salivarius), ambos han mostrado resultados variables en estudios randomizados, pudiéndose sugerir un efecto bastante específico de ambos sobre el síntoma de distensión abdominal. 3. Guyonnet y cols, randomizaron 274 pacientes con SII predominio constipación a recibir 1,25 x 1010 UFC de Bifidobacterium animalis DN-173 010 en yogurt (fórmula patentada por Danone® para Activia®) versus yogurt-placebo por 6 semanas5. No se demostró una diferencia significativa en los síntomas de dolor ni distensión respecto al placebo. Sólo se logró demostrar un beneficio en la dimensión de malestar de un score de calidad de vida (Functional Digestive Disorders Quality of Life-FDDQL). Sin embargo, al analizar el subgrupo de pacientes que basalmente tenían menos de tres movimientos intestinales por semana, se evidenció un marcado aumento en el número de deposiciones, cercano al 100% (p < 0,001). En este subgrupo, además, se demostró una disminución significativa del dolor abdominal y la distensión abdominal, respecto al placebo. 4. Finalmente, Brenner y cols, concluyen en una revisión sistemática publicada recientemente en la revista American Journal of Gastroenterology que “Bifidobacterium infantis 35624 ha demostrado eficacia en la mejoría de los síntomas asociados a SII”. Por otra parte, concluyen que “existen datos inadecuados para comentar sobre el uso de otros probióticos en SII”6. El análisis de la literatura permite sugerir efectos selectivos de distintos probióticos sobre diversos síntomas digestivos. Así, se puede sugerir que B. infantis 35624 tendría un efecto especial sobre el dolor, y B. animalis DN-173 010 tendría un efecto fundamentalmente sobre la constipación (Tabla 2). En general, el (los) beneficio(s) demostrados se observan rápidamente, dentro de las primeras semanas de tratamiento. Entre los estudios bien diseñados, no existe seguimiento suficientemente largo que permita estimar la duración total del efecto, de modo que no existe evidencia para hacer una recomendación respecto a la duración del tratamiento. Constipación Los estudios que analizan este tema son menores en número y, en general, de peor calidad. B. animalis DN-173 010 es el más y mejor estudiado. Previamente se había demostrado su efecto acelerador del tránsito intestinal en estudios randomizados en individuos sanos7,8 y en pacientes de edad avanzada9. Yang y cols, randomizaron 126 mujeres con constipación no orgánica para recibir B. lactis Tabla 2. Resumen de recomendación de uso de probióticos Condición S. de intestino irritable Constipación 258 Probiótico Dosis Duración tratamiento Principal efecto clínico B. infantis 35624 10 UFC/día No determinada Disminuye el dolor adominal B. animalis DN-173 010 1,25 x 10 UFC/día No determinada Aumenta número de deposiciones 8 10 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 257-259 PROBIÓTICOS EN INTESTINO IRRITABLE Y ESTREÑIMIENTO - D. Cisternas C. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo DN-173 010, 1,25 × 1010 UFC versus placebo10. Tras dos semanas de tratamiento, el grupo de tratamiento activo presentaba 4,1 ± 1,7 versus 2,6 ± 1,0 movimientos intestinales por semana en el grupo placebo (p < 0,01). Los pacientes que recibieron tratamiento activo presentaron además una disminución significativa de la consistencia de las deposiciones. En estudios aislados no repetidos se ha reportado también el efecto benéfico de los probióticos E. coli Nissle 191711 y Lactobacillus casei Shirota12. Resumen Los probióticos han sido definidos como microorganismos vivos que, al administrarse en cantidades adecuadas, confieren un beneficio a la salud del huésped. Las bacterias más utilizadas son especies Referencias 1.- Lin DC. Probiotics as functional foods. Nutr Clin Pract 2003; 18: 497-506. 2.- MH Fosh DM. Use of probiotics in humans: an analysis of the literature. Gastroenterol Clin N Am 2005; 34: 547-70. 3.- O’Mahony L, McCarthy J, Kelly P, Hurley G, Luo F, Chen K, et al. Lactobacillus and Bifidobacterium in irritable bowel syndrome: Symptom responses and relationship to cytokine profiles. Gastroenterology 2005; 128: 541-51. 4.- Whorwell PJ, Altringer L, Morel J, Bond Y, Charbonneau D, O’Mahony L, et al. Efficacy of an encapsulated probiotic Bifidobacterium infantis 35624 in women with irritable bowel syndrome. Am J Gastroenterol 2006; 101: 1581-90. 5.- Guyonnet D, Chassany O, Ducrotte P, Picard C, Mouret M, Mercier C-H, et al. Effect of a fermented milk containing Bifidobacterium animalis DN-173 010 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 257-259 6.- 7.- 8.- 9.- de Lactobacillus y Bifidobacterium. En síndrome de intestino irritable (SII), B. infantis 35624 108 UFC/ día ha mostrado resultados consistentes, demostrando una reducción significativa del dolor abdominal y la distensión. Se ha sugerido que B. animalis DN-173 010 tendría efecto benéfico sólo en el subgrupo de pacientes con SII y menos de tres movimientos intestinales por semana. Este último probiótico ha mostrado producir un aumento del tránsito intestinal en individuos sanos y en individuos con constipación crónica, aumentado entre 1 y 2 movimientos intestinales por semana al ser usado en dosis diaria de 1,25 × 1010 UFC. Los efectos producidos no son extrapolables a distintas cepas, vehículos ni dosis. Se requiere más estudios para determinar el vehículo ideal, así como la duración óptima del tratamiento. Palabras clave: Probióticos, Lactobacillus, Bifidobacterium, síndrome de intestino irritable. on the health-related quality of life and symptoms in irritable bowel syndrome in adults in primary care: a multicentre, randomized, double-blind, controlled trial. Aliment Pharmacol Ther 2007; 26: 475-86. Brenner DM, Moeller MJ, Chey WD, Schoenfeld PS. The utility of probiotics in the treatment of irritable bowel syndrome: a systematic review. Am J Gastroenterol 2009; 104: 1033-49. Bouvier M MS, Bouley C, Berta JL, Grimaud JC. Effects of consumption of a milk fermented by the probiotic Bifidobacterium animalis DN 173 010 on colonic transit time in healthy humans. Biosci Microflora 2001; 20. Marteau P, Cuillerier E, Meance S, Gerhardt MF, Myara A, Bouvier M, et al. Bifidobacterium animalis strain DN173&nbsp; 010 shortens the colonic transit time in healthy women: a doubleblind, randomized, controlled study. Aliment Pharmacol Ther 2002; 16: 587-93. Meance S, Cayuela C, Raimondi A, Turchet P, Lucas C, Antoine JM. Recent advances in the use of functional foods: effects of the commercial fermented milk with bifidobacterium animalis strain dn173 010 and yoghurt strains on gut transit time in the elderly. Microb Ecol Health Dis 2003; 15. 10.- Yang Y, He M, Hu G, Wei J, Pages P, Yang XH, et al. Effect of a fermented milk containing Bifidobacterium lactis DN-173010 on Chinese constipated women. World J Gastroenterol 2008; 14: 6237-43. 11.- Möllenbrink M BE. Treatment of chronic constipation with physiologic Escherichia coli bacteria. Results of a clinical study of the effectiveness and tolerance of microbiological therapy with the E. coli Nissle 1917 strain (Mutaflor). Med Klin (Munich) 1994; 89: 5 87-93. 12.- Koebnick C WI, Leitzmann P, Stern U, Zunft HJ. Probiotic beverage containing Lactobacillus casei shirota improves gastrointestinal symptoms in patients with chronic constipation. Can J Gastroenterol 2003; 17: 655-9. 259 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 260-267 Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Diarrea por Clostridium difficile Francisco Javier Biel M. Medicina InternaGastroenterología Clínica Alemana de Temuco – Universidad de la Frontera. Temuco. Recibido y Aceptado: 09 de abril de 2010 Correspondencia a: Francisco Javier Biel Morales Dirección: Senador Estébanez 645. Temuco Fono-Fax: (45) 201126-201127 E-mail: [email protected] Clostridium difficile-associated diarrhea Clostridium difficile (CD) is an anaerobic, gram-positive, spore-forming, toxin-producing bacillus. This is the leading cause of nosocomial diarrhea associated with antibiotic therapy in hospitalized patients. The two major risk factors for C. Difficile associated disease (CDAD) are recent exposure to an antibiotic and exposure to a toxin-producing strain of the microorganism. Epidemiology of CDAD has changed substantially in the last decade, with an increase of incidence and occurrence of more severe, refractory and recurrent episodes. CDAD clinical spectrum varies from asymptomatic carriers, going from mild diarrhea to fulminant colitis with a high mortality rate. The standard antibiotic treatment is oral metronidazole and vancomycin, with response rates close to 90%, but after the appearance of “hypervirulent” strains in 2003, the response rate has decreased significantly. Therefore, in recent years many trials have reported a series of strategies and studies with new antimicrobial agents with promising results. Immunotherapy appears to play an important role in preventing recurrence and in the management of patients with a severe disease. The present article will review the most important aspects related to the infection associated with CD. Key words: Clostridium difficile, diarrhea, antibiotic therapy. Introducción Clostridium difficile (CD) es una bacteria anaerobia, gram positiva, formadora de esporas y productora de toxinas que ha sido ampliamente relacionada al uso de antibióticos. Aislada por primera vez en el año 1935 por Hall y O`Toole en muestras de deposición de neonatos sanos, la denominaron “Bacillus difficilis” aludiendo a su dificultad para ser aislada y cultivada in vitro. Sin embargo, no fue hasta el año 1978 cuando Barlett y cols, asociaron este microorganismo a la colitis pseudomembranosa (CPM) relacionada al uso de antibióticos. Desde entonces, la incidencia de la infección por CD ha aumentado drásticamente, siendo considerada actualmente como la principal causa de diarrea infecciosa nosocomial en países desarrollados, con una incidencia de 0,1-2% en pacientes hospitalizados. En los últimos años, han sido reportados brotes graves de colitis pseudomembranosa en Norteamérica y Europa debido a una cepa “Hipervirulenta” (BI/ NAP1/027) caracterizada por mayor severidad del cuadro clínico y resistencia al tratamiento con metronidazol. Epidemiología Clostridium difficile puede ser cultivado en heces en 3-5% de adultos sanos y en aproximadamente 1030% de los pacientes adultos hospitalizados, número que asciende a más de 50-70% en neonatos. Entre 260 3-29% de los pacientes hospitalizados que reciben tratamiento antibiótico desarrolla diarrea. CD ha sido implicado como agente causal en 15-25% de las diarreas asociadas a tratamiento antibiótico, en 5070% de las colitis asociadas a antibióticos y en 95% de las CPM asociadas a antibióticos (Tabla 1). Datos provenientes del Centro de Control y Prevención de las Enfermedades de los EE.UU. (CDC), revelan que la enfermedad asociada a C. difficile (EACD) en pacientes egresados de centros hospitalarios aumentó de 31 casos por 100.000 habitantes en 1996 a 61 por 100.000 habitantes en el año 2003. La mortalidad asociada a EACD es de 0,6-1,5%, con tasas de hasta 17% durante el brote epidémico ocurrido en Quebec. La mayoría de los casos de EACD se adquiere en el ambiente hospitalario, sin embargo, existen reportes de casos de infección adquiridos en la comunidad. Es así como en Irlanda, 11% de los casos de diarrea con toxina positiva para CD, no tenía antecedentes de hospitalización en los 60 días previos. Factores de riesgo El factor de riesgo más importante asociado a la infección por CD es el uso de antibióticos, estimándose que más de 90% de los casos presenta antecedente de uso previo (1-8 semanas previas), incluso en dosis única profiláctica. Todos los antibióticos, excepto los aminoglicósidos pueden asociarse a EACD. Históricamente la clindamicina, cefalosporinas y algunas penicilinas fueron los antibióticos más frecuentemente DIARREA POR Clostridium difficile - F. J. Biel M. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo involucrados (Tabla 2). Recientemente, las fluoroquinolonas han sido implicadas como uno de los principales antibióticos asociados a la infección por CD. Otros factores de riesgo para el desarrollo de EACD son: edad avanzada, hospitalización prolongada, co-morbilidades severas, cirugía gastrointestinal, procedimientos digestivos (sondas nasoenterales, enemas), estadía en UCI, ventilación mecánica prolongada (≥ 24 horas), insuficiencia renal crónica, concentración de albúmina ≤ 3 g/dl e inmunosupresión. El uso de bloqueadores de la secreción ácida y el riesgo de infección por CD fueron analizados recientemente en una revisión sistemática. Se observó que pacientes con infección por CD usaban con mayor frecuencia inhibidores de la secreción ácida en comparación con aquellos que no usaban (OR 1,94; 95% IC 1,37-2,75), siendo la asociación mayor con inhibidores de la bomba de protones (OR 1,96; 95% IC 1,28-3), que con antagonistas H2 (OR 1,4; 95% IC 0,85-2,29). Patogenia Los 3 factores necesarios para que CD infecte a un individuo son: 1. Alteración de la microflora colónica normal (uso de agentes antimicrobianos). 2. Ingestión por vía oral de CD o sus esporas con la resultante colonización intestinal. 3. Liberación de toxinas patogénicas al lumen colónico produciendo injuria intestinal e inflamación. La disrupción de la flora colónica normal es esencial en la patogénesis de la infección por CD. Algunos agentes terapéuticos, procedimientos médicos o enfermedades pueden afectar la flora intestinal normal predisponiendo al desarrollo de EACD. La terapia antimicrobiana, drogas antineoplásicas e inmunosupresora son los agentes más comúnmente implicados. CD puede existir en formas vegetativas o esporas, la forma vegetativa es altamente sensible al oxígeno y muere rápidamente al exponerse al medio ambiente. Las esporas son resistentes y pueden sobrevivir en condiciones ambientales adversas incluyendo la acidez gástrica y algunos desinfectantes comerciales de uso habitual. El ambiente hospitalario es la principal fuente de infección debido a la ingestión de esporas de CD. Ha sido aislado de diversas fuentes como manos de personal sanitario y objetos inanimados (toallas, utensilios, equipos endoscópicos, etc). Los pacientes colonizados asintomáticos pueden también servir como reservorios. Las vías principales de transmisión son: vía fecal-oral, persona-persona y fomites/ instrumentos-paciente. CD se reproduce en las criptas de la mucosa intestinal y libera toxinas (A y B) que producen diversos Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 260-267 Tabla 1. Porcentaje de aislamiento de CD y la positividad de toxinas en deposiciones en distintas poblaciones estudiadas Pacientes % aislamiento CD % positividad toxinas (A/B) Colitis pseudomembranosa 95-100 95-100 Diarrea asociada a ATB 15-25 10-25 Pacientes hospitalizados 10-25 2-8 Adultos asintomáticos <3 < 0,5 Neonatos asintomáticos 5-70 5-63 Tabla 2. Riesgo de desarrollar EACD según el tipo de antibióticos Riesgo bajo Riesgo moderado Riesgo alto Aminoglicósidos Amoxicilina-clavulánico Cefalosporina 2ª-3ª gen Vancomicina Macrólidos Clindamicina Trimetropin Amoxicilina/ampicilina Fluoroquinolonas Tetraciclinas Piptazobactam Benzylpenicilina grados de inflamación. Algunas cepas de CD (como la epidémica BI/PAP1/027) también secretan una toxina binaria, sin embargo, su rol patogénico es desconocido, asociándose a EACD más severa. Esto sería explicado por una mayor producción de toxina A y B (16 veces más toxina A y 23 veces más toxina B), debido a una deleción del gen tcdC que es un regulador negativo de la producción de estas toxinas. Ambas toxinas ejercen su acción en la célula del epitelio intestinal, determinando inducción de la expresión de citoquinas como IL-8 (potente quimiotáctil de neutrófilos), IL1β y FNT, lo que produce un aumento de la permeabilidad celular y secreción de agua. Los cambios inflamatorios llevan a la destrucción celular y apoptosis lo que se manifiesta macroscópicamente por ulceraciones de la mucosa. El exudado inflamatorio resultante forma pseudomembranas, elemento considerado “patognomónico” de la colitis por CD. La respuesta inmune del huésped, determina si el individuo se hará portador asintomático o bien desarrollará EACD. Aquellos individuos colonizados por CD tienen niveles más elevados de anticuerpos antitoxina A que aquellos que desarrollan la enfermedad. A su vez, los pacientes que desarrollan EACD y que poseen niveles elevados de anti-toxina A desarrollan enfermedad de menor duración con una menor tasa de recurrencia. 261 DIARREA POR Clostridium difficile - F. J. Biel M. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Cuadro clínico La infección por CD puede ocurrir como casos esporádicos o brotes nosocomiales. La presentación clínica puede ir desde una diarrea leve a una colitis fulminante con elevada mortalidad. El cuadro clínico puede aparecer inmediatamente posterior al inicio de la terapia antibiótica o varias semanas después de haber suspendido ésta. El tiempo transcurrido entre el inicio de la terapia antibiótica y la aparición de los síntomas varía entre 2-60 días, más comúnmente entre el tercer y noveno día. A continuación mencionaremos los tipos de presentación más frecuentes y sus características clínicas: Diarrea leve-moderada: Una de las formas de presentación más frecuente de la EACD. Se presenta con diarrea acuosa (con o sin mucosidades) leve a moderada, usualmente no sanguinolenta. Puede existir dolor abdominal, sin signos de toxicidad sistémica. El daño de la mucosa colónica está ausente o es mínimo. Colitis sin pseudomembranas: Forma más severa caracterizada por fiebre, diarrea de alto volumen con sangrado oculto o escaso. El dolor abdominal es moderado a intenso. Es común encontrar discreta leucocitosis y elevación de parámetros inflamatorios. Con estudio endoscópico se observa que la inflamación mucosa es discontinua y de intensidad moderada, sin pseudomembranas. Colitis pseudomembranosa (CPM): Caracterizada por dolor abdominal intenso, fiebre y diarrea severa a veces sanguinolenta (poco frecuente). Es habitual encontrar marcada leucocitosis. La destrucción mucosa secundaria a la respuesta inflamatoria produce expulsión de detritos celulares y mucus desde las criptas hacia el lumen formando las pseudomembranas; hallazgo considerado patognomónico de la colitis por CD. Colitis fulminante: Presentación poco habitual (1-3% de los pacientes con infección por CD) caracterizada por náuseas, vómitos y deshidratación marcada. Además, existe fiebre, hipotensión, taquicardia y signos de abdomen agudo. Es frecuente encontrar Tabla 3. Resumen de los diferentes test diagnósticos con su sensibilidad y especificidad Test Test citotoxicidad Cultivo toxigénico EIA toxinaA/B EIA toxina A RT-PCR 262 Sensibilidad Especificidad 92,7-100 99-100 96,4 99,1 66-96,2 93,5-100 65,4-88,3 65,4-100 87-91,5 96-100 marcada leucocitosis (≥ 20.000/mm3), hipoalbuminemia, trastornos hidro-electrolíticos y disfunción renal. El paciente puede desarrollar un íleo adinámico, megacolon tóxico y perforación colónica con elevada mortalidad. La radiografía de abdomen muestra dilatación de asas de colon, pudiendo existir elementos de megacolon tóxico. Diarrea recurrente por CD: La mayoría de los casos de EACD es tratada con éxito y se resuelve sin dejar secuelas, sin embargo la tasa de recurrencias es de un 15-25%. Luego de una primera recurrencia, la probabilidad de desarrollar recurrencias futuras es cercana a 65%. El cuadro clínico es similar al episodio agudo inicial. Diagnóstico El diagnóstico de EACD debe ser sospechado en todo paciente hospitalizado que desarrolla diarrea y haya sido tratado con antibióticos (incluso en dosis profiláctica) en las 8 semanas previas. Se fundamenta en la historia de consumo actual o reciente de antibióticos, deposiciones líquidas (o colitis aguda con o sin pseudomembranas al estudio endoscópico) y la demostración de infección por cepas toxigénicas de CD, usualmente basado en la detección de toxina A y/o B en muestra de deposiciones. La tomografía computada (TC) de abdomen puede ser de utilidad para evaluar la presencia de inflamación parietal del colon. Exámenes de laboratorio: Según la gravedad del cuadro clínico, puede existir leucocitosis, anemia, elevación de parámetros inflamatorios, hipoalbuminemia, alteración hidroelectrolítica y disfunción renal. Los leucocitos fecales pueden estar presentes en 3060% de los casos, siendo posible también encontrar sangre oculta en deposiciones (30%). Sin embargo, el diagnóstico confirmatorio se realiza generalmente en muestra fresca de deposiciones. Existen varios test de laboratorio que pueden utilizarse para el diagnóstico de EACD que resumiremos a continuación (Tabla 3). Cultivo anaeróbico en deposiciones: Test altamente sensible (89-100%), pero poco específico para cepas toxigénicas. Requiere de personal especializado y 72-96 horas para ser informado. La interpretación es compleja ya que puede tratarse de un portador asintomático o bien enfermedad colónica. Útil en brotes epidémicos para caracterización de la bacteria. Test de citotoxicidad en cultivo celular: Es el “estándar de oro” para el diagnóstico de infección por CD. A través de inactivación de proteínas específicas, la toxina A y B causan desintegración de cito-esqueleto de las células en cultivo (fibroblastos), produciendo un halo característico alrededor de la célula. El test puede ser interpretado a las 48-72 horas, siendo altamente sensible (92-100%) y específico (99-100%). Su Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 260-267 DIARREA POR Clostridium difficile - F. J. Biel M. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo desventaja es el tiempo de procesamiento, su elevado costo y que requiere de un operador experimentado, por lo que no es utilizado de manera rutinaria. Inmunoensayo enzimático: Es el test más utilizado, se encuentra ampliamente disponible y existen varios kits comerciales. Detecta toxina A, B o A y B a través de su interacción con Ac monoclonales dirigidos a epítopes de las toxinas. Es de fácil uso, barato y requiere para su lectura de 2-6 horas. Es menos sensible (70-100%) y aquellos pacientes con toxina A-/B+ pueden resultar falso negativos. Reacción de la Polimerasa en Cadena (PCR) para detección de toxinas: Detecta proteínas específicas de la toxina (tcdB). Elevado costo y requiere de implementación y personal entrenado. Endoscopia La visualización endoscópica directa de la mucosa colónica puede ser de utilidad para el diagnóstico de EACD cuando existe una alta sospecha clínica y los test de detección de CD resultan negativos. Puede utilizarse también para descartar diagnósticos alternativos (por ej. colitis isquémica, enfermedad inflamatoria intestinal). Las pseudomembranas se presentan como placas blanco-amarillenta adherentes de 2-10 mm de diámetro que pueden ser removidas con cierta facilidad. Tienden a ser más pronunciadas en el área rectosigmoídea, sin embargo, 5-19% de los casos el compromiso es sólo de colon derecho, por lo que requiere para su diagnóstico de una colonoscopía completa. La detección de pseudomembranas constituye un hallazgo altamente específico (> 95%) pero poco sensible (presente en aproximadamente la mitad de los pacientes infectados). Sin embargo, en la mayoría de los casos, los hallazgos endoscópicos son inespecíficos tales como eritema, edema, friabilidad y ulceraciones mucosas. Es importante recordar que la colonoscopía está contraindicada cuando existe sospecha de megacolon tóxico o perforación y, en caso de ser realizada debe emplearse mínima insuflación. Radiología La radiografía simple de abdomen puede demostrar dilatación colónica (megacolon tóxico: dilatación colon transverso > 6-7 cm) o bien dilatación de asas de intestino delgado secundario a íleo. La TC pudiera ser útil para diferenciar la infección por CD de otras causas de colitis. Permite determinar la extensión de la enfermedad y la presencia de complicaciones (por ej. perforación, megacolon tóxico). Los hallazgos radiológicos son: engrosamiento de la pared colónica (> 4 mm), nodularidad de la pared, patrón en “acordeón”, edema pericolónico y ascitis. Usando estos criterios, un estudio retrospectivo mostró una sensibilidad de 52% y especificidad de 93%, comparado con análisis de toxinas en deposiciones. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 260-267 Tratamiento Prevención y control de la infección Uso juicioso de antimicrobianos: El principal factor de riesgo para el desarrollo de EACD es el uso de terapia antimicrobiana, especialmente de antibióticos de amplio espectro. Es aceptado que el uso prudente de antibióticos es un elemento esencial para el control de la infección por CD. Prevención de infección cruzada: El mecanismo de infección es la vía fecal-oral. Las esporas de CD son resistentes al ambiente y pueden sobrevivir varios meses en sábanas, cómodas, baños y equipos médicos, lo que hace difícil su control. Por ello deben tomarse todas las medidas de aislamiento de contacto para evitar su progresión y brotes hospitalarios. Debe usarse ropa apropiada (delantal y guantes) y el lavado de manos con agua y jabón debe ser riguroso, ya que las esporas son resistentes a compuestos con alcohol. Seguimiento: La vigilancia activa de casos de infección por CD deben ser analizados por monitores locales, regionales y nacionales para registrar datos epidemiológicos, educar al personal sanitario, detectar brotes y monitorizar la efectividad de las intervenciones. Tratamiento médico Medidas generales: La primera medida es discontinuar el antibiótico precipitante (15-23% responde a esta medida en las primeras 48-72 horas). Cuando no es posible suspender la terapia antibiótica, se puede modificar la terapia utilizando aquellos antibióticos de menor riesgo. Los antidiarreicos deben ser suspendidos (por ej. loperamida) y debe minimizarse el uso de opiáceos por su efecto antiperistáltico. La corrección de volumen y reposición hidroelectrolítica deben ser corregidas oportunamente. Profilaxis: En pacientes susceptibles, la administración de probióticos en paralelo a la terapia antibiótica (por ej. neumonía) es un concepto atractivo. En un meta-análisis publicado en el año 2006, los autores concluyen que Saccharomyces boulardii, Lactobacillus rhamnosus GG y una mezcla de probióticos reducen significativamente el desarrollo de diarrea asociada a antibióticos (DAA). En este meta-análisis sólo Saccharomyces boulardii mostró ser efectivo en la prevención de recurrencias de EACD. Sin embargo, estos trabajos han sido criticados por su metodología, por lo que en la actualidad se estima que existen datos insuficientes para el uso rutinario de probióticos como prevención de EACD. Tratamiento de episodio agudo: En pacientes con EACD leve, la sola suspensión de la terapia antibiótica puede llevar a la resolución sintomática completa. Sin embargo, la mayoría de los pacientes con EACD 263 DIARREA POR Clostridium difficile - F. J. Biel M. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo aguda requieren de tratamiento antibiótico específico. Es importante determinar la severidad de la enfermedad basándose en información clínica a fin de escoger la terapia más apropiada. En general, los síntomas de EACD pueden ser agrupados en 3 categorías: Leve-moderado: Manifestado por diarrea y dolor abdominal leve a moderado, sin síntomas de toxicidad sistémica. Severo: Diarrea abundante (con o sin pseudomembranas), dolor abdominal intenso, leucocitosis marcada, fiebre u otros síntomas de toxicidad sistémica. Severo con complicaciones (fulminante): Cualquier grado de síntomas gastrointestinales acompañados de íleo paralítico, megacolon tóxico o condiciones de riesgo vital. Otros marcadores de enfermedad severa son: colitis pseudomembranosa, edad > 60 años, albúmina < 2,5g/ dl, hipotensión y falla renal aguda. Es así como en un paciente joven con síntomas leves, es razonable detener la terapia antibiótica predisponente y brindar terapia de soporte, evaluando en forma estricta la evolución clínica. En cambio, en el caso de pacientes con co-morbilidades o aquellos con infección moderada a severa, se recomienda comenzar terapia antibiótica específica precozmente. La terapia antibiótica estándar para la EACD es la administración de metronidazol o vancomicina por vía oral. Por su bajo costo y sumado al hecho de que disminuye la aparición de enterococo resistente a vancomicina (ERV), el metronidazol es actualmente considerado como el antibiótico de primera línea. La dosis inicial es de 500 mg vía oral 3 veces al día por 14 días, logrando tasas de éxito mayores a un 90%. La vancomicina oral es considerada de primera línea cuando existe intolerancia al metronidazol o bien cuando éste se encuentra contraindicado (por ej. embarazo). Además, la tasa de respuesta al metronidazol ha disminuido en los últimos 10 años (tasas de fracaso de hasta un 18,2%) con respuestas clínicas más lentas comparados con vancomicina (4,6 vs 3 días). Por ello, en la actualidad, existe controversia acerca del uso de metronidazol como agente de primera línea. Datos recientes apoyan el uso de vancomicina como agente de primera línea en pacientes con infección severa por CD. En este estudio, ambos antibióticos lograron tasas de respuesta similares en infección leve (90% metronidazol vs 98% vancomicina, p = 0,36), sin embargo, en aquellos pacientes con infección severa, la vancomicina fue superior al metronidazol (97% vs 76%, p = 0,02). Dosis de vancomicina entre 125-500 mg cuatro veces al día poseen la misma efectividad, con tasas de respuesta de un 86-100% en pacientes con EACD. Debido al alto costo de la vancomicina oral y a la falta de disponibilidad en muchos países, una práctica común es utilizar la presentación endovenosa por vía enteral en pacientes hospitalizados. 264 Esta forma de administración posee la desventaja de tener un mal sabor y no estar disponible para pacientes ambulatorios. Existen condiciones como el íleo o megacolon tóxico en donde puede resultar difícil la administración de vancomicina oral, recomendándose metronidazol endovenoso (500 mg cuatro veces al día), idealmente asociado a vancomicina en enemas o a través de sondas nasoenterales (500 mg en 100 ml de suero fisiológico 4 veces al día). La vancomicina endovenosa no es efectiva ya que su concentración en el lumen colónico es extremadamente baja. La inmunización pasiva con inmunoglobulina ha sido utilizada en pacientes seleccionados en brotes severos reportados en Canadá con resultados alentadores. Casos anecdóticos reportados en Montreal durante el brote del año 2003, sugieren que la inmunoglobulina, en combinación con la terapia antibiótica convencional, mejoró la evolución de pacientes con infecciones severas, utilizando dosis única de 0,3 gr/ kg o bien infusión con dosis similares durante 5 días. La alta tasa de recurrencias posteriores a la terapia con metronidazol y vancomicina ha motivado el estudio de otros agentes antimicrobianos y no antimicrobianos para el tratamiento de la EACD. Entre ellos destaca la rifaximina, teicoplanina, nitazoxanida, tolevamer y ácido fusínico con resultados promisorios. Antimicrobianos La rifaximina es un antibiótico no absorbible que inhibe la síntesis bacteriana de ARN. Estudios en humanos muestran su eficacia tanto en la infección inicial como en las recurrencias, pero su uso ha sido limitado por la aparición de cepas resistentes. La nitazoxanida es un antibiótico y antiparasitario sintético. Diversos estudios han demostrado beneficio in vitro y clínicos contra CD. En un estudio randomizado, doble ciego, nitazoxanida (500 mg cada 12 horas) demostró eficacia similar al metronidazol (MTZ) en el tratamiento de la EACD. La ramoplanina es un antibiótico glicolipodepsipéptido con amplia actividad sobre CD, S. aureus y enterococo resistente a vancomicina (ERV). Estudio en fase II reporta eficacia similar a la vancomicina en pacientes con EACD leve-moderada. La teicoplanina es un antibiótico similar a la vancomicina en estructura, mecanismo de acción y espectro antibacteriano. En dos revisiones Cochrane, la teicoplanina mostró ser levemente más efectiva que la vancomicina con un riesgo relativo de 1,21 (95% IC; 1,00 a 1,46; p = 0,06). El ácido fusínico es un antibiótico bacteriostático que inhibe la translación del ARN. En un estudio randomizado, controlado en pacientes con EACD demostró eficacia similar al metronidazol. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 260-267 DIARREA POR Clostridium difficile - F. J. Biel M. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo No antimicrobianos Tolevamer es un polímero aniónico de alto peso molecular que fija toxina A y B de CD. En un estudio prospectivo, randomizado en fase II, tolevamer en dosis de 6 gramos/día demostró no ser inferior a la Vancomicina en la resolución de la diarrea (p = 0,02) en pacientes con diarrea por CD leve-moderada. La inmunización pasiva con inmunoglobulina endovenosa ha demostrado su eficacia en pacientes con EACD grave, sin embargo, no existen a la fecha estudios randomizados, controlados con un alto número de pacientes que apoyen su uso en forma rutinaria. En la Tabla 4, se exponen las recomendaciones actualmente aceptadas para el tratamiento del episodio agudo de EACD según la severidad del cuadro clínico. Tratamiento de las recurrencias Después de una terapia inicial exitosa entre 1530% de los pacientes experimenta recurrencia sintomática tras la suspensión de los antibióticos. Pacientes de edad avanzada y aquellos con historia de recurrencias previas representan el grupo de mayor riesgo. La mayoría de las recurrencias ocurre a las 2 semanas de suspendida la terapia antibiótica, sin embargo, puede presentarse hasta 2 meses luego de que ésta se ha suspendido. En la mitad de los casos, la recurrencia es atribuida a una nueva ingestión de la bacteria (reinfección) y la otra mitad a una falla en la erradicación de la bacteria (recaída). La recurrencia puede reflejar también una pobre respuesta inmune durante la infección inicial. Niveles elevados de anticuerposantitoxina durante el episodio inicial se han asociado a un menor número de recurrencias. La primera recurrencia puede ser tratada con el mismo esquema antibiótico (por ej. metronidazol por 14 días), mientras que las estrategias para el manejo de la infección recurrente incluyen cursos repetidos de vancomicina, pulsos decrecientes de vancomicina, rifaximina, tolevamer, agentes fijadores de toxinas como la colestiramina, probióticos (S. boulardii) e inmunoterapia (vacuna con toxoide CD, inmunoglobulina y Ac monoclonales), ninguno de ellos basados en estudios clínicos randomizados con alto número de pacientes. En la Tabla 5 se exponen las recomendaciones para el manejo de la infección recurrente por CD. Una estrategia reciente para el manejo de recurrencias múltiples por CD es la adición de rifaximina por Tabla 4. Clasificación y recomendación de tratamiento de la EACD inicial según severidad Severidad Manifestaciones clínicas Tratamiento Portadores asintomáticos - Sin síntomas ni signos clínicos - No indicado Leve-moderada - Diarrea leve < 12 dep/d - Afebril - Dolor abdominal leve-moderado - Náuseas/vómitos ocasionales o ausentes - No UCI - Deshidratación leve - Leucocitosis < 20.000 - BUN o creatininemia sobre el basal - Detener ATB predisponentes - Hidratación iv - Monitorización parámetros clínicos - Aislamiento contacto - Considerar probióticos - MTZ vo 500 mg 3v/día o MTZ iv 500 mg 3v/d si no tolera MTZ vo - Van vo 125 mg 4v/d si no tolera MTZ Severa - Diarrea severa sanguinolenta >12 dep/d - CPM - Dolor abdominal severo - Náuseas o vómitos - Íleo - Temp > 38,9ºC - Edad > 60 años - UCI - Leucocitosis > 20.000 - Albúmina < 2,5mg/dl - Insuficiencia renal Lo anterior + - Vanco vo 125 mg 4v/d - Considerar agregar MTZ iv 500 mg 3v/d Fulminante - Megacolon tóxico - Peritonitis - Albúmina < 2,5mg/dl - Insuficiencia renal - Insuficiencia respiratoria - Inestabilidad hemodinámica Lo anterior + - Evaluación por cirujano - Vanco vo 125 mg 3v/d + MTZ iv 500 mg 3v/d - Considerar inmunoglobulinas MTZ: metronidazol Vanco: vancomicina; vo: vía oral; iv: endovenoso; ATB: antibióticos; CPM: colitis pseudomembranosa. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 260-267 265 DIARREA POR Clostridium difficile - F. J. Biel M. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Tabla 5. Recomendaciones de tratamiento de la infección por Clostridium Difficile recurrente Recurrencia inicial MTZ o Vancomicina oral durante 14 días Considerar uso de probióticos Segunda recurrencia Pulsos decrecientes de Vancomicina 125 mg cada 6 horas 1ª semana 125 mg cada 12 horas 2ª semana 125 mg cada 24 horas 3ª semana 125 mg cada 48 horas 4ª semana (4 dosis) 125 mg cada 72 horas 5-6ª semana (5 dosis) Considerar 1 mes de terapia con probióticos iniciado al final de la 2ª semana de tratamiento antibiótico (Saccharomyces boulardii 500 mg (2 cápsulas de 250 mg cada 12 horas) Tercera o más recurrencias Pulsos decrecientes de Vancomicina (ver 2ª recurrencia) Seguido de: Terapia con Rifaximina (400 mg cada 12 horas), Nitazoxanida (500 mg cada 12 horas) o Colestiramina (4 gramos cada 6 horas) por 14 días a partir 2ª semana Vancomicina Considerar 1 mes de terapia con probióticos iniciado al final de la 2ª semana de tratamiento antibiótico (ver 2ª recurrencia) Considerar inmunoglobulina endovenosa (300-500 mg/k cada 3 semanas (2-3 dosis) o bacterioterapia fecal Considerar terapia crónica supresiva con bajas dosis de Vancomicina oral en ancianos o co-morbilidades múltiples 2 semanas (400-800 mg/día) en 2-3 dosis, luego de 10-14 días de terapia con vancomicina oral. En este estudio 7/8 pacientes con más de 4 recurrencias fueron tratados en forma exitosa, y no presentaron recurrencias durante el seguimiento. Sin embargo, algunos pacientes suelen experimentar múltiples recurrencias recomendándose en estos casos terapia crónica con vancomicina en bajas dosis (125 mg día o cada 48 horas) durante un período ilimitado. Un estudio publicado en Gastroenterology 2005, evaluó la vacunación con toxoide A y B de CD en 3 pacientes con múltiples episodios de EACD que se encontraban en tratamiento crónico con vancomicina oral. Dos pacientes presentaron un incremento significativo de anticuerpos IgG antitoxina A y B. Durante el seguimiento, todos los pacientes discontinuaron el tratamiento con vancomicina sin presentar recurrencias durante el estudio. Reporte de casos con uso de inmunoglobulina endovenosa (IgEV) en pacientes con EACD recurrente han mostrado resultados satisfactorios. La dosis habitual es de 200-500 mg/kg/día (1-5 dosis en total) con respuestas durante la primera semana post terapia. Debido al alto costo y los efectos adversos frecuentes (anemia hemolítica, neutropenia, anafilaxis, toxicidad renal y meningitis aséptica), se reserva su uso para pacientes con recurrencias moderadas-severas múltiples 266 que no responden a dosis decrecientes de vancomicina oral en combinación con probióticos, colestiramina o rifaximina. Un estudio randomizado, controlado, doble ciego recientemente publicado (Lowy I y cols) utilizó 2 Ac monoclonales humanizados contra toxina A y B de CD en pacientes con diarrea asociada a CD en tratamiento con antibióticos estándar. Los autores concluyen que la adición de Ac monoclonales a la terapia antibiótica reduce en forma significativa el riesgo de recurrencia (7% vs 25%; 95% IC, 7-29; p < 0,001). Cirugía La colitis fulminante por CD que requiere de colectomía es infrecuente (0,4-3,5% de todos los pacientes con infección por CD). Las indicaciones de tratamiento quirúrgico son: perforación de colon, megacolon tóxico, enfermedad refractaria asociado a sepsis severa. La tasa de mortalidad mejoró cuando la intervención fue realizada en las primeras 48 horas de fracaso de la terapia médica. Se han intentado evaluar parámetros para establecer el tiempo óptimo de cirugía, siendo la necesidad de terapia vasopresoras y algunos parámetros clínicos y de laboratorio considerados “peligrosos” (recuento glóbulos blancos entre 20.000-50.000, elevación del ácido láctico, APACHE > 27 y edad > 74 años), y que nos debieran alertar sobre la necesidad de colectomía. La colectomía subtotal con ileostomía es el tratamiento de elección en estos pacientes con tasas de mortalidad post-operatoria entre 35-80%. Conclusión Clostridium difficile, constituye una importante causa de morbi-mortalidad en pacientes hospitalizados y ha adquirido mayor relevancia en los últimos años debido a la emergencia de cepas más resistentes y toxigénicas. El desarrollo de colitis fulminante y/o complicaciones potencialmente letales es infrecuente, sin embargo, es importante reconocerlas precozmente para poder enfrentarlas en forma oportuna. La prevención de la infección por CD se basa en evitar el uso inapropiado de antibióticos, asociado a medidas de higiene y aislamiento de casos recientemente diagnosticados con EACD. A pesar de la alta efectividad del tratamiento médico disponible, la tasa de recurrencias es elevada lo que ha motivado el estudio de nuevas terapias antimicrobianas con resultados alentadores. Aunque controvertido en la actualidad, en la mayoría de los casos el tratamiento de primera línea es el metronidazol oral. Sin embargo, en pacientes con enfermedad severa o múltiples recurrencias, la recomendación actual apoya el uso de vancomicina como terapia de primera línea. El rol de nuevas terapias como la inmunoterapia en el tratamiento de la infecGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 260-267 DIARREA POR Clostridium difficile - F. J. Biel M. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo ción por CD pudiera cambiar en los próximos años el manejo de los pacientes con EACD. Resumen Clostridium difficile (CD), es un bacilo gram positivo, anaerobio formador de esporas identificado como la principal causa de diarrea asociado al uso de antibióticos en pacientes hospitalizados. Los dos factores de riesgo más importantes para adquirir esta infección son el uso reciente de terapia antimicrobiana y la exposición al microorganismo productor de toxinas. La epidemiología de la enfermedad asociada a Clostridium difficile (EACD) ha cambiado sustancialmente en la última década, con un incremento sostenido en la incidencia y aparición de casos más severos, refractarios y recurrentes. La EACD abarca un amplio espectro de manifestaciones clínicas, que Referencias 1.- Hall IC, O’Toole E. Intestinal flora in newborn infants. Am J Dis Child 1935; 49: 390. 2.- Bartlett JG, Chang TW, Gurwith M, et al. Antibiotic-associated pseudomembranous colitis due to toxin-producing Clostridia. N Engl J Med 1978; 298: 531 3.- Feldman: Sleisenger & Fordtran’s. Clostridium difficile diarrhea and colitis. Gastrointestinal and Liver Disease, 8th ed. 4.- Loo VG, Poirier L, Miller MA, et al. A predominantly clonal multi-institutional outbreak of Clostridium difficile– associated diarrhea with high morbidity and mortality. N Engl J Med 2005; 353: 2442-9. 5.- Centers for Disease Control and Prevention. Clostridium difficile infections http://www.cdc.gov/ncidod/ dhqp/id_cdiff_data.html. 6.- Leonard J, Marshall JK, Moayyedi P. Systematic review of the risk of enteric infection in patients taking acid suppression. Am J Gastroenterol 2007; 102: 2047-56. 7.- Kyne L,Warny M, Qamar A, et al. Association between antibody response to toxin A and protection against recurrent Clostridium difficile diarrhoea. Lancet 2001; 357 (9251): 189-93. 8.- McFarland LV. Meta-analysis of probiotics for the prevention of antibiotic associated diarrhea and the treatment Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 260-267 9.- 10.- 11.- 12.- 13.- 14.- 15.- van de la portación asintomática, pasando por un cuadro de diarrea leve, hasta el desarrollo de colitis fulminante con una elevada tasa de mortalidad. El tratamiento antibiótico estándar es el metronidazol y vancomicina oral, con tasas de respuesta cercanas a un 95%; sin embargo, luego de la aparición de cepas “hipervirulentas” en el año 2003, la tasa de respuesta al metronidazol ha disminuido en forma significativa. Por ello, en los últimos años, se han comunicado una serie de estrategias y estudios con nuevos antimicrobianos con resultados alentadores. La terapia inmunológica pareciera tener un rol importante en la prevención de recurrencias así como en el manejo de pacientes con enfermedad severa. Se revisanaquellos aspectos más importantes relacionados con la infección asociada a CD. Palabras clave: Clostridium difficile, diarrea, tratamiento con antibióticos. of Clostridium difficile disease. Am J Gastroenterol 2006; 101: 812-22. Dendukuri N, Brophy J. Inappropriate use of meta-analysis to estimate efficacy of probiotics. Am J Gastroenterol 2007; 102: 201. Zar FA, Bakkanagari SR, Moorthi KM, Davis MB. A comparison of vancomycin and metronidazole for the treatment of Clostridium difficile-associated diarrhea, stratified by disease severity. Clin Infect Dis 2007; 45: 302-7. Leffler D, Lamont JT. Treatment of Clostridium difficile-associated disease. Gastroenterology 2009; 136: 1899-912. Aslam S MD, Musher DM, MD. An Update on diagnosis, treatment and prevention of Clostridium difficile– Associated Disease. Gastroenterol Clin N Am 2006; 35: 315-35. Wullt M, Odenholt I. A double blind randomized controlled trial of fusidic acid and metronidazole for treatment of an initial episode of Clostridium difficile associated diarrhea. J Antimicrob Chemother 2004; 54: 211-6. Garey KW, Salazar M, Shah D, Rodrígue R, DuPont HL. Rifamycin antibiotics for treatment of Clostridium difficile-associateddiarrhea. Ann Pharmacother 2008; 42: 827-35. Johnson S, Schriever C, Galang M, Kelly CP, Gerding DN. Interruption of recurrent Clostridium difficile-associated 16.- 17.- 18.- 19.- 20.- 21.- 22.- 23.- diarrhea episodes by serial therapy with vancomycin and rifaximin. Clin Infect Dis 2007; 44: 846-8. Musher DM, Logan N, Hamill RJ, et al. Nitazoxanide for the treatment of Clostridium difficile colitis. Clin Infect Dis 2006; 43: 421-7. Monaghan T, Boswell T, Mahida YR. Recent advances in Clostridium difficile-associated disease. Gut 2008; 57: 850-60. Louie, et al. Tolevamer, a Novel Nonantibiotic Polymer, Compared with Vancomycin in the Treatment of Mild to Moderately Severe Clostridium difficile Associated Diarrhea. Clin Infect Dis 2006; 43: 411-20. Nelson R. Antibiotic treatment for Clostridium difficile-associated diarrhea in adults. Cochrane Database Syst Rev 2007: CD004610. Lowy, Morline D, Leav B, et al. Treatment with monoclonal antibodies against Clostridium difficile toxins. N Engl J Med 2010; 362: 197-205. Maroo S, Lamont JT. Recurrent Clostridium difficile. Gastroenterology 2006; 130: 1311-6. Sougioultzis, et al. Clostridium difficile toxoid vaccine in recurrent C. difficile Associated Diarrhea. Gastroenterology 2005; 128: 764-70. Ali SO, Welch JP, Dring RJ. Early surgical intervention for fulminant pseudomembranous colitis. Am Surg 2008; 74: 20-6. 267 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 268-270 Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Motilidad intestinal y microflora Ana María Madrid S. Laboratorio de Motilidad y Enfermedades Funcionales Digestivas Sección de Gastroenterología Hospital Clínico Universidad de Chile. Recibido: 04 de abril de 2010 Aceptado: 07 de abril de 2010 Correspondencia a: Ana María Madrid S. Fono: 9788351 E-mail: anamariamadrid@ gmail.com Intestinal motility and microflora Microflora is the set of microbacterium colonies covering the digestive tract surface. Each human subject hosts ca. 100 billions of colonies of 400 different species, biodiversity that facilitates life and development of the whole. Bacteria concentration increases throughout the digestive tract, reaching concentrations of 1012 CFU/ml in the colon. Motility of the small intestine is propulsive with a sweeping phase, allowing for the growth of bacteria. On the contrary, motility of the colon is very slow and non-propulsive during fasting and sleeping. Only during wakefulness and postprandial period there are wide-ranging and quickly progressive contraction waves in oral-anal direction. Interaction between bacteria present in lumen and the contraction waves is very hard to assess. This effect has been studied based on drugs that alter motility, and when it increases, they sweep the existing gut flora. In this sense, it is known that the use of cisapride accelerates the transit, reducing the density of methanogenic bacteria with an increase in the hydrogen excretion. On the other hand, loperamide slows down transit, causing an increase of the methanogenic flora (which represents what happens to constipated patients with flora that produces mainly methane). Conclusion: Interaction between motility and gut flora is complex and has not been enough studied mainly due to technical difficulties. Key words: Intestinal motility, microflora, small intestine motility, colon motility. Aspectos prácticos Nuestro intestino es el hábitat natural de las bacterias que han evolucionado y se han adaptado a vivir con el hombre desde hace milenios. La microflora colónica puede desarrollarse, porque la motilidad colónica lo permite: en ayuno y durante el sueño la motilidad colónica es caracterizada por una actividad irregular fásica de baja amplitud y no propagada. En período de vigilia y post-prandial la motilidad se caracteriza por ondas de contracción fásicas de gran amplitud (high-amplitude peristaltic contraction - HAPC) propagadas y propulsivas hacia distal. El estudio de la motilidad del colon es complejo y por ahora en Chile los estudios son sólo experimentales. El estudio de la flora colónica se realiza mediante Reacción de la Polimerasa en Cadena (PCR) de familias bacterianas en las deposiciones. El lavado del colon de su flora normal aumenta en número de ondas HAPC. En ayunas la motilidad normal del intestino delgado se caracteriza por una actividad cíclica propagada a distal (complejo motor migratorio), que tiene el papel de limpiar el intestino en los períodos interdigestivos y aclarar periódicamente las bacterias que proliferan 268 en su luz. En contraste, la motilidad del colon durante el ayuno y el sueño se caracteriza por una actividad motora irregular, escasa y no propulsiva. Ésta permite una población viva abundante en su lumen que puede alcanzar un peso variable de 300 a 600 g. En voluntarios sanos el registro manométrico de 24 h muestra que la mayor parte de la actividad motora del colon es irregular, escasa, de baja amplitud (contracciones < 60 mmHg) y no propagada, que permite la mezcla del contenido colónico, especialmente durante el ayuno y el sueño. En vigilia y en período post-prandial se produce un incremento de la actividad fásica más marcada en colon distal que proximal. Actividad caracterizada por ondas HAPC (> 100 mHg) rápidamente propagadas y propulsivas en dirección oral-anal. El estudio de la motilidad del colon se hace complejo debido a dificultades técnicas. La relación entre la actividad motora y los movimientos intraluminales han sido pobremente estudiados y las observaciones que se relacionan a modificaciones en la microflora se han basado en estudios realizados con fármacos que alteran el tiempo de tránsito colónico. En ese sentido, el retardo del tránsito con loperamida o la aceleración con cisaprida, producen cambios en el ecosistema en sujetos normales y se desconoce el tipo de cambio en la motilidad en relación a los cambios previamente señalados. MOTILIDAD INTESTINAL Y MICROFLORA - A. M. Madrid S. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Comparado con un período de control normal, si bien el número absoluto de bacterias anaerobias puede no incrementar, la aceleración del tránsito con cisaprida reduce la densidad de bacterias metanogénicas en el contenido fecal e incrementa el número de bacterias sulfato reductasa; exactamente lo contrario a lo observado con loperamida. Además, cisaprida incrementa significativamente la concentración fecal de propianato y butitrato; reduce el pH fecal e incrementa la excreción de hidrógeno exhalado. El efecto de loperamida es exactamente lo opuesto. Por otra parte, los posibles efectos de la microflora en la motilidad colónica son particularmente difíciles de estudiar por la existencia de una microflora diversa, que hacen dificultosa su identificación. No obstante Lèmann y cols, han mostrado en voluntarios sanos, que la mucosa colónica preparada con polietilenglicol (PEG), donde existe temporalmente una disminución de la microflora colónica, se producen modificación de algunos parámetros de la fase parietal de la motilidad, pero sin cambios de los índices de motilidad (reflejo de la actividad motora global) y la respuesta a la comida pueden no modificarse con el uso de PEG. Sin embargo, después del PEG se observó un aumento significativo del número de HAPC, en compación con el período basal. Estos datos sugieren que la microflora del colon puede estar directamente o indirectamente involucrada en la motilidad colónica. Numerosos experimentos han mostrado que probióticos como el Lactobacillus y Bifidobacterium pueden llegar en estado viable al colon y proliferar en éste, pero al parecer no pueden establecerse por sí mismos, ya que no son detectables en los días posteriores a la administración. En general, los de tránsito colónico estudios con probióticos han mostrado resultados contradictorios. Existen trabajos que muestran que el uso de Bifidobacteriun longum no afecta el tránsito oral-anal. En cambio, otros experimentos muestran que el Propionibacterium freudenreichii, bacteria base de ciertos quesos, que modifican el tránsito del colon derecho. Finalmente, un estudio reciente muestra que el uso de DN-173 010 extracto del Bifidobacterium animalis reduce el tiempo de tránsito de todo el colon, comparado con grupo control, este efecto es más marcado en las mujeres. Ingerir pequeñas dosis de probióticos, como oligofructuosa e inulina, puede promover el crecimiento de Bifidobacterium, sin afectar el tránsito colónico. En sujetos voluntarios sanos, pequeñas dosis de fibra con su propiedades fermentables, no afectan la motilidad fásica del colon. La fibra de porotos (relativamente no fermentable) o zanahorias (más fermentable y más soluble) no afectan ninguno de los parámetros de motilidad. El estudio de los efectos de la lactulosa (azúcar fermentable, no absorbible, usada por muchos años en el tratamiento de la constipación crónica) en la motiliGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 268-270 dad, sugiere que metabolitos bacterianos, en el curso de la fermentación, realizan reacciones que participan en la regulación de la motilidad colónica. En la práctica, cuando la lactulosa llega al colon es rápidamente fermentada, liberándose mayoritariamente lactato y ácidos grasos de cadena corta (AGCC). Lactulosa acelera el tránsito colónico medido con cintigrafía, mayoritariamente por aceleración del vaciamiento del colon izquierdo. Por otra parte, aparecen contracciones irregulares que son pequeñas, pero no propagadas. Este efecto podría estar dado por cambios en la osmolaridad, no obstante, no sucede lo mismo al usar macrogol, que cambia la osmolaridad, pero que no es fermentable y no afecta la motilidad. En contraste, la rápida aparición de eventos motores (observados con la rápida fermentación que puede verse en los test de H2) sugiere fuertemente el rol que tienen los metabolitos de la fermentación en la regulación de la motilidad colónica. Además, la infusión intracolónica de 15 g de almidón que fisiológicamente es pobremente absorbido en intestino delgado, no afecta el tono colónico, pero incrementa significativamente el número de HAPCs. La diferencia en los efectos motores puede ser explicada por una fermentación diferente de la lactulosa, preferentemente por la formación de propionato y butirato. Los mecanismos mediante los cuales la fermentación de carbohidratos afecta la motilidad colónica son aún poco entendidos. En voluntarios sanos, la infusión intracolónica de una cantidad de AGCC equivalente a la que se produce por la fermentación de 15 g de almidón no produce actividad fásica. La acidificación del contenido colónico con solución a pH 4,5 durante la rápida fermentación no modifica la actividad motora ni el tono colónico. Sin embargo, en ratas, la infusión de grandes dosis de AGCC corta reduce la motilidad colónica, acelera el tiempo de tránsito e induce un incremento de la concentración de neuropéptidos circulante YY. Este efecto es abolido/ anulado? por la anestesia local preliminar, debido a la presencia de receptores que son sensibles a las variadas concentraciones de ácidos grasos. Los ácidos grasos también se encuentran involucrados en la regulación de la motilidad esofagogastrointestinal. La infusión de AGCC en el lumen de porción distal del íleon induce contracciones fásicas. Este efecto motor puede contrarrestar la colonización bacteriana en el intestino terminal en el contexto del reflujo cecal ileal fisiológico. En contraste, la fermentación colónica por lactulosa induce relajación tónica a este nivel y en el estómago proximal. Finalmente, los estudios de flora colónica en sujetos con constipación crónica han demostrado que estos sujetos poseen preferentemente una flora colónica productora de metano; sin embargo, dado que estas bacterias necesitan de hidrógeno para su reacción en la producción de metano, la flora deberá 269 MOTILIDAD INTESTINAL Y MICROFLORA - A. M. Madrid S. Tercer Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo ser mixta para que esto ocurra. Por otra parte, nuestras observaciones en la motilidad del intestino delgado muestran que el sobrecrecimiento bacteriano produce mayoritariamente una motilidad no propulsiva en base a contracciones agrupadas. Conclusión La microflora colónica puede desarrollarse porque la motilidad colónica lo permite. La relación entre bacterias y motilidad es ciertamente compleja y, probablemente, existen vías indirectas de reacciónfermentación, pero los datos hasta ahora obtenidos son incompletos, lo que se debe esencialmente a una metodología dificultosa. Resumen La microflora es el conjunto de colonias microbacterianas que cubren la superficie del tubo digestivo. Cada sujeto humano alberga unos 100 billones de colonias de unas 400 especies distintas, biodiversidad que facilita la vida y el desarrollo del conjunto. La concentración de bacterias va aumentando a lo largo Referencias 1.- Coffin B, Sabate J-M. Gut micloflora, digestive physiology and pathology: Microflora and colonic motility. John Libbey Eurotext Limited UK 2006; 97104. 2.- Lemann M, Flourie B, Picon L, et al. Motor activity recorded in the unprepared 270 del tubo digestivo, alcanzando concentraciones de 1012 UFC/ml. en el colon. La motilidad del intestino delgado es propulsiva con una fase de barrido que no permite el crecimiento de bacterias. Por el contrario, la motilidad del colon es muy lenta y no propulsiva durante el ayuno y el sueño. Sólo en vigilia y en período postprandial existen ondas de contracción de alta amplitud y rápidamente progresivas en dirección oral-anal. La interacción entre las bacterias presentes en el lumen y las ondas de contracción motora es muy difícil de evaluar. Este efecto se ha estudiado en base a los fármacos que alteran la motilidad y que al aumentar ésta, barren con la flora bacteriana presente. En ese sentido se sabe que el uso de cisaprida acelera el tránsito, reduciendo la densidad de bacterias metanogénicas con un aumento de la excreción de hidrógeno. En cambio, loperamida disminuye el tránsito, aumentando la flora metanogénica (hecho que representa lo que sucede a pacientes constipadas, que tienen flora mayoritariamente productora de metano). Conclusión: La interacción entre motilidad y flora bacteriana es compleja y está poco estudiada fundamentalmente debido a dificultades técnicas. Palabras clave: Motilidad intestinal, microflora, motilidad del intestino delgado, motilidad del colon. colon of healthy humans. Gut 1995; 37: 649-53. 3.- Manichanh Ch, Varela E, Martínez C, et al. The gut microbiota predispose to the pathophysiology of acute postradiotherapy diarrhea. Am J Gastroentero 2008; 103: 1754-61. 4.- Picard C, Wysocki J, Fioramoni J, et al. Intestinal and colonic motor alterations associated with irradiation-induced diarrhoea in rats. Neurogastroenterol Mot 2001; 13: 19-26. 5.- Guarner F, Malagelada J-R. Gut flora in health and disease. Lancet 2003; 361: 512-9. 6.- Guarner F, Malagelada J-R. Bacterial flora of the digestive tract. Gastroenterol Hepatol 2003; 26: 1-5. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 268-270 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 271-275 Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Infecciones bacterianas en el paciente cirrótico Cristián Muñoz T. Bacterial infections in patients with cirrhosis Bacterial infections are a frequent and severe complication in cirrhotic patients due to the existence of multiple immune alterations, bacterial translocation and increased inflammatory response. Increased production of proinflammatory cytokines, nitric oxide and other mediators promotes the development of other complications such as hemodynamic deterioration, renal failure and hepatic encephalopathy. Hemodynamic effects of inflammatory mediators are able to increase changes of systemic and renal circulation, typical of cirrhosis. Renal failure in patients with sepsis unrelated to spontaneous bacterial peritonitis has a poor prognosis, even in reversible cases; MELD score might be a good predictor in this regard. Recent studies about hepatic encephalophaty suggest that inflammatory response and its mediators may be important in modulating the effect of ammonia on the brain of the cirrhotic patient. Early diagnosis and treatment of the infection can improve the prognosis in these patients. The relationship between infection and gastrointestinal bleeding is narrow, justifying the use of prophylactic antibiotics. The administration of albumin to patients with cirrhosis and infections other than spontaneous bacterial peritonitis has not shown to reduce the incidence of renal failure or mortality. Key words: Cirrhosis, bacterial infection, inflammatory response, renal failure, gastrointestinal bleeding. Las infecciones bacterianas constituyen una complicación frecuente en los pacientes con cirrosis hepática y una importante causa de descompensación, hospitalización y muerte. Aproximadamente un tercio de los pacientes cirróticos presenta una infección bacteriana al momento de su ingreso o la desarrollan durante su hospitalización; cifras que contrastan con el 5-7% observado en la población general de hospitalizados1. Esta tasa puede aumentar hasta 45% en cirróticos ingresados con hemorragia digestiva2. Una vez que la infección se desarrolla, pueden sobrevenir otras complicaciones como insuficiencia renal, shock y encefalopatía que afectan negativamente la sobrevida. Se estima que la infección sería responsable directa de 30-50% de las muertes en cirróticos3. Microbiología y cuadros infecciosos habituales El microorganismo más habitual en este grupo de pacientes corresponde a E. coli, seguido por S. aureus, E. faecalis, S. pneumoniae, P. aeruginosa y S. epidermidis3. Durante las últimas dos décadas se ha observado cambios epidemiológicos importantes en la etiología de las infecciones bacterianas del cirrótico. Si bien la mayor parte de éstas continúa siendo de origen comunitario y son causadas por bacilos gram-negativos entéricos, la participación de cocáceas gram-positivas ha ido ganando terreno, probablemente Departamento de Gastroenterología. Clínica Las Condes. Recibido y Aceptado: 09 de abril de 2010 Correspondencia a: Cristián Muñoz Troncoso E-mail: [email protected] en relación al ingreso cada vez más frecuente de cirróticos a unidades de paciente crítico y a la realización de procedimientos invasivos4. Por otra parte, el uso profiláctico de quinolonas ha tenido implicancias en el patrón de sensibilidad microbiana, favoreciendo la aparición de bacilos gram-negativos resistentes a esta familia de antibióticos, con cifras reportadas de hasta 30%5. La evidencia disponible muestra dos claros factores de riesgo para el desarrollo de infecciones en cirróticos: hepatopatía avanzada (Child-Pugh C) y presencia de hemorragia digestiva al ingreso. La hipoalbuminemia pareciera también asociarse a una mayor susceptibilidad a infecciones6. Los principales sitios de infección son el líquido ascítico, tracto urinario, tracto respiratorio y el torrente sanguíneo. La peritonitis bacteriana espontánea (PBE), infección del tracto urinario, neumonía y bacteriemias, tomadas en conjunto, dan cuenta del 90% de los casos de infección en el cirrótico7. Aspectos fisiopatológicos Defectos inmunológicos Actividad bactericida del suero Este tipo de actividad se encuentra reducida, aparentemente debido a hipocomplementemia y a déficit de anticuerpos específicos contra bacterias comunes, 271 INFECCIONES BACTERIANAS EN EL PACIENTE CIRRÓTICO - C. Muñoz T. Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas lo que impide la activación de la lisis por la vía clásica del complemento. Esta alteración inmunológica favorece el desarrollo de bacteriemias por gérmenes susceptibles a este fenómeno. Opsonización en suero y líquido ascítico (LA) Alteraciones en la opsonización, fenómeno que permite reducir la carga microbiana tras un inóculo bacteriano en fluidos como suero o líquido ascítico, están presentes en la mayoría de los pacientes con disfunción hepática. Este fenómeno se explicaría esencialmente por un déficit de componentes del complemento, condicionando una menor capacidad de los polimorfonucleares para eliminar patógenos. Los defectos en la opsonización resultan especialmente relevantes en la patogenia de la PBE. Complemento En los pacientes cirróticos es posible encontrar una concentración sérica de C3 y C4, al igual que la actividad hemolítica del complemento por vía alterna. Esta hipocomplementemia sería consecuencia de una síntesis disminuida y de consumo asociado a la endotoxemia. Alteraciones funcionales en los neutrófilos Estudios in vitro han mostrado defectos en la capacidad fagocítica y en el efecto bactericida de los neutrófilos en pacientes cirróticos. Ello estaría relacionado con una disminución en la síntesis de superóxido por los polimorfonucleares (PMN), y una menor capacidad de degranulación y menor contenido intracelular de lisozima y mieloperoxidasa. Este tipo de alteración inmune podría favorecer tanto infecciones locales como sistémicas en el cirrótico. Sistema retículo-endotelial Una parte importante de los cirróticos presentan una actividad disminuida de este sistema (concentrado principalmente en el hígado), lo que favorece el ingreso de microorganismos al torrente sanguíneo sistémico desde el sistema portal. Esta problemática, que podría ser explicada por un déficit de opsoninas, shunt porto-sistémico o depresión de la función fagocítica del Sistema Retículo-Endotelial (SER), favorece el desarrollo de bacteriemias en este grupo de pacientes7. Infección y respuesta inflamatoria La infección es capaz de activar distintos mecanismos causantes de daño tisular y disfunción de sistemas, incluyendo la producción de citoquinas como el factor de necrosis tumoral alfa (TNF α), interleuquina (IL)-6, e IL-1, las cuales pueden iniciar y propagar una respuesta inflamatoria causante de cambios en la 272 circulación y en la cascada de coagulación. En este escenario es factible también una sobreproducción de óxido nítrico (NO), mediador clave en el desarrollo de vasodilatación e hipotensión, así como de un estado de estrés oxidativo intenso. Estudios han mostrado que los cirróticos pueden presentar niveles elevados de endotoxinas bacterianas. De la misma manera, pueden tener niveles más altos de TNF α e IL-6 frente a infecciones bacterianas iniciales, en comparación con pacientes no cirróticos, y un marcado perfil proinflamatorio en su respuesta de citoquinas. Los niveles de proteína C activada, con efectos antiinflamatorios y antiapoptóticos, se encuentran reducidos en la cirrosis, situación que se acentúa en la sepsis y puede contribuir a la gravedad de la respuesta inflamatoria y de los trastornos microcirculatorios. La producción de NO se encuentra generalmente aumentada en los cirróticos, especialmente entre aquellos con peor función hepática. Los lipopolisacáridos (LPS) son capaces de inducir a la enzima óxido nítrico sintetasa, provocando una alta formación de NO que tendrá consecuencias sobre la hemodinamia (vasodilatación sistémica), coagulación (efecto antiagregante plaquetario de S-nitrosotioles, su forma circulante durante la endotoxemia), y producción de especies reactivas del oxígeno (daño mitocondrial y estrés oxidativo aumentado)3. Translocación bacteriana La translocación bacteriana (TB) corresponde al proceso por el cual bacterias (o productos bacterianos) migran desde el lumen intestinal a través de la barrera mucosa, accediendo a los linfonodos mesentéricos y al torrente sanguíneo. En el caso de los pacientes cirróticos, los cambios hemodinámicos asociados a la cirrosis tienen consecuencias sobre la motilidad intestinal, permeabilidad y microflora. La hiperactividad del sistema nervioso simpático disminuye la motilidad intestinal, facilitando la estasia y el sobrecrecimiento bacteriano. Por otra parte, la hipertensión portal condiciona edema de la pared intestinal y alteración de la integridad de su función de barrera2. La TB sumada a las alteraciones inmunológicas descritas previamente son el sustrato fisiopatológico que explica gran parte de los cuadros infecciosos bacterianos del cirrótico, especialmente PBE y bacteriemias. Infección bacteriana y su relación con las complicaciones mayores del cirrótico Infección e insuficiencia renal La disfunción renal representa una severa complicación estrechamente relacionada con la infección bacteriana en este grupo de pacientes. Tiene una fuerte Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 271-275 INFECCIONES BACTERIANAS EN EL PACIENTE CIRRÓTICO - C. Muñoz T. Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas connotación pronóstica, debido a que la mortalidad es francamente mayor en los cirróticos infectados que desarrollan disfunción renal8. El estado de vasodilatación sistémica (y vasoconstricción renal) con volumen circulante efectivo reducido, propio del paciente cirrótico, puede verse acentuado por los efectos de mediadores inflamatorios y vasoactivos asociados a la infección, que produce la claudicación funcional del riñón. Aproximadamente un tercio de los pacientes con PBE desarrollan insuficiencia renal, habitualmente de carácter progresivo y frecuentemente fatal pese al control de la infección original8. En el caso de infecciones bacterianas distintas de la PBE, Terra y cols, reportaron una incidencia similar de insuficiencia renal, pero generalmente reversible cuando se lograba el control de la infección. A pesar de esta reversibilidad, el desarrollo de insuficiencia renal se asoció igualmente a una mayor mortalidad a corto plazo en el grupo de pacientes que la presentó (55% vs 13%). En este mismo estudio resultó también relevante el valor pronóstico del índice MELD, donde un valor > 20 representa un factor predictor independiente de mortalidad. Es posible que el desarrollo de insuficiencia renal identifique un subgrupo con disfunción hepatocelular avanzada y más susceptible de presentar otras complicaciones9. Desde hace una década se conoce que la administración de albúmina es capaz de disminuir la incidencia de insuficiencia renal a un 10% y mejorar la sobrevida en cirróticos con PBE10. La albúmina actúa mejorando la función miocárdica y la vasodilatación sistémica como consecuencia de una efectiva expansión del VCE (que contrarreste la intensa actividad neurohumoral) y posiblemente la quelación de mediadores proinflamatorios. Frente a esta situación resulta de interés conocer si estos beneficios son posibles en pacientes con otro tipo de infecciones. Desafortunadamente, en una comunicación reciente del mismo grupo, se observó que el uso de albúmina en cirróticos con infecciones distintas a la PBE no logró demostrar un aumento en la sobrevida ni reducir la incidencia de falla renal a pesar de mejorar parámetros de función circulatoria y renal11. Infección y hemorragia digestiva La relación entre infección y hemorragia digestiva es bastante estrecha en el paciente cirrótico. Por una parte, la evidencia muestra que la infección bacteriana y el tratamiento antibiótico son factores independientes predictores de control del sangrado12. Por otro lado, la hemorragia puede favorecer el desarrollo de infección en este grupo de pacientes. Estudios iniciales reportaban que 30-65% de pacientes sangrantes se infectaban dentro de los primeros 4-5 días y que la mortalidad hospitalaria podía llegar a 39%6. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 271-275 La infección puede favorecer el sangrado variceal debido al aumento de la presión sinusoidal inducida por endotelina (estimulada por la endotoxemia), mediador que activa la contracción de las células estrelladas sinusoidales. La sobreproducción de NO, también estimulada por endotoxinas, induce disfunción plaquetaria debido a la formación de S-nitrosotioles, que actúan como potentes inhibidores de la agregación plaquetaria3. La hemorragia digestiva, como se ha señalado previamente, es capaz de favorecer el desarrollo de infecciones bacterianas. La TB puede verse facilitada por una mayor permeabilidad intestinal vinculada a fenómenos isquémicos. Se ha propuesto también que el sobrecrecimiento bacteriano estimulado por la presencia de sangre endoluminal podría estar también involucrado6. Infección y encefalopatía hepática La infección constituye un conocido factor precipitante de encefalopatía hepática. La hiperamonemia, derivada principalmente de la actividad de la flora intestinal, tiene un rol patogénico central, induciendo acumulación de glutamina en los astrocitos y edema secundario de éstos13. Evidencia que apunta a que factores como NO y citoquinas proinflamatorias que son producidos en relación a la infección tendrían un efecto modulador de la respuesta a la hiperamonemia. El mecanismo por el cual esto ocurre no se encuentra dilucidado, postulándose como alternativas: 1) Inhibición de la neurotransmisión glutaminérgica mediante el bloqueo de la recaptación de glutamato en los astrocitos; 2) Aumento en la expresión de receptores para mediadores benzodiacepina símil; 3) Cambios en el flujo sanguíneo cerebral, que reflejan una menor actividad metabólica cerebral o una respuesta vasoconstrictora local a la vasodilatación sistémica; y 4) Estrés oxidativo con formación de especies oxígenoreactivas capaces de modificar proteínas tisulares y disminución en la actividad de enzimas antioxidantes en los astrocitos14. Debido a su tamaño (15-20 kD), las citoquinas no son capaces de atravesar la barrera hematoencefálica (BHE) y ejercer efecto directamente a nivel cerebral. Por esta razón se plantean tres posibles “vías de acceso”: 1) Señales desde el tejido periférico inflamado a través de su inervación por el sistema nervioso autónomo; 2) Transmisión de señales mediante segundos mensajeros (NO, prostaglandinas), cuyas enzimas sintetizadoras fueron inducidas por citoquinas unidas a receptores expresados en vasos sanguíneos cerebrales; y 3) Acción directa de citoquinas sobre el parénquima cerebral después de cruzar la BHE mediante transporte activo o entrando por áreas carentes de BHE15. 273 INFECCIONES BACTERIANAS EN EL PACIENTE CIRRÓTICO - C. Muñoz T. Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Consideraciones terapéuticas Resumen Las infecciones en el cirrótico pueden ser asintomáticas, requiriéndose de una búsqueda activa para su detección y manejo. El tratamiento de infecciones urinarias, neumonías y bacteremias no difiere de lo recomendado para la población general. Se deben tener algunas precauciones respecto al uso de antibióticos: evitar el uso de aminoglucósidos debido a su mayor riesgo de nefrotoxicidad en cirróticos; cefoperazona o derivados, porque están asociados a riesgo de hipoprotrombinemia y sangrado; y estar atento a posibles interacciones farmacológicas7. La profilaxis antibiótica en pacientes cirróticos con sangrado gastrointestinal se encuentra fuertemente recomendada y es independiente de la presencia o ausencia de ascitis; debe ser iniciada al momento de ingreso del paciente sangrante12. La evidencia sugiere completar un curso de 7 días de antibióticos (quinolona o cefalosporina), siendo recomendable realizar pancultivo de estos pacientes (incluido líquido ascítico) con el fin de modificar el espectro microbiano y la duración de la terapia según los hallazgos observados. Respecto al uso de albúmina, de beneficio demostrado en cirróticos con PBE, no existe evidencia disponible en la actualidad que muestre clara utilidad en pacientes afectados por otro tipo de infección11. Otra estrategia preventiva en estos pacientes es el uso de vacunas, recomendándose ampliamente la vacuna anti-neumocóccica, debido a la frecuencia y potencial gravedad de la infección por S. pneumoniae; y la vacuna anti-infuenza, ya que esta infección es capaz de inducir descompensación y facilitar sobreinfecciones bacterianas7. Las infecciones bacterianas constituyen una complicación frecuente y severa en pacientes cirróticos debido a la existencia de alteraciones inmunológicas diversas, traslocación bacteriana y una mayor respuesta inflamatoria. La producción aumentada de citoquinas proinflamatorias, óxido nítrico y otros mediadores favorece el desarrollo de otras complicaciones, tales como deterioro hemodinámico, insuficiencia renal y encefalopatía hepática. Los efectos hemodinámicos de los mediadores inflamatorios son capaces de acentuar las alteraciones de la circulación sistémica y renal propias de la cirrosis. La insuficiencia renal en pacientes con sepsis no relacionada a peritonitis bacteriana espontánea tiene mal pronóstico incluso en casos reversibles y el índice MELD pareciera ser un buen predictor en este sentido. Estudio recientes sobre encefalopatía hepática sugieren que la respuesta inflamatoria y sus mediadores pueden ser importantes en la modulación de los efectos del amonio sobre el cerebro en los pacientes con cirrosis. El diagnóstico y tratamiento oportuno de la infección permiten mejorar el pronóstico en estos pacientes. La relación entre infección y hemorragia digestiva es estrecha, fundamentando el uso de antibióticos profilácticos. El uso de albúmina en cirróticos con infecciones diferentes a peritonitis bacteriana espontánea no ha demostrado reducir la incidencia de insuficiencia renal ni la mortalidad. Palabras clave: Cirrosis, infección bacteriana, respuesta inflamatoria, insuficiencia renal, hemorragia digestiva. Referencias 1.- Navasa M, Fernández J, Rodés J. Bacterial infections in liver cirrhosis. Ital J Gastroenterol Hepatol 1999; 31: 616-25. 2.- Ghassemi S, García-Tsao G. Prevention and treatment of infections in patients with cirrosis. Best Pract Res Clin Gastroenterol 2007; 21: 77-93. 3.- Wong F, Bernardi M, Balk R, Christman B, Moreau R, García-Tsao G, et al. Sepsis in cirrhosis: report on the 7th meeting of the International Ascites Club. Gut 2005; 54: 718-25. 4.- Fernández J, Navasa M, Gómez J, Colmenero J, Vila J, Arroyo V, et al. Bacterial infections in cirrhosis: epidemiological changes with invasive procedures an norfloxacin prophylaxis. 274 Hepatology 2002; 35: 140-8. 5.- Navasa M, Rodés J. Bacterial infections in cirrosis. Liver International 2004; 24: 277-80. 6.- Borzio M, Salerno F, Piantoni L, Cazzaniga M, Angeli P, Bissoli F, et al. Bacterial infections in patients with advanced cirrhosis: a multicentre prospective study. Digest Liver Dis 2001; 33: 41-8. 7.- Fica A. Diagnóstico, manejo y prevención de infecciones en pacientes con cirrosis hepática. Rev Chil Infect 2005; 22: 63-74. 8.- Follo A, Llovet JM, Navasa M, et al. Renal impairment following spontaneous bacterial peritonitis in cirrhosis. Incidence, clinical course, predictive factors and prognosis. Hepatology 1994; 20: 1495-501. 9.- Terra C, Guevara M, Torre A, Gilabert R, Fernández J, Martín-Llahí M, et al. Renal failure in patients with cirrhosis and sepsis unrelated to spontaneous bacterial peritonitis: value of MELD score. Gastroenterology 2005; 129 (6): 1944-53. 10.- Sort P, Navasa M, Arroyo V, et al. Effect of intravenous albumin on renal impairment and mortality in patients with cirrhosis and spontaneous bacterial peritonitis. N Engl J Med 1999; 341: 403-9. 11.- Nazar A, Guevara M, Terra C, Martín-Llahí M, Baccaro ME, Pavesi M, et al. Effects of albumin administration in patients with cirrhosis and bacterial infections other than spontaneous bacterial peritonitis. a randomized, Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 271-275 INFECCIONES BACTERIANAS EN EL PACIENTE CIRRÓTICO - C. Muñoz T. Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas controlled study. J Hepatol 2009; 50 (Suppl 1): S86. 12.- Bernard B, Grange JD, Khac EN, et al. Antibiotic prophylaxis for the prevention of bacterial infections in cirrhotic patients with gastrointestinal bleeding: a meta-analysis. Hepatology 1999; 29: Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 271-275 1655-61. 13.- Williams R. Bacterial flora and pathogenesis in hepatic encephalopathy. Aliment Pharmacol Ther 2007; 25 (Suppl 1): 17-22. 14.- Blei A. Infection, inflammation and hepatic encephalopathy, synergism redefined. J Hepatol 2004; 40: 327-30. 15.- Shawcross DL, Davies NA, Williams R, Jalan R. Systemic inflammatory response exacerbates the neuropsychological effects of induced hyperammonemia in cirrosis. J Hepatol 2004; 40: 247-54. 275 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 276-278 Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Fisiopatología de la peritonitis bacteriana espontánea Gustavo Bresky R. Profesor Asistente. Departamento de Ciencias Biomédicas. Facultad de Medicina. Universidad Católica del Norte. Recibido: 09 de abril de 2010 Aceptado: 13 de abril de 2010 Correspondencia a: Gustavo Bresky R. E-mail: [email protected] Physiopathology of spontaneous bacterial peritonitis The spontaneous bacterial peritonitis is the most typical infection in cirrhotic patients being associated with a bad short and long-term prognosis. The present article tries to review the most important pathophysiological mechanisms in their genesis, with special emphasis on those that favor bacterial translocation (intestinal bacterial overgrowth and loss of intestinal barrier). Equally, this article analyzes events that are involved in the worsening of the patient with bacterial peritonitis in course, and the prophylactic and therapeutic measures resulting from the knowledge of the pathophysiological mechanisms. Key words: Cirrhosis, spontaneous bacterial peritonitis, infections, physiopathology, bacterial translocation, portal hypertension. Introducción La cirrosis hepática (CH), es considerada la causa más prevalente de inmunodeficiencia en EE.UU., siendo la Peritonitis Bacteriana Espontánea (PBE) la infección más característica en estos pacientes. Ésta se presenta en 7-31% de los cirróticos que ingresan a un hospital1. La PBE se define como la infección del líquido ascítico previamente estéril en ausencia de un foco infeccioso intra-abdominal. Operacionalmente esto corresponde a la presencia en el líquido ascítico de cultivos positivos (monomicrobianos) y presencia de reacción inflamatoria evidenciada por la existencia de ≥ 250 PMN/mm3. Ante la dificultad de obtener cultivos (+) en la práctica clínica diaria, se puede asimilar a esta condición una situación en la que no se cumplen exactamente los criterios de PBE; la ascitis neutrocítica con cultivo negativo (Cultivo (-) y PMN ≥ 250/ mm3). Ambas condiciones se asocian a un mal pronóstico, con importantes tasas de mortalidad durante el episodio agudo y en el seguimiento posterior. Conocer los mecanismos fisiopatológicos involucrados en el desarrollo de la PBE y aquellos que incrementan el daño producido en el individuo que la padece, permite establecer estrategias racionales de prevención y tratamiento. El presente artículo tiene por objeto revisar las condiciones que facilitan la génesis de la PBE y los mecanismos generadores de daño en estos pacientes, asociándolos a acciones lógicas tanto en la esfera profiláctica como terapéutica. Llegada de bacterias al líquido ascítico La mayoría de los casos (67%) de PBE se produce por bacilos aeróbicos Gram (-) de origen entérico2. 276 Por ello, para que se produzca la infección ascítica será necesario que estos microorganismos traspasen del lumen intestinal al líquido ascítico, superando los mecanismos defensivos que en condiciones normales evitan esta situación. Uno de los primeros, y probablemente más importantes pasos para que ello ocurra es la denominada Translocación Bacteriana (TB). Ella consiste en el paso de bacterias viables desde el lumen del tubo digestivo a los linfonodos mesentéricos. Posteriormente, desde los linfonodos, los microorganismos pueden migrar hacia la circulación sistémica y al líquido ascítico. Los elementos cruciales para que se produzca TB son la existencia de Sobrecrecimiento Bacteriano (SB), la alteración en la barrera intestinal y la inmunosupresión. Respecto del primer aspecto se sabe que concentraciones cecales sobre 108 bacterias/g incrementan la TB3. El SB es más frecuente entre los cirróticos con prevalencias que varían entre un 30-70%. Es especialmente alto en los pacientes Child-Pugh C y en aquellos con ascitis. Entre las condiciones involucradas en el desarrollo de SB en los cirróticos están la existencia de hipomotilidad intestinal4 (< clearence bacteriano), la secreción reducida de ácidos biliares y la inmunodeficiencia local. En la CH se han demostrado alteraciones en la coordinación motora del intestino delgado generando un tránsito más lento (asociado a daño oxidativo de la mucosa, activación del sistema nervioso simpático e incremento de producción de óxido nítrico)5. Por otro lado, los ácidos biliares tienen actividad antibacteriana y la IgA inhibe la adherencia bacteriana a la superficie mucosa. En la CH existe menor secreción tanto de ácidos biliares como de IgA secretora, perdiéndose estos mecanismos defensivos2,6. Igualmente se han descrito como factores contribuyentes de SB una ma- FISIOPATOLOGÍA DE LA PBE - G. Bresky R. Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas yor frecuencia de abuso de alcohol y de hipocloridria asociada al uso de antisecretores en estos pacientes. El segundo aspecto que influye en el desarrollo de TB es la alteración de la barrera intestinal. Esta última no debe entenderse exclusivamente como una barrera física establecida por los enterocitos y sus uniones intercelulares; si no que ésta también está determinada por elementos “inhibidores de penetración” como la existencia del “surfactante intestinal” (monocapa fosfolipídica en la superficie intestinal) y la capa superficial de bacterias anaeróbicas, entre otras. Ambas dificultan la adherencia de los aerobios (paso inicial de la TB) a la superficie mucosa intestinal. Otro elemento que juega un papel en el incremento de la permeabilidad de la mucosa intestinal es el estrés oxidativo que altera el borde en cepillo y los mecanismos de transporte de los enterocitos5. Igualmente, los pacientes cirróticos con hipertensión portal e hiperemia esplácnica presentan edema de la mucosa y submucosa (mayor permeabilidad) y respuesta inmune mucosa deficiente determinada por alteraciones a nivel de vénulas esplácnicas del rodamiento celular (rolling), adherencia, y migración de los macrófagos10. Todas estas condiciones permiten que se produzca TB. El traspaso de componentes bacterianos como endotoxinas incrementan la producción de TNFα y óxido nítrico produciendo estrés oxidativo y daño en la mucosa intestinal con el consiguiente nuevo incremento de la permeabilidad5. Finalmente, los pacientes con CH presentan otras inmunodeficiencias que facilitarán la llegada de enterobacterias al líquido ascítico. En ellos existe menor capacidad de eliminar bacterias en sangre (disminución de la capacidad bacteriostática, de la opsonización y disminución de la fagocitosis asociado a disfunción de los neutrófilos) y, posteriormente, una disfunción del sistema retículoendotelial hepático7. Respuesta defensiva a la infección y daño sistémico La llegada de las bacterias al líquido ascítico induce la activación de mecanismos defensivos humorales, fundamentalmente mediados por complemento. En CH (especialmente en etapas avanzadas) existe menor síntesis de complemento, haciendo esta línea defensiva menos efectiva. Además, cuando en forma repetida ocurre traspaso de bacterias al líquido ascítico se activa reiteradamente el sistema, consumiendo complemento y generando disminución de su efectividad. Por otro lado, en el proceso de eliminación de las bacterias es importante la opsonización. Cuando la concentración proteíca en el líquido ascítico es baja, ésta disminuye. Por ello, en pacientes con contenido de proteínas ascíticas < 1 g/dl es más probable presentar un primer episodio de PBE (24 vs 4% en seguimiento a 3 años)8. Igualmente, mientras mayor Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 276-278 sea la profundidad del daño hepático hay más probabilidad de que desarrollen PBE. Las bacterias y sus componentes pueden desregular en el huésped la síntesis de proteínas pro y anti-inflamatorias generando daño tisular, cambios hemodinámicos y “parálisis” del sistema inmune. En estos casos el incremento de sub-poblaciones de monocitos genera una importante liberación de TNFα, IL-6, VEFG y otras citoquinas proinflamatorias2. En modelos experimentales de cirrosis y PBE se han relacionado niveles elevados de endotoxinas a deterioro circulatorio, caracterizado por disminución de la presión arterial, hiporeactividad vascular y disminución de la resistencia vascular sistémica. Probablemente los componentes bacterianos estimulan una mayor producción de TNFα, lo que a su vez generaría la síntesis de óxido nítrico, agravando la vasodilatación periférica característica de estos pacientes2. Secundario a lo anterior, se estimula la activación de sistemas endógenos vasoactivos. El conjunto de estas alteraciones vasculares puede generar, además, daño renal. Posibles medidas derivadas del conocimiento de los mecanismos fisiopatológicos Hemos establecido que para el desarrollo de PBE es importante SB y TB. Por ello, contrarrestar el SB es una estrategia profiláctica eficaz. Así se ha demostrado que el uso de norfloxacino (quinolona pobremente absorbida) permite prevenir el desarrollo de un primer episodio en pacientes de alto riesgo (≤ 1 g proteínas/dl ascitis; bilirrubina > 3 g/dl; plaquetas < 98.000/mL); un segundo episodio en quienes han presentado uno anterior y en condiciones de mayor permeabilidad e inmunosupresión más intensa (hemorragia digestiva). El problema de esta medida es que con el uso a largo plazo de quinolonas se pueden seleccionar cepas resistentes y se incrementa la probabilidad de PBE por Gram (+). Por ello se han desarrollado otras estrategias dentro de las que destaca el uso de proquinéticos. Estudios han mostrado la utilidad de cisaprida y propranolol en cirróticos, permitiendo disminuir el tránsito intestinal y la concentración de bacterias en yeyuno9. Otros estudios han administrado a cirróticos con ascitis ácidos biliares conjugados, logrando disminuir el SB e incrementando la sobrevida de los pacientes6. En relación a la capacidad de las enterobacterias para translocar, se han realizado estudios utilizando probióticos asociados a antioxidantes y otros con pentoxifilina (anti TNFα) que disminuyen TB10. Por otro lado, estudios recientes en pacientes con colitis ulcerosa se ha probado el uso de preparaciones de fofatidilcolina, generando una capa hidrofóbica (“surfactante intestinal”), y mejorando la actividad inflamatoria intestinal gatillada, al parecer, por estímulos bacterianos. Esta línea de trabajo podría ser interesante de evaluar en 277 FISIOPATOLOGÍA DE LA PBE - G. Bresky R. Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas modelos de cirrosis. Otro frente posible es el de mejorar la capacidad de opsonización del líquido ascítico. Para ello podría ser útil el tratamiento diurético que incrementará la concentración de proteínas en el líquido ascítico. Además, debe recordarse que 65-90% de los pacientes cirróticos presentan algún grado de desnutrición y ésta se asocia a inmunosupresión, que es un elemento importante en el desarrollo de PBE. Por ello, mantener buenas condiciones nutricionales en estos pacientes también parece recomendable. Por otro lado, las alteraciones circulatorias de la PBE se asocian a insuficiencia renal y muerte. Se ha demostrado que pacientes de mayor riesgo (Bilirrubinemia > 4 mg/dl; BUN > 30 mg/dl y/o Creatininemia > 1 mg/ dl) cuando cursan PBE tienen menos posibilidades de desarrollar insuficiencia renal y morir11 si se utiliza en ellos albúmina humana, la que actuaría mejorando el volumen plasmático efectivo y la disfunción cardíaca. Referencias 1.- Caly WR, Strauss E. A prospective study of infections in patients with cirrosis. J Hepatol 1993; 18: 353-8. 2.- Albillos A, de la Hera A, Álvarez-Mon M. Experimental models of spontaneous bacterial peritonitis. Such J, Guarner C, Runyon B. Pathogenesis and clinical features of spontaneous bacterial peritonitis. Ascitis & Renal Dysfunction in Liver Disease; Capítulos 33 y 34: 411-33. 3.- Berg RD. Inhibition of Escherichia coli translocation from the gastrointestinal tract by the normal cecal flora in gnotobiotic or antibiotic decontamined mice. Infect Inmun 1980; 29: 1073-81. 4.- Chesta J, Defilippi C, Defilippi C. Abnormalities in proximal small bowel 278 5.- 6.- 7.- 8.- Resumen La peritonitis bacteriana espontánea es la infección más característica del cirrótico, asociándose a un mal pronóstico a corto y mediano plazo. El presente artículo pretende revisar los mecanismos fisiopatológicos más importantes en su génesis, con especial énfasis en aquellos que favorecen la translocación bacteriana (sobrecrecimiento bacteriano y pérdida de barrera intestinal). Igualmente se analizan los eventos involucrados en el agravamiento del paciente con peritonitis bacteriana en curso, y las medidas profilácticas y terapéuticas que se derivan del conocimiento de los mecanismos fisiopatológicos. Palabras clave: Cirrosis, peritonitis bacteriana espontánea, infecciones, fisiopatología, translocación bacteriana, hipertensión portal. motility in patients with cirrhosis. Hepatology 1993; 17: 828-32. Chiva M, Guarner C, Peralta C, et al. Intestinal mucosal oxidative and bacterial translocation in cirrhotic rats. Eur J Gastroenterol Hepatol 2003; 15: 145-50. Lorenzo-Zúñiga V, Bartoli R, Planas R, et al. Oral bile acids reduce bacterial overgrowth, bacterial translocation, and endotoxemia in cirrhotic rats. Hepatology 2003; 37: 551-7. Rimola A, Soto R, Bory F, et al. Reticuloendothelial system phagocytic activity in cirrhosis and its relation to bacterial infections and prognosis. Hepatology 1984; 4: 53-8. Llach J, Rimola A, Navasa M, et al. Incidence and predictive factors of first episode of spontaneous bacterial peritonitis in cirrosis with ascites: relevance of ascites fluid protein concentration. Hepatology 1992; 16: 724-7. 9.- Pardo A, Bartoli R, Lorenzo-Zúñiga V, et al. Effect of cisapride on intestinal bacterial overgrowth and bacterial translocation in cirrhosis. Hepatology 2000; 31: 858-63. 10.- Albillos A, de la Hera A. Multifactorial gut barrier failure in cirrosis and bacterial translocation: working out probiotic and antioxidants. Hepatology 2002; 37: 5236. 11.- Sort P, Navasa M, Arroyo V. Effect of intravenous albumin on renal impairment and mortality in patients with cirrhosis and spontaneous bacterial peritonitis. N Engl J Med 1999; 34: 403-9. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 276-278 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 279-281 Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas La reinfección por virus de la hepatitis C en el post-trasplante hepático Carlos Benítez G. Liver transplantation and hepatitis C virus reinfection Hepatitis C Virus re-infection is an universal event after liver transplantation, a fact that determines the prognosis of the graft and the receptor, limiting the survival of both. An adequate monitoring of the risk factors and the progress of the receptor allows for the administration of a treatment before or after liver transplantation which, eventually, may eliminate the presence of the virus. However, currently antiviral treatment still has a limited efficacy and a frequent toxicity, which contributes even more to its low efficacy. In this article we present basic concepts on the importance of this condition, and how to choose the best timing and circumstances for the reasonable administration of available therapies against hepatitis C virus re-infection and its consequences, according to available evidence. Key words: Liver transplantation, hepatitis C virus, reinfection. Introducción La hepatopatía crónica, debido a la infección por virus de la hepatitis C (VHC) es la principal indicación de trasplante hepático (TH) en el mundo1. Lejos de ser una solución definitiva, el TH significa el inicio de una serie de nuevos desafíos para los hepatólogos. De hecho, tras el TH, en 100% de los pacientes la infección recurre2 y luego de cinco años, hasta el 30% de los trasplantados por esta indicación presentan nuevamente una cirrosis hepática1. De éstos, el 60% sufre una descompensación a los 3 años de seguimiento, lo cual implica una supervivencia estimada de menos de 10% a los 3 años3. En conjunto, todo esto comporta un pronóstico inferior al de cualquier otra indicación de TH4. En el presente artículo intentaremos destacar los aspectos más relevantes e indispensables de la reinfección por VHC tras el TH, abarcando desde el período pre-trasplante hasta la evaluación del re-trasplante. Tratamiento pre-TH Puesto que la reinfección por el VHC es universal, se ha planteado que una carga viral negativa al momento del trasplante reduciría el riesgo y la severidad de ésta. Con este fin, el tratamiento antiviral debiera ser administrado durante un período razonable previo al trasplante, de manera tal que permita alcanzar una respuesta apropiada al tratamiento. La toxicidad de éste es otro escollo a superar y es de esperar que sea mayor cuanto más deteriorados estén nuestros pa- Unidad de Trasplante Hepático, Departamento de Gastroenterología, Hospital Clínico de la Pontifica Universidad Católica de Chile. Recibido y Aceptado: 21 de abril de 2010 Correspondencia a: Carlos Benítez Marcoleta 367, Santiago. Fono: 3543820. E-mail: [email protected] cientes, siendo además, una limitante a la eficacia del tratamiento. Así, en base a los estudios disponibles, sabemos que cuando se utiliza en pacientes cirróticos, globalmente, su eficacia no va mucho más allá del 30%, pudiendo ser tan baja como 7% en cirróticos descompensados con genotipo 15,6. Además, sólo una fracción de los potenciales beneficiarios de esta intervención cumple con los criterios de inclusión empleados en la literatura, reduciéndose aún más la aplicabilidad de la intervención7. Sin embargo, los ensayos de tratamiento antiviral en pacientes cirróticos nos han enseñado lecciones valiosas. Primero, que el tratamiento es factible y, que en una fracción variable de casos, permite eliminar la infección de manera permanente. En caso de un TH posterior, esto permite un injerto libre de infección por VHC (con todas las ventajas que ello conlleva). No obstante, el tratamiento con interferón-ribavirina no está exento de riesgos y aumenta en 3 veces el riesgo de infecciones y 2 veces el riesgo de mortalidad por infecciones5. En resumen, pese a que el tratamiento antiviral es factible en pacientes cirróticos enlistados para TH, su aplicabilidad, efectividad y efectos adversos asociados, representan una dificultad adicional para una fracción importante de los potenciales beneficiarios de esta estrategia. Pronóstico tras el TH Como se mencionó, la reinfección por VHC conlleva un pronóstico peor para el injerto y el receptor que otras indicaciones de TH. Sin embargo, el grupo de pacientes re-infectados por VHC es heterogéneo 279 HEPATITIS C Y TRASPLANTE HEPÁTICO - C. Benítez G. Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas y no todos progresarán de igual manera. Así, se han identificado como factores independientemente relacionados con una supervivencia reducida: 1) Fibrosis ≥ 2,12 meses post TH (clasificación de Ishak); 2) Recurrencia histológica clínicamente significativa durante el primer año post TH; 3) Edad del donante mayor de 50 años; 4) Hepatocarcinoma previo al TH; 5) Rechazo celular agudo durante los primeros 3 meses post TH8. Es necesario destacar que la asociación con rechazo celular agudo parece deberse al menos, en parte, al aumento de la inmunosupresión, sobre todo al uso de bolos de esteroides y OKT31,9. Asimismo, el número de episodios de rechazo también ha sido descrito como un factor relevante en el curso de la reinfección10. La identificación de estos factores permite no solamente predecir el curso de la reinfección, sino seleccionar mejor los injertos para los potenciales receptores de un TH y evaluar a aquellos pacientes que con mayor probabilidad se beneficiarán de tratamiento antiviral en el post-trasplante. Tratamiento inmunosupresor y curso de la reinfección El uso de esteroides en bolos en el tratamiento del rechazo celular agudo en pacientes reinfectados limita la supervivencia del injerto y del receptor11. Es por lo tanto, de esperar que la administración de inmunosupresión (IS) sin esteroides sea de beneficio, sin embargo, esta hipótesis ya ha sido evaluada por Kato y cols, en un estudio aleatorizado comparando un esquema de IS libre de esteroides con otro convencional en pacientes con reinfección por VHC, sin que se registraran diferencias en la biopsia al año de seguimiento ni en el curso de los pacientes12. En un meta-análisis reciente que incluyó 19 ensayos aleatorizados se observó que el uso de IS sin esteroides reduce el riesgo de recurrencia de la reinfección por VHC, pese a que ningún estudio individual llegó a esta conclusión13. Por otro lado, otro estudio prospectivo reciente evaluó, dos estrategias en el uso de esteroides en pacientes trasplantados por VHC: una retirada rápida a los 3 meses post trasplante y una retirada lenta que se completaba a los 25 meses post TH. La biopsia a 1 año post TH mostró fibrosis avanzada en 42,1% de los pacientes con retirada rápida y en 7,6% de los pacientes con retirada lenta (p = 0,003); y a los dos años, la supervivencia libre de fibrosis avanzada fue de 60,8% en el grupo de retirada rápida y 93,7% en el grupo de retirada lenta (p = 0,002)14. En relación con el uso de anticalcineurínicos, aunque no se ha demostrado que exista alguna diferencia al usar ciclosporina vs tacrolimus en pacientes reinfectados, vale la pena considerar un estudio de Sugawara en el cual pacientes en los que hubo un fracaso del tratamiento antiviral post TH, se cambió la IS 280 de tacrolimus a ciclosporina, con lo cual se consiguió la negativización del virus en 5 de 8 pacientes15. Otra estrategia inmunosupresora ampliamente utilizada es el uso de terapias linfodepletivas, entre éstas, el uso de OKT3 es reconocido como deletéreo desde el punto de vista de la gravedad de la recurrencia1. También alemtuzumab ha sido asociado a una mayor gravedad de la recurrencia16. Finalmente, los inhibidores del receptor de interleuquina-2 parecen tener un efecto neutro sobre la recurrencia1. Tratamiento antiviral post-TH Existen 2 estudios aleatorizados que evaluaron el efecto del tratamiento precoz en el curso de la recidiva de la reinfección por VHC. Uno de ellos evaluó la efectividad del uso de peginterferón alfa-2a vs placebo en la fase precoz (3 semanas) previo a la recurrencia de la hepatitis, es decir, a manera de profilaxis. El segundo evaluó la misma estrategia una vez certificada la recidiva de la hepatitis viral en pacientes trasplantados hace aproximadamente 6-60 meses. Sólo el 8% de aquellos incluidos en el ensayo de profilaxis y 12% en el ensayo de tratamiento tuvieron una respuesta viral sostenida (RVS)17. De esta manera el tratamiento precoz/profiláctico, pese a ser tolerado, es de una eficacia pobre. Otra alternativa es administrar tratamiento antiviral una vez exista una recurrencia bien establecida. Existe consenso en que el tratamiento antiviral debe ser administrado cuando la fibrosis alcanza un grado de 2 o más según la clasificación de Scheuer, habiéndose descartado el rechazo, la obstrucción biliar, sepsis, enfermedades autoinmunes y otras contraindicaciones del tratamiento antiviral2. Esta alternativa es capaz de inducir una RVS en alrededor de un tercio de los pacientes1, sobre todo cuando la alternativa utilizada es peginterferón-rivabirina. Un importante predictor de RVS es la respuesta virológica precoz (RVP), definida como una caída en el ARN viral al menos 2 log a la semana 12 de tratamiento. Sólo el 50% de aquellos que consiguen una RVP consiguen una RVS y ningún paciente que no alcance una RVP consigue una RVS18. Factores asociados con mala respuesta son: 1) Genotipo 1; 2) Ausencia de RVP; 3) Sexo masculino; 4) Carga viral basal elevada; 5) Resistencia insulínica y; 6) El ajuste de la dosis de la terapia antiviral por mala tolerancia. Por otro lado, un factor asociado con un tratamiento exitoso es la respuesta virológica rápida (RVR), definida como una carga viral negativa tras 4 semanas de tratamiento18. Re-trasplante hepático (re-TH) El re-TH se asocia a un pronóstico inferior que el TH primario; en el caso de la recurrencia del VHC la Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 279-281 HEPATITIS C Y TRASPLANTE HEPÁTICO - C. Benítez G. Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas supervivencia al año es del 60%, lo cual es similar a otras indicaciones de re-TH2. Entre las características propias del donante que se relacionan con la supervivencia del receptor tras el re-TH, se cuentan: la edad, la causa de la falla del injerto, la donación tras muerte cardíaca, y el MELD al retrasplante, entre otras19. Tras el re-TH, factores asociados con mortalidad son la edad del receptor, un MELD mayor a 25, intervalo entre el TH y el re-TH menor a un año y un tiempo de isquemia tibia mayor o igual de 75 minutos20. Por lo anterior, la indicación de re-TH es una decisión difícil y debe ser tomada cuidadosamente. Resumen La reinfección por el virus de la hepatitis C es un evento universal tras el trasplante hepático, hecho Referencias 1.- Watt K, Veldt B, Charlton M. A practical Guide to the management of HCV infection following liver transplantation. Am J Transpl 2009; 9: 1707-13. 2.- Burra P. Hepatitis C. Semin Liver Dis 2009; 29: 53-65. 3.- Berenguer M. Natural history of recurrent hepatitis C. Liver Transpl 2002; 8: S14-8. 4.- Forman L, Lewis J, Berlin J, Feldman H, Lucey M. The association between hepatitis infection and survival after orthotopic liver transplantation. Gastroenterology 2002; 122: 889-96. 5.- Iacobellis A, Siciliano M, Perri F, Annicchiarico B, Leandro G, Caruso N, et al. Peginterferon alfa-2b and ribavirin in patients with hepatitis C virus and decompensated cirrosis: A controlled study. J Hepatol 2007; 46: 206-12. 6.- Forns X, García-Retortillo M, Serrano T, Feliu A, Suárez F, de la Mata M, et al. Antiviral therapy of patients with decompensated cirrosis to prevent recurrence of hepatitis C after liver transplantation. J Hepatol 2003; 39: 389-96. 7.- Crippin J, McCashland T, Terrault N, Sheiner P, Charlton M. A pilot study of the tolerability and efficacy of antiviral therapy in hepatitis C virus-infected patients awaiting liver transplantation. Liver Transpl 2002; 8: 350-5. 8.- Gallegos-Orozco J, Yosephy A, Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 279-281 9.- 10.- 11.- 12.- 13.- que marca el pronóstico del injerto y su receptor, limitando la supervivencia de ambos. Una adecuada monitorización de los factores de riesgo y de la evolución de los receptores permite instaurar terapias antes o después del trasplante hepático que, eventualmente, permiten eliminar la presencia del virus. Sin embargo, hoy en día el tratamiento antiviral aún tiene una eficacia limitada y una toxicidad frecuente, lo que limita aún más su efectividad. A continuación, se intenta entregar conceptos fundamentales acerca de la importancia del problema y cómo elegir los mejores momentos y situaciones para administrar las terapias disponibles contra la reinfección por el virus de la Hepatitis C y sus consecuencias de manera racional según la evidencia disponible. Palabras clave: Trasplante hepático, virus de la hepatitis C, reinfección. Noble B, Aqel B, Byrne T, Carey E, et al. Natural history of post-liver transplantation hepatitis C: A review of factors that may influence its course. Liver Transpl 2009; 15: 1872-81. Neumann UP, Berg T, Bahra M, Seehofer D, Langrehr JM, Neuhaus R, et al. Fibrosis progression after liver transplantation in patients with recurrent hepatitis C. J Hepatol 2004; 41: 830-6. Prieto M, Berenguer M, Rayon JM, Cordoba J, Arguello L, Carrasco D, et al. High incidence of allograft cirrhosis in hepatitis C virus genotype 1b infection following transplantation: relationship with rejection episodes. Hepatology 1999; 29: 250-6. Charlton M, Seaberg E. Impact of immunosuppression and acute rejection on recurrence of hepatitis C: results of the National Institute of Diabetes and Digestive and kidney Disease Liver Transplantation Data Base. Liver Transplant Surg 1999; 5: S107-14. Kato T, Gaynor JJ, Yoshida H, et al. Randomized trial of steroid-free induction versus corticosteroid maintenance among orthotopic liver transplant recipients with hepatitis C virus: impact on hepatic fibrosis progression at one year. Transplantation 2007; 84: 829-35. Segev DL, Sozio SM, Shin EJ, et al. Steroid avoidance in liver transplantation: meta-analysis and meta-regression of randomized trials. Liver Transpl 2008; 14: 512-25. 14.- Vivarelli M, Burra P, La Barba G, et al. Influence of steroids on HCV recurrence after liver transplantation: a prospective study. J Hepatol 2007; 47: 793-8. 15.- Sugawara Y, Kaneko J, Makuuchi M. Cyclosporine A for a treatment of hepatitis C virus after liver transplantation. Transplantation 2006; 82: 579-80. 16.- Marcos A, Eghtesad B, Fung JJ, Fontes P, Patel K, Devera M, et al. Transplantation 2004; 78: 966-71. 17.- Chalasani N, Manzarbeitia C, Ferenci P, Vogel W, Fontana RJ, Voigt M, et al. Peginterferon alfa-2ª for hepatitis C after liver transplantation: two randomized, controlled trials. Hepatology 2005; 41: 289-98. 18.- Hanouneh IA, Miller C, Aucejo F, López R, Quinn MK, Zein NN, et al. Recurrent hepatitis C after liver transplantation: on-treatment prediction of response to peginterferon/ribavirin therapy. Liver Transpl 2008; 14: 53-8. 19.- Northup PG, Pruett TL, Kashmer DM, Argo CK, Berg CL, Schmitt TM. Donor factors predicting recipient survival after liver retransplantation: the retransplant donor risk index. Am J Transplant 2007; 7: 1984. 20.- Ghabril M, Dickson R, Weisner R. Improving outcomes of liver transplantation: an analysis of trends and impact of hepatitis C infection. Am J Transplant 2008; 8: 404-11. 281 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 282-283 Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Profilaxis peritrasplante hepático: enfoque general ¿Descontaminación intestinal selectiva? José Miguel Valera M. Hospital San Juan de Dios, La Serena. Universidad Católica del Norte. Recibido: 09 de abril de 2010 Aceptado: 13 de abril de 2010 Correspondencia a: José Miguel Valera M. Fono: 051-228110 E-mail: valeramillas@ yahoo.com Peri-transplantation prophylaxis: general approach. Selective intestinal decontamination? In patients undergoing liver transplantation strict measures of study and prevention of bacterial infections are required. There is no evidence supporting supports selective intestinal decontamination, which can even contribute to the selection of resistant bacteria. Further randomized clinical trials are needed to support the use of prebiotics and probiotics that could benefit these patients. Key words: Intestinal decontamination, liver transplantation prophylaxis, liver transplantation infections. En la etapa pre-trasplante hepático (TH) deben evaluarse en el candidato a receptor las enfermedades infecciosas previas, alergias a antibióticos, exposiciones (viajes, contacto con animales), vacunaciones recibidas y tratamiento odontológico para posibles focos sépticos dentarios. Se debe estudiar al postulante con serología para Citomegalovirus (CMV), Epstein Barr, Herpes simplex, Varicela zoster, Toxoplasma gondii, Treponema pallidum, VIH, y Rx de tórax para objetivar su condición inmunitaria y definir una eventual primoinfección o reactivación de infección pasada en la evolución clínica posterior. El calendario de vacunaciones debe incluir Haemophilus, VHA, VHB, Influenza y Pneumococo. La mayor frecuencia de infecciones bacterianas en estos pacientes ha planteado la profilaxis antibacteriana peri operatoria y la descontaminación intestinal selectiva (DIS). En la cirrosis se producen una serie de cambios asociados con la flora intestinal (sobrecrecimiento bacteriano) y con trastornos inmunológicos, los que están estrechamente relacionados entre sí. A través de la translocación bacteriana a localizaciones extraintestinales la inmunidad se ve afectada y, a su vez, las alteraciones de ésta favorecen el sobrecrecimiento, potenciándose así ambos procesos. La translocación bacteriana tiene un rol importante en el desarrollo de infecciones en la insuficiencia hepática fulminante, cirrosis y TH. Incluso la translocación de fragmentos del ADN de bacterias intestinales favorecería una excesiva respuesta inmunológica con el consiguiente daño celular, renal y hemodinámico, destacando el papel de citoquinas como TNFα, IL6 y del óxido nítrico. 282 En este sentido se han propuesto y estudiado protocolos de DIS, particularmente hacia bacilos aerobios Gram (-) para evitar la translocación bacteriana, incluyendo también profilaxis antifúngica para Cándida spp. El tratamiento se ha iniciado tan precoz como al ingreso a la lista de TH o algunos días previo a éste, extendiéndose hasta un mes post cirugía, con el fin de prevenir la endotoxinemia peri-operatoria que pudiera comprometer la función del injerto y gatillar infecciones. Sin embargo, su valor se ha discutido por el riesgo de seleccionar flora y el eventual incumplimiento de algunos pacientes menos motivados considerando la habitual larga lista de espera de la cirugía. En un trabajo reciente en 149 receptores de TH (Losada y cols), se encontró una incidencia de 73% de infecciones en 90 días, principalmente en el primer mes y de causa bacteriana. Todos los pacientes habían sido sometidos a DIS con quinolonas (norfloxacino) y se destacó como principal factor de riesgo la cirugía mayor a cinco horas y la predominancia de cocos Gram (+) en 78% de las infecciones, siendo 39% de los Gram (-) identificados resistentes a quinolonas. Otro estudio randomizado y controlado de Hellinger y cols, en 80 pacientes no encontró beneficio significativo con el uso de DIS en la tasa de infección, mortalidad ni costo económico asociado. En relación a meta-análisis de esta terapia, Safdar y cols, confirmaron la reducción de infecciones por Gram (-) post TH, pero no la incidencia global de éstas. En otro estudio más reciente de Gurusamy y cols, de Cochrane Library, que incluyó 614 pacientes sometidos a TH, no se encontró diferencia estadísticamente significativa a favor del uso de DIS con los grupos controles, más aún, se asoció a mayor inciden- PROFILAXIS PERI-TRASPLANTE HEPÁTICO - J. M. Valera M. Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas cia de infecciones bacterianas y estadía hospitalaria en comparación con otros grupos en que se usaron prebióticos y probióticos. Se concluyó que el uso de éstos podría ser más beneficioso en la disminución de infecciones bacterianas, no obstante, son necesarios más estudios controlados con placebo. Por otro lado, entre 33% y 68% de los receptores de TH presenta infección bacteriana con la consecuente morbilidad, siendo ésta la causa del 20% de mortalidad entre ellos. En el primer mes post-TH las infecciones se deben a bacterias de foco quirúrgico, pulmonar, urinario, catéteres y a hongos, y no son frecuentes los gérmenes oportunistas, por lo que resulta fundamental el diagnóstico y tratamiento precoz. Se indica la profilaxis antimicrobiana habitual desde la inducción anestésica hasta 48 h postcirugía en diversos esquemas según la flora local de cada centro, por tratarse de una cirugía compleja y potencialmente contaminada. Algunas consideraciones generales acerca de la profilaxis infecciosa post TH incluyen pautas para Pneumocystis jiroveci por 6 a 12 meses según el grado de inmunosupresión con cotrimoxazol forte c/48 hrs. (alérgicos usar dapsona o pentamidina); Candida spp con nistatina oral o fluconazol en pacientes de mayor riesgo; TBC con HIN 300 mg por 9 a 12 meses si tuvo enfermedad o exposición reciente, Rx sugerente Referencias 1.- Gurusamy KS, Kumar Y, Davidson BR. Methods of preventing bacterial sepsis and wound complications for liver transplantation. Cochrane Database Syst Rev 2008; (4): CD006660. 2.- Arnow PM, Carandang GC, Zabner R, Irwin ME. Randomized controlled trial of selective bowel decontamination for prevention of infections following liver transplantation. Clinical Infectious Diseases 1996; 22: 997-1003. 3.- Hellinger WC, Yao JD, Álvarez S, Blair JE, Cawley JJ, Paya CV, et al. A randomized, prospective, Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 282-283 o PPD > 5 mm; Aspergillus evitando factores locales (idealmente ambiente protegido, prohibición de aire acondicionado, polvo, aerosol y mascotas en el hogar, uso de mascarilla, etc). En el caso de CMV debe evaluarse situación del receptor (R) (+/-) y del donante (D), aconsejándose tratamiento preventivo si antigenemia (pp 65) ≥ 20 núcleos por 200.000 céls con ganciclovir ev por 14 días. En el caso de Herpes simplex se recomienda profilaxis en casos D (+)/ R (-) y reactivaciones de Herpes oral o genital con aciclovir oral. Resumen En pacientes para trasplante hepático (TH), son prioritarias las medidas de estudio y prevención de infecciones principalmente bacterianas, no existiendo evidencia que apoye la descontaminación intestinal selectiva, la que incluso puede contribuir a la selección de bacterias resistentes. Se requiere mayores estudios aleatorizados que respalden intervenciones preventivas con este fin, en especial el uso de pre y probióticos que pudieran tener un rol beneficioso en estos pacientes. Palabras clave: Descontaminación intestinal, profilaxis trasplante hepático, infecciones trasplante hepático. double-blinded evaluation of selective bowel decontamination in liver transplantation. Transplantation 2002; 73: 1904-9. 4.- Maring JK, Zwaveling JH, Klompmaker IJ, van der Meer J, Slooff MJ. Selective bowel decontamination in elective liver transplantation: no improvement in endotoxaemia, initial graft function and post-operative morbidity. Transplant International 2002; 15: 329-34. 5.- Safdar N, Said A, Lucey MR. The role of selective digestive decontamination for reducing infection in patients undergoing liver transplantation: a systematic review and meta-analysis. Liver Transplantation 2004; 10: 817-27. 6.- Losada I, Cuervas-Mons V, Millán I, Dámaso D. Early infection in liver transplant recipients: incidence, severity, risk factors and antibiotic sensitivity of bacterial isolates. Enferm Infecc Microbiol Clin 2002; 20: 422-30. 7.- Soriano G, Guarner F. Prevención de la translocación bacteriana mediante probióticos y prebióticos. Gastroenterol Hepatol 2003; 26 (supl 1): 23-30. 8.- Rayes N, Seehofer D, Theruvath T, Schiller RA, Langrehr JM, Jonas S, et al. Supply of pre- and probiotics reduces bacterial infection rates after liver transplantation - a randomized, double-blind trial. Am J Transplant 2005; 5: 125-30. 283 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 284-286 Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Infecciones diferentes a la peritonitis bacteriana espontánea en pacientes con cirrosis Bruce A Runyon MD. Professor of Medicine, Hepatology Section University of Loma Linda, Los Angeles, California, USA. Recibido y Aceptado: 22 de abril de 2010 Infections other than spontaneous bacterial peritonitis in patients with cirrhosis Key words: Infections in cirrhosis, spontaneous empyema, septic arthritis, bacterial meningitis. Running title: Infections in cirrhosis other than SBP. Correspondencia a: Bruce A Runyon MD E-mail: [email protected] Background Spontaneous bacterial peritonitis (SBP) is the most recognized and most unique infection that complicates cirrhosis. However due to the immunodeficiency that also regularly complicates cirrhosis, these patients are at risk for many other types of infections, including non bacterial infections (Table 1)1. Two relatively large prospective studies provide some relative frequencies of bacterial infections2,3. Importantly bacterial infections increase mortality 2-6 fold and increase length of stay and cost. Gram-negatives are predominant 62-72%2,3. Up to 25% of deaths of patients with cirrhosis are due to bacterial infections4. This figure may be an underestimate due to the probability that many patients may die at home before they have a chance to be admitted to a hospital. Bacterial infections regularly start a fatal multiorgan failure syndrome in these patients5. Prevalence of Bacterial Infections Up to nearly ½ of hospitalized patients with cirrhosis develop bacterial infection during the hospitalization and > 1/3 of patients hospitalized for decompensation develop one or more bacterial infections during one year follow-up (Table 2)2,3. SBP and urinary tract infections (UTIs) were the most common in these two series2,3. However, in a more recent series, cellulitis was detected in 19% of patients hospitalized with decompensated cirrhosis; SBP was detected in only 4%6. Risk factors for cellulitis (abdominal wall and lower extremities) included skin trauma, homelessness, obesity, and edema6. The increase of obesity in the US 284 explains part of the increasing frequency of cellulitis. This infectious complication of cirrhosis is clearly under-recognized. The author diagnosed cellulitis in a queen who had been rapidly sequentially seen by many specialists including two infectious diseases specialists, who had overlooked the diagnosis. Urinary Tract Infections UTIs are also frequently overlooked in patients with cirrhosis. They are regularly (59%) asymptomatic until the patient is septic7. Pyuria may be absent. Urine should be cultured even if no neutrophils are present. This is indeed a treacherous situation that warrants a high index of suspicion and a low threshold for culturing urine. Women, in particular women with primary biliary cirrhosis, are unusually predisposed with a one year cumulative probability of 35%7. Urinary bladder catheters are used liberally in hospitalized patients. At the University of Southern California Liver Unit, these catheters were viewed by the senior faculty, Drs Reynolds and Redeker, as lethal weapons. Bladder catheters were avoided when possible. Some patients who have a UTI are made bacteremic by catheter insertion and the associated urethral trauma. Bladder catheters should be avoided when possible, except in the intensive care unit in the setting of gut bleeding or post-operatively. Urine can be collected more safely without need for a catheter. In setting where a catheter is viewed as mandatory, erhaps sterility of urine should be documented prior to catheter insertion, or a single dose of antibiotic should be given prior to insertion when time does not permit culture of urine. Prospective data are needed regarding this. INFECCIONES DIFERENTES A LA PERITONITIS BACTERIANA ESPONTÁNEA EN PACIENTES CON CIRROSIS - B. A. Runyon Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Pneumonia Bacterial pneumonia is surprisingly frequent (~ 25%) in the two prospective series2,3. Aspiration pneumonia during alcohol intoxication, coma or variceal hemorrhage may be even more common. Few data are available on aspiration pneumonia in this subset of patients. Rats with cirrhosis, especially those with ascites, clear an intratracheal dose of pneumococci poorly compared to controls, and have more bacteremia and higher mortality8. Fungal pneumonia is also more common in patients with cirrhosis compared to controls without cirrhosis; the mortality of fungal pneumonia is 86% in cirrhosis9. Spontaneous Bacterial Empyema The large pleural effusions (hepatic hydrothorax) that can be seen in cirrhosis due to a defect in the diaphragm can become infected similar to SBP. This phenomenon is referred to as spontaneous bacterial empyema10. The flora are similar to the flora of SBP and treatment is similar. True empyema is rare in patients with cirrhosis. Tuberculosis Tuberculosis is occasionally diagnosed in patients with cirrhosis, especially in homeless alcoholics. Tuberculosis can involve the lungs, peritoneal cavity, meninges or be disseminated. More than ½ of patients in the US with tuberculous peritonitis have underlying cirrhosis11. Staphylococcus aureus S. aureus nasal carriage is present in 56% of patients with cirrhosis at the time of hospital admission compared to 13% in controls12. Methicillin resistance was also more common in patients with cirrhosis. This organism is being reported more frequently in patients with cirrhosis, due to nasal carriage, quinolone selective intestinal decontamination and increasing use of indwelling intravascular catheters in intensive care units. Dental Sepsis Patients with cirrhosis are frequently poor and unable to afford dental hygiene treatments. It is common to have to remove all of the patient’s teeth prior to liver transplantation in order to avoid post-operative sepsis due to dental abscesses. Even in the absence of the immunosuppression needed after transplantation, some patients may develop recurrent sepsis due to dental abscesses13. Septic Arthritis Septic arthritis, even with gram-negative organisms, has been reported in cirrhosis14. Insertion of metal or plastic joint replacements should be avoided. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 284-286 Table 1. Infections other than spontaneous bacterial peritonitis that commonly complicate cirrhosis Urinary tract infections, especially in women, especially in primary biliary cirrhosis Bacterial pneumonia Cellulitis Spontaneous bacterial empyema Tuberculosis of many sites Nasal carriage of S. aureus and infection with S. aureus Dental abscess Septic arthritis Subacute bacterial endocarditis Vibrio sepsis Disseminated fungal infection Meningitis Fournier’s gangrene Table 2. Relative frequency of bacterial infections in patients with cirrhosis Strauss Borzio Cumulative probability 47% in 1 hospitalization 34% in 1 year Spontaneous bacterial peritonitis 40% Urinary tract infection 32% 41% Pneumonia 28% 17% Bacteremia 9% 21% Dermatologic (cellulitis, etc) 15% ? J Hepatol 1993; 18: 353-8. Dig Liv Dis 2001; 33a: 41-8. These can be difficult to sterilize and may have to be removed. It may be safer to treat totally medically or perform joint fusion if surgical intervention is considered necessary. Prolonged antibiotic administration may be required. Even very unusual organisms such as Pasteurella can be cultured. Intravenous drug addicts may develop infections of sternoclavicular joints and intervertebral spaces. Bacterial Endocarditis Bacterial endocarditis complicates intravenous drug use and patients with cirrhosis appear to be unusually prone to this infection. S.aureus predominates in patients with cirrhosis15. 285 INFECCIONES DIFERENTES A LA PERITONITIS BACTERIANA ESPONTÁNEA EN PACIENTES CON CIRROSIS - B. A. Runyon Segundo Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Vibrio vulnificus Patients with cirrhosis tend to develop fulminant sepsis with necrosis of the lower extremities including compartment syndromes after eating raw clams or oysters that contain Vibrio vulnificus16. Because of this association the state of California requires that restaurants and establishments that sell raw clams or oysters display a sign stating that patients who eat these items may die from Vibrio. The only patient with cirrhosis that Dr Reynolds saw survive Vibrio sepsis required amputation of both legs. Fungal Infections Disseminated fungal infections commonly complicate prolonged treatment of documented or suspected bacterial infections with broad-spectrum antibiotics. Fungal infections prevent to possibility of transplant in many patients. “Open-ended” treatments of fever or leukocytosis are not warranted in the absence of documented bacterial infections. Patients with alcoholic hepatitis receive antibiotics too often and for too long because of their fever and leukocytosis. References 1.- Runyon BA. Bacterial infections in atients with cirrhosis. J Hepatol 1993; 18: 271-2. 2.- Caly WR, Strauss E. A prospective study of bacterial infections in patients with cirrhosis. J Hepatol 1993; 18: 353-8. 3.- Borzio M, Salerno F, Piantoni L, Cazzaniga M, Angeli P, Bissoli F, Boccia S, et al. Bacterial infections in patients with advanced cirrhosis: a prospective multicentre prospective study. Dig Liv Dis 2001; 33: 41-8. 4.- Wyke RJ. Problems of bacterial infections in patients with liver disease. Gut 1987; 28: 623-41. 5.- Gustot T, Durand F, Lebrec D, Vincent JL, Moreau R. Severe sepsis in cirrhosis. Hepatology 2009; 50: 2022-33. 6.- Rongey C, Lim NH, Runyon BA. Cellulitis in patients with cirrhosis and leg edema: an under-recognized complication currently more common than spontaneous bacterial peritonitis. The Open Gastro J 2008; 2: 24-7. 7.- Cadranel J-F, Denis J, Pauwels A, 286 8.- 9.- 10.- 11.- 12.- Meningitis Bacterial meningitis can complicate cirrhosis17. Only a minority have nuchal rigidity. Gram-negatives predominate. Mortality was 63% in one series17. Fournier’s Gangrene Rarely Fournier’s gangrene of the scrotum and perineum can complicate cirrhosis18. Perirectal abscesses, decubitus ulcers, and urethral infections can be sources18. Summary Patients with cirrhosis are regularly infected with a plethora of bacteria, fungi and mycobacteria. A high index of suspicion of infection and a low threshold for culturing, ascitic fluid, blood, urine, pleural fluid, spinal fluid, joint fluid, etc will lead to a rapid diagnosis of infection and perhaps prolong survival of these very fragile patients. Barbare J-C, Eugene C, di Martino V, et al. Prevalence and risk factors of bacteriuria in cirrhotic patients: a prospective case-control multicenter study in 244 patients J Hepato 1999; 31: 464-8. Mellencamp MA, Preheim LC. Pneumococcal pneumonia in a rat model of cirrhosis: effects of cirrhosis on pulmonary defense mechanisms against Streptococcus pneumonia. J Infect Dis 1991; 163: 102-8. Mabee CL, Fromkes JJ, Pacht ER, Ayers LW, Kirkpatrick RB, Sundaram U. Pulmonary infections in hospitalized patients with cirrhosis. J Clin Gastro 1998; 26: 44-9. Xiol X, Castellote JM, Guardiola J, Sese E, Castellote J, Perello A, et al. Spontaneous bacterial empyema in cirrhotic patients: a prospective study. Hepatology 1996; 23: 719-23. Hillebrand DJ, Runyon BA, Yasmineh WG, Rynders G. Ascitic fluid adenosine deaminase insensitivity in detecting tuberculous peritonitis in the United States. Hepatology 1996; 24: 1408-12. Chapoutot C, Pageaux G-P, Perrigault P-F, Joomaye Z, Perney P, Jean-Pierre H, 13.- 14.- 15.- 16.- 17.- 18.- et al. Staphylococcus aureus nasal carriage in 104 cirrhotic and control patients: a prospective study. J Hepatol 1999; 30: 249-53. Borowsky SA, Hasse A, Wiedlin R, Lott E. Dental infection in a cirrhotic patient. Gastroenterology 1979; 76: 836-9. Malnick SDH, Attali M, Israeli E, Gratz R, Geltner, D. Spontaneous bacterial arthritis in a cirrhotic patient. J Clin Gastro 1998; 27: 364-6. McCashland TM, Sorrell MF, Zetterman RK. Bacterial endocarditis in patients with chronic liver disease. Am J Gastro 1994; 89: 924-7. Haq SM, Dayal HH. Chronic liver disease and consumption of raw oysters: a potentially lethal combination-a review of Vibrio vulnificus septicemia. Am J Gastroenterol 2005; 1000: 1195-9. Pauwels A, Pines E, Abboura M, Chiche I, Levy V-G. Bacterial meningitis in cirrhosis: review of 16 cases. J Hepatol 1997; 27: 830-4. Lamb RC, Juler GL. Fournier’s gangrene of the scrotum. Arch Surg 1983; 118: 3840. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 284-286 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 287-291 Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Tuberculosis intestinal Fabiola Castro P. Intestinal tuberculosis Tuberculosis (TBC) is a chronic infectious disease of granulomatous type, caused by Mycobacterium tuberculosis. In Chile, the disease is endemic with rates of 18 cases per 100,000 inhabitants. The extrapulmonary form accounts for 24% of the total cases. Of these, intestinal tuberculosis is the most frequent, being the ileo-colonic region the most affected (90% of cases). Diagnosis is complex because the clinical manifestations are nonspecific and the bacteria is difficult to isolate, which often delays the onset of treatment thus increasing morbidity and mortality. The most common clinical manifestations are abdominal pain, fever, weight loss and ileal disease, increasing the diagnostic uncertainty in relation to other diseases affecting the distal ileum, mainly Crohn’s disease. A definitive diagnosis can only be made through histology or direct detection of the bacillus. Notification of TBC cases is mandatory in our country; standard treatment with antituberculosis drugs is highly effective and is guaranteed for the entire Chilean population. Key words: Intestinal tuberculosis, abdominal tuberculosis, extrapulmonary tuberculosis. Introducción La tuberculosis (TBC) es una enfermedad granulomatosa crónica, producida por el Mycobacterium tuberculosis. Es endémica en la mayoría de los países en desarrollo; en los países desarrollados ha resurgido producto de las frecuentes migraciones y la pandemia del VIH. En Chile, la TBC está en la etapa de “umbral de eliminación” (tasas de 20 casos por 100.000 hab) y se espera que entre los años 2018 a 2020 se alcance la etapa de “eliminación de la TBC” (tasa 5 x 100.000 hab). Pese a esto, en la actualidad, continúa siendo un importante problema de salud pública, principalmente en las regiones más extremas de nuestro país. La TBC pulmonar es la forma más frecuente de presentación, sin embargo, debido al aumento de pacientes sometidos a terapia inmunosupresora crónica y a la pandemia del VIH, la TBC extrapulmonar ha ido aumentando, alcanzando cifras de 12 a 24% en pacientes inmunocompetentes y de 50% en pacientes portadores de VIH. Dentro de la TBC extrapulmonar, el compromiso abdominal es frecuente, pudiendo afectar el tracto gastrointestinal, peritoneo, ganglios linfáticos y vísceras sólidas. Patogenia de la tuberculosis intestinal El principal agente etiológico causante de la enfermedad es el Mycobacterium tuberculosis, sin embargo, en regiones carentes de medidas adecuadas de pasteurización de lácteos, la enfermedad puede ser causada por el Mycobacterium bovis. Departamento de Gastroenterología, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 08 de abril de 2010 Aceptado: 09 de abril de 2010 Correspondencia a: Fabiola Castro Preter Marcoleta 367, Santiago, Chile. Teléfono: 56-2-3543820 E-mail: [email protected] Las principales vías de infección del tracto gastrointestinal son las siguientes: - Diseminación hematógena desde un foco pulmonar activo, latente reactivado o desde una tuberculosis miliar. - Ingestión de bacilos provenientes del esputo desde un foco pulmonar activo. - Ingestión de bacilos desde leche infectada por M. bovis y no pasteurizada. - Contigüidad desde órganos adyacentes. - A través de canales linfáticos desde ganglio linfáticos infectados. En la TBC intestinal, el sitio más frecuentemente comprometido es la región ileocecal (80 a 90%) y en mucho menor frecuencia puede existir compromiso exclusivo del colon (8%) o del duodeno (2%). La predilección del bacilo por el íleon terminal puede ser explicada por la estasia de la zona y por la abundancia de folículos linfoides. El bacilo puede penetrar desde la mucosa hasta la submucosa para invadir los linfonodos allí existentes. En los linfonodos, comienza una respuesta inflamatoria que finalmente lleva a la formación de linfangitis, endarteritis, formación de granulomas, necrosis de caseificación, ulceración de la mucosa y cicatrices con áreas de proliferación y de estenosis. Así, podemos distinguir macroscópicamente tres tipos de presentaciones: - Lesiones ulceradas (60%): Caracterizadas por la presencia de múltiples úlceras, habitualmente pequeñas, circunferenciales y de disposición transversal. Estas úlceras están rodeadas por mucosa 287 TUBERCULOSIS INTESTINAL - F. Castro P. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo - inflamada, hallazgos que ayudan en el diagnóstico diferencial con la enfermedad de Crohn. Lesiones hipertróficas (10%): Caracterizadas por la presencia de fibrosis, cicatrices o lesiones tipo pseudotumor. Lesiones mixtas (30%): Caracterizadas por masas inflamatorias, habitualmente en la válvula ileocecal y múltiples úlceras que alternan con áreas cicatriciales. minasa (ADA) mayores de 32 U/l. Cuando la TBC compromete ganglios linfáticos (20 a 90%) los más afectados son los mesentéricos, ileo-cecales y píloroduodenales. Herramientas diagnósticas El diagnóstico de TBC intestinal requiere un alto índice de sospecha ya que sólo el 25-50% de los pacientes tiene concomitantemente hallazgos radiológicos de una tuberculosis activa. Sumado a esto, la enfermedad tiene características clínicas vagas e inespecíficas y, por último, el Mycobacterium tuberculosis puede ser difícil de aislar. El diagnóstico es sospechado por un conjunto de hallazgos clínicos, radiológicos y endoscópicos, sin embargo, el diagnóstico definitivo sólo puede ser realizado a través de la histología (granulomas caseificados) y/o a través de la identificación directa del bacilo mediante tinción, cultivos y Reacción de la Polimerasa en Cadena (PCR). Por esta razón la obtención de biopsias del tejido comprometido, ya sea por métodos endoscópicos o incluso quirúrgicos, es fundamental para llegar a un adecuado diagnóstico. Manifestaciones clínicas La TBC intestinal puede afectar a individuos de ambos sexos, de todas las edades y con distintos estados de inmunidad, aunque es más frecuente en individuos con inmunosupresión crónica. La enfermedad habitualmente tiene un curso subagudo, sin embargo, 20 a 30% de los pacientes pueden debutar con un cuadro agudo, secundario a una complicación intestinal y en otros casos, los pacientes pueden presentar un curso crónico de años de evolución. Las manifestaciones clínicas suelen ser vagas e inespecíficas. Los síntomas más frecuentes identificados son: dolor abdominal difuso o localizado en fosa ilíaca derecha, fiebre, sudoración nocturna, anorexia y baja de peso. También puede existir diarrea, constipación, episodios de obstrucción intestinal, fístulas, intususcepción, perforación o disentería. En el examen físico es palpable una masa sensible en la fosa ilíaca derecha en 20 a 50% de los pacientes y en los exámenes de laboratorio es frecuente encontrar anemia leve, aumento de la velocidad de eritrosedimentación, hipoalbuminemia y leucocitos normales o muy discreta leucocitosis, con o sin linfocitosis absoluta. En casos de TBC peritoneal puede existir aumento de los títulos de CA125. En la Tabla 1 se muestran las manifestaciones clínicas más frecuentes según algunos estudios. Cuando la TBC compromete el peritoneo, los síntomas sistémicos son más importantes y es posible pesquisar ascitis hasta en un 97% de los casos. El estudio del líquido ascítico evidencia un exudado de predominio linfocítico con niveles de adenosin dea- Prueba de tuberculina Debido al eficiente programa de vacunación existente en nuestro país, la prueba de tuberculina (Mantoux-PPD) es de limitado valor diagnóstico cuando la induración es entre 5 y 14 mm (medido 48 a 72 hrs desde la inoculación del derivado proteíco purificado), sin embargo, una induración > de 15 mm es poco probable que ocurra tras una vacunación y debe ser considerada como positiva para infección o enfermedad. Falsos negativos pueden ocurrir en pacientes con inmunosupresión profunda. Histología e identificación del bacilo En el estudio histológico un hallazgo característico es la presencia de granulomas, los cuales habitualmente son grandes, abundantes y predominan en la Tabla 1. Frecuencia de síntomas y signos en la tuberculosis intestinal, según diversos estudios Síntomas-Signos Yriberry, Perú Wang, China Akgun, Turquia Kahn, Pakistán Amarapurkar, India Dolor abdominal 72% 67% 86% 93% 84% Baja de peso 81% 29% 70% 47% 73% Fiebre 70% 45% 57% 64% 69% Diarrea 77% 42,5% - 12% 34% Masa palpable 10% 19,4% 24% - - Ascitis 50% - 49% 35% 34% 288 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 287-291 TUBERCULOSIS INTESTINAL - F. Castro P. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo submucosa. El hallazgo de caseificación central es específico, sin embargo, algunos estudios demuestran que solamente se encuentra presente en 25% de los casos. Las úlceras están rodeadas por agregados de histiocitos epiteloides y habitualmente existe una gran inflamación submucosa. Siempre se deben obtener muestras intestinales para la observación directa de bacilos ácido-alcohol resistentes, evidenciadas mediante la tinción de ZiehlNeelsen (Z-N), ya que si bien esta prueba tiene una baja sensibilidad, una prueba positiva confirma el diagnóstico. Por otro lado, el cultivo del bacilo es una técnica específica, sin embargo, tiene falsos negativos y la tardanza en la obtención de los resultados (4 a 6 semanas) hace necesario buscar herramientas diagnósticas complementarias. La técnica de PCR realizada en muestras fijadas en parafina, tiene una excelente especificidad (95 a 100%), sin embargo, la sensibilidad varía ampliamente en la literatura (21 a 80%) debido a la variabilidad en los kits utilizados, al tipo de muestra utilizada y a la carga bacilífera. Bajas sensibilidades se han reportado principalmente al utilizar la técnica de PCR in situ. Las pruebas de IGRA (interferon-g release assays), basadas en la cantidad de IFN-gamma producida por los leucocitos del paciente en respuesta a la incubación de su sangre con antígenos específicos del M. tuberculosis, es una prueba promisoria ya que vacunaciones previas no influyen en sus resultados. Estas pruebas tienen excelente especificidad (91-99%) y una buena sensibilidad (81-88%) en TBC de origen pulmonar, sin embargo, aún faltan estudios realizados específicamente en pacientes con TBC intestinal. rísticas comunes con otras enfermedades. La técnica imagenológica más ampliamente utilizada es la Tomografía Computada (TC) de abdomen. Los principales hallazgos son la presencia de engrosamiento mural concéntrico de la región ileocecal, con o sin dilatación del intestino proximal, y la presencia de linfonodos con centro hipodenso (licuefacción caseosa) en el mesenterio adyacente. Otros hallazgos encontrados, son ascitis, engrosamiento del mesenterio, engrosamiento asimétrico de la pared del ciego y tumoración. La colonoscopía con ileoscopía es de suma utilidad, permite la visualización directa de la mucosa y la toma de muestras histológicas. Los hallazgos colonoscópicos son variados, siendo frecuentes la deformación del ciego, el engrosamiento de la válvula ileocecal y la presencia de úlceras que característicamente son pequeñas, circunferenciales y de disposición transversal, rodeadas por mucosa inflamada, hallazgos que la distinguen de la enfermedad de Crohn (EC). También se puede evidenciar nódulos, grandes masa ulceradas, áreas de estenosis, pseudopólipos y menos frecuente la presencia de fístulas. Un signo característico pero no siempre encontrado, es el hallazgo de una válvula ileocecal engrosada y ampliamente abierta, lo que da la apariencia de una “boca de pescado”. Se ha demostrado que el mejor rendimiento diagnóstico se obtiene al tomar biopsias profundas desde el borde y fondo de las úlceras, ya que los granulomas en la TBC intestinal están ubicados principalmente en la submucosa y el bacilo de Koch se ubica principalmente en los granulomas. Imágenes Diagnóstico diferencial Los hallazgos radiológicos de la tuberculosis intestinal no son específicos, pudiendo compartir caracte- En aquellos pacientes que no presentan evidencia radiográfica de compromiso pulmonar, el diagnóstico Colonoscopía Tabla 2. Tratamiento de la TBC pulmonar o extrapulmonar con bacteriología positiva Drogas Fase diaria 50 dosis (2 meses-10 semanas) Fase bisemanal 32 dosis (4 meses-16 semanas) Comprimidos Isoniacida 300 mg* 5 mg/kg, dosis máx. 900 mg 800 mg* 15 mg/kg, dosis máx. 900 mg 100 mg Rifampicina 600 mg* 10 mg/kg, dosis máx. 900 mg 600 mg* 10 mg/kg, dosis máx. 900 mg 150 mg Pirazinamida 1.500 mg* 25 mg/kg, dosis máx. 2.000 mg 500 mg Etambutol 1.200 mg* 20 mg/kg 200 mg *Para enfermos de 40 a 60 kg. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 287-291 289 TUBERCULOSIS INTESTINAL - F. Castro P. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Tabla 3. Tratamiento de la TBC pulmonar o extrapulmonar con bacteriología negativa Drogas Fase diaria 50 dosis (2 meses-10 semanas) Fase bisemanal 32 dosis (4 meses-16 semanas) Isoniacida 300 mg* 5 mg/kg, dosis máx. 900 mg 800 mg* 15 mg/kg, dosis máx. 900 mg Rifampicina 600 mg* 10 mg/kg, dosis máx. 900 mg 600mg* 10 mg/kg, dosis máx. 900 mg Pirazinamida 1500mg* 25 mg/kg, dosis máx. 2.000 mg *Para enfermos de 40 a 60 kg. Tabla 4. Características clínicas, endoscópicas e histológicas que ayudan a diferenciar TBC de EC TBC EC ++ +++ + ++ +++ + Presentación clínica Diarrea Rectorragia Fiebre Enfermedad perianal Duración de síntomas Características imagenológicas - ++ 7,2 ± 3,4 meses 58,1 ± 9,8 meses de TBC intestinal es aún más difícil. Muchas otras enfermedades que afectan el íleon terminal pueden tener una clínica similar a la TBC intestinal, dentro de ellas las de mayor relevancia son: enfermedad de Crohn, linfoma, adenocarcinoma y otras patologías infecciosas como la Actinomicosis, Amebiasis y la colitis por Yersinia enterocolitica. Sin duda un desafío que enfrentamos en nuestro país, principalmente en pacientes provenientes de las regiones de Arica, Iquique y Magallanes (donde las tasas de tuberculosis superan los 30 casos/100.000 hab), es realizar un correcto diagnóstico diferencial con la EC ileocólica, ya que el tratar erróneamente con corticoides a un paciente con TBC, puede tener consecuencias catastróficas. Algunos estudios han publicados ciertas características que orientan al diagnóstico diferencial. En un estudio realizado en 44 pacientes con EC y en 44 pacientes con TBC intestinal se encontró que la presencia de lesiones ano-rectales, úlceras longitudinales, mucosa con aspecto de empedrado y úlceras aftoides, tiene una exactitud diagnóstica para EC de 87,5%. De la misma forma, la presencia de una válvula ileocecal engrosada, la presencia de pseudopólipos, cicatrices y menos de 4 segmentos intestinales comprometidos tiene un rendimiento similar. La Tabla 4 muestra algunas características que pudiesen ayudar en el diagnóstico diferencial. Tratamiento Linfonodos > 1 cm Presente Ausente Linfonodos centro necrótico Presente Ausente Engrosamiento asimétrico de la pared Presente Ausente Estratificación mural Características endoscópicas Ausente Presente + +++ Úlceras circulares +++ + Úlceras rodeadas por mucosa inflamada +++ - Válvula ileocecal engrosada +++ -/+ Empedrado Características histológicas + +++ Grandes granulomas +++ + Granulomas confluentes ++ - Necrosis caseificación ++ - Úlceras rodeadas por histiocitos epiteloideos +++ + Aspectos prácticos Inflamación submucosa +++ + La TBC intestinal es un diagnóstico diferencial de la enfermedad de Crohn y debe ser sospechada en pacientes con compromiso ileocecal con o sin antece- Úlceras longitudinales Adaptado de World J Gastroenterol 2006; 39: 6371-5. +: < 25%. ++: 25 a 50%. +++: 50 a 75% 290 Pese a todos los esfuerzos realizados, en algunas circunstancias no se logra la confirmación diagnóstica. En estos casos, la decisión del tratamiento depende entre otras cosas, de las condiciones clínicas del paciente, de la probabilidad pre-test de presentar la enfermedad y del riesgo que se esté dispuesto a asumir frente a la posible toxicidad del esquema terapéutico. El Programa para el Control de la TBC de Chile, plantea el mismo esquema de tratamiento utilizado en los casos de tuberculosis pulmonar (esquemas mostrados en las Tablas 2 y 3). El tratamiento puede causar reacciones adversas que obligan a la suspensión del fármaco en un 2 a 3% de los pacientes. Dentro de ellas, las más frecuentes son la hepatitis y las reacciones alérgicas, por lo cual es adecuado contar con bioquímica hepática previo al tratamiento. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 287-291 TUBERCULOSIS INTESTINAL - F. Castro P. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo dentes epidemiológicos. La colonoscopia-ileoscopia con obtención de muestras (histología, tinción de Z-N y cultivos) son esenciales para el diagnóstico definitivo. La TAC de abdomen ayuda al diagnóstico y permite evaluar la magnitud del compromiso. El uso de PCR es de gran ayuda diagnóstica dependiendo de la disponibilidad local y de los estándares internos de calidad. Su principal utilidad es en los casos con tinción de Z-N negativa. La notificación de los casos confirmados de tuberculosis y el tratamiento son obligatorios. De existir un alto índice de sospecha con diagnóstico no confirmado, existen dos alternativas posibles: realizar una prueba terapéutica y evaluar luego de 2 semanas de terapia, o bien realizar una laparoscopía diagnóstica. El tratamiento actualmente disponible en Chile es el mismo que para la TBC pulmonar, es altamente efectivo y está garantizado gratuitamente a todos los sectores de la sociedad. Resumen La tuberculosis (TBC) es una enfermedad infecciosa crónica, de tipo granulomatosa, producida por Referencias 1.- Programa Nacional de Control de la Tuberculosis 2005. www. minsal.cl 2.- Donoghue H.and Holton J. Intestinal tuberculosis. Curr Opin Infect Dis 2009; 22: 490-6. 3.- Diel R, Loddenkemper R, Nienhaus A. Evidence based comparison of commercial interferon-gamma release assays for detecting active tuberculosis a meta-analysis. Chest 2009. (Epub ahead of print). 4.- Majid A, Subrata G, Bdulrahman M. Differentiating Intestinal Tuberculosis From Crohn’s Disease: A Diagnostic Challenge. Am J Gastroenterol 2009; 104: 1003-12. 5.- Amarapurkar DN, Patel ND, Rane PS. Diagnosis of Crohn’s disease in India where tuberculosis is widely prevalent. World J Gastroenterol 2008 ; 14: 741-6. 6.- Pulimood A, Peter S, Rook G, et al. In Situ PCR for Mycobacterium tuberculosis in endoscopic mucosal biopsy specimens Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 287-291 7.- 8.- 9.- 10.- 11.- el Mycobacterium tuberculosis. En Chile es endémica, con tasas de 18 casos por 100.000 habitantes. La forma extrapulmonar constituye el 24% de los casos totales, siendo el compromiso intestinal uno de los más frecuentes, destacando la región ileo-cecal como la más afectada (90% de los casos). El diagnóstico es complejo ya que las manifestaciones clínicas son inespecíficas y el bacilo difícil de aislar, lo que muchas veces retrasa el inicio del tratamiento aumentando la morbimortalidad. Las manifestaciones clínicas habituales son: dolor abdominal, fiebre, baja de peso y compromiso ileal, siendo frecuente la duda diagnóstica con otras enfermedades que afectan el íleon distal, principalmente la enfermedad de Crohn. El diagnóstico definitivo sólo puede ser realizado a través de la histología o la detección directa del bacilo. La notificación de los casos de TBC es obligatoria en nuestro país; el tratamiento estándar con drogas antituberculosas es altamente efectivo y está garantizado para toda la población chilena. Palabras clave: Tuberculosis intestinal, tuberculosis abdominal, tuberculosis extrapulmonar. of intestinal tuberculosis and crohn disease. Am J Clin Pathol 2008; 129: 846-51. Khan R, Abid S, Jafri W, et al. Diagnostic dilemma of abdominal tuberculosis in non-HIV patients: An ongoing challenge for physicians. World J Gastroenterol 2006; 39: 6371-5. Lee Y, Yang S, Byeon J, et al. Analysis of colonoscopic findings in the differential diagnosis between intestinal tuberculosis and Crohn’s disease. Endoscopy. 2006; 38: 592-7. Salech F, Valderrama S, Espinoza M, et al. Evaluación de Test Diagnóstico. Utilidad de adenosin deaminasa (ADA) en el diagnóstico de peritonitis tuberculosa. Gastr Latinoam 2005; 16: 262-8. Nikhil P, Deepak A, Subhash A, et al. Gastrointestinal luminal tuberculosis: Establishing the diagnosis. J Gastroenterol Hepatol 2004; 19: 1240-6. Vanhoenacker F,.De Backer A, 12.- 13.- 14.- 15.- Op de Beeck B, et al. Imaging of gastrointestinal and abdominal tuberculosis. Eur Radiol 2004; 14: E103-15. Horvath K, Whelan R. Intestinal tuberculosis: return of an old disease. Am J Gastroenterol 1998; 93: 692-6. Yriberry S, Cervera Z, Soriano C, et al. Tuberculosis digestiva en el Hospital Nacional Edgardo Rebagliati Martins (HNERM): Un estudio retrospectivo de 5 años (1993-1998). Rev Gastroenterol Perú 1998; 18: 238-49. Kim M, Lee A, Choi K, et al. Intestinal tuberculosis: clinicopothologic analysis and diagnosis by endoscopic biopsy. Am J Gastroenterol 1997; 93 (4): 606-9. Gan H, Ouyang Q, Bu H, et al. Value of polymerase chain reaction assay in diagnosis of intestinal tuberculosis and differentiation from Crohn’s disease. Chin Med J (Engl) 1995; 108: 215-20. 291 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 292-297 Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Enfermedad de Chagas Lía Catalán N. Médico Gastroenteróloga. Integramédica Norte. Recibido: 14 de abril de 2010 Aceptado: 15 de abril de 2010 Correspondencia a: Lía Catalán N. Américo Vespucio Norte 1731. E-mail: liacatalan@ yahoo.es 292 Chagas disease Chagas disease is an anthropozoonosis caused by the flagellate protozoan Trypanosoma cruzi. It is transmitted in our country by the infected haemophagic vectors Triatoma infestans and Triatoma spinolai. 150 mammal species and the human serve as reservoir of T.cruzi. Chagas disease is distributed throughout the Americas, mostly in the Southern Cone, with at least, 12 million of people infected. Transmission mechanisms are mainly vectorial, transplacentary and transfusional. Other less frequent sources of transmission are organ transplantation, laboratory accidents, oral transmission and the sharing of contaminated needles among drug users. This disease, depending on the immune state of the affected subject, has three stages of development: acute, latent and chronic, involving several organs at different levels, mostly the heart and gastrointestinal tube. Heart involvement is characterized by progressive dilatation and alteration of the electrical conduction system causing arrhythmia and atrioventricular (AV) block. The digestive compromise affects mainly esophagus and colon. It causes achalasia of the esophagus which causes dilatation and alteration of the propulsive motility with dysphagia being associated to odinophagia and regurgitation. Chagas disease causes progresive colonic dilatation by intramural parasympathetic denervation, reaching Chagasic megacolon with constipation as the characteristic symptom. Diagnostic techniques are clinic, imagenologic, and the detection of the parasitary infection through direct or indirect methods, depending on the stage of the infection. Treatment is based on antiparasitic drugs, mainly Nifurtimox and Benznidazol, both are trypanomicides, with up to 76% efficacy, depending on the stage of the disease when they are used. Key words: Chagas, chronic, achalasia, constipation, cardiac, congenital. Introducción Epidemiología La enfermedad de Chagas es una antropozoonosis provocada por un protozoo flagelado el Trypanosoma cruzi, que se transmite a través de vectores hematófagos infectados. Los vectores son los triatominos (vinchucas). Su reservorio es humano y alrededor de 150 especies de mamíferos. Se ha reconocido su existencia en nuestro país desde hace 9.000 años, esto gracias al uso de la reacción de la polimerasa en cadena (PCR), que permitió detectar ADN de Trypanosoma cruzi, en momias en el sur de Perú y el norte de Chile. La enfermedad de Chagas humana puede ser adquirida o congénita, afectando en forma variable a diversos órganos, principalmente corazón y el tubo digestivo. Esta enfermedad, dependiendo de si afecta a sujetos inmunocompetentes, presenta tres etapas: aguda, latente y crónica. Se estima que 30-50% de los pacientes en Chile, en su etapa crónica, presentan manifestaciones clínicas relacionadas con el compromiso cardíaco o digestivo. En la enfermedad de Chagas, el vector son los triatominos, que insectos se distribuyen por todo el continente americano, desde el sur de EE.UU. hasta la Patagonia. La región más afectada es la del cono sur, con al menos 12 millones de personas infectadas en un total de 17 países, y una población en riesgo de 80-100 millones. En Chile, existen dos especies de vinchucas, Triatoma infestans (vector doméstico) y la Triatoma spinolai. (vector silvestre). En nuestro país las zonas endémicas, van desde la XV Región de Arica y Parinacota hasta la VI Región del Libertador Gral. Bernardo O’Higgins; siendo más prevalente en la IV Región de Coquimbo, en la zona de Combarbalá. La mortalidad se ha mantenido relativamente estable con una discreta tendencia a la disminución en los últimos años, con tasas de 0,44 en 2001 y 0,33 en 2007, lo que equivale a 53 muertes al año aproximadamente. Las muertes por Chagas representan el 0,06% de las muertes totales anuales. El 65% son hombres y el 97% corresponde a personas mayores de ENFERMEDAD DE CHAGAS - L. Catalán N. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo 40 años, con un promedio de edad de 71 años. Desde 1988 no se registran muertes en menores de 5 años. La tasa de notificaciones se había mantenido en 3,5 por cien mil habitantes desde 1998 al 2008; sin embargo, el 2009 se duplicó debido a la búsqueda activa de casos diagnosticados, instruida desde el Nivel Central del Ministerio de salud. Formas de transmisión Transmisión vectorial: Se produce por la acción del vector, es decir, la vinchuca. Ésta infecta al picar la piel en zonas descubiertas y emite deyecciones que contienen Trypanosomas metacíclicos que penetran la piel del sujeto al rascarse, por solución de contigüidad a la picadura o al tocarse las mucosas de boca u ojos. En 1999, Chile alcanzó la interrupción de la transmisión vectorial del Tripanosoma cruzi, en base al control realizado sobre el Triatoma infestans. Este logro lo convierte en el segundo país de la región en alcanzar la meta, luego de que Uruguay lo hiciera en 1997. Transmisión transfusional: Es el segundo mecanismo de transmisión, el cual ha aumentado por la urbanización de la población Chagásica al migrar a las grandes ciudades. Desde el año 1996, se incorporó la detección de Chagas en los bancos de sangre en las regiones en riesgo y desde el año 2008 se extendió a todo el país. La cifra nacional de seropositividad en los bancos de sangre es de 0,6% al año. Transmisión transplacentaria o congénita: Se estima entre 0,5-3% de las embarazadas infectadas en fase crónica y generalmente se produce después del primer trimestre del embarazo. Comúnmente estas embarazadas presentan la forma crónica indeterminada de la infección. Transmisión por trasplantes: Tanto los dadores vivos como donantes cadáveres son fuentes de transmisión de Chagas. Existen casos reportados en EE.UU. y Europa, principalmente en trasplantes de corazón y riñón. Transmisión oral: Se produce al ingerir alimentos o agua contaminada con restos de Triatomas infectados. Este mecanismo es el más importante en la vida silvestre, no así en los humanos; aunque se han demostrado casos de infestación humana por vía oral. Transmisión accidental: El Chagas se puede transmitir por el manejo de sangre contaminada, de heces de Triatomas y por accidentes con animales con altas parasitemias. Cuadro clínico Luego de la infección se produce un período de incubación que dura de 7-10 días. Tras lo cual se Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 292-297 desarrolla la enfermedad con sus tres etapas: Período agudo, Período latente o indeterminado y Período crónico. El período agudo: Es generalmente asintomático y sólo en un pequeño porcentaje cercano al 5% desarrolla la forma sintomática, siendo más frecuente en niños y jóvenes. Esta fase dura entre 1-4 meses y se caracteriza por signos de la puerta de entrada, o Chagoma de inoculación y el compromiso visceral. El Chagoma de inoculación es una lesión cutánea producida por la inoculación en el sitio de la mordedura de la vinchuca. Se produce a menudo en la cara y cuando se ubica en la piel periorbitaria provoca gran compromiso ocular con un complejo oftalmogangliona; el signo de Romaña es el edema palpebral con un color violáceo asociado a adenopatía cervical satélite. El compromiso visceral (generalmente en niños menores de 2 años), se caracteriza por hepatoesplenomegalia, fiebre, poliadenopatías, diarrea, signos bronquiales y cardiomegalia con desarrollo de carditis e insuficiencia cardíaca. También puede haber compromiso del sistema nervioso central (SNC) con meningoencefalitis. Período latente o indeterminado: Trascurrido el período agudo, el parásito entra en una etapa de lenta reproducción de amastigotes celulares y la parasitemia baja. La gran mayoría de los infectados (70-80%) se encuentra en esta fase, la que puede durar indefinidamente o avanzar a la siguiente fase crónica determinada, al desarrollar algún síntoma. Período crónico determinado: Se caracteriza por la aparición de las manifestaciones cardíacas, colónicas y esofágicas. Estas manifestaciones pueden ocurrir por sí solas o conjuntamente. Se estima que el 30% de los chagásicos tendrían manifestaciones clínicas relacionadas con esta etapa. Forma cardíaca: Se caracteriza por palpitaciones y disnea de esfuerzo, lipotimias y, a veces, soplos cardíacos. Se presentan arritmias, siendo frecuentes la fibrilación auricular, los bloqueos AV, los bloqueos de rama derecha e izquierda y la extrasistolia ventricular. Cuando la cardiopatía avanza, el corazón se dilata y aparece el aneurisma de la punta, con la consiguiente formación de émbolos y trombos. A medida que progresa la enfermedad se llega a la insuficiencia cardíaca que, junto con las arritmias, constituye la causa de muerte más frecuente de estos pacientes. El diagnóstico de cardiopatía Chagásica se basa en los métodos convencionales como radiografía de tórax, electrocardiograma, Holter, ecocardiograma y cintigramas. 293 ENFERMEDAD DE CHAGAS - L. Catalán N. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Compromiso digestivo Esofagopatía Chagásica: Se presenta más en hombres dentro de la 2ª década de vida. El esófago se va dilatando y pierde su función motora, llegando a ser un tubo dilatado y con motilidad escasa, lo que ocasiona retención de alimentaria. El síntoma principal a este nivel es la disfagia lógica y odinofagia. Con el tiempo los pacientes disminuyen la ingesta de alimentos y se desnutren. El diagnóstico se realiza por sospecha clínica y apoyado por hallazgos a la endoscopia, donde se puede observar la dilatación esofágica y retención de alimentos. En la radiografía esófago-estómagoduodeno se observa la imagen característica de pico de pájaro con un aguzamiento pequeño en el esfínter esofágico inferior (EEI) que deja pasar muy poco contraste a la cavidad gástrica. Se debe realizar manometría esofágica para evaluar motilidad esofágica y presiones del EEI, y se puede complementar el estudio con tomografía computada (TC) de tórax para evaluar dilatación patológica del esófago. Colopatía Chagásica: Se presenta entre la 4ª a 5ª década de vida, produciéndose una denervación parasimpática del colon, principalmente a nivel de colon sigmoides y recto. Clínicamente se manifiesta por constipación progresiva, apareciendo a través del tiempo fecaloma, impactación fecal y el vólvulo sigmoides. Su diagnóstico se realiza con radiografía de abdomen simple, enema baritado y colonoscopía, asociados a serología para Chagas positiva. Enfermedad de Chagas congénita La forma congénita ocurre como consecuencia de la transmisión del parásito durante la gestación, tanto en la etapa aguda o crónica de la enfermedad. La transmisión depende de varios factores como: la Métodos diagnósticos Métodos directos: se usan en la fase aguda de la infección Observación microscópica al fresco Gota gruesa Método de concentración: MicroStrout Xenodiagnóstico Reacción de la polimerasa en cadena (PCR)* Métodos indirectos se prefieren en la fase crónica latente o indeterminada y crónica determinada Aglutinación indirecta Enzimoinmuno ensayo (ELISA) Inmunofluorescencia indirecta (IFI) *todas las fases. 294 parasitemia materna, la inmunidad materna, la inmunidad del recién nacido (RN) y las características placentarias. En la fase aguda hay mayor parasitemia y, por lo tanto, mayor riesgo de transmisión, en la etapa crónica existe menor parasitemia con menor riesgo de transmisión. Hasta el 70% de los RN de madres chagásicas son seropositivos, debido al traspaso de anticuerpos (AC) maternos, los que se desaparecerán antes del año de edad. Estas gestaciones pueden terminar en aborto, mortinato o un recién nacido (RN) prematuro. La mayoría de los RN infectados nacen asintomáticos (70%). El RN sintomático presenta un cuadro similar al síndrome de TORCH, y forma parte de su diagnóstico diferencial. El RN puede ser prematuro o de término, pequeño para la edad gestacional, destacando en la signología: hepato-esplenomegalia, ictericia, anemia, neumonía intersticial, compromiso variable del SNC, miocarditis, compromiso del fondo de ojo y de la piel. También puede ser asintomático, pero puede desarrollar complicaciones a largo plazo. El diagnóstico se basa en la detección de la madre chagásica mediante serología positiva durante el embarazo, y en el RN debe realizarse detección a través de métodos directos. Chagas en inmunosuprimidos Puede constituir una complicación seria, tanto si se contrae durante un período de inmunodepresión o si se reactiva a partir de la forma crónica indeterminada o determinada, al disminuir la inmunidad (quimioterapia, trasplante, dializados o VIH). La primoinfección resulta más grave durante la inmunosupresión. Diagnóstico El examen a realizar dependerá de la etapa de la infección. En la fase aguda, se prefiere los métodos directos, porque tienen una alta sensibilidad, y en la fase crónica latente o indeterminada y crónica determinada, están indicados los métodos indirectos o serológicos. Métodos directos: Destinados a comprobar la existencia de Trypanosoma cruzi o su ADN en la muestra estudiada. Métodos indirectos o serológicos: Detectan la presencia de anticuerpos específicos contra T. cruzi en las muestras a estudiar. Diagnóstico parasitológico directo Observación microscópica al fresco. Identifica, por observación directa, la presencia de tripomastigotes de T. cruzi en sangre fresca. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 292-297 ENFERMEDAD DE CHAGAS - L. Catalán N. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Gota gruesa. Permite la concentración de la muestra de sangre. Se colocan tres a cuatro gotas de sangre sin anticoagulante en un portaobjeto, las que luego se desfibrinan para posteriormente teñirse y ser observadas al microscopio. Método de concentración: MicroStrout. Examen microscópico de la fracción leucoplaquetaria de la sangre total a partir de un microhematocrito del paciente, en búsqueda de las formas tripomastigotas de T. cruzi. Xenodiagnóstico. Búsqueda de formas tripomastigotas de T. cruzi en deyecciones de vinchucas que han succionado sangre de pacientes. Útil en cualquier fase de la enfermedad, con una sensibilidad entre el 98 a 100% en la etapa aguda y del 50 a 70% en la etapa crónica. Reacción de la polimerasa en cadena (PCR). Es útil para diferentes tipos de muestras y tejidos y en todas las etapas de la infección. La PCR utilizada es cualitativa, útil sobretodo en hospederos inmunocomprometidos y en niños. Diagnóstico parasitológico indirecto Aglutinación indirecta: Se basa en la reacción de glóbulos rojos sensibilizados con T. cruzi que entran en contacto con AC específicos del parásito, produciéndose aglutinación. Enzimoinmuno ensayo (ELISA). Este método se basa en detectar la presencia de AC en el paciente a través de la adhesión de antígenos de T cruzi. Inmunofluorescencia indirecta (IFI). Técnica que determina la presencia de AC anti T. cruzi en diferentes muestras biológicas (Figura 1). parestesias y psicosis. Se presentan en alrededor del 30% de los pacientes. Los efectos colaterales más frecuentes son de índole gastrointestinal tales como epigastralgia, anorexia, náuseas, vómitos y pérdida de peso. Su uso está contraindicado en embarazadas y en pacientes con insuficiencia renal y hepática. Benznidazol (BNZ): También es tripanomicida. Actúa uniéndose en forma covalente a los intermediarios de la nitrorreducción con los componentes del parásito. Se elimina en forma renal y el 22% solamente se excreta por las deposiciones. Es eficaz en el tratamiento de la fase aguda, en la crónica indeterminada y determinada. Los efectos secundarios son: Erupción cutánea, edema, fiebre, adenopatías, mialgia y artralgia, depresión de la médula ósea con trombocitopenia, púrpura y agranulocitosis (manifestación más grave), polineuropatía, parestesia y polineuritis periférica. Los parámetros de laboratorio (hemograma) deben ser controlados después de tres semanas de tratamiento. Contraindicado en embarazadas y en pacientes con insuficiencia hepática y renal. Allopurinol: Inhibidor de la síntesis de purinas. Eficaz en el tratamiento de pacientes crónicos. Estudios en los cuales se comparó allopurinol con BNZ y NFX, mostraron una negativización de 45-92% de la serología T. cruzi, y con menos efectos adversos. Itraconazol: Es un derivado sintético del imidazol. Ha demostrado la curación parasitológica en 20% de los casos. Debe ser usado por períodos prolongados. Tratamiento Todo paciente con Chagas deberá ser tratado. Sólo en aquellos que se encuentran en etapa muy avanzada se deberá decidir, caso a caso, si conviene ofrecerles tratamiento, ya que los efectos secundarios vs beneficios reales no justifican el uso de esta terapia en etapas tan avanzadas (Tabla 1). Los principales antiparasitarios probados en la enfermedad de Chagas son el Nifurtimox y el Benznidazol, con un buen rango de eficacia. Nifurtimox (NFX): Es un análogo de nitrofuranos, su efecto es tripanomicida. Es efectivo en la fase aguda, crónica indeterminada y determinada de la enfermedad. Efectivo en 76% en la etapa aguda y porcentaje variable en la crónica. Su mecanismo de acción es a través de la generación de Radicales libres. Los efectos secundarios son: Anorexia, pérdida de peso, manifestaciones gastrointestinales como náuseas, vómitos, dolor abdominal, diarrea, dermatitis y compromiso del SNC con insomnio, alucinaciones, Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 292-297 Sospecha clínica Muestra inicial Elisa positiva ELISA negativa Pedir IFI Pedir IFI Negativa Positiva Negativa Positiva Descarta infección Confirmar con PCR ELISA neg- IFI neg ELISA pos- IFI pos Negativa Chagas positivo ELISA neg- IFI neg Contramuestra ISP Figura 1. Esquema diagnóstico de enfermedad de Chagas. 295 ENFERMEDAD DE CHAGAS - L. Catalán N. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Tabla 1. Recomendaciones de tratamiento anti-chagásico de acuerdo a los distintos grupos demográficos y la evidencia clínica al respecto Nivel de evidencia Grupos demográficos de infectados por T. cruzi Siempre debe ofrecerse terapia Infección aguda Infección congénita temprana Niños < 12 años con infección crónica Niños de 13-18 años con infección crónica Reactivación de infección en pacientes con VIH u otra inmunosupresión AII AII AI AIII AII Generalmente debe ser ofrecida la terapia Mujeres en edad reproductiva Adultos de 19-50 años con forma indeterminada o cardiopatía leve a moderada Inmunosupresión BIII BII BII Terapia es opcional Adultos > de 50 años sin cardiopatía avanzada Paciente con compromiso digestivo sin cardiopatía CIII CIII Generalmente la terapia no debe ser ofrecida Cardiopatía chagásica avanzada Megaesófago con Acalasia sintomática DIII DIII Nunca debe ser ofrecida terapia Embarazada Insuficiencia renal crónica avanzada y hepática EIII EIII Nota: Grados de evidencia de la sociedad americana para el tratamiento: A: fuerte evidencia de eficacia y beneficio clínico soportan la recomendación. Siempre debe ser ofrecida terapia; B: moderada evidencia de eficacia o fuerte evidencia de eficacia pero con beneficio clínico moderado soporta la recomendación de uso. Generalmente debe ser ofrecida la terapia; C: la evidencia no es suficiente para recomendar o evitar su uso, o la eficacia tiene un peso moderado, los efectos secundarios y costos deben ser evaluados. Terapia opcional; D: moderada evidencia de mala eficacia o efectos secundarios por los cuales debe evitarse el uso o recomendación. Generalmente no debe ser ofrecida terapia; E: buena evidencia de mala eficacia o efectos secundarios que debe evitarse el uso o recomendación. Nunca debe ser recomendada la terapia. Calidad de la evidencia que soporta los Grados de recomendación del I-III: I evidencia de al menos un estudio probado, randomizado estudio clínico; II evidencia de al menos un trabajo clínico bien diseñado pero sin randomización, pero con caso control o cohorte y preferiblemente trabajos multicéntricos o resultados dramáticos de experimentos no controlados; III evidencia basadas en la opinión de expertos, en la experiencia clínica o estudios descriptivos o reportes de comité de expertos. Tabla 2. Dosificación, duración de los principales medicamentos antiparasitarios usados en la enfermedad de Chagas. Resumen aspectos prácticos Droga de elección Nombre comercial Presentación Nifurtimox De 1 opción Lampit® Bayer. Comp de 120 mg RN y lactantes: 12-15 mg Adul 8-10 mg Benznidazol 2 opción Rochagan® Roche Comp de 100 mg Comp de 100 mg Itraconazol 296 Dosis kg/peso/día Ritmo de administración Vía Duración Observaciones Diaria Máxima 700 mg 3 a 4 v al día 3 a 4 v al día Oral Oral 90 días 90 días En niños asociar anticonvulsivante los 15 primeros días Control lab c/ 15 días < 12 años: 10 mg > 12 años: 5-7 mg 2 veces al día Oral 60 días Control lab c/ 15 días Reacción adversa cutánea, SNC y GI 6 mg 2 veces al día Oral 120 días Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 292-297 ENFERMEDAD DE CHAGAS - L. Catalán N. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Produce reacciones adversas de tipo idiopáticas, como la insuficiencia hepática. El tratamiento debe ser controlado estrictamente para monitorizarse sus efectos adversos y su eficacia parasiticida. Esto se mide a través de métodos como el de Strout, PCR cuantitativa y cualitativa para T. cruzi y, aunque muy tardío en sus resultados, en casos debidamente justificados, con el xenodiagnóstico. Resumen La enfermedad de Chagas es una antropozoonosis provocada por un protozoo flagelado el Trypanosoma cruzi, que se transmite a través de vectores hematófagos infectados. En nuestro país los vectores son Triatoma infestans y spinolai (vinchuca). Su reservorio es humano y alrededor de 150 especies de mamíferos. Se distribuye en toda América pero mayoritariamente en el Cono Sur, con al menos 12 millones de personas infectadas. Los mecanismos de transmisión son principalmente vectorial, transplacentario, transfusional, otras formas de contagio menos frecuentes son el trasplante de órganos, accidentes de laboratorio, transmisión oral y uso de jeringas contaminadas Referencias 1.- Bern C, Montgomery S. An Estimate of the Burden of Chagas Disease in the United States, CID 2009: 49 (1 September). 2.- Olea NA. Situación Epidemiológica de la Enfermedad de Chagas en Chile. Departamento de Epidemiología Ministerio de Salud. 2006. 3.- Olea NA. Situación Epidemiológica de la Enfermedad de Chagas en Chile. Departamento de Epidemiología Ministerio de Salud 2010 (Datos no publicados, comunicación personal). 4.- Caryn B, Montgomery S, Herwaldt B, et al. Evaluation and treatment of chagas disease in the United States: A Systematic Review JAMA 2007; 298 (18): 2171-81. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 292-297 (drogadictos). Esta enfermedad dependiendo de si afecta a personas inmunocompetentes presenta tres etapas: aguda, latente y crónica, afectando en forma variable a diversos órganos, principalmente corazón y el tubo digestivo. El compromiso cardíaco se caracteriza por dilatación progresiva y alteración del aparato exitoconductor provocando arritmias y bloqueos auriculoventriculares (AV). A nivel digestivo afecta principalmente al esófago y colon; ocasionando acalasia llevando a dilatación y alteración de la motilidad progresiva, cuyo síntoma clave es la disfagia que se asocia también a odinofagia y regurgitación. A nivel del colon, el Chagas provoca dilatación progresiva por denervación parasimpática intramural, llegando a formar el megacolon chagásico, el síntoma principal es la constipación. Los métodos diagnósticos son clínicos, imagenológicos y la detección de la infección parasitaria, ya sea a través de métodos directos o indirectos, dependiendo de la etapa de la infección. El tratamiento se basa en antiparasitarios principalmente el nifurtimox y benznidazol, ambos son tripanomicidas, con una efectividad de hasta el 76% dependiendo de la etapa en que se usa. Palabras clave: Chagas, crónico, acalasia, constipación, cardíaco, congénito. 5.- Comité de Parasitología, Departamento de Enfermedades Emergentes y Reemergentes, MINSAL Guías clínicas de la enfermedad de Chagas. 2006. 6.- Salazar JP, Olguín F, Olivera E, et al. Enfermedad de Chagas crónica en Chile. Experiencia de intervención educativa. Parasitol Latinoam 2006; 61: 94-7 FLAP. 7.- García-Bournissen F, Altcheh J, Panchaud A, et al Is use of Nifurtimox for the treatment of chagas disease compatible with breastfeeding? A population pharmacokinetics analysis Arch Dis Child published online November 29, 2009. 8.- Lorca M, García A, Bahamonde AM, et al. Certificación serológica de la interrupción de la transmisión vectorial de la enfermedad de Chagas en Chile. Rev Med Chile 2001; 129: 264-9. 9.- Benchimol Barbosa PR. The oral transmission of Chagas’disease: an acute form of infection responsable for regional outbreaks. Int J Cardiol 2006; 112 (1): 132-3. 10.- Organización Panamericana de la Salud. Estimación cuantitativa de la enfermedad de Chagas en las Américas. Montevideo, Uruguay: Organización Panamericana de la Salud; 2006. 11.- Britto C. Usefulness of PCR-based assays to assess drug efficacy in Chagas disease chemotherapy: value and limitations. Mem Inst Oswaldo Cruz, Río de Janeiro 2009; 104 (Suppl 1): 122-35. 297 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 298-301 Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Anisakiasis, un atentado culinario prevenible contra el tracto gastrointestinal Jaquelina Gobelet y Roque Sáenz F. The Latin American OMGE/OMED Advanced Gastrointestinal Endoscopy Training Center. Santiago de Chile. Recibido: 23 de abril de 2010 Aceptado: 26 de abril de 2010 Correspondencia a: Roque Sáenz Fuenzalida The Latin American OMGE/OMED Advanced Gastrointestinal Endoscopy Training Center Clínica Alemana- Olympus Universidad del Desarrollo. Vitacura 5951 Santiago - Chile. E-mail: [email protected] 298 Anisakiasis, a preventable culinary attempt for the gastrointestinal tract New culinary habits have been spread, from their original cultures, to become universally known today. They are probably not or insufficiently considered as risky, unless the gastroenterologists become aware of new diseases related for instance with the presence of infective agents. Anisakiasis is one of such diseases, related with the ingestion of raw or undercooked fish, with occurrence in the Japanese culture, (“Sushi”, “sashimi”), areas in South America (“Ceviche”), Spain (“vinegar anchovies”) and The Netherlands (Raw fish). Prevention is related with proper manipulation, cooking and fish frozen storage. Anisakiasis could become a severe clinical problem, because of gastric involvement with ulcerations, pain and rarely intramural pseudotumors. Small intestine involvement is also considerable due to severe inflammatory local reaction, with edema and intense narrowing of the intestinal lumen that mimics intestinal obstruction. Steroidal treatment often solves the crisis. Allergic and general reaction to the occurrence of the parasite is also sometimes a big problem. The present review deals with clinical pathological aspects, as well as parasite cycle, diagnostic tools and treatment. Key words: Anisakis, life cycle, diagnosis, treatment. Introducción Ciclo de vida Los viajes hacia sitios exóticos y los cambios de nuestros hábitos culinarios, adoptando comidas extranjeras trans-culturales, son temas comunes. Productos de alimentación comestibles crudos o poco cocinados son delicadezas del gourmet, como “el sushi”, o anchoas en vinagre, que a veces podrían llevar una sorpresa desagradable. El dolor epigástrico intenso, vómitos, síntomas sub-oclusivos o incluso reacciones alérgicas, podrían estar relacionados con “ la última cena “. El índice de sospecha es “la piedra angular” de temprano diagnóstico y tratamiento. La Anisakiasis es una enfermedad parasitaria debido a un nematode intestinal “Anisakis”, que pertenece a la familia de Anisakidae. Los hombres, podrían ser infectados como huéspedes incidentales de esta zoonosis, por la ingestión de pescado crudo o poco cocido que contiene la etapa infectiva larvas L3. Hay muchos tipos de larvas que pueden afectar al ser humano. El Anisakis simplex, Anisakis physeteris o physteris, Pseudoterranova decipiens, Contracaecum osculatum y Hysterothylacium (Thynnascaris) spp han sido descritos en la literatura1,2. Describimos datos clínicos, parasitológicos, cómo realizar el diagnóstico y el manejo terapéutico de esta parasitosis. Los huéspedes definitivos del Anisakidae son los mamíferos marítimos, como delfines y ballenas. Ellos llevan el gusano adulto en su intestino y eliminan huevos anembrionados con el excremento al agua. Estos huevos se hacen embrionados y las larvas L2 salen de los huevos y comienzan a nadar libremente. Las larvas L2, son ingeridas por crustáceos y se convierten en larvas L3, que constituyen el elemento infectante para el hombre. Los pescados y calamares comieron crustáceos infectados y éstos podrían ser ingeridos por la personas (mariscos infectados crudos o poco cocidos), siendo el huésped accidental, o por mamíferos marítimos, el huésped definido, recomenzando el ciclo. El Anisakis no llega a etapa adulta durante su estadía en el ser humano3. Epidemiología La infección ha sido relatada en sitios donde la materia prima, el pescado, es ingerida cruda, poco cocida, o mal refrigerada y en los últimos años existen cada vez más reportes de casos. El predominio geográfico está en Japón, con 2.000 casos por año, esto es el 95% de casos anuales. Otras áreas son la Costa ANISAKIASIS Y EL TRACTO GASTROINTESTINAL - J. Gobelet et al. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Pacífica de Sudamérica y en Países Bajos, donde los platos listos con el pescado crudo o poco cocido son habituales. (Sushi, sashimi, ceviche, arenque ahumado). Hay también casos reportados en España, asociados al consumo de anchoas en vinagre o anchoas conservadas en escabeche, también en Italia y Francia. La notificación europea es aproximadamente 50 por año, pero va en aumento. La globalización trajo aparejado el aumento de la incidencia en EE.UU. y Europa. Características clínicas Las manifestaciones clínicas dependen en gran parte de la respuesta inmune y la reacción inflamatoria generada contra el Anisakis. Las larvas L3 después de la penetración en mucosa gástrica o aún intestinal, pueden llegar a la muscular de la mucosa o migrar por la pared intestinal hacia la cavidad abdominal. También podría ser eliminado espontáneamente. Ha sido descrita la eliminación de Anisakis adulto por la boca, con la tos o los vómitos. Anisakis causa dos patologías diferentes: Anisakiasis gástrica o intestinal, o mediante un mecanismo inmunoalérgico. 1. Anisakiasis Los síntomas clínicos podrían comenzar temprano después de la ingestión de pescado infectado (1 hora), hasta pocos días, una o dos semanas. Se presenta con una reacción inflamatoria importante en la pared gastrointestinal, con infiltración eosinofílica y proliferación de tejido conectivo que rodea el cuerpo del parásito, que puede morir algunos días después de la penetración. Los rasgos clínicos dependen, del segmento del tubo gastrointestinal Figura 1. Erosiones gástricas producidas por la penetración del Anisakis en la pared del estómago. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 298-301 comprometido, la condición inmune del huésped, la reacción alérgica y la profundidad de la penetración de las larvas. Anisakiasis gástrica: Aproximadamente el 90% de los casos presentan una lesión localizada en el estómago. El primer caso occidental fue relatado por Van Thiel et al, en 19604. Los síntomas predominantes en la infección aguda son las náuseas, vómitos y el dolor epigástrico severo. Algunos pacientes tienen manifestaciones alérgicas, llamadas anisakiasis gastroalérgicas. Los hallazgos endoscópicos son: edema mucoso moderado a severo, en la endoscopia realizada 1 ó 2 días después de la infección. Eritema, erosiones o ulceraciones en el sitio de penetración de la pared gastrointestinal (Figura 1). La curvatura mayor es el sitio de penetración más frecuente del Anisakis, aunque pueden encontrarse también en otros sitios5,6. Las larvas son fácilmente identificadas cuando están presentes pero, en algunos casos, no son tan aparentes porque pueden encontrarse detrás o entre los pliegues, o en un sitio diferente del área inflamada del estómago. Una vez identificadas deben ser retiradas endoscópicamente con mejoría inmediata de los síntomas. (Figuras 2 y 3). Existe una forma crónica de presentación “vanishing tumor”, descrito por Yamazaki y cols7. Él pone de manifiesto la relación con el diagnóstico serológico de anisakiasis. El Anisakis se encuentra dentro del “vanishing tumor” ulcerado y generalmente sangrante lográndose la regresión endoscópica después de 7 días del retiro del mismo. La desaparición radiológica toma aproximadamente un mes8. La larva ha sido descubierta en granulomas eosinofílicos después de resecciones mucosas endoscópicas9. La Anisakiasis gástrica a veces imita Figura 2a. Anisakis penetrando en la pared gástrica. Figura 2b. Extracción endoscópica de Anisakis con pinza. 299 ANISAKIASIS Y EL TRACTO GASTROINTESTINAL - J. Gobelet et al. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Diagnóstico Figura 3. Anisakis luego de su extracción endoscópica. una neoplasia ulcerada, Bormann tipo II o un cáncer gástrico temprano IIC + III o lesiones ulceradas. Anisakiasis intestinal: El 3% de la Anisakiasis puede afectar el intestino delgado. El dolor abdominal localizado en el cuadrante inferior derecho es el síntoma predominante. La fiebre podría estar presente. Los rasgos alérgicos no han sido descritos10. La obstrucción del intestino delgado debido al edema parietal y a la reacción inflamatoria, así como la perforación y la peritonitis podrían llevar al paciente a cirugía. Hay reportes de manejo esteroidal para la forma intestinal con buenos resultados17. Las localizaciones colónica o válvula ileocecal son raras11,12. Anisakiasis extraintestinal: Las amígdalas, la cavidad abdominal, el mesenterio, los nódulos linfáticos, el útero, el pulmón, el hígado y el páncreas pueden ser comprometidas pero de manera excepcional. 2. Alergia a Anisakis Se produce como consecuencia de un antígeno termoestable relacionado a la ingestión de Anisakis. Esto causa reacciones anafilácticas, urticaria, angioedema o incluso el choque anafiláctico. Los antígenos termoestables se unen a la IgE específica, causando la reacción alérgica. Hay también manifestaciones alérgicas que son simultáneas a las manifestaciones digestivas después de la ingestión de pescado infectado crudo o poco cocido. 300 Para el diagnóstico quizás lo más importante es tener en cuenta los rasgos clínicos y el índice de sospecha. Debe existir una relación entre la historia de ingestión de pescado crudo y el principio de síntomas digestivos o alérgicos. A veces se produce la expulsión del parásito por el vómito o la tos. El estudio del parásito identifica al Anisakis. La endoscopia gastrointestinal superior, muestra el daño de la mucosa y la presencia del parásito que penetra en la mucosa. La biopsia de la mucosa dañada puede mostrar las larvas en relación a un infiltrado eosinofílico8. En casos de un cuadro obstructivo de intestino delgado la cirugía con resección del segmento afectado pueden demostrar restos de larvas. Leucocitosis leve, eosinofilia, y niveles aumentados de IgE total podrían estar presentes. Immunoblotting IgE específico anti A. simplex presenta una sensibilidad del 100% pero sólo el 50% de especificidad. Esto ocurre debido a una reacción cruzada con otros parásitos como Ascaris, Toxocara y Echinoccocus. La detección de IgE específica contra “Anis1”, tiene una alta exactitud en el diagnóstico de Anisakiasis (Sensibilidad del 86% y especificidad del 90%)13. La piel “la prueba de pinchazo”, muestra la sensibilización a A. simplex, pero podría ser negativo, a pesar de la presencia del parásito. El test que ha demostrado mayor sensibilidad y especificidad ha sido ELISA, usando el antígeno Odeglycosylated cubierto por el anticuerpo monoclonal UA3 con cifras cercanas al 100%14,15. Tratamiento Sólo la expulsión espontánea del parásito o su retiro endoscópico con fórceps de biopsia disminuyen el dolor. En la presentación intestinal, la laparotomía y la resección segmentaria muchas veces son requeridas como manejo del cuadro obstructivo. Para los cuadros alérgicos el manejo está basado en tratamiento corticoideo. Prevención La prevención debería ser la solución de la Anisakiasis en humanos mediante: 1. Mejor observación de vísceras de pescado, antes de su consumo crudo o poco cocido. 2. Evitar la contaminación de agua secundaria a los restos de pescados infectados. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 298-301 ANISAKIASIS Y EL TRACTO GASTROINTESTINAL - J. Gobelet et al. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo 3. Congelación del pescado en -4 °f (menos 20 °C) durante al menos 5 días o -31°f (-35°C) durante 15 horas. 4. Cocinar el pescado evitando microonda o parrilla. Ciertos hábitos de la cultura culinaria están asociados con esta zoonosis, pero tomando medidas preventivas podríamos evitar esta infección17. Es importante que el médico conozca esta patología para saber reconocerla y manejarla adecuadamente. Resumen Nuevos hábitos culinarios se han esparcido, desde las culturas originales, para convertirse en costumbres universales. El riesgo que esta globalización puede aparejar probablemente sea subestimado, a no ser que los gastroenterólogos estén conscientes de nuevas enfermedades relacionadas, por ejemplo, con la presencia de agentes infecciosos. Anisakiasis es una Referencias 1.- FDA-CFSAN Bad Bus Book Anisakis simplex and related Works. U.S. Food & Drug Administration. Center for Food Safety & Applied Nutrition. 2003. 2.- Cabrera R, Del Pilar M, Altamirano T. Anisakidosis a marine parasitic zoonosis: unknown or emerging in Peru?. Rev Gastroenterol Peru 2004; 24: 335-42. 3.- www.dpd.cdc.gov/dpdx. Anisakis cicle. CDC. Laboratory Identification of Parasites of Public Health Concern 2005. 4.- Van Thiel PH, Kuipers FC, Roskam RT. A nematode parasitic to herring acute abdominal syndrome in man. Trop Geog Med 1960; 2: 97-113. 5.- Kakizoe S, Kakizoe H, Kakizoe K, Kakizoe Y, Maruta M, Kakizoe T, Kakizoe S. Endoscopic findings and clinical manifestation of gastric anisakiasis. Am J Gastroenterol 1995; 90: 761-3. 6.- Lee SM, Lee SH, Yoon YB. Gastric Anisakiasis. Gastrointest Endosc 2004; 59: 400. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 298-301 de tales enfermedades, relacionadas con la ingestión de pescado crudo o poco cocido, que se presenta en la cultura japonesa, (“el sushi”, “sashimi”), áreas en Sudamérica (“ceviche”), España (“anchoas de vinagre”) y Países Bajos (el pescado crudo). La prevención, está relacionada con la manipulación apropiada, la cocción adecuada y el almacenamiento en frío del pescado. Anisakiasis podría convertirse en un problema clínico serio, debido al compromiso gástrico con ulceraciones, dolor y raras veces pseudotumores en la pared digestiva. El compromiso del intestino delgado es también considerable, secundario a una reacción inflamatoria local severa con edema y estenosis intestinal que simula una obstrucción intestinal. El tratamiento esteroidal generalmente resuelve la crisis, de lo contrario la cirugía es requerida. La reacción alérgica a la presencia del parásito puede llegar a ser un grave problema. La presente revisión trata de aspectos clínicos patológicos, así como del ciclo del parásito, instrumentos diagnósticos y manejo terapéutico. Palabras clave: Anisakis, ciclo de vida, diagnóstico, tratamiento. 7.- Yamazaki M, Hara K, Shinbo T. On the vanishing tumor of the stomach. Jpn J Clin Radiol 1976; 21: 47-59. 8.- Shiomi M, Kamisako T, Yutani I, Yoshimoto R, Kudo M, Fujii R. Anisakis in a biopsy specimen from the edge of a gastric ulcer: report of a case. Gastrointest Endosc 2004; 60: 854-6. 9.- Sasaki K, Miyachi K, Aoki H. Endoscopic ultrasonography of the granuloma in gastric anisakiasis. Gastroenterol Endosc 2002; 44: 996-1000. 10.- González Quijada S, González Escudero R, Arias García R, Gil Martín AR, Vicente Serrano J, Corral Fernández E. Anisakiasis. Gastrointestinal manifestations: description of 42 cases. Rev Clin Esp 2005; 205: 311-5. 11.- Ishiguro A, Uno Y, et al. Anisakiasis of the ileocecal valve. Gastrointest Endosc 2001; 53: 677-9. 12.- Muguruma N, Okamura S, Okashisa T, Shibata H, Ito S, Terauchi A. Anisakis larva involving the esophageal mucosa. Gastrointest Endosc 1999; 49: 653-4. 13.- Caballero, MI, Moneo I. Specific IgE determination to Ani s 1, a major allergen from Anisakis simplex, is a useful tool for diagnosis. Ann. Allergy Asthma Immunol 2002; 89: 74-7. 14.- Lorenzo S, Iglesias R, Leiro J. Usefulness of currently available methods for the diagnosis of Anisakis simplex allergy. Allergy 2000; 55: 62733. 15.- Iglesias R, Leiro J, Santamarina MT, San Martín ML, Ubeira FM. Monoclonal antibodies against diagnostic Anisakis simplex antigens. Parasitol Res 1997; 83: 755-61. 16.- Ramos L, Alonso C, Guilarte M. Anisakis Simplex-Induced Small Bowel Obstruction Alter fish ingestion: Preliminary Evidence for Response to Parenteral Corticosteroids. Clin Gastroent Hepat 2005; 3: 667-71. 17.- Sánchez- Monsalvez I, de Armas-Serra C, Martínez J, Dorado M, Sánchez A, Rodríguez-Caabeiro F. A new procedure for marinating fresh anchovies and ensuring the rapid destruction of Anisakis larvae. J food Prot 2005; 68: 1066-72. 301 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 302-304 Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Candidiasis esofágica Carolina Pavez O. Residente de Gastroenterología. Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido y Aceptado: 09 de abril de 2010 Correspondencia a: Carolina Pavez O. E-mail: [email protected] Esophageal candidiasis Esophageal candidiasis is a frequently ocurring entity in corticoid users, patients with HIV and oropharyngeal involvement. Candida is a commensal organism, and it can infect humans. There are many local and systemic factors of the host that favor Candida infection. Frequently clinical manifestations are odynophagia, dysphagia and retrosternal pain. Diagnostic certainty reached by histological assays. Endoscopic studies provide high-quality and highly-sensitive results that allow to differentiate esophagitis causes. Esophageal Candidiasis must receive systemic treatment. The most recommended drug is Fluconazol. Key words: Esophageal Candidiasis, Mucosal Candidiasis. Introducción Las especies de Candida son la causa más común de esofagitis y, después de la orofaringe, el esófago es el sitio más común de Candidiasis del tracto digestivo1. La mayoría de los casos de Candidiasis orafaríngea y esofágica es causada por Candida albicans2-4. El riesgo de la enfermedad es mayor en pacientes con el virus de inmunodeficiencia adquirida (VIH) que presentan inmunosupresión avanzada (CD4 < 100 cels/microL), y en aquellos con algorra orofaríngea. Sin embargo, la ausencia de compromiso orafaríngeo no descarta la posibilidad de candidiasis esofágica. La Candidiasis esofágica también ha sido descrita en pacientes VIH-negativo que reciben corticoides inhalados, en pacientes con cáncer5,6, individuos colonizados con Candida susceptible por debilidad o reducción local de la defensa del huésped frente a un sobre crecimiento de la flora comensal. La especie de Candida albicans es la levadura de mayor prevalencia en los humanos y la principal levadura oportunista en la mayoría de los animales vertebrados1. Patogénesis Una variedad de factores locales y sistémicos del huésped aumentan la prevalencia en el tracto gastrointestinal de portación de Candida y aumentan la transformación de la fase de blastoconidial de portación a una fase hifal más virulenta (Tabla 1)1. Basado en estudios epidemiológicos los humanos están expuestos a Candida en forma repetida en la 302 comida y en otras fuentes, sin embargo, uno podría concluir que la colonización por Candida es universal. Levaduras comensales existen y presentan relaciones simbióticas con bacterias del tracto digestivo. Existen diversos factores que mantienen controlado el número Candida en el tracto digestivo. Como ejemplo para dificultar la adherencia mediante la motilidad intestinal, producción de mucus, competencia con la microflora intestinal por la adhesina a receptores, bloqueando el acceso a la mucosa; supresión del crecimiento por la microflora endógena por anaerobiosis, prolongación de la fase de reposo, competencia por nutrientes, producción de inhibidores que limitan la disponibilidad de sustrato, inhibición de la transformación a fase hifal por la función linfocítica, péptidos anticándida de la mucosa que contienen histidina7. Clínica La Candidiasis esofágica se presenta con odinofagia, disfagia y dolor retroesternal. Síntomas constitucionales como fiebre también pueden ocurrir. El dolor epigástrico puede ser el síntoma dominante. La mayoría de los pacientes presentan neoplasia hematológica subyacente, infección por VIH, trasplante reciente. Puede también presentarse como extensión de Candidiasis orofaríngea. En pacientes con VIH puede presentarse totalmente asintomático1,2. Clasificación Se puede clasificar según la apariencia endoscópica de acuerdo a la clasificación de Kodsi en Tipo I: placas escasas grises o blanquecinas hasta de 2 cm de CANDIDIASIS ESOFÁGICA - C. Pavez O. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo diámetro; Tipo II: placas numerosas y mayores de 2 cm de diámetro; Tipo III: placas confluentes lineales, nodulares, con hiperemia y franca ulceración; Tipo IV: mayor friabilidad de la mucosa y ocasional estrechez del lumen1. Diagnóstico El diágnóstico de certeza es histológico. La biopsia confirmatoria muestra la presencia de levaduras y pseudohifas que invaden la mucosa y los cultivos revelan Candida. Antiguamente, los estudios radiológicos eran la base del diagnóstico. En la radiografía con contraste la esofagitis Candidiásica se observaba con mucosa irregular y defectos nodulares8,9. La radiología en la actualidad fue desplazada por el estudio endoscópico que entrega un estudio de alta calidad y altamente sensible, y puede diferenciar distintas causas de esofagitis. Los hallazgos endoscópicos más frecuentes son placas blanquecino-amarillentas con base eritematosa, asociados a varios grados de ulceración. Las placas blanquecinas no son exclusivas de Candida. En Candidiasis se pueden encontrar también áreas eritematosas sin presencia de placas blanquecinas. Diagnóstico diferencial El diagnóstico diferencial es amplio, hay que distinguir esta entidad de otras causas de esofagitis como: esofagitis eosinofílica, esofagitis por radiación, esofagitis por reflujo, Citomegalovirus, infección por Herpex simplex. En pacientes con SIDA no es infrecuente encontrar más de una causa que explique la esofagitis1,3,8. Tratamiento La Candidiasis esofágica debe ser tratada con terapia sistémica, nunca debe ser manejada con terapia local2,5. Es aceptado un curso empírico de terapia antifúngica en pacientes inmunosuprimidos con síntomas de odinofagia o disfagia, si los síntomas no mejoran en 72 horas se debe realizar estudio endoscópico, ya que enfermedades similares diferentes o sumadas a la Candidiasis esofágica pueden estar presentes11. Se recomienda endoscopia digestiva alta en pacientes sin algorra oral, ya que la posibilidad de otra etiología es mayor. La duración de la terapia es de 14 a 21 días. Se debe considerar terapia endovenosa en pacientes graves o en quienes no pueden recibir terapia oral. El tratamiento de la Candidiasis incluye azoles, equinocandidinas o anfotericina B. Se recomienda fluconazol para el tratamiento por la eficacia clínica, facilidad de la administración y bajo costo. Si no hay Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 302-304 respuesta se debe manejar con equinocandidina. Se recomienda fluconazol oral en dosis de 200-400 mg (3-6 mg/kg) al día por 14 a 21 días. Fluconazol endovenoso en dosis de 400 mg (6 mg/kg) al día, anfotericina B en dosis de 0,3-0,7 mg/kg/día o una equinocandidina deben ser usadas en pacientes que no toleran la vía oral2. En enfermedad refractaria a fluconazol se puede administrar itraconazol en dosis de 200 mg/día, suspensión de posaconazol en dosis de 400 mg dos veces al día, voriconazol en dosis de 200 mg dos veces al día administrado oralmente o vía endovenosa por 14-21 días. Micafingina en dosis de 150 mg/día, caspofungina en dosis de 200 mg/día o anfotericina B en dosis de 0,3-0,7 mg/kg al día. Terapia de supresión: Fluconazol en dosis de 100 a 200 mg tres veces por semana se recomienda para infecciones recurrentes2. En pacientes con SIDA el tratamiento con la triterapia es recomendable para reducir la infección. Situaciones especiales Embarazo: Los azoles son teratogénicos, no se deben utilizar en el primer trimestre del embarazo10. No hay información de equinocandidinas. Se recomienda anfotericina B11. Efectos adversos de la terapia: terapias cortas raramente causan efectos adversos. Los azoles pueden ser asociados con malestares gastrointestinales, la administración prolongada puede causar hepatotoxicidad, control periódico de aminotranferasas es prudente en administración crónica. Voriconazol es el único azol asociado con alteraciones visuales y tiene un mayor riesgo de rash que otros azoles. Equinocandidinas son bien toleradas pero requieren administración endovenosa. La interacción a drogas son infrecuentes, ya que a diferencia de las otras drogas no son metabolizadas por el citocromo P45012. Resumen La Candidiasis esofágica es una entidad frecuente en pacientes con VIH, cáncer, usuarios de corticoides, algorra orofaringea. La Candida es un organismo comensal y puede infectar al ser humano. Existe una serie de factores locales y sistémicos del huésped que favorecen la infección por Candida. El cuadro clínico se presenta frecuentemente con odinofagia, disfagia y dolor retroesternal. El diagnóstico de certeza es histológico. El estudio endoscópico entrega un estudio de alta calidad, altamente sensible y permite diferenciar distintas causas de esofagitis. La candidiasis esofágica debe ser tratada con terapia sistémica. El fármaco más recomendado es el fluconazol. Palabras clave: Candidiasis esofágica, Candidiasis mucosa. 303 CANDIDIASIS ESOFÁGICA - C. Pavez O. Cuarto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Referencias 1.- Vásquez JA, Sobel JD. Mucosal candidiasis. Infect Dis Clin N Am 2002; 16: 793-820. 2.- Pappas PG, Kauffman CA, Andes D, et al. Clinical Practice Guidelines for the Management of Candidiasis: 2009 Update by the Infectious Diseases Society of America. Clinical Infectious Diseases 2009; 48: 503-35. 3.- Samonis G, Skordilis P, Maraki S, et al. Oropharyngeal candidiasis as a marker for esophageal candidiasis in patients with cancer. Clin Infect Dis 1998; 27: 283. 4.- Bonacini, M, Young, T, Laine, L. The causes of esophageal symptoms in human immunodeficiency virus infection: A prospective study of 110 patients. 304 5.- 6.- 7.- 8.- Arch Intern Med 1991; 151: 1567. Darouiche RO. Oropharyngeal and esophageal candidiasis in immunocompromised patients: Treatment issues. Clin Infect Dis 1998; 26: 259. Kanda N, Yasuba H, Takahashi T, et al. Prevalence of esophageal candidiasis among patients treated with inhaled fluticasone propionate. Am J Gastroenterol 2003; 98: 2146. Kennedy MJ. Regulation of Candida albicans populations in the gastrointestinal tract. Curr Top Med Mycol 1989; 3: 315-402. Kodsi BE, Wickiemisinghe PC, Kozinn PJ. Candida esophagitis: a prospective study of 27 cases. Gastroenterology 1976; 71: 715-9. 9.- Athey PA, Goldstein HM, Dodd GD. Radiologic spectrum of opportunistic infections of the upper gastrointestinal tract. AJR Am J Roentgenol 1977; 129: 419-24. 10.- Pursley, TJ, Blomquist IK, Abraham, J, et al. Fluconazole-induced congenital anomalies in three infants. Clin Infect Dis 1996; 22: 336. 11.- Benson C, Kaplan J, Masur H, et al. Treating opportunistic infections among HIV-infected adults and adolescents: Recommendations from CDC, the National Institutes of Health, and the HIV Medicine Association/Infectious Diseases Society of America. Clin Infect Dis 2005; 40: S131. 12.- Chandrasekar PH, Sobel JD. Micafungin: a new echinocandin. Clin Infect Dis 2006; 42: 1171. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 302-304 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 305-308 Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Fascioliasis hepática Fabiola Castro P. Hepatic fascioliasis The hepatic fascioliasis is a parasitic disease caused by infectious trematode fasciola hepática. Man is infected accidentally by ingesting vegetables (mainly watercress) contaminated with the parasite encysted forms (metacercariae). Clinically a hepatic phase (acute phase) is recognized, ranging from the release of the larvae in the duodenum to their arrival to the bile duct and a bile phase (chronic phase), where fasciola is located in the bile duct, and the parasite matures to the adult form and produces eggs. The diagnosis requires a high index of suspicion given the polymorphism in the presentation and the frequent lack of epidemiological history. The clinical manifestations depend on the current period of the disease is, however, the most common is the presence of abdominal pain and eosinophilia. Definitive diagnosis requires demonstration of the parasite through direct methods (visualization by ERCP or search for eggs in stool or bile), or through the demonstration by serological methods. The currently available treatment is highly effective with triclabendazole. Key words: Fascioliasis, hepatic fasciola, hepatic distoma. Epidemiología La fascioliasis hepática es una zoonosis de distribución mundial, común en animales de hábitos vegetarianos, producida por el parásito Fasciola hepática (distoma hepático) del tipo platelminto (gusano plano), clase tremátodo, subclase digenea. El hombre puede adquirir la enfermedad al comer vegetales o ingerir agua contaminada con la forma infectante del parásito, la metacercaria. En América del Sur las áreas más afectadas son las localidades rurales de Perú y Bolivia. En Chile, la fascioliasis hepática se extiende desde la I a la XI regiones, con tasas de infectividad promedio de 30,1% para bovinos, 14% para caprinos, 12,3% para equinos y 2,1% para ovinos. La prevalencia en humanos alcanza el 0,7% en Linares, séptima región, y en Santiago se estima que ocurren 20 a 30 casos sintomáticos al año. Patogenia En su ciclo biológico se identifica un huésped intermediario, habitualmente un caracol de agua dulce y uno definitivo, habitualmente el ganado de abasto y accidentalmente el ser humano, el cual al comer vegetales contaminados con la forma enquistada del parásito (metacercaria), se transforma en huésped definitivo desarrollando la enfermedad. El ciclo comienza cuando las metacercarias son desenquistadas a nivel gástrico, liberando las larvas. Posteriormente, las larvas penetran la pared duodenal y ascienden por Departamento de Gastroenterología, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 08 de abril de 2010 Aceptado: 09 de abril de 2010 Correspondencia a: Fabiola Castro Preter Dirección: Marcoleta 367, Santiago, Chile. Teléfono: 56-23543820 E-mail: nfcastrop@ gmail.com la cavidad peritoneal hasta el hígado, atraviesan la cápsula de Glisson y se introducen a través del parénquima hepático, generando inflamación y necrosis. En el hígado, el parásito migra lentamente hacia la vía biliar, su residencia definitiva y es aquí donde alcanza su forma adulta, la cual tiene característicamente forma de hoja aplanada, mide entre 2 a 4 cm de longitud por 1 a 1,5 cm de ancho, es hermafrodita, por lo que se autofecunda y es capaz de poner alrededor de 600 huevos al día, los cuales son eliminados por la bilis, llegan al duodeno y finalmente son excretados con las deposiciones. Estos huevos son anembrionados, sin embargo, en condiciones con agua dulce y templada, maduran y desarrollan otro estadío evolutivo, el miracidio (larva ciliada). Después de 2 semanas, el miracidio eclosiona desde los huevos y busca su hospedero intermediario, habitualmente un pequeño caracol del género lymnaea. Dentro de él se producen las siguientes fases evolutivas: El miracidio pierde sus cilios, transformándose en esporoquistes, los cuales maduran a varias generaciones de redias, para finalmente transformarse en larvas flageladas denominadas cercarias. Las cercarias salen del caracol, nadan hasta pastizales, se adhieren a sus hojas y se convierten en la forma enquistada, las metacercarias para comenzar nuevamente el ciclo (Figura 1). Manifestaciones clínicas La fascioliasis hepática presenta dos períodos o fases clínicamente reconocibles. El período de in305 FASCIOLIASIS HEPÁTICA - F. Castro P. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas vasión (fase hepática o aguda), comprende desde la migración de la larva inmadura desde el duodeno al hígado y vía biliar. Esta fase dura de 2 a 5 meses y la presentación típica es dolor abdominal en hipocondrio derecho y/o epigastrio (80 a 90% de los pacientes), hepatomegalia y fiebre. Menos frecuentes son: baja de peso, astenia, anorexia, vómitos y diarrea. En ocasiones se puede complicar con hematomas subcapsulares, Figura 1. Ciclo biológico de la fasciola. hemoperitoneo, abscesos hepáticos o colecistitis. Se ha reportado una forma atípica desencadenada por mecanismos alérgicos y manifestada por urticaria, artralgia y serositis, y una forma ectópica, con infiltración del parásito en distintos órganos. En los exámenes de laboratorio destaca la presencia de eosinofilia (hasta en 90% de los casos). También es frecuente encontrar elevación discreta de aminotransferasas, fosfatasas alcalinas (FA) y gamaglutaril transpeptidasa (GGT). Puede existir elevación de los parámetros inflamatorios, hipergamaglobulinemia y discreta leucocitosis. Es importante destacar que la infección puede ser asintomática hasta en 20% de los casos y el antecedente de ingesta de berros está presente en el 70 a 80% de los pacientes. El período de estado (fase biliar o crónica) comienza cuando el parásito madura en la vía biliar. Este estado puede durar varios años, incluso décadas. Aproximadamente en la mitad de los casos el cuadro es asintomático o existen síntomas inespecíficos, como dolor abdominal o dispepsia, sin embargo también pueden existir síntomas que reflejan obstrucción y/o infección de la vía biliar planteándose el diagnóstico diferencial con patologías litiásicas, pancreáticas, colecistitis o colangitis. En estos casos es posible encontrar dolor abdominal, ictericia intermitente y fiebre. En los exámenes de laboratorio es habitual encontrar anemia, marcadores de colestasia con hiperbilirrubinemia y elevación de FA, GGT y aminotransferasas. Eosinofilia, sólo existe en 50% de los pacientes durante esta fase (Figura 2). Herramientas diagnósticas Figura 2. Etapas clínicas de la fasciola en el humano. 306 La fascioliasis tiene una presentación polimorfa, por lo cual muchas veces el diagnóstico es realizado después de múltiples exámenes y altos costos económicos. Dependiendo del período en el cual se encuentre la enfermedad serán los métodos diagnósticos a utilizar. Durante la fase crónica, el parásito adulto (dentro de la vía biliar) es capaz de eliminar en forma intermitente sus huevos, por lo que es posible detectarlos en deposiciones o directamente desde la bilis obtenida por drenaje biliar. Entre los métodos coproparasitológicos, la técnica de sedimentación rápida modificada por Lumbreras (TSR) es la que ha reportado mayor rendimiento diagnóstico. Durante la fase aguda este método no es de utilidad, ya que el parásito aún no ha llegado a la vía biliar por lo que no es posible encontrar huevos en las heces. Los exámenes utilizados durante esta fase son los serológicos. Existen múltiples métodos disponibles (hemaglutinación indirecta, fijación de complemento, contrainmunoelectroforesis, Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 305-308 FASCIOLIASIS HEPÁTICA - F. Castro P. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas ensayos de inmunofluorescencia). Todas las pruebas tienen buena sensibilidad, pero muchos tienen especificidad subóptima por reacciones cruzadas con otras infecciones parasitarias. La técnica de ELISA (Enzyme Linked Inmunoabsorvent Assay) utilizando distintos antígenos específicos de Fasciola, ha demostrado mayor rendimiento diagnóstico y es el examen de elección para fascioliasis aguda, crónica y ectópica. La técnica de ELISA utilizando los productos de excreción-secreción del parásito, tiene una sensibilidad de 100% y una especificidad de 97,8%. Las imágenes ayudan al diagnóstico y en la evaluación de complicaciones. Los hallazgos dependerán de la fase clínica en la cual se encuentre el paciente. En fase aguda, la ecografía puede mostrar heterogeneidad del parénquima hepático, lesiones nodulares hipoecogénicas múltiples o únicas y linfonodos periportales. Durante la fase crónica es posible visualizar partículas ecogénicas intravesiculares, edema de la pared vesicular y engrosamiento parietal del colédoco con dilatación moderada. La tomografía computada (TC) es de mayor utilidad que la ecografía durante la fase aguda ya que permite mejor caracterización de las lesiones hepáticas. Hallazgos habituales son la presencia de pequeños nódulos hipodensos, algunos confluentes, principalmente de localización periférica o subcapsular que realzan en forma tardía post-contraste. También se describe realce de la cápsula hepática tras la inyección de contraste. En ocasiones es posible visualizar trayectos tortuosos, a veces calcificados y confluentes hacia el hilio hepático. Menos frecuente es encontrar lesiones únicas, quísticas o hematomas subcapsulares. En la resonancia nuclear magnética, las lesiones hipodensas observadas en la TC, son hipointensas en T1 e hiperintensas en T2. La colangioresonancia nuclear magnética y/o la colangiografía pancreática retrógada endoscópica son de gran ayuda durante la fase crónica, ya que pueden demostrar dilatación del colédoco con imágenes radiolúcidas en forma de media luna o defectos segmentarios de llenado. Tratamiento La terapia de elección en la actualidad es el triclabendazol, un derivado de imidazol, con un metabolito activo sulfóxido que actúa sobre la fosforilación oxidativa inhibiendo la síntesis proteica y microtubular. La dosis y duración es discutida y parece estar relacionada con la severidad del cuadro. Varios estudios han demostrado tasas de curación que bordean 80% para la primera dosis (10 mg/kg) y el 100% para una segunda o tercera dosis. El perfil de seguridad es excelente. Post-tratamiento se ha observado dolor abdominal cólico hasta en 49% de los pacientes, lo que se ha atribuido a la expulsión del parásito. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 305-308 Luego del tratamiento se debe esperar una progresiva disminución de los síntomas y una resolución gradual de la eosinofília. La disminución en los títulos de ELISA y las alteraciones radiológicas son de más lenta evolución y pueden llegar a normalizarse luego de varios meses o un par de años. Si no se evidencia mejoría progresiva dentro de los primeros 6 meses desde iniciada la terapia, se puede considerar un segundo curso de tratamiento. Aspectos prácticos La fascioliasis hepática es una enfermedad parasitaria, adquirida principalmente por la ingesta de berros contaminados con el parásito. Su diagnóstico requiere un alto índice de sospecha dado el polimorfismo en su presentación. La tríada característica durante el período agudo de la enfermedad es dolor abdominal, hepatomegalia y marcada eosinofilia, y durante la fase crónica, puede haber sintomatología de obstrucción biliar y sólo el 50% de los pacientes tiene eosinofilia. Durante la fase aguda, el método diagnóstico más eficiente es la técnica de ELISA, y durante la fase crónica puede utilizarse la técnica de ELISA o la búsqueda de huevos en deposiciones a través del examen coproparasitológico. El tratamiento consiste en triclabendazol, una dosis de 10 mg/kg y en casos severos dos dosis separadas por 12 horas (mayor biodisponibilidad postprandial). En Perú se ha utilizado triclabendazol de uso veterinario con buenos resultados. Si los síntomas no mejoran y la eosinofilia no se resuelve, un segundo curso de triclabendazol puede ser utilizado. El tratamiento precoz de esta enfermedad puede disminuir los costos asociados a múltiples exámenes y permitir un tratamiento seguro y efectivo. Resumen La fascioliasis hepática es una enfermedad parasitaria infecciosa producida por el trematodo Fasciola hepática. El humano es infectado accidentalmente al ingerir vegetales (principalmente berros) contaminados con las formas enquistadas del parásito (metacercarias). Clínicamente se reconoce una fase hepática (fase aguda) que comprende desde la liberación de la larva en el duodeno hasta su llegada a la vía biliar, y una fase biliar (fase crónica), en donde la Fasciola se localiza en la vía biliar, madura a su forma adulta y produce huevos. El diagnóstico requiere un alto índice de sospecha dado el polimorfismo en la presentación y muchas veces el desconocimiento de antecedentes epidemiológicos. Las manifestaciones clínicas dependen del período en el cual se encuentra la enfermedad, 307 FASCIOLIASIS HEPÁTICA - F. Castro P. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas sin embargo, lo más habitual es la presencia de dolor abdominal y eosinofilia. El diagnóstico definitivo requiere la demostración del parásito a través de métodos directos (visualización por medio de colangiografía retrógrada endoscópica o búsqueda de huevos Referencias 1.- Morales M, Luengo J, Vásquez J. Distribución y tendencia de la fascioliasis en el ganado de abasto de Chile, 19891995. Parasitol al Día 2000; 24: 115-8. 2.- Apt W, López X, Zulanta I, et al. Fascioliasis aguda: Caso clínico. Parasitol Latinoam 2002; 57: 55-8. 3.- Atías A. Fascioliasis. En: Parasitología Médica. Santiago de Chile: Editorial Mediterráneo 1998; 375-81. 4.- Cosme A, Ojeda E, Cilla G, et al. Fasciola hepatica. Study of a series of 37 patients. Gastroenterol Hepatol 2001; 24: 75-80. 5.- Sapunar J, Braghetto I, Díaz J, et al. Fascioliasis hepática que simularon tumores hepáticos. Bol Chil Parasitol 2001; 57: 3-4. 6.- Lim J, Mairiang E, Ahn G. Biliary parasitic diseases including clonorchiasis, opisthorchiasis and fascioliasis. Abdom 308 en deposiciones o bilis) o a través de la demostración por métodos serológicos. El tratamiento actualmente disponible con triclabendazol es altamente efectivo. Palabras clave: Fascioliasis, fasciola hepática, distoma hepático. Imaging 2008; 33: 157-65. 7.- Arjona R, Riancho J, Aguado J, et al. Fascioliasis in developed countries: a review of classic and aberrant forms of the disease. Medicine (Baltimore) 1995; 74: 13-23. 8.- Saba R, Korkmaz M, Inan D, et al. Human fascioliasis. Clin Microbiol Infect 2004; 10: 385-7. 9.- Mas-Coma M, Esteban J, Bargues M. Epidemiology of human fascioliasis: a review and proposed new classification. Bull World Health Organ 1999; 77: 340-6. 10.- Cantisani V, Cantisani C, Moretelé K, et al. Diagnostic imaging in the study of human hepatobiliary fascioliasis. Radiol Med 2010; 115: 83-92. 11.- Apt W, Aguilera X, Vega F, et al. Treatment of human chronic fascioliasis with triclabendazole: drug efficacy and serologic response. Am J Trop Med Hyg 1995; 52: 532-5. 12.- Millán J, Mull R, Freisse S, et al. The efficacy and tolerability of triclabendazole in Cuban patients with latent and chronic Fasciola hepatica infection. Am J Trop Med Hyg 2000; 63: 264-9. 13.- Talaie H, Emami H, Yadegarinia D, et al. Randomized trial of a single, double and triple dose of 10 mg/kg of a human formulation of triclabendazole in patients with fascioliasis. Clin Exp Pharmacol Physiol 2004; 31: 777-82. 14.- López-Velez R, Domínguez-Castellano A, Garrón C. Successful treatment of human fascioliasis with triclabendazole. Eur J Clin Microbiol Infect Dis 1999; 18: 525-6. 15.- Graha C, Brodie S, Weller P. Imported Fasciola hepatica Infection in the United States and Treatment with Triclabendazole. Clinical Infectious Diseases 2001; 33: 1-5. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 305-308 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 309-313 Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Absceso hepático: Enfrentamiento diagnóstico y terapéutico Francisco Barrera M. Liver abscess: Clinical approach to diagnosis and therapy Liver abscess is a clinical entity that gastroenterologists not infrequently must contend. Early diagnosis and prompt initiation of adequate therapy are associated with effective control of infection and low mortality rates. Several options for the management of liver abscess have been described, including: antibiotics therapy, percutaneous drainage and surgical management. This article reviews the clinical presentation, diagnostic workup and analysis of different treatment strategies and their indications. Key words: Liver abscess, pyogenic; liver abscess, amebic abdominal abscess; cholangitis; liver diseases, parasitic; percutaneous drainage. El absceso hepático se define como la infección del parénquima hepático con formación de una cavidad que contiene pus. Se describe 8-20 casos por cada 100.000 hospitalizados1,2. Sin embargo, el aumento de las cirugías y procedimientos biliares probablemente ha producido un aumento importante en su frecuencia. La mortalidad descrita oscila entre 5-31%, no obstante, los avances en su tratamiento han permitido acercarla más al 5% en la actualidad2,3. La edad característica de presentación es entre los 50 y 60 años y esto estaría determinado por su asociación a la patología biliar más prevalente en este rango etario4. Fisiopatológicamente, el absceso se forma por una infección del parénquima hepático que no se resuelve por los mecanismos habituales, por lo que se forma una cavidad que contiene el fenómeno infeccioso lo que constituye el absceso. Las vías de adquisición de la infección incluyen: vía biliar (por colangitis), vía vena porta (infecciones de la cavidad abdominal), vía arterial (infección 2º a bacteriemia), por contigüidad (Ej: colecistitis, absceso subfrénico) o por trauma penetrante. Sin embargo, distintas series muestran que la causa más frecuente es idiopática (53,3%) y la sigue hepatobiliar segunda en frecuencia 19,6%4. De los factores asociados a desarrollo de abscesos hepáticos la Diabetes mellitus es la más importante y está presente en un 25% de los pacientes4. Con respecto a su presentación clínica el absceso hepático debe sospecharse en pacientes con dolor en hipocondrio derecho, fiebre, hepatomegalia sensible, leucocitosis, Proteína C Reactiva (PCR) elevada y alteraciones leves e inespecíficas de pruebas hepáticas. Residente de Gastroenterología. Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 15 de abril de 2010 Aceptado: 17 de abril de 2010 Correspondencia a: Francisco Barrera M. Marcoleta 367, Casilla 114-D Santiago Chile. Fono: 3543820 Fax: 56-2-6397780 E-mail: [email protected] Se ha descrito una tríada clásica de dolor abdominal, ictericia y fiebre, sin embargo, ésta sólo se presenta en menos del 20% de los casos. Existen algunas diferencias en la presentación clínica de pacientes con absceso hepático colangítico, respecto a abscesos idiopáticos. Los primeros se presentan con mayor frecuencia con fiebre, ictericia, dolor abdominal, mientras que los segundos se presentan en forma más silente, muchas veces sin ninguno de los elementos mencionados5. Otros hallazgos que se pueden encontrar en pacientes con absceso hepático incluyen calofríos, dolor en hombro derecho, tos, compromiso del estado general, baja de peso, náuseas, vómitos y hepatomegalia. Ante la sospecha diagnóstica, la aproximación diagnóstica inicial debe incluir un estudio de imágenes. La Tomografía Computada (TC) de abdomen es el examen con mejor rendimiento diagnóstico. Éste debe incluir cortes de pelvis en búsqueda de diverticulitis o apendicitis como factor causal del absceso. La ecotomografía abdominal es una excelente alternativa diagnóstica, y resulta de mucha utilidad en pacientes con ictericia, fiebre y dolor en hipocondrio derecho, ya que permite una evaluación inicial de la vía biliar (Figura 1). Con respecto al estudio bacteriológico, se deben siempre tomar al menos 2 cultivos en sangre previo al inicio de tratamiento antibiótico. Estos cultivos resultan positivos en 25-50% de los casos4,5 y muchas veces constituyen el único medio para identificar el agente etiológico. Una vez tomados estos cultivos se debe iniciar precozmente el tratamiento antibiótico. Los agentes infecciosos más frecuentemente aislados en hemocultivos son: S. aureus, K. pneumoniae, P. aeru309 ABSCESO HEPÁTICO: ENFRENTAMIENTO DIAGNÓSTICO Y TERAPÉUTICO - F. Barrera M. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Figura 1. Absceso hepático; destaca su contenido hipoecogénico en la ecografía e hipointenso en la Tomografía Axial (TC) con un refuerzo leve de su pared con el uso de contraste: (A) TC abdomen: Absceso múltiple etiología colangíticos; (B) Ecografía abdominal: Absceso único diagnóstico final absceso amebiano. (C) Drenaje de absceso hepático único: punción con aguja. (D) Instalación de drenaje tipo “pig tail” con evacuación de casi todo el contenido. ginosa, S. coagulasa negativo4. Estos gérmenes no son necesariamente los más frecuentes agentes causales cuando se analizan cultivos directos del absceso, en donde predominan: K. pneumoniae (20,4%), E. coli (14,3%), P. aeruginosa (10,2%), Fusobacterium (10,2%), Enterococcus sp (10,2%), Streptococcus sp (8,2%), S. aureus (8,2%)5. Los cultivos resultan polimicrobianos hasta en el 40% de los casos5. Adicionalmente, siempre considerarse la presencia de anaerobios que pueden estar presentes hasta en el 45% de los casos y no se detectan con cultivos convencionales6. Destaca además el aumento en la frecuencia de agentes resistentes a terapia antibiótica habitual como Klebsiella con betalactamasa de espectro expandido; P. aeruginosa o estafilococo meticilino resistente. El tratamiento del absceso se basa en 2 pilares: antibióticos y drenaje. Con respecto a los antibióticos, resulta fundamental su inicio precoz con un esquema empírico. Este esquema se puede adaptar según la etiología sospechada del absceso. Sin embargo, lo fundamental resulta cubrir gérmenes Gram negativos y anaerobios. Los esquemas más recomendados se resumen en Tabla 1. Dado la asociación entre infecciones de la vía biliar y el Enterococcus sp se ha recomenda310 do incluir la cobertura contra este germen en estos casos, sin embargo, no es una recomendación universal7. Se sugiere que la terapia antibiótica endovenosa debe mantenerse por 2-3 semanas y luego continuar con terapia oral hasta completar al menos 4-6 semanas. La duración del tratamiento debe guiarse por parámetros clínicos y de laboratorio (PCR, hemograma). Además, se recomienda un seguimiento con imágenes para decidir la duración del tratamiento, el cual se mantiene hasta la resolución del absceso. En los casos en que persiste una colección residual, se puede suspender la terapia antibiótica al documentarse estabilidad del tamaño de la colección en ausencia de evidencias clínicas de infección y parámetros inflamatorios alterados. Además, debe establecerse que el fenómeno causal del absceso se encuentre controlado. Luego de la suspensión se debe realizar un seguimiento clínico estrecho para evaluar recidiva de la infección5. Respecto al drenaje del absceso, existen dos alternativas principales: percutánea o quirúrgica. El drenaje percutáneo se debe realizar bajo visión ecográfica o bajo TC. La técnica incluye la punción diagnóstica con toma de cultivos y la instalación de un drenaje tipo “pig tail” u otro de características Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 309-313 ABSCESO HEPÁTICO: ENFRENTAMIENTO DIAGNÓSTICO Y TERAPÉUTICO - F. Barrera M. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Tabla 1. Esquema antibiótico de elección para abscesos bacterianos Esquema 1º línea e.v. Esquema 2º línea e.v. Esquema oral Ceftriaxona 1-2 g/d o Ciprofloxacino 400 mg c/12 h + Metronidazol 500 mg c/8 h§ Piperazilina/Tazobactam 3.375 g c/6 h o Ertapenem 1 g c/d¥ Moxifloxacino 400 mg c/d Ampicilina 1 g c/6h + Gentamicina 5 mg/kg/d + Metronidazol 500 mg c/8 h e.v. Imipenem 500 mg c/6 h e.v. £ Amoxicilina/Clavulanato 875/125 mg c/12 hrs Ampicilina/Sulbactam 1 g c/6 hrs Vancomicina 500 mg c/6h‡ Moxifloxacino 400 mg c/d *Los esquemas antibióticos se deben ajustar según el resultado de los cultivos y antibiogramas. §En caso de absceso de origen biliar, considerar la cobertura empírica de enterococo con ampicilina. ¥En caso de sospecha de gran negativo con betalactamasa de espectro expandido. £En caso de sospecha de P. aeruginosa, se debe plantear además doble cobertura. ‡Usar en caso de Enterococo resistente a ampicilina o estafilococo meticilino resistente. similares (Figura 1). El drenaje se mantiene in situ con lavados diarios, hasta que deje de drenar contenido, lo que ocurre en promedio al 5-7 días5. Como alternativa está el drenaje con punciones repetidas que se realizan bajo visión ecográfica o TC. Algunos estudios han demostrado resultados comparables entre ambas técnicas, sin embargo, la 2º requiere en promedio 2,3 punciones8. El drenaje quirúrgico, es una segunda alternativa para manejo de estos abscesos. La indicación quirúrgica puede incluir pacientes con: abscesos múltiples, abscesos multiloculados, abscesos con importante contenido sólido, abscesos grandes, abscesos con contenido hemorrágico. En algunos casos el drenaje laparoscópico aparece como alternativa posible e interesante. Una revisión establece que el tratamiento de los abscesos mayores a 5 cm debe ser quirúrgico9. Sin embargo, distintos estudios han demostrado la utilidad del drenaje percutáneo en pacientes que tradicionalmente se consideran de resolución quirúrgica. Una serie comparativa mostró que el drenaje percutáneo de abscesos mayores de 5 cm no aumenta la morbimortalidad, sin embargo, podían asociarse a una prolongación de la estadía hospitalaria (8 vs 11 días) y a un aumento en la necesidad de un 2º procedimiento (36% vs 11%)10. Otro estudio reciente mostró tasas de éxito cercanas al 90% en pacientes con drenaje percutáneo de abscesos grandes, multiloculados y/o abscesos múltiples11. De esta forma, los abscesos complejos, especialmente cuando nos referimos a abscesos grandes, deben evaluarse caso a caso y no se debe descartar la alternativa de drenaje percutánea a priori. Si se decide intentar drenaje percutáneo, el seguimiento clínico y una disminución muy significativa del tamaño del absceso en un control precoz de imagen (48-72 h) puede predecir el éxito del tratamiento. Sin embargo, debe considerarse siempre la disponibilidad de recursos y Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 309-313 experiencia local a la hora de decidir la vía de drenaje de los abscesos. Es muy importante además, especialmente en los casos de abscesos de origen biliar, resolver el factor causal, ya que de no realizarse, la recidiva es muy alta. Existen ciertos casos en los cuales se puede tratar los abscesos sólo con manejo antibiótico. Si bien las series iniciales de pacientes con abscesos hepáticos no drenados mostraban una importante mortalidad asociada, actualmente existen series de casos que se han tratado sólo con manejo antibiótico con tasas de éxito de 75-80%12,13 y del 100% en los menores a 3 cm10. La recomendación actual es manejo antibiótico exclusivo sólo en los abscesos pequeños (< 3 cm). En los casos con abscesos con contenido flegmonoso el cual resulta difícil de drenar por vía percutánea se puede evaluar la respuesta inicial a un tratamiento antibiótico exclusivo con imágenes. Luego, según la respuesta y según las características del contenido del absceso en el estudio control, se reevaluará la necesidad de drenaje y si éste se realizará por vía quirúrgica o percutánea. Una etiología infrecuente de absceso hepático, pero que vale la pena mencionar es el absceso amebiano. En Chile, no hay datos de prevalencia de amebiasis, sin embargo, en el mundo la Organización Mundial de la Salud (OMS) describe 40-50 millones de casos anuales de colitis por ameba y una mortalidad de 0,1%. Los principales factores de riesgo para el desarrollo de esta patología son: alcoholismo, inmunosuprimido y desnutrición. Clínicamente se presenta como un cuadro de 2 a 4 semanas de evolución caracterizado por: fiebre, calofríos, anorexia, náuseas, decaimiento, vómitos, distensión abdominal, diarrea, hepatomegalia dolorosa. En los exámenes de laboratorio se puede encontrar anemia, leucocitosis y elevación de fosfatasas alcalinas, esto último especialmente si el paciente lleva algunas semanas de 311 ABSCESO HEPÁTICO: ENFRENTAMIENTO DIAGNÓSTICO Y TERAPÉUTICO - F. Barrera M. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Tabla 2. Comparación de hallazgos clínicos, laboratorio y radiológico de abscesos bacterianos y amebianos Característica Absceso amebiano Absceso bacteriano Edad de presentación 20-40 años > 50 años Viaje reciente a zona endémica Sí No Diabetes mellitus No frecuente Frecuente (25%) Consumo de alcohol Frecuente Frecuente Ictericia Raro Frecuente (20%) Fosfatasas alcalinas Elevadas Elevadas Bilirrubina Normal o aumento leve Elevada SGOT Normal o aumento leve* Elevada Nº de abscesos Único (> 80%) Único o múltiples Serología ameba Positivo Negativo Cultivo aeróbico Negativo Positivo *En fase aguda el absceso amebiano puede producir elevación de transaminasas. Tabla 3: Tratamiento de abscesos hepáticos amebianos 1ª línea 2º línea Erradicación intestinal Metronidazol 750 mg c/8 h x 10 d Secnidazol 500 mg c/8 h x 5 d Tinidazol 600 mg c/12 h x 5 d Cloroquina 600 mg c/d 2 d; luego 300 mg c/d x 14-21 días Paramomicina 500 mg c/8 h x 7 d Iodoquinol 650 mg c/8 h x 20 d Se inicia con el tratamiento del absceso y se debe complementar en forma posterior con un tratamiento endoluminal para erradicación intestinal de la ameba. evolución. La eosinofilia constituye un hallazgo infrecuente14. El estudio de imagen muestra un absceso generalmente único, sin otros elementos de especificidad. La Tabla 2 resume las características clínicas Referencias 1.- Huang CJ, Pitt HA, Lipsett PA. Pyogenic hepatic abscess. Changing trends over 42 years. Ann Surg 1996; 223: 600-7. 2.- Lee KT, Wong SR, Sheen PC. Pyogenic liver abscess: an audit of 10 years’ experience and analysis of risk factors. 312 del absceso amebiano y las compara con el absceso bacteriano. El enfrentamiento diagnóstico es similar al del absceso bacteriano, el diagnóstico definitivo de absceso se realiza con serología para ameba que tiene una sensibilidad de 99% y especificidad de 90%. El parasitológico seriado y antígeno en deposiciones es de baja utilidad, dado que frecuentemente resultan negativos15. Cuando se realiza punción de estos abscesos, el contenido tiene un color característico, similar a la salsa de chocolate. El manejo se resume en Tabla 3. Se utiliza de primera línea metronidazol 750 mg cada 8 h por 10 días para el tratamiento del absceso y posteriormente hay una fase de tratamiento endoluminal para erradicar la presencia de amebas en el colon con paramomicina 500 mg cada 8 h por 7 días14,15. El drenaje percutáneo está indicado sólo en los abscesos mayores a 5 cms o bien en aquellos con ausencia de respuesta al 5-6 día de tratamiento con metronidazol14. En resumen, el absceso hepático es una patología con una creciente prevalencia, que se debe sospechar en pacientes con síndrome febril prolongado asociado a dolor abdominal en el cuadrante superior derecho. El tratamiento adecuado con antibióticos y el drenaje efectivo según las características del absceso han permitido una resolución eficaz del cuadro con baja mortalidad. Resumen El absceso hepático es una patología que al gastroenterólogo no infrecuentemente le corresponde enfrentar. El diagnóstico oportuno y tratamiento precoz de esta enfermedad permiten el control adecuado de la infección con bajos índices de mortalidad. Existen distintas opciones para su manejo, que incluyen: manejo antibiótico, drenaje percutáneo y drenaje quirúrgico. El objetivo de Este artículo es revisar la presentación clínica, los elementos diagnósticos y analizar las alternativas terapéuticas con las distintas indicaciones de cada una de ellas. Palabras clave: Absceso hepático, absceso hepático piógeno, absceso abdominal amébico; colangitis; enfermedad hepática, parasítico; drenaje percutáneo. Dig Surg 2001; 18: 459-65; discussion 465-6. 3.- Barakate MS, Stephen MS, Waugh RC. Pyogenic liver abscess: a review of 10 years’ experience in management. Aust N Z J Surg 1999; 69: 205-9. 4.- Fantuzzi S A, Albertz A N, Valenzuela V A. Hepatic abscess: series of 107 cases and literature review. Rev Chil Infectol 2009; 26: 49-53. 5.- Johannsen EC, Sifri CD, Madoff LC. Pyogenic liver abscesses. Infect Dis Clin North Am 2000; 14: 547-63. 6.- Sabbaj J, Sutter VL, Finegold SM. Anaerobic pyogenic liver abscess. Ann Intern Med 1972; 77: 627-38. 7- Harbarth S, Uckay I. Are there patients Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 309-313 ABSCESO HEPÁTICO: ENFRENTAMIENTO DIAGNÓSTICO Y TERAPÉUTICO - F. Barrera M. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas with peritonitis who require empiric therapy for enterococcus? Eur J Clin Microbiol Infect Dis 2004; 23: 73-7. 8.- Giorgio A, Tarantino L, Mariniello N. Pyogenic liver abscesses: 13 years of experience in percutaneous needle aspiration with US guidance. Radiology 1995; 195: 122-4. 9.- Hope WW, Vrochides DV, Newcomb WL, et al. Optimal treatment of hepatic abscess. Am Surg 2008; 74: 178-82. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 309-313 10.- Tan YM, Chung AY, Chow PK. An appraisal of surgical and percutaneous drainage for pyogenic liver abscesses larger than 5 cm. Ann Surg 2005; 241: 485-90. 11.- Liu CH, Gervais DA, Hahn PF. Percutaneous hepatic abscess drainage: do multiple abscesses or multiloculated abscesses preclude drainage or affect outcome? J Vasc Interv Radiol 2009; 20: 1059-65. 12.- Seeto RK, Rockey DC. Pyogenic liver abscess. Changes in etiology, management, and outcome. Medicine (Baltimore) 1996; 75: 99-113. 13.- Stain SC, Yellin AE, Donovan AJ. Pyogenic liver abscess. Modern treatment. Arch Surg 1991; 126: 991-6. 14.- Hughes MA, Petri WA. Pyogenic liver abscess. Modern treatment. Arch Surg. 1991; 126: 991-6. 15.- Reed SL. Amebiasis: an update. Clin Infect Dis 1992; 14: 385-93. 313 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 314-318 Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Causas y complicaciones infecciosas de la pancreatitis aguda Carla Mancilla A. Gastroenterología y Unidad de Cuidados Intensivos. Hospital Clínico Universidad de Chile. Recibido: 09 de abril de 2010 Aceptado: 13 de abril de 2010 Correspondencia a: Carla Mancilla A. Santos Dumont 999, Santiago, Chile. Fono-Fax: 56-2-9788264 E-mail: carlitamancilla@ yahoo.com Infectious complications in acute pancreatitis Acute pancreatitis is a prevalent disease that has experienced a progressive decline in mortality in last years due to intensive supportive care. Patients with necrosis infection still have worse prognosis with mortality ranging between 30-50%. Strategies to prevent necrosis infection include early enteral nutrition and antibiotic prophylaxis. Management is based on general support and removal of infected necrotic debris, including recently developed minimally invasive techniques and traditional surgery. This article discusses in detail topics on prophylaxis, diagnosis and treatment of infected necrosis. Key words: Pancreatitis, antibiotics, necrosis, infection. La Pancreatitis Aguda (PA) es una entidad con un progresivo aumento de la incidencia en el mundo. Sin embargo, la mortalidad global ha experimentado un permanente descenso en los últimos años acercándose a 5% aproximadamente. Este fenómeno se debe a varios factores, siendo de primordial importancia el reconocimiento precoz de los pacientes más graves y su ingreso a unidades de cuidados intensivos, la racionalización de las indicaciones quirúrgicas y su “timing”, el avance en el soporte nutricional y el tratamiento de las complicaciones infecciosas. No obstante, aún existe un grupo de pacientes de peor pronóstico y que se concentra en aquellos que evolucionan con necrosis o disfunción multiorgánica. En un estudio multicéntrico reciente en 1.173 pacientes, la mortalidad global fue de 3,1%, con 19,2% para los casos clasificados como severos y 16,1% para aquellos con necrosis1. Si bien la PA no es una enfermedad infecciosa, las complicaciones infecciosas pueden presentarse en cualquier momento de la evolución, siendo la infección de la necrosis pancreática y tejidos adyacentes, la más temida, puesto que es el principal factor determinante del pronóstico, con una mortalidad de 30-50%. En un estudio en 731 pacientes, el 23% presentó alguna infección en el curso de la enfermedad con 11% de neumonías, diagnosticadas en promedio al noveno día de evolución, 14% de bacteremias diagnosticadas al décimo día de evolución y 13,4% de infección de la necrosis, diagnosticada en promedio al día 262. La bacteriología muestra una evolución en los últi314 mos 20 años desde un predominio franco de los Gram negativos entéricos hacia un aumento de la prevalencia de estafilococo que actualmente, prácticamente, se equilibra con las enterobacterias, manteniendo los hongos una prevalencia de alrededor de 5-10%2,3. Nos centraremos en la prevención, diagnóstico y manejo de la infección de la necrosis, teniendo presente que la infección extrapancreática es un evento frecuente y relativamente precoz, que requiere su propio manejo. Prevención de la infección El uso profiláctico de antibióticos es un tema controvertido, en que los metanálisis casi equiparan al número de ensayos clínicos. Por otro lado, el riesgo de infección de la necrosis, que varía entre 30 y 70%, se correlaciona con el grado de extensión de la necrosis, siendo mayor el riesgo en los pacientes que presentan necrosis mayor al 30%4. Según su penetración al tejido pancreático, los antibióticos se dividen en: Grupo A: Baja penetración. La concentración pancreática no alcanza la concentración inhibitoria mínima (CIM) de las bacterias presentes. En este grupo se encuentran los aminoglucósidos, la ampicilina y las cefalosporinas de 1ª generación. Grupo B: Penetración moderada. La concentración en páncreas alcanza la CIM de algunas bacterias. Aquí se encuentran las cefalosporinas de 3ª generación y las penicilinas de espectro ampliado. CAUSAS Y COMPLICACIONES INFECCIOSAS DE LA PANCREATITIS AGUDA - C. Mancilla A. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas Grupo C: Alta penetración. Alcanzan concentraciones muy superiores a la CIM de las bacterias sensibles. En este grupo se encuentran las quinolonas, los carbapenémicos y el metronidazol. Los ensayos clínicos en profilaxis antibiótica en PA se inician en los años 90 con el estudio de Pederzoli que randomiza un grupo de pacientes con PA necrotizante a imipenem o placebo, obteniendo una reducción de la infección de la necrosis y extrapancreática, sin disminución de la mortalidad5. Desde entonces, se han sucedido varios ensayos clínicos centrados en los pacientes más graves y con necrosis (Tabla 1). De éstos, son de particular interés el estudio de Dellinger6, que selecciona pacientes con necrosis > 30%, sin encontrar beneficios en el grupo que recibe profilaxis con imipenem, y el estudio de Isenman, donde el análisis del sub grupo de pacientes con necrosis mayor al 30% tampoco muestra beneficios de la profilaxis con ciprofloxacino y metronidazol7. Si bien los criterios de ingreso y los esquemas utilizados en estos ensayos son diferentes y el ‘n’ es en general pequeño, hay una tendencia a la disminución de las complicaciones infecciosas pancreáticas y extrapancreáticas, sin diferencias en la mortalidad. Esto ha dado origen a varios metanálisis que concluyen que la profilaxis antibiótica en PA se asocia a una disminución de las complicaciones infecciosas extrapancreáticas, sin modificar el riesgo de infección de la necrosis ni la mortalidad. Basados en estos resultados, las guías del American College of Gastroenterology, de 2006 no recomiendan la profilaxis antibiótica para prevenir la infección de la necrosis14 y el American Gastroenterological Association Institute recomienda su uso solamente en pacientes con necrosis mayor al 30% y por un período no mayor a 14 días15. Considerando lo anterior, cada institución debe evaluar sus propios protocolos de manejo, tomando en cuenta la flora local y la presencia de focos extrapancreáticos. Sin embargo, parece razonable utilizar una estrategia de antibióticos a demanda y si se va a considerar la profilaxis antibiótica, elegir a los pacientes con mayor riesgo (necrosis > 30%), reservando los carbapenémicos para la infección documentada. La infección por hongos es en general un fenómeno tardío (cuarta semana) en pacientes que han recibido antibióticos de amplio espectro por más de tres semanas. El tratamiento adecuado tiene buen pronóstico y la profilaxis con antifúngicos no está indicada. Donde no quedan dudas, es respecto a los beneficios de la nutrición enteral en la evolución de la Tabla 1. Estudios randomizados en profilaxis antibiótica en pancreatitis aguda n Criterio inclusión Intervención Pederzoli 1993 (5) 74 Necrosis Imipenen Sainio 1995 (8) 60 Necrosis PCR > 120 Cefuroximo Luiten 1995 (9) 102 PA severa Balthazar D-E SDD ** Delcenserie 1996 (10) 23 PA severa Balthazar E CeftazidimaAmikacina Metronidazol Schwarz 1997 (11) 26 Necrosis Ofloxacino Metronidazol Nordback 2001 (12) 58 Necrosis Imipenem Isenman 2004 (7) 114 Necrosis PCR >150 CiprofloxacinoMetronidazol Rokke 2007 (13) 73 Necrosis PCR >120 Imipenem Dellinger 2007 (6) 100 Necrosis > 30% Meropenem Infección páncreas Otras infecciones * * Falla orgánica * * Necesidad cirugía Mortalidad * * * * * * * * * * * *Logra significación estadística. **SDD: descontaminación selectiva del tubo digestivo consistente en cefuroximo por vía endovenosa y aplicación oral y en enema de colistin, anfotericina y norfloxacino. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 314-318 315 CAUSAS Y COMPLICACIONES INFECCIOSAS DE LA PANCREATITIS AGUDA - C. Mancilla A. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas PA. La nutrición enteral mejora el flujo y trofismo de la mucosa, disminuye el riesgo de translocación bacteriana, preserva la flora intestinal y la producción de inmunoglobulina A. El metanálisis de Marik16, demuestra una disminución significativa en el riesgo de infección, en la necesidad de cirugía y en la estadía hospitalaria, sin afectar la mortalidad. Un estudio reciente, randomizó a 107 pacientes con PA grave, todos con profilaxis antibiótica, a nutrición enteral versus parenteral. El grupo que recibió nutrición enteral presentó significativamente menor incidencia de fallas orgánicas, infección de la necrosis, necesidad de cirugía y mortalidad17. En los últimos años hay estudios que muestran el beneficio de la administración de glutamina endovenosa a los pacientes con PA que reciben nutrición parenteral. La glutamina es un aminoácido esencial en los estados catabólicos que tiene efectos inmunomoduladores. Su administración ha resultado en una disminución de las complicaciones infecciosas18. En suma, actualmente debe preferirse la nutrición enteral precoz sobre la parenteral siempre que sea posible. Diagnóstico de infección de la necrosis Como la PA es un modelo de respuesta inflamatoria sistémica, pueden encontrarse signos clínicos de infección en ausencia de ésta. La proteína C reactiva es un marcador sensible para un curso grave, sin embargo, carece de especificidad para diagnosticar infección. La procalcitonina es un marcador con sensibilidad de 79% y especificidad de 93% para predecir infección de la necrosis asociada a disfunción orgánica con valores sobre 3,5 ng/ml19. La presencia de gas en la tomografía computada se considera diagnóstico de infección. La punción con aguja fina guiada por tomografía computada tiene una correlación mayor del 90% con los cultivos intraoperatorios y está indicada para descartar infección de la necrosis ante la sospecha clínica, según la disponibilidad de cada centro. La experiencia de González y cols, en 48 pacientes con PA que al séptimo día de evolución persistían con fiebre, leucocitosis > 12.000 o falla orgánica permitió diagnosticar infección en 28 de ellos20. En suma, el diagnóstico de infección de la necrosis es complejo, por la inespecificidad de los signos clínicos y de laboratorio y la falta de disponibilidad e invasividad de la punción con aguja fina, pero debe sospecharse con mayor fuerza después de la segunda semana de evolución. La presencia de un cultivo positivo en la punción con aguja fina implica diagnóstico de infección y retiro completo del material infectado. 316 Tratamiento de la infección de la necrosis El diagnóstico de infección de la necrosis implica el retiro completo de ésta. Hasta la fecha el “gold standard” del manejo de la necrosis infectada sigue siendo la cirugía. Sin embargo, es en este campo donde se han producido los mayores avances en el último tiempo, con la emergencia de técnicas mínimamente invasivas21. Entre éstas cabe destacar el rol de la radiología intervencional en la instalación de drenajes percutáneos bajo guía ecográfica o tomográfica. Son ya varias las experiencias en series pequeñas que muestran un porcentaje de éxito de 47-100%, evitando o retrasando la cirugía, con una mortalidad menor de 30%. La técnica implica la instalación de uno o más drenajes gruesos, el lavado diario y seguimiento clínico y de imágenes, por lo que requiere un equipo entrenado y disponible en forma permanente y, eventualmente, la realización de varios procedimientos. El drenaje endoscópico a través del estómago o duodeno es una alternativa en pacientes con necrosis adyacente a la pared posterior de estas vísceras y puede optimizarse realizando debridamiento directo del tejido necrótico con el endoscopio luego de dilatar el trayecto transmural. En estas condiciones las tasas de éxito de la técnica sobrepasan el 80%, casi sin mortalidad. La principal complicación es la hemorragia que, en general, es controlada con terapia local en el mismo procedimiento. En la cirugía, también hay avances en técnicas menos invasivas. El abordaje laparoscópico transperitoneal permite el acceso a sectores no accesibles por endoscopía como las goteras parietocólicas, el espacio retroduodenal y la raíz del mesenterio. Las series publicadas en la actualidad con abordaje laparoscópico tienen una tasa de éxito de 80 a 100% con una baja tasa de complicaciones. El acceso retroperitoneal directo a la necrosis por retroperitoneoscopía o a través del orificio de un dren colocado previamente por radiología es otra aproximación con porcentajes de éxito entre 65 y 90%. Hasta la fecha no se cuenta con estudios randomizados que comparen las técnicas mínimamente invasivas con las tradicionales, y su uso está restringido a centros con experiencia. Sin embargo, es de esperar que en los próximos años, las recomendaciones consideren como primera opción las técnicas menos invasivas con el fin de resolver el cuadro o de retrasar el momento de una cirugía en espera de la delimitación de la necrosis y de la estabilización del paciente. En conclusión, la PA es una enfermedad que se acompaña frecuentemente de complicaciones infecciosas. Entre éstas, la de peor pronóstico es la infección de la necrosis. La prevención de la infección de la necrosis se basa fundamentalmente en la nutrición Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 314-318 CAUSAS Y COMPLICACIONES INFECCIOSAS DE LA PANCREATITIS AGUDA - C. Mancilla A. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas enteral precoz, siendo controvertido hasta la fecha el rol de la profilaxis antibiótica. El diagnóstico de la infección de la necrosis es complejo y se basa en la combinación de los signos clínicos, elevación de parámetros inflamatorios de laboratorio y punción con aguja fina. El diagnóstico de infección de la necrosis implica el retiro de ésta para lo cual deben considerarse según la experiencia de cada centro las técnicas menos invasivas o la cirugía clásica asociados a un adecuado tratamiento antibiótico y soporte intensivo. El tratamiento requiere un adecuado soporte general, antibióticos acordes a la realidad de cada centro y drenaje completo de la necrosis infectada. La técnica de drenaje a escoger depende de la disponibilidad y experiencia de cada centro, teniendo en cuenta los beneficios del retraso de la cirugía después de la tercera a cuarta semana. Aspectos prácticos La pancreatitis aguda es una enfermedad prevalente. En los últimos años hemos asistido a un progresivo aumento de la sobrevida conforme a los avances en el manejo intensivo. El grupo de pacientes con infección de la necrosis mantiene una elevada mortalidad (30-50%). Las estrategias preventivas de la infección de la necrosis se basan en el soporte nutricional y la profilaxis antibiótica. El manejo se fundamenta en el soporte general y en técnicas de drenaje desde las mínimamente invasivas, que se han desarrollado en los últimos años, hasta la cirugía tradicional. Se discute en detalle la profilaxis, diagnóstico y manejo de la necrosis infectada. Palabras clave: Pancreatitis, antibióticos, necrosis, infección. La infección de la necrosis se presenta en general después de la segunda semana de evolución de la pancreatitis aguda. La mejor estrategia preventiva es el inicio de nutrición enteral precoz. El uso de antibióticos profilácticos es controvertido, pero se puede considerar en pacientes con necrosis mayor del 30%, utilizando esquema de quinolonas o cefalosporinas de tercera generación asociados a metronidazol, por no más de 14 días. Si hay sospecha clínica y disponibilidad, se puede considerar la punción con aguja fina guiada por imágenes para el diagnóstico. Referencias 1.- Uomo G, Pezzilli R, Gabbrielli A, et al. ProInf-AISP Study Group. Diagnostic assessment and outcome of acute pancreatitis in Italy: results of a prospective multicentre study. ProInf-AISP: Progetto informatizzato pancreatite acuta, Associazione Italiana Studio Pancreas, phase II. Dig Liver Dis 2007; 39: 829-37. 2.- Besselink MG, van Santvoort HC, Boermeester MA, et al. Dutch Acute Pancreatitis Study Group. Timing and impact of infections in acute pancreatitis. Br J Surg 2009; 96: 267-73. 3.- Büchler M, Malfertheiner P, Frieβ H, et al. Human pancreatic tissue concentration of bactericidal antibiotics. Gastroenterology 1992; 103: 1902-8. 4.- Tenner S, Sica G, Bank P, et al. Relationship of necrosis to organ failure in severe acute pancreatitis. Gastroenterology 1997; 113: 899-903. 5.- Pederzoli P, Bassi C, Vesentini S, et al. A randomized multicenter clinical trial of antibiotic prophylaxis of septic complications in acute necrotizing pancreatitis Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 314-318 6.- 7.- 8.- 9.- 10.- Resumen with imipenem. Surg Gynecol Obstet 1993; 176: 480-3 Dellinger EP, Tellado JM, Soto NE, et al. Early antibiotic treatment for severe acute necrotizing pancreatitis: a randomized, double-blind, placebo-controlled study. Ann Surg 2007; 245: 674-83. Isenmann R, Rünzi M, Kron M et al. German Antibiotics in Severe Acute Pancreatitis Study Group. Prophylactic antibiotic treatment in patients with predicted severe acute pancreatitis: a placebo-controlled, double-blind trial. Gastroenterology 2004; 126: 997-1004. Sainio V, Kemppainen E, Puolakkainen P, et al. Early antibiotic treatment in acute necrotising pancreatitis. Lancet 1995; 346: 663-7. Luiten EJ, Hop WC, Lange JF, et al. Controlled clinical trial of selective decontamination for the treatment of severe acute pancreatitis. Ann Surg 1995; 222: 57-65. Delcenserie R, Yzet T, Ducroix JP. Prophylactic antibiotics in treatment of severe acute alcoholic pancreatitis. Pancreas 1996; 13: 198-201. 11.- Schwarz M, Isenmann R, Meyer H, et al. Antibiotic use in necrotizing pancreatitis. Results of a controlled study. Dtsch Med Wochenschr 1997; 122: 35661. 12.- Nordback I, Sand J, Saaristo R, et al. Early treatment with antibiotics reduces the need for surgery in acute necrotizing pancreatitis--a single-center randomized study. J Gastrointest Surg 2001; 5: 113-8; discussion 118-2 13.- Røkke O, Harbitz TB, Liljedal J, et al. Early treatment of severe pancreatitis with imipenem: a prospective randomized clinical trial. Scand J Gastroenterol 2007; 42: 771-6. 14.- Banks PA, Freeman ML. Practice Parameters Committee of the American College of Gastroenterology. Practice guidelines in acute pancreatitis. Am J Gastroenterol 2006; 101: 2379-400. 15.- Forsmark CE, Baillie J. AGA Institute Clinical Practice and Economics Committee; AGA Institute Governing Board. AGA Institute technical review on acute pancreatitis. Gastroenterology 2007; 132: 2022-44. 317 CAUSAS Y COMPLICACIONES INFECCIOSAS DE LA PANCREATITIS AGUDA - C. Mancilla A. Tercer Módulo: Infecciones Hepato-biliares y Pancreáticas 16.- Marik PE, Zaloga GP. Meta-analysis of parenteral nutrition versus enteral nutrition in patients with acute pancreatitis. BMJ 2004; 328: 1407. 17.- Wu XM, Ji KQ, Wang HY, et al. Total enteral nutrition in prevention of pancreatic necrotic infection in severe acute pancreatitis. Pancreas 2010; 39: 248-51. 18.- Sahin H, Mercanligil SM, Inanç N, et al. 318 Effects of glutamine-enriched total parenterla nutrtion on acute pancreatitis. Eur J Clin Nutr 2007; 61: 1429-34 19.- Rau BM, Kemppainen EA, Gumbs AA et al. Early assessment of pancreatic infections and overall prognosis in severe acute pancreatitis by procalcitonin (PCT): a prospective international multicenter study. Ann Surg 2007; 245: 745-54. 20.- González J, Calderón I, Maldonado H et al. Value of clinical criteria to indicate a CT_FNA in the diagnosis of infected pancreatitis. Rev Gastroenterol Mex; 72: 104-12. 21.- Navaneethan U, Swaroop Vege S, Chari S et al. Minimally invasive techniques in pancrearic necrosis. Pancreas 2009; 38: 867-75. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 314-318 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 319-322 Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Desinfección y esterilización en prodecimientos endoscópicos Carolina Heredia P. Cleaning and disinfection in gastrointestinal endoscopy The risk of endoscopy-related transmission of a disease is very low and the majority has been reported during the 80´s. Bacterial transmission has been described mostly; also some cases of infection from hepatitis B and C. The majority of outbreaks was related to inadequate reprocessing practices, so international guidelines of cleaning and disinfection have been developed, including cleaning, rinsing, disinfection and drying techniques; as well as endoscope storage. Cleaning is the critical step in endoscope reprocessing and should be done always before the disinfection step. All disinfection processes could fail if cleaning is inadequate. Compliance with endoscope disinfection guidelines is the key factor that determines endoscopy safety. While local circumstances, training and resources may vary, high standards of disinfection must always be observed. In general, all kinds of microorganisms can be removed, but there are exceptions, like prions in the variant of Creutzfeldt-Jakob disease. Although there have not been reported cases of transmission, it is necessary to take some precautions of the use of the endoscopes. It is important to monitor the efficacy of the disinfection procedure at regular intervals. Also, all healthcare personnel in an endoscopy unit should receive training in standard infection control measures, including those designed to protect both patients and healthcare workers. Key words: Endoscopy, disinfection, detergent. Introducción La endoscopía digestiva es una herramienta importante para la identificación y tratamiento de las enfermedades del tracto gastrointestinal. Los equipos endoscópicos han sido implicados en la transmisión de infecciones. A pesar de que el riesgo de infección es bajo, éstos se deben principalmente a errores en el proceso de limpieza y desinfección de los equipos. Es por esto que para prevenirlas, es necesario seguir pautas adecuadas y estandarizadas en todos los centros mediante guías de control de infección. Infecciones durante endoscopia digestiva La tasa de transmisión de infección es extremadamente baja, estimada aproximadamente en 1 en 10 millones de procedimientos. Hasta el año 2006, no más de 40 casos han sido reportados y se asocian principalmente a errores en el seguimiento de los protocolos de desinfección. Hepatitis B: Se han reportado 5 casos de transmisión de hepatitis B atribuidas a la endoscopia digestiva, la gran mayoría durante 1980. En ese tiempo los endoscopios no estaban totalmente inmersos en Médico Gastroenterólogo Unidad de Gastroenterología, Departamento de Medicina Interna Universidad de los Andes, Santiago, Chile. Recibido: 24 de marzo de 2010 Aceptado: 01 de abril de 2010 Correspondencia a: Carolina Heredia P. E-mail: [email protected] fluidos y no eran tratados con glutaraldehído. Varios reportes antes y después de 1980 sugieren que con una adecuada limpieza y desinfección, la hepatitis B es fácilmente removible de los endoscopios. Hepatitis C: Se han descrito 8 casos de hepatitis C, la mayoría descritos luego de una colonoscopía y un caso posterior a la realización de una Colangiografía Endoscópica Retrógrada (CPRE). Los endoscopios en estos casos no siguieron las recomendaciones en relación a la duración de la desinfección y del uso de biopsias. Una adecuada desinfección de endoscopios contaminados con hepatitis C permite eliminar el riesgo de transmisión. HIV: No se han descrito casos de transmisión de HIV por endoscopios. La exposición de una solución de glutaraldehído 2% por 2 minutos inactiva completamente al VIH. Infecciones bacterianas: Son relativamente resistentes a la limpieza y desinfección. Se han descrito numerosos casos de infección por Pseudomonas sp y Salmonella sp a través de endoscopias digestivas, debido al tiempo de desinfección y el uso de desinfectantes inadecuados. A pesar de los casos reportados, éstas son las más susceptibles a los desinfectantes, mientras que las micobacterias son menos susceptibles. Las esporas bacterianas (como Clostridium 319 DESINFECCIÓN Y ESTERILIZACIÓN EN ENDOSCOPÍA - C. Heredia P. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo difficile) son las más difíciles de eliminar. En relación a H. pylori, se han descrito 12 casos de infección atribuidas a la transmisión por endoscopia. En cada caso, la limpieza y desinfección sub-óptima fueron implicadas. En un estudio se encontró que H. pylori es extremadamente sensible a los químicos regulares utilizados en una desinfección de alto nivel y el riesgo de transmisión parece ser muy bajo. Variante de Enfermedad Creutzfeldt-Jacob: Es una enfermedad neurológica degenerativa asociada a proteínas aberrantes llamadas priones. Los priones poseen la capacidad de ser altamente resistentes a los procesos de desinfección y esterilización. A pesar de ésto, no se han reportado casos de transmisión de la enfermedad mediante endoscopia. Se recomienda una adherencia rigurosa a las guías de limpieza y desinfección, la utilización de un endoscopio específicamente para ese paciente o un endoscopio que ya esté aproximándose al final de su vida útil y que pueda ser reservado para pacientes similares. Desinfección y esterilización de endoscopios Todos los pacientes deben ser considerados como una potencial fuente de infección y todos los endoscopios y dispositivos/accesorios deben ser descontaminados con el mismo grado de rigor luego de cada procedimiento endoscópico. Todo el personal de la salud en la sala de endoscopia debe estar entrenado y cumplir con los procedimientos de control de infecciones estándar para protección tanto de los pacientes como del personal mismo. Las guías de la Sociedad Americana y la WGO-OMGE/OMED establecen recomendaciones adecuadas para el procesamiento de los endoscopios. Los datos sugieren que un adecuado seguimiento de estas guías, han podido prevenir el 91,3% de los casos de infección relacionados a endoscopia en Estados Unidos y el 97,2% en otros países durante 1974 y 2004. Definiciones Limpieza: Remoción de sangre, secreciones u otros restos de los endoscopios y accesorios. Desinfección: Reducción o destrucción de todos los microorganismos vegetativos, micobacterias, virus, esporas micóticas y algunas bacterianas hasta un nivel apropiado como para permitir un uso seguro de los endoscopios/accesorios en un paciente (desinfección de alto nivel). Esterilización: Destrucción de toda la vida microbiana (no aplicable a los priones). Etapas del reprocesamiento de los endoscopios La mayoría de las directrices para el reprocesamiento de los endoscopios indican los siguientes 6 pasos: 320 Limpieza: Tiene como finalidad remover todo el material inorgánico y orgánico y consiste en la limpieza mecánica de las superficies externa e interna. Esto incluye cepillado y enjuagado de los canales internos con agua estéril, filtrada o potable y detergente. Debe comenzarse la limpieza preliminar antes de desprender el endoscopio de la fuente de luz/video procesador. Luego se debe desmontar las piezas desarmables del endoscopio y, posteriormente, limpiar y enjuagar manualmente todas las superficies externas e internas expuestas. Todos los procesos de desinfección, hechos ya sea manual o automáticamente en una lavadora desinfectante, sólo puede ser eficaz si la limpieza previa fue adecuada. No es posible realizar la desinfección o esterilización eficaz de un instrumento que haya sido limpiado inadecuadamente. El endoscopio debe ser limpiado con un detergente enzimático compatible con el endoscopio inmediatamente después de su uso y antes de la desinfección manual o automática. Enjuague Desinfección: Los errores en el procedimiento de descontaminación, equipos defectuosos y el no seguir las pautas de desinfección son los principales factores que contribuyen a la transmisión de infección durante la endoscopía. Para evitar esto, se requiere una limpieza correcta y una desinfección de alto nivel después de cada uso. El proceso de desinfección elimina la mayoría, si no todos los microorganismos patógenos, con excepción de las esporas bacterianas. Los patógenos, en orden decreciente, que son resistentes a la desinfección/esterilización: Priones: prión de Creutzfeldt-Jakob Esporas bacterianas: Bacillus subtilis, Clostridium difficile. Coccidioides: Cryptosporidium parvum. Micobacterias: Mycobacterium tuberculosis, Mycobacterium terrae. Virus no lipídicos: Poliovirus, virus coxsackie. Hongos: Especie Aspergillus, especie Candida. Bacterias vegetativas: Staphylococcus aureus, Pseudomonas aeruginosa. Virus lipídicos: VIH, virus Herpes, virus de hepatitis B. Habitualmente se logra la desinfección mediante el uso de productos químicos líquidos o pasteurización húmeda. El desinfectante ideal debe ser efectivo contra una amplia gama de agentes, debe ser compatible con los endoscopios, accesorios y reprocesadores de endoscopios, no debe resultar irritante y debe ser seguro para los usuarios, además de permitir una eliminación saludable con el medio ambiente. El glutaraldehído es uno de los desinfectantes más comunes utilizados en las unidades de endoscopia. Es efectivo y relativamente barato y no daña los endoscopios, acGastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 319-322 DESINFECCIÓN Y ESTERILIZACIÓN EN ENDOSCOPÍA - C. Heredia P. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo cesorios o el equipo de procesamiento automatizado. Sin embargo, son comunes las reacciones adversas entre el personal de endoscopia (dermatitis, conjuntivitis, irritación nasal, asma, etc.). El método estándar de desinfección es la inmersión durante 20 minutos en una solución de glutaraldehído al 2%. El ortoftalaldehído (OPA) es un desinfectante alternativo más estable. Es prácticamente inodoro, no emite emanaciones tóxicas y tiene mejor actividad microbactericida que el glutaraldehído al 2%. No parece dañar el equipo, pero al igual que los otros aldehídos puede manchar y tener reacción cruzada con material proteíco. El ácido peracético es un desinfectante altamente efectivo que puede resultar una alternativa adecuada al glutaraldehído. de personal, y fallas en el proceso de desinfección. La contaminación de los frascos de agua con la especie de Pseudomonas es importante. Por lo tanto, debe analizarse los frascos de rutina y descartarse aquellos que resulten infectados. Otro problema tiene que ver con el número limitado de endoscopios en las unidades de endoscopia. Esto exige un tiempo de rotación razonable que dé tiempo para el reprocesamiento de endoscopios, evitando entrar en conflicto con una desinfección eficaz pero engorrosa que lleva mucho tiempo o con los procedimientos de esterilización. Por ejemplo, si bien los detergentes enzimáticos son altamente efectivos, necesitan un tiempo de contacto mínimo de 15 minutos. Enjuague Secado: Los endoscopios generalmente no se secan entre un examen y otro cuando estos son seguidos. El proceso de secado está diseñado para evitar la multiplicación de los microorganismos durante el tiempo que el aparato está guardado. Los pasos de secado finales reducen en gran medida los riesgos de contaminación del endoscopio con microorganismos transportados en el agua. Almacenamiento: Debe asegurarse un correcto secado antes del almacenamiento, puesto que disminuye la tasa de colonización bacteriana. Se debe almacenar los endoscopios en una habitación bien ventilada o un gabinete exclusivo para los endoscopios reprocesados. Aspectos Prácticos Accesorios Si es necesario utilizarlos más de una vez, deben someterse a un ciclo completo de limpieza, desinfección y esterilización entre cada uso. Se utiliza la esterilización mediante métodos físicos o químicos (Ej: presión bajo vapor, calor seco, gas de óxido de etileno, peróxido de hidrógeno, etc). Los endoscopios flexibles no toleran las altas temperaturas de procesamiento y no pueden ponerse en autoclave o ser desinfectados utilizando agua caliente o vapor subatmosférico. Sin embargo, pueden ser esterilizados siempre y cuando hayan sido limpiados minuciosamente y se cumpla con los criterios de procesamiento. Errores en el reprocesamiento Las causas de transmisión de patógenos durante la endoscopía digestiva incluyen la falta de esterilización de la pinza de biopsia entre los pacientes, violación de los protocolos aceptados de reprocesamiento de los endoscopios, y el no observar las prácticas de control de infección general. Hay problemas organizativos que llevan a errores en el reprocesado, fallas administrativas, número insuficiente de endoscopios, falta Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 319-322 La limpieza es el paso crítico en el reprocesamiento de los endoscopios. La adherencia a las pautas de desinfección del endoscopio es un factor clave que determina la seguridad del endoscopio. Deben mantenerse siempre altos estándares de desinfección al igual que entrenamiento a los profesionales de la salud. Norma óptima Pre-limpieza: • Despeje los restos macroscópicos aspirando detergente a través del canal de trabajo (250 ml/min). • Expela toda la sangre, mucus y otros restos. • Enjuague el canal de aire/agua y seque el eje de inserción. • Verifique marcas de mordidas y otras irregularidades en la superficie. • Desconecte el endoscopio de la fuente de luz/vídeo procesador. • Transporte el aparato en un recipiente cerrado a la sala de reprocesamiento. Limpieza: • Realice pruebas de fuga y pruebas de bloqueo. • Limpie todas las superficies, cepille los canales y las válvulas. • Utilice un cepillo y un hisopo o paño descartables. • Renueve la solución de detergente para cada nuevo procedimiento. • Limpie y enjuague el recipiente antes del nuevo procedimiento. Desinfección (reprocesamiento automático): • Limpieza con solución de detergente apropiada. • Enjuague. • Desinfección. • Enjuague final. 321 DESINFECCIÓN Y ESTERILIZACIÓN EN ENDOSCOPÍA - C. Heredia P. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Secado: • Seque con aire comprimido de calidad definida o con un lavado profuso con alcohol al 70%. El alcohol debe estar correctamente almacenado, ya que ocurre evaporación rápidamente al exponerse al aire. Almacenamiento: • Desarme el endoscopio en un placard de almacenamiento bien ventilado. • Asegúrese que las válvulas estén bien secas y lubríquelas de ser necesario. • Guárdelos por separado. Resumen El riesgo de transmisión de infección en procedimientos endoscópicos es muy bajo y la mayoría han sido reportados durante los años 80. Se han descrito transmisión principalmente bacteriana, aunque también algunos casos, infección por virus hepatitis B y C. La mayoría de los casos son asociados a prácticas inadecuadas de reprocesamiento por lo que actualmente existen guías internacionales de limpieza y Referencias 1.- Shaukat A, Nelson DB. Risks of infection from gastrointestinal endoscopy. Tech Gastrointest Endosc 2007; 9: 225-32. 2.- Nelson DB, Muscarella L. Current issues in endoscope reprocessing and infection control during gastrointestinal endoscopy. World J Gastroenterol 2006; 12 (25): 3953-64. 3.- Beilenhoff U, Neumann CS, Rey JF, et al. ESGE-ESGENA guideline: Cleaning and disinfection in gastrointestinal endoscopy. Endoscopy 2008; 40: 939-57. 4.- Rey JF, Bjorkman D, Duforest-Rey D, et al. WHO Practice Guidelines: Directrices 322 5.- 6.- 7.- 8.- desinfección de endoscopios, los cuales incluyen técnicas de limpieza, enjuague, desinfección, secado y almacenamiento. La limpieza es el paso crítico en el reprocesamiento de los endoscopios y debe realizarse siempre antes de la desinfección. Todos los procesos de desinfección pueden fracasar si la limpieza ha sido inadecuada. La adherencia a las directrices de desinfección es un factor clave que determina la seguridad del endoscopio. Si bien pueden variar las circunstancias, el entrenamiento y los recursos locales, siempre deben mantenerse altos estándares de desinfección. En general, se pueden remover todos los microorganismos, salvo excepciones como los priones en la variante de enfermedad de Creutzfeldt-Jacob. Aunque no hay casos reportados de transmisión, en estos casos es necesario tomar conductas especiales en cuanto al uso de los endoscopios. Es importante monitorear la eficacia del procedimiento de desinfección a intervalos regulares. Además, todo el personal de la salud en una unidad de endoscopía debe recibir entrenamiento en las medidas de control estándar incluyendo aquellas diseñadas para proteger tanto a los pacientes como a los trabajadores de la salud. Palabras clave: Endoscopia, desinfección, detergentes. Prácticas para la desinfección de Endoscopios. En internet: www.who.org. Cowan RE, Manning AP, Ayliffe GA, et al. Aldehyde disinfectants and health in endoscopy units. Gut 1993; 34: 1641-5. Working Party of the British Society of Gastroenterology Endoscopy Committee. Cleaning and disinfection of equipment for gastrointestinal endoscopy. Gut 1998; 42: 585-93. Bramble MG, Ironside JW. CreutzfeldtJakob disease: implications for gastroenterology. Gut 2002; 50: 888-90. Head MW, Ironside JW. vCJD and the gut: implications for endoscopy. Gut 2007; 56: 9-11. 9.- Cowen A, Jones D. Infection control in endoscopy. En Cotton P, editores. Advanced Digestive Endoscopy: Practice and Safety. 2008: 130-72. 10.- Ciancio A, Manzini P, Castagno F, et al. Digestive endoscopy is not a major risk factor for transmitting hepatitis C virus. Ann Intern Med 2005; 142: 903-9. 11.- Nelson DB. Recent advances in epidemiology and prevention of gastrointestinal endoscopy related infections. Curr Opin Infect Dis 2005; 18: 326-30. 12.- Seoane-Vázquez E, Rodríguez-Monguio R. Endoscopy-related infection: relic of the past? Curr Opin Infect Dis 2008; 21: 362-6. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 319-322 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 323-327 Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Infección por Helicobacter pylori Alberto Espino E. Helicobacter pylori infection Infection with H. pylori affects around 50% of the world population. It has a low relative frequency (2040%) in developed countries and a high frequency (70-90%) in developing countries. Chile has an estimated frequency of 73-78%. Its presence is invariably associated with histologic gastritis of varying severity, usually asymptomatic. Less than 10% will develop a peptic ulcer (PU), gastric or duodenal and less than 1% of gastric cancer (GC) adenocarcinoma or MALT lymphoma. It is also suggested, although weakly supported, its association with extra-digestive diseases (iron deficiency anemia, idiopathic thrombocytopenic purpura and rosacea, etc.). Based on several international consensus and guidance we can determine that there are established indications for diagnosis and treatment, and others that are controversial. The established indications are 1) PU, gastric or duodenal, active or not, complicated or not, with or without intercurrent use of NSAIDs 2) MALT lymphoma and 3) gastric adenocarcinoma after endoscopic resection or partial gastrectomy. A meta-analysis of controlled clinical trials developed in countries with high incidence of CG, concluded that eradication of H. pylori reduces the risk of CG, even in patients with pre-neoplastic lesions (gastric atrophy or intestinal metaplasia) established. The first-line therapy most recommended is triple therapy based on proton pump inhibitors with amoxicillin/metronidazole and clarithromycin for 7-14 days. The second-line therapies include: 1) standard triple therapy not previously used, 2) sequential therapy 3) bismuth-based quadruple therapy, 4) levofloxacin or furazolidone based triple therapy. Key words: Helicobacter pylori, epidemiology, eradication, prevention of gastric cancer. Introducción En el año 1984 Marshall y Warren, publicaron su investigación inicial respecto al cultivo en mucosa gástrica humana de una bacteria Gram negativa, conocida actualmente como Helicobacter pylori (H. pylori) y demostraron su rol etiopatogénico en la úlcera péptica (UP). Su trabajo generó una revolución en la comprensión y tratamiento de patologías digestivas tan importantes como UP y cáncer gástrico (CG), por lo que fueron premiados con el Nobel en Fisiología y Medicina 2005. Recientemente se ha demostrado que el H. pylori, ha “coevolucionado” con el Homo sapiens, y existen pruebas de que ambas especies han estado íntimamente asociadas antes de los fenómenos migratorios que partieron de África y que son el origen de la distribución actual del ser humano. El único reservorio de H. pylori es el Homo sapiens, y las complejas variaciones en las relaciones entre la bacteria y el huésped, que en ocasiones acaban en enfermedad, son el resultado de la diversidad de ambos y de las interacciones con otros factores ambientales. A continuación analizaremos la epidemiología, Departamento de Gastroenterología Pontificia Universidad Católica de Chile. Recibido: 13 de abril de 2010 Aceptado: 15 de abril de 2010 Correspondencia a: Alberto Espino E. Marcoleta 367, Santiago-Chile Fono: (56) 2 3543820 E-mail: aespino@med. puc.cl patogenia, enfermedades asociadas, diagnóstico y tratamiento, de tal vez, la más importante infección que afecta al tubo digestivo humano. Epidemiología La infección por H. pylori afecta aproximadamente al 50% de la población mundial. Presenta una baja frecuencia relativa (20-40%) en países desarrollados y una alta frecuencia (70-90%) en países en desarrollo. Estas diferencias se relacionan con los niveles de saneamiento ambiental, hacinamiento y nivel socioeconómico, que son los principales factores de riesgo de adquirir la infección. En Chile, destacan dos estudios respecto a su frecuencia, uno en población adulta asintomática alcanzando el 73%, con una frecuencia significativamente más alta en comunas con mayor frecuencia relativa de CG; y otro en pacientes sintomáticos con patología gastroduodenal benigna (N = 5.664), con una frecuencia global de 78% y según patología, respecto a endoscopia alta normal, fue úlcera duodenal (UD) 86,6%, OR 2,1 (IC 95% 1,5-2,8) p < 0,001; úlcera 323 INFECCIÓN POR Helicobacter pylori - A. Espino E. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo gástrica (UG) 81,4%, OR 1,8 (IC 95%: 1,4-2,4) p < 0,001; gastropatía erosiva 79,9%, OR 1,4 (IC 95% 1,03-1,8) p < 0,05 y esofagitis erosiva 77,4%, OR 1,1 (IC 95% 0,9-1,3) p = NS. La infección por H. pylori se adquiere mayoritariamente en la infancia y parece ocurrir persona a persona; no se ha logrado identificar un reservorio ambiental significativo. Se han propuesto dos vías de transmisión, fecal-oral y la vía oro-oral o gastro-oral. Su presencia se asocia invariablemente a una gastritis histológica de intensidad variable, generalmente asintomática y sin alteraciones endoscópicas significativas. Menos del 10% desarrollará una UP (gástrica o duodenal) y menos del 1% un CG (adenocarcinoma o linfoma). Patogenia H. pylori es una bacteria Gram (-), espiroidea, flagelada (4-6 flagelos), capaz de sobrevivir a la acidez gástrica por la acción específica de la enzima ureasa, la cual metaboliza la urea del lumen gástrico generando amonio, lo que eleva el pH a su alrededor y le permite sobrevivir. El H. pylori se moviliza a través de la capa de mucus y alcanza la superficie apical de las células del epitelio gástrico. La pared bacteriana expresa moléculas que reconocen otras presentes en la célula epitelial gástrica y que le sirven como factores de adherencia, pero sin invadir la mucosa y todos los efectos posteriores son indirectos, debido a sus productos y a la respuesta inmune del huésped. El pH óptimo para su desarrollo varía entre 4,5 y 5,5; por lo que su ubicación más habitual es el antro, sin embargo, puede extenderse por toda la superficie del estómago e incluso a zonas de metaplasia gástrica en el bulbo duodenal, lo que tiene importancia en la patogenia de la UD. Los múltiples mecanismos de patogenicidad, se pueden agrupar en aquellos dependientes de la bacteria (como su motilidad, las adhesinas que posee y la capacidad de producción de ureasa y catalasa, su fenotipo CagA y VacA), del huésped (principalmente factores inmunogenéticos) y del ambiente (tabaquismo, toma de antiinflamatorios no esteroideos [AINE], sal, nitratos, proporción de verduras en la dieta, vitamina C, vitamina A y otros factores no conocidos). Dentro de los factores de virulencia de la bacteria destacan los fenotipos VacA y CagA. El gen vacA, altamente conservado y presente en la mayoría de las cepas, codifica una citotoxina vacuolizante (VacA), capaz de inducir la formación de vacuolas en numerosas células epiteliales. El gen vacA posee regiones variables, asociadas a diferencias en la producción de la citotoxina. Cepas que expresan el alelo s1 se asocian con UP, mayor inflamación gástrica y mayor producción de citotoxina, comparadas con cepas s2. 324 El gen cagA, codifica la proteína CagA, este gen es un marcador de una región del genoma de H. pylori llamado “islote de patogenicidad” (PAI). El PAI codifica alrededor de 30 genes distintos, que modulan la respuesta inflamatoria local, la producción de citoquinas y las consecuencias de la infección mediante mecanismos no bien determinados. Existe correlación ente la presencia de cagA y el riesgo de UP. Entre 80-95% de los pacientes ulcerosos o con CG están infectados por cepas de H. pylori CagA(+), pero la frecuencia de CagA(+) en población general supera el 60%, lo que lo hace poco útil como único predictor de patología clínicamente significativa. Probablemente, para cada proceso patológico final son necesarios varios pasos a los que puede contribuir el conjunto de factores genéticos (del huésped y de la bacteria) y ambientales. El momento de la infección puede ser también decisivo, ya que el sistema inmunológico y otros factores ambientales no son iguales a todas las edades. Enfermedades asociadas Se ha demostrado una fuerte asociación, sustentada en pruebas epidemiológicas, clínicas y experimentales, entre la infección por H. pylori y la gastritis crónica, UP, adenocarcinoma gástrico y el linfoma gástrico del tejido linfoide asociado a la mucosa (MALT). Más controvertida es la asociación entre la infección por H. pylori con dos entidades de gran prevalencia: la enfermedad por reflujo gastroesofágico (RGE) y la dispepsia funcional. En ambos casos, la mayoría de las publicaciones de calidad no han logrado demostrar que esta asociación sea de causa-efecto ni que la erradicación del H. pylori tenga un claro efecto favorable sobre la evolución de los pacientes. Se ha sugerido, además, una relación entre la infección por H. pylori y un sinnúmero de patologías extra-digestivas (anemia ferropriva, púrpura trombocitopénico idiopático (PTI), rosácea, enfermedad coronaria, patología hepatobiliar, Parkinson, tiroiditis autoinmune, diabetes, insulinoresistencia, entre otras). Sin embargo, las pruebas son en la mayoría de los casos, muy débiles metodológicamente y es difícil extraer conclusiones. La existencia de una relación epidemiológica (o incluso causal) no prueba, sin embargo, que tratar la infección sea beneficioso para el paciente. Sólo los ensayos clínicos controlados pueden responder a la pregunta esencial para el clínico: ¿debo tratar la infección? Y sólo si la respuesta es positiva está justificado buscar la infección. Diagnóstico Los test diagnósticos para evaluar la presencia de infección por H. pylori se pueden clasificar en directos Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 323-327 INFECCIÓN POR Helicobacter pylori - A. Espino E. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo (demuestran la presencia de la bacteria) e indirectos (sugieren la presencia indirectamente por la presencia de su actividad metabólica, especialmente su potente actividad ureasa; o bien al comprobar la reacción inmunológica del huésped por la presencia de anticuerpos). También pueden clasificarse en invasivos y no-invasivos, según requieran o no el uso de endoscopia. Todos los métodos descritos presentan ventajas y desventajas, en relación a disponibilidad, rapidez en resultados, costo y precisión diagnóstica (Tabla 1). Es importante asegurar que los pacientes sometidos a las pruebas más ampliamente usadas, tales como, el test rápido de ureasa (TRU) o prueba de aire espirado, no hayan recibido tratamiento con inhibidores de bomba de protones (IBP) como mínimo 2 semanas antes del examen, ni tampoco antibióticos (AB) concomitantemente. Considerar también que la presencia de sangre disminuye considerablemente la sensibilidad del TRU. Indicaciones de diagnóstico y tratamiento Existe una enorme cantidad de información disponible en literatura médica respecto a este tema, con diferencias poblacionales. Afortunadamente, hoy disponemos de varias fuentes recientes que sistematizan los datos disponibles con metodología de medicina basada en la evidencia, en guías de consensos de manejo y revisiones sistemáticas, tales como: Second Asia-Pacific Consensus (2009), American College of Gastroenterology Guidelines (2007), World Gastroen- terology Organisation Practice Guidelines (2006) y The Maastricht III Consensus Report (2005). Basados en estos consensos podemos establecer que existen indicaciones claramente establecidas y otras controvertidas, pero generalmente aceptadas: Indicaciones establecidas: 1) UP, gástrica o duodenal, activa o no, complicada o no, con o sin AINE intercurrentes. 2) Linfoma MALT gástrico o duodenal. Terapia única en MALT de bajo grado, con compromiso superficial de la pared del estómago. 3) Adenocarcinoma gástrico posterior a gastrectomía parcial o resección endoscópica. Indicaciones controvertidas: 4) Antecedente familiar de primer grado de CG. 5) Demostración de lesión pre-neoplásica (atrofia gástrica o metaplasia intestinal). 6) Dispepsia no investigada, en menores de 40 años, sin antecedentes de CG familiar, sin signos clínicos de alarma, siguiendo la estrategia “test and treat”. 7) Dispepsia funcional. 8) Necesidad de tratamiento crónico con AINE. 9) Enfermedades extra-digestivas (Rosácea, PTI, anemia ferropriva inexplicable). 10) Personas asintomáticas con test diagnóstico positivo para Hp (deseo del paciente). Considerar que las indicaciones establecidas son Tabla 1. Test diagnósticos en infección por H. pylori Test diagnóstico Sensibilidad (%) Especificidad (%) Ventajas/Desventajas Utilidad 95-100 > 95 Bajo costo, rápido, disponible. Uso de antibióticos, IBP, bismuto y sangre disminuye su sensibilidad Pacientes sintomáticos sometidos a endoscopia. Histología > 90 100 Alto costo, disponible. Uso de AB, IBP y bismuto disminuyen su sensibilidad En UG (tomar biopsias antrales). Test confirmatorio post-test de ureasa Cultivo 50-90 100 Alto costo, baja disponibilidad en práctica clínica (En Chile no disponible). Técnicamente demandante Orienta esquema AB post-fracaso terapéutico Aire espirado C13/C14 > 95 90-95 Disponible, C14 no en embarazadas o niños, C13 requiere comida de prueba. Uso de AB, IBP y bismuto disminuyen su sensibilidad Elección para confirmar erradicación 6 semanas post- tratamiento Serología IgG 80-90 70-90 Bajo costo, rápido, no se altera con uso de antibióticos e IBP. Test comerciales poco confiables en poblaciones distintas a las originales. Resultados positivos pueden persistir por meses luego de erradicación Estudios epidemiológicos. Diagnóstico en niños Antígenos en deposiciones > 90 95 Rendimiento no comprobado luego de tratamiento AB Diagnóstico inicial no invasivo. Uso post tratamiento requiere más información Invasivos Test rápido de ureasa No invasivos Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 323-327 325 INFECCIÓN POR Helicobacter pylori - A. Espino E. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo obligatorias de tratamiento, debido a su demostrado beneficio, en cambio, que las indicaciones controvertidas presentan un beneficio principalmente epidemiológico, por lo que se sugiere una evaluación individualizada, discutiendo riesgos, beneficios y costos en cada paciente. Además, el uso indiscriminado de antibióticos aumenta la resistencia bacteriana y puede tener efectos indeseados que en ocasiones son intensos y obligan a abandonar prematuramente el intento de erradicación. clínicos controlados realizados en países con alta incidencia de CG, principalmente en Asia, concluye que la erradicación de H. pylori disminuye leve, pero significativamente el riesgo de CG en tratados (1,1%) comparados con no tratados-control (1,7%), con un seguimiento de 4 a 10 años. El riesgo relativo para CG fue 0,65 (95% IC, 0,43 a 0,98). Destaca que el beneficio de erradicar incluso se lograría en pacientes con lesiones pre-neoplásicas (atrofia gástrica y/o metaplasia) ya establecidas. Prevención de cáncer gástrico Tratamiento La asociación entre infección crónica por H. pylori y desarrollo de CG está bien establecida. La IARC (International Agency for Research on Cancer) ha categorizado al H. pylori como un carcinógeno tipo 1 (definitivo). El mecanismo estaría mediado por una metilación aberrante del ADN en las células epiteliales gástricas. El modelo de Pelayo Correa de desarrollo del CG sugiere una progresión en etapas desde infección, gastritis crónica, atrofia glandular, metaplasia intestinal, displasia y finalmente adenocarcinoma. Recientemente, un meta-análisis de estudios Actualmente la terapia de primera línea más recomendada es la triple terapia basada en IBP con amoxicilina/metronidazol y claritromicina por 7-14 días. Múltiples estudios, incluido un meta-análisis, sugieren que la efectividad aumenta si la duración del tratamiento se prolonga por 14 días vs 7 días. La tasa de erradicación esperable es cercana al 85%, aunque ha tendido a la baja. Un reciente estudio clínico en Chile no demostró diferencias significativas entre 14 vs 7 días (usando Omeprazol-Amoxicilina-Claritromicina), 85,5% vs 78,3% respectivamente (n = 0,37). El factor más frecuente de fracaso del tratamiento es la resistencia a antibióticos y la mala adherencia. Por esto, es importante considerar las tasas de resistencia al momento de elegir o remplazar antibióticos. A nivel mundial estas tasas son: metronidazol (5080%), claritromicina (5-25%), tetraciclina (0-5%) y amoxicilina (0-1%). Algunos grupos son más difíciles de erradicar, los fumadores y los con endoscopia normal (sin úlcera). También influirían diferencias genéticas en el metabolismo de los IBP condicionado por el polimorfismo genético del CYP2C19. En un reciente meta-análisis, la terapia secuencial consistente en 5 días de IBP más amoxicilina, seguido por 5 días de IBP más claritromicina y tinidazol/ metronidazol ha demostrado ser mejor que la triple terapia en erradicar H. pylori. Ésta es una prometedora terapia, pero son necesarios más estudios en diferentes regiones antes de ser recomendado como primera línea de tratamiento. En caso de fracaso al tratamiento de primera línea se debe considerar re-evaluar la indicación de erradicación. Si la indicación es discutible, discutir con el paciente los riesgos, los beneficios y factores de fracaso del tratamiento. Luego si decide re-tratar debe evaluar una segunda línea de tratamiento como: 1) terapia estándar triple no usada previamente; 2) terapia secuencial; 3) terapia cuádruple basada en bismuto; 4) terapia triple “sustituida” basada en levofloxacino o furazolidona (Tabla 2). La frecuencia de reinfección luego de un tratamiento efectivo es baja. En Chile, alcanza 15% a 3 años y la mayoría corresponden a recurrencias dentro del Tabla 2. Esquemas de tratamiento de la infección por H. pylori Primera línea Terapia triple • Inhibidor bomba de protones (IBP) + amoxicilina 1 g/12 horas + claritromicina 500 mg/12 horas de 7 a 14 días • (Alergia a PNC) IBP + metronidazol 500 mg/12 horas + claritromicina 250 mg/12 horas de 7 a 14 días Segunda línea Terapia estándar triple no usada previamente • Remplazar ATB: metronidazol >> claritromicina >> amoxicilina Terapia secuencial (10 días) • IBP + amoxicilina 1 g/12 horas durante 5 días + • IBP + claritromicina 500 mg/12 horas + metronidazol 500 mg/12 horas durante 5 días Terapia cuádruple: más bismuto • Bismuto 240 mg/6 horas + IBP + metronidazol 500 mg/12 horas + tetraciclina 500 mg/6 horas durante 10-14 días Terapia triple “sustituida”: levofloxacino o furazolidona 326 • IBP + levofloxacino 500 mg/12 horas + amoxicilina 1 g/12 horas de 10 días • IBP + furazolidona 200 mg/12horas + amoxicilina 1g/12 horas de 10 días Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 323-327 INFECCIÓN POR Helicobacter pylori - A. Espino E. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo primer año, probablemente debidas al fracaso inicial del tratamiento de primera línea. Resumen La infección por H. pylori afecta aproximadamente al 50% de la población mundial. Presenta una baja frecuencia relativa (20-40%) en países desarrollados y una alta frecuencia (70-90%) en países en desarrollo. En Chile, su frecuencia se estima entre 73-78%. Su presencia se asocia invariablemente a una gastritis histológica de intensidad variable, generalmente asintomática. Menos del 10% desarrollará una úlcera péptica (UP) gástrica o duodenal y menos del 1% un cáncer gástrico (CG) adenocarcinoma o linfoma MALT. Se ha sugerido también, aunque débilmente, su asociación con patologías extra-digestivas (anemia ferropriva, púrpura trombocitopénico idiopático y rosácea, entre otras). Basados en varios consensos y guías internacionales podemos establecer que existen indicaciones establecidas de diagnóstico y Referencias 1.- Marshall BJ, Warren JR. Unidentified curved bacilli in the stomach of patients with gastritis and peptic ulceration. Lancet 1984; 1: 1311-5. 2.- Linz B, Balloux F, Moodley Y, et al. An African origin for the intimate association between humans and Helicobacter pylori. Nature 2007; 445: 915-8. 3.- Johannes GK, Arnoud HM, Ernst JK. Pathogenesis of Helicobacter pylori Infection. Clin Microbiol Rev 2006; 19: 449-90. 4.- Vakil N, Megraud F. Eradication Therapy for Helicobacter pylori. Gastroenterology 2007; 133: 985-1001. 5.- Ferreccio C, Rollán A, Harris PR, Serrano C, Gederlini A, Margozzini P, et al. Gastric cancer is related to early Helicobacter pylori infection in a highprevalence country Cancer Epidemiol Biomarkers Prev 2007; 16: 662-7. 6.- Ortega JP, Espino A, Calvo A, Verdugo P, Pruyas M, Nilsen E, et al. Infección por Helicobacter pylori en pacientes sintomáticos con patología gastroduodenal benigna. Análisis de 5664 pacientes. Rev Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 323-327 tratamiento, y otras controvertidas. Las indicaciones establecidas son: 1) UP, gástrica o duodenal, activa o no, complicada o no, con o sin antiinflamatorios no esteroidales (AINE) intercurrentes; 2) linfoma MALT y 3) adenocarcinoma gástrico posterior a gastrectomía parcial o resección endoscópica. Un meta-análisis de estudios clínicos controlados realizados en países con alta incidencia de CG, concluye que la erradicación de H. pylori disminuye el riesgo de CG, incluso en pacientes con lesiones pre-neoplásicas (atrofia gástrica y/o metaplasia intestinal) establecidas. La terapia de primera línea más recomendada es la triple terapia basada en inhibidores de bomba de protones con amoxicilina/metronidazol y claritromicina por 7-14 días. Las terapias de segunda línea consisten en: 1) terapia estándar triple no usada previamente; 2) terapia secuencial; 3) terapia cuádruple basada en bismuto; 4) terapia triple basada en levofloxacino o furazolidona. Palabras clave: Helicobacter pylori, epidemiología, erradicación, prevención de cáncer gástrico. Med Chile 2010 (en prensa). 7.- Riquelme A, Soza A, Pedreros C, Bustamente A, Valenzuela F, Otarola F, et al. Optimal length of triple therapy for H. pylori eradication in a population with high prevalence of infection in Chile. World J Gastroenterol 2007;13: 2967-72. 8.- Rollan A, Giancaspero R, Fuster F, Acevedo C, Figueroa C, Hola K, et al. The long-term reinfection rate and the course of duodenal ulcer disease after eradication of Helicobacter pylori in a developing country. Am J Gastroenterol 2000; 95: 50-6. 9.- Fuccio L, Zagari R, Eusebi L, Laterza L, Cennamo V, Ceroni L, et al. Meta-analysis: Can Helicobacter pylori eradication treatment reduce the risk for gastric cancer? Ann Intern Med 2009; 151: 121-8. 10.- Moayyedi P, Soo S, Deeks J, Delaney B, Harris A, Innes M, et al Eradication of Helicobacter pylori for non-ulcer dyspepsia. Cochrane Database Syst Rev 2006; CD002096. Disponible en: www.cochrane.org [Consultado el 20 de septiembre de 2009]. 11.- Gwee KA, Leyan T, Wong RK, Ho KY, Sutedja DS, Yeoh KG. The response of Asian patients with functional dyspepsia to eradication of Helicobacter pylori infection. Eur J Gastroenterol Hepatol 2009; 21: 417-24. 12.- Chey W, Wong B. American College of Gastroenterology Guideline on the Management of Helicobacter pylori Infection. Am J Gastroenterol 2007; 102: 1808-25. 13.- Malfertheiner P, Megraud F, O’Morain C, Bazzoli F, El-Omar E, Graham D, et al. Current concepts in the management of Helicobacter pylori infection: the Maastricht III Consensus Report. Gut. 2007; 56: 772-81. 14.- Fock M, Katelaris P, Sugano K, Ang Tiing, Hunt R, Talley N, et al. Second Asia–Pacific Consensus Guidelines for Helicobacter pylori infection. J Gastroenterol Hepatol 2009; 24: 1587-600. 15.- Gatta L, Vakil N, Leandro G, Di Mario F, Vaira D. Sequential therapy or triple therapy for Helicobacter pylori infection: systematic review and metaanalysis of randomized controlled trials in adults and children. Am J Gastroenterol 2009; 104: 3069-79. 327 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 328-331 Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Diarrea del viajero: Prevención y tratamiento Eugenia Morales F. Departamento de Gastroenterología Pontificia universidad Católica de Chile. Recibido: 28 de marzo de 2010 Aceptado: 01 de abril de 2010 Correspondencia a: Eugenia Morales Figueroa Marcoleta 367, Santiago Fono: 3543820 E-mail: nonoymorales@gmail. com Traveler’s diarrhea: Prevention and treatment Traveler’s diarrhea (TD) affects 34 millions of people who travel to developing countries each year. Destination represents the single most important risk factor for developing TD. By far, the most frequent etiologic agents are bacterial pathogens (enterotoxigenic Escherichia coli, enteroaggregative E. coli, Campylobacter, Salmonella). Reduction in the rate of diarrhea maybe possible by avoiding contaminated foods and beverages. A more effective preventive strategy is daily administration of antibiotics during trips to areas where the risk of TD is high. Rifaximine, a recently approved non-absorbable antibiotic, can be used for the treatment of TD in regions where non invasive E. coli is the predominant pathogen. In areas where invasive organism such as Campylobacter and Shigella are common, fluoroquinolones remain the drug of choice. Azythromycin is recommended in areas with quinolone-resistant Campylobacter and for treatment of children and pregnant women. Key words: Traveler’s diarrhea, enterotoxigenic E. coli. Introducción Se estima que aproximadamente 170 millones de personas viajan cada año a países en vías de desarrollo. De éstos, 20-50% experimentan diarrea producto de la ingesta de alimentos contaminados con materia fecal. Estos episodios de diarrea son en su mayoría leves, sin embargo, una de cada cinco personas que experimenta diarrea durante el viaje debe permanecer en cama por más de un día y un tercio debe modificar sus actividades, lo que conlleva costos económicos importantes. La diarrea del viajero (DV) o del turista está definida como la presencia de 3 o más deposiciones líquidas en 24 h, asociada al menos a uno de los siguientes síntomas: fiebre, dolor abdominal, náuseas, vómitos, tenesmo, sangre en las deposiciones. Por convención se refiere a personas que viven en países desarrollados y que viajan a países en vías de desarrollo. En su gran mayoría aparece en las dos primeras semanas del viaje (90%) y dura entre 3 a 5 días (sin tratamiento). Hasta 10% de las personas que sufren DV pueden desarrollar síndrome de intestino irritable postinfeccioso que pude durar hasta 6 años. También se han descrito episodios de artritis reactiva en personas susceptibles. El impacto de la DV puede ser reducido a través 328 de la educación, prevención y manejo oportuno de los episodios, permitiendo que los viajes sean más seguros y evitando complicaciones a largo plazo. Epidemiología Destinación del viaje La destinación de viaje representa el factor de riesgo más importante para desarrollar DV: 1. Las regiones de alto riesgo (40%) incluyen: América Latina, África, Sudeste Asiático. 2. Riesgo intermedio (8-15%): China, sur de Europa, Israel, Sudáfrica, Rusia, Jamaica, América del Sur, Tailandia. 3. Los países de bajo riesgo (< 5%) son Canadá, EE.UU., Australia, Nueva Zelandia, Japón, norte de Europa. Otros factores de riesgo de DV son: Tipo de comida La comida y bebida es la principal fuente de patógenos entéricos, por lo tanto, se debe disminuir la exposición a comidas de riesgo: 1. Alimentos seguros: Comida y bebidas preparadas a altas temperaturas (> 59 °C), bebidas envasadas, frutas peladas, comida preparada en el propio hotel. DIARREA DEL VIAJERO: PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO - E. Morales F. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo 2. Alimentos de seguridad intermedia: Tortillas, pan, mantequilla, salsas, jugos de frutas, comida del avión, hielo. 3. Alimentos inseguros: Frutas sin pelar, verduras, tomates, salsas calientes, comida mantenida a temperatura ambiente, comida rápida, hamburguesas. Edad La DV es más frecuente en niños y adultos jóvenes (21-29 años). Estos últimos probablemente por falta de vigilancia de lo que consumen. No hay diferencias de género. Características del huésped Se ha observado una mayor frecuencia en los siguientes grupos: 1. Personas con aclorhidria y consumo crónico de IBP. 2. Inmunodeprimidos. 3. Susceptibilidad genética. Etiología Los principales agentes etiológicos de la DV son las bacterias (50-80%) y de ellas la E. coli enterotoxigénica (ETEC) es la más importante (20-50%). Tanto la destinación y la estación del año modifican el agente predominante. La infección por ETEC es la causa más frecuente en América Latina, mientras que el Campylobacter jejuni es más común en el sureste de Asia, especialmente en Tailandia (5-30%). Salmonella y Shigella representan entre 5 y 15% de todas las causas de diarrea. Los virus (norovirus, rotavirus y adenovirus entéricos) causan entre el 2 y el 27% de las DV. Giardia intestinalis se ha aislado particularmente en regiones montañosas de América del Norte y Rusia. Entamoeba histolytica, Cryptosporidium parvum y Cyclospora cayetanensis son menos frecuentes, pero deben ser consideradas en viajeros que regresan de Perú, India, Nepal. Existe 10-50% de los episodios de DV en que no se encuentra agente etiológico, pero la gran mayoría se trata de enfermedades autolimitadas y responden bien a terapia antibiótica empírica. Manifestaciones clínicas La DV aparece en su gran mayoría en las dos primeras semanas del viaje, especialmente en la primera. Los síntomas generalmente son leves (entre 4 y 5 deposiciones al día y sin fiebre) y la duración promedio es de 3-5 días sin tratamiento. Síndrome disentérico aparece en 5-10% de los Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 328-331 casos y hospitalización es requerida en 1% de los casos. El 8-15% de los pacientes se mantienen sintomáticos por más de 1 semana y 2% desarrolla diarrea de 1 mes o más. En este último caso se debe investigar la presencia de protozoos como agentes etiológicos Prevención de DV Con respecto a la prevención de la DV se puede hablar de tres áreas importantes: 1. Prevención a la exposición de patógeno. 2. Quimioprofilaxis. 3. Inmunoprofilaxis. Quimioprofilaxis Antibióticos/probióticos Antibióticos: El uso profiláctico de antibióticos ha demostrado disminuir la duración del episodio diarreico, permitiendo a los pacientes retomar sus actividades3. Sin embargo, debido al riesgo de desarrollar resistencia bacteriana, se ha planteado la QP en determinadas circunstancias: 1. Condición médica de base: Pacientes con riesgo de descompensar enfermedad de base debido al episodio diarreico, por ej. DM Insulinodependiente, enfermedad inflamatoria intestinal. 2. Tipo e importancia del viaje: Viajes de políticos, músicos, deportistas. 3. Pacientes con mayor susceptibilidad a la infección: Antecedente de DV previo, pacientes aclorhidria, gastrectomizados. Antibióticos recomendados en prevención DV: 1. Subsalicilato de bismuto: Tiene un 65% de efectividad en prevenir DV; se usan dosis de 2,1 g al día (8 tabletas de 262 mg). Se han reportado efectos adversos como tinitus y encefalopatía. El SSB tiene propiedades antiinflamatorias, antisecretoras y antibacterianas. 2. Fluorquinolonas: > 80% de efectividad en prevención, pero disminuye drásticamente la flora coliforme (aumenta riesgo de infección Clostridium difficile); riesgo de desarrollar resistencia; no cubre Campylobacter. Dosis de 500 mg/día de ciprofloxacino o levofloxacino. 3. Rifaximina: 72-77% de efectividad, libre de efectos adversos ya que se absorbe menos de 0,4%. Dosis de 200 mg al día. Se recomienda tomar la primera dosis de antibióticos con la primera comida del lugar de destino y la última dosis con la comida de regreso en el avión en viajes no mayores de 3 semanas. 329 DIARREA DEL VIAJERO: PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO - E. Morales F. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Tabla 1. E. coli ET Prevención Quinolonas, rifaximina Inmunización Dukoral, VTC* Tratamiento Quinolonas, rifaximina Campylobacter Salmonella Shigella Azitromicina Quinolonas Quinolonas ¿Dukoral? Azitromicina Quinolonas Virus rotavirus Quinolonas Síntomas *Vacuna transcutánea ETEC. Probióticos en QP Los probióticos han sido ampliamente estudiados en la DV por su potencial efecto en disminuir la disponibilidad de nutrientes y reducir el ph intraluminal (prevenir colonización). Sin embargo, el nivel de prevención que se logra es modesto (< 40%), por lo que no existe recomendación formal a usarlos. deposiciones en 8 h), especialmente si se asocia a vómitos, fiebre, sangre en deposiciones. Los antibióticos disminuyen la duración de la diarrea (de 90 a 30 h) y el tiempo de incapacidad. Para la elección del antibiótico considerar: patología asociada, edad, embarazo, alergias, itinerario del viaje. Inmunoprofilaxis Debido a la gran prevalencia de ETEC como agente causal de DV y a que las personas que viven en países de endemia para ETEC son inmunes, se han investigado posibles vacunas con el fin de estimular la producción de anticuerpos protectores. Tipos de antibióticos en tratamiento de DV 1. Quinolonas: Drogas de elección (ciprofloxacino, norfloxacino, ofloxacino, levofloxacino). Terapia por 3 días es suficiente. 2. Azitromicina: Droga de primera elección en zonas de elevada prevalencia a la infección por C. jejuni (Tailandia); en niños de 2-8 años y embarazadas. 3. Rifaximina: Estudios recientes demuestran se efectividad en el tratamiento de DV (similar al de quinolonas). Se debe limitar su uso cuando se sospechan agentes invasivos. La dosis habitual es 400 mg al día por 3 días. Tipos de vacunas Existen en investigación dos tipos de vacunas: 1. Vacuna oral llamada “Dukoral”: Cepas inactivas de Vibrio cholerae combinada con subunidad de la toxina termosensible de ETEC. Se administran 2 dosis orales previas al viaje. Disponible en Canadá y Europa. 2. Vacuna transcutánea: Se administra la toxina termosensible de la ETEC purificada. Tratamiento Considerando que la mayoría de los episodios de DV son leves, se ha enfocado el manejo al control de síntomas y minimizar la duración de la enfermedad: 1. Evitar la deshidratación: Especialmente en niños, ancianos y embarazadas. 2. Loperamida: Disminuye la peristalsis y aumenta la absorción intestinal. No debe usarse en: niños menores de 2 años, episodios severos de DV y con síndrome disentérico (sospecha de agentes invasivos). Sólo recomendada como droga única en diarrea leve. 3. Subsalicilato de bismuto: Reduce el número de deposiciones y la duración de la enfermedad en 50%. Sin embargo, se debe considerar el alto número de comprimidos/día (8), puede interferir con la absorción de otros fármacos y la posibilidad de reacciones adversas. 4. Antibióticos: Son la droga clave en el tratamiento de la DV moderada - severa (> o igual a 3 330 Resumen La diarrea del viajero (DV) afecta a 34 millones de personas que viajan a países en desarrollo todos los años. El destino representa el factor de riesgo más importante para el desarrollo de DV. Por mucho, los agentes etiológicos más frecuentes son bacterias patógenas (Escherichia coli enterotoxigénica, Escherichia coli enteroagregativa, Campylobacter, Salmonella). La reducción en la tasa de diarrea sería posible al evitar el consumo de alimentos y bebestibles contaminados. Una estrategia preventiva más eficaz consiste en administrar antibióticos todos los días durante viajes a áreas en que el riesgo de DV es alto. Rifaximina, antibiótico no absorbible recientemente aprobado, puede ser usado para el tratamiento de la DV en regiones donde la E. coli no invasora es el patógeno predominante. En áreas donde un organismo invasivo como el Campylobacter y Shigella son comunes, las fluoroquinolonas sigue siendo el medicamento escogido. La azitromicina es recomendada en áreas con Campylobacter resistente a las quinolonas y para el tratamiento de niños y mujeres embarazadas. Palabras clave: Diarrea del turista, E. coli enterotoxigénica. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 328-331 DIARREA DEL VIAJERO: PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO - E. Morales F. Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Referencias 1.- Diemert D. Prevention and self-treatment of traveler’s diarrhea. Cl Microbiol R 2006; 7: 583-94. 2.- DuPont AAW, DuPont HL.Traveler’s diarrhea: modern concepts and new developments. Curr Treat Options Gastroenterol 2006; 9: 13-21. 3.- Cartwright R. The role of hygiene and public health programs in reducing the incidence of travelers’s diarrhea. J Infect Dis 2004; 130: 319-23. 4.- DuPont HL. Systematic review: prevention of traveler’s diarrhea. Aliment Pharmacol Ther 2008; 27: 741-51. 5.- Pimentel M, Riddle MS. Prevention of Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 328-331 6.- 7.- 8.- 9.- traveler’s diarrhea: a call to reconvene. Clin Infec Dis 2008; 46: 151-2. Steffen R,Tornieport N, Clemens SA, et al. Epidemiology of traveler’s diarrhea: details of a global survey. J Travel Med 2004; 11: 231-7. Okhuysen PC, Jiang ZD, Carlin L, et al. Post-diarrhea chronic intestinal symptoms and irritable bowel syndrome in Noth American travelers to Mexico. Am J Gastroenterol 2004; 99: 1774-8. Tribble DR, Sanders JW,Pang LW, et al. Traveler’s diarrhea in Thailand: randomized double-blind trial comparing single dose and 3-day azithromycin- based regimens with a 3-day levofloxacin regimen. Clin Infect Dis 2007; 44: 338-46. Briand V, Buffet P, Genty S, et al. Absence of efficacy of nonviable Lactobacillus acidophilus for the prevention of traveler’s diarrhea: a randomized doubleblind controlled study. Clin Infect Dis 2006; 43: 1170-5. 10.- McKenzie R, Bourgeois AL, Frech SA, et al. Transcutaneus immunization with the heat-labiletoxin (LT) of enterotoxigenic Escherichia coli (ETEC): protective efficacy in a double blind, placebo-controlled challenge study. Vaccine 2007; 25: 3684-91. 11.- DuPont HL, Jiang ZD, Belkind-Gerson J, et al. Treatment of traveler’s diarrhea: randomized trial comparing rifaximin, rifaximin plus loperamide and loperamide alone. Clin Gastroenterol Hepatol 2007; 5: 451-6. 331 Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 332-335 Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo Inmunidad y Helicobacter pylori Paul R. Harris Departamento de Pediatría, Unidad de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica, Facultad de Medicina, Pontificia Universidad Católica de Chile, Santiago, Chile. Recibido: 10 de marzo de 2010 Aceptado: 11 de marzo de 2010 Correspondencia a: Paul R. Harris, Pontificia Universidad Católica de Chile, Facultad de Medicina, Departamento de Pediatría, Marcoleta 391, Santiago, Chile. Tel: 354-8177, e-mail: pharris@med. puc.cl Immunity and Helicobacter pylori Helicobacter pylori a Gram negative bacterium that colonizes gastric mucosa and that has been associated to different disease such as chronic gastritis, duodenal ulcers and gastric cancer. Although the infection by itself is able to produce damage to the gastric mucosa through the expression and interaction of well-known virulence factors, the immune local response is strongly involved in the pathogenesis of H. pylori-associated diseases. The classic dichotomy T helper type 1 vs type 2 response to explain the damage associated to the bacterium, has been reevaluated in a more complex scenario with the recent description of the T regulatory response and the new patterns of T helper response such as Th17. The extremely well balanced equilibrium between virulence and immune inflammatory response is mainly regulated by the intensity of the T regulatory response; its suppression would allow the expression of different T helper responses that account for the final damage and clinical outcomes. Key words: Helicobacter pylori, regulatory T-cells, T-helper response. Resumen de aspectos prácticos Respuesta inmune a H. pylori 1. La mayor parte del daño asociado a la infección por H. pylori no está provocada por la virulencia, sino por el efecto de la respuesta inmune local sobre la mucosa gástrica. Helicobacter pylori, es una bacteria Gram negativa que coloniza la mucosa gástrica y contribuye al desarrollo de patologías como la gastritis crónica, úlceras duodenales y en menor medida cáncer gástrico. Si bien la infección por H. pylori por sí sola, es capaz de producir daño al epitelio gástrico a través de la expresión de numerosos factores de virulencia, la respuesta inmune local se encuentra involucrada en la patogenia de las enfermedades asociadas a dicha infección. Inicialmente, H. pylori en su contacto con la mucosa gástrica induce tanto una respuesta inmune humoral, caracterizada por una elevación transitoria de IgM con posterior elevación de IgG e IgA en suero, como una respuesta inmune celular. En la mucosa gástrica de pacientes infectados por H. pylori es posible observar infiltración tanto de polimorfonucleares como células mononucleares, además de incrementos en las concentraciones de citoquinas proinflamatorias como IL-1β, IL-6, IL-8 y TNF-α, responsables de reclutar a células presentadoras de antígenos que participan en esta fase innata de la respuesta inmune, y responsable también de reclutar linfocitos CD4 que tendrán un rol clave en la siguiente fase de inmunidad adaptativa o específica. De hecho, la respuesta de linfocitos CD4 T helper (Th) ha sido sujeto de estudio por largo tiempo debido a su contribución a la patogenia de las enfermedades 2. Un gran número de estudios en humanos adultos y modelos murino y de primates sugieren que la respuesta inmune predominante en infección por H. pylori es linfocitaria del tipo T helper 1. 3. H. pylori en su contacto con la mucosa gástrica induce una respuesta inmune humoral, caracterizada por una elevación transitoria de IgM con posterior elevación de IgG e IgA en suero, que es incapaz de erradicar la infección, pero adquiere un rol como marcador de infección previa para estudios epidemiológicos. 4. Recientemente se ha reportado que la reducción en la inflamación asociada a la infección por H. pylori en niños, se correlaciona con una mayor respuesta T regulatoria, y se ha asociado al menor daño mucosal en niños. 5. Más recientemente aún, se ha descrito la presencia de linfocitos productores de IL-17 en la mucosa gástrica de los pacientes infectados con H. pylori aunque su relación con la patogenia en respuesta a esta infección no es tan clara. 332 INMUNIDAD Y H. Pylori - P. R. Harris Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo asociadas a H. pylori. La infección por esta bacteria genera la expansión de clones específicos que generan perfiles de citoquinas tanto del tipo Th2 como del tipo Th1 siendo este último el de mayor preponderancia. Un gran número de estudios en humanos adultos sugieren un desbalance hacia la respuesta linfocitaria Th1, caracterizada por elevación en la concentración local de IFN-γ e IL-10, entre otros. Linfocitos gástricos obtenidos de pacientes infectados con H. pylori se encuentran enriquecidos en linfocitos productores de IFN-γ consistente con el establecimiento de una respuesta Th1. Linfocitos derivados de pacientes con úlcera péptica producto de la infección con H. pylori también poseen número elevados de linfocitos productores de IFN-γ. Estudios en modelo murino han demostrado que aunque la respuesta Th1 se encuentra relacionada con el incremento de la gastritis, ratones knock out para IFN-γ tienen niveles elevados de colonización por la bacteria. El desarrollo de la gastritis en modelos murinos de knock out de ratones inmunodeficientes combinados requiere de la transferencia de efectores CD4+ a ratones infectados, con la concomitante disminución en los niveles de colonización bacteriana en la mucosa gástrica. Adicionalmente, se ha descrito un nuevo perfil de células T helper efectoras caracterizado por secreción de altos niveles de IL-17, IL-21, e IL-22 en la mucosa gástrica de los pacientes infectados con H. pylori. Este nuevo patrón denominado Th17 ha sido involucrado en el componente inflamatorio más intenso de la respuesta inmune, sin embargo, aun su verdadero impacto en relación con la patogenia de respuesta a esta infección no es tan evidente. Linfocitos T regulatorios Si bien el sistema inmune es capaz de generar una respuesta inflamatoria robusta que se correlaciona con los niveles de daño tisular, ésta es incapaz de eliminar la bacteria. Un rol protectivo a nivel del daño generado por inflamación a costa de la persistencia en la infección ha sido descrito para el subgrupo de células T regulatorias (Treg). Las Treg poseen una capacidad supresora de respuestas tanto patológicas como fisiológicas contribuyendo a la mantención de la tolerancia y homeostasis del sistema inmune. Las células Treg naturales son generadas a partir del desarrollo de linfocitos en el timo de manera natural, producto de la selección de clones con una avidez alta para el complejo péptido-MHC. Se han descrito también poblaciones periféricas de linfocitos con actividad regulatoria denominadas Tr1 y Th3 caracterizadas por la secreción de altos niveles de IL-10 o Factor de crecimiento transformante (TGF)-β, respectivamente. Estudio clínicos recientes apuntan a que los individuos infectados con H. pylori poseen, además, Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 332-335 un mayor número de linfocitos regulatorios con los marcadores CD4+CD25+foxp3+ con respecto a controles sanos. La expresión de citoquinas de carácter antiinflamatorio como TGF-b y de IL-10 también se encuentra aumentada en los pacientes infectados y se correlacionan inversamente con la intensidad de la colonización y la magnitud del daño. Una asociación directa entre una disminución de la respuesta Treg y un aumento de las respuestas Th1 y Th2 en pacientes con úlcera gastroduodenal ha sido demostrada dando cuenta de la relevancia de la respuesta Treg en el balance entre persistencia de la infección y desarrollo de patologías producto de desbalances en la respuesta inmune ante el patógeno. La capacidad inmunomoduladora de las células Treg naturales, caracterizadas por la alta expresión de la cadena alfa del receptor de IL-2, CD25, ha sido demostrada en diferentes modelos. La transferencia de suspensiones celulares de bazo depletadas de CD4+CD25+ a ratones BALB/c atímicos provoca el desarrollo de enfermedades autoinmunes, fenómeno completamente abatido por la cotransferencia de células CD4+CD25+. En infecciones crónicas como la desarrollada por el patógeno Leishmania amazonensis caracterizados por la generación de una respuesta Th1 con alta producción de IFN-γ la ablación de células CD4+CD25+ promueve la generación de una respuesta inmune patogénica caracterizada por una alto nivel de daño tisular. Si bien, la presencia del marcador CD25 ha sido asociado a células Treg, células CD4 convencionales son capaces de expresar este marcador en superficie una vez activadas por su antígeno, por lo que la búsqueda de marcadores propios de las células Treg fue de vital importancia en el avance del campo. Los primeros antecedentes vinieron de la mano del desarrollo en el entendimiento de las bases moleculares de una enfermedad auto inmune ligada al cromosoma X denominada IPEX, caracterizada por la presencia de una desrregulación inmune, poliendocrinopatía y enteropatía en donde mutaciones en un factor de transcripción de la familia forkhead (Foxp3) aparecían como responsables del fenotipo tanto en humanos como en ratones. Lesiones autoinmunes asociadas a las mutaciones de este factor de transcripción podían ser revertidas en el modelo murino de IPEX mediante la reexpresión de Foxp3. La relación con tolerancia inducida por células CD4+ CD25+ provino de la observación de niveles altos de Foxp3en células Treg CD25+ tanto periféricas como provenientes del timo. Esta expresión no era observada en las células T CD4+ convencionales ni aun después de la estimulación antígeno específica. Adicionalmente la expresión de Foxp3 de manera forzada en linfocitos T CD4+ vírgenes generaba fenotipos supresores en dichas células con niveles aumentados 333 INMUNIDAD Y H. Pylori - P. R. Harris Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo de expresión de moléculas marcadoras como CTLA-4 y GITR. Por otro lado, la deleción condicional de este factor de transcripción resulta en una pérdida de la capacidad supresora, incremento en la habilidad para producir IL-2 y citoquinas proinflamatorias. Los mecanismos mediante los cuales las Treg son capaces de suprimir la actividad de linfocitos convencionales son dependiente de contacto célula a célula. La capacidad supresora de las Treg es inhibida in vitro cuando las reguladoras son separadas de las células efectoras por una membrana semipermeable. Esta supresión depende de la inhibición de la expresión de IL-2, de citoquinas inmunomoduladoras como IL-10 y TGF-b, de la interacción con células presentadoras de antígeno y de la expresión en membrana de moléculas accesorias como CTLA-4 y GITR. Implicancia de la respuesta Treg en la infección por H. pylori Estudios recientes han demostrado el rol de la respuesta Treg en el daño provocado por la infección por H. pylori. En el modelo murino la reconstitución de ratones atímicos con efectores CD4+ depletados de células CD25+ genera una reducción significativa de la colonización bacteriana con niveles de gastritis elevados con respecto a los reconstituidos con el pool completo de células CD4+. Otros estudios dan cuenta del mismo fenómeno, niveles de colonización reducidos con mayor aumento del infiltrado inflamatorio en ratones repletados de células Foxp3+ mediante anticuerpos monoclonales. En humanos, existen observaciones recientes que apuntan a que los individuos infectados con H. pylori poseen un mayor número de linfocitos CD4+CD25+ que expresan tanto Foxp3 como CTLA-4 en la mucosa gástrica y duodenal con respecto a controles sanos y que poseen una memoria CD4+ para antígenos de H. pylori reducida debido a la presencia de Treg. La expresión de TGF-β y de IL-10 también se encuentra aumentada en los pacientes infectados y se correlacionan con positivamente con la intensidad de la colonización y la magnitud del daño. Atherthon y cols, ha demostrado recientemente una asociación Referencias 1.- Smythies LE, Waites KB, Lindsey RJ, Harris PR, et al. Helicobacter pyloriinduced mucosal inflammation is Th1 mediated and exacerbated in IL-4, but not IFN-γ, gene-deficient mice. J Immunol 2000; 165: 1022-9. 2.- Bennett C, Christie J, Ramsdell F, et al. 334 directa entre una disminución de la respuesta Treg y un aumento de las respuestas Th1 y Th2 en pacientes con úlcera gastroduodenal. Nuestro grupo ha demostrado que existen diferencias sustanciales en los niveles de respuesta Treg inducida por la infección por H. pylori diferentes grupos etarios. Los niveles de gastritis observados en niños infectados con H. pylori (menores de 12 años) son significativamente reducidos con respecto a los adultos. Esta reducción en la inflamación se correlaciona con mayores niveles de citoquinas regulatorias como IL-10 y TGF-β tanto a nivel de ARN mensajero como de proteína y a un aumento de células CD4+CD25+Foxp3+ nivel de la mucosa gástrica en niños infectados con respecto a los adultos dando cuenta de la relevancia de la respuesta Treg en el balance entre persistencia de la infección y desarrollo de patologías producto de desbalances en la respuesta inmune ante el patógeno. Resumen Helicobacter pylori, es una bacteria Gram negativa que coloniza la mucosa gástrica y contribuye al desarrollo de patologías como la gastritis crónica, úlceras duodenales y en menor medida cáncer gástrico. Si bien la infección por H. pylori por sí sola es capaz de producir daño al epitelio gástrico a través de la expresión de numerosos factores de virulencia, es la respuesta inmune local la mayor responsable de la patogenia de las enfermedades asociadas a dicha infección. La clásica dicotomía en la respuesta T helper tipo 1 vs tipo 2 para explicar el daño asociado a la bacteria, ha dado paso a un escenario más complejo con la reciente descripción de las células T regulatorias y la existencia de nuevos perfiles de respuesta T helper como Th 17. El delicado equilibrio entre virulencia y respuesta inflamatoria inmune es principalmente regulado por la intensidad de la respuesta T regulatoria, cuya supresión permite la expresión de una respuesta efectora potencialmente responsable del daño final. Palabras clave: Helicobacter pylori, células T regulatorias, respuesta T helper. The immune dysregulation, polyendocrinopathy, enteropathy, X-linked syndrome (IPEX) is caused by mutations of FOXP3. Nat Genet 2001; 27: 20-1. 3.- Fontenot JD, Rasmussen J, Williams L, et al. Regulatory T cell lineage specification by the forkhead transcription factor Foxp3. Immunity 2005; 22: 329-41. 4.- Yagi H, Nomura T, Nakamura K, et al. Crucial role of FOXP3 in the development and function of human CD25+CD4+ regulatory T cells. Int Immunol 2004; 16: 1643-56. 5.- Williams L, Rudensky A. Maintenance of the Foxp3-dependent developmental program in mature regulatory T cells requires continued expression of Foxp3. Nat Immunol 2007; 8: 277-84. Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 332-335 INMUNIDAD Y H. Pylori - P. R. Harris Quinto Módulo: Infecciones del Tubo Digestivo 6.- Annacker O, Pimenta-Araujo R, BurlenDefranoux O, et al. CD25+ CD4+ T cells regulate the expansion of peripheral CD4 T cells through the production of IL-10. J Immunol 2001; 166: 3008-18. 7.- Nakamura K, Kitani A, Fuss I, et al. TGF-b1 plays an important role in the mechanism of CD4+CD25+ regulatory T cell activity in both humans and mice. J Immunol 2004; 172: 834-42. 8.- Kryczek I. Cutting edge: induction of B7-H4 on APCs through IL-10: novel suppressive mode for regulatory T cells. J Immunol 2006; 177: 40-4. 9.- Raghavan S, Fredriksson M, Svennerholm AM, et al. Absence of CD4+CD25+ regulatory cells is associated with a loss of regulation leading to increased pa- Gastroenterol. latinoam 2010; Vol 21, Nº 2: 332-335 thology in Helicobacter pylori- infected mice. Clin Exp Immunol 2003; 133: 393-400. 10.- Rad R, Brenner L, Bauer S, et al. CD25+/Foxp3+ T cells regulate gastric inflammation and Helicobacter pylori colonization in vivo. Gastroenterol 2006; 131: 525-37. 11.- Lundgren A, Suri-Payer E, Enarsson K, et al. Helicobacter pylori-specific CD4+ CD25high regulatory T cells suppress memory T-cell responses to H. pylori in infected individuals. Infect Immun 2003; 71: 1755-62. 12.- Lundgren A, Strömberg E, Sjöling A, et al. Mucosal FOXP3-expressing CD4+ CD25high regulatory T cells in Helicobacter pylori-infected patients. Infect Immun 2005; 73: 523-3. 13.- Kandulski A, Wex T, Kuester D, et al. Naturally occurring regulatory T cells (CD4+, CD25high, FOXP3+) in the antrum and cardia are associated with higher H. pylori colonization and increased gene expression of TGF-b1. Helicobacter 2008; 13: 295-303. 14.- Harris PR, Wright SW, Serrano C, et al. Helicobacter pylori gastritis in children is associated with a regulatory T-cell response. Gastroenterol 2008; 134: 491-9. 15.- Robinson K, Kenefeck R, Pidgeon E, et al. Helicobacter pylori-induced peptic ulcer disease is associated with inadequate regulatory T-cell responses. Gut 2008; 57: 1375-85. 335