Vida durante la Revolución Francesa

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Resumen
1 París, capital de la Revolución
En 1789 París era una población joven que aumentaba cada día con la llegada de inmigrantes campesinos,
estudiantes, artesanos, etc, que al no encontrar trabajo pasaban a engrosar las filas de la mendicidad y la
mayoría de ellos no tenían un techo bajo el que cobijarse. Las casas estaban formadas por varias plantas y a
medida que aumentaba la altura la calidad de la vivienda disminuía. En las plantas bajas estaban los talleres de
los artesanos y las tiendas. En el primer piso vivían los ricos. Sus casas estaban formadas por seis o siete
habitaciones cuyo centro era el salón profusamente decorado con tapices, espejos y chimeneas. En el
dormitorio principal había una cama con baldaquino y colchón de plumas. Al lado de la habitación había un
cuarto de baño con guardarropa bañera y bidé. El mobiliario y la decoración eran lujos y los materiales caros.
Las familias de clase media vivían en un piso de tres habitaciones. La primera servía de salón y de dormitorio,
la segunda de cocina y de dormitorio para los niños y la tercera era el dormitorio principal. En la parte más
alta vivían las clases populares en una casa de una sola habitación apenas amueblada.
2 Los usos y costumbres de la igualdad y la fraternidad: la mentalidad del nuevo ciudadano.
A la Revolución no le bastaba instaurar un nuevo orden social y económico y cambiar la forma de Estado sino
que también pretendía que el impulso igualatorio se extendiera a multitud de detalles, como por ejemplo
instaurar toda una serie de nuevas formas de relación ente los grupos sociales. En junio de 1789 se produjo la
destrucción de los títulos nobiliarios. El título de ciudadano se convierte en un honor dado su significado: sea
cual sea el lugar que se ocupe en el gobierno de la nación, el ejército, etc el tratamiento siempre será el
mismo. En el año II se impone el tuteo como forma obligada de relación. Cualquiera que utilizara antiguos
tratamientos de respecto se hacía sospechoso de traición. Con la anulación de la venta de oficios un buen
número de burgueses accederá a desempeñar cargos de responsabilidad y serán los propagadores de las
nuevas modas que se identificaran con la defensa del nuevo Estado. Con el Directorio y con el Imperio las
modas cambiaron y se recuperaron muchos hábitos antiguos.
Una nueva iconografía
Desde el comienzo de la Revolución aparece un nuevo lenguaje simbólico que continuara enriqueciéndose a
lo largo de todo el periodo revolucionario. Los revolucionarios buscaron en dos fuentes principales imágenes
para asociar a sus ideas fundamentales: la Antigüedad Clásica y la masonería. De la antigua Grecia y Roma
sacaron las bases para todo lo relacionado con la expresión plástica. Esta influencia trajo también la adopción
de símbolos como el gorro frigio, el haz lictor, la importancia de gestos como el juramento, la moda de los
nombres de origen romano... Otra fuente de influencia fue la masonería ya que muchos de los hombres que
influyeron en la Revolución se educaron en esta escuela. De esta fuente provienen muchas imágenes
revolucionarias como el triangulo, la escuadra, el nivel, la balanza, el ojo vigilante... En ocasiones, las
imágenes nuevas se mezclan con las religiosas, a las que se les da un nuevo significado. Hay que destacar la
importancia que adquirió la escarapela tricolor, que siempre estuvo presente en todos los actos y
acontecimientos religiosos, y la de algunos cánticos como la Marsellesa y la Carmagnole. Algunos de estos
símbolos evolucionaran o incluso caerán en desuso.
Los límites de la igualdad: la mujer en la Revolución
El impulso social hacia la igualdad no alcanzará a las mujeres francesas. La presencia de las mujeres en los
años de la Revolución es importante. Su actividad política y social fue constante y algunas de ellas acabaron
en la guillotina. Algunos grupos de mujeres han pasado a la historia por su especial ferocidad a la hora de
pedir la muerte de los acusados en el Tribunal Revolucionario de Fouquier−Tinville. Otras mujeres destacaron
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en los famosos clubes y salones de las grandes ciudades.
3 Los nuevos ritos civiles
La Libertad, la Igualdad y la Fraternidad se convierten en los símbolos respetados y aclamados por la
sociedad. A partir de 1792, la patria aparece como objeto de culto, surgiendo múltiples ritos civiles para
venerarla. El gorro frigio y la escarapela tricolor serán los distintivos de los patriotas, se construirá un altar en
honor a la Patria en cada población y los que mueran por la causa de la Libertad serán objeto de devoción
pública.
El calendario republicano
En 1793 se instituyó oficialmente el calendario republicano tomando como fecha inicial del año I de la
revolución el 22 de septiembre de 1792. Cada año de 365 días fue dividido en 12 meses de 30 días y los cinco
días que faltaban para completar el año se añadieron al final y estaban dedicados a la celebración de las fiestas
republicanas. Cada mes se dividió en tres periodos, de diez días, cada uno llamados décadas. El último día de
cada década estaba dedicado al descanso laboral. Este calendario republicano estuvo en vigor poco más de
doce años.
Matrimonio y divorcio
La institución del matrimonio sufrió profundos cambios. Las nuevas leyes consideraban el matrimonio como
un contrato civil. La ley contempla que el matrimonio es un deber de los ciudadanos para con la patria y una
institución fundamental de la República, a la que deberán darse hijos para educarlos según las ideas
patrióticas. La dote desapareció ya que estaba considera un símbolo de abuso y de discriminación hacia la
mujer. A pesar de los principios de igualdad la mujer casada seguirá estando en inferioridad con respecto a su
marido. Sólo se prohíben los matrimonios entre parientes de primer grado y la edad mínima para casarse es de
quince años para los varones y de trece para las mujeres. Al principio la ceremonia del matrimonio era simple
y breve y a ella acudían los contrayentes y dos o cuatro testigos. Más adelante las nupcias se celebrarán
públicamente ante el altar de la Patria con un acto solemne. A partir de 1794 la ceremonia vuelve a la
simplicidad del principio. El divorcio se introdujo en Francia pese a la firme oposición del clero. La
Convención argumentó que era un instrumento de libertad y un arma para mejorar la moral y el bienestar
social. Se consideraban causas de divorcio al abandono del hogar, al adulterio, los malos tratos... Las
demandas de divorcios se produjeron principalmente en las ciudades. En los primeros años las solicitudes
fueron numerosas pero después descendieron notablemente.
El culto a la Diosa Razón y al Ser Supremo.
En el verano de 1793, la Convención instauró el culto a la Diosa Razón y a la religión de la Naturaleza. Poco
después decretó que la catedral de Notre Dame pasara a estar dedicada a la Diosa Razón. La nueva religión
niega la inmortalidad del alma. Este intento de descristianización crispó los ánimos de muchos
revolucionarios
4 La vida política y social
El intenso dinamismo revolucionario desarrolla una vitalidad social extraordinaria lo cual da lugar a
asambleas, sociedades y clubes que congregan a los ciudadanos de una demarcación con motivo de elecciones
o de dar a conocer algo decreto revolucionario. Las sesiones son dirigidas por el presidente y en ellas se
practica la democracia directa. Sólo los hombres mayores de edad tienen derecho a voto y las votaciones se
realizan a mano alzada. Paralelamente a estas Asambleas se crean Sociedades Populares a las que pertenecen
voluntariamente las personas con intereses e ideologías comunes.
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Los clubes: los jacobinos
Siguiendo el modelo inglés se fundaron algunos clubes en las ciudades más importantes. Los clubes más
influyentes fueron el Club de los Americanos y la Sociedad de Amigos de los Negros. Más adelante, un grupo
de diputados de la Bretaña fundó el Club Bretón. Posteriormente otros diputados de diferentes provincias se
unen a ellos y alquilan como sede el convento de las Jacobinos Reformados y toman un nuevo nombre:
Sociedad de los Amigos de la Constitución, pero la gente lo llamará el Club de los Jacobinos. A sus reuniones
puede acudir cualquiera que pague la cuota establecida y en ellas discuten sobre proyectos de Constitución,
hablan de derechos y deberes, hacen discursos... Las asambleas y los debates son serios y asteros y se celebran
cada diez días. En 1791, los jacobinos ocupan la iglesia y colocan gradas y tribunas. El club tiene un carácter
moderado y ejerce una gran influencia sobre la opinión pública. A él pertenecen desde Mirabeau hasta
Lafayette. En 1792 lo dominan los republicanos radicales, con Robespierre y Saint−Just a la cabeza, lo que
provoca la escisión de parte de sus miembros que se agrupan en torno a Lafayette formando el club de los
Feuillants. También abandonan el club los diputados girondinos que se organizan como grupo político
alrededor de Brissot. Otro club importante es el Club de los Cordeliers creado en 1790 con el nombre de
Sociedad de los Amigos de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Sus personajes más destacados son
Hêbert y Danton. Los clubes son el origen de los paridos políticos que se irán esbozando a lo largo de la
revolución.
5 La escuela republicana
Los hombres de la Revolución pretendían transformar las instituciones didácticas del Antigua Régimen en un
nuevo sistema educativo, basado en los principios revolucionarios. Los objetivos de las instituciones
republicanas eran pedagógicos y pretendían instituir y formar ciudadanos libres. A la convención se
presentaron varios proyectos educativos. Uno de los más debatidos fue el proyecto de Le Peletier de
Saint−Fargeu, defendido por Robespierre. Este proyecto proponía la creación de unos centros de educación
comunes que debían acoger a todos los niños de entre cinco y doce años en régimen de internado. Los centros
debían ser públicos, gratuitos y obligatorios e impartir una enseñanza básica con disciplina austera. El
objetivo era conseguir que el niño adquiriese unos hábitos y normas de conducta adecuadas. Este proyecto no
llegó a buen puerto por su elevado coste económico y porque suponía separa a los niños de sus familias desde
muy pequeños. Otros proyectos de innovación pedagógica fracasaron por radicales y no se llegaron a aplicar.
La organización de la escuela primaria
La falta de medios económicos obligó a la Convención a habilitar como escuelas las antiguas casas rurales de
los curas. Las casa−escuelas eran de dimensiones reducidas y constaban de planta baja y uno o dos pisos. Las
aulas eran pequeñas y el mobiliario era muy modesto: cuatro o cinco mesas rústicas de madera, diez o doce
bancos y una silla con asiento de enea para el maestro. El material didáctico era nulo o muy escaso, tan solo
una estantería con una docena de libros. La enseñanza era obligatoria a partir de los cinco años. Las niñas
acudían a clases diferentes de los niños y la enseñanza la impartía una maestra. Las clases se iniciaban con
una oración republicana y finalizaban con cantos patrióticos a la Libertad. Los libros del Antiguo régimen se
sustituyeron por los catecismos revolucionarios. Estos catecismos estaban escritos a la usanza de los
catecismos religiosa, con preguntas y respuestas entre dos personajes. Además contenía canciones
revolucionarias. La primera canción que aprendían era la Marsellesa. El objetivo fundamental de los libros
escolares era enseñar a los niños e imbuirles los ideales republicanos y patrióticos.
El maestro
El nuevo modelo educativo sustituye el maestro del Antiguo Régimen por la figura del instructor que a la vez
de ser el representante del estado debe formar a los alumnos en la sumisión a las leyes y el respeto a las
autoridades constituidas e imbuirles los valores patrióticos. Los proyectos educativos de la I República se
encaminaron a recuperar el prestigio social del maestro. Pero estos proyectos distaron mucho de la realidad.
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La prevista subida de salarios no llegó a efectuarse, de hecho, el salario del instructor era muy bajo y de la
instructora aún más.
Uno de los problemas que tuvo que afrontar la República fue el de dotar a todas las escuelas de instructores
debidamente preparados. Con el objetivo de formar instructores se creó la Escuela Normal de París, pero a
pesar de esto la falta de instructores siguió siendo notable. El nombramiento de los instructores lo hacían los
distritos. En la toma de posesión el instructor prometía desempeñar su trabajo de acuerdo con la ideología
republicana.
Los estudios secundarios
Los objetivos básicos de los estudios secundarios eran integrar al alumno en la vida social y política de
Francia. Los alumnos y profesores debían participar en todo tipo de actos públicos y estaban obligados a
asistir a los debates políticos en los que participaban sus padres. A los alumnos más destacados se les
premiaba con una tarjeta de mérito que les permitía asistir a las reuniones de las sociedades Populares. A los
mejores se les hacía miembros de la Sociedad. El nuevo plan de Estudios Secundarios pretendía aunar las
enseñanzas teóricas con las prácticas por lo que a la escuela acudían para impartir sus enseñanzas albañiles,
canteros, carpinteros...
La enseñanza superior
Las dos grandes creaciones de la Revolución fueron: la Escuela Central de los Trabajadores Públicos (Escuela
Politécnica) y la Escuela Normal. En la Escuela Politécnica se impartían enseñanzas y se capacitaba a los
alumnos para ejercer la docencia de acuerdo con las enseñanzas recibidas. La escuela Normal de París se creó
en 1794 y para poder estudiar en ella era necesario superar una selección entre los jóvenes más destacados de
cada distrito. Los alumnos tenían la obligación de abrir una Escuela Normal en su distrito y transmitir a los
ciudadanos el amor a la enseñanza pública y los métodos didácticos. La República creó esta Escuela con el fin
de sustituir al maestro del Antiguo Régimen por el instructor modélico revolucionario. La escuela normal de
París adquirió gran prestigio y eminentes científicos impartían sus enseñanzas en sus aulas. Las clases
adquieren un nivel tan elevado que los cursos sólo pueden ser seguidos por los alumnos más aventajados. Este
fue el motivo por el que la Escuela Normal de París dejó de cumplir los objetivos para los que había sido
fundada. En las Escuelas Centrales se estudiaban diversas materias y los alumnos tenían libertad para elegir
los cursos a los que querían asistir. La enseñanza de la Medicina se impartía en las Escuelas de Salud de París,
Estrasburgo y Montpellier. Otra escuela importante fue el Conservatorio Nacional de Artes y Oficios, cuya
finalidad era incentivar los inventos técnicos y científicos encaminados a conseguir una mayor
industrialización. El Museo del Louvre, la Biblioteca y los Archivos Nacionales también deben su creación a
la Convención.
6 La prensa revolucionaria
En el Antiguo Régimen la única prensa tolerada por la Librería Real eran las gacetas extranjeras de ideología
moderada publicadas en lengua francesa. A partir de julio 1789 los lectores no disponían más que de un solo
periódico, el Journal de París. A finales de 1789 aparecen más de 23 nuevos diarios y en los años siguientes el
número de publicaciones siguió creciendo. El auge de la prensa desempeñó un papel importantísimo en la
difusión de las ideas revolucionarias. El número de lectores aumenta día a día. El ciudadano francés tiene sed
de saber por lo que a través de la prensa nace un nuevo estilo de comunicación entre el ciudadano y el
gobierno. La expansión periodística se vio favorecida por la libertad de expresión. En 1789 se publicó la
libertad de prensa. El único requisito que se exigía para evitar los escritos calumniadores esa la obligatoriedad
de hacer constar en el periódico el nombre del impresor, el del autor y el del redactor. Este régimen de libertad
permaneció como regla general durante todo el periodo revolucionario. En 1790 se crea un jurado que se
encargara de arbitrar los litigios con el fin de suprimir el carácter penal de los delitos de prensa. Este sistema
fracasó por lo que se encomendó a los clubes patrióticos que se encargaran del control de la prensa. Así, los
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clubes constituirán un poderoso medio de proselitismo de los ideales revolucionarios, al tiempo que se
convertirán en el instrumento más eficaz de control de las publicaciones de los aristócratas y de los realistas.
Después de la caída del rey se prohíben los periódicos realistas. Pese a la libertad de prensa, se prohíbe tratar
determinados temas, como la defensa de la Monarquía o la incitación al federalismo. En 1795 se permite el
retorno de la prensa realista pero con el restablecimiento del directorio vuelve a ser censurada. Bajo el
consulado se modifica radicalmente la Ley de Prensa y Censura. Bonaparte optó por imponer de nuevo la
censura previa y a partir de 1800 sólo se autoriza la publicación de 13 periódicos.
Formato y título de los periódicos
Casi todos los periódicos tenían un formato pequeño, tamaño cuartilla u octavilla. Se intentó cambiar el
formato e introducir el periódico de tamaño folio pero el nuevo formato no tuvo gran aceptación, ya que la
mayoría de los lectores consideraba que las dimensiones de los nuevos periódicos eran poco cómodas los
periódicos revolucionaros se caracterizan por ser una publicación modesta, sutil y pequeña que parecían más
un panfleto que un periódico. En las primeras páginas estaban las noticias parlamentarias, a continuación las
de los clubes y luego las del ejercito. La mayoría de periódicos incluía noticias de todo tipo, incluso
sensacionalistas. La prensa se utilizaba como tribuna pública para denunciar todos aquellos hechos con los
que la sociedad estaba en desacuerdo. No faltaron tampoco los periódicos que dedicaron algunos de sus
artículos a moralizar sobre las
costumbres y a fustigar los actos contrarios a la moral pública.
7 El 14 de julio y la fiesta revolucionaria
Valor simbólico del 14 de julio
El 14 de julio no es más que una consecuencia de una cadena de hechos anteriores y el resultado de la ira
colectiva del pueblo de París. Ninguna explicación histórica puede explicar porque este fecha transcendió en
la imaginación colectiva, convirtiéndose en el emblema de la revuelta popular contra la monarquía y el
símbolo de la justa rebelión por la Libertad. El entusiasmo colectivo hizo posible que los hechos de la jornada
llegaran a las provincias y que adquirieran un gran valor simbólico. Las causa de este hecho son, entre otras,
que Nécker había sido destituido por el rey, que el precio del pan había subido y había hambre, que París
estaba siendo tomada por las tropas reales... Todo esto hizo que el pueblo de París se dirigiera a la Bastilla
para reclamar armas y entregárselas a la Guardia Nacional. Launey, el alcaide de la fortaleza ordenó disparar a
sus soldados lo que provocó que la multitud no tuviera piedad y su cabeza y parte de la de sus soldados
acabaran en las picas de los asaltantes. A partir de entonces, todos los años se establece un rito de
rememoración popular que adopta las formas de fiesta
Los nuevos lenguajes patrióticos
La celebración del rito y de la fiesta popular conecta con otra de las líneas de la fuerte mentalidad
revolucionaria: la secularización y el laicismo. La fiesta celebra el momento glorioso, victorioso de la
soberanía nacional. La celebración del 14 de julio tenía un carácter profano ya que el pueblo necesitaba
dotarse de nuevos lenguajes patrióticos y de una nueva iconografía. La fiesta por excelencia era la Gran Fiesta
de la Federación. La fiesta se hace al aire libre y en el altar de la Patria convergían las reuniones de patriotas.
Aparecen nuevos símbolos como el árbol de la Libertad, los tres colores(blanco, rojo y azul), el gorro frigio...
El desarrollo de la fiesta durante la Revolución
Las fiestas de la Federación simbolizan la unanimidad de la Patria. Se trataba de celebrar la igualdad de los
hijos de la Francia y de conmemorar la creación de un verdadero ejército nacional. La explosión de la fiesta
revolucionaria se produjo entre 1794 y 1794. Con el Directorio, las fiestas, que hasta entonces habían tenido
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una carácter popular, se convirtieron en solemnes acontecimientos. En 1793 se inauguró la religión de la
Naturaleza y de la Razón. Sobre las ruinas de la Bastilla se levantó una estatua colosal ante la que desfilaron
todos los miembros de la Convención. Robespierre instauró el culto al Ser Supremo y decidió celebrar un
conjunto de festividades que sirvieran de fuente de aprendizaje cívico para los ciudadanos de la nueva
República. Cada diez días se celebraba una fiesta preparada por un miembro de la Convención.
8 La cultura popular: canciones y teatro
EL teatro
El teatro tuvo un gran auge en tiempos de las Revolución. Incluso en las circunstancias políticas más graves,
los locales siempre estuvieron llenos. Junto al teatro clásico de la Comédie Française, existían los teatros de
los bulevares que acogían a las gentes deseosas de distracción. Las salas teatrales eran también lugares de
encuentro donde se daba cita un público de variada extracción social. Eran muy populares los espectáculos de
pantomima que incluían ejercicios de acrobacia. Los espectadores reían, lloraban, se conmovían y vivían
intensamente las representaciones. El personaje cómico por excelencia era Arlequín quien con su sombrero de
fieltro, su máscara negra y su llamativo atuendo se convertía en mil personajes. El público también
redescubrió al gran autor dramático Moliere. Sus obras, especialmente Le Tartuffe, Le Misanthrope, Les
femmes savantes, Don Juan, se representan con gran éxito. La renovación también alcanzó a las
representaciones clásicas para escándalo del público tradicional. El teatro se politizó y las obras reflejaban las
circunstancias diarias y transmitían las enseñanzas de la Revolución. El teatro era también una plataforma
desde la que defender el orden republicano y especialmente algunas medidas más impopulares, como los
reclutamientos. Con el fin del Terro y la caída de Robespierre reaparecen los espectáculos frívolos y también
las peleas entre los sans−culottes y la juventud dorada.
Las canciones revolucionarias
Las canciones fueron un vehículo idóneo para la difusión de las ideas revolucionarias. Sus autores pertenecían
a todos los niveles sociales y difundían sus canciones en hojas sueltas o cuadernos. Los cantos eran el mejor
soporte para las fiestas cívicas. Las canciones son también el medio de dar a conocer el pensamiento
revolucionario en el ejército. Los temas recogen las luchas de patriotas y contrarrevolucionarios y las
consignas de descristianización y el culto a la Diosa Razón. Para que una canción tenga éxito debe ir
acompañada de una melodía fácil de recordar, y éstas se encuentre en la música popular. Todos los grandes
acontecimientos son conmemorados con canciones. Algunas de las más famosas son: Ça ira, Le chant du
départ; La Carmagnole y La Marsellesa. La Carmagnole era una melodía provenzal y en ella se invitaba a los
ciudadanos a fraternizar con los sans−culottes. La Marsellesa fue compuesta con el nombre de Canto de
guerra para el ejército del Rin, pero al ser adoptado por los soldados de Marsella como himno se popularizó
como Marsellesa. Actualmente es el himno nacional francés.
9 La vida cotidiana bajo el Terror
El propio pueblo, al ver peligrar la Revolución, permite a los jacobinos legalizar el terror como arma para
defender la República. Con el nombre de Terror Blanco conoceos a la violencia antijacobina desencadenada
durante la reacción termidoriana en la primavera y otoño de 1795 protagonizada por la juventud dorada.
La caza de sospechosos
Se consideraba sospechoso a todo aquel que por su conducta, sus intenciones o sus escritos fuese partidario de
la Monarquía o el federalismo y también a los considerados como enemigos de la Libertad. La calificación de
sospechosos correspondía al Comité Revolucionario. Estos comités nacieron espontáneamente y tras su
legalización se encargaron de la vigilancia de los extranjeros y los sospechosos y su eventual arrestro.
Además, debían luchar contra el crimen, mantener el orden público y vigilar la educación y la higiene pública.
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También expedían los certificados de civismo. La declaración era la principal vía para la detención de
sospechosos. Una vez detenidos y esposados, los sospechosos eran amontonados en carretas vigiladas que les
llevaban hasta las prisiones provinciales. Allí esperaban a ser despojados de todos sus objetos personales y
después eran conducidos al patio de la prisión o a las celdas abarrotadas de gente.
La vida en las prisiones
Al principio las prisiones no estaban todavía demasiado llenas, pero a partir de junio de 1794 el Gran Terror
sobrecargó las cárceles y las condiciones de vida se degradaron al máximo.. en la primera etapa las prisiones
mantenían una clara separación entre los prisioneros según su condición social. En la mesa se encontraban tres
clases de prisioneros: los que podían alimentarse a sus expensas, los que no podían y los que eran bastante
ricos como para correr con los gastos de otros pobres. Alas nuevo de la noche era el momento de acostarse.
Algunos tenían permiso y podían ir pasear a los jardines. Las relaciones amorosas eran frecuentes y los
carceleros permitían la visita de esposos y amantes. Poco a poco todo fue cambiando. El número de
sospechosos crecía y los prisioneros se amontonaban en celdas y pasillos. Se acabaron las visitas y todos
comían juntos en una mesa común. El gobierno revolucionario y los sans− cultotes temían una revuelta en las
prisiones y fomentaban la delación de los posibles cabecillas.
El juicio
La Convención creó un Tribunal Criminal extraordinario para juzgar, sin apelación ni recurso, a los
conspiradores. Estaba formado por cinco jueces, un acusador público, dos sustitutos y doce jurados. Los
jueces aplicaban la ley tras la deliberación del jurado y la sentencia debía ejecutarse en veinticuatro horas. La
sala se llenaba de público y el acusado acudía a declarar y a escuchar las declaraciones de los testigos.
Después, los jurados se retiraban a deliberar. El acusado era informado por le juez de la opinión de los jurados
y el acusador público planteaba sus conclusiones sobre la aplicación de la ley para finalizar con la
proclamación de la absolución o de la condena. Con la ley del 10 de 1794 todo cambió y las garantías
judiciales desaparecieron.
La guillotina
Uno de los privilegios de los nobles era, llegado el caso, el de ser decapitados sin embargo, el pueblo llano era
ahorcado o sometido a terribles suplicios. Del deseo de introducir a la igualdad en los ajusticiamientos nació
la guillotina. El nuevo Código Penal decía que la pena de muerte consistía solamente en la privación de la
vida, sin el sufrimiento de ninguna tortura. El doctor Guillotin creo la guillotina. Este instrumento estaba
formado por dos largueros paralelos de madera de haya unidos por arriba mediante un travesaño y fuertemente
sujetos al suelo con contrafuertes laterales y traseros. La hoja era una plancha de ocho pulgadas retenida por
una cuerda que sostenía el verdugo y que soltaba en el momento en el que el condenado, tumbado boca abajo,
había introducido el cuello en la escotadura del tronco. Alrededor del cadalso las gentes eran contenidas por
cordones de guardias. La guillotina fue bautizada como la navaja nacional y se convirtió en tema de adornos
de platos, tazas o tejidos y fue motivo de varias canciones.
Vocabulario
Antonomasia: figura que consiste en poner el nombre apelativo por el propio o viceversa.
Arbitrariedad: forma de actuar basada en la voluntad y en el capricho.
Bulevar: paseo público con andén central.
Cadalso: tablado erigido para un acto solemne.
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Catecismo: libro que contiene la explicación sucinta de alguna doctrina.
Cómputo: cálculo para calcular las fechas de las fiestas movibles de la Iglesia.
Consola: mesa grande sin cajones y con un segundo tablero inmediato al suelo.
Contribuyente: persona que paga contribución al Estado.
Controversia: discusión larga y reiterada sobre un punto de doctrina.
Delación: acción de delatar.
Demencia: locura.
Dote: conjunto de bienes que la mujer aporta al matrimonio.
Eclosión: brote, aparición, nacimiento.
Enardecido: excitado, avivado.
Enea: corteza correosa de algunos vegetales
Escarapela: divisa en forma de disco que se compone de cintas de varios colores y que se coloca en el
sombrero del soldado.
Exiguo: insuficiente, escaso.
Frigio: procedente de la antigua región del Oeste de Asia Menor.
Imbuir: infundir, persuadir.
Jofaina: vasija ancha y poco profunda..
Lacónico: breve, conciso, que se expresa con pocas palabras.
Laicismo: doctrina que defiende la independencia del hombre de toda influencia religiosa.
Litigio: pleito.
Milicia: tropa de guerra formada por individuos del orden civil.
Pantomima: representación teatral mítica.
Patente: visible, evidente.
Patíbulo: tablado o lugar en el que se ejecuta la pena de muerte.
Profusamente: con profusión, es decir, con abundancia.
Proselitismo: celo de ganar prosélitos.
Secularización: fenómeno cultural caracterizado por la desaparición de los paradigmas mítico−religiosos.
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Sumisión: acción de someter.
Refectorio: habitación destinada en algunas comunidades y colegios para comer.
Zarista: partidario del zar o el zarismo.
Opinión personal
El libro me ha gustado bastante. El trimestre pasado leí el libro Rumbo a las Indias y no me gustó demasiado
porque esperaba algo distinto pero en esta ocasión, como ya sabía lo que encerraba el libro, he de reconocer
que me ha servido para ampliar mis conocimientos sobre este tema y además para pasar un buen rato leyendo.
Gracias al libro he entendido el cambio de calendario y he descubierto que muchas de las instituciones
actuales tienen su origen en instituciones de esta época y que aún conservamos muchas de las innovaciones
realizadas por la Convención.
Me ha llamado mucho la atención el hecho de que, en una primera etapa, en la cárceles se mantuviese la
separación de clases y de que las condiciones de vida no fuesen tan malas como podrían suponerse. También
me ha resultado muy curioso que hubiese mujeres que hacían calceta en el cadalso mientras que presenciaban
las ejecuciones.
Los capítulos que más me han gustado han sido los referidos al tema de la prensa, la enseñanza y el apartado
de la guillotina. En lo referido a la enseñanza me ha resultado curioso comprobar que ya a finales del siglo
XVII se debatía y se hacían reformas continuamente en los proyectos educativos sin llegar a encontrar el más
adecuado, exactamente igual que en la actualidad.
María García Colorado
Índice
Resumen
− 1 París, capital de la Revolución. Pág. 2
− 2 Los usos y costumbres de la Igualdad y la Fraternidad Pág. 3
− 3 Los nuevos ritos civiles Pág. 4
− 4 La vida social y política Pág.5
− 5 La escuela republicana Pág. 6
− 6 La prensa revolucionaria Pág. 8
− 7 El 14 de julio y la fiesta revolucionaria Pág. 9
− 8 La cultural popular Pág. 10
− 9 La vida cotidiana bajo el Terror Pág. 11
Vocabulario Pág. 13
9
Opinión personal Pág. 14
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