decisión amparo rol c322-10 - Consejo para la Transparencia

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DECISIÓN AMPARO ROL C322-10
Entidad pública: Ministerio de SaludInstituto Nacional del Tórax.
Requirente: Oscar Alexis Rojas
Contreras.
Ingreso Consejo: 27.05.2010
En sesión ordinaria N° 177 de su Consejo Directivo, celebrada el 27 de agosto de 2010,
con arreglo a las disposiciones de la Ley de Transparencia de la Función Pública y de
Acceso a la Información de la Administración del Estado, en adelante, Ley de
Transparencia, aprobada por el artículo primero de la Ley N° 20.285, de 2008, el Consejo
para la Transparencia, en adelante indistintamente el Consejo, ha adoptado la siguiente
decisión respecto del Amparo Rol C322-10.
VISTOS:
Los artículos 5°, inc. 2°, 8° y 19 N° 12 de la Constitución Política de la República; las
disposiciones aplicables de las Leyes N° 20.285 y N° 19.880; lo previsto en el D.F.L. N° 1
– 19.653, del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, que fija el texto refundido,
coordinado y sistematizado de la Ley N° 18.575; y, los D.S. N° 13/2009 y 20/2009, ambos
del Ministerio Secretaría General de la Presidencia, que aprueban, respectivamente, el
Reglamento del artículo primero de la Ley N° 20.285, en adelante indistintamente el
Reglamento y los Estatutos de Funcionamiento del Consejo para la Transparencia.
TENIENDO PRESENTE:
1) SOLICITUD DE ACCESO: El 10 de marzo de 2010 don Óscar Rojas Contreras
solicitó al Ministerio de Salud los siguientes documentos:
a) Ficha clínica del paciente Enrique Segundo Rojas Figueroa, del Hospital
Barros Luco, ubicado en Santiago.
b) Informes médicos de la Doctora tratante Bárbara Lemp, del Hospital Barros
Luco.
c) Ficha clínica de su padre, Enrique Segundo Rojas Figueroa, del Instituto
Nacional del Tórax.
d) Informes médicos de los siguientes doctores del Instituto Nacional del Tórax:
i. Cristián Espinoza, cardiólogo.
ii. Mariana Varas, Jefa de Pabellón.
iii. Marcelo Valdés, médico UCI.
iv. Dr. Rivas, médico UCI.
v. Sr. Tanner, Jefe UCI.
e) Informe de tratamientos realizados en el Instituto Nacional del Tórax.
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f)
Informe de autopsia.
g) Informe de las auditorías realizadas en el Instituto Nacional del Tórax.
h) Toda información que tenga relación con el tratamiento, medicamentos y
muerte de su padre, quien falleció el 3 de marzo de 2005 en el Instituto
Nacional del tórax, por negligencias médicas.
2) RESPUESTA: Mediante carta de 20 de mayo de 2010, la Directora (S) del Servicio de
Salud Metropolitano Sur respondió a la solicitud de acceso a la información señalando
que:
a) La solicitud debe ser atendida en el marco de la Ley N° 19.880, sobre
Procedimientos Administrativos, por lo cual la solicitud será remitida a la OIRS
del Complejo Asistencial Barros Luco a cargo de la funcionaria que indica con
número telefónico y correo electrónico; y al Instituto Nacional del Tórax,
correspondiente al área del Servicio de Salud Metropolitano Oriente, para que
se sirvan dar directamente respuesta al requerimiento.
b) Por su parte, la Directora (S) del Instituto Nacional del Tórax respondió al
requerimiento de información en los siguientes términos “…que [sic]
conformidad con lo dispuesto en el ordenamiento jurídico toda la información
médica de nuestros pacientes es de carácter confidencial…”, por lo que no
resulta procedente su petición.
3) AMPARO: El 27 de mayo de 2010 don Óscar Rojas Contreras dedujo amparo a su
derecho de acceso a la información pública en contra del Ministerio de Salud,
particularmente en contra del Instituto Nacional del Tórax, fundado en el hecho de
haber recibido respuesta negativa a su requerimiento de información, dada la
naturaleza reservada de los antecedentes requeridos. Agrega que el Hospital Barros
Luco se comprometió a entregar los antecedentes requeridos.
4) DESCARGOS U OBSERVACIONES DEL ORGANISMO: Este Consejo Directivo
acordó admitir a tramitación el presente amparo, trasladándolo mediante Oficio N°
994, de 4 de junio de 2010, a la Directora del Servicio de Salud Metropolitano Oriente,
quien, mediante Oficio N° 3150, de 5 de julio de 2010, evacuó sus descargos y
observaciones indicando que:
a) La ficha clínica es un documento reservado, confidencial, sujeto al secreto
profesional, en el cual se registra la historia médica del paciente. Por ello, el
manejo de dicho documento está sujeto a una serie de normas entre las cuales se
encuentran las siguientes:
i. Artículo 19 N° 4 de la Constitución Política.
ii. Ley N° 19.937, que modifica el D.L. N° 2763 de 1979 del Ministerio de
Salud.
iii. Decreto Supremo N° 161 del Ministerio de Salud, que fija el
Reglamento de Hospitales y Clínicas.
iv. Artículo 4° y siguientes de la Ley N° 19.628, sobre Protección de datos
de carácter personal.
v. Artículo 127 del Código Sanitario.
vi. Artículos 246 y 247 del Código Penal, que establecen un castigo por
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infracción al secreto estadístico.
vii. Manual de Procedimientos SOME, aprobado por Resolución Exenta N°
926 del 14 de junio de 1989, del Ministro de Salud, que en su letra F
regula la extensión, archivo, despacho, eliminación y confidencialidad
de la ficha clínica.
viii. Directiva Permanente Interna Administrativa N° 5, que establece las
normas para el manejo de las historias clínicas en los establecimientos
del Sistema Nacional de Servicios de Salud.
b) De acuerdo a las definiciones de datos personales, datos sensibles y titular de
los datos previstas en el artículo 2°, letras f), g) y ñ), respectivamente, el
Decreto Supremo N° 161, del Ministerio de Salud, que fija el Reglamento de
Hospitales y Clínicas, establece en su artículo 17° que “todo paciente tiene
derecho a recabar la entrega de informes de resultado de exámenes de
laboratorio, anatomía patológica, radiografías, procedimientos diagnósticos y
terapéuticos (cirugías, endoscopía y otros) en el momento que lo estime
necesario y dentro del plazo mínimo establecido”. Además, su artículo 22
establece la confidencialidad de toda información bioestadística o clínica que
afecte a personas internadas o atendidas en el establecimiento. A su vez, el
Manual de Procedimientos SOME, también reconoce derechos a las personas,
en su calidad de paciente.
c) De acuerdo al artículo 7° de la Ley N° 19.628, sobre protección a la vida
privada “Las personas que trabajan en el tratamiento de datos personales,
tanto Organismos Públicos como Privados, están obligados a guardar secreto
sobre los mismos, cuando provengan o hayan sido recolectados de fuentes no
accesibles al público, como asimismo sobre los demás datos y antecedentes
relacionados con el banco de datos, obligación que no cesa por haber
terminado sus actividades ese campo”.
d) De las normas mencionadas es posible concluir que no cabe duda alguna que
la ficha clínica es un documento de carácter confidencial cuyo contenido sólo
puede ser conocido por el paciente o su representante legal, el médico
tratante, la justicia y en los casos que el propio requirente autoriza la
divulgación de la información, por cuanto es él el titular de la información, sin
perjuicio que la propiedad material de la ficha pertenece al establecimiento de
salud respectivo.
e) De acuerdo a la normativa en comento, el paciente o su representante legal,
sólo podrá tener acceso al contenido de la ficha clínica y, en todo caso, a un
informe que contenga el diagnóstico de la enfermedad, exámenes y
tratamientos practicados, debiendo resguardar, en el caso del representante
legal, la debida reserva del contenido del documento, de modo que el acceso
al ficha clínica está denegado a un tercero que no esté relacionado
directamente con el paciente o con la atención de salud de éste, a excepción
de la justicia.
f)
De conformidad a lo expuesto y a las instrucciones impartidas por el Ministerio
de Salud en el Ord. A14 N° 480, sobre implementación de la Ley N° 20.285, se
instruirá al Instituto Nacional del Tórax para que la solicitud de la especie sea
canalizada a través de la Ley N° 19.880, sobre Bases de los Procedimientos
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Administrativos, a fin de que la OIRS de dicho establecimiento oriente al
solicitante sobre el procedimiento a seguir para obtener una respuesta
satisfactoria a su requerimiento.
g) Hace presente que no le parece prudente que la Ley N° 20.285 se transforme
en una herramienta para que le ciudadano pueda tener acceso a este tipo de
información, como lo es las fichas clínicas, cuyo contenido constituye
información sensible de una persona y que en razón de ello, la propia Ley le
otorgó la calidad de reservado, sancionando la infracción a dicha reserva; así
como ha contemplado las vías legales para acceder a esta clase de
documentos.
h) Por último, señala que el artículo 1° transitorio de la Ley 20.285, señala que las
demás leyes dictadas con anterioridad a la Ley y a la vigencia del artículo 8° de
la Constitución Política de la República de Chile, que establecen casos
específicos de secreto o reserva de actos y documentos de la Administración,
deben entenderse vigentes aún cuando no hubieren sido aprobadas con
quórum calificado, al amparo de la disposición cuarta transitoria de la
Constitución, por lo que, las normas legales que establecen casos de secreto o
reserva, en la medida que se ajusten al artículo 8° de la Constitución, pueden
aplicarse en los casos que corresponda.
Y CONSIDERANDO:
1) Que el presente amparo se circunscribe a lo requerido por el reclamante al Instituto
Nacional del Tórax, en adelante, INT –por cuya gestión debe velar el Servicio de Salud
Metropolitano Oriente–, esto es, a la siguiente información relativa a su padre Enrique
Rojas Figueroa:
a) Ficha clínica, obrante en poder del Instituto Nacional del Tórax;
b) Informes de los médicos que señala, y que prestarían servicios en el Instituto
Nacional del Tórax;
c) Informe de tratamientos realizados en el Instituto Nacional del Tórax;
d) Informe de autopsia;
e) Informe de las auditorías realizadas en el Instituto Nacional del Tórax;
f) Toda información que tenga relación con el tratamiento, medicamentos y
muerte de su padre, quien falleció el 3 de marzo de 2005 en el Instituto
Nacional del Tórax, por negligencias médicas.
2) Que, en primer término, debe establecerse que toda información que obra en poder de
los órganos de la Administración el Estado, cualquiera sea su formato, soporte, fecha
de creación, origen, clasificación o procesamiento, se presume pública, salvo que
concurran a su respecto las excepciones que prevé la Ley de Transparencia, todo ello
conforme lo dispone el artículo 5° del mismo cuerpo legal.
3) Que, a continuación, debe indicarse que el organismo reclamado circunscribió sus
descargos y alegaciones a la ficha clínica del paciente fallecido, no invocando causal
de secreto o reserva alguna en relación el resto de la documentación requerida, ni
tampoco pronunciándose sobre su naturaleza y contenido.
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4) Que en cuanto al análisis de la solicitud vinculada a la ficha clínica pedida, cabe
señalar que éste se centrará básicamente en las particularidades del presente caso,
esto es, la solicitud de la ficha clínica de un paciente fallecido, formulada por el hijo de
éste, calidad que, si bien no fue acreditada debidamente por el reclamante en el
presente amparo, sí lo fue con ocasión de la tramitación del amparo Rol C398-10, en
el que fue acompañado el certificado de nacimiento del reclamante.
5) Que, como se expondrá en los considerandos que siguen, dada la definición y
contenido de ficha clínica, se concluye que los informes de los médicos tratantes
requeridos, de existir, deben estar contenidos en ella, de ahí que el análisis del
requerimiento se centrará, además de los informes de auditorías e informe de
autopsia, en dicho documento.
6) Que en relación a la ficha clínica, para un acertada resolución del presente amparo,
resulta pertinente, a juicio de este Consejo, considerar lo siguiente:
a) La ficha clínica es un documento en que consta la historia clínica de un paciente y
toda la información concerniente a su salud, su evolución y las atenciones médicas
recibidas. Para el Fondo Nacional de Salud (FONASA) es el “documento
reservado y secreto, de utilidad para el enfermo, el establecimiento, la
investigación, la docencia y la justicia, en el cual se registra información del
paciente y de su proceso de atención médica”. Según lo indicado en la letra F N° 2
del Manual de Procedimientos de la SOME y la página web del FONASA
(http://www.fonasa.cl/prontus_fonasa/antialone.html?page=http://www.fonasa.cl/prontus_fo
nasa/site/artic/20041125/pags/20041125125608.html) la ficha clínica consta de una
serie de formularios, cuyo contenido es el siguiente:
i)
Carátula.
ii) Anamnesis: Parte del examen clínico que reúne todos los datos personales,
hereditarios y familiares del enfermo, anteriores a la enfermedad y los
antecedentes relevantes de la enfermedad actual.
iii) Examen físico.
iv) Evolución clínica.
v) Tratamiento farmacológico e indicaciones.
vi) Indicaciones no farmacológicas.
vii) Exámenes y procedimientos.
viii) Protocolo operatorio: descripción del acto quirúrgico.
ix) Hoja de enfermería.
x) Comprobantes de parto, si procede.
xi) Gráfica de signos vitales.
xii) Epicrisis: informe elaborado al alta del paciente y por el médico tratante, que
resume la condición de ingres del paciente, exámenes, procedimientos y
tratamientos indicados, evolución clínica, condición al alta del paciente y las
indicaciones post - alta.
b) De acuerdo a lo anterior, los informes de la doctora tratante cuyo acceso se solicita
deben estar contenidos en la ficha clínica del paciente fallecido.
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c) El marco normativo de la ficha clínica en Chile está conformado por las siguientes
normas de rango infralegal:
i) Manual de procedimientos de la Sección de Orientación Médica y
Estadística, SOME, aprobado por Resolución Exenta N° 926, de 14 de junio
de 1989, del Ministerio de Salud, que regula la extensión, archivo,
despacho, eliminación y confidencialidad de la Ficha Clínica: En el N° 10,
regula la confidencialidad de la historia clínica, señalando que “Las
historias clínicas son documentos reservados, de utilidad para el
enfermo, el establecimiento, la investigación, la docencia y la justicia,
debiendo guardar el debido secreto profesional toda persona que
intervienen en su elaboración o que tenga acceso a su contenido”. En su
párrafo 3°, se establece que las historias clínicas pueden ser solicitadas por
escrito, por consulta médica, hospitalización, investigación o estudio,
tramitación de beneficios económicos y otros casos que deben ser
autorizados por escrito por el médico.
ii) Directiva Permanente Interna Administrativa N° 4, del Ministerio de Salud
que establece las normas para el manejo de las historias clínicas en los
establecimientos del Sistema Nacional de Servicios de Salud, que
establece en su N° 1 que “Las historias clínicas deberán considerarse
reservadas y secretas, de utilidad para el enfermo, el establecimiento, la
investigación, la docencia y la justicia, por lo que se podrá autorizar su uso
para otros fines, guardando en todos los casos el secreto profesional”. A su
vez, su N° 6 señala que el paciente, su representante legal o el médico
cirujano tratante podrán requerir una copia de los exámenes de laboratorio
que se le hayan practicado al enfermo, un informe con el diagnóstico de su
enfermedad y tratamiento practicado.
iii) Decreto Supremo N° 161, de 1982, del Ministerio de Salud, Reglamento de
Hospitales y Clínicas, que en su artículo 22 dispone que “Toda la
información bioestadística o clínica que afecte a personas internadas
o atendidas en el establecimiento tendrá carácter reservado y estará
sujeta a las disposiciones relativas al secreto profesional. / Sólo el
Director Técnico del establecimiento podrá proporcionar o autorizar la
entrega de dicha información a los Tribunales de Justicia y demás
instituciones legalmente autorizadas para requerirla. / Respecto de otra
clase de instituciones, sólo podrá proporcionarse información con la
conformidad del paciente o entregarse datos estadísticos globales en los
que no se identifique a personas determinadas”.
d) Por otra parte, existe un proyecto de ley que regula los derechos y deberes que las
personas tienen en relación con las acciones vinculadas a su atención en salud ,
iniciado en 2006 por Mensaje de la ex Presidenta M. Bachelet (Boletín N° 4398-11,
actualmente en 2º trámite constitucional en el Senado), regula la reserva de la
información contenida en la ficha clínica en su párrafo 4°, señalando lo siguiente:
Artículo 12: La ficha clínica es el instrumento en que se registra la historia
médica de una persona. Toda la información que surja, tanto de la ficha
clínica como de los estudios y demás documentos donde se registren
procedimientos y tratamientos a los que fueron sometidas las personas,
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será considerada como dato sensible, de conformidad a lo dispuesto en el
artículo 2°, letra g), de la ley N° 19.628.
Artículo 13, inciso 2°: Ningún tercero que no esté directamente relacionado
con la atención de salud de la persona tendrá acceso a la información que
emane de la ficha clínica. Con todo, la información contenida en la ficha
clínica podrá ser entregada a ciertas personas y organismos, a saber: a) Al
titular de la ficha clínica, a menos que el médico o profesional tratante,
atendido su estado emocional, psiquiátrico o psicológico, lo considere
inconveniente y resuelva retener parte de la información; b) A los
representantes legales del titular de la ficha clínica, su apoderado, un
tercero debidamente autorizado y los herederos en caso de
fallecimiento, los cuales podrán requerir copia de los datos que sean de
su interés; a menos que el médico o profesional tratante, en protección y
beneficio del propio titular de la ficha, considere que de ello se seguirá un
perjuicio para él (Lo destacado es nuestro).
e) La Corte de Apelaciones de Santiago ha aceptado que la madre de una persona
fallecida pueda acceder a la ficha clínica de esta última en el recurso de protección
Rol N° 4988-2008 (“Ciuffardi Muñoz, Georgina con Clínica Plus Médica y otros”)
señalando que:
“7º) Que tal conducta es, a todas luces, arbitraria, o sea, contraria a la
justicia y a la razón. Desde luego, exigir mandato de una persona que está
muerta parece descabellado, máxime si se piensa que, además, todo
mandato que el señor Huerta Ciuffardi hubiera otorgado con anterioridad
terminó con su muerte, de acuerdo a lo que dispone el Nº 5º del artículo
2163 del Código Civil. Así, no entiende esta Corte de qué manera el señor
Huerta Ciuffardi, fallecido desde el 6/9/2007, puede otorgar en la
actualidad un mandato para que su madre o la aseguradora recabe de
Plusmédica S.A. su ficha clínica, necesaria para que ACE pueda
determinar, por fin, si va a pagar o no la indemnización a la recurrente,
pactada en la póliza de seguro de vida contratada por el aludido señor
Huerta el 4/4/2006. La arbitrariedad de la recurrida en comento es
palmaria.
8º) Que, de otro lado, la misma Clínica Plus Médica o Plusmédica S.A., ha
señalado que la recurrente le exhibió los certificados que dan cuenta del
parentesco que la ligaban con el difunto señor Huerta, negándose a
entregar la ficha clínica por ser un dato confidencial y "un derecho del
paciente", paciente que ya murió y, por lo tanto, ha dejado de ser un sujeto
de derecho. Olvida la recurrida, empero, que la recurrente, al ser madre del
difunto, según dan cuenta los documentos de fojas 1 y 2, es su heredera
(artículos 983 y 989 del Código Civil), desde que no hay constancia que
existan descendientes ni cónyuge sobreviviente, debiendo tenerse
presente que la calidad de heredero lo da la ley y el testamento, cobrando
aplicación lo que dispone el artículo 1097 del Código Civil, en el sentido
que los herederos representan a la persona del difunto en todos sus
derechos y obligaciones.
9º) Que, en todo caso, parece del todo evidente que no se viola la
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confidencialidad de la ficha clínica y demás antecedentes médicos
que se tengan del paciente fallecido tantas veces mencionado, si se
entregan a su madre para que ésta pueda cobrar un seguro de vida.
No se trata, entonces, de publicar los antecedentes médicos ni
entregarlos a cualquier persona que los solicita: se trata de una
solicitud racional, lógica y atendible de parte de la madre del difunto y
beneficiaria de un seguro de vida contratada por éste para que la
compañía de seguros decida si le va a pagar o no la indemnización
convenida. Negarse a ello exigiendo mandatos de difuntos o alegando
proteger los derechos de quien ya no tiene ninguno por haber muerto
constituye, como se ha señalado, una conducta arbitraria.
10º) Que dicha actitud de parte de Plusmédica S.A. desde luego constituye
una amenaza al derecho de propiedad de la recurrente sobre el monto de
la indemnización que eventualmente debe pagarle la aseguradora,
vulnerándose así, por parte de aquella recurrida, el derecho consagrado en
el Nº 24 del artículo 19 de la Constitución Política de la República”.
f) Que la experiencia comparada revisada también admite en ciertos casos el acceso
a las fichas clínicas de personas fallecidas, así:
i)
1
La Agencia Española de Protección de Datos ha acogido reclamaciones
planteadas por familiares de personas fallecidas ante la denegación de acceso
a las fichas clínicas de aquéllas (Resoluciones N° R/00629/2009 y N°
R/01226/2009) aplicando el artículo 18 N° 4 de la Ley 41/2002, básica
reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en
materia de información y documentación clínica1, según el cual “Los centros
Sanitarios y los Facultativos de ejercicio individual sólo facilitarán el acceso a la
historia clínica de los pacientes fallecidos a las personas vinculadas a él, por
razones familiares o de hecho, salvo que el fallecido lo hubiese prohibido
expresamente y así se acredite. En cualquier caso el acceso de un tercero a la
historia clínica motivado por un riesgo para su salud se limitará a los datos
pertinentes./ No se facilitará información que afecte a la intimidad del fallecido
ni a las anotaciones subjetivas de los profesionales, ni que perjudique a
terceros”. Para ello ha considerado que, de acuerdo al artículo 14 del cuerpo
El artículo 15 de dicha Ley 41/2002 dispone que “1. La historia clínica incorporará la información
que se considere trascendental para el conocimiento veraz y actualizado del estado de salud del
paciente. Todo paciente o usuario tiene derecho a que quede constancia, por escrito o en el
soporte técnico más adecuado, de la información obtenida en todos sus procesos asistenciales,
realizados por el servicio de salud tanto en el ámbito de atención primaria como de atención
especializada. / 2. La historia clínica tendrá como fin principal facilitar la asistencia sanitaria,
dejando constancia de todos aquellos datos que, bajo criterio médico, permitan el conocimiento
veraz y actualizado del estado de salud. El contenido mínimo de la historia clínica será el siguiente:
a) La documentación relativa a la hoja clínico-estadística. b) La autorización de ingreso. c) El
informe de urgencia. d) La anamnesis y la exploración física. e) La evolución. f) Las órdenes
médicas. g) La hoja de interconsulta. h) Los informes de exploraciones complementarias. i) El
consentimiento informado. j) El informe de anestesia. k) El informe de quirófano o de registro del
parto. l) El informe de anatomía patológica. m) La evolución y planificación de cuidados de
enfermería. n) La aplicación terapéutica de enfermería. ñ) El gráfico de constantes. o) El informe
clínico de alta.”
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legal mencionado, “…la historia clínica comprende el conjunto de los
documentos relativos a los procesos asistenciales de cada paciente, con la
identificación de los médicos y de los demás profesionales que han intervenido
en ellos, con objeto de obtener la máxima integración posible de la
documentación clínica de cada paciente, al menos, en el ámbito de cada
centro”, añadiéndose que “Cada centro archivará las historias clínicas de sus
pacientes, cualquiera que sea el soporte papel, audiovisual, informático o de
otro tipo en el que consten, de manera que queden garantizadas su seguridad,
su correcta conservación y la recuperación de la información”.
ii) El Instituto Federal de Acceso a la Información Pública y Protección de
Datos Personales, IFAI, ante una solicitud del resumen del expediente clínico
de una persona fallecida planteada por alguno de sus parientes le dio el
tratamiento de solicitud de acceso a datos personales, por aplicación del
artículo 3 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información
Pública, que establece lo que se entiende por datos personales, entre los que
se encuentran los estados de salud físicos o mentales; del artículo 18, fracción
II del mismo cuerpo legal, que define información confidencial; y del 32º de los
Lineamientos Generales para la clasificación y desclasificación de la
información de las dependencias y entidades de la Administración Pública
Federal, que establece en detalle qué información tendrá esta calificación.
Además valida como peticionarios a los parientes del fallecido por aplicación
del 34º de los lineamientos aludidos, que considera “…como confidenciales los
datos personales referidos a una persona que ha fallecido, a los cuales
únicamente podrán tener acceso y derecho a pedir su corrección, el cónyuge
sobreviviente y/o los parientes en línea recta ascendente y descendente sin
limitación de grado, y línea transversal hasta el segundo grado”, por lo que
ante solicitudes de esta naturaleza ha instruido la entrega de dicha información
(Expediente 1929/09).
7) Que, según ya se indicó, el caso de la especie tiene la particularidad de tratarse de
una solicitud de ficha clínica de una persona fallecida, por parte del hijo de ésta,
por lo que cabe analizar el presente amparo desde dichas particularidades.
8) Que, según ya estableció este Consejo en la decisión recaída sobre el amparo Rol N°
64-10 (particularmente en su considerando 4º), una persona fallecida no es titular de
datos personales a la luz de lo dispuesto en el artículo 2º ñ) de la Ley Nº 19.628, de
1999, sobre protección de datos personales, al no ser ya una persona natural. Ello,
porque de acuerdo al artículo 55 del Código Civil personas naturales son “todos los
individuos de la especie humana, cualquiera que sea su edad, sexo, estirpe o
condición”, iniciándose su existencia al nacer y terminando ésta con la muerte natural,
según los artículos 74 y 78 del mismo código. En consecuencia, fallecida una persona
deja de ser titular de datos personales y estos últimos dejan de ser tales, para pasar a
ser simplemente datos.
9) Que la Agencia Española de Protección de Datos “…ha venido tradicionalmente
poniendo de manifiesto que el derecho fundamental a la protección de datos es un
derecho personalísimo que, en consecuencia, se extingue por la muerte de las
personas… En este sentido, si el derecho fundamental a la protección de datos ha
de ser considerado como el derecho del individuo a decidir sobre la posibilidad de
que un tercero pueda conocer y tratar la información que le es propia, lo que se
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traduce en la prestación de su consentimiento al tratamiento, en el deber de ser
informado y en el ejercicio por el afectado de sus derechos de acceso,
rectificación, cancelación y oposición, es evidente que dicho derecho desaparece
por la muerte de las personas, por lo que los tratamientos de datos de personas
fallecidas no podrían considerarse comprendidos dentro del ámbito de aplicación
de la Ley Orgánica 15/1999” (Informe Nº 365/2006). Consecuencia lógica de lo
anterior sería que dicho derecho no se transmite a los herederos del fallecido, por lo
que no es posible aceptar que el requirente de información esté actuando en este
caso ejerciendo un derecho que le haya sido transmitido.
10) Que, sin embargo, también debe analizarse esta petición desde el prisma del derecho
que puedan tener las personas cercanas a la persona fallecida para acceder a los
datos personales de aquélla. A este respecto se ha señalado que “Como regla general
en los países cuyo derecho civil es heredero del Código de Napoleón…el derecho a la
protección de datos, como derecho de la personalidad, se extingue con la muerte de
las personas. / Sin embargo, hay que tener en cuenta que el que una persona fallecida
no sea titular del derecho no implica que puedan seguir tratándose sus datos, dado
que ese tratamiento puede causar un perjuicio a su honor, cuyo resarcimiento puede
reclamarse por sus herederos. Además, mantener el tratamiento de los datos de una
persona que ha fallecido puede dar lugar a otros perjuicios de sus familiares, difíciles
de evaluar” (El Derecho a la Protección de Datos Personales, 1ª ed., material curso
Fundación CEDDET, p 45). En el mismo orden de ideas la Agencia Española de
Protección de Datos, en el informe 365/2006 recién citado, sostuvo: “No obstante,
debe recordarse que si bien el derecho a la protección de datos desaparecería como
consecuencia de la muerte de las personas, no sucede así con el derecho de
determinadas personas para ejercitar acciones en nombre de las personas fallecidas,
con el fin de garantizar otros derechos constitucionalmente reconocidos. Así, por
ejemplo, cabe destacar que la Ley Orgánica 1/1885, de 5 de mayo, de protección civil
del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, pone de
manifiesto en sus artículos 4 a 6 que el fallecimiento no impide que por las personas
que enumera el primero de los preceptos citados puedan ejercitarse las acciones
correspondientes, siendo éstas la persona que el difunto haya designado a tal efecto
en testamento, su cónyuge, ascendientes, descendientes o hermanos que viviesen al
tiempo de su fallecimiento o, a falta de las personas anteriormente citadas, el
Ministerio Fiscal”.
11) Que, por otro lado, la honra de las personas fallecidas puede considerarse que
también se proyecta como un derecho propio de sus familiares, toda vez que su
memoria constituye una prolongación de dicha personalidad, protegida y asegurada
como parte de la honra de la familia (Nogueira A., Humberto. El derecho a la libertad
de opinión e información y sus límites. Santiago: Lexis Nexis, 2002, p. 131-133). Por
ello se ha entendido que el derecho a la honra prohíbe la "violación del buen nombre
de la persona o su familia como consecuencia de la divulgación de aspectos de la vida
privada de las personas que por su naturaleza afectan su reputación" (ídem., p.132).
12) Que, de acuerdo a lo anteriormente expresado, los llamados a cautelar dicha honra, y
por ende, a determinar qué información desean sustraer del conocimiento de terceros
no vinculados al fallecido, son los familiares del fallecido, derecho al que subyace el
supuesto lógico de conocer tal información.
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13) Que, por otro lado, aceptar la confidencialidad absoluta de la ficha clínica de un
fallecido impediría el acceso a los antecedentes que pudieran revelar la existencia de
eventuales negligencias médicas y ejercer el derecho a perseguir las
responsabilidades civiles y penales correspondientes, si fuera el caso, como también
el ejercicio de otros derechos (p. ej, los relativos a un seguro de vida), conclusión que
por ello debe descartarse.
14) Que, no obstante lo precedentemente expuesto, procede el análisis, por parte de este
Consejo, de las normas que regulan el acceso a la determinada información en
materia médica, algunas de las cuales fueron invocadas por el organismo reclamado:
a)
i)
D.F.L. N° 725, de 1968, del Ministerio de Salud, que establece el Código
Sanitario:
Artículo 127, invocado por el organismo reclamado, contenido en el Libro VI,
de laboratorios, farmacias y otros establecimientos, que dispone que “Las
recetas médicas y análisis o exámenes laboratorios clínicos y servicios
relacionados con la salud son reservados. Sólo podrá revelarse su contenido o
darse copia de ellos con el consentimiento expreso del paciente, otorgado por
escrito. Quien divulgare su contenido indebidamente, o infringiere las
disposiciones del inciso siguiente, será castigado en la forma y con las
sanciones establecidas en el Libro Décimo.” Dicha norma no resulta aplicable
al amparo de la especie, en primer término, por cuanto está referida a los
laboratorios, farmacias y otros establecimientos que manejan documentación
sobre la salud de las personas.
ii) Artículo 134, contenido en el Libro VII, de la observación y reclusión de los
enfermos metales, de los alcohólicos y de los que presenten estado de
dependencia de otras drogas y substancias, que establece una reserva en el
siguiente tenor: “Los registros, libros, fichas clínicas y documentos de los
establecimientos mencionados en el artículo 130° tendrán el carácter de
reservado, salvo para las autoridades judiciales, del Ministerio Público y para el
Servicio Nacional de Salud”. El artículo 130 mencionado se refiere a los
establecimientos destinados a la observación de los enfermos mentales, de los
que presentan dependencias de drogas u otras substancias, de los alcohólicos
y de las personas presuntivamente afectadas por estas alteraciones. Se
descarta la aplicación de la norma en comento por cuanto está referida a
información de determinados establecimientos, dentro de los cuales no se
incluye el INT, centro de referencia nacional de las patologías torácicas de alta
complejidad.
iii) En ambas normas trasunta un enfoque desde la perspectiva de la protección
de la privacidad del paciente y de la relación médico-paciente. Vale decir, a la
posible afectación del derecho del paciente, cuestión que nos reconduce a la
reflexión acerca de la inexistencia jurídica del fallecido.
b)
D.F.L. N° 1/2006, del Ministerio de Salud, que fija el texto refundido, coordinado
y sistematizado del D.L. N° 2.763, de 1979 y de las leyes N° 18.933 y N°
18.469,que en su artículo 31 N° 4, establece, en relación a los establecimientos
de autogestión en red, calidad que ostenta el INT, la obligación de entregar
información estadística y de atención al paciente que le sea solicitada, de
acuerdo con sus competencias legales por el Ministerio de Salud, el Fondo
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Nacional de Salud, el Servicio de Salud, la Superintendencia de Salud, los
establecimientos de la red asistencial correspondiente o alguna otra institución
con atribuciones para solicitarla. Dicha norma establece un deber especial de
información del Establecimiento de Autogestión en relación a determinadas
autoridades, que en ningún caso puede interpretarse como una causal de
reserva en los términos del artículo 1° de las Disposiciones Transitorias de la
Ley de Transparencia, considerando que el precepto en comento fue incluido en
el texto del D.L. N° 2.763 en enero del 2005.
15) Que por otra parte, el organismo reclamado invoca la reserva establecida en las
siguientes normas de carácter infra legales:
a) Decreto Supremo N° 161 del Ministerio de Salud, que fija el Reglamento de
Hospitales y Clínicas, del 19 de noviembre de 1982, que en su artículo 22
establece que "Toda información bioestadística o clínica que afecte a
personas internadas o atendidas en el establecimiento, tendrá el carácter de
reservado y estará sujeto a las disposiciones relativas al secreto profesional.
Solo se podrá entregar a los Tribunales de Justicia u otras entidades
legalmente autorizadas para requerirlas".
b) Manual de Procedimientos SOME, aprobado por Resolución Exenta N° 926,
de 14 de junio de 1989, del Ministro de Salud.
c) Directiva Permanente Interna Administrativa N° 5, que establece los normas
para el manejo de historias clínicas en los establecimientos del Sistema
Nacional de Servicios de Salud.
16) Que, sobre el particular, en la decisión del amparo A59-09 este Consejo señaló, a
propósito de los casos de confidencialidad establecidos mediante un Reglamento, que
“A mayor abundamiento, de acuerdo al artículo 1° transitorio de la Ley de
Transparencia sólo los preceptos legales actualmente vigentes y dictados con
anterioridad a la promulgación de la ley Nº 20.050, que establecen casos de secreto o
reserva por las causales que señala el artículo 8° de la Constitución Política, puede
entenderse que cumplen con la exigencia de quórum calificado requerida por dicha
disposición. De ninguna manera pueden beneficiarse de ella normas de rango
infralegal”, tal como ha señalado Contraloría en el Dictamen N° 48.302/2007.
17) Que, por lo precedentemente expuesto cabe a este Consejo descartar la invocación
de tales normas por el organismo reclamado a efectos de fundamentar la denegación
de la ficha clínica requerida en la especie.
18) Que, en lo relativo al informe de autopsia solicitado, se requirió vía correo
electrónico, el 24 de agosto de 2010, al enlace de transparencia del Servicio Médico
Legal, orientaciones conceptuales en la materia, por cuanto a dicho Servicio le
corresponde asesorar técnica y científicamente a los órganos jurisdiccionales y de
investigación, en todo el territorio nacional, en lo relativo a la medicina legal, según
dispone el artículo 2° de la Ley N° 20.065, de Modernización, Regulación Orgánica y
Planta de Personal del Servicio Médico Legal. El 25 de agosto, por la misma vía, dicho
enlace informó lo requerido, material que se utiliza en el establecimiento del contexto
necesario para la resolución de esta parte de la solicitud de acceso:
a) La autopsia o examen postmortem, en términos generales, corresponde a un
examen médico presencial que se practica al cadáver de una persona, cuyo
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objeto es buscar la causa precisa de su muerte. Esta puede ser clínica o
médico legal.
b) Del contexto de la solicitud de acceso se desprende que lo requerido es una
informe de autopsia clínica, por cuanto las médico legales son practicadas, por
regla general, por el Servicio Médico Legal, según lo dispuesto en el artículo 3° ,
letra a) de la Ley N° 20.065, ya aludida, por orden de un Tribunal o del
Ministerio Público.
c) La autopsia clínica, contribuye a la investigación de muertes en que: a) un
estudio clínico completo no ha bastado para caracterizar suficientemente la
enfermedad causante; b) un estudio clínico ha bastado para caracterizar la
enfermedad suficientemente, pero existe un interés científico definido en
conocer aspectos de la morfología o de la extensión del proceso; c) un estudio
clínico incompleto hace suponer la existencia de lesiones no demostradas que
pudieran tener un interés social, familiar o científico. (fuente: J.A. Gisbert
Calabuig, Medicina Legal y Toxicológica, 6° Edición, Elsevier España. Año
2005, p.274.)
d) En cuanto a las situaciones en que estaría indicada la práctica de una autopsia
clínica (el mismo autor aludido en el punto anterior en referencia a lo señalado
por el American College of Pathologist), se ha señalado que una de éstas es el
caso en que la autopsia pueda aportar a la familia o a la sociedad en general
datos de importancia.
e) En cuanto a su regulación en Chile, ésta es exigua por cuanto el Decreto N° 42,
de 1986, del Ministerio de Salud, Reglamento Orgánico de los Servicios de
Salud, que le daba tratamiento, fue derogado, y el actualmente vigente Decreto
N° 140, de 2004, no desarrolla dicha regulación.
f) Por lo anterior, la publicidad de los resultados de una autopsia, considerando
que tiene la misma calidad jurídica que cualquier otro examen médico, deberá
determinarse por aplicación de normas generales sobre la materia.
g) Según lo señalado en el Manual de Patología General de la Pontificia
Universidad Católica de Chile “Puede considerarse que la autopsia es el único
método confiable que permite confirmar el acierto diagnóstico médico en 70 a
85% de los casos. Sin embargo, estudios sistemáticos muestran que un 30% de
los pacientes fallecidos y que llegan a autopsia no fueron diagnosticados
correctamente en vida. El porcentaje de error diagnóstico "trascendental" de
estos casos, o sea de diagnóstico con implicaciones pronósticos y terapéuticas
importantes, que eventualmente podrían haber modificado la evolución en
forma significativa, es de 10 a 12%. Ambos porcentajes se han mantenido
prácticamente inalterados en las últimas décadas. La autopsia, es
irreemplazable por la información que aporta para confeccionar el certificado de
defunción, pues establece la mayoría de las veces la causa de muerte en el
caso individual. Así, ha podido establecerse que las infecciones por gérmenes
oportunistas corresponden a la primera causa inmediata de muerte en
pacientes inmunodeprimidos y que en los últimos decenios esta frecuencia se
ha quintuplicado.” (ver: http://escuela.med.puc.cl/publ/PatologiaGeneral/Patol_122.html )
19) Que, dadas las características de este tipo de autopsia, y considerando que se trata
de información que se genera después de la muerte de una persona, vale decir,
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cuando sus derechos están extinguidos, salvo aquellos transmisibles, es más evidente
la inaplicabilidad de la Ley N° 19.628, como también, la importancia de la información
que pueda contener tal informe de autopsia para la familia del fallecido, por cuanto,
permite saber la verdad de la causa de muerte de un ser querido, por lo que también
ha de estimarse, que en el caso concreto, no existiría impedimento alguno para que
sea entregado al hijo el informe de autopsia del que fue su padre.
20) Que en cuanto a la solicitud de los informes de auditorías realizadas en el INT, al
no distinguir el reclamante, su petición debe entenderse referida a las auditorías
internas y externas del INT. Por otra parte, si bien el organismo reclamado no se
pronunció sobre las mismas, cabe concluir la existencia de las mismas a la luz de lo
dispuesto en el artículo 38 del D.F.L. N° 1/2006, del Ministerio de Salud, que fija el
texto refundido, coordinado y sistematizado del D.L. N° 2.763, de 1979 y de las leyes
N° 18.933 y N° 18.469, en relación a los Establecimientos de Autogestión en Red,
calidad que ostenta el INT, que dispone que “El establecimiento deberá efectuar
auditorías de la gestión administrativa y financiera a lo menos una vez al año, las
que podrán ser realizadas por auditores externos conforme las normas que imparta el
Subsecretario de Redes Asistenciales”, obligación que fue establecida mediante Ley
N° 19.937, en vigencia, sobre este punto, desde el 1° de enero de 2005, de acuerdo a
lo dispuesto en el artículo décimo octavo de dicho cuerpo legal.
21) Que, además, a juicio de este Consejo, resulta especialmente relevante, desde el
punto de vista del control social de la gestión de los establecimientos de autogestión
en red, la publicidad de las auditorías que se realizan a su actividad, por cuanto, de
acuerdo al D.F.L. N°1 aludido, se trata de establecimientos dependientes de los
servicios de salud respectivos, que tiene una mayor complejidad técnica, desarrollo de
especialidades, organización administrativa y número de prestaciones, que están
sujetos al cumplimiento de metas y objetivos sanitarios, de gestión funcional, gestión
de personas, gestión del cuidado e indicadores y estándares fijados en convenios y
normas, de acuerdo al Reglamento que al efecto dictó el Ministerio de Salud.
22) Que, tal como ha señalado este Consejo en las decisiones recaídas en los amparos
Roles A44-09, A408-09, C430-09 y C578-09, en relación a auditorías internas, éstas
son, en principio, públicas, debiendo el organismo público, en virtud de la Ley N°
19.628 sobre Protección de los Datos Personales, resguardar los datos personales
que provengan o hubieren sido recolectados de fuentes no accesibles al público o los
datos sensibles que pudiere contener, en consonancia con el principio de divisibilidad
consagrado en el artículo 11, letra e) de la Ley de Transparencia. El mismo principio
resulta aplicable para el caso de las auditorías externas.
23) Que, por todo lo precedentemente expuesto ha de acogerse el presente amparo y
requerir al Sr. Director del Servicio de Salud Metropolitano Oriente la entrega de la
ficha clínica e informe de autopsia del fallecido Enrique Rojas Figueroa y las
auditorías, internas y externas realizadas al Instituto Nacional del Tórax, en los
términos indicados en el considerando anterior, al reclamante, según se indicará en la
parte resolutiva del presente acuerdo.
EL CONSEJO PARA LA TRANSPARENCIA, EN EJERCICIO DE LAS FACULTADES
QUE LE ATRIBUYEN LOS ARTS. 24 Y SIGUIENTES Y 33 B) Y POR LA UNANIMIDAD
DE SUS MIEMBROS PRESENTES, ACUERDA:
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I.
Acoger el amparo interpuesto por don Oscar Rojas Contreras en contra del
Servicio de Salud Metropolitano Oriente y requerir al Sr. Director de dicho servicio
la entrega de la información requerida, en los términos indicados en la parte
considerativa del presente acuerdo a saber:
i)
Ficha clínica del paciente fallecido, obrante en poder del Instituto Nacional del
Tórax;
ii) Informe de autopsia del paciente fallecido;
iii) Informe de las auditorías realizadas en el Instituto Nacional del Tórax.
II.
Requerir al Sr. Director del Servicio de Salud Metropolitano Oriente a fin de que,
dentro del plazo de 10 días hábiles contados desde que quede ejecutoriado el
presente acuerdo, entregue al reclamante lo señalado en el punto anterior.
III.
Requerir al Sr. Director del Servicio de Salud Metropolitano Oriente a que de
cumplimiento a lo precedentemente resuelto, bajo el apercibimiento de proceder
conforme disponen los artículos 45 y siguientes de la Ley de Transparencia,
enviando copia de los documento en que conste la entrega de información, a este
Consejo, al domicilio Morandé N° 115, piso 7°, comuna y ciudad de Santiago, o al
correo electrónico [email protected] para efectos de verificar
el cumplimiento de esta decisión.
IV.
Encomendar al Director General de este Consejo notificar el presente acuerdo a
don Oscar Rojas Contreras y al Sr. Director del Servicio de Salud Metropolitano
Oriente.
Pronunciada por el Consejo Directivo del Consejo para la Transparencia, integrado por su
Presidente don Raúl Urrutia Ávila y los Consejeros don Alejandro Ferreiro Yazigi, don
Jorge Jaraquemada Roblero y don Juan Pablo Olmedo Bustos.
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