EL SISTEMA DE MADRID, UN HITO DECISIVO EN LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LA PROTECCIÓN DE LAS MARCAS. Por José Manuel Otero Lastres Catedrático de Derecho Mercantil Universidad de Alcalá de Henares 1.- Introducción Permítanme que plantee el tema de mi conferencia desde la óptica de las características de los derechos de propiedad industrial. Como todos ustedes saben, entre los rasgos o características de estos derechos cabe mencionar los siguientes: • Son derechos exclusivos y excluyentes. • Son derechos registrales. • Son derechos territoriales. • Son derechos temporalmente limitados, aunque algunos son renovables por tiempo limitado, como los diseños, y otros son indefinidamente renovables, como la marca. • Y, finalmente, son derechos con una clara vocación internacional. En concreto, en el derecho de marca, que es el que ahora nos interesa, concurren, como no podía ser de otro modo, todas estas características, estando tres de ellas especialmente implicadas en el tema de este Seminario. Tales notas son la de la registrabilidad, la de la territorialidad, y la de vocación internacional. Y es que el hecho de que la marca sea un derecho que nace principalmente por 2 medio de su inscripción en una Oficina de Registro; el hecho de que se trate de un derecho que, por lo general, produce efectos en el territorio del Estado que lo concede; y el hecho de que haya adquirido una dimensión internacional cada vez más creciente en la medida en que es el signo que identifica y diferencia las prestaciones que son objeto del tráfico económico mundial, explican que haya sido inevitable el establecimiento de un Sistema Internacional de registro de marcas. Si por “Sistema” se entiende, según su primera acepción, “conjunto de reglas o principios sobre una materia racionalmente enlazados entre sí”, no cabe duda de que lo que actualmente se conoce como “El Sistema de Madrid de registro internacional de marcas” se ha convertido en un verdadero Sistema, en la medida en que consiste en un conjunto de principios y de normas racionalmente enlazados entre sí sobre la materia del registro internacional de las marcas. Y ello porque el denominado Sistema de Madrid enlaza racionalmente las normas de dos textos normativos de carácter internacional que son como todos ustedes saben, de una parte, el Arreglo de Madrid relativo al Registro Internacional de Marcas de 14 de abril de 1891 y, de otra, el Protocolo concerniente al Arreglo de Madrid relativo al Registro Internacional de Marcas de 27 de junio de 1989. En los minutos que siguen, trataré de exponer sintéticamente, pero de manera interrelacionada, las líneas fundamentales de estos dos textos normativos, con la finalidad de acreditar que tal y como ha quedado configurado, el Sistema de Madrid constituye un hito decisivo en la internacionalización de la protección de la marca. 3 2.- La necesidad del Registro Internacional de marcas. La previsión de un sistema que permita el correcto funcionamiento de un registro internacional de las marcas es una necesidad largamente sentida. Como ha puesto de manifestado el Profesor BOTANA, en su magnífica monografía sobre “La protección de las marcas internacionales”, la idea de establecer un sistema que simplificara las formalidades para proteger una misma marca en diversos países surgió en el Congreso Internacional de la Propiedad Industrial celebrado en París en 1878. La necesidad de establecer un sistema de este tipo se hizo todavía más presente como consecuencia del Convenio de la Unión de París de 1883, el cual contiene, entre otros principios, el de la prioridad unionista. En virtud de este principio, como todos ustedes saben, el Convenio reconocía ya en 1883 a todo aquel súbdito unionista que hiciera en forma regular el depósito de una solicitud de marca en uno de los países de la Unión un derecho de prioridad durante el plazo de seis meses para presentar la correspondiente solicitud de tal marca en los demás países unionistas. Pues bien, aunque el Convenio de París preveía, desde sus orígenes, este plazo para extender el registro de una marca de un país unionista a otros, lo cierto es que existían numerosas dificultades para lograrlo. Entre éstas, cabe mencionar: - la de que había que presentar tantas solicitudes como fuesen los países a los que se desease extender el registro de la marca originaria; 4 - la de que una buena parte de estas solicitudes habría que presentarlas en diferentes idiomas; - la de que habría que pagar tasas en varias monedas; - la de que tendrían que intervenir diferentes agentes o mandatarios. Como se advierte fácilmente, todo esto implicaba no sólo numerosos obstáculos que salvar en tan corto plazo de tiempo, sino también, y sobre todo, cuantiosos gastos. Por lo que se acaba de decir no puede sorprender que se pensara desde muy pronto en idear un sistema que facilitara el registro internacional de las marcas. El objetivo era eliminar las dificultades que presentaba el sistema de la multiplicidad de solicitudes y sustituirlo por un procedimiento único, sencillo, rápido y económico que desembocase el registro internacional de la marca. Se trataba de conseguir, en definitiva, la protección de la marca en varios países mediante la presentación de una sola solicitud, redactada en un mismo idioma, previo pago de las tasas en una sola moneda y con la intervención de un solo agente mandatario. Con esta loable finalidad surgió el anteriormente citado Arreglo de Madrid relativo al Registro Internacional de Marcas de 14 de abril de 1891, que fue objeto, como todos ustedes saben, de sucesivas revisiones, que no viene al caso reseñar. Por lo tanto, a la necesidad de contar con un procedimiento de registro internacional de marcas, que se hizo más patente desde la Convenio de París de 1883, se respondió con relativa rapidez, algo más de 8 años 5 después, desde el propio seno de la Unión de París, mediante la creación de la Unión particular del Arreglo de Madrid de 1891. La finalidad del Arreglo, según establece el apartado 2) de su artículo 1 es hacer posible que los nacionales de los países firmantes del Arreglo puedan obtener en los demás países pertenecientes al mismo, la protección de las marcas que tengan registradas en su país de origen, mediante el depósito de la solicitud de tales marcas en la Oficina Internacional, que habrá de efectuar a través de la Administración de dicho país de origen. Veamos, pues, seguidamente las líneas generales de este Arreglo, para detenernos, después, en las principales razones que se alegan para no adherirse al mismo. 3.- El Arreglo de Madrid: breve descripción del sistema y principales razones alegadas en contra de su adhesión. Como destaca el Maestro FERNANDEZ-NÓVOA, el eje central del Arreglo de Madrid es la solicitud de registro internacional, de la que interesa detenerse, brevemente, en los siguientes aspectos: • Legitimación para solicitar el registro internacional De la interpretación conjunta del apartado 2 del artículo 1 y del artículo 2 del Arreglo se desprende que están legitimados para presentar la solicitud de registro internacional: 1. Los nacionales de los países contratantes del Arreglo 6 2. Los nacionales de los países no adheridos al Arreglo que estén domiciliados o tengan un establecimiento industrial o comercial efectivo y serio en el territorio de la Unión particular creada por el Arreglo. • Contenido de la solicitud En el apartado 4 de la Regla 9 del Reglamento Común del Arreglo de Madrid relativo al Registro Internacional de Marcas y del Protocolo concerniente a ese Arreglo, que entró en vigor el 1 de abril de 2004, se determina el contenido de la solicitud internacional. De las menciones que establece con gran detalle esta norma reglamentaria, cabe destacar: - las relativas al solicitante y, si lo hubiere, a su mandatario; - las referidas al depósito de la marca base en el país de origen; - las concernientes al signo en cuanto tal en que consiste esta marca base, así como a los productos o servicios distinguidos por tal marca; - y que se refieren a las Partes contratantes designadas o, lo que es lo mismo, los países para los que se solicita la protección. • Objeto de la solicitud del registro internacional El objeto de la solicitud del registro internacional tiene que ser inevitablemente una marca registrada con anterioridad en uno de los países pertenecientes a la Unión Particular, denominado “país de origen”. Como cabe la posibilidad de que el solicitante sea titular 7 de marcas idénticas registradas en varios países de la Unión particular, hay que determinar cuál ha de ser considerado “país de origen”. La cuestión la resuelve expresamente el apartado 3 del artículo 1 del Arreglo que fija sucesivamente y por orden de preferencia los criterios que determinan el país de origen: 1. El país de la Unión particular donde el depositante tenga un establecimiento industrial o comercial efectivo y real. 2. Si no lo tuviere, el país de la Unión particular donde tenga su domicilio. 3. Si no estuviere domiciliado en un país de la Unión, el país de su nacionalidad cuando sea nacional de un país de la Unión particular. Es decir, que el punto de conexión con el país de origen será, por este orden y siempre en relación con un país perteneciente a la Unión particular: el del establecimiento, el del domicilio y el de la nacionalidad. • Tramitación De manera muy general la tramitación que se prevé en el Arreglo puede describirse así: (i).- Tramitación en la Oficina de Origen. Lo primero que debe señalarse es que la solicitud de registro internacional tiene que ser presentada en la Oficina del país de origen, la cual, tras recibirla, certificará que las indicaciones que 8 figuran en la solicitud de registro internacional se corresponden con las del registro nacional de la marca base. (ii).- Trámites en el Ofician Internacional. Seguidamente, la Oficina del País de origen remitirá la solicitud de registro internacional a la Oficina Internacional, con sede en Ginebra, la cual debe comprobar, tras el pertinente examen formal, si la solicitud reúne o no los requisitos exigidos por el Arreglo. En caso de que los cumpla, la Oficina Internacional registrará inmediatamente la marca, fijando de modo expreso la fecha del registro internacional de la dicha marca. La Oficina Internacional deberá notificar el registro internacional de la marca sin dilación alguna a las Oficinas nacionales interesadas. Además, el registro internacional de la marca será publicado en la Revista “Les Marques internacionales”, sobre la base de las indicaciones contenidas en la solicitud de registro internacional. (iii).- Trámites en las Oficinas nacionales de los países designados. Las Oficinas nacionales a las que se haya notificado el registro de la marca internacional tendrán la facultad de denegar la protección de la marca en su territorio en el caso de que su legislación interna así lo establezca. Pero esta facultad de denegación está sujeta a dos limitaciones: a) la denegación tiene que fundarse necesariamente, como señala nuestra mejor doctrina (FERNANDEZ-NOVOA y BOTANA) en cualquiera de las causas previstas por los artículos 6 quinquies, 6 bis y 6 ter del CUP; y b) que la Oficina nacional del 9 país en el que se ha decretado la denegación comunique su negativa en el plazo previsto en su legislación nacional y, a más tardar, en el plazo de un año contado a partir del registro internacional o de la petición de extensión de la protección formulada de conformidad con el artículo 3 ter del Arreglo. • Efectos del Registro Internacional Los efectos que produce el registro internacional de la marca son los siguientes: 1. La marca goza, desde la fecha del registro, en los países contratantes interesados, de la misma protección que si la marca hubiera sido directamente presentada para registro en cada uno de ellos. 2. Precisamente por producir este efecto es por lo que no estamos ante una marca que confiere una protección de carácter unitario y uniforme en todos los países interesados, como por ejemplo las marcas comunitarias. 3. Antes al contrario, el registro internacional desemboca en un haz de marcas nacionales, cada una de las cuales tiene la misma protección directamente que si hubiesen sido presentadas a registro en cada uno de dicho países. Si tomamos como ejemplo el registro de una marca internacional en la que se designe a España, el registro internacional produciría dos efectos distintos de manera sucesiva: en un primer momento, la marca internacional tendría la misma protección que una solicitud de marca española y, seguidamente, una vez transcurrido el plazo del año previsto 10 para su denegación sin que ésta se hubiera producido, la marca internacional gozaría de la misma protección que una marca registrada española. 4. Finalmente, existe una conexión entre la marca originaria y la marca internacional que ha pasado de ser “absoluta y permanente” antes de la revisión de Niza de 15 de junio de 1957 a una conexión temporalmente limitada a partir de esta Revisión. En la primera de estas etapas, la subsistencia de la marca internacional dependía de la propia subsistencia del registro nacional de la marca en el país de origen. De tal modo que la cancelación del registro de la marca base producía inevitablemente la de la marca internacional. Es lo que se denomina, como ustedes saben, el ataque central. Sin embargo, este grave defecto del Arreglo fue suavizado a partir de la revisión de Niza y actualmente estamos en una etapa en la cual existe un primer plazo de 5 años contados a partir de la fecha del registro internacional durante el cual la vigencia de la marca internacional depende de la vigencia del registro de la marca nacional de base. Pero pasado este plazo, el registro internacional se vuelve independiente, toda vez que no le afectan las vicisitudes por las que pase el registro nacional de la marca originaria. • Razones en contra de la adhesión al Arreglo Como ha recordado en su excelente conferencia pronunciada en Managua el 11 de mayo de 2006 el entonces Superintendente de Industria y Comercio de Colombia, JAIRO RUBIO ESCOBAR, entre 11 las razones alegadas en contra de la adhesión al Arreglo de Madrid, cabe destacar las siguientes: 1).- La de que el Arreglo restringe relativamente, según hemos visto, la legitimación para solicitar el registro internacional de la marca. 2).- La necesidad de que el registro internacional se apoye necesariamente en el previo registro de la marca en uno de los países pertenecientes a la Unión Particular. 3).- La dependencia, al menos temporal, entre el registro nacional de la marca base y el registro internacional. 4).- La existencia de un plazo que se considera de corta duración para comunicar la denegación de la marca internacional en los países interesados. 5).- El hecho de la existencia de un solo idioma oficial, el francés, aunque desde la Asamblea de la Unión de Madrid, celebrada en septiembre de 2007, se acordó añadir el idioma español, con efectividad desde el 1 de septiembre del presente año. 6).- La existencia de varias tasas, como la nacional facultativa y la internacional obligatoria, integrada esta última por una tasa básica, una tasa complementaria y un complemento de tasa. Una vez efectuada esta visión panorámica del Arreglo, estamos ya en condiciones de examinar las líneas generales del Protocolo. 12 4.- El Protocolo concerniente al Arreglo de Madrid • Propósito del Protocolo Precisamente porque existían razones que venían esgrimiéndose por diferentes países para no adherirse al Arreglo de Madrid, se elaboró en el seno de la OMPI un Documento de trabajo que introducía una serie de modificaciones en el Arreglo con el propósito de eliminar o cuando menos suavizar tales defectos. Este documento sirvió de base durante los trabajos preparatorios de la Conferencia Diplomática de Madrid, celebrada en junio de 1989, en la cual se aprobó finalmente el “Protocolo concerniente al Arreglo de Madrid relativo al registro internacional de marcas”, adoptado en Madrid el 27 de junio de 1989. Si se fijan, la propia denominación de este texto internacional “Protocolo concerniente al Arreglo” alude a que “atañe” o “interesa” al Arreglo; es decir, que el Protocolo afecta del algún modo al Arreglo. Aunque, por lo general, los textos posteriores que regulan una materia anterior lo suelen hacer para modificarla, la finalidad esencial del Protocolo no fue modificar el Arreglo, sino que su propósito es otro: el Protocolo constituye un texto independiente y autónomo en su operatividad con respecto al Arreglo. Como ha indicado con singular acierto el Profesor BOTANA, y veremos un poco más ampliamente al referirnos a su naturaleza jurídica, el Protocolo presupone la existencia del Arreglo: hay Protocolo porque 13 existe el Arreglo y ambos están llamados a coexistir formando el actual Sistema de Registro Internacional de Marcas. • Las previsiones del Protocolo en relación con los defectos imputados al Arreglo de Madrid Con el fin de no cansar excesivamente su atención, en lugar de exponer primeramente las líneas generales del Protocolo y valorar a continuación si se han subsanado o no los defectos del Arreglo, voy a tratar unitariamente ambas cuestiones. Para lo cual, voy a detenerme seguidamente en la respuesta que ofrece el Protocolo a cada uno de los reseñados defectos que se atribuyen al Arreglo. 1).- En relación con la legitimación para solicitar el registro internacional de la marca, el Protocolo amplía la legitimación para solicitar el registro internacional de la marca. Así, el apartado 1 del artículo 2 del Protocolo dispone que la solicitud de registro internacional puede ser presentada: (i) por los nacionales de un Estado contratante o por las personas que estén domiciliadas o tengan un establecimiento industrial o comercial serio y efectivo en el caso de que la solicitud se presente en la Oficina de un Estado contratante. (ii) Y también –y aquí reside la ampliación- por los nacionales de un Estado que sea miembro de una Organización Intergubernamental contratante o por las personas que estén domiciliadas o tengan un establecimiento industrial o comercial serio y 14 efectivo en el territorio de dicha Organización en el caso de que la solicitud se presente en la Oficina de tal Organización contratante. Y es que como una de las grandes novedades del Protocolo es que pueden ser Partes contratantes del mismo no solo los Estados, sino también las Organizaciones Intergubernamentales a las que se refiere la letra b) del apartado 1 de su artículo 14, es lógico que esta novedad afecte la legitimación para solicitar el registro de las marcas internacionales. De acuerdo con ello, la legitimación en el Protocolo es más amplia que la del Arreglo al extenderse también a los nacionales de un Estado que sea miembro de la correspondiente Organización Intergubernamental contratante y a los que estén domiciliados o tengan un establecimiento serie y efectivo en el territorio de dicha Organización. 2).- En cuanto a la necesidad de que el registro internacional se base en el previo registro de la marca en uno de los países pertenecientes a la Unión Particular, el Protocolo también contiene una importante novedad: no exige inevitablemente el previo registro de la marca, sino que admite que el registro internacional se apoye en la previa solicitud de registro de una marca. Por lo tanto, el objeto del Protocolo es doble: pueden servir de base para el registro internacional tanto el registro como la simple solicitud de registro presentados previamente en un Estado o en una Organización Intergubernamental contratante. 3).- Con respecto a la dependencia entre el registro nacional de la marca base y el registro internacional, si bien el Protocolo no 15 instaura el deseable principio de la independencia absoluta, atenúa notablemente la dependencia temporal que prevé el Arreglo. En efecto, como dispone el apartado 2 del artículo 6 al expirar el plazo de 5 años a contar desde la fecha del registro internacional, éste se hace independiente de la solicitud o del registro de base, pero con las dos siguientes matizaciones: (i) Durante el plazo de estos cinco primeros años, el registro internacional sólo se verá privado de efectos cuando la solicitud de marca nacional haya sido retirada; o cuando esta solicitud o, en su caso, el registro base haya sido objeto de renuncia o bien hayan sido rechazados, revocados, cancelados o invalidados en virtud de una resolución o sentencia definitivas. (ii) Pasados esos cinco años, el registro internacional dejará de surtir efecto cuando la solicitud o el registro nacional devenga ineficaz como consecuencia de un recurso, una acción o una oposición entablada con anterioridad al transcurso de ese plazo inicial de cinco años. 4).- En relación con el plazo de un año para comunicar la denegación de la marca internacional por parte de los Oficinas nacionales de los países interesados, la letra b) del apartado 2 del artículo 5 del Protocolo permite a toda Parte Contratante ampliar dicho plazo hasta 18 meses. 5).- En lo que concierne al idioma, el Protocolo considera como idiomas oficiales el francés, el español y el inglés. E incluso se prevé la posibilidad de que se declaren en el futuro como idiomas oficiales el alemán, el árabe, el chino, el japonés, el portugués, el 16 ruso y cualquier otro idioma que considere conveniente la Asamblea. 6).- Por último, con respecto a la existencia de varias tasas, el artículo 8 del Protocolo permite que una Parte Contratante decida sustituir las tasas por una tasa única denominada “tasa individual”. Además de todas estas medidas que contiene el Protocolo, hay que reseñar otra de notable alcance, como es la posibilidad de transformar el registro internacional cancelado en solicitudes o registros nacionales de marca. En efecto, como prevé el artículo 9 quinquies del Protocolo, cuando el registro internacional sea cancelado en virtud de cualquiera de las causas previstas en su artículo 6, el titular del registro internacional podrá presentar ante la Oficina de cualquier parte contratante de las designadas una solicitud que tenga por objeto la misma marca para los mismos productos o servicios que los que tenía dicho registro internacional. El efecto que produce esta transformación es retrotraer la fecha de presentación de la solicitud nacional a la fecha del registro internacional cancelado. 5.- El Arreglo y el Protocolo como Sistema de protección de las marcas internacionales: su enlace racional. Decía al comienzo de mi exposición que lo que conocemos como el “Sistema de Madrid de registro internacional de marcas” es un verdadero Sistema, en la medida en que consiste en un conjunto de principios y de normas racionalmente enlazados entre sí sobre la materia del registro internacional de las marcas. Y 17 decía también al comenzar la exposición de las líneas generales del Protocolo, siguiendo la acertada opinión del Profesor BOTANA, que el Protocolo presupone la existencia del Arreglo: hay Protocolo porque existe el Arreglo y ambos están llamados a coexistir formando el actual Sistema de Registro Internacional de Marcas. Así las cosas, surge la pregunta de cuál es la naturaleza jurídica del Protocolo desde la óptica del Derecho internacional. Pues bien, a diferencia del Arreglo que, como todos ustedes saben, es una “Unión particular” entre países pertenecientes a la Unión de París en el sentido del artículo 19 del CUP, el Protocolo, como ha puesto de relieve el profesor BOTANA, a pesar de lo que pudiera sugerir su denominación no es ni una “enmienda”, ni un “acta adicional”, ni un “anexo”, ni una “sucesión” del Arreglo, sino un verdadero tratado internacional. En efecto, el Protocolo no es una enmienda del Arreglo porque, lejos de representar una modificación de sus cláusulas, constituye, como ya hemos dicho, un texto internacional independiente y autónomo en su operatividad. Lo cual impide también que pueda ser calificado como un “acta adicional”: la independencia y autonomía del Protocolo ponen de manifiesto que no estamos ante una simple adición, aclaración o complemento de aspectos del Arreglo al que se adicionaría el Protocolo como Acta. Tampoco puede ser considerado como un “anexo” del Arreglo, ya que el Protocolo no recoge una reglamentación más específica de algún extremo contemplado de manera más genérica en el Arreglo al que estaría vinculado. Finalmente, el Protocolo tampoco sucede al 18 Arreglo en el sentido de que aquél suponga el fenecimiento de éste, sino que ambos habrán de convivir en el futuro. Descartadas las calificaciones anteriores, y a pesar de que el texto se titula “Protocolo” constituye un verdadero tratado en sentido técnico-jurídico, toda vez que es un acuerdo celebrado por escrito entre Estados destinado a producir efectos entre las Partes Contratantes y regido por normas del Derecho internacional. Ahora bien, estamos ante un tratado que presenta, cuando menos, las dos peculiaridades. La primera es que consiste en un tratado que presupone la existencia de otro convenio internacional, como es el Arreglo de Madrid. Como dice le Profesor BOTANA con gran expresividad, hay Protocolo porque existe el Arreglo (“hay PAMMI porque existe AMMI” –dice él). La segunda es que el Protocolo constituye un instrumento que excede del marco de los “Arreglos” particulares a los que se refiere el artículo 19 del CUP, ya que, además de los países miembros de la Unión de París, pueden ser Partes Contratantes también las Organizaciones Intergubernamentales. Hechas estas reflexiones generales y habiendo afirmado que el Protocolo no reemplaza en ningún caso al Arreglo, sino que se aplican conjuntamente, queda por aclarar el modo en que se enlazan estos dos textos que conforman el Sistema de Madrid. A este respecto, lo primero que hay que subrayar es que aún en la hipótesis de que la totalidad de los Estados contratantes del Arreglo se convirtieran también en Partes contratantes del Protocolo, se dispuso en un principio que no por ello dejaría de aplicarse el 19 Arreglo. Así se establecía en la redacción inicial del artículo 9 sexies del Protocolo, titulado “Salvaguardia del Arreglo de Madrid”, a tenor de cuyo apartado 1) cuando en relación con una solicitud o un registro internacional, la Oficina de origen sea la de un Estado que es parte tanto del Protocolo como del Arreglo, las disposiciones del Protocolo no surtirán efecto en el territorio de ningún otro Estado que sea Parte también tanto del Protocolo como del Arreglo. Como ha señalado el Profesor BOTANA, esta disposición que niega la posibilidad de que los Estados firmantes de ambos textos puedan beneficiarse de las normas del Protocolo, fue objeto de amplios debates, que dieron lugar a la norma contenida en su apartado 2, según la cual una vez transcurrido el plazo de 10 años a partir de la entrada en vigor del Protocolo, y no antes de que expire el plazo de 5 años desde la fecha en que la mayoría de los países integrantes del Arreglo lo sean también del Protocolo, la Asamblea, por la mayoría de los tres cuartos de sus miembros, podrán derogar o restringir el alcance de la indicada cláusula de salvaguardia, contenida en el apartado 1) de dicho artículo 9 sexies. Pues bien, como todos ustedes sin duda saben, la cláusula de salvaguardia del artículo 9 sexies ha sido derogada por la Asamblea celebrada en septiembre de 2007 con efectividad desde el 1 de septiembre de 2008. En consecuencia, cuando la Oficina de origen de una solicitud o de un registro internacional sea la de un Estado que es parte integrante tanto del Protocolo como del Arreglo, las disposiciones del Protocolo surtirán efectos en el territorio de los Estados que también sean parte tanto del Protocolo como del Arreglo. 20 Para concluir este punto, conviene detenerse brevemente en una de las novedades más relevantes del Protocolo, ya apuntadas con anterioridad, como es la de prever la posibilidad de las Organizaciones Intergubernamentales puedan formar parte del mismo. Como establece la letra b) del apartado 1 del artículo 14 del Protocolo, para que una Organización Intergubernamental pueda ser parte del Protocolo ha de cumplir las dos siguientes condiciones: (i) que al menos uno de los Estados miembros de dicha Organización sea parte del CUP. (ii) que dicha Organización tenga una oficina regional para el registro de marcas con efecto en el territorio de la Organización, siempre que dicha Oficina no sea objeto de una notificación en virtud del artículo 9 quater; esto es, una Oficina común a varios Estados contratantes que hayan unificado sus leyes nacionales en materia de marcas y que tengan una Oficina común que reemplace a la Oficina nacional de cada uno de ellos. 6.- Reflexión final A primera vista puede parecer que, en lugar del Sistema de Marcas de Madrid, integrado por el Arreglo y el Protocolo, podía haberse previsto otra protección internacional para las marcas menos compleja. Más de uno puede pensar que el camino elegido para el registro internacional de las marcas podía haber sido más simple, 21 como por ejemplo, revisar simplemente el Arreglo introduciendo en sus normas las modificaciones que se contienen en el Protocolo. Pero, de haberse seguido este camino, habrían quedado fuera del sistema de protección las Organizaciones Intergubernamentales, que tanto fuerza están cobrando en nuestro días. Recuérdese a este efecto que, por ejemplo, la Unión Europea es Parte contratante del Protocolo con efectos de 1 de octubre de 2004. Por eso, si se quería acoger a estas Organizaciones, no quedaba otro camino que apartarse del instrumento de las Uniones Particulares del CUP y acudir a la vía del Tratado Internacional, como ha sucedido, por ejemplo, con el Tratado sobre el Derecho de Marcas de 1994. Pero la previa existencia del Arreglo de Madrid, en tanto que Unión Particular, hacía muy difícil instaurar un Tratado como el Protocolo que sustituyera por completo al Arreglo. Por eso, si se quería mejorar la protección internacional de las marcas y extender esta protección mejorada a las Organizaciones Intergubernamentales no quedaba otro remedio que hacer lo que se hizo: configurar un Sistema como el de Madrid consistente en la aplicación coordinada de los dos citados textos normativos. Se puede, por tanto, afirmar que, en sí mismo, el Sistema de Madrid vigente es, como reza el título de mi conferencia, un hito decisivo en la internacionalización de la protección de las marcas. Pero si esto es cierto, también lo es que en un futuro, si todos los Estados miembros del Arreglo lo llegan a ser también del Protocolo, lo lógico sería que el Arreglo acabe siendo enteramente sustituido por el Protocolo, al que sería sumamente deseable que se 22 adhirieran el número más elevado posible de Estados y de Organizaciones Intergubernamentales. Muchas gracias. Madrid 18.9.2008