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CIEEM 2016/2017
2016 “Año del Bicentenario de la Declaración
de la Independencia de la República Argentina”
Lengua
Clase n°1 – Sábado 9 de abril de 2016
Disfrutá, antes de sumergirnos en nuestra primera clase, del siguiente fragmento de El principito de
Antoine de Saint-Exupéry.
—Vete a ver las rosas; comprenderás que la tuya es única en el mundo. Volverás a decirme
adiós y yo te regalaré un secreto.
El principito se fue a ver las rosas a las que dijo:
—No son nada, ni en nada se parecen a mi rosa. Nadie las ha domesticado ni ustedes han
domesticado a nadie. Son como el zorro era antes, que en nada se diferenciaba de otros cien mil
zorros. Pero yo le hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
Las rosas se sentían molestas oyendo al principito, que continuó diciéndoles:
—Son muy bellas, pero están vacías y nadie daría la vida por ustedes. Cualquiera que las vea
podrá creer indudablemente que mi rosa es igual que cualquiera de ustedes. Pero ella se sabe
más importante que todas, porque yo la he regado, porque ha sido a ella a la que abrigué con el
fanal, porque yo le maté los gusanos (salvo dos o tres que se hicieron mariposas ) y es a ella a la
que yo he oído quejarse, alabarse y algunas veces hasta callarse. Porque es mi rosa, en fin.
Y volvió con el zorro.
—Adiós —le dijo.
—Adiós —dijo el zorro—. He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón
se puede ver bien; lo esencial es invisible para los ojos.
—Lo esencial es invisible para los ojos —repitió el principito para acordarse.
—Lo que hace más importante a tu rosa, es el tiempo que tú has perdido con ella
—Es el tiempo que yo he perdido con ella… —repitió el principito para recordarlo.”
Recordemos este entrañable fragmento del Principito. Nos invita a pensar en el verdadero valor de
las cosas y a disfrutar de aquello que tenemos. Quienes hacemos este Curso de Ingreso desde el
área de Lengua deseamos que puedas asistir a cada una de nuestras clases con la alegría de pensar
que estás que vas a disfrutar, que vas a crecer de la mano del aprendizaje, que estás en el camino
correcto. Nosotros, desde aquí, confiamos plenamente en tu capacidad para recorrerlo exitosamente,
según tus deseos. Nada mejor que conocer bien nuestra lengua para traducir en palabras lo que tu
corazón sienta…
Muchos éxitos en este 2016 y a redoblar el esfuerzo. ¡Vale la pena!
Y ahora, a trabajar…
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 Leé el siguiente el fragmento del cuento de Graciela Lagos, “Historia con alpargatas, pavadas y
carcajadas”, y luego realizá las consignas.
El señor Barragán era un hombre serio y de pocas palabras. Igual que su esposa, Ana Barragán y
que sus dos hijos, Alan y Clara.
Era una familia muy particular porque esas palabras, además de pocas, la única vocal que podían
tener era la a. Y ésta era una ley propia de esa familia y como tal era respetada por todos, especialmente
por el señor Barragán.
Vivían en el campo, en la provincia de La Pampa. Llevaban una vida tranquila y solitaria. No tenían
amigos ni parientes cercanos y para Barragán estaba bien así.
Una noche mientras cenaban papas y batatas asadas, la mamá opinó que ya era tiempo de que Alan
y Clara fueran a la escuela. A papá Barragán pareció no gustarle mucho la idea. Dando un golpe sobre la
mesa con sus manzanas, respondió:
-¡Para nada! Alan va a trabajar acá. Para Alan, la chacra. Nada más.
Ana pensó que lo mejor era callarse y seguir esta conversación en otra oportunidad.
Al día siguiente, Alan estaba jugando a la payana y y canturreaba “La mar astaba sarana…”,
cuando el vozarrón de Barragán interrumpió su juego:
-¡Alan, Alan!
Más rápido que un conejo, Alan corrió hasta el galpón donde su papá estaba pintando de blanco un
portón. Pero venía con demasiado impulso como para poder frenar a tiempo. En un tris, papá Barragán se
transformó en un fantasma. La pintura blanca le chorreaba desde la cabeza a los pies.
-¡Caramba, Alan! ¡Papanata, gran papanata- gritó furioso.
Alan estaba indeciso entre la risa a carcajadas o el llanto desconsolado. Pero antes de que pudiera
decidirlo su papá le dio tanto trabajo para hacer, que por ese día no le quedarían ganas ni tiempo para
nada más.
-Trasladá al alazán para pastar. Cabalgá hasta la barraca. Atá la alfalfa.
-¿Nada más, papá?
-Al acabar, lavá las alpargatas.- agregó Barragán, ya dando la vuelta para ir a bañarse.
Clara, por su parte, no la pasaba mejor ni peor. A veces tenía tiempo para jugar y en ocasiones,
debía ayudar a su mamá en las tareas de la casa.
-¡Clara! –la llamó su madre.
-Ya va, mamá.-contestó Clara sin la menor intención de dejar de jugar.
-¡Claraaa! –vociferó nuevamente.
Sin más remedio, Clara apareció con cara de “yo no fui”.
-Lavá las sabanas, planchá. Al acabar, amasá la tarta para mañana.
-Lavar, planchar, amasar. Bah, pavadas, pavadas. Más pavadas –protestó Clara.
-Hala, hala, a trabajar, haragana.
Más o menos así transcurrían los días de los Barragán. A veces con más trabajo, otras con menos; a
veces con más palabras, otras con menos. Uff y eso era tan aburrido como pintar. La vida del mismo color
o gustar siempre del mismo sabor.
Hasta que un día –porque siempre hay un día en que ocurre algo importante- Ana Barragán decidió
que ya era tiempo en que sus hijos fueran a la escuela. Y así se hizo. Al otro día los chicos fueron a la
escuela sin tener la menor idea de con qué se iban a encontrar. La maestra los recibió en la puerta y les
presentó a sus compañeros. Entonces… pasó lo que tenía que pasar.
Ninguno de los dos pudo emitir un solo sonido en toda la mañana porque estaban demasiado
ocupados en escuchar. Escuchaban con los oídos, pero también escuchaban con la boca cerrada y los ojos
bien abiertos. Las palabras entraban por todas partes, especialmente en la piel haciéndoles cosquillas como
una lluvia de plumas multicolores. Estaban maravillados.
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Al finalizar el día de clase, se despidieron de la maestra y le preguntó si volverían al día siguiente,
lo único que pudieron contestar a dúo fue un tímido “Ajá”.
En el camino de regreso a casa, tampoco pudieron abrir la boca. Cada uno caminaba sin hablar,
pero esta vez compartiendo un silencio diferente.
Clara caminaba en zig-zag como borracha y mareada por tantas cosas divertidas, de novedosas
nomás.
Alan iba a su lado bailoteando al son de una música de palabras que parecían salir de la tierra
misma, danzando en espiral a su alrededor. (…)
 Realizá estas actividades. Prestá especial atención a las consignas.
1. Encerrá entre corchetes la primera oración del texto.
2. Subrayá en el texto tres palabras de dos sílabas.
3. Transcribí en los renglones que tenés a continuación tres palabras que puedas relacionar con la
idea de familia.
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4. Explicá con tus propias palabras la última oración.
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5. ¿Por qué te parece que el cuento se titula “Historia con alpargatas, pavadas y carcajadas”?
Respondé esta pregunta en las siguientes líneas. Considerá en tu respuesta los datos del texto y
tu propia interpretación.
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6. Proponé otros tres títulos que sean coherentes con el texto. Colocalos en este espacio:
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7.Comentá por qué creés que el padre no quería que sus hijos fueran al colegio.
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8. “Las palabras entraban por todas partes, especialmente en la piel haciéndoles cosquillas como
una lluvia de plumas multicolores.” ¿Qué palabras les harían cosquillas a los chicos?
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9. Describí a uno de los niños a partir de los datos que aporta el texto.
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10. Reconocé y nombrá los tres momentos que conforman UNA HISTORIA. Identificá en el relato
el final. Subrayalo. Luego, cambialo en una hoja de tu carpeta o cuaderno. Tené en cuenta el
contenido, la estructura del relato y también las características del tipo textual correspondiente.
Recordá que tu producción debe ser un texto coherente y cohesivo.
Las consignas en los trabajos y evaluaciones contienen la clave de lo que tenés que hacer. Por eso,
debés prestarles especial atención y pensar qué significado tiene el verbo que las encabeza y cuál es
el objetivo de la pregunta que se realiza...
Tarea para la próxima semana
Durante el presente ciclo, trabajaremos con el diccionario. Traé tu ejemplar para trabajar cada
sábado. Buscá para la próxima clase el significado de las siguientes palabras: estudiar, aprender,
crecimiento, esperanza, alegre, futuro. Transcribí la información brindada por el diccionario en tu
carpeta o cuaderno. Finalmente, creá un texto breve en el que aparezcan todas estas palabras.
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